El Racionalismo

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EL RACIONALISMO Es una corriente filosófica que se desarrolló en Europa continental durante los siglos XVII y XVIII, formulada por René Descartes, que se complementa con el criticismo de Immanuel Kant, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.

1. Rene Descartes (1596-1650) 1.1 Vida y Obra Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, en la Turena francesa. Pertenecía a una familia de la baja nobleza, siendo su padre, Joachim Descartes, Consejero en el Parlamento de Bretaña. La temprana muerte de su madre, Jeanne Brochard, pocos meses después de su nacimiento, le llevará a ser criado en casa de su abuela materna, a cargo de una nodriza a la que permanecerá ligado toda su vida. Posteriormente hará sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche, hasta los dieciséis años, estudiando luego Derecho en la Universidad de Poitiers. Según la propia confesión de Descartes, tanto en el Discurso del método como en las Meditaciones, las enseñanzas del colegio le decepcionaron, debido a las numerosas lagunas que presentaban los saberes recibidos, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber. Esta muestra de escepticismo, que Descartes presenta como un rasgo personal es, sin embargo, una característica del pensamiento de finales del siglo XVI y principios del XVII, en los que el pirronismo ejerció una notable influencia. Terminados sus estudios Descartes comienza un período de viajes, apartándose de las aulas, convencido de no poder encontrar en ellas el verdadero saber:

"Por ello, tan pronto como la edad me permitió salir de la sujeción de mis preceptores, abandoné completamente el estudio de las letras. Y, tomando la decisión de no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo o en el gran libro del mundo, dediqué el resto de mi juventud a viajar, a conocer cortes y ejércitos, a tratar con gentes de diversos temperamentos y condiciones, a recoger diferentes experiencias, a ponerme a mí mismo a prueba en las ocasiones que la fortuna me deparaba, y a hacer siempre tal reflexión sobre las cosas que se me presentaban, que pudiese obtener algún provecho de ellas." (Discurso del método) Después de sus estudios opta, pues, por la carrera de las armas y se enrola en 1618, en Holanda, en las tropas de Maurice de Nassau, príncipe de Orange. Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman, para quien escribe pequeños trabajos de física, como "Sobre la presión del agua en un vaso" y "Sobre la caída de una piedra en el vacío", así como un compendio de música. Durante varios años mantienen una intensa y estrecha amistad, ejerciendo Beeckman una influencia decisiva sobre Descartes, sobre todo en la concepción de una física matemática, en la que había sido instruido por Beeckman. Continúa posteriormente sus investigaciones en geometría, álgebra y mecánica, orientado hacia la búsqueda de un método "científico" y universal. En 1619 abandona Holanda y se instala en Dinamarca, y luego en Alemania, asistiendo a la coronación del emperador Fernando en Frankfurt. Se enrola entonces en el ejército del duque Maximiliano de Baviera. Acuartelado cerca de Baviera durante el invierno, pasa su tiempo en una habitación calentada por una estufa, donde elabora su método, fusión de procedimientos lógicos, geométricos y algebraicos. De esa época será la concepción de la posibilidad de una matemática universal (la idea de una ciencia universal, de un verdadero saber) y se promete emplearla en renovar toda la ciencia y toda la filosofía. La noche del 10 de noviembre de 1619 tiene tres sueños sucesivos que interpreta como un mensaje del cielo para consagrarse a su misión filosófica. La importancia que concede Descartes a estos sueños choca con las características que se le atribuyen ordinariamente a su sistema (racionalismo), pero según el mismo Descartes nos relata, estarían en la base de su determinación de dedicarse a la filosofía, y contendrían ya la idea de la posibilidad de fundamentar con certeza el conocimiento y, con ello, reconstruir el edificio del saber sobre cimientos firmes y seguros.

Habiéndose dotado con su método de una moral provisional, renuncia a su carrera en el ejército. De 1620 a 1628 viaja a través de Europa, residiendo en París entre los años 1625-28, dedicando su tiempo a las relaciones sociales y al estudio, entablando amistad con el cardenal Bérulle, quien le animará a desarrollar sus teorías en afinidad con el catolicismo. Durante este período se ejercita en su método, se libera de los prejuicios, acumula experiencias y elabora múltiples trabajos descubriendo especialmente en 1626 la ley de refracción de los rayos luminosos. También en esta época redacta las "Reglas para la dirección del espíritu", obra inacabada que expone lo esencial de su método. En 1628 se retira a Holanda para trabajar en paz. Permanecerá allí veinte años, cambiando a menudo de residencia, completamente ocupado en su tarea filosófica. Comienza por componer un pequeño tratado de metafísica sobre el alma y Dios del que se dice satisfecho y que debe servir a la vez de arma contra el ateísmo y de fundamento de la física. Dicho tratado contendría ya las ideas fundamentales de lo que serían posteriormente las "Meditaciones metafísicas", según algunos estudiosos del cartesianismo, opinión no compartida por otros, que creen demasiado temprana la fecha como para que Descartes estuviese ya en posesión de su metafísica. Interrumpe la elaboración de dicho tratado para escribir en 1629 un "Tratado del mundo y de la luz" que acaba en 1633 y que contiene su física, de carácter mecanicista. Pero, habiendo conocido por azar la condena de Galileo por haber sostenido el movimiento de la tierra (que también sostenía Descartes), renuncia a publicar su trabajo. Por una parte no quiere enfrentarse con la Iglesia a la cual está sometido por la fe. Por otra, piensa que el conflicto entre la ciencia y la religión es un malentendido. En fin, espera que un día el mundo comprenderá y que podrá editar su libro. Este "miedo" de Descartes ante la condena de Galileo ha llevado a algunos estudiosos a buscar en su obra un significado "oculto", llegando a interpretar la demostración de la existencia de Dios que realiza en las Meditaciones como un simple ejercicio de prudencia, que no se correspondería con el "auténtico" pensamiento cartesiano sobre la cuestión. Para difundir su doctrina mientras tanto publica resúmenes de su física, precedidos por un prefacio. Es el famoso "Discurso del método", seguido de "La Dióptrica", los "Meteoros" y "La Geometría", que sólo son ensayos de este método (1637). El éxito le conduce a dedicarse completamente a la filosofía. Publica en 1641, en

latín, la "Meditaciones sobre la filosofía primera", más conocida como Las Meditaciones metafísicas, que somete previamente a los grandes espíritus de la época (Mérenme, Gassendi, Arnauld, Hobbes...) cuyas objeciones seguidas de respuestas serán publicadas al mismo tiempo. En 1640 muere su hija Francine, nacida en 1635, fruto de la relación amorosa mantenida con una sirvienta. En 1644 publica en latín los "Principios de la filosofía". La publicación de estas obras le proporciona a Descartes el reconocimiento público, pero también es la causa de numerosas disputas. En 1643 conoce a Elizabeth de Bohemia, hija del elector palatino destronado y exiliado en Holanda. La princesa lo adopta como director de conciencia, de donde surgirá una abundante correspondencia en la que Descartes profundiza sobre la moral y sobre sus opiniones políticas y que le conducen en 1649 a la publicación de "Las pasiones del alma", más conocida como el Tratado de las pasiones, que será la última obra publicada en vida del autor y supervisada por él. Posteriormente realiza tres viajes a Francia, en 1644, 47 y 48. Será en el curso del segundo cuando conozca a Pascal. Su fama le valdrá la atención de la reina Cristina de Suecia. Es invitado por ella en febrero de 1649 para que le introduzca en su filosofía. Descartes, reticente, parte sin embargo en septiembre para Suecia. El alejamiento, el rigor del invierno, la envidia de los doctos, contraría su estancia. La reina le cita en palacio cada mañana a las cinco de la madrugada para recibir sus lecciones. Descartes, de salud frágil y acostumbrado a permanecer escribiendo en la cama hasta media mañana, coge frío y muere de una neumonía en Estocolmo el 11 de febrero de 1650 a la edad de 53 años.

 Obras publicadas durante la vida de Descartes 1637. "Discours de la méthode por bien conduire sa raison, et chercher la Verité dans les sciences. Plus la Dioptrique, le Météores et la Géometrie, qui sont des essais de cette méthode". ("Discurso del método", seguido de la "Dióptrica", los "Meteoros" y la "Geometría"), editada en Leyden por Jean Maire.

1641. "Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", editada por Michel Soly en París. En esta primera edición en latín de las "Meditaciones metafísicas" se incluyen sólo las seis primeras series de objeciones y respuestas. 1642. "Renati Descartes Meditationes de Prima Philosophia", segunda edición en Amsterdam, a cargo de Louis Elzevier, en las que se incluyen las séptimas objeciones y la carta al P. Dinet. 1643. "Epistola Renati Descartes ad celeberrimum virum D. Gisbertum Voetium", también editada por Louis Elzevier, en la que Descartes responde a un escrito denigratorio editado por Voetius. 1644. "Renati Descartes Principia Philosophiae", primera edición de los "Principios de la filosofía", a cargo de Louis Elzevier en Amsterdam, obra dedicada a Elisabeth de Bohemia. 1644. Edición en latín del "Discurso del método", traducido por Et. de Courcelles y revisado por Descartes, con la "Dióptrica" y los "Meteoros", pero no la "Geometría", (que será editada en latín en 1649 por Schooten en traducción no revisada por Descartes.) 1647. "Les Méditations métaphysiques de René Descartes", traducidas por el duque de Luynes son la primera edición en francés de las "Meditaciones", editadas en París por Veuve Jean Camusat y Pierre Le Petit. Se incluyen las respuestas a las primeras, segundas, terceras, cuartas y sextas objeciones, traducidas por Clerselier. Ambas traducciones fueron revisadas por Descartes. 1647. "Les principes de la philosophie", primera edición en francés, en París, a cargo de Henri Le Gras. La traducción del abate Picot fue revisada por Descartes, quien añade una carta prefacio. 1649. "Les Passions de l'âme", (más conocida entre nosotros como el "Tratado de las pasiones"), publicada por varios editores: en Holanda por Louis Elzevier y en Francia por Henri Le Gras, entre otros.

 Obras publicadas tras la muerte de Descartes El principal editor de Descartes es su cuñado Claude Clerselier. A la muerte de Descartes en Estocolmo el embajador de Francia Héctor-Pierre Chanut se hace cargo de sus escritos, que envía a Clerselier, quien procede a editar algunas de sus obras y gran parte de su correspondencia: 1657. "Lettres de Descartes", editadas por Charles Angot y Henri Le Gras, en París. Un segundo volumen será editado en 1659, con traducciones más o menos afortundas de su correspondencia en latín. 1664. "L' homme de Descartes" (el Tratado del hombre) y el "Traité de la formation du foetus", ambas editadas por Charles Angot y Théodore Girard. 1667. "Le Monde", según el texto original, editado por Michel Bobin y Nicolas Le Gras, junto a una nueva edición del Tratado del hombre. 1668. Ediciones del "Tratado de mecánica" y del "Tratado de música", así como de nuevas entregas de la correspondencia cartesiana, a cargo de varios editores. El resto de las obras inéditas de Descartes se publicaron esporádicamente a lo largo de los siglos XVIII y XIX, culminando en la edición de sus obras completas por Charles Adam y Paul Tannery entre los años 1897 y 1909, convertida en la obra de referencia de la bibliografía cartesiana.

1.2 LA METAFISICA: LOS PRIMEROS PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO Es una rama de la filosofía que estudia la naturaleza, estructura, componentes y principios fundamentales de la realidad.

La metafísica aborda problemas centrales de la filosofía, como lo son los fundamentos de la estructura de la realidad, el sentido y la finalidad última de todo ser. La metafísica tiene dos temas principales: el primero es la ontología, que en palabras de Aristóteles viene a ser la ciencia que estudia el ser en cuanto tal. El segundo es el de la teleología, que es el estudio de los fines como causa última de la realidad. Existe, sin embargo, un debate que sigue aún hoy sobre la definición del objeto de estudio de la metafísica, sobre si sus enunciados tienen propiedades cognitivas. La metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Immanuel Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto («cuando emite un juicio sintético sobre un asunto») que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de «necesidad inevitable». Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como «animal metafísico».

PRIMEROS PRINCIPIOS DEL CONOCIMIENTO Esta definición también es dada por Aristóteles (Met. IV, 1003 a, 26). Toda ciencia es un preguntar hacia las causas y los principios de las cosas; esta ciencia pregunta hacia los primeros principios y las causas más altas, no sólo en el orden de la existencia, sino también en el orden del pensamiento. Pertenece, entonces, a la metafísica el preguntar hacia la naturaleza de causa y principio en general y determinar el significado de los diferentes tipos de causalidad, formal, material, eficiente y final; investigar los primeros principiasen el orden del conocimiento, y establecer la validez, por ejemplo, de los principios de identidad y contradicción. Todas estas definiciones son expresiones de la doctrina aristotélica de la metafísica, como la física y la matemática, es una

ciencia de la realidad, estando más allá de la visión de la metafísica si es que la realidad es, o no, dada por la experiencia.

1.3 LA FISICA La observación que Descartes lleva a cabo de la naturaleza ya no la hace desde los paradigmas antiguos: geocentrismo ni teocentrismo. Descartes, inmerso en un proceso de modernización de la ciencia al que contribuyó notablemente desde las matemáticas, trataba de explicar la realidad física en función de un nuevo esquema de comprensión o paradigma: el mecanicismo. La naturaleza, en la que se pensaba incluido el cuerpo humano2, era considerada como una especie de máquina. Su funcionamiento automático, sometido a estrictas leyes mecánicas que le aportaban regularidad y posibilitaban su conocimiento a través de la física, hacía de ella un objeto sometido a explicación matemática, aunque también estaba sometido a indagación metafísica, porque, para Descartes, la comprensión de la naturaleza o realidad física no era más que la presencia de la extensión en tanto que atributo (modo de ser) de la sustancia: si el yo era reconocible como pensamiento, el mundo era reconocible como extensión. Extensión quiere decir que todo cuerpo ocupa un lugar en el espacio, es decir, es extenso; y la extensión es objeto de tratamiento matemático: resulta medible, cuantificable y predecible. Descartes, junto con Galileo, pensaban efectivamente que la naturaleza estaba escrita en el lenguaje de las matemáticas. Esta dualidad (pensamiento/extensión) sería trasladada también a la antropología y, así, Descartes concebía al hombre como un conjunto de pensamiento (alma) y extensión (cuerpo). La naturaleza, ese universo mecánico, estaría “llena de materia”: la física cartesiana no aceptaba la existencia del vacío. Tampoco aceptaba la indivisibilidad de la materia: ni vacío, ni átomo (unidad indivisible). Según Descartes, la extensión presentaba una estructura infinitamente divisible. Por tanto, Descartes

explicaba la naturaleza en función de sólo dos componentes: la materia y el movimiento. Ahora bien, si la materia quedaba explicada en función de la idea de espacio y de máquina, cómo explicar la existencia del movimiento. En este punto, el mecanicismo cartesiano ya no resulta coherente consigo mismo, pues recurre a la fundamentación teológica de la física. Veamos: según Descartes, Dios es la primera causa de movimiento (esquema escolástico, al modo de Aquino). En los Principios de Filosofía, Descartes admite que Dios ha creado la materia con movimiento y reposo y que Dios conserva la cantidad de materia y movimiento siempre igual. 2 para Descartes nada diferenciaba al cuerpo de otras cosas extensas y en movimiento como las máquinas LA FILOSOFÍA DE DESCARTES Fco. Javier Hernández / Sebastián Salgado D U E R E R Í A S / C u a d e r n o s de F i lo s o f í a Página 13 Sin embargo, el anhelo de la ciencia moderna por explicar la realidad a través de la matemática y la observación científica, hizo que el propio Descartes no se conformara con esta explicación teológica del movimiento y, así, impulsara la formulación de una serie de leyes de la naturaleza que harían de la física un intento científico por explicar el mundo. Descartes adelantó hipótesis que después Newton certificaría y formularía en leyes físicas; por ejemplo: a) el principio de inercia: según Descartes, la primera ley de la naturaleza es que cada cosa permanece en el estado en que se encuentra si nada la cambia. b) el movimiento rectilíneo: una segunda ley de la naturaleza es la que aduce que todo cuerpo en movimiento tiende a continuar su movimiento en línea recta. c) el principio de conservación del movimiento: la tercera ley de la naturaleza hace referencia a la estabilidad de los cuerpos en movimientos. Según Descartes, si un cuerpo que se mueve encuentra otro más fuerte que él, no pierde nada de su movimiento, y si encuentra otro más débil que pueda ser movido por él, perderá tanto movimiento como transmita. Así pues, el movimiento, finalmente, no se pierde, sino que se transmite.

1.4 LA PSICOLOGIA Descartes hace una gran aportación a lo que se considera la base de la psicología filosófica. Fue el fundante del pensamiento racional. La meta era la ciencia: entonces Descartes funda al sujeto gnoseológico y un método para trabajar con la inteligencia. Para él lo psíquico es lo consciente, o sea todo lo que existe en nuestra conciencia: la imaginación, la fantasía, los sueños, los recuerdos. Sostuvo que lo claro es lo que se presenta de modo inmediato a la mente y lo distinto es lo que a la vez es claro e incondicionado. Descartes centrando su atención preferentemente en torno a las funciones sensoriales y motrices de los nervios y a la significación de dichas funciones para la teoría psicológica, intentó describir la relación existente entre los procesos nerviosos y los procesos mentales y al conducta. Postuló la doctrina del interaccionismo según la cual cuerpo y mente de hecho se influyen entre sí en alguna medida. Aventuró que el punto de interacción entre ambos se halla en la glándula pineal, una pequeña glándula endocrina situada en la cabeza. Esta doctrina se ha incorporado hasta cierto punto a la expresión "enfermedad psicosomática" que literalmente significa "enfermedad de la mente y el cuerpo".

1.5 LA ETICA Una vez demostrada la existencia del mundo exterior, y analizada la composición del hombre en alma y cuerpo, ¿Cómo ha de comportarse el hombre en el mundo para vivir bien y alcanzar la felicidad? La respuesta se encuentra en la moral, que para Descartes supone el grado más alto de la sabiduría. Antes de formular el método y descubrir la verdad, Descartes sostiene que el hombre ha de aplicar una moral provisional, que, básicamente consta de tres máximas, encaminadas a garantizar una conducta prudente y evitar problemas en la vida: 1ª) Adaptarse a las costumbres y

leyes del país donde se vive; 2ª) Ser firme y resuelto en las acciones que uno resuelve emprender; y 3ª) No intentar alterar el orden del mundo, ni desear lo imposible (hacer de la necesidad virtud). Pero esta ética, una vez hallado el Cogito y conocida la existencia de Dios, ha de ser sustituida por una auténtica ética filosófica, más sólida y mejor fundamentada, que en Descartes es una moral del buen juicio. El centro de la ética cartesiana es la libertad del sujeto, el libre albedrío de la voluntad, que es lo que asemeja al hombre a Dios y le diferencia de los animales. Según Descartes, el hombre es tanto más libre cuanto más fuerte es su alma, es decir, cuanto más ejerce el autodominio, controlando las pasiones del cuerpo, y encauzándolas adecuadamente, mediante su razón, hacia el bien. Descartes cree por consiguiente, que la auténtica libertad se obtiene, no cuando uno se deja llevar por la fuerza ciega y oscura de las pasiones, sino cuando la voluntad libre es iluminada por la razón y el conocimiento de ideas claras y distintas. De este modo, la clave de la ética cartesiana es juzgar bien: quien conoce la verdad, no puede dejar de actuar correctamente; en cambio, el mal procede de las pasiones que, con sus ideas oscuras y confusas enturbian la mente del sujeto y le hacen actuar mal. El autodominio se expresa a través de la virtud más perfecta que es la generosidad. Se trata de una virtud que garantiza la máxima felicidad y la mayor alegría para el sujeto, pues gracias a ella es consciente de que valiéndose de su razón, es capaz de dominar sus pasiones más bajas y viles (como el orgullo y el egoísmo), renunciando a aquellos bienes externos que coartan su libertad. Asimismo, es esta virtud la que garantiza la conservación de la sociedad, porque un gobierno justo es siempre aquel en el que el gobernante se

muestra más razonable, ejerciendo el poder con generosidad, legitimidad y justicia. En el control de las pasiones ejercido por la virtud juega un papel importantísimo la glándula pineal: como es ella la que pone en contacto el alma con el cuerpo, el alma sufre cuando recibe a través de dicha glándula la influencia de las pasiones que de él proceden; pero el alma puede mostrarse también activa, dominando tales pasiones, cosa que logra transmitiendo a través de la glándula pineal las órdenes que dicta la razón a los músculos del cuerpo. Por consiguiente, para alcanzar un comportamiento

éticamente

virtuoso,

es

menester

cambiar

la

orientación de la glándula pineal, y habituarse a que el alma (la razón) mande sobre el cuerpo (las pasiones).

2.THOMAS HOBBES 2.1 Vida y Obras (Westport, Inglaterra, 1588-Hardwick Hall, id., 1679) Filósofo ingles. Hijo de un eclesiástico, quedó a cargo de su tío cuando aquél

abandonó a su familia, tras participar en una pelea en la puerta de su iglesia. Estudió en el Magdalen Hall de Oxford, y en 1608 entró al servicio de la familia Cavendish como preceptor de uno de sus hijos, a quien acompañó en sus viajes por Francia e Italia entre 1608 y 1610. A la muerte de su alumno, en 1628, regresó de nuevo a Francia para entrar al servicio de Gervase Clifton. En dicho país permaneció hasta 1631, cuando los Cavendish lo solicitaron de nuevo, como preceptor de otro de sus hijos. En 1634, acompañando a su nuevo alumno, realizó otro viaje al continente, ocasión que aprovechó para entrevistarse con Galileo y otros pensadores y científicos de la época. En 1637 volvió a Inglaterra, pero el mal ambiente político, que anunciaba ya la guerra civil, lo llevó a abandonar su patria e instalarse en París en 1640.

Poco tiempo antes había hecho circular entre sus amigos un ejemplar manuscrito de sus Elementos de la ley natural y política , de los que, en forma de dos tratados distintos, se editaron dos partes en 1650. En París comenzó a publicar las distintas partes de su sistema, empezando con el De cive en 1642. En 1651 abandonó Francia y regresó a Inglaterra, llevándose consigo el manuscrito del Leviatán, sin duda la más conocida de sus obras, que se editaría en Londres ese mismo año. En 1655 publicó la primera parte de los Elementos de filosofía y en 1658, la segunda. Estas dos obras completaban la trilogía iniciada con De cive. Tras la restauración de 1660 gozó del favor real, pero las acusaciones de ateísmo que le lanzaron los estamentos eclesiásticos lo llevaron a retirarse de la vida pública. Durante los últimos años de su vida hizo una traducción en verso de la Ilíada y la Odisea, y escribió una autobiografía en versos latinos. Los contactos que Hobbes tuvo con científicos de su época, que fueron decisivos para la formación de sus ideas filosóficas, le llevaron a fundir su preocupación por los problemas políticos y sociales con su interés por la geometría y el pensamiento de los filósofos mecanicistas. Su pensamiento político pretende ser una aplicación de las leyes del mecanicismo a los campos de la moral y la política. Las leyes que rigen el comportamiento humano son, según Hobbes, las mismas que rigen el universo, y son de origen divino. De acuerdo con ellas, el hombre en estado natural es antisocial por naturaleza y sólo se mueve por el deseo y el temor. Su primera ley natural, que es la auto conservación, lo induce a imponerse sobre los demás, de donde se deriva una situación de permanente conflicto: «la guerra de todos contra todos», en la que «el hombre es un lobo para el hombre». Para poder construir una sociedad es necesario, pues, que cada individuo renuncie a una parte de sus deseos y llegue a un acuerdo mutuo de no aniquilación con los demás. Se trata de establecer un «contrato social», de transferir los derechos que el hombre posee naturalmente sobre todas las cosas en favor de un soberano dotado de derechos ilimitados. Este monarca absoluto, cuya soberanía no

reside en el derecho divino sino en los derechos transferidos, sería el único capaz de hacer respetar el contrato social y garantizar, así, el orden y la paz, ejerciendo el monopolio de la violencia, que desaparecería de este modo de la relación entre individuos.

OBRAS Principales obras de Hobbes 1628— Tucídides (Su traducción inglesa, con la que entendía mostrar a los ingleses los peligros de la democracia) 1640— Elements of Law, Natural and Politics 1642— De Cive (Segunda edición del De Cive en 1647) 1646— La Óptica. 1651— Leviatán. 1654— De la consentimiento)

libertad

y

la

necesidad

(publicada

sin

su

1655— A Defence of True Liberty from Antecedent and Extrinsical Necessity. 1656— The Questions Concerning Liberty, Necessity and Chance. 1657— De Homine. 1658— Castigations of Hobbes his Last Animadversions, con un apéndice titulado ""The Catching of Leviathan the Great Whale." 1665— De Corpore. 1668— Escribe Behemoth, (historia de los años 1640 a 1660, pero su publicación no fue autorizada) 1672— Versión en prosa de su Autobiografía, seguida de una versión latina en verso. 1675— Traducciones de la Ilíada y la Odisea. 1682— Publicación póstuma de Behemoth.

2.2 EL CUERPO La antropología de Hobbes se fundamentará también en el materialismo. Criticando el dualismo cartesiano, denunciará el paso ilícito del "cogito" a la "res cogitans". Del "pienso" puede deducirse únicamente que "soy", de lo contrario, de la proposición "yo paseo" se seguiría análogamente la existencia de una "substancia ambulante", lo cual es ciertamente un absurdo. El hombre es un cuerpo y, como tal, se comporta a la manera como lo hacen el resto de los cuerposmáquinas. El pensamiento o la conciencia no es una substancia separada del cuerpo: la "entidad" corporal que somos, y su conocimiento de las cosas proviene y se reduce a la sensación. La libertad humana y el libre arbitrio (albedrío) de la voluntad quedan subordinados y limitados por el feroz determinismo de Hobbes. Ambos están condicionados por los movimientos de los cuerpos externos. El hombre pertenece al mundo de la vida que está regido por una norma básica: todo cuerpo vivo trata instintivamente de conservar y aumentar su vitalidad o empuje interior que lo pone en movimiento (en el cuerpo vivo el movimiento procede de él mismo) y evitar lo que pueda perjudicar su vitalidad. Este impulso de conservación es el principio básico que rige el movimiento de la vida, equivalente al principio de inercia que rige el movimiento de los cuerpos no vivos. El bien supremo es la existencia, y el mal supremo es la muerte. Por eso la vida es una incansable búsqueda de los medios para permanecer en la existencia.

2.3 LA CIENCIA En un filósofo como Hobbes, que pretende, al menos así lo declara explícitamente, arrancar de cero, construyendo científicamente la totalidad del edificio de su filosofía política, no es tan fácil detectar a

los acreedores intelectuales de su pensamiento. Hobbes afirma reiteradamente que quien pretenda hacer de su filosofía una ciencia, no debe fundar sus aseveraciones en la “autoridad de los libros” de los clásicos ni del resto de los filósofos, como así tampoco en la historia, porque sería más perjudicial que beneficioso. Esto nos induce a pensar que lo que sí hará Hobbes es asimilar, primordialmente, aquellas nociones originadas en influencias que condicen con su postura epistemológica, autores a quienes, como buen constructor racionalista que es, Hobbes no cita, como si tales ideas fueran obvias o de patrimonio comunitario. Tales conceptos adquieren en Hobbes el carácter de verdades indubitables sobre las cuales hade regirse la razón, posteriormente, al edificar el resto de su doctrina.

2.4 LA POLITICA La filosofía política y la teoría social de Hobbes representan una evidente reacción contra las ideas descentralizadoras (parlamentarismo) y la libertad ideológica y de conciencia que proponía la Reforma, en la que él avistaba el peligro de conducir inevitablemente a la anarquía, el caos y la revolución, de forma para él fue necesario justificar y fundamentar la necesidad del absolutismo como política ideal con la que soslayar dichos "males". Es inevitable instaurar una autoridad absoluta cuya ley sea la jerarquía máxima y tenga que ser obedecida por todos sin excepción. El Estado es un "artificio" que surge para remediar un hipotético estado de naturaleza en el que los hombres, guiados por el instinto de supervivencia, el egoísmo y por la ley del más fuerte (la ley de la selva), se hallarían inmersos en una guerra de todos contra todos que haría imposible el establecimiento de sociedades (y una cultura) organizadas en las que reinara la paz y la armonía. Sin un Estado o autoridad fuerte sobrevendría el caos y la destrucción (la anarquía), convirtiéndose el hombre en un lobo para los otros hombres, según la célebre frase de Hobbes:”homo hominis, lupus". La propia naturaleza nos otorga una razón que nos provee de ciertas "leyes naturales" que son como "dictados de la recta razón sobre cosas

que tienen que ser hechas o evitadas para preservar nuestra vida y miembros en el mismo estado que gozamos". Por ello, el hombre encuentra dentro de sí la necesidad de establecer unas leyes que le permitan vivir en paz y en orden; necesidad que se realiza mediante un pacto o contrato social mediante el cual, los poderes individuales se transfieren a "un solo hombre" o a "una asamblea de hombres": el Estado o Leviatán que, como el monstruo bíblico, se convierte en el soberano absoluto y cuyo poder aúna todos los poderes individuales. El Estado se presenta así como algo artificial, opuesto a la naturaleza humana, pero susceptible de garantizar la supervivencia de todos a costa de la pérdida de su autonomía y libertad. Aunque Hobbes estuvo a favor de la libertad religiosa e ideológica y favoreció el proceso de secularización de Europa, no obstante defendió el poder absoluto y casi antófago del Estado, a cuyos intereses ha de subordinarse toda minoría. Hobbes representa el orden propio del conservadurismo, en el cual, el todo social armonioso ha de estar por encima y subordinar cualquier acción u apetencia individual. Como forma óptima de gobierno defendió la monarquía, desaconsejando cualquier reparto entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.

3. BARUCH SPINOZA (1632- 1677) 3.1 Vida Y Obras Baruch Spinoza Filósofo racionalista y pensador religioso holandés Nació el 24 de noviembre de 1632 en Amsterdam en el seno de una familia de judíos hispano-portugueses. Educado en el estudio de las fuentes clásicas judías. Más tarde se apartó del judaísmo ortodoxo por las influencias de escritos como los del filósofo Thomas Hobbes y de René Descartes. En 1656 fue excomulgado por los rabinos, que le desterraron de Amsterdam. Durante cinco años, permaneció en las afueras de la ciudad. En ese tiempo, escribió su primer trabajo filosófico, Tractatus de Deo et

Homine Ejusque Felicitate (Tratado de Dios, del hombre y de su felicidad), donde aparecen las líneas maestras del que sería su sistema filosófico. El Tractatus Theologico-Politicus (Tratado teológico-político) y la disertación De Intellectus Emendatione (De la reforma del entendimiento) puede que fueran escritos también en este periodo, aunque el primero no se publicó hasta 1670 y el segundo hasta 1677. Se trasladó a La Haya, donde se le ofreció una cátedra de filosofía occidental en la Universidad de Heidelberg. Sin embargo la rechazó para poder mantenerse libre de cualquier restricción que pudieran aplicar los teólogos sobre sus actividades intelectuales. También desestimó la pensión que le ofrecía el rey de Francia Luis XIV, a cambio de que dedicara al monarca uno de sus trabajos. Su gran obra Ethica Ordine Geométrico Demonstrata (Ética demostrada según el orden geométrico, 1674) sostiene que el universo es idéntico a Dios, que es la 'sustancia' incausada de todas las cosas. Considerado como el exponente moderno más completo del panteísmo, no perteneció a ninguna escuela y no fundó ninguna. Aunque en ciertos puntos su trabajo se basaba en el de algunos de sus predecesores. Situado junto a los mayores pensadores filosóficos de todos los tiempos. Hasta un siglo después de su fallecimiento, el 21 febrero de 1677 en La Haya, el pensamiento de Baruch Spinoza no consiguió reconocimiento.

OBRAS 1. Principios de la filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos 2. Tratado teológico-político 3. Tratado breve

4. Tratado de la reforma del entendimiento 5. Ética demostrada según el orden geométrico 6. Tratado político 7. Compendio de gramática hebrea 8. Cálculo algebraico del arco iris 9. Cálculo de probabilidades 10. Correspondencia

3.2 LA METAFISICA La filosofía de Spinoza deviene una ontología pura en tanto que los entes, los existentes, lo son todo al integrar la totalidad misma del ser por lo que no existe una instancia superior a los propios entes que imponga una jerarquía o diferencia entre ellos; y Dios mismo, será el conjunto mismo de todos los existentes que al formar parte de la totalidad divina que conserva en su conjunto, de entes, los atributos divinos, se tratará de una infinitud de entidades en una infinitud de dimensiones, que constituyen una especie de existencialismo radical y absoluto pues se trata siempre de la existencia misma en su sentido más amplio e intenso, es decir, se trata de todas las existencias y de su mismo existir, como el ser mismo de Dios: un auténtico panteísmo. La idea que flota en toda la doctrina de las ideas de Spinoza es que, siendo la idea esencia objetiva de una esencia formal, siendo a su vez el alma idea del cuerpo y siendo el alma infinita y eterna como idea en la mente de la Substancia, no pudiendo contener la idea objetivamente aquello que su objeto no contiene formalmente, es decir, no pudiendo contener el alma objetivamente aquello que el cuerpo no contiene formalmente y coincidiendo en el alma ser esencia objetiva del cuerpo y esencia formal como objeto de una idea en el entendimiento infinito, si el alma es infinita y eterna ha de serlo también el cuerpo. Esta idea

va a permitir a Spinoza liberarse de la tiranía ontológica de la Substancia y, desde una postura materialista y atea profundamente racional y racionalista, proclamar de verdadera libertad y felicidad del ser humano, objetivo último de la filosofía de Spinoza, lo que transforma el rígido sistema geométrico en un pensamiento de corte intrínsecamente moral.

4. LEIBNIZ (1646-1716) 4.1 Vida Y Obras Gottfried Wilhelm von Leibniz; Leipzig, actual Alemania, 1646 Hannover, id., 1716. Filósofo y matemático alemán. Su padre, profesor de filosofía moral en la Universidad de Leipzig, falleció cuando Leibniz contaba seis años. Capaz de escribir poemas en latín a los ocho años, a los doce empezó a interesarse por la lógica aristotélica a través del estudio de la filosofía escolástica. En 1661 ingresó en la universidad de su ciudad natal para estudiar leyes, y dos años después se trasladó a la Universidad de Jena, donde estudió matemáticas con E. Weigel. En 1666, la Universidad de Leipzig rechazó, a causa de su juventud, concederle el título de doctor, que Leibniz obtuvo sin embargo en Altdorf; tras rechazar el ofrecimiento que allí se le hizo de una cátedra, en 1667 entró al servicio del arzobispo elector de Maguncia como diplomático, y en los años siguientes desplegó una intensa actividad en los círculos cortesanos y eclesiásticos. En 1672 fue enviado a París con la misión de disuadir a Luis XIV de su propósito de invadir Alemania; aunque fracasó en la embajada, Leibniz permaneció cinco años en París, donde desarrolló una fecunda labor

intelectual. De esta época datan su invención de una máquina de calcular capaz de realizar las operaciones de multiplicación, división y extracción de raíces cuadradas, así como la elaboración de las bases del cálculo infinitesimal. Representante por excelencia del racionalismo, Leibniz situó el criterio de verdad del conocimiento en su necesidad intrínseca y no en su adecuación con la realidad; el modelo de esa necesidad lo proporcionan las verdades analíticas de las matemáticas. Junto a estas verdades de razón, existen las verdades de hecho, que son contingentes y no manifiestan por sí mismas su verdad. El problema de encontrar un fundamento racional para estas últimas lo resolvió afirmando que su contingencia era consecuencia del carácter finito de la mente humana, incapaz de analizarlas por entero en las infinitas determinaciones de los conceptos que en ellas intervienen, ya que cualquier cosa concreta, al estar relacionada con todas las demás siquiera por ser diferente de ellas, posee un conjunto de propiedades infinito. Frente a la física cartesiana de la extensión, Leibniz defendió una física de la energía, ya que ésta es la que hace posible el movimiento. Los elementos últimos que componen la realidad son las mónadas, puntos inextensos de naturaleza espiritual, con capacidad de percepción y actividad, que, aun siendo simples, poseen múltiples atributos; cada una de ellas recibe su principio activo y cognoscitivo de Dios, quien en el acto de la creación estableció una armonía entre todas las mónadas. Esta armonía preestablecida se manifiesta en la relación causal entre fenómenos, así como en la concordancia entre el pensamiento racional y las leyes que rigen la naturaleza. Las contribuciones de Leibniz en el campo del cálculo infinitesimal, efectuadas con independencia de los trabajos de Newton, así como en el ámbito del análisis combinatorio, fueron de enorme valor. Introdujo la notación actualmente utilizada en el cálculo diferencial e integral. Los trabajos que inició en su juventud, la búsqueda de un lenguaje perfecto que reformara toda la ciencia y permitiese convertir la lógica en un cálculo, acabaron por desempeñar un papel decisivo en la fundación de la moderna lógica simbólica.

OBRAS Leibniz escribió principalmente en tres idiomas: latín escolástico (ca. 40 %), francés (ca. 35 %) y alemán (menos del 25 %). Durante su vida publicó muchos panfletos y artículos académicos, pero sólo dos libros filosóficos, De Ars combinatoria y la Théodicée. Las partes existentes de los escritos en edición crítica de Leibniz están organizadas de la siguiente manera: 

Serie 1. Correspondencia política, histórica y general . 25 vols. 16661701.



Serie 2. Correspondencia filosófica. 1 vol. 1663-1685.



Serie 3. Correspondencia matemática, científica y técnica. 8 vols. 16721696.



Serie 4. Escritos políticos. 7 vols. 1667-1699.



Serie 5. Escritos históricos y lingüísticos. Inactivo.



Serie 6. Escritos filosóficos. 5 vols. 1663-1690 y Nouveaux essais sur l'entendement humain.



Serie 7. Escritos matemáticos. 6 vols. 1672-1676.



Serie 8. Escritos científicos, médicos y técnicos. 1 vol. 1668-1676.

4.2 LA MONADOLOGIA La Monadología (1714) es una de las obras que mejor resume la filosofía de Gottfried Leibniz. Escrita hacia el final de su vida para sustentar una metafísica de las sustancias simples, la Monadología, trata, por lo tanto, de átomos formales que no son físicos, sino metafísicos.

La Monadología está expuesta a través de párrafos lógicos, generalmente derivados el uno del otro, hasta completar un número de noventa. Se llama así porque –siguiendo a Masilio Focino, Giordano Bruno y Anne Conway– Leibniz quiso retomar el nombre “monas” del griego, que significa unidad; y “logos”, a su vez, tratado o ciencia. La

Monadología vendría a ser, pues, el tratado de las mónadas o la ciencia de la unidad. El texto se presenta de forma tal que el lector puede hacerse preguntas que le ayudan a avanzar en su saber. Así, por ejemplo, se puede aceptar que lo compuesto es un derivado, extensión, fenómeno o repetición de lo simple (lo que Kant más tarde vendría a expresar en la dicotomía fenómeno-noúmeno). ¿Es el alma una mónada? Si la respuesta es sí, entonces el alma es simple. Si el alma es un agregado, entonces el alma no puede ser una mónada.

4.3 TEORIA DEL CONOCIMIENTO La teoría del conocimiento de Leibniz es culminación de la epistemología racionalista iniciada por Descartes (pretensión de universalidad y necesidad para la ciencia). En segundo lugar es una respuesta al Empirismo inglés, especialmente Locke, que pretendía poner el origen y el valor del conocimiento en la experiencia. Si esta es limitada, todo lo que de ella se deduzca será también limitado, poniendo en entredicho el carácter universal de la ciencia. Leibniz distingue dos tipos de verdades, verdades de hecho y verdades de razón (de los que hablamos brevemente). 1.- Verdades de hecho: Son las que nacen de la experiencia sensible, se caracterizan por su contingencia y se refieren a

realidades efectivas. Se rigen por el principio de razón suficiente: Nada ocurre sin una razón suficiente, es decir, sin que sea posible, al que conoce suficientemente las cosas dar una razón que baste para determinar por qué es así y no de otro modo. 2.- Verdades de razón: Son verdades innatas, a las que se llega, haciendo explícitas las capacidades propias de la razón. Las verdades de razón se manifiestan por el funcionamiento interno del entendimiento, sin necesidad de experiencia alguna. Se rigen por el principio de contradicción, por ejemplo, el funcionamiento de las mónadas es una verdad de razón coherente con el principio de contradicción, concretamente, el conocimiento estrictamente racional se explica por la actividad de la mónada quien percibe sus propias afecciones. Según todo esto todo lo que es, por el hecho de ser algo real, es algo inteligible, y por el contrario no se puede afirmar con verdad la realidad de algo si no es inteligible. Así el principio de inteligibilidad de las cosas se convierte en el criterio de verdad (adecuación con la realidad). Ej. : La mesa es inteligible porque conocemos que la ha construido un carpintero. No se puede explicar que exista aquí y ahora una mesa (un hecho), sino es porque la ha construido alguien. A los conocimientos de hechos hay que encontrarles su razón para que pasen a ser verdades de razón. Podemos ahora determinar el ideal del conocimiento: Muchas de las razones que fundamentan razones de hecho son a su vez hechos que necesitan otra razón anterior para ser inteligibles (Ej.: El carpintero también requiere su razón suficiente para que sea también inteligible). El ideal será encontrar un hecho que a su vez sea su propia razón, esto es Dios, Dios tiene en sí mismo su propia razón, en él no se puede encontrar ninguna verdad de hecho. Dios conoce todas las razones de los hechos, y por ello las verdades de hecho en Dios se convierten en verdades de razón, y este es el ideal del conocimiento, conocer todo como verdades de

razón. La actividad de conocimiento del hombre es un trabajo progresivo sin final para convertir las verdades de hecho en verdades de razón.

4.4 LA TEODISEA DE LEIBNIZ La Teodicea surge como una reflexión que intenta explicar todo eso y “ajustar” lo que parecen contradicciones respecto a la naturaleza de Dios. De ahí el propio nombre de Teodicea, que significa “justificación racional de Dios”. El término se remonta a Leibniz, que en 1710 publicó una obra titulada "Essais de

Theodicée sur la bontée de Dieu, la liberté de l'homme et l'origine du mal". A partir de ahí la palabra “teodicea” se utiliza para denominar cualquier investigación cuyo fin es explicar la existencia del mal dejando a salvo y justificando la bondad divina. Leibniz aboga por la idea de que éste es el mejor de los mundos posibles y que Dios, en su bondad, creó justamente el mejor de los mundos posibles, el propio mundo sería una prueba de la bondad divina.

Hay que decir que hay dos conceptos de Teodicea, aquí se trata de la tradicional que enfoca el problema de Dios desde el concreto punto de vista del problema del mal, otro enfoque, que aquí no se aborda es el de Teodicea en cuanto teología natural, que se extiende más allá de esa puntual cuestión y trata de aspectos más generales como la posibilidad del conocimiento de Dios, los argumentos a favor de su existencia, sus características y diferentes atributos de la divinidad.

TABLA DE CONTENIDO EL RACIONALISMO 1. DESCARTES 1.1 Vida Y Obra 1.2 Metafísica: Los Primeros Principios Del Conocimiento 1.3 La Física 1.4 La Psicología

1.5 La Ética 2. HOBBES 2.1 2.2 2.3 2.4

Vida y Obra El Cuerpo La Ciencia La Política

3. SPINOZA 3.1 Vida Y obra 3.2 La Metafísica 4. LEIBNIZ 4.1 4.2 4.3 4.4

Vida Y Obra La Monalogia Teoría Del conocimiento La Teodicea

INSTITUCION EDUCATIVA AMBIENTALISTA CARTAGENA DE INDIAS.

Trabajo De: filosofía Tema: El Racionalismo Presentado a: Aníbal Arenas

Presentado Por: Lorena Baquero Karina Carbal Dennis María Hernández María Camila Cabrera Kettsy Martínez

11-2 Julio/15/2015