El Peregrino

EL PEREGRINO UN CAMINO ESPIRITUAL DESDE LA GRACIA FRANCISCO JESÚS FERRER SERRANO TEOLOGÍA ESPIRITUAL CURSO: 14/15 EL

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EL PEREGRINO UN CAMINO ESPIRITUAL DESDE LA GRACIA

FRANCISCO JESÚS FERRER SERRANO TEOLOGÍA ESPIRITUAL CURSO: 14/15

EL PEREGRINO

"Y EN ESTE CAMINO LE ACAECIÓ UNA COSA, QUE SERÁ BUENO ESCRIBIRSE , PARA QUE SE ENTIENDA COMO NUESTRO SEÑOR SE HABÍA CON ESTA ÁNIMA , QUE AÚN ESTABA CIEGA ..."

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1. ÍNDICE

1. ÍNDICE................................................... P.3 2. INTRODUCCIÓN........................................ P.4 3. ESPIRITUALIDAD IGNACIANA....................... P.5 4. CONTEXTO HISTÓRICO.............................. P.6 a. LA OBRA......................................... P.7 b. DESTINATARIOS ................................ P.8 5. ANÁLISIS ............................................... P.9 6. ESTUDIO MISTAGÓGICO............................ P.11 7. CONCLUSIÓN.......................................... P.15 8. BIBLIOGRAFÍA........................................ P.16

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1. INTRODUCCIÓN

El peregrino, una de las obras más personales de San Ignacio de Loyola y de la que ha bebido en abundancia la Compañía de Jesús en la historia. Este relato autobiográfico o mejor dicho, contado de la viva voz de Iñigo ha ayudado a conocer a un personaje tan transcendente en el mundo y en la Iglesia. Durante esta humilde exposición de su contenido intentaremos desentrañar aquello que se puede leer entre las líneas de este corto relato pero no por ello pobre, sino todo lo contrario, rico en una experiencia de Dios transformante, que de forma arrolladora cambia de rumbo a una vida perdida pero prometedora de grandes reconocimientos del mundo y de una carrera militar en pleno inicio. Es una obra llena de emociones, expresiones que arrastran, un testimonio que se hace posible y cercano para el hombre de hoy, universal tanto en cuento que responde a preguntas del hombre de hoy como el fin de la gloria terrena, el sentido último de la vida.... ¿cuál es la presencia de Dios en nuestras vidas? ¿cuál es mi responsabilidad para y con el mundo, y con los hermanos?.

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2. ESPIRITUALIDAD IGNACIANA El relato de "El Peregrino", como es evidente, debemos situarlo dentro de la espiritualidad ignaciana. La espiritualidad Ignaciana se puede describir como atención activa a Dios acompañada por una pronta respuesta a Dios, quien siempre está activo en nuestras vidas. A pesar que esto incluye varias formas de oración, discernimiento y servicio Apostólico, lo que es en última instancia crucial, la disposición interior de atenciones y respuesta. El resultado es que la espiritualidad Ignaciana tiene una notable presencia, ambos en su atención a Dios y en su deseo de responder a lo que Dios le pide a la gente ahora. La espiritualidad ignaciana no se debe confundir con la espiritualidad jesuítica. La primera se encuentra centrada en la vida espiritual que transmite San Ignacio con su testimonio y obras, la segunda se refiere a la historia "espiritual" de la Compañía de Jesús. Esta, como dije anteriormente, está fundada en la particular experiencia del Misterio de Dios revelado a Iñigo. Dicha experiencia llevo a nuestro autor a una transformación progresiva que ha sido reflexionada y estudiada a lo largo de la historia pues en ella se encuentra inserta una revelación personal de Cristo. La "lógica" que podemos encontrar en esta espiritualidad a través de textos como los Ejercicios Espirituales, cartas o la misma autobiografía debe servir de ayuda a todos aquello que acogen como propio el modo de proceder carismático de Ignacio. La cuestión es interiorizar la consciencia del modo de proceder de Dios bajo la "lógica ignaciana". Para entender esta "lógica" no debemos nunca de olvidar de que San Ignacio tiene un punto de partida y es "ser santo" bajo una gracia de conversión en su visión de María. Son numerosos los rasgos que hacen característica esta espiritualidad y vamos a ir tratándolos brevemente uno a uno. La dimensión intertrinitária es crucial. Experimentar el Misterio de Dios como amor relacional de las tres divinas personas hecho historia es el foco transformador de la persona. Todo desciende "desde arriba" y por ello, todo este sistema relacional en el que el sujeto debe involucrarse tiene como fin último llegar al Padre. Dios debe ser el receptor de nuestras decisiones y por ello el ofrecimiento de las mismas para que las acoja y reciba. Toda la aventura de Iñigo comenzó con la lectura del "Vita Christi" por los que el aspecto cristológico en su espiritualidad es bastante evidente. La amistad y el conocimiento del redentor en la vida de nuestro protagonista es el pilar y el motor que e guía en sus viajes, vida asceta...etc.

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La relación con Cristo configuró a Ignacio y sobre ella construyó todo un proceso de vida que culminará en la redacción de los "Ejercicios Espirituales" que no es otra cosa que exponer todo nuestro ser en la misericordia infinita de Cristo crucificado. Sin ir más lejos, la congregación que él mismo funda refleja la centralidad del aspecto cristológica en su biografía "Compañía de Jesús". Esta cercanía al Misterio de Dios por la proximidad a Cristo encuentro su lugar privilegiado y más cercano en la eucaristía. Es el lugar donde se hace de forma evidente, para el cristiano, la voluntad divina, pues es un tiempo para el discernimiento de las mociones interiores. Gracias a Ignacio se va eliminando la primacía del concepto "ascética" en la espiritualidad a una relación con Dios donde la dimensión pasiva y afectiva ocupa un puesto, no de menor importancia, a la ocupada por la renuncia a sí mismo y la abnegación. Si no situamos en la vivencia eclesial de esta espiritualidad, podemos observar como Ignacio reconoce que la iglesia es el ámbito indiscutible para el cristiano, tanto en cuanto que es, la vivencia de la misma, el ámbito iluminador de discernimiento. No es necesaria justificar más esta postura cuando la Compañía de Jesús vive el cuarto voto de obediencia al Sumo Pontífice. La finalidad de la espiritualidad ignaciana no es otra que llegar a ser un verdadero instrumento apostólico para el buen servicio al mundo y a la Iglesia para mayor gloria de Dios.

3. CONTEXTO HISTÓRICO Situar la figura de Ignacio de Loyola en el tiempo no es nada complicado. Nace a finales del s.XV y su infancia la vivirá en pleno comienzo del siguiente siglo. El Renacimiento llega a España con retraso. A pesar de la expansión territorial y del desarrollo de la burguesía, la sociedad sigue siendo de tipo estamental y la mayor parte vive en condiciones de pobreza. El oro y la plata que llegan de América se gastan en guerras, en las cuales participaran sus hermano y él mismo, en vidas lujosas de la corte. Tras la muerte de Isabel y de los dos infantes herederos, será Juana "la loca" y su esposo Felipe de Austria los sucesores del trono de Castilla, al poco tiempo de que esto ocurriera muere Felipe (1506) y la reina Juana sufre constantes delirios de locura. Fernando el Católico decide encerrar a su hija para hacerse cargo de la regencia de Castilla hasta su muerte. En 1516 muere Fernando y su nieto Carlos I, hijo de los Reyes Juana y Felipe es proclamada do rey de Castilla y Aragón. El s.XVI es por antonomasia el tiempo de lo literario y lo artístico, e l siglo de la reforma protestante, del Concilio de Trento, la Compañía de Jesús y la reforma católica y los avances científicos.

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La Iglesia se encontraba en un momento difícil. Se encontraba enormemente criticada por el reciente surgimiento del humanismo, el cual revaloriza el espíritu humano dejando atrás las concepciones teológicas tradicionales y los modelos autoritarios del Medievo. Fue un siglo de lentos cambios políticos e institucionales. En 1417 se puso fin al gran cisma con la elección de Martín V, disminuyeron las herejías y Roma fue reconstruida, adquiriendo un gran prestigio cultural que dura ría hasta nuestros días. Anteriormente hice referencia a la literatura como clave en el contexto del que estamos hablando y donde situamos nuestra obra "El Peregrino". Nos encontramos ante una etapa denominada "siglo de oro", pues es un periodo de apogeo para la cultura española en general. A causa de la expansión ya citada de "las Españas" el influjo cultural de otros lugares a esta fue de una gran riqueza. El apogeo literario castellano tanto en obras filosóficas, religiosas, cómicas o novelescas ayudaron a cultivar las Universidades y escuelas por todo el imperio español .

a. LA OBRA La singularidad de la obra sobre la que estamos hablando se percibe en su misma narración. El Peregrino se encuentra en la lista de los numerosos testimonios autobiográficos de la literatura cristiana a través de los siglos. Pertenece al género de la autobiografía espiritual como Las Confesiones de San Agustín, el Testamento de San Francisco, el Memorial de Pedro Fabro o el Libro de su Vida de Santa Teresa. Intentar delimitar esta obra dentro de las características comunes de las autobiografías puede resultar algo difícil por lo que se ha puesto en duda su pertenencia dentro de dicho estilo literario. Una de las teorías que defiende la afirmación que acabamos de hacer es el ámbito tan reducido de tiempo que abarca y la selección de aquellos datos que interesan a una finalidad específica, la dirección que habría tomado Iñigo hacia Dios desde el principio de su conversión.

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Características Formales de la Autobiografía: La persona gramatical: el empleo del yo, del tú, de él/ella, o del nosotros son datos formales que pueden entrañar una cierta relación, distancia, identificación o solución del "yo" narrador con respecto al personaje. En las autobiografías, cualquiera que sea la persona gramatical que se emplea en la narración es imprescindible que haya identidad entre autor, narrador y personaje. La prosa y el verso: la mayoría de los textos autobiográficos adoptan la prosa como vehículo de expresión porque su lectura resulta más cómoda para el lector. La extensión: la extensión es libre, pero debe abarcar un espacio de la vida para que exista un cierto dinamismo en el relato. El orden lineal: la mayoría de los textos autobiográficos adoptan una forma lineal en la que se puede seguir una división cronológica en capítulos y épocas, por eso hay una secuencialidad temporal que responde a un principio de organización. El orden siempre aporta coherencia. La vida como metáfora: cuando la vida real se traslada a un papel, el texto que resulta se convierte en una metáfora pragmática que permite comprender al autor y que este se explique. La firma: esta culmina simbólicamente los textos autobiográficos. Es la garante del texto, y en ella se expresa el principio de autoridad y de autoría que caracteriza las obras artísticas.

Es cierto que a lo largo del tiempo y en las numerosas ediciones y publicaciones de la obra se ha ido imponiendo el término autobiografía pero podemos encontrar que también, como alternativa, se ha titulado la obra como "El Relato del Peregrino", algunos sostienen que la palabra "relato" puede poner de manifiesto con más claridad la naturaleza del escrito que constituye este libro. La palabra "peregrino" nos proporciona el tema principal de la obra ya que es como se designa el propio San Ignacio.

b. DESTINATARIOS El relato surge del empeño de los propios destinatarios para que Ignacio vuelque su rico camino espiritual interior. Estos encontraron resistencia por parte del fundador de la compañía, ya que suponía remover una historia que el mismo protagonista es capaz de ver la repercusión positiva que podía suponer a su persona hablando de honor terrenal, por lo que dicha actitud de humildad hace del texto mucho mas valioso. Eran numerosos los compañeros que Ignacio tenia por el mundo anunciando la Buena Nueva de Cristo. Estos manifestaban su deseo de conocer más a fondo la figura que le había inspirado a emprender dicho proyecto de vida. Tenemos el

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testimonio de uno de los grandes amigos de San Ignacio, Jéronimo Nadal, autor del primer prólogo, el cual manifiesta el interés por la creación de "El Peregrino" con estas palabras, "cómo el Señor le había dirigido" o "como el Señor os formó". El Peregrino está dirigido, por el mismo Iñigo, a la persona que desea realizar en su vida los Ejercicios Espirituales. Como ya he comentado más arriba y de forma general para nuestro hoy, los escritos ignacianos y en especial "El Relato del Peregrino" tienen como destinatarios los propios miembros de la Compañía de Jesús pero con el paso del tiempo, dichos escritos han entrado a formar parte del patrimonio de la Iglesia Universal. El camino espiritual que Iñigo nos propone en todo su corpus literario se ha hecho universalmente válido y compatible con toda espiritualidad de cualquier cristiano. El reconocimiento de sus obran es generalizado por el magisterio de la Iglesia y la tradición de la misma.

4. ANÁLISIS Intentaré realizar un análisis del relato, lo dividiré en etapas. 

Algo se mueve en el Peregrino.

La edad del despertar del corazón, del dejarse enamorar por alguien. Todo comienza en el interior. Para Ignacio fueron las lecturas. La imaginación comienza a trabajar y proyecta imágenes de posibilidades cada vez más atractivas. Uno se siente capaz de todo, el idealismo vuelve fácil todo y lo que deseamos hacer nos hace felices. El ser humano es así, Ignacio y nosotros pasamos por eso. ¿Cómo la vivió Ignacio? Hay una llamada primera por las lecturas de la "Vita Christi" de Cartusiano y de "Flos sanctorum" de Jacobo de Varazze. Toda la nueva información que de ellos es capaz de exprimir, y la vida de Cristo hacen que los deseos primitivos de Ignacio se dispersen para dejar paso a nuevas inquietudes impensables para él, son mencionados muchas veces en la Autobiografía (en los dos primeros capítulos unas 20 veces): "deseos de imitar a los santos", deseo de ir a Jerusalén, "santos deseos" que borran los afectos pasados (Autobiografía n. 9-10); "penitencias que deseaba abrazar" (id.12); "grandes deseos de servir a Dios en todo lo que conociese" (id.14). Pero notamos un progreso, los motivos se van orientando cada vez más para Dios y se va transformando el fin último, su proyecto de vida. En este momento, Iñigo se encuentra metido en una encrucijada de dos vidas paralelas y opuestas: el amor a las cosas del mundo y el nuevo acontecer en su interior de las cosas de Dios. Son numerosas las ideas penitenciales que se le pasan

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por la cabeza para servir al que llamaría, como caballero, su "Nuevo Señor", teniendo como referencia a Cristo. Estamos viendo un leve reflejo de lo que luego profundizara y expondrá en sus Ejercicios Espirituales. En este momento no podemos encontrar aún a un Ignacio capaz de interiorizar y poner orden en su interior. 

Crecimiento Espiritual

Es la etapa que va desde Montserrat hasta La Storta, la pequeña capilla que marca el fin del itinerario geográfico y donde Ignacio vive una profunda experiencia mística que le marca para su nueva vida en la ciudad de Roma; nos situamos ante un momento de suma importancia en la vida de Ignacio y la Compañía de Jesús. En este momento podemos deducir ya a un Ignacio que comienza hacer realidad su deseo. Es un Peregrino que intenta vivir desde el ideal, lo afectivo en el día a día, lo cotidiano en un esfuerzo permanente teniendo a Dios como horizonte para el crecimiento humano y espiritual. Época de equilibrio entre su tenacidad vasca y su capacidad de adaptación en relación consigo mismo y con Dios: aprender a cooperar con El; llegar a la plena donación de sí evitando todo deseo que lo desvíe del camino. Ignacio siente a ese Dios capaz de respetar al hombre en sus decisiones, con sus dones y oscuridades. [27] "En este tiempo le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole; y ora esto fuese por su rudeza y grueso ingenio, o porque no tenía quien le enseñase, o por la firme voluntad que el mismo Dios le había dado para servirle, claramente él juzgaba que Dios le trataba desta manera; antes si dudase en esto, pensaría ofender a su divina majestad; y algo desto se puede ver por los cinco puntos siguientes..." 

Etapa misionera

Con la Storta encontramos el fin del peregrinaje de Iñigo, pues encuentra la respuesta al "cómo ser enviado" comenzado en Loyola. La donación de sí mismo se muestra en la disponibilidad ante Paulo III para el envío a la viña del Señor. Transformar la realidad es el ideal de todo trabajo apostólico cristiano, pero se hace aproximando la realidad de Dios para que el Creador y Señor abrace la totalidad de la creación porque es Aquel que mantiene en la existencia todas las cosas por amor participativo. Pero hace falta disponer a la creación para que pueda ser abrazada, es decir eliminar obstáculos que impiden la aproximación; y transmitir el deseo de ser abrazada. Incitar el deseo, y esto es lo que movió a Ignacio toda su vida. Quiere

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reproducir en otros la dinámica de conversión y crecimiento; multiplicar en el espíritu el itinerario espiritual. Ignacio llega a Roma en Noviembre de 1537 y queda allí hasta su muerte en 1556, como instrumento de la acción divina, al que hace referencia en las Constituciones de la Compañía. Ni la acción ni los intereses conocen fronteras; todas las necesidades, sugestiones, planos, despiertan acogida y estímulo. Contagia el interés por la misión y el itinerario espiritual acaba por ser itinerario misionero. Nadal, primer teólogo de la espiritualidad ignaciana, promulgando las Constituciones, dice sobre los domicilios de la Compañía: "el primer domicilio del profeso de la Compañía es la peregrinación". La Compañía es para caminar, y la disponibilidad es su situación preferida; es la herencia de Ignacio que se prolonga en actitudes de buscar, sentir y actuar con un corazón universal identificado con el Reino. El momento final del itinerario es quietud, porque no abandona Roma, pero sobre todo porque su vida contemplativa se centra definitivamente en Dios; encontrando acceso al Padre, con Jesús, como a su sombra; preguntándose ¿a donde me quieres llevar Señor?, o sintiéndose más unido a la Trinidad. Pero es momento también de misión. Ignacio es devuelto al mundo, es enviado a partir de su identificación total con el Hijo. En la quietud de Dios y en la multiplicación de la acción apostólica de la Compañía, es decir en la universalidad y eficacia como señales de una presencia divina que fue la meta del itinerario de Ignacio.

6. ESTUDIO MISTAGÓGICO La historia que nos presenta el mismo San Ignacio en esta obra es una experiencia fuerte de Cristo, es decir, una experiencia apostólica. El cristocentrismo tras la conversión de Iñigo es radical y es de ahí que proviene el sentimiento de envío como el discipulado del Mesías. [48]"...Yendo por este amino así asido del cristianismo de a cintura, tuvo de nuestro Señor grande consolación, que le parescía que vía Cristo sobre él siempre. Y esto, hasta que allegó al monasterio, duró siempre en grande abundancia." El fin de su misión, y al que se siente llamado durante todo el relato es a la ayuda de las almas. Esta afirmación, de fondo en todo el relato, la expresa de forma más clara y directa en las constituciones de la compañía,

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"nuestra vocación es para discurrir y hacer vida en cualquier parte del mundo donde se espera más servicio de Dios y ayuda de las ánimas". El peregrino encuentra una nueva ruta de vida, y es un poco lo que intenta hacer ver a todos los lectores de la obra. Esta nueva ruta se encuentra expresad a en el tiempo de su convalecencia de guerra. En el transcurso de su camino, y con él el de todo cristiano, intenta expresar que la búsqueda de Dios y de su proyecto debe ser un continuo un y sin descanso. De esta idea podemos ver todo un proceso de crecimiento espiritual, comenzamos de un Ignacio idealistas, asceta y lleno de escrúpulos como se observa en el relato de Manresa a un Ignacio más maduro, que se deja guiar por la gratuidad de Dios a través de su Gracia. [99] "... me llamó con un aspecto más recogido de lo ordinario, y me hizo una especie de confesión, que en resumen era manifestar la intención y sencillez con que había narrado estas cosas, asegurando que no había contado nada más; y que había hecho muchas ofensas al Señor después que había empezado a servirle, pero que nunca había consentido un pecado mortal; es más, siempre creciendo en devoción, es decir, en facilidad de hallar a Dios, y ahora más que nunca en toda su vida, y siempre y a cualquier hora que quería hallar a Dios, lo hallaba." Nos encontramos ante un proceso espiritual marcado por un discernimiento fuerte y que abarca todas las dimensiones de la vida y de la persona. La pedagogía divina experimentada en su vida nos muestra una geografía especial por sus muchos viajes pero también una geografía espiritual en el interior de Ignacio. En el relato de Tierra Santa se ensancha el corazón de el peregrino hacia el Señor, pero es donde descubre también que no debe fijar su devoción y su ayuda a los demás en un lugar. Es aquí donde ya encontramos al gran explorador de mediaciones de Dios para encontrar el camino correcto. El Jesús histórico, el humano que sufre la pasión y muerte es su mayor amor. La vida espiritual de San Ignacio se basaba en sentir y gustar la pasión primera de este Cristo Redentor y sufriente, eclipsando las demás pasiones mundanas. En el n.8 del relato al que nos referimos podemos denotar como Iñigo intenta realizar un discurso sobre las cosas de Dios y la diversidad de Espíritus. Este impulso en el que se ve sumergido a poner su vida en orden es al que nos invita durante todo su peregrinaje espiritual; y no solo aquí si no también en los Ejercicios Espirituales o en su diccionario espiritual. La cuestión estará siempre basada en lo que agrada o no a Dios.

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[8] "Había todavía esta diferencia: que cuando pensaba en aquello del mundo, se deleitaba mucho; mas cuando después de cansado lo dejaba, hallábase seco y descontento; y cuando en ir a Jerusalén descalzo, y en no comer sino hierbas, y en hacer todos los demás rigores que veía haber hecho los santos; no solamente se consolaba cuando estaba en los tales pensamientos, más aún después de dejados, quedaba contento y alegre. Mas no miraba en ello, ni se paraba a ponderar esta diferencia, hasta en tanto que una vez se le abrieron los ojos, y empezó a maravillarse desta diversidad y hacer reflexión sobre ella, cogiendo por experiencia de que uno de ellos quedaba triste y de otros alegres, y poco a poco viniendo a conocer la diversidad de los espíritus que se agitaban, el uno del demonio y el otro de Dios." Es evidente que los pasos a los que Dios le inducia le proporcionaban un conocimiento cada vez mayor de su persona como estamos viendo. Se está produciendo una continua concienciación de sus propios actos, y los que es mas importante, de sus propias motivaciones. El permanente dejarse llevar por el Señor es una constante en todo su peregrinaje, es un rememorar sin pausas la fuente desde la que brotaba su éxodo personal. Esta peregrinación va adaptando el rostro de Iñigo con rasgos coherentes a su conversión. Ignacio vive un Dios como pedagogo, es evidente. El camino ignaciano que empieza nuestro protagonista es un espacio de encuentro con aquel que da la vida, la presencia divina. En el relato se nos procura señalar que ese carácter dialógico del camino ignaciano no es solo detectable en esta narración, sino también durante ella en cada uno de nosotros. Ignacio se siente asistido y acompañado, incluso en situaciones donde no existen conflictos o momentos de sufrimiento y desesperación, por lo tanto no es necesaria una elección urgente. Dios, el altísimo o Cristo están totalmente incorporados al camino de Ignacio, siempre se encuentran ahí, en cualquier pasaje de su vida, en cualquier persona o viaje. Todo esto abre una nueva realidad para Ignacio, es una realidad llena de sentido, deja de ser un caos rodeado de desesperanza. Desde el inicio de la autobiografía hasta el final de la misma es claro el recorrido de un pasado lleno de fracasos , vanidades y honra, a otra en la que es posible otorgar un sentido solido y regalado por la Gracia de Dios, es una realidad impregnada de Dios. La realidad pasa a ser así como un desafío, una invitación comprometida a realizar un proyecto de vida extensivo por y para los demás, "ayudar a las animas". La voluntad divina salvífica y los pasos de Ignacio, y con él cualquier hombre, en una misma, en una mística del servicio.

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Al igual que hemos hablado de un Dios pedagógico en la vida de Ignacio, la obra intenta transmitir, con el testimonio de una vida ejemplar, el peregrinaje a la autenticidad, a la que nos sentimos llamados los seguidores de Cristo para mayor gloria de Dios y el servicio a los hermanos. Ignacio pretende mostrarnos, siempre con la mayor de las humildades, un camino donde lo prioritario es la donación gratuita de Dios al hombre y el hombre hacia Dios. Nos ofrece un método de conocimiento personal a la luz del Espíritu y de gratuidad en el servicio y la recepción de la Gracia Divina, a un orden interior donde el consuelo y la desolación, el buen espíritu y el mal espíritu son las claves para caminar en una vida solida y colmada de sentido evangélico hacia una promesa escatológica. Personalmente; no es una espiritualidad o un método desconocido para mí. La pedagogía ignaciana en la oración me ha ayudado a responder a numerosos conflicto de la vida ordinaria que de otra manera no habría podido discernir ni trabajar. Mas que responder a preguntas, esta obra me ha inquietado, con esto quiero decir que contextualizándola; me ha resultado de una novedad inmensa y situándola en el mundo contemporáneo donde el ritmo de vida es arrollador, la honra existe aunque camuflada de muchas maneras es de un valor incalculable el que no haya pasado a la historia como un clásico polvoriento sino que se estudia, se trabaja, se vive y se transmite.

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5. CONCLUSIÓN ¿Qué quiere decirnos San Ignacio Hoy?; Este pensamiento es el que me ha estado rondando durante el proceso de este trabajo. Iñigo nos propone un camino espiritual que aún hoy sigue estando vigente por varios motivos. Vivimos en un mundo donde el tiempo es "oro". La gente anda deprisa, trabaja y escala en ellos para un mayor salario y mayor prestigio, las congregaciones andan cargadas de "misión"...etc. Nuestro mundo carece de gratuidad, todo está reembolsado por algo, incluso vendemos nuestro afecto, teniendo la conciencia de que siempre será devuelto por el otro, pero ¿qué espacios buscamos para llenarnos de Dios?. Personalmente, esta obra es un enorme testimonio de entrega, gratuidad y escucha. Es un ejemplo de dejarse transformar por aquel que llena de sentido y afecto nuestra vida. Una obra de valor universal que nos propone una vida dinámica desde Dios por los hombres, desde la quietud de nuestra capilla y la peregrinación en nuestro mundo.

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6. BIBLIOGRAFÍA 

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