El Papel de La Teoria

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El papel de la teoría en la investigación “académica” Nancy A. Fernández En el transcurso de la historia de la construcción del conocimiento científico (en la historia de la epistemología), varias han sido las posiciones sobre el lugar de la teoría en la praxis de la investigación. No pretendemos hacer un recorrido analítico de la historia de la construcción del conocimiento científico, pero si queremos dejar asentado que los pensadores (filósofos, epistemólogos, metodólogos), que construyeron la historia de la ciencia moderna, no eran individuos aislados de lo que sucedía a su alrededor, sino que se trataba de sujetos atravesados por un plexo de fuerzas, a saber: las condiciones materiales en las que desarrollaban su trabajo, el contexto socio-histórico en el que estaban insertos, las condiciones ideológicas-políticas imperantes en cada época, los campos simbólicos de los que participaban y las relaciones de poder que cruzaban todas estas dimensiones, amen por supuesto de sus historias de vida. Con esto queremos decir que los conceptos (en este caso el de teoría) no pueden ser tomados de manera a-histórica, sino que deben ser evaluados en el marco de las condiciones de producción en las que fueron desarrollados. Así, por ejemplo, en el inicio de la historia de la ciencia moderna, la teoría se construya a partir de los hechos (inductivamente), piénsese en los experimentos y demostraciones de hipótesis de las ciencias naturales (fácticas) del siglo XVII y XVIII. Más cerca de nuestro tiempo (y para muchos todavía hoy), la investigación parte de la teoría, es decir de un cuerpo sistemático de ideas, que en función del avance del conocimiento es necesario refutar o afirmar en los hechos. En el primer caso se estaba en los inicios de la ciencia moderna, que se caracterizó por el requisito de “legalidad” de la ciencia, es decir que para que algo fuera considerado como científico debía cumplir con ciertas reglas de producción, estas reglas constituyeron lo que se denominó el “método científico”. Esta particular concepción de la ciencia no puede ser entendida sino a la luz de las condiciones de producción de la época. El mundo estaba pasando por una serie de transformaciones que dieron lugar a la constitución de la “modernidad”, algunas de cuyas características fueron, por ejemplo, la aparición de los estados nacionales que necesitaron de aparatos jurídicos para su contralor (y control social) y

para su gestión. Otros cambios se dieron en el orden económico y en el institucional (con la consolidación de instituciones ya existentes y con la aparición de otras). Este clima de época atraviesa la construcción del conocimiento y a quienes lo construyen, así lo “jurídico”, en cuanto cumplimiento de normas también toca al conocimiento, como también el creciente grado de institucionalización, con las consecuentes reglas de las mismas, es en este momento histórico donde el conocimiento comienza a construirse en academias y universidades (las cuales van creciendo en importancia). En el segundo caso, cuando la teoría pasa a tener un principio rector en la investigación científica (siglo XVIII y principios del siglo XX), se trataba de construir cuerpos sistemáticos de ideas que permitieran enunciar principios explicativos y leyes generales que explicaran tanto el mundo de lo natural como de lo social. En estas ideas subyacían principios filosóficos positivistas y neopositivas, sobre el avance inexorable del conocimiento (es decir que cada vez se iba a conocer más y mejor, con la consecuente eliminación del error). Pero a su vez también, desde el siglo XVIII, se venían dando dos cosas, una la primera y segunda revolución industrial que necesitaron de nuevos desarrollos tecnológicos que llevaban a la construcción de instrumentos basados en conocimientos desarrollados en el ámbito de las ciencias. También se estaban expandiendo y fortaleciendo aun más el colonialismo y el imperialismo, esto generaba el contacto con nuevas culturas y sociedades a controlar y la necesidad de conocer estas culturas y sociedades para poder ejercer control sobre ella. En ambos casos, el poder, esta presente y si bien no lo abordamos aquí es innegable que cualquier análisis socio-histórico, incluso el del desarrollo de las ciencias, no solo debe considerar el análisis del poder, sino que en sí su eje fundamental debería ser el análisis del poder. Estos ejemplos son someros y no pretenden profundidad, sino que solo queremos mostrar que la construcción y uso de conceptos para explicar, para comprender, en nuestro caso lo social, lo cultural, lo comunicativo, no son casuales sino que responden a los atravesamientos del sujeto investigador y a las condiciones de producción (políticas, económicas, ideológicas, etc) en las que este desarrolla su praxis. La teoría en la praxis del investigador

¿Cómo entendemos hoy para que nos sirve en nuestra praxis de investigadores los aparatos teóricos?, ¿en que nos ayuda para develar lo que no se sabe, para construir conocimiento nuevo?, ¿cómo la usamos, como la construimos? Deleuze, sintetiza en dialogo sobre el poder 1, los dos modos clásicos en los que se consideraba la relación teoría-praxis, o bien la práctica era una aplicación de la teoría o bien construía teoría, pero también señala que en la actualidad esta relación se ha comenzado a concebir de otra manera. Ya no se trata de relaciones lineales de que determina que (si la teoría a la practica o la practica a la teoría) sino que esta relación es hoy, una relación mas fragmentada y parcial. Las teorías resultan ser locales (frente a la anterior búsqueda de teorías totalizadoras y globales), su campo de aplicación se ha reducido y si bien aun pueden transponerse teorías de un campo a otro, la aplicación en estos casos ya no es por semejanza. El concibe la relación teoría-practica como un sistema de relevos, donde la profundización de un teoría en un campo enfrenta obstáculos que necesitan para su superación otro tipo de discurso (ese es el modo de relación entre distintos campos), entonces la practica resulta ser un sistema de relevos de un punto teórico a otro y la teoría un relevo de una practica a otra. En este nuevo sentido de concebir esta relación se ponen en juego a su vez el papel del investigador que hoy se encuentra ya no con determinaciones lineales, sino con “un sistema de relevos en un conjunto, en una multiplicidad de piezas y pedazos a la vez teóricos y prácticos”. Esto ha hecho que hoy el intelectual haya dejado de ser “un sujeto, una conciencia representativa y representante y los que actúan han dejado de ser representados”2, Hoy estamos frente a una multiplicidad, ya no hay representación, hay acción. (“acción de la teoría, acción de la practica en relaciones de de relevos o redes”). Foucault a estas reflexiones agrega las cuestiones de el poder, expresa que las masas no necesitan de intelectuales para saber, sino que ellas saben y saben decirlo (históricamente Foucault plantea esto a partir de del análisis de los movimientos de masas de los años 60, recuérdese por ejemplo el mayo francés). La existencia de un sistema de poder es lo que aparece para invalidar discursos y saberes (recuérdese 1

FOUCAULT, M. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Buenos Aires, Alianza Editorial, 2001. 2

FOUCAULT, M. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Buenos Aires, Alianza Editorial, 2001.

saberes eruditos y saberes sujetos). Ese poder no se encuentra en un lugar social determinado, sino que atraviesa toda la red social. Los intelectuales forman parte de ese sistema de poder como agentes de conciencia y de discurso de ese sistema. Para Foucauult ha habido un desplazamiento del intelectual en el sistema de poder, su papel ya no es estar adelante o al lado “para decir la verdad muda de todos” 3, sino que el papel del intelectual, del investigador hoy mas bien consistiría “en luchar contra los formas de poder allí donde es a la vez su objeto e instrumento, en el orden del saber, de la verdad, de la conciencia, del discurso. Por ello la teoría no expresara, no traducirá, no aplica una practica, es una practica”. 4 Y se trata de una práctica local, de una practica regional, no es una practica totalizadora, sino que es una practica de lucha contra el poder para develarlo, para develar sus mecanismos, para hacer visible lo que pretende permanecer invisible. De este modo, agrega Deleuze, una teoría es una caja de herramientas, y una caja de herramientas que es necesario que sirva, que funcione. Resaltamos estas reflexiones de estos autores, para hacer ver que aportan a nuestro trabajo como investigadores las “teorías”, estas son en primer lugar en si una practica, una practica en el uso de herramientas (de la caja de herramientas) para develar mecanismos de poder (a veces explícitos a veces subyacentes) que pretender la sujeción de unos saberes a otros. Entonces, la teoría para mirar el mundo, para comprenderlo, para explicarlo, para “verlo”, funcionará metafóricamente, como los dichos de Proust que menciona Deleuze, como lentes que si no permiten ver bien pueden cambiarse por otros que aclaren la visión. El propio investigador deberá buscar, construir, sus propios instrumentos, aparatos que le permitan ver, comprender, explicar. Y estos aparatos en función de develar mecanismos de poder, se convierten en aparatos de luchas, de ahí que hoy la teoría no totalice (no sea totalizadora), sino que se multiplica en la lucha contra el poder que pretende mantener ciertos saberes ocultos o sujetados a otros. Para quien comienza su practica como investigador, este modo de trabajo puede resultarle, en un principio trabajoso, arduo y a veces parece hasta un imposible, frente a 3

FOUCAULT, M. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Buenos Aires, Alianza Editorial, 2001. 4

FOUCAULT, M. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Buenos Aires, Alianza Editorial, 2001.

la posibilidad mas sencilla (y mas cómoda) de tomar teorías (totalizantes) que permiten decir (sin mayor temor a ser rebatidos) “algo” del mundo. Pero, este modo de trabajo favorece, en cuanto reproductor, la permanencia de teoría totalizantes y hegemónicas y sobre todo contradicen el principio del quehacer científico del descubrimiento (en el sentido de “destapar” lo que estaba cubierto), de construir saberes como modo de comprensión y explicación de esos saberes cubiertos. No se trata ya de avanzar en teorías totalizadoras que pretenden aparecer como “verdaderas”. De lo que se trata es que a partir de los campos particulares y específicos (regionales) que se aborden, poder comprender “lo que paso, lo que esta pasando” y su interrelación con otros campos (por ejemplo corrupción-poder económico), a través de descubrir, develar mecanismos y sistemas de relaciones. En este sentido el trabajo con los conceptos, para quien hoy comienza una practica de investigación o para quien ya esta inserto en estas practicas, el pensar lo teórico como una caja de herramientas, implica una serie de acciones, dentro del marco de una vigilancia epistemológica En un principio, se trata de ubicarse uno mismo como investigador como sujeto social cruzado por la historia, la ideología, el poder, la cultura, su propia historia personal, etc, e inserto a su vez en un sistema de relaciones sociales y socio-institucionales. Con esto se quiere expresar que el investigador debería fijar su posición en cuanto a lo que pretende y para qué (por ejemplo hacer una tesis para recibirse), en relación a “su mirada”, a “su modo de ver el mundo y lo que el cree que debería ser” y en consecuencia hacer (praxis). Esto es reproducir o develar y en el proceso de develamiento construir algo nuevo). Si la pretensión es develar, construir algo nuevo, entonces el trabajo con los conceptos se tratará de utilizar estos en cuanto practica, para comprender y explicar lo que ven. Las acciones para trabajar con conceptos se encaminaran a la búsqueda de aquellos conceptos que resulten más adecuados desde nuestra posición de sujetos a los hechos que observamos. No se trata de construir únicamente glosarios (que también tienen en su momento utilidad), sino de la revisión de saberes, que se relacionen, que se adecuen a los hechos. Esta revisión, por lo general, tiene como punto de partida la revisión de saberes ya construidos, (por ejemplo la concepción de Martín Barbero de cultura popular me sirve para entender y explicar el fenómeno de las murgas platenses?). Por lo tanto estas primeras practicas de la teoría implica tener en claro que conceptos necesito

trabajar a partir de lo que quiero saber (necesito una noción de comunicación o no?), una revisión de conceptos construidos (revisión de bibliografía, quizás uno de los trabajos mas arduos), y esta revisión, en cuanto la teoría es en si una practica, no puede hacerse sino en relación constante a los hechos estudiados (no perder el horizonte de para que se los usa). Se trata de poner en crisis, de buscar los límites de esos conceptos en su adecuación a lo estudiado (de ejercer una vigilancia epistemológica). En el caso de que esos conceptos encontrados no resulten suficientes o adecuados se tratara de construir nuevos conceptos surgidos en el cruce de distintas concepciones de autores y/o en la relación con los hechos. Para decir algo nuevo, para decir lo no dicho, no hay que tener miedo a generar nuestras propias concepciones (en cuanto que el conocimiento se construye históricamente, estas nunca surgen de la nada, sino que se apoyan en saberes ya construidos y resultan ser superadores de los mismos). Como dijimos antes, no se trata de construir glosarios, sino sistemas de relaciones, cajas de herramientas, donde las herramientas se articulan entre si, (como el destornillador y el tornillo). Para la construcción de estos sistemas, una manera lo mas sencilla posible para nuestro trabajo, parte de estos primeros conceptos que necesitamos para lo que queremos saber y en relación al fenómeno, a los hechos estudiados. Una vez que comienza la búsqueda, el develar, vamos adquiriendo “herramientas” que a su vez necesitan de otras para ser utilizadas adecuadamente y con eficacia (por ejemplo para sacar un tornillo y develar lo que hay abajo necesito un destornillador) es así que aparecen otros conceptos que necesitamos buscar y/o construir y que a su vez se adecuen a los que ya manejamos y a los hechos (recuérdese en todo momento que la teoría es una práctica que sirve de relevo a hechos particulares y a la inversa). Por ejemplo, en el estudio de las murgas como cultura popular, puede resultarnos de utilidad los planteos de Martín Barbero sobre culturas populares, pero en la puesta en práctica de nuestros conceptos con los hechos observados, pueden emergen nuevas necesidades conceptuales tales como las relaciones de poder dentro de la murga o la murga como una expresión de contra poder (contra poderes hegemónicos, en el sentido de saberes sujetos que pugnan por hacerse visibles), esto nos llevaría a tener que trabajar también el concepto de poder del mismo modo que planteamos antes, búsqueda, revisión critica, adecuación y o construcción de nuevos conceptos, en este caso con un ingrediente más, la necesaria articulación coherente con las construcciones conceptuales ya realizadas.

La realización de este trabajo da por resultado la construcción de sistemas conceptuales, de cajas de herramientas, que nos sirven para comprender y explicar lo que estudiamos. En el sentido que le damos a la teoría de practica en si, obsérvese que no se trata de relaciones de determinación lineal, donde la teoría determina lo que vamos a ver y el como, o donde lo que vemos construye la teoría, sino que se trata de una misma práctica, en donde lo que hay y lo que se construye son articulaciones de saberes. Decíamos que no se trata de determinaciones lineales, y esto es en el sentido de determinaciones causa efecto, pero si hay “condiciones”, condiciones de producción (materiales, políticas, ideológicas, etc), cruzadas por relaciones de poder que condicionan (no necesariamente determinan causalmente) relaciones sociales, comunicativas, económicas, etc. Las relaciones de poder necesitan de reglas, de mecanismos, de dispositivos, que por ejemplo condicionen lo que se puede o no hacer o lo que se puede o no decir. Pero, no nos olvidemos que las relaciones de poder implican contienen en si misma al conflicto (en la lucha por el poder). Este apartado hace ver que en la práctica de la investigación (en la práctica de la teoría) las herramientas teóricas conceptuales sirven para develar el funcionamiento de reglas, mecanismos, dispositivos necesarios de conocer para comprender y explicar lo que estamos estudiando. Los aportes de la vigilancia epistemológica Bourdieu plantea que la única manera de comprender un método, una metodología es hacerlo en acción, es decir que no se puede estudiar una metodología sino en la praxis de la misma, la metodología viva, la metodología en acción. En este sentido de lo que se trata es de ver como una metodología resuelve los obstáculos al conocimiento que se presentan en su misma puesta en práctica. Es así que propicia sobre cualquier método una vigilancia epistemológica, como práctica constante de un investigador social en su quehacer de construcción de conocimiento. La vigilancia epistemológica implica “”una acción polémica incesante de

la razón”5 durante toda su actuación en un proceso de investigación. Y esa acción constante que acompañe su proceso de intervención consiste en reflexionar sobre las prácticas concretas de cada investigación socia. Una acción epistemológica (como modo de revisar que conocimiento se esta produciendo) que corresponde a efectuarse sobre “la ciencia que se esta haciendo”6 Qué aporta una vigilancia epistemológica a la indagación y al trabajo con los conceptos? En primer lugar el reconocimiento de que lo que no sabemos de lo conceptos que necesitamos, se constituye como obstáculo epistemológico (que noción de comunicación, de cultura, etc, es la herramienta más adecuada para mi trabajo?, qué no sé de estos conceptos que necesito saber? (por ejemplo como pensar la recepción en la comunicación). En segundo lugar, resulta de utilidad la advertencia de Bourdieu sobre los límites, a veces difusos, entre el sentido común y algunos conceptos que podemos estar usando y sobre la ilusión del saber inmediato al considerar como transparente lo que observamos y considerar que con el bagaje de conocimientos que ya tenemos (donde aparece peligrosamente el sentido común) nos basta para comprender y explicar lo que estudiamos. Una vigilancia epistemológica, a través de sus técnicas de ruptura, nos permitiría romper con el sentido común, siempre dispuesto a aparecer en el lenguaje y en el discurso con el que construimos nuestros conocimientos como investigadores y a constituirnos como algo mas que “opinólogos”. No se pretende aquí entrar en grandes profundizaciones sobre los planteos de Bourdieu, sino, justamente en el sentido de usarlo como caja de herramientas, recuperar algunas cuestiones para el trabajo con los conceptos en una investigación.

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BOURDIEU P., CHAMBOREDON J.C. y PASSERON J.C. El oficio del sociólogo. Parte I, La ruptura. Buenos Aires, siglo XXI, 1975. 6

BOURDIEU P., CHAMBOREDON J.C. y PASSERON J.C. El oficio del sociólogo. Parte I, La ruptura. Buenos Aires, siglo XXI, 1975.

En una vigilancia epistemológica aplicada a nuestro trabajo con los conceptos, la ruptura con el sentido común, el necesario extrañamiento que esto implica, resulta de utilidad para ver de donde y como surgen nuestros conceptos. Así, por ejemplo desde los planteos iniciales de una investigación (de cualquier tipo), el preguntarse que entendemos nosotros por X cosa (por ejemplo comunicación o corrupción), de donde sacamos ese concepto, por que entendemos eso, nos sirve para ver si nuestras primeras herramientas conceptuales se originan en representaciones sociales (prenociones) o si se trata de construcciones conceptuales provenientes de alguna teoría con carácter de cientificidad. A su vez la puesta en crisis de estos primeros planteos permiten una primera ruptura con la ilusión del saber inmediato, con la ilusión de la transparencia. Este trabajo de preguntarnos de donde surgen nuestros conceptos (casi como un trabajo genealógico), debería llevarse a lo largo de nuestra investigación en función de poder articular adecuadamente la practica total de nuestra investigación (la teoría y su relación con los hechos como una practica común).