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G. Gortázar Echeverría J. Cruz Valenciano COMO ESTUDIAR HISTORIA Guía para estudiantes v vicens-vives COMO ESTUDIA

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G. Gortázar Echeverría

J. Cruz Valenciano

COMO ESTUDIAR HISTORIA Guía para estudiantes

v

vicens-vives

COMO ESTUDIAR HISTORIA

COMO ESTUDIAR HISTORIA Guía para estudiantes

Guillermo Gortázar Echeverría Catedrático del I.B. « Cardenal Herrera Oria » de Madrid.

Jesús Cruz Valenciano Catedrático del I.B.

«Cristóbal Lozano » de Hellín, Albacete.

vicens vives

Segunda edición, 1986

Depósito Legal: B. 2745-1986 ISBN: 84-316-2351-9 N.° de Orden V.V.: D-406

© G. GORTÁZAR ECHEVERRÍA

Sobre la parte literaria © J. CRUZ VALENCIANO

Sobre la parte literaria Reservados todos los derechos de edición a favor de Ediciones Vicens-Vives, S.A. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio. IMPRESO EN ESPAÑA PRINTED IN SPAIN

Editado por Ediciones VICENS-VIVES, S.A. Avda. de Sarria, 130. 08017 Barcelona.

Impreso por Gráficas INSTAR, S.A. Metalurgia, s/n, esquina Industria. Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

ÍNDICE

Agradecimiento Prólogo

1 3

Introducción

7

I.

Breve historia de la historiografía

1.2.3.4.5.6.7.II.

La antigüedad clásica Historiografía cristiana Historiografía medieval Historiografía renacentista Historiografía del siglo XVII Historiografía del siglo XVIII Historiografía contemporánea

La historia en la clase

11 12 13 14 14 15 16 17 21

1.- Didáctica y estudio de la historia

21

2- La lectura de los libros de historia

22

3.4.5.6.7.-

24 25 28 29 52

El subrayado y anotaciones en el libro Los apuntes Aprovecha, ordena y clasifica los apuntes.. Participa activamente en clase La exposición de un tema en clase

8.- El examen

III. La historiafuera de clase

55

57

1.- La historia en tu entorno

58

2.3.4.5.-

69 76 83 87

El trabajo bibliográfico El trabajo de historia Cómo se redacta un trabajo de historia El trabajo de investigación

Apéndice 1

Referencias básicas a la bibliografía y fuentes para el estudio e investigación históricas 1.- Diccionarios, enciclopedias, atlas 2.- Colecciones biográficas 3.- Prensa y revistas 4.- Publicaciones oficiales y documentos públicos 5.- Historiografía y metodología de la historia 6.- Ramas especializadas de la historia 7.- Principales períodos de la historia universal 8.- Principales períodos de la historia de España 9.- Fuentes estadísticas para la historia 10.- Materiales no librados 11.- Archivos y bibliotecas 12.- Otros materiales de historia

93 93 % 97

100 102 102 103

122 131 131 132 132

Apéndice 2

Información general útil para el historiador

135

1.- Principales entidades de historia, Academias, Asociaciones, Insti tuciones, etc 2.- El catálogo diccionario y la clasificación decimal universal

135 137

3.- Principales abreviaturas usadas en notasa piede página. Bibliogra fías, Catálogos y obras de referencia

139

AGRADECIMIENTO

Esta Guía es especialmente deudora de la Fundación Fulbright-Banco de Bil bao ya que, en buena parte, es fruto de la experiencia adquirida en un programa de ampliación de estudios en Universidades americanas. Nuestro agradecimiento al Ministerio de Educación que autorizó dicho programa y posteriormente premió este trabajo con el Accésit de «Breviarios de Educación» en la convocatoria de los Pre

mios Nacionales de Investigación e Innovación Educativa de 1983. Pilar del Castillo, desde un principio, apoyó la idea y realizó importantes sugerencias. Carlos Pascual del Pino, de la Librería «Marcial Pons», de Madrid, nos ha prestado una inestima ble ayuda en la confección de los Apéndices Bibliográficos. José Antonio Alvarez Oses leyó cuidadosamente el original y a él se deben algunas correcciones de última hora. Especial mención merece Antonio Fernández, quien por su dilatada experien cia en la docencia de la Historia, consideró de sumo interés la publicación de esta Guía. El profesor Antonio Fernández, redactor del prólogo, observó algunas ausen cias en los Apéndices y sugirió ciertas correcciones. Albert Vicens hizo las últimas y acertadas observaciones que han sido incorporadas a la redacción final. A todos ellos nuestro reconocimiento por los aciertos y aportaciones que puede haber en las páginas que siguen. Y, aunque pueda resultar tópico, hay que decirlo: sólo a noso tros corresponden las deficiencias y ausencias que en esta obra se puedan detectar. Guillermo Gortázar. Jesús Cruz Valenciano.

PRÓLOGO

El lector tiene en sus manos un libro singular, por el momento, en el panorama

bibliográfico español sobre temas históricos. Esperábamos este libro. Sentíamos su necesidad desde antes que sus autores iniciaran, o hubieran concebido siquiera, la tareade escribirlo. En tanto que la misión de un prólogoes estimular lalectura de las

páginas que presenta, aunque aveces el prologuista desdeñe el papel deheraldo para asumir una función de sintetizador, o de cronista adulatorio,como si un libro fuese,

sin más, un evento social, podríamos limitarnos a decir que nunca se había escrito un libro de estas características en España. En otras naciones tan ricas en publicísti-

cahistoriográfica como Francia o Gran Bretaña el género de las guías delestudiante, o del profesor, o las colecciones de documentos, o los «abe», inciden sólo parcial mente en el ampliocampoque cubrenlas páginas que siguen.No es difícil encontrar seriesdocumentales, repertorios bibliográficos, guíasarchivísticas, recetarios meto

dológicos y un muestrario de géneros que intentan situarse más o menos próximos a la Didáctica, pero el trabajo de conjunto que hoy examinamos es totalmente nuevo por motivos varios.

Desde las primeras páginas se percibe un esfuerzo sostenido de consulta en campos muy diversos, que van desdelaliteratura histórica alaexposición directa de las fuentes, pero adelantemos que no caen losautores en el vicio usual del refrito li bresco. El signo emblemático de estaobra es que seescribe a partir de lapropia expe riencia profesoral, como resultado del trabajo de cada día con los alumnos. Haber sabido convertir esa tarea de comunicación que es la clase, y el trabajo de gabinete

que la precede, y los largos añosde estudiosy de investigación que se despliegan so bre la tarima o ante la pizarra, en un libro es mérito indiscutible de nuestros dos au tores. Aquí tenemos, y no es difícil de ver, dos vidas,dos vidasde profesor. Es opor tuno recordar aquellaslíneas del gran psicoanalista vienes Víctor Frankl, en «Homo patiens»: «En eso de escribir libros tambiénhay sus más y sus menos:escribir un li bro no es gran cosa, más es llevar una vida; mucho más sería escribir un libro según el cual pudiera llevarse una vida. Pero icuantísimomás sería llevar una vidasobrela cual se pudiera escribir un libro!». El lectorva a internarse, no biográficamente, de otra forma más sutil, a través del contacto con su trabajo, en la vida de dos profeso res. De dos profesores que poseen, así debe ser, una concepción dinámica de su ma

gisterio, lo cual implica unaactitud de continuoaprendizaje comolevadura delejer cicio docente, porque no es posible éste sin aquél.

Con cierto regusto íntimo, no exento de emoción, expresamos nuestra convic ción de que esta obra sólo podía ser escrita por profesores de Enseñanza Media. No vamos a entrar en el debate sobre la superioridad intelectual de los docentes de Uni versidad o Bachillerato, sobre las calidades o el interés social superior de la investi

gación especializada o el humanismo, porque se corre el riesgo de la elección bizan tina entre dos prototipos humanos igualmente necesarios, pero lo cierto es que la multiplicidad de planos que estas páginas atienden sólo podía ser afrontado por quienes poseen el saber plural del humanista. Los autores son dos catedráticos de

Instituto, colectivo que ha deparado en el último siglo tantas figuras gloriosas y que ha contribuido, quizás más que ninguno, a convertir la tareaeducativa en España en uno de los factores de impulso a una sociedad con bastantes signos de arcaísmo. Es te colectivo ha sido la víctima principal de las reformas en cadena, reformas segura mente necesarias para democratizar el bien sustantivo de la educación en una socie

dad de masas, pero que se han realizado con métodos iconoclastas, derribando en un momento lo que tanto trabajo había costado edificar. Que de los escombros de la ca charrería salgan a la palestra con un libro de esta calidad dos catedráticos de Institu

to es un motivo de esperanza. Estamos seguros de que muchos profesores van a ver se reflejados en estas páginas. La lectura del sumario es más expresiva que la líneas de encomio que pudiéra mos dedicarle. Clases activas, con manejo de documentos, gráficas, diagramas; aprendizaje que se prolonga fuera de los límites físicos del aula, en los viajes, exposi ciones, archivos, cine; peregrinaje por las bibliotecas, con sus ficheros; el horizonte del trabajo histórico, con sus hipótesis y su estructuración, todo esto y mucho más se encuentra compendiado en pocas páginas. El alumno que desee conocer el méto do de análisis de una obra de arte, o los entresijos sutiles del comentario de texto, o la forma correcta de elaborar fichas catalográficas y temáticas encontrará informa ción cabal. El esfuerzo que requiere orientar sobre actividades tan varias produce asombro. Porque para orientar sobre viajes es preciso, antes, viajar mucho; y para llevar de la mano a los alumnos por archivos, obras literarias, cine, imprescindible parece que previamente se hayan movido los autores por el mundo vasto de la infor mación histórica, y para delinear las líneas de un trabajo de investigación menester es haber realizado -y continuar realizando- una tarea investigadora. Este libro es una demostración espectacular de que tan variadas tareas pueden ser realizadas por

un profesor, y tal constatación debe constituir un aliento para tantos profesoresque anónimamente hacen del saber el horizonte de su vida, y para los alumnos, que des cubren que una ciencia no reposa, fosilizada, en las páginasde los libros de texto, si no que es algo vivo, que se hace todos los días con el trabajo de los profesionales, y con el de los alumnos también.

Y aquí nos asomamos a lo que constituye la verdadera revolución pedagógica en el campo de la Enseñanza Media. Porque lo importante no es lo que el profesor enseña, más transcendencia ofrece que el alumno aprenda a aprender. La clase ha pasado de ser ámbito de disertación erudita a lugar de trabajo, donde el alumno ocu pa el puesto protagonista, sin que ello suponga merma de la decisiva tarea de direc ción que el profesor desempeña. Sepa el alumno que no está todo hecho, que, como cantó Evtuchenko, no ha nacido tarde. «Pensábamos que todo había sido hecho /

antes de nosotros / que nosotros habíamos venido al mundo / demasiado tarde», confiesa el poeta ruso. Sin su vuelo lírico en este libro se expone la misma idea de que el esfuerzo personal es necesario para el progreso de la ciencia y de la sociedad. Sobre este supuesto de que aquí lo que se plantea es una cuestión gnoseológica en torno al proceso de aprendizaje pensamos que esta «Guía», en principio dirigida a los estudiantes de historia puede resultar útil para un público más amplio, estudian tes universitarios y profesores de diversas disciplinas. Porque son aplicables a otras asignaturas las recomendaciones sobre fichas, técnicas de apuntes, citas textuales, hipótesis temáticas. En otro orden de cosas, y ciñéndonos exclusivamente a una credencial injusta que a veces se adjudica a los historiadores, la soltura expresiva con que está redacta do, y que hace singularmente atractiva la lectura de páginas que podrían resultar pre miosas por su contenido, refuta el tópico del desaliño estilístico de quienes cultivan la ciencia de Clío. Siempre gratifica leer un libro bien escrito. Felicitémonos todos, profesionales y estudiantes, por esta publicación. Para los alumnos constituirá ade más de una ayuda estimable sobre técnicas de estudio una revelación de la multipli cidad de campos en los que puede introducirse y entender que en el cine y el teatro, en los viajes y en la obra de arte, se asoma a los misterios de la historia con la misma intensidad que cuando lee documentos en su libro de texto. Y para los profesores, así lo esperamos, la obra de Guillermo Gortázar y Jesús Cruz Valenciano será un estímulo, de sugerencias, o de respaldo a la tarea que realizan. Mario Benedetti, re flexionando sobre el oficio de escritor, resumía: «luchamos a diario con la palabra y tratamos de convertirla en literatura, es decir, en patrimonio de todos». Sin forzar una coma la idea podría aplicarse a los profesores, que luchan a diario con la palabra oral para desvelar las estructuras de una ciencia, y a la obra de Gortázar y Cruz Va lenciano, quienes con esta «Guía» convierten su valiosa experiencia profesional en patrimonio de todos. Antonio Fernández García

Madrid, 3 julio 1984

INTRODUCCIÓN

La presente guía pretende cubrir un vacíoexistente en el campo de la metodo logía y aprendizaje de la Historia. Quizásla principal aportación que se pueda hacer desde estas páginas es dirigirnos al sujeto de la enseñanza, al estudiante. En efecto, son numerosos los trabajos publicadossobre didácticade la Historia, pero preferen temente se han orientado al profesorado por lo que el aprovechamiento y recepción de nuevas directrices didácticas ha tenido una fortuna diversasegún la disposición, mentalidad o circunstancias de los docentes. Desde este punto de vista, la presente

guía supone un cambio de enfoqueal dirigirse al estudiante, a quien ofrecemos un conjunto práctico de técnicas de trabajo, aprendizaje, estudio y de orientación bi bliográfica.

Al abordar este trabajo hemos tratado de delimitar con precisión el nivel del es tudiante al que puede ser útil una guía de estas características. Nuestro objetivoes que ésta sea asequible al estudiante de los últimos cursos de bachilleraro, de la Es cuela de Formación del Profesorado y de los primeros años de licenciatura de histo

ria. Por ello, hemos evitadodeliberadamente un elevadogrado de abstraccióny po lémicas metodológicas o historiográficas, más propiasde profesionalesque de estu diantes que traten de encontrar en este libro un instrumento útil para la iniciación de sus estudios históricos.

El motivo que nos ha inducido a escribir la presente guía es el convencimiento de que la basedelaprendizaje, en este casode la Historia, reside en tu propio interés y esfuerzo. Sobreesta base, pretendemos facilitarte toda una serie de técnicas y há bitos de estudio. La lectura y adecuada asimilación de este libro te ayudará a evitar o reducir las iniciales dificultades metodológicas y bibliográficas que, por lógica inex periencia, surgen normalmente a todos los estudiantes. Muchas de las recomendaciones metodológicas, técnicas de trabajo y estudio, etc., contenidas en esta guía son perfectamente extensibles yaplicablesa otras disci

plinas de Letras(Literatura,Filosofía, etc.), por lo que este libro puede ser útil a es tudiantes de otras materias. Incluso el aficionado a la Historia encontrará en algu

nos epígrafes y especialmente en los Apéndices, un valioso instrumento para su orientación bibliográfica.

Esta guía no pretende ser, ni se debe tomar, como un recetarioque se ha de se-

guiral pie de la letra. La propia experiencia e iniciativa, así como la intuición, son fundamentales en cualquier trabajo. Tanto más en un proceso de aprendizaje. Por eso insistimos en el carácter orientativo, en absoluto cerrado y dogmático, de las múltiples recomendaciones y sugerencias quesehacen en las páginas quesiguen. El tono directo y conciso de la redacción se debe interpretar, por tanto, más como un recurso de claridad que de limitación de otras posibilidades o vías de aprendizaje. Con respectoa los capítulos que componen estaguía, hemos considerado con veniente iniciar la misma con un breve bosquejo histórico sobre la evolución historiográfica. Uno de los rasgos más apasionantes de la Historia es su carácterdinámico

y abierto. Conocer, aunque sea someramente, los principales períodos y corrientes históricas, aportará a los lectores una base suficiente para comprender mejorel tra bajo de los historiadores y sus problemas.

Pasamos, seguidamente, del nivel del historiador y su obra, al nivel de la rela ción del estudiante con la Historia como asignatura. El capítulo la historia en la clase, elaborado con un estrictocriterio orientativo, aporta toda una seriede ideas, experiencias y criterios que te permitirán adquirir, más fácilmente, las técnicas de trabajo precisas paraun mejor aprovechamiento de tus esfuerzos en el estudio de la Historia.

Por razones metodológicas hemos diferenciado elanterior capítulo del siguien te, la historia fuera de la clase. Pero también creemos que esta diferenciación

expresa claramente laidea de que el aprendizaje de laHistoria no comienza y termi na entre lascuatro paredes del aula, sino que la Historia se vive y porlo tanto se asi mila por múltiplesvías, yasea en el entorno, ya sea en una serie televisiva, etc. Por ello, deberías estaratento para utilizar las distintas posibilidades que se te ofrecen para el conocimiento de la Historia, en la perspectiva de una mejor preparación y formación. En este sentido, incluimos explicaciones y ejemplos sobre actividades que aparentementeno tienen una relación inmediata con laHistoria como asignatu ra pero que, sin embargo, pueden incidir favorablemente en tu proceso de aprendi zaje. Que orientes y aproveches adecuadamente esas actividades ha sido nuestra in tención en este tercer capítulo.

Especial atención hemosdedicado a la elaboración y redacción de un trabajo de Historia por cuanto, de alguna manera, supone la adquisición de toda una serie de

técnicas, de lecturas, deanotaciones, de recensiones, detrabajo bibliográfico, de do minio de un cuerpo conceptual, etc.,que expresa el grado de madurez quevas alcan zandocomo estudiante. El último punto sobre la investigación histórica, no presu pone, ni muchomenos,queel resultado lógico detu aprendizaje dela Historia tenga que concluirnecesariamente en la investigación. Muy al contrario, las posibles sali das profesionales sonmuchomás diversas. No obstante, esconveniente queelestu diante que se proponga trabajar en cualquier investigación (una tesina, una mono grafía, etc.) conozca, incluso desde los estudios de Licenciatura, algunos criterios que le facilitarán su trabajo.

Parte fundamental de la presente guía lo constituyen los Apéndices. Son un

instrumento al quete puedes dirigir inicialmente, para la elaboración de un trabajo de Historia, para preparar una intervención en la clase o simplemente para conocer la bibliografía básica del tema en el que estás interesado. 8

El Apéndice n.° 1, referencias básicas a la bibliografía y fuentes para el estudio E investigación históricas, no pretende, ni debería, sustituir tu trabajo

de búsqueda de bibliografía por medio de un fichero catalográfico. Su finalidad es constituirse en el primer paso a dar en la selección de títulos y autores básicos sobre el aspecto o área en que piensas trabajar. A partirde esta primera referencia biblio gráfica, a ti te corresponde el trabajo de búsqueda de los títulos que mejor se adapten o se refieran a tus necesidades. La ordenación del Apéndice se hace por áreas temá ticas de modo que resulte fácil localizar el libro o título clave sobre el tema de tu tra bajo o interés. Las obras reseñadas son: Grandes colecciones de Referencia (Atlas

históricos, Enciclopedias, Catálogos, índices, etc.); colecciones o libros de Biblio grafías sobre temas específicos de Historia; y bibliografía seleccionada por temas. Incluimos un segundo Apéndice, de finalidad eminentemente práctica,en el que in formamos acerca de Instituciones de Historia, sistema de catalogación, etc. Guillermo Gortázar redactó los capítulos I, II y III. Jesús Cruz Valenciano es autor de los Apéndices 1.°y 2.°. Confiamos en que la presente guía pueda llegar a ser un instrumento útil en tu aprendizaje, de modo que el acercamiento a la Historia te resulte lo más sencillo, asequible y gratificante posible. Esa y no otra ha sido nuestra intención.

BREVE HISTORIA DE LA HISTORIOGRAFÍA* Un estudiante de Historia debe conocer cómo se ha ido conformando la mate

ria que vaa sersu objeto de estudio. Enotraspalabras, cómo, a través deltiempo, se ha relacionado el hombre con la Historia.

La historiografía (o estudio de los métodos, escuelas e interpretaciones de los historiadores) se encuentra en íntima relación con la evolución histórica. La labor

de los historiadores ha de considerarse en el contexto de los valores, ideas, posición social y política, etc., en que desarrollaron su trabajo. Quiere esto decir que a través

de los tiempos el hombre ha escrito la Historiaque estaba en condicionesobjetivas de escribir. Así, por ejemplo, la historiografía judía, caracterizada por una interpre tación teológica del devenir histórico, nos relata la Historia de su pueblo, desde su peculiar perspectiva. Por su parte, la Historia pragmático-explicativa de los autores greco-romanos reflejasus puntos de vista sobre los acontecimientos de los que fue ron testigos (Tucídides) o utilizan la Historia como medio de glorificaciónde Roma (Tito Livio).

La Historia es, sobre todo, evolución. Pero también evolución de la mentali

dad, métodos y puntos de vistade los historiadores. Por ello, la Historiaposeeun ca rácter dinámico y abierto. El historiador actual y el estudiante cuenta con un cúmulo

de experiencias, de explicaciones yde síntesisprocedentes de un ingentetrabajo an terior, en el que cada historiador aportó su pequeña parcela. Este breve repaso a los principales autores y escuelas te ayudará a analizar con

espíritu crítico las diversas opiniones de los historiadores, según la época, circuns-

* Para una ampliación del presente tema, ver elapéndice bibliográfico sobre Historia de la Historio grafía, pág. 138.

11

tancias o escuela a que pertenecieran. Así mismo, te ayudará a situarte en la actual coyuntura de la historiografía y sus problemas.

1. LA ANTIGÜEDAD CLASICA

Nuestra actual concepción de la Historia es heredera de la tradición cultural de Occidente, por ello iniciamos nuestra exposición en el marco de la Antigüedad Clá sica.

A la cultura griega le corresponde el mérito de haber iniciado el relato histórico. En efecto, las referencias escritas conservadas de las culturas orientales eran funda mentalmente relatos mitológicos o religiosos. En ellos el hombre no era el responsa ble del devenir histórico sino simple espectador del designio de los Dioses. La cultu ra griega, sin embargo, va a dar dimensión humana a los acontecimientos. El hom bre es capaz de inquirir y responder a las preguntas que el entorno le plantea. El paso del relato religioso y mitológico al histórico estuvo marcado por un pe ríodo de transición en el que los logógrafos griegos, a fines del s. VI a.C, inician la crítica de la mitología en su búsqueda de la verdad. Además abandonaron el estilo

poético o épico, significando, por medio de la prosa, que un importante cambio se estaba operando. A Herodoto (485-420? a.C.) se debe la utilización, por primera vez, del término istoria, que significa inquirir, investigar. El estilo de Herodoto es directo y conciso. No le preocupa la forma literaria sino la veracidad de los testimonios que transmite. El protagonista de la Historia es el hombre que se debate entre las propias ambicio

nes y los cambiantes designios de la fortuna. Su obra, Los Nueve Libros de la Histo ria, se ocupa principalmente del relato de las guerras entre Persas y Griegos. Por su parte Tucídides (460-404? a.C), nos deja su Historia de la Guerra del Peloponeso. Son notables los cambios que encontramos con respecto a Herodoto. En primer lugar, Tucídides prefiere realizar un acabado retrato psicológico de los perso najes y cuidar preferentemente el estilo literario aunque por ello su obra pierda rigor histórico. Por eso pondrá en boca de sus personajes elaborados y acabados discur sos. Para él, el hombre es el protagonista de la Historia. La causa de los aconteci mientos históricos reside en la naturaleza humana, en las pasiones y ambiciones de los hombres. Por eso desconfía y critica las tradiciones y leyendas como explicacio nes de los acontecimientos históricos. Como el devenir histórico es un producto

humano, si conocemos las causas se pueden deducirlas consecuencias. La Historia puede, por tanto, servir para educar. Pasa entonces a tener una finalidad práctica. Este pragmatismo se deriva de la utilidad que se obtiene de la experiencia histórica sobre los aciertos y errores de los hombres en el pasado. La Historia que escribe Tucídides va a ser por tanto educativa^ explicativa y pragmática. No obstante, las limitaciones de ambos autores, derivadas de su carácter pione ro, son obvias: no contaban con bibliotecas ni archivos. Tenían por ello que basarse en su propio conocimiento de los hechos o en relatos de testigos. Esto limitaba enor memente su ámbito cronológico y geográfico.

La época Helenística no aporta nombres importantes a la historiografía. Con 12

todo, la expansión del Imperio de Alejandro Magno (334-323 a.C.) va a dar a la cultu ra griega una visión mucho más universalista. En el s. III a.C, se crearon grandes centros culturales como Pérgamo y Alejandría. En sus bibliotecas se copian, conser van y corrigen las obras de la cultura griega. Se inicia en dichos centros una ciencia de enorme importancia para el futuro desarrollo de la Historia: la Filología.

Polibio (210-126 a.C), transfiere a Roma el protagonismo historiográfico. Él mismo fue testigo de la conquista de Grecia por Roma y formó parte de los mil ciu dadanos griegos tomados por Roma como rehenes. Admirado de la potencia y uni versalidad del nuevo mundo Romano, escribió una Historia en la que relata la por tentosa aventura de Roma. Además de una visión amplia o universalizadora del de venir histórico, Polibio elabora una teoría de los ciclos históricos que tendrá enorme vigencia posterior. Para él, las sociedades tienen un comportamiento similar al de los cuerpos humanos. Nacen, se desarrollan, llegan a su esplendor y posteriormente viene la decadencia y extinción. La historiografía romana continúa la tradición griega incrementando, si cabe, su pragmatismo. En todo caso, el protagonismo de la Historia es ahora ejercido por la ciudad de Roma. Es decir, no es un héroe en particular al que se ensalza sino a Ro ma. Tito Livio (59 a.C-17 d.C) es, con mucho, el principal historiador romano. Es cribió una monumental Historia de Roma desde sus orígenes, en la que explicaba cuáles fueron las virtudes que habían llevado a Roma a ser la cabeza del mundo. También fueron desarrollados otros géneros, como las Biografías (Plutarco, Suetonio), o las Memorias (César).

2. HISTORIOGRAFÍA CRISTIANA

La aparición de la historiografía cristiana está en íntima conexión con la crisis del Imperio Romano y por ello estuvo imbuida en la herencia del saber clásico y las consecuencias políticas y sociales derivadas del fenómeno de las invasiones. En este contexto se van a operar importantes cambios ideológicos, filosóficos y religiosos. Para los historiadores cristianos, cuyo principal representante es San Agustín (354430), Roma ya no es, en adelante, la protagonista de la Historia. En todo caso, El Im perio Romano se considera como el marco o instrumento que Dios ha dispuesto pa ra la universalización de su mensaje de salvación. En este sentido Cristo, y su men saje destinado a todo el género humano, pasa a ser el eje del relato histórico. La His toria deja de ser explicativa. No hay causas que explicar por cuanto el devenir histó rico obedece a la voluntad divina, a la Providencia. Esta peculiar visión de la Historia procede de la conjunción de elementos orientales, del judaismo y de tendencias an tihistóricas de la filosofía griega, particularmente platónicas, que creían más en los elementos permanentes que en los evolutivos. En cualquier caso, la influencia del Providencialismo va a prolongarse durante toda la-Edad Media e incluso estará pre sente todavía en algunos historiadores de los siglos XVII y XVIII. A unos niveles más inmediatos, la influencia cristiana en la historiografía resulta evidente en la periodización, en la que el nacimiento de Cristo sirve como punto divisorio de todo nuestro sistema cronológico. 13

3. HISTORIOGRAFÍA MEDIEVAL

La historiografía medieval estuvo poderosamente influenciada por el Providencialismo agustiniano. En realidad, hay que entender que nos encontramos en un

mundo que padece una profunda crisis histórica. Las ciudades decaen por completo y se produce un fenómeno de ruralización. El antiguo orden esclavista y mercantil está dando paso a otro en el que van a predominar las relaciones feudales de depen dencia personal.

Los historiadores, en un contexto de contracción cultural general van, o bien a recopilar el saber legado por la antigüedad (San Isidoro de Sevilla)o bien a redactar historias de ámbitos reducidos de acuerdo con los nuevos reinos constituidos tras las invasiones.

Un punto de inflexión se produce a partir del s. XII. En efecto, con el resurgi miento de las ciudades y el posterior nacimiento de las Universidades se crearon unas condiciones más favorables para una revitalización de la historiografía. En ello

jugó un importante papel la recuperación del Aristotelismo por mediode Santo To más de Aquino, que supuso una brecha racionalistay evolucionistafrente al Plato nismo agustinianoimperante.Así mismo,el conocimiento de lasobrasde los histo riadores clásicos incidió en este cambio general de ambiente.

La historiografía musulmana no realiza aportación alguna durante este perío do. Su estricta visión coránica, es decir, teocrática, del mundo no inducía a un ejerci

cioriguroso de la reflexión histórica. Su historiografía se limitó a recoger relatos de

tradición oral yteológica. No obstante, los árabes, a través del norte deÁfrica yEs paña, van a realizar una importante labor de transmisión de textos, fundamental mente de la cultura clásica.

Especial referencia merece Ibn Haldun (1350-1400). Considerado como un au téntico precursor de la Sociología, se interesó porla comprensión y explicación del ascenso ycaída de losEstados. Frentea latradición oral árabe queexplicaba lacrisis de los Estados porla lucha de lasdinastías, Ibn Haldun busca lascausas profundas que motivan estos procesos. A partir deahí, elabora unateoría general sobre los ci clos de las sociedades (nomadismo, sedentarismo y lucha por la obtención del po der).

4. HISTORIOGRAFÍA RENACENTISTA

También en el orden historiográfico, el Renacimiento supuso un cambio nota ble de actitudes. Aunque todavía se continúan escribiendo crónicas históricas in fluenciadas porla historiografía medieval, en el s. XV se vaa operar una transforma ción, inicialmente en Italia, que afectará a las artes, a la cultura y, por supuesto a la Historia.

La historiografía renacentista se encuentra muy influenciada por los historia dores clásicos, especialmente por Tito Livio. Por eso encontramos en estos historia dores un estilo, método e ideas muy similares a los del mundo clásico: - La Historia se concibe como un relato de los hechos políticos y militares más 14

sobresalientes, por ser considerados los más dignos de retener en la memo ria.

- La Providencia no se alegará para la explicación de la Historia. Será la natura leza humana, el conjunto de sus defectos y virtudes los que influirán en los hechos históricos. Se inicia por tanto una secularización de la Historia. - La Fortuna se considera un factor determinante del devenir histórico. Frente

a ella, el hombre, con sus virtudes, podía en algunos casos, hacer variar su rumbo. En otros, sucumbirá ante ella. - Los historiadores renacentistas van a tener en cuenta, sobre todo, la realidad de una Europa constituida por los nuevos Estados modernos, que cobran un protagonismo y presencia mayor en detrimento de los dos grandes poderes medievales, el Imperio y la Iglesia. - En cuanto al estilo, se abandonó la forma de anales o crónicas para, siguien

do el ejemplo de los clásicos, buscar una línea argumental no exclusivamente cronológica. - Se profundiza en la psicología de los personajes, a los que en ocasiones se les hace intervenir en el relato por medio del discurso.

- Los primeros humanistas escriben en latín. Pero al final del s. XV y princi pios del XVI, Maquiavelo y Guicciardini escriben ya en italiano. - La historiografía renacentista es fundamentalmente pragmática, trata de in fluir en el Príncipe, a fin de orientarle en la adecuada conducción del Estado. En suma, nos encontramos de nuevo con una Historia explicativa, narrativa y

pragmática. Ahora bien, aunque el Renacimiento suponga una recuperación de las tradiciones históricas clásicas hay que considerar también sus limitaciones: los fac tores económicos no se observan en absoluto. Lo mismo se puede decir sobre las clases sociales. La Historia se reduce al relato de los caracteres personales de Prínci pes, Generales y Papas y su confrontación en el terreno de la política, la diplomacia y

la guerra. Luis Vives (1492-1540) advirtió las limitaciones de la historiografía rena centista, especialmente en lo que se refiere a la parcialidad de los historiadores y la falta de crítica al elegir las fuentes. Así mismo, consideraba que la Historia debía ocuparse de otros ámbitos que constituyen la vida humana: religión, leyes, ciencias, economía, usos y costumbres, etc. En cualquier caso, esta recuperación de la Histo ria sufrió un notable frenazo en el contexto de la Reforma. En efecto, la reflexión fi losófica e historiográfica va a desaparecer en el contexto de vivísimas polémicas teo lógicas. En los años de la Reforma la Historia sirvió, en todo caso, como argumento a esgrimir entre ambas partes enfrentadas, entre protestantes y católicos. 5. HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XVII

El s. XVII es uno de los periodos más oscuros en la Historia de la historiografía. La decadencia de las Universidades, sumidas en interminables polémicas dogmáti cas, la instrumentalización de la Historia como argumento contra el enemigo en medio de una Europa dividida y en guerra, la utilización de la Historia por parte de las monarquías absolutas para su propio ensalzamiento, etc., son algunos de los ele15

mentos que lastraban a los historiadores desde el s. XVI y que determinaron su de cadencia y desprestigio. Como es sabido, el s. XVII es el siglo de las ciencias. La paz religiosa en Fran cia, Alemania e Inglaterra permitió deslindar los campos de la Religión y de las cien

cias. Descartes explícita esta opinión al dividir el saber en cuatro categorías: la Teo logía, se ocupa de las verdades reveladas y como materia de fe queda al margen de cualquier especulación científica; la Poesía es el campo de la imaginación; la Filoso fía, que contiene las ciencias (Matemáticas, Geometría, Física, etc.), es la única que puede aportar verdades mensurables y científicas; la Historia es un saber inútil, in cluso perjudicial y que en modo alguno puede alcanzar la verdad. Sin embargo, a pesar de tan oscuro panorama, la crítica del racionalismo a la Historia va a repercutir en importantes intentos de renovación. Los historiadores encontraron su propio método a través del nacimiento de la Paleografía y la Diplo mática, obra de la Congregación Benedictina de Saint Maur y especialmente del

P. Mabillon. La utilización de estas dos ciencias auxiliares, supone, con mucho, una auténtica revolución metodológica. Ahora se trata de la investigación de los docu mentos, de las fuentes, desde un punto de vista crítico y analítico. Por otra parte, el nuevo espíritu científico y racionalista va a calar profunda mente en los historiadores que en gran medida asumen la situación parcial y depen diente en que había caído la Historia.

6. HISTORIOGRAFÍA DEL SIGLO XVIII

El s. XVIII representa un paso fundamental en el avance de la historiografía de bido a la capitalización de todos los avances que aportó el s. XVII en el terreno de la

Filosofía, del progreso general de las ciencias y de los nuevos métodos historiográficos.

Los historiadores del s. XVIII abandonan de un modo completo el Providencialismo. Pero a diferencia de los que se limitaban a omitir la religión o la providen cia, algunos historiadores ilustrados, como Voltaire, adoptaron una actitud belige rante contra la religión y la Iglesia. Esta actitud se explica por el interés de la bur guesía en debilitar el poder político, económico e ideológico de la aristocracia y, por supuesto, la transformación de todo el sistema político e ideológico del Antiguo Ré gimen. El hecho es que esta actitud beligerante se modifica sustancialmente en el s. XIX, cuando gran parte del aparato del Antiguo Régimen se encuentra desmontado. Esta nueva Historia racionalista o ilustrada tenía notables diferencias con la

historiografía renacentista. Era, también, una Historia pragmática, pero no estaba orientada a educar o a aconsejar al Príncipe sino a expresar los puntos de vista de la filosofía de la Ilustración. Si el Príncipe los adoptaba, entonces se convertía en un monarca ilustrado que gobernaba de acuerdo con los intereses de esa burguesía, en favor de la racionalización del Estado, de la libertad intelectual y en contra, en últi ma instancia, del Antiguo Régimen. A diferencia de los humanistas, los historiado res ilustrados tenían una visión mucho más amplia de la Historia. Quedaba atrás el mero relato de los defectos y excelencias de determinadas personalidades. Estos his16

toriadores, conscientes de la importancia de la Filosofía, de las artes, de las ciencias, del desarrollo económico, etc., van a redactar una Historia en la que aparece el con cepto de civilización. Incluso criticaron las tensiones y las guerras en la medida en que frenaban el libre desarrollo de la civilización y el progreso. Este nuevo racionalismo, aplicado a la historiografía, implica la búsqueda de causas y leyes históricas. La Providencia estaba descartada. Los protagonismos per sonales ya no se consideraban razón suficiente para explicar la Historia. Algunos historiadores ilustrados se dejaron seducir por explicaciones deterministas del tipo natural (el clima) o geográfico. Otros verán en el acontecimiento mismo la causa de

otros fenómenos posteriores. Así, por ejemplo, el historiador ilustrado inglés Ro bertson (1721-1793) deducirá de la conquista turca de Constantinopla (1453) y poste rior llegada de refugiados griegos a Italia, el elemento determinante del Renaci miento. Si bien ello fue sin duda un factor importante, no es menos cierto que el Re nacimiento posee raíces occidentales y manifestaciones importantísimas en fechas mucho más tempranas. Por otra parte, a Robertson se debe la periodización de la Historia en Antigua, Media y Moderna que continúa vigente en nuestros días. A pesar de las críticas que se han efectuado a los historiadores racionalistas (la idea determinista de progreso ininterrumpido de la civilización), muchos de ellos trataron de buscar las causas profundas de la evolución histórica. Así, Montesquieu en su Grandeza y Decadencia de los Romanos, tratará de explicar racionalmente los acontecimientos que llevaron a Roma al Imperio y después a su decadencia. El mis mo Voltaire, posiblemente el historiador más innovador de todo el s. XVIII, es ca paz de explicar las luchas medievales entre el Imperio y la Iglesia más allá de la mera oposición o ambición personal, tal y como se había reputado hasta entonces. Otro avance con respecto a los humanistas es el abandono definitivo de los dis cursos y de las reflexiones morales. Sin embargo, mantienen su preocupación litera ria. Las obras siguen teniendo una cierta estructuración dramática: primero se pre senta a los personajes, después el desarrollo de los acontecimientos y al final el de senlace. El mismo Voltaire manifestaba que los que mejor podían escribir Historia eran los autores de teatro.

Por último, no se puede olvidar el importante papel jugado por el nuevo Estado Ilustrado en toda Europa. Así, en España, se constituyó en 1712 la Biblioteca Nacio nal; y en 1738 la Real Academia de la Historia. Igualmente, durante el s. XVIII, se realizó una valiosísima labor de ordenación y catalogación de Archivos.

7. HISTORIOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA

El fin del Antiguo Régimen y la extensión por toda Europa de la ideología libe ral se produjo en un contexto de avances y retrocesos, de tensiones y guerras. Con todo, el proceso era irreversible. Los regímenes políticos de Europa Occidental no podían frenar el impulso de poderosas fuerzas económicas y sociales que reclama ban una adecuación política de las nuevas realidades decimonónicas, tales como el aumento de la población, la racionalización y liberalización del sistema económico, la incipiente revolución industrial, etc. 17

La exaltación del «espíritu popular» y de la Libertad y la aparición del naciona lismo encontraron su expresión en el Romanticismo. La historiografía de la primera mitad del s. XIX se alineó en torno a estos valores con el apasionamiento propio de aquellos que luchaban y sentían que estaban alumbrando un nuevo tipo de socie dad, más justa e igualitaria. En adelante las historiografías nacionales se van a dife renciar claramente entre sí. En unos casos, debido a los temas que tratan. Así, por ejemplo, los historiadores alemanes escribieron sobre temas referentes al carácter nacional germano, participando en los esfuerzos tendentes a la unificación en Ale mania. En otros casos la diferenciación por países, a grandes rasgos, correspondió a las respectivas tradiciones culturales y filosóficas. En Francia los historiadores con tinuaron la tradición racionalista y el concepto volteriano de civilización. En Alema nia, Ranke (1795-1886) inauguró una influyente corriente: el Historicismo. De acuerdo con esta visión, la Historia debe apartarse de las interpretaciones generales y atenerse al contenido estricto de las fuentes. Entre ellas, Ranke utilizó especial mente las fuentes diplomáticas. Desde Ranke la historiografía alemana ha sido el re sultado de la fusión de la tradición erudita francesa y el idealismo o misticismo ale mán. De este modo se creó un sistema riguroso e innovador en la utilización de las fuentes y de la crítica histórica pero se concedió una gran importancia a la intuición del historiador y una primacía absoluta al valor de las ideas como hilo conductor de la Historia.

Frente al subjetivismo romántico, Augusto Comte (1798-1857) escribió su Cur

so de Filosofía Positiva, en el que reclamaba la aplicación de métodos científicos, po sitivos, para la Historia y el análisis de la sociedad. Influido sin duda por el especta cular avance de las ciencias naturales y aplicadas, Comte señaló que al investigador, al científico no le competen las causas últimas o metafísicas sino los elementos pró ximos y analizables. Creador de la Sociología, consideró que la sociedad podía ser sometida igualmente a observación positiva y verificable. La evolución de la socie dad en el tiempo, es decir, el estudio dinámico de los factores sociales emergió como el ámbito específico del historiador. Positivismo e historicismo fueron las dos corrientes historiográficas dominan tes al final del s. XIX y principio del s. XX. Cada una, con sus virtudes y defectos, contribuyeron a impulsar poderosamente la producción historiográfica de modo que la Historia ganó un espacio reconocido dentro de la comunidad científica y uni versitaria.

El marxismo es la tercera gran corriente de interpretación histórica. Formulada hacia la mitad del s. XIX, no fue tenida en cuenta hasta el triunfo de la revolución ru sa de 1917 y la posterior fundación de una escuela de historiadores marxistas. Junto a ello, la crisis económica de 1929 y la creciente fuerza de los movimientos sociales indujeron a los historiadores a considerar en su importancia una teoría y un cuerpo conceptual que hasta entonces había estado ausente en los círculos académicos. Barraclough sintetiza la aportación del marxismo a la Historia en los aspectos siguien tes:

- Orientó la investigación de la Historia hacia los fenómenos sociales y econó micos a largo plazo. 18

- Indujo a los historiadores a considerar la importancia de las condiciones ma teriales de la vida de los pueblos, de la economía y de la tecnología. - Activó la curiosidad por el papel jugado por las masas en la Historia. La teoría de la división de la sociedad en clases, permitió el estudio de los procesos de formación y transición de grandes períodos históricos (esclavismo, feudalis mo, etc.).

- Renovó el interés por la Teoría General de la Historia y de los estudios histó ricos.

La Primera Guerra Mundial despertó las lógicas afiliaciones nacionalistas. El proyecto de una Historia objetiva, positiva, igualmente analizada y valorada por his toriadores de distintos países, se mostró inviable. Además,, la fe en el progreso y el optimismo propio de los positivistas chocó con la cruda realidad de la guerra. Por otra parte, el historicismo entró igualmente en crisis. Con su negativa a rea lizar generalizaciones, los historicistas caían en particularismos y profundidades eruditas sin conexión alguna con tesis globales. El historicismo, estrechamente vin culado al idealismo, no consideraba la Historia como una ciencia sino como un gé nero literario, un arte. De este modo anulaba la capacidad generalizadora del histo riador que no podía interpretar los grandes períodos de la Historia. El historiador caía así en un relativismo y particularismo esterilizante. La crisis del historicismo y del positivismo no supuso un descalabro para la his toriografía. Al revés, ésta buscó nuevas vías de avance y renovación. La aparición de la Antropología, la Arqueología, la Demografía, la Ciencia Económica, etc., incenti varon los estudios históricos desde un punto de vista interdisciplinar. Un importan te impulso renovador procedió de M. Bloch y L. Febvre, fundadores de la revista francesa Annales en 1929. El historiador debía ampliar sus horizontes, su método y sus objetivos. En cuanto al método, la Escuela de los Annales propugnaba la amplia ción de las fuentes utilizadas hasta entonces por los historiadores. Ademas de los ar chivos, ahora había que observar y analizar los signos, el lenguaje, los símbolos y su evolución, los datos que ofrecía la Geografía, los materiales, etc. Todo ello, en estre cha conexión con el avance de otras ciencias y tratando de integrarlo en una visión dinámica de conjunto. En cuanto a los objetivos, Annales criticó la excesiva especialización en que habían caído historicistas y positivistas. Los historiadores debían tratar de evitar la parcialización de la Historia y la simple enumeración desarticulada de hechos, más o menos curiosos. Como señala G. Barraclough «el programa gene ral trazado por Bloch y Febvre culminaba, así, en una reafirmación del carácter científico del trabajo histórico en contraste con el sesgo intuitivo, subjetivo y anti científico del historicismo alemán».1

La influencia de Annales se desarrolló y extendió sobre todo después de la Se

gunda Guerra Mundial. En Inglaterra ésta influencia es muy notable entre autores como G. Rudé, Hobsbawn y E. P. Thompson. En los Estados Unidos, donde el prag-

1. G. Barraclough. «La Historia en un mundo en transformación: de finales del S. XIX a la Segunda Guerra Mundial» en Corrientesde la investigaciónen las Ciencias Sociales, dir. Jacques Havet. Madrid, Tecnos/Unesco, 1981. pág. 339.

19

matismo americano asimiló rápidamente para la Historia el avance de otras ciencias (Economía, Sociología, etc.) los historiadores adoptaron los impulsos renovadores añadiendo la utilización de «modelos» y las nuevas técnicas de cuantificación. Hamilton ha pasado a ser un clásico de la Historia con su obra dedicada a la evolución de los precios en España, como consecuencia de las importaciones masivas de oro y plata americana. Vicens Vives potenció la extensión de los criterios y métodos de Annales en España a partir de los años cincuenta, de una manera decisiva.2 En la actualidad, la producción histórica se encuentra en un momento de ex pansión. Por un lado, debido a las grandes posibilidades que ofrecen los nuevos mé todos de investigación. La demografía histórica, la Economía, la Sociología, la His toria de las mentalidades, de la religiosidad y cultura popular, etc., junto con el uso de la estadística, la cuantificación y las computadoras permiten realizar al pasado una serie de preguntas que eran impensables hace tan solo unos años. Por otro lado, hay una amplísima nómina de historiadores interesados en la renovación de los es tudios históricos y en la aplicación de los nuevos métodos. Por supuesto, no todo es progreso. Como en cualquier otra ciencia (y más aún en la Historia que a pesar de su antigüedad es una ciencia relativamente nueva) hay avances y retrocesos, crisis y re conversiones. Por ejemplo, el neopositivismo es una de las corrientes más critica das. En efecto, el abuso de la cuantificación por parte de los «historiadores-matemá ticos» llamados también «cliometristas», ha podido llevar, en algunos casos, a con fundir la utilización adecuada de la estadística y las computadoras con obstrusas e incomprensibles gráficas y fórmulas matemáticas sobre problemas muy particulares que difícilmente pueden revertir en una ampliación de nuestros conocimientos his tóricos. Más bien producen sorprendentes polémicas para «iniciados» sobre las dé

cimas de un porcentaje, a todas luces insignificante.3 El historiador tiene hoy los instrumentos metodológicos necesarios para infor mar a la sociedad, desde una perspectiva científica, sobre los factores evolutivos que han conformado los procesos socioeconómicos, las instituciones políticas, la cultu ra, etc. El historiador, en el fondo, es un profesional cualificado que tiene que rever

tir en la sociedadlos resultados verificables y transformadores de su trabajo. Ésta es la apasionante aventura en la que se encuentran los estudios históricos. Los profe sionales de la Historia tienen la responsabilidad de continuar los esfuerzos renova dores que hagan de esta ciencia un instrumento válido para la comprensión de los procesos históricos, sabiendo unir el rigor de las nuevas técnicas con las aportacio nes válidas realizadas durante más de dos mil años de producción historiográfica.

2. Parauna ampliación de la Historia de la Historiografía española ver B. Sánchez Alonso, Historia de la Historiografía española, CSIC, Madrid, 1947,3 vols. J. M. Jover, «El S. XIX en la historiografía española contemporánea 1939-1972» en J. M. Jover (y otros) Elsiglo XIXen España: doce estudios, Barcelona, Planeta, 1974. M. Tuñón de Lara (y otros). Historiografía española contemporánea, Madrid, Siglo XXI, 1980. 3. Sobre este tema ha llamado la atención L. Stone en un interesantísimo artículo: «The Revival of Na-

rrative: Reflections on a New Oíd History» en Past and Present, n.° 85 (1979), págs. 3-24.

20

II

LA HISTORIA EN LA CLASE

1. DIDÁCTICA Y ESTUDIO DE LA HISTORIA La didáctica de la Historia ha sufrido una profunda transformación durante los

últimos años. Al igual que otras materias (Ciencias Naturales, Física y Química, etc.), la incorporación de medios audiovisuales, materiales de trabajo histórico en la clase o la misma evolución de los criterios de las nuevas promociones de profesores, han hecho, que en muchos casos, el desarrollo de las actuales clases de Historia se

diferencie enormemente de las de hace apenas quince años. Con todo, para la ade cuada utilización de estos nuevos materiales de trabajo es preciso conocer previa mente el marco histórico de referencia. Hay que hacerse con un auténtico «esquele to» histórico sobre el cual articular conceptos y períodos. Por ello, no se debe minusvalorar la importancia de un cierto esfuerzo de memorización sobre acontecimien tos, personalidades, etc.

¿Quiere esto decir que el estudiante tiene que basarse en la memoria para el aprendizaje de esta materia? No, por supuesto. Que la memoria sea necesaria para poder construir y manejar un «esqueleto» histórico no quiere decir que el estudio de la Historia tenga que ser un proceso memorístico. Al menos, no más que otras asignaturas en las que cierta memorización es imprescindible. La cuestión clave re side en cómo se construye, cómo se consolida en la mente un marco histórico que consideramos imprescindible. Lejos de un planteamiento reiterativo (p. ej., la lista de los Reyes Godos, auténtica leyenda negra del estudio de la Historia) se trata de que conjugues los siguientes elementos:

- Que el objeto de estudio te resulte de interés. Es decir que te sientas motiva do, aunque sea de un modo general, por esa área de estudio. - Que dispongas del material adecuado. Un buen libro de texto o manual; unos buenos apuntes, etc.

- Que el proceso de aprendizaje sea precisamente eso, un proceso. Es decir, que no te des un atracón de fechas, nombres y conceptos la víspera del exa men.

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- Sobre todo, que los acontecimientos se te vayan grabando mediante la com prensión, aunque sea general, de las causas que los motivaron. - Que puedas y sepas concatenar los acontecimientos y conceptos. Así, por ejemplo, el mejor modo de comprender y estudiar el Feudalismo es saber y establecer las causas y el modo en que se descompuso el Imperio Romano. Si realmente te enfrentas al estudio de la Historia desde esta perspectiva, te será mucho más fácil obtener resultados satisfactorios. Pero incluso se podría decir que el estudiante que recita acontecimientos sin más, que «recuerda» un tema sin com prenderlo, tendrá seguramente los siguientes resultados:

- Olvidará la materia tan pronto como pase la tensión de un examen. - Tendrá una manifiesta incapacidad para redactar o explicar un tema de un modo coherente y concatenado.

- Tenderá a «coger manía» a una asignatura que no comprende y que exige «un memorión» para poder aprobarla. Como es sabido, la mayoría de los historia dores no se caracterizan precisamente por poseer una memoria portentosa si no por abordar su trabajo con método y lógica. Simplemente eso.

2. LA LECTURA DE LOS LIBROS DE HISTORIA

Generalmente, un curso académico gira en torno a los contenidos básicos de un libro de texto o manual. Como otros muchos temas referidos a la enseñanza el li

bro de texto o manual ha sido objeto de una enconada polémica, reflejo de diversos criterios pedagógicos en liza. A pesar de todo ello, en mayor o menor medida el estu diante tendrá como punto de referencia un libro a lo largo del curso. Una adecuada utilización del mismo (siempre que su calidad sea aceptable) ha de producir satisfactorios resultados. Entre otros aprenderás a tener un punto de re ferencia al cual dirigirte en las más diversas circunstancias: centrar un tema, ubicar una explicación dada o por dar; ver y asimilar mapas e imágenes de la época objeto de estudio que te facilitarán la comprensión de determinados acontecimientos his tóricos, etc. Pero vamos por partes. Lo primero que te va a informar el manual es el contenido de la materia a estudiar durante el curso. Acude a la introducción. En ella

el autor te informará de los objetivos del libro y en algunos casos los medios para ha cer mejor uso posible del mismo. Observa el índice, él te dirá el nombre y la época de los principales temas que al final del curso te tendrán que resultar familiares. Ojea el libro; mira las fotografías, los esquemas, los mapas, observa la realidad cambiante que dichas imágenes te presentan. Mira el manual como un instrumento que te va a ayudar extraordinariamente

en tu trabajo. No es buen sistema comenzar el curso considerando el texto como un enemigo al que hay que superar. Con una predisposición de este tipo seguro que te va a parecer todo mucho más cuesta arriba, cuando en realidad el libro tiene que ser vir para ayudarte, para que avances en el estudio de la Historia con seguridad y méto do. Por ello haz un adecuado uso del manual. No acudas a él la víspera del examen.

Léelo semana a semana. No trates de memorizarlo atropelladamente. Léelo deteni22

damente; subraya las ideas importantes; anota al margen aquellas cosas que te lla men la atención; prepara preguntas precisas para hacer al profesor sobre aspectos que consideres poco claros.

Te será muy útil leer un tema en el libro antes de que se explique en clase. El profesor hará seguramente referencia a conceptos y acontecimientos que se dan por sabidos en tu nivel de bachillerato o universitario y que quizás no los tienes claros en ese momento. Te será además mucho más fácil comprender un tema, por ejemplo,

sobre el resurgimiento de las ciudades medievales en el s. XII si antes has leído los fundamentos económicos y demográficos (auténticas revoluciones agrarias y demo gráficas) del siglo XI. Lee el manual en relación al avance de las explicaciones en clase. Destaca y su

braya la introducción del tema (a veces, se contiene aparte una breve sinopsis), las generalizaciones, la conexión de acontecimientos que te llamen la atención, las de finiciones claves, incluso las anécdotas divertidas, que muchas veces son buenos

puntos de referencia para recordar una personalidad o una situación singular. Trata de analizar y relacionar los textos o apéndices que suele llevar cada capítulo, con el tema que estás estudiando. Normalmente, el autor ha seleccionado cuidadosamen te un texto histórico que recoge, documental o historiográficamente, las ideas bási cas que deberías retener del capítulo o tema recién estudiado. Si llevas a cabo un trabajo sistemático con el libro de texto o manual, al cabo de unas semanas podrás volver a los temas explicados. Las partes subrayadas, los co mentarios, las llamadas, las preguntas, etc., te resultarán familiares y valiosísimas para centrarte en el estudio que será, más que nada, una relectura. Consolidarás un conocimiento del tema que se inició incluso antes de la explicación del profesor en clase.

Conforme el nivel de estudio sea superior, especialmente en los cursos de Li cenciatura en Historia, se hará más habitual la utilización de otros libros además del manual. En un principio, lo normal es que acudas a libros recomendados expresa mente por el profesor y que vayas desarrollando la capacidad y habilidad de buscar y seleccionar los libros que te sean necesarios o interesantes.

Algunos libros tienen, por su metodología o aportaciones, un enorme interés. En ese caso se impone una detenida y completa lectura, reflexión y crítica. Otras ve

ces se manejan varios libros que, en algunos de sus capítulos se hace referencia alte ma que nos interesa. Entonces, lo mejor es actuar de la siguiente manera: - Evita tener que leer un fárrafo de páginas para encontrar el pasaje, la opinión o la idea que estás buscando en el libro. Busca concretamente lo que te inte resa. Para ello el índice te pormenoriza a grandes rasgos, los contenidos del libro. Leer un libro de Historia es, en muchos casos, una tarea apasionante, pero también puede ser un trabajo mal planteado. Si lo que nos interesa es un punto concreto no por ello tenemos que leer todo el libro. A veces, el libro se adapta por completo a nuestro objeto de estudio. Otras veces no es así. - Acostúmbrate a plantear al libro y al capítulo seleccionado preguntas concre tas, sobre opiniones, acontecimientos, etc. El libro puede comportarse per fectamente como un interlocutor.

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- Subraya la idea central del párrafo o página en que se responde a tu pregunta. - Traslada a una ficha u hoja aparte la información que buscabas y utilízala en tu trabajo, tema o comentario sobre el libro.

3. EL SUBRAYADO Y ANOTACIONES EN EL LIBRO

Subrayar y anotar un libro es una técnica que no se domina desde el principio. Por ello, has de saber que:

- Subrayar supone un trabajo intelectual previo: tienes que elegir, seleccionar ciertas partes del texto. Muchas veces se ven libros con páginas enteras su brayadas, lo cual es totalmente opuesto a la finalidad del subrayado. Es de cir, destacar aquellas ideas que deseamos retener. Por ello, subraya sólo lo que consideres interesante. - Subraya las síntesis; las generalizaciones; las interrelaciones de los aconteci mientos; las opiniones del autor; el estado de la cuestión; los acontecimien tos que soportan o confirman una hipótesis inicial; cifras o datos claves que apoyan una tesis. - No subrayes la redacción de un texto que no sea más que el soporte gramati cal o discursivo de una idea principal. Haz un esfuerzo de abstracción. En el fondo, un libro contiene un limitado número de ideas principales: el resto es el soporte o explicación de las mismas. - Todo libro o capítulo posee una gradación de mensajes de interés para tí. Es tablece tu propio «código de señales» en el subrayado, de modo que al releer un capítulo puedas diferenciar cual de las partes señaladas es la principal y cuales otras están en relación con el subrayado principal.

- Haz anotaciones a lápiz al margen. Señala lo que te llame la atención; escribe la idea que te surge en ese momento de la lectura; destaca aquello que consi deres insuficientemente explicado; lo que esté en contradicción con una in terpretación historiográfica que conozcas o recuerdes; destaca también aquellas citas sobre bibliografía utilizada o una aclaración que consideres de interés. De todos modos, procura que el libro no quede muy deteriorado. No uses tinta. El libro «trabajado» por tí te será todavía más útil, pero siempre que el proceso de selección en el subrayado haya sido hecho con método, ló gica o/y en función de unos objetivos previos. Cuando se domina esta técnica resulta mucho más sencillo redactar un trabajo. Podrás conocer y citar una amplia bibliografía con la opinión de diversos autores o escuelas historiográficas. Se trata de conseguir la práctica y habilidad de realizar a diversos libros unas preguntas concretas y cada uno de ellos habrá dado unas res puestas determinadas.

Como en tantas otras materias la práctica es fundamental. Acostúmbrate a ma

nejar varios libros, aplicando correctos métodos de trabajo que faciliten y rentabilicen tu esfuerzo.

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4. LOS APUNTES

Como es sabido, tomar apuntes en clase es una de las prácticas más habituales del estudiante de Historia y de otras materias. En gran medida se puede asegurar que tomar buenos apuntes depende del profesor. Pero tomarlos bien depende del estu diante. Tomar bien los apuntes es una parte importante de tu trabajo y un ejercicio mental menos mecánico de lo que los detractores de los apuntes suponen. El estudiante debería utilizar los apuntos (o, en su caso, el contenido de una conferencia sobre un tema de Historia) conjuntamente con el material de trabajo (manual, bibliografía, atlas histórico, etc.) en la perspectiva de integrar todas estas vías de aprendizaje, consiguiendo la más completa comprensión y asimilación del tema.

En este sentido los apuntes, o mejor dicho, la capacidad de tomar apuntes o no tas durante una explicación en clase o en una conferencia, no debe entenderse como una traslación textual a una hoja, ficha o cuaderno de lo que dice el profesor. Tomar apuntes no tiene nada que ver con escribir al dictado. Un error más extendido de lo que pudiera parecer, es la concepción (y práctica) de que tomar apuntes es copiar textualmente todo lo que dice el profesor en clase. Muy al contrario, tomar apuntes supone un trabajo de selección del mensaje recibido. Es, por tanto, un esfuerzo inte lectual. Hay que desarrollar la capacidad de abstracción y deducción de las ideas principales. La base de esta técnica reside, no en escuchar para copiar como si el

oyente fuera una cinta magnetofónica, sino en escuchar para entender y deducir conceptos o ideas principales y transcribirlas por medio de breves notas a un papel o ficha. Al final de la clase o conferencia obtendrás un guión o esquema, que te resul tará muy fácil incorporar a tu bagaje de conocimientos. Por el contrario, estudiar mecánica y memorísticamente un texto tomado al dictado, sin pensar durante la explicación en sus contenidos, razonamientos e ideas, además de ser mucho más costoso, los resultados serán mucho menos satisfactorios en todos los sentidos.

Uno de los problemas que se plantean a los estudiantes cuando intentan, a la vez, seguir una explicación y escribir, es la sensación de ir por detrás constantemen te de lo que se dice. Parece como si escribiendo una idea uno se está perdiendo o confundiendo con la siguiente. O bien que no se puede concatenar o relacionar una idea con otra. Si tienes problemas de este tipo, no te preocupes. No hay que desani marse porque al comienzo se te presenten algunas dificultades. Lo importante es que las intentes superar y constates, poco a poco, una mejora en la forma de tomar apuntes. Conforme avances en este sentido, notarás que entiendes mejor las expli caciones, que el volumen de escritura es mucho menor, porque se ha cogido lo esen cial y no la totalidad del mensaje emitido. Sobre esta base inicial -coger la idea, no el discurso- considera la conveniencia de utilizar los siguientes criterios: escribe a tinta o bolígrafo, pues te será mucho más fácil usar después un material escrito que puedas ver claramente; no utilices papel cuadriculado (la lectura en ellos resulta mucho más costosa) ni cuadernos de hojas no intercambiables. Utiliza folios blancos que puedas intercalar en un cuaderno de anillas; encabeza la hoja o ficha con número, título, nombre del profesor o conferen25

ciante y fecha; deja espacios entre líneas por si tienes que añadir ideas o datos que se te hayan pasado en un primer momento por alto; lee antes en el manual el tema que te vaya a ser explicado de modo que no «te suene todo a nuevo». Por ello, procura to mar apuntes sobre un tema que te resulte familiar, lo cual te permitirá centrar tu atención en ideas principales, en lo que el profesor pone especial énfasis, porque sean aportaciones o sugerencias o puntos de vista que no señala el manual; usa am plio margen en ambos lados de las anotaciones de modo que puedas hacer llamadas de atención, comentarios, escribir preguntas, hacer adiciones o correcciones, etc. Pon atención en tomar buena nota de aquellos aspectos en los que el profesor se detiene especialmente. Puede mostrar una preferencia por esa parte del tema por una simple inclinación personal o porque se trate de un aspecto de particularimpor tancia. Otras veces los profesores son más asépticos o reservados y no muestran una atención particular a ninguna parte del tema. Es a tí a quien corresponde, en todo ca so, hacer una gradación sobre la importancia que puedan tener determinadas ideas o acontecimientos. En los apuntes debes seleccionar y hacer constar esa gradación. En cualquier caso resalta las interpretaciones y generalizaciones. Escribe también aquellos acontecimientos (una batalla, una cifra demográfica, un nombre, etc.) que el profesor haya utilizado para apoyar su lógica discursiva. Normalmente, el profesor delimita claramente los epígrafes o partes funda mentales de cada tema. Copia textualmente el enunciado de los mismos. Te serán

muy útiles parala composición del guión o esquema y te ayudarán a estudiar y com prender el tema en sus diversos aspectos. En el caso en que el profesor no especifi que epígrafes a lo largo de un extenso tema o lección (lo cual es muy raro, pues un te ma se compone de varios puntos claramente definidos y delimitados), haz tú mismo el esfuerzo de separar las partes de la explicación, por ejemplo, la demografía, eco nomía, estado de la cuestión, corrientes historiográficas sobre ese tema, etc. Incluso si la explicación te resulta muy confusa deberías pedir al profesor que reparta un guión o escriba el esquema básico en la pizarra. Ten especial cuidado en que tus apuntes sean coherentes y lógicos. De otro modo te servirán de poco pues al releerlos difícilmente podrás tú mismo compren derlos. Procura escribir una sola vez. No hagas unos apuntes ininteligibles con la in tención de «pasarlos a limpio». Piensa que tu tiempo es limitado y no debes duplicar esfuerzos. Por ello procura que los apuntes tomados durante la explicación sean los definitivos.

Establece tu propio sistema o código de abreviaturas y signos. Te ayudarán a es cribir menos, y por ende, a poner más atención en la explicación. Así, por ejemplo, si estás tomando apuntes sobre la Segunda Guerra Mundial, cada vez que tengas que

referirte a la misma, puedes poner S.G.M. A continuación, se relacionan algunos ejemplos de abreviaturas que pueden serte útiles:

Iniciales

Para nombres, ciudades, guerras, etc., que se repitan constantemente a lo largo de una ex

pq

porque

q

que

plicación o conferencia

26

ad

además

s/

según

tb

también

+

más

-

menos

= + > 0 A

igual distinto opuesto incremento, crecimiento (económico, de po blación, etc.) decrecimiento, crisis.

V

No se trata de una lista exhaustiva. Puedes usar estas o parecidas abreviaturas con la finalidad mencionada. Para ilustrar estos criterios generales de trabajo, a con tinuación exponemos dos ejemplos de apuntes referidos a un mismo tema, las cau sas de la Segunda Guerra Mundial. El primeroxontiene muchos de los errores que debieran evitarse, tales como ausencia de epígrafes, desorden e incoherencias, repe ticiones, etc.:

Lascausas de laSegunda Guerra Mundial provocaron enormestensiones. Alemania pretendía anexionarse los Sudetes y la unión con Austria para formar una poderosa potencia centroeuropea. Además, hay que tener en cuenta la cri sis económica de 1929.

El nacionalismo alemán e italiano era muy fuerte. La cuestión polaca con

dujo al pacto germano-soviético y los japoneses bombardearon en el Pacífico el puerto de los americanos en Hawaii, Pearl Harbour. El expansionismo alemán pretendía una revancha por la Paz de Versalles. Los japoneses querían expulsar a los americanos del Pacífico y expansionarse por el Extremo Oriente. La crisis económica fue especialmente fuerte en Ale mania y Churchill se opuso a Hitler.

En el ejemplo de buenos apuntes que a continuación reseñamos, se recogen re ferencias o llamadas a otras lecciones o epígrafes dado que, a lo largo de un curso, gran parte de los temas se encuentran relacionados entre sí. Esto es bastante impor tante porque al final del curso no se trata de «saberse» cada uno de los temas inde pendientemente, sino de integrar y tener capacidad de interrelacionar el cúmulo de información recibido. Lo cual, además de conferirte una información mucho más compleja, te facilitará el aprendizaje, al apoyarte en una comprensión global de los problemas:

Tema n.° 15 La Segunda Guerra Mundial. Historia Contemporánea Universal. C.O.U. Feb. 1983.

Causas de la Guerra

a) Remotas: Crisis política y económica europea. (Ver tema de la crisis del 19.) Paralelamente, exaltación nacionalista y crisis del liberalismo. (V.t. del fascis-

a) Remotas:

Crisis política y económica europea. (Ver tema de la

crisis del 29.)

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Paralelamente, exaltación nacionalista y crisis del li beralismo. (V.t. del fascismo y nazismo.) Expansionismo alemán: sentido de desquite frente a la Paz de Versalles que lesionó el orgullo alemán. (V.t. de las relaciones internacionales.) Importante

Expansionismo japonés: lucha con los Estados Uni dos por el control del Extremo Oriente. Japón, nueva potencia industrial y militar, a la búsqueda de mate rias primas y energéticas. b) Próximas:

El partido nazi en el poder. Eliminación de la oposi ción. Carrera armamentista, militarización. Unión con Austria. Anexión de la región de los Sudetes.

La cuestión polaca: zona de expansión alemana y so viética. Pacto germano-soviético. Invasión de Polo nia 1939. Estalla la Segunda Guerra Mundial. En el Pacífico, bombardeo japonés de Pearl Harbour, 1941.

Las diferencias entre ambos ejemplos son obvias. Los apuntes bien tomados aparecen claramente estructurados, y sobre todo, poseen lógica y coherencia. Son comprensibles. Muchas veces ocurre que unos apuntes tomados sin método y sin respetar un orden cronológico o temático, resultan incomprensibles hasta para no sotros mismos.

Si consideras que las notas tomadas en clase son demasiado telegráficas o sim plemente prefieres reconstruir el tema con tu propia redacción, puedes reescribir los apuntes. La ventaja de este último sistema reside en que te obliga a un repaso que siempre redundará en un mejor aprendizaje del tema. Pero en general, recuerda: tra ta de que los primeros apuntes sean los definitivos. 5. APROVECHA, ORDENA Y CLASIFICA LOS APUNTES

Tienes que pensar que la utilización de unos buenos apuntes no acaba al final del curso académico sino que te serán de gran utilidad en fechas posteriores. Parti cularmente, el contenido de una conferencia, en tanto que estado de la cuestión de última hora y normalmente dada por un especialista, te podrá servir de punto de re ferencia al que acudir en diversas ocasiones. ¿Por qué, entonces, tirar, traspapelar o infrautilizar un material en el que hemos trabajado y puede sernos muy útil? Busca, para todos estos materiales, tu propio sistema de clasificación. Esto es algo muy personal. Las clasificaciones por materias, asignaturas y épocas son muy operativas. Dentro de cada una de ellas se pueden hacer separaciones en distintos puntos o epígrafes y dentro de cada uno de ellos por autor. Así, por ejemplo, en un tema, como la época de Carlos II, se puede clasificar según los aspectos políticos, de28

mográficos, económicos, clases sociales, culturas, etc. De modo que sobre el último cuarto del siglo XVII obtendríamos una amplia visión de conjunto en el caso de te ner que realizar una síntesis o trabajo; o simplemente podríamos buscar los materia les de que disponemos si nos interesa la economía de ese período. Si para tus apuntes o notas utilizaras fichas de tamaño mediano te será muy fá cil ordenarlas en un archivador. Además, tienen la ventaja de la manejabilidad y du rabilidad, por su mayor consistencia. Si normalmente trabajas con hojas sueltas, uti liza un cuaderno de hojas intercambiables o simplemente carpetas. Cuando acabes con un tema o hayas finalizado el curso, reúne las hojas en carpetas con título, fe chas, etc., que a su vez puedas guardar en archivadores en los que se vea claramente qué es lo que contienen. Evita guardar desordenadamente en un armario un buen material, pues es muy posible que te olvides prácticamente de él. Si los apuntes pro ceden de una conferencia a la que hayas asistido, clasifica esas anotaciones por el título o materia sobre la que haya versado, o bien por el nombre del conferenciante, según te sea más operativo en relación a tu trabajo. Pero haz lo posible por tener esas notas a mano y fácilmente localizables. En definitiva, rentabiliza tu esfuerzo. Trabaja a largo plazo. Piensa que, en una futura ocupación relacionada con la Historia (profesional de la enseñanza, de una Institución cultural, de la investigación, etc.) un material bien trabajado te será se guramente de gran utilidad. Por eso deberías tener cuidado de, además de tomar bien los apuntes, saber después aprovecharlos. De igual manera podrías clasificar y ordenar las fichas de contenido y otros ma teriales extraídos de tus lecturas. Esta tarea te eximirá, cuando lo necesites, de tener que volver a leer una obra que ya has leído en otro momento. Además, cuando ten gas que preparar un trabajo, un examen, o cualquier otra actividad, podrás remitirte a estos materiales con la seguridad de que en ellos volverás a recoger ideas que con el paso del tiempo, has olvidado. Te aconsejamos para esta labor, sobre todo, la utiliza ción de la «ficha de contenido». Esta ficha, cuyo tamaño varía según el modelo entre la media cuartilla y el medio folio, es útil por ser mayor que la ficha bibliográfica, de la que hablaremos más adelante. El mayor tamaño de las fichas temáticas posibilita que en ellas puedas anotar ideas más extensas, opiniones contrastadas, datos, etc. Posteriormente, puedes organizar un fichero, con idéntico criterio de catalogación que el utilizado para los apuntes. Ten en cuenta que en los establecimientos desti nados a la venta de estos productos, puedes hallar archivadores para el tamaño y tipo de fichas que desees utilizar.

6. PARTICIPA ACTIVAMENTE EN CLASE

El aprendizaje de la Historia no empieza y termina con el libro de texto o con los apuntes tomados en clase. Hay toda una serie de actividades que te permitirán integrar y ampliar tus conocimientos. Es más, si descuidas estos aspectos de tu for mación, constatarás una importante laguna a lo largo de tus estudios y en tu futura actividad profesional. De modo que aprovecha la totalidad de oportunidades que se te presenten en la clase y fuera de la clase en este sentido. 29

a) El comentario de texto

Es quizás la actividad más importante que puedes hacer en claseparadesarro llar la crítica histórica y adquirir los hábitos precisos en esta materia. El comentario

de texto, ya sea procedente de documentación originalo de la historiografía, es con mucho la base del trabajo de todo historiador, en la medida en que éste se va a tener que enfrentar en su actividad profesional, fundamentalmente, con ese tipo de fuen tes. Pero aunque no tengas intención de dedicarte a la investigación, el comentario de texto educará tu capacidad críticay deductivaa la vez que te exigirá un estilo de trabajo y estructuración del mismo, que te serán necesarios en cualquier actividad escolar o profesional. El comentario de texto pone en relación tu volumen de conocimientos históri

cos con tu capacidad crítica y deductiva. Hacer bien un comentario de texto, como todo aprendizaje, requiere tiempo y práctica. Pero también un método. Existe una amplia bibliografía sobre técnicas o métodos para hacer los comentarios de texto (Ver Apéndice, pág. 93 y s.), pero has de tener en cuenta que un elemento básicoi del

comentario, reside en el conocimiento previo, aunque sea a grandes rasgos, de la época y acontecimientos principales a los que se refiere ese texto. De otro modo es

prácticamente imposible realizar un buen comentario sobre algo que no se conoce más que por un breve texto que tenemos delante. En síntesis, a grandes rasgos, unas directrices para redactar un comentario so bre un texto histórico serían las siguientes:

1. Léelo detenidamente más de una vez. Según sea el texto puede reque rir varias lecturas. Pero, en general, es prácticamente seguro que una sola lectu ra resultará insuficiente. Subraya aquellos elementos que te permitan localizar y comprender el texto: nombres, fechas, acontecimientos, opiniones, acotacio nes, referencias, localizaciones geográficas, frases e ideas claves, instituciones, etc. No tengas reparo alguno en consumir en la lectura y en el subrayado buena parte del tiempo de que dispongas. Piensa que este primer trabajo es el que te permitirá hacer un análisis y comentario riguroso. 2. Clasificación del texto. Es, en gran medida, la base de todo trabajo pos terior. De su acertada clasificación dependerá que el comentario que realice mos sea el adecuado. Parte de los datos que te ofrece el texto y cuyos elementos más sobresalientes ya has subrayado. Destaca:

- La naturaleza u origen del texto: Señala si se trata de un texto jurídico -constitución, tratado ley, decreto...-. Si es un texto circunstancialmente his

tórico -discurso, artículo de prensa, proclama, declaración, resolución...-. Si es un texto histórico -literario extraído de unas Memorias, de unas cartas, de unas notas personales...-. Especifica si se trata de un texto historiográfico de un es critor contemporáneo o posterior a los hechos relatados, etc. - Las circunstancias del texto. Señala la fecha precisa o aproximada del texto. En su caso, la fecha en que escribe el historiador. La situación y circuns tancias espacio-temporales del momento histórico relacionados con dicho tex to.

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- El autor del texto. Si es posible indica la identidad y personalidad concreta del autor. Si el autor no es una persona sino un colectivo señala su de nominación, ideología u origen. Su situación y circunstancias tanto si es un au tor contemporáneo o posterior al texto. Sus caracteres originarios según sea un autor colectivo o personal; en ese caso indica las personalidades potencialmente más cercanas a ese texto. Determina la posible sinceridad o falsificación del texto por parte del mismo. - Establece el destinatario del texto. Puede tratarse de una persona determinada (si se trata de una carta personal) o de una colectividad (proclama,

ley, etc.); puede tener un carácter distinto en cuanto a su finalidad nacional o internacional; puede tener un carácter público o privado. 3. Análisis del texto. En el punto más importante. Consiste básicamente en la explicación global de los contenidos del texto. Evita hacer dicha explica ción siguiendo el texto mecánicamente, párrafo a párrafo. Es mucho más ade cuado dirigirse a la interpretación de la idea o pasaje fundamental del texto. A partir de ahí, establece una gradación o división temática ya que todo texto po see unas cuantas ideas o contenidos fundamentales. Por ello, el centro del aná lisis siempre ha de recaer en la explicación lógica y ordenada de los siguientes elementos:

- Captación del fondo y sentido temático e ideológico del texto. Para ello clasifica las ideas fundamentales y reagrupa las ideas y contenidos resaltan do sus conexiones.

- Apóyate, para lo anterior, haciendo continuas referencias al texto, a sus nombres propios, a las palabras y expresiones. Igualmente utiliza en tu ar gumentación las alusiones históricas concrétaselos conceptos y razonamien tos. Si existiera alguna contradicción o alguna vaga formulación, trata de expli car, en su contexto, su significado. - Interpreta y esclarece to(lo el contenido temático. Explica el conteni do fundamental del texto o el pensamiento del autor. Diferencia lo fundamen

tal y lo secundario. Puedes incluso hacer referencias a la forma expresiva del texto como el estilo, lengua, forma literaria, etc. 4.- El comentario de texto. Una vez realizada la clasificación o localiza-

ción del texto y su análisis debes proceder a su comentario. Es decir, hasta aho ra te has fijado en su contenido interno. Ahora, en el comentario se trata de que sitúes dicho texto en relación con la coyuntura histórica a la que corresponde. Para ello establece:

- El marco histórico. En su caso, resalta el alcance y consecuencias del texto dentro del proceso histórico. Por ejemplo, si se trata de un pasaje de la Constitución Española de 1812, resalta sus vicisitudes, posterior fortuna, in fluencias, etc. Si se trata de un texto historiográfico puedes resaltar su impor tancia dentro de la historiografía; ¿Es una obra que ha abierto polémica o una nueva vía de investigación? ¿La opinión del autor estaba mediatizada por un cierto ambiente histórico?, etc. 31

- Efectúa una crítica del texto en relación a su exactitud y autentici dad; posibles errores de contenido. Resalta aquellos hechos o teorías que reba ten las tesis expuestas en el texto, etc. - Valora el interés del texto. ¿Es un texto interesante o importante en

el proceso histórico o en la historiografía? En su caso ¿cuál es su aportación al conocimiento de la Historia?

- Realiza una conclusión o síntesis en la que recapitules las circuns tancias del texto, las ideas principales y las líneas básicas de tu argumentación en el comentario.

Considera, por último, que la principal apuesta que realizas en un comentario de texto no expresamente localizable (es decir, sin fecha concreta, época o nombre de un autor que tú tendrías que deducir), del tipo que se utiliza en prácticas, exáme

nes, etc., es su localización. Ésta tiene que ser lo más precisa que el texto permita pues de otro modo si equivocas los datos claves de su clasificación, toda la argumen tación del análisis y comentario fallará por su base. Igualmente, procura evitar toda una serie de fallos en los que fácilmente se sue le caer: no repitas, sin más, de una manera resumida lo que dice el texto. Piensa que el objetivo de un comentario de texto es poner en relación tu capacidad crítica y de ductiva con tus conocimientos de Historia y un simple resumen de un texto no de muestra ni una cosa ni la otra; no acomodes tus ideas o conocimientos previos a lo que dice el texto. Dicho de otro modo, no trates de adaptar el texto a tus ideas previas en vez de partir del análisis del texto con el que estás trabajando; no sustituyas el ri guroso análisis de un texto por valoraciones personales sobre determinadas perso nalidades o acontecimientos históricos. En cuanto a la presentación y redacción tra ta de seguir un orden lógico sobre los criterios anteriormente expuestos, haciendo referencias concretas al texto que estás analizando; utiliza con precisión conceptos históricos correspondientes a la época del texto comentado y sobre todo busca la cla ridad y concisión de modo que tu análisis y comentario resulte fácilmente compren sible.

A continuación; de acuerdo con los criterios señalados, pasamos a exponer el ejemplo de un comentario de texto. Observa que en la mayor parte de las ocasiones el texto utilizado no incorpora una referencia precisa de fecha y a veces, ni siquiera el título. Ello es así porque, en ocasiones, se entiende que la clasificación del texto debe hacerla el estudiante, a partir del contenido del mismo. 1. Lectura del texto.

Recuerda que el primer paso es la lectura y relectura del texto. A título indicativo hemos subrayado aque llos elementos que consideramos claves para su aná lisis y comentario:

Discurso de Bismarck

Señores: La gravedad de la situación en que vivimos no escapará a ninguno de ustedes. Todos los grandes Estados europeos hacen preparativosen previsión de un 32

porvenir incierto. El mundo entero se pregunta sobre la posibilidad de una guerra. Creo que ningún gobierno asumirá la carga de desencadenar el incendio. Los go biernos poderosos son una garantía de paz. Pero las pasiones populares, la ambición de los jefes de partido y la opinión pública mal dirigida son los elementos que pue den hacer variar la voluntad de los gobernantes. ¿No hemos visto que las crisis de la Bolsa pueden conducir a la guerra? Si en esta tensión política hay un Estado capaz de trabajar por mantener la paz, éste es Alemania..Alemania no está interesada en las cuestiones que agitan a las otras potencias, pues desde la constitución del Impe rio no quiere atacar a ninguno de sus vecinos, a menos que se vea obligada a ello. Pero, Señores, para cumplir esta difícil misión es necesario que Alemania sea poderosa y esté armada como en tiempos de guerra. Si entonces nos vemos forza dos, aún en contra de nuestra voluntad, a intervenir, tendremos al menos los medios para defendernos. (...). No tenemos instinto guerrero. No necesitamos una guerra, somos de esos Esta dos que el Príncipe de Metternich llamaba «Estados saturados». No deseamos nada que precise para conseguirlo el uso de la espada.

... Después de la Paz de Frankfurt nuestro primer deseo fue mantener una paz tan amplia que hiciera posible consolidar el Imperio Alemán. No era una empresa fácil. Hemos obtenido una entera satisfacción con Austria... Desconozco si triunfa

remos en el intento de conseguir una paz tan amplia, es decir de unos treinta años. Nuestros esfuerzos en este sentido son sinceros, pero necesitamos una fuerte arma da que asegure nuestra independencia al margen de toda alianza. Nuestra amistad con Rusia no ha sufrido interrupción durante la época de gue rras y hoy no puede ponerse en duda... La cuestión está en saber cómo serán nues tras relaciones con Francia. Entre nosotros y Francia resulta difícil la paz porque existe un largo proceso histórico en torno al trazado de las fronteras. El tiempo de lu cha con la nación francesa a causa de las fronteras, ¿ha pasado definitivamente? Na die lo sabe.

Yo sólo puedo expresar mi temor: esa lucha no se ha terminado, será necesario que todas nuestras relaciones respecto de la frontera se modifiquen plenamente. La superioridad de Francia podrá conseguir las alianzas que desee. No creo que estas alianzas se produzcan. Es el papel de la diplomacia evitar estas alianzas y preparar contraalianzas si aquellas se producen. Para mí no quiero considerar el duelo entre nosotros y Francia, que se puede abrir tan pronto como Francia sea más fuerte que nosotros.

2. Clasificación o localiza-

COMENTARIO:

ción del texto.

El presente texto recoge parte de un discurso pro nunciado por el Canciller alemán, Bismarck, presu miblemente ante el parlamento o quizás, ante miem bros de su partido. Como es sabido, Bismarck fue el

arquitecto de la Unidad Alemana y del Imperio Ale mán, sobre la base de una hábil combinación del em

pleo de la fuerza y de la diplomacia. A juzgar por las referencias dadas, la fecha del discurso puede situar33

se entre la Paz de Frankfurt (Mayo de 1871)y la dimi sión del Canciller en 1890, ya que Bismarck expresa sus opiniones desde la responsabilidad del gobierno. 3. Análisis. Explicación del contenido. Ideas principales, etc.

Bismarck señala q1 ambiente de tensión europea existente en el último cuarto del s. XIX y que concluirá en el desencadenamiento de la Primera Gue rra Mundial. El Canciller alemán, en este contexto, está mucho más interesado en consolidar el nuevo

Estado alemán que en participar en el reparto colo nial o en otros focos de tensión. Y así lo dice con toda claridad: «Alemania no está interesada en las cues

tiones que agitan a las otras potencias», e insiste en esta misma idea al reafirmar la vocación continental

alemana, cuando habla de un «Estado saturado». Es decir, un estado que, en sí mismo, posee enormes po tencialidades por desarrollar y que no desea disper sión de esfuerzos en el exterior y mucho menos, una guerra europea que pudiera suponer un cambio del status-quo.

Junto a esta idea del mantenimiento y preservación del Imperio Alemán, fundamento de toda la estrate gia política de Bismarck, el discurso contiene otros elementos, de interés.

En primer lugar, Bismarck asume la idea del equili brio del poder, de la fuerza como garantía de la paz. Así señala que «los gobiernos poderosos son una ga rantía de paz». Es decir, expresa una doctrina arma mentista, que a pesar de que la experiencia ha de mostrado su inoperancia, goza de enorme vigencia en nuestros días: «Es necesario que Alemania sea poderosa y esté armada como en tiempos de guerra» y «necesitamos una fuerte Armada que asegure nuestra independencia al margen de toda alianza». Bismarck establece claramente dos períodos en la Historia reciente de su país. Uno, anterior a la consti tución del Imperio en Enero de 1871, en el que el uso* de la fuerza como medio para obtener sus fines polí ticos, estaba justificado. Y otro período posterior, en que no desea la g.uerra de ningún tipo «pues Alema nia desde la constitución del Imperio no quiere ata car a ninguno de sus vecinos». Queda claro, por tan to, que después de 1871 serán otros medios (princi palmente la diplomacia) y no «el uso de la espada» lo que Alemania debe emplear para la consolidación 34

del nuevo Estado. En realidad, el «instinto guerrero» que el Canciller reputa ajeno al espíritu alemán, que da reducido a una cuestión de calendario.

Los tres últimos párrafos del presente discurso cons tituyen una clara muestra de lo que se ha venido en llamar «El sistema de Bismarck». En efecto, los tres

polos sobre los que va a girar su estrategia diplomáti ca son Francia, Austria y Rusia. Significativamente no menciona a Inglaterra, ya que era una potencia, en principio, no involucrada en la hgemonía continen tal y se encontraba orientada por completo a su ex pansión colonial. Por el contrario, el dominio centroeuropeo logrado por Alemania lesionaba los intere ses franceses, especialmente después de la guerra Franco-Prusiana. De manera que la principal preo cupación de la política alemana, en el período 18711890, va a ser impedir que Francia llegue en algún momento «a ser más fuerte que nosotros». De ahí la carrera armamentista en la que Alemania no puede quedarse atrás. De ahí el complejo entretejido de alianzas en el que Bismarck se va a erigir como direc tor. «La superioridad de Francia podrá conseguir las alianzas que desee. No creo que estas lianzas se pro duzcan. Es el papel de la diplomacia evitar estas alianzas y preparar contraalianzas si aquellas se pro ducen». Bismarck aduce la superioridad de Francia para justificar su política militar y de alianzas. El Canciller alemán va a conseguir su propósito de aislar diplomáticamente a Francia. Apoyará a Ingla terra en el reparto colonial, y establecerá una alianza prioritaria con Rusia y Austria. De ahí la constitu ción de la Entente de los tres emperadores (Austria, Alemania y Rusia). Alianza que7 con cambios, difi cultades y tratados bilaterales va a ser la clave para preservar las fronteras alemanas conseguidas en 1871 y disuadir, por medio del aislamiento diplomáti co, la «Revanche» francesa.

4. Comentario del texto. Marco histórico. Comentario personal, etc.

El marco histórico del presente texto lo constituye la emersión, en el panorama europeo, de dos nuevas potencias, Alemania e Italia. Ambas alcanzaron su unificación política en la segunda mitad del s. XIX. Lo cual provocó un descalabro de la geopolítica euro

pea configurada después de las guerras napoleóni cas. Por si fuera poco, dos Estados multinacionales, 35

Austria y Turquía, trataban de frenar su descomposi ción dado el avance del nacionalismo de los distintos

pueblos que los componían. Otro Estado en expan sión, Rusia, aparece especialmente interesado en el desmembramiento de Turquía y Austria, pues ello redundaba en su propio beneficio. De ahí la habili dad de Bismarck para incluir en un mismo sistema de alianzas a rusos y austríacos. Y ello, a pesar de que ambos Estados chocaban constante y frontalmente en el tema de los Balcanes. A todo lo cual hay que añadir las tensiones derivadas de un importante cre cimiento económico, el protagonismo obrero y de los nacionalismos radicalizados, el reparto colonial, etc.,

para comprender el temor de guerra que Bismarck tratará, por todos los medios, de evitar. Será precisamente un giro en esta política lo que le hará dimitir en 1890. En efecto,|el nuevo Kaiser ale mán, Guillermo II, no coincidía con los puntos de vista del Canciller expresados en este discurso. No consideraba probable ni factible una alianza FrancoRusa, y tampoco quería quedarse al margen de la ex

pansión colonial. Con lo cual va a crear un nuevo fo co de tensión con Inglaterra, a la vez que su error de valoración respecto a Rusia, va a acelerar el proceso de bipolarización que desembocará en la Primera Guerra Mundial.

Comentario final. Conclusión.

Desde este punto de vista el presente texto es enormemente clarificador de la situación política entre 1871 y 1890 y de las ideas de Bismarck en torno al sis tema de alianzas: en particular de su interés por aislar a Francia. Igualmente muestra la talla de hombre de estado del Canciller, conocedor, como era, de la polí tica internacional y del equilibrio al que, en todo ca so, Alemania podía aspirar y consolidar. Bismarck te mía que una transgresión de esos límites supusiera la

guerra para Alemania y el fin del Imperio. Y, efecti vamente, así fue.

b) £1 comentario de diapositivas de Arte* Como es sabido, la Historia del Arte se encuentra integrada en los Seminarios y * Una ampliación parael trabajo de Historia del Arte en: CHECA CREMADES, F.(y otros), Guíapara el estudio de la Historia del Arte, Madrid, Cátedra, 1980.

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Facultades de Historia de modo que, con laGeografía, sonasignaturas que seimpar

ten conjuntamente, al menos hasta los primeros años de la licenciatura de Historia. El Arte, como tal, tiene una dimensión estética quehace quesea una materia muyatractiva. Pero también posee un contenido informativo de extraordinario inte rés. Así, por ejemplo, por mediodelapintura deunadeterminada época, conocemos infinidad de tipos, paisajes, ciudades, descripciones de batallas, personajes históri cos, etc. Siloquenosinteresa eselestudio dela sociedad española dela segunda mi tad del s. XVIII, además del uso de fuentes directas y bibliográficas, no cabe lame norduda de que las imágenes que Goya nostransmite en sus cartones y cuadros de esa época son de fundamental importancia para conocer al burgués, al campesino y alaristócrata. Y es que en lamedidaen que lahistoria también es una sucesión de imágenes, tantomásacertada será nuestra visión,cuanto másobservemos represen taciones artísticas de ese período.

Ahora bien,todaobra de arte produce en el expectador una serie de emociones que,comotales, cuanto más libres y espontáneas sean, másauténticas y gratas nos parecerán. Pero ala hora de analizar oexpresar, desde un punto de vista histórico, el comentario de dichas imágenes conviene actuar con un mínimo de rigor y método. Comocriterio general, ordena elcomentario quevayas ahacer, delomás amplio alo más concreto, de lo general a lo particular. No hagas grandes afirmaciones (una fe chaconcreta, el nombre de un monumento) si no tienes completa seguridad de no equivocarte. A veces, vale más una omisión o una generalización queun error. Te convendría ir adquiriendo un cuerpo conceptual específico de Arte, pues de otro modo te será muy difícil hacer un comentario y descripción con un mínimo de rigor. Partiendode estas ideas iniciales, un comentario de diapositivas de arte debería or denarse del siguiente modo:

- Descripción general de la obra. ¿Quétipo de obraes? Puede tratarse, básica mente, de una obra de Arquitectura, Escultura o Pintura. Si se conoce, nom bre del autor y título de la obra.

- Estilo y época. Si se trata de Arte Romano, Visigodo, Arte Renacentista, etc. Y, porsupuesto, su correspondientedatación, aunque seareferida a períodos más o menos amplios.

- Elementos que la caracterizan, como materiales (pintura al fresco, escultura en mármol o bronce, utilización de sillar, etc.), o descripciones que resulten evidentes en la diapositiva.

- Pormenorización de otros puntos concretos, como análisis estético, interrelación con otras corrientes artísticas, influencias, significado histórico, etc.

En un examen, sin duda alguna, los aspectosque más se valoran son los dos pri meros en cuanto expresan un más preciso y concreto conocimiento de la Historia del Arte. Pero, como queda dicho, no se debe observarel Arte como una imagen ala que se debeidentificar para una mejorcalificación, sinoque,de esaimagen, sedebe ría tratar de obtener, además de un indudable placer estético, toda la información que podamos considerar útil desde un punto de vista histórico. Normalmente, el tiempo disponible para el comentario de una diapositiva sue le ser reducido, por lo que conviene utilizar un lenguaje casitelegráfico. Porejem37

pío, en el caso de comentar una diapositivaque recogiera la fachada del Real Monas terio de San Lorenzo del Escorial,1 diríamos: - Arquitectura española. Segunda mitad del s. XVI. Se trata del Real Monaste rio de San Lorenzo del Escorial, según proyecto manierista de Juan de Herre ra.

- Realizado por encargo de Felipe II, conmemora su victoria sobre los france ses en la batalla de San Quintín, el día de San Lorenzo, en 1557.

- Edificio de grandesdimensiones, fue construido con sillares de granito, pro cedentes de la Sierra de Madrid.

- Destaca el geometrismo y la sobriedad. Los cubos, esferas y pirámides for man un abigarrado conjunto, cuya planta simboliza la parrilla en que fuera martirizado San Lorenzo, las cubiertas y chapiteles de pizarra, así como la concepción cúbica del espacio iniciaron el estilo herreriano, de prolongado influjo en nuestra arquitectura.

- El Escorial expresa los ideales de grandiosidad, equilibrio, religiosidad, aus teridad y poder propios del Monarca español. c) El mapa histórico

Al entrar en esta parte del manejo de nuevos materiales deberías comenzar a

utilizarde un modo sistemáticoalgunosde los Atlas Históricos que se recogen en el Apéndice, junto con un Atlas Geográfico, Enciclopedias e Historias Generales. Se trata, por tanto, de reunir la información imprescindible para la integración de toda una serie de conocimientos, actitudes y prácticas relacionadas con el estudio de la Historia.

El objetivo fundamental de la utilización de mapas históricos es que te acos tumbres a estudiar una época en función de su distribución geográfica. Es el único modo de comprender determinadas situaciones expansivaso defensivas, emigracio nes o invasiones, sistemas económicos y víasde comercioo las posiciones geoestratégicas de algunas potencias, etc. Y, de un modo muy especial, constatarel carácter extraordinariamente dinámico que tiene la Geografía Política, es decir, la delimita ción de las fronteras. Por todo ello:

- Es necesario un buen conocimiento y un ágil manejo de los Atlas Geográfi cos; dominar conceptos básicos de Geografía Física y Descriptiva; considerar

la relación existente entre los cambios históricos y los elementos geográfi cos.

- El mapa histórico te permitirá la visualización de la distribución del espacio geográfico. Maneja, portanto, habitualmente un Atlas Histórico, o en su de fecto, los mapas históricos que todo manual o libro de texto suelen tener.

- A partirde una práctica de este tipo, te será mucho más fácil la comprensión 1. Aquínosreferimos albreve comentario, quedurante cuatro o cinco minutos elestudiante tieneque realizar sobreunadiapositiva. Por supuesto,que el desarrollo de un temade Arte tiene que sermucho más profundoy extenso, pero para ellose contaría con mástiempo y no será propiamente un comentario de dia positivas al uso en el Bachillerato o primeros cursos de la Universidad.

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de numerosos fenómenos históricos y te posibilitará el trabajo de comentario de mapas históricos y mapas históricos mudos. Parael comentario de mapas históricos y mapas históricos mudos hay que tener en cuenta que el origen de su posible dificultad reside en la diferente distribución espacial a través del tiempo. Por ejemplo, acostumbrados a considerar a España den tro del marco de la Península Ibérica nos cuesta memorizar o reconocer el reino visi

godo del s. V ocupando ambos lados de los Pirineos. Por otra parte, los distintos nombres-de países y pueblos con respecto a la actualidad crean confusión cuando se trata de identificar, por ejemplo, un mapa de Europa que cambia considerablemente en breve espacio de tiempo. Para solventar estas dificultades hay que partir de un amplio conocimiento de

Geografía Descriptiva en la que se utilicen puntos de referencia geográficos (ríos, cordilleras, etc.) y no delimitaciones fronterizas de carácter político o administrati vo. En segundo lugar, es fundamental estudiar un tema (Carlomagno, Imperio Na poleónico, etc.) siempre en relación a su espacio geográfico, de modo que nuestro «esquelto histórico» incorpore junto a datos y conceptos, imágenes geográficas o, dicho de otro modo, mapas históricos. Un mapa histórico te facilitará una información completa de la distribución es pacial en una fecha dada; suele contener signos, claves, fechas, etc., indicando bata

llas o cualquier otro acontecimiento relevante. Pueden también venir señaladas fle chas direccionales que indican tendencias expansivas o líneas de comercio y comu nicación. En última instancia, el comentario de un mapa histórico que te aporta to dos estos datos, no hace más que facilitarte la estructura o fundamentos de un tema de Historia sobre el que tú deberías comentar:

- Los datos objetivos de esa distribución espacial. - Los más importantes acontecimientos y fechas reseñados en el mapa. - Tendencias expansionistas o de retroceso de los distintos países. Por ejem plo, los Reinos de Castilla, Aragón y Portugal hacia el sur, a partir del s. XI. Alemania hacia el este en el mismo siglo. Los turcos hacia el centro de Euro pa en el s. XVI, etc.

- Grandes confrontaciones geoestratégicas. Por ejemplo, el Imperio Romano

disponiendo sus fortificaciones en el limes del Rhin y el Danubio frente a

los germanos; en el este a los partos; en el nortede África, frente a los pue blos nómadas bereberes. Francia en el s. XVI tratando de romper el cerco austracista, hasta que lo consigue en el s. XVII, etc. - Grandes sistemas de Alianzas. Aspecto éste en estrecha relación con el ante rior. En general, toda confrontación se apoya en complejos sistemas de alian zas en las que la posición geográfica juega un papel primordial. Así, el objeti vo bismarckiano de mantener a Francia aislada diplomáticamente trataba de evitar lo que al final Alemania no pudo evitar: ser cogida en dos frentes mili tares a la vez, Francia y Rusia, en 1914. - En su caso, explicar la relación existente entre los movimientos o tendencias expansivas y los crecimientos económicos y demográficos. Así, las Cruzadas, están en íntima relación con un movimiento de crecimiento demográfico de 39

Europa. Del mismo modo que existe una estrecha relación entre el creci miento demográfico europeoy laemigración al continente americanoen el s.

XIX. A su vez, la conquista del Oeste refleja la necesidad de ocupación de amplios espacios de territorio en Norteamérica porparte de la población in migrantes, principalmente agraria, que no podía ser absorvida en el Este del país.

A modo deilustración procedemos al comentario del mapa histórico n.° 1que refleja la situación de Europa entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. 1. Observación, Clasifica ción y descripción. a) Los datos objetivos de la distribución espacial.

El mapa postbélico europeo de 1918 se caracteriza

por la definitiva desmembración de los Imperios Turco y Austro-Húngaro y la aparición de nuevos Es tados independientes. Austria, gran potencia centroeuropea, pasó a ser un pequeño país danubiano y tuvo que reconocer la independencia de Hungría, Checoslovaquia, Yugoslavia y Polonia. Rusia vio dis minuir notablemente su extensión geográfica me diante la constitución de los nuevos Estados de Polo

nia, Lituania, Letonia, Estonia y Finlandia. En el ám bito occidental, Alsacia y Lorena vuelven a soberanía francesa y se crea la zona desmilitarizada del Rhin.

b) Comentario de fechas, datos, fronteras, etc.

Lasfronteras centroeuropeas conocieron un período de inestabilidad y acomodación entre 1918 y 1926. Por un lado, los Tratados posteriores a la victoria de

los aliadosdelimitaron nuevasfronteras que perjudi caban a las potencias vencidas, Alemania, Austria, Hungría, Bulgariay Turquía. Por otro, la guerra civil rusa y la intervención militar aliada contra el nuevo

Estado socialista no permitieron estabilizar los nue vos límites rusos hasta 1923. Rumania se benefició en los Tratados e incorporó la Besarabia a costa de

Rusia y se expandió por el oeste a costa de Hungría. Inglaterra y Francia consiguieron su objetivo de im pedir la formación de una gran potencia centroeuropea. En este sentido, se impuso a Austria la prohibi ción expresa de unión con Alemania. Con respecto a Rusia, nuevo factor potencial de desequilibrio, se creó un «cordón sanitario» de nuevos Estados (Esto nia, Lituania, etc.) que aislarían su poder político y 40

Europa después del Tratado de Versalles

mapa n° 1

41

económico mediante la reducción de su enorme ex tensión geográfica.

2. Análisis.

a) Grandes

sistemas

de

Alianzas.

Con todo, la Primera Guerra Mundial y los tratados posteriores no alteraron básicamente los sistemas de

alianzas ni lasgrandes confrontaciones geoestratégicas. Los tratados crearon tensiones que escindieron a Europa en dos bandos:

- países revisionistas de los tratados. Compuestos por aquellos países que se sintieron perjudicados y reclamaban una revisión de los mismos: Alemania, Austria, Rusia, Hungría y Bulgaria. - países favorables al mantenimiento del «statu

quo». Formado por las potencias vencedoras y los países beneficiados por los tratados: Francia, Yugoeslavia, Rumania y Grecia. b) Confrontaciones estraté gicas.

En cualquier caso, los tratados posteriores a la Pri mera Guerra Mundial que alteraron tan notablemen te el mapa europeo, fracasaron en su intento de esta

bilizarEuropa. En realidad, generaron tensiones que a la larga desecadenarían la Segunda Guerra Mun

dial. Alemania, constreñida en sus fronteras, margi nada del reparto colonialpor el Tratado de Versalles, persistióen sus deseos expansionistasen Europa que pasaban, entre otras cosas, por su unión con Austria.

La Unión Soviética, tras su consolidación política, trataba de recuperar sus fronteras de 1914, Italia, que chocaba con Francia e Inglaterra en su expansionis mo mediterráneo y africano, alteró su sistema de

alianzas con respecto a 1914 y pasó a formar el eje Ro ma-Berlín. Salvo esta excepción, básicamente, la confrontación estratégica europea y el sistema de alianzas se mantuvo a lo largo de la primera mitad del s. XX.

Comentario final. Conclu sión

42

En suma^ los factores internacionales y las tensiones internas de cada país («crack» de 1929,crisis del libera lismo, el surgimiento del fascismo, el ascenso de los movimientos sociales de protesta, etc.) configuraron la Europa explosiva de los años treinta.

En realidad, interpretar un mapa histórico supone un ejercicio sencillo siempre que se conozca el contexto histórico en el que dicho mapa se sitúa. Con todo, la mayor dificultad se suele presentar cuando el ejercicio a realizar es el comentario de

un mapa histórico mudoen el que sólo vienen delimitados contornos de países, en fecha no indicada. Se trata, por tanto, de realizarun comentario como el anterior pe ro careciendo de la información inicial que facilita un mapa histórico. El primer paso a dar es la clasificación o relleno del citado mapa mudo. Es prác ticamente imposible poseer una memoria fotográfica con la totalidad de mapas his tóricos posibles. Pero sí puedes, sobre la base del aprendizaje de los grandes conjun tos temáticos que hayas estudiado, retener o memorizar aquellos mapas históricos

fundamentales de cada siglo. En realidad, la complejidad del presente ejercicio es mayor para épocas contemporáneas, por la aceleración de los cambios de países y

fronteras. Pero piensa que a cada conjunto temático que estudies le corresponde un mapa que, en sus líneas básicas, deberías retener. Así, un mapa europeo del s. II d.C. y otro del s. VI es claramente diferente y a la vista tan sólo de los contornos de berías identificarlos inmediatamente. Un mapa del Imperio de Carlomagno es bási camente distinto al que se dibuja en Europa poco después de producirse su muerte por la repartición del Imperio entre sus descendientes, etc. Por ello, si aplicas tus conocimientos -de nuevo ese «esqueleto histórico»- y te acostumbras a trabajar con mapas históricos para cada conjunto temático, el comen tario de un mapa histórico mudo no debería resultarte difícil. En el comentario de

un mapa histórico mudo aplica, en líneas generales, los siguientes principios: - Establece el período histórico que ese contorno geográfico representa. - Delimita las grandes potencias, principales estados o pueblos que ocupan ese mapa histórico. - Realiza un comentario del mapa ya elaborado en los mismos términos de un mapa histórico.

La clasificación o localización es el problema inicial que tienes que resolver. En el ejemplo del mapa n.° 2 podemos observar la situación geopolítica del área medi terránea y centroeuropea. La compartimentación política nos indica que se trata, ne cesariamente, de un mapa referido a una época posterior al Imperio Romano. La

unidad política transpirenaica nos induce directamente al reino de los visigodos an tes de que fuera estrictamente peninsular. Ya sabemos, por tanto, que se trata de un mapa situable hacia finales del s. V o inicio del VI. ¿Cómo podemos precisar aún más, o asegurarnos por otras vías que no estamos errando? La unidad política del Mediterráneo Oriental, que tiene que ser necesariamente lo que se conocerá como

Imperio Bizantino, no domina ni el norte de África occidental ni el sureste de la Península Ibérica. Nos encontramos, pues, ante un mapa que podemos datar con se guridad entre fines del s. V e inicios del VI, antes de que las tropas de Justiniano co menzaran su expansión por el Mediterráneo Occidental. Una vez precisada la cronología se procede a la determinación de todas, o la mayoría de las unidades políticas contorneadas o diferenciadas del mapa mudo. Se guidamente, lo comentamos como un mapa histórico, habiendo previamente justi

ficado o razonado la datación que le atribuimos. 43

44

Otra variedad o comentario es el mapa temático. Normalmente, los espacios

geográficos aparecen dibujados con colores, cifras o símbolos que representan mag nitudes económicas (producción agrícola, vías de comunicación, producción artesanal o industrial, etc.) o demográficos. El comentario de estos mapas se basa en la puesta en relación de dichas magnitudes con la distribución del espacio geográficoy con el desarrollo de los acontecimientos históricos en los distintos países. En última instancia, se trata de redactar o elaborar un tema de Historia en el que la geografía y la economía (según los datos contenidos en el mapa) han jugado un papel importan te y que debemos comentar y analizar. Como podrás comprobar, el comentario de un mapa temático no consiste en tener grandes conocimientos de Historia económi ca sino en recoger los datos y magnitudes que te ofrece el mapa y ponerlos en rela ción con el espacio geográfico y el desarrollo general de los acontecimientos. En de finitiva, tienes que demostrar tu capacidad de relacionar esos datos con tu conoci miento general sobre el tema. Así, por ejemplo, un mapa temático de la producción agraria y de la distribución de la propiedad de los Estados Unidos en el s. XIX, te per mitirá relacionar la diferente actitud hacia la esclavitud de un sur aristocratizado y

latifundista, que precisa de una gran cantidad de mano de obra barata para su explo tación algodonera, en contraposición del pequeño y mediano agricultor del norte,

para quien la explotación agraria era, la mayor parte de las veces, un asunto familiar. El mapa n.° 3 es un ejemplo de mapa temático. Los símbolos, referencias y líneas de comunicación aportan los datos básicos para su comentario. La repetición de un símbolo en una misma área geográfica sirve para sugerir intensidades o volu men de los valores representados. Comentar un mapa temático no es redactar o tra ducir los símbolos contenidos en el mismo. Se trata de redactar en este caso un tema

sobre la economía del Imperio Romano, apoyándonos en la información que nos

aporta el mapa. Ahora bien, si no tenemos una idea precisa de los elementos funda mentales del tema (sistema monetario, vías de comunicación, comercio regional, interregional y exterior, mecanismos y agentes de intercambio, papel del Estado y de la ciudad de Roma, evolución del conjunto, etc. etc.) de poco nos servirá enumerar simplemente los productos procedentes de cada área geográfica. Quizás lo más parecido al comentario de un mapa temático sea un comentario de texto histórico en el que, como queda dicho, en absoluto se trata de resumir y re petir su contenido sino que ha de ser el hilo conductor de un tema o planteamiento histórico que conocemos previamente. d) Los diagramas y gráficas históricas

Los diagramas son expresiones gráficas de la coyuntura o evolución histórica de determinados fenómenos, especialmente económicos o demográficos. La finali dad de las gráficas históricas es visualizar y, por consiguiente, hacer más fácilmente comprensible, a través de un eje cronológico y otro de cantidades, el comportamien to de fenómenos económicos o demográficos en un período de tiempo o en una fe cha concreta.

La variedad y amplitud de las gráficas y diagramas es enorme. Dentro de este apartado se comprenden las pirámides históricas de población, los volúmenes de 45

fi

Economía del Imperio romano

mapa n° 3

cantidades, los diagramas propiamente dichos, etc. A su vez, los diagramas pueden hacer referencia a muy diversas materias, como evolución de precios, de volumen o valor de la moneda, de cosechas, de exportaciones o importaciones de las más diver sas mercancías, de explotaciones mineras, de producción artesanal o industrial, etc. Comentar una gráfica puede parecer, en ocasiones, un problema insuperable. Ello es debido, en parte, a la falta de hábito de «leer» otros documentos o fuentes que no sean la palabraescrita. Pero también puede ser debido a la complejidad de la misma gráfica, a una faltade método, o a un desconocimiento del contexto histórico y circunstancias a que dicha gráfica se refiere. En general, para el comentario de una gráfica hay que proceder del siguiente modo:

1. Clasificación de la Gráfica. Hay que delimitar muy claramente la locali zación y circunstancias de la misma. Fecha o período representativo; ámbito geográfico; objeto o materia representada; tendencias de las líneas al alza, a la rutpura, caídas, puntas de sierra, etc. En definitiva, la totalidad de los datos ob jetivos que la gráfica o diagrama nos proporciona. 2. Análisis de la evolución. Consiste en poner en relación los datos repre sentados con los acontecimientos más importantes ocurridos durante ese pe

ríodo, como guerras, crisis, malas cosechas, mortandad catastrófica, expansio nes económicas o demográficas, etc. Ubica los datos en su contexto histórico general. Determina qué ha ocurrido en ese paíso región durante ese período o en esa fecha. Cuáles fueron sus principales problemas. Cómo inciden esos da

tos que te facilita la gráfica en las causas o consecuencias de los acontecimien tos. Cuál fue su situación inmediatamente anterior o posterior, etc.

3. Realiza un comentario de conjunto. Resalta las coincidencias, las con tradicciones y las relaciones de fenómenos diversos que están estrechamente

ligados entre sí. Por ejemplo, en el análisis de una gráfica que representara las disponibilidades de plata y oro por parte de los Austrias españoles se podría apreciar su estrecha conexión entre el incremento de dichas disponibilidades y su expansión política y militar en Europa, así como el inicio de su caídaa partir del siglo XVII.

El comentario de diagramas y gráficases cada vez una práctica más habitual en clase. No deberías desperdiciar oportunidad alguna para realizar este ejercicio práctico de Historia utilizando para ello cualquier manual u otro tipo de trabajos. Por otro lado resulta imposible comentar una gráfica si no se conoce el contexto his tórico. Utiliza el manual, el atlas histórico, enciclopedias, etc., para situar la gráfica en el discurrir de los acontecimientos. Si se trata de preparar un examen en el que

van a entrar gráficas o diagramas no trates de memorizar explicaciones de otras grá ficas o cifras de Historia económica o demográfica porque no sirve para nada. Lo

fundamental es que hayas consolidado ese esqueleto histórico en el que cualquier gráfica, referida a ese período, encontrará un acertado análisis y comentario. Por otro lado, piensa que la ventaja del comentario de un diagramaen un tema de Histo ria económica es que te evita la memorización de cuantificaciones (puesto que te las suministra la gráfica) y deja para tu capacidad de síntesis, laexplicación y relación de 47

los datos que te ofrece. En definitiva, lo que se te está preguntando en un comenta rio de este tipo, no es un exhaustivo conocimiento de Historia económica, sino que demuestres y pongas en práctica tus conocimientos, tu capacidad deductiva, de sín tesis, de relación y análisis. A continuación, a modo de ejemplo, comentamos una gráfica que representa la evolución de cuatro magnitudes económicas de los Estados Unidos entre 1929 y 1935. El tema, por supuesto, hace referencia a la crisis de 1929 que, como es sabido, afectó a todo el ámbito occidental.

Gráfica n.° 1.

Evolución de magnitudes económicas de los Estados Unidos.

1929-1935

_^

gráfica n° 1

14 13 12 11

10 9

8 7

6 5

2 g

4

o

3

1 1

I 2 e

0> •o (O

= 1

1 O

O1 1929

|

1930

| producción de< automóviles

m obreros parados !||;:| venta de acciones en la Bolsa de Nueva York

fgffl gastos del Gobierno federal

a) Clasificación de la gráfi ca.

48

La presente gráfica recoge la evolución de cuatro magnitudes entre 1929 y 1935 en los Estados Unidos. Las cantidades referentes a los obreros parados y a la producción de automóviles está representada en mi-

llones, mientras que las acciones de bolsa y los gastos de gobierno vienen consignados en miles de millo nes.

La gráfica se limita a datos sobre aspectos financie ros, gubernamentales e industriales. Excluye, por tanto, otras magnitudes como producción agraria, stocks industriales, comercio exterior, etc. Con todo, los datos aportados por esta gráfica son suficiente mente expresivos de los elementos constitutivos de la crisis y de la interconexión de los factores en la evolución de la misma.

b) Descripción y Análisis

La gráfica comienza en 1929, año del «crac» o caída

de la evolución.

de las cotizaciones de la Bolsa de Nueva York. La

venta de acciones de la Bolsa bajó a más de la mitad entre 1929 y 1932 (de 1,125 billones a 425 millones). Las acciones, además, se desvalorizaron de 450 a 50 en esas mismas fechas. El descalabro financiero, la ausencia de confianza y la deflacción explican, en principio, esa espectacular caída de la Bolsa. La Bol sa, por supuesto, no es un elemento aislado. Muy al contrario, se comporta como «termómetro de la eco nomía». Quere esto decir que la Bolsa fue, además,

reflejo de la evolución de otras magnitudes económi cas. Un factor clave fue la producción industrial. To mando como base, la producción de automóviles ob servamos una caída espectacular de la producción que pasó de 5,3 millones de unidades en 1929 a 1,3 en 1932. Esta cifra sugiere, por un lado, que había un elevado stock de producción (automóviles almace nados sin vender) y, por otro, una incapacidad de ab sorción por parte del mercado. El resultado fue la caí da de la producción, la crisis de la industria automo vilística, el incremento del paro obrero y una caída vertical de la cotización de los títulos industriales

(acciones) en Bolsa, dada la pérdida de rentabilidad de los mismos.

Valoración de los datos ofre

cidos en la gráfica.,

El otro factor cuantifícado que nos ofrece la gráfica son los gastos del Gobierno Federal. A lo largo de es tos siete años, se observan dos períodos diferencia dos con un punto intermedio en 1932. En el primer período (1929-1932) aparece una cifra estabilizada de inversiones del Estado (3,2-3,5) mientras que, parale lamente aumenta el paro obrero y cae la cotización 49

en bolsa y la producción industrial. Esta dinámica se rompe en 1932. El gobierno incrementa sus gastos o inversiones en un 30%, situándose en 4,6 billones. Esta tendencia al incremento del gasto público va a ser potenciada en los años siguientes por el presiden te Roosevelt quien establece un programa de gastos federales que alcanza, en 1934, la cifra de 6,6 billones de dólares. Es decir más del doble de las inversiones

públicas con respecto a 1929. Interrelación de los datos y proceso evolutivo.

Entre 1932 y 1935, la gráfica se centra en dos magni tudes, paro obrero y gastos del gobierno indicando con ello la estrecha relación que se concede a ambas magnitudes. El paro alcanza su punto máximo en 1933 a la vez que una decidida reorientación de la política del gobierno va a incrementar el gasto públi co, a crear un nuevo empleo y a dinamizar, en defini tiva, el conjunto del sistema. Los primeros frutos de esta política se constatan en 1934 en el que rompe la tendencia alcista del paro obrero e incluso se reduce el número de parados en 1,3 millones. El manteni miento del nivel de inversiones públicas en 1935pro dujo una continuidad en la tendencia de reducción del paro (bajó a 10,6 millones de parados) y una clara recuperación del sector automovilístico. Ld peor de la crisis había pasado.

c) Comentario final.

La crisis de 1929 conmocionó a los países industriali zados de Europa y América. Los países con una es tructura financiera más débil, como Alemania y Aus tria, fueron los más afectados. Por ello, algunos his toriadores han considerado que las reparaciones o indemnizaciones de guerra que debían pagar los paí ses que perdieron la Primera Guerra Mundial, fue una de las causas claves del descalabro de 1929. Otros

Polémicas entre historiado

historiadores, centrándose en el caso americano, au

res.

téntico epicentro de la crisis, tienden a explicar las causas de la misma en factores internos del sistema

económico. Así, citan las deficiencias estructurales de la Banca y de las sociedades anónimas, la crisis agrícola, el inadecuado desarrollo de la ciencia eco nómica, etc. En cualquier caso, la crisis de 1929 supu so una ruptura del espejismo de prosperidad de los «felices años veinte» y tuvo graves consecuencias. La primera es la crisis del sistema liberal. En adelante, el 50

Estado no se limitará a serun mero espectador del li bre desenvolvimiento de las fuerzas económicas. In tervendrá decididamente en la economía con un pa pel orientador, compensador y controlador de los factores económicos.

Valoración de conjunto e

La crisis económica fue resuelta de distinta forma se-

Historía Comparativa.

gún los países. El gobierno de los Estados Unidos re forzó el papel de la inversión pública, el control fi nanciero y la dinamización del sistema económico

por medio del «New Deal» del Presidente Roosevelt, tal y como acabamos de señalar. Sin embargo, otros

países tendieron al autarquismo, al militarismo y al autoritarismo como es el caso de Alemania, Italia, Portugal, Austria, Rumania, etc.

Por todo ello, la crisis de 1929 es un episodio clave de nuestra Historia contemporánea. La presente gráfica posee la virtualidad de expresar claramente el alcan ce de la crisis en los Estados Unidos y los mecanis mos utilizados para su resolución.

e) Otros materiales de trabajo

En los últimos años se han editado materiales de trabajo histórico de extraordi

naria calidad e interés (verapéndice pág. 93 y s.). Dichos materiales, básicamente, consisten en reproducciones facsímiles de documentación original, como periódi cos, proclamas, panfletos, leyes, etc. A veces, contienen gráficas históricas, graba dos, esquemas, reproducciones artísticas, etc. La finalidad de estos materiales es llevar a la clase y poner en contacto a los es

tudiantes conunosfondos reproducidos, queo biensonsóloaccesibles al investiga dor o bien duermen el sueño de los justos en museos, hemerotecas o archivos. Con estas reproducciones el estudiante maneja y comprueba directamente las herra mientas de trabajo con que cuenta el historiador para escribir la Historia. Su interés supera el marco estrictamente académico por lo que el aficionado a la Historia en

contrará en los mismos unos puntos de referencia y reflexión de gran interés. La mayoría de estos materiales de trabajo están pensados para los estudiantes de Historia del bachillerato, por lo que sus contenidos temáticos coinciden con los

programas de COUy bachillerato,de modo que se pueden yse deben utilizar parale lamente al avance de los programas. El uso de estos materiales posee, además, la ventaja de que facilita el trabajo en equipo por parte de los estudiantes, ya sea a tra vés de grupos de trabajo o por tener que integrar los contenidos que cada estudiante haya deducido de su trabajo correspondiente. En efecto, el método habitual consisteen una exposición oral por partedel es tudiante que recojalas ideas o sugerencias que los materialesle han aportadoen re51

lación a un tema central. Ahora bien, para que el uso de estos materiales resulte lo

más rentable posible, se debe conjugar toda una serie de factores y fuentes de infor mación en la que tu capacidad deductiva con ellmaterial juega un papel primordial. En líneas generales, los pasos adecuados para el manejo de estos materiales en clase pasan por:

- Una relación estrecha entre los materiales y el tema objeto de estudio en ese momento en la

clase.

- Una coordinación y orientación por parte del profesor sobre las líneas gene rales del tema y su relación con los materiales repartidos. - Tu propia lectura y preparación con manuales u obras concretas en relación al tema de Historia objeto del trabajo. - Análisis y comentario de tu material como si se tratase de un comentario de una diapositiva de arte, de un mapa histórico, un comentario de texto o una gráfica.

- Exposición oral de las ideas básicas deducibles del análisis del material. És tas suelen estar enumeradas, por lo que tu exposición debería encajar con lo que anterior y posteriormente realicen tus compañeros. Escucha y toma bue na nota de sus intervenciones, pues todas tus ideas ganarán en solidez y co herencia sobre la base de la integración de la totalidad de exposiciones. - Discute, critica e integra todas las aportaciones.

- Redacta o elabora un esquema final en el qué tengas en cuenta tus conoci mientos sobre el tema, la introducción y síntesis que haya hecho el profesor, y el conjunto de intervenciones orales aportando diversos puntos de vista so bre el tema.

Como ves, un trabajo de este tipo te puede enseñar a manejar y comentar unos materiales interesantes y no fácilmente accesibles para tí hasta ahora; te puede ini ciaren el trabajo colectivo; te permitirá intervenir en público exponiendo oralmente tus conocimientos y conclusiones, y te ejercitarás en el análisis y relación de diver sos materiales históricos con el tema que estés estudiando.

7. LA EXPOSICIÓN DE UN TEMA EN CLASE

Algunos profesores organizan sesiones en las que el estudiante o un grupo de estudiantes, exponen en clase algún trabajo o tema, por el que han mostrado un es pecial interés. Esta es, sin duda, una práctica provechosa para que te inicies en algo que te va a ser de enorme utilidad: hablar en público. No minusvalores este aspecto de tu formación. Desafortunadamente, son cientos los estudiantes que han finaliza do su licenciatura sin haber pronunciado una sola palabra en público. Por supuesto, han tenido después grandes dificultades a la hora de explicar un tema a una clase co mo profesores, al exponer un ejercicio oralen unas oposiciones o al defender una te sina de Licenciatura. Puedes estar seguro de que una buena práctica de exponer te mas en público te será un instrumento de éxito en numerosas y diversas ocasiones. Cuando se plantee la posibilidad de participar en la exposición de un tema en 52

clase, no dudes en aprovechar esa oportunidad. Piensa que la elocuencia, la capaci dad de expresar con claridad una serie de ideas paraun público numeroso, no se ob tiene en una semana ni en un mes. Requiere tiempo y práctica. De modo que cuanto antes empieces y más oportunidades aproveches, tanto mejor será para tí. He aquí algunos criterios que deberías seguir cuando expongas un tema en cla se:

- No improvises; estudia y documéntate a fondo sobre el tema objeto de tu in tervención. Esto te dará seguridad y evitará que te pongas nervioso durante la exposición. Apóyate en un esquema al que puedas acudir como guión de la charla. No se trata de una lectura, sino de una exposición oral. Por ello, el guión o esquema te permitirá estructurar y explicar el tema conforme lo ha bías planeado.

- Cuando hables, dirígete a la audiencia. No bajes la vista nada más que unos segundos por si tienes que hacer alguna consulta al esquema o realizaralgu na cita textual. Mira, por tanto, a tus compañeros de clase o audiencia. Causa muy mala impresión estar mirando permanentemente a un libro, a unos apuntes, al suelo o a una esquina de la clase. Además, ese contacto visual te

permitirá medir el grado de interés con que se está siguiendo tu disertación. En cualquier caso, el miraral público, transmite una sensación de seguridad e interés.

- Habla alto y claro, no sólo para la primera fila. Asegúrate de que el tema del que vas a hablar sea interesante para esa audiencia. Comienza tu exposición con una introducción en la que expliques el propósito general de la exposi ción. Trata de hacer una exposición lógica, en la que sus elementos se rela cionen y dirijan a confirmar una hipótesis inicial. Haz pausas o enumera cada vez que inicies un nuevo epígrafe. Clarifica que se trata de un nuevo punto en el tema.

- Mide el tiempo. Asegúrate de que existe una relación entre la amplitud e in terés de tu exposición y el tiempo de que dispones. Procura que no sea ni de masiado largo ni demasiado corto. Dedica un tiempo proporcionado a cada apartado que vayas a desarrollar. Deja siempre unos minutos al final para la conclusión. Tan importante o más que comenzar una explicación es saber terminarla. En la conclusión, establece de nuevo cuál ha sido el objetivo o idea principal de la exposición y brevemente señala los puntos, datos o acon tecimientos en los que te hayas apoyado.

Hablar en público, exponer un tema de un modo fluido y claro: ese es el objeti vo. Como comprobarás, los comienzos (como todos los comienzos) te resultarán al go costosos. Pero piensa que sólo la práctica y una adecuada metodología te permiti rán salir airoso en situaciones de este tipo que seguro se te han de presentar. Como podrás comprobar, junto a los criterios anteriormente expuestos, la base de la exposición de un tema en clase consiste en la preparación del tema y en la ela boración de un esquema claro, breve y conciso que te sirva de guía a lo largo de la ex posición. A modo de ejemplo, un guión o esquema podría tener las siguientes carac terísticas:

53

Tema: El Califato de Córdoba 1.- Introducción.

Siglo X. Siglo de oro de Córdoba. Significado del Califato: Reafirmación del poder Omeya frente a fatimíes y abassíes. Período de esplendor. Pacificación interior. Fin de la anarquía.

Expansión hacia los Reinos Cristianos del Norte. Control del norte de África. Gran desarrollo cultural.

2.- Abderramán III 912-961 912-929. Pacificación interior.

Califato Independiente. 929-961. Inicio de la expansión Cordobesa. Contra los Reinos Cristianos del norte. Política norteafricana.

3.- Reorganización de Al'Andalus

Progresiva orientación. Se reciben influencias de Bagdad. Sacralización del Califa.

Centralización y Burocratización.

Ejército regular y mercenario. Campañas de verano. Almanzor. 4.- Cultura.

Mutacilíes. Concepciones liberales y racionalistas. Batiníes. Nuevas ideas filosóficas.

Alfaquíes. Conservadores e intransigentes. Poesía. Tradición omeya. Aristocracia. Influencia Abassí. Más popular. Zéjel. Arquitectura. Ampliación Mezquita. Medina Zahara.

5.- Ruptura de la unidad del Al'Andalus, s. XI. Presión Reinos Cristianos del norte.

Conflictos internos: étnicos-sociales y religiosos.

Tendencias centrífugas: Taifas. 6.- Conclusión.

S. X. Siglo del explendor.

A la vez, equilibrio inestable por estos tres principales problemas. 7.- Bibliografía.

Se puedeoptarporcitaral principio, indicando los libros utilizados o biena lo largo de la exposición señalando losdistintos autores, o bien, simplemente, al fi nal de tu intervención.

54

8. EL EXAMEN

Preparar y realizar un buen examen puede resultar un ejercicio poco costoso si se ha trabajado de un modo continuado. Trata de ver el aspecto positivo de un exa men, por cuanto:

- Te obliga a un repaso general y, por lo tanto, a una consolidación de tus cono cimientos.

- Tienes que redactaruno o varios temas, lo cuál supone una buena práctica de redacción sobre un esquema que posees de esa pregunta o tema. - Te indica el grado de integración de tus conocimientos sobre la materia y un nivel aproximado de los objetivos didácticos alcanzados durante el curso. En el fondo, un examen es la resultante de varios factores, como conocimien

tos de una materia, la comprensión y dominio de ideas claras y precisas, la capacidad de redactar y expresar esas ideas y completa y precisacomprensión de las preguntas realizadas en dicho examen.

Para la preparación de un examen hay un elemento que es esencial: no se trata de memorizar textualmente una lección o tema, sino de retenerlas ideas fundamenta les que componen el mismo a la vez que un mínimo esqueleto histórico en el que en garzar esas ideas. En síntesis, para preparar un examen lo que hay que aprender es un esquema, unos puntos precisos.

En el caso de un examen en el que se sorteen las preguntas a responder, los te mas a estudiar son, obviamente, todos o la mayor parte. Pero los exámenes realiza

dos durante un curso suelen responder a una cierta lógica. Quiere esto decir que del mismo modo que has sabido desarrollar una gradación de la importancia de cada parte de un tema explicado (por ejemplo, tomando apuntes), no te será muy difícil deducir entre una extensa gama de posibilidades, qué temas o cuestiones son más susceptibles de que vayan a ser preguntadas. Haz, por tanto, unaselección de aquellos temas que tú consideres o que el profesor haya señalado como más interesantes o im portantes. Es decir, estudia y prepara un examen con lógica. Evita unplanteamiento que consiste enpegarseunatracónde estudio la víspera del examen. Lo mejor que puedes hacer la noche anterior a un examen es descansar tranquilamente para encontrarte despejado durante el mismo. Muchas veces la cla

ve de un buen examen se encuentra en un estado de ánimo despejado, relajado y descansado. Por ello, durante el examen no te pongas nervioso. Lee las preguntas lenta y detenidamente. Son numerosísimos los casos de estudiantes que responden a preguntas que no eran las formuladas. Haz un cálculo y reparto del tiempo del que

dispones. Dedica a cada pregunta o tema un tiempo proporcional de modo que el examen resulte equilibrado.

Planifica el examen. Procura seguir un orden cronológico y/o lógico para res ponder a las preguntas. Lo normal es que los temas se pregunten por orden cronoló gico. Los profesores no suelen poner ninguna pega para que se alteren el orden de las preguntas pero causa muy mal efecto y dice poco a favor del estudiante, redactar un examen desordenadamente. Es decir, en un examen sobre la Edad Media no se

debería responder primero a un tema sobre las Ciudades en el s. XI, después seguir con Carlomagno y terminar con el tema de las invasiones. 55

Una vez planificado el examen (comprensión y orden de las preguntas, tiempo para cada una de ellas, etc.) no comiences a escribir con lo primero que te viene a la mente. Escribe en la misma hoja, o en hoja aparte, el esquema que recuerdes sobre ese tema. Ordénalo; incluye una introduccióny conclusión y, en su caso, al final la biblio grafía que conozcas sobre el tema. Entonces comienza a escribir. Cuida el estilo y la claridad de la escritura; procura que cada párrafo y epígrafe se relacionen lo más po sible con el anterior y el siguiente. No te repitas. Si ya has redactado una idea pasa a la siguiente o a las consecuencias que se derivan de ella. Evita losjuicios de valor. No se trata de que la esclavitud te parezca justa o injus ta, sino que comprendas y sepas expresar, en su dimensión histórica, lo que el siste ma esclavista significó social y económicamente. Cuando hayasfinalizado el examen, reléelo. Corrige sobre la marcha aquellas co sas que veas erróneas o aquellos párrafos o frases que no tienen un sentido muy cla ro. Una vez corregido el examen por el profesor, vuélvelo a leer. Pídeselo al profesor en el caso de que no acostumbre a repartirlo. Un examen bien corregido, con sus co rrespondientes aclaraciones, es una vía de rectificación, aclaración y mejora para el estudiante.

56

III

LA HISTORIA FUERA DE LA CLASE

Quizás una de las actitudes que más favorezcan el aprendizaje de la Historia sea la concepción de que ésta se puede y se debe realizar en ámbitos extraordinariamen te amplios. La idea de que la Historia se aprende exclusivamente en clase no puede ser más errónea. En este sentido, muchos estudiantes y profesores acostumbran a hacer una diferenciación entre el curso y el tiempo de vacaciones dando una finali dad académica a la primera y otra de descanso o diversión a la segunda. Quizás este punto de vista esté cambiando en la actualidad pero la realidad es que todavía persis te ampliamente. Por supuesto, que el tiempo libre es un período distinto del tiempo propiamente académico, pero es indudable que por medio de la lectura, de la visita a una ciudad, museo o a un yacimiento arqueológico, en ocasiones, se aprende tanta o más Historia que en un período lectivo habitual. Por ello, no se trata de separar o incompatibilizar ambos períodos sino de integrarlos plenamente en el objetivo de un mejor y más profundo aprendizaje. Se trata, por tanto, de extender lo más posible nuestra curiosidad histórica. Comprender que la Historia no se aprende sólo en los libros sino también en otras

muchas fuentes. ¿Has tenido alguna vez una conversación con una persona mayor que haya tomado parte activa en la Guerra Civil española? Si lo has hecho habrás pa sado un rato apasionante. Habrás oído una versión directa y vivida de uno de los pe ríodos más importantes de la Historia de España. Y es que, en efecto, a nada que te intereses un poco, encontrarás multitud de vías para conocer y «palpan> la Historia. A tí te corresponde aprovecharlos e integrarlos con el aprendizaje que estés llevando a cabo durante el curso.

Uno de los motivos de la popularidad de la Historia es que ayuda a responder a importantes preguntas sobre nuestra propia vida, nuestro país o la situación del mundo en general. Es decir, ayuda a entender y a vivir en el presente. En la Historia buscamos, aunque sea inconscientemente, una proyección de futuro. Pero tu acti tud podría ser mucho más ambiciosa. Es decir, no se trata sólo de interrogar al pasa do para comprender el presente sino que podríamos volver la oración por pasiva. Tratar de vivir intensamente el presente, observarlo en su complejidad, para una mejor comprensión de la Historia. 57

Como es sabido, la Historia no se compone de compartimentos estancos, sino que multitud de elementos y situaciones del pasado perviven durante muchos años, aunque formamente se haya cambiado de época. Así, algunas instituciones señoria les han persistido después de la llegada de la Revolución Industrial, etc. En ese tipo de situaciones, aparentemente paradójicas, el historiador tiene que fijarse cuidado samente y muchas veces constituyen el primer punto de partida para una investiga ción. Asimismo, el presente nos puede dar buenas lecciones acerca de la compleji dad de la Historia, por ejemplo, si observamos el peso de los intereses de los grandes Estados o potencias, que se sobreponen a sus supuestas ideologías, cuando se trata de conquistar una posición ventajosa frente al adversario. Esa actitud o concepción de aprendizaje, a partir de múltiples vías o posibilida des, está en relación directa con el carácter interdisciplinar de la Historia la cual, co mo estudio de las más diversas situaciones y aspectos del pasado, es esencialmente interdisciplinar. Todo esto confiere a la Historia un grado de complejidad y exten sión que ha inducido a los historiadores a especializarse y a estructurar el estudio de esta materia, particularmente en los niveles superiores, sobre la base de la especialización.

Durante el Bachillerato no se plantea básicamente el problema de la especialización. Pero si desde un principio sientes una preferencia o inclinación hacia la His toria, trata de orientar los demás estudios y asignaturas optativas (Griego, Historia del Arte, etc.) hacia un amplio abanico de materias que te serán útilísimas para tus estudios de Licenciatura.

En cualquier caso, el planteamiento más adecuado para una rentabilización del conjunto de tus estudios es establecer en lo posible una estrategia en torno a la cual giren las diversas asignaturas, materias, lecturas, actividades escolares o universita rias que vayas a realizar en los próximos años. Así, por ejemplo, si tienes la idea de especializarte en Historia Antigua deberías dedicarte a estudiar especialmente Latín y Griego, Literatura de ese período, Filosofía, libros de Historiadores, Biógrafos y Geógrafos coetáneos, Historia del Arte del mundo clásico; en tus excursiones o via jes a centros de interés de esa especialidad (Itálica, Mérida, Segóbriga, etc.) visita los museos arqueológicos, trata de leer sus inscripciones epigráficas, etc. En síntesis, trata de alcanzar un claro objetivo: conocer y familiarizarte lo más amplia y profundamente posible con esa época o período histórico en el que te vayas a especializar, o a una variedad de ellos, si todavía no lo tienes decidido. Hazlo sin li mitación en cuanto a las posibilidades que se te ofrecen. Realmente, hay muchos ca minos además de los libros o la actividad lectiva. Y hay que aprovecharlos.

1. LA HISTORIA EN TU ENTORNO

La Historia no es algo abstracto que se lee en los libros y con la que tienes una relación más o menos distante. A nada que observes tu propio entorno, podrás sentir la Historia en el mismo nombre de una calle, en la Catedral o Parroquia, en unas rui nas cercanas, en un edificio público importante, etc. Hay multitud de posibilidades de ponerse en contacto con el pasado. Sin duda, un buen medio es organizar y parti58

cipar en excursiones o viajes a ciudades o lugares de interés. Pero antes de iniciar es te viaje responde a una pregunta. ¿Conoces realmente tu ciudad o tu pueblo? Si la respuesta es negativa, empieza entonces por conocer el lugar en el que vives. No te conformes con «saber andar» por tu ciudad y por conocer el nombre de la Iglesia y el siglo en que fue construida. Tanto el estudiante como el aficionado a la Historia, tienen que hacerse otras preguntas y tratar de responderlas. Por ejemplo, podrías organizar un guión como el que sigue, o más amplio, según los casos, y bus car las respuestas correspondientes:

- Trazado urbano; tipo del mismo; épocas que lo componen (si hubo una ciu dad árabe o medieval, posteriores trazados según las diferentes épocas, etc.) Motivo del trazado. ¿Fue una ciudad defensiva o comercial? etc.

- Los edificios. Pormenoriza los que consideres importantes; qué papel juga ron en la Historia de tu localidad. Por qué y por quiénes fueron construidos; las murallas, su época y función; la Arquitectura y objetos de Arte importan tes que se conserven, etc.

- Los nombres y vidas de aquellas personas que nacieron o vivieron en tu ciu dad o tu pueblo y que jugaron un papel relevante aunque sólo sea a nivel lo cal.

- Fíjate bien en el nombre de las calles. Te informarán de personalidades, de antiguos conventos emplazados allí y que hoy quizás han desaparecido, etc. Trata de averiguar el por qué de aquellos nombres de calles que te llamen la atención, aunque hasta ahora no hubieras reparado en ellos. - El papel que tu ciudad o pueblo jugó en la Historia regional o nacional según los grandes y diversos acontecimientos en los que tu pueblo se vio envuelto. - La economía y vías de comercio. Si tu pueblo es hoy un centro industrial, tra ta de imaginarlo hace tan sólo cien años. ¿Qué tipo de cultivos se daban en aquella zona? Si es un centro agrario, interésate por la evolución de los culti vos; posiblemente no siempre fueron los mismos. ¿Cómo y cuando se intro dujeron? La parcelación y distribución de la propiedad agrícola, su integra ción en el mercado regional, etc. - Cuál fue su momento de esplendor. Por qué motivo experimentó un rápido crecimiento. En su caso, ¿cuándo comienza la decadencia de tu ciudad o re

gión? ¿cuáles fueron los motivos? Maneja para ello en términos comparati vos la evolución de la población pues es un dato de relevancia esencial.

¿Dónde buscar toda ésta información? Acude a una Enciclopedia, a un Diccio nario Histórico-Geográfico. Usa un Atlas Histórico y comprueba en qué área de in tereses o conflictos se desarrolló la vida de tu pueblo en el pasado. Los Municipios y las Diputaciones Provinciales disponen normalmente de la mayor parte de las publi caciones que se han realizado a nivel local, comarcal o regional. Acude a sus Biblio tecas, así como a las Instituciones Culturales (Obras Sociales de las Cajas de Ahorro, Ateneos, etc.). Consulta en tu Instituto, Colegio o Facultad, quizás algún profesor de Historia, interesado en la Historia local pueda orientarte, pero en cualquier caso no te será difícil recopilar información a partir de las posibilidades enumeradas. (V. Apéndices pp. 95 y 135 y s.) 59

Colabora, si puedes, en un grupo de trabajo pues, como ves, el material de tra bajo puede ser mucho más amplio de lo que imaginabas en un principio. En el caso de que tu ciudad sea muy grande, haz el estudio por barrios, comenzando por el más antiguo y planteándote este trabajo en plazos más amplios. A partir de la informa ción recopilada y seleccionada, elabora un plano-esquema de la visita que vas a reali zar a tu pueblo o ciudad con un bagaje de conocimientos que te permitirá recorrerla y conocerla de un modo más profundo, distinto y, sin duda, más interesante. Trata de que ese esquema o trabajo haya respondido a la mayor parte de interrogantes que te habías planteado al inicio de las consultas en las distintas bibliotecas.

Ese plano-esquema-visita debería partir de la zona más antigua de la ciudad. Será probablemente una Plaza, una Iglesia, una antigua Mezquita o Castillo. Cons tata los cambios que se han operado. Los edificios de interés que han desaparecido y los que todavía continúan en pie. Delimita, a partir del trazado de la ciudad las dis tintas épocas o «edades» que todo ente vivo tiene. Comprobarás que muchas veces una sola calle actúa como auténtica frontera entre una zona y otra, entre una época y otra, etc.

Podrías, incluso, hacer un breve trabajo sobre tu pueblo en cuanto a la pobla ción. Es más sencillo de lo que parece y el volumen de información que te puede dar te asombrará. Acude al Ayuntamiento, a la Oficina de Estadística o del Censo. Ellos

normalmente facilitan la información que se les pide sobre estadística de la pobla ción. Elabora una pirámide de población a partir de la información que te den y ob serva la tendencia actual a crecer o a disminuir, grupos de edades, motivos que hay detrás de los datos que te ofrece esa pirámide, etc. Como ves, la tarea resulta apasionante y además combinarías Historia, trabaja da por tí mismo, con Historia del Arte y Geografía Humana. ¿Estás realmente segu ro de que conoces a fondo tu pueblo o ciudad? a) El viaje o excursión

Un estudiante de Historia mostraría muy poca sensibilidad si en una excursión o viaje no aprovechara el trayecto^>ara observar un paisaje agrario o industrial, su realidad cambiante y la intensa relación del hombre con él. En un viaje, lo importan te no sólo es llegar al punto al que nos dirigimos, sino también el aprovechar las po sibilidades que nos ofrece el recorrido.

Desde este punto de vista se debería planear el viaje teniendo en cuenta aque llos aspectos geográficos e históricos del recorrido. Observa durante el trayecto los elementos físicos más importantes (tipo de relieve, clima, etc.) y su geografía huma na. Piensa que al igual que una ciudad tiene sus «edades», también el campo es un ente vivo. Quizás con ritmos distintos o más lentos, pero el caso es que ese paisaje que estás viendo no siempre fue como lo ves ahora desde el coche o el autobús. Ten

en cuenta la desforestación y los distintos tipos y sistemas de cultivo que se sucedie ron; cómo ha evolucionado la distribución de la propiedad, cómo ha sido la relación del hombre con ese medio, etc.

Planifica el viaje. Delimitacuáles el objetivo principal acubriry qué otrosluga res o zonas pueden ser también visitadas en el mismo viaje, según un orden de prio60

ridades, del tiempo y los medios disponibles. Trata de que el viaje que vayas a reali zar tenga relación con las materias y contenidos que estés estudiando durante el cur so, de modo que puedas comprender mejor las explicaciones y los temas dados en clase. Así, por ejemplo, si estás estudiando el Renacimiento Español una visita a Sa

lamanca,Úbeda o Baeza seríalo ideal (aunque hay otros muchos lugaresen España donde se puede «vivin> el s. XVI). Si estás estudiando el Imperio Romano, España, después de Italia, quizás sea el país en el que mejor se pueda sentir la presencia ro mana.

Si el objetivo del viaje o excursión es conocer una ciudad de particular interés histórico, prepara la visita con los mismos criterios explicados para la visita a tu ciu dad en el epígrafe anterior. No te limites a ver superficialmente los monumentos: trata de «entender» históricamente la ciudad. Podrías organizar el recorrido de mo do que si no te da tiempo a ver «toda la ciudad» asegúrate de que has sabido dirigirte a los puntos más importantes. Por el contrario, si dispones de tiempo suficiente no hay nada como vagar por una ciudad y encontrarse, a veces inesperadamente, con esos rincones y lugares que nos suelen resultar enormemente atractivos. Para preparar una excursión de este tipo deberías usar aquel material con el que se está trabajando a lo largo del curso (Geografía, Historia del Arte, Manual de His toria, etc.). Existen también buenas guías de excursiones en las que se combinan as pectos geográficos e históricos. Las guías de turismo suelen poseer la virtud de ser muy asequibles y ofrecen una amplia información de conjunto. Pero, por el contra rio, estas guías son sólo de información general y, por tanto, no profundizan en im portantes aspectos que un estudiante de Historia debería tener en cuenta. Por eso, para preparar a un cierto nivel una visita a una ciudad, tendrías que acudir a biblio grafía más especializada. Prepara entonces un esquema o guión con aquellos datos que vayas a utilizar y establece un recorrido o plano con aquellas cosas que desees ver de la ciudad, teniendo en cuenta el tiempo aproximado para cada una de ellas. En este tipo de viaje, que se suele realizar una o dos veces al año por un grupo numeroso de estudiantes, el trabajo debería repartirse pues son muy diversos los as pectos a tener en cuenta. No obstante, evita caer en la superplanificación, pues pue de resultar muy agobiante. Pero entre un viaje bien planteado, empezando por las cosas más materiales, y otro que «pasa de largo» por los distintos lugares, hay una di ferencia notable.

Estos criterios, utilizados adecuadamente, complementan el aprendizaje que se está realizando durante el curso. Una participación activa en el mismo evitaría desaprovechar las posibilidades que ofrece una experiencia de este tipo. Además, crea unos hábitos de trabajo y una mentalización muy útil para otros viajes o excur siones.

b) La visita a Museos y Exposiciones

Prácticamente todas las ciudades españolas poseen Museos cuya proximidad un estudiante de Historia debería aprovechar y, por tanto, visitar detenidamente. Asimismo, deberías estar atento a las exposiciones de Arte o Historia que puedan celebrarse en tu localidad. Como es sabido, una Exposición se diferencia de un Mu

seo por su carácter itinerante, puntual y monográfico. 61

Quizás el elemento dominante en este apartado dependa en gran medida de la localidad donde residas, es decir, en las posibilidades concretas de visitar un Museo. Pero muy probablemente, ya se trate de una ciudad grande o pequeña, suele darse más una infrautilización de los recursos existentes que una absoluta carencia de po sibilidades. Además, las visitas a los Museos se realizan, en muchas ocasiones, con motivo de una excursión o visita a otra ciudad. En todo caso, la visita a los Museos

forma parte fundamental de la preparación de los estudiantes cualquiera que sea su especialidad. Para una visita a un Museo deberías tener en cuenta los siguientes criterios:

- Observa el edificio. Normalmente, los Museos están instalados en edificios

de gran interés y es una contradicción ver los objetos de arte del interior y no reparar en el significado arquitectónico, artístico o histórico, que tienen mu chos Museos.

- Hazte una idea de conjunto. Determina qué épocas están mejor representa das, cuáles son sus obras más importantes, que en ningún caso has de dejar de ver. Utiliza una guía del Museo y haz un primer recorrido según el orden

cronológico o por salas en que esté ordenado el Museo. Normalmente, la nu meración de las salas corresponde al itinerario lógico o cronológico a realizar en el mismo.

- Selecciona las salas u obras que más te interesan. Si se trata de un Museo im portante es imposible hacer una visita completa y rigurosa en poco tiempo, de modo que una vez que tengas una visión de conjunto utiliza un criterio se lectivo y detente en las obras principales o en las que más te interesan por cualquier motivo. - Utiliza bibliografía especializada. Si estás realizando un trabajo o estudiando

un aspecto concreto de los que se contienen en ese museo, la bibliografía es pecializada te permitirá profundizar en dicho tema mucho más que las guías del museo o los manuales de Historia del Arte.

c) La visita a los Archivos

Un estudiante de Historia debería tener algún contacto con los Archivos antes de finalizar su Licenciatura. Esta es una visita que se puede realizar perfectamente, incluso durante los cursos de Bachillerato o COU. La visita a un Archivo pone al es tudiante en relación directa con la base fundamental del trabajo del historiador. To

das las ciudades españolas poseen algún archivo, cuyos contenidos, características y toda clase de información se pueden encontrar en las guías de Archivos reseñadas en los Apéndices. Si tienes oportunidad de visitar en un viaje o excursión alguno de los más importantes (A. de Simancas, A. Histórico Nacional, etc.) no deberías desa provecharlo.

La visita al Archivo, si no se es investigador, tiene que estar acordada previa mente con la Dirección del mismo o con el servicio correspondiente, quienes tienen

previsto este tipo de actividades. La visita suele consistir en un recorrido por el Ar chivo, con explicación sobre los fondos de investigación, secciones, ficheros, salas de lectura, microfilms, conservación y restauración, etc. Algunos Archivos poseen 62

una exposición permanente de aquella documentación de mayor interés como tes tamentos reales, cartas, etc. d) La Literatura

No se puede estudiar a fondo una época sin conocer su expresión literaria. Aparte de otras consideraciones el volumen de información directa que la Literatura proporciona al historiador, hace de ésta, un instrumento de inapreciable valor. La Literatura te ayudará a comprender mucho mejor el contexto histórico en que fue escrita determinada obra de teatro, novela, relato de viajes, etc. Gracias a ella, tene

mos un contacto y referencias insustituibles sobre toda una serie de valores (religio sos, ideológicos, filosóficos, artísticos, etc.) correspondientes a esa época y socie dad. Deberías familiarizarte con las principales obras literarias de aquellos períodos y autores más importantes. A modo de orientación, a continuación se exponen algu nas ideas que te pueden ser útiles a la hora de seleccionar tus lecturas correspon dientes a cualquier período histórico:

- Relatos de Viajes. Hay una amplia nómina de autores, desde Herodoto en el mundo antiguo, Aymerich de Picaud (autor de la «primera guía turística» de España sobre el Camino de Santiago en el s. XI) o los numerosos viajeros por España de la Edad Moderna. Todos ellos realizan observaciones sobre Geo grafía, costumbres, fiestas, religiosidad, mentalidades, etc., que además de ser lecturas tremendamente entretenidas, constituyen una fuente de Histo ria insustituible. Estas observaciones de otro modo se hubieran perdido pues muchas veces los naturales de una región no dejaron noticias de costumbres o acontecimientos que por su rutina les parecían perfectamente naturales y no merecedoras de comentario expreso. Por el contrario estos viajeros ex

tranjeros escriben partiendo de los valores propios de su país o sociedad, por lo que destacan y pormenorizan todo aquello que les parece diferente u origi nal del país que visitan.

- Obras clásicas de Literatura y del pensamiento filosófico. Resulta evidente que es imposible ser un especialista del s. XVII español sin conocer los tipos populares y valores ideológicos descritos por Lope de Vega en sus obras de teatro. Así mismo, es muy difícil estudiar la Historia del mundo clásico sin un conocimiento de su mitología y las obras de autores como Homero o Vir gilio; o bien, si estás estudiando la época de la Restauración y concretamente te interesa la vida cotidiana en Madrid a finales del s. XIX y principios del s.

XX, la lectura de las obras de Pérez Galdós y Pío Baroja resultan poco menos que obligadas.

- Memorias y Biografías. A pesar de la parcialidad propia de unas Memorias, sin embargo constituyen una fuente procedente de protagonistas o partici pantes en los acontecimientos descritos, de fundamental importancia. Por ellas conocerás en primera persona opiniones e informaciones sobre los as pectos más diversos del acontecer histórico; además, poseen una inmediatez y en ocasiones apasionamiento, que no hace desmerecer en absoluto su inte rés. Al contrario, en todo caso, les confiere mayor viveza y obligan al historia63

dor a un manejo crítico de estas fuentes. Selecciona y lee alguna de aquellas memorias que tengan relación con la época o personajes que más te intere sen. Es algo que cualquier estudiante de Historia debería incorporar a su ba

gajede conocimientos. Algo parecido podríamosdecirde lasBiografías escri tas por coetáneos, es decir por escritores que vivieron contemporáneamente al personaje biografiado. Tienen el defecto de que, en muchas ocasiones, son obras de encargo o de oficio, destinadas a la glorificaciónde la figura de reyes o personalidades que quizás fueron poco glorificantes. Pero a pesar de todo son obras interesantísimas e imprescindibles paraquien desee especializarse en un período histórico concreto. Las biografías escritas por historiadores, largotiempo después de fallecido el personaje, tienen la ventaja sobre las an teriores del distanciamiento histórico. Se han realizado trabajos considera dos como «clásicos» en la historiografía, como es el caso, por ejemplo, de Pierre Goubert en su libro Luis XIVy veinte millones defranceses, en el que com bina la figura del Rey con el contexto francés y europeo. e) La Fotografía y el Cine

La Fotografía, el Cine y ahora el Vídeo son unas fuentes de Historia y un medio de aprendizaje de dimensiones tan insospechadas como desaprovechadas. Si bien la tajante afirmación de Marc Ferro «El Cine no entra en el universo mental del histo

riador»1 puede considerarse exagerada, no deja de expresar una parte importante de la realidad: tanto historiadores como profesores no acostumbran a tener en cuenta las enormes posibilidades que les ofrece el mundo de la imagen. Y ello es debido, en parte, a los hábitos de trabajo adquiridos, exclusivamente centrados en la palabra es crita. Como señala Bryan Hawortn «la tiranía de la palabra escrita domina todavía la enseñanza de la Historia en un tiempo en que la comunicación ha llegado a ser multidimensional».2

No obstante, cada vez son más numerosos los profesionales que constatan el desfase que, en este sentido, atraviesa la enseñanza de la Historia y hoy se puede contar ya con una amplia bibliografía sobre las posibilidades de aprendizaje por me dio de la Fotografía y el Cine y el uso del Cine como fuente de la Historia contem poránea. El Cine, tanto por su influencia sobre la opinión pública como por el número de espectadores (multiplicados a la enésima potencia por medio de la TV) es con mu cho el espectáculo más importante del siglo XX. El Cine se ha desarrollado de un modo paralelo a la revolución industrial, incluso como una industria más. Ha su puesto también una revolución en el arte por su dimensión estética y por su porten tosa capacidad de comunicación de masas. Como arte de amplia difusión ha cumpli do y cumple funciones propagandísticas y de reflejo de una época. Como fuente de 1. Marc Ferro, «El cine ¿Un contraanálisis de la sociedad? en Hacer la Historia, bajo dirección de Jacques Le Goff y Pierre Nora. Barcelona, Laia, 1980. Vol. III, pág. 241. 2. Bryan Hawortn: «Film in the class room», en The historian andfilm, ed. by Paul Smith. Cambridge. University Press, 1976. pág. 157. Contiene amplia bibliografía. Ver también, Romaguera, J. y Riambau, E., La Historia y el Cine, Barcelona, Fontamara, 1983.

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Historia contemporánea, es el instrumento más insólito con el que podía soñar un historiador de épocas anteriores: observar a los protagonistas de la Historia en dife rido.

La interpretación del Cine y la Fotografía requieren una metodología nueva, distinta y en cierto sentido compleja, en relación a la fuente escrita. Pero todo es cuestión de adquirir esos hábitos o técnicas, del mismo modo que se aprende epigra fía, paleografía y crítica histórica. El Cine, por otro lado, también requiere una cata

logación, ordenación y disponibilidad que lo hagan accesible al investigador, con tando con las muy diversas y numerosas fuentes filmadas existentes. Pero en cual quier caso, hoy porhoy, ni la investigación de la Historiacontemporánea ni el apren dizaje de la Historia pueden seguir de espaldasa un fenómeno de esta naturaleza y posibilidades. El Cine como fuente de Historia ha estado limitado al documental, relegando la

película de argumento a un plano meramente literario, como un simple relato crea do por el autor. Sin embargo, Marc Ferro, uno de los máximos especialistas en esta materia, ha puesto de relieve que «toda película tiene el valor de un documento

cualquierque sea su aparentenaturaleza».3 Es decir, se tratade procedera la «lectu ra» del lenguaje cinematográfico, ya sea este un cortometraje documental, una co media musical, una película de humor o de crítica social, con la misma mentalidad críticacon que se procede al análisis de cualquier otro documento, libro, periódico o material histórico. Y todo ello superando la dicotomía documental -fuente objetiva de la Historia, frente a la película- creación de autor. En efecto, «un documental no es necesariamente más objetivo, más real, más

científico que una película de argumento».4 Y ello se constata claramente cuando se comprueba que los documentales, lejos de ser una objetiva representación de la rea lidad, en muchos casos han servido para la manipulación de la opinión pública. Así, Marc Ferro señala algunos ejemplos sobre las posibilidades que el Cine documental ofrece a la interpretación histórica.5 Los documentales de 1914 mostraban en Fran cia y en Alemania, a una juventud que se dirigía al frente llenos de ilusión y lejos de suponer lo que les esperaba. Tres años después todo el mundo conoce la realidad de la guerra. Mientras tanto, en los Estados Unidos, donde los dos partidos, Republica no y Demócrata, son opuestos a laentrada en la guerra y existen muy buenas cadenas de información en todo el país, los noticiarios y periódicos muestran en toda su cru deza los horrores de la guerra europea. Sin embargo, nada más decidir el gobierno norteamericano, en Diciembre de 1917, su entrada en la guerra, toda la propaganda cambia de signo y se puede ver en los cortometrajes, a la juventud americana dirigir se al frente con la misma ilusión que los franceses y alemanes tres años antes.

Otro ejemplo lo constituye el análisis del comportamiento de las opiniones pú blicas con respecto al nazismo en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial.

3. Marc Ferro, «The fiction film and historical analysis». The Historian and film, ed. by Paul Srrtith. Cambridge. University Press, 1976, pág. 81. 4. Marc Ferro, ibid, pág. 82. 5. Marc Ferro, «Societé du XX siécle et histoire cinematographique», Annales, 23, 1968, pp. 581-585.

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Los documentales ingleses de esta época muestran la cara de un régimen de adoctri namiento, de violencias policíacas y campos de concentración, lo cual explica en gran medida la popularidad de Churchill, enemigo declarado del nazismo. En Fran cia los cortometrajes insistían más en los aspectos militaristas del nazismo. Todo lo cual repercutió en las distintas reacciones de ambas opiniones públicas, unos más preocupados por el rearme y el peligro de una próxima invasión y otros más atentos a los aspectos ideológicos y represivos del régimen hitleriano. Por su parte, la propaganda filmada alemana entre los años 1933 y 1936 de la se rie Gestern und Heute, pone el acento en los nuevos modos de los dirigentes nazis, todo delicadeza y ternura con los niños, ancianos y desvalidos. Ofrecían a la inquieta juventud nuevos y entusiasmantes objetivos a diferencia del régimen de violencia que había caracterizado a la época de Weimar. A partir del análisis de dichos docu mentales se puede comprender más fácilmente cómo el nazismo pudo seducir, en un momento dado, a todas las categorías de la población alemana, así como más tar de les fue prácticamente imposible desligarse del mismo. Igualmente, las películas de argumento son susceptibles de análisis. Así, las películas de Chaplin El evadido y El emigrante, de 1917, nos aportan una información directa sobre los marginados sociales y las dificultades del mundo de la inmigración a principios de siglo en los Estados Unidos de un valor similar o mayor que los docu mentales de tema social de finales del s. XIX o principios del XX. Películas mucho más recientes como Joe Hill de Widemberg o Sacco e Vanceti, de Montaldo, tam bién son un medio extraordinario para comprender el ambiente de la inmigración y del movimiento obrero en los Estados Unidos a principios del presente siglo. Desde este punto de vista, para acercarnos al aprendizaje de la Historia en un tema como la Primera Guerra Mundial, además del cine documental, como La Grand Guerre, deberíamos tener en cuenta las películas arguméntales como Armas al hombro, de Chaplin en la que nos ofrece una visión de la crueldad de la guerra y del heroísmo absurdo. Otras, como El sargento York, idealizan el heroísmo de un soldado americano en la guerra europea preparando una cierta mentalización de lucha y abnegación ante la Segunda Guerra Mundial. Otras películas marcadamente antibelicistas, como Johnny cogió sufusil, ofrecen un punto de vista opuesto a la gue rra y a sus secuelas de impotencia y dolor. Prácticamente todas las películas y documentales pueden ser agrupados en grandes géneros temáticos y a nosotros nos corresponde «leer» esas películas como si se tratara de un texto histórico, una obra literaria o de arte, aplicando, por supues to, los métodos correspondientes a un lenguaje diferente. En este sentido incluso la misma censura que se ha ejercido sobre las películas actúa como un elemento de in formación de primera magnitud. Por medio del análisis de los pasajes, escenas o películas censuradas podemos conocer los tabúes y temores del poder y de la moral dominante en una época o fecha determinada, sobre aspectos políticos, militares, sexuales, etc.

Por lo que respecta al mundo de la enseñanza, la incorporación del vídeo facili ta enormemente las cosas, si bien requiere un importante desembolso y una predis posición y mentalización por parte del profesorado. Pero en cualquier caso, ya sea por medio del vídeo, de un cine club, o por la asistencia al cine comercial, al estu66

diante corresponde una parte fundamental en cuantoaapreciar yaprovechar las vías de aprendizaje que le ofrece el Cine.

En muchas ocasiones ese aprendizaje de la Historia por medio del Cine, se pro duce de una manera espontánea y al margen de los Centros Docentes. Por ejemplo, una serie televisiva como Yo, Claudio, puede enseñar muchísimo acerca del mundo romano. Incluso debería tratarse de evitar el desfase entre un aprendizaje intenso

pormediode las imágenes y.un desinterés frentea un temade Historia de Roma ex plicado en clase. Estetipo de realidades es algo que el profesor y estudiante han de tener en cuenta y, por ello, tratar de integrar y compatibilizarlas diversas vías o ca minos de aprendizaje.

La Historia funciona en gran medida como una sucesión de imágenes y por ello

el Cine permitevisualizar distintasépocas, yaseaa través de documentales comoEl mundo en Guerra o por películas arguméntales como Barry Lyndon, de Stanley Kubrik,en la que se retratade maneramagistral y rigurosa el ambiente rococó de laaris tocracia en la segunda mitad del s. XVIII,así como escenas de la vida militar, rural, etc. Precisamente en esta película puede apreciarse la importancia e integración de la música en un ambiente histórico, aspecto éste que suele ser olvidado por los his

toriadores y que en el s. XVIIIposee un extraordinario protagonismo.Así, no es ex traño que se conozcala dimensión filosófica y políticade Rousseau pero de quien se suele omitir u olvidar su actividad como músico y compositor.

En el análisis de una película, o en la comprensión de su contenido yaportación para el aprendizaje de la Historia, deberías tener en cuenta los siguientes aspectos: - Clasificación del filme. Año de realización, director, productor, género cine matográfico, argumento, etc.

- Análisis del filme.Especialmente determina cuál es el contenido o fondo de la película. Puede tratarse de una película que idealice o critique la conquista del Oeste Americano. Puede tratarse de una película que defienda valores

ideológicos o políticos, como Raza, del General Franco y Saenz de Heredia. O una película que critique el nazismo y el fascismo como Elgran Dictador, de Chaplin.

En este sentido es conveniente considerar cuál ha sido el punto de vista del Di

rector sobre el tema que relata; qué tesis pretende exponer; cómo realiza esa pelícu la para comunicar dicha tesis o ideas principales; y, en último caso, si consigue acer tadamente los objetivos propuestos. Pregúntate también qué intereses o ideología expresa una película y el por qué de su realización en un momento dado. Así, La Marsellesa, de Renoir, se filmó con la clara intención de encender el espíritu nacio nalista y democrático de los franceses ante la Segunda Guerra Mundial mientras que en Italia se filmaba Escipión el Africano y en Alemania El Joven hitleriano. Sin embargo, otras películas se han filmado desde posiciones críticas, por ejem plo contra el Neocolonialismo, como Estado desitio o la BatalladeArgel, o bien con tra la sociedad plastificada y tecnificada de nuestros días, como Mitioo TraficáeJacques Tati, etc.

En conclusión, considera el Cine en su dimensión artística, cultural y de entre tenimiento. Pero, además, como una importante fuente histórica y un precioso me67

dio para aprender Historia, ya sea contemporánea o de épocas pasadas, por medio de la visualización de situaciones y ambientes. Con el Cine, al igual que con otros me dios de aprendizaje, lo fundamental es una actitud crítica y abierta a las enormes po

sibilidades que te ofrece. Por ello trata de realizar la «lectura» del fondo de su men saje. 0 La colaboración en trabajos de investigación

Cada vez son más numerosas y diversas las posibilidades de iniciarse en el tra bajo de investigación sin tener que esperar para ello a ser un profesional de la Histo ria. La reciente historiografía está repleta de títulos, que dirigidos por algún profesor universitario o de instituto, han contado con la colaboración de estudiantes en in

vestigaciones que requerían un amplio despliegue de recursos humanos. La ventaja de participar en un trabajo de este tipo reside principalmente en la experiencia del manejo de fuentes históricas y en la comprobación directa del modo de trabajo de los historiadores. Por otro lado, hay que tener cuidado de no realizar un trabajo me cánico y sin sentido. En el caso de que el planteamiento, concepción general e hipó tesis de trabajo no hayan sido suficientemente explicados por el director de la inves tigación, tu esfuerzo puede resultar monótono y nada gratificante. De modo que si se te presenta una oportunidad de este tipo y te interesa participar, no dejes de hacer lo pero trata de comprender la orientación general del trabajo, que se te informe de las fuentes bibliográficas y complementarias, del estado de la cuestión y de la hipó tesis de trabajo. La colaboración de estudiantes en trabajos de investigación se ha realizado principalmente en el campo de la Historia económica y demográfica. El trabajo de demografía histórica puede consistir en el recuento pormenorizado de Libros Parro quiales de Bautismos, Defunciones y Matrimonios; en otros casos se trata de análi sis y cuantificación de fuentes de Historia económica, como los Libros de Cuentas con los que se elaboran series sobre salarios, precios, etc. De este modo, los historia dores establecen con precisión las fechas y zonas en las que se produjeron crisis, hambres, expansiones económicas o demográficas, etc. Otro tipo de colaboración que puede aportarte un interesante acercamiento y aprendizaje de la Historia es la participación en trabajos de ordenación y cataloga ción de archivos y bibliotecas. España no se ha caracterizado precisamente por una dedicación de recursos económicos y humanos acordes con las necesidades de con servación y utilización de sus fuentes. En muchos casos, la indigencia y el abandono han provocado la pérdida de documentación y libros de capital importancia. Afortu nadamente, asistimos ahora a una mayor preocupación en este sentido y se están to mando diversas iniciativas para la ordenación y catalogación de numerosos archivos locales, como Archivos municipales, archivos de Instituciones, etc. En el caso de los archivos parroquiales, normalmente se encuentran mejor conservados o han pasado a engrosar los fondos de su correspondiente Archivo Diocesano. Prácticamente to dos los pueblos de nuestra geografía poseen o han poseído fuentes documentales, y ahí en el caso de que haya una iniciativa de ordenación por parte del Organismo o Institución que posee dichas fuentes, podrías aprovechar la posibilidad de colabo rar en este trabajo. 68

Otras veces se trata de la catalogación de una biblioteca que el Ayuntamiento o

una Institución pretende reactivar o impulsar. Se trata en algunos casos de ordenar por materias los libros existentes ysobre todo de reorganizar elfichero. Estos traba

jos en ocasiones no son abordados por la penuria económica que atraviesan dichas Instituciones. Sin embargo, el entusiasmo de uno o varios profesoresy la colabora ción de estudiantes pueden hacer mucho en favor de la conservación de estos fon dos que al fin y al cabo constituyen parte esencial de nuestro patrimonio cultural. Otrotipode iniciativa que se ha llevado a efecto en ámbitos reducidos, normal mente a nivel de una provincia, es la elaboración de inventarios de obras de arte en Iglesias, Conventos o Centros Públicos. Un trabajo de este tipo, dirigido porun es

pecialista, debería constar deuna enumeración delas obras inventariadas; clasifica ción (nombre, fechas, autorsi se conoce, etc.), y un somero análisis delas obras de mayor calidad e interés.

También puedes realizar iniciativas de investigación por tu cuenta o con la orientaciónde tu profesorde Historia. Recuerda lassugerencias hechassobrela pre

paración de la visita a tu pueblo o ciudad, o los trabajos demográficos, etc. Incluso puedes comenzar a reuniruna amplia bibliografía sobre un temaquete interesa es pecialmente y sobre el que tengas intención de trabajar en el futuro. Como ves, las posibilidades son numerosas. Un estudiante de Historia debería estar atento para aprovechar aquellas que incidirían más favorablemente en su for mación o que mejor se adaptasen a sus aficiones.

2. EL TRABAJO BIBLIOGRÁFICO a) La Biblioteca

Si estás realizando un trabajo de Historia o pretendes ampliartu bibliografía so bre cualquier tema, la Biblioteca será el lugardonde obtengan los libros e informa ción necesarios.

Es de esperar que en los años próximosEspaña se incorpore a los cambios que, en la concepción y el uso de las Bibliotecas, se han producidoen otros países. La in troducción de la Informática, el microfilm, el préstamo interbibliotecario, el présta mo de libros al lector, etc., confieren a las modernas Bibliotecas una operatividad y utilización o amortización de sus recursos, muy diferente de la realidad decimonó nica en que se encuentran la mayor parte de nuestras Bibliotecas. En particular, el elemento que más ha revolucionado a las grandes Bibliotecas, como en tantos otros órdenes, ha sido la introducción de cerebros electrónicos que memorizan o graban el fichero y pueden conectarse y acumular la información pro cedente de otras bibliotecas también computarizadas. De modo que por medio de una consulta, en cualquiera de los terminales a disposición del público, se conoce inmediatamente la localización precisa del libro, bien en esa biblioteca o en otra co nectada a esa misma terminal. En ese supuesto, el préstamo interbibliotecario o trasvase de libros de una biblioteca a otra mediante solicitud, permite la utilización de fondos e información a unos niveles insospechados hasta ahora. 69

La forma de operar de lainformática ha llegado en algunoscasos hastael punto de que algunas bibliotecas están dejando de confeccionar la tradicional ficha cátalo-

gráfica y las nuevas adquisiciones o fondos son exclusivamente registrados en el ce rebroelectrónico. Asimismo, estos sistemas pueden elaborar listados bibliográficos exhaustivos. De manera que si pretendes iniciar un trabajo y no dispones de biblio grafía o si pretendes completaro actualizar la que tienes con títulos recién publica dos o cuya existencia ignorabas por cualquier motivo, la computadora te proporcio na la información que necesitas. b) La ficha catalográfica

La base del trabajo en una Biblioteca, es la ficha catalográfica, primera herra mienta que un estudiante debe aprender autilizary manejar. Para ellocomienza por usarel fichero de labiblioteca de tu Instituto, Municipio o Facultad, que en un prin cipiote será suficiente. Ahora bien, el manejo del fichero no es algo que se aprende en un día. Muchas veces se pierdecantidadde tiempo y energíastratando de buscar un libro que no se sabe dónde o cómo encontrar.

Si estás haciendo un trabajo de Historia y dispones de la bibliografía necesaria porque te la haya recomendado el profesoro la conoces porcualquier otra vía, busca en el fichero la ficha catalográfica correspondiente al nombre del autor. Es la ficha básica de la biblioteca y contiene la información que necesitas para localizar la obra pormedio de la signatura, la cual tendrás que reseñar para que se te pueda entregar el libro o lo puedas localizary recogertú mismo según las normas de cadabiblioteca. Normalmente una ficha catalográfica por autor suele seguir el siguiente modelo: Nombre del autor

Signatura según la Clasificación Decimal

Universal (CDU).

946-Ha de España

,

«17»-Siglo XVIII Iniciales del Autor. — Letras Iniciales del título.

946 «17» HER esp

HERR, Richard España y la revolución del s. XVIII.

Traducción del Inglés por Elena Fernández Mel/ Reimp. Madrid/ Aguilar/ 1971.

- Reimpresión. -Editorial

XII p. 417 p. map. grab. 21,5 cm.

(Biblioteca Cultura e Historia) — Depósito legal. Madrid •

Colección ' de la Editorial.

Dep. Leg. Madrid 22252-71 ISBN 84-03-12011-7 R-548529.

70

International Standar

Número de Registro (control)

BOOK Number.

de la Biblioteca.

Como puedes observar, la ficha catalográfica contiene amplia información so bre el libro. En muchas ocasiones también recoge otros importantes datos, como el

número de páginas y el enunciado de los capítulos que componen laobra. No debes confundir una ficha de este tipo con la fichabibliográfica, mucho más breve y conci sa y a la que nos referiremos posteriormente.

Como queda dicho, la ficha te indica lasignatura o referencia de localización to pográfica que sirve para encontrar fácilmente un libro, a veces entre millones.

Los criterios para la catalogación yconfección de una ficha osignatura son muy diversos y dependen de las características y condiciones de cada biblioteca. Sin em bargo se van unificando dichos criterios según el Sistema Decimal (ver apéndice pág. 132). En este sentido, existen normas estandarizadas I.S.O. (Internacional StandarOrganization) destinadas a la ordenación y organización de las bibliotecas. No obstante, hay que tener en cuenta que estas normas son más fácilmente aplica bles a las nuevas bibliotecas o a los nuevos fondos que incrementan las Bibliotecas.

De modo que algunas bibliotecas pueden tener fichas muy antiguas que no se adap tan en absoluto a la citada normativa bien porque los libros se encuentran repartidos por secciones especializadas o por otros criterios.

En el caso de que necesites ampliar la bibliografía sobre un tema puedes usar una doble vía. Porun lado, el primer libro al que te has dirigido y que estás manejan do te indicará seguramente una amplia bibliografía bien en un apéndice o bien por medio de las notas a pie de página. Cualquiera de esas dos posibilidadeste pueden servir para buscar nuevos libros. Ahora bien, en el supuesto de que conocieras el título de un libro que te interesa utilizar y del que desconoces el nombre del autor puedes buscar en el fichero el libro porsu título. Así, para el caso del ejemplo ante rior también encontrarías esa ficha catalográfica, por España y la Revolución del siglo

XVIII, siempre que el fichero esté ordenado por el sistemadel Catálogo Diccionario. En el supuestode que te intereseun tema como laindependencia de laIndia, o lasciudadesmedievales,etc., y no dispusieras de un libroinicial, acudeal fichero or ganizado por «Materias». Elacertado uso de este fichero depende, en gran medida, de que sepas dirigirte y buscarsegún el conceptoadecuado. Así, porejemplo,en un tema sobre las ciudades medievales podrías buscarlo porel concepto de «Ciudades» o «Edad Media». En este caso,ambos conceptos habrán generado una ampliacanti dad de títulos porlo que tendrías que buscar entre un gran número de fichas hasta dar con aquellas relacionadas con el tema que te interesa. En el caso de laindepen denciade la India puedes buscaren el apartado de materias de Historia pornaciones y encontrar fácilmente alguno referido a dicho tema. Es decir, tienes que deducir, según el tema en el que estés trabajando, cual es la palabra o concepto claveque te puedellevar alostítulos que buscas, tratando de serlo másconciso posible. En últi mo caso, si no encontras referencia alguna no tienes más que preguntar al servicio de información de la Biblioteca, o bien acudir al libro índice de materias. Algunos libros que hayas podido seleccionar por medio del fichero de «Mate rias» quizás no tengan excesiva relación con el tema en que vas a trabajar. Ello es de bido a que el título no supone una información precisao total de su contenido. Para evitar esto, lee detenidamente el contenido de la ficha catalográfica, pues como se ha dicho, puede incluir los títulos de sus capítulos y puedes por tanto hacerte una 71

idea general de la obra. En el caso de que esto no sea suficiente pide el libro y un simple repaso a la introducción y al índice te será suficiente para saber si ese libro se adapta a tu tema de trabajo.

c) Organiza tu propio fichero bibliográfico Conforme avances en el estudio de la Historia vas a ir entrando en contacto ca

da vez más con una amplia bibliografía. Te será muy conveniente organizartu pro pio fichero de modo que ese capital de conocimientos (que, al fin y al cabo, eso es el uso de una amplia bibliografía) pueda estar a tu disposición en cualquier momento que lo necesites. No confíes en la memoria, pues un volumen elevado de títulos y autores no es posible retener. Organizar un fichero requiere un trabajo continuado y ha de transcurrir paralelamente a tus avances en el conocimiento y aprendizaje de la Historia.

La ficha bibliográfica no tiene por qué contener la cantidad de información de

una ficha catalográfica. Tiene que ser algo muy práctico y operativo y que contenga básicamente los siguientes datos:

Datos: Autor

Bloch, Marc.

Título

La Sociedad Feudal, 2 ed.

Ciudad, editorial

México, Uteha, 1969.

£ o

lo

y fecha 12,5 cm.

Puedes añadir, cuando sea necesario, número de volúmenes, colección a que pertenece, etc.

Esta ficha la puedes ordenar por materia y autor (Edad Media, Sociedad Feu dal), y te facilitará su referencia exacta en el caso de tener que manejar el libro o sim plemente citarla en alguna ocasión. En esta misma ficha, en su reverso, o en otra fi cha aparte puedes señalar, a modo de resumen y muy brevemente, los contenidos o tesis del libro, su importancia historiográfica o cualquier otro dato de interés para ti. Los libros a fichar pueden ser, por un lado, los que vayan componiendo tu inci piente biblioteca. Pero también debes incluir aquellos libros que no has utilizado pero que por su autor o título consideres de interés y que los puedes necesitar en cualquier momento. Si trabajas sistemáticamente en este sentido al cabo de poco tiempo poseerás un fichero que será indudablemente una de tus principales y más útiles herramientas de trabajo. 72

d) La recensión de un libro

La recensión de un libro es uno de los trabajos básicos que tiene que realizar un

estudiante. No por ello es un cometido sencillo. Muchos estudiantes confunden re cesión con resumen y hacen redacciones, a veces recogiendo textualmente los con tenidos de algunos capítulos del libro supuestamente recensado. Las líneas básicas de una recensión deberían contener las siguientes partes fun damentales:

- Una introducción en la que se explique el título de la obra recensada, nombre del autor, información sobre su personalidad como historiador, importancia de sus aportaciones historiográficas, etc. - Exposición del contenido del libro; las partes o capítulos que componen la obra; las fuentes y la bibliografía utilizada, etc. - Breve exposición de las tesis o conclusiones del libro. - Comentario personal sobre la viegencia de dicha tesis, polémica suscitada a

partir de su publicación; seguidores actuales; estado actual de la cuestión, etc.

- Conclusión.

Por supuesto que no todas las recensiones tienen por qué tener en cuenta las sugerencias hechas anteriormente. Dependerá de las características del libro, de los años que lleve editado, de la importancia relativa del autor, de la materia que tra te, etc. A continuación, exponemos muy sintéticamente la recensión de una obra clásica que sí podría tener en cuenta varios aspectos de los señalados: Henri Pirenne: Mahoma y Carlomagno

Introducción

El presente libro, obra postuma de este destacado historiador belga, fue publicado por vez primera en 1939 y es, sin duda, una de sus obras más populares e importantes junto con «Las Ciudades Medievales» y la «Historia de Bélgica». Henri Pirenne fue un historiador innovador en la

metodología de la investigación histórica y en parti cular en la historia económica y social. Estructura, contenido del li bro

La obra recensada, Mahoma y Carlomagno, se com

pone de dos partes fundamentales: «El Oeste Euro peo antes del Islam» y «El Islam y el Imperio Carolingio». La primera parte comienza con un capítulo cuyo título ya expresa una de sus principales tesis: «La continuidad de la Civilización Mediterránea

después de las invasiones germánicas». En esta pri mera parte, Pirenne defiende la tesis de que no se produjeron cambios importantes en el Mediterráneo 73

en el orden cultural, comercial, social y económico

durante la época comprendida entre las invasiones y la emersión del Islam.

La segunda parte de la obra, «El Islam y el Imperio Carolingio», comienza con una exposición sobre «La expansión del Islam en la Cuenca del Mediterráneo»

y continúa con un capítulo dedicado a las particulari dades del Reino Franco en el contexto Europeo y la evolución del Papado. Para concluir con un capítulo dedicadoa «Loscomienzosde la Edad Media» que el autor sitúa cronológicamente en el s. VIII. Tesis del autor

La tesis que H. Pirenne expone en el presente libro son las siguientes:

- Las invasiones germánicas no supusieron unarup tura cultural, social ni económica de la antigua unidad del Mundo Clásico Mediterráneo.

- La ruptura se produjo a raízdel rápido e inespera do avancedel Islam.El Mediterráneopasóa ser un lago musulmán y dejó de ser el lazo de unión cul tural y de comercio que siempre había sido. - El Feudalismo y la regresión económica es el re sultado inevitable de este nuevo estado de cosas. - La Edad Media surge tras una fase de transición

(650-750) en la que la tradición de la antigüedad desaparece. La fundación del Imperio Carolingio en el 800 consagra la ruptura del Este con el Oeste y el inicio de un nuevo orden.

Comentario personal

La tesis de Pirenne supuso una revisión de la estricta periodización de la Historia, en particular contra la idea de que las invasiones habían supuesto un cam bio repentino o una «catástrofe» para el mundo clási co, con el que acabaron en el s. V.

Polémica de la historiogra

Sin embargo, a Pirenne se le ha reprochado el haber

fía

sustituido una catástrofe por otra al atribuir a la inva sión musulmana los «catastróficos» cambios del s.

VIII. Pocos libros en este sentidohan abiertouna po lémica tan amplia como el que comentamos en rela ción a las consecuencias de la expansión del Islam o al inicio de la Edad Media.

Así, R. S. López6 rebate la tesis de Pirenne señalando

R. S. López: «Mohamed and Charlemagne: A revisión», Speculum, XVIII (1943), pp. 14-38. 74

que el comercio mediterráneo no se interrumpe con motivo de la expansión del Islam y contradice las «desapariciones» de ciertas mercancías en la circula ción comercial del Mediterráneo en las que Pirenne

apoyaba su tesis. Por su parte, Daniel C. Dennet7 su giere que el punto de vista de Pirenne responde a un cierto europeocentrismo en la valoración de la cultu ra del Islam y que la decadencia y feudalización de los Reinos Europeos tiene que ser estudiada a partir de factores internos (políticos, sociales, económi cos). Otros historiadores como J. Lestocquoy, H. Moss, Norman Baynes, etc., han intervenido en esta polémica. Quizás una de las más recientes e impor tantes haya sido la aportación de Maurice Lombard, quien ha puesto de relieve cómo la expansión del Is lam lejos de suponer una ruptura del comercio medi terráneo fue un factor dinamizador por medio de la movilización de enormes recursos atesaurizados.

Conclusión

En conclusión, el libro de Henri Pirenne, si bien en sus aspectos básicos ha sido ampliamente criticado, posee el interés de ser una obra clásica de la historio grafía del s. XX. Por otra parte, ha generado cantidad de investigaciones que en última instancia nos han brindado una mayor y mejor comprensión del desa rrollo histórico, en particular en lo que se refiere al fin del mundo antiguo y el inicio de la Edad Media.

f) Las librerías especializadas

Algunas librerías especializadas en temas de Historia o con amplias secciones dedicadas a esta materia, pueden aportarte un buen conocimiento bibliográfico so bre las más recientes publicaciones. En ocasiones, emplear un par de horas en una buena librería puede suponer, para el estudiante de Historia, un incremento en sus conocimientos mucho mayor del que podría suponer. Para ello se requiere, una idea precisa de lo que se puede obtener de una librería especializada. Por otro lado, el li brero al que nos referimos, debe tener un alto grado de profesionalidad. Por lo que respecta a tu actitud en una librería de este tipo, hay que tener en cuenta que una librería no es un quiosco de prensa en el que se compra rápidamente un periódico o revista. Se trata, por el contrario, de recuperar las formas y sentido pleno del concepto «librería», que es, debe ser, también un lugar de encuentro, de discusión y comunicación. Es decir, un centro cultural. La diferencia entre una vi sión «quiosquera» de una librería y a la que aquí nos referímos, reside básicamente 7. Daniel C. Dennet: «Pirenne and Muhammad», Speculum, (1948), pp. 165-190.

75

en que se debe ir a la librería, no con la idea exclusiva y preconcebida de comprar un

libro determinado (aunque, por supuesto, esto también se haga) sino por el hecho en sí de ir a la librería, como se podría ir a una conferencia o a una clase. Y ello es así, porque una librería especializada nos enseñará muchísimas cosas. Allí encontrare mos las novedades editoriales, las revistas especializadas, las ediciones de importan tes obras de historia publicadas en el extranjero; podremos hacernos someramente una idea de las más recientes corrientes y preocupaciones historiográficas. Tendre mos oportunidad de hacer un examen detenido dé aquellos libros de nuestro inte rés, ya que, normalmente, las librerías efectúan una ordenación temática de sus fon dos. Allí podrás ojear, con toda tranquilidad, ese libro del que has oído hablar pero que no conocías materialmente. En ese repaso de sus estanterías podrás considerar qué libros, como mínimo, deberías comprar por ser obras básicas o fundamentales, etc. Si estás haciendo un trabajo o preparando un tema cualquiera, una consulta al librero puede resolverte muchos quebraderos de cabeza pues, como buen profesio nal, te orientará con magníficos resultados. Una librería especializada es mucho más que un puesto de venta de libros. En ella se celebran presentaciones de libros (que son una buena oportunidad para ini ciar un contacto, incluso personal, con aquellos historiadores que te interesen); se

hacen, periódica o puntualmente, exposiciones editoriales monográficas, es decir, se reúnen la mayor parte de los libros publicados por diversas editoriales sobre un mismo tema; editan catálogos bibliográficos con las novedades nacionales y extran jeras de las obras más importantes, etc. Por supuesto que una empresa de este tipo se encuentra sobre todo en las gran des ciudades o en las que poseen un gran ambiente cultural. Pero en cualquier caso siempre se puede hacer una visita puntual o bien mantener contacto por correo con la librería. Podrías solicitar directamente o por correo el catálogo bibliográfico y uti lizarlo, entre otras cosas, como mangífica fuente para engrosar, con aquellos títulos que consideres interesantes, tu fichero bibliográfico.

3. EL TRABAJO DE HISTORIA

La elaboración y redacción de un trabajo de Historia, en cierto sentido, indica el grado de madurez que vas alcanzando como estudiante. Y esto es así por cuanto su realización supone la adquisición y dominio de toda una serie de hábitos y técnicas de lectura, de anotaciones, recensiones, trabajo bibliográfico, dominio de un cuerpo conceptual, conocimiento del estado de la cuestión, etc. La extensión y complejidad de un trabajo de Historia dependerá del curso y cir cunstancias concretas en que te encuentres. Aquí vamos a referirnos a un trabajo en el que deberías utilizar media docena de libros y redactar entre diez y quince folios mecanografiados. En cualquier caso, para hacer un trabajo de este tipo no hay que esperar a licenciarse. No te preocupes porque tu primer trabajo no resulte «perfec to». Lo importante es que cuanto antes te inicies en esta práctica, tanto mejor serán, en la medida en que te exigirá la conjunción y engranaje de gran parte del aprendiza je que has alcanzado hasta ese momento. Por otra parte, este ejercicio te será indis76

pensable para mejorar e ir perfilando trabajos cada vez más amplios y complejos. Afortunadamente, las carreras que componían hasta hace poco la Facultad de Filosofía y Letras (Filosofía, Literatura, Historia, etc.) han favorecido y facilitado, más que otras, la elaboración de trabajos durante la Licenciatura. Lo cual es una ventaja, porque el estudiante que finaliza la carrera sin haber hecho un solo trabajo, al tener que hacer una tesina, una monografía o cualquier otro trabajo de investiga ción, se encuentra con mayores dificultades.

Por el contrario, hacer sistemáticamente trabajos, desde el Bachillerato y C.O.U., y especialmente durante la licenciatura, aporta unos hábitos, técnicas y ex periencias que no deberías minusvalorar.

Con todo, nuestro sistema educativo agobiado, entre otros, por el problema de la masificación, no potencia lo suficiente la elaboración de trabajos por parte del es tudiante, sino que centra la evaluación casi de un modo exclusivo en el examen. Es

to minimiza tus posibilidades de formación a la vez que unilateraliza los criterios de valoración del profesor. Por ello, siempre que haya alguna posibilidad de hacer un trabajo, no la desaproveches. Incluso aunque el profesor no lo haya sugerido expre samente podrías plantearle tu intención de hacer un trabajo que estuviera en rela ción con la temática general de la asignatura. a) La elección del tema

La primera recomendación en este sentido es que elijas un tema que te guste, que te resulte atractivo por cualquier motivo. Así, la realización del mismo no te re sultará un calvario que más incidiría en tu desánimo que en tu formación como estu

diante. Seguro que, encontrándote a gusto con el tema elegido, vas a obtener, en to dos los sentidos, resultados mucho más positivos; Por lo demás, los profesores serán mucho más proclives a orientarte y ayudarte si te ven animado con el trabajo que es tás realizando. Y en ello juega un papel fundamental que aciertes en la elección del tema.

Quizás no tengas una idea inicial y el profesor, o la lectura de algún libro o artí culo, te sugiere un tema que te pueda resultar interesante. Antes de decidirte por la primera sugerencia que te hagan o que te surja, valora las distintas posibilidades o temas, la bibliografía disponible, etc. Piénsalo durante unos días y baraja las posibi lidades de un tema u otro. Considera que un trabajo de estas características puede llevarte dos o tres meses y que en la elección del tema bien puedes emplear unos días.

Un factor a tener en cuenta es que el trabajo sea fácilmente acotable, temática o cronológicamente, o por ambos criterios a la vez. No es muy agradable la sensación de estar sumido en un pozo sin fondo, sin salida. Lo cual es un problema que surge en numerosas ocasiones por cuanto en principio, ningún tema posee, por sí mismo límites, sino que hay que delimitarlos con un criterio operativo y metodológico. Antes de decidirte por un tema considera que tienes que apoyarte en la base de los conocimientos que posees. Por ello es importante que el tema elegido te sea fá cilmente situable en su contexto histórico. Que sea un tema equilibrado con el curso y nivel que en ese momento posees, de modo que la elaboración del trabajo suponga 77

un paso adelante en tu preparación y no un salto en el vacío. Lo cual ocurriría segu ramente en el supuesto de que pretendieras hacer un trabajo desproporcionado o fuera del contexto de tu proceso de aprendizaje. Una vez definido el tema y sus límites temáticos o/y cronológicos, determina la bibliografía que vas a utilizar. Para elegir y utilizar la media docena de títulos que compondrán la base de tu trabajo, los criterios expuestos en esta guía y el uso de sus Apéndices te serán muy útiles. Por su parte, el profesor de Historia te puede orientar perfectamente sobre el tema que has elegido y, especialmente, acerca de la biblio grafía más adecuada a la que tienes que dirigirte. Puedes, también, considerar la posibilidad de realizar el trabajo en colabora ción con alguno de tus compañeros de manera que, sobre un esquema inicial, os re partierais epígrafes o capítulos. Se puede pensar también en la celebración de un Se minario, entre las personas más interesadas. O bien en la exposición del resultado de vuestro trabajo en la clase, etc. Es decir, convendría que fueses adquiriendo un criterio que en el futuro te será de gran utilidad: intentar rentabilizar o sacar el máxi mo provecho del trabajo que realizas. b) Formula una hipótesis

Partir de una hipótesis inicial es la forma más operativa y consistente de abor dar un trabajo de esta o cualquier otra característica. Una idea básica a verificar, o hipótesis, te ayuda a estudiar un tema sistemática mente. De hecho, en la misma elección del tema de tu trabajo hay alguna idea ini cial, alguna interrogante que pretendes despejar o simplemente una situación histó rica sobre la que quieres obtener un conocimiento más amplio y profundo. Formula de manera expresa y clara la hipótesis u objetivo de tu trabajo y haz girar sus lecturas, preguntas, datos, etc., en torno al mismo. Así, por ejemplo, te puedes plantear la siguiente pregunta: ¿Cómo afectó la cri

sis europea del s. XIV a la economía y al comercio? ¿Qué relación tiene el Renaci miento con la salida de dicha crisis? De hecho, entras en el tema de la economía y comercio bajomedieval, pero no se trata de estudiar «toda» la economía desde el s. X al XV sino de acotar una coyuntura mucho más precisa y estudiar el modo concreto en que incidió la Peste Negra de 1348 y otros factores, en la economía y en la socie dad y la salida o resultado final de la misma. En general, un tema se encuentra tratado por infinidad de libros, pero para la realización de un trabajo como el que estamos considerando normalmente hay, al menos, uno o dos libros recientes que tratan el tema de una forma completa y directa en los que se recogen las polémicas historiográficas, el desarrollo de los aconteci mientos, principales fuentes, etc. De modo que aunque cotejes, compares o contra pongas una bibliografía diversa, deberías apoyarte preferentemente en uno o dos au tores que te parezcan los más actualizados o que ofrezcan una mejor visión de con junto. El libro o libros en los que vas a basar tu trabajo tienen que ser leídos, subraya dos y anotados de un modo exhaustivo. No te preocupe dedicar la mayor parte de tu tiempo previsto a esta tarea. Sin embargo, quizás con otros libros que utilices y que 78

no abordan el tema de un modo tan exhaustivo (como por ejemplo, los manuales)

deberías dirigirte al capítulo y epígrafe dedicado a tu tema y extraer las opiniones o interpretaciones que contengan. Para ello haz breves recensiones de la parte del li bro o manual en que se ocupa del tema. Intenta, desde el principio, confirmar y apoyar tu hipótesis a través del manejo de la bibliografía. El sistema más operativo para este trabajo consiste en contrastar la hipótesis inicial con otras posiciones. En su caso, deberías cambiar tu primera visión

de conjunto, si la progresiva profundización del tema te indica un camino diferente u otra interpretación más acertada. Es decir, hay que evitar los planteamientos rígi dos y comprender que la hipótesis inicial es una herramienta de trabajo que nos sir ve de hilo conductor. La hipótesis no es un dogma ante el que tienen que doblegarse los hechos o la evidencia.

En conclusión, la base de la elaboración de un trabajo de Historia de estas ca racterísticas es apoyarte preferentemente en unos pocos libros claves, manejar y co tejar toda la bibliografía prevista en un principio, confirmar y apoyar tu hipótesis ini cial o, en su caso, variarla si la profundización en el tema nos indica que eso es lo más conveniente.

c) Utiliza fichas temáticas

Como queda dicho, la base de tu trabajo, mucho antes de pasar a redactar, con siste en la lectura de la bibliografía seleccionada. Ya posees algunos criterios para su manejo. Ahora bien, para abordar la tarea de estructurar y redactar un trabajo te será prácticamente imprescindible que te acostumbres a utilizar fichas temáticas. Una ficha temática tiene la finalidad de recoger los principales contenidos pro cedentes de la bibliografía con la que has trabajado. Es, por tanto, una ficha muy di ferente de la catalográfica o bibliográfica. Su tamaño es superior, pues precisa reco ger texto, referencias, citas, conclusiones de la obra, etc. Las fichas se encuentran estandarizadas con la finalidad de su ordenación en ficheros. Este tipo de ficha te mática posee unas medidas por lo general no inferiores a 20 X 12,50 cm. Otra posibi lidad es utilizar folios blancos sueltos que se pueden ordenar temáticamente en un cuaderno de anillas.

Un amplio fichero con este material tiene que llegar a ser una herramienta bási ca de trabajo para un estudiante. Este tipo de ficha se puede ordenar conjuntamente con materiales o fichas procedentes de apuntes o anotaciones tomados en una con ferencia o en clase. El trabajar con fichas, además, tiene la ventaja de que permite acumular y archivar, sin limitación alguna, la más variada y diversa información me diante la ordenación alfabética o/y temática. El contenido de una ficha temática debería tener en cuenta los siguientes ele mentos:

- Identificación:

Área temática.

Referencia bibliográfica u origen de su contenido (conferencia, clase, etc.). 79

Signatura (útil en el supuesto de una nueva consulta del libro en la Biblio teca).

Numeración de la ficha en el caso de que se requiera más de una ficha te mática.

- Tesis o ideas principales sostenidas por el autor o conferenciante. - Datos, estadísticas, hechos, etc., que apoyan las referidas tesis.

- Párrafos o frases que consideres importantes y susceptibles de ser citadas en un trabajo o en cualquier otra ocasión. Copia textualmente y entrecomilla la cita. Haz constar la página para poder referenciarla con precisión. En definitiva, una ficha temática contiene los mismos elementos que una re censión, sólo que como instrumento personal de trabajo, puedes redactarla y reco ger contenidos de un modo más breve y esquemático y referidos a un tema concreto. A continuación, puedes hacerte una idea más exacta de una ficha temática con este modelo:

vilar, Pierre. «El tiempo del Quijote», En Crecimien

Identificación

to y Desarro/lo, Barcelona, Ariel, 1964. Tesis o ideas principales

El tema básico en este artículo, publicado original mente en la Revista Europa, en Enero de 1954, es la coyuntura, contexto y cronología precisa del inicio de la crisis del poder de los Austrias españoles en Eu ropa.

Pierre Vilar (PV) sitúa entre 1598 la «Grandeza» y en 1620, la «Decadencia» del poderío español, como dos polos de referencia. Sobre esta base cobra to

do su sentido la ubicación cronológica del Quijote (1605-1615) como obra genial que capta perfecta mente el ambiente de la época en lo que PV denomi na «Imperialismo español, etapa suprema del feu dalismo». Datos

o

elementos

apoyan la tesis

que

PV apoya su tesis en la enumeración de una serie de causas, muchas de las cuales se encuentran enuncia

das en Memoriales de la época: inflacción, mortan

dad catastrófica sobre una demografía desgastada, aridez, deforestación, decadencia agraria, emigracio nes, expulsiones, exceso de manos muertas, de li mosnas y devociones eclesiásticas, vagabundeo, des precio al trabajo, manías nobiliarias, flaquezas de fa voritos y de los reyes, etc. (pág. 339). El mayor interés del artículo reside en el paralelismo entre algunas opiniones de memorialistas como De80

$a o Cellorigo, con otras expresadas por el inmortal personaje creado por Cervantes. Así: Citas que consideres de in terés. Referencia exacta de

la página.

«En el prólogo de un Memorial enviado en 1600 a Fe lipe III está escrito que siendo las virtudes del nuevo Príncipe iguales a las del rey difunto, la República

tiene asegurado su resurgimiento por más que esté cayda. ¿Es una insolencia? El contexto demuestra que no. Pero esta forma de demoler en cinco palabras todo un efecto oratorio será el procedimiento favori to (muy calculado esta vez) sobre el cual se construi rá el Quijote. Ha llegado el tiempo en que España va a confrontar sus realidades con sus mitos para reir o llorar», (pág. 333). Siendo uno de los principales problemas de la mo narquía la escasa producción de mercancías y el ex ceso de numerario (moneda, letras de cambio, cen

sos, juros, etc.) se crea una situación de irrealidad, según describe Cellorigo. Cita o acotación

«Y el no aver tomado suelo precede de que la riqueza ha andado y anda en el ayre, en papeles y en contrac

tos, censos y bienes que fructifican y atraen a sí como más dignos las riquezas de afuera, sustentando las de adentro... No parece sino que se han querido reducir estos reynos a una república de hombres encantados que vivan fuera del orden natural». «Esto está escrito en 1600. A este hombre encantado que vive fuera del orden natural, Cervantes, en 1605, va a darle un nom

bre inmortal», (pág. 341). Por último existe también la posibilidad de elaborar.//c7?0s temáticasde referen cias. Se trata de fichas mucho más esquemáticas que las de contenidos y en las que únicamente anotamos el lugar en el que podemos encontrar opiniones, citas, capítu los importantes sobre ese tema, signaturas de documentación o libros, etc. d) La estructuración del trabajo

El paso siguiente es la elaboración de un esquema o guión en el que se organi zan los epígrafes y capítulos en que va a consistir el trabajo. Lo cual no quiere decir que el esquema inicial vayaa ser definitivo, ya que conforme avances en la clarifica

ción de ideas, acumulación de material recogido en las fichas temáticas, etc., el or den del esquema puede variar o ser ampliado.

El esquema te servirá como elemento indispensable para la estructuración y posterior redacción del trabajo. Entre otras cosas un esquema indica tu compren81

sión y planteamiento del tema y los pasos que vas a dar para confirmar una hipótesis inicial, desarrollar el tema y llegar a unas conclusiones. Si el trabajo lo estás realizando en colaboración con otros compañeros, en un seminario de Historia o te lo dirige un profesor, es bastante prudente explicar y so meter a consideración tu esquema, que, en el fondo, no es otra cosa que el esqueleto de la redacción de tu futuro trabajo. De este modo, podrás proceder a la redacción del trabajo con las opiniones, correcciones o sugerencias que te hayan aportado, lo cual redundará en un mejor resultado final. Los puntos concretos de un guión o esquema pueden ser muy diversos y depen derán de las características y extensión del trabajo. Dispones de un ejemplo porme norizado de un esquema en el epígrafe dedicado a la exposición de un tema en clase (pág. 54) por el que te puedes hacer una idea, ya que puede servir tanto parala expo sición oral de un tema como para su posterior redacción. Cuando estructures un esquema comprueba que sus partes se ordenan de un modo lógico. Si la ordenación es temática asegúrate de que a cada conjunto temático le corresponde un epígrafe. Asimismo, cuida que cada epígrafe esté relacionado con el tema general y que se corresponda y relacione con los demás apartados de modo que contribuya, lógica y sistemáticamente, al desarrollo del tema principal. Haz un cálculo aproximado de la extensión de todos los apartados que componen el esque ma, de forma que contribuyan, lógica y sistemáticamente, al desarrollo del tema principal. Causa mal efecto, y además no es lógico, un epígrafe que ocupa un cuarto de página cuando los demás se desarrollan en tres o cuatro páginas. Por eso cuando confecciones el guión, comprueba que posees suficiente material (datos, ideas, ci tas, etc.) para cada epígrafe. Si tienes una idea o un punto de vista personal sobre el tema deberías buscar datos o referencias bibliográficas en las que apoyarte. En el supuesto de que no pu dieras sostener esa opinión con cualquier tipo de evidencia, podrías hacerlo constar, pero tendrías que advertir el carácter de sugerencia o vía de posible interpretación, dado que no puedes confirmar la misma. En cuanto a contenidos generales, un guión debería expresar claramente al me nos los siguientes aspectos: - Introducción. Debe explicar el propósito u objetivo general del trabajo y las ideas que se van a desarrollar en el mismo. Si procede, haz una breve explica ción de la bibliografía utilizada. Expresa también el por qué consideras que el tema elegido es interesante o importante, etc. - Datos, acontecimientos, estadísticas, etc., que sostienen la hipótesis inicial de trabajo. - Las distintas opiniones historiográficas existentes en el supuesto de que se trate de un tema polémico o debatido entre varios historiadores. Explica tam bién, si es posible, el estado actual de la cuestión o punto en que se encuentra el debate entre historiadores; fuentes y nuevas vías de avance en el estudio e investigación sobre el tema, etc.

- Conclusión. Expresa el resultado lógico de toda la argumentación o bien una breve recapitulación de conjunto. Recoge las ideas principales y argumentos 82

en los que te has apoyado, según el autor o autores que has utilizado para la elaboración del trabajo. - Bibliografía. Indica por orden alfabético la bibliografía utilizada.

Con respecto al índice o sumario, depende de las preferencias personales pues en ocasiones debido al papel informativo y clarificador de un sumario se tiende a si tuarlo al comienzo del trabajo, mientras que en otros casos se coloca al final del mis

mo. En realidad, el índice, en última instancia, será el esquema inicial en el que te has apoyado'para estructurar el tema, el cual con la redacción del trabajo, se confor ma de manera definitiva.

4. CÓMO SE REDACTA UN TRABAJO DE HISTORIA

Después de leer y manejar la bibliografía prevista, una vez que has confecciona do un esquema o guión previo y posees ideas y datos en los que apoyarte para desa rrollar el tema, puedes comenzar a redactar el trabajo. En realidad, si han sido cu biertos suficientemente los pasos anteriores la redacción y mecanografiado no de bería llevarte mucho tiempo ni presentar problema alguno. Durante la redacción es muy probable que te surja alguna idea o elemento a in troducir en el trabajo que no corresponde al apartado concreto que estás escribien do. En ese caso, anota esa idea en un papel o ficha aparte y posteriormente podrás in cluirla en su apartado correspondiente. Tanto un capítulo como un epígrafe o apartado, deberían, a su vez, comenzar con una introducción explicando el encabezamiento o título y continuar con el de sarrollo del mismo. El epígrafe se desarrolla por medio de párrafos que deben poseer una coherencia y relación tanto con el contenido del epígrafe como con el tema ge neral del trabajo. Hay que evitar repetir ideas de modo que parezcan que los párrafos y frases se superponen. La clave para la mejor redacción de frases y párrafos consiste en que cada uno debe tener relación con el precedente y a su vez continuar y contri buir con el desarrollo o redacción del tema principal. a) Las citas y notas a pie de página

Durante la redacción de tu trabajo necesitarás, en diversas ocasiones, hacer lla

madas o anotaciones numeradas en relación a citas o aclaraciones a pie de página. Unas veces se referirán a libros, autores, etc. Otras veces puede tratarse de alguna precisión, que por cualquier motivo, consideras más conveniente hacerla al margen de la redacción del trabajo, por lo que puedes utilizar la parte inferior de la página en la que explicas ese aspecto particular que te ha surgido en la redacción. Hay que sopesar mucho la utilización del presente recurso, pues según los ca sos, no es muy correcto en este tipo de trabajos redactar breves epígrafes junto a ex tensas y complejas aclaraciones a pie de página, en las que al final el lector pierde la argumentación principal, sumergiéndose en amplísimas aclaraciones que confun den en vez de ayudar a comprender el epígrafe. 83

No obstante, una llamada a pie de página para cualquier aclaración puede ser un recurso útil, siempre que no se abuse de su extensión ni de su repetición en rela ción a un solo apartado. A efectos operativos, durante el mecanografiado se tiende a remitir las notas al final del capítulo, pues de este modo resulta más sencillo la confección mecanográfica. Sin embargo, en los trabajos impresos, en las tesis y en las monografías el senti do y vigencia de la colocación de las notas a pie de página suele, en general, seguir estando vigente. Cuando necesites apoyarte en afirmaciones o interpretaciones de otros auto res, o bien cuando recojas textualmente breves contenidos procedentes de libros o fuentes de cualquier tipo puedes entrecomillar o acotar frases o párrafos, haciendo una llamada o nota a pie de página en la que debes consignar: - Nombre del autor.

- Origen de la acotación (libro, documento, legajo, etc.). - Página, folio o referencia precisa en la que se contiene la cita. La cita textual entrecomillada es una práctica muy usual y te resultará de gran utilidad en la redacción de un trabajo. Te puede servir como punto de partida o apoyo de alguna idea que estés redactando, así como para una posible crítica o con traposición de diversas posiciones o afirmaciones. Habida cuenta de que el autor al que te refieres, es el mejor expositor de su propio mensaje, lo recoges y expones tex tualmente.

Por otra parte, el entrecomillado también puede usarse para matizar el sentido

que la forma literal de la palabra o concepto a veces no expresa. Hay que tratar de evitar un par de posibles peligros en la práctica del entrecomi llado o acotación. El primero es el abuso de las citas. Hay algunos trabajos que más parecen transcripciones completas o «puzzles» de otros libros y autores que una ela boración personal. Un trabajo se basa en una línea argumental que se va desarrollan do y que puntualmente puede apoyarse en citas textuales. Pero nunca debe dar la sensación de que el autor del trabajo no sabe por donde avanzar y utiliza las citas co mo tabla de salvación para rellenar un apartado. En segundo lugar, hay que evitar en lo posible transcribir acotaciones demasia do extensas. En realidad, una acotación debería limitarse a una o dos frases o un pá rrafo coherente en el que el autor citado expresa concisa y claramente una opinión o interpretación que se desea resaltar y recoger. Pero las citas nunca deberían consti tuir la mayor parte de la redacción de ninguno de los epígrafes que componen el tra bajo. La redacción del trabajo debe ser desarrollada por ti, utilizando tu propia capa cidad de ordenación, sistematización e interpretación. Por ello un trabajo no tendría que parecer que está tomado textualmente de otros libros, sobre la base de innume rables citas.

La paráfrasis es otravía qué puedes usar para apoyarte en los autoresque utili zas en tu trabajo. Consiste en recoger, no textualmente, lasteorías, ejemploso ideas de un autor, expresándolas con tus propias palabras. En todo caso, para evitar cual quier tipo de plagio, debe quedarbien claro en-eltexto o en nota a pie de página, el nombre del autor a quien corresponden las tesis o ejemplos que estás exponiendo. 84

En el supuesto de que realices citas procedentes de libros o de otras fuentes, los criterios normalmente utilizados son los siguientes: Para la cita de libros:

caro baroja, Julio, Los Baroja. Memorias Familiares, Madrid, Taurus, 1972, pp. 32-33.

Es decir, se consigna: 1. Nombre del autor.8

2. Título de la obra, subrayada. La finalidad del subrayado es destacar el título. En caso de publicación el tipógrafo interpreta el subrayado como le tra cursiva.

3. Ciudad, editorial y fecha. 4. Página(s) de donde se recoge la cita.

Si seguidamente realizas una cita de este mismo título y autor, es suficiente se ñalar:

ibid. pág. 45. Cuando se realiza una cita de ese mismo libro, pero anteriormente se han inter calado otras notas a pie de página, se retoma el nombre del autor y se añade la abre viatura op. cit. Siempre se subraya el título del libro o de la abreviatura que lo refe rencia.

CARO BAROJA, MÍO. op. cit. pág. 55 Si, por el contrario, estás citando otros libros de este mismo autor tendrías que consignar el título para diferenciar, en cada caso, a cual de ellos te refieres. En el caso de que la cita de un libro corresponda a varios autores, lo mejor es re señar el nombre del director o coordinador del volumen, o en su defecto el primer nombre que aparezca en la relación de autores. La cita de VV.AA. (Varios autores) que en ocasiones suele aparecer en algunos trabajos, si bien puede considerarse co rrecta, tiene el defecto de que no aporta nombre alguno para su posible localización en un fichero catalográfico. Así, por ejemplo: artola, M. y otros. El Latifundio. Propiedad y explotación, ss. XVIII-XX, Madrid, Servicio de Publicaciones Agrarias, 1978. En el supuesto de realizar una cita concreta de alguno de los trabajos conteni dos en el anterior volumen, se consignaría:

contreras, J., «La explotación del patrimonio del Duque de Osuna» en M. Artola, El Latifundio. Propiedad y explotación, ss. XVIII-XX, Madrid, Servicio de Publicaciones Agrarias, 1978, pág. 71. 8. El nombre del autor puede ser citado con un doble criterio. Bien comenzando por el apellido bien por el nombre. Ambos son válidos. Aquí consignamos el apellido pues es el criterio utilizado en los Apéndi ces para mayor claridad con la ordenación alfabética. Sin embargo, en las citas a pie de página realizadas a lo largo de esta Guía hemos comenzado por el nombre del autor y después, el apellido.

85

Es decir, se entrecomilla el título de la colaboración y se subraya el título princi pal de la obra. Al citar un artículo de una publicación periódica se sigue el siguiente criterio:

Domínguez ortiz. A., «Aspectos del vivir madrileño durante el reinado de Carlos II», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 7 (1951), pág. 232. Se subraya, por tanto, el título de la publicación periódica y se entrecomilla el título de la colaboración o artículo.

Si el artículo citado es un editorial que aparece sin firma, el criterio suele ser co menzar la nota o cita con el título del artículo o editorial de la revista o periódico y subrayar el título de la publicación. Así:

«Las Malvinas, entre la razón y la fuerza», El País, 4 de Abril, 1982. pág. 10. En el caso de que la cita proceda de una publicación conservada en una heme roteca habrá que indicar el tono de que se trate. En el supuesto de realizar una cita a partir de una consulta a una enciclopedia, en el casó de que el contenido de la voz utilizada esté firmado, seguirás el mismo criterio utilizando para citar artículos de publicaciones periódicas, añadiendo tomo y edición: SUÁREZ Fernández, L., «Reyes Católicos», Gran Enciclopedia Rialp, Ma drid, Rialp S.A., Vol. XX, pp. 250-256. b) Cuida el estilo

El objetivo de tu trabajo es comunicar el resultado de tu esfuerzo intelectual y, por tanto, no tiene sentido una redacción compleja, cerrada o barroca. En ocasiones, una redacción incomprensible, pretendidamente escrita para «iniciados» encubre una ausencia de ideas claras por parte del autor cuando no un caos mental o una ma nifiesta incapacidad para hacerse entender. Por ello, evita circunloquios y trata de encontrar una forma de redacción directa, clara y concisa. Elude las frases excesiva mente largas, en las que fácilmente el lector pierde el hilo conductor. Utiliza ade cuadamente y cuidadosamente la puntuación. En general, cada párrafo debería con tener una idea o argumentación que contribuyera al desarrollo y conclusión del te ma. Para ello procura que las frases y párrafos se encuentren relacionados entre sí, respondiendo a un lógico desenvolvimiento de la redacción. En la redacción, las partes de cada epígrafe deberían conectarse entre sí tenien do en cuenta el siguiente esquema: - Una explicación inicial, o expresión del tema o idea con que comienza cada epígrafe, o apartado. - Unas evidencias (datos, estadísticas, citas, ejemplos, etc.) o interpretaciones que inciden, apoyan o desarrollan el tema. - Una conclusión o en su caso, elementos de transición que conectan el aparta do o epígrafe anterior con el siguiente.

No pases al mecanografiado del trabajo sin haber leído cuidadosamente el bo rrador inicial. Mediante la relectura podrás corregir repeticiones, errores de estilo, 86

así como la puntuación, que es fundamental a efectos de expresar estructuradamente y con claridad tus ideas.

A su vez, cuida el mecanografiado. Hazlo a doble espacio y con márgenes a am bos lados de las páginas. Procura que el conjunto del trabajo ofrezca una sensación de claridad. Numera las páginas. Relee también el trabajo mecanografiado y realiza una última corrección de puntuación, errores, etc.

Elabora una primera página con el título del trabajo, fecha y nombre. Seguida mente, en páginas aparte, indica el sumario o índice con los capítulos o epígrafes. A continuación, el texto de tu trabajo, y las notas o citas que hayas realizado en el tex to. Por último, consigna la bibliografía o fuentes que hayas utilizado para su elabora

ción. Conserva siempre una fotocopia del trabajo. A continuación, exponemos un ejemplo de trabajo de Historia. Observa cómo se manifiestan algunas de las indicaciones señaladas anteriormente.

LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZABAL: UN TEMA EN DEBATE Nombre del estudiante.

Curso, grupo y fecha.

Introducción. Centrar desde

Si hubiera que señalar un tema clave para el estudio

el principio el interés del

del s. XIX español, la Desamortización de Mendizá-

lector

Justificación del tema elegi

bal ocuparía un lugar de extraordinaria importancia. Es más, en la medida en que la Desamortización se

do.

configura en la década de los años treinta de la pasa da centuria, como piedra angular del nuevo Estado liberal, de su estudio e interpretación dependerá la comprensión general del proceso histórico decimo nónico.

1. Nota sobre actualización

bibliográfica.

La Desamortización de Mendizábal ha generado una enorme masa de libros, monografías y artículos. En la actualidad se están realizando tesis doctorales cen

tradas normalmente en el estudio pormenorizado de la desamortización en el ámbito de determinadas

Objeto del trabajo.

ciudades, provincias o regiones.1 Este trabajo preten de realizar un breve repaso bibliográfico sobre la ac-

1. Existen varias bibliografías sobre el tema de la Desamortización. La más actualizada, G. Rueda, «Bi bliografía sobre el proceso desamortizador en España.», en Agricultura y Sociedad, Madrid, 1980. Ver tam bién Ángel García Sanz y Ramón Gabarrou, eds.. Historia agraria de la España Contemporánea. 1. Cambio social y nuevas formas de propiedad. 1800-1850. Barcelona, Crítica, 1985.

87

tual polémica existente acerca de la interpretación de la Desamortización de 1836-37.

Aclaración del concepto ini cial.

Como es sabido, la operación financiera y fiscal de Mendizábal, consistió en la movilización de las tie rras amortizadas de la Iglesia. El Estado procedía a la nacionalización de las mismas, y posteriormente eran subastadas al mejor postor. Con ello se conse

guía liberar de trabas el título de propiedad de la tie rra. En efecto, tanto los bienes municipales (comu nes y propios) como los de la Iglesia y los mayorazgos de la nobleza estaban limitados en su disponibilidad.

Era una propiedad que no se podía vender. En cierto sentido era más una posesión que una propiedad ple na o perfecta. La desvinculación de los mayorazgos permitió a los nobles la enajenación de las tierras. La diferencia entre desamortización eclesiástica y des

vinculación de los mayorazgos es, por tanto, obvia.

Con la primera había nacionalización y constitución de un nuevo título, no limitado, de propiedad. Con la desvinculación se perfeccionaba la propiedad del mayorazgo y se permitía la puesta en circulación, en el mercado, de las tierras que la nobleza deseara ven der. Con estas medidas los liberales en el poder pre

tendieron romper el estancamiento económico y el colapso de la Hacienda Pública a la vez que se ponían las bases para el inicio de la modernización de Espa ña. Si lo consiguieron o no, es el tema del presente debate.

Breve exposición del tema según la Historiografía. 1* Comente de opinión.

De acuerdo con los testimonios de los contemporá

neos y la crítica de la historiografía, la Desamortiza ción de Mendizábal posee la rara virtud de no haber satisfecho a nadie. O mejor dicho, sólo benefició a la «turba aventurera» que participó en el «inmenso la trocinio» de los bienes de la Iglesia, según los expre sivos calificativos de Menéndez Pelayo.

2" Comente de oposición.

88

Desde otra perspectiva, la Desamortización sólo be nefició a la burguesía especuladora que, lejos de incardinarse en una reforma agraria, empeoró las con diciones de vida y producción en el campo español, desvió capitales urbanos hacia el campo y retrasó el proceso de industrialización de España. La crítica integrista de la Desamortización ha langui decido con el paso de los años. Sin embargo, las posi-

ciones reformistas manifestadas por coetáneos, co mo Florez Estrada, han tenido vigencia y continui dad hasta nuestros días, e historiadores como Simón 2. Citas donde se contienen

Segura y Tomas y Valiente2 subscriben las propues

estas posiciones.

tas del citado político liberal al considerar su proyec to mucho más acertado que el de Mendizábal. Florez Estrada criticó la subasta de los bienes nacionaliza

dos por cuanto no iba a beneficiar a una amplia clase media de campesinos sino a burgueses especulado res y nobles que tendrían oportunidad de constituir amplios patrimonios. Su propuesta alternativa pre tendía que el Estado mantuviera la propiedad de la tierra, la dividiera en pequeños y medianos lotes y la entregara en censo enfitéutico a los agricultores. De esa manera, argumentaba Florez Estrada, se genera

3a Corriente de opinión.

ría una amplia clase media adicta al nuevo Estado li beral y se incrementaría la producción. En definitiva, era la oportunidad para realizar una auténtica refor ma agraria. Este programa, que a primera vista puede parecer más atractivo que el llevado a cabo por Mendizábal, ha recibido serios reparos. Así Richard Herr ha con siderado los siguientes aspectos:

- Con el reparto de tierras en pequeños o medianos lotes, en régimen de cesión enfitéutica y con la consiguiente imposibilidad de enajenar o acumu lar las fincas afectadas, no se habría resuelto el

gravísimo problema de la Hacienda Pública. Ade más, se habría caido en la contradicción de consti tuir un nuevo tipo de amortización en lugar de li berar la tierra como mercancía.

- La base del problema en la producción agraria con sistía en el estancamiento del régimen de cultivos en tanto no se procediera a una intensificación de

los mismos, a una especialización y a una mejora de las técnicas agrícolas. Proceder al reparto de tie rras, por sí mismo, no habría ayudado a romper al «ciclo infernal» del sistema agrario y demográfico del Antiguo Régimen. Así lo demuestra el hecho de que, en el Norte de España, donde existía un es-

2. F.Tomás y Valiente, Elmarco político déla desamortización enEspaña, Barcelona, Ariel, 1971, pp.8796; F. Simón Segura, La desamortización española del s. XIX, Madrid, 1973. pp. 278-279. 89

tancamiento agrario similar, predominaban los lo tes pequeños y medianos de tierra. R. Herr con cluye que «un reparto de tierras, bien hecho, pro bablemente hubiera retardado la evolución de la

agricultura hacia los cultivos comerciales y, por consiguiente, hubiera mejorado poco o nada la economía del campo, y no hubiera creado un mer cado entre los campesinos suficiente como para estimular una verdadera revolución industrial en

España en el s. XIX.»3 Nuevo párrafo sobre un nue

En relación a los resultados de la Desamortización

vo aspecto.

de Mendizábal una amplia nómina de historiadores ven en la misma el origen de los graves problemas económicos y sociales que determinaron la precarie dad del modelo económico español y la causa de las tensiones sociales, que acabaron por estallar en la

guerra civil de 1936. Entre ellosse encuentran Simón Segura, Tomás y Valiente, J. Fontana y J. Nadal, en tre otros. Según este punto de vista, la Desamortiza ción, tuvo las siguientes consecuencias: Síntesis de opiniones sobre los autores citados.

1.- El volumen de tierras puestas a la venta fue entre 1/3 y 1/4 del total nacional. Además eran tierras

de gran calidad. La burguesía adquirió gran parte de las mismas y se alteró definitivamente la es tructura de la propiedad del Antiguo Régimen. 2.- Existe una estrecha relación entre Desamortiza

ción y latifundismo. 3.- La nobleza salió extraordinariamente favorecida

al reconocerse la propiedad de las tierras sobre las que sólo poseía derechos jurisdiccionales. En lugar de traspasar la tierra de la nobleza y de la iglesia a los campesinos, éstos padecieron una auténtica expropiación por parte de la nobleza en las tierras de señorío. «Aquí se ha hecho la Revo lución Francesa al revés», en ppinión de J. Fon tana.4

4.- J. Nadal considera que la Desamortización de Mendizábal se encuentra en la base del «fracaso de la industrialización española» por sustraer ca-

3. R. Herr, «El significado de la desamortización en España.» en Moneda y Crédito, Madrid, 1974. p. 93.

4. J. Fontana, Cambio económico y actitudes políticas en la España del s. XIX. Barcelona, Ariel, 1973 p. 162.

90

pitales urbanos que en vez de invertirse en la compra de tierras debieron haberse invertido en la industria. Se produjo, por tanto, un fenómeno inverso al modelo inglés en el que el desarrollo agrario se imbricó y potenció la inversión industrializadora.

5.- La finalidad hacendística de la operación desamortizadora fue un fracaso ya que los títulos de la deuda devaluados sirvieron para pagar tierras de mucha mayor cotización a precios de merca do.

Contraposición a las opinio-

El capítulo de acusaciones es denso y hasta hace es-

nes anteriores.

casamente unos pocos años, generalmente aceptado. Sin embargo, la obra de R. Herr sobre la desamortiza ción efectuada en la época de Carlos IV, los estu dios de M. Artola sobre latifundismo y desvincula ción de mayorazgos y las monografías y tesis sobre la Desamortización en ámbitos provinciales y regiona

les, están matizando y a veces contradiciendo frontalmente «verdades» previamente aceptadas por la his toriografía. Sobre la importancia del volumen y calidad de las tie rras existe un acuerdo en que la Desamortización de Mendizábal afectó en torno a 1/4 de la capacidad pro ductiva del campo español. M. Artola advirtió contra

el «hipnotismo» que el tema había despertado en va rias generaciones de historiadores, cuando otros as pectos (como, por ejemplo, la construcción del ferro carril) habían sido mucho más decisivos en las trans formaciones económicas del s. XIX español.5 Este mismo autor niega que exista conexión entre desa mortización y latifundismo. Un estudio pormenori zado de 100 latifundios andaluces a lo largo de dos cientos años (XVIII-XX) le lleva a la conclusión de que el latifundismo, tal y como se conoce en el s. XX, hunde sus raices en el Antiguo Régimen y en absolu to es una consecuencia de la desamortización.6 Es

más, la titularidad de los latifundios varió a lo largo

5. M. Artola, La burguesía revolucionaria, Alfaguara, Madrid, 1973. p. 149. 6. M. Artola, El Latifundio. Propiedad y explotación, ss XVIH-XX. Madrid, Servicio de Publicaciones Agrarias, 1978 p. 140-144.

91

Ejemplo que ilustra una afirmación anterior.

de dos siglos, pero éstos siguieron perteneciendo a grupos sociales muy homogéneos, principalmente Grandes y otros nobles. La incorporación de burgue ses a la propiedad de latifundios es un largo proceso iniciado en el s. XVIII, que conoce un impulso nota ble a final del s. XIX y especialmente durante el pe riodo franquista.7 Por otra parte, M. Artola señala que la apropiación de señoríos allí donde la nobleza no detentaba más que la jurisdicción, fue un fenómeno mucho más excep cional que general. Y ello porque no existía confu sión entre jurisdicción y propiedad en las respuestas del catastro del Marqués de la Ensenada, especial mente en los latifundios andaluces.8 Como ejemplo, entre otros muchos, está el caso del Marqués de Águila Fuerte, Señor de diez lugares y mayor hacen dado (o mayor propietario) sólo en uno, mientras que en ocho de ellos se declaraban como tales otros tan

tos vecinos. El origen del problema residía en que no había un registro de la propiedad. Esta se reconocía de hecho o consuetudinariamente por medio del pa go de rentas sobre la propiedad, que estaban perfec tamente diferenciados de los derechos jurisdicciona les. Los casos de conflicto en el s. XIX entre munici

pios o particulares y nobles giraban en torno a tierras en las que se había efectuado una cesión perpetua con pago en especie. En el caso de Andalucía, los contratos de cesión de la tierra se establecían a corto

9. Nota que remite a la ar gumentación efectuada.

plazo y muchas veces con pago en dinero. Por tanto, la confusión entre jurisdicción y propiedad era prác ticamente imposible.9 Asi mismo, determinados juicios de valor sobre mentalidades y actitudes están, cuando menos, pen dientes de verificación. Tal es el caso de la acusación

de absentismo del gran propietario, de su escaso in terés en la reinversión del capital para la mejora de la

producción o por el sistema de cesiones de la tierra a renta. Ante esta figura se prodiga la descalificación • uniendo el título de absentista al de parásito. Sin ne gar que se dieran ambas cualidades en numerosos te-

7. Ibidem. p. 143. 8. Ibidem. p. 29. 9. Ibidem. p. 27.

92

rratenientes, lo que nos interesa es saber y explicar el por qué del absentismo y del escaso o nulo interés en la reinversión de las rentas en la tierra. Miguel Artola ha puesto de manifiesto que, lejos de un problema de mentalidad, se trata de un planteamiento de organi zación y de estancamiento económico. El terrate niente tenía su propiedad muy dispersa, a veces en

varias provincias y, por tanto, no podía físicamente explotarla directamente. En ese caso la única forma de obtener rentas sobre la tierra era mediante el arrendamiento. El terrateniente no invertía en facto

res de producción (mejora de las técnicas, animales, aperos, etc.) dado que no podía controlar directa mente la suerte de estos costosos y fácilmente degradables elementos. Confiar en administradores o ce

derlos a terceros «habría aumentado las partidas de amortización hasta un punto en que hubieran apare

10 y 11: Citas textuales que

cido saldos negativos.»10 El problema no era, por tan

complementan un argumen

to, de mentalidad ni de ausencia de capitales. Muy al contrario, el terrateniente poseía capital y:

to.

«mantuvo en el Antiguo Régimen un disparatado ni vel de consumo, especialmente suntuario y sólo cuan do se desarrolló el proceso de industrialización, susti tuyó su anterior comportamiento para invertir en va lores mobiliarios con responsabilidad, es decir, riesgo limitado.»11

Por su parte, el arrendatario sometido a un contrato a corto plazo, tenía escaso interés en invertir su capital en mejorar tierras ajenas. Además, una ostensible mejora de la producción habría de repercutir en una subida de la renta solicitada por el señor al venci miento del contrato. En el caso de los contratos a lar

go plazo, el campesino se encontraba en una situa ción incluso más precaria. El pago de la renta en es pecie y el pago de los diezmos (es decir, la entrega de una parte considerable de la cosecha) le desanima ban a incrementar la producción e invertir sus esca sos ahorros para beneficio ajeno. En este contexto la pregunta que cabe plantearse es si la Desamortiza ción de Mendizábal fue un factor positivo que contri-

10. Ibidem. p. 50.

11. Ibidem. p. 50.

93

12. Cita que remite a la

buyo a la ruptura del estancamiento. El campo pade cía un auténtico «ciclo infernal» que se agudizaba al producirse un desfase entre crecimiento demográfi co y producción. La respuesta ha de considerar el he cho de que la agricultura conoció un aumento de la producción entre 1820 y 1860 en que España pasó de importar granos a autoabastecer a una población cre

fuente de una afirmación.

ciente e incluso a la exportación de trigo.12

Nuevo párrafo para un nue

¿Retrasó la Desamortización de Mendizábal la in dustrialización? Parece difícil realizar una industria

vo aspecto.

lización sin proceder previamente a la resolución de los problemas estratégicos derivados de la propiedad de la tierra y de la producción agrícola. Además, el anterior problema se plantea más en el terreno de los deseos que en el de las realidades. ¿Qué alternativas de inversión había abiertas en la década de 1830? La

Deuda Publica desacreditada y el Estado arruinado,

la demanda, la industria y las comunicaciones bajo el signo de la precariedad. En definitiva, ausencia de un mercado articulado más allá del regional, propio del Antiguo Régimen. Plantear la responsabilidad de la Desamortización como retardataria de la revolución

industrial es un camino erróneo, un dilema anacró nico. Valdría o tendría sentido en el supuesto de que los detentadores de capital en aquellas fechas hubie ran escogido entre dos opciones que se encontraran, en 1838,al alcance de la mano. Una, segura y conser vadora (la tierra). Otra más arriesgada y progresista como la inversión en la industria. Miguel Artola in siste en el carácter previo y prioritario del problema de la tierra y del Estado Liberal: «La revolución liberal burguesa, tanto en Inglaterra como en el continente, precede cronológicamente a la revolución industrial y no puede por consiguiente ad mitirse ningún tipo de influencia de ésta en el desen cadenamiento de aquélla. La revolución se produce sin excepción conocida en el seno de sociedades que mantienern una economía agraria tradicional y tiene como meta cambiar estas relaciones sociales, sin que pueda imaginarse que lo que trataba de hacer era im plantar un sistema económico que por entonces ni si

quiera apuntaba en el horizonte.»13 12. Richard Herr, op. cit. p. 90.

13. M. Artola, Antiguo Régimen y revolución liberal. Barcelona, Ariel. 1978, p. 158.

94

Por último, la teoría del fracaso hacendístico de la

operación desamortizadora no essostenida hoy prác ticamente por ningún historiador. Los estudios de las cotizaciones de tierra por regiones arrojan cifras muy por encima de la tasación inicial. Lo cual de muestra que, en términos generales,el procedimien to de la venta en pública subasta, a pesar de la enor me masa de tierras ofrecidas, fue el más adecuado pa ra evitar fraudes y presiones.14 Por lo demás el Estado

resolvióel problema de la Deuda Pública y recuperó el crédito para futuros empréstitos. Fontana dice al respecto: «Aunque no se cumplieran las esperanzas de grandes ventas inmediatas, la Desamortización permitió salvar el apuro, plantear nuevas operacio nes de crédito y asegurar al gobierno en los años si guientes.»15 Conclusión.

Comentario

personal.

En suma, después de ciento cincuenta años de reali-

zarse laDesamortización los historiadores nohan lo grado una evaluación y análisis definitivo sobre las consecuencias de la misma. De momento, parece

que se perfilan dos líneas dominantes de interpreta ción. Una, que expresa una amplia crítica del proce dimiento, objetivos y resultados del proceso desamortizador. Otra, que tiende a valorar positivamente la Desamortización como paso previo y necesario pa ra la modernización española.

5. EL TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

Se pretende, en el presente apartado, exponer algunos criterios que pueden ser útiles al estudiante que piense realizar en un futuro más o menos próximo, un traba

jo de investigación. Los niveles de especialización requeridos para llevara cabo un trabajo de este tipo corresponden más a un licenciado o investigador que a un estu diante, por lo que abordar en extensión y profundidad el presente tema escapa al ob jeto de esta guía. No obstante, es conveniente que, incluso desde los estudios de li cenciatura, conozcas algunos criterios que te facilitarán la realización de cualquier trabajo de investigación, ya sea una tesina, monografía, etc. Ante todo, hay que decir que lo visto hasta el momento (es decir, tu formación como estudiante de Historia, tu capacidad de analizar y comentar ejercicios prácti-

14. Ibidem. p. 303.

15. J. Fontana, op. cit., p. 168-169.

95

eos de Historia, de redactar un tema en un examen, elaborar y redactar un trabajo, etc.) en última instancia deberían proporcionarte las técnicas y conocimientos ade cuados para poder abordar un trabajo de investigación.En este sentido, tu ejercicio en una serie de prácticas impartidas en tu especialidad (paleografía, diplomática, epigrafía, etc.) y la realizaciónde trabajoscada vezmásampliosy complejos, habrán sido un entrenamiento y práctica fundamental para tu formación. En realidad, una investigación se basa en los mismos principios generales que los empleados para la realización de un trabajo. Sin embargo, hay que tener en cuen ta una serie de elementos diferenciadores, que aunque sea de un modo somero, pa samos a exponer.

a) Las fuentes

La primera y principal característica de un trabajo de investigación es el mane jo, análisis, crítica y comentario de fuentes primarias. Los estudios de licenciatura y tu personal interés en entrar en contacto con las fuentes te deberían haber propor cionado la formación suficiente como para iniciarte en esta práctica sin excesivas di ficultades. O, en todo caso, con las dificultades superables propias de un primer tra bajo. Es importante que en la especialidad o últimos años de tu licenciatura te ejerci tes en aquellas prácticas básicas del historiador. Así, por ejemplo, si te vas a dedicar a la Historia del mundo greco-romano, un conocimiento de las técnicas de arqueolo gía, de numismática, de epigrafía y, por supuesto de las lenguas clásicas, resulta im prescindible. Es decir, la investigación puede abordarse desde el supuesto de la ad quisición de los hábitos y destrezas imprescindibles para poder «leer» e interpretar las fuentes de la Historia. En este sentido un conocimiento de archivística y biblioteconomía, así como de Historia de la historiografía debería ser la base común de to do historiador.

b) La bibliografía

El segundo elemento a considerar es la utilización de la bibliografía. En este ca so se trata, además de la utilización de las obras fundamentales relacionadas con el

tema de investigación elegido, del uso y manejo de una amplísima bibliografía. En este sentido el número de libros a utilizar está en relación directa con la his

toriografía que haya originado el tema de la investigación, no con un limitado plan teamiento inicial de diez o doce libros. El manejo bibliográfico (y, por tanto, la con fección de ese útilísimo fichero bibliográfico) debe estar presidido por dos criterios: exhaustividad y selectividad. Es decir, por un lado se debe conocer todo lo publicado en relación al tema que vas a investigar, pero a la vez, entre toda esa masa editorial, debes seleccionar las obras más actualizadas, las obras clásicas, las que levantaron en su día alguna polémica entre historiadores o aquellas que por cualquier motivo consideras que poseen interés para tu trabajo. Y, por supuesto, sin olvidar la biblio grafía extranjera. A este respecto, valga el inciso, nuestros estudios de licenciatura olvidan totalmente un aspecto fundamental para la formación de un historiador: la capacidad de leer en más de un idioma. La producción historiográfica en otros idio mas posee un volumen e importancia tal que resulta imposible abordar un tema con 96

un mínimo de rigor sin la utilización de bibliografía extranjera. Libros que en mu chas ocasiones y por'diversos motivos, no se encuentran traducidos. Sorprendente mente, durante la licenciatura, se da la espalda por completo a este aspecto funda

mental y en tanto no cambieel actual estadode cosas,a tí te corresponderesolveres te aspecto de tu formación personal tratando, por cualquier vía, de compensar esta deficiencia de los estudios universitarios.

c) Las monografías

Un tercer elemento diferenciador es el conocimiento y acceso a trabajos mono

gráficos,comunicaciones, tesinas y tesis, que aunque no se hayan publicado, tienen relación, en su desarrollo o conclusiones, con el tema objeto de investigación. Desa fortunadamente, este aspecto en nuestro país no se encuentra debidamente tratado, por cuanto no existe un índice histórico puesto al día. Por otro lado, todavía no con tamos en España con la ayuda de la informática que por medio de la computarización, suministra información sobre los trabajos mecanografiados no editados y con servados en los departamentos universitarios.

Estas deficiencias, en parte, se suplen por las Comunicaciones congresuales que puntualmente se celebran en España (por ejemplo, el Congreso de Historia de Andalucía,el Congreso de Metodología de la Historia Social, SimposioInternacio nal sobre la Inquisición Española, etc.), por las conexiones interuniversitarias y es

pecialmente por las revistas y publicaciones especializadas, que contienen informa ción y síntesis de tesinas, monografías y tesis. En conclusión, las fuentes de un trabajo de investigación tienen un carácter es

pecializado, exhaustivo y selectivo. Entre ellas señalamos, especialmente, las fuen tes primarias, una amplia bibliografíay publicaciones, editadas o no, como artículos, monografías, comunicaciones, tesinas, tesis, etc. d) La determinación de un tema de investigación

Sirven, en general, los criterios expuestos anteriormente para la elección de un trabajo de Historia. Ahora bien, en la elección de un tema de investigación surgen algunos problemas específicos. El primero es que normalmente se busca un tema, o un aspecto parcial de un tema, todavía no investigado. En el caso contrario de que fuese un tema ya estudiado por otros investigadores, se trataría entonces de realizar una relectura o ampliación de fuentes originales. Es decir una interpretación sobre la que se puede aportar nueva documentación original o nuevos elementos de jui cio, que supongan un avance del estado de la cuestión, etc. El segundo aspecto a tener en cuenta consiste en iniciar el trabajo con la máxi ma seguridad y garantía de que no existe duplicidad del mismo. Esto es, que no se está haciendo en ese momento otro trabajo similar con la utilización de idénticas o parecidas fuentes y metodología. O bien, que no se haya hecho ese mismo tema en un plazo más o menos reciente y cuyas conclusiones se encuentren quizás en las es tanterías de algún departamento de Historia en forma de tesis o tesina. Para evitar ambos inconvenientes que, como puedes observar, no son nimios, dada la actual penuria de información organizada, puedes acudir a una serie de re97

cursos. En principio, tratándose de una investigación dentro de la carrera de Histo

ria, el problema se reduce en gran medidayaque el director del trabajo te orientará sobreun tema que normalmente no está siendo investigado y sobreel que, portan to, no es fácil que se produzcaduplicidad alguna. En este caso,la orientación se ex tiendetambién a las fuentes a las que debes acudir, tantoprimarias comobibliográ

ficas. Sinduda esesteelcamino más sencillo y elqueinicialmente siguen gran parte de los investigadores.

Ahorabien, en el caso de que quisieras iniciar un trabajo de investigación portu propia cuenta, deberías saber que para evitar los problemas citados de duplicidades, fuentes, etc., te convendría:

- Manejar trabajos especializados en el área temática que te interesa investi gar, tales como Comunicaciones o actas de Congresos de Historia, revistas especializadas, monografías, etc.

- Aprovechar sugerencias sobre investigaciones concretas o lagunas en la in vestigación que, en muchasocasiones, los historiadores señalan a lo largo de sus trabajos.

- Establecer contacto o comunicación directa con especialistas a quienes pue des plantear la idea de tu investigación sobre un tema concreto. Normalmen

te, te orientarán sobrelas fuentes, o sobrelaspersonas que trabajan sobreese mismo tema, o bien sobre los problemas que presenta el tema que haselegi do, posibles duplicidades, etc.

- Por último, en cualquiercaso, conviene consultaren el archivo yaque suelen conocer los trabajos de investigación en curso sobre sus propias fuentes. En ocasiones los archivos poseen relación catalogada de trabajos realizados a partir de dichas fuentes. Como ves la consulta previa al archivero puede evi tar más de un problema en este sentido.

Una vez que hayas determinado el tema de tu investigación, cualquiera que haya sido la vía para su delimitación, hay una serie de factores a tener muy presen tes. Es fundamental saber con precisión las fuentes que vana serutilizadas para con firmar o desarrollar una hipótesis inicial. Dedica el tiempo que necesites para locali zar y establecer la masa de información que va a ser la base de tu trabajo. En ocasio nes ocurre que aunque se disponga de una amplia bibliografía y de una hipótesis atractiva, sin embargo resulta materialmente imposible avanzaren la dirección pre vista dada la penuriay dificultades que presentanlas fuentes. En ese casono hay que tener reparo alguno en desechar una idea inicial que, en el caso de insistir en ella, puede concluir en una pérdida de tiempo y esfuerzo. En otras palabras, las fuentes son el elemento fundamental de todo trabajo de investigación histórica.

Recuerda lo dicho sobre la hipótesis inicial para la realización de un trabajo. Con ella tendrán sentido las «preguntas» que realices a labibliografía y alas fuentes. De otro modo corres el riesgo de acumular una amplia información que no se verte bra en torno a planteamitnoalguno y a laque es prácticamente imposible darforma. De modo que inicia tu trabajo con objetivos delimitados, aunquesean agrandes ras gos. Así te resultará relativamente sencillo elaborar un esquemainicial y reunirma terial para su redacción definitiva. 98

Piensa en la repercusión posterior de tu trabajo, es decir, en su publicación. Hay temas que por su especialización o por diversas causas noson fáciles depubli car. En ese caso se pueden aprovechar capítulos, síntesis o estractos en forma de artículos, monografías, etc., susceptibles de encontrar unavía para su publicación. e) El sumario y la memoria

Una vez que hayas manejadoal menos parte de las fuentes primarias y de la bi bliografía y que tengas una idea aproximada del desarrollo y conclusiones a que te pueden llevar el trabajo de investigación, deberías proceder a la elaboración de un sumario. El sumario no es otra cosa que un índice pormenorizado y algo más exten

so que un guióno esquema. No te debería preocupar que el primer sumario o índice no fuera el definitivo. Lo importante es que su elaboración te ofrecerá una visión de

conjunto y podrás sistematizar tu trabajo mediante su compartimentación en capí tulos y epígrafes.

Junto al sumario te puede resultar muy útil la elaboración de una memoria. En pocas páginas (entre cinco y ocho, aproximadamente) una memoria tiene la finali dadde explicar el objetivo general deltrabajo, su interésen elcontexto historiográfico más reciente, la metodología y fuentes a emplear, etc. Es a la vez el medio más adecuado para informar sobre el contenido sintetizado de cada una de las partes que componen tu trabajo. Además, una memoriate obliga a una recapitulación y refle xión sobre el trabajo que estás haciendo a la vez que te permite comprobar la entidad de los capítulos que lo componen. Asimismo, comprobarás si los capítulos se engar zan y dirigen de una manera lógica y sistemática a la conclusión o hipótesis que ha bías previsto. Además, la memoria sirve como instrumento de explicacióndel traba jo que estás realizando,cuando quieras hacer una consulta a un especialista,o inclu so si pretendes publicar tu trabajo, para ponerte en contacto con un editor. En estos casos es muy útil unir el sumario a la memoria ya que ambos ofrecerán una visión bastante completa de tu trabajo.

Puede darse el caso de que esta reflexión que inicias por medio de la redacción de una memoria, dé como resultado un cúmulo de deficiencias y dificultades. Pue des constatar, por ejemplo, que el trabajo, bien por e1 tema elegido o por la carencia o deficiencia de las fuentes, no va a aportar nuevos elementos de interés; que quizás* los capítulos no poseen suficiente consistencia como para llegar a las conclusiones previstas inicialmente, etc. En ese caso, no hay que dudar en cambiar de tema o de orientación total del trabajo. En el peor de los casos habrás sacado varios elementos

positivos: un conocimiento profundo del tema y del estado de la cuestión, las difi cultades concretas para avanzar en esa dirección, etc. aunque abandonaras la investigación en los términos trabajo puede haber aportado material suficiente para En el supuesto de que el tema elegido, las fuentes

Incluso puedes pensar que, inicialmente planteados, tu la redacción de un artículo. y la metodología hayan sido

acertadamente orientadas no te resultará difícil la elaboración del sumario y de la

memoria. Deberías, entonces, establecer un calendario aproximado para la realiza ción del trabajo conforme la experiencia te vaya indicando el ritmo de progreso en la recogida y análisis de las fuentes y en la redacción de los distintos capítulos. 99

APÉNDICE N.° 1

REFERENCIAS BÁSICAS A LA BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES PARA EL ESTUDIO E INVESTIGACIÓN HISTÓRICOS Este Apéndice puede ser utilizado como instrumento subsidiario de un fichero catalográfico. Puede ayudarte en la inicial localización de bibliografía, fuentes de información para la realización de un trabajo de Historia o para iniciar una investigación. En el supuesto de que comiences un trabajo sin una orientación concreta sobre las fuen tes básicas o no dispongas de un fichero catalográfico, el presente apéndice te ayudará a resol ver los primeros pasos a dar. Las obras que a continuación señalamos son de dos clases: grandes colecciones bibliográ

ficas, diccionarios, enciclopedias, etc. y bibliografía seleccionada por temas. El criterio domi nante en esta selección se ha orientado hacia los repertorios bibliográficos que ofrecen a su vez, una relación exhaustiva de títulos. Cuando esto no ha sido posible por no hallarse editada una bibliografía sobre un tema concreto, entonces citamos un manual en el que se contiene amplia bibliografía. En este caso hemos utilizado un criterio selectivo, ya que una enumeración ex haustiva y farragosa de títulos no supondría una ayuda efectiva a la hora de reseñar los libros básicos de tu trabajo. Entre los títulos citados resaltamos con un asterisco aquellos que consi deramos de interés prioritario tanto por su importancia como por su manejabilidad y asequibilidad. La pormenorización del índice de este Apéndice, te permitirá buscar con facilidad la re ferencia básica que necesites en tu trabajo.

1. DICCIONARIOS, ENCICLOPEDIAS, ATLAS En este primer apartado se incluyen instrumentos auxiliares de trabajo. Nunca debes uti lizar los Diccionarios, Enciclopedias, Atlas, etc., como materiales exclusivos, pues la informa ción que se obtiene de ellos puede ser muy desigual, a veces muy específica, otras muy general y en la mayor parte de los casos no demasiado especializada. Sin embargo, pueden ser un buen

punto de partida en tu trabajo, para la aclaración de alguna duda. a) Diccionarios generales Los diccionarios de lengua española son el primer instrumento de trabajo: Diccionario de la lengua española, de la Real Academia de la Lengua; Diccionario ideológico de ju lio casares; Diccionario de uso del español de María moliner. Otros diccionarios ilus trados o/y abreviados resultan más manejables y asequibles como el Aristos de Ed. Sopena y el VOX de Bibliografía. 101

Con un criterio no exclusivamente lingüístico: Diccionario enciclopédico Salvat Universal, Barcelona, Salvat editores, 1969. Diccionario enciclopédico abreviado, Madrid, Espasa Calpe, 1957, 7 vols. 2 apéndices. b) Diccionarios históricos

Estos diccionarios explican y contextualizan términos y conceptos históricos. Algu nos diccionarios recogen amplia información sobre conceptos históricos por lo que a veces se asemejan a las enciclopedias. abos santabárbara, A. L. y marco Martínez, A., Diccionario de términos básicos pa ra la Historia, Madrid, Alhambra, 1983. * bleiberg, G., Diccionario de Historia de España, Madrid, Alianza Editorial, 1979. cadenas Y vicent, V., Diccionario Heráldico. Términos, piezas y figuras usadas en la ciencia del blasón, Madrid, Hidalguía, 1984.

chorda, F.; martin, T.; rivero, I., Diccionariode términosHistóricosy afines, Madrid, Istmo, 1983. Limitados a aspectos parciales: Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid, CSIC, 1973, 4 vols.

fedou, R. (y otros), Léxico histórico de la Edad Media, Madrid, Taurus, 1982. bennassar, B. (y otros), Léxico histórico de España Moderna y Contemporánea, Ma drid, Taurus, 1982.

c) Diccionarios de Ciencias Sociales Diccionario de Ciencias Sociales, Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1975,2 vols. gorlitz, A., Diccionario de Ciencia Política, Madrid, Alianza Editorial, 1980. Diccionario literario de obras y personajes de todos los tiempos y de todos los países, Bar celona, Montaner y Simón, 1967-68, 12 vols.

bleiberg, G., Diccionario de Literatura Española,Madrid, Revista ddOccidente, 1972. sainz de robles, F.C., Diccionario de la Literatura, Madrid, Aguilar, 1973, 3vols. ferrater mora, J., Diccionario de Filosofía, Madrid, Alianza Editorial, 1979, 4 vols.

Imprescindible en muchos casos es la consulta de Diccionarios geográficos. Los más anti guos porque proporcionan además datos de interés histórico y los más modernos porque actua lizan dichas informaciones. En todo caso, el estudiante de Historia ha de acostumbrarse a su uso, pues prestan una útil información sobre la Historia y la Geografía de aquellas localidades

que le interesen para sus trabajos o investigaciones. Entre los antiguos el más recomendable es: madoz, P., Diccionario Geográfico-estadístico histórico de España, Madrid, 1850, 16 vols.

Conocido popularmente como «el Madoz», se puede hallar en cualquier biblioteca con fondos del siglo XIX. Dicha obra, como es lógico, ofrece una información anticuada, pero, por su volumen de datos y rigor científico sigue considerándose una obra de imprescindible con sulta.

Más actual por la fecha de su publicación es el: Diccionario Geográfico de España, Madrid, Prensa Gráfica, 1956, 17 vols.

d) Enciclopedias generales Con el mismo criterio de alfabetización de las voces que los diccionarios, las enciclope dias o diccionarios enciclopédicos dan una información más pormenorizada y más amplia. En 102

España contamos con grandes colecciones enciclopédicas que dan una buena información his tórica. Citamos, a continuación, las más destacables:

Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo americana, Madrid, Espasa Calpe, 97 vols. y

varios suplementos.

Conocida popularmente como «El Espasa» es, sin duda, lagran enciclopedia delacultura española e hispanoamericana.

Enciclopedia de la cultura española, Madrid, Editora Nacional, 5 vols. Nueva Larousse, Barcelona, Plaza y Janes, 1980, 39 vols.

e) Enciclopedias regionales

De gran proliferación en los últimos tiempos, han venido acubrir vacíos importantes que las obras de carácter general habían descuidado.

En su mayor parte son, porsu juventud, obras inacabadas: Salvat Cátala. Diccionah Enciclopedic, Barcelona, Salvat, 1974, 8 vols.

Gran Enciclopedia Catalana, Barcelona, Enciclopedia Catalana, 1969-80, 13 vols. Gran Enciclopedia Vasca, Zalla-Bilbao, La Gran Enciclopedia Vasca, 1976-78, varios volúmenes publicados.

Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco, Diccionario Enciclopédico, Cuerpo A,

San Sebastián, Auñamendi, 1977-78, varios vols. publicados.

Gran Enciclopedia Asturiana, Gijón, Asturiana de ediciones, 1970, 14 vols. Gran Enciclopedia Gallega, Santiago de Compostela, 1974, 6 vols. publicados.

Gran Enciclopedia de la Región Valenciana, Valencia, Gran Enciclopedia, 1973, 12 vols.

Gran Enciclopedia de Andalucía, Sevilla, Promociones Culturales Andaluzas, 1979,9

vols.

Gran Enciclopedia Aragonesa, Zaragoza, Unión Aragonesa del Libro, 1980-81, 7vols.

publicados.

Gran Enciclopedia de Madrid, Castilla-La Mancha, dir. por José Luís Morales yMarín,

Madrid, 1983, proyectados 12 tomos.

0 Enciclopedias de Ciencias Sociales En el campo de la Historia destaca:

* langer,W. L., Enciclopedia de Historia Universal, Madrid, Alianza Editorial, 1980. Recientemente traducida constituye un instrumento fundamental detrabajo. Setrata de

una obra que informa sobre todos los períodos de la Historia Universal siguiendo un criterio cronológico.

javierre, J. M.a (coord.), Gran Enciclopedia de España y América, Espasa Calpe, Ma drid, 1983, varios vols.

Fuera del campo de la Historia propiamente dicha:

Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, Madrid, Aguilar, 1974, 11 vols. Nueva Enciclopedia Jurídica, Barcelona, Francisco Seix, 1975, 16 vols.

g) Atlas Geográficos

Bien documentado cartográficamente, asequible y de cómodo manejo es el: * Atlas Mundial Emesa, edición española de José Manuel Casas Torres, 2.a ed., Ma drid, Magisterio Español, 1980. 103

Más completo, por utilizar mayor escala en los mapas, pero por eso mismo menos mane

jable a causa de su tamaño:

Gran Atlas Aguilar, Madrid, Aguilar, 1969-70, 3 vols. h) Atlas Históricos

* ROIG obiol, J., Atlas de Historia Universalyde España, 2.;l ed., Barcelona, Vicens Vi ves, 2 vols.

* kinder, H., Atlas Histórico Mundial, Madrid, Istmo, 1974, 2 vols. darby, H. C, fullard, H., Atlas, Barcelona, Sopeña, Tomo XIV de la Historia del Mundo Moderno.

Atlas Histórico Integral Spes, Barcelona, Bibliograph, 1977. Entre los Atlas no españoles el más recomendable es:

westermann, Westermann grosser Atlas zur Weltgeschichte, Heransgegeben Hans Ench Stier (y otros), Braunschweig, Westermann, 1976.

No es necesario saber alemán para su utilización. Su virtud es que sabe combinar con acierto la representación del accidente geográfico con el acontecimiento histórico cuando la relación es notable y, por tanto, digna de tenerse en cuenta.

2. COLECCIONES BIOGRÁFICAS

Estos trabajos son colecciones orepertorios de breves biografías de personajes de la His toria. Normalmente contienen una información concisa de los principales datos yhechos his toríeos en los que participaron de una manera decisiva. Estos repertorios biográficos pueden considerarse un primer paso en el conocimiento del personaje objeto de nuestro estudio. Sin embargo, una más amplia aproximación a'un determinado personaje requeriría la utilización

de ulteriores fuentes y bibliografía.

a) Diccionarios y colecciones biográficas universales

agramonte, R, Diccionario cronológico biográfico universal, Madrid, Aguilar, 1952

Recoge biografías de cuatro mil personajes, siempre aportando una información bastante concisa.

vicens vives, J., Milfiguras de la Historia. Hombres ilustres. Vidas famosas, Barcelona Instituto Gallach, 1944, 2 vols.

grimal, P. (y otros), Dictionaire des biographies, París, PUF, 1958.

michaud, L.G., Biographie Universelle andenne et moderne, París, Desplaces, 1870-73 45 vols.

Este último es una de las grandes obras de la historiografía francesa; por la fecha de su edi

ción queda bastante anticuado, pero sigue siendo de gran utilidad.

b) Diccionarios y colecciones biográficas de España e Hispanoamérica esperabede arteaga, E.,Diccionario enciclopédico ilustradoy crítico deloshombres de España, Madrid, Ibarra, 1957.

sabater, G., Diccionario biográfico español ehispanoamericano..., Palma de Mallorca,

Instituto Español de Estudios Biográficos, 1950. 104

Diccionario biográfico español contemporáneo, Madrid, Círculo Español deamigos de la Historia, 1970, 3 vols.

Enciclopedia biográfica española, Barcelona, Massó, 1955. rada delgado, J. D., Mujeres célebres de EspañayPortugal, Barcelona, 1868-76,2 vols. ossorio y gallardo. A., Diccionario político español (deCarlos IVa 1936), Buenos Ai res, 1945.

Entre las colecciones biográficas para España e Hispanoamérica: Quién es quién en España, Madrid, Elias González Vera, 1981. No contiene información sobreespañoles contemporáneos. Incluye seismilbiografías y una lista de cuatrocientas organizaciones y asociaciones españolas. Who's Who in Latín American: a biographical dictionary of notable living men and wo-

men ofLatín America, Stanford (Cal.), Chicago, University Press, Marquis, 1945-51,7 vols.

Contiene ocho mil biografías clasificadas pornacionalidades, hasido continuada yenri quecida su publicación en español.

Quién es quien en Venezuela, Panamá, Ecuador, Colombia, Bogotá, Peny, 1952. Los diccionarios biográficos de carácter regional publicados en España: castan palomar, F., Aragoneses contemporáneos (1900-34). Diccionario biográfico, Zaragoza, 1934.

arocena arregui, F., Diccionario biográfico Vasco, San Sebastián, 1963. Diccionario biográfico, Barcelona, Alentí, 1966, 4 vols.

3. PRENSA Y REVISTAS

La,Prensaconstituyeuna de las principales fuentes,si no la principal, parael conocimien to de la Historia contemporánea.

En España empiezan a aparecer publicaciones periódicas en los últimos años del siglo XVII, lo que sin duda,da a nuestropaísel rango de pionero en lapublicación de prensaperiódi caen Europa.En los siglosXIXy XXy, sobre todo, con la revolución de losmediosde comuni cación, la Prensa pasa a convertirse en pulso de la realidad social, política o económica del mundo contemporáneo. Site dispones a utilizar la Prensa como fuente de algún trabajo, debes dirigirtea las hemerotecas(centros dedicadosexpresamentea la conservación y catalogación de periódicos yrevistas), oa lassecciones de Prensayrevistas de lasbibliotecas. Losrepertorios y catálogos te informarán acercade los fondos disponibles en cada hemeroteca o biblioteca. a) Historia de la Prensa española

En primer lugar, será interesante saber cómo ha evolucionado la Prensa en nuestro paísy cual es su relación con el contexto histórico general: Gómez Aparicio, P., Historia del periodismo español, Madrid, Editora Nacional, 19711981, 4 vols.

saiz, M. y seoane, M.C., Historia del periodismo en España, Madrid, Alianza, 1983.

Unaaproximación bibliográfica de lo que se ha escrito sobre el tema se puede obtener en: várela hervías, E., «Materiales para una bibliografía de la Historia de la prensa hispá nica», en Hemeroteca Municipal de Madrid XXV aniversario, Madrid, 1945. 105

b) Repertorios generales

No existe ninguna bibliografía general de repertorios escrita en español. Citaremos los catálogos de repertorios más importantes para que los utilices como punto de referencia: duprat, G.;lituova, K. S.; bossuat, M. C, Bibliographie des repertoires nationaux de periodiques en cours, Londres y París, FIAS y UNESCO, 1969.

Se trata de una bibliografía de repertorios nacionales para publicaciones relativamente actuales.

Algo más completas son las siguientes compilaciones:

freitag, R. S., Union list ofseriáis. Abibliography, Washington, Library ofCongress 1964.

Donde se reseña la existencia de mil doscientos dieciocho catálogos colectivos de los años 1859 a 1964, clasificados por países o áreas geográficas. En esa misma línea más actualizada están las:

Union lists, o catálogos generales que poseen grandes grupos de bibliotecas. c) Catálogos para España e Hispanoamérica

Nuestras hemerotecas cuentan con fondos muy ricos, aunque lacantidad de catálogos es limitada. Algo semejante a lo que ocurre con nuestrosarchivos, generalmente ricos en fondos pero escasamente catalogados. No obstante, en los últimos tiempos se han producido impor tantes avances en este terreno. Un buen ejemplo de ello como obra de referencia:

Instituto Hispánico, Madrid, catálogo colectivo depublicaciones periódicas enbibliotecas españolas, Madrid, 1971.

Publicados hasta el momento seis volúmenes, incluye varias bibliotecas españolas. Otras obras sólo tienen en cuenta la prensa madrileña. Podrán serte útiles si consideras

que laaproximación entre esta y la prensa nacional es bastantegrande. En todo caso,estos re pertoriosse han de manejarcon cautelay recurriral citadoanteriormente si precisas informar te sobre prensa regional o local.

hartzembusch Eiriarte, E., Apuntes para uncatálogo de periódicos madrileños desde el año 1661 a 1870, Madrid, Rivadeneyra, 1894. Hemeroteca Municipal de Madrid, Catálogo de las publicaciones periódicas madrile ñas existentes en la Hemeroteca Municipal de Madrid (1661-1930), Madrid, 1933. De carácter más general:

Anuario de la prensa española, Madrid, Dirección General de Prensa, 1943.

Fernández pousa, R., índice depublicaciones periódicas españolas, Madrid, Hemero teca Nacional, 1949.

mira izquierdo, L., Prensa bilingüe y extranjera en España, en Gaceta de la Prensa, Madrid, 1968(200), pp. 4-81. Zamora lucas, F. y castro jorge, M., Publicaciones periódicas existentes en la Biblio

teca Nacional de Madrid, Madrid, Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1952. Entre los catálogos generales de revistas:

Catálogo de revistas españolas, Madrid, Cultura Hispánica, 1948.

Revistas españolas encurso depublicación, Madrid, Instituto Bibliográfico Hispánico 1976.

Los repertorios generales de publicaciones periódicas para el ámbito hispanoamericano más importantes son:

UNION panamericana, Repertorio de publicaciones periódicas actuales latinoamerica nas, París, Unesco, 1957.

106

Universidad Nacional de la Plata (Biblioteca), Catálogo de periódicos sudamericanos

existentes en la Biblioteca pública de la Universidad (1791-1861), La Plata, 1934.

d) Índices de revistas especializadas en Ciencias Sociales índice Español de Ciencias Sociales, Centro Nacional de Información y Documenta ción CSIC, Madrid, 1979-81, varios vols.

índice españolde humanidades, Centro de Información y Documentación CSIC, Ma drid, 1979, 1 tomo, 2 vols.

Para Hispanoamérica: índex to Latín American Periodical Literature 1929-60, Boston, Hall, 1962, 8 vols.

índice General de publicaciones generales latinoamericanas: Humanidades y Ciencias Sociales, Nueva York, Searrecrow Press, 1962-71, 10 vols.

Hispanic American periodical índex (HAPl), 1975, Los Angeles, University of Califor nia, Latin American Center, 1978. leavit, S. E., Revistas Hispanoamericanas, índices bibliográficos (1843-1935), Santiago de Chile, 1960.

e) Principales revistas de Historia Hispania, Instituto Jerónimo Zurita, CSIC, Madrid, 1944. Boletín de la Real Academia de la Historia, Madrid, 1877.

Cuadernos de Investigación Histórica, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1977.

Estudios de Historia Social, Revista del Instituto de Estudios Laborales y de Seguridad Social, Madrid, 1977.

Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Fac. de Geografía e Historia, Uni versidad Complutense, Madrid, 1980. Recerques, Historia, Economía y Cultura, Curial Edicions Catalanes, Barcelona, 1978. Estudis, Universidad de Valencia, Departamento de Historia Moderna, Valencia, 1972.

Archivo Español de Arqueología, Instituto Español de Arqueología, CSIC, Madrid. Noticiario arqueológico hispánico, Arqueología y Prehistoria, Museo Arqueológico Nacional, Madrid.

Anuario de Estudios Medievales, Departamento de Estudios Medievales, CSIC, Ma drid.

Revista de Historia económica, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1984. Revistas americanistas.

Historiografía y Bibliografía americanista, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoameri canos, 1971.

Revista de Indias, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, CSIC, Madrid, 1940. Anuario de Estudios Americanos, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla, 1944.

Cuadernos de Antropología Social y Etnología, Departamento de Etnología y Antropo logía americana. Universidad Complutense, Madrid. Revista Española de Antropología Americana, Departamento de Etnología y Antropo logía americana. Universidad Complutense. Madrid. 107

Revistas de divulgación. Historia 16, Información y Revistas S. A., Madrid, 1976.

Revista de Arqueología, Revista de Arqueología S. A., Madrid, 1980. Historia y Vida, Barcelona, Gaceta Ilustrada S. A., 1957. L'avenc, L'avenc S. A., Barcelona, 1978. En el área Iberoamericana destacan:

Revista de Historia de América, Instituto Panamericano de Geografíae Historia, Méxi co, 1942.

Historia Mexicana, Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, México 1976.

Boletín de la Academia de la Historia, Colombia. Studium, Colombia. Revista Histórica, Perú.

Revista Chilena de Historiay Geografía, Santiago de Chile, 1928. Estudiosde Historia Novohispana, Universidad Nacional Autónoma de México, Insti tuto de Investigaciones Históricas, México, 1966.

Boletín de la Academia Histórica, Argentina. Fénix, Revista de la Biblioteca Nacional, Lima, 1944.

Revistas en otros idiomas sobre temas de España e Hispanoamérica: Hispanic American Historical Review, Estados Unidos.

The Americas, the Franciscan Academy, Estados Unidos. Latin American Research Review, Estados Unidos. Bulletin Hispanique, Francia. Revue Hispanique, Francia. Iberoamerikanisches Archiv, Alemania.

Otras revistas generales de Historia de prestigio internacional: Revue Historique, Presses Universitaires de France, 1876, Francia.

Annales, Economies, Societes, Civilisations, 1946, Francia. Cahiers d'Histoire, 1956, Francia. Histoire, 1972, Francia. English Historical Review, Gran Bretaña. Past and Present, Gran Bretaña. Economic History Review, Gran Bretaña. American Historical Review, Estados Unidos. Rivista Storica Italiana, Italia. Historische Zeitschift, Alemania.

4. PUBLICACIONES OFICIALES Y DOCUMENTOS PÚBLICOS Se trata de repertorios de publicaciones oficiales, leyes, jurisprudencia, dictámenes, polé micas y discursos parlamentarios, etc. Entre ellos se encuentran fuentes tan importantes como las Actas de las Cortes, El Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, el Boletín Oficial de las Cortes, La Gaceta de Madrid, El Boletín Oficial del Estado, etc. Si estás realizando un 108

trabajo de Historia en el que haya habido una intervención legislativa, parlamentaria ojudicial, estos repertorios aportan la información necesaria para su localización.

a) Principales recopilaciones y repertorios en España Censo de publicaciones oficiales españolas, 1934-1964, Madrid, Secretaría General Técnica, 1966.

También se puede consultar:

CHILDS, J. B., Spanish gobernment publications after July 17, 1936 to date', a survey, Washington, LC, 1965-69, 4 vols. Martínez alcubilla, M., Códigos antiguos de España, Colección completa de todos los códigos, Madrid, 1885. Otros repertorios legislativos: aranzadi, Repertorio cronológico de legislación, Pamplona, 1930, varios volúmenes

que acumulan fascículos semanales. Varios índices acumulativos. Gaceta de Madrid, Madrid, 1845-1949, aunque con diversos nombres su origen se re monta a 1661. Varios vols.

Boletín Oficial del Estado, continúa a la Gaceta de Madrid, Madrid, 1939, publicación diaria.

Colección legislativa de España. Legislación y disposiciones de la Administración Cen tral. Disposiciones Generales, Madrid, 1950, ediciones bimensuales con varios índices anuales.

Martínez alcubilla, M., Diccionario de la Administración española. Compilación de la novísima legislación de España en todos los ramos de la Administración pública, Ma drid, 1914-33, 13 vols., apéndices anuales hasta 1971. Como continuación:

Repertorio cronológico de legislación, Madrid, 1972 (publicación mensual, anejo a la Gaceta económica y legislativa Alcubilla). Los textos constitucionales han sido recogidos por: Esteban, J. (de), Las Constituciones de España, Madrid, Taurus, 1981.

b) Principales repertorios para Hispanoamérica Latin American serial documents a holdings list, Comp. by Rosa Quintero Mesa, Ann. Arbor, Mich., Bowker, 1968-73, 19 vols.

No sólo aporta información bibliográfica, sino que también aporta datos de organización y evolución histórica. No incluye a México, para el que hay que consultar: ker, A. M., Mexican government publications 1821-1936, Washington, Library ofCongress, 1940. Que halla continuación en: Fernández esquivel, R. M., Las publicaciones oficiales en México; guía de publicacio nes periódicas y seriadas (1937-1967), México, 1967. peraza sarausa, F., Bibliografía sobre publicaciones oficiales de América Latina, Gainesville, 1964.

109

5. HISTORIOGRAFÍA Y METODOLOGÍA DE LA HISTORIA a) Historia de la Historiografía De carácter general son las siguientes obras:

* lefevbre, G.,EInacimiento delaHistoriografía moderna, Barcelona, Martínez Roca 1974.

Fernández álvarez, M., Breve Historia de la Historiografía, Editora Nacional, 1974. Vázquez, J. Z., Historia de la Historiografía, México, Ateneo, 1978. suárez Fernández, L., Las grandes interpretaciones de la Historia; Bilbao, Moretón 1968.

En la línea de los ensayos de interpretación:

lapeyre, H., Ensayos de Historiografía, Valladolid, Universidad de Valladolid, Facul tad de Filosofía y Letras, 1978.

Sánchez albornoz, C, Historia y Libertad:ensayossobrehistoriolo^ía, Madrid Júcar 1978.

b) Interpretación y metodología histórica

* cardoso, C.F.S.; brignoli, H. P., Los métodos dela Historia: introducción a los pro blemas, métodos y técnicas de la Historia demográfica, económica y social, Barcelona Crítica, 1977.

vilar, P., iniciación al vocabulario del análisis histórico, Barcelona, Crítica, 1980. vilar, P., Historia Marxista, Historia en formación, Barcelona, Anagrama, 1974. bloch, M., Introducción a la Historia, México, FCE, 1965. fevbre, L., Combates por la Historia, Barcelona, Ariel, 1972.

kula, W., Las medidas y los hombres, Madrid, Siglo XXI, 1980.

* havet, J. (y otros), Corrientes de la Investigación en las Ciencias Sociales, Madrid, Tecnos-Unesco, 1981.

pages, P.,Introducción a la Historia. Epistemología, teoría y problemas de método enlos estudios históricos, Barcelona, Barcanova, 1983.

tuñón de lara, M., Metodología de la Historia social de España, Madrid, Siglo XXI, 1973.

floud, R., Métodos cuantitativos para historiadores, Madrid, Alianza, 1975. ACTAS delasprimeras jornadas demetodología aplicada delasciencias históricas, Uni versidad de Santiago de Compostela, 1975, 3 vols.

ACTAS delIIcoloquio de metodología histórica aplicada. Ladocumentación notarial en la Historia, Santiago de Compostela, Universidad, 1984, 2 vols.

ballestero, E., Elencuentro de las Ciencias Sociales, Madrid, Alianza, 1980.

fontana, J., Historia-Análisis del pasado y proyecto social, Barcelona, crítica, 1982.

6. RAMAS ESPECIALIZADAS DE LA HISTORIA Historia de la Literatura:

riquer, M.,(de)y valverde, J. M.,Historia delaLiteratura Universal, T ed., Barcelo na, Planeta, 1979, 3 vols. 110

Historia del Arte:

huyghe, R., El Arte y el Hombre, Barcelona, Planeta, 1965, 2 vols. grout, D. J., Historia de la música occidental, Madrid, Alianza Editorial, 1984, varios vols.

Historia de la Filosofía:

copleston, F., Historia de la Filosofía, 5a ed., Barcelona, Ariel, 1980, 6 vols. Historia de las Relaciones Internacionales:

renouvin, P., Historia de las Relaciones Internacionales, Madrid, Akal, 1982. Historia de las Ideas Políticas:

touchard, J., Historia de las Ideas Políticas, Madrid, Tecnos, 1961. Historia de la Ciencia:

taton, R., Historia General de las Ciencias, Barcelona, Destino, 1973, 5 vols. Historia de las Religiones:

puech, H-Ch. (dir)., Historia de las Religiones, Madrid, Siglo XXI, 12 vols. Historia del Cine:

gubern, R., Historia del Cine, Barcelona, Lumen, 1973.

7. PRINCIPALES PERÍODOS DE LA HISTORIA UNIVERSAL En este apartado se incluyen una serie de títulos de obras significativas referidas a la His toria Universal de los cinco continentes. Hemos procurado ofrecer una cuidada selección de obras publicadas en España ya sean traducciones, ya sean libros de autores españoles. Tal vez lo ideal hubiera sido remitirnos a repertorios bibliográficos generales donde pudieras encon trar aquellas obras que te interesen; cuando esto ha sido posible así se ha hecho, pero, la mayor parte de los repertorios existentes pertenecen al mundo anglosajón, por cuanto, ni están escri tos en español ni están publicados en España, lo que dificulta, en muchos casos, la posibilidad de consulta. Buscando la mayor operatividad y la información más inmediata hemos preferido la cita del manual o de la obra que trate aspectos globales y que, sobre todo, aporte una infor mación bibliográfica en sus apéndices.

a) Historias Generales del Mundo Entre las principales colecciones de Historia Universal cabe citar: verlag, F. (dir.), Historia Universal Siglo XXI, Madrid, Siglo XXI, 34 vols. Comprende desde la Prehistoria hasta la actualidad. Cada volumen está escrito por un es pecialista en el tema, razón por la cual la colección puede ser algo desigual, pero en conjunto

colaboran muy buenos historiadores, lo que permite un balance global positivo. A lo largo de este apartado citaremos los libros de esta colección más interesantes.

Nueva Clio. La Historia y sus problemas, Barcelona, Labor, varios vols. Es traducción de la misma colección editada en Francia. Abarca, en libros de diferentes

autores, desde la Prehistoria hasta la actualidad. Su manejo es muy recomendable, pues ade más de los contenidos, que varían de un título a otro, lo que es más interesante es que incluyen una amplia bibliografía comentada, así como amplias y sustanciosas reseñas sobre el debate historiografía) de los diferentes problemas tratados. En la misma línea de la Historia general: crouzet, M., Historia General de las Civilizaciones, Barcelona, Destino, 1960, 7 vols. 111

goetz, W., Historia Universal, dirige la edición española José María Jover Zamora, Madrid, Espasa Calpe, 1976, 11 vols. pirenne, J., Historia Universal, Barcelona, Instituto Gallach, 1970, 10 vols. Manual de Historia Universal, Madrid, EspasaCalpe, 1971, contiene: vol. 1 almagro,

M., Prehistoria; vol. II suárez Fernández, L., Historia Antigua; vol. III suárez Fer nández, L.,Historia Medieval; vol.IV palacioatard, V., Edad Moderna; voL V pala cío atard, V., Edad Contemporánea; vol.VI y VII, morales padrón, F., Historia de América.

traversoni, A. (dir.), Historia Universal. Cuadernos deestudio Cincel, Madrid, Cincel, 1980, varios vols.

Cadavolumen se ocupa de un determinado período histórico con un tratamiento de sín

tesis. Puede serte útil como guía para la aproximación aalgún problema histórico que pueda surgir enlas clases, o bien como esquema previo para familiarizarte con los diferentes períodos de la Historia.

Desde el punto de vista de la Historia económica:

león, P. (dir.), Historia económica y social delmundo, Madrid, 1979-80,6 vols. (comien za en el siglo XVI).

I.- Prehistoria e Historia Antigua El problema del origen del hombre

* koeniswald, G., Historia del Hombre, Alianza, Madrid, 1972. crusafont, M. (y otros), La evolución, Madrid, BAE, 1974.

melotti, U., El origen delhombre y de la raza humana, Madrid, Villalar, 1974. ayala, F. J., Origen y evolución del hombre, Madrid, 1980. leakey, R., Laformación de la humanidad, Barcelona, 1981.

leory-gouran, La Prehistoria, Barcelona, Labor, 1970 (col. Nueva Clio). pericot, L., La Prehistoria, Barcelona, Montaner y Simón, 1972. vial, C, Léxico de la antigüedad griega, Madrid, Taurus, 1983. Para la Historia Antigua propiamente dicha:

petit, P., Guide de l'etudiant enhistoire andenne (Antiquité Classique), París, Presses Universitaires de France, 1969.

meyer, E., Elhistoriador y la Historia Antigua, 2.a ed., Madrid, FCE, 1983. plácido suárez, D., Fuentes y bibliografía para el estudio de la Historia Antigua, Ma drid, Siglo XXI, 1983.

Es una excelente guía bibliográfica que presta una información fundamental para cada uno de los problemas historiográficos con que puede encontrarse el estudiante.

The Cambridge Ancient History, Cambridge, Cambridge University Press, 1973, 14 to mos en 12 vols.

Aunque no existe traducción española es necesario citar esta obra, que recoge todos los períodos y problemas de la Historia Antigua. * petit, P., Historia de la Antigüedad, Barcelona, Labor, 1981. bowie, E. L., Estudios sobre Historia Antigua, Madrid, Akal, 1981.

roldan hervás, J. M., Introducción a la Historia Antigua, Madrid, Istmo, 1975. starr, Ch. G., Historia del mundo antiguo, Madrid, Akal, 1974. 2.- Edad Media

Una información bibliográfica sobre dicho período la obtendrás en: 112

torres delgado, C, Introducción al estudio de la Historia Medieval: guía para estu diantes, Granada, 1977.

pacaut, M., Guide de Vetudiant en Histoire Mediévale, París, Presses Universitaires de France, 1968.

bonnassie, P., Vocabulario básico de Historia Medieval, Barcelona, Crítica, 1983. ladero de quesada, M. A., Historia Universal. La Edad Media, Barcelona, Vicens Vi ves, 1984.

Reseñas bibliográficas, Barcelona, Instituto de Historia Medieval de España, 1964. Como auxiliar para el estudio de la Historia Medieval: claramunt, S.; Riu, M.; torres, C; trepat, C.A., Atlas de Historia Medieval, Barcelo na, Aymá, 1980. Entre los manuales de Historia Medieval más recomendables cabe citar:

* previtte orton, C. W., Historia del Mundo en la Edad Media, Barcelona, Sopeña, 1978, 2 vols.

lacarra, J. M„ Historiade la Edad Media, Barcelona, Montaner y Simón, 1979,2 vols. southern, R. W., La formación de la Edad Media, Madrid, Alianza, 1980. heers, J., Historia de la Edad Media, Barcelona, Labor, 1979. romero, J. L., La Edad Media, México, FCE, 1975.

pirenne, H., Historia económica y social de la Edad Media, México, FCE, 1980. 3.- Edad Moderna

Una información bibliográfica se obtiene en: Sánchez montes, J., Notas para una bibliografía española de la Historia Moderna (1947-49), Valladolid, CSIC, 1950.

roach, J., A bibliographyof'Modern History..., Cambridge, The University Press, 1968. Entre los manuales más recomendables citaremos:

Historia del mundo moderno, (Título original: The New Cambridge Modern History) Barcelona, Sopeña, 1980, 15 vols. Obra fundamental en la que colabora un conjunto de buenos especialistas. Abarca desde el Renacimiento hasta la actualidad. Cada tomo está dirigido por un especialista e incluye di versos capítulos de distintos historiadores. El tomo trece es el índice general de la obra y el ca torce es un atlas histórico elaborado con bastante acierto.

Domínguez ortiz, A., Historia Universal. Edad Moderna, Barcelona, Vicens Vives, 1983.

bennassar, M. B., Historia Moderna, Madrid, Akal, 1980. vicens vives, J., Historia General, Moderna. Del Renacimiento a la crisis del siglo XX, Barcelona, Vicens Vives, 1981, 2 vols.

4.- Edad Contemporánea. Para resolver dudas generales se puede consultar:

palmer, A. W., Diccionario de Historia Moderna (1789-1945), Barcelona, Labor, 1971. Diccionario del Saber Moderno. La Historia. De 1871 a 1971, (dir.) marc ferro, 2 vols. Bilbao, Edición Mensajero, 1975.

palmer, A., Diccionario de Historia del siglo XX, Barcelona, Grijalbo, 1983. Los manuales más recomendables:

113

Fernandez, A., Historia Universal. Edad Contemporánea, Barcelona, Vicens Vives 1985.

benz, R.; gerlach, W., curland, A. R. L. y otros: El siglo XIX, Madrid, Espasa Calpe, 1985, 2 vols.

* palmer, R. y colton, J., Historia Contemporánea, Madrid, Akal, 1980. barraclough, G., Introducción a la Historia Contemporánea, 5.a ed., Madrid, Gredos 1980.

nere, J., Historia Contemporánea, 3.a ed. Barcelona, Labor, 1980. palacio atard, V., Historia del Mundo Contemporáneo, Zaragoza, Luís Vives, 1981.

salís, J. R., Historia del Mundo Contemporáneo, Barcelona, Labor, 1979, 6 vols.

b) Historia de Europa Historia de Europa Siglo XXI, Madrid, 1978.

Contiene una serie de obras de distintos autores sin una conexión cronológica rigurosa. Por ello es una colección algo desigual que comienza en la Edad Media hasta la actualidad.

Hasta Octubre de 1984 se habían publicado 12 volúmenes, de losque,a lolargo deestos aparta dos, citaremos los más recomendables.

bianchi bandinelli, R., (dir.), Historiay civilización de los griegos, Barcelona, Icaria Bosc, 1983, varios vols.

finley, M., Grecia Antigua. Economía y sociedad, Barcelona, crítica, 1984. preaux, C, El mundohelenístico. Grecia y Oriente desde la muertede Alejandrohasta la conquistade Grecia por Roma (323-146 a deJ.C), Barcelona, Labor, 1984,2 vols. (col. Nueva Clio). Otras obras en la misma línea:

livet, G., y mousnier, R., Histoire Genérale de l'Europe, París, Presses Universitaires de France, 1980, 3 vols.

Desde el punto de vista de la Historia económica:

cipolla, C. M. (dir.). Historia económica de Europa, Barcelona, Ariel, 1979-80 (varios vols. partiendo de la Edad Media).

Historia económica de Europa, Universidad de Cambridge, Cambridge University Press, Madrid, 1980, varios vols.

También para obtenerdatos y bibliografía sobrela Historia general de Europa te remiti mos a las obras de carácter general citadas en el primer punto de este apartado. /.- Prehistoria e Historia Antigua

Un trabajo fundamental sobre la Prehistoria europea: gordon guilde, V., Prehistoriade la sociedad europea, 2.aed., Barcelona, Icaria, 1979. Obras generales sobre la Historia Antigua de Europa: bengson, II., El mundo Mediterráneo en la Edad Antigua, Madrid, Siglo XXI, 1972 (Historia Universal, Siglo XXI). mansuelli, G. A., Las civilizaciones en la Europa Antigua, Barcelona, Juventud, 1972. * murray, O. (dir.). Historia del Mundo Antiguo, Madrid, Taurus, 1981, 2 vols. apare cidos y 2 vols. en prensa. Grecia y Roma: Diccionario de la Civilización Griega, Barcelona, Destino, 1972.

errandonea, I., Diccionario del mundo clásico, Barcelona, Labor, 1954, 2 vols. 114

falcón Martínez, C; Fernández galiano, E. y Lópezmelero, R., Diccionario de mi tología clásica, Madrid, 1980, 2 vols.

grimal, P., Diccionario de Mitología Griega y Romana, Buenos Aires, 1981. Los manuales más recomendables:

montarelli, I., Historia de los Griegos, Barcelona, Plaza y Janes, 1980. petit, P., La paz romana, Barcelona, Labor, 1960 (col. Nueva Clio). remondon, J., La crisis delImperio Romano, Barcelona, Labor, 1973 (col. Nueva Clio). homo, L., El Imperio Romano, Madrid, Espasa Calpe, 1972. kovaliov, S. I., Historia de Roma, Madrid, Akal, 1978. 2.- Edad Media

Como guía general puede considerarse el libro de:

mitre Fernandez, E., Introducción a la Historia de la Edad Media Europea, Madrid, Istmo, 1976.

De carácter general:

brooke, C, Europa en el centro de la Edad Media (962-1154), Madrid, Aguilar, 1973. Dentro de la Historia económica:

fourquin, G., Histoire economique de l'Occident Medieval, París, 1980. ganshof, G., Elfeudalismo, Barcelona, Ariel, 1972.

Que recogería elpunto devista tradicional o institucionalista sobre elproblema delacon cepción del feudalismo.

cahen, C. (y otros), El modo de producción feudal, 2.a ed., Madrid, Akal, 1980. Observa el problema desde la óptica de la historiografía marxista. Otros puntos de vista lo ofrecen:

bloch, M., La transición del esciavismo alfeudalismo, 3.a ed., Madrid, Akal, 1980.

bloch, M., La sociedadfeudal, México, UTEHA, 1962 (1.a ed. París 1929). '

duby, G., Guerreros yCampesinos: desarrollo inicial de la economía europea (500-1200) 2.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1977.

Dentro de la Historia social y política:

hogett, G. A. J., Historia social económica de la Europa medieval, 2.a ed. Madrid Alianza, 1977.

ullman, W., Principios degobierno y política en laEdad Media, Madrid, Revista deOc cidente, 1971.

Entrando en obras de carácter general por períodos: doehaerd, R., Occidente durante laAlta Edad Media. Economíasy sociedades..., Barce lona, Labor, 1975 (col. Nueva Clio).

le goff, J., La baja Edad Media, Madrid, Siglo XXI, 1975 (Historia Universal Sido XXI). * * hay, D., Europa en los siglos XIVy XV, Madrid, Aguilar, 1980. heers, J., Occidente durante los siglos XIV y XV: aspectos económicos y sociales, 2.a ed., Barcelona, Labor, 1976 (col. Nueva Clio). 3.- Edad Moderna

El límite cronológico entrelaEdad Media ylaEdad Moderna, esdecir, el inicio delRena cimiento hasidoun puntode laHistoria deEuropa bastante controvertido. Una reciente visión del problema, desde el punto de vista ideológico y social; se recoge en la obra de: 115

braudel, F., Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV-XVI/I, Madrid, Alianza Editorial, 1984, 3 vols. garin, E., Medievo y Renacimiento, Madrid, Taurus, 1981.

Otras obras sobre el siglo XVI:

hale, J. R.,La Europa del Renacimiento (1480-1520), 2.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1976 (Historia de Europa, Siglo XXI).

kellembez, H., Eldesarrollo económico de la Europa continental (1500-1750) Madrid Siglo XXI, 1977.

koenigsberger, H. G., Europa en el siglo XVI, Madrid, Aguilar, 1974.

lapeyre, H., Las monarquías europeas delsiglo XVI. Las relaciones internacionales..., 2.a ed., Barcelona, Labor, 1975 (col. Nueva Clio). kamen, H., El siglo de hierro: cambio socialen Europa (1550-1660), Madrid Alianza 1977.

elton, G. R., La Europa de laReforma (1517-12559), 2.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1976 (Historia de Europa, Siglo XXI).

elliot, J. H., La Europa dividida (1559-1598) 3.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1979, (Histo ria de Europa, Siglo XXI). Para el siglo XVII:

parker, G., Europa en crisis (1598-1648), Madrid, Siglo XXI, 1979(Historia de Euro pa, Siglo XXI). Desde el punto de vista de la Historia económica:

vries, J., La economía europea en un período de crisis (1600-1750), Madrid, Cátedra, 1979.

mauro, F., La expansión europea (1600-1870), 3.a ed., Barcelona, Labor, 1979 (col. Nueva Clio).

Desde el punto de vista de la Historia social y política: elliot, J. H. (y otros), Revoluciones y rebeliones de la Europa Moderna, Madrid, Alian za, 1972.

anderson, P., El Estado Absolutista, Madrid, Siglo XXI, 1979.

Para el siglo XVIIÍ: * ogg, D., La Europa del Antiguo Régimen (1715-1789), 2.a ed., Madrid, Siglo XXI,

1976 (Historia de Europa, Siglo XXI). anderson, M. S., La Europa del siglo XV111 (1713-1789), México, FCE, 1968. rude, G., Europa en el siglo XVIII: la aristocracia v el desafio burgués, Madrid, Alianza, 1978.

4.- Edad Contemporánea Para el período comprendido entre 1789 y 1848 una excelente síntesis llena de ideas sugerentes es el libro de:

hobsbawm, E. J., Las revoluciones burguesas, 7.a ed., Barcelona, Guadarrama, 1980, 2 vols.

Este mismo período lo estudian también:

rude, G., La Europa Revolucionaria (1785-1815), 2.a ed., Madrid, Siglo XXI, 1977 (Historia de Europa, Siglo XXI).

bergenson, L., La época de las revoluciones europeas (1789-1848), 2.a ed., Madrid, Si glo XXI, 1978 (Historia Universal, Siglo XXI). ford, F. L., Europa desde 1780 hasta 1830, Madrid, Aguilar, 1973. 116

droz, J., Europa: Restauración y Revolución (1815-1848), Madrid, Siglo XXI, 1974 (Historia de Europa, Siglo XXI). godechot, J., Europay América en la época Napoleónica (1800-1815), 2.aed., Barcelo na, Labor, 1976 (col. Nueva Clio). Entrando de lleno en la Historia del siglo XIX: bosch, R., Liberalismo y reforma, Madrid, Akal, 1978. duroselle, J. B., Europa de 1815 a nuestros días: vidapolítica y relaciones internaciona les, Barcelona, Labor, 1975 (col. Nueva Clio).

hearder, H., La Europa del siglo XIX, desde 1830 hasta 1880, Madrid, Aguilar, 1973. grenville, J. A. S., La Europaremodelada (1848-1878), Madrid, Siglo XXI, 1979(His toria de Europa, Siglo XXI). palmade, G., La época de la burguesía, 4.aed., Madrid, Siglo XXI, 1980 (Historia Uni versal, Siglo XXI). mommsen, W. J., La época del Imperialismo, Madrid, Siglo XXI, 1977 (Historia Uni versal, Siglo XXI). fieldhouse, D. K., Economía e Imperio. La expansión de Europa (1830-1914), Madrid, Siglo XXI, 1977. miege, J. L., Expansión europeay descolonización de 1870 a nuestros días, Barcelona, Labor, 1975 (col. Nueva Clio).

Para la Historia del siglo XX:

* parker, R. A. C, El siglo XX. Europa (1918-1945), Madrid, Siglo XXI, 1978 (Histo ria Universal, Siglo XXI).

mayer, A. J., La persistencia del Antiguo Régimen. Europa hasta la Gran Guerra, Ma drid, Alianza, 1984. brugmans, IH., La idea europea (1920-1970), Madrid, Moneda y Crédito, 1972. wiskemann, E., La Europa de los dictadores (1919-1945), Madrid, Siglo XXI, 1978 (Historia de Europa, Siglo XXI). laqueur, W., Europa después de Hitler, Barcelona, Grijalbo, 1974.

Las Historias Generales de Europa citadas contienen la temática y bibliografía pormeno rizada de los diversos países, en especial de los más importantes. No obstante, a continuación, reseñamos Historias Generales de algunos países europeos: ramos oliveira, A., Historia social y política de Alemania, México, FCE, 1973. woodward, E. L., Historia de Inglaterra, Madrid, Alianza, 1982. hearder, H. y waley, D. P., BreveHistoria de Italia, Madrid, Espasa Calpe (Col. Aus tral), 1966.

duby, G. y mandrou, R., Historia de la Civilización Francesa, México, FCE, 1966. oliveira martins, J. P., Historia de Portugal, Lisboa, Guimares, 1968.

c) Historia de Rusia ~

Porsu extensión y situación geográfica,Rusia se puede considerar como un pequeño con tinente. Este rasgo dota a la Historia de Rusia de una originalidad cuya principal característica es el choque entre dos mundos, el occidental y el oriental. La Historia de la Rusia occidental o Rusia europea se ha tratado ya en el anterior apartado dedicado a la Historia de Europa, por

lo que te remitimos a él. También en el apartadodedicado a la Historia de Asia, sobre todo a la Historia general, hallarás datos referidos a algunos pueblos que pertenecen en la actualidad a la 117

Rusia asiática. Pero la Historia de Rusia merece un tratamiento aparte que será el que le demos en el apartado que nos ocupa.

Una información bibliográfica la puedes obtener en: falconelli. A., Tentativa de bibliografía razonada de la Rusia contemporánea, Mendo za, Universidad Nacional de Cuyo, Biblioteca Central, 1961. Atlas históricos dedicados a la Historia de Rusia:

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d) Historia de los Países Iberoamericanos La historiografía del área Iberoamericana posee rasgos peculiares. Por un lado, el riquísi mo bagaje cultural prehispano que a su vez ha generado una amplísima bibliografía. Por otro, el período colonial que debe completarse (y entenderse recíprocamente) con la bibliografía de la Historia Moderna de España y, por último, la Independencia, ya en la edad contemporánea, en la que emergen las diferentes historias nacionales.

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El tema del descubrimiento y primera colonización continúa siendo polémico. La figura de Colón y la paternidad del descubrimiento ha dado origen a posturas enfrentadas, no exentas de apasionamiento nacionalista. En la actualidad preocupa menos adjudicar el protagonismo del descubrimiento a Colón, Vespucio o los Vikingos, mientras el interés de los historiadores se centra en el conocimiento del marco social y económico de la colonización. Una visión global del problema la ofrece: morales padrón, F., Historia del descubrimiento y conquista de América, 3.a ed., Ma drid, ed. Nacional, 1973. Pérez embid, F., Estudios de Historia marítima, Sevilla, Real Academia Sevillana de Buenas Letras, 1979.

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La bibliografía histórica sobre Estados Unidos es muy extensa yse halla bien catalogada

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La bibliografía en español sobre Canadá es muy escasa, una información bibliográfica se puede obtener en:

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0 Historia de África África continúa siendo en gran medida un continente desconocido. Aunque en los últi

mos tiemposse ha avanzado bastante, la Historiografía de África está todavía por hacer. Las causas están relacionadas en primer lugar con el atraso general del continente, pero además se plantean serios problemas de metodología, pues hay que tener en cuenta el importante papel que juega la arqueología en la investigación histórica de los diversos países de dicho continen te.

Una información general sobre historiografía y bibliografía africanas se obtiene en: dike, A. y ajayi, J. F. A., Historiografía Africana, en Enciclopedia Internacional de Ciencias Sociales (voz Historiografía), Madrid, Aguilar, 1974, vol V, pp. 472-476. moniot, H., Pour une Histoire de l'Afrique noire, en Annales, XVII, Enero-Febrero, 1962, pp. 46-64. 125

Más reciente y completa resulta la información que se puede obtener en los siguientes artículos:

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la reciente bibliografía», en Cuadernos de Historia Modernay Contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 2 (1981), pp. 339-54.

Martínez carreras, J. U., «La Historia de África Contemporánea en la bibliografía reciente», en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 3 (1982), pp. 259-77. Martínez carreras, J. U., «Notas bibliográficas sobre la Historia de África Contem poránea» en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 4 (1983) pp. 251-82. Martínez carreras, J. África a los veinte años de su independencia, según la reciente bibliografía», en Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Madrid, Universi dad Complutense, 5 (1982) pp. 265-297.

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fage, J. D., An Atlas of African History..., Londres, Edward Arnold, 1978.

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olíver, R., Breve historia de África, Madrid, Alianza, 1972. La Prehistoria africana, salvando el caso de Egipto, tiene un largo camino por recorrer. Algunas aportaciones interesantes en este sentido:

pericot garcía, L., La prehistoriaafricanaen el último cuartode siglo. La aportación española a su estudio, Madrid, CSIC, 1966.

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pericot garcía, L. y tarradell, M.,Manual dePrehistoria Africana, Madrid,Institu to de Estudios Africanos, CSIC, 1962.

Para la Historia Moderna y Contemporánea:

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La causa inmediata del nuevo interés por los estudios historiográficos referidos alconti nente asiático, fue elmovimiento deliberación nacional. Por ello, ha surgido una historiografía nacional ydiferenciada entre sí, que apunta al conocimiento de la Historia de los distintos paí ses existentes enlaactualidad. Noobstante, hemos procurado seleccionar aquellas obras deca rácter más general y que aportan una amplia bibliografía. Para informarte sobre historiografía asiática puedes consultar:

wright, A. F.,Historiografía China; witneyhall, J.,Historiografía Japonesa ygungwu, W., Historiografía del Sury del Sudeste Asiático, todos ellos artículos que se en cuentran en:Enciclopedia Internacional deCiencias Sociales (voz Historiografía), Ma drid, Aguilar, 1974, pp. 476-499. /.- India, Pakistán y Ceilán

Una información bibliográfica sobre la Historia de la India se obtiene en:

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2.- Sudeste Asiático

Incluimos en este capítulo una brevebibliografía sobre lo que genéricamente se conoce como Sudeste Asiático, queincluye los actuales países de Birmania, Laos, Camboya, Vietnam, Indonesia, Tahilandia, a los que añadimos Filipinas: fistie, P., Tailandia, Bilbao, Moretón, 1968.

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Gutiérrez álvarez, J., Diccionario bibliográfico delsocialismo, Barcelona, Akal, 1982.

jover, J. M.a, Política, Diplomacia y Humanismo popular. Estudios sobre lavida españo la del siglo XIX, Madrid, Turner, 1976.

seco serrano, C, Sociedad, Literatura y Política en la España del siglo XIX, Madrid, Guadiana, 1973. Pensamiento:

villacorta baños, M., Burguesía y cultura. Los intelectuales en la sociedad liberal

(1808-1931), Madrid, siglo XXI, 1980.

llorents, V., El romanticismo español, Madrid, Fundación Juan March, Castalia 1980.

puelles benítez, M., Educación e ideología en la España contemporánea (1767-1975), Barcelona, Labor, 1980.

Principales periodos de la Historia del siglo XIX. Guerra de la Independencia: aimes, J. R., La Guerra de la Independencia en España (1808-1814), 2.a ed Madrid Si glo XXI, 1980.

Estudios de la Guerra dela Independencia. Primer Congreso Histórico Internacional de la Guerra de la Independencia y su época, Zaragoza, 1964-66, 3 vols.

seoane, M. C, El primer lenguaje constitucional español. Las Cortes de Cádiz, Madrid, Moneda y Crédito, 1968. Reinado de Fernando VII:

artola, M., LaEspaña deFernando VII, 2.a ed., Madrid, Espasa Calpe, 1978 (Historia

de España, de Menéndez Pidal, dirigida por J. M.a Jover Zamora). voltes bou, P., Fernando VIL Vida y reinado, Barcelona, Juventud, 1984. fontana, J., La crisis Antiguo Régimen (1808-1833), Barcelona, 1979. El problema del carlismo:

burgo, J., Bibliografía del siglo XIX. Guerras carlistas. Luchas políticas, Diputación Foral de Navarra, Pamplona, 1978. La España Isabelina:

comellas, J. L., Los moderados en el poder (1844-1854), Madrid, CSIC, 1970. duran de la rúa, N., La Unión Liberaly la modernización de la España Isabelina. Una convivencia frustrada (1854-1868), Madrid, Akal, 1979.

jover Zamora, J. M.a, LaEra Isabelina y elSexenio Democrático (1834-1874), Madrid, Espasa Calpe, 1981 (Historia de España, de Menéndez Pidal, dirigida por J. M.a Jover Zamora).

Revolución del 68, Primera República y Restauración:

Fernández almagro, M., Historia política de la España contemporánea (1868-1902), Madrid, Alianza, 1972, 2 vols. 138

López cordón, M.a V.a, La revolución de 1968y la primera República, Madrid, Siglo XXI, 1976.

lacomba, J. A., La primera República. El trasfondo de una revolución fallida, Madrid, Guadiana de publicaciones, 1973.

catalinas, J. L. y echenagusia, J., La primera República. Reformismoyrevolución so cial, Madrid, Alberto Corazón editor, 1973.

espadas burgos, M., Alfonso XIIy los orígenes de la Restauración, Madrid, CSIC, Es cuela de Historia Moderna, 1975.

várela ortega, J., Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismoen la Restau ración (1875-1900), Madrid, Alianza, 1977.

abellán, J. L., Sociología del 98, Barcelona, Península, 1973. tuñón de lara, M., Medio siglo de cultura española (1885-1936), Madrid, Tecnos, 1977.

barr chidsey, D., La guerra Hispano-americana (1896-1898), Barcelona, 1973. 2.- El Siglo XX Obras generales: tuñón de lara, M., Los comienzos del siglo XX. La población, la economía, la sociedad

(1898-1931), Madrid, Espasa Calpe, 1984 (Historia deEspaña, de Menéndez Pidal, di rigida por J. M.a Jover Zamora). malerbe, P.; mainer baque, J. C; tuñón de lara, M.; elorza, A.; garcía nieto, M.a C, La crisis del Estado: Dictadura, República, Guerra (1923-1939), Barcelona, Labor, 1981 (Historia de España, dirigida por Tuñón de Lara, vol. IX). biescas, J. A. y tuñón de lara, M., España bajo la Dictadura Franquista (1939-1975). Barcelona, Labor, 1980 (Historia de España, dirigida por Tuñón de Lara, vol. X). tamames, R., La República. La Era de Franco, Madrid, Alianza, 1973(Historia de Es paña, Alfaguara VII). ben-ami, S., La dictadura de Primo de Rivera, 1923-1930, Barcelona, Ariel, 1984. La segunda República y la Guerra Civil:

jackson, G., Entre la reforma y la revolución. La República y la Guerra Civil (19311939), Barcelona, Critica, 1980.

tuñón de lara. M., La Segunda República, Madrid, Siglo XXI, 1976, 2 vols. arrarás, J., Historia de la Segunda República española, Madrid, ed. Nacional, 19681970, 4 vols.

carr, R., Estudios sobre la Repúblicay la GuerraCivil española, Barcelona, Ariel, 1973. benavides, L., Política económica en la Segunda República española, Madrid, Guadia na, 1979. Cuadernos bibliográficos de la Guerra de España (1936-39), Ed. por la Cátedra de His toria contemporánea, Madrid, Universidad Complutense, 1966.

cierva, R. (de la), Bibliografía sobre la Guerra Civil de España (1936-39) y sus antece dentes históricos, Barcelona, Ariel, 1968. garcía duran, J., 1936-1939 Bibliography ofthe Spanish civil war..., Montevideo, El Si glo Ilustrado, 1964.

garcía duran, J., La guerra civilespañola:Fuentes, (Archivos, bibliografíay filmografía), Barcelona, Crítica, 1985.

Para la Historia del franquismo, aparte de los libros citados por Tuñón-Biescas y Tamames, puedes consultar:

fusi, J. P., Franco, Autoritarismo y poder personal, Madrid, El País, 1985. 139

carr, R. yfusi, J.P.,España, deladictadura a lademocracia, Barcelona, Planeta, 1979. armero, J. M., La política exterior de Franco, Barcelona, Planeta, 1978. castilla del pino, C; cordón, F.; gimferrer, P. (y otros), La cultura bajoelfranquis mo, Barcelona, 1977.

GONZÁLEZ, M. J., La economíapolítica delfranquismo (1940-1970), dirigismo, mercadoy planificación, Madrid, 1979.

carr, R., España: de la Restauración a la democracia (1875-1980), Barcelona, Ariel, 1983.

sueiro, D. y díaz nosty, B., Historia del franquismo, Barcelona, 1985, 2 vols.

9. FUENTES ESTADÍSTICAS PARA LA HISTORIA Anuario Estadístico de España,Madrid, 1859,Publicación anual del Instituto Nacional de Estadística.

Guía de fuentes estadísticas de España, Madrid, 1970, 3 vols. Reseña geográfica y estadística de España, Madrid, 1912, 3 vols.

Principales actividadesde la vida española en la primera mitad del siglo XX, Madrid, 1952. Publicaciones estadísticas de España, Madrid, INE, 1956.

Estadísticas de AméricaLatina en microflcha, delsa, importadora de publicaciones S. A., Serrano 80, 28006-Madrid.

10. MATERIALES NO LIBRARIOS

fonoteca educativa nacional, Catálogode la FEN,Madrid, Comisaría de extensión Cultural, 1968. fonoteca del ministerio de educación Y ciencia, Catálogo de fonoteca educativa,

M.E.C. Servicio de Publicaciones, medios audiovisuales, 1971.

freund, G., Lafotografía como documento social, Barcelona, Gustavo Gili, 1976. fontanella, L., La Historia de lafotografía en España. Desdesus orígenes hasta 1900, Madrid, El Siglo, 1981. servicio nacional del microfilm, Inventario de códices y documentos microfümados (1964-74), Madrid, SNM, 1975.

león tello, P., Diez años del Servicio Nacional del Microfilm. Inventario de códices y do

cumentos fotocopiados, Madrid, Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1970. rodríguez aragón, M., Bibliografía cinematográfica española, Madrid, Dirección General de Archivos y Bibliotecas, 1956. López clemente, J., Cine documental español, Madrid, Rialp, 1960.

11. ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS cortes alonso, V., Archivos de España y América: materiales para un manual, Madrid, Universidad Complutense, 1979. 140

Sánchez belda, L., Bibliografía de archivos españoles, Madrid, Cóndor, 1963. Censo-Guía de archivos españoles, Madrid, Ministerio de Educación y Ciencia, 1972. gilbert rodríguez, N., Archivos militares, Madrid, 1946. cortes alonso, V., Manual de Archivos Municipales, Madrid, Anabad, 1982. millares carlo, A., Notas bibliográficas acerca de Archivos municipales, Madrid, Di rección General de Archivos y Bibliotecas, Servicio de Publicaciones, 1952. Guia de bibliotecas españolas, Ministerio de Cultura, Dirección General del Libro y Bibliotecas, Subdirección General, Madrid, 1977.

escamillo, Gloria, Manual de Metodología y técnicas bibliográficas, México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Universidad Nacional Autónoma de México, 1982. riesco terrero, A., Diccionariode abreviaturashispanas de los siglos XIIIal XVIII(con unapéndice de expresiones y fórmulas jurídico-diplomáticas de uso corriente.) Madrid, 1983.

Guía de los archivos estatales españoles. Guía del investigador, Madrid, Ministerio de Cultura, 1984. Guía de los archivos y las bibliotecas de la Iglesia en España, León, Asociación española de archiveros eclesiásticos, 1985, 2 vols.

12. OTROS MATERIALES DE HISTORIA Los libros que a continuación se citan contienen textos históricos así como criterios, ejemplos y directrices para su comentario.

mitre Fernández, E. y lozano, A., Análisisy comentario de textos históricos. Edad An tigua y Media, Madrid, Alhambra, 1978. López cordón, M. V.a y Martínez carreras, J. U., Análisis y comentario de textos his tóricos. Edad Moderna y Contemporánea, Madrid, Alhambra, 1978. lara peinado, F. y rabanal alonso, M. A., Comentario de textos históricos. Método y recopilación, Lérida, Dilagro, 1977. ubieto, A., Cómo se comenta un texto histórico, Zaragoza, Anubar Ediciones, 1978. artola, M., Textos fundamentales para la Historia, 2.a ed., Madrid, Revista de Occi dente, 1971.

giralt raventós, E., ortega canadell, R. y roig obiol, J., Textos, mapasy cronolo gía, Historia Moderna y Contemporánea, Barcelona, Teide, 1979. rabanal alonso, M. A., España en la antigüedad, textos históricos, Alicante, 1981.

santos yanguas, F., Textos para la Historia Antigua déla Península Ibérica, Oviedo, Astur libros, 1980.

garcía de Cortázar, J. A., Nueva Historia de Españaen sus textos. Edad Media, San tiago de Compostela, Pico Sacro, 1975. Díaz plaja, F. (comp.), La Historia de España en sus documentos, Barcelona, G. P., 1971, 3 vols. González arenas, J. M. y herrero yuste, J. C, Textos de Historia del Mundo Contem poráneo. Metodología, análisis y comentario, Madrid, Edinumen, 1983. mangas, J. (y otros), Textos y documentos de Historia Antigua, Media y Moderna hasta el siglo XVII, Barcelona, Labor, 1984 (Historia de España, dirigia por Tuñón de Lara, vol. XI).

141

a) Guías útiles para el estudiante de Historia Además de las citadas en los respectivos apartados de Historia Contemporánea, Moder na, etc., de carácter general:

comellas, José Luís, Guía de losestudios Universitarios. Historia, 2.a ed., Pamplona, Ediciones Universidad de Navarra, S. A., 1982.

Los estudios deGeografía e Historia, Madrid, Fundación Universidad Empresa, 1974 (col. monografías profesionales n.° 10).

Guía de lassalidasuniversitarias, carrerasy especialidades!Becas. Oposiciones. Estudios enel extranjero. Instituciones de estudios empresariales y otrosestudios, Madrid, Círcu lo del progreso universitario, 1984.

lasso de LÁ vega, J., Cómose haceunatesis doctoral(manualde documentación), Ma drid, Fundación Universitaria Española, 1977.

eco, H., Cómo sehace una tesis. Técnicas y procedimientos deinvestigación, estudio y es critura. Barcelona, Gedisa, 1982. Estudiante universitario:orientación, información y futuro, Madrid, Ministerio de Edu cación, 1984.

Becas y ayudas. Niveles no universitarios, Madrid, Ministrerio de Educación, 1984. Becas y ayudas. Niveles universitario y posgraduado, Madrid, Ministeriode Educación, 1984.

b) Libros de viajes farinelli, A., Viajespor Españay Portugal desde la Edad Mediahasta el siglo XX. Diva gaciones bibliográficas, Madrid, 1921-30, 7 vols. garcía mercadal, J., Viajes de extranjeros por Españay Portugal, Madrid, 1952-62, 3 vols.

garcía mercadal, J., Viajes por España, Madrid, 1972.

foulche delbosc, R., Bibliographie des voyages en Espagne et Portugal, París, 1896. serrano sanz, M., Bibliografíade viajes españoles por el extranjero, en Autobiografías y Memorias, Madrid, 1905. c) Materiales de trabajo Se trata de colecciones de gráficas y mapas históricos. Contienen también reproduccio nes facsímiles de fuentes, documentos, panfletos, periódicos, etc., que posibilitan un trabajo de aprendizaje de la Historia innovador y creativo.

grupgermania-75. Materialespara la clase. Historia(Proyecto experimentalde didácti ca de la Historia para un primer curso de B.U.P.), 3 vols. Madrid, Anaya, 1978. ballarini, A. M.; pont, T.; baque, D. y garcía, M., Trabajos prácticos de Historia de España (3.a de B.U.P.), Madrid, Akal, 1982-83, 2 vols. font, T.; manóte, M. R.; masip, M.; pagés, E. y rosell, M., Trabajos prácticos de Geó grafo (2.° BUP), Madrid, Akal, 1981. ballarini, A. M.; baño, A. (del); Fernández, A. y rosell, M., Trabajos prácticos de Historia (1.° BUP), Madrid, Akal, 1982. querol insa, M. P. y cebolleda lanza, R., Documentos para la comprensión de la His toria Contemporánea,Zaragoza, Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de Zaragoza, 1982. 142

Serie Taller de Documentos, Adara Editorial, La Coruña, 1978. tremedal (grupo), Programación de Historia del Aríe y de las Civilizaciones (1." BUP), Zaragoza, Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de Zaragoza, 1980. tremedal (grupo), Programación de Geografía Humana y económica del mundo actual (2." BUP), Zaragoza, Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de Zaragoza, 1982.

cronos (grupo), Historia de España (3." BUP). Librodel profesor. Salamanca, Instituto de Ciencias de la Educación, Universidad de Salamanca, 1984.

143

APÉNDICE N.° 2

INFORMACIÓN GENERAL ÚTIL PARA EL HISTORIADOR 1. PRINCIPALES ENTIDADES DE HISTORIA. ACADEMIAS, ASOCIACIONES, INSTITUCIONES, etc. Además de los Museos Provinciales e Instituciones Universitarias, a continuación se ci tan otras Entidades de Historia.

a) De ámbito General Real Academia de la Historia, c/ León 21. 28014-Madrid.

Consejo Superior de Investigaciones Científicas, c/ Duque de Medinaceli, 4. 28014-Madrid.

b) De ámbito Local o/y Regional Instituto de Estudios Albacetenses

Apartado de Correos 404. Teléf.: 967/22.63.50 (ext. 21) ALBACETE

Instituto «Gran Duque de Alba» Martín Carramolino, 10. Teléf.: 918/21.39.70 05001 AVILA

Centro de Estudios Extremeños

Diputación Provincial. Teléf.: 924/22.23.43 06002 BADAJOZ

Instituto Cultural «Pedro de Valencia»

Casa de la Cultura. Pza. de Minayo, 2. Teléf.: 924/22.23.43 (ext. 51) 06002 BADAJOZ Institución «Fernán González»

Diputación Provincial. Teléf.: 947/20.09.44 09003 BURGOS

Institución Cultural «El Brócense»

Ronda de San Francisco, s/n. Teléf.: 927/24.36.00 10005 CACERES

145

Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz

Pza. de Mina, s/n. 11004 CÁDIZ

Sociedad Castellonense de Cultura

Apartado de Correos 16 12080 CASTELLÓN DE LA PLANA Instituto de Estudios Ceuties

Ayuntamiento. Teléf.: 956/51.28.00 CEUTA

Instituto de Estudios Manchegos Diputación Provincial. Teléf.: 986/22.62.12 13071 CIUDAD REAL

Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes Ambrosio de Morales, 9. Teléf.: 957/47.69.46 14003 CÓRDOBA

Institut d'Estudis Gironins

Forca, 27. Teléf.: 972/20.91.60 17004 GERONA

Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino Casa de los Tiros. Pavaneras, 19. Teléf.: 958/22.10.72 18009 GRANADA

Instituto Provincial de Cultura «Marqués de Santillana» Diputación Provincial. Teléfs.: 911/22.19.00 y 22.13.16 19071 GUADALAJARA

Instituto de Estudios Altoaragoneses Pza. Conde de Guara, s/n. Teléf.: 974/24.01.80 22001 HUESCA

Institut d'Estudis Eivissens

Apartado de Correos 578. Teléf.: 971/30.26.11 07080 IBIZA

Instituto de Estudios Giennenses

Diputación Provincial. Teléf.: 953/23.36.24 23071 JAÉN

Centro de Estudios Históricos Jerezanos

Apartado de Correos 205. Teléf.: 956/34,56,73 JEREZ DE LA FRONTERA

Instituto de Estudios Canarios

San Agustín, 23. Teléf.: 922/25.82.76 LA LAGUNA (Tenerife) Museo Canario

Dr. Chil, 25 35001 LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

146

Centro de Estudios e Investigación «San Isidoro» Pza. de Regla, 6. Teléf.: 987/25.79.21 24003 LEÓN

Institución «Fray Bernardino de Sahagún» Puerta de la Reina, 1. Teléf.: 987/20.65.98 24003 LEÓN

Instituto de Estudios Uerdenses

Avda. Blondel, 62. Teléf.: 973/27.15.00 25002 LÉRIDA

Instituto de Estudios Riojanos San Antón, 19, 1.° B. Teléfs.: 841/24.96.27 y 25.10.22 26002 LOGROÑO Instituto de Estudios Madrileños

Duque de Medinaceli, 6. Teléf.: 91/429.20.17 (ext. 178) 28014 MADRID Academia «Alfonso X el Sabio»

Avda. Alfonso X el Sabio, 7. Teléf.: 968/23.24.26 30008 MURCIA Instituto de Estudios Asturianos

Palacio de Toreno. Pza. de Portier, 5. Teléf.: 985/21.17.60 33003 OVIEDO Instituto «Tello Téllez de Meneses»

Diputación Provincial (Departamento de Cultura). Teléf.: 988/72.67.30 34071 PALENCIA Institut d'Estudis Balearics

San Felio, 8, 5.° Teléf.: 971/21.24.49 07012 PALMA DE MALLORCA

Sociedad Arqueológica «Lul-liana» Montesión, 9. Teléf.: 971/21.39.12 07001 PALMA DE MALLORCA Museo de Pontevedra

Pasantería, 12. Teléfs.: 986/85.14.55 y 84.32.38 36002 PONTEVEDRA Centro de Estudios Salmantinos

Palacio Arias Corvelle. Pza. de San Boal.: 923/21.25.63 37002 SALAMANCA

Real Sociedad Vascongada de Amigos del País Museo de San Telmo. Teléf.: 943/31.36.18 20071 SAN SEBASTIAN Centro de Estudios Montañeses

Juan de la Cosa, 3, 3.° Teléf.: 942/31.36.18 39004 SANTANDER

147

Institución Cultural de Cantabria

Juan de la Cosa, 3, 3.° Teléf.: 942/31.36.18 39004 SANTANDER

Instituto «Diego de Colmenares»

Capuchinos Alta, 4. Teléf.: 911/43.20.95 40001 SEGOVIA

Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría Abades, 14. Teléf.: 654/22.11.98 41004 SEVILLA

Centro de Estudios Sorianos

Casa de la Cultura. Dr. Flerhing, 5. Teléf.: 975/22.43.53 42003 SORIA

Instituto de Estudios Turolenses

Plaza Pérez Prado, 3. Teléf.: 974/60.17.30 44001 TERUEL

Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos Diputación Provincial. Teléf.: 925/22.52.00 45071 TOLEDO

Academia de Cultura Valenciana

Edificio Lonja Cordellats, s/n. 46001 VALENCIA

Instituto «Alfonso el Magnánimo»

Pza. Alfonso el Magnánimo, 1. Teléf.: 96/352.79.94 46003 VALENCIA

Casa-Museo de Zorrilla

Fray Luis de Granada, 1. Teléf.: 983/25.68.80 47003 VALLADOLID Institut d'Estudis Vallencs

Carrer Jaume Huguet, 1-3. Teléf.: 977/60.06.60 VALLS (Tarragona) Instituto de Estudios Zamoranos «Florián de Ocampo»

Diputación Provincial. Teléf.: 988/51.43.29 ZAMORA

Institución «Fernando el Católico»

Diputación Provincial. Teléfs.: 976/22.96.52 y 22.18.80 (ext. 160) 50004 ZARAGOZA

2. EL CATÁLOGO DICCIONARIO Y LA CLASIFICACIÓN DECIMAL UNIVERSAL

Con anterioridad en esta obra nos hemos referido a las fichas bibliográficas y catalográfi-

cas,con el fin de que sepasmanejarlas en una bibliotecao en tu propio fichero. Nos restaañadir algunas ideas sobre las formas de catalogación más comunes en las bibliotecas españolas. 148

El catálogo esuníndice que proporciona al lector información, lomás completa posible, de todos los libros, folletos, revistas, etc., de una biblioteca o colección de libros. En el catálo go se indica, también, donde están aquéllos colocados.1

Para la catalogación de libros existen unas normas generales, quesuperan losámbitos na cionales, con el fin de dotar de uniformidad la actividad de las bibliotecas.

Se pueden ordenar los catálogos atendiendo atres criterios: en primer lugar señalando el nombre del autor de la obra, en segundo lugar señalando la materia de que setrata y en tercer lugar señalando el título de la obra.

Supongamos el libro de Antonio Domínguez Ortiz, titulado Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen. Dicha obra se encontrará en la biblioteca buscando en los catálogos: - por el autor: Domínguez ortiz, Antonio. - por la materia: Historia-España. - por el título: Clases privilegiadas... (las)

Existirán tres fichas distintas, ordenadas alfabéticamente, en tres catálogos distintos: - En un catálogo de autores. - En un catálogo de materias. - En un catálogo de títulos.

Lo más normal, sin embargo, es que se hallen las tres fichas mezcladas en un solo catálo

go, siempre ordenadas alfabéticamente. Se conoce este sistema con el nombre de «catálogo diccionario», porque el método de ordenación es semejante al de un diccionario.

De manera que en una biblioteca pueden existir los siguientes catálogos: a) Catálogo alfabético de autores. b) Catálogo alfabético de materias. c) Catálogo alfabético de títulos. y la combinación de los tres anteriores, cada vez más utilizada: d) Catálogo diccionario.

Supongamos el libro mencionado de Domínguez Ortiz, añadiendo el libro de Geoffrey Parker titulado Europa en crisis (1598-1648), traducido por Alberto Jiménez; enel catálogo dic cionario aparecían ordenados de la siguiente manera: Clases privilegiadas... (las) Domínguez Ortiz, Antonio Europa en Crisis (1598-1648) Historia-España Historia-Europa Jiménez, Alberto

Título Autor Título Materia Materia Traductor

Parker, Geoffrey

Autor

Otra forma decatalogación, queencontrarás entodas las grandes bibliotecas, esla quesi gue las normas de la Clasificación Decimal Universal (C.D.U.).

La C.D.U., es una ordenación numérica que utiliza el principio de los números decima

les. Suscifras tienen elvalor delas facciones decimales situadas tras un0,...(cero coma) quese supone siempre. Tal estructura ofrece la posibilidad de queun número determinado puede ser 1. La definición de catálogo ylas ideas que la siguen, han sido elaborados siguiendo la obra de: Poves, M. L.,El catálogo diccionario, Normas para suredacción, Madrid, Dirección General deArchivos yBibliote cas, 1970.

149

subdividido indefinidamente porsucesiva agregación de cifras, sin que el número de partida

llegue nunca a igualar elnúmero inmediato superior. La C.D.U., es pues, susceptible deun au mento indefinido. Divide los conocimientos humanos en los siguientes grupos: 0. Generalidades. 1. Filosofía.

2. Religión, Teología.

3. Ciencias sociales. Estadística. Política. Economía. Derecho. Administración. Asisten cia social. Seguros. Educación. Comercio. Etnología. 4. Sin ocupar.

5. Ciencias puras. Ciencias exactas y naturales. 6. Ciencias aplicadas. Medicina. Técnica. 7. Arte. Artes industriales. Fotografía. Música. Juegos. Deportes.

8. Lingüística. Filología. Literatura. Crítica literaria. 9. Geografía. Biografía. Historia.

Nos interesaría, portanto,elapartado nueve, dedicado a Historia. Enél hallaremos las si guientes subdivisiones: 900 - 909 Historia General.

910 - 919 Geografía. Viajes. Descripción. 920 - 929 Biografía. 930 - 939 Historia Antigua. 940 - 949 Historia de Europa.

Dentro del último apartado sobre Europa: 941 Historia del Reino Unido. 942 De Gran Bretaña.

943 De Alemania y Austria. 944 De Francia. 945 De Italia.

946 De España y Portugal. Dentro de este último apartado:

946 «..714» Histsoria de España (épocas: Hasta el siglo XV). 946 946 946 946

«14/17» Historia «17» Historia de «18» Historia de «19» Historia de

de España (siglos XV-XVIII). España (siglo XVIII). España (siglo XIX). España (siglo XX).

Laclasificación seguiría con su ordencorrespondiente, pasando a otrasáreasespecializa das de la Historia de España.

3. PRINCIPALES ABREVIATURAS USADAS EN NOTAS A PIE DE PÁGINA. BIBLIOGRAFÍAS, CATÁLOGOS Y OBRAS DE REFERENCIA anón

anónimo.

ap

apéndice.

art

artículo.

150

bol

boletín.

c

circa. Hacia. Usado como aproximación a las fechas, ej.: c. 1808, hacia 1808.

cap

capítulo.

cf.

confer. Comparar. Usado sólo cuando el escritor desea que el lector compare

corr

corregido.

dos o más obras. cont

continuación.

ed e.g est et seg

edición (es). exempli gratia, por ejemplo. estudio (s). et sequens, y los siguientes.

fac

facsímil.

fig h ibid id i.e

figura. hacia, hoja (s). ibidem, en el mismo lugar. idem, lo mismo. id est, esto es.

ínfra

debajo. Referido a un aspecto inmediatamente anterior en un trabajo.

loe. cit

loco citato, citado en otro lugar.

M. S

manuscrito. Plural M.S.S.

n

nota.

of.

oficial.

op. cit

q.v

opere citato. Refiriéndose a una obra citada con anterioridad en un mismo trabajo. página, plural pp. publicado (s). quod vide, existente.

s.a

sin año.

s.f.

sin fecha.

p publ

s.l

sin lugar.

s.n

sin numerar.

s.p supra Trad vol

sin paginar. encima. Referido en un trabajo, a un aspecto que se tratará más adelante. traducción, traducido. volumen, plural vols.

vrs

versus, contra.

v.s

vide supra, ver lo que se señala más adelante.

151

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