El Metodo Montessori Teoria de La Educac

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El Método Montessori TEORÍA DE LA EDUCACIÓN – CAROLINA DATTARI JOSEFINA BONNEFONT, CONSTANZA FALCONE, BÁRBARA GIANGRANDI, GRACIA MINGO, DOMINGO NARETTO Y CATALINA SOUPER

2017

Índice El Método Montessori Índice............................................................................................................................................. 1 ¿Quién fue María Montessori? ....................................................................................................... 2 Principios del método de educación Montessori ............................................................................ 3 Los periodos sensibles y etapas del desarrollo................................................................................ 4 Aprendizaje a través del juego ....................................................................................................... 5 Rol del educador ............................................................................................................................ 5 Ambiente Preparado...................................................................................................................... 8 Recursos Montessori...................................................................................................................... 9 Ejemplos Recursos Montessori ..................................................................................................... 10 Bibliografía .................................................................................................................................. 12

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¿Quién fue María Montessori? Para poder comprender a grandes rasgos y en detalle la filosofía, los principios y el currículo Montessori, es necesario saber quién fue la fundadora del método, sus ideales, trabajos y pensamientos que la llevaron a elaborar este modelo de enseñanza-aprendizaje. María Montessori, nacida en Italia en 1870, era una mujer de clase media que se interesó a lo largo de su niñez y adolescencia en el estudio de la biología y medicina. Contradictoriamente, María se rehusaba a estudiar pedagogía, como así lo querían sus padres, ya que pretendía ser médico. Finalmente se convirtió en la primera mujer doctora de medicina en Italia. Al momento de terminar su carrera, María trabajó en una clínica psiquiátrica como voluntaria, y fue quizás este trabajo el punto de inflexión que le hizo interesarse por el aprendizaje de los niños. En el centro en el cual trabajaba, María estaba rodeada de niños catalogados de “idiotas”, ya que no eran capaces de funcionar correctamente en sus familias y la escuela. Sin embargo, para Montessori esta experiencia resultó ser decisiva al momento de confirmar su apasionado interés por la reforma social y el desarrollo intelectual de todo niño. La doctora Montessori comenzó a revisar la obra de dos doctores franceses, Jean Itard y Edouard Seguin, quienes en resumen proponían que el aprendizaje necesitaba de estímulo constante del niño a través de los sentidos y el movimiento. Montessori cada vez más se interesó por el estudio de la teoría de la educación y el trabajo de observación y experimentación de diversos materiales y métodos con los niños. Otro de los teóricos educacionales que influyó en la creación de su método fue principalmente Friedrich Froebel y, en menor escala, el antropólogo Guiseppe Sergi, en cuanto a la importancia del entorno escolar. En la práctica, María creó sus escuelas, denominadas “la casa de los niños”. En la primera tuvo alumnos carentes de cuidados, atención y estimulación en el hogar, y en otra escuela tuvo niños más privilegiados. En ambos casos, el desarrollo de los aprendizajes de sus alumnos comenzó a ser satisfactorios bajo sus cuidados. María Montessori estaba convencida de que todo niño era inteligente y capaz de aprender (lo que ella denomina “mente absorbente y consciente”), por lo mismo, su lucha fue insaciable al momento de demostrar que todo alumno tenía posibilidad de aprender, como una habilidad inherente a su esencia misma de niño. Montessori fue inspectora gubernamental de escuelas para Italia, su método se comenzó a expandir por todo el mundo a pocos años de haber sido implementado en su entorno más cercano. El interés por su filosofía va creciendo progresivamente y sus ideas coinciden con la teorización de pedagogos contemporáneos e intelectuales de la educación. El sueño de María Montessori está más vigente que nunca, a pesar de que, para su época, fue rupturista y visionario.

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Principios del método de educación Montessori Para comprender los principios del método educativo Montessori es necesario definir algunos de los conceptos clave, acuñados por la propia María Montessori, que son aquellos que sustentan el método en sí mismo. En primer lugar, Montessori estaba convencida de la habilidad innata de un niño de aprender por la absorción inconsciente (y, posteriormente, consciente) de la realidad por el individuo. Para la doctora, a partir de sus diversos estudios de observación en niños en sus diferentes etapas del desarrollo, los individuos tienen características universales de la infancia y define este periodo como una entidad en sí misma, no como una mera preparación para la edad adulta. Desde estas ideas, Montessori definió la mente de los niños como una “mente absorbente”, que es el primer concepto necesario de revisar más en profundidad. La mente absorbente y la mente consciente: la mente del niño es capaz de absorber inconscientemente información en sus primeros tres años de vida, para luego pasar a ser una mente absorbente consciente. Por lo mismo, las primeras experiencias de vida de los niños son tan importantes en su desarrollo posterior, en que se puede afirmar que aprendizajes como el caminar y hablar no requieren de una instrucción esquematizada de los adultos para ser logrados. Es decir, el niño, por necesidad, interés e imitación, aprende a hacer cosas, y este principio es sostenible a través de todos sus años de desarrollo, hasta llegar a la adultez (alrededor de los 18 años). Los niños tienen sed de conocimiento, es por esto, que no necesariamente necesitan de un adulto que les diga qué aprender y qué no, ya que, desde su propia libertad, con la estimulación y motivación pertinente, el alumno será capaz de reconocer cuáles son las cosas que quiere aprender. Así como la libertad es fundamental a la hora de aprender para un niño, su participación activa es igualmente importante para desarrollar su potencial. La educación individualizada: A partir de la concepción de que cada niño es una individualidad única, tiene formas únicas de aprender, intereses y formas de trabajar. Así como tantos niños existen, existen tantas capacidades cognitivas que el maestro y los padres deben saber atender. Desde esta mirada, es fundamental que, tanto en la escuela como en el hogar, los niños tengan la facilidad de aprender a sus ritmos, a la vez que aprenden colectivamente en un ambiente de respeto y colaboración. El desarrollo social es, sin duda, parte importante del desarrollo integral de todo niño, sin embargo, es básico que primero el individuo trabaje el autoconocimiento, autocontrol y autodisciplina. De esta forma, la autorregulación de su aprendizaje también será mucho más consciente. La individualidad de la enseñanza es, por lo tanto, un principio básico en el método Montessori, que será la guía de cualquier lección. Libertad y autodisciplina favorecidos por el ambiente preparado: Los principios mencionados anteriormente no podrían ser exitosos si no existiese un medio adecuadamente preparado para el aprendizaje del niño. El aula debe ser un lugar estructurado, pensado para los niños y con materiales adaptados para favorecer el aprendizaje de los mismos. Se debe conocer y

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respetar el ambiente, así como también abogar por un clima social amoroso, para que “la casa de los niños” sea verdaderamente un estímulo para el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los periodos sensibles y etapas del desarrollo Un periodo sensible, en términos de Montessori, ocurre cuando el niño tiene una predisposición a desarrollar nuevos conocimientos y habilidades a través de sus sentidos. Una vez que ha adquirido suficiente conocimiento del mundo pasa a la siguiente fase. Montessori identificó seis periodos sensibles: Sensibilidad al orden: aparece en el primer año y continúa hasta el segundo. Aquí se lucha por clasificar y categorizar sus experiencias y se hace más fácil si hay cierto orden en la vida del niño. Le gusta en cierto modo, que se le dirija y hay una necesidad de consistencia y familiaridad para poder orientarse y construir el cuadro mental del mundo. Debido a lo anterior puede que se desconcierte por los cambios. En esta etapa el niño se da cuenta de que es capaz de manipular el mundo. Sensibilidad al lenguaje: la capacidad del lenguaje tiene un rol vital en el crecimiento intelectual del ser humano. Comienza desde el nacimiento, al oír y ver hablar a la madre. Sin ninguna enseñanza directa, a los seis años ha conseguido una extraordinaria cantidad de vocabulario. Dependiendo del grado de privación, podría limitarse su crecimiento intelectual. Montessori recomienda hablar mucho con los niños para darles la oportunidad de aprender nuevas palabras. Sensibilidad a caminar: ocurre aproximadamente entre los doce a quince meses de edad, donde se aprecia la necesidad de practicar y perfeccionar esta habilidad. El niño camina por el propio placer de hacerlo. Se recomienda dejar que lo haga a su propio ritmo sin forzarlos. Sensibilidad a los aspectos sociales de la vida: a la edad de dos años y medio a tres, el niño ya sabe que forma parte de un grupo. Puede mostrar interés por otros niños de su edad y comienza de a poco a jugar con ellos de forma cooperativa. Según Montessori, esto se da de forma espontánea y está dirigido por impulsos internos. En esta etapa se modela la conducta social adulta y poco a poco van adquiriendo las normas sociales de su grupo. Sensibilidad a los pequeños objetos: alrededor del año, el niño tiene mayor movilidad por lo que el entorno de exploración es mayor y se ve atraído por pequeños objetos. Lo más probable es que tienda a tocarlos y metérselos en la boca. Es un esfuerzo por construir una comprensión del mundo. Sensibilidad a aprender a través de los sentidos: desde el nacimiento, el bebé percibe todo a través de sus cinco sentidos. Al principio, por la vista y el oído y luego por el tacto y el gusto. Es importante que permanezcan cerca de adultos para que vean y oigan lo que sucede a su alrededor. En cuanto comienza a moverse, necesita la mayor libertad posible para explorar. Si se le dice constantemente que no, su aprendizaje podría verse inhibido.

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Existen tres etapas claras desde el nacimiento hasta los dieciocho años. Varían de un niño a otro, pero cada etapa sigue a la anterior, se apoya firmemente en ella y no se pueden omitir. Primera etapa, desde el nacimiento a los seis años: periodo de la mente absorbente o inconsciente. Desde los tres a los seis se hace consiente y aparece la memoria, la voluntad y adquiere rápidamente el leguaje. Segunda etapa, de los 6 a los 12 años: periodo de la adquisición de la cultura. Tercera etapa, desde los 12 a los 18: periodo de la adquisición de la independencia. Este tema también será tratado más adelante en la investigación.

Aprendizaje a través del juego Los niños tienen una motivación innata para aprender. Los niños aprenden desde el nacimiento y los procesos fundamentales de aprender comienzan tempranamente. Lo primero que se genera es el juego. Este juego espontáneo se inicia como respuesta a las necesidades de desarrollo. De acuerdo con Montessori, “los niños aprenden por medio de la participación activa, implicándose de manera práctica y tratando de hacer algo por sí mismo, especialmente utilizando las manos”. El juego es una actividad voluntaria, agradable, con una finalidad y espontáneamente elegida. Es también creativa, implicando solución de problemas, aprendizajes de nuevas habilidades sociales, nuevo lenguaje y nuevas habilidades físicas. Ayuda a aprender nuevas ideas y a ponerlas en práctica, a adaptarse socialmente y a superar problemas emocionales. El juego es el trabajo del niño porque es el medio por el cual aprende.

Rol del educador En el método Montessori se tiene una visión del niño como “un explorador innato”, se plantea que: “el niño es como un salvaje a quién de repente hubieran introducido en un país civilizado, donde a cada instante ve objetos y costumbres extrañas e ignora sus nombres, sus fines y sus relaciones”. Es decir, lo que es completamente común para nosotros (los adultos), se transforma en extraordinario para los niños. Es por esta razón, la maravilla de encontrar algo extraordinario, que el niño no pierde el gusto por explorar, experimentar y descubrir. Pero, hay que aclarar que este espíritu de exploración no es mera curiosidad, sino que es una necesidad imperante del intelecto humano de encontrar la causa o las relaciones de las cosas para así poder entender lo que nos rodea. Sin embargo, a pesar de este gusto del niño por explorar, se ha observado que el alumno al estar en la clase pierde esta actitud ansiosa de búsqueda y se transforma en una actitud apática de aburrimiento. Esto se debe sencillamente a que en la escuela de métodos anticuados no se deja al niño hacer sus propios descubrimientos, el maestro es el que imparte al alumno la exploración ya hecha. Esto se vuelve tedioso para el niño, ya que: “no hay nada más fastidioso que salir a pasear y que una persona entrometida nos señale diligentemente las cosas que uno preferiría ver y descubrir por uno mismo, a nuestro ritmo y manera”. Bajo estas circunstancias el niño se ve obligado a apaciguar la actividad espontánea de su intelecto. 5

Ante esto, la Dra. Montessori aclara que el rol del educador debe ser alguien que guía al niño por las rutas del descubrimiento, porque una cosa es que alguien estimule el interés del niño a seguir el camino, y otra muy distinta es tener a alguien cerca que esté dirigiéndolo constantemente y de manera forzada. En este rol, del educador como guía, Montessori indica que: "es importante que el maestro dé al niño la suficiente información para estimular su interés y para que pueda utilizar el material, pero, al mismo tiempo, es igualmente importante que sólo le dé el mínimo necesario de manera que quede el mayor campo posible para la investigación individual propia del niño. Todo esto es sólo otra manera de decir que el método Montessori es uno de autoeducación. Este último punto es el fundamental pilar del método Montessori y es el que define hasta dónde llega la intervención del educador. Si bien se plantea que el método es de autoeducación, en ningún caso se debería permitir que un niño utilice el material didáctico sin antes haber recibido una instrucción previa acerca de cómo se usa y cuál es su finalidad, ya que el niño al usar el material de forma adecuada está formando las conexiones de lo conocido a lo desconocido. El material es la herramienta que se le ofrece al niño para ordenar e internalizar (por medio de la repetición del uso del material) y luego dominar las nuevas impresiones que su intelecto encuentra. La maestra Montessori también hace hincapié en que además de que el educador debe instruir al niño en el uso correcto del material, también le corresponde proveer que el ambiente que rodea al niño debe mantener un orden escrupuloso, con zonas de trabajo definidas y con los materiales a disposición de los niños, pero ordenados. Esto entraría a reforzar la idea que antes hemos mencionado de que el niño necesita regirse por ciertas normas de instrucción y de orden, para así lograr hacer las conexiones del conocimiento previo con el conocimiento nuevo. Como se menciona antes, una de las funciones más importantes del profesor es que actúa de manera indirecta. El maestro está ayudando al niño provisionándole el ambiente preparado para que desarrolle sus funciones de manera autónoma y también hay una función más directa que es la introducción inicial hacia el material. Frente a cómo el educador puede ayudar al niño en su proceso de maduración, el método Montessori distingue distintas etapas en las cuales el desarrollo de la personalidad del infante es único. Desde esa base, el docente debe ayudarle a desenvolverse emocional y socialmente como un sujeto feliz y físicamente fuerte. Finalmente, el profesor debe ayudarlo a que desarrolle su capacidad intelectual, como objetivo transversal del aprendizaje. El desarrollo de la personalidad se refiere a que cada niño como ser activo con su entorno se desarrolle y alcance su propia realización. El método Montessori se refiere a varias etapas dentro de este desarrollo del niño. La primera etapa, en la infancia, debes hacer sentir seguro al niño, atender sus necesidades físicas y así cree una relación satisfactoria con el educador. En la segunda etapa, los niños desarrollan la independencia, pero siempre teniendo al educador cerca. Y la tercera etapa apunta a que desde los 3-6 años los niños están en una fase absorbente y consciente, en la cual todavía su personalidad es maleable como para normalizarla. Tras identificar estas etapas en el desarrollo de la personalidad del niño, el educador tiene que ver cómo ayudarlo a que esta se desarrolle y para ello, el método Montessori identifica 6

tres reglas de oro: la primera es darles libertad, pero siempre dentro de límites, la segunda es respetar al niño como ser individual y la tercera es no imponer la propia personalidad al hijo. El siguiente objetivo, ayuda al ajuste social y emocional, se refiere a una etapa del niño en la cual aprende ciertas aptitudes de buen comportamiento social en la cual desarrollan, el respeto hacia otras personas, cooperación con sus pares y normas de grupo. Es por esto que debe equipar bien al niño para enfrentar nuevas situaciones. En este objetivo es muy importante que el educador logre ayudar al niño para ser obedientes y así alcanzar la autodisciplina, y para esto Montessori identifica tres etapas de la obediencia que con llevan a la autodisciplina: la primera desde que nace hasta los 18 años, se trata con sensibilidad al infante y se atienden sus necesidades con cariño creando una relación cooperadora. La segunda etapa, desde los 18 meses a los 4 años, es un período de transición, en el cual, se crea un ambiente seguro para que el niño explore su libertad. También el educador debe tomarse el tiempo de explicar las cosas, para que el niño comprenda las cosas y no haga pataletas. La tercera y última etapa es desde los 4 a los 6 años, período en el cual aumenta su comprensión y comienzan a realizar lo que le dicen para complacer, en esta etapa es sumamente importante que se le otorgue al niño el tiempo estimado para que este logre hacer las cosas y experimente la satisfacción de terminar lo comenzado, la disciplina en esta etapa se desarrolla el autocontrol. Debe aceptarse al niño tal como es, no se debe esperar que sea perfecto, uno debe adaptarse a ellos con un enfoque positivo, proponiéndole normas justas explicándole lo que se espera de él y el porqué. La actitud del educador en este objetivo: No debe ser de carácter posesivo o sobreprotector, no plantear demandas excesivas de afecto, no imponer normas de forma autoritaria y no ser demasiado benevolente. Por último, el rol del educador en el desarrollo de la capacidad intelectual del niño supone potenciarlo. Para lograr el objetivo mencionado el educador debe permitir que el niño sea activo, dejando que explore sensorialmente. Permitir que perfeccione una actividad por medio de la repetición y, finalmente, se reconoce la importancia de la motivación y de cómo afecta en el aprendizaje. Un buen profesor debe hacer un esfuerzo para encontrar formas de volver a motivar a un niño desmotivado o frustrado. No debe imponer su voluntad sobre el niño, permitir que ellos experimenten por sí mismos y sus propias búsquedas, pero acompañándolos en este proceso. Estimular el aprendizaje independiente del niño, en el aula Montessori se disponen materiales didácticos con cierto control de error, es decir que entregue un indicio sobre la forma correcta de realizar la actividad. El educador también debe tener conciencia del modelado, los niños aprenden imitando por lo que se debe ser cuidadoso con las formas de actuar. El educador también debe ayudar al niño a aprender paso a paso las cosas, dejar que aprendan bien las lecciones dándoles el tiempo necesario para terminar lo que empezaron. Se debe ayudar al niño a desarrollar la concentración, proponiendo actividades conforme a sus capacidades y su edad, se debe estimular la actitud positiva hacia el aprendizaje, teniendo una actitud optimista hacia él y estimulando que aprenda cosas nuevas. También plantea Montessori que se debe ayudar al niño a desarrollar habilidades de memoria teniendo actividades para todas ellas (memoria mecánica, visual, auditiva y para el movimiento). Y finalmente un buen educador estimula el desarrollo del lenguaje, se debe otorgar tiempo para actividades en donde se establezcan conversaciones, se dé instrucciones, se les cuente 7

cuentos y se les escuche. Crear un ambiente seguro y de cariño para que el niño logre establecer relaciones significativas con otras personas. Frente a lo mencionado anteriormente el profesor cada vez se vuelve más pasivo. El niño al progresar cada vez va a necesitar menos al profesor o guía, y este debe ir apartándose y dejando que ellos se las arreglen por sí solos a medida que puedan. También el profesor debe respetar el ritmo interno del niño dándole el tiempo necesario para que él mismo desarrolle y finalice una actividad.

Ambiente Preparado Un ambiente preparado responde a las condiciones básicas para que niños y niñas puedan aprender de mejor manera a través de un ambiente en armonía con sus expectativas personales y necesidades educativas, y así, lograr alcanzar un aprendizaje significativo. La preparación del ambiente tiene una dimensión física importante donde, el ambiente es proporcionado a la medida de los niños, con estanterías bajas y distintas medidas de mesas y sillas en las que se sientan los niños individualmente o en grupos. El aula está subdividida en áreas temáticas donde se exponen los materiales y la bibliografía correspondientes y permite una gran libertad de movimiento. Los niños pueden trabajar en grupos o individualmente, respetando, de este modo, su propio estilo y ritmo. La construcción de espacios en el aula es un ambiente preparado, donde cada elemento presente en esta, está intencionado a responder ante una necesidad educativa. Tanto las ventanas, las puertas, escaleras y mobiliario, están diseñados a la medida de los niños, con el fin de logar un ambiente más amigable en el que puedan desplazarse y desenvolverse a voluntad. Como características indispensables del aula Montessori podríamos señalar que; debe ser un espació limpio y ordenado, y embellecido estéticamente; los materiales deben estar al alcance de los niños y no en estanterías altas y muebles cerrados; el espacio debe proveer capacidad de movimiento para desarrollar diversas actividades y dinámicas; también debe proveer la independencia y libertad a través de espacios de trabajo individual; y en general debe permitir el desarrollo social, intelectual y emocional de cada niño. Lo que se busca con esta preparación, es crear un ambiente dinámico que responda a la formación individual y colectiva de los niños, entregando espacios para su desarrollo según las necesidades de cada uno. El método Montessori trabaja desde lo individual a lo colectivo, por lo que crear espacios de trabajo individual por un lado y otros de trabajo colectivo, permite desarrollar las actividades desde estas dos perspectivas según lo requiera el momento. Esta preparación del ambiente también está diseñada para desarrollar la construcción social del conocimiento. Cada estante, mobiliario, alfombra de trabajo, materiales etc., está destinado a un uso determinado y bajo reglas de convivencia conocidas por cada niño, compartir un espacio significa interactuar con el resto, respetar los límites y acuerdos, estableciendo dinámicas propias del curso en el uso de los espacios en el desarrollo de las actividades que se han propuesto. Al respecto es importante el rol del docente en su capacidad de impulsar o crear los vínculos existentes entre los niños, el trabajo y el ambiente en el que se desenvuelven. 8

Recursos Montessori Junto al ambiente preparado, la selección de los recursos didácticos de aprendizaje son claves en la implementación del Método Montessori. Fueron diseñados en un contexto experimental dentro del aula y enfocados en los intereses de los niños según su etapa de desarrollo. Los materiales están confeccionados de tal manera, que permiten la investigación y exploración individual e independiente del niño. Posibilitan la repetición, lo que promueve la concentración. Tienen la cualidad de aislar las dificultades, es decir, cada uno introduce una única variable, un solo concepto nuevo, aislándolo y dejando los demás conceptos sin modificar. Los materiales tienen control de error: es el mismo material que le mostrará al niño si lo usó correctamente. De este modo los niños saben que el error forma parte del proceso de aprendizaje, logran establecer frente a él una actitud positiva, se hacen responsables de su propio aprendizaje, y desarrollan confianza en sí mismos. Cada material está pensado para un ejercicio en particular, cuyas instrucciones se basan en sesiones introductorias breves para mostrar al niño lo que debe hacer. Los errores podrán ser identificados y corregidos en el acto por los niños, lo que evita la intervención y corrección constante de parte del profesor. Existen diversos tipos de materiales, los cuales se dividen en grupos o áreas, destacando: Materiales sensoriales: Aquellos materiales que incentivan a los niños a través de los sentidos con la intención de ayudarlos a desarrollarlos, estos son la vista, olfato, tacto, esterognóstico, propioceptivo, kinestésico y bárico. Este trabajo sensorial, nace de la idea de que el mundo que nos rodea, es percibido a través de los sentidos, estimulando el desarrollo de nuestro cerebro y permite al niño clasificar sus experiencias sensoriales de manera organizada y ordenada. Materiales para el lenguaje: Son aquellos centrados en el desarrollo del vocabulario, pronunciación e iniciación y desarrollo de la escritura y lectura. Se espera dotar al niño de un lenguaje abundante, preciso y rico en vocabulario. Materiales de matemáticas: Son el área de trabajo más desarrollado en el método, dada la importancia que se le da a su dominio, considerado difícil para los niños. Parten desde el trabajo con situaciones de la vida práctica y cotidiana, desarrollando las secuencias lógicas de patrones de pensamiento. Se utiliza el trabajo indirecto con el fin de lograr un aprendizaje natural acorde a su edad. Materiales de ciencias: Relacionados con las matemáticas y el lenguaje, dado al uso de un lenguaje científico. Su objetivo es conocer los fenómenos naturales a través de la observación y descripción del mundo que los rodea. También se busca el respeto a la naturaleza, conocer la geografía y la flora y fauna que los rodea, y los fenómenos naturales en general. Materiales de expresión artísticas: Responden a la necesidad del niño a expresarse, utilizando diversas técnicas y posibilidades, impulsando el genio creador y particular de cada niño.

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Ejemplos Recursos Montessori A continuación, se revisarán diez ejemplos de recursos que los docentes emplean en las aulas Montessori, como partes fundamentales de su metodología de enseñanza-aprendizaje. Cada uno de ellos cumple una función específica, y si bien existen más de diez, se mostrarán algunos para ilustrar qué tipo de elementos son. La torre: son diez cubos, exactamente iguales, que disminuyen gradualmente su tamaño.

La escalera: diez prismas de madera de color uniforme que se diferencian en grosor.

Juego de cilindros: cuatro tarugos con agujeros en los que se pueden encajar diez cilindros de distintos diámetros.

Tablillas de colores: es una caja con tres pares de tablas de madera, cada par cubierto de seda azul, amarilla o roja.

Sólidos geométricos: grupo de sólidos del mismo color, textura y medida, pero diferenciados en forma.

Gabinete geométrico: seis cajones con figuras de madera que representan diversas formas y sus tamaños, tipos, etc. Cada una con una pequeña perilla en el centro.

Triángulos constructores: triángulos de madera en colores brillantes que el niño forma como un rompecabezas. Cada uno tiene en uno dos o tres lados una línea negra.

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Alfabeto móvil: el docente, en una bolsa, pone juguetes que representan palabras sencillas.

Tablas de Seguin: nueve tablas que tienen impresas el número diez, y que se complementan con otras que tienen impresos números del 1 al 9.

Relieves geográficos: niños forman relieves con greda o plastilina en moldes pintados de azul.

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Bibliografía 1. Britton, L., & Molina, P. P. (2000). Jugar y aprender: el método Montessori: guía de actividades educativas desde los 2 a los 6 años. Paidós. 2. Montessori, M. (2013). Metode Montessori. Terj. Gerald Lee Gutek. Yogyakarta: PustakaPelajar. 3. Standing, E. M. (1979). Montessori method. La revolución Montessori en la educación. 4. Canaves, L., & Fuentes, D. (2014). Método Montessori: de la teoría a la práctica. Facultad de Educación, Universidad UCINF.

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