El Maestro y Su Emisario Iain Mcgilchrist

El MAESTRO Y SU EMISARIO LA DIVISIÓN DEL CEREBRO Y LA CREACIÓN DEL MUNDO OCCIDENTAL. Iain McGilchrist INTRODUCCIÓN: EL

Views 326 Downloads 18 File size 4MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

El MAESTRO Y SU EMISARIO LA DIVISIÓN DEL CEREBRO Y LA CREACIÓN DEL MUNDO OCCIDENTAL. Iain McGilchrist

INTRODUCCIÓN: EL MAESTRO Y SU EMISARIO.

PARTE UNO: EL CEREBRO DIVIDIDO CAPÍTULO 1-

LA ASIMETRÍA Y EL CEREBRO....................................................

CAPITULO 2- ¿QUÉ HACEN LOS DOS HEMISFERIOS?................................

16 30

CAPÍTULO 3- LENGUAJE, VERDAD Y MÚSICA.......................................................86 CAPÍTULO 4- LA NATURALEZA DE LOS DOS MUNDOS..........................................123 CAPÍTULO 5- LA PRIMACÍA DEL HEMISFERIO DERECHO …………………………………… 162 CAPÍTULO 6- EL TRIUNFO DEL HEMISFERIO IZQUIERDO………………………………………193

PARTE II: COMO EL CEREBRO HA FORMADO NUESTRO MUNDO CAPÍTULO 7-

LA IMITACIÓN Y LA EVOLUCIÓN DE LA CULTURA.…………………

220

CAPÍTULO 8-

EL MUNDO ANTIGUO…………………………………………………………….

237

CAPÍTULO 9-

EL RENACIMIENTO Y LA REFORMA………………………………………..

276

CAPÍTULO 10- LA ILUSTRACIÓN……………………………………………………………………..

308

CAPÍTULO 11- EL ROMANTICISMO Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL.……………

329

CAPITULO 12- LOS MUNDOS MODERNOS Y POSMODERNOS.…………………………..

364

CONCLUSIÓN- EL MAESTRO TRAICIONADO……………………………………………………….

401

ÍNDICE

436

2

INTRODUCCIÓN EL MAESTRO Y SU EMISARIO

Este libro habla acerca de nosotros y del mundo, y a donde nos dirigimos desde donde estamos. Una gran parte es acerca de la estructura del cerebro humano – en última instancia es el lugar dónde la mente se encuentra con la materia – en un intento de comprender la estructura del mundo que el cerebro en parte ha creado. Cualquiera que sea la relación entre la conciencia y el cerebro, su estructura tiene que ser significativa, a menos que el cerebro no desempeñe ningún papel en presentar el mundo tal como lo experimentamos. Incluso podría darnos pistas para la comprensión de la estructura del mundo más inmediata, del mundo que nosotros conocemos. Así que, hago una pregunta muy sencilla, ¿por qué el cerebro está clara y profundamente dividido? ¿Por qué, son los dos hemisferios cerebrales asimétricos? ¿Realmente difieren en algún sentido importante? ¿Y si es así, de qué manera? El tema de las diferencias de los hemisferios tiene un historial desalentador para aquellos que desean estar seguros de que no van a hacer el tonto a largo plazo. Las opiniones sobre el tema han pasado por varias fases desde que se descubrió a mediados del siglo XIX que los hemisferios no eran idénticos, y que había una clara asimetría de las funciones relacionadas con el lenguaje, favoreciendo al hemisferio izquierdo. Al principio, se creía que además de que cada hemisferio, tenía la responsabilidad sensorial y motora para el control del lado opuesto (‘contralateral’) del cuerpo, el lenguaje era la principal función diferenciadora del hemisferio izquierdo. Al hemisferio derecho se le consideraba esencialmente 'silencioso'. Luego se descubrió que el hemisferio derecho parecía estar mejor equipado que el hemisferio izquierdo para manejar imágenes visuales, y esto se aceptó como la contribución particular que hacía a su equivalente, el lenguaje: palabras en el hemisferio izquierdo, imágenes en el derecho. Pero eso también resultó insatisfactorio. Ambos hemisferios, ahora está claro, pueden tratar con cualquier tipo de material, palabras o imágenes, de diferentes maneras. Los intentos subsiguientes para decidir qué conjunto de funciones están separadas y en qué hemisferio, fue descartado, por el peso de las evidencias que sugerían que cada actividad humana identificable utiliza en algún nivel ambos hemisferios. El entusiasmo por encontrar las claves para las diferencias hemisféricas ha disminuido, y ya no es inspirador para un neurocientífico formular hipótesis sobre el tema. Esto no es sorprendente, dado que el conjunto de creencias sobre las diferencias entre los hemisferios ha pasado a la conciencia popular. Dichas creencias podrían, ser caracterizadas con la idea de que el hemisferio izquierdo es de algún modo valiente, racional, realista pero aburrido, y el hemisferio derecho, es lunático, impresionista, pero creativo y emocionante; una formulación que recuerda a Sellar y Yeatman en su "Distinción inmortal "(una parodia de la enseñanza de la historia inglesa, de 1066) entre "los Cabeza locas con Derechos y repulsivos -y los Caballeros - Incorrectos pero románticos'. En realidad, ambos hemisferios están involucrados de manera crucial en la razón, tal como lo están en el lenguaje; y ambos hemisferios juegan un papel en la creatividad. 3

Quizás lo más absurdo de estos conceptos populares erróneos es que el hemisferio izquierdo, es inflexible y lógico, y de alguna manera masculino, y el hemisferio derecho es soñador y sensible, y de algún modo femenino. Si hubiese pruebas de que se podría asociar cada sexo a un solo hemisferio cerebral aquí se tiende a indicar, en todo caso, lo contrario – pero eso es otra historia que no trataré en este libro. Desanimado por este tipo de farsa popular, la neurociencia ha vuelto a la empresa necesaria e irreprochable de acumular pruebas, y ha renunciado en gran medida al intento de dar sentido a los resultados, una vez aglutinados, en cualquier contexto. Sin embargo, no me parece probable que las formas en que se diferencian los hemisferios sean simplemente al azar, dictado puramente por factores contingente tales como la necesidad de espacio, o la utilidad de dividir el trabajo, lo que implicaría que podría funcionar igual de bien si las diferentes actividades específicas del cerebro fueran intercambiadas entre hemisferios como dicta la posición oficial. Afortunadamente, no estoy solo en esto. A pesar del reconocimiento de que la idea ha sido olvidada por las modas, varias de las personas que mejor conocen el campo han llegado a la conclusión de que hay algo profundo aquí que requiere una explicación. Joseph Hellige, por ejemplo, que es la autoridad mejor informada sobre el tema, escribe que si bien ambos hemisferios parecen estar involucrados de una u otra manera en casi todo lo que hacemos, hay algunas "muy llamativas" diferencias en las habilidades del procesamiento de información y en las preferencias de los dos hemisferios. V.S. Ramachandran, otro neurocientífico conocido y de gran prestigio, acepta que el problema de la diferencia hemisférica ha cambiado, pero concluye: "La existencia de una cultura pop, no nos debería nublar sobre el problema principal: la noción de que los dos hemisferios pueden, de hecho, estar especializados en diferentes funciones". Y recientemente Tim Crow, uno de los neurocientíficos más sutiles y escépticos que investigan sobre la mente y el cerebro, ha comentado sobre la asociación entre el desarrollo del lenguaje, la asimetría funcional del cerebro, y la psicosis, y ha llegado a escribir que ' excepto a la luz de lateralización nada en psicología/psiquiatría humana tiene sentido". No hay duda de que las cuestiones de la asimetría del cerebro y la especialización de los hemisferios son significativas. ¿La pregunta es de qué? Creo que hay, literalmente, un mundo de diferencias entre los hemisferios. La comprensión de lo qué esto es, ha supuesto un viaje a través de muchas áreas que aparentemente no están relacionadas: no solo neurología y psicología, sino también filosofía, literatura y las artes, e incluso, hasta cierto punto, la arqueología y la antropología, espero que los especialistas en estas áreas perdonen mis transgresiones. Ya que todos los ámbitos del quehacer académico están sujetos a una explosión de información hace que pocos se puedan todavía llamar expertos, y expertos en cada vez menos cosas. Pero no obstante, por esta misma razón me parece que vale la pena intentar establecer vínculos fuera de los límites de las disciplinas, a pesar de que el precio pueda ser que uno sea, en el mejor de los casos, un forastero interesado o en el peor, un intruso condenado a cometer errores que serán obvios para aquellos que realmente saben. El conocimiento está cambiando y dista de ser indiscutible. Mi esperanza es qué lo que tengo que decir pueda resonar con las ideas de los demás y, actuar como un estímulo para reflexionar más a fondo por aquellos mejor calificados que yo mismo. 4

Pues he llegado a creer que los hemisferios cerebrales difieren en formas que tienen significado. Hay una plétora de hallazgos bien fundamentados que indican que hay consistentes diferencias neuropsicológicas, anatómicas, fisiológicas y químicas, entre otras - entre los hemisferios. Cuando hablo de 'significado', creo que hay un patrón coherente de diferencias. Es un primer paso necesario. Pero iría más lejos, y sugiero que tal patrón coherente de diferencias ayuda a explicar los aspectos de la experiencia humana y por lo tanto significa algo en nuestras vidas y ayuda a explicar la trayectoria de nuestra vida común en el mundo occidental. Mi tesis es que para nosotros como seres humanos hay dos realidades fundamentalmente opuestas, dos diferentes modos de experiencia; que cada una es de máxima importancia en el mundo humano reconocible; y que su diferencia radica en la estructura bihemisférica del cerebro. De ello se deduce que los hemisferios necesitan cooperar, aunque de hecho estén involucrados en una especie de lucha de poder, y que esto explicaría muchos aspectos de la cultura occidental contemporánea.

LA ESTRUCTURA DE ESTE LIBRO Este libro está dividido, como el cerebro al que describe, en dos partes. En la Parte I, la atención esta puesta en el cerebro en sí mismo, y lo que puede decir de nosotros. Se expone la evolución del cerebro, su naturaleza dividida y asimétrica, las implicaciones del desarrollo de la música y el lenguaje, y lo que sabemos acerca de lo que sucede en cada lado del cerebro. ¿Qué es lo que hacen que sean tan diferentes? Voy a argumentar, que casi todo lo que pensamos que sucede en uno u otro hemisferio es conocido por ambos. ¿Así que hace que se hallen tantas diferencias entre los hemisferios? El problema es que estamos obsesionados, con lo que sostengo es nuestra devoción al modo de pensamiento, del hemisferio izquierdo. ¿Después de todo, no es el cerebro una máquina y como cualquier máquina, el valor de la misma se encuentra en lo que hace? Yo creo que este modelo de una máquina hace que vayamos solamente por una vía; como un tren que nos lleva en medio de la noche lejos de nuestro destino, un tren de pensamientos que lo que logra de esa manera es una irresponsabilidad. La diferencia, que vamos a discutir, no está en lo "que" hacen, sino en "como" lo hacen- porque no me refiero a 'los medios por los que ' (de nuevo el modelo de la maquina)- sino a 'la manera por la que', en general algo que nadie le pedía a la propia máquina. No estoy interesado puramente en las "funciones" sino en las formas de ser, algo que solo los seres vivos pueden tener. ¿El centro del discurso semántico del cerebro simplemente terminó en el hemisferio izquierdo por accidente? ¿Y si es tan importante mantener una función tan compleja como el lenguaje, en un solo lugar, entonces, por qué el lenguaje también depende del hemisferio derecho? ¿Es la música realmente un efecto inútil del lenguaje, o es algo más profundo? ¿Por qué tenemos el lenguaje de todos modos? ¿Para comunicarse? ¿Para pensar? ¿Si no, para qué, entonces? ¿Por qué somos diestros (o zurdos), en lugar de ambidiestros? ¿Es el cuerpo esencial para nuestra forma de ser, o simplemente una herramienta útil para alimentar el cerebro y su aparato locomotor? ¿Es la emoción sólo una ayuda para la cognición, que nos apoya para sopesar nuestras

5

decisiones correctamente, o es algo un poco más fundamental? ¿ Por qué es importante que un hemisferio tienda a ver las cosas en su contexto, mientras que el otro las elimina cuidadosamente? Una de las generalizaciones más duraderas sobre los hemisferios ha sido el hallazgo de que el hemisferio izquierdo tiende a ocuparse de segmentos de información aislados y el hemisferio derecho con la realidad en su conjunto, la llamada Gestalt, posiblemente subyacente y que ayuda a explicar la aparente dicotomía verbal / visual, ya que las palabras se procesan en serie, mientras que las imágenes se captan todas al mismo tiempo. Pero incluso ahí se ha pasado por alto la importancia potencial de esta distinción. Cualquiera pensaría que estamos hablando de otra diferencia relativamente trivial de uso o interés limitado, un poco como encontrar que a los gatos les gusta que se les corte la carne en trozos pequeños, mientras que a los perros como a los lobos les gusta en bloques. A lo sumo, se consideraría útil para hacer predicciones sobre el tipo de función que cada hemisferio puede realizar preferentemente, una diferencia en el 'procesamiento de la información ', pero con ninguna significación más amplia. Pero creo que es difícil sobreestimar la importancia de tal distinción. Y si resulta que un hemisferio entiende la metáfora, mientras que el otro no, esto no es una pequeña cuestión de una función literaria pintoresca que se tenga que encontrar en algún lugar del cerebro. Está en el núcleo de cómo comprendemos nuestro mundo, incluso a nosotros mismos, como espero poder demostrar. ¿Qué pasa si un hemisferio está en sintonía con lo que es nuevo? Es eso, solo una especialización de la forma del "tratamiento de información" ¿Qué papel hace el juego de la imitación en liberarnos del determinismo? (una pregunta a la que vuelvo en diferentes formas a lo largo de la libro). No soy el primero en hacer tales preguntas, que indudablemente admiten más de una respuesta .Pero, aunque solo un tonto afirmaría tener las respuestas definitivas, haré algunas sugerencias, que espero animen a otros a pensar de forma diferente acerca de nosotros mismos, nuestra historia y, en última instancia, de nuestra relación con el mundo en el que nos toca vivir. Las cosas cambian de acuerdo con la postura que adoptamos hacia ellas, según el tipo de atención que les prestamos, y la disposición que tenemos en relación con ellas. Esto es importante porque la diferencia más fundamental entre los hemisferios se encuentra en el tipo de atención que damos al mundo. Pero también es importante debido a la extendida suposición de que existen dos alternativas: O bien las cosas existen ' ahí fuera ' y no están alteradas por la maquinaria que usamos para desenterrarlas , y cortarlas en pedazos ( realismo ingenuo, materialismo científico ); o son fenómenos subjetivos que creamos en nuestra propia mente, y por lo tanto somos libres para tratarlos de cualquier manera que deseemos, ya que son, después de todo, nuestras propias creaciones (idealismo ingenuo, postmodernista). Estas posiciones no están de ninguna manera, tan alejadas como parece y hay una falta de cierto respeto evidente en ambas. De hecho creo que hay algo que existe aparte de nosotros mismos y que jugamos un papel vital al traerlo para que se haga realidad. El tema central de este libro es la importancia de nuestra orientación hacia el mundo y hacia los demás, como es fundamental en el establecimiento de lo que es, lo que nosotros hacemos en la relación con el mundo, en lugar de al revés. El tipo de atención que prestamos a la realidad altera al mundo: somos, literalmente, socios en la creación.

6

Esto significa que tenemos una grave responsabilidad, una palabra que aprehende la naturaleza recíproca del diálogo que tenemos con lo que existe aparte de nosotros mismos. Vamos a mirar que filosofías de nuestro tiempo tienen algo que decir sobre estos temas. En última instancia, creo que muchas de la disputas acerca de la naturaleza del mundo puede ser clarificadas por el entendimiento de que hay fundamentalmente dos "versiones" diferentes transmitidas por los dos hemisferios, los cuales pueden completar un circulo, y ambas son enormemente valiosos; pero se oponen entre sí, y deben mantenerse separadas una de otra, de ahí la estructura bihemisférica del cerebro. ¿Cómo entendemos el mundo, si hay diferentes versiones del mismo por reconciliar? ¿Qué modelos y metáforas traemos a nuestra realidad? Y, si es así, ¿por qué un modelo en particular nos ha dominado tanto que apenas nos damos cuenta de su omnipresencia? ¿Qué nos dice este modelo acerca de las palabras que nos relacionan con el mundo en general - 'saber', 'creer', 'confiar', 'querer', 'agarrar', 'ver' - que describen y , si no somos cuidadosos, prescriben de la relación que nosotros tenemos con ellas? Esta parte del libro concluirá con algunas reflexiones sobre la relación particular entre los dos hemisferios, para que puedan coexistir juntos diariamente, pero manteniendo las diferencias fundamentales de sus valores, y por lo tanto de sus prioridades, lo que significa que a largo plazo, sean susceptibles de entrar en conflicto. Aunque cada uno es de importancia crucial, y ofrece aspectos valiosos de la condición humana, cada uno necesita al otro para diferentes propósitos, parecen estar destinados a estar separados. La segunda parte del libro trata de la historia de la cultura Occidental a la luz de lo que creo acerca de los hemisferios. Estos pensamientos son inevitablemente contingentes, hasta cierto punto, fragmentarios y rudimentarios, pero si el mundo no es independiente de nuestra observación, ni de la atención e interacción con él, y si la mente está mediada por el cerebro, parece una propuesta razonable que el cerebro ha dejado una huella en el mundo que hemos originado. Espero llamar la atención sobre aquellos aspectos de la historia cultural que resuenan con los descubrimientos sobre el cerebro y que dieron acceso a ellos, comenzando con el desarrollo de la escritura y la moneda en la antigua Grecia, y el extraordinaria florecimiento de las ciencias y las artes, en especial el teatro, de aquella época. En resumen creo que todo esto está relacionado con el desarrollo, y perfeccionamiento de las funciones del lóbulo frontal de lo que podría llamarse la 'distancia necesaria' del mundo, que a su vez exigió una mayor independencia de los hemisferios, permitiendo a cada hemisferio hacer avances característicos en su función, y por un tiempo hacerlo en armonía con su compañero. Creo que con el tiempo se ha producido un crecimiento desmedido de la auto-conciencia, lo que ha llevado a un aumento de las dificultades de cooperación. La inestabilidad resultante se evidencia por las alternancias entre posiciones más extremas; y, aunque ha habido oscilaciones en el péndulo, el equilibrio de poder se ha desplazado, hasta donde no puede permitirse el lujo de ir, cada vez más hacia el mundo parcial creado por el hemisferio izquierdo. Las interrupciones y reveses de este progreso han continuado en el tiempo, al observar los principales cambios que han sido identificados en Occidente a partir del Renacimiento, hasta llegar a la actual época. La relevancia particular para nosotros en este punto de la historia es la siguiente. Ambos hemisferios claramente juegan un papel crucial en la experiencia individual de cada humano, y creo que ambos han contribuido 7

de manera importante a nuestra cultura. Cada uno necesita del otro. No obstante, la relación entre los hemisferios no parece ser simétrica, ya que el hemisferio izquierdo depende en última instancia, uno podría decir que casi parásita al derecho, aunque parece no tener conciencia de este hecho. Pues está lleno de una alarmante confianza en sí mismo. La consiguiente lucha es tan dispar como la del cerebro asimétrico del cual se origina. Mi esperanza es que la conciencia de tal situación pueda permitirnos cambiar de rumbo antes de que sea demasiado tarde. La conclusión, por lo tanto, está consagrada al mundo que ahora habitamos. Es como si el hemisferio izquierdo, hubiese creado una especie de mundo virtual auto-reflexivo, bloqueando las salidas disponibles, los caminos de salida del salón de los espejos, a una realidad que el hemisferio derecho podría permitirnos comprender. En el pasado, esta tendencia fue contrarrestada por fuerzas externas al sistema cerrado de la mente autoconsciente: además de la historia enraizada de nuestra cultura y el mundo natural en sí mismo, de los cuales estamos cada vez más alienados, estas fueron principalmente: la naturaleza encarnada de nuestra existencia, las artes y la religión. En nuestro tiempo cada una de estas se ha desvirtuado y la rutas de escape del mundo virtual se han cerrado. Se ha producido, un mundo descontextualizado cada vez más mecanicista, y fragmentado, marcado por el optimismo injustificado mezclado con la paranoia y una sensación de vacío, y refleja creo, la acción sin oposición de un hemisferio izquierdo disfuncional. Tengo algunas conclusiones finales sobre lo que, podemos hacer, o no necesitamos hacer – al respecto. Debido a que me siento implicado en el restablecimiento de un desequilibrio, a veces puedo parecer escéptico de las herramientas del discurso analítico. Espero, sin embargo, que sea obvio con lo que digo que no tengo ningún deseo de abandonar la razón o difamar al lenguaje. Lo contrario es exactamente el caso. Ambos están seriamente amenazados en nuestra época, aunque creo que por facciones diametralmente opuestas. El intento de algunos teóricos posmodernos de vincular el cuidadoso escepticismo anti-cartesiano de Heidegger a una indiferencia anárquica por el lenguaje y su significado es una inversión de todo lo que considero importante. Decir que el lenguaje tiene una verdad oculta no quiere decir que el lenguaje sirve simplemente para ocultar la verdad (aunque ciertamente puede hacerlo), o mucho peor, que no hay tal cosa como la verdad (aunque eso pueda estar lejos de ser simple). Pero igualmente no deberíamos estar ciegos al hecho de que el idioma es también alterado e ignorado por muchos de los que nunca se cuestionan el lenguaje en absoluto, y la verdad con demasiada facilidad es reclamada por aquellos que ven el tema como no problemático. Conviene que seamos escépticos. Igualmente este libro no tiene nada que ofrecer a aquellos que querrían socavar la razón, que, junto con la imaginación, es lo más precioso que debemos a la colaboración de los dos hemisferios. Mi pelea es sólo contra un racionalismo excesivo y fuera de lugar que nunca se ha sometido a la función de la razón, y está en conflicto con ella. Espero que no sea necesario enfatizar, que no estoy en oposición a la ciencia, que como su hermana las artes, es descendiente de ambos hemisferios, y que solo para un materialismo estrecho, no es intrínseco a la ciencia. Ciencia es ni más ni menos que la paciente y detallada atención al mundo, y es parte integral de nuestra comprensión de nosotros mismos.

8

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA ESTRUCTURA DEL CEREBRO? Podría parecer reduccionista vincular los más altos logros de la mente humana, de la filosofía y las artes, a la estructura del cerebro. Creo que no lo es. Por un lado, incluso si fuera posible que la mente fuese "reducida" a materia, esto nos obligaría necesaria e igualmente a sofisticar nuestra idea de lo que es la materia, y lo que es capaz de llegar a ser, a algo tan extraordinario como la mente. Pero dejando esto de lado, la forma en que experimentamos el mundo, e incluso lo que es el mundo como experiencia, depende de cómo funciona el cerebro: no podemos escapar a ese hecho, ni tiene sentido intentarlo. En lo más básico, algunos cosas que sabemos que son potenciales objetos de experiencia - por ejemplo sonidos de frecuencias particularmente altas o bajas - no están disponibles para nosotros, aunque si pueden estarlo para murciélagos y osos; y eso es simplemente porque nuestro cerebro no trata con ellos. También sabemos que cuando se pierden partes del cerebro, una parte de la experiencia disponible se pierde con ellos. Pero esto no significa que todo lo que existe está en el cerebro; de hecho, se demuestra que puede no ser el caso; ni significa que la experiencia mental es solo lo que podemos observar o describir a nivel cerebral. ¿Pero si mi propósito es entender el mundo mejor, por qué no trato solo con la mente y me olvido del cerebro? Y, en particular, ¿por qué deberíamos preocuparnos de la estructura del cerebro? ¿Esto puede ser de interés académico para los científicos, pero mientras siga funcionando, realmente importa?, Después de todo, mi páncreas esta haciendo bien su trabajo sin saber mucho acerca de sus estructura. Sin embargo, si uno concibe una relación entre la mente y el cerebro, y especialmente si cree que no son idénticos, es probable que la estructura del cerebro nos diga algo que de otra manera no podríamos ver tan fácilmente. Solo podemos inspeccionar el cerebro "desde afuera" (incluso cuando estamos sondeando su interior), eso es cierto: pero en cambio podemos inspeccionar la mente solo "desde dentro" (incluso cuando parece que la objetivamos). Ver la estructura del cerebro es sólo más fácil. Y puesto que estructura y función están estrechamente relacionadas, algo nos dirá acerca de la naturaleza de nuestra experiencia mental, y de nuestra experiencia del mundo. Por lo tanto creo que sí importa. Pero debo destacar que, a pesar de empezar por examinar la estructura del cerebro en relación con las funciones neuropsicológicas que conocemos asociadas con cada hemisferio, mi objetivo es esclarecer puramente los aspectos de nuestra experiencia. Freud anticipó que establecer las conexiones entre la experiencia y la estructura del cerebro sería posible una vez que la neurociencia estuviese lo suficientemente evolucionada. Como neurólogo, ante todo, creía que las entidades mentales que describía y cuyos conflictos moldeaban nuestro mundo, – el ello, el ego y el superyo, – algún día se identificarían con más precisión con estructuras internas del cerebro. En otras palabras, creía que el cerebro no solo mediaba en nuestra experiencia, sino que también la daba forma. Cuando miramos a nuestro ser encarnado, miramos al pasado. Pero ese pasado no está más muerto que nosotros. El pasado es algo que realizamos todos los días de la vida, aquí y ahora. Ese otro padre fundador del psicoanálisis, Jung, era muy consciente de esto, y creía que gran parte de nuestra vida mental, como nuestros cuerpos, tenía unos orígenes antiguos: Así como el cuerpo humano constituye todo una exposición de órganos, con una larga historia evolutiva detrás de ellos, así debemos esperar que la mente esté organizada de manera similar……Recibimos junto con nuestro 9

cuerpo un cerebro altamente diferenciado que trae consigo toda su historia, y cuando eso se convierte en creativo, crea desde esta historia,– desde la historia de la humanidad…. esa historia natural ancestral que se ha transmitido de forma viva desde los tiempos más remotos, es decir, la historia de la estructura del cerebro. El cerebro ha evolucionado, como el cuerpo en el que se asienta, y sigue en proceso de evolución. Pero la evolución del cerebro es diferente de la evolución del cuerpo. En el cerebro, a diferencia de la mayoría de los otros órganos humanos, las evoluciones posteriores no reemplazaron tanto a las anteriores, como se han añadido, y construidos sobre ellas. Así, la corteza, la capa exterior que interviene en la mayoría de las funciones superiores del cerebro, y ciertamente por la cual nosotros somos conscientes, surgió a partir de las estructuras subcorticales subyacentes que manejaban la regulación biológica a un nivel inconsciente ; y los lóbulos frontales, la parte más recientemente evolucionada del neocortex, que ocupa una parte mucho más grande en el cerebro humano que en nuestros parientes animales, crece hacia adelante, desde y sobre el resto de la corteza, interviene en la mayoría de las actividades más sofisticadas que nos diferencian como humanos: o sea, planificación, toma de decisiones, desarrollo de perspectivas, autocontrol, y así sucesivamente. En otras palabras, la estructura del cerebro refleja su historia como un sistema dinámico en evolución, en cual una parte evoluciona partir de, y en respuesta a la otra. Creo que podemos aceptar que los conflictos que Freud ayudó a identificar - entre voluntad y deseo, entre intención y acción, y las amplias separaciones entre todas las formas de concebir el mundo en cual vivimos –son preocupaciones apropiadas, no solo de psiquiatras y psicólogos, sino de filósofos, y de artistas de todo tipo, y de cada uno de nosotros en la vida cotidiana. De manera similar, entendemos que la forma en que la estructura del cerebro influye en la mente es relevante no solo para neurocientíficos, psiquiatras o filósofos, sino para todos los que tienen una mente o un cerebro. Si resulta que después de todo hay una coherencia en la forma en que los correlatos de nuestra experiencia están agrupados y organizados en el cerebro, y podemos ver que estas 'funciones' están formando un conjunto inteligible que corresponden a áreas de la experiencia, y vemos cómo se relacionan entre sí a nivel cerebral, esto arrojaría algo de luz sobre la estructura y la experiencia de nuestro mundo mental. En este sentido el cerebro es, de hecho tiene que ser, una metáfora del mundo.

LA IMPORTANCIA DE SER DOS Aunque el cerebro está extraordinaria y densamente interconectado en sí mismo, se estima que hay más conexiones dentro del cerebro humano que partículas en el universo conocido. Sin embargo, no es menos cierto, que las interconexiones más cercanas y más densas se hacen entre las estructuras inmediatamente adyacentes. Así, el cerebro puede ser visto como un país enorme: con una estructura jerarquizada, de pueblos, ciudades, y distritos reunidos en condados, regiones e incluso con estados parcialmente autónomos o tierras - un conglomerado de núcleos y ganglios en un nivel , de focos organizativos y regiones funcionales más amplias dentro de giros específicos o surcos en otro nivel, (los pliegues de la corteza) estos formando lóbulos, y esos lóbulos finalmente formando parte de uno u otro hemisferio cerebral. Si bien es cierto que la conciencia surge de, o en todo caso está mediada por la gran densidad y complejidad de las interconexiones neuronales dentro del cerebro, dicha estructura tiene algunas importantes consecuencias para la naturaleza de la conciencia. 10

El cerebro no puede ser considerado como una masa indiscriminada de neuronas: la estructura de esa masa importa. En particular, tiene que ser relevante que en el nivel más alto de organización del cerebro, ya sea como mediador o creador de la conciencia, se divide en dos. El gran fisiólogo, Sir Charles Sherrington, observó hace cien años que uno de los principios básicos del control sensorio-motor es lo que él llamaba 'procesadores en oposición'. Lo que esto significa puede ser considerado en términos de la experiencia cotidiana simple. Si deseas llevar a cabo un procedimiento delicado con tu mano derecha que implica un movimiento calibrado muy fino hacia el lado izquierdo, eso es solo posible utilizando un contrabalanceo y estabilización de la mano izquierda que la sostiene al mismo tiempo que la empuja ligeramente hacia la derecha. Estoy de acuerdo con M. Kinsbourne en que el cerebro es, en cierto sentido, un sistema de procesadores en oposición. En otras palabras, contiene elementos mutuamente opuestos cuya influencia contraria hace posible respuestas finamente calibradas a situaciones complejas. Kinsbourne señala tres de tales emparejamientos opuestos en el cerebro que probablemente sean significativos. Estos podrían describirse de manera general como: 'arriba / abajo' (los efectos inhibidores de la corteza en las respuestas automáticas más básicas de las regiones subcorticales), 'delante / atrás' (los efectos inhibidores de los lóbulos frontales sobre la corteza posterior) y de ' derecha / izquierda ' (la influencia de los dos hemisferios el uno sobre el otro). Yo estoy interesado principalmente por explorar uno de estos pares de oposiciones: el que hay entre los dos hemisferios cerebrales. A veces voy a tratar con las otras oposiciones - 'arriba / abajo' y 'delante / atrás' - ya que, sin duda, inciden sobre esta, especialmente en como los hemisferios se diferencian en la relación que cada uno tiene con las estructuras subyacentes subcorticales, e incluso en los lóbulos frontales, que en esto como en muchos otros aspectos son asimétricos. Pero la dualidad primordial de los hemisferios conforma el enfoque de este libro. Es esto, creo, lo que subyace a un conflicto que se está desarrollando en torno a nosotros, y que, en mi opinión, ha tomado recientemente un giro que debería causarnos preocupación. Viendo más claramente lo qué está sucediendo podemos estar en una mejor posición para hacer algo al respecto. Estamos casi listos para comenzar nuestro examen del cerebro. Antes de hacerlo, sin embargo, tengo que hacer algunas advertencias, sin las cuales me arriesgo a que me malinterpreten.

LAS DIFERENCIAS NO SON ABSOLUTAS, PERO INCLUSO PEQUEÑAS DIFERENCIAS PUEDEN SER AMPLIFICADAS Cuando digo que el 'hemisferio izquierdo hace esto', o 'el hemisferio derecho hace eso', debe entenderse que en cualquier cerebro humano en un momento dado, ambos hemisferios estarán involucradas activamente. A menos que un hemisferio haya sido extirpado quirúrgicamente o destruido, se encontrarán signos de actividad en ambos. Ambos hemisferios están involucrados en casi todos los procesos mentales, y ciertamente en todos los estados mentales: la información se transmite constantemente entre los hemisferios, y puede ser transmitida en ambas direcciones varias veces por segundo. Lo que muestra actividad en un escáner es función de donde se establece el umbral: y si se establece lo suficientemente preciso, uno ve actividad en todas las partes del cerebro todo el tiempo. 11

Pero, en el nivel de la experiencia, el mundo que conocemos es sintetizado por el trabajo de los dos hemisferios cerebrales, cada hemisferio tiene su propia manera de entender el mundo - su propia forma de 'tomarlo". Esta síntesis es poco probable que sea simétrica, y el mundo que experimentamos, fenomenológicamente, en cualquier momento de nuestra vida esté determinado por la versión del hemisferio que en última instancia llega a predominar. Aunque me resista a la idea simplista de una personalidad de cada hemisferio (izquierdo o derecho), en general, hay evidencias que veremos más delante de que en algunos tipos de actividades, preferimos un hemisferio sobre el otro en formas que pueden diferir entre los individuos, aunque en poblaciones enteras tiendan a cohesionarse. Por variadas razones, incluso pequeñas diferencias en el potencial entre los hemisferios en un nivel suficientemente bajo pueden provocar grandes cambios en un nivel más alto. Por un lado, como ha sugerido Ornstein, en el nivel del momento a momento, la actividad de los hemisferios pueden operar con un sistema en el que 'el ganador se lo lleva todo' – es decir, si un hemisferio es un 85% tan eficiente en una tarea como el otro, no se tenderá a dividir el trabajo entre ellos en una proporción de 0.85: 1.00, sino que usaremos de forma continuada el que sea que mejor para hacer el conjunto del trabajo. En aquellos ocasiones dónde, el hemisferio 'incorrecto' entra primero y comienza a tomar el control, al menos para tareas no muy exigentes, lo más probable es que continúe prevaleciendo sobre el otro hemisferio, incluso si el otro hemisferio hubiera sido una mejor opción desde el principio - posiblemente debido a que los costos de tiempo de compartir o transferir el control son mayores que los costos de continuar con el sistema actual. Consideraré la relación de trabajo de los hemisferios en detalle en el último capítulo de la Parte I. Lo otro es que, aunque los efectos de que el ganador se lo lleve todo, pueden ser individualmente pequeños, se pueda producir una gran acumulación de muchos efectos pequeños, que conducirían en última instancia a un gran sesgo global, sobre todo porque si se repite la preferencia por un hemisferio esto ayudaría a afianzar aún más una ventaja que al comienzo era relativamente marginal. En la medida en que un proceso se desarrolla de forma útil en un solo hemisferio, se refuerza la transferencia de información preferentemente a ese hemisferio en el futuro. Así pequeñas diferencias iniciales entre los hemisferios podrían aumentar durante el desarrollo, y en última instancia producir una amplia gama de asimetrías funcionales, mediante un mecanismo de "Bola de nieve". De este modo los hemisferios están involucrados en la diferenciación entre ellos mismos. Igualmente esta falta de absolutismo afecta a la manera en que entendemos los datos. Un hallazgo puede ser perfectamente válido, e incluso de la mayor significación general, y sin embargo incluir conclusiones opuestas. Las temperaturas medias en Islandia e Indonesia son claramente muy diferentes, lo que explica en gran medida las características totalmente diferentes de la vegetación, vida animal, paisaje, cultura y economía de estas dos regiones, así como sin duda mucho más, se diferencia su "sentimiento" y las formas de vida allí. Pero sigue siendo cierto que la temperatura media anual más baja en Indonesia es inferior a la temperatura media anual más alta en Islandia - y, por supuesto, la temperatura promedio varía considerablemente de un mes a otro y, de manera menos predecible, de un día para otro y, de hecho, de un lugar a otro dentro de un mismo lugar. La naturaleza de estas generalizaciones es que son aproximadas, pero son no obstante de importancia crítica para comprender lo que está sucediendo. Una necesidad equivocada de certeza puede detener el proceso por completo. 12

Esto también implica que las generalizaciones nunca pueden ser reglas. En cuanto a los hemisferios es casi seguro que se limitan uno o el otro. Quiero enfatizar esto, porque no deseo fomentar la dicotomización simplista. Las diferencias que espero establecer son demasiado sutiles para ser etiquetadas en unas pocas palabras o conceptos simples, pero en mi opinión, son de importancia por esto mismo. Descartes fue un gran dualista. Él creía, que no sólo había dos tipos de sustancia, mente y materia, sino que también había dos tipos de pensamiento, dos tipos de movimiento corporal, incluso dos tipos de amor; y, por supuesto, él creía que había dos tipos de personas: 'El mundo está en gran parte compuesto de dos tipos de mentes..." Se ha dicho que el mundo se divide en dos tipos de personas, aquellos que dividen el mundo en dos tipos de personas y aquellos que no lo hacen. Estoy con el segundo grupo. Los otros son demasiado cartesianos en sus clasificaciones, y por lo tanto están demasiado de parte del hemisferio izquierdo. La naturaleza nos dio la dicotomía cuando dividió el cerebro. Trabajar con lo que esto significa no es en sí mismo dicotomizar: eso solamente se convierte así en manos de aquellos que interpretan los resultados con rigidez cartesiana. LA ORGANIZACIÓN CEREBRAL VARÍA DE INDIVIDUO EN INDIVIDUO Además está la cuestión de la diferencia individual en la dominancia del hemisferio y en la lateralidad. Voy a hablar de "hemisferio derecho' y 'hemisferio izquierdo ' como si estos conceptos fueran de aplicación universal. Claramente ese no es el caso. Estos términos representan generalizaciones sobre la condición humana. La preferencia en el uso de las manos se relaciona con dicha organización, pero no de una manera directa: por esta razón, tengo poco que decir acerca de dicha preferencia, fascinante como es, - excepto cuando parezca reflejar legítimamente la evidencia de la preferencia hemisférica. Al hablar de cualquier variable biológica, uno está siempre haciendo algún tipo de generalización. Los hombres son más altos que las mujeres, pero el hecho de que algunas mujeres sean más altas que algunos hombres no invalida este punto. El uso de las manos es una de esas variables. La situación se complica por el hecho de que la preferencia en el uso de las manos no es un fenómeno único; hay diferentes grados de uso en diferentes individuos para diferentes actividades (igual para la preferencia con los 'pies', 'orejas ' y 'ojos ', para el caso). Sin embargo, en Occidente en la actualidad, alrededor del 89 % de las personas son diestras, y la gran mayoría de ellos tienen el habla y el centro del lenguaje semántico en el hemisferio izquierdo - vamos a llamarlo por eso el patrón estándar. En el otro 11%, que son zurdos, hay conformaciones variables, que siguen uno de estos tres patrones: el patrón estándar, una inversión simple del patrón estándar, o alguna reorganización particular. La mayoría (alrededor del 75%) de este 11%, tiene también su centro del habla en el hemisferio izquierdo, y parecen seguir en general el patrón estándar. Es, por tanto, solo alrededor del 5% de la población en general que se sabe que no está lateralizada el habla en el hemisferio izquierdo. De estos algunos podrían tener una inversión simple de los hemisferios, así todo lo que sucede normalmente en el hemisferio derecho sucedería en el hemisferio izquierdo, y viceversa; Tiene poca importancia esto, desde el punto de vista de este libro, excepto que uno tendría que leer 'derecho' para el 'izquierdo', e 'izquierdo' para el 'derecho'.

13

Es solamente en el tercer grupo, en los que puede haber verdaderas diferencias en su organización cerebral : un subconjunto de zurdos, así como algunas personas con otras condiciones, independientemente de la preferencia del uso de las manos, tales como, esquizofrenia, dislexia, y condiciones tales como la esquizotipia , algunas formas de autismo, síndrome de Asperger y algunas condiciones del síndrome "savant" que pueden tener una inversión parcial del patrón estándar, dando lugar a que las funciones cerebrales se lateralicen en combinaciones poco convencionales. Para ellos la partición normal de las funciones no sirve, algo que puede conferir beneficios especiales o producir desventajas, en la realización de diferentes actividades. Tratar estas situaciones anómalas, por intrigantes e importantes que sean, está más allá del alcance de esta libro. Pero un punto vale la pena de decir en relación a este último grupo, aquellos con alineaciones no convencionales de las funciones dentro de cualquiera de los dos hemisferios. Si lo que resulta del desarrollo semántico y del centro del lenguaje sintáctico en el hemisferio izquierdo es un determinante clave de la forma de ver el mundo asociado a ese hemisferio en su conjunto, su translocación al otro hemisferio, o alternativamente, el desplazamiento al hemisferio izquierdo de las funciones que normalmente son del hemisferio derecho, podría tener efectos muy diferentes, e incluso opuestos, en los diferentes casos. El punto es este: la coexistencia en el mismo hemisferio, ya sea el derecho o el izquierdo, del lenguaje y lo que son normalmente las funciones del hemisferio derecho, lleva a la "reinterpretación" de la lengua según el modo de característico del hemisferio derecho normal, o le lleva al efecto opuesto - a que las demás funciones que van en ese hemisferio sean transformadas por (lo que normalmente sería) una forma de ver las cosas desde el hemisferio izquierdo. Para decirlo simplemente, ¿colocar a un profesor de matemáticas en una compañía de circo resultaría en un matemático volador, o que el grupo de trapecistas no pueda realizar una acrobacia a menos que hayan calculado primero la trayectoria precisa de sus saltos? Probablemente ambos escenarios ocurren en diferentes individuos, dando lugar a talentos inusuales y a déficit inusuales. Esta puede ser el vinculo entre la lateralización cerebral y la creatividad, y puede aclarar lo que de otra manera es difícil de explicar, el hecho de la conservación relativamente constante, en todo el mundo, de genes que, al menos en parte, debido a sus efectos sobre la lateralización, dan lugar a enfermedades mentales graves, como la esquizofrenia y la psicosis maníaco-depresiva (ahora conocida como trastorno bipolar), y trastornos del desarrollo, como el autismo y el síndrome de Asperger. Puede también estar asociado con la homosexualidad, la cual se cree que involucra una mayor incidencia de lo habitual de una lateralización anormal. Tales genes pueden, particularmente en el caso de una enfermedad mental, ser altamente perjudiciales para los individuos, y tener un impacto en la fertilidad en la población general- y por tanto haberse quedado fuera hace mucho tiempo sino fuera por algún beneficio sumamente importante que puedan transmitir. Si ellos también mediante sus efectos sobre la lateralización, en algunos casos condujeran a extraordinario talentos, y si lo hicieron particularmente en parientes, que tienen algunos, pero no todos los genes responsables, a continuación, estos genes serían, preservados, en el más puro principio darwiniano. Si ese es el caso o no, necesitaremos todavía entender mejor la naturaleza de los hemisferios izquierdo y derecho normales.

14

En este libro, por lo tanto, propongo tratar solo con la organización cerebral típica, la que tiene más del 95 % de la proporción y que por el mismo argumento de que 'el ganador se lo lleva todo', tiene aplicabilidad universal al mundo en el que vivimos por ahora. ASIMETRÍA ESENCIAL "El universo está construido con un plan, cuya simetría profunda está presente de alguna manera en la estructura interna de nuestro intelecto". Este comentario del poeta francés Paul Valéry puede ser al mismo tiempo una visión brillante de la naturaleza de la realidad, y estar tan equivocado cómo es posible. De hecho, el universo no tiene 'simetría profunda ' - más bien, tiene una profunda asimetría. Hace más de un siglo Louis Pasteur escribió: 'La vida como manifestación es una función de la asimetría del universo...puedo imaginar que todas las especies vivientes son primordialmente, en su estructura, en sus formas externas, funciones de una asimetría cósmica". Desde entonces los físicos han deducido que la asimetría debe haber sido una condición del origen del universo: Fue la diferencia entre las cantidades de materia y antimateria lo que permitió que el universo material llegara a existir y que haya algo en lugar de nada. Tales procesos unidireccionales como los del tiempo y la entropía son quizá ejemplos de que la asimetría es fundamental en el mundo en que vivimos. Y, sea lo que sea lo que Valéry haya pensado, la estructura interna de nuestro intelecto es, sin duda asimétrica en un sentido que tiene, una enorme importancia para nosotros. Como ya he dicho, creo que hay dos realidades fundamentalmente opuestas arraigadas en la estructura bihemisférica del cerebro. Pero la relación entre ellas no es más simétrica que la de las de los compartimentos del corazón; de hecho, no tanto: creo que es más parecido a la del artista con la crítica, o a la de un rey con sus consejeros. Hay una historia de Nietzsche que dice algo parecido: "Había una vez un sabio maestro espiritual, que gobernaba un pequeño y próspero dominio, y que era conocido por su entrega desinteresada a su pueblo .A medida que este pueblo florecía y crecía en número, los límites de este pequeño territorio se extendían y con ello la necesidad de confiar implícitamente en los emisarios que enviaba para garantizar la seguridad de sus dominios cada vez más distantes. No era solo que fuera imposible para el personalmente gestionar todo lo que necesitaba ser tratado: como sabiamente él vio, era necesario mantener una distancia, y permanecer ajeno a tales preocupaciones. Y así educó y entrenó cuidadosamente a sus emisarios, para que pudieran confiar en ellos. Con el tiempo, sin embargo, su más inteligente y ambicioso visir, en él que más confiaba para hacer su trabajo, comenzó a verse a sí mismo como un sabio, y usó su posición para lograr su propia riqueza e influencia. Él consideraba como una debilidad, y no como sabiduría, la templanza y paciencia de su maestro y en sus misiones adoptó el manto del maestro, como suyo propio - el emisario se volvió despectivo con su maestro. Y así ocurrió que el Maestro fue despojado, la gente fue engañada, y el territorio se convirtió en una tiranía; que finalmente se derrumbó en ruinas". El significado de esta historia es tan antiguo como la humanidad y resuena lejos de la esfera de la historia política. De hecho creo que nos ayuda a entender algo de lo que está ocurriendo en nosotros mismos, en nuestros cerebros y que tiene un papel predominante en la Historia cultural de Occidente, particularmente en los últimos 500 años. Y que ha dado forma al tema de este libro. Sostengo que como el Maestro y su emisario en la historia, aunque los hemisferios cerebrales deberían co-operar, llevan un tiempo en conflicto. 15

Las sucesivas batallas entre ellos están registradas en la historia de la filosofía, y han provocado cambios sísmicos que caracterizan a la historia de la cultura Occidental. En la actualidad, el reino, nuestra civilización, se encuentra en manos del visir, quien, sin embargo, es un burócrata ambicioso con sus propios intereses .Mientras tanto el Maestro, cuya sabiduría dio al pueblo la paz y la seguridad, está prisionero lejos con cadenas. El maestro fue traicionado por su emisario.

16

PARTE I. EL CEREBRO DIVIDIDO CAPITULO 1 ASIMETRÍA Y CEREBRO

EL tema de la diferencia entre los hemisferios, su asimetría fundamental, ha fascinado a las personas desde hace mucho tiempo. De hecho, la especulación sobre el tema se remonta a más de dos milenios: los médicos griegos en el siglo III A.C. sostenían que el hemisferio derecho estaba especializado en la percepción, y el hemisferio izquierdo en la comprensión lo que ya muestra una interesante línea de pensamiento. En tiempos más modernos, el médico Arthur Wigan publicó un reflexivo estudio, La Dualidad de la Mente, en 1844, impulsado por su fascinación por un puñado de casos con los que tropezó, como el de un individuo que había llevado una vida sin complicaciones aparentemente y al que se le encontró post mortem que tenía un hemisferio cerebral destruido por una enfermedad. Durante un período de 20 años, Wigan recogió otros casos, concluyendo que cada hemisferio por sí mismo podría sostener la conciencia humana, "y que por lo tanto, debíamos tener dos mentes con dos cerebros, que cuando están en conflicto acaban en una enfermedad mental". Pero no hizo ninguna sugerencia en cuanto a cómo diferían, y parece haber asumido que eran en gran parte intercambiables, una especie de ' cinturón y tirantes ' desarrollados por la evolución ante la posibilidad de que algún hemisferio fuese irremediablemente dañado. ¿PORQUÉ DOS HEMISFERIOS? Esto nos lleva a una primera pregunta ¿Porque hay dos hemisferios cerebrales? Después de todo, no existe la necesidad de un órgano cuya función completa, como comúnmente se entiende, sea hacer conexiones, para que luego este casi completamente dividido en su estructura. En el transcurso de la evolución, el Homo sapiens podría haber desarrollado un cerebro unificado que ofreciese enormes ventajas. Es cierto que el origen embriológico del cerebro se encuentra en dos mitades distintas. Pero esto solo no puede ser la respuesta, porque aun antes, los hemisferios primitivos surgen de una estructura única en la línea media, el prosencefalo, alrededor de las cinco semanas de gestación, sino porque las estructuras de la línea media y las conexiones entre estas dos mitades del cerebro se desarrollan más tarde en algunos niveles del desarrollo fetal, a pesar de que los hemisferios estén ya profundamente divididos. Y el cráneo que recubre al cerebro, comienza embriológicamente hablando, en varias partes distintas a ambos lados del cerebro, pero termina como un todo fundido, ¿así que por qué no también, el cerebro?, en cambio, lo que vemos es una tendencia a aumentar la separación anatómica. Durante mucho tiempo la función del cuerpo calloso, la principal franja de tejido nervioso que conecta los dos hemisferios en su base fue desconocida. En un momento dado, se creía que no era más que una especie de refuerzo, un apoyo que evitaba que los dos hemisferios se desplomasen. Ahora sabemos que permite que los hemisferios se comuniquen. Pero ¿en que sentido? ¿Cómo es la comunicación? El cuerpo calloso contiene unas 300 millones de fibras, conectando áreas topológicamente similares en ambos hemisferios. Pero solo el 2% de las neuronas corticales están conectadas a través de esta banda. 17

Es más, el propósito principal de un gran número de estas conexiones es inhibir,- en otras palabras conseguir que el otro hemisferio no interfiera. Fig.1-1.Orígenes embrionarios de los hemisferios cerebrales

Las neuronas pueden tener una acción excitatoria o inhibitoria. Las neuronas excitatorias provocan una actividad neuronal mayor en sentido descendente, mientras que las neuronas inhibitorias lo suprimen. Aunque la mayoría de las células que se conectan a través del cuerpo calloso, utilizan como neurotransmisor y facilitador, el glutamato que es excitatorio, hay importantes poblaciones de neuronas (que utilizan el neurotransmisor Gamma amino-butírico, GABA), cuya función es inhibidora. Incluso las fibras excitatorias a menudo terminan en neuronas intermediarias o 'interneuronas' cuya función es inhibidora. Inhibición, por supuesto, no es un concepto sencillo. Inhibición a nivel neurofisiológico no es comparable con una inhibición en un nivel funcional, así que no es tanto dejar de pisar el pedal de freno como hacer que el coche se detenga: la inhibición neural puede poner en marcha una secuencia de actividad, para que el resultado neto sea funcionalmente permisivo. Pero la evidencia es que el efecto primario de la transmisión por el cuerpo calloso produce una inhibición funcional. Tanto es así que una serie de neurocientíficos han propuesto que la función central del cuerpo calloso es permitir que un hemisferio inhiba al otro. La estimulación de las neuronas en un hemisferio generalmente da como resultado una breve respuesta excitadora inicial, seguida de una activación inhibitoria prolongada en el hemisferio contralateral. Dicha inhibición puede ser generalizada, y puede verse en las proyecciones de imágenes. Claramente el cuerpo calloso también tiene funciones excitatorias - transferencia de información, y no sólo la prevención de confusión, que es importante, ya que este papel inhibitorio es necesario para el funcionamiento humano normal. Pero obliga a una reflexión sobre las virtudes de dicha división y el grado en que cada hemisferio puede lidiar con la realidad por sí solo. El corte total del cuerpo calloso produce un efecto sorprendentemente pequeño. Los cirujanos que realizaron los primeros procedimientos llamados de "cerebro dividido" para el tratamiento de la epilepsia, en el que se seccionaba el cuerpo calloso, se sorprendieron al descubrir cómo continuaban funcionando normalmente sus pacientes,

18

recuperando su vida cotidiana, casi (con algunas excepciones interesantes que voy a explorar más adelante) como si nada hubiera pasado. Se podría pensar que a medida que los cerebros evolucionan para hacerse más grandes, las conexiones interhemisféricas aumentarían en conjunto. Pero en absoluto, en realidad disminuyen en relación con el tamaño del cerebro. Cuanto más grande es el cerebro, menos interconectado está, en lugar de aprovechar la oportunidad para aumentar la conexión, la evolución parece moverse en la dirección opuesta. Y así hay una estrecha relación entre la división de los hemisferios por un lado y el desarrollo de algo que sigue apareciendo en la historia del desarrollo: la asimetría de los hemisferios. Porque cuanto mayor es la asimetría cerebral, también es más pequeño el cuerpo calloso, lo que sugiere que la evolución tanto del tamaño cerebral como de la asimetría del hemisferio va de la mano con una reducción en la conectividad interhemisférica. Y, en el caso del cerebro humano moderno, sus hemisferios gemelos se han caracterizado por ser dos sistemas autónomos. Entonces, ¿existe realmente algún propósito en la división de los procesos neuronales y, por lo tanto, mentales? Si es así, ¿Cuál podría ser? He mencionado la opinión de Kinsbourne de que, siguiendo el principio fisiológico de los procesadores en oposición, la dualidad refina el control. Creo que eso es correcto, por lo que indica. Pero la historia va mucho más allá de eso, porque el cerebro no es solo una herramienta para tratar con el mundo, es el que hace que el mundo sea realidad. La cuestión de la relación entre la mente y el cerebro no es el tema de este libro, y no es un tema que tenga la preparación y el espacio para tratar con detenimiento. El argumento de este libro no depende de tener un punto de vista u otro. Pero no obstante, es legítimo preguntarse dónde se encuentra el autor de un libro como este. De ahí esta breve desviación. Uno podría conceptualizar la mente como la experiencia del cerebro de sí mismo. Tal formulación es inmediatamente problemática, ya que el cerebro está involucrado como constituyente del mundo en el cual, solo puede existir como un objeto de la experiencia – ayuda a fundamentar la experiencia, para lo cual la mente ya es necesaria .Pero aceptemos esa frase en su valor representativo. El cerebro entonces necesariamente proporciona la estructura a la mente. Esto no sería, sin embargo, equiparar mente y cerebro. A veces se asume que es así, debido a la tendencia a usar la frase, 'la experiencia del cerebro en sí misma' para centrarnos en la palabra 'cerebro', que creemos que entendemos, en lugar de en la palabra problemática 'experiencia", que no entendemos. Todos los intentos de explicación dependen, ya sea explícita o implícitamente, de establecer paralelos entre la cosa a explicar y alguna otra cosa que creemos que ya entendemos mejor. Pero el problema fundamental para explicar la experiencia de la consciencia es que no hay nada remotamente parecido con el que compararlo, ella es en sí misma el fundamento de toda experiencia. No hay nada más que tenga la "interioridad" que tiene la conciencia. Fenomenológicamente, y ontológicamente, es única. Como trataré de mostrar, el proceso analítico no puede tratar con tal singularidad, existe la tentación irresistible de deslizarse de la singularidad de algo a su supuesta no existencia, ya que la realidad, tendría que ser captada por modismos que no se aplican a nada más. ¿Es la conciencia un producto del cerebro? La única certeza aquí es que cualquiera que piense que puede responder con certeza a esta pregunta debe estar equivocado. 19

Solo tenemos nuestras conceptualizaciones de la conciencia y del cerebro para continuar; y lo único que sabemos con certeza es que todo lo que sabemos del cerebro es un producto de la conciencia. Es decir, científicamente hablando, es mucho más seguro que la conciencia en sí misma es un producto del cerebro. Puede ser o puede no serlo; pero lo que es un hecho innegable es la idea de que hay un universo de cosas, en el que hay una cosa llamada cerebro, y otra cosa llamada mente, junto con los principios científicos que permitirían que una emerja de la otra: esto son todo ideas, productos de la conciencia y, por lo tanto, tan buenos como los modelos particulares utilizados por esa conciencia para comprender el mundo. No sabemos si la mente depende de la materia, porque todo lo que sabemos sobre la materia es en sí mismo una creación mental. En ese sentido, Descartes tenía razón: el único hecho innegable es nuestra conciencia. Pero estaba equivocado, sin embargo, en pensar que la mente y el cuerpo son dos sustancias separadas (dos "qué").Esto fue creo, un producto típico de una cierta forma de pensar que es característica del hemisferio izquierdo del cerebro, una preocupación por el "qué" de las cosas. Donde obviamente es una cuestión de dos ("cómos") modos de conocer, la misma cosa, de dos modos diferentes de ser (así lo vería el hemisferio derecho), y que se podría formular esto como dos cosas diferentes. Igualmente, es una preocupación fuera de lugar la que conduce a la idea materialista, aparentemente anticartesiana, de que la mente y el cuerpo son lo mismo. No estamos seguros, y nunca podríamos estar seguros, si la mente, o incluso el cuerpo, es una cosa en absoluto. La mente tiene las características de un proceso más que de una cosa; es un devenir, una forma de ser, más que una entidad. Cada mente individual es un proceso de interacción con lo que sea que existe aparte de nosotros mismos, de acuerdo con su propia historia privada. El tipo de monismo representado por el materialismo científico muy a menudo defendido por los neurocientíficos no es radicalmente distinto del dualismo cartesiano al que a menudo se piensa que se opone. Su solución al problema para "explicar" una parte de la dualidad, ha sido afirmar que se reduce una a la otra. En lugar de dos cosas, solo hay una: la materia. Pero Descartes fue lo suficientemente honesto como para reconocer que hay un problema real aquí, uno con el que luchó, como queda claro en el pasaje "Meditación VI " donde escribe: ...No estoy simplemente presente en mi cuerpo como un marinero está presente en un barco, pero......estoy muy unido y, por así decirlo, entremezclado con él, como si formase con él una sola entidad. Fenomenológicamente hablando, hay tanto una unidad, una "entidad única" como la más profunda disparidad y no puede tomarse en serio, cualquier enumeración que no haga plena justicia a esa unidad y a esa disparidad. Puede haber solo una queidad (esencia) aquí, pero tiene que haber más de un cómo-es y eso importa. Aunque (según el hemisferio izquierdo) una cosa, o una cantidad, puede reducirse a la otra, es decir, representarse en términos de sus constituyentes: una forma de ser, una calidad, un cómo-sé, no se puede reducir a otra cosa.

LA EXPANSIÓN FRONTAL Dejemos la naturaleza dividida del cerebro por un momento y echemos un vistazo más de cerca al cerebro en su totalidad. Lo siguiente que se ve, después de la división interhemisférica, es la extraordinaria expansión de los lóbulos frontales, la parte más recientemente evolucionada del cerebro. Mientras que los lóbulos frontales representan alrededor del 17% del cerebro en simios menores, representa hasta el 35% en el cerebro humano. 20

De hecho, es muy parecido a los grandes simios, pero la diferencia entre nuestros lóbulos frontales y los de los grandes simios radica en la proporción de materia blanca. La materia blanca se ve blanca debido a la vaina de mielina, una capa de fosfolípidos que rodea a los axones, los largos terminales de la célula nerviosa por los cuales se transmiten los mensajes salientes. Esta vaina de mielina acelera en gran medida la transmisión de información, y la consecuencia de una mayor cantidad, de esta materia blanca, en los lóbulos frontales es que las regiones están más profundamente interconectadas. Por cierto, también hay más materia blanca en el hemisferio derecho humano que en el izquierdo, un punto al que volveré. Las características definitorias de la condición humana se pueden atribuir a nuestra capacidad de distanciarnos del mundo, de nosotros mismos y de la inmediatez de la experiencia. Esto nos permite planificar, pensar con flexibilidad y creativamente y, en resumen, tener el control del mundo que nos rodea, en lugar de simplemente responder de forma pasiva. Esta distancia, esta capacidad de elevarse por encima del mundo en que vivimos, ha sido posible gracias a la evolución de los lóbulos frontales. Claramente, habitamos el mundo de la experiencia corporal inmediata, es el terreno real en el que vivimos y donde nuestro compromiso con el mundo tiene lugar junto con nuestros semejantes, y lo habitamos por completo. Sin embargo, al mismo tiempo tenemos que elevarnos por encima del paisaje en el que nos movemos, para poder ver lo que podríamos llamar el territorio. Para comprender el paisaje, necesitamos en la medida de lo posible tanto salir de lo que se siente, como del mundo de la experiencia vivida, a lo largo de lo que uno podría imaginar como un eje horizontal, pero también elevarse sobre él, en el eje vertical. Vivir sin cabeza, a nivel del suelo, sin el poder de hacer una pausa (salirse fuera del impulso inmediato del tiempo) y no elevarse (en el espacio) es ser como un animal. Sin embargo, flotar en el aire no es vivir en absoluto, es solo ser un ojo observador distante. Uno necesita traer lo que aprendió de su ascenso del mundo donde la vida está sucediendo, e incorporarlo de tal manera que enriquezca la experiencia y permita más, de lo que sea que "se revele en sí mismo" en nosotros (en la frase de Heidegger) haciendo justamente eso. Pero solo en el terreno se hará, no en el aire. Si queremos entender, lo que hay entre el ojo del lector y la página, existe un grado óptimo de separación entre nosotros mismos y el mundo que percibimos. Si hay demasiada separación no podemos distinguir lo que está escrito, pero, igualmente, si hay muy poca, no podemos leer las letras en absoluto .Esta 'distancia necesaria', como podríamos llamarla, (resulta crucial para la historia que se desarrolla en este libro), y no es lo mismo que desapego. La distancia puede generar desafección, como cuando calculamos fríamente cómo burlar a nuestro oponente, imaginando lo que cree que será nuestro próximo movimiento. Esto nos permite utilizarlo. Pero lo que se observa con menos frecuencia, en total contraste, es que también tiene el efecto opuesto. Al alejarnos de la inmediatez de nuestra experiencia, podemos ser más empáticos con los demás, a quienes llegamos a ver, por primera vez, como un ser como nosotros. Los lóbulos frontales no solo nos enseñan a traicionar, sino también a confiar. A través de ellos aprendemos a reconocer la perspectiva del otro y a controlar nuestras necesidades y deseos inmediatos. Si esta distancia necesaria es el origen del mundo de Maquiavelo, también ofrece el mundo de Erasmus.

21

La evolución de los lóbulos frontales nos prepara, al mismo tiempo, para ser explotadores del mundo, de unos con los otros, y para ser ciudadanos unos con otros y guardianes del mundo. Si nos ha convertido en el animal más poderoso y destructivo, también nos ha convertido, en el famoso "animal social" y en un animal con una dimensión espiritual. Inmediatamente podemos ver el problema aquí. Para poder mantenernos en contacto con la complejidad y la inmediatez de la experiencia, especialmente si queremos empatizar con los demás y crear vínculos con ellos, debemos mantener una experiencia lo más amplia del mundo en lo que respecta a nosotros. Necesitamos salir del mundo experiencial a lo largo del eje horizontal. Por el contrario, para controlarlo o manipularlo, necesitamos tener que sustraernos de ciertos aspectos de la experiencia para hacer un mapa del mundo desde el eje vertical - como en el mapa de estrategia en la sede de un general, con el objetivo de planificar nuestras campañas. ¿Podría esto, en sí mismo, darnos una pista a la pregunta de por qué el cerebro está dividido? Si y no. Por un lado, la explicación no puede tener que ver simplemente solo con el cerebro humano, por la razón obvia de que los cerebros de los animales y las aves también están divididos. Pero podría muy bien dar una pista sobre la forma en que el cerebro ya dividido podría ser útil para su poseedor humano. Antes de continuar analizando eso, avancemos un paso más en nuestra visión de la estructura general del cerebro.

ASIMETRÍA ESTRUCTURAL Cuando alguien piensa en diferencias en la estructura de los hemisferios, lo primero que viene a la mente es el hecho de que el cerebro es asimétricamente más grande en el lado izquierdo. De hecho, esta diferencia no es tan obvia como parece, aunque la diferencia es clara. Se sabía desde mediados del siglo XIX que la facultad del lenguaje, estaba asociada con el área frontal izquierda, una región que lleva el nombre, probablemente injusto, de Paul Broca, un médico francés cuyas observaciones fueron anticipadas un cuarto de siglo antes por su compatriota, Marc Dax. Ambos habían observado que aquellos que sufrían un derrame u otro daño en esta parte del cerebro tendían a perder su capacidad del habla. Más tarde, el neurólogo prusiano Carl Wernicke descubrió, a través de observaciones similares, que la comprensión del lenguaje era distinta de la del habla, y que estaba ubicada más atrás en el hemisferio izquierdo, en el giro temporal postero- superior , una región que lleva su nombre. Y fue su asociación con el lenguaje lo que llevó a que el hemisferio izquierdo se le denominase hemisferio "dominante"; ya que era el origen del lenguaje. No mucho después, dos anatomistas austriacos, Richard Heschl y Oscar Eberstaller, observaron de forma independiente que había asimetrías visibles en esta región, Heschl, le dio su nombre al giro transverso en el lóbulo temporal superior izquierdo en donde se procesa la información entrante auditiva. Después las cosas se quedaron paradas, por un tiempo hasta que, en la década de 1930, Richard Pfeifer descubrió que el planum temporale, una región justo detrás del giro de Heschl, dentro de la fisura de Silvio, estaba involucrado en el lenguaje y en la función auditiva, y era más grande en el lado izquierdo. Este hallazgo fue confirmado y ampliado por Geschwind y Levitsky en la década de 1960, quienes informaron que en el 65% de los casos el planum temporale es en promedio un 30% mayor en el lado izquierdo que en el derecho. 22

Posteriormente, el análisis de cráneos y escáneres cerebrales reveló que hay un agrandamiento generalizado de la parte posterior del hemisferio izquierdo en la región del lóbulo parietal, conocida como petalia izquierda (el término petalia se aplicó originalmente a la impresión dejada en el superficie interna del cráneo por las protuberancias de un hemisferio en relación con el otro, pero ahora se aplica a la protrusión en sí misma). Pero eso no es todo. No solo el hemisferio izquierdo tiene su área de expansión. El cerebro normal parece doblarse alrededor de su eje central, la fisura entre los hemisferios cerebrales. El cerebro no solo es más ancho en el lado izquierdo hacia atrás, sino también en el lado derecho hacia el frente; además de extenderse más hacia atrás y a la izquierda, incluso un poco debajo del hemisferio derecho, se extiende también más hacia adelante hacia la derecha, incluso un poco superpuesto con el izquierdo. Es como si alguien hubiera agarrado el cerebro desde abajo y le hubiera hecho un arreglo bastante refinado en el sentido de las agujas del reloj. El efecto es sutil, pero altamente consistente, y los neurocientíficos lo denominan la torsión de Yakovlevian. ¿Qué diablos es esto? ¿Por qué el cerebro es asimétrico de esta manera? Si las funciones cerebrales superiores se distribuyeran en el cerebro de acuerdo solo con los dictados del espacio, no habría ninguna razón para deformidades locales de este tipo, y habría una expansión difusa y simétrica de la capacidad cerebral, especialmente si el cráneo que las contiene comienza como simétrico. Desde los días del gran anatomista John Hunter se ha aceptado que la estructura es, una consecuencia de la función, una idea reforzada a principios del siglo XX por la obra de D'Arcy Thompson. La relación de las asimetrías anatómicas con las funcionales, es de gran interés teórico. Aunque un tamaño más grande no siempre equivale a una mayor capacidad funcional, es lo que más comúnmente lo produce. La función se refleja en el volumen del sistema nervioso central, en el cerebro, el cerebelo y en la médula espinal .Un buen ejemplo, que no solo ilustra este punto sino que sugiere que las áreas cerebrales, pueden crecer en respuesta al uso, es el hecho de que el hipocampo derecho posterior, el área del cerebro que almacena los complejos mapas tridimensionales del espacio, es más grande en los taxistas de Londres, taxistas con amplia experiencia de navegación. Otra demostración vívida de este principio proviene del hemisferio izquierdo de los pájaros cantores, que se expande durante la temporada de apareamiento, y luego se contrae una vez que termina dicha temporada. Así que hay evidencias específicas de que estas particulares expansiones asimétricas de la corteza cerebral en las que estamos interesados probablemente estén relacionadas con la función. La explicación convencional más conocida de la asimetría anatómica del cerebro ha sido la famosa frase de Aristóteles, el hombre es un animal social que necesita el lenguaje y el lenguaje es un sistema complicado, que requiere mucho espacio cerebral. Dado que tiene sentido que el lenguaje se aloje en algún lugar, uno u otro hemisferio tendría que haberse especializado en el lenguaje, desplazando a otras funciones, y esto es lo que ha ocurrido en el hemisferio izquierdo, que se ha expandido en dicha 'región del lenguaje' del hemisferio posterior izquierdo para acomodar esta función. El lenguaje es lo que nos separa de los otros animales, es lo que nos da el poder para comunicarnos y pensar. ¿Es seguramente obvio que debe haber sido el impulso al lenguaje el que causó esta expansión del hemisferio izquierdo?

23

Como espero mostrar a su debido tiempo, creo que en parte esta proposición es errónea, ya que la razón por las que, hacemos dicha suposición, revela la naturaleza del cerebro mismo. Y, obviamente, no hay forma de explicar una expansión del lóbulo frontal derecho. LA ASIMETRÍA DE LA FUNCIÓN Las diferencias funcionales entre hemisferios van más allá del árbol de la filogenia, y más allá del lenguaje o la preferencia del uso de las manos. El hecho de que el cerebro es bihemisférico, está estructuralmente dividido, no es un invento nuevo, la estructura bihemisférica ha ofrecido posibilidades que son adaptativas. La lateralización de la funciones está muy extendida en vertebrados. Simplemente hemos llevado todo este proceso mucho más lejos. Entonces, ¿cuál es la ventaja para las aves y los animales? Los animales y las aves puede que no tengan los problemas que plantean nuestros lóbulos frontales, pero experimentan necesidades que compiten entre sí. Esto puede verse a un nivel en términos de los tipos de atención que deben prestar al mundo. Existe la necesidad de enfocar la atención de una manera focalizada y con precisión, como la de un ave, por ejemplo, que necesita enfocarse en un grano de maíz que debe comer, para poder distinguirlo, de las granos de arenilla sobre los que se encuentra. Y al mismo tiempo, necesita una atención abierta, lo más amplia posible, para protegerse contra un posible depredador. Esto requiere de ambas funciones. Es como el caso particularmente dificultoso de tratar al mismo tiempo, de frotarse la barriga y darse palmaditas en la cabeza, solo que peor, porque es una imposibilidad. No solo son dos ejercicios diferentes que deben llevarse a cabo simultáneamente, sino que son dos tipos muy diferentes de ejercicios que requieren no solo que la atención deba dividirse, sino que debe ser de dos maneras distintas a la vez. Si nos alejamos un poco de esta distinción entre atención enfocada y atención abierta, podríamos verlo como parte de un conflicto más amplio, expresado como una diferencia del contexto, en el mundo qué habitamos. Por un lado, está el contexto, del mundo del "yo", solo yo y mis necesidades, como el de un individuo que compite con otros individuos, mi capacidad para picotear esa semilla, perseguir ese conejo o agarrar esa fruta. Necesito usar, o manipular, el mundo para mis fines, y para eso necesito una atención concentrada. Por otro lado, necesito verme a mí mismo en general, en un contexto más amplio del mundo en relación con los demás, ya sean amigos o enemigos: tengo la necesidad de ser tenido en cuenta, como miembro de un grupo social, ver aliados potenciales, y más allá de eso, percibir compañeros o enemigos potenciales. Así puedo sentirme parte de algo mucho más grande que yo, e incluso existir en y a través de ese "algo" que es más grande que yo, el vuelo o el rebaño con el que busco, crío y correteo, la manada con la que cazo, el compañero y la descendencia que también alimento y, en última instancia, todo lo que sucede en mi ámbito. Esto requiere menos de una atención dirigida intencionada, y estrechamente enfocada, y más un estado de alerta abierto, receptivo, ampliamente expandido hacia lo que existe, con alianzas fuera de uno mismo. Estas incompatibilidades básicas sugieren la necesidad de mantener distintas funciones del cerebro, en caso de que interfieran entre sí. Así aquí hay indicios de por qué el cerebro puede necesitar segregar su funcionamiento en dos hemisferios. Si eres un ave, de hecho, resuelves el enigma de cómo comer y mantenerte vivo empleando diferentes estrategias con cada ojo: el ojo derecho (hemisferio izquierdo) para obtener alimento, el ojo izquierdo (hemisferio derecho) para la atención vigilante del medio ambiente. 24

En general, los pollitos priorizan la información local con el ojo derecho (hemisferio izquierdo) y la información global con el ojo izquierdo (hemisferio derecho). Y resulta que, como es lógico, los pollitos que están lateralizados correctamente de esta manera pueden utilizar estos dos tipos de atención con mayor eficacia que aquellos en los que, experimentalmente, no se ha permitido el desarrollo de la lateralización. Muchos tipos de aves muestran más, un comportamiento más alarmante cuando ven un depredador con el ojo izquierdo (hemisferio derecho), son mejores para detectar depredadores con el ojo izquierdo y elegirán examinar a los depredadores con su ojo izquierdo, hasta el punto que si han detectado un depredador con su ojo derecho; en realidad girarán la cabeza para examinarlo más a fondo con el izquierdo. Los cuervos criados a mano incluso seguirán la dirección de la mirada de un experimentador humano que mira hacia arriba, utilizando su ojo izquierdo. En muchos animales, hay sesgos a nivel de la población, donde la vigilancia de los depredadores se hace con el ojo izquierdo (hemisferio derecho). En los titíes, animales con cerebros fuertemente lateralizados son más capaces, debido a la especialización de sus hemisferios, de buscar alimento y mantenerse alerta de los depredadores. Hay tiempos de reacción más cortos en gatos que tienen una preferencia de extremidad lateralizada .Los chimpancés lateralizados son más eficientes en la pesca de termitas que los chimpancés sin lateralización. Incluso los cerebros humanos que están, por una razón u otra, menos "lateralizados" de los que la norma, parecen mostrar más déficits globales. En una palabra, la lateralización trae ventajas evolutivas, particularmente para llevar a cabo tareas de atención dual. Como lo dijo un investigador sucintamente: la asimetría se cotiza. En aves rapaces y animales depredadores, es el hemisferio izquierdo el que se fija, a través de su ojo derecho, y su extremidad derecha, a la presa. Es cierto que en el caso de presas familiares en sapos, una elección de una presa novedosa o inusual puede activar el hemisferio derecho, hasta que se vuelve conocida como objeto de presa, y una vez más se activa el izquierdo. En general, los sapos reconocen a sus presas con el hemisferio izquierdo, pero interactúan con sus compañeros con el hemisferio derecho. Las ventajas no solo se acumulan en el individuo. En las poblaciones el ser una especie más lateralizada, conlleva ventajas en la cohesión social. Esto puede deberse a que el hemisferio derecho parece estar profundamente involucrado en el funcionamiento social, no solo en los primates, donde también está especializada en la expresión de sentimientos sociales, sino que también en animales y aves inferiores. Por ejemplo, los pollitos usan preferentemente el ojo izquierdo (hemisferio derecho) para diferenciar a los miembros familiares de la especie de aquellos que no están familiarizados, y en general para recopilar información social. Los pollos se acercan a sus padres o a un objeto sobre el cual hay un "imprinting" utilizando su ojo izquierdo (hemisferio derecho), al igual que las urracas australianas. Aunque las cigüeñuelas de ala negra picotean más, y con más éxito, en presas cuando usan el ojo derecho (hemisferio izquierdo), es más probable que los machos dirijan sus exhibiciones de cortejo para que las vean las hembras con su ojo izquierdo (hemisferio derecho). El hemisferio derecho es el lugar principal de la experiencia social temprana en ratas. En la mayoría de las especies animales, las respuestas emocionales más intensas están relacionadas con el hemisferio derecho y están inhibidas por el izquierdo. Tal vez sea solo una agradable coincidencia que el chorlito de pico torcido, nativo de Nueva Zelanda, que usa su pico para buscar alimento entre las piedras, tiene un pico que está curvado hacia la derecha, por ser más 25

útil para su manipulación desde su hemisferio izquierdo. Sin duda puede haber contraejemplos. Pero parece que hay un hilo consistente que se extiende sin final. El habla está en el hemisferio izquierdo en los humanos, ¿pero qué hay de las vocalizaciones instrumentales de otras especies? Surgen también en el hemisferio izquierdo, en criaturas tan diversas como ranas, aves paseriformes, ratones, ratas, jerbos y titíes. Del mismo modo, existe una fuerte inclinación del ojo derecho (hemisferio izquierdo) para la fabricación de herramientas en los cuervos, incluso cuando al uso del ojo derecho se le dificulta la tarea. Esto tiene, como veremos cuando consideremos la situación humana, algunas resonancias importantes para la naturaleza de nuestro propio mundo. Ya que cuando se trata de interesarse sobre nuevas experiencias e información, es el hemisferio derecho, tanto en animales como en humanos, no el izquierdo, y eso es de crucial importancia. Las constantes diferencias van más allá de esto, diferencias que, una vez más, prefiguran diferencias en los humanos. Observe las funciones discriminatorias más sutiles. El hemisferio derecho en las aves, como en los humanos, se asocia con la discriminación detallada y con la topografía, mientras que el hemisferio izquierdo de muchos animales vertebrados, de nuevo como en los humanos, está especializado en la categorización de estímulos y el control preciso de la respuesta motora. Las palomas pueden, sorprendentemente, clasificar imágenes de escenas cotidianas dependiendo del contenido. Sin embargo, aún más notable es el hecho de que cada hemisferio adopta aparentemente su propia estrategia, ya que el hemisferio izquierdo de la paloma usa una estrategia local, agrupando las imágenes de acuerdo con características particulares que deben estar siempre presentes, mientras que su hemisferio derecho se basa más en una estrategia global, teniendo en cuenta la situación en su conjunto y comparándola con un ejemplar ideal. El significado completo de ese hallazgo se hará evidente cuando observemos el cerebro humano. En términos generales, el hemisferio izquierdo presenta una atención estrecha y enfocada, principalmente con el propósito de conseguir alimento. En cambio el hemisferio derecho presta una atención amplia vigilante, cuyo propósito parece ser la conciencia de las señales del entorno, especialmente de otras criaturas, ya sean posibles depredadores o compañeros potenciales, enemigos o amigos; y por tanto está involucrado en la vinculación en los animales sociales. Puede ser que la división del cerebro humano sea también el resultado de la necesidad de llevar al mismo tiempo dos tipos de atención opuestas en el mundo, una estrecha, centrada y dirigida por nuestras necesidades, y la otra más amplia, abierta, y dirigida hacia cualquier otra cosa que esté sucediendo en el mundo aparte de nosotros mismos. En los seres humanos, al igual que en los animales y las aves, resulta que cada hemisferio atiende al mundo de una manera diferente, y de una manera consistente. El hemisferio derecho garantiza la amplitud y la flexibilidad de la atención, así donde el hemisferio derecho ve cosas completas, y en su contexto, el hemisferio izquierdo, ve objetos abstraídos del contexto, y divididos en partes, a partir de los cuales luego reconstruye un "todo", es decir, algo muy diferente. Y así también resulta que las capacidades que nos ayudan, como seres humanos, a formar vínculos con los demás (empatía, comprensión emocional, etc.) que implican un tipo de atención muy diferente al mundo, son funciones en gran medida del hemisferio derecho.

26

LA NATURALEZA DE LA ATENCIÓN La atención no es solo otra "función" junto con otras funciones cognitivas, su estado ontológico es el de algo previo a las funciones e incluso a las cosas. El tipo de atención que brindamos al mundo cambia la naturaleza del mundo al que atendemos, a la naturaleza misma del mundo en el que se llevarán a cabo esas "funciones" y en la que existirían esas "cosas". La atención cambia qué tipo de cosas surgen en nosotros, de ese modo cambia el mundo. Si eres mi amigo, la forma en que te atiendo será diferente de la forma en que te atendería si fueras mi empleado, mi paciente, el sospechoso de un crimen que estoy investigando, mi amante, mi tía o un cuerpo a la espera de ser diseccionado. En todas estas circunstancias, excepto la última, también el otro tendrá una experiencia bastante diferente no solo de mí, sino también de sí mismo, se sentiría cambiado si cambia el tipo de mi atención. Y sin embargo, nada ha cambiado objetivamente. Esto es así, no solo en el mundo humano, sino con todo con lo que entramos en contacto. Una montaña es un objetivo para un explorador, una fuente de riqueza para un buscador, una forma con múltiples texturas para un pintor, o para otro la morada de los dioses, cambia según la atención que se le da. No hay una "montaña real" que pueda distinguirse de esta, ninguna forma de pensar revela la verdadera montaña. La ciencia, sin embargo, pretende estar descubriendo tal realidad. Se asume que sus descripciones aparentemente libres de valor confieren la verdad sobre un objeto, en el que nuestros sentimientos y deseos lo colorean más tarde. Sin embargo, esta postura altamente objetiva, esta "visión desde ninguna parte", para usar la frase de Nagel, está cargada de valores. Es solo una forma particular de ver las cosas, una forma que privilegia el desapego, la falta de compromiso del espectador con el objeto visto. Para algunos propósitos, esto puede ser innegablemente útil. Pero su uso en tales hechos no lo hace más verdadero o real, o más cercano a la naturaleza de las cosas. La atención también cambia quienes somos nosotros según a lo que atendemos. Nuestro conocimiento de la neurobiología (por ejemplo, de las neuronas espejo y su función, que veremos más adelante) y de la neuropsicología (por ejemplo, experimentos de "priming"-asociación, que de nuevo tendremos tiempo para considerar a su debido tiempo) demuestran que apoyando a otra persona que realiza una acción, e incluso pensando en lo que haga, incluso, de hecho, al pensar en ciertos tipos de personas, nos volvemos objetivamente, mensurablemente, más como ellos, por cómo nos comportamos, pensamos y que sensaciones tenemos. A través de la dirección y la naturaleza de nuestra atención, demostramos ser partícipes en la creación, tanto del mundo como de nosotros mismos. Al mantenerlo esto, la atención está inevitablemente vinculada con un valor, a diferencia de lo que concebimos como "funciones cognitivas", que son neutrales a este respecto. Los valores entran a formar parte a través de la manera en que se ejercen esas funciones, y se pueden utilizar de diferentes maneras para diferentes propósitos y diferentes fines. Sin embargo, la atención intrínsecamente es una forma, no una cosa, es intrínsecamente una relación, no un hecho bruto. Es un "como es", un algo entre, un aspecto de la conciencia misma, no un "lo que es", una cosa en sí misma, un objeto de la conciencia. Crea un mundo y, con él, en función de su naturaleza, un conjunto de valores.

27

ENTENDIENDO EL CEREBRO Esto nos lleva a un punto fundamental sobre cualquier intento de entender el cerebro. Esto es un caso particularmente agudo de los problemas encontrados en la comprensión de algo. La naturaleza de la atención que uno da a cualquier cosa altera lo que encuentra. Lo que pretendemos entender cambia su naturaleza en el contexto en el que se encuentra; y así solo podemos entender algo como algo. No hay manera de evitar estos problemas, si ellos son problemas. Intentar desligarnos por completo es simplemente poner atención a un tipo especial de atención que tendrá importantes consecuencias para lo que encontremos. Del mismo modo, que no podemos ver algo sin que haya un contexto, incluso si el contexto parece ser el de nocontexto, una cosa arrancada de sus amarres con el mundo vivo. Eso es solo un contexto especial altamente cargado de valor en sí mismo, y ciertamente también altera lo que encontramos. Tampoco podemos decir que no vemos las cosas como algo en absoluto, que simplemente las vemos, y punto. Siempre hay un modelo desde el cual estamos entendiendo, un ejemplo con el que estamos comparando lo que vemos y donde no se identifica, generalmente significa que hemos adoptado tácitamente el modelo de la máquina. ¿Significa eso que todos los intentos de acercarse a la verdad, aparte de decir que todo tiene su verdad a su manera, están condenados, a que cada versión de la realidad tenga el mismo valor? Ciertamente no. Exploraré estos temas más adelante, ya que son fundamentales para este libro, pero debemos esperar hasta que hayamos echado un vistazo a lo que realmente "hacen" los hemisferios. Tales consideraciones se aplican al intento de entender algo en absoluto. Pero cuando vemos lo que llamamos funciones cerebrales, hay un problema de un orden completamente diferente. No estamos "solo" mirando cosas en el mundo (un trozo de roca, o incluso una persona), sino los procesos por los cuales vemos el mundo mismo, y que junto con la roca o la persona, pueden ser creados por nosotros, o sea los cimientos del hecho de nuestra experiencia, incluida cualquier idea que podamos tener sobre la naturaleza del mundo y del cerebro, e incluso la idea de que esto es así. Si es cierto que la atención cambia la naturaleza de lo que encontramos, ¿cómo decidimos "la atención más apropiada para algo?" ¿Es una opción intentar ignorar la experiencia de la interioridad? ¿Qué contexto posible hay para colocar las bases de la experiencia de todos los contextos? ¿Y qué clase de cosa somos para verla "como"? La respuesta está lejos de ser obvia, pero en ausencia de un intento de abordar la pregunta eso no nos da ninguna respuesta. Respondemos con el modelo que entendemos, el único tipo de cosa que podemos entender completamente, por la sencilla razón de que la hemos hecho: es la máquina. No podemos ver el mundo que nace dentro del cerebro, sin que eso califique al mundo en el que el cerebro existe; Nuestra comprensión de las formas de comprensión del cerebro altera nuestra comprensión del propio cerebro. El proceso no es unidireccional sino recíproco. Si resulta que los hemisferios tienen diferentes maneras de construir el mundo, esto no es solo un hecho interesante de un sistema eficiente de procesamiento de información, nos dice algo sobre la naturaleza de la realidad, sobre la naturaleza de nuestra experiencia del mundo, y debe permitirse conceptualizar también nuestra comprensión del cerebro. Para los médicos como yo, esto se manifiesta en las experiencias asombrosas y conmovedoras de nuestros pacientes, tanto en aquellos con lesiones neurológicas discretas como aquellos en los que se suponen condiciones 28

psiquiátricas más comunes, para ellos no es una cuestión de "pérdida de datos" sino nada menos, que el mundo mismo habiendo cambiado. Esta es la razón por la que intentar persuadirlos de una realidad alternativa tiene un valor limitado, a menos que ya hayan logrado recuperar el mundo en el que vivimos.

CONCLUSIÓN En este capítulo he planteado una serie de preguntas que surgen de la estructura del cerebro humano, y he hecho muy poco por responderlas. ¿Por qué están separados los hemisferios? La separación de los hemisferios no parece accidental, sino que está conservado positivamente, y el grado de separación cuidadosamente controlado por la banda de tejido que los conecta. Esto sugiere que la mente, y el mundo de la experiencia que crea, tienen una necesidad equivalente de mantener las cosas separadas. ¿Por qué? Aves y animales, como nosotros, tienen hemisferios divididos. En ellos, la diferencia parece tener que ver con la necesidad de contemplar al mundo de dos maneras distintas a la vez. ¿Lo hacen igual los humanos? Los lóbulos frontales están en particular altamente desarrollados en los humanos. Su función es proporcionar distancia – necesaria para las cualidades más característicamente humanas, ya sea la perspectiva o la empatía. Como resultado, debemos poder estar abiertos a lo que sea que haya y, al mismo tiempo, tener un ‘mapa". Una versión del mundo más simple, clara y, por lo tanto, más útil. Por supuesto, esto no explica en sí mismo la existencia de dos hemisferios, pero ¿podría dar una pista de cómo la separación de los hemisferios podría ser particularmente útil? El cerebro es estructuralmente asimétrico, lo que probablemente indica una asimetría de función. Siempre se ha pensado que esto se debe al lenguaje que es una especie de "mapa" o versión del mundo. ¿No es, seguramente, esa la razón por la que hay una expansión en la parte posterior del hemisferio izquierdo? Esta explicación no puede ser correcta por varias razones que consideraré en el Capítulo 3, aparte del hecho de que no hace nada por explicar la expansión en la parte anterior del hemisferio derecho. La respuesta a las preguntas que he planteado tendrá que esperar hasta que lleguemos a ese capítulo. Pero hay algo que debemos considerar, al acercarnos al siguiente capítulo, en el que analizaremos con mayor detalle lo que realmente sucede en los dos hemisferios del cerebro humano. La experiencia está siempre en movimiento, ramificada e impredecible. Para que sepamos de algo, esa cosa debe tener propiedades duraderas. Si todas las cosas fluyen, uno nunca puede entrar en el mismo río dos veces. La frase de Heráclito es, creo, una brillante evocación de la realidad central del mundo del hemisferio derecho: la experiencia siempre nos sorprenderá, ya que nada se repite, nunca se puede saber nada. Así que tenemos que encontrar una manera de solucionarlo mientras se despliega o fluye, alejándonos de la inmediatez de la experiencia, saliendo del flujo. Por lo tanto, el cerebro tiene que atender al mundo de dos maneras completamente diferentes, y al hacerlo, crea dos mundos diferentes. En el primero, experienciamos el mundo vivo, complejo, encarnado, de seres individuales, seres siempre únicos, siempre en movimiento, una red de interdependencias, formándose y reformándose completamente, un mundo en el que estamos profundamente conectados. En el otro, "experienciamos" nuestra experiencia de una manera especial: una versión simbolizada, que contiene invariables estáticas, separables, limitadas, esencialmente "entidades fragmentadas", agrupadas en clases, en las 29

cuales las predicciones son la base. Este tipo de atención aísla, corrige y hace que cada cosa sea explícita al ponerla bajo el foco de atención. Al hacerlo, hace las cosas inertes, mecánicas, sin vida. Pero también nos permite, por primera vez, saber y, por consiguiente, aprender y hacer cosas. Esto nos da poder. Estos dos aspectos del mundo no son simétricamente opuestos. No son equivalentes, por ejemplo, a los puntos de vista 'subjetivo' y 'objetivo', conceptos que son en sí mismos un producto de, y reflejan, una forma particular de estar en el mundo - de hecho y de manera importante, ya reflejan una 'visión' del mundo. La distinción que estoy tratando de hacer es entre, por un lado, la forma en que experimentamos el mundo antes de la reflexión, antes de que tengamos la oportunidad de "verlo" o dividirlo en partes, un mundo en el que lo que más tarde se considera subjetivo y objetivo, se mantiene en una suspensión que abarca cada polo potencial y su unión, juntos; y, por otro lado, el mundo en el que estamos más acostumbrados a pensar, en el que lo subjetivo y lo objetivo aparecen como polos separados. En su forma más simple, un mundo donde hay "intermediación", y uno donde no la hay. Estas no son dos formas diferentes de pensar sobre el mundo: son formas diferentes de estar en el mundo. Y su diferencia no es simétrica, sino fundamentalmente asimétrica. Con eso en mente, pasemos a los hemisferios para ver más de cerca lo que hacen.

30

CAPITULO 2 ¿QUÉ HACEN LOS DOS HEMISFERIOS? ¿Cuánta evidencia neurológica y neuropsicológica hay de que los hemisferios realmente son tan diferentes? O, si hay diferencias, ¿hay patrones consistentes y significativos para las diferencias, en lugar de un reparto aleatorio de funciones de acuerdo con los dictados del espacio? (El modelo de "armario de juguetes", que está representado por la visión tradicional de que las funciones cerebrales se acomodan de acuerdo con el lugar donde pueden encontrar o crear el espacio, es el que se invoca para explicar el asiento de las funciones del lenguaje en el hemisferio izquierdo). ¿Sin duda, se puede decir, que las diferencias realmente importantes son las que existen entre las muchas otras áreas subdivididas funcional y anatómicamente, descritas por la neurociencia para cada hemisferio? Tales diferencias son ciertamente de gran importancia. Sin embargo, para de-escribir (o escribir acerca de) cualquier cosa, hay que seleccionar entre una infinidad de características posibles: y es inevitable circunscribir (trazar una línea circular) entre lo que es relevante para este propósito. Al comparar dos autos, por ejemplo, es obviamente cierto, pero irrelevante, que existen similitudes mucho mayores entre los dos autos en su conjunto, que diferencias entre, digamos, sus motores. Pero el punto de compararlos es enfocarse en sus diferencias. Mi interés aquí, entonces, no está en las innumerables similitudes, que son obvias, sino precisamente en las diferencias entre los hemisferios. Sin embargo, hay una diferencia local intra-hemisférica muy importante en lugar de interhemisférica, a la que tendré que referirme, ya que, por la naturaleza de las cosas, no se puede desenredar de la cuestión más amplia; Me ocuparé de esto al final del capítulo, donde espero que tenga más sentido. También advierto contra la tendencia natural del enfoque analítico, que es irreprochable para distinguir las partes, y para verlas, en el lugar del conjunto sistémico al que pertenecen, con su importancia primaria. La ciencia implica tanto el análisis como la síntesis del conocimiento. Y cada vez más, nos damos cuenta de que ningún "fragmento" del cerebro puede ser responsable de nada de lo que experimentamos: el cerebro es un sistema dinámico, y lo es en totalidades sistémicas," compuestas" de muchas partes identificables post factum, a las que tenemos que atender. Cuando dividimos, sería mejor dividir donde la naturaleza ha hecho claramente una división: entre los hemisferios. A continuación cuando me refiero, como a menudo hago, a regiones dentro del hemisferio, debe darse por sentado que la actividad importante no se limita solo a esa región, sino que actúa en concordancia principalmente con muchas otras, aunque no exclusivamente, regiones dentro del mismo hemisferio. Hay, como sucede, diferencias omnipresentes y consistentes entre los hemisferios, que existen en muchos niveles. Comenzando una vez más con la estructura, la mayoría de los estudios han encontrado que el hemisferio derecho es más largo, y ancho y, en general, más grande que el izquierdo. Curiosamente esto es cierto en los mamíferos sociales en general. De hecho, el hemisferio derecho es más ancho que el izquierdo en la mayor parte de su longitud, y tan solo la región parieto-occipital posterior es más ancho el hemisferio izquierdo. Los hemisferios cerebrales muestran una consistente asimetría derecha mayor que izquierda, desde la infancia hasta la edad adulta, con los ventrículos (espacios dentro del hemisferio que están llenos de líquido cefalorraquídeo y que dan una medida inversa del volumen cerebral) siendo más grandes en el izquierdo. 31

Sin embargo, la expansión de las áreas del lenguaje en el hemisferio izquierdo también tienen un origen muy temprano y son detectables a partir de la 31semanas de gestación, estando claramente presentes durante el resto del último trimestre. Además de diferir en el tamaño y en la forma de varias áreas del cerebro definidas, los hemisferios difieren de manera asimétrica, en el número de neuronas, en el tamaño neuronal (el tamaño de las células nerviosas individuales) y en la extensión de la ramificación dendrítica (el número de procesos conectivos emitidos por cada célula nerviosa) dentro de las áreas. Hay una mayor superposición dendrítica en las columnas corticales del hemisferio derecho, que se ha postulado como un mecanismo para una mayor interconectividad, en comparación con el izquierdo. La relación entre la materia gris y la blanca también difiere. El hallazgo de que hay más materia blanca en el hemisferio derecho, facilitando la transferencia de información entre regiones, también refleja su atención al panorama global, donde el hemisferio izquierdo prioriza la comunicación local y la transferencia de información dentro de sus zonas. Neuroquímicamente, los hemisferios difieren en su sensibilidad a las hormonas (por ejemplo, el hemisferio derecho es más sensible a la testosterona) y a agentes farmacológicos; y dependen de neurotransmisores predominantemente diferentes (el hemisferio izquierdo es más dependiente de la dopamina y el hemisferio derecho de la noradrenalina).Tales diferencias estructurales y funcionales a nivel cerebral sugieren que puede haber diferencias básicas en lo que hacen los dos hemisferios. Entonces, ¿qué nos dice la literatura neuropsicológica sobre esto? Si bien es cierto que sabemos mucho acerca de lo que "hacen" las diferentes áreas dentro de cada hemisferio, en algunos casos discriminando bastante minuciosamente, en el sentido de que podemos responder a la pregunta de "qué" es lo que parecen ayudar a intermediar, hemos tendido a prestar menos atención al "cómo", a la forma en que lo hacen, no en el sentido del mecanismo por el que lo hacen, del cual tenemos una comprensión cada vez mayor, sino en el sentido de qué aspecto de una cierta "función" se está abordando. Tan pronto como uno comienza a mirar de esta manera la pregunta, por ejemplo, no dónde está el lenguaje, sino donde están ciertos aspectos del lenguaje, entonces surgen diferencias notables entre hemisferios.

LOS CAMINOS DEL CONOCIMIENTO La estructura del cerebro es fácil de medir, pero su función es más problemática. Permítanme comenzar diciendo algunas de las formas por las que llegamos a tener conocimiento del funcionamiento del cerebro y algunos de los problemas asociados a esto. Esto es importante porque hay una tendencia, particularmente entre los no especialistas, a creer que, gracias a la tecnología moderna, podemos "ver" fácilmente qué partes del cerebro están involucradas en casi cualquier actividad humana. Lo primero que hay que dejar claro es que, aunque el cerebro se describe a menudo como si estuviera compuesto de bits, "módulos", de un tipo u otro que luego tienden a unirse, en realidad el cerebro, es un sistema altamente dinámico, único e integrado. Los acontecimientos en cualquier parte del cerebro están relacionados con otras regiones que pueden responder, propagarse, mejorar o desarrollar ese evento inicial, o alternativamente corregirlo, inhibirlo o esforzarse por restablecer un equilibrio. No hay bits, solo redes, una matriz casi infinita de vías. 32

Por lo tanto, especialmente cuando se trata de sucesos complejos cognitivos y emocionales, todas las referencias a la localización, especialmente dentro de un hemisferio, y en última instancia, incluso a través de hemisferios, deben entenderse desde este contexto. Habiendo dicho esto, ¿cómo se puede empezar? Un método es estudiar sujetos con lesiones cerebrales. Esto tiene ciertas ventajas. Cuando un poco del cerebro es destruido por un derrame cerebral, un tumor u otra lesión, podemos ver lo que desaparece, aunque la interpretación de los resultados no siempre es tan sencilla como parece. Otra es usar inactivadores experimentales y temporales del hemisferio. Una de las formas en que se logra esto es mediante el Test de Wada, que se realiza con frecuencia antes de la neurocirugía para discriminar qué hemisferio es el principal responsable del habla. Esto implica inyectar amital sódico o un medicamento anestésico similar en la arteria carótida, anestesiando a la vez, así la mitad del cerebro, mientras que el otro permanece activo. Otra forma es a través de técnicas de estimulación magnética transcraneal, que utilizan un electroimán para deprimir temporalmente (o aumentar según su frecuencia,) la actividad de un hemisferio, o la de una ubicación específica dentro del hemisferio. En el pasado, una circunstancia similar provenía de la administración unilateral de terapia electroconvulsiva (ECT); y luego se le pedía al sujeto que realizara alguna tarea específica, sabiendo que un hemisferio estaba desactivado, durante 15-20 minutos después de este tratamiento. Otras técnicas que pueden ser útiles incluyen el envío de un estímulo perceptivo a un solo hemisferio. El taquioscopio, es una forma de enviar un estímulo visual durante unos pocos milisegundos, demasiado fugaz para ser redireccionado; La cuidadosa colocación del estímulo permite que llegue solo a la mitad del campo visual. Las técnicas de escucha dicótica ofrecen diferentes estímulos a cada oído, generalmente a través de audífonos, y esta fue una de las formas en que se estableció por primera vez que, tiene una ventaja el oído derecho (hemisferio izquierdo) para tratar con material verbal. Pero en el cerebro intacto podemos suponer que la información se difunde muy rápidamente al hemisferio contralateral, por lo que al usar estas técnicas se observan pequeñas diferencias en los tiempos de reacción o diferencias marginales en la relevancia. Por esta razón, un recurso particularmente rico ha sido los individuos con el llamado cerebros dividido, pacientes que, para controlar una epilepsia intratable, se sometieron a un procedimiento llamado comisurotomía, sección del cuerpo calloso. Esta operación es rara en la actualidad, ya que la mayoría de las convulsiones son controlables con agentes farmacológicos modernos, pero cuando se llevaron a cabo por primera vez, por Sperry y Bogen y sus colegas en California en los años 1958 y 1960, fue revolucionaria, tanto para los pacientes que comenzaron a llevar una vida normal, como para neurólogos, psicólogos y filósofos, que vieron una ventana abierta al funcionamiento del cerebro. En el caso de sujetos con el cerebro dividido, los estímulos presentados en un oído o en un campo visual no se pueden transferir a través del cuerpo calloso al otro hemisferio, lo que da una imagen relativamente pura de cómo responde un hemisferio por sí mismo, por lo que son tan valiosos para los investigadores. Algunas circunstancias particulares hacen que los sujetos con el cerebro dividido sean especialmente interesantes. Si se muestra una imagen a un sujeto con cerebro dividido en el campo visual izquierdo, él o ella no podrán nombrar lo que ve, ya que la imagen del campo visual izquierdo se envía solo al lado derecho del cerebro, y el hemisferio derecho en la mayoría de los sujetos no puede hablar. 33

Como la comunicación interhemisférica está ausente en gran medida, el hemisferio izquierdo que es el que habla no puede nombrar lo que el hemisferio derecho acaba de ver. Sin embargo, la persona puede indicar un objeto correspondiente con su mano izquierda, ya que esa mano está controlada por el lado derecho del cerebro. Otras informaciones provienen de registros del EEG y, de la neuroimagen funcional, permiten ver qué áreas del cerebro se activan de manera preferencial al realizar una tarea, y esta área es prometedora. La información del EEG es instantánea, y por lo tanto bastante precisa en el tiempo, pero más difícil de localizar con precisión en el cerebro. Por el contrario, las imágenes de resonancia magnética funcional (IRMF), en la actualidad el método preferido de disponibilidad de imágenes, proporciona una localización más precisa, pero con un margen de tiempo de tres a cinco segundos. Estas técnicas se pueden combinar. La neuroimagen, incluida la tomografía computarizada por emisión de fotones (SPECT) y la tomografía por emisión de positrones (PET), así como la IRMF, utilizan una variedad de técnicas para detectar dónde hay cambios en la perfusión (suministro de sangre) del cerebro, el principio común es que las áreas activas metabolizan a un ritmo mayor y, por lo tanto, requieren un suministro de sangre temporalmente mayor. Sin embargo, vale la pena decir algo acerca de los problemas asociados con los estudios de neuroimagen como una fuente de información por sí mismos. Las imágenes solo muestran unos pocos picos, donde hay mucho interés por algunos lugares. No se puede suponer que las áreas que se iluminan son las responsables fundamentales de la "función" que se está creando, o que las áreas que no se iluminan no están involucradas. Y, lo que es más, ni siquiera se puede suponer que cualquiera de los "picos" es de importancia primordial, ya que solo las tareas con esfuerzo tienden a registrarse: es decir, cuanto más experto somos en algo, veremos menos actividad cerebral. Por ejemplo, las personas con un coeficiente intelectual más alto tienen tasas metabólicas cerebrales más bajas durante condiciones mentalmente activas; al igual que aquellos con mayor tamaño del cerebro, que también se correlaciona con el coeficiente intelectual. También debemos recordar que las activaciones que visualizamos en el cerebro en realidad pueden ser de naturaleza inhibitoria, la inhibición puede ser indistinguible de la activación con los métodos actuales de IRM. Esto no termina en absoluto los problemas que hay que superar. Pequeñas diferencias en la forma en que se presenta la tarea pueden producir una gran diferencia en los resultados. Cambios en el suceso o la complejidad pueden enmascarar estructuras relevantes o identificar falsamente las irrelevantes. Cuanto más compleja sea la tarea, mayor será la distribución de las redes involucradas, y más difícil será saber qué es lo que uno está midiendo; los paradigmas de sustracción, donde se comparan dos conjuntos de condiciones para aislar el elemento de interés, están asociados con sus propios problemas. Como si esto no fuera suficiente, hay muchas variables involucradas en cualquier experimento que implique a seres humanos. Los sujetos masculinos y femeninos responden de manera diferente; no solo ser zurdo o diestro puede introducir diferencias, y lo que es más importante, una mano fuertemente lateralizada (derecha o izquierda) puede dar una imagen muy diferente del uso de las manos por alguien ambidextro; La raza y la edad también marcan diferencias. Casos individuales pueden ser diferentes porque la manera en que experimentamos el mundo individualmente es diferente; incluso el mismo cerebro varía en su respuesta a la misma tarea según el contexto, por ejemplo, según lo que sucedió inicialmente.

34

En palabras de un destacado especialista en neuroimágenes: “Algunas personas creen que la psicología está siendo reemplazada por imágenes cerebrales, pero no creo que ese sea el caso...Es la confrontación de todos estos métodos diferentes lo que crea conocimiento". Por todas estas razones, he intentado no basarme solo en la neuroimagen, y lo menos posible en una sola línea de evidencias. La importancia, siempre que sea posible, de vincular la neuroimagen con la evidencia de estudios de lesiones cerebrales se ha enfatizado modernamente en relación con el concepto de "la teoría de la mente". Pero, como comencé señalando, incluso los estudios de lesiones cerebrales tienen sus limitaciones. En general, debe quedar claro que no se puede esperar una coincidencia completa de hallazgos; es probable que haya muchas discrepancias, y en general esta no es una ciencia tan precisa como puede parecer. No obstante, en conjunto, tenemos una gran cantidad de información que sugiere diferencias consistentes, y es esto lo que debemos observar más de cerca. Al hacerlo, a veces me referiré a las regiones del cerebro ilustradas en las Figuras 2.1 y 2.2, específicamente a partes de la corteza prefrontal, el diencéfalo, los ganglios basales y el sistema límbico y, aunque la argumentación puede seguirse sin un conocimiento de la anatomía detallada, las imágenes pueden ayudar a los lectores que no están familiarizados con los temas.

También debería decir que este es necesariamente un capítulo muy largo. Reconozco que eso puede ser un poco desalentador para el lector, y podría haberlo dividido en varias partes. 35

Pero mi esperanza es poder mantener la distancia para observar por separado las "áreas de cognición", por mucho que haya tenido que dividir el continuum del mundo que cada hemisferio proporciona, en pedazos reconocibles para los propósitos de esta descripción. En el proceso de hacerlo, he sido consciente de la artificialidad de tales divisiones, ya que cada una inevitablemente se superpone con muchas otras, y en última instancia, creo que forman un todo único y coherente. Haberlo recortado en capítulos separados habría reforzado la tendencia que deseo evitar. Pero los diversos subtítulos de este capítulo son un compromiso que, espero, dará al proceso cierto sentido de dirección.

AMPLITUD Y FLEXIBILIDAD FRENTE A ENFOQUE Y ENTENDIMIENTO Me gustaría comenzar con algo que ya hemos introducido, la importancia fundamental de la atención. Si lo que existe, llega a ser para cada uno de nosotros a través de la interacción con nuestros cerebros y mentes, la idea de tener un conocimiento de algo, que no sea también una expresión de nosotros mismos, y que no dependiera de lo que pongamos en la relación, es insostenible. Sin embargo, parece obvio que la tarea del cerebro, para los que tenemos un cerebro, es ponernos en contacto con cualquier cosa que exista aparte de nosotros mismos. Pero esta conclusión no es tan obviamente correcta como parece. Diferentes aspectos del mundo surgen a través de la interacción de nuestros cerebros con lo que sea que exista, aparte de nosotros mismos, y precisamente qué aspectos surgen depende de la naturaleza de nuestra atención. Podría ser que para algunos propósitos, como los que implican hacer uso del mundo y manipularlo en nuestro beneficio, necesitásemos ser selectivos con lo que vemos. En otras palabras, es posible que necesitemos conocer lo qué es de utilidad para nosotros, pero esto es muy diferente de comprender en un sentido amplio y, por supuesto, requiere el filtrado de determinados aspectos de la experiencia. Sin experimentar lo que sea que es, no tendríamos nada en que basar nuestro conocimiento, por lo que tenemos que experimentarlo en algún momento; pero para conocerlo, tenemos que "procesar" la experiencia. Tenemos que ser capaces de reconocer ('re-conocer') lo que ya hemos experimentado: decir que esto es tal o cual cosa, es decir, que tiene ciertas cualidades que me permiten ubicarlo en una categoría de cosas que tengo antes experimentadas y sobre las cuales tengo ciertas creencias y sentimientos. Este procesamiento eventualmente se vuelve tan automático que no experimentamos tanto el mundo directamente, como una representación del mundo. El mundo ya no está "presente" para nosotros, sino que es re-presentado, un mundo virtual, una copia que existe en forma conceptual en la mente. Gran parte de nuestra capacidad para "utilizar" el mundo depende, no tanto del intento de abrirnos tanto como sea posible, de captar lo que existe fuera de nosotros mismos, sino de aprehender lo que he creado desde mí mismo, mi representación de ello. Esta es la capacidad del hemisferio izquierdo, que parece requerir una atención selectiva altamente enfocada. El hemisferio derecho, tal como lo ilustran aves y animales, está "al acecho, con la mira hacia fuera". Tiene que estar abierto a lo que exista fuera de nosotros, tanto como sea posible, sin ideas preconcebidas, no solo centrándose en lo que ya sabe o está interesado. Esto requiere un modo de atención más amplio y más flexible que el del hemisferio izquierdo. ¿Pero qué sucede realmente en detalle?

36

La literatura neuropsicológica convencional distingue cinco tipos de atención: atención vigilante, atención sostenida, estado de alerta, atención enfocada y atención dividida. Si bien no son idénticos, la atención vigilante y la atención sostenida son similares, y a menudo se los trata como un mismo concepto. Junto con el estado de alerta, forman la base de lo que se ha llamado, el eje de intensidad de la atención. El otro eje es el grado de selectividad, compuesto por los dos tipos restantes, atención focalizada y atención dividida. Los experimentos confirman que los diferentes tipos de atención son distintos e independientes entre sí, y están soportados por una serie de estructuras cerebrales diferentes, distribuidas extensamente a lo largo del lóbulo prefrontal, cingulado anterior y las áreas parietales posteriores de ambas cortezas hemisféricas. Claramente dentro de cada hemisferio, y posiblemente entre hemisferios, el sistema de control del procesamiento es complejo. Sin embargo, algunas diferencias amplias y consistentes en la especialización de los hemisferios son sorprendentes cuando se revisan las pruebas disponibles. El estado de alerta y la atención sostenida se corresponden con el anillo de "funciones" técnicas, el tipo de cosas por las que es difícil emocionarse fuera del laboratorio de psicología. Pero, igual que la alerta vigilante, son el fundamento de nuestro ser en el mundo, no solo en el nivel más bajo, vegetativo, sino también en el más alto, en los niveles espirituales ("Hermanos, estén sobrios, estén atentos") Sin el estado de alerta, estamos como dormidos, sin capacidad para responder al mundo que nos rodea; y sin atención sostenida, el mundo se fragmenta; sin atención vigilante, no podemos darnos cuenta de nada que no sepamos ya. Al observar la evidencia de la investigación del cerebro, queda claro que la alerta y la atención sostenida están gravemente dañadas en sujetos con lesiones del hemisferio derecho, especialmente lesiones del lóbulo frontal derecho; por el contrario, en pacientes con lesiones del hemisferio izquierdo (por lo tanto, confiando que su hemisferio derecho esté intacto) se conserva dicha alerta. Los pacientes con lesiones en el hemisferio derecho también presentan lo que se denomina, ralentización perceptivo-motora, un signo de alerta disminuido, asociado con lapsos de atención. Los estudios tanto en sujetos sanos como en pacientes con cerebro dividido corroboran el papel del hemisferio derecho en los aspectos de "intensidad" de la atención; y los estudios de barrido proporcionan evidencia confirmatoria adicional del dominio del hemisferio derecho en el estado de alerta y la atención sostenida. En general, parece claro que, de los dos ejes principales de la intensidad de la atención, (estado de alerta, vigilancia y atención sostenida) depende del hemisferio derecho. El otro eje principal de atención es la selectividad (atención enfocada y dividida).Empezando primero por la atención enfocada, la historia aquí es muy diferente. Las deficiencias en la atención focalizada son más graves con lesión del hemisferio izquierdo. Aunque la atención selectiva pueda ser bilateral, se asocia más típicamente con la actividad en el núcleo caudado izquierdo o la corteza cingulada anterior izquierdo. Los sujetos sanos muestran una preferencia del hemisferio izquierdo para reacciones de elección. Y los estudios de exploración sugieren que la atención enfocada está asociada con la actividad en la corteza orbitofrontal izquierda y los ganglios basales. En cuanto a la atención separada, la evidencia está dividida. Si bien algunos estudios sugieren que están involucrados los hemisferios izquierdo y derecho, parece haber un claro papel primario del hemisferio derecho, especialmente de la corteza prefrontal dorsolateral derecha.

37

En resumen, el hemisferio derecho está presente en todo tipo de atención, excepto en la atención enfocada. Incluso cuando hay atención dividida, parece que ambos hemisferios están involucrados, es probable que el hemisferio derecho desempeñe el papel principal (posiblemente el de unificar las entrada fraccionadas). Debido a que es el hemisferio derecho el responsable de la atención global, y debido a que existe una tendencia natural a que cada hemisferio procese de manera preferente los estímulos del campo de atención contralateral, a la mayoría de las personas, si se les pide que dividan una línea, lo harán ligeramente hacia la izquierda del punto medio real, ya que al hacerlo se iguala la amplitud aparente de las líneas medias vista desde el punto de vista del hemisferio derecho. Son las lesiones en el lóbulo parietal inferior derecho las que causan el deterioro más grave de la atención global. Se ha sugerido que la base para el predominio en el hemisferio derecho de la atención puede estar en el procesamiento viso-espacial más sofisticado del hemisferio derecho, pero me inclino a verlo como una consecuencia de la diferencia atencional en lugar de una causa. Más específicamente, hay evidencia de la dominancia del hemisferio izquierdo para la atención local, estrechamente concentrada y predominio del hemisferio derecho para una atención amplia, global y flexible. El alcance del mundo del hemisferio derecho es amplio. Los pacientes con una lesión del hemisferio derecho (por lo tanto, confiando en su hemisferio izquierdo intacto) comienzan con segmentos y los juntan para obtener la imagen general, mientras que aquellos con una lesión del hemisferio izquierdo (y que dependen de su hemisferio derecho) prefieren un enfoque global. Los pacientes con daño en el hemisferio derecho no parecen ser capaces de ajustar la amplitud del "foco" de su atención: sufren de un "estrechamiento excesivo, más o menos permanente de su ventana de atención". Esto es lo que sucede cuando tenemos que confiar en la atención del hemisferio izquierdo por sí solo.

LO NUEVO FRENTE A LO CONOCIDO De esto se deduce que, en casi todos los casos, lo que es nuevo primero debe estar presente en el hemisferio derecho, antes de que pueda enfocarse por el izquierdo. Por un lado, solo el hemisferio derecho contempla el campo de visión periférico del cual tienden a surgir las nuevas experiencias; solo el hemisferio derecho puede dirigir la atención a lo que nos llega desde los bordes de nuestra conciencia, sin importar de qué lado. Todo lo que entra de nuevo en nuestro mundo experiencial desencadena instantáneamente una liberación de noradrenalina, principalmente en el hemisferio derecho. La experiencia novedosa promueve cambios en el hipocampo derecho, pero no en el izquierdo. Por lo tanto, no es sorprendente que fenomenológicamente sea el hemisferio derecho el que esté en sintonía con la aprehensión de cualquier cosa nueva. Esta diferencia está omnipresente en todos los dominios. No solo el de la experiencia nueva, sino que el aprendizaje de nueva información o nuevas habilidades también atrae la atención del hemisferio derecho más que del izquierdo, incluso si la información es de naturaleza verbal. Sin embargo, una vez que las habilidades se han familiarizado con la práctica, pasan a ser del control del hemisferio izquierdo, incluso para habilidades como tocar un instrumento musical. Si es el hemisferio derecho el que está atento a cualquier cosa que exista "allá afuera", solo él puede traer algo diferente de lo que ya sabemos. 38

El hemisferio izquierdo se ocupa de lo que ya sabe y, por lo tanto, prioriza lo esperado: su proceso es predictivo. Prefiere positivamente lo que conoce. Esto lo hace más eficiente en situaciones de rutina donde las cosas son predecibles, pero menos eficientes para aquellas en las que se deban revisar las suposiciones iniciales, o cuando sea necesario distinguir información antigua, de material nuevo que pueda ser compatible. Debido a que el hemisferio izquierdo está fijado por sus expectativas, cuando la predicción es difícil, el hemisferio derecho supera al izquierdo. El vínculo entre el hemisferio derecho y lo que es nuevo o emocionalmente atractivo no solo existe en los humanos, sino también en mamíferos superiores: por ejemplo, los caballos perciben estímulos nuevos y posiblemente emocionales más con el ojo izquierdo. POSIBILIDAD FRENTE A PREDICTIBILIDAD El hemisferio derecho es, en otras palabras, más capaz de un cambio de marco; y no es sorprendente que el lóbulo frontal derecho sea especialmente importante para la flexibilidad del pensamiento, ya que el daño en esa área conduce al pensamiento perseverante, una incapacidad patológica para responder con flexibilidad a situaciones cambiantes. Por ejemplo, al encontrar un planteamiento que funciona para un problema, los sujetos se atascan, y lo aplicarán de manera inapropiada a un segundo problema que requiere un planteamiento diferente, o incluso, al haber respondido correctamente a una pregunta, darán la misma respuesta al problema siguiente y siguiente. Es la corteza frontal derecha la que se encarga de inhibir las respuestas inmediatas y, por lo tanto, se ocupa de la flexibilidad y del cambio de sistema, así como de inhibir la respuesta inmediata a estímulos ambientales. Esto es similar a la resolución de problemas. Aquí, el hemisferio derecho presenta una serie de posibles soluciones, que permanecen activas mientras se exploran las alternativas. El hemisferio izquierdo, por el contrario, toma la única solución que parece ser la que mejor se ajusta a lo que ya sabe y se aferra a ella. Los trabajos de V.S. Ramachandran sobre la anosognosia revelan una tendencia del hemisferio izquierdo a negar las discrepancias que no se ajustan a un esquema de cosas ya generado previamente. El hemisferio derecho, por el contrario, observa activamente las discrepancias, haciendo de abogado del diablo. Estos dos enfoques son necesarios, pero apuntan en direcciones opuestas. Esta diferencia no se basa en ninguna de las distinciones anteriores, como la verbal frente a la visoespacial. Funciona igualmente en el ámbito de la atención que en la información verbal. De acuerdo con lo que sabemos de sus prioridades, el hemisferio izquierdo reduce activamente su enfoque de atención a palabras altamente relacionadas, mientras que el hemisferio derecho activa una gama más amplia de palabras. El hemisferio izquierdo opera de manera focal, suprimiendo significados que no son en ese momento relevantes. Por el contrario, el hemisferio derecho "procesa la información de manera no focal con una activación generalizada de significados relacionados". Mientras que las relaciones léxico-semánticas, más cercanas se asientan en el hemisferio izquierdo, las asociaciones semánticas más flexibles dependen del derecho. Debido a que el hemisferio derecho pone a disposición los significados de palabras poco frecuentes o muy remotamente relacionadas, hay una mayor participación del hemisferio derecho cuando se generan palabras inusuales que estén relacionadas de forma remota o con usos novedosos para objetos. Este puede ser uno de los muchos aspectos por los que se tiende a asociar al hemisferio derecho con un estilo más libre y más "creativo". La región temporo-anterior derecha se asocia con conexiones a través de información relacionada de forma distante 39

durante la comprensión, y el surco temporal postero-superior derecho participa selectivamente en la creatividad verbal. En situaciones de "cierre", por el contrario, el hemisferio izquierdo suprime activamente al derecho, para excluir asociaciones que solo de forma remota estén relacionadas semánticamente. El estilo más flexible del hemisferio derecho se evidencia no solo en sus propias preferencias, sino también en el nivel "meta", en el hecho de que también puede usar el estilo preferido del hemisferio izquierdo, mientras que el hemisferio izquierdo no puede usar el del hemisferio derecho. Por ejemplo, aunque el hemisferio izquierdo obtiene más beneficios de una única asociación fuerte que de varias asociaciones más débiles, solo el hemisferio derecho puede usar cualquiera de las dos por igual. Una de las pruebas psicológicas estándar que se supone que miden la creatividad es el Test de Asociación Remota, expresión de la creencia de que la creatividad requiere la capacidad de establecer asociaciones entre ideas o conceptos muy diferentes. Dado que los esfuerzos para enfocar la atención deliberadamente reducirán su alcance, puede ser que el cese de esfuerzos por " producir algo "(relajación, en otras palabras) favorezca la creatividad, porque permite ampliar la atención y, con la expansión del campo de la atención, el compromiso del hemisferio derecho.(De lo que se ha dicho se puede ver que asociaciones de pensamiento más remotas o tenues se hacen más fácilmente, al permitir el alcance más amplio de la atención del hemisferio derecho, lo que también puede explicar , el fenómeno de "tenerlo en la punta de la lengua": cuanto más difícil es la prueba, cuanto más reclutamos la atención limitada del hemisferio izquierdo, menos podemos recordar la palabra, una vez que dejamos de intentarlo, la palabra nos llega de forma espontánea.) Dado que el hemisferio izquierdo en realidad inhibe la amplitud de atención que el hemisferio derecho ejerce, la creatividad puede aumentar después de un golpe en el hemisferio izquierdo, y no solo las cualidades sensoriales, como dice Alajouanine, de un pintor al que describe, con "numerosos componentes intelectuales y afectivos". Ciertamente, hay muchas evidencias de que el hemisferio derecho es importante para la creatividad, lo cual, no es de extrañar, dada su capacidad para establecer más conexiones de mayor alcance entre las cosas y pensar de manera más flexible. Pero esto es solo una parte de la historia. Lo significativo es que ambos hemisferios tienen una importante implicación. La creatividad depende tanto de unir cosas como de que se mantengan por separado: La función precisa del cuerpo calloso, es tanto para separar como para conectar, y curiosamente la división del cuerpo calloso perjudica la creatividad. INTEGRACIÓN FRENTE A DIVISIÓN En general, el hemisferio izquierdo está más estrechamente interconectado internamente, y dentro de sus regiones, que el hemisferio derecho. Todo esto es parte del estilo del enfoque cerrado, pero también es un reflejo en el nivel neuronal de la naturaleza esencialmente autorreferencial del mundo del hemisferio izquierdo: trata de lo que ya sabe, el mundo que ha creado para sí mismo. Por el contrario, como he mencionado, el hemisferio derecho tiene un mayor grado de mielinización, lo que facilita la transferencia rápida de información entre la corteza y los centros subcorticales y una mayor conectividad en general. Funcionalmente, su integración superior se evidencia en medidas del EEG y en sus proyecciones somatosensoriales superpuestas y más difusas (que le dan información del tacto, el dolor y la posición del cuerpo) y por las entradas auditivas del lado derecho del cerebro.

40

En el nivel experiencial, también es más capaz de integrar procesos perceptivos, en particular reuniendo diferentes tipos de información de diferentes sentidos. Existe evidencia en veteranos de guerra con daño cerebral que confirma la diferencia entre la organización focal del hemisferio izquierdo y la estructura más profusa y difusamente organizada del hemisferio derecho, e indica que esta puede ser la razón por la cual el hemisferio derecho tiene la ventaja de construir tridimensionalmente en el espacio. En primer lugar, esperaríamos que en el hemisferio derecho el hecho de tener diferentes tipos de agrupamiento de funciones más ampliamente organizadas, conduzca a una calidad de integración diferente de la específica del hemisferio izquierdo más focalizada: habría una mayor convergencia de tipos dispares de información, y "se podría predecir una integración heteromodal en una medida que supere a la del hemisferio focalizado". En un lenguaje sencillo, esto significa reunir en la conciencia diferentes elementos, incluida la información de oídos, ojos, y otros órganos sensoriales, y de la memoria, para generar el mundo ricamente complejo y coherente, que experimentamos. Por el contrario, el hemisferio izquierdo sería "inadecuado para las síntesis complejas más rápidas logradas por el hemisferio [derecho]". Mencioné que los nuevos estímulos conducen a una liberación de noradrenalina en el hemisferio derecho. La mayoría de las neuronas se "fatigan", es decir, dejan de responder cuando se estimulan continuamente. Sin embargo, estas neuronas noradrenérgicas no se fatigan, sino que mantienen su condición de excitación, por lo que la atención exploratoria se mantiene abierta con una mayor extensión tanto del espacio como del tiempo. El efecto del hemisferio derecho aumenta aún más por el hecho de que tiene una memoria de trabajo más larga, por lo que puede acceder a más información y mantenerla ensamblada durante más tiempo. Es capaz de contener más información en la mente, haciéndolo durante periodos más largos, y con mayor especificidad (lo que también significa menos susceptibilidad a la degradación a lo largo del tiempo por parte de la memoria). Este campo más amplio de atención, abierto a lo que pueda ser, junto con una mayor integración del tiempo y el espacio, es lo que hace posible el reconocimiento de patrones amplios o complejos, la percepción de las "cosas en su conjunto", viendo el bosque en los árboles. En resumen, el hemisferio izquierdo tiene una visión local a corto plazo, mientras que el hemisferio derecho ve un panorama más amplio.

LA JERARQUÍA DE LA ATENCIÓN Hay, entonces, dos formas muy diferentes de mirar al mundo. ¿Cómo se relacionan entre sí? Si lo que es nuevo de experimentar es más probable que esté presente en el hemisferio derecho, esto sugiere una jerarquía temporal de la atención, que comienza en el hemisferio derecho, con la conciencia de cualquier objeto de experiencia, y que se fundamenta como experiencia, antes de ser procesada en el hemisferio izquierdo. Esto coexiste y es confirmado por una jerarquía de la atención en cualquier momento en el tiempo, que también establece al hemisferio derecho, no el izquierdo, como predominante para la atención. La atención global, cortesía del hemisferio derecho, es lo primero, no solo en el tiempo, sino que tiene prioridad en nuestro sentido de lo que estamos atendiendo; y por lo tanto, guía a la atención focal del hemisferio izquierdo, en lugar de al revés. Como ilustración, normalmente veríamos las imágenes de abajo como una H (compuesta de varias E) y un 4 (compuesto de Ochos). 41

La excepción a esto es en la esquizofrenia, donde se pierde la capacidad dependiente del hemisferio derecho de ver el todo a la vez; entonces la figura se convierte en solo una masa de Ees y de ochos. Una de las diferencias cruciales en la esquizofrenia, y en la esquizotipia, reside en el modo de atención, por el cual el conjunto se construye a partir de las partes. Sin embargo, la jerarquía de atención también puede invertirse en ciertas circunstancias en individuos normales. Cuando existe una alta probabilidad de que lo que buscamos se encuentre a nivel local, nuestra ventana de atención se reduce, con el fin de optimizar el rendimiento a este nivel, "invirtiendo así la tendencia natural a favorecer el aspecto global". Esencialmente, el hemisferio izquierdo ajusta el haz de atención focalizado, que se "gira" hacia lo que sea, aunque en realidad ya se ha capturado. Por lo tanto, es el hemisferio derecho el que domina los movimientos de atención exploratoria, mientras que el hemisferio izquierdo le ayuda, con un ajuste enfocado en lo que ya se ha priorizado. Pero es el hemisferio derecho el que controla dónde debe orientarse esa atención. Podemos pensar que construimos una imagen de algo mediante un proceso de escaneo en serie (uniendo sus partes) porque esta es la forma en que nuestro hemisferio izquierdo consciente, verbal, nos lo cuenta, cuando se le pide que examine cómo se hace después de haberlo hecho, pero en realidad vemos las cosas primero en su totalidad: el procesamiento de atención en serie no es necesario. En otras palabras, no tenemos que orientar nuestra atención a cada característica de un objeto cada vez para comprender el objeto general; todas las características están presentes sin la necesidad de combinar los productos de la atención focal. Más allá de la diferencia en la naturaleza y en el alcance de la atención que los dos hemisferios dan al mundo, existe una diferencia fascinante y fundamental en su orientación. Uno podría pensar que ambos hemisferios tomarían el mundo como un asunto de su interés o, si es imposible que ambos lo hagan, que habría una distribución de la atención simétrica y complementaria en todo el campo. Pero este no es el caso. Como el campo visual izquierdo y las percepciones del oído izquierdo están más disponibles para el hemisferio derecho, y por la misma razón, el campo visual derecho y las percepciones del oído derecho para el hemisferio izquierdo, uno esperaría, y de hecho uno lo encuentra, un gradiente de atención de izquierda a derecha, o de derecha a izquierda, a través del mundo experiencial para cualquier hemisferio. Pero estos gradientes no son simétricos: existe una asimetría fundamental en el interés por la imagen completa. 42

El hemisferio derecho está interesado por la totalidad del mundo que está disponible para los sentidos, ya sea que lo que reciba provenga de la izquierda o de la derecha; nos transmite un único mundo completo de experiencia. El hemisferio izquierdo parece estar relacionado estrechamente con la mitad derecha del espacio y del cuerpo- solo con una parte, la parte que usa. Por ejemplo, en los pacientes con el cerebro-dividido, el hemisferio derecho atiende a todo el campo visual, pero el hemisferio izquierdo solo al de la derecha. Esta negativa del hemisferio izquierdo a reconocer la mitad izquierda del mundo explica el fenómeno fascinante de la "hemi-negligencia", después de un accidente cerebral en el hemisferio derecho, tras lo cual el individuo depende completamente del hemisferio izquierdo para guiar su cuerpo y su mundo, ya que la preocupación del hemisferio izquierdo es solo a la mitad derecha del mundo, la mitad izquierda del cuerpo y todo lo que se encuentra en la parte izquierda del campo visual, no se materializa. Tan extremo puede ser este fenómeno, que la víctima no reconozca la existencia de alguien que esté a su izquierda, o la mitad izquierda de un reloj o la página izquierda de un periódico o de un libro, e incluso se niegue a lavarse, afeitarse o vestir, la mitad izquierda de su cuerpo, y a veces llega hasta negar que exista en absoluto. Esto a pesar del hecho de que no hay nada dañado en el sistema visual primario: el problema no se debe a la ceguera como se entiende normalmente. Si uno desactiva temporalmente el hemisferio izquierdo de un individuo a través de estimulación magnética transcraneal, la negligencia mejora, lo que sugiere que el problema que sigue al accidente en un hemisferio derecho se debe a la acción sin oposición del hemisferio izquierdo. Pero no se obtiene una imagen en espejo del fenómeno de la negligencia después de un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo, porque en este caso el hemisferio derecho que todavía funciona sigue facilitando una imagen del cuerpo completo, y del mundo entero, a la víctima. Y, debido a que el hemisferio derecho facilita los límites del campo de atencional (ya sea el izquierdo o el derecho), cuando la hemi-negligencia resulta de la pérdida del campo izquierdo, también existe, de manera extraordinaria, la pérdida del campo del límite derecho. Existe un fenómeno curioso que exhibe el hemisferio izquierdo de "adherencia" de la atención, que se relaciona con la relativa inflexibilidad mencionada anteriormente. Después de un daño en el hemisferio derecho, el hemicampo derecho parece ejercer una atracción magnética. Los pacientes, a pesar de sí mismos, perciben su mirada atraída, hacia la derecha, e incluso se ha sugerido que el fenómeno de la atención "hemi-negligente" no es tanto una cuestión de que haga caso omiso al lado izquierdo del espacio, sino que es apresado por el lado derecho del espacio, y no puede dejarlo ir. El hemisferio izquierdo tiene dificultades para desengancharse; y esto parece ser precisamente porque, en lugar de que la familiaridad lo libere, hace que se enganche aún más. Los pacientes comienzan por sentirse atraídos hacia los elementos de la derecha, pero luego se quedan pegados a ellos, porque en lugar de producirse una inhibición(retroalimentación negativa), como suele ser el caso, los estímulos repetidos o familiares en el lado derecho causan facilitación(retroalimentación positiva) .Un paciente mío que había sufrido un derrame cerebral en el hemisferio derecho tras la rotura de una malformación arteriovenosa en la región temporoparietal se quedaba fijado en objetos inanimados de su hemicampo derecho: si había una puerta a su derecha, por ejemplo, se encontraba dejándose llevar por ella mientras intentaba pasar por dicha puerta y se

43

"atascaba" al inspeccionarla durante períodos prolongados, a menos que uno de sus cuidadores le desenganchara activamente. Probablemente sea relevante que el hemisferio derecho sea el que controla los movimientos conjuntos oculares, es decir, que hace que los dos ojos se muevan juntos, lo que lleva al interesante pensamiento de que puede ser el hemisferio derecho el que también mantiene los hemisferios juntos, en interés de todo un mundo de experiencia, en lugar de permitir que el hemisferio izquierdo, voluntariamente, siga su propio camino. En resumen, la jerarquía de atención, por una serie de razones, implica un rol de toma de tierra y en última instancia de integración final del hemisferio derecho, a partir de lo que el hemisferio izquierdo hace en un nivel de detalle, en él que es necesario basarse y luego reintegrar a la imagen generada por el derecho. Esto es una instancia de progresión derecha – >>>>izquierda – >>>>> derecha que es el tema de este libro. Y que se encuentra en la base misma de la experiencia: la atención, donde el mundo realmente nace. Pero eso no completa el cuadro. Hay un punto muy significativo que debe observarse aquí sobre la relación entre los hemisferios. Se recordará que los pollitos usan ambos ojos para diferentes propósitos y diferentes visiones del mundo. Los polluelos que usan ambos ojos, sin embargo, no hacen divisiones: se aproximan más a una mirada del hemisferio derecho. Esto está en consonancia con lo que esperaríamos de lo que hemos visto acerca de la jerarquía de atención. Pero también puede tener que ver con el hecho de que en esta etapa los hemisferios son relativamente independientes. Porque sabemos que, en las aves adultas, las comisuras que se forman – las bandas de tejido nervioso, como el cuerpo calloso, que conectan los dos hemisferios, – son las que permiten que el hemisferio izquierdo tenga un efecto inhibitorio en el hemisferio derecho en mayor medida que el hemisferio derecho tiene sobre el izquierdo. Al hacerlo, realmente logra revertir la asimetría natural: impone la visión del mundo del hemisferio izquierdo. Solo cuando la comunicación interhemisférica se vuelve imposible al cortarse las comisuras, se ve, una vez más, la asimetría natural a favor de la visión del mundo por parte del hemisferio derecho.

EL TODO FRENTE A LA PARTE He mencionado que el vínculo entre el hemisferio derecho y la percepción holística o Gestalt es una de las generalizaciones más confiables y duraderas de las diferencias entre los hemisferios, y que se desprende de las diferencias en la naturaleza de la atención. El hemisferio derecho ve el todo, antes de que lo que sea se rompa en partes en nuestro intento de "conocerlo". Su procesamiento holístico de forma visual no se basa en la suma de las partes. Por otro lado, el hemisferio izquierdo ve objetos parciales. El ejemplo más conocido de este proceso de percepción gestáltica es la forma en que el perro dálmata, olfateando el suelo a la sombra de un árbol, emerge repentinamente de una masa de puntos y salpicaduras. El proceso no es una recopilación gradual de información, sino un fenómeno de "¡ajá!": Todo se produce al mismo tiempo. El hemisferio derecho, con su mayor poder integrador, está constantemente buscando patrones en las cosas. De hecho, su comprensión se basa en el reconocimiento de patrones complejos. Los sujetos con el cerebro dividido tienen una total incapacidad para relacionar la forma o estructura de algo que están viendo con algo que sienten con la mano, - si el objeto se siente con la mano derecha. 44

Con la mano izquierda (hemisferio derecho), sin embargo, funcionan perfectamente. Gazzaniga y LeDoux pensaron que esto debía depender de algún tipo de ventaja táctil o "manipuladora" del hemisferio "menor", porque pudieron demostrar en un segundo experimento de integración visual – en el que se trataba de encajar una figura rota, que el hemisferio izquierdo no era tan malo (aunque no tan bueno como el hemisferio derecho). Pero esta segunda prueba no es mucho más que un test de la capacidad para generar un sentido del conjunto. Un test de la capacidad para generar una sensación del conjunto sería, precisamente, tener una idea de cómo sería en otras modalidades distintas a las que se encuentran delante de uno, ser capaz de decir cómo sería la sensación de algo, que nunca hubieran visto; o ser capaces de seleccionar por el tacto un objeto que hayan visto– Capacidad de la que carece el hemisferio izquierdo. Los sujetos con daño cerebral unilateral muestran deficiencias complementarias en las habilidades de dibujo, dependiendo de si está comprometida la función del hemisferio derecho o el izquierdo. Las producciones de aquellos con daños en el hemisferio derecho, y que dependen de su hemisferio izquierdo, pierden coherencia e integridad en general, y se distorsionan tanto que apenas son reconocibles: no hay una comprensión de la gestalt, del todo. Por ejemplo, si se les pide que dibujen a una persona, los sujetos con lesiones parieto-occipitales derechas "exhiben considerables dificultades para ensamblar los diversos elementos correctamente, y en sus repetidos intentos colocan las extremidades en posiciones extraordinarias (brazos unidos al cuello o a la parte inferior del tronco)". Un paciente, consultado sobre como dibujar un elefante, decía " dibujo solo una cola, un tronco y una oreja". No es fácil armar un modelo de un elefante: “se hace lentamente y termina en un completo fiasco. Aunque, reconozca los elementos esenciales, es incapaz de ubicarlos aproximadamente en el lugar o la relación entre ellos". Las figuras se simplifican y distorsionan de manera casi increíble: un hombre, dibujaba una mancha con tres palos para las extremidades; una bicicleta, eran dos ruedas pequeñas colocadas sobre los pedales (más grandes); una casa reducida a unas pocas líneas caóticas, con un techo simbolizado por una V invertida. En contraste, los dibujos de aquellos que tienen un daño en el hemisferio izquierdo, y que dependen de su hemisferio derecho, aunque a veces muestren una relativa pobreza de detalles, el acento está puesto en la forma del conjunto. Lo mismo que ocurre con la percepción, ocurre con la ejecución. Por ejemplo, un paciente con daño en el hemisferio derecho descrito por Hécaen y Ajuriaguerra no pudo reconocer un dibujo de una casa, hasta que vio que, había una chimenea. El todo era inescrutable, pero la parte lo dio la pista. Pero, una vez más, las fallas del procesamiento integrador cuando hay daño en el hemisferio derecho no se limitan a un dominio u otro, y no son parte de la antigua dicotomía visual / verbal: las dificultades experimentadas por pacientes con lesiones del hemisferio derecho para captar información visoespacial en su conjunto están relacionados con las dificultades que tienen en la comprensión verbal-semántica. Debido a la forma en que el hemisferio izquierdo se inclina hacia la identificación por partes y el hemisferio derecho hacia la imagen completa, también difieren en la forma en que entienden lo que experimentan.

45

CONTEXTO frente a ABSTRACCIÓN Por la misma razón que el hemisferio derecho ve las cosas como un todo, antes de haber sido digeridas en partes, también ve cada cosa en su contexto, como una relación valorada en relación a lo que lo rodea, en lugar de tomarlo como una entidad aislada. Su conciencia del mundo es cualquier cosa menos abstracta. Cualquier cosa que requiera una interpretación indirecta, que no sea explícita o literal, que en otras palabras requiera una comprensión contextual, depende del lóbulo frontal derecho para que su significado sea transmitido o recibido. El hemisferio derecho comprende las claves contextuales indirectas, no solo una declaración explícita, mientras que el hemisferio izquierdo las identifica mediante etiquetas en lugar de por el contexto (por ejemplo, identifica que debe ser invierno porque es Enero, no mirando los árboles). Esta diferencia es particularmente importante cuando se trata de lo que los dos hemisferios aportan al lenguaje. El hemisferio derecho toma lo que se dice dentro de todo su contexto. Está especializado en la pragmática, el arte de la comprensión contextual del significado y del uso de la metáfora. Es el hemisferio derecho el que procesa los aspectos no literales del lenguaje. Esta es la razón por la que el hemisferio izquierdo no es bueno para entender el significado en un nivel más agudo de expresiones, tales como "hace un poco de calor hoy aquí " (mientras que el hemisferio derecho entiende "por favor, abra una ventana", el hemisferio izquierdo asume que este comentario es sólo un ofrecimiento útil de datos meteorológicos).También es la razón por la que el hemisferio derecho, es capaz, de la apreciación del humor, ya que el humor depende vitalmente de poder entender el contexto de lo que se dice y se hace, y cómo lo cambia el contexto. Los sujetos con daño cerebral derecho, como los sujetos con esquizofrenia, que en muchos aspectos se parecen a ellos, no pueden entender el significado implícito y tienden a tomar literalmente comentarios conversacionales. El hemisferio izquierdo, debido a que su pensamiento está descontextualizado, tiende a un seguimiento sumiso de la lógica interna de una situación, incluso si esto está en contradicción con lo que la experiencia nos dice. Esto puede ser una fortaleza, por ejemplo en filosofía, cuando nos lleva más allá de la intuición, aunque también podría considerarse como una enfermedad para la cual la filosofía misma debe ser la cura; pero es una debilidad cuando se convierte en una sumisión demasiado acomodada a la teoría. El hemisferio izquierdo es el hemisferio de la abstracción, que, como la propia palabra nos dice, es el proceso de extraer las cosas de su contexto. Esto, y su capacidad relacionada para categorizar las cosas una vez que se han abstraído, son los cimientos de su poder intelectual. Un paciente con daño en el hemisferio izquierdo descrito por Hécaen y Ajuriaguerra, confiando solo en su hemisferio derecho, al pedirle que copiara un modelo usando piezas de madera comenta: "se sintió compelido, como si una fuerza extraña lo obligara a colocar las piezas de madera en la parte superior del modelo que pretendía copiar, en lugar de a un lado". Se pensó que esto significaba que tenía un problema con la capacidad de producir una representación abstracta a partir de un modelo concreto. El hemisferio izquierdo solo puede re-presentar; pero el hemisferio derecho, por su parte, solo puede poner de nuevo, lo que “presencia”. Esto está cerca del núcleo de lo que diferencia a los hemisferios. Hughlings Jackson, en muchos aspectos, el padre de la neuropsiquiatría moderna, cuyas agudas observaciones de pacientes con lesión cerebral y epilepsia lo convierten en una fuente rica de información sobre las diferencias en el hemisferio, intuyó 46

dichas diferencias desde la Primera Guerra Mundial. Un paciente suyo que había perdido el poder de expresión del habla, pero conservaba cierta comprensión automática de los nombres de los objetos, y que Jackson sospechaba que estaba mediado por su hemisferio derecho. Aunque al instante podía amontonar un ladrillo con orden, según Jackson, no podía tener "memoria" de la palabra ladrillo: No creo que se pueda decir que un hombre que no puede decir (ni escribir) la palabra ladrillo tenga una "memoria " de ello. (Aunque sea consciente de la palabra en sí).Él no tiene conciencia de ello, sino de la cosa como un símbolo de– una cosa muy diferente. La abstracción es necesaria para que el hemisferio izquierdo re-presente al mundo. El hemisferio izquierdo opera con un sistema de formas visuales abstractas, que almacenan información permaneciendo relativamente invariante en instancias específicas, produciendo tipos abstractos o clases de cosas; mientras que el hemisferio derecho es consciente y recuerda qué es lo que distingue instancias específicas de un tipo, unas de otras. El hemisferio derecho se ocupa de manera preferencial de las cosas realmente existentes, tal como se encuentran en el mundo real. Debido a que su lenguaje se arraiga en las cosas en el contexto del mundo, se ocupa de las relaciones entre las cosas. Así, el hemisferio derecho tiene un vocabulario: y evidentemente tiene un léxico de sustantivos concretos y palabras imaginables que comparte con el hemisferio izquierdo; pero, más que eso, los vínculos perceptivos entre palabras están establecidos principalmente en el hemisferio derecho. En general, los conceptos y las palabras abstractas, junto con la sintaxis compleja, dependen del hemisferio izquierdo. Pero, una vez más, la desventaja del lenguaje del hemisferio derecho depende en gran medida de la inhibición activa del hemisferio izquierdo. Si el hemisferio izquierdo está lo suficientemente distraído o incapacitado, el hemisferio derecho tiene un vocabulario más extenso, que incluye palabras largas, inusuales e imposibles de imaginar. La distinción contextual frente a la abstracta se ilustra mediante el uso diferente de los símbolos por cada hemisferio. En uno de los sentidos, un símbolo como la palabra rosa, es el foco o centro de una red interminable de connotaciones que se ramifican a través de nuestra experiencia física, mental, personal y cultural, en la vida, la literatura y el arte: la fuerza del símbolo está en proporción directa al poder que tiene para transmitir una serie de significados implícitos, y que permanecen implícitos para ser poderosos. Esto es como una broma que tiene varias capas de significado: explicarlas destruye su influencia. El otro tipo de símbolo podría ser ejemplificado por un semáforo en rojo: aquí, su poder reside en su uso, y su uso depende 1: 1 del esquema del comando "detener" con el color rojo, que excluye ambigüedad y tiene que ser explícito. Este tipo de función simbólica está en el reino del hemisferio izquierdo, mientras que el primer tipo pertenece al reino del derecho. De hecho, una diferencia particularmente importante radica en la capacidad del hemisferio derecho para comprender la metáfora, que analizaré en el próximo capítulo. La región temporal derecha parece ser esencial para la integración de dos conceptos aparentemente no relacionados en una expresión metafórica significativa. Fascinantemente, sin embargo, expresiones metafóricas estereotipadas o no literales se abordan por el hemisferio izquierdo: en tales expresiones, se ve el significado literal de la frase estereotipada que ha sido actualizada, lo que

47

requiere perspicacia (un poco como ver una broma), y por lo tanto, en este caso, el significado no-formal (o no familiar, al no ser un cliché) se procesa en el hemisferio derecho.

INDIVIDUO frente a CATEGORÍA Al mismo tiempo, es el hemisferio derecho el que tiene la capacidad de distinguir ejemplos específicos dentro de una categoría, en lugar de solo categorías: almacena detalles para distinguir procesos específicos. El hemisferio derecho presenta casos individuales, únicos de cosas y objetos individuales, familiares, donde el hemisferio izquierdo representa categorías de cosas, y objetos genéricos, no específicos. En consonancia con esto, el hemisferio derecho utiliza referentes únicos, mientras que el hemisferio izquierdo utiliza referentes no únicos. Es con el hemisferio derecho que distinguimos individuos de todo tipo, lugares y caras. De hecho, es precisamente su capacidad de procesamiento holístico lo que permite que el hemisferio derecho reconozca a las personas. Después de todo, los individuos son totalidades gestálticas: esa cara, esa voz, ese modo de andar, esa "esencia " pura de la persona o cosa, desafiando el análisis en partes. Donde el hemisferio izquierdo está más interesado por categorías y tipos abstractos, el hemisferio derecho está más interesado por la singularidad e individualidad de cada cosa o ser existente. El papel del hemisferio derecho, Ramachandran lo describe como "detector de anomalías" podría ser visto más bien como un aspecto de su preferencia por las cosas tal como existen en la realidad (que nunca son completamente estáticas o congruentes, siempre cambian, nunca son las mismas) no como una representación abstracta, en las que las cosas son fijas y semejantes, categorías en lugar de individuos. El hemisferio derecho se ocupa de discriminaciones más finas entre las cosas, sean vivientes o no vivientes. De hecho, los principios cerebrales de la categorización tienen esto en cuenta de una manera notable. Lo que es general y lo que es específico es, después de todo, relativo. Así, caracterizar un objeto como un automóvil, o una fruta, es general; pero en cuanto a qué variedad de fruta (pera), o en particular qué tipo de pera (Comice), o qué marca de automóvil (Citroën), particularmente qué modelo de Citroën (2CV), la cuestión es más específica. A medida que las categorías "subordinadas" se vuelven más individualizadas, son reconocidas por el hemisferio derecho, mientras que el hemisferio izquierdo se ocupa de las categorías más generales, "superordenadas". De acuerdo con esto, a pesar de la conocida ventaja del hemisferio derecho en el tratamiento de lo visoespacial, el hemisferio izquierdo es superior en la identificación de figuras simples, que se clasifican fácilmente, mientras que figuras complejas menos típicas y más individuales, son mejor procesadas por el hemisferio derecho. En general, la tendencia del hemisferio izquierdo es clasificar, donde el hemisferio derecho identifica individuos. Pero, por supuesto, ambos hemisferios están involucrados en el reconocimiento según la agrupación de experiencias. ¿Cómo no podría ser de otra manera? Cada hemisferio es capaz de dar sentido a la realidad revelando una forma en lo que de otra manera sería una masa amorfa de impresiones. Pero cómo lo hacen en la práctica difiere en aspectos vitales que tienen un impacto directo en la naturaleza del mundo que cada uno crea.

48

La versión del hemisferio derecho es más global y holística, basada en el reconocimiento de la similitud con un ejemplar ideal, en donde se ubica en el contexto de otros ejemplos, mientras que el hemisferio izquierdo identifica características únicas que ubicarían el objeto en una determinada categoría en lo abstracto. Como resultado, cuando el hemisferio izquierdo utiliza categorías abstractas, el hemisferio derecho opera de manera más efectiva utilizando ejemplos específicos. Las imágenes funcionales del cerebro muestran que el hemisferio izquierdo asume el "ojo de Dios", o visión invariante, en su representación de objetos, donde el hemisferio derecho usa una mirada almacenada del "mundo real "para agrupar la experiencia. El proceso sistemático de categorización del hemisferio izquierdo a veces puede comenzar a tener vida propia. He mencionado que las redes de neuronas dopaminergicas están más extensamente distribuidas en el hemisferio izquierdo que en el derecho. El exceso de transmisión dopaminérgica, que se produce, por ejemplo, en el abuso de anfetaminas y en el tratamiento con altas dosis de medicamentos antiparkinsonianos, puede imitar aspectos de la esquizofrenia porque tiende a favorecer al hemisferio izquierdo sobre el derecho. En tales circunstancias, se ve una especie de necesidad descontrolada de recopilar y categorizar, junto con la preocupación predominante del hemisferio izquierdo por conseguir y hacer, lo que se conoce como 'punding'(mente colgada): el ensamblaje y desmontaje mecánico y repetitivo de máquinas, la recolección y categorización de objetos inanimados, como antorchas, televisores, piedras, cajas, etc. Una vez tuve un paciente con esquizofrenia que arregló y reordenó estructuras simétricas de envases comerciales cuidadosamente recolectados: las 'esculturas' resultantes llenaron su sala de estar. En una ocasión, después de pasar el fin de semana en su apartamento, le pregunté cómo le había ido. El respondió secamente: " Yo moví algunas cosas hacia la derecha" – una respuesta que tiene interés considerable en vista del fuerte sesgo del hemisferio izquierdo, para atender el lado derecho del espacio y desatender al izquierdo, (hay una asimetría de la función hemisférica en la esquizofrenia, con una anormal e hiperactiva función del hemisferio izquierdo en comparación con el derecho).La pasión por coleccionar y organizar se ve en otros estados, por supuesto, incluido el síndrome de Asperger, que también muestra déficits en el hemisferio derecho. Sin embargo, no se piense que este impulso de categorización tiene vida propia solo en personas que consideramos enfermas. Está presente en el trabajo todo el tiempo en todos nosotros. Como lo dijo Henry Maudsley: Una propensión suficientemente fuerte no solo para hacer divisiones en el conocimiento donde no las hay en la naturaleza, sino luego para imponer dichas divisiones en la naturaleza, haciendo que la realidad sea, compatible con la idea, para luego ir más lejos, y convertir las generalizaciones hechas desde la observación en entidades categóricas, que permiten en el futuro que estas creaciones artificiales tiranicen nuestra comprensión. LAS DIFERENCIAS EN LA SIMILITUD El contraste entre las diferentes visiones del mundo de los dos hemisferios se observa de manera notable en el tema de la igualdad y la diferencia. Una vez más, si se ve el manejo de estos temas, como diferentes "funciones de comparación, en el procesamiento de la información" se pierde el punto de vista. No son "funciones” dentro de un mundo en él que ya sabemos que hay una cierta estructura (mecánica): eso mismo es parte de los cimientos del mundo que tratamos de entender.

49

Un individuo puede ser visto como un universo en pequeño, un número infinito de momentos en serie, de experiencias y percepciones (como lo vería el hemisferio izquierdo), que, por supuesto, son (al menos en lo que concierne al hemisferio derecho) un todo. Su esposa o esposo, que se fue de la casa esta mañana puede estar en un estado de ánimo diferente o tener un corte de pelo diferente por la noche, pero esto no presenta un problema de identificación, porque estas partes separadas de la experiencia, estos cuadros separados de la película, como lo vería el hemisferio izquierdo, no están realmente separados en absoluto, son los diferentes aspectos de un todo único. Pero en ciertos déficits del hemisferio derecho, la capacidad para ver el conjunto se pierde y los sujetos creen que están tratando con personas diferentes. Pudiendo desarrollar la convicción de que una persona que conocen bien, en realidad está siendo "re-presentada" por un impostor, una condición conocida, por su primer descriptor, como el síndrome de Capgras. Pequeños cambios perceptivos parecen sugerir una entidad completamente diferente, no solo una nueva parte de información que debe integrarse en el conjunto: ya que el significado de la parte, en este sentido, supera el estímulo del conjunto. Fascinantemente, los síndromes de déficit en el hemisferio derecho pueden dar lugar a algo que parece lo contrario: la creencia de que alguien está duplicado en diferentes lugares y en diferentes momentos. No, la división de un todo único, sino la reproducción masiva de uno mismo. Algo personal y vivo se ha duplicado como si fuera un mero artículo en una línea de ensamblaje, según John Cutting, con una pérdida de singularidad y familiaridad. Una de mis pacientes acusó a su esposo dos veces porque creía que lo había visto en varias ocasiones con diferentes mujeres mientras ella estaba de compras en la ciudad, en momentos en que sabía que debería haber estado en el trabajo. Esta curiosa afección se denomina síndrome de Fregoli, en honor a un artista italiano del cambio-rápido de principios del siglo XX. En este síndrome, se pierde la discriminación sutil de los individuos que provee el hemisferio derecho, y diferentes personas se agrupan y se vuelven a presentar en otra categoría. No es lo opuesto al síndrome de Capgras, sino una consecuencia natural de la misma causa: una pérdida del sentido de un todo único. Esa mala identificación delirante se aplica no solo a las personas, sino también a los objetos: otra de mis pacientes comenzó una vendetta contra alguien que, según ella, había entrado en su dormitorio y cambió sutilmente toda su ropa por copias de una calidad ligeramente inferior. Incluso se puede aplicar a lugares: un individuo sostuvo que había ocho ciudades "impostoras", plagiando la suya, y dijo que había pasado los últimos ocho años vagando entre ellas, sin encontrar la verdadera .También había ocho duplicados de su esposa e hijos, cada uno de los cuales vivía en una ciudad duplicada apartada con un doble del paciente. En general, y de acuerdo con el principio de que no es lo que hace, sino cómo lo hace, lo que distingue a los dos hemisferios, uno no podría decir que un hemisferio trata con elementos individuales ("unidades"), y el otro con agregados. Ambos tratan con unidades y ambos tratan con agregados. Así, el hemisferio derecho ve entidades individuales (unidades), y las ve como pertenecientes a un todo contextual (un agregado), del cual no están separados. Por el contrario, el hemisferio izquierdo ve partes (unidades), que forman un objeto que reconoce por la categoría a la que pertenece (un agregado). Sin embargo, la relación entre la unidad más pequeña y el agregado más amplio en ambos casos es profundamente diferente: como lo es el modo de atención al mundo con el que está asociada. 50

LO PERSONAL frente a LO IMPERSONAL Como el hemisferio derecho no ve nada en abstracto, sino que siempre aprecia las cosas en su contexto, está interesado en lo personal, en contraste con el hemisferio izquierdo, que tiene más afinidad con lo abstracto o lo impersonal. La visión que tiene el hemisferio derecho del mundo en general, la interpreta de acuerdo con lo que le corresponde, no de acuerdo con categorías objetivas impersonales, y por lo tanto tiene una calidad personal. Esta es tanto su fuerza como su debilidad en relación con el hemisferio izquierdo. Trata preferentemente con cualquier cosa que se le aproxime, acercándose, en relación a ello. El lóbulo temporal derecho se ocupa preferentemente de la memoria de carácter personal o emocionalmente cargada, lo que se denomina memoria episódica, en donde el lóbulo temporal izquierdo está más preocupado por la memoria de los hechos que son “de dominio público”. Curiosamente la preocupación del hemisferios derecho por el pasado personal puede estar directamente vinculado con algo a lo que llegaremos, la tendencia hacia los sentimientos de tristeza.

LO VIVO frente a lo NO-VIVO El gran neurólogo François Lhermitte llamó la atención hace treinta y cinco años sobre una diferencia esencial entre los hemisferios, cuando describió un caso que confirmaba que el hemisferio derecho está más preocupado por los individuos vivos que por los objetos hechos por el hombre. Esto fluye naturalmente de su interés en lo que sea que exista fuera de nosotros mismos, y su capacidad de empatía, así como de su capacidad para ver el todo, donde el hemisferio izquierdo ve un aglomerado de partes: Hay una relación intuitiva entre cortar cosas y privarlas de la vida. Solo el hemisferio izquierdo codifica los objetos sin vida, mientras que ambos hemisferios codifican los seres vivos, tal vez porque los seres vivos pueden ser vistos tanto como individuos independientes (hemisferio derecho) o como objetos de uso, presas, cosas, (por el hemisferio izquierdo). Al menos en un estudio se ha encontrado una división clara entre hemisferios, la codificación del izquierdo para lo no-vivo y el derecho para lo vivo, independientemente de la tarea que se realice. Otro estudio concluyó que existen “diferentes redes cerebrales que sirven para la identificación de entidades vivas y no vivas". Sin embargo el alimento, y los instrumentos musicales, presumiblemente debido a la forma íntima en que participan en la vida del cuerpo, se instalan más con la vida que con lo no-vivo. El cuerpo como tal es una entidad del hemisferio derecho, mientras que las "partes" del cuerpo son jurisdicción del hemisferio izquierdo. De hecho, cuando el hemisferio derecho no está disponible para tratar con el lado izquierdo del cuerpo, el hemisferio izquierdo puede sustituirlo solo como estructura mecánica de partes inanimadas de dicho lado. Un paciente descrito por Ehrenwald informó, después de un derrame cerebral en el hemisferio derecho: "Donde debe estar la mitad izquierda de su pecho, abdomen y estómago, el solo ve una tabla de madera". Se va directamente a su ano, y los divide en compartimentos por tablones transversales...los alimentos no siguen el camino habitual desde el estómago a través de los intestinos, "se absorben por los compartimentos de este andamio y caen a través de un agujero en el parte inferior del marco". Todo esto está solo en el lado izquierdo. En el lado derecho todos los órganos están perfectamente en su lugar. Y Ehrenwald registra que no fue solo una idea delirante, sino también una percepción: podía ver y sentir la tabla.

51

No solo el hemisferio derecho tiene afinidad por lo que está viviendo, sino que el hemisferio izquierdo a su vez, tiene una afinidad igual por lo que es mecánico. La preocupación principal del hemisferio izquierdo es la utilidad. Está interesado en lo que ha hecho, y en el mundo como un recurso para ser utilizado. Por lo tanto, es natural que tenga una afinidad particular con palabras y conceptos de herramientas, cosas hechas por el hombre, mecanismos y todo lo que no esté vivo. Los códigos del hemisferio izquierdo para herramientas y máquinas. Las referencias a herramientas y acciones de agarre activan el hemisferio izquierdo incluso en zurdos, a pesar de que habitualmente usan el hemisferio derecho / mano izquierda para agarrar objetos y herramientas en la vida diaria. Y el daño en el hemisferio derecho deja inalterada la capacidad de usar herramientas simples, mientras que el daño en el hemisferio izquierdo hace que la víctima sea incapaz de usar un martillo y un clavo, o una llave y un candado. Sin embargo, el daño en el hemisferio derecho afecta particularmente a las acciones de la vida real que involucran una secuencia de pasos, por ejemplo, preparar una taza de café o envolver un regalo. ¿Se podría ir tan lejos como para decir que el lado izquierdo representa la ciencia y la naturaleza el lado derecho? Aunque yo mismo he expresado escepticismo sobre las dicotomías populares asociadas con los dos lados del cerebro, creo que hay razones para suponer que el lado izquierdo representa a los frutos de la invención humana, incluido el lenguaje, la fabricación y una forma parcial de representar objetos. Así escribe Michael Corballis, en el contexto de su tributo a Roger Sperry, ambos contribuyentes importantes en nuestra comprensión de los hemisferios, y ambos escépticos por igual de las "dicotomías populares". Llama la atención la afinidad del hemisferio izquierdo a todo lo que él mismo ha hecho (los frutos de la invención humana), en contraste con la afinidad del hemisferio derecho por lo que existe antes, después, y más allá de nosotros mismos, a saber, la Naturaleza. No aceptaría el término ciencia, en el verdadero sentido de la palabra, como aplicable al hemisferio izquierdo; ya que gran parte del espíritu del empirismo proviene del hemisferio derecho, como sugeriré al considerar los descubrimientos científicos durante el período del Renacimiento, y la ciencia no siempre avanza por caminos predecibles, es más fortuita, menos controlada de lo que piensa el hemisferio izquierdo, e implica una conciencia abierta a lo que es. Quizás Corballis tampoco lo aceptaría, ya que no responde a su propia pregunta. Pero si, si uno sustituyese dicha palabra, ciencia, por el término "mecanismo" ya, que por desgracia, tanta ciencia puede ser mecanicista, estaría en completo acuerdo. La región temporal derecha parece tener áreas no solo específicas para los seres vivos, sino también para todo lo que es específicamente humano. Tales criterios sobre humanidad, son independientes de la capacidad principal del hemisferio derecho para reconocer caras. El hemisferio derecho prioriza lo que realmente es, y lo que nos afecta. Prefiere las cosas existentes, las escenas reales y los estímulos que se pueden entender en términos del mundo vivido, sea lo que sea que tenga significado y valor para nosotros como seres humanos. Es más capaz de asimilar la información del entorno, sin responder automáticamente, y, posiblemente, como resultado, el desarrollo del hemisferio derecho es más sensible a las influencias ambientales. Al mismo tiempo, el hemisferio izquierdo está más en casa tratando con imágenes distorsionadas, no realistas, fantásticas, en última instancia, artificiales. 52

Esto puede deberse a que invita al análisis por partes, en lugar de como un todo. Pero parece que el hemisferio izquierdo tiene un sesgo positivo hacia lo que sea extraño, sin sentido o inexistente, aunque los datos aquí son particularmente difíciles de interpretar porque la mayoría de los estudios no han distinguido suficientemente los elementos de confusión. El hecho es que, mientras las cosas todavía estén "presentes" con su novedad, como entidades que existen individualmente, no "re-presentadas" como factores de una categoría, pertenecen al hemisferio derecho, esto puede verse a la luz de la distinción entre lo vivo y lo no vivo, ya que cuando se vuelven demasiado familiares, poco auténticas y, por lo tanto, sin vida, pasan al hemisferio izquierdo.

LA EMPATÍA Y LA "TEORÍA DE LA MENTE" Debido a la apertura del hemisferio derecho a la interconexión entre las cosas, está interesado en los demás como individuos y en cómo nos relacionamos con ellos. Es el mediador de la identificación empática. Si me imagino con dolor, uso ambos hemisferios, pero la conexión con tu dolor está en mi hemisferio derecho. Las mismas neuronas de la corteza cingulada anterior derecha, un área que se sabe que está asociada con la evaluación del dolor, muestran actividad si nosotros estamos heridos o si presenciamos que otra persona tiene una experiencia dolorosa similar. “La autoconciencia, la empatía, la identificación con los demás y, en general, los procesos intersubjetivos, dependen en gran medida de...recursos del hemisferio derecho". Cuando nos ponemos en el lugar de los demás, utilizamos el lóbulo parietal inferior derecho y el córtex prefrontal lateral derecho, que intervienen en la inhibición de la tendencia automática a defender nuestro propio punto de vista. En las circunstancias en las que se activa el hemisferio derecho, los sujetos están más favorablemente dispuestos hacia los otros y son más fácilmente convencidos por argumentos a favor de posiciones que no habían apoyado previamente. En general, el hemisferio derecho es fundamental para hacer atribuciones sobre el contenido, emocional o no, de la mente de otra persona, y particularmente en relación con el estado afectivo de otro individuo. Según Simón BaronCohen, el hemisferio derecho está involucrado incluso al escuchar palabras que describen la mente, como un "pensamiento" e "imagen". Pero el hemisferio derecho identificará, y tratará de imitar solo lo que sabe que es otro ser vivo, en lugar de un mecanismo, algo que es de interés en vista de los roles que hemos examinado en el papel de los dos hemisferios y la división del mundo en animado e inanimado. Cuando observamos una mano real o en una "realidad virtual" agarrando un objeto, activamos automáticamente las áreas apropiadas del hemisferio izquierdo, como si nosotros también estuviéramos agarrando, pero sorprendentemente , solo en el caso de la mano real, se activan las regiones del área temporoparietal derecha. Tenemos una necesidad inconsciente e involuntaria de imitar a alguien que estamos observando realizar una acción, especialmente si es algo que hemos practicado nosotros mismos, tanto que la atracción empática es en realidad más fuerte que el deseo voluntario de hacer lo que nos gustaría ver ocurrir. Pero esto es cierto solo si pensamos que es una persona real que está actuando. Si pensamos que es una computadora, simplemente no nos comprometemos. El hemisferio derecho desempeña un papel importante en lo que se conoce como "teoría de la mente", la capacidad para colocarse en la posición del otro y sentir qué está pasando en la mente de esa persona. 53

Esta capacidad surge en los primates junto con el auto-reconocimiento y la autoconciencia, y está estrechamente vinculada a ella. Es una capacidad que los niños no adquieren por completo hasta la edad de cuatro años (aunque algunos elementos probablemente estén presentes entre los 12 y 18 meses), y que los niños autistas nunca adquieren. La prueba clásica de la teoría de la mente muestra a dos muñecas, Sally y Anne, jugando con una bola. Luego la guardan en una caja, y salen de la habitación. Mientras Sally está fuera, Anne regresa, juega con la bola y la guarda en una caja diferente. La pregunta es: "Cuando regrese Sally, ¿dónde buscará la bolita?" Aquellos individuos con capacidad para la teoría de la mente indican la nueva caja donde saben que debe estar la bolita, no la original donde Sally la vio por última vez. El hemisferio derecho tiene, con mucho, la preponderancia de la comprensión emocional. Es el mediador del comportamiento social. En ausencia del hemisferio derecho, el hemisferio izquierdo no se preocupa por los demás ni por sus sentimientos: las relaciones sociales se llevan a cabo con un manto de indiferencia general en el que se ignoran los sentimientos, deseos, necesidades y expectativas de los demás. Los pacientes con déficit frontal derecho, pero no con déficit frontal izquierdo, sufren un cambio de personalidad por lo que se vuelven incapaces de empatía. Se ha despertado un gran interés por el descubrimiento de que existen neuronas, llamadas "neuronas espejo", que se activan cuando hacemos algo y cuando vemos a otros que lo hacen. La evidencia fisiológica y de comportamiento indica que la pars opercularis izquierda (parte del área de Broca), es el área del lóbulo frontal crítica para la producción del habla, y contiene neuronas espejo que están involucradas en la imitación de los movimientos de los dedos. Este hallazgo tan interesante, ciertamente muy significativo se discutirá en el próximo capítulo, hasta hace poco se pensaba que las neuronas espejo eran una especialidad del hemisferio izquierdo humano, y su existencia incluso se había presentado como una razón por la cual el lenguaje se ha desarrollado en el hemisferio izquierdo, en lugar del derecho. Pero eso parece un poco como poner el carro delante del caballo, especialmente porque tanto el pars opercularis izquierdo como el derecho tienen neuronas espejo, y ambos hemisferios contribuyen al procesamiento de la observación y la imitación. De hecho, qué hemisferio está involucrado en cualquier momento dado no solo tiene que ver con qué y dónde está la acción que estamos copiando, sino también con qué herramientas (dirigido al objeto) intervienen en esa acción. Tales acciones estimulan el sistema del hemisferio izquierdo. Por otro lado, la contribución predominante a la imitación de acciones que no son instrumentales, proviene de los lóbulos temporal y frontal derechos. Las neuronas espejo son un medio para comprender las intenciones de los demás, entre otras cosas, y no solo se trata de copiar acciones. Forman parte de nuestra capacidad para comprender a los demás y empatizar con ellos. Por ejemplo, al imitar las expresiones faciales de otros pueblos, es el pars opercularis derecho, con sus neuronas espejo, el área de importancia crítica; y es esta área la que parece quedarse en silencio en niños autistas cuando llevan a cabo dicha tarea.

54

ASIMETRÍA EMOCIONAL La afinidad del hemisferio derecho con las emociones y la experiencia corporal se refleja en una gama de asimetrías funcionales. Parte del extremo frontal derecho del cerebro, la llamada corteza orbitofrontal del hemisferio derecho, es esencial para la comprensión y la regulación emocional. También es donde el significado emocional de eventos se aprecia conscientemente. En general, el hemisferio derecho está más íntimamente conectado con el sistema límbico, el sistema subcortical primitivo involucrado en la experiencia de emociones de todo tipo, y con otras estructuras subcorticales, que el hemisferio izquierdo. El extremo frontal derecho también regula el eje hipotalámico-hipofisario, que es la interfaz neuroendocrina entre el cuerpo y la emoción, y que es esencial para nuestra apreciación subjetiva de la condición fisiológica del cuerpo. Está íntimamente conectado con los sistemas inconscientes y automáticos de regulación del cuerpo y de su nivel de excitación, por ejemplo, a través del control autónomo de la frecuencia cardíaca o de la función neuroendocrina. Como consecuencia, también es la corteza frontotemporal derecha la que ejerce un control inhibitorio sobre la excitación emocional. Aunque ha habido mucho debate sobre el sello emocional particular de cada hemisferio (dicho en pocas palabras), existen evidencias de que en todas las formas de percepción emocional, independientemente del tipo de emoción y en la mayoría de las formas de expresión, el hemisferio derecho es dominante.

RECEPTIVIDAD EMOCIONAL Es el hemisferio derecho el que identifica la expresión emocional: es más rápido y más preciso que el hemisferio izquierdo para discriminar la expresión facial de la emoción. Específicamente, el surco temporal superior derecho parece estar involucrado en el reconocimiento de la emoción facial. El hemisferio derecho es el lugar de significación, no solo de la expresión facial, sino también de la prosodia (entonación vocal) y del gesto. La superioridad en la percepción emocional es además distinta de la superioridad conocida del lóbulo parietal derecho para la interpretación visoespacial. Las personas con daño en el hemisferio derecho tienen dificultades para entender la entonación o implicación emocional. Curiosamente, parece que el hemisferio izquierdo lee las emociones al interpretar la parte inferior de la cara. Aunque el hemisferio izquierdo puede comprender el despliegue emocional, no mira a los ojos, incluso cuando se le indica que lo haga, sino a la boca. Únicamente, el hemisferio derecho parece ser capaz de comprender la información más sutil que proviene de los ojos. La empatía no es algo que se lea en la parte inferior de la cara, donde los mensajes relativamente contundentes (amigos o enemigos) tienden a transmitirse. Una paciente mía con un déficit temporoparietal derecho me preguntó: "¿Qué es todo eso con los ojos?" Cuando le pregunté qué quería decir, ella me explicó que había notado que las personas aparentemente comunicaban mensajes codificados con sus ojos, pero no podía entender qué eran, presumiblemente porque la parte de su cerebro que lo tendría que interpretar no funcionaba bien – siendo motivo de paranoia para aquellos que tienen que confiar en su hemisferio izquierdo para organizar su mundo. Cuando se trata de la comprensión (y expresión) de la emoción en el lenguaje, nuevamente, a pesar de la preponderancia del lenguaje en el hemisferio izquierdo, el hemisferio derecho es superior. El lenguaje emocional puede ser posible incluso cuando el habla se pierde por un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo. 55

Es el hemisferio derecho el que comprende el aspecto emocional o humorístico de una narración. La memoria del lenguaje emocional está en el hemisferio derecho. En última instancia, hay pruebas claras de que, cuando se trata de reconocer la emoción, sea la que sea, ya sea expresada por el lenguaje o mediante la expresión facial, es en el hemisferio derecho en el que principalmente nos basamos. El rostro es el intermediario común de dos de los aspectos más significativos del mundo del hemisferio derecho: La singularidad del individuo y la comunicación del sentimiento. El hemisferio derecho está involucrado en la identificación no solo de la expresión facial de la emoción, sino también de la relación entre la emoción con una cara en particular. Esto comienza en los niños y es el medio principal para el creciente sentido de identidad del niño, a través de la interacción con el rostro de la madre. También es en la corteza parietotemporal derecha donde el niño aprecia la voz de la madre. Debido a su preocupación por nuestro ser encarnado, por nuestros sentimientos y los sentimientos e intenciones de los demás, así como por su singularidad, se puede predecir que es a través del hemisferio derecho, que lo perfiles emocionales se almacenan en la memoria. De hecho, el hemisferio derecho es el principal responsable de nuestra capacidad para identificar y recordar las caras en absoluto. Esta capacidad nos parecería bastante extraordinaria si no la tuviéramos tan cerca y estuviésemos tan familiarizados con ella. Las caras son estructuras tridimensionales complejas muy similares que deben distinguirse entre sí en interrelaciones a menudo muy diferentes entre la "parte" y el todo (y que, pueden cambiar con la expresión facial de segundo a segundo), y diferenciar individualmente en diferentes colocaciones, a distancias variables, en diferentes condiciones de iluminación, a menudo mientras se mueven, y en una fracción de segundo. Así que es increíble que podamos hacerlo. La incapacidad para reconocer las caras se llama prosopagnosia, consecuencia de una lesión del hemisferio derecho. Lo más crucial que el hemisferio derecho hace aquí, es ver la "configuración" de los aspectos en conjunto. En la prosopagnosia, falta esta capacidad. De hecho, en su ausencia, el hemisferio izquierdo tiene que confiar en el laborioso proceso de tratar de armar la cara a partir de las partes, con el efecto paradójico de que puede que le sea más fácil reconocer una cara boca abajo que de la manera correcta, ya que tal visión le obliga a concentrarse en las partes. Hay un papel crítico aquí del giro fusiforme medial derecho, aunque últimamente se ha vuelto claro que la red que subyace en el reconocimiento facial está ampliamente distribuida en el hemisferio derecho. Los pacientes con daño cerebral derecho no solo son más pobres en la identificación de rostros, en comparación con los pacientes con daño cerebral izquierdo, sino que son deficientes en la evaluación de características como la edad de un rostro con el que no están familiarizados. El hemisferio derecho es preeminente, no solo para identificar un rostro humano individual y para interpretar su expresión emocional, sino también para apreciar su edad, sexo y atractivo. Uno de los logros de Wigan fue haber reconocido la prosopagnosia en 1844, pero pasaron otros cien años hasta que le dieron un nombre. En 1947, Joachim Bodamer describió a un paciente que informó que las caras le parecían “extrañamente planas, blancas con ojos enfáticos oscuros, como si estuvieran hechas de una superficie plana, como placas ovaladas blancas, todas iguales". La falta de profundidad es muy interesante por las razones que diré. Sergent y Villemure vincularon la prosopagnosia a lesiones del hemisferio derecho, y reconocieron que había 56

"una incapacidad para combinar las características de los elementos en una representación facial configuracional que definiría de manera única cada cara". Unir las partes no es lograr un todo único. También es notable que una vez más haya un defecto específico para el reconocimiento de los ojos. En algunos casos, presumiblemente debido a que el hemisferio izquierdo, en su interés en la parte inferior de la cara, entra en la brecha, los sujetos con prosopagnosia parcial después de una lesión del hemisferio derecho podían obtener evidencias del área de la boca, pero fueron incapaces de usar la información de los ojos. La superioridad del hemisferio derecho para reconocer caras es otra diferencia lateralizada que es considerada parte de la cadena evolutiva; incluso está presente, créanlo o no, en las ovejas, que pueden recordar caras individuales de humanos y ovejas después de un lapso de años, nuevamente confiando principalmente en el hemisferio derecho.

EXPRESIÓN EMOCIONAL Además del reconocimiento emocional, el hemisferio derecho desempeña un papel vital en la expresión emocional, a través del rostro o la prosodia de la voz. El lóbulo frontal derecho es de importancia crítica para la expresión emocional de prácticamente toda categoría a través del rostro y de la postura corporal. La única excepción a la superioridad del hemisferio derecho para la expresión de la emoción es la ira. La ira está fuertemente conectada con la activación frontal izquierda. La agresión es motivadora y la dopamina desempeña un papel crucial en las recompensas que ofrece. Los niños autistas, que no pueden entender el lenguaje social, la ironía y la metáfora, y carecen de capacidad de empatía, todo ello mediado por la región frontal derecha, carecen de habilidad prosódica, de la capacidad de transmitir significado y sentimiento a través de la entonación y la inflexión de la voz. Es el hemisferio derecho el que media en las expresiones faciales espontáneas en reacción al humor u otras emociones, incluyendo la sonrisa y la risa. También es el hemisferio derecho el responsable de la habilidad peculiarmente humana de expresar la tristeza a través de las lágrimas. La mitad izquierda de la cara ("hemifaz"), que está controlada por el hemisferio derecho, está más involucrada en la expresión emocional. Las emociones también se perciben con mayor fuerza cuando se expresan por la hemifaz izquierda: y, curiosamente, la hemifaz izquierda también es más grande que la derecha en los diestros. Aunque la expresión facial de la emoción es universal en los humanos, hay inevitablemente diferencias en la expresión facial entre las culturas; y debido al hecho mismo de que la hemifaz izquierda muestra información emocional más compleja, al ser capaz de transmitir sentimientos enfrentados parece que en situaciones interculturales puede ser más fácil que las personas lean la información relativamente simple que transmite la hemifaz derecha. Esta especialización del hemisferio derecho para la emoción es un proceso que comienza ya en las especies prehumanas: los chimpancés y algunos otros primates no humanos muestran, al igual que nosotros, la especialización del hemisferio derecho para la expresión facial de las emociones. La afinidad del hemisferio derecho por la percepción y la expresión de la emoción parece ser confirmada por la fuerte tendencia universal a acunar a los bebés con su cara hacia la izquierda, de modo que cae dentro del dominio principal de atención del hemisferio derecho de los adultos, y están expuestos a que los adultos tengan su hemifaz 57

izquierda más expresiva emocionalmente. Se sabe que esta preferencia se remonta a por lo menos 2,000-4,000 años, e incluso madres zurdas muestran este sesgo hacia la izquierda. De hecho, incluso los chimpancés y los gorilas muestran el mismo sesgo hacia la izquierda para acunar a sus bebés.

DIFERENCIAS EN LA AFINIDAD EMOCIONAL Es el hemisferio derecho el que da valor emocional a lo que está viendo, considerando la forma en que los hemisferios influyen en el significado que damos al mundo experiencial. En ausencia de un hemisferio derecho funcional, nuestro mundo y nosotros mismos se empobrecen emocionalmente. El lóbulo frontal derecho desempeña un papel sumamente importante en la personalidad, en quien fundamentalmente somos. No obstante, el hemisferio izquierdo desempeña un papel en la comprensión y expresión de la emoción. ¿Cuáles son las diferencias? Parece, para empezar, que el hemisferio izquierdo se especializa en emociones sociales más superficiales, en contraste con el hemisferio derecho, que está más directamente en contacto con la emocionalidad del proceso primario. En relación con esto, el hemisferio izquierdo también está más involucrado en la representación consciente de la emoción: las expresiones emocionales voluntarias o forzadas, una vez más principalmente en el área de la boca, están controladas por el hemisferio izquierdo. Un estudio sobre el procesamiento consciente e inconsciente de la expresión facial emocional ha sugerido que la amígdala izquierda pero no la derecha está asociada con el contenido representativo explícito de la emoción observada, mientras que la amígdala derecha está más involucrada con el procesamiento emocional inconsciente. Hay que decir que, aunque esté involucrado en la emoción, el hemisferio izquierdo permanece, en comparación con el derecho, relativamente neutral emocionalmente, algo que se evidencia por su afinidad "no emocional" por las pinturas abstractas. Los estímulos emocionales no se incorporan al estado de ánimo, ni se adoptan personalmente, cuando se proponen al hemisferio izquierdo en lugar de al derecho. Toda cuestión parece más consciente, más decidida, más deliberada, y eso está en consonancia con la necesidad del hemisferio izquierdo de influir y manipular, así como su papel en la representación de la experiencia. En la alexitimia, una condición de falta de conciencia o capacidad para la expresión emocional en palabras, el problema surge de una incapacidad del hemisferio derecho emocionalmente consciente, para comunicárselo al hemisferio izquierdo, aunque se pueda demostrar que está experimentando una excitación emocional. La literatura también sugiere que puede haber diferencias en el tono emocional del hemisferio, y esta es un área compleja. Las viejas ideas de que el hemisferio derecho estaba preocupado por las llamadas "emociones negativas" y el hemisferio izquierdo por emociones "positivas" no está fundamentado; una teoría prevaleciente es que las emociones del hemisferio derecho son de "retirada", y las del hemisferio izquierdo las de "aproximación". Aunque tampoco me parece muy satisfactorio. Existe un amplio acuerdo de que el hemisferio derecho está más en sintonía con la tristeza y menos con la ira que el hemisferio izquierdo; y que lo que llamamos emociones "positivas" se basan en ambas. Si bien el hemisferio derecho está asociado con un efecto positivo en muchos casos, e incluso puede ser la fuente principal de experiencias placenteras, en general es el hemisferio izquierdo el que tiende a tener una visión 58

más optimista del yo y del futuro. De hecho, hay pruebas, a las que me referiré, de que puede adoptar una opinión improcedentemente optimista. Una vez más, el rango del hemisferio derecho es más inclusivo (puede tratar con cualquier emoción) y el hemisferio izquierdo es más parcial. Me parece una posibilidad que las emociones que están relacionadas con la unión y la empatía, ya sea que las llamemos "positivas" o "negativas", sean tratadas preferentemente por el hemisferio derecho, y como es de esperar: tales estímulos capten la atención del hemisferio derecho. De la misma manera, las emociones que tienen que ver con la competencia, la rivalidad y la creencia personal, positiva o negativa, serían tratadas preferentemente por el hemisferio izquierdo. Otro detalle estimulante sobre la tristeza y el hemisferio derecho tiene que ver con la percepción del color. Las regiones del cerebro involucradas en la identificación consciente del color son probablemente las del lado izquierdo, tal vez porque involucra un proceso de categorización y denominación; sin embargo, parece que la percepción del color en las imágenes mentales en circunstancias normales solo activa el área fusiforme derecha, no el izquierdo, y los estudios de imágenes de lesiones y pruebas neuropsicológicas sugieren que el hemisferio derecho está más en sintonía con la percepción y discriminación de los colores. Sin embargo, dentro de esto, hay indicios de que el hemisferio derecho prefiere el color verde y el hemisferio izquierdo prefiere el color rojo (ya que el hemisferio izquierdo prefiere la orientación horizontal y el hemisferio derecho la vertical, un punto al que volveré al considerar los orígenes del lenguaje escrito en el capítulo 8). El color verde se ha asociado tradicionalmente no solo con la naturaleza, la inocencia y los celos, sino también con la melancolía: "Se consumía en pensamientos, / Y con una melancolía verde y amarilla / Se sentó la Paciencia en un monumento, / Sonriendo de pena" ¿Existe alguna conexión entre las tendencias melancólicas del hemisferio derecho y la creencia medieval de que el lado izquierdo del cuerpo estaba dominado por la bilis negra? La bilis negra estaba asociada, por supuesto, con la melancolía (literalmente, del griego melan, negro, chole-, bilis) y se pensaba que era producida por el bazo, órgano del lado izquierdo. Por las mismas razones, el término bazo fue, desde el siglo XIV hasta el siglo XVII, aplicado a la melancolía; sin embargo, como si intuyeran que la melancolía, la pasión y el sentido del humor procedían del mismo lugar (hemisferio derecho, asociado con el lado izquierdo del cuerpo), el "bazo" también podría referirse a cada uno o a alguno de estos. El tema de la relación entre la enfermedad depresiva y el hemisferio derecho es complejo. Aquí, más que en cualquier lugar, hay que tener en cuenta la influencia antero-posterior (delante-atrás) del eje del cerebro, así como el eje derecho-izquierdo. Parece que la polaridad del tono emocional entre los dos hemisferios está específicamente vinculada a las partes más "humanas", del cerebro, los lóbulos frontales. Las lesiones anteriores izquierdas se asocian con la depresión y las lesiones anteriores derechas se asocian con una "alegría indebida". Cuanto más cerca está la lesión del polo frontal, del hemisferio izquierdo mayor es la sintomatología depresiva. Para las personas con lesiones en el hemisferio derecho, lo contrario es cierto: cuanto más caudal (más atrás) la lesión, mayor es la posibilidad de depresión. Esta confluencia de evidencias sugiere que el polo frontal derecho, tiene una orientación depresiva en comparación con el polo frontal izquierdo o con su propia corteza parieto-occipital. La depresión en sí misma probablemente se asocie con una actividad posterior derecha reducida, además de un aumento de la actividad frontal derecha en la mayoría de los casos, aunque como se podría predecir, la monitorización de amenazas es una actividad derecha-posterior.

59

Existe evidencia de una actividad excesiva del hemisferio izquierdo en la manía, el polo opuesto de la depresión, y esto también puede producirse en otros mamíferos. Los estudios de lesiones confirman la relación entre la actividad del lóbulo frontal derecho y la depresión y los estudios de neuroimagen también sugieren una correlación entre la hipofunción frontal izquierda y la depresión. La activación más derecha que izquierda está relacionada con el estado de ánimo deprimido. El aumento específico de la actividad eléctrica en la región derecha frontal es un marcador de depresión, y la mayoría de los estudios de EEG también confirman la hipoactivación frontal izquierda. En sujetos normales, la activación relativa del EEG en el lado derecho en reposo predice una mayor experiencia de afecto negativo: los sujetos con una activación frontal izquierda relativamente mayor en reposo "pueden terminar más rápidamente sus reacciones, mientras que los sujetos con activación frontal derecha pueden carecer de las habilidades de afrontamiento necesarias para minimizar la duración de la respuesta afectiva negativa". Los depresivos se valen relativamente más del campo visual izquierdo y realizan más movimientos oculares hacia la izquierda en formas que han sido validadas y que sugieren la activación del hemisferio derecho. La evidencia confirmatoria proviene del tratamiento para la depresión. La disminución de la función anterior izquierda encontrada en la depresión remite, como se esperaba, con la enfermedad. Cuando el flujo de sangre en la región frontal anterior izquierda inicialmente disminuye más bruscamente, esto predice una mejor respuesta a los antidepresivos. Es menos probable que la depresión se resuelva o responda al tratamiento cuando hay lesiones irreversibles en el hemisferio izquierdo (pero no en otras áreas del cerebro). También hay evidencia de que los tipos de depresión experimentados con hipo-actividad posterior derecha son diferentes de los que se experimentan con hipoactividad frontal izquierda, en formas que están de acuerdo con la visión del mundo que los dos hemisferios traen a la luz. Así, la depresión resultante del daño al hemisferio derecho tiene más indiferencia o apatía, una falta de vida global y vaga, en contraste con la depresión ansiosa y perturbada, acompañada de características biológicas, resultantes de lesiones en el hemisferio izquierdo. El tipo de ansiedad que acompaña al estado de ánimo depresivo, y que puede inducirse al leer una narración triste, se conoce como excitación ansiosa y muestra una mayor lateralización del hemisferio derecho. Por el contrario, la aprehensión ansiosa, basada en el miedo a la incertidumbre y la falta de control (preocupaciones del hemisferio izquierdo) se acompañan de una activación preferencial del hemisferio izquierdo. Al interpretar los estudios de neuroimagen de emociones, uno debe tener en cuenta las reservas de J. Panksepp, probablemente el más distinguido neurocientífico del mundo del afecto y la emoción, es más probable la proyección de imágenes de áreas asociadas con contenido cognitivo de un estado afectivo que aquellas asociadas con estados afectivos pre-cognitivos en sí mismos. RAZÓN frente a RACIONALIDAD A pesar de que el hemisferio derecho tiene un papel abrumadoramente importante en la emoción, el estereotipo popular de que el hemisferio izquierdo tiene el monopolio de la razón, o la opinión de que tiene el monopolio sobre el lenguaje, está equivocado. Como siempre no es una cuestión de "qué" sino "de qué modo". El hecho, es que la forma de razonar es de diferentes modos, y aunque el hemisferio izquierdo indica un argumento secuencial, claramente lineal, algunos tipos de razonamiento, incluida la deducción, y algunos tipos de razonamiento 60

matemático, dependen principalmente del hemisferio derecho. El hemisferio izquierdo ratifica un razonamiento más explícito, y el hemisferio derecho un razonamiento menos explícito (como en el que participa con la resolución de problemas, incluida la solución de problemas matemáticos y científicos). Existe una relación entre la placentera manifestación del "aja", de la intuición de la amígdala derecha, que intermedia en las interacciones entre las emociones y la función cognitiva frontal superior. De hecho, un extenso cuerpo de investigación indica que el insight, ya sea matemático o verbal, en cualquier tipo de resolución de problemas ocurre cuando, precisamente, no nos concentramos en ellos, y se asocia con la activación del hemisferio derecho, principalmente en su área temporoanterior derecha, y específicamente en el giro temporo-superior-anterior derecho, aunque cuando hay altos niveles de reestructuración también hay actividad en la corteza prefrontal derecha. En el insight, también hay una percepción de las incongruencias previas de las suposiciones, que se vincula con la capacidad del hemisferio derecho para detectar una anomalía. Resolver problemas, hacer deducciones razonables y emitir juicios puede volverse más difícil si somos conscientes del proceso. Por lo tanto, hacer que los procesos de pensamiento sean explícitos, o analizar un juicio, puede en realidad perjudicar el rendimiento, ya que incita al hemisferio izquierdo a concentrarse en la estructura superficial explícita del problema. La evidencia es que las habilidades matemáticas se dividen entre los hemisferios. Algunos estudios han demostrado que el rendimiento matemático se deteriora más en niños y adultos con daños en el hemisferio izquierdo, que con daños en el hemisferio derecho. Sin embargo, en otro estudio, niños con un daño en el hemisferio izquierdo eran significativamente más pobres solo el lenguaje escrito, mientras que niños dañados en el hemisferio derecho tuvieron peores resultados en el lenguaje escrito, la lectura y las matemáticas. El hemisferio derecho claramente juega un papel en los cálculos aritméticos y, en general, en los cálculos matemáticos se activa más el derecho. La adición y la sustracción activan el lóbulo parietal derecho, mientras que la multiplicación activa el recuerdo verbal de las "tablas de multiplicar" en el hemisferio izquierdo. Los prodigios en cálculo parecen utilizar más estrategias dependientes del hemisferio derecho, principalmente el uso de la memoria episódica. El hemisferio derecho parece tener una participación crucial en el proceso de razonamiento deductivo, un proceso que es independiente no solo de las áreas del lenguaje del hemisferio izquierdo, sino también de las áreas visoespaciales del hemisferio derecho: por ejemplo, incluso en ausencia de alguna entrada visual correlacionada (por ejemplo, cuando los problemas se presentan acústicamente a través de auriculares), diferentes tipos de problemas de razonamiento evocan actividad en la corteza parietal superior derecha y bilateralmente en el precuneus. El hecho de que esté involucrado es en sí mismo interesante, porque el precuneus, un centro que se encuentra en lo profundo del lóbulo parietal, está profundamente conectado tanto con la emoción (forma parte del sistema límbico) como con el sentido del yo. Es uno de los puntos "calientes" más consistentes del cerebro, con una alta tasa metabólica en reposo, y se calma en estados alterados de conciencia donde el sentido del yo no está activo, como en el sueño, la anestesia y los estados vegetativos. Parece desempeñar un papel importante en la memoria episódica, que es fundamental para la identidad personal y para adoptar una perspectiva en primera persona. Y, de hecho, la lógica deductiva también se asocia con el área prefrontal ventromedial derecha del cerebro, un área que se sabe 61

está dedicada a las emociones y los sentimientos. Ver lo que nos ocurre tras la comprensión social y emocional de una situación en la que uno se encuentra en el mundo real es, al menos, tan importante como ver lo que nos ocurre tras una proposición abstracta. Un hallazgo que puede parecer inesperado a primera vista, pero cuyo significado completo se hará evidente solo en el próximo capítulo, es que es el hemisferio derecho es el que tiene el sentido intuitivo de los números y de su tamaño relativo. Sin embargo, el sentido es aproximado y no tiene precisión. El hemisferio izquierdo, por el contrario, tiene precisión, pero no tiene un sentido intuitivo de lo que realmente está haciendo, aparte de seguir reglas y manipular símbolos. Si uno adquiere una habilidad computacional que conduce a una respuesta precisa, será más evidente en el lenguaje en el que se adquirió: no existe tal efecto del lenguaje en relación con la estimación inexacta, o el sentido intuitivo del tamaño. Vale la pena considerar que los números pueden simbolizar absolutos (una cantidad cuantificable, como en las estadísticas) que sugerirían una afinidad con el hemisferio izquierdo, o representar relaciones, que sugerirían una afinidad con el hemisferio derecho. Para Pitágoras, fue esta regularidad de la proporciones o de correspondencias, en lugar de números en cualquier sentido, lo que sustentaba la música y la belleza: la música de las esferas, la armonía natural del universo.

LOS DOS CUERPOS La emoción es inseparable del cuerpo en el que se siente, y es también la base de nuestro compromiso con el mundo. La comprensión social en el sentido de conexión empática, así como la comprensión de cómo se sienten los demás, lo que revelan no solo por lo que se dice en un contexto, sino por su expresión facial, su "lenguaje corporal" y tono de voz - todo esto es posible gracias al hemisferio derecho. Conforme a su capacidad para la emoción y su predisposición a comprender la experiencia mental en el contexto del cuerpo, en lugar de abstraerla, el hemisferio derecho está profundamente conectado con el yo encarnado. Aunque cada lado del cerebro tiene conexiones motoras y sensoriales con el lado opuesto del cuerpo, sabemos que el hemisferio izquierdo tiene solo una imagen del lado contralateral (derecho) del cuerpo – y cuando el hemisferio derecho está incapacitado, la parte izquierda del cuerpo del individuo, virtualmente deja de existir para esa persona. Solo el lóbulo parietal derecho tiene una imagen corporal completa. Es importante destacar que esta imagen del cuerpo no es sólo una imagen. No es una representación (como lo sería si estuviera en el hemisferio izquierdo), o solo la suma de nuestras percepciones corporales, o algo imaginado, sino una imagen viva, íntimamente ligada a la actividad en el mundo, una experiencia esencialmente afectiva. Es por eso que las perturbaciones en esa zona, conducen a enfermedades profundamente perturbadoras, como la dismorfia corporal, y la anorexia nerviosa. Más que esto, los hemisferios derecho e izquierdo ven el cuerpo de diferentes maneras. El hemisferio derecho, como se puede ver en los fascinantes cambios que ocurren después de un daño cerebral unilateral, es responsable de nuestro sentido del cuerpo como algo en lo que "vivimos", algo que es parte de nuestra identidad, y que es, si puede decirse así, la interfaz entre nosotros mismos y el mundo en general. Para el hemisferio izquierdo, en contraste, el cuerpo es algo de lo que estamos relativamente separados, una cosa en el mundo, como otras cosas ("en soi", en 62

lugar de "pour soi", para usar los términos de Sartre), desvitalizado, un "cadáver". Como dice Gabriel Marcel, a veces es como si fuera mi cuerpo, otras veces es como si tuviera un cuerpo. Algunos idiomas, como el alemán, ven el cuerpo en estos dos sentidos tan distintos que tienen diferentes palabras para ellos: Leib para el primero, Kórper para el segundo. Incidentalmente, la palabra alemana Kórper, está relacionada con “cadáver " en inglés, y se introdujo en el lenguaje a través de la medicina y la teología (el cuerpo es el elemento que queda cuando el alma se va); La palabra Leib, relacionada con leben/lebendig (en inglés "live/alive") se refiere a los "cuerpos" que sobrevivieron a una batalla, aquellos que no eran Kórper. De hecho, aún más sorprendente es que la palabra griega que posteriormente vino a indicar el cuerpo considerado separadamente de la persona, soma, nunca fue usado por Homero para referirse al cuerpo vivo, solo a un cadáver. El hemisferio izquierdo parece ver el cuerpo como un conjunto de partes: recuerde al paciente de Ehrenwald, que después de un golpe en el hemisferio derecho, su cuerpo se convirtió en rectilíneo, compartimentalizado, inanimado y hueco (un conjunto de andamios). Si el hemisferio derecho no funciona correctamente, el hemisferio izquierdo se puede negar a tener algo que ver con una parte del cuerpo que no parece funcionar según las instrucciones de dicho hemisferio izquierdo. Los pacientes informan que la mano "no me pertenece " o que pertenece a la persona que está en la cama de al lado, o hablan de ella como si estuviera hecha de plástico. Un paciente se quejó de que había una mano muerta en su cama. Otro pensó que el brazo debía pertenecer a una mujer de la cama de al lado, una mujer blanca pensó que pertenecía a "un petit négre" de la otra cama; otro se quejó de que había un niño en la cama, a su izquierda. Otra más estaba convencida de que las enfermeras habían amontonado su brazo con la ropa sucia y la había enviado para que la lavaran. Una paciente creía firmemente que el brazo paralizado pertenecía a su madre, aunque en todos los demás aspectos su conversación era bastante normal. El proceso en su caso fue, típicamente, revertido al inhibir el hemisferio izquierdo, mediante un proceso llamado estimulación vestibular: Examinador: ¿De quién es este brazo? AR (paciente): No es mío. Examinador: ¿De quién es? AR: Es de mi madre. Examinador: ¿Y Cómo demonios sucede que esté aquí? AR: No lo sé. Lo encontré en mi cama. Examinador: ¿Cuánto tiempo ha estado ahí? AR: Desde el primer día. Siento que, es más cálido que el mío. El otro día también cuando el clima era más frío, tenía más calor que el mío. Examinador: Entonces, ¿dónde está tu brazo izquierdo? AR: (hace un gesto indefinido hacia delante) Está debajo de allí. – Inmediatamente después de la Estimulación vestibular [inhibición del hemisferio izquierdo], el examinador le pide al paciente que le muestre el brazo izquierdo del paciente. AR: (señala su propio brazo izquierdo) Aquí está. Examinador: (levanta el brazo izquierdo del paciente) ¿Es tuyo este brazo? AR: que, si. Examinador: ¿Dónde está el brazo de tu madre? AR: (duda) Está en algún lugar por ahí. 63

Examinador: ¿Dónde exactamente? AR: No lo sé. Quizás aquí, bajo las sábanas. (Ella mira a su derecha, debajo de la ropa de cama.) – Dos horas después de la estimulación vestibular, el examinador vuelve a cuestionar a AR. Examinador: (señala el brazo izquierdo del paciente) ¿De quién es este brazo? AR: Es de mi madre. Es más cálido Examinador: ¿Dónde está tu brazo izquierdo? AR mira en silencio al examinador. Una hora y media después, ella se dirige espontáneamente al examinador. AR: (señala su brazo izquierdo): El brazo de mi madre está más frío de lo que estaba esta mañana. Siente el frío que hace. A la mañana siguiente (30 de noviembre), el examinador pregunta nuevamente a AR, de quien es el brazo izquierdo de AR, mientras lo señala. AR: Es de mi madre. Es bastante cálido. Lo encontré aquí. Ella lo olvidó cuando fue dada de alta del hospital. – Después de la estimulación vestibular realiza el mismo procedimiento utilizado el día anterior, el examinador eleva el brazo izquierdo de la paciente y pregunta nuevamente de quién es ese brazo. AR: (toca su brazo izquierdo) Es mío. Examinador: ¿Dónde está el brazo de tu madre? AR: Debe estar aquí, en la esquina. (Busca el brazo de su madre debajo de la ropa de cama sin encontrarlo.) Es bastante cálido. Es un brazo fuerte; mi madre era una lavandera... Esto se conoce como asomatognosia y, a menudo, sigue a un golpe en el hemisferio derecho. La falta de capacidad para reconocer partes del yo encarnado siempre está asociada con el daño del hemisferio derecho, nunca con el daño del hemisferio izquierdo. El fenómeno se puede replicar mediante la anestesia selectiva del hemisferio derecho. También puede dar lugar a la creencia de que la parte afectada está bajo control ajeno. Un paciente descrito por Lhermitte no mostró ninguna preocupación y estaba positivamente eufórico, a pesar de estar paralizado de su lado izquierdo: "Parecía como si todo el lado izquierdo de su cuerpo hubiera desaparecido de su conciencia y de su vida psíquica". Tres días después, sin embargo, Este paciente informa que de vez en cuando una mano extraña, que lo molesta, se acerca y se coloca en su pecho: dice "esta mano me presiona la barriga y me ahoga "."Esta mano me molesta", dice otra vez, "No me pertenece, y me temo que podría golpearme. Él pensó que podría pertenecer al hombre en la cama de al lado. Otro paciente llegó a creer que el lado izquierdo de su cuerpo era "malvado " y estaba controlado por agentes externos, tal vez por el diablo en confabulación con su padre muerto. Hay una mayor conciencia propioceptiva en el hemisferio derecho que en el izquierdo: es decir, el hemisferio derecho sabe mejor que el izquierdo, sin tener que mirar, por ejemplo, dónde está la mano contralateral y qué posición adopta - aunque eso favorece a la mano izquierda en los diestros. El hemisferio derecho está mucho más vinculado a los cambios fisiológicos que ocurren en el cuerpo cuando experimentamos emociones. La superioridad del hemisferio derecho en el ámbito emocional está explícitamente vinculada a su estrecha relación fisiológica con el cuerpo. Esta es una razón adicional por la que mantenemos a los bebés en el lado izquierdo: el impacto emocional del tacto, el modo de interacción más básico y recíproco, también es más directo e inmediato, si un bebé se encuentra en el lado izquierdo del cuerpo. 64

Aunque estudios de los efectos de accidentes cerebrovasculares en la función sexual han demostrado que es peor si ocurre en el hemisferio izquierdo, pero esto se confunde con la depresión, una secuela común del accidente cerebrovascular en dicho hemisferio; si se excluyen los sujetos deprimidos, parece ser más dependiente la función sexual del hemisferio derecho. Curiosamente, cuando hay daño en el hemisferio derecho, parece haber una eliminación de la integración normal del yo con el cuerpo: el cuerpo se reduce a un compendio de unidades que no están integradas con la personalidad del "propietario" del cuerpo. Esto puede dar como resultado, un apetito morboso y excesivo por el sexo o la comida, lo cual es incompatible con la naturaleza del individuo involucrado. Llamé la atención antes sobre el hecho de que el hemisferio derecho está más íntimamente conectado con los sistemas inconscientes y automáticos para regular el cuerpo y su nivel de excitación, por ejemplo a través del control autonómico de la frecuencia cardíaca o de la función neuroendocrina .Hay una excepción a esto. Hay dos 'procesadores en oposición' dentro del sistema nervioso autónomo, el simpático y el parasimpático. Existe cierta evidencia de que, mientras que el control nervioso simpático está influenciado por el hemisferio derecho, el control del sistema nervioso parasimpático está bajo el control del hemisferio izquierdo. De los dos, el simpático es más importante para modular la frecuencia cardíaca y la presión sanguínea en respuesta a la emoción. También está más implicado en la respuesta a lo nuevo, a lo incierto y a lo emocionalmente exigente, los dominios del hemisferio derecho vigilante, mientras que el sistema nervioso parasimpático produce una relajación de la función autónoma, ajustada a lo familiar, lo conocido y lo emocionalmente más neutral, los dominios del hemisferio izquierdo. Pero la autonomía del hemisferio izquierdo puede aumentar la actividad de forma inmediata, y entonces se asociará con la actividad simpática. Quizás la conclusión más segura es que esta área no está clara.

EL SIGNIFICADO Y LO IMPLÍCITO Cuando pensamos en significado, tendemos a pensar en el lenguaje, y la gran contribución del hemisferio izquierdo al significado es el lenguaje, la manipulación de símbolos. Tan grande es esto que dedicaré el siguiente capítulo a examinar el significado de esto solamente. El hemisferio izquierdo tiene un vocabulario mucho más extenso que el derecho, y una sintaxis más sutil y compleja. Esto amplía enormemente nuestro poder para mapear el mundo y explorar las complejidades de las relaciones causales entre las cosas. Esta superioridad no tiene nada que ver con una mayor afinidad por el componente auditivo. Ya que, en la mayoría de aspectos, la música es mejor apreciada por el hemisferio derecho. En la medida en que existe una superioridad auditiva para el lenguaje del hemisferio izquierdo, en todo caso se debe a su efecto inhibitorio sobre el hemisferio derecho. Más bien, la superioridad en el lenguaje proviene de su naturaleza como hemisferio de representación, en el que los signos sustituyen a la experiencia. De no ser por esto, uno podría haber esperado que el lenguaje de signos, que es de naturaleza visoespacial en lugar de verbal, fuese tratado en el hemisferio derecho. Pero, a pesar de esto, el lenguaje de signos está mediado por el hemisferio izquierdo; y las alteraciones del lenguaje de señas en sujetos sordos también se asocian sistemáticamente con el daño del hemisferio izquierdo, y las deficiencias resultantes suelen ser análogas a los problemas de lenguaje que experimentan los sujetos oyentes con una lesión en el mismo 65

lugar. Esto prueba que la especialización de la corteza auditiva no tiene que ver con el procesamiento del material auditivo, o incluso con las palabras mismas. Tiene que ver con el procesamiento de signos, fichas, representaciones de cosas, ya sean verbales o visoespaciales. Igualmente, el supuesto sesgo visoespacial del hemisferio derecho probablemente no se trata de cualidades visuales en sí mismas, sino que esta es la ruta principal de la percepción del mundo externo, de las cosas en sí mismas, en contraposición a sus signos. Pero el hemisferio izquierdo está unido al lenguaje en sí mismo (per se): el lenguaje es donde está en casa. Parece ser (en paralelo es interesante con la situación de los números mencionados anteriormente) que en realidad está menos preocupado por el significado que el hemisferio derecho, siempre que tenga el control de la forma y el sistema. En condiciones de daño en el hemisferio derecho, donde el hemisferio izquierdo ya no está restringido por el derecho, puede producirse una hipertrofia sin sentido del lenguaje. Una vez más los estereotipos son erróneos. El hemisferio izquierdo puede tener mucho que ver con el lenguaje, pero el hemisferio derecho también juega un papel vital en él. Utiliza el lenguaje no para manipular ideas o cosas, sino para entender lo que otros quieren decir. Este hemisferio "silencioso" reconoce las palabras, y tiene vocabulario, como se explicó anteriormente, e incluso tiene algunos aspectos de la sintaxis. De hecho, no solo la recepción del lenguaje, sino también la expresión es altamente dependiente del hemisferio derecho: los problemas de expresión verbal de pacientes con daño en el hemisferio derecho pueden ser graves, y se ha sugerido que son casi tan graves como los de pacientes con daño hemisférico izquierdo. Y, en lo que se refiere a la comprensión, en algunos aspectos son peores. La fuerza particular del hemisferio derecho es comprender el significado como un todo y en contexto. Es con el hemisferio derecho con el que entendemos la moraleja de una historia, así como el punto de una broma. Ya que es capaz de interpretar inteligentemente lo que otros quieren decir, determinándolo desde la entonación y de la pragmática, no solo por la suma de unidades de significado, sujetas a las reglas combinatorias de sintaxis, como lo haría una computadora. Por lo tanto, es particularmente importante dondequiera que el significado no literal deba ser entendido: o sea, prácticamente en todas partes, por lo tanto, en el discurso humano, y en particular cuando se trata de ironía, humor indirecto o sarcasmo. Los pacientes con daño en el hemisferio derecho tienen dificultades para entender el significado no literal. Tienen dificultades con el significado indirecto, como lo implica la metáfora y el humor. De hecho, las personas con daños en el hemisferio derecho no pueden hacer inferencias, una parte absolutamente vital para entender el mundo: no entienden los significados implícitos, sean de la clase que sean, sino que solo detectan significados explícitos. (Una vez que se hace una inferencia y el significado comienza a ser más explícito, el proceso se transfiere del giro temporal superior derecho al izquierdo). Mientras que el rendimiento sintáctico está más afectado en niños con daño en el hemisferio izquierdo, la comprensión léxica real está más deteriorada por daño del hemisferio derecho. El significado completo de la incapacidad del hemisferio izquierdo y la afinidad del hemisferio derecho por la metáfora se aclarará en el próximo capítulo. Si bien, sin duda, significa que la comprensión del lenguaje indirecto y connotativo de la poesía depende del hemisferio derecho, la importancia de la metáfora es que subyace en todas las formas de comprensión, desde la ciencia y filosofía, no menos que la poesía y el arte.

66

El hemisferio derecho se especializa en la comunicación no verbal. Si se trata de lo que sea implícito, es donde el hemisferio izquierdo está vinculado a "un procesamiento más explícito y más consciente". Las percepciones inconscientes sutiles que gobiernan nuestras reacciones son captadas por el hemisferio derecho. Por ejemplo, es en el área alrededor de la circunvolución fusiforme del hemisferio derecho en donde predomina la lectura inconsciente de las expresiones faciales. Los cambios emocionales que se expresan en cambios faciales diminutos son reflejados y sincronizados por el hemisferio derecho del observador en un margen de 300-400 milisegundos, en niveles por debajo de la conciencia. Al observar los movimientos de los ojos y boca, de otras personas se activa la corteza temporo-occipital posterior derecha. Se recordará que el hemisferio izquierdo no atiende a los ojos: esta es una de las razones por las que el hemisferio derecho es mejor para detectar el engaño. Debido a que el hemisferio derecho capta pistas y significados sutiles, puede entender cómo se sienten y piensan los demás, y así confiamos en dicho hemisferio, cuando juzgamos si las personas mienten. Aquellas personas con daños en el hemisferio derecho tienen dificultades para distinguir las bromas de las mentiras; en contraste, aquellos con daño en el hemisferio izquierdo son en realidad mejores para detectar una mentira que los individuos normales, este es otro ejemplo de la forma en que los hemisferios requieren tanto de separación como de conexión. Recuerdo una observación de John Napier sobre la relación entre la mentira y la comunicación explícita frente a la implícita: " Si el lenguaje fue dado a los hombres para ocultar sus pensamientos, entonces el propósito de los gestos ha sido revelarlos". El reino de lo que permanece, y tiene que permanecer, implícito y ambiguo es extenso, y es crucialmente importante. Esta es la razón por la que uno se siente desesperanzado al confiar en la palabra escrita para transmitir un significado en situaciones humanamente importantes y emocionalmente cargadas. El comportamiento no verbal, el lenguaje, la expresión facial, las entonaciones y los gestos son fundamentales para establecer complejas y contradictorias relaciones predominantemente emocionales entre las personas y entre el hombre y el mundo. Con qué frecuencia un toque en el hombro, un apretón de manos o una mirada dicen más de lo que se puede expresar en un largo monólogo. No porque nuestro discurso no sea lo suficientemente preciso. Todo lo contrario. Es precisamente su precisión y definición lo que hace que el discurso sea inadecuado para expresar lo que es demasiado complejo, cambiante y ambiguo. Como hemos visto, las cosas que están cargadas de valor en si mismas, debido a su lugar en el mundo, son relevantes para el hemisferio derecho, esto es una consecuencia de su preocupación por lo que tiene un significado personal. El "yo", aquí, es un ser social, sin embargo, no es una entidad objetivada aislada, ya que el hemisferio derecho media en el comportamiento social en todas sus ramificaciones. Esta es la razón por la que un derrame cerebral en el hemisferio derecho, aunque no involucra directamente el habla, en la práctica es más incapacitante que un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo, a pesar del hecho de que un ictus en el hemisferio izquierdo generalmente se pierde el habla. Después de un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo, y a pesar de las dificultades incurridas en la pérdida del habla y la pérdida del uso de la mano derecha, las posibilidades de vida independiente son mayores que después de un derrame cerebral en el hemisferio derecho. No es solo la capacidad de interpretar señales emocionales, en un sentido funcional o utilitario, lo que está mediado por el hemisferio derecho. 67

Si bien la capacidad de interpretar las mentes de otros, incluso de apreciar lo que deben estar pensando y sintiendo, la capacidad que falta en el autismo, se pierde en un derrame cerebral del hemisferio derecho, es más que eso también: es la capacidad de manera positiva para empatizar. El significado es más que palabras.

MÚSICA Y TIEMPO A veces esto es música. La música, al estar arraigada en el cuerpo, comunica la emoción, implícita, y es una expresión natural de la naturaleza del hemisferio derecho. La relación entre el lenguaje y la música es algo que exploraremos en el próximo capítulo: sus funciones y orígenes superpuestos revelan algunas verdades vitales sobre nosotros mismos. Dada la especial preocupación por la entonación de la voz y los aspectos emocionales de la experiencia, cabe esperar que la música sea un fenómeno en gran parte (aunque no exclusivamente) del hemisferio derecho. Sin embargo, hay otros aspectos en los que la música también es un candidato natural para las preocupaciones del hemisferio derecho. Son las relaciones entre las cosas, más que las entidades aisladas, las que tienen una importancia primordial para el hemisferio derecho. La música consiste enteramente en relaciones, "intermediación". Las notas no significan nada en sí mismas: las tensiones entre las notas, y entre ellas y el silencio en el que viven en un endeudamiento recíproco, lo son todo. Melodía, armonía y ritmo están en los huecos y, sin embargo, la intermediación es debida a las notas en sí. En realidad, la música no está en los huecos más de lo que está en las notas: Es el conjunto el que hace que las notas y el silencio estén juntos. Cada nota se transforma por el contexto en el que se encuentra. Lo que entendemos por música no es una simple aglomeración de notas, sino algo en el que el conjunto creado es lo suficientemente poderoso como para hacer que cada nota se viva de una manera nueva, y de una forma que nunca antes había sucedido. De manera similar, la poesía no es una disposición de palabras cualquiera, sino algo en el que cada palabra se incorpora a un nuevo todo y lo hace vivir nuevamente de una manera nueva, llevándonos de vuelta al mundo de la experiencia, a la vida: la poesía constituye un "discurso del silencio ". La música y el lenguaje poético son parte del mundo que se transmite por el hemisferio derecho, el mundo caracterizado por la intermediación. Tal vez no sea, al fin y al cabo, tan equivocado llamar al hemisferio derecho el hemisferio" silencioso ": pues sus enunciados están implícitos. Pero no es solo porque existe en intermediación que la música es la preocupación del hemisferio derecho. Su naturaleza indivisible, la necesidad de experimentar el todo, en un momento dado, aunque este desarrollándose siempre en el tiempo, algo que siempre está cambiando, nunca estático o fijo, en constante evolución, como el pulso sutil de un ser vivo (recuerde, que incluso los instrumentos musicales están presentes en el cerebro como seres vivos), el hecho de que su comunicación sea implícita, profundamente emotiva, y que funciona a través de nuestra naturaleza encarnada; en resumen, todo lo relacionado con la música lo convierte en el lenguaje natural del hemisferio derecho. Si es cierto, como dijo Walter Pater, después de Novalis, que todo arte aspira constantemente hacia la condición de la música, todo arte aspira a residir en el mundo que nos entrega el hemisferio derecho. La relación entre la música y el cuerpo no está de ninguna manera limitada a los movimientos voluntarios (o aparentemente voluntarios) de las extremidades, como en la danza. Todos somos conscientes de las muchas formas en que la música nos afecta físicamente a través de las emociones. Las frases musicales actúan como metáforas que emanan de, y amplían enormemente el significado del movimiento en y del cuerpo: levantándose, cayendo, 68

pulsando, respirando. Muchas características de la música, incluidas obviamente las síncopas, pero también las aplicaciones melódicas y los cambios enarmónicos, configuran patrones de expectativa que, en última instancia, están confirmados o decepcionan ; y este proceso conduce a reacciones fisiológicas, como alteraciones en la respiración o cambios en la frecuencia cardíaca, en la presión arterial e incluso en la temperatura, así como sudar, tener lágrimas en los ojos o hacer que nuestro cabello se nos ponga de punta. Dichos cambios son nuevamente mediados a través de la conexión vital del hemisferio derecho con los centros subcorticales, con el hipotálamo y con el cuerpo en general. Se ha dicho que la música, al igual que la poesía, es intrínsecamente triste, y un estudio de la música de muchas partes del mundo confirmaría que no existe, por supuesto, música alegre, sino que incluso esa música a menudo parece ser feliz arrancada de los dientes de la tristeza, una especie de fiesta en clave menor. Es lo que esperaríamos en vista del tono emocional del hemisferio derecho; ya que hay una afinidad fuerte entre el hemisferio derecho y la clave menor, así como entre el hemisferio izquierdo y la clave mayor. El filósofo pre-socrático Gorgias escribió, "el asombro y la lágrimas y el deseo afligido entran en los que escuchan poesía ", y en ese momento poesía y canción eran uno. La relación entre música y emoción es fascinante y, hasta cierto punto, desconcertante. Suzanne Langer dijo que la música no solo tiene el poder de recordar emociones con las que estamos familiarizados, sino también de evocar "emociones y estados de ánimo que no hemos sentido, cosas que no conocíamos antes". La música parece, en otras palabras, ampliar ilimitadamente el rango de emociones posibles, ya que la emoción experimentada está tan ligada a la particularidad de la obra que lo media, aunque el léxico con el que estamos obligados a describir los sentimientos siga siendo frustrantemente limitado. Por lo tanto, la "tristeza" de una pieza de Bach será bastante diferente de la "tristeza" de una pieza de Mozart, y la "tristeza" en la Pasión de Mateo será diferente del tipo de "tristeza" que podríamos discernir en La Ofrenda Musical y la “tristeza” que experimentamos en el movimiento de la Pasión de Mateo: la maravillosa aria alta Erbarne Dich, por ejemplo, será de un tipo bastante diferente de "tristeza", que digamos, su coro final. Esto debe ser lo que Mendelssohn quiso decir con su por otra parte paradójica afirmación de que "los pensamientos que se expresan con la música que amo no son demasiado indefinidos para ser expresados en palabras, sino que, al contrario, son muy definidos". El lenguaje nos devuelve inevitablemente a la moneda desgastada de la re-presentación, en la que las cualidades únicas de todo lo que existe se reducen al mismo conjunto de términos. Como dijo Nietzsche: "En comparación con la música, toda comunicación por palabras es desvergonzada; palabras diluidas y brutales; palabras despersonalizadas: palabras que hacen que lo poco común sea común". Aunque el habla es principalmente una función del hemisferio izquierdo, la producción de palabras en las canciones está asociada con una amplia activación del hemisferio derecho. Después de un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo que deja al paciente incapacitado para hablar, él o ella pueden cantar las palabras de las canciones sin dificultad. El daño al hemisferio derecho, por el contrario, puede llevar a una condición conocida como amusia, en la que se puede perder la capacidad de apreciar, comprender o interpretar música. Las lesiones del hemisferio derecho pueden dejar la comprensión del habla relativamente no afectada, mientras que la percepción de los sonidos no 69

verbales (incluida la música) se ve profundamente interrumpidos. En tales casos, así como en la agnosia auditiva (que es más común después del daño bilateral), la percepción del timbre, el ritmo y los sonidos complejos se ve gravemente afectada. La mayoría de los casos de amusia sin afasia, la incapacidad para apreciar o tocar música, sin deterioro de la comprensión o producción del habla, involucran daños en el hemisferio derecho. La situación inversa depende de que el hemisferio derecho esté a salvo. Un conocido compositor y profesor de música del Conservatorio de Moscú, V. Shebalin, tuvo un derrame cerebral izquierdo y parietal con la consiguiente afasia severa (deterioro del lenguaje), pero continuó componiendo obras de excelente calidad –- según Shostakovich, indistinguibles de sus trabajos previos al derrame cerebral .Un organista profesional y compositor que era ciego desde la edad de dos años tuvo un derrame cerebral en la arteria cerebral media izquierda, con la consiguiente afasia grave, así como alexia y agrafia (incapacidad para leer o escribir) en braille para las palabras, pero no para la música, siguió tocando y componiendo como si no hubiese estado afectado. Un compositor y director de orquesta que sufrió un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo ya no podía leer palabras, pero podía leer y escribir música sin dificultad. La melodía, el tono, el timbre y el procesamiento de tonos, casi siempre están mediados a través del hemisferio derecho (en músicos no profesionales). El ritmo tiene una base más amplia. Los patrones de ritmo discriminatorios activan redes considerablemente distribuidas en la corteza parieto-temporal, inferior y prefrontal, casi exclusivamente en el hemisferio derecho. Sin embargo, algunos ritmos métricos básicos están mediados por el hemisferio izquierdo, particularmente en el área de Broca, mientras que los ritmos más complejos, y aquellos con más desviaciones del patrón estándar, como las sincopaciones y los ritmos cruzados, son preferidos por el hemisferio derecho. El hemisferio derecho es más sensible a la armonía, lo que podría considerarse esencialmente como una función de dicho hemisferio. El hemisferio derecho también es la fuente de nuestra capacidad para relacionar la armonía con la entonación (la base de la progresión armónica) y de algunos aspectos del ritmo. Pero la música plantea un problema intrigante. Todo lo que acabo de decir se aplica al aficionado: el músico profesional o altamente capacitada utiliza el hemisferio izquierdo en mayor medida para la comprensión de la música. Algunos han interpretado que esto sugiere la adopción en dichos sujetos capacitados de un enfoque analítico, basado en la teoría o en un análisis más consciente. Esto es casi cierto. También puede ser, como ha argumentado J. Levy, que la evidencia de artistas y músicos exitosos sugiere que sus habilidades están más distribuidas en ambos hemisferios de lo que es habitual ("matemáticos voladores"). Esto estaría en consonancia con el hallazgo de que la atención visoespacial se distribuye más uniformemente entre los hemisferios en los músicos, posiblemente debido a que han adquirido la habilidad de leer música, un proceso secuencial de izquierda a derecha como el lenguaje (favoreciendo así el procesamiento del hemisferio izquierdo), pero con el sentido, no obstante, de que es menos representado visualmente (posiblemente favoreciendo el procesamiento del hemisferio derecho).Además, los pianistas deben poder usar cada mano por igual para traducir entre secuencias visoespaciales y secuencias motoras. Los hallazgos de Goldberg y Costa sugieren, sin embargo, que también puede ser un caso especial de un principio de aplicación más general, como hemos visto anteriormente. Mientras recopilamos nueva información, el hemisferio derecho es responsable, pero una vez que se vuelve "conocido y familiar", el hemisferio izquierdo se lo usurpa.

70

El descubrimiento de que la música de contrapunto de J. S. Bach causa una fuerte activación del hemisferio derecho incluso en músicos entrenados es fascinante. Fue explicado por investigadores que hicieron el hallazgo sobre la base de que una gama de perfiles melódicos deben mantenerse en la conciencia, simultáneamente, requiriendo la mayor capacidad del hemisferio derecho para sostener la experiencia en su memoria de trabajo. Si bien eso puede ser correcto, una explicación alternativa podría radicar en la imposibilidad de atender todas las partes de dicha música en su totalidad, de modo que nunca se pueda experimentar exactamente de la misma manera en diferentes audiciones. Ya que nunca es finalmente aprehendido, siempre es nuevo. Y las dos explicaciones quizás no sean tan diferentes, ya que la "captación" del hemisferio izquierdo que es producto de su no-espontaneidad, es posible solo limitando el alcance de lo que se atiende. La música, como narrativa, como experiencia de nuestra vida según la vamos viviendo, se desarrolla en el tiempo. El movimiento del tiempo es lo que hace de la música lo que es. No solo tiene un ictus inicial y un ritmo; Su estructura se extiende a lo largo del tiempo, dependiendo de la memoria para mantenerse unida. El tiempo es el contexto que da sentido a todo en este mundo y, a la inversa, todo lo que tiene significado para nosotros en este mundo, todo lo que tiene un lugar en nuestras vidas, existe en el tiempo. Esto no es cierto para las abstracciones y re-presentaciones de entidades, pero todo lo que es, está sometido al tiempo. El sentido del paso del tiempo se asocia con una atención sostenida, y por esta razón, es de esperar que surja del hemisferio derecho, ayudado por la corteza prefrontal derecho y el lóbulo parietal inferior. La capacidad de comparar la duración del tiempo es mejor realizada por el hemisferio derecho, y se basa en la corteza prefrontal dorsolateral derecha. De hecho todos los aspectos de la apreciación del tiempo, en el sentido de ser algo vivido, con un pasado, presente y futuro, dependen del hemisferio derecho, principalmente de la corteza prefrontal y parietal derecha. El sentido del pasado o del futuro se ve gravemente afectado en los daños en el hemisferio derecho. Lo que se denomina secuencia temporal es un concepto ambiguo. Tal secuenciación, dependiendo de lo que se quiera decir con eso, puede ser dependiente del hemisferio derecho o, al menos cuando la secuencia no tiene un significado en "el mundo real”, como ocurriría en una narración, depender del hemisferio izquierdo - la comprensión de la narrativa es una habilidad del hemisferio derecho; el hemisferio izquierdo no puede seguir una narrativa. Pero la secuenciación, en el sentido de ordenación de eventos momentáneos descontextualizados, no relacionados artificialmente, o interrupciones momentáneas del flujo temporal, es el tipo de cosas que el hemisferio izquierdo realiza o mejora, aunque no sea en realidad una medida del sentido de tiempo en absoluto. Es precisamente cuando se hace cargo, cuando el sentido del tiempo se rompe. El tiempo es esencialmente un flujo indiviso: la tendencia del hemisferio izquierdo es a dividirlo en unidades y al hacer que sean las máquinas la que lo midan, puede engañarnos de que sea una secuencia de puntos estáticos, pero tal secuencia nunca se acerca a la naturaleza del tiempo, por muy cerca que se aproxime. Este es otro ejemplo de cómo algo que no existe en el hemisferio izquierdo es re-presentado por él sin vida, en forma mecánica, como una aproximación cercana a cómo la ve, pero siempre quedando al otro lado de un abismo que separa los dos mundos, como una serie de tangentes que se acercan cada vez más a un círculo sin lograrlo, una máquina de aproximaciones, de la que sin embargo, la mente humana aún no es consciente, un Frankenstein hecho 71

con pedazos que nunca viven realmente. Una afección llamada palinopsia, en la cual existe una alteración y fragmentación del flujo normal de la experiencia visual, y una persistencia anormal en el tiempo de imágenes, causando una estela visual, que es causada por lesiones del hemisferio posterior; y fenómenos similares, de pérdida de la fluidez del movimiento a través del tiempo, en otras modalidades distintas de la vista, probablemente se asocian de manera similar con déficits en la corteza posterior derecha. Bajo tales condiciones, la capacidad del hemisferio derecho de percibir el flujo como un movimiento único y unificado a través del tiempo se pierde. Reemplazándose, por el mundo atemporal, mecánico, del hemisferio izquierdo, con una serie infinita de momentos estáticos, como la sucesión de fotogramas en una película de cine, y que es conocido como el fenómeno Zeitraffer. Nuevamente, se ha sugerido que, mientras que el hemisferio derecho es necesario para el monitoreo sostenido de la información temporal, el hemisferio izquierdo es más eficiente para la detección de interrupciones breves del flujo temporal que son descontextualizadas. En mi opinión, esto simplemente confirma la predilección por la abstracción, así como la falta de capacidad para la percepción del flujo temporal, en el hemisferio izquierdo. El punto crítico aquí es que el hemisferio derecho tiene una ventaja donde hay fluidez de movimiento o flujo a lo largo del tiempo, pero el hemisferio izquierdo tiene la ventaja donde existe una estasis o se enfoca en un punto en el tiempo. Hay una ambigüedad en la idea de permanencia. El hemisferio izquierdo parece aceptar la permanencia de algo solo si es estático. Pero las cosas pueden cambiar, fluir y, sin embargo, tener permanencia: pensar en un río. El hemisferio derecho percibe que hay permanencia incluso donde hay flujo. Por lo tanto, cuando se daña, los seres vivos no tienen permanencia: es el fenómeno de Capgras. La música tiene lugar en el tiempo. Sin embargo, la música también tiene la capacidad de hacernos estar fuera del tiempo. Como dijo George Steiner, "la música está...libre de temporalidad". Igualmente, funciona a través del cuerpo, pero nos transporta más allá del mundo de lo meramente físico: es muy particular y, sin embargo, parece hablar de cosas que son universales. Quizás este hecho de pasar por una cosa para encontrar su opuesto sea un aspecto del mundo del hemisferio derecho, en el que los "opuestos" no son incompatibles, un aspecto de su redondez, más allá de la linealidad. Sin embargo, diría, a riesgo de llevar el lenguaje más allá de sus límites, que el tiempo en sí es (lo que el hemisferio izquierdo llamaría) de naturaleza paradójica, y que la música no libera tanto al tiempo de la temporalidad sino que resalta un aspecto que siempre está presente en el tiempo, su intersección con un momento que participa de la eternidad. De manera similar, no usa tanto lo físico para trascender la corporalidad, ni usa la singularidad para trascender lo particular, como sacar a relucir la espiritualidad latente en lo que concebimos como existencia física, y descubrir la universalidad que es, como Goethe pasó la vida tratando de expresar, lo que está siempre latente en lo particular. También es una característica de la música en todas las culturas conocidas que se usa para comunicarse con lo sobrenatural, con lo que sea por definición, que está más allá de, nosotros mismos.

PROFUNDIDAD El equivalente del tiempo en el ámbito visual podría considerarse a la profundidad espacial: de hecho, desde Einstein hemos podido comprender que el tiempo y el espacio son aspectos de una misma entidad. Como es el hemisferio 72

derecho el que da "profundidad" a nuestro sentido del tiempo, en el reino visual es el hemisferio derecho el que nos da los medios para apreciar la profundidad en el espacio, la manera en que nos encontramos en relación con los demás, en lugar de por categorización. El hemisferio derecho tiene tendencia a ocuparse de las relaciones espaciales en términos del grado de distancia, que puede discriminar fácilmente, en contraste con la estrategia del hemisferio izquierdo, que tiende a ser más categórico: "arriba", "abajo", y así sucesivamente. Aquí hay un paralelismo con el sentido del tiempo: la duración pertenece al hemisferio derecho, mientras que la secuenciación pertenece al izquierdo ("antes", 'después" = "por encima ", "por debajo"). La organización del espacio en el hemisferio derecho depende más de la profundidad, ya sea que las cosas estén más cerca o más lejos "de mí". El hemisferio derecho está incluso inclinado hacia lo que está más lejos "de mí", un aspecto de su atención más amplia, y más profunda. El hemisferio izquierdo, en comparación, tiene dificultades para procesar la profundidad: como resultado, puede calcular el tamaño de las cosas a veces dramáticamente mal. Los déficits del hemisferio derecho causan dificultades para tratar con superficies irregulares y suavemente curvadas, como son características de los seres vivos, en tres dimensiones, a pesar de que esté a salvo la capacidad de tratar con un objeto 3D rectilíneo predecible como un cubo. Se ha sugerido que este problema para tratar con volúmenes curvos puede ser la base de la prosopagnosia y podría ser un factor que contribuyese. Una de las características que describe Bodamer del "paciente S " fue, el problema de profundidad, la reducción de la cara a una "placa oval blanca". El hemisferio derecho tiende a presentar el mundo de manera realista, con detalles visuales, en tres dimensiones, con profundidad; con un sentido estético de la intensidad y la belleza de las representaciones visuales que provienen en gran parte del hemisferio derecho. El hemisferio derecho representa los objetos con volumen y profundidad en el espacio, tal como se experimentan; El hemisferio izquierdo tiende a representar el mundo visual de manera esquemática, abstracta, geométrica, con una falta de detalles realistas, e incluso en un plano. Los dibujos de edificios, en individuos con el hemisferio derecho inactivo, pueden incluso ser planos, con todas las fachadas visibles al mismo tiempo, como el dibujo de un niño. Otra forma de expresarlo es que el hemisferio izquierdo está más preocupado por lo que sabe, donde el hemisferio derecho está preocupado por lo que experimenta. Un paciente estudiado por Gazzaniga y LeDoux, que se sometió a una comisurotomía, podía dibujar un cubo normalmente con cualquiera de las dos manos antes de la operación, pero luego de la intervención solo podía dibujar un diagrama deficiente con su mano derecha, y con la mano izquierda dibujaba una construcción tridimensional de un cubo. CERTEZA Al hemisferio izquierdo le gustan las cosas hechas por el hombre. Las cosas que hacemos son más seguras: las conocemos de adentro hacia afuera, y las podemos poner juntas. No están, como los seres vivos, cambiando y moviéndose constantemente, más allá de nuestro alcance. Debido a que el hemisferio derecho ve las cosas como son, son constantemente nuevas por eso, es por lo que no tiene nada parecido a un banco de datos de información sobre categorías como tiene el hemisferio izquierdo. 73

No puede tener la certeza del conocimiento que proviene de ser capaz de arreglar cosas y aislarlas. Por mantenerse fiel a lo que es, no forma abstracciones y categorías basadas en la abstracción, que son las fortalezas del lenguaje denotativo. En contraste, el interés del hemisferio derecho en el lenguaje reside en las cosas que ayudan a llevarlo más allá de los efectos limitantes de la denotación hacia la connotación: reconociendo la importancia de la ambigüedad. Por lo tanto, es virtualmente silencioso, relativamente cambiante e incierto, donde el hemisferio izquierdo, por el contrario, puede estar sin razón, incluso obstinadamente, convencido de su propia exactitud. Como lo señala John Cutting, a pesar de un sorprendente grado de ignorancia por parte del hemisferio izquierdo (supuestamente el mayor) acerca de su socio, el hemisferio derecho (supuestamente el menor), es el que invalida, la toma de decisiones en ausencia de cualquier evidencia racional sobre lo que está sucediendo. Hay numerosos ejemplos de este fenómeno. Un sujeto con cerebro dividido, en cuyo hemisferio derecho se proyecta una fotografía de un desnudo con una pose sugestiva, se pone nervioso y se ríe de manera avergonzada. Cuando el experimentador le pregunta por qué, su hemisferio verbal no tiene idea. Por lo tanto, busca algo que sea plausible: alguien en la habitación le está molestando. Un ejemplo famoso, relatado por Gazzaniga y LeDoux, ilustra el punto más importante aquí. Los experimentadores muestran a un paciente con cerebro dividido (PS) una imagen proyectada en uno u otro hemisferio y le piden que elija una tarjeta relacionada con la escena. Por ejemplo, muestran una escena de nieve al hemisferio derecho y le piden, que elija una imagen apropiada de una serie de tarjetas, con cualquiera de las dos manos. No puede decir qué es lo que ha visto, porque el hemisferio derecho no puede hablar, pero con la mano izquierda puede ir directamente a la imagen de una pala. Sin embargo, dado que el hemisferio izquierdo no vio nada, su mano derecha elige al azar, y no obtiene mejor puntuación que el azar. Luego hacen las cosas un poco más interesantes. Al mismo tiempo que muestran una imagen de la escena de nieve en el hemisferio derecho, muestran una imagen de una garra de un pollo en el hemisferio izquierdo. Cada hemisferio tiene conocimiento de una sola imagen, y en cada caso es diferente. Cuando le piden a PS que elija una tarjeta apropiada, nuevamente su mano izquierda elige una pala (porque el hemisferio derecho ha visto la nieve)pero la mano derecha elige una imagen de un pollo (porque lo que el hemisferio izquierdo ha visto es la garra del pollo).Cuando se le preguntó por qué su mano izquierda había elegido la pala, su hemisferio verbal, que tiene que responder a la pregunta, pero no sabe nada de la escena de la nieve, y por tanto de la razón para elegir la pala, no está en absoluto desconcertado. Explica que vio un pollo y, por supuesto, eligió la pala porque necesita eso para limpiar el cobertizo. El hallazgo realmente interesante aquí, como lo expresaron los autores, es que "sin pestañear " el hemisferio izquierdo extrae conclusiones erróneas de la información disponible y establece la ley sobre lo que solo el hemisferio derecho podría saber: "el lado izquierdo no ofreció su sugerencia como una mera conjetura, sino [como] una declaración de hecho… ". Esto puede estar vinculado a un fenómeno conocido como confabulación, donde el cerebro, al no poder recordar algo, en lugar de admitir una brecha en su comprensión, hace algo para que sea plausible, y parezca consistente, lo rellena. Así, por ejemplo, en presencia de una lesión del lado derecho, el cerebro pierde la información contextual que le ayudaría a dar sentido a la experiencia; el hemisferio izquierdo, sin ningún miramiento, inventa una historia y, al carecer de intuición, está completamente convencido. Incluso en ausencia de amnesia, el hemisferio izquierdo 74

muestra una fuerte tendencia a confabular: piensa que conoce algo, reconoce algo que no es así, una tendencia que puede estar vinculada a su falta de capacidad para discriminar casos únicos de categorías generales en las que los ubica. El hemisferio izquierdo es el equivalente al tipo de persona que, cuando se le pide una dirección, prefiere inventar algo en lugar de admitir que no sabe. Esta impresión es confirmada por Panksepp: “El hemisferio izquierdo lingüísticamente competente...aparece predispuesto a reprimir las emociones negativas, e incluso elige confabular " Hasta cierto punto, tal vez inevitablemente fabulemos historias sobre nuestras vidas, un proceso supervisado por lo que Gazzaniga llama el "intérprete¨" del hemisferio izquierdo. Sin embargo, es el hemisferio derecho el que hace juicios sobre la verdad o plausibilidad de estas narrativas. El hecho es que este hábito está lejos de ser inofensivo: lleva al hemisferio izquierdo a hacer inferencias escasas y a tomar decisiones erróneas. En un experimento realizado por los colegas de Gazzaniga, se pidió a los sujetos con cerebro dividido (JW&VP) que adivinaran qué color, rojo o verde, se mostraría a continuación, en una serie en la que, cuatro veces más, se mostraba más el verde que el rojo. En lugar de detectar que la forma de obtener la puntuación más alta era elegir el verde (la estrategia del hemisferio derecho), lo que llevaría a una puntuación del 80%, el hemisferio izquierdo eligió el verde al azar, aproximadamente cuatro veces más a menudo que el rojo. Produciendo un puntaje un poco mejor que el azar. El problema aquí, como se ha esclarecido en la investigación posterior, es que el hemisferio izquierdo desarrolla una regla, una regla que, sin embargo, es errónea. Algo similar, al experimento anterior, con sujetos normales, los investigadores descubrieron no solo (lo que ahora sabemos que es) que el hemisferio izquierdo tiende a insistir en su teoría a costa de hacer las cosas mal, sino que más tarde insistirá alegremente en que lo ha hecho bien. En este experimento, los investigadores encendieron luces con una frecuencia similar a (4: 1) durante un período considerable, y los participantes volvieron a predecir al azar en una proporción de 4: 1, lo que produjo malos resultados. Pero después de un tiempo, desconociéndolo los sujetos, los experimentadores cambiaron el sistema, de modo que cualquier luz que predijera el sujeto, esa era la luz que se mostraba a continuación: en otras palabras, el sujeto estaba inesperadamente, acertando al 100%, esa fue la forma de amañarlo. Cuando se le pidió comentar, los sujetos, a pesar de haber continuado simplemente prediciendo la luz más frecuente, el 80 por ciento de las veces, respondieron de manera abrumadora que había un patrón fijo en las secuencias de luz y que finalmente lo habían descifrado. Luego continuaron describiendo sistemas sofisticados y elaborados que "explicaban " por qué siempre tenían razón. Por lo tanto, el hemisferio izquierdo necesita certeza y debe adecuarse a ella. El hemisferio derecho, permite mantener varias posibilidades ambiguas en suspensión juntas sin un cierre prematuro en un solo resultado. La corteza prefrontal derecha es esencial para tratar con información incompleta y desempeña un papel fundamental en el razonamiento sobre situaciones descritas de manera incompleta. El hemisferio derecho es capaz de mantener representaciones mentales ambiguas ante una tendencia a la sobreinterpretación excesiva del hemisferio izquierdo. La tolerancia del hemisferio derecho a la incertidumbre está implícita en su habilidad sutil de usar la metáfora, la ironía y el humor, todo lo cual depende de no resolver prematuramente las ambigüedades. Por supuesto, también la poesía, que se basa en las capacidades lingüísticas del hemisferio derecho.

75

Durante la estimulación ambigua del antagonismo perceptivo (el fenómeno de la imagen ambigua que se puede ver de una manera u otra, pero no ambas simultáneamente, como "el pato-conejo" o el cubo de Necker) la corteza frontal derecha es más activa. Las imágenes borrosas o indistintas no son un problema para el hemisferio derecho, sino para el izquierdo, incluso cuando la naturaleza de la tarea sugiere que debería ser más problemático para el hemisferio derecho. Uno de los hallazgos iniciales más consistentes en la especialización del hemisferio fue que cada vez que una imagen se presenta fugazmente o se presenta de forma degradada, de modo que solo se dispone de información parcial, surge una superioridad del hemisferio derecho, incluso cuando el material es verbal. En un sutil trabajo experimental, J. Sergent pudo demostrar, esto y lo contrario, a saber, que cuando las imágenes se presentan durante más tiempo de lo habitual, lo que aumenta su certeza y familiaridad, emerge una superioridad en el hemisferio izquierdo, incluso cuando se trata de reconocimiento facial. Haciendo la interesante observación de que las letras del abecedario, "representan un conjunto finito de estímulos que son claramente enfocados, familiares y sobre-aprendidos", mientras que las imágenes visuales "representan un conjunto potencialmente infinito de formas de gran tamaño de ángulo visual, con diferentes niveles de estructura de importancia y prominencia desigual que a menudo son desconocidos para los sujetos". Al hacerlo, revela claramente un hilo común que une, por un lado, la afinidad del hemisferio izquierdo por lo que él mismo hace (el lenguaje), con la familiaridad de lo conocido, la certeza y finitud, y, por otro lado, el hemisferio derecho una afinidad por todo lo "otro", nuevo, desconocido, incierto e ilimitado. Nuevamente, a lo que se hace referencia, en un relato como el que presento en este capítulo, es el modo del hemisferio izquierdo, de "funciones" separadas (o áreas de interés), en el que debe considerarse también, el modo del hemisferio derecho, como aspectos de una misma entidad que solo están artificialmente separados por el proceso de descripción. Las "funciones" no están arbitrariamente, ubicadas en este o aquel hemisferio: ellas representan, en ambos hemisferios, aspectos de dos formas completas de estar en el mundo. La certeza está relacionada con la contracción, así cuanto más seguro estamos de algo, menos vemos. Para poner esto en el contexto de la neurofisiología de la visión: la fóvea del ojo humano, una pequeña área en la retina, en el centro del ojo, es la más pronunciada de todos los primates. Su resolución es aproximadamente 100 veces mayor que en la periferia. Pero es sólo de 10 grado. La parte del campo visual que realmente se usa para la resolución es no más de 30 grados de ancho. Aquí es donde se concentra el estrecho haz enfocado de la atención del hemisferio izquierdo: lo que se ve claramente. AUTOCONOCIMIENTO Y TONO EMOCIONAL El hemisferio derecho también es más realista acerca de cómo se relaciona con el mundo en general, menos grandioso, más auto-estable, que el hemisferio izquierdo. El hemisferio izquierdo es siempre optimista, pero poco realista sobre sus carencias. Cuando a los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular en el hemisferio derecho se les ofrece una orientación constructiva sobre su desempeño, esto tiene poco impacto. En palabras de un investigador sobre lesiones en la cabeza, “los niños con trastorno por déficit de cerebro derecho ignoran los obstáculos de la tarea, aceptan desafíos imposibles, realizan esfuerzos sumamente inadecuados y se quedan atónitos ante los malos resultados. Estos niños actúan sin miedo porque pasan por alto los factores inherentes a la situación". 76

Un profesional altamente inteligente descrito por Stuss desconocía por completo su falta de capacidad para hacer su trabajo después de la extirpación de un tumor en la corteza prefrontal derecha. Cuando se le pidió que hiciera un juego de rol como asesor de salud ocupacional de alguien con sus problemas, aconsejó apropiadamente la jubilación médica, pero cuando se le pidió que aplicara esta idea a su propia situación, no pudo hacerlo. Hay muchos informes de casos similares. Aunque hablando relativamente, el hemisferio derecho tiene una visión más pesimista del yo, también es más realista al respecto. Hay evidencia de que (a) los que están algo deprimidos son más realistas, incluso en la autoevaluación; y, que (b) la depresión es (a menudo) una condición asimétrica relativa del hemisferio, prefiriendo el hemisferio derecho. Incluso los esquizofrénicos tienen más información sobre su condición en proporción al grado en que tienen síntomas depresivos. La evidencia es que esto no se debe a que la intuición te deprime, sino a que estar deprimido te da intuición. La comprensión de la enfermedad generalmente depende del hemisferio derecho, y aquellos que tienen dañado el hemisferio derecho tienden a negar su enfermedad, el fenómeno bien conocido y extraordinario de la anosognosia, en el cual los pacientes niegan o minimizan radicalmente el hecho de que tienen, por ejemplo, una pérdida descarada del uso de una mitad completa del cuerpo. Un paciente con una extremidad completamente paralizada (izquierda) puede negarse rotundamente a aceptar que tiene algo mal, y dará las explicaciones más absurdas de por qué no puede moverla a demanda. Esto sucede hasta cierto punto en la mayoría de los casos después de un derrame cerebral que afecta el lado izquierdo del cuerpo (que implica daño del hemisferio derecho), pero prácticamente nunca después de un derrame cerebral del lado derecho (que implica daño del hemisferio izquierdo). El fenómeno de la negación puede revertirse temporalmente activando el hemisferio derecho afectado. Igualmente, la negación de la enfermedad (anosognosia) se puede inducir mediante la anestesia del hemisferio derecho. Tengan en cuenta que no es solo una ceguera, o una falta de visión, es una negación intencional. Hoff y Pótzl describen a una paciente que demuestra esto hermosamente: "Al examinarla, cuando se le muestra su mano izquierda en el campo visual derecho, mira hacia otro lado y dice: 'No lo veo'. Esconde espontáneamente su mano izquierda debajo de la ropa de cama o la pone detrás de su espalda. Nunca mira a la izquierda, ni siquiera cuando la llaman desde ese lado". Si se la obliga a enfrentarse a la extremidad afectada, no es infrecuente una sensación de repulsa por ello, conocido como misoplegia: si el examinador pone la mano derecha del paciente en su mano derecha, " la agarra solo para soltarla inmediatamente con una expresión de disgusto". En las lesiones del hemisferio derecho, no solo existe la negación o la indiferencia frente a la incapacidad, sino a veces una perturbación del estado de ánimo, "que recuerda a la fatuidad de las personas con lesiones frontales: euforia, jovialidad, una inclinación por juegos de palabras débiles". Uno de los pacientes informado por Hécaen y de Ajuriaguerra, que tenían hemi-asomatognosia completa causada por un tumor parietal, "exhibía una jovialidad sorprendente, al mismo tiempo que se quejaban de un fuerte dolor de cabeza". La negación es una especialidad del hemisferio izquierdo: en los estados de inactivación relativa del hemisferio derecho, en los cuales, por tanto, existe un sesgo hacia el hemisferio izquierdo, los sujetos tienden a evaluarse a sí mismos de manera optimista, ven las imágenes de manera más positiva y son más aptos para atenerse a sus puntos 77

de vista. En presencia de un derrame cerebral en el hemisferio derecho, el hemisferio izquierdo está "paralizado por la ingenuidad optimista de los resultados". Siempre es un ganador: ganar está asociado con la activación de la amígdala izquierda, perder con la activación de la amígdala derecha. Hay un vínculo aquí con la tendencia del hemisferio derecho a la melancolía. Si hay una tendencia a que el hemisferio derecho esté más apenado y deprimido, esto puede, verse relacionado no solo con estar más en contacto con lo que está sucediendo, sino con más contacto y preocupación por los otros." Ningún hombre es una isla": es el hemisferio derecho del cerebro humano el que garantiza que nos sintamos parte de algo mayor. Cuanto más conscientes y empáticos estamos unidos con lo que sea que existe aparte de nosotros mismos, más probable es que suframos. La tristeza y la empatía están altamente correlacionadas: esto se puede ver en estudios de niños y adolescentes. También existe una correlación directa entre tristeza y empatía, por un lado, y sentimientos de culpa, vergüenza y responsabilidad, por el otro. Los psicópatas, que no tienen ningún sentimiento de culpa, vergüenza o responsabilidad, tienen deficiencias en el lóbulo frontal derecho, en particular en la corteza orbitofrontal y ventromedial derecha. Quizás al sentir es inevitable sufrir. La palabra griega pathe, sentimiento, se relaciona con pathos, aflicción y paschein, sufrir: las mismas raíces están en la palabra "pasión" (y un desarrollo similar lleva a la palabra alemana para las pasiones, Leidenschaften, de la raíz Leiden, sufrir). Esta es solo una de las razones para dudar de la fácil ecuación entre placer y felicidad, por un lado, y el bienestar por el otro lado. Cuidar intrínsecamente al otro implica esencialmente una cierta disposición, la disposición a sentir pena por las otras desgracias graves...Ser justo es ser molestado por la injusticia. El dolor, el sufrimiento y la pérdida de placer, entonces, a veces constituyen lo que somos y lo que valoramos. Y está esencialmente entretejido con nuestros compromisos más profundos. A medida que surjan razones para nuestros compromisos más profundos, a veces tendremos una razón no instrumental para sufrir. Una vez, cuando Berlioz sollozó en una actuación musical, un espectador simpatizante comentó: "Parece estar muy afectado, señor. ¿No es mejor que se retire un momento? "En respuesta, Berlioz dijo bruscamente:" ¿Tiene la impresión de que estoy: ¿aquí para disfrutar de mí mismo? "Cuando Lear grita:" ¿Hay alguna razón en la naturaleza que haga que estos corazones sean tan duros? , nosotros podríamos responder, en un nivel, Sí – un defecto en la corteza prefrontal derecha. Pero esto, simplemente trasmite el hecho de que la crueldad no existe en la "Naturaleza": Solo los humanos con su corteza prefrontal izquierda tienen la capacidad de la maldad premeditada, pero solo los humanos, con su corteza prefrontal derecha, son capaces de la compasión.

SENTIDO MORAL Otra área donde la retrospección analítica nos confunde sobre la naturaleza de lo que observamos, ya que reconstruye un mundo de acuerdo con principios del hemisferio izquierdo, es el de la moralidad. Los valores morales no son algo que elaboramos racionalmente desde algún principio de utilidad, ni de ningún otro principio, sino que es un aspecto irreductible del mundo fenoménico, como el color. Estoy de acuerdo con Max Scheler, y para el caso con Wittgenstein, de que el valor moral es una forma de experiencia irreductible a cualquier otro modo, o a cualquier otro término; y creo que esta percepción subyace a la 78

deducción de Kant sobre Dios, a partir de la existencia de valores morales, en lugar de los valores morales desde la existencia de un Dios. Tales valores están vinculados a la capacidad de empatía, no de razonamiento; y los juicios morales no son deliberativos, sino inconscientes e intuitivos, profundamente ligados a nuestra sensibilidad emocional hacia los demás. La empatía es intrínseca a la moralidad. Los pacientes con lesiones en los lóbulos frontales ventromediales son impulsivos, no pueden prever consecuencias y se desconectan emocionalmente de los demás; en particular, la corteza frontal ventromedial derecha, que tiene interconexiones ricas con las estructuras límbicas, y es crítica en todos los aspectos del comportamiento moral y social. El juicio moral involucra a una compleja red del hemisferio derecho, en particular la corteza ventro-medial y orbitofrontal derecha, así como a la amígdala de ambos hemisferios. El daño en la corteza prefrontal derecha puede llevar a un comportamiento psicopático explícito. Nuestro sentido de la justicia está respaldado por el hemisferio derecho, en particular por el córtex prefrontal dorsolateral derecho. Con la inactivación de esta área, actuamos más egoístamente. Esto probablemente esté relacionado con la capacidad de los lóbulos frontales derechos para sentir el punto de vista del otro y para la empatía en general. Discutiré la relación entre el altruismo y el hemisferio derecho en el Capítulo 4. La capacidad del lóbulo frontal derecho para inhibir nuestro impulso natural al egoísmo significa que también es el área en la que más confiamos para el autocontrol y el poder para resistir a la tentación. Creo que también podemos hacer una conexión aquí con una diferencia bastante fundamental entre los hemisferios. La " adhesividad" del hemisferio izquierdo, por su tendencia a recurrir a lo que está familiarizado, tiende a reforzar lo que ya está haciendo. Hay una circularidad en el proceso, como si estuviera atrapado en una sala de espejos: solo descubre lo que ya sabe, y hace más de lo que ya está haciendo, el hemisferio derecho por el contrario, ve más allá de la imagen, y adopta una perspectiva más amplia que incluye característicamente tanto la suya propia como la del hemisferio izquierdo, estando más inclinado recíprocamente, y siendo más propenso a adoptar otros punto de vista. Una forma de pensar sobre esto es en términos de sistemas de retroalimentación. La mayoría de los sistemas biológicos buscan la homeostasis: y si se mueven demasiado lejos en una dirección, se estabilizan mediante la autocorrección. Esto es "retroalimentación negativa", el ejemplo más familiar es el funcionamiento de un termostato: si la temperatura tiende constantemente a disminuir, el termostato activa un sistema de calefacción que actuará para que la temperatura vuelva al nivel deseado. Sin embargo, algunos sistemas pueden volverse inestables y entrar en una situación en la que predomina una "retroalimentación positiva"; en otras palabras, un movimiento en una dirección, en lugar de producir un movimiento en la dirección opuesta, sirve para promover movimientos adicionales en la misma dirección, y se produce un efecto multiplicador. El hemisferio derecho, entonces, es capaz de liberarnos mediante la retroalimentación negativa. El hemisferio izquierdo tiende a una retroalimentación positiva, y podemos atascarnos. Esto no es distinto a la diferencia entre el bebedor normal y el adicto. Después de cierto punto, el bebedor normal comienza a sentirse menos a gusto con más bebida. Lo que hace que un adicto lo sea, es la falta de un "interruptor de apagado": más bebida hace que la siguiente y la siguiente sean más probables. Y, curiosamente, las lesiones de los sistemas frontolímbicos, principalmente en el hemisferio derecho, están asociadas con el comportamiento adictivo. 79

Los jugadores patológicos, por ejemplo, tienen déficits frontales que son principalmente del lado derecho; por el contrario, en los adictos a la cocaína, por ejemplo, al estimular la corteza prefrontal derecha se reduce el deseo por la cocaína. Y la negación, una especialidad del hemisferio izquierdo, es típica de la adicción.

EL YO La conciencia de si mismo es un desarrollo sorprendentemente tardío en la evolución. Los simios superiores, como los chimpancés y los orangutanes, son capaces de auto-reconocimiento, pero otros simios no: fallan en la prueba del espejo. La región frontal derecha está fundamentalmente involucrada en el auto-reconocimiento, ya sea por el rostro o por la voz. Los estudios de imágenes de auto-reconocimiento por la cara o la voz confirman la importancia de la región frontal derecha y la corteza cingulada derecha. Un importante correlato de la autoconciencia en los seres humanos es el uso correcto de los pronombres personales "yo " y "mi ", algo de lo que carecen en el autismo, y una condición que se repite en muchos déficits del hemisferio derecho. Claramente, ningún hemisferio puede por sí mismo crear la sensación del yo. El yo es un concepto complejo, pero, en resumen, el yo intrínseco y, empáticamente inseparable del mundo en el que se encuentra en relación, y la sensación de continuidad del yo, son más dependientes del hemisferio derecho, mientras que el yo objetivado, el yo como expresión de voluntad, es más dependiente del hemisferio izquierdo. Estudios en sujetos con el cerebro dividido sugieren una ventaja del hemisferio derecho en el auto-reconocimiento; pero otros estudios revelan que ambos hemisferios pueden reconocerse objetivamente como yo, aunque el hemisferio derecho tiene una ventaja en el reconocimiento familiar de los demás. El sentido personal "interno" del yo con una historia, y una memoria personal y emocional, así como lo que de una manera bastante confusa, se llama "autoconcepto", parece depender en gran medida del hemisferio derecho. El autoconcepto se ve afectado cuando hay una lesión en el hemisferio derecho, dondequiera que se encuentre en dicho hemisferio, aunque la región frontal derecha es de importancia crítica. Esto podría describirse como una experiencia de si mismo. El hemisferio derecho parece más comprometido con los recuerdos emocionales autobiográficos. No es sorprendente que el "sentido de sí mismo" se encuentre en el hemisferio derecho, porque el yo se origina en la interacción con "el Otro", no como una entidad aislada atomísticamente: "El sentido del yo surge de la actividad del cerebro en interacción con los otros". En primates, la corteza orbitofrontal derecha, la parte del lóbulo frontal derecho más crucial para la comprensión social y empática, es mayor que en el lado izquierdo. Es probable que esta parte del cerebro se expanda durante el período de interacción lúdica entre el bebé y la madre en la segunda mitad del primer año y el segundo año de vida, durante el cual el sentido del yo emerge, de hecho, la corteza orbitofrontal derecha es vista por Allan Schore como el crisol del yo en crecimiento. El hemisferio derecho madura antes que el izquierdo, y está más involucrado que el izquierdo en casi todos los aspectos del desarrollo del funcionamiento mental en la primera infancia, y del yo como un ser social, y empático. El desarrollo social en el infante se lleva a cabo independientemente del desarrollo del lenguaje, otro indicador de sus orígenes en el hemisferio derecho. La relación entre la evolución del sentido del yo y el sentido de los demás como seres como uno mismo y, por lo tanto, evocador de empatía y comprensión, a la que me he referido antes como un logro del lóbulo frontal derecho, 80

se confirma por la estrecha relación entre el desarrollo del sentido del yo y el desarrollo de la "teoría de la mente". Esto se evidencia, por ejemplo, en el hecho de que en los correlatos de la neuroimagen tanto de la autoconciencia como de la teoría de la mente se encuentran en la corteza frontal derecha y en la corteza cingulada derecha. También es el hemisferio derecho el responsable de "mantener un sentido de sí mismo coherente, continuo y unificado". La evidencia de pacientes con demencia es altamente sugerente de que es el hemisferio derecho el que "conecta al individuo con experiencias y recuerdos emocionalmente señalados, que subyacen en los esquemas de uno mismo, y que por lo tanto crea el pegamento que mantiene unido el sentido del Yo". El comentario rememora la formulación de Douglas Watt de que "la emoción une prácticamente todo tipo de información que el cerebro puede codificar... [es] parte del pegamento que une a todo el sistema" y de hecho, en la medida en que esto sea cierto, la observación de que el hemisferio derecho está unido al sentido del yo se derivaría de esto. Y como ya se indicó en la breve discusión de los hemisferios y el tiempo, es la corteza derecha (prefrontal), junto con sus conexiones recíprocas con otras estructuras corticales y subcorticales, lo que permite que los adultos humanos se vean a sí mismos como justamente ellos mismos, con una existencia continúa a lo largo del tiempo. El daño frontal derecho afecta el sentido del yo a lo largo del tiempo, al yo con una narrativa y a la existencia como un flujo continuo. Sperry y sus colegas plantearon la hipótesis de que la red del hemisferio derecho es la que da lugar a la autoconciencia. El hemisferio derecho está involucrado preferentemente en " el procesamiento de las autoimágenes, al menos cuando las autoimágenes no son percibidas conscientemente". En particular, la red frontoparietal derecha parece crítica para distinguir el yo de los demás. La activación en la región parietal inferior y medial derecha, es decir, el precuneus anterior y la corteza cingulada posterior, es proporcional al grado en que se percibe que los estímulos se refieren al yo. Cuando los sujetos miran una imagen de su propia cara, la activación se ve en el hemisferio derecho, especialmente en la unión occipito-temporo-parietal derecha y en el opérculo frontal derecho. Las personas pueden olvidar o identificar erróneamente sus propias manos y pies cuando el hemisferio derecho está dañado o temporalmente inactivado y no, cuando es el hemisferio izquierdo. La asomatognosia, la condición en la cual los sujetos no reconocen su yo encarnado o partes de su propio cuerpo, se encuentra en casi el 90 % de los sujetos después de un ataque cerebral en el hemisferio derecho; y, a la inversa, la condición parece estar asociada solo con los déficits del hemisferio derecho. Feinberg, quien ha realizado un estudio de esta condición, señala que de los 100 casos que él conoce, ni una sola vez ha ocurrido con daño del hemisferio izquierdo. De acuerdo con esto, las personas con daño en la corteza frontotemporal derecha pueden experimentar un desapego cognitivo de sí mismos. Cuando los sujetos leen una narración en primera persona, activan el córtex cingulado anterior y precuneus de manera bilateral, pero también preferentemente la unión temporo-parietal derecha, en comparación con la lectura de una narración en tercera persona. Los filósofos pasan mucho tiempo inspeccionando y analizando procesos que suelen ser, y quizás deben seguir siendo, implícitos, inconscientes, intuitivos; en otras palabras, examinan la vida del hemisferio derecho desde el punto de vista del lado izquierdo. Quizás no sea sorprendente que el pegamento comience a desintegrarse, y haya un ruido de craqueo desagradable a medida que el sentido del yo normalmente sólido se desvanece, revelando posiblemente más sobre los méritos (o no) del proceso, cuando el yo está bajo escrutinio. 81

Los esquizofrénicos, como los filósofos, tienen un problema con el sentido del yo del que carecen los individuos comunes, implicados en su vida. Como Wittgenstein observó: "es extraño que en la vida cotidiana no nos preocupe la sensación de que un fenómeno se nos está escapando, en el flujo constante de las apariencias, tan solo cuando filosofamos. La idea sugerida que se trata aquí es una aplicación incorrecta de nuestro idioma. ¿Podría leerse esto como una "mala aplicación del lenguaje", en otras palabras, el procedimiento defectuoso de buscar la verdad estando en el mundo del hemisferio izquierdo mientras se mira el mundo del lado derecho?. Un experimento elegante reciente subraya el papel clave desempeñado por el hemisferio derecho en el reconocimiento del yo y, al mismo tiempo, enfatiza la afinidad del hemisferio izquierdo con el conocimiento público, en lugar del personal. Usando el Test de Wada, a cada persona se le mostró una imagen generada por computadora de la cara de dichos sujetos transformada en la de una persona famosa en la vida pública. Después de que la anestesia se disipó, a los sujetos se les mostraron las imágenes separadas de la persona famosa y de sí mismos, y se les preguntó cuál se parecía más a la imagen que habían visto anteriormente. Los que vieron la imagen con su hemisferio derecho eligieron la imagen de sí mismos: los que la vieron con el hemisferio izquierdo eligieron la imagen de la persona famosa. En este estudio nueve de cada diez casos se ajustaron a este patrón. A pesar de que un caso de comisurotomía ('cerebro dividido”) informó algo que parece sugerir lo contrario, prácticamente todos los demás estudios evidenciaron el papel fundamental del hemisferio derecho en el auto-reconocimiento. La región frontal derecha parece ser esencial para la verificación del yo en otras modalidades, como el reconocimiento de la voz. El daño a las regiones parietales y mediales derechas puede repercutir en la confusión de uno mismo con los demás; daños en el lóbulo frontal derecho crea una perturbación de los límites del ego, lo que sugiere “que el hemisferio derecho, especialmente la región frontal derecha en circunstancias normales juega un papel crucial en el establecimiento de la relación adecuada entre el yo y el mundo". Es esta región la que tan visiblemente no funciona en la esquizofrenia, en donde los sujetos carecen de empatía, humor, comprensión metafórica, pragmática, habilidades sociales y teoría de la mente, y en donde confunden de manera crucial los límites del yo con el otro, incluso sintiendo que se funden con otros individuos o que otros seres les están invadiendo y ocupando su propio espacio corporal. Aspectos importantes de la autoconciencia en el sentido de cómo nos parecemos o nos reconocemos a través de los demás, similar al insight, también dependen del hemisferio derecho. La capacidad de entenderse a sí mismo como un ser humano entre otros, está implicado en la autoconciencia, y es un aspecto de la capacidad humana de identificarse con los demás, empatizar con ellos y compartir sus sentimientos, y depende, como hemos visto, del hemisferio derecho. El lóbulo parietal inferior derecho juega un papel crucial tanto en la planificación como en el seguimiento de los resultados de las propias acciones. Una de las primeras percepciones de que el hemisferio izquierdo es el asiento de la autoconciencia de si mismo, seguramente fue por la expresión de su identidad a través de su voluntad consciente. Ya he sugerido que la expresión de la voluntad, en el sentido de la voluntad consciente y racional (captar y manipular) puede haber sido responsable de la expansión del hemisferio izquierdo. Sin embargo, resulta que cuando actuamos "desde nosotros mismos, en el sentido de iniciar una nueva acción en lugar de seguir a otros", la actividad se realiza principalmente en el hemisferio derecho, aunque esto puede limitarse a acciones prácticas y habituales. 82

Hay una tendencia a la independencia y motivación que puede asociarse con el hemisferio derecho, y la pasividad con el hemisferio izquierdo. Esto está relacionado con la adhesividad, descrita anteriormente, y su relativa incapacidad para cambiar de modo, o de adoptar una nueva forma de ver las cosas, en lugar de quedar atrapado en señales circunstanciales. El síndrome de "dependencia ambiental" se refiere a una incapacidad para inhibir respuestas automáticas a señales del medio: también se conoce como comportamiento de uso forzado. La persona que muestra tal comportamiento, por ejemplo, cogerá un par de lentes que no son los suyos y se los colocará, simplemente porque están sobre la mesa, involuntariamente tomará un bolígrafo y papel y comenzará a escribir, o copiará el comportamiento de forma pasiva del examinador sin que se lo pidan, incluso cogerá un estetoscopio y pretenderá usarlo. Según Kenneth Heilman, el síndrome de abulia (pérdida de voluntad), la acinesia (falta de movimiento) y la impersistencia (incapacidad para llevar a cabo una acción) son más comunes después de un daño frontal derecho, en lugar de izquierdo. En cuatro o cinco casos de síndrome de dependencia ambiental, en el artículo clásico de Lhermitte en el que se describió por primera vez dicho síndrome, la lesión única o principal estaba en el lóbulo frontal derecho. En cada caso, el paciente explica que “me pusieron esos objetos; y pensé que tenía que usarlos ". Sin embargo, la situación está lejos de ser sencilla, ya que mi lectura de otros datos proporcionada por Lhermitte es que el síndrome es común después de lesiones, en cualquiera de los dos lóbulos frontales; y una lesión, en cualquier lóbulo frontal puede, "liberar" patrones de comportamiento característicos del hemisferio posterior del mismo lado (ver más abajo), tanto como para perjudicar el funcionamiento del hemisferio en su conjunto (o incluso el hemisferio contralateral a través del cuerpo calloso). Esto estaría en consonancia con otras investigaciones que muestran un comportamiento de uso forzado después de un daño en el hemisferio derecho: un paciente no solo mostró respuestas exageradas a señales externas (comportamiento de utilización) e impersistencia motriz, sino una reacción de agarre instintivo diestro, después de un infarto en el tálamo derecho, que se asoció con la perfusión insuficiente de toda la corteza cerebral derecha, especialmente en el área frontal. En realidad, somos un combinado de los dos hemisferios y, a pesar de los interesantes resultados de los experimentos diseñados artificialmente para separar su funcionamiento, funcionan juntos la mayor parte del tiempo en el nivel cotidiano. Pero eso no excluye en absoluto que puedan tener agendas radicalmente diferentes, y durante largos períodos de tiempo y en gran cantidad de individuos se hace evidente que cada uno de ellos crea una manera de estar en el mundo que está en conflicto con el otro.

CODA: EL PROBLEMA “FRONTAL-DORSAL” Yo mencioné al principio de este capítulo que había una diferencia regional intra-hemisférico en lugar de interhemisférica a la que necesitaba referirme. Esto implica la relación de los lóbulos frontales, la parte más evolucionada y distintivamente humana de las regiones del cerebro, con los procesos que ocurren en otras partes del cerebro, incluido la corteza posterior, sobre la que ejercen un cierto control. Los lóbulos frontales logran lo que logran en gran parte a través de lo que normalmente se describe como inhibición de la parte posterior del mismo hemisferio. Sin embargo, podría describirse mejor, especialmente en el caso del hemisferio derecho, como

83

una modulación – el efecto inhibitorio es "mucho más pronunciado" en el caso del hemisferio izquierdo – quizás en consonancia con su estilo menos homogéneo, más blanco y negro. Esta relación entre lo "anterior" y lo "posterior" es otro ejemplo de "procesadores en oposición" emparejados que permiten una modulación fina de la respuesta. ¿Qué quiero decir con modulación? Un proceso que se opone, pero no niega. Se puede también ver como la exigencia de una distancia necesaria, o demora, que permite que algo nuevo se presente. De esta manera es la relación de los dos hemisferios, aparentemente antagónica (un tema que exploraré más adelante en el libro): no es que los efectos de un hemisferio nieguen los efectos del otro, sino que en cierto sentido, simplemente se "complementan" uno con el otro. Su incompatibilidad permite, en cambio, una síntesis dialéctica, surgir algo nuevo. Para dar un ejemplo: si el hemisferio derecho se asocia de inmediato con la emoción y el cuerpo esto le lleva a priorizar lo que está cerca, lo que es 'mío", El lóbulo frontal derecho aporta distancia y retraso en la adopción de "mí" posición. Como resultado, permite que otros sobresalgan como individuos como un " yo"; esto permite una empatía más amplia y los inicios del altruismo. Esto no es una negación del lóbulo frontal, sino una modulación, un "desempaquetamiento", de algo que siempre estuvo allí, aunque solo en germen, algo que cobra vida solo cuando se interpone un grado de distancia necesaria. O para dar otro ejemplo, esta vez desde el hemisferio izquierdo. El desapego relativo hacia el cuerpo mostrado por el hemisferio izquierdo, y su tendencia a la abstracción, normalmente sirven a un propósito orientado hacia su propio beneficio. El lóbulo frontal izquierdo, sin embargo, pone distancia, y permite la experiencia del desapego pacífico del reino material y el "vaciamiento" descrito por los expertos en meditación como una experiencia mística. Una vez más, esto no es una negación, sino una elaboración de lo que ofrece el hemisferio izquierdo. No es probable que haya "un lugar de Dios " en el cerebro, y el área este llena de problemas de terminología y metodología: pero hay áreas que a menudo están implicadas en el acompañamiento de experiencias religiosas. Una revisión objetiva de la literatura hasta la fecha de Michael Trimble concluye que hay una lenta acumulación de evidencias a favor de que la experiencia religiosa está estrechamente vinculada con el hemisferio "no-dominante", especialmente en el hemisferio posterior-derecho (región temporoparietal). Pero, para ilustrar mi punto, la otra región que está implicada se encuentra en el lóbulo frontal izquierdo, específicamente debido a su poder para inhibir el hemisferio posterior izquierdo (región temporoparietal), el asiento del lenguaje y el análisis secuencial. CONCLUSIÓN La literatura sobre la función cerebral es enormemente extensa, y aumenta exponencialmente con cada día que pasa. Este capítulo no puede, pretender ser una revisión exhaustiva: lograr eso requeriría un equipo de expertos y un libro varias veces más grande que este. Más bien está diseñado para resaltar las diferencias entre los hemisferios, donde hay una evidencia coherente, y en particular para revertir el prejuicio arraigado de que, si bien el hemisferio derecho puede agregar un poco de color a la vida, es el hemisferio izquierdo el que hace el trabajo serio. Con la excepción (ciertamente muy importante) del manejo explícito que implica el lenguaje y el análisis en serie, el hemisferio izquierdo no es el hemisferio dominante. El lenguaje y el análisis serán el tema del próximo capítulo. Lo que he tratado de transmitir aquí es la magnitud y la sensación, de nuestra dependencia del hemisferio derecho, todo lo cual contrasta completamente con la visión que tenemos de que es el hemisferio silencioso. 84

Esto, junto con el sobrenombre actual, de ser el "hemisferio menor", debería hacernos pensar en la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Estamos tan acostumbrados a centrarnos en la utilidad y en la "función" que el hecho de que un daño en el hemisferio derecho pueda alterar completamente la forma en que nos relacionamos con el mundo, y cambiar fundamentalmente nuestro modo de ser, ha sido hasta hace poco prácticamente inadvertido. De hecho, debo señalar que existe evidencia de que incluso la capacidad verbal más alta, así como la capacidad espacial, probablemente se basen en el mayor esfuerzo del hemisferio derecho. Quizás, inevitablemente, a partir de eso, resulte que los de mayor inteligencia, independientemente de su disciplina, pueden hacerlo. En última instancia, si el hemisferio izquierdo es el hemisferio de él "qué ", el hemisferio derecho, con su preocupación por el contexto, los aspectos relacionales de la experiencia, la emoción y los matices de la expresión, podría ser el hemisferio del "cómo". Esto tal vez explica por qué la neurociencia convencional, que en sí misma es en gran parte una manifestación de la actividad del hemisferio izquierdo, se ha centrado tanto en lo que hace el cerebro y en qué hemisferio, no en la forma en que lo hace cada hemisferio, por lo que, en mi opinión, falta el significado de lo que se está tratando de entender. Antes de embarcarme en este capítulo, sugerí que había dos modos de estar en el mundo, las cuales son esenciales. Uno era permitir que las cosas estuvieran presentes para nosotros en toda su particularidad encarnada, con toda la capacidad de cambio e impermanencia, y su interconexión, como parte de un todo que está en constante flujo. En este mundo, nos sentimos conectados con lo que experimentamos, somos parte de ese todo, no estamos confinados en un aislamiento subjetivo de un mundo que es visto como objetivo. El otro modo era salir del flujo de la acción y "vivenciar" nuestra experiencia de una manera especial: re-presentar el mundo en una forma menos auténtica, pero aparentemente más clara, y por lo tanto, de una forma que es más útil para el manejo del mundo y de los demás. Este mundo es explícito, abstracto, compartimentalizado, fragmentado, estático (aunque sus bits en movimiento puedan ser re-ajustados como en una máquina), esencialmente sin vida. Desde la visión de este mundo nos sentimos desapegados, pero en relación a él somos poderosos. Creo que la diferencia esencial entre el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo es que el hemisferio derecho presta atención al Otro, sea lo que sea que exista aparte de nosotros mismos, con el que se encuentra en una relación profunda. Se siente profundamente atraído y entregado a la vida a través de la relación, la intermediación, que existe con este Otro. En contraste, el hemisferio izquierdo presta atención al mundo virtual que ha creado, que es auto-consistente, autosuficiente, pero finalmente desconectado del Otro, lo que lo hace poderoso, pero en última instancia solo es capaz de operar, y saber, sobre sí mismo. Sin embargo, como también enfaticé al principio, ambos hemisferios participan en prácticamente todas las "funciones" hasta cierto punto, y en realidad ambos siempre están comprometidos. No deseo dar la impresión de que podría ser bueno que todo el mundo sufriera un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo. Doy por sentado que las contribuciones hechas por el hemisferio izquierdo, al lenguaje y al pensamiento sistemático en particular, son inestimables. Nuestro talento para la división, para ver las partes, es de una importancia asombrosa, superado solo por nuestra capacidad de trascender, para ver el todo. Estos dones del hemisferio izquierdo nos han ayudado a lograr nada menos que la civilización misma, con todo lo que eso significa. 85

Incluso si pudiéramos renunciar, lo que, por supuesto, no podemos, seríamos tontos si lo hiciéramos y saldríamos infinitamente más pobres. Hay cantos de sirenas que llaman a hacer esto, a abandonar la claridad y la precisión (que, en cualquier caso, es importante en ambos hemisferios), y quiero enfatizar que me opongo apasionadamente a ello. Necesitamos la habilidad de hacer discriminaciones finas y de usar la razón de manera apropiada. Pero estas contribuciones deben hacerse al servicio de otra cosa, que solo el hemisferio derecho puede aportar. Ellos solos, son destructivos. Y ahora mismo pueden estar llevándonos a perder la civilización que ayudaron a crear.

86

CAPITULO 3 LENGUAJE, VERDAD Y MÚSICA

Hasta ahora, he seguido deliberadamente la práctica neuropsicológica enfocada a un conjunto de tareas o funciones discretas, que se pueden definir y medir, ya que es la forma en que se recopila información sobre el cerebro y es la forma en que estamos acostumbrados a pensar al respecto. Ahora intentaré mostrar este material bajo una luz diferente. Quiero resumirlo y sugerir que las diferencias hemisféricas no son solo una curiosidad, sin más significación, un montón de hechos neuropsicológicos, sino que en realidad representan dos aspectos del mundo que son individualmente coherentes, aunque incompatibles. Eso nos conduce a la exploración de ¿por qué tenemos el lenguaje, para comunicarnos, para pensar o para qué? ¿Y cuál es el papel de la música? ¿Las respuestas a estas preguntas proyectan alguna luz sobre la expansión asimétrica de los hemisferios izquierdo y derecho?

LO NUEVO Y LO FAMILIAR, DOS TIPOS DE CONOCIMIENTO. Uno de los hallazgos mencionados en el último capítulo fue el importante descubrimiento realizado por Goldberg y Costa, confirmado por investigaciones posteriores, de que una nueva experiencia de cualquier tipo, ya sea de música, palabras, objetos de la vida real, o construcciones imaginarias - implica al hemisferio derecho. Tan pronto como comienza a ser familiar o rutinario, el hemisferio derecho está menos comprometido y, finalmente, la "información" se convierte solamente en interés del hemisferio izquierdo. Comprensiblemente, esto ha tendido a ser visto como una especialización en el procesamiento de información, por lo que los "estímulos nuevos" son "procesados" preferentemente por el hemisferio derecho y los rutinarios o familiares por el hemisferio izquierdo. Pero esto, como cualquier modelo, presupone la naturaleza de lo que uno está mirando (una máquina para el procesamiento de la información). ¿Qué encontraríamos si empleáramos un modelo diferente? ¿Tal vez surgiría algo más? Quiero sugerir una forma diferente de ver el papel desempeñado por el cerebro en la formación de nuestra experiencia del mundo. Esto implica tratar con la naturaleza del conocimiento mismo. Usamos la palabra "conocer" en al menos dos sentidos muy importantes. En un sentido, el conocimiento es esencialmente un encuentro con algo o alguien, por lo tanto, con algún "otro" (una verdad encarnada en la frase "conocimiento carnal"). Decimos conocer a alguien en el sentido de que tenemos una experiencia de él o ella, de modo que podemos "sentir" quién es él o ella, como un individuo distinto de los demás. Este tipo de conocimiento permite un sentido de la singularidad del otro. También es únicamente "mi" conocimiento. Si otra persona preguntara "¿Cómo es ella?", Podría comenzar por describirla en pocas palabras ("temperamental", "animada", completado por frases como "bastante", "un poco", "muy" y así sucesivamente), pero pronto se sentiría frustrada por la sensación de que estos términos generales realmente no ayudan mucho a transmitir lo que queremos. Se puede recurrir a contar las cosas que ha dicho o hecho. Podrías sacar una fotografía, aprendemos mucho de las caras. 87

Pero si el cuestionamiento continúa, tendrías que decir: "Mira, tendrás que conocerla, te la presentaré". Se trata también de "mi "conocimiento, no solo en el sentido de que no puedo transmitírselo a ti, sino en el sentido de que tiene algo de mí en él. Lo que sé de ella proviene del hecho de que fui yo quien la conoció. Otra persona puede facilitar que otros aspectos de ella se muestren y puede que la conozca cómo alguien bastante diferente. Pero también sería extraño que todos los que la conocieran la encontraran alguien completamente diferente. Eso implicaría que no había una entidad subyacente estable por conocer. Esperamos que surja un consenso a partir de quienes la conocen. Este es el tipo de conocimiento en el que primero pensamos cuando hablamos de los seres vivos. Siguiendo los pasos del último capítulo, espero que algunos de estos puntos puedan sonar. Ciertos aspectos nos parecen familiares. Es la forma en la que naturalmente abordamos el conocimiento de un ser vivo; tiene que ver con los individuos, y permite un sentido de singularidad; es algo "mío", personal, no es algo que se pueda transmitir a otra persona sin cambios; Y no es algo fijo ni cierto. No es fácil de captar con palabras; el conjunto no se capta al intentar enumerar las partes ("de carácter rápido", "vivo", etc.); tiene al menos algo que ver con la persona reproducida (la fotografía); se resiste a términos generales; tiene que ser experimentado; y el conocimiento depende de la intermediación (un encuentro). Estos son todos, de hecho, aspectos del mundo "de acuerdo" al hemisferio derecho. Este tipo de conocimiento se deriva de la unión de un ser o cosa en su conjunto con otro. Pero hay otro tipo de conocimiento, un conocimiento que viene de juntar cosas a partir de pedazos (bits). Es el conocimiento de lo que llamamos hechos. Esto no lo solemos aplicar para conocer personas. Podríamos intentarlo, por ejemplo, 'nacido el 16 de septiembre de 1964", "vive en Nueva York", "5 pies, 4pulgadas de altura", "cabello rojo, pecas ", y así sucesivamente. Inmediatamente, tienes la sensación de alguien - a quién en realidad no conoces. En realidad, es una lectura de base de datos de la policía, o es uno de esos perfiles cursis de celebridades ("último libro leído", etc.) Es más, parece que estás describiendo un objeto inanimado – cómoda de dos cajones, dos sencillas sobre tres dobles, patas de palo, alrededor del 1870, 30 x 22 x 28 pulgadas, o de un cadáver. Es el único tipo de conocimiento permitido por la ciencia (aunque algunos de los mejores científicos han usado subterfugios para salirse con la suya). Se refiere a un conocimiento de dominio público (el horario del tren local, la fecha de la Batalla de Trafalgar, etc.) Su virtud es su certeza: es fijo. No cambia de persona a persona o de momento en momento. Por tanto, el contexto es irrelevante, pero no da una buena idea del todo, solo una reconstrucción parcial de algunos aspectos del todo. Este conocimiento tiene sus usos. Su gran fortaleza es que sus hallazgos son repetibles. Estas cualidades son las inversas de las que se describieron anteriormente, y están asociadas con el hemisferio izquierdo: una afinidad con lo no vivo; con ‘piezas’ de información; es general, impersonal, fijo, cierto y separado. Desde luego, ambos tipos de conocimiento pueden aplicarse al mismo objeto .Mi conocimiento de ti puede ser indicado al conocer tu edad, altura y lugar de nacimiento, pero eso no es en absoluto lo que quiero decir con conocerte. Estas formas de conocimiento son tan diferentes que en muchos idiomas distintos del inglés se mencionan con palabras diferentes: por ejemplo, la primera acepción, en latín cognoscere, connaitre en francés, en alemán kennen; Para la segunda acepción, en latín sapere, en francés savoir, en alemán wissen - y así sucesivamente. 88

Lo que quiero sugerir es que, así como wissen podría aplicarse algunas veces a personas y seres vivos, kennen puede aplicarse a mucho más que a nuestros conocidos. Este tipo de conocimiento puede ayudarnos a comprender, en lugar de simplemente acumular información sobre una gran cantidad de cosas en el mundo, animadas e inanimadas. De hecho, hay pruebas claras de que solíamos hacer esto en el pasado, pero hemos perdido el hábito o incluso la capacidad (ver Parte II). Para dar un ejemplo de una entidad aparentemente no viviente que parece requerir que lo conozcamos en el sentido de kennen en lugar de wissen, piense en una pieza musical. El enfoque de la música es equivalente a entrar en relación con otro individuo vivo, y la investigación sugiere que la comprensión de la música se percibe como similar a conocer a una persona; atribuimos libremente cualidades humanas a la música, incluyendo la edad, el sexo, las características de la personalidad y los sentimientos. La naturaleza empática de la experiencia significa que tiene más en común con encontrarse con una persona que con un concepto o una idea que podría expresarse con palabras. Es importante reconocer que la música no simboliza un sentimiento emocional, lo que requeriría que sea interpretado; lo metaforiza, "lo lleva" directamente a nuestras mentes inconscientes. Igualmente, no simboliza las cualidades humanas: las transmite directamente, de modo que actúa sobre nosotros, y nosotros respondemos a ellas, como en un encuentro humano. En otras palabras, conocer una pieza musical, como conocer otras obras de arte, es una cuestión de kennenlernen (familiarizarse con algo). Al llegar a nosotros a través del hemisferio derecho, estas creaciones vivientes se consideran esencialmente de naturaleza humana. En un libro anterior argumenté que las obras de arte (música, poemas, pinturas, grandes edificios) solo pueden entenderse si apreciamos que son más parecidos a personas que a textos, conceptos o cosas. Pero esta percepción es antigua: Aristóteles, por ejemplo, comparó la tragedia con un ser orgánico. Lo que Goldberg y Costa han descubierto no es solo algo relacionado con la novedad y la familiaridad, sino también con las dos formas de saber de los dos hemisferios. Conocer (en el sentido de Kennen) algo, nunca es conocerlo (en el sentido de wissen) del todo, ya que permanecerá siempre cambiando, evolucionando, revelando más aspectos de sí mismo, en este sentido es siempre nuevo, aunque familiar, en el sentido original de pertenecer a nuestros elegidos, aquellos con quienes mantenemos una relación cercana, nuestra familia (en latín, literalmente, nuestro "hogar"). Saber (en el sentido de wissen) es precisar algo para que sea repetible y reiterado, para que se vuelva familiar en otro sentido: rutinario, no auténtico, carente de la chispa de la vida. Creo que lo que uno podría deducir de este estudio es que la primera aprehensión de algo es por parte del hemisferio derecho mientras siga siendo nuevo, y mientras todavía estemos llegando a conocerlo (en el sentido de kennenlernen); pero que pronto es asumido por el hemisferio izquierdo, donde se vuelve familiar, en el sentido de que ahora es conocido y por lo tanto cierto. El conocimiento de la totalidad es seguido demasiado pronto por el conocimiento de las partes. Jung dijo que "todo conocimiento es similar al reconocimiento". Con esto quiso decir que llegamos al saber en el sentido de "conocimiento" (wissen) de algo solo reconociendo (kerkennen) algo que ya conocíamos (kennen). En el proceso se vuelve claro, familiar, donde antes era latente, intuitivo. Esta es, creo, una expresión del mismo proceso que Goldberg y Costa describen a nivel neurológico; lo nuevo se vuelve viejo de hecho. Nietzsche va más allá, y apunta al núcleo del tema, cuando expresa una idea similar: "es a través de "saber

89

"[kerkennen, reconocimiento] que llegamos a tener la sensación de que ya conocemos [wissen] algo; por lo tanto, significa luchar contra un sentimiento de novedad y transformar lo aparentemente nuevo en algo viejo". Como dice Gregory Bateson, todo conocimiento debe ser conocimiento de distinción, y esto es algo distinto del yo. Igualmente se podría decir que toda experiencia es experiencia de la diferencia. Incluso a nivel sensorial, no podemos experimentar nada a menos que haya un cambio o una diferencia: nuestros nervios sensoriales rápidamente se fatigan y nos acostumbramos, por ejemplo, a un olor, a un sonido. Nuestros sentidos responden a la diferencia entre valores, relativos, no absolutos. (Parece que el conocimiento y la percepción, y por lo tanto la experiencia, existen solo en las relaciones entre las cosas. Quizás todo lo que existe lo haga solo a través de la relación, como con las matemáticas o la música: y hay aspectos de la física cuántica que respaldarían tal visión). Este hecho, que el conocimiento proviene de distinciones, implica que podemos llegar a una comprensión de la naturaleza de cualquier cosa, cualquiera que sea, solo por comparación con algo que ya sabemos, observando las similitudes y diferencias. Sin embargo, al igual que todo cambia su naturaleza, aunque sea levemente, cuando cambia su contexto, lo que elegimos para comparar una cosa determina qué aspectos de ella se mantendrán y cuáles se desvanecerán. De este modo, comparar un partido de fútbol con un viaje a la tienda de apuestas resalta algunos aspectos de la experiencia; comparándolo con el hecho de ir a la iglesia que saca a relucir otros aspectos. El modelo que elegimos usar para entender algo determina lo que encontramos. Si nuestro entendimiento es un efecto de las metáforas que elegimos, también es cierto que es una causa: nuestra comprensión en sí misma guía la elección de la metáfora por la cual lo entendemos. La metáfora elegida es tanto causa como efecto de la relación. Por lo tanto, la forma en que pensamos sobre nosotros mismos y nuestra relación con el mundo ya se revela en las metáforas que elegimos inconscientemente para hablar de ello. Esa elección refuerza aún más nuestra visión parcial del tema. Paradójicamente, estamos obligados para entender algo, incluso a nosotros mismos, lo suficientemente bien, a elegir el modelo adecuado antes de que podamos entenderlo. Nuestro primer salto determina dónde aterrizamos. Si asumimos un universo puramente mecánico y tomamos la máquina como nuestro modelo, descubriremos que, – Sorpresa, sorpresa - el cuerpo y el cerebro son una máquina. Para un hombre con un martillo, todo parece un clavo. Pero cuando llegamos a conocer las cosas en términos de otras cosas que ya conocemos, cada explicación, aunque sea convincente, es simplemente un modelo; una comparación de algo con otra cosa. Todo lo que se puede decir cuando se intenta, por ejemplo, interpretar los datos del escáner para comprender lo que está haciendo el cerebro cuando imita la acción de otra persona, es que parece haber algún tipo de correlación entre lo que sea que observamos que ocurre en el cerebro, ya sea un "punto caliente" en la exploración del cerebro que sugiere un aumento del metabolismo en el lóbulo frontal derecho, con la experiencia que tengo al mismo tiempo. La naturaleza de esa correlación, sin embargo, permanece oscura, porque está instanciada en una sustancia única, que es el cuerpo humano: no hay nada con lo que se pueda comparar, para controlarlo, excepto otros cuerpos vivos. Lo que no nos lleva mucho más lejos. Puedes compararlo con una máquina, si lo deseas; pero esta analogía está destinada a ser mala en todos los aspectos, excepto, en lo que el cuerpo y la máquina tienen en común, y eso es todo lo que revelará la comparación 90

(el problema para aquellos que han comprado este modelo como camino a la iluminación, es que todo lo relacionado con el cuerpo tendrá un aspecto cada vez más mecánico, por lo que el modelo parecerá cada vez más adecuado: y la elección original finalmente se confirmará como un ajuste perfecto). Hablar de "funciones" y "mecanismos" nos lleva por este camino particular del jardín. El modelo de la máquina es el único que le gusta al hemisferio izquierdo; Recuerde que está especializado en el manejo de herramientas y máquinas. La máquina es algo que ha sido ensamblado por el hemisferio izquierdo a partir de bits, por lo que es comprensible en términos de sus partes constituyentes; la máquina no tiene vida y sus partes son inertes: los taqués no cambian su naturaleza por su contexto. Quiero intentar apartarme un poco de la pregunta de qué "funciones" están desempeñando los hemisferios, supuestamente de tipo máquina, y pensar en ellos más globalmente como una disposición, o una postura, hacia el mundo, – accediendo a una "toma" del mundo, si se prefiere. Puedo estar indicando que comparten algunos aspectos con la vida mental humana, lo sé. ¿Pero es realmente tan extraño como suena, o es algo más extraño suponer que todo lo que hacen es computar como máquinas? Si es cierto que la conciencia, sea lo que sea, surge de la complejidad de la actividad neuronal auto-interconectada, ¿por qué deberían los hemisferios, las dos masas neuronales más grandes y más densamente auto-interconectadas, cada una de las cuales representa la mitad del cerebro, siendo capaces de sostener la vida consciente por sí solas, no tener algunas de las características de la conciencia normal? Los hemisferios separados en pacientes con el cerebro dividido tienen una personalidad distinta, con gustos y preferencias característicos, según las personas implicadas en el estudio de estos pacientes. El inconsciente, aunque no es idéntico a, ciertamente está más fuertemente asociado con el hemisferio derecho. En este sentido, podría esperarse que los hemisferios separados tengan personalidades y valores distintos: como escribió Freud, el inconsciente es "un reino particular de la mente con sus propios impulsos, su propio modo de expresión y sus mecanismos mentales peculiares que no están vigentes en ningún otro lugar". Este es solo otro modelo, y como todos los modelos, debe tomarse por lo que es, una comparación, no una identificación. Lo más que uno puede esperar es que pueda permitir que algo se destaque, algo diferente al menos de lo que se destaca en la perspectiva cognitivista convencional. La aplicación de un modelo diferente, no el de una máquina, sino el de una persona, a cada hemisferio revela diferentes aspectos y nos permite tener una idea de cada hemisferio como un todo en lugar de una colección de aspectos.

LO QUE EL LENGUAJE NOS DICE SOBRE LOS HEMISFERIOS Dado que lo que pensamos sobre el mundo y lo que sabemos de él, nos guste o no, está mediado en gran medida por el lenguaje, vale la pena echar un vistazo más de cerca, a la naturaleza del lenguaje y su relación con los hemisferios. Es probable que nos diga mucho sobre las diferencias entre los hemisferios, sobre cómo se relaciona cada hemisferio con el mundo en general, e incluso cómo se relacionan los hemisferios entre sí, ya que el lenguaje, es en sí mismo una versión del mundo, un tipo de experiencia, que une lo físico y lo abstracto, lo inconsciente y lo consciente, lo implícito y lo explícito. El lenguaje es competencia de ambos hemisferios y, como todo lo demás, tiene diferentes significados en cada hemisferio. Cada hemisferio lo usa de manera diferente, y diferentes aspectos del lenguaje resaltan el uso que cualquiera de los hemisferios hacen de él. 91

Regresemos a la estructura del cerebro y echemos otro vistazo a esa extraña asimetría en la región parietal izquierda, donde se dice que reside el lenguaje. ¿No es obvio para qué es? ¿Cuál es el problema con esa explicación? Si bien es cierto que la expansión del hemisferio izquierdo está asociada con las funciones del lenguaje, existen obstáculos para entender que el lenguaje requirió tal expansión. Por un lado, los registros fósiles de los primeros períodos de humanos primitivos, mucho antes de que los antropólogos consideren que el lenguaje empezó a desarrollarse, ya muestran este patrón típico de asimetría cerebral. Aún más sorprendente es el hecho de que algunos de los grandes simios, y posiblemente otros grandes primates como los babuinos, que claramente no tienen lenguaje, ya muestran una asimetría similar a la del cerebro humano, con un agrandamiento en la misma área del hemisferio izquierdo que en los humanos se asocia con el lenguaje. El Planum temporale, que en los humanos está asociado con el lenguaje, generalmente es más grande en el lado izquierdo que en el derecho, también es más grande asimétricamente, en el lado izquierdo, en los orangutanes, gorilas y chimpancés. Y el toque de Yakovlevian, también, está presente no solo en los humanos fósiles, sino en los grandes simios. Además, ahora que sabemos más sobre el funcionamiento de nuestros propios cerebros, sabemos que en realidad no es cierto que el lenguaje esté supeditado a un hemisferio: su funcionamiento se distribuye entre los dos. Si bien es cierto que la mayoría de la sintaxis y el vocabulario, el meollo del lenguaje, se encuentra alojado en el hemisferio izquierdo, es sin embargo, el hemisferio derecho el que ayuda en las funciones lingüísticas superiores, como comprender el significado de toda una frase u oración en un contexto, su tono, su significado emocional, junto con el uso del humor, la ironía, la metáfora, etc. Pero si es el hemisferio derecho el que, en términos lingüísticos, pinta el cuadro, sigue siendo el hemisferio izquierdo el que sostiene la "caja de pintura". Después de un golpe en el hemisferio izquierdo, el pintor del hemisferio derecho pierde sus materiales. La antigua visión de que el hemisferio izquierdo era el "dominante": significaba que en su ausencia no se pintaba ninguna imagen, no había un discurso coherente. Pero el argumento de que el lenguaje debía encontrarse en un solo lugar, explicando así la expansión del hemisferio izquierdo, simplemente no se sostiene. Entonces, ¿de qué trata esta expansión del hemisferio izquierdo? se ha sugerido, quizás, sea consecuencia de ser diestros. Pero esto plantea una pregunta adicional, por qué hemos desarrollado más la mano derecha. La suposición habitual es que, dado que el hombre es un animal que fabrica herramientas, se necesita una habilidad adicional en la fabricación de tales herramientas, que requiere una especialización. Pero no es obvio por qué la habilidad se adquiere mejor con una sola mano. Los operarios habilidosos podrían ser incluso más hábiles si pudieran usar ambas manos igualmente bien, y el cerebro no está sujeto a ninguna regulación económica, lo que significa que el desarrollo de una mano debe hacerse a expensas de la adquisición de habilidades de la otra. Sin embargo, es un hecho evolutivo que, para usar y crear, hemos tendido a preferir la mano derecha, que está controlada por el lado izquierdo del cerebro, de hecho, por la parte del cerebro que está, muy cerca del área de Broca, la parte del hemisferio izquierdo que conserva el poder expresivo de la sintaxis y el vocabulario, los nombres de las cosas y cómo las agrupamos. Además, si miramos una vez más a los primates superiores, también resulta que algunos de ellos prefieren la mano derecha para agarrar las cosas, a pesar del hecho de que, aunque puedan usar palos y piedras, no 92

son fabricantes de herramientas en el sentido humano. Cualquier asimetría en sus cerebros es improbable que se deba a la necesidad de espacio cerebral para albergar las complejas habilidades de fabricación de herramientas. Su mano diestra debe ser un signo de otra cosa. Lo más extraño es que parece que no es una expansión en absoluto. Es solo que hay una inhibición voluntaria de la expansión en el área correspondiente del hemisferio derecho. Hasta conocemos los genes que lo hacen. El investigador que los encontró comentó: "Cabe suponer que la asimetría que terminó conduciendo al lenguaje es poco probable que haya aparecido debido al lenguaje...Es probable que haya aparecido por alguna otra razón y básicamente haya sido cooptado por el lenguaje". La lateralización de la función cerebral y la asimetría de su estructura ocurrieron sin que lo produjese el lenguaje o la construcción de herramientas. No estoy diciendo que, una vez que la asimetría del hemisferio se aceleró en los humanos, no tuvo nada que ver con el lenguaje o la habilidad: obviamente lo hizo. Mi punto es solo que estos temas no pudieron haber sido los impulsores, del origen del fenómeno; las asimetrías asociadas con el lenguaje y la habilidad con las manos deben ser epifenómenos de otra cosa, algo más fundamental, más primitivo. ¿Qué fue eso?

LOS ORÍGENES DEL LENGUAJE Para entender mejor esta asimetría, necesitamos retroceder un momento y preguntarnos por qué tenemos lenguaje. Debido a que, el mundo sin él es tan inimaginable, y porque el lenguaje es el medio a través del cual valoramos todas las cosas, incluido el lenguaje en sí mismo, enfocarlo así, es más difícil de lo que parece, a primera vista. ¿Qué clase de cosa es el lenguaje? ¿De qué tipo de plan podría formar parte, y tiene algo en común con las manos? Uno podría pensar que parece bastante obvio, que el lenguaje debe haberse desarrollado para la comunicación. Pero eso no es tan obvio como parece. Hace unos 300-400,000 años o más, el Homo Heidelbergensis, el ancestro común del Homo Sapiens y del Homo Neanderthalensis, tenía un cerebro grande y un aparato vocal comparable a los de los humanos modernos y, aunque no podemos estar seguros de la fecha en que surgió, bien puede haber sido hace tanto tiempo como medio millón de años. Sin embargo, la evidencia sugiere que no desarrollamos el grado de manipulación sofisticada de símbolos que requiere el lenguaje hasta un punto mucho más tardío, posiblemente hasta hace tan poco como 40,000 años, y en cualquier caso no antes de unos 80,000 años atrás, cuando los primeros artefactos culturales, junto con la evidencia de representación visual, surgen repentina y profusamente, y los humanos comienzan a adoptar el entierro ritualizado de los muertos. Parecería, entonces, que durante la mayor parte de la historia de la humanidad, a pesar de tener un gran cerebro y presumiblemente alta inteligencia, lograron comunicarse satisfactoriamente sin el lenguaje tal como lo entendemos. Es cierto que no fueron civilizados en el verdadero significado de la palabra. Pero sobrevivieron y prosperaron como animales sociales, viviendo en grupos. ¿Cómo se comunicaron nuestros antepasados, si no fue por el idioma? Para abordar estas preguntas es necesario observar otra curiosidad de lo que nos dice el registro fósil. Sabemos que el lenguaje hablado depende, no solo de un espacio cerebral suficiente para albergar el diccionario y la gramática, sino también de características bastante específicas del aparato vocal (no solo de las cuerdas vocales, sino también de partes articulatorias de la lengua y la boca) que nos permiten articular una amplia gama de sonidos, así 93

como un notable grado de control respiratorio, lo que nos permite mantener frases largas, fluidas y articuladas, y modular la entonación sutilmente a lo largo de una sola respiración. Todos los idiomas conocidos requieren estas características. Los monos no tienen tal control, que es una de las razones por las cuales los intentos de entrenarlos para hablar han sido tan infructuosos. Solo las aves pueden imitar el habla humana, mientras que nuestros parientes más cercanos no pueden hacerlo: el aparato vocal de las aves, o siringe (literalmente, "flauta") y su sofisticado control de la respiración, explica el porqué. ¿Cuándo fue que desarrollaron estas capacidades los humanos? Podría pensarse que es una tarea imposible de evaluar en qué momento de la historia humana nuestros antepasados desarrollaron el sofisticado control del aparato vocal y la respiración que ahora poseemos. Sin embargo, algunas observaciones ingeniosas permiten hacer una inferencia confiable. Para acceder a la lengua, el nervio que la conecta, el nervio hipogloso, tiene que pasar a través de una abertura en la base del cráneo, llamado Conducto condilar anterior. La cantidad de trabajo que tiene que hacer un nervio se refleja en su tamaño; a su vez, el tamaño del orificio a través del cual pasa indica el tamaño del nervio. Entonces, al medir el tamaño del canal en la base del cráneo, podemos tener una buena idea de la cantidad de trabajo articulatorio que la lengua del "propietario" del cráneo tenía que hacer. Consideraciones similares se aplican al canal vertebral torácico por el que pasan los nervios que controlan la respiración de los músculos de la pared torácica. Y lo que encontramos, como podríamos esperar, es que los monos tienen canales mucho más pequeños, en relación con los nervios, tanto de la articulación como de la respiración, que los humanos modernos. Pero, y aquí está la rareza que provoca la reflexión, el examen de los esqueletos humanos más antiguos, mucho antes de cuando creemos que el lenguaje surgió, revela tamaños de los canales casi indistinguibles de los de los humanos modernos. ¿Por qué es eso? La respuesta más probable es una sorpresa, y requiere un cierto cambio de marco para la mayoría de nosotros. La explicación de este sofisticado control y modulación de la producción de sonido, en ausencia del lenguaje tal como lo conocemos, tiene que ser para un tipo de lenguaje no verbal, en el que había entonación y fraseo, pero no había palabras reales: ¿y qué es eso, si no la música? Existen similitudes significativas entre la música y el lenguaje, lo que sugiere al menos un origen común. Por ejemplo, muchos aspectos sutiles del lenguaje están influidos por regiones del hemisferio derecho que también median en el rendimiento y la experiencia de la música. Además, estas regiones del hemisferio derecho son homólogas de áreas del hemisferio izquierdo que están involucradas en la producción y comprensión del lenguaje, están en la posición "equivalente" en el otro lado del cerebro. La música y el lenguaje tienen una arquitectura compartida, construida a partir de frases de entonación relacionadas por una especie de 'sintaxis'; aunque la sintaxis de la música tiene más que ver con la forma general de toda la pieza durante muchos minutos (o, en el caso de Wagner, horas) más que con la relación específica de elementos sucesivos y rápidos en una progresión lineal. Tanto en la música como en el habla, la frase es la unidad básica de la estructura y función, y tanto las frases del habla como las musicales tienen melodía y ritmo, que desempeñan un papel crucial en su expresividad. Incluso hay una estrecha relación semántica entre la música y el lenguaje: las frases musicales transmiten significados específicos que, de ser necesarios, asociamos intuitivamente 94

con palabras específicas. Sin embargo, cuando se trata de comprender los orígenes del lenguaje, hay menos acuerdo y la especulación ha seguido uno de estos tres caminos. Hay quienes creen que la música es una consecuencia inútil, o epifenómeno, del desarrollo del lenguaje; hay, por el contrario, quienes creen que el lenguaje mismo se desarrolló a partir de la comunicación musical (una especie de canto); y, finalmente, hay quienes sostienen que la música y el lenguaje se desarrollaron de manera independiente, pero una al lado de la otra, con un ancestro común, que se ha denominado "musilenguaje". Me parece que esta última opción es difícil de distinguir de la posición de que "la música fue lo primero". Esto se debe a que, si bien el 'musilenguaje' puede no haber sido una música muy sofisticada, debe haber sido más como la música que como el lenguaje referencial y, para que haya podido haber sido un 'lenguaje' en cualquier sentido, debe haberse basado en lo que consideramos como aspectos musicales - los aspectos no verbales - del lenguaje, como el tono, la entonación, el volumen, el ritmo y el fraseo. La mera existencia del concepto de "musilenguaje" simplemente señala cuánto contribuyen los aspectos musicales del lenguaje al significado, en el sentido de que en sí mismos pueden proporcionar la base para la comunicación del significado. La evidencia del registro fósil es, que el control de la voz y las respiraciones necesarias para el canto surgieron aparentemente mucho antes de que el lenguaje los hubiera requerido. Pero ¿hay alguna razón, aparte de esta, por la que deberíamos adoptar la opinión de que la música fue primera?

LENGUAJE O MÚSICA: ¿CUÁL FUE PRIMERO? Hay, algunas indicaciones al respecto. En primer lugar, la "sintaxis" de la música es más simple, menos evolucionada que la del lenguaje, lo que sugiere un origen anterior. Más importante aún, la observación del desarrollo del lenguaje en los niños confirma que los aspectos musicales del lenguaje son lo primero. La entonación, la expresión y el ritmo se desarrollan primero; la sintaxis y el vocabulario aparecen más tarde, los recién nacidos ya son sensibles a los ritmos del lenguaje; prefieren el "discurso dirigido por el infante", también conocido como "charla del bebé", que enfatiza lo que se llama prosodia. La música del habla. En respuesta a esto, tan pronto como nace su hijo, las madres amplían el recorrido de su tono, el repertorio y aumentan el tono general de su discurso, al tiempo que disminuyen el ritmo y lo enfatizan. Los bebes, distinguen el timbre y la entonación de la voz de su madre, y la prefieren a cualquier otra, y pueden distinguir la entonación única de su propia "lengua materna", que de nuevo prefieren a las demás. Las capacidades para distinguir las inflexiones características de un idioma, o incluso de un hablante individual, no son signos de un talento innato para el lenguaje como tal: se basan en aspectos del procesamiento holístico del hemisferio derecho, capaz de discriminar con precisión los patrones globales y tiene poco que ver con el procesamiento analítico del lenguaje del hemisferio izquierdo. De hecho, incluso los primates pueden identificar voces individuales, utilizando tales características. Estos procesos, en los recién nacidos tienen más que ver con la activación de áreas del cerebro que sustentan los aspectos no verbales, musicales, del habla. Existe un principio (no completamente fiable) de que 'la ontogenia recapitula la filogenia', en otras palabras, que el desarrollo de los individuos de una especie sigue un curso similar al adquirido por el desarrollo de la especie en general: un ejemplo simple es el desarrollo temprano en el embrión humano de una 95

cola, que más tarde se pierde. En la medida en que este principio se mantiene aquí, entonces la música viene antes que el lenguaje. S. Henschen hizo una observación a este efecto: “La facultad musical es filogenéticamente más antigua que el lenguaje; algunos animales tienen dicha facultad musical, las aves en un alto grado. También es ontogenéticamente anterior, porque el niño comienza a cantar antes que a hablar". En última instancia, la música es la comunicación de la emoción, la forma más fundamental de comunicación, que en la filogenia, así como en la ontogenia, viene primero. La investigación neurológica apoya firmemente la suposición de que "nuestro amor por la música refleja la capacidad ancestral de nuestro cerebro de mamífero para transmitir y recibir sonidos emocionales básicos", la prosodia y el movimiento rítmico surgen intuitivamente del entrelazamiento del cuerpo en la expresión emocional. "La música se construye sobre mecanismos prosódicos del hemisferio derecho que nos permite comunicaciones emocionales afectivas a través de las entonaciones vocales". Presumiblemente, tales 'mecanismos' fueron muy importantes para la supervivencia del grupo. También es probable que tuvieran raíces profundas: "los movimientos emocionales profundos generados por la música"; escribe el influyente antropólogo Robin Dunbar, "me sugieren que la música tiene orígenes muy antiguos, que anteceden a la evolución del lenguaje". Esta conclusión no ha sido aceptada universalmente. Hay varias razones, pero una de ellas destaca, al menos en lo que respecta a los genetistas. La evolución debe demostrar la ventaja evolutiva. El lenguaje, da una gran ventaja por el poder que confiere a su poseedor: pero, ¿qué tiene que ver la música con el poder, qué ventaja puede obtener? Al parecer, no te coloca en posición de dar un golpe de gracia a la oposición, y no parece ser una forma de impulsar tus genes (a pesar de las apelaciones poco convincentes a lo que uno podría llamar el "factor Tom Jones"). Así que la música ha sido vista como una 'exaptación' sin sentido del lenguaje: es decir, una adaptación de una habilidad, desarrollada originalmente por su ventaja competitiva en un área, para un propósito muy diferente. Por lo tanto, escribir podría verse como una exaptación de la habilidad digital desarrollada para hacer herramientas: no fue la presión por publicar de uno de sus colegas lo que causó que la habilidad se desarrollara en primer lugar, como tampoco tenemos piernas para dar empleo a los sastres. La música debería ser, en tal sentido, un subproducto irrelevante de alguna innovación competitiva, como el lenguaje: Steven Pinker lo ve como tal, e incluso sugiere que la música no tiene sentido y es tan indulgente como con la pornografía o el deseo de alimentos grasos. No obstante, la evidencia no apoya que la música sea una exaptación del lenguaje, sino lo contrario. Si el lenguaje evolucionó más tarde, parece que evolucionó a partir de la música. Así que el problema evolutivo continúa (espero poder ofrecer una posible solución del problema en el momento oportuno). No solo los genetistas tienen dificultades con la idea. Actualmente, tendemos a pensar en la música como algo periférico, si no inútil. Estamos inclinados a levantar una ceja cuando a nuestros antepasados se les conoce como los 'Neandertales cantantes ". Pero, de hecho, muchos teóricos del lenguaje, incluido Rousseau en el siglo XVIII, von Humboldt en el siglo XIX y Jespersen en el siglo XX, han pensado que es probable que el lenguaje se haya desarrollado a partir de la música, de modo que las teorías de Mithen y otros en el siglo XXI no salen de la nada. Que podamos usar medios no verbales, como la música, para comunicarnos es, en cualquier caso, poco sorprendente. 96

El impacto se debe en parte a la forma en que ahora Occidente ve la música: hemos perdido el sentido de la posición central que la música una vez ocupó en la vida comunal, y que aún hoy en día ocupa, en la mayoría de las partes del mundo. A pesar de que no hay cultura en el mundo que no tenga música o en la que las personas no se unan para cantar o bailar, hemos relegado la música al margen de la vida. Podríamos pensar en la música como una experiencia individualista, incluso solitaria, pero eso es raro en la historia del mundo. En las sociedades más estructuradas tradicionalmente, la interpretación de la música desempeña un papel integral e integrador, no solo en las celebraciones, los festivales religiosos y otros rituales, sino también en el trabajo diario y en el esparcimiento; Y es sobre todo una actuación compartida, no solo algo que escuchamos de forma pasiva. Tiene una forma vital de unir a las personas, de ayudarlas a tomar conciencia de la humanidad compartida, de los sentimientos y las experiencias compartidas y de unirlas activamente. En nuestro mundo, la competencia y la especialización han hecho de la música algo compartimentado, en algún lugar alejado del núcleo de la vida. Así Oliver Sacks escribe: Este papel primordial de la música se pierde hasta cierto punto hoy en día, cuando tenemos una tipo de compositores e intérpretes, y el resto de nosotros estamos reducidos a la escucha pasiva. Uno tiene que ir a un concierto, a una iglesia o a un festival musical, para recuperar la emoción colectiva y la unión con la música. En tal situación, parece haber una unión real de los sistemas nerviosos... Pero si resulta que la música conduce al lenguaje, en lugar del lenguaje a la música, esto nos ayudaría a comprender por primera vez el hecho histórico, por lo demás desconcertante, de que la poesía evoluciona antes que la prosa. Al principio, la prosa se conocía como pezos logos, literalmente como "peatón o caminante" del logos, a diferencia de los habituales logos danzantes de la poesía. De hecho, la poesía primitiva fue cantada: así, la evolución de la habilidad literaria progresa, de la música del hemisferio derecho (palabras que se cantan), al lenguaje del hemisferio derecho (el lenguaje metafórico de la poesía), al lenguaje del hemisferio izquierdo (el lenguaje referencial de la prosa). Es probable que la música sea el antepasado del lenguaje y surgió en gran medida en el hemisferio derecho, donde uno esperaría que surgiera un medio de comunicación, que promoviera la cohesión social con los demás.

COMUNICACIÓN SIN PALABRAS El predominio del lenguaje y, sobre todo, de los efectos de la palabra escrita, puede haber contribuido al declive de la música en nuestra cultura. (Espero que en capítulos posteriores se muestre que la cultura de la palabra escrita tiende inevitablemente al fenómeno predominante del hemisferio izquierdo de un mundo competitivo, especializado y compartimentado). Al principio nos puede resultar difícil aceptar la superioridad de la música, ya que estamos atrapados en una cultura tan determinada y dependiente del lenguaje que no podemos imaginar que sea de otra manera. Debido a que la parte de la comunicación de la que somos conscientes radica en la elección de las palabras, imaginamos erróneamente que ahí es donde se encuentra la mayor parte de la comunicación, o quizás incluso la totalidad. De lo que no somos conscientes, y que para la mayoría de propósitos es necesario que permanezca inconsciente, es que los mensajes que comunicamos no están en absoluto en las palabras. Los animales se comunican entre sí, e incluso cooperan, sin lenguaje, ¿por qué no habríamos de hacerlo nosotros? 97

Algunos animales adoptan una forma de "musilenguaje", utilizando la entonación, no solo el lenguaje corporal, para comunicarse con los humanos: mire al perro doméstico. Entre ellos se comunican preferentemente por el olor y el lenguaje corporal. Pero se han dado cuenta del hecho de que la entonación es una parte importante de la comunicación humana. Como buenos comunicadores vocales, las posibilidades para ellos son limitadas: no tienen la variedad de conceptos que transmitir, ni el aparato vocal o respiratorio que los humanos primitivos han poseído para transmitirlo. En caso de que uno se sienta tentado a pensar que la música nunca podría proporcionar un medio de comunicación lo suficientemente flexible o extenso para los homínidos, se debe recordar que la extensa vida social de algunos de los animales no humanos más inteligentes, no solo los bonobos, sino mamíferos acuáticos, tales como las ballenas y los delfines, incluyendo las complejas maniobras de ataque de las orcas, están coordinadas por completo por lo que podríamos llamar "música", un "lenguaje" de tonos, entonaciones y relación temporal. Y nuestros hijos prelinguales se comunican con nosotros; no siempre, es cierto, con la claridad deseada, pero con suficiente eficacia. Incluso las personas que sufren accidentes cerebrovasculares en el hemisferio izquierdo, que de forma repentina y devastadora han perdido el uso del lenguaje, pueden aprender a comunicar una serie de intenciones y significados, así como, obviamente, emociones, a pesar del hecho de la doble desventaja que tienen, ya que no han crecido aprendiendo de forma instintiva e intuitiva la habilidad de comunicarse sin palabras, y viven en una cultura que ha organizado la comunicación a través del lenguaje. Sin embargo, tal vez la evidencia más sorprendente es que existen tribus en la cuenca del Amazonas, como los Piraha, una tribu de cazadores-recolectores en Brasil, cuyo idioma es una especie de canción, que posee una variedad tan compleja de tonos, acentuaciones y longitudes de las sílabas, que sus hablantes pueden prescindir de vocales y consonantes y cantar, canturrear o silbar. Para nuestros antepasados primates, que claramente no tenían habla, el lenguaje corporal desempeñaba un papel vital en la cohesión social, especialmente en las prolongadas sesiones de aseo mutuo. Una teoría es que el canto, una especie de lenguaje musical instintivo de entonación, surgió con la aparición de los humanos, ya que los grupos sociales se hicieron demasiado grandes para que el aseo fuese práctico como medio de vinculación. La música, en este sentido, es una especie de aseo a distancia; ya que no es necesario el contacto físico, pero es un lenguaje corporal de todos modos. Y, según esta teoría, el lenguaje referencial fue una evolución tardía de esto. Se estima que incluso ahora más del 90% de la comunicación entre humanos es por medios no verbales, a través del lenguaje corporal, especialmente a través de la entonación. La comunicación, no solo representa un tipo de lenguaje que usamos para hablar de cosas. La música es comunicación, pero nos habla, no de cosas. Ya que no se refiere (a un tercero); y tiene una existencia "Yo- tu", no "Yo- ello". De hecho, incluso sin la evidencia antropológica, podríamos dudar de que el lenguaje fuera necesario para la comunicación, ya que a diferencia de otras formas de comunicación más intuitivas y musicales, el lenguaje es el medio perfecto para ocultar, en vez de revelar el significado. El hecho de que nos comunicamos principalmente a través del lenguaje no debería impedirnos ver el hecho igualmente importante de que no lo necesitamos para la mayoría de los tipos de comunicación. La mayor parte de nuestra comunicación prosigue sin él, nos guste o no, y el lenguaje puede hacer que algunos tipos de comunicación sean más problemáticos. 98

PENSAMIENTO SIN IDIOMA Sin embargo, puede decirse que, aunque el lenguaje no sea estrictamente necesario para la comunicación, su llegada fue necesario para que los humanos se convirtieran en los seres pensantes que son, capaces de formar conceptos, emitir juicios, tomar decisiones, resolver problemas, todo eso. ¿Es una característica de nuestras funciones más altas? Bueno, en realidad no, de hecho, en absoluto. La creencia de que uno no puede pensar sin lenguaje es otra falacia del proceso introspectivo, en el que pensar en palabras sobre el lenguaje solo sirve para confirmar la importancia del proceso verbal. Cuando conscientemente hacemos una introspección, o retrospectiva, en nuestros propios procesos de pensamiento, y tratamos de construir lo que sucede, cómo funciona la mente, podemos hacerlo solo como lo haríamos en esas circunstancias, tratar de lograr la tarea, conscientemente, de ponerla en palabras. Pero la mente no es así. Llevamos a cabo la mayoría de los procesos mentales que normalmente constituyen lo que entendemos por pensar sin hacer nada conscientemente, o en lenguaje llano, nada en absoluto. Entendemos el mundo, formamos categorías y conceptos, ponderamos y evaluamos las evidencias, tomamos decisiones y resolvemos problemas, todo sin lenguaje y sin siquiera ser conscientes del proceso. De hecho, muchas de estas cosas se pueden lograr satisfactoriamente solo si no nos damos cuenta explícitamente del proceso, que de lo contrario tendría un efecto limitador e inhibidor. Existen muchos ejemplos de problemas científicos famosos que se resolvieron sin lenguaje. Después de mucha reflexión, Kekulé captó la forma del anillo de benceno, la base de la química orgánica, cuando la imagen de una serpiente mordiendo su cola surgió de las brasas de su fuego; Poincaré, habiendo pasado 15 días tratando de refutar las funciones Automorfas, de repente vio su realidad, ya que, después de una taza de café negro, "las ideas se alzaban entre la multitud, sentí que chocaban hasta que las parejas se entrelazaban"; más tarde se le ocurrió la relación con la geometría no euclidiana en el momento en que puso el pie en un autobús, aunque se encontraba en medio de una conversación no relacionada ('en mi regreso a Caen, en conciencia' verifiqué el resultado en mi ocio '). La estructura de la tabla periódica de los elementos llegó a Mendeleyev en un sueño. Einstein escribió que "las palabras o el lenguaje, tal como están escritos o hablados, no parecen desempeñar ningún papel en el mecanismo de mi pensamiento." Gauss y Helmholtz llegaron a puntos similares. El pensamiento matemático, que es principalmente mediado por el hemisferio derecho, tiene lugar en tres dimensiones. Rudolf Arnheim escribió en su obra clásica, "Pensamiento visual", tan convincente hoy como cuando se escribió en 1969: "Lo que debemos reconocer es que las formas perceptivas y pictóricas no son solo traducciones de productos del pensamiento, sino la misma carne y sangre del pensamiento mismo. Observe esa expresión: "la misma carne y sangre del pensamiento", tendré más que decir sobre esto más adelante en una discusión sobre el lenguaje y el cuerpo. Pero el punto es el siguiente: El hecho de que seamos más conscientes de esos momentos en los que pensamos explícitamente en nosotros mismos con palabras y concebimos que todo pensamiento se desarrolla con palabras, no debería engañarnos para que creamos que el lenguaje es necesario para el pensamiento. Incluso podría ser un impedimento para el. La mayoría de las formas de imaginación, por ejemplo, o de innovación, resolución intuitiva de problemas, pensamiento espiritual o creatividad artística nos exigen trascender el lenguaje, al menos el lenguaje en el sentido de un código referencial. La mayoría de los pensamientos, como la mayoría de la comunicación, continúan sin lenguaje. 99

Más aún, en términos evolutivos, el pensamiento, incluida la formación de conceptos, antecede claramente al lenguaje. Aparte de la ya mencionada existencia de sofisticados homínidos pre-linguales, sabemos que los animales pueden pensar y formar conceptos. Cualquier ser sensible que viva en un entorno donde necesita defenderse de los depredadores y encontrar lo suficiente para comer debe ser capaz de formar conceptos y colocar las cosas en categorías. Sin ello, se vería obligado a comenzar desde cero en cada encuentro con amigos o enemigos, con plantas o venenos, y no duraría mucho. Estas suposiciones se confirman por la evidencia de estudios que demuestran que, de hecho, la percepción categórica no es exclusiva de los seres humanos y, por lo tanto, no puede depender del lenguaje. La capacidad de categorizar es, de hecho, casi universal. Las palomas, por ejemplo, pueden clasificar diferentes tipos de hojas, peces o personas. Incluso pueden distinguir un rostro humano en una multitud, y rostros artificiales de objetos naturales. De hecho, también se ha demostrado que pueden categorizar dibujos animados y discriminar ejemplos de arte moderno, por ejemplo, un Monet de un Picasso. Entrenados para seleccionar una clave que le dará acceso a la semilla de cáñamo en respuesta a uno u otro tipo de imagen, pudieron elegir apropiadamente, e incluso pueden comenzar a generalizar de Monet a Renoir, y de Picasso a Braque. Y su discriminación no se basó en una dimensión, como el color o el contorno, ya que también se probó en blanco y negro y fuera de foco, palomas similares pueden distinguir a Bach de Hindemith o Stravinski. Tenga en cuenta que la carpa puede distinguir el blues de la música clásica; incluso sospecho que el investigador debió permitirse el sentido del humor aquí, con Muddy Waters del Trout Quintet (en caso de que se pregunte como, tuvieron que presionar un disco con su hocico: una elección correcta originaba una bola de alimentos).Y los animales son ampliamente capaces de representación mental, de la capacidad de generalizar y de formar categorías y razones, aunque no tienen lenguaje. Los perros incluso entienden las conexiones aparentemente arbitrarias entre palabras y acciones o cosas. La formación de conceptos, junto con la capacidad de ver las relaciones entre cosas y eventos, y la capacidad de vincular conceptos con signos de algún tipo, supuestamente movimientos físicos, surgieron a través de la selección natural y formaron el sustrato del lenguaje mucho antes de la aparición de la humanidad moderna. La planificación anticipada, hasta ahora considerada un sello distintivo de la cognición humana, está claramente presente en las aves que no tienen lenguaje (un punto que vale la pena destacar ya que, por ejemplo, el loro gris africano de Irene Pepperberg, Alex, puede comunicarse, planificar y razonar, ya que tiene bastante vocabulario).Incluso la teoría de la mente; la capacidad de atribuir estados mentales a otros, que se ha convertido en el símbolo de un pensamiento complejo y de múltiples capas, que comúnmente se dice que los niños no lo adquieren hasta la edad de cuatro años, y algunos sujetos, particularmente aquellos con autismo, nunca lo adquieren del todo: está intacto en sujetos humanos que han perdido el lenguaje, y puede estar presente hasta cierto punto en chimpancés y primates. Claramente, por lo tanto, la "teoría de la mente" tampoco puede depender del lenguaje. Una vez más, no solo los animales, sino los jóvenes de nuestra propia especie, indican que es incorrecto suponer que el significado depende del lenguaje, aunque nuestro hemisferio izquierdo consciente puede ser incapaz de concebir un significado que no se transmite con palabras. 100

El significado y la capacidad de comunicar el sentido son anteriores al lenguaje en el desarrollo humano. Lo que es más, tal significado está mediado, no por el izquierdo, sino por el hemisferio derecho. La sintonía de las expresiones faciales emocionalmente expresivas entre la madre y el bebé por el hemisferio derecho del niño que madura más temprano significa que, mucho antes de que el bebé comprenda o pronuncie una sola palabra, posee un extenso repertorio de señales para comunicar su estado interno. El pensamiento no depende del lenguaje también se demuestra por aquellos que han desarrollado afasia: pérdida del poder del habla. Los que se recuperan son capaces de describir su experiencia y tenemos la suerte de contar con la descripción de Jacques Lordat, profesor de fisiología en la Universidad de Montpellier, un hombre que, un tanto irónicamente, había realizado un estudio sobre la afasia. En 1843 publicó un artículo en el que daba una descripción detallada de un episodio afásico, que duró varias semanas, que él mismo había experimentado después de un derrame cerebral. Lordat anotó que: Cuando quería hablar no pude encontrar las expresiones que necesitaba...el pensamiento estaba listo, pero los sonidos que tenían que expresarlo como intermediarios ya no estaban a mi disposición...No pude aceptar...La teoría de que los signos verbales son necesarios, incluso indispensables para el pensamiento. De hecho, los sujetos que han sufrido un derrame cerebral demuestran que incluso el razonamiento complejo y el cálculo matemático no dependen del lenguaje. La estructura sintáctica es distinta de la estructura lógica: los sujetos que han perdido su comprensión de la sintaxis después de un golpe en el hemisferio izquierdo siguen siendo capaces de usar procesos de pensamiento sofisticado, tan complejo como la estructura de la sintaxis compleja, y pueden calcular y razonar perfectamente. Los pacientes con demencia semántica también pueden realizar cálculos, a veces excepcionalmente bien. El hecho de que no necesitemos palabras para mantener los conceptos también se demuestra en una hermosa investigación realizada entre pueblos tribales con vocabularios estructurados de manera muy diferente a los nuestros. Resulta que, por ejemplo, los conceptos numéricos no dependen de la preexistencia de los términos lingüísticos para ellos. Las tribus con palabras limitadas para números (como la tribu amazónica, los Munduruku, que no tienen una palabra para un valor mayor que tres) pueden tener éxito en tareas aritméticas que involucran valores tan grandes como 80. Algunos miembros de la tribu Munduruku hablan su propio idioma, con un vocabulario extremadamente limitado para los números, y el portugués, en el que hay un rango ilimitado de palabras numéricas, mientras que otros solo hablan Munduruku. No obstante, los dos grupos de oradores tienen un desempeño similar en las tareas de cálculo (en otras palabras, su vocabulario numérico va más allá del "3"), y ambos grupos se desempeñan tan bien como los controles de habla francesa; y esto es lo mismo para adultos y niños. La idea del "infinito recursivo", es decir, que se puede seguir agregando un numero indefinidamente para obtener números cada vez más grandes, es algo natural para nosotros, incluso cuando no figura en nuestros sistemas simbólicos establecidos, aunque Chomsky y sus colegas afirman que esté derivado de la propiedad recursiva de las lenguas naturales. El Oksapmin de Papua, Nueva Guinea, que usa partes del cuerpo como sistema de conteo, adaptó rápidamente el sistema a una regla de conteo generativa (es decir, poder contar más y más, cuando los "niveles" de magnitud son claramente demasiado grandes para que haya una cantidad adecuada de partes del cuerpo) cuando 101

los tiempos cambiaron y se introdujo el dinero en su sistema. Parecería que tales conceptos clave son innatos, en lugar de ser impuestos culturalmente como producto de un lenguaje aprendido, y esto se confirma aún más por la investigación sobre la forma en que los niños desarrollan el concepto de número. Pero, se puede decir, que necesitamos el lenguaje para discriminar, o en todo caso para hacer discriminaciones finas, entre las cosas que experimentamos: ¿cómo podemos organizar la experiencia si no tenemos "etiquetas" para lo que percibimos? Esto también resulta ser falso. Por ejemplo, no tener una palabra para un color no significa que no podamos reconocerlo. Los indios quechi, tienen solo cinco términos de color, pero pueden diferenciar los tonos tanto como los occidentales y, más cerca de casa, los alemanes, que no tienen una palabra nativa para el color "rosa", por supuesto pueden reconocerlo de la misma manera. Sin embargo, las palabras pueden influir en nuestras percepciones. Pueden interferir en la forma en que percibimos los colores y las expresiones faciales, lo que sugiere que las palabras sobre el color pueden crear nuevos límites en la percepción del color, y el lenguaje puede imponer una estructura en la forma en que interpretamos las caras. En otras palabras, el lenguaje no es necesario ni para la categorización, ni para el razonamiento, ni para la formación de conceptos, ni para la percepción: no hace que el paisaje del mundo en el que vivimos se convierta en realidad por si mismo. Lo que hace, más bien, es dar forma a ese paisaje al fijar los "registros" en los que lo dividimos, definiendo qué categorías o tipos de entidades vemos allí, y cómo lo dividimos. En este proceso, el lenguaje ayuda a algunas cosas a avanzar, pero de la misma manera hace que otras se retiren. La observación del desarrollo infantil lo confirma: Se ha sugerido que nuestros conceptos están determinados por el lenguaje que hablamos (la hipótesis de Sapir-Whorf).Sin embargo, esto no es más que una media o cuarto de verdad. Sin duda, los niños a menudo entienden primero el concepto y luego aprenden rápidamente la palabra para describirlo, lo cual es incorrecto desde el punto de vista de Sapir-Whorf. Además, existe evidencia de que los bebés de cinco meses tienen un concepto, relacionado con la tensión del ajuste, que posteriormente pierden si su idioma nativo no incorpora el mismo concepto. La hipótesis de Sapir-Whorf sostiene una verdad parcial: si no tienes la palabra, es probable que pierdas el concepto; pero esta investigación demuestra que el concepto puede surgir sin la palabra y, por lo tanto, no depende de él. Así que pensar es anterior al lenguaje. Lo que el lenguaje contribuye es a reafirmar ciertas formas particulares de ver el mundo y darlas fijeza. Esto tiene su lado bueno y su lado malo. Ayuda a la consistencia de referencias en el tiempo y el espacio. Pero también puede ejercer una fuerza restrictiva sobre qué y cómo pensamos. Representa una versión más fija del mundo: da forma, más que a los fundamentos, a nuestro pensamiento. El lenguaje no es esencial, para la comunicación o el pensamiento, y puede interrumpir o interferir con ambos. Así que volvemos a la pregunta: ¿por qué surgió el lenguaje y para qué sirve? Puede haber una pista en el hecho de que la otra característica humana que nos define convencionalmente, aparte del lenguaje, es la creación de herramientas, y que esto está asociado con el desarrollo de la habilidad con la mano derecha: curiosamente en la misma área del hemisferio izquierdo donde está la semántica y la sintaxis. Pero incluso si el desarrollo de la habilidad con la mano derecha hubiera provocado el crecimiento de la petalia izquierda (lo que no pudo haber ocurrido,

102

porque la consecuencia del mismo la antecede) nos dejaría con la pregunta de por qué el proceso tenía que ser asimétrico. A menos que, la agenda de los dos hemisferios sea bastante diferente.

LENGUAJE Y MANO La localización de la capacidad de agarrar en el hemisferio izquierdo, cerca del habla, no es accidental y nos dice algo. Sabemos por experiencia que hay muchas conexiones entre la mano y el lenguaje. Por ejemplo, claramente existe una relación estrecha entre el lenguaje hablado y la riqueza del lenguaje gestual que a menudo lo acompaña. En sujetos normales, la restricción del movimiento de la mano produce un efecto adverso en el contenido y la fluidez del habla. Ramachandran informa del caso de una joven que nació sin extremidades superiores. Esta paciente experimentaba el brazo fantasma; y el hecho de que tenga brazo fantasma, reproduciendo una serie de tales hallazgos estando congénitamente sin extremidades, es bastante interesante(los miembros fantasmas generalmente se consideran el residuo de un miembro perdido, en otras palabras debe haber estado allí originalmente). Pero, a pesar de que estos brazos fantasmas no se mueven a su lado, mientras camina, ella no puede dejar de gesticular cuando habla. A pesar de que nunca ha sido capaz de usar un brazo o una mano, el hablar activa estas áreas de su cerebro. También a nivel neurofisiológico, resulta que hay similitudes entre las habilidades requeridas para la producción del habla y las requeridas para el movimiento de la mano, específicamente el movimiento de la mano derecha. De hecho, según Marcel Kinsbourne, el lenguaje se desarrolla específicamente en relación con la "acción del lado derecho y, en particular, la orientación hacia la derecha". Es, según él, una "elaboración, extensión y abstracción de la función sensoriomotora, originada en un proto-lenguaje formado por las 'expresiones que coincidieron con el mismo ritmo del movimiento en cuestión'. Para confirmar la estrecha conexión entre el lenguaje y el cuerpo, especialmente los movimientos de apuntar y agarrar con la mano derecha, en bebés y niños pequeños, se puede ver este punto mientras balbucean, el niño 'siempre señala al nombrar y no nombra sin señalar" - extendiendo la mano derecha... El balbuceo también se puede escuchar en conjunción con las secuencias motoras que son secuelas de la respuesta de orientación- locomoción, agarre, manipulación". Y la asociación no es solo para el niño: incluso en el adulto, el lenguaje, el gesto y el movimiento corporal son "diferentes actualizaciones del mismo proceso". Las habilidades manipulativas pueden haber proporcionado la base del lenguaje primitivo, y tales habilidades y lenguaje referencial requieren mecanismos neuronales similares. Los elementos sintácticos del lenguaje bien pueden derivar del gesto. Y no solo del gesto, sino de algo más funcional, más manipulativo, de los movimientos de la mano: la creación de herramientas y el habla son comportamientos seriados, sintácticos y manipuladores basados en articulaciones complejas de patrones biomecánicos. De hecho, tan fuerte es la conexión que una teoría es que el lenguaje referencial puede haber evolucionado, no a partir de sonidos, sino directamente de los movimientos de las manos, no solo eso, sino específicamente de los movimientos que tienen que ver con agarrar. La proximidad de la función se refleja en la anatomía, en la proximidad del área del habla y el área del cerebro diseñada para promover el agarre. 103

Como se mencionó, el área de Broca, el área motora del habla del lóbulo frontal, involucra a ciertas neuronas especializados llamadas neuronas espejo que están involucradas en los movimientos de los dedos, y también se activan al ver a otros llevar a cabo movimientos de las manos. Esta complicidad del lenguaje y los movimientos de agarre de la mano no son solo un interesante hallazgo neurofisiológico y neuroanatómico. Es intuitivamente correcto, como lo demuestran los términos que utilizamos para describir la comprensión y expresión lingüística. No es un accidente que hablemos de estar "agarrando" lo que alguien está diciendo. La metáfora de la comprensión tiene sus raíces profundas en la manera en que hablamos de pensamiento en la mayoría de los idiomas (por ejemplo, los diversos derivados romances del latín com-prehendere, y los cognados de be-greifen en las lenguas germánicas). En su fascinante estudio de la mano humana, el psicólogo húngaro de habla alemana G. Révész escribe: En alemán, la noción de "mano" abarca todas las actividades humanas significativas y dirigidas a objetivos. Caracteriza inequívocamente la personalidad total del hombre. Esta idea no se limita a la manipulación externa, es decir, a acciones que efectúan cambios en el mundo exterior. También incluye la acción interna, las actividades intencionadas de la mente. En su modo de manipulación, el hombre experimenta su "yo" real. A través de él, adquiere poder sobre la naturaleza física, reúne un rico fondo de material de la experiencia, aumenta su rango de efectividad y desarrolla sus capacidades...Impulsos, aspiraciones, deseos, decisiones presionan para su realización, y esto ocurre principalmente a través de la mediación de la mano...Si deseamos transmitir que hemos adquirido algo mental, decimos que lo hemos agarrado. Señala palabras, como comprensión, concepto, comprensible, impresión, expresión, retener, interpretar, considerar. Las tenemos también en inglés; no solo prender y agarrar, sino palabras como impresión, expresión, intención, contender, pretender, (del latín tendere, alcanzar con la mano). Entre otras cosas, Révész llama la atención al hecho de que, aunque el tacto es el más básico y el más decisivo de los sentidos (los organismos más simples solo tienen pelos táctiles o cilios), sin embargo, solo pueden proporcionar una imagen fragmentaria de algo. Manejar algo proporciona un poco de información a la vez, y luego uno tiene que juntar las partes: no proporciona un sentido del conjunto. También señala que distinguir las cosas con la mano es una cuestión de qué tipo de cosas, y no de cuál en particular. Todo esto, esta comprensión, esta forma de control, esta aprehensión gradual del mundo, esta distinción de tipos, en lugar de cosas individuales, se lleva a cabo en la mayoría de nosotros con la mano derecha. Y, por lo tanto, no es sorprendente que en estas reflexiones se escondan las pistas de la naturaleza de los procesos del hemisferio izquierdo. En todos estos aspectos, no solo en la forma de control, sino en el enfoque de la comprensión mediante la construcción poco a poco, en lugar de ser capaz de sentir el todo, en el interés en las categorías de las cosas, en lugar de en los individuos – la comprensión sigue un camino compatible con las operaciones del hemisferio izquierdo. También es a través de la comprensión de las cosas que otorgamos certeza y fijeza a las cosas: cuando son inciertas o sin fijar, decimos que "no pondría la mano en el fuego", "no lo hemos agarrado". Esto también es un aspecto importante del mundo según el hemisferio izquierdo. La idea de 'agarrar' implica agarrar una cosa para nosotros mismos, para usarla, sacarla de su contexto, sostenerla con rapidez, concentrarnos en ella, la comprensión que tenemos, nuestra comprensión en este sentido, es la expresión de nuestra voluntad, y es el medio para el poder. 104

Es lo que nos permite "manipular", literalmente, tomar un puñado de lo que necesitamos y, por lo tanto, dominar el mundo que nos rodea. Y, para confirmar la relación profunda entre el hemisferio izquierdo, la instrumentalidad, y la actitud de agarre y uso, recordemos que el uso de herramientas se representa preferentemente en el hemisferio izquierdo incluso en un individuo zurdo. Este es sin duda un hallazgo notable. A pesar de que el cerebro está tan organizado que el hemisferio derecho gobierna las acciones cotidianas con la mano izquierda, los conceptos de uso de las herramientas se activan de manera preferencial, no en el hemisferio derecho sino en el izquierdo. Y aún más evidencia, igual de notable, se muestra que de nuevo, incluso en los zurdos, las acciones específicas de agarre están asociadas con el control del hemisferio izquierdo: el concepto está separado, por lo tanto, del control de la mano como tal. Mientras tanto, los movimientos de la mano, como agarrar, activan la corteza parietal superior derecha, incluso cuando la mano que está explorando es la mano derecha. Estos hallazgos de las imágenes están de acuerdo con la experiencia clínica. Los sujetos con daño en el hemisferio derecho tienden a agarrar cualquier cosa que esté a su alcance, o incluso a empuñar su mano derecha en un espacio vacío, como si estuvieran buscando algo que agarrar. Y esto no es solo la expresión de un reflejo primitivo: a diferencia de sujetos que exhiben el reflejo del agarre, en el que pueden aflojar dicho agarre de inmediato en cuanto se les pide que lo hagan. Es volitivo. Y el contraste con aquellos con daño en el hemisferio izquierdo, que por lo tanto, confían en su hemisferio derecho, no podría ser más claro: Cuando se le pide a un paciente que copie los gestos del examinador, trata de poner sus propias manos sobre el examinador...Cuando sus manos entran en acción, parece que buscan no permanecer aisladas, como si trataran de encontrar compañía en algo que llena el espacio vacío.

LENGUAJE Y MANIPULACIÓN No soy el primero en suponer que el lenguaje referencial se originó en algo más que la necesidad de comunicarse. El filósofo Johann Gottfried Herder, en 1772 publicó uno de los ensayos más importantes e influyentes sobre los orígenes del lenguaje, observando lo que yo llamaría el elemento 'Yo-tú' en la comunicación en el nivel más intuitivo, la fuerza empática que está presente en la música, y es apenas característica del lenguaje humano, concluyó que "el lenguaje aparece como un órgano natural de la razón". Eso podría requerir una calificación, ya que, como he enfatizado, el razonamiento continúa sin él; pero lo que señala aquí es la importancia del lenguaje principalmente como ayuda para un cierto tipo particular de cognición. Más cerca de nuestro propio tiempo, el neurocientífico estadounidense Norman Gershwin se aventuró a afirmar que, el lenguaje no se originó en un impulso de comunicación, que llegó más tarde, sino como un medio para trazar un mapa del mundo. Estoy de acuerdo con eso y voy más allá. Es un medio para manipular el mundo. Comprender la naturaleza del lenguaje depende una vez más de pensar en el "como ', no en el "qué". El desarrollo del lenguaje denotativo permite, no la comunicación en sí misma, sino un tipo especial de comunicación, no el pensamiento en sí mismo, sino un tipo especial de pensamiento. Ciertamente no es importante para la comunicación personal dentro de una relación, e incluso puede ser un obstáculo. 105

Las conversaciones telefónicas, en las que se pierden todas las señales no verbales, aparte de cierta información del tono parcialmente degradada, son insatisfactorias no solo para amantes y amigos, sino para todos a los que el intercambio personal es importante; uno no esperaría que este medio funcionara tan bien como para, llevar a cabo sesiones de terapia o para cualquier tipo de entrevista. No está en sintonía con la relación 'Yo-tu'. Cuando las palabras tienen sentido son una forma de transmitir información, específicamente sobre algo que no está presente para nosotros, algo que se elimina en el espacio o el tiempo, cuando usted y yo necesitamos cooperar para hacer algo sobre alguna cosa. Expandiendo casi inimaginablemente el reino del "Yo-ello" (o el "nosotros-ello") a una relación. ¿Y cuál es el papel que juega el lenguaje, en el pensamiento? Una vez más, el rol del lenguaje es el de dar el control sobre el mundo, particularmente de aquellas partes que no están presentes espacial o temporalmente, un mundo que en el proceso es transformado desde el "Yo-tú" del mundo de la música (del hemisferio derecho) al mundo de palabras 'Yo-eso' (del hemisferio izquierdo). Solo las palabras hacen que los conceptos sean más estables y estén disponibles para la memoria. Nombrar cosas nos da poder sobre ellas, de modo que podamos usarlas; cuando a Adán le fueron dados los animales para su provecho y "tener dominio" sobre ellos, también recibió la facultad de nombrarlos. Y la formación de categorías proporciona límites más claros para el paisaje del mundo, dando una cierta visión de solidez y permanencia. Puede que no haya comenzado con los humanos, pero obviamente se dio un gran impulso con el lenguaje referencial. El lenguaje refina la expresión de las relaciones causales. Amplía enormemente el rango de referencia del pensamiento y la capacidad de planificación y manipulación. Permite la memorización indefinida de más de lo que podría ser retenido por cualquier memoria humana. Estas ventajas de memorización y fijeza que aporta el lenguaje son, por supuesto, mejoradas enormemente cuando el lenguaje se escribe, permitiendo que los contenidos de la mente se fijen en algún lugar en el espacio externo. Y a su vez, esto amplía aún más las posibilidades de manipulación e instrumentalización. Los textos escritos más antiguos que se conservan son los registros burocráticos. El lenguaje en resumen aporta precisión y firmeza, dos características muy importantes si queremos tener éxito en la manipulación del mundo. Y, específicamente, aunque no nos guste reconocerlo, es bueno para manipular a otros seres humanos. No podemos ocultar fácilmente la verdad en la comunicación no verbal, pero podemos con palabras. No podemos dirigir fácilmente a otros para que lleven a cabo nuestros planes sin el lenguaje. No podemos actuar a distancia sin el lenguaje. Parece que el lenguaje comienza con lo que parecen ser aspiraciones imperiales. Por supuesto, no hay nada malo en la manipulación en sí misma, con tener un diseño de las cosas que podemos controlar, cambiar o hacer nuevas. Estas son ciertamente características básicas, humanas, y son los fundamentos absolutos de la civilización. En este sentido, el lenguaje es, como se concibe de manera convencional y simplista, un regalo sumamente precioso e importante. Volviendo a las necesidades de los lóbulos frontales, nos proporcionan el marco para una representación virtual de la realidad. El lenguaje permite que el hemisferio izquierdo represente un mundo "desconectado", una versión conceptual, distinta del mundo de la experiencia, y protegido del entorno inmediato, con sus impresiones, sentimientos y demandas insistentes, abstraído del cuerpo, que ya no trata de lo que es concreto, específico, 106

individual, irrepetible y en constante cambio, sino de una representación incorpórea del mundo, abstracta, central, no particularizada en tiempo y lugar, aplicable en general, clara y fija. El hecho de aislar las cosas de manera artificial de su contexto nos brinda la ventaja de permitir enfocarnos con atención en un aspecto particular de la realidad y en cómo se puede modelar, de modo que se pueda comprender y controlar. Pero se pierde la imagen del conjunto. Lo que sea que se encuentre en el ámbito de lo implícito, o que dependa de la flexibilidad, lo que no se pueda enfocar y arreglar, deja de existir en lo que concierne al hemisferio hablante. También cambia el equilibrio, hacia las preocupaciones del hemisferio izquierdo, que no siempre están en consonancia con las del derecho. Hay muchos vínculos entre lenguaje y comprensión, y tienen una agenda similar. Ambos se enfocan en el mundo: la comprensión mental, como la comprensión física, requiere la precisión y firmeza, que proporciona el lenguaje, haciendo que el mundo esté disponible para la manipulación y la posesión. ¿Fue el impulso del poder, encarnado en la voluntad de controlar el medio ambiente, lo que aceleró la manipulación de los símbolos y la extensión del pensamiento conceptual, - ya presente en algunos simios y en nuestros primeros ancestros, la resultante de la expansión del hemisferio izquierdo antes de que el lenguaje y la comprensión evolucionaran? En este sentido, el lenguaje y la comprensión pueden verse como expresiones en el nivel fenoménico de un impulso más profundo del hemisferio izquierdo: la manipulación efectiva del mundo, más allá de la competencia con otras especies. Una vez que se estableció la capacidad de manipulación en el hemisferio izquierdo, y especialmente una vez que el poder de la abstracción se integró con los inicios de un lenguaje referencial, habría sido seguido naturalmente por el uso preferencial de la mano derecha para llevar a cabo tal manipulación literal del entorno. METÁFORA El lenguaje funciona como el dinero. Es sólo un intermediario. Pero como el dinero, forma parte de la vida de las cosas que representa. Comienza en el mundo de la experiencia y regresa al mundo de la experiencia, y lo hace a través de la metáfora, que es una función del hemisferio derecho, y está arraigada en el cuerpo. Para usar una metáfora, el lenguaje es el dinero del pensamiento. Sólo el hemisferio derecho tiene la capacidad de entender la metáfora. Puede que no parezca demasiado importante, como si fuera algo bueno si se hiciera un poco de crítica. Pero eso es solo una señal del grado en que nuestro mundo del discurso está dominado por los hábitos mentales del hemisferio izquierdo. El pensamiento metafórico es fundamental para nuestra comprensión del mundo, porque es la única manera en que la comprensión puede llegar fuera del sistema de signos a la vida misma. Es lo que une el lenguaje a la vida. La expresión metafórica implica algo que te lleva a través de una brecha implícita (En griego, meta- a través, pherein - llevar).Cuando llamo al lenguaje metafórico, no estoy pensando solo en Keats dirigiéndose a una urna griega: "Todavía virgen esposa de la calma / criatura nutrida de silencio y de tiempo lento". Aquí hay claramente muchas metáforas complejas que interactúan, y esto crea algo nuevo y diferente de una descripción objetiva del Vaso de Sosibios es obvio. Este es un lenguaje metafórico en un sentido dramático. Pero hay otros dos sentidos, más amplios, y relacionados, en los que el lenguaje es metafórico. Hablando metafóricamente, se podría decir que el lenguaje está abierto a llevarnos al mundo experiencial "más alto" y "más bajo".

107

En lo "más alto", estoy hablando de cualquier contexto, y esto no se encuentra solo en la poesía, en el cual las palabras se usan para activar una amplia red de connotaciones, que aunque están presentes para nosotros, siguen siendo implícitas, de modo que los significados se aprecian como un todo, a la vez, por todo nuestro ser, consciente e inconsciente, en lugar de estar sujeto a los efectos del aislamiento secuencial, de la atención con un foco estrecho. Mientras permanezcan implícitos, no pueden ser secuestrados por la mente consciente y convertidos en solo otra serie de palabras, una paráfrasis. Si esto sucede, el poder se pierde, como una broma que debe explicarse (el humor es una facultad del hemisferio derecho). En lo "más bajo", me refiero al hecho de que cada palabra, en sí misma, tiene que llevarnos fuera de la red del lenguaje, al mundo vivido, en última instancia, a algo que solo puede ser señalado, algo que se relaciona con nuestra existencia encarnada. Incluso palabras como 'virtual' o 'inmaterial' nos devuelven por su derivación del latín, a veces por un camino muy tortuoso, a realidades terrenales de la fuerza de un hombre (vir-tus), o a la sensación de un pedazo de madera (materia). Todo tiene que ser expresado en términos de otra cosa, y ese algo, al final, tiene que volver al cuerpo. Para cambiar la metáfora (e invocar el espíritu de Wittgenstein) que es donde la espada de uno llega al lecho rocoso y es girada. No hay nada más fundamental en relación a eso que podamos entender. Por eso es como la relación del dinero con los bienes en el mundo real. El dinero toma su valor (en el extremo inferior) de cosas reales, posiblemente vivientes, de las vacas o gallinas de alguien, en algún lugar, – y solo tiene valor cuando se traduce de nuevo en bienes o servicios reales: comida, ropa, pertenencias, reparaciones de automóviles - en el ámbito de la vida cotidiana (en el extremo superior).Mientras tanto, puede participar en numerosas transacciones "virtuales" consigo mismo, como el tipo de cosas que suceden dentro de un sistema monetario cerrado. Permítanme enfatizar que la brecha a través de la cual nos lleva la metáfora es la que crea el propio lenguaje. La metáfora es la cura del lenguaje para los males que el lenguaje conlleva (de la misma manera que, en mi opinión, el verdadero proceso de la filosofía es curar los males que implica el filosofar).Si la separación existe en el nivel del lenguaje, no lo hace en el nivel de la experiencia. En ese nivel, las dos partes de una metáfora no son similares; ellas son lo mismo. El pensador alemán Jean Paul (Johann Paul Friedrich Richter) escribió en 1804, en su Preescolar de estética: Las ingeniosas figuras del habla pueden dar alma al cuerpo o cuerpo al espíritu. Originalmente, cuando el hombre todavía estaba en armonía con el mundo, este tropo bidimensional aún no existía; uno no comparaba aquello que no mostraba semejanza, sino que proclamaba identidades: las metáforas eran, como con los niños, sinónimos necesarios para el cuerpo y la mente. Así como, en el caso de la escritura, las imágenes precedieron al alfabeto, la metáfora (en la medida en que designaba relaciones y no objetos) fue la primera palabra en el lenguaje hablado, y solo después de perder su color original pudo convertirse en un signo literal. Una metáfora afirma una vida común que se experimenta en el cuerpo de quien la hace, y la separación solo está presente en el nivel lingüístico. Nuestro sentido de lo común de las dos ideas, percepciones o entidades no se encuentra en una derivación post hoc de algo abstraído de cada una de ellas, que en la comparación subsiguiente es 108

similar, o incluso una y la misma cosa; sino más bien en una experiencia concreta, cenestésica más fundamental que cualquiera de las dos, y de la que a su vez se derivan. Así, un choque de argumentos y un choque de platillos no son vistos como algo en común hasta después de que la idea incorpórea de un "latigazo" se abstrae de uno y de otro, y se encuentra como similar; ¡aja! - es más bien que estas experiencias, un choque de argumentos y un choque de platillos, o, para el caso, un choque de espadas, o un choque de colores, se sienten en nuestros yoes encarnados como si estuvieran compartiendo una naturaleza común. Cuando se parafrasea o reemplaza la metáfora, se reconstruye todo lo que había sido extralingüístico, inconsciente y, por lo tanto, potencialmente nuevo y vivo en la colisión de estas dos entidades, esta vez en términos de lo que es familiar. El objetivo de la metáfora es reunir la totalidad de una cosa con la otra, de modo que cada una se vea desde una perspectiva diferente. Y funcione en ambos sentidos ya que la unión de una cosa con la otra siempre debe ser así. No se puede inmovilizar uno para que no se mueva, mientras que el otro es dirigido hacia el: deben acercarse el uno al otro. Como dice Max Black: "Llamar lobo a un hombre es ponerlo bajo una luz especial, no debemos olvidar que la metáfora hace que el lobo parezca más humano de lo que de otra manera lo haría". Y Bruno Snell, discutiendo la forma en que Homero compara al guerrero valiente con una roca en medio de las olas estrelladas, y la roca, a su vez, es descrita como "firme" por analogía con el comportamiento humano, así escribe perceptivamente: Esta situación peculiar, es decir, el comportamiento humano se aclara solo a través de la referencia a otra cosa que a su vez se explica por analogía con el comportamiento humano, y que se refiere a todos los símiles homéricos. Más que eso, se refiere a todas las metáforas genuinas y, de hecho, a cada caso individual de comprensión humana. Por lo tanto, no es del todo correcto decir que la roca se ve antropomórficamente, a menos que agreguemos que nuestra comprensión de la roca es antropomórfica por la misma razón por la que somos capaces de vernos petromorfosamente ...el hombre debe escuchar un eco de sí mismo antes que él puede oír o conocerse a sí mismo. La metáfora (servida por el hemisferio derecho) aparece antes de la denotación (servida por el izquierdo). Esta es una verdad histórica, en el sentido de que el lenguaje denotativo, incluso el lenguaje filosófico y científico, se deriva de metáforas basadas en la experiencia inmediata del mundo tangible. La metáfora es una cuestión central del pensamiento, no solo de las palabras. El lenguaje metafórico es un reflejo del pensamiento metafórico...Eliminar la metáfora eliminaría la filosofía. Sin una gran variedad de metáforas conceptuales, la filosofía no podría despegar. El carácter metafórico de la filosofía no es exclusivo del pensamiento filosófico. Es verdad de todo pensamiento humano abstracto, especialmente en la ciencia. La metáfora conceptual es la que hace posible el pensamiento más abstracto. También es una verdad sobre la epistemología, de cómo entendemos las cosas. Cualquier cosa puede entenderse solo en términos de otra cosa, y en última instancia, debe reducirse a algo que se experimenta, fuera del sistema de signos (es decir, por el cuerpo).Las mismas palabras que forman los bloques de construcción del pensamiento explícito son originalmente metáforas, basadas en el cuerpo humano y su experiencia. 109

La metáfora encarna el pensamiento y lo sitúa en un contexto vivo. Estas tres áreas de diferencia entre los hemisferios (metáfora, contexto y cuerpo) están interpenetradas una con otra. Una vez más, es el hemisferio derecho, en su preocupación por la inmediatez de la experiencia, el que está más densamente interconectado e involucrado en el cuerpo, el fundamento de esa experiencia. Donde el hemisferio derecho puede ver que la metáfora es la única manera de preservar el vínculo entre el lenguaje y el mundo al que se refiere, el hemisferio izquierdo lo ve como una mentira (Locke, expresando desdén por la Ilustración, llamando a las metáforas 'trampas perfectas') o como un adorno que distrae; y la connotación como limitación, ya que, en aras de la certeza, el hemisferio izquierdo prefiere significados únicos. Para el hemisferio izquierdo, en consecuencia, el lenguaje puede llegar a parecer separado del mundo, a ser en sí mismo la realidad; y la realidad, por su parte, parece estar hecha de bits unidos entre sí, ya que las palabras están unidas por sintaxis. El hemisferio izquierdo está obligado a ver un lenguaje como este porque entiende las cosas a partir de la observación de 'piezas' y las construye para hacer algo, y esta es la única ruta que tiene para entender tanto el mundo como el lenguaje. Es el medio con el que hace su comprensión, incluyendo su comprensión del lenguaje. EL LENGUAJE ARRAIGADO EN EL CUERPO Las metáforas, incluso las más simples que se ocultan en expresiones como sentirse “hundido”, se derivan de nuestra experiencia de vivir como criaturas encarnadas en el mundo cotidiano. El cuerpo es, en otras palabras, el contexto necesario para toda la experiencia humana. De hecho, incluso el lenguaje, históricamente y dentro de la historia de cada individuo vive a medida que él o ella adquieren el lenguaje, y demuestra que no es un sistema teórico o un conjunto de procedimientos, compuestos de bits unidos por reglas o algoritmos, sino una "habilidad incorporada", y sus orígenes se encuentran en el medio de comunicación empático de la música y el hemisferio derecho, en donde está profundamente conectado con el cuerpo. Anteriormente mencioné que había quienes creían que el lenguaje surgía, no de la música, sino del gesto. Sin embargo, no hay conflicto necesario entre tales creencias. La música es de naturaleza profundamente gestual: La danza y el cuerpo están implicados en todas partes. Incluso cuando no nos movemos, la música activa la corteza motora del cerebro. La música es un medio holístico, "multimodal", como dice Mithen, no se limita a una modalidad distinta de la experiencia. En la medida en que los orígenes del lenguaje se encuentran en la música, se encuentran en un cierto tipo de gesto, el de la danza: social, no intencional ("inservible"). Cuando el lenguaje comenzó a cambiar de hemisferio, y se separó de la música, se convirtió en el medio verbal y referencial que ahora reconocemos por dicho término, se alineó con un tipo diferente de gesto, el de captación, que es, por contraste, individualista y su propósito, se limitó a una modalidad. Pero el lenguaje, si lo entendemos correctamente, todavía continúa las nubes de gloria desde sus orígenes en el hemisferio derecho. En el siglo XVIII, el filósofo alemán Herder, en su Ensayo sobre el origen del lenguaje, señala que el lenguaje puede ayudar a cegarnos ante la naturaleza intrínsecamente kinestésica de la experiencia, pero sugiere que, a pesar del lenguaje, algo de esto debe quedar atrapado en los sonidos de las palabras que surgen de ella:

110

Estamos llenos de tales interconexiones de los más diferentes sentidos...En la naturaleza todos los hilos son un solo tejido....Las sensaciones se unen y todas convergen en el área donde los rasgos distintivos se convierten en sonidos. Por lo tanto, lo que el hombre ve con su ojo y lo que siente al tocarlo también puede volverse sonoro. Sin embargo, con el auge de la lingüística de Saussure en el siglo XX, se ha puesto de moda insistir en la naturaleza arbitraria del signo, un movimiento fascinante y contra intuitivo, diseñado para enfatizar la "libertad" del lenguaje lo más lejos posible, de las ataduras del cuerpo y del mundo físico que describe. Sin embargo, hay muchas pruebas de que los sonidos de las palabras no son arbitrarios, sino evocadores, de una manera kinestésica, de la experiencia de las cosas a las que se refieren. Como se ha demostrado repetidamente, aquellos que no tienen conocimiento de un idioma pueden adivinar correctamente qué palabra, o cuál de estos signos supuestamente arbitrarios, va con qué objeto, en lo que se conoce como el efecto 'kiki / bouba' (kiki sugiere un objeto con forma de punta, mientras 'bouba' sugiere un objeto suavemente redondeado). Por mucho que el lenguaje proteste por lo contrario, sus orígenes se encuentran en el cuerpo como un todo. Y la existencia de una relación estrecha entre el gesto corporal y la sintaxis verbal implica que no son solo los nombres concretos, las "palabras de cosas", sino incluso los elementos del lenguaje más aparentemente formales y lógicos, que se originan en el cuerpo y la emoción. La estructura profunda de la sintaxis se basa en secuencias fijas del movimiento de las extremidades en figuras corriendo. Esto apoya la evidencia que examinaré en el Capítulo 5, que las estructuras y el contenido del pensamiento en sí mismo existen en el cuerpo antes de su expresión en el lenguaje. ¿Por qué enfatizo este origen corporal del pensamiento y el lenguaje? En parte porque ha sido negado en nuestra época, y de ninguna manera solamente, o ni siquiera principalmente, por parte de Saussure y sus seguidores. Más que eso, el hecho de su negación me parece formar parte de una tendencia general, durante los últimos cien años, más o menos, hacia un rechazo cada vez mayor de nuestro ser corporeizado, en favor de un abstracta, y cerebralizada, versión de nosotros mismos como una máquina, algo que se ha apoderado del pensamiento popular, a pesar de que puede haber tendencias más recientes en la filosofía que intentan, con grados de éxito muy variados, apuntar más lejos de tales conclusiones. Como dejan claro Lakoff y Johnson. La propia estructura de la razón proviene de los detalles de nuestra corporeidad. Los mismos mecanismos neuronales y cognitivos que nos permiten percibir y movernos también crean nuestros sistemas conceptuales y modos de razón...La razón es evolutiva, y esa razón abstracta se construye y hace uso de formas de inferencia motora y perceptiva presentes en los animales "inferiores". La razón, por lo tanto, no es una esencia que nos separa de otros animales; más bien, nos coloca en un continuo con ellos. La huida del lenguaje del encantamiento del cuerpo durante los últimos cien años representa, creo, parte de una gran revuelta más amplia por la forma en que el hemisferio izquierdo concibe el mundo contra el hemisferio derecho, el tema de la Parte II de este libro. La vehemencia de la comparación de la música con exaptaciones inútiles como la pornografía y el gusto por los alimentos grasos sean intencionales o involuntarios hace que sea difícil argumentar que el lenguaje, la valiosa herramienta de la cognición científica, provenga en última instancia del mundo sucio de la emoción y el cuerpo.

111

¿Es eso lo que se está negando? ¿O acaso es que el discurso científico, tan dependiente del lenguaje referencial, no le gusta reconocer esos esqueletos en el armario familiar, sus vergonzosos ancestros corporales, la comprensión y manipulación? Cualquiera que sea el motivo, el lenguaje hace todo lo posible para cubrir sus huellas y negar su parentesco. Toma auge la teoría chomskiana de la gramática universal. La creencia de que las estructuras del lenguaje analítico están integradas en nuestros cerebros ayuda a perpetuar la idea de que el cerebro es una máquina cognitiva, una computadora equipada con un programa basado en reglas para estructurar el mundo, en lugar de ser una parte inextricable de un organismo vivo encarnado que desarrolla habilidades implícitas y performativas a través de un proceso empático de imitación inteligente. Si bien no estoy en condiciones de hacer justicia completa a un tema que todavía es un tema de debate animado entre los expertos, es incuestionable que la existencia de una gramática universal como la que Chomsky concibió sea altamente discutible. Sigue siendo notablemente especulativo 50 años después de que lo haya postulado, y es discutido por muchos nombres importantes en el campo de la lingüística. Y algunos de los hechos son difíciles de cuadrar con esto. Resulta que los idiomas de todo el mundo utilizan una variedad muy amplia de sintaxis para estructurar oraciones. Pero lo que es más importante, la teoría de la gramática universal no es convincentemente compatible con el proceso revelado por la psicología del desarrollo, mediante el cual los niños adquieren el lenguaje en el mundo real. Los niños ciertamente muestran una capacidad notable para captar espontáneamente las formas conceptuales y psicolingüísticas del habla, pero lo hacen de una manera mucho más holística que analítica. Son imitadores asombrosamente buenos- no máquinas copiadoras, sino imitadores. La imitación puede reducirse a una cuestión de copia por repetición: dividir una acción en una serie de pasos y reproducirlos mecánicamente. La copia deliberada y explícita de gestos únicos, fuera de contexto, sería así. Pero también puede ser impulsado por un sentimiento de atracción que resulta, de un proceso que sigue siendo misterioso, de aprehender el todo y tratar de sentir lo que debe ser desde adentro, por así decirlo, "habitar" a la otra persona. Así es como imitamos la voz de alguien, los patrones del habla o los gestos físicos, su forma de hablar o de caminar. Utilizo el término "atracción" en un sentido que no hace ningún juicio necesario sobre el valor de su objeto: si la imitación puede ser la forma más sincera de adulación, también puede ser la forma más sincera de burla. Pero a menudo conlleva una carga de atracción positiva hacia su objeto: nos convertimos en quienes somos imitando los modelos de personas que admiramos o respetamos. También es la forma en que adquirimos la mayoría de nuestras habilidades, aunque a veces podamos recurrir a la copia de memoria. Tal imitación es empática, e implica identificación. Juega un papel importante en el desarrollo humano, no solo en la adquisición de habilidades, como el dominio del lenguaje por parte de un niño, sino en el desarrollo de valores que forman parte de nuestra individualidad. Volveré al tema de la imitación en el Capítulo 7, cuando considere las posibles formas en que podrían ocurrir los cambios en la historia de las ideas. Las habilidades están incorporadas, y por lo tanto son en gran medida intuitivas: resisten el proceso de seguir explícitamente reglas. 112

El Chuang Tzu, un clásico de la literatura taoísta, contiene varias historias, como la de Cook Ting cortando un buey para Lord Wen-hui, diseñado para ilustrar el hecho de que una habilidad no se puede formular con palabras o reglas, pero se puede aprender observando y siguiendo con los ojos, las manos y, en última instancia, todo el ser: el experto mismo no es consciente de cómo logra lo que hace. Como Dreyfus y Dreyfus lo puso en su libro La mente sobre la máquina: 'la habilidad de un experto se ha convertido en una parte tan importante de él que no necesita estar más consciente de él que de su propio cuerpo", a pesar de las poderosas indicaciones en contra, el lenguaje no es una abstracción de la vida, un juego, con sus sugerencias de autonomía, trivialidad y definición por reglas. No, es una prolongación de la vida. En la famosa frase de Wittgenstein: "imaginar un lenguaje significa imaginar una forma de vida", no una representación virtual de la vida, sino una forma de vida. Un niño no adquiere la destreza del lenguaje, como la destreza de la vida, aprendiendo reglas, sino imitando, una forma de identificación empática, generalmente con sus padres, o al menos con los miembros del grupo que son percibidos como mas competentes. He sugerido que tal identificación implica un intento (obviamente inconsciente) de habitar el cuerpo de otra persona, y esto puede sonar algo místico. Pero la imitación es un intento de ser "similar" (en el sentido de experimentar lo que es ser "como " la otra persona), y lo que es el "como" ser esa persona es algo que solo se puede experimentar desde el punto de vista "interno". No solo la adquisición del lenguaje, sino que el asunto cotidiano del lenguaje en sí mismo involucra este tipo de habitabilidad. La comunicación se produce porque, en un sentido necesariamente limitado, pero sin embargo crucialmente importante, llegamos a sentir lo que es ser la persona que se está comunicando con nosotros. Esto explica por qué adquirimos los hábitos o tics del habla de la otra persona, incluso contra nuestra voluntad (un tartamudeo es un caso a veces vergonzoso); explica muchos de los problemas de deslizamiento emocional en la conversación, la contratransferencia que se produce, no solo en la terapia, sino en la vida cotidiana, cuando experimentamos en nuestro propio marco los mismos sentimientos que experimenta nuestro interlocutor. Y la empatía se asocia a un mayor deseo intuitivo de imitar. Al habitar el cuerpo del otro: ¿es así como comenzó el lenguaje ("musilenguaje")? Rudolf Laban, quien quizás observó más de cerca el significado del movimiento corporal en las representaciones más que cualquiera que haya vivido, tiene algunas observaciones fascinantes que hacer al respecto. En el África subsahariana hay una forma de comunicación mediante el uso de tambores que ha sido llamada, tal vez de forma poco contundente, "telegrafía de tambor rítmica". La técnica está muy extendida y, por lo que parece, los mensajes detallados pueden comunicarse a través de largas distancias. Según Labán, no hay ningún intento, como podría imaginar el Occidental, de imitar el patrón de sonidos de las palabras o frases; eso sería inútil por los diferentes idiomas hablados por diferentes tribus que ocupan territorios adyacentes. En cambio, "la recepción de estos ritmos de tambor o tam-tam está acompañada por una visión del movimiento del tamborilero, y es este movimiento, una especie de danza, la que se visualiza y comprende". La comunicación se produce porque el oyente habita el cuerpo de la persona que toca el tambor y experimenta lo que el tamborilero está experimentando. Aunque en Occidente ya no nos parece que el lenguaje "corporalice" el significado de esta manera, puede ser que al menos nuestra comprensión de la música todavía comparta este hecho de los movimientos del otro: el intérprete, el cantante, quizás incluso, el compositor. 113

Labán de nuevo: "Es…. interesante notar que la música orquestal es producida por los movimientos corporales más precisos de los músicos", y sugiere que tal vez una de las razones por las que nos gusta ver, y también escuchar, la música interpretada, es que podemos habitar mejor el cuerpo del intérprete. Una percepción que me parece intuitivamente correcta. Para recapitular, entonces: el lenguaje se origina como una expresión encarnada de la emoción, que es comunicada por un individuo que "habita" su cuerpo, y por lo tanto el mundo emocional, del otro; una habilidad corporal, además, que cada uno de nosotros adquiere mediante la imitación, por la identificación emocional y la armonización intuitiva de los estados corporales de quien aprende con quien se aprende; además, una habilidad que se origina en el cerebro como un análogo del movimiento corporal, e involucra los mismos procesos, e incluso las mismas áreas del cerebro, como ciertos gestos altamente expresivos, así como las neuronas (neuronas espejo) que se activan por igual cuando llevamos fuera una acción que cuando vemos que otra persona la lleva a cabo (de modo que, en el proceso, podemos decir literalmente que compartimos la experiencia corporal del otro y habitamos el cuerpo del otro); un proceso, finalmente, que los antropólogos ven como derivado de la música, a su vez una extensión del aseo personal, que nos une como seres físicamente encarnados a través de una forma de lenguaje corporal extendido que es emocionalmente convincente en un gran número de individuos dentro del grupo. Al menos, se puede decir que forma puentes, como lo hace cualquier modo de comunicación, entre individuos, en cada etapa de su desarrollo y práctica, histórica e individualmente, y lo hace al confiar en nuestra corporeidad común, dentro de un grupo, cuya imagen, además, es el cuerpo. Llamamos a un grupo de personas 'cuerpo", y sus constituyentes son vistos como 'miembros '.Su relación dentro del grupo no es meramente aditiva, como lo sería en un conjunto mecánico de elementos, sino combinatoria, produciendo una nueva entidad que es más que la suma de sus partes. Si fuera un químico, uno diría que es un compuesto, en lugar de una mezcla. Si el lenguaje comenzó en la música, comenzó con funciones (hemisferio derecho) relacionadas con la empatía y la vida en común, no con la competencia y la división; promover la unión, o, como preferiría, "la intermediación". Por su naturaleza como medio de comunicación, el lenguaje es inevitablemente una actividad compartida, como la música, que comienza con la transmisión de la emoción y promueve la cohesión. El canto humano es único: ninguna otra criatura sincroniza el ritmo, o mezcla el tono, de sus expresiones con la de sus compañeros, de la manera en que el canto humano lo hace instintivamente, no es, como el canto de los pájaros, individualista en intención y competitivo en la Naturaleza (recuerde que el canto de los pájaros, como otras expresiones instrumentales, se basa en el hemisferio izquierdo, no, como la música humana, en el derecho). Todo sobre la música humana sugiere que su naturaleza es compartir, no competitiva. Y así, varios antropólogos han argumentado que el desarrollo de la habilidad musical debe haber sido un producto, no de selección individual, sino de selección grupal, un proceso por el cual "la reproducción de todos los genes presentes en un grupo se ve influida de manera similar por comportamientos desarrollados recientemente". La selección natural explota la diferencia en las tasas individuales de reproducción exitosa dentro del grupo, pero aquí todo el grupo se habría beneficiado, en términos de su cohesión como grupo, de algo que todo el grupo habría desarrollado. Y, de hecho, el lenguaje referencial también debería haber sido un producto de la selección de grupo si realmente tuviera que ver con la comunicación. 114

O todos en el grupo lo desarrollan, y el grupo se beneficia, de modo que los miembros del grupo prosperen, o no se desarrolla, ya que no es bueno ser un comunicador experto solitario si sus compañeros no pueden captar el mensaje. Y esto tiene mucho sentido: las ventajas del lenguaje hablado, como la de la caza más eficiente, habrían beneficiado a todos los individuos del grupo, incluso si hubiera un rango de desarrollo en las habilidades lingüísticas, ya que los productos de la caza se habrían compartido. La selección natural clásica, por el contrario, tendría que exigir que la habilidad se oculte positivamente o se mantenga en secreto de otros, sin embargo, es una habilidad que, por su propia naturaleza, se relaciona con el intercambio de información. Así que parece que el lenguaje pudo haber comenzado, no como producto de una competencia despiadada, sino como otra área en la que la humanidad ha mejorado gracias a la cooperación y la colaboración. Volviendo al rompecabezas de la música (la aparente falta de) sus ventajas competitivas, convencionalmente no hemos podido ver ninguna ventaja porque estamos acostumbrados a pensar en términos de individuos enfrentados contra individuos, no en términos de grupo, en los que los individuos trabajan juntos. Este es el argumento de la utilidad. Como tantas otras cosas que se suele decir que son útiles para un grupo– la música y el baile, el sentido de la belleza, la sensación de asombro, – el lenguaje nos ayudó a ser competidores más efectivos a nivel de grupo, y no a nivel del individuo. Sin embargo, en última instancia, creo que el gran logro de la humanidad no es haber perfeccionado la utilidad a través de juntarse para formar grupos, sino haber aprendido a través de nuestra facultad para la experiencia intersubjetiva, y nuestra capacidad relacionada de imitar, para así trascender la utilidad por completo. Podemos, a través de nuestra capacidad de imitar, tomar nuestras propias decisiones sobre la dirección que tomamos, moldear nuestro pensamiento y comportamiento y, por lo tanto, nuestro futuro humano, de acuerdo con nuestros propios valores, en lugar de esperar a ser guiados por el proceso ciego de la competencia genética, que conoce un solo valor, el de la utilidad. Podemos optar por imitar formas de pensar o comportarse; y al hacerlo, aceleramos nuestra evolución en muchos órdenes de magnitud, y la alejamos de las fuerzas ciegas del azar y la necesidad, en una dirección o direcciones de nuestra propia elección. Es bastante extraño encontrar a Dunbar refiriéndose a la danza como inútil: "bailar, un fenómeno que probablemente se ubica junto con la sonrisa y la risa"; y escribe, "como uno de los más inútiles de todos los universales humanos". Digo que es extraño porque debería poder ver más allá de esa aparente inutilidad para el individuo, su supuesta utilidad para el grupo. Tal vez lo hace, y lo llama la descarada lengua "inútil". Sin embargo, prefiero estar de acuerdo con él, que la sonrisa, la risa y el baile son, gloriosamente, inútiles: ¿Cuántos de nosotros realmente creemos que cuando bailamos, nos reímos o sonreímos, lo hacemos en última instancia debido a una triste utilidad para el grupo al que pertenecemos? Quizás no haya un final a la vista. Quizás estos comportamientos espontáneos no tienen un sentido, ni un propósito más allá de ellos mismos, aparte de que expresen algo más allá de nosotros mismos. Quizás, el hecho de que muchas de nuestras características distintivas sean tan "inútiles" podría hacernos pensar. En lugar de buscar la utilidad, según la manera del hemisferio izquierdo, por la utilidad, quizá debemos considerar, según la manera del hemisferio derecho, que finalmente, a través de la imitación y la experiencia intersubjetiva, la humanidad ha escapado de algo peor incluso, como dijo Kant de "la oscura tristeza del azar ': o de la sombría tristeza de la necesidad. 115

Privado de una explicación en términos de una causa final - la razón que da sentido a un comportamiento en términos de su resultado - los científicos a veces piensan que han explicado un fenómeno reescribiéndolo en otro nivel. Así, Dunbar explica nuestra participación en actividades "inútiles" a través de la referencia a las endorfinas. El aseo, la música, la unión, el amor, la religión, todo resulta misteriosamente por la liberación de endorfinas. "¿Les suena familiar?", Pregunta, en una de esas ocasiones, complacido con la simplicidad de su solución, pero consciente de que ha acumulado algunas millas aéreas por ahora: "Bueno, claro que lo es: es la historia de los endorfinas de nuevo". Y eso se supone que explica por fin por qué necesitamos, disfrutamos y nos confortamos con tales cosas. Pero, es esto realmente diferente de anunciar con orgullo que, después de una investigación prolongada, hemos descubierto que la razón por la que nos disgusta ser menospreciados, o ignorados o que nos den un golpe en la cabeza con una cachiporra es que causa diminución de endorfinas, biodisponibilidad reducida de la serotonina, secreción de cortisol o la saturación del sistema nervioso simpático. En el mundo real, sin embargo, no elegimos participar en actividades porque liberan endorfinas, y la liberación de endorfinas sea una explosión. Es que cuando nos involucramos en lo que, por innumerables razones complejas y sutiles, tiene significado e importancia para nosotros, somos más felices, las endorfinas simplemente son parte de la vía final común para la felicidad, a nivel neuroquímico, al igual que evitamos a un asaltante, no porque nos gustaría mantener nuestros niveles de serotonina el mayor tiempo posible, sino porque es probable que nos ataque y nos haga la vida miserable, ya que el agotamiento de serotonina es la vía común final a la miseria. Así que el lenguaje es un híbrido. Se desarrolló a partir de la música y en esa parte de su historia representó la necesidad de comunicarse; y en la medida en que retiene elementos empáticos del hemisferio derecho, todavía lo hace. Sus fundamentos se encuentran en el cuerpo y en el mundo de la experiencia. Pero el lenguaje referencial, con su enorme vocabulario y su sofisticada sintaxis, no se originó en un esfuerzo por comunicarse, y desde este punto de vista, representa una especie de secuestro. Ha hecho todo lo posible para repudiar tanto sus orígenes corporales como su dependencia de la experiencia, hasta convertirse en un mundo en sí mismo. Sin embargo, a pesar de todo esto, la necesidad de hablar no proviene del Área de Broca, donde se origina el acto motriz del habla. Eso es evidente por el hecho de que los sujetos con lesiones en el área de Broca por lo general parecen desesperados por comunicarse. No, proviene del área cingulada anterior, una región profundamente implicada en la motivación social. Los sujetos con daños en esta área exhiben un mutismo acinetico, la falta de deseo de comunicarse a pesar de tener la función del habla perfectamente normal. "Esto refuerza la conclusión de que el discurso es fundamentalmente un acto social, y que se ha tergiversado con fines científicos. Entre paréntesis, los delfines y las ballenas tienen ricas expansiones neuronales en esta área del cerebro [cingulada anterior], y parecen ser altamente comunicativos". También se podría señalar que estos animales, famosos por su inteligencia y sociabilidad, se comunican con música. El lenguaje ha hecho todo lo posible para ocultar su parentesco. Se ha abstraído cada vez más de sus orígenes en el cuerpo y en el mundo experiencial. Desarrolló su forma actual para permitir referirnos a lo que no está presente en la experiencia: el lenguaje ayudó a su re-presentación. Esto tuvo el efecto de expandir su utilidad en algunos propósitos como la comunicación y el pensamiento, pero lo redujo en otros. En este proceso, importantes aspectos del lenguaje, como los elementos denotativos que permiten la precisión de referencia y planificación, se han 116

establecido en el hemisferio izquierdo, mientras que otros aspectos del lenguaje, en general sus funciones connotativas y emotivas, se han mantenido en el hemisferio derecho. Y la comprensión del lenguaje al más alto nivel, una vez que se han unido las partes, el sentido de una expresión en su contexto, teniendo en cuenta todo lo que está sucediendo, incluido el tono, la ironía, el sentido del humor, el uso de la metáfora, y así sucesivamente, pertenece una vez más al hemisferio derecho. La forma en que se han ordenado estos aspectos del lenguaje es, como hemos visto, no aleatoria, sino de acuerdo con la naturaleza general de cada hemisferio. La metáfora es un aspecto crucial del lenguaje por el cual conserva su conexión con el mundo, y mediante el cual las "partes" del mundo que el lenguaje parece identificar conservan su conexión entre sí. El lenguaje literal, en contraste, es el medio por el cual la mente suelta su contacto con la realidad y se convierte en un sistema auto-consistente de fichas. Pero, más que esto, hay una forma importante aquí que seguiremos encontrando: algo que surge del mundo del hemisferio derecho, es procesado en el nivel medio por el hemisferio izquierdo y regresa finalmente al hemisferio derecho en el nivel más alto.

LA EXPANSIÓN FRONTAL DERECHA Hemos hablado mucho sobre el hemisferio izquierdo y su mundo. ¿Qué pasa con el hemisferio derecho? Al mismo tiempo que desarrollamos esta visión especializada del mundo enfocada de una manera limitada, no podemos permitirnos perder de vista la totalidad de la experiencia en toda su riqueza. Está muy bien tener un mundo virtual, pero antes que nada hay que seguir habitando el mundo real de la experiencia, donde se puede poner en práctica la capacidad de manipular. El éxito del hombre no ha sido solo en manipular el medio ambiente, como el "animal que hace herramientas", sino en crear sociedades unidas, la base de la civilización. Es el hemisferio derecho el que nos permite hacer precisamente eso, al mantener su competencia más amplia, y a la luz de lo que despliega el desarrollo del lóbulo frontal, llevarlo mucho más lejos. Especializado en la vinculación social, es el lugar natural para las habilidades relacionales y empáticas del hombre, el "animal social", y esto es exactamente lo que uno se encuentra. Como mencioné, si uno observa la estructura del cerebro, se da cuenta de que no es solo el hemisferio izquierdo el que tiene una ampliación asimétrica, sino también el derecho. Como hemos visto, las asimetrías similares a las encontradas en el cerebro humano también se encuentran en monos y simios y he mencionado la existencia en ellos de una expansión del hemisferio izquierdo. Pero no es solo en esto que nos adelantan nuestros ancestros evolutivos. Ellos también tienen esta petalia frontal derecho. La evidencia de que la petalia apareció primero, en el lado derecho que en el izquierdo, está dividida. Siendo frontal, a diferencia de la expansión más posterior del hemisferio izquierdo, la petalia derecha bien puede haber llegado más tarde a la escena. Sin embargo, en el feto humano, las regiones frontales del hemisferio derecho se desarrollan antes que las regiones occipitales del hemisferio izquierdo: aquí la ontogenia recapitula la filogenia. En general, el hemisferio derecho madura primero, aunque en el segundo año de vida el hemisferio izquierdo lo supera, con el asentamiento de las áreas del habla y el lenguaje, pero también hay evidencia de que el hemisferio derecho continúa desarrollándose después de que el hemisferio izquierdo haya madurado, con elementos emocionales y prosódicos

117

más sofisticados del lenguaje que se desarrollan en el quinto y sexto año de vida. Aquí hay un paralelo interesante en la historia evolutiva de los hemisferios (derecho - izquierdo- derecho) y su relación funcional. En cualquier caso, la petalia frontal derecha comienza a aparecer en algunos de los monos más sociales, como los macacos, pero alcanza su nivel más pronunciado en los humanos, en cuyo cerebro es, de hecho, la región más asimétrica de todas. Si es aún más acentuada que la petalia izquierda e incluso más en particular en los humanos, ¿por qué le hemos prestado tan poca atención? ¿Podría ser porque nos hemos centrado en el hemisferio izquierdo, y lo que hace, a expensas del derecho, y lo que hace? Hasta hace poco, todo lo relacionado con el hemisferio derecho estaba envuelto en la oscuridad. Después de todo, se consideraba que estaba en silencio; y para la forma verbal de pensar del hemisferio izquierdo, eso significa mudo. ¿Es el lóbulo frontal derecho responsable de algo que pueda compararse con los logros, en términos de comprensión y lenguaje denotativo, del hemisferio izquierdo? Sabemos que es el lóbulo frontal derecho el que nos permite lograr el resto cosas de lo que es capaz el lenguaje; lo que hace posible la empatía, el humor, la ironía, y nos ayuda a comunicarnos y expresar no solo hechos, sino nuestro ser. Aquí, el lenguaje no se convierte en una herramienta de manipulación, sino en un medio para llegar a el "Otro". Pero, por supuesto, no es solo en el ámbito del lenguaje donde reside su significado, ni mucho menos. De hecho, la mayoría de las cosas notables sobre los seres humanos, las cosas que nos diferencian de los animales, dependen en gran medida del hemisferio derecho, y en particular las contribuciones de esta región, el lóbulo frontal derecho, a la expansión del hemisferio derecho. Si se les pide que nombren las características que en última instancia diferencian a los humanos de los animales, las respuestas clásicas, la razón y el lenguaje, parecen una pobre tentativa. Muchos animales muestran, en un grado, capacidad para deducir (el razonamiento deductivo está asociado de manera importante con la función del hemisferio derecho, en cualquier caso): los cuervos pueden razonar, incluso las abejas tienen un lenguaje de algún tipo. Por supuesto, incluso los animales más evolucionados son incomparablemente inferiores a nosotros mismos en ambos aspectos, pero el punto es que muestran al menos destellos de tales funciones utilitarias. Pero hay muchas cosas de las que no muestran evidencia alguna: por ejemplo, la imaginación, la creatividad, la capacidad de admiración religiosa, la música, la danza, la poesía, el arte, el amor a la naturaleza, el sentido moral, el sentido del humor y la capacidad de que cambien sus mentes. En todo esto (aunque, como siempre, ambos hemisferios sin duda juegan un papel), una parte importante, y en la mayoría de los casos la parte principal, lo desempeña el hemisferio derecho, que generalmente implica al lóbulo frontal derecho. Donde la relación del hemisferio izquierdo con el mundo consiste en agarrarlo para utilizarlo, el hemisferio derecho pretende llegar a ser uno con él, solo eso, sin otro propósito. De hecho, una de las principales diferencias entre las formas de ser de los dos hemisferios es que el hemisferio izquierdo siempre tiene "un fin a la vista", un propósito o uso, y es más el instrumento de nuestra voluntad consciente que el hemisferio derecho.

118

CONCLUSIÓN Sugiero que hay dos formas opuestas de tratar con el mundo que ambas son vitales pero que son fundamentalmente incompatibles, y que, por lo tanto, incluso antes de que los humanos entraran en escena, requerían un tratamiento por separado, incluso un secuestro neurológico de una a otra. Una predilección, importante para poder obtener cosas del mundo para nuestros propósitos, implica el aislamiento de una cosa de la otra, y el aislamiento del ser vivo percibido como subjetivo, del mundo, percibido como objetivo. El impulso aquí es hacia la manipulación, y su valor dominante es la utilidad. Comenzó desde mi punto de vista colonizando el hemisferio izquierdo, con la creciente capacidad de distanciamiento del mundo mediada por la expansión de los lóbulos frontales, a medida que se asciende en el árbol evolutivo, dando lugar a una expansión física del área diseñada para facilitar la manipulación del medio ambiente, simbólica y físicamente, en los monos y simios superiores. Eventualmente esa expansión se convirtió en el asiento natural del lenguaje referencial en los humanos. La otra tendencia era centrípeta, en lugar de centrífuga: hacia el sentido de la conexión con las cosas, antes de que la reflexión las aísle, y por lo tanto hacia el compromiso con el mundo, hacia una relación de "intermediación" con cualquier cosa que se encuentre fuera del yo. Con el crecimiento de los lóbulos frontales, esta tendencia se vio favorecida por la posibilidad de empatía, cuya sede es la expansión frontal derecha en los primates sociales, incluidos los humanos. Bien puede ser que nosotros, y los grandes simios antes que nosotros, no seamos los creadores de la asimetría en la función del hemisferio, ni siquiera los originadores de la naturaleza de esa asimetría, sino los herederos de algo mucho más antiguo que nosotros mismos, que hemos utilizado y desarrollado en formas peculiarmente humanas para fines típicamente humanos. No es solo que los seres humanos nos hemos encontrado que existen necesidades, impulsos o tendencias que, aunque igualmente fundamentales, también son fundamentalmente incompatibles; Por una parte, un impulso esencialmente divisivo hacia la adquisición, el poder y la manipulación, basado en la competitividad, que pone al individuo contra el individuo, al servicio de la supervivencia individual; y por otra parte, un impulso esencialmente cohesivo hacia la cooperación, la sinergia y el beneficio mutuo, basado en la colaboración, al servicio de la supervivencia del grupo. Antes de que llegara el lenguaje o la fabricación de herramientas en el hemisferio izquierdo, con su necesidad de Lebensraum(espacio vital), podría haber expulsado, los monos superiores ya muestran signos de haber segregado la expresión de la emoción social, como lo hemos hecho nosotros, al hemisferio derecho del cerebro– alejado de las áreas de abstracción útil; y la abstracción, igual de importante, evitó que ejerciera su efecto corrosivo en la experiencia. Ambos impulsos o tendencias pueden servirnos bien, y cada uno expresa un aspecto de la condición humana que va directamente al núcleo. No es inevitable, en última instancia, que tengan que estar en conflicto; Y de hecho es mejor que no lo sea. En algunos cerebros humanos, parece que pueden coexistir más estrechamente, y volveré a eso en la conclusión de este libro. Pero la relación entre los hemisferios no es directa. La diferencia puede ser creativa: la armonía (y el contrapunto) es un ejemplo. Aquí las diferencias se unen para hacer algo más grande que cualquiera de los constituyentes por si solos; por lo que sería un error ver la tendencia divisoria como puramente negativa. 119

Antes de que pueda haber armonía, debe haber diferencia. La observación más fundamental que uno puede hacer sobre el universo observable, aparte del misterioso hecho de que existe, lo que nos lleva a la última cuestión de la filosofía, por qué hay algo en lugar de nada, es que hay fuerzas en todos los niveles que tienden a la coherencia y a la unificación, y fuerzas que tienden a la incoherencia y la separación. La tensión entre ellas parece ser una condición inalienable de la existencia, independientemente del nivel al que uno la contemple. Los hemisferios del cerebro humano, creo, son una expresión de esta tensión necesaria. Y los dos hemisferios también adoptan diferentes posturas acerca de sus diferencias: el hemisferio derecho hacia la cohesión de estas dos disposiciones, y el hemisferio izquierdo hacia la competencia entre ellas. Dado que el hemisferio derecho es más distintivo de nuestra condición humana que el izquierdo, sigue siendo un rompecabezas por qué ha sido descuidado. Parece que es parte de lo que podríamos llamar el síndrome del "hemisferio menor". Sin embargo, sabemos que es el hemisferio en el que se basa la experiencia y que tiene una visión más amplia, que está abierta a cualquier otra cosa que exista fuera del cerebro. ¿Cómo, entonces, ha ocurrido esta negligencia? ¿Es solo que el hemisferio izquierdo tiene el control del lenguaje y el argumento analítico, y que, por lo tanto, cuando los científicos (que dependen de dicha metodología para construir una visión de cualquier cosa a partir de los 'fragmentos' de información) miran el cerebro, con el hemisferio izquierdo, ven solo lo que él ve? ¿Es solo que tales medios no son capaces de entender el mundo como es, como un todo, y que, por lo tanto, el hemisferio izquierdo prefiere su propia versión, que al menos tiene sentido para el? ¿O es que pasa algo más aquí? La vehemencia con que el hemisferio derecho ha sido desestimado por los representantes del elocuente hemisferio izquierdo, a pesar de su abrumadora importancia, sugiere una posible rivalidad. Creo que ha habido hasta muy recientemente una ceguera entre los neurocientíficos a las contribuciones hechas por el hemisferio derecho. En 1966, R. C. Oldfield escribió que "entre los neurólogos prevalece una cierta conspiración de silencio sobre la falta de algo que pueda hacer el hemisferio derecho". Hasta John Cutting en su libro El Hemisferio Cerebral Derecho, y los trastornos psiquiátricos y sus principios de psicopatología, y M. Trimble recientemente en el "Alma en el cerebro: la base cerebral del lenguaje, el arte y la creencia ', no solo han recibido poco crédito, sino que han sido objeto de alguna, al menos superficialmente, animosidad inexplicable. Parece que hay un partidismo entre los científicos en favor del hemisferio izquierdo, una especie de "chovinismo del hemisferio izquierdo" en el trabajo. Uno lo ve incluso en el lenguaje utilizado por los escritores más objetivos para describir las diferencias entre los hemisferios: por ejemplo, la necesidad de precisión del inteligente hemisferio izquierdo conduce a un procesamiento "fino", y el procesamiento "grueso" del hemisferio derecho es de lumpen. No se mencionan aquí los peligros de la determinación excesiva, o las virtudes de un rango más amplio, de sutileza, ambigüedad, flexibilidad o tolerancia. En este sentido, tal vez valga la pena señalar la impresión imparcial de un lector "ingenuo", el compositor Kenneth Gaburo, que se aproxima a la literatura neurocientífica desde el exterior, y que detecta que "hay algo extraordinariamente peyorativo", en el lenguaje utilizado para describir el hemisferio derecho. Entre otras referencias, el hemisferio izquierdo como 'dominante", y al hemisferio derecho como 'menor ', "silencioso", etc., y así sucesivamente, él se refiere al influyente artículo que Salomón Henschen, uno de los gigantes

120

de la historia de la neuropatología, ex profesor de medicina en Uppsala, contribuyo a Brain en 1926.La situación es incluso peor que lo que Gaburo implica, ya que las palabras reales de Henschen son. En todos los casos, el hemisferio derecho muestra una inferioridad manifiesta en comparación con el izquierdo, y desempeña un papel automático solamente...Este hecho muestra la inferioridad del hemisferio derecho, especialmente del lóbulo temporal derecho ...Una persona que no puede entender las palabras después de la destrucción del lóbulo temporal izquierdo se hunde al nivel del hombre primitivo ... El lóbulo temporal derecho es, por supuesto, suficiente para la vida psíquica más primitiva; pero solo utilizando el lóbulo temporal izquierdo puede el hombre alcanzar un nivel más alto de desarrollo psíquico...es evidente que el hemisferio derecho no alcanza el mismo alto nivel de desarrollo psíquico que el izquierdo...Por lo tanto, surge la pregunta de si el hemisferio derecho es un órgano regresivo...Es posible que el hemisferio derecho sea un órgano de reserva. Michael Gazzaniga, uno de los neurocientíficos vivos e investigadores del hemisferio más distinguidos, continúa con la tradición, y su lenguaje está en la tradición de Henschen. Hay "diferencias impactantes entre los dos hemisferios": "El hemisferio izquierdo tiene muchas más capacidades mentales que el derecho... [El hemisferio derecho] es una segunda opción con habilidades para resolver problemas. Sabe muy poco sobre muchas cosas ''. Una vez escribió que "bien podría argumentarse que las habilidades cognitivas de un hemisferio derecho normal desconectado del lenguaje, son muy inferiores a las habilidades cognitivas de un chimpancé". En un artículo más reciente, escribió: "Un sistema cerebral (el hemisferio derecho) con aproximadamente la misma cantidad de neuronas que uno que fácilmente reflexiona (hemisferio izquierdo) es incapaz de una cognición de orden superior: evidencia convincente de que el número de células corticales en sí mismo no puede explicar la inteligencia humana". Sin embargo, cuando se demuestra que el hemisferio derecho supera al izquierdo en una tarea de predicción bastante básica, se interpreta esto como un signo de la inteligencia del hemisferio izquierdo, sobre la base de que los animales también son capaces de superar la estrategia del hemisferio izquierdo humano. De hecho, el problema es que el hemisferio izquierdo ama la teoría y, a menudo, esto no es útil en la práctica, por lo que se equivoca. De la atención, escribe que: El hemisferio dominante izquierdo utiliza una estrategia "guiada" o "inteligente", mientras que el hemisferio derecho no lo hace. Esto significa que el hemisferio izquierdo adopta una estrategia cognitiva útil para resolver un problema, mientras que el hemisferio derecho no posee esas habilidades cognitivas adicionales. Pero esto no significa que el hemisferio izquierdo sea siempre superior al hemisferio derecho en orientación atencional. Bastante cierto. De hecho, como él sabe, ya que se refiere al hecho, el hemisferio derecho es preponderante para la orientación atencional, un tema que será familiar para el lector. A lo que él se refiere como "inteligente" y estrategia de "ayuda" - es a "esas habilidades cognitivas adicionales" - de hecho no es inteligente ni útil, en comparación con la postura abierta y no dogmática del hemisferio derecho. Conduce a una menor precisión, no a una mayor. Pero puede que no lo sepa por el lenguaje usado. Por supuesto, igual de tediosa es la tendencia a ver lo que comúnmente se dice del "hemisferio izquierdo" en el lenguaje pop, como totalmente sin características redentoras. A menudo, me parece que tales posiciones ocultan una corriente subyacente de oposición a la razón y al uso cuidadoso del lenguaje, y una vez que las palabras se 121

resbalan de sus anclas, y la razón es rebajada, como han defendido algunos críticos feministas y posmodernos muy influyentes, prosigue la Babel. Las dudas sobre el alcance del racionalismo, la creencia de que la razón por sí sola pueda llegar a toda verdad, no hacen que sea antirracional: pero denunciar la razón en sí es una absoluta locura. La poesía y la metáfora, como la ciencia, no tienen nada que ver con la negligencia, sino todo lo contrario, al igual que la razón, y no su indiferencia sin límites, lo que conduce al escepticismo sobre el racionalismo excesivo y fuera de lugar. Pero el lenguaje y la razón son hijos de ambos hemisferios, no de uno solo. El trabajo del hemisferio izquierdo debe integrarse con el del hemisferio derecho, eso es todo. El hemisferio izquierdo es el consejero más preciado del Maestro, su valioso emisario. Ya he sugerido la necesidad de los hemisferios de mantener una distancia uno del otro y que puedan inhibir uno al otro. Más que eso, el interés del hemisferio izquierdo por conseguir y usar lo hace por naturaleza competitivo: ha de recordarse también, que es confiado, irracionalmente optimista, e inconsciente de lo que hace el hemisferio derecho y, sin embargo, niega sus propias limitaciones. ¿Qué pasaría si resultara, y lo es, que la ventaja del hemisferio izquierdo obtenida por el hecho de ser diestros, ha sido el resultado, no de un aumento de la habilidad con la mano derecha, sino de un déficit en la mano izquierda? Puede ser otra asimetría interesante esta. Marian Annett, quizás la mayor autoridad viva en el uso preferencial de las manos, cree que podemos haber desarrollado una "dependencia excesiva del hemisferio izquierdo a expensas de las habilidades del hemisferio derecho". Señala la inesperada gran cantidad de zurdos entre artistas, atletas y "hábiles intérpretes de muchas clases". Una marcada diferencia en el manejo de las dos manos en los diestros se asocia con una leve mejoría en la mano derecha, pero el precio de esto, según Annett, es que "la mano izquierda disminuye drásticamente", un hallazgo que ha sido corroborado por muchos otros investigadores. Este patrón de una discapacidad relativa del hemisferio derecho se confirma a nivel anatómico. El planum temporale, como se mencionó en el primer capítulo, es asimétrico en la mayoría de los cerebros humanos, en el izquierdo hasta un tercio más grande que el derecho. Pero en los casos en que, inusualmente, los dos hemisferios se desarrollan simétricamente, no es que las dos planum sean del mismo tamaño que el del planum derecho (más pequeño), sino que son del tamaño del planum izquierdo habitual: en otras palabras, ambos son grandes. En los cerebros normales de los diestros, por lo tanto, no es que el planum izquierdo esté aumentado, sino que el plano derecho está disminuido, en tamaño. Investigaciones recientes para encontrar el gen o los genes responsables de la asimetría cerebral en la región del lenguaje esperaban encontrar un gen que actué en el hemisferio izquierdo para hacer que se expanda. En su lugar, encontraron genes que intervenían en el hemisferio derecho para evitar su expansión: de los 27 genes implicados, la mayoría estaban más acentuadamente expresados en el derecho, y el gen más importante lo estaba dramáticamente más. Christopher Walsh, un profesor de neurología en Harvard que dirigió la investigación, comentaba: "Tendemos a asumir teleológicamente, por nuestro enfoque en el lenguaje como la cosa más hermosa, que debe de estar dotado de algún mecanismo especial en el hemisferio izquierdo….. Aunque de hecho, pueda ser reprimido normalmente por el hemisferio derecho y así permitir que tome su lugar en el izquierdo".

122

La situación "normal", entonces, se asocia con la pérdida en el hemisferio derecho, tanto anatómica como funcional. Los mecanismos que inducen la asimetría cerebral humana operan reduciendo el papel del hemisferio derecho. ¿Por qué? Porque no estar lateralizado del todo es una desventaja, como hemos visto. Esto tiene que ser así, porque hay concesiones asociadas con la especialización del hemisferio "dominante", el que tiene el control del lenguaje y la comprensión. El aislamiento o la función-tipo del hemisferio izquierdo hace que le sea un poco más fácil hacer lo que tiene que hacer. Funciona de manera más eficiente si no tiene que tratar con la 'versión' conflictiva del mundo presentada por el otro hemisferio, el llamado 'menor". Por eso, el hemisferio no dominante debe situarse en desventaja. Pero el proceso va demasiado lejos, y las pérdidas obvias causadas por el freno del hemisferio derecho superan las ventajas del izquierdo. Es una curva en forma de U invertida. La velocidad para mover clavijas en una tabla con cualquiera de las dos manos es una medida de la habilidad del hemisferio contralateral: los claramente diestros son más lentos que los que no lo son, especialmente con su mano izquierda. Igualmente, los relativamente pocos, claramente zurdos, cuyos cerebros pueden ser un reflejo de los totalmente diestros, también están en desventaja. De hecho, Annett supone que el alto número de zurdos entre los matemáticos y los profesionales del deporte no se debe tanto a una ventaja intrínseca para los zurdos, sino a la ausencia de absolutos diestros (que están en desventaja). Los más propensos a tener patrones anómalos de lateralización, como los zurdos, y aquellos con dislexia, esquizofrenia, trastorno bipolar y autismo, por ejemplo (junto con sus familiares, quienes pueden, ventajosamente, tener algunos, pero no todos, los genes para dicha condición), son los que tienen menos probabilidades de mostrar lo que podría llamarse "encapsulación del hemisferio izquierdo". En otras palabras, en el cerebro normal, el procesamiento en serie que forma la base de la función del hemisferio izquierdo se separa cuidadosamente de las funciones que podrían afectarle, pero el corolario de esto es que el enfoque holístico del hemisferio derecho no está disponible en la misma medida para el lenguaje y el pensamiento conceptual. En patrones de lateralización anómalos, esta segregación no ocurre, con ventajas y desventajas recíprocas. Esto daría lugar a que algunos accedan a talentos particulares de los cuales el resto de nosotros estamos excluidos ("matemáticos voladores"), y otros que empeoran, perdiendo las ventajas evolutivas de la especialización ("trapecistas inhibidos").Esta opinión es compatible con la gran cantidad de evidencia disponible de que existen talentos especiales y discapacidades asociadas con la organización cerebral anómala en estas condiciones, y en los familiares de las personas con esas condiciones. Este es claramente un gran tema, que merece más análisis. El punto que deseo enfatizar aquí es que el hemisferio izquierdo tiene que "borrar" al hemisferio derecho para hacer su trabajo. Esa es seguramente la importancia de la evidencia funcional y anatómica en la que la superioridad del hemisferio izquierdo se basa, no en un salto hacia adelante del hemisferio izquierdo, sino en una desventaja "deliberada" del derecho. Si queremos entender la relación entre los hemisferios y su posible rivalidad, debemos comparar los dos mundos experienciales que producen ambos hemisferios.

123

CAPITULO 4 LA NATURALEZA DE LOS DOS MUNDOS

En el primer capítulo, llamé la atención sobre la naturaleza dividida del cerebro y sugerí que tenía un propósito: tal vez había cosas que debían mantenerse separadas. También llamé la atención sobre la asimetría del cerebro, una proposición de que diferencia no implicaba necesariamente igualdad. En el segundo capítulo indiqué cuál podría ser la naturaleza de las diferencias entre los hemisferios. En el tercer capítulo, apunté que los hemisferios no eran solo "bancos de datos" aleatoriamente clasificados, sino que tenían conjuntos de valores coherentes y posiblemente irreconciliables, reflejado en el control del hemisferio izquierdo de la manipulación a través de la mano derecha, y en la evolución del lenguaje a partir de la música, con el lenguaje residiendo en gran medida en el hemisferio izquierdo y la música en su mayoría en el derecho. En este capítulo analizaré con mayor detalle los tipos de mundo que los dos hemisferios traen a la luz y plantearé la cuestión de si realmente son simétricos o si uno tiene prioridad. Para empezar, volvamos la atención, a donde comenzamos nuestra exploración de la diferencia hemisférica. Nuestra atención es receptiva al mundo. Hay ciertos modos de atención que son naturalmente atraídos por ciertos tipos de objetos. Prestamos un tipo diferente de atención a un hombre moribundo, del tipo de atención que le prestaríamos a una puesta de sol, o a un carburador. Sin embargo, el proceso es recíproco. No es solo que lo que encontramos determina la naturaleza de la atención que le prestamos, sino que la atención que prestamos a cualquier cosa también determina qué es lo que encontramos. En circunstancias especiales, el hombre moribundo puede convertirse para un patólogo en un libro de texto de una enfermedad, o para un periodista fotográfico en un "disparo", tanto en el sentido de un momento visual percibido y congelado como de una ronda de argumentos en una campaña. La atención es un acto moral: crea, trae aspectos de las cosas a la existencia, pero al hacerlo hace que otros se desvanezcan. Lo que es depende de quién lo contempla y de qué manera. El hecho de que un lugar sea especial para algunos debido a su gran paz y la belleza puede, por ese mismo hecho, convertirse en otro recurso para explotar, de tal modo que se destruya su paz y su belleza. La atención tiene consecuencias. Una manera de decir esto es decir que no descubrimos una realidad objetiva ni inventamos una realidad subjetiva, sino que hay un proceso de evocación receptiva, el mundo "evocando" algo en mí que a su vez "evoca" algo en el mundo. Eso es verdad para las cualidades perceptivas, no solo para los valores. Por ejemplo, si no hay una montaña "real", diferente de una creada por las esperanzas, aspiraciones, reverencias o codicias de quienes se acercan a ella, es igualmente cierto que su verdor, o lo grisáceo, o su pedregosidad no se encuentra en la montaña o en mi mente, sino que aparece entre nosotros, llamada por cada uno e igualmente dependiente de ambos, como la música no proviene del piano ni de las manos del pianistas, ni la escultura, de la mano o la piedra, sino de su unión. Y así las manos son la parte del cuerpo vivido, o, más convencionalmente, son el vehículo de la mente, que a su vez es el producto de todas las otras mentes que han interactuado con ella, desde Beethoven y Michelangelo a cada encuentro en nuestra vida cotidiana. Somos transmisores, no creadores. Nuestra atención responde al mundo, pero el mundo responde a nuestra atención. La situación presenta una paradoja para el análisis lineal, como la mano de Escher que dibuja la mano que dibuja la mano... (Ver Figura 4.1). 124

Esta paradoja se aplica al problema de cómo llegamos a saber algo, pero es particularmente problemática para el caso especial en el que buscamos abordar los procesos mismos por los que el conocimiento mismo surge. No es posible discutir la base neuropsicológica de nuestra conciencia del mundo sin adoptar una posición filosófica, ya sea que uno sea o no consciente de ello. No ser consciente de ello significa implícitamente haber adoptado el punto de vista predeterminado del materialismo científico. Desafortunadamente, según esta posición, una de las manos en la foto de Escher debe emerger primero. La neuropsicología está indisolublemente ligada a la filosofía. En los últimos años, esto ha sido cada vez más reconocido, más por los filósofos que por los neurocientíficos, con una o dos excepciones importantes. Algunos de estos avances son bienvenidos. Sin embargo, con demasiada frecuencia hay un proceso potencialmente traicionero, porque no se detecta en el trabajo. Lo que la ciencia está haciendo cuando expone sus revelaciones no se examina: y el proceso científico y el significado de sus hallazgos generalmente se dan por sentado. El modelo del cuerpo, y por lo tanto del cerebro, como mecanismo está exento del proceso del escepticismo filosófico: lo que nos dice se convierte en la verdad. Y, como el cerebro se equipara con la mente, la mente también se convierte en un mecanismo. La visión del mundo filosófico se ajusta a eso y revela la verdad del modelo mecánico aplicado al cerebro y la mente. Como resultado, en un secuestro espectacular, en lugar de un proceso de conformación mutua, en el que la filosofía interroga a la ciencia, y la ciencia informa a la filosofía, la ingenua visión del mundo de la ciencia ha tendido por defecto a configurar y dirigir lo que se ha denominado "neurofilosofía". Si el mundo del hemisferio izquierdo y el mundo del hemisferio derecho están presentes en la mente y forman aspectos coherentes de la experiencia, ¿deberíamos esperar encontrar las incompatibilidades resultantes reflejadas en la historia de la filosofía? Los hemisferios tienen diferentes respuestas a la pregunta fundamental, "¿qué es el conocimiento?" Como se analizó en el capítulo anterior y, por lo tanto, diferentes "verdades" sobre el mundo. Así que a primera vista, sí. Pero el enfoque por defecto de la filosofía es el del hemisferio izquierdo, ya que es a través del lenguaje denotativo y el análisis lineal y secuencial que identificamos las cosas y las hacemos claras y precisas, y especificarlas y hacerlas claras y precisas equivale a ver la verdad, en lo que respecta al hemisferio izquierdo. 125

Y dado que el tipo de atención que traes depende del mundo que descubres, y las herramientas que usas determinan lo que encuentras, no sería sorprendente que la visión filosófica de la realidad reflejara las herramientas que usa, las del hemisferio izquierdo que concibe el mundo a lo largo de líneas analíticas y puramente racionalistas. Sería improbable que la filosofía pudiera ir más allá de sus propios términos de referencia y su propia epistemología; y así, la respuesta a la pregunta de si la historia de la filosofía reflejaría las incompatibilidades de los hemisferios es, probablemente, no. Sin embargo, si hubiera evidencia de que, los filósofos se habían sentido cada vez más obligados a tratar de dar cuenta de la realidad del hemisferio derecho, en lugar de la del izquierdo, eso sería de extraordinaria importancia. Es cierto que tratar de lograrlo utilizando las herramientas convencionales de la filosofía sería un poco como intentar volar con un submarino, realizando ingeniosas adaptaciones en el diseño para permitirle elevarse uno pies sobre el agua. Las probabilidades en contra serían enormes, pero solo, el intento sería indicativo de que había algo indiscutible más allá de los términos de referencia normales, que obliga a uno a realizar este intento. Esta sería una evidencia mucho más sólida de la realidad última del mundo del hemisferio derecho que cualquier cantidad de filosofía que confirmara la realidad del hemisferio izquierdo, lo cual sería solo lo esperado. Lo que argumentaré en este capítulo es que precisamente ese desarrollo ha ocurrido en la filosofía, y que ha sido evidente en el trabajo de los filósofos más influyentes de nuestra era. Tal desarrollo me parece tan sorprendente como el desarrollo de las matemáticas y la física desde la década de 1880, en lo que es, en cierto sentido, un paralelismo. No es sorprendente que el método científico condujera durante mucho tiempo a una visión del universo, el universo newtoniano, que reflejara los principios del método científico. Pero cuando comenzó a imponer conclusiones incompatibles con el modelo asumido por su método, un universo "paradójico", fue su hallazgo más revelador. A finales del siglo XIX, Georg Cantor tuvo problemas con la idea de que existía una incertidumbre necesaria e incompleta, en el reino de las matemáticas. El infinito ya no se podía domesticar convirtiéndolo en un concepto abstracto, dándole un nombre y luego continuar como si fuera un número más. Llegó a la conclusión de que no hay un solo "infinito", sino una infinidad de infinitos, más allá de todo lo que podamos captar o representar, algo que fuera real, no solo llevando a las series "hasta donde lleguen", sino más lejos; algún Otro en la naturaleza que la serie que intenta alcanzarla, y que en principio, nunca podrías ser alcanzado por ningún tipo de proceso cognitivo conocido. Su contemporáneo Ludwig Boltzmann introdujo el tiempo y la probabilidad en el ámbito atemporal de un cierto reino de la física, lo que demuestra que ningún sistema puede ser perfecto; Los teoremas de incompletitud, de K. Gódel demostraron que este caso, siempre sería inevitable, que siempre habrá verdades dentro de cualquier sistema que no puedan ser probadas en los términos de ese mismo sistema. La "interpretación de Copenhague" de la mecánica cuántica de Niels Bohr y el Principio de incertidumbre de Werner Heisenberg establecieron un universo en el que la incertidumbre es el núcleo, no solo un producto de la imperfección humana, que debe remediarse en el tiempo mediante avances en el aprendizaje, sino la naturaleza misma de las cosas. Aunque la percepción o intuición que los llevó a estos descubrimientos, sugiero, desde el hemisferio derecho o desde ambos hemisferios trabajando juntos, en todo caso, sus conclusiones siguieron claramente los procesos del hemisferio izquierdo, la lógica del análisis secuencial. No obstante, estos desarrollos transformadores, validaron el mundo proporcionado por el hemisferio derecho, no el del izquierdo. 126

Volviendo a la filosofía y al cerebro, debemos esperar que se iluminen unos a otros: la filosofía debería ayudarnos a comprender la naturaleza del cerebro, y la naturaleza del cerebro debería ayudar a iluminar los problemas filosóficos. Hay tres preguntas en particular que vale la pena hacer aquí. ¿Lo que sabemos sobre los hemisferios, tiene algo que ofrecer para inspirar el debate filosófico? De igual manera, ¿ayuda la filosofía a dar sentido a las diferencias entre los hemisferios que sabemos que existen? ¿Y qué pueden decirnos las respuestas a ambas preguntas sobre la naturaleza del cerebro? La primera pregunta nos lleva a aguas profundas de inmediato. Los filósofos pueden ser los mejores jueces, y los temas son tan extensos y complejos como la mente misma. Sin embargo, algunas posibles áreas de discusión se sugieren naturalmente. En la filosofía Occidental durante gran parte de los últimos dos mil años, la naturaleza de la realidad se ha tratado en términos de dicotomías: real frente a ideal, sujeto frente a objeto. Con el tiempo, los significados de los términos, y algunas veces los términos mismos, han cambiado, y la constante necesidad de trascender tales dicotomías ha llevado a modificaciones y calificaciones sobre la clase de realismo o idealismo, o el tipo de objetivismo o subjetivismo, pero el tema esencial, ha permanecido: ¿cómo conectamos el mundo y nuestras mentes? Dado que nuestro mundo es creado por dos hemisferios que constituyen la realidad de maneras profundamente diferentes, podría parecer probable que algunas de estas dicotomías puedan ser iluminadas por las diferencias entre los mundos que cada uno de los hemisferios cerebrales crea. No tiene nada que ver con la idea de que, por ejemplo, un hemisferio podría ser subjetivo y el otro objetivo. Eso es obviamente falso. Más bien, el punto es que la filosofía en Occidente es esencialmente un proceso del hemisferio izquierdo. Es verbal y analítica, requiere pensamiento abstracto, descontextualizado, incorpóreo, se ocupa de las categorías, se relaciona con la naturaleza en lo general más que con lo particular, adopta un enfoque secuencial y lineal de la verdad, y construye el edificio del conocimiento a partir de las partes, ladrillo por ladrillo. Si bien tal caracterización no es cierta para la mayoría de los filósofos presocráticos, particularmente Heráclito, es al menos cierta para la mayoría de los filósofos desde Platón en Occidente hasta el siglo XIX, cuando, por ejemplo, Schopenhauer, Hegel y Nietzsche comenzaron a cuestionar la base sobre la que hizo la filosofía sus avances. La filosofía naturalmente es aplicada, por lo tanto, por una versión del mundo del hemisferio izquierdo, en la que tales divisiones como la que existe entre el sujeto y el objeto parecen especialmente problemáticas. Pero estas dicotomías pueden depender de una cierta visión, naturalmente dicotómica del mundo, y pueden dejar de ser problemáticas en el mundo transmitido por el hemisferio derecho, donde se unifica lo que parece estar dividido en el hemisferio izquierdo, donde los conceptos no están separados de la experiencia, y donde el papel fundamental de la "intermediación" en la constitución de la realidad es evidente. La clave de tales dicotomías filosóficas no reside, entonces, sugiero, en la división entre los hemisferios, sino en la naturaleza del hemisferio izquierdo mismo. Si uno tuviera que caracterizar al hemisferio izquierdo en referencia a un principio rector sería el de la división. La manipulación y el uso requieren claridad y fijeza, y la claridad y la fijación requieren separación y división. Lo que se está moviendo, sin fisuras, un proceso, se vuelve estático y separado: cosas. Es el hemisferio del 'uno /u otro”: la claridad produce límites definidos. Y así hace divisiones que pueden no existir de acuerdo con el hemisferio derecho. 127

Del mismo modo que un objeto individual no es solo un conjunto de propiedades percibidas "aquí dentro", ni algo que las subyace "ahí fuera", así el yo no es ni un conjunto de estados mentales o facultades, ni, por otro lado, algo distinto que las subyace. Es un aspecto de la experiencia que tal vez no tiene bordes nítidos. Heráclito (como los filósofos Orientales que influyeron en el pensamiento griego hasta Platón) no estaba perturbado por la paradoja, lo tomó como una señal de que nuestras formas ordinarias de pensamiento no son adecuadas para la naturaleza de la realidad. Pero casi al mismo tiempo el modo platónico de discurso, con su insistencia en la Ley del Tercero Excluido, entró en juego, en otras palabras, el pensamiento se convirtió en filosofía en el sentido aceptado, y la paradoja comenzó a emerger como un foco de inquietud intelectual y desasosiego. Algunas de las más famosas paradojas: La paradoja de Sorites (del griego soros, montón).Se cree que se debe a Eubulides de Mileto (c.350 a.C.) Si un grano de arena no es un montón, y en ningún momento agregar un grano de arena más va a marcar la diferencia entre no ser un montón y ser un montón, ¿cómo puede ser (por ejemplo, que en el momento en que se alcanzan los 100.000 granos) haya surgido un montón? La paradoja del Barco de Teseo. Plutarco la escribió en su Vida de Teseo: La nave en la que regresaron Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y fue conservada por los atenienses hasta la época de Demetrio de Falero, pues cambiaban los tablones viejos cuando se descomponían, colocando madera nueva y más fuerte en su lugar, de tal manera que esta nave se convirtió en un ejemplo de referencia entre los filósofos, por la cuestión lógica de las cosas que crecen; por una parte sosteniendo que la nave seguía siendo la misma y por el otro argumentando que ya no era lo misma. La referencia a Demetrio de Falero data de alrededor de 300 sc. La "pregunta lógica de las cosas que crecen " a la que se alude, es conocida generalmente como el "Argumento del crecimiento" y es la base de numerosas paradojas, como la paradoja de Crisipo, el punto es que, a medida que las cosas crecen, al menos una partícula es añadida o perdida, y según una interpretación, dejan de ser la misma entidad. En efecto, todos los seres vivos presentan este problema, el de una cosa que fluye, que siempre está en un estado de cambio y reparación. (Como dijo el filósofo alemán Novalis, 2.000 años después: "No hay duda de que nuestro cuerpo es un río moldeado"). Las paradojas de Zenón. Provenientes de Zenón de Elea (c.450 a.C.): • Aquiles y la tortuga. En una carrera Aquiles le da una ventaja a la tortuga, y Aquiles nunca puede alcanzar a la tortuga, porque primero tiene que llegar al punto donde comenzaba la tortuga, luego al punto que alcanzó la tortuga mientras Aquiles llegó al punto de partida de la tortuga, y así hasta el infinito. • La dicotomía. Nunca podemos movernos en absoluto, porque primero tenemos que hacer la mitad del camino hacia dónde vamos, y antes de eso, un cuarto del camino, y antes de eso un octavo, y así hasta el infinito. •La flecha. Una flecha disparada a un objetivo no puede moverse, porque, en cualquier momento, la flecha está donde está o no está. Si permanece donde está, entonces debe estar parada, pero si se mueve donde no está, no puede estar allí. Así que no puede moverse en absoluto. La paradoja de Epimenides. Nombrado en honor a Epimenides de Cnosos (c.600 a.C.), posiblemente un vidente cretense mitológico, que escribió un alegre poema o canción en él que afirmaba que “los cretenses siempre son 128

mentirosos": algo que es falso si es verdadero, y verdadero si es falso. Esto comenzó a parecer un problema real cuando fue examinado retrospectivamente por escritores griegos posteriores. Visto desde el entendimiento de los diferentes mundos revelados por los dos hemisferios, el desarrollo de la paradoja comienza a tener sentido. Hay una repentina intrusión de la visión del hemisferio izquierdo sobre la realidad, que luego entra en conflicto con la del hemisferio derecho. Tomemos la paradoja de Sorites. Esta resulta de creer que el todo es la suma de las partes, y se puede alcanzar mediante un proceso secuencial de crecimiento. Intenta relacionar dos cosas: un grano de arena y un montón, como si su relación fuera evidente. También presupone que debe haber a la vez un montón o no un montón: "y / o " son sus únicas alternativas. Esa es la mirada del hemisferio izquierdo, y por supuesto conduce a la paradoja. De acuerdo con la visión del hemisferio derecho, se trata de un cambio de contexto y de la creación de una Gestalt, una entidad que tiene límites imprecisamente definidos y que se reconoce como un todo: el montón surge gradualmente y es un proceso, una "cosa" cambiante y en evolución (este problema está relacionado con el Argumento del Crecimiento).No tener en cuenta el contexto, la incapacidad de entender las formas de una Gestalt, una demanda inadecuada de precisión donde no se puede encontrar ninguna, una ignorancia del proceso, que se convierte en una serie interminable de momentos estáticos: estos son signos del predominio del hemisferio izquierdo. Igual con El Barco de Teseo. Aquí, nuevamente, el problema está causado por la creencia de que el todo es la suma de las partes y desaparece a medida que se cambian las partes. También existe la creencia de que necesariamente debe llegar un "punto" en un proceso en el que la identidad cambia. El hecho de que este tipo de paradoja se conociera como el Argumento del Crecimiento (del logos auxanomenos) demuestra que existe una dificultad al tratar con las formas vivientes y cambiantes. Todo, una vez más, apunta a un predominio de la visión del hemisferio izquierdo sobre el del derecho. Las paradojas de Zenón se basan de manera similar en la adopción de la visión del hemisferio izquierdo de que cada movimiento que fluye en el espacio o el tiempo, puede determinarse por una serie de momentos o puntos estáticos que luego se pueden resumir para ser devueltos como un todo vivo. La "fluidez" fluida del movimiento en el espacio o el tiempo se "reduce" a una serie, similar a la serie de fotogramas estáticos en una película. Esto es lo que les sucede a los sujetos que sufren daño en el hemisferio derecho y desarrollan palinopsia. Esta fragmentación de la experiencia es también lo que subyace en la identificación errónea delirante, otro síndrome de déficit del hemisferio derecho, en él que la falta de fisuras, la esencia individual, de un ser vivo, se descompone en una serie de manifestaciones, que nos remite a El argumento Creciente: mi esposa, un día no es la misma persona que mi esposa el siguiente. La engañosa Paradoja de Creta es un poco diferente, pero aquí, también, el problema es causado por confiar en el hemisferio izquierdo para construir el mundo. Lo hace con reglas, y con precisión. Mientras tanto, el hemisferio derecho, como Aquiles en la vida real, supera a la tortuga del hemisferio izquierdo con un paso sin esfuerzo: la pragmática del hemisferio derecho significa que sabemos exactamente lo que Epimenides quiere decir. No tenemos por qué quedarnos atascados con las reglas. En el mundo real, nada es absoluto, y con la falta de pedantería apropiada al hecho de que su comentario proviene de un poema, y probablemente tenga una intención 129

humorística, ya que es consciente de que es cretense, entendemos que Epimenides se salió del marco por un momento, para echar un vistazo a la gente a la que pertenece. En la vida real, uno se encuentra con personas que se toman literalmente los comentarios humorísticos, o que esforzadamente intentan reemplazarla con la comprensión mediante la aplicación de reglas absolutas y terminan en una paradoja, y que generalmente están en alguna zona del espectro de Asperger. De nuevo parece un fallo del hemisferio derecho: malentendiendo el contexto, falta de humor, falta de flexibilidad, insistencia en la certeza obtenida por las reglas. Lo que también aclara esta paradoja es que cualquier sistema cerrado y autorreferencial que se presente en el hemisferio izquierdo, si se toma estrictamente en sus propios términos, autoexplota: hay un miembro del sistema que no puede ser acomodado por el propio sistema. Siempre hay una ruta de escape de la sala de los espejos, si uno mira lo suficientemente bien. Paradoja significa, literalmente, un hallazgo que es contrario a la opinión o a la expectativa adoptada. Eso nos alerta inmediatamente, ya que el que el suministrador de las opiniones y expectativas es el hemisferio izquierdo. Lo cito como una señal de que nuestras formas comunes de pensar, las del hemisferio izquierdo, no son adecuadas para la naturaleza de la realidad. ¡Pero atención! Aquí parece que el hemisferio izquierdo, con su dependencia de la aplicación de la lógica, está diciendo lo contrario: que la realidad es inadecuada para nuestras formas de pensar comunes. Contrariamente a la opinión admitida, afirma, que las flechas no se mueven, Aquiles no puede adelantar a la tortuga, nunca puede haber un montón de arena, la nave de Teseo no es realmente su nave, y después de todo, Epimenides estaba hablando sin ningún sentido. En otras palabras, su comprensión de la paradoja es, no es que debe de haber un problema por aplicar este tipo de lógica al mundo real, sino que el mundo real no es lo que creemos que es porque la lógica lo dice. Esto parece una interesante usurpación, un intercambio de roles, con una nueva adjudicación redefiniendo quién es el Maestro y quién el Emisario. Los problemas que surgen si vemos el mundo como un proceso, siempre en flujo, o como una serie de entidades estáticas y acabadas, han persistido inevitablemente en la filosofía. En la Edad Media se reconocía la distinción entre el mundo visto como Natura Naturans, la naturaleza "creadora", haciendo lo que la naturaleza hace, un proceso en constante evolución, y hasta un punto desconocido, y Natura Naturata, la naturaleza "creada", algo completo, perfecto, (lo que siempre implica un tiempo pasado, una detención del flujo del tiempo), estático, conocible. Spinoza fue uno de los pocos filósofos, aparte de Pascal, que se hallaba en medio de Platón y Hegel que tuvo un fuerte sentido del mundo del hemisferio derecho. Para él, esta distinción, comprensiblemente, tenía una importancia particular; también entendió de manera preeminente la forma en que lo universal se logra solo a través de lo particular; "cuanto más entendemos las cosas individuales, más entendemos a Dios". Pero el área en la que los hemisferios y la filosofía pueden iluminarse mutuamente, algo que es de gran interés en este libro, es el de la relación de la mente con el mundo. Solo por la inmensidad de este tema, quiero circunscribirlo y pasar a mirar las cosas desde el otro extremo del proceso, e intentar mi segunda pregunta, qué puede decirnos la filosofía que nos ayude a entender las diferencias de los hemisferios. Regresemos al punto principal de la diferencia hemisférica, la división frente a la unión. Desde la notoria división cartesiana de sujeto-objeto, la filosofía se ha enfrentado con el espectro del solipsismo. Conocer algo es encontrarse con algo distinto, y conocerlo como algo que está separado de nosotros mismos. Si de lo único que estoy seguro es de mi propia existencia (cogito ergo sum), ¿cómo se puede cruzar la brecha? 130

Para el solipsista, no hay nada que encontrar, ya que todo lo que sabemos proviene solo de nuestra propia mente; Según Wittgenstein, el solipsista es como alguien que intenta hacer que el coche vaya más rápido empujando desde el interior del salpicadero. También hay una paradoja aquí: la posición auto-explota, ya que, exige otra mente, otra conciencia que pueda crear al solipsista (ya que el amo de Hegel necesita al esclavo para ser un amo): usar el término "yo" requiere que haya algo que sea 'no-yo"; de lo contrario, en lugar de "todo lo que es, es yo", simplemente obtenemos el vacío "todo lo que es yo, es yo". Como Louis Sass ha demostrado en relación con el mundo de la esquizofrenia, la subjetividad solipsista por un lado (con su fantasía de omnipotencia) y la objetividad alienada por el otro (con su fantasía relacionada de impotencia) tienden a colapsarse entre sí, y son meras facetas del mismo fenómeno: ambas implican aislamiento en lugar de conexión. El intento de adoptar la visión de Dios, o la "visión desde ninguna parte" en la famosa frase de Thomas Nagel, la posición pretendida por el objetivismo, es tan vacía como el solipsismo, y en última instancia es indistinguible de ella, en sus consecuencias: la "perspectiva desde ninguna parte" pretende equipararse a una "perspectiva desde todas partes". Lo que es diferente es la "perspectiva desde alguna parte". Todo lo que sabemos puede conocerse solo desde un punto de vista individual, bajo uno u otro aspecto de su existencia, nunca en su totalidad o perfección. Igualmente, lo que llegamos a conocer no consiste en cosas, sino en relaciones, cada entidad aparentemente separada cualifica a las otras con las que está relacionada. Pero esto no implica que no pueda haber un mundo compartido de experiencias constituido de manera fiable. Porque no experimentemos precisamente el mismo mundo no significa que estemos condenados a no encontrarnos en un mundo en absoluto. No podemos refugiarnos en fantasías ni de omnipotencia ni de impotencia. La verdad difícil es menos grandiosa: Hay un algo aparte de nosotros mismos, en él que podemos influir en cierta medida. Y la evidencia es que la forma en cómo lo hacemos es importante. DEWEY Y JAMES: CONTEXTO Y NATURALEZA DE LA VERDAD Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX, los filósofos pragmáticos estadounidenses, John Dewey y William James, de diferentes maneras, comenzaron a señalar su insatisfacción con el enfoque atomista y racionalista de la filosofía y la abstracción que necesariamente conlleva. Dewey escribió: Pensar siempre es pensar, pero el pensamiento filosófico está, en general, en el extremo final de la escala de distancia de la urgencia activa de situaciones concretas. Es debido este hecho a que el abandono del contexto es la falacia del pensamiento filosófico. … Debería aventurarme a afirmar que la falacia más generalizada del pensamiento filosófico se remonta al abandono del contexto…… el abandono del contexto es el mayor desastre en el qué el pensamiento filosófico puede incurrir. Si el proceso de la filosofía es entender el mundo, y en realidad las cosas siempre están integradas en un contexto de relaciones con otras cosas que las altera, no se logrará entenderlas si se comienza por sacarlas del contexto. "No somos explícitamente conscientes del papel del contexto simplemente porque cada una de nuestras declaraciones está saturada con lo que forma el significado de lo que decimos y oímos". Aquí Dewey se refiere a la naturaleza implícita del mundo del hemisferio derecho, su insistencia en la importancia del contexto y la

131

importancia última de la pragmática del hemisferio derecho para obtener el significado de "lo que decimos y escuchamos". Y el contexto implica cambio y proceso: Ver el organismo en la naturaleza, el sistema nervioso en el organismo, el cerebro en el sistema nervioso, la corteza en el cerebro, es la respuesta a los problemas que atormentan la filosofía. Y cuando se vean así, se verá que están, no como canicas en una caja, sino como los eventos están en la historia, en un proceso en movimiento, en crecimiento, que nunca termina. Dewey y James abordaron el problema de cómo se puede conocer la verdad en un mundo donde las cosas varían según el contexto, y parte de ese contexto es la naturaleza de la mente que es la que construye el conocimiento. "Las cualidades nunca estuvieron" en "el organismo; siempre fueron cualidades en las interacciones en las que tanto las cosas extra-orgánicas como los organismos participan". James, como Dewey, vio que había algo diferente a nosotros mismos, y que, a pesar de la imposibilidad de una objetividad "independiente", la verdad de eso era importante: La evidencia objetiva muy alabada nunca está triunfalmente allí; es una mera aspiración o Grenzbegriff [concepto límite o noción ideal] que marca el ideal infinitamente remoto de nuestra vida de pensamiento.... [Pero] cuando como empiristas renunciamos a la doctrina de la certeza objetiva, no renunciamos a la búsqueda o esperanza de la verdad misma. Aún mantenemos nuestra fe en su existencia, y aún creemos que ganamos una posición cada vez mejor hacia ella, al continuar acumulando experiencias y pensamientos sistemáticamente. Nuestra gran diferencia con los escolásticos radica en la forma en que nos enfrentamos. La fuerza de su sistema reside en los principios, el origen, el terminus a quo de su pensamiento; para nosotros, la fortaleza está en el resultado, el resultado final, el terminus ad quem. No de dónde viene, sino a donde lleva es a decidir. Este relato de James aclara la diferencia entre los dos enfoques del conocimiento o la comprensión, los de los dos hemisferios. Según el hemisferio izquierdo, la comprensión se construye a partir de las partes; uno comienza con una certeza, se coloca otro al lado y se avanza como si construyera un muro, de abajo hacia arriba. Piensa que hay una evidencia objetiva de la verdad en la parte fuera del contexto del conjunto que se va a constituir. Según el hemisferio derecho, la comprensión se deriva de la totalidad, ya que solo a la luz de la totalidad se puede entender verdaderamente la naturaleza de las partes. Un proceso es empujado desde atrás (desde el terminus a quo), el otro es lanzado desde adelante (hacia el terminus ad quem). Según la última visión, la del hemisferio derecho, la verdad solo es provisional, pero eso no significa que uno deba "abandonar la búsqueda o la esperanza de la verdad misma". Dewey también estaba insatisfecho con la idea de que el conocimiento era un proceso pasivo, mediante el cual se podía acceder a ciertas verdades claras "allí fuera", mediante un proceso en el que la mente y la imaginación humana no tenían que desempeñar un papel activo. Sus conferencias en Gifford de 1929, La Búsqueda de Certeza, "afirma que el debate en la filosofía había descansado, desde la década de 1630 [la era de Descartes] en una visión demasiado pasiva de la mente humana y en demandas inapropiadas de certeza geométrica". Deploró en la teoría del conocimiento, el efecto de "espectador", "la concepción tradicional, según la cual lo que hay que conocer es algo que existe antes y completamente separado del acto de conocer". 132

Este tema fue retomado por los filósofos alemanes y franceses de la tradición fenomenológica. Es con ellos que las cosas dieron un paso notable, casi imprevisible, y es a ellos a quien me dirijo ahora. La cuestión de hacerlo así no debe ser mal entendida. No es para afirmar que estos filósofos tienen "razón", aunque creo que sí revelan verdades importantes acerca de nosotros mismos y del mundo, conocidas por otras tradiciones, que hasta hace poco estaban perdidas en la filosofía Occidental. La filosofía y el argumento literalmente no tienen fin. Siempre habrá algunos que no estén convencidos de lo que estos filósofos parecen haber visto y tratado de transmitir. No, mi punto es que estos filósofos, ninguno de los cuales pudo haber tenido acceso a lo que sabemos acerca de las diferencias entre los hemisferios, y sin embargo, cada uno se vio obligado, sin saberlo, a deducir la realidad e importancia última del mundo del hemisferio derecho, a pesar de que cada uno partió de premisas y herramientas de la filosofía, con su inclinación natural incorporada hacia el modo de pensar del hemisferio izquierdo.

HUSSERL Y LA IDEA DE LA INTERSUBJETIVIDAD Edmund Husserl nació en Moravia en 1859 y comenzó estudiando matemáticas, física y astronomía, aunque se preocupó cada vez más por la relación entre la psicología y la filosofía. Sus principales trabajos fueron publicados entre principios del siglo XX y la Segunda Guerra Mundial (murió en 1938); al igual que Wittgenstein, su posición filosófica evolucionó dramáticamente, y sus trabajos posteriores abordan los problemas del racionalismo en un mundo parcialmente creado por la conciencia humana. Fue el primero, y quizás el único, verdadero fenomenólogo en el sentido más estricto, capaz de estudiar la conciencia y la experiencia consciente (fenómenos) de manera objetiva, pero no obstante desde una perspectiva en primera persona, en lugar de la tercera persona. Utilizó categorías particulares de experimentos de pensamiento, llamados "reducciones" (nada que ver con el reduccionismo), en un minucioso intento de llegar a las cosas tal como son en sí mismas, con el objetivo de trascender todos los marcos teóricos preconcebidos de la división entre sujeto-objeto. Dado que la fenomenología ha sido la mayor influencia en la filosofía europea en el siglo XX, Husserl, como su fundador, es generalmente considerado como uno de los pensadores más influyentes de nuestra era. Heidegger, Merleau-Ponty, Scheler y muchos otros a menudo se les ha llamado fenomenólogos y Hegel, un siglo antes, ha sido visto como un precursor. Aunque Husserl aportó las bases a la filosofía cartesiana y a la metodología de la ciencia de los fenómenos mentales, se dio cuenta de que esta filosofía y esta metodología no tenían en cuenta la naturaleza de la experiencia. Según Husserl, las raíces de la crisis europea del Modernismo se encuentran en una especie de racionalismo loco y una ceguera a lo trascendental. En su filosofía posterior, Husserl pretendía trascender la aparente dualidad de la subjetividad y la objetividad del realismo e idealismo, ya que había sido una filosofía problemática desde Platón: enfatizaba el papel de la empatía, la capacidad no solo de ponerse en el lugar del otro sino, lo más importante, el sentir lo que sienten los demás, desempeña un papel en la construcción del mundo. Llegó a la conclusión de que había una realidad objetiva, pero que estaba constituida por lo que él llamó intersubjetividad. Esta se produce a través de la experiencia compartida, que es posible para nosotros por nuestra existencia encarnada junto con otros individuos encarnados. Distinguió las dos formas en que conocemos el cuerpo, como un objeto material (korper), junto con otros objetos en el mundo y, en ese sentido, ajenos a nosotros, y la forma en que lo experimentamos como algo no solo vivo, sino en 133

lo que vivimos (Leib), por así decirlo desde dentro. Cuando vemos a otros comprometidos en la acción en el mundo, sentimos que son de carne y hueso, como si compartiéramos con ellos nuestra conciencia de existencia encarnada. En este énfasis en el cuerpo, en la importancia de la empatía y la intersubjetividad (que forma parte de lo que quiero decir con "intermediación"), Husserl está afirmando el papel esencial que desempeña el hemisferio derecho en la constitución del mundo en el que vivimos. Él también enfatiza la importancia del contexto: las cosas solo son lo que son porque se encuentran en el entorno en el que se encuentran y están conectadas con lo que sea que estén conectadas. Esto plantea el espectro de la circularidad epistemológica, ya que la comprensión de cualquier cosa depende de una comprensión de la totalidad; y las herramientas del lenguaje y el análisis lógico nos llevan fuera del contexto, de vuelta al conjunto de conceptos familiares que, si uno es un filósofo, está constantemente tratando de trascender a través del análisis en el lenguaje. Ese fue el propósito de lo que él llamó las reducciones fenomenológicas. Su propio enfoque es lineal, pero se ve obligado a reconocer la incómoda verdad mostrada en las manos de Escher. El mundo surge de un proceso circular que circula y busca sus orígenes, más como una imagen que se enfoca al mismo tiempo, que como una dirección lineal hacia un objetivo: por un proceso del hemisferio derecho, en otras palabras, en lugar del izquierdo. El hecho de que la empatía con los demás fundamenta nuestra experiencia no solo de ellos, sino también de nosotros mismos y del mundo, se ha visto confirmado por la investigación en psicología en los últimos años. Uno podría pensar, a la manera cartesiana, que atribuimos una "interioridad" a los demás sobre la base de que reconocemos primero nuestros propios sentimientos, los vinculamos a expresiones externas, a afirmaciones y acciones que hacemos simultáneamente de esos sentimientos, y luego, cuando vemos esas mismas expresiones en otros, les atribuimos los mismos sentimientos mediante una especie de analogía lógica con nosotros mismos. Pero la psicología del desarrollo muestra que esta es una suposición falsa. La dirección en la que funciona parece no ser desde dentro de nosotros mismos (separados) hacia dentro de (separados) los otros, sino desde la experiencia compartida hasta el desarrollo de nuestra propia interioridad y la de los demás. No necesitamos aprender a hacer el vínculo entre nosotros mismos y los demás, porque aunque individualmente no estamos inicialmente separados, somos intersubjetivos en nuestra conciencia. Como dijo un filósofo de la mente, reflexionando sobre la relevancia de la fenomenología para la neurociencia: Existe una notable convergencia entre estas dos tradiciones, no solo en el tema de la intersubjetividad, sino en prácticamente todas las áreas de investigación dentro de la ciencia cognitiva, como lo han discutido un número creciente de científicos y filósofos. En el caso de la intersubjetividad, gran parte de la convergencia se centra en la comprensión de que la propia conciencia de uno mismo como individuo encarnado en el mundo se basa en la empatía, en la cognición empática de uno con los demás y en la cognición empática de los otros con uno mismo. De nuevo, el proceso es circular (o espiral), en lugar de lineal. El hemisferio izquierdo no está alterado por la empatía: su preocupación es maximizar la ganancia para sí mismo, y su valor de orientación es la utilidad. Como resultado, los filósofos de la tradición angloamericana, más ajenos a los fenomenólogos europeos, han estado desconcertados por el comportamiento altruista. 134

Han tenido que recurrir a formulaciones lógicas complejas que desafían el sentido común y la experiencia, para explicar el comportamiento que obviamente es producto del interés por el otro como si fueran en última instancia egoístas (a pesar del hecho de que en El Dilema del Prisionero, ver más adelante, parece demostrar que la persona racional no debería de hecho, actuar de manera egoísta, otra paradoja que ilumina uno de los puntos "gódelianos" dentro del sistema del hemisferio izquierdo).Naturalmente, hay formas de tener en cuenta lógicamente tales problemas de lógica. Se añaden más y más bucles autorreferenciales, recordando a uno de tantos de los epiciclos sobre epiciclos que fueron añadidos por los astrónomos pre-Keplerianos a las órbitas planetarias con el fin de "salvaguardar el fenómeno". Es como el intento de trazar una curva en tiempo real usando solo líneas rectas: cada vez se agregan más y más, y la curva es cada vez más aproximada, con una complejidad infinita, pero las líneas nunca alcanzan su objetivo y permanecen siempre fuera de la curva – algo que una mano a la ligera podría haber delineado en un solo trazo. O como una compleja construcción de engranajes y ruedas para producir un simulacro de persona viva, en el que siempre hay algo más de lo que carece, aunque esté cerca, incluso exquisitamente, de su objetivo,. El Dilema del Prisionero es un problema que será familiar para muchos lectores, originado en un aspecto del modelo económico y social conocido como Teoría de juegos, que fue presentado por primera vez por Flood y Dresher en 1950. Es así. La policía sospecha de dos personas, A y B, de un delito grave, pero no tienen pruebas suficientes para identificarlos. Arrestan a los sospechosos y los interrogan por separado. A cada uno se le dice que si testifica para procesar al otro, y el otro permanece en silencio, saldrá libre y el otro recibirá la sentencia máxima de 10 años en la cárcel. En el caso en el que ambos permanezcan en silencio, la policía podría imponerlos solo una carga mucho menor, por lo que cada uno se quedaría con seis meses. Si cada uno traicionara al otro, cada uno recibiría una sentencia de dos años. Ninguno de los prisioneros está en posición de saber qué hará el otro prisionero. ¿Cómo deben responder cada uno, guardando silencio o traicionando al otro (desertando)? Sus opciones se resumen a continuación.

B (en silencio)....................................B (deserta) A (en silencio)

A consigue seis meses..............................A obtiene 10 años B consigue seis meses..............................B sale libre

A sale libre............................................. A obtiene 2 años A (deserta)

B obtiene 10 años................................. B obtiene 2 años

La esencia del problema es que el mejor resultado para ambos es que cada uno permanezca en silencio, y que cada uno cumpla sus seis meses (opción superior izquierda).Pero, si cada uno se comporta de manera racional, terminarán por empeorar: cada uno acusará al otro y ambos terminarán cumpliendo dos años (opción de la parte 135

inferior derecha). La razón de esto es clara, A no sabe qué hará B, por lo que sopesa sus opciones. Si B está en silencio, para A, lo mejor es acusarle: saldrá libre, en lugar de cumplir seis meses en la cárcel. Si, por otro lado, le acusa B, A todavía lo tendrá mejor al acusarle, ya que obtendrá dos años en lugar de 10 años. Así que pase lo que pase, es mejor que se acusen. Y, por supuesto, dado que la situación es simétrica, B razonará de manera similar: por lo tanto, están atrapados en la esquina inferior derecha del diagrama, mientras que ambos estarían mejor en la parte superior izquierda. A medida que se repite el juego, se pueden hacer varios intentos de anticipar lo que el otro puede estar pensando, afectando el resultado. Por ejemplo, A puede aprender de la experiencia que ninguno de los dos puede salir de esta trampa a menos que esté preparado para confiar y asumir un riesgo. Para comportarse de manera altruista en la próxima ronda. Si B también lo hace, ambos serán recompensados. Si B no lo hace, A puede decidir no ser un imbécil en la tercera ronda, en lugar de castigar a, A acusale la próxima vez. Incluso si B hace reciprocidad en la segunda ronda, A puede decidir desertar en la tercera ronda, con la expectativa de que B pueda continuar en reciprocidad, para ventaja de A. Obviamente, hay un número infinito de enredos de este tipo que pueden ser resueltos, pero los científicos informáticos y los filósofos los resuelven solo en entornos artificiales. En el mundo real, nos damos cuenta de que, en pocas palabras, no podemos llegar a ningún lado a menos que estemos preparados para asumir un riesgo y estemos preparados para confiar. El cálculo no es útil, y es reemplazado por un hábito de benevolencia en la mayoría de nosotros para quienes la corteza orbitofrontal derecha, la base de la empatía, todavía funciona correctamente. Para los individuos altamente no empáticos, como los psicópatas, en quienes esta parte del cerebro es defectuosa y, por lo tanto, les falta este aspecto del mundo, se dedicarán, como los filósofos, al cálculo. La mayoría de los sujetos en el Dilema del Prisionero prefieren la cooperación mutua sobre la acusación unilateral, aunque el dilema está configurado de modo que aparentemente sea en su propio interés el acusar, independientemente de lo que haga el otro jugador. Parece que no buscamos simplemente maximizar nuestra ventaja material a expensas de otros, y esto no se explica por un razonamiento prudencial "egoísta". El altruismo es una consecuencia necesaria de la empatía: sentimos los sentimientos de los demás, nos involucramos en su ser. Los grandes simios son capaces de empatía y pueden ser altruistas: por ejemplo, Binti Jua, un gorila en el zoológico de Brookfield en Chicago, salvó a un niño que cayó en su recinto. Los perros que han vivido con humanos pueden actuar de maneras que no son impulsados ni por instinto ni por ningún interés personal concebible, y que sería considerado altruista si ocurriera en humanos: no pueden estar haciendo ningún tipo de cálculo. ¿Por qué no deberíamos también nosotros ser capaces de actos de amor? Debemos recordar que en los mamíferos, los mecanismos de vinculación social se basan en el aprendizaje y son ciertamente más arraigados que los mecanismos innatos para el "reconocimiento de parentesco". Podemos aprender a amar a otros animales…. la adquisición de un comportamiento protector deja una huella aparentemente indeleble en la forma de ser de una criatura en el mundo. El altruismo en los seres humanos se extiende más allá de cualquier cosa en el mundo animal, y también más allá de lo que se denomina "altruismo recíproco" en el que nos comportamos "altruistamente" por la expectativa calculada de que el favor sea correspondido. 136

No se trata de que los genes se cuiden a sí mismos, ya sea a expensas del individuo; los seres humanos cooperan con las personas con quienes no tienen una relación genética. También es mucho más que una simple cooperación basada en la importancia de mantener la propia reputación; cooperamos y ayudamos, a los que apenas conocemos, aunque sepamos que nunca volveremos a encontrarlos y que no pueden recompensarnos de ninguna manera. La posibilidad de una futura reciprocidad puede, por supuesto, influir en las decisiones, dónde opera, pero no es fundamental para el fenómeno. Es la mutualidad, no la reciprocidad, el sentimiento de compañerismo, no el cálculo, lo que es tanto el motivo como la recompensa para una cooperación exitosa. Y el resultado, en términos utilitarios, no es el punto importante: lo que importa es el proceso, la relación. A nivel neurológico, sabemos que en situaciones experimentales que se usa el Dilema del Prisionero, los sujetos que logran la cooperación mutua con otro individuo humano muestran actividad en áreas del cerebro asociadas al placer (parte del sistema mesolímbico de dopamina incluyendo el cuerpo estriado y la corteza orbitofrontal); sin embargo, no ocurre igual en una situación en la que logran la apariencia de "cooperación mutua" con una computadora programada en lugar de una persona viva. También es interesante que cuando juegan con un compañero humano, la mayoría de las regiones que se muestran especialmente implicadas en la cooperación son las del lado derecho, mientras que con un compañero-máquina son principalmente del lado izquierdo (la empatía, no es más que una cuestión de ganar). Y en caso de que alguien piense que la empatía necesariamente significa ser blando con los demás, esas regiones del lado derecho incluyen el núcleo caudado derecho, un área que se sabe que está involucrada en el castigo altruista por deserción. MERLEAU-PONTY: LA EMPATÍA Y EL CUERPO La discusión de la empatía me obliga a salir de la secuencia cronológica, y a mirar la filosofía de Maurice MerleauPonty, ya que el papel desempeñado por la empatía y el cuerpo en la construcción de la realidad es fundamental para su pensamiento. Nació en 1908, y sus obras principales se publicaron en francés entre los años de la guerra y la década de 1960, con traducciones al inglés de diez a veinte años después en la mayoría de los casos: sería difícil exagerar su influencia en la filosofía, la psicología y la crítica del arte desde la segunda mitad del siglo XX en adelante. Fue uno de los muchos pensadores que fueron influenciados por la filosofía de Husserl de la intersubjetividad. Merleau-Ponty escribió sobre la reciprocidad de la comunicación que "es como si las intenciones de la otra persona habitaran mi cuerpo y yo el suyo". El concepto de lo que podríamos llamar el "cuerpo vivido", el sentido del cuerpo no como algo que vivimos dentro, ni siquiera como una extensión de nosotros mismos, sino como un aspecto de nuestra existencia que es fundamental para nuestro ser, podría verse como el fundamento último de la filosofía de Merleau-Ponty. Recapituló la opinión de Henri Bergson de que la propia experiencia del ser humano está incrustada en el mundo, con el cuerpo como mediador, y sostuvo que el cuerpo humano es el medio por el cual la conciencia y el mundo están profundamente interrelacionados y comprometidos uno con el otro. Para Merleau-Ponty, el "objeto" de la percepción no puede verse de forma aislada, porque en realidad está incrustado en un contexto, el nexo de relaciones entre las cosas existentes que le dan sentido dentro del mundo. Por lo tanto, ningún objeto existe independientemente de los demás, sino que refleja una parte de cualquier otra cosa con la que coexista y, a su vez, se refleja de manera similar. 137

Esto se relaciona con un sentido de intrínseca incompletitud de la perspectiva disponible en cualquier entidad dada en un momento dado. Tales revelaciones parciales " asunciones” o Abschattungen (un término de Husserl, a menudo, inútilmente traducido como “seguimientos”), son una parte necesaria de la verdadera experiencia de cualquier cosa existente, que en última instancia existe en la totalidad de los puntos de vista posibles. Tales visiones parciales no socavan, sino que tienden a confirmar, la existencia real de tal cosa; solo la representación de un ideal teórico podía pretender que estaba completo, Merleau-Ponty enfatizó específicamente la importancia de la profundidad como base para tal experiencia en el mundo vivido, contrastando los diferentes aspectos, o Abschattungen, de un todo, que se revelan en un objeto que tiene profundidad, con las partes que son todo lo que a uno le queda cuando el objeto carece de profundidad. El hecho de que las relaciones entre "el sujeto y su cuerpo", y a su vez entre el cuerpo y el mundo, constituyen el foco de atención de las preocupaciones filosóficas de Merleau-Ponty, están respaldadas por el hemisferio derecho siendo un conocimiento potencialmente disponible para cualquier persona que cuida a pacientes con ictus. Se vuelve obvio cuando algo va mal en el funcionamiento del hemisferio derecho. Esto fue remarcado hace casi 50 años en un artículo ahora clásico sobre las apraxias, síndromes neurológicos en los que existe una incapacidad para realizar una acción, a pesar de que no existe un deterioro de la función sensorial o motora. De estas condiciones, Hécaen y sus colegas escribieron: "Es realmente sorprendente que las apraxias que expresan un deterioro de las relaciones entre el sujeto y su cuerpo o entre el cuerpo y el espacio circundante se encuentren en relación con lesiones del hemisferio menor [es decir, el derecho]". De todos modos, cuando el problema es cómo usar un objeto, al menos si el uso es sencillo, la lesión suele estar en el hemisferio izquierdo; pero cuando no se trata de un uso sencillo, el hemisferio derecho tiende a estar implicado. Las apraxias estructurales, que dependen de la pérdida del sentido del conjunto, son las más comunes y las más graves de las lesiones del lado derecho. Para Merleau-Ponty, la verdad se obtiene a través del compromiso con el mundo, no a través de una mayor abstracción de él; Lo general se encuentra a través de lo particular, en lugar de a pesar, lo particular; y el infinito a través de lo finito, más que a pesar de lo finito. En relación con el arte, el punto de vista de Merleau-Ponty, que concuerda con la experiencia, era que el artista no reflejaba simplemente lo que estaba allí de todas formas, aunque de una manera novedosa, sino que "trae a la realidad una verdad" sobre el mundo que no estaba allí antes, quizás el mejor ejemplo del ser universal manifestado a través de lo particular. Es el arraigo de nuestro pensamiento y lenguaje en el cuerpo que compartimos con los demás lo que significa que, a pesar de que toda verdad es relativa, esto de ninguna manera socava la posibilidad de una verdad compartida. Es la "conciencia primaria" del hemisferio derecho, unida a la conciencia preconsciente del mundo del cuerpo, la que relaciona nuestra experiencia visceral y emocional con lo que sabemos sobre el mundo. Esta posición ha sido corroborada más recientemente por Lakoff y Johnson, donde una vez más el cuerpo es el mediador crucial: La mente no está simplemente encarnada, sino que está encarnada de tal manera que nuestros sistemas conceptuales se basan en gran medida en los elementos comunes de nuestros cuerpos y entornos en los que vivimos. El resultado es que gran parte del sistema conceptual de una persona es universal o generalizado en todos los idiomas y las culturas. 138

Nuestros sistemas conceptuales no son totalmente relativos y no son simplemente una cuestión de contingencia histórica, aunque existe cierto grado de relatividad conceptual y aunque la contingencia histórica sí importa mucho...la verdad está mediada por la comprensión y la imaginación encarnadas. Eso no significa que la verdad sea puramente subjetiva o que no haya una verdad estable. Más bien, nuestra encarnación común permite verdades comunes y estables. El papel fundamental en la experiencia desempeñada por la empatía, la primacía para Merleau-Ponty de la experiencia sobre el pensamiento conceptual (uno de sus ensayos se titula "La primacía de la percepción y sus consecuencias filosóficas"), su insistencia en el contexto y en el papel fundamental desempeñado por el yo físicamente instanciado en el "cuerpo vivido" como el requisito previo para estar en el mundo, el cuerpo vivo como el medio de la experiencia intersubjetiva, la consecuente importancia de la profundidad, que es la condición necesaria para la existencia encarnada, su énfasis en cuanto a la obra de arte como algo completamente nuevo, no solo una redistribución de lo que ya existe, son todas, en mi opinión, expresiones de una postura o disposición hacia el mundo del hemisferio derecho. HEIDEGGER Y LA NATURALEZA DEL SER Sin embargo, fue con la filosofía de Martin Heidegger que esta visión del mundo alcanzó su expresión más completa. Aquí tenemos que retroceder unos años. Nacido en 1889 en el sur de Alemania, estaba destinado al sacerdocio, y sus primeros trabajos fueron sobre Aristóteles y Duns Escoto; pero comenzó a darse cuenta de que nuestro trato del ser, como si fuera solo un atributo de las cosas como otros atributos, o peor aún, una cosa junto con otras cosas, conducía a un malentendido del mundo y de nosotros mismos. Su gran obra El ser y el tiempo se publicó en 1927 y su importancia se reconoció de inmediato. Debido a que nuestro uso de un término como "ser" nos hace sentir que entendemos lo que es el ser, se nos oculta la sensación de asombro radical que tendríamos si pudiéramos entenderlo realmente, y subvierte nuestros intentos de entenderlo. Me recuerda la percepción de Cantor de que tratar el infinito como otro tipo de número nos impide comprender su naturaleza y, por lo tanto, la naturaleza del mundo. Pero así como eso no significa que debamos abandonar las matemáticas, la percepción de Heidegger no indica que debemos abandonar el lenguaje. Simplemente significa que tenemos que estar constantemente atentos para socavar el intento del lenguaje de debilitar nuestra comprensión. Si bien Heidegger tiene fervientes admiradores, igualmente tiene fervientes detractores, no hay duda de su importancia, a pesar de la dificultad de sus escritos, en todos los aspectos del pensamiento moderno: su influencia en las humanidades ha sido profunda. Todo el impulso de Heidegger está lejos de la luz clara del análisis, y esto ha llevado a malentendidos. Si bien algunos lo han admirado como sabio filósofo-maestro, otros lo han criticado como un ofuscador. Aquellos interesados en derribar los límites del mundo del sentido común lo han adoptado como patrón. Creo que este intento, de lo que Julian Young llama "los anarco-existencialistas "para quienes toda interpretación de la realidad es una estructura de poder opresiva", de anexar a Heidegger a su causa representa una farsa, una inversión casi total de lo que él defendió. Para Heidegger, el hecho de que nuestra aprehensión de lo que es, participe en el proceso de que esa cosa se convierta en lo que es, y que, por lo tanto, no haya una verdad única

139

sobre nada de lo que existe, no significa que ninguna versión de una cosa sea válida o que todas las versiones son igualmente válidas. Como dice Eric Matthews, hablando de las reflexiones de Merleau-Ponty sobre la obra de arte: Debido a que el vehículo de la obra no es el de un lenguaje de referencia convencional, sea cual sea el significado que tenga, no será expresable en ningún otro término que no sea los de la propia obra en sí. No es un significado arbitrario: debido a que no podemos darle una traducción “correcta” a algún otro medio, y no se sigue de eso que podamos darle a la obra un significado que nos interese. Y eso no va solo por las obras de arte. Las cosas no son lo que tratamos de hacer con ellas. Hay algo que existe aparte de nuestras propias mentes, y nuestro intento de aprehender lo que es, debe ser fiel a lo que sea que es y al mismo tiempo fiel a nosotros mismos al hacer esa aprehensión. Ninguna verdad única no significa ninguna verdad. Hablar de la verdad suena demasiado grande, demasiado lleno de la promesa de certeza, y con razón sospechamos de ello. Pero la verdad no se irá tan fácilmente. La afirmación de que "no hay tal cosa como la verdad" es en sí misma una afirmación sobre la verdad, e implica que es más cierta que su opuesta, la afirmación de que "la verdad existe". Si no tuviéramos un concepto de verdad, no podríamos decir nada en absoluto, e incluso sería inútil actuar. No tendría ningún propósito, por ejemplo, buscar el consejo de un médico, ya que no tendría ningún sentido tener su opinión, y no habría base para su opinión de que un tratamiento es mejor que otro, ninguno de nosotros vive realmente como si no hubiera verdad. Nuestro problema es más bien con la noción de una verdad única e inmutable. La palabra "verdadero" sugiere una relación entre las cosas: ser fiel a alguien o a algo, la verdad como lealtad o algo que encaja, como se puede decir que dos superficies son "verdaderas". Está relacionado con la "confianza", y es fundamentalmente una cuestión de lo que uno cree que es la causa. La palabra latina verum (verdadero) es afín a una palabra sánscrita que significa elegir o creer: la opción que uno elige, la situación en la que uno confía. Tal situación no es un absoluto, nos señala no solo acerca de lo elegido, sino también del que elige. No puede ser cierto: implica un acto de fe e implica ser fiel a las intuiciones de uno. Para Heidegger, el Ser (Sein) está oculto, y las cosas como realmente son (das Seiende) pueden estar "no ocultas" solo por una cierta disposición de atención paciente hacia el mundo, enfáticamente al no anexarlo, explotarlo o escudriñarlo para significados agradables, en un espíritu del "todo vale". Heidegger relacionó la verdad con el concepto griego de aletheia, literalmente "inconcebible". En este concepto, una serie de facetas de la verdad son evidentes en sí mismas. En primer lugar, sugiere un algo que preexiste en nuestros intentos de "des-cubrirlo". Es por tanto, una entidad definida en negativo, por lo que no es; en oposición a otra cosa (no-oculta). Se trata de un proceso, un llegar al ser de algo; y ese proceso también es, de manera importante, parte de la verdad. Es un acto, un viaje, no una cosa. Tiene grados. Y se halla eliminando cosas, en lugar de agrupándolas. Esta idea de la verdad-como-oculta contrasta con la idea de la verdad-como-exactitud, que es estática, inmutable. La verdad como algo oculto es un progreso hacia algo: el algo está a la vista, pero nunca se ve completamente; mientras que la verdad como exactitud se da como una cosa en sí misma, que en principio puede ser plenamente conocida. Para Heidegger, la verdad era un desvelamiento, pero también un ocultamiento, ya que abrir un horizonte implica inevitablemente el cierre de otros. No hay un único punto de vista privilegiado desde el que se puedan ver todos los aspectos. 140

Puede ser cierto que, citando a Patricia Churchland, "es razonable identificar el azul de un objeto como su disposición para dispersar...las ondas electromagnéticas aproximadamente a 0.46n". Eso es, supongo, una especie de verdad sobre el color azul. Esa es una forma en que el azul se revela a sí mismo. Aunque la mayoría de nosotros pensaríamos que se olvida de bastantes cosas. También hay otras verdades muy importantes sobre el color azul que experimentamos, por ejemplo, cuando vemos un lienzo de Ingres, o de Yves Klein, o vemos el cielo, o el mar, que está encerrado en ellos. Es, en este sentido, como ver la imagen gestáltica del conejo-pato: solo podemos tener una "toma" a la vez. Vemos las cosas viéndolas como algo. En este sentido, creamos el mundo prestando atención de una manera particular. Pero hay una razón más importante por la cual la verdad tiene que estar velada. Todo lo que pretende ser la verdad es, según Heidegger, inevitablemente una aproximación y las cosas verdaderas, las cosas que realmente son, en lugar de ser como las podemos aprehender, son en sí mismas inefables, inaprensibles. Por lo tanto, verlo claramente es ver algo, en el mejor de los casos, indistinto de la visión, excepto que verlos claramente no sería realmente verlos. Tener la impresión de que uno ve las cosas como realmente son, no es permitir que esté "presente" ante nosotros, sino sustituirla por algo más cómodo, familiar y comprensible: lo que yo llamaría una re-presentación del hemisferio izquierdo. El marinero inexperto ve un témpano de hielo; el experimentado ve un iceberg y se asombra. El concepto de lo oculto de Heidegger no implica una especie de elevación de las manos al cielo ante lo incomprensible. Todo lo contrario, como lo demuestra el trabajo de su vida. La ocultación no significa, en las artes, estar más allá de un enfoque, ni invita a un todo vale; en cambio, sugiere que lo que se entiende desde el hemisferio derecho probablemente no sea comprendido por el izquierdo. El dicho un tanto gnómico de Heidegger ("en la oscuridad reside la ocultación y la salvaguardia") atrae la atención sobre la simultaneidad de la ocultación y el resplandor de la verdad en las obras de arte. El significado está presente en su totalidad en la obra de arte: no puede ser extraído o empujado a la luz del día, pero se proyecta perfectamente allí donde está. Uno podría comparar a Wittgenstein: "La obra de arte no pretende transmitir otra cosa, solo ser ella misma". La postura, o disposición, que debemos adoptar, según Heidegger, es la de "esperar" algo, en lugar de simplemente "esperar para" algo; una actitud paciente y respetuosa hacia la revelación de algo, en la que necesitamos tener una idea de lo va a ser. George Steiner lo compara con "eso" que se inclina hacia "el espíritu, el intelecto y el oído" y que se puede ver en la Anunciación de Fra Angélico en San Marcos. Una pasividad muy activa, en otras palabras. Hay un proceso de receptividad entre el hombre (Dasein, literalmente "estar allí", o quizás "el ser que está en el mundo") y el Ser, que está bien descrito de nuevo por Steiner: Una co-respondencia no es "una respuesta para ', sino una "respuesta a ", una "correspondencia con", una reciprocidad dinámica y un emparejamiento como el que ocurre cuando los engranajes, ambos en movimiento rápido, se combinan. La pregunta sobre la naturaleza de la filosofía no requiere una respuesta en el sentido de una definición o formulación de un libro de texto, ya sea platónica, cartesiana o lockeiana, sino un equivalente, una respuesta, un eco vital, una "re-sonancia" en el sentido litúrgico del compromiso participativo...Para Descartes, la verdad está determinada y validada por la certeza. La certeza, a su vez, se encuentra en el ego. 141

El yo se convierte en el centro de la realidad y se relaciona con el mundo fuera de sí mismo de una manera exploratoria, necesariamente explotadora .Como conocedor y usuario, el ego es depredador. Para Heidegger, por el contrario, la persona humana y la autoconciencia no son el centro, son los evaluadores de la existencia. El hombre es solo un oyente privilegiado y el que responde a la existencia. La relación vital con la otredad no es, como para el racionalismo cartesiano y positivista, una relación de "captación" y uso pragmático. Es una relación de audición. Estamos tratando de 'escuchar la voz del Ser ". Es, o debería ser, una relación de extrema responsabilidad, custodia, respuesta hacia y para. El contraste aquí se dibuja entre, por un lado, el ego aislado, que se encuentra en una relación de explotación alienada y depredadora con el mundo que lo rodea, saltando misteriosamente de sujeto a objeto y viceversa, retirándose con su botín al gabinete de su conciencia, donde exige certeza de conocimiento; y, por otro lado, un yo que está atraído e indisolublemente vinculado al mundo en una relación, no solo de naturaleza metafísica, sino de "ser-con" y en el interior, una relación de cuidado (Sorge) y preocupación, sugiriendo la participación de todo el ser experiencial, no solo los procesos de cognición, este contraste evoca, a mi modo de ver, algunas de las diferencias esenciales entre los mundos que los dos hemisferios nos proporcionan. Pero eso no es todo. Dado que Dasein es "estar ahí" en el mundo, - el mundo literal, real, concreto y cotidiano-, ser un humano es estar inmerso en la tierra y en la cotidiana solidez del mundo. El hemisferio derecho se ocupa de lo familiar, no en el sentido de la rutina inauténtica, sino en el sentido de las cosas que forman parte de "mi" mundo cotidiano, familia, el hogar, las personas que me importan. No es ajeno a las cosas materiales, sino que, todo lo contrario, atiende a las cosas individuales en toda su particularidad concreta. Esta es exactamente la "sensibilidad personal a la sustancia y al fruto de la existencia física, a la "coseidad" y a la obstinada esencia de las cosas, ya se trate de la presencia de una roca, de un árbol o de la presencia humana" que se encuentra en Heidegger. De nuevo, esta existencia radica en el cuerpo y en los sentidos. No habitamos el cuerpo como una pieza cartesiana extraterrestre de una máquina mágica, sino que lo vivimos, una distinción entre el entendimiento del cuerpo del hemisferio izquierdo y el del derecho. Al tratar de transmitir la "otredad" de un objeto particular, su mera existencia o esencia previa antes de cualquier acto de cognición por el cual sea parcialmente aprehendido, Heidegger habla del hecho primordial de que su existencia se nos hace presente en el mismo olor, que se comunica más inmediatamente de esta manera que por cualquier descripción o examen. Los sentidos son cruciales para la "presencia" del ser, "para nuestra aprehensión del ser en las cosas algo que ninguna disección analítica o relato verbal puede aislar". El tiempo es responsable de la individualidad del Dasein, y es la condición bajo la cual están las cosas existentes. En El ser y el tiempo, Heidegger insiste en que no vivimos en el tiempo, como si se tratara de un flujo independiente, abstracto, ajeno a nuestro ser, sino que vivir en el tiempo,- al igual que estar en el mundo- no es lo mismo que estar como canicas en una caja. Vivimos el tiempo en lugar de simplemente concebirlo, y de la misma manera vivimos el cuerpo en lugar de simplemente derivar información sensorial a través de él. A través de la experiencia del tiempo, el Dasein se convierte en un "ser hacia la muerte": sin la muerte, la existencia no tendría ningún sentido, carecería del poder que nos atrae unos a otros y al mundo. Para Heidegger, el "nadir de la temporalidad inauténtica " es el tiempo como una secuencia de instantes (el modo del hemisferio izquierdo), que se opone al tiempo vivido de Dasein, y a lo que le da sentido. 142

La vida cotidiana fue un concepto importante para Heidegger: y nuevamente tiene dos significados, las distinciones de Heidegger una vez más ilustran las diferencias hemisféricas, a medida que las diferencias hemisféricas clarifican el significado de Heidegger. Para tomar un famoso ejemplo de él, el martillo que utilizo encuentra su lugar de manera natural en el contexto de la acción para la cual lo uso, y se convierte casi en una extensión de mí mismo, de modo que no hay conciencia o atención focal (hemisferio izquierdo) sobre ello. Se repliega en su contexto, -el mundo vivido por mi, mi brazo, la acción del martillar y el mundo alrededor del cual esto ocurre (hemisferio derecho); en términos de Heidegger es zuhanden, ("listo para usar"). En contraste, se destaca, y se convierte en términos de Heidegger en vorhanden ("presente en la mano"), solo cuando algo sale mal y se interrumpe este flujo, entonces llama mi atención como objeto de inspección (hemisferio izquierdo), y se comienza a volver ajeno. Pero la situación es más compleja y viva (hemisferio derecho) que lo que muestra este esquema analítico (hemisferio izquierdo). Las cosas no terminan "archivadas" (hemisferio izquierdo) o, "situadas " (hemisferio derecho) en uno u otro hemisferio, sino que se mueven constantemente de un hemisferio al otro o, para decirlo con más precisión, algunos aspectos de ellas pertenecen a un hemisferio y otros al otro, y estos aspectos avanzan y retroceden continuamente en un proceso dinámico. La empresa de la vida suscita aspectos de las cosas en cualquier hemisferio. La rutina de la vida cotidiana, en la que las cosas tienen su lugar y su orden familiar (hemisferio derecho), pueden embotar las cosas en lo que Heidegger denomina, inautenticidad (hemisferio izquierdo), a través del peso mismo de la familiaridad, y en mis términos, la re-presentación del hemisferio izquierdo viene a tomar el lugar de la cosa en sí misma (en general, la idea del martillo reemplaza a la cosa tal como se experimenta). Sin embargo, la misma alienación inherente a la experiencia de su repentina Vorhandenheit , (presencia) cuando el martillo se convierte en el foco de mi atención, permite la posibilidad de redescubrir la autenticidad que se había perdido, porque el desapego nos permite volver a verlo como algo existente, algo notable casi con un sentido de maravilla (en el que, para Heidegger, como para muchos otros filósofos, comienza toda la filosofía). A medida que las cosas se vuelven opacas e inauténticas, se conceptualizan en lugar de experimentarse; son sacadas de su contexto de vida, un poco como arrancar el corazón de un cuerpo vivo. Heidegger llamó a este proceso de Gestell, enmarcando un término que sugiere el distanciamiento de ver las cosas como si fuera a través de una ventana (como en una famosa imagen de Descartes), o como si fueran re-presentadas en una imagen, hoy en día, enmarcado en el televisor o en la pantalla de la computadora. Inherente a ello esta la noción de un conjunto arbitrariamente abrupto de relaciones potenciales, con el contexto, que en última instancia significa con la totalidad del Ser, todo lo que es, – perfectamente cortado en los bordes del marco. Porque la realidad está infinitamente ramificada e interconectada, debido a que su naturaleza es esconderse, y alejarse del enfoque del análisis lógico, el lenguaje es un medio constantemente limitante, potencialmente desorientador y distorsionador. Sin embargo, Heidegger es un filósofo necesario. En su tendencia a la linealidad, se resiste a la reticulada red del pensamiento de Heidegger, y su escritura, propugna imágenes y metáforas de caminos sinuosos e indirectos, como el Holzwege, el Feldweg, el Wegmarken, etc, sugiriendo el camino a través de bosques y campos. Es interesante que la filosofía de Descartes estaba a medio cocer, mientras dormía en un horno bávaro, las metáforas de la estasis y del auto-encerramiento que revelan que, la filosofía y el cuerpo son uno solo, la naturaleza

143

de la filosofía; mientras que Heidegger era, según Steiner, "un caminante infatigable en lugares sin luz": solvitur ambulando. La verdad es un proceso, no un objeto. Desde el punto de vista analítico, como dice Steiner, uno tiene que intentar constantemente "saltar 'fuera' y más allá de la propia sombra del hablante ".Uno nunca debe perder de vista la naturaleza interconectada de las cosas, de modo que el proyecto de Heidegger en esto, también, se opuso a Descartes, quien se limitó a ver los objetos individualmente: "si uno trata de mirar muchos objetos de una sola mirada, no ve ninguno de ellos claramente". Heidegger se inclinó naturalmente hacia la metáfora, en la que más de una cosa es mantenida de manera implícita (oculta) ante la mente, ya que valoraba, inusualmente para un filósofo, la ambigüedad del lenguaje poético. Lamentó la terrible univocidad, literalmente el "significado único", o explicitud, a la que tendemos en esta era informática: ambos Wittgenstein y Heidegger, según Richard Rorty, "terminaron tratando de encontrar términos honorables en los que la filosofía podría rendirse a la poesía". El trabajo de Wittgenstein se volvió cada vez más apótegmatico: repetidamente luchaba contra la idea de que la filosofía no era posible fuera de la poesía. Y Heidegger finalmente se encontró, en sus últimos trabajos, recurriendo a la poesía para transmitir la complejidad y profundidad de su significado. Vio el lenguaje como parte integral de todo lo que muestra, al igual que el cuerpo como Dasein, no como un mero contenedor para el pensamiento: "Las palabras y el lenguaje no son envoltorios en los que las cosas se empaquetan para el comercio de quienes escriben y hablan". También es inherente a la forma en que Heidegger habla sobre el lenguaje, la comprensión de que nuestra relación con el lenguaje, como la relación que tenemos con el mundo que se imagina, no una cuestión de voluntad, de doblar palabras como si fueran cosas para nuestra utilidad, no de una manipulación y dirección (como lo tiene el hemisferio izquierdo). Es el lenguaje que habla en nosotros, dice, no nosotros que lo hablamos. La idea, a primera vista paradójica [una vez más, Heidegger se esfuerza hasta el límite de lo que puede decir el lenguaje), incorpora la noción de que el lenguaje nos conecta con la sabiduría que necesitamos a través del discurso filosófico doloroso o, como él cada vez más creía, a través de la poesía, para permitir que nos hablemos a nosotros; debemos escuchar lo que surge de nuestro lenguaje, en lugar de hablar a través de él, que es imponerle ideas. Debemos permitir que el hemisferio derecho "silencioso" hable, con su entendimiento que es difícil de poner en el lenguaje ordinario de todos los días, ya que el lenguaje cotidiano ya nos lleva directamente a la forma particular de estar en el mundo – la del hemisferio izquierdo- que estamos tratando de eludir. Cuando vamos hacia algo en un esfuerzo por aprehenderlo, parece que Heidegger está diciendo, que no somos ingenuamente los motores primarios. Para que podamos entender cualquier cosa, debemos estar en posesión de suficiente comprensión para poder acercarnos a ella, y de hecho, sí, ya lo hemos comprendido en algún sentido antes de que podamos "entenderlo". Llegamos a la posición (que es tan familiar a partir de la experiencia) de que no podemos alcanzar un entendimiento captándolo nosotros mismos. Ya tiene que estar en nosotros, y la tarea es despertarlo, o quizás desplegarlo, traerlo a la existencia dentro de nosotros. Del mismo modo, nunca podemos hacer que otros entiendan algo a menos que ellos, en algún nivel, ya lo entiendan. No podemos darles nuestra comprensión, solo despertar su propia comprensión latente. Este es también el significado del oscuro dicho de que las ideas nos llegan a nosotros, no nosotros a ellas. 144

Nuestro papel en la comprensión es el de una pasividad abierta, en cierto sentido, activa: "en el insight (Einblick) (atisbo), los hombres son los que se descubren". La idea también es familiar en Merleau-Ponty: "es el ser que habla dentro de nosotros, y no nosotros que hablamos al ser", y otra vez, "no somos nosotros los que percibimos, es eso que se percibe a sí mismo". La idea de que la mente consciente es pasiva en relación a lo que le llega a través del hemisferio, y de lo que sea que existe más allá, también lo expresa Jung: "Todos saben hoy en día que las personas "tienen complejos". Lo que no es tan conocido, aunque en teoría es mucho más importante, es que los complejos pueden poseernos a nosotros". La filosofía y el discurso filosófico son solo una forma de entender el mundo. La mayoría de las personas que instintivamente ven el mundo en términos heideggerianos no se convierten en filósofos: los filósofos son autoseleccionados como aquellos que sienten que pueden dar cuenta de la realidad, o al menos cuestionarla con sensatez, en los mismos términos que tendrían que ser trascendidos si hacemos justicia a la realidad del hemisferio derecho. Hay excepciones notables, Schopenhauer es uno de ellos. Como Heidegger y Wittgenstein que llegaron a un acuerdo con la poesía, Schopenhauer creía en la mediación del arte en general, en particular de la música, que podía revelar más directamente la naturaleza de la realidad que la filosofía. También creía en la importancia de la compasión y la iluminación religiosa para hacerlo. Interesantemente, desde nuestro punto de vista, dijo que "el asombro filosófico está, por lo tanto, en el fondo perplejo y melancólico; la filosofía, como la obertura del Don Juan [Don Giovanni de Mozart], comienza con un acorde menor". Desde la perspectiva de las asociaciones de melancolía, música, empatía y sentimiento religioso con el hemisferio derecho, la observación adquiere un nuevo significado, porque creo que, a pesar de las apariencias, la filosofía comienza y termina en el hemisferio derecho, aunque tenga que viajar a través del hemisferio izquierdo en su camino. También es cierto que Heidegger, aunque hace todo lo posible por usar el lenguaje para socavar el lenguaje, persiste en conceder un papel primordial al lenguaje en el Ser. A menudo se pregunta, ¿por qué no la música? Tal vez la respuesta sea personal: ya que si no hubiera pensado en un lenguaje de importancia primordial, y se hubiera basado instintivamente más en el lenguaje que en la música o las artes visuales, como su medio, no habría sido un filósofo. A pesar de todo, a partir de los modos de funcionamiento del hemisferio izquierdo (lenguaje, abstracción, análisis), Heidegger se mantuvo fiel a lo que percibía que estaba constantemente oculto por la visión del hemisferio izquierdo; y, no dejó que fuese barrido, sino que con extraordinaria paciencia, persistencia y sutileza, le permitió hablar por sí mismo, a pesar del compromiso con el lenguaje, la abstracción y el análisis, y así logró trascenderlos. Es este logro extraordinario el que le hace, a mi modo de ver, una figura heroica como filósofo, a pesar de todo lo que podría ser, y ha sido, dicho en contra por la ambivalencia de su papel público en la Alemania de los años treinta. Partiendo de una tradición filosófica muy diferente y trabajando por una ruta diferente, el último Wittgenstein llegó a muchas de las mismas conclusiones que Heidegger. No puede haber duda de la escrupulosidad de la lucha de Wittgenstein con la naturaleza de la realidad. Sin embargo, al igual que Heidegger, descubrió que el proceso filosófico tenía que trabajar en contra de sí mismo y se veía a sí mismo como un factor que paralizaba la filosofía. "Si mi nombre sobrevive", escribió, "entonces será solo como el final ad quem de la gran filosofía de Occidente. Como el nombre que quemó la biblioteca de Alejandría". 145

Al igual que Heidegger, Wittgenstein también enfatizó la primacía del contexto sobre las reglas y construcción de sistemas, de la práctica sobre la teoría: "Lo que uno adquiere aquí no es una técnica; aprende los juicios correctos. También hay reglas, pero no forman un sistema, y solo las personas con experiencia pueden aplicarlas correctamente. A diferencia de las reglas de cálculo". Enfatizó que no son las mentes que piensan y sienten, sino los seres humanos. Al igual que Heidegger, comprendió que la verdad puede ocultar o engañar tanto como revelar. El erudito de Wittgenstein, Peter Hacker, escribe: Cada fuente de verdad es también inevitablemente una fuente de falsedad, desde la cual sus propios cánones de razonamiento y confirmación intentan protegerla. Pero también puede convertirse en una fuente de confusión conceptual y, en consecuencia, de formas de creación de mitos intelectuales, contra las cuales estamos típicamente impotentes. El cientificismo, la extensión ilícita de los métodos y categorías de la ciencia más allá de su dominio legítimo, es una de esas formas, la concepción de la unidad de las ciencias, la homogeneidad metodológica de las ciencias naturales y de los estudios humanísticos es uno de esos mitos. La tarea de la filosofía es defendernos contra tales ilusiones de la razón. Wittgenstein se mostró escéptico con respecto al método científico por dos razones principales: su tendencia a "reducir" y la claridad engañosa de sus modelos. Se refirió a la "preocupación por el método de la ciencia…. reduciendo la explicación de los fenómenos naturales al menor número posible de leyes naturales primitivas". Aunque "tengamos la tentación irresistible de hacer y responder preguntas de la forma en que lo hace la ciencia…. nunca puede ser nuestro trabajo reducir nada a nada". (Cf. Joseph Needham: "nada puede reducirse a ninguna cosa".) Uno de sus dichos favoritos era "Todo es lo que es y no otra cosa", una expresión del apasionado compromiso del hemisferio derecho con la esencia de cada cosa individual a través de la cual nos acercamos a lo universal, y su resistencia al reduccionismo inevitable del sistema de construcción del hemisferio izquierdo. A pesar de su respeto por la honorable empresa de la búsqueda de claridad, Wittgenstein desconfiaba de la falsa claridad que aporta el pensamiento científico y, a veces, al mero asunto de la formulación en el lenguaje. Me referí antes que la contribución particular del lenguaje al pensamiento es darle claridad y solidez: como lo vio su discípulo Friedrich Waismann, al hablar de los propios procesos de la mente, como un motivo psicológico, "se espesa, se endurece y toma forma, por así decirlo, solo después de que lo expresamos con palabras". Debemos luchar por la objetividad, y sin embargo, la realidad que pretendemos revelar no es precisa, por lo que la precisión artificial de nuestro lenguaje nos traiciona. Wittgenstein habló despectivamente de la "irritación del intelecto", y del "cosquilleo del intelecto ", al que se oponía el impulso religioso (dijo que no podía evitar "ver todos los problemas desde un punto de vista religioso "). Consideró que los asuntos de la filosofía se oponen a la anestesia de la razón autocomplaciente: "El hombre tiene que despertar para preguntarse, y tal vez también la gente. La ciencia es una forma de hacerlos volver a dormir". Heidegger habría estado conforme. La importancia de Heidegger para el tema de este libro radica no solo en su percepción de que, en última instancia, el mundo viene dado (lo que ahora podemos ver) por el hemisferio derecho. Fue aún más lejos, y parece haber comprendido intuitivamente la evolución de la relación entre los hemisferios, que constituye el tema de la segunda parte de este libro: es decir, que con convulsiones, recortes y tambaleos a veces 146

tumultuosos, ha habido un movimiento implacable hacia la erosión del poder del hemisferio derecho en los últimos siglos en Occidente. El mismo Freud, aunque sabía que la comprensión racional, que él denominó "proceso secundario", nunca podría reemplazar el "proceso primario" del inconsciente, llegó a creer que, en la historia humana, la razón había invadido el instinto y la intuición. Heidegger vio una continuidad fatal entre el lenguaje asertivo, predicativo, definitorio, clasificatorio de la metafísica Occidental y la voluntad de dominar de la tecnología racional sobre la vida, lo que él llama nihilismo. En La Cuestión acerca de la Tecnología y otros Ensayos, escribió que "el evento fundamental de la era moderna es la conquista del mundo como imagen". Consideraba que la investigación científica aportaba cierto tipo de metodología estrecha y descontextualizada de la naturaleza y de la historia, que aislaba y objetivaba su tema y era esencial para el carácter de empresa. Hablando de la visión, y la evolución del concepto griego de theoria, más tarde en latín contemplatio, veía "el impulso, ya preparado en el pensamiento griego, de una mirada que separa y compartimentaliza ", y habla de "un avance invasivo...hacia lo que debe ser captado por el ojo ".Todo recuerda demasiado a Descartes "tratar de ser un espectador en lugar de un actor en todas las comedias que se desarrollan [en el mundo]". Avanzado de su tiempo por considerar los últimos dos siglos, Heidegger vio los desastres del materialismo Occidental como resultado de un "olvido del Ser", y las fuerzas aparentemente opuestas del capitalismo y el comunismo como simples variantes en la tecnicidad y explotación comunes de la naturaleza. Nuestros intentos de forzar la naturaleza de acuerdo con nuestra voluntad son inútiles, pensó, y no muestran comprensión del Ser. Esto puede sonar como un reflejo piadoso, y que no concuerda con la razón. Pero hay un significado aquí que incluso el hemisferio izquierdo puede entender. La dominación y la expoliación masiva de la naturaleza y los recursos naturales, la reducción del mundo a una mercancía, no ha llevado a la felicidad para la cual fue pensada. De acuerdo con Heidegger, lo que en todas partes se exige ahora es una acción dura, instantánea y, cuando sea necesaria, violenta; "La prolongada paciencia que espera el regalo" se ha convertido en una simple debilidad. SCHELER: LA IMPORTANCIA DE LOS VALORES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD También necesito decir algo sobre un colega contemporáneo menos conocido que Heidegger, Max Scheler, que murió joven, y que era la única persona que Heidegger creía que realmente lo entendía. Heidegger llegó tan lejos, como para llamar a Scheler "la fuerza filosófica más poderosa en Alemania hoy en día, en la Europa contemporánea, e incluso en la filosofía contemporánea como tal". Scheler avanzó más que Heidegger en ciertas direcciones filosóficas, particularmente en la exploración del valor y el sentimiento, no como epifenómenos, sino como constitutivos del mundo fenomenológico. Según Scheler, los valores no son en sí mismos sentimientos, aunque nos llegan a través del reino de los sentimientos, así como los colores nos atrapan a través del reino de la vista. Scheler como otros filósofos fenomenológicos enfatizaron la naturaleza interpersonal de la experiencia, particularmente la naturaleza de la emoción, que él creía que trascendía al individuo, y que pertenecía a un reino en el que dichos límites ya no se aplicaban. Según la fenomenología de Scheler en la Naturaleza de la Simpatía, que él respaldó con un examen del desarrollo infantil y lingüístico, y que ha sido corroborado por la investigación después 147

de su muerte en 1928, nuestra primera experiencia del mundo es intersubjetiva y no incluye una conciencia de sí mismo como diferente de los demás. Existe, en cambio, "un flujo inmediato de experiencias, indiferenciadas entre la mía y la tuya, que en realidad contiene nuestras propias experiencias y las de los otros, experiencias entremezcladas y sin distinción entre sí". La opinión de Scheler de que la emoción es irreductible, y desempeña un papel fundamental en la experiencia, se relaciona con lo que se ha llamado la primacía del afecto (trataré esto en el próximo capítulo). En esto, como señala el traductor de Scheler, M. Frings, siguió a Pascal, quien, como matemático que era, afirmó célebremente que el corazón tiene razones de las cuales la razón no sabe nada. Pero, para Scheler, no era solo un afecto, aunque eso era lo principal, sino el amor en sí mismo. Para él, el hombre es esencialmente ens amans, un ser que ama. En el paradigma de Scheler, este poder atractivo (en el sentido literal de la palabra) es tan misterioso y fundamental como el poder atractivo de la gravedad en el universo físico. El valor, para Scheler, es un aspecto pre-cognitivo del mundo existente, que no es puramente subjetivo (es decir, "lo que yo considere que es") ni puramente consensuado (es decir, "lo que sea que estemos de acuerdo"). Afirma que no es algo que derivemos, o juntemos a partir de algún otro tipo de información, como tampoco lo hacemos con un color, o llegamos a una conclusión, haciendo un cálculo. Nos llega por derecho propio, antes de que se realice tal cálculo. Esta posición se relaciona de manera importante con dos temas del hemisferio derecho que ya hemos visto: la importancia del contexto y de la totalidad. Por ejemplo, el mismo acto realizado por dos personas diferentes puede tener un valor completamente diferente, por lo que la moralidad nunca puede ser una cuestión de acciones o consecuencias sacadas de su contexto, ya sea el contexto más amplio o el del mundo mental del individuo involucrado (la debilidad de un sistema judicial demasiado rígidamente codificado). De ahí que juzguemos algunas cosas que, fuera de contexto, se considerarían como debilidades, y que son parte de lo que es valioso o atractivo en el contexto del carácter de una persona en particular; no llegamos a un juicio sobre una persona sumando la totalidad de sus características o actos, sino que juzgamos sus características o actos por el "todo" que sabemos que es esa persona (eso no es negar que puedan acumularse, tantas "partes" incongruentes que uno ya no puede resistir el juicio al que invita, con el resultado de una alteración en la naturaleza del conjunto. Es como hacer mayonesa: agregar demasiado aceite demasiado rápido y la suspensión se rompe.) El valor no es un sabor que se agrega para algún propósito socialmente útil; no es una función o consecuencia de otra cosa, sino un hecho primario. Scheler se refirió a la capacidad de apreciar el valor como Wertnehmung, un concepto que se ha traducido al lenguaje inglés, que es bastante menos complaciente, como "valor-acción". Para él, este valor-acción gobierna el tipo de atención que prestamos a cualquier cosa y por la cual aprendemos más de ello. Nuestro conocimiento del valor de la totalidad gobierna nuestra comprensión de las partes, en lugar de a la inversa. Es, de hecho, una forma de entrar en el círculo de la mano de Escher, con el que comenzó este capítulo. Scheler también sostuvo que los valores forman una jerarquía. Por supuesto, uno puede no estar de acuerdo con él: estos son asuntos de juicio e intuición, en lugar de argumentos, pero lo que me parece significativo es que, sin saber nada acerca de las diferencias hemisféricas, ilustra perfectamente la polaridad de los sistemas de valores de los dos hemisferios. El hemisferio derecho considera que los valores inferiores derivan su poder de los valores superiores a

148

los que sirven; el hemisferio izquierdo es reduccionista, y representa valores más altos en referencia a valores más bajos, sus valores rectores son los del uso y del placer. La jerarquía de Scheler comienza con el nivel más bajo, de lo que él llama valores sensoriales, de los sentidos, ya sea algo agradable o desagradable. Los valores de utilidad (o inutilidad) están en el mismo nivel que los de los sentidos, ya que "nada puede llamarse útil de manera significativa, excepto como un medio para el placer; la utilidad en realidad no tiene ningún valor excepto como un medio para el placer". El siguiente nivel es el de los “valores de la vida", o de vitalidad: lo que es noble o admirable, como el coraje, la valentía, la disposición al sacrificio, la audacia, la magnanimidad, la lealtad, la humildad, etc., o por el contrario, lo que es ruin, como cobardía, pusilanimidad, egoísmo, pequeña mentalidad, traición y arrogancia. Luego viene el reino de los valores espirituales o del intelecto, principalmente justicia, belleza y verdad, con sus opuestos. El reino final es el de lo sagrado, lo santo. Véase la figur4.2.

Hemisferio derecho:

Hemisferio izquierdo:

Valores más bajos

Valores más altos al

Al servicio de los más altos

Santidad

servicio de los más bajos

Valores del intelecto

Valores de vida

Valores de utilidad y placer

Fig.4.2 Pirámide de valores según Scheler. Es relevante para la tesis de este libro que hay cualidades importantes que resultan ser útiles desde el punto de vista instrumental y, por lo tanto, deberían perseguirse por razones utilitarias, pero que hacerlo no tiene sentido, ya que no pueden ser logradas por un esfuerzo de voluntad, y el intento de hacerlo simplemente las aleja . Este es otro punto expresado con gran sutileza y elegancia por el filósofo Jon Elster, en su brillante libro Uvas Amargas: como típico de tales valores, el menciona la sabiduría, humildad, virtud, valor, amor, simpatía, admiración, fe y comprensión. Este es otro punto de la debilidad gódeliana del racionalismo (su libro está subtitulado Estudios de la subversión de la racionalidad).Si se persiguen por su utilidad, desaparecen en la nada. Todos estos valores pertenecen a los niveles más altos de la jerarquía de Scheler. Los valores de utilidad y placenteros, los de rango más bajo, son los únicos a los que se aplican los modos de operación del hemisferio izquierdo, e incluso estos a menudo son contraproducentes (como lo demuestra la paradoja del hedonismo). A medida que las cosas son re-presentadas en el hemisferio izquierdo es su valor de uso lo que sobresale. 149

En el mundo que crea, todo se reduce a la utilidad o se rechaza con considerable vehemencia, una vehemencia que parece nacer de la frustración, y de la afrenta a su "voluntad de poder". Los valores más altos en la jerarquía de Scheler, todos los cuales requieren un compromiso afectivo o moral con el mundo, dependen del hemisferio derecho. Se dice que el significado de las palabras hebreas traducidas como "bien y mal", en el mito del Génesis de Adán y Eva comiendo el fruto del Árbol del Conocimiento del bien y del mal, "significan precisamente lo útil y lo inútil, en otras palabras, lo que es útil para la supervivencia y lo que no lo es". DOS MUNDOS Si el proceso del hemisferio izquierdo, parece chocar constantemente con los límites de su propio método y necesita trascenderlo, esto constituye una evidencia convincente de que la realidad que está tratando de describir es algún Otro. El hecho de que en el siglo XX, los filósofos, al igual que los físicos, llegasen a conclusiones que estaban en desacuerdo con la propia metodología del hemisferio izquierdo y que sugerirían la primacía de un mundo como lo haría el hemisferio derecho, nos dice algo importante. Volviendo del ámbito de la filosofía al uso del lenguaje en la experiencia cotidiana, también podemos ser conscientes de otra realidad, la del hemisferio derecho – a pesar de que la explicitación nos obligue a reconocer solo el mundo del hemisferio izquierdo. Vivimos, en otras palabras, en dos tipos diferentes de mundo. Por lo tanto, debe haber dos significados para la mayoría de las palabras que usamos comúnmente para describir nuestra relación con el mundo. No todo será como "agarrar": voluntariosidad, egoísmo, unidireccionalidad. Viendo el mundo Probablemente la metáfora más importante de nuestra relación con el mundo es la de la vista. "Saber es como ver" es una de las metáforas más consistentes de todas, y existe en todas las lenguas indoeuropeas, lo que sugiere un desarrollo temprano en las lenguas originales indoeuropeas Ursprache (o "lenguaje primitivo"). Está profundamente arraigado en la forma que aprehendemos el mundo. "Yo Veo" significa, "Yo Entiendo". En la era de la videovigilancia universal, donde los teléfonos móviles "capturan" videos, etc., mucha gente imagina que sus ojos son algo así como una lente de una cámara con un dispositivo giratorio en movimiento, tal vez un poco como la cámara de un cineasta. Así como nuestro modelo de pensar y memorizar es el de la computadora, con sus bancos de memoria estáticos. La imagen nos sugiere que elegimos dónde dirigimos nuestra atención; A este respecto, nos consideramos sumamente activos y autodeterminados. En cuanto a las "impresiones" que recibimos, somos como una placa fotográfica, tomando un registro fiel del mundo "de ahí fuera"; y nos enorgullecemos de la objetividad, de ser, supremamente pasivos. El proceso es lineal, unidireccional, adquisitivo, esta es la perspectiva de la visión del hemisferio izquierdo. Pero el modelo de cámara es tan engañoso y restrictivo como el modelo de computadora. Sabemos que no somos tan activos en elegir dónde dirigimos nuestra atención, ni tan pasivos en el proceso de ver, como sugiere este relato. Hay otra historia acerca de la mirada, y es una que está mejor respaldada por la neurociencia. También está más en consonancia con la visión del mundo del hemisferio derecho. Según este punto de vista, ya estamos en una relación con el mundo, que nos ayuda a dirigir nuestra atención; lo que también significa que aportamos algo de nosotros mismos al proceso de crear una "visión" del mundo. 150

¿Somos activos selectivamente? Tomemos primero la idea de que somos selectivamente activos de adónde miramos. Por sí mismo el hemisferio izquierdo está atrapado notablemente por su mirada. Una vez que ve algo, se queda fijo en ello, de una manera que tiene poco que ver con una elección. El mundo entre el que elegiría está, en cualquier caso, proporcionado por la atención más amplia del hemisferio derecho y a menudo lo que atrae nuestra atención viene a nosotros de manera pre-consciente, pasando por alto cualquier acción voluntaria. Por ejemplo, el ojo se queda "atrapado", por palabras sobresalientes o nombres que saltan fuera de la página (palabras que probablemente son invisibles cuando intentamos encontrarlas, y el estrecho haz de atención del hemisferio izquierdo entra en juego). En la practica, el llamado procesamiento "pre-atencional" significa que antes de que podamos tener la oportunidad de leer lo que hay ahí, nos damos cuenta, pre-conscientemente, de todo lo que tiene una carga afectiva particular o demanda nuestra atención. Por lo tanto, claramente no es cierto que prestemos atención a algo de manera consciente antes de que podamos saberlo: solo podemos seleccionar a qué atender cuando sabemos qué es lo que estamos tratando. Primero lo sabemos, luego somos atraídos a atender, para saber más: las manos de Escher de nuevo. El mundo viene a nuestro encuentro y actúa para atraer nuestra mirada. La vitalidad, la vida y el movimiento en sí mismo atraen nuestra mirada. La figura de alguien paseando nos distrae; es difícil no sucumbir incluso a la televisión si se enciende un aparato en cualquier lugar de la habitación, ya que refleja la vida y el movimiento. En una habitación con fuego, nos vemos atraídos a mirarlo; en la era pre-TV, era el foco de atención para una reunión social (foco es simplemente la palabra latina para "hogar"), y funcionaba como lo hace ahora el televisor permitiendo la cercanía sin tener que "enfocarse" demasiado explícitamente uno en el otro. En esto cumplió una función social. Lo difícil de la "adhesividad" del hemisferio izquierdo es que una vez que hemos decidido lo que el mundo nos va a revelar, es poco probable que podamos ver algo más allá. Estamos prisioneros de la expectativa. La nueva experiencia, al ser lo primero "presente" para la mente, compromete el hemisferio derecho y, a medida que la experiencia se vuelve familiar, se "re-presenta" por el hemisferio izquierdo. No solo parece que el hemisferio izquierdo se especializa, como observaron Goldberg y Costa, al tratar con lo que (ya) es familiar, sino que todo lo que trata el hemisferio izquierdo se va a familiarizar muy pronto, porque hay una tendencia a seguir recurriendo a lo que ya sabe. Esto tiene implicaciones para el tipo de conocimiento que puede tener el hemisferio izquierdo. El problema esencial es que la mente solo puede conocer verdaderamente, en el sentido de enfocarlo con nitidez, y "verlo claramente", lo que ella misma ha hecho. Por lo tanto solo sabe, – en el sentido de un cierto conocimiento (wissen), del tipo del conocimiento que permite que una cosa sea fijada y utilizada – lo que ha sido re-presentado (en el hemisferio izquierdo), no lo que está presente como un todo (antes en el hemisferio derecho). En un experimento ahora famoso de Simons y Chabris, se pidió a los sujetos que vieran un video corto que mostraba un partido de baloncesto en un entorno interno relativamente confinado. Se les pidió que contaran cuántas veces un equipo tuvo la posesión de la pelota. Cuando se les preguntó después, la mayoría de los observadores se olvidaron por completo del hecho de que una figura con un traje grotesco de gorila entró en medio del partido, se gira para mirar a la cámara, se golpea el pecho con los puños, baila una danza y camina despreocupadamente, al otro lado de 151

la imagen, algo tan cómicamente evidente en una segunda visión, que una vez que uno sabe qué esperar, es difícil de creer que realmente haya sido pasado por alto. Como ellos y otros han demostrado de forma clara y dramática, vemos, al menos conscientemente, solo a lo que estamos atendiendo de manera enfocada (con el hemisferio izquierdo consciente). Puesto que lo que seleccionamos para atender está guiado por nuestras expectativas de lo que vamos a ver, hay una circularidad involucrada, lo que significa que experimentamos cada vez más solo lo que ya sabemos. Nuestra incapacidad para ver las características aparentemente más obvias del mundo que nos rodea, si no se ajustan a la plantilla con la que estamos trabajando actualmente (parte de lo que Noé y O'Regan han denominado "la gran ilusión"), está tan arraigada que es difícil saber cómo podemos llegar a experimentar algo verdaderamente nuevo. Los neurocognitivistas dicen que podemos re-conocer y, por lo tanto saber, algo solo si ya tenemos el modelo en nuestro cerebro. Eso describe a la perfección los procesos del hemisferio izquierdo: pero significaría que estamos atrapados para siempre en el mundo re-presentado, no ya en lo vivo, del conocimiento del hemisferio izquierdo, siempre re-experimentando lo familiar, el mundo siempre en pasado. Volveríamos a la sala de los espejos. Esto tampoco explica cómo podríamos saber algo en un primer momento: antes de que el modelo entre en nuestro cerebro. Esto es de nuevo las manos de Escher. El hemisferio izquierdo nunca nos ayudará aquí. Como dijo un investigador, el hemisferio izquierdo por si solo, por ejemplo, después de un derrame cerebral en el hemisferio derecho, simplemente "ve lo que espera ver". Necesitamos, como señaló Heráclito, esperar lo inesperado: "el que no espera no encontrará lo inesperado, al no tener pistas de lo inexplorado". En otras palabras, debemos aprender a usar un tipo de visión diferente, estar atentos, no permitir que las opciones del hemisferio derecho se vean excluidas demasiado rápidamente por el enfoque más estrecho del hemisferio izquierdo. Es la tarea del hemisferio derecho llevar al izquierdo más allá, a algo nuevo, algún “Otro” fuera de sí mismo. La comprensión del mundo por el hemisferio izquierdo es esencialmente teórica y se refiere a sí mismo. A este respecto, da validez a la afirmación posmoderna de que el lenguaje es un sistema de signos encerrado en sí mismo, pero solo si, es fruto del hemisferio izquierdo. Por el contrario, para el hemisferio derecho, como dijo Johnson sobre las teorías sobre la literatura, es siempre una llamada abierta a la naturaleza: está abierta a todo lo que es nuevo que proviene de la experiencia, desde lo captado en general. El resultado del impacto de la expectativa sobre la atención es que el hemisferio izquierdo nos ofrece lo que ya sabemos, en lugar de lo que realmente experimentamos. Esto se puede ver en sus habilidades en el dibujo. Incluso dibujará los huesos que sabe que están dentro de la figura humana (los llamados dibujos en "rayos X"), con un escaso conocimiento de las proporciones relativas, las relaciones espaciales y la profundidad. Existe una relación inevitable entre certeza y "re-conocimiento"; la vuelta a algo que es familiar. El conocimiento consciente, el conocimiento que caracteriza a la comprensión del hemisferio izquierdo, depende de que su objeto esté fijado, de lo contrario no lo puede conocer. Por lo tanto, es solo su re-presentación en la conciencia, una vez que se ha hecho presente en la mente inconsciente, lo que nos permite saber algo conscientemente. Existen evidencias neurofisiológicas de que la conciencia consciente va rezagada con respecto a la aprehensión inconsciente en casi medio segundo. 152

Chris Nunn, en un libro reciente sobre la conciencia y el cerebro, escribe que, como consecuencia, "pueden ocurrir fenómenos extraños, como la percepción consciente de que un objeto es de algún tamaño ilusorio, que sin embargo se ajusta inconscientemente, a una comprensión correcta, en relación con su tamaño real". Conocer algo conscientemente, ser consciente de ello, requiere memoria. Escribe: En el nivel más básico, uno no puede mantener la atención en nada, a menos que exista algún forma de memoria de lo que la atención de uno estaba haciendo un momento antes y de lo que es "alguna cosa". La atención [consciente] es, por lo tanto, totalmente dependiente en su misma existencia momento a momento de la memoria intrínseca... Por otra parte, los objetos en los que la atención se centra parecen estar disponibles porque han sido recordados. Ellos son, en cierto sentido, objetos extraídos de la memoria que coinciden con las características del mundo "de ahí fuera". Esta es una expresión neurocognitiva de la verdad fenomenológica, de que lo que sabemos con nuestro hemisferio izquierdo consciente está en el pasado, no está "vivo" sino re-presentado. Y esto nos lleva de regreso a Jung: "Toda cognición es equivalente a un reconocimiento". Sorprendentemente, esta comprensión de la condición de pasado del conocimiento está incorporada en la palabra griega, eidenai, "conocer", que surge en el momento mismo de la historia cultural donde nos movíamos hacia una mayor conciencia del conocimiento de los procesos mentales. Eidenai está relacionada con idein ("ver"), y de hecho originalmente significaba "haber visto". ¿Somos receptores pasivos? La segunda parte de la imagen de la cámara es la receptividad pasiva. Pero nunca solo "vemos" algo en el sentido de una placa fotográfica que recibe rayos de luz. En el mundo real traemos mucho de nuestro ser a la fiesta. Y eso significa que la mirada altera lo que encuentra. Esto solía expresarse con la idea, prevaleciente en el Mundo Antiguo, y nuevamente en el Renacimiento, de los rayos que provienen del ojo, de una fuente profunda de vida y energía en su interior. Homero describe estos rayos, "penetrantes como el Sol", que provienen del ojo del águila. Empédocles escribió del ojo humano, que, cuando había sido creado, "el fuego primigenio se escondía en la pupila redonda", protegido por las delicadas membranas de las aguas que fluyen a su alrededor. Y Platón, en Timeo, por una vez parece casi anticipar a los fenomenólogos cuando escribe que una corriente fluida y densa de luz suave proveniente del fuego más puro dentro de nosotros se fusiona con la luz de lo que ve, de modo que "un cuerpo" se forma entre nosotros y el objeto de nuestra visión, transmitiendo los "movimientos" de lo que se ve en cada parte de nuestro propio cuerpo y alma. La frase "mirar a los ojos de alguien" va más allá y sugiere que algo realmente emana de nuestros ojos y entra en el objeto de nuestra atención, como en el concepto isabelino del dardo que proviene del ojo del amante, o más aún de los amantes del Éxtasis de Donne para los cuales Nuestras rayos de los ojos se retorcieron, y se estremecieron Nuestros ojos, sobre una cuerda doble. En esos rayos del ojo del amante, también se puede sentir la comunicación profunda y recíproca que ofrece el ojo. Al mirar, en otras palabras, entramos en una relación recíproca: la visión y lo visto participan en el ser del otro. 153

El modelo de la cámara es meramente el del hemisferio izquierdo, cuya comprensión analítica y secuencial de las cosas no llega al movimiento reverberativo, recíproco, a la visión entre ambos. Blake anticipó sucintamente algunos pasajes famosos de Husserl, en El matrimonio del cielo y el infierno cuando escribió: "Un necio no ve el mismo árbol que ve un sabio". La mirada está muy activa. Plinio el Viejo escribió en su Historia Natural sobre el basilisco, una especie de reptil venenoso que podía matar con su mirada, y la creencia en tal criatura estaba vigente hasta el Renacimiento. Esto representa una verdad sobre la atención. La atención enfocada pero distante del cirujano, con la intención de cuidar, puede fácilmente imitar la atención enfocada pero distante del torturador, con la intención de controlar; solo el conocimiento de la intención cambia la forma en que entendemos el acto. Y, si soy su destinatario, también cambia mi experiencia personal. De hecho, es el desapego con el que se desarrollaron los planes detallados de los campos de exterminio, que a menudo se basaban en la experiencia de ingenieros, médicos y psiquiatras, lo que hace que el Holocausto sea tan escalofriante. Decimos, y sentimos, que el ser humano se reduce al estado de una máquina, o de una parte de una máquina, y al hacerlo, reconocemos que el objeto ha cambiado por la forma en que se atiende. Incluso con un cadáver, el modo de atención altera lo que se encuentra. En China, el cuerpo, incluido el cuerpo muerto, se ve como un organismo: una vez acometido con un escalpelo, sin embargo, se revela que está hecho de partes aparentemente divisibles. La ciencia debe sobre todo despojarse de lo que puede distorsionarla. Por supuesto, abandonarnos a cada capricho o pasión personal nunca podría llevar a ningún tipo de verdad compartida. Pero lograr tal falta de distorsión es un proceso mucho más sutil de lo que parece. La objetividad requiere una interpretación de lo que uno se encuentra, que depende de la imaginación para su logro. El desapego tiene una naturaleza profundamente ambigua. La postura fría y distante de la mente científica o burocrática en última instancia, puede llevar a donde no deseamos ir. Y la relación implícita que la atención del hemisferio izquierdo aplica a través del método científico, con su materialismo implícito, no es ninguna relación, –– es simplemente una relación desconectada, lo que implica, incorrectamente, que el observador no tiene un impacto en lo observado (y no se altera por lo que él o ella observan).La intermediación no está ausente, solo se niega, y por lo tanto es de un tipo particular, especialmente "fría". No podemos conocer algo sin que nosotros lo hayamos conocido. No podemos ver cómo sería si no fuéramos nosotros los que lo conociéramos. Por lo tanto, todo lo que captamos es como es porque lo vemos de esa manera y no de otra manera. Cuando la ciencia adopta una visión de un objeto en el cual todo lo "humano" ha sido eliminado en la medida de lo posible, poniendo un enfoque, en la que la atención sostenida está desapegada , es simplemente ejercer otra facultad humana, la de apartarse de algo y verlo, de esa manera distante, en cierto sentido desnaturalizado. No hay razón para ver esa forma particular como privilegiada, excepto que nos permite hacer ciertas cosas más fácilmente, usar esas cosas, tener poder sobre las cosas, – la preocupación del hemisferio izquierdo. La mirada del hemisferio derecho es intrínsecamente empática, por contraste, y reconoce la inevitabilidad de la "intermediación", es el hecho de que la mirada es normalmente un proceso empático, lo que hace que la mirada distante sea tan destructiva. Merleau-Ponty escribió:

154

Para mí, mi ojo tiene un cierto poder para hacer contacto con las cosas, y no es una pantalla en la que se proyecta.... La mirada del otro me transforma en un objeto, y la mía a él, si ambos nos retiramos al núcleo de nuestro pensamiento natural [hemisferio izquierdo], si ambos nos convertimos en una mirada inhumana, si cada uno de nosotros siente que sus acciones no son entendidas, sino que se observan como si fueran de un insecto. Esto es lo que sucede, por ejemplo, cuando caigo bajo la mirada de un extraño. Pero incluso entonces la objetivación de cada uno a través de la mirada del otro se siente insoportable porque reemplaza una posible comunicación. En otro lugar, Merleau-Ponty se refiere al momento de aproximación cuando "la visión deja de ser solipsista" y "el otro me devuelve los rayos luminosos en los que lo había atrapado". Merleau-Ponty era consciente no solo de la importancia de la personificación en la formación de la base del mundo intersubjetivo, sino de las ambigüedades de la visión, con su potencial para alienar y objetivar, o alternativamente para formar el medio de intersubjetividad. Una de sus obras más conocidas se titula Lo Visible y lo Invisible. Si la carne se ve como totalmente opaca, en otras palabras, si tenemos en cuenta solo el reino de lo visible, actúa como un obstáculo, algo que aleja al espectador de lo que se ve. Pero si se ve de otra manera, visto a través de lo que se ve, el "grosor" (que implica algo entre la transparencia y la opacidad) de la carne, lejos de ser un obstáculo, es lo que nos permite ser conscientes del otro y de nosotros mismos como seres encarnados, y se convierte en el medio de comunicación entre los dos.(En El ojo y la mente, usa la analogía de algo que se ve a través del agua en el fondo de una piscina, y la palabra que usa aquí para el agua es semi-translúcida, donde de nuevo la traducción al inglés tiene que conformarse con "grosor" que es demasiado literal). Tengan en cuenta que se debe conservar su estado semi-transparente, uniendo lo visible y lo invisible: la transparencia completa solo lo haría invisible, y una vez más nos alienamos, sin medios para comunicarnos. La forma en que vemos el mundo altera no solo a los demás, sino a quienes somos. Necesitamos tener cuidado a lo que dedicamos nuestro tiempo y de qué manera. Los participantes en una prueba de conocimientos generales se prepararon de una de tres maneras, participando en actividades que les hacían pensar acerca de los estereotipos de profesores, secretarios o hooligans. Los que se prepararon con el estereotipo del profesor obtuvieron una puntuación del 60%, los que tenían el estereotipo de hooligan solo obtuvieron el 40%, y los que se prepararon con el estereotipo del secretario obtuvieron una puntuación intermedia. En otra prueba, aquellos que se prepararon con estereotipos "punk" fueron más rebeldes y menos conformistas que aquellos que se prepararon con el estereotipo de "contable". De manera similar, después de jugar un videojuego realista y agresivo, los participantes, especialmente hombres jóvenes, tuvieron más probabilidades de responder agresivamente si se les provocaba. Las personas que se preparaban con estereotipos de personas mayores (como "sentimental", "canoso", "jugando al bingo") se volvían más conservadoras en sus opiniones; los que se prepararon con estereotipos políticos se volvieron más prolijos. Si se preparan con asociaciones positivas hacia el proceso de envejecimiento (como sabios y experimentados), las personas mayores responden mejor en las pruebas de memoria que aquellas preparadas con asociaciones negativas (como "senil" o demente).Las enfermeras que trabajan con personas mayores, que se encuentran, si lo desean, en un estado de preparación perpetuo, se desempeñaron peor en tareas de memoria que aquellas que tuvieron un 155

contacto infrecuente con personas mayores. Las personas mayores preparadas con estereotipos negativos sobre el envejecimiento pueden incluso renunciar a la voluntad de vivir. A lo que atendemos y cómo lo hacemos, lo cambia y nos cambia a nosotros. Ver no es solo "el mecanismo más eficiente para adquirir conocimiento", como los científicos tienden a verlo. Es eso, por supuesto, pero también es, y antes que nada, el medio principal por el cual establecemos nuestra relación con el mundo. Es una cuestión esencialmente empática. La mirada mutua, y particularmente la mirada compartida desviada hacia un objeto, son características altamente evolucionadas. Aparte de los humanos, solo algunos monos y simios, que han tenido un contacto prolongado con nosotros, pueden ser capaces de una mirada compartida hacia otro objeto. Los perros son exquisitamente sensibles a la atención humana, especialmente a la dirección de la mirada y a las expresiones de los ojos, y pueden ser capaces de compartir la atención, algunos otros mamíferos pueden seguir la dirección de la mirada, pero es más difícil de estar seguro de qué nivel de atención tienen. La mayoría de los gatos, a pesar del contacto prolongado con humanos, son incapaces de entender que estás interesado en otra cosa y no se enganchan en la dirección de tu mirada. No resulta mejor si se lo señalas: apuntar solo da como resultado que el gato te mire al dedo. Un perro, sin embargo, entenderá que estás ocupado en un interés que se encuentra en cierta dirección y su propia mirada empatiza en la misma dirección. Tanto en la mirada compartida como en la mutua, en la que sentimos un vínculo con la mente del otro individuo, el hemisferio derecho proporciona el sustrato neurológico. Cuando cambiamos la dirección de nuestra mirada hacia donde observamos otra mirada, lo hacemos a través del hemisferio derecho. En los seres humanos, la mirada mutua, incluso cuando se evita (es decir, cuando dos personas son conscientes mutuamente de su atención común al mismo objeto), se acompaña de la activación de una red altamente distribuida que se extiende por todo el hemisferio derecho. La interpretación de los rostros es una prerrogativa del hemisferio derecho; al mirar a la cara de la pareja (en comparación con una cara desconocida), aumenta la actividad de la ínsula derecha. Ver la propia cara (en contraste con una cara desconocida) induce la activación en el córtex prefrontal superior izquierdo, así como una activación límbica derecha más extensa. Así que parece que compartir la atención y mirar a los ojos de otro, así como reconocer la cara de alguien muy cercano a uno, aumentan la actividad en el hemisferio derecho por encima de lo que se necesitaría para procesar solo las caras. De hecho, los estados mentales compartidos en general activan el hemisferio derecho. Y todos los aspectos de la atención empática se interrumpen en el autismo: el contacto visual, la capacidad de seguir la mirada de los demás, la atención conjunta o compartida, y la comprensión de la mente a través de la mirada. También puede haber deficiencias en la atención de la mirada en la esquizofrenia. Por lo tanto, es problemático para la ciencia y, con frecuencia, para la filosofía, que un lenguaje abstracto y una visión alienante, sean vistos como el enfoque correcto y único de la verdad. Descartes, según el filósofo David Levin, “prefería la distancia de la visión...incluso cuando significaba deshumanización ''. Aunque en esto, él estaba continuando la creencia de que reconocer nuestra relación con el mundo lo obstruye. En realidad se obstruye más cuando no se reconoce. El equipaje sube a bordo, como dice Dennett, sin ser inspeccionado. En un artículo científico, uno no puede decir "lo vi pasar", sino que ha de decir, "se observó el fenómeno".

156

Sin embargo, en Japón, los estudiantes de ciencias que "observan" fenómenos, lo hacen con un significado bastante diferente, y en un espíritu bastante diferente, de sus contrapartes occidentales. La palabra kansatsu, que se traduce como "observar", está más cerca del significado de la palabra "mirada", que usamos solo cuando estamos en un estado de atención absorta en la que nos perdemos, y nos sentimos conectados con el otro. La sílaba kan en kansatsu contiene el matiz que el que mira llega a sentir una "unidad de un solo cuerpo" con el objeto de la mirada. Así que el ojo tiene un potencial tanto para conectar como dividir. Y, de hecho, incluso la mano no tiene que ser como la describí: voluntaria, egoísta, unidireccional. La mano tiene otros modos de ser. Una mano extendida puede significar otras cosas: puede consolar, curar o vivificar (observe que el cuerpo de Adán, en la famosa representación de Miguel Ángel, está vivificado por la comunicación divina con su mano izquierda y, por lo tanto, con el hemisferio derecho). Y dado que la atención es modificada por la intención subyacente, incluso agarrar puede dar vida, cuando el contexto cambia, como en la imagen de la iglesia de San Salvador en Khora, en la que la figura de Cristo en el triunfo se mueve en el Ultimo Día como un torbellino sobre las tumbas de los muertos, agarrándolos por el brazo y arrebatándolos del sueño de la tumba. La mano es el vehículo del tacto, así como de agarrar, y por lo tanto el origen de la metáfora del "tacto". De hecho, atender significa, precisamente, tender una mano hacia: nosotros tendemos la mano "a-tender" - para dar, así como para tomar. FALSOS AMIGOS El diferente estado ontológico de los dos hemisferios incide en el significado de todos los términos filosóficos que utilizamos para entender el mundo, ya que ambos hemisferios creen que lo entienden, pero lo hacen de diferentes maneras, cada uno transformando el concepto o la experiencia por medio del contexto (el del mundo del hemisferio izquierdo o derecho) en el que se encuentra. Al igual que los mundos izquierdo y derecho vistos en Alicia a través del espejo, cada uno tiene su propia versión de la realidad, en la cual las cosas parecen iguales pero son diferentes. Concluiré el capítulo con breves discusiones sobre algunos de estos faux amis, o "falsos amigos", que surgen donde los hemisferios derecho e izquierdo entienden las palabras de manera diferente. En el "Conocimiento" y la "verdad" que he discutido, una vez más, hay dos versiones: una que pretende ser impersonal, estática, completa, y la otra provisional, una cuestión de grado, un viaje. La "creencia" está estrechamente relacionada y tiene dos significados también. Creencia Creer no puede reducirse a pensar que tal o cual cosa podría ser el caso. No es una forma de pensar más débil, atada a la duda. A veces hablamos así: "Creo que el tren sale a las 6.13", donde "Creo que" simplemente significa que "Creo (pero no estoy seguro) que". Dado que el hemisferio izquierdo está preocupado por lo que es cierto, por el conocimiento de los hechos, su versión de la creencia es que es simplemente una falta de certeza. Si los hechos fueran ciertos, según su punto de vista, debería poder decir en su lugar "Lo sé".

157

Esta visión de la creencia proviene de la disposición del hemisferio izquierdo hacia el mundo: su interés en lo que es útil, por lo tanto fijo y seguro (el horario del tren no es bueno si no se puede confiar en él). Así que la creencia es solo una forma débil de conocimiento, en lo que a este concierne. Pero la creencia en términos del hemisferio derecho es diferente, porque su disposición hacia el mundo es diferente. El hemisferio derecho no "sabe" nada, en el sentido de conocimiento cierto. Para él, la creencia es una cuestión de atención cuidadosa: describe una relación, donde hay una llamada y una respuesta, y el concepto raíz es de "responsabilidad". Si digo que "creo en ti", no significa que piense que tal o cual cosa es tu caso, pero no puedo estar seguro de que tengo razón. Significa que estoy de cierta manera en una relación de cuidado hacia ti, eso implica ciertas formas de comportarme (actuar y ser) hacia ti, e implica en ti la responsabilidad de ciertas formas de actuar y ser también. Es un actuar "como si" fueran ciertas cosas verdaderas sobre ti que en la naturaleza de las cosas no pueden ser ciertas. Tiene las características del hemisferio derecho de ser una intermediación: una relación reverberante, "re-sonante", "responsable", en la que cada parte está alterada por la otra y por la relación entre las dos, mientras que la relación del creyente que cree en el sentido del hemisferio izquierdo es inerte, unidireccional y se centra en el control más que en el cuidado. Creo que esto es lo que Wittgenstein estaba tratando de expresar cuando escribió que "mi" actitud hacia el otro es una "actitud hacia un alma. No soy de la opinión de que tiene alma". Una "opinión sería una forma débil de conocimiento: eso no es lo que se entiende por una creencia, una disposición o una actitud". Esto ayuda a iluminar la creencia en Dios. Esto no se puede reducir a una cuestión de respuesta fáctica a la pregunta "¿existe Dios? suponiendo por el momento que la expresión 'respuesta fáctica' tenga un sentido. Es tener una actitud, una disposición hacia el mundo, por la cual ese mundo, tal como se crea para mí, es uno con el Dios al que pertenece. La creencia altera al mundo, pero también me altera. ¿Es cierto que Dios existe? La verdad es una disposición, un ser fiel a alguien o algo. Uno no puede creer en nada y, por lo tanto, evitar la creencia por completo, simplemente porque uno no puede tener ninguna disposición hacia el mundo, que es en sí misma una disposición. Algunas personas eligen creer en el materialismo; actúan "como si" tal filosofía fuera verdadera. Una respuesta a la pregunta de si Dios existe solo podría provenir de mi actuación "como si" Dios es, y de esta manera ser fiel a Dios y experimentar a Dios (o no, según sea el caso) como verdadero para mí. Si soy un creyente, tengo que creer en Dios, y Dios, si existe, tiene que creer en mí. Como en las manos de Escher, la creencia debe surgir recíprocamente, no por un proceso lineal de razonamiento. Este actuar "como si" no es una especie de exclusión, una admisión de que "realmente" no se cree lo que se pretende creer. Todo lo contrario: como entendió Hans Vaihinger, todo el conocimiento, especialmente el conocimiento científico, no es más que una actuación "como si" ciertos modelos fueran, por el momento, verdaderos. La verdad y la creencia, una vez más, como en su etimología, están profundamente conectadas. Es solo el hemisferio izquierdo el que piensa que hay una certeza que se puede encontrar en cualquier lugar. Voluntad Nuestro ser primario yace en una disposición hacia el mundo, ciertamente no en un pensamiento, o en toda una panoplia de pensamientos, sobre el mundo, ni siquiera en un sentimiento o sentimientos acerca del mundo como tal. 158

La voluntad, como la creencia, con la que creo que comparte algunas propiedades, es por lo tanto mejor concebida como una cuestión de una disposición hacia el mundo. La disposición del hemisferio izquierdo hacia el mundo es la del uso. Como la filosofía es un proceso cognitivo hiperconsciente, puede ser difícil alejarse de la perspectiva del hemisferio izquierdo, que trata sobre el control, y debe estar en el hemisferio izquierdo consciente. Pero si nuestra disposición hacia el mundo, nuestra relación con él, se altera, tendrá un significado diferente. La disposición del hemisferio derecho, la naturaleza de su atención al mundo, es una cuestión de cuidado, más que de control. Su voluntad se relaciona con un deseo o anhelo hacia algo, algo que se extiende más allá de sí mismo, hacia el Otro. La evidencia de varias fuentes diferentes sugiere, como se discutió en el capítulo anterior, que la mente organiza la experiencia, agrupando las cosas de acuerdo con similitudes, sin la ayuda del lenguaje, y necesita hacerlo para darle algún sentido. Esto es claramente evidente en el comportamiento de las aves y los animales vertebrados, y debe tener lugar en un nivel subcortical relativamente bajo, ya que algunas reacciones automáticas muy rápidas se basan en la percepción de a qué clase de cosa se está reaccionando. También sabemos que en los niveles superiores ambos hemisferios participan en el proceso de identificación. Hay indicios de que la forma en que lo hacen difiere en algunos aspectos fundamentales. Para el concepto de "tipo", también puede haber dos significados: al tener solo un "queidad (esencia)", puede tener dos "propiedades" (hownesses). En un cierto sentido, se refiere a la categoría a la que se puede reducir algo, debido a una o varias características específicas. Pero un niño llega a entender el mundo, a aprender sobre él, viendo las formas, - tanto literalmente, las formas visoespaciales, como metafóricamente, las estructuras, - que se destacan en su experiencia, utilizando una forma de percepción gestáltica, en lugar de aplicar reglas. Este es el comienzo de la facultad humana para ver lo que Wittgenstein en las Investigaciones Filosóficas denominó, las "semejanzas familiares", que se asocian a los individuos sin que necesariamente haya una característica definitoria común a todos los miembros del grupo. Implica un sentido de algo que nunca se ha visto, y sin embargo, algo tiene un significado en relación a cada uno de los ejemplares que se experimenta, y se vuelve más claro solo con más y más experiencia. Entonces, aunque a menudo pensamos que un "tipo" es un fenómeno altamente reducido, "el denominador común más bajo" de un cierto conjunto de experiencias, también puede ser algo mucho más grande que cualquier experiencia, de hecho, se encuentra más allá de la experiencia misma, y hacia el que nuestro conjunto de experiencias puede tender. Si Bateson tiene razón en que todo conocimiento es conocimiento de la diferencia, este método es la única forma de saber algo: categorizar algo conduce a la pérdida de la diferencia esencial. Aquí es donde volvemos a la voluntad. Algunos de los impulsores más poderosos del comportamiento humano son tales tipos ideales, no "tipos de caracteres", que son efectivamente estereotipos, sino algo parecido a arquetipos, que tienen un poder vivo en la imaginación y pueden llamarnos hacia ellos. En su libro El fantasma de la Mettrie Chris Nunn trata algunos de estos tipos, utilizando los ejemplos de "el noble Romano" o "el santo", que describe como narraciones de cierta forma de ser que nos decimos a nosotros mismos para dar sentido a nuestra experiencia, y que a su vez ayuda a dar forma a nuestras respuestas a la experiencia. 159

Estos son tipos, pero tienen ciertas cualidades que sugieren un origen en el hemisferio derecho. No son reducciones (hacia abajo), sino aspiraciones (hacia arriba); se derivan de la experiencia, pero no están contenidas por ella; tienen un significado afectivo para nosotros, y no son simplemente abstracciones; su estructura, como señala Nunn, tiene mucho en común con la narrativa; no pueden derivarse o convertirse en reglas o procedimientos. De hecho, una de las cosas que seguramente las invalidaría sería una tendencia a que se conviertan en eso, en un conjunto de reglas o procedimientos: "haz esto y esto, y serás un santo". En mi opinión, tienen mucho en común con los arquetipos de Jung. El los veía como un puente entre el reino inconsciente del instinto y el reino consciente de la cognición, en el cual cada uno ayuda a moldear al otro, experimentándolo a través de imágenes o metáforas que nos transmiten un significado afectivo o espiritual desde un reino inconsciente. En su presencia experimentamos un tirón, una fuerza de atracción, un anhelo, que nos lleva hacia algo más allá de nuestra propia experiencia consciente, y que Jung vio como derivado de la experiencia más amplia de la humanidad. Un ideal suena como algo por definición incorpóreo, pero estos ideales no son abstracciones sin sangre, derivan de nuestra experiencia encarnada afectiva. Porque incluso el cuerpo tiene sus diferentes "propiedades" (hownesses): en el ámbito de la utilidad, por un lado, se convierte en el medio por el cual actuamos y manipulamos el mundo, pero, por el otro, también es la metáfora última de toda experiencia, incluyendo nuestra experiencia de los reinos más altos de valor. Esto lo reconoce Labán cuando señala que el movimiento corporal "siempre se ha utilizado para dos fines distintos: el logro de valores tangibles en todo tipo de trabajo y el acercamiento a los valores intangibles en la oración y la adoración". El cuerpo, por lo tanto, mantiene en sí las disposiciones de ambos hemisferios hacia el mundo. Familiaridad y novedad Un arquetipo puede ser familiar para nosotros sin que lo hayamos encontrado en la experiencia. La familiaridad es otro concepto ambiguo. No es que uno u otro hemisferio "se especialice en", o tal vez incluso "prefiera", sea lo que sea, sino que cada hemisferio tiene su propia disposición hacia ello, lo que hace que uno u otro aspecto de ello se manifieste, - y es ese aspecto el que se pone de manifiesto en el mundo de ese hemisferio. La mesa en particular en la que trabajo, en toda su individualidad que me es familiar para mí como parte de "mi" mundo y todo lo que me importa (hemisferio derecho); las mesas genéricamente me son familiares precisamente porque son genéricas (hemisferio izquierdo), - en el sentido que no hay nada nuevo o extraño con lo que llegar a tratar. Igualmente, la Torre Eiffel es familiar para el hombre que ha pasado su vida bajo su sombra (hemisferio derecho), y la Torre Eiffel es familiar como un cliché icónico de París (hemisferio izquierdo).Una pieza de música que he escuchado pasivamente y que he escuchado por casualidad me resulta familiar hasta el punto de no tener vida; una pieza musical que un músico ha practicado y con la que ha luchado, me resulta familiar hasta el punto de cobrar vida. Una se vacía de significado al estar constantemente re-presentada; la otra se enriquece en significado al estar constantemente presente, – vivida e incorporada activamente en "mi" vida. La novedad, un concepto relacionado, es igualmente distinto en sus significados específicos para cada hemisferio. En un sentido, es precisamente el regreso desde la familiaridad del hemisferio izquierdo a la familiaridad del hemisferio derecho, desde la inautenticidad a la autenticidad. 160

No puede ser conseguido voluntariamente, aunque podría ser muy deseado; requiere una apertura paciente (aparentemente pasiva) a lo que sea, lo que nos permite verlo como si fuera la primera vez, y nos lleva a lo que Heidegger llamó "asombro" radical ante el mundo. Ese concepto también está relacionado con la conmoción de J. Patoékas: una especie de alejamiento básico de la complacencia de nuestros modos habituales de ver el mundo. Es lo que Wordsworth en particular se esforzó por lograr: en palabras de Coleridge, Excitar un sentimiento análogo a lo sobrenatural, despertando la atención de la mente del letargo de la costumbre y dirigiéndola hacia la belleza y las maravillas del mundo que tenemos ante nosotros; un tesoro inagotable, pero que, como consecuencia de la película de familiaridad y solicitud egoísta, tenemos ojos, pero no vemos, oídos que no oyen, y corazones que ni sienten ni entienden. Implica la reconexión con el mundo que la familiaridad había velado. Está lo más alejada posible de la necesidad de impactar: requiere mirar con más atención lo que parece demasiado familiar, y verlo quizá por primera vez. Pero también hay un tipo de novedad bastante diferente, que puede lograrse a voluntad, mediante la recombinación activa de elementos extraños a partir de los ya conocidos, rompiendo así las convenciones de nuestra realidad compartida y distanciándonos lo más posible de cualquier cosa que pueda describirse como familiar. Esto coloca las 'partes' ya presentes en combinaciones disyuntivas, y fractura lo familiar (en el sentido del hemisferio derecho).Su objetivo es producir una reacción de choque a través de la aceptación inquebrantable de lo extraño o extravagante. Este es el sentido en él que los modernistas pretendían, en palabras de Pound, "hacerlo nuevo", en el sentido de "El Shock de lo Nuevo". Este tipo de novedad emana del mundo del hemisferio izquierdo. Actividad y pasividad. Describí como "aparentemente pasiva" la apertura del hemisferio derecho a lo que sea. Esto se debe a que, en ausencia de un acto de voluntad, así es como lo ve el hemisferio izquierdo. Pero existe una sabia pasividad que permite que las cosas ocurran menos por lo que se hace que por lo que no se hace, eso abre una posibilidad donde la actividad lo cierra. La dicotomía entre actividad y pasividad se produce desde el punto de vista de una necesidad de control. La pasividad, desde esta perspectiva, es la pérdida de control, la pérdida de la autodeterminación, la pérdida de la capacidad para la interacción efectiva, es decir, útil, un fracaso de la instrumentalidad. Sin embargo, esto no toma nota de todos los estados de cosas importantes, comenzando con el sueño y terminando con la sabiduría, discutidos anteriormente en este capítulo, que no se pueden lograr mediante un esfuerzo de voluntad, - donde, de hecho, una receptividad abierta, que permite que las cosas se desarrollen, en realidad es más productiva. Es algo así como lo que Keats describió como "capacidad negativa", la característica de un "hombre de logro", es decir, "cuando un hombre es capaz de estar en la incertidumbre, los misterios, las dudas, sin ningún tipo de irritabilidad que llegue después de los hechos y la razón". Aquí, el vínculo con la capacidad de no forzar las cosas con la búsqueda de certeza, claridad, fijeza se hace explícito y, nuevamente, lo vincula al dominio del hemisferio derecho. En última instancia, necesitamos unir las formas de ver que ambos hemisferios causan. Por encima de todo, la atención del hemisferio izquierdo debe reintegrarse con la del hemisferio derecho para que no resulte perjudicial.

161

CONCLUSIÓN He mencionado la importancia de la intención por detrás de la atención. Como puede haber quedado claro en este último capítulo, la naturaleza del lenguaje en el hemisferio izquierdo y su relación con la comprensión implican el valor primordial del uso. El hemisferio izquierdo siempre está comprometido en un propósito: siempre tiene un fin a la vista, y devalúa lo que no tienen ningún propósito instrumental a la vista. El hemisferio derecho, por el contrario, no tiene proyectos para nada. Está atento a lo que sea sin preconceptos, sin un propósito predefinido. El hemisferio derecho tiene una relación de preocupación o de cuidado (lo que Heidegger llama Sorge) con lo que sea que hay. Si tuviera que comprimir las principales diferencias en la experiencia mediadas por los dos hemisferios, sus dos modos de ser, se podría decir así. El mundo del hemisferio izquierdo, es dependiente del lenguaje denotativo y la abstracción, proporciona claridad y poder para manipular las cosas que son conocidas, fijas, estáticas, aisladas, descontextualizadas, explícitas, incorpóreas, de naturaleza general, y en última instancia sin vida. El hemisferio derecho, por el contrario, da lugar a un mundo de seres vivos individuales, cambiantes, evolutivos, interconectados, implícitos, encarnados dentro del contexto del mundo vivido, aunque la naturaleza de las cosas nunca se pueda captar completamente, siempre se conoce de manera imperfecta, y este mundo existe en una relación de cuidado. El conocimiento mediado por el hemisferio izquierdo es conocimiento dentro de un sistema cerrado. Tiene la ventaja de la perfección, pero dicha perfección se adquiere en última instancia al precio del vacío, de la autorreferencia. Puede mediar en el conocimiento solo en términos de una reorganización mecánica de las cosas ya conocidas. Nunca se puede "salir" para saber algo nuevo, porque su conocimiento es solo de sus propias re-presentaciones. Donde la cosa en sí está "presente" en el hemisferio derecho, es "re-presentada" en el hemisferio izquierdo, convirtiéndose en la idea de una cosa. Donde el hemisferio derecho es consciente de el Otro, sea lo que sea, la conciencia del hemisferio izquierdo es de sí misma. Y esto nos lleva finalmente a la tercera pregunta que formulé al comienzo de este capítulo: ¿todo esto puede decirnos algo sobre la naturaleza del cerebro? Creo que sí. Esta respuesta está implícita en todo lo que he mencionado antes. No existe tal cosa como el cerebro, está el cerebro según el hemisferio derecho y el cerebro según el hemisferio izquierdo: los dos hemisferios que traen todo a la existencia, hacen que todo se convierta, inevitablemente, en una manifestación de sí mismos, como las manos de Escher. Entonces, para algunas personas, el cerebro es una cosa, un tipo particular de cosa, una máquina; es decir que es algo que entendemos de abajo hacia arriba y que existe para un propósito que reconocemos. Para los otros, es algo cuya naturaleza es única, que podemos entender, por lo tanto, solo estando conformes con un grado de no-saber que abre la mente a lo que sea que es y cuyo propósito no es fácil de determinar. En otras palabras, deberíamos esperar que algunas personas crean que saben exactamente qué tipo de cosa es el cerebro, mientras que otras pueden saber "muy poco" sobre eso.

162

CAPITULO 5 LA PRIMACÍA DEL HEMISFERIO DERECHO

Si los dos hemisferios crean dos mundos, ¿en qué deberíamos confiar si buscamos la verdad sobre el mundo? ¿Aceptamos simplemente que hay dos versiones del mundo que son igualmente válidas, y nos encogemos de hombros? Creo que la relación entre los hemisferios no es equivalente y que, si bien ambos contribuyen a nuestro conocimiento del mundo, esto debe sintetizarse en un hemisferio, el hemisferio derecho, que tiene prioridad, ya que asegura el conocimiento que el otro necesita tener, y solo él es capaz de sintetizar lo que ambos saben en un todo que sea útil. En este capítulo explicaré por qué creo que ese es el caso. El hecho de que el hemisferio izquierdo nos proporciona una imagen detallada y precisa, en lugar de su contraparte irritantemente imprecisa, podría convencernos de que nos da la verdad sobre el mundo. Y su posición menos comprometida podría ser una pista de que es más confiable. Sin embargo, el hecho de que su atención sea distante, en algunos casos, psicopática nos indica que la pregunta tiene un significado para el valor, incluido el valor moral, del mundo que experimentamos. Es una cuestión importante que decidir, pero hay un problema para alcanzar aquí una conclusión. Cada hemisferio mira de una manera diferente; diferentes formas de observar producen diferentes realidades, incluyendo la cuestión de la diferencia de los hemisferios. ¿Cómo salir del círculo hermenéutico? Una forma de abordar la cuestión sería mirar los resultados: comparar los resultados de adoptar un tipo de atención más distante del mundo con los resultados de adoptar una forma de atención más implicada. Hacia el final de este libro, haré precisamente eso: observar que suposición sobre el mundo se entiende mejor , conforme la visión del hemisferio izquierdo, como un mecanismo, comparado con la suposición de que el mundo es más como un ser vivo, un todo conectado, tal como lo vería el hemisferio derecho. Lo haré sin ningún tipo de alegato especial, juzgando la respuesta de acuerdo con los valores del hemisferio izquierdo, no los del derecho. Después de todo, podemos medir las consecuencias de la manera en que vemos el mundo por lo que le sucede a él y lo que nos sucede a nosotros. Sin embargo, dado que la atención nos altera tanto a nosotros como a lo que atendemos, el mismo juicio que hacemos puede reflejar no tanto la realidad como la naturaleza en la que nos hemos convertido o nos estábamos convirtiendo. Parece difícil salir de este problema, que plantea otra circularidad. Por eso en el último capítulo buscaré indicaciones desde la filosofía. Comencé sugiriendo que podría haber algunas pistas desde la física, el otro camino por el cual intentamos captar la realidad última, si es que es realmente otro camino, y no el mismo camino con otra perspectiva. Existe una tendencia en las ciencias de la vida a considerar un universo mecanicista más "real", aunque la física hace mucho tiempo se apartó de este legado del materialismo del siglo XIX, con el extraño resultado de que el universo inanimado ha llegado a aparecer animado, al ser parte de la mente, mientras que el universo animado parece no serlo, quedando sin sentido.

163

La ciencia tiende a priorizar la claridad; la atención distante y focalizada; el conocimiento de las cosas construidas a partir de partes; la lógica analítica secuencial como camino hacia el conocimiento; y la priorización de los detalles sobre el panorama general. Como la filosofía, llega al mundo desde el punto de vista del hemisferio izquierdo. Y la versión de la realidad del hemisferio izquierdo funciona bien en el nivel local, en lo cotidiano, en lo que nos centramos por hábito. Pero las reglas de la mecánica newtoniana; se "deshilachan en los bordes", una vez que uno se distancia para obtener una imagen más amplia de la realidad, a nivel subatómico o cósmico. Aquí la incertidumbre sustituye a la certeza; resulta que lo fijo cambia constantemente y no se puede inmovilizar; las líneas rectas son curvas: en otras palabras, las leyes de Einstein son superiores a las de Newton. Las líneas rectas, como el horizonte, se curvan si se adopta una visión más amplia y el espacio en sí mismo es curvo, de modo que la rectilinealidad del hemisferio izquierdo se parece un poco a la visión plana de la Tierra: “así es como parece aquí y ahora". Yo diría que la forma, no solo del espacio y del tiempo, sino de nuestra comprensión de ellos, es curvada: comienza en el hemisferio derecho, pasa por el reino del hemisferio izquierdo en el medio y regresa al hemisferio derecho. La realidad tiene una redondez en lugar de rectilinealidad, un tema al que volveré al final de este libro. En el último capítulo, señalé el hecho de que en el siglo XX, a pesar de la naturaleza del proceso filosófico, surgieron temas de debate filosófico que, sin saberlo, corroboraron la comprensión del mundo que tiene el hemisferio derecho. Estos incluyen: la empatía e intersubjetividad como base de la conciencia; la importancia de una atención abierta y paciente al mundo, en oposición a una atención comprensiva y voluntariosa; la naturaleza implícita u oculta de la verdad; el énfasis en el proceso en lugar de la inmovilidad, ya que el viaje es más importante que la meta; la primacía de la percepción; la importancia del cuerpo en la constitución de la realidad; el énfasis en la singularidad; la naturaleza objetivadora de la visión; la irreductibilidad de todo valor a la utilidad; y la creatividad como un proceso de revelación (de lo no dicho) en lugar de un proceso voluntariamente constructivo. Wittgenstein habló de "una experiencia que era, para él, un paradigma del sentido del valor último: la sensación de asombro ante la existencia del mundo mismo". Heidegger dijo que lo que llamamos filósofos presocráticos no eran filósofos, pero si pensadores (Denker) que no tenían necesidad de una "filosofía", arrebatados como estaban ante el asombro radical del Ser. Para Platón, "el sentido de la maravilla (thaumazein) es la marca del filósofo; la filosofía no tiene otro origen "; de hecho, pensó que el theios phobos (el miedo sagrado) era tan profundamente conmovedor y alteraba tanto la vida, que las artes, que podrían provocarlo, deberían estar bajo estricta censura para preservar el orden público. Aristóteles escribió que "es debido a su asombro que los hombres comenzaron a filosofar". Pero ya Demócrito, un contemporáneo de Platón, comienza a alabar la athaumastia y la athambia, un rechazo a ser conmovido o sorprendido por cualquier cosa; "los sabios estoicos consideran que su objetivo más alto es no perder la serenidad, y Cicerón, al igual que Horacio, elogian la nil admirari ", lo que no se asombra ante nada. La marca del verdadero filósofo no se convierte en la capacidad de ver las cosas como son y, por lo tanto, sorprenderse por el hecho de ser, sino precisamente lo contrario, mantenerse frío ante la existencia, para sistematizar y aclarar el mundo, por lo tanto esto es lo que se re-presenta como objeto de conocimiento. 164

El papel del filósofo, como del científico, se vuelve a desmitificar. Sin embargo, nunca se perdió el sentido del temor que motiva a la filosofía: incluso Descartes sostuvo que "asombrarse [es] la primera de todas las pasiones". Pero muchos también han percibido que el asombro no era solo el origen, sino también el objetivo de la filosofía. Así, para Goethe, era "lo más alto que el hombre puede alcanzar". Wittgenstein veía mayor sabiduría en los relatos míticos del mundo que en los científicos, que "nos dejan con la clara impresión de que todas las cosas han sido explicadas; dándonos la ilusión de explicar un mundo al que haríamos mejor en preguntarnos... Wittgenstein critica las explicaciones para dar paso al asombro. La claridad para él estaba al servicio de la admiración, sus energías críticas se dirigían a desenmascarar lo que él veía como pseudo-explicaciones que tienden a interponerse entre nosotros y el mundo, cegándonos a la pura maravilla de su existencia". De manera similar, Thomas Nagel escribe: "Ciertas formas de perplejidad, por ejemplo, acerca de la libertad, del conocimiento y el significado de la vida, me parecen que encarnan más intuición que cualquiera de las supuestas soluciones a esos problemas". Y, más recientemente, Arne Naess lo expresó con estas palabras: "La filosofía comienza y termina con el asombro, el asombro profundo". Esto es lo que la filosofía del siglo veinte recuperó laboriosamente. La filosofía comparte la trayectoria que he descrito como típica en la relación entre los hemisferios. Comienza con asombro, intuición, ambigüedad, perplejidad e incertidumbre; progresa a través de ser desempaquetada, inspeccionada desde todos los ángulos, convirtiéndola en linealidad por el hemisferio izquierdo; pero su punto final es ver que la cuestión misma del lenguaje y la linealidad deben ser trascendidos y, una vez más, dejados atrás. La progresión es familiar: desde el hemisferio derecho, hacia el hemisferio izquierdo, y nuevamente hacia el hemisferio derecho. Esto también estaría en consonancia con otras evidencias del papel primario del hemisferio derecho en rendirse al mundo experiencial.

EVIDENCIA ADICIONAL DEL PAPEL PRIMARIO DEL HEMISFERIO DERECHO Ya hemos señalado una serie de razones para admitir que el hemisferio derecho desempeña un papel fundamental en la relación entre hemisferios. Está la primacía de la atención amplia y vigilante: aunque la atención enfocada pueda hacer parecer a su dueño que esta su bajo control consciente, en realidad ya está prevista; dirigimos la atención de acuerdo con lo que sabemos, y para eso necesitamos la atención amplia del hemisferio derecho. Luego está la primacía de la totalidad: el hemisferio derecho trata con el mundo antes de que la separación, la división, o el análisis lo haya transformado en otra cosa, antes de que el hemisferio izquierdo lo haya vuelto a representar. No es que el hemisferio derecho se conecte, porque lo que se revela nunca se separó; no sintetiza lo que nunca se dividió en partes; no integra, lo que nunca fue menos que completo. También hemos analizado el papel que desempeña el hemisferio derecho en la comunicación de lo que es nuevo: su primacía de la experiencia. Lo que sabemos tuvo que surgir primero para el hemisferio derecho, ya que por definición, al principio es nuevo y el hemisferio derecho proporciona lo que es nuevo como "presencia", antes de que el hemisferio izquierdo pueda volver a re-presentarlo. Y tenemos el hecho de que la herramienta más poderosa del hemisferio izquierdo, el lenguaje referencial, tiene sus orígenes en el cuerpo y en el hemisferio derecho: una especie de primacía de los recursos. Ahora me gustaría ver algunas líneas adicionales de evidencia al respecto. 165

LA PRIMACÍA DE LO IMPLÍCITO Los orígenes del lenguaje en la música y el cuerpo podrían verse como parte de un panorama más amplio, parte de una preeminencia de lo implícito. La metáfora (servida por el hemisferio derecho) aparece antes de la denotación (servida por el izquierdo). Esta es una verdad tanto histórica como epistemológica. El significado metafórico es en todos los sentidos anterior a la abstracción y la explicación. Las mismas palabras nos dicen esto: uno no puede abstraer (del latín, abs-fuera, trahere- extraer), algo fuera a menos que haya algo de donde extraerlo. Uno no puede desplegar algo y hacerlo explícito (del latín, ex-fuera, plicare pliegue), a menos que ya esté plegado. Las raíces de lo explícito se encuentran en lo implícito. Como dijo Lichtenberg, "La mayoría de nuestras expresiones son metafóricas: la filosofía de nuestros antepasados está oculta en ellas". Sin embargo, la metáfora no es solo un reflejo de lo que ha sido, sino el medio por el cual puede surgir, lo verdaderamente nuevo, en lugar de solo lo novedoso. Cuando una metáfora realmente vive en la mente, puede generar nuevos pensamientos o entendimientos: es cognitivamente real y activa, no solo un remanente histórico muerto de una metáfora viviente, de un cliché. Toda comprensión, ya sea del mundo o incluso de nosotros mismos, depende de elegir la metáfora correcta. La metáfora que elegimos guía lo que vemos. Incluso al hablar sobre la comprensión no podemos escapar de las metáforas. "Agarrando" cosas, por ejemplo, no nos llevará tan lejos como nos gustaría, porque las cosas más importantes en la vida se resisten a ser agarradas en cualquier sentido. Como las uvas de Tántalo, se retiran de la mano que las busca. La paradoja de la filosofía es que tenemos que ir más allá de lo que se puede comprender o declarar explícitamente, pero la deriva de la filosofía es siempre e inevitablemente hacia lo explícito. Merleau-Ponty, Heidegger, Scheler y el último Wittgenstein percibieron que lo explícito nos ata a lo que ya sabemos, por mucho que podamos continuar "desplegándolo" y "desplegándolo". Implícitamente, y a veces explícitamente, cada uno de ellos trató de llevar la filosofía más allá de lo explícito, por lo tanto, en un sentido más allá de sí mismo. Al hacerlo, iluminaron los límites del lenguaje analítico, ("del cual uno no puede hablar, uno debe permanecer en silencio"). Pero el intento vale la pena, de hecho tiene que hacerse, y siempre lo haremos, siempre que uno respete los límites de lo que se puede lograr. "Para un viejo psicólogo y flautista, como soy yo", escribió Nietzsche, muy consciente de los problemas del lenguaje "…. precisamente de aquello que me gustaría que permanezca en silencio tiene que ser sonoro". Los escritos de estos filósofos están repletos de imágenes metafóricas que no solo encarnan, sino que también lo expresan, implícitamente. Por lo tanto, tal vez haciéndose eco del camino tortuoso de Heidegger a través de ese camino de tierra, Wittgenstein habla de la indagación filosófica como, no como una declaración explícita, sino como una serie de perspectivas, como una serie de paseos discretos a través de una cadena montañosa que quizás permitan que emerja una idea del todo. Trescientos años antes de Heidegger o Wittgenstein, Donne había escrito: 'En una colina enorme, / Arrugada y empinada, la Verdad se mantiene, y esa voluntad, que la alcanzará, sobre la que debe y debe ir... " Tal vez sea apropiado que un poeta haya llegado primero. Este progreso circular, o más exactamente en espiral, es de nuevo, muy sugerente.

166

Sin embargo, el mayor problema de lo explícito es que nos devuelve a lo que ya sabemos. Reduce una experiencia única, persona o cosa, a un montón de conceptos abstractos, por lo tanto fundamentales, que podríamos haber encontrado en cualquier otro lugar, y que de hecho ya teníamos. Conocer, en el sentido de ver con claridad, es siempre verlo "como" algo ya conocido, y por lo tanto algo que no está presente se vuelve a re-presentar. La ambigüedad fructífera se ve forzada a ser una cosa u otra. Comencé este capítulo sugiriendo que, debido a su poder para transformar, la atención también puede destruir. Muchas cosas que son importantes para nosotros simplemente no pueden soportar ser observadas muy de cerca, ya que su naturaleza es indirecta o implícita. Forzarlas a ser explícitas cambia su naturaleza completamente, por lo que en tales casos lo que llegamos a pensar que sabemos "con certeza" de hecho, no lo conocemos en absoluto. Demasiado conciencia de sí mismo no solo destruye la espontaneidad, sino también la cualidad que hace que las cosas estén vivas, la interpretación de una música o de la danza, del cortejo, el amor y el comportamiento sexual, el humor, la creación artística y la devoción religiosa se vuelven mecánicos, sin vida y pueden paralizarse si somos demasiado conscientes de nosotros mismos. Aquellas cosas que no pueden sostener el enfoque de la atención consciente son a menudo las mismas cosas que no pueden ser buscadas, que llegan como un subproducto de otra cosa; se retraen ante el resplandor del mundo del hemisferio izquierdo. Así algunas cosas, como el sueño, simplemente no pueden ser deseadas. El estado de ánimo requerido para luchar por ellas es incompatible con el estado de ánimo que permite que sean experimentadas. Como Montaigne escribió: Incluso cosas que hago con facilidad y, naturalidad, no puedo hacerlas una vez que me exijo hacerlas a través de una instrucción expresa y determinada. Las mismas partes de mi cuerpo que tienen un grado de libertad y autonomía, se niegan a obedecerme si planeo obligarlas en un determinado momento y lugar. Lo que es verdad para hacer el amor y para irse a dormir también es cierto para cosas menos físicas: por ejemplo, los intentos de ser natural, de amar, de ser sabio o de ser inocente y auto-observarse, son contraproducentes. Las mejores cosas de la vida se esconden del resplandor de la atención enfocada. Rechazan nuestra voluntad. Sin embargo, es precisamente la tarea del hemisferio izquierdo enfocar las cosas, hacer explícito lo implícito, para que lo que se observa, pueda convertirse en objeto de nuestra voluntad. Esto se logra mediante un cierto tipo de mirada, ya que solo la visión, entre todos los sentidos humanos, puede proporcionar información verdaderamente detallada y una clara localización en el espacio para guiar nuestra comprensión. Esta claridad y firmeza del objeto es altamente susceptible a la mirada del mundo del hemisferio izquierdo: de hecho, solo en el caso del hemisferio izquierdo, no del derecho, se puede hablar adecuadamente de una "visión" del mundo en absoluto. Pero la mirada global de los sentidos también permite una profundidad finamente discriminada. Mientras se conserve esa profundidad, se produce el compromiso del hemisferio derecho, su “intermediación”. Si se retira, permite el enfoque de precisión del hemisferio izquierdo, en un punto de un plano bidimensional (uno es consciente de estas dos dimensiones especialmente cuando mira con un microscopio o telescopio). La ilusión resultante es de claridad, la capacidad de saber algo "tal como es", como si todo fuera revelado a través de esa clara visión.

167

La profundidad es el sentido de algo que se encuentra más allá. Otra forma de pensar en esto sería en términos de la importancia última del contexto. El contexto es ese "algo" (en realidad nada menos que el mundo) en el que todo lo que se ve está inherente, y en el que reside su ser, y en el que solo en referencia a él se puede entender, yendo más allá y alrededor de él. El problema con el "foco de atención", como lo llama la literatura psicológica convencional, es que aísla el objeto de atención de su contexto, no solo de su entorno, sino de la profundidad en la que vive. Lo opacifica. Nuestra visión se detiene en "la cosa misma". El precio es que este alejamiento del contexto produce algo sin vida y mecánico. En un famoso pasaje de Las Meditaciones, Descartes habla de mirar desde una ventana y ver a los hombres pasar por la calle. "Aún así", reflexiona, "¿Veo algo más que sombreros y abrigos que podrían ocultar autómatas? considero que son hombres". No es sorprendente que, despojados por la mirada filosófica de todo el contexto que puede darles un sentido, los abrigos y sombreros que Descartes ve desde su ventana caminando por la calle podrían estar movidos por una máquina. Se han vuelto completamente opacos; el observador ya no penetra a través de ellos para ver a la persona viva debajo. Ya no ve lo que está implícito. Sin embargo, la atención del hemisferio derecho, preocupada por el hecho de estar en un contexto, nos permite ver a través de ellos la realidad que se encuentra alrededor y más allá de ellos. No podría cometer el error de ver la ropa y los sombreros aislados. La ilusión de que, si podemos ver algo claramente, lo vemos tal como realmente es, es enormemente seductora. Ruskin, en Pintores Modernos, señala que la claridad se compra al precio de la limitación: "Nunca vemos nada con claridad... Lo que llamamos ver una cosa con claridad, es solo ver lo suficiente para distinguir lo que es; este punto de inteligibilidad varía en la distancia para diferentes magnitudes y tipos de cosas ". Da el ejemplo de un libro abierto y un pañuelo bordado en un césped. Visto desde una distancia de un cuarto de milla, son indistinguibles; desde más cerca, podemos ver cuál es cuál, pero no leer el libro o el diseño del bordado en el pañuelo; a medida que nos acercamos, "podemos leer el texto y perfilar el bordado, pero no podemos ver las fibras del papel, ni los hilos de las cosas"; aún más cerca y podemos ver la marca de agua y los hilos, "pero no la colinas y valles en la superficie del papel, ni las finas fibras que salen de cada hilo ”; hasta que lo llevamos a un microscopio, y así sucesivamente, hasta el infinito. ¿En qué punto lo vemos claramente? "cuando, por lo tanto, decimos, que vemos el libro claramente"; Ruskin concluye: " solo decimos que sabemos que es un libro". La claridad, al parecer, no describe un grado de percepción, sino un tipo de conocimiento. Saber algo claramente es conocerlo solo parcialmente, y conocerlo, en lugar de experimentarlo, de cierta manera. Con el inicio de la Modernidad, nuestra experiencia se vuelve cada vez más pictórica. Como escribe Heidegger: "La imagen del mundo no cambia de una época más antigua a otra más moderna, sino que el hecho de que el mundo se convierta en imagen es lo que distingue la esencia de la era Moderna". Esto cambia La naturaleza de la existencia. Donde el mundo se convierte en imagen... el mundo (es) concebido y captado como imagen. Lo que es, en su totalidad, se toma de tal manera que lo primero es lo existente y solo lo es en el ser en la medida en que se establece por el hombre, que lo representa y expone.

168

La animosidad de Heidegger se dirigió particularmente contra el influjo de Descartes, quien había escrito que la "conducta en nuestra vida depende totalmente de nuestros sentidos" y que "la vista es la más noble y completa" de ellas. Esto se debe precisamente a que Descartes se preocupó por la visión como un instrumento de conocimiento bien definido y claro de cada cosa de forma aislada, un proyecto imposible de reconciliar con la comprensión basada en la naturaleza implícita, ligada al contexto, de las cosas tal como las transmite el hemisferio derecho, que el hemisferio izquierdo posteriormente, "representa y expone 'como elementos distintos. No es por casualidad que la palabra "distinto" implique división. Para realmente ver las cosas tal como son, la atención necesita hacer algo muy diferente. Necesita reposar en el objeto y pasar a través del plano de enfoque. Ver la cosa como es depende de ver también a través de ella, hacia algo más allá, el contexto, la "redondez" o profundidad, en la que existe. Si la atención distante y penetrantemente enfocada del hemisferio izquierdo que se aplica a los seres vivos, no es transformada más tarde en una imagen completa por la atención del hemisferio derecho, que da profundidad y contexto, el resultado es destructivo. Nos convertimos en insectos, como dice Merleau-Ponty. Es similar a las obras de arte, que, como he dicho, tienen más en común con las personas que con las cosas. La explicitud siempre obliga a esta desviación, por esta concentración en la superficie y pérdida de transparencia, o más bien de semi-transparencia. Esto es análogo a una broma explicada, o a una metáfora laboriosamente replanteada. En tales circunstancias, el mecanismo de las bromas, de la metáfora, se obstruyen y se vuelven opacos. El significado metafórico depende de esta semi-transparencia, este ser visto y no ser visto. Kerényi, por ejemplo, escribe de los símbolos homéricos, que pueden ser "visto a través de ", como "signos visibles de un orden invisible... no como elementos del "simbolismo ", sino como una parte transparente del mundo". Si se distorsionaran como símbolos, tendrían que decodificarse explícitamente, y eso les quitaría todo su poder. Hacer las cosas explícitas es el equivalente a centrarse en su funcionalidad, a expensas de la dinámica, el medio a expensas del mensaje. Una vez opaco, el plano de atención está en el lugar equivocado, como si nos enfocáramos en la mecánica del juego, no en la sustancia del juego en sí; o en el plano del lienzo, no en lo que se ve allí. La profundización, a diferencia del distanciamiento de una superficie, nunca implica desapego. La profundidad nos lleva a una relación, sea cual sea la distancia involucrada, con lo otro, y nos permite "sentir" a través del espacio intermedio. Nos sitúa en el mismo mundo que el otro. Así, por muy distantes que sean las figuras en un cuadro de Claude, nos sentimos atraídos por ellos y su mundo; nos llevan en un viaje a la profundidad del espacio que los rodea, como dijo Hazlitt. Diderot escribió una serie de descripciones de siete paseos que había dado con un cierto Abbé como compañero, a través del paisaje más hermoso y salvaje, que nunca antes había visto y experimentado; solo al final él revela que estos viajes fueron imaginados a través de los paisajes de las pinturas de Vernet. Lo que produce la alienación no es la profundidad, sino la falta de profundidad. La pérdida de profundidad es una característica importante de lo Cartesiano, la visión objetiva del mundo, como si se proyectara en la superficie de la retina o en una placa fotográfica. Nos rechaza la bi-dimensionalidad del plano que se distancia de nosotros, sin profundidad, un mundo bidimensional en el que ya no podemos mantenernos junto a lo que se convierte en "objeto" de nuestra visión. 169

La profundidad es de gran importancia psicológica, y es relevante en la esquizofrenia, que simula un estado hiperactivo del hemisferio izquierdo, hay, como Louis Sass ha demostrado, un deslizamiento en la perspectiva, una pérdida de control del marco de referencia. La atención deja de prestarse a, la escena representada en el papel, y se transfiere al plano del propio papel. Hay precisamente una pérdida de la transparencia que opera cuando entendemos algo de la manera normal. Una pintura no es una cosa en el mundo: ni es solo una representación del mundo. En una frase maravillosa de Merleau-Ponty, no vemos pinturas, sino que las vemos tanto como ellas nos lo permiten. Son, como las personas, y las formas del mundo natural, no solo cosas objetivas, ni meras representaciones de las cosas: nos permiten ver a través de ellas mismas y según son ellas. Tienen una calidad semi-opaca (o semitransparente), que no desaparece del todo, en cuyo caso se vería una realidad u otra, una realidad que ellas no harían más que representar. No, ellas tienen realidad propia. Pero igualmente no son meras cosas, que existen 'ahí fuera' independientes de nosotros o cualquier otra cosa que exista. Somos conscientes de ellas, pero vemos a través de ellas, vemos el mundo de acuerdo a ellas. Tomando el ejemplo de la pintura de Claude: no permite que nuestro ojo descanse en la cosa pura que tenemos enfrente, un lienzo que mide eso y lo otro, con tal y cual manchas de azul, verde y marrón, ni tampoco vemos directamente a través del lienzo, como si ignoráramos que estamos mirando una pintura y creyéramos que miramos a través de una ventana. Igualmente con la poesía: el lenguaje a menudo funciona como si fuera transparente, cuando leemos una prosa y no nos damos cuenta de su facticidad. Pero en la poesía, la lengua en si misma está presente para nosotros: semi-transparente, semi-opaca; no es una cosa, sino algo vivo que nos permite movernos a través de ella y más allá de ella, aunque nunca permitiendo que la lengua desaparezca como si no jugara ningún papel en lo que está más allá del lenguaje y nos transmite. El drama también puede ser completamente absorbente o alienante, convirtiéndose en una imagen en la que no participamos. Para poder absorber, el medio tiene que ser translúcido o transparente: no debemos centrarnos en los actores, o en el dramaturgo (Shakespeare desaparece completamente en su trabajo). Es por eso que una mala actuación puede ser tan incomoda. Llama nuestra atención el hecho de que los actores estén actuando, y cómo se sienten a sí mismos; se vuelven como críticos cuya auto-evaluación les hace entrometerse entre nosotros y lo que afirman iluminar. Lo implícito se vuelve explícito y todo se pierde.

PRIMACÍA DEL AFECTO Si lo implícito fundamenta lo explícito, implicaría que los sentimientos no son una reacción o una superposición de la propia evaluación cognitiva, sino lo contrario: el afecto viene primero, el pensamiento después. Algunas investigaciones fascinantes confirman que el juicio afectivo no depende del resultado de un proceso cognitivo. No tomamos decisiones acerca de si nos gusta algo sobre la base de una evaluación explícita, de un balance general, o de sopesar sus partes. Hacemos una evaluación intuitiva del conjunto antes de que entren en juego los procesos cognitivos, que se usarán más adelante para "explicar" y justificar nuestra elección. Esto se ha denominado "la primacía del afecto". Hacemos a la vez, una evaluación del conjunto, e informaciones sobre aspectos específicos se juzgan a la luz del conjunto, en lugar de al revés (aunque si estos datos, no son coherentes con nuestra idea del conjunto, en última instancia, pueden causar un cambio en nuestro sentido global). 170

Lo que implica que nuestro juicio afectivo y nuestro sentido del conjunto, dependientes del hemisferio derecho, ocurren antes de la evaluación cognitiva de las partes, la contribución del hemisferio izquierdo. "Yo anticiparía que... en algún nivel afectivo profundo y fundamental, el hemisferio derecho está más en contacto, con los sentimientos internos verdaderos y menos con la capacidad de mentir". La sospecha de Panksepp estaría respaldada por la evidencia de investigación analizada en el Capítulo 2. Si bien el afecto no es, lo mismo que la valoración, al igual que el valor es primario, no derivado de la evaluación cognitiva, como nos lo haría creer el hemisferio izquierdo cuando examinamos retrospectivamente el proceso, y esta idea es la que se encuentra detrás del concepto de Max Scheler de Wertnehmung, la aprehensión pre-cognitiva del valor de algo, su significado para el "yo". La actitud hacia el mundo es lo primero: cualquier cognición es posterior y consecuente con esta actitud, que en otras palabras, es "afectiva". El afecto puede equipararse fácilmente con la emoción. Las emociones son ciertamente parte del afecto, pero son solo una parte. Algo mucho más amplio está implícito: una forma de atender al mundo (o no atenderlo), una forma de relacionarse con el mundo (o no estar relacionado con él), una postura, una disposición hacia el mundo, en última instancia, una "manera de estar" en el mundo. Pero la emoción es muy importante, y también está más cerca del núcleo de nuestro ser que la cognición. Como escribió Nietzsche, "los pensamientos son sombras de nuestros sentimientos, siempre más oscuros, más vacíos, más simples". Convergen varias líneas de razonamiento en la evidencia que sugiere que el núcleo esencial del ser es subcortical. La conciencia cognitiva-perceptiva parece haberse desarrollado con posterioridad a la conciencia afectiva, que era un "pre-requisito revolucionario", escribe Jaak Panksepp: "Desde tal posición, la fe de Descartes en su afirmación: 'Yo pienso, luego, existo', puede ser reemplazada por una afirmación más primitiva que es parte de la composición genética de todos los mamíferos: "Yo siento, luego existo". Que continua más tarde en una nota a pie de página: "la declaración final, probablemente debería ser" Yo soy, por lo tanto, soy". La emoción y el cuerpo están en el núcleo irreductible de la experiencia: no están allí simplemente para ayudar en la cognición. El sentimiento no es solo un complemento, un revestimiento aromatizado para el pensamiento: está en el corazón de nuestro ser, y la razón emana de ese núcleo central de las emociones, en un intento de limitarlas y dirigirlas, en lugar de al revés. El sentimiento vino y viene primero, y la razón emergió de ella: "la emoción ha enseñado a la humanidad a razonar", como lo expresó el filósofo francés del siglo XVIII, Vauvenargues. Incluso el prejuicio que tenemos en favor de la razón no puede justificarse por si mismo mediante el razonamiento; las virtudes de la razón son algo que no podemos hacer más que intuir. En su influyente libro, El error de Descartes, Damasio señala la primacía de la emoción en términos neurológicos, cuando observa que: El sistema de la racionalidad, tradicionalmente considerado neocortical, no parece funcionar sin la regulación biológica, considerada subcortical. La naturaleza parece haber construido el sistema de racionalidad no solo sobre el sistema de la regulación biológica, sino también a partir de él y con él. Esta observación me remite al punto que señalé en el Capítulo 1, en él que la estructura del cerebro cuenta su historia y ayuda, a comprender la mente. No obstante, Damasio no parece reconocer la ventaja fenomenológica de la emoción o el afecto: en lugar de eso, ve la emoción como un elemento auxiliar, desempeñando un papel en la 171

orientación de los pensamientos que tenemos, en lugar de ver el pensamiento como una guía para el sentimiento de lo que somos. "Las emociones", insiste, "no son un lujo"; como si una idea de este tipo se le hubiera ocurrido a alguien a la luz de la experiencia, y mucho menos de la reconocida primacía del afecto. Las emociones no son un lujo, continúa Damasio para tranquilizarnos, porque son herramientas útiles: "desempeñan un papel en la comunicación del significado a los demás, y también propongo que pueden desempeñar un papel de orientación cognitiva..." Por lo tanto, las emociones están ahí para ejercer como sirvientes a la razón, desempeñando así una función útil. Jugando un papel útil al ayudarnos a comunicarnos, posiblemente sopesando los productos de la cognición, pero no como núcleo irreductible de la experiencia de lo que nosotros mismos somos. En el proceso de rehabilitar los sentimientos demostrando que forman, después de todo, una parte vital del proceso cognitivo, Damasio inevitablemente trata de hacerlos explícitos, medibles, cuantitativos - convirtiéndolos en velocidad o en una cantidad de procesos mentales asociativos, en velocidad o en una cantidad de comportamientos motores, en lugar de algo cualitativo. También la ve, como William James, como una interpretación de los "datos" corporales, de hecho, incluso afirma que "los sentimientos habituales provienen de una" lectura "de los cambios corporales". La inseparabilidad del cuerpo y la emoción (sin mencionar el afecto) se interpreta de tal manera que la emoción termina derivando de una "lectura" por el cuerpo para guiar la cognición que está haciendo el lector. Sin darse cuenta de que está repitiendo el error de Descartes, escribe: "Conceptualizo la esencia de los sentimientos como algo que usted y yo podemos ver a través de una ventana que se abre directamente a una imagen continuamente actualizada de la estructura y el estado de nuestro cuerpo...". Una vez que se pueden "ver" los sentimientos "a través de una ventana" abriéndose hacia una "imagen" de su cuerpo, claramente ha superado a Descartes en su propio juego. Creo que parte de la dificultad aquí, es que, en el contexto del discurso intelectual, siempre estamos obligados a "mirar" la relación de la cognición con el afecto desde el punto de vista cognitivo. Lo que significaría que tratarlo desde el punto de vista del afecto es menos fácil de expresar, y ni siquiera de ser imaginado. No hay duda al respecto, que si queremos saber acerca de esta relación, a menos que nos quedemos satisfechos con la intuición, estaremos obligados a tratar a la cognición como el camino hacia el conocimiento. Sin embargo, pedir a la cognición que de una perspectiva de la relación entre cognición y afecto es como preguntar a un astrónomo del mundo geocéntrico pre-galileíco, si, en su opinión, el sol se mueve alrededor de la tierra o la tierra alrededor del Sol. Hacer la pregunta por sí solo sería suficiente para etiquetarle a uno como loco. Pero dense cuenta de lo que revela la metáfora: porque con el tiempo, la observación de pequeñas discrepancias en el modelo se volvió lo suficientemente significativo como para causar un impacto en todo el universo conocido. Y así, la cognición finalmente encontró su propio camino hacia su tipo de verdad: la primacía del afecto.

PRIMACÍA DE LA VOLUNTAD INCONSCIENTE. Un famoso trabajo experimental de Benjamín Libet, publicados en 1985; intentaba investigar la voluntad consciente desde un punto de vista neurofisiológico. 172

Libet les pedía a los sujetos que realizaran movimientos espontáneos con sus dedos a voluntad, y registraba lo que estaba sucediendo en el cerebro monitorizando los datos electroencefalográficos, registrados por electrodos colocados en el cuero cabelludo. Confirmó los hallazgos anteriores de un neurólogo alemán, Hans Kornhuber, que había demostrado que hay una señal puntual, conocida como "potencial de preparación", aproximadamente un segundo antes de que se produzca el movimiento de los dedos. Pero, para su sorpresa descubrió que el impulso consciente de mover el dedo ocurría, no antes, sino aproximadamente 0,2 segundos después, del potencial de preparación. En otras palabras, el cerebro parecía saber de antemano la decisión que su "propietario" iba a tomar para llevar a cabo una acción. Esto claramente no cuadraba con la noción del sentido común de que tomamos una decisión consciente para hacer algo, y ha puesto en duda en algunas mentes, el libre albedrío, dando lugar a una extensa literatura filosófica de debate. Como lo expresa Susan Pockett, algunos de los resultados de la investigación de Libet, "parecen negar a la conciencia algún papel importante en la conducción de nuestros asuntos cotidianos". Efectivamente. Pero como señala uno de los colaboradores en este debate, esto es solo un problema si uno imagina que, para que yo decida algo, yo debo haberlo querido con la parte consciente de mi mente. Quizás mi inconsciente sea también, mi "yo". De hecho, es mejor que lo sea, porque muy poco de la vida es consciente en absoluto. Uno hubiera pensado que una conclusión así no sería difícil de aceptar en una era post-freudiana. Ciertamente, no sorprendería a aquellos que han leído el clásico trabajo del psicólogo de Princeton, Julian Jaynes, El Origen de la Conciencia en el Colapso de la Mente Bicameral, en el que sistemáticamente disuade al lector de la idea de que la conciencia es necesaria para cualquiera de las características definitorias de la vida mental humana. Señala que muy poca de la actividad cerebral es de hecho consciente (las estimaciones actuales son de menos del 5 %, y quizá sean menos del 1 %), y que tomamos decisiones, resolvemos problemas, hacemos juicios, discriminamos, razonamos, etc, sin ninguna necesidad de participación consciente. Antes de decir más sobre la mente consciente e inconsciente, sería útil aclarar los términos. Adam Zeman es admirablemente conciso al hacerlo. Distingue tres significados principales del término conciencia: (1) la conciencia como estado de vigilia: "después de un intervalo lúcido, el soldado herido cayó en la inconsciencia"; (2) la conciencia como experiencia: "me hice consciente de un sentimiento de temor y de un olor abrumador de goma quemada "; (3) la conciencia como mente: 'Soy consciente de que puedo estar agotando su paciencia", en cuyo caso, a diferencia del ejemplo anterior, uno no está comunicando algo sobre la experiencia como tal, sino sobre algo que uno tiene en la conciencia, incluso si en realidad no lo piensa y experimenta las consecuencias de tal pensamiento en ese momento. La conciencia en cada uno de estos sentidos puede ser sostenida por cualquiera de los hemisferios aisladamente, aunque la calidad de esa conciencia puede diferir. La principal diferencia entre los hemisferios radica en su relación con la mente inconsciente, ya sea que eso signifique el estado de sueño (pensar en la conciencia en el primer sentido), o lo que experimentamos o tengamos en cuenta sin ser conscientes de ello (los sentidos segundo y tercero). Lo que no se encuentra en el centro del campo de atención, en el que estamos enfocados, está mejor gestionado por el hemisferio derecho, aunque el hemisferio izquierdo pueda mostrar una sorprendente ignorancia de ello. Jaynes alinea al hemisferio derecho con la mente inconsciente, y este vínculo ha sido establecido por muchos otros. 173

La alineación ha de ser una cuestión de grado en lugar de todo o nada. Como lo expresa un escritor, "el lado izquierdo está involucrado en la respuesta consciente y el derecho en la mente inconsciente". Es cierto que el procesamiento de la información preconsciente, que incluye la mayor parte de lo que abarca la comprensión social, tiende a realizarse por el hemisferio derecho. El sistema de atención que detecta estímulos fuera del foco del procesamiento consciente está "fuertemente lateralizado al hemisferio derecho". Igualmente, el procesamiento consciente tiende a continuar en el hemisferio izquierdo. Esta dicotomía puede verse en juego incluso en un ámbito, como el de la emoción, con un sesgo del hemisferio derecho ciertamente fuerte: el hemisferio derecho procesa material emocional inconsciente, mientras que el hemisferio izquierdo está involucrado en el procesamiento consciente de los estímulos emocionales. Ciertamente, el hemisferio derecho experiencia material del cual el hemisferio izquierdo no puede ser consciente; y según Allan Schore, el pre-consciente de Freud se encuentra en la corteza orbitofrontal derecha. Freud escribió sobre el pensamiento imaginario, no verbal, “es, por lo tanto, solo una forma muy incompleta de volverse consciente. De alguna manera, también, está más cerca de los procesos inconscientes que el pensamiento en palabras, y es incuestionablemente más antiguo que este último, tanto ontogenéticamente como filogenéticamente". De hecho, Freud derivó su distinción entre el proceso secundario (consciente) y el proceso primario (inconsciente) a partir de la distinción de Hughlings Jackson entre el pensamiento proposicional verbal del hemisferio izquierdo y los "niveles inferiores de ideación" sin palabras asociados con el hemisferio derecho. Todo esto está de acuerdo con la evidencia que sugiere que durante el sueño REM y el sueño sin sueños, hay un flujo sanguíneo mucho mayor en el hemisferio derecho, particularmente en la región temporoparietal. La coherencia de los datos del EEG también apunta a la predominancia del hemisferio derecho en el sueño. Si lo que entendemos por conciencia es la parte de la mente que se enfoca en el mundo, de una forma explícita, lo que le permite formularlo en palabras y que es consciente de su propia conciencia, es razonable vincular la mente consciente con la actividad de casi todo lo que se encuentra en última instancia en el hemisferio izquierdo. Se podría pensar en tal conciencia como un árbol que crece en un lado de una verja, pero con un sistema de raíces que se adentra profundamente en el suelo de ambos lados de la verja. Este tipo de conciencia es una parte pequeña de la actividad cerebral, que tiene lugar en el nivel más alto de integración de la función cerebral, en el punto donde el hemisferio izquierdo (que en realidad está en comunicación constante con el hemisferio derecho, en un nivel de milisegundos) actúa como el "intérprete" de Gazzaniga. No es él solo él que tiene la experiencia, claro está, sino el que la interpreta, la traducción en palabras. (Obsérvese el significado de la metáfora. El significado no se origina en el intérprete, todo lo que uno puede esperar del intérprete es que en sus manos el verdadero significado no se pierda realmente.) ¿Por qué "nosotros" no deberíamos ser nuestro inconsciente, tanto como nuestro yo consciente? El experimento de Libet no nos dice que no elegimos iniciar una acción: simplemente nos dice que tenemos que ampliar nuestro concepto de quiénes somos para incluir a nuestro ser inconsciente. Las dificultades parecen surgir, debido al lenguaje, que es principalmente la forma en la que el hemisferio izquierdo construye el mundo.

174

Se objetará que lo que queremos decir con palabras como "voluntad", "intención", "elegir" es que el proceso es consciente, y si no es consciente, entonces es que no queríamos que sucediera, no lo intentaríamos, o no fue nuestra elección. El hecho de que actualmente, esté claro que nuestros deseos inconscientes, intenciones y elecciones puedan jugar un papel importante en nuestras vidas parece no ser notado. Si se ve obligado a conceder este punto, la siguiente línea de defensa es rechazar el inconsciente, al igual que en pacientes con cerebro dividido, el hemisferio izquierdo rechazará acciones que obviamente se han iniciado ("elegido", "intentado"; "querido") por el hemisferio derecho: no fue "mi" voluntad. Uno no tiene que observar a pacientes con cerebro dividido para ver que el hemisferio derecho tiene voluntad, puede intentar, suponer, desear y elegir, tal como puede hacerlo el hemisferio izquierdo como escribió Hans Vaihinger: La función orgánica del pensamiento se lleva a cabo en su mayor parte inconscientemente. En el caso de que el resultado finalmente entre también en la consciencia, o si la conciencia acompaña momentáneamente a los procesos del pensamiento lógico, esta luz solo penetrará en las aguas poco profundas, y los procesos fundamentales reales se llevaran a cabo en la oscuridad del inconsciente. Las operaciones específicamente intencionales son principalmente, y en cualquier caso al principio, totalmente instintivas e inconscientes, incluso si más tarde avanzan hacia el círculo luminoso de la conciencia... Quiero presentar algunos hallazgos de investigaciones sorprendentes que espero confirmen no solo que esto es así, sino que, estas intenciones surgen del hemisferio derecho y son anteriores, en todos los sentidos, temporal, lógica y ontológicamente, a las del hemisferio izquierdo.

TANTO EL PENSAMIENTO Y SU EXPRESIÓN SE ORIGINAN EN EL HEMISFERIO DERECHO Los hallazgos en cuestión provienen del estudio de los gestos, que en sí mismo son un tipo de lenguaje con una sutileza e inmediatez que va más allá de la claridad de las palabras: "Respondemos a los gestos con una alerta extrema y, podríamos decir, que de acuerdo a un código elaborado y secreto que no está escrito en ninguna parte, ni conocido por nadie, pero es entendido por todos". Hay una distinción a nivel hemisférico entre los gestos expresivos, que encarnan estados emocionales internos y los gestos instrumentales, diseñados para influir en el comportamiento inmediato del otro. Como es de esperar, los gestos expresivos activan el hemisferio derecho, en la región del surco temporal superior, mientras que los gestos instrumentales activan el sistema lateral izquierdo asociado con el lenguaje y la imitación motora. Pero la importancia del gesto es que da una idea de la génesis del pensamiento. David McNeil ha grabado durante años meticulosamente las interacciones humanas y ha analizado la relación entre el lenguaje gestual y lo que se habla. El enfoque de su trabajo no está en la diferencia entre hemisferios como tal, pero en el camino deja dejar caer algunas observaciones que son oro puro para aquellos que están interesados en el tema. El primer punto de interés para nosotros es que los gestos anticipan ligeramente el habla:

175

La anticipación del habla por un gesto es una evidencia importante para el argumento de que los gestos revelan expresiones en su forma primitiva: hay una imagen global sintética que toma forma en el momento en que comienza la fase de preparación, pero todavía no hay una estructura lingüística con la que pueda ser integrado. Queda claro que "global-sintético" es una descripción de la naturaleza holística o gestáltica del pensamiento asociado con el hemisferio derecho. McNeill se refiere, por contraste, a la naturaleza " linealmente segmentada " de la expresión verbal: en donde la linealidad y la segmentación son características de la naturaleza analítica del pensamiento en el hemisferio izquierdo. Por lo tanto, parece que la primera manifestación del pensamiento es en la forma "sintética global" generada por el hemisferio derecho. Sin embargo, la fase del movimiento real del gesto, su parte expresiva, parece retrasarse deliberadamente para que se sincronice con el acto de hablar, una vez que el hemisferio izquierdo haya llegado allí, y los dos modos de pensamiento se han combinado. McNeill revisa las evidencias de las principales hipótesis sobre la relación entre el gesto y el habla, y concluye que hay una síntesis de dos "modos de pensamiento opuestos". Uno se expresa en gestos y es "global-sintético hasta el final": se construye en el momento de hablar y es de naturaleza idiosincrásica, en lugar de formar un código sistemático, todas características que lo identifican como derivado del hemisferio derecho. El otro modo se expresa en palabras, que tienen "una estructura lingüística jerárquica lineal y segmentada"; características que lo identifican como derivado del hemisferio izquierdo. Pero enfatiza que es la contribución del hemisferio derecho la que tiene prioridad temporal y ontológica, ya que el pensamiento es originalmente "en gran parte imaginario y mínimamente analítico", mientras que en el momento de la expresión, se convierte "tanto en imaginario como analítico y es una síntesis de las funciones holísticas y analíticas". En términos de la tesis de este libro, el proceso que comienza en el reino del hemisferio derecho, recibe información del hemisferio izquierdo y, finalmente, alcanza una síntesis del derecho con el izquierdo. "Los gestos no solo reflejan el pensamiento", escribe McNeill, "sino que ayudan a constituir el pensamiento.... sin ellos, el pensamiento estaría alterado o incompleto". Esto recuerda la insistencia de Max Black en que la paráfrasis de la metáfora produce, "una pérdida de contenido cognitivo "; no es solo que la paráfrasis literal, "puede ser muy prolija o aburridamente explícita (o deficiente en cualidades de estilo); falla como traducción porque no da la idea de lo que la metáfora transmite". Casi todos los gestos acompañan el habla, y aunque la mayoría están hechos con la mano derecha, ya que el habla y el gesto están estrechamente coordinados cerca del área de Broca; la naturaleza metafórica del lenguaje gestual, de hecho, proviene del hemisferio derecho y tiene que ser dirigido a través del hemisferio izquierdo para su ejecución. Podemos ver esto en pacientes con el cerebro dividido, cuyo patrón de gestos con la mano derecha (que refleja un hemisferio izquierdo desconectado) es abstracto y empobrecido en extremo, pero vuelve a ser rico cuando proviene de la mano izquierda (que refleja el hemisferio derecho desconectado). Sin embargo, de manera fascinante, esto interfiere en la fluidez del habla, ya que la forma sintética global de lo que uno quiere decir, expresada con una inmediata fluidez por la mano izquierda, no puede, como normalmente lo haría, transferirse a través del cuerpo calloso para que esté disponible en el hemisferio izquierdo para hablar,- añadiendo

176

más evidencia, si fuera necesaria, de que la riqueza del pensamiento proviene del hemisferio derecho y se transfiere a través del hemisferio izquierdo de manera secundaria para su traducción al lenguaje. La imagen de Gazzaniga del "intérprete" de nuevo, tal vez más apta de lo que él mismo se dio cuenta. McNeill descubre más evidencias del vínculo entre el lenguaje gestual que tiene primacía y sus orígenes en el hemisferio derecho. "Después del daño del hemisferio derecho, los hablantes muestran tendencias tanto a descontextualizar el habla como a reducir la expresión de gestos"; y aquellos que no hacen gestos tienden a dar más secuencias de información "segmentadas" que descripciones globales. Como se mencionó, la restricción del movimiento de la mano limita el contenido y la fluidez del habla, y podemos ver que esto probablemente se deba a que inhibe la expresión del concepto primario, global-sintético de lo que uno quiere decir, que se origina en el hemisferio derecho. Quizás el hallazgo más sorprendente de todos es que, cuando hay un desajuste entre el gesto y el habla, es el gesto el que prevalece en el 100% de los casos. "En todos los casos, el elemento afectivo de estímulo parecía ser el gesto, y nunca el discurso". Cuando un orador matemático comete un error verbal, su gesto continua el significado metafórico correcto, lo que implica que el pensamiento era correcto incluso si el lenguaje no lo era, y el gesto transmitía dicho pensamiento. McNeill también encontró que un hemisferio izquierdo desconectado no podía involucrarse con la narrativa, por dos razones principales: carecía de concreción y especificidad en su relación con la historia, y se volvía abstracto y genérico; y tenía secuencias de tiempo erróneas, y episodios confusos que se separaban de la historia porque parecían similares (en otras palabras, los clasificaba y, por lo tanto, los agrupaba, aunque en el mundo vivo su significado se destruía al ser sacado de la secuencia narrativa). En lugar de una narrativa, se producía una meta-narrativa altamente abstracta e inconexa. Las formas narrativas de pensamiento están asociadas con el hemisferio derecho; se asocian con interacciones entre el yo y el otro, están muy cargadas afectivamente, y surgen antes que las formas "paradigmáticas". En general, la evidencia de McNeill apoya firmemente los argumentos de que el pensamiento, el significado y la necesidad de comunicación provienen primero, del reino relativamente inconsciente del hemisferio derecho. Si la hipótesis histórica de que la música llevó al lenguaje es correcta, entonces esto es una demostración más de la primacía de la forma de ser del hemisferio derecho.

LA RE-PRESENTACIÓN DEPENDE DE LA PRESENTACIÓN La evidencia del trabajo de McNeill es que, temporal, lógica y ontológicamente, el mundo del hemisferio derecho se basa en el del izquierdo. En mi opinión, es un compañero esclarecedor del trabajo de Libet sobre la voluntad. En ambos casos, el hemisferio izquierdo consciente se cree el autor, aunque en realidad es un receptor de algo que viene del otro lado. De manera similar, diría que el hemisferio izquierdo consciente piensa que tiene el control, dirigiendo su mirada hacia donde quiere, haciendo que el mundo sea como le plazca, mientras que la realidad es que lo que está escogiendo ya ha sido creado por el hemisferio derecho desde un mundo más amplio – y muchas veces ni siquiera está haciendo eso, ya que mucho antes de que él se de cuenta, sus elecciones ya han sido hechas.

177

Esto es el caso en el tema de la re-presentación que tiene que esperar al fenómeno de presentación. Volviendo a la literatura neurológica y neuropsicológica, podemos ver lo que sucede cuando está ausente la contribución al mundo del hemisferio derecho. El mundo pierde realidad. Las personas que han perdido una función significativa en el hemisferio derecho experimentan un mundo en el cual se ha agotado el significado, donde la vitalidad parece atenuada y donde las cosas mismas parecen insustanciales, carecen de solidez corporal. Debido a la sensación de desapego, esas personas pueden comenzar a dudar de la realidad de lo que ven, preguntándose si de hecho es todo un "teatro", una pretensión, irreal. Pueden llegar a pensar que el hospital, con sus médicos y enfermeras, es una farsa elaborada por ellos para su beneficio. Esto es similar a los síndromes de identificación errónea delirante de Capgras y Fregoli mencionados anteriormente, en los que se considera que personas, cosas o lugares familiares son reemplazados por copias, o impostores, síndromes que también están asociados con déficits en el hemisferio derecho. Vié, en una serie de documentos en 1944, informó sobre algunos ejemplos notables de varios tipos de identificación errónea, incluidos dos casos de soldados franceses que, inválidos después de la Primera Guerra Mundial, sostenían que todo fue- soldados, trincheras, bombas y todo una representación teatral. El mundo del hemisferio izquierdo es, después de todo, virtual, no presente, una re-presentación. En la esquizofrenia, esto puede deslizarse fácilmente hacia un sentimiento de amenaza, en el que parece haber algo que está siendo "montado" o se finge que se "mantiene frente" al individuo; la alienación conduce a la paranoia, acoplada a una especie de aburrimiento ansioso o "ausencia". Otros exhiben una falta casi fatua de preocupación. Es interesante que individuos con daño en el hemisferio derecho puedan ver su propio cuerpo como extraño, como algo mecánico, un conjunto de partes, o una simple cosa en el mundo, como otras cosas, en lugar de un aspecto integral de la sensación de ser nosotros mismos en el que nos vivimos. Una sensación inapropiada de desapego, alienación y alejamiento del yo y del mundo son las consecuencias características de las lesiones del lado derecho, generalmente temporoparietales. Esta condición es similar a aspectos de la esquizofrenia, y es probable que gran parte de la fenomenología de la fase aguda de la esquizofrenia se deba al hecho de que aspectos importantes de la función del hemisferio derecho están distorsionados o atenuados. Así, el hemisferio derecho es el que permite que el mundo viviente se convierta en realidad, y es de esto que se deriva el mundo re-presentado del hemisferio izquierdo. La diferencia entre estos dos modos, lo que está presente y lo que se re-presenta, está ilustrada bellamente por los diferentes conceptos de verdad que estos modos sostienen. ¿Cómo sería una idea de esto? Tomemos el siguiente ejemplo de un silogismo con una premisa falsa: 1. Premisa mayor: Todos los monos trepan a los árboles; 2. Premisa menor: El puercoespín es un mono; 3. Conclusión implícita: El puercoespín trepa a los árboles. Bueno, ¿es verdad? Como demostraron Deglin y Kinsbourne, cada hemisferio tiene su propia manera de abordar esta cuestión.

178

Al comienzo de su experimento, cuando se le pregunta al individuo sano "¿El puercoespín trepa a los árboles?", el responde (utilizando, por supuesto, ambos hemisferios): "el puercoespín no trepa, corre en el suelo; tiene espinas, no es un mono". (De hecho, hay puercoespines que trepan a los árboles, pero parece que los sujetos rusos, y sus investigadores, no se dieron cuenta de esto, y por lo tanto, para los fines del experimento, debe ser asumido que los puercoespines no son arbóreos.) Durante la inactivación experimental y temporal del hemisferio, el hemisferio izquierdo del mismo individuo (con el hemisferio derecho inactivado) responde que la conclusión es cierta: "el puercoespín trepa a los árboles ya que es un mono". Cuando el experimentador pregunta: "¿Pero el puercoespín es un mono?", el responde que sabe que no lo es. Sin embargo, cuando se le presenta nuevamente el silogismo, el está un poco desconcertado, pero responde afirmativamente, ya que "eso es lo que está escrito en la tarjeta". Cuando el hemisferio derecho del mismo individuo (con el hemisferio izquierdo inactivo) le preguntan si el silogismo es verdadero, responde: "¿Cómo puede trepar a los árboles? ¡No es un mono, esto está equivocado aquí!" Si el experimentador señala que la conclusión debe seguir las premisas establecidas, responde indignado: "Pero ¡el puercoespín no es un mono! En situaciones repetidas, tema tras tema, cuando se trata de silogismos con premisas falsas, como “Todos los árboles se hunden en el agua; la balsa es un árbol; la madera de balsa se hunde en el agua ", o "Las luces del norte se ven a menudo en África; Uganda está en África; las luces del norte se ven en Uganda ", se presenta el mismo patrón. Cuando se le pregunta si la conclusión es verdadera, el individuo sano muestra una reacción de sentido común: "Estoy de acuerdo en que parece sugerirlo, pero sé que de hecho está mal". El hemisferio derecho descarta las premisas falsas y las deducciones como absurdas. Pero el hemisferio izquierdo se adhiere a la falsa conclusión, respondiendo con calma al hecho de que "eso es" lo que dice aquí". En la situación del hemisferio izquierdo, se da prioridad al sistema, independientemente de la experiencia: y se mantiene dentro del sistema de símbolos. La verdad, es para él, coherencia, porque no hay un mundo más allá, no hay un Otro, nada fuera de la mente a la que corresponder. "Eso es lo que dice aquí". Por eso se corresponde consigo mismo: en otras palabras, es coherente. El hemisferio derecho da prioridad a lo que aprende de la experiencia: el estado real de las cosas existentes, "ahí fuera". Para el hemisferio derecho, la verdad no es una mera coherencia, sino una correspondencia con algo que no es él mismo. La verdad, por ello, se entiende en el sentido de ser "verdadera" a algo, fidelidad a cualquier cosa que exista aparte de nosotros mismos. Sin embargo, sería erróneo deducir de esto que el hemisferio derecho simplemente se mueve con lo que es familiar, adoptando una conformidad cómoda con la experiencia actual. Después de todo, la experiencia de alguien puede ser falsa en la realidad: entonces poner atención a la lógica sería una manera importante de alejarse de la falsa suposición habitual. Y he enfatizado que es el hemisferio derecho el que nos ayuda a ir más allá de la inautenticidad familiar. El diseño del experimento anterior prueba específicamente lo que sucede cuando uno se ve obligado a elegir entre dos caminos sobre la verdad al responder a una pregunta: usar lo que se sabe por experiencia o seguir un silogismo donde las premisas son descaradamente falsas. La pregunta no era si el silogismo era estructuralmente correcto, sino si era realmente cierto. Pero en una situación diferente, donde se hace una pregunta diferente, "¿Es este silogismo estructuralmente correcto?", incluso cuando la conclusión se opone a la experiencia de uno, es el 179

hemisferio derecho el que responde correctamente, y el hemisferio izquierdo el que se distrae por la familiaridad de lo que ya cree que sabe y obtiene la respuesta incorrecta. El hilo común aquí es el papel del hemisferio derecho como "detector de mentiras". En el primer caso (respondiendo a la pregunta "¿Qué es verdad aquí?) La detección de tonterías implica el uso del sentido común. En el segundo caso (respondiendo "¿Es correcta la lógica aquí?"), detectar la tontería implica resistir a lo obvio, de la línea de pensamiento habitual. Esto ilustra el aspecto de la actividad del hemisferio derecho al que Ramachandran se refiere como el "abogado del diablo".

EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA NERVIOSO ES CONGRUENTE CON EL HEMISFERIO DERECHO Una línea adicional de evidencia merece consideración. He sugerido que la función y la estructura del cerebro actúan como una metáfora de la mente: en otras palabras, que podemos aprender algo sobre la naturaleza de los procesos mentales mediante la observación del cerebro. Al mismo tiempo, he sugerido que hay algo fundamental sobre el mundo que se crea en el hemisferio derecho, con su intermediación, su modo de saber que implica la reciprocidad, un proceso reverberativo de ida y vuelta, comparado con el método unidireccional, lineal, y secuencial de construir una imagen favorecido por el hemisferio izquierdo. Pero, se puede decir, que el sistema nervioso tiene en sí mismo el modelo del hemisferio derecho. Un nervio transmite un impulso al siguiente, que a su vez lo transmite a otro, o a una fibra muscular, y eventualmente eso resulta en acción. El proceso es lineal, secuencial: ¿qué hay de "reverberativo" en esto? Si las neuronas trabajaran pase lo que pase, de esta manera lineal, secuencial, unidireccional, en el manejo de la "información", el modelo del hemisferio izquierdo sería fundamental para nuestro ser, para nuestros procesos mentales y, por lo tanto, para la conciencia misma. Pero, la forma en que se comportan las neuronas no es lineal, secuencial, unidireccional: se comportan de manera recíproca, reverberativa, y no solo en el hemisferio derecho. Marcel Kinsbourne: En contra de la imagen tradicional del cerebro como una vía de información unidireccional, cuando las estaciones celulares en el cerebro se conectan, el tráfico casi siempre es bidireccional. No va en una dirección, con un poco de retroalimentación, tampoco. Las áreas interactúan por igual en ambas direcciones, directamente recíprocamente, o indirectamente, haciendo un bucle a través de varias estaciones celulares, de modo que el tráfico neuronal reverbera desde su punto de partida. El cerebro anterior es abrumadoramente una arena de influencia recíproca reverberante. Parece que esta reciprocidad, esta interrelación, va en el núcleo de nuestro ser. Además de esto, existe una evidencia fascinante de que la intermediación y la reciprocidad existen a nivel de la estructura y función de las células dentro de la misma neurona, incluso a nivel molecular, a medida que el cerebro comprende algo y establece rastros de memoria. No sé si continúa en los niveles atómico y subatómico, pero la lectura profana de tal literatura sugiere que podría hacerlo también. El proceso de traer el mundo a la realidad comienza, entonces, con el hemisferio derecho. Y, como mencioné en el Capítulo II, es el hemisferio derecho el que desarrolla primero sus funciones, y el que permanece dominante durante al menos el primer año de vida. 180

EL PROCESAMIENTO INTERMEDIO SE REALIZA POR EL HEMISFERIO IZQUIERDO La primacía podría significar simplemente llegar primero, en el sentido de que la infancia precede a la madurez. Pero no me refiero solo a que el hemisferio derecho comience el proceso de traer el mundo a la existencia. Quiero decir que lo hace porque está más en contacto con la realidad, y que no solo tiene prioridad temporal o de desarrollo, sino también preeminencia ontológica. Independientemente de lo que el hemisferio izquierdo pueda añadir, y añade enormemente, necesita devolver lo que ve del mundo al que está conectado a tierra por el hemisferio derecho. Ahora llegamos al mundo del hemisferio izquierdo, un mundo virtual, en el que ya no somos receptores pacientes, sino operadores poderosos. Los valores de claridad y fijeza se agregan mediante el procesamiento del hemisferio izquierdo, que es lo que nos permite controlar, manipular o usar el mundo. Para lograr esto, la atención está dirigida y enfocada; la totalidad se rompe en partes; lo implícito se desempaqueta; el lenguaje se convierte en el instrumento del análisis en serie; las cosas se categorizan y se vuelven familiares. El afecto se deja a un lado y se reemplaza por la abstracción cognitiva; la mente consciente se hace cargo de la situación; los pensamientos se envían al hemisferio izquierdo para que se expresen en palabras y las metáforas se pierden o se suspenden temporalmente; el mundo se re-presenta en una forma estática y jerárquicamente organizada. Esto nos permite llegar a un conocimiento, y lograr que el mundo se resuelva, pero deja dicho saber, desnaturalizado y descontextualizado. Este es el mundo que nos es familiar del período intermedio o "clásico" de la filosofía, desde Platón al menos hasta Kant, una vez que se perdieron las visiones de los filósofos presocráticos y antes de que se adquirieran la de los "idealistas" alemanes, y más tarde las de los fenomenólogos. En física es la mecánica clásica, el universo newtoniano y, la visión de la naturaleza que comenzó con Demócrito y sus contemporáneos y terminó con Niels Bohr y los suyos. El hemisferio izquierdo, el mediador en la división, nunca es un punto final, siempre es una puesta en escena. Es un departamento útil para enviar las cosas para su procesamiento, pero las cosas solo tienen sentido una vez más cuando se devuelven al hemisferio derecho. Es necesario que haya un proceso de reintegración, por el cual volvemos al mundo experiencial nuevamente. Las partes, una vez vistas, se engloban nuevamente en el conjunto, ya que la fragmentación dolorosa y consciente de la pieza, en la práctica del músico se pierde una vez más en la interpretación (ahora mejorada). La parte que ha estado bajo el foco de atención se ve como parte de una imagen más amplia; lo que tenía que ser consciente por un tiempo se vuelve inconsciente nuevamente; lo que necesita ser implícito una vez más se retira; la entidad representada vuelve a estar presente y "vive"; e incluso el lenguaje recibe su significado final de la pragmática holística del hemisferio derecho. Así, lo que comienza en el mundo del hemisferio derecho es 'enviado' al mundo del hemisferio izquierdo para su procesamiento, pero debe ser "devuelto" al mundo del hemisferio derecho donde se puede hacer una nueva síntesis. Quizás una analogía sería la relación entre leer y vivir. La vida ciertamente puede tener significado sin libros, pero los libros no pueden tener significado sin la vida. La mayoría de nosotros probablemente compartimos la creencia de que la vida se enriquece en gran medida con ellos: la vida entra en los libros y los libros vuelven a la vida. Pero la relación no es igual ni simétrica.

181

No obstante, lo que hay en ellos no solo se suma a la vida, sino que vuelve genuinamente a la vida y la transforma, de modo que la vida como la vivimos en un mundo lleno de libros se crea en parte por los libros mismos. Esta metáfora no es perfecta, pero aclara este punto. En cierto sentido, un libro, como el mundo según el hemisferio izquierdo, es un extracto de vida selectivo, organizado, re-presentado, estático, revisable, limitado, "congelado". Ha tomado algo infinitamente complejo, interrelacionado sin fin, fluido, evolutivo, incierto, que nunca se repite, encarnado y fugaz (porque está vivo) y ha producido algo de una manera muy diferente que podemos usar para entenderlo. Aunque obviamente es mucho menos complejo que la vida misma, sin embargo, ha traído a la luz un aspecto de la vida que antes no estaba allí. Por lo tanto, el hemisferio izquierdo (como el libro) puede verse como tomando algo del mundo tal como lo proporciona el hemisferio derecho (la "vida" sin pensar), y devolviendo la vida en forma mejorada. Pero, en el estante, el contenido del libro está muerto: vuelve a la vida solo en el proceso de ser leído. Ya no están estáticos, limitados, o "congelados", los contenidos del libro se incorporan al mundo donde nada es fijo o totalmente conocido, sino que siempre se convierte en otra cosa. Supongo que hay algo que existe fuera de la mente. Hay que tener un punto de partida, y si no se cree al menos en eso, no tengo nada que decir, sobre todo porque, si tiene razón, no está ahí para que se lo diga. La relación de nuestros cerebros con lo que sea que exista aparte de nosotros mismos podría ser de cuatro tipos: (1) ninguna relación, lo que nos devuelve al solipsismo, ya que mi cerebro sería la única fuente de todo lo que experimento; (2) receptivo: en el sentido de que, tal vez como un aparato de radio, el cerebro capta al menos algo de lo de fuera y se convertirá en lo que se experimenta; (3) generativo: en el sentido de que el cerebro crea al menos algo de lo que sea que exista aparte de nosotros mismos; o (4) reverberante, es decir, tanto receptivo como generativo - tanto recogiendo, recibiendo, percibiendo y en el proceso haciendo, devolviendo, creando "lo que sea que existe aparte de nosotros mismos pero que nos incluye a nosotros mismos". Simplemente voy a declarar en este punto que adopto la última de estas alternativas. Por supuesto, lo que es una pregunta importante para la filosofía, si tal cosa es susceptible de prueba, no puedo demostrarlo. Todo lo que puedo decir es que toda la evidencia disponible para mí como ser humano vivo, pensante, y que experimenta me lleva a esa conclusión. Entonces, dado el argumento de este libro, ¿son los hemisferios los que están dando y recibiendo y forman parte de todo esto, o solo uno? Mi punto de vista es que tanto el hemisferio derecho como el izquierdo están involucrados en el proceso de dar y recibir, a partir del cual se crea el mundo que experimentamos, pero, una vez más, no simétricamente. El hemisferio derecho parece ser el primero que da origen al mundo, pero lo que crea solo puede ser inevitablemente parcial. La idea de que nuestros cerebros están perfectamente adaptados para traernos a nosotros todo lo que pueda existir en el universo, especialmente, que podrían traer a la existencia todo lo que hay en el universo en un momento dado, es evidentemente ridícula. Para usar la analogía de un receptor de radio, se puede sintonizar solo en una longitud de onda a la vez, y siempre habrá ondas de radio, por no mencionar otras formas de ondas, que nunca se podrá captar. Pero este filtrado, esta restricción, impuesta en el hemisferio derecho no es solo una limitación en el sentido negativo, ya que ser capaz de transmitir un programa en cualquier momento dado no es una cualidad negativa en una radio. 182

Tal limitación es una condición de su funcionamiento. A partir de él, se nos permite que surja algo en particular, el mundo como el hemisferio derecho nos lo transmite. El hemisferio izquierdo, a su vez, engancha, ve, recibe solo algo de lo que el hemisferio derecho ha recibido. Su método es la selección, la abstracción - en una palabra la negación. Pero esta selección, este estrechamiento, una vez más no es una disminución, sino un aumento. Al restringir o seleccionar, surge algo nuevo que no existía antes. El proceso es como una escultura, en la que una cosa se crea a través de otra cosa que se elimina. La eliminación puede revelar la cosa que vive dentro de la piedra: pero igualmente esa cosa, sea lo que sea, vive solo en la piedra, no en la eliminación por sí sola. Así, en cierto sentido, la piedra depende de la mano del escultor, aunque no tanto como la mano del escultor depende de la piedra. El mundo que experimentamos es un producto de ambos hemisferios, claramente, pero no de la misma manera. La creación restrictiva de algo por parte del hemisferio izquierdo depende siempre de su fundamento en algo que se sustenta en el hemisferio derecho (y ambos en algo que los sustenta a ambos, fuera del cerebro). Es posible que esta estructura bifásica, y esencialmente apofática ("no-dicha"), para revelar cualquier cosa que exista aparte de nosotros, haya sido prevista por Max Scheler. Si bien no hay una ecuación simple entre el hemisferio derecho y el Drang de Scheler, y el hemisferio izquierdo y su Geist, creo que, sin embargo, esto ilumina un elemento importante tanto, en la forma en que los hemisferios se relacionan entre sí, como en la forma en que juntos se relacionan con lo que sea que exista aparte de nosotros mismos. La relación entre los hemisferios es permisiva solamente. El hemisferio derecho puede no permitir (diciendo que "no") o permitir (no diciendo que "no"), aspectos del Ser a la "presencia" de esto. Hasta que no lo hagan, no sabe lo que son, y por lo tanto, no puede participar en su ser como tal, antes de su revelación. Posteriormente, el hemisferio izquierdo solo puede no permitir (diciendo que "no"), o permitir (al no decir "no") que aspectos de lo que es "presentado " en el hemisferio derecho sean "re-presentados": no sabe lo que el hemisferio derecho sabe y, por lo tanto, no puede participar en su existencia como tal. Este modo negativo o apofático de creación de lo que sea que esto es, es reflejado en nuestra experiencia de que lo que sabemos acerca de las cosas tal como realmente son, comenzando con el Ser en sí mismo, es de naturaleza apofática: solo podemos saber lo que no son. Su significado particular es que describe el camino seguido hacia la verdad por el hemisferio derecho, que ve las cosas en su totalidad, y si se le pide que las describa, debe permanecer en "silencio". No tiene forma de llegar a lo que esa cosa es más que señalándolo o desenmascarándolo, permitiendo que la cosa se revele en si misma, tanto como sea posible (no diciendo "no" a ella, sino diciendo "no" a lo que sea que se encuentra alrededor y lo oscurece), como un escultor que talla la piedra para revelar la forma en el interior. Además, debido a que lo que el hemisferio izquierdo tiene a su disposición solo lo que no ha dicho que "no" a lo que se "presencia" por el hemisferio derecho, tiene acceso solo a partes del todo, fragmentos, y si intenta ver el todo, tiene que volver a juntarlos de manera voluntaria. Tiene que tratar de llegar a la comprensión juntando los trozos y las piezas, construyéndolos positivamente desde el interior, como si la estatua estuviera "unida". Por tal proceso, una persona humana se convierte en un monstruo de Frankenstein, en lugar de un ser vivo, no en vano es una de las metáforas que originaron el Romanticismo.

183

Esta idea no es solo una visión filosófica que nos ayuda a explicar lo que sabemos de los mundos creados por los dos hemisferios a nivel fenomenológico. Una vez más, lo encontramos instanciado a nivel neurológico en la anatomía funcional del cerebro. Recuerde que la función principal del cuerpo calloso es actuar como un filtro en la transmisión entre los hemisferios, permitiendo que la comunicación pase, pero actuando de manera preferentemente para inhibir la actividad, dando forma a la evolución de la experiencia consciente, principalmente, en el hemisferio izquierdo. Pero eso no es todo. La parte más altamente evolucionada del cerebro, la corteza frontal, logra lo que hace en gran medida negando (o no negando) otros tipos de actividad cerebral. "El trabajo de la corteza es prevenir la respuesta inapropiada en lugar de producir la adecuada", escribe Joseph LeDoux; es decir, inhibe de entre las cosas que existen, selecciona, no da origen. Y una respuesta al problema planteado por el libre albedrío en los experimentos de Libet es que hay un tiempo entre la iniciación inconsciente de una acción y su ejecución para que la mente consciente intervenga y "ponga un veto" a la acción. En este sentido, puede ejercer su influencia más como "libre voluntad" que como "libre albedrío". Los lóbulos frontales son indiscutiblemente las partes del cerebro que nos hacen más humanos, que nos proporcionan todas las cosas más grandes que alcanzamos. Esta negación es por lo tanto enormemente creativa. Cuando recordamos que es el hemisferio derecho el que logra ponernos en contacto con lo que es nuevo mediante una actitud de apertura receptiva hacia lo que es, en contraste con la visión del hemisferio izquierdo que hace nuevas cosas activamente, poniéndolas voluntariamente juntas poco a poco, parece que aquí también es evidente, si es que necesitamos algo más, que el hemisferio derecho es más fiel a la naturaleza de las cosas.

EL PROCESO DE REINTEGRACIÓN En última instancia, el principio de división (el del hemisferio izquierdo) y el principio de unión (el del hemisferio derecho) deben estar unidos: en términos de Hegel, la tesis y la antítesis deben estar capacitadas para lograr una síntesis en un nivel superior. Los pacientes con cerebro dividido pueden contarnos un poco sobre este nivel a partir de sus experiencias fuera del laboratorio, en sus encuentros con la vida; porque parecen tener problemas con el sueño y la imaginación. En el caso de los sueños, puede ser que tenga lugar, pero que la dificultad esté en que el hemisferio izquierdo tenga acceso a ellos y, por lo tanto, pueda informarlo. Se puede ver que la generación de las mayores hazañas del espíritu humano requiere la integración de ambos mundos hemisféricos, y los pacientes con cerebro dividido parecen tener un nivel empobrecido de imaginación y creatividad, sugiriendo, como creo que es claramente el caso, que el funcionamiento integrado de ambos hemisferios es necesario para tal actividad. La forma que toma esa integración puede estar lejos de ser sencilla, por supuesto. Puede ser que, en ausencia del cuerpo calloso intacto, sea imposible que uno de los hemisferios inhiba al otro adecuadamente y evite que interfiera durante períodos críticos. O puede haber un fracaso de la reintegración una vez que el proceso ha terminado. Si la visión del hemisferio izquierdo predomina, su mundo se desnaturaliza (en términos de Heidegger, hay una "deshumanización" del mundo). 184

Luego, el hemisferio izquierdo siente que algo está mal, que algo falta, de hecho, nada menos que la vida. Intenta hacer que sus producciones vuelvan a vivir apelando a lo que ve como los atributos de un ser vivo: novedad, emoción, estimulación. Sin embargo, es la facultad de la imaginación la que surge entre los dos hemisferios, la que nos permite recuperar las cosas del mundo del hemisferio izquierdo y hacer que vuelvan a vivir en el derecho. Es de esta manera, no por una mera novedad, que las cosas se vuelven verdaderamente nuevas una vez más. El hemisferio derecho necesita del hemisferio izquierdo para poder "desempaquetar" la experiencia. Sin su distancia y estructura, ciertamente, no puede haber, por ejemplo, arte, solo experiencia - la descripción de Wordsworth de la poesía como "emoción recordada en tranquilidad" es solo un famoso reflejo de esto. Pero, igual de importante, si el proceso termina en el hemisferio izquierdo, uno tiene solo conceptos: abstracciones y concepciones, no arte en absoluto. De manera similar, el apremiante sentimiento pre-conceptual de sobrecogimiento puede evolucionar hacia la religión solo con la ayuda del hemisferio izquierdo: sin embargo, si el proceso se detiene ahí, todo lo que queda es teología, sociología o ritual vacío: sin nada más. Parece que, habiéndose realizado el trabajo de separación en el hemisferio izquierdo, debe buscarse una nueva unión, y para que esto suceda, el proceso debe devolverse al hemisferio derecho para que pueda seguir vivo. Por eso Nietzsche sostuvo que "en contraste con todos aquellos que están decididos a derivar las artes de un solo principio, como la fuente de vida necesaria para cada obra de arte, he mantenido mi mirada fija en estas dos deidades artísticas de los griegos, Apolo y Dioniso”. Según Nietzsche, estos dos dioses representaban los dos impulsos artísticos fundamentalmente opuestos (Kunsttriebe): uno hacia el orden, la racionalidad, la claridad, el tipo de belleza que viene con la perfección, el control humano de la naturaleza y la celebración de máscaras, representaciones o apariencias; el otro hacia la intuición, la superación de todos los límites creados por el hombre, un sentido de unidad o plenitud, el placer físico y el dolor, y la celebración de la naturaleza más allá del control humano, como realmente ella es. Se apreciará que este contraste no corresponde claramente al hemisferio izquierdo frente el hemisferio derecho; sino más bien , en términos neuropsicológicos, con los lóbulos frontales frente las regiones subcorticales más antiguas del sistema límbico; pero como, como he enfatizado, estas distinciones tienen implicaciones para la división de los hemisferios (en el sentido de que el hemisferio derecho está más en contacto con estas fuerzas antiguas y "primitivas", aunque las module de manera importante en muchos aspectos), y tiene relevancia para el tema de este libro. El hemisferio izquierdo sabe cosas que el hemisferio derecho no sabe, al igual que el derecho sabe cosas de las cuales el hemisferio izquierdo es ignorante. Pero es solo, como he sugerido en capítulos anteriores, el hemisferio derecho el que está en contacto directo con el mundo vivido encarnado: el mundo del hemisferio izquierdo es, en comparación, un asunto virtual y sin sangre. En este sentido, el hemisferio izquierdo es un "parásito" del derecho. No tiene vida en sí mismo: su vida proviene del hemisferio derecho, al que solo puede decir "no" o no decir "no". Esta idea se encuentra detrás de la percepción de Blake en El matrimonio del cielo y el infierno, "La energía es la única vida y proviene del cuerpo; y la razón es el límite o circunferencia externa de la energía [énfasis añadido]". La razón (lo que Blake denomina Ratio en otra parte, algo más cercano a la racionalidad que a la razón) se basa en la delimitación de esa otra cosa que es inherente a la vida realmente. 185

Esto no es, como Blake pudo haberlo querido, desacreditar la importancia de la razón, sino que es señalar algo importante sobre su estado ontológico. De manera similar, la relación entre los hemisferios implica más que una participación simétrica y equivalente entre los dos: una asimetría entre el principio de separación (hemisferio izquierdo) y de unificación (hemisferio derecho), y en última instancia la preponderancia de la integración. Heidegger no fue el único que vio que la belleza yace en el descanso de los opuestos, que claramente se han diferenciado, en la conectividad de una unidad armoniosa. La necesidad de una unificación definitiva de la separación con la unión es un principio importante en todas las áreas de la vida; refleja la necesidad no solo de dos principios opuestos, sino también de que su oposición finalmente se armonice. La relación entre unión y separación no es en este sentido, una vez más, igual o simétrica. Pensadores y filósofos de la tradición Romántica han luchado para expresar esta idea de diferentes maneras. Introduzco el término "Romántico" aquí con cierta inquietud, porque para algunos sugiere las limitaciones de un período circunscrito de la historia cultural Occidental reciente, asociado en sus mentes con la fantasía y la falta de rigor. Desafortunadamente, es el único término que tenemos para referirnos a una revolución tanto filosófica como cultural, que anunció los comienzos de una toma de conciencia del poder del pensamiento metafórico, de las limitaciones de la lógica clásica, de una lógica no partidista, y la adopción de formas no-mecánicas de pensar sobre el mundo, que tardíamente nos permitió ponernos al día con ideas que han estado vigentes durante siglos, si no milenios, en las culturas Orientales. Con el advenimiento del Romanticismo, la paradoja se convirtió una vez más no, en un signo de error, sino como lo habían visto los filósofos Occidentales antes de Platón y todas las grandes escuelas de pensamiento de Oriente antes y después, como un signo de necesario de la limitación de nuestros modos habituales de expresión y pensamiento, siendo bienvenida, en lugar de rechazada, en el camino hacia la verdad. "La paradoja es simultáneamente buena y genial", escribió Friedrich Schlegel. Como digo, los Románticos lucharon por expresar la idea de la unidad de la unión con la división. Aquí está Schlegel de nuevo: "Donde se detiene la filosofía, la poesía debe comenzar... Cualquier cosa que se pueda hacer para separar la poesía y la filosofía se ha hecho y se ha consumado. Así que ha llegado el momento de unir a los dos". Con un punto ligeramente diferente, pero en una línea similar, escribió: "Es igualmente fatal para la mente tener un sistema que no tener ninguno. Simplemente tendrá que decidir que combinar de los dos". Y Coleridge escribió en su Biografía Literaria: Para obtener nociones adecuadas de cualquier verdad, debemos separar intelectualmente sus partes distinguibles; y este es el proceso técnico de la filosofía. Pero una vez hecho esto, debemos restaurarlos desde nuestra concepción de la unidad en la que realmente coexisten; y este es el resultado de la filosofía. Hegel también sostuvo que la unión y la división deben estar unificadas, sugiriendo la máxima prioridad del principio de unión sobre el de la división, a pesar del papel necesario que desempeña la división en una etapa del proceso. "Todo", escribió (con su característica impenetrabilidad) "depende de la unidad entre lo diferenciado y lo no diferenciado, o de la identidad de la identidad y la no identidad".

186

El concepto de individuo (entidad o persona, cualquiera que sea) es, por lo tanto, un concepto ambiguo. Por un lado, se puede ver como una parte, que tiene existencia previa al todo en el que reside, y ese todo se ve como resultado de una suma de las partes - el individuo como una "unidad" de un complejo de unidades, como un bloque entre bloques de construcción (punto de vista del hemisferio izquierdo). Por otro lado, el individuo puede verse como un todo, indivisible en partes de las cuales ese todo podría ser recreado una vez fragmentado; pero, sin embargo, no se separa de un todo mayor al que pertenece, y se refleja en él, del cual, incluso, deriva su individualidad (punto de vista del hemisferio derecho). Así, según este punto de vista, la tendencia divisiva hacia la individuación existe dentro de la tendencia a la unión; las entidades individuales se distinguen, pero solo dentro de una unión que supervisa y califica esa distinción. En el Romanticismo, como sugeriré más adelante, este sentido de individualidad, aplicado al individuo humano, era solido, pero se consideraba que existía dentro del contexto de algo más amplio y más profundo que él mismo, hacia el cual se orientaba. Esta tendencia hacia otra cosa no aniquila la individualidad del yo, sino que la fundamenta. El sistema de construcción del hemisferio izquierdo ha sido muy influyente históricamente, porque es retóricamente poderoso. Parece ser una forma de integrar o reintegrar hechos o entidades dispares que el mismo hemisferio izquierdo ha creado. Pero en realidad crea algo muy diferente del todo del que se ha extraviado. Simplemente, llamaría la atención, siguiendo a Elster, sobre el hecho de que los sistemas racionalistas contienen las semillas de su propia destrucción. De una manera gódeliana, siempre hay elementos que surgen dentro del sistema (objetivos concebidos racionalmente) que no pueden ser alcanzados por el mismo sistema (medios racionales de búsqueda), y que de hecho llevan nuestra atención hacia los límites del sistema, y nos señalan algo más allá. De manera similar, existen tensiones entre la búsqueda racional de la certeza y el deseo de conocimiento, ya que, como señaló Hegel, la "inmediatez" (la cualidad de ser comprensible sin la necesidad de ningún otro concepto o idea), no es compatible con la firmeza, y por lo tanto la certeza se compra a expensas del contenido: "Cuanto más seguro sea nuestro conocimiento, menos sabemos". Cuanto más señalamos algo para estar seguros de ello, menos sabemos realmente de eso, el equivalente del principio de incertidumbre mencionado anteriormente. La dificultad de articular una distinción profundamente sentida entre, por un lado, la visión del mundo como un conjunto de partes o fragmentos que necesitan, para ser comprendidos, ser agregados a un sistema (hemisferio izquierdo), y la apreciación de entidades individuales, o particulares, que nunca se separan del todo al que pertenecen, y de las que, por más paradójico que parezca, deriva su individualidad (hemisferio derecho), dejó preocupados y perplejos a los Románticos. En las cartas de Coleridge y en su Biografía Literaria, uno lo ve luchando por una percepción más clara de esta dualidad; de hecho, encontrar la manera de iluminar este aspecto profundamente sentido de la dualidad de la mente fue la batalla con la que se enfrentó durante la mayor parte de su vida intelectual. Escribió: A veces yo puedo sentir con fuerza las bellezas que usted describe, en sí misma, y por sí misma, pero con frecuencia todas las cosas me parecen pequeñas, todo el conocimiento que pueda adquirirse, un juego de niños, el universo mismo, - ¿como un inmenso montón de pequeñas cosas? No puedo contemplar más que partes, y partes que son todas pequeñas -!- Mi mente se siente como si le doliera contemplar -saber algo

187

grande, algo que es indivisible y solo la fe de las rocas o cascadas, montañas o cavernas me da la sensación de sublimidad o majestad! — ¡Pero en esta fe todas las cosas falsifican el infinito! [Énfasis en el original]. Por el contrario, solo unos días después escribió de su: Amor por "lo Grande", y "al Todo". Aquellos que han sido conducidos a las mismas verdades, paso a paso a través del constante testimonio de sus sentidos, me parecen que buscan un sentido que yo poseo, - no contemplan nada más que las partes, y todas las partes son necesariamente pequeñas, y el Universo para ellos no es más que una masa de pequeñas cosas. A fines del siglo XIX, Nietzsche había llegado a la conclusión de que esta visión de un montón de pequeñas cosas desconectadas no era solo otra forma de ver, sino una forma artificial, impuesta por la conexión fundamental de la existencia con la utilidad del saber: "No hay nada perdurable, ni unidades finales, ni átomos, ni mónadas: aquí también 'el Ser' de las cosas ha sido incrustado por nosotros (por razones prácticas, útiles, de perspectiva)". Lo que quiere decir aquí con el "ser" de las cosas "es el sentido de entidades completas, independientemente existentes, en lugar de un todo interconectado siempre en el proceso de ser: un sentido que el hemisferio izquierdo impone al mundo por "práctico, útil, razones de perspectiva ", partes y sistemas son un subproducto del proceso del "conocimiento", el modo del hemisferio izquierdo. "Mi mente se siente como si le doliera contemplar y saber algo grande... "En alemán, el sentimiento de anhelo por algo que existe fuera del yo al que se siente conectado se cristalizó en la palabra das Sehnen, que a menudo se traduce al inglés como "anhelo ". Lo que este concepto me parece que encierra es el sentimiento de estar conectado a algo, alejado de él. La conexión se mantiene a pesar de la distancia y la separación a pesar del sentido de unión. La razón por la que menciono esto aquí es que la distinción existe dentro de la unión, que triunfa sobre ello. Por muy diferenciado que sea, el individuo sigue siendo parte del todo y es comprensible solo en términos del todo del que forma parte. La palabra das Sehnen, añoranza, proviene de la misma raíz que die Sehne, tendón. El objeto de anhelo es aquello hacia lo que "tendemos" y "tendón" se relaciona de manera similar con las palabras "tender" y "tendencia". De hecho, la palabra inglesa "sinew (tendón)" se relaciona con die Sehne, y "sinew" solía usarse para referirse a la unión elástica del músculo y el tendón. Estas imágenes sugieren el funcionamiento de una articulación, como por ejemplo el codo. La articulación es posible gracias a la existencia de los tendones, conexiones elásticas que permiten que los huesos participen en la articulación (pero no constituyen parte de la articulación) alejándose el uno del otro y permaneciendo conectados, o para moverse juntos y permanecer separados, una imagen captada ingeniosa, y profundamente, por Donne en su par de brújulas, la imagen de los dos enamorados en Una despedida: prohibido el duelo. El significado de estas ideas se hará más evidente en la Parte II. Hay, en resumen, una fuerza de individuación (hemisferio izquierdo) y una fuerza de coherencia (hemisferio derecho): en donde el todo no es lo mismo que la suma de las partes, la fuerza de la individuación existe dentro y está sujeta a la fuerza de la coherencia. En este sentido, los "datos" del hemisferio izquierdo deben ser "abandonados" para reunificarlos a través de las operaciones del hemisferio derecho. 188

Esta sensación de que la racionalidad del hemisferio izquierdo debe ser reenviada y estar sujeta a la influencia contextualizadora más amplia del hemisferio derecho, con toda su complejidad emocional, explica la afirmación del filósofo eminentemente razonable, David Hume de que “la razón es, y debería ser el esclava de las pasiones, por eso nunca puede pretender otro oficio que servir y obedecer a dichas pasiones”. No quiso decir que la pasión desenfrenada debe gobernar nuestros juicios, sino que el funcionamiento racional del hemisferio izquierdo (aunque él no podría haber sabido que eso era lo que era) debería estar sujeto a la sabiduría intuitiva del hemisferio derecho (aunque él tampoco podría haberlo reconocido como tal). Si la razón surge del sentimiento, como dice Vauvenargues, y, a su vez, debería plegarse a los sentimientos, como sugiere Hume aquí, esto expresa perfectamente mi opinión de que lo que surge en el hemisferio izquierdo lo hace desde el hemisferio derecho, y debe estar sujeto a él una vez más.

REINTEGRACIÓN COMO DEROGACIÓN (AUFHEBUNG) He expresado esta reintegración en términos de un 'retorno' al hemisferio derecho. Esto conlleva el riesgo de sugerir que los logros de las intervenciones del hemisferio izquierdo se pierdan o se anulen, reduciéndose solo a un recuerdo que debe tenerse en cuenta al observar el nuevo todo logrado por el hemisferio derecho, como si uno estuviera mirando el mismo todo que antes, solo que con nuevos ojos. Esto sería como si un niño toma un reloj en pedazos y lo vuelve a armar. El único sentido significativo es que el reloj reintegrado ahora sería diferente por el nuevo conocimiento del niño de sus partes constituyentes; una diferencia importante para el niño, sin duda, pero que no altera efectivamente el reloj. Una vez más, somos engañados por una metáfora de un mecanismo, el reloj, que es, al menos en un cierto sentido, nada más que la suma de sus partes. En cambio, el patrón que yo adoptaría para explicar la forma en que ocurre este proceso de la aprehensión bihemisférica del mundo es el de Aeghebun (derogación) de Hegel. La palabra, a menudo traducida como sublación, significa literalmente "elevación" de algo, y se refiere a la forma en que las primeras etapas de un proceso orgánico, aunque superadas luego por las posteriores, no son rechazadas por ellas, aunque las etapas posteriores sean incompatibles con las anteriores. En este sentido, la etapa anterior es "elevada" a la etapa siguiente, tanto en el sentido de que es "llevada" o "subsumida" en la etapa subsiguiente, como en el sentido de que permanece presente en, pero transformada por, un nivel "superior" del proceso. En un famoso pasaje de la introducción del Prefacio a La fenomenología de la mente, Hegel lo ilustra en referencia al desarrollo de una planta: El capullo desaparece cuando se abre la flor, y podríamos decir que el primero es refutado por el segundo; de la misma manera, cuando llega el fruto, se puede explicar que la flor es una forma falsa de la existencia de la planta, ya que el fruto aparece como su verdadera naturaleza en lugar de la flor. Estas etapas no son meramente diferenciadoras; se suplantan mutuamente como incompatibles entre sí. Pero la incesante actividad de su propia naturaleza inherente los convierte, al mismo tiempo, en momentos de una unidad orgánica, donde no solo no se contradicen entre sí, sino que una es tan necesaria como la otra; y esta necesidad igual en todos los momentos constituye, por lo tanto, la vida del todo.

189

Por lo tanto, lo que ofrece el hemisferio izquierdo debe ser y necesita ser aufgehoben (derogado) por el hemisferio derecho, no cancelando la contribución del hemisferio izquierdo sino llevándola más lejos al volver a la esfera de la unificación (de hecho, en alemán, aufgehoben incluye positivamente la idea de ser conservado, así como transformado). No solo Hegel logra cristalizar la relación de los hemisferios con este concepto, sino incluso la relación de los hemisferios es un ejemplo de ontología dialéctica, la naturaleza de la existencia surgiendo de la oposición o de la negación. Hegel, junto con Heráclito y Heidegger, tienen un lugar particular en el desarrollo de la historia de la relación entre los hemisferios cerebrales, en el sentido de que, en mi opinión, su filosofía intenta expresar la intuición de la mente sobre su propia estructura, o si se prefiere, la mente conociéndose a sí misma. Su espíritu es una presencia invisible en este libro, y es necesario dedicar algunas páginas a sus heroicos intentos de articular, en relación a la estructura de la mente o espíritu (Geist), lo que se encuentra más allá de dicha articulación, incluso actualmente que tenemos un conocimiento de la estructura del cerebro. Mi elección de la fábula nietzscheana del Maestro y su Emisario sugiere que en el centro de la relación entre los hemisferios veo una lucha de poder entre dos entidades desiguales, y además una la inferior, que depende en parte (el hemisferio izquierdo) de verse a sí misma como de primordial importancia. Hegel también habló del "amo" y el "esclavo", es cierto, pero primero déjenme aclarar algo. Lo que la mayoría de la gente sabe sobre el tratamiento que Hegel hace de la relación amo / esclavo es un pasaje en la Fenomenología del Espíritu (B, IV, A) titulado "Señorío y Esclavitud". Allí habla de un amo y un esclavo en el sentido aceptado de dos personas en una relación socialmente definida, y su preocupación es la relación paradójica entre el maestro y el esclavo en su búsqueda del "reconocimiento" mutuo. En pocas palabras, el reconocimiento del amo por parte del esclavo se vuelve inútil para el maestro debido al desprecio del amo por el esclavo, pero el esclavo es capaz de adquirir un sentido más genuino de reconocimiento por su trabajo especializado, y por lo tanto está habilitado para lograr una autoconciencia más plena. Esta es esencialmente una fábula sobre la inutilidad del elitismo social, y no nos concierne aquí. Pero hay un pasaje mucho más interesante y mucho más profundo, que sigue a este en la Fenomenología del Espíritu (B, IV, B), en la "Conciencia Infeliz". Aquí está hablando de algo muy diferente, algo de relevancia inmediata para el tema de este libro: la división interna de la mente o el espíritu, que se encuentra escindida en un "maestro" y un "esclavo". La descripción de la relación de estas dos partes de la mente predice de forma extraña lo que la investigación neurológica revelará sobre el funcionamiento del cerebro y lo que es el tema de este libro, excepto que Hegel está utilizando el término "maestro" aquí para referirse a la fuerza usurpadora que asocio con el hemisferio izquierdo, - en otras palabras, al emisario convertido en déspota, conocido como el hemisferio "principal", - y al "esclavo" para referirse al verdadero maestro, maltratado por el usurpador, que asocio con el hemisferio derecho, el hemisferio "silencioso" o "menor". En un pasaje bastante denso del mismo trabajo, Hegel da una exposición tan brillante de lo que la investigación neurológica parece indicar que lo incluyo aquí como el ejemplo más extraordinario de la mente en la introspección de "conocerse a sí misma". 190

En el primer párrafo, da lo que me parece una descripción perfecta de las debilidades del acercamiento al mundo real creado por el hemisferio izquierdo, siempre y cuando no se resuelva en el compromiso posterior del hemisferio derecho. En el segundo párrafo, describe cómo el verdadero conocimiento se redime a sí mismo "regresando a sí mismo" en el hemisferio derecho (las cursivas y, por supuesto, las interpolaciones, son mías): Si la determinación específica. .. es una que en sí misma es concreta o actual [como está presente en el H. dcho], de todos modos se degrada [por la comprensión formal del H. izdo] en algo sin vida e inerte [simplemente por una re-presentación], ya que es meramente un predicado de otra entidad existente, y no conocido como un principio vivo inmanente de esta existencia [que son todos modos del H. izdo, en contraste con el H. dcho]; Tampoco hay una comprensión de cómo en esta entidad surte efecto su forma intrínseca y peculiar de expresarse y producirse [como la del H. dcho que sería capaz de entender, con su capacidad para apreciar tales cualidades profundas y únicas, en contraste con la del H. izdo ]. Esto es, el núcleo mismo del asunto, la comprensión formal deja que otro se agregue más adelante [el H. izdo deja que el H. dcho se restituya en una etapa posterior de la reintegración, por lo que tal reintegración es esencial]. En lugar de abrirse camino hacia el contenido inherente de la materia en cuestión [como lo haría el H, dcho], la comprensión siempre realiza un estudio de la totalidad [desde el punto de ventaja del H. izdo en el eje vertical, como si estuviera leyendo un mapa], asume una posición por encima de la existencia particular de la que habla, es decir, no la ve en absoluto. Aquí, Hegel ha captado brillantemente la diferencia entre la realidad del mundo tal como fue percibida originalmente por el hemisferio derecho y la "comprensión formal" de ella por parte del izquierdo. Él continúa: El verdadero conocimiento científico, por el contrario, exige el abandono de la vida misma del objeto [el modo que solo el H. dcho puede lograr], o, lo que significa lo mismo, afirma tener ante sí la necesidad interna de controlar el objeto, y expresar esto solamente. Empapándose de sí mismo en su objeto [a lo largo del eje horizontal, como lo hace el H. dcho], se olvida de tomar ese estudio general [como lo habría hecho el H. izdo], que es simplemente un cambio de conocimiento del contenido para devolverlo a sí mismo [aludiendo a la naturaleza inevitablemente autorreferencial del H. izdo]. Pero al hundirse en el material en mano, y siguiendo el curso que toma dicho material, el verdadero conocimiento vuelve a sí mismo [a su origen en el H. dcho], pero no antes de que el contenido en su plenitud [completamente "desempaquetado" por el H. izdo , y su inestimable contribución] es tomado en sí mismo, y se reduce a la simplicidad de ser una determinada característica, cae al nivel de ser un aspecto de una entidad existente [no solo lo que ve el H. izdo, sino que se toma junto con, y en el contexto de lo que el H. dcho produce], y pasa a su verdad superior [según lo revelado por el Aufhebung final tanto del h. dcho como del H. izdo]. Mediante este proceso, el conjunto como tal, examinado en todo su contenido, emerge de la riqueza en la que su proceso de reflexión pareció perderse [el retorno al H. dcho recupera el todo, ahora enriquecido por el proceso del H. izdo en el que estaba amenazado de estar perdido]. Lo que el hemisferio derecho ofrece al hemisferio izquierdo se ofrece nuevamente y se retoma en una síntesis que involucra a ambos hemisferios. 191

Esto es cierto en los procesos de la creatividad, de la comprensión de las obras de arte, del desarrollo del sentido religioso. En cada uno de estos procesos, hay un progreso desde una comprensión intuitiva de lo que sea, a través de un proceso formal de enriquecimiento a través de una comprensión analítica consciente y detallada, hasta una comprensión intuitiva nueva y mejorada de este todo, ahora transformado por el proceso que ha experimentado. Esta idea, aunque difícil, tiene una importancia crítica, ya que el tema de la Parte II de este libro es que ha habido una tendencia del hemisferio izquierdo a ver el funcionamiento del hemisferio derecho como puramente incompatible, antagónico, como una amenaza para su dominio: el Emisario percibe al Maestro como un tirano. Esta es una consecuencia inevitable del hecho de que el hemisferio izquierdo solo puede soportar una visión mecanicista del mundo, según la cual sería cierto que la tendencia unificadora del hemisferio derecho revertiría sus logros en delinear las entidades individuales. Según ese punto de vista, la oposición no puede resultar en sublación, una negación de la negación, sino solo en una negación pura y simple. Pero esto es ver de acuerdo a "uno/ u lo otro"; y ver las entidades individuales como atomísticas, como las bolas de billar que operan en el vacío, ya que no hay entidades más grandes, excepto aquellas que son la suma de las interacciones de las "bolas de billar" individuales. De hecho, la naturaleza aborrece el vacío, como todos sabemos, y, por lo tanto, no hay nada entre las "bolas de billar". En lugar de entidades separadas en un vacío, podríamos pensar en entidades individuales como nodos densos dentro de alguna sustancia viscosa infinitamente extensible o distensible, algún goo existencial– ni finalmente separable ni finalmente confundido, aunque ni sin identidad ni sin el sentido de la unión última. Esta idea explica el intento aparentemente paradójico de acuerdo con las prácticas espirituales de todas las tradiciones de "aniquilar" al yo. ¿Por qué uno querría hacer tal cosa, si el propósito de la creación es producir una variedad infinita, encarnada en la infinidad de yoes de todos los seres únicos existentes en el mundo creado? ¿No sería esto esforzarse por revertir el proceso creativo y regresar del Ser a la Nada? En cambio, lo que entiendo por esta "aniquilación" del yo es un sacrificio de los límites que definen al yo, no la corrupción del yo, sino su kenosis, una transformación por la cual se vacía en un todo que es más grande que él mismo. Por lo tanto, ni el capullo ni la flor son rechazados, sino más bien derogados (aufgehoben) en la fruta. Como he sugerido anteriormente, todos los sistemas aparentemente "completos", como los que crea el hemisferio izquierdo, se muestran en última instancia, no solo según los estándares o valores del hemisferio derecho, sino incluso en sus propios términos, como incompletos. Ya sea que la superestructura se sostenga o no, sus fundamentos se encuentran en la intuición, y son "arrastrados" por la intuición: las premisas a partir de las cuales comienza la construcción del sistema racional, e incluso el modo de operación racional en sí mismo, el del valor de la razón, no pueden ser confirmados por el proceso de sistematización racionalista, sino que en última instancia, deben ser intuidos. Eso no invalida nuestra intuición a favor de la razón, por supuesto, igual que no invalida otras intuiciones, como el valor de la bondad, la belleza, la veracidad o la existencia de Dios. (Wittgenstein en el Tractatus describe la lógica, la ética y la estética como trascendentales). Pero sí significa que se originan en el hemisferio derecho y no se pueden trascender sus orígenes, excepto al restituirse al hemisferio derecho en un proceso de sublación o Aufhebung.

192

Sin embargo, muchos sistemas racionalistas dan la ilusión de ser completos (y puede ser muy difícil de escapar para aquellos que no pueden ver sus debilidades), de hecho ocultan dentro de sí la pista que conduce fuera del laberinto.

DESCONOCIMIENTO NECESARIO El hemisferio izquierdo parece desempeñar un papel crucial en la fijación de lo que surge; es parte del proceso de creación. La aplicación del análisis lineal y secuencial obliga a lo implícito a ser explícito, y aporta claridad; esto es crucial para ayudar a traer un aspecto de lo que está allí. Pero, al hacerlo, todo se pierde. De nuevo, nos enfrentamos a la incompatibilidad de lo que es necesario hacer. Tenemos que atender abiertamente al mundo para no perdernos algo nuevo o importante que cambiaría la forma en que miramos una cosa; y, sin embargo, concentrarnos en una cosa para que podamos verla lo suficientemente bien para que, una vez abandonada, pueda volver a ser constitutiva de toda la imagen en un sentido enriquecido. Nuevamente, estamos obligados a reconocer que ver un aspecto con claridad es ocultar otro aspecto: que la verdad es una forma de ocultar y de no esclarecer. La dificultad es una expresión de la incompatibilidad fundamental implicada en el acoplamiento del eje vertical al mismo tiempo que salimos lo más lejos posible al mundo a lo largo del eje horizontal. La vida parece obligarnos, como el gato de Schrödinger, a algún tipo de opción limitante. Parece que no podemos lograr especificidad en la observación y al mismo tiempo preservar las otras características del objeto de nuestra atención, por mucho que una onda de luz (un proceso) se colapse y se comporte como una partícula (una entidad aislada) si se fija, por la observación detallada. El hemisferio derecho no necesita saber lo que sabe el hemisferio izquierdo, ya que eso destruiría su capacidad para comprender el todo; al mismo tiempo, el hemisferio izquierdo no puede saber lo que sabe el hemisferio derecho. Desde su propio sistema, desde su propio punto de vista, todo lo que cree que ha "creado" parece completo. Solo porque lo que produce está enfocado y en el centro del campo de visión, se ve más fácilmente. Esta es una de las razones por las que somos mucho más conscientes de lo que contribuye a nuestro conocimiento del mundo. El hemisferio izquierdo no puede entregar nada nuevo directamente desde "afuera", pero puede desplegar, o "desempaquetar", lo que se le da. Su propia fuerza, y contiene una fuerza enorme, como lo demuestra la historia de la civilización, reside en el hecho de que puede hacer explícito lo que el hemisferio derecho tiene que dejar implícito, dejar plegado. Sin embargo, esa es también su debilidad. La clarificación de esta explicación debe reintegrarse al sentido del conjunto, el ahora desempaquetado o desplegado, sea lo que sea que sea debe ser devuelto al dominio del hemisferio derecho, donde una vez más vive. Esto resulta ser un problema, como lo intentaré explicar en el siguiente capítulo.

193

CAPITULO 6 EL TRIUNFO DEL HEMISFERIO IZQUIERDO Mirando hacia atrás las evidencias que he discutido en el capítulo anterior desde la filosofía, neurología y neuropsicología, parecería que hay una buena probabilidad de que el hemisferio derecho pueda estar viendo mejor el panorama completo. A pesar de la convicción del hemisferio izquierdo de su propia autosuficiencia, todo lo concerniente a la relación de los hemisferios entre sí y con la realidad que indica la primacía del hemisferio derecho, tanto en la experiencia básica (en el nivel inferior) como en la reconstitución de la experiencia procesada por el hemisferio izquierdo, como vivencia (en el nivel superior). También hemos visto que muchos aspectos importantes de la experiencia, aquellos que el hemisferio derecho está particularmente bien preparado para tratar: nuestras pasiones, nuestro sentido del humor, toda comprensión metafórica y simbólica (y con ello la naturaleza metafórica y simbólica del arte), el sentido religioso, los procesos imaginativos e intuitivos – se desnaturalizan al convertirse en el objeto de atención enfocada, lo que los hace explícitos, por lo tanto, mecánicos, sin vida. El valor del hemisferio izquierdo está precisamente en hacerlo explícito, pero este es un punto de parada, un nivel intermedio del "procesamiento" de la experiencia, nunca el punto de inicio o final, nunca el nivel más profundo o final. La relación entre los hemisferios es, por lo tanto, altamente significativa para el tipo de mundo en el que nos encontramos viviendo. El hemisferio izquierdo es competitivo, y su preocupación, y motivación principal, es el poder. Si la relación de trabajo se perturbara, de modo que el hemisferio izquierdo tuviese la primacía o se convirtiera en el punto final o fuese la puesta en escena final en el "procesamiento" de la experiencia, el mundo cambiaría a algo muy diferente. Y podemos decir con bastante claridad cómo sería eso: sería relativamente mecánico, un conjunto de "partes" más o menos desconectadas, sería relativamente abstracto e incorpóreo, distanciado de los sentimientos del compañero, dado a la explicación explícita, ético utilitario, demasiado confiado en su propia visión de la realidad, y sin tener una idea de sus propios problemas, la evidencia neuropsicológica es que estos son todos aspectos del mundo del hemisferio izquierdo en comparación con el derecho. ¿Qué sabemos de la relación entre los hemisferios en la práctica, y de dónde podría provenir nuestro conocimiento, no de las diferencias hemisféricas, sino de la relación de trabajo de los hemisferios? Hay un alcance limitado en la observación de imágenes funcionales, ya que sus marcos de tiempo son demasiado grandes para detectar la mayoría de las interacciones hemisféricas; y el EEG carece de especificidad. Hay simplemente la tendencia a encontrar, en cualquier momento del tiempo, que áreas están involucradas en ambos hemisferios (una vez más enfatizo que todo lo humano involucra a ambos hemisferios: no hacemos prácticamente nada con un solo hemisferio). Así como lo que sabemos sobre el funcionamiento normal del cerebro proviene de accidentes de la naturaleza muy particulares, o de experimentos artificiales cuidadosamente diseñados que resaltan lo que de otra manera no se destacaría, también lo que sabemos sobre las relaciones entre los hemisferios proviene de la observación cuidadosa 194

de cómo operan en circunstancias altamente especializadas que permiten que su "relación de trabajo" se someta a escrutinio. Algunas de estas pruebas provienen de experimentos cuidadosamente diseñados en sujetos normales en los que las reacciones de los hemisferios pueden ser separadas artificialmente y sus interacciones observadas minuciosamente. Sin embargo, una fuente particularmente rica ha sido los pacientes con cerebro dividido. Mi tesis es que los hemisferios tienen tareas complementarias pero contrapuestas que cumplir, y necesitan mantener un alto grado de desconocimiento mutuo. Al mismo tiempo necesitan cooperar. ¿Cómo se logra esto y cómo es su relación de trabajo? El cuerpo calloso y las otras estructuras subcorticales, como las comisuras cerebrales, que se comunican entre los hemisferios, también tienen funciones complementarias pero contrapuestas. Necesitan compartir información, pero al mismo tiempo mantener separados los mundos donde se maneja esa información. Al comienzo de este libro me referí a la evidencia neurológica de que el cuerpo calloso es en gran parte inhibitorio en su función. Eso suena competitivo, pero podría ser cooperativo, porque la cooperación requiere diferencia, no más de lo mismo. Una acción en un hemisferio no se refleja mejor en el otro: no es una cooperación para que cirujano y un asistente intenten hacer una incisión. Para lograr muchos efectos musicales, ya sea entre los cantantes en un coro o los miembros de un conjunto de cuerdas, o las dos manos de un pianista, especialmente donde hay elementos de fuga, discordias, ritmos cruzados y sincopaciones, es igualmente vital que el intérprete esté sensible y atento a un conjunto de experiencias y, al mismo tiempo, se involucre y exprese otras, que puede parecer a nivel local, que están en conflicto entre ellas. Debemos inhibir uno para habitar el otro. Si uno piensa que la relación entre los hemisferios es como la que existe entre las dos manos del pianista (cuyos dos hemisferios sí tienen que cooperar, pero igualmente deben permanecer independientes), se puede ver que la tarea del cuerpo calloso tiene que ver tanto con la inhibición como con la facilitación de la transferencia de información, y la cooperación que se requiere para que se mantenga el equilibrio correcto. Anteriormente examinamos la evidencia neurológica, pero ¿qué hay de la evidencia fenomenológica? ¿Qué sucede realmente en el mundo del paciente cuyo cuerpo calloso deja de funcionar repentinamente? Mencioné que los pacientes con cerebro dividido llevan vidas notablemente normales. Si uno se encuentra con ellos, sale a comer, o incluso si se va de vacaciones con ellos uno nunca podría adivinar que hay algo inusual en ellos. Bajo ciertas condiciones de laboratorio, en las cuales el funcionamiento de los dos hemisferios pueden ser aislados artificialmente, podemos aprender acerca de su función independiente; pero aparte de esto, los pacientes con cerebro dividido no han aparecido particularmente discapacitados. ¿Qué sugiere la pregunta, por qué nunca? En lo que respecta al intercambio de información, la mayor parte de la experiencia del mundo externo no se limita a un hemisferio, y existe una redundancia considerable en el sistema: "A medida que nos movemos alrededor del mundo mirando objetos, tocándolos, escuchando sonidos, etc. La mayor parte de la información es captada por ambos hemisferios cerebrales. Además, ambos hemisferios generalmente son capaces de generar alguna respuesta conductual apropiada". No somos, de ninguna manera, completamente dependientes de la transmisión callosa.

195

De hecho, por esta razón, las condiciones experimentales para evaluar a cada hemisferio aislado en los sujetos con cerebro dividido deben planificarse cuidadosamente para que los estímulos alcancen un hemisferio solo. Y, como con todos los seres humanos, la mayor parte de lo que cada hemisferio sabe, lo sabe en común con su contraparte. Ambos hemisferios, después de todo, han pasado por las mismas experiencias, comparten el mismo cuerpo y, de hecho, están unidos en ese cuerpo: todo lo que está debajo del cuerpo calloso - el diencéfalo, el cerebelo, el tronco del encéfalo, la médula espinal y todo lo demás — e igual todo lo que el cuerpo les comunica segundo a segundo, continúan compartiéndose. Además, como señala el colega de Sperry, Joseph Bogen, incluso en sujetos normales no hay ninguna vía conectiva, incluso en el cuerpo calloso, que funcione todo el tiempo: y los largos tiempos de neurotransmisión a través del cuerpo calloso refuerzan un grado de independencia interhemisférica. Esto está bien porque, como he enfatizado, hay buenas razones por las cuales la naturaleza ha conservado la división entre los hemisferios. Cada hemisferio tiene que permanecer independiente, e inevitablemente permanecerá hasta cierto punto ignorante, de lo que sucede en su contraparte. La inhibición es la otra función primaria, quizás la función principal, del cuerpo calloso. ¿Cómo afecta eso a la división? A la larga, no tan mal como uno podría pensar. En el momento en que el cerebro se divide quirúrgicamente, cada hemisferio ha estado años trabajando con un cuerpo calloso intacto durante el cual establecer sus propios modos de funcionamiento especializado, establecidos como memorias de los patrones de conexión neuronal dentro de cada hemisferio. Por lo tanto, no es el establecimiento, sino el mantenimiento funcional, de dicha especialización lo que se ve afectado. No obstante, en los primeros meses posteriores a la cirugía, los pacientes con cerebro dividido informaron de algunas experiencias bastante desconcertantes. Estas adoptaron la forma de un aparente conflicto de la voluntad, que se manifestaba en el llamado conflicto intermanual. Tal fue el caso de un hombre que se encontró en la desafortunada posición de ir a abrazar a su esposa con un brazo y de empujarla con el otro. Otros pacientes con separación del cuerpo calloso han informado de similares experiencias, por ejemplo: En varias ocasiones, mientras conducía, la mano izquierda levantaba la mano y agarraba el volante de la mano derecha. El problema era tan persistente y severo que tuvo que dejar de conducir. Se informó de casos en los que la mano izquierda cerraba la puerta que la derecha abría, desplegaba las sábanas que la derecha había doblado, tomaba el dinero que la derecha había ofrecido al cajero de una tienda o interrumpía su lectura dando vuelta a las páginas y cerrando los libros. O: "Abro la puerta del armario. Sé lo que quiero ponerme. Cuando alcanzo algo con la mano derecha, mi izquierda aparece y toma algo diferente. No puedo dejarlo si está en mi mano izquierda. Tengo que llamar a mi hija". Observe que siempre es la mano izquierda la que se está" portando mal ": volveré a eso en breve. Estos síntomas tendían a resolverse con el tiempo. De hecho, los pacientes con cerebro dividido se manejan sorprendentemente bien, ya que "a pesar de tener dos procesadores cognitivos diferentes e independientes, se comportan como individuos unificados y rara vez muestran signos de vacilación, confusión o disociación en sus actividades diarias". Esto se debe a que, si bien la callosotomía elimina los principales medios de transferencia de información entre los hemisferios, existen otros tractos subcorticales que los conectan, compartiendo información y 196

ayudando a inhibir la función, incluso si el uso de algunos de estos "desvíos" requiere un re-entrenamiento del cerebro. Pero, sin embargo, la naturaleza de la experiencia inicial posterior a la operación merece más consideración. Tales historias han sido descartadas, tal vez debido a la tendencia a precipitarse en especulaciones sobre la divisibilidad del yo. Sin embargo, el mismo Roger Sperry, quien ganó un premio Nobel por su trabajo en cerebros divididos, escribió: “los hemisferios izquierdo y derecho pueden estar conscientes simultáneamente, con experiencias mentales diferentes, incluso en conflicto mutuos, que transcurren en paralelo". Una idea así plantea claramente preguntas sobre el yo y la identidad personal, preguntas que se han discutido mucho, en particular por parte de los filósofos en los años sesenta y setenta, cuando se conoció la investigación sobre sujetos con cerebro dividido. Pero mi propósito al referirme a estas experiencias aquí es sugerir que la evidencia principal de la perturbación que siguió a la operación no fue, como se podría haber esperado, en relación a cosas que no sucedieron, sino todo lo contrario: cosas que no se podían evitar, que en otras palabras, no podían ser inhibidas. En este sentido, los sujetos con cerebro dividido son como pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular u otra lesión neurológica que afecta a las vías a través del cuerpo calloso: existe un problema del compromiso de la inhibición inter-hemisférica. Es peor para aquellos con agenesia callosa (una condición común, que afecta hasta el 1% de la población, en la que no se desarrolla el cuerpo calloso), o aquellos con disfunción congénita del cuerpo calloso: que nunca han tenido la ventaja de vivir con una división funcional, y por lo tanto no pueden desarrollar la inhibición interhemisférica habitual. La incapacidad del cuerpo calloso se ha implicado en la génesis de algunos trastornos psiquiátricos, especialmente en la psicosis de la esquizofrenia; y esto está de acuerdo con el hecho de casos de psicosis que se han encontrado asociados con agenesia parcial y completa del cuerpo calloso. Si el efecto principal del cuerpo calloso normal intacto es inhibitorio, su afectación tendrá resultados imprevisibles: o bien resultará ser creativamente fructífero, o simplemente será perturbador, al provocar un colapso prematuro en la unificación de los elementos o procesos cuya independencia mutua era necesario mantener. La investigación en la esquizofrenia, utilizando pruebas neuropsicológicas, así como EEG y otras medidas, demuestra precisamente un fracaso de la inhibición interhemisférica. También en la esquizotipia, se sabe que existe una intrusión de los modos del hemisferio izquierdo en el funcionamiento del hemisferio derecho. Muchos de los fenómenos de la esquizofrenia y de la esquizotipia, tanto los potencialmente creativos (matemáticos voladores) como los efectos obviamente perturbadores (artistas del trapecio inhibidos), podrían explicarse por tales intrusiones, incluidas las intrusiones de los modos del hemisferio derecho, en el funcionamiento del hemisferio izquierdo, así como la intrusión de los modos del hemisferio izquierdo en el funcionamiento del hemisferio derecho. En otras palabras, la incapacidad o agenesia del cuerpo calloso conduce a una imagen de un aparente incremento de la función de interconectividad. Este hallazgo aparentemente paradójico tiene sentido si el propósito principal del cuerpo calloso es mantener la separación de los hemisferios. El funcionamiento independiente de los hemisferios es uno de los logros de la maduración; los niños son, hablando relativamente, sujetos con cerebro dividido, con menos independencia interhemisférica.

197

Los bebés y los niños pequeños dependen menos del cuerpo calloso: ya que la mielinización del cuerpo calloso no comienza hasta el final del primer año de vida, y progresa lentamente después. A los niños preadolescentes les resulta relativamente difícil usar sus hemisferios por separado, lo que es una prueba más del papel inhibitorio que desempeña el cuerpo calloso en los adultos. La conectividad interhemisférica progresa durante la infancia y la adolescencia, con el resultado de que los hemisferios se vuelven más independientes. Puede que no sea una coincidencia que los bebés y niños pequeños también sean más dependientes del hemisferio derecho, que madura antes que el izquierdo, y que la importancia creciente de la función del hemisferio izquierdo con la edad requiera la separación, en particular de ambos hemisferios, de sus ámbitos de actividad. El Muro de Berlín que cumple esta necesidad sería un corpus callosum cada vez más eficiente. En general, mi opinión es que el cuerpo calloso actúa principalmente como agente de diferenciación de los hemisferios en lugar de integración, aunque en última instancia, la diferenciación puede estar al servicio de la integración. Esta compleja, casi paradójica, función en el centro mismo del cerebro, formando un puente que, sin embargo, separa los mundos de los hemisferios, se captura con extraordinaria presciencia en uno de los versos del tratado espiritual hindú de los Upanishads: "En el espacio dentro del corazón yace el controlador de todo... Él es el puente que sirve como frontera para mantener los diferentes mundos separados ".

LA RELACIÓN ENTRE LOS HEMISFERIOS ¿Qué sabemos de la relación normal de trabajo de los hemisferios, en aquellos cuyos cerebros no se han dividido artificialmente? ¿Es de armonía o discordia? La pregunta no es simple. Al igual que la inhibición se puede mantener en interés de la cooperación, la cooperación se puede mantener en interés de la competencia: cuando dos cooperan, el primero puede hacerlo con un espíritu recíproco, mientras que el segundo hacerlo para su propio interés, este interés propio se beneficia de la generosidad de espíritu del primero. Además tenemos que distinguir los diferentes niveles de una relación. Piense en la relación entre dos colegas, que juntos dirigen una pequeña empresa. ¿De qué relación estamos hablando? En el nivel más simple, se podría describir como compañeros de negocio, trabajando juntos día a día. Así, por ejemplo, se puede decir que comparten una oficina y, lo que es más, comparten una amplia gama de formación y experiencia en el trabajo que realizan, de modo que ambos pueden responder a consultas. No obstante, reconocer que cada uno tiene intereses y conocimientos especializados, y en consecuencia, cuando es posible, dividen el trabajo según líneas acordadas, especialmente cuando el trabajo es complejo; pero cuando sea más rápido o más conveniente, porque, por ejemplo, uno de ellos este fuera de la oficina y se necesite una respuesta inmediata, el otro intervendrá y hará lo que sea necesario. En este nivel, y en este sentido, la relación parece bastante equilibrada y sin problemas. Pero esa tendría que ser la relación en la que estoy pensando. Quiero decir, ¿cómo interactúan sus roles y cómo contribuye cada uno al trabajo de la empresa en su conjunto? Esta es una pregunta bastante diferente, y nos lleva más allá del día a día, a algo como el modo "mes a mes ", en un nivel medio. Aquí, podría resultar que Franny esté particularmente interesada y dotada en traer nuevos negocios; Fred, al ser un poco más un tipo de trastienda, es mejor en el trabajo de contabilidad y el trabajo informático.

198

Sin nuevos negocios entrando, el equipo se vendría abajo; igualmente no sobrevivirían sin la contabilidad adecuada y el soporte de la función informática. Así que cada uno necesita al otro. Sin embargo, digamos que Fred ha decidido que el futuro está en el desarrollo de nuevos y mejores sistemas de software de contabilidad, que eso es lo que realmente importa. Cualquiera, se dice a sí mismo, puede encontrar negocios; se necesita alguien especial para mantener las cifras equilibradas, los sistemas en funcionamiento y en marcha. Como resultado, Fred pasa la mayor parte de su tiempo utilizando los datos comerciales para desarrollar un software más sofisticado, y no prioriza la preparación de las cifras para las reuniones de Franny con los clientes. Se siente superior a Franny, diciéndose a sí mismo que no hay nada que ella haga que alguien no pueda hacer también. Al mismo tiempo, a Franny le molesta que Fred pase mucho tiempo en lo que parecen ser tecnicismos, aprovechándose de su capacidad para forjar conexiones y hacer tratos, y luego decepcionándola en el último minuto. Hay un mal ambiente en la oficina: con intercambios de mal humor, silencios fríos. Y eso representa otro aspecto de su relación. Pero hay un tercer nivel en esta relación; no el día a día, ni siquiera el mes a mes, sino el plan a largo plazo, del que por casualidad, acabo de enterarme. Desconocido por Franny, Fred ha decidido que tomará los datos de la compañía, abandonará a Franny, hará un vuelo a la luz de la luna y pondrá en marcha un negocio de tecnología de informática por su cuenta. Soy muy consciente de que los hemisferios no son personas. Tampoco se supone que esta viñeta resuma la relación entre los hemisferios cerebrales. Está diseñado para solo una cosa: sugerir que habría diferentes respuestas a la pregunta de cómo se relacionan los hemisferios según el nivel en el que estemos mirando. Necesitamos ver el nivel más bajo, el meollo de la vida cotidiana de cómo trabajan juntos, quien contesta el teléfono. También debemos retroceder un poco, al nivel medio, y mirar cómo sus roles se complementan mutuamente en la construcción de nuestro mundo, - en teoría y, lo cual puede no ser lo mismo, en la práctica. Y no debemos olvidarnos de mirar la estrategia a largo plazo, algo que un extraño podría conocer antes que uno de los socios. NIVEL UNO Si comenzamos con el nivel uno, la relación "día a día", o en el caso de los hemisferios, milisegundo a milisegundo, ciertamente sus "tomas" sobre el mundo son necesarias para nosotros momento a momento como seres humanos vivos. No es solo que el espacio tridimensional en el que nos movemos, como seres con cuerpos, requiera un compromiso bilateral con el medio ambiente y, por lo tanto, un compromiso bilateral del cerebro; nuestros procesos de pensamiento, que nos definen como humanos, implican la necesidad de intuición y conceptualización juntas. En la medida en que el hemisferio izquierdo es el lugar del conocimiento conceptualizado y que el hemisferio derecho incorpora la percepción intuitiva, está claro que ambos son necesarios y que deben mantener un equilibrio. La famosa fórmula de Kant, ("los conceptos sin intuiciones están vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas"), se aplica aquí. Visto desde el punto de vista de la utilidad y la consecución de tareas, las tareas más comunes de la vida cotidiana requiere “aportes” de ambas esferas y, desde el punto de vista de la vida cotidiana, el mundo que experimentamos de manera ordinaria es una fusión de lo que ofrece cada hemisferio. Por lo tanto, es evidente que nuestro interés principal será que los hemisferios cooperen. 199

Sin embargo, antes mencioné la indiferencia con la que el hemisferio izquierdo representa lo que ocurre en el hemisferio derecho cuando en realidad no tiene idea. Hay algo intrigante en su renuencia a admitir su ignorancia. Algunos sutiles experimentos que examinan secuencias de tareas que normalmente pondrían en acción a los dos hemisferios diferencialmente sugieren que su modo de interacción no es el de cooperar en lo que cada uno hace mejor, como una imitación de un gobierno burocrático ideal, sino es más bien como la vida real, hay una rivalidad entre departamentos. La competencia entre los hemisferios puede en realidad perjudicar el rendimiento (lo que sin duda es la razón por la que se pueden inhibir mutuamente). Creo que sería un error atribuir voluntad a estas decisiones de milisegundos en milisegundos. Creo que un hemisferio puede tener voluntad, pero necesita tiempo para ejercerla. Llama la atención, por un lado, que Un hemisferio asume el control del procesamiento como resultado del conjunto o expectativa en cuanto a la naturaleza de los requisitos de procesamiento antes del propio procesamiento de la información real, y... mantiene el control incluso si su desempeño, por cualquier motivo, es considerablemente peor que el que podría haber sido hecho por el lado opuesto del cerebro. Es como si cada hemisferio adoptara el punto de vista: "Si esta carta me parece que está dirigida a mí, voy a encargarme de ella, incluso al abrirla resulta que realmente estaba dirigida a ti". Puede que haya buenas razones para este enfoque. Por ejemplo, si hubiera un costo de tiempo excesivo para enviar la información al otro lado, para su procesamiento, podría ser mejor aceptar una respuesta algo inferior que sería más rápida. Los modos de procesamiento mutuamente inconsistentes adoptados por los hemisferios crean una dificultad, que requiere algo así como un árbitro para situaciones en las que ambos hemisferios cerebrales tienen acceso a la misma información al mismo tiempo. Esas "decisiones de arbitraje" pueden tomarse en un nivel muy bajo, por debajo de los hemisferios mismos, y puede haber un interruptor de "metacontrol", tan abajo como en el tronco del encéfalo, que distribuya el trabajo entre los hemisferios. En los pacientes con cerebro dividido, está claro que en situaciones comunes es la voluntad del hemisferio izquierdo, en un nivel más consciente, el que normalmente inhibe la voluntad del derecho. Sería tentador sugerir que también es el hemisferio izquierdo, en el nivel micro de milisegundo a milisegundo, el que se lleva la mayor parte de la ganancia. De hecho, algunas de las pruebas experimentales parecen respaldar la opinión de que la mayoría de las personas diestras están sesgadas hacia el modo de procesamiento preferido del hemisferio izquierdo, siempre que el estímulo esté dispuesto de modo que les permita elegir. Pero hay otras evidencias que están en contra, y parece que el sesgo probablemente llegue al siguiente nivel. NIVEL DOS Así que pasemos de las respuestas automáticas, de momento a momento de los hemisferios, para considerar su relación en los procesos de la conciencia, - en el nivel fenomenológico, donde su interacción hace realidad nuestro mundo de experiencias. En este nivel es más difícil demostrar un hecho neuropsicológico, precisamente porque lo que estamos viendo no es la interacción de las neuronas, sino la experiencia fenomenológica de los seres humanos. Esto ocurre durante períodos más largos que los del potencial de acción neuronal, y en un nivel más alto de integración de la conciencia. 200

Nadie sabe dónde se encontraría, si se quiere visualizar, o cómo medir sus correlatos neurológicos; es un proceso que fluctúa, en lugar de permanecer inmóvil en un lugar a la vez para ser medido. Lo que sucede se puede deducir en gran parte por lo que sabemos de la naturaleza, de las preocupaciones, los intereses, los valores y los modos típicos de operar de los dos hemisferios de forma individual, como se exploró anteriormente en el libro. Pero de todos modos, se pueden hacer, y se han hecho, algunas observaciones ingeniosas. En la discusión del nivel uno, el énfasis estaba en la necesaria inhibición de un hemisferio por el otro, ya que cada uno necesita trabajar por separado. Sin embargo, en un nivel superior y durante períodos de tiempo más largos, también deben trabajar juntos, no solo porque algunas facultades humanas importantes, como la imaginación, parecen depender de la síntesis del funcionamiento de ambos hemisferios. En el último capítulo describí la evidencia de la primacía del hemisferio derecho para establecer nuestra experiencia de la realidad, con la necesidad de que el hemisferio izquierdo "desplegara" lo que el hemisferio derecho entiende, de modo que la visión ahora desplegada pueda reintegrarse posteriormente a la realidad del hemisferio derecho. Expresé esto en términos del Aeghebung de Hegel, el punto esencial es que algo nuevo, que no estaba presente antes, llega a ser a través del proceso, no negando las etapas anteriores, sino transformándolas. Y uno de los hallazgos más significativos de la investigación sobre los hemisferios a nivel neurológico demuestra precisamente eso. Marie Banich, directora del Instituto de Ciencia cognitiva en Boulder, Colorado, e investigadora líder en la interacción hemisférica, escribe: El principal descubrimiento que surgió de nuestro laboratorio desde mediados de la década de los 80 es que la interacción interhemisférica es mucho más que un mecanismo por el cual un hemisferio "fotocopia" experiencias y sentimientos a su compañero. La interacción interhemisférica tiene importantes funciones emergentes, funciones que no pueden derivarse de la simple suma de sus partes... la naturaleza del procesamiento cuando ambos hemisferios están involucrados no se puede predecir a partir de las partes. Es posible determinar qué áreas del cerebro se reclutan para realizar una tarea utilizando solo un hemisferio, y, al repetirlo, esto se puede determinar para cada hemisferio por sí mismo. Pero cuando ambos hemisferios cooperan para llevar a cabo una tarea, no solo entran en juego regiones adicionales, como cabría esperar, sino que regiones completamente diferentes, muchas de las cuales se activaron en la condición del hemisferio único permanecen ahora inactivas, y nuevas áreas en diferentes partes del cerebro, son reclutadas. A nivel global podemos preferir uno u otro hemisferio. Pero, ¿los hemisferios realmente cooperan para solucionar esta situación? Hay algunas pistas en el nivel neurológico de la relación que tienen en la práctica. Resulta que uno o el otro hemisferio puede predominar, - y su estilo cognitivo y perceptivo particular en conjunto influirá más en nuestra experiencia del mundo, - no solo durante fragmentos de la experiencia fenomenológica (que, por lo tanto, deben de durar poco más de unos pocos milisegundos a la vez) sino incluso durante períodos muy largos. Incluso podemos tener, personalidades, sesgos característicos y consistentes hacia uno u otro hemisferio, para tipos particulares de experiencia, asociados con diferentes grados de excitación y activación de cualquier hemisferio. Este fenómeno se conoce como "sesgo de utilización hemisférica" o "asimetría perceptiva característica". 201

Se pueden ver algunos puntos de vista interesantes sobre la relación entre los hemisferios al examinar la forma en que estas diferencias individuales afectan a la competencia por el control de la atención visual. En los experimentos en los que se realiza una tarea que requiere la atención a un campo visual no favorecido (el campo contralateral al hemisferio no favorecido), mientras que la información irrelevante, que distrae es presentada al campo visual favorecido, es en los sujetos que tienen un sesgo característico del hemisferio izquierdo, que se encuentra reforzada la tendencia del hemisferio izquierdo, ya de por sí muy fuerte, a priorizar el campo visual derecho y a minimizar el campo visual izquierdo. Esto significaba que la información irrelevante interfería desde el lado derecho para la tarea que se estaba realizando en el campo visual izquierdo (controlado por el hemisferio derecho). Pero para aquellos con un sesgo característico de hemisferio derecho, cuando las condiciones se invirtieron, no se vieron tales efectos competitivos: la información irrelevante en el campo visual izquierdo favorecido por el hemisferio derecho no interfirió en la capacidad del sujeto para atender el asunto en cuestión, ahora, en el campo visual derecho (el campo favorecido por el hemisferio izquierdo). Esto sugiere una distribución más uniforme del interés en el hemisferio derecho que en el izquierdo. Sabemos que el hemisferio derecho "mira hacia fuera" para el territorio de ambos hemisferios, no solo el suyo, como es el caso del hemisferio izquierdo. Pero esto va más allá: tener un "sesgo de utilización" a favor del hemisferio izquierdo intensifica este efecto, mientras que tener un sesgo similar a favor del hemisferio derecho no hace nada para alterar la imparcialidad de su preocupación. Esto resuena con otro hallazgo de investigación ya bien establecido: la transferencia de información del hemisferio izquierdo al hemisferio derecho se realiza más lentamente que la transferencia del derecho al izquierdo. Y, cabe señalar, que esto es independientemente de si la tarea es por naturaleza más adecuada para el hemisferio derecho o el hemisferio izquierdo. La competencia entre los hemisferios también se revela por la respuesta a una lesión. Si, después de una lesión cerebral, uno desactiva temporalmente el otro hemisferio (no lesionado) mediante, por ejemplo, la estimulación magnética transcraneal, esto provoca una mejora en la función del hemisferio dañado. De manera similar, si el individuo sufriera un derrame cerebral en el hemisferio "normal", sin daño, el hemisferio originalmente lesionado mejorará. Esto fue observado hace mucho tiempo por el neurofisiólogo Brown-Séquard, cuando descubrió que podía revertir una parálisis causada por una lesión en un hemisferio de una rana al infligir una lesión similar en el mismo punto en el hemisferio contralateral. Más aún, tal competencia interhemisférica parece ser una vez más asimétrica, con un efecto supresor del hemisferio izquierdo sobre el derecho que es mayor que el del derecho sobre el izquierdo. ¿Esto recuerda algo? El hallazgo, tal vez, de que una vez que los hemisferios están en contacto a través de las comisuras, el hemisferio izquierdo es más capaz de suprimir el derecho que el derecho suprimir el izquierdo. Más información que proviene de individuos con cerebros divididos. Aunque tienen algunas desventajas, tienen una ventaja en al menos un aspecto: hay algunas tareas que pueden realizar más rápidamente que los sujetos normales. Por ejemplo, las tareas que involucran la atención enfocada usualmente implican principalmente al hemisferio izquierdo, pero, en pacientes con cerebro dividido, el hemisferio 202

izquierdo no puede inhibir tan eficazmente el derecho, de modo que ambos pueden inducir la atención enfocada (el hemisferio derecho también puede prestar atención enfocada) y ambos contribuyen a mantenerla, con el resultado de que la tarea se lleva a cabo en la mitad del tiempo. En algunos casos, se puede ver este patrón de competencia de hemisferios ejemplificado en el desarrollo del cerebro después de una lesión. Los sujetos con daño cerebral temprano en el hemisferio izquierdo, en quienes por lo tanto el lenguaje debe acomodarse en el hemisferio derecho junto con las facultades sintético-gestálticas del hemisferio derecho normal, muestran déficits de coeficiente intelectual en sus funciones no verbales, debido a la presencia del lenguaje en el mismo hemisferio que interfiere. La dirección de la influencia tiende a ser otra vez más desde el hemisferio izquierdo sobre el derecho. Lo que las historias de los pacientes con cerebro dividido en los primeros meses después de la operación revelan es que es el hemisferio izquierdo, el intérprete de Gazzaniga, quien tiene el control, a nivel consciente, de la naturaleza consistente de "nuestra" experiencia, aunque podamos tener diferentes puntos de vista, deseos y valores en cualquiera de los hemisferios. En el conflicto entre-manos, nunca es la mano derecha la que se experimenta como rebelde, la mano "traviesa", la que está "fuera de control": es siempre la izquierda, la que empuja hacia el otro lado, agarra la rueda, elige la ropa “incorrecta”. "Por supuesto que lo es", se puede decir: "ya que no es la mano derecha la que se comporta de manera disruptiva". ¿Pero es perjudicial para qué? Una vez que el guión ha sido escrito y la mitad de la obra es realizada por el hemisferio izquierdo, una incursión desde el derecho, está destinado a ser disruptivo e inoportuno desde su punto de vista. Es el hemisferio izquierdo, ignorante de lo que está sucediendo en el hemisferio derecho, el que decide qué es lo que "Yo" quiero, y luego juzga cualquier interrupción del hemisferio derecho como contraria a "mis" mejores intereses. Pero pónganlo en otro contexto, y quién sabe qué podría haber sucedido si en realidad hubieran escuchado durante cierto tiempo a su hemisferio derecho y hubieran dejado a su esposa en lugar de abrazarla; o, en la historia del otro paciente, ¿si hubiera cerrado la puerta, conducido en dirección opuesta, o llevado el vestido de color brillante? En cualquier caso, al menos podemos deducir que cuando dice "Sé lo que quiero usar", quiere decir "Mi hemisferio izquierdo sabe lo que quiere que use y me identifico con mi hemisferio izquierdo". En el capítulo anterior, se puede ver que es esencial que las producciones del hemisferio izquierdo se devuelvan al reino del hemisferio derecho, donde pueden volver a vivir. Solo el hemisferio derecho está en contacto con la experiencia primaria, con la vida; y el hemisferio izquierdo solo puede ser un puesto de preparación, una estancia de procesamiento, a lo largo de la ruta, no el destino final. El hemisferio derecho ciertamente necesita el izquierdo, pero el hemisferio izquierdo depende del derecho. Mucho de esto nos distingue, tanto en el sentido positivo como en el negativo, ya que los seres humanos requieren la intervención del hemisferio izquierdo, siempre y cuando actúe de acuerdo con el hemisferio derecho. Las facultades humanas importantes dependen de una síntesis de su actividad. En ausencia de tal acción concertada, el hemisferio izquierdo llega a creer que su territorio en realidad es el mundo. A pesar de la asimetría en sus roles, a favor del hemisferio derecho, existe una importante asimetría opuesta de poder, a favor del hemisferio izquierdo. El Maestro se hace vulnerable al emisario, y el emisario puede optar por aprovechar la situación, e ignorar al Maestro. 203

Parece que su naturaleza es tal que es propenso a hacerlo, e incluso puede, erróneamente, ver el mundo del hemisferio derecho como una ruina para su trabajo, desafiando su "supremacía". La imagen sugiere, por supuesto, que los dos hemisferios tienen voluntades que pueden no estar siempre en armonía. ¿Qué tan legítimo es pensar que los hemisferios tienen voluntades en este sentido? Bogen se refiere en dos "hechos cruciales": que "solo se necesita un hemisferio para tener una mente", y que "los hemisferios pueden sostener la actividad de dos esferas separadas de conciencia después de la comisurotomía". Sperry escribe que, en pacientes con comisurotomía: Se puede demostrar que cada hemisferio experimenta sus propias sensaciones privadas, percepciones, pensamientos y memorias que son inaccesibles para la conciencia del otro hemisferio. Los relatos verbales introspectivos del hemisferio vocal izquierdo informan de una sorprendente falta de conciencia en este hemisferio respecto a las funciones mentales que se acaban de realizar inmediatamente antes en el hemisferio derecho. En este sentido, cada hemisferio desconectado quirúrgicamente parece tener una mente propia, y cada uno está separado y es ajeno a los eventos conscientes del hemisferio asociado. Y no es así solo en hemisferios desconectados quirúrgicamente. La inactivación temporal de uno u otro hemisferio, a través del Test Wada, produce resultados similares. Incluso sin tales procedimientos especializados, a veces el cerebro del sujeto ordinario muestra una desconexión comparable a la que se encuentra en los sujetos con cerebro dividido. Si hay sensaciones, percepciones, pensamientos y recuerdos separados, así como formas separadas de manejar todo esto, no es sorprendente que se formaran deseos separados, voluntades separadas para cada hemisferio, y sabemos que este es el caso en la experiencia de sujetos con cerebro partido. Pero también sabemos por ellos, como sabemos por nuestra propia experiencia de la voluntad dividida, que, a pesar de todo esto, solo puede haber un campo unificado de conciencia. ¿Y cómo es eso? Sperry hace su propio intento de responder a esta pregunta, y su solución consiste en referirse a algo que debe suceder en la parte superior del proceso. El escribe: “El efecto funcional global y holístico podría así determinar la experiencia consciente. Si el impacto funcional de la actividad neuronal tiene un efecto unitario en las dinámicas conscientes del nivel superior, entonces la experiencia subjetiva se unifica". Al tratar estos problemas es casi imposible permanecer dentro de los límites del uso del lenguaje comúnmente aceptado, y no pretendo ser capaz de resolver estos problemas de una manera que evite dichas trampas del lenguaje. Pero no puedo evitar encontrar frases generales, que en términos explicativos tienen un efecto funcional y holístico insatisfactorio. Parecen plantear todas las preguntas ¿Qué es, aparte de ser una re-descripción de lo que está tratando de explicar? ¿Y en qué hemisferio se encuentra, o donde está "la dinámica consciente de nivel superior", cualquiera que sea? Me parece más fructífero pensar en la conciencia no como algo con bordes afilados a lo que se llega de repente y una vez ahí, se alcanza la cima del funcionamiento mental, sino como un proceso que es gradual, en lugar del todo o nada, que comienza en un nivel bajo en el cerebro, elevándose desde abajo a nivel de los hemisferios, antes alcanzar la gran división. Puede ser que aplique el reverso del modelo de Sperry.

204

Entonces, el problema se convierte no en cómo dos voluntades pueden convertirse en una conciencia unificada, sino en cómo un campo de conciencia puede acomodar dos voluntades. Estas evolucionan desde los niveles cognitivos superiores, porque es ahí donde cada hemisferio pone conciencia a los diferentes mundos, con diferentes conjuntos de valores y diferentes experiencias. A medida que me muevo de una situación a otra, donde diferentes contextos y diferentes conjuntos de valores cambian mis preferencias, mi voluntad cambia. Quizás, entonces, la conciencia se unifica en los niveles más bajos, y en realidad es solo cuando el proceso se vuelve consciente de sí mismo en los niveles más altos, dentro de la cognición, cuando se produce la posibilidad de separación. Aquí citaría a Jaak Panksepp: La mayoría de las formas de intencionalidad y sentimientos emocionales profundos no se dividen de manera obvia en la separación de los hemisferios. Solo se ven afectadas las interpretaciones cognitivas [fenómenos de alto nivel] de eventos específicos. .. La unidad de una forma subyacente de conciencia en individuos con cerebro dividido, tal vez su sentido fundamental del yo, se afirma por el hecho de que los hemisferios desconectados no pueden ejecutar dos tareas cognitivas simultáneamente con la misma facilidad que los cerebros de los individuos normales. El "sentido fundamental del yo" aquí referido por Panksepp, el núcleo del yo, es afectivo y profundo: sus raíces se encuentran en un nivel por debajo de la división hemisférica, un nivel, sin embargo, con el cual cada hemisferio cognitivamente consciente en el nivel más alto está en contacto. Los conflictos que existen son el resultado de las diferencias entre los dos hemisferios en el procesamiento cognitivo de nivel alto, y en la mayoría de los casos se hacen evidentes solo cuando, en circunstancias especiales, se tiene el cuidado de introducir material en un hemisferio solamente, y de tal manera que no tenga oportunidad de descender a un nivel del yo que pueda comunicarse a través de vías por debajo del cuerpo calloso. Esto ayudaría a explicar por qué los pacientes con cerebro dividido no experimentan ninguna perturbación del sentido del yo. Gran parte de nuestra experiencia y nuestro sentido de ser nosotros mismos proviene de lo más bajo del "árbol" de la conciencia, por debajo del nivel hemisférico: no es necesario lograr la "integración". Todo lo que el cuerpo calloso tiene que hacer es ayudar a mantener la independencia, momento a momento de los hemisferios, no la integración del yo. Esto explica por qué los pacientes con cerebro dividido no describen una fragmentación del yo, sino simplemente algunas dificultades para inhibir conflictos de acción inapropiados. Panksepp ve la conciencia como algo que comienza en lo profundo, en la llamada materia gris peri-acueductal en el cerebro medio, y 'migra' a través de las regiones superiores del cerebro, especialmente las regiones cingulada, temporal y frontal del córtex. Lo ve como algo que no es todo o nada, sino que tiene una existencia continua, transformándose a sí misma a medida que viaja hacia arriba, a través de las ramas, a lo que él llama, por analogía con la espesura del bosque, "la frondosidad cerebral", hasta que en la corteza frontal se convierte en conciencia cognitiva de alto nivel. Me gusta esta imagen de la "cubierta" cerebral porque nos recuerda que la conciencia no es un ave, como a menudo parece estar en la literatura: flotando, desapegada, llegando al nivel superior y posándose en el cerebro en algún lugar de los lóbulos frontales, sino un árbol, cuyas raíces están muy dentro de nosotros. Refuerza la naturaleza de la conciencia no como una entidad, sino como un proceso. 205

Si, como dice Thomas Nagel, la conciencia es lo que existe "cuando hay algo que se siente como ser ese organismo", esto identifica que la experiencia de la conciencia no es tanto un que- "queidad", sino una "propiedad"- "un como es", una forma de ser que distingue a los seres vivos, que está destinado a ser tanto una característica del hemisferio derecho (que se excluye en el proceso de comprensión en la medida en que nos centramos en el tema y nos inclinamos hacia el análisis) como lo es del izquierdo (el hemisferio que hace el enfoque y el análisis) . La conciencia no es lo mismo que la interiorización aunque no pueda haber interiorización sin conciencia. Para volver a la afirmación de Patricia Churchland de que es razonable identificar lo azulado de un objeto por su disposición para dispersar las ondas electromagnéticas preferentemente a 0.46um, viéndolo, como si fuera desde el exterior, excluyendo la experiencia "subjetiva" sobre el color azul, como si fuera sacar la interioridad fuera de la conciencia de la imagen – lo que requiere un grado muy alto de conciencia y autoconciencia. La polaridad entre los puntos de vista "objetivo" y "subjetivo" es una creación de la disposición analítica del hemisferio izquierdo. En realidad, no puede haber ni una cosa ni otra, solo una elección entre una existencia que se reconoce a sí misma y una que niega su propia naturaleza. Al identificar lo azulado únicamente como el comportamiento de las partículas electromagnéticas, uno no está evitando la valoración, ni evitando la intermediación, ni evitando que la sombra de uno se proyecte sobre la imagen. Uno está utilizando la interioridad de la conciencia de una manera especializada para esforzarse por vaciarse tanto como sea posible de la valoración del yo. El resultado paradójico es una versión extremadamente parcial y fragmentada del color azul, que no está libre de valoración ni es independiente de la disposición del yo hacia el objeto. Una de las dificultades para practicar la filosofía es que estamos obligados a poner nuestra atención y, por lo tanto, a hacer explícitos los procesos que, por su naturaleza, no están enfocados y no se pueden hacer explícitos. Cualquier intento de hacerlo altera radicalmente lo que encontramos. Wittgenstein comenta repetidamente que dejar de actuar y comprometerse con el mundo para reflexionar sobre él, hace que las cosas parezcan extrañas – sentimos que "el fenómeno se nos está escapando". Por lo tanto, su empeño como filósofo es ayudarnos a seguir adelante, a "movernos alrededor de las cosas y los acontecimientos del mundo en lugar de tratar de delinear sus características esenciales" – en otras palabras, ser participantes experimentados en la vida del mundo a medida que fluye (hemisferio derecho), no analistas independientes del proceso una vez que se detiene (hemisferio izquierdo). Si esto podría socavar la práctica de la filosofía en su conjunto es una cuestión de la que Wittgenstein estaba, por supuesto, muy consciente. Esto tiene profundas implicaciones para nuestros intentos de precisar qué es la conciencia, ya que tales intentos siempre y necesariamente conllevan altos niveles de autoconciencia que inducen una condición reflexiva diferente de la conciencia como se entiende intuitivamente. Panksepp, quien ha escrito sobre el tema desde el punto de vista neurocientífico, ve la conciencia como en última instancia afectiva en su naturaleza, y que se basa en "procesos motores que generan autoconciencia al estar estrechamente vinculados a las representaciones de la imagen corporal", en otras palabras, somos, ante todo, conscientes de nosotros mismos a través del estado de sentir, que conduce a la acción y al compromiso con el mundo como seres encarnados.

206

Rechaza el punto de vista de que la conciencia surge de la imagen sensorial-perceptiva, de acuerdo con el modelo predominantemente cognitivo, basada en lo que hallamos cuando dejamos de actuar en el mundo y analizamos nuestros propios procesos de pensamiento. "La conciencia", escribe, "no es simplemente un asunto sensorialperceptivo, una cuestión de imágenes mentales, como nos haría creer el contenido de nuestra mente. Está profundamente enmarañada con los mecanismos cerebrales que automáticamente promueven la preparación para la acción". Sé que no necesariamente se siente que el sentido del yo provenga de los niveles más bajos del sistema nervioso. Pero no creo que se "sentiría" diferente si lo hiciera o no. El problema es que cuando hacemos una introspección en nosotros mismos, cambiamos la naturaleza de lo que estamos viendo. Nuestro compromiso activo y encarnado con el mundo es una habilidad. Es algo que aprendemos antes de ser conscientes de ello, y la conciencia amenaza con interrumpirlo, ya que interrumpe todas las habilidades. De hecho, lo que uno quiere decir con una habilidad es algo intuitivo y no explícito. No calculamos qué acciones debemos realizar para martillar eficazmente, y luego damos instrucciones conscientemente a nuestras brazos y manos para llevarlo a cabo en un cierto orden, con innumerables advertencias y calificaciones: "Si el martillo apunta hacia afuera mucho a la derecha, apunte un poco más hacia la izquierda; si esto no funciona, intente usar un poco menos de fuerza", y así sucesivamente. Si lo hiciéramos, martillaríamos muy mal: en vez de eso, simplemente tomamos el martillo y golpeamos. Como Dreyfus, un estudioso de Heidegger que ha escrito sobre los problemas de tratar de “operacionalizar” las habilidades, particularmente las habilidades más complejas que requieren una experiencia considerable, señala que recurrimos al análisis explícito del proceso solo cuando analizamos detenidamente lo que sucedió, ya sea porque algo ha salido mal, o porque somos completamente principiantes. Los filósofos y psicólogos que defienden la opinión de que nuestros procesos mentales son similares a los de una computadora "aún no han notado que solo nos damos cuenta de nuestra habilidades cuando las cosas no van bien o cuando alguien que realiza un experimento nos ha dado una tarea en la que no tenemos experiencia o habilidad previa. Entonces, de hecho, dependemos del análisis". Lo que nos lleva de nuevo a la cuestión de si "la conciencia está en el hemisferio izquierdo". Obviamente, mucho depende de lo que se entiende por "consciente", y si la conciencia es un continuo, será necesariamente imposible ser claro, de hecho, suponer que se trata de un fenómeno claro sería una señal de estar fuera de rumbo. La distinción más sólida que se puede hacer, aunque este lejos de no ser problemática, es la relación entre la autoconciencia y la conciencia "pura y simple". Pero, ¿qué es la conciencia sin autoconciencia? No podemos decir si otra criatura tiene conciencia de sí misma, o, estrictamente, conciencia en absoluto, por lo que estamos obligados a realizar una introspección en nuestra propia experiencia. Sin embargo, tal introspección es, por definición, autoconsciente, por lo que tampoco conoceremos cómo es estar consciente por esta vía. Sin embargo, uno puede distinguir entre los momentos en que se percibe a sí mismo como objeto de atención y los momentos en que uno es simplemente consciente de ser. Esto es lo más cerca que puede llegar tal distinción. Tiene la doble ventaja de coincidir con lo que normalmente entendemos por "autoconciencia" en el lenguaje cotidiano; y de señalar la anormalidad en sujetos cuya psicopatología, como en muchos trastornos de ansiedad, especialmente en la fobia social, es la de la excesiva autoconsciencia. 207

Los pacientes describen una sensación incómoda de ser observados, incluso de haber un "ojo" que observa su "yo", (en el mundo de la esquizofrenia, este proceso se vuelve psicótico y se experimenta como una realidad). Tal autoconciencia tiene también el efecto paralizante de volver torpes y artificiales las habilidades de la vida social ordinaria que deben permanecer intuitivas e inconscientes para ser eficaces; por eso, uno de los aspectos de la autoconciencia es el arrastre hacia el centro de la conciencia, de lo que debería permanecer fuera de ella. La mayoría de las "funciones" mediadas por el hemisferio derecho caen en esta categoría de lo que tiene que permanecer fuera del foco de la conciencia: implícita, intuitiva, sin atención. Y así parece como si la autoconciencia, se produce cuando el hemisferio izquierdo se ocupa de inspeccionar la vida del derecho. En lo que respecta a las actividades del hemisferio derecho, estamos conscientes la mayor parte del tiempo cuando las llevamos a cabo, pero no estamos enfocados en ellas, y por lo tanto no somos conscientes de ellas – la atención está en otra parte (y puede ir y salir de la conciencia, dependiendo de lo que esté sucediendo). Muchas rutinas sobre-aprendidas, como conducir por una ruta familiar, son así. En el momento en que lo estamos haciendo, no nos damos cuenta de que lo estamos llevando a cabo, pero lo seríamos de inmediato si algo atrajera nuestra atención, o si cometiéramos un error. Mucho de lo sobre-aprendido y de los comportamientos rutinarios deben involucrar al hemisferio izquierdo. Así que claramente, no todo en el hemisferio izquierdo puede estar o podría haber estado en el foco de atención. Por un lado, este tipo de enfoque es muy limitado; y, por otro, muy poco del hemisferio izquierdo esta cerca de la parte superior del follaje cerebral, donde la conciencia esta principalmente. La idea de que la autoconciencia, en el sentido de ser conscientes de nosotros mismos haciendo algo o de ser algo, corresponde al hemisferio izquierdo que inspecciona el derecho, está respaldada por varias observaciones. El "foco" de atención, como hemos visto, es una función del hemisferio izquierdo. Las víctimas de la autoconciencia son las habilidades sociales o empáticas basadas en el hemisferio derecho. Y los sujetos esquizofrénicos, cuya psicopatología depende de una hiperconsciencia reflexiva, que a menudo se representa como un ojo distante observando una imagen, muestran una hipofunción relativa del hemisferio derecho en relación con el izquierdo. Más específicamente, la idea de que las cosas surgen a través de un proceso apofático, también arroja luz, sobre el problema del yo, y ayuda a confirmar esta visión. La introspección de Hume, no encontró ningún signo del sí mismo, solo una serie de impresiones sensoriales. Fichte pensó que era bastante natural. Él creía que el yo no surgía en la cognición: cuanto más absorto estás en el proceso de atender, menos consciente estás de ti mismo como observador. Es solo cuando hay algún tipo de resistencia cuando uno se da cuenta de si mismo, "no como un objeto sino como aquello que se ve obstaculizado por algún tipo de realidad recalcitrante". Esto es como si las cosas estuvieran, (en términos de Heidegger, vorhanden), separadas de nosotros, y nos sintiéramos separados de ellas. En términos de Merleau-Ponty, tiene que ver con el plano de enfoque: si el "Yo" es transparente u opaco. Llego al ser como un yo, a través de la experiencia de resistencia, como un lago está limitado por la orilla que es la que lo convierte en un lago. Estas asociaciones con la opacidad, y Vorhandenheit, sugieren nuevamente que el yo autoconsciente emerge solo cuando el foco de atención del hemisferio izquierdo se aplica al mundo del hemisferio derecho.

208

¿Qué pasa con aquellos que han sufrido un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo? Claramente permanecen conscientes. Pero es más difícil evaluar el grado en el que permanecen conscientes de sí mismos debido a la dificultad de informar sobre ello de manera articulada. Sin embargo, no es imposible imaginar formas de evitar este problema, aunque no estoy al tanto de las investigaciones que abordan este punto. Me sorprendería si la auto-conciencia faltara por completo, y puede ser que, si el árbol no puede alcanzar la copa del bosque por un lado de la cerca, presione hacia arriba por el otro lado en un intento de alcanzarlo, con resultados posiblemente paradójicos, como aquellos que han tenido accidentes cerebrovasculares en el hemisferio izquierdo, que pueden ser más en lugar de menos, conscientes de sí mismos, debido al efecto perjudicial de tener el foco de atención en el mismo hemisferio que todas las cosas que por su naturaleza necesitan escapar de ello; en vez de aquellos con daño cerebral desde la infancia en el hemisferio izquierdo que desarrollan habilidades más pobres en el hemisferio derecho debido a la presencia en el mismo hemisferio del lenguaje, con su mirada de Gorgona. La visión de la conciencia de Panksepp como un proceso que comienza en el cerebro medio y migra hacia arriba también sugiere un posible enfoque del llamado problema vinculante, que se refiere a la dificultad de saber cómo los diversos elementos modulares de la función cerebral se unen en la experiencia del yo: ¿donde o en qué parte del cerebro se consiguen unificar los diversos módulos que son identificados mediante la psicología cognitiva? Una respuesta a esto es epistemológica: ya que esto es en gran parte un problema creado por el modelo de mente que hemos adoptado. Derivado inevitablemente de los mecanismos autoconscientes y auto-reflexivos del hemisferio izquierdo, nuestro examen de nosotros mismos identifica las partes de un todo vivo, y luego se pregunta cómo se pueden juntar dichas partes (el problema del monstruo de Frankenstein). Pero la visión de Panksepp da una respuesta neurológica a este problema: lo que parecen "módulos” se ven mejor como ramas de un árbol, excepto que, en este árbol, el musgo español cuelga entre las ramas. Ramachandran describe experimentos que: Contradicen rotundamente la teoría de que el cerebro consiste en una serie de módulos autónomos que actúan como una brigada de baldes. Popularizada por investigadores de la inteligencia artificial, la idea de que el cerebro se comporta como una computadora, con cada módulo realizando un trabajo altamente especializado y enviando su salida al siguiente módulo, algo que se cree ampliamente... Pero mis experimentos. .. me han enseñado que así no es como funciona el cerebro. Sus conexiones son extraordinariamente lábiles y dinámicas. Las percepciones emergen como resultado de las reverberaciones de señales entre diferentes niveles de la jerarquía sensorial, de hecho a través de los diferentes sentidos. La experiencia no es solo unir, en el nivel más alto, el "mosaico" de funciones de Gazzaniga. La experiencia ya es coherente en su totalidad a niveles muy bajos en el cerebro, y lo que hacen los niveles más altos no es juntar los bits (a la manera del hemisferio izquierdo) sino que permiten el crecimiento de un todo unificado (a la manera del hemisferio derecho). Se sabe que existen bucles cortico-subcorticales altamente complejos e interconectados que involucran a los ganglios basales, núcleos profundos del cerebro, muy por debajo del corpus callosum, que, a medida que entendemos más sobre ellos, nos damos cuenta de que están involucrados, no solo en la coordinación motora, como solíamos pensar, sino en la separación y la integración de las funciones motrices, afectivas y cognitivas. 209

Estos "bucles" subyacen a los aspectos sutiles y emocionalmente cargados de la experiencia. Aunque los elementos cognitivos, motores y afectivos están cuidadosamente separados, incluso dentro de los núcleos subtalámicos (centros de relevo diminutos (de solo 5-15 mm de diámetro), también están igualmente interconectados (incluso en este nivel tan bajo hay una división interna dentro de la unidad). Los procesos que están conservados son aprendidos, pero se han convertido, sin embargo, en automáticos, sin control consciente. Los pacientes con afecciones como la enfermedad de Parkinson ahora pueden tratarse mediante un procedimiento conocido como estimulación cerebral profunda, que consiste en implantar quirúrgicamente electrodos en los núcleos subtalámicos y estimularlos durante breves períodos (un procedimiento indoloro que se lleva a cabo y, de hecho, debe realizarse , con el paciente totalmente consciente). El profesor Yves Agid y su equipo en la Pitié-Salpétriére en París encontraron que una variación diminuta en la posición del electrodo, causaba que un paciente cambiara del impasible e inmóvil estado parkinsoniano "apagado" a uno de depresión severa. En las grabaciones de video se puede ver a su paciente haciendo una mueca, sosteniendo su cabeza en sus manos y expresando sentimientos de tristeza, culpa, inutilidad y desesperanza: "Me estoy derrumbando en mi mente, ya no deseo vivir, ni ver ninguna cosa, ni escuchar cualquier cosa, ni sentir nada " . Cuando le preguntaron por qué lloraba y si sentía dolor, respondió: "No, estoy harto de la vida, he tenido suficiente ... No quiero vivir más, estoy disgustado con la vida - -. Todo es inútil... sin valor: Tengo miedo en este mundo". Cuando se le preguntó por qué estaba triste, respondió: "Estoy cansado. Quiero esconderme en un rincón. .. Estoy llorando por mí mismo, por supuesto... No tengo remedio, ¿por qué te estoy molestando ..." Menos de 90 segundos después de que se detuvo la estimulación, la depresión desapareció. Durante los siguientes cinco minutos estuvo en un estado levemente hipomaníaco, riendo y bromeando con el examinador, y tirando juguetonamente de su corbata. Al mover la sonda minuciosamente, se volvió francamente hipomaníaco, apareciendo no solo una actitud alegre, sino que estaba "encantado" y activo, todo en cuestión de minutos o segundos. La experiencia estaba completamente "fusionada" o unificada en su captación automática de los aspectos cognitivos, emocionales y motores del ser, y se experimentaba en el más alto nivel fenomenológico como un fenómeno integrado, con pensamientos sobre la inutilidad de seguir viviendo, y con sentimientos y gestos de profunda tristeza: de desesperación, que ya estaban constituidos coherentemente (y "listos para salir") en este nivel inferior del árbol de la conciencia. No es como si mover un electrodo causara una experiencia incoherente, como las restricciones motoras de la enfermedad de Parkinson, con cogniciones de manía y efecto de depresión, aspectos sin relación que necesitarían esperar los niveles más altos de función cortical para la integración. La totalidad de la experiencia, es completamente coherente en todos los reinos y nos afecta en los niveles más conscientes e inconscientes, estando presente muy por debajo de la conciencia.

210

NIVEL TRES Para recapitular. Más de una voluntad (y, con mayor motivo, más de un conjunto de metas o valores) no significa más de una conciencia: así que, con una conciencia podemos tener más de una voluntad, que es expresión de más de un objetivo. En los capítulos del 2 al 4, sugerí que los dos hemisferios, como dos vastos sistemas neurológicos coherentes, cada uno capaz de sostener la conciencia por sí misma, tienen preocupaciones, objetivos y valores diferentes, y que, por lo tanto, es probable que estos se expresen en diferentes voluntades; y en este capítulo he presentado la evidencia que sugiere que un conflicto de voluntades puede ser exactamente lo que nos encontremos. En el Capítulo 5, mostré que en un rango de bases tanto filosóficas como neuropsicológicas, el hemisferio derecho tiene primacía, y que, aunque el hemisferio izquierdo tiene un papel valioso, sus productos deben devolverse al reino del hemisferio derecho y, una vez más, integrarlo en un nuevo todo, mayor que la suma de sus partes. Anteriormente en este capítulo, mostré que en el primer nivel, de milisegundos a milisegundos, el hecho más obvio sobre la relación entre los hemisferios es que dependen de la separación y la inhibición mutua, que es coherente con la visión de la relación entre los mundos fenomenológico de los dos hemisferios, según los cuales cada uno debe, por diferentes motivos, permanecer ignorante del otro. En el segundo nivel, el de su interacción más global en periodos de tiempo más largos que forman la base de la experiencia consciente, la evidencia es que la relación no es simétrica o recíproca, con la ventaja de que es aprovechada por el hemisferio izquierdo. Por tanto, hay un conflicto de asimetrías. Asimetría ontológica A favor del hemisferio derecho, existe lo que podría llamarse asimetría ontológica (la primacía de la interacción del hemisferio derecho con lo que existe). El hemisferio derecho es el mediador primario de la experiencia, del cual se deriva el mundo conceptualizado y re-presentado del hemisferio izquierdo, y del cual depende. Como dice Blake, "La razón es el límite o la circunferencia externa de la Energía" (la energía es algo como el Drang de Scheler), que, como él dice, "es la única Vida, y proviene del Cuerpo", el hemisferio izquierdo no tiene vida en sí mismo, la vida que parece tener es al reconectarse con el cuerpo, la emoción y la experiencia a través del hemisferio derecho. Es esta primacía de la interacción (mediada por el hemisferio derecho) con el mundo vivido más allá de nosotros mismos sobre la re-presentación de la misma (mediada por el hemisferio izquierdo) lo que se encuentra detrás de la inversión que Goethe hace en la sentencia de Johannnine: "Al principio era la palabra [logos] ", que en boca de Fausto se convierte en: " En el principio era el hecho". Asimetría de función También a favor del hemisferio derecho hay una asimetría de la función, que se desprende de la primera asimetría. En el funcionamiento conjunto de los dos hemisferios, los productos del hemisferio izquierdo deben devolverse al reino del hemisferio derecho para poder vivir. Mientras que la experiencia se enriquece con el proceso opuesto, por el cual los productos del hemisferio derecho se envían al hemisferio izquierdo para su " desembalaje", no hay necesidad de este proceso. Un proceso es literalmente vital: el otro no. Estas dos asimetrías indican dónde debería estar el equilibrio interhemisférico de poder, y de hecho necesita estar en el hemisferio derecho. Pero no es así. 211

Hay otras tres asimetrías que significan que, el equilibrio de poder está condenado a estar peligrosamente sesgado hacia el hemisferio inferior, el izquierdo. Se trata de la "asimetría de medios", la "asimetría de estructura" y la "asimetría de interacción". Asimetría de los medios El punto de vista del hemisferio izquierdo inevitablemente domina, porque es más accesible: más cercano al intelecto autoconsciente y autorreflexivo. La experiencia consciente está en el centro de nuestra atención, generalmente dominada por el hemisferio izquierdo. Se beneficia de una asimetría de medios. Los medios de argumentación (las tres eles: el lenguaje, la lógica y la linealidad) están, bajo el control del hemisferio izquierdo, de modo que las cartas están en gran medida apiladas a favor de que el discurso consciente haga valer la visión del mundo re-presentada por el hemisferio desde el que hablamos, el hemisferio izquierdo, en lugar de la del mundo que está presente en el hemisferio derecho. Su punto de vista siempre es fácilmente defendible, porque es analítico; la dificultad radica en quien es consciente de que esto no agota las posibilidades y, sin embargo, tienen que utilizar métodos analíticos para trascender el análisis. También es más fácil de expresar, debido a que el lenguaje se encuentra en el hemisferio izquierdo: y tiene una voz. Pero las leyes de no-contradicción, y de exclusión del termino medio, que gobiernan en el hemisferio izquierdo debido a la forma en que interpreta la naturaleza del mundo, no prevalecen en el hemisferio derecho, que interpreta al mundo como algo dado inherentemente, dando lugar a lo que el hemisferio izquierdo llama paradoja y ambigüedad. Esto es muy parecido al problema de la comprensión analítica frente a la holística de lo que es una metáfora: para un hemisferio, una mentira quizás hermosa, pero en última instancia irrelevante; para el otro el único camino a la verdad. Pero incluso este hecho, por significativo que sea, no transmite la verdadera escala de la distinción, que se refiere no solo a diferencias funcionales en un momento dado, sino a lo que ocurre durante períodos mucho más largos en el cerebro humano. El hemisferio izquierdo construye sistemas, donde el derecho no lo hace. Por lo tanto, permite la elaboración de su propio funcionamiento a lo largo del tiempo en un pensamiento sistemático que le otorga permanencia y solidez, que incluso se han instanciado en el mundo externo que nos rodea, lo que inevitablemente le da una ventaja masiva. (ver Capítulo 12). Hay algo sugerente en el hecho de que el predominio del hemisferio izquierdo puede ser el resultado de que haya, ¿posiblemente después de haber sido diseñado? un déficit en el hemisferio derecho. Veamos primero la manera en que los dos hemisferios tratan de saber, de tener una idea del mundo. Usando la conocida terminología de procesamiento de información, el hemisferio izquierdo favorece el "procesamiento" secuencial y analítico, donde el hemisferio derecho favorece el "procesamiento" en paralelo de diferentes flujos de "información" simultáneamente. Esto es lo que he expresado como el camino del hemisferio izquierdo de construir una imagen de forma lenta pero segura, pieza por pieza, ladrillo sobre ladrillo. Una cosa se establece como (aparentemente) cierta; esto constituye una plataforma para agregar el siguiente bit de certeza (aparente). Y así sucesivamente.

212

El hemisferio derecho mientras tanto, trata de abarcar todos los aspectos diversos a los que se aproxima a la vez. Ninguna parte en sí misma precede a ninguna otra: es más como la forma en que se enfoca una imagen: hay un momento "aja" en el que todo se libera repentinamente y cobra vida ante nosotros. Por ello, el conocimiento viene a través de una relación, un entreacto, un proceso reverberativo de ida y vuelta entre el sí mismo y lo Otro, y por lo tanto nunca se termina, nunca es seguro. Aquí hay una gran desventaja para el hemisferio derecho. Si este conocimiento se quiere transmitir a otra persona, es esencial poder ofrecer certezas (aparentes): poder repetir el proceso para la otra persona, construirlo a partir de los bits. Ese tipo de conocimiento puede ser transmitido, porque no es "mi" conocimiento. Es conocimiento –ciencia (Wissenschaft), no no-conocimiento (Erkenntnis). Por el contrario, transmitir lo que el hemisferio derecho sabe requiere que la otra parte ya tenga un entendimiento de eso, que se pueda despertar en él; si no tiene tal conocimiento, será fácilmente seducido para pensar que el tipo de conocimiento del hemisferio izquierdo es un sustituto. El "procesamiento" analítico secuencial también hace que el hemisferio izquierdo sea el hemisferio por excelencia del discurso secuencial, y eso le da la ventaja extraordinaria de ser escuchado. Es como ser el Berlusconi del cerebro, un peso pesado político que tiene el control de los medios de comunicación. El discurso es posible desde el hemisferio derecho, pero generalmente es muy limitado. Hemos visto que el pensamiento probablemente se origina en el hemisferio derecho, pero el hemisferio izquierdo tiene la mayor parte de la sintaxis y la mayor parte del léxico, lo que lo convierte en el controlador de la "palabra" en general. Junto con su preferencia por la clasificación, el análisis y el pensamiento secuencial, esto lo hace muy poderoso para construir un argumento. Por el contrario, es difícil que se escuche el hemisferio derecho: lo que sabe es demasiado complejo, no tiene la ventaja de haber sido cortado en pedazos que pueden ser cuidadosamente ensartados, y no tiene voz de todos modos. Asimetría de la estructura Y luego hay una asimetría de estructura. Existe una asimetría inherente a esta construcción de este sistema, a saber, la dificultad de escapar de un sistema cerrado. El propio sistema cierra cualquier posible mecanismo de escape. La existencia de un sistema de pensamiento dependiente del lenguaje devalúa automáticamente todo lo que no se puede expresar en el lenguaje; el proceso de razonamiento descarta todo lo que no puede ser alcanzado por el razonamiento. En la vida cotidiana podemos estar dispuestos a aceptar la existencia de una realidad más allá del lenguaje o la racionalidad, pero lo hacemos porque nuestra mente en su conjunto puede intuir aspectos de nuestra experiencia que se encuentran más allá de cualquiera de estos sistemas cerrados. Pero en sus propios términos, no hay manera de que el lenguaje pueda salir del mundo creado por el mismo, excepto permitiendo que el lenguaje vaya más allá de sí mismo en la poesía; al igual que en sus propios términos, la racionalidad no puede salir de su racionalidad, a la conciencia de la necesidad de algo mas, algo distinto a ella misma, para sustentar su existencia, excepto siguiendo la lógica gódeliana hasta su conclusión. El lenguaje en sí mismo (hasta este punto, la posición posmoderna es correcta) solo puede referirse a sí mismo, y la razón solo puede elaborar, y "desempaquetar" las premisas con las que comienza.

213

Pero no puede haber evidencias dentro de la razón misma que proporcionen las premisas a partir de las cuales el razonamiento puede comenzar, o que valide el proceso de razonamiento en sí mismo, esas premisas y el salto de fe a favor de la razón, tienen que venir desde atrás y más allá, desde la intuición o la experiencia. Una vez que el sistema está configurado, funciona como una sala de espejos en los que estamos encarcelados por reflejos. Los saltos de fe de ahora en adelante están estrictamente fuera de sus límites. Sin embargo, solo lo que puede "saltar" más allá del mundo del lenguaje y la razón es lo que puede sacarnos del aprisionamiento de la sala de espejos y reconectarnos con el mundo vivido. Y la evidencia es que esta falta de voluntad para permitir esta salida no es solo un proceso pasivo, una característica "involuntaria" del sistema, sino una que parece querida por el hemisferio izquierdo. La historia de los últimos 100 años, en particular, como trataré de transmitir en la Parte II, contiene muchos ejemplos de los ataques intransigentes del hemisferio izquierdo a la naturaleza, el arte, la religión y el cuerpo, las rutas principales hacia algo más allá de su poder. En otras palabras, su comportamiento parece sospechosamente tiránico: el emisario del Maestro se convierte en un tirano. El hemisferio izquierdo, con su construcción de un sistema racional, hace posible la voluntad para la acción; cree que es el que hace que las cosas sucedan, incluso que las cosas vivan. Pero nada en nosotros, activa o positivamente, hace que las cosas vivan, todo lo que podemos hacer es permitir, o no permitir, la vida ya existente. Todavía puede parecer difícil entender cómo un conjunto de relaciones que se basan, estoy de acuerdo con Scheler (y, en realidad, con Heidegger), en que son, en la negación– el poder de decir "no" o de no decir "no" – puede demostrar que tienen vida y son creativas. Parece obvio para el hemisferio izquierdo, ya que es todo de lo que tenemos para "pensar" (razonar), que permanece ignorante de lo que el hemisferio derecho sabe, que la creación debe ser el resultado de algo positivo que hace. Hace cosas, y como hace que las cosas sucedan, piensa que les da vida. En esto es como un gato que empuja a un ratón muerto por el suelo para verlo moverse. Pero no tenemos el poder de hacer que las cosas vivan: como el gato, podemos sólo permitir la vida, o no permitirla. Sin embargo, esta idea no es tan extraña, o tan inusual en la historia de la filosofía, como puede parecer. El acto de creación puede ser un acto de invención, no en el sentido moderno de la palabra, sino en su sentido más antiguo: de descubrimiento, de encontrar algo que estaba allí, pero que requería la liberación para ser. La palabra invención solía significar descubrimiento (del latín invenire, encontrar), y es solo desde el siglo XVII que la palabra ha llegado a adquirir el sentido grandioso de algo que hacemos, en lugar de algo que descubrimos. Des-tapar, o "des-cubrir", ha incorporado en la misma palabra el acto de negación, de decir "no" a algo que se oculta. Spinoza fue el primero en señalar que omnis determinatio est negatio: "toda determinación [en el sentido de poner un enfoque más nítido en cualquier cosa] es negación". Y Hegel, que aquí, como muchas veces, está a la vanguardia de la filosofía moderna enfatizó la importancia creativa de la negación. La idea es familiar para la ciencia convencional. Los criterios popperianos para la verdad incorporan la noción de que nunca podemos probar que algo sea verdadero; todo lo que podemos hacer es demostrar que las alternativas son falsas. El sentimiento que tenemos de que la experiencia está sucediendo, incluso si no hacemos nada y simplemente nos sentamos y miramos, el tiempo sigue pasando, nuestros cuerpos están cambiando, nuestros sentidos están 214

recogiendo imágenes y sonidos, olores y sensaciones táctiles, y así sucesivamente - esto es una expresión del hecho de que la vida viene a nosotros. Lo que sea que existe aparte de nosotros, entra en contacto con nosotros como el agua que cae en un paisaje determinado. El agua cae y el paisaje le opone resistencia. Se puede ver a un río buscando sin descanso su camino a través del paisaje, pero en realidad no hay ninguna actividad llevándose a cabo, en el sentido de que no hay voluntad involucrada. Se puede ver el paisaje obstruyendo el camino del agua, de modo que tiene que girar en otro sentido, pero nuevamente, el agua simplemente cae en la forma en que el agua tiene que hacerlo, y el paisaje interfiere en su camino, tal como debe hacerlo. El resultado del agua y la forma del paisaje es un rio. El río no solo atraviesa el paisaje, sino que entra en él y lo cambia también, ya que el paisaje ha "cambiado" y, sin embargo, no ha cambiado el agua. El paisaje no puede hacer el río. No trata de juntar un río. Ni siquiera dice "sí" al río. Simplemente dice "no" al agua, – o no dice "no" al agua y, al no decir "no" al agua, donde sea que se encuentre, lo que hace, permite que el río se forme. El río no existe antes del encuentro. Sólo el agua existe antes del encuentro, y el río realmente surge en el proceso de encuentro con el paisaje, con su poder para decir 'no' o no decir 'no'. De manera similar, hay "lo que sea que exista aparte de nosotros mismos", pero "lo que sea que exista" solo llega a ser lo que es al descubrir en el encuentro con nosotros mismos lo que es, y solo descubrimos y nos convertimos en lo que somos, en nuestro encuentro con "lo que sea que exista". Surge un problema de tiempo. Hay en toda descripción, que es, después de todo, una re-presentación, el problema que comienza con algo conocido. Luego se basa en lo que se conoce con algo más que se sabe. Esto podrían ser palabras o imágenes mentales (como fotografías, lo que los franceses llaman clichés: algo fijo, fragmentado, bidimensional). Así es como tenemos la ilusión de que algo se hace realidad por el hecho de ser juntado. Todo lenguaje es inevitablemente así: sustituye la ambigüedad e incertidumbre experimentada en el encuentro original con algo en proceso de surgir, una secuencia de informaciones aparentemente fijadas. La información es, por definición, algo fijo, un montón de hechos que nosotros ponemos. Pero todo lo que la mente consciente puede hacer cuando tiene un montón de piezas es juntar las piezas para intentar hacer algo. Sin embargo, esta no es más que una manera de volver a activar la experiencia en sí misma, de que los seres vivos se crean uniendo sus extremidades. Por lo tanto, la aparente secuencia de cosas que se causan unas a otras en el tiempo es un artefacto de la manera en que el hemisferio izquierdo ve el mundo. En la creación no estamos reuniendo activamente algo que ya sabemos, sino encontrando algo que está naciendo a través de nuestro saber, al mismo tiempo que nuestro conocimiento depende de eso que está naciendo; como dice Pushkin de Evgueni Onegin, en medio de la obra misma, que no sabía a dónde iba, era un camino inacabado, un viaje, una exploración, de lo que fuera que surgiera entre él mismo y el mundo imaginativo.

Asimetría de interacción Finalmente hay una asimetría de interacción. Me parece que la forma general en que se relacionan los hemisferios ha cambiado críticamente de una forma que podría llamarse de equilibrio dinámico estable a un desequilibrio.

215

Cuando hay dos entidades necesarias pero mutuamente opuestas que operan juntas, un desequilibrio a favor de una puede, con frecuencia ser corregido por un cambio a favor de la otra: la oscilación del péndulo. Pero la retroalimentación negativa puede convertirse en retroalimentación positiva, y en el hemisferio izquierdo hay una tendencia inherente a que pueda hacerlo. Para volver a la imagen del péndulo, sería como si una oscilación violenta del péndulo moviera a todo el reloj, que entonces se desequilibra en exceso. Creo que hemos entrado en una fase de la historia cultural en la que la retroalimentación negativa entre los productos de la acción de los dos hemisferios ha dado paso a una retroalimentación positiva a favor del hemisferio izquierdo. A pesar de la primacía del hemisferio derecho, es el hemisferio izquierdo el que tiene todas las cartas y, desde este punto de vista, parece estar listo para ganar el juego. Ese es el tema de la Parte II. ¿Qué luz arroja Heidegger sobre la interacción de los hemisferios? Según Heidegger, lo que antiguamente se consideraba como lo apolíneo, mas racionalista frente a lo dionisíaco, más intuitivo, son aspectos de nuestro ser que se han vuelto enormemente desequilibrados. Nietzsche afirmó que la oposición constante entre estas dos tendencias muy diferentes condujo a un estímulo fructífero a nivel de vida y creatividad cada vez más alto (lo que concuerda con la evidencia de la relación entre los dos hemisferios en su mejor momento). La guerra, como dijo Heráclito, es el padre de todas las cosas. Pero la guerra entre estas tendencias se ha convertido, según Heidegger, ya no en creativa sino simplemente destructiva. Nos hemos "dotado de manera preeminente con la capacidad de comprender y delimitar": el apolíneo ha triunfado a expensas del dionisíaco. Estamos atrapados, en un frenesí de "de hacer proyectos, cerramientos, marcos, divisiones, estructuraciones", destruyéndonos a nosotros mismos y a nuestro entorno, convirtiéndolo en "recursos", algo para ser meramente explotado, la Naturaleza se ha convertido en "una gigantesca gasolinera". Esto es lo contrario del problema al que se enfrentaban los griegos, para quienes el equilibrio estaba más hacia lo dionisíaco y, por lo tanto, se esforzaban, y necesitaban esforzarse, hacia lo apolíneo. Sin embargo, desde dentro de la propia filosofía de Heidegger surgen razones para suponer que la situación no está más allá de un remedio. Cito las líneas de Holderlin: "Wo aber Gefahr ist, wächst / Das Rettende auch " (donde hay peligro, lo que podrá salvarnos también crece". Cómo entiendo esto en relación con el cerebro. En el primer nivel, nos dice algo sobre la interrelación constante y relativamente estable de los hemisferios en su mejor momento. En cierto modo, es el punto de Nietzsche sobre la fructífera relación de lo apolíneo y lo dionisíaco. Dentro del reino del hemisferio izquierdo ("donde hay peligro") también existe la posibilidad de un "despliegue" de lo que es implícito, que, si se devuelve al hemisferio derecho, llevará a algo más grande y mejor (" lo que nos salvará"). Esto suena muy abstracto, pero creo que se puede aclarar con un ejemplo. Si sometemos una obra de arte, o incluso el cuerpo humano, a una atención analítica y desapegada, perdemos el sentido de la cosa en sí, y su ser en toda su plenitud y su otredad retrocede. Pero el resultado de tal atención, siempre que luego renunciemos a ella, de modo que volvamos a estar en un estado de apertura y receptividad ante lo nuevo, puede ser una "presencia" más profunda y rica. El trabajo del hemisferio izquierdo ha sido hecho, y la cosa "regresa" al hemisferio derecho enriquecido positivamente.

216

La mejor crítica de las obras de arte produce precisamente este resultado, y el mejor estudio de la medicina también lo logra, en relación con el cuerpo humano. De nuevo, es la analogía del análisis necesario realizado por el pianista para aprender una pieza, un análisis que debe olvidarse durante la interpretación. El "peligro" inherente en el proceso es la arrogancia potencial del hemisferio izquierdo, que puede no permitir el retorno: llegando a considerarse a sí mismo como el todo de todo. El hemisferio izquierdo puede desempeñar un papel vital e insustituible si puede ser restaurado a su lugar legítimo, y permitir que el hemisferio derecho lo re-adopte. El hemisferio izquierdo es una parte crucial del proceso creativo: el despliegue del potencial. El devenir es potencial, y para que el Ser emerja del Devenir, debe ser "colapsado" en el presente, a medida que la función de onda "colapsa" bajo la observación, y el gato de Schrödinger se queda vivo o muerto, según los términos en los que existimos. Pero, necesita devolver su trabajo al hemisferio derecho. Es solo a partir de la unidad de la separación que la unidad deviene en una nueva unidad: así, la unidad se funde con su opuesto y aún así se vuelve más ella misma. (No es verdad, por contra, que de la unión de la separación y de la unidad se produzca una nueva división, y tampoco es cierto que de la separación de la unidad y la separación se produzca una nueva separación: al permanecer separado, no viene nada nuevo en absoluto.) En el segundo nivel, se tiene que decir algo sobre el peligro particular de la cosmovisión moderna, en el que los hemisferios están, creo, fuera de lugar. Un estado de caída, que Heidegger llamó Verfallen, es según él una parte inevitable de la existencia. Pero hay un sentido en el que, como creía Heidegger, esto también tiene su lado positivo, ya que la existencia misma de Verfallen incita al Dasein a darse cuenta de la pérdida del yo auténtico y a esforzarse por alcanzar lo que es más auténtico. Este proceso es inevitablemente uno de los ciclos o de alternancias de dirección. La sensación de anhelo y lucha por algo más allá, que de otra manera no podríamos lograr, es una idea a la que volveré en la Parte II, donde consideraré la influencia del cerebro dividido en la cultura Occidental. En el desarrollo de la historia que cuento, el hemisferio izquierdo llega a ser cada vez más poderoso: al mismo tiempo que los problemas crecen. CODA: CAMINANDO DORMIDO HACIA EL ABISMO Desde sus veinte años hasta su muerte, en el año 1832, a la edad de ochenta y dos años, Goethe estaba obsesionado con la leyenda de Fausto, y trabajó toda su vida en lo que se convertiría en su ultima obra maestra épica, el largo poema dramático Fausto. La leyenda de Fausto, el médico erudito que, frustrado por los límites de su conocimiento y poder, hace un pacto con el diablo para aumentar sin límite su conocimiento durante su vida, y cuyo precio es su alma inmortal, yace profundamente en la psique alemana, y las versiones de la historia se remontan a la Edad Media. El mito es claramente una advertencia contra la arrogancia. En la versión de Goethe de la historia, Fausto es un hombre esencialmente bueno, que ha hecho mucho por los demás a través de sus conocimientos como médico, antes de que su ansia de poder y conocimiento lo lleve a realizar cosas destructivas. Sin embargo, Fausto finalmente se da cuenta de que hay límites para lo que la naturaleza humana puede entender o lograr, y es devuelto, a través de su dolor y remordimiento, a la conciencia del bien que su conocimiento puede aportar a los demás: su último momento de felicidad, el propósito de su trato con Mefistófeles, llega a través de su comprensión de lo que puede hacer por la humanidad, no por sí mismo. Al final de la obra, Dios, no el diablo, toma su alma; y al hacerlo, reconoce el gran valor del esfuerzo infinito de Fausto. 217

En esta versión del mito, el deseo del hemisferio derecho de comprender más allá de los medios del hemisferio izquierdo, (el Maestro y su emisario que trabajan en acuerdo) son vistos en definitiva como redentor y redimido. Más explícitamente, Goethe escribió en la mitad de su vida un poema, El aprendiz de Hechicero, cuya historia es familiar para la mayoría de la gente por la película Fantasía de Disney, en la que el hechicero regresa, - a quien Goethe se refiere como, el viejo maestro, - y no está enojado con el tonto aprendiz que pensaba que podía hacer por el mismo lo que hacía su maestro, sino que simplemente le hace entender que él, el Maestro, es el único que puede invocar a los espíritus de manera segura. Si el hemisferio izquierdo tiene la cabeza caliente y rivaliza, el hemisferio derecho no: el tiene una apreciación precisa de lo que su compañero puede ofrecer. Pero en cualquiera de las historias, la de Fausto o la del aprendiz, hay una conciencia salvadora de que las cosas han salido mal. En la historia que voy a contar, el hemisferio izquierdo actúa como un aprendiz de brujo que ignora alegremente que está a punto de ahogarse, un Fausto que no tiene idea de sus errores y de la destrucción que ha provocado. Recordemos por un momento la literatura neurológica. Aunque el hemisferio izquierdo no ve y no puede entender lo que entiende el hemisferio derecho, es experto en pretender que si, al encontrar explicaciones bastante plausibles, pero falsas, para la evidencia que no se ajusta a su versión de los eventos. Se recordará de los experimentos de Deglin y Kinsbourne en los que el hemisferio izquierdo prefiere creer en la autoridad, "en lo que dice este pedazo de papel", que en la evidencia de sus propios sentidos. ¿Y recuerde cómo está dispuesto a negar una extremidad paralizada, incluso cuando se enfrenta a una evidencia indiscutible? Ramachandran expone el problema con su vivacidad habitual: En los casos más extremos, un paciente no solo negará que el brazo (o la pierna) esté paralizado, sino que afirmará que el brazo que está acostado en la cama junto a él, su propio brazo paralizado, no le pertenece. Hay una voluntad desenfrenada de aceptar ideas absurdas. Pero cuando el daño es en el hemisferio izquierdo (y la víctima, por lo tanto, depende del hemisferio derecho), con parálisis en el lado derecho del cuerpo: Casi nunca experimentan la negación. ¿Por qué no? ya que están tan discapacitados y frustrados como las personas con daño en el hemisferio derecho, y presumiblemente hay tanta "necesidad" de defensa psicológica, aunque en realidad no solo son conscientes de la parálisis, sino que hablan constantemente de ello... Es la vehemencia de la negación no una mera indiferencia ante la parálisis, lo que exige una explicación. Nuevamente, Nietzsche da la medida de esto: "Lo he hecho", dice mi memoria [verídico episodio del hemisferio derecho]. "No puedo haber hecho eso", dice mi orgullo (impulsado por la teoría, propenso a la negación del hemisferio izquierdo), y permanece inflexible. Por fin, la memoria cede". El hemisferio izquierdo no está dispuesto a asumir la responsabilidad. Si el defecto puede reflejarse en el yo, no le gusta aceptarlo. Pero si se puede hacer que algo o alguien más se responsabilice, en otras palabras si es "víctima" de la maldad de otra persona, está predispuesto a hacerlo. Ramachandran llevó a cabo un experimento en el que un paciente con negación de una parálisis del brazo izquierdo recibió una inyección de agua salada inofensiva que le dijeron que "paralizaría" su brazo izquierdo (en realidad ya 218

estaba paralizado). Una vez que su hemisferio izquierdo tenía a alguien a quien culpar, estaba preparado para aceptar la existencia de la parálisis. Ramachandran de nuevo: "El hemisferio izquierdo es un conformista, en gran medida indiferente a las discrepancias, mientras que el hemisferio derecho es lo opuesto: altamente sensible a la perturbación". La negación, una tendencia al conformismo, una disposición a ignorar la evidencia, un hábito de esquivar la responsabilidad, una ceguera a la mera experiencia frente a la evidencia de la teoría: esto podría sonar familiar para los observadores de la vida Occidental contemporánea. Una especie de relleno en los oídos sellado con lacre parece ser parte del modo normal del hemisferio izquierdo. No quiere escuchar el canto de sirena del hemisferio derecho, que le recuerda que tiene todo el derecho, de hecho, un derecho más grande, como he argumentado, para ser llamado a la realidad. Es como si, a ciegas, el hemisferio izquierdo, avanzara, siempre a lo largo de la misma pista. La evidencia del fracaso no significa que vamos en la dirección equivocada, solo que no hemos ido lo suficientemente lejos en la dirección que hemos tomado.

El hemisferio izquierdo como sonámbulo. La suposición popular, ayudada por las reflexiones de algunos neurocientíficos respetables, es que el hemisferio derecho podría ser algo así como un zombi, o un sonámbulo. Parece suponerse ingenuamente que la cualidad definitoria del zombi, ese fenómeno por excelencia extraño, es la falta de verbalización y racionalización inteligente, ejemplificada por el hemisferio izquierdo. En el Capítulo 10 trataré el fenómeno de lo misterioso, lo zombi y sus fenómenos similares, que comenzaron a figurar en la literatura, de manera extraña pero significativa, en la Ilustración. Sugeriré que lo misterioso se parece extraordinariamente a ciertos aspectos del mundo según el hemisferio izquierdo, en el que la vitalidad está ausente, y lo humano se ve obligado a aproximarse a lo mecánico. Después de todo los zombis tienen mucho en común con el monstruo de Frankenstein. Se comportan como simulaciones por ordenador del ser humano. No hay vida en sus ojos. Y Giovanni Stanghellini ha explorado con sutileza, en su libro, Espíritus sin cuerpo y cuerpos sin-anima, la forma en que el estado 'zombi' es imitado por la esquizofrenia, una condición de déficit en gran parte del hemisferio derecho. Los llamados estados "zombis" se caracterizan por la disociación, en la cual la mente consciente aparece separada del cuerpo y del sentimiento. Eso en sí mismo sugiere una hipofunción relativa del hemisferio derecho. La disociación es, además, fragmentación de lo que debería experimentarse como un todo: la separación mental de los componentes de la experiencia que normalmente se procesarían juntos, lo que nuevamente sugiere un problema del hemisferio derecho. Las características principales de la disociación incluyen la amnesia sobre información autobiográfica, los trastornos de identidad, la despersonalización y la desrealización (falta de sentido de la realidad del mundo fenoménico, que parece ser una proyección bidimensional). Por lo tanto, en principio, uno esperaría que esta fuera una condición de déficit en el hemisferio derecho. Y los sujetos con daño en el hemisferio derecho informan exactamente de esto - un cambio en, y una extrañeza de, el yo, que está desconectado del mundo, una pérdida de sentimiento de pertenencia en el mundo.

219

Es decir, se han convertido en autómatas insensibles, títeres o meros espectadores, desprovistos de sentimientos y aislados del mundo circundante (incluso informaban que su cabeza se había convertido en un cono, y que faltaba la parte frontal; otros pacientes informaron que se sentían como una carcasa, o una envoltura, ya que su "yo" había sido separado de ellos mismos, ubicado fuera del cuerpo, en algún lugar cercano y a la izquierda). Los sujetos casi invariablemente hablan de "que se han ido a otro espacio o lugar". Dado todo esto, sería extraordinario que la disociación en sujetos "normales" no implicara una desconexión del hemisferio derecho y un desequilibrio interhemisférico en favor del izquierdo. Y esto es justo lo que muestra la evidencia empírica. De hecho, en la disociación, los hemisferios están más desconectados que nunca, como una "comisurotomía funcional" efectiva, o una interrupción del funcionamiento del cuerpo calloso. La activación del hemisferio izquierdo en sujetos especialmente propensos a la disociación resulta en una inhibición más rápida de lo habitual del hemisferio del derecho, mientras que aquellos que no son propensos a la disociación exhiben una inhibición interhemisférica equilibrada, corroborando la idea de que la disociación implica una superioridad funcional del hemisferio izquierdo sobre el hemisferio derecho. El estado final disociativo es la hipnosis. A pesar del prejuicio popular de que la hipnosis probablemente implique una "liberación" del hemisferio derecho, no tiene ninguna de las características que uno esperaría si realmente fuera un estado de predominio del hemisferio derecho. Y, de hecho, muchos estudios de imagen han confirmado que parece haber un predominio de la activación del lado izquierdo durante la hipnosis. Cuando se les pide que imaginen que un cuadro de colores brillantes es blanco y negro, y están siendo hipnotizados, entonces realmente creen que la imagen es en blanco y negro, involucrándose diferentes estados cerebrales; y la diferencia es que, en el estado hipnótico, hay un aumento anormal de la activación en el hemisferio izquierdo. En la hipnosis, el hemisferio derecho no se activa, incluso durante una tarea típica del "hemisferio derecho", utilizando el EEG general como criterio. En un estudio de neuroimagen que explora los correlatos neurales de la hipnosis, la actividad disminuye en el precuneus, el cingulado posterior y el lóbulo parietal inferior derecho, lo cual es coherente, ya que, como vimos anteriormente, en el Capítulo 2, se sabe que estas áreas están asociadas con el sentido del organismo individual. Además, la hipnosis produce una mejora en la concentración focal, junto con una suspensión relativa de la conciencia periférica, un modo de atención típico del hemisferio izquierdo. Es, según una fuente, "análogo a la visión macular: intensa y detallada, pero restringida", una descripción perfecta del campo de visión del hemisferio izquierdo. Y de acuerdo con la hipótesis del hemisferio izquierdo, los sujetos más hipnotizables muestran niveles más altos de actividad dopaminérgica (la transmisión de dopamina es más extensa en el hemisferio izquierdo). Entonces, si tengo razón, y la historia del mundo Occidental es la de una creciente dominación del hemisferio izquierdo, no esperaríamos que la intuición fuera la nota clave. En cambio, esperaríamos una especie de optimismo indiferente, el sonámbulo silbando una melodía feliz mientras camina hacia el abismo. Ahora quiero referirme a la influencia del cerebro dividido en la cultura Occidental.

220

PARTE II COMO EL CEREBRO HA DADO FORMA AL MUNDO

CAPITULO 7 IMITACIÓN Y LA EVOLUCIÓN DE LA CULTURA

Sabiendo lo que hacemos con respecto a la naturaleza de los diferentes mundos que cada hemisferio crea, y entendiendo su relación, podemos, creo, comenzar a ver un patrón en el curso de la historia Occidental. Creo que ha habido una sucesión de cambios del equilibrio entre los hemisferios en los últimos 2,000 años, y la segunda parte de este libro explorará este punto de vista, con el objetivo particular de comprender lo que está sucediendo en el mundo contemporáneo. La historia de Occidente muestra los momentos en que un avance en un hemisferio "libera" un avance en el otro, según la afirmación de Nietzsche de que "estos dos impulsos muy diferentes [apolíneo y dionisíaco] existen uno junto al otro, principalmente en conflicto abierto, estimulándose y provocándose mutuamente para dar nacimiento a una descendencia siempre nueva y más vigorosa, en las que se perpetúa el conflicto inherente por la oposición entre ellos”. Pero ahora hemos llegado a un punto en el que, por las razones que he sugerido, el equilibrio se ha desplazado demasiado lejos, quizás irremediablemente lejos, hacia el hemisferio izquierdo apolíneo, que ahora parece creer que puede hacer cualquier cosa, por sí solo. Como el Emisario en la fábula, se ha cansado de su sumisión al Maestro, y como resultado, la supervivencia del dominio que comparten está, en mi opinión, en la balanza. En esta segunda parte del libro consideraré lo que los principales cambios en la cultura Occidental revelan sobre sí mismos, específicamente dentro del marco de esta metáfora. Comenzaré con el surgimiento de la palabra escrita, el uso de la moneda, el origen del drama y algunas facetas del nuevo tipo de civilización que surgió en el siglo VI a.C en Atenas, pero concentraré la atención en la regeneración de la civilización Occidental en el Renacimiento, las convulsiones de la Reforma, el surgimiento de la Ilustración, la transición al Romanticismo y el surgimiento del modernismo y el posmodernismo. Todo lo que se puede esperar hacer en estos capítulos es señalar algunas características que tienen relevancia para el tema de este libro. No hace falta decir que trato, en lo que no es más que una serie de capítulos inevitablemente cortos, con temas tan amplios que cada uno sería considerado demasiado grande para toda una vida de investigación, e inevitablemente he de ser muy selectivo; y habrá quienes piensen que no debería haber sido tan temerario como para intentarlo. Para ellos, solo puedo decir que soy totalmente consciente de los escollos, pero sigo sintiendo que, a menos que estemos seguros de que no hay un patrón general a discernir, estamos obligados, en pleno conocimiento de la temeridad de la empresa, a hacer el intento. 221

No me propongo tratar en detalle la cultura no-Occidental. En parte esto es una consecuencia de mi ignorancia; en parte, el alcance de tal libro amenazaría con ser inmanejable. También me pregunto si realmente se pueden encontrar los mismos cambios cataclísmicos en el clima intelectual fuera de Occidente: haré algunas reflexiones hacia el final del libro sobre el equilibrio de los hemisferios en las culturas del Lejano Oriente, que sugiere que los dos hemisferios disfrutan allí de una simbiosis mejor que la de Occidente. Pero puede haber cambios importantes en otras culturas, posiblemente coincidentes, en algunos casos, con los de Occidente: Karl Jaspers pensó que hubo un cambio crucial en la forma en que vemos el mundo que ocurrió no solo en Occidente, sino también en China, y en la India, al mismo tiempo que ocurrió en la antigua Grecia, entre aproximadamente el 800 y 200 a.C. Llamó a este período crucial de la historia mundial, Achsenzeit (traducido como "Era axial"), y en su libro El origen y la meta de la Historia identificó características comunes entre algunos de los más grandes pensadores de ese período, entre ellos Platón, Buda y Confucio. Ese fue también el período de Heráclito, Lao Tzu, los Upanishads y los profetas hebreos. De manera similar, algunos de los acontecimientos en Occidente tienen paralelos en otros lugares: con respecto a la Reforma, se podría señalar otros momentos y lugares en los que se prohibió la imagen visual, y donde hubo un fundamentalismo basado en el texto, en blanco y negro, intolerante, en desacuerdo con cualquier comprensión más rica del mito y la metáfora: estas tendencias forman una parte importante de la historia de algunas otras religiones, incluido el Islam. Pero no hay nada como la extraordinaria polarización de la cultura que parece haber caracterizado la historia de Occidente, ni el equivalente de la Ilustración, con su insistencia en una única forma rectilínea de concebir el mundo (porque no había necesidad de ello) ni ningún Romanticismo que pretendiera corregirlo. Como demostró Max Weber en su historia de la cultura china e hindú, y del judaísmo, fue solo en Occidente donde se impuso el descontrolado y adquisitivo racionalismo de la ciencia, el capitalismo y la burocracia. "A veces uno se pregunta por qué la revolución científica se produjo en Occidente en la era moderna y no, digamos, en China, ni en el Islam medieval, ni en el París o el Oxford medieval", señala Stephen Gaukroger, al comienzo de su exploración magistral del ascenso de la ciencia, y de las razones por las cuales, en Occidente, ha habido una "asimilación gradual" de todos los valores cognitivos de los científicos. Él continúa, Pero es la Revolución Científica la que requiere una explicación, no estos desarrollos... [En aquellas otras culturas donde ha habido avances científicos importantes] la ciencia es solo una de varias actividades en la cultura, y la atención que se le dedica cambia de la misma manera que la atención dedicada a las otras características puede cambiar, con el resultado de que hay una competencia por los recursos intelectuales dentro de un equilibrio general de intereses en la cultura. ... [En Occidente] el equilibrio tradicional de intereses se reemplaza por un predominio de las preocupaciones científicas, mientras que la ciencia misma experimenta una tasa de crecimiento patológico según los estándares de culturas anteriores, que en última instancia está legitimada por la posición cognitiva que asume. Esta forma de desarrollo científico es excepcional y anómala.

222

¿POR QUÉ HAN OCURRIDO LOS CAMBIOS DE EQUILIBRIO? Algunas personas pueden dudar razonablemente de que tales cambios hayan ocurrido. En cualquier período de la historia de la humanidad, no hace falta decirlo, ha habido muchos factores diferentes en juego, y se han expresado muchos puntos de vista, a veces conflictivos. Los individuos, como corresponde a los individuos, no se ajustan a un patrón general. Es la naturaleza de la generalización que tendrá muchas excepciones, y los expertos siempre estarán en desacuerdo con cualquier generalización, como deben hacer los expertos. El análisis detallado es la prerrogativa del experto. Sin embargo, cuanto más detallado sea el análisis del experto, más difícil será ver un patrón general: no puede ser de otro modo visto desde cerca. Esto inevitablemente llevará a algunos a la conclusión de que no existe un patrón, pero creo que esto es un error. Uno tiene que distanciarse para ver patrones; hay una "distancia necesaria" para que funcione tal reconocimiento de patrones. Si estoy en lo cierto, ha habido cambios en el equilibrio de hemisferio, ¿por qué se han producido? Para un historiador, una multitud de factores sociales y económicos estarán inevitablemente involucrados en el proceso por el cual se desarrollaron muchos eventos que llevaron a movimientos cataclísmicos en la historia de las ideas, y no tengo dudas de que, como siempre, el azar también jugó un papel importante. Sin embargo, tales factores sociales y económicos existen inevitablemente en una relación dinámica intrínsecamente implicada con cambios en la forma en que vemos el mundo, y de hecho son simplemente parte de otra forma de describir el proceso. Cada aspecto que elegimos enfocar hace que un aspecto diferente sobresalga en un nexo en el que no se puede decir que un elemento haya provocado todos los demás, ya que lo que parecen "elementos" son simplemente facetas de la condición humana indivisible. Si uno tiene un conjunto de factores constantes, por ejemplo, económicos, entonces parece que uno ha explicado todo en esos términos. Pero mantenga estable otro conjunto, ya sea social, institucional, intelectual o de cualquier otro tipo, y la imagen puede parecer igualmente convincente. El hecho es que, en realidad, nada puede "mantenerse estable" de esta manera: todo está en un estado constante de interacción dinámica. Y uno de los factores en esta interacción, sugiero, ha sido la necesidad de resolver la relación inherentemente inestable entre los mundos proporcionados por los dos hemisferios. Uno no necesita postular unidades que están instanciadas en los hemisferios. Hasta ahora, la discusión sobre los hemisferios cerebrales ha sido estrictamente dentro del contexto del individuo humano. En ese contexto, algunas veces he hablado casi como si fueran personalidades, con valores y objetivos propios. Como he argumentado, eso no es una distorsión tan grande como podría parecer al principio: son partes sustanciales de un ser vivo, que ciertamente tiene valores y objetivos. Sin embargo, ahora estamos mirando la "batalla de los hemisferios", como se podría llamar, durante períodos largos de la historia, a menudo, aunque no invariablemente, más largos que la vida de cualquier cerebro. Puede parecer que estoy sugiriendo que hay aquí una lucha cósmica entre bastidores, con los hemisferios izquierdo y derecho golpeándose a una gran escala. Hablando metafóricamente, eso es cierto. Si es más literal el caso, de que existen fuerzas en conflicto de naturaleza metafísica que guían las formas de estar en el mundo representadas por los hemisferios cerebrales obviamente no es una pregunta que se pueda responder, y no es necesario responderla en este libro.

223

Muchos filósofos y teólogos a lo largo de los siglos han pensado que hubo fuerzas que actuaron en y a través de nuestras mentes y cuerpos, no solo de manera individual, sino en el transcurso de las épocas. Más recientemente, Freud ha hablado de los impulsos (Triebe) detrás del comportamiento humano, Eros y Thanatos, los "instintos" de vida y muerte. Jung también creía que había fuerzas atractivas y propulsoras que funcionaron durante largos períodos de la historia humana. Nietzsche llamó a las tendencias apolíneas y dionisíacas "unidades"(Triebe). Scheler habló de Drang y Geist. Dichas fuerzas se conciben como que operan a través de procesos naturales: invisibles, pero se hacen visibles a largo plazo en sus efectos, en este caso en el cerebro humano, la mente y la cultura, al igual que el viento invisible se hace visible en sus efectos durante milenios en una roca. ¿Hay voluntades que se puedan ser ver trabajando en los hemisferios? Uno podría preguntarse igualmente: ¿Son losl genes realmente egoístas? Es una pregunta legítima. El epíteto de Richard Dawkins no es un giro ocioso de la frase. Fue elegido para hacer un trabajo duro, transmitiendo una imagen del cosmos, incluso se podría decir un punto de vista filosófico; mientras que al mismo tiempo es cómodamente metafórico, y por lo tanto fácil de rechazar. Oficialmente, el gen no tiene nada que ver con ninguna fuerza que pueda estar impulsando la evolución, un proceso "neutral" en el que tendemos a proyectar nuestros propios valores morales. Los hemisferios cerebrales, que están íntimamente relacionados con los fenómenos mentales, se encuentran en una posición diferente de la del gen a este respecto, pero se puede hacer la misma pregunta. Hacer preguntas sobre la existencia de tales impulsos es, en mi opinión, perfectamente legítimo, pero simplemente buscan una explicación en un nivel diferente. Cualquiera que sea la respuesta, la imagen se vería igual. No estoy comprometido con la opinión de que el cerebro es el motor de la cultura, como tampoco lo estoy con la idea de que la cultura es el motor del desarrollo del cerebro. Ellos inevitablemente se moldean entre sí. Pero una de las restricciones sobre cómo vemos el mundo es el equilibrio de las opciones que nos brindan los dos hemisferios cerebrales. Estas constituyen diferencias relativamente estables a lo largo de la historia humana. Los cambios culturales pueden aprovechar tales opciones, pero las diferencias en los hemisferios seguirían restringiendo las opciones disponibles para la mente humana. Los cambios que ocurren en esta historia deben ser explicados por procesos que funcionan en el mundo como lo entendemos comúnmente, y describiré mis pensamientos acerca de los medios por los cuales ocurren esos cambios en breve. Pero, sin embargo, puede ocurrir, que uno todavía se quede con la pregunta, por qué ocurren. Los cambios en la cultura son muy importantes, no solo por cuestiones de moda intelectual: no es simplemente una cuestión de "la temporada pasada el cuello se llevaba estrecho, esta temporada se llevará amplio". Sin atribuir los impulsos a los hemisferios, se puede ver que cada mundo hemisférico se complementa con el otro, y en una situación donde predomina uno, la falta del otro será cada vez más evidente. Como espero demostrar en el próximo capítulo, parece que los dos hemisferios se volvieron más independientes de las operaciones del otro. En una etapa temprana de la historia de Occidente, una mayor independencia permite a cada hemisferio ir más lejos en su propia dirección, con una mejora relativa o exagerada, según el punto de vista, de su modo de operación intrínseco. Esta situación tiene sus recompensas dramáticas, pero también es más inestable que una en la que hay menos polarización, que invita a una divergencia y posterior regresión hacia una posición 224

intermedia, en lugar de a un equilibrio duradero. La divergencia es un factor contribuyente, por lo tanto, de los cambios del equilibrio. Más específicamente, sabemos que existe una tendencia continua a que la autenticidad "presencial" del hemisferio derecho se transforme en una inauténtica "re-presentación" en el izquierdo; en esencia, lo que se esté viviendo se convierte en un cliché. La experiencia de inautenticidad en el mundo del hemisferio derecho, tal como se representa en el izquierdo, puede, conducir en una de dos direcciones, y creo que podemos verlas a ambas ejemplificadas en la historia que veremos en esta parte del libro. En la primera, nos mantenemos dentro del ámbito de la homeostasis, de la retroalimentación negativa, de las "oscilaciones del péndulo". Hay una reacción natural, que resulta en un retorno a la autenticidad del mundo del hemisferio derecho. Sin embargo, esto, a su vez, está condenado a ser cooptado pronto por el hemisferio izquierdo y volver a ser no auténtico. En la segunda, sin embargo, no hay un retorno al mundo del hemisferio derecho, sino por el contrario un rechazo de él, ya que ahora se le ve como algo intrínsecamente, en lugar de verlo relativamente, inauténtico, y por lo tanto se le inválida. En lugar de una oscilación correctiva del péndulo, hay una pérdida de homeostasis y el resultado es una retroalimentación positiva, por lo que los valores del hemisferio izquierdo simplemente se afianzan aún más. Esto también ayuda a explicar por qué el hemisferio izquierdo necesariamente gana terreno con el tiempo. Hoy en día, todas las fuentes disponibles de la vida intuitiva (la tradición cultural, el mundo natural, el cuerpo, la religión y el arte) han sido tan conceptualizadas, desvitalizadas y "de-construidas" (ironizadas) por el mundo de las palabras, los sistemas mecanicistas y las teorías establecidas por el hemisferio izquierdo que con su poder para ayudarnos a ver más allá del mundo hermético establecido ha sido en gran parte socavado. Me he referido al hecho de que varias figuras influyentes en la historia de las ideas, entre ellos, Nietzsche, Freud y Heidegger, han notado una invasión gradual de la racionalidad en el tiempo, en el territorio natural de la intuición o el instinto. En términos de la historia evolutiva del cerebro, Panksepp ha expresado ideas similares: El nivel de integración entre áreas del cerebro puede estar cambiando en función de la evolución cerebral. Una manera razonable de proceder de la evolución cortico-cognitiva es a través de la inhibición activa de los impulsos subcorticales más instintivos. Es posible que la evolución realmente promueva la desconexión de ciertas funciones cerebrales de otras funciones. Por ejemplo, a lo largo de ciertos caminos de la evolución cerebral, en ramas emergentes de la especie humana, puede haber una desconexión creciente de los procesos cognitivos de los procesos emocionales. Este puede ser el camino del autismo, en sus diversas formas. Sin embargo, no ha sido un proceso suave y uniforme: más bien parece un tira y afloja, en el que los jugadores se mueven de un lado a otro, pero el terreno se pierde continuamente por un lado. Y estoy de acuerdo con ellos en que, en última instancia, el equilibrio ha ido más hacia lo que ahora podemos ver como el mundo del hemisferio izquierdo, a pesar de todo lo que hemos expuesto en la Parte I que sugiere que lo que sabe debe reintegrarse a la comprensión más amplia del hemisferio derecho.

225

¿CÓMO HAN OCURRIDO LOS CAMBIOS DE ESTE EQUILIBRIO? En primer lugar, debo dejar claro que, a pesar de que en los primeros capítulos señalé las asimetrías estructurales y funcionales que sabemos que tardaron milenios en surgir (e incluso comenzaron a surgir en otras especies), no estoy sugiriendo que los cambios principales en la historia de las ideas impliquen fluctuaciones en la estructura del cerebro en la pequeña escala de tiempo de la historia reciente. Es concebible que, si fuera posible escanear el cerebro de los humanos pre-aqueos, en el siglo VIII a. C., se podrían encontrar algunas pequeñas, y posiblemente medibles, diferencias en la estructura, o más probablemente en el funcionamiento, del cerebro, en comparación con los cerebros de los que vivieron 1.000 años antes, o con el cerebro humano moderno. Pero tales cambios solo podrían tener lugar en escalas de tiempo muy largas. En cuanto a lo que realmente está sucediendo en el cerebro cuando se producen los "cambios" más recientes, los de los últimos quinientos años más o menos, nada es visible (al menos nada en una escala que pudiéramos medir realmente). ¿Sucede algo a nivel cerebral? Creo que la respuesta es que "sí". Nuestra experiencia del mundo ayuda a moldear nuestros cerebros, y nuestros cerebros ayudan a moldear nuestra experiencia del mundo. Los patrones de función cerebral, si no son cambios en la estructura visible, probablemente estén involucrados. Pero ¿en qué procesos? La selección natural clásica, que depende del proceso lento de mutación aleatoria, con presiones ambientales selectivas que actúan durante generaciones para favorecer ciertas mutaciones por encima de otras, requiere largos períodos de tiempo. Es muy probable que esto funcionara en la antigua Grecia, ya que surgió tras la posterior incursión de una nueva población en el Mediterráneo central, con un acervo genético diferente. En ese sentido, este cambio es bastante diferente de los que vinieron después en la Europa moderna. Y los factores de emigración específicos que se aplican a la antigua Grecia no se aplican a otras civilizaciones contemporáneas o anteriores, lo que puede ayudar a explicar las diferencias tan considerables entre la cultura griega y, digamos, egipcia o mesopotámica (y, aún más, por supuesto, las culturas Orientales). Los cambios genéticos también podrían explicar el extraordinario declive que siguió a la invasión del Imperio Romano por parte de los godos, los hunos y los francos en los siglos IV y V d.C, ya que por mucho que uno pueda admirar aspectos de la vida de lo que solía llamarse Edad Media, en efecto, formas enteras de pensar y ser, aspectos completos del mundo fenomenológico, simplemente desaparecieron en Occidente durante casi mil años. Pero la evolución posterior de las ideas, a partir del Renacimiento en adelante, no es apto a este tipo de argumento, porque los períodos de tiempo son demasiado cortos, y no hay ninguna migración importante de población de la que yo esté al tanto que pueda cambiar el conjunto genético europeo lo suficiente . Hay otros aspectos de la transmisión que no dependen solo de la selección natural darwiniana. Existe, por ejemplo, el efecto baldwiniano, que actúa como un acelerador en el proceso. Esto se refiere a la forma en que no nos apareamos al azar, sino que favorecemos selectivamente un determinado gen o genes al elegir un compañero que también tiene las características que codifican el gen o los genes (un hombre expresivo tiene más probabilidades de casarse con una mujer expresiva). Del mismo modo, modificamos el entorno para que favorezca los genes que llevamos (el expresivo desarrolla una sociedad en la que la expresión es un factor primordial, con el resultado de que los no-expresivos están, al menos en teoría, en una desventaja reproductiva en comparación con el expresivo). 226

No puedo creer que esto pueda tener un gran efecto: todavía es demasiado lento, y en su mayoría no es fiel a los hechos de la historia humana, sugerir que las características de las que estamos hablando en este libro hayan sido de importancia para la reproducción de los genes. A pesar de esto, se cree que existen mecanismos por los cuales las capacidades cerebrales y las capacidades cognitivas adquiridas durante una sola vida humana podrían transmitirse a la siguiente generación. Estos se conocen como mecanismos epigenéticos, porque no dependen de alteraciones en la secuencia real de nucleótidos en el ADN dentro de los genes, sino de factores que influyen en lo que se expresa por ese mismo ADN. Considere esto. A primera vista, es extraño que la secuencia de genes en cada célula del cuerpo sea la misma, - una célula renal, aunque estructuralmente y funcionalmente diferente de una célula muscular, sea exactamente la misma con respecto a su ADN, - y sin embargo, cada tipo de célula da lugar a su propio tipo de tejido. Esto se debe a que solo se pueden expresar partes de la secuencia del gen en cada caso. De manera similar, procesos tales como la metilación del ADN, la alteración de las moléculas de histona en la cromatina (que forma el círculo "central" en el que se enrolla la doble hélice), la transmisión mitocondrial y la inactivación del cromosoma X modulan la expresión de partes del genoma y establecen posibles mecanismos para el aprendizaje de conductas a transmitir. Esto se debe a que ciertas funciones celulares del organismo durante su vida alteran la estructura de dicha célula, lo que lleva a lo que se ha denominado "memoria celular". (Esto es, un poco, la manera en que la estructura de las conexiones neuronales en el cerebro cambian con el uso, con el fin de promover el uso preferencial de la misma conexión en el futuro, parte de un proceso de "solidificación" de la mente por parte del cerebro que sustenta el fenómeno de la memoria). El desarrollo cultural puede transmitirse a través de mecanismos genéticos. Así como la estructura y el funcionamiento del cerebro han influido en la evolución de la cultura, la evolución de la cultura ha tenido su influencia en el cerebro: La relación se asemeja a una de interacción recíproca, en la cual la cultura es generada y moldeada por imperativos biológicos, mientras que el curso de la evolución genética cambia en respuesta a las innovaciones culturales. [Las reglas epigenéticas pueden] predisponer el desarrollo mental para tomar ciertas direcciones específicas en presencia de ciertos tipos de información cultural. De modo que ciertas formas de pensar darán forma al sistema nervioso individual, tanto estructural como funcionalmente. La presencia o ausencia de estimulación afecta el número de conexiones sinápticas, fortaleciendo algunas y eliminando otras (por cierto, el proceso de desarrollo a través de la estimulación es un proceso de reducción y poda; incluso a nivel de neuronas individuales, las cosas son creadas para ser así o no, por el sistema, ya sea diciendo "no", o no diciendo "no".) La eficiencia, no solo el número, de conexiones sinápticas se ve alterada por el aprendizaje en adultos, y esto puede referirse a unidades globales (en otras palabras, cooperando un conjunto de células nerviosas). Tales cambios a lo largo del sistema nervioso de un individuo podrían luego transmitirse epigenéticamente a la siguiente generación, haciendo que la cultura y el cerebro se moldeen entre sí en períodos de tiempo relativamente cortos. Más allá de todo esto, seguramente las ideas se diseminan por contagio, y sin duda, en un sentido, compiten entre sí, conceptos solemnizados por los "memes" de Dawkins, el equivalente cultural de los genes. Se dice que un meme es un replicador de la información cultural que una mente transmite (verbalmente o por demostración) a otra, 227

ejemplos como "melodías, ideas, frases, modas de ropa, formas de hacer ollas o de construir arcos" y otros conceptos, ideas, teorías, opiniones, creencias, prácticas, hábitos, bailes y estados de ánimo, en última instancia e inevitablemente, incluida la idea de Dios: el delirio de Dawkins. Este es un ejemplo perfecto, de la manera en que el hemisferio izquierdo construye su propia historia, a través de su forma de dividir la cultura en fragmentos atomísticos sin contexto, como si fragmentos de comportamiento, sentimiento o pensamiento - de experiencia, en otras palabras - pegados en un número suficientemente grande, constituyen el mundo en el que vivimos. Los memes son vistos mecánicamente como "replicadores", como los genes que diseñan copias perfectas de sí mismos. En el caso de la replicación de genes, la variación se introduce solo por accidente, por mutación aleatoria causada por errores en la transcripción, o por interferencia de la estructura del gen con fuentes ambientales, como en las radiaciones. La maquinaria comete un error o recibe materiales de mala calidad, pero, mientras permanezca esta historia, seguirá siendo una máquina. El equivalente para un meme sería mi falta de recuerdo de una melodía, o una mala interpretación en primer lugar. Pero los "memes", si existieran, se estarían replicando, a diferencia de los genes, dentro de una mente: una mente cuya interacción constante con lo que le llega no deja nada sin cambios o sin conexión con otras cosas. Somos imitadores, no máquinas copiadoras. La imitación humana no es servil. No es un proceso mecánico, muerto, perfecto, terminado, sino uno que introduce variedad y singularidad en la "copia", que sobre todo permanece viva, pues se crea una instancia en el contexto de un individuo humano diferente y único. La imitación es imaginativa, entrando en el mundo del que se imita, como sabrá cualquiera que haya intentado el ejercicio de imitar el estilo de un autor. Eso es quizás lo que entendemos por estilo: no una moda, como algo superficial, retomado o pospuesto, como suena, como una prenda de vestir, sino una esencia, – el estilo, c´est l'homme. Incluso prestar atención a algo tan de cerca que se pueda captar su esencia no es copiar de forma servil. Para Ruskin fue una de las cosas más difíciles, así como uno de los mayores logros humanos, realmente verlo, copiar y capturar la vida de una sola hoja, algo que los artistas más grandes habían logrado solo una o dos veces en la vida: "Si puedes pintar una hoja , puedes pintar el mundo ". Imitar la naturaleza puede ser como imitar el estilo de otra persona; uno entra en la vida. Igualmente la vida entra en el imitador. En la imitación, uno toma algo de la otra persona, pero no en un sentido inerte, sin vida, mecánico; más bien en el sentido de lo que es aufgehoben, lo que se toma por nosotros mismos y se transforma. Si uno necesita convencerse de que no hay una oposición necesaria entre la imaginación y la imitación, solo tiene que mirar la larga y rica historia de la cultura Oriental. De hecho, la imitación es el camino más poderoso de la imaginación hacia lo que es el Otro en nosotros mismos. La imitación es una característica humana, y podría decirse que es la habilidad humana más importante en última instancia, un desarrollo crítico en la evolución del cerebro humano. Seguramente así es como llegamos a aprender música, aunque Chomsky puede haber distraído nuestra atención, es cómo aprendimos y aprendemos el lenguaje. Normalmente se piensa que solo los humanos, aparte de las aves, imitan los sonidos directamente, y solo los humanos pueden imitar verdaderamente el curso de acción de otro. 228

Otras especies pueden adoptar el mismo objetivo que otro miembro de su especie, y pueden tener éxito en encontrar su propia manera de lograrlo, pero solo los humanos imitan directamente los medios así como el fin. Esto puede parecer un retroceso, pero no lo es. La enorme fuerza de la capacidad humana para la mimesis es que nuestros cerebros nos permiten escapar de los confines de nuestra propia experiencia y entrar directamente en la experiencia de otro ser: esta es la forma en que, a través de la conciencia humana, cerramos la brecha, compartimos lo que otro siente y hace, lo que es ser esa persona. Esto se produce a través de nuestra capacidad de transformar lo que percibimos en algo que experimentamos directamente. Se basa en la empatía y se basa en el cuerpo. De hecho, la imitación es un marcador de empatía: las personas más empáticas imitan las expresiones faciales de aquellos con quienes están más que otros. En un importante estudio de este fenómeno, hubo un contraste entre la empatía que las personas dijeron que sentían y la empatía que realmente demostraron, involuntariamente, en sus caras y cuerpos. Las personas que se habían establecido como bajas en empatía no mostraban la misma emoción en sus rostros que los sujetos con alta empatía, pero informaban con palabras que sentían lo mismo: los sentimientos que sus hemisferios izquierdos conscientes sabían que debían sentir. Como podría esperarse, hay un aumento significativo de la actividad del lado derecho en el sistema límbico, específicamente durante la imitación, en comparación con la mera observación, de las expresiones faciales emocionales. Incluso hay algunas pruebas de que nos identificamos de manera protectora con personas con las que compartimos un propósito común, cuando cooperamos en una tarea, hasta tal punto que parecemos fusionar nuestra identidad con ellos. En experimentos ingeniosamente diseñados donde dos participantes están sentados uno al lado del otro, compartiendo una tarea acordada pero con roles funcionalmente independientes, los dos individuos parecían funcionar espontáneamente como un agente con un plan de acción unificado. Los niños imitan con entusiasmo a otros seres humanos, pero no imitan los dispositivos mecánicos que realizan dichas acciones. Esto es como el descubrimiento en adultos de que hacemos movimientos espontáneos que implican nuestra participación en los eventos que estamos viendo evolucionar, siempre que creamos que son el resultado de la acción de otra persona. Sin embargo, tales movimientos están ausentes cuando creemos que (en otros aspectos, son idénticos) los resultados han sido generados por una computadora en lugar de un ser vivo. La imitación no es instrumental. Es intrínsecamente placentera, y los bebés y los niños pequeños se entregan a ella por su propia motivación. El proceso es fundamental y está programado, y los bebés con tan solo cuarenta y cinco minutos de vida, pueden imitar los gestos faciales. Así es como llegamos a saber lo que sabemos, pero también cómo nos convertimos en quienes somos. La maravilla de la mimesis reside en la copia que se basa en el carácter y poder del original, hasta el punto en que la representación puede incluso asumir ese carácter y ese poder. En un lenguaje más antiguo, esto es "magia simpática": y creo que es tan necesario para el proceso mismo de conocer como lo es para la configuración y la posterior naturalización de identidades... Así escribe Michael Taussig, en Mimesis y Alteridad, y cita a Walter Benjamín: La naturaleza crea similitudes. Solo hay que pensar en la mímica. Sin embargo, la mayor capacidad para producir similitudes es la del hombre. Su don de ver semejanzas no es otra cosa que un rudimento de la 229

poderosa compulsión de tiempos anteriores para convertirse y comportarse como otra cosa. Tal vez no haya ninguna de sus funciones superiores en las que su facultad mimética no juegue un papel decisivo. La imitación da lugar, a pesar de lo que pueda parecer, a la individualidad. Esto es precisamente así, porque el proceso no es una reproducción mecánica, sino un hábito imaginativo del otro, que siempre es diferente debido a su intermediación intersubjetiva. El proceso de la mimesis es de intención, aspiración, atracción y empatía, y se basa en gran medida en el hemisferio derecho, mientras que la copia es el seguimiento de algoritmos y procedimientos incorpóreos, y se basa en el hemisferio izquierdo. La distinción es similar a la que a veces se hace entre la metáfora por un lado y el símil por el otro: el símil no tiene interioridad. Así, escribiendo la diferencia entre los primeros humanos y el homo sapiens, Steven Mithen escribe: "Podríamos caracterizar a los Primeros Humanos como si tuvieran una capacidad de simular, - podrían ser "como" un animal,- pero no para la metáfora, no podrían "convertirse "en un animal. A lo que se refiere aquí es a una identificación empática. La distinción es explorada con sutileza por Thomas Mann, en su conferencia conmemorativa "Freud y el futuro" en 1936, donde habla así de la imitación en el mundo de la antigüedad clásica: Alejandro el Magno, siguió los pasos de Miltiades, y en el caso de César, sus antiguos biógrafos estaban convencidos, correcta o incorrectamente, de que tenía la intención de imitar a Alejandro. Sin embargo, esta "imitación" es mucho más de lo que transmite la palabra hoy. Es una identificación mítica, un procedimiento que fue especialmente familiar para el mundo antiguo y que ha conservado su eficacia en los tiempos modernos y, espiritualmente hablando, está abierta a cualquier persona en cualquier momento. A menudo se ha llamado la atención sobre los rasgos arcaicos de la figura asumida por Napoleón. Lamentaba que la conciencia moderna no le permitiera presentarse a sí mismo como el hijo de Júpiter-Ammón, como había hecho Alejandro. Pero no podemos dudar de que se confundió míticamente con Alejandro en el momento de su expedición al Este, y más tarde, cuando se había decidido por un imperio en Occidente, declarando: "Soy Carlomagno". Téngase en cuenta que no dijo: "Recuerdo a Carlomagno", ni "Mi posición es como la de Carlomagno", ni siquiera, soy como Carlomagno, sino simplemente "Yo soy él". Esta es la fórmula mítica. Me recuerda a Bruno Snell, que también hablaba del mundo antiguo: "El guerrero y el león se activan por una misma fuerza... un hombre que camina "como un león" traiciona su parentesco real con la bestia". Las metáforas homéricas son "no solo símbolos, sino las realizaciones particulares de fuerzas vitales universales". Asignan "un papel muy similar al de las bestias, también a los elementos naturales. Ya nos hemos encontrado con la tormenta, la ola, la roca. ... sobre todo, son considerados como los conductores de fuerzas fundamentales como las que están vivas también en el hombre". La mención de Snell de un hombre que camina como un león traicionando un parentesco con la bestia no es solo poética, sino que tiene un significado práctico. Los rastreadores, en culturas que dependen de la caza, aprenden a "meterse dentro" del animal que están rastreando, a reflejarlo lo más posible en su propio ser, en lo que debe haber sido sentir y pensar a medida que se alejaban de su rastro: así es como, lograban encontrarlo. Tal vez, cuando empatizamos, realmente nos convertimos en el objeto de nuestra empatía y compartimos su vida, en un sentido que

230

va más allá de lo que el lenguaje puede transmitir, porque solo puede transmitir (a menos que sea a través de la poesía) combinaciones de conceptos que reflejan nuestra imagen particular del mundo aquí y ahora. Quizás incluso podamos hacer esto con formas naturales que ahora llamamos inanimadas, ya que Wordsworth descubrió las "Formas enormes y poderosas" de las montañas. ... que no viven Como hombres vivos movidos lentamente por mi mente De día y fueron la molestia de mis sueños. Y, en el pensamiento japonés, "los seres humanos y todas las cosas naturales son un cuerpo en total" y hay un "sentimiento de amor por las cosas naturales como si las cosas naturales fueran las personas mismas". Ya sabemos por el descubrimiento de la existencia de neuronas espejo que cuando imitamos algo que podemos ver, es como si lo estuviéramos experimentando. Pero va más allá de esto. La representación mental, en ausencia de estímulos visuales u otros directos, - es decir, la imaginación,- pone en juego algunas de las neuronas que participan en la percepción directa. De esto se deduce que, incluso cuando nos imaginamos haciendo algo, no importa si lo imitamos o no, es, en un nivel que está lejos de ser insignificante, es como si lo estuviéramos haciendo nosotros mismos. Imaginar algo, ver a alguien hacer algo y hacerlo nosotros mismos se comparten fundamentos neuronales importantes. La imaginación, entonces, no es una proyección neutral de imágenes en una pantalla. Debemos tener cuidado con nuestra imaginación, ya que lo que imaginamos es, en cierto sentido, lo que somos y en lo que nos convertimos. La palabra imago está relacionada con imitari, que significa formar después un modelo, patrón u original. Existe una amplia evidencia, algunas de las cuales mencioné anteriormente, de que la imitación es extremadamente contagiosa: pensar en algo, o incluso solo escuchar palabras relacionadas con eso, altera la forma en que nos comportamos y cómo nos desempeñamos en las tareas. Esto lo entendió Pascal, quien se dio cuenta de que el camino hacia la virtud era la imitación de los virtuosos, y el compromiso con los hábitos virtuosos, la base de todas las tradiciones monásticas. Volviendo a la cuestión de cómo los humanos adquirieron la música y lenguaje, ya que esto nos ayuda a entender el poder revolucionario de la imitación. La música y el lenguaje son habilidades, y las habilidades no son como los atributos físicos: alas más grandes, o piernas más largas: solo pueden imitarse, lo que obviamente no puede hacerse para las características físicas, y en el caso de la música y el lenguaje, son habilidades recíprocas, no son de ninguna utilidad para los individuos aislado, y con más utilidad para un grupo. Una explicación del desarrollo de habilidades como el lenguaje, solo por la fuerza competitiva de la selección natural clásica tiene que lidiar no solo con el hecho de que las habilidades pueden ser imitadas fácilmente por aquellos que no están relacionados genéticamente, erosionando así el poder selectivo en favor de gen, sino también con el hecho de que a menos que fueran imitadas no serían de mucha utilidad. La imitación tendría en sí misma una ventaja selectiva: permitiría a aquellos que eran imitadores expertos fortalecer los vínculos que los vinculaban con otros dentro del grupo y hacer que los grupos sociales fueran estables y duraderos. Los grupos que eran más cohesivos sobrevivirían mejor, y los genes de todo el grupo lo harían mejor, o no, dependiendo de la adquisición de habilidades compartidas que promuevan la vinculación, como la música o, en última instancia, el lenguaje. 231

Los individuos menos capaces de imitar estarían menos vinculados al grupo y no prosperarían en la misma medida. El otro gran factor selectivo para adquirir habilidades y adaptarse al grupo sería la flexibilidad, que viene con la expansión de los lóbulos frontales, particularmente el lóbulo frontal derecho, que también es el asiento de la inteligencia social. Las habilidades son modos intuitivos, y "hábiles" formas de ser y comportarse, que no están analíticamente estructuradas, ni se basan en reglas. Por lo tanto, es posible que hayan sido seleccionadas, no como habilidades específicas, con genes específicos para cada una, como el "gen o los genes del lenguaje" o el "gen (es) de la música", ni siquiera como un "grupo seleccionado" para dichos genes, sino individualmente por las habilidades duales de flexibilidad y el poder de imitar, que son lo que se requiere para desarrollar habilidades en general. EL "GEN DE IMITACIÓN" Supongamos que exista un gen para la imitación y un gen que favorezca una habilidad particular. Tomemos por ejemplo la adquisición por parte de los seres humanos en algún momento de su historia de alguna habilidad, por ejemplo, la natación. (Sé que aprender a nadar nunca fue realmente así). Supongamos que había un gen para nadar, y que el hecho de nadar era por alguna razón muy ventajoso: aquellos que no podían nadar, se iban a quedar muy atrás. Si la natación resulta ser completamente inimitable, o bien tienes el gen para hacerlo y puedes hacerlo, o no puedes hacerlo, y pronto solo quedarán aquellos con el gen para nadar. Resultado: después de varias generaciones, todos nadarían, todos con el gen. Supongamos que, la natación resultase ser tan fácil de imitar que cada persona que la veía podría aprender a nadar. El gen para nadar no tendría ninguna fuerza, y de ninguna manera estaría sujeto a una presión selectiva, e incluso podría extinguirse. Resultado: de la misma manera, pero mucho antes, todos estarían nadando, por imitación, un mecanismo más rápido, pero en su mayoría sin el gen: aunque algunos podrían tener, irrelevantemente, el gen que permitía nadar de todos modos. Supongamos, algo que es más probable que estas posiciones extremas, que la natación fuera parcialmente imitable, pero solo parcialmente. Habría una cierta presión selectiva a favor de aquellos que tenían el gen para nadar, y gradualmente más personas tendrían el gen, y por lo tanto nadarían: igualmente algunas personas lo imitarían, y también nadarían, aunque carecieran del gen. Pero debido a que el comportamiento era solo parcialmente imitable, solo podrías imitarlo si fueras un muy buen imitador. Por lo tanto, también habría una fuerte presión selectiva a favor de aquellos que eran muy buenos imitadores, aquellos con el gen para la imitación, que no necesariamente tendrían el gen para nadar, pero que sin embargo podrían nadar. Resultado: pronto todos nadarían, algunos con el gen para nadar, algunos con el gen para imitar y otros con ambos. Pero ahora suponga que surgió otro comportamiento parcialmente imitable, que tenía una ventaja competitiva similar, o incluso mayor, por ejemplo, volar. Aquellos con el gen de imitación tendrían una ventaja: no solo serían capaces de nadar, sino también de volar (y asumir el siguiente desarrollo, es decir "bucear"), y estarían por delante de quienes no lo hicieron, que tendría que tener tanto los genes para volar como para nadar si quieren sobrevivir.

232

Varias cosas se siguen de esto: • El proceso que favorece al gen para la imitación se inicia solo si el comportamiento crucial es parcialmente imitable: si es totalmente imitable (en cuyo caso el gen es irrelevante) o completamente inimitable (en cuyo caso el gen es ineficaz), no se iniciará. • Los comportamientos en cuestión deben ejercer una presión selectiva suficiente, es decir, ser lo suficientemente importantes para la supervivencia. El proceso funcionará más rápido si los comportamientos a imitar ejercen una mayor presión selectiva. • La segunda explosión de aprendizaje (en el ejemplo, volar) ocurrirá más rápido que la primera (nadar), ya que se basará principalmente en la imitación, y la imitación es un proceso más rápido que la transmisión de genes. Y habrá una tendencia a aumentar la dependencia de la imitación en lugar de la transmisión de genes para acelerar aún más el proceso cuando inevitablemente se desarrollen nuevas habilidades. Ahora, supongamos que en vez de la natación ponemos "música", y en vez de volar ponemos "lenguaje". ¿No llegaría una etapa en la que todos tendrían el gen de la imitación- la imitación sería todo lo que importaba, no los mecanismos genéticos que favorecían determinados comportamientos? No lo creo, porque siempre sería más fácil aprender algo si tuvieras los mecanismos genéticos (o epigenéticos) que hacían más probable ese tipo de comportamiento. Pero la imitación siempre funcionaría más rápido, por lo que al final, lo que elegimos para imitar gobernaría qué mecanismos epigenéticos se seleccionaron (p. ej., una cultura en la que aprendemos a pensar y hablar de nosotros mismos de manera más computarizada llevaría a la selección de un cerebro "geek"), en lugar de genes que se seleccionaron dictando lo que imitamos. El logro de la imitación, la meta-habilidad que permite todas las demás habilidades, puede explicar la de otra manera incomprensiblemente rápida expansión del cerebro de los primeros homínidos, ya que produciría un repentino despegue de la velocidad con la que adaptarnos y cambiarnos a nosotros mismos y el rango de nuestras habilidades. La imitación es cómo adquirimos habilidades, cualquier habilidad en absoluto; y el gen para la adquisición de habilidades (imitación) superaría a los genes de cualquier habilidad individual. Así pues, de un gen, – el símbolo de la competencia despiadada (el "gen egoísta"), y de los valores relativamente atomistas y de oposición del hemisferio izquierdo, – podría surgir una habilidad que permitiría que se produjera una mayor evolución, no solo más rápidamente sino también en la dirección que nosotros elijamos– a través de la empatía y la cooperación, valores del hemisferio derecho. Los genes podrían liberarnos de los genes. El gran invento humano, hecho posible por la imitación, es que podemos elegir en quién nos convertimos, en un proceso que puede moverse sorprendentemente rápido. Como lo expuse arriba, escapamos de la "triste tristeza de la necesidad". Esto también podría explicar la aparente paradoja de la genética clásica, en el sentido de que habilidades comunicativas, como la música y el lenguaje, deberían adquirirse mediante la competencia individualista, aunque las habilidades en sí mismas no sirven de nada a menos que todo el grupo lo haya adquirido en conjunto. Tal vez no somos los despiadados competidores que hemos estado condicionados a creer que somos por los modelos de comportamiento mecanicistas. Tal vez, incluso, el mundo no sea un mecanismo. 233

La importancia abrumadora de la mimesis apunta a la conclusión de que deberíamos seleccionar buenos modelos para imitar, porque como especie, no solo como individuos, nos convertiremos en lo que imitamos. Transmitiremos los comportamientos que hemos aprendido a imitar mediante mecanismos epigenéticos, y por esta razón, William James, en una inversión del prejuicio popular, vio que la especie humana tenía una variedad más amplia de comportamientos aparentemente instintivos que cualquier otra. En el sistema mecanicista de causa y efecto, las causas preceden a sus efectos y, por así decirlo, empujan desde atrás. La prolongación lógica de tales sistemas es cerrada, ya que, en última instancia, lo que sucede está determinado por eventos anteriores: vamos a donde somos empujados. Las elecciones humanas parecen estar abiertas, pero la existencia del libre albedrío sigue siendo difícil de defender, aunque algunos hayan construido sofisticados casos basados en la comprensión de los ámbitos de la física teórica en los que la causa y el efecto ceden su espacio a probabilidades e incertidumbres. No soy capaz de evaluarlos adecuadamente. Sin embargo, desde el punto de vista fenomenológico, nos sentimos libres, a pesar de ser arrastrados, llevados, atraídos hacia adelante por cosas que tienen una especie de poder magnético (como los arquetipos), en lugar de ser empujados o estimulados hacia adelante por lo que haya sucedido. Puede ser que esto es lo que Nietzsche tenía en mente cuando escribió: La "acción a distancia" no se puede eliminar: algo se acerca a otra cosa, algo se siente atraído. Este es el hecho fundamental: comparado con esto, la noción mecanicista de presionar y empujar no es más que una hipótesis basada en la vista y el tacto, ¡incluso sirve como una hipótesis reguladora para el mundo de la vista! Estos atractores importantes tal vez se expresen mejor como valores, aunque la palabra "valores" suene poco convincente en este contexto. Tal vez "ideales" sería más parecida, pero esta palabra también tiene sus problemas y ha sido desacreditada en nuestra época. Estos ideales o valores permanecen fuera del tiempo, a diferencia de la causa y el efecto. Son menos minuciosamente determinantes que las causas anteriores, ya que hay una selección de cuáles son los elementos de atracción a los que uno se resiste y a cuáles se acerca. Hablando de esta manera, no sé puede obviar las cuestiones de causalidad, que vuelven de alguna manera como "¿Qué hizo que esta persona se sintiera atraída por este ideal o conjunto de valores?" Estas son como las preguntas sobre la predestinación y la gracia divina que han afligido a la teología desde san Agustín. Por valores no me refiero a los principios mediante los cuales uno puede resolver un conflicto moral; por ejemplo, si hacer un cálculo de consecuencias u observar los principios deontológicos kantianos (la opinión de que los derechos individuales son primarios, o incluso absolutos, y no dependen del valor de los resultados). Lo que está en discusión no es el valor, por ejemplo, de preservar la vida, sino el camino a seguir particular en un dilema que mejor se puede reconciliar con ese valor. A lo que me refiero es a los valores en sí mismos que están en juego: si, por ejemplo, el coraje o el sacrificio tienen valor en sí mismos, independientemente del resultado o de cualquier principio deontológico. Tales valores, sin embargo, serían excluidos del cálculo de una moralidad instrumental. Los valores en este sentido deben estar "más allá del bien o del mal".

234

Scheler no solo distinguió reinos de valor, sino que los organizó jerárquicamente, desde el reino de aquellos valores que solo se pueden apreciar en el nivel de los sentidos, o en términos de utilidad, en el reino más abajo, al reino de lo sagrado en la parte superior. Uno puede o no estar inclinado a aceptar el esquema de valores particular de Scheler, pero lo que es relevante sobre dichos valores en la división de hemisferios es que el hemisferio izquierdo solo reconoce el rango más bajo de estos valores. Otros valores, que Scheler calificó de más altos que el de la utilidad, como la valentía, la belleza, la inteligencia y la santidad, requieren un enfoque que no esté vinculado exclusivamente a esta herramienta de utilidad, la lógica analítica secuencial (que no es lo mismo necesariamente que decir que implican emociones). Ellos tienen que ser comprendidos de una manera diferente, lo cual es posible gracias a la apertura del hemisferio derecho a lo que en última instancia no es justificable en términos lógicos. Sin embargo, en el mundo del hemisferio izquierdo hay una manera de acomodarse a tales valores: simplemente reduciéndolos al único valor que conoce, el de la utilidad. La belleza, por ejemplo, es una forma de asegurarnos de seleccionar socios reproductores saludables; la valentía actúa para defender el territorio en interés del fondo genético; la inteligencia conduce al poder para manipular el medio ambiente, y a nuestros semejantes; la santidad es un invento diseñado para promover la cohesión del grupo; y así sucesivamente - los argumentos serán demasiado familiares. Aquellos que no confían únicamente en la interpretación del mundo de su hemisferio izquierdo detectarán el fraude al instante. No es que los argumentos no puedan construirse en este sentido, aunque a menudo tienen que ser muy ingeniosos para "salvar el fenómeno" – por ejemplo, de toda la multitud de fuentes de belleza en el mundo, las parejas sexuales solo forman una pequeña parte, ya que incluso la belleza, no es lo mismo que el atractivo sexual. Es solo que no logran convencer: de la vuelta a valores, que en última instancia están más allá de la discusión. La racionalidad es, naturalmente, renuente a aceptar la posibilidad misma de algo que está más allá del argumento racional, ya que el hemisferio izquierdo no puede aceptar la existencia de nada que se encuentre fuera de sí mismo. Como siempre, es el hemisferio derecho el que atrae a lo que sea es lo Otro, lo que está más allá. Siendo ese el caso, estos atractores de los que hablo apelarán al hemisferio derecho, pero la debilidad de este hemisferio es la otra cara de su fuerza, el hecho de que está encarnado, o incrustado, en el mundo. Enraíza el punto de vista natural en el ser irreflexivo en el mundo: por lo tanto, no pueden, por sí solo, desvincularse del "punto de vista natural". La "carne demasiado sólida" de lo cotidiano se cierne sobre él. Por lo tanto, es fácil de perderse: está limitado por la realidad cotidiana y su viabilidad depende de que no se rompa de forma poco natural con el mundo vivido. El problema es que cuanto más "natural" le parece su punto de vista, menos permite realmente que el hecho extraordinario e imponente del ser de cualquier cosa esté presente para nosotros. Por lo tanto, se arriesga, a su manera, a caer en la falta de autenticidad el Verfallen de Heidegger. En este estado, es el hemisferio izquierdo el que nos permite escoger voluntariamente una visión "antinatural". Al hacer esto, podemos ascender desde la gravedad de la tierra, en el eje vertical representado por el hemisferio izquierdo, y ver desde un punto de vista diferente. Somos capaces de escapar, temporalmente, del tirón de la tierra y ver las cosas de nuevo. En los términos de Heidegger, Dasein se da cuenta de su falta de autenticidad y se esfuerza por alcanzar su yo más auténtico. 235

Por lo tanto, se produce el giro hacia el hemisferio izquierdo, por la conciencia de la falta de autenticidad. Y, en última instancia, será el sentido de la falta de autenticidad en el mundo según el hemisferio izquierdo lo que provocará el retorno del péndulo, el hemisferio derecho luchando hacia algo cuyo poder percibe desde más allá de lo cotidiano. Cada hemisferio corre el riesgo de la falta de autenticidad desde una fuente diferente, razón por la cual cada uno es vital para el otro. El hemisferio derecho está en riesgo por la familiaridad que conlleva su compromiso con el mundo, como "presencia" en el mundo; el hemisferio izquierdo desde la familiaridad del cliché – la re-presentación no comprometida. Cada cambio cultural puede verse como una respuesta a la eventual falta de autenticidad del mundo de acuerdo con uno u otro hemisferio, y para el hemisferio derecho, la ruta de regreso debe ser a través del compromiso con un poder atrayente más allá de sí mismo. Si hay algo en la idea de que la mimesis en sí misma surge de los mecanismos genéticos clásicos, pero luego llega a superarlos, o, al menos, dejarlos a un lado, podemos ver algún tipo de cambio hemisferio, también ahí – ¿ los valores del hemisferio derecho emergen, casi a la perfección, desde los del izquierdo? En el sentido atomístico en el que el hemisferio izquierdo entiende a un individuo, el desarrollo tiene lugar a través de una línea de individuos que compiten con otras líneas de individuos a través de sus genes: la supervivencia del más apto. Desde este punto de vista, el grupo es una amenaza potencial a la individualidad, tolerado por una amalgama de extraterrestres cautelosos, que consienten la cooperación entre ellos solo por el beneficio personal que produce. Desde este punto de vista del hemisferio derecho, en la que la individualidad de una persona puede entenderse solo dentro de un contexto (el grupo), lo que se vería en el hemisferio izquierdo como la identidad del individuo perdida en el grupo se convierte simplemente en su adopción (aufgehoben) dentro del grupo al que pertenece. De la oposición cautelosa surge la empatía: del mundo de "comer o ser comido" surge una comida compartida alrededor del fuego. Un esfuerzo lineal, mi gen contra el tuyo, se convierte en un proceso reverberante de colaboración, en el cual, como en el Dilema del Prisionero, todos lo hacemos mejor, porque la "batalla" de los hemisferios es solo una batalla desde el punto de vista del hemisferio izquierdo. Desde el punto de vista más inclusivo del hemisferio derecho, es simplemente otro proceso reverberativo, en el que algo surge como lo hace todo en la vida a través de la unión de fuerzas separadas, manteniendo su separación pero dentro de esa unión, una entidad que actúa con la otra. Si, como Heráclito dijo, la guerra es el rey y el padre de todas las cosas, la paz es la reina y la madre. No solo eso, sino que avanzamos más rápido y en la dirección de nuestra elección. En un nivel, la evolución es realmente solo la supervivencia o no de los genes, ni siquiera su "esfuerzo" o "competencia", porque eso sugiere intenciones. Sin embargo, Dawkins apodó el proceso como "egoísta": incluso los mejores científicos, al parecer, pueden servirse del antropomorfismo. Pero la caracterización fue correcta, ya que si nosotros antropomorfizamos los genes, igual que yo he antropomorfizado los hemisferios, ellos operan de manera egoísta o despiadada.

236

A través de este proceso somos "empujados desde atrás" y no tenemos ni voz ni voto sobre a dónde vamos. Sin embargo, por un Aufhebung que se desea con devoción, de todo ello surge un proceso, el de la adquisición de habilidades a través de la mimesis, en la que se abren nuestros ojos, en el que la colaboración desempeña un papel, y donde hay un grado de libertad, en el que podemos elegir lo que imitamos. Los cambios culturales en el equilibrio de hemisferios que identifico no deberían, entonces, repito, ser considerados como cambios estructurales en el cerebro, ciertamente no en el nivel macro (sabemos que hay cambios tanto estructurales como funcionales del cerebro causados incluso por la experiencia individual en el nivel microscópico). Serían cambios funcionales, que se habrían iniciado por imitación de creencias y prácticas, por formas de ver el mundo y formas de ser en el mundo que favorecen a uno u otro de los hemisferios. Luego, a estos mecanismos se les puede dar una mayor estabilidad mediante mecanismos epigenéticos que replicarían en la próxima generación aquellos cambios cerebrales que acompañan a tales hábitos de la mente y el cerebro, y por lo tanto ayudan a fomentarlos y afianzarlos. Entonces, así tenemos la libertad de elegir nuestros propios valores, nuestros ideales. No necesariamente sabiamente, por supuesto. Este proceso podría ser controlado nuevamente por el hemisferio izquierdo si pudiera persuadirnos para imitar y adquirir formas de estar en el mundo del hemisferio izquierdo. Eso es lo que creo que ha sucedido en la historia reciente de Occidente. En nuestro mundo contemporáneo, las habilidades han sido degradadas y subvertidas en algoritmos: estamos ocupados imitando máquinas.

237

CAPITULO 8 EL MUNDO ANTIGUO

En su libro Caras: el aspecto cambiante de la Humanidad, Milton Brener ha presentado un estudio detallado de la forma en que el retrato del rostro humano evolucionó en la antigüedad. Observando que el 90% de la comunicación emocional no es verbal, y que la mayor parte de esto se expresa a través de la cara (descrita por Georg Lichtenberg como "la superficie más entretenida de la tierra"), comienza por reflexionar que virtualmente no hay caras en el arte prehistórico. Sus temas son principalmente animales; donde hay humanos, a menudo solo hay pelvis, glúteos y senos, y casi todas las figurillas están sin cabeza; cuando hay una cabeza, aunque puede haber pelo, no hay cara. Y cuando las caras comienzan a aparecer, son inexpresivas, esquemáticas y no individualizadas. El plantea que los primeros dibujos, con su falta de orientación espacial o de relación entre las partes, la repetición de patrones abstractos estereotipados y la descripción de lo que conocen en lugar de lo que ven (por ejemplo, el llamado "retrato de rayos X 'del ser humano, que muestra los huesos dentro del cuerpo) muestran puntos sugerentes de comparación con las producciones de pacientes neuropsiquiátricos que dependen solo del hemisferio izquierdo. Además, Brener se refiere a la evidencia de que los sujetos con dislexia y prosopagnosia (incapacidad para reconocer a los individuos por la cara), ambos con problemas de funcionamiento en el hemisferio derecho, muestran una preferencia por el patrón facial "primitivo", que se encuentra en el arte prehistórico, de rasgos esquemáticos inexpresivos. La importancia del hemisferio derecho en el "procesamiento" de rostros y la aprehensión de expresiones faciales, en el sentimiento y la expresión de emociones, especialmente a través de la cara, en el sentimiento de empatía y en la apreciación de la individualidad, se ha mencionado anteriormente (Capítulo 2), al igual que está en el hemisferio derecho la base de la capacidad de disfrute estético. El cambio relativamente repentino que se produjo en la representación del rostro humano en el período que comenzó en el siglo VI a.C, y particularmente a partir del siglo IV, en Grecia, en el que la mirada más abstracta, estereotipada e inexpresiva de las representaciones egipcias y de las primeras representaciones griegas de la cara y la cabeza dan paso a un retrato más individualizado, variado, emocionalmente expresivo y empático, es atribuido por Brener al rápido avance en el funcionamiento del hemisferio derecho en Grecia en torno al mismo período. Otra evidencia de esto, según Brener, sería la evolución de un cuerpo de poesía altamente expresiva y rica en metáforas, la evolución de la idea de que el individuo tiene demandas legítimas que se equilibran con los de la comunidad en general, y un sentido de empatía con los demás, así como un interés en el mundo natural, al que yo agregaría un sentido del humor basado en la apreciación irónica del patetismo de la posición del hombre en el mundo como un "ser hacia la muerte". En apoyo de su tesis, Brener cita el trabajo de Hans-Joachim Hufschmidl, un erudito alemán que ha estudiado la dirección de la mirada en 50,000 retratos del rostro humano a lo largo del tiempo. Este trabajo, publicado en 1980, lo encuentro un hallazgo notable. Parece que las primeras representaciones bidimensionales tienden a mostrar la cara, ya sea mirando hacia adelante o mirando hacia la derecha del espectador. 238

Sin embargo, entre el siglo VI a.C y el período helenístico, hay un claro cambio de orientación, de modo que la mayoría de los retratos se orientan en la dirección opuesta, hacia la izquierda del espectador. En 1973, Chris McManus y Nick Humphrey ya habían publicado en Nature los resultados de un estudio de aproximadamente 1,400 pinturas de retratos occidentales de los siglos XVI al XX, que demuestra que durante este período también hay una tendencia a retratar a la persona mirando hacia la izquierda del espectador. Estos hallazgos han sido confirmados desde entonces por otros estudios. La implicación parece ser que el foco de interés se encuentra en el campo visual izquierdo del espectador (preferentemente dominado por el hemisferio derecho), al mismo tiempo que la hemifaz izquierda más expresiva emocionalmente del sujeto (controlada por el hemisferio derecho del sujeto) está expuesta a la vista. La fuerza de la investigación de Hufschmidt, aparte de la enorme escala de su empresa, es su inclusión del mundo antiguo. Esto revela un claro cambio hacia favorecer el hemisferio derecho en la apreciación de las representaciones del rostro humano desde el siglo VI d.C. en adelante. Según Brener y Hufschmidt, la tendencia se perdió de nuevo en la Edad Media, pero volvió a surgir en el Renacimiento. Otra investigación ha confirmado que la tendencia hacia la izquierda era más fuerte en el siglo XV, y se ha ido desvaneciendo gradualmente hasta el siglo XX, cuando volvió el patrón de perfiles iguales a la derecha y a la izquierda que se veían antes del surgimiento de la civilización griega. Este hallazgo es de considerable interés en vista de la tesis de este libro, especialmente en relación con lo que yo veo como el cambio hacia la derecha en el cerebro que ocurrió en la época del Renacimiento y el cambio hacia la izquierda que se evidencia en el Modernismo. La tendencia "natural", como lo demuestra la mayoría de los perfiles de rostros dibujados por niños, aún es hacia la izquierda, incluso en algunos casos que están copiando un modelo que mira hacia la derecha. Los autorretratos tienden a mostrar el sesgo opuesto, hacia la derecha, lo cual es presumiblemente porque los pintores tienden a orientarse frente al espejo para que su imagen aparezca en su campo visual izquierdo, lo que implica girar la cara hacia la derecha para que el lado izquierdo de la cara esté expuesto: apareciendo en la imagen del espejo como el lado derecho de la cara. Un estudio de una larga serie de autorretratos realizados por el famoso pintor alemán Lovis Corinth antes y después de una apoplejía en el hemisferio derecho que experimentó en 1911, muestran que, después de la apoplejía, cambió la orientación facial y la dirección de la fuente de luz en sus pinturas. (En la mayoría de las pinturas Occidentales desde el Renacimiento, al igual que hay una tendencia a que la cara gire hacia la izquierda, hay una tendencia a que la fuente de luz provenga del lado izquierdo). La tesis de Brener es original y merece ser mejor conocida: es uno de los pocos intentos que conozco para relacionar los movimientos en la historia de las ideas con la lateralización cerebral. Aunque acepto la importancia de la repentina aparición en este momento de una amplia gama de funciones del hemisferio derecho, particularmente como se ejemplifica en las artes visuales, mi propia opinión sobre este estado de cosas es diferente de la de Brener. La civilización griega trajo muchas cosas que tendríamos que, en un nivel, asociar con una repentina eflorescencia del hemisferio izquierdo, al menos tanto como el derecho: los inicios de la filosofía analítica, la codificación de leyes, la formalización de cuerpos sistemáticos de conocimiento. Estos requieren la capacidad de alejarnos y separarnos de la multitud, de la naturaleza y de nosotros mismos, para que podamos objetivarlos. 239

Desde mi punto de vista, esta es también la base para forjar puentes con otros y con la naturaleza, que de forma clásica y según gran parte de la literatura neuropsicológica está mediada por el hemisferio derecho. Para volver a un tema un tanto hegeliano del capítulo anterior, la unión no puede existir sin separación y distinción, pero la separación y la distinción son inútiles a menos que sean el preludio de una unión o síntesis posterior, mayor. Por eso diría que lo que sucedió fue esto. Inicialmente hubo un avance bihemisférico simétrico en ese tiempo, un avance en el funcionamiento de los lóbulos frontales de ambos hemisferios. Son los lóbulos frontales los que consiguen poner distancia (en el espacio) y demora (en el tiempo): nos permiten alejarnos de nuestro mundo y de nosotros mismos. Pero este desarrollo, al permitir una mayor capacidad de especular, de considerar las lecciones del pasado y de proyectar mundos posibles en el futuro, de construir proyectos y esquemas para un mejor gobierno del estado y para el aumento del conocimiento del mundo en general, requiere la capacidad de registrar: de dejar huellas externalizadas, por lo tanto más permanentes, del funcionamiento de la mente, para corregir, y congelar el flujo de vida que pasa constantemente en vuelo. Requiere, por lo tanto, una gran expansión del ámbito de la palabra escrita, así como el desarrollo de diagramas, fórmulas y mapas; registros de observaciones de la naturaleza; y registros de la historia de las personas y estados. Por lo que se ha descrito en relación con la re-presentación, en las partes anteriores de este libro, se ve que esto requiere la dependencia del hemisferio izquierdo, no del derecho. Tal retirada es la esencia de la filosofía analítica, que es función del hemisferio izquierdo, al menos la filosofía en Occidente desde Platón y hasta la época de Kant. Los griegos comenzaron este proceso de distanciarse; y los comienzos de la filosofía analítica, de la teorización sobre el estado político, del desarrollo de los mapas, de la observación de las estrellas y del mundo natural "objetivo", todo pudo estar mediado por el hemisferio izquierdo; aunque la necesidad de hacerlo venga del lado derecho. Esta "distancia necesaria", llevada a cabo a través de los lóbulos frontales, de la misma manera, hace posible que uno se vea a sí mismo como un yo como otros yoes; retroceder y observar objetivamente el rostro humano, de modo que pueda representarse, como lo muestra Brener, con detalles tan hermosos. Esto actúa como partera de la expansión de las funciones del hemisferio derecho a las que Brener apunta. Los orígenes del concepto de individuo, a diferencia de, así como también de comunidad, surgen también en este momento, inicialmente a través de la capacidad de conseguir una distancia. Este distanciamiento nos permite ver mucho más de lo que es – en donde se despliega, se hace explícita, nuestra comprensión; pero una vez que esto ha ocurrido, se expande la capacidad del hemisferio derecho para reintegrar implícitamente esta comprensión. Y de aquí provienen todos los avances del hemisferio derecho que coincido con Brener caracterizan este período de la historia griega: el surgimiento de ciertos aspectos del "yo"; la empatía con los demás; el lenguaje y arte imaginativos, metafóricos; el humor e ironía; la discriminación de rostros individuales, expresiones emocionales, etc. En resumen, por lo tanto, mientras que Brener veía en general una oposición directa de los dos hemisferios, con un avance tal vez difícil de explicar de las funciones del hemisferio derecho a expensas de lo que ocurre en ese momento en el izquierdo, yo vería inicialmente un aumento bilateral en la función del lóbulo frontal, lo que requiere un avance del hemisferio izquierdo para sustentar la "distancia" implicada y, a través de la creación de esta distancia necesaria, permitir al hemisferio derecho ampliar su capacidad. 240

No niego la evidencia del avance del hemisferio derecho, simplemente lo relaciono de manera diferente con los roles del hemisferio izquierdo y los lóbulos frontales. Podría preguntarse, ya que mi formulación involucra a ambos hemisferios haciendo avances, por qué es necesario invocar diferencias hemisféricas en absoluto. Después de todo, ¿por qué no abandonar todo el problema de los hemisferios y regresar a la visión de sentido común de que hubo un avance general en el conocimiento, la imaginación o la creatividad, en un sentido indiferenciado en ese momento? Mi respuesta es que esto falla por completo en acoplar la característica principal de este avance, a saber, que implica movimientos en dos direcciones diametralmente opuestas a la vez: hacia una mayor abstracción del mundo y, simultáneamente, hacia un mayor compromiso empático con dicho mundo. En otras palabras, las diferencias entre lo que los hemisferios "hacen" o nos comunican, se acentúan en gran medida en ese momento, como lo atestiguan todos los datos mencionados y discutidos en las partes anteriores de este libro. Una nueva, indudablemente fructífera, tensión surge de esta acentuación de la divergencia entre los dos mundos facilitados por los hemisferios. Y, dado que los datos que tenemos sobre la diferencia hemisférica se derivan casi exclusivamente de Occidente en los últimos cien años, no sabemos si las mismas diferencias siempre han existido o existen en el mismo grado en otras partes del mundo. Todo lo que podemos decir es que deben haber surgido al menos en algún momento de la historia del hombre Occidental y, dado que el primer momento que vemos evidencias de actividad cultural expresiva del hemisferio izquierdo que funciona de manera relativamente independiente, y de un hemisferio derecho que funciona también de manera relativamente independiente, es en Grecia durante este período, puede ser que lo que estamos presenciando sea una (relativa) desconexión o separación de los hemisferios, y los orígenes de la especialización de los hemisferios tal como lo conocemos ahora. Esto me lleva a considerar la tesis del extraordinario clásico de Julian Jaynes, El origen de la conciencia en la ruptura de la mente bicameral. Este libro, que ahora tiene más de 30 años, causó un gran revuelo cuando se publicó por primera vez y se ha mantenido su debate desde entonces. Jaynes, quien era psicólogo en Princeton y estaba interesado en el mundo antiguo, presentó una tesis de que la conciencia, en el sentido de autoconciencia introspectiva, surgió por primera vez en la Grecia homérica. Plantea que, cuando se relata que los héroes de La Ilíada (y el Antiguo Testamento) han escuchado las voces de los dioses (o de Dios) dándoles mandamientos o consejos, esto no es una expresión figurativa: literalmente escucharon voces. Las voces expresaban sus propios pensamientos intuitivos y surgían de sus propias mentes, pero eran percibidas como externas, porque en este momento el hombre se estaba volviendo consciente de sus propios procesos de pensamiento intuitivos (hasta ahora inconscientes). Estos procesos de pensamiento intuitivo Jaynes los identifica con el funcionamiento del hemisferio derecho. Compara este fenómeno con las alucinaciones auditivas que se experimentan en la esquizofrenia, en las cuales hay evidencia de que el discurso que "emerge" como una alucinación surge del hemisferio derecho. Su afirmación, que es evidente que es casi contraria a la mía, es que, en ese momento, hubo un colapso de la mente previamente "bicameral", una mente con dos cámaras distintas, o hemisferios, y que fue el acceso repentino y desconcertante del hemisferio izquierdo al funcionamiento del hemisferio derecho lo que dio lugar a los fenómenos descritos.

241

Hay mucho que admirar acerca de este libro imaginativo y, en cierto modo, excéntrico, pero sigue siendo un hecho que, si bien la hipótesis de Jaynes sigue siendo ampliamente leída, no ha sido aceptada o ampliada por los psicólogos. Tal vez esto era inevitable con una hipótesis de tanta amplitud y originalidad, que se hallaba tan lejos de la corriente principal de la investigación psicológica. Pero creo que hay al menos otra razón importante. De acuerdo con una visión más de moda en el momento en que se estaba escribiendo, y basándose en la interpretación psicoanalítica de la esquizofrenia como un estado regresivo a un emocionalismo sin restricciones, falto de autoconciencia y con relativa desinhibición, el vio la esquizofrenia como un retorno a un aspecto más antiguo, tal vez "primitivo", de una forma de funcionamiento mental, en el que los efectos de la civilización no permitieron, como en el resto de nosotros, recubrir los procesos primarios de la vida mental con la racionalización, y las voces que experimentaban los sujetos esquizofrénicos no eran descartadas como simples aspectos de nuestros propios procesos de pensamiento. Si existen paralelismos entre la escucha de voces en el mundo antiguo y en la esquizofrenia, su argumento es que estos procesos mentales son un signo de una estructura y organización más primitiva del mundo mental (con respecto tanto a la filogenia como a la ontogenia). Uno puede ver que su argumento lo requiere. Los habitantes del mundo antiguo escucharon voces, literalmente, pero ya no lo hacemos; Los esquizofrénicos escuchan voces y nosotros no; luego, la esquizofrenia debe implicar una regresión a una forma primitiva de la mentalización. El problema con esto es que toda la evidencia que hay sugiere que la esquizofrenia es una enfermedad relativamente moderna, posiblemente desde el siglo dieciocho aproximadamente, y que sus principales características psicopatológicas no tienen nada que ver con una regresión hacia la irracionalidad, la falta de autoconciencia, y un retiro al ámbito infantil de la emoción y el cuerpo, sino que conlleva los opuestos exactos: una especie de hiper-racionalismo fuera de lugar, una autoconciencia hiper-reflexiva y una separación de la emoción y la existencia encarnada. Esto hace difícil su posición. Creo que Jaynes estuvo cerca de hacer un gran avance, de hecho lo hizo, pero tal vez descarrilado por la visión de la esquizofrenia que se describe anteriormente, su conclusión fue diametralmente opuesta a la que podría haber dibujado. Su percepción de que había una conexión entre las voces de los dioses y los cambios en el mundo mental de quienes las escuchaban, de que esto podría tener algo que ver con el cerebro, y de que se trata de la relación entre los hemisferios, sigue siendo, desde mi punto de vista, fundamentalmente correcto. Sin embargo, creo que tiene un aspecto importante de su historia vuelto al revés. Su afirmación de que los fenómenos que describe se produjeron debido a una ruptura de la mente "bicameral", de modo que los dos hemisferios, previamente separados, estaban ahora fusionados, es precisamente el inverso a lo que sucedió. Los fenómenos se produjeron debido a una separación relativa de las dos cámaras, los dos hemisferios. Los fenómenos que antes se experimentaban sin complicaciones como parte de una conciencia relativamente unificada se volvieron extraños. Las intuiciones ya no actuaban de manera inconsciente, ya no eran "transparentes", no se incorporaban simplemente a la acción sin necesidad de deliberación, se convirtieron en objetos de la conciencia traídos al plano de atención, opacos, objetivados. Donde antes no existía la cuestión de si el funcionamiento de la mente era algo "mío", ya que la pregunta no habría tenido ningún significado, pues no había ningún corte entre la mente y el mundo a su alrededor, y no había posibilidad de distanciarse de los procesos de 242

pensamiento propios para atribuírselos a uno mismo o a alguien o a cualquier otra cosa - ahora había un grado de desapego que permitía que surgiera la pregunta, y que condujo a que los procesos de pensamiento intuitivos, menos explícitos, se objetificaran como voces (como lo son en la esquizofrenia), que se sienten como provenientes de "algún otro lugar". Esta interpretación, además, tiene la ventaja de que encaja con lo que sabemos sobre la tendencia de la esquizofrenia a incorporar a la consciencia procesos de conocimiento que normalmente quedan inconscientes e intuitivos. Poniéndolo en su forma más simple, donde Jaynes interpreta las voces de los dioses como debidas a los efectos desconcertantes de la apertura de una puerta entre los hemisferios, para que las voces puedan ser escuchadas por primera vez, yo las veo como debidas al cierre de la puerta, de modo que las voces de la intuición ahora parecen distantes, "otras"; familiares pero extrañas, sabias pero misteriosas, en una palabra, divinas. Mi tesis es que la separación de los hemisferios trajo consigo tanto ventajas como desventajas. Hizo posible una situación fuera del marco de referencia "natural", la forma cotidiana de sentido común en la que vemos el mundo. Al hacerlo, nos permitió construir una "distancia necesaria" del mundo y de nosotros mismos, logrado originalmente por los lóbulos frontales, lo que nos dio una visión de las cosas que de otra manera no podríamos haber tenido, incluso hizo posible que pudiésemos establecer conexiones empáticas más profundas entre nosotros y con el mundo en general. El mejor ejemplo de esto es el fascinante ascenso del drama en el mundo griego, en el que los pensamientos y sentimientos de nosotros mismos y de los demás eran aparentemente objetivados y, sin embargo, devueltos a nosotros como propios. Surgiendo un tipo especial de visión, en el que tanto la distancia como la empatía eran cruciales. Pero la separación también sembró las semillas del aislacionismo del hemisferio izquierdo, permitiendo que el hemisferio izquierdo trabajase sin control. En esta etapa de la historia cultural, los dos hemisferios seguían trabajando juntos, por lo que los beneficios superaban con creces las desventajas, pero las desventajas se hicieron más evidentes con el tiempo. En aras de la simplicidad, abordaré los cambios en orden más o menos cronológico, comenzando con lo que podríamos llamar el período arcaico al menos hasta el siglo VII antes de Cristo, y pasaré a considerar los cambios en los siglos VI y V, hasta el tiempo de Platón por separado, y luego trataré el último período desde Platón en adelante.

GRECIA ARCAICA No se sabe si las grandes epopeyas homéricas, la Ilíada y la Odisea, fueron obra de un individuo o de varios, y su fecha también es muy debatida: claramente se inspiran en una tradición establecida y pueden haber sido elaboradas por un determinado número de poetas antes de que alcanzaran su forma escrita, posiblemente alrededor de la segunda mitad del siglo octavo antes de Cristo. Es igualmente incierto si la composición y la escritura de los poemas fueron hechas por la misma persona o personas. Quienes quieran que lo hayan compuesto o escrito, son notables al ser las primeras obras de la civilización Occidental que ejemplifican una serie de características que nos interesan. Entre sus cualidades más notables, está su capacidad para mantener un tema unificado y producir una narrativa única y coherente durante un tiempo considerable, su grado de empatía y comprensión del carácter, y su fuerte 243

sentido de los valores nobles ( el Lebenswerte de Scheler) – que sugieren un hemisferio derecho más altamente evolucionado. Eso podría hacer que uno piense en la importancia para el hemisferio derecho del rostro humano. Sin embargo, hay en la epopeya homérica pocas descripciones de caras. No hay duda acerca de la realidad de las emociones experimentadas por las figuras atrapadas en el drama de la Ilíada o la Odisea: sus sentimientos de orgullo, odio, envidia, enojo, vergüenza, compasión y amor son el tema del drama, es un hecho. Pero en su mayor parte estas emociones se transmiten en relación al cuerpo y al gesto corporal, en lugar del rostro, aunque hay momentos, como en la reunión de Penélope y Ulises al final de la Odisea, que parece que vemos los rostros de los personajes, los ojos de Penélope llenos de lágrimas, los de Ulises traicionado por el "dolor del anhelo que se levanta de su pecho". La falta de énfasis en el rostro puede parecer desconcertante en un momento de creciente compromiso empático, pero creo que hay una razón para esto. En Homero, como mencioné en la Parte I, no había una palabra para el cuerpo como tal, ni para el alma o la mente, de la persona viva. El soma era lo que quedaba en el campo de batalla, y el alma era lo que huía de los labios del guerrero moribundo. En una persona viva, cuando Homero quiere hablar de la mente o de los pensamientos de alguien, se refiere a lo que efectivamente es un órgano físico – Aquiles, por ejemplo, "consulta su espíritu (thumos)". Aunque thumos es una fuente de energía vital dentro de uno mismo, que nos lleva a ciertas acciones, thumos tiene características carnales, como requerir comida y bebida, y una situación corporal, aunque esto varíe. De acuerdo con Michael Clarke en, Carne y Espíritu en las canciones de Homero, el hombre homérico no tiene cuerpo o una mente: "más bien, pensamiento y conciencia son una parte tan inseparable de su vida corporal como lo son el movimiento y el metabolismo". El cuerpo es indistinguible de la persona. "Pensamiento, emoción, conciencia, reflexión, voluntad" suceden en el pecho, no en la cabeza: "el proceso continuo del pensamiento se concibe identificado con precisión con la inhalación palpable de la respiración, y la mezcla a medias imaginada de respiración, sangre y fluidos corporales con sustancias suaves, cálidas y fluidas que componen lo que está detrás de la pared torácica ". El destaca la importancia del flujo, de la fusión y de la coagulación. El fundamento común del significado no se encuentra en una cosa estática en particular, sino en el proceso de vida en curso, que "se puede ver y encapsular en diferentes contextos por un período de tiempo o en un líquido que rezuma". Todas estas son imágenes de la transición entre diferentes estados de flujo, diferentes grados de permanencia, permitiendo la posibilidad de la ambigüedad: "La relación entre la identidad corporal y mental de estas entidades es sutil y esquiva". Aquí no hay necesidad de la pregunta "¿esto es mente o es cuerpo?" para encontrar una respuesta definitiva. Sin embargo, dicha tolerancia se había vuelto imposible en la época de Platón y sigue siendo, según las tendencias actuales en neurofilosofía, imposible hoy en día. Las sugestivas palabras de la mente, los espíritus (thumos) "familiares", por ejemplo, varían fluida y continuamente entre el actor y la actividad, entre la entidad que piensa y los pensamientos o emociones que son sus productos. Aquí Clarke está hablando de términos tales como ís, aión, menos. "La vida del hombre homérico se define en términos de procesos más que de las cosas". 244

Menos, por ejemplo, se refiere a la fuerza o resistencia, y también puede significar el semen, a pesar de estar a menudo ubicado en el pecho. Pero también se refiere a "la fuerza del violento movimiento autopropulsado en algo no humano ", tal vez como el Drang de Scheler: de nuevo más una actividad que una cosa. Esta profunda encarnación del pensamiento y la emoción, este énfasis en los procesos que siempre están en flujo, en lugar de entidades únicas y estáticas, este rechazo a la distinción de "uno u otro" entre la mente y el cuerpo, tal vez sugiera nuevamente una versión del mundo dependiente del hemisferio derecho. Pero lo que es igualmente obvio para la mente moderna es la relativa cercanía de este punto de vista. Y esto, creo, ayuda a explicar por qué hay muy pocas descripciones de rostros: atender a la cara requiere un grado de observación desapegada. El hecho es que hay aquí una obra de arte, una capacidad para enmarcar la existencia humana de esta manera, sugiere, un grado de distancia, así como también un grado de cooperación de los hemisferios para lograrlo. Pero es la evolución gradual de un mayor distanciamiento en la cultura griega post-homérica lo que causa la eflorescencia, el "desempaquetado", tanto de las capacidades del hemisferio derecho como las del izquierdo al servicio del arte y la ciencia. Con esa distancia se accede a un término más cercano a lo moderno, más incorpóreo, la idea de mente, nous (o noos), que es raro en Homero. Cuando nous(mente) ocurre en Homero, sigue siendo algo distinto, casi siempre intelectual, algo que no es parte del cuerpo en un sentido directo: según Clarke, "puede estar prácticamente identificado con un plan o estratagema". En conformidad con los procesos del hemisferio izquierdo, es como el vuelo de una flecha, con una direccionalidad. A fines del siglo V y IV, los “conceptos separados de cuerpo y alma se fijaron firmemente en la cultura griega". En Platón, y a partir de ahí en los próximos dos mil años, el alma está prisionera en el cuerpo, tal como lo describe en Faedo, a la espera de la liberación con la muerte. Jaynes hace la observación de que en Homero "tampoco existe un concepto de voluntad o de palabra, el concepto se estaba desarrollando curiosamente en el pensamiento griego. Por lo tanto, los hombres de la Ilíada, no tienen voluntad propia y ciertamente no tienen noción de libre albedrío". Aquí Jaynes me parece demasiado moderno, demasiado poco tolerante, en su enfoque de lo que ha quedado sin resolver. Porque los dioses se veían en el nivel implícito como alineados en algún sentido con el yo, por distintos que pudieran haber sido en el nivel explícito. Clarke se refiere a lo que él llama un " doble plano de causalidad": los pensamientos y emociones repentinos se ven tanto como intervención de las deidades personales como al mismo tiempo como un aspecto de la psicología humana independiente. "El punto crucial es que los dos planos existen en armonía, y la intervención de Dios no debe implicar que el hombre mortal es menos responsable de sus acciones". Del mismo modo, las habilidades poéticas provienen de uno mismo y de los dioses; y, en general, el pensamiento viene de uno mismo y de las indicaciones divinas. E. R. Dodds, en Los Griegos y lo Irracional, escribe que en Homero los dioses representaban "una interferencia en la vida humana por parte de agencias no humanas que ponen algo en el hombre y por lo tanto influyen en su pensamiento y conducta", que a su vez hace que las cosas parezcan más recortadas y secas de lo que parecían, particularmente a la luz del libro de Clarke, creo que lo eran. Así que "mi" voluntad no era, en esa etapa, solo el hemisferio izquierdo, el esfuerzo consciente, sino también el hemisferio derecho, la atracción intuitiva de los valores e ideales, representado por las voces de los dioses.

245

Christopher Gill proporciona un análisis sutil de la forma en que, en la era homérica, el sentido del yo está íntimamente ligado con el "diálogo interpersonal y comunitario" en una vida ética compartida, un análisis que proporciona una confirmación fascinante de que la visión de la Grecia pre-helenística estaba mucho menos sujeta a los efectos de la dominación del hemisferio izquierdo de lo que luego llegó a ser. En parte, y como consecuencia de esto, lo que cuentan como "mis" pensamientos, creencias, intenciones, etc., no tiene que ser eso de lo que soy consciente de que son míos. El punto esta excelentemente expuesto. Es bueno tener esto en cuenta al leer la historia contada por Bruno Snell en su clásico El descubrimiento de la Mente, en mi opinión, un análisis fascinante del grado en que ciertos conceptos estuvieron o no presentes en la conciencia griega antigua y en la evolución de, la mente consciente y autoconsciente durante este período. He hablado de la necesidad de ver desde una cierta distancia óptima. ¿Qué sabemos de cómo los griegos vieron el mundo? Si nos fijamos en las palabras griegas para la visión, encontramos una variedad muy rica. Lo que llama la atención es cuántas de ellas implican la calidad de la experiencia. La conciencia de quien ve, o la calidad de lo que se ve, así como la relación entre el ojo y lo que contempla. La idea del ojo que transmite fríamente ciertos datos sensoriales a nuestra percepción, de que aprehende su objeto, no entra al lenguaje hasta más tarde. Homero usa una gran variedad de palabras para denotar la vista: Snell señala al menos nueve. Cuando Homero le dice a un águila que ve muy bien, – oxytaton derketai, – tiene en mente los rayos del ojo del águila, como los "rayos agudos" del sol a los que se refiere Homero. Derkesthai denota, por lo tanto, no solo un ojo que podríamos decir que "registra" algo, sino una mirada feroz que descansa sobre su objeto. Paptainein, 'denota una actitud visual, y no depende de la función de la vista como tal ". Es una forma de mirar con curiosidad, con cuidado o con temor. Leussein es ver algo brillante y expresa un "orgullo, alegría y un sentimiento de libertad". Como resultado, este verbo se encuentra característicamente en primera persona y “deriva su significado especial de un modo de ver; no es la función de la vista, sino del objeto visto, y los sentimientos asociados con la vista, dan a la palabra su cualidad peculiar. Theasthai es mirar con asombro con los ojos bien abiertos; y ossesthai, "es tener una impresión amenazadora de algo "como una sospecha ". Finalmente, las partes principales del verbo idein, ver, se reunieron a partir de tres verbos diferentes: horan, idein y opsesthai. Lo que está claro es que originalmente no había una sola palabra para transmitir la función simple de la vista. Originalmente, solo había palabras para las relaciones con las cosas, la calidad de la experiencia, cómo el "vidente" se situaba ante lo "visto". En otras palabras, la vista aún no se había abstraído de su contexto dentro del mundo vivido, donde esto es reverberante, en sí vivo, una intermediación expresiva, que aún no se considera como unidireccional, independiente, muerta: aún no se observa. En contraste theorein, el origen de nuestra palabra "teoría", es una palabra muy posterior. Aquí adquiere el significado que normalmente asociamos con ver, el ojo que aprehende un objeto. Es interesante que originalmente no era un verbo, sino que es una formación posterior de la palabra para el espectador, theoros. Lo que saco de esto, se deriva de lo que se pensaba como una situación especial, un mayor desapego de lo habitual del "espectáculo". Palabras como "pensar", en el sentido de cognición abstracta, y "ver" llegan a estar estrechamente relacionadas. La prominencia, después de la era homérica, de theorein y noein, en comparación con términos anteriores utilizados para ver, marca un grado de abstracción de lo que se está considerando. 246

Una distinción relacionada, y mencionada anteriormente, surge entre aspectos de la mente, entre thymos y noos; claramente thymos es el instinto, lo que mantiene al cuerpo en movimiento, junto con la emoción, mientras que noos es reflexión, ideas e imágenes. Al parecer, los griegos estaban haciendo distinciones sentidas entre pensamiento y experiencia según lo mediado por el hemisferio izquierdo y lo mediado por el hemisferio derecho.

PENSAMIENTO Y EXPERIENCIA EN LA GRECIA CLÁSICA Alrededor del siglo VI a.C, parece haber ocurrido un cambio radical en la forma en que pensamos sobre el mundo, que convencionalmente se considera como el comienzo de la filosofía (según Bertrand Russell, "la filosofía comienza con Tales"). Aunque se hicieron muchas especulaciones en los siguientes cientos de años, obviamente conduciendo a conclusiones diferentes, a veces opuestas, me atrevería a decir que el punto de partida en cada caso era una percepción subyacente: un sentido intelectual de asombro ante el hecho de la existencia y, en consecuencia, la convicción de que nuestras formas normales de construir el mundo estaban profundamente equivocadas. En retrospectiva, se podría llamar a esto una conciencia de la falta de autenticidad radical, y creo que se deriva del logro de un cierto grado de distancia del mundo. A la luz de lo que sabemos sobre los hemisferios, uno podría predecir que esto podría conducir en una u otra dirección. Podría llevar a un alejamiento de la conceptualización de la experiencia, a un intento de librar los fenómenos perceptivos de sus habituales uniones al pensamiento, que hacían que el mundo sea falsamente familiar: un retorno desde la re-presentación de la realidad hacia una apertura activa a la "presencia" de lo que es. En otras palabras, un retorno a la autenticidad del mundo del hemisferio derecho. O podría conducir en la dirección opuesta, a un descredito del testimonio de los sentidos, ahora vistos como la raíz del engaño, y girando aún más hacia la contemplación solo del contenido de la mente. En otras palabras, no a un retorno al mundo del hemisferio derecho, sino, por el contrario, un rechazo de éste, ya que ahora se le considera intrínsecamente inauténtico, y por lo tanto inválido. Creo que vemos que ambos procesos, siguen en una progresión. Al principio, vemos un equilibrio equitativo, gobernado por la conciencia de la primacía del hemisferio derecho, pero con el tiempo el equilibrio se desplaza más hacia el triunfo del izquierdo. El punto común más familiar en la filosofía presocrática es un intento de reconciliar el sentido de la unidad aparente del mundo fenoménico con su diversidad obvia. Esto sugería que debía haber algún principio originario común, o arché, de donde provienen todas las cosas: la multiplicidad de apariencias, fenómenos, siendo un reflejo de la mutabilidad de la sustancia primaria, que subyace en todo y podría metamorfosearse en diferentes estados. Este proyecto podría (a mi modo de ver, falsamente) ser visto como monista: Yo lo vería, no como una reducción de los muchos al uno, sino como una forma de explicar la división dentro de la unidad, al mismo tiempo que respeta la realidad de ambos. El "primer filósofo" según Russell, Tales, al igual que sus sucesores en la escuela de Mileto, de la que fue fundador, a principios del siglo VI, fue un dedicado observador del mundo natural: hizo descubrimientos en astronomía: y se dice

247

que predijo correctamente un eclipse de sol en el 585 a.C, y además usaba las matemáticas para resolver problemas de ingeniería. Él postuló que el principio primario de todas las cosas, de donde se originan y a donde regresan, era el agua, una conclusión que se supone se deriva de las obvias transformaciones del agua en estados sólido, líquido y gaseoso, y su omnipresencia en las cosas vivas. Sin embargo, Anaximandro, alumno de Tales, llevó las cosas mucho más lejos. Él postuló que todas las cosas surgen de, y finalmente regresan, a un principio originario que él llamó "ilimitado" o "indefinido" (apeiron). Esto conlleva la sugerencia de algo que no puede ser calificado, y por lo tanto debe ser abordado apofaticamente (apeiron significa literalmente indefinido, o ilimitado), ya que no tiene principio ni fin, y por lo tanto es una fuente infinita, de la cual surgen las cosas eternamente y a la que regresan eternamente, siempre en proceso, en lugar de arché que simplemente ocupa una punto estático en el tiempo, o actúa como origen de una cadena de causación. Aunque no es accesible a la percepción directa, apeiron, sin embargo, explica aspectos fenoménicos del mundo. Un elemento central de la idea de apeiron es que debe ser capaz de contener dentro de sí mismo, sin aniquilación mutua, todos los principios opuestos: y ningún otro candidato para dicho papel, como vio justamente Anaximandro, como el agua, o cualquier otro elemento físico concebible, podría cumplir esta condición (para empezar, el agua no puede producir sequedad). Estos principios opuestos dentro de apeiron, según Anaximandro, son de importancia crucial. Se equilibran entre sí, ese dar y recibir, flujo y reflujo de opuestos, que da origen a todas las cosas, ya que, como él lo expresa, ellos "se retribuyen entre sí" por sus propias transgresiones, según una lógica ineludible en las cosas: "Cuando las cosas perecen, regresan de donde vienen, de acuerdo con la necesidad, porque ellas dan a cada uno una recompensa por la injusticia de acuerdo con la ordenanza del tiempo". En contraste con su alumno Anaxímenes, cuyo candidato para archê era otro elemento (en su caso, el aire), Anaximandro ofrece una serie de ideas: sobre la necesaria naturaleza, tanto productiva como destructiva, de la unión de opuestos; sobre la primacía de lo que no es definido ni finito; y sobre la naturaleza de arché como proceso, en lugar de cosa, todo, en mi opinión, ideas sobre el mundo del hemisferio derecho, aunque el proceso de filosofar, el razonamiento sobre las causas y la naturaleza del mundo, y el intento de sistematizarlo, pueda venir del hemisferio izquierdo. Aunque todo lo que nos queda de Heráclito son fragmentos, al igual que de otros filósofos presocráticos, significativamente muchos sobreviven, y los que han sobrevivido tienen una cualidad taciturna, apotegmatica y, a menudo, paradójica, que los ha convertido en un recurso infinitamente rico para la interpretación a lo largo de los siglos. Este mismo hecho ha sido reprochado a Heráclito por quienes consideran que la comprensión es necesariamente definida, transmisible a través de claridad, un producto para ser exportado e importado, en lugar de algo fructíferamente indeterminado, tal vez inevitablemente incompleto, que requiere un proceso individual de exploración y evocación desde dentro de nosotros a través de alguna respuesta a la sugerente posibilidad que ofrece el texto. (Una vez más, permítame enfatizar que no insinúo que "todo vale", solo que lo que sea que vaya a ser no es probable que sea perfectamente compatible con el lenguaje cotidiano). Las fechas exactas de Heráclito son desconocidas, pero floreció a fines del siglo VI antes de Cristo. Provenía de Éfeso, una opulenta ciudad rival al norte de Mileto, y no le importaba mucho la filosofía de los milesios. 248

Tenía mala opinión de dêmos (las masas), no tenía alumnos o seguidores y, según Diógenes Laercio, depositó característicamente su libro como dedicatoria en el gran templo de Artemisa, donde el público en general no habría tenido acceso a él. Heráclito sostenía que la naturaleza de las cosas es intrínsecamente difícil de indagar utilizando las herramientas con las que normalmente nos equiparíamos para dicha tarea. Nuestras suposiciones naturales y nuestras formas comunes de pensar nos desviarán, y debemos ser cautelosos e infatigables en nuestra búsqueda de la verdad. "Quien no espera, no descubrirá lo inesperado", escribió, "porque no tiene rastro ni está explorado"; la naturaleza de las cosas, y por lo tanto la verdadera evocación de ellas, es tal que "no declara ni oculta, sino que da una señal". El erudito de Heráclito, Charles Kahn, escribe que el "paralelismo entre el estilo de Heráclito y la oscuridad de la naturaleza de las cosas, entre la dificultad para comprenderlo y la dificultad en la percepción humana, no es arbitrario: hablar con claridad sobre tales temas sería falsificarlo en el relato, ya que no se nos comunicaría una comprensión genuina". El punto no es que la naturaleza de las cosas sea contradictoria, sino que el intento de traducirlas en el lenguaje conduce inevitablemente a lo que llamamos paradoja, y el intento de evitar la paradoja por lo tanto lo distorsiona. La ocultación o la cualidad necesariamente implícita de la Naturaleza requieren una flexibilidad especialmente alerta por parte de aquellos que se acercan a ella. "La estructura oculta es superior a la estructura manifiesta", y el buscador de sabiduría requiere apertura, así como indagación sobre muchas cosas diferentes: "los hombres que aman la sabiduría", escribió, "deben ser buenos investigadores en muchas cosas", porque a "la naturaleza le encanta esconderse". Sostuvo que "uno no podía alcanzar los extremos del alma aunque uno viajara en todos los sentidos, tan profunda es su medida [logos]", (posiblemente "por eso es tan profundo lo que tiene que decirnos"). Heráclito compartió la opinión de Tales de que "todas las cosas están llenas de dioses", para él todas las cosas están llenas de alma, y no hay una división clara entre la mente o el alma y el mundo de la materia. Bruno Snell dice que Heráclito, era "El primer escritor en presentar un nuevo concepto del alma ", para hablar de su profundidad, recurría a la historia de la poesía arcaica que contenía palabras como batifón, reflexiones profundas y batimetos, pensamiento profundo. Los conceptos como "conocimiento profundo", "pensamiento profundo", "reflexión profunda" y "dolor profundo" son bastante comunes en el período arcaico. En estas expresiones, el símbolo de profundidad siempre apunta a la infinitud de lo intelectual y lo espiritual, que lo diferencia de lo físico. La respuesta de Heráclito a la naturaleza engañosa de la re-presentación, la manera en que parecen ser las cosas, no es ir más allá de los fenómenos, sino mirar nuevamente lo que nuestra experiencia nos dice. En otras palabras, no aconseja un giro hacia el interior para descubrir la naturaleza de la realidad, sino una atención paciente y cuidadosa al mundo fenoménico. La mayoría de las personas, dice, cometen el error de priorizar la opinión, sus ideas, sobre la experiencia, de "las cosas a medida que las encuentran". Por lo tanto, "lo que venga de la vista, el oído, el aprendizaje de la experiencia: esto es lo que prefiero". En otro lugar, escribe que "los ojos son testigos más seguros que los oídos", en otras palabras, lo que experimentamos es más cierto que lo que dice la gente sobre lo que experimentan. Pero la experiencia no es suficiente por sí sola. 249

Necesita comprensión, y la mayoría de las personas no están en posición de entender lo que experimentan: "los ojos y los oídos son testigos pobres para los hombres si sus almas no entienden el lenguaje". Para Heráclito logos, la razón última, la causa, el significado o la estructura profunda del mundo, no es un poder que se encuentra en algún lugar detrás de las apariencias, como llegaría a ser más adelante, sino que es lo que Kahn llama una "propiedad fenoménica", evidenciada y experimentada con el pensamiento razonado y en respuesta al mundo. Si estamos capacitados para atender a la experiencia, en lugar de a nuestras ideas preconcebidas sobre la experiencia, encontramos, según Heráclito, la realidad de la unión de los opuestos. Apreciando este encuentro, en el que se reconcilian todos los principios opuestos, que era la esencia de sophia (la sabiduría, la raíz de la filosofía) para Heráclito. Los opuestos se definen unos a otros y se traen unos a otros a la existencia. Su famoso pronunciamiento de que "la guerra es el padre de todo y el rey de todo", es la expresión más célebre del poder creador de la oposición, del hecho de que los opuestos no se anulan entre sí, sino que (aquí me parece que está de acuerdo con Anaximandro) es la única forma de crear algo nuevo. Por lo tanto, como dice Heráclito, las notas altas y bajas son necesarias para la armonía, y no tendríamos vida sin la unión del hombre y la mujer. "Ellos no entienden", dice, "cómo una cosa coincide, y se diferencia de si misma: es un harmoniê como la del arco o la lira". Para comprenderlo mejor, es necesario saber que harmoniê puede entenderse en tres sentidos distintos: como un encaje (a partir del corte de superficies "correctas"), como una reconciliación (en el caso de partes en conflicto) y como una sintonización (entre cuerdas y tonos); igualmente es necesario apreciar que arco y lira consisten en cuerdas que están, y deben estar, bajo tensión, donde el conjunto complejo es estable, está equilibrado y es eficiente, a causa de la tracción en direcciones opuestas. Quizás la compresión más elegante del significado de Heráclito se encuentra en su aforismo: "el nombre del arco (biós) es vida (bíos); su función es dar muerte". La cuerda tensa, sus dos extremos que se separan bajo fuerzas opuestas, en el arco o la lira es lo que le da su fuerza o virtud vital, expresión perfecta de un equilibrio dinámico, en lugar de estático. Esta posición de movimiento dentro de la estasis, de opuestos en la reconciliación, también se describe en el más famoso dicho de Heráclito, que dice que "todas las cosas fluyen". La estabilidad en la experiencia del mundo es siempre la estabilidad proporcionada por una forma a través de la cual las cosas continúan fluyendo: " A medida que entras en el río, otras y aún otras aguas fluyen en él... Uno no puede entrar dos veces en el mismo río ". El río siempre es diferente, pero siempre el mismo. En última instancia, por supuesto, los ríos mismos, no solo las aguas que fluyen a través de ellos, van y vienen: en esto también nuestros cuerpos son como ríos. Pero la estasis, lo opuesto al cambio y al flujo, es incompatible con la vida, y solo conduce a la separación y la desintegración: "incluso la poción se descompone a menos que se agite". Heráclito se le incluye a veces entre aquellos que pensaban que Archê era uno de los Elementos, en este caso el fuego. Esto se debe a su afirmación de que "todas las cosas son necesarias para el fuego, y el fuego para todas las cosas, como las mercancías para el oro y el oro para las mercancías". 250

Sin embargo, si se ha de pensar de esta manera, es en el sentido de Anaximandro, como un proceso sin fin (requital), en lugar de como una "causa", u ocupando un punto en el tiempo. El fuego también es único entre los elementos al no ser en ningún sentido una cosa o sustancia, sino un proceso puro, una energía fenoménica pura (de hecho, el significado de Heráclito puede ser una intuición de la intercambiabilidad de materia y energía); también ilustra perfectamente el poder tanto para crear vida como para destruirla. En todo esto, logra captar lo que apeiron es a través de una sustancia como el agua o el aire, a la vez que no está ausente en si misma del mundo fenoménico en la forma que apeiron tiene que ser. Me parece que Heráclito ha captado la esencia del equilibrio entre los hemisferios, mientras permanece consciente de la primacía del mundo del hemisferio derecho. Veo esto en, entre otras cosas, su insistencia en la naturaleza oculta, implícita e ilimitada de la realidad primaria; en su uso "paradójico" del lenguaje en un intento de trascender las posibilidades expresivas del lenguaje normalmente confinado (por la congruencia del hemisferio izquierdo ); en su insistencia en la importancia de la percepción, a pesar de las dificultades para entender realmente qué es lo que percibimos; en su priorización de la experiencia sobre nuestras teorías sobre la experiencia; en su insistencia en que los opuestos deben mantenerse unidos, en lugar de inevitablemente abolirse unos a otros; en ese sentido, todo está en proceso de cambio y flujo eterno, en lugar de la inmovilización o la culminación; y en su sentido que todas las cosas contienen una energía o vida. Además, ve el logos como algo "compartido", recíproco, quizás incluso recíprocamente, en lugar de, como tendemos a verlo, algo que se logra a través de un proceso de pensamiento "privado" y aislado; y enfatiza que las cosas cambian su naturaleza según el contexto (el agua de mar, por ejemplo, da vida a los peces, y es mortal para los humanos). En un fragmento que Kahn considera auténtico y no interpretable, Heráclito es recordado por usar el término anchibasiê, "acercándose": no se puede encontrar un término mejor para caracterizar el enfoque de la verdad del hemisferio derecho, en contraste con el del hemisferio izquierdo. Vayamos a principios del siglo V a.C, en Elea, una colonia griega en la costa sur de Italia, donde Parménides fundó su propia escuela de filosofía. Parménides fue un sacerdote de Apolo: su obra principal es un poema que sobrevive en forma fragmentaria y se opone explícitamente a Heráclito (y, por diferentes motivos, a Pitágoras). El importante mensaje encerrado en su doble estructura – El camino de la verdad frente al camino de la creencia, es que el mundo fenoménico es un engaño. El pensamiento es todo lo que hay: "pensamiento y ser son la misma cosa". Lo que puede ser pensado debe ser, y lo que no puede ser pensado no puede existir. Lo que se sigue por la lógica, por mucho que se oponga a la experiencia, debe ser cierto. Sin embargo, la contradicción, un conflicto dentro del sistema de lenguaje y razón, se toma como una indicación segura de error. Que hay movimiento es ciertamente un pensamiento que la mayoría de nosotros tenemos, y entonces uno pensaría, que según la lógica de Parménides, debe ser cierto. Pero aparentemente no: el movimiento resulta ser una ilusión. "Todo lo que existe" no puede moverse, porque entonces se movería hacia el vacío, donde nada existe, una imposibilidad lógica. (Si esto nos recuerda a Zenón, eso se debe a que Zenón era un alumno de Parménides).

251

Así que todo lo que es permanece así, intemporal, indiferenciado e inmutable. Todo es estancamiento, y el proceso de llegar a ser es desterrado para siempre. Los fenómenos de movimiento y cambio son apariencias ilusorias. En su priorización de un sistema lógico sobre la verdad de los fenómenos, en su negativa a la ambigüedad o la contradicción, en su logro de la certeza y estasis, esta filosofía muestra su lealtad al mundo del hemisferio izquierdo. Heidegger, tiene la opinión de que, en última instancia, Heráclito y Parménides estaban diciendo lo mismo; pero esto lo logra, me parece, gracias a una especie de juego de manos, rescatando el Ser de Parménides al encontrarlo en última instancia en el ser de todos los seres existentes, para que los dos se reconcilien. Si es cierto, solo demuestra lo que he defendido en la Parte I de este libro, que los caminos del hemisferio izquierdo llevan, si se siguen lo suficiente, al mundo tal como lo reconoce el hemisferio derecho. Como revela Platón en sus diálogos, Parménides y el Sofista, la posición de Parménides conlleva muchas consecuencias desagradables. Efectivamente, la separación completa de los mundos de la experiencia y de las ideas lleva a la consecuencia de que "no participamos en el conocimiento en sí mismo" (lo opuesto a la afirmación de Heráclito de que el logos es compartido). Por lo tanto, los filósofos no participan en el conocimiento (un posición autodestructiva) y ninguno de nosotros puede participar en la realidad del ser (lo otro). La imposibilidad de la diferencia y la igualdad paralizan todo el discurso. Nada de esto importaría tanto si las posiciones autodestructivas no fueran expresamente excluidas por Parménides (y por Sócrates), y si el discurso racional no fuera considerado por ambos como el camino a la verdad. En Teeteto, Sócrates señala que Parménides fue el único de los "sabios" que negó que todo sea cambio y movimiento. Sin embargo, a pesar de esto, Parménides tuvo una gran influencia tanto en Platón como a través de él en la historia posterior de la filosofía Occidental. La creencia de Platón de que el conocimiento debe ser infalible, condujo a la posición de que no podemos conocer las cosas que son cambiantes o particulares. En el sentido del "conocimiento" del hemisferio izquierdo, esto es cierto. Para Platón ese conocimiento se convierte en realidad; el reino de las Formas, incorpóreas, de acuerdos y abstracciones universales, de las cuales los objetos reales, físicos y sensoriales de la experiencia no son más que sombras. La necesidad de certeza y claridad, junto con la ley del tercero excluido, nos ciega la posibilidad, de lo que puede ser visto como paradoja. Desde este tiempo hacia delante, la filosofía griega fue dominada por los supuestos y modos de operación del hemisferio izquierdo. Y en la época de Teofrasto, un alumno de Aristóteles que escribió en el siglo III a.C, el estilo epigramático y enigmático de Heráclito se había convertido en un simple signo de enfermedad mental. El hecho mismo de haber una filosofía fue uno de los muchos cambios que se producirán por la llegada de la distancia necesaria. El drama, al menos tal como fue concebido por los griegos, y como lo vio Nietzsche, es otra demostración del equilibrio necesario entre Apolo y Dionisio. Esta distancia no tiene nada que ver con la ironía distante, o Verfremdungseffekt, defendida por los dramaturgos modernos, y de hecho actúa como extremo opuesto. Nos permite sentirnos poderosos y, por lo tanto, conocernos a nosotros mismos, y a los demás en nosotros mismos. "El hombre debe escuchar un eco de sí mismo antes de que pueda oírse o conocerse a sí mismo", como dice Snell, y es en el drama donde encontramos ese eco. 252

El "proceso del coro trágico es el fenómeno original del drama", escribió Nietzsche, "esta experiencia de verse a sí mismo transformado ante los ojos de uno mismo, actuando como si realmente hubiera entrado en otro cuerpo, en otro personaje". En la tragedia, vemos por primera vez en la historia de Occidente el poder de la empatía, ya que no solo observamos el moldeado doloroso de la voluntad y del alma de hombres y mujeres (el tema constante de la tragedia es la arrogancia), sino a los dioses mismos en evolución, moviéndose desde sus instintos de venganza y justicia retributiva hacia la compasión y la reconciliación. Y también es en el drama que los opuestos que no pueden reconciliarse en el discurso explícito de la filosofía, sin embargo, se reconcilian a través del poder implícito del mito. Había en Atenas un culto especial a Prometeo, el dios de las habilidades técnicas y la inteligencia (aunque no de la sabiduría). Se recordará que fue Prometeo quien robó el fuego del cielo y se lo entregó a los mortales: en los términos de este libro, el Emisario asumió el poder del Maestro. Se decía que Zeus había planeado destruir a la humanidad, y que el don de Prometeo les había dado la esperanza de poder resistir. Por este crimen, Prometeo fue encadenado por Zeus a una roca, donde cada día su hígado era arrancado por un ave de presa para volver a crecer después comenzando el tormento al día siguiente. En su obra, Prometeo Encadenado, Esquilo compasivamente representa el destino de Prometeo, aunque a través del mecanismo del coro, se permite permanecer en última instancia ambiguo en su postura. Él pone en boca de Prometeo esta justificación de sí mismo como libertador de la humanidad: Antes eran como bebés, pero los alenté a razonar y les enseñé a pensar ... aunque tenían ojos para ver, veían en vano; tenían oídos, pero no podían oír; como en las formas de los sueños, pasaron toda su vida sin propósito y en confusión. . . hasta que les mostré la sublevación de las estrellas, y sus configuraciones, difíciles de discernir. Inventé para ellos el Número, jerarca de todos los dispositivos y cómo escribir palabras por escrito, la sierva de la Memoria y madre de las Musas... Prometeo, en otras palabras, es quien aporta aritmética y alfabetización. Aunque en la obra de Esquilo, Hermes, como mensajero de Zeus (el "Emisario del Maestro"), es enviado a sumarse en la agonía del Prometeo impenitente, en algunas versiones del mito se le atribuye al propio Hermes traer el fuego del cielo, y en algunos aspectos es el alter ego de Prometeo. Al igual que Prometeo, a Hermes se le asocia con la invención de los pesos y las medidas, y con la literatura y las artes. Importante desde el punto de vista de este libro, el era también el dios de mercaderes y embaucadores, en correspondencia con Thoth, el egipcio, dios de las ciencias y la tecnología, que también lo era de la escritura (Platón, en Fedro, consideraba que Thoth había sido su inventor, y deploró su advenimiento). Prometeo, fue también, " fundador del sacrificio fue un tramposo y un ladrón" escribe Kerényi: "estos rasgos estaban en el fondo de todas las historias que tratan con él ", la imagen de quienes roban la divinidad que yace a su alrededor," cuya temeridad trae consigo imprevistos e inconmensurable infortunio sobre ellos". Esquilo, cuyas obras las escribió en la primera parte del siglo V a.C, es generalmente aceptado como el fundador de la tragedia griega, y fue señalado por A. W. Schlegel: "Esquilo debe ser considerado como el creador de la tragedia; en plena abundancia ella brotó de su cabeza, como Pallas de la cabeza de Júpiter".

253

Además, Schlegel consideraba que Prometeo Encadenado, era la esencia de la tragedia: "Las otras producciones de la tragedia griega, son grandes tragedias; pero esta puede decirse que es la Tragedia en si misma". Irónicamente, no es seguro que el propio Esquilo haya escrito esta obra (aunque el consenso parece estar a favor); pero ciertamente, si la tragedia es el relato de la historia de la caída de su héroe desde el apogeo de su gloria a las profundidades de la desesperación como consecuencia de su arrogancia, esta obra, junto con el Paraíso Perdido de Milton, debe contarse como el epítome de la tragedia. Esquilo era un soldado valiente, que luchó en Marathon y Salamis, y participó en la derrota de los persas; de hecho, estaba tan orgulloso de esto que en su epitafio se refería a su participación en la batalla de Marathon, pero no a su preeminencia como dramaturgo. También fue un hombre con un profundo respeto por los misterios religiosos. Fue un iniciado de Eleusis, y se muestra cuán seriamente eran considerados los misterios que, a pesar de la estima en la que era tenido, casi perdió la vida por haber revelado supuestamente aspectos de los Misterios en su Euménides. Cuando joven cuidaba las vides y, según Pausanias, en una ocasión se quedó dormido en la viña; y en su sueño, Dionisio, el dios del vino, se le apareció y lo exhortó a escribir una tragedia. Las obras que escribió se interpretaron como parte del espectáculo competitivo en los festivales de Dionisio, que hasta entonces hacía mucho tiempo que no se habían establecido. Esquilo era, entonces, un dionisíaco; no solo en el sentido técnico, sino en el sentido nietzscheano. Su arte intuitivo e imaginativo, ambiguo como el propio Dioniso, "el ambiguo dios del vino y la muerte" le llegó por inspiración divina, anunciándole mientras dormía, que estaba indisolublemente unido al mundo de la religión y sus misterios. Como Sófocles dijo de él, "Esquilo hace lo que es correcto sin saberlo": no puede haber una declaración más clara de su deuda con el funcionamiento del hemisferio derecho. La descripción de Esquilo del destino de Prometeo es profundamente conmovedora y compasiva, pero también relata el dolor que proviene del hombre en su intento central de apoderarse y usar lo que pertenece a otro reino para hacerse poderoso porque, como Schlegel lo expresa, Prometeo es "una imagen de la naturaleza humana en sí misma". Gnothi Seauton: conócete a ti mismo. Estas famosas palabras fueron esculpidas en la entrada del templo del oráculo en Delfos. El oráculo mismo, hablando a través de una mujer que se encontraba en un estado de embriaguez al respirar los vapores que surgen de la infusión de hierbas sagradas, era una forma de dejar de lado la comprensión siempre alerta del mundo del intelecto racionalizador y abrirlo a la intuición que surge de la interpretación de expresiones ambiguas en una atmósfera de devoción, en una especie de auto-reveladora mancha de Rorschach, más bien como el libro chino de expresiones poéticas, supuestamente adivinatorias, el I Ching. Me parece que en la tragedia del Prometeo de Esquilo, la mente se está conociendo a sí misma, sin saberlo; es la mente (de hecho, el cerebro) que se conoce a sí misma. La tragedia de Prometeo es la historia de los dos hemisferios. Y, en términos más generales, la invención griega, o descubrimiento, de la tragedia, basada en el tema recurrente de la caída a través de la arrogancia, representa la paradoja de la autoconciencia: los comienzos de la mente para conocer y comprender su propia naturaleza.

254

LA PALABRA ESCRITA Ni las obras de Homero ni las de los grandes trágicos, Esquilo, Sófocles y Eurípides, serían conocidas si no fuera por la existencia de registros escritos; y claramente no hay forma de que uno pueda contar la historia de los hemisferios en el Mundo Antiguo sin considerar el significado de la historia de la escritura. ¿Cuál es la relación entre la escritura y los hemisferios? Para responder a esta pregunta, es necesario observar las etapas de desarrollo en la historia de la escritura desde sus primeros inicios hasta el alfabeto Occidental (o latino) actual, que es esencialmente el mismo que el sistema alfabético griego. En el siglo IV en Grecia, todos los importantes cambios hemisféricos en el proceso de registro ya se habían producido. Hay cuatro elementos importantes en la historia, y en cada uno de ellos el balance de poder se mueve más hacia la izquierda. Estos son: el movimiento desde los pictogramas a los fonogramas; la rendición de los fonogramas silábicos a un alfabeto fonético; la inclusión de signos vocales en el alfabeto; y la dirección de la escritura.

Desde los pictogramas a los fonogramas. Por lo que sabemos, la primera forma de lenguaje escrito surgió en el cuarto milenio A.C. Los pictogramas, representaciones visuales en referencia a cosas, se utilizaron por primera vez en Sumeria alrededor de 3300 a.C. Estos gradualmente dieron paso a los ideogramas, que son diagramas más esquemáticos. Esto representa un cambio, quizás no uno grande, pero un cambio, sin embargo, hacia la abstracción. Un cambio mucho mayor en la misma dirección ocurrió cuando los ideogramas fueron reemplazados por los fonogramas. Este cambio hacia signos arbitrarios que ni siquiera estaban relacionados de manera esquemática con las propiedades perceptivas de las cosas a las que se hacía referencia, solo con sonidos hechos en referencia a esas cosas, mueve la escritura hacia el territorio del hemisferio izquierdo. La escritura surgió en Egipto aproximadamente en el mismo período que en Sumeria, o un poco más tarde, alrededor del 3100 a.C. Parece que allí las tres formas (pictogramas, ideogramas y fonogramas) se usaron juntas en diferentes contextos.

De los fonogramas al alfabeto fonético; y a la inclusión de las vocales. Los fonogramas, en algunos idiomas, representan sílabas; en las lenguas alfabéticas representan componentes fonéticos únicos, originalmente consonantes. El griego no es un lenguaje silábico, sino fonético. En un lenguaje silábico como el chino, la misma sílaba se puede pronunciar con diferentes tonos, como en hebreo o árabe, o con diferentes vocales; al cambiar el tono o las vocales se cambia el significado. Esto tiene una implicación importante. Mientras el lenguaje sea silábico, en lugar de puramente fonético, se basa inevitablemente en el contexto para la diferenciación entre caracteres escritos que representan significados potencialmente muy diferentes. Saber leer y entender un lenguaje silábico implica procesos que lo distinguen de la lectura y comprensión de un idioma puramente fonético, como el griego, el latín u otros idiomas europeos modernos, como el inglés. 255

Lo más importante es que el significado emerge del contexto, la mente revisando las maneras en que puede leerse una sílaba o un sonido (aunque a velocidad del rayo), como ocurre con el significado en poesía, trabajando en torno a un enunciado que se resuelve en el enfoque en su conjunto, en lugar de a través de una secuencia lineal unidireccional de instrucciones, donde cada certeza se basa en la anterior. Menos obvio, pero no menos significativo, es el hecho de que en los lenguajes silábicos los conceptos se unen a partir de sílabas que tienen un significado en sí mismas. Si bien las lenguas Occidentales modernas no son silábicas, sino fonéticas, podemos tener una idea de cómo son, si somos conscientes de la etimología de las palabras inglesas (o alemanas u otras palabras occidentales), – si somos lo suficientemente conscientes de la estructura de una palabra, y de los significados originales de las partes que la componen. Por lo tanto, en los lenguajes silábicos, el significado es menos arbitrario, está más claramente arraigado en el mundo del cual emana y conserva su base metafórica en mayor medida. (No es casual que Heidegger, que escribe en un lenguaje fonético, vuelva tan a menudo a la etimología). En estos dos aspectos, los lenguajes silábicos favorecen la comprensión del hemisferio derecho, mientras que los lenguajes fonéticos favorecen el del hemisferio izquierdo. El origen de todos los sistemas alfabéticos como tales, se encuentran en el Proto-cananeo (2000-1500 a.C), con el desarrollo de los fonogramas acadios escritos en cuneiforme desde 1500 a.C. El alfabeto griego, del cual, por supuesto, se derivó el alfabeto latino, es en sí mismo una derivación del alfabeto fenicio. De hecho, el alfabeto griego es casi idéntico al alfabeto fenicio, pero, de manera fascinante, en vista del cambio posterior en la dirección de la escritura, se invierte en espejo. La fecha en que ocurrió esto es discutible, pero probablemente ocurrió alrededor del siglo IX a.C o antes. La inserción de vocales, que sucedió por primera vez con la evolución del alfabeto griego a partir de los fenicios, consolidó aún más un cambio en el equilibrio del poder hemisférico, eliminando las últimas estrategias de procesamiento inconsciente de codificación basadas en el contexto a la codificación basada en secuencias.

La dirección de la escritura El hemisferio derecho prefiere líneas verticales, pero el hemisferio izquierdo prefiere líneas horizontales. Si las líneas son verticales, el hemisferio izquierdo prefiere leerlas de abajo hacia arriba, mientras que el hemisferio derecho prefiere leer de arriba hacia abajo. En casi todas las culturas la escritura comenzó siendo vertical. Algunas, como las lenguas orientales, permanecen verticales: y generalmente también se leen de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda. En otras palabras, se leen desde el mayor punto de vista posible determinado por el hemisferio derecho. Aunque las lenguas orientales y occidentales generalmente se leen de arriba hacia abajo, de modo que a nivel global aún se ajustan a la preferencia del hemisferio derecho, a nivel local, secuencial, se han desplazado en el Oeste hacia el punto de vista del hemisferio izquierdo. Este proceso comenzó con el paso a la fonética.

256

Si bien "casi todos los sistemas de escritura pictográfica favorecen un diseño vertical... prácticamente todos los sistemas de escritura que dependen exclusivamente de la interpretación visual de las características fonológicas del lenguaje están distribuidos horizontalmente". Así es que la escritura vertical comenzó a ser reemplazada por la escritura horizontal, y desapareció por completo en Occidente alrededor del 1100 a.C. En el siglo XI a.C, el griego se escribía de forma horizontal, aunque de derecha a izquierda. Se siguió escribiendo de derecha a izquierda hasta el siglo VII a.C. Sin embargo, alrededor de este tiempo ocurrió un cambio fascinante. Entre los siglos VIII y VI, el griego comenzó a escribirse en lo que se conoce como bustrofedon, literalmente "como el buey arando", es decir, ir hasta el final de la línea, girar y regresar, alternando la dirección de las líneas de línea en línea. Sin embargo, en el siglo V a.C, se empezó a convertir en la norma de izquierda a derecha, y en el siglo IV la transición estaba completa, y todas las formas de griego se escribían de izquierda a derecha. Leer de izquierda a derecha implica mover los ojos hacia la derecha, impulsados por el hemisferio izquierdo, y comunicar preferentemente lo que se ve al hemisferio izquierdo. Y resulta que, si bien prácticamente todas las lenguas silábicas se escriben de derecha a izquierda, casi todas las lenguas fonéticas, como la familia de lenguas indoeuropeas, que se componen de una secuencia lineal de elementos independientes, se escriben de izquierda a derecha. Los lenguajes fonéticos ponen meramente relaciones contiguas en lugar de relaciones contextuales, digitales en lugar de relaciones analógicas y de secuencia en lugar de forma. Además, la adición de vocales marca una diferencia sorprendentemente clara en la dirección de la escritura: según De Kerckhove, "el 95% de las ortografías fonológicas que incluyen marcas de sonidos vocales [por ejemplo, vocales]... están escritas hacia la derecha, mientras que casi todas los sistemas que no incluyen letras para las vocales se escriben hacia la izquierda y ha sido así casi desde el principio, durante más de tres milenios". Dada la naturaleza de la lengua griega, era casi inevitable que la dirección en la que estaba escrita debería haber cambiado. "El sistema griego", escribe de Kerckhove, "introdujo un nivel de abstracción que eliminaba todo guión del contexto en su producción en formas orales... su proceso básico fue la atomización del habla". Fue el filósofo griego Demócrito quien lograría la misma atomización del universo físico. Ahora estamos tan acostumbrados a escuchar el habla como una sucesión de bloques de construcción separados, en lugar de como una expresión en su conjunto, que es difícil imaginar que incluso las separaciones entre palabras no se regularizaran por escrito, por lo que todo se escribía continuamente. Hasta el período bizantino. Entonces, es cuando llegamos al siglo IV a.C, y cada uno de los cambios que se habían producido en el lenguaje escrito favorecieron un cambio del equilibrio inexorablemente hacia el hemisferio izquierdo. De esta manera, la historia de la escritura recapitula la historia del lenguaje en general: se origina en el hemisferio derecho, pero se traduce en el izquierdo. ¿El cambio en la naturaleza y la dirección de la escritura provocó un cambio hacia el hemisferio izquierdo o fue un cambio cognitivo mucho más profundo en el mundo griego, del cual los cambios en la naturaleza de la escritura fueron simplemente un signo externo o síntoma? 257

No creo que la naturaleza misma de la escritura requiera de tal cambio – alguna cosa más, una explicación más profunda, debe haber sido responsable. Por un lado, sigue siendo un hecho que la mayoría de los idiomas del mundo no occidental están estructurados para favorecer el hemisferio derecho; pero, a pesar de esto, estos lenguajes propensos al hemisferio derecho han dejado de ser procesados por el hemisferio derecho y, de hecho, ahora son procesados por el izquierdo. Presumiblemente esto se debe a que, en un mundo donde los hábitos mentales occidentales se están volviendo inevitables, esas culturas no occidentales ya han heredado los cambios cognitivos que comenzaron en Grecia alrededor de ese tiempo. En otras palabras, el lenguaje se ha alineado hasta ahora con la agenda del hemisferio izquierdo incluso en los idiomas que comenzaron a ser procesados por el hemisferio derecho, como el hebreo y el árabe, que se siguen leyendo desde la derecha a la izquierda, y que ahora se procesan en gran medida en el hemisferio izquierdo. De manera similar, aunque es cierto que los pictogramas están menos fuertemente lateralizados hacia el hemisferio izquierdo que los fonogramas, no es cierto, como se pensó alguna vez, que el kanji, la escritura pictográfica japonesa, es mejor apreciada por el hemisferio derecho, mientras que kana, la escritura fonográfica japonesa se procesa más fácilmente en el hemisferio izquierdo: parece que ambas secuencias de comandos se procesan principalmente en el hemisferio izquierdo, aunque en diferentes regiones. También en el chino, la mayoría de los procesos lingüísticos son, como los de las lenguas alfabéticas occidentales, procesados ahora por el hemisferio izquierdo. Sin embargo, el efecto no es absoluto; y, al igual que hay evidencia de que al leer en hebreo y árabe se utiliza ambos hemisferios más igualmente que los idiomas occidentales, leer palabras chinas en voz alta activa redes mucho más extensas del hemisferio derecho que el idioma inglés, probablemente debido a la sutileza de las exigencias visuales y tonales de los chinos. Hay que aceptar que el griego, al igual que muchos otros idiomas, se comenzó a escribir en la dirección opuesta, la que favorece al hemisferio derecho (¿podría ser un signo de las cosas que vendrían la inversión en espejo de las letras que ocurrió en el momento de la adopción griega del alfabeto fenicio?). ¿Por qué cambió de dirección y es necesario que incluya vocales, a menos que sea porque el hemisferio izquierdo lo estaba procesando? La inclusión de las vocales parece haber sido necesaria por el enfoque secuencial, en oposición al contextual, y analítico del hemisferio izquierdo, no al revés. Otras lenguas se habían manejado bien sin vocales. Entonces, donde Eric Havelock ha argumentado, al igual que John Skoyles, que puede haber sido no solo la alfabetización, sino la estructura del alfabeto griego, la responsable de los cambios cognitivos de la cultura griega, estoy de acuerdo en que la relación es altamente significativa; pero mi opinión es que por la naturaleza del alfabeto griego es más probable que haya sido un efecto que una causa, en otras palabras, simplemente se ha consolidado un cambio que debe haber comenzado en otro lugar. "La escritura es un instrumento de poder", escribe Claude Hagége; "permite el envío de órdenes a feudos lejanos y puede determinar qué leyes prevalecerán". Ciertamente, eso parece ser verdad de la escritura en el mundo occidental, desde sus orígenes en Sumeria y Egipto. "Escribir es básicamente una tecnología", escribió el gran historiador francés, Fernand Braudel, 258

Una forma de asignar cosas a la memoria y comunicarlas, permitiendo a las personas enviar pedidos y llevar a cabo la administración a distancia. Los imperios y las sociedades organizadas que se extienden en el espacio son hijos de la escritura, que apareció en todas partes al mismo tiempo que estas unidades políticas, y mediante un proceso similar... [La escritura] se estableció como un medio para controlar la sociedad. ... En Sumeria, la mayoría de las tablas arcaicas son simplemente inventarios y cuentas, listas de raciones de alimentos distribuidas, con una nota de los destinatarios. Lineal B, el escrito cretense-micénico que finalmente fue descifrado en 1953, es igualmente decepcionante, ya que se refiere a un tema similar: hasta ahora apenas ha revelado nada más que cuentas de palacio. Pero fue en este nivel básico donde la escritura primero se fijó y mostró lo que podía hacer, después de haber sido inventada por celosos servidores del estado o del príncipe. Otras funciones y aplicaciones vendrán a su debido tiempo. Los números aparecen en los primeros idiomas escritos. Braudel menciona que el número aparecía al principio del lenguaje escrito: de hecho, los sumerios fueron los primeros en anotar números, y el suyo fue el primer imperio real. Los números son esenciales para controlar cultivos, rebaños y personas. Quizás, sin embargo, no es tanto que los imperios sean hijos de la escritura, sino que tanto los imperios como la escritura, al menos tal como surgieron en Occidente, son los hijos del hemisferio izquierdo. La escritura no tiene porque tener este carácter; puede serlo sólo en Occidente. En otras culturas, la escritura puede no haberse originado con la misma agenda ominosa y utilitaria a la vista: según Hagege, "el origen de la escritura china parece haber sido mágico-religioso y adivinatorio en lugar de económico y mercantil". Tal vez, si es cierto que la escritura solo en Occidente tiene esta naturaleza, esto refleja algo sobre nuestro desarrollo cerebral particular en Occidente. DINERO Sea como sea, no cabe duda de que en Grecia la escritura tuvo mucho que ver con lo económico y lo mercantil. El dinero tiene una función importante que comparte con la escritura: reemplaza las cosas con signos o fichas, con representaciones, la esencia misma de la actividad del hemisferio izquierdo. Sugeriría que son aspectos del mismo desarrollo neuropsicológico. Los mismos desarrollos que llevan a que la palabra sea más "real" (para el hemisferio izquierdo) que la realidad que significa, ocurre con el dinero. Richard Seaford afirma que la circulación monetaria necesita una antítesis entre signo y sustancia, por lo que el signo se vuelve decisivo e implica una sustancia ideal que subyace a la realidad tangible. Es interesante que, al igual que Skoyles había visto al alfabeto como el motor principal en una nueva forma de pensar, Seaford considera que el dinero es el motor principal de un nuevo tipo de filosofía, y uno puede entender por qué, dado que esta formulación, la de Seaford tiene un extraño parecido con la teoría de las formas de Platón. Como ya se imaginará el lector, no estoy a favor de ver el alfabeto o la moneda como los motores principales, sino como epifenómenos, signos de un cambio más profundo en el equilibrio de hemisferios evidenciado en ambos. El dinero cambia nuestras relaciones con los demás de manera predecible. Estos cambios también reflejan claramente una transición de los valores del hemisferio derecho a los del izquierdo.

259

En Homero, los objetos de oro y plata son regalos aristocráticos, y están asociados con la deidad y la inmortalidad, pero no son dinero: de hecho, significativamente, el oro y la plata en bruto, como tales, tenían asociaciones negativas. Antes del desarrollo de la moneda, hay un énfasis en la reciprocidad. Los obsequios no son precisos, no se calculan, no se promulgan instantáneamente ni se reciben automáticamente, no son requeridos; los regalos no son en sí mismos sustituibles, sino únicos; y el énfasis está en el valor de crear o mantener una relación, que también es única. Con el comercio, todo esto cambia; la esencia es competitiva: el intercambio es instantáneo, basado en la equivalencia y el énfasis no es en la relación, sino en la utilidad o el beneficio. Como señala Seaford, el dinero es homogéneo y, por lo tanto, homogeneiza sus objetos y sus usuarios, erosionando la singularidad: es impersonal, a diferencia de los objetos que son talismanes, y debilita la necesidad de vínculos, o de confianza basados en el conocimiento de aquellos con quienes uno esta intercambiando. Se convierte en un objetivo universal, corrompiendo incluso el ritual de la muerte y amenazando otros valores a medida que los trasciende y los sustituye; convirtiéndose en un medio universal, que incluye la buena voluntad divina o el poder político. Se "alimenta una codicia ilimitada". El desarrollo tardío de la polis provoca estos cambios y conduce al desarrollo de la acuñación de monedas. Así que no fue solo el alfabeto, sino también la moneda, la que surgió en el mundo griego. Lo que es más, ambos surgieron de las posibilidades que ofrece el comercio. Braudel se refiere tanto al alfabeto como a la moneda como "aceleradores del cambio": La adopción de un alfabeto reintrodujo la escritura en un mundo que la había perdido. Y una vez que la escritura estuvo al alcance de todos, se convirtió no solo en un instrumento de mando sino en una herramienta de intercambio, de comunicación y, a menudo, de desmitificación... En lo que respecta a la moneda, su necesidad se había sentido antes de que apareciera. Fue aproximadamente en el año 685 a.C. que apareció por primera vez en la historia el dinero auténtico (monedas hechas de metal, una mezcla de oro y plata) en Lydia, el rico reino de Creso... Pero la mayoría de los especialistas piensan que una verdadera economía monetaria no estuvo vigente hasta el siglo IV a.C con los logros del período helenístico. En los siglos VIII y VII, esta etapa estaba aún muy lejos. Sin embargo, a lo largo del Egeo, las cosas se agitaban. Después de haber estado aislada durante mucho tiempo del mundo Oriental, Grecia volvió a ponerse en contacto con dicho mundo a través de ciudades de la costa siria, en particular de Al-Mina. El lujo de esta zona deslumbró a los griegos, cuya forma de vida seguía siendo modesta. Junto con artilugios de Fenicia y otros lugares, marfiles, bronces y cerámicas, Grecia comenzó a importar un nuevo estilo de vida. El arte decorativo extranjero contrastaba con el estilo geométrico rígido. Con las obras de arte surgieron modas, los primeros elementos de la ciencia griega, las supersticiones y, posiblemente, los inicios de los cultos dionisíacos. Hay varias cosas a tener en cuenta aquí. Primero, la escritura se convirtió en una herramienta de orden del comercio, de comunicación y "a menudo de desmitificación". Su movimiento es hacia el poder o hacia los medios de poder, sí; pero también ya, para bien o para mal (y, a veces, sin duda, sería para mejor) hacia lo explícito a expensas de lo implícito: la dirección del hemisferio izquierdo. 260

Pero este pasaje es fascinante por una razón completamente diferente: la forma en que se traza, si uno piensa en las fechas, una progresión a través del mundo griego. Primero, está la referencia a Al-Mina, un puesto comercial en la boca del río Orontes probablemente fundado en el siglo IX a. C., aunque había sido un punto de comercio con el mundo micénico desde el siglo XIV a. De esto, Braudel comenta en otra parte: Debía ser una colonia de importancia crucial, ya que representaba la primera apertura de Grecia a Siria, Palestina, los estados neo-Hititas y arameos, Asiria, Urardhu y todas las rutas de caravanas del Oriente medio. La ciudad fue además poblada en gran parte por fenicios. Por lo tanto, no es sorprendente que se vea cada vez más como la ciudad donde Grecia se encontraba con el Este; fue aquí donde los griegos se familiarizaron con el alfabeto fenicio, aquí también se originó la fase de orientalización del arte griego, el primer desafío al estilo geométrico. Desde el primer período, hubo una fertilización cruzada de la mente griega con las influencias del Este (que también es un elemento significativo en la génesis del pensamiento presocrático). Los elementos que aquí se identifican – el arte ya no era "el rígido estilo geométrico" querido por el hemisferio izquierdo, los "primeros elementos" de la ciencia griega, a saber, el método deductivo (no la teorización o la construcción del sistema que se produjo más adelante), las "supersticiones" y los "comienzos de los cultos dionisíacos", es decir, el misterio religioso, hablan de influencias del hemisferio derecho. Pero hay algo más, que es muy parecido a la escritura, que se sitúa de manera ambivalente entre el movimiento hacia la derecha y hacia la izquierda durante el período del siglo VII al V, y que solo se orienta hacia la derecha hacia el hemisferio izquierdo) en el siglo IV, cuando la moneda comienza a circular en el siglo VII, no era muy utilizada; sólo se extendió realmente en el siglo IV a.C. En términos de equilibrio hemisférico, la influencia temprana del hemisferio derecho se mantiene en equilibrio con las influencias del hemisferio izquierdo; pero luego parece haber cedido, al menos en dos áreas críticas en la escritura y la moneda, en el siglo IV, a la preponderancia del hemisferio izquierdo, en la misma época en que el mundo de los filósofos presocráticos cedió al mundo de Platón. Si uno se remonta a los primeros días de la civilización griega, al mundo micénico que dominó desde la mitad del segundo milenio hasta alrededor del año 1100 a. C., mucho antes de la era de Homero, queda claro que influencias muy importantes se originaron en este cruce-fertilizante de Oriente y Occidente. Las pinturas de Micenas atestiguan el cambio de la mitología del temor, que había caracterizado la cultura y el arte egipcios, por uno de ligereza y alegría. Las relaciones severamente jerárquicas que caracterizan el arte egipcio dan paso a la representación de relaciones relajadas e iguales, no solo de hombre con hombre, sino de hombres con mujeres, algo que se observó por primera vez en el arte micénico en Creta. Seguramente esto, me parece, representa los aspectos más positivos del hemisferio izquierdo, en su forma de Lucifer, ¿el portador de la luz? Aquí, el hemisferio izquierdo parece estar en armonía con el funcionamiento del derecho, que se evidencia abundantemente en la fascinación por el mundo animal vivo en toda su particularidad, y por una imaginación viva. "Plantas y animales fueron pintados en todas partes en paredes y jarrones", escribe Braudel: 261

Aquí, una espiga de hierba, allí un grupo de azafranes o lirios, un rocío de lirios contra el fondo ocre de un jarrón, o el rojo pompeyano de una pintura mural; Cañas dispuestas en un diseño casi abstracto continuo, una rama de olivo floreciente, un pulpo con brazos enredados, delfines y estrellas de mar, un pez volador azul, un círculo de enormes moscas dragón... Frescos y cerámica se prestaron a esta fantasía inventiva. Es notable encontrar los mismos motivos marinos o de plantas que se manejan de mil maneras diferentes en tantos jarrones que se producen en la rueda de alfarero y se exportan por cien, como si los artistas quisieran revivir el placer de la creación en todo momento. La mimesis, en el sentido de hacer imágenes y formas con el aspecto natural de personas, cosas y eventos, que el arte y la escultura griegos perfeccionaron, estaba ausente en las imágenes convencionales creadas por otras sociedades. Como observa Gombrich, el "pintor egipcio distinguía, por ejemplo, entre un marrón oscuro para los hombres y un amarillo pálido para los cuerpos de las mujeres. El tono real de la persona retratada obviamente importaba tan poco en este contexto como el color real de un río le importa al cartógrafo". En tales imágenes, poco o nada se relaciona con el sentimiento o el carácter individual, aunque la importancia de las figuras podría ser transmitida por el tamaño, como sucedería nuevamente en el arte religioso de las Edades Oscuras en la temprana Edad Media. Con el arte griego, todo esto cambiaría, como por un milagro, retratando figuras de excepcional belleza y vida, figuras que invitan a la empatía y habitan nuestro mundo. El mediador de estos desarrollos benignos en los que participan ambos hemisferios es la evolución de lo que he llamado "distancia necesaria". Lo fundamental en este concepto es que nos pone en relación con aquello de lo que uno se separa adecuadamente; no es un distanciamiento que te separa. La distancia necesaria es lo que hace posible la empatía. Parecería que eso es lo que se esconde detrás de la importancia de la armonía, la proporción y el equilibrio en la cultura griega en todo su esplendor. Esto está bastante bien ilustrado por la relación que más tarde surgió entre los atenienses y su tierra, en la que aún vivían, durante gran parte del año. Aunque se podría decir que son los primeros habitantes de una ciudad en el sentido moderno, no hay ninguna implicación, como lo habría ahora, de que esto los aleje de la vida de la tierra, sino todo lo contrario. "Los "ciudadanos" eran residentes de un territorio más grande que la ciudad misma… Políticamente [la polis] era una parte del territorio circundante", escribe Braudel; y continúa, citando la Historia Política del mundo Helenístico de Edouard Will. "La existencia de una ciudad era inconcebible sin un territorio circundante, cuya división entre los ciudadanos era la base de la identidad cívica". Los atenienses fueron los creadores del "prejuicio" de "que el trabajo de la tierra (y el ocio que lo acompaña, ya sea el del gran terrateniente o el de todos en invierno) era la única actividad realmente digna de un hombre". En tiempos de peligro se retiraban a la ciudad; y cada primavera durante las Guerras del Peloponeso, cuando los espartanos llegaban por el paso de Eleusis, los atenienses, dejaban sus hogares en los campos, por el terreno elevado del Pelargikon, las paredes que rodeaban la Acrópolis, donde podrían "ver al enemigo llegar en la distancia". Fue también desde estos muros que en tiempos más pacíficos, como lo expresa Braudel con humor gentil, los Eupatridae, la aristocracia, "podían inspeccionar sus tierras y a sus campesinos desde una distancia conveniente". 262

Esta distancia fue el activador del amor, como la de aquellos que nunca pueden alejarse lo suficiente de la tierra para verla, y tal vez nunca lo experimenten. Esto no solo fue expresado en mitos autóctonos como el amor paternal, sino También en el amor apasionado que tenían a sus pequeñas tierras que rayaba en lo patológico, al ir más allá de lo razonable. Usaron el término que significa deseo sexual, himeros, para referirse a ello. En ningún otro lugar de la historia del mundo se ha llevado este amor a la tierra nativa a tales extremos, con el resultado de que el amor podría ceder solo al odio. Pero eso nos lleva al período posterior en el que se perdió la armonía o el equilibrio.

EL PERÍODO TARDÍO Braudel creía, al igual que lo creía Selincourt, que "todo lo que vale la pena [en la cultura griega] se había logrado" cuando Platón y Aristóteles aparecieron en escena, en el siglo IV. Esta sería la opinión de Heidegger, como lo había sido la de Nietzsche, según la cual el punto álgido fue la época de Esquilo, cuando Apolo y Dioniso se reconciliaron, el momento del nacimiento de la tragedia. A juicio de Nietzsche, al final "el dios ambiguo del vino y la muerte cedió el escenario a Apolo y al triunfo de la racionalidad, al utilitarismo teórico y práctico, así como a la democracia, que fue un fenómeno contemporáneo", síntomas del envejecimiento de la civilización griega y presunción del deprimente espectáculo, tal como él lo veía, del mundo Occidental moderno. Sin adoptar necesariamente la visión extrema de Nietzsche sobre el papel apolíneo, este análisis me parece esencialmente correcto. Sin embargo, hubo avances positivos en este período ultimo. Es solo con la evolución continua de una mayor distancia entre nosotros que comenzamos a enfocarnos en la singularidad de nosotros mismos y de los demás como individuos, que es en gran parte lo que se expresa en las caras. Si describimos nuestros propios sentimientos, somos más directamente conscientes de sensaciones y reacciones emocionales a lo largo de nuestro cuerpo físico que de nuestras cambiantes expresiones faciales: para ello necesitaríamos un mayor grado de autoconciencia, tal como lo produce un espejo. En contraste, los personajes cuasi mitológicos de la epopeya de Homero son como los personajes de la tragedia griega, tienen un estatus arquetípico, no son simplemente individuos: y en el drama los actores llevaban máscaras. La falta de descripción o representación de la expresividad del rostro, al menos en Homero, no es un signo de falta de sentimiento de camaradería o de empatía – no habría habido ninguna dificultad en el proceso completamente diferente de leer o entender espontáneamente los sentimientos de los demás, por sus rostros en la vida diaria, – sino que es una consecuencia del grado de fusión entre uno mismo y el otro, la falta de autoconciencia que Gill describe de la era arcaica. En el arte visual de la escultura, en contraste con la poesía y el drama, estaban creando específicamente una imagen de algo del "exterior": donde un grado de distancia es esencial, y por lo tanto, se comienza a ver la empatía expresada allí precisamente en la cara del otro. La fisonomía implica un grado aún mayor de autoconciencia y sistematización en el arte de comprender los rostros. El interés en la fisonomía implica, de todos modos, el conocimiento consciente de la estrecha relación entre el alma y

263

el cuerpo, la idea de que uno puede leer algo acerca de los individuos: su carácter, sus cualidades personales especiales, quizás incluso sus defectos, en las cualidades físicas de la cara. Existe una relación entre la individualidad y la imperfección; todo lo que nos hace especiales se puede ver desde el punto de vista del hemisferio izquierdo como la caída de algún ideal abstracto. Tal vez a esto se refería Aristóteles cuando escribió que "los hombres solo son buenos de una manera, pero malos en muchas". La lectura de las imperfecciones en el rostro como expresión de la individualidad es claramente un desarrollo del hemisferio derecho, aunque su sistematización como una clase de ciencia sugiere la participación del hemisferio izquierdo. He aludido al interesante estudio de Brener sobre las representaciones del rostro humano en la antigüedad. Que muestra de manera muy convincente el cuidado minucioso que comenzó a exhibirse en la escultura y el retrato, y el grado en que en el retrato se buscó ser fiel: la expresión facial es tan sutil que discrepancias muy pequeñas pueden provocar enormes diferencias en la interpretación y la comprensión. Un interés por los rostros depende de la habilidad de la mimesis y de la capacidad cognitiva para una atención detallada y minuciosa que esté subordinada al conjunto. De Plinio el Viejo, famoso pintor del siglo IV a.C, se decía que "sus retratos eran tan perfectos que, por increíble que parezca, Apion el gramático ha dejado constancia de que un fisonomista, o metoposkopos, como a ellos les llaman, era capaz de decir, a partir de los retratos, cuánto tiempo debía de vivir o ya había vivido el modelo". "la Fisonomía", escribe un erudito reciente, "como preocupación teórica en la filosofía de la antigüedad comienza con Fedón [de Elis, siglo IV a. C.], florece en la escuela de Aristóteles, y termina, se podría decir, con Galeno (siglo II d.C]. "El gran texto clásico sobre el tema, de Polemón de Laodicea, Fisiognomía, fue escrito en el siglo II d.C. fue el primero en hacer énfasis en el ojo, que ocupa una tercera parte de todo el libro (el Libro I está dedicado al ojo, el Libro II a "otras partes del cuerpo"). En la escultura, alrededor del año 130 d.C, se pasó de una pupila meramente pintada a una pupila cincelada y grabada, ampliando la capacidad de la escultura expresiva en piedra. Este período, desde el siglo IV a.C hasta el siglo II d.C, como se desprende del análisis detallado de Brener, es el punto culminante de la expresividad del retrato tanto en la pintura como en la escultura, con atención extraordinaria a la expresión individual y al realismo que subyace a la individualidad tanto en el arte griego como quizás, en el arte romano. ¿Por qué llega con retraso, relativamente hablando? Hufschmidt muestra que, de hecho, la tendencia a favorecer el hemisferio derecho en la interpretación de las caras comienza alrededor del siglo VI a.C. Pero creo que el aumento en la expresividad dependió no solo de la empatía, sino también del desarrollo, generación tras generación, de una habilidad mimética bastante específica que tardó más en evolucionar que la expresión de una sensibilidad empática, y que uno siente que está ahí en la poesía lírica temprana, en, por ejemplo, Alceo, Safo y Anacreonte, a partir del siglo VI en adelante. El grado de expresividad que se encuentra en el retrato del período helenístico requería conocer la enorme complejidad de los grupos de fibras musculares inervados de forma independiente, particularmente en la mitad superior de la cara, alrededor de los ojos, y eso simplemente lleva tiempo. 264

También obliga a un necesario equilibrio de los hemisferios derecho e izquierdo. El juicio de Nietzsche sobre la era helenística necesita ser considerado. Tiende a subestimar el importante papel que desempeñó el hemisferio izquierdo, Apolíneo, en la génesis de lo mejor de la cultura griega (que Nietzsche, para ser justos, reconoció en otros lugares). Aquí, nuevamente, la percepción de Heidegger de que los griegos eran esencialmente dionisíacos explica la sensación redentora de la llegada de Apolo a su mundo, al menos al principio. Pero como Nietzsche señala, no solo Dioniso es "ambiguo", Apolo también es una figura ambigua. La procedencia del nombre de Apolo significa "el luminoso" como tal, (en alemán, der Scheinende); también el dios de la fantasía, de lo que parece ser (das Scheinende), más que de lo que es. Los grandes logros humanistas de la poesía, el drama, la escultura, la arquitectura, junto con la empatía, el humor y el sentido del yo individual, no son los únicos logros de la antigua Grecia. También se ven los cimientos de un cuerpo sistemáticamente estructurado de conocimiento objetivo, producto de la escritura y debido a los avances del hemisferio izquierdo junto con el derecho. Esto incluye el desarrollo de una constitución legal y un cuerpo de leyes; la filosofía; la invención y estudio de la historia; la formalización del conocimiento geográfico y estudio de mapas. La estructuración de un sistema de educación; la invención de los órdenes de la arquitectura; la descripción sistemática del cuerpo humano y del mundo animal; la geometría; y las teorías de la física. En sí mismo, todo esto representa enormes avances, y en términos de la tesis de este libro, demuestran el poder para bien que el hemisferio izquierdo ejerce cuando actúa como emisario del hemisferio derecho, y aún no ha llegado a creerse el Maestro. Sin embargo, el hemisferio derecho es profético o "adivinatorio", y puede ver hacia dónde conducirá. Su profecía está consagrada en el mito de Prometeo. ¿A dónde nos ha llevado? A finales del siglo V a.C, nació el alumno de Sócrates, Platón. Las obras escritas de Platón datan de principios del siglo IV, y en esos diálogos, reales o imaginarios, entre Sócrates y alguno de los muchos que acudieron a él buscando la verdad, Sócrates demuestra a su interlocutor la falsedad de las premisas desde las cuales parte, llevándolo a la contradicción que lógicamente se desprende de esas premisas. La influencia de Platón en la historia de la lógica, las matemáticas y la filosofía moral y política no se puede sobreestimar, a pesar de que sus obras se olvidaron durante más de mil años hasta el Renacimiento, en donde estuvo disponible solo en fragmentos parciales y comentarios traducidos al latín, a través del árabe. Su legado incluye las creencias (congruentes con el hemisferio izquierdo) de que la verdad es, en principio, conocible, que se puede conocer solo a través de la razón y que todas las verdades son coherentes entre sí. En el tiempo de Sócrates, el respeto heracliteano por el testimonio de nuestros sentidos se había perdido. El mundo fenoménico produce solo engaños: la idea de las cosas se prioriza sobre las cosas mismas, sobre todo aquello de lo que tenemos conocimiento directo. La doctrina de Platón de las Formas Eternas da prioridad al tipo de categoría inmutable (por ejemplo, la "mesa ideal") sobre los innumerables ejemplos fenoménicos (las mesas reales del mundo cotidiano), que no son más que copias imperfectas de la forma ideal. Es cierto que el discípulo de Platón, Aristóteles, fue un verdadero científico, y probablemente el científico más brillante que el mundo haya conocido, se interesó, en la medida de lo posible, sin ideas preconcebidas, observando y 265

comprendiendo el mundo natural, siempre consciente de la importancia de la experiencia, y efectivamente invirtió la situación de manera efectiva, encontrando lo universal en y a través de las instancias particulares. Pero, ay, el espíritu de Aristóteles no sobrevivió con sus obras, sino que se convirtió, en una inversión de ese espíritu, en una especie de Sagrada Escritura de la experiencia del mundo durante 1500 años, haciendo que su pensamiento sobre la experiencia, provisional tal como era, fuera estático, inmutable e idealizado como algo infalible, hasta el Renacimiento. Hubo tendencias en el tejido mismo de la lengua griega y en el pensamiento que inevitablemente favorecieron la abstracción y la idealización. Snell señala que el lenguaje griego, al inventar el artículo definido, podía tomar un atributo de una cosa existente, expresado a través de un adjetivo, – por ejemplo, que era "hermoso" – y convertirlo en un sustantivo abstracto al agregar el artículo definido: así de bello (kalos) a "la belleza" (a kalon). De una manera inteligente y audaz, se podría decir hasta arrogante, en la inversión, el hemisferio izquierdo ahora parece implicar que lo que es puramente conceptual es lo que es real, y lo que se experimenta, al menos por los sentidos se ha degradado, y sorprendentemente en realidad se convierte en la "representación" . Así en La República, Platón escribe: Las estrellas que decoran el cielo, aunque con razón las consideramos como las mejores y más perfectas de las cosas visibles, son muy inferiores, simplemente porque son visibles, a las verdaderas realidades; es decir, a la verdad de las velocidades relativas, en números puros y figuras perfectas, de órbitas y lo que llevan en ellas, que son perceptibles para la razón y el pensamiento pero no son visibles para el ojo... Por lo tanto, trataremos la astronomía, y la geometría, como una solución a los problemas planteados, e ignoraremos los cielos visibles, si queremos hacer un verdadero estudio del tema.... Esta separación de lo absoluto y lo eterno, que puede conocerse por el logos (razón) de lo puramente fenomenológico, que ahora se considera inferior, dejó una huella indeleble en la historia de la filosofía Occidental durante los dos mil años subsiguientes. La confianza en la razón rebaja no solo el testimonio de los sentidos, sino todo nuestro conocimiento implícito. Este fue el fundamento de la opinión de Nietzsche de que Sócrates, lejos de ser el héroe de nuestra cultura, fue su primer descarriado, porque Sócrates había perdido la capacidad de los nobles para confiar en la intuición: " Los Hombres honestos", escribió," no llevan sus razones expuestas en esta manera". La degeneración, según este relato, comienza tarde en Grecia, con Platón, e implica la incapacidad de confiar en lo que es implícito o intuitivo." Lo que tiene que demostrarse primero vale poco"; Nietzsche continúa en El Crepúsculo de los ídolos: Uno elige la dialéctica solo cuando no tiene otros medios. Se sabe que despierta desconfianza, que no es muy convincente. Nada es más fácil de borrar que un efecto dialéctico: la experiencia de cada reunión en la que hay discursos lo demuestra. Con la pérdida del poder de la intuición, La racionalidad fue entonces el éxito como salvadora; ni Sócrates ni sus "pacientes" tuvieron alguna opción de ser racionales: en rigor, fue su último recurso.

266

El fanatismo con el que toda reflexión griega se arroja a la racionalidad delata su situación desesperada; había peligro, solo había una opción: ya sea perecer o - ser absurdamente racional. Y si esto parece ser los excesos perdonables del furor Nietzscheano, los estragos de un loco inspirado, considere estas palabras de Panksepp, el neurocientífico: Aunque el lenguaje es la única forma en que podemos científicamente salvar el abismo entre la mente y el cerebro, siempre debemos recordar que los humanos somos criaturas que pueden ser engañadas tan fácilmente por el rigor lógico como por la fe ciega ... Es posible que algunos de los más difusos conceptos de psicología popular pueden llevarnos a una comprensión más fructífera de las funciones integradoras del cerebro que el riguroso, pero limitado, lenguaje de actos comportamentales visualmente observables. (Friedrich Waismann, p. 157). En este tardío mundo griego, la verdad se convierte en algo probado por el argumento. La importancia de la otra forma, en última instancia más poderosa, de revelación de la verdad, la metáfora, se olvida; y la metáfora, en otra inteligente alteración, llega incluso a ser una mentira, aunque quizá sea bonita. Así las declaraciones sobre la verdad contenidas en el mito se descartan como "ficciones", es decir, cosas falsas o mentiras, ya que, para el hemisferio izquierdo, la metáfora no es más que esto. El gran filósofo que indudablemente fue, Platón no era tan directo en este sentido. Incluso Platón tenía intuiciones que no podía descartar. Lo que es bastante conmovedor, incluso trágico, en el verdadero sentido (porque implica la confianza desmedida de Sócrates en sus propios poderes dialécticos), es ver a Sócrates /Platón divididos entre sus propias intuiciones y la conciencia de que ya no tienen la libertad de confiar en ellas. Platón fue originalmente poeta y fue su asociación con Sócrates lo que le impresionó y le llevó a abandonar la poesía por la dialéctica. En La República Sócrates estalla contra las obras de: Trágicos y otros dramaturgos: tales representaciones definitivamente dañan las mentes de sus audiencias. . . las representaciones de tercera nos alejan de la realidad y son fáciles de producir sin ningún conocimiento de la verdad... todos los poetas de Homero hacia delante no tienen una idea de la realidad sino que dan una representación superficial... Tan grande es la magia natural de la poesía. Quítele su color poético, redúzcalo a una prosa simple, y creo que sabrá lo poco que significa... el artista sabe poco o nada sobre los temas que representa y... su arte es algo que no tiene un valor serio. La obra de pintores y artistas de todo tipo, incluidos los poetas, están "muy alejada de la realidad" y apelan a "una parte en nosotros igualmente alejada de la razón, a una combinación totalmente errónea". El arte es "un niño pobre nacido de padres pobres", apelando a "una parte baja de la mente" y tiene "un poder terrible para corromper incluso a los mejores personajes". Los poetas deben ser desterrados de la República. Todos los involucrados en artes creativas tratan de engañarnos: la metáfora es una mentira. El cálculo (la lógica) es preferible a la imaginación: la denotación a la connotación. Ser un poeta implica imaginar un camino de muchas maneras, y "no es adecuado para nuestro estado, porque un hombre ahí hace una tarea y no juega con la multiplicidad de roles": igual que la idea de Heráclito de que uno necesita indagar en muchas cosas, no solo en una, si no quiere perderse en el camino. 267

Las proscripciones de Platón sobre la música, como muchas otras cosas de su República, recuerdan a uno un estado totalitario al estilo soviético. No hay necesidad de un amplio rango armónico; la mayoría de los ritmos y modos están proscritos; las flautas, las arpas y los "clavecines" están prohibidos, como lo están todos los "cantos fúnebres y lamentos", solo se necesitarían dos tipos de música, la que fomenta el orden civil y la que nos alienta a la guerra. Se ha reducido la utilidad al servicio de la voluntad de poder. Pero al mismo tiempo, Platón mismo necesita usar el mito para explicar las cosas que se resisten a la formulación en el lenguaje o la dialéctica: la alegoría de la Cueva o el Anillo de Gyges, por ejemplo. De hecho, Platón parece ambivalente y da pistas, particularmente en el Simposio, de que el reino de las Formas nos atrae de una manera que trasciende lo lógico; y que aquellos que han intuido la Forma del Bien y de la Belleza, están obligados a seguirla y tratar de transmitirlas a los demás, tal como hacen los ideales en los que se dibuja la actuación del hemisferio derecho, contrastándolo con las formas puramente abstractas de las cosas que son creadas por el hemisferio izquierdo. Mientras esperaba la muerte en prisión, el daimon de Sócrates (la conciencia) lo visitó y le dijo repetidamente que hiciera música. "Lo que sea que le pidieran esos ejercicios," escribió Nietzsche, "era algo similar a una voz de advertencia": Fue en su visión Apolínea, como un rey bárbaro, que no entendía la noble imagen de algún dios y, en su ignorancia, estaba en peligro de cometer un pecado contra una deidad. Las palabras pronunciadas por la figura que se apareció a Sócrates en sueños son el único indicio de algún escrúpulo en él acerca de los límites de la naturaleza lógica; tal vez, debió haberse dicho a sí mismo, que las cosas que no entiendo no son automáticamente irrazonables. ¿Acaso hay un reino de sabiduría del cual el lógico esta alejado? ¿Quizás el arte puede ser un correlativo necesario y un suplemento de la ciencia? Pero no hay duda de que, en última instancia, es la versión del mundo del hemisferio izquierdo la que presenta Platón, por primera vez en la historia; la presenta con tanta fuerza que se ha tardado dos mil años en sacudirnos de ella. Y así es como tal vez el legado más profundo de los griegos, sus mitos, son vistos como "mitos", como ahora usamos el término, historias falsas. Pero ahí Malinowski habla sobre la verdadera naturaleza del mito: Estas historias viven no por un interés ocioso [es decir, no como una especie de ciencia primitiva, simplemente para responder a la curiosidad intelectual], no como ficciones o incluso como narrativas; sino que son para los nativos una declaración de una realidad primigenia, mayor y más relevante, por medio de la cual se determinan la vida presente, los destinos y las actividades de la humanidad, cuyo conocimiento proporciona al hombre el motivo para acciones rituales y morales, así como indicaciones sobre cómo realizarlos. Este tipo de verdad no puede ser aprehendida directamente, explícitamente; en el intento, se aplana a una bidimensionalidad, amortiguada, por el hemisferio izquierdo. Tiene que ser metaforizada, "llevada a través de" a nuestro mundo, por la mitología y el ritual, en el que los dioses se nos aproximan; o cuando comenzamos a acercarnos a ellos, cuando estamos en la "distancia necesaria "de nuestro mundo a través del drama sagrado. Así Kerényi escribe: En el dominio del mito no se encuentra la verdad ordinaria sino una verdad superior, que permite aproximarse a si mismo desde el dominio de bios [no solo la vida, sino "la vida altamente caracterizada de un ser humano", tal 268

vez mejor representada, a pesar del aparente abismo de dos milenios, como existencia Dasein]. Estos enfoques son proporcionados por los juegos sagrados, en los cuales el hombre se eleva a sí mismo al nivel de los dioses, juegos que también hacen descender a los dioses desde sus alturas. La mitología, de hecho, especialmente la mitología griega, podría considerarse en cierto sentido como un juego de los dioses, en los que ellos se acercan a nosotros. Con el tiempo, los mitos se convirtieron en una especie de ciencia sustituta, exactamente lo que Malinowski dice que no son. Y algunos mitos Platónicos son de este tipo. ¿Entonces cómo llegó el hombre a tener su forma corporal actual? Bueno, originalmente era una cabeza, por supuesto; una cabeza que era esférica, la forma perfecta: excepto que no podía controlar a dónde iba. En consecuencia, para que la cabeza no ruede sobre el suelo con sus alturas y huecos de todo tipo, y sin medios para superar una primero y luego saltar por encima de la otra, le dieron el cuerpo como vehículo para facilitar dicho viaje; es por eso que el cuerpo es alargado y crecen cuatro extremidades que se pueden estirar o doblar, Dios se las ideó así para hacer su viaje. Este mito nos dice mucho acerca de la relación entre la mente y el cuerpo que estaba emergiendo. De hecho, el proceso funciona así, incluso en el siglo V a.C, como sugiere este mito de la creación de Empédocles: En [la tierra] surgieron muchas cabezas sin cuello, y los brazos vagaron desnudos y sin hombros; los ojos se desviaron hacia arriba y hacia abajo en la necesidad de frentes. Las extremidades solitarias deambulaban buscando la unión. Pero, a medida que la divinidad se mezclaba aún más con la divinidad, estas cosas se juntaron como cada una de ellas como pudieran, y muchas otras cosas además de esas surgieron continuamente. ¡De lujo! La mente ahora ha llegado a creer que el cuerpo es un conjunto de partes separadas, vagando sin rumbo por su cuenta, y reunidas por casualidad. No hay premio por adivinar de qué hemisferio viene.

LOS ROMANOS La mayor parte del gran legado de la literatura de Roma pertenece a la época de Augusto, en el primer siglo a.C, con Virgilio, Horacio, Ovidio, Propercio y Catulo, todo escrito en un período de cincuenta años de diferencia. Sin lugar a dudas, hay un notable aumento en la sofisticación psicológica, y una comprensión conmovedora e ingeniosa de la naturaleza humana, de su potencial grandeza y de sus fallas. Este período no solo vio la expansión y codificación de la jurisprudencia, sino también el establecimiento de un ideal de razonabilidad y rectitud moral en el arte y la poesía. Virgilio y Horacio se sintieron atraídos por lo que uno podría ver como el Lebenswerte de Scheler: el ideal de los nobles romanos emana de su trabajo. La atracción y la idealización de Virgilio por el mundo natural, la importancia de los vínculos humanos, tanto los de amor como los de la piedad (pieta), junto con su sentido de compasión por el paso de vidas y logros humanos - sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt – (lágrimas de las cosas y dolores humanos), todo sugiere una alianza entre los hemisferios derecho e izquierdo en ese tiempo, en el que se respeta la primacía del hemisferio derecho.

269

Ovidio, un hombre que en su vida tuvo razones suficientes para considerar los duros reveses del destino, llamó a su obra más importante la Metamorfosis, cuyo título en sí sugiere el flujo heraclitiano; y en él, una vez más, se ve que al alejarse del mundo, los espíritus más sutiles pueden elevarse en el eje vertical y aventurarse a lo largo del eje horizontal hacia el mundo vivido del corazón humano: No hay mayor maravilla que la distancia La altitud estrellada, que deja las regiones opacas de la tierra, Para montar las nubes, y pararse sobre los hombros de Atlas, Y mirar, muy lejos, muy abajo, las pequeñas figuras Deambulando por aquí y por allá, sin razón, Ansiosos, por miedo a la muerte, y por eso lo aconseja, Y así hacer del destino un libro abierto... ... a toda vela, yo viajo Sobre el océano infinito, yo os digo Nada es permanente en todo el mundo. Todas las cosas son fluidas; cada imagen que se forma, Deambulando por el cambio. El tiempo es en sí un río En constante movimiento, y las horas fluyen a través de él Como el agua, ola en ola, perseguida, persiguiendo, Siempre fugitivo, siempre nuevo. Lo que ha sido, no es; lo que no era Comienza a ser; movimiento y momento siempre En proceso de renovación... Ni siquiera los llamados elementos son constantes. . Nada permanece igual: el gran renovador, La naturaleza, hace la forma de la forma, y, oh, créeme. Que nada nunca muere. ... Sin embargo, junto con sus grandes logros artísticos, que sin duda resultan de la cooperación de ambos hemisferios, la civilización romana evidencia un avance hacia formas de pensamiento más rígidamente sistematizadas, lo que sugiere que el hemisferio izquierdo trabaja solo. En Grecia, el Apolíneo nunca estuvo separado del Dionisíaco, aunque en última instancia, el apolíneo pueda haber tomado la delantera. Augusto, quien presidió el gran florecimiento de las artes, fue el primer emperador; pero a medida que la extensión del poder imperial creció a la par que la evolución de los éxitos militares y administrativos romanos, el hemisferio izquierdo apolíneo comenzó a girar libremente. El Imperio Romano se "caracterizaba por sus pueblos y ciudades", escribe Braudel: Creadas por una potencia romana que les daba forma a su propia imagen, proporcionaron un medio para trasplantar a lugares remotos una serie de bienes culturales, siempre identificables y los mismos.

270

Establecidos en medio de pueblos, a menudo primitivos, sellaron la puesta en escena de una civilización de autopromoción y asimilación. Esa es una de las razones por las que estos pueblos eran tan parecidos, correspondiendo fielmente a un modelo que apenas cambió con el tiempo y lugar. Incluso cuando a veces hay un fuerte aporte de originalidad de Roma, por ejemplo, "en el gusto por los detalles realistas, por retratos, paisajes y bodegones, – la chispa original debía haber venido desde el Este", lo que nos remite a Grecia, y los orígenes orientales posteriores de la originalidad propia de Grecia. En el drama existe un paralelismo de esta saturación del hemisferio izquierdo, con la influencia de "tipos" de caracteres teofrastrianos, o como diríamos estereotipos, en la Nueva Comedia Romana, la comedia de la época era bastante predecible, y reemplazó a la más exuberantemente salvaje, extraña y, en última instancia, mucho más imaginativa e intelectualmente estimulante, Vieja Comedia, caracterizada en los griegos por Aristófanes. (Teofrasto fue un alumno de Aristóteles: se dice que Aristóteles al haber pronunciado el dicho de que una golondrina no hace el verano, Teofrasto se dedicó a hacer un tratado sobre la cantidad precisa de golondrinas que son necesarias). La grandeza de Roma dependía más de la codificación, la rigidez y la solidez que de la flexibilidad, la imaginación y la originalidad. Hablando de hacer leyes, Braudel escribe: Sin lugar a dudas, la inteligencia y el genio de Roma se hicieron realidad en esta área. La metrópolis no podía mantener contacto con todo su Imperio (el resto de Italia, las provincias, las ciudades) sin las regulaciones legales esenciales para el mantenimiento del orden político, social y económico. El cuerpo de la ley sólo podría aumentar con el tiempo. Al principio eso trajo una estabilidad seductora. En el siglo II d.C, el Imperio Romano, según Charles Freeman, "había alcanzado el punto máximo de su madurez en el sentido de que era relativamente pacífico, podía defenderse y sus élites florecieron en un ambiente de comparativa libertad intelectual y espiritual". Pero no duró. Puede ser que una burocracia creciente, el totalitarismo y un énfasis en el mecanicismo en el período tardío romano representasen el intento por parte del hemisferio izquierdo de "ir solo". Con esto en mente, vale la pena observar brevemente el desarrollo de la arquitectura romana y la escultura, ya que, como dice Braudel, "el dominio en el que Roma desarrolló más rápidamente su propia personalidad fue en la arquitectura". Vemos su progreso intelectual visiblemente trazado ahí. Hay una verdad tanto poética como histórica en el hecho de que la inmensidad imperial de la arquitectura romana fue posible gracias a la invención de cemento. "La vida cotidiana del hombre promedio, toda su vida política, económica y social, se transformó durante la Antigüedad tardía", escribe Hans Peter L´ Orange, cuyo libro Arte y vida cívica en el Imperio Romano tardío es un estudio clásico de la relación entre la arquitectura y los valores más amplios de este período. Su estudio revela una tras otra las características del dominio del hemisferio izquierdo de manera tan bella, y en formas que son tan relevantes por analogía con nuestra propia situación, que hablan por si mismas. "Las formas libres y naturales del primitivo Imperio, la multiplicidad y la variación de la vida bajo una administración descentralizada, fueron reemplazadas por la homogeneidad y uniformidad bajo una jerarquía de funcionarios civiles siempre presentes y cada vez más centralizados". 271

Lo que él veía como la "infinita variedad de vigoroso crecimiento natural" fue nivelado y regulado, en "un orden inmutable y firmemente cristalizado", donde los individuos ya no eran independientes en una armonía que se movía libremente con su entorno, sino que se convirtieron en una parte inamovible en el cuadro estatal. L`Orange se refiere a una creciente estandarización e igualación de la vida, relacionada con la militarización de la sociedad, dando como resultado un reemplazo del arte de la agrupación orgánica por la "coordinación mecánica". Esto se representa para L`Orange en los cambios en la arquitectura, "la transición característica de la articulación orgánica de una estructura bien diferenciada a una simplificación abstracta en grandes planos y líneas…." En el arte y la arquitectura clásicos, la forma no se había agregado por el artista desde fuera o arriba, sino que surgía de "lo más profundo del objeto". Había una belleza orgánica que dominaba toda concepción y se podía encontrar en el más mínimo detalle: "de la misma manera que el tipo individual de un ser vivo determina la forma de cada una de sus partes, así el principio para toda la estructura del edificio clásico está contenido dentro de cada uno de sus elementos". La frase recuerda la forma en que, en las formas de vida, la estructura del ADN dentro de cada célula contiene información sobre el organismo completo o la fractalidad de las formas orgánicas. Así, a menudo en lugares sagrados los templos clásicos están "en una peculiar obstinación" uno al lado del otro, Cada uno con su propia orientación determinada por su Dios o culto, por portentos sagrados y signos en el suelo del templo. Cada edificio desafía un orden superior de axialidad, simetría o unidad de dirección... Esta vida orgánica y autónoma, este desarrollo supremo desde dentro de cada parte, de cada adorno del edificio, se perdió durante la evolución helenística-romana que siguió. Las formas de los edificios se vuelven "estandarizadas, subordinadas y simetrizadas", subsumidas como partes de un complejo más grande. Al canibalizar los edificios más antiguos para obtener material, los llamados spolia (los despojos de la conquista) se lanzan a cualquier lugar, para dar peso a los colosales, "vuelos interminables de paredes divididas monótonamente"; y en una muestra de total falta de sentido de la parte en relación al todo, las bases de las columnas se utilizan incluso como capiteles. Las cosas no son mejores cuando se trata del rostro humano. Hasta el final del siglo III, el retrato había tratado de transmitir una individualidad realista, revelando a su sujeto situado "en el tiempo, en el movimiento mismo de la vida... el juego de rasgos en la cara nerviosa... el mismísimo destello de la personalidad". La asimetría jugó un papel en el logro de esto. Alrededor del año 300 d.C, sin embargo, se produjo un cambio fundamental en la representación de la cara. Los retratos en piedra comienzan a mostrar una mirada "peculiarmente abstracta", distante, despreocupada hacia el escurridizo, cambiante y complejo mundo en el que vivían, fijados en abstracciones eternas: "las características se endurecen repentinamente en una expresiva máscara tipo Medusa". En el retrato de la época, el rico y complejo modelado plástico de la cara se hunde en algo simétrico, regular, cristalino, "al igual que la articulación plástica de la estructura del edificio desaparece en las grandes superficies continuas de las paredes". Un cambio técnico, desde el cincel al taladro, trae consigo una dureza y planitud, por lo que :

272

El cuerpo pierde su sustancialidad, se desintegra: están ansiosos por no encoger y desaparecer. .. Hay un movimiento que se aleja de la naturaleza realista a los tipos abstractos, de la articulación plástica a la generalización conceptual, de lo corporal a lo simbólico. Un significado más alto se implanta en el objeto, que se reduce cada vez más a una concha que encierra ese núcleo significativo, cada vez más se convierte en un signo que se refiere a un pensamiento y, como signo, siempre idéntico, similar a una fórmula, a un estereotipo. "Esto es ", concluye L`Orange, "como si los objetos naturales huyeran de la percepción viva..." Este cambio no dio la vuelta hasta el Renacimiento. Desde ahora, a través de la Edad Media, la cara y el cuerpo son solo símbolos: los retratos individualizados de los emperadores desaparecen, y se asemejan de la misma manera que los santos. Hay un alejamiento de la belleza de la proporción, basada en el cuerpo humano; el tamaño ahora representa una idea, el grado de importancia que deberíamos asociar a la figura. Los mártires y los ascetas, con su repulsión del cuerpo, reemplazan a los héroes clásicos: toda la vida de la carne es corrupta. La creencia de Plotino de que la realidad tangible de la naturaleza era un hermoso reflejo de las Ideas Platónicas cede a una visión del mundo natural como "solo una jungla de confusión donde los humanos se pierden". El mito y la metáfora ya no son semitransparentes, sino una cascara opaca de mentiras que encierran la verdad real, una abstracción en su núcleo. Las representaciones en los arcos triunfales ya no son del vencedor real y los eventos reales, sino de los atributos generalizados y simbólicos del vencedor absoluto: nada es lo que es, sino lo que representa. Hay una pérdida del sentido de la belleza de la proporción. En la escultura clásica, las figuras están separadas para que cada cuerpo pueda verse en sí mismo como un todo corpóreamente hermoso; mientras que, al mismo tiempo, por su posición, movimiento y gesto, se colocan en un cierto contacto recíproco rítmico que los presenta como un grupo vivo y orgánico. En el siglo III d. C., esta composición clásica ha sido "destrozada". Las figuras no solo pierden su belleza corpórea, sino que ya no existen en agrupaciones orgánicas: se pierde el sentido de la totalidad y el flujo de la vida. Se superponen y se cubren entre sí de tal manera que ya no aparecen como unidades orgánicas sino como partes enredadas de figuras entrelazadas. . . los contornos de las figuras ya no fluyen rítmicamente, sino que están formados por líneas rectas e irregulares, algo espasmódicamente; son característicos los movimientos abruptos, a modo de marioneta. Hacia fines del siglo III y principios del siglo IV, la forma orgánica se reemplaza por "un orden mecánico impuesto sobre los objetos desde arriba..." Las figuras se igualan, se comprimen en líneas simétricas y horizontales, "tal como lo hacía el soldado según su rango y archivo ... de una manera peculiar las figuras están inmovilizadas ". Hay una "repetición infinita de elementos idénticos ", hecha aún más firme por la simetría. 'En toda vida conceptual", concluye L' Orange," hay un movimiento que se aleja de lo complejo hacia lo simple, de lo móvil a lo estático, de lo dialéctico y lo relativo hacia lo dogmático y lo autoritario, de lo empírico hacia la teología y teosofía". Quizás la mejor manera de decirlo es que surgió una especie de jerarquía de los hemisferios que invirtió el orden natural. En el nivel más humilde y doméstico, el hemisferio derecho quedó relativamente tranquilo, mientras que su emisario ambicioso, si no grandioso, lo dominó en el imperio. "En los dominios de la pintura y la escultura, el arte romano se distinguió lentamente de su modelo griego", escribe Braudel: 273

De hecho había un arte popular... un arte no tanto romano como del sur de Italia, que iba a aportar algo distintivo a Roma. Este era un arte robusto y realista, que representaba personas y cosas con verosimilitud... Es en el arte doméstico del retrato donde se encuentra el arte romano por excelencia ... La influencia griega en ocasiones introdujo una nota más pretenciosa, pero el retrato romano, ya sea esculpido o pintado, conservó su tradición milenaria con una gran fuerza expresiva y siempre fue comparativamente sobrio en estilo. A nivel local, puede haber prevalecido una cultura más vibrante y tolerante, pero parece que cada vez más, otra cultura, estresante, intolerante, preocupada por las abstracciones y por la conformidad, parece haberse afianzado. En su libro El Cierre de la Mente Occidental, Charles Freeman plantea la opinión de que esto fue una consecuencia del surgimiento del cristianismo. Una vez que el emperador Constantino, cristiano, decretó la tolerancia religiosa a todos los cultos, incluido el cristianismo, en el Edicto de Milán en el 313, comenzó el proceso de integración de la Iglesia en el Estado. Al hacerlo, también promovió su identificación con el éxito militar, con el poder secular y con la riqueza. Aunque esto claramente trajo una especie de estabilidad para los cristianos, quienes durante siglos habían estado sujetos a persecución, también condujo, según Freeman, a un mundo rígido, menos complaciente con las diferencias, más preocupado por el dogma y menos por la razón. Con el Decreto de Nicena de Teodosio en el 381, no solo se prohibió el paganismo, sino que un cierto entendimiento específico de la naturaleza de la Trinidad se convirtió en ortodoxia: no había lugar para el desacuerdo y el debate quedó sofocado. La tradición griega había sido de tolerancia a las creencias de los demás, una actitud inclusiva hacia los dioses, y se podía ver que el Edicto de Constantino se apoyaba en esa tradición. Pero a fines del siglo IV, tal tolerancia era cosa del pasado, como lo demuestra la disputa entre Símaco y Ambrosio sobre el Altar de la Victoria. Para los griegos, espiritualidad y racionalidad, muthos (mitos) y logos, podrían coexistir sin conflicto. Ese muthos, podría ser "congelado en forma escrita e interpretado para hacer declaraciones de la "verdad "(logos)" que era ajena a los griegos. Pero, como admite Freeman, también hubo resistencia a tales formulaciones en el cristianismo primitivo, y tanto los cristianos como los paganos sufrieron bajo el decreto de Teodosio. Freeman considera que el contraste entre el pensamiento griego y cristiano podría verse mejor, como el contraste entre, la flexibilidad de la forma de pensar que se encuentra en la rica tradición de los primeros tiempos de los Padres del Cristianismo, así como en el paganismo con el que coexistió (donde también cooperaban los hemisferios), y, por otro lado, una cultura marcada por una preocupación por las abstracciones legalistas, por la "corrección", y lo dogmático. Las certezas del hemisferio izquierdo, ya sean griegas o cristianas, que las reemplazaron inexorablemente. Por lo tanto, Mary Beard escribe en una revisión: "El problema real está en la rígida oposición en Freeman entre el mundo clásico y el cristiano". La afirmación de Freeman es que fue la razón la que se perdió durante el período posterior de la antigüedad y la Edad Media. Pero no fue así. Como dice Beard, el mundo cristiano estaba "desbordado positivamente por argumentos intelectuales y racionales". Es solo que lo desplegaron en un marco legalista para la divinidad, y no para el movimiento de los planetas.

274

Lo que faltaba era cualquier preocupación por el mundo en general, por lo que vivimos; su visión se fijó firmemente en la teoría, las abstracciones, las concepciones y lo que se pudiera encontrar en los libros. Y eso no fue solo algo relacionado con el cristianismo. Fue, después de todo, Platón quien dijo que deberíamos estudiar astronomía, para 'ignorar los cielos visibles ", quien enseñó que las formas imperceptibles de las cosas eran más reales que las propias cosas: y también fue Platón quien, en su República, y aún más en sus Leyes, preveía el primer estado autoritario, opaco sin alegría, en el que lo que no es obligatorio se prohíbe. El disgusto de Platón con la emoción y la desconfianza del cuerpo y del mundo concreto hacen una comparación interesante con el ascetismo del cristianismo durante lo que hemos llegado a conocer como la Edad Oscura. La pasión es por el control, por la fijeza, por la certeza; y eso no viene solo con la religión, sino con cierta mentalidad, del elenco del hemisferio izquierdo. Sin embargo, esta no había sido la tradición de Aristóteles, quien, como Heráclito había recomendado, era un investigador de muchas cosas, un verdadero científico empírico, siempre defensor del mundo encarnado; y, como dice Freeman, tenía una "apertura a la naturaleza provisional del conocimiento" que lo convirtió en un gran filósofo. Pero, en el período por venir, la obra de Aristóteles fue también "congelada", y paradójicamente se convirtió en una autoridad, eliminando la necesidad de investigar, en lugar de ser una inspiración para pensar por sí mismo. Lo sorprendente de la vida intelectual griega había sido la tolerancia por la oposición: la independencia de la mente, en este sentido, comenzó con los griegos. Pero también declinó con ellos, y finalmente con los romanos detrás de ellos, de modo que el cristianismo, que en cierto sentido era el mito más poderoso en defensa del mundo encarnado y del valor del individuo, que el mundo ha conocido, también terminó siendo una fuerza de conformidad, de abstracción, y de supresión del pensamiento independiente. Aunque el Imperio continuó sobreviviendo de una forma u otra en el Este, fue destruido en el Oeste. Las condiciones de la vida intelectual simplemente ya no se alcanzaron, se perdió el conocimiento del griego. Hubo pocas cosas en el camino del avance matemático o científico entre 500 y 1100. No fue hasta el siglo X que los textos griegos, conservados en traducciones árabes, comenzaron a filtrarse nuevamente en la conciencia europea. A medida que el aprendizaje revivía bajo el control de la Iglesia, es cierto que se debió en gran parte a que la Iglesia, conservó y copió textos, fomentó el aprendizaje y sus eruditos estaban abiertos a las ideas griegas y árabes, que la cultura clásica había hecho desde el final de la antigüedad hasta el Renacimiento. La decadencia del Imperio Romano ha sido objeto de más controversia que casi cualquier otro periodo en la historia Occidental. En su libro La caída de Roma y el fin de la civilización, Bryan Ward-Perkins enumera nada menos que 210 conceptos que se han invocado para dar cuenta de ello. Su propia formulación es que el declive fiscal, con sus consecuencias para un ejército con fondos insuficientes de impuestos, llevó a guerras civiles, que socavaron aún más los recursos y, en última instancia, a la derrota a manos de los "bárbaros", lo que dio lugar a un colapso catastrófico de la civilización. Encuentro su argumento convincente, aunque no soy un historiador. Y no me parece que esté en conflicto con la idea de que hubo un cambio de mentalidad, que con el influjo de una nueva población sería inevitable. De todos modos, el cambio de mentalidad había comenzado: esto era evidente en la estructura del propio Imperio. 275

CONCLUSIÓN Este capítulo ha cubierto necesariamente mucho terreno, aunque no hace falta decir que todavía solo araña la superficie. Déjenme intentar resumirlo. Veo el punto de partida como un logro de la "distancia necesaria" probablemente a través de una mejora de la función de los lóbulos frontales. Inicialmente, esto llevó a un período de riqueza sin paralelo en la cultura griega cuando el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho trabajaron en armonía (cuando, en términos de Nietzsche, hubo una unión de Apolo con Dionisio, el momento del nacimiento de la tragedia). Esto estuvo marcado no por algún tipo de compromiso, o una contención, de ambos hemisferios entre sí, sino al contrario por ir más lejos que nunca antes en ambas direcciones a la vez, un despliegue del potencial de cada uno de los hemisferios como el mundo Occidental nunca había visto antes. Sin embargo, en la filosofía, en las actitudes hacia el mundo fenoménico, incluyendo las formas de, literalmente, verlo, en una visión del alma y el cuerpo, en la poesía y el drama, en la arquitectura y escultura de la forma y el rostro humano, y en la evolución del alfabeto griego y de su moneda, vemos que el equilibrio del poder cambia siempre en la misma dirección, con el hemisferio izquierdo (Apolo) llegando gradualmente a ganar en el día a día. De la historia de Grecia y Roma surgen líneas de evidencia confirmatorias y convergentes de que fue a través del funcionamiento del Emisario, el hemisferio izquierdo, que el "imperio" de la mente se expandió en primer lugar, y luego prospero, eso, siempre y cuando trabajó en concierto con el Maestro, el hemisferio derecho, devolviendo fielmente el conocimiento y la comprensión adquiridos por él, y ofreciéndolos al hemisferio derecho para hacer realidad un mundo (ahora más complejo), una habilidad que pertenece solo al hemisferio derecho. Por otra parte, una vez que el hemisferio izquierdo comenzó a creer que su dominio era todo, una vez que la riqueza que creó comenzó a permanecer obstinadamente en su propia provincia, como si pudiera sobrevivir por sí solo, en lugar de ser devuelta al mundo que solo el hemisferio derecho podría lograr, luego el imperio, – no el Imperio Romano, del que el mundo podía prescindir, sino el imperio que los hemisferios habían creado entre sí - comenzó a desmoronarse.

276

CAPITULO 9 EL RENACIMIENTO Y LA REFORMA

El período de quizás unos setecientos años que suele ser conocido como la Edad Oscura, entre la caída de Roma en el siglo V y lo que hoy consideramos como el Renacimiento temprano, en el siglo XII, no carecía de vitalidad y de color como el nombre implica. El hecho de que el término haya caído en desuso puede ser por un reconocimiento de la calidad, a menudo notable, de su artesanía que se desprende de la que ha sobrevivido en ese período, o del hecho de que ya no es "oscuro" en el sentido de que sabemos poco al respecto - la historiografía moderna se ha ocupado de eso. También podría ser debido a su sabor peyorativo; sin embargo, sería una persona valiente quien cuestionó la idea de que el Renacimiento fue un avance notable, un hecho sin precedentes, en la historia de la civilización, semejante a la evolución de Atenas del siglo VI, en comparación con la "Edad Oscura", independientemente de la importancia de sus pálidos méritos. En los siguientes capítulos, inevitablemente voy a tener que usar algunos términos muy debatidos, como Renacimiento, Ilustración y Romanticismo, que para el hemisferio izquierdo, son categorías que deberían ser definibles; y que para el hemisferio derecho son productos de la experiencia de constelaciones sueltas de fenómenos, que tienen un parecido familiar. Convencionalmente, debo referirme a un interés renovado, con la llegada del Renacimiento, en el mundo en general, una sed de conocimiento del mundo natural y del mundo histórico, - el contexto más amplio en el que vivimos, con el acento sobre cómo son las cosas, en lugar de cómo deberían ser, o en como son en teoría, o como son según la autoridad: los comienzos de la ciencia, la historia y la filosofía modernas. En las artes, es habitual hablar del nuevo sentido en la importancia de la armonía, de la relación entre la parte y el todo, a un nuevo espíritu de creación que es a la vez audaz y discreto, elegante pero original. En todas las cosas, hubo un nuevo sentido de reciprocidades equilibradas, entre el individuo y la sociedad, y del hombre y la mujer. A menudo se dice que es en el Renacimiento que comienza el mundo Occidental moderno y reconocible. Pero, por supuesto, es más complicado que eso. Dicho esto, bien podría parecer que el Renacimiento fue la siguiente gran insurrección del hemisferio derecho, quizás incluso más pronunciado que la del Mundo Antiguo. Pero eso también es una simplificación excesiva. Una vez más, parece haber habido una "retirada", pero esta vez un retirada más tímida que en el siglo VI a.C en Atenas. Después de todo, desde el principio hay una retrospección autoconsciente hacia ese mundo antiguo, un segundo nivel de autoconciencia. En vista de la metáfora ampliada en la primera parte del libro, en la que relacioné la actividad de los lóbulos frontales con la capacidad de elevarse sobre el suelo, permitiendo que el hemisferio izquierdo vea el mundo señalado como su territorio, quizás sea significativo que uno de los primeros grandes escritores del Renacimiento, Petrarca, se dijese que fue la primera persona que pensó en escalar una colina por las vistas, pero es sorprendente que lo que informa : no es de la utilidad de la experiencia, sino de su belleza.

277

Esto ilustra las características de estos puntos de inflexión en la civilización Occidental, que comienzan como simétricos. El distanciamiento es, en sí mismo " hemisferio-neutral ", una función de los lóbulos bilateral frontales. Pero, una vez más, el hecho de distanciarse requiere una agudización de la división del trabajo, una demanda de abstracción y generalización, que favorece al hemisferio izquierdo; y al mismo tiempo genera un salto adelante en la relación del hemisferio derecho con el mundo que lo rodea, que ahora se encuentra en una relación más profunda y enriquecida, a través del logro de lo que he llamado la "distancia necesaria". La "visión" de Petrarca sugiere una apertura de los ojos: vio lo que todos podían ver, pero ninguno había visto. Esta es una característica del Renacimiento, una repentina toma de conciencia de aspectos de la experiencia que habían sido descuidados inexplicablemente: En la ciencia, un retorno a mirar las cosas con cuidado "tal como son" en lugar de como se creía que eran; en la pintura, de manera similar, a lo que vemos más que a lo que sabemos. Esto está relacionado con el importante redescubrimiento de la perspectiva. Antes se pensaba que era una invención del Renacimiento, pero está claro que también lo entendieron los pintores griegos tardíos, en particular se puede ver en las pinturas murales romanas. Pero la facultad se había perdido durante más de 1.000 años, hasta la época de Giotto, a fines del siglo XIII y principios del XIV, ya que se dice que fue el primer pintor renacentista que empleó la perspectiva. Se profundizó en las pinturas de Masaccio, después de que Brunelleschi demostrase la perspectiva práctica en la plaza del Duomo de Florencia en 1415. Alberti, en su De Pictura de 1435, escribió el primer tratado sistemático sobre las bases geométricas de la perspectiva. En la primera parte del libro me he referido al hecho de que la profundidad se basa principalmente en el hemisferio derecho. Cada hemisferio, sin embargo, tiene su contribución a la perspectiva. El espacio de la perspectiva también se relaciona con la individualidad, otro elemento clásico de la visión del mundo del Renacimiento, ya que la perspectiva es mediadora de una visión del mundo desde un punto de vista individual: un lugar en particular, en un momento particular, en lugar de una visión de Dios "visto desde ninguna parte". Sin embargo, al igual que la individualidad, la perspectiva se entiende de manera diferente en los dos hemisferios. La perspectiva es, por un lado, el medio de relacionar al individuo con el mundo y de mejorar enormemente el sentido de que el individuo se encuentra dentro del mundo, donde la profundidad incluye e incluso atrae al espectador a través del impulso de la imaginación y, por otro lado, es un medio para convertir al individuo en un ojo observador, un geómetra separado del espacio de su objeto. Igualmente, el surgimiento de la sensación del individuo como distinto de la sociedad a la que pertenece permite tanto una comprensión de los demás como individuos con sentimientos iguales a los de uno mismo, los fundamentos de la empatía, y, al mismo tiempo, un alejamiento del individuo del mundo que lo rodea, que lo conduce de manera inquietante en la dirección del autismo. Un ejemplo, de la manera en el que la perspectiva restablece un contexto en el que el espectador se encuentra del lado del sujeto representado, es la escena de la Adoración de Ghirlandaio, que no solo obviamente ilustra la profundidad de perspectiva en una sentido espacial sino también un sentido de perspectiva en el tiempo, ya que muestra al Niño Cristo reposando junto a una cuna, que en este caso es un sarcófago romano (a pesar del hecho de que los Magos están vestidos como florentinos contemporáneos, – "nuestros" representantes en el presente de la perspectiva narrada hace 1.500 años). 278

El sentido del tiempo vivo es también una propiedad derivada del hemisferio derecho, que es análoga a la profundidad y tiene su propia "perspectiva". El "tiempo vivo" no es solo una conciencia del hecho del tiempo, de las mismas leyes de mutabilidad existentes de manera inmutable para todos, en todo momento y en todos los lugares, los fundamentos de la moral medieval del motivo ubi sunt ("¿Dónde está ahora Alejandro Magno, o el Emperador Clodoveo?"), cuyo propósito era enseñarnos a despreciar todas las cosas terrenales. Lo distingo de un sentido de la pérdida irreparable de individuos particulares y del surgimiento y caída de culturas particulares, insustituibles como son, en donde lo que se celebra es el valor de lo transitorio, no su inutilidad. Ver la propia época en un contexto más amplio de la historia cultural, que es convencionalmente un aspecto definitorio de lo que llamamos el Renacimiento, depende de la función contextualizadora del hemisferio derecho. En los poemas de François Villon, por ejemplo, se puede ver este cambio en una forma dramática. Su Balada de las damas de antaño comienza en forma convencional con un recital de las grandes bellezas del pasado, preguntándose dónde están, y ya en su estribillo - ¿Dónde están las nieves de antaño? - se puede sentir una nota más íntima, personal, melancólica, que no tiene nada que ver con la moralización. La segunda mitad del poema describe con gran pasión y lástima la difícil situación de los ancianos hombres y mujeres, alguna vez hermosos y respetados por su ingenio y encanto, y ahora rechazados y tratados como tontos, y termina describiendo a las "pobres mujercitas", sin nada por lo que vivir, suplantadas por chicas jóvenes, preguntando a Dios por qué nacieron tan pronto y "con qué derecho": Nuestro Señor guarda silencio sobre todo, Porque cuando truena, se pierde. En su clásico, La decadencia de la Edad Media, Johan Huizinga escribió sobre la danza macabra de las mujeres por el contemporáneo de Villon, Martial d'Auvergne: "Al lamentar la fragilidad de la vida de las mujeres, todavía se lamenta la brevedad de la alegría, y en el tono grave del memento mori (recuerda que morirás) se mezcla el arrepentimiento por la belleza perdida". Cuando uno lee este y muchos otros poemas de Villon, cuyo tema es la compasión por la transitoriedad de todo lo bello y lo bueno, hay que recordar que Villon nunca experimentó la vejez, sino que murió, en sus primeros treinta años: colorido, y de carácter picaresco, escapó por poco de la horca. Su Balada de los ahorcados, su propio epitafio, se abre con una llamada a través de los siglos: Hermanos humanos que después de nosotros vivís, No tengáis contra nosotros los corazones endurecidos, Pues, si piedad tenéis de nosotros, pobres, Dios tendrá antes de vosotros misericordia. Este es un nuevo tipo de recuerdo, un recuerdo que toma en cuenta la muerte, el tema omnipresente de Villon, no solo como un hecho físico, o una lección moral, o un tema para el debate teológico, sino como una cuestión del individuo, una cuestión del corazón. En estos poemas hay al menos tres tipos de recuerdos con los que se ejercita el arte de Villon: recordando la larga perspectiva del pasado histórico, poblada por verdaderos seres humanos sufrientes como él; una proyección hacia

279

adelante a un tiempo en el que pueda verse retrospectivamente a través de los ojos de los demás después de que esté muerto; y el recuerdo de su propio pasado y sus pérdidas. Pone en mente a Ronsard, su brillante sucesor, escribiendo: Cuando seas viejo, de noche a la luz de las velas, imaginando cómo su amante, cuando sea vieja y gris, sentada sola a la luz de su vela, recordará esto: Ronsard me celebró el momento en que era hermosa. Villon es también uno de los primeros escritores que aparecen ante el lector como un individuo, usando la frase de Wordsworth, "un hombre que habla a los hombres", como se podría decir de Skelton o, en particular, de Chaucer en lengua inglesa. En su obra, comenzamos a ver las imperfecciones y fallas, no como lamentables pérdidas de algún ideal, sino como lo que nos hace individuales y al mismo tiempo nos une. Todo esto sugiere la posición avanzada del hemisferio derecho en ese momento. También pone al hombre de nuevo a la luz del "ser hacia la muerte" algo que luego Heidegger vio. Erasmus, al igual que otros eruditos del Renacimiento, como Sir Thomas More, siempre tenía en su escritorio una calavera, un memento mori y uno de los lienzos más grandes y más poderosos de Holbein, Los Embajadores, que representa a dos jóvenes guapos, inteligentes y seguros de sí mismos, en el apogeo de su poder, rodeados por los símbolos de su conocimiento, sofisticación y prosperidad, mientras que el lienzo se ha pintado de tal manera que solo puede ser visto por alguien que desciende por una escalera (¡metáfora apropiada!) en él que la pintura fue diseñada para colgar, una calavera sonriente. Uno de los primeros grandes poetas ingleses antes de la época romántica, Sir Thomas Wyatt, consagró vívidamente escenas personales de gran intensidad emocional en su obra, que escribió en el segundo cuarto del siglo XVI. En su famoso poema sobre la pérdida del amor de Ana Bolena, "Ellos huyeron de mí que en algún momento me hicieron arder / Con un potro desnudo acechando en mi cámara..." Y su memoria estalla con extraordinaria vivacidad: Gracias a ser afortunado, tiene que ser de otra manera Las Veinte mejores cimas; pero una en especial, Cuando ella perdió la bata de sus hombros se cayó, Y ella me atrapó en sus brazos, largos y pequeños; Con todo lo que me hizo dulcemente, Y suavemente dijo, ¿cómo te gusta esto? En otro poema notable, pero menos conocido, él evoca el dolor del amor no por su propia cuenta, sino como golpea el corazón de su amada (un logro del lóbulo frontal derecho, si es que alguna vez hubo uno), y hablando en parte con ella con su voz: Nunca hubo nada más que yo pagara, Ni nada más me moviera, Como cuando mi dulce reclamó. Que siempre me amó. ¡Por desgracia, mientras tanto! Y continúa: Ella lloró y se equivocó con sus manos. Los cayeron en mí ; 280

Ella le desgarró la cara y la dejó caer; Apenas con ello, pude ver. ¡Por desgracia, mientras tanto! Su me atormentó tan dolorido Ese consuelo no tenía yo, Pero maldecí mi fortuna cada vez más. Para ver su sollozo y su sonrisa: ¡Por desgracia, mientras tanto! Lo que estamos dejando entrar aquí es algo profundo acerca de la intermediación de la memoria emocional. Nuestros sentimientos no son nuestros, como dijo Scheler, igual que nuestros pensamientos no son tampoco nuestros. Los ubicamos en nuestras cabezas, en nosotros mismos, pero cruzan los límites interpersonales como si tales límites no tuvieran ningún significado para ellos: pasan de una mente a otra, a través del espacio y el tiempo, crecen y se reproducen, pero donde no sabemos. Lo que sentimos surge de lo que yo siento hacia lo que tú sientes a través de lo que siento acerca de tus sentimientos sobre mí, y sobre otras muchas cosas: surge de la intermediación, y de esta manera el sentimiento nos junta y, más que eso en realidad nos une, ya que los sentimientos son compartidos. Sin embargo, la paradoja es que esos sentimientos solo surgen debido a nuestra distinción, nuestra capacidad de ser individuos separados y distintos, que vienen, que se van, en la separación y en la muerte. El drama ha salido a relucir en este punto de la historia cuando hemos logrado la "distancia necesaria", cuando hemos estado lo suficientemente separados como para mirarnos el uno al otro, pero aún no estamos tan inapropiadamente objetivados como para estar alienados de uno a otro. Las obras de Shakespeare constituyen uno de los testimonios más notables del surgimiento del hemisferio derecho durante este período. Hay una total indiferencia por la teoría y las categorías, una celebración de la multiplicidad y la riqueza de la variedad humana, en lugar de la enumeración de leyes comunes de la personalidad y el comportamiento según el carácter. Los personajes de Shakespeare son obstinadamente ellos mismos, y no lo que el destino o la trama dramática insiste en que sean, en donde su individualidad subvierte el patrón a menudo estereotipado de su fuente literaria e histórica: Ricardo II, inadaptado para ser rey, más un poeta ensimismado, Macbeth vencido por sus escrúpulos y visiones de culpa, de reacio usurpador, Antonio, el amor -embriagado, su voluntad sobornada, apenas un intrépido comandante militar; y así sucesivamente. Mi favorito es el personaje de Bernardino, un prisionero que espera ser ahorcado, cuya única razón para ser introducido en la trama de Medida por medida es para que pueda ser ahorcado, y su cabeza sustituida por la de Claudio; en una especie de negativa desagradable a ser una idea en lugar de un individuo, y cuando debería, no se "levantará y será ahorcado" y no hay nada para él, pero hay una cabeza adecuada que tiene que encontrarse en algún otro lugar.

281

Shakespeare también fue famoso por mezclar géneros, introduciendo escenas cómicas en sus tragedias y personajes como Jacques en sus comedias; en todos los niveles mezcló opuestos, viendo que "la red de nuestra vida lleva los hilos mezclados, donde el bien y el mal van juntos". En lugar de colocarse fuera o por encima de su creación y decirnos cómo juzgar a sus personajes, Shakespeare enfatiza lo inevitable de los sentimientos, incluso con Shylock, nuevamente heredero en la línea de la historia de un ejemplo de corrupción moral. Quizás lo más importante, y esta fue la brillante percepción de Maurice Morgann, Shakespeare creó personajes como Falstaff, que son incomprensibles en términos de los elementos en los que podría analizarse, pero de forma similar a una Gestalt, una nueva coherencia, da vida a su totalidad. Un cobarde, un fanfarrón y un bufón cuando es analizado en pedazos y la evidencia juzgada en abstracto, sin embargo tiene cualidades de valentía y generosidad de corazón que redimirían lo que habría sido solo un catálogo de imperfecciones, no "por compensarlas", sino transformándolas en otra cosa en la esencialidad de su ser. Una de las expresiones más misteriosas de cómo el conjunto no depende de la suma de las partes es el arte de la caricatura. En este caso, las grandes distorsiones de cada parte pueden ser compatibles con el reconocimiento inmediato del conjunto. La caricatura en el mundo antiguo —y existía tanto en Egipto como en Grecia— era siempre la exageración de un tipo, no la caricatura de un individuo. El primer artista en desarrollar caricaturas de un individuo, y el creador del término "caricatura", fue Aníbal Carracci (1560-1609). "Una buena caricatura", dijo, "como toda obra de arte, es más fiel a la vida que la realidad misma". El genio de la caricatura es, como señalan Gombrich y Kris, haber revelado que "la similitud no es esencial para la semejanza". Carracci describió a sus amigos y semejantes como animales. El artista cambia cada aspecto, cada parte del rostro. "Todo lo que conserva es la sorprendente e individual expresión que permanece inalterada incluso cuando se transfiere a otra criatura. Reconocer esa similitud en diferentes formas... nos da un golpe de sorpresa a la que respondemos con risa". El trabajo del caricaturista, comentan, "todavía es algo parecido a la magia negra". Desde el principio, todas las artes del Renacimiento mostraron una expresividad recién descubierta, una delicadeza de sentimientos que se pueden escuchar desde las canciones del trovador de Adam de la Halle, a la poesía amorosa de Christine de Pisan. En las artes visuales, esto se manifestó a partir de Giotto en una preocupación por la capacidad expresiva del rostro humano en particular, que se puede ver en Masaccio, o Gozzoli, incluso en escenas agrupadas, que se podrían considerar menos importante. Se recordará que las investigaciones de Hufschmidt, Grisser, Latto y otros revelaron que durante el Renacimiento hubo un aumento en el retrato de los perfiles orientados hacia la izquierda (favoreciendo al hemisferio derecho). Según mi punto de vista, el Renacimiento inicialmente implica una posición adelantada del hemisferio derecho, a partir del siglo XIV en adelante, comienza una tendencia a que la fuente de luz en las pinturas se sitúe en el campo visual izquierdo. Esta tendencia aumentó durante el Renacimiento y disminuyó a partir del siglo XVIII: durante el siglo XX, regresó la tendencia medieval hacia una fuente de luz no direccional, un cambio que : Se correlaciona con la desaparición de la profundidad aparente (perspectiva ilusoria) y la tendencia de los artistas a permanecer en un plano bidimensional. Cabe señalar que las pinturas murales de Pompeya y 282

Herculano (antes del siglo I d. C.) también exhiben un predominio de la izquierda en la dirección de la luz, al igual que los mosaicos bizantinos en las iglesias de Rávena. Curiosamente, parece haber habido un marcado cambio, según James Hall, en la forma en que se veían el lado izquierdo y derecho del cuerpo en esa época. La visión tradicional del lado izquierdo como, literalmente, siniestro parece haberse suavizado en el Renacimiento, dando paso a un sentido intuitivo de sus cualidades positivas. Según Hall, "la belleza superior de la mano izquierda era un componente importante de la tradición de amor cortés", justo al inicio del Renacimiento. A medida que se desarrollaba el Renacimiento, las demandas del lado izquierdo avanzaban a expensas del derecho: siendo visto como el lado más hermoso: más fino, más suave, más sincero, más en contacto con los sentimientos. Todo el lado izquierdo del cuerpo adquirió un elenco de belleza, veracidad y fragilidad. Dado que eran siglos demasiado prematuros para que estos puntos de vista, fueran influenciados por el conocimiento de las diferencias hemisféricas, parecen otro posible ejemplo del cerebro conociéndose intuitivamente a si mismo. En la música, hubo una sorprendente eflorescencia de la polifonía, con un énfasis en líneas melódicas altamente expresivas y, sobre todo, por primera vez, aparece una armonía compleja, incluidas falsas relaciones y suspensiones, que relacionan las partes con el todo. Si bien hay indiscutiblemente mucha música alegre en el Renacimiento, sus mayores producciones son melancólicas en su naturaleza: los Réquiems y las grandes obras devocionales asociadas con la Pasión, y en el mundo secular sus canciones de laúd y madrigales celebran el amor que se solicita ocasionalmente. Por supuesto, también pueden ser muy divertidos, e ingeniosos y el humor también es un rasgo prominente, y a menudo en este período se burlan naturalmente, de la poesía, la música y la pintura. La melancolía en el siglo XVI se asociaba comúnmente con el ingenio, la inteligencia, la sabiduría y la sensatez, en una tradición que culminó en Burton, en lugar de meramente derivarse de él. En su libro sobre la historia de la melancolía, Jennifer Radden señala que, para los escritores del Renacimiento, la opinión de Aristóteles de que en ciertos temperamentos reflexivos, la melancolía se introduce profundamente sin fundamento "un tema que enfatiza que el miedo y la tristeza de la melancolía no tienen causa" [La cursiva es de Radden]. Ella observa que "el énfasis en la naturaleza sin fundamento del miedo y la tristeza de la melancolía disminuyó en el siglo XVIII. Pero regresó en el análisis en el siglo XIX….". Esta melancolía "sin causa" que es la evidencia de una naturaleza reflexiva se puede encontrar en Shakespeare, donde Antonio, en las primeras líneas de El Mercader de Venecia, se le hace decir: En verdad que no sé por qué estoy tan triste, Me cansa, que digas que te cansa; Pero cómo lo atrapé, como lo encontré, o como lo conseguí, De qué material está hecho, de qué nace, Tengo que aprender. Sugiero que la melancolía de este período, que también es característica de su música y poesía, es un aspecto de la dominación en aquel momento del hemisferio derecho, y el énfasis en su "falta de causa" está planteado para 283

señalar que no es simplemente una reacción limitada y explicable a un evento, o a una cadena de eventos, o a una situación en el mundo de cualquier tipo, sino que es intrínseca a una cierta forma de estar en el mundo que estaba surgiendo en ese momento. El hecho de que esto cesase durante el siglo XVIII y resurgiera en el XIX es coherente con lo que discutiré en capítulos posteriores. William James, el mejor psicólogo que haya estudiado la religión empáticamente, escribió que "la melancolía... constituye un momento esencial en toda evolución religiosa ", y que las "religiones más consumadas" son aquellas en las que el pesimismo se ha desarrollado mejor. Hay, al menos, una fuerte conexión entre la creencia religiosa y el temperamento melancólico en el período del Renacimiento, igual que la hay entre la música y la melancolía (la conexión entre música y religión es universal en todas las culturas y en todo momento). Yo veo estos fenómenos interconectados como necesariamente relacionados, dado el predominio del hemisferio derecho en cada uno de ellos y la prominencia relativa del mundo "de acuerdo con" el hemisferio derecho en ese momento. Se podría hacer un estudio interesante del lugar de las lágrimas en el mundo del arte y la poesía de la época – en las obras de Shakespeare, en las canciones de Dowland y sus contemporáneos, y, con mayor desapego, y una "sequedad" casi extraña, en Los poemas de Donne, de Marvell ("Las lágrimas sí vienen / tristes, cayendo lentamente como un Gumme"), de Crashaw (en donde casi todos los poemas están llenos de lágrimas, como esos "diamantes acuosos", esos "océanos transportables y compendiosos ”) - donde inevitablemente se forman puentes implícitos, y casi ilícitos, entre la devoción secular y la religiosa. El Renacimiento es también el tiempo en el que las ideas aparentemente opuestas o contradictorias pueden entretejerse juntas, abundando en ambigüedad y multiplicidad de significados en el lenguaje (desde el amor obvio por los juegos de palabras, "engaños", a toda la amplia gama de ambigüedades fructíferas en las que la poesía isabelina es inherente y consistente), hasta cuando las emociones se experimentan tan característicamente mezcladas. Aunque Metrodorus en la antigüedad, dijo que hay algo parecido al placer en la tristeza, las emociones mixtas no se apreciaban comúnmente en el mundo antiguo (Séneca pensó que esa idea era bastante inmoral), y que la tristeza y el placer se entremezclan apenas se empezó a aceptar hasta el Renacimiento. Snell dice que "no es hasta Safo que podemos interpretar el Eros agridulce". Homero no podría decir "medio dispuesto, medio reacio " en cambio, él diría "estaba dispuesto, pero su alma no lo estaba". La poesía del Renacimiento, por otra parte, desde "Mi alegría es melancolía" de Michelangelo a los interminables madrigales de dulce muerte y de agonías, reiteran la unión del placer y el dolor, la afinidad de la dulzura y la tristeza. Debido a su dependencia de la expresión indirecta, de la metáfora y de la imagen, y de su tolerancia a lo incompleto y no resuelto, en lugar de a lo explícito y a la resolución de proposiciones contradictorias buscando claridad y certeza, la epistemología del hemisferio derecho congenia con la ambigüedad y la unión de los opuestos, mientras que el hemisferio izquierdo no puede permitirse el lujo de hacerlo. Vale la pena decir algo aquí sobre la diferencia entre el deseo y el anhelo. Uno de los tics o trucos, por el cual hoy en día descartamos cualquier cosa que no se ajuste a la visión del mundo del hemisferio izquierdo, es etiquetarlo como "Romántico". 284

Si hacemos eso, le sacamos la sustancia a ello. Lo asignamos a una visión del mundo ligada a una cultura, que fue relativamente corta, no más de unos cincuenta años aproximadamente, ya pasada de moda, con insinuaciones de exceso, de sentimentalismo y de falta de rigor intelectual. Sin embargo, muchos de los puntos de vista o actitudes que están así etiquetados han disfrutado de una existencia más extensa de lo que eso implicaría, como espero mostrar más adelante en otro capítulo. Yo sugeriría que el anhelo, no necesariamente en la forma de La flor Azul de los Románticos, es uno de esos conceptos, seguramente tan antiguo como la humanidad. Está presente en el verso griego, comenzando con el anhelo de Ulises, la nostalgia original (nostos, que significa "regreso a casa" y algos, "dolor"), hacia su Ítaca natal; se encuentra en los salmos hebreos, "Así como el ciervo desea, los arroyos de agua, tanto te desea mi alma, oh Dios", se encuentra en los poemas anglosajones, El Vagabundo y el Marino, ambos como un anhelo de su propia casa cuando viaja, o un anhelo del mar, cuando la primavera llega a los habitantes de la tierra. No es exagerado decir que el Renacimiento comienza con un anhelo profundo, por el amor cortés, el culto al ideal inalcanzable de la condición de la mujer, y el anhelo del amante por el amado, que progresa mediante imágenes arcadianas y pastorales, en una búsqueda del pasado, siendo también una búsqueda de una Edad de Oro perdida. El anhelo está en el corazón de gran parte de la poesía y la música del alto Renacimiento, especialmente en Inglaterra, donde el lamento por la pérdida del antiguo orden de la Iglesia Católica dio lugar a la música más bellamente elegíaca de todos los tiempos. Particularmente en la configuración de muchas de las Lamentaciones de los compositores tudorianos. Incluso se encuentran prefiguraciones del anhelo romántico en lo que se pierde con la infancia en un poema como El Retiro de Vaughan, o en los Siglos de Traherne. En anglosajón, como en sajón antiguo, alto alemán antiguo y nórdico antiguo, del que deriva, las raíces del verbo "to long", en el sentido de "anhelar", se relacionan con el significado de la palabra "parecer, o ser, o madurar en el tiempo "; y por lo tanto, "alcanzar " o "extenderse hacia ". La palabra langiana en anglosajón, como sus equivalentes en cada uno de los otros idiomas, es impersonal en su forma gramatical, con un acusativo personal que anhela: por lo tanto, no es "anhelo", sino que, literalmente, "me anhela [de]", sea lo que sea. Esta forma sugiere algo sobre el anhelo que lo diferencia de querer o desear una cosa. Querer es claro, intencional, urgente, impulsado por la voluntad, siempre con su objetivo claramente a la vista. El anhelo, por el contrario, es algo que "sucede" en nosotros y con otra cosa. No está dirigido por la voluntad y no es un fin, con el objetivo final de adquirirlo; sino en cambio es un deseo de unión, o más bien se experimenta como un deseo de re-unión. Esto no implica necesariamente una visión explícita simple de qué es lo que se anhela, que permanece en el ámbito de lo implícito o intuitivo, y que a menudo es de naturaleza espiritual. El anhelo espiritual y la melancolía comparten estas características más difusas y reverberativas de algo que "sucede" o "se produce" entre nosotros y un Otro, sea lo que sea lo que pueda ser. En cualquier caso, no es necesario decir cuál es la "causa" (o mejor dicho, el origen): de qué trata la melancolía o el anhelo. Querer es claro en su objetivo, y en su separación de lo que se quiere. El anhelo sugiere, en cambio, una distancia, con una conexión o unión nunca interrumpida desde esa distancia con lo que sea que se desee, por muy remoto que sea el objeto del anhelo. 285

De alguna manera, se experimenta como una tensión elástica que se establece entre lo que se está anhelando y el objeto de ese anhelo: la tracción, la tensión es como una cuerda de arco (en alemán, die Bogensehne) que mantiene unidos los dos extremos del arco y que nunca realmente se separan Es die Sehne y die Sehnsucht otra vez. "El gran arte es la disposición del entorno para proporcionar al alma valores vividos, pero transitorios", escribió Whitehead, para que "algo nuevo sea descubierto... la realización permanente de valores que se extienden más allá de su yo anterior". Por lo tanto, el arte en su naturaleza nos impulsa constantemente a alcanzar algo más allá de si mismo y de nosotros mismos. Whitehead aquí contrasta los "valores transitorios" que la obra de arte ejemplificada encarna, con la "realización permanente de valores" que se extienden más allá del antiguo yo, que es el efecto del arte. El hecho de alcanzar algo más allá de lo que los humanos han hecho o pueden hacer, llegar a algo distinto de nosotros, por medio del arte que se hace, es el modo del hemisferio derecho. Se ha dicho que Castiglione, en su Libro del Cortesano, quizás también a sabiendas aboga por el principio Ars est celare artem (la habilidad consiste en esconder la propia habilidad ). ¿Pero es esto demasiado auto-consciente? Esto se ha interpretado como un estímulo a una forma de engaño benigno, mediante el cual uno pretende, especialmente si se trata de un caballeroso cortesano, poder hacer algo sin el esfuerzo que en realidad implica el aprendizaje y cierto grado de aplicación. Eso puede ser cierto. Sin embargo, la habilidad es un proceso que se adquiere, a veces por métodos mecánicos y explícitos, pero también, a medida que la habilidad de uno progresa, por imitación intuitiva y por experiencia irreflexiva, un tema de relevancia cuando se considera el destino de las habilidades en el mundo en el siglo XX. Es fatal para el arte de profesionales cualificado que muestren, durante el desempeño, cualquier indicio de esfuerzo consciente que implique aprender de su habilidad (como dijo Hazlitt sobre los malabaristas indios): deben alcanzar un grado de dominio tal que puedan realizarlo de forma intuitiva, o la actuación fallará. La técnica, en otras palabras, debe ser transparente: nuestros ojos no deben ir hacia los artistas, sino a lo que hacen. Eso no es engaño, sino ser respetuoso con la naturaleza de la habilidad, un proceso intuitivo del hemisferio derecho que permanece implícito y encarnado, en ese sentido oculto. Creo que este es el verdadero significado del consejo de Castiglione. La individualidad da lugar a la búsqueda de originalidad, a un alejamiento de los patrones comunes y convencionales de comportamiento y pensamiento. Si tengo razón, la orientación del hemisferio derecho es hacia la experiencia de lo Otro, sea lo que sea, el mundo en la medida en que existe aparte de la mente, mientras que el hemisferio izquierdo tiene su propio sistema coherente derivado de lo que el hemisferio derecho le pone a su disposición, pero que es esencialmente cerrado (en sí mismo), así que tanto la individualidad como la originalidad, y la relación entre ellas, van a ser diferentes dependiendo que hemisferio domine. Mi opinión es que el sentido de la importancia de la individualidad y la originalidad provienen en esencia de la ralentización mediada por ambos lóbulos frontales, y las consecuencias son captadas de diferentes maneras por cada hemisferio. Nosotros nos vemos a nosotros mismos como separados: en el caso del hemisferio derecho, aún en conexión vital con el mundo a nuestro alrededor, en el caso del hemisferio izquierdo, debido a la naturaleza de su sistema cerrado y auto-contenido en el que opera, nos vemos aislados, atomísticos, poderosos, competitivos. 286

Así una vez mas, la individualidad y la originalidad no son, en sí mismas, visibles como prerrogativa de un hemisferio o del otro: ambos existen en cada hemisferio de maneras radicalmente diferentes, con significados radicalmente diferentes. El nuevo énfasis en la originalidad y la individualidad cambió el papel del artista (y de los mecenas de los artistas), al entrar en el foco del Renacimiento, convirtiéndose por primera vez en una especie de héroe. Hay una serie de historias de artistas como Leonardo, Michelangelo y Holbein que son por lo menos tratados como iguales, por el noble o el rey para el que trabajan: el emperador Maximiliano consiguió que un noble sostuviera la escalera de Durero y se dice que el mismo Carlos V (un hombre excéntrico y simpáticamente melancólico por disposición) se inclinó para recoger el pincel de Tiziano. Una vez más, el estatus heroico del artista no es, como comúnmente se supone, un fenómeno propio del Romanticismo. La deferencia mostrada es realmente una deferencia al funcionamiento de la inspiración "divina" dentro del artista, un concepto que supuestamente ha estallado en nuestro tiempo, pero que en los términos de este libro está en relación con las habilidades implícitas, intuitivas e involuntarias que provienen del hemisferio derecho. Vale la pena echar un vistazo a algunas de las anécdotas de la literatura sobre artistas en el Renacimiento, ya que no solo establecen la forma en que se contemplaba el proceso creativo (ya sean las historias apócrifas o no, es aquí irrelevante), sino que, demuestran incidentalmente mi punto de vista, de lo que descartamos como Romántico puede ser menos limitado en tiempo y lugar de lo que imaginamos. En el Renacimiento, lo inconsciente, involuntario, intuitivo e implícito, aquello que no puede formalizarse o inculcarse mediante procesos regidos por reglas, y que no puede obedecer a la voluntad, fue respetado y cortejado. Todas las cualidades que se admiran en el artista son las que provienen del hemisferio derecho, incluidas las habilidades que se ocultan. Todo ello se encuentra más tarde en el Romanticismo, es cierto; pero no está bien empaquetar la mitad de la experiencia humana como "Romántica" con la intención de descartarla. Puede resultar que somos nosotros quienes tengamos los puntos de vista inusuales, más limitadamente ligados a la cultura. Una fuente importante para considerar las creencias Renacentistas sobre el artista es el trabajo clásico de Kris y Kurtz, Leyenda, Mito y Magia en la imagen del artista: un experimento histórico, publicado por primera vez en 1934. Mucho de los tópicos del Renacimiento sobre el arte y el artista se resumen en apotegmas latinos como ars est celare artem (el arte es ocultar al arte). Otra de ellas es poeta nascitur: el poeta nace, no se hace. En ilustración de esto, hay historias sobre cómo los artistas desde la infancia exhibieron sin ayuda su facilidad para el dibujo o la pintura. Una de esas historias famosas se refiere a Giotto, quien supuestamente fue descubierto por Cimabue cuando, al pasar por el lugar donde Giotto, entonces un pastor, cuidaba su rebaño, vio las extraordinarias imágenes reales que Giotto, para pasar el tiempo, había pintado sobre una roca. El punto de esta historia es que la habilidad es un don, en el sentido de que viene sin ser buscada, y por lo tanto no es el producto de un aprendizaje de reglas con esfuerzo, es intuitiva, en ambos aspectos, lo que sugiere que tiene un origen fuera del hemisferio izquierdo. Esta visión del artista también era común en el mundo antiguo: por ejemplo, hay historias de Lisipo, Silanion y Erígenos, todas confirmando que sus habilidades no se aprendieron. 287

La historia de Giotto tiene sus equivalentes aún más lejos, recuerdo la historia, citada por Kris y Kurtz, del pintor japonés Maruyama Okyo que fue descubierto por un samurai que pasaba, después de haber pintado un pino en una bolsa de papel en la tienda del pueblo. Esta idea está conectada a la del don de la inspiración. Si bien no se puede confiar en la inspiración, ni forzarla o quererla a voluntad, se puede cortejar indirectamente utilizando el azar como una forma de limitar el poder de la intención consciente, permitiendo una cooperación entre lo que se da y lo que el artista crea. Así, el famoso Leonardo aconsejaba a los pintores que tomaran como punto de partida la forma de un contorno casual, creado, por ejemplo, por unas manchas húmedas en la pared, "porque por cosas indistintas la mente se estimula a nuevos inventos". Según Kris y Kurtz, la recomendación de Leonardo está lejos de ser única: Nos damos cuenta de cuán extraordinariamente extendidas están estas conexiones cuando nos enteramos de que el pintor chino del siglo XI, Sung-Ti, aconsejaba a Ch'Yén Yung-chih crear una imagen de un paisaje de acuerdo con las ideas sugeridas por una pared en ruinas: "Para luego " dijo," poder dejar que tu pincel siga el juego de tu imaginación y el resultado será celestial y no humano". La visión de la creación del artista como un descubrimiento, en lugar de una invención, es paralela a la visión del talento del artista mismo como un descubrimiento, no una invención. Del mismo modo, dado que el trabajo no proviene del esfuerzo consciente, sino de la intuición o la inspiración, las primeras ideas son las mejores. Así fue como Ben Jonson relató que "los actores a menudo mencionan como un honor de Shakespeare, que en sus escritos (todo lo que escribió) nunca borró una línea"; a lo que Jonson replicó con bastante agudeza: "el habría borrado a miles". Según Vasari, se decía que Fra Angélico nunca había reelaborado ninguna de sus pinturas, ya que "así era como Dios entonces lo quería". Una vez más, lo que debe ser imitado no es el resultado del trabajo de otro pintor, sino la Naturaleza misma, que es la maestra del artista: naturam imitandam esse. Esto toca una serie de temas interrelacionados: una preferencia por lo que la Naturaleza nos da, sobre lo que los humanos hacemos; que la habilidad proviene de la naturaleza, no de lo que otros pintores pueden enseñar; una confianza en la experiencia por encima de las reglas. Esto no se limita a los artistas Románticos u Occidentales, a menudo se puede encontrar en la visión oriental del artista: según Kris y Kurtz, por ejemplo, "Se dice que Han Kan dijo que los caballos de los establos Imperiales, no los pintores, habían sido sus maestros”. El arte es visto como una revelación espiritual de lo que reside en la naturaleza. Hay una intersubjetividad, en los artistas entrando en sus temas y los temas entrando en los artistas y su arte. Aparentemente "cuando Han Kan pintaba caballos, él mismo se convertía en caballo". Otto Fischer habla de "la inspiración-taoísta esforzándose en interpretar el arte como la revelación del Ser a través de un medio humano... ya que, de hecho, el propósito del arte chino ha sido hacer visible la fuerza vital de la Naturaleza, y es comprensible que el arte haya tendido a aparecer como una revelación espiritual de la Naturaleza". Las copias de los artistas de la naturaleza no están muertas, sino que al encarnar la fuerza vital de la naturaleza, llegan a parecer como si estuviesen ellas mismas vivas. La historia de Zeuxis, que pintó unas uvas tan realistas que las aves vinieran a picotearlas, es bien conocida, pero las historias de obras de arte que se confunden con seres vivos no solo provienen de Grecia, sino de China, Japón y Persia, y Armenia, así como de muchas otras fuentes Renacentistas. 288

Los artistas del Renacimiento eran famosos por haber renunciado a la riqueza y a la prosperidad material en la búsqueda de su arte, viviendo en soledad e inspirándose en la naturaleza. De nuevo, estas historias son paralelas en la cultura griega, Occidental y Oriental. Esto da lugar al mito del artista como poseedor de poderes mágicos. La magia es la forma en que el hemisferio izquierdo ve los poderes sobre los que no tiene control. Esto es similar a la paranoia que muestra el hemisferio izquierdo en la esquizofrenia, en relación con acciones intuitivas y procesos de pensamiento que provienen del hemisferio derecho, atribuyéndolos a fuerzas extrañas o influencias maliciosas. Así pues, está el artista como conducto de algo Otro que no es humano, el artista divino, el artista que de alguna manera es uno con Dios, el creador, una metáfora del propio Deus artifex, tal como lo entiende intuitivamente el hemisferio derecho, capaz de hacer que un bloque inanimado de piedra, se mueva o que cobre vida; y está es la otra cara de la moneda, el artista como engañador y embaucador, como el Prometeo, que ha robado el fuego del Cielo, incluso diabólico, el Archi-engañador, dispuesto a hacer todo lo posible para obtener una imitación precisa de la naturaleza. Así, se rumoreaba que Miguel Ángel torturó hasta la muerte a un joven para poder esculpirlo a su semejanza. En ambos casos, el mito, de Dios o del demonio, está relacionado con la habilidad del artista para imitar perfectamente la naturaleza. Tales puntos de vista sobre la naturaleza de la creación artística, no se limitan a un lugar o tiempo, sino que son comunes en culturas menos dominadas por el hemisferio izquierdo que las nuestras. Y este es otro fenómeno que caracteriza al Renacimiento: una apreciación de la belleza de este mundo, que no se ve como algo a lo que halla que resistirse o verlo como una trampa, no es algo que nuestros ojos deban evitar, sino que es un indicador de algo más allá. Fue visto, a través de lo que yo llamo semi-transparencia. Esto va de la mano de la rehabilitación de la existencia terrenal, encarnada y mediada por los sentidos, en contraste con la humillación de la carne en la Edad Media. Para Montaigne, como para Erasmus, el cuerpo se hizo presente una vez más como parte de nosotros, por lo tanto, potencialmente espiritual, para ser amado, en lugar de ser visto como una prisión del alma: Quienes deseen desarmar nuestras dos piezas principales y secuestrar una de la otra están equivocados. Debemos por el contrario emparejarlos y unirnos. Debemos ordenar al alma que no se retire a sus aposentos, que no se entretenga, que no desprecie y abandone el cuerpo (algo que no puede hacer de todos modos excepto por alguna falsificación como la de un mono), sino que se una a él, llévelo en sus brazos, aprécielo, ayúdelo, cuídelo, aconséjelo, y si se desvía corríjalo, devuélvalo a casa. Uno incluso comienza a encontrar una inversión de la suposición hasta entonces usual de que el alma podría ser más sabia que el cuerpo: No abandones la naturaleza ni la malinterpretes. Sus misterios se leen sin la visión de la fe: Ella habla en nuestra carne; y en nuestros sentidos, Entrega su sabiduría a nuestra razón. Escribió Fulke Greville; y en Marvell se encuentra Un diálogo entre el Alma y el Cuerpo en el que la última palabra, literal y metafóricamente, la tiene el cuerpo. 289

La relación entre nosotros y el mundo tomó una profundidad que era una fuente de infinita fascinación para los poetas metafísicos, particularmente Donne, Herbert (por ejemplo, El Elixir) y Traherne (por ejemplo, Sombras en el agua), quienes usan imágenes como el plano del vidrio en la ventana, la superficie plana de un espejo y la superficie reflectante de un charco de agua, para explorar el contacto imaginativo con un mundo más allá del plano de la visión: ver, pero ver a través de. El mundo no es un hecho en bruto, sino un mito o una metáfora, semi- transparente, contiene todo su significado dentro de sí mismo, y señala a algo que está más allá de sí mismo. Como sugerí anteriormente, una sensación de profundidad es intrínseca a ver las cosas en contexto. Esto se aplica tanto a la profundidad del espacio como a la profundidad del tiempo, pero aquí diría que implica también una profundidad metafísica, un respeto por la existencia de algo en más de un nivel, como es inevitable en el mito o en la metáfora. Es este respeto por el contexto lo que subyace en el sentido Renacentista de la interconexión del conocimiento y la comprensión, el descubrimiento de patrones de respuesta en diferentes ámbitos, lo que en última instancia implica la necesidad de un contexto lo más amplio posible para el conocimiento. De ahí el surgimiento de lo que vino a llamarse el "hombre del Renacimiento", Heráclito "indagar en muchas cosas de hecho". El retorno al pasado histórico, el redescubrimiento del mundo clásico, no fue una misión de investigación, impulsada por la curiosidad o la utilidad: su importancia no radicaba en el aumento del conocimiento en sí mismo, sino en los ejemplos de sabiduría, virtud, y en el arte que produjo. Se reconoció que la dignidad humana reside en nuestra capacidad única de elegir nuestro propio destino, a través de los modelos que elegimos y los ideales a los que nos dirigimos, no simplemente a través de la búsqueda ciega de la razón donde sea que nos lleve. Esto involucró el autoconocimiento y la fascinación por los caminos únicos y diferentes que tomaron diferentes personalidades hacia sus objetivos particulares; de ahí la importancia del registro de vidas individuales y el surgimiento de verdaderas biografías (en oposición a la hagiografía) y autobiografías. Uno de los autorretratos renacentistas más famosos y divertidos debe ser el de Eneas Sylvius Piccolomini, también conocido como el Papa Pío II. Esto no solo es un hito en la literatura de la autoexploración (así como de la autopromoción), sino, lo que es más importante, revela el amor por la naturaleza por sí mismo, otra característica del nuevo mundo del Renacimiento visto en Dante y Petrarca, así como en algunos de los primeros poetas líricos alemanes, a pesar de la generalización de Jacob Burckhardt de que "los italianos son de los primeros pueblos modernos en los que el mundo exterior era visto y sentido como algo hermoso". En un pasaje característico Eneas Sylvius, escribe: Fue la temporada dulce de principios de primavera. Todas las colinas alrededor de Siena sonreían en su vestimenta de follaje y flores, y los cultivos exuberantes crecían en los campos. El paisaje de Siena que rodea la ciudad es indescriptiblemente hermoso, con sus colinas de suaves pendientes, plantadas con árboles o enredaderas cultivadas o arados en busca de grano, con vistas a los valles verdes con pastizales o campos sembrados, y regados por arroyos que nunca fallan. También hay bosques espesos plantados por la naturaleza o por el hombre, donde las aves cantan con mayor dulzura y en cada colina los ciudadanos de Siena han construido espléndidas butacas campestres. .. A través de esta región el Papa viajó de buen humor. 290

En otra parte escribe de una visita a Viterbo: Las aglomeraciones de flores de retama dieron a gran parte del país un tono dorado y parte de el se cubrió con otros arbustos y plantas variadas que exhibían un púrpura o blanco o mil colores más. El mundo era verde en ese mes de mayo y no solo las praderas sino el bosque sonreían y los pájaros cantaban dulcemente. .. Casi todos los días, al amanecer, salía al campo para disfrutar del aire dulce antes de que se calentara y para contemplar las cosechas verdes y el lino floreciente, luego lo más encantador era ver con su color azul cielo... " Y no es solo la dulzura, sino la grandeza de la naturaleza, sus "acantilados elevados", altos e "inaccesibles", sus lagos cristalinos "insondables", que lo deleitan. "La naturaleza", dice, "es superior a cualquier arte". La fecha es mayo de 1463. LA REFORMA En el primer capítulo de la Parte II, sugerí que hay dos formas en que la falta de autenticidad de la re-presentación, del mundo del hemisferio izquierdo, puede estimular una respuesta. Una es la tendencia a reparar la pérdida, a través de un deseo urgente de vitalidad y frescura del mundo que ofrece el hemisferio derecho; el otro es todo lo contrario: rechazarlo, ya que el mundo del hemisferio derecho ahora se considera intrínsecamente inauténtico y, por lo tanto, no válido. Por lo tanto, en lugar de una oscilación correctiva del péndulo, hay una pérdida de homeostasis y el resultado es una retroalimentación positiva, en la que los valores del hemisferio izquierdo simplemente se afianzan aún más. Aunque nos hemos centrado en el retorno al hemisferio derecho en el florecimiento del Renacimiento, con una atracción casi magnética hacia la historia, los escritos, las artes y los monumentos recién descubiertos del mundo antiguo, que abrieron los ojos a la vitalidad de un mundo vivo. Más allá de la "imagen del mundo" medieval, el declive de la Edad Media es un ejemplo de ambos procesos en acción. Se puede ver el segundo proceso (un rechazo del mundo del hemisferio derecho) en la decadencia de la comprensión metafórica de ceremonias y rituales con falsas repetición de procedimientos vacíos en la Edad Media que provocó, con el advenimiento de la Reforma, no una revitalización de la comprensión metafórica, sino un rechazo absoluto de la misma. Se dice que esta catastrófica convulsión comenzó con las Noventa y cinco tesis de Lutero, que clavó en la puerta de la Schlobkirche en Wittemberg en 1517. Sin embargo, en el desarrollo posterior de los acontecimientos, Lutero se puede ver como una figura un tanto trágica. Él mismo era tolerante, conservador, su preocupación era la autenticidad y el retorno a la experiencia, en oposición a la dependencia de la autoridad. Su actitud hacia el lugar de las imágenes en la adoración y a la vida de la Iglesia fue equilibrada y razonable: su objetivo no fueron las imágenes en sí (que en realidad respaldó y alentó), sino precisamente el abuso funcionalista de las imágenes, imágenes que, en su opinión, deberían ser veneradas. Sin embargo, a pesar de esto, se encontró a sí mismo desencadenando fuerzas de destrucción que estaban fuera de su control, fuerzas que intentaron destruir las mismas cosas que valoraba, fuerzas a las que finalmente atacó sin efecto. Describiendo el fanatismo de la época, "Los he visto volver a escuchar el sermón, como si estuvieran inspirados por un espíritu maligno", escribió Erasmo, "las caras mostraban una curiosa ira y ferocidad".

291

Creo que existen paralelismos interesantes con el destino de Heidegger, luchando por trascender la polaridad cartesiana subjetiva / objetiva, comprometido con la difícil empresa de un auténtico encuentro con lo que "es", un proceso que requiere atención cuidadosa y escrupulosa, pero que pronto será secuestrado por aquellos que deseaban tomar su "problematización" del concepto de verdad objetiva como la señal de "todo vale ", en el que todos los valores son "meramente relativos" (interpretados como un sentido de los valores no tienen fuerza), en los que ya no existe ningún standard de verdad "objetiva" (interpretado como ninguna verdad tiene sentido), y en la cual, en última instancia, se desató en su nombre una destrucción anárquica de todo lo que Heidegger valoraba y luchaba por defender. Aquí también, como en el caso de Lutero, se diría que el impulso original, hacia la autenticidad, vino del hemisferio derecho, pero rápidamente se incorporó a la agenda del hemisferio izquierdo. No por una inversión revolucionaria, sino por un deslizamiento de significado a lo que se presta atención. Lutero percibió que los reinos interno y externo, —el reino de la mente/alma y el del cuerpo, el reino de lo invisible y lo visible— tenían que ser uno, de lo contrario, el espectáculo exterior no tenía nada que decir acerca de la condición interna. En otras palabras, el mundo visible debe ser una "presentación", en el sentido literal de algo que "se hace presente" para nosotros en toda su realidad, entregado por el hemisferio derecho. Esta percepción, que es simplemente parte de, la insistencia del Renacimiento en la perfección del mundo encarnado, inspiró a Lutero a denunciar el vacío que se produce cuando los mundos exterior e interior están divorciados. Pero sus seguidores lo entendieron como que el mundo interior estaba vacío en sí mismo, y que por lo tanto la única autenticidad se encuentra únicamente en el mundo. El resultado de esto es que el mundo exterior se ve simplemente como un "espectáculo", una "re-presentación" de algo en otra parte y en ninguna parte, no una imagen, ya que una imagen es una fusión viva de lo interno y lo externo, sino un simple significante, como el que proporciona el hemisferio izquierdo. La transición que se hace es un descarrilamiento importante de la intención de Lutero no desde la creencia en formas externas a la creencia en formas internas, sino desde una visión del fuera y dentro como esencialmente aspecto fusionado de una misma cosa a una creencia de que ellos están separados ("uno u otro"). Por lo tanto, no se debe pensar que el ímpetu del Renacimiento se descarriló abruptamente por un movimiento contrario del espíritu de la Reforma: hubo una perfecta transición de una posición a su opuesta, la una se transformó en la otra. Tendré más que decir acerca de tales procesos en relación con las transiciones aparentemente problemáticas de la Ilustración al Romanticismo, y del Romanticismo al Modernismo, cada uno de los cuales ha sido visto como una inversión devastadora, mientras que yo lo vería como una fluida transición, a pesar de aceptar la naturaleza fundamentalmente opuesta de los fenómenos en cada caso. La Reforma es la primera gran expresión de la búsqueda de la certeza en los tiempos modernos. Como lo expresó Schleiermacher, la Reforma y la Ilustración tienen en común, que "todo lo misterioso y maravilloso está proscrito. La imaginación no debe llenarse con [lo que ahora se considera como] imágenes aéreas". En su búsqueda de una única verdad, ambos movimientos intentaron acabar con la imagen visual, el vehículo por excelencia del hemisferio derecho, particularmente en su función mítica y metafórica, a favor de la palabra, el baluarte del hemisferio izquierdo, en su búsqueda de la certeza inequívoca. Esta no fue, por supuesto, la primera vez que la iconoclastia había levantado su cabeza. En el lado oriental del Imperio Romano hubo un período de más de 100 años (entre 730 y 843) durante los cuales, con solo una breve pausa, se prohibió a los bizantinos venerar 292

imágenes religiosas. Las pinturas fueron blanqueadas y las imágenes destruidas. Se cree que este movimiento fue en respuesta a la incursión de los árabes, en el Imperio: ya que asediaron a Constantinopla en tres ocasiones, y cuya religión proscribe las imágenes religiosas. Pero tal aversión a la imagen visual en la Reforma, a raíz del florecimiento del Renacimiento italiano, la mayor pérdida de arte religioso en la historia de la humanidad, fue algo bastante extraordinario. Lo que es convincente aquí es que la fuerza motriz detrás de la Reforma fue la necesidad de recuperar la autenticidad, con lo que solo se puede ser comprensivo. El camino que pronto tomó fue el de la destrucción de todo medio por el que lo auténtico podría recobrarse. Aquí tomo el reciente tratamiento magistral de Joseph Koerner de la teología, la política y la filosofía de la Reforma a través de su relación con la imagen visual, con el simbolismo y con la palabra escrita, como la fuente principal (no hay un trabajo comparable que vincule de manera tan inteligente estos diferentes aspectos de la cultura de la reforma). El problema de la Reforma fue, según Koerner, el de lo "uno u lo otro", un "odio basado en la distinción absoluta entre verdad y falsedad". Debido a la incapacidad de aceptar lo ambiguo o metafórico, y al temor al poder de la imaginación, las imágenes eran objetos de terror. Las estatuas debían reducirse a "mera madera". De hecho, los supuestos "idólatras" nunca habían creído que estaban adorando a estatuas, que tal ficción autocreada, solo existía en la mente de los iconoclastas, que no podían entender que la divinidad podía encontrar su lugar, entre una "cosa" (la estatua) y otra (el espectador), en lugar de tener que residir, fija, en la "cosa" en sí misma. El mismo Lutero dijo lo mismo: "Creo que no hay persona, o ciertamente muy pocas, que no entiendan que el crucifijo que se encuentra allí no es el mismo Dios, porque Dios está en el cielo, sino solo una señal". La decapitación de las estatuas por los reformadores tuvo lugar debido a la confusión de lo animado y lo inanimado, y la imposibilidad de ver que una cosa puede vivir en lo otro metafóricamente. En un mundo en el que se pierde la comprensión metafórica, estamos reducidos a "cualquiera de los dos", como dice Koerner. O la estatua es Dios o es una cosa: ya que "obviamente" no es Dios, debe ser una cosa, y por lo tanto "mera madera", en cuyo caso no tiene sentido la adoración. Para ver esa "mera" madera con un poder de participar de lo divino se requiere verla como una metáfora, y poder ver que, precisamente es una metáfora en lugar de una representación, es en sí misma divino. No es solo algo no divino que representa lo divino, es algo divino. Esta es la diferencia entre la creencia de que el pan y el vino representan el cuerpo y la sangre de Cristo, y la creencia de que son, en algún sentido importante, el cuerpo y la sangre de Cristo. Fue el intento de análisis explícito del hemisferio izquierdo para desentrañar esto lo que llevó, a la teología escolástica medieval, a un "o esto / o lo otro", y resultó en la improbable doctrina de la transubstanciación: en la que en el momento en que el sacerdote pronunciaba las palabras de consagración, lo que había sido mero pan y vino se volvía repentinamente y literalmente, el cuerpo y la sangre de Cristo. Lo que el hemisferio derecho había entendido intuitivamente, sintiéndose cómodo con ese significado metafórico, fue forzado a entrar en la camisa de fuerza del pensamiento legalista, y a ser literalmente pan y vino o cuerpo y sangre. En la Reforma este problema reapareció. Si decía que no era literalmente el cuerpo y la sangre parecía que el pensamiento católico se vendía a la perspectiva de que era solo una representación, algo que claramente es inadecuado para el pensamiento metafórico, en el que el cuerpo y la sangre surgen, no solo debido a unas pocas palabras dichas en un momento específico, sino a todo el contexto de la misa, incluidas todas sus palabras y 293

procedimientos, la presencia y la disposición fiel de la congregación, etc., son los contextos y la disposición de la mente de quienes participan en ellos, otro par de entidades del hemisferio derecho, los que permiten que las metáforas funcionen. Lo que el libro de Koerner demuestra con extensión y en detalle es la forma en que la Reforma reemplaza la presentación con la re-presentación (en los términos de este libro, reemplaza el reino del hemisferio derecho con el del hemisferio izquierdo). Lo que experimenta el observador (en sí mismo un concepto revelador) es traspasado a otro meta-nivel. Una conocida obra aprobada por los Reformadores, y que emana de su espíritu, niega la posibilidad de que la obra de arte pueda ser algo más grande que su transposición al significado verbal: "sus superficies apoyan las palabras, mientras que sus profundidades están llenas solo de las palabras a las que se refieren". En tal lienzo, "los coros cantan desde un himnario que no muestra ni el texto ni la música de su canción, sino el mandato bíblico que los obliga a cantar. Las palabras se bañan en la luz gris de lo que parece un significado inútil." Hay varias formas en las que la Reforma anticipó la auto-reflexividad hermética del posmodernismo, expresada perfectamente en el retroceso infinito autorreferencial dentro de algunas de las imágenes visuales que Koerner examina (imágenes que retratan el escenario en el que se encuentra el cuadro, y que contienen, por lo tanto, la imagen en sí misma, un si mismo que contiene una representación adicional de la configuración, que a su vez contiene una versión cada vez más pequeña del cuadro, etc). Una de las obras maestras de Cranach, discutida por Koerner, es, en su auto-referencialidad, la expresión perfecta del vacío del hemisferio izquierdo y un precursor del posmodernismo. Ya no hay nada que señalar más allá, ningún Otro, por lo que apunta sin sentido hacia sí mismo. Algo paradójico, para un movimiento que comenzó como una revuelta contra estructuras aparentemente vacías, y de hecho son las estructuras, no el contenido de la religión, las que se enfocan como si fueran el contenido. Pero tal es el destino de aquellos que insisten en "esto / o lo otro", en lugar de la sabiduría de la semi-transparencia. En contraste con el maravilloso Retablo de Gante de los hermanos van Eyck, La Adoración del Cordero, de 1432, Koerner observa el Retablo de Múhlberg de Góding (1568), un ejemplo del problema del retroceso infinito, "que anhela en la dirección opuesta: no hacia una presencia real materialmente anterior a ella, sino hacia un infinito infinitamente repetido y diferido" . Que refiriéndose a sí mismo, no lleva a ninguna parte. Una imagen pietista del cordero de Dios que proclama que es el cordero de Dios, "en lugar de transportarnos de significante a significado... nos mantiene volando entre significantes". El problema es que los símbolos pictóricos son simplemente re-presentaciones, no presentaciones: muestran la "caricatura" del cordero de Dios, o de Cristo, o de Dios Padre, y se refieren en forma abreviada, no, como lo habían hecho las anteriores pinturas, la encarnación realizada en cada ejemplar maravillosamente, la experiencia misma del cordero de Dios, o Cristo, o Dios Padre. Los textos que los acompañan son aún peores. Koerner vuelve a anotar las inscripciones en los grabados: "Yo soy el camino", "Este es el cordero, etc.", y comenta: "observe cómo, en el grabado en madera en sí, está impreso "etc" y objetiva la cita". En mi opinión, traiciona con una aburrida impaciencia que es el correlato de su falta de contenido. Las frases se han convertido en estereotipos vacíos, que representan nada más que su propia naturaleza verbal, apuntando a si mismas, en lugar de ser capaz de mostrar un significado que se encuentra en otro lugar y más allá.

294

Las imágenes que se permitieron en las Iglesias de la Reforma son autorreferenciales, representan lo que realmente está sucediendo en la iglesia. En tanto, se vuelven redundantes: no se acercan a lo Otro, sino que permanecen obstinadamente atrapadas dentro de un sistema de signos. Las imágenes se vuelven explícitas, entendidas mediante la lectura de un tipo de clave, que demuestra que la imagen ha sido pensada simplemente como un adorno, cuya única función es fijar un significado más fácilmente en la mente, un significado que podría haberse expresado mejor literalmente. Esto anticipa la visión de la Ilustración de la metáfora como un adorno que muestra la habilidad del escritor, o entretiene, o ayuda a marcar la atención, en lugar de ser una parte indispensable de la comprensión. "El sacramento se convierte en transferencia de información", escribe Koerner. "Sus elementos materiales no transmiten sustancias, sino significados, y estos últimos se transmiten de manera inmutable, independientemente de la forma que tomen". También en el siglo XX, hemos visto a reformadores litúrgicos abrazar una visión en la que el "significado" es independiente de la forma, uno de los legados más dañinos de la Reforma. Continuando con la idea de que el Sacramento ha sido reducido a una transferencia de información, Koerner continúa que la "aparente idea posterior, de que las palabras de Cristo necesitan una explicación, completa una escenografía de los datos descargados desde un medio de almacenamiento. Incluso las palabras del Sacramento solo cuentan si significan algo, porque todo lo demás “no tiene propósito”. Esta es la era del triunfo de la palabra escrita, y las palabras realmente adquieren el estatus de las cosas. (Recuerdo la sabia advertencia de Sam Johnson de que "las palabras son las hijas de la tierra", mientras que "las cosas son los hijos del cielo"). "En la cultura protestante", escribe Koerner, "las palabras adquirieron el status de las cosas por su agresiva inscripción material". Un compendio de refranes para consolar consiste principalmente en "dichos sobre dichos". Es fascinante que la forma de transmitir el significado sea aparentemente repitiendo las palabras sin fin, tamborileando más y más en el reino de lo familiar, de nuevo el dominio del hemisferio izquierdo. Por ejemplo, las palabras Verbum Domini manet in aeternum ("la palabra del Señor perdurará para siempre", como un elemento más de la auto-referencialidad) se hicieron tan familiares que se redujeron al acrónimo VDMIE. (Tenga en cuenta que estas siglas comienzan con la burocracia romana (por ejemplo, SPQR) y son, yo diría, un sello distintivo de la mente burocrática – sino mire la oficialidad moderna. Las letras VDMIE fueron bordadas y reproducidas hasta el infinito, en última instancia, hasta convertirse en, a pesar de los reformadores, en un dispositivo totémico, apotropaico, un talismán con el estado de un ídolo, ya que las palabras reificadas en su forma abreviada se convierten en la única "cosa" disponible para atar lo sagrado. Como dice Koerner, "materializadas por su visualización, las palabras se convierten en objetos de acción ritual"; un punto también hecho por Kriss-Rettenbeck: "la palabra se congela en un ídolo". Yo diría que las abreviaturas, como la reducción impaciente a "etc" ("el cordero de Dios, etc."), traicionan el aburrimiento y el vacío final que se une a los significantes que se refieren solo a ellos mismos, y que han pasado al reino de lo inauténtico por exceso de familiaridad. Las imágenes fueron desfiguradas, a menudo reemplazadas por tablas con textos escritos y, en ocasiones, sobrepuestas: una expresión concreta del triunfo del lenguaje. En la observación desapegada, de los rituales del Catolicismo, que carece de habla, cultivando más bien lo que tiene que seguir siendo impreciso, implícito, pero ricamente metafórico, se volvió "sin sentido e indescifrable". 295

"Los que rompen las imágenes dicen sin cesar que las imágenes no pueden hablar": su fallo es su silencio. No usan palabras. Estas diferentes formas de ver el mundo - "la proclamación" de la palabra frente a "manifestación" de lo divino están alineadas con las diferencias de los hemisferios. Como demostró Ricoeur, el "surgimiento de la palabra desde lo numinoso es. . . el rasgo primordial" que diferencia la proclamación de la manifestación. Por "el surgimiento de la palabra desde lo numinoso " léase el triunfo del hemisferio izquierdo sobre el derecho. En ese momento, según Koerner, las imágenes se convierten en "arte", se mudan de su contexto vivo a uno de culto, a un contexto artificial donde pueden volverse permisibles y seguros, con un marco a su alrededor (a menudo las imágenes tenían que ser enmarcadas literalmente debido a las exigencias de pasarlas de contrabando de los iconoclastas de la seguridad). Los contextos portan significados de nosotros mismos y de nuestras vidas, no solo de las estructuras teóricas e intelectuales explícitas que están potencialmente bajo control. El hambriento de poder siempre tendrá como objetivo sustituir explícitamente la comprensión intuitiva. La comprensión intuitiva no está bajo control y, por lo tanto, no puede ser de confianza a aquellos que desean manipular y dominar la forma en que pensamos; para ellos es vital que tales contextos, con sus significados ocultos y poderosos que se han acumulado a través de milenios de experiencia, sean erradicados. En términos del conflicto que forma el tema de este libro, el hemisferio izquierdo, el lugar de la voluntad de poder, necesita destruir la posibilidad de que el hemisferio derecho tenga influencia a través de lo que es implícito y contextual. Por lo tanto, los calvinistas emprendieron una eliminación del pasado, que implicó la destrucción de todo lo que alimentase la memoria de cómo habían sido las cosas, una especie de Revolución Roja, "que no dejase nada en la iglesia que guarde ningún recuerdo". El cuerpo es el último contexto refractario de la experiencia. Hubo una repulsión contra la representación del cuerpo de Cristo y su sufrimiento corporal, que se pensaba que no mostraba nada de importancia. Aquí funciona un maniqueísmo que rechaza el cuerpo: "Cristo dice que su propia carne no sirve de nada, pero que el espíritu es útil y da vida". Esto se relaciona con la pérdida más generalizada de la naturaleza encarnada de la metáfora como un todo, y su sustitución por un símil: en la Eucaristía "este es mi cuerpo" se convierte en "esto significa (es como) mi cuerpo". Pero hay otra razón para rechazar el cuerpo: se equipara con la "corrupción terrenal" transitoria, mientras que la palabra es equiparada con la inmutabilidad, permanente que es a su vez, cómo se ve ahora lo divino. Algunos fenómenos interesantes comienzan a aparecer. El rechazo del cuerpo y de su existencia encarnada en un mundo encarnado, en favor del reino invisible y desencarnado de la mente, que naturalmente facilita la aplicación de reglas generales. En otras palabras, la abstracción facilita la generalización. Tanto la retirada del cuerpo como la búsqueda y el desarrollo de reglas generales son aspectos fundamentales del mundo traídos por el hemisferio izquierdo y que se refuerzan mutuamente. Los reformadores estaban dispuestos a eliminar las instancias concretas de la santidad en cualquier lugar u objeto. Como la iglesia invisible era la única iglesia que tenía alguna realidad, la iglesia existía literalmente en todas partes, y las iglesias reales se volvieron menos significativas: cada lugar era tan bueno como cualquier otro para celebrar un servicio. La fuerza de esto era que cada lugar era tan santo como cualquier otro, siempre que la palabra de Dios pudiera ser proclamada allí, lo que por definición se podía. 296

Pero la santidad, como todas las demás cualidades, depende de que se haga una cierta distinción. En un sentido importante, si todo y en todas partes es santo, entonces nada y en ninguna parte es santo. Una vez liberados de tener que considerar las cualidades reales de las cosas, lugares y personas existentes, las ideas pueden aplicarse de manera general; y el plano de interacción entre el mundo de las ideas y el mundo de las cosas que representan está de igual manera, "sin fricción", las ruedas de las palabras pierden su agarre, un giro inútil, sin fuerza para mover nada en el mundo en el que en vivimos. Un desarrollo similar se hizo familiar en el siglo XX, donde el retiro del arte al ámbito de la idea, a los conceptos, permitió convertir en lugar común el que "todo es arte"; o que bien considerado, todo es tan hermoso como todo lo demás, con la consecuencia inevitable de que el significado del arte y el significado de la belleza se erosionaron, y se ha convertido casi en un solecismo, delatando una falta de comprensión sofisticada (es decir, del hemisferio izquierdo), para cuestionar las obras de arte, de acuerdo a tales criterios. He enfatizado la inclinación del hemisferio izquierdo hacia la división en oposición a la aprehensión de la conexión que hace el hemisferio derecho. Pero hay dos tipos de división y dos tipos de unión. En la Parte I, hice una distinción, que es fundamental para la tesis de este libro, entre dos formas de mirar como "partes" o "agregados". En la visión del hemisferio izquierdo, hay en un nivel, la parte o el fragmento, y, en el otro, la abstracción generalizada, agregada de las partes. En la visión del hemisferio derecho, está la entidad individual en toda su distinción, en un nivel, y el todo al que pertenece, en el otro. En otras palabras, la capacidad especial del hemisferio derecho para conferir todos los aspectos y para tratar las particularidades: estos no son roles contradictorios. Es la capacidad especial del hemisferio izquierdo para derivar en generalidades, pero las generalidades no tienen nada que ver con los conjuntos: que necesariamente, de hecho, se construyen a partir de partes, aspectos, fragmentos, de cosas existentes, cosas que, en su total mismidad, individualidad o haecceitas, nunca podrían haberse generalizado. Cada entidad existente se crea, solo a través de sus límites, debido a las distinciones: Quizás es por eso que el Libro de Génesis habla de la creación de Dios dividiendo: la tierra de los cielos, el mar de la tierra seca, la noche del día, y así sucesivamente. El impulso hacia la separación y la distinción hace que las cosas individuales se conviertan en seres. En contraste, el impulso hacia la generalización, con su efectiva "democratización" de su objeto (de lo sagrado, del arte, de lo bello), tiene el efecto de destruir dicho objeto como fuerza viviente. Koerner llama la atención sobre la categorización burocrática que surge en la Iglesia Luterana. Y, como enfatizó Max Weber, en sus repetidas exploraciones de la relación entre Protestantismo, capitalismo y burocratización, la burocratización (y la categorización, con la que está tan estrechamente relacionado) es un instrumento de poder. Quizás, sea el protestantismo una manifestación de la cognición del hemisferio izquierdo, aunque sus autodescripciones conscientes lo nieguen, que se vincula inevitablemente con la voluntad de poder, ya que esa es La agenda del hemisferio izquierdo. La burocratización y el capitalismo, aunque no necesariamente son los mejores compañeros de cama, y en ocasiones estén tal vez en conflicto, son manifestaciones de la voluntad de poder y están vinculadas al protestantismo. Weber sostuvo que la estructura cognitiva del protestantismo estaba estrechamente asociada con el capitalismo: ambas implican un énfasis exagerado en el interés individual y un descuento de lo que podría llamarse "comunión". El énfasis en la agencia individual se manifiesta inevitablemente, como lo ha sugerido 297

David Bakan, en la autoprotección, la autoafirmación y la auto-expansión, mientras que la comunión se manifiesta en el sentido de estar en armonía con los demás. "la Agencia", escribe, "se manifiesta en aislamiento, enajenación y soledad: comunión en contacto, apertura y unión. La agencia se manifiesta en el impulso de dominar: la comunión en la cooperación extracontractual". El éxito en términos materiales se convirtió, bajo el protestantismo, en un signo de destreza espiritual, la recompensa de Dios a sus fieles. Como vio Weber, el capitalismo moderno es anti-tradicional, desesperado, como la burocratización, por acabar con el pasado. La tradición es simplemente la sabiduría encarnada de las generaciones anteriores. Debe cambiar, ya que todas las cosas sujetas al reino del hemisferio derecho cambian, se desarrollan y evolucionan, pero deben hacerlo de manera orgánica: no es prudente rechazarlo o desarraigarlo por completo y por principio. Pero para el hemisferio izquierdo, la tradición representa un desafío a su animoso plan para tomar el control, ahora, en el interés de la salvación tal como la concibe. Eliminar los lugares de santidad y prescindir efectivamente de la dimensión de lo sagrado erosionó el poder de los príncipes de la Iglesia, y ayudó a reforzar el poder del estado secular. La capacidad de la religión para cristalizar estructuras de poder y obediencia pronto se alió con los reformadores al poder del estado. "Los centros sagrados dieron paso a los centros de atención", escribe Koerner, refiriéndose a la disposición física del interior de la nueva iglesia, en la que el foco ya no es el altar, sino el púlpito. La asamblea luterana, a pesar de su énfasis en la palabra, "controlaba la visión con más rigor" de lo que la Iglesia católica romana había hecho nunca. Su énfasis en el castigo por apartarse de la ley moral, y su monitoreo panóptico de la población, están representados en la posición exaltada del púlpito, el lugar de propagación de la ley moral, a menudo situada a una altura vertiginosa sobre las cabezas de las masas, cerca del techo de la iglesia, muy por encima del altar, con gradas de asientos para las jerarquías seculares en las galerías en el siguiente nivel inferior, cada una colocada muy por encima de las cabezas de la población obediente, extendiéndose en orden geométrico hacia abajo. Obsérvese que en esta geometría de las iglesias de la Reforma, las personas están cuidadosamente ubicadas en filas simétricas en los pisos que están dispuestos como papel cuadriculado, lo que es altamente sugestivo del funcionamiento del hemisferio izquierdo. Recuerde que, para el hemisferio izquierdo, el espacio no es algo vivido, experimentado a través del cuerpo y articulado por preocupaciones personales como lo es para el hemisferio derecho, sino algo simétrico, medido y posicionado de acuerdo con medidas abstractas. Y esto es algo que todos podemos recordar como experiencia personal: sentados en una congregación en filas ordenadamente, uno se siente como un sujeto obediente, uno de la masa, mientras estando de pie en una multitud, como lo habría sido en la iglesia anterior a la Reforma, uno es parte de un ser vivo, es decir, de esa comunidad de seres humanos vivos, allí y entonces: son uno con la humanidad, no uno con "la gente". A esto se refiere Nietzsche, cuando llama la atención sobre la iglesia de la Reforma Hablando por la boca [el predicador] y con muchos oídos [la congregación]... De pie a una distancia modesta detrás de ambos grupos, con un cierto semblante tenso de supervisión, está el estado, allí en un orden para recordar de vez en cuando cual es el propósito, el objetivo y el modelo de este extraño procedimiento de hablar y escuchar. ... 298

El procedimiento de la religión de la Reforma. El foco está en la inmovilidad y la fijeza. Donde la Iglesia Romana alentó e incorporó el movimiento, caminando y procesando, las sillas de la nueva Iglesia son en todas partes la característica más visible del interior de lo Reformado, imponiendo la estasis y el sistema, y (curiosamente, a pesar de su retórica democrática) el orden social y la jerarquía. Habiendo rechazado la donación piadosa como parte de una falsa religión de obras, la confesión luterana descubrió en la iglesia un nuevo recurso, lucrativo y... continúo. El deseo de la gente de distinguirse en ese mundo sentándose por encima o antes de que su vecino financiado por una iglesia que predicaba que tales distinciones no tenían importancia. Y Ernst Troeltsch lleva el punto más allá, enfatizando la transferencia de poder al estado: "De este modo, el objetivo que se realizaba en el catolicismo a través de un orden directamente divino de la iglesia, el luteranismo, en su forma puramente espiritualizada, despojado de todo tipo de órgano jerárquico o sacerdotal, realizado a través del gobierno y la administración civil, a la cual, sin embargo, precisamente por esa razón, devenía en una semi-divinidad". En lugar de, como en la antigua dispensa, donde todos eran iguales por "debajo" de los ministros sacerdotales, que representan el poder de Dios, la gente de la Iglesia Reformada fue devuelta en gradaciones pequeñas de diferencia secular. Significativamente, uno puede ver en la iconografía de los Reformadores representaciones de príncipes arrodillados, no solo ante el sacerdote anónimo, sino ante un individuo humano en particular, Lutero, donde previamente se habrían humillado ante el poder anónimo del sacerdocio, que representa la Divinidad. Lo que deseo enfatizar es la transición, dentro de la Reforma, de lo que inicialmente son asuntos del hemisferio derecho a los temas del hemisferio izquierdo: de cómo un llamado a la autenticidad y una reacción contra la naturaleza indudablemente vacía y corrupta de algunas prácticas de la Iglesia medieval católica romana, por lo tanto un intento de regresar de una forma de re-presentación a la verdadera presencia del sentimiento religioso, se convirtió rápidamente en un atrincheramiento adicional de la falta de autenticidad. Por supuesto, la Reforma no fue un fenómeno unitario: el asentamiento isabelino era muy diferente de cualquier cosa en la Ginebra de Calvino, y en esto también difería de las circunstancias y creencias de los puritanos que partieron hacia Nueva Inglaterra. Pero a menudo hay elementos comunes, y cuando los vemos estamos, en mi opinión, presenciando el deslizamiento hacia el territorio del hemisferio izquierdo. Esto incluye la preferencia por lo que es claro y seguro sobre lo que es ambiguo o indeciso; la preferencia por lo que es simple, fijo, estático y sistematizado, sobre lo que es múltiple, fluido, móvil y contingente; el énfasis en la palabra sobre la imagen, en el significado literal en el lenguaje sobre el significado metafórico, y la tendencia del lenguaje a referirse a otros textos escritos o significados explícitos, en lugar de, a través de las grietas en el lenguaje, llegar a algo más allá de lo otro; la tendencia a la abstracción, junto con una degradación del reino de lo físico; una preocupación por la re-presentación en lugar de con la presentación; en sus elementos más Puritanos, un ataque a la música; el intento deliberado de acabar con el pasado y la sabiduría implícita de una tradición, modulándola contextualmente, reemplazándola por un nuevo orden racional, explícito,

299

pero fundamentalmente secular; y un ataque a lo sagrado que fue vehementemente extremo, e involucró repetidos y violentos actos de profanación. En esencia, el principio cardinal del Cristianismo - la Palabra se hace Carne - se invierte, y la Carne se hace Palabra.

LOS COMIENZOS DE LA ILUSTRACIÓN "Yo acojo con mucho gusto aquellas opiniones de Filosofía que son más sólidas, es decir, más humanas", escribió Montaigne, pero: En mi opinión, ella está actuando como una niña cuando se sube a su alto-caballito, predicándonos que es una lucha bárbara casar lo divino a lo terrenal, lo racional con lo irracional, lo estricto con lo permisivo, lo decente con lo indecente ... Una buena cosa para levantarse en zancos, aunque incluso con zancos, ¡siempre debemos caminar con nuestras piernas!. Y aún en el trono más alto del mundo, estamos sentados, aún, sobre nuestros culos. En su análisis clásico de la modernidad, Cosmópolis, el filósofo Stephen Toulmin, discípulo de Wittgenstein, vio dos fases distintas de los orígenes de la Modernidad. Uno fue el de Erasmo, Rabelais, Shakespeare y Montaigne, una fase literaria tolerante y humanista, en la que los horizontes se expandieron, tanto literal como metafóricamente, ya que esta fue la era del explorador, con una fascinación por otros pueblos y sus costumbres, deleitándose en la diferencia. La segunda, una fase científica y filosófica, que le dio la espalda a la fase anterior, en términos más rígidos y dogmáticos: "hay buenos precedentes que sugieren que el siglo XVII se vio una inversión de los valores del Renacimiento". Uno podría pensar que es extraño en vista, por ejemplo, de la versión ofrecida de la disputa de Galileo con la Iglesia, una pieza de hagiografía que se adapta al dogma de nuestra época, en la que Galileo debía haber sido el campeón de la razón frente al fanatismo irracional por parte de la Iglesia. De hecho, sus ideas no fueron descartadas ni por el Papa ni por sus cardenales, quienes le hicieron saber que admiraban su trabajo y, de no haber sido por la personalidad de Galileo, no se habría encontrado bajo arresto domiciliario, lo que llevó a su canonización en las crónicas de la ciencia. Como señala Toulmin, la Iglesia terminó siendo menos tolerante, pero esto ocurrió durante la Contrarreforma, una reacción a los excesos de la Reforma, en un momento en que, como lo demuestra ampliamente, la filosofía y la ciencia también se volvieron más inflexibles y doctrinarias. Según Toulmin, hubo un estrechamiento, no una expansión, de la preocupación, a medida que se pasaba del siglo XVI al XVII, del mundo de Pantagruel al del Progreso del Peregrino, de Shakespeare a Racine, de Montaigne a Descartes, - un "estrechamiento en el foco de las preocupaciones, y un cierre de los horizontes intelectuales". La razón en sí misma se hizo más estrecha en su concepción, ya no respetaba el contexto, como Aristóteles había insistido, cuando sostuvo que lo razonable en la medicina clínica era diferente de lo que era lógico en la teoría geométrica. Una teoría universal, atemporal, se convirtió en el único sujeto verdadero de la filosofía: generalizaciones abstractas y reglas para la perfección reemplazando la aceptación de la contingencia de la diferencia. Toulmin identifica durante este período un cambio del modo oral recíproco al modo escrito, fijo y unidireccional.

300

Desde lo local y particular a lo general, desde lo concreto a lo abstracto, desde lo práctico a lo teórico, de lo dependiente del tiempo y transitorio a lo intemporal y permanente: en cada caso en el que ambos se habían mantenido previamente en equilibrio (hemisferio derecho con izquierdo) solo el segundo se volvía aceptable. Pero, como dijo Aristóteles, "lo que dura mucho tiempo no es más blanco que lo que perece en un día". Algo también estaba sucediendo en el yo. El siglo XVI fue la era de la autobiografía y el autorretrato, la voz de Montaigne y las reflexiones conscientes de Durero: de hecho, Montaigne, al colocarse a sí mismo como su tema, estaba pensando conscientemente en un retrato. También es el período durante el cual los espejos se convirtieron en una parte común de la vida doméstica. Esta autoconciencia (aún) no se equipara con la objetivación del yo, sino con el logro, más bien, de una "distancia necesaria", que mejora la comprensión del yo como parte de un mundo compartido con otros seres similares. "Pocos son más conscientes del poder de la imaginación que yo", escribió Montaigne, Todo el mundo siente su fuerza, pero algunos la vuelven del revés. Me causa una impresión tan intensa que prefiero evitarlo por completo en lugar de intentar resistirlo... la sola visión del dolor de otra persona me causa un verdadero dolor, y mi cuerpo a menudo asume las sensaciones del dolor de la persona con la que estoy. La tos perpetua de otro me hace cosquillas en los pulmones y en la garganta. Estoy más reacio a visitar a aquellos a quienes amo y que estoy obligado a cuidar, cuando están enfermos, que a los que menos me importan y que significan menos para mí. Adopto la enfermedad que me preocupa, y la hago mía. Aquí lo encontramos observando, más de 400 años antes de que se realizaran los experimentos, lo que sabemos sobre la empatía y la mimesis. Y él era su propio sujeto experimental. Como era empático, se observó a sí mismo con desapego. Esta relación óptima del yo con los demás, y la distancia de uno mismo para lograrlo, está plasmada en los escritos de muchos escritores del Renacimiento, pero a medida que el tiempo avanza, se puede sentir que está bajo tensión. Donne tiene algunos pasajes fascinantes, tanto en sus poemas como en sus Meditaciones, sobre los ojos y la autoexploración; al verse reflejado uno mismo en los ojos de los demás. Cuando Fanny Burney más tarde tembló más al ver la expresión de horror en los ojos de su cirujano cuando estaba operando en su pecho canceroso que con su propio dolor, Donne describe en su enfermedad terminal cómo se conoce a sí mismo a través de la cara de su médico: Observo al médico con la misma diligencia que él a la enfermedad; veo sus temores, y tengo miedo con él; lo alcanzo, lo sobrepaso, en su miedo, voy más rápido, porque él hace que su ritmo sea lento; le temo más si disfraza su miedo, lo veo con más agudeza, si él no quiere que yo lo vea. A medida que avanza la enfermedad, escribe que "ellos me vieron y me escucharon, me presentaron sus trabas y recibieron las pruebas; han troceado mi propia anatomía, me han diseccionado, y se han ido a leer sobre mí". En muchos de sus poemas trata el engaño de los ojos y el autoconocimiento. Donne juega con el sentido más literal en el que se puede decir que uno ve su propia imagen en el ojo del amado, el sentido en el que Platón dijo que uno veía su alma allí: la palabra "alumno" proviene del latín pupilla, una muñeca, que se refiere a la diminuta imagen invertida de uno mismo que se ve reflejada en el ojo de otro. En Brujería por una imagen, el no solo se ve a sí mismo 301

"ardiendo" en el ojo de su amante, sino que, "Mi imagen está ahogada en lagrimas transparentes, / Cuando miro hacia abajo, veo..." Él caprichosamente la reprende por conjurar con su imagen de matar, pero luego se suaviza: Pero ahora he bebido tus dulces lágrimas de sal, Y aunque tú derrames más, me iré; Mi imagen desaparece, desaparecen las fiestas, Que yo puedo ser atacado por ese arte; Aunque me detengas Una foto más, sin embargo, será abeja, Estar en tu corazón, libre de toda maldad. Sus poemas me sugieren la precariedad de mantener a los hemisferios trabajando juntos. A lo que creo que se refería Eliot en su famosa formulación de la sensibilidad unificada de los poetas Metafísicos, y que su "disociación" más tarde en el siglo XVII, fue por la capacidad de reunir mundos hemisféricos divergentes, aunque creo que estaba equivocado al suponer que los poetas metafísicos son parte de la "unificación". La relación fue más compleja. En otra parte, Eliot comparó el significado analítico de un poema con la carne que el ladrón le arroja al perro mientras roba la casa. La observación de Donne, ciertamente la hizo muy consciente de las formas en que se puede dividir la atención: y él mismo nos alienta a atender de más de una manera, bromeando y analizando con la mitad de nuestra mente, mientras el puede conjurar algo completamente asombroso en un nivel bastante diferente. Así, en La Reliquia, un poema en el que se imagina que su tumba se abre y "el que la excava" al ver la señal de su amor, en un 'brazalete de pelo brillante sobre el hueso ", Donne nos atropella con el juego verbal y conceptual acerca de la religión del amor, que solo al final parece que se aleja a otro reino: Pero ahora, por desgracia, Con toda la medida, y todo lenguaje, debo pasar, ¿Debería decir qué fue una milagrosa gema? Y con eso se acaba el poema. El hecho mismo de que Donne y sus contemporáneos fueran tan conscientes de dos aspectos de la experiencia que debían ser reunidos fue una señal de que la "disociación" ya estaba establecida, aunque en algunas partes de sus más grandes poemas, Donne es capaz de lograr una síntesis. En el mejor de los casos, se las arregla para mantener un notable crecimiento de autoconciencia al tiempo que respeta la importancia de lo que debe permanecer implícito, sutil, indirecto, incluso oculto, si no se pierde por completo. Al final, sus poemas demuestran, al igual que la música de J.S. Bach, que, en este momento de la historia, todavía era posible deshacer levemente partes del todo sin perder la Gestalt, aunque, en el caso de Donne, a veces solamente apenas se diera cuenta de ello. No es solo el gran discurso de Hamlet en "los tiempos están fuera de lugar" o en el gran discurso de Ulises, en "Troilo y Cresida" (Acto 1, escena 3): "Quitadle el hilo, afinadlo, / Y escuchad lo que sigue a la discordia... " Es Donne, también: Entonces, como mankinde, así es el marco entero del mundo Bastante fuera de sí... 302

Y libremente los hombres confiesan que este mundo está agotado, Cuando en los planetas, y en el firmamento. Ellos ven tantas cosas nuevas; ven que esto Se derrumba una vez más su Atomis. "Está todo en pedazos, toda la coherencia se ha ido; Toda la oferta justa, y toda relación: Príncipe, Sujeto, padre, hijo, se olvidan las cosas, Porque cada uno de los hombres piensa que tiene Ser un Fénix, y que puede haber. Nada de esa clase de gente, de la que él es, sino él. Esta es la condición de los mundos ahora... Si bien Shakespeare y Donne habrían tenido inevitablemente en mente los trastornos políticos y religiosos de la época, seguramente es algo mucho más grande que eso, un tipo diferente de juego de poder, que han intuido. Lamentan la pérdida de la relación de la parte con el todo, del individuo con la comunidad, del contexto, del cosmos al que pertenece cada alma, cada uno de los cuales está solo. Hay una pérdida de armonía ("cada cosa se encuentra en la mera oportunidad", en la frase de Ulises, todo se ha convertido en un montón de pedazos y piezas ("se derrumbó de nuevo a sus átomos"). Y, como Ulises nos recuerda, esto puede tener un solo final; Entonces cada cosa se incluye en el poder, Poder en la voluntad, voluntad en el apetito, Y el apetito, un lobo universal. (Así doblemente secundado con voluntad y poder), Debe hacer de la fuerza una presa universal, Y por último comerse él mismo. "La revolución científica solo se aceleró a principios del siglo XVII, después de que terminó el florecimiento del Renacimiento", según Peter Hacker. Esto ciertamente encajaría con la publicación del Diálogo de Galileo en 1632. Pero el espíritu evoluciona a partir del Renacimiento y el respeto por el mundo natural. El cambio a la observación fenoménica condujo al florecimiento no solo de las artes, sino también de las ciencias, que eran importantes, y aun no se diferenciaban de ellas. La defensa de Francis Bacon del método empírico es un factor importante en la revolución científica. Sin duda, fue un investigador de muchas cosas (según Aubrey, murió tratando de crear el primer pollo congelado del mundo), pero el espíritu en el que se llevaron a cabo sus investigaciones ha sido confundido por algunos comentaristas recientes. Es cierto que él acuñó la frase "el conocimiento es poder", y que en retrospectiva muestra signos de cosas menos felices por venir, pero a menudo se olvida que el contexto en el que escribió esas palabras fue en realidad el del la presciencia de Dios del mundo que él había creado, y por lo tanto, solo los seres humanos podían aplicarlo al conocimiento que tenemos de nuestras propias creaciones (máquinas), nunca de la Naturaleza misma. Se ha convertido en una idea actual que Bacon abogó por poner la Naturaleza (personificada según la convención como una mujer) en un estante. Si bien ciertamente hay algo en el lenguaje de Bacon que sugiere el forzamiento de 303

la naturaleza a renunciar a sus secretos a regañadientes, en ninguna parte dice que se la debe torturar o poner en un estante, una idea que parece provenir de un comentario casual de Leibniz en una carta a un colega, que fue perpetuada por Ernst Cassirer. Lo que Bacon dice es que aprendemos más al restringir las condiciones bajo las cuales hacemos nuestras observaciones, en otras palabras, diseñar con cuidado experimentos, algo que podemos hacer con la observación casual de la naturaleza sin restricciones, un reconocimiento de la frase de Heráclito, "a la naturaleza le encanta esconderse". El fue respetuoso con la Naturaleza, y escribió que "La naturaleza más que ser ordenada debe ser obedecida... La sutileza de la Naturaleza es mucho mayor que la sutileza de los sentidos y la comprensión". Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que Descartes, ciertamente, dijera, con un espíritu muy diferente, que la ciencia nos hará "los señores y maestros de la naturaleza". Y se ha olvidado el cuidadoso reconocimiento de Bacon de que, aunque observar a la Naturaleza con atención es esencial, ella es muchas veces más sutil que nuestros sentidos o nuestra comprensión. Si Descartes hubiera observado esa advertencia, nunca hubiera cometido el error fatal de creer "que puedo tomar como regla general que las cosas que concebimos muy clara y claramente son todas verdaderas". Esa fue una falacia que hizo descarrilar los próximos tres siglos del pensamiento Occidental.

CONCLUSIÓN En esta revisión necesariamente superficial de un vasto tema, he tratado de centrarme en los elementos que indican cambios en nuestra experiencia y comprensión del mundo que tienen un significado en términos de la discriminación de los hemisferios. Una vez más, no se encuentra, un patrón puramente aleatorio, lo que sugiere que no hay correlación con las diferencias hemisféricas. Una vez más, creo, que en las fases anteriores de ese movimiento (por más que uno se preocupe por pensar en ello) de la historia de las ideas que se llamó Renacimiento, se ve un equilibrio fructífero en la relación de los hemisferios. Esto contribuyó a la realización del logro Renacentista por excelencia, la perspectiva, tanto en profundidad espacial como en tiempo histórico y personal, junto con la idea del individuo. Sin embargo, en su mayor parte, los cambios que se produjeron alrededor de este período sugieren principalmente la importancia del mundo del hemisferio derecho. Una de las características definitorias del Renacimiento es la apertura a los ojos de la experiencia, inicialmente una experiencia casi exclusivamente personal, con preferencia frente a lo que es "conocido" como es el caso, de las enseñanzas de la teoría escolástica y de la opinión recibida. Hay un respeto correspondiente por la esencialidad de las cosas y las personas individuales, en lugar de ser vistas como miembros de categorías. Hubo una imitación fiel del mundo natural y una atención especial al mismo, y a lo que otras personas en otros tiempos pudieron haber pensado o conocido, y en esa amplitud de preocupaciones, la insistencia en la interconexión de las cosas y la importancia de un contexto lo más completo posible, habla de nuevo del mundo del hemisferio derecho. Esto también incluyó al cuerpo y al alma de manera equitativa e inseparable como el contexto de todos los seres vivos. En su respeto por el cuerpo como algo más que una cosa, parte integral de la persona en su totalidad, en su rehabilitación de los sentidos, en su énfasis en la profundidad espacial y en el tiempo como algo vivo, con el hombre convirtiéndose en un "ser hacia la muerte"; en la reavivación de la empatía en las artes, incluido el teatro, y la preocupación por el poder expresivo del rostro humano en particular, en el retrato que domina las artes visuales 304

de la época; en el sentido del yo como individual, pero integrado por vínculos morales y emocionales con la sociedad; en la recién descubierta expresividad de todas las artes; en el auge de la polifonía, con la importancia de la melodía, la armonía y la relación de las partes con el todo; en el surgimiento del ingenio y el pathos, y el énfasis predominante en los vínculos entre la sabiduría y la melancolía; en su atracción por los ejemplos, más que por las categorías; en su capacidad de aceptar la Coniunctio oponitorum, y saborear emociones mixtas y la unión de ideas muy diferentes; en su énfasis en la importancia de lo que debe permanecer implícito, en las habilidades innatas e intuidas (así como en el artista como un ser semi-divino), y en el mundo como no lo que "parece" ser, sino lo que apunta más allá a algún Otro, un mundo semitransparente, lleno de mitos y metáforas - en todos estos aspectos, me parece que el Renacimiento comenzó con una enorme expansión de la forma de ser del hemisferio derecho en el mundo, en el que inicialmente, se integra, el trabajo del hemisferio izquierdo. Y es esto lo que explica la asombrosa fertilidad y riqueza, así como la notable amplitud de preocupaciones, que hasta el día de hoy es recordado el concepto del hombre del Renacimiento, de este período. A medida que el Renacimiento avanza, se hace evidente, sin embargo, un cambio gradual del énfasis desde el modo de ser del hemisferio derecho hacia la visión del hemisferio izquierdo, en la que aparece una individualidad más atomista caracterizada por la ambición y la competencia; y donde la originalidad significa no una posibilidad creativa sino el derecho al "pensamiento libre", la forma de deshacerse de las cadenas del pasado y sus tradiciones, que ya no se consideran una fuente inagotable de sabiduría, sino que son tiránicas, supersticiosas e irracionales - y, por lo tanto, erróneas. Esto se convierte en la base del movimiento central que llegó a conocerse como la Ilustración.

305

CAPITULO 10 LA ILUSTRACIÓN

La ilustración es, por supuesto, la edad de la razón. Este término, tan redundante de claridad, simplicidad y armonía, genera confusión, complejidad y contradicción desde el principio. "Lo racional y la racionalidad, la razón y la Razón, siguen siendo nociones muy disputadas, cuyos usuarios no están de acuerdo ni siquiera sobre la naturaleza de su desacuerdo", escribió el filósofo Max Black. Una distinción principal subyace sobre las demás; es una distinción que ha sido entendida y expresada en el lenguaje desde tiempos antiguos, y por lo tanto es probable que tenga un sustrato en el mundo vivo. Es la distinción entre, por un lado, nous (o noos), del griego, intellectus del latín, el Vernunft alemán, la razón inglesa (aliada del sentido común - sensus communis, en el sentido de Vicos en lugar de la de Kant) y, por otro, el logos/ dianoia del griego, la ratio latina, el Verstand alemán, y la racionalidad inglesa. La primera de esas acepciones-flexible, resistente, de formulación fija, moldeada por la experiencia, e involucrando a todo ser viviente- es compatible con las operaciones del hemisferio derecho; la segunda -más rígida, enrarecida, mecánica, gobernada por leyes explícitas- está relacionada con el izquierdo. La primera, la que tiene significado en el hemisferio derecho, era tradicionalmente considerada como una facultad superior. Hay una serie de razones para que esto fuera así. Para empezar, el edificio de la racionalidad (logos), el tipo de razón del hemisferio izquierdo, fue debilitado por el reconocimiento de que (el quebrantamiento del principio de consistencia) una cosa y su opuesto pueden ser ambos verdaderos. Un problema que ataca la raíz misma del logos. Aunque constitutiva de la ciencia y gran parte de la filosofía, por estar basada en la argumentación y la provisión de pruebas, no puede constituirse -no puede fundamentarse- a sí misma de acuerdo con sus propios principios de prueba y argumentación. Hay que intuir el valor de la racionalidad, así como las premisas de las que parte: ninguna de ellas puede derivarse de la racionalidad misma. Todo lo que la racionalidad puede hacer es proporcionar consistencia interna una vez que el sistema esté en funcionamiento. Derivar premisas más profundas sólo pospone aún más la pregunta final, y conduce a un retroceso infinito; al final uno está de vuelta a un acto de fe intuitiva gobernado por la razón (nous). El Logos representa, como lo hace el hemisferio izquierdo, un sistema cerrado que no puede salir fuera de sí mismo a lo que sea que existe aparte de sí mismo. Según Platón, nous (razón frente a racionalidad) se caracteriza por la intuición, y según Aristóteles es nous la que capta los primeros principios a través de la inducción. Así que la primacía de la razón (hemisferio derecho) se debe al hecho de que la racionalidad (hemisferio izquierdo) se basa en ella. Una vez más el hemisferio derecho es anterior al izquierdo. Se considera comúnmente que Kant invirtió estas prioridades. A primera vista, esto parece ser así, ya que para él Verstand (racionalidad) juega un papel constitutivo, y por tanto primario, mientras que Vernunft (razón) juega un papel regulador, una vez que Verstand ha hecho su trabajo. La racionalidad, según esta formulación, viene primero, y la razón opera entonces sobre lo que la racionalidad produce, para decidir cómo usar e interpretar los productos de la racionalidad. 306

Sin embargo, no creo que la formulación de Kant represente tanto una inversión como una extensión. Había algo que faltaba en la imagen clásica anterior que la razón es el fundamento de la racionalidad, a saber, la necesidad de que la racionalidad devuelva los frutos de sus operaciones a la razón de nuevo. En efecto, la razón es necesaria para dar una base intuitiva e inductiva a la racionalidad, pero la racionalidad necesita a su vez someter su funcionamiento al juicio de la razón al final (el papel regulador de Kant). Así que no es que A (razón) -> B (racionalidad), sino que A (razón) > B (racionalidad) -> A (razón) de nuevo. Esto refleja el proceso que he sugerido que permite que los hemisferios trabajen cooperativamente: el hemisferio derecho entrega algo al hemisferio izquierdo, que luego el hemisferio izquierdo despliega y devuelve al hemisferio derecho en una forma mejorada. La posición clásica, pre-kantiana, se centró en la primera parte del proceso: A (razón) -> B (racionalidad), así la razón es el fundamento de la racionalidad. Mi lectura de Kant es que fue su percepción de la importancia de la segunda parte de este acuerdo tripartito, a saber, que B (racionalidad) > A (razón), los productos de la racionalidad deben estar sujetos a la razón, lo que le llevó a lo que se percibe como una inversión, aunque es mejor verlo como una extensión de la formulación original. La razón depende de ver las cosas en contexto, una facultad del hemisferio derecho, mientras que la racionalidad es típicamente del hemisferio izquierdo en el sentido de que es independiente del contexto, y ejemplifica la intercambiabilidad que resulta de la abstracción y la categorización. Cualquier secuencia puramente racional podría en teoría ser abstraída del contexto de una mente individual e "insertada" en otra mente tal como está; al estar basada en reglas, podría ser enseñada en el sentido estricto de esa palabra, mientras que la razón no puede en este sentido ser enseñada, sino que tiene que crecer a partir de la experiencia de cada individuo, y está encarnada en esa persona con todos sus sentimientos, creencias, valores y juicios. La racionalidad puede ser una parte importante de la razón, pero sólo una parte. La razón consiste en mantener en equilibrio elementos a veces incompatibles, una capacidad del hemisferio derecho que había sido muy apreciada entre los estudiosos humanistas del Renacimiento. La racionalidad impone a la vida un "lo uno, o lo otro" que dista mucho de ser razonable. La Ilustración es, a pesar de todo su amor a la unidad, un fenómeno muy contradictorio: fue, se podría decir, el mejor de los tiempos, y el peor de los tiempos. Los más altos logros de la Ilustración, aquellos por los que la cultura del siglo XVIII es ampliamente admirada, expresan la armonía y el equilibrio, a menudo acompañados de una aceptación irónica, pero tolerante, de la fragilidad humana, que, en mi opinión, marcan un punto culminante en la cooperación de los hemisferios derecho e izquierdo, y que el hemisferio izquierdo devuelve al derecho. Pero en los cimientos del pensamiento de la Ilustración estaban los preceptos destinados a conducir eventualmente a una perspectiva menos flexible y humana, la del hemisferio izquierdo solamente. Pensemos, no en la razón, sino en la metáfora. La comprensión metafórica tiene una estrecha relación con la razón, lo que parece paradójico sólo porque hemos heredado una visión de la metáfora de la Ilustración: a saber, que o bien es indirectamente literal, y puede reducirse al lenguaje literal "adecuado", o bien a un adorno puramente imaginativo, y por lo tanto irrelevante para el significado y el pensamiento racional, que de hecho amenaza con perturbar. Es visto como un dispositivo lingüístico, no como un vehículo de pensamiento. Lo que comparten la visión literalista y la visión anti-literalista es que, en última instancia, la metáfora no tiene nada que ver directamente con la verdad. O es simplemente otra forma de declarar la verdad literal o bien socava 307

cualquier pretensión de verdad. Pero como Lakoff y Johnson han demostrado, "la metáfora es centralmente una cuestión de pensamiento, no sólo de palabras". La pérdida de la metáfora es una pérdida de contenido cognitivo. El pensamiento no puede estar separado de nuestra existencia corporal, de la cual surgen todas las metáforas.

DESCARTES Y LA LOCURA El filósofo más influyente de la Ilustración, René Descartes, intentó demostrar precisamente lo contrario. Vio que el cuerpo, los sentidos y la imaginación podían llevar, no sólo al error, sino al reino de la locura. En las Meditaciones en la Primera Filosofía se refiere a los "locos" que confían en sus sentidos y acaban imaginando "que sus cabezas están hechas de barro, o que son calabazas, o que son de vidrio". Hay una profunda ironía en esto. Los síntomas que describe son característicos de los delirios que ocurren en la esquizofrenia. Pero la esquizofrenia no se caracteriza en absoluto por la confianza en los sentidos, sino por una desconfianza irracional hacia ellos. Implica en muchos casos una incapacidad total para confiar en la realidad de la existencia encarnada en el mundo del "sentido común" que compartimos con los demás, y conduce a una visión deshumanizada de los demás, en la que empiezan a perder su identidad intuitiva como seres humanos y a ser vistos como máquinas desvitalizadas. El propio cuerpo ya no se convierte en el vehículo a través del cual se experimenta la realidad, sino que es visto como un objeto más, a veces un objeto perturbadoramente ajeno, en un mundo que es validado sólo por la cognición. Se sabe que las personas que padecen esquizofrenia se ven a sí mismas, por ejemplo, como máquinas copiadoras, o que contemplan la posibilidad de cortarse las muñecas para averiguar si contienen aceite de motor. "Perder la razón" es la vieja expresión de la locura. Pero un exceso de racionalidad es la base de otro tipo de locura, la de la esquizofrenia. Como Louis Sass argumentaba en su Locura y Modernismo y en Las Paradojas de la Ilusión, y Giovanni Stanghellini ha enfatizado aún más en Espíritus Descarnados y Cuerpos Des-animados, la esquizofrenia no está caracterizada por un desprecio romántico por el pensamiento racional y una regresión hacia un primitivo, y despreocupado, reino de emoción del cuerpo y de los sentidos, sino por una condición excesivamente desapegada, hiper-racional, reflexiva, autoconsciente, desencarnada y alienada. Louis Sass ha demostrado, mediante sus comparaciones de la crítica de Wittgenstein a la filosofía, con los relatos detallados de Daniel Paul Schreber sobre su propia enfermedad psicótica (Schreber fue el tema del único estudio de Freud sobre la esquizofrenia), que existen grandes similitudes entre la esquizofrenia y el estado de ánimo que se produce cuando uno hace un esfuerzo consciente por distanciarse a si mismo de su entorno, abstenerse de la acción y de la interacción, suspender las suposiciones y sentimientos normales sobre si mismo y someterlos a un escrutinio desapegado - un ejercicio que en los enfermos no mentales está normalmente confinado a los filósofos. La creencia de que esto resultará una comprensión más profunda de la realidad ignora el hecho de que la naturaleza de la atención que prestamos a cualquier cosa altera lo que encontramos allí. Adoptar una postura que normalmente sólo se encuentra en pacientes con esquizofrenia no es obviamente una receta para encontrar una verdad superior. Sin embargo, la visión cartesiana del mundo hace precisamente esto. Refiriéndose a un famoso pasaje de las Meditaciones de la Primera Filosofía en el que Descartes describe el mirar por su ventana y ver lo que él sabe que son personas que pasan por allí como si fueran meras máquinas, usando sombreros y abrigos, el filósofo David Levin comenta: 308

¿Qué podría ser un síntoma más grande de locura que mirar por la ventana y ver (lo que podría, por lo que uno sabe, ser) máquinas, en lugar de gente real? Lo que quiero decir es que esto, este tipo de visión, es a lo que conduce la racionalidad que él ha abrazado. No es por casualidad, ni por un capricho momentáneo, sino por la lógica inexorable de la racionalidad con la que se compromete.... Sólo un filósofo podría, o querría, hablar de esta manera [con escepticismo sobre la existencia de otras personas]. En la "vida real", fuera del estudio, tal manera de hablar - tal manera de mirar a otras personas - sería juzgada como una locura, un síntoma sutil de paranoia. Descartes sostuvo que no había "absolutamente ninguna conexión (al menos que yo pueda entender)" entre "ese curioso tirón en el estómago que yo llamo hambre" y el deseo de comer. Incluso el dolor era un misterio: "porqué", se pregunta, "¿debería esa curiosa sensación de dolor dar lugar a una particular angustia de la mente?" Esto me parece que muestra una extraordinaria falta de comprensión intuitiva. Si hay, de hecho, un lugar en el que la relación entre el cuerpo y la experiencia subjetiva puede ser entendida intuitivamente, es justo ahí, en sensaciones como el dolor y el hambre. Pero entonces Descartes no estaba seguro de tener un cuerpo: Puedo hacer una conjetura probable de que el cuerpo existe. Pero esto es sólo una probabilidad; y a pesar de una investigación cuidadosa y exhaustiva, todavía no veo cómo la idea distinta de la naturaleza corpórea que encuentro en mi imaginación puede proporcionar alguna base para una inferencia necesaria de que algún cuerpo existe. La racionalidad de Descartes le llevó no sólo a dudar de la existencia de otros, sino a ver el conocimiento de su propio cuerpo como constituido por el intelecto, en lugar de ser evidente a través de la intuición: "Incluso los cuerpos no son percibidos estrictamente por los sentidos o por la facultad de la imaginación, sino sólo por el intelecto, y.... esta percepción no se deriva de que sean tocados o vistos, sino de que sean comprendidos". Así, por una inversión asombrosa, la racionalidad se convierte no sólo en constitutiva de la razón, sino de la intuición y del cuerpo. Sin embargo, la razón no sólo está enraizada en el cuerpo, en nuestros cuerpos, sino en el reino físico e instintivo que compartimos con los animales. Como escriben Lakoff y Johnson: La razón es evolutiva, en el sentido de que la razón abstracta se basa y utiliza las formas de inferencia perceptiva y motriz presentes en los animales "inferiores"... La razón no es, pues, una esencia que nos separa de los otros animales, sino que nos coloca en un continuo con ellos.... La razón no es completamente consciente, sino más bien inconsciente. La razón no es puramente literal, sino en gran medida metafórica e imaginativa. La razón no es imparcial, sino emocionalmente comprometida... puesto que la razón está formada por el cuerpo, no es radicalmente libre, porque los posibles sistemas conceptuales humanos y las posibles formas de razón son limitados. Además, una vez que hemos aprendido un sistema conceptual, es instanciado neuralmente en nuestros cerebros y no somos libres de pensar cualquier cosa. La base misma del pensamiento abstracto, tanto en sus conceptos como en la manipulación de los mismos, radica en metáforas extraídas del cuerpo: "La razón es imaginativa en el sentido de que las formas de inferencia corporal se mapean en modos abstractos de inferencia mediante metáforas". Descartes es uno de los primeros y más grandes ejemplos de la prominencia del hemisferio izquierdo en la filosofía de la Ilustración. Si uno piensa en la literatura neuropsicológica sobre la apreciación del tiempo, que ha formado una 309

parte significativa de mi análisis de las diferencias entre el hemisferio derecho e izquierdo, y creo que arroja luz sobre el proceso de razonar en las primeras paradojas griegas, uno se queda impresionado por la visión del tiempo que tiene Descartes. Según Charles Sherover, Descartes tenía "problemas con la idea misma de la continuidad temporal, encarnada en su convicción de que cada momento es un punto atómico real, irreductible y auto-cerrado en la estructura del universo, desprovisto de cualquier continuidad sustentadora con cualquier otro momento". Se pueden resumir varios aspectos de la postura filosófica de Descartes: separado del cuerpo, de sus emociones tediosas y de sus insinuaciones de mortalidad, aspiraba a ser "un espectador más que un actor en todas las comedias" que el mundo despliega. Todo viéndolo, pero no estando implicado corporal o afectivamente con el mundo, Descartes experimenta el mundo como una representación. Eso tiene sus recompensas para Descartes, pero también tiene algunas consecuencias profundamente negativas, no sólo para nosotros, sino para él. Es cierto que le permite alcanzar sus preciadas metas de certeza y fijeza, pero lo hace a expensas del contenido. Por otra parte, la objetivación es, sin duda, un medio de dominación y control, pero tiene éxito mediante una estrategia de la que el propio ego no puede escapar. Aquí está Levin: La posibilidad del ego de dominar, someter y controlar requería, a su vez, que se le diera prioridad a la objetivación -la reificación-, ya que la objetivación es la forma en que el mundo es traído ante nosotros en la representación, puesto a nuestra disposición para nuestra dominación tecnológica, y sometido a nuestra dominación. Pero el último giro irónico en la lógica de este proceso de objetivación es que escapa a nuestro control, y nosotros mismos nos convertimos en sus víctimas, simultáneamente reducidos a ser- utilizables como meros objetos y a ser una subjetividad puramente interna que ya no es reconocida como disfrutando de ninguna verdad, de ninguna realidad. Cada una de estas facetas del predicamento de Descartes recapitula la fenomenología de la esquizofrenia. El sentido de ser un observador pasivo de la vida, no un actor en ella, está relacionado con el fenómeno de la pasividad. Podría decirse que la falta de compromiso afectivo es el sello distintivo de la esquizofrenia. El sentido de que el mundo es simplemente una representación ("una actuación") es muy común, y parte de la incapacidad de confiar en los propios sentidos, realzado por el sentimiento de irrealidad que la falta de compromiso trae a su paso - así nada es lo que parece. Tal incapacidad para aceptar la naturaleza evidente de la experiencia sensorial conduce a un vaciamiento del significado. Hay una combinación característica de omnipotencia e impotencia, de ser todo lo que hay y sin embargo nada en absoluto, lo que también se deriva de la falta de entrecruzamiento con lo que es, con el mundo compartido de la experiencia común. Mi propósito aquí no es recusar a Descartes, sino iluminar los vínculos entre su empresa filosófica y la experiencia de la esquizofrenia, que, como ha demostrado John Cutting, parece ser un estado en el que el enfermo se apoya excesivamente en (un funcionamiento anormal) el hemisferio izquierdo. Yo diría que en todas sus grandes predilecciones -el divorcio del cuerpo, el desapego del sentimiento humano, la separación del pensamiento de la acción en el mundo, la preocupación por la claridad y la fijación, el triunfo de la representación sobre lo que está presente en la experiencia sensorial, la reducción del tiempo a una sucesión de

310

momentos atomísticos y la tendencia a reducir lo viviente a lo desvitalizado y mecánico-, la filosofía de Descartes pertenece al mundo tal como la interpreta el hemisferio izquierdo.

LA DESVITALIZACIÓN Y LA NECESIDAD DE CERTEZA Como vio el filósofo alemán Johann Georg Hamann, uno de los primeros críticos de la Ilustración, esta visión cartesiana del mundo conduciría a la desvitalización y, en términos sociales, a la burocratización. La inmediatez con la que el desapego antinatural induce al aburrimiento puede verse en la descripción del aburrimiento del novelista Alberto Moravia, en su novela con ese nombre: El aburrimiento para mí consiste en una especie de insuficiencia, o de inadecuación o de falta de realidad... una vez más, el aburrimiento podría describirse como una enfermedad que afecta a los objetos externos y que consiste en un proceso de marchitamiento; una pérdida casi instantánea de vitalidad.... El sentimiento de aburrimiento se origina para mí en el sentido de lo absurdo de una realidad que es insuficiente, o de todos modos incapaz, de convencerme de su propia existencia efectiva... El concepto de aburrimiento surgió en el siglo XVIII. Patricia Spacks, en su trabajo informativo sobre el tema, lo relaciona con "la tristeza de la no participación". (Según Isaías Berlín, "Vauvenargues se quejaba amargamente del espantoso vacío de la vida.... Madame de la Popeliniére dijo que quería tirarse por la ventana porque sentía que la vida no tenía sentido ni propósito"). Yo conectaría el surgimiento del concepto de aburrimiento con una visión esencialmente pasiva de la experiencia; una visión de la vitalidad mediada por la novedad, una fuerza estimulante que nos llega desde fuera, como la fuente de alimentación que llega a un ordenador, y en relación a la cual somos receptores pasivos (como el hemisferio izquierdo se encuentra en relación a lo que le llega desde el hemisferio derecho). Se podría contrastar esto con la visión de la vitalidad, como los Románticos llegaron a verla, como resultado de la imaginación que trae algo a la existencia entre nosotros y lo que sea que existe 'ahí fuera', en el que actuamos como modeladores de nuestra propia experiencia (como el hemisferio derecho experimenta lo que sea que se encuentre fuera del cerebro). La conexión con el hemisferio izquierdo se manifiesta de nuevo en la relación entre el aburrimiento y la experiencia del tiempo: ya no es una narrativa vivida, es estática, eterna, inmutable. El aburrimiento es "una característica típicamente moderna de la experiencia del tiempo subjetivo", escribe Antón Zijderveld, una idea ampliada por Martin Waugh: "Cuando estamos aburridos, nuestra actitud hacia el tiempo se altera, como en algunos estados oníricos. El tiempo parece infinito, no hay distinción entre pasado, presente y futuro. Parece que sólo hay un presente sin fin". Eso suena extrañamente como el reino de las formas ideales de Platón. En su libro, Las Raíces del Romanticismo, Isaías Berlín explica lo que era la Ilustración y que el Romanticismo llegó más adelante a cuestionar. Se refiere a "las tres proposiciones sobre las que se apoyaba toda la tradición Occidental": "que todas las preguntas genuinas puedan ser contestadas, que si una pregunta no puede ser contestada no es una pregunta"; "que todas estas respuestas sean conocibles, que puedan ser descubiertas por medios que puedan ser aprendidos y enseñados a otras personas"; y "que todas las respuestas deben ser compatibles entre sí".

311

Se podría decir que estos principios son los fundamentos del pensamiento de la Ilustración. Cuando Berlín se refiere a la "tradición Occidental", está hablando de la tradición filosófica Occidental, es decir, de la parte de la cultura Occidental que trata de manera explícita la resolución de "preguntas" y "respuestas". Aunque los filósofos de Occidente desde la época de Platón se habían comportado como si estos principios, las tres proposiciones de Berlín, fueran ciertos, había, hasta la época de la Ilustración, suficiente expresión implícita de la sabiduría cultural a través de la poesía, el teatro, la pintura y, sobre todo, el rito religioso -en el cual se percibe fácilmente que no es cierto que todas las preguntas pueden ser contestadas, que todas las respuestas pueden enseñarse, y que todas las respuestas son mutuamente compatibles, que estos principios, si bien son importantes en la filosofía, no habían llegado a dar forma a la cultura en sí. Pero con la mayor conciencia de la Ilustración, estas tres propuestas, obviamente falsas, llegaron a dominar no sólo la filosofía académica, sino los temas de la vida misma, o, para verlo de otra manera, en lo que se conoció como la era de los filósofos, todos nos convertimos en filósofos malgré nous (a pesar nuestro). La necesidad de la Ilustración de la certeza y la "transmisibilidad" crea un problema para las artes, que son intrínsecamente ambiguas e inciertas, y donde el genio creativo no es "transmisible". Hay una consecuente disminución de la imaginación en favor de la fantasía, y una desconfianza en la metáfora, como hemos señalado, que se equipara con la mentira. Hay continuidades evidentes entre la Reforma y la Ilustración. Comparten las mismas marcas de dominación del hemisferio izquierdo: el destierro de la maravilla; el triunfo de lo explícito y, con ello, la desconfianza de la metáfora; la alienación del mundo encarnado de la carne, y una consecuente cerebralización de la vida y la experiencia. La apuesta del hemisferio derecho por la razón, en la que los opuestos pueden estar en equilibrio, se transformó rápidamente en un movimiento hacia la racionalidad del hemisferio izquierdo, en la que uno de los dos debe excluir, incluso aniquilar, al otro. El impulso hacia la armonía fue reemplazado por el impulso hacia la unidad y la pureza. Si nos fijamos en los Discursos, de Reynolds por ejemplo, un libro de gran influencia en su época, basado en una serie de conferencias pronunciadas en la Real Academia entre 1769 y 1791, lo encontramos criticando a grandes figuras del arte Renacentista, como Bernini, por retratar emociones mezcladas, algo que antes había sido, y volvería a ser, considerado un signo de genialidad. (Afortunadamente, Reynolds, cuyos escritos fueron un blanco constante de Blake, no se atuvo a sus preceptos en su propia pintura). Donde la razón respeta lo implícito, lo ambiguo, lo no resuelto, la racionalidad exige lo explícito, lo claro y lo completo. El énfasis en la "luz" en la "Ilustración" sugiere no sólo claridad y precisión, sino por supuesto el destierro de las emociones más oscuras, más "negativas". El optimismo de la Ilustración se basa en la creencia de que el hombre puede controlar su destino. Por consiguiente, la muerte no se enfatiza. A partir de 1681, cuando Nahúm Tate lo revisó, el rey Lear estuvo durante 150 años interpretado, aunque no se crea, con un final feliz, y otras tragedias de Shakespeare fueron interpretadas con resoluciones de comedia. Es difícil no ver en esto un grado de negación, especialmente cuando uno recuerda a otras sociedades en las que el arte era obligatoriamente optimista. Esto concuerda con el hecho de que el hemisferio izquierdo ve las cosas literalmente como más ligeras, y es más propenso a emociones "positivas". (Pongo los términos "positivo" y "negativo", en relación con las emociones, entre comillas, porque, aunque se han naturalizado en la lengua hasta tal 312

punto que puede resultar difícil ver el sesgo inherente a dichos términos, sugieren de manera típica del hemisferio izquierdo que sus emociones favoritas son más valiosas, más productivas, incluso más sustanciales, que otras. Literalmente sugieren que un conjunto de emociones se basan en la ausencia de las otras, "negativo" implicando negación, o "no diciendo", a algo más que tiene existencia previa o primaria. Sin embargo, puede estar lejos de ser cierto que las emociones "negativas" como la tristeza, son negativas en cualquier sentido; de hecho, estar sin la capacidad de tristeza significaría un grado de desapego del mundo manifiestamente sufriente que roza lo psicopático.) CLARIDAD ENGAÑOSA En esta época la visión se asemeja más al modelo de una cámara; una perspectiva desapegada del proceso algo que al principio se evitó en el Renacimiento. La visión se convirtió en un proceso más alienante a medida que progresamos en autoconciencia en Occidente. Tal vez esto ya estaba previsto en el Renacimiento: escrito en la tumba de uno de los primeros fabricantes de anteojos, que murió en 1317 y que está enterrado en Santa María Maggiore en Roma, con estas palabras: "Dios le perdone sus pecados". Las consecuencias morales del descubrimiento de la óptica no deben subestimarse (aunque es probable que esto sea un efecto, más que una causa, de la alienación Occidental, ya que, según Joseph Needham, la óptica estaba "particularmente bien desarrollada en la China antigua y medieval"). Escribiendo sobre el efecto insidioso de la metáfora de la "reflexión" en nuestro entendimiento de la comprensión, un filósofo moderno escribe: "La fuente del giro hacia la idea de la reflexión en la filosofía moderna reside en la óptica moderna. La óptica moderna es el análogo de la concepción moderna del intelecto como fuente de conocimiento "reflexivo". De hecho, aunque los descubrimientos de la óptica fueron hechos por los griegos, se perdieron más tarde, y su poder para cambiar la forma en que "vemos" el mundo dio un gran salto adelante con la Ilustración. La palabra "reflexión" comenzó a utilizarse por primera vez para referirse a los procesos de pensamiento en el siglo XVII. En 1690, Locke lo definió como "aquella nota que la mente toma de sus propias operaciones, y la manera de hacerlo", viendo ya la reflexión como un proceso de autorreflexión. Y en 1725, Vico se refería a "la barbarie de la reflexión'. Ya estamos acostumbrados a la idea de los monumentos -incluso pintorescos- son como una presa perseguida y "capturada" por la cámara, pero puede resultar sorprendente saber que ya en el siglo XVIII se hablaba de ellos de esta manera. Según Thomas Gray, esos primeros turistas "capturaban perspectivas cada diez pasos", o "capturando la diversidad de puntos de vista". Igualmente, los famosos ensayos de William Gilpin sobre lo pintoresco aconsejaban que la "primera fuente de diversión para el viajero pintoresco, es la búsqueda de su objeto - la expectativa de nuevas escenas que se abren continuamente, y que surgen a su vista". La existencia misma de la idea de lo pintoresco - la naturaleza como un cuadro - revela que se piensa que la naturaleza requiere ser mejorada por la mano y el ojo humano. La naturaleza sufría bajo la Ilustración de la misma manera que la metáfora: de haber sido algo venerado porque abría una salida del reino de lo artificial hacia una realidad más profunda, la naturaleza pintoresca se convirtió en la perfecta trampa de Locke, sólo un bonito engaño. 313

Ante esto, la respuesta sensata de la mente de la Ilustración no es buscar más allá, encontrando la Naturaleza que trascienda lo pintoresco, sino hacer lo contrario, retirarse y redefinir la Naturaleza en términos de comportamiento civilizado. Así, cuando la Sra. Elton, en la Emma de Jane Austen, describe con entusiasmo su propuesta de fiesta de picnic en los terrenos de la casa del Sr. Knightley, está firmemente colocada en ese lugar: "No habrá forma ni desfile, una especie de fiesta gitana", dice la Sra. Elton: "Debemos caminar alrededor de sus jardines, y recoger las fresas nosotros mismos, sentarnos bajo los árboles; y cualquier otra cosa que quiera proveer, esto es estar al aire libre- una mesa extendida en la sombra, ya saben. Todo lo más natural y sencillo posible. ¿No es esa tu idea?" "No exactamente. Mi idea de lo simple y lo natural será tener la mesa extendida en el comedor. La naturaleza y sencillez de caballeros y damas, con sus sirvientes y muebles, creo que se observa mejor comiendo dentro de la casa. Cuando te canses de comer fresas en el jardín, habrá embutidos en la casa". La naturaleza debía ser tratada con sospecha: observada, tal vez, como un padre podría observar con indulgencia a un niño rebelde, que necesita más instrucción en los buenos modales - cómo comer carne fría. La naturaleza cede al artificio, no el artificio a la naturaleza. El poderoso ojo que todo lo inspecciona y todo lo captura logró su apoteosis en el Panóptico de Jeremy Bentham. Se trataba de un diseño carcelario que permitía a los reclusos estar bajo vigilancia total sin que ellos mismos supieran cuándo estaban siendo vigilados, un proyecto del que Bentham estaba tan entusiasmado que dedicó gran parte de su tiempo y su fortuna personal a ello. Se ha hecho familiar a través de escritos sobre sociedades modernas por Michel Foucault, con correlaciones obvias en el mundo actual de la vigilancia tecnológica, y de esta manera se podría decir que el sueño de Bentham, o pesadilla, era presciente. Bentham, el padre del utilitarismo, era un personaje excéntrico. De alguna manera prefigura a los adultos infantiles para los que Dickens tenía un ojo tan agudo. Tiene muchas de las características que sugerirían un grado leve de autismo, y más específicamente déficits en las funciones del hemisferio derecho. Era torpe socialmente: según J. S. Mill, "probablemente nunca hablaba con las mujeres, excepto con su cocinera y su criada", y según el biógrafo de Mill, Packe, "cortejaba a las mujeres con una jocosidad torpe". Tenía una forma de hablar peculiarmente pedante, y se refería a sus paseos matutinos como "circungiraciones antejentaculares". Con objetos inanimados estaba más en casa, y tenía nombres de mascotas para ellos: su palo era Dapple, y su tetera, a través de un levantamiento impúdico de su muy reprimido inconsciente, era Dick. Mill escribió de él que: No tenía ni experiencia interna ni externa... Nunca conoció la prosperidad y la adversidad, la pasión ni la saciedad... No conocía el abatimiento, ni la pesadez del corazón. Nunca sintió la vida como una llaga y un cansancio. Fue un niño hasta el último momento..... Cuánto de la naturaleza humana durmió en él que no conocía, ni nosotros tampoco podemos saber. Otras edades y otras naciones eran un espacio en blanco para él a los fines de la instrucción. Los midió sólo por un estándar; su conocimiento de los hechos, y su capacidad para tomar la visión correcta de la utilidad, y fusionar todos los demás objetos en ella..... Conociendo tan poco de los sentimientos humanos, sabía aún menos de las influencias por las que se forman esos sentimientos: se le 314

escaparon los trabajos más sutiles tanto de la mente sobre sí misma como de las cosas externas sobre la mente; y nadie, probablemente, que, en una época altamente instruida, tratara de dar una regla a toda la conducta humana, se dispuso con una concepción más limitada, ya sea de los organismos por los que se influye en la conducta humana, o de aquellos por los que debería influir. La descripción recuerda asombrosamente a la descripción de Balzac de Fontenelle, otro filósofo de la Ilustración. Como sugiere Mill, Bentham quería "dar una regla" a la conducta humana: se veía a sí mismo como un legislador de todo lo que hasta entonces no había sido legislado. Era un crítico vehemente de la sabiduría intuitiva. "Su aversión de toda una vida a la religión organizada -a la que llamó "La Jarra", abreviación de monstruosidad", escribe Huw Richards-, "se complementa rápidamente con un desprecio por la tradición del derecho consuetudinario británico propugnada por Blackstone. Vio ambos como el producto de la superstición, la deferencia y la adoración de los antepasados, en lugar de la lógica y las necesidades humanas reales". Sus grandes proyectos eran los de la clasificación; y de hecho fue él quien inventó las palabras internacional, codificar y maximizar. A pesar de estas tendencias a legislar para la "Sociedad", Bentham sostenía, de acuerdo con su temperamento personal y con el mundo visto por el hemisferio izquierdo, que "la comunidad es un cuerpo ficticio". Las preferencias del hemisferio izquierdo que él muestra tan obviamente en algunas cosas se evidenciaron más sutilmente en otras. Más bien conmovedoramente, parece haber acariciado toda su vida el recuerdo de un momento de su juventud cuando una joven de Bowood, el asiento de su patrón Lord Lansdowne, le regaló una flor, y la escribió a la edad de 80 años para recordárselo: "hasta el final de su vida no podía oír hablar de Bowood sin lágrimas en los ojos". En tales ocasiones, sin embargo, exclamaba, de acuerdo con la mirada optimista y orientada hacia el futuro del hemisferio izquierdo: "Llévame hacia adelante, te lo ruego, al futuro - no me dejes volver al pasado". Se podría prever que Bentham no considerase favorablemente la poesía, y en esto puede hablar en nombre de varias voces desde mediados del siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII. "La prosa", escribió, y me gustaría suponer que aquí había al menos un poco de humor burlón, "es en donde todas las líneas, excepto la última, van al margen; la poesía es donde algunas de ellas se quedan cortas". Sin embargo, en otros lugares, tengo que admitirlo, escribió con toda seriedad aparente que Aparte de los prejuicios, el juego del push-pin tiene el mismo valor que las artes y las ciencias de la música y la poesía. Si el juego del push-pin proporciona más placer, es más valioso que cualquiera de los otros dos. Todo el mundo puede jugar al push-pin: la poesía y la música sólo las disfrutan unos pocos. El juego del push-pin es siempre inocente: si bien podría decirse siempre lo mismo de la poesía. En efecto, entre la poesía y la verdad hay una oposición natural: la falsa moral y la naturaleza ficticia. El arte es por naturaleza implícito y ambiguo. También se encarna: produce creaciones encarnadas que nos hablan a través de los sentidos, aunque su medio sea el lenguaje, en el que tiene efectos sobre nosotros físicamente como seres encarnados en el mundo vivido. La Ilustración se ocupa principalmente del intelecto, de todo lo que "trasciende" (desde el punto de vista de la Ilustración) las limitaciones de lo contingente y lo físico, lo encarnado y lo único. El arte de la Ilustración es, por lo tanto, una especie de oxímoron. Las dos formas de arte que son menos vulnerables a la explicitud son la música y la 315

arquitectura, no porque sean afines, sino precisamente lo contrario, porque son inherentemente implícitas (aunque uno pueda preguntarse de qué trata un poema o una pintura, la pregunta se vuelve insustancial cuando se aplica a la música o a la arquitectura). Probablemente por esta razón la música y la arquitectura son las artes que mejor sobrevivieron en este período, siendo las menos disponibles para ser secuestradas en el mundo de la explicitación. La música de Haydn es una de las expresiones más completas del espíritu de la Ilustración en el arte. En ella hay una sensación de tensión entre los opuestos mantenidos maravillosamente en equilibrio, una ligereza y placer en la simetría, un sentido del decoro, y todo está en su lugar. Pero también contiene elementos desconcertantes y misteriosos que sugieren un mundo mucho más allá del orden del salón. Mozart muestra con tanta claridad elementos de oscuridad y perturbación que se puede dudar de que sea realmente un compositor de la Ilustración, tanto es así que prefigura el Romanticismo, particularmente en sus obras posteriores; pero esto, también, hace más poderosa su moderación, y su gusto por las emociones agridulces, y, en sus óperas en particular, por una combinación de ironía y compasión, de modo que (como muchos grandes artistas de todas las edades -Chaucer, por ejemplo, en su tratamiento de Troilus-) nunca es superior a sus personajes, sino que reconoce una vulnerabilidad compartida. Esta fue también la mejor época de la arquitectura doméstica europea, aunque esa arquitectura se derivase en gran medida de principios de los arquitectos italianos del Renacimiento, sobre todo de Palladio. Aquí, entonces, está el mejor lado del arte de la Ilustración. La poesía fue más fácilmente subvertida en esta época de prosa consumada. La poesía era una forma de mentira halagadora: Lord Chesterfield recomendó a su hijo que arrancara un par de hojas de un libro de poesía latina y las llevara con él a la "casa de la necesidad", donde, una vez que las hubiera leído, podría "enviarlas como sacrificio a Cloacina' (la diosa de las alcantarillas); lo que llevó a Keats a escribir de él que "no se bañaría en el mismo río con lord Chesterfield , aunque tuviera la ventaja de la corriente". La creencia de la Ilustración era que había un conjunto finito de posibles ideas o pensamientos verdaderos, que existían en abstracto y que posteriormente se les daba cuerpo en el lenguaje. De esta manera, estaban seguros y sabían, que se les podía dar un aspecto nuevo con ropa nueva. La poesía adornaba las ideas con vestidos decorosos que nos permitían disfrutar de lo familiar, pero no traía nuevas experiencias. Esto era lo que estaba detrás de la famosa línea del Papa en alabanza a la poesía inteligente: "Lo que a menudo se pensaba, pero no era bien expresado", y continua: "La expresión es el vestido del pensamiento..." Esto fue la base del ataque de Wordsworth y Coleridge a los Agustinos en el Prefacio a las Baladas Líricas, ya que veían la poesía como un trabajo de la imaginación, que es genuinamente creativa, en el sentido de que trae nuevas experiencias a la existencia - no como el trabajo de la fantasía, que simplemente recombina con lo que ya estamos familiarizados de una nueva manera. Esta opinión concuerda con la percepción de Scheler de la naturaleza de la poesía, que cito en detalle porque no conozco una exposición mejor de este punto crucial: Por esta razón, los poetas, y todos los creadores del lenguaje que tienen el "poder dado por Dios de contar lo que sufren"[Goethe, Elegía de Marienbader], cumplen una función mucho más elevada que la de dar una 316

expresión noble y bella a sus experiencias y, por lo tanto, hacerlas reconocibles para el lector, hacen referencia a su propia experiencia pasada. Porque al crear nuevas formas de expresión, los poetas se elevan por encima de la red de ideas prevaleciente en la que nuestra experiencia está limitada, por así decirlo, por el lenguaje ordinario; y nos permiten al resto de nosotros ver, por primera vez, en nuestra propia experiencia, algo que puede responder a estas nuevas y más ricas formas de expresión, y al hacerlo, en realidad, amplían el alcance de nuestra posible autoconciencia. Efectúan una verdadera ampliación del reino de la mente y hacen nuevos descubrimientos, por así decirlo, dentro de ese reino. Son ellos los que abren nuevas ramas y canales en nuestra aprehensión de la corriente y así nos muestran por primera vez lo que estamos experimentando. Esa es, en efecto, la misión de todo arte verdadero: no reproducir lo que ya está dado (que sería superfluo), ni crear algo en el puro juego de la fantasía subjetiva (que sólo puede ser transitorio y debe ser necesariamente una cuestión de completa indiferencia hacia otras personas), sino avanzar en el mundo externo y el alma, para ver y comunicar aquellas realidades objetivas dentro de él que hasta ahora han sido ocultadas por las reglas y las convenciones. La historia del arte puede ser vista, por lo tanto, como una serie de expediciones en el mundo intuitivo, dentro y fuera, para someterlo a nuestra comprensión; y llegar a una especie de comprensión que ninguna ciencia podría proporcionar. Una emoción, por ejemplo, que ahora cada uno puede percibir en sí mismo, debe haber sido extraída por algún "poeta" de la temerosa inarticulación de nuestra vida interior para que esta percepción clara de ella sea posible: así como en el comercio de cosas (como el té, el café, la pimienta, la sal, etc.), que alguna vez fueron lujos, son hoy en día artículos de uso cotidiano en la oferta general. La poesía de Dryden y Pope pertenecen a la mejor parte de la Ilustración - generosa, no dogmática, irónica en espíritu; en otros lugares he escrito sobre la negativa idiosincrásica de Sam Johnson a ajustarse a sus propios preceptos. Pero pocos sugerirían que la poesía del periodo augusto se ocupa, al menos conscientemente, de presentar una auténtica experiencia, tanto como de representarla de manera agradable, proyectándola bajo una cierta luz; no agrandando el reino de la mente y haciendo nuevos descubrimientos, sino cuidando sus jardines y recortando sus setos de la manera más limpia y elegante posible. Por supuesto, los grandes artistas siempre se rebelarán contra las limitaciones del medio, que sin embargo son la condición de su maestría, como dijo Goethe. Pero estas son las excepciones. Cuando Reynolds se enfrenta al genio tosco de Miguel Ángel, o Johnson al genio aún más tosco de Shakespeare (o a la sublimidad de las Tierras Altas escocesas), y cuando son capaces de reconocerlo, uno siente que tienen éxito sólo por su voluntad de deshacerse de todo el bagaje teórico de la Ilustración enfrentándose a la enormidad de la experiencia.

SIMETRÍA Y ESTASIS El clásico verso pareado heroico con su cesura puntiaguda, permite que la simetría se iguale; de hecho, la igualdad es esencial para la simetría; y este movimiento puntuado, simétrico y auto-referente a veces se puede utilizar para obtener un deliberado efecto punzante: Aquí tienes, gran Ana! a quien los tres reinos obedecen 317

A veces los consejos tomas - y otras el té. Este movimiento, que regresa constantemente a sí mismo y se detiene, contrasta con el flujo anterior, abierto, turbulento y fluvial de la sintaxis de Milton, siempre intimidando algo más y más allá, que más tarde sería recapturado y transformado a su vez por Wordsworth; al igual que la forma siempre cambiante, creciente y fluida de la música de Bach contrasta con la perfección autocontenida de la forma clásica en Haydn. Pero este constante control tanto del movimiento como del significado de cada línea, con su estructura cerrada, estática y auto-involucrada, en la que la rima y la paronomasia ordenan los desvíos del espíritu y hacen que todo vuelva a la simetría, es evitada en muchas de las mejores líneas de Dryden, como el final de su elegía al morir un amigo, "Adiós, muy poco y demasiado conocido últimamente"; con su último alejandrino, casi como un sonámbulo más allá del marco del poema: Una vez más, saludos y adiós; adiós, joven, Pero demasiado corto, Marcelo de nuestra lengua; Tus cejas con hiedra, y con Laureles atados; Pero el Destino y la Noche sombría te rodean. O la maravillosa nitidez de su despedida del siglo XVII: Todos, todos, de una sola pieza; Tu persecución tenía una bestia a la vista; Tus guerras no produjeron nada; Tus amantes eran todos falsos. 'Está bien que la vejez esté fuera, Y es hora de empezar una nueva. La simetría es un concepto intrigante. En abstracto es indudablemente atractivo a un nivel muy profundo. La palabra en sí misma significa igual medida, y es una característica de todas las formas típicas ideales de los "sólidos platónicos" amados por los griegos. En matemáticas el término se refiere no sólo a la simetría sobre un eje, sino a cualquier procedimiento que se pueda realizar sobre un objeto y dejarlo inalterado. Significa también independencia de la contingencia, es decir, universalidad: si una ley obedece a la simetría, es de aplicación universal. La mecánica newtoniana obedece a la simetría. Todos estos significados lo alían con el reino de la estasis, de los universales, de las formas simples e ideales: el hemisferio izquierdo. Curiosamente, sin embargo, la simetría no aparece en el mundo fenoménico, aunque se aproxima en los seres vivos, que al examinarlos más de cerca son, como el cerebro, no verdaderamente simétricos, se mueven y cambian constantemente. Y, aunque a menudo se afirma que los animales encuentran atractiva la simetría en un compañero, los humanos no parecen, de hecho, compartir tales preferencias. Incluso en los casos en los que la simetría se marca como más saludable, se experimenta como menos atractiva. De hecho, la simetría en los rostros vivos, sugiere algo mecánico e irreal, bordea lo misterioso, una percepción que yace detrás de "la temible simetría" del tigre de Blake. Y, como era de esperar, en el retrato en la Ilustración, "las caras están representadas de manera más simétrica que en cualquier otro estilo occidental", según F. D. Martin. "Esa es una de las razones por las que este retrato es, como dice Wilde, "una vez visto, nunca se recuerda". 318

La simetría -en la poesía, en la música, en la arquitectura, en la prosa y en el pensamiento- fue quizás el principio estético que, en última instancia, guío la Ilustración. Existe una relación entre la simetría y otras dos importantes cualidades de la Ilustración, ambas aliadas a las preferencias del hemisferio izquierdo: la estasis y la igualdad. La relación entre el hemisferio izquierdo y la igualdad es consecuencia de su método categórico. Cuando se trata de personas o cosas individuales, cuando se respetan las contingencias de la situación en la que se encuentran y por la que se modifican, cuando se acepta que las cosas o personas mismas y el contexto están continuamente sujetos a cambio, no hay dos entidades que sean iguales en ningún aspecto. (Cassirer observa que en árabe hay entre cinco y seis mil términos para "camello", una categoría para la que nosotros tenemos uno.) Sin embargo, una vez que los artículos se clasifican y se introducen en categorías, se vuelven iguales: al menos desde el punto de vista del categorizador, cada miembro de la categoría puede ser sustituido por cualquier otro miembro de la categoría. En este sentido, el sistema de categorización incluye un motor de igualación. Pero las categorías en sí mismas están organizadas en una taxonomía jerárquica, lo que significa que, mientras que las variaciones individuales de los seres vivos se aplanan, las diferencias entre categorías se convierten en el lugar donde reside la desigualdad. Lo mismo ocurre con el hemisferio izquierdo y la estasis. Dado que el hemisferio izquierdo se ocupa de cosas que se conocen, tienen que tener un grado de fijación: si se respeta su naturaleza en constante cambio, no se pueden conocer. En el hemisferio izquierdo, una cosa que una vez se ha conocido no cambia, aunque puede moverse, o ser movida, atomísticamente, según la voluntad, y de hecho debe hacerse que se mueva para encajar en las categorizaciones de la voluntad del hemisferio izquierdo. Así, donde prevalece el mundo del hemisferio izquierdo, el cambio continuo y las diferencias individuales de los seres vivos reales son intercambiados por la estasis y la igualdad, como la mariposa ensartada, inmóvil, como un espécimen en el gabinete del coleccionista. Al mismo tiempo, sin embargo, el hemisferio izquierdo logra, a través de este proceso, el poder de manipular, lo que yo diría que siempre ha sido su motor. El poder conduce inevitablemente a la desigualdad: algunas categorías de cosas son más útiles, y por lo tanto más valoradas, que otras. Así que las diferencias inherentes a las cosas o seres individuales reales se pierden, pero aquellas derivadas por la sistematización se sustituyen. Del mismo modo, aunque la cosa en sí ya no cambia, la manipulación conduce inevitablemente al cambio: la obstinación de lo particular se somete al lecho de Procusto de la categoría que representa. Así que la naturaleza cambiante y evolutiva de las cosas o seres individuales se pierde, y aquellos cambios exigidos por el sistema son sustituidos. Y el cambio y la diferencia, prohibidos a nivel individual, vuelven por la puerta de atrás.

LA BÚSQUEDA DE LA IGUALDAD La Revolución Francesa y la Revolución Americana son dos de los legados más importantes y duraderos de la Ilustración. Como dice Berlín, pero no tienen casi nada que ver con el Romanticismo: . ... los principios en nombre de los cuales se luchó en la Revolución Francesa eran principios de razón universal, de orden, de justicia, nada relacionados con el sentido de la unicidad, la profunda introspección emocional, el sentido de las diferencias de las cosas, las distinciones más que las similitudes, con las que el movimiento Romántico suele estar asociado. 319

(Sin embargo, como espero mostrar más adelante, hay un camino que lleva directamente desde la Ilustración al Romanticismo - en el caso de que haya una transición suave de la agenda de un hemisferio a la agenda (en realidad bastante opuesta) del otro hemisferio, que he defendido en el caso de la Reforma). La Revolución Americana, con sus famosas reivindicaciones del derecho individual a perseguir la felicidad, expresa la creencia del hemisferio izquierdo de que cualquier bien -la felicidad, por ejemplo- debe ser susceptible de ser perseguido por la voluntad, ayudado por la racionalidad. Al hacerlo, ilustra la naturaleza paradójica de la racionalidad: mientras que la mente racional debe perseguir "el bien", las cosas más valiosas no pueden ser perseguidas (la búsqueda de la felicidad no ha conducido generalmente a la felicidad). Tales cosas valiosas sólo pueden llegar como efectos secundarios de otra cosa. El hemisferio izquierdo malinterpreta la importancia de la implicación. Por lo tanto, existe el problema de que ciertos objetivos lógicamente deseables simplemente no pueden ser perseguidos directamente, porque la búsqueda directa cambia su naturaleza y huye de esa aproximación: por lo tanto, la búsqueda directa de la libertad, la igualdad y la fraternidad -a pesar de ser buenos ideales- es problemática. La Revolución Francesa defendió la libertad, la igualdad y la fraternidad. El problema de ponerlos en primer plano como conceptos e ir a por ellos explícitamente, a la manera del hemisferio izquierdo, en lugar de permitir emerger como un complemento necesario de una cierta disposición tolerante hacia el mundo, en la manera del hemisferio derecho, es que sólo pueden ser entidades negativas una vez que se convierten en la competencia del hemisferio izquierdo. Esto se debe a que el hemisferio izquierdo, a pesar de su visión de sí mismo como generador de cosas, sólo puede decir "no" o no decir "no" a lo que le es dado por el hemisferio derecho (de la misma manera que el hemisferio derecho a su vez sólo puede decir "no" o no decir "no" a lo "Otro"; es decir, a lo que sea que exista aparte de nosotros mismos: véase el capítulo 5). Así, puesto que no hay igualdad en la cesión de las cosas tal como aparecen en el hemisferio derecho, la igualdad se convierte, para el hemisferio izquierdo, en una necesidad y un impulso para derribar cualquier cosa que destaque como no igual a la "igualdad", el sentido esencialmente negativo en el que se perseguía la igualdad a través del caos y la carnicería en la Revolución Francesa. Tampoco hay libertad en lo que da el hemisferio derecho, que entrega el mundo como una red viva de interdependencias que requieren respuestas y que implican responsabilidad, y no el nihilismo estimulante de la "libertad", en el sentido de deshacerse de todas las limitaciones. La libertad del hemisferio izquierdo es, como es de esperar, un concepto abstracto, no lo que la experiencia nos enseña a través de la vida. Esto es a lo que se refería Edmund Burke en su discurso de 1775 sobre la conciliación con América, cuando decía que "la libertad abstracta, como otras meras abstracciones, no se encuentra". La versión de la libertad del hemisferio izquierdo es un mero concepto, no la libertad que se puede experimentar a través de la pertenencia, dentro de un complejo de condicionantes. En cambio, como tiene que hacer algo positivamente (pero lo único que puede hacer es decir "no"), está obligado a proceder por negación: a erosionar y desmantelar las estructuras de comunidades tradicionales naturalmente evolucionadas en las que se puede lograr esa experiencia de libertad, viéndolas como impedimentos para su propia versión de una sociedad libre e incontrolada. 320

La fraternidad también vive en las relaciones que se forman en las comunidades de parentesco y la sociedad que las hace posibles gracias a la evolución del lóbulo frontal derecho (no de la "Sociedad", una construcción conceptual del hemisferio izquierdo). La versión hemisférica de esto es una especie de asociación de trabajo (Gesellschaft, en términos de Tónnies, a diferencia de Gemeinschaft) y la provisión burocrática de lo que se llama "cuidado", al mismo tiempo que se erosiona la red de vínculos y responsabilidades privadas y personales en las comunidades, en las que son posibles los sentimientos fraternales y las experiencias reales del cuidado. La Revolución Americana es un asunto bastante diferente; por un lado, se notó una notable falta de "jacobinos". Su enfoque no era hacer todo lo posible para hacer realidad la libertad mediante un esfuerzo de voluntad (el modelo francés), sino lo menos posible: un enfoque de laissez-faire que se aproxima al concepto de libertad negativa de Berlín - el menor número posible de restricciones. Como tal, disfrutó, a diferencia de la Revolución Francesa, del apoyo de Burke. Independientemente de su retórica, su objetivo era la reducción de las restricciones formales a la sociedad, al tiempo que se maximizaba la comunalidad, en gran medida en interés del bienestar económico. La democracia, tal como la veía Jefferson, con su estructura esencialmente local, agraria, comunitaria, orgánica, estaba en armonía con los ideales del hemisferio derecho. Pero con el tiempo llegó a ser barrida por la fuerza mecánica a gran escala y sin raíces del capitalismo, un producto del hemisferio izquierdo de la Ilustración. Lo que Tocqueville predijo fue que la falta de, lo que yo vería como valores del hemisferio derecho incorporados en el tejido de la sociedad, conduciría con el tiempo a un proceso en el que nos convertiríamos, a pesar de nosotros mismos, en sujetos a la burocracia y la servidumbre del Estado: "Será una sociedad que tratará de mantener a sus ciudadanos en una "infancia perpetua"; tratará de preservar su felicidad, cuando elige ser el único agente y el único árbitro de esa felicidad". La sociedad, dice, desarrollará un nuevo tipo de servidumbre que Cubre la superficie de la sociedad con una red de pequeñas y complicadas reglas, a través de las cuales las mentes más originales y los personajes más enérgicos no pueden penetrar... no tiraniza, sino que comprime, enerva, extingue y deja estupefacto a un pueblo, hasta que cada nación queda reducida a un rebaño de animales tímidos y laboriosos, del que el gobierno es el pastor. Esto es, como dice John Passmore, "la perfección Benthamita o de Fabian que se hace manifiesta". Que esta dislocación entre el ideal y la realidad ha tendido a producirse donde las sociedades se han identificado más estrictamente con los conceptos de la Ilustración (las "democracias populares" del mundo) se explica a un nivel quizás por la paradoja de Elster de que la racionalidad contiene las semillas de su propia destrucción. En otro nivel, es una expresión de la realidad de que el hemisferio izquierdo no puede dar vida a algo: sólo puede decir "no" o no decir "no", a lo que encuentra dado por el hemisferio derecho. Una vez más, esta es la percepción de Blake de que: "La energía es la única vida, y es del Cuerpo; y la Razón es la circunferencia atada o externa de la Energía". La expresión más obvia de la fuerza necesariamente negativa del proyecto del hemisferio izquierdo es la forma en que los ideales de libertad, justicia y fraternidad condujeron a la guillotina antiliberal, injusta y lejos de ser fraternal.

321

Todo lo que es esencialmente sacramental, todo lo que no está fundado en la racionalidad, sino en lazos de reverencia o temor (terreno del hemisferio derecho), se convierte en enemigo del hemisferio izquierdo, y constituye una barrera a su supremacía; y así el hemisferio izquierdo está comprometido con su destrucción. No cabe duda de que, como en la Reforma, hubo abusos de poder, y en el caso tanto de los sacerdotes como de los monarcas, éstos se justificaron en referencia a la autoridad divina, una situación intolerable. Pero, como en la Reforma, no es el abuso, sino la cosa de la que se abusa -no la idolatría, sino las imágenes, no los sacerdotes corruptos, sino el sacerdocio y lo sagrado- lo que se convierte en el blanco. La pura vehemencia de los ataques contra sacerdotes y reyes durante la Revolución Francesa sugiere no sólo un malentendido de su estatus como metáforas, sino también un temor a su estatus y a los valores no utilitarios del hemisferio derecho por los cuales actúa metafóricamente. La destrucción del poder sacerdotal de la Iglesia era un objetivo de la Revolución Francesa, como lo había sido de la Reforma. La Reforma, sin embargo, no había sido abierta o explícitamente, laica: había pretendido reemplazar una religión corrupta por otra purificada. Sin embargo, su efecto había sido transferir el poder de la base sacerdotal de la Iglesia Católica al Estado, parte esencial del proceso de secularización, en un sentido más amplio - me refiero a la representación de la experiencia humana en términos puramente racionalistas, necesariamente excluyentes de lo Otro, y la insistencia en que todas las cuestiones relativas a la moralidad y al bienestar humano pueden y deben resolverse en esos términos-, que yo vería como la agenda del hemisferio izquierdo. La Revolución Francesa, por el contrario, se oponía abiertamente a la Iglesia, pero su ataque más audaz fue contra la naturaleza sacramental, necesariamente metafórica, de la realeza (y por extensión de los aristócratas, cuya autoridad estaba relacionada recíprocamente con la de la monarquía). En la época de la Reforma, las efigies de santos habían sido a veces arrastradas a las plazas públicas y decapitadas por el verdugo de la ciudad. Esto no sólo prefigura en sí mismo la Revolución Francesa, y enfatiza la continuidad entre el regicidio y la abolición de lo sacramental, sino que también promulga poderosamente otras dos tendencias del hemisferio izquierdo que caracterizan tanto a la Reforma como a la Ilustración, a las que ahora podríamos recurrir. Mire la sorprendente fotografía de Villeneuve. En su libro, El cuerpo en pedazos: El fragmento como metáfora de la modernidad, Linda Nochlin comenta que "la imaginería -y la representación- de la destrucción, el desmembramiento y la fragmentación siguieron siendo elementos poderosos en la ideología revolucionaria al menos hasta la caída de Robespierre en 1794 e incluso después". Se recordará desde el principio que la fragmentación es una característica primaria de la percepción del

322

hemisferio izquierdo (véase el capítulo 2). Nochlin comenta tales imágenes de la decapitación del monarca que representan "una imagen de castración de un poder y una sugestión sin precedentes". Sea o no así, este grabado encarna perfectamente los aspectos más importantes del triunfo del hemisferio izquierdo que representa. Inmediatamente uno nota el hecho más obvio, que representa la mano derecha, la herramienta del hemisferio izquierdo, tomando el último poder de lo sacramental (note la referencia irreverente de Villeneuve a los jongleurs couronnées, como si el elemento misterioso en la realeza fuera simplemente una forma de juego de manos). Esto demuestra no sólo la producción de un fragmento, con su simpatía por las preferencias del hemisferio izquierdo, sino específicamente la separación de la cabeza del resto del cuerpo, una metáfora que podría decirse que va hasta los mismos cimientos del mundo del hemisferio izquierdo, con su tendencia a rechazar lo físico y a retirarse a un mundo abstracto, cerebralizado y desconectado en la medida de lo posible de las demandas del cuerpo. Además, al mismo tiempo que esta cabeza en particular se reduce tan obviamente a un objeto inanimado, una "cosa" en la mano del verdugo, parece, sin embargo, extrañamente viva, casi logrando una sonrisa de desprecio hacia su verdugo. Se puede recordar que los objetos inanimados son el territorio especial del hemisferio izquierdo, mientras que todo lo que está vivo pertenece al hemisferio derecho. La naturaleza casi viviente de la cabeza, que sin embargo es claramente una imagen del triunfo de la muerte, representa con fuerza chocante el triunfo del hemisferio izquierdo. (Me referiré más adelante a la fascinación por lo "misterioso", que se deriva de la pérdida de certeza sobre la distinción entre lo vivo y lo puramente mecánico). Una vez más, este cuadro parodia el sacramento que era central para el mundo cuya abolición estaba celebrando, el de la transubstanciación del pan y el vino en el cuerpo vivo y la sangre de Cristo. El rey era una metáfora de la presencia divina, por cuya autoridad gobernaba; la ostensio (exposición) de la cabeza real parodia aquí la ostensio del sacramento, del cuerpo vivo, acompañado como sería por las palabras hoc est enim corpus meum, "porque éste es mi cuerpo" - palabras que en su forma mezclada, hocus pocus, se convirtieron en una taquigrafía de todo lo que fue rechazado en el mundo sacramental (convirtiéndose en la mente de la Ilustración, en no más que en un mundo de jongleurs-malabaristas). Fíjense también en las gotas de sangre que caen de la cabeza como para confirmar la parodia, sangre que será absorbida, "bebida" por tantos, no como un sacramento para el pueblo de Dios, sino con un utilitarismo brutal, a través de comida para "el pueblo" que ayudará a fertilizar - el texto debajo del cuadro expresa el deseo de que esta "sangre impura" haga fructificar los campos arados. Una vez más el reino sacramental del hemisferio derecho está subyugado al funcionalismo y utilidad del hemisferio izquierdo. Como ha argumentado David Freedberg en El poder de las imágenes, la necesidad de mutilar una imagen indica la creencia en su poder. Koerner señala que la iconoclasia, al otorgar tanto poder misterioso a las imágenes, se acercó a la idolatría que condenó. Y de nuevo, refiriéndose al tratamiento de las estatuas ante los tribunales de la ciudad como criminales vivientes, "¿al castigar y preservar ídolos de manera similar, no les invistieron los iconoclastas de Múnster la apariencia de las personas a las que aborrecían? ¿En que sustrato se convirtió la materialidad cuando, como a veces ocurría, la efigie

323

de un santo era decapitada por el verdugo del pueblo?" ¿O es, dice Koerner, que atacan a la representación misma, la madera que representaba a un santo que ahora representa a la representación misma? Yo diría que no. La imagen de madera del santo no representa la representación, sino la comprensión metafórica, y fue esa -la comprensión metafórica- la que se presentó ante el tribunal, la que fue procesada y ejecutada. Lo mismo ocurrió en la época de la Ilustración, donde no eran santos de madera, sino reyes y duques los que fueron decapitados. Así como la estatua no tenía que ser de madera o Dios, el rey no tenían que ser ni una simple persona, como todos los demás, ni sobrehumano. Eso no agota las posibilidades. Él actúa como una metáfora de lo que reverenciamos, de lo divino en lo humano. Esta esencia metafórica de la realeza depende de las cualidades accidentales del individuo que se sumerge en la singularidad del papel, ya que se espera que la particularidad del actor se pierda en su papel; excepto que el actor simplemente representa a un rey, mientras que la persona real es un rey (la distinción, de nuevo, entre representación y metáfora). El ataque a la realeza en nombre del utilitarismo depende de exponer al individuo como "sólo una persona" sin las cualidades que el rey tiene metafóricamente, lo que implica que esto invalida su naturaleza real. Mientras que la Ilustración, aparentemente trataba de iluminar nuestra oscuridad, tenía un lado oscuro propio. Es "un trastorno mental", escribió Descartes, "que premia la oscuridad más que la luz". Descartes estaba más bien interesado en tildar de locos a aquellos que veían las cosas de manera diferente a él. Dominado por el hemisferio izquierdo, su mundo es el de la comedia y la luz - él fue, después de todo, el espectador de todas las comedias que el mundo muestra. Pero también hay locura aquí, que, como he sugerido, se aproxima a la locura de la esquizofrenia. Los sucesores de la Ilustración, los Románticos, que yo diría que pertenecían a un mundo más dominado por el hemisferio derecho, vieron, en lugar de la comedia y la luz, la tragedia y la oscuridad, su "locura" se aproxima a la de la melancolía y la depresión. Pero la oscuridad tampoco podía ser desterrada por un decreto de la Ilustración. Cada vez es más evidente para los historiadores y teóricos sociales de los últimos cien años que la Ilustración, a pesar de su optimismo sobre sí misma, no fue sólo un período de progreso sin complicaciones en la comprensión humana y en la sociedad y la política en general. La apelación a la razón puede llevar a la dulzura y a la luz, pero también se puede utilizar para vigilar y controlar, para estrechar y reprimir, de acuerdo con mi opinión de que el objetivo del hemisferio izquierdo es el poder. Con el tiempo, el lado oscuro de la Ilustración se hizo demasiado obvio como para ocultarlo. LO MISTERIOSO Lo siniestro fue visto por Freud como la represión de algo que no debería ser visto, que no debería salir a la luz. Mi argumento en capítulos anteriores ha sido que el ascenso del hombre occidental moderno se asocia a una acentuación de la diferencia entre los hemisferios, en otras palabras, a la evolución de una mente más, y no menos, "bicameral". La mayor acentuación de esta diferencia en la Ilustración, a través de la búsqueda objetiva, desapego científico - independiente en la medida de lo posible de los efectos "confusos" de lo que sea personal o intuitivo, o de lo que no pueda ser explícito y racionalmente defendido - llevó a un afianzamiento de esta separación. Así como las voces de los dioses, de ser una parte naturalmente integrada del mundo tal como se experimenta, llegaron a parecer ajenas a los antiguos griegos, así también en la Ilustración, los impulsos del hemisferio derecho, excluidos del mundo de la racionalización del discurso en el hemisferio izquierdo, llegaron a ser vistos como ajenos. 324

Creo que este es el origen del surgimiento de la experiencia de lo "misterioso", el lado más oscuro de la era de la Ilustración. En su absorbente estudio del fenómeno, El Termómetro femenino: La cultura del siglo XVIII y la invención de lo extraño, Terry Castle explora los elementos de la fantasmagoría, lo grotesco, la parodia carnavalesca, los ensueños alucinatorios, la paranoia y la fantasía de pesadillas que acompañaban a la Ilustración. Hay un elemento común importante en los clásicos loci (lugares) de lo misterioso. Citando el famoso ensayo de Freud de 1919, "Lo Siniestro", Castle se refiere a Dobles, muñecas y autómatas danzantes, figuras de cera, alter egos y "yoes espejo", emanaciones espectrales, partes del cuerpo desprendidas ("una cabeza cortada, una mano cortada en la muñeca, pies que bailan solos"), la fantasía espantosa de ser enterrados vivos, presagios, precognición, deja vu..... Yo diría que estos fenómenos están relacionados con las experiencias de los sujetos con esquizofrenia - los seres vivos experimentados como mecanismos, o como simulacros de los seres vivos, el cuerpo vivo se convierte en un conjunto de fragmentos que se mueven aparentemente de forma independiente, el yo perdiendo su ipseidad intuitiva, ya no evidentemente única, sino posiblemente copiada, reproducida, o alterada sutilmente; y que, en consecuencia, el fenómeno ejemplifica el funcionamiento desconectado del hemisferio izquierdo, tratando de dar sentido en sus propios términos a lo que le viene del hemisferio derecho, del que se ha alienado. De hecho, podría decirse que la experiencia de lo siniestro es la experiencia definitoria de la esquizofrenia, tal como la describieron por primera vez Kraepelin y Bleuler, lo que en la terminología psiquiátrica actual se conoce como "estado de ánimo delirante", en el que el mundo experimentado se altera extrañamente de una manera difícil de definir, y parece vagamente siniestro y amenazador. Freud estaba de hecho citando la formulación de Schelling cuando sostuvo que lo misterioso-siniestro, es lo que debería haber permanecido oculto, pero que ha sido sacado a la luz; en lo extraño, vio evidencia de experiencias pasadas que habían sido reprimidas, un oscuro secreto que es arrastrado a la luz de la conciencia. Freud enfatiza que el efecto siniestro no procede automáticamente de la idea de lo sobrenatural en sí mismo. Los niños imaginan que sus muñecas están vivas, por ejemplo, y hay acontecimientos fantásticos en los cuentos de hadas, pero ninguno de ellos es siniestro en ningún sentido. El fantasma aparece en Hamlet, pero por más sombrío y terrible que parezca, no tiene la calidad de lo siniestro. En todos estos casos hay un contexto que se reconoce que está alejado de la realidad cotidiana. Es, como dice Freud, cuando el narrador rechaza la posibilidad de acontecimientos sobrenaturales y "pretende moverse en el mundo de la realidad común" que ocurre lo siniestro. Representa la posibilidad, aterradora para la mente racional del hemisferio izquierdo, de que los fenómenos más allá de lo que podemos entender y controlar puedan realmente existir. Lo siniestro toma su fuerza del contexto en el que aparece. Los fenómenos del hemisferio derecho parecen extraños una vez que aparecen en el contexto del mundo del hemisferio izquierdo de lo racional, lo mecanicista, lo cierto, lo humanamente controlado. Es notable que en algunos relatos sobre lo siniestro, hay un intento de tranquilizar al hemisferio izquierdo revelando al final, después de que se ha experimentado la emoción de lo siniestro, que después

325

de todo hay una explicación racional, quizás científica, de los fenómenos. Tal es el final, por ejemplo, de uno de los más famosos de los primeros cuentos sobre lo siniestro Los misterios de Udolpho, de Ann Radclifte. En esto son como los presentadores populares contemporáneos de fantasmagorías, que revelan al final del espectáculo, con agradecidos jaleos por su ingenio, los aparatos de luces, pantallas, "linternas mágicas", etc., que fueron los responsables de sus efectos. Frankenstein, subtitulado El Prometeo Moderno, la historia de Mary Shelley, de un hemisferio izquierdo, que reúne un todo viviente -un hombre- a partir de partes muertas y lo hace vivir, termina, como sabemos, con bastante menos complacencia. Pero ese era el mensaje del Romanticismo, no de la Ilustración. En la Ilustración, se pensaba que lo vivo era la suma de sus partes: y, si era así, sus partes podían juntarse para hacer que los vivos volvieran a vivir. Para el Romanticismo, no sólo la vida no era reducible a lo mecánico -el mundo del hemisferio derecho irreductible al del izquierdo-, sino que incluso el mundo inanimado llegó a ser visto como vivo, la reintegración del reino del hemisferio izquierdo en el derecho.

CAPITULO 11 ROMANTICISMO Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

¿Qué es el Romanticismo? A juzgar por los intentos que se han hecho para definirlo, es algo más que un poco enigmático. De hecho, Isaías Berlín dedica todo el primer capítulo de Las raíces del Romanticismo, una de las mejores exploraciones del tema, a las proposiciones mutuamente incompatibles que se han planteado como constitutivas de su naturaleza esencial. El llega a la conclusión de que, aunque la Ilustración podría resumirse en el contenido cognitivo de un número relativamente pequeño de creencias, el Romanticismo nunca podría, porque su preocupación es una disposición hacia el mundo, que implica al poseedor de esa disposición, así como a las creencias que se puedan tener. No es en otras palabras, un qué, sino un cómo. El hecho de que la Ilustración haya dado lugar al Romanticismo es también un enigma para los historiadores de las ideas, como demuestra Berlín. La bien conocida frase "la Revolución Romántica" evoca una imagen de algo así como una convulsión política contemporánea, la Revolución Francesa; por lo tanto, uno esperaría ver a escuderos establecidos y a la nobleza del intelecto buscando el equivalente a masas rebeldes a sus puertas, como si los revolucionarios salieran completamente armados desde la cabeza de Zeus. De hecho, lo que uno encuentra es una transición casi invisible y sin fisuras, y no creo que haya sido siquiera una revolución en el sentido de que la gente reaccionara conscientemente contra una forma de ver el mundo que les parecía deficiente. En vez de eso, se parecía más a una Evolución Romántica que a una Revolución - en la que las semillas del Romanticismo estaban ahí en el material de la Ilustración. ¿Cómo sucedió esto? La respuesta, me parece, es que el Romanticismo es más inclusivo. Los mejores valores de la Ilustración no fueron negados, aufgehoben, por el Romanticismo, y persistieron no sólo en la era venidera, sino en realidad hasta el día de hoy - junto con algunas de las nociones más dañinas y simplistas de la Ilustración. 326

La sencillez es un objetivo loable, pero no hay que hacer las cosas más sencillas de lo que son. Como siempre, fueron los choques de la teoría con la experiencia los que mostraron las grietas en el edificio del racionalismo. Si tengo razón en mi suposición de que el hemisferio derecho estaba lidiando con la experiencia, que es múltiple en su naturaleza, en principio incognoscible en su totalidad, cambiante, infinita, llena de diferencias individuales, mientras que el hemisferio izquierdo sólo ve una versión o representación de esa experiencia, en el que, por el contrario, el mundo es único, conocible, consistente, cierto, fijo, por lo tanto, finalmente finito, generalizado a través de la experiencia, un mundo que podemos dominar -el mundo de la Ilustración, en otras palabras-, se deduce que el hemisferio izquierdo es un sistema cerrado, un "bootstrapping" en sí mismo. Sin embargo, no puede protegerse completamente de la experiencia, o no ha podido hacerlo hasta hace poco (tema del último capítulo de este libro). Su debilidad, por lo tanto, quedará al descubierto en cuanto se preste atención a aquellos elementos dentro del sistema que apuntan a algo más allá de él. Puesto que la base del pensamiento de la Ilustración era que todas las verdades son cohesivas, compatibles entre sí, no contradictorias y, en última instancia, reconciliables, su posición débil era donde se encontraban las incompatibilidades; y de hecho, en general estamos, y siempre hemos estado, liberados para otra forma de mirar al mundo dondequiera que se enfoque lo irreconciliable. Uno de estos puntos débiles se produjo con la conciencia de que, como generalización, las diferencias son tan importantes como las generalidades. Montesquieu era consciente de que la creencia de que "el hombre es diferente en todas partes" es tan importante y tan verdadera como la afirmación de que "el hombre es igual en todas partes". Esta percepción parte de las premisas del propio sistema -que la generalización es el camino hacia la verdad, y que todas las generalizaciones deben ser compatibles- para llegar directamente a una paradoja. La idea de la diferencia individual es central en el Romanticismo, pero no es sólo esto lo que hace que el punto de vista de Montesquieu tienda hacia el Romanticismo: su misma aceptación de que una cosa y su opuesto pueden ser ciertos es en sí misma una aceptación Romántica. El movimiento desde la Ilustración al Romanticismo por lo tanto no es desde la A a la no-A, sino desde un mundo donde "A y no-A, no pueden ser ambos verdaderos", a otro mundo donde es necesariamente verdad que "A y no-A pueden tener cabida", (en términos filosóficos esto se convierte en la tesis de Hegel, antítesis -> síntesis). Así, algunos elementos (un cierto idealismo, por ejemplo) se encuentran tanto en la Ilustración como en el Romanticismo, que es cómo se produce la continuidad: por ejemplo, cómo la Revolución Francesa puede verse a sí misma como una manifestación del espíritu Romántico, mientras que al mismo tiempo, como dice Berlín, los principios en cuyo nombre luchó eran los principios de la Ilustración, en contradicción con el empuje del Romanticismo. La progresión de la Ilustración al Romanticismo puede ser vista como sin costuras (flecha superior) o antitética (flecha inferior), dependiendo de

dónde se encuentre el

énfasis:

327

En este capítulo desarrollaré el punto de vista de que el Romanticismo es una manifestación del dominio del hemisferio derecho en nuestra manera de ver el mundo. Aquí se recuerda el hecho de que el hemisferio derecho es más inclusivo, y puede igualmente utilizar lo que el hemisferio izquierdo utiliza así como su propio enfoque preferido, mientras que el hemisferio izquierdo no tiene ese grado de flexibilidad o reciprocidad. Mientras que para la Ilustración, y para el funcionamiento del hemisferio izquierdo lógico, los opuestos resultan de una batalla que debe ser ganada por "la Verdad", para los Románticos, y para el hemisferio derecho, es la unión de los opuestos en una unión fructífera la que forma la base no sólo de todo lo que encontramos bello, sino de la verdad misma. Esto fue perfectamente expresado por Holderlin, que vio que tanto la esencia de la belleza como el fundamento de toda filosofía yacía en das Eine in sich selber unterschiedne, "lo uno diferenciándose en sí mismo". Esta gran visión de Heráclito, según Holderlin, "sólo se le podía ocurrir a un griego, porque es la esencia de la belleza, y antes de que esto fuera descubierto, no había filosofía". ¿Cuáles fueron los puntos desencadenantes de la necesidad de seguir adelante: las debilidades del sistema del hemisferio izquierdo? Es cierto que había este asunto de una cosa y su opuesto siendo ambos posibles. Pero había otros, muchos otros. Para empezar, la razón misma proclamó el hecho de que la razón era insuficiente. La percepción de Montesquieu anticipa lo que Blake dice "generalizar es ser un idiota", siendo ello mismo una generalización. Llamando la atención, a la manera gódeliana, a la verdad de que todo sistema lógico llega a conclusiones que no se pueden acomodar dentro de él. Un matemático anterior, Pascal, había llegado a una conclusión similar, incongruente como lo era a la filosofía de la Ilustración. "El último logro de la razón -escribió- es reconocer que hay infinidad de cosas que la superan. Es realmente débil si no puede llegar tan lejos como para comprenderlo". Pero esto había sido de conocimiento común para lo que Pascal llama "esprits fins", mentes sutiles, antes de la Ilustración. "La filosofía no me parece que tenga nunca una mejor mano para jugar", como escribió Montaigne, "que cuando lucha contra nuestra presunción y nuestra vanidad; cuando de buena fe reconoce su debilidad, su ignorancia y su incapacidad para llegar a conclusiones". Luego estaba el hecho de que la teoría no era compatible con la experiencia. En figuras como Rousseau y el pintor David creo que se puede trazar una evolución suave desde los ideales de la Ilustración hasta los del Romanticismo (la flecha superior en el diagrama de arriba). Pero en muchas otras figuras de la era de la transición hay simplemente una disyunción entre lo que ellos consideraban explícitamente cierto y lo que implícitamente debían haber creído, a partir de sus acciones y juicios.

328

Así como Reynolds, ante el genio rebelde de Miguel Ángel, fue lo suficientemente magnánimo como para barrer los preceptos que había esbozado durante años en sus conferencias, Johnson abandonó las preconcepciones de la Ilustración, a las que se refirió como "las pequeñas cavilaciones de las mentes mezquinas", cuando se enfrentó a la realidad de la grandeza de Shakespeare. ¿Cómo acomodar el flagrante desprecio de Shakespeare por las unidades clásicas, su tendencia, como la vida misma, a mezclar comedia y tragedia, su negativa a presentar tipos representativos, y a presentar individuos de carne y hueso ("su historia - requiere Romanos o reyes, pero sólo piensa en los hombres")? De hecho, el Papa ya había llegado a la conclusión de que sus "Personajes son tan naturales, que "es una especie de herida llamarlos por un nombre tan lejano como copias de ella" - en otras palabras, que estaban presentes, no representados. Y continúa: "Cada personaje de Shakespeare es tan individual como los de la vida misma". Johnson allanó el camino para el juicio de Carlyle de que las obras de Shakespeare, como una fuerza de la naturaleza, "crecen inconscientemente de las profundidades desconocidas en él; - como el roble crece en el seno de la Tierra", Carlyle se refiere al significado oculto, necesariamente implícito de Shakespeare, "como las raíces, la savia y las fuerzas que trabajan en el subsuelo.... El discurso es grande; pero el Silencio es mayor." Así como el Renacimiento fue revigorizado por su recurrencia al mundo de la Antigua Grecia y Roma, así también el mundo posterior de la Ilustración fue revigorizado por su recursión al Renacimiento, particularmente por el redescubrimiento de Shakespeare, un elemento vital en la evolución del Romanticismo, no sólo, en Inglaterra, sino en Alemania y Francia. Dio una evidencia de algo tan poderoso que simplemente arrasó con los principios de la Ilustración que tenía ante sí, como inauténticos, insostenibles frente a la experiencia. No fue sólo su grandeza, su imprevisibilidad, su fidelidad a la naturaleza lo que elogiaron. En Shakespeare, la tragedia ya no es el resultado de un defecto o error fatal: una y otra vez se encuentra en un choque entre dos maneras de estar en el mundo o de mirar al mundo, ninguna de las cuales tiene que ser errónea. En Shakespeare la tragedia es de hecho el resultado de la unión de los opuestos. Y el brillante ensayo de Maurice Morgann de 1777 enfatiza la importancia, de la individualidad, de la dependencia del contexto de las características personales, luchando por expresar el concepto de la Gestalt casi doscientos años antes de su tiempo.

CUERPO Y ALMA En caso de que parezca que estoy haciendo un comentario sobre el arte más que sobre la vida, tomemos un ejemplo de la vida en acción. El gran filósofo de la Ilustración e ingenioso, Nicolás Chamfort, habiendo declarado, con una superioridad típicamente ilustrada sobre la existencia encarnada, que el amor tal y como existía entonces no era más que "El intercambio de dos fantasías y el contacto de dos pieles ", se vio obligado a abandonar la Corte tras una infeliz historia de amor con una bailarina muy bella, pero casada. Más triste aún, apasionado entusiasta de la Revolución en teoría, se desilusionó rápidamente en la realidad. Perseguido por los jacobinos a los que había apoyado ardientemente, terminó disparándose en la cara y apuñalándose en el cuello, y, al no haberse suicidado, vivió sus últimos días en agonía. Para la mente Romántica, por el contrario, la teoría no era algo abstraído de la experiencia y separado de ella (basado en la representación), sino presente en el acto de la percepción. Por lo tanto, no se trataba de "aplicar" la 329

teoría a la vida, ya que los fenómenos mismos eran la fuente de la "teoría". Hecho y teoría, como particular y universal, no eran opuestos. Según Goethe, "no sólo están íntimamente conectados, sino que.... se interpenetran unos a otros... lo particular representa lo universal, "no como un sueño y una sombra, sino como una manifestación momentánea de lo inescrutable". Goethe deploró nuestra tendencia, como la de niños que miran detrás del espejo para ver lo que hay, a tratar de encontrar una realidad detrás de la particularidad del fenómeno arquetípico. La descripción del amor de Chamfort ilustra otra debilidad en el pensamiento de la Ilustración que allanó el camino para el Romanticismo. Era el problema de lo explícito, y de las cosas que necesariamente huían, como si les fuera la vida en ello. El autoconocimiento ha sido la meta de la sabiduría humana desde la antigüedad. Goethe escribió sabiamente, sin embargo, que "somos, y debemos ser, oscuros para nosotros mismos, girados hacia afuera, trabajando en el mundo que nos rodea". Nos vemos a nosotros mismos, y por lo tanto llegamos a conocernos, sólo indirectamente, a través de nuestro compromiso con el mundo en general. Su observación sugiere una consecuencia del proyecto de la Ilustración que, de nuevo a la manera de Gódeliana, se deriva de ello, pero que no puede ser contenido en ello. La búsqueda de certidumbre y claridad de la Ilustración no podía detenerse en los límites del yo, ¿No era la conciencia del yo el garante de un comportamiento racional e inteligente? Como dijo el Papa, "el tema propio de la humanidad es el Hombre" y, como gran poeta que fue, se puede decir que ha tenido éxito en expresar admirablemente su opinión personal sobre el tema. Pero el reflector de la atención objetiva no puede aplicarse al hombre mismo. Ya que no se traduce en autoconocimiento, porque la elevada autoconciencia involucrada recorta gran parte de la experiencia, al alterar crucialmente la naturaleza de lo que atiende, y así subvertir su propósito mismo como instrumento de conocimiento. Algunas cosas tienen que permanecer oscuras si no quieren ser forzadas a ser falsas a su propia naturaleza: son conocidas, y sólo pueden ser expresadas, indirectamente. Una de ellas es la existencia encarnada. No fue sólo Chamfort, por supuesto. Los filósofos han tenido, en su mayor parte, una relación antagónica y poco comprensiva con el cuerpo – con el territorio. Kant describió el matrimonio como un acuerdo entre dos personas en cuanto al "uso recíproco de los órganos sexuales del otro", Kant también, se puede notar, permaneció soltero, y murió probablemente virgen, o Descartes que describió la risa como aquello que Se produce cuando la sangre que sale de la cavidad de la parte derecha del corazón a través de la vena arterial central hace que los pulmones se hinchen de repente y repetidamente, forzando al aire que contienen a salir a través de la tráquea, donde forma un sonido inarticulado y explosivo. A medida que el aire es expulsado, los pulmones se hinchan tanto que empujan contra los músculos del diafragma, pecho y garganta, causando así movimiento en los músculos faciales con los que estos órganos están conectados. Y es precisamente esta expresión facial, junto con el sonido inarticulado y explosivo, lo que llamamos "risa".

330

Bueno, eso no es lo que yo llamo risa, aunque es difícil no reírse. Pero lo que llama la atención aquí no es sólo la sensación de disgusto, la actitud mecánica deliberadamente desconectada adoptada por Descartes en esta anatomía de hilaridad. Es que su conducta autoritaria no se ve en modo alguno inhibida por el hecho de que en realidad no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Su anatomía es un completo trabajo de fantasía. Pero la risa debía ser puesta en su lugar, porque era espontánea, intuitiva e involuntaria, y representaba el triunfo del cuerpo. Recuerdo la historia de Voltaire, cuando se le preguntó si alguna vez se había reído, respondió: " yo nunca lo he hecho, ha! ha! ha!". El problema aquí no es el reconocimiento del papel que desempeña en nuestras vidas, la carne - Montaigne y Erasmus lo han hecho con gran tacto, afecto y humor - sino la insistencia en detenerse allí, la negativa a ver a través de ella. La apreciación de Spinoza de que "cuanto más capaz es el cuerpo de ser afectado de muchas maneras, y de afectar a los cuerpos externos de muchas maneras, más capaz de pensar es la mente", pone al cuerpo en su correcta relación con nuestras "partes superiores", de la misma manera que Wittgenstein lo haría más tarde cuando escribió que "el cuerpo humano es la mejor imagen del alma humana". Después de todo, la filosofía misma está arraigada en el cuerpo: según los autores de Filosofía en la Carne, "la gente real tiene mentes encarnadas cuyos sistemas conceptuales surgen de, son formados por, y se les da significado a través de cuerpos humanos vivos. Las estructuras neurales de nuestro cerebro producen sistemas conceptuales y estructuras lingüísticas que no pueden ser adecuadamente explicadas por sistemas formales que sólo manipulan símbolos". No hay nada reduccionista ahí, como tampoco es reduccionismo cuando Diderot afirma con maravillosa franqueza que, "Hay un pequeño testículo en las profundidades de nuestros sentimientos más sublimes y de nuestra ternura más refinada". Al contrario, es una advertencia para no dejarse llevar demasiado por las virtudes de la abstracción. La fusión del cuerpo con la mente, o más bien con el espíritu o el alma, nunca se sintió más intensamente que en el caso de los Románticos. "Oh, imaginación humana, oh, cuerpo divino", escribió Blake. Wordsworth extendió el sentido hasta el límite para expresar esta unión viva. "Yo sé que no hay ningún libro o sistema de filosofía moral escrito con suficiente energía para fundirse en si mismo en nuestros afectos, para incorporarse a la sangre y a los jugos vitales de nuestras mentes", el escribió sobre la relativa debilidad de la filosofía en comparación con la poesía: "estos razonamientos pelados y desnudos son impotentes sobre nuestros hábitos, no pueden formarlos; por la misma razón son igualmente impotentes para regular nuestros juicios sobre el valor de los hombres y de las cosas". No puedo imaginar que nadie antes que él hubiera pensado en hablar de la "sangre y los jugos vitales de la mente". En el Prefacio a las Baladas Líricas, su manifiesto poético, Wordsworth escribió que las personificaciones de ideas abstractas, como las que eran comunes en los versos agustinianos, son "un dispositivo mecánico de estilo ", un mecanismo que "los escritores de la medida parecen reivindicar por prescripción". Por el contrario, deseaba mantener a su lector "en compañía de carne y hueso": La poesía no derrama lágrimas "como lloran los ángeles", sino lágrimas naturales y humanas; que no pueden jactarse de ninguna hondura celestial que distinga sus jugos vitales de los de la prosa; la misma sangre humana circula por las venas de ambos.

331

Aquí hay un contraste con su compañero de toda la vida y poeta, Coleridge. Carlyle ofrece un divertido retrato de Coleridge, sus invitados durmiendo alrededor de la mesa mientras teorizaba sobre la infinitamente fascinante relación entre "sum-m-mject" y "om-m-m-mject"; pero posiblemente porque, por la abstracción de su enfoque, Coleridge nunca consiguió encontrar una manera de trascender esta polaridad. Por el contrario, Wordsworth no necesitaba hablar de ello, porque expresaba en el mismo tejido de su poesía, la unión del sujeto y el objeto, la encarnación del mundo de las imágenes en el cuerpo vivido. Esto tiene que ver con el movimiento mismo de sus frases, y sus efectos en nuestro marco físico, incluso en nuestra respiración y pulso. A veces se refiere a esta síntesis en la poesía misma - hablando de "un mundo realmente sólido / De imágenes sobre mí", tanto en el sentido como en el movimiento de algunas de sus líneas más famosas: "sentí en la sangre, y sentí a lo largo del corazón", "he colgado los latidos de mi corazón", "y todo ese corazón poderoso yace quieto". Y, en la expresión más sorprendente de su punto de vista de que la Naturaleza era una presencia viva, de carne y hueso, afirma con una sencillez característica que las respiraciones de la Naturaleza eran tan reales para él, sus respiraciones eran tan sentidas en el marco de su ser, que a veces las confundía con el jadeo de su perro. Paradójicamente, también podría decirse que la apreciación de la naturaleza encarnada de nuestra experiencia y comprensión del mundo ha surgido sin fisuras de la Ilustración. Esto se debe a que la Ilustración había mirado al mundo clásico por sus modelos de razón, orden y justicia; pero uno de los efectos secundarios del retorno a la antigüedad que caracterizó al neoclasicismo, y al Gran Tour en el que se manifestó, no fue sólo la revelación de las formas palpablemente bellas de la escultura clásica, sino el redescubrimiento del seductor y cálido Sur. Eichendorff dijo que el Romanticismo era la nostalgia de los protestantes por la tradición católica. Hay muchos niveles en los que se puede leer esta observación. En un nivel podría indicar la nostalgia de un pueblo, enajenado conscientemente de su cultura tradicional, por un mundo en el que la cultura tradicional aún persistía irreflexivamente. A diferencia de la historia vista como un reino intelectual, un depósito de ideas sobre cuestiones socioculturales, la tradición es la encarnación de una cultura: no es una idea del pasado, sino el propio pasado encarnado. Esto ya no está disponible para aquellos que han abandonado la tradición. En otro nivel, la observación de Eichendorff podría ser vista como una expresión del amor del frío Norte por la sensualidad corporal del Sur. Y el pasado, el Sur y el cuerpo están inextricablemente unidos en el Romanticismo, como atestiguan algunos de los poemas más famosos de Goethe, en particular Rómische Elegien (originalmente titulada Erótica Romana). Pero, más que todo esto, se podría ver la observación de Eichendorff sobre la nostalgia de los protestantes por la tradición católica como un reconocimiento de un movimiento, que de hecho es lo que creo que es el surgimiento del Romanticismo, para corregir el desequilibrio de los hemisferios, y para reducir el dominio del lado izquierdo. El hemisferio izquierdo está más estrechamente asociado con la voluntad consciente, y podría ser visto como el brazo administrativo de los lóbulos frontales en su importante logro de autoconciencia. Cualquier movimiento de este tipo, por lo tanto, se encuentra con una paradoja desde el principio: cómo tener éxito en un intento consciente de alcanzar un estado de inconsciencia (relativa). Este es el tema del famoso y notable ensayo de Kleist, "En el Teatro de Marionetas ", un tema al que volveré al final de este libro. 332

El anhelo por la inocente falta de conciencia del pasado histórico y personal es un tema central del Romanticismo, que de nuevo apunta del mundo del hemisferio izquierdo al derecho. No lo hace sólo por la asociación del hemisferio izquierdo con una excesiva autoconciencia. La memoria personal y emocional se almacena preferentemente en el hemisferio derecho, y la infancia también se asocia con una mayor dependencia del hemisferio derecho. El hemisferio derecho es particularmente importante en la experiencia de la infancia y es preponderante incluso en el desarrollo del lenguaje en la primera infancia; muchos gestos con las manos se producen en áreas del habla del hemisferio derecho, que se abandonan en la primera infancia, a medida que el lenguaje se desplaza hacia el hemisferio izquierdo. Es con el hemisferio derecho que accedemos a nuestra memoria de la infancia y a la memoria autobiográfica de cualquier tipo. Como se mencionó en el Capítulo 2, el hemisferio derecho está más desarrollado hasta el segundo año de vida. Dada la relativa naturaleza del niño, con "cerebro dividido", éste es también un hemisferio derecho peculiarmente no fusionado, que está protegido de ser abrumado, como lo será más tarde, por el izquierdo. El hemisferio derecho es más activo en los niños hasta los cuatro años de edad, y la inteligencia en todo el espectro de facultades cognitivas en los niños (y probablemente en los adultos) está relacionada principalmente con la función del hemisferio derecho. En la infancia, la experiencia es relativamente inseparable de la representación: la experiencia tiene "la gloria y la frescura de un sueño", como lo expresó Wordsworth. Esto no era sólo una visión romántica, sino que estaba detrás de las evocaciones de su propia infancia, por ejemplo, Vaughan en El Retiro y Traherne en sus Siglos. La infancia representa la inocencia, no en un sentido moral, sino en el sentido de ofrecer lo que los fenomenólogos consideraban la inmediatez pre-conceptual de la experiencia (el mundo antes de que el hemisferio izquierdo lo haya amortiguado con la familiaridad). Fue esta auténtica "presencia" del mundo la que la poesía romántica pretendía recuperar. La aceptación Romántica de que no existe un simple "hecho de la materia" -una realidad que existe independientemente de nosotros mismos y de nuestra actitud hacia ella- puso de relieve la cuestión absolutamente crucial de la disposición hacia ella, la relación en la que uno se enfrenta a ella. Este énfasis en la disposición hacia lo que sea, más que a la primacía de la cosa en sí misma aisladamente o por la abstracción, explica la plétora, por lo demás desconcertante, de relatos a menudo contradictorios de lo que "defendía " el Romanticismo: el punto de vista de Berlín, el movimiento desde lo que se dice o se hace al espíritu con el que se dice o se hace. ¿Cómo fue que la Revolución Francesa, que ejecutaba en nombre de la razón, el orden, la justicia, la fraternidad y la libertad, fuese tan irrazonable, desordenada, injusta, no-fraternal e intolerante? Por la misma razón que otros proyectos grandiosos originados en la racionalización del hemisferio izquierdo han acabado por traicionar sus ideales. De acuerdo con el hemisferio izquierdo, la preocupación por lo que es una cosa y no por la manera en que esa cosa es ("qué" en lugar de "cómo"), las ideas, los conceptos, los actos se cosifican cuidadosamente (las figuras estatuarias familiares de la Razón, la Justicia, la Libertad, etc.), y la forma en que se actualizan en el confuso contexto humano del mundo vivido se descuida. Los fines vienen a justificar los medios. 333

"Mi pensamiento no está separado de los objetos", escribió Goethe: Los elementos del objeto, la percepción del objeto, fluyen en mi pensamiento y están completamente impregnados por él.... Mi percepción en sí misma es un pensamiento, y mi pensamiento una percepción. El hombre se conoce a sí mismo sólo en la medida en que conoce el mundo; se hace consciente de sí mismo sólo dentro del mundo, y consciente del mundo sólo dentro de sí mismo. Cada nuevo objeto, claramente visto, abre un nuevo órgano de percepción en nosotros. Esta última frase, quizás un tanto críptica, sugiere que para que experimentemos verdaderamente algo tiene que entrar y alterarnos, debe haber algo en nosotros que responda específicamente a ello como único. Una consecuencia de esto, como reconoció Thomas Kuhn, será que los fenómenos con los que no tenemos ninguna afinidad, y que en cierto modo no estamos dispuestos a ver, a menudo no se ven en absoluto. La teoría, en el sentido convencional del término, puede restringir la capacidad de ver las cosas, y el único remedio es ser consciente de ello. La comprensión, entonces, no es un proceso explicativo discursivo, sino un momento de conexión, en el que vemos a través de nuestra experiencia - una visión general. Todo lo que se ve es "viendo como" no es que se añada una cognición a la percepción, sino que cada acto de ver, en el sentido de permitir que algo esté "presente" para nosotros, es en sí mismo necesariamente un acto de comprensión. A menudo se nos plantea una demanda extremadamente extraña, que nunca se satisface, ni siquiera por aquellos que la hacen: es decir, que los datos empíricos deben ser presentados sin ningún contexto teórico, dejando al lector, al estudiante, a su propio criterio al juzgarlos [la demanda clásica de la ciencia de la Ilustración]. Esta exigencia parece extraña porque es inútil simplemente mirar algo. Cada acto de mirar se convierte en observación, cada acto de observación en reflexión, cada acto de reflexión en la creación de asociaciones; así es evidente que teorizamos cada vez que miramos cuidadosamente al mundo. La teoría, en este sentido, según Goethe, no es abstracción sistematizada después del hecho, y separada de la experiencia, sino visión que ve algo en su contexto (el "hacer asociaciones") y lo ve a través de él. La realidad no era, como veían Goethe y los Románticos, el estado de cosas fijo e inmutable que asume el hemisferio izquierdo. "El fenómeno nunca puede ser considerado como terminado o completo", escribió Goethe, "sino más bien como evolutivo, creciente y, en muchos sentidos, como algo que aún no se ha determinado". Curiosamente, a la luz del último capítulo, señala que "Vernunft [la razón] se ocupa de lo que se está convirtiendo, Verstand [la racionalidad] de lo que ya se ha convertido... (La razón) se regocija en todo lo que evoluciona; la racionalidad quiere mantenerlo todo quieto, para que se pueda utilizar". Que nosotros formemos parte de un mundo cambiante, y que el mundo evoque facultades, dimensiones y características en nosotros, así como traemos aspectos del mundo a la existencia, es quizás la percepción más profunda del Romanticismo. Esto no era una idea o una teoría, para los Románticos, sino una realidad encarnada. Se puede ver en las pinturas y sentirlo en la poesía de la época. Se relaciona con el sentido de profundidad que se transmite por todas partes en su arte. PROFUNDIDAD 334

El gran arte de la época es el paisajismo, y la principal influencia en el paisajismo de la época fue, sin duda, Claudio de Lorena. A pesar de haber muerto mucho antes del nacimiento del Romanticismo, parece haber prefigurado la visión de los Románticos; se puede ver en él - y en contraste con su compatriota más cartesiano, contemporáneo y amigo, Nicolás Poussin - una ruta directa del Renacimiento al Romanticismo, una especie de carretera del hemisferio derecho que la Ilustración dejó intacta. Artesano intuitivo altamente cualificado, más que un intelectual, pero no obstante, un genio de la imaginación, parece mejor que nadie haber visto la importancia de la relación entre dos de las preocupaciones definitorias del Renacimiento: la mirada a un pasado clásico y la observación de la naturaleza. En sus pinturas uno experimenta la mente profundamente comprometida con el mundo, el espíritu humano, casi ilimitadamente atraído por la magnitud misma de las extensiones de espacio y tiempo. Constable pensó que era "el paisajista más perfecto que el mundo haya visto". Turner lo idolatraba y reinventaba obsesivamente su lenguaje; su mayor ambición era pintar algo digno de comparación a El Puerto con la Embarcación de la Reina de Saba, que querría colgar junto a él en la National Gallery de Londres, una ambición que, por cierto, realizó. Keats se inspiró en una de las obras más grandes de Claude, la que se llamaba El Castillo Encantado. Los temas de las pinturas de Claude no son las pequeñas figuras cuya historia constituye su pretexto, sino la profundidad, espacial y temporal, de nuestra relación con el mundo, para la que el color, la luz y la textura actúan como metáforas visuales. En las pinturas de Claude hay una perspectiva profunda, realzada a veces por los edificios inclinados que a menudo forman parte del primer plano, en particular de sus escenas portuarias, y por una extraordinaria capacidad de utilizar variaciones de luz y color para sugerir no sólo la distancia como tal, sino una sucesión o progresión de distancias, cada una de las cuales da lugar a la siguiente, por la cual el espectador se ve inexorablemente involucrado en la escena imaginada. La luz suele ser también transitoria, no la plena, supuestamente "omni-reveladora" luz de la iluminación, sino la penumbra del amanecer o del anochecer. La primera poesía Romántica se revela por su configuración similar- la Oda a la Tarde de William Collins, con sus "caseríos marrones y espirales oscuras"; la apertura crepuscular de La Elegía de Gray, los sonetos de William Lisle Bowles, o los Pensamientos Nocturnos de Young - pero también en su periodo de transición, la Oda al Otoño de Keats, Shelley "Viento del Oeste, aliento del ser del Otoño", y así sucesivamente. En términos de los hemisferios, los estados de penumbra y transición tienen una multitud de afinidades con la complejidad, la transitoriedad, el peso emocional, los estados de sueño, lo implícito y lo inconsciente, en lugar de la claridad, la simplicidad, la fijación, el desapego, la conciencia explícita y plena. La perspectiva temporal es también inmensa: los edificios de, por ejemplo, el Paisaje de Claude con Ascanius disparando al Ciervo de Silvia o el Puerto Marítimo con el Embarque de la Reina de Saba, tienen lo que parecen ser siglos, si no milenios, de desgaste sobre ellos. La evocación de la profundidad es tanto el medio por el cual nos sentimos atraídos hacia una relación sentida con algo remoto (en lugar de simplemente observarlo, lo cual sería el efecto de un plano), como, al mismo tiempo e inseparablemente, la evidencia incontestable de la separación de éste. La distancia en el tiempo y en el espacio no

335

sólo expande el alma, sino que inevitablemente se entra en un estado de conciencia de separación y pérdida - la condición primordial de los Románticos. En este proceso, el espacio actúa a menudo como metáfora del tiempo. Esto se ve en las primeras obras del Romanticismo, por ejemplo en las obras de Thomas Gray. Su "Oda a un distante prospecto de Eton College", donde había pasado sus días escolares, no es tanto una perspectiva lejana en el espacio, sino en el tiempo, para lo cual aquí actúa como una metáfora - una visión del pasado. Su punto de vista elevado le permite mirar hacia abajo a su antiguo yo ("Lo, en el valle de los años inferiores"), ya que ve el contraste de la falta de autoconciencia de los colegiales con su doloroso conocimiento de lo que está por venir ("¡Ay, a pesar de su perdición, juegan las pequeñas víctimas!"). La posición elevada no sólo representa la distancia, sino un mayor grado de autoconciencia. Del mismo modo, las famosas líneas retrospectivas de Wordsworth en "Abadía de Tintern" - "Han pasado cinco años; cinco veranos con la duración de cinco largos inviernos..."- son escritas desde la ventajosa posición en el valle por encima de Tintern desde la que puede contemplar Estas hileras de setos, apenas hileras de setos, pequeñas líneas De madera deportiva en estado salvaje: estas granjas de pastoreo, Verde hasta la misma puerta; y coronas de humo ¡Enviado arriba, en silencio, de entre los árboles! Que representan no sólo recuerdos personales, sino también culturales, memorias de una inocencia inconsciencia, la pérdida de la inocencia cultural que implica el ser parte de un mundo que es demasiado consciente de sí mismo, la pérdida que Gray había evocado en la "Elegía en un cementerio rural". En la apertura del Libro VII de su largo poema autobiográfico El Preludio, Wordsworth representa una feria campestre que se celebra en el valle que tiene a sus pies mientras se sienta al lado de Helvellyn, las voces de la gente del campo, riendo y hablando, se le acerca en fragmentos. Una vez más, su elevada vista es una imagen de la autoconciencia, un nivel de autoconciencia que no puede perder ahora, separada para siempre de los simples placeres de la rusticidad por su conciencia de que el verdadero placer pertenece sólo a aquellos que no son conscientes de si mismo. La evocación de sus voces que se elevan resonantemente hasta su asiento superior transmite perfectamente la combinación de cercanía y distancia, de algo recapturado, pero también perdido para siempre. ¿Cómo ser irreflexivamente simple allí abajo, y sin embargo estar en posición de apreciar la simplicidad al mismo tiempo? Hay una condición ambigua aquí, en la que uno es llevado de vuelta a otro mundo, como ocurre en los lienzos de Claude, y sin embargo, de la que uno es excluido. La misma distancia que conecta las baldosas. La amargura y la dulzura son aspectos de la misma experiencia, y nacen en la misma medida y al mismo tiempo en los mismos términos. Es esta condición ambigua la que da lugar a la mezcla de emociones, la "melancolía placentera" de los Románticos - no, como parece ser asumido a menudo (sombras de Séneca), un placer autoindulgente en el dolor en sí mismo. Ese error surge del pensamiento de "uno u lo otro" (debe ser placer o debe ser dolor), junto con el análisis secuencial (si ambos están presentes, uno debe dar lugar al otro, presumiblemente dolor al placer). 336

Se excluye la opción de que ambas emociones puedan ser causadas al mismo tiempo por el mismo fenómeno. Algo similar parece estar detrás de un malentendido común de lo sublime, otro fenómeno Romántico central. Las grandes distancias evocadas por la profundidad visual, los grandes objetos y perspectivas, se vuelven de gran importancia, debido a su poder metafórico para expresar un sentido de inefabilidad, que se experimenta tanto física y emocionalmente como conceptualmente. Diez años antes de que Burke escribiera su famosa investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y lo bello, su contemporáneo menos conocido John Baillie escribió que "toda persona que está viendo un Objeto grande se ve afectada por algo que, por así decirlo, extiende su propio Ser y lo expande hasta una especie de Inmensidad". Lo que quiero llamar la atención aquí es la clara expresión del hecho de que lo sublime se expande y extiende, no empequeñece, el ser del espectador. Pero la misma profundidad que une es también la evidencia de la separación. En la medida en que uno se une con algo más grande que uno mismo, uno siente la expansión del alma a la que se refiere Baillie; en la medida en que uno es consciente de la separación, uno siente su pequeñez. Esto es intrínseco a la experiencia de la admiración. El avance en el pensamiento Romántico y la conexión esencial con las cosas les permitió ver que aquellos que están asombrados por cualquier gran objeto - ya sea Dios, o la inmensidad, la belleza y complejidad de la naturaleza - no se separan de él; sienten algo que es lo Otro, ciertamente, pero también algo de lo que participan. Debido a la conexión empática o a la intermediación -cuya profundidad aquí es una metáfora- ambos comparten el carácter del Otro y sienten su separación de él. La Reverencia no es una humillación, ellos lo entendieron, sino en verdad una exaltación: un sentido de pertenencia a algo más grande que uno mismo, que para los Románticos era el mundo fenoménico, y lo que uno podía ver a través de él. La profundidad y la altura se convierten en símbolos de lo profundo: el elemento esencial de lo sublime no es sólo algo grande, sino que se desconocen sus límites, como una cima de montaña que se pierde en las nubes. "La noción de profundidad", escribe Berlín, "es algo con lo que los filósofos rara vez tratan. Sin embargo", continúa, Es un concepto perfectamente susceptible de tratamiento y, de hecho, una de las categorías más importantes que utilizamos. Cuando decimos que una obra es honda o profunda, más allá de que se trate obviamente de una metáfora, supongo que de pozos, que son hondos y profundos - cuando se dice que alguien es un escritor profundo, o que un cuadro o una obra musical es profunda, no está muy claro a qué nos referimos, pero ciertamente no queremos intercambiar estas descripciones por algún otro término como "bello" o "importante" o "interpretado de acuerdo con las reglas" o incluso "inmortal".... Según los Románticos -y ésta es una de sus principales contribuciones a la comprensión en general- lo que quieren decir con profundidad, aunque no lo discutan con ese nombre, es inagotable, inabarcable.... No hay duda de que, aunque intento describir en qué consiste la profundidad, tan pronto como hablo queda claro que, por mucho que hable, se abren nuevos abismos. No importa lo que diga, siempre tengo que dejar tres puntos al final.... Me veo obligado en mi discusión, obligado en la descripción, a utilizar un lenguaje que, en principio, no sólo hoy, sino para siempre, es inadecuado para su propósito.... No hay ninguna fórmula que por deducción te lleve a todo [los "horizontes" abiertos por dicha profundidad].

337

En el capítulo sobre el Renacimiento hice hincapié en la perspectiva más amplia y profunda sobre el tiempo y el espacio que caracterizaba a la época. Si se observan los grabados de la arquitectura Romana Antigua en el influyente (El espejo de la magnificencia de Roma) del francés Antonio Lafréri, grabador que trabajó en Roma a mediados del siglo XVI , se ve una línea ininterrumpida que los conecta directamente en espíritu, no sólo con los estudios de arquitectura de Claude en el siguiente siglo, sino con obras románticas tan emblemáticas de los primeros años de Piranesi, como la serie Vedute di Romaine de Piranesi, Vues des Plus Beaux Restes des Antiquités Romaines de Barbault, e incluso las Cárceles de la Invención, tan en consonancia con el espíritu de Horace Walpole y de Quincey. 250 años después, Ducros pinta con un ojo notablemente similar. Y hay una clara relación entre los paisajes de Claude y los de paisajistas románticos como Richard Wilson en Inglaterra o Thomas Cole en Estados Unidos. Paradójicamente, no fue la Ilustración, sino el Romanticismo, el que reveló la belleza y el poder de la luz. En Claude los Románticos encontraron su ejemplo. Los estudios de nubes de Constable y los paisajes resplandecientes y delicuescentes de Turner, tan estudiados por los impresionistas, son esencialmente celebraciones de luz y color. Y sin embargo, es un error profundo, como sucede a menudo, verlos como proto-abstractos, cualquier nombre menos abstracto. Lo abstracto está por definición desvinculado -abstraído- del mundo. No contienen luz: la luz, como la profundidad y la textura, existe sólo en la experiencia, no en el reino del pensamiento. Una pintura como la Conflagración de Bierstadt hace que el momento sea hermoso. En un sentido cierra lo abstracto, está tan lejos de lo abstracto como se puede imaginar, e incluso alcanza una sublimidad a través de la luz, la profundidad y el color que sus paisajes más convencionales a veces se pierden, por sus diseños demasiado explícitos hacia el espectador. Es notable que es en esos momentos en que, según mi opinión, ha habido un período de "liberación" del hemisferio derecho -el Renacimiento y el Romanticismo- que ha habido un interés en una visión a largo plazo y en una visión elevada de la vida: la visión que trae distancia. Esto podría estar relacionado con el hecho de que el hemisferio derecho tiene una visión generalmente más amplia, que uno sabe que es el caso, pero podría ser más que por eso. Si uno es consciente de la singularidad de las personas y las cosas individuales, y al mismo tiempo está comprometido afectivamente con ellas, inevitablemente se ve forzado a enfrentar la separación y la pérdida. Esto se expresa metafóricamente en una evocación de la distancia en el espacio y en el tiempo, y por lo tanto con paisajes vistos desde arriba, y desde lejos, tanto en la pintura como en la poesía. Una relación afectiva con "el Otro" a lo largo de distancias de tiempo y espacio proporciona los medios para entendernos como parte de un mundo tridimensional, no sólo tridimensional en el sentido espacial, sino también con profundidad temporal y emocional, un mundo en el que nos movemos inexorablemente hacia la muerte. El verse en otros lugares, y en otras épocas, pero sin alejarse del abismo que separa a los Románticos, con su capacidad de fusionar la separación con la conexión, estaba previsto en la famosa imagen de Donne de las brújulas, y de las almas de los amantes que se extienden entre ellas, como la hoja del joyero "con resistencia, como oro al martillar": ese poema también trataba no sólo del amor y de las separaciones de los amantes, sino de la separación última (que según Donne no es una separación) de la muerte.

MELANCOLÍA Y ANHELO 338

Tanto en el Renacimiento como en el Romanticismo, hay un encanto por el pasado, incluyendo el pasado clásico (piense en las Ozymandias de Shelley), en contraste con el acento de la Ilustración en el futuro. Incluso la elegía de la juventud perdida, que parece Romántica por excelencia, está presente en el Renacimiento una y otra vez: como en la de Sir Walter Ralegh: Como los sueños triviales, también mis alegrías expiran, Y regreso al pasado son todos mis días colgantes; Mi amor engañó, y mi imaginación se retiró, De todo lo que ha pasado, el dolor sólo se queda.... O en la "Elegía" de Chidiock Tichborne: La primavera ha pasado, y sin embargo no ha brotado, El fruto está muerto, pero las hojas son verdes, Mi juventud se ha ido, y aún así soy joven, Vi el mundo y, sin embargo, no me vieron, Mi hilo está cortado, pero no fue girado, Y ahora vivo, y ahora mi vida ha terminado. Del mismo modo, se hace hincapié en lo individual o único, más que en lo general, y en lo fugaz, más que en lo fijo e inmutable. Esto le ha parecido a las sensibilidades post-románticas atadas a la cultura y quizás autoindulgentes. Es, de hecho, sólo en un mundo donde las cosas son intercambiables o permanecen inalterables -el ámbito de las Ideas o representaciones, el del hemisferio izquierdo- que uno puede permitirse adoptar cualquier otro punto de vista. Así como en el Renacimiento la naturaleza no causada de la melancolía parece haber sido enfatizada, de modo que no corría el riesgo de ser confundida con, y reducida a, una reacción a circunstancias específicas, así también se la encuentra nuevamente enfatizada en el Romanticismo. " No sé lo que significa que estoy tan triste " comienza Heine en El Lorelei, y así se queja Lermontov: " ¿Qué es eso que me pinta y me molesta? ¿Estoy esperando, o llorando, por algo? Y en cada caso la belleza de la amplia escena natural que rodea al poeta -en el caso de Heine, el apacible fluir del Rin y el atardecer en las cimas de las montañas, en el de Lermontov, la solemne maravilla de los cielos sobre la estepa, durmiendo en su azul quietud- contrasta con la tristeza que es tan difícil de comprender. Más tarde, Tennyson escribiría: "Lágrimas, lágrimas vanas / No sé lo que significan / Lágrimas de la profundidad de alguna desesperación divina..." Como los comentarios de Tennyson sobre la composición de este poema dejan en claro, no fue una expresión de aflicción, sino de anhelo. Estaba asociado con la distancia a través del tiempo y el espacio: "Están siempre conmigo ahora, es la distancia lo que me encanta en el paisaje, la imagen y el pasado, y no el día de hoy en el que me muevo." De niño ya estaba atormentado por lo que él llamaba la pasión del pasado. La distancia produce un algo que no está ni en el sujeto ni en el objeto, sino en lo que surge entre ellos, y es intrínsecamente melancólico. Hazlitt escribió: Cuando era niño, vivía con el paisaje de una cadena de elevadas colinas, cuyas cimas azules que se mezclaban con el sol poniente que a menudo tentaban mis ojos anhelantes y mis pies errantes. Por fin puse mi proyecto 339

en ejecución, e hice una aproximación más cercana, y en lugar de aire brillante tejido en formas fantásticas, encontré enormes montones de tierra descolorida.... La distancia del tiempo tiene el mismo efecto que la distancia del lugar.... No es la pequeña mancha, resplandeciente, casi consumida en la distancia, lo que nos llama la atención y "cuelga de los latidos de nuestro corazón": es el intervalo que nos separa de él, y del cual es el límite tembloroso, lo que excita toda esta espiral y poderosa pudín en el pecho. En esa gran brecha en nuestro ser "vienen multitudes de suaves deseos" y arrepentimientos infinitos. No quiero centrarme en el hecho de la melancolía romántica, sino en el significado, en términos hemisféricos, de la condición. Me referí a esto en el capítulo sobre el Renacimiento - la diferencia entre querer y anhelar. El primero es un impulso, el segundo una atracción. El deseo es un impulso, como las experiencias del hemisferio izquierdo, o posiblemente encarna, en el que uno es impulsado, por decirlo así, "desde atrás", hacia algo que es inerte, y del que uno está aislado, algo que no participa en el proceso excepto por el hecho de su existencia. En el anhelo, uno es atraído "de frente" hacia algo de lo que no está totalmente separado, y que ejerce una influencia a través de esa "división dentro de la unión". La primera es como una fuerza hidráulica (como el modelo de Freud de los impulsos), una presión mecánica; la segunda es más como un campo magnético, una atracción eléctrica (como sugeriría el modelo de arquetipos de Jung). La primera es unidireccional; la segunda es bidireccional - existe una "intermediación". El primero es lineal; el segundo, como sugiere el concepto de "campo", holístico, de forma redonda. La primera tiene una visión clara de su objetivo; la segunda intuye lo "Otro" La primera es una fuerza simple, en el sentido de no mezclada, que se quiere o no se quiere. El anhelo, por el contrario, está lleno de emociones mezcladas. Pensemos en los típicos objetivos del anhelo: el hogar, a veces mezclado con la muerte, como en el poema de Eichendorff, "Desde casa tras los destellos rojos ", tan maravillosamente musicalizado por Schumann, que, en su dolorosa ambigüedad, demuestra cuán agridulce es el anhelo. O para el ser querido, como en casi todos los poemas de Heine: "En el hermoso mes de mayo ... le confesé a ella / mi anhelo y deseo "; o por ejemplo en "Solo aquellos que conocen el anhelo / saben lo que estoy sufriendo. ", de Goethe, para el eterno ideal de la feminidad, " la eterna femenina ", como lo describió Goethe, que "nos atrae hacia arriba", (en alemán la idea de atraer incluye la idea de dibujar algún "hogar"), O para el cálido Sur, como en "¿Conoces la tierra donde sangran los limones? " de Goethe. O para la infancia, o el pasado, en prácticamente todos los poetas, desde Wordsworth hasta Hardy, y más allá. En última instancia, sin embargo, es para algo que no tiene nombre. Es un movimiento de fe en estado de incertidumbre: como dijo Shelley, "La devoción a algo lejano / De la esfera de nuestro dolor". Aunque el término fue acuñado tan sólo en el siglo XVIII, la nostalgia no se inventó entonces. En el Simposio de Platón es la base de la fábula que Aristófanes cuenta de los orígenes del amor, de la criatura dividida que anhela reencontrarse con su otra mitad. Y en el otro extremo del espectro temporal, es en el retrato de Bellow de Allan Bloom, el original de Ravelstein en su novela de ese nombre, quien "pensó - no, él vio - que cada alma estaba buscando a su otro peculiar, anhelando su complemento".

340

Es también la emoción central de la poesía oriental. "La nostalgia del pasado es la clave para entender la poesía japonesa", escribe Donald Keene.

Durante más de mil años, casi todos los poemas cortos en japonés consistían en evocar las estaciones, Ya sea directamente o como lo revelan fenómenos característicos como la niebla, la neblina, etc..... la luna, a menos que sea calificada por otra palabra estacional, siempre fue la luna en otoño....". Los poetas japoneses han sido inusualmente sensibles a los cambios que acompañan a las estaciones.... A los poemas de verano y de invierno sólo se les concedía la mitad del espacio que a los poemas de primavera y de otoño [cf. Romanticismo inglés].... el ambiente es a menudo más agridulce que trágico o alegre. Rara vez hay una sugerencia de la felicidad del amor; los poetas escribían más a menudo sobre la falta de respuesta del amado, el fracaso del amado en hacer una visita prometida, incluso la aceptación de la muerte como la única resolución de un asunto infeliz, como si la alegría fuera indecorosa. Por cierto, no es sólo en la Alemania del siglo XVIII y en Inglaterra donde se desarrolló la empatía con la naturaleza, lo que, en cualquier caso, se desprende claramente de la poesía Renacentista; ya era un elemento importante en la sensibilidad del Japón del siglo X, por ejemplo, en la importante antología de los poetas Kokinshú. En otras palabras, muchas de las características del Romanticismo son de hecho potencialmente universales, parte de la estructura de la mente y el cerebro humanos, no sólo aspectos de un síndrome vinculado a la cultura. En otras culturas lo que llamamos Romántico es visto como el punto de vista "natural", lo que el mundo del hemisferio izquierdo de los mecanismos racionalistas y materialistas aparece como un síndrome ligado a la cultura. Keene llama la atención sobre el lugar de la niebla, la bruma, la niebla y la luz de la luna en la poesía japonesa. Los Románticos también tenían predilección por lo que sólo se puede discernir parcialmente: por los bocetos inacabados, por la penumbra del amanecer, por las escenas al atardecer o a la luz de la luna, por la música que se oye a lo lejos, por las montañas cuyas cimas están oscurecidas por la niebla que viene y va. En el capítulo 2 me referí a la conclusión constante de que cuando una imagen se presenta de forma efímera o degradada, de modo que sólo se dispone de información parcial, surge una superioridad del hemisferio derecho. Una forma de ver el Romanticismo es considerarlo como un cortejo, por cualquier medio que se pueda utilizar, del mundo tal y como es dado por el hemisferio derecho. Otra forma de verlo es que en el proceso de completar, o intentar completar, a través de la imaginación, la impresión fragmentaria, uno se convierte en parte en el creador de lo que uno percibe. Y lo que es más importante, sólo en parte: si la cosa se diera en su totalidad, de modo que no tuviéramos nada que ver con ella, o que fuera totalmente nuestra invención, no habría entre nosotros, nada que compartir. Como sugirió Wordsworth, nosotros "mitad creamos" y mitad percibimos el mundo en el que vivimos. Este proceso recíproco y evolutivo entre el mundo y nuestras mentes sugiere una vez más el papel del hemisferio derecho aquí: "algo que siempre va a ser". Más aún, se podría decir que lo sublime está más verdaderamente presente cuando es sólo parcialmente visible que cuando es explícito, y sujeto al pleno resplandor de la conciencia: son nuestras representaciones de la belleza natural -a partir de lo erótico, o de lo divino- las que están limitando, de modo que, por otra "paradoja" (como lo vería el 341

hemisferio izquierdo), la información limitada es menos limitante, más capaz de permitirnos presenciarlo en nosotros. Sin embargo, estas no son "razones" distintas que casualmente suceden juntas para significar que tales imágenes medio percibidas probablemente reclutarán al hemisferio derecho: son todos aspectos inseparables de un "mundo", el mundo coherente del hemisferio derecho, al igual que de su opuesto -claridad de la información, distanciamiento del observador de lo observado, y el triunfo de lo representado sobre el presente- no son "hechos" desconectados, sino todos los aspectos del mundo coherente del hemisferio izquierdo.

EL PROBLEMA DE LA CLARIDAD Y LA EXPLICITUD La luz del día está asociada a la plena conciencia, y por lo tanto tiene una afinidad con los procesos explícitos más conscientes del hemisferio izquierdo: de ahí la alabanza de Diderot a Richardson, que en la sutileza psicológica de sus novelas "ilumina con su antorcha las profundidades de la caverna", a través de su voluntad de explorar los alcances menos explícitos de la mente afectiva e inconsciente. Los Románticos percibían que se podía aprender más de la penumbra que de la luz. Si es cierto que la sabiduría sólo puede ser abordada por caminos indirectos y ocultos, esto puede tener algo más que una aplicación romántica: Homero hizo de la noche el momento de todo el proceso creativo, Hegel creía que (por más de una razón) el búho de Minerva, la diosa de la sabiduría, volaba sólo al atardecer, Heidegger era `un caminante infatigable por lugares sin luz'. Ciertamente Kant y Bentham, con sus caminatas diarias por las cuales uno podría ajustar su reloj, o Fontenelle, que nunca caminó si podía evitarlo, habrían pensado que era muy extraño que de Quincey pasara meses de su vida caminando de noche por calles iluminadas con gas de Londres y Edimburgo, o por las calles iluminadas por la luna de Dartmoor y el Distrito de los Lagos. Caminar por las colinas de Quantock por la noche era de hecho parte del comportamiento altamente sospechoso que llevó al Ministro del Interior de Pitt, el Duque de Portland, a poner a Wordsworth y Coleridge bajo vigilancia en 1797 (el agente del gobierno que se dispuso a seguirlos en sus caminatas pensó que había sido descubierto cuando oyó a Coleridge referirse a cierto "Spy Nozy" - a saber, Spinoza). "La visión", escribe el neurobiólogo Semir Zeki, "resulta ser el mecanismo más eficaz para adquirir conocimientos y amplía nuestra capacidad de hacerlo casi infinitamente". Así es: pero las mismas cualidades que hicieron de ese eficiente mecanismo el instrumento de la Ilustración lo hicieron sospechoso para los Románticos. Herder, en su Escultura, uno de los primeros tratados Románticos importantes sobre arte, escribió que "la verdad viva y encarnada del espacio tridimensional de ángulos, de formas y volumen, no es algo que podamos aprender a través de la vista", pues la gran escultura es físicamente presente, verdad tangible. La línea hermosa que varía constantemente su curso nunca se rompe ni se contorsiona con fuerza, sino que gira sobre el cuerpo con belleza y esplendor; nunca descansa, sino que avanza siempre.... La vista destruye la hermosa escultura en lugar de crearla; la transforma en planos y superficies, y rara vez no transforma la hermosa plenitud, profundidad y volumen de la escultura en un mero juego de espejos.... Considere al amante del arte hundido en la contemplación que da vueltas sin descanso alrededor de una escultura. ¿Qué no haría para transformar su vista en tacto, para hacer de su mirada una forma de tacto que se siente en la oscuridad? 342

"Mil puntos de vista no son suficientes" para evitar que la forma viva sea reducida por la vista, cuando no es ayudada por los otros sentidos, en un diagrama bidimensional, lo que Herder llama un "penoso polígono". Este destino sólo se evita cuando el "ojo del espectador se convierte en su mano". Esta sinestesia, en la que el ojo, ya no es la herramienta aislada del intelecto, debe poner en contacto el cuerpo entero del espectador con todo el cuerpo visto, que a menudo emerge, desafiando al lenguaje, a medida que se desarrolla la sensibilidad del Romanticismo, y Goethe lo expresa memorablemente en sus Elegías Romanas, cuando escribe sobre acostarse en Roma con su amante: ¿Y no me estoy instruyendo observando las formas de su hermoso seno, Guiando mi mano hacia abajo sobre sus caderas? Entonces, por fin, realmente entiendo el mármol. Pienso y comparo, veo con un ojo sensible, siento con una mano que ve. El arte se acerca más íntimamente a la forma humana viva y respirante: su amante es una obra de arte, la obra de arte su amante. Y la obra de arte no sólo se convierte en una criatura viva, sino que sólo puede ser apreciada por todo el ser encarnado, por una especie de amor que participa del eros. El erotismo de Goethe aquí, aunque juguetón, no está fuera de lugar. Uno de los primeros y más grandes historiadores del arte, J. J. Winckelmann, famoso por su participación en el establecimiento del gusto neoclásico, fue, sin embargo, derribado en sus encuentros con la escultura griega, como lo había sido Reynolds con Miguel Ángel. Confrontado por el genio de la escultura griega, se apasiona con un éxtasis a medio camino entre lo erótico y lo divino. El Apolo de Belvedere se convierte para él "en una bella y juvenil encarnación de la deidad [que] despertó ternura y amor, que podía transportar el alma a un dulce sueño de éxtasis, el estado de bienaventuranza humana buscado por todas las religiones...." En esta "imagen del dios más bello", escribe Winckelmann, los "músculos son sutiles, soplados como vidrio fundido en ondulaciones apenas visibles y más aparentes al tacto que a la vista". Al llegar al clímax su descripción apasionada, la imaginación de Winckelmann se vuelve hacia el mito de Pigmalión, la estatua tan amada que cobró vida: "Mi pecho parece expandirse con veneración y levantarse como aquellos que he visto hinchados como por el espíritu de la profecía, y me siento transportado a Delos y a las arboledas del Liceo, lugares donde Apolo es honrado con su presencia, pues mi figura parece asumir la vida y el movimiento, como la belleza de Pigmalión". En una inversión de la tendencia de la Ilustración de reducir lo vivo a lo inanimado (para considerarlo bajo la visión del hemisferio izquierdo), aquí lo inanimado es traído a la vida (devuelto al mundo del hemisferio derecho). Y, significativamente, el proceso es recíproco, no unidireccional. Winckelmann le da vida a la estatua, pero la estatua le da a Winckelmann un sentido renovado de la vida - tanto así que su expresión aquí es ambigua: ¿es "mi figura" aquí la de Apolo, o la de Winckelmann? Se refiere repetidamente a la imagen de Pigmalión, en relación con los "grandes artistas griegos" que buscan "superar la dura objetividad de la materia y, si hubiera sido posible, animarla". El ensayo de Herder se titula Escultura: Algunas observaciones sobre la figura y la forma del Sueño Creativo de Pigmalión. Hegel elogió a Winckelmann por haber trascendido las estrechas preocupaciones del mundo del arte de su tiempo y haber "logrado abrir en el campo del arte un nuevo medio y toda una nueva forma de ver las cosas para el espíritu 343

humano". Herder también vio la descripción de Winckelmann del Apolo como un intento heroico de superar el dominio de la vista y de entrar en una relación más profunda con la forma escultórica, como lo haría un amante con su amada. Elogia a Winckelmann por hacer del objeto de su admiración una presencia viva a través de su sensibilidad al movimiento que está implícito en el contorno en todas partes. La esencia de la escultura reside en esa "bella línea elíptica" que rodea toda la forma, una línea que, como la línea de belleza de Hogarth, no puede ser inscrita en una superficie plana, algo así como "un fino alambre" que gira alrededor de un objeto y se curva a través de un espacio tridimensional, de modo que el objeto se constituye como un todo integral. A medida que el pensamiento de la Ilustración comienza a retroceder, hay, como señala Hall, un renovado sentido del estatus especial del lado izquierdo. En su famoso pasaje que describe la antigua escultura de Laocoon, el sacerdote troyano que, con sus dos hijos, fue asesinado por las serpientes marinas en un acto de castigo divino, Winckelmann escribió: "El lado izquierdo, en el que la serpiente derrama su veneno con un golpe furioso, es donde, debido a su proximidad al corazón, Laocoon parece sufrir más intensamente, y esta parte del cuerpo puede ser llamada una maravilla del arte". Todas las cualidades y valores que Herder y Winckelmann evocaron en su descripción de la escultura, desconocidos, por supuesto, para ellos, se basan en el mundo fenomenológico del hemisferio derecho. Herder señala la importancia de una continuidad ininterrumpida, que descarta como inadecuada cualquier mera concentración en las partes; una evolución sin descanso, que desafía la inmovilidad; una insistencia en la profundidad, el volumen, la plenitud y la compleja curvatura de las superficies vivas, trascendiendo la planitud rectilínea del plano único de visión; un compromiso con la obra de arte, imaginado en el reclutamiento urgente del Einfúhlung (empatía, literalmente "sentir adentro") mediado por la mano, en lugar de la frialdad desprendida del ojo. Tanto Herder como Winckelmann, a pesar de su clasicismo (y Goethe, también, a pesar del suyo), intuyen con fuerza que estos valores están en el centro de nuestra respuesta al arte del Mundo Antiguo. Porque no se trata sólo de una cuestión de escultura: con la obvia excepción de las cuestiones de la mano y el ojo, estos mismos valores podrían aplicarse ha, digamos, la poesía de Homero. Y no sólo al Mundo Antiguo, tampoco: se podría decir lo mismo del verso de Miltonic, o de la música de J. S. Bach. Aunque surge en el contexto de una respuesta romántica a la escultura, lo que se revela no es puramente escultórico, ni puramente Romántico, sino que se obtiene allí donde el arte es una presencia viva. Y, más tarde, en la Elegías Romanas para demostrar este punto, Goethe incluso se las arregla para llevar la composición de la poesía -hasta donde se podría pensar, en el tema de la escultura- tan sinestésicamente como sea posible al tema del eros escultórico, relatando cómo el suavemente cuenta el pulso de los hexámetros con los dedos en el dorso de su amada, mientras que, sobrecogida por el sueño, ella descansa en sus brazos. El problema con la vista, como señala Herder, es su tendencia a enfrentarnos con el rechazo frío de una superficie plana, una imagen, una representación, más que con la palpable inmediatez de la cosa en sí misma como "presencias" para nosotros - la "verdad tangible y físicamente presente". Debido a esta tendencia a socavar la vida de lo original encarnado y sustituirlo por un producto de la mente, Wordsworth habla de lo que él llama "la tiranía del ojo". 344

Cuando lo que hay en cada etapa de vida El más despótico de nuestros sentidos gana La fuerza que había en mí tan a menudo mantenía mi mente En absoluto dominio... ... Está aquí hablando de la pérdida de lo que Heidegger llama autenticidad: lo que había sido una fuente de maravilla se convirtió en parte de lo cotidiano. Esto es también lo que creo que Blake tenía en mente cuando escribió: Las tenues ventanas del alma en esta vida Distorsiona los cielos de polo a polo Y te lleva a creer una mentira Cuando ves con el Ojo, no a través de él. Necesitamos ver a través del ojo, a través de la imagen, más allá de la superficie: hay una tendencia fatal a que el ojo reemplace la profundidad de la realidad -una profundidad que implica la vitalidad, la corporeidad y la resonancia empática del mundo- con una representación plana, es decir, un cuadro. Al hacerlo así, lo sublime se vuelve meramente pintoresco. En el arte tiene que haber un cierto equilibrio entre la facticidad del medio y lo que se ve a través del medio, a lo que me he referido taquigráficamente como semi-transparencia. Un énfasis demasiado grande en el sonido y el sentimiento de las palabras como "cosas" separadas de su significado, o alternativamente un énfasis excesivo en el significado como algo separado del sonido y el sentimiento de las palabras en las que existen, destruye la poesía. Lo mismo sucede con la pintura: pero ahí es mayor la tendencia a la "re-presentación", a la dependencia del ojo. Nos lanzamos hacia el "significado" demasiado rápido en su temática (no se trata de una razón para rechazar la representación en el arte, un tema muy diferente -sólo estar en guardia por la sustitución de la representación por el todo, la forma y la materia en conjunto). Una vez más, la distancia se traduce indistintamente, lo que permite que otros aspectos de la pintura -su "música"- se manifiesten. "Hay una impresión", escribió Delacroix, "que resulta de una cierta disposición de colores, efectos de luz, sombras, etc… es lo que se podría llamar la música de la pintura. Antes de saber lo que representa el cuadro, tu entras en una catedral, y te encuentras a una distancia demasiado grande para saber lo que representa, y a menudo te quedas embelesado por esta armonía mágica...". Los Románticos eran conscientes de la dificultad inherente a permanecer en la presencia en lugar de sustituir la representación. La verdad de esta percepción, obvia en el arte, debe aplicarse a nuestra comprensión de la realidad en general y, por lo tanto, también al ámbito de la ciencia. Goethe, cuyos escritos científicos son fascinantes y poco conocidos hoy en día, advirtió contra la tendencia a reducir inmediatamente la observación a la concepción, perdiendo así el poder del objeto toda su novedad para ayudarnos a romper con las defensas de nuestros sistemas conceptuales, que de otro modo serían inamovibles. Escribe que el estudiante de la naturaleza "debe formarse un método de acuerdo con la observación, pero debe tener cuidado de no reducir la observación a un mero concepto, de sustituir las palabras por este concepto, y de proceder a tratar estas palabras como si fuesen objetos". En general, el lenguaje es la vía por la que se produce esta

345

conceptualización: "lo difícil que es no reemplazar la cosa por su signo; mantener el objeto (Wesen) vivo ante nosotros en lugar de matarlo con la palabra". El lenguaje, una función principalmente del hemisferio izquierdo, tiende, como dijo Nietzsche, a "hacer que lo poco común sea común"; la circulación general del vocabulario devuelve la vibrante multiplicidad de experiencias a las mismas pocas monedas gastadas. La poesía, sin embargo, por su explotación del lenguaje y su connotación no literal, hace uso de la facultad del hemisferio derecho para la metáfora, el matiz y un amplio y complejo campo de asociaciones que revierten esta tendencia. "La poesía", en la famosa formulación de Shelley, "levanta el velo de la belleza oculta del mundo y hace que los objetos familiares sean como si no fueran familiares...Crea de nuevo el universo, después de haber sido aniquilado en nuestras mentes por la recurrencia de impresiones embotelladas por la reiteración". Sin embargo, la poesía, como otras manifestaciones de la imaginación, tiene la típica resistencia del hemisferio derecho al enfoque explícito. Wordsworth habla conmovedoramente al recordar los momentos de inspiración de su infancia: "los escondites de mi poder / parecen abiertos; me acerco y entonces ellos se cierran". El hemisferio derecho tiene que usar el subterfugio y la no-dirección para lograr sus objetivos. El relato de Berlín de por qué el Romanticismo se basa en lo que él llama símbolos, pero yo llamaría metáforas, transmite perfectamente el dominio que el hemisferio izquierdo tiene sobre los medios de comunicación del lado derecho: Deseo transmitir algo inmaterial y tengo que utilizar medios materiales para ello. Tengo que transmitir algo que es inexpresable y tengo que usar la expresión. Tengo que transmitir, tal vez, algo inconsciente y tengo que usar medios conscientes. Sé de antemano que no tendré éxito, y por lo tanto todo lo que puedo hacer es acercarme cada vez más por algún enfoque asintótico; hago lo mejor que puedo, pero es una lucha agonizante en la que, si soy un artista, o de hecho para los Románticos alemanes cualquier tipo de pensador consciente de sí mismo, estoy comprometido durante toda la vida. Al hacerlo, estaban redimiendo la falta de autenticidad de lo familiar. El efecto amortiguador de lo familiar -lo inauténtico, en términos fenomenológicos- es la trampa del hemisferio izquierdo. Romperlo requiere el trabajo de la imaginación, no de la fantasía que hace que las cosas sean nuevas, sino de la imaginación que las hace nuevas, vivas una vez más. Una cualidad definitoria del proceso artístico, quizás su razón de ser, es su implacable oposición a lo inauténtico. Sin embargo, hay una distinción absoluta, incluso una antítesis, entre dos maneras de responder a la experiencia de lo inauténtico. En una de ellas, lo inauténtico es visto como aquello que es demasiado familiar, en el sentido del hemisferio izquierdo, es decir, presentado con demasiada frecuencia, por lo tanto, de hecho, nunca más que re-presentado (en otras palabras, un recurso agotado). En el otro, la falta de autenticidad es vista como resultado precisamente de una pérdida de familiaridad, en el sentido del hemisferio derecho, es decir, de no estar nunca presentes en absoluto - ya no estamos "en casa" con ella, sino que nos hemos alienado de ella. En una, la cosa misma se percibe como agotada y necesita ser reemplazada; en la otra, el problema no radica en la cosa misma, que apenas hemos empezado a explorar, sino en nosotros mismos y en nuestra capacidad de verla como lo que realmente es. Como resultado, las respuestas son diferentes en todos los niveles. 346

En el primer caso, la solución se ve como un intento consciente de producir novedad, algo nunca antes visto, de inventar, de "ser original". En la segunda, la solución, por el contrario, es hacer que lo cotidiano nos aparezca de nuevo, que sea visto de nuevo como es en sí mismo, por lo tanto, descubrir en lugar de inventar, ver lo que estaba allí todo el tiempo, en lugar de poner algo nuevo en su lugar, original en el sentido de que nos lleva de vuelta al origen, a la base del ser. Esta es la distinción entre la fantasía, que presenta algo novedoso en lugar de lo demasiado familiar, y la imaginación, que borra todo lo que hay entre nosotros y lo que no es lo suficientemente familiar para que lo veamos en sí mismo, nuevo, tal como es. Se burlaron de Wordsworth, el más original de los poetas, por el insistente retorno de su mirada a lo que se había visto mil veces antes, en un intento de verlo por primera vez. Es en este contexto que se puede apreciar el aforismo de Steiner que "la originalidad es antitética a la novedad".

WORDSWORTH Y EL PODER REDENTOR DE LA NATURALEZA A través de su especial uso del lenguaje, en particular de conectores lingüísticos, preposiciones y conjunciones, para transmitir la experiencia de la "intermediación", su uso de la doble negación para presentar una cosa y su opuesto a la mente a la vez y, lo que es más importante, para permitir, dolorosamente, que algo surja de una ausencia o vacío casi luminoso, Wordsworth produce formulaciones poéticas que a menudo son las contrapartidas de las posiciones que creo que Heidegger se esforzó arduamente por expresar en prosa discursiva. (Heidegger gravitó más y más en su trabajo posterior hacia la poesía de Holderlin para ilustrar su significado; creo que si hubiera estado familiarizado con Wordsworth podría haber encontrado en él mucho valor.) La retrospección hacia un reino que se ha perdido está en el centro de la poesía de Wordsworth y, sin embargo, gran parte de su obra trata de cómo se puede sanar esta pérdida. El conjunto de El Preludio, el tour de force autobiográfico que, en mi opinión, contiene gran parte de su mejor obra, es en cierto modo un ejercicio de retrospección. Al igual que Tennyson después de él, Wordsworth parece haber estado naturalmente inclinado al sentido del pasado: sus primeros poemas de joven tratan sobre la memoria. "Mi alma echará la vista atrás", escribió; otro poema se ocupa de la "memoria de los placeres pasados", y en un tercero escribió: "porque sólo entonces, cuando la memoria se silencia, estoy en reposo". Uno podría ser perdonado por pensar que estos eran los pensamientos de la edad, pero todos ellos provienen de poemas que escribió antes de cumplir los dieciocho años de edad. Sin embargo, a medida que madura, y ciertamente en el momento del Preludio de 1805, comienza a ver la memoria ya no como algo inerte y unidireccional, sino como algo que vive, y que a veces tiene el poder de revivirnos en el ahora. En El Preludio se refiere a momentos tales como "puntos del tiempo... Que con distinta preeminencia retienen / Una vivificante Virtud, por la cual "nuestras mentes / Se nutren y reparan invisiblemente". La extraordinaria cualidad restauradora de la relación entre Wordsworth y la naturaleza está implícita en cierto modo, e incluso a veces explícitamente, relacionada con la relación sustentadora y reconfortante entre madre e hijo; y es más que pasajero el interés de que esto, como prácticamente todos los demás aspectos del logro de Wordsworth, dependa del hemisferio derecho, a través de la operación de lo que en términos psicoanalíticos se conoce como el "sustrato reconfortante" materno. 347

Uno de estos "puntos de tiempo" ocurrió cuando, con sólo cinco años de edad, y casi incapaz de sostener la brida de su caballo, estaba cabalgando en solitarios montículos. Separado de su compañero, se perdió y se encontró con una horca de verdugo. Su ojo se había fijado en el lugar donde el nombre del asesino aún estaba tallado en el césped: Inmediatamente dejé el lugar Y, reafirmando lo común, vi Una piscina desnuda que yacía bajo las colinas, El Faro en la cima, y más cerca, Una chica que llevaba una jarra en la cabeza Y parecía con pasos difíciles forzar su camino. Contra el viento que sopla. Lo fue, en verdad, Una vista ordinaria: pero necesitaría Colores y palabras desconocidos para el hombre Para pintar la tristeza visionaria Lo cual, mientras yo busco por todas partes a mi guía perdido, En ese momento invirtió en la piscina desnuda, El Faro de la Eminencia solitaria, La mujer, y sus ropas molestaban y sacudían. Por el fuerte viento.... Continúa describiendo cómo ha cambiado el recuerdo de esta escena, le ha dado un resplandor a su experiencia posterior de estos solitarios sentimientos, y continúa: ¡Oh! Misterio del hombre, desde qué profundidad ¡Proceden tus honores! Estoy perdido, pero veo. En la niñez simple algo de la base En la que se apoya tu grandeza, más esto es lo que siento, Que de ti mismo es lo que debes dar, Else nunca más puede recibir. Los días pasados Vuelve a mí desde el amanecer casi De la vida: los escondites de mi poder Parecen abiertos, me acerco y luego se cierran; Lo veo a simple vista ahora, cuando llega la edad, Apenas puedo ver, y yo daría, Aunque todavía puedo, por lo que las palabras pueden dar, Una sustancia y una vida a lo que siento: Me gustaría consagrar el espíritu del pasado Para futuras restauraciones....

348

El poder visionario, tan reparador, es algo que no puede controlar y ni siquiera es predecible. Wordsworth se esfuerza por señalar cuán ordinaria, incluso sombría, es la escena que aporta ese poder. Y con la edad sucede con menos frecuencia. Cuando esto ocurre, no es sólo que suceda sin que nadie lo pida. Ni siquiera es que el intento de hacerlo realidad sea contraproducente: "Me acerco, y luego se cierra". Wordsworth necesita apartar la mirada positivamente. En el famoso pasaje del Libro I del Preludio, cuando describe a los pájaros que anidan en un risco (Oh! Cuando haya colgado / Sobre el nido del cuervo, por nudos de hierba / Y grietas de media pulgada en la roca resbaladiza / Pero mal sostenidas"), o del Libro V, donde "Winander boy" llama a los búhos del otro lado del lago ("en ese silencio, mientras colgaba / Escuchando), un ligero choque de sorpresa leve / Ha llevado lejos en su corazón la voz / De torrentes de montaña"), la visión sucede mientras Wordsworth está concentrado en otra cosa - más que en eso, mientras sus sentidos están en la recta final, pero enfocado en otra cosa que no sea la escena que entra en el corazón. La visión viene como un subproducto. De Quincey cuenta una historia de Wordsworth, durante la época de la Guerra de la Independencia, saliendo por la noche para encontrarse con el carruaje de Keswick que traería noticias muy esperadas. Recostado en el camino donde pudiera poner su oído en él y escuchar el lejano estruendo que indicaría la llegada del correo, su ojo se fijó en una estrella brillante que resplandecía entre la frente de Seat Sandal y Helvellyn, y lo golpeó repentinamente "con un patetismo y un sentido del infinito, que no me habría detenido bajo otras circunstancias". La visión llega gracias a un esfuerzo realizado y luego relajado. Así que Wordsworth describe en la apertura del Libro XII del Preludio cómo la inspiración requiere tanto el esfuerzo por el cual la mente "aspira, agarra, lucha, desea, anhela" como la quietud de la mente que "le permite recibirla, cuando no es deseada" - a pesar del esfuerzo, sólo llega a ser no deseada. Es un poco como el proceso de la memoria misma, por el cual luchamos por recuperar, digamos, un nombre, que sólo después nos llega una vez que nos damos la vuelta. Es como si el esfuerzo abriera las ventanas del alma, pero la intención explícita oscurecía el paisaje de Wordsworth, como si cayera sobre el punto ciego en el centro del campo de visión. Sólo cuando nuestras intenciones están fijadas en otra cosa podemos ver las cosas como realmente son. Creo que lo que Wordsworth está haciendo aquí es hablar de la relación entre los dos hemisferios. La atención focalizada es una competencia del hemisferio izquierdo, y un aumento del estrés, o del miedo o la excitación en realidad inhibe la propagación del reclutamiento neuronal de una manera que favorece este tipo de atención específica del hemisferio izquierdo. Sin embargo, mientras que el hemisferio izquierdo está preocupado por su presa, como el perro de Eliot con su carne, el hemisferio derecho está liberado, su vigilancia está en un estado acrecentado, para ver la escena de nuevo, más auténtica, no recubierta por la familiaridad que el hemisferio izquierdo normalmente pondría en la escena. El hemisferio izquierdo lo habría pre-digerido, por así decirlo, convirtiéndola en otra pintoresca escena de montañas, lagos o cielos estrellados. El esfuerzo inicial de atención centrada es necesario, pero, una vez hecho su trabajo, debe dar paso a una receptividad abierta, a una especie de pasividad activa. Hay una combinación de factores en juego que apuntan a que el hemisferio derecho es el mediador del poder revivificante al que se refiere, aparte de la naturaleza involuntaria de la experiencia, de su naturaleza recíproca y de su 349

vacío aparentemente paradójico. El sentimiento de culpa y asombro que pende sobre muchas de las escenas de los "espacios del tiempo" sugiere una asociación con el hemisferio derecho del que parece depender nuestro sentido religioso. De manera similar, se sabe que el significado último que impregna los espacios del tiempo ocurre en algunos tipos de convulsiones específicamente del lóbulo derecho-temporal, y por lo tanto puede tener un origen en esta región del cerebro. Otros factores que también sugieren la asociación incluyen la importancia de las grandes masas y formas visuales ("formas enormes y poderosas que no están vivas / Como hombres vivos que se movían lentamente a través de mi mente / Por el día y eran el problema de mis sueños"), y el hecho de que estas experiencias están tan asociadas con la infancia, en la que, como he mencionado, el hemisferio derecho juega un papel particularmente importante en todas las formas de comprensión. ¿Cómo recobrar esto en la edad adulta? La respuesta de Wordsworth se da en toda la obra de su vida: en y a través de la poesía, que con su dependencia de la metáfora y el significado implícito permite al hemisferio derecho eludir los procesos ordinarios del lenguaje cotidiano que inevitablemente nos devuelven a lo familiar y reducen lo numinoso a lo cotidiano. Siempre hay una paradoja involucrada, en el sentido de que está tratando de reproducir la falta de conciencia que permite la experiencia de lo numinoso, la condición de tal falta de conciencia que no puede ser reproducida conscientemente. Al volver a visitar el yo de su infancia e intentar darle vida, se centra intensamente en un ser cuya importancia esencial para el poeta es que era completamente inconsciente de sí mismo. En la oda de la Abadía de Tintern, la referencia constante al tema del retorno, las iteraciones cuidadosamente colocadas ("de nuevo escucho..... Una vez más / Contemplo... Ha llegado el día en que vuelvo a descansar"), el movimiento del verso mismo, vagando y volviendo, como el río que imagina Cuán a menudo, en espíritu, me he vuelto hacia ti, O sylvan Wye! Vagabundeas por el bosque, Cuántas veces mi espíritu se ha vuelto hacia ti! Todas evocan un sentido de cambio dentro de la inmutabilidad, como el río que siempre está en movimiento pero siempre igual, como las brújulas de Donne que siempre rodean el mismo lugar y regresan.

AUTOCONCIENCIA Y REPRESENTACIÓN Hay una falta de autoconciencia en Wordsworth que es esencial para su genio, y que le permitió escribir sus líneas más grandes, así como sus peores líneas. Esta es una característica que comparte tanto con Blake como con Keats (y más tarde con Hopkins y Hardy). Estos tres genios románticos, poetas muy diferentes y muy individuales, comparten lo que John Bayley, al describir a Keats, llama su cualidad de "inconfundible", un punto que más tarde retomó Christopher Ricks en Keats y la Vergüenza. La falta de duda, explica su combinación de grandeza y a veces de tontería despreocupada: se hacen vulnerables al convertirse en el conducto de algo más grande que ellos mismos. El funcionamiento explícito y tímido del hemisferio izquierdo se opone constantemente a esta condición y, por lo tanto, es necesario calmarla. 350

Los mismos títulos de las principales obras de Blake, Canciones de inocencia y experiencia y El matrimonio del cielo y el infierno, aluden a la realidad de que, en el mundo vivido del hemisferio derecho, los opuestos no están "en oposición". Sin embargo, la poesía visionaria de Blake dramatiza de varias formas una batalla entre dos poderosas fuerzas que adoptan diferentes formas: el poder mecánico de una sola mente, limitante y medidora de lo que Blake llamó Ratio, el Dios de Newton, y el poder liberador de la imaginación creativa, el Dios de Milton. Esta oposición persiste a pesar de la unificación de los opuestos en el hemisferio derecho, por la misma razón de que una sociedad tolerante no puede necesariamente asegurar la cooperación de los intolerantes que la socavarían, y en última instancia puede encontrarse en la paradójica situación de tener que ser intolerante con ellos. Comenté anteriormente que en Prometeo Encadenado de Esquilo, "al hacer el bien sin saberlo", muestra a la mente conociéndose a sí misma sin darse cuenta. Inconscientemente da voz a la profecía del hemisferio derecho de a dónde llevaría la insurrección del hemisferio izquierdo. Blake también expresa, sin ser consciente de ello, la lucha del cerebro para protegerse de la dominación del hemisferio izquierdo. Por ejemplo, en "No hay religión natural', escribe: Conclusión. Si no fuera por el Carácter Poético o Profético, el Filosófico& Experimental pronto estaría en la ratio de todas las cosas, y se quedaría quieto, incapaz de hacer otra cosa que repetir la misma ronda aburrida una y otra vez [para llegar fuera de lo conocido se necesita el hemisferio derecho: el hemisferio izquierdo sólo puede repetir lo conocido]. Aplicación. Aquel que ve el Infinito [mira hacia afuera a lo que siempre se ha convertido en el hemisferio derecho] en todas las cosas ve a Dios. Aquel que ve la Ratio solamente [mira al mundo autodefinido creado por el hemisferio izquierdo] se ve a sí mismo solamente [el hemisferio izquierdo es auto-reflexivo]. Por lo tanto, Dios se vuelve como somos, para que podamos ser como él es [a través del hemisferio derecho nos da acceso a la imaginación/metáfora, el puente por el cual lo divino nos alcanza, y nos libera de nosotros mismos]. Blake también se veía inspirado por el regreso de una gran figura de la época pre-augusta, no tanto en su caso Shakespeare o Miguel Ángel (aunque sin duda estaba en deuda con ambos), sino por el espíritu de Milton, que, con una especificidad característica y un maravilloso rechazo a desconcertarse, creía que había entrado en su cuerpo por el empeine de su pie izquierdo: Entonces primero lo vi en el Zenit como una estrella fugaz. Descendiendo perpendicularmente, tan rápido como la golondrina o el vencejo: Y en mi pie izquierdo cayendo sobre el tarso, entró allí..." -- obteniendo así literalmente acceso directo al hemisferio derecho. Y tan aturdido estaba por la experiencia que afortunadamente ilustró el evento. El Romanticismo demuestra, de hecho, de muchas maneras, su afinidad por todo lo que conocemos de la literatura neuropsicológica sobre el funcionamiento del hemisferio derecho. Esto puede verse en sus preferencias en el individuo en vez de lo general, por lo único sobre lo típico ("típico" siendo el significado de la palabra "Clásico"), por la aprehensión de la "estaticidad" de las cosas - su manera particular de ser la ultima realitas entis,(realidad de estar), la forma final de la cosa exactamente como es, y sólo es, o puede ser - sobre el énfasis en el "qué" de las 351

cosas; en su apreciación del todo, como algo diferente del conjunto de las partes en las que el hemisferio izquierdo lo analiza en el momento en que aparece en la conciencia autoconsciente; en su preferencia por la metáfora sobre el símil (evidente en el contraste entre la poesía Romántica y la agustiniana), y por lo que se expresa indirectamente sobre lo literal; en su énfasis en el cuerpo y los sentidos; en su énfasis en lo personal más que en lo impersonal; en su pasión por lo que se ve que está vivo, y en su percepción de la relación entre lo que Wordsworth llamó la "vida de la mente" y el reino de lo divino (Blake: "todos los seres vivos son santos"); en su acento en la participación más que en la imparcialidad desinteresada; en su preferencia por la intermediación que se siente en un mundo tridimensional, más que por ver lo que es distante como ajeno, yaciendo en otro plano; en su afinidad por la melancolía y la tristeza, más que por el optimismo y la alegría; y en su atracción por lo que es provisional, incierto, cambiante, evolutivo, en parte oculto, oscuro, sombrío, implícito y esencialmente incognoscible, en preferencia a lo que es final, cierto, fijo, evolucionado, evidente, claro, ligero y conocido. A medida que avanzaba el siglo XIX, uno ve un cuadro mixto, una fase de transición. Hay una división entre el inspirado Tennyson que escribió: No oí ningún sonido donde yo estaba. Pero el riachuelo desde el césped Corriendo hacia mi propio bosque oscuro; O la voz de la larga ola del mar mientras se hinchaba. De vez en cuando, en el oscuro amanecer; Pero miré y rodeé toda la casa. La cortina blanca de la muerte se corrió; Sentí un horror en mí arrastrándose, Me pica la piel y recupero el aliento, Sabía que la cortina blanca de la muerte significaba sólo dormir, Pero me estremecí y pensé como un tonto en el sueño de la muerte..... Y el Tennyson de la tierra de las hadas. Pero, con algunas excepciones, los pintores eran más rápidos que los poetas en sucumbir a la fantasía o al academicismo. Hopkins es un caso de particular interés: casi todo en él sugiere un predominio del hemisferio derecho. Era un sacerdote, que sufría de depresión. Tenía una fascinación por lo que, siguiendo a Duns Scoto, llamaba haecceitas (esencia): Cada cosa mortal hace una cosa y la misma: Se refiere a estar en el interior donde cada uno habita; El si-mismo, va el solo; yo mismo le hablo y deletreo, Llorando Lo que hago soy yo: para eso yo he venido. En sus "Comentarios sobre los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola", Hopkins se refiere a: ese sabor de mí mismo, de mí y de mí anteriormente y en todas las cosas, que es más característico que el sabor de la cerveza o del alumbre, más característico que el olor de la hoja de nuez o del alcanfor, y es incomunicable por cualquier medio a otro hombre (como cuando era niño que solía preguntarme a mí 352

mismo: ¿Qué debe ser, ser otra persona?) ....buscando la naturaleza me degusto a mí mismo en una sola jarra de cerveza, la de mi propio ser. Esto nos recuerda a Heidegger capturando lo "esencial" de una cosa a través del olor. Hopkins acuñó el término inscape para representar esta cualidad única de una cosa, persona, lugar o evento, e instress para representar la energía que la sustentaba, algo parecido al auténtico Dasein. El era un apasionado observador de las cosas tal como son: "La luz de la luna colgando o cayendo sobre las copas de los árboles como una telaraña azul", "gotas de lluvia que cuelgan de los rieles, etc., vistas sólo en el borde inferior iluminado como uñas (de los dedos)", "una mirada suave y caliza con más sombras en el centro de los globos de las nubes en una noche con una luna tenue u oculta". Estaba tan cautivado por el sonido y el sentimiento de las palabras, su "delgadez", el sonido y el tacto, que, aunque nunca pierde el sentido, a veces está cerca de hacerlo. Estaba hiper-alerta a los significados de las palabras según su etimología, de nuevo como Heidegger, y a través de ellas reveló conexiones importantes. Él tenía amor por todo lo que es salvaje, y no fue tocado por la humanidad: "¿Qué sería el mundo, una vez despojado / De la humedad y la naturaleza?". Tenía un sentido muy desarrollado de temor y de culpa ("pobre, torturado, Gerard Manley Hopkins", como lo llamaba Robert Graves, sólo para despedirlo). Se dio cuenta de la importancia del salto de la intuición, en contraposición a la línea ininterrumpida de la racionalidad: "es una alegría que no haya un camino real a la poesía", escribió, "no se puede llegar al Parnaso si no es volando hacia allí". Vio que la base de la belleza era la igualdad dentro de la diferencia, y la diferencia dentro de la igualdad; y enfatizó la importancia de la relación entre las cosas por encima de las cosas mismas. Y fue objeto de una inspiración repentina en la que muchos de sus más grandes poemas le llegaron: "Pronto tendré algunos sonetos para enviarle, cinco o más. Cuatro de ellas vinieron como inspiraciones sin invitación y en contra de mi voluntad...". La inspiración es algo que no podemos controlar, hacia lo cual tenemos que mostrar lo que Wordsworth llamó una "pasividad sabia". A medida que avanzaba el siglo XIX, esta falta de control encajaba mal con el espíritu de confianza generado por la Revolución Industrial, y esta falta de previsibilidad con la necesidad, de acuerdo con la ética protestante, de "resultados" como recompensa por el esfuerzo. La imaginación era algo en lo que no se podía confiar: era transitoria, se desvanecía en el momento en que se revelaba en la conciencia (en la famosa frase de Shelley, "la mente en la creación es un carbón que se desvanece"), recalcitrante a la voluntad. En respuesta a esto, "lo imaginativo", un producto de la fantasía activa, más que de la imaginación receptiva, comenzó a invadir el reino de la imaginación misma. Esta "re-presentación" de algo que una vez había estado "presente" sugiere que una vez más el territorio del hemisferio derecho estaba siendo colonizado por el izquierdo. Se ve en términos visuales, en la extraordinaria atención al detalle a expensas de la composición global, en la pérdida del sentido del todo (la visión del hemisferio izquierdo que reemplaza a la del derecho), en los pre-rafaelitas, y en cierta medida en la pintura victoriana en general, y en una especie de apoteosis en las imágenes obsesivamente detalladas del esquizofrénico Richard Dadd.

353

Como Peter Conrad señaló, el juicio de Henry James sobre Middlemarch, justo o no, de que era "un tesoro de detalles, pero... un todo indiferente", recoge un rasgo central del arte y la literatura victoriana.

LA SEGUNDA REFORMA En la primera parte del libro, me referí a los filósofos alemanes llamados "idealistas" de finales del siglo XVIII y principios del XIX, y por lo tanto de la época Romántica, y a su visión de que había que combinar la razón con la imaginación, la construcción de sistemas con la percepción de la individualidad, la coherencia con la contradicción, el análisis con el sentido del todo. Llama la atención el grado de entusiasmo y de participación activa que ellos demostraron hacia la ciencia. Goethe es un ejemplo notable: de hecho, creía que su trabajo científico era más importante que su poesía. Con su descubrimiento en 1784 del hueso intermaxilar del cráneo del feto humano, un remanente vestigial de un hueso que se encuentra en el cráneo de los simios y que falta en los humanos, demostró para su propia satisfacción, mucho antes de Darwin, que todos los seres vivos estaban relacionados y que sus formas evolucionaban a partir del mismo tronco. Aunque eran principalmente filósofos y poetas, veían el mundo como una unidad viva, en la que lo metafísico y lo material no estaban separados, pero en el que, los diferentes contextos exigían enfoques diferentes. En una exploración del espíritu de la época de Goethe, un historiador escribe, con palabras que hacen eco de Nietzsche en Apolo y Dioniso: Porque ni siquiera la racionalidad puede prescindir de la imaginación, pero tampoco la imaginación de la racionalidad. El matrimonio de los dos es, sin embargo, de un tipo tan peculiar, que llevan a cabo una lucha a vida o muerte, y sin embargo, sólo juntos son capaces de realizar sus mayores hazañas, como la forma superior de conceptualizar que estamos acostumbrados a llamar razón. Pero este matrimonio no iba a durar. Una especie de segunda Reforma estaba en camino. La Reforma del siglo XVI podría considerarse como un cambio de la capacidad de entender la metáfora, la encarnación, el reino que une este mundo y el otro, la materia y el espíritu, hacia una forma literalista de pensar, un alejamiento de la imaginación, que ahora se considera traicionero, hacia el racionalismo. A mediados del siglo XIX surgió en Alemania un nuevo movimiento intelectual que, como reconoció uno de sus protagonistas, Ludwig Feuerbach, tenía sus raíces en la Reforma. Tenía dificultades con la idea de que los reinos de la materia y del espíritu se interpenetraran entre sí: si una cosa no era totalmente incorpórea, sólo una idea, tenía que ser totalmente material. Desapareció la comprensión de la compleja, a menudo paradójica naturaleza de la realidad, aceptación de la coniunctio oppositorum: estábamos de vuelta en el reino de "lo uno u lo otro". También abrazaba una especie de literalidad y desconfiaba de la imaginación. Esta filosofía, conocida como materialismo, se basaba explícitamente en la idea de que la ciencia es el único fundamento para conocer y comprender el mundo. Los orígenes de este materialismo científico, o "positivismo", se remontan a la Ilustración francesa. Auguste Comte había afirmado que la ciencia no era sólo nuestra única fuente de conocimiento genuino sobre el mundo, sino que era la única manera de entender el lugar de la humanidad en el mundo, y la única visión creíble del mundo en su conjunto. 354

Vio pasar las sociedades y las culturas por tres etapas: una fase teológica, en la que dominan las perspectivas religiosas, cediendo a una etapa de análisis filosófico, conformada inevitablemente por suposiciones metafísicas, que a su vez da paso a la etapa científica "positiva", en la que se desechan, y se logra el conocimiento "objetivo". Según Richard Olson, a lo largo de los primeros años del siglo XIX, todas las grandes tradiciones de las ciencias naturales se esforzaron por extender sus ideas, métodos, prácticas y actitudes a los temas sociales y políticos de interés contemporáneo. Como había advertido Aristóteles, cada tipo de conocimiento tiene su propio contexto: no se puede asumir que lo que es racional para el geómetra es racional para el médico o para el político. Pero el hemisferio izquierdo no respeta el contexto. Los deseos de Comte se hicieron realidad, y las estrategias analíticas asociadas a la mecánica generalmente llevaron a la presunción de que la sociedad podía ser tratada como un conjunto de unidades individuales - no como una sociedad de hecho, sino como el prototipo de las "masas" - con el bienestar de la sociedad reducido a una suma de placeres y dolores individuales. Feuerbach era el más importante del grupo apóstata conocido como los jóvenes hegelianos. Donde Hegel se había esforzado por preservar la unidad última de espíritu y materia (del hemisferio derecho), sin simplemente colapsar en el otro, Feuerbach y sus compañeros materialistas sólo veían las alternativas (del hemisferio izquierdo): materia o ideal. Al rechazar el ideal como una representación vacía, se vieron obligados a aceptar sólo la materia. Sin embargo, en un sorprendente paralelismo con la Reforma, el primer impulso fue hacia la autenticidad. Los jóvenes hegelianos deseaban rescatar el reino de la experiencia sensorial, lo que se puede ver y tocar, de lo que ellos veían como una sujeción al reino de los conceptos e ideas, y en general rescatar la experiencia de una representación de la experiencia, igual que la religión de la mera teología. La experiencia no era lo mismo que las ideas sobre la experiencia, es cierto. Pero al igual que los ideólogos de la Reforma, terminaron destruyendo el puente entre los dos reinos y reduciendo la complejidad de la existencia a algo simple y claro. Mientras que en la Reforma había sido la Palabra, en este caso era la Materia. La realidad era lo que la ciencia podía manejar, y sólo eso era real. Karl Vogt proclamó que el pensamiento, la secreción del cerebro, podía ser cambiado, como otras secreciones corporales, con la dieta: "ya que la creencia es sólo una propiedad de los átomos del cuerpo, un cambio en las creencias depende sólo de la forma en que los átomos del cuerpo sean sustituidos". Parece que no se habían dado cuenta de que esto también se aplicaba a la creencia en el materialismo. ¿Cómo íbamos a decidir qué ubicación de los átomos era la que había que abrazar, asumiendo que era algo que se podía hacer a una ubicación de los átomos? Pero estas preguntas no fueron contestadas. Al abrir una brecha entre el reino de la experiencia sensorial y el reino de las ideas, todo el reino de las ideas se volvió sospechoso. Las ideas fueron las que nos llevaron a creer que las cosas que no podíamos ver con nuestros ojos y tocar con nuestras manos -como Dios- eran reales, así que ellas debían, según esa lógica, ser nuestro propio invento. Peor aún, dotados de una existencia tan independiente, nos mantuvieron en un estado de indignidad y humildad. La negación de lo divino era tan importante para ellos como la elevación de la materia. Esto era en sí mismo, por supuesto, una idea; y, si se podía decir que era verdad, también lo era la idea de su verdad.

355

Pero hay más que un poco de Prometeo en los materialistas. Cuando uno de ellos, Ludwig Biichner, salió de un período de crisis personal, fue con la proclamación: "Ya no reconozco ninguna autoridad humana sobre mí". No hay autoridad humana, fíjese. La falta de voluntad para reconocer cualquier autoridad estaba, en otro paralelismo con la Reforma, en el centro mismo del materialismo: pero estos reformadores, como los anteriores, tenían que reconocer algún tipo de autoridad, incluso si era la autoridad de la razón (que es algo en sí mismo que sólo podemos intuir). Así que los materialistas también tenían que tener una autoridad sobrehumana: y esta nueva divinidad era la ciencia. Tanto el materialismo científico como el materialismo dialéctico de Engels y Marx surgieron desde la opinión de que la ciencia era la única autoridad. En 1848, la revolución se extendió por toda Europa, y sus repercusiones se dejaron sentir con más fuerza en Francia y Alemania. "Para los materialistas científicos, y hasta cierto punto también para Marx, la oposición a la autoridad sin fundamento era la tarea y la ciencia natural era su justificación." Hablando en 1853, Lyon Playfair, uno de los evangelistas más entusiastas del materialismo científico en la Gran Bretaña del siglo XIX, declaró que "la ciencia es una religión y sus filósofos son los sacerdotes de la naturaleza": T. H. Huxley, el "bulldog" de Darwin, describió sus charlas como sermones laicos. Esto fue parte de un amplio cambio en el que, según Gaukroger, el sentido de superioridad de Occidente cambió sin problemas a principios del siglo XIX de la religión a la ciencia. Al hacerlo, cambió una religión por otra; pero estos "sacerdotes de la naturaleza" no honraron tanto a la naturaleza misma como a la capacidad humana de controlarla, y de hacerla aparentemente comprensible sólo con el racionalismo: el hemisferio izquierdo reflexionando sobre sí mismo. Es interesante que Marx llamara a Prometeo, opuesto como lo fue a "todos los dioses divinos y terrenales que no reconocen la autoconciencia humana como la divinidad más elevada... el más eminente santo y mártir del calendario filosófico". Es un hecho incómodo que Hitler también escribió más tarde que el ario es "el Prometeo de la humanidad de cuya brillante frente ha brotado en todo momento la chispa divina del genio, encendiendo siempre de nuevo ese fuego del conocimiento que ilumina la noche de misterios silenciosos y que hace que el hombre suba por el camino de la maestría sobre los demás seres de esta tierra". Al barrer el pasado, parece que el concepto de arrogancia, que los griegos habían entendido como el centro de toda tragedia, se perdió. Por el contrario, en el mundo antiguo, según Kerényi, "la vulnerabilidad era un atributo de los dioses, tal como es característico de la existencia humana". (El mito central del cristianismo, en realidad, es la vulnerabilidad de lo divino, el sufrimiento de Dios junto a su creación.) Pero esta admisión no es posible en el hemisferio izquierdo de Prometeo. "Prometeo, fundador del sacrificio, era un tramposo y un ladrón", escribe, "estos rasgos estaban en el fondo de todas las historias que tratan de él". Bajo su tutela, los hombres se convirtieron en ladrones de la divinidad que les rodea, "cuya temeridad les trae una desgracia inconmensurable e imprevista". La falta de preocupación por el contexto en el hemisferio izquierdo conduce a dos consecuencias importantes, cada una de las cuales hace que su versión de la realidad sea más peligrosa y a la vez más difícil de resistir.

356

No se tiene en cuenta la conveniencia o no de aplicar el cientificismo a un campo de la experiencia humana y no a otro -la percepción de Aristóteles-, ya que para entenderlo se requiere un sentido del contexto y de lo que es razonable, y ambos, desde el punto de vista del hemisferio izquierdo, son intrusiones innecesarias por parte del hemisferio derecho en su naturaleza absoluta, no contingente, la fuente de su poder absoluto. Al mismo tiempo, la ciencia predicaba que estaba exenta de la historización o contextualización que se estaba utilizando para socavar el cristianismo en el siglo XIX, una forma de permitir a la ciencia criticar todos los demás relatos del mundo y de la experiencia humana, al tiempo que se hacía inmune a la crítica. Esta doctrina de la infalibilidad de la ciencia es también el resultado de la incapacidad de la Ilustración para comprender la naturaleza contextual de todo pensamiento, lo que Dewey llamó "el dogma de la concepción inmaculada de los sistemas filosóficos". Nada de esto habría sido posible sin el desarrollo de su propio mito, que en el siglo XX se convertiría en el mito dominante de nuestra cultura. Sin embargo, las principales características de la misma ya están establecidas a mediados del siglo XIX. En primer lugar estaba el mito de la unidad de la ciencia: la visión del hemisferio izquierdo de que existe un camino lógico hacia el conocimiento, independientemente del contexto; mientras que, la ciencia es, para citar a Gaukroger de nuevo, "una agrupación suelta de disciplinas con diferentes materias y diferentes métodos, atadas de diversas maneras, cada una de las cuales funciona para unos fines pero no para otros". Luego está el mito de la soberanía del método científico, del progreso planificado e implacable del hemisferio izquierdo siguiendo un camino secuencial hacia el conocimiento. De hecho, sabemos que, aunque el método científico juega su parte, los mayores avances de la ciencia son a menudo el resultado de observaciones casuales, obsesiones de personalidades particulares e intuiciones que podrían ser inhibidas positivamente por una estructura, método o visión del mundo demasiado rígida. Los avances tecnológicos también han sido con menos frecuencia consecuencias de un método sistemático que resultado de entusiastas locales o artesanos hábiles que intentaron resolver empíricamente un problema local, y muchos han sido francamente subproductos fortuitos de un intento de lograr algo muy diferente. Y hay cosas que están simplemente más allá del conocimiento científico, donde es un error categorial suponer que pueden ser entendidas de esta manera. La arrogancia del hemisferio izquierdo se ve agraviada por esta idea, y cuando el gran fisiólogo alemán Emil DuBoisReymond, descubridor del potencial de acción neuronal, llamó la atención sobre los límites propios de la comprensión científica con su declaración: ignorabimus ("[hay cosas que] nunca sabremos"), su reacción fue - y sigue siendo - de indignación. Luego esta el mito de la ciencia por encima de la moralidad, extrañamente unido a una aceptación acrítica de la idea de que la ciencia es el único fundamento seguro para la decencia y la moralidad: el hemisferio izquierdo con la negación característica, a pesar de sus muchos éxitos en aliviar el sufrimiento humano, tiene un historial que dista mucho de ser impecable a este respecto, con sus métodos de investigación, así como las consecuencias tal vez imprevistas, pero no por ello menos previsibles, de sus acciones y, a veces, sus propios objetivos (en colaboración con regímenes corruptos), que son a veces manifiestamente perjudiciales.

357

Y, en otra negación, está el mito de su valiente posición contra las fuerzas del dogma, generalmente en la forma de la Iglesia, encapsulada en cuentos groseramente simplificados, diseñados para transmitir el mensaje de que la ciencia por sí sola no tiene preconceptos. LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Pero es la Revolución Industrial la que permitió al hemisferio izquierdo hacer su asalto más audaz hasta ahora contra el mundo del hemisferio derecho - o quizás uno debería decir que el asalto más audaz del hemisferio izquierdo fue la Revolución Industrial. No hace falta decir que este paso es de los de más profundas consecuencias para la historia de este libro, y avala las características definitorias del mundo moderno, que serán el tema de los capítulos siguientes y finales. Es notable que cuando el hemisferio izquierdo da un paso adelante lo hace -en consonancia con su competitividad, su confianza, su manera de actuar y su creencia en su incuestionable rectitud (la claridad de la Verdad)- de una manera absoluta e intolerante, y hace a un lado a la oposición: la Reforma, la Revolución Cromwellana, la Revolución Francesa, el surgimiento del materialismo científico (donde se topó con oposición, lo hizo tanto como consecuencia del tono peculiarmente agresivo de sus proponentes como de cualquier otra cosa que afirmara). La Revolución Industrial, que se abre paso a través del paisaje y arrastra la historia cultural, no es una excepción. Sin embargo, la audacia de su movimiento va más allá de esto. Si el hemisferio derecho accede a "lo Otro" – la experiencia de lo que sea que existe aparte de nosotros mismos- esto no es lo mismo que el mundo de entidades concretas "ahí fuera" (ciertamente es más que eso), pero sí abarca la mayor parte de lo que pensamos que son realmente cosas existentes, al menos antes de llegar a pensar en ellas, en contraposición a los conceptos de ellas, a las abstracciones y construcciones que inevitablemente hacemos a partir de ellas, en reflexión consciente, lo que constituye la contribución del hemisferio izquierdo. Pero, ¿qué pasaría si el hemisferio izquierdo fuera capaz de exteriorizar y concretar su propio funcionamiento, de modo que el reino de las cosas realmente existentes aparte de la mente consistiera en gran medida en sus propias proyecciones? Entonces, la primacía ontológica de la experiencia del hemisferio derecho sería superada, ya que sería la entrega - no "de lo Otro", sino de lo que ya es el mundo procesado por el hemisferio izquierdo. Haciendo difícil, y quizás con el tiempo imposible, que el hemisferio derecho escapara de la sala de los espejos, para alcanzar algo que realmente fuera "lo Otro" que no fuera, algo más allá, de la mente humana. En esencia, este fue el logro de la Revolución Industrial. No es sólo que este movimiento fue obviamente, la apuesta más descarada del hombre por el poder sobre el mundo natural, la agenda a largo plazo del hemisferio izquierdo. También fue la creación de un mundo a imagen y semejanza del hemisferio izquierdo. La producción mecánica de bienes aseguraba un mundo en el que los miembros de una clase no eran sólo ajustes aproximados, debido a su tediosa autenticidad como individuos, sino verdaderamente idénticos: miembros iguales e intercambiables de su categoría. Estarían libres de las "imperfecciones" que vienen de ser hechas por manos vivas. Las sutiles variaciones de forma que resultan de los procesos naturales serían sustituidas por formas invariantes, así como por formas en gran medida "típicas", es decir, las formas que reconoce el hemisferio izquierdo: círculos perfectos, formas rectilíneas como la línea recta, el rectángulo, el cubo, el cilindro. (Delacroix escribió que "valdría la pena investigar si las líneas rectas existen sólo en nuestro cerebro"; como Leonard Shlain ha señalado, las líneas 358

rectas no existen en ninguna parte del mundo natural, excepto quizás en el horizonte, donde termina el mundo natural.) Tales formas regulares no son producidas por procesos naturales y son hostiles al cuerpo, que es después de todo una fuente de constante variación, cambio y evolución de la forma, tanto en sí misma como en todo lo que va a crear. Así, en la medida de lo posible, la evidencia del cuerpo sería eliminada de lo que se hace. Haría sobre todo herramientas, mecanismos, el tipo de objetos inanimados tratados preferentemente por el hemisferio izquierdo, y haría máquinas que hacen máquinas, parodias de vida auto-propagadas que carecen de todas las cualidades de la vida. Sus productos serían ciertos, perfectos a su manera, familiares en el sentido "icónico" (preferido por el hemisferio izquierdo), no en el sentido de "cosas especiales que tienen valor para mí" (preferido por el derecho): entidades idénticas, de forma rectilínea, infinitamente reproducibles, de naturaleza mecanicista, ciertas, fijas, hechas por el hombre. ¿Es exagerado decir que esto llevaría a una posición en la que el mundo pre-reflexivamente experimentado, el mundo que el hemisferio derecho iba a entregar, se convirtiera simplemente en "el mundo procesado por el hemisferio izquierdo"? No creo que sea así. Yo diría que la combinación de ambientes urbanos que son como rejillas cada vez más rectilíneas de superficies y formas hechas en máquinas, en las que poco se habla del mundo natural; un aumento mundial en la proporción de la población que vive en tales ambientes, y que vive en un mayor grado de aislamiento; en un ataque sin precedentes al mundo natural, no sólo a través de la explotación, el expolio y la contaminación, sino también, de manera más sutil, a través de una "gestión" excesiva ("gestión" de uno u otro tipo, unida a un aumento de la virtualidad de la vida, tanto en la naturaleza del trabajo emprendido como en la del trabajo realizado, y en la omnipresencia en el tiempo libre de la televisión y de Internet, que entre ambos han creado una réplica en gran medida insustancial de la "vida" procesada por el hemisferio izquierdo, todos ellos han logrado en gran medida este objetivo, en un período de tiempo casi increíblemente corto. Heisenberg, en la década de 1950, escribió que la tecnología ya no aparece Como producto de un esfuerzo humano consciente para ampliar el poder material, sino más bien como un desarrollo biológico de la humanidad en el que las estructuras innatas del organismo humano se trasplantan cada vez más al medio ambiente del hombre. Apenas podía creer lo que veía cuando me encontré con este pasaje, porque expresa precisamente mi afirmación de que las estructuras innatas del hemisferio izquierdo están, a través de la tecnología, encarnándose en el mundo que ha llegado a dominar. Pero el hemisferio izquierdo parece estar insatisfecho con esto, porque todavía deja posibles salidas del laberinto, de la sala de los espejos, sin barreras. A través del hecho de nuestra naturaleza encarnada, a través del arte y la religión, el hemisferio derecho todavía podría ser capaz de hacer un regreso. Así que ahora tenemos que echar un vistazo no sólo a la evolución del mundo de las cosas, sino del mundo de las ideas en el siglo XX, para ver cómo el hemisferio izquierdo ha cerrado efectivamente las vías de escape.

359

Aquí es donde entra en juego la "asimetría de interacción" a la que aludí al final de la Parte I, donde la situación, hasta ahora ha evidenciado una serie de oscilaciones cada vez más violentas entre los hemisferios, se sale de lugar y resulta en un posible triunfo final del mundo del hemisferio izquierdo.

360

CAPÍTULO 12 LOS MUNDOS MODERNOS Y POSTMODERNOS EL "SIN-MUNDO" DEL MUNDO El comentario de Virginia Woolf, a menudo citado, de que "en o alrededor de diciembre de 1910 el carácter humano cambió" es memorable por su especificidad lúdica. Es habitual referirse a esa especificidad en la polémica exposición de Roger Fry, "Manet y los Post-impresionistas", inaugurada en noviembre de 1910 en las Grafton Galleries de Londres. Sin embargo, el cambio al que se refería distaba mucho de ser específico: en efecto, lo abarcaba todo. "Todas las relaciones humanas han cambiado", continuó, "entre amos y sirvientes, maridos y esposas, padres e hijos. Y cuando las relaciones humanas cambian, se produce al mismo tiempo un cambio en la religión, la conducta, la política y la literatura". Bastante completo, entonces: ni siquiera se podía esperar que Roger Fry se llevara el mérito por ello. La especificidad de la fecha que da para el comienzo de la era moderna, de la era del Modernismo -porque es a esa autoproclamada conciencia de cambio radical a la que se refiere- está planteada para sugerir no tanto la rapidez de la transición, como la brusquedad de la disyunción, entre lo que había pasado antes y lo que iba a pasar después. Como espero mostrar más tarde, esa disyunción no fue tan grande como podría parecer. El cambio había sido ya un largo proceso: lo que fue repentino fue la revelación de las consecuencias. Fue más un deslizamiento de tierras después de años de erosión que una avalancha tras una nevada inesperada. Los cambios fueron, sin embargo, cambios que afectaron todos los aspectos de la vida: como ella dice, no sólo el arte, sino la forma en que concebimos el mundo en el que vivimos, nos relacionamos los unos con otros, e incluso como nos vemos a nosotros mismos en relación con el cosmos en general. La Modernidad estuvo marcada por un proceso de desintegración social que derivó claramente de los efectos de la Revolución Industrial, pero que también podía considerarse que tenía sus raíces en la visión de Comte de la sociedad como una agregación de individuos esencialmente atomizada. El paso de la vida rural a la urbana, como consecuencia de la realidad de la expansión industrial y de la búsqueda por la Ilustración de una sociedad ideal sin las trabas del pasado, condujo a la ruptura de los órdenes sociales familiares y a la pérdida del sentido de pertenencia, con efectos de gran alcance en la vida de la mente. Los avances del materialismo científico, por un lado, y de la burocracia, por otro, ayudaron a producir lo que Weber llamó el mundo desencantado. El capitalismo y el consumismo, como forma de concebir las relaciones humanas basadas en poco más que la utilidad, avaricia y competitividad, llegaron a suplantar a las relaciones basadas en el sentimiento de conexión y en la continuidad cultural. El estado, representante de las fuerzas organizadoras, categorizadoras y subyugadoras de la conformidad sistemática, empezaba a mostrarse como una presencia desmesurada incluso en las democracias. Y había señales preocupantes de que la combinación de adulación al poder y fuerza material con el deseo, y el poder (a través del avance tecnológico) de subyugar, llevarían al abandono de cualquier forma de democracia, y al surgimiento del totalitarismo. 361

Los efectos de la abstracción, la burocratización y la desarticulación social sobre la identidad personal han sido temas de la sociología desde Max Weber y Emile Durkheim, y sus efectos sobre la conciencia en la modernidad han sido explorados en obras como La Mente sin hogar, de Peter Berger y colegas. El pensamiento racionalista, técnico y burocrático generalizado ha vaciado de sentido a la vida al destruir lo que Berger llama el "dosel sagrado" de significados que reflejan las creencias colectivas sobre la vida, la muerte y el mundo en el que vivimos. La anomia resultante, o la pérdida de todos los soportes, la desaparición de cualquier estructura de valores compartida, conducen a una especie de angustia existencial. En su libro sobre el tema, Modernidad y auto-identidad, Anthony Giddens describe el trastorno característico de espacio y tiempo que induce la globalización en sí misma, consecuencia necesaria del capitalismo industrial, que destruye el sentido de pertenencia y, en última instancia, la identidad individual. Se refiere a lo que él llama "mecanismos de desmembramiento", cuyo efecto es separar las cosas de su contexto, y a nosotros mismos de la singularidad del lugar, lo que él llama "local". Las cosas y experiencias reales se sustituyen por fichas simbólicas; "expertos" en sistemas sustituyen el saber hacer y las habilidades locales por un proceso centralizado que depende de las reglas. El resultado es una abstracción y virtualización de la vida. El veía una forma peligrosa de retroalimentación positiva, en la que las posiciones teóricas, una vez promulgadas, dictan la realidad que se produce, que luego se nos retroalimenta a través de los medios de comunicación, que forman, tanto como reflejan, la realidad. Los medios de comunicación también promueven la fragmentación mediante una yuxtaposición aleatoria de elementos de información, además de permitir la "intrusión de eventos distantes en la conciencia cotidiana", otro aspecto de la descontextualización de la vida moderna que se suma a la pérdida de sentido de la experiencia del mundo. La mente "sin hogar": el apego al lugar sucede en lo más profundo de nosotros. En términos neurológicos, las raíces evolutivas del sistema emocional implicado en la formación de apegos sociales está en los apegos animales más antiguos y primitivos al lugar. Algunos animales se vinculan tanto con sus nidos como con sus madres. "Pertenecer" viene de la misma antigua palabra inglesa langian que forma la raíz de "anhelo". Significa un fuerte apego emocional a "mi lugar", donde estoy "en casa", e implica un sentido de permanencia. En los últimos cien años esto ha sido atacado por al menos tres de los rasgos definitorios de la modernidad: la movilidad, que garantiza un cambio permanente de la población, que no tiene necesariamente un vínculo previo con el lugar en el que se encuentra; un ritmo extremo de cambio del entorno físico, alimentado por el consumo, la necesidad de comodidad del transporte, la explotación del mundo natural, la transformación de la agricultura de una cultura antigua en una empresa, y el aumento de la urbanización, todo lo cual hace que el escenario familiar se convierta rápidamente en algo ajeno a la realidad; además, la fragmentación de los lazos sociales dentro de las comunidades, por un sinnúmero de razones, descritas de una forma devastadora y meticulosa en una obra como Bowling Alone de Robert Putnam, nos deja sintiéndonos cada vez más como si no perteneciéramos a ninguna parte. Así, nuestros vínculos, la red de relaciones que dan sentido a la vida, se ven interrumpidos. La continuidad del espacio y del tiempo están relacionadas: la pérdida del sentido del lugar amenaza la identidad, ya sea personal o cultural, con el paso del tiempo - el sentido de un lugar no sólo donde nacimos y moriremos, sino donde lo hicieron nuestros antepasados y lo harán los hijos de nuestros hijos. 362

La continuidad del tiempo se interrumpen a medida que las tradiciones que las encarnan se alteran o son descartadas, las formas de pensar y de comportarse cambian ya no gradualmente y a un ritmo que la cultura puede absorber, sino de manera radical, rápida y con el objetivo implícito, y a veces explícito, de borrar el pasado. Y, como demuestra Putnam, el sentido de comunidad - el apego último, la conexión entre unos y otros - también se debilita radicalmente. Los cambios que caracterizan al modernismo, la cultura de la modernidad, por tanto, son mucho más profundos y amplios que su manifestación en el arte. Representan, creo, un mundo cada vez más dominado por el hemisferio izquierdo, y cada vez más antagónico a lo que el hemisferio derecho podría permitirse. En su relato de la revolución científica del siglo XVII, Toulmin ve una relación entre el conflicto social, religioso y político, por un lado, y el hambre de certeza que se manifestaba en la ciencia y la filosofía de la época. Aunque hace la suposición quizás comprensible de que la primera fue la causa de la segunda, él mismo no puede evitar observar la evidencia de que la segunda fue, en mayor medida, la causa de la primera. En la época anterior, los humanistas habían estado tan abrumados por la incertidumbre en la esfera social como en la religión y la política, pero entre sus pensadores y escritores había prevalecido una actitud diferente hacia la búsqueda de certeza. Fue el hambre de certeza en el período posterior, lo que en mi opinión representó un cambio hacia valores, prioridades y modos de ser del hemisferio izquierdo, lo que llevó a un endurecimiento de las posiciones de todas las partes, a las intransigencias tanto del cientificismo como de la Contrarreforma, y por tanto al conflicto. Cuando llegamos al siglo XX, Toulmin identifica, creo que con razón, una demanda aún mayor de certeza: Las ideas de "racionalidad estricta", modeladas en la lógica formal, y un "método" universal para desarrollar nuevas ideas en cualquier campo de las ciencias naturales, fueron adoptadas en las décadas de 1920 y 1930 con un entusiasmo aún mayor, y de forma aún más extrema, de lo que había sido el caso a mediados del siglo XVII…. El programa del Círculo de Viena era…. aún más formal, exacto y riguroso que los de Descartes o Leibniz. Liberada de toda representación, contenido y emoción irrelevantes, la vanguardia de mediados del siglo XX triunfó sobre los racionalistas del siglo XVII. Y aquí también hace, mutatis mutandis, la misma suposición: que la demanda de certeza era una respuesta al malestar en Europa ocasionado por el fascismo y el estalinismo. Lo dudo mucho. Por un lado, los cambios intelectuales pueden verse mucho antes del ascenso del totalitarismo. ¿Y si el fascismo y el estalinismo fueran facetas del mismo mundo mental que el modernismo, expresiones de la estructura profunda del mundo del hemisferio izquierdo?

EL MODERNISMO Y EL HEMISFERIO IZQUIERDO Volveré sobre esta cuestión a su debido tiempo. Primero, veamos si hay alguna evidencia más directa de una creciente dominación de la cultura por las formas del hemisferio izquierdo de concebir el mundo. ¿Qué esperaríamos ver? 363

Permítanme recapitular brevemente. En los casos en que el hemisferio derecho está dañado, vemos una gama de problemas clínicamente similares a los que se encuentran en la esquizofrenia. En ambos grupos, los sujetos tienen dificultades para entender el contexto y, por lo tanto, tienen problemas con la pragmática y con la apreciación de los "elementos del discurso" de la comunicación. Tienen problemas similares en la comprensión del tono, la interpretación de las expresiones faciales, la expresión e interpretación de las emociones y la comprensión de los supuestos que se esconden detrás del punto de vista de los demás. Tienen problemas similares con la percepción de la Gestalt y con el entendimiento y la comprensión de todos los aspectos. Tienen problemas similares con el procesamiento intuitivo y déficits similares en la comprensión de la metáfora. Ambos exhiben problemas con la apreciación de la narrativa, y ambos tienden a perder el sentido del flujo natural del tiempo, que se sustituye por una sucesión de momentos de estasis. Ambos relatan haber experimentado el fenómeno Zeitraffer (lapso) en la percepción visual (algo que a veces se puede ver representado en las obras de arte de sujetos esquizofrénicos). Ambos parecen tener un sentido deficiente de la realidad o sustancialidad de la experiencia ("todo es una actuación de teatro"), así como de la singularidad de un evento, objeto o persona. Tal vez lo más significativo es que tienen una falta similar de lo que podría llamarse sentido común. En ambos hay una pérdida de la función estabilizadora, de coherencia y de construcción de marcos que el hemisferio derecho realiza en los individuos normales. Ambos muestran una reducción en el procesamiento de la pre-atención y un aumento en la atención enfocada, que es particularista, excesivamente intelectual e inapropiadamente deliberado. Ambos se basan en un análisis poco sistemático y descontextualizado, más que en un modo intuitivo, espontáneo o global de aprehensión. Ambos tienden a esquematizar - por ejemplo, a escudriñar el comportamiento de los demás, más bien como lo haría un visitante de otra cultura, para descubrir las "reglas" que explican su comportamiento. Los vivos se convierten en máquinas: para confirmar la primacía de la visión del mundo del hemisferio izquierdo, un paciente esquizofrénico descrito por Sass informó que "el mundo consiste en herramientas, y... todo lo que miramos tiene alguna utilización". A partir de la neuroimagen, también hay evidencia de que los esquizofrénicos muestran patrones anormales de activación cerebral, a menudo mostrando una excesiva activación del hemisferio izquierdo en situaciones en las que uno esperaría una mayor activación del hemisferio derecho. Esto abarca toda una gama de actividades: por ejemplo, el sentido del olfato parece estar anormalmente lateralizado. Hay una disminución en la activación esperada del hemisferio derecho en las conexiones límbicas con el rinoencefalo (cerebro olfativo) y la corteza orbitofrontal derecha, y un aumento en la actividad del hemisferio izquierdo durante el proceso de olfatear. Cuando uno considera cuán crítico es el sentido del olfato en el vínculo entre la madre y el bebé, y en todo tipo de vínculo social, y el papel que desempeña en enraizar nuestro mundo en la intuición y el cuerpo, uno aprecia que, por muy pequeño que sea este pedazo del rompecabezas, no es insignificante. El hemisferio derecho no funciona normalmente, y el hemisferio izquierdo toma su lugar. Y, como sucede, los fármacos que ayudan a estabilizar la esquizofrenia actúan para reducir la actividad dopaminérgica, una forma de neurotransmisión de la que el hemisferio izquierdo depende en mayor medida que el derecho.

364

Existen, pues, notables similitudes entre los individuos con esquizofrenia y aquellos cuyo hemisferio derecho no funciona normalmente. Esto no es sorprendente, ya que existe una serie de pruebas que sugieren que tal desequilibrio a favor del hemisferio izquierdo se produce en la esquizofrenia. Si eso es lo que sucede en los individuos, ¿podría una cultura dominada por modos de aprehensión del hemisferio izquierdo comenzar a exhibir tales características? Por extraño que parezca, hay pruebas sorprendentes y sustanciales de ello. MODERNISMO Y ESQUIZOFRENIA: EL NÚCLEO DE LA FENOMENOLOGÍA El influyente psicólogo Louis Sass ha escrito ampliamente sobre la cultura del modernismo, su arte, sus escritos y su filosofía, en relación con la fenomenología de la esquizofrenia. En Las paradojas del engaño: Wittgenstein, Schreber, y la Mente Esquizofrénica, Sass considera los paralelismos entre el papel de la observación introspectiva y desapegada en la filosofía, tal como lo discutió Wittgenstein, y los informes de Daniel Paul Schreber, un juez provincial alemán que en la mediana edad desarrolló síntomas psicóticos que registró en sus Memorias de Mi Enfermedad Nerviosa. La importancia del trabajo de Sass es que demuestra cómo la naturaleza de la atención altera lo que se observa; y específicamente cuando dejamos de actuar, de involucrarnos, de ser espontáneos e intuitivos, y en su lugar nos volvemos pasivos, desconectados, cohibidos y miramos al mundo que nos rodea de una manera "objetiva", este se vuelve extraño, ajeno, espantoso y curiosamente similar al mundo mental de los esquizofrénicos. Sass explora la idea de que "la locura... es el punto final de la trayectoria que la conciencia sigue cuando se separa del cuerpo y las pasiones, y del mundo social y práctico, y se vuelve sobre sí misma". Para Sass, como para Wittgenstein, existe una estrecha relación entre filosofía y locura. La "predilección del filósofo por la abstracción y la alienación por el desapego del cuerpo, del mundo y de la comunidad" puede producir un tipo de ver y experimentar que es, en un sentido literal, patológico. En las propias palabras de Wittgenstein, 'mirar fijamente está estrechamente ligado a todo el rompecabezas del solipsismo". La sobre-conciencia misma nos aleja del mundo y nos lleva a la creencia de que sólo nosotros, o nuestros procesos de pensamiento, son reales. Si esto parece recordar curiosamente al hallazgo de Descartes de que la única verdad fiable era que sus propios procesos de pensamiento garantizaban que él, al menos, existía, esto no es accidental. El observador desapegado, inmóvil, impasible siente que el mundo pierde la realidad, se vuelve meramente "cosas vistas". La atención se centra en el campo de la conciencia misma, no en el mundo más allá, y parece que experimentamos la experiencia. En las Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein observa que cuando este tipo de atención fija toma el control, los otros parecen carecer de conciencia, ser autómatas en lugar de mentes (como Descartes también había descubierto). Esta es una experiencia común en la esquizofrenia y una experiencia central de Schreber. Hay una falta de ver a través de todo lo que existe más allá. El compromiso invierte este proceso. La propia "anti-filosofía" de Wittgenstein es vista como un intento de restaurar la cordura de la mente filosófica atrapada en la hiper-conciencia del pensamiento metafísico. Señaló que cuando actuamos o interactuamos -incluso, si todo lo que hacemos es caminar por nuestro entorno en lugar de quedarnos quietos y mirar fijamente- estamos obligados a tener en cuenta la "alteridad" de las cosas. 365

Como dice Sass, "el peso mismo del objeto, la resistencia que ofrece a la mano, atestiguan su existencia como algo independiente de la voluntad o de la conciencia"; mover un objeto "confirma la propia experiencia de actividad y eficacia". Recuerda la respuesta de Johnson al idealismo de Berkeley al patear una piedra y decir: "Lo refuto así". En su obra pionera Locura y modernismo, Sass continúa trazando una multitud de paralelismos bien argumentados entre las experiencias de los esquizofrénicos y la imagen del mundo del modernismo y el posmodernismo. Su propósito no es emitir un juicio de valor, sino simplemente señalar los paralelismos, en la literatura, las artes visuales y el discurso crítico sobre el arte de esta época, con todos los aspectos de la fenomenología de la esquizofrenia. Su argumento es convincente y esclarecedor, y tiene un significado amplio y fascinante. Lo que Sass capta en la cultura moderna e identifica con la esquizofrenia puede ser, de hecho, la dependencia excesiva del hemisferio izquierdo en Occidente, que creo que se ha acelerado en los últimos cien años. De hecho, el propio Sass discute esta posibilidad (junto con otras varias) en un apéndice llamado "Consideraciones Neurobiológicas". Aunque la fenomenología de la esquizofrenia comprende una serie de síntomas y experiencias, éstas se relacionan con un grupo de perturbaciones centrales en la relación entre el yo y el mundo. Tal vez la más importante sea lo que Sass llama hiperconsciencia. Los elementos del yo y de la experiencia que normalmente permanecen, y necesitan permanecer, intuitivos, inconscientes, se convierten en objetos de una atención distanciada y alienante; y los niveles de conciencia se multiplican, de modo que hay una conciencia de la propia conciencia, y así sucesivamente. El resultado de esto es una especie de parálisis, en la que incluso las acciones "automáticas" cotidianas, como mover una pierna delante de la otra para caminar, pueden llegar a ser problemáticas. "Ya no estoy seguro de mis propios movimientos", dice un paciente. "Es muy difícil describir esto, pero a veces no estoy seguro de que se trate de acciones simples como sentarse. No es tanto pensar qué hacer, es el hacerlo lo que me atrapa..." Otro dice: "La gente sólo hace cosas, pero yo tengo que mirar primero para ver cómo se hacen las cosas...." Y otro: "Tengo que hacer todo paso a paso, nada es automático ahora. Todo tiene que ser considerado... " Esto va con la incapacidad de confiar en el propio cuerpo o en las propias intuiciones. Todo se arrastra a la plena luz de la conciencia. Ulrich, el antihéroe de la novela de Robert Musil, El hombre sin cualidades, describe el esfuerzo tremendo de ser consciente de "los saltos que da la atención, el esfuerzo de los músculos oculares, los movimientos pendulares de la psique" ocurriendo en cada momento, tanto como el hecho de mantener el cuerpo vertical en la calle. Esto nos recuerda la identificación del psicólogo Chris Frith de la anormalidad central de la esquizofrenia como "una conciencia de los procesos automáticos que normalmente se llevan a cabo por debajo del nivel de conciencia". Asociado a esto está lo que Sass llama una pérdida de "ipseidad", una pérdida, en otras palabras, de la sensación pre-reflexiva y arraigada del yo. El yo tiene que ser construido "después del hecho" a partir de los productos de la observación, y su existencia misma se pone en duda. Esto da lugar a una reflexividad, por la cual la atención se centra en el yo y su cuerpo, de modo que las partes del yo llegan a parecer extrañas. Hay una pérdida del sentido pre-reflexivo del cuerpo como algo vivo y vivido, una pérdida de la experiencia física y emocional inmediata que nos fundamenta en el mundo, ya que estados y sentimientos corporales caen bajo la luz de la conciencia, y se ven privados de su normal e irresistible inmediatez e intimidad. La emoción pierde su dirección 366

normal hacia la acción, hacia otros seres, surgiendo de un pasado personal y en dirección hacia un futuro personal, en un mundo coherente con otros seres. Hay un giro entre dos posiciones aparentemente opuestas que en realidad son aspectos de la misma posición: omnipotencia e impotencia. O no hay yo, o todo lo que el ojo observador ve es de hecho parte del yo, con el corolario de que no hay otro mundo aparte del yo. Ya sea que no exista el yo, o que todo sea incluido en el yo, el resultado es el mismo, ya que ambas condiciones carecen del sentido normal que tenemos de nosotros mismos, definido por la conciencia de que existe algo aparte de nosotros mismos. Esta posición se asocia, en la esquizofrenia, a una subjetivización de la experiencia: una retirada del mundo exterior y un giro de la atención hacia el interior, hacia un reino de fantasía. El mundo llega a carecer de características – el desconocimiento final de aspectos del mundo que exceden nuestra comprensión, y la renuencia de un reino separado de nuestra fantasía- que sugieren una realidad que existe aparte de nuestra voluntad. Al mismo tiempo, el mundo y las personas en él se objetivan, y se convierten en objetos. En un término tomado de Heidegger, Sass ve un "sin-mundo" del mundo: una pérdida del sentido del contexto general que da coherencia al mundo, que se fragmenta y carece de significado. Aunque puede haber algunas variaciones en los términos utilizados, hay muy poca controversia, en los trabajos de Louis Sass, Giovanni Stanghellini, Josef Parnas, Dan Zahavi y otros, de que estos fenómenos claramente interrelacionados -la hiperconsciencia, la pérdida de la ipseidad y sentirse "ajeno al mundo"- son fundamentales para la experiencia de los sujetos con esquizofrenia.

LA RELACIÓN ENTRE LA ESQUIZOFRENIA Y EL ARTE MODERNISTA He mencionado la relación entre tales experiencias y la condición del filósofo introspectivo: pero igual que, en la Ilustración, donde el aumento de la autoconciencia provocó la necesidad de permanecer intuitivo ante el resplandor de la razón, con el resultado de que todos nos convertimos en filósofos malgré nous, la relación entre la esquizofrenia y el pensamiento moderno ha ido más allá de la filosofía propiamente dicha, hasta la cultura en general. Sass identifica los mismos fenómenos que caracterizan a la esquizofrenia en la cultura en general. "Yo solía hacer frente a todo esto internamente, pero mi parte intelectual se convirtió en la totalidad de mí", dice un paciente. Compárese con Kafka, que habla en nombre de la conciencia moderna alienada, señalando en su diario que la introspección, "no sufre por ninguna idea, para hundirse tranquilamente y descansar, pero deberá perseguirla cada uno en su conciencia, sólo en sí mismo para convertirla en una idea, que a su vez será perseguida por la introspección renovada". El proceso produce un efecto de sala de espejos en el que el esfuerzo de introspección se convierte en algo objetivado. Toda espontaneidad se pierde. La desorganización y la fragmentación se producen a medida que el exceso de autoconciencia altera la coherencia de la experiencia. Las reflexiones autoconscientes y auto-reflexivas de la vida intelectual moderna inducen un estado ampliamente reconocible de inercia alienada. Lo que se llama realidad se vuelve extraño y aterrador. La mirada desintegradora que Wittgenstein notó es una característica de la esquizofrenia. "Las personas en el espectro de la esquizofrenia", escribe Sass en otra parte, "a menudo parecen moverse en el campo del estímulo en el 367

sentido de que se involucran en una especie de mirada fija, penetrante y sobre-enfocada que disuelve las Gestalt más comúnmente reconocidas en favor de sus componentes". Pero también es una característica del modernismo y, tiene el efecto de provocar deliberadamente el mundo fragmentado del hemisferio izquierdo. Según Susan Sontag, es el modo positivamente sugerido en el espectador por el arte modernista. "El arte tradicional invita a mirar", escribió. "[El arte modernista] engendra una mirada". La mirada no es conocida por tender puentes con los demás, ni con el mundo en general, sino que sugiere alienación, ya sea una necesidad de control o un sentimiento de impotencia aterrorizada. El efecto de la hiper-conciencia es producir una huida del cuerpo y de sus emociones concomitantes. Los esquizofrénicos describen un vaciamiento de significado - cada palabra "un sobre vaciado de contenido", como dice un paciente, con un pensamiento que se vuelve tan abstracto que alcanza una especie de vacío inefable. Pueden sentirse completamente vacíos de emoción, excepto por un sentimiento penetrante de ansiedad o náuseas ante la mera existencia de las cosas. Las ideas o acciones extrañas, chocantes y dolorosas pueden ser bienvenidas como una forma de tratar de aliviar este estado de aislamiento adormecido. Lo mismo sucede en el modernismo: Sass compara a Antonin Artaud (quien sufrió esquizofrenia): "Ni siquiera puedo encontrar nada que corresponda a los sentimientos", y sugiere que el "teatro de la crueldad", que fue creado por Artaud, fue una respuesta a esta condición desvitalizada. "Quería un teatro", le dijo a Anaïs Nin, "que fuese como un tratamiento de choque, galvanizar, e impactar a la gente para que sintiera". Estos sentimientos recuerdan a las explicaciones dadas por los pacientes que se hacen daño a sí mismos, para aliviar el entumecimiento de la ausencia de sentimientos. El paciente eterizado sobre una mesa en la apertura de 'Prufrock' parece profético del estado anestesiado del modernismo, en el que todo lo físico y lo emocional está cortado. Sass señala una deshumanización, una desaparición del yo activo, en el modernismo. Hay, en su lugar, cierta fragmentación y pasivización, una pérdida de la unidad del yo y de su capacidad de acción efectiva: o bien un subjetivismo impersonal, como el que se encuentra en Las Olas de Virginia Woolf - "subjetividad sin sujeto", como él dice; o bien el objetivismo más extremo, que rechaza toda empatía, despojando al mundo de valor, como el de Robbe-Grillet, en "la habitación Secreta". Esta "historia" consiste en una serie de descripciones estáticas del cadáver de una mujer. Su frío y clínico desapego expresa mejor que cualquier arte puramente abstracto el triunfo de la alienación sobre el sentimiento humano natural, sobre el cuerpo y todo lo que éste implica. Se podría decir que el cadáver apuñalado que está aquí representa el cuerpo en general, y su destino a manos del modernismo. Su descripción de la carne de la mujer y de sus heridas sangrientas en términos de geometría, la manera fragmentada y la interrupción de la secuencia temporal, contribuyen a un sentido de irrealidad, a pesar de que el manifiesto de Robbe-Grillet es describir lo que "simplemente es". El Ser no es tan simple. La historia de Robbe-Grillet y varias otras son cuidadosamente comparadas por Sass con el característico discurso esquizofrénico. Los paralelismos incluyen la falta de una línea narrativa cohesiva, la disolución del carácter, el descuido de la estructura espacio-temporal convencional, la pérdida de relaciones causales comprensibles y la interrupción de la relación simbólico-referencial - o, como yo diría, el importantísimo sentido de la metáfora. Lo más interesante es que los esquizofrénicos enfatizan los aspectos estáticos, y minimizan los aspectos emocionales y dinámicos del mundo, evocando un universo más dominado por los objetos que por los procesos y las acciones. 368

Esto es paralelo a las preferencias del hemisferio izquierdo por las cosas inanimadas, por la estasis, sobre lo que se está viviendo y evolucionando. En el modernismo, la interrupción de la narrativa, con dispositivos formales que alejan la atención de la temporalidad inherente al lenguaje, vacían la acción y la intención humana del significado que tienen en un mundo al que respondemos, y que nos responde. Según Heidegger, el "cuidado" sólo es posible dentro de la temporalidad, en la que nos dirigimos hacia nuestro propio futuro y el de otros que comparten nuestra mortalidad, un cuidado que se basa en un pasado coherente. Todo esto, unido a la enajenación forzada provocada por la toma de conciencia de lo que se requiere que permanezca latente, da lugar a un desapego e ironía que es contrario al patetismo, a un distanciamiento subversivo y a un espíritu de burla hacia la vida y el arte. Aquí está Walter Benjamín: El arte de contar historias está llegando a su fin.... Es como si algo que nos parecía inalienable, el más seguro de nuestros bienes, nos fuera arrebatado: la capacidad de intercambiar experiencias. Una de las razones de este fenómeno es obvia: la experiencia ha perdido valor. Y parece que sigue cayendo en el abismo. Si tuviéramos que resumir las características del modernismo, probablemente podrían reducirse a las siguientes: un exceso de conciencia y un exceso de explicitación en relación con lo que necesita permanecer intuitivo e implícito; despersonalización y alienación del cuerpo y de los sentimientos empáticos; ruptura del contexto; fragmentación de la experiencia; y pérdida de la `intermediación'. De hecho, cada uno de ellos está implícito hasta cierto punto en cada uno de los otros; y hay una razón simple para ello. Son aspectos de un solo mundo: no sólo el mundo de la esquizofrenia, como ya puede estar claro, sino el mundo según el hemisferio izquierdo. El problema de la alternancia inestable entre el subjetivismo y el objetivismo que Sass identifica en el modernismo (ya sea que la polaridad esté reñida con un mundo en el que todavía existe lo que yo llamo intermediación) se asocia a una desrealización y a un "sin-mundo del mundo", tal como ocurre en la esquizofrenia. El mundo es despojado de su sustancia, de su "otredad", de su condición ontológica como entidad independiente del sujeto que la percibe; o bien es visto como ajeno, desprovisto de resonancia o significado humano. En cualquier caso, el ego es pasivizado. En algún caso es poco más que un observador impotente de experiencias internas, sensaciones, imágenes, etc. (des-realización); en el otro, se transforma en una entidad similar a una máquina en un mundo de objetos estáticos neutros (no-mundo). En lugar de un punto de vista consistente y habitado, surge un perspectivismo obvio, o un relativismo, una incertidumbre y una multiplicidad de puntos de vista. Esto tiene el efecto, por un lado, de llamar la atención sobre la presencia de una perspectiva particular, mostrando así un reconocimiento de su limitación, o alternativamente, intentar trascender tales límites habitando una variedad de perspectivas. Esto va ligado con la creencia de que no hay un mundo verdadero, porque todo es, como dijo Nietzsche, "una apariencia de perspectiva cuyo origen está en nosotros". Aunque esto es algo que Nietzsche reconoció en la mente moderna, no lo acogió con agrado: de hecho, temía sus consecuencias, hablando de ese "gran chupasangres, el escepticismo de la araña" y advirtiendo que nuestra excesiva autoconciencia nos destruirá. Somos los "donjuanes de la cognición", dijo, cuyo "conocimiento se vengará de nosotros, como la ignorancia se vengaba en la Edad Media". Existe lo que Sass llama una auto-referencialidad estética en el modernismo, la obra de arte se convierte en

369

"una forma de drama en la que la conciencia se ve a sí misma en acción" (Valéry); o bien vaciándose de apegos externos o de contenido representativo, de modo que los elementos formales se convierten en el contenido; o bien explotando las convenciones representativas o narrativas de manera autoconsciente y sin contexto, de modo que ellos mismos se convierten en el foco de la obra. En otras palabras, hay un desplazamiento del plano de atención hacia la superficie, ya sea del lienzo -la famosa "planitud" de la pintura modernista de Greenberg- o del medio escrito, hacia la mecánica del proceso de creación, como en el Verfremdungseffekt, (el efecto alienante) en el que ya no suspendemos nuestra incredulidad, sino que la incredulidad se nos impone. (Los esquizofrénicos experimentan, precisamente, una pérdida de profundidad visual. Un paciente describe el mundo externo como "como una transparencia bidimensional, algo así como el dibujo o el plano de un arquitecto"). La atención se centra en el medio, no en el mundo más allá de ese medio, que en realidad se niega. Los tropos autorreflexivos de la literatura y la crítica posmodernista concentran la atención en el lenguaje y socavan la posibilidad de una existencia más allá del lenguaje. Como dice Erich Heller en el retrato de Nietzsche del "último filósofo"; "Ya nada le habla - excepto su propio discurso; y, privado de cualquier autoridad de un universo divinamente ordenado, sólo de la palabra puede hablar su discurso con cierta seguridad filosófica".

LA AUTO-REFERENCIALIDAD Y LA PÉRDIDA DE SENTIDO En última instancia, hay un vaciamiento del sentido. El influyente neurocientífico contemporáneo Michael Gazzaniga se ha referido al hemisferio izquierdo como "el intérprete", el lugar de la autoconciencia, de la voluntad consciente y de la racionalidad, que desde la Ilustración consideramos como nuestras cualidades definitorias como seres humanos. Sin embargo, un intérprete no es un creador, sino un facilitador, y debe participar en la mediación entre las partes. Cuanto más dependemos sólo del hemisferio izquierdo, más autoconscientes nos volvemos; los elementos intuitivos, inconscientes y no verbales de la experiencia son relativamente descartados, y el intérprete comienza a interpretarse - a sí mismo. El mundo que pone en palabras para nosotros es el mundo que las palabras mismas (los bloques de construcción del hemisferio izquierdo) han creado. De ahí el "discurso sobre la palabra" de Nietzsche. La condición es solitaria, envuelta en si misma: "Ya nada le habla". El hemisferio izquierdo, aislándose de los caminos del hemisferio derecho, ha perdido el acceso al mundo más allá de las palabras, al mundo "más allá" de nosotros mismos. No es sólo que ya no ve a través de la superficie bidimensional del lienzo al mundo de atrás, a través de la ventana al mundo más allá del cristal, sino que se enfoca en el plano ante sus ojos: ya no ve a través de la representación del mundo que es la `experiencia' del hemisferio izquierdo, ya no ve a un mundo que es lo `Otro' que no es él mismo. El hombre mismo sigue entrando en escena, como dice Heidegger de la era moderna. La tarea del intérprete es buscar el significado. Pero ese significado sólo puede llegar al mundo de la representación si se permite una separación con el mundo que representa, ya que las palabras necesitan que sus referentes del mundo real tengan significado. Buscando constantemente el sentido, pero no encontrando ninguno, está oprimido, como lo es la esquizofrenia, por un sentido de significación irresoluble e irresuelto sin un enfoque, un sentido de que "algo está sucediendo". Todo, tal como es, parece tener sentido, pero lo que es nunca está claro. Cuanto más se miran las cosas, más se las carga con significado. Ese hombre cruzando las piernas, esa mujer con esa blusa, no 370

puede ser accidental. Tienen un significado particular, tienen la intención de transmitir algo; pero no me dejan entrar en el secreto, que todos los demás parecen entender. Noten que el foco de la paranoia es una pérdida de la normalidad, algo que debería ser transmitido de los demás a mí mismo, y que se me está ocultando. El mundo aparece amenazante, perturbador, siniestro. Cuando no se entiende el significado implícito, como Wittgenstein supuso, el resultado es la paranoia: `` ¿No podemos imaginarnos a un hombre que, sin haber tenido nunca conocimiento de la música, llega a nosotros y oye a alguien tocar una pieza reflexiva de Chopin y está convencido de que se trata de un lenguaje y que la gente solo quiere mantener el significado en secreto para él?". Puede parecer paradójico que la otra cosa que ocurre cuando uno se fija en aspectos de su entorno y los mira fijamente sea precisamente lo contrario a esta carga con un sentido excesivo de significado: pierden todo su significado. Pierden su lugar en el orden de las cosas, lo que les da su significado, y se vuelven extraños. La mirada puede transportar algo con sentido o vaciarlo completamente de sentido, pero no es tan opuesta como parece: liberarse del contexto que normalmente da a las cosas su sentido implícito -que ya no tendría "resonancia" en nosotros- significa todo o nada, sea lo que sea lo que queramos ponerle, ya que el sujeto tiene que ser omnipotente o impotente. En una escena temprana de su novela La Noia (traducida al inglés como el Aburrimiento), Alberto Moravia describe la mirada fija en un vaso hasta que ya no parece tener un propósito o un contexto, ya no es algo con lo que, como él mismo dice, "siento que tengo algún tipo de relación", y se vuelve: Un objeto absurdo - entonces de ese mismo absurdo surge el aburrimiento.... El aburrimiento para mí consiste en una especie de insuficiencia, o incompetencia o falta de realidad... una vez más, el aburrimiento puede describirse como una enfermedad que afecta a los objetos externos y que consiste en un proceso de marchitamiento; una pérdida casi instantánea de vitalidad... El sentimiento de aburrimiento se origina para mí en el sentido de lo absurdo de una realidad que es insuficiente, o de todos modos incapaz, de convencerme de su propia existencia efectiva... La desvitalización conduce al aburrimiento, y el aburrimiento, a su vez, al sensacionalismo. La sociedad con alta estimulación en la que vivimos está representada a través de la publicidad como llena de dinamismo y vitalidad, pero, como bien saben los anunciantes, su condición es la de aburrimiento, y la respuesta al aburrimiento. Desde el auge del capitalismo en el siglo XVIII, cuando, según Patricia Spacks, el aburrimiento como tal comenzó, "el apetito por lo nuevo y lo diferente, por la experiencia fresca y las emociones novedosas" ha estado en el corazón de una sociedad burguesa exitosa, con su necesidad sobre todo de conseguir y gastar dinero. El uso de la palabra "aburrimiento" y los informes de la experiencia han aumentado drásticamente durante el siglo XX. Ha infestado los lugares de deseo y debilitado aún más la vitalidad: en 1990, el 23% de los franceses y el 31% de las francesas ya declaraban aburrirse mientras hacían el amor: "la atrofia del deseo". Hay un círculo vicioso entre los sentimientos de aburrimiento, vacío e inquietud, por un lado, y la estimulación burda y el sensacionalismo, por el otro: de hecho, Wordsworth da en el punto en el Prefacio a las Baladas Líricas. Así, Anton van Zijderveld, en su excelente estudio del cliché, señala que "se puede observar que el habla se vuelve grosera e hiperbólica, la música ruidosa y nerviosa, las ideas mareantes y fantásticas, las emociones ilimitadas y desvergonzadas, las acciones extrañas y absurdas, siempre que reine el aburrimiento". 371

El arte modernista desde el dadaísmo hasta nuestros días tiene su parte en obras de arte que ilustran el punto de vista de Zijderveld. Scheler habla de nuestra "cultura" del entretenimiento como una colección de "cosas extremadamente alegres, vistas por personas extremadamente tristes que no saben qué hacer con ellas". Zijderveld conecta el fenómeno con la publicidad y las exigencias de un mercado de masas. Por supuesto que tiene razón. Pero, al igual que Scheler, prefiero mirar un poco más allá de estas formulaciones en términos socioeconómicos, aunque son claramente válidas a su manera. Relacionando tanto el aburrimiento como el sentido de desvitalización, y la demanda asociada de estimulación, con las necesidades de un hemisferio izquierdo "desenchufado". Desconectado de los efectos de la toma de tierra del hemisferio derecho, que podría conducirlo fuera de sí mismo y de vuelta a lo que he llamado "lo Otro", no puede encontrar nada excepto lo que ya sabe. La novedad vendría de la imaginación, que nos reconecta con todo lo que existe aparte de nosotros mismos: todo lo que está abierto al hemisferio izquierdo actuando solo es novedoso (El Shock de lo Nuevo realmente debería haber sido titulado, si no fuera ambiguo, El Shock de lo Novedoso). El sensacionalismo burdo es su reserva en el comercio. El hemisferio izquierdo, con su orientación hacia lo inerte y lo mecánico, parece desesperado por devolvernos a la vida, como si estuviera animando el cadáver de Frankenstein. Cuando el artista experimental austríaco Herman Nitsch crucifica a un cordero muerto, nos recuerda que está azotando a un caballo muerto. En el estudio de Erich Fromm Sobre la desobediencia, describe al hombre moderno como homo consumens: preocupado por las cosas más que por las personas, por la propiedad más que por la vida, por el capital más que por el trabajo. Ve a este hombre obsesionado con las estructuras de las cosas, y lo llama el "hombre organización" floreciendo, si esa es la palabra correcta, tanto bajo la burocracia del comunismo como bajo el capitalismo. Existe una estrecha relación entre la mentalidad que da lugar a la organización burocrática y la mentalidad del capitalismo. El socialismo y el capitalismo son esencialmente materialistas, sólo que son diferentes maneras de abordar el mundo sin vida de la materia y de decidir cómo compartir el botín. En ese sentido, se podría decir que su antipatía representa poco más que una pelea en una parte de la granja entre dos perros sobre un hueso. Estas preferencias -por cosas más que personas, estatus o propiedad más que por vida, etc.- se alinean con las del hemisferio izquierdo, y lo que quiero explorar ahora es la estrecha relación entre la preocupación por la materialidad y un impulso simultáneo hacia la abstracción.

REPRESENTACIÓN: CUANDO LAS COSAS SON REEMPLAZADAS POR CONCEPTOS, Y LOS CONCEPTOS SE CONVIERTEN EN COSAS Una vez que ya no podemos mantener juntos lo que el hemisferio izquierdo llama -porque los separa- espíritu y materia, las cosas se vuelven simultáneamente más abstractas y más puramente "cosas", como el divorcio cartesiano. Si se piensa en una pieza arquetípica del arte modernista, como el urinario de Duchamp o la pila de ladrillos de Carl André, uno se queda impresionado por el hecho de que, como obra de arte, cada una de ellas es al mismo tiempo inusualmente concreta y abstracta. Los reinos simplemente no son coherentes, o, como en lo que yo llamaría una verdadera obra de arte, se interpenetran. De nuevo recuerda la esquizofrenia.

372

Cuando se le pide que describa a qué se parece una mancha de Rorschach, un paciente esquizofrénico puede describir las características literales de la mancha -la misma disposición y calidad de los trazos de la página- o declarar que representa algún concepto vago como "maternidad" o "democracia". Que el hemisferio izquierdo se ocupe de la abstracción ha sido un tema de la primera parte del libro, pero también tiene una preferencia por las cosas inanimadas, sobre todo porque nos sirven para algo. No se trata de una paradoja: los materialistas, como sugerí antes, no son personas que sobrevaloran, sino que infravaloran, la materia. Lo ven en el reino de más bajo valor de Scheler: el de la utilidad y la sensación. La abstracción es cosificada, el concepto se convierte en una cosa "ahí fuera". El mundo en nuestro tiempo se ha convertido en una "imagen del mundo", según Heidegger: no una nueva imagen del mundo, sino "el hecho de que el mundo se convierta en una imagen es lo que distingue la esencia de la era moderna". En su libro La Mirada del Filósofo: La Modernidad en las Sombras de la Ilustración, el filósofo D. M. Levin escribe que la re-presentación, el rol del hemisferio izquierdo, es el estado característico de la modernidad. El proceso de re-presentación de una cosa no sólo nos aleja de ella, y sustituye la cosa misma por una abstracción, una señal; también la objetiva y la cosifica, para poder controlarla. Lo que 'presencias' no se acepta como presencia, pero, escribe, Sometida a un cierto retraso, a una cierta postergación, a un cierto aplazamiento, de modo que el sujeto ego-lógico pueda darse lo que está presenciando en sí mismo, puede, en otras palabras, convertirse en el dador de lo que recibe. De esta manera, el sujeto ejerce el máximo control epistémico. Podríamos decir que el emblema de tal actitud - el correlato en el reino de la visión - es la mirada. Como él señala, aún peor es que el último giro irónico en la lógica de este proceso de objetivación es que escapa a nuestro control, y nosotros mismos nos convertimos en sus víctimas, simultáneamente reducidos a seres-disponibles como meros objetos y reducidos a ser una subjetividad puramente interna que ya no es reconocida como disfrutando de ninguna verdad, de ninguna realidad. El punto de Levin de que esto permite que la mente cree el mundo y luego se lo da a sí misma, es una formulación perfecta del proceso por el cual el hemisferio izquierdo interpone un simulacro entre la realidad y nuestra conciencia -como el de una persiana trompe l'oeil (trampantojo) que se coloca frente a la ventana, con una réplica exacta del paisaje- y luego interpreta su propia creación como la realidad. Esta pesadilla claustrofóbica es llevada más allá por Magritte, quien pintó muchos cuadros diseñados precisamente para dislocar nuestro sentido intuitivo de la relación entre la representación y la cosa representada. En su cuadro de 1963, El telescopio de aproximación, la vista, desde una ventana parcialmente abierta, del mar, el cielo y las nubes, parece estar en la superficie del vidrio, y más allá de la ventana abierta hay sólo una negrura vacía (si se observa más de cerca, la ventana superior derecha revela que la representación se está convirtiendo en la realidad). Todo el proceso recuerda la maravillosa imagen de Borges y Casares, en su cuento 'Sobre la Exactitud en la Ciencia', de un vasto mapa, a escala 1:1, que es exactamente co-extensivo con el terreno que "cubre", tanto metafórica como literalmente. La pieza se basa en una idea de Lewis Carroll en Sylvia y Bruno donde se dice que un mapa tiene "la

373

escala de una milla por milla". Como comenta uno de los personajes de Carroll, señalando las dificultades prácticas con este mapa, "ahora usamos el propio país, como su propio mapa, y les aseguro que lo hace casi igual de bien". La relación normal de la realidad con la representación se ha invertido. Al principio de este libro, resumí el papel del hemisferio izquierdo como un mapa del mundo. Ese mapa ahora amenaza con reemplazar la realidad. Mi opinión es que el mundo moderno es el intento del hemisferio izquierdo de tomar el control de todo lo que conoce, de modo que sea el dador a sí mismo de lo que ve. Si es el intérprete de Gazzaniga, es, en última instancia, y de forma autorreferencial, su propio intérprete (un papel hasta ahora, según William Cowper, reservado a Dios). En última instancia, este proceso de re-presentación afecta nuestro sentido de identidad. Una vez más, Borges, cuya escritura, sin saberlo, explora la relación entre los mundos de los dos hemisferios, da la medida de ello: El otro, el que se llama Borges, es el único al que le pasan cosas. Camino por las calles de Buenos Aires y me detengo un momento, quizás mecánicamente, para mirar el arco de un vestíbulo y la reja de una puerta; conozco a Borges por el correo y veo su nombre en una lista de profesores o en un diccionario biográfico. Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVIII, el sabor del café y la prosa de Stevenson; él comparte estas preferencias, pero de una manera vana que las convierte en los atributos de un actor.... Además estoy destinado a perecer, definitivamente, y sólo algún instante de mí mismo puede sobrevivir en él. Poco a poco, le entrego todo a él, aunque soy muy consciente de su perversa costumbre de falsificar y magnificar las cosas. Spinoza sabía que todas las cosas anhelan persistir en su ser; la piedra quiere ser eternamente una piedra y el tigre un tigre.... Hace años intenté liberarme de él y pasé de las mitologías de los suburbios a los juegos con el tiempo y el infinito, pero esos juegos pertenecen a Borges ahora y tendré que imaginar otras cosas. Así mi vida es una huida y lo pierdo todo y todo pertenece al olvido, o a él. No sé quién de nosotros ha escrito esta página. El aburrimiento y la ansiedad son manifestaciones diferentes de la misma enfermedad subyacente. Kafka dijo que sus sentimientos más profundos hacia otras personas eran la indiferencia y el miedo. Según Elías Canetti, eso lo convierte en un hombre moderno y representativo. Uno podría pensar que esto tiene mucho que ver con el carácter particular de Kafka, y no hay duda de que Kafka tenía una personalidad un tanto esquizoide - tales personalidades carecen de calidez, tienen dificultades para relacionarse con el mundo o con otras personas, y tienden a combinar la indiferencia con un estado de ansiedad crónica. De hecho, un número notable de las principales figuras del modernismo presentaban rasgos esquizoides o esquizotípicos: Nietzsche, de Nerval, Jarry, Strindberg, De Chirico, Dalí, Wittgenstein, Kafka, Bartok, Stravinsky, Webern, Stockhausen y Beckett son sólo algunos de ellos. (En contraste, un número notable de artistas Románticos y de hecho artistas de todas las épocas, aparte de los modernos - exhibieron las características opuestas con condiciones afectivas como la melancolía o el trastorno bipolar (maníaco-depresivo)). El punto de Canetti, sin embargo, es que la indiferencia y el miedo de Kafka son parte de la condición moderna. Fromm describe al hombre moderno como solitario, aburrido, ansioso y pasivo. Esta combinación de ansiedad o miedo con aburrimiento e indiferencia también es notablemente similar a la gama emocional del sujeto esquizofrénico, donde la apatía y la indiferencia varían principalmente por la paranoia. Tanto la esquizofrenia como la condición moderna, sugiero, tratan con el mismo problema: un hemisferio izquierdo girando en el vacío. 374

EL AUMENTO DE LAS ENFERMEDADES CARACTERIZADAS POR DÉFICIT DEL HEMISFERIO DERECHO Una línea de pensamiento sugiere que, si hay un cambio en la manera en que nosotros, como cultura, vemos el mundo -un cambio en el mundo mental que todos compartimos, reforzado por las constantes señales del entorno, ya sean intelectuales, sociales o materiales- podrían hacer más común la expresión de síndromes psicopatológicos que también involucran tales cambios. En pocas palabras, si una cultura comienza a imitar aspectos del déficit del hemisferio derecho, aquellos individuos que tienen una propensión subyacente a depender excesivamente del hemisferio izquierdo estarán menos motivados a corregirlo y, además, les resultará más difícil hacerlo. Por lo tanto, la tendencia se verá reforzada. Aunque debemos ser cautelosos en la interpretación de las pruebas, es interesante que la esquizofrenia haya de hecho aumentado junto con la industrialización y la modernidad. En Inglaterra, la esquizofrenia era rara, si es que existía, antes del siglo XVIII, pero aumentó drásticamente con la industrialización. Tendencias similares pueden observarse en Irlanda, Italia, Estados Unidos y otros lugares. Sin embargo, incluso a finales del siglo XIX la esquizofrenia parece haber sido relativamente rara en comparación con la primera mitad del siglo XX, en la que aumentó considerablemente. Sin embargo, existen problemas muy considerables en los estudios sobre la prevalencia de la esquizofrenia y, por razones metodológicas, no está claro si las tasas de esquizofrenia siguen aumentando en la actualidad, si han alcanzado una meseta o si incluso están disminuyendo; en ese punto, se puede encontrar que los estudios apoyan casi cualquier conclusión. Sin embargo, lo que está más allá de toda duda razonable, ya que ha sido establecido por repetidas investigaciones durante al menos medio siglo, es que la esquizofrenia aumentó al mismo ritmo que la industrialización; que la forma en que existe la esquizofrenia es más severa y tiene un resultado claramente peor en los países Occidentales; y que, como confirman las investigaciones recientes, la prevalencia por país aumenta en proporción al grado de "desarrollo" del país; lo que en la práctica significa occidentalizado. Las descripciones de la melancolía, o del trastorno maníaco-depresivo (ahora llamado bipolar), son reconocibles inmediatamente en los relatos del antiguo Egipto, Grecia y Roma, pero no hay descripciones de la esquizofrenia. Que la naturaleza del medio ambiente, en su sentido más amplio -tanto físico como psicosocial-, pueda reforzarlo o promoverlo, parecería ser confirmado por la investigación. La residencia urbana está asociada con tasas más altas de depresión, ciertamente, pero aún más con la esquizofrenia, en la génesis o expresión, de la cual es el factor ambiental más potente. El riesgo relativo de desarrollar esquizofrenia en un entorno urbano en lugar de uno rural es casi el doble, y la evidencia sugiere que es más probable que el entorno urbano cause psicosis en los individuos de alto riesgo que emigran a las áreas urbanas. El concepto de "derrota social" se ha desarrollado como una explicación de los altos niveles de esquizofrenia en las poblaciones inmigrantes, especialmente en las de las Antillas en Gran Bretaña. Se reconoce que los entornos urbanos son más competitivos. Esto es en parte un reflejo de la cultura capitalista, que siempre se expresa con más fuerza en las ciudades por una serie de razones obvias. También se debe a que se ha perdido el tipo de orden social que valoraría a un individuo por cualquier otra cosa que no fuera su poder adquisitivo. Es una cultura, si esa sigue siendo la palabra adecuada, de "ganadores" y "perdedores".

375

Si estoy en lo cierto al detectar que el mundo del hemisferio izquierdo ha llegado a predominar, con el del hemisferio derecho retrocediendo en importancia, otras enfermedades que reflejan tal desequilibrio también podrían haberse vuelto más prevalentes. ¿Lo han hecho? La anorexia nerviosa es por naturaleza un ataque a la carne, al ser encarnado, y aumentó su prevalencia durante el siglo XX. Buscando explicaciones en términos del entorno social, se ha atribuido en la prensa popular al énfasis en el glamour de la delgadez. Aunque esto puede haber jugado un papel importante en el desencadenamiento de episodios de enfermedad en algunos casos (más típicamente en la bulimia nerviosa), esto interpreta erróneamente la naturaleza de la enfermedad. Los casos de lo que se llama " santa anorexia " pueden rastrearse durante siglos, aunque no con la frecuencia que lo vemos ahora, siendo un ejemplo clásico el de Santa Catalina de Siena; y el impulso en tales casos parece ser un deseo de purificación y mortificación de la carne. Aunque la anorexia está aumentando rápidamente en Sudáfrica, sigue siendo rara en el África occidental contemporánea, aunque incluso existen casos. Cuando se pide a los sujetos que expliquen su motivación, atribuyen su anorexia a un deseo espiritual de purificación y expiación, es decir, a la abjuración de los pecados. Las personas que sufren en Occidente hablan a menudo en términos similares, aunque no suelen utilizar un lenguaje abiertamente religioso: hablan de purificación, de odio al cuerpo, de deseo de "desaparecer" en última instancia. La imagen corporal, que depende del lóbulo parietal derecho, está muy distorsionada, hasta un grado psicótico, de modo que los pacientes que están a punto de morir de hambre pueden seguir viéndose a sí mismos como gordos. A menudo se pierde el sentido de sí mismo -quién es uno en absoluto-. La anorexia también se asocia en muchos casos con otras formas de autolesión deliberada, como los cortes o las quemaduras, una afección que también está aumentando en Occidente, y es la forma más flagrante de ataque al cuerpo. Tanto la anorexia como los episodios de autolesión se utilizan para adormecer los sentimientos, aunque a veces se puede utilizar la autolesión para recordar la sensación de estar vivo, la experiencia de algo en el cuerpo, en un estado de disociación total de los sentimientos y de la existencia física. Sobre la base de la psicopatología, con sus distorsiones de la imagen corporal, los ataques deliberados al cuerpo a través de la inanición y otros métodos, la pérdida de la identidad propia, el entumecimiento de los sentimientos, el deseo de perfección, y la necesidad de ser liberados de las contradicciones y ambigüedades de la existencia encarnada, esperaríamos que esta condición se asocie con una dependencia excesiva del hemisferio izquierdo a expensas de la derecha. Y esto es exactamente lo que la investigación sugiere - no sólo estudios de imagen y EEG, sino también estudios de lesiones y pruebas de función cognitiva. Particularmente llamativo es el caso de una paciente con una larga historia de anorexia nerviosa que tuvo una recuperación total y virtualmente instantánea después de un derrame cerebral en el hemisferio izquierdo que afectó la función motora y sensorial del lado derecho de su cuerpo. Antes de la apoplejía, ella escribió, 'la anorexia controlaba mi vida e influenciaba las cosas que yo hacía o no hacía…. en las relaciones – luego perdía el interés en ellas. Sólo estaba interesada en la anorexia". Después de la apoplejía ella relató 'No tengo sentimientos de culpa. Ya no cuento las calorías. Estoy relajada al comer/y alrededor de la comida. Ahora puedo comer en los restaurantes". El trastorno de personalidad múltiple es otro trastorno disociativo, que tiene características de sugestibilidad hipnótica. También es una condición característicamente moderna, que golpeó la conciencia popular en la década de 376

1950, y que se incorporó por primera vez al DSM, en 1980, aunque un pequeño número de casos relatados de la llamada "doble personalidad" despertó un gran interés a finales del siglo XIX, que también implican claramente, aunque inconscientemente, la más flagrante abdicación de responsabilidad ("no fui yo - fue mi otra mitad'). Esto también es probable que sea un síndrome de déficit de hemisferio derecho. Ramachandran describe a un paciente con accidente cerebrovascular en el hemisferio derecho que se encontraba "a medio camino entre la anosognosia [la negación de la discapacidad, que hemos visto es una especialidad del hemisferio izquierdo] y el síndrome del trastorno de personalidad múltiple" como resultado de dos lesiones, una que afectaba al lóbulo frontal derecho y la otra al cingulado derecho. Los estudios de EEG apoyan la idea de la disfunción del hemisferio derecho junto con la sobreactivación relativa del hemisferio izquierdo en el trastorno de personalidad múltiple. La hiperactivación del hemisferio izquierdo encaja con el hecho de que los pacientes con trastornos de personalidad múltiple presentan síntomas de primer orden de esquizofrenia, y describen ser víctimas pasivas de una fuerza controladora, ya que la esquizofrenia es otra condición en la que no se integran los procesos del hemisferio izquierdo y del hemisferio derecho, con un hemisferio derecho disfuncional y un hemisferio izquierdo hiperactivo, lo que da lugar a una sensación de control ajeno. Aunque el examen de pacientes epilépticos con dos personalidades distintas ha llevado a la proposición de que las personalidades múltiples podrían representar las diferentes personalidades de los dos hemisferios, este modelo claramente no puede dar cuenta de la mayoría de los pacientes que tienen no sólo personalidades duales, sino literalmente "múltiples", en algunos casos más de cien. Deben ser capaces de disociar una multitud de partes diferentes dentro del "todo" fragmentado de su yo, un proceso que por su naturaleza sugiere un papel clave del hemisferio izquierdo. La anorexia nerviosa, el trastorno de personalidad múltiple y el daño auto-infligido deliberado están vinculados a la "disociación": hay una sensación de estar aislado -y a menudo un deseo de estar aislado- de los propios sentimientos y de la existencia encarnada, una pérdida de profundidad de la emoción y de la capacidad de empatía, una fragmentación del sentido de sí mismo; y estas características también caracterizan lo que se conoce como trastorno de personalidad "límite". Una vez más, esta puede ser una condición cuya prevalencia está aumentando. Aunque es posible, en retrospectiva, ver elementos del cuadro clínico en descripciones de comportamientos que se remontan a la antigua Grecia, la afección se describió por primera vez en 1938. Sin embargo, ha crecido en el espacio de 70 años hasta convertirse "ciertamente en uno de los diagnósticos psiquiátricos más comunes". Aquí también hay evidencia de disfunción del hemisferio derecho, con muchas regiones del hemisferio derecho que parecen poco activas. Incluso hay evidencia de alteraciones en la asimetría cerebral estructural en el trastorno límite de la personalidad, con fuertes desviaciones hacia la izquierda en la región parietal, especialmente marcadas en aquellos que muestran estados claramente disociativos. Luego está el autismo, una condición que ha aumentado enormemente su prevalencia durante los últimos cincuenta años. Aunque puede ser que parte del aumento se deba a una mayor conciencia de la afección, es poco probable que esto explique el gran aumento. El autismo y el síndrome de Asperger, que a menudo se consideran un tipo de autismo de alto funcionamiento, se describieron por primera vez en 1943 y 1944, respectivamente.

377

La investigación fue bastante independiente, a pesar de la proximidad temporal: Asperger no estaba al tanto del trabajo de Kanner, que describía las primeras historias de casos de autismo clásico, cuando escribió el suyo propio. Desde entonces, las tasas han subido constantemente y siguen subiendo. Una vez más, ambas condiciones están marcadas por características clínicas que sugieren claramente la hipofunción del hemisferio derecho, y el cuadro resultante es el de un predominio del hemisferio izquierdo. Hay en el autismo una incapacidad para decir lo que el otro piensa (falta de "teoría de la mente"); una falta de inteligencia social - dificultad para juzgar los rasgos no verbales de la comunicación, como el tono, el humor, la ironía; una incapacidad para detectar el engaño, y una dificultad para entender el significado implícito; una falta de empatía; una falta de imaginación; una atracción por lo mecánico; una tendencia a tratar a las personas y a las partes del cuerpo como objetos inanimados; una alienación de si mismo (los niños autistas a menudo no desarrollan la perspectiva en primera persona y hablan de sí mismos como "él" o "ella"); una incapacidad para establecer contacto visual o una mirada mutuamente dirigida; y una obsesión por los detalles. Todas estas características son reconocibles como signos de predominio del hemisferio izquierdo. Por supuesto, no estoy sugiriendo que los déficits a nivel neurológico, en cualquiera de estas condiciones, incluyendo la esquizofrenia, se limiten al hemisferio derecho solamente, o que el patrón de déficits del hemisferio derecho en cada condición sea el mismo - manifiestamente no lo es. Uno de los muchos factores que podrían modular el cuadro clínico sería qué ver que áreas del hemisferio derecho están funcionando anormalmente, y de qué manera, así como lo que está sucediendo en el hemisferio izquierdo al mismo tiempo: el cerebro es un sistema dinámico, y un cambio en cualquier espacio causa cambios en otro lugar. Pero si miramos el cuadro clínico en cada una de estas condiciones y nos preguntamos qué aspectos del mundo fenomenológico del enfermo están distorsionados o ausentes, y de qué manera, y correlacionamos eso con los hallazgos a nivel neurológico, creo que los déficits revelan un patrón repetido de hipofunción del hemisferio derecho normal, y una dependencia exagerada de las disposiciones del izquierdo.

LA NATURALEZA AUTO-PERPETUADA DEL MUNDO DEL HEMISFERIO IZQUIERDO El desarrollo de la cultura tecnológica de masas, la urbanización, mecanización y alienación del mundo natural, junto con la erosión de las unidades sociales más pequeñas y un aumento sin precedentes de la movilidad, han incrementado la enfermedad mental, al mismo tiempo que han convertido al "solitario" o al forastero en el representante de la era modernista. Su aprehensión de la vida se ha vuelto fragmentaria, y la maraña de informaciones dispares y experiencias sustitutas, sacadas de contexto, con las que estamos inundados, intensifica el sentido de fragmentación. El aumento de la virtualidad y la distancia de otras vidas humanas tienden a inducir el sentimiento de un entorno ajeno, quizás hostil. El aislamiento social conduce a respuestas de miedo exageradas, violencia y agresión, y la violencia y la agresión a menudo conducen, a su vez, al aislamiento. Las estructuras que solían proporcionar el contexto del que la vida derivaba su significado han sido poderosamente erosionadas, y la "filtración" de un contexto a otro produce yuxtaposiciones extrañas, a veces surrealistas, que alteran la naturaleza de nuestra atención a ellas, facilitando la ironía, la distancia y el cinismo a expensas de la 378

empatía. De esta manera, la experiencia de vida en los siglos XX y XXI reproduce muchas de las experiencias hasta ahora confinadas a los esquizofrénicos. Al mismo tiempo, las personas con rasgos esquizoides o esquizotípicos se sienten atraídas y se consideran especialmente aptas para un empleo en los ámbitos de la ciencia, la tecnología y la administración que, durante los últimos cien años, han ejercido una enorme influencia en la configuración del mundo en el que vivimos, y que son, si acaso, aún más importantes hoy en día. Así, una cultura con prominentes características "esquizoides" atrae a posiciones de influencia a individuos que la ayudarán cada vez más a seguir en el mismo camino. Y la creciente dominación de la vida tanto por la tecnología como por la burocracia ayuda a erosionar los modos más integradores de atención a personas y a cosas que podrían ayudarnos a resistir los avances de la tecnología y la burocracia, al igual que erosionan las estructuras sociales y culturales que habrían facilitado otras formas de ser, de modo que de esta manera ayudan a su propia replicación.

EL PROBLEMA DEL ARTE EN EL MUNDO MODERNO Comenté al principio de este capítulo que la disyunción entre el modernismo y lo que lo precedió no era tan grande como parecía. El movimiento conocido como Esteticismo, que surgió a finales del siglo XIX, ha sido visto como el último florecimiento del Romanticismo. Ya borroso y decolorado, el Romanticismo se creía, finalmente extinguido, había sido reemplazado por las ironías del distanciamiento contra-romántico del absurdo y del movimiento dadaísta, y por los inicios del modernismo en Rusia y Francia. La idea sugiere una revolución: una idea caducada o un conjunto de ideas encarnadas en una cultura es derrocada por el nuevo crecimiento más vigoroso de un movimiento opuesto. Sugerí que este no era el caso en la Reforma, la Ilustración o la 'Revolución' Romántica, sino que en cada caso no había una discontinuidad, sino una continuidad, en la que se producía un deslizamiento en el equilibrio entre los hemisferios. El Esteticismo era una extensión de la autoconciencia del arte victoriano y un precursor de la autoconciencia del modernismo. Conceptualizó "Lo Imaginativo', como la Ilustración había cultivado el "Phansie',(fantasía) en lugar de la imaginación. El hemisferio izquierdo "crea" novedad al recombinar de manera novedosa lo que ya se conoce, no como la imaginación, al permitir que algo que creíamos que sabíamos se revelara verdaderamente por primera vez. Es como esos libros infantiles con páginas divididas en tres, en los que se puede inventar un nuevo animal uniendo la cabeza de un camello, el cuerpo de una foca y las patas de una cabra. Produjo, por los fiables artificios de la inversión o la yuxtaposición aleatoria, la novedad de lo artificial, lo bizarro, lo antinatural y lo obscuramente amenazador: Gerard de Nerval, con su pelo verde, paseando una langosta sobre una cuerda; el perverso mundo autoindulgente de A Rebours de Huysman ('Contra la Naturaleza'); o de Lautréamont en Los Cantos de Maldoror (desde "el mal d'aurore", a un "amanecer malvado") hablando del `encuentro fortuito de una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de disección'. 379

El credo de los estetas de "arte por el arte", si bien suena como una elevación del valor del arte, en el sentido de que niega que deba tener un propósito ulterior más allá de sí mismo -hasta ahora, tan bueno- es también una devaluación del arte, en el sentido de que margina su relación con la vida. En otras palabras, sacrifica el entrelazamiento del arte con la vida, permitiendo que el arte se realice de manera autorreflexiva. Hay una diferencia entre el desolador tema de crear "arte por el arte", y el arte no obstante, siendo juzgado únicamente "como arte", no con otro propósito. En el proceso de creación, el plano de enfoque del artista necesita estar en algún lugar más allá, a través de la propia obra de arte, no sólo siendo arte, de lo contrario se convierte en menos que arte. Al ver la obra de arte, nosotros también somos llevados más allá de la obra de arte, precisamente porque el artista no estaba enfocado en el arte como tal, sino en algo más allá de él; y eso es parte de su grandeza, por la cual, llegamos a juzgar la obra de arte únicamente por sus méritos como obra de arte, y no, en otras palabras, por algún otro propósito ulterior para el cual el arte esté siendo utilizado. Llegamos a ver no la obra de arte, sino el mundo según la obra de arte, como dice Merleau-Ponty, lo que requiere que no sea ni opaca ni totalmente transparente, sino "semitransparente". Para tomar un par de ejemplos: Duccio, al pintar la Virgen con el Niño, no estaba produciendo "arte por el arte" ni tampoco Degas, al pintar "La Absenta", su famoso retrato de bebedores de absenta en un café de París. Si se hubieran centrado en el plano del panel de madera, o en el lienzo, en sí mismo, y en el "puro" tema de la estética, no podrían haber producido las grandes obras que estas representan. Duccio estaba arrebatado por el espíritu de devoción a su tema divino; Degas por la piedad de la escena humana ante él. Sin embargo, no es necesario compartir las creencias religiosas de Duccio para apreciar la obra de arte; y de hecho, vistas como una "obra de arte", más que como un objeto de devoción, esas creencias se vuelven ciertamente no irrelevantes, sino secundarias. La obra podría haber sido el producto de una piedad sincera o, alternativamente, de una manipulación puramente estética y, sin embargo, ser una obra de arte mediocre. Del mismo modo, el comentario social sobre La Absenta no es irrelevante, pero no puede constituir por sí mismo la base de un juicio sobre su valor artístico. Parece que si bien las obras no pueden crearse por el bien del arte, deben ser juzgadas por el bien de las artes, no por algún propósito ulterior. El foco de atención para el creador y el espectador es diferente; se nos permite considerar a los artistas y su obra de una manera que no deben considerarse a sí mismos. Dicho de esa manera, no es tan diferente de cualquier relación humana: podría considerar a la Madre Teresa de una manera que me preocuparía si creyera que es también la forma en que ella se ve a sí misma. A medida que, con el avance del modernismo, el arte se volvió cada vez más consciente de sí mismo, encontró más problemas. Alienación, fragmentación, descontextualización: los rasgos definitorios del mundo moderno fueron tan problemáticos para el arte como lo fueron para la sociedad, ya que el arte, al igual que la sociedad, deriva su significado y poder de la conexión, cohesión, y el contexto. Se podría decir que el problema del arte en la época moderna es cómo responder a este desafío. Y su problema se vuelve más intratable por un tipo diferente de desarraigo - más que la simple separación del lugar, o incluso de la historia, sino la inevitable separación de las raíces de todo significado de los valores y experiencias compartidos, el vasto reino implícito del que la imaginación extrae su poder. Una vez que esta ruptura ha ocurrido, no puede ser remediada por un esfuerzo consciente de la voluntad, de la misma manera que una flor arrancada de la planta no puede crecer de nuevo al ser pegada al tallo. 380

Muchos artistas han visto que el mundo moderno estaba fragmentado, incoherente, descontextualizado y ajeno, un mundo donde lo implícito e intuitivo se había perdido. Pero el arte en sí no puede tener éxito si también está fragmentado, incoherente, descontextualizado y ajeno, ni si se vuelve explícito y discursivo, ni si se ocupa solo de su propia situación. He argumentado que una obra de arte se parece más a un ser vivo que a una cosa. Que nuestro encuentro con ese ser importe y signifique algo depende del hecho de que un ser vivo es en sí mismo completo y coherente, y forma parte de un contexto más amplio en el que nosotros también estamos involucrados y comprometidos. Si se experimenta como fragmentado, incoherente, descontextualizado y ajeno, deja de tener vida. También se vuelve meramente opaco - el ojo descansa en el plano equivocado, el plano de la obra en sí, en lugar de pasar a través de él. La obra de arte ya no consigue dejarnos ver el mundo de nuevo, como lo había sugerido Merleau-Ponty, sino que se interpone como centro de nuestra atención.

En respuesta a este dilema, el arte modernista ha tendido a divergir. La reacción de una corriente influida por la experiencia de un mundo visto por el hemisferio izquierdo fue adoptar las características de ese mundo en la obra misma. Al hacerlo, se arriesgaba constantemente, y sólo por casualidad a veces evadía, la trivialidad. Fue reclutada por la campaña del hemisferio izquierdo. Otros (y creo que han sido la minoría, al menos en las artes visuales y la música), incluyendo artistas tan diversos como Egon Schiele, Marc Chagall y Stanley Spencer, se han enfrentado a este enigma y se han visto impulsados a soluciones verdaderamente imaginativas e intuitivas, creando a menudo obras idiosincrásicas de gran poder. Muchos grandes artistas como Picasso o Matisse, Stravinsky o Schoenberg, se mueven incómodos entre estas posiciones, a veces sus intuiciones los conducen (como sucedía con los grandes artistas del Siglo de las Luces) gloriosamente a barrer los preceptos del propio modernismo. Pocos artistas de la época han escapado por completo del problema; muchos no lo han hecho en absoluto. Pero este hecho está oscurecido, creo, por dos tendencias en la crítica del modernismo (ambas tendencias modernistas). La primera es la voluntad de aceptar un manifiesto o mensaje explícito (de nuevo, como en la Ilustración) como sustituto de la experiencia imaginativa: a menudo se trata de un mensaje aparentemente codificado, lo que halaga al decodificador. Parece que vemos el arte, como si no fuese más que un texto. La otra tendencia la complementa: en ausencia de un mensaje tendemos a "mirarlo" hasta que se carga de significado. Es como las proyecciones que hacemos en una mancha de Rorschach. Confundimos nuestro monólogo solitario con un diálogo. Tristán Tzara, uno de los fundadores del dadaísmo, se prestó al juego cuando proclamó, al principio del modernismo, que el arte se había convertido en "un asunto privado, el artista lo produce para sí mismo", y el juicio se vuelve completamente subjetivo. El campo del modernismo es vasto: el término se ha aplicado a una desconcertante variedad de grupos, camarillas y movimientos dentro de la poesía, la novela, el teatro, el cine, las artes visuales, la arquitectura y la música, y se ha aplicado a la política y la sociología. Sin embargo, hay características comunes. Se podría empezar por considerar la visión autoconsciente de sí mismo como moderna, en el sentido de no construida sobre el pasado sino llevada en una nueva dirección, pero de barrerlo por completo.

381

Su inicio estuvo marcado por una serie de manifiestos explícitos que exigían un gran nuevo comienzo que implicaba la destrucción de lo que había sucedido antes, y la ruptura del molde como un fin en sí mismo. Se tenía la sensación de que también el hombre era capaz de ser remodelado por la transformación de la sociedad y el arte según un ideal teórico, remodelado en una nueva imagen. Había una glorificación del poder de la ciencia y la tecnología, una regocijo -como en la Ilustración, pero más agudo- por el triunfo del hombre sobre la naturaleza, ahora asegurado por el poder industrial. Una creencia inquebrantable en el futuro complementaba el desprecio inquebrantable por el pasado. Sobre todo había una creencia -más que eso, una autoexcitación embriagada- en el puro poder de la voluntad humana, en nuestro poder para dar forma a nuestro destino. No es por accidente, creo, que la era del modernismo también vio el surgimiento de las ideologías totalitarias en Rusia, Alemania e Italia.

El nazismo es "el epítome mismo de lo moderno", escribe el historiador del modernismo, Modris Eksteins; "el modernismo del nazismo era inconfundible... el extremismo político estaba al mismo nivel que el aventurismo cultural en la era moderna". Señala que los estrechos lazos entre el futurismo de Marinetti y el fascismo de Mussolini nunca han sido puestos en duda; y, continúa, hay una fascinación por el desencadenamiento del poder demoníaco, la "destrucción inflexible del pasado". La Revolución Cultural y el totalitarismo son aliados espirituales. El "parentesco profundo" entre modernismo y fascismo es explorado en profundidad, y con tacto y sutileza, por Roger Griffin en su libro Modernismo y fascismo. "La guerra es la única higiene del mundo", declararon los futuristas. Las resonancias son desafortunadas, pero no creo que sean insignificantes. Una admiración por lo que es poderoso en lugar de bello, un sentido de objetividad alienada en lugar de compromiso o empatía, y un pisoteo casi dogmático de todos los tabúes, se encuentran en el corazón de la empresa modernista. Los futuristas abrazaron una cultura de juventud y violencia: "No queremos tener nada que ver con el pasado", gritaron. Su llamada a una novedad "por muy audaz, por muy violenta que sea", está muy cerca de la preocupación dominante del modernismo (y del posmodernismo), desde sus inicios hasta nuestros días, con una extrañeza que a veces roza lo perverso, y una fascinación por la inquietud amoral de la vida urbana moderna. Uno no querría ir tan lejos como Paul Virilio, cuando hace la conexión directa entre los expresionistas alemanes (que pidieron el asesinato) y Ilse Koch, la `perra de Buchenwald', que convirtió las pieles de los prisioneros en arte brut (el poeta ruso Mayakovsky también pidió que los cráneos se convirtieran en ceniceros). No todo el arte modernista, claramente, conduce a los baños de sangre de Herman Nitsch o a las mutilaciones de Rudolf Schwarzkogler. Pero seguramente uno puede estar de acuerdo con Virilio en que la representación no anclada de la realidad como arte, por muy dislocada o perturbadora que sea -una extensión del credo estético, el arte por el arte- que es endémica en el modernismo, es parte de un fracaso mucho más profundo de la compasión y de una erosión de la piedad. De hecho, la lástima puede ser el único tabú que le quede al modernismo, después de lo que Ortega llamó la "prohibición de todo patetismo" en el arte moderno. Al mismo tiempo, es evidente y preocupante que los movimientos totalitarios no han tenido ninguna de las características que se prestan para hacer buen arte. Si hay algo en la idea de que el arte modernista participa de la misma naturaleza que el leninismo, el fascismo o el estalinismo, es evidente que hay una dificultad ahí.

382

Se dice que Lenin dijo: "No soy bueno en el arte, el arte para mí es algo así como un apéndice intelectual. Y cuando termine su uso como la propaganda, que necesitamos en este momento, lo cortaremos, como si fuera inútil - recorte, tras recorte". Esta fue la época en la que Nadezhda Mandelstam escribió que a los que tenían voz se les cortaba la "lengua... y con el muñón que les quedaba se veían obligados a glorificar al tirano". Según Martin Sixsmith, el suicidio fue "un resultado asombrosamente común" para poetas y escritores en los años posteriores a 1917 (por ejemplo, Mayakovsky, Esenin): "el Kremlin estaba empeñado en eliminar la originalidad - la imaginación ya no era necesaria ni bienvenida". Más tarde, los nazis y los estalinistas desalentaron la imaginación, que era decadente e inútil, y, como en el leninismo, glorificaron el arte sólo cuando podía tener un propósito político más allá del arte. A medida que progresa el modernismo, la alienación, a través del choque y la novedad, se convierte en una defensa contra el aburrimiento y la falta de autenticidad de la modernidad. La falta de autenticidad contra la que reaccionó el modernismo no está en duda. Pero hay, como sugerí en el capítulo 7, dos direcciones en las que, en tales circunstancias, uno podría ir. Una puede ver el problema como una pérdida contingente de la autenticidad del mundo del hemisferio derecho y tratar de volver a involucrar al hemisferio derecho, eliminando pacientemente las adhesiones de familiaridad que cubren el tema; y otra puede ver el mundo del hemisferio derecho como intrínsecamente inauténtico e intentar barrerlo por completo. La novedad (ver de nuevo lo que uno pensaba familiar, como si fuera la primera vez - el paciente proceso del Romanticismo) y la provocación (perturbar deliberadamente la representación de la realidad en un intento de "chocar" con algo que no se siente familiarizado) son conceptos contrarios. La advertencia de Victor Shklovsky, en su ensayo "El arte como técnica", que al "hacerlo extraño" podría representar a cualquiera de los dos. Normalmente se ha interpretado como el segundo, pero no creo que fuera eso lo que tenía en mente, como sugeriría su deleite en Tolstoi -y en las novelas de Sterne-. Señaló que Tolstoi "describe un objeto como si lo viera por primera vez', un acontecimiento como si sucediera por primera vez, y quería recuperar esa autenticidad. De hecho, aunque su ensayo fue tomado como un manifiesto por los formalistas, está claro que de lo que estaba hablando no es de sensacionalismo, tácticas de choque o distorsiones extrañas en absoluto - de hecho, todo lo contrario. En la "Habitualización", escribe, Devora las obras, la ropa, los muebles, la mujer, el miedo a la guerra.... el arte existe para recuperar la sensación de vida; existe para hacer sentir las cosas, para hacer que la piedra sea pétrea. El propósito del arte es comunicar la sensación de las cosas tal y como son percibidas y no como son conocidas.... Como se ve en los ejemplos de la oblicuidad diplomática, de la metáfora y el punto de vista sutilmente invertido que escoge en este ensayo, su creencia es que por lo implícito, y por un carácter indirecto que roza la no-dirección, se puede hacer que lo explícito que había muerto como total inautenticidad vuelva a cobrar vida: como "percibido y anotado....conocido". Por lo tanto, haría una distinción importante entre Shklovsky y la mayoría de los que defendieron el eslogan "hazlo esto nuevo". Pero la comprensión más sutil de Shklovsky, que representaba el intento del hemisferio derecho de volver a la autenticidad que se había agotado por una familiaridad excesiva, no iba a prevalecer. El lema de Steiner, la "originalidad es antitética a la novedad", pone el dedo en un problema enorme para la naturaleza voluntaria y tímida del arte modernista, y el arte desde el modernismo. Porque no hay polaridad entre 383

tradición y originalidad. De hecho, la originalidad como artista (y no como celebridad o como showman) sólo puede existir dentro de una tradición, no por la razón de que deba tener algo que "contrastar" con lo que ser original, sino porque las raíces de cualquier obra de arte tienen que ser intuitivas, implícitas, saliendo del cuerpo y de la imaginación, no comenzando (aunque quizás más tarde puedan aprovecharse) en el esfuerzo cerebral individualista. La tradición se incorpora - aufgehoben - en toda la personalidad del artista y por eso es nueva, en lugar de novedosa por un esfuerzo de voluntad. Existe el temor de que sin novedad sólo haya banalidad; pero el resultado final es que es precisamente la búsqueda de la novedad lo que conduce a la banalidad. Confundimos novedad con provocación. Nadie ha decidido nunca no enamorarse porque ya se haya hecho antes, o porque sus expresiones sean banales. Ambos son tan viejos como las montañas y completamente frescos en cada caso de amor genuino. Los textos espirituales presentan el mismo problema, aunque pueden usarse con trivialidad, que significan algo totalmente diferente desde el interior de la experiencia. El lenguaje hace que lo poco común sea común. Nunca puede crear experiencia de algo que no conocemos - sólo liberar algo en nosotros que ya está ahí. De manera sutil, la separación es perceptible al principio del modernismo. Por ejemplo, las pinturas de De Chirico son sin duda visionarias, pero la luz que había pintado en conexión con el mundo se vuelve en sus pinturas áspera, mordaz, dando lugar a un contraste anormalmente agudo; las sombras son irracionales, las superficies aplastadas, los objetos yuxtapuestos sin ser puestos en relación, produciendo un efecto amenazador y desconcertante. La perspectiva, que había sido utilizada para participar, se convierte aquí en el concomitante de una geometricidad en ángulo pronunciado que parece ajena. Cada vez más la perspectiva se interrumpe deliberadamente, y la profundidad del campo pintado es reemplazada por la superficie del lienzo. Cuando Kazimir Malevich exhibió en 1913 su cuadrado negro, en 1915 su círculo negro, y en 1917 su cuadrado blanco ("Blanco sobre blanco") estaba, por supuesto, haciendo una declaración - aunque usar el arte para "hacer una declaración" es en sí mismo otro aspecto de la dominación del hemisferio izquierdo. Pero también, al adoptar formas geométricas tan simples, especialmente en blanco y negro, adoptó lo que ahora sabemos que son preferencias del hemisferio izquierdo. El cubismo a su vez reemplazó la sutil suavidad de las superficies vivas texturizadas, exactamente lo que necesitan nuestras regiones temporoparietales derechas que interpretan, por superficies dislocadas, abstractas, compuestas de formas rectilíneas, representadas desde una multitud de puntos de vista (que por lo tanto no pueden ser habitadas), que se cruzan aleatoriamente, y destruyen el sentido de profundidad. La demanda de que todas las superficies de un objeto sean representadas en un solo plano vuelve directamente a la tendencia del hemisferio izquierdo a representar esquemáticamente: hay un énfasis deliberado en la fragmentación y simplificación en las formas regulares de cilindros, cubos o esferas que prefiere el hemisferio izquierdo. Visto desde un punto de vista neuropsicológico, el arte modernista parece imitar al mundo como le parecería a alguien cuyo hemisferio derecho fuese inactivado: en otras palabras, trae a la existencia el mundo del hemisferio izquierdo. Incluso el fenómeno Zeitraffer, discutido en el Capítulo 2, que sigue a una ruptura en el flujo integrado de movimiento en el tiempo y el espacio provocado por el hemisferio derecho, está ahí desde el principio. El Manifiesto Técnico de la Pintura Futurista publicado en 1910 declara: "debido a la persistencia de una imagen sobre la retina, los objetos en movimiento se multiplican constantemente". El hecho de que esto fuera bastante 384

falso (siempre que el hemisferio derecho esté intacto) no impidió que se aceptara como obvio. Se convirtió en el trabajo de la pintura reproducir este déficit. En la novela, del mismo modo, el flujo de la narrativa, que representa tanto la continua apreciación del tiempo del hemisferio derecho como su comprensión del significado de la acción humana, se interrumpió; el flujo del tiempo fue reemplazado por escenas estáticas y secuencias dislocadas, tendiendo a perturbar el carácter y la acción significativa, reproduciendo el mundo tal y como lo experimentan aquellos que tienen déficits en el hemisferio derecho. La 'libertad' del contexto, que sólo el hemisferio derecho puede proporcionar, es intrínseca al carácter del arte modernista. Por encima de todo, el arte en la era modernista se vuelve teórico, conceptual -aunque, en algunos casos, su teoría o concepto ostensible es que uno debe ser intuitivo. Uno esperaría que el rostro y el cuerpo humano, ambos altamente dependientes del hemisferio derecho para su apreciación y expresión, sufrieran de maneras características. Se recordará que los sujetos con daño cerebral en el hemisferio derecho no pueden calcular la relación adecuada de lo que se percibe como "partes" del cuerpo; hay un deterioro de la propiocepción, es decir, una conciencia irreflexiva de dónde están las "partes"; y se pierde un sentido intuitivo de "propiedad", de modo que el cuerpo parece estar movido por una fuerza ajena, o alternativamente por un objeto inanimado. El lado izquierdo, particularmente la mano izquierda, puede ser repudiada. En un ensayo titulado 'Algunas simples reflexiones sobre el cuerpo', Paul Valéry escribió que el cuerpo: A veces toma una carga repentina de energías impulsivas que lo hacen "actuar" en respuesta a algún misterio interior, y otras veces parece convertirse en el peso más aplastante e inamovible..... La cosa en sí misma es informe: todo lo que sabemos de ella a simple vista son las pocas partes móviles que son capaces de entrar en la zona conspicua del espacio que constituye este Mi Cuerpo, un extraño espacio asimétrico en el que las distancias son relaciones excepcionales. No tengo idea de las relaciones espaciales entre 'Mi Frente' y 'Mi Pie', entre 'Mi Rodilla' y 'Mi Espalda'... Esto da lugar a extraños descubrimientos. Mi mano derecha generalmente no es consciente de la izquierda. Tomar una mano con la otra es tomar un objeto que no es yo. Estas rarezas deben jugar un papel en el sueño y, si existen cosas como los sueños, deben proporcionarles infinitas combinaciones.... [El cuerpo] no tiene pasado [énfasis en el original]. Aquí, además de mostrar un fracaso en el sentido de la relación de las partes del cuerpo, un deterioro de la propiocepción (sólo puede ser consciente de la posición de las "partes" de su cuerpo si puede verlas), una sensación de que el cuerpo actúa de una manera extraña, y la sensación de que su mano izquierda no es la suya, Valéry confirma la visión del hemisferio izquierdo al insistir en que "el cuerpo no tiene pasado", una noción extrañamente contraria a la intuición que, sin embargo, indica la falta de sentido del tiempo vivido en el hemisferio izquierdo; sugiriendo que la vida inconsciente de los sueños puede no existir en absoluto; y observando el cuerpo como asimétrico (verdadero desde el punto de vista del hemisferio izquierdo, menos, si es que lo es, desde el derecho). Y, lo crean o no, éste es el menos objetivado de los tres "cuerpos" que, según Valéry, poseemos: es el que experimentamos -los otros dos son el cuerpo "que otros ven"; y el cuerpo conocido por la ciencia. Lo mismo vemos en la representación visual del cuerpo en el arte de la época. Las figuras están distorsionadas y dislocadas: los rostros se vuelven apenas reconocibles como tales, con una deliberada interrupción de la capacidad 385

de expresión sutil. La des-vitalización del cuerpo alcanza su apoteosis más perturbadora en las extrañamente distorsionadas y desmembradas marionetas de Hans Bellmer, pero es obvia en artistas como Picasso. La lista de nombres de los principales movimientos del modernismo puede verse, desde el punto de vista neuropsicológico, como un catálogo de modos de aprehensión del hemisferio izquierdo. No se trata de un juicio de valor sobre las obras de arte individuales producidas, algunas de las cuales son extraordinariamente poderosas, incluso hermosas, sino simplemente una reflexión sobre el proceso que ha afectado a nuestra visión del mundo durante el período de la modernidad. Algunos, como el Cubismo, ya los he mencionado. El Puntillismo reduce las figuras Gestálticas a una masa de partículas discretas, y la continuidad de líneas y superficies a una serie de puntos discretos (en esta anticipación a la reproducción mecánica, digital, aunque el puntillismo llama la atención sobre las disyunciones, donde la tecnología pretende ocultarlas): así es como el hemisferio izquierdo representa el flujo continuo. El Dadaísmo y sus ramificaciones, el Absurdismo y el Surrealismo, expresan el valor de la disyunción total, la yuxtaposición aleatoria y el vaciamiento del sentido: como se recordará, el hemisferio izquierdo tiene una ventaja en el procesamiento de estos fenómenos no-gestálticos y sin sentido. La pintura abstracta también favorece el procesamiento del hemisferio izquierdo. El Collage representa el concepto del todo como compuesto por piezas independientes. El Minimalismo enfatiza las formas simples que son preferidas por el hemisferio izquierdo. El Funcionalismo predica que la utilidad es la consideración primordial en la forma. Uno de sus más famosos partidarios, Le Corbusier, redujo el rico concepto de "hogar" al de une machine á habiter (una máquina viviente). Otro, Mies van der Rohe, declaró un rechazo absoluto de todos los colores locales: sólo se admitiría lo abstracto y lo universal. El modernismo en general rechazó abiertamente las especificidades únicas de tiempo y lugar, y la preocupación por el contexto de los diferentes pueblos en diferentes momentos y con diferentes propósitos, a favor de las universalidades eternas. Las formas abstractas del arte modernista y de la escultura también se resisten a cualquier intento de contextualización. El Futurismo declara que el hemisferio izquierdo prefiere el futuro al pasado. Quizás sobre todo el celo revolucionario y la oposición a todo tipo de autoridad por principio confirman que estamos en el mundo del lado izquierdo. MÚSICA MODERNISTA El aforismo de Walter Pater de que todo arte aspiraba a la condición de la música aludía al hecho de que la música es la menos explícita de todas las artes (y la más directamente sintonizada con nuestra naturaleza encarnada). En el siglo XX, en cambio, el arte ha aspirado a la condición de lenguaje, el medio más explícito y abstracto del que disponemos. Lo que el artista, ya sea pintor, o escultor, ha escrito sobre su creación es tan importante como la cosa misma, y a menudo se exhibe junto a la obra de arte, como si guiara la comprensión del espectador, como si en realidad la obra no pudiera hablar por sí misma. El material escrito a menudo interfiere (como, lo hace en las pinturas de los esquizofrénicos) dentro del marco de la propia obra de arte, como nunca se había hecho antes, excepto durante la Reforma, y en mayor medida. De manera similar, las presentaciones de música contemporánea están precedidas por un texto escrito por el compositor que explica sus intenciones, aspiraciones y experiencias durante la composición.

386

La música es la más atractiva físicamente de las artes. La tensión en los intervalos entre los tonos sucesivos (melodía), los tonos co-existentes (armonía) y la tensión (ritmo) son inmediata e involuntariamente transmitidos como relajación y tensión del tono muscular en el marco físico, y tienen efectos manifiestamente directos sobre la respiración y la frecuencia cardíaca. Sus orígenes se encuentran en la danza y el canto. También tiene efectos directos sobre el bienestar físico y mental: por ejemplo, alivia la ansiedad, la depresión y el dolor en pacientes con enfermedades físicas. Bajo ciertas circunstancias puede ser esencial para mantener la salud. En un monasterio benedictino en el sur de Francia, El canto se redujo a mediados de la década de 1960 como parte de los esfuerzos de modernización asociados con el Concilio Vaticano II. Los resultados no podrían haber sido más desastrosos. Los monjes habían podido prosperar con sólo unas cuatro horas de sueño por noche, siempre y cuando se les permitiera cantar. Ahora se encontraban apáticos y exhaustos, fácilmente irritables y susceptibles a las enfermedades, se llamaron varios médicos, pero ninguno pudo aliviar la angustia de la comunidad monástica. El alivio llegó finalmente, pero sólo cuando Alfred Tomatis convenció al abad para que volviera a cantar. Como él recordaba: "Fui llamado por el Abad en febrero, y descubrí que 70 de los 90 monjes estaban cayendo en sus celdas como trapos mojados..." Reintroduje el canto inmediatamente. En noviembre, casi todos habían vuelto a sus actividades normales, es decir, a sus oraciones, a sus pocas horas de sueño y al legendario horario de trabajo benedictino". El factor decisivo, al parecer, había sido una simple cuestión de sonido. Sin embargo, desde el siglo XX la música ha aspirado y alcanzado un alto nivel de abstracción. Su atractivo se ha vuelto en gran medida cerebral y altamente autoconsciente, con una estructura que puede ser tan compleja que sea imperceptible desde la experiencia de la obra, o alternativamente caótica, o incluso aleatoria. Como dijo Schoenberg: 'cómo suena la música no es el punto'". Schoenberg, cabe señalar también, comenzó componiendo música de la que el sonido era, obviamente, el punto de partida. La línea melódica ha sido abandonada en gran medida en la música de vanguardia, y sus estructuras armónicas son difíciles de apreciar intuitivamente, aunque sean apreciables conceptualmente. Si bien el hemisferio izquierdo analítico puede contribuir a la experiencia de la música, se aplica aquí como en todas partes, el mismo principio: los productos del proceso del hemisferio izquierdo necesitan ser devueltos al hemisferio derecho donde pueden vivir. En esto no es diferente del proceso de la interpretación musical, que puede representar horas de esforzado análisis, y el trabajo por partes detrás de las escenas, todo lo cual tiene que ser olvidado cuando una vez más es transmutado en la obra viva. Las matemáticas necesitan ser incorporadas al marco de la vida si se quiere que funcionen en la música, como lo es en la música de J. S. Bach, por ejemplo: necesita, en una palabra, ser encarnada. La música es, de todas las artes, la que más depende del hemisferio derecho; y de todos los aspectos de la música, sólo el ritmo es apreciado por el hemisferio izquierdo, y puede que no sea casual que, la música contemporáneo se haya convertido en el coto de unos pocos devotos (de una manera que nunca antes sucedió en las nuevas músicas en su tiempo), la música popular en nuestra era se ha visto dominada por el ritmo, casi reducida a esto y poco más. En 1878, Nietzsche pudo ver los comienzos del proceso, y escribió proféticamente: Nuestros oídos se han vuelto cada vez más intelectuales. Así que ahora podemos soportar un volumen mucho mayor, un "ruido" mucho mayor, porque estamos mucho mejor entrenados que nuestros antepasados para 387

escuchar por la razón. De hecho, todos nuestros sentidos se han vuelto algo apagados porque siempre preguntamos por la razón, lo que "significa", y ya no por lo que "es"... nuestro oído se ha vuelto áspero. Además, el lado feo del mundo, originalmente hostil a los sentidos, ha sido conquistado por la música.... Del mismo modo, algunos pintores han hecho al ojo más intelectual, y han ido mucho más allá de lo que antes se llamaba una alegría en forma y color. Aquí, también, ese lado del mundo que originalmente se consideraba feo ha sido conquistado por la comprensión artística. ¿Cuál es la consecuencia de esto? Cuanto más son capaces de pensar el ojo y el oído, más alcanzan esa línea límite donde se vuelven asensuales. La alegría se transfiere al cerebro; los propios órganos sensoriales se vuelven apagados y débiles. Cada vez más, lo simbólico reemplaza a lo que existe. "Lo simbólico sustituye a lo existente': seguramente la expresión perfecta del triunfo de la teoría y la abstracción sobre la experiencia y la encarnación, de la representación sobre la 'presencia', es decir, del hemisferio izquierdo, allí en el centro de la música y de las otras artes. Y continúa diciendo que "la gran mayoría, cada año se vuelve más incapaz de comprender el significado, incluso en la forma sensual de la fealdad... está aprendiendo a alcanzar con creciente placer lo que es intrínsecamente feo y repulsivo, es decir, lo básicamente sensual". El problema del modernismo, como señala Sass, es el de la excesiva autoconciencia. La cuestión de qué estilo adoptar, y con ello la necesidad de tomar una decisión consciente de hacer algo nunca antes visto u oído, comenzó a ser cada vez más opresiva a partir de los últimos Románticos en adelante: los compositores no sólo se sienten atraídos a imitar intuitivamente algo que habían oído en otros lugares, como en el pasado, sino que deliberadamente se inventan a sí mismos y a su arte, en lugar de descubrirlo. Esto resultó, quizás inevitablemente, tras la decisión de abandonar nuestro sentido intuitivo de armonía, melodía y tonalidad. Puede parecer injustificable hablar de un sentido intuitivo de armonía, melodía o tonalidad, ya que ahora se cree que se trata de un sentido determinado culturalmente, con la implicación de que se pueden reformular a voluntad. Pero ese no es el caso en absoluto. La música, por supuesto, evoluciona, y lo que constituye la armonía, por ejemplo, ha cambiado lentamente con el paso del tiempo. El acorde de séptima dominante fue considerada en discordia hasta el siglo XIX, e incluso la tercera mayor fue considerada una vez -en el órgano, por lo tanto, hasta el siglo XIV- una discordia. (Esto es en sí mismo fascinante, porque muestra que la tercera menor "melancólica" fue aceptada antes que la tercera mayor más "optimista"). Pero por lo general existe una comprensión intercultural. La música de Mongolia, por ejemplo, no suena armónicamente incomprensible, y ciertamente no desagradable, para el oído Occidental. La aceptabilidad y el significado emocional de la música no están limitados por la cultura. De hecho, es casi universal. Por ejemplo, los Noruegos fuera de la cultura de la tradición musical Occidental hacen precisamente las mismas asociaciones entre emociones particulares e intervalos musicales particulares que se hacen en la música de la antigua India - una tradición musical radicalmente diferente. Esto estaría de acuerdo con la experiencia de la mayoría de los Occidentales con la música india, reconocida como compleja y basada en principios musicales diferentes a los nuestros. Estudios de adultos de diferentes culturas, y de diferentes generaciones, y de niños pre-verbales e incluso estudios en animales y aves, muestran una notable concordancia en lo que se percibe como consonante y placentero, y en lo 388

que se ve como disonante y desagradable. Específicamente hay preferencias naturales universales a nivel fisiológico para la armonía sobre la disonancia. La armonía causa cambios en el sistema nervioso autónomo, con una desaceleración del corazón. La disonancia activa áreas del cerebro asociadas con estímulos nocivos, y la armonía activa áreas asociadas con experiencias placenteras. Bebés de hasta cuatro meses de edad prefieren la consonancia a la disonancia, y ya asocian la clave menor con la tristeza. En términos de hemisferios, el hemisferio derecho es más sensible a la armonía, más involucrado en su procesamiento y más sensible a las distinciones entre consonancia y disonancia. Y hay un enlace específico del hemisferio derecho con la consonancia de procesamiento, y un enlace del hemisferio izquierdo con la disonancia de procesamiento. La apreciación de la armonía es inherentemente compleja. Es el último aspecto a desarrollar de la musicalidad, que comienza alrededor de los seis años de edad, alcanzando la madurez sólo a partir de la pubertad. La armonía en la música es análoga a la perspectiva en la pintura. Cada una provoca lo que se experimenta como "profundidad": y son dependientes del hemisferio derecho. Se desarrollaron al mismo tiempo en el Renacimiento; y, de manera similar, declinaron juntas con el Modernismo, la armonía se volvió más precaria a medida que pintores como Picasso comenzaron a desorientar deliberadamente al espectador a través de la manipulación de la perspectiva. La música de Bach está llena de discordias, y uno tendría que ser sordo musicalmente para no apreciarlas - en ambos sentidos de la palabra "apreciar", porque esos momentos son especialmente para saborear, al igual que las maravillosas disonancias pasajeras y las `falsas relaciones' en la música de, por ejemplo, Byrd y sus contemporáneos. Pero se introducen para que se resuelvan. El mismo elemento que añade sabor al plato lo hace incomestible si llega a predominar. Las discordias pasajeras tan frecuentes en Bach son aufgehoben (derogadas) en una consonancia más amplia a medida que avanzan y se resuelven. El contexto es una vez más absolutamente crítico - de hecho, en ningún lugar el contexto puede ser más importante que en la música, ya que la música es puro contexto, incluso si el contexto es silencio. Así, en la armonía como en cualquier otro lugar, la relación entre la expectativa y el retraso en la realización están en el centro del gran arte; el arte está en conseguir el equilibrio correcto, algo que Bach ejemplifica consumadamente. Hay un rango enormemente sutil de expresión emocional en todo el rango de lo armónico, con los más pequeños cambios desencadenando enormes diferencias en el significado. Pero no podemos hacer las mismas discriminaciones sutiles de timbre emocional entre las discordias, porque el sistema nervioso humano, y el sistema nervioso mamífero del que se deriva, aprecian la discordia como angustia, de modo que todo amenaza con convertirse rápidamente en una simple angustia, y el alcance emocional se reduce inevitablemente. El sonido de la música modernista tiende a ser intrínsecamente ajeno, amenazador, por lo que se utiliza en las películas para transmitir una sensación de "otro mundo" aterrador (por ejemplo, en los puntos en los que tal efecto era necesario en la película 2001, Ligeti sustituyó a Strauss). El hemisferio izquierdo juega un papel importante en la percepción del ritmo, aunque los ritmos más complejos dependen del hemisferio derecho y las habilidades rítmicas se conservan en la extirpación del hemisferio izquierdo.

389

A pesar de la afirmación de Platón de que el ritmo viene principalmente de la mente, posiblemente refleja más a Platón que al ritmo, de nuevo hay límites a lo que el cuerpo humano puede experimentar y lo que el cerebro humano puede apreciar. Se supone que Honegger dijo: Yo mismo sigo siendo muy escéptico sobre estos refinamientos rítmicos. No tienen ningún significado excepto sobre el papel. No son sentidos por el oyente..... Después de una interpretación de la Sinfonía de Stravinsky en tres movimientos, todos los músicos de la orquesta comentaban: "No hay tiempo para escuchar o valorar. Uno está demasiado ocupado contando billetes de ocho". Muchos compositores, como se podría imaginar, se han encontrado ambivalentes sobre el proceso. Tippett lamentó la pérdida de la melodía, descrita por Haydn como 'lo más difícil de producir - la invención de una melodía fina es una obra de genio', y por Mozart como 'la esencia de la música: debería compararse a uno que inventa melodías a un caballo de carreras noble, y un mero contrapuntista con un contratado post-hack '". Hindemith se mostraba escéptico con respecto a la música por entregas, comparándola con uno de esos "espectaculares tiovivos de ferias y parques de atracciones... la idea es, perturbar el sentido de atracción gravitacional del cliente combinando en un momento dado tantas formas diferentes de atracción que su sentido de la ubicación no se puede ajustar lo suficientemente rápido". La falta de centros tonales destruye el punto de anclaje del oyente para jerarquías de intervalos. Aunque el compositor pueda entender adónde va, el oyente simplemente no puede, porque no tenemos suficiente memoria a corto plazo para hacer frente a este grado de aparente falta de forma. Sin embargo, compositores como Benjamín Britten, Arvo Pärt y Philip Glass, así como, más recientemente, Morten Lauridsen, John Tavener y James MacMillan, han encontrado su propia manera de producir a veces una música de una belleza inolvidable que es intuitiva, en lugar de puramente teórica, fundamentada, expresiva y no racionalista. Para ellos el modernismo ha sido una forma de continuar, a la vez que de expandir y ampliar, las posibilidades de lo que, a falta de un término mejor, nos vemos obligados a llamar lo Romántico. Y el jazz, menos consciente de la autoinvención, menos insistente en escapar de los modismos de la melodía, la armonía y el ritmo -aunque tratándolos con una libertad que puede ser estimulante (a veces empujando los límites de lo perceptible)- me parece una de las grandes creaciones de la era modernista. LOS ÉXITOS DEL MODERNISMO La mayoría de las teorías de la belleza desde Platón hasta Nietzsche y más allá comparten el mismo concepto de belleza: un todo orgánico que muestra armonía entre sus partes. Los conceptos Occidentales y Orientales de belleza, a pesar de haber evolucionado de forma independiente, son notablemente afines. Esto no sorprenderá a ningún Occidental familiarizado con el arte oriental en todas sus formas. A pesar de las excepciones individuales, existe una armonía general entre las culturas. Es por ello que las traducciones de poesía y ficción se venden ampliamente en muchos idiomas, que las exposiciones de arte japonés, los conciertos de música india, indonesa o japonesa, e incluso las representaciones de teatro Oriental en Occidente tienen tanto éxito, y que las galerías de arte Occidentales son atracciones populares para un gran número de visitantes de Oriente, y que las representaciones de Shakespeare y los conciertos de música o ballet Occidentales tienen demanda en China y Japón, donde se originan algunos de los mejores intérpretes de la música clásica europea. Incluso las poblaciones indígenas de lugares como Papúa Nueva 390

Guinea, que no han tenido contacto con la música clásica Occidental, aprecian y entienden intuitivamente la importancia emocional de la música de Mozart. Nada de esto sería posible sin la existencia de valores no construidos socialmente que permitan la aprehensión de la belleza y la comprensión de su expresión a través del arte. Existe una creciente aceptación por parte de la psicología y las ciencias sociales de que los universales humanos existen claramente. En la música hay un lenguaje intuitivo, cuyos dialectos están literalmente tan extendidos y son tan antiguos como la raza humana. No es sólo mi intuición, sino lo que demuestra la investigación. El modernismo experimentó, sin éxito en mi opinión, con su abandono. En las artes visuales, las formas en que la humanidad ha utilizado el color y la forma no son ni mucho menos tan cohesivas, pero las preferencias estéticas, si no las técnicas y habilidades de representación, son generalmente compartidas. Una vez más, los intentos deliberados de revertir o abandonar son interesantes principalmente como experimentos. Pero las convenciones del lenguaje en sí -no el lenguaje de la música o de las artes visuales- son algo que uno simplemente no puede revertir, al menos no por mucho tiempo, si el lenguaje es su medio. Esto ha tenido un efecto protector en la poesía dentro del modernismo. Se intentó abandonarlos, y figuras como Kurt Schwitters, conocido principalmente por su arte collage, escribieron 'poemas' dadaístas que consistían sólo en sílabas y sonidos sin sentido, pero esto no fue sino para probar una salida fructífera. Incluso La Tierra Baldía de Eliot, una colección de fragmentos, a veces recopilados al azar, sus elaboradas notas falsas que sugieren que el significado no está en las palabras en sí mismas, sino que necesita una mayor decodificación para desbloquearse, eran una especie de callejón sin salida, un interesante documento histórico -cultural, como el Finnegans Wake de Joyce, en lugar de una poesía poderosa -aunque su adopción la haga brillar en lugares como los nidos de una urraca. En la música y las artes visuales, las convenciones formales encarnaban una sabiduría intuitiva que no podía ser descartada sin perder su significado. Sin embargo, la materia misma del lenguaje, a diferencia de las notas o los colores en sí mismos, tiene un significado y un poder intuitivo que es relativamente resistente al abandono de las convenciones. Esto lo pone en una categoría especial. Como resultado, la era del Modernismo, comenzando en Francia a mediados del siglo XIX con figuras como Baudelaire, Verlaine, Mallarme, Rimbaud, y luego llevado adelante por figuras posteriores como Ponge, y en el mundo de habla inglesa por figuras como Hardy, Frost, Yeats, Eliot, Auden, Stevens, y últimamente Larkin, ha demostrado ser excepcionalmente rico, con una poesía poderosa y original, comparable a la de cualquier época, siendo escrita no sólo por grandes nombres, sino por muchas figuras menos conocidas que pueden no tener una reputación establecida, pero que han escrito uno o dos poemas verdaderamente grandes. Me parece que esto se aplica más a la era moderna que a cualquier otra en la historia de la literatura. Como escribió Philip Larkin en el prefacio de su magnífico Libro de Oxford de Versículos del Siglo XX, seguramente una de las antologías más gratificantes jamás recopiladas, "Mirando lo que he escogido, veo que representa un número de poetas mucho mayor que el que se encuentra en los volúmenes correspondientes a los siglos XIX y XVIII". Considero que esto es un resultado directo de la relativa libertad del modernismo. Poetas menores en el estilo recibido producen raramente otra cosa que poesía convencional aceptable. Sin embargo, donde la

391

intuición está libre de tales convenciones, puede haber mucha escoria, pero a menudo también hay zafiros que se encuentran en el lodo. Finalmente me parece que uno de los grandes logros del modernismo ha sido el cine. Algunas de las mismas consideraciones se aplican aquí como se aplican en el caso de la poesía. El material mismo, el "vocabulario", de las imágenes visuales tiene significado y poder intuitivo, y aunque pueda haber algo llamado arte abstracto, una película abstracta (a pesar de lo que diga Blue, de Derek Jarmarn) es tan improbable que sea una creación como un poema abstracto. La contribución del modernismo ha sido también aquí liberadora, desatando la intuición en lugar de, como yo diría del arte y la música modernistas, declarar que los medios de expresión intuitiva están fuera de los límites. Y también aquí, junto a los Tarkovskys, Polanskis y Paradzhanov, los grandes poetas del cine (Tarkovsky es uno de los pocos artistas de los que se puede utilizar el término shakesperiano), hay muchas figuras menores que han producido grandes obras. POST-MODERNISMO Con el posmodernismo, el sentido se desvanece. El arte se convierte en un juego en el que el vacío de un mundo totalmente insustancial, donde no hay nada más allá de un conjunto de términos que hemos utilizado en vano para "construir" significados, puede hablar desde su propia vacuidad. El conjunto de términos es visto simplemente como una referencia de sí mismo. Han perdido transparencia; y todas las condiciones que darían sentido han sido eliminadas de la existencia. Los sujetos con esquizofrenia muestran lo que Sass describe como "una combinación distintiva de superioridad e impotencia". Esto también lo ve como una característica de la posición modernista, que tal vez sea más evidente en el posmodernismo. En la crítica literaria postmoderna, la impotencia es obvia: si la realidad es una construcción sin existencia objetiva, y si las palabras no tienen un referente, todos estamos impotentes para decir o hacer algo que tenga sentido, lo que plantea la pregunta de por qué la crítica escribe en primer lugar. ¿Por qué escribiría cualquier solipsista? El intento de convencer a otro del punto de vista de uno explota en la posición del solipsista. Sin embargo, es evidente una actitud intrínsecamente superior de la crítica hacia los autores que forman su tema. Donde el autor creía que estaba haciendo algo importante, incluso profundo, era, en la frase de Wordsworth, "un hombre que hablaba a los hombres", el crítico puede revelar que realmente estaba jugando a un juego de palabras, cuyas reglas reflejaban normas construidas socialmente de las que el autor no era consciente. El autor se convierte en una especie de marioneta, cuyos hilos son movidos por fuerzas sociales entre bastidores. Él es 'colocado'. Mientras tanto, la obra de arte ha de ser "decodificada", como si el valor de la obra estuviera en algún mensaje que el autor desconocía, pero que nosotros, en nuestra superioridad, podemos revelar ahora. Este modelo de mensaje codificado, que "tiene mucho del estatus de un axioma en la mayoría de las versiones del estructuralismo", es la expresión perfecta del hemisferio izquierdo tratando de entender el lenguaje del hemisferio derecho. Consciente de que hay más de lo que se ve a simple vista, el hemisferio izquierdo se empeña en hacer explícitas las cosas, en un intento de descubrir lo que son; mientras tanto no es consciente de que "esta-estidad" es la obra de arte, en la que se encuentra el verdadero "significado" absoluto. En cambio, su supuesta decodificación es una demostración de su propia inteligencia. 392

El 'valor literario', como escribe Severin Schroeder, "no puede reducirse a las cosas que se describen y a las opiniones que se transmiten; siempre se trata de cómo se presentan y expresan ciertas cosas. Y este Cómo no puede reducirse a otro Qué". Así es Como, la singularidad de la obra de arte se asemeja a la singularidad de una persona, y es apreciable sólo por el hemisferio derecho. La recomendación a un crítico debe ser la que Hipócrates da a cada médico: por encima de todo, no hacer daño. Tenga cuidado de no introducir algo que oscurezca la visión; sin embargo, un enfoque paciente y con tacto de la alteridad de la obra puede dar una idea de algo poco común. Separar las palabras de sus referentes en el mundo real, como hace el posmodernismo, convierte todo en nada, la vida misma en un juego. Pero la combinación de un material emocionalmente evocador con una postura distante e irónica es, de hecho, un juego de poder, un juego que el artista está llevando a cabo con su público. No se trata tanto de una cuestión de diversión, con su sugerencia equivocada de inocencia, como de una sombría parodia de juego. Es familiar para los psiquiatras por la forma en que los psicópatas usan muestras de falta de sentimientos - una broma, un juego, pero escalofriante, la indiferencia hacia sujetos a los que espontáneamente provocan fuertes emociones humanas - para obtener el control de los demás y hacerlos sentir vulnerables. Así que cuando, por ejemplo, los artistas de una performance exhiben material que normalmente provocaría fuertes reacciones emocionales, y luego las socavan, o ironizan, se trata de una forma de auto-engrandecimiento coercitivo. Si alguien muestra su repugnancia, su vulnerabilidad se hace evidente: ha sido manipulado, y parece ingenuo, en desventaja; si no lo hace, se ha visto obligado a traicionar sus sentimientos y a disimular, como la víctima en un patio de recreo que sonríe tímida y fatuamente a sus verdugos, confirmando así tácitamente el poder del acosador. La tendencia de la crítica hacia una superioridad nacida de su capacidad de leer en código se ve por primera vez en la cultura del psicoanálisis, que, escribe Sass, afirma revelar , "las fuentes demasiado mundanas de nuestras inclinaciones místicas, religiosas o estéticas, y dar a sus iniciados un sentido de superioridad en el saber". Esto está estrechamente ligado a todas las formas de reduccionismo. El reduccionismo, como la separación, hace que la gente se sienta poderosa. Cuando los proveedores de fantasmagorías del siglo XVIII revelaban el aparato que había dado lugar a esos efectos espectaculares, también se revelaban como lo listo que eran, y se pedía al público que disfrutara de la sensación de estar en presencia de una inteligencia superior. Su disposición a creer los había convertido en tontos. Se habían dejado conmover, donde deberían, si lo hubieran sabido, estar serenamente inmóviles, permitiendo quizás que una sonrisa sabia se dibujara en sus labios. Es difícil no sentir que hay un cierto grado de regodeo al respecto, como en el caso del hermano mayor que le dice a su hermana menor que es adoptada; o el psicópata que manipula los sentimientos de compasión de la gente para robarles. Por supuesto, el buen psicoanálisis evita cuidadosamente la posición superior, aunque este punto está incorporado a la estructura, uno necesita estar constantemente vigilante para no sucumbir a ello, y esto sigue siendo válido. La conocida superioridad del reduccionismo también es evidente en el discurso científico moderno. El reduccionismo es una consecuencia ineludible de una visión del mundo puramente del hemisferio izquierdo, ya que ve todo como constituido por bloques de construcción fundamentales, cuya naturaleza se supone obvia, o en principio al menos conocible, aislados de lo que sea que se vaya a componer.

393

Su modelo es simple, y se ha extendido en la cultura popular, donde ha sido adoptado irreflexivamente como la "filosofía" de nuestra época. Dentro de esta cultura ha tenido un efecto corrosivo sobre los valores superiores, induciendo una especie de cinismo fácil y fomentando una visión mecanicista de lo humano. En el nivel intelectual, el debate sobre la naturaleza de la conciencia se pone en el centro de atención. En una inversión audaz, Nick Humphrey afirma, en su libro Viendo la Red, que son los escépticos sobre la idea de que podemos explicar la conciencia reductivamente los que realmente se sienten engreídos y superiores. Tal escepticismo "aprovecha directamente el sentido de la gente de su propia importancia metafísica", escribe, y "permite a las personas la satisfacción de estar dentro de la gente con conocimiento secreto". Estas son afirmaciones difíciles de refutar, y podrían tener razón. Igualmente, algunas personas podrían sentir que los mismos imputaciones podrían ser aplicadas a aquellos neurocientíficos que creen en el poder de su intelecto para revelar la "verdadera" naturaleza de la conciencia, de la cual el resto de nosotros permanece ignorante. Cuando uno llega a la explicación de Humphrey sobre la conciencia, uno tiene curiosidad natural por saber qué parafernalia va a revelar detrás de la fantasmagoría. Afirma dos cosas. La primera está en línea con muchos otros relatos sobre la conciencia: que es la consecuencia de circuitos reentrantes en el cerebro, creando una "autoresonancia". Las respuestas sensoriales, escribe, "se privatizan" y "eventualmente todo el proceso se cierra al mundo exterior en un bucle interno dentro del cerebro... un bucle de retroalimentación". La imagen perfecta del mundo hermético del hemisferio izquierdo: la conciencia es la proyección de una representación del mundo "exterior" en las paredes de esa sala cerrada. Su contribución particular en este libro, sin embargo, es ir más allá e imagina que se produjo un desarrollo genético cuyo "efecto es dar al Yo consciente un giro extra que lleva a la mente humana a formar una visión exageradamente grandiosa de su propia naturaleza". El yo y su experiencia "se reorganiza precisamente para impresionar al sujeto con sus cualidades fuera de este mundo". Si "aquellos que caen en la ilusión, tienden a tener vidas más largas y productivas", entonces la evolución ha hecho su trabajo. El sentido que tenemos de la conciencia, tan difícil de acceder es en el fondo un "truco deliberado" jugado por un "ilusionista" en nuestros genes, para hacernos mejores sobrevivientes. Se podría señalar que, si bien esto ofrece una especie de explicación del porqué de la conciencia, con su sentido de que hay algo más allá de nuestro alcance (lo que Humphrey describe como las cualidades de "fuera de este mundo"), que existe en la medida que existe, pero no se acerca a qué, o qué tipo de cosa, es, o cómo se produce, tendiendo así a confirmar la opinión del escéptico. Pero esto es por poner el listón bastante alto, ya que nadie se ha acercado a explicar lo que es la conciencia, a pesar de las referencias a los circuitos de reentrada, la retroalimentación positiva, las representaciones mentales que son ilusiones, y la hechicería genética. Su intento de descartar nuestra intuición de que podría haber algo más allá de lo que el materialismo por sí solo puede explicar es definitivamente ingenioso. Como estrategia para acomodar una dificultad alucinante en el paradigma existente sin tener que alterar el paradigma, es de hecho espectacular. En ese sentido, recuerda la explicación dada por Philip Gosse, padre Victoriano de la biología marina y fundamentalista bíblico, sobre la existencia de fósiles en las rocas que datan de hace millones de años, mucho antes de que, según la Biblia, se hubieran creado los seres vivos. Eran, dijo, indicaciones de vida que nunca existieron realmente, puestas allí por Dios para probar nuestra fe.

394

Al igual que con la explicación de Gosse, es difícil saber qué tipo de evidencia se puede permitir enumerar en contra de la creencia de Humphrey, aunque de manera similar su relato podría dar lugar a cierta incredulidad en las mentes más escépticas. Algunos de los que son escépticos, que Humphrey cita como ejemplos de la convicción auto-engañosa de que la conciencia requiere bastantes explicaciones, son los filósofos, Stuart Sutherland ("La conciencia es un fenómeno fascinante pero escurridizo; es imposible especificar lo que es, lo que hace, o por qué evolucionó. No se ha escrito nada que merezca la pena leer"); Thomas Nagel ("Ciertas formas de perplejidad -por ejemplo, sobre la libertad, el conocimiento y el significado de la vida- me parecen encarnar más perspicacia que cualquiera de las supuestas soluciones a estos problemas"); Nakita Newton ("La conciencia fenoménica en sí misma es sui generis. No hay nada parecido en absoluto"); Jerry Fodor ("Nadie tiene la más mínima idea de cómo algo material puede ser consciente. Nadie sabe siquiera lo que sería tener la más mínima idea de cómo algo material podría ser consciente"); y Colin McGinn ('¿No es perfectamente evidente para ti que..... [el cerebro] es simplemente la clase de cosa equivocada que da luz a [la conciencia fenoménica]? Podrías también afirmar que los números surgen de las galletas o de la ética del ruibarbo'). Aunque no estoy totalmente de acuerdo con lo último, creo que el punto fundamental es válido. A esto se podría añadir: la cita de Wittgenstein, cuya visión es similar a la de Nagel, pero su posición está dentro de una larga línea de lo que convencionalmente se ha considerado un sabio escepticismo sobre el poder absoluto de la comprensión humana, incluyendo a Montaigne, Buda, Sócrates y San Pablo. El punto aquí es que el materialismo científico, a pesar de su aparente oposición a la postura posmodernista, muestra un origen similar a la posición del hemisferio izquierdo. Comparten un sentido de superioridad, nacido de la convicción de que los demás están engañados por las ilusiones, a las que los que saben tienen la explicación. Está ahí, bellamente revelado en ese impotente, encerrado en si mismo, boot-strapping, (circuito de arranque), "todo el proceso.... cerrado al mundo exterior en un bucle interno dentro del cerebro". Este es un ejemplo de retroalimentación positiva, y es precisamente esto lo que ejemplifica el hemisferio izquierdo, aislado de la realidad, sus autorreflexiones que reverberan sin cesar alrededor de sus paredes reflejadas. La estructura del realismo científico, como el postmodernismo, reflejan sus orígenes en el hemisferio izquierdo. Algunos aspectos de la condición postmoderna, puede ser objetado, seguramente tienen una afinidad con el funcionamiento del hemisferio derecho. En marcado contraste con la Ilustración, podría decirse que nuestra época carece de convicción y abraza lo que no está claro, es indeterminado, fluido y sin resolver. Si la Ilustración demostró su dependencia de los modos de ser del hemisferio izquierdo por su optimismo y certeza, su impulso hacia la claridad, la fijación y la finalidad, ¿por qué afirmo que el posmodernismo es también una expresión del funcionamiento del hemisferio izquierdo? La diferencia depende del nivel de conciencia. En la Ilustración, aunque el proceso de alienación del sujeto observador estaba en marcha, todavía no había dudas de que existía un mundo que observar. Su construcción del mundo como algo claro, ordenado, fijo, seguro y conocible, fue inevitablemente un simulacro que sustituyó a la siempre cambiante y evolutiva realidad de la experiencia, pero que fue tomado por la realidad, como si los frescos de la pared de un comedor del siglo XVIII fueran considerados como el mundo exterior. 395

Un par de cientos de años después y en otro nivel de autoconciencia más tardío, el sujeto observador no sólo es consciente, sino que es consciente de su propia conciencia. Ya no es una opción ignorar el hecho de que no se puede hacer que todos estén de acuerdo, que todo no es fijo, seguro y conocible, y que no todo necesariamente va a terminar siendo rescatado por el control humano. La revuelta postmoderna contra el mundo silencioso, estático, artificioso y sin vida que se muestra en el fresco de la pared no se debe a su artificialidad -el hecho de que no es cierto para el mundo viviente de afuera- sino a su "pretensión" de que existe un mundo exterior al que ser fiel. El contraste no está entre la fijeza de lo artificial y la fluidez de lo real, sino entre la fijeza y el caos de dos tipos de artificialidad. La indeterminación postmoderna no afirma que exista una realidad hacia la cual debamos luchar cuidadosa, tentativa y pacientemente; no postula una verdad que, es real porque desafía la determinación que le impone la interpretación del hemisferio izquierdo autoconsciente (y las únicas estructuras que tiene a su disposición). Por el contrario, afirma que no hay realidad, ni verdad que interpretar o determinar. El contraste aquí es igual que la diferencia entre la "ignorancia" de un creyente y la "ignorancia" de un ateo. Tanto el creyente como el ateo pueden sostener coherentemente la posición de que cualquier afirmación sobre Dios será falsa; pero sus razones son diametralmente opuestas. La diferencia no está en lo que se dice, sino en la disposición que cada uno tiene hacia el mundo. La disposición del hemisferio derecho es de tanteo, siempre llegando dolorosamente (con "cuidado") hacia algo que sabe que está más allá de sí mismo. Trata de abrirse (para no decir "no") a algo que el lenguaje sólo puede permitir a través de un subterfugio, a algo que la razón puede alcanzar sólo al trascenderse a sí misma; no por el abandono del lenguaje y de la razón, sino más bien a través de ellas, ir más allá de ellas. Por eso el hemisferio izquierdo no es su enemigo, sino su valioso emisario. Sin embargo, una vez que el hemisferio izquierdo se convence de su propia importancia, ya no "se preocupa", sino que se deleita en su propia libertad de coacción, en lo que podría llamarse, en una frase de Robert Grave, el "éxtasis del caos". Uno dice: 'No sé'; el otro: 'Sé que no hay nada que saber'. Uno cree que uno no puede saber: el otro `sabe' que uno no puede creer.

396

CONCLUSIÓN EL MAESTRO TRAICIONADO

Todas las miserias del hombre sólo prueban su grandeza. Son las miserias de un gran señor, las miserias de un rey que ha sido desposeído Pascal ¿Hay motivos para las diferencias que he señalado entre los hemisferios? Los hemisferios parecen estar en relación uno con el otro en términos que exigen la comprensión humana y la aplicación de los valores humanos, del mismo modo que la competitividad de los genes parece "egoísta". En términos humanos, parece esencial para la creación de la plena conciencia e imaginación humana que el hemisferio derecho se sitúe en una posición de vulnerabilidad hacia el izquierdo. El hemisferio derecho, el que cree pero no sabe, tiene que depender del otro, el hemisferio izquierdo, que sabe pero no cree. Es como si un poder que tiene un infinito potencial de Ser, y por lo tanto intrínsecamente incierto, sin embargo necesitara someterse para ser concretado -necesita estasis, certeza, fijación- a fin de Ser. El propósito mayor exige la sumisión. El Maestro necesita confiar, creer en su Emisario, sabiendo todo el tiempo que esa confianza puede ser abusada. El Emisario sabe, pero cree erróneamente, que es invulnerable. Si la relación se mantiene, son invencibles; pero si se abusa de ella, no es sólo el Maestro el que sufre, sino ambos, ya que el Emisario debe su existencia al Maestro.

¿CÓMO SERÍA EL MUNDO DEL HEMISFERIO IZQUIERDO? Tratemos de imaginarnos cómo sería el mundo si el hemisferio izquierdo llegara a ser tan dominante que, a nivel fenomenológico, lograra más o menos suprimir por completo al mundo del hemisferio derecho. ¿Cómo sería eso? Podríamos esperar, para empezar, que habría una pérdida de la amplitud del panorama general, una sustitución por una visión más estrecha, restringida pero detallada, del mundo, lo que quizás dificulte el mantenimiento de una visión coherente. En cualquier caso, esta imagen amplia sería ignorada, porque carecería de la apariencia de claridad y certeza que anhela el hemisferio izquierdo. En general, los "trozos" de cualquier cosa, las partes en las que podría ser desmontada, llegarían a parecer más importantes, y con más probabilidad de conducir al conocimiento y comprensión, que el todo, que llegaría a ser visto como no más que la suma de las partes. Una atención cada vez más estrecha conduciría a una creciente especialización y tecnificación del conocimiento. Esto a su vez promovería la recopilación y sustitución de información, por el conocimiento, que viene a través de la experiencia. El conocimiento, a su vez, parecería más "real" de lo que podría llamarse la sabiduría, que parecería demasiado nebulosa, algo que no se puede captar nunca. Uno esperaría que el hemisferio izquierdo siguiera refinando los experimentos sobre los detalles, en los que es sobradamente competente, pero que, en consecuencia, fuera ciego a lo que no es claro o seguro, o que no se pueda enfocar justo en medio de su campo visual.

397

De hecho, uno esperaría una especie de actitud despectiva hacia cualquier cosa que quedase fuera de su enfoque limitado, porque la visión del hemisferio derecho sobre la totalidad de la situación simplemente no estaría disponible para él. Los conocimientos adquiridos a través de la experiencia, y la adquisición práctica de habilidades inherentes, se volverían sospechosos, pareciendo una amenaza o simplemente incomprensibles. Se sustituirían por fichas u observaciones, y los sistemas formales se acreditarían mediante títulos en papel. Los conceptos de talento y criterio, que antes se consideraban la cima del logro humano, y que sólo llegan lenta y silenciosamente en la empresa del vivir, serían descartados en favor de procesos cuantificables y repetibles. La experiencia, que es lo que realmente le hace a alguien experto (en latín, expertus, "uno que tiene experiencia"), sería reemplazada por "experto" en conocimientos que de hecho estarían basados en la teoría, y en general se esperaría una tendencia a sustituir cada vez más lo concreto por lo teórico o abstracto, lo que llegaría a parecer más convincente. Los talentos mismos se reducirían a procedimientos algorítmicos que podrían ser elaborados, e incluso, si fuera necesario, regulados por el administrador, ya que sin ello la tendencia desconfiada del hemisferio izquierdo no podría estar seguro de que estas nebulosas "habilidades" se estuvieran aplicando de manera uniforme y "correcta". Se produciría un aumento tanto de la abstracción como de la cosificación, por lo que el propio cuerpo humano y nosotros mismos, así como el mundo material, y las obras de arte que hacemos para comprenderlo, se volverían simultáneamente más conceptuales y se verían como meras cosas. El mundo en conjunto se volvería más virtual, y nuestra experiencia al respecto sería cada vez más, a través de metarepresentaciones de uno u otro tipo; menos personas se encontrarían haciendo un trabajo que involucre el contacto con algo del mundo real, "vivido", en lugar de con planes, estrategias, papeleo, gestión y procedimientos burocráticos. De hecho, el meta-proceso de documentar o justificar lo que se hace o se supone que se hace, a expensas del trabajo real en el mundo viviente, superaría cada vez más el trabajo en sí. La tecnología florecería, como expresión del deseo del hemisferio izquierdo de manipular y controlar el mundo para su propio placer, pero iría acompañada de una enorme expansión de la burocracia, los sistemas de abstracción y control. Los elementos esenciales de la burocracia, descritos por Peter Berger y sus colegas, prosperarían en un mundo dominado por el hemisferio izquierdo. Los autores los enumeran como: necesidad de procedimientos que sean conocidos y, en principio, conocibles; el anonimato; capacidad de organización; la previsibilidad; un concepto de justicia que se reduce a la mera igualdad; y una explícita abstracción. Habría una pérdida completa de la sensación de unicidad. Todas estas características son identificables como facilitadas por el hemisferio izquierdo. Demasiada tendencia hacia la abstracción. Pero también estaría la tendencia hacia la cosificación. Cada vez más, la vida se modelaría a partir de lo mecánico. Esto también tendría efectos en la forma en que las burocracias tratarían con las situaciones humanas y con la sociedad en general. Cuando tratamos con una máquina, hay tres cosas que queremos saber: cuánto puede hacer, qué tan rápido puede hacerlo y con qué grado de precisión. Estas cualidades resumen lo que distingue a una máquina buena de una mala: es más productiva, más rápida y más precisa que una menos buena.

398

Sin embargo, los cambios de magnitud, velocidad y precisión en el mundo real cambian la calidad de la experiencia y la forma en que interactuamos unos con otros: aumentarlos no da un resultado claramente positivo; incluso puede ser muy perjudicial. En los asuntos humanos, el aumento de la cantidad o grado de algo, o la velocidad con la que algo sucede, o la precisión inflexible con la que se concibe o se aplica, puede realmente destruir. Pero como el hemisferio izquierdo es el hemisferio del Qué, la cantidad sería el único criterio que entendería. La apreciación del hemisferio derecho del Cómo (calidad) se perdería. Como resultado, las consideraciones de cantidad podrían llegar a sustituir por completo a las consideraciones de calidad, sin que la mayoría de la gente se diera cuenta de que algo había sucedido. Los números, con los que el hemisferio izquierdo se siente familiarizado y es excelente para manipular (aunque, sea menos bueno para entender lo que significan), reemplazarían la respuesta individual, ya sean a personas, lugares, cosas o circunstancias, que el hemisferio derecho habría distinguido. El término "uno u otro" tendería a sustituir a las cuestiones de grado, lo que daría lugar a cierta inflexibilidad. Berger y sus colegas enfatizan que la conciencia cambia su naturaleza en un mundo orientado a la producción tecnológica, adoptando un número de cualidades que son manifestaciones claramente del mundo según el hemisferio izquierdo, y por lo tanto en tal mundo se puede esperar que la tecnología florezca y, a su vez, se afiance aún más la visión del mundo del hemisferio izquierdo - de la misma manera que la burocracia sería tanto un producto del hemisferio izquierdo como un refuerzo del mismo en el mundo exterior. En una sociedad dominada por la tecnología, Berger y sus colegas predicen lo que ellos llaman: el "mecanicismo", que significa el desarrollo de un sistema que permite que las cosas se reproduzcan sin fin, y que obliga a sumergir al individuo en una gran organización o línea de producción; la "mensurabilidad", es decir, la insistencia en la cuantificación, no en la cualificación; la "componibilidad", es decir, la reducción de la realidad a unidades autónomas, de modo que "todo es analizable en componentes constituyentes, y todo puede ser desarmado y vuelto a armar en términos de estos componentes"; y un "marco de referencia abstracto", en otras palabras, la pérdida de su contexto. El filósofo Gabriel Marcel habla de la dificultad de mantener la integridad de uno mismo como sujeto único e individual, en un mundo en el que la combinación de la arrogancia de la ciencia y el empuje de la tecnología borran la impresionante tarea de la existencia humana consciente, a la que él se refiere como "el misterio del ser", y se reemplaza con un conjunto de problemas técnicos para los que dicen tener soluciones. Advierte que en tales circunstancias seríamos persuadidos con demasiada facilidad para aceptar el papel que se nos ha encomendado, para convertirnos en un objeto, ya no en un sujeto, y que eso conspiraría en nuestra propia aniquilación. Filosóficamente, el mundo estaría marcado por la fragmentación, apareciendo ante sus habitantes como una colección de trozos y piezas aparentemente al azar; su organización, y por tanto su significado, sólo vendría a través de lo que le añadamos, a través de sistemas diseñados para maximizar su utilidad. Debido a que lo mecánico sería el modelo por el cual se entendería todo, incluso a nosotros mismos y al mundo natural, a las personas de una sociedad así le resultaría difícil entender los valores más elevados de la jerarquía de Scheler, excepto en términos de su utilidad final, y habría una derogación de esos valores más elevados, y un cinismo sobre su estatus.

399

La moral se juzgaría en el mejor de los casos sobre la base del cálculo utilitario, y en el peor, en base del propio interés personal. El hemisferio izquierdo prefiere lo impersonal a lo personal, y esa tendencia se instanciaría en el tejido de una sociedad impulsada por la tecnología y administrada burocráticamente. Lo impersonal vendría a reemplazar lo personal. Habría un enfoque en las cosas materiales a expensas de las vivas. La cohesión social, y los vínculos entre personas, e igualmente importante entre persona y lugar, el contexto en el que cada persona pertenece, serían descuidados, tal vez activamente perturbados, como inconvenientes e incomprensibles para que el hemisferio izquierdo actúe por sí solo. Habría una despersonalización de las relaciones entre los miembros de la sociedad, y de la relación de la sociedad con sus miembros. La explotación más que la cooperación sería, explícitamente o no, la relación por defecto entre los individuos humanos y entre la humanidad y el resto del mundo. El resentimiento llevaría a hacer hincapié en la uniformidad y la igualdad, no como algo deseable que se debe equilibrar con lo demás, sino como algo deseable en última instancia, que trasciende a todos lo demás. Como resultado, las individualidades serían eliminadas y la identificación sería por categorías: grupos socioeconómicos, razas, sexos, etc. que se sentirían implícita o explícitamente en competencia y resentidos unos con otros. La paranoia y la falta de confianza llegaría a ser la postura dominante dentro de la sociedad, tanto entre individuos como entre grupos, y serían la postura del gobierno hacia su pueblo. Tal gobierno buscaría el control total - es una característica esencial de la visión del hemisferio izquierdo sobre el mundo el que pueda captarlo y controlarlo. Hablar de libertad, que es un ideal abstracto para el hemisferio izquierdo, aumentaría por razones maquiavélicas, pero la libertad individual se reduciría. El control pan-óptico se convertiría en un fin en sí mismo, una constante monitorización con vídeo-vigilancia, la interceptación de la información privada y la comunicación, sería la norma. Medidas como la creación de una base de datos de ADN se introducirían aparentemente en respuesta a amenazas excepcionales y circunstancias excepcionales, contra las que en realidad serían ineficaces, con el objetivo de aumentar el poder del Estado y disminuir el estatus de la persona. El concepto de individuo depende de la singularidad; pero según la visión del hemisferio izquierdo sobre la realidad, los individuos son simplemente partes intercambiables ("iguales") de un sistema mecanicista, un sistema que necesita controlar en aras de la eficiencia. Por lo tanto, sería de esperar que el Estado no sólo tomara mayor poder directamente, sino que minimizara la responsabilidad individual, y que el sentido de dicha responsabilidad individual disminuyera en consecuencia. Las relaciones familiares, o los papeles cualificados dentro de la sociedad, como los de los sacerdotes, profesores y médicos, que trascienden lo que puede cuantificarse o regularse, y que de hecho dependen de un cierto grado de altruismo, se convertirían en objeto de sospecha. El hemisferio izquierdo malinterpreta la naturaleza de tales relaciones, ya que malinterpreta el altruismo como una versión del interés propio, y las ve como una amenaza a su poder. Podríamos incluso esperar que haya intentos de dañar la confianza en la que se basan estas relaciones y, si es posible, de desacreditarlas.

400

En cualquier caso, se haría un gran esfuerzo para poner a las familias y a las profesiones bajo control burocrático, una medida que sólo sería posible, presumiblemente, si se fomentara el miedo y la desconfianza. En una sociedad así, la gente de todo tipo daría una importancia inusual a tener el control. Los accidentes y las enfermedades, puesto que están fuera de nuestro control, serían, por tanto, particularmente amenazadores y, en la medida de lo posible, se culparía a los demás, ya que parecerían una amenaza a la capacidad de control de la propia vida. El hemisferio izquierdo, como se recordará, en cualquier caso no asume la responsabilidad, y se ve a sí mismo como víctima pasiva de lo que no es consciente de haber deseado. En el Renacimiento, como en el siglo XIX, cuando el hemisferio derecho estaba en ascenso, la muerte era omnipresente en la vida y en la literatura, se hablaba abiertamente de ella y se la veía como parte del tejido de la vida misma, en reconocimiento del cual la vida podía tener sentido. Según el punto de vista del hemisferio izquierdo, la muerte es el último desafío a su necesidad de control y, al contrario, le roba el sentido a la vida. Por lo tanto, tendría que convertirse en un tabú, mientras que, al mismo tiempo, el sexo, cuyo poder, según el hemisferio derecho, se basa en lo implícito, se volvería explícito y omnipresente. Habría una preocupación, que podría incluso llegar a ser una obsesión, con respecto a la certeza y la seguridad, ya que el hemisferio izquierdo es altamente intolerante a la incertidumbre, y la muerte se convertiría en lo más indescriptible. Lo razonable sería reemplazado por la racionalidad, y tal vez el concepto mismo de lo razonable podría volverse ininteligible. Habría un completo fracaso del sentido común, ya que es intuitivo y depende de que ambos hemisferios trabajen juntos. La ira y el comportamiento agresivo se harían más evidentes en nuestras interacciones sociales, ya que de todos los estados emocionales, estos son los más característicos del hemisferio izquierdo, y ya no se verían contrarrestados por las habilidades empáticas del hemisferio derecho. Uno esperaría una pérdida del insight, junto con una falta de voluntad para asumir responsabilidades, y esto reforzaría la tendencia del hemisferio izquierdo a un optimismo quizás peligrosamente injustificado. Habría un aumento de la intolerancia y la inflexibilidad, una falta de voluntad para cambiar de rumbo o cambiar de opinión. El sentido de autonomía está relacionado de manera compleja con ambos hemisferios, pero depende crucialmente de las contribuciones del hemisferio derecho. Un equivalente a lo que se llama "comportamiento de utilización obligada" que en individuos puede ser visto: como una creciente pasivización y sugestionabilidad ("si está ahí, hay que hacerlo usar"). Habría una falta de voluntad en el sentido de autocontrol y automotivación, pero no de voluntad en el sentido de codicia adquisitiva y deseo de manipular. En relación con la cultura, es de esperar que la gente se vuelva cada vez más pasiva. Se verían a sí mismos como en 'exposición' ante la cultura, como una placa fotográfica a la luz, o incluso se verían a sí mismos 'estando expuestos' a tales cosas. Podríamos esperar un aumento de la determinación de llevar a cabo procedimientos rutinarios, y quizás una mayor eficiencia a la hora de hacerlo, sin que ello vaya necesariamente acompañado de una comprensión de lo que significan. 401

Esperaríamos que hubiese un resentimiento y una deliberada desvalorización de la sensación de admiración o asombro: El mundo 'desencantado' de Weber. La religión parecería ser una mera fantasía. El hemisferio derecho se siente atraído hacia ejemplos de cualidades que valora, donde el hemisferio izquierdo es impulsado por un deseo de poder y control: uno esperaría, por lo tanto, que se desarrollara una intolerancia y una constante desvalorización, ironización, o deconstrucción de tales ejemplos, tanto en la vida como en el arte. El Pathos, el modo característico del hemisferio derecho, se volvería imposible, quizás vergonzoso. Sería difícil discernir el valor o el significado de la vida en absoluto; una sensación de náusea y aburrimiento ante la vida probablemente llevaría a un ansia de novedad y estímulo. Experiencias o cosas que normalmente veríamos como con una estructura natural, en evolución orgánica, fluida, llegarían a parecer compuestas por una sucesión de marcos, una suma de una serie infinita de "piezas". Esto incluiría el paso de formas históricas o culturales, así como personales, temporales y orgánicamente fluidas, y en última instancia el desarrollo, crecimiento y decadencia de todas las cosas que están vivas. Esto se corresponde con el fenómeno Zeitraffer (detención del tiempo), que se combina con la pérdida del sentido de unicidad. La repetitividad llevaría a un exceso de familiaridad a través de una reproducción sin fin. Como cultura, llegaríamos a descartar totalmente las formas tácitas de saber. Habría una dificultad notable para entender el significado no explícito, y una degradación de la comunicación no verbal y no explícita. Concomitantemente, se produciría un aumento de la claridad, respaldado por un incremento de la legislación, la "red de pequeñas normas complicadas" de Tocqueville. A medida que se hace menos posible confiar en un sentido moral compartido e intuitivo, o en contratos implícitos entre individuos, tales reglas se volverían cada vez más onerosas. Se perdería la tolerancia y la apreciación del valor de la ambigüedad. Tenderíamos a ser demasiado explícitos en el lenguaje que utilizamos para acercarnos al arte y a la religión, acompañado de una pérdida de su poder vital, implícito y metafórico. Nos convertiríamos, como Descartes, en espectadores y no en actores de la 'comedia' que el mundo muestra. El arte se convertiría en conceptual, perdiendo la capacidad de acceder al poder metafórico de sus cualidades encarnadas. El arte visual carecería de un sentido de profundidad, y las perspectivas distorsionadas o extrañas se convertirían en la norma. La música se reduciría a poco más que ritmo; la música artística intentaría trascenderla, pero faltaría armonía y melodía. La danza se convertiría en solipsista, más que en comunal. Sobre todo, la palabra y las ideas llegarían a dominar. La historia y la tradición cultural, y lo que se puede aprender del pasado, se descartarían para la preparación de la sociedad sistemática del futuro, construida por la voluntad humana. El cuerpo pasaría a ser visto como una máquina, y el mundo natural como un montón de recursos para ser explotados. La naturaleza salvaje y sin representación, la naturaleza no gestionada y sometida a una explotación racional para la ciencia o para la "industria del ocio", se vería amenazada y, en consecuencia, se sometería a un control burocrático lo más rápidamente posible. El lenguaje se volvería difuso, excesivo, carente de referentes concretos, revestido de abstracción, sin una percepción global de sus cualidades como metáfora de la mente. El lenguaje técnico, o el lenguaje de los sistemas burocráticos, desprovisto de toda riqueza de significado, y que sugiere un mundo mecanicista, se aplicaría cada vez

402

más en todas partes, e incluso podría parecer poco llamativo cuando se aplica a descripciones del mundo humano, y a los seres humanos, incluso a la mente humana misma. Así sería el mundo si el Emisario traicionara al Maestro. Es difícil resistirse a la conclusión de que su objetivo está a la vista. ¿PODRÍA EL HEMISFERIO IZQUIERDO TENER ÉXITO SEGÚN SUS PROPIOS CRITERIOS? Afirmé que miraría los resultados de adoptar una postura lo más desinteresada hacia el mundo del hemisferio izquierdo y lo evaluaría según los estándares del propio hemisferio izquierdo, no los del derecho, para los que sin duda sería probable que se vieran deficientes. ¿Qué le ha pasado al mundo hasta ahora, y a nosotros mismos, al tratar al mundo como un mecanismo? ¿Sugiere la evidencia hasta la fecha que el hemisferio izquierdo podría tener éxito en la realización de su propio propósito, la maximización de la felicidad? Seguir el camino del hemisferio izquierdo ya ha implicado la destrucción y la expoliación del mundo natural, la erosión de las culturas establecidas, en una escala en la que apenas necesito hacer hincapié; pero esto se ha justificado en términos de su utilidad para lograr la felicidad humana. ¿Una mayor capacidad de controlar y manipular el mundo para nuestro beneficio nos está llevando a una mayor felicidad? Si no es así, es difícil ver cuál podría ser su justificación. Soy consciente de que, si uno adopta el punto de vista del hemisferio izquierdo, lo que estoy a punto de decir será difícil de aceptar, pero el hecho es que el aumento del bienestar material tiene poco o nada que ver con la felicidad humana. Obviamente, la pobreza es una enfermedad, y todo el mundo necesita que se satisfagan sus necesidades materiales básicas y, para la mayoría de nosotros, algo más que eso. Pero, si la observación y la experiencia de la vida no son suficientes para convencernos de que, más allá de eso, hay poca, si es que hay alguna, correlación entre el bienestar material y la felicidad, los datos objetivos lo demuestran. Durante los últimos veinticinco años, los niveles de satisfacción en la vida han disminuido en los EE.UU. un período durante el cual ha habido un enorme aumento de la prosperidad; e incluso puede haber habido una relación inversa significativa entre el crecimiento económico y la felicidad. Dado que las personas agraciadas con un empleo pasan gran parte de su vida en el trabajo, la calidad de esa experiencia es importante. Según Putnam, en 1955 en los EE.UU., el 44 % de todos los trabajadores disfrutaban de sus horas de trabajo más que cualquier otra cosa que hicieran; en 1999 sólo el 16 % lo hacía. Por supuesto que puede ser porque ahora nos estamos divirtiendo más fuera del trabajo, pero claramente no es el caso, ya que los niveles generales de satisfacción han disminuido. En Gran Bretaña la historia es la misma. Según los datos de la encuesta de Gallup, a lo largo de la década de 1950 los británicos eran más felices de lo que son hoy, a pesar de que ahora son tres veces más ricos en términos reales. En 1957, el 52% de la población se consideraba "muy feliz", frente al 36% actual. La mayoría de los países estudiados muestran una disminución o al menos ningún cambio en el bienestar a pesar de un aumento en la prosperidad; y no se puede encontrar ninguna relación entre la felicidad y el crecimiento económico. Los principales determinantes de la felicidad, como cabría esperar, no son de naturaleza económica. Como señalan dos investigadores del área, con cierta moderación, dado el enorme aumento de la prosperidad material durante el 403

último medio siglo para el que existen datos sólidos, `la intrigante falta de una tendencia al alza en los datos sobre la felicidad merece ser confrontada por los economistas''. Quizás el ejemplo más notable es el de Japón. En 1958, Japón era uno de los países más pobres del mundo, comparable con la India y Brasil en aquel entonces, con una renta media en términos reales de alrededor de una octava parte de la que tenían los Estados Unidos en 1991. En los últimos 40 años o más, el Japón ha disfrutado de un aumento asombroso y sin precedentes del ingreso per cápita, de alrededor del 500% en términos reales. Sin embargo, un hallazgo repetido es que los niveles de felicidad entre los japoneses no han cambiado en absoluto, y los últimos datos, antes de la actual crisis económica mundial, mostraron un ligero descenso. Las pruebas más recientes en Europa muestran el mismo efecto. Las denominadas encuestas Euro-Barómetro de satisfacción con la vida, que abarcan quince países europeos durante una década hasta el año 2000, muestran cuatro grupos, en cada uno de los cuales la tendencia del consenso es horizontal o ligeramente negativa. La cinta de correr hedonista se encarga de ello: los consumidores modernos de todo el mundo se encuentran en un "estado permanente de deseo insatisfecho". Como de costumbre, Sam Johnson llegó ahí un par de siglos antes que la investigación: "La vida es un progreso del deseo al deseo, no del disfrute al disfrute". Geoffrey Miller, un psicólogo que se ha especializado en la investigación de la felicidad, ha descubierto que La edad, el sexo, la raza, los ingresos, la ubicación geográfica, la nacionalidad y el nivel de educación de una persona sólo tienen correlaciones triviales con la felicidad, lo que normalmente explica menos del 2% de la diferencia. Una excepción importante es que las personas hambrientas, enfermas y oprimidas de los países en desarrollo tienden a ser un poco menos felices, pero una vez que alcanzan un cierto nivel mínimo de ingesta de calorías y de seguridad física, el aumento de la riqueza material no aumenta mucho su felicidad. Incluso en el acaudalado Occidente, la felicidad alcanza una meseta con un ingreso nacional promedio que es notablemente bajo en comparación con las aspiraciones de la mayoría de las personas, estimado variablemente entre 10.000 y 20.000 dólares (7.500 a 15.000 libras esterlinas) por año. Entonces, ¿qué es lo que marca las diferencias en la felicidad? "El hallazgo más común de una investigación de medio siglo de duración sobre los correlatos de la satisfacción con la vida, no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo", escribe Robert Putnam en Bowling Alone,, "es que la felicidad se predice mejor por…. " -adivinemos: ¿si no es por la riqueza, entonces por la salud? No, tampoco es eso, pero si por -'la amplitud y profundidad de las conexiones sociales de cada uno'. Incluso ahora, las tasas de depresión difieren notablemente entre culturas, probablemente hasta en 12 veces, y tales diferencias en las tasas de depresión parecen estar relacionadas con el grado de estabilidad e interconexión dentro de una cultura. Incluso el hecho de estar desarraigado de su propia cultura, siempre que lleve consigo una forma de pensar y de ser que caracterice a la cultura social más integrada de la que se procede, no es tan perjudicial para la felicidad y el bienestar como el hecho de formar parte de una cultura relativamente fragmentada. Por ejemplo, las tasas de trastornos psicológicos en los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos comienzan a un nivel bajo, pero aumentan en proporción al tiempo que pasan en los Estados Unidos. La prevalencia de por vida de cualquier trastorno mental en un gran estudio fue del 18 % para los inmigrantes mexicanos con menos de trece años en los 404

EE.UU., y del 32 % para los que llevan más de trece años, pero para los nacidos en los EE.UU se aproximó, al 49%, a la tasa nacional para el conjunto de los EE.UU. En los últimos años, la urbanización, la globalización y la destrucción de las culturas locales han provocado un aumento de la prevalencia de las enfermedades mentales en el mundo en desarrollo. Un estudio masivo que incluyó datos sobre casi 40.000 personas en América del Norte, Europa Occidental, Oriente Medio, Asia y la cuenca del Pacífico encontró que la depresión se experimenta con más frecuencia y a edades más tempranas, con episodios más graves y más frecuentes, en grupos de edad más jóvenes generación tras generación, y en los Estados Unidos se ha duplicado desde la Segunda Guerra Mundial. En una demostración de la integridad de la mente y el cuerpo, no es sólo la salud mental, sino la salud física la que sufre cuando no estamos socialmente integrados. La "conectividad social" predice menores tasas de resfriados, ataques cardíacos, derrames cerebrales, cáncer, depresión y muerte prematura de todo tipo. De hecho, los efectos positivos de la integración social rivalizan con los efectos perjudiciales del tabaquismo, la obesidad, la hipertensión y la inactividad física. Según Putnam, "estadísticamente hablando, la evidencia de las consecuencias para la salud de la conectividad social es tan fuerte hoy como lo era la evidencia de las consecuencias para la salud del habito de fumar en el momento del primer informe sobre tabaquismo del cirujano general". El efecto protector de la comunidad queda demostrado por el interesante caso de Roseto, una comunidad muy unida de inmigrantes italianos en Pensilvania, con lazos culturales en gran medida tradicionales, tanto los formales de las iglesias y clubes, como los informales que forman el tejido de la vida cotidiana tradicional italiana. Esta comunidad atrajo la atención médica en la década de 1940 debido a una misteriosa anomalía: había una tasa de infarto de miocardio inferior a la mitad de la media nacional, a pesar de tener factores de riesgo superiores a la media. Después de que se descubriera la relación con la conectividad social, se predijo que una vez que la generación más joven se alejara y "empezara a rechazar las costumbres italianas, la tasa de infartos comenzaría a aumentar". En la década de 1980 esta predicción se había hecho realidad. Todo esto, no se puede evitar sentir, sería fácilmente comprendido por el hemisferio derecho, aunque siga siendo opaco para el hemisferio izquierdo. La felicidad y la realización son subproductos de otras cosas, de un enfoque en otro lugar - no del enfoque Estrecho en conseguir y usar, sino de una atención empática más amplia. Ahora nos percibimos en términos mecánicos, como máquinas que maximizan la felicidad, y no muy exitosas en ese sentido. Pero somos capaces de otros valores, y de un altruismo genuino y, en otro momento gódeliano, el Dilema del Prisionero demuestra que el altruismo puede ser, por cierto, útil y racional. En el mundo real, práctico y cotidiano, lo que he llamado el "retorno al hemisferio derecho" es de suma importancia. No subestimo la importancia de la contribución del hemisferio izquierdo a todo lo que la humanidad ha logrado, y a todo lo que somos, en el sentido cotidiano de la palabra; de hecho, es porque lo valoro, que digo que tiene que encontrar su lugar adecuado, a fin de cumplir su papel de importancia crítica. Es un siervo maravilloso, pero un señor muy pobre. Así como aquellos que creen que las religiones están equivocadas, o incluso que han demostrado ser una fuente de daño mayor que de bien, deben reconocer que han dado lugar a muchas cosas valiosas y hermosas, debo dejar claro 405

que incluso la Ilustración, aunque he hecho hincapié en sus aspectos negativos, evidentemente dio lugar a mucho que es de una belleza y valor perdurables. Más que eso, el hemisferio derecho, aunque no depende del hemisferio izquierdo de la misma manera que el izquierdo depende del derecho, sin embargo lo necesita para alcanzar su pleno potencial, en cierto sentido para llegar a ser plenamente él mismo. Mientras tanto, el hemisferio izquierdo depende del hemisferio derecho tanto para aterrizar su mundo, en el "extremo inferior", como para devolverlo a la vida, en el "extremo superior"; pero parece mantener una negación sobre esto. Me he referido al hecho de que un número de pensadores han observado, a menudo con una sensación de malestar, que a lo largo de la historia la intuición ha perdido terreno a favor de la racionalidad; pero en general su malestar ha sido atenuado por la sensación de que esto debe ser por una buena causa. También me he referido a Panksepp, que plantea un proceso evolutivo que implica la desconexión de los procesos cognitivos de los emocionales. Eso puede parecer cierto, e incluso confirmado por mi interpretación. Pero la razón por la que puede parecer que está sucediendo es, sugiero, porque ya hemos caído en la propaganda del hemisferio izquierdo - que lo que hace es más altamente evolucionado que lo que hace el hemisferio derecho. Este cambio no se trata de evolución, ni siquiera de emoción frente a cognición: se trata de dos modos de ser, cada uno con sus aspectos cognitivos y emocionales, y cada uno operando a un nivel muy alto. No se trata de algo más evolucionado compitiendo con algo más primitivo: de hecho, la parte perdedora en esta lucha, el hemisferio derecho, no sólo está más en contacto con la emoción y el cuerpo (por lo tanto, con las regiones neurológicamente "inferiores" y más antiguas del sistema nervioso central), sino que también tiene la más sofisticada y extensa, y posiblemente la parte más altamente evolucionada, representada por la corteza prefrontal, la parte más evolucionada del cerebro. Parece, pues, que, incluso en sus propios términos, el hemisferio izquierdo está destinado a fracasar. Sin embargo, esto no impedirá que persista en su camino actual. Y la tarea de oponerse a esta tendencia se ve dificultada por el hecho de que dos de las principales fuentes de valores no materialistas, que por lo tanto podrían haber llevado a la resistencia, son ambos objetivos principales del proceso que el hemisferio izquierdo ha puesto en marcha. Ya no tenemos una tradición consistente y coherente de la cultura, que podría haber transmitido, de forma encarnada e intuitiva, los frutos de la experiencia de nuestros antepasados, lo que solía formar la sabiduría comunal quizás incluso el sentido común- a la que se opone implacablemente el modernismo y el posmodernismo. El pasado histórico está continuamente bajo la amenaza de convertirse en poco más que un museo del patrimonio, que se reconstruye de acuerdo con los estereotipos del hemisferio izquierdo. Y el mundo natural que solía ser otra fuente de contacto con algo que todavía estaba fuera del reino de lo autoconstruido, está en retirada, y en cualquier caso muchas personas llevan vidas casi completamente alejadas de contacto con él.

LOS INTENTOS DEL HEMISFERIO IZQUIERDO DE BLOQUEAR NUESTRA SALIDA DE SU SALA DE ESPEJOS

406

Sin embargo, el hemisferio izquierdo está sujeto a su propia paranoia. Internamente reflexivo, o autorreflexivo, como lo son las superficies de su mundo, hay puntos de debilidad, potenciales rutas de escape de la sala de los espejos, que el hemisferio izquierdo teme nunca se afiancen por completo. Estos puntos de debilidad en su sistema cerrado son tres aspectos bastante importantes, indisolublemente interrelacionados, de la existencia humana: el cuerpo, el alma y el arte (que se basa en la unión del cuerpo y el alma). Aunque el hemisferio izquierdo desempeña un papel importante en la realización de cada uno de estos ámbitos de experiencia, el hemisferio derecho desempeña un papel fundamental en cada uno de ellos: el cuerpo "vivido", el sentido espiritual y la experiencia de la resonancia emocional y la apreciación estética están principalmente mediadas por el hemisferio derecho. Además, cada uno de ellos tiene una inmediatez que pasa por alto lo racional y lo explícito del lenguaje y, por lo tanto, conduce directamente a un territorio potencialmente fuera de la esfera de control del hemisferio izquierdo. Por lo tanto, estas áreas presentan un serio desafío a su dominio, y han evocado una respuesta decidida del hemisferio izquierdo en nuestra época. EL CUERPO Aunque pueda parecer que sobrevaloramos el cuerpo y la existencia física en general, esto no es lo que se deduce de nuestra preocupación por el ejercicio, la salud y la dieta, por los "estilos de vida", aunque se trate del cuerpo y sus necesidades y deseos. Tampoco se deduce del hecho de que el cuerpo nunca estuvo tan exhibido, aquí o en el ciberespacio. El cuerpo se ha convertido en una cosa, una cosa que poseemos, un mecanismo, aunque sea un mecanismo para divertirse, un poco como un coche deportivo con un sistema de sonido inteligente. Esta visión mecanicista se deriva de la imagen científica del mundo del siglo XIX, que nos ha acompañado durante tiempo en la biología y en las ciencias de la salud más que en la física. El cuerpo se ha convertido en un objeto en el mundo como otros objetos, como temía Merleau-Ponty. El mundo del hemisferio izquierdo es, en última instancia, narcisista, en el sentido de que ve al mundo ''ahí fuera'' como un mero reflejo de sí mismo: el cuerpo se convierte en lo primero que vemos ahí fuera, y nos sentimos impulsados a darle forma a nuestro sentido de cómo debería ser. En su libro demasiado poco conocido Símbolo y metáfora de la experiencia humana, Martin Foss escribe: El cuerpo no es tanto un obstáculo para la vida, sino un instrumento para la vida, o, como bien dijo Aristóteles, un potencial para el alma.... pero en realidad la vida y el alma son más que el cuerpo y sus funciones. El alma trasciende al cuerpo y hace que uno incluso se olvide del cuerpo. Es el significado del cuerpo ser trascendido y olvidado en la vida para la que sirve. Es la característica más esencial del cuerpo que desaparece como algo independiente cuanto más cumple su servicio, y que nos damos cuenta del cuerpo como tal sólo si algo está mal, si alguna parte no sirve, es decir, en la enfermedad o en el cansancio. En esto el cuerpo se comporta como una obra de arte. Así como Merleau-Ponty dice que no vemos obras de arte, sino que las vemos de acuerdo con ellas, de modo que aunque sean vitales para lo que vemos, es igualmente vital que se vuelvan transparentes en el proceso, así vivimos en el mundo conforme al cuerpo, que también necesita su 407

transparencia, si queremos estar plenamente vivos. Merleau-Ponty llamó a esto la necesaria transparencia de la carne. La tendencia actual de la carne a permanecer opaca, en la explicitación de la pornografía, por ejemplo, pretende robarle al sexo gran parte de su poder, y es interesante que la pornografía en el sentido moderno comenzara en la Ilustración, parte de su infeliz búsqueda de la felicidad, y de la ecuación demasiado fácil de felicidad con placer. Como la mayoría de las respuestas al aburrimiento, la pornografía se caracteriza por el aburrimiento que pretende disipar: ambas son el resultado de una cierta forma de ver el mundo. Sin duda, una mayor apertura ha aportado sus beneficios, y la ciencia mecanicista también lo ha hecho, y no hay que subestimarlos. Pero han erosionado, junto con muchas otras cosas, el poder del cuerpo en nuestras vidas, reduciéndolo a una máquina. Tal tendencia a ver el cuerpo como un conjunto de partes, o la enfermedad como una serie de cuestiones discretas, sin referencia a la totalidad (incluyendo a menudo cuestiones emocionales, psicológicas y espirituales de vital importancia), limita la eficacia de la medicina Occidental, y lleva a la gente a buscar tratamientos alternativos que de otra manera podrían ser menos poderosos para ayudar. Es significativo que la visión materialista científica "normal" del cuerpo sea similar a la que se encuentra en la esquizofrenia. Los sujetos esquizofrénicos rutinariamente se ven a sí mismos como máquinas - a menudo robots, computadoras o cámaras - y a veces declaran que partes de ellos han sido reemplazadas por componentes metálicos o electrónicos. Esto está relacionado con la falta de transparencia de la carne. No se ve ningún espíritu ahí: "Cuerpo y alma no están juntos - no hay unidad'', como dice un paciente elocuentemente. Esto hace que el cuerpo se convierta en "mera" materia. Como resultado, otros seres humanos, también, parecen no más que cosas, son cuerpos que caminan. Otro paciente descrito por R. D. Laing "percibía las acciones de su esposa -una mujer vivaz y animadacomo las de una especie de robot, un "eso" desprovisto de vida interior. Si le contaba un chiste a su esposa y ella ("lo") se reía, este no mostraba ningún sentimiento real, sino sólo su "naturaleza condicionada" o mecánica''. Es difícil no pensar en Descartes, mirando desde su ventana al mundo, y viendo no a la gente, sino a las máquinas que caminan. En mi opinión, ha habido una tendencia a descartar y marginar la importancia de nuestra naturaleza encarnada, como si fuera algo incidental en nosotros, en lugar de esencial para nosotros: nuestro propio pensamiento, sin pensar en nuestro sentimiento, está ligado a nuestra naturaleza encarnada, y así debe ser, y esto debe ser reconocido. Lo mismo sucede con lo contrario: que el mundo material no es completamente distinto de la conciencia que de alguna manera sigue siendo esquiva. Todo acerca del cuerpo, que en términos neuropsicológicos está más estrechamente relacionado y mediado por el hemisferio derecho que por el izquierdo, lo convierte en un enemigo natural del hemisferio izquierdo, el hemisferio de la representación ideal más que del hecho encarnado, del racionalismo más que de la intuición, de la explicitación más que de lo implícito, de lo estático más que de lo que se mueve, de lo fijo más que de lo que cambia. El hemisferio izquierdo prefiere lo que él mismo ha hecho, y su rechazo final a eso es el cuerpo. Es la demostración definitiva de la recalcitrancia de la realidad, de que no está sujeta a nuestro control. El optimismo del hemisferio izquierdo está en contradicción con el reconocimiento de la inevitable fugacidad del cuerpo y su mensaje de que somos mortales. El cuerpo es desordenado, impreciso, limitado - un objeto de desprecio, por lo tanto, del hemisferio izquierdo fastidiosamente abstraído, con sus fantasías de omnipotencia 408

humana. Como ha argumentado Alain Corbin, nos hemos vuelto más cerebrales, y nos hemos retirado cada vez más de los sentidos -especialmente del olfato, del tacto y del gusto- como si el cuerpo nos repeliera; y la vista, el más frío de los sentidos, y el más capaz de desapegarse ha llegado a dominar todo. El asalto del hemisferio izquierdo a nuestra naturaleza encarnada no es sólo un asalto a nuestros cuerpos, sino a la naturaleza encarnada del mundo que nos rodea. La materia es recalcitrante para la voluntad. La idea de que el mundo "material" no es sólo un conjunto de recursos, sino que se extiende a cada parte del reino de los valores, incluido el espiritual, de que a través de nuestra naturaleza encarnada podemos estar en comunión con él, de que hay respuestas y responsabilidades que deben ser respetadas, se ha perdido en gran medida en la cultura dominante. Afortunadamente, mucha gente todavía se preocupa por el mundo natural, y sin duda habría protestas si los parques nacionales fueran objeto de industrialización; pero incluso aquí me temo que gran parte del debate sería en términos reduccionistas -los del "medio ambiente"- y los argumentos, si van a tener algún peso, tendrían que hacerse en términos de puestos de trabajo salvados o de beneficios "recreativos" (el beneficio es la economía, principalmente), y de llamamientos a la `biodiversidad', o a la `viabilidad de la biomasa'. El mundo natural ha sido mercantilizado, al igual que el arte.

EL ESPÍRITU El ataque del hemisferio izquierdo contra la religión ya estaba encaminado en la época de la Reforma, y fue llevado más lejos por la Ilustración. Con el ascenso del Romanticismo, hubo, es cierto, como era de esperar, un desplazamiento del equilibrio hacia el hemisferio derecho, un crecimiento del sentimiento religioso y un sentido de lo trascendental. El Romanticismo fue en sí mismo una reafirmación de la importancia de lo trascendental; afirmando, no tanto la religión, como el sentido de lo sagrado, en lo que más se parece a una forma de Panenteísmo (en contraste con el panteísmo, que equipara a Dios con la suma de las cosas, el panenteísmo ve a Dios como en todas las cosas). Pero en Occidente la religión ha declinado en el siglo XX, marchitándose bajo los avances del capitalismo, tal como se anunciaba que haría bajo el estado del marxismo. Sin embargo, a principios del siglo XX, Rusia seguía siendo una potencia viva que provocó una reacción intempestiva. Cuando los estalinistas reemplazaron la catedral de Nuestra Señora de Kazán en Moscú por unos baños públicos, el hemisferio izquierdo (nunca sutil cuando se trata de pensamiento metafórico) orinó sobre la religión, ya había orinado sobre el arte cuando Marcel Duchamp exhibió su notorio urinario (curiosamente uno de los cargos contra el puritano Cromwell fue que sus tropas usaban edificios religiosos como baños). La persistencia de esta metáfora del hemisferio izquierdo, tal cual, de la orina y las heces en el arte moderno sería notable, si no se supiera que el hemisferio izquierdo carece de sutileza metafórica y es altamente convencional. Cuando decidimos no adorar a la divinidad, no dejamos de adorar: simplemente encontramos otra cosa menos digna de adorar. Como dijo Nietzsche: ¿Acaso no había que sacrificar finalmente todo lo reconfortante, santo, sanador, toda esperanza, toda fe oculta en armonía, en una bienaventuranza y justicia futuras? ¿No había que sacrificar a Dios mismo y para crueldad contra uno mismo, adorar la piedra, la estupidez, la gravedad, el destino, la nada? 409

Sacrificar a Dios por la nada - este misterio paradójico del último acto de crueldad estaba reservado para la generación que está surgiendo ahora mismo: todos sabemos algo de ello ya. La Iglesia Occidental, en mi opinión, se ha esforzado en debilitarse a sí misma. Ya no tenía confianza para atenerse a sus valores, y se ha unido al coro de voces que atribuyen respuestas materiales a los problemas espirituales. Al mismo tiempo, el movimiento de reforma litúrgica, como siempre convencido de que las verdades religiosas pueden ser establecidas literalmente, ha erosionado en gran medida y en algunos casos ha destruido completamente el poder del lenguaje metafórico y de los rituales para transmitir lo numinoso. Mientras tanto, como era de esperar, se ha producido un movimiento paralelo hacia la posible rehabilitación de las prácticas religiosas como una utilidad. Así, 15 minutos de meditación Zen al día pueden hacer de usted un agente de bolsa más eficaz, o mejorar su presión arterial, o reducir su colesterol. He tratado de transmitir en este libro que necesitamos metáforas o mitos para entender el mundo. Tales mitos o metáforas no son lujos prescindibles, o "extras opcionales", y menos aún medios de ofuscación: son fundamentales y esenciales para el proceso. No se nos da la opción de no elegir uno, y el mito que elegimos es importante: en ausencia de algo mejor, volvemos a la metáfora o al mito de la máquina. Pero creo que no podemos llegar lejos en la comprensión del mundo, o en deducir valores que nos ayuden a vivir bien en él, comparándolo con la bicicleta del garaje. La tradición Occidental de 2.000 años de antigüedad, la del cristianismo, proporciona, creamos o no en ella, un mito excepcionalmente rico -un término que utilizo en su sentido técnico, sin juzgar aquí su verdad o no- para comprender el mundo y nuestra relación con él. Concibe un Otro divino que no es indiferente ni ajeno -como el Dios de James Joyce refinado y ajeno a la existencia "recortándose sus uñas" - sino que, por el contrario, está comprometido, vulnerable a causa de ese compromiso, y como el hemisferio derecho en lugar del izquierdo, no resentido (como a menudo parecía el Yahvé del Antiguo Testamento) por las caídas fáusticas que le alejan de su creación, sino sufriendo junto a él. En el centro de este mito están las imágenes de la encarnación, la unión de la materia y el espíritu, y de resurrección, la redención de esa relación, así como de un Dios que se somete a sufrir por ese proceso. Pero cualquier mito que nos permita acercarnos a un Otro espiritual, y que nos dé algo más que valores materiales por los que vivir, es más valioso que uno que descarte la posibilidad de su existencia. En una época en la que la religión convencional no atrae a muchos, puede ser que a través del arte se puedan transmitir los significados finales. Creo que el arte juega un papel invaluable en la transmisión del significado espiritual. Schumann dijo una vez del preludio de la coral de Bach, Ich ruf' zu dir,( Te Llamo)- escogido por Andrei Tarkovsky para abrir su extraordinaria exploración poética de la relación entre la mente y el mundo encarnado, en Solaris - que si un hombre hubiera perdido toda su fe, sólo con escucharla bastaría para recuperarla. Ya sea que lo pongamos en esos términos o no, no hay duda de que aquí, como en las Pasiones de Bach, se está comunicando algo poderoso que es de naturaleza espiritual, no sólo emocional. Algo similar podría decirse de la extraordinaria representación de Cristo y su madre en la antigua iglesia de San Salvador en Khora en Estambul.

ARTE 410

Aquí debo hablar por mí mismo, ya que estos asuntos no son si no personales. Cuando pienso en estas obras de arte y lo comparo con La cama deshecha de Tracey Emin, o incluso, me temo, tanto otro arte postmoderno, como cuando pienso en Bach y lo comparo con Stockhausen, siento que hemos perdido no sólo el argumento, sino también nuestro sentido del absurdo. Nos quedamos parados o sentados allí solemnemente contemplando el genio de la obra de arte, como el pasivo y bien-educado burgués que somos, cuando deberíamos estar poniendo en evidencia la farsa de alguien. Mi apuesta es que nuestra época será vista en retrospectiva con diversión, como una época notable no sólo por su cinismo, sino por su credulidad. Las dos condiciones no están tan alejadas como parece. El hemisferio izquierdo, que ha mecanizado el cuerpo e ironizado sobre el alma, me parece que se ha propuesto neutralizar o castrar el poder del arte. Como sugerí en el último capítulo, hay poca evidencia de que los gustos en el arte sean construcciones puramente sociales. Aunque difícilmente se podía esperar una aceptación universal sin crítica de cada innovación, no era la pauta, hasta el advenimiento del modernismo, que la gente encontrara los nuevos estilos de música desagradables o incomprensibles. Los primeros oyentes de las grandes obras corales de Monteverdi estaban extasiados; Handel tuvo que mantener en secreto el lugar del ensayo de sus himnos de coronación debido al temor de que demasiada gente deseara asistir con la consiguiente amenaza al orden público. Liszt y Chopin fueron atropellados y se desmayaron, más parecidos a los ídolos del pop de hoy que a sus sucesores en el arte contemporáneo musical. La música ha sido castrada. ¿Qué hay de la gran música del pasado? Eso no puede ser justamente abolido, y el éxito de la campaña del hemisferio izquierdo para impedir la composición de nueva música podría ser socavado por el puro poder de dicha música para convencernos de que hay algo más allá del espacio cerrado y auto-inventado del mundo del hemisferio izquierdo. Pero no tiene por qué preocuparse. Aquí la mercantilización del arte que Adorno predijo ha continuado a buen ritmo, domesticándolo y trivializándolo, y convirtiéndolo en una mera utilidad para la relajación o la superación personal. Es extraño lo que ha sucedido con la belleza. La belleza no es sólo lo que sea que acordemos en llamar, ni desaparece si la ignoramos. No podemos rehacer nuestros valores a voluntad. Por supuesto, puede haber cambios en la teoría del arte, pero eso es distinto de la belleza en sí misma, y no podemos deshacernos del valor de la belleza por una decisión en teoría. En esto, la belleza es como otros ideales trascendentales, como la bondad. Las sociedades pueden disputar lo que se considera como bueno, pero no pueden eliminar el concepto. Además, el concepto es notablemente estable a lo largo del tiempo. Lo que se considera bueno puede desplazarse hacia sus limites, pero el núcleo permanece inalterado. Del mismo modo, lo que se ha de llamar bello puede variar un poco con el tiempo, pero los conceptos básicos de la belleza permanecen, por lo que no tenemos ninguna dificultad en apreciar la belleza del arte medieval o el arte antiguo a pesar del paso de los siglos. La teoría del arte puede declarar la muerte de la belleza, pero al hacerlo revive los recuerdos del rey Canuto. Sin embargo, la belleza ha sido efectivamente eliminada de la historia del arte, como una figura pública que ha caído en desgracia en un régimen brutal. La belleza rara vez se menciona en las críticas de arte contemporáneo: en un reflejo de los valores del hemisferio izquierdo, una obra es ahora convencionalmente alabada como "fuerte" o "desafiante", en la retórica del poder, la única retórica en nuestras relaciones con el mundo y entre nosotros que 411

ahora se nos permite. Resulta poco sofisticado hablar de belleza o de patetismo, que se basa en la creencia de que existe una realidad de la que, por dolorosa e incomprensible que sea, no podemos aislarnos. El Pathos, que en el modernismo es reemplazado por la angustia, se convierte en una broma en el posmodernismo. En su lugar hay una especie de jocosidad irónica, o "jovialidad", que sugiere una especie de inocencia y alegría que son totalmente inapropiadas para los hechos. Una vez más me vienen a la mente las palabras de Nietzsche, en este caso sus propias reflexiones posteriores a su primera obra maestra, El Nacimiento de la Tragedia: Aquellas cosas que dieron lugar a la muerte de la tragedia -el socratismo en la ética, la dialéctica, la suficiencia y la alegría del hombre teórico-, ¿no podría ser este mismo socratismo un signo de decadencia, de agotamiento, de enfermedad, de disolución anárquica de los instintos? ¿Y no podría ser la "alegría griega" del helenismo posterior simplemente el color rojo que atraviesa el cielo vespertino? ¿No podría ser la voluntad epicúrea de oponerse al pesimismo una mera prudencia por parte de alguien que está enfermo? Y la ciencia misma, nuestra ciencia... ¿acaso el método científico no es más que el miedo y la huida del pesimismo? ¿Una sutil defensa contra la verdad? O, para decirlo en términos morales, ¿es algo así como la cobardía y la insinceridad? El arte puramente intelectualizado, derivado conscientemente, es agradable a la época, porque es fácil y, por lo tanto, democrático. Puede hacerse realidad por capricho, sin la larga experiencia del aprendizaje que conduce al talento, y sin la necesidad de la intuición, que en parte son dones, y por lo tanto impredecibles y antidemocráticos. Al talento se le ha quitado importancia en el arte, como en otros ámbitos de la cultura. La naturaleza atomística de nuestra individualidad se pone de manifiesto en la ambición de Warhol de que cada uno de nosotros sea "famoso durante quince minutos". Todos tenemos que ser tan creativos como los demás: aceptar que algunas personas siempre serán excepcionales es incómodo para nosotros. En lugar de ver el gran arte como una indicación de lo que la humanidad puede lograr, llega a ser visto como una expresión de lo que otro ser, un competidor potencial, ha logrado. Pero una sociedad es, o debería ser, una unidad orgánica, no un conjunto de partes que luchan entre sí. Es como si cada órgano del cuerpo quisiera ser la cabeza. Yo veo interesantes paralelismos con la Reforma, la última vez que hubo un asalto importante al arte, aunque su objetivo era algo diferente: no 'lo bello', sino 'lo sagrado''. Hay, creo, paralelismos que merecen ser explorados entre la Reforma y la insistencia modernista en que el arte sea "desafiante". Esta fue la defensa de la nueva religión, que la gente se había vuelto complaciente y cómoda con las viejas costumbres. Los reformadores cortaron las bases del culto religioso, de metáforas, rituales, música y obras de arte, y las reemplazaron con ideas, teorías y declaraciones. Pero la complacencia y la falta de autenticidad nunca estuvieron lejos, y la Iglesia pronto volvió a estar abierta al abuso como vehículo de riqueza y estatus. El problema, como se dio cuenta Lutero, no estaba en las estatuas, los iconos y los rituales en sí, sino en la forma en que se entendían. Habían perdido su transparencia como metáforas, que siempre están encarnadas y por lo tanto deben ser dejadas actuar sobre nosotros intuitivamente - no sólo materiales o simplemente inmateriales, sino puentes entre los dos reinos. Sin embargo, fueron destruidos y barridos, en la creencia equivocada de que el significado religioso no tiene nada que ver con el reino material.

412

El arte también puede ser maltratado en una variedad de formas - puede fácilmente volverse simplista, demasiado reconfortante, o usado para anunciar riqueza o estatus - y por lo tanto volverse inauténtico. Así pues, estamos involucrados en la eliminación de las obras de arte encarnadas: la metáfora y el mito han sido reemplazados por lo simbólico, o peor aún, por un concepto. Tenemos un arte de ideas, teorías y declaraciones, de un vacío resonante, que estamos invitados a llenar con nuestros propios significados. Y la creencia de que el poder del arte puede residir en una teoría sobre el arte, o en una declaración sobre el arte de cualquier tipo - ya sea una protesta contra la mercantilización del arte o incluso una declaración de que el arte no puede hacer una declaración - no hace nada para rescatar la situación, sino que la agrava, y contribuye a la desaparición del arte. Después de todo eso, el nuevo arte es tan capaz como el viejo arte de ser simplón, demasiado reconfortante, o un anuncio de riqueza o estatus. En la Reforma, aunque el ataque fue contra el concepto mismo de santidad, es notable que no necesitara atacar directamente a la santidad. Se contentó con atacar la aceptación compartida en la cultura de lo sagrado: santuarios, iconos, estatuas -incluso la mayoría de los santos (die Heiligen,) fueron eliminados. La insistencia democrática de que el culto no tiene nada que ver con el lugar, ya que la religión está en todas partes, siempre y cuando esté en la experiencia subjetiva del participante, golpeó la raíz de lo sagrado: los reformadores ni siquiera necesitaban decir "todo y en todas partes es igualmente sagrado" (lo que habría tenido el mismo efecto: que nada es especialmente sagrado). No tenían que decirlo porque, con tanto éxito, las condiciones habían cambiado. La gente ya no creía en lo sagrado en absoluto: eso era para los necios y los viejos, para los que no habían oído, o no podían oír, las noticias. Lo mismo ocurre con nosotros mismos. El arte del pasado es "situado", ironizado o convertido en absurdamente incongruente. Y si el arte puede estar en cualquier lugar o en cualquier cosa, literalmente un montón de basura, tal vez, esto apunta a abolir lo bello, sin necesidad de decir "todo y en todas partes es igualmente bello". He hablado aquí como si lo bello estuviera confinado al arte, pero por supuesto está presente en cada uno de los reinos que el hemisferio izquierdo desea neutralizar: en el reino del cuerpo, también, y del espíritu, así como en la naturaleza, y en cualquier cultura viva. Nuestra relación con lo bello es diferente de nuestra relación con las cosas que deseamos. El deseo es unidireccional, intencional y, en última instancia, adquisitivo. En el caso especial de los seres vivos, el deseo puede ser mutuo, por supuesto, así que cuando digo "unidireccional" no quiero decir, obviamente, que no pueda ser correspondido. Quiero decir que es un movimiento hacia una meta, como una flecha que vuela desde un arco. En la situación recíproca, hay dos líneas de flujo unidireccionales, en direcciones opuestas, como flechas que pasan en el aire. Nuestra relación con lo bello es diferente. Es más como el anhelo, o el amor, un entreacto, un proceso reverberante entre lo bello y nosotros mismos, que no tiene ningún propósito ulterior, ningún objetivo a la vista, y es no adquisitivo. La belleza se distingue así del placer erótico o de cualquier otro interés que podamos tener en el objeto. Esto es seguramente lo que Leibniz quería decir con que la belleza es un "amor desinteresado". De hecho, esta idea es tan

413

central que uno la encuentra también en Kant, que hablaba de la belleza como un "placer desinteresado", y en Burke, que la veía como una forma de "amor [que es] diferente del deseo". Lo que en última instancia une a los tres reinos para escapar del mundo del hemisferio izquierdo que ha atacado en nuestro tiempo -el cuerpo, el espíritu y el arte- es que todos ellos son vehículos del amor. Quizás la experiencia más común de un poder claramente trascendente en la vida de la mayoría de las personas es el poder de eros, pero también pueden experimentar el amor a través del arte o de la espiritualidad. En última instancia, estos elementos son aspectos del mismo fenómeno: porque el amor es el poder atractivo del Otro, que el hemisferio derecho experimenta, pero que el hemisferio izquierdo no entiende y ve como un impedimento a su autoridad. A través de estos ataques del hemisferio izquierdo al cuerpo, la espiritualidad y el arte, esencialmente burlándose, descartando o desmantelando lo que no entiende y no puede usar, corremos el riesgo de quedar atrapados en el mundo del yo-esto, con todas las salidas a través de las cuales podríamos redescubrir el mundo del yo-tu, progresivamente bloqueadas. ¿HAY LUGAR PARA LA ESPERANZA? Mi tema puede parecer pesimista. No obstante, creo que hay motivos para la esperanza. Como será obvio, creo que necesitamos, por una parte, pasar urgentemente de nuestras actuales preconcepciones limitantes sobre la naturaleza de la existencia física, la vida espiritual y el arte, y hay algunos pequeños indicios de que esto puede estar sucediendo. El arte y la religión no deben formar parte de la traición. Otra razón para la esperanza radica en el hecho de que, por mucho que el hemisferio izquierdo vea el progreso como una línea recta, rara vez lo es en el mundo real. La propia circularidad de las cosas tal como son realmente, más que como las concibe el hemisferio izquierdo, podría ser un motivo de esperanza.

Progresión lineal versus circular Al final de la primera parte, hablé del progreso sonámbulo del hemisferio izquierdo, siempre yendo más lejos en la misma dirección, "caminando hacia el abismo''. La tendencia a seguir progresando, inflexiblemente, siempre en la misma dirección, puede tener que ver con un rasgo sutil de la "forma" del mundo visto por el hemisferio izquierdo, en comparación con lo experimentado por el hemisferio derecho. A menudo se ha dicho que el hemisferio izquierdo es el hemisferio del "procesamiento lineal"; su estilo cognitivo es secuencial, de ahí su propensión al análisis lineal, o a la construcción mecánica, a separar los bits o a unirlos, uno por uno. Esto está en consonancia con su mundo fenomenológico, que es el de conseguir, el de la utilidad, el de tener siempre un fin a la vista: es el de lograr con su mano derecha el objeto, o el de dirigir la flecha desde el arco. Su progreso es unidireccional, siempre hacia adelante y hacia afuera, a través de un espacio newtoniano rectilíneo, hacia su meta. Esto es coherente con su visión mecanicista de los organismos vivos, y no simplemente porque las máquinas tiendan a ser rectilíneas, mientras que los seres vivos no lo son. Piense en algo tan básico como el condicionamiento clásico, por el cual un estímulo (tocar una campana, asociada previamente con el suministro de alimento) produce una "respuesta condicionada" en el perro de Pavlov (salivación). Esto es considerado como un proceso lineal, la flecha

414

golpeando su objetivo. Así el perro se reduce a una máquina. Pero una forma ligeramente diferente de pensar en esto sería que hay un contexto para todo, siendo el contexto un concepto circular, concéntrico, en lugar de lineal. Si uno se imagina al perro de Pavlov, en un experimento diferente, teniendo la experiencia repetida de que la campana suena después de haber empezado a comer, en lugar de justo antes de comer, uno tendría que decir que, cuando el perro oye la campana en ausencia de comida, experimenta una asociación (un mini-contexto) en la que estos dos eventos tienden a ocurrir simultáneamente. Tendría tanta razón para empezar a salivar cuando escuchara la campana, pero al hacerlo parecería menos mecánico, menos como si su comportamiento fuera causado por la campana. El perro es reducido a un mecanismo por la secuenciación temporal, parte esencial del concepto de causalidad, y por desechar el contexto para centrarse en la secuencia. Imagine el olor del alcohol para un alcohólico. ¿El olor hace que el alcohólico tome un trago - o establece un conjunto de asociaciones, un contexto envolvente, en el cual el querer y tomar un trago hacen parte de lo mismo? El perro también aprecia asociaciones o contextos (una función del hemisferio derecho), no sólo actuando como una máquina del hemisferio izquierdo: sabemos, por ejemplo, que el sonido de la voz de su amo evoca en un perro una imagen del rostro de su amo, no porque la voz "cause" el rostro, sino porque son parte de una experiencia completa. Tal vez todas las causas y efectos podrían pensarse de esta manera. Un bate que golpea una pelota necesita que la pelota vuele repentinamente a gran velocidad en cierta dirección. Pero igualmente la pelota que sale volando repentinamente a gran velocidad en una cierta dirección necesita que el bate la golpee de cierta manera. Se podría decir que el bate y la pelota tienen una especie de pegajosidad, una tendencia a la cohesión de sus movimientos en un cierto tipo de contexto. Sea como fuere, el hemisferio izquierdo ama las líneas rectas, no las curvas o los círculos. Puede aproximarse a una curva, aunque muy cerca, sólo por la conveniencia de colocar cada vez más tangentes. No hay líneas rectas en el mundo natural. Todo lo que realmente existe sigue una serie de formas curvas a las que los productos lógicos de la mente humana sólo pueden acercarse tangencialmente -flujo, una vez más, reducido a una serie de puntos. Leonard Shlain ha señalado que la única línea aparentemente recta en el mundo natural es la del horizonte; que por supuesto también resulta ser una sección de una curva. Resulta que incluso el espacio es curvo. La rectilinealidad, como Ruskin ha demostrado de manera similar con claridad, es ilusoria, y sólo puede ser aproximativa, como la claridad, estrechando la amplitud, y limitando la profundidad, del campo perceptivo. Las líneas rectas prevalecen dondequiera que predomine el hemisferio izquierdo, en el Imperio Romano tardío (cuyas ciudades y carreteras están dispuestas en cuadrículas), en el Clasicismo (en contraste con el Barroco, que en todas partes había celebrado las curvas), en la Revolución Industrial (el énfasis victoriano en el ornamento y el Gótico siendo una pretensión nostálgica, en última instancia inútil, ocasionada por la brutalidad funcional y la invariabilidad de las producciones rectilíneas de las máquinas) y en el ambiente cuadriculado de la ciudad moderna, en donde esa pretensión se ha dejado de fingir. Por el contrario, la forma que sugiere el procesamiento del hemisferio derecho es la del círculo, y su movimiento es característico `en redondo', la frase que usamos para describir algo que se ve como un todo, y en profundidad. El movimiento circular acomoda, como no lo hace la rectilinealidad, la unión de los opuestos. La cognición en el hemisferio derecho no es un proceso de algo que se convierte en realidad a través de la adición de pieza a pieza en 415

una secuencia, sino de algo que está fuera de foco y que se enfoca, como un todo. Todo se entiende dentro de la penumbra de significados, en su contexto, según todo lo que lo rodea. Hay fuertes afinidades entre la idea de la totalidad y la redondez. El movimiento del hemisferio derecho no es unidireccional, un gesto de comprensión instrumental, sino un movimiento de danza musical, del cuerpo completo, socialmente generativo, que nunca va en línea recta hacia algo, sino que siempre regresa a sus orígenes. En las comedias de Shakespeare, los valores de la comunidad -una comunidad que preexistió y que durará más que la vida individual- que sirven para fundamentar y contextualizar, la vida individual, a menudo se celebran al final de la obra en el baile en círculo. Mientras que la melancolía de Jaques en Como usted lo desee acentúa la tragedia de la vida individual, que se abre paso inevitablemente a través de las siete edades del hombre para ser finalmente " sin nada", los demás personajes se proponen burlonamente ayudarlo a ver más allá de esto, hacia una imagen más amplia que sugiere que la parte, cuya trayectoria es lineal, es llevada a la totalidad, cuyo camino está en el circulo. Las imágenes del movimiento dentro de la estasis, y de la estasis dentro del movimiento, se reflejan en el círculo, como lo son en el movimiento del agua, siempre fluyendo, y siempre el mismo; y en las estrellas que giran y siempre vuelven. Dante ve este movimiento como el resultado del efecto gravitatorio del amor, el amor "que mueve al sol y a las otras estrellas". Para Shakespeare este movimiento es también el movimiento de la vida humana –"nuestra pequeña vida se redondea con un sueño". Sir Walter Raleigh habla de su amor ocupando una posición en su mente "incluso como el centro de cada perfait rovnde'. Para Donne, su amor por su amante significa que cuando está lejos de ella se mueve de modo que siempre está en conjunción con ella, nunca más distante, sino como la flecha de la brújula que rodea su punto central. Para Donne, el amor de Dios también significaba que el mundo creado rodeaba al Ser divino: `Dios mismo, que tenía esa omni-suficiencia en sí mismo, concibió una conveniencia para su gloria, al dibujar una Circunferencia sobre el Centro, Criaturas sobre sí mismo'. La redondez y la imagen de la esfera van y vienen en la influencia del hemisferio derecho. Eran fundamentales para el Romanticismo. He mencionado antes que la "Razón es el límite o circunferencia externa de la Energía" de Blake: que sugiere no sólo la idea de que la "Energía", la fuerza vital de la vida, es como una esfera, sino que la razón es siempre el exterior, nunca el interior - siempre aproximándose, aunque sea casi, a la circunferencia, con cada vez más tangentes. Shelley habla del mundo fenomenológico como una esfera: "La devoción a algo lejano / Desde la esfera de nuestro dolor". La idea de redondez del mundo fenomenológico está en algunas de las líneas más famosas y misteriosamente fecundas de Wordsworth: "la tierra redonda y el aire vivo", "rodado en el curso diurno de la tierra", frases que transmiten mucho más que el hecho banal de que la tierra es una esfera y que gira. Van Gogh llegó a decir que "la vida es probablemente redonda"; y fue Jaspers quien dio como punto de vista, "jedes Dasein scheint in sich rund ": cada Dasein parece en sí mismo ser redondo. La vida individual fue vista en el pasado como algo más que una simple línea que conduce a - ¿qué? su forma tenía las cualidades de un círculo: En mi final está mi principio, y en mi principio está mi final. Como muchas disposiciones complejas y aparentemente paradójicas del mundo, esta creencia se expresa mejor en la música que en las palabras. El rondó de Guillaume de Machaut, Ma fin est mon commencement, et mon commencement ma fin, escrito a mediados del siglo XIV, no sólo destaca por su belleza, sino que representa su significado espiritual en la forma de la 416

pieza, ya que la segunda parte de la voz es el reverso de la primera y la tercera es un palíndromo. Volviendo a una discusión anterior, esto es algo que no es meramente inteligente, sino que es apreciable por el oyente y es aceptado (aufgehoben) en el conjunto, donde añade significado. El texto expresa una verdad sobre la vida tanto de este mundo como en el próximo, siendo la muerte una puerta de entrada a la vida; pues nuestra relación con el mundo nos lleva constantemente de vuelta a lo que ya era conocido, pero que nunca antes habíamos entendido, dando vueltas y buscando nuestros propios orígenes. Esto reflejaba la forma del cosmos, del universo y, en última instancia, de lo Divino. La idea de que Dios es una esfera cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna parte tiene una larga historia. Es por lo menos tan antiguo como el Corpus Hermeticum, un cuerpo de textos cristianos primitivos del Egipto helénico que se remonta al siglo III. Después de un intervalo de mil años, fue recogido por un obispo del siglo XIII, Alain de Lille, y se encuentra en toda la tradición hermética del Renacimiento, especialmente en Nicolás de Cusa en el siglo XV y Giordano Bruno en el XVI, que escribió sobre "una esfera infinita cuyo centro está en todas partes y cuya circunferencia no está en ninguna parte", una idea que fue expresada de manera más conocida por Pascal en el siglo XVII. Para los primeros griegos, la esfera era la forma perfecta, expresión de la eternidad y de la divinidad. El universo de Aristóteles consistía, de hecho, en cincuenta y cinco esferas anidadas. Después de más de un milenio, la esfera volvió a ser importante a principios del Renacimiento, con la publicación hacia 1230 del Tractatus de Sphaera, o Sphaera Mundi, una compilación de textos antiguos de Johannes de Sacrobosco (''John de Hollywood''), que todavía se utilizaba hasta finales del siglo XVII. Las esferas comenzaron a ocupar un lugar destacado en la pintura durante el Renacimiento, tanto por razones simbólicas como por la fascinación de representar la curvatura de la superficie. La idea de que las esferas de los cielos daban origen a través de sus movimientos a una música inaudible probablemente se originó en Pitágoras, y se basó en su comprensión de las proporciones matemáticas que subyacen a los intervalos armónicos; en el Renacimiento esta idea fue elaborada por Kepler, en La Armonía de los Mundos, (Harmonice Mundi), publicada en 1610. Con la Ilustración, sin embargo, el interés en la esfera disminuyó. A los poetas románticos les tocó intuir su importancia, hasta que aparecieron los fenomenólogos: no sólo Jaspers (ver arriba), sino, por ejemplo, Kierkegaard, que concibió cuatro "esferas de existencia" cargadas de valores, y Heidegger, que habló de la "esfera de lo real". En vista de lo que he dicho anteriormente sobre el anhelo y sus paralelismos con la gravedad en el universo físico, es agradable que Copérnico pensara en la gravedad como una "inclinación natural... para combinar las partes en forma de esfera y así contribuir a su unidad e integridad", a lo que Arthur Koestler se refiere como `la nostalgia de que las cosas se conviertan en esferas'. En última instancia, estas intuiciones concuerdan con las visiones cíclicas de la historia y del universo en la mayoría de las culturas, excepto en Occidente, - por ejemplo en la cosmología hindú - aunque en realidad el mito del eterno retorno es de una cultura universal. Incluso en el Occidente cristiano es curioso que las representaciones del cosmos, mucho antes de que existiera una idea de la redondez de la tierra o de la curvatura del espacio, tiendan a representarse en la redondez curvilínea del techo del ábside, o de la cúpula de la iglesia, o del tímpano de la gran puerta oeste, raramente en la planitud de una pared.

417

El brillo en el ojo de la doncella Del mismo modo, que en la fecundidad de la oposición, del crecimiento dialéctico -lo que Nietzsche, como Heráclito, llamaba simplemente guerra- hay esperanza, pues cuanto peor se pone, mejor se pone. El cita, como si fuera su lema desde hace mucho tiempo, Increscunt animi, virnere volnere virtus: "El espíritu crece, [y] la fuerza se restaura, hiriendo". Y la evidente falta de autenticidad del mundo del hemisferio izquierdo en el que hemos llegado a vivir puede llevarnos en sí mismo a tratar de cambiarlo. En el pasado, este parece haber sido el factor más importante, y espero que me equivoque al considerar que la situación actual es diferente. En cualquier caso, comprender la naturaleza del problema debe ser el primer paso hacia el cambio. El cambio, sin embargo, requeriría una voluntad de aceptar ser visto como ingenuo para no quedar atrapado en la dialéctica de las ironías inteligentes, por un lado, o del materialismo científico, por el otro. Ahora, dice Hegel, que "los oráculos.... ya no hablan a los hombres", y "las estatuas se han convertido en cadáveres de piedra" (hay mucho en esa frase solamente), los restos del pasado, las glorias de su arte, historia y cultura, son como "hermosos frutos rotos de un árbol; un destino bondadoso nos ha pasado esas obras a nosotros, tanto como una niña podría ofrecernos esos frutos". El árbol, y la tierra en la que creció, y el clima en el que maduró el fruto, ya no están disponibles para nosotros excepto como un "recuerdo velado", algo que nos representamos a nosotros mismos al imaginárnoslo. Sin embargo, dice Hegel, el conocimiento con el que ahora tenemos que recapturar esto, es como un 'destello de autoconciencia' en el ojo de la bella doncella que nos ofrece el fruto; es la misma Naturaleza que produjo ese fruto, pero "a un nivel más alto", y puede añadir tanto como quitar. El contraste es como el de la gente del campo en la feria que Wordsworth ve desde Helvellyn, y el poema de Wordsworth sobre el tema, aunque carece de la cualidad irremediable de "autodescubrimiento" que todavía está disponible en su tema, es en sí misma una gran obra a un nivel más alto de autoconciencia, que la gente del campo no podría lograr. De lo que los antiguos eran felizmente inconscientes, nosotros somos necesariamente conscientes, Hegel parece decir, que nosotros vemos más: quizás como la inocencia del adulto, cuando se logra, es mayor que la inocencia del niño, aunque comprada a costa de mucha conciencia dolorosa. Pero tal inocencia es rara. La edad tiene una oportunidad de traerla sólo si somos muy afortunados o muy disciplinados. El logro de Wordsworth, como el de Blake y Keats, es que mantienen un grado de inocencia a pesar de su experiencia, una inocencia que los tres evidencian en lo que se podría llamar su vulnerabilidad. Sólo a través de ella se les permite alcanzar una cualidad inspirada que podría ser confundida por los necios, a veces, con la tontería. El precio de sus logros es que deben arriesgarse, incluso al ridículo, en lugar de refugiarse detrás de un caparazón auto-protector de conocimiento irónico y cinismo. La autoconciencia excesiva, al igual que el mundo mental de la esquizofrenia, es una prisión: su reflexividad incorporada -la sala de los espejos- hace que la mente regrese a sí misma. Escapar de la prisión presenta un problema, ya que la autoconciencia no puede ser frenada por un acto consciente de voluntad, como tampoco podemos tener éxito en tratar de no pensar en unas pequeñas manzanas verdes. La manzana del conocimiento, una vez consumida, no puede volver a ser "no mordida ". Sin embargo, la reflexión consciente, la raíz del problema, puede por sí misma proporcionar el antídoto para sus propios efectos. Heidegger, Wittgenstein y Merleau-Ponty, todos ellos críticos de la reflexión, encarnaron en sus escritos un intento reflexivo de superar la reflexión. 418

Las líneas de Holderlin una vez más me vienen a la mente: "Donde hay peligro, crece también lo que nos salvará". Esto se debe a que la filosofía no responde a nuestras preguntas, sino que sacude nuestra creencia de que hay respuestas posibles; y al hacerlo nos obliga a mirar más allá de su propio sistema hacia otra forma de comprensión. Una de las razones por las que leer a Heidegger es al mismo tiempo tan fascinante y tan doloroso es que nunca deja de luchar para trascender las divisiones cartesianas que conlleva el lenguaje analítico, para demostrar que existe un camino, un camino a través del bosque, cuyo recorrido es en sí mismo la meta del pensamiento humano. Aunque podamos emerger en un "claro", no podemos esperar alcanzar la clara luz de el Empíreo, que como deja claro el devastador poema de Holderlin, Canto al destino de Hiperión, está reservado sólo para los dioses. Quizás inevitablemente, por eso los últimos escritos de Heidegger están en forma de poemas. Wittgenstein también vio el verdadero proceso de la filosofía como una manera de trascender o sanar los efectos de la filosofía en la mente filosófica: la filosofía es en sí misma una enfermedad, como dijo Karl Kraus sobre el psicoanálisis, para el cual pretende ser la cura. Merleau-Ponty, más explícitamente que ninguno de los dos, tenía la esperanza de que pudiéramos aprender a ver las cosas de nuevo mediante un proceso de sobrereflexión, hiper-reflexión, que ayudaría a corregir los efectos distorsionadores de la conciencia haciéndonos conscientes de ellos. Esta idea ya se les había ocurrido a los Románticos. Al final de su famoso ensayo "En el teatro de marionetas", Kleist ofrece la posibilidad de que los efectos paralizantes de la autoconciencia puedan ser trascendidos a través de una forma de conciencia aún más elevada, mediante la cual podamos recuperar una forma de inocencia. "La Gracia aparece más pura en esa forma humana que no tiene conciencia o es infinita, es decir, en una marioneta o en un dios". "Por lo tanto', dije, algo perplejo, "¿tendríamos que comer de nuevo del Árbol del Conocimiento para volver al estado de inocencia?" "Muy cierto", contestó. "Y ese es el último capítulo de la historia del mundo". Con eso se cierra su ensayo. En esta última frase Kleist puede estar advirtiéndonos, como lo hace Holderlin, que lo que anhelamos sólo se puede acceder en otro mundo, donde hay dioses. Pero su ensayo también confirma que sólo podemos avanzar, no retroceder, y que al hacerlo podríamos trascender nuestra situación y de esta manera volver a algo perdido. Quizás el propio vacío de la autorreflexión, lo que Vico llamó "la barbarie de la reflexión", pueda empujarnos hacia el necesario salto de fe que nos permitirá escapar. Después de todo, incluso el vaciamiento de la conciencia logrado por el Zen no es un regalo al azar, sino que se logra a través de años de autodisciplina abrazada conscientemente. Reflexión, autorreflexión, sobrereflexión: de lo que estamos hablando claramente tiene algo que ver con el plano de visión que adoptamos. Gombrich escribe que "el verdadero milagro del lenguaje del arte no es que permita al artista crear la ilusión de la realidad. Es que bajo las manos de un gran maestro la imagen se vuelve translúcida". He utilizado repetidamente el lenguaje de la transparencia y la translucidez de "ver a través": porque como dice Gombrich de la obra de arte, como dice Jean Paul de la metáfora, como dice Kerényi del mito, y como dice MerleauPonty del cuerpo, nuestra visión no puede limitarse a los límites de la cosa, ni tampoco puede ser sustituida por otra cosa. La función de estos seres translúcidos o semitransparentes es permanecer transparentes en lugar de llamar la atención sobre sí mismos, porque al hacerlo logran su objetivo. Pero hablar de transparencia, y ver a través de ella, 419

se podría fácilmente sugerir una falsa línea de pensamiento. El agua es distinta del hielo, pero en el cubo de hielo está presente: no como una mosca podría quedar atrapada allí, sino en el mismo hielo. Es el hielo. Y sin embargo, cuando el cubo de hielo desaparece, el agua permanece. Aunque vemos agua en el hielo, no lo hacemos porque esté allí por separado, para ser visto por detrás o aparte del cubo. El cuerpo y el alma, la metáfora y el sentido, el mito y la realidad, la obra de arte y su significado - de hecho, todo el mundo fenomenológico, es exactamente lo que es y nada más, nada más, y nada menos que una cosa que esconde otra; y sin embargo, lo difícil es la empresa aparentemente fácil, de sólo "ver lo que es". La realidad no está detrás de la obra de arte: creerlo sería, como dijo Goethe en una imagen a la que me referí antes, como unos niños dando la vuelta por detrás del espejo. Nosotros vemos esto en - a través - el espejo. De manera similar, dice, experimentamos lo universal en, o a través de, lo particular, lo atemporal en, o a través de, lo temporal.

Lo que podemos aprender de la cultura Oriental Estas ideas serían más intuitivamente comprensibles dentro de una cultura Oriental. Otro motivo de esperanza es que probablemente estemos más abiertos a las demás culturas del mundo que aún no han sido completamente sumergidas por Occidente, aunque por las mismas razones somos más propensos a influir en ellas para que se parezcan más a las nuestras. El patrón de diferencias psicológicas entre los orientales y los occidentales sugiere la posibilidad de una relación diferente entre los hemisferios. Es sorprendente, por ejemplo, que la lengua japonesa no tenga un método establecido para formar nombres abstractos, y no tenga artículos definidos o indefinidos, considerados como un paso crucial en el surgimiento de los nombres abstractos en el griego. Los japoneses no tienen nada que corresponda a la Idea Platónica, y de hecho no tienen abstracciones en general: nunca han desarrollado la dicotomía entre el mundo fenomenológico y el mundo de las ideas. Nakamura escribe: Los japoneses están dispuestos a aceptar el mundo fenoménico como Absoluto debido a su disposición a poner un mayor énfasis en los acontecimientos concretos intuitivos y sensibles, más que en los universales. Esta forma de pensar con énfasis en el carácter fluido y fascinante de la observación de los acontecimientos considera al mundo fenoménico en sí como Absoluto y rechaza el reconocimiento de cualquier cosa que exista más allá [y por encima] del mundo fenoménico. La aguda dicotomía en nuestra cultura entre las formas de ser de los dos hemisferios, que comenzó en la antigua Grecia, no parece existir, o, en todo caso, no existe de la misma manera, en la cultura Oriental: su experiencia del mundo todavía está efectivamente basada en la del hemisferio derecho. Los japoneses también conservan un sano escepticismo sobre el lenguaje, y esto va de la mano del rechazo a la realidad a la que se debe, o se puede llegar alguna vez, puramente por la razón. En el budismo Zen, según Soiku Shigematsu, abad del templo Shogenji, "una palabra es un dedo que apunta a la luna. La meta de los alumnos del Zen es la luna misma, no el dedo índice. Los maestros Zen, por lo tanto, nunca dejarán de maldecir palabras y letras".

420

En general, los japoneses ponen mucho más énfasis en las cosas individuales existentes que en las generalidades, son más intuitivos y menos cognitivos, en comparación con los Occidentales, y no se dejan influir tan fácilmente por la lógica o la construcción de sistemas. La comprensión llega, según Ogyu Sorai, un confuciano japonés de principios del siglo XVIII, a través del conocimiento de tantas cosas individuales como sea posible: `El aprendizaje consiste en ampliar la propia información, absorbiendo extensivamente cualquier cosa y todo lo que uno encuentra'. Esta actitud habría sido inmediatamente comprensible en el Renacimiento en Occidente, pero se perdió a medida que la sistematización y especialización del conocimiento, a través del cual la observación de la naturaleza se dirigía más hacia la construcción de teorías, se hizo cada vez más importante en la Ilustración. El reconocimiento de la significación absoluta dentro del mundo fenoménico se relaciona con el amor tradicional japonés por la naturaleza. Shizen, la palabra japonesa para naturaleza, también se vincula claramente con la forma de ser del hemisferio derecho. Su derivación significa "de sí mismo", "espontáneamente" (de hecho es un adverbio, no un sustantivo), en oposición a lo que se produce a través del cálculo o de la voluntad. Es todo lo que es "tal como es". Todo sobre la actitud japonesa hacia la naturaleza, expresada tanto en la mitología como en la vida cotidiana, sugiere una actitud de confianza mutua, dependencia e interrelación entre el hombre y la naturaleza.

Aunque Shizen se refiere, por supuesto, al mundo natural de los pastos, los árboles y los bosques, también se refiere a la tierra y el paisaje, así como al "yo natural" considerado como un ser físico, espiritual y moral, algo que tal vez se asemeje al Dasein: así, aunque existe una distinción entre el hombre, con su voluntad, y la naturaleza, la oposición entre el hombre y la naturaleza implícita en Occidente está ausente en los japoneses. Una actitud reverente hacia el shizen, ahora ausente en Occidente, es característica incluso del sistema educativo científico japonés. El término shizen implica que la naturaleza es la raíz de la vida en un sentido espiritual o religioso. Un famoso antropólogo japonés, Iwata, sostiene que entre los japoneses, así como entre la mayoría de los pueblos del sudeste asiático, ya sean formalmente budistas o cristianos, existe una intuición del animismo. Todo lo que rodea a la vida humana, incluyendo montañas, colinas, ríos, plantas, árboles, animales, peces e insectos, tiene su propio espíritu (kami), y estos espíritus se comunican entre sí así como con aquellos que viven allí. Aparentemente, la mayoría de los japoneses están familiarizados con tales espíritus y los experimentan: las cosas naturales no pueden, por lo tanto, ser vistas por ellos simplemente como objetos, como en la ciencia Occidental. Debemos tener cuidado antes de tratar con condescendencia o descartar cualquier elemento de esta sofisticada cultura, en la que ha habido altos niveles de educación y alfabetización durante siglos mientras que la mitad de nuestra población apenas podía firmar su nombre. Lo que las culturas Orientales también subrayan es el valor de lo efímero, algo que en Occidente se ha apreciado muy raramente, es decir solo, durante el Renacimiento y en la época Romántica. La impermanencia de la naturaleza (shizen) es vista como la Budeidad, o esencia de lo divino. En Occidente, con nuestros aparatos de grabación de todo tipo, valoramos lo que podemos agarrar y sostener. Pero la vida y todo lo vivo rechazan este enfoque. Cambia a medida que lo sostenemos.

421

Los templos japoneses son vistos como el mismo templo aunque son reconstruidos cada 20 años: presumiblemente los japoneses no habrían tenido problemas para responder a la paradoja de la Barca de Teseo, porque naturalmente ven el mundo como un proceso más que como una colección de cosas - como el río de Heráclito, siempre cambiando, pero siempre el mismo. ¿Por qué en Occidente pensamos que el valor último reside sólo en lo inmutable, en lo que es eternamente lo mismo? La idea surge con Parménides, y Platón le dio mayor vigencia a esta visión del mundo derivada del hemisferio izquierdo, donde todo es estático, conocido, inalterable. Pero una vez más en el Renacimiento y en el Romanticismo se ven intuiciones de que la vida, y todo lo que tiene valor, no es un estado estático del ser, tal como lo entiende el hemisferio izquierdo, sino en el devenir, tal como lo entiende el hemisferio derecho. Por poner sólo un ejemplo, al final de la gran obra maestra de Spenser, la Reina Hada en los llamados "Cantos de Mutabilitie", vemos a Spenser dividido entre su lealtad al principio abstracto de que lo que es fijo y eternamente inmutable debe ser "correcto", y su intuición imaginativa a favor de la mutabilidad, la individualidad de los seres creados, la variedad del mundo creado, la liberación que proviene de la imprevisibilidad, lo atestigua su obra en todas partes. El los reconcilia cuando pone en boca de la Naturaleza, después del suspense de un largo silencio en el que ella parece estar pensando profundamente, deliberando sobre su veredicto, estas palabras:

. . Todas las cosas firmes hacen el odio Y ser cambiada: sin embargo, ser bien encaminada No son cambiadas desde su primer estado; Pero por su cambio su ser se dilata: Y volviéndose hacia sí mismo al final, de nuevo, Doe trabaja su propia perfección para que por el destino.... En esta formulación, Spenser sugiere, a través de la propia persona de la Naturaleza, que, aunque las cosas cambian, por lo tanto "dilatan" su ser, volviéndose en cierto sentido más ellas mismas, y eventualmente regresan a sí mismas, trabajando así en "su propia perfección". Esta es la expresión del misterioso movimiento circular que el hemisferio derecho descifra en las cosas, por el cual hay movimiento dentro de la estasis, y estasis dentro del movimiento. También sugiere el proceso por el cual las cosas "dilatan" su ser por su contacto con el hemisferio izquierdo, siempre y cuando luego sean devueltas al derecho. Nietzsche fue vehemente en el marco "contra el valor de lo que permanece eternamente igual (véase la ingenuidad de Spinoza, y también de Descartes), el valor de lo más corto y fugaz, el destello seductor de oro en el vientre de la serpiente vita". Si fuera cierto, como se podría suponer, que la organización cerebral de los pueblos Orientales es diferente de la de los Occidentales, sin la misma polarización de los hemisferios, se podría sugerir otra forma en la que podríamos conscientemente empezar a influir en el equilibrio hemisférico. ¿Qué evidencia científica podría haber de eso? De hecho, no es de extrañar que haya muchas pruebas de que los Orientales y Occidentales perciben el mundo y piensan en él de maneras muy diferentes. En general, los Orientales tienen un enfoque más holístico. Por ejemplo, si se les pide que agrupen objetos, hacen comparativamente poco uso de las categorías. Es más probable que atiendan a la amplitud del campo perceptivo y conceptual, observando las relaciones y los cambios, y agrupando los objetos 422

de acuerdo a las semejanzas familiares, basadas en una apreciación del todo, más que en la pertenencia a una categoría. Los Occidentales son significativamente más propensos a dar respuestas unidimensionales, basadas en reglas, o en los componentes individuales de los estímulos. Los Orientales también se basan menos en la lógica formal y se centran más bien en las relaciones entre los objetos y el contexto en el que interactúan. Utilizan modos más intuitivos en comparación con los americanos de origen europeo. Ven los eventos como si surgieran de todo un contexto, y tienden a pensar de una manera mucho menos lineal y más global sobre la causalidad. Por el contrario, los Occidentales tienden a centrarse exclusivamente en el objeto como causa y, por lo tanto, a menudo se equivocan. Los Occidentales son más analíticos y prestan atención principalmente a los objetos aislados y a las categorías a las que pertenecen. Tienden a utilizar reglas, incluida la lógica formal, para comprender su comportamiento. Estos efectos permanecen cuando se controla el lenguaje. Los Orientales utilizan un modo de razonamiento más "dialéctico"; están más dispuestos a aceptar, a divertirse o incluso a buscar perspectivas contradictorias sobre el mismo tema. Ven el mundo en el que viven como complejo, conteniendo elementos intrínsecamente conflictivos. Mientras que estudiantes chinos tratan de retener elementos de perspectivas opuestas tratando de sintetizarlas, los estudiantes estadounidenses tratan de determinar cuál es la correcta para poder rechazar las otras. Presentados con evidencias dos posiciones opuestas, es más probable que los Orientales lleguen a un compromiso, mientras que el hecho de la oposición tiende a hacer que los Occidentales se adhieran a una posición con más fuerza. Los Occidentales adoptan un enfoque más de "uno u lo otro". En un experimento, a los voluntarios chinos les gustaban especialmente los proverbios, ya fueran chinos o americanos, que presentaban una aparente contradicción, como el refrán chino "demasiado humilde es bastante orgulloso". Los participantes estadounidenses prefirieron proverbios sin contradicciones, como "media barra de pan es mejor que no tener pan". Los Occidentales se inclinan por atender a algún objeto focal, analizando sus atributos y categorizándolo en un esfuerzo por averiguar qué reglas gobiernan su comportamiento. Su atención se ve atraída por las características constantes de las entidades aisladas. Los Orientales se ocupan de todo el contexto, incluidos los antecedentes y los aspectos globales de una escena, mientras que los estudiantes estadounidenses se centran en unos pocos objetos discretos que ocupan un lugar destacado en un primer plano. En un estudio, voluntarios japoneses que vieron un dibujo animado de la vida submarina lo recordaron más tarde como una escena integrada, como un estanque con un gran banco de peces y un grupo de algas marinas, donde sus homólogos estadounidenses recordaron en su mayoría algunos peces que habían visto en primer plano. A menudo se ha observado que estas diferencias cognitivas se reflejan en las diferencias entre la sociedad Occidental y la Oriental. Lo mismo sucede con el arte: El arte Oriental enfatiza el campo, y tiende en consecuencia a no enfatizar los objetos individuales, incluyendo a las personas, en comparación con el arte Occidental. Además, un estudio de escenas fotográficas de ciudades pequeñas, medianas y grandes de Japón y Estados Unidos demostró, con medidas subjetivas y objetivas, que las escenas japonesas eran más ambiguas y contenían más elementos que las escenas americanas. En otra vuelta de tuerca, tanto participantes japoneses como estadounidenses que se prepararon con escenas japonesas atendieron más a la información contextual que los que se prepararon con escenas americanas. Este último hallazgo, en particular, es fascinante, y tiende a confirmar mi 423

opinión de que el cerebro crea sus propias proyecciones en el mundo exterior, lo que a su vez ayuda a influir en el funcionamiento del cerebro de una manera que se refuerza mutuamente y se perpetúa a sí mismo. Esto sugeriría que la naturaleza del ambiente urbano occidental moderno puede estar exagerando las tendencias que el hemisferio izquierdo ha proyectado ahí, así como sugiriendo una razón por la cual se considera que el ambiente natural tiene una influencia tan curativa. Las culturas Orientales, y en particular las japonesas, han sido caracterizadas como "interdependientes"; en otras palabras, los individuos son menos vistos como aislados que en Occidente, ya que forman parte de una red social interconectada. Para ellos, el sentido del yo (como vimos en el hemisferio derecho) se desarrolla a través de la comprensión de su influencia en los demás. La superación personal en estas culturas tiene mucho menos que ver con conseguir lo que uno quiere, y mucho más con confrontar las propias deficiencias, en interés de la armonía, en casa, en el trabajo y entre amigos. Los Occidentales se desempeñan mejor en tareas con demandas independientes que en tareas con demandas interdependientes. Los Orientales hacen mayores esfuerzos para justificar sus decisiones si han sido tomadas en nombre de un amigo, los Occidentales si han sido tomadas por ellos mismos. La palabra japonesa para uno mismo, jibun, implica una parte de algo que está separado y no separado, individual y aún así compartido. Es una idea errónea común en Occidente que la cultura japonesa no valora al individuo. Por el contrario, la originalidad, la autogestión y la autonomía son muy apreciadas. De hecho, en todo caso, los japoneses tienen un sentido más desarrollado de la autoconciencia privada que sus contrapartes estadounidenses, con al menos la misma preocupación por los pensamientos, sentimientos y motivos ocultos. Pero también son más sensibles a su obligación por pertenecer, en lugar de buscar sólo sentirse bien debido a las cualidades únicas que hacen que uno se diferencie de los demás. El énfasis en el alta autoestima como signo de salud mental es un fenómeno Occidental relativamente reciente, y está lejos de ser un bien sin más. Tener una baja autoestima, ciertamente en Occidente, es una causa obvia de ansiedad y depresión; pero la alta autoestima se correlaciona positivamente con una tendencia a ser poco realista, a ofenderse con demasiada facilidad, y a volverse violento y exigente si no se satisfacen las necesidades de uno. Mientras que en Estados Unidos los estudiantes buscan una autoestima positiva, los japoneses son más autocríticos, una actitud que perciben como una sabiduría natural. La necesidad de una autoestima positiva, tal como se la concibe actualmente, no es universal, sino que está arraigada en aspectos significativos de la cultura norteamericana. La gente en Occidente se caracteriza por sobreestimar sus habilidades, exagerar su capacidad para controlar eventos esencialmente incontrolables y mantener una visión demasiado optimista del futuro. De hecho, nuestra felicidad depende tanto de tales ilusiones que, en Occidente, la falta de ellas se correlaciona incluso con problemas psiquiátricos. Esto no es cierto en Japón, donde la autoestima no se basa en pensar bien de si mismo, sino en ser un buen ciudadano y miembro de tu grupo social. Aunque los japoneses declaran estar orgullosos y felices de estar asociados a un colegio u organización prestigiosa, no tienen opiniones positivas poco realistas sobre el grupo al que pertenecen. A pesar de que ellos mismos establecen estándares más altos y aspiran a metas personales más altas que, por ejemplo, los estudiantes canadienses, rara vez se sienten deprimidos por no estar a la altura de las circunstancias. 424

En Occidente, el fracaso tiende al desánimo; en Oriente, a la determinación, de hacerlo mejor. La adopción de expectativas poco realistas en ausencia de una disposición a hacer sacrificios puede ser uno de los factores más significativos en el aumento de las tasas de depresión en los países desarrollados y en desarrollo mencionados anteriormente. Las creencias sobre el lado izquierdo y derecho del cuerpo en China tienen un contraste interesante con las de Occidente. Aunque hubo algunas excepciones interesantes en la cultura romana, donde la mano izquierda estaba asociada con la curación y la religión, en general hemos asociado lo que está a la izquierda con lo que es siniestro o torpe, asociaciones reforzadas por las sagradas escrituras del cristianismo y el Islam. Esto puede tener que ver con el hecho de que es más probable que el peligro sea detectado por el campo visual izquierdo (véase el capítulo 2), ya que el hemisferio derecho está más atento; o con el hecho de que la mano izquierda es más débil; o con el hecho de que la zurda está desproporcionadamente representada entre las personas con discapacidad mental. Podría simplemente reflejar los prejuicios del hemisferio izquierdo verbal: ¿por qué en muchas culturas existe la mutilación deliberada o la restricción de la mano o el brazo izquierdo, como por ejemplo entre el pueblo Nuer del Sudán meridional? Hay excepciones ocasionales: por ejemplo, entre los indios Zuni de América del Norte, el lado izquierdo y el derecho se personifican como dioses hermanos, de los cuales el izquierdo es el mayor y el más sabio; pero generalmente las asociaciones son opuestas. Sin embargo, entre los antiguos chinos la izquierda es yang y por lo tanto superior, al yin derecho e inferior. Los chinos honran ambas manos: el ideograma de "derecha" consiste en "mano" más "boca" (la mano para comer); la "izquierda" consiste en "mano" más "cuadrado", que en China simboliza las artes, especialmente las artes religiosas y mágicas. Los chinos se educan generalmente para ser diestros y zurdos, pero en cuanto a los ojos y las orejas, prefieren el lado izquierdo. La mano derecha prevalece sobre la izquierda, pero la oreja izquierda y el ojo izquierdo sobre el derecho. Los Arqueros apuntan al enemigo con el ojo izquierdo. ¿Puede la imagen decirnos algo sobre las diferencias entre las mentes Oriental y Occidental? No mucho, tal vez, hasta ahora. En términos de estructura, las asimetrías cerebrales en las poblaciones chinas son aparentemente similares a las de los norteamericanos, aunque ligeramente menos marcadas. Se han detectado algunas diferencias estructurales en los lóbulos temporales frontal y bilateral, que parecen estar relacionadas con la producción del lenguaje a partir de la evidencia de la IRMf. En los hablantes de chino se activa más fuertemente la región temporoparental derecha que los hablantes de inglés y español americanos, con una función lingüística que muestra menos asimetría en general en el chino. Sin embargo, la mayoría de los chinos en Hong Kong (principalmente chinos cantoneses) tienen, al menos estructuralmente hablando, hemisferios cerebrales asimétricos similares a los de los europeos. ¿Qué podemos deducir de todo esto? Creo que ya hay suficientes pruebas coherentes, de diversas fuentes y de diversos tipos, para que aceptemos algo que parece intuitivamente probable: que existen diferencias entre la forma en que los Occidentales y los Orientales ven el mundo, y que estas diferencias tienen algo que ver con el equilibrio de los hemisferios. Más específicamente, en el caso de cada una de las diferencias enumeradas anteriormente, estas toman la misma forma, una mayor confianza en Occidente en el hemisferio izquierdo, y no hay ni siquiera una sola diferencia que sugiera una mayor confianza en el derecho. Sería tedioso volver a repasarlas todas aquí, ya que son 425

muchas, pero para cualquier lector que haya llegado hasta aquí, espero que sean obvias. Esto simplemente confirma lo que el gran biólogo y erudito de la historia de la ciencia china, Joseph Needham, observó repetidamente: que había una afición por las partículas en el pensamiento Occidental, al que los chinos eran "perennemente reacios". Lo que esto no demuestra, por supuesto, es que la cultura de Asia oriental depende del hemisferio derecho y la cultura Occidental del izquierdo. Ambos confiamos en cada uno. Lo que la evidencia sugiere, si se revisa con más detalle que aquí, es que las culturas de Asia Oriental utilizan las estrategias de ambos hemisferios de manera más uniforme, mientras que las estrategias Occidentales están muy sesgadas hacia el hemisferio izquierdo. En otras palabras, el emisario parece trabajar en armonía con el Maestro en el Este, pero está en el proceso de usurparlo en el Oeste. Lo que también hay que aceptar es que, al igual que la marcada diferencia entre el rendimiento de las dos manos en los diestros se asocia con una ligera mejoría en la mano derecha, pero el precio de esto es que "la mano izquierda disminuye drásticamente", hay pequeñas ventajas en estar tan sesgado hacia el hemisferio izquierdo. En algunas tareas, la toma más bien desequilibrada de las cosas que ofrece, aumenta la eficiencia. Por ejemplo, la falta de interés en el contexto empeora en algunos aspectos, pero mejora cuando hay que ignorar el contexto. Al igual que los esquizofrénicos, los Occidentales son mejores que los orientales para aprender reglas arbitrarias para la categorización: están menos distraídos por el sentido común. Pero el precio es que pierden drásticamente en otros aspectos. Una observación interesante es que los asiático-americanos se aproximan más al modelo estadounidense: al estar expuestos a los patrones de pensamiento occidentales los deja en algún punto entre las dos posiciones. Siempre que se pueda contar con un proceso recíproco, esto sugeriría la posibilidad de des-culturalizarnos en Occidente hacia una forma más equilibrada de usar nuestros cerebros, si estamos dispuestos a aprender de Oriente - y si podemos hacerlo antes de que sus culturas sean occidentalizadas más allá de su redención. Por supuesto que hay una riqueza de sabiduría en la cultura Occidental misma, y tiene fortalezas inigualables, así como debilidades nunca antes vistas. Pero cada vez estamos más alejados de la historia y, por razones que se adivinan, tal como están las cosas ahora, aprender de nuestro pasado parece presentarnos enormes problemas. Una posibilidad es que la música, que nos unió antes de que existiera el lenguaje, pueda incluso resultar eficaz para regenerar la comunidad, evitando la necesidad de palabras que han sido devaluadas, o para las que nos hemos vuelto demasiado cínicos. No olvidemos que fue con la música que Orfeo movió las piedras. Pero un renacimiento así requeriría un cambio completo en nuestra actitud hacia lo que estamos haciendo en el arte, y hacia dónde se dirige. Habría que volver a algo tan paciente, atento, hábil y bello como el trabajo del cirujano en el poema de James Kirkup "Una compasión correcta ", quien "... con una curiosa elegancia nerviosa desnudó / La raíz de la vida', y puso su 'dedo en su corazón palpitante'. En última instancia, lo que no podemos permitirnos el lujo de seguir aplazando es un nuevo fundamento tanto del arte como de la ciencia en el mundo vivido. Ambos necesitan ser más humanos, y más humanitarios. En la ciencia, esto significa alejarse lo más posible del desgastado modo de materialismo científico con su lenguaje reductor. Las palabras que utilizamos para describir los procesos humanos tienen una gran influencia en la forma en que nos concebimos a nosotros mismos y, por lo tanto, en nuestras acciones y, sobre todo, en los valores que defendemos. 426

Con un interés creciente en la neurociencia, tenemos una oportunidad, que no debemos desaprovechar, para la sofisticación de nuestra comprensión de nosotros mismos, pero sólo podemos hacerlo si primero sofisticamos el lenguaje que utilizamos, ya que muchos usuarios actuales de ese lenguaje lo adoptan de forma tan natural que ni siquiera son conscientes de cómo les ciega ante la posibilidad de que puedan estar tratando con algo que no sea una máquina.

CONCLUSIÓN Con el estreno de la ópera Ariadna en Naxos de Richard Strauss, vemos los preparativos para el espectáculo de un misterioso hombre rico, que ha encargado una ópera seria a un joven compositor. También se ha contratado a una compañía de Comedia dell'arte para que actúe: estos actores se llaman maschere, "enmascarados", y representan a personajes de la baja vida. Mientras los distintos actores y músicos se preparan entre bastidores, el joven compositor, cuya ópera se refiere a la trágica situación de Ariadna abandonada por su amante Teseo, se horroriza al enterarse de que estos intrusos van a interpretar su chabacano burlesco sobre el tema de la infidelidad inmediatamente después de su desgarradora obra. ¡Qué escándalo! Pero eso no es nada comparado con lo que descubre unos minutos antes de que los artistas suban al escenario. En el último minuto, su patrón cambia su plan, y ahora insiste en que, por falta de tiempo, ambas se realicen simultáneamente. Sus tramas "con algunas pequeñas alteraciones" pueden ser "servidas juntas". El farrago resultante, a veces conmovedor, a veces cómico, siempre incongruente, forma la segunda parte de la ópera de Strauss. En el momento en que Hugo von Hofmannsthal escribía el libreto para Ariadna, también leía a Milton, ciertamente L'Allegro e Il Penseroso, sus meditaciones sobre las musas cómicas y trágicas. Pero el hecho de que la estructura de Ariadna se parezca tanto al cerebro conociéndose a si mismo, hace que uno se pregunte si fue influenciado inconscientemente por su lectura de el Paraíso Perdido. Porque el Paraíso Perdido me parece precisamente eso: una profunda autoexploración del cerebro humano dividido: la relación entre dos poderes desiguales, uno de los cuales fundamenta el ser del otro, y de hecho necesita del otro para su realización, y que por lo tanto tiene que hacerse vulnerable a ese otro; que, por ceguera y vanidad, rechaza la unión que habría dado lugar a la Aufhebung (revocación) de ambos, y prefiere en cambio un estado de guerra sin fin. La consecuencia de esta guerra es que el hombre y la mujer, Adán y la vida y su descendencia, son expulsados del paraíso. En las primeras páginas de este libro, escribí que creía que era profundamente cierto que la estructura interna de nuestro intelecto refleja la estructura del universo. Por "profundamente" quiero decir no sólo verdadera por definición, como sería el caso de aquellos que creen que el universo es en cualquier caso una creación de nuestros cerebros. Creo que va más allá de eso. Creo que nuestros cerebros no sólo dictan la forma de la experiencia que tenemos del mundo, sino que probablemente ellos mismos reflejen, en su estructura y funcionamiento, la naturaleza del universo en el que han surgido.

427

Lo que los datos neuropsicológicos que he considerado en este libro exhiben son algunas tendencias subyacentes tendencias que, sin embargo, pueden ser altamente reveladoras en última instancia. En general, un cuadro se desarrolla a partir de una multitud de pequeños detalles, no necesariamente sumando todos ellos, el modo del hemisferio izquierdo, sino quizás viendo el patrón, a medida que el dálmata emerge de la manchas de salpicaduras y puntos, el modo del hemisferio derecho. Si me equivoco, la imagen que distingo en los puntos y salpicaduras simplemente no será reconocida por los demás; si hay algo de verdad en ella, puede despertar pensamientos. Como dijo Karl Popper, "las ideas audaces, las anticipaciones injustificadas y el pensamiento especulativo son nuestro único medio para interpretar la naturaleza: nuestro único órgano, nuestro único instrumento para captarla". O, quizás, extendiendo una mano hacia ella. También me gustaría hablar de la incertidumbre. En el campo de la religión hay dogmáticos de sin-fe como de fe, y ambos me parecen más cercanos entre sí que aquellos que intentan mantener la puerta abierta a la posibilidad de algo más allá de las formas habituales en que pensamos, pero que tendríamos que encontrar, con mucho esfuerzo, por nosotros mismos. Del mismo modo, en lo que respecta a la ciencia, hay quienes están seguros, Dios sabe cómo, de lo que revela la atención paciente al mundo, y quienes realmente no se preocupan, porque sus mentes ya están convencidas de que la ciencia no puede decirles nada profundo. Ambos me parecen profundamente equivocados. Aunque no podemos estar seguros de lo que revela nuestro conocimiento, esto es de hecho una posición mucho más fructífera - de hecho la única que permite la posibilidad de creer. Y lo que ha limitado el poder tanto del arte como de la ciencia en nuestro tiempo ha sido la ausencia de creencia en nada excepto en la versión más disminuida del mundo y de nosotros mismos. La certeza es la más grande de todas las ilusiones: cualquiera que sea el tipo de fundamentalismo que suscriba, el de la religión o el de la ciencia, es lo que los antiguos querían decir con la arrogancia. La única certeza, me parece, es que los que creen que tienen razón están equivocados. La diferencia entre los materialistas científicos y el resto es sólo ésta: la intuición de unos es que la aplicación mecanicista de la razón revelará todo sobre el mundo que habitamos, donde la intuición de los otros los lleva a estar menos seguros. Prácticamente todos los grandes físicos del siglo pasado - Einstein, Bohr, Planck, Heisenberg, Bohm, entre muchos otros - han hecho lo mismo. Se trata de un salto de fe, tanto para los científicos como para cualquiera. Según Max Planck, "Cualquier persona que haya estado seriamente involucrada en un trabajo científico de cualquier tipo se da cuenta de que en la entrada de las puertas del templo de la ciencia están escritas las palabras: Debes tener fe. Es una cualidad de la que el científico no puede prescindir". Y continuó: "La ciencia no puede resolver el misterio último de la naturaleza. Y es que, en última instancia, nosotros mismos somos parte de la naturaleza y, por lo tanto, parte del misterio que estamos tratando de resolver". En un famoso pasaje Lessing escribió: El verdadero valor de un hombre no está determinado por su posesión, supuesta o real, de la Verdad, sino por su esfuerzo sincero por llegar a lo que hay detrás de la Verdad. No es la posesión de la Verdad, sino la 428

búsqueda de la Verdad por medio de la cual él extiende sus poderes y en la cual se encuentra su creciente perfectibilidad. La posesión hace a uno pasivo, indolente, vano - Si Dios tuviera encerrada en su mano derecha toda la verdad, y en su mano izquierda la eterna lucha por la verdad, con la calificación de que debo errar para siempre, y me dijera "escoge", humildemente escogería la mano izquierda y diría ¡"Padre, concédemelo"! la pura verdad es sólo para ti. Lessing, como Goethe, escribió un Fausto, aunque sólo quedan fragmentos. En su poema, también, Fausto es redimido por su interminable esfuerzo. Nótese, por cierto, que es la mano izquierda, el servidor del hemisferio derecho, la que contiene la eterna lucha por la verdad. En este libro, la certeza no ha sido mi objetivo. No me preocupan tanto los aspectos que siguen sin estar claros, como los que parecen estarlo, ya que es casi seguro que eso significa que no se ve con claridad. Comparto la desconfianza de Wittgenstein en modelos engañosamente claros: y, como dijo Waismann, "cualquier explicación psicológica es ambigua, críptica y abierta, porque nosotros mismos somos seres de muchas capas, contradictorios e incompletos, y esta complicada estructura, que se desvanece en la indeterminación, se transmite a todas nuestras acciones". También simpatizo con aquellos que piensan que eso suena como una evasiva. Pero sí creo que las cosas tal como existen en la práctica en el mundo real, en lugar de tal como existen en teoría en nuestras representaciones, probablemente sean intrínsecamente resistentes a la precisión y la clarificación. Ese no es nuestro fracaso, sino una indicación de la naturaleza de lo que estamos tratando. Eso no significa que debamos abandonar el intento. Es el esfuerzo que nos permite lograr una mejor comprensión, pero sólo mientras esté imbuido de un reconocimiento táctico de los límites de la comprensión humana. El resto es arrogancia. Si se pudiera demostrar definitivamente que las dos formas principales, no sólo de pensar, sino de estar en el mundo, no están relacionadas con los dos hemisferios cerebrales, me sorprendería, pero no sería infeliz. En última instancia, lo que he tratado de señalar es que las "funciones" aparentemente separadas en cada hemisferio encajan inteligentemente para formar en cada caso una única entidad coherente; que hay, no sólo corrientes aquí y allá en la historia de las ideas, sino formas consistentes de ser que persisten a lo largo de la historia del mundo Occidental, que se oponen fundamentalmente, aunque sean complementarias, en lo que nos revelan; y que los hemisferios del cerebro pueden ser vistos, como mínimo, como una metáfora de las mismos. Una consecuencia de tal modelo, lo admito, es que podríamos tener que revisar la suposición de superioridad de que entendemos el mundo mejor que nuestros antepasados, y adoptar un punto de vista más realista de que simplemente lo vemos de manera diferente - y de hecho, es posible que veamos menos de lo que ellos veían. La naturaleza dividida de nuestra realidad ha sido una observación consistente ya que la humanidad ha sido lo suficientemente consciente de sí misma como para reflexionar sobre ella. Aquel representante más clásico del espíritu moderno autoconsciente, Fausto de Goethe, declaraba célebremente que 'dos almas, ¡ay! moran en mi pecho'. Schopenhauer describió dos formas completamente distintas de experiencia ("Dos formas completamente heterogéneas de acceder al conocimiento. "); Bergson se refirió a dos órdenes diferentes de realidad (dos realidades de orden diferente). Scheler describió al ser humano como un ciudadano de dos mundos y dijo que todos los grandes filósofos europeos, como Kant, que usaban la misma formulación, lo habían visto igual. 429

A lo que todo esto apunta es a la naturaleza fundamentalmente dividida de la experiencia mental. Cuando uno pone eso junto con el hecho de que el cerebro está dividido en dos partes relativamente independientes que suceden en general para reflejar las mismas dicotomías a las que se está apuntando - alienación frente a compromiso, abstracción frente a encarnación, lo categórico frente a lo único, lo general frente a lo particular, la parte frente al todo, y así sucesivamente - parece como una metáfora que podría tener alguna verdad literal. Pero si resulta ser "sólo" una metáfora, estaré contento. Tengo un gran respeto por las metáforas. Así es como llegamos a entender el mundo.

430

ÍNDICE.

INTRODUCCIÓN: EL MAESTRO Y SU EMISARIO

PARTE UNO: EL CEREBRO DIVIDIDO CAPÍTULO 1 LA ASIMETRÍA Y EL CEREBRO • • • • •

¿PORQUÉ DOS HEMISFERIOS? LA EXPANSIÓN FRONTAL ASIMETRÍA ESTRUCTURAL LA NATURALEZA DE LA ATENCIÓN ENTENDIENDO EL CEREBRO

CAPITULO 2. ¿QUÉ HACEN LOS DOS HEMISFERIOS? • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •

LOS CAMINOS DEL CONOCIMIENTO RAZÓN Y FLEXIBILIDAD VERSUS ENFOQUE Y ENTENDIMIENTO LO NUEVO CONTRA LO CONOCIDO POSIBILIDAD VERSUS PREDICTIBILIDAD INTEGRACIÓN VERSUS DIVISIÓN LA JERARQUÍA DE LA ATENCIÓN EL TODO CONTRA LA PARTE CONTEXTO VERSUS ABSTRACCIÓN INDIVIDUOS VERSUS CATEGORÍAS LAS DIFERENCIAS EN LA SIMILITUD LO PERSONAL VERSUS LO IMPERSONAL EL VIVIR VERSUS EL NO-VIVIR LA EMPATÍA Y LA "TEORÍA DE LA MENTE" ASIMETRÍA EMOCIONAL RECEPTIVIDAD EMOCIONAL EXPRESIÓN EMOCIONAL DIFERENCIAS EN LA AFINIDAD EMOCIONAL RAZÓN VERSUS RACIONALIDAD LOS DOS CUERPOS EL SIGNIFICADO Y LO IMPLÍCITO MÚSICA Y TIEMPO PROFUNDIDAD CERTEZA AUTOCONOCIMIENTO Y TONO EMOCIONAL SENTIDO MORAL EL YO CODA: EL PROBLEMA “FRENTE- ATRÁS”

CAPÍTULO 3 LENGUAJE, VERDAD Y MÚSICA.. • •

LO NUEVO Y LO FAMILIAR, DOS TIPOS DE CONOCIMIENTO. LO QUE EL LENGUAJE NOS DICE SOBRE LOS HEMISFERIOS 431

• • • • • • • • •

LOS ORÍGENES DEL LENGUAJE LENGUAJE O MÚSICA: ¿CUÁL FUE PRIMERO COMUNICACIÓN SIN LENGUAJE PENSAMIENTO SIN IDIOMA LENGUAJE Y MANO LENGUA Y MANIPULACIÓN METÁFORA EL LENGUAJE ARRAIGADO EN EL CUERPO LA EXPANSIÓN FRONTAL DERECHA

CAPÍTULO 4 LA NATURALEZA DE LOS DOS MUNDOS • • • • • •

DEWEY Y JAMES: CONTEXTO Y NATURALEZA DE LA VERDAD HUSSERL Y LA IDEA DE LA INTERSUBJETIVIDAD MERLEAU-PONTY: LA EMPATÍA Y EL CUERPO HEIDEGGER Y LA NATURALEZA DEL SER SCHELER: LA IMPORTANCIA DEL VALOR EN LA REALIDAD CONSTITUYENTE DOS MUNDOS

o Viendo el mundo o ¿Somos activos selectivamente? o ¿Somos receptores pasivos? •

FALSOS AMIGOS

o o o o •

Creencia Voluntad Familiaridad y novedad Actividad y pasividad.

CONCLUSIÓN

CAPÍTULO 5 LA PRIMACÍA DEL HEMISFERIO DERECHO • • • • • • • • • • •

EVIDENCIA ADICIONAL DEL PAPEL PRIMARIO DEL HEMISFERIO DERECHO LA PRIMACÍA DE LO IMPLÍCITO PRIMACÍA DEL AFECTO LA PRIMACÍA DE LA VOLUNTAD INCONSCIENTE. TANTO EL PENSAMIENTO Y SU EXPRESIÓN SE ORIGINAN EN EL HEMISFERIO DERECHO LA RE-PRESENTACIÓN ESPERA A LA PRESENTACIÓN EL FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA NERVIOSO ES CONGRUENTE CON EL HEMISFERIO DERECHO EL PROCESAMIENTO INTERMEDIO REALIZADO POR EL HEMISFERIO IZQUIERDO EL PROCESO DE REINTEGRACIÓN REINTEGRACIÓN COMO DEROGACIÓN IGNORANCIA NECESARIA

CAPÍTULO 6 EL TRIUNFO DEL HEMISFERIO IZQUIERDO • • •

LA RELACIÓN ENTRE LOS HEMISFERIOS NIVEL UNO NIVEL DOS 432





NIVEL TRES o Asimetría ontológica o Asimetría de función o Asimetría de los medios o Asimetría de la estructura o Asimetría de interacción CODA: SONAMBULISMO EN EL ABISMO o El hemisferio izquierdo como sonámbulo.

PARTE II: COMO EL CEREBRO HA FORMADO NUESTRO MUNDO CAPÍTULO 7 La IMITACIÓN Y LA EVOLUCIÓN DE LA CULTURA. • • •

¿POR QUÉ HAN OCURRIDO LOS CAMBIOS DE EQUILIBRIO? ¿CÓMO HAN OCURRIDO LOS CAMBIOS DE ESTE EQUILIBRIO? EL "GEN DE IMITACIÓN"

CAPÍTULO 8 EL MUNDO ANTIGUO • • •

• • •

GRECIA ARCAICA PENSAMIENTO Y EXPERIENCIA EN LA GRECIA CLÁSICA LA PALABRA ESCRITA o De los pictogramas a los fonogramas. o De los fonogramas al alfabeto fonético; y a la inclusión de las vocales. o La dirección de la escritura DINERO EL PERÍODO TARDÍO LOS ROMANOS

CAPÍTULO 9. EL RENACIMIENTO Y LA REFORMA • •

LA REFORMA LOS COMIENZOS DE LA ILUSTRACIÓN

CAPÍTULO 10. LA ILUSTRACIÓN • • • • • •

DESCARTES Y LOCURA LA DESVITALIZACIÓN Y LA NECESIDAD DE CERTEZA CLARIDAD ENGAÑOSA SIMETRÍA Y ESTASIS LA BÚSQUEDA DE LA IGUALDAD LO MISTERIOSO

CAPÍTULO 11. EL ROMANTICISMO Y LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL. • • • • • •

CUERPO Y ALMA PROFUNDIDAD MELANCOLÍA Y ANHELO EL PROBLEMA DE LA CLARIDAD Y LA EXPLICITUD WORDSWORTH Y EL PODER REDENTOR DE LA NATURALEZA AUTOCONCIENCIA Y REPRESENTACIÓN 433

• •

LA SEGUNDA REFORMA LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

CAPITULO 12. LOS MUNDOS MODERNOS Y POSMODERNOS. • • • • • • • • • • • •

EL "NO-MUNDO" DEL MUNDO EL MODERNISMO Y EL HEMISFERIO IZQUIERDO MODERNISMO Y ESQUIZOFRENIA: EL NÚCLEO DE LA FENOMENOLOGÍA LA RELACIÓN ENTRE LA ESQUIZOFRENIA Y EL ARTE MODERNISTA LA AUTO-REFERENCIALIDAD Y LA PÉRDIDA DE SENTIDO REPRESENTACIÓN: CUANDO LAS COSAS SON REEMPLAZADAS POR CONCEPTOS, Y LOS CONCEPTOS SE CONVIERTEN EN COSAS EL AUMENTO DE LAS ENFERMEDADES CARACTERIZADAS POR DÉFICIT DEL HEMISFERIO DERECHO LA NATURALEZA AUTO-PERPETUADA DEL MUNDO DEL HEMISFERIO IZQUIERDO EL PROBLEMA DEL ARTE EN EL MUNDO MODERNO MÚSICA MODERNISTA LOS ÉXITOS DEL MODERNISMO POST-MODERNISMO

CONCLUSIÓN. EL MAESTRO TRAICIONADO • • • • • • •

¿CÓMO SERÍA EL MUNDO DEL HEMISFERIO IZQUIERDO? ¿PODRÍA EL HEMISFERIO IZQUIERDO TENER ÉXITO SEGÚN SUS PROPIOS CRITERIOS? LOS INTENTOS DEL HEMISFERIO IZQUIERDO DE BLOQUEAR NUESTRA SALIDA DE SU SALA DE ESPEJOS EL CUERPO EL ESPÍRITU ARTE ¿HAY LUGAR PARA LA ESPERANZA? o Progresión lineal versus circular o El brillo en el ojo de la doncella o Lo que podemos aprender de la cultura oriental

434