El Capitalismo Del Conocimiento

El Capitalismo del Conocimiento: la nueva fase de la revolución industrial Durante siglos el mundo occidental ha creído

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El Capitalismo del Conocimiento: la nueva fase de la revolución industrial Durante siglos el mundo occidental ha creído que el progreso material nunca concluiría. El concepto de evolución como proceso de interminable mejora ha penetrado de tal manera en nuestra civilización que impregna no solo los aspectos científicos o los económicos sino incluso los culturales y religiosos. En efecto, puede afirmarse que en la actualidad es difícil entender cualquier aspecto de la civilización occidental sin tener en cuenta los conceptos de progreso y evolución. ¿Progreso y evolución hacia/hasta donde? Por que por mucho que las ideas de progreso indefinido impregnen la visión que del mundo tiene nuestra civilización, no es menos cierto que cada vez se habla más de que los recursos no son inagotables y de la necesidad de un desarrollo sostenible que tenga en cuenta las necesidades de regeneración de nuestro medio ambiente. De hecho, el fenómeno no es nuevo. La paleontología está llena de ejemplos de especies animales que no lograron un desarrollo estable, de acuerdo con su medio ambiente, y se extinguieron sin remisión. Sin ir tan lejos, todas las sociedades humanas acaban de una forma u otra adaptándose a su medio para sobrevivir o perecen como tales transformándose. La civilización occidental no es una excepción. El entorno en el que actúa nuestra sociedad es un sistema finito que no permite un desarrollo continuo y que por tanto nos empuja hacia un equilibrio. La forma en la que nuestra civilización aborda la explotación de los recursos podría ser una definición de lo que llamamos capitalismo. El capitalismo tiene sus raíces en la Europa de finales del siglo XIX. Podemos interpretar el capitalismo como una tecnología de aprovechamiento de los recursos que ha permitido el desarrollo de la civilización occidental y su expansión por todo el mundo hasta convertirse en el paradigma predominante. El proceso de maduración del capitalismo ha coincidido con su expansión y predominio en todo el planeta. Cuando el capitalismo se expandía contra otras culturas y tecnologías, la creencia en el progreso indefinido y la evolución constante de la especie humana eran características clave de nuestra civilización. El resultado ha sido muchas veces la búsqueda constante de un aumento del bienestar material acompañado de forma natural por la producción de bienes de forma cada vez más barata y masiva. Este crecimiento constante ha alcanzado la madurez en la actualidad. Quizás por primera vez en la historia somos una civilización cuyo medio ambiente es todo el planeta.

No es que no puedan coexistir otras culturas en nuestro mundo que no sean capitalistas, sin embargo no pueden vivir aisladas, lo harán si acaso en la periferia y subordinadas al capitalismo. Por tanto una característica clave del capitalismo maduro es su carácter global. A nuestro entender la otra característica clave del capitalismo maduro es la gestión que realiza del conocimiento. De ahí que lo hayamos bautizado como capitalismo del conocimiento. Para entender cómo la gestión del conocimiento es una característica clave del capitalismo actual veamos cómo aparece en los procesos por los cuales nuestra sociedad explota los recursos naturales. Para ello los analizaremos alrededor de tres parámetros: la tecnología, el mercado y el capital. TECNOLOGÍA Desde el punto de vista de la tecnología la característica más importante del nuevo capitalismo es la separación en la producción entre los procesos físicos y los intelectuales. No es esa una característica muy novedosa. El trabajo en cadena presente desde el inicio del capitalismo necesita ya de la separación entre el proceso físico de elaboración y el proceso intelectual. Sólo así puede desagregarse el primero en pasos independientes que pueden después optimizarse para aumentar la productividad del conjunto. De todas formas en la actualidad cada vez más parte del coste de los productos corresponde a su diseño y concepción y menos a sus materias primas y a los costes de producción reales. ¿Es esta una característica nueva del capitalismo? El verdadero cambio reside en el hecho de que cada vez más lo que se compra/vende es el conocimiento en sí mismo independientemente de los procesos de producción o de su soporte físico. Las nuevas tecnologías han tenido en ello un papel preponderante. Por un lado han reducido en gran manera los costes de transacción. Ello permite desverticalizar las industrias desagrupando los procesos de fabricación del de diseño y creación de marca. Por otro lado las tecnologías digitales separan el producto intelectual del soporte físico en el que se encuentra. Actualmente, una vez producida, una canción puede distribuirse automáticamente por internet sin necesidad de ningún proceso físico. Los productos típicos del capitalismo de la

información son productos intangibles en los que la parte intelectual y de servicio predomina sobre los aspectos más físicos. En el capitalismo industrial las cadenas de valor estaban centradas en los procesos de producción y obligaban a las empresas a incorporar cada vez más partes de la cadena. La reducción drástica de los costes de transacción ha llevado a la transformación de las cadenas de valor facilitando la aparición de nuevas formas de acumulación de capital digital en las que la clave está en la cooperación entre los distintos actores de la cadena de valor. MERCADO La progresiva tecnificación en todos los ámbitos de la producción ha llevado a un progresivo aumento de la capacidad productiva y de la productividad en general. Esto no sólo ha ocurrido en los procesos industriales sino también en los agrícolas. Toda esta producción no se distribuye sino a la población con poder económico para constituirse en un mercado. Nos encontramos pues ante un proceso de constante aumento de la productividad sin el aumento correspondiente del mercado. El resultado es un exceso de producción generalizado que ha invertido la cadena de valor. En el nuevo capitalismo, el proceso de producción es la parte menos costosa y que menos valor aporta al producto. Las empresas se centran cada vez más en la gestión de la demanda. Es clave el conocimiento del cliente por parte de toda la cadena de valor. Consideremos por ejemplo el mercado de ordenadores portátiles. Para una empresa en este mercado, más importante que el proceso de fabricación es el realizar una adecuada previsión de ventas. Equivocarse en ella puede llevar a la empresa a una rotura de stock o a quedarse con ordenadores en el almacén con un procesador obsoleto de difícil venta en el mercado. Otra demostración evidente de la importancia del control de la demanda y sus implicaciones en cuanto a. Más del 80% de los componentes de los televisores son comunes a todas las marcas. Sin embargo la marca sigue siendo un valor importante a la hora de comprar un televisor por cuanto garantiza al consumidor un determinado nivel de calidad y servicio cuando no un simple reconocimiento de status. Podríamos decir que en las empresas actuales el proceso de producción y los activos

materiales que lo sustentan pierden valor frente a los activos intangibles como la marca y la reputación de empresa. Por otro lado, el capitalismo del conocimiento ha cambiado el peso de las distintas fuerzas de la competencia en el mercado. En un mercado del conocimiento adquieren mayor importancia positiva. Cada vez son más importantes los estándares de mercado, la cooperación y compatibilidad de versiones, las redes y la retroalimentación de los mercados hasta conseguir masa crítica. Si consideramos por ejemplo el mercado de consolas de juegos, todos sabemos ya que no basta con crear la consola de mejores prestaciones al mejor precio sino que deben conseguirse el mayor número de juegos posible lo que implica asociaciones con multitud de empresas de fabricación de juegos. En la actualidad poner una consola en el mercado significa no sólo el establecer estas asociaciones sino además tener un portal al que puedan acceder los usuarios para jugar en red o revistas de trucos en los quioscos. El mercado en el entorno capitalista actual viene dado en gran medida por el entorno de trabajo. Muchos países pueden considerarse completamente fuera del sistema porque simplemente no son parte de ese mercado. En otros el nivel es justo el suficiente como para ser fuerza de trabajo pero sin llegar a ser un mercado real. C A P I TA L El concepto de capital ha cobrado en el nuevo capitalismo de la información una nueva dimensión. Si en el mundo precapitalista e incluso en el llamado capitalismo mercantil, se hablaba de personas ricas o de capitalistas, la característica más destacada del capitalismo de la información es el llamado “wealth effect” o efecto riqueza. Cuando la población alcanza un cierto nivel económico se produce un efecto de riqueza en el que la propia riqueza genera más inversión. Es una riqueza no asociada a una persona sino a una sociedad. De hecho el efecto riqueza podría haberse dado en otros momentos del capitalismo. Por ejemplo la inversión en ferrocarriles en Europa suele explicarse como una inversión poco rentable y a largo plazo pero que fue debida al hecho de que había dinero y que en algún sitio debía invertirse. De algún modo el mismo fenómeno explicaría la burbuja de las comunicaciones y de internet.

Desde nuestro punto de vista, lo interesante del efecto riqueza es que a partir de un nivel económico en una sociedad se genera un efecto de sobrante de capital que se invierte en la generación de más capital. El efecto tiene un cierto automatismo y el capital del que hablamos sería un capital sin la voluntad o la avaricia de un capitalista detrás. ¿Qué mueve por tanto a este capital fruto del efecto riqueza? Pues las reglas del mercado de capital. En los últimos tiempos se ha dado cada vez más importancia a que el verdadero objetivo de las empresas debe ser la creación de valor para sus accionistas. En realidad los accionistas no son sino la sociedad que ha creado el efecto riqueza. El valor para los accionistas viene dado por el mercado de valores. Sin embargo las tendencias de valoración de una empresa siguen unas reglas que implican unos modelos de gestión claros. En primer lugar la valoración de una empresa según el mercado de valores implica unos objetivos para la empresa a corto plazo. Por ejemplo una empresa en esta situación no se planteará el mantener una fábrica en una población si puede obtener una rentabilidad mejor en otro lugar. Los directivos no ganan nada con el cambio pero el mercado les fuerza a tomar decisiones de este tipo. En segundo lugar el mercado de opciones ha enseñado el valor para el accionista de mantener la mayor flexibilidad posible en los proyectos dado que se tienen que tener en cuenta en la valoración por ejemplo los costes de abandonar un proyecto. El concepto de opciones reales conlleva una dirección gestión de la empresa por proyectos que no deja de implicar una mayor flexibilidad al cambio.