El Ara

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ALG D G A D U A mi madre logia Benito Juárez No.2

A la gloria del gran arquitecto del universo, a mi madre logia simbólica Benito Juárez numero 2 Venerable maestro, , Querido hermano primer vigilante , querido hermano segundo vigilante , queridos hermanos todos regresas al signo de orden sin el signo para vuestra comodidad, con vuestra venia El ARA En el Altar, el compás indica la moderación de nuestros deseos; la escuadra, la equidad que debe arreglar nuestras acciones; la Biblia, el espiritualismo del masón, y la espada es el símbolo del honor por el que juran todos los miembros de nuestra orden. Las tres antorchas simbolizan la Ciencia, la Virtud y la Fraternidad. Tres gradines, tres luces, fuego sagrado, libro de la ley; todo hace referencia a una aspecto divino a una presencia del creador en el altar, en ese contexto se considera que en el ara habita la Shekinah, pero ¿que es la shekinah?; la palabra es de origen hebreo y proviene del verbo shakan y se refiere a establecerse, residir, morar, la shekinah es entonces la que reside; es la presencia divina que se une con el hombre, en otras palabras, en el ara reside la presencia del G.´. A.´. D.´. U.´. a través de la Shekinah, la cual constituye la última emanación divina después de los diez sefirot(las diez emanaciones de Dios a través de las cuales se creó el mundo). En el ara se da la presencia trinitizada de la shekinah, ella es un vórtice de luz del ser celestial. En fin es el espíritu santo de los cristianos el que habita en el altar Sobre el ARA aparecen también, un COJÍN de forma triangular hecho de Terciopelo o Seda color púrpura, ribeteado con un cordón de oro que remata en tres borlas; una en cada esquina; bajo este cojín, se observa la ESPADA FLAMÍGERA, y encima del mismo cojín, se ven la BIBLIA, el COMPÁS y la ESCUADRA; además, las Logias legalmente constituidas, colocan también su CARTA PATENTE, en cada una de sus caras, y arriba de los Escudos de cada una de las Cámaras, lleva grabadas las palabras: "AMANA", "HUR" y "EUBULUS", mismas

que significan VERDAD, LIBERTAD y PRUDENCIA, en todas las Cámaras al ALTAR DE LOS JURAMENTOS se le destina, como su nombre lo indica, para tomar la protesta a los INICIADOS, a los AFILIADOS y a los REGULARIZADOS, después de haber sido admitidos como miembros activos de las Logias. Ahora pasaremos a conocer, la interpretación que se le atribuye a la ESPADA FLAMÍGERA, que se observa bajo el cojín color púrpura que se encuentra sobre el ARA, y efectivamente, a la espada, en Masonería, por lo regular no se le da la importancia que en realidad tiene en el simbolismo, sobre todo, por sus altamente instructivas enseñanzas, y aun cuando en verdad el origen y la denominación de esta arma son muy remotas. Sin embargo, debemos reconocer, que lamentablemente casi se ha suprimido en la mayoría de las Logias, el uso de la ESPADA FLAMÍGERA, por cuyo motivo muy poco se conoce su verdadero Simbolismo; no obstante a que por todos conceptos, entre nosotros,

es la

representación genuina del HONOR. También conocemos ya la interpretación y el significado simbólico del COMPÁS y la ESCUADRA, sin embargo, ahora nos damos cuenta de que, cuando ambos instrumentos se colocan sobre el ARA, se les considera como emblemáticos de la LÓGICA y de la RAZÓN, temas que invariablemente le sirven de base, a todas las enseñanzas Masónicas y a la vez genuinas representativas del resorte regulador, que orienta nuestros trabajos en Logia, y por lo mismo simbolizan también a los Faros que iluminan el camino que conduce hacia la VIRTUD y el PERFECCIONAMIENTO Humano. Las tres LUCES que circundan al ARA por sus vértices, son alegóricas del TALENTO, la VIRTUD y la SABIDURÍA, además representan a los tres puntos principales, que en apariencia recorre el SOL, para dar lugar al nacimiento del NUEVO DÍA, al DÍA en su PLENITUD, y al DÍA en el OCASO, o sea el momento en que invaden al Mundo, las TINIEBLAS de la NOCHE, y por último, son las representativas de las Tres Dignidades de la Logia, el Venerable Maestro y los dos Vigilantes.

Como todos los hermanos sabemos, el Ara es el altar de nuestro taller que es también nuestro templo y por lo tanto una imagen del cosmos. En el centro de ese espacio, entre la puerta y el Oriente y las columnas del Norte y del Sur se encuentra nuestro altar iluminado por las luces de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza. Esta piedra o ara, por marcar el centro, señala también

el eje del taller, es decir, la posibilidad de comunicación alto-bajo, ascendente-descendente, entre la tierra y el cielo que en forma simbólica está representado en el techo. Y es a través del rito de nuestros estudios y trabajos, de nuestras ceremonias y gestos invariables que esta comunicación se reactiva y hace en nosotros, los que nos ponemos entonces en condición de poder recibir los efluvios de lo alto, las inspiraciones emanadas del Gran Arquitecto del Universo, las que constituyen todo Conocimiento y Sabiduría. Es pues el Ara el punto más importante del templo, a partir del cual, se organiza toda la Logia y los trabajos que en ella se realizan. Es el símbolo de lo invisible por excelencia, que él expresa formal y sensiblemente, y a él mira simultáneamente toda la Logia, tanto el Oriente como los otros puntos cardinales. La escuadra y el compás se hallan sobre él simbolizando la unión entre la tierra y el cielo ya que él

manifiesta

el

eje

del

universo

en

el

que

se

conjugan

las

polaridades.

Ya sabemos que nuestra Logia, al simbolizar el cosmos, simboliza tanto el macro como el microcosmos puesto que éste es una miniatura de aquél, por lo que el taller es también una imagen de nuestro templo interno y el ara, por ser su punto central, corresponde en el ser humano a su corazón, lugar donde se recibe la palabra y la sabiduría divina -testificadas por el Libro Sagrado que reposa en nuestro altar- lugar de transformaciones y de realización. Hacia esta transmutación están orientados nuestros esfuerzos; lo que es lo mismo que pulir la piedra en bruto, o ir ascendiendo escalonadamente los estadios sucesivos del Conocimiento, que se corresponde con los grados de nuestra Orden. Esta posibilidad de ascenso y superación está siempre presente en el pecho de cada aprendiz, compañero o maestro, que en virtud de haber recibido la iniciación se halla especialmente cualificado para efectivizar estos símbolos, para hacerlos una realidad interna que vaya actuando en nosotros al ser evocados por la meditación, el

estudio

y

la

reiteración

ritual.

Queremos recordar también para finalizar, que el Ara es el lugar en el que efectuamos nuestros juramentos, como manifestación visible de una energía invisible y trascendente. Sobre ella, como imagen del centro espiritual, y en lo hondo de nuestro corazón, es que hemos aceptado nuestros compromisos internos y hemos prometido cumplirlos, llevarlos a cabo. Esto podría parecer ridículo a aquél que ignorase todo sobre el simbolismo o no hubiera podido salir

verdaderamente del mundo profano. Pero no lo es para los masones, los que al comprender el símbolo y el rito en el interior de su corazón, los efectivizan, al vivenciarlos. Por ese motivo es que son tan importantes los gestos rituales, ya que por medio de ellos se renuevan las posibilidades que contienen, pues expresan con exactitud una cosmogonía en movimiento, un cosmo drama, aunque se ignore esta circunstancia. Sin embargo, es obvio comprender que cada vez que pasamos junto a el Ara y saludamos, no sólo estamos dando una muestra de respeto al símbolo en cuestión y a todo aquello que representa, sino que además renovamos ritualmente nuestros compromisos y promesas masónicas, volviendo a religarnos con ellas precisamente en el lugar de la recepción de las emanaciones del Gran Arquitecto del Universo, lo cual constituye un perene recordatorio de nuestra auténtica calidad masónica.

Es cuanto aprendiz de masón Juan Abad Rodríguez a 15 de octubre del 2012 de la era vulgar

Zacatecas, Zac. A 15 de Octubre del 2012 EV

ApMas Juan Abad Rodríguez