Edipo Rey de Sofocles Determinismo Religioso

Edipo Rey de Sófocles: El determinismo religioso y la necesidad de ser libres La Grecia del periodo clásico estuvo plaga

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Edipo Rey de Sófocles: El determinismo religioso y la necesidad de ser libres La Grecia del periodo clásico estuvo plagada de grandes pensadores a lo largo del llamado “siglo de Pericles” o “siglo de oro, en ella convergieron diferentes individuos que mediante las letras, el arte, la filosofía, etc., produjeron uno de los avances a nivel intelectual más importantes que ha alcanzado la humanidad a lo largo de su historia, uno de esos personajes fue Sófocles. A partir del siglo V a.C se desarrolla en Grecia, un género literario conocido como: la tragedia, en ella, el autor plantea a través de una obra, una serie de conflictos y pasiones inmanentes dentro del mundo (vida) humano, para que el público sea capaz de interpretar al final de la misma si aquella acción tomada por el protagonista de dicho hecho fue la más acertada o no. Los griegos representaban estas obras en el teatro, durante las festividades al dios Dionisio, quien era considerado el dios del vino pero también del teatro. Aquí los ciudadanos se citaban para observar y analizar los conflictos expuesto por los diversos autores trágicos, en otras palabras, la tragedia tocaba – y toca hoy en día – las fibras sensibles del espectador, a la vez que lo hace reflexionar y recapacitar acerca de su existencia personal como colectiva. La tragedia griega estuvo representada por Esquilo, Eurípides y Sófocles, este ultimo constituye el símbolo más importante de este género literario para muchos estudiosos, inclusive el propio Aristóteles lo consideraba así, como su tragedia Edipo Rey la más representativa de este género, por encima de las obras de los otros dos dramaturgos. En parte, porque Edipo Rey, toca un tema que ha inquietado al hombre desde los inicios de su existencia, a saber ¿si está es decidida por algún ente externo a él? o ¿El ser humano es realmente libre?, es decir, si las acciones humanas depende de la conciencia del propio individuo o ya está programada su vida para realizar tal o cual acción independientemente de su voluntad. Antes de adentrarnos en la tragedia de Edipo, es necesario, dar una pequeña introducción acerca de su autor, Sófocles.

La vida de Sófocles abarca prácticamente el siglo V a.C., pues nació hacia el 496 y murió en 407 a.C., después de desempeñar varios cargos públicos en la ciudad. Se supone participó cuarenta o cuarenta y una veces en el festival (es decir, pudo escribir ciento veintitrés tragedias), y es considerado el mejor poeta de los tres grandes trágicos. En gran parte su fama procede de que ganó su primer festival cuando tenía veintiocho años y nada más y nada menos que contra el propio Esquilo, repitió triunfo veintitrés veces más y el resto de las ocasiones nunca quedo por debajo del segundo puesto. Sólo se conservan siete tragedias completas y fragmentos de otras varias. Las completas son Antígona, Áyax, Traquinias, Electra, Filoctetes, Edipo Rey y Edipo en Colon.1

A diferencia de Esquilo, quien fue su predecesor, Sófocles busca ir más allá del sentimiento mítico-religioso del primero, ahonda en mayor medida en sus personajes (sin dejar de lado la parte religiosa), nos muestra al hombre que obra al impulso de ideas y pasiones, que como Edipo buscan luchar contra el destino impuesto, contra aquello que se tiene por incuestionable. El héroe busca el ideal de libre albedrío, a pesar de lo que profesa la tradición, ejemplo de ello es Antígona, quien prefiere darle sepultura adecuada a su hermano muerto Polinices, porque considera es lo correcto, a seguir los mandatos de su tío Creonte. El hombre lucha contra los designios fatales de los oráculos, o la impiedad de los dioses, como lo muestra Edipo, tratando de huir de su oscuro destino. Si Esquilo había llevado a la escena grandes hechos legendarios o históricos, buscando el efecto de la magnificencia del lenguaje y otros elementos liricos, Sófocles dio a esos hechos una importancia secundaria y baso sus tragedias y sus victorias en el hombre mismo, en ese hombre en el que vida y arte, por obra y magia del clasicismo, se funden para siempre.2

Sófocles a través de los mitos de los héroes como Edipo, Antígona, nos busca mostrar a lo que debe apuntalar el hombre, es decir, lo que debe ser, en parte porque le interesaba los aspectos psicológicos del ser humano, tal cual pasaba con Eurípides, ambos sentían atracción por la psicología, sostuvo el mismo Sófocles “yo los pinto

1

GÓMEZ, Joaquín (coordinador). Historia Antigua (Grecia y Roma). 1ra edición. Editorial Ariel S.A. Barcelona, España. 2003. p, 265-266. 2 CUENCA, Luis. Prólogo a las Tragedias de Sófocles. En: Tragedias de Sófocles. 20ma edición. Editorial Edaf. Madrid, España. 2008. p, 21.

como debieron ser – decía –. Eurípides es quien los pinta como son” 3, porque les interesaba el hombre real, de su tiempo. La tragedia de Edipo El mito de Edipo constituye uno de los más importantes de la Grecia antigua. En ella su protagonista, Edipo, desde antes de nacer ya ha sido perjudicado por los dioses, ya que, su destino, según la profecía del oráculo de Delfos, es que está destinado a matar a su padre, casarse con su madre y llevar la ruina al palacio de Tebas. Al saber esto Layo – padre de Edipo – al nacer este, se lo da a un sirviente del palacio para que asesine al niño. El sirviente se compadece y decide entregar al niño a unos pastores de Corinto, quienes luego confieren al niño a los reyes de esta ciudad, por lo cual el niño crece y se convierte en hombre. Posteriormente el propio Apolo – mediante el oráculo de Delfos – le revela su triste destino a Edipo, por lo cual huye de Corinto, para evitar cumplir la profecía. En el camino de huida se encuentra con su verdadero padre, Layo, quien lo ataca junto con sus guardias, en un ataque de ira, Edipo, al verse atacado asesina a todos incluyendo a su propio padre, desde este momento comienza a cumplirse el funesto destino. Luego, llega a Tebas, y al vencer a la esfinge que tanto azotaba a esta región, el pueblo lo proclama rey y casa con su madre Yocasta sin saberlo, engendrando cuatro hijos Polinices, Eteocles, Antígona e Ismene. Al final Edipo se entera de todo esto que le ha sucedido, y que a pesar de sus esfuerzos por huir de su funesto destino no lo ha logrado evitar, termina sacándose los ojos al ver tanta ignominia (vergüenza) a su alrededor, causada por lo que ya le había sido predestinado. Por lo cual pide a Creonte, su tío y a la vez cuñado, que le destierre de Tebas, porque ya es un hombre desgraciado y no querido por los dioses. Sófocles recoge en su tragedia, todo esto que le ha ocurrido a Edipo, y nos deja planteado uno de los principales problemas de la existencia, el hombre es libre o sus 3

MONTANELLI, Indro. Historia de los griegos. 3ra edición. Editorial De Bolsillo. Barcelona, España. 2004. p, 211.

acciones están decididas de antemano por otro u otros, llámense dioses, destino, cosmos. A primera vista, el caso de Edipo, nos demuestra que las acciones humanas ya están determinadas, en este mito, el destino es decidido por un dios, Apolo, mediante su oráculo. Pero cabe preguntar, acaso cuando Edipo busca huir de su mala fortuna, no existe en este momento libertad de elección, más allá de lo profetizado de antemano por el dios. Determinismo religioso y libre albedrío El determinismo sostiene, que todos los acontecimientos incluyendo el pensamiento y las acciones humanas están causalmente determinadas por la cadena de causa-consecuencia, por tanto, todo es hecho con una intención, que el ser humano es incapaz de comprender en su totalidad, es decir, lo que realizamos ya está decidido antes de que nosotros tomemos la decisión, pero no tenemos la capacidad para notarlo. A nivel religioso, el determinismo viene encarnado en dios o los dioses, ya que, las acciones humanas están preestablecidas a la voluntad de los dioses y no de los hombres. Como en el caso de Edipo, que su destino fue profetizado por un dios, Apolo, quien le mostro a su padre Layo el destino fatal que le esperaba a su familia y a Tebas si ese niño vivía. “La religión es la forma que adopta la vida del hombre cuando cree en la realidad de seres o poderes superiores capaces de influir en las condiciones de su existencia”4, por tanto, el ser humano siente que los hechos que realiza están impuesto desde fuera de sí y no parte de su interior, es decir, no tiene la conciencia de saberse completamente libre sino supeditado a una divinidad. Por tanto, el determinismo religioso, sostiene la ausencia del libre albedrío, los protestantes calvinistas, se adhieren a esta postura, afirmando que el ser humano está

4

OLTRAMARE citado por MARTIN, Ángel. Estudio y comprensión del hombre. Editorial Vadell. Caracas, Venezuela. 2011. p, 87.

predestinado a los designios de Dios. En otras religiones, a pesar inclusive de negar esto, como los luteranos, quienes sostienen que la omnipotencia de Dios permite hacer al hombre libre a pesar de que la divinidad sabe lo que van a realizar, carece de sentido, porque sigue existiendo el mismo determinismo en las acciones humanas. En el caso del libre albedrío, es todo lo contrario, aquí se afirma que el hombre tiene la voluntad y el poder de tomar sus propias decisiones, sin el consentimiento de ningún dios, o mejor dicho, la libertad del ser humano de elegir lo que considera correcto e incorrecto. La cuestión del libre albedrío sostiene lo siguiente: el hombre tiene conciencia de hacerse responsable de sus propias acciones y que estás no vienen predeterminadas por un factor exterior (de carácter trascendente), más allá de las circunstancias que le son propuestas por su propia existencia, es decir, por los límites de su mundo. En el caso de Edipo, sus destino sin duda alguna, ya esta, predeterminado por un ente externo a su existencia, por tanto, podemos decir que las acciones tomadas por el carecen de total libertad de decisión; ahora, cuando el busca huir de su propio destino expresa un libre albedrío o por lo menos demuestra la necesidad del individuo de buscar sentirse libre de elegir. El problema religioso en Edipo Rey Edipo Rey, comienza con la peste que azota a la población de Tebas, desgracia que amenaza con acabar a los habitantes de esta ciudad, los sacerdotes y demás ciudadanos se dirigen a los templos a invocar la piedad de los dioses, como lo afirma el propio sacerdote de Júpiter5 a Edipo: ¡Oh poderoso Edipo, rey de mi patria!, ya ves que somos de muy diferente edad cuando nos hallamos aquí al pie de tus altares… Yo, el sacerdote de Júpiter, y estos, que son los más escogidos entre la juventud. El resto del pueblo con los ramos de suplicantes en las manos, están 6

en la plaza pública, prosternados ante los templos de Minerva y sobre las fatídicas cenizas de Imeno. La ciudad, como tú mismo ves, conmovida tan violentamente por la desgracia, no puede 5

Júpiter es la versión latina del Zeus griego. Debido a una particularidad de la traducción se coloca el nombre en latín y no en griego. 6 Minerva es la versión latina de Atenea.

levantar la cabeza del fondo del sangriento torbellino que la revuelve… ¡Oh poderosísimo Edipo!, vueltos a ti nuestros ojos, te suplicamos todos que busques remedio a nuestra desgracia, ya sea que hayas oído la voz de algún dios, ya que te hayas aconsejado de un mortal.7

El propio sacerdote de Júpiter suplica a Edipo que salve a su ciudad, al ser esta la máxima autoridad de la misma y por tanto, quien puede tener la capacidad de cumplir con las exigencias de algún dios, como el propio Edipo lo hace saber a continuación: Cada uno de vosotros sigue su propio dolor y no del otro; pero mi corazón sufre por mí, por vosotros y por la ciudad: y de tal modo, que no me habéis encontrado entregado al sueño, sino sabed que ya he derramado muchas lagrimas y meditado sobre todos los remedios sugeridos por mis desvelos. Y el único que encontré después de largas meditaciones, al punto lo puse en ejecución, pues a mi cuñado Creonte, el hijo de Meneceo, lo envié al templo de Delfos para que se informe de los votos o sacrificios que debamos hacer para salvar la ciudad.8

Edipo encuentra en buscar el auxilio de un dios la respuesta para vencer a la peste que está acabando con su población, porque ciertamente se busca apaliar la ira de la divinidad, al llegar Creonte con la noticia lo confirma, informa que el oráculo le ha hecho saber que para salvar a la ciudad es necesario deshacerse de aquel que la llena de impureza, que es el propio rey Edipo, aunque hasta ese momento no sabe que ya ha cumplido su fatal destino. Posteriormente es llamado Tiresias, que es el sabio o adivino del lugar, para que exponga cual es el asesino de Layo, quien ha marchitado a Tebas, y que por tanto es necesario deshacerse de él para devolver la tranquilidad a la ciudad. Edipo recurre a Tiresias porque este es una especie de sabio religioso, capaz de entender aquello que el oráculo profetiza. ¡Oh Tiresias!, que comprende en tu entendimiento lo cognoscible y lo inefable, y lo divino y lo humano. Aunque tu ceguera no te deja ver, bien sabes en qué ruina yace la ciudad; y no hallé otro, sino tú, que pueda socorrerla y salvarla, ¡oh excelso! Pues Febo, si no lo sabes ya por los mensajeros, contestó a la consulta que le hice, que el único remedio a esta desgracia esta al descubrir a los asesinos de Layo y castigarlos con la muerte o el destierro. No desdeñes, pues,

7 8

SÓFOCLES. Tragedias de Sófocles. 20ma edición. Editorial Edaf. Madrid, España. 2008. p, 151-152. Ibid. p, 153

ninguno de los medios de la adivinación, ya te valgas del vuelo de las aves, ya de cualquier otro recurso, y procura tu salvación y la de la ciudad.9

Tiresias se niega a cumplir lo que le pide Edipo, porque ya el sabe el negro destino del protagonista, lo cual produce la furia de este, que al verse impotente amenaza con castigar al adivino como a todo aquel que se niegue a resolver el asesinato del anterior rey y por el cual la ciudad está siendo devastada por la peste, a lo cual el adivino Tiresias responde que haga cumplir lo que promete, afirmando que la razón por la cual la ciudad sufre es porque Edipo es quien mancilla la ciudad, es decir, es el responsable de sus males. Edipo entiende que son calumnias de Tiresias e inclusive llega a sostener que este se ha aliado con Creonte para desacreditarlo delante de sus conciudadanos, a lo cual el sabio adivino responde: “no está decretado por el hado que sea yo la causa de tu caída, pues suficiente es Apolo, a cuyo cuidado esta el cumplimiento de todo esto”10 De aquí en adelante, poco a poco Edipo, se va dando cuenta que ciertamente al huir de lo que estaba preestablecido en su vida, como lo era su fatal destino de asesinar a su padre para luego casar con su madre, no lo ha evitado. El protagonista de la tragedia, se siente juguete del destino, ya que, a pesar de todo lo que hizo para eludir el oráculo, no fue suficiente para poder huir de su fatalidad. Al saberse por posteriores acontecimientos que no era hijo de los reyes de Corinto, en cambio, era hijo del hombre al cual había asesinado, el anterior rey de Tebas, Layo, y que ha casado con su madre Yocasta, saberse hermano y padre de sus cuatro hijos, Edipo se ciega, ya que, no puede ver tanta ignominia (vergüenza) que lleva encima, y va a aceptar lo que Creonte decida hacer con su vida, el peor mal que puede existir para un ciudadano libre, el destierro. Apolo es el culpable, Apolo amigos míos; él es el autor de mis males y crueles sufrimientos. Pero nadie me hirió, sino yo mismo en mi desgracia. ¿Para qué me servía la vista, si nada podía mirar que me fuese grato ver?... ¿Qué cosa en verdad, puedo yo mirar ni amar? ¿A quién puedo yo dirigir la palabra o escuchar con placer, amigos? Echadme de esta tierra lo más pronto posible, 9

Ibid. p, 161 Ibid. p, 165

10

desterrad, amigos, a la mayor calamidad, al hombre maldito y más aborrecido que ningún otro de los dioses. 11

Edipo al causarse la ceguera por su propia voluntad, al decidir estoicamente ser desterrado de su querida Tebas, muestra una necesidad de sentirse en la libertad de tomar decisiones opuestas a las de su fatal destino, ya Apolo ha hecho cumplir la fatal profecía que le presagiaba a Layo, pero Edipo no se dejo dominar por el dios, prefirió el sufrimiento de quitarse la vista y desterrarse a tierra extranjera antes de seguir viendo la desgracia que le embargaba a él y a los suyos. Creonte pasa a ser aquel, que compadeciéndose del destino de Edipo, le dice que respete a los dioses así ya no tenga ningún aprecio por la raza humana, porque todavía, é l ve en las ofensas a las divinidades y por ende a la religión, una muestra para el sufrimiento del individuo, que ve como su existencia está atada al destino escogido por los dioses. Conclusiones A pesar de que Edipo termina por no poder huir de la fatalidad que le profetizo el oráculo de Delfos a su padre, antes de nacer, y aunque pareciera que el hombre está atado al destino impuesto desde afuera y no de aquel que el mismo tiene la capacidad de forjarse. Existe en Edipo Rey, la necesidad de sentirse libres de elegir por parte del ser humano, de expresar ese libre albedrío mediante diferentes acciones, donde el propio individuo las considera más justas a las impuestas desde la religión. Pero cuáles son esas acciones que demuestran la necesidad de sentirse libre en Edipo? para nosotros, se encuentran expresadas en dos momentos de la obra, cuando decide huir de Corinto para no hacer realidad su destino, y también al dejarse ciego y darle la espalda de cierta manera a los dioses, es una muestra de esa necesidad de sentir que por un instante la existencia es del hombre y no viene predestinada por ningún dios, como afirma la religión.

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Ibid. p, 206

Sófocles termina mostrando en Edipo, una crítica a la religión en cuanto al problema de las acciones humanas, sin embargo, por ser un fiel creyente de las costumbres religiosas griegas, no pudo plasmar al igual que Eurípides, la reflexión en contra de aquellos dioses que parecían ser mucho más injusto que los propios hombres de carne y hueso. Por eso termina el primero, en palabras del coro, reflexionando no en contra de los preceptos religiosos, sino más bien dejando una enseñanza de vida a todo aquel que se considere feliz: ¡Oh habitantes de Tebas, mi patria! ¡Considera aquel Edipo que adivinó los famosos enigmas y fue el hombre más poderoso, a quien no había ciudadano que no envidiara al verle en la dicha, en que borrasca de terribles desgracias está envuelto! Así que, siendo mortal, debes pensar con la consideración puesta siempre en el último día, y no juzgar feliz a nadie antes que llegue el término de su vida sin haber sufrido alguna desgracia.12

Nos muestra Sófocles en este ultimo extracto de su Edipo Rey, que la voluntad de los dioses está por encima de la humana, porque el individuo a través del sufrimiento encuentra toda su verdad y se libera de las culpas que lo atormentan, es decir, como Edipo al cegarse los ojos, se reconoce libre. Por tanto la crueldad de los dioses, queda justificada en Sófocles, a diferencia de Eurípides quien en su Ifigenia en Aúlide, Hipólito, Hércules Furioso y otras de sus obras, demuestra lo contrario. Referencias Bibliográficas -

GÓMEZ, Joaquín (coordinador). Historia Antigua (Grecia y Roma). 1ra edición. Editorial Ariel S.A. Barcelona, España. 2003.

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MARTIN, Ángel. Estudio y comprensión del hombre. Editorial Vadell. Caracas, Venezuela. 2011.

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MONTANELLI, Indro. Historia de los griegos. 3ra edición. Editorial De Bolsillo. Barcelona, España. 2004.

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SÓFOCLES. Tragedias de Sófocles. 20ma edición. Editorial Edaf. Madrid, España. 2008.

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Ibid. p, 213.