Economia Del Amor Projimo

Fundamentos para una economía del amor al prójimo: eficiencia en la asignación de recursos y felicidad sin que sea neces

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Fundamentos para una economía del amor al prójimo: eficiencia en la asignación de recursos y felicidad sin que sea necesario la competencia perfecta.

Integrantes: David Méndez. Consuelo Peters. Godofredo Rojas. Paola Riffo. Profesor: Dr. Félix Fuders. Asignatura: Microeconomía I.

Introducción

La economía según Aristóteles es la ciencia que se ocupa de la manera en que se administran los recursos, con el fin de satisfacer las necesidades que tienen las personas. Una rama de las ciencias económicas es la microeconomía, lo cual analiza las decisiones de los individuos y de los diferentes agentes económicos desde el punto de vista individual. Esta rama estudia las unidades individuales de decisión tales como la empresa, el consumidor, el trabajador y el capital. Actualmente las economías más importantes están regidas por el modelo neoclásico, como se sabe, estas están fundamentadas en el egoísmo, donde solo buscan su propio beneficio económico y donde se encuentran destacados oligopolios Es por esto que hoy en día surge la necesidad de idear una economía justa y es entonces cuando surge la interrogante de si será posible un modelo de economía de la felicidad basado en amor al prójimo, sin competencia perfecta.

Competencia perfecta

La competencia perfecta es una representación idealizada y abstracta de los mercados donde la interacción de la oferta y la demanda determinan el precio, permitiendo la mayor eficiencia en la asignación de recursos. Por tanto podemos definir competencia perfecta como un mercado en el que existen muchos compradores y vendedores, de forma que ningún comprador o vendedor individual ejerce influencia decisiva sobre el precio. (Llinares Millán y otros, p.67). En un mercado perfectamente competitivo todos los participantes del mercado, tanto consumidores como productores, son precio-aceptantes. Es decir, ni las decisiones de consumo de los consumidores individuales ni las decisiones de producción de los oferentes afectan al precio de mercado del bien. Hay condiciones que deben existir para que haya competencia perfecta, estas son: 

Atomicidad del mercado: el número de compradores y de vendedores es muy amplio, con lo cual la oferta o la demanda de cada agente no tiene importancia respecto a la oferta o demanda total.



Homogeneidad del producto: supone que no existen diferencias entre el producto que vende un oferente y el que venden los demás. El producto de cada empresa es un sustitutivo perfecto del que venden las demás empresas del sector.



Información perfecta: tenemos toda la información necesaria. El consumidor conoce todas las fallas del producto y el vendedor todas las preferencias del consumidor.



Libre entrada y salida de oferentes y demandantes: Libre entrada al Mercado de oferentes y demandantes, no existiendo impedimentos legales o de hecho para hacerlo. (Eco-Finanzas, no date).



Total movilidad de los factores productivos: Capacidad de los Factores Productivos para trasladarse de un Mercado a otro (Eco-Finanzas, no date).

Como bien se mencionó la microeconomía busca la mayor eficiencia en la asignación de recursos y esto quiere decir que dado que los recursos económicos disponibles en cualquier sociedad son escasos en relación a las múltiples necesidades que se debe satisfacer con ellos, es necesario determinar en qué cantidades y a qué usos se van a destinar los distintos Factores Productivos.

Los mercados competitivos

tienen como característica que son eficientes en la asignación de los recursos, esto quiere decir que explotan totalmente las posibilidades de obtener ganancias mutuas por medio del intercambio. A corto

plazo en un mercado competitivo los consumidores dan dinero a las empresas, las cuales lo usan para comprar factores variables para generar la producción que va destinada a los consumidores. En la imagen se muestra que el precio $10 es el que se necesita para producir una unidad más del bien “X” y a la vez es el que los consumidores están dispuestos a pagar por el producto, es decir consumidores compran ese bien en la misma proporción que costó producirlo, ni productores ganan más que consumidores, ni consumidores más que productores. Dados los casos que se han escuchado en el último tiempo sobre nuevos casos de colusión y corrupción por parte de las empresas, que promueven un acuerdo destinado a fijar por medio de sus proveedores, un precio de venta igual o superior a su precio de mercado donde los afectados son los consumidores, Chile está lejos de presentar un mercado basado en competencia perfecta y de una eficiente asignación de recursos. Dicho esto las empresas se ponen en la situación en la que compiten deslealmente con el fin de recaudar mayores ingresos (lucro), para así poder convertirse en entidades pioneras del comercio. Cuando una empresa puede influir directamente el precio y la cantidad de mercado, sumando a esto que es abastecido por un único vendedor de un producto estamos hablando de monopolio, esto es lo opuesto al mercado total. Una entidad al estar funcionando como un monopolio está teniendo un comportamiento egoísta, pasando por alto la caridad o también conocida como la economía del amor al prójimo.

Amor al prójimo El origen de la palabra prójimo en hebreo es “es rea’ ” lo cual se traduce literalmente “algo que está enfrente”; esto quiere decir que prójimo son todas las personas que están a nuestro alrededor, ya sea en el trabajo, vecinos, cualquier lugar que se frecuente, sin importar raza, nacionalidad o estado socioeconómico. El amor al prójimo proviene del amor de Dios, no puede haber amor verdadero hacia Dios sin el prójimo, en la hora de la verdad la religión se hace realidad cuando alguien dice que ama a Dios y a su prójimo. Por amor nos creó, por el amor de Dos se hizo el hombre, para hacernos a nosotros hijos de Dios, ha querido ser el primogénito de una multitud a quienes hace partícipe de su naturaleza y con quienes quiere compartir su propia vida, de aquí se desprende el primer mandamiento: Mateo 22:37-40 “Amarás al Señor Tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con todas tus fuerzas” y por consiguiente; Mateo 22:37-40 “Amaras a tu prójimo como a ti mismo”. Aquel que diga “amo a Dios” y repugna a su hermano, es un mentiroso, ya que el que no ama a su hermano, no puede amar a dios. (I Juan 2: 9-11, 4: 20-21). “¿Quién es tu prójimo?, es todo aquel que está alrededor de ti. No importa su condición social, si es pobre o rico, siempre hay una persona que necesita ser amado”.

Relación entre amor al prójimo y competencia perfecta La competencia perfecta es una representación abstracta del mercado en donde la interacción de la oferta y la demanda determina el precio, y así por consiguiente permite obtener la mayor eficiencia en la asignación de recursos, a su vez como las empresas no tienen poder frente al precio de los productos evita la formación de monopolios. El amar el prójimo, no es solo un sentimiento, si no que se trata más bien de una acción, según platón “Buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro”, es tratar de buscar el sentido de la vida, es participar por y para el bien común, si cada persona actuara pensando en el prójimo no sería necesaria la competencia perfecta, y al no necesitar competencia las personas serían más felices. El porqué de esto es que si se dejara de lado el concepto de competencia y se comenzara a usar el concepto de “haz lo tuyo”, cambiaría el concepto de “homo economicus”, si cada persona se dedicara a la labor en específico donde es bueno, además de ayudar a la comunidad esa persona seria feliz con la labor que hace y esa felicidad va más allá de una felicidad superficial. Si se implementara este concepto cualquier modelo económico funcionaria, pero para eso primero hay que cambiar la mentalidad egoísta que las entidades actualmente tienen. La competencia perfecta además de evitar la influencia de empresas sobre el mercado, viene siendo un regulador del egoísmo, es decir que al tener eficiencia en la asignación de recursos busca incentivar el amor al prójimo ya que cada persona gana con respecto al esfuerzo que ejerce. “Wenn wir nicht egoistisch wären, und alle die Nächstenliebe praktizieren würden, bräuchten wir keine Wettbewerbsgesetze und vielleicht noch nicht einmal eine Geldreform”(Fuders, 2017).

El concepto “felicidad” en la economía y la Economía de la felicidad. ¿Qué es la felicidad? Antes de comenzar con el estudio de como la felicidad esta enlazada con la economía, se debe tener claro que significa el concepto felicidad. Esta palabra según la Real Academia Española proviene del latín felicĭtas, -ātis y se define como “Estado de grata satisfacción espiritual y física”. Otra definición de felicidad viene dada en el libro de Aristóteles “Ética a Nicómaco”, donde infiere que la felicidad es lo que todos los hombres quieren, pero esta no se encuentra donde la mayoría suele buscarla. “La felicidad no radica en la riqueza ni en los honores ni en el éxito”. La felicidad está en la vida virtuosa. La respuesta a la pregunta de ¿Cuál es nuestra función en este mundo? Nos dan la clave de la virtud, en consecuencia, de la felicidad. Al cultivar las virtudes más elevadas se conseguirá ser feliz. Se necesita también cultivar la prudencia del carácter y tener un buen “daimon” (buen destino o buena suerte). Pues bien, ahora, tomando en cuenta lo anteriormente definido y teniendo claro que el motor de toda economía actualmente es el incrementar el Producto Interno Bruto como prioridad, se cree que, en este escenario particular, lo que más nos satisface es el poder abastecernos con bienes y/o servicios que el mercado nos ofrece, asumiendo que cubrimos necesidades que nos causan un estado transitorio de satisfacción, por ende, al estar insertos en un mercado donde el medio de cambio es el dinero, asumen las economía, que este nos produce la felicidad. Sin embargo, esto no es así, claro está que este recurso, puede ser el medio por el cual se puede lograr la felicidad, pero en ningún caso este será el fin. Claros ejemplos son la utilidad de este para poder satisfacer necesidades fundamentales como la alimentación y la vivienda, pero comienza a ser devastador cuando se utiliza para adquirir y acumular riquezas ilimitadas (crematística), generando paralelamente grandes problemas y desigualdades sociales.

Economía de la felicidad

Si bien, el concepto de economía clásica está inmerso en los pensamientos de cada integrante de la sociedad, según Manfred Max-Neef “la economía es una gigantesca ficción producto de los economistas del modelo dominante, que es el neoliberal, y no se interesa en absoluto en el bienestar de las personas sino en el crecimiento, en la acumulación, en la competencia, en la codicia”. Es por ello que hace no mucho tiempo atrás nació el postulado de ‘La Economía de la Felicidad’. Sin embargo, aun hoy en día es un tópico desconocido y un tanto confuso para las personas, ya que su finalidad o principios no están totalmente integrados en la sociedad actual. Es posible entender la economía de la felicidad, como una reinvención de la economía clásica, donde se deja atrás el producir sólo para consumir y generar riquezas, sino para que prevalezca el “crear” para ser feliz. Es a la vez, el crear un propósito superior, para construir distintas economías, guiadas por el conocimiento y la creatividad, que requiere de un seguimiento de instrucciones necesarias para poder aprovechar las oportunidades y herramientas que entrega la tecnología y sus avances, para acabar con las brechas salariales, la pobreza y la escasez entre otros. Todo comenzó el año 1974, cuando el economista Richard Easterlin publicó el artículo: “Does Economic Growth Improve the Human Lot? Some Empirical Evidence”, en el cual cuestionó la riqueza como motivo fundamental y primordial del bienestar y donde postuló la llamada Paradoja de Easterlin, la cual explica la diferencia de la relación entre la felicidad y los ingresos en el plano interno y a nivel de todos los países Esta paradoja, nace del estudio de distintas variables que se le aplicaron a diferentes países, tales como: el índice de felicidad, el producto interno bruto y el nivel de cubrimiento de las necesidades básicas de cada país y de las familias de aquellos. Al realizar el estudio, Easterlin afirmó una realidad ya conocida: los países con mayores niveles de ingresos, no son los más felices y los países con menores niveles de ingresos no son los menos felices. Sin embargo, esta realidad es cierta si vemos el estudio de manera global en los países, si se interioriza en la realidad y el comportamiento de la sociedad de cada país, el resultado del estudio es diferente. Se genera una contradicción, ya que en un mismo territorio, las personas que obtienen mayores ingresos y sus salarios son elevados, poseen un mayor índice de felicidad, en comparación a las personas que reciben menores ingresos económicos. Richard, explica este último fenómeno con una metáfora que antiguamente realizó Karl Marx, la cual planteaba lo siguiente: una persona tiene una casa con la cual siente que todas sus necesidades están satisfechas, pero si alguien construye al lado de esa casa, un castillo, comenzará a percibir su casa como si fuese una choza. En base a esto, el autor realizó dos conclusiones, la primera es que sí existe una tendencia a que las personas con mayores ingresos sí sean más felices. La segunda, es que las personas perciben sus ingresos como altos o bajos, dependiendo de los ingresos de las demás personas que los rodean, esto demuestra y marca un punto muy importante de contemplar: la percepción del bienestar propio está condicionada directamente por la constante acción de comparar lo que hacemos con lo que hacen quienes están a nuestro alrededor.

Es por todo esto, que es posible decir, que el contexto es un gran determinante para que el nivel de ingresos proporcione o no, la felicidad. Además, este postulado ha mostrado que hay necesidades no materiales que son tan importantes como los materiales, lo cual se relaciona directamente con la forma en cómo se satisfacen las necesidades humanas fundamentales, las cuales “son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia a través del tiempo y de las culturas es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades’ (Max Neef et al., Desarrollo a Escala Humana. 1993). A principios de los años 90 Manfred Max Neef postuló que el desarrollo había que explicarlo a escala humana, donde postulaba que las necesidades humanas tienden a ser infinitas; que cambian constantemente, que varían de una cultura a otra y que son diferentes en cada período histórico. Volviendo a tomar en cuenta la definición de felicidad como un estado de grata satisfacción espiritual y física, es cuando el postulado de las necesidades humanas fundamentales y la Paradoja de Easterlin cobran sentido. Pues sabemos que las necesidades humanas fundamentales se dividen en dos categorías, existenciales (ser, tener, hacer y estar) y axiológicas (Subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad). Teniendo en cuenta esto sabemos que los seres humanos necesitamos constantemente relaciones interpersonales, principalmente con la familia y amigos, estas relaciones de competencias, nos hacen sentir útiles y serviciales como personas, nos dan un valor de vida, nos hacen felices. Si buscamos relación a esto con lo mencionado anteriormente, sabemos que ‘Las necesidades humanas fundamentales son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos. Lo que cambia a través del tiempo y de las culturas es la manera o los medios utilizados para la satisfacción de las necesidades’ (Max Neef et al., Desarrollo a Escala Humana. 1993). A modo de ejemplificar lo anteriormente dicho existen al menos Chile dos empresas que no buscan lucrar con sus actividades. Una de ella es “Latte” el cual nace como un concepto en 2003 por Pedro Traverso, quien buscaba maneras de compatibilizar su conocimiento del mundo empresarial, con su inquietud por el mundo social. “Latte” tiene como visión promover una economía de mercado más equitativa, transformando el consumo de productos masivos en un acto solidario. Esto lo logra poniendo a disposición del consumidor productos de la misma calidad y precio que otros presentes en el mercado pero que tengan la posibilidad de ofrecer un aporte social concreto entregando todas las utilidades generadas a organizaciones dedicadas a asistir, proteger y resguardar a las personas más vulnerables de nuestro país. Co-bank

Cozze: El cual es una startup con sede en Atlanta, que dona todas sus ganancias después que salarios y costos son cubiertos. La empresa vende granos de café de origen ético y esta alineando su producto con varias causas. “Marcar una diferencia es el corazón y el alma de Cozzee. Es por eso que damos el 100 por ciento de nuestros beneficios para luchar contra 7 de las causas más urgentes que afectan nuestro mundo de hoy. Nos asociamos con 7 organizaciones sin fines de lucro, una para cada área de la causa, cada 7 semanas y recaudamos fondos para un proyecto específico en cada organización” Los consumidores pueden elegir una de las causas para apoyar su compra: Agua y pozos, alimentos y cultivos, camisas y zapatos, refugio y estabilidad, rescate y restauración, justicia y jurado, salud o cura.

Conclusión Para concluir lo anteriormente expuesto en el informe, podemos decir que es posible el amor al prójimo y la felicidad sin la necesidad que exista competencia perfecta. Primero pensamos que la competencia perfecta es un regulador para que pueda existir el amor al prójimo, ya que, si cada persona actuara y buscara su sentido de vida en el amor al prójimo, no sería necesaria la existencia de la competencia perfecta. Encontrando y aplicando los dones con los demás, así las personas serian felices con lo que mejor desarrollamos y a la vez, nosotros sentiríamos felicidad y alegría al hacerlo, ósea en otras palabras, hacer lo que te gusta y ayudo al bien común, sin necesidad de competencia y de la satisfacción de una felicidad superficial basada en ganar a costa de todo. Además, concluimos que, basándonos en el desarrollo a escala humana de Monfred Max-Neef, no sería necesaria la competencia perfecta para lograr una economía de la felicidad fundamentada en el amor al prójimo, ya que, si nuestro fin fuera la satisfacción de las necesidades axiológicas, no necesitaríamos de reguladores como la competencia perfecta que nos obliga a ser menos egoístas y avarientos, dejando de ser un homo economicus y desarrollándonos como homo sapiens. Sin embargo, actuamos frente a la sociedad como homo economicus, donde la principal actividad realizada es el consumismo en una economía obligada a crecer constantemente y presa del egoísmo e individualismo. Este último pensamiento expresado anteriormente, lo podemos desprender de la paradoja de Easterlin, la cual nos deja como reflexión, que es posible entender que el malestar, la poca empatía y la falta de amor hacia quienes nos rodean, son posiblemente insinuadas o provocadas por las grandes brechas salariales, la falta de equidad y la desigualdad, ya que bajo estas situaciones, estar posicionado respecto a los ingresos salariales por encima o por debajo de los demás, puede generar sentimientos de mayor o menor satisfacción, sentimientos de frustración, tristeza, superioridad, o plenitud, entre otras. Todo esto, viéndolo desde una perspectiva del nivel de los ingresos en función de los ingresos de las otras personas, no desde el punto de la satisfacción de las necesidades, ya que puede ser que los ingresos de una persona le permitan vivir de buena manera y satisfaciendo todas sus necesidades, pero si esa persona ve que existe otra persona que vive mucho mejor que ella, sentirá que lo que ella gana no es suficiente para vivir de buena manera; y eso es lo que probablemente debe de ocurrir en los países más ricos, por más que las necesidades de quienes viven están resueltas, el gran poder económico que tienen las personas de elite, generan un sentimiento de desconformidad entre las demás. Pero por el contrario, los países más pobres en los que sus habitantes poseen niveles muy bajos de ingresos, pero con un índice de felicidad medio o no necesariamente bajo, tienden a vivir más felices y más en comunidad, ya que no tienen grandes niveles de comparación con sus pares y las necesidades son saciadas de la misma manera en la mayoría de los habitantes.

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