Dunn

En el 1959, Herbert L. Dunn describió a la salud de la siguiente manera:  Alto nivel de bienestar.  Tres dimensione

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En el 1959, Herbert L. Dunn describió a la salud de la siguiente manera: 

Alto nivel de bienestar.



Tres dimensiones: Orgánica o Física, Psicológica y Social: El ser humano ocupa una máxima posición en las tres dimensiones para gozar de buena salud o tener alto grado de bienestar, lo cual dependerá en gran medida del ambiente que lo rodea.



Buena salud: Estado pasivo de adaptabilidad al ambiente de uno.



Bienestar: Un crecimiento dinámico hacia el logro del potencial de uno.

Halbert Dunn fue uno de los primeros abogados para las definiciones de salud enfatizando a la actualización. Dunn inventó al término bienestar de alto-nivel, el cual él describe como el funcionamiento humano integrado que está orientado hacía maximización de la potencial de la cual el individuo es capaz. Esto requiere que los individuos mantengan un balance y dirección con meta dentro del medioambiente donde funcionan. Aunque la definición presentada por Dunn identifica al balance como una dimensión de salud, el énfasis mayor está en la realización del potencial humano por medio de una actividad con propósito. Dunn declaró que el bienestar de alto-nivel, o salud óptima, está compuesto de tres componentes: (1) progreso en una dirección hacía adelante y arriba hacia una potencial más alta de funcionamiento, (2) un reto abierto y en expansión para vivir dentro de una potencial más plena, y (3) integración o maduración progresiva del individuo a niveles más y más altos a lo largo del ciclo de vida. Individuos que están bien funciona a un nivel alto dentro de un ambiente constantemente cambiando. Los individuos necesitan libertad para lograr un estado personal único por medio de la expresión creativa y por lo tanto lograr un alto nivel de bienestar. Dunn propone que el bienestar de alto-nivel puede emerger únicamente dentro de un medioambiente favorable. La salud, según Dunn, no es simplemente un “estado pasivo de estar libre de enfermedad en el cual el individuo esta en paz con su medioambiente,” es un proceso emergente característico de todo el ciclo de vida.

Deater-Dcckard y Dunn (1999) hicieron una investigación longitudinal de gran escala en una región británica (Avon) donde los aspectos de bienestar o malestar. Ausencia o presencia de disfunciones de 6.000 niños fueron medidos hasta que ellos tuvieron 4 años y fueron relacionados con la evolución dc la familia. Los investigadores diferenciaron tres grupos de factores de riesgo que correlacionaron con el funcionamiento psicosocial de los niños: circunstancias socio- demográficas (status socioeconómico, calidad del barrio, etnia). riesgos en cuanto a la educación (por ejemplo, sentimientos negativos dc la madre frente al niño. estrés dc los padres. Inclinación al castigo físico), factores del mismo niño (sexo. temperamento, enfermedades). Partieron del modelo acumulativo de riesgo y quisieron examinar entre otros factores si el contexto familiar (parejas no separadas, familias monoparentales dirigidas por la madre, familias reconstituidas a cargo del padre y familias reconstituidas a cargo de la madre) juega un rol en el efecto de la acumulación de riesgos. En general encontraron la confirmación para el hecho de que son las prácticas y las circunstancias educativas problemáticas las que funcionan como fuertes predictores de problemas en los niños. La cantidad de factores de riesgo (la acumulación de riesgos) fue menos importante que la naturaleza de estos factores. El patrón de correlaciones entre la presencia de factores de riesgo y los problemas en los niños no difirió casi nada entre las diferentes formas de familia. Esto hace suponer que la presencia de los mismos factores de riesgo lleva consigo más o menos los mismos procesos de nesgo en las diferentes formas familiares. Los autores señalan que ellos esperan que el Impacto que producen las diferentes formas familiares se hará más patente a medida que los niños crezcan. En la Investigación norteamericana realizada por Avenevoll. Sessa y Steinberg (1999) se estudió la relación entre la forma familiar, las prácticas educativas y cl bienestar de los adolescentes. En lo que concierne a la forma familiar, se diferenció solamente entre las familias intactas” y las monoparentales. Los Investigadores encontraron que las prácticas educativas en las familias con los dos padres presentaban una mejor calidad que las familias monoparentales: en las primeras la educación fue más autoritativa, menos autoritaria, menos permisiva y menos abandónala que en las segundas. Mientras que en las familias completas los dos padres pueden compartir la responsabilidad educativa, y reforzar mutuamente su compromiso educativo, en las familias

monoparentales los factores estresantes entorpecen la disponibilidad física y psicológica del padre respecto a la educación. Para cerrar este tema, podemos decir que la ruptura familiar y la posterior reconstitución tir la familia traen riesgos para el bienestar y desarrollo de los niños. Los riesgos parecen disminuir con adecua dos procesos familiares y educativos. Pero el estrés que las transiciones familiares traen aparejado puede constituir una verdadera hipoteca para la disponibilidad y las capacidades educativas de los padres. Por lo tanto, surgen acá los desafíos para apoyar a la familia en su tarea educativa.