Dubet. La Escuela de Las Oportunidades

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f,*d; PUNTO CÚTICO

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Colección coordinada por Enric Berenguer

I.A ESCUELA DE LAS OPORTUNIDADES ¿Qué es una escuela iusta?

Francois Dubet ,t

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Padres como los demds Homosexualidad Y Parentesco

JmN'Cr,luon MnNun El sahrto del ideal

La teoría de las clases y rle la cultura en el siglo

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Traducción de Margarita Polo

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La parailoia democrútica

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Israel-Palestina: testimonio de una lucha Por la Paz

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Pmr,r,rru PrcNmnp El gran secreto ile Iainilustrin farmacóutica

J.lcrGoooY Ellslam en EuroPa

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Esta obra se benefició del P.A.p. GARCÍA LORCA, programa de Publicación del Servicio de Cooperación y cle Acción cultural de la Embatada de Francia en España y del Ministerio de f'rancia en España y del Ministerio francés de Asuntos Exterio¡es.

INDICE

Título del originai en f,rancés: L'école d.es chances O Éctitions du Seuil et La République des klées, octubr e 2004

Traducción: Margarita Polo

Intr

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Tci.93 253 09 01

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Fax 93 253 09 0-5 Ccrreo eiectrónico: [email protected] com

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trSBN: 84-9784-086-0 Depósito legal: B. 26486-2006

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Diseño de colección: Sylvia Sans lmpreso por: Romanyá rr'ails V-erdaguer,

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08786 Capellades

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lmpreso en España Printed in Spain

Queda prohibida la reproclucción total o parcial por cualquier medio de imptesién. eu forma idéntica, extractada o moilificada, de esta versión casreliana de la obra.

71.

s escolares

72

77

Éco o

85

Para Lola y Nina

Advertencia de la traductora

El té",mino collége, que hemos traducido por ncolegi6r, designa el establecimiento educativo al que se asiste entre los 11 y los 15 años de edad, después de la escuela primaria y antes del liceo. Abarca los niveles sextc. qurnto, cuarto y tercero. Ei tórrniiro lycee. que hemos traducido por «liceo», designa el establecimiento educativo al qne se asiste entre los 15 y los 18 años de edad. Abarca los niveies segundo, primero y terminal. A su término, lcs estudianres ieben aprcbar el examen de bachillerato (hac) para ingresar en la universidad. Ei térrnino agrégaiion, que henros traducido por «agregaciónr, designa el examen de alto nivel que deben efectuar los docentes para ingresal corno snplentes en el cuer¡ro de profesores universitarios.

INTRODUCCIÓN1

El propósito de este ensayo es definir 1o que podJLAssL.gILg§: cuela justa. No una escuela perfecta en una sociedad perfecta y diri§idá?'ifiifiliduos perfectos, sino una escuela lo más justa posible, o mejor aún, lo menos injusta posible. La modestia de la expresión es proporcional a la dificultad y a la gravedad del programa. Por un lado, implica cuestionar Ia legitimidad de la escuela en nuestra democracia mientras que, por otro lado, repensar la justicia de la escuela significa partir en búsqueda de nuevas articulaciones entre principios y realidades. Sería más cómodo, por cierto, encerrarse en el universo de las ideas y de las controversias teóricas. É,sta es una de las tentaciones recurrentes del debate francés sobre Ia escuela; debate en el que, en nombre de algunos principios erigidos en actos de fe, hay quienes deciden que la realidad está «equiyocada, porque se atreve a ofrecerles resistencia. Así, los integristas de la meritocracia republicana no se preocupan por saber cuántas víctimas causarán en la realidad sus decretos: desde hace tiempo, han abandonado la descripción de los hechos; en su ciudad celeste, la escuela será un asunto exclusivo del filósofo y del moralista. Otros, en cambio, quieren cambiar-

lo todo, sabiendo que

ese radicalismo conduce, en

la práctica, a

oponerse a las reformas más pequeñas: dan un aspecto revolucionario a estrategias de statu quo. La realidad no excusa naday, ante todo, no puede erigirse como doctrina. Ciertamente, la merito cracía y la ígtaldad de oportunidades tienen espacio en una escuela justa. Pero los actores de ese debate son responsables de las diferencias entre los principios y las prácticas, errtri 1"r consignas y los hechos. Ésa debería ser la res-

1. Un agradecimiento especial a Marie Duru-Bellat: este ensayo debe mucho a sus reflexiones, su ciencia, su trabajo compartido y su amistad.

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INTRODUCCION

ESCUELA DE LAS OPORTUNIDADES

ponsabilidad intelectual de todos los que abogan por una escuela justa. Este asunto no es monopolio ni del filósofo ni del sociólogo: es propiamente político. Así pues, debemos interrogarnos sobre el modelo de justicia -mismo y sobre algunas de sus aporías a prueba de realidades. Desde este punto de vista, sostengo que la igualdad de oportunidades puede ser de una gran crueldad para los perdedores de una competencia escolar encargada de distinguir a los individuos según su nar a los más

--más

los"vetrcidos.

químicamente puro no preserva necesariamente a los vencidos de la humillación de la derrota y del sentimiento de mediocridad. La meritocracia puede resultar del todo intolerable cuando asocia el orgullo de los ganadores con el desprecio hacia los perdedores. El abandono y la violencia a los que se libra a un buen número de alumnos muestran, hoy en día, que esa situación no es ficticia.

/

15

to: ningún sistema escolar jamás ha logrado preservarse del todo de las desigualdades sociales. En Francia, los esfuerzos desplegados desde hace más de 50 años para instaurar un acceso equitativo a la

educación están lejos de haber generado una igualdad de oportunidades real; el acceso a los estudios de larga duración se ha ampliado, las niñas tienen mayores oportunidades, pero las diferencias de éxito entre categorías sociales siguen siendo casi tan marcadas como en la época en la que el acceso a la educación era rigurosamente desigual y en la que la selección se hacía antes de la escuela. Con decepción, observamos, incluso en nuestra época, un clima de desencanto y de amargura, así como ciertos deseos mal disimulados de romper con una igualdad de oportunidades que podría apar€cer como una peligrosa ilusión. Así pues, de manera recrurente, surgen voces que reclaman una selección precoz desde los primeros años del colegio. En contra de esas tentaciones, este libro no cuestiona el principio de la igualdad de oportunidades, sino que propone reflexionar sobre los medios de acercarse a ella de otra manera. En este sentido, el libro se organiza en torno a tres añadidos a la figura capital

meritocrática. ,{-i 1. En primer lugar, se trata de lograr que el arbitraie escolar sea más equitativo que en la actualidad. Pues, si no se ha logrado la igualdad de oportunidades, no es sólo porque la sociedad es de la igualdad

dadqs de fortuna y de nacimiento determinen directamente sus posibilidades de éxito y de acceso a calificaciones escolares relatirvalrlerJe poco frecuentes. Se supone que, alieratqtizar a los alum-

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mocráticas, es decir, en las sociedades que consideran que todos los individuos son libres e iguales en principio, pero que aceptan también que esos individuos estén distribuidos en posiciones sociales desiguales. En otras palabras, la igualdad de oportunidades er la única manera de producir desigualdades justas cuando se considera que los individuos son fundamentalmente iguales y sólo el mérito puede justificar las diferencias de ingresos, de prestigio, de poder, etc., que producirán las diferencias de desempeños escolares.

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Di.ho esto, el modelo de la igualdad

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de oportunidades conlle-

en primer lugar, dificultades «empíva dificultades considerables ricasr. Este modelo nunca ha sido totalmente realizado,lejos de es-

desigual, sino también porque el juegó escolar es más favorable para los más favorecidos. D*e-[0adg.-g.uc-haX--qtre*.g-r,q-+.oygr lg igwalla equidad de óié¿idó§, óenes de-una verdadera competencia. Asimismo, habría que aumentar la informaci6ñ"dé 1o§.actorés f sus capacidades de circular y de movilizarse, rompiendo con algunas de las formas más triviales de la hipocresía escolar.,..Formas de las que son víctimas los más débiles porque no dominan los juegos sutiles de las jerarquías entre los establecimientos, las carreras, las finezas de las orientaciones, todas esas pequeñas diferencias que terminan provocando grahdes distancias. De manera general, una escuela más eficaz y menos opacl sería una escuela más justa, y tenemos mucho por hacer en ese sentido. 2. La equidad de un sistema escolar se itzga también por la manera en que tÍata alos más débiles. La igualdad social de oportwnidades nós invita a preocuparnos pr-, mientras las mutaciones eco-

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nómicas profundizan nuevas desigualdades, está claro que la igualdad de oportunidades sigue siendo un horizonte normativo al que es necesario atenerse. Aún existe un verdadero espacio de acción en este ámbit