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LA CABEZA HUMANA. RETRATOS Vea, como ejemplo de esta definición, la figura o adjunta n. 3, en la que reproducimos las proporciones del cuerpo humano según un canon de ocho cabezas, dibujado por el artista aleman del siglo XVI, Alberto Durero. (En este caso, el módulo o medida fundamentaÍ. es el alto de una cabeza.) El canon o regla de proporciones, nace de estudios comparativos, como los mencionados anteriormente, determinando con ellos las proporciones ideales bajo un punto de vista natural -las del hombre corrien te ,o bajo un punto de vista artístico modificando aquéllas oara crear un tipo mas representativo de la belleza aro tística de la figura humana (3). El canon supone para nosotros una gran ayuda, en el doble aspecto de proporcionar y construir. Vamos a verlo ahora mismo. PROPORCIONES IDEALES DE LA CABEZA HUMANA

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Imaginemos una cabeza de proporciones ideales, que no pertenece a ninguna persona en concreto y es, al propio tiempo, un modelo representativo de todas las cabezas. Veamosla de frente y de perfil, como en estas fichas del famoso Monsieur Bertillon (figs.4 y 5).

¿ Vista? Bien; vamos a estudiar ahora el can on que yo he utilizado para dibujarla. Lea y observe con atención , por favor; no se distraiga; el estudio que sigue es algo así como una fórmula maravillosa que le pennitira desde hoy, con la ayuda de las demas explicaciones contenidas en este libro, dibujar una cabeza con la misma faciI!dad que dibuja ahora un vasa o una silla. Le recomiendo, incluso, que tenga a mano un hipiz y papel para practicar y recordar mejor estos conocimientos.... (1) Le recomendamos elllbro ·C6mo dlbuJar la figura humana> , de esta mioma coleccl6n .Aprender Haclendo>, en el que ballar~ un estudio detallado sobre proporciones, conltruccl6n y forma de dlbuJar I. /lgura humana; volumen que constltuye una guia eflcaz para llegar Incluso a dibuJar figura d. memori •.

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CANON DE LA CABEZA HUM El siguiente canon de proporciones es aplicable a cualquier figura adulta, sea masculina o femenina, de edad joven o mayor, quedando tan sólo excluida la caheza del niño, que sera estudiada, mas l/delal1le, en canon aparte.

6

Fig.6 . Observe, en primer lugar, que el ca nan de esta cabeza es igual a tres veces y media la altura de la frente, siendo la fren te, por tanto, el módulo o medida basi ca que determina la proporción de las demas. Baja un punto de vista practico, de cara a construir, podemos decir, pues, que: Dividiendo la altura de la cabeza en tres unidades y media, mediante el trazado de sendas horizontales, obtenemos la situación y proporción de los siguientes elementos:

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El perfil superior de la cabeza o craneo, descontando el grueso del cabello . El nacimiento del cabello. La parte inferior de la nariz. El perfil inferior del rostra. La altura y situación de las ore•

JaS'.

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Fig. 7. Vemos a continuación que el mismo módulo de la fren te, aplicado al ancho. de la cabeza, divide este ancho en dos unidades y media. Teniendo en cuenta esta división y la anterior, podemos establecer la siguiente norma constructiva: El alto y ancho de la cabeza humana, vista de fren te, es igual a un rectangulo, o caja rectangulo, que mide tres unidades y media de alto, por dos unidades y media de ancho. (Ejemplo: tomando la medida unitaria 4 centímetros, obtendremos: 4 X 3'5 = 14 cms. de alto cuatro centímetros, multiplica do por tres centímetros y medio, igual a catorce centímetros de alto ; y 4 X 2'5 = 10 centímetros de ancho.) Me permito recomendarle que realice esta operación y dibuje un rectangulo de estas medidas.

8

Fig.8. Si establecemos ahora el centro vertical y horizontal de la caja rectangulo anterior, obtendremos: en la vertical, la ,~

disposición de la nariz y la boca, y en la horizontal, la situación de los ojos. De esta operación deducimos la norma siguienle, muy importante para la construcción de

- \ 1

la cabeza humana:

En la cabeza humana los ojos se hallan en el centro exacta de su altura. •

G

F 9

Fig. 9 . ' Dividiendo en dos partes los módulos F y G (o lo que es lo mismo, dividiendo en cinco partes el ancho total de la caja rectangulo), determinamos a continuación la dimensión de los ojos. Observe, como dato sumamente importante, que la distancia que separa un ojo de otro, es igual al ancho de un ojo mismo ... como si existiera un tercer ojo en medio. Gracias a esta última comparación, com· probamos, también, que el ancho de la barbilla es igual, aproximadamente, a una quinta parte del ancho del rostro (distancia H).

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10

Fig.lO. coincide

En fin, la posición de la boca en el perfil del labio inferior•

con una línea que divide en dos el mo·

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dulo o unidad fundamental I. Con ello queda terminado el canon de la cabeza humana, vista de fren te: una fórmula bien sencilla para encajar y proporcionar. Pasemos ahora a la misma cabeza, vista de pepfil, dibujada a partir del mismo ca-

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.non.

11

Fig.1!.

Utilizando el mismo canon, ve-

mos que el alto y ancho total de la cabeza es igual a tres veces y media la altura de la frente. Diremos , pues , que: /

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Las dimensiones de la cabeza humana,

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vista de perfil, responden exactamente a la forma de un cuadrado.

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12 - 11

Fig. 12. Por lo que respecta a la situación y correcta proporción de las partes de la cabeza ojo, nariz, boca, etc. só lo sení necesario tener presente: 1. Que las mismas divisiones horizontales, dibujadas en la cabeza vista de frente, determinan el lugar en que hemos de dibujar la ceja, el ojo, la nariz, la oreja, la boca, etc.; de manera que bastara trasladar estas divisiones, para tener, en principio, situados dichos elementos. Il. Que subdividiendo en tres partes el módulo o unidad de medi da J, obtenemos varios puntos de referen cia que nos permiten dibujar el angulo facial, y afirmar, asimismo, la situación de ceja, ojo, nariz, etcétera.



¿ Hizo esta prueba? ¿ Dibujó esta cabeza, siguiendo este canon, tal como habíamos queda do antes? ¿Verdad que es facil? Pero, bueno, no se conforme con dibujarla una sola vez. Repita esta serie de operaciones varias veces, has ta hacerlas realmente de memoria, sin consultar las ilustraciones anteriores. Este sera el primer paso -imprescindible y necesario para aprender a dibujar cabezas, rostros, retratos. LA CABEZA HUMANA ES SIMÉTRICA

He aquí otro principio general que debe usted recordar. Tenemos, en efecto, un par de ojos, un par de orejas, de pómulos , etcétera, que vistos de fren te ofrecen idéntica forma y medida, y aparecen separados por un igual. respecto a la nariz, la boca, el mentón; de manera que si partiéramos por el centro la imagen de un rostro visto de frente, obtendríamos en el lado izquierdo un duplicado exacto e invertido del lado derecho. Dira usted que no merecía la pena decir tantas cosas para llegar a esto; pero es que «con esto» llegamos a una conclusión de suma importancia para dibujar la cabeza humana. Es esta:

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Oracias a su configuración simélrica, la cabeza humana ofrece, ai empre, sea cualaea su posición, una línea de encaj.do basico, en el cenlro de la misma, a la que l1amaremos, en adelanle:

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CENTRO

SIM:E:TRICO

DEL

ROSTRO

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Este centro simétrico es, para nosotros, un factor esencial en el que apoyamos la proporción y construcción del rostro. Antes de ocuparnos de él, sin embargo, demos un vistazo a esa respetable forma Hamada ... EL CRANEO HUMANO

Prescindiremos de la acostumbrada lista de huesos, esa que empieza en el frontal y acaba en la eminencia mentoniana, pasando por el apófisis cigo¡natico; porque con la venia de ciertos libros y métodos, que mas parecen escritos para médicos que para artistas me permito opinar que la osteología o ciencia que estudia los huesos no esta hecha para los dibujantes. Nosotros hemos de estudiar el craneo humano, con la sola pretensión de dibujar cabezas ... que de todas formas ya es pretensión , limitandonos a recordar su forma y mecanismo en líneas generales. Hemos de saber o mejor dicho, recordar, que el craneo humano es así:

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15

Hemos de ver que su estructura mfluye decisivamente en la forma de la cabeza humana, cosa que no ocurre con otras partes del esqueleto. Así, por ejemplo, viendo en la imagen anterior ese contorno negra que envuelve ci cníneo, representativo del límite exterior de la cabeza, podemos comprobar que en la mandíbula, en los pómulos, en la frente, en el cuero cabelludo, el grosor de músculos y tejidos es mínimo, siendo la forma del cnineo, propiamente dicha. la que modela las facciones del rostro. Es lógico, pues, que al dibujar una cabeza humana, pensemos, ante todo, en su esqueleto. considerando que éste es para nosotros la forma esquemdtica o for1l1a bdsica de la que hemos de servirnos para encajar el dibujo de la cabeza. La visión del craneo humano nos recuerda, también, que esta constituído por dos partes esenciales: craneo y maxilar inferior (compuesto por mandíbula y mentón), siendo esta parte ósea la única que tiene movimiento, la única que se mueve cuando abrimos y cerramos la boca para hablar, corner, reír, llorar, etc. Mas volvamos a la cuestión encajado, ya que esto último pertenece a la expresión, de la que trataremos mas adelante. Analicemos el cranen humano, prescindien do de detalles, para ver tan sólo formas basicas de encajado. ESTRUCTURA BAsICA BE LA CABEZA HUMANA

Vista de perfil, la cabeza humana puede ser reducida, basicamente, a la forma de una esfera a la que añadiremos debajo la forma esquematica de la mandíbula, cuidando que la línea A ofrezca una inclinación aproximada deochenta grados inclinación correspondiente al angula facial en el rostro del hombre blanco . Calculando entonces, a ojo, sobre esta línea inclinada, las divisiones correspondientes a «tres módulos y medio» (recuerde lo estudiàdo antes), podemos situar y proporcionar, sin mas problemas, la nariz, boca, ojo, etc. (fig. 17).

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En la cabeza vista de frente, la forma basica de la esfera queda Iigeramente modificada por los lados, resultando éstos un poco achatados. Por lo demas, el resto de encajado viene dado por la forma basica de la mandíbula ... y aquella línea que hemos quedado en llamar «centro simétrico del rostro», sobre la que bastara calcular las tres divisiones y media de los módulos, para situar y proporcionar las diferentes partes del rostro. Observe que en este caso, en plan de encajado, determinamos la situación de los ojos, a ojo, es decir, por calculo aproximado, sabiendo que quedan debajo de las cejas, que miden cada uno, de ancho, una quinta parte del rostro y que entre ojo y ojo, medie el ancho de otro ojo (fig. 15). De este encajado o estructura basica, nos interesa recordar, con vistas a lo que sigue, la situación de la línea divisoria B, que determina la posición de las cejas. Observe que dicha línea, tanto en el rostro visto de perfil como en el visto de frente, viene a parar justo en el centro de la esfera.

CONSTRUCCION DE LA CABEZA HUMANA (Me permito advertirle que sin haber estudiado y practicado a fondo lo anterior, es inútil pretender pasar a esta parte. Y perdone que insista, pero ... i tengo tanta confianza en que estas nOllIlas han de servirle para resolver de una vez para siempre ese difícil problema de dibujar cabezas y caras ... !) Como si empezaramos de nuevo, pero sabien do y recordando ahora lo estudiado en las anteriores paginas veamos a continuación el procedimiento a seguir para encajar una cabeza, sea cual sea la posición de la misma.

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tres cuarto! mirando hada abajo

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vista de frente mi ran d a hacia abajo

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Imaginemos, primero, la esfera que con~ruye el crimeo atravesada en su centro por un eje Oínea A). (En és ta y en las ilustraciones siguientes le ofrezco varios ejemplos, correspondientes a cabezas en distintas posiciones. Así, la esfera indicada con A, corresponde a una ca5éza en posición tres . cuartos, mirando un poco hacia abajo; la indicada con B, a una cabeza mirando hada arriba, también en posición tres cuartos; la e, mirando hacia abajo (fig. 18 ). .

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Divida la misma esfera, partiendo de la línea eje A, mediante dos círculos verticales (E, F); Y un círculo en posición horizontal (G) _ En este último, formando angulo perspectivo con el eje A, trace las dos lín'eas cruzadas H, I. Observe que consideramos la esfera como un cuerpo transparente a fin de estudiar mejor e~ta serie de operaciones. Recuerde, ademas, por si le fuera nccesario, las enseñanzas estudiadas sabre el trazado de círculos en perspectiva (Lección General número 4) y en particular el dibujo de una esfera en perspectiva, en las paginas 31 . y 32 de dicha Lección ... Sólo que ahora no debera dibujar con regla y escuadra, sino a pulso y a ojo (fig. 19). (2) Le recomendamos el libro "Cómo dibujar en perspectiva" de esta misma colección "Apren· der Haciendo". donde se exponen, de forma sencilla y amena, ésta y todas las demas normas del dibu· jo en pelspectiva.

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Imagine, después, que recorta un poco ra esfera por ambos Jados, con esa idea de dibujar una esfera algo ,achatada. Dibu.ie en esos pIanos o secciones, las líi1eas rectas que continúan el trazado de los círculos (indicadas con una flecha). M propio tiempo y a partir del punto J, trace la Línea « centro simétrico del rostro », prolongandola hacia abajo y manteniéndola paralela respecto a la línea eje A (fig. 20 ). Llegamos con esto a la división de la línea «centro simétrico del rostro» en tres unidades o módulos y medio. En este punto c;onvendra que hagamos un estudio detenido sobre cómo realizar estas divisiones, teniendo en cuenta la dificultad del escorzo, es deeir, el hecho de que veamos la cabeza con el rostro mirando hacia arriba, a un lado, abajo, , etcetera . •

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Observe, en primer lugar, que el punto J, del que parte la línea de centro simétrico, es, al propio tiempq, el lugar donde cruza el círculo G. Fíjese en que este cír~lo se halla en e l centro en el centro perspectiva de la esfera; y recuerde que, según hemos vista en las figuras anteriores 16 y 17, este círculo o línea divisaria determina precisamente la posición de las cejas (Fig. 21). .

Por otra parte, observe que gracias a la inclinació n perspectiva de la línea I, no nos cues ta nada t raslndar el pun to meno cionado J al centro geométrico de la es· fera K. Considere, por última, que este punto K se encuentra, como es lógico, en en el recorrido de la línea-eje A, la que atraviesa la esfera de arriba abajo, indicandonos su posición respecto a nues tro punto de vista (Fig.22). ¿Esta compren dido, no? Bien, pues .. .

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EmRiece por calcular en esta línea-eje A, las tres divisiones y media, como si esta línea-eje fuera la del cèntro simétrico del rostro. Para ello, divida, primero, la mitad superior en una unidad y media en un mó-dulo y medio y repita después, hacia abajo, dos veces, la misma distancia del módulo entero a' (fig. 23). -

24

Hechas estas divisiones, trasladc los puntos correspondiente a la línea del centro simétrico atención, ahora; que en lo que sigue esta el secreto de la operación traslade estos puntos, repito, pero mante-

niendo la orientación perspectiva dada por la líllea l, es decir, dibujando las demas líneas paralelas a esta (fig. 24). i ... Y listo! Con lo hecho tenemos dispuesto, en el centro simétrico del rostro, el famoso canon de proporciones, visto en escorzo, sea cu al sea la ' po"'Sición del rostro.

(QuizlÍs usted se esté preguntando ahora mismo: «Pera, bueno, ¿el prolesional hac e realmente toda esta para dibujar una cabeza?»; a lo cual puede responderse: «Pues sí y no»; depende: si este profesional esta dibujando o pintando con el modelo delante, es posible que no necesite de estas fórmulas; si dibuja de memoria, sin la referencia del modelo, podran serie necesarias; y si la posición de la cabeza olrece un escorzo muy acentuado, le resultaran, según como, imprescil1dibles. Y digo «según como», porque, en cualquier caso, siempre dependerd. de la valía y experiencia que tenga ese profesional. Ahora bien; lo que sí puede asegurarse es que cualquier prolesional que conozca de veras su oficio, sabe, conoce y aplica estas normas, por lo menos mentalmente, imaginandolas, viéndolas' aunque no las esté llevando a cabo de una manera real.)

Estabamos en ... i ah, sí! : ' Hemos de dibujar ahora la mandíbula, en cuyo estudio tarnbién nos detendremos un poco, a fin de captar su especial configuración, condicionada por là posición y escE>rzo del rostro. Para ello trataremos de estudiar, primero, la simplificación ,de la mandíbula, mejor dicho, de ese hueso movible llamado maxilar inferior. Volvamos al esqueleto:

Fíjese: en principio y queriendo hallar una forma senci11a, representativa de este l1Ueso, podemos dar al maxilar inferior la forma de una simple herradura (Fig. 25).

25

¿Es difícil imaginar esta herradura, como si fuera el maxilar inferior, «colgando» de la esfera? No, m'ire: imagine un par de clavos introducidos en los orificios del conducta auditiva, donde luégo dibujaremos los agujeros de las orejas; suponga que de esos clavos cuelga la he-

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rradura, balanceandola hacia adelante, situando la parte extrema de .su arco junta al mentón ... y ya esta (Fig.26). Mas facil todavía: encaje primera el media círculo de la herradura dentro de una caja rectangulo, situando és ta en perspectiva, y trace luego dentro de ella, también en perspectiva, la forma curvada de la herradura. No hay excusa; en este

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plan, usted y cualquiera es capaz de dibujar la herradura, colgada e inclinada, sea cua I sea la posición del rostro. En toda caso, lo única que ha de vigilar es que la parte mas abierta del arco coincida siempre con la posición teórÍCa del mentón, dada, a su vez, por la división inferior, en el llamado centro simétrico del rostro (Fig.27 ). •

Solucionado este primer problema, veamos la manera' de dar a esta herradura una forma mas concreta, mas similar a la del maxilar inferior.

En el canon estudiado anteriormente, cl aneho del mentón era igual a una quin28

ta parte del rostro, ¿reeuerda?; luego,'dividiendo en cinco partes el aneho inferior de la herradura, y tomando la distancia obtenida en el C¡;nlru -una quinta parte

tendremos situada la línea y di-

mensión inferior del mentón (Fig-28). Podem os ver seguidamente, que el punlO

mas saliente, mas angular, del maxilar

inferior (O), queda situada aproximadamente a la al tura de la boca.", un poca mas abajo, para ser mas exactos. Da la casualidad de que en este sitio tenemos una hermosa línea de referen cia, dada por la milad del módulo inferior del rostra. 29

Dc modo que bastara trasladar esta 1ínea

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de referencia al eje central A, situandola

,

en correcta perspectiva, paralela a la línea de cruce H, para obtener esos dos puntos mas salientes del maxi/ar inferior (Fig.29).

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El resto es faci I : por un lado, trazar las dos inclinadas P y Q que dibujan el límÏle inferior de la mandíbula; por otra lado, bajar dos pequeñas reetas, desde los orifieios de las orejas, teniendo en cuenta que estas rectas han de ser paralelas a la línea-eje A (Fig.30).

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Usto el eneajado dcl maxi/ar inferior, a falta tan só lo de pequeños retoques 'prescindibles, clara esta

im-

que han de

mejorar y ajustar del todo su forma. Observe y estudie en este momento, relacionandolos con la forma externa de la mandíbula, la situación, forma y dimensión de los pómulos. Preste atención a esta . parte, que siempre o casi siempre interviene en la caracterización del rastro dibujado.

I

/

Continuando con el encajado general, trace seguidamente el círculo en perspectiva R, rodeando con él la forma curvada de la mandíbula, dibujandolo paralelo al círculo de encima. Como recordara, la posición de estos dos círculos determina la situación de las cejas y la longitud de la nariz, dandonos, al propio tiempo, la altura y situación de las orejas. Observe en esta misma figuré! la forma de encajar la oreja, mediante un rectangulo situado en .perspectiva, con las vertical es del mismo paralelas a la línea-eje A. Dibuje, al propio tiempo, en el centro del módulo inferior, la pequeña curva que determina la situación de la boca. Recuerde que esta curva no es otra que la línea mencionada en la figura anterior número 10; mientr~ estudiabamos el canono Su situación nos da la del perfil del labio inferior (fig. '31). . Y bien; con lo hecho disponemos ya de una estructura basica, habiendo situado en perspectiva las mismas líneas divisorias del canon, teniéndolo to do a punto para dibujar en ellas, debidamente proporcio• nadas, las diferentes partes del rostro: cejas, ojos, nariz, boca ... y no digo orejas, porque las damos ya por colocadas en su sitio. Las cejas ... No, no es necesario explicar gran cosa. Démoslas por situadas en esa línea del círculo central de la esfera. No hay problema; las veremos, ademas, en todos los dibujos que ilustran las pagina-s siguien tes. . Pasemos a los ojos, donde, ciertamente, las dificultades son mayores. Veamos: Sabemos que los ojos se hallan en el centro exacto de la cabeza (a la mitad justa de su al ra), pero hemos de ver ahora su situación respecto a las orejas y la ariz, cuando la cabeza mira hacia arriba o hacia abajo. Hemos de pensar, en efecto, que por el efecto de escorzo, y por h~llarse los ojos en un plano distinto al de las cejas ... Pero vayamos por partes:

Considere, en primer lugar, que las órbitas de los ojos y éstos, por tanta, se hallan en un plano posterior, mas hundido que el plano de la frente y cejas. Así podemos verIo en el dibujo adjunto. 32

I I



Recuerde entonces que, al inclinar la cabeza hacia abajo, esta depresión o concavidad en que se hallan los ojos, hace que éstos aparezcan debajo mismo de las cejas, casi oculto s por elIas, sin que podamos ver, o casi ver, el plano orbital superior, es decir, la distancia que media entre las cejas y los parpados (fig. 34, en la pagina siguiente). Por el contrario, al inclinar la cabeza hacia arriba, por las mismas razones de perspectiva y escorzo, vemos el plano orbicular mencionado en posición casi frontal, quedando los ojos visiblemente mas abajo de las cejas (fig. 35 , en la pagina siguiente). (Observe, de paso, en las mismas figuras 34 y 35, las alteraciones producidas por estos mismos hechos en las formas de la nariz. boca. pómulos y mejillas, etc., cuyas dimensiones varían notablemente según que la cabeza mire mas o menos hacia arriba o hacia abajo.) Y ya podemos pasar al encajado de la nariz, relativamente facil de abocetar, según podemos ver en los textos e ilustraciones siguientes:

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A

Es facil, en efecto: imagine la nariz en plan esquematico, constituida simplemente por una especie de triangulo corpóreo, tal como el que ilustran estos dibujos. De perfil, de tres cuartos: de fren te , de tres cuartos y desde abajo, etc. Y ya esta. Por lo demas, só lo ha de recordar, al dibujarIa en el rostro, que el plano inferior (A), ha de seguir, aproximadamente, la intención perspectiva dada por la línea que le indico aquí con S (Fig. 33) una línea cuya incIinación ya tenemos solucionada con la estructura anterior ¿se da cuenta? 33

Queda, por último, el encajado de la boca; del nacimiento del cabello, las entradas del mismo en las sienes, las patillas, etc. Vea el encajado de estos elementos en los dibujos de la pagina 26, figura 36, en la que le ofrecemos la construcción terminada de varias cabezas, en difercntes posiciones, como resumen de todo lo estudia do en este interesante proceso. Con ello damos por finiquitado el estudio de la cabeza humana en plan de encajado, esta es, sin entrar en detalles, pelos ni señales. Al estudio de estos detalles va dedicada la parte siguiente de este libro. Antes de pasar a ella, sin embargo', permítame darle un último consejo sobre la construcción de la cabeza humana, tal como la hemos estudiado hasta aquí: •

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