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À YÀ GBÒ, À YÀ TÒ Edan Ògbóni CAPITULO I Un emblema de Ògbóni, una sociedad que venera la Tierra (Ilè), ésta pareja de

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À YÀ GBÒ, À YÀ TÒ Edan Ògbóni

CAPITULO I

Un emblema de Ògbóni, una sociedad que venera la Tierra (Ilè), ésta pareja de varas significan la dignidad y portan la sabiduría y la antigüedad así como la interdependencia del

hombre y la mujer. El pájaro sobre el abdomen de cada figura alude a àse (autoridad divina) y agbára áwon ìyàmi (“el poder de las madres”), el misterioso poder asociado con las “mujeres campana” con una cierta dotación especial llamada àjé, que se transforman en pájaros y vuelan por la noche.

Hemos querido comenzar un nuevo apartado en nuestra web dedicado a los OGBONI el cual constará de Seis Capítulos en un principio, en ellos trataremos de desmitificar todo lo malo que sobre esta Sociedad Secreta se ha escrito y hablado por personas las cuales ni son OGBONI, ni algún momento de su vida han sido iniciados en sus ritos, para ello comenzamos hablando sobre Edan Ògbóni que como podemos apreciar en la fotografía del encabezamiento de este primer capítulo son un par de figuras de latón de un hombre y una mujer con hierro echo al vapor, normalmente unidas en su parte superior con una cadena de hierro . Éstas son un emblema de los miembros de la sociedad Ògbóni, la cual ejerció poderes políticos, judiciales y religiosos en tiempos del Yoruba precolonial, y que aún hoy se continúa en algunas zonas. En el pasado la sociedad (conocida como Òsùgbó en medio del Ègbá y Ìjèbú Yoruba) funcionaba como un consejo de aldea, un juzgado municipal, y un colegio electoral para elegir a los nuevos reyes y destronar a los malos o los impopulares. Impusieron toques de queda en tiempos de crisis y también ejecutaron a serios delincuentes. (Biobaku 19952:38).

Muchas de las autoridades de la sociedad derivan de su papel como unión vital entre la comunidad y la Tierra que la sustenta. Ser miembro, los cuales tienen poder y prestigio, está restringido a unos pocos individuos que han llegado a destacar en sus profesiones y han demostrado ser personas de alta integridad y juicio maduro. A través de la participación en varias deliberaciones, un miembro gana una considerable intuición de la naturaleza humana así como de la política local, el saber tradicional, la religión, y la filosofía. Por encima de todo, un miembro proporciona acceso a ciertos conocimientos ocultos y poderes para abordar las vicisitudes de la vida. Las mayores, versiones libres de pie del par de edan (Figura 2)son llamadas Onílé (Dueño de la casa) y, algunas veces, Onílè (Dueño de la tierra). Ellos representan la divinidad de la tierra sobre altares especiales dentro del alojamiento de Ògbóni, atestiguando el procedimiento secreto de la sociedad para hacer respetar la confidencialidad, el juego justo y la auto disciplina. Sin reparar en tamaño, una pieza del altar es considerada más poderosa que edan debido a la substancia sagrada usada para consagrarla.

En esencia, el Ògbóni venera la Tierra (Illè) para asegurar la supervivencia humana, la paz, la felicidad y la estabilidad social de la comunidad. El deseo de longevidad y bienestar se evidencia en la elección del latón (ide) para las figuras y el hierro (irin) para el pie de edan. El latón es distintivo por su brillo y duración. Además, es sagrado y atrae las bendiciones de Òsun, la diosa del río asociada con la salud, la riqueza, la belleza y la fertilidad. El hierro, por otro lado, es sagrado para Ògún, la deidad del valor, creadora de la energía, la industria, la caza y las artes militares. Aunque se oxida con facilidad si se entierra o se abandona en la tierra, el hierro es bastante duradero cuando se maneja, se cubre, o se mantiene en frecuente uso. Uno de los metales más fuertes, utilizado para fabricar diferentes herramientas, cortar, asegurar, reforzar y otros usos. El hierro del pie refuerza las figuras de latón de edan, mostrando la fuerza, el vigor y “el corte de las aristas” que indican que uno necesita no sólo triunfar en la vida sino también vivir para madurar. Éste simbolismo se repite en el tópico Ògbóni Ogbódirin (“Edad, y fuerza como el hierro”), un apodo para Obàlùfòn, uno de los reyes antiguos de Ilé-Ifè atribuido con la introducción del arte del latón en la ciudad y supone tener vida para más de un siglo. La resistencia y las cualidades dinámicas del latón y el hierro y de ésta manera refuerza las funciones de talismán de edan, inspirando la siguiente encantación:

Edan nunca muere, edan nunca se descompone El buitre nunca muere joven Nunca oiremos que Olódùmarè está muerto Muchos años se cumplen en edan Debo crecer, y ser bendecido Por mucho tiempo caminaré por la tierra.

El Ògbóni que concierne a la longevidad es también evidente en su nombre. Aunque tiene varios significados y normalmente hace referencia a un caballero (ògbéni), el término Ògbóni implica una madurez, una persona de edad: ogbó = edad; eni = persona. Incluso Òsùgbó, es sinónimo de Ègbá e Ìjèbú, tiene la misma connotación: òsù = mechón de pelo sobre la cabeza; gbó = viejo/gris. El crucial papel que jugó el principio femenino en los rituales Ògbóni aparece en la palabra àbíyè, la palabra para el título de los miembros femeninos de la sociedad. Esto es más o menos un rezo- “Debe el joven vivir para envejecer” reemplazar a sus predecesores- una idea implícita también en Ògbóràn, el apodo para los miembros masculinos de Ògbóni, que significa “Aumentar la edad”. El alto grado de mortalidad infantil Yoruba en el pasado se refleja en Abíkú (“nacido para morir”)- una creencia en la existencia del espíritu de los niños que mueren continuamente sólo para volver a la misma madre (Molade 1973: 62- 64; Houlberg 1973: 2027, 91- 92). La palabra Àbíyè (literalmente, “nacido para morir”) identifica a los miembros femeninos de Ògbóni (Erelú) no sólo como buenas medias esposas sino también como poseedoras del poder espiritual para disminuir la mortalidad infantil, un poder que las une directamente con la deidad de la tierra (Ilè), que es tratada normalmente como Ìyá (madre). Todos los miembros Ógbóni se consideran a sí mismos como Omo Ìyá, “hijos de la misma madre” (Daramola y Jeje 1967: 132- 33; Ojo 1973: 51), y como privilegiados, por esa materia, debido a que su proximidad a Ilè.

La exposición de los genitales acentúa su importancia para la perpetuación de la vida. Por el significativo motivo en espiral sobre la frente, ver figura 3.

El estilo de vida de los edan se acerca sin duda a las preocupaciones Ògbóni por la continuidad de la vida y de las instituciones. A diferencia del estilo Yoruba de tallar en madera, que tiende a proyectar la humanidad primitiva (Thompson 1973: 56- 57), que en los edan insiste en el digno porte

de la edad, renombrando la frase favorita de los Ògbóni: À yà gbó, À yà tó (“Para la longevidad y la prosperidad”). La imagen evoca a los primeros comienzos de la humanidad mientras proyecta a la misma vez la aspiración de la presente generación de vivir en el futuro, más allá del presente físico dentro de èhìn-Ìwà, después de la vida. La figura humana es a menudo representada desnuda, de pie, sentada o de rodillas, exponiendo los genitales (figuras 3) para hacer hincapié en la importancia de la perpetuidad. Hay un indicio de la eternidad en la cabeza alargada, la estilizada barba (sin reparar en el género), la pose frontal y el esquemático cuerpo.

Desde hace mucho tiempo los Yoruba consideran a la tierra femenina, aquí hay una controversia con las figuras masculinas que la representan. En vista de un mito Ògbóni que relata una antigua pelea entre el “Cielo” y la “Tierra”, Denis Williams equiparó la figura del hombre con el primero y a la mujer con la última; para él, la pareja de edan significan la “unión del cielo y de la tierra en la cual se basa toda la existencia humana...” (1964: 142; ver también Roache-Selk 1978: 17- 18; Gosline 1991: 31- 45). Ésta interpretación ignora el hecho de la identificación Yoruba del “Cielo” con el Ser Supremo (Olódùmarè/Olórun), que es raramente representado en escultura. Peter Morton-Williams, por otro lado, esta de acuerdo con la explicación dada por sus informadores de que la pareja de edan representan al hombre y la mujer miembros de la sociedad (Morton-Williams 1960:369). Ésta explicación, parece basarse en el uso de los edan como una vara de oficio, no justificándose las grandes figuras alojadas en el altar de hombre y mujer, ambas tratadas como una sola y conocida como “Ìyá”.

Eéta El simbolismo del número tres

FIGURA (1)

En este segundo capítulo hablaremos acerca del número tres (eéta o èta) el cual tiene un significado especial en los rituales Ògbóni. Por ejemplo, una cuerda especial (okùn) con tres caracoles es atada en la muñeca de un nuevo miembro durante la iniciación. El saludo convencional Ògbóni consiste en colocar el puño izquierdo sobre el derecho tres veces (figura 1), y antes de entrar en la casa Ogboni, los miembros se paran y mueven el pie izquierdo hacia delante tres veces. En otra ceremonia dentro de la casa, los miembros tocan la tierra o edan tres veces, recitando cada vez la frase “La leche del pecho de la Madre es dulce”. En algunas esculturas Ògbóni la importancia del número tres se evidencia en la larga figura femenina flanqueada por dos pequeñas figuras (figura 2), sobre un arreglo tripartito de figuras humanas (figura 3).

figura (2)

figura (3)

La cadena de hierro que une la pareja de edan (figura 2) también da a entender un tercer elemento en un conocido dicho Ògbóni: Àgbàgbà méji ló mo ìdi eéta (“Sólo dos ancianos conocen el secreto del número tres”). La interpretación más popular de éste dicho sobre la erudición de los edan es el que alude a la Tierra como un tercer elemento

invisible en el grupo de las deliberaciones secretas del hombre y la mujer dentro de la casa Ògbóni. Esto es lógico, aunque no explica la significación exacta del número. Con intención de hacerlo, Morton-Williams hace la siguiente hipótesis:

En el resto de la religión Yoruba, el tres es evitado; hay un énfasis en el dualismopor ejemplo, en las parejas de muchos de los diosese insisten en el número cuatro y su cuadrado, dieciséis.... uno puede ver en la imagen del tres, comparado con lo que nosotros conocemos puede tener el significado del cuatro para los Yoruba, un signo que se manifiesta incompleto y por lo tanto una preocupación con el proceso y el tiempo. Esto coincide con la concepción Yoruba de las etapas en la existencia del hombre: su salida del cielo (orun) para vivir en el mundo (aiye) y eventualmente volverse un espíritu en la tierra (ile)... (Morton-Williams 1960: 372-73)

Aunque Morton-Williams acierta en el énfasis puesto por los Yorubas en el dualismo y en las tres etapas del hombre, al contrario de lo que afirma, el número tres no es evitado en el resto de la religión Yoruba. Tampoco es siempre “un signo incompleto”. Los números pares e impares completan a otros en la cultura Yoruba, dependiendo del contexto. Por ejemplo, haciendo caso de una composición, en una expresión idiomática Yoruba, “Poner dos y tres siempre” (fi eéji kún eéta). Sin embargo, el número dos (eéji) sugiere

armonía y equilibrio; de ahí èjìré (un epíteto de gemelos) significa “el amigable y compatible dos”. El número tres (eéta), por otro lado, significa el poder dinámico (agbára), tanto físico como metafísico. De ésta manera, un hombre fuerte es llamado okùnrin méta (“tres hombres en uno”), y de acuerdo a una creencia popular, semejante hombre debe ser plantado en un cruce de caminos: Oríta méta lá nsin òkú alágbára si (“Una intersección de tres caminos es el lugar más apropiado para plantar a un hombre poderoso”) (Lawuyi 1986: 305).

Porque la palabra tres (eéta o èta) deriva del arraigado verbo ta, que significa disparar, morder, girar, patear, brotar, expandir, lanzar, y así (ver también Adewale 1988: 60), muchos Yoruba creen que una fuerza impuesta está inmanente en los tríos. El verso de la divinidad Ifá Odù Èjìogbè refuerza ésta noción:

Ifá dice “esto es tres” El cazador “dispara a matar” un animal De ésta manera declara el oráculo “Nacido para Disparar” Quién era un aprendiz de Àgbonnìrègún... (Colección de Ilé-Ifè, 1987)

La conexión entre ta (disparar) y èta (tres) en este verso desprende un simbólico juego de palabras en las encantaciones Yoruba atribuyendo la acción sugerida por un verbo del nombre que deriva de él. En algún caso, el número tres tiene un elemento prominente en todos los aspectos de los rituales Yoruba primitivos a causa de su asociación con àse, el “poder para hacer que las cosas sucedan”. De acuerdo con un informador, que trabaja con hierbas, tres fueron autorizados a la creación por Olódùmarè para unir la causa con el efecto, lo físico con lo metafísico, lo visible con lo invisible, y lo humano con lo sobrehumano. La naturaleza de este dinamismo es un secreto conocido sólo por unos pocos:

Tres es la iniciación

Como dos es el principiante El carnero siempre golpea la cabeza tres veces Es a la tercera invocación en la cual el “jefe de los espíritus” responde.

Para los Yoruba en general, un secreto es mejor llevado por dos personas; de ahí el proverbio Òré ò gb´elèta, elèjì l´òré gbà (“Un tercero puede arruinar una amistad; la amistad ideal es entre dos personas”) (Kosemanii 1987: 26-27). Para los Ògbóni, por otro lado, el tercero -Ilè/Edan- es el que aporta la fuerza de una promesa, compañerismo, contrato, obligación o responsabilidad moral. Así, como Wande Abimbola expresó, “Ilè (la tierra) castiga a aquellos que traicionan a sus amigos” (1978:240). De ésta manera la unión mística implícita en el tres transciende a la intimidad y el equilibrio comúnmente asociados al dos- un fenómeno no apreciable por el público general pero acentuado en las normas Ògbóni Àgbàgbà méji ló mo ìdi eéta (“Sólo dos [Ògbóni] ancianos saben el secreto del número tres”). En consecuencia, aunque un regalo de tres cosas es aceptable en círculos ocultos y como ofrenda a las deidades, esto es sospechoso a un nivel amistoso. Como S.A Adewale ha apuntado, el verbo ta (disparar, lanzar, etc.) está implicado con el número tres (eéta); un regalo de tres cosas a un amigo por lo tanto significa que hay gato encerrado, y debe ser considerado como un sigo de hostilidad, si no encubre una maldición (1988: 60). Para los Yoruba en general, el regalo ideal debe ser divisible en dos partes iguales; porque el número dos (éjì), implica en èjìré (un epíteto de gemelos), connotaciones cariñosas y equilibradas (Lawal 1989:12).

Una intersección de tres caminos (oríta méta) es el sitio primordial para ofrecer importantes sacrificios porque es el dominio de Èsù , la custodia de àse y el mediador entre todos los òrìsà en el panteón Yoruba y Olódùmarè, por un lado, y entre el òrìsà y la humanidad por otro. De acuerdo con el mayor sacerdote de Ifá de Ilé-Ifè, Èsú es la unión entre Ilè/Edan y la deidad del oráculo, Òrúnmìlà , que interpreta los deseos de la deidad de la tierra a los Ògbóni --un punto destacado por el siguiente verso adivinatorio de Ifá de Odù Ògúndàse:

“Los pensamientos retumban dentro de los ancianos”... Así lo declaró el oráculo Ifá en el

bosque de Imolè Donde los ancianos fueron corriendo en la confusión Corriendo atropelladamente Òrúnmìlà les dijo que no corrieran atropelladamente... Él dijo, “Fui yo quien usó una cazuela puesta al revés para crear un altar dentro del bosque de las cuatrocientas divinidades.” Él aconsejó a los ancianos que comieran tres ratas de Olúwéré Él les aconsejó que comieran tres pescados de Olùgbònà Él les aconsejó que comieran tres pimientas de cocodrilo... Porque es Èsù quien entrega los sacrificios a los òrìsà Es él quien entrega los sacrificios a los espíritus ancestrales Èsù Elégbára, no me hace daño, daña a otra persona Dueño del Cruce de caminos. (Colección de Ilé-Ifè, 1987)

No obstante, el tres tiene muchas clases de significados en los rituales Ògbóni. Entre otros, lo que se refiere a (1) Èsù como la unión entre Ilè y Òrúnmìlà (como indica el verso de la adivinación), (2) Edan como mediador entre Ilè y Ògbóni , (3) los Ògbóni como la unión entre Edan y una aldea determinada (ìlú), y (4) Edan/Ilè como la tercera parte del secreto procedente del interior de la casa Ògbóni .

En otras palabras, el tres en Ògbóni simboliza la fuerza del dinamismo unida a dos elementos para un propósito común. La misma idea se evidencia en otro dicho Ògbóni: Ààrò méta kì í da obè nù (“Las tres piedras del hogar no deben nunca desestabilizar la cazuela de sopa”) . Como las tres piedras del hogar y la cazuela de sopa pertenecen a la cocina- el dominio popular de las mujeres – éste dicho identifica claramente los Ògbóni con el principio materno. De hecho, esos dos motivos también figuran en los ritos encaminados a separar el espíritu de una madre fallecida de su hijo y asegurar su continuo apoyo espiritual. En estos ritos, llamados ààrò (la piedra del hogar) , el hijo representa, una parte del regalo a un egúngún (figura enmascarada) que representa el fallecimiento de la madre, una calabaza contiene tres piedras en miniatura aguantando una cazuela de sopa (Babayemi 1980: 50- 52). Por cierto, un acertijo Yoruba retrata las tres piedras del hogar (ààrò méta) como “los tres hijos de una misma madre” (omo ìyá méta) , de ese modo atribuyen su unidad de propósito para un vínculo espiritual. El juramento de sangre del Ògbóni tiene un objetivo similar, refiriéndose a todos los miembros como Omo Ìyá, “hijos de la misma madre”.

Además de ésta asociación con el dinamismo, el ocultismo, el secretismo, y los vínculos espirituales , el número tres connota totalidad en lo que se refiere a la duración de la vida:

Hay tres fases de la vida sobre la tierra La fase de la mañana, la fase de la tarde Y la fase de la noche... Todos rezan que “La noche debe ser mejor que la mañana.”

(Colección en Ìjió, 1991)

Las tres fases son sinónimas de la niñez (mañana), la primera parte de la vida (tarde), y la vejez (noche). En la cultura Yoruba, haber vivido una provechosa vida terrenal es equivalente a completar las tres fases bendecidas con riqueza, buena salud y muchos niños. Uno puede entonces mirar atrás uniéndose con los ancestros después de la vida y participar en su poder y su gloria, incluyendo el privilegio de la reencarnación (àtúnwá) en un nieto. Una misteriosa sonrisa es vista a menudo en el rostro de un Yoruba que ha tenido una vida completa y una placentera muerte, rondando la última hora sollozan los hijos y las relaciones. La ambición de la vida de cada miembro Ògbóni parte con ésta sonrisa proverbial- De ahí el la frase de la oración de la sociedad: À yà gbó, À yà tó (“Para la longevidad y la prosperidad”).

LAS FUNCIONES DE LOS EDAN

En este nuevo capítulo explicaremos hasta donde podamos sin entrar en secretos que no pueden estar al alcance de los iniciados acerca de las funciones de los edan.

Sobre la iniciación, cada miembro Ògbóni recibe una pareja de edan para identificarlo o identificarla dentro y fuera de la comunidad como miembro honorable que merece cortesías especiales. Ésta posesión atrae bendiciones innumerables. Para identificar a un miembro con la diosa de la tierra, una encarnación del bien y del mal del mundo físico, los edan proporcionan inmunidad a la brujería y al mismo tiempo atrae las cosas deseables de la vida, tales como la buena salud, la longevidad, muchos niños, la riqueza y la fama. Ofrece protección contra las lesiones físicas, las comidas envenenadas, la mala suerte, y las enfermedades infecciosas. Deben ser usados como detector de la mentira, para recitar juramentos, para predecir la duración de la vida, y para curar enfermedades misteriosas.

Según un Apènà, los edan son perfectamente llevados con la figura femenina sobre el hombro izquierdo, porque la izquierda pertenece a Ilè y Àwon Alayé, "los dueños del mundo", conocidos de otra manera como ajé. Cuando un miembro muere, la familia debe devolver los edan del difunto a la casa Ògbóni.

Aunque una cadena ensambla generalmente las figuras masculinas y femeninas, ellas deben ser separadas y utilizas como un dispositivo semiótico llamado àrokò para comunicar ciertas decisiones oficiales de los miembros Ògbóni y a los no miembros del mismo modo.

Una figura masculina tiene una connotación negativa, indicando que un individuo ha cometido una ofensa seria y será oída

pronto por los Ògbóni (Opadotun 1986:30). Una figura femenina indica buenas noticias, tales como ser designado un jefe, ser disculpado de falsas acusaciones o recibir favores especiales de los Ògbóni (p. 32).

El Ògbóni usa Orò, el espíritu de la energía colectiva de los antepasados, para ejecutar muchas de sus decisiones. Puede, por ejemplo, imponer un toque de queda durante los rituales especiales o cuando la fuerza es necesitada para atrapar a un criminal peligroso; el sonido del bramido del toro de Orò en la noche (y de vez en cuando durante el día) advierte al público en general para permanecer en el interior de la casa durante la operación. En el pasado, retar o espiar a Orò era una ofensa castigada con la muerte.

Verter sangre humana innecesariamente es una ofensa seria contra Ilè. Cuando tal incidente sucede se le comunica al Apènà, él envía inmediatamente un mensajero para colocar a los edan al lado de la sangre. Esto señala que todos los grupos que guerrean deben volver a la cazuela. El mensajero entonces los lleva al Apènà, que lleva el caso ante la corte de los Ògbóni (véase también Morton- Williams 1960:366).

En las situaciones que implican conflictos de la tierra, el Apènà impone una tregua colocando a los edan en el pedazo de tierra en cuestión mientras que el Ogbóni mira dentro el asunto. De ese modo los edan funcionan como un símbolo de la ley y el orden, incorporando el principio del castigo (figura masculina) y la compensación (figura femenina) a la administración de justicia. Un fenómeno similar ocurre a nivel familiar: llevando encima un niño, la figura del padre (simbolizada por la mano derecha) se asocia con la disciplina, y la figura de la madre (la mano izquierda) de indulgencia o de consolación después del descontento del padre con el error que el niño ha cometido. Este conflicto de actitudes de los padres hacia el niño se repite en el refrán Bí a bá f´òtún b´ómo wí/ À á f´òsì fá á ó´ra ("si azotamos a niño con la mano derecha /la mano izquierda de acariciar al mismo niño").

ÒSÌ EL SIGNIFICADO DEL LADO IZQUIERDO

Que el lado izquierdo (òsi) tiene un significado especial en los rituales Ògbóni es inequívoco, indicado por la costumbre de los gestos de la iniciación, que sitúan el puño izquierdo sobre el derecho (con el pulgar cogido para significar el secreto y el recogimiento) cuando se rinde homenaje a la Tierra.

Este gesto se encuentra en muchas de las figuras edan y Onílé/Onílè. Los iniciados también saludan a otros con la mano izquierda y mueven la izquierda mientras bailan a àgbá dentro de la casa Ogboni.

De acuerdo con Drewal, la predominancia de lo izquierdo en el simbolismo Ògbóni no tiene nada que ver con lo femenino; más bien, “acentúa lo sagrado, y por lo tanto es potencialmente una materia peligrosa” (1989 a: 67). En vista de la arrolladora evidencia en la tradición oral Yoruba, incluyendo la literatura de adivinación Ifá, de que la Tierra es una diosa, la predominancia de lo izquierdo en las ceremonias Ògbóni no es sorprendente.

Como Wándé Abímbólá, el principal erudito de la literatura adivinatoria de Ifá, señaló (1991), el lado derecho, òtún, representa la fuerza física masculina; y el izquierdo, òsì, la conciliación, el poder espiritual femenino.

En la adivinación Ifá, los símbolos de los signos del Odù están siempre ordenados en parejas: los de la derecha representan lo masculino, y los de la izquierda representan lo femenino (Epega n.d: 16; Bascom 1969: 40).

Además, el Yoruba asocia el dedo gordo del pie derecho con el espíritu ancestral masculino, y el izquierdo con el femenino (Idowu 1962: 173; Abimbola 1992), ambos interactuan para guiar al individuo hacia la realización de su destino tanto de él como de ella.

En parte por ésta razón y en parte por otras se discute bruscamente, el Yoruba considera impropio usar la mano izquierda para señalar alguna pertenencia de su padre. De ahí el dicho: Omo àlè ní í f`owó òsì júwe ilé bàbá rè (“Solamente un hijo/a ilegítimo/a usa la mano izquierda para señalar el camino a la casa de su padre”) .

A causa de su identificación con la masculinidad y la fuerza física, la mano derecha significa “dureza” (èle) . La izquierda significa “suavidad” (èrò) y metafóricamente es owó àlááfíà (“la mano de la tranquilidad”) .

Sin embargo, el simbolismo de la izquierda no es exclusivo de lo femenino o lo Ògbóni. Tiene múltiples significados, dependiendo del contexto. Desde que la mano derecha es la norma en la cultura Yoruba, la mano izquierda es usada a su vez para las transacciones locales. Siendo empleada principalmente para manejar las cosas sucias, en dominio público esto es ow´w ìdòtí (“mano sucia”) .

En el pasado, en las aldeas tales como Kétu y Àkúré, la mano izquierda era razón suficiente para destronar a un príncipe; como rey, y sumo sacerdote de la comunidad, él puede ofender a los òrìsà si involuntariamente o por descuido él usa la mano izquierda para ofrecerles sacrificios (Parrinder 1967: 27-28; Arifalo 1976: 161).

Sin embargo, a causa de su infrecuente uso, la mano izquierda es owó ìsúra o owó ìpamó (“mano reservada”) ; guardar algo en mente es “esconderlo en la mano izquierda”. En el reino de lo oculto, la izquierda connota algo oculto; de ahí owó awo (“mano del secreto”), un apretón de manos con la izquierda afirma conocimiento culto y solidaridad (ìmùlè) .

De ésta manera, en la iconografía Ógbóni la izquierda significa la feminidad y el vínculo entre la madre, el hijo y entre los “hijos de la misma madre” (Omo Ìyá) , la mística y ambivalente deidad de la Tierra, y el espíritu del compañerismo y la autodisciplina de los iniciados. ONILE

LA TIERRA COMO UNA DIOSA PARA LOS OGBONI PARTE I

En la literatura sagrada de Odù Ifá afortunadamente hay un conjunto de literatura el cual es usada en la adivinación y en la cual se encierra el contenido de los secretos del universo Yoruba, incluyendo lo de los Ògbóni. Algunos de los versos tienen algo que decir sobre Ilè como lo relata la sociedad Ògbóni.

Los versos adivinatorios Odù Òyèku Logbè identifica la Tierra ( Ilè, también llamado Etígbíre y Àbèní Àdè ), como la madre de todas las deidades (Irúnmolé o Òrìsà) del panteón Yoruba. Sin su consentimiento, nada puede ser logrado en el mundo físico ( Babayemi y Adekola 1988:12).

Otro verso, Odù Èjìogbè, la identifica como Molè ( espíritu de la tierra ), que debe de ser pacificada por todas las deidades ( Irúnmolè ) para que la bondad se multiplique en la

tierra ( Abimbola 1968:21-22). Aún en otra sección de Odù Èjìogbè, ello lo describe como un destino para sobrevivir a todos los elementos físicos del mundo. (Adeoye 1989: 356-58). En cuanto a los Ògbóni, un verso del Odù Idingbere identifica la Tierra (Ilè) con la madre de Erelú, que originó los rituales de los Ògbóni (Babayemi y Adekla 1988: 50-51). Las referencias a la Tierra como diosa son muy numerosos en la literatura adivinatoria de Ifá. Un poema-alabanza ( Oríkì ) para que Ilè fluya de esta manera dice:

Tierra, Ògéré, que peina su pelo con una azada Dueña de una bolsa del mal Ella tiene un gran estómago suficiente para tragar Seres humanos ..........

“ La gran cazuela que rueda continuamente sin romperse “ Es el padre de Lánní Pòrúkú Poóyè Es el padre de Àbèní Olódù de Ifè es el progenitor de las àjé (brujas) La Tierra dio a luz a todos ellos Lánní es Edan Cuyos ojos nunca se ciegan en a casa Ògbóni Ella mira y te mira Ella mira amenazadamente Àbèní es Àde Abre su boca para tragar la mentira Ella dicta juicios rápidamente Ella usa honradez interior Para deshacer el equipaje del malvado........

Àbèní, quien aclama a Out Ifè La Tierra es la madre de “aquel que se levanta para encontrar su honor” conocido de otra manera como Edan Debemos pisarte durante mucho tiempo Durante mucho tiempo los pies caminaran por la tierra No debemos pisarte, Tierra, donde te dañaré. (Adeoye 1989: 359-60)

La alabanza anterior refleja la ambivalencia con la que los Yorubas consideran Ilè. Ella da y toma de la vida, tragando dentro de su matriz (a intervalos) a algunos de sus hijos. Ella es la gran jefa de las brujas Su doble identificación como padre y madre de Lánní da a entender su andrógina naturaleza y explica en parte la pareja de figuras masculina y femenina de los Edan Ògbóni. Lánní es Edan, la “señora de la tierra” de la casa Ògbóni. La referencia a los “ojos que nunca se ciegan” recuerda los saltones ( “todo lo ve”) ojos del Edan Ògbóni. Es el Edan quien, en nombre de Ilè, dicta juicios en la casa Ògbóni. Una pequeña maravilla que las figuras de latón lleven su nombre. El papel de intermediario de Edan entre Ògbóni y Ilè es rara vez personificado en esculturas pero es frecuentemente simbolizado por sustancias sagradas ocultadas en la tierra debajo de un altar que expone las largas figuras de latón masculina y femenina ( Onílé u Onílè ). Esto es a cuasa del ocultismo de los Ògbóni, el cual es llamado ILÉDÌ que es “ la casa de los secretos” (Ilé odì) o también llamado “ la casa del ocultismo” (Ilé ti a di nkan sí) ( Más referencias se pueden ver en Biobaku 1949:257). De acuerdo con el verso Odù Ìwòrì,-Òwórín, fue la deidad de la adivinación Òrúnmìlà quién escoltó los EDAN desde el cielo a Ilé-Ifè para ayudar a poner la ciudad en orden después de haber caído en un estado de anarquía. Todos los habitantes de Ilé Ifè fueron entonces llamados a comparecer ante Edan y jurar llevar un buena conducta. (Adeoye 1989: 338-39). Ella tiene una fuerte voluntad, una mujer sin tonterías: Lánní Àdè ( otro nombre de Ilè) es como una planta carnosa y recta de Òdúndún La Madre de la Tierra es un espíritu. La madre cuidadora que lleva a sus hijos de una manera poco convencional Así es, de una manera poco convencional.

Como la Madre de la Tierra siempre lleva a sus hijos. La Madre de la Tierra está siempre presente en Aké La Madre de la Tierra siempre está presente en Òkò Ella nunca se ausenta de la casa de Òràngún Òràngún, descendiente de Ògbóyè (la edad) No faltes a una promesa Por favor, no me decepciones Todas las promesas de los ògbóni no falles Hija de “quien se extiende a lo largo del mundo” (Tierra) (Adeoye 1989:344-45) El verso anterior describe a Edan como la Madre de a Tierra – el cual expone la aparición del arte corporal en los Ògbóni de los motivos de la maternidad familiar alrededor de lo pequeño y el crecimiento de los hijos o de un madre franqueada por dos ( frecuentemente hombre mujer) figuras. Para estar siempre presente enAké, Òkò y Ìlá – Òràngún, ella parece tener más relaciones directas con los seres humanos que Ilè. Ella es guardiana de la moralidad humana y de los actos de los Ògbóni en su nombre. Hasta aquí la primera parte de tres que constará el capitulo dedicado a ONILE “ La Tierra como una Diosa para los Ògbóni “. ONILE

LA TIERRA COMO UNA DIOSA PARA LOS OGBONI PARTE II y III

En la primera parte terminamos diciendo que Ella ( la Tierra) era la guardiana de la moralidad humana y de los actos de los ÒGBÓNI en su nombre.

Haciendo referencia a los EDAN como la madre cuidadora que lleva a sus hijos “ de una manera poco convencional” alude a su impredecible naturaleza. Como ILÈ, ella es una ÀJÉ (bruja).

Un bebe fornido para el pecho antes que a la espalda, no solo permite al hijo amamantarse según su voluntad, sin que también permite a los EDAN controlarlo atentamente. Paradójicamente la misma posición que los signos maternos de generosidad y atención exponen al hijo a los riesgos de la asfixia también como a los humores de una madre caprichosa y sin tonterías como EDAN, cuya cólera visitará a algún infractor, incluyendo a sus propios descendientes.

Algunos yorubas perciben a EDAN como una diosa en su propio derecho ( Roache 1977:51; Simpson 1980: 59-60 ), identificándola estrechamente con ILÉ haciendo extremadamente dificil separar los dos.

El hecho de que muchos Yoruba no consideren a la Tierra ( EDAN o ILÈ ) como un Òrìsà no implica que sea una “cosa” o una morada común para otros seres espirituales, como Henry Drewal señala. Esto simplemente significa que la diosa es mucho más poderosa que los ancestros deificados o los héroes de la cultura normalmente resumida bajo la rúbrica Òrìsà ( véase también Morton – Williams 1960.245 ).

Como la guardiana espiritual del mundo físico, ella es frecuentemente tratada como MOLÈ o IMALÈ, un termino tambien implícito en IRÚNMOLÈ, un sinónimo para los Òrìsà. Auque informantes a menudo interpretan IRÚNMOLÈ para significar “cuatrocientas deidades” ( véase tambièn Idowu 1962: 67; Adepegba 1985:34), no hay un consenso sobre el significado exacto de MOLÈ o IMALÈ. De acuerdo con Bólájí Ìudòwú (1962:61), no se refiere a las divinidades ordinarias sino más bién a lo que él llama èmò ti mbe n´ílè , “ los seres sobrenaturales de la tierra”.

Por otro lado, Àíná Adéwálé-Àbáyòmí da a la etimología de los términos como Eni òrun tó wá mo ilé ayé, “ los seres celestiales sobre la tierra”. Ella argumenta que lo referente a los seres primordiales tales como ÈSÙ (la divinidad mensajera), ÒGÚN (la deidad del hierro) y ÒRÚNMÌLÀ (la deidad de la adivinación), fueron encomendados directamente por el Ser Supremo, mientras los Òrìsà son ancestros deidificados o “ seres humanos especialmente creados” (1987: 39-40). Con respecto a MOLÈ y Òrìsà como sinónimos , Onàdelé Epegá (N.D.:23) interpreta MOLÈ o IMALÈ como “ el conocimiento de los secretos de este mundo” ( imo= conocimiento; Ilè = Tierra).

Según la visión de Láògún Adeoyè (1989:341), MOLÈ deriva de las palabras omo (hijo) e ilè (Tierra) como referencia a los EDAN como hija de lè. Cualquiera de las ultimas connotaciones de IRUNMOLÈ y MOLÈ, la repetición de la sílaba LÈ ( de la Tierra) en sus etimologías recalca la importancia de ILÈ en el mundo físico. Como Afolábí Òjò ha observado apropiadamente:

La tierra está en todos los sitios considerada Como el soporte de la vida y de la muerte,

Igual que la existencia del orden de las cosas........ En otras circunstancias el dios de la tierra es siempre Llamado para sostener o soportar testigos Para declarar contratar. Por encima de todo, da poder al único vínculo Yoruba de Secretos y sagrados juramentos (Òjó 196:168)

Como hemos señalado anteriormente en este y otros capítulos anteriores, EDAN da testimonio de todos los juramentos secretos y acuerdos en nombre de ILÈ, porque ella es tan vigilante como que nunca sus “ojos nunca se ciegan” en la Casa de los Ògbóni.

En algunas Casas Ògbóni , la pareja de figuras de latón representan su ubicación en una cazuela ( véase Drewal 1989 a: figura 3), la simbólica matriz de Ilè también conocida como Òdù Gbirigbiri máfò ó ( “La gran cazuela que rueda continuamente sin romperse”). La referencia a la pareja de figura como Ìyá “madre” (Daramola y Jeje 167:132 –33; Òjó 1973:51) expone claramente que ellos son los dos lados de una misma moneda del mismo modo que un marido y una mujer, o lo que Henry Drewal llama “ la pareja de fundadores de la comunidad “ (1989 a :161).

El reconocimiento de que los miembros de los ÒGBÓNI siempre usan el término EDAN u ONÍLÉ de manera singular y ven la pareja “como un único objeto” puede ser visto en Drewal, Pemberton y Abiodun 1989 : 39.

El hecho de que las figuras masculina y femenina de los EDAN sean también llamadas ÒLÓLÓ, un nombre femenino ( véase también Morton - Williams 1960:369), afirma no solamente su unidad sino también la feminidad de Ilè.

La frecuente representación del andrógino o las figuras Janus en el arte ògbóni indica el mismo fenómeno ( ver fotografía 1 ). Algunas casa ògbóni tienen sólo una figura femenina en el altar con dos cabezas – masculina y femenina. En el museo de arte de la Universidad Obáfemí en Ilé-Ifè se puede ver una figura de aton femenina de similares

características, aunque su contexto original es incierto. La prevalencia del andrógino y algunas veces el género de las figuras (ver fotografía 2) recalca el hecho de que la sexualidad de la diosa Tierra transciende a las manifestaciones de género en el mundo físico.

FIGURA 1 FIGURA 2

Como el andrógino padre de EDAN, la “ Madre de Todo”, y el sustento de la vida en el mundo físico, ella es un paradigma de procreatividad, longevidad y prosperidad.

Llamando la muerte ancestral Ará òrun ( seres celestiales), lo Yoruba implica que la vida después de la vida ( èhìn ìwà) es en el cielo. Aún, acceder a èhìn ìwà es subterráneo, de ahí la importante (ojú oróri) unión de la vida con la muerte. De hecho, una buena mayoría de héroes culturales deidificados (Òrìsà) según se afirma no murieron como mortales ordinarios. Ellos se volvieron piedras, o sus espíritus incorpóreos desaparecen dentro del útero de Ilè, la Gran Madre que “recicla” la vida, tanto a nivel espiritual como material. Pequeña maravilla, en el verso adivinatorio Odù Èjìogbè citado anteriormente en la primera parte de este artículo, donde todas las divinidades se reunieron para aplacarla.

De acuerdo con un informador, EDAN es un intermediario extremadamente influyente entre la humanidad y Ilè, su símbolo debe ser usado para autorizar los altares de algún Òrìsà como òsun (diosa del rio), Ògún ( deidad del hierro) y Obàlùfòn ( deidad patrona de las rudecillas de latón y los tejedores) son asociados con la fertilidad, la fuerza y la longevidad – tres importantes objetivos de los ògbóni – no es sorprendente que las figuras de latón pareciéndose a EDAN se encientran frecuentemente sobre los altares Òrìsà. Además, como hemos mencionado, el latón y el hierro – los materiales para fabricar los EDAN – SON SAGRADOS PARA Òsun y ògún respectivamente y Ob´`alùfón es la deidad patrona de las ruedecillas de latón ( asúde). ODÙDUWÀ EN EL CONCEPTO DE LOS ÒGBÓNI

Un factor determinante que ha contribuido a la actual confusión existente en relación al sexo de la Tierra es la controversia existente alrededor del mítico “sujeto” Odùduwà.

Mientras algunas leyendas le identifican como la deidad que creó la tierra habitable fuera del mar primordial a Ilé – Ifè, otras le situan como el jefe de un grupo inmigrante del “noreste” el cual conquistó las tierras inhabitadas de Ilé – Ifè y estableció una nueva dinastía alli ( Jonson 1921. 3-25; Smith 1988: 9-11; Beier n.n.: 25-32).

Odùduwà también llamado Oòduà es venerado como dios en Ilé – Ifè y sus alrededores, pero como una diosa en otras zonas de la tierra Yoruba ( Lucas 1948: 93-95; Idowu 1962 : 26-27; Parrinder n.d.:33).

Bólájí Ìdòwú ha sugerido que la concepción masculina de Odùduwà puede muy bien ser la consecuencia de un episodio político, si no un cambio de dinastía, en el anciano Ilé – Ifè. De acuerdo con él, es posible que el jefe de un grupo invasor el cual conquistó la población aborigen de Ilé – Ifè se considero como recurso político para identificarse – el mismo con una preexistencia d la diosa tierra, de ese modo dando un aspecto masculino a la misma.

Para apoyar lo anteriormente escrito Ìdòwú cita el hecho de que aunque Odùduwà es masculino en Ilé –Ifè sus devotos algunas veces se dirigen a él como Iye´malè, la “ madre de las divinidades”. Él sugiere que aquellos que ahora adoran a Odudùwà como una diosa de la tierra deben haber imigrado de Ilé –Ifè antes del sincretismo ocurrido, y que la sociedad ògbóni viniera a Ilé – Ifè probablemente como resultado de las necesidad “de proteger las instituciones indígenas de la tierra desde la aniquilación bajo la influencia del nuevo régimen....” (Idowu 1962: 24-26 y 27; vease también Blier 1985:389-90).

Lo que está claro es la feminidad de la Tierra desde la invocación popular yoruba ILÈ, ÒGÉRÉ AF´OKÓ YERÚ.......; ÌYÁ MI, ARÀNBALÈ KÀRÀRÀ ( “ la Tierra ògéré que peina su pelo con una azada; Mi madre extensa”) ( véase también Verger 1966:35; Adeoye 1989:357; Adepegba 1985:35; Adewale 1988:6-7).

La cerámica es sagrada para ella, y cualquier tesoro guardado en una cazuela le es confiado para ser preservado en su matriz ( Ibigbami 1978.129). El mismo Ilé es el foco de los ògbóni.