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Discurso Despedida de Cuartos Medios Prof. Juan Zumarán R. Culminar procesos implica la persistencia de cualidades que, ciertamente, nos reportan un beneficio más allá de lo concreto y de lo observable. La consecuencia de estas cualidades está presente ahora en ustedes, y se ha expresado en la motivación, la disposición y la superación de obstáculos, en razón de que todos y cada uno ha alcanzado el último escaño de la vida estudiantil media y el primero de la vida gestionada por sí mismos. El momento de emprender el viaje definitivo fuera de estos muros ha llegado y lejano se ve el día en que sus manos de niño tomaron las nuestras; vuestras sonrisas constituyen invaluables tesoros de la memoria de estas aulas; vuestros logros son reflejo del cariño, la comprensión, y el apoyo de sus familias y de sus maestros. Este momento profundamente anhelado por fin ha llegado… y quién pudiese haberlo imaginado. Muchos, tal vez, quisieran retroceder el tiempo para no tener que partir. Hemos sido testigos de su llegada hace tantos años, cuando una humilde salita les daba la bienvenida en la sede de enseñanza básica o en esta. Durante los primeros días, se reflejaba en sus rostros el susto de estar en un lugar diferente rodeado de nuevas personas, mirando alrededor en busca de un rostro conocido; y transcurrida una semana, más de alguno quería huir para no enfrentar a los compañeros que el destino les había entregado. Estos compañeros son los mismos que hoy llaman hermanos; los mismos que hoy son compañeros ya no de curso, sino de su vida. Una vida que aprendieron a construir como familia, una vida que se construye con esfuerzo y se nutre de aquellos que comparten nuestras vivencias, nuestras experiencias. Han visto partir a algunos en estos años y han debido ceder espacio cuando el amor toca el corazón del camarada y ya no se vive con el grupo cada minuto del día, o cuando su amigo entrañable los deja solos para correr tras un sueño… Han compartido sus conocimientos; fueron cómplices de aventuras colectivas y entregaron su hombro y su consejo cuando alguien lo necesitó. Han hecho exactamente lo que debían hacer, en cualquier momento, en cualquier lugar. Ser sus maestros nos exige la misión de adoptarlos como hijos y guiarlos en el cumplimiento de sus metas escolares y también existenciales. Ustedes son importantes para nosotros y en el encuentro diario no son una labor más de nuestro trabajo, sino que forman parte de nuestra propia vida, a quienes llegamos a querer

con devoción. Ustedes son importantes para nosotros, sus maestros, porque llevan en sus almas un poco de nosotros… así como nosotros llevamos mucho de ustedes en nuestros corazones. No es fácil la tarea de educar; y muchas veces nuestros esfuerzos se tiñen de desencuentros. Muchas veces nos ha costado conjugar el deber y el amor, la amistad y el rigor, la responsabilidad y la convivencia. Sin embargo, recorriendo el tiempo ya pasado, les hemos dado lo mejor de nosotros en todos los aspectos posibles.

Cuando se acerca el momento de la despedida queremos decirles: Conviertan sus sueños en realidad. Digan que no. Decir que sí es lo más fácil, pero un “no” con firmeza es muchas veces lo correcto. Reprueben al que no actúa honestamente. El guardar silencio sólo nos hace cómplices. No teman involucrarse. Nuestra sociedad necesita más gente con compromiso. Expongan su opinión; multipliquen las buenas ideas. Amen intensamente, porque demostrar los sentimientos siempre nos engrandece. Queridos estudiantes, cuando llegue el momento, sean padres presentes. Queridas estudiantes, no se conviertan en esa madre que encubre los errores de sus hijos. Sean consecuentes. Enseñen con sus acciones. Porque avanzar con la frente en alto es una virtud que se inculca con el ejemplo de cada día. Dentro de poco deberán tomar importantes decisiones…. elegir su futuro. El mundo actual nos ofrece miles de caminos; tomen el propio con sabiduría, pues el entorno es exigente y avanza con rapidez. Los adelantos facilitan nuestras labores pero también nos ponen a prueba a cada momento. Hagan lo que les gusta, disfruten lo que hacen, así cuando pasen 30 años, levantarse cada mañana será menos difícil. El tiempo replica los momentos vividos y el paso de los años y la madurez alcanzada, los hará mirar con otros ojos nuestros sermones y les ayudará a entender los porqués de la vida. Hoy, éstas, quizás sean sólo palabras en un discurso, en el futuro cobrarán un nuevo sentido y nos recordarán con una tímida sonrisa.

Queridos estudiantes, nunca olviden que cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre dejan un poco de sí y se llevan un poco de nosotros. Habrá de los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que las almas no se encuentran por casualidad. No digan de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos. No teman de decir lo que piensan, y mucho menos teman de decir lo que sienten. Hoy, mientras se cierra un ciclo, reviven las sensaciones de aquel su primer día: enfrentar un mundo desconocido, llenarse de expectativas; alcanzar otros sueños… Cumplan sus proyectos de vida, los que un día comenzamos a construir juntos. Mientras el mundo sigue su curso, ustedes, sin darse cuenta, han progresado y han crecido. Han dejado profundas marcas en nuestra memoria, y nosotros, a cambio, hemos dejado en sus almas gratas vivencias ahora cristalizadas para siempre. Muchas gracias.