diles que no me maten

Breve ensayo de las lecturas de Juan Rulfo Diles que no me maten Autor: Blanca Rosa Flores Maravel Fecha: octubre de 2

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Breve ensayo de las lecturas de Juan Rulfo

Diles que no me maten

Autor: Blanca Rosa Flores Maravel Fecha: octubre de 2017

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Contenido Introducción ....................................................................................................................................... 3 1.

La súplica de Juvencio ............................................................................................................ 4

2.

La historia detrás de la sentencia .......................................................................................... 4

3.

La no vida de Juvencio ............................................................................................................ 5

4.

La venganza esperada ............................................................................................................ 5

Conclusiones ..................................................................................................................................... 6 Referencias ....................................................................................................................................... 7

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Introducción Los diferentes modelos de textos y modelos de composición escrita contienen en su estructura fines específicos; en el caso del texto descriptivo se busca ya sea definir algo, o presentar la visión de un objeto, persona o hecho. En el caso de este pequeño ensayo basado en el libro “El llano en llamas” y específicamente del cuento titulado Diles que no me maten de Juan Rulfo; se presenta un análisis descriptivo, de la situación narrada, de los personajes que intervienen y por supuesto de mi sentir e interpretación de lo que podría estar pensando cada uno de los actores. La historia, aunque solo se compone de 6 páginas, es muy abundante en el contenido, implica mucho más allá de lo que transmiten los personajes principales, la trama aunque parece simple en realidad es muy compleja, invita a hacer una reflexión profunda, a escoger posiciones, a pelear incluso en algunas o en todas las trincheras. Por tal motivo, elegí separarla en pequeños subcapítulos, en los cuales se presenta la trama, el desarrollo y conclusión de la historia, sin embargo, cierta estoy que esta lectura puede leerse casi de continuo, y resultar interesante a los lectores, atrayente, como lo han sido los textos de Rulfo por muchos años.

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1. La súplica de Juvencio ¡Diles que no me maten!, es la frase con la cual Juan Rulfo inicia la historia de Juvencio, un prófugo de la justicia, pero decir sólo que es un hombre que se ha intentado escapar de la justicia, no describe ni permite sentir el dolor y la desesperación que transmite la súplica. Se quedaría solo en una frase de un delincuente. ¡No! la petición, el ruego que lleva la palabra “Diles que no me maten” me sobresalto y generó angustia desde que la leí. ¿Qué pasó?, ¿Quién es este señor? Y preguntas similares me surgen al leer la petición que hace Juvencio a su hijo Justino. ¿Por qué lo quieren fusilar? Y ¿Por qué Justino no quiere ir a ver al coronel?, más aún tratándose de su padre, del que además no quiere que lo relacionen con él y también lo maten, y quizá sus razones son muy buenas, él tiene una familia de la que hacerse cargo. Un padre por muy espiritual que sea sabe que la provisión hay que generarla, pero, sobre todo, esa misma angustia de Juvencio por la muerte puede ser lo que impide a su hijo ir a rogar por la vida de su padre.

2. La historia detrás de la sentencia Pobre Juvencio, toda una vida huyendo, cuidando una vida que no ha tenido tiempo de vivir, la historia de cómo se convirtió en lo que ahora es, me generó el mismo desasosiego que transmite Juvencio, un desacuerdo llevado a más, una razón genuina de necesidad, su ganado está muriendo de hambre, su ganado es lo que permite el sustento a su familia, el paso de este hacia lo pastizales abundantes de don Lupe Terreros es lo único que puede evitar su ruina, y se lo niega, levanta no solo una cerca física, sino una de indiferencia ante no solo la necesidad, sino la carencia, la humanidad, no solo se trata de Juvencio, sino de ver morir de hambre a unos pobres animales ¿acaso las bestias tienen menos derecho a vivir?. Pero ahí está don Lupe, levantando sus dos cercas, cerrando la puerta, no a la prosperidad de Juvencio, sino a la vida misma. Merecía morir, ¡no!, por supuesto que no apruebo la forma de solucionarlo, pero ¿acaso en un conflicto no has deseado que mejor se muera aquel que te daña?, no solo se trata de faltar a un mandamiento o un derecho a la vida del otro, sino también a una inmensa impotencia para resolver algo tan simple como permitir que sus vacas coman pasto de sus abundantes pastizales, pastizales que se reproducen solos, esos si, con la providencia divina, a diferencia de los animales. 4 DE 7

Juvencio dio muerte a Don Lupe, seguramente se hicieron de palabras allá por el río, seguramente Don Lupe le dijo que si volvía a romper la cerca le mataría no sólo uno, como ya había pasado, sino a todo su ganado, que no quedara ninguno para que aprenda a que no es una broma, o palabras similares que debieron haber llevado a Juvencio de la súplica por pasto al enojo y luego a la furia que en algún momento se descontroló de tal manera que sacó su machete y una y otra vez lo descargó contra Don Lupe.

3. La no vida de Juvencio Con la mente más despejada, una vez pasado el arrebato, Juvencio debió haber mirado el cuerpo de Don Lupe, tirado junto al arroyo, sangrando abundantemente, él sabe que estuvo mal, sabe que se le paso la mano, sabe que ahora va a pagar por la muerte de Don Lupe, y sabe que tiene que huir, irse lo más lejos posible, llevarse a su mujer y su hijo. Y a partir de ahí, durante más de 35 años todo se convierte en un huir y esconderse para conservar su vida. Ahora, amarrado a un árbol en la antesala de la muerte se da cuenta de que su bien más preciado está a punto de serle arrancado, de una manera vil, sin piedad ni compasión, sin hacer un recuento que a partir de ese evento con Don Lupe, él ha perdido todo, primero la paz, porque desde que sucedió eso, no ha estado en paz, luego su casa, su dinero, su esposa, todo aquello que valoraba y le llevó al conflicto con Don Lupe lo ha perdido, incluso las fuerzas, por supuesto la juventud y todo por conservar su vida, esos pequeños episodios que le permiten respirar y estar alerta a cualquier persona nueva en el pueblo, a cualquier indicio que le haga sentir peligro, peligro de muerte. Esta vida huyendo, escondido en el monte, comiendo verdolagas o cualquier otra cosa que encontrara en el monte, cuidándose las espaldas, mirando casi a través de las paredes, es lo de Juvencio conoce como vida, y aunque me parece tan triste y desesperante, es lo único que tiene y le angustia perderlo, le hace suplicar, no solo a su hijo, al comando que lo tiene preso, al coronel y aunque su voz se ahoga y se pierde en su interior, no quiere morir.

4. La venganza esperada El coronel Terreros, es el nombre del verdugo de Juvencio, o mejor dicho, el nombre de aquel hijo pequeño que quedó huérfano cuando Juvencio en un arrebato de furia asesino a Don Lupe Terreros, un pequeño niño y su hermana, que no solo quedaron sin padre, sino 5 DE 7

sin su madre, a ella de manera indirecta también la asesino Juvencio, pues murió de tristeza sin su Lupe, no tuvo las fuerzas para quedarse con sus hijos en la vida y verlos crecer, apoyarlos, explicarles que su padre era propietario de un próspero pastizal, donde crecía abundante todo lo que otros ambicionaban, decirles que el tenía derecho a salvaguardar su patrimonio y el de ellos, sus hijos, no pudo decirles que un hombre colérico y advenedizo lo asesino a sangre fría para tomar lo que le pertenecía a su padre, no pudo decirles tal vez, que a pesar de eso, podrían perdonar y que tal vez ese hombre llamado Juvencio pagaría con la tranquilidad de su alma mortal, tan artero asesinato. No, no pudo decirles, y ellos crecieron por aquí y por allá, sintiéndose tan solos, sin tener a que aferrarse, él se convirtió en coronel y ahora que tenía el suficiente poder para tomar venganza, había mandado a buscar por todas partes al asesino de su padre, y lo encontró, y tomó su vida, y su cuerpo completo, destrozó esa cara que tal vez durante mucho tiempo intentó darle forma, conocer al asesino despiadado de su padre, arrancarle aunque ya no valga nada, esa vida, esa vida que no debió existir si solo venía a hacer daño. Ahora, Juvencio ha muerto.

Conclusiones La historia de Juvencio me pareció estremecedora, durante casi todo el relato estuve de parte de él, conmovida por los acontecimientos, debatiéndome entre lo justo e injusto, preguntando porque simplemente Don Lupe no le dejaba pastar a sus animales, pero por otra parte reconozco que era propiedad de Terreros y él podía hacer con su patrimonio lo que quisiera, la historia me hace cuestionarme muchas cosas, la principal, querer cambiar el curso de la misma, que fuera diferente. La narrativa de esta historia separada en títulos pretende como un texto descriptivo, inclinarse más hacia la descripción literaria, encuentro que me resulta tan avasallador las emociones que contiene la historia que no puedo quedarme con las emociones y sentimientos que esta me genera. La pretensión de separarla en cuatro partes es poner en contexto a cualquier lector de la misma, sin evitarles del todo que lean la historia a que hace referencia, y que se pueda percibir las diferentes posturas de los personajes, como los veo e interpreto yo, desde mi propio sentir.

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Referencias Román, Ernesto. 2017. Tema 5, Modelos de textos y modelos de composición escrita. Material de clases. Unitec. Octubre 2017. https://uniteconline.blackboard.com RULFO, J. (1989). El llano en llamas. 12th ed. México: Fondo de cultura económica, pp.101111.

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