Despues de La Lluvia Version Final[1]

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

Después de la lluvia De Sergi Belbel

Personajes: (Personal de una empresa financiera de las cuatro o cinco que ocupan el edificio)

Programador informático Jefe Administrativo Secretaria Rubia Secretaria Morena Secretaria Pelirroja Secretaria Castaña Mensajero Local Directora Ejecutiva

Lugar: Azotea de un rascacielos de 49 pisos, edificio inteligente de oficinas de alto standing. Cielo plomizo sin que amenace lluvia. Tiempo: Ahora. Futuro muy cercano.

1

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

ESCENA I El jefe Administrativo y el Programador Informático entran sigilosamente. JEFE ADM:

Aquí.

PROG. INF:

Hace demasiado frío.

JEFE ADM:

Mientras no haya viento...

PROG. INF:

O no llueva...

JEFE ADM:

¿Qué?

PROG. INF:

Nada, nada, que tontería, es imposible, claro, era... una broma.

JEFE ADM:

Después de todo este tiempo... Dos años, ya, o quizá más, ¿verdad? Qué fatalidad, dos años sin caer una sola gota de lluvia y precisamente hoy iba a ponerse a... No. Tranquilo. Lo habrían anunciado en todos los diarios.

PROG. INF:

¿Y acá no nos van a decir nada?

JEFE ADM:

No.

PROG. INF:

¿Y si nos ven? ¿Si nos... pescan?

JEFE ADM:

¿Quién?

PROG. INF:

Puede subir alguien.

JEFE ADM:

Si sube alguien, será para hacer lo mismo que nosotros.

PROG. INF:

Ah. Quizá sí. No lo había pensado. Pero quizá no.

JEFE ADM:

No sería la primera vez.

PROG. INF:

¿Siempre estuvo prohibido?

JEFE ADM:

Sí. Desde el mismo día de la inauguración.

PROG. INF:

Quiero decir para la gente de la empresa. Antes de trasladarse acá, por ejemplo.

JEFE ADM:

¿Antes? No. Tampoco estaba permitido. Pero no había controles rigurosos. Ni en la entrada ni en los baños ni en la cafetería.

PROG. INF:

¿Y vos decís que conocés a alguien que haya subido acá para...?

JEFE ADM:

Sí. Bueno, verlos, no los he visto nunca, pero me imagino quienes son.

PROG. INF:

¿Cómo lo sabés?

JEFE ADM:

Tengo el olfato muy fino. Por el aliento.

PROG. INF:

Ah.

JEFE ADM:

A propósito, nunca hubiera dicho que vos también...

PROG. INF:

Y sí, me da un poco de vergüenza reconocerlo, pero... sí.

JEFE ADM:

Con vos me ha fallado el olfato. ¿Vergüenza, dijiste?

PROG. INF:

Lo oculté bien. No sé cómo pude aguantar tanto.

JEFE ADM:

¿Hoy es la primera vez?

PROG. INF:

Sí. Durante el trabajo, sí.

JEFE ADM:

Tres meses aguantando tantas horas, no está nada mal. Porque llevás tres meses con nosotros, ¿no?

2

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

PROG. INF:

Sí. Me costó reprimirme las ganas. Por eso a veces me pongo tan nervioso. Sobre todo con los pesados y las pesadas que no paran de molestarme con sus consultas. Quiero decir las secretarias, claro, sobre todo con ellas.

JEFE ADM:

Bueno, basta, vamos, basta ya, rápido, antes que se den cuenta. El Jefe Administrativo saca dos cigarrillos de una cajita de plato y un encendedor. El Programador Informático mira o todas partes, nervioso.

PROG. INF:

¿No creés que hay demasiado viento?, no vamos a poder prenderlos, no, no, además tenés toda la razón, cuando hay demasiado viento es horrible, quiero decir que no dan ganas, claro que a mí siempre me dan ganas. Claro, sobre todo cuando no dejan, como acá, como ahora, y encima seguramente tendremos que bajar dentro de nada, vos mismo acabás de decirlo, se van a dar cuenta, alguien va a sospechar algo si no nos ven en la cafetería...

JEFE ADM:

Tomá. El Jefe Administrativo enciende los dos cigarrillos y le ofrece uno a1 Programador Informático.

PROG. INF:

Gracias. ¿Cuánto te debo?

JEFE ADM:

Cinco.

PROG. INF:

Tomá.

JEFE ADM:

Gracias.

PROG. INF:

Cara esta marca…

JEFE ADM:

Han subido.

PROG. INF:

Sí, es verdad.

JEFE ADM:

Y ahora, calmate. Tenemos tiempo.

PROG. INF:

¿Sí?

JEFE ADM:

Sí. Oh, qué placer.

PROG. INF:

Sí. ¿Y… y decís que no somos los únicos?, ¿que más gente de la empresa sube acá a fumar?

JEFE ADM:

Sí. Algunos.

PROG. INF:

¿Quiénes?

JEFE ADM:

Los fumadores ocultos.

PROG. INF:

Uno o dos, además de nosotros.

JEFE ADM:

Más de uno, más de uno.

PROG. INF:

Creía que yo era el único que estaba engañando a la empresa. Me costó tanto mentir en las pruebas de selección de personal. Mmm... me encanta fumar, no puedo evitarlo... Quiero decir… mentir… desde un punto de vista moral, claro. Mucho, sí, me costó mucho.

JEFE ADM:

Mi mujer y yo nos divorciamos.

PROG. INF:

Ah, ¿Sí?

3

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel JEFE ADM:

Sí.

PROG. INF:

Así dejaran de pelearse.

JEFE ADM:

Por eso nos divorciamos.

PROG. INF:

Claro.

Pausa. JEFE ADM:

No sabemos qué hacer con la niña.

PROG. INF:

¿La querés vos?

JEFE ADM:

Sí.

PROG. INF:

Quiero decir si la querés con vos.

JEFE ADM:

Sí, sí.

PROG. INF:

Quiero decir su custodia.

JEFE ADM:

Sí. Sé que será difícil.

PROG. INF:

¿La quiere, ella?

JEFE ADM:

¿La niña?

PROG. INF:

La custodia.

JEFE ADM:

Me temo que sí.

PROG. INF:

¿Ya se lo dijeron?

JEFE ADM:

¿El qué?

PROG. INF:

A la niña.

JEFE ADM:

¿Qué?

PROG. INF:

Que se se se se... divorcian. Qué palabra más fea.

JEFE ADM:

Sí.

PROG. INF:

¿Y qué dijo?

JEFE ADM:

Nada. No dijo nada. Que se lo esperaba.

PROG. INF:

Ah.

JEFE ADM:

¿Eh?

PROG. INF:

Nada.

JEFE ADM:

¿Cómo que "nada"?

PROG. INF:

Nada, no decía nada.

JEFE ADM:

Sí, sí, no dijo nada.

PROG. INF:

¿Eh?

JEFE ADM:

La niña.

PROG. INF:

Ah.

Pausa. ¿Tirás la ceniza al suelo? Pausa. JEFE ADM: Pausa.

4

¿Qué?

Versión Argentina

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

PROG. INF:

Mi mujer y yo queremos tener un hijo.

JEFE ADM:

Felicitaciones.

PROG. INF:

Gracias.

JEFE ADM:

Les cambiará la vida.

PROG. INF:

Por eso queremos tenerlo.

JEFE ADM:

¿Qué querés decir?

PROG. INF:

Para que nos cambie la vida.

JEFE ADM:

Ah. ¿Ya están hartos de la que llevan?

PROG. INF:

Bueno… No.

JEFE ADM:

¿Cómo, no?

PROG. INF:

Bueno, sí.

JEFE ADM:

Ah.

PROG. INF:

Quiero decir... no.

JEFE ADM:

¿Tienen problemas?

PROG. INF:

¿Cómo? ¿Qué?

JEFE ADM:

De pareja.

PROG. INF:

¿Qué? ¡No! ¡No! Ni mucho menos.

JEFE ADM:

Entonces, ¿cambiar, por qué?

PROG. INF:

Ay, bueno, mirá, que sé yo, cambiemos de tema, ¿si?, quizá no es el mejor momento para hablar de esto, qué sé yo, mirá, queremos tener un hijo y se acabó, así de simple.

JEFE ADM:

Felicitaciones.

PROG. INF:

Gracias.

Pausa. JEFE ADM:

Si no pudiera fumar de vez en cuando, no sé qué me pasaría, me gusta tanto.

PROG. INF:

A mí también. Lástima que sea malo.

JEFE ADM:

¿Malo?

PROG. INF:

Sí, para… para... para la salud, ¿no?

JEFE ADM:

¿Qué salud?

Pausa. PROG. INF:

¿A cuántos metros debemos estar del suelo?

JEFE ADM:

Cuarenta y nueve pisos, pongamos tres metros y medio por piso, poco más o poco menos, eso hace... si no me equivoco... cuarenta y nueve por tres cincuenta por tres ciento cincuenta menos tres ciento cuarenta y siete más la mitad de cuarenta y nueve veinticuatro coma cinco ciento cuarenta y siete más veinticuatro coma cinco ciento setenta coma cinco, es decir ciento setenta metros y medio; aproximadamente.

PROG. INF:

¡Ciento setenta metros!

JEFE ADM:

Y medio.

PROG. INF:

¡Y medio!

5

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

JEFE ADM:

Perdón perdón perdón perdón perdón, me equivoqué, sí, claro, sí, sí, claro, porque ciento cuarenta y siete más veinticuatro coma cinco no son ciento setenta coma cinco, no, claro que no, son ciento setenta y uno coma cinco, por lo tanto no son ciento setenta metros y medio sino ciento setenta y un metros y medio más exactamente.

PROG. INF:

Bueno, total, por un metro.

JEFE ADM:

Un metro es un metro.

PROG. INF:

¿Es el más alto de la ciudad?

JEFE ADM:

No, vení, mirá.

PROG. INF:

¡¡¡Cuidado!!!

JEFE ADM:

No pasa nada, la baranda es segura, ¿Lo ves?

PROG. INF:

¡¡No!! ¡No hagas eso! Todo es tan nuevo, tan reluciente, tan... ¿No ves que podrías resbalar? Y todo parece tan frágil, que...

JEFE ADM:

¡Mirá!

PROG. INF:

¡¡Ah!!

JEFE ADM:

Era una broma. ¿Tenés vértigo?

PROG. INF:

No...

JEFE ADM:

¿Entonces?

Pausa. PROG. INF:

Es que me asustaste.

JEFE ADM:

¿Yo?

PROG. INF:

Sí.

JEFE ADM:

¿Por qué?

PROG. INF:

No sé. Por...

JEFE ADM:

No. No es el más alto. Mirá. Pero, vení acá.

PROG. INF:

¿Dónde?

JEFE ADM:

Mira, allá. Aquellos dos, aquél y aquél. Son más altos. También son nuevos. Seguramente todavía más que el nuestro. Hace dos años no estaban.

PROG. INF:

¿Estás seguro de que son más altos?

JEFE ADM:

Sí.

PROG. INF:

No sé, no sé.

Pausa. JEFE ADM:

Sí. No mucho más, pero sí.

PROG. INF:

Debe ser duro para tu hija.

JEFE ADM:

¿El divorcio?

PROG. INF:

Sí.

JEFE ADM:

No.

PROG. INF:

Ah.

Pausa. JEFE ADM:

6

Quizá si.

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel PROG. INF:

¡Ciento setenta metros!

JEFE ADM:

Sí.

PROG. INF:

Se ve todo tan pequeño desde acá. Tan ridículo.

Versión Argentina

Pausa. JEFE ADM:

Sí.

Pausa. PROG. INF:

¿Y para vos?

JEFE ADM:

¿Qué?

PROG. INF:

¿Fue duro?

JEFE ADM:

¿El qué?

PROG. INF:

¿Es duro?

JEFE ADM:

No.

PROG. INF:

Ah.

JEFE ADM:

Un poco.

PROG. INF:

No me lo imagino.

JEFE ADM:

¿Qué querés decir?

PROG. INF:

Nada, que como yo no tendré nunca problemas de ese tipo, problemas de ésos, problemas de de de de de pareja, como decís vos, eso, que nada, que, claro, que me cuesta entender todo ese rollo, ¿sabés?, quiero decir eso tuyo, eso del del del di... di... di, de la separación, claro, porque mi mujer y yo, ¿sabés?, como juntos siempre estamos tan bien, ¿sabés?, siempre hemos estado tan bien, será imposible, completamente imposible que nos separ… El Jefe Administrativo lanza la colilla de su cigarrillo al vacío y se apoyo en la baranda para contemplar la caída.

JEFE ADM:

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete lo pierdo de vista.

PROG. INF:

¿Qué?

JEFE ADM:

El cigarrillo. Más de siete segundos seguro.

PROG. INF:

¿Para qué?

JEFE ADM:

Para llegar al suelo.

PROG. INF:

Ah.

JEFE ADM:

Dame el tuyo. El Jefe Administrativo toma el cigarrillo del Programador Informática y lo lanza al vacío. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho lo pierdo de vista.

PROG. INF:

¿Cuánto debe tardar un cuerpo en llegar al suelo desde acá?

JEFE ADM:

Eso mismo estaba pensando.

PROG. INF:

Más de diez segundos seguro.

JEFE ADM:

Seguramente. ¿Qué decías de tu mujer?

7

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

PROG. INF:

¿Yo? Nada.

JEFE ADM:

Puede que hasta quince y todo.

PROG. INF:

Que no nos separaremos nunca.

JEFE ADM:

¿Te lo imaginás?

PROG. INF:

¿Qué?

JEFE ADM:

¿Te imaginás la sensación, durante esos diez o quince segundos?

PROG. INF:

No. ¿Y vos?

JEFE ADM:

No.

PROG. INF:

No.

Pausa. JEFE ADM:

Sí. Sí, me la imagino.

PROG. INF:

Debe ser...

JEFE ADM:

Sí, así.

PROG. INF:

¿Nos vamos?

JEFE ADM:

No. Se miran. El jefe Administrativo saca la cajita de plata. Rápidamente, en una especie de arrebato, encienden ansiosamente dos cigarrillos. Explosión, a lo lejos, Eco de cristales rotos, golpes, ruidos metálicos, gritos apenas audibles. Casi inmediatamente, sonido lejano aunque estridente de sirenas que se acercan. Ellos no se mueven para ver lo que ha ocurrido. Fuman.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

ESCENA II

Entran, casi a empujones, lo Secretaria Rubia, la Secretaria Morena, la Secretaria Pelirroja y, separada de las demás, la Secretaria Castaña. S. RUBIA:

Estas escaleras me matan, chicas, pero, claro...

S. MORENA:

(A lo Secretario Castaña) ¿Estás bien?

S. PELIRROJA: (A lo Secretario Rubia) Qué. S. RUBIA:

No subiremos en ascensor, claro, para que no nos venda el marica del ascensorista, porque es marica, ¿lo sabían?

S. MORENA:

No. Total, por diez pisos.

S. PELIRROJA: Catorce, mona, catorce, para mí son catorce, no todas tienen la suerte que tienen otras. S. MORENA:

No te entiendo.

S. RUBIA:

A propósito, ya que por casualidad salió el tema: ¿quién subió acá el otro día en ascensor? Fue alguna de ustedes, chicas, porque me lo dijo el marica, quiero decir el ascensorista, va el muy estúpido y me dice ¿no te parece nena que este ascensor apesta?, ¿que apesta?, le digo yo, sí, nena, sí, apesta, apesta asquerosamente a humo, y yo que le digo ay, yo no noto nada de nada y no me digas nena, ¿eh?, que me revienta que me digan nena (sobre todo si encima me lo dice un marica, claro, bueno eso no se lo dije, claro, ji ji ji), y voy y le digo ¿y si hay un incendio en alguna de las oficinas? (yo haciéndome la despistada total, claro), y el muy marica me dice no te hagas la tonta señorita (me dijo eso de señorita con retintín, con mala leche, claro, me lo dijo por no decirme nena, claro, ya les dije que es estúpido además de marica), la baranda a humo es del aliento de una de tus colegas que acaba de bajar de la azotea, lo sabés de sobra, ahora sí la cagamos, pensé, creía que había quedado clarísimo que subiríamos y bajaríamos de acá por las escaleras de emergencia, ¿no?, quiero decir, chicas, que sintiéndolo mucho y sin ánimo de ofender a nadie, alguna de ustedes es una traidora y se ha pasado los pactos por el culo, y eso me pone enferma, ¿saben?, porque ahora andá a saber con quién carajo se habrá ido de lengua el marica, que por muy estúpido que sea no tiene ni un pelo de tonto, o de tonta, ji ji ji, lo que quiero decir es que me miraba como si supiera que yo también subo acá, y me puse de los pelos, claro, sólo de pensar que pudo hablar con mi jefe, o con el jefe de mi jefe o con sus propios jefes, me pongo enferma, por eso cuando hoy quedamos en venir las cuatro, pensé les expondrás el tema claramente y que salga la traidora, o la despistada, no quiero acusar a nadie, y que como mínimo nos dé una explicación, y así hablamos las cuatro del asunto para que un despiste traicionero como ése no vuelva a repetirse, porque, chicas, si vuelve a repetirse...

S. CASTAÑA:

Fui yo.

Pausa. S. PELIRROJA: Era de esperar. S. MORENA: (A la Secretaria Rubia) Y vos, ¿por qué me lo dijiste todo a mí?

9

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

S. RUBIA:

Ay, nena, qué sé yo, porque me estabas mirando, porque por la cara que ponías parecía que me estabas escuchando, ¿no?

S. MORENA:

Sí, Será por eso...

S. PELIRROJA: Me parece que me voy. S. RUBIA:

Cobarde.

S. PELIRROJA: A mí esta situación no me hace ninguna gracia, la verdad, en realidad, yo sólo subo para hacerles compañía, puedo aguantarme hasta la hora de salir: me mentalizo, me concentro, respiro abdominalmente con contracciones rítmicas del diafragma, busco mi centro y se me pasan las ganas en diez segundos. S. RUBIA:

¿Qué decís? Si vos sos la mas viciosa de todas, querida, lo que pasa es que te cagás de miedo todavía más que yo, que ya es mucho decir, claro que no me extraña nada, ¿eh?, porque yo a mi jefe sí que sé dominarlo (se le cae la baba cuando me mira el culo), y si me tira la bronca la aguanto y después me desabrocho dos o tres botones de la camisa y le llevo un café pagado de mi propio bolsillo y acá se acaba la bronca, pero, claro, con tu jefa, querida, es otra cosa, yo no sé lo que haría con ella, claro, tu jefa da miedo, querida, realmente es para cagarse, a mí siempre me ha hecho cagar, tu jefa, de miedo, claro.

S. MORENA:

Bueno, basta ya, no sé a qué viene tanta tontería. Dijimos que subiríamos acá porque esto no era adentro del edificio, y si alguien nos sanciona o nos dice algo, le recordamos que la prohibición es para adentro del edificio, y esto no es adentro, es afuera.

S. PELIRROJA: Depende de cómo se mire. S. MORENA:

¿Qué querés decir?

S. PELIRROJA: Esto no es adentro del edificio, pero tampoco es exactamente afuera del edificio. Sigue siendo el edificio, digo yo. S. MORENA:

Pues con este viento y este frío yo diría que esto no se parece en nada a ningún adentro, la verdad.

S. PELIRROJA: Además, el asunto no tiene nada que ver con el edificio, nena, te lo recuerdo, sino con la empresa, adentro o afuera da lo mismo, querida, se supone que no somos viciosas ni adentro ni afuera, ¿o no? S. RUBIA:

Perdónenme, chicas, pero creo que esta discusión no tiene el más mínimo interés.

S. CASTAÑA:

Se quieren callar.

Pausa. S. RUBIA:

Ya... ya nos hemos callado.

Pausa. S. CASTAÑA:

Tomá. La Secretaria Castaña saca de uno cajita de oro cuatro cigarrillos. Le da uno a la Secretaria Morena. Se pone uno en los labios. Lo Secretaria Rubia le toma otro. Se queda con el cuarto cigarrillo en la mano.

S. CASTAÑA:

(A la Secretoria Pelirroja) ¿Lo querés o no?

Pausa. S. PELIRROJA: Sí.

10

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

La Secretoria Pelirroja toma el cigarrillo con una cierta violencia. Los cuatro se encienden los cigarrillos simultáneamente con encendedores propios, Fuman. Silencio. Les mentí. S. RUBIA:

¿Eh?

S. PELIRROJA: Mi jefa no se atreverá a meterse conmigo. S. RUBIA:

¿Por qué?

S. PELIRROJA: Ella también es una viciosa. S. RUBIA:

Ah, ¿sí?

S. PELIRROJA: La semana pasada encontré una etiqueta adentro de su cartera. S. RUBIA:

¡Una etiqueta! ¿Y pudo pasar el control?

S. PELIRROJA: Se les debió escapar. S. RUBIA:

¿Y vos qué hiciste?

S. PELIRROJA: Las diez y cuarto. Aprovecho que se va al baño, voy hacia su escritorio, veo la cartera, abro uno de los bolsillos interiores, descubro la etiqueta, la agarro, la abro y la dejo caer adentro de la cartera, entre las carpetas y los disquetes. Cuando la hija de la gran puta regresa a las diez y veintitrés después de su caquita habitual de las diez y cuarto, va directo a la cartera para agarrar algún papel y ve la etiqueta adentro y todos los cigarrillos sueltos, esparcidos. Ja ja ja. Se puso verde, la asquerosa. Levantó la cabeza y empezó a mirar de reojo de izquierda a derecha. Seguro que pensaba: "Me han descubierto, me agarraron, alguien del Consejo de Dirección me descubrió y me tendió una trampa." Y ahí estaba yo, de pie, delante de ella, esperando sus órdenes con una risita burlona. De repente, se me acerca con una sonrisa nerviosa, me toma del brazo y me dice al oído: "¿Podría explicarme de nuevo alguna de esas teorías suyas sobre la relajación?" Quería despistar, la pobre. S. RUBIA:

Pero te sigue dando miedo.

S. PELIRROJA: Claro. Pero conozco sus secretos. S. RUBIA:

Bueno, bueno, sólo uno.

S. MORENA:

(A la Secretaria Rubia) Tu jefe ha subido acá más de una vez. Por lo menos una. El otro día.

S. RUBIA:

¿Y vos cómo lo sabes?

S. MORENA:

Me lo dijo aquel chico, el de las computadoras.

S. RUBIA:

¿El programador?

S. MORENA:

Sí. Cuando me lo encontré acababa de bajar de acá y estaba entrando al pasillo por una de las puertas de emergencia. Se asustó. Se puso tan nervioso pobrecito. Sin que le preguntara nada, me dijo que venía de contemplar la vista con tu jefe, que habían hecho una apuesta sobre la altura de no sé qué, de unos edificios, creo. Yo me aguantaba las ganas de reír porque me imaginaba lo que habían estado haciendo. Se dio cuenta de que sabía que mentía. Creo que también se dio cuenta... de que me parece muy lindo.

S. RUBIA:

Mi jefe está completamente obsesionado por la altura de las cosas, quizá no te mintió, el informático. A propósito, yo también lo veo muy lindo al tipo ese.

S. PELIRROJA: Si se puso nervioso, te estaba mintiendo. Y yo no lo veo lindo ni mucho menos.

11

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel S. MORENA:

Se puso muy nervioso.

S. RUBIA:

En realidad, mi jefe está obsesionado por la tira de cosas.

Versión Argentina

S. PELIRROJA: Bah. Como todo el mundo. Pausa. S. RUBIA:

Me regaló un vestido por mi cumpleaños. Mi jefe, claro.

Pausa. S. PELIRROJA: No sé quién me dijo que se divorciaba. S. RUBIA:

De seda natural.

S. CASTAÑA:

Me quedaría acá más de una hora.

S. PELIRROJA: Uh, nena, debe ser carísimo. S. MORENA:

Hace demasiado frío.

S. RUBIA:

Carísimo.

S. CASTAÑA:

No. A mí me gusta.

S. RUBIA:

Seda natural, ¿eh?, natural total, de arriba abajo, con botoncitos de plata, auténtica plata, qué tal.

S. PELIRROJA: ¿Quién no me entendía a mí cuando decía que las hay con suerte? S. CASTAÑA:

Me parece que alguien viene.

Silencio súbito. Tensión. No. No viene nadie. Pausa. Siguen fumando. S. RUBIA:

12

Ahora que, la verdad, chicas, es que tengo un problema con ese vestido, sí, un problema horroroso, gravísimo, a ver si ustedes pueden ayudarme, sí, les agradecería tanto tanto tanto que pudieran darme una idea, un consejo, una solución. Bueno, el problema es que no encuentro zapatos. Ni bolso, chicas, ni bolso. Quiero decir que no encuentro ni los zapatos ni el bolso que peguen con el vestido, es un vestido de color verde, es un verde monísimo pero rarísimo, un verde extrañísimo, un verde indescriptible, un verde imposible. El sábado pasado me lo pasé recorriendo todas las zapaterías del centro, todas las galerías, todas las boutiques, las caras y todo, las más caras y exquisitas de todas y todo, las de superlujo, habría pagado lo que fuera, porque para zapatos y bolsos sí que tengo y no me importa gastármelo porque una puede y porque a una le gusta y una puede permitírselo y porque además, chicas, un día es un día y se acabó, bueno: nada, nada de nada, sólo había zapatos y bolsos negros y yo, ya lo saben, queridas, odio el negro, no lo soporto, me repugna, es tan poco sexy que tira para atrás del susto en unos zapatos y un bolso, así que no sé qué hacer, tengo el vestido colgadito en el armario y acá me tienen a mí colgadita de los zapatos y del bolso, los zapatos y el bolso que no encuentro, y mirá que el vestido me gusta, ¿eh?, sí, sí, no está nada mal, ¿eh?, me llega hasta acá, o un poquito más arriba, por acá, sí, o por acá, ay, ahora no me acuerdo, ¿por acá?, ¿por acá?, bueno, qué se yo, ¡ah!, y es de seda, ¿eh?, sí, de seda auténtica y pura, ¿eh?, y casi no tiene costuras, es de un diseñador muy famoso, huy, sí, famosísimo, sí, ahora no me acuerdo cómo se llama pero todo el mundo lo conoce, sí, siempre hace cosas carísimas y con colores rarísimos, aunque el color es mono, ya les dije, pero fijate no combina con nada, porque no encontré ni los zapatos ni el bolso, ni tampoco una chaquetita, o abrigo, o alguna prenda que pegue para llevarla encima, así que estoy desesperada y no sé qué hacer con el vestido. Quizá se lo devuelvo.

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

S. PELIRROJA: Dámelo a mí. Pausa. S. RUBIA:

Los regalos no se dan.

S. MORENA:

Tampoco se devuelven.

S. RUBIA:

Sí.

S. MORENA:

No.

S. RUBIA:

Sí, guapa, sí, te lo pueden cambiar por otra cosa. Tienen que cambiártelo por otra cosa si no te queda bien o no te gusta.

S. PELIRROJA: Pero si dijiste que te encantaba. S. RUBIA:

No señora, perdón, yo no dije que me encantaba, dije que no estaba mal.

S. PELIRROJA: Callate ya, mona, callate ya que me duele la cabeza sólo de oírte. S. MORENA:

(A la Secretaria Castaña) ¿Qué hacés? ¿En qué pensás? ¿Por qué estás tan callada? ¿No tenés vértigo ahí? ¿Qué mirás?

S. CASTAÑA:

Miro.

S. MORENA:

¿El qué?

S. CASTAÑA:

Nada. La calle. La gente.

S. PELIRROJA: Sí que tiene la vista fina, ésa. S. CASTAÑA:

Una mujer inmóvil mira a alguien desde la ventana de una casa. Es una casa antigua, extraña, pequeña. La mujer estaba mirando a alguien de la calle.

S. PELIRROJA: Oh, qué interesante. S. CASTAÑA:

Estaba llorando. Debe sentirse desgraciada. Seguramente por su culpa. Es una mujer casada. Por pura inercia, eligió una clase de vida que no la satisface. Se ve obligada a querer al hombre que eligió y en realidad no lo quiere. Seguro que la culpa la tiene ella. Por elegir lo que una mujer, o un hombre, nunca debe elegir. Su mirada se perdía a través de la ventana. Mirala. Ahí está. Otra vez. Se agarra de las cortinas, las aparta, vuelve a mirar a la calle. Sí. Mira a alguien que está caminando. ¿Quién es? Ah, sí. Un hombre. Sí. Miralo. Aquél. Es rubio, alto, fuerte. Ella fija la mirada en él, los ojos bien abiertos. ¿Qué está haciendo? Descorre las cortinas con un gesto solemne, elegante. El hombre, en la calle, se detiene. Se siente observado. Ella abre la ventana. Se asoma. Medio cuerpo afuera. El hombre la mira. La mujer mira al hombre. Se quedan muy quietos mirándose. Qué extraño. Ahora ella se incorpora. Da media vuelta. Entra. Cierra la ventana. Corre las cortinas. Él cruza la calle, apurado, casi corriendo, ¿adónde va? Sí, sí, va a entrar en la casa, sí, lo sabía. Entra. Seguro que no se conocen. Seguro que él subirá las escaleras, nervioso, anhelante, y antes de que llame a su puerta, ella abrirá. Seguro que, sin decirse una sola palabra, harán el amor como animales.

S. RUBIA:

Mirá con lo que sale ésta ahora.

S. PELIRROJA: (A la Secretario Rubio) Si se lo está inventando. S. RUBIA:

¡Obvio!

S. PELIRROJA: Yo siempre he dicho que ésa tiene problemas y graves. S. RUBIA:

Sí, sí, yo también lo creo, y si no nos afectan, mirá, que querés que te diga, yo tranquila, ahora, cuando nos afectan, como lo del ascensor, mira, nena, ahí sí que no.

13

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

S. CASTAÑA:

Miren. Miren. Ya está adentro. Se abrazan. Se desnudan. Lo sabía. Como bestias salvajes.

S. MORENA:

No puede ser verdad, no se ve nada desde acá.

S. CASTAÑA:

Sí.

S. MORENA:

¿A ver? La Secretaria Morena va hacia la baranda, tropieza y resbala. La Secretaria Rubia y la Secretoria Pelirroja se asustan y gritan histéricas. La Secretaria Castaña sujeta a la Secretaria Morena por el brazo, que tiene casi medio cuerpo suspendido en el vacío. La ayuda a incorporarse. Tensión.

S. CASTAÑA:

¿Por qué hiciste eso?

S. MORENA:

Si no hice nada.

S. CASTAÑA:

¿Por qué hiciste eso?

S. MORENA:

Me resbalé.

S. RUBIA:

¡Imbécil, esas bromas no me gustan! ¡Oh, si casi se me sale el corazón de la teta!

S. PELIRROJA: (A la Secretaria Rubia) ¡Ya no sabe qué hacer para llamar la atención, oh, no la soporto, no la soporto! S. RUBIA:

¡Oh, ah, oh!

S. PELIRROJA: Y ahora vos no te pongas histérica, ¿eh?, ¡no te pongas histérica!, ¡respira, concentrate, relajate, pero no te pongas histérica!, ¿me oís?, ¡¡¡Que no te pongas histérica!!! S. RUBIA:

¡Ay, callate ya, pesada! La Secretaria Rubia abofetea a la Secretaria Pelirroja. La Secretaria Morena se pone a llorar.

S. PELIRROJA: Tenemos que volver. La Secretario Pelirrojo sale. S. RUBIA:

(A la Secretaria Morena) ¡Ahora se habrá enojado conmigo sólo por tu culpa! La Secretaria Rubia sale.

S. CASTAÑA:

A mí también me asustaste.

S. MORENA:

¿Qué les pasa, qué le pasa a todo el mundo? La Secretaria Castaña sale. La Secretaria Morena se queda sola, llorando en silencio. Va hacia la baranda y mira abajo, hacia donde miraba antes la Secretaria Castaña.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

No los veo. Un fuerte soplo de viento cruza violentamente la azotea.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

ESCENA III

El Mensajero Local, solo. Se acerca a la baranda. Mira abajo. Grito. MENSAJERO: ¡¡Américaaaaaaa!! Eco. Saca del bolsillo un aparato reproductor de música portátil, Introduce una cinta, se pone los auriculares. Canta y baila siguiendo la canción que suena por los auriculares, intermitentemente, en voz muy alta. Se desabrocha la bragueta, mete una mano dentro, busco algo entre los calzoncillos. Saca un cigarrillo envuelto en papel de aluminio. Lo enciende. Pasa un helicóptero justo por encima de la azotea, rozando el edificio. Viento. El Mensajero Local oye el ruido y se quita los auriculares. Mira el helicóptero. Se asusta. Finalmente, el helicóptero se aleja. ¡¡Algún día un bicho de éstos chocará contra un edificio!! Instantáneamente, se oye un gran estrépito no muy lejos. Explosión violenta. Luz amarillenta y rojiza. Ruido de cristales rotos. El Mensajero Local se acerca a la baranda. Grito. ¡¡¡mierda a la mierda a la mierda a la mierda, se hizo mierda!!! No sabe qué hacer. Apaga el cigarrillo. Va de un lado a otro. Grita. Mira por la baranda. Humo. Confusión. Gritos de socorro. Sirenas. ¡mierda, me estoy mareando, mierda, me mareo, me caigo! Se arrodilla, se sujeta a la baranda y vomita en el vacío. Se incorpora. Se sienta en el suelo, saca otro cigarrillo y lo enciende. El cielo es rojo. Entra la Directora Ejecutiva, corriendo. El Mensajero Local, al verla, apaga rápidamente el cigarrillo y lo lanza al vacío. DIRECTORA: ¿Quién es usted? MENSAJERO: Un mensajero. DIRECTORA: ¿De nuestra empresa? MENSAJERO: Si. DIRECTORA: ¿Qué pasó?

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

MENSAJERO: No sé, yo no sé nada, me parece que fue un helicóptero, quiero decir un accidente. DIRECTORA: ¿Qué estaba haciendo acá? MENSAJERO: ¿Yo? Nada, nada, subí a... a... a mirar los helicópteros... DIRECTORA: Salga de aquí inmediatamente si no quiere que haga un informe negativo sobre usted en el próximo Consejo de Dirección de la empresa. MENSAJERO: Sí, señora. El Mensajero Local se dispone a salir. Se detiene. ¿Vio? Qué fuerte, ¿no? DIRECTORA: Sí. Mucho. Mucho. Bueno, váyase. Seguramente querrán evacuar el edificio. Ahora mismo bajo yo. El Mensajero Local sale. La Directora Ejecutiva mira a todos lados, se acerca a la puerta de acceso a la azotea para comprobar que no sube nadie. Saca un cigarrillo de una cajita gris que llevaba en lo mano. Lo enciende. Aspira el humo con delectación. Se acerca a la baranda y mira las llamaradas que ha producido el accidente del helicóptero en el edificio de al lado. Oh. Qué bonito.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

ESCENA IV

Entran el Jefe Administrativo y el Programador Informático. Caminan hacia la baranda. Se miran. El Programador informático abraza al jefe Administrativo. Se separan. Se miran. El Jefe Administrativo asiente con la cabeza, solemnemente. El Programador informático se lanza al vacío. Grito. Eco. El Jefe Administrativo contempla con absoluto frialdad la caída. JEFE ADM:

Ocho segundos. Aproximadamente. Enciende un cigarrillo.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

ESCENA V

Entra la Secretaria Rubia. S. RUBIA: Pausa

Es la primera vez que subo acá. Huy, qué bonito. ¿Me oye?

Pausa ¿Puedo hacerle una pregunta? Pausa ¿Me oye o no me oye? Pausa Huy, ¿por qué me mira así? JEFE ADM:

¿Qué pregunta?

S. RUBIA:

Mmm... ¿Usted fuma?

JEFE ADM:

No.

S. RUBIA:

Yo tampoco.

JEFE ADM:

Acá no fuma nadie, ¿no se acuerda?

S. RUBIA:

Sí, sí, claro, claro que me acuerdo, bueno nada. Perdón, ¿eh?, ay, sí, no sé cómo se me ocurrió preguntarle semejante tontería, ja ja ja...

Pausa JEFE ADM:

¿Era ésa la pregunta que quería hacerme?

S. RUBIA:

Mmm... bueno no.

JEFE ADM:

Entonces, ¿cuál?

S. RUBIA:

No sé si voy a tener el valor para... Pero como estamos acá, fuera del despacho y tal... bueno, sí: ¿por qué lo hizo?

JEFE ADM:

¿Qué?

S. RUBIA:

El vestido.

JEFE ADM:

No puedo responder a esa pregunta.

S. RUBIA:

¿Por qué?

JEFE ADM:

Motivos personales.

S. RUBIA:

Perdone pero no le entiendo.

JEFE ADM:

Es que no tiene que entender nada.

S. RUBIA:

Ay, ¿por qué no? Qué cosas dice usted. Mire, ahora le voy a ser franca... Un regalo... un regalo es... un regalo significa... quiere decir que entre el que lo hace y el que lo recibe, la que lo recibe, quiero decir que cuando una persona regala algo a otra y peor todavía, o mejor, cuando le regala algo tan personal como un vestido o algo íntimo o algo tan personal como un corpiño o unas tangas o un portaligas o por ejemplo un vestido o también una labial o un perfume o algo tan personal y tan íntimo como un vestido por ejemplo, bueno lo que quiero decir es que, cuando

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

alguien hace eso generalmente, quiero decir que lo más normal y natural y normalísimo del mundo es que entre él y yo, quiero decir entre ése que se gasta el dinero y yo que recibo el regalo, pues la cosa más naturalísima es que entre ellos o entre él y yo haya, cómo le diría, ay, ahora no sé cómo decírselo ja ja ja, bueno eso que nada, que creo que tiene que haber una relación un poco más, un poquito más, cómo decirlo, a ver, más más estrecha, ¿no?, quiero decir más... así, ¿verdad?, mucho más... así que la que puede haber entre una secretaria, por muy eficiente e inteligente que sea, y su cosa, quiero decir su jefe, ¿verdad?, quiero decir que... JEFE ADM:

Basta.

S. RUBIA:

Ah.

Pausa. JEFE ADM:

Es usted tan imbécil.

Pausa. S. RUBIA:

Oh.

JEFE ADM:

Tan imbécil, tan obtusa, tan limitada, tan patética... que enternece.

S. RUBIA:

Oh. No sé qué decir.

JEFE ADM:

Entonces cállese. El jefe Administrativo saco un cigarrillo y fuma.

S. RUBIA:

¡Oh!

JEFE ADM:

¿Qué le pasa?

S. RUBIA:

¡¡Fuma!!

JEFE ADM:

¿Le importaría limpiarse esos mocos, por favor? Es bastante desagradable.

S. RUBIA:

Usted me había dicho...

JEFE ADM:

No sólo no es la primera vez que usted sube acá sino que además le sale la nicotina por las orejas, la nariz, la boca, los ojos y todos los demás orificios de su cuerpo, con perdón. Pero no la he obligado a subir acá para acusarla de viciosa, como habrá podido comprobar yo también soy un vicioso, tampoco para pedirle nada... nada especial, usted ya me entiende, ¿me entiende o no me entiende?, ¿sí, no? Sino que la he traído acá para hablarle muy seriamente de un error lamentable que ha cometido.

S. RUBIA:

¿Cuál?

JEFE ADM:

Decir a sus compañeras que le regalé un vestido.

S. RUBIA:

¿Eso es un error lamentable?

JEFE ADM:

Sí, sin lugar a dudas.

S. RUBIA:

Oiga, ¿y por eso soy imbécil?

JEFE ADM:

No, por eso no, usted es imbécil en general.

S. RUBIA:

¿Y limitada y patética?

JEFE ADM:

También, también, en general. Lo ha sido, lo es y lo será siempre.

S. RUBIA:

Oh.

JEFE ADM:

Deje de llorar de una vez, se lo ruego.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

S. RUBIA:

Es que no entiendo nada... y cuando no entiendo nada, entonces me pongo nerviosa y me entra la llorera.

JEFE ADM:

¿Qué es lo que no entiende?

S. RUBIA:

Que por qué eso de decir que usted tan amable y encantadoramente me regaló un vestido tiene que ser un error, y encima lamentable.

JEFE ADM:

Porque ahora mis compañeros, por su culpa, se ven obligados a hacer lo mismo que yo. Si no, sus secretarias los amenazaron con hacer huelga.

S. RUBIA:

Ji ji ji.

JEFE ADM:

Evidentemente, no les hizo ninguna gracia, todos me señalan con el dedo, y alguno de ellos incluso ha pensado en sancionarme.

S. RUBIA:

Ji ji ji.

JEFE ADM:

¿Ha imaginado alguna vez lo que ocurre cuando un cuerpo cae al vacío y se estrella contra el suelo desde casi doscientos metros de altura?

S. RUBIA:

Ji ji... No.

JEFE ADM:

Yo sí. El cuerpo explota.

S. RUBIA:

Huy, ya me callo, ya me callo.

Pausa. ¿Explota? JEFE ADM:

Sí.

S. RUBIA:

¿Como el helicóptero de ayer?

JEFE ADM:

Peor, mucho peor, porque explota por dentro.

S. RUBIA:

Huy, qué asco, ¿no?

JEFE ADM:

Es usted tan imbécil.

S. RUBIA:

¿De verdad no quiere nada... de mí?

JEFE ADM:

Es imbécil pero linda. Ahora bien, sepa que no conseguirá nada de mí. Nunca.

S. RUBIA:

Se equivoca. Huy, perdón, ¿eh? Al menos conseguí... un vestido.

JEFE ADM:

Ah. Sí.

S. RUBIA:

¿Motivos personales, dijo?

JEFE ADM:

Sí.

S. RUBIA:

¿Era un regalo para su mujer, verdad?

Pausa. O mejor dicho... ex mujer. Pausa. JEFE ADM:

Sí.

Pausa. S. RUBIA:

Está pálido.

JEFE ADM:

Hace frío.

S. RUBIA:

¿Tiene vértigo?

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel JEFE ADM:

¿Y usted?

S. RUBIA:

Yo no.

JEFE ADM:

Yo tampoco.

S. RUBIA:

No es verdad.

JEFE ADM:

Sí.

S. RUBIA:

bueno, está muy pálido.

JEFE ADM:

Estoy bien.

S. RUBIA:

Yo también.

JEFE ADM:

¿Le molestó lo que le dije?

Versión Argentina

Pausa. S. RUBIA:

Ay, ¿qué me dijo?

JEFE ADM:

Nada.

S. RUBIA:

Ah.

JEFE ADM:

¿De verdad estoy pálido?

S. RUBIA:

Mucho.

JEFE ADM:

He pasado una mala noche. Tuve una pesadilla. Uno de los programadores informáticos de la empresa se lanzaba al vacío desde esta misma baranda, delante de mí.

S. RUBIA:

¿El que subió toda esta semana acá con usted a fumar?

JEFE ADM:

¡Ah, también nos espía!

S. RUBIA:

¿Yo? Ay, no sé, alguien me dijo algo, no sé, yo no sé nada, ay, mire, oiga, yo no soy ninguna espía, ¿eh?, ¿por qué siempre piensa mal de mi? ¿Y qué más pasaba en el sueño?

JEFE ADM:

Nada más.

S. RUBIA:

¿Y su cuerpo explotaba?

JEFE ADM:

Sí.

S. RUBIA:

Ay, qué asco, ¿no?

JEFE ADM:

Yo no veía nada.

S. RUBIA:

¿Y eso qué tiene que ver con su mujer? porque estábamos hablando de ella, ¿no?

JEFE ADM:

No me acuerdo.

Pausa. Bajemos. S. RUBIA:

No.

JEFE ADM:

¿Qué dijo?

S. RUBIA:

¿Yo? Nada.

JEFE ADM:

No tarde. Tenemos mucho trabajo.

S. RUBIA:

Espere. La Secretaria Rubia va hacia él, que ya se disponía a salir, y lo retiene, Le mete la mano en el bolsillo del pantalón, voluptuosamente; soca un cigarrillo y un

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

encendedor. Enciende el cigarrillo, le tira el humo a la cara y le mete el encendedor en el bolsillo. El Jefe Administrativo se incomodo visiblemente. S. RUBIA:

Gracias. Puede irse. Bajo enseguida. Cuando termine el cigarrillo. Me da permiso, ¿no? Y no dirá nada a nadie, ¿verdad? Gracias. Ah, sí todavía se siente mal, tómese alguna pastilla, yo tengo en el bolso que está en el respaldo de mi silla. Ah, será mejor que no baje en ascensor, el ascensorista tiene la nariz muy fina.

JEFE ADM:

Yo también.

S. RUBIA:

Sí, pero él es un alcahuete. Y usted no.

JEFE ADM:

No. El jefe Administrativo sale. Lo Secretaria Rubia va hacia la baranda. Fuma y mira al vacío. De repente, le entra un ataque de risa. Se retuerce. Al cabo de unos segundos, deja de reír en seco.

S. RUBIA:

Huy, pero ¿de qué me estoy riendo? Fuma, se queda pensativa.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

ESCENA VI

Entran la Secretaria Morena, la Secretaria Pelirroja y el Mensajero Local. S. MORENA:

A veces pasan estas cosas.

MENSAJERO: Como si fuera culpa mía. S. MORENA:

Pero, ¿por qué?

MENSAJERO: Ya te lo dije. Pensé: algún día un bicho de éstos chocará contra un edificio. Y ya ves, no fue "algún día" sino en ese mismo instante, justo un segundo después de que lo pensara. S. MORENA:

Una casualidad.

S. PELIRROJA: Yo no creo en las casualidades. S. MORENA:

Ah, ¿no?

S. PELIRROJA: No. S. MORENA:

Entonces, ¿en qué crees vos?

S. PELIRROJA: ¿Quieren que se los cuente? MENSAJERO: Que nos cuentes ¿qué? S. PELIRROJA: Mi teoría. S. MORENA:

Oh, no.

S. PELIRROJA: Mi teoría sobre el accidente del helicóptero. MENSAJERO: Bueno, sí, pero si lo que querés es asustarme… S. PELIRROJA: Siéntense. S. MORENA:

¿Dónde?

S. PELIRROJA: En el suelo. Está limpio. S. MORENA:

Y si no nos interesa, ¿qué?

S. PELIRROJA: Se las explicaré igualmente. S. MORENA:

Me voy.

MENSAJERO: A mí sí me interesa. S. MORENA:

Claro, debes ser el protagonista de la historia, ¿verdad?

S. PELIRROJA: Evidentemente. Pausa. La Secretaria Pelirroja mira fijamente a la Secretaria Morena. ¿Vos no te ibas? S. MORENA:

Ahora no me dan ganas.

S. PELIRROJA: Voy a hablar te guste o no, allá vos.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

La Secretaria Morena se sienta en el suelo. El Mensajero Local hace lo mismo. ¿Están preparados? Bien. Empiezo. Entra el Programador Informático. Lleva un cigarrillo sin encender en los labios. Al ver a los demás, se lo quita y lo esconde. PROG. INF:

Perdón.

Pausa. Buenos días. S. PELIRROJA: No, no, no nos molesta. Y no se preocupe, hace bastantes días que sabemos que le da al vicio, tranquilo, tranquilo, ¿quiere sentarse con nosotros? Estaba a punto de explicar una teoría interesantísima sobre el poder telequinésico de la mente. MENSAJERO: ¿Tele... qué? Huy huy huy, ¿y yo tengo eso? S. MORENA:

ya ves...

PROG. INF:

No, no, se lo agradezco mucho. Lo que pasa es que yo andaba buscando...

S. PELIRROJA: Al Jefe Administrativo, ¿no? Sí, claro. Sí, sí, ya sabemos que no han parado de subir acá desde hace una semana, cálmese, si lo sabemos todo, y no se preocupe, nosotros como tumbas. PROG. INF:

¿Y sabe dónde está?

S. PELIRROJA: Bajó a la treinta y ocho, al despacho de mi jefa. Últimamente no paran de reunirse. ¿Usted sabe por qué? PROG. INF:

No.

S. PELIRROJA: Bueno, ¿se queda, sí o no? PROG. INF:

No.

S. PELIRROJA: Bueno, váyase. El programador informático sale. No lo soporto a ese tipo. MENSAJERO: ¿Y la teoría? S. MORENA:

Me fumaría un cigarrillo.

MENSAJERO: ¡Sí!, yo también. S. MORENA:

¿Tenés?

MENSAJERO: Sí. El Mensajero Local se saca un par de cigarrillos de las medias. Le da uno a la Secretaria Morena. Los encienden. S. MORENA:

Bueno, ¿qué? Quieren escucharme, ¿Sí o no? Vuelve a entrar el Programador Informático.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

PROG. INF:

Versión Argentina

Es que en realidad no buscaba al Jefe Administrativo, había subido para...

S. PELIRROJA: Para fumar. PROG. INF:

Huy, no. Bueno... sí. Pero también para... para respirar. No soporto el aire acondicionado, me parece que soy alérgico al aire acondicionado, sobre todo al de nuestras oficinas, que es aire acondicionado aromático, me parece que soy alérgico al aroma más que al aire en sí, es que es aroma de bosque, aroma silvestre, creo.

S. PELIRROJA: ¿Quiere hacerme el favor de callarse de una vez? ¿No se da cuenta de que nos está interrumpiendo? La Secretaria Morena se levanta. cigarrillo en los labios.

El Programador Informático se pone el

Y ahora vos, ¿Por qué te levantás, si puede saberse? S. MORENA:

Me duelen las piernas.

MENSAJERO:

(Al Programador Informático) ¿Quiere fuego?

PROG. INF:

No. Ya tengo. Gracias.

S. PELIRROJA: ¿Me escuchan o no me escuchan? PROG. INF:

Sigan hablando, sigan hablando, por mí no se preocupen, ya me voy a un rincón, donde no pueda oírlos.

S. PELIRROJA: (A lo Secretario Moreno) Vos, sentate. S. MORENA:

¿Y si no quiero?

S. PELIRROJA: Andate. La Secretaria Morena se sienta, sin dejar de mirar al Programador Informático, que se ha ido a un rincón, se ha apoyado con precaución en la baranda y ha encendido el cigarrillo. Bueno. Allá voy. Mi teoría es la siguiente... Entra, repentinamente, la Directora Ejecutiva. DIRECTORA: ¿Alguien ha visto al Jefe Administrativo? Rápidamente, el Programador Informático, la Secretaria Morena y el Mensajero Local apagan sus cigarrillos y los esconden. PROG. INF:

No. Acá no está.

DIRECTORA: Ya lo veo, no estoy ciega. S. PELIRROJA: Si hace un momento estaba en su despacho... DIRECTORA: ¿Qué haces vos acá?

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

S. PELIRROJA: ¿Yo? Vine a... a tomar aire, es que soy un poco alérgica al aire acondicionado aromático silvestre de bosque, y como usted tenía una de esas reuniones para las que no me necesita para nada, pensé que… DIRECTORA: Basta. Así que no lo vieron. Me dijo que iba un momento al baño pero hace ya veinte minutos que no vuelve. S. MORENA:

Estará estreñido.

DIRECTORA: ¿Quién dijo eso? S. MORENA:

Yo.

DIRECTORA: ¿Quién es usted? S. MORENA:

Secretaria del Jefe de Selección de Personal.

DIRECTORA: ¿De nuestra empresa? S. MORENA:

Sí.

DIRECTORA: Ah. No la conocía. Mucho gusto. Me voy. (A la Secretaria Pelirrojo) Y a vos, te espero en el despacho dentro de dos minutos. Adiós. La Directora Ejecutiva sale. Inmediatamente, el Programador informático, la Secretaria Morena y el Mensajero Local encienden cigarrillos. MENSAJERO: Mierda, qué mujer. S. PELIRROJA: No es una mujer. Es un monstruo. Una maquina. Y ahora, mi teoría. S. MORENA:

(Al Programador informática) ¿No le da miedo mirar abajo?

S. PELIRROJA: ¡¡¡¡Callate!!!! Pausa. Bien. Muy bien. Empiezo. Mi teoría es la siguiente: todos tenemos una energía desmesurada acá dentro, en la cabeza, mejor dicho, en el cerebro, y no sabemos controlarla, no sabemos dominarla, no somos capaces de manipularla según nuestra voluntad. Muchas veces, o algunas, depende de quien, un deseo oculto, inconfesable, quizá inconsciente, tiene tanta fuerza mental, tanta fuerza energética pura inconmensurable, tanta fuerza bruta insospechada etérea metafísica (dame un cigarrillo, que ya me estoy calentando... gracias), tanta que esa energía, que ha ido concentrándose, condensándose, sale de repente de nuestra cabeza como un chorro para no provocarnos una explosión interna, una embolia digamos, y ésa es la causa de fenómenos extraños como los accidentes las desgracias las tragedias las muertes de las personas que odiamos. MENSAJERO: ¿Qué? ¿Lo que querés decir es que yo fui el culpable de...? Pero si yo no odiaba a nadie... Ni siquiera sé quién manejaba el helicóptero... Ni conocía a ninguno de los ciento treinta y siete muertos. Bueno, quizá si conocía a alguno, pero de vista, de verlos por la calle y nada más. Además, yo no quiero hacerle mal a nadie. Si nunca maté una mosca. S. PELIRROJA: Eso es lo que vos creés. S. MORENA:

(Al Programador Informático) ¿No le da miedo mirar abajo?

PROG. INF:

¿Cómo?

S. MORENA:

¿No le da miedo apoyarse así en la baranda?

S. PELIRROJA: Oime, monada, ¿me estás boicoteando o qué?

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel S. MORENA:

Versión Argentina

¿Qué? Ah, no, perdón, es que tu teoría no me convenció, ¿me dejás pasar? La Secretaria Morena se levanta con lo intención de ir hacia el Programador Informático. La Secretaria Pelirroja, desafiándola, deja caer su cigarrillo a los pies de la Secretaria Morena y lo aplasta con el pie. La Secretaria Morena se ríe y va hacia el Programador Informático. El Mensajero Local se queda junto a la Secretaria Pelirroja. Está nervioso al verse solo con ella. ¿No tiene vértigo?

PROG. INF:

Un poco. Precisamente me asomo así para vencerlo. Para perder el miedo.

S. MORENA:

El otro día estuve a punto de caerme.

S. PELIRROJA: (Al Mensajero Local) Se lo quiere levantar. MENSAJERO: Y a mí qué. S. MORENA:

Acá mismo. Resbalé. Me di un susto terrible. Esta baranda no es muy segura.

PROG. INF:

Sí que lo es.

S. PELIRROJA: (Al Mensajero Local) Lo noté enseguida. Fijate cómo lo está mirando, si se lo come con los ojos la muy... MENSAJERO: Me voy. S. PELIRROJA: Esperame, que no terminé de contarte... MENSAJERO: Tengo trabajo, ¿sabes? S. PELIRROJA: ¿Te doy miedo o qué? PROG. INF:

¿Le da miedo?

MENSAJERO: Mmm... sí. S. MORENA:

Sí.

PROG. INF:

Tenga confianza. Venga conmigo.

S. PELIRROJA: Oh. Oh. ¡Si casi está uno encima del otro! MENSAJERO: bueno sí, me das miedo, ¿sabes?, mucho miedo porque porque porque porque estás buenísima y me gustaría cogerte. bueno, ya te lo dije. Buf, ya estoy tranquilo. Ahora ya puedo irme. S. PELIRROJA: No me dejes sola. PROG. INF:

¿Lo ve? ¿A que ya no le da miedo?

S. MORENA:

No, porque me está sosteniendo.

MENSAJERO: ¿Querés salir conmigo esta noche? S. PELIRROJA: Oime, chiquito, ¿querés cerrar el pico?, no me dejas oír lo que están diciendo. MENSAJERO: ¿Y a vos qué te importa? PROG. INF:

Su compañera es un poco rara.

S. MORENA:

¿Quién, ésa?

PROG. INF:

Sí.

S. MORENA:

De rara, nada. Sólo es una histérica.

MENSAJERO: O salís conmigo esta noche o me voy, ¿eh?

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

S. PELIRROJA: Shhht. S. MORENA:

¿Quiere salir conmigo esta noche?

PROG. INF:

¿Qué? ¿Para hacer qué?

S. MORENA:

No sé. Para hablar. Para cenar. Para...

PROG. INF:

¿Puede venir también mi mujer?

S. MORENA:

No.

PROG. INF:

Entonces, no.

S. PELIRROJA: Puta. MENSAJERO: Vos estás pirada. S. MORENA:

Oh, si tuviera valor me tiraría ahora mismo.

PROG. INF:

¿Qué dice? ¿Por qué?

S. MORENA:

De la vergüenza que siento. Debe pensar que hago este tipo de proposiciones a todo el mundo.

PROG. INF:

No pienso nada.

S. MORENA:

No se crea que estoy enamorada de usted, yo sólo quería...

PROG. INF:

Tranquilícese.

S. MORENA:

Seguro que piensa de mí que soy una...

S. PELIRROJA: ¡Una puta, es que lo es! MENSAJERO: Bueno, se acabó, vos te lo perdés. El Mensajero Local escupe a los pies de la Secretaria Pelirroja, le dedica un gesto obsceno y se va corriendo. PROG. INF:

(A la Secretario Pelirroja) Puede acercarse, si quiere, así nos oirá mucho mejor.

S. PELIRROJA: ¿Perdón? ¿Está hablando conmigo? No, sí yo ya me iba... S. MORENA:

¿Ah, sí?

S. PELIRROJA: Sí. S. MORENA:

¡¡ Mentirosa repugnante hija de puta asquerosa celosa celosa de mierda ¿así que ya te ibas eh? cerda envidiosa si no nos quitaste los ojos de encima no le quitaste los ojos de encima y antes dijiste que te caía mal, dijiste “no soporto a ese tipo” y ahora te lo comías con los ojos cagona mentirosa ojalá una ráfaga de viento te tirara al vacío desde acá y te estrellara contra el suelo y te reventara el cuerpo en mil pedazos toda vos una explosión toda vos un montón de miembros esparcidos mentirosa inculta corta inculta cerda esotérica de mierda!! La Secretaria Morena sale corriendo.

S. PELIRROJA: (Al Programador Informático) ¿Me da un cigarrillo? PROG. INF:

Sólo me queda éste.

S. PELIRROJA: ¿Me da una pitada?

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel PROG. INF:

Versión Argentina

No. Soy un poco escrupuloso.

S. PELIRROJA: Usted no me cae nada bien. PROG. INF:

Bueno.

S. PELIRROJA: ¿Quiere que le explique mis teorías? El Programador Informático lanza su cigarrillo al vacío y sale. La Secretaria Pelirroja se apoya en la baranda y mira al vacío. Pasan cosas muy raras cuando la gente se odia. De repente, una fuerte ráfaga de viento atraviesa la azotea. Pelirroja se asusta y se agarra fuertemente a la baranda.

La Secretaria

¡¡Dios mío, no quiero caer, no me quiero caer, oh, Dios, no lo permitas, Dios mío, ayudame, te lo ruego, piedad de mí, Dios misericordioso!!

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

ESCENA VII Entran el jefe Administrativo, la Secretaria Castaña y la Directora Ejecutiva. DIRECTORA: Acá no podrá oírnos nadie. S. CASTAÑA:

No esté tan segura. Últimamente hay más tránsito acá que en los ascensores. El jefe Administrativo ofrece tabaco.

JEFE ADM:

¿Quieren uno?

DIRECTORA: ¿Qué? No subimos acá para... para fumar. Además yo no fumo, ella tampoco fuma, sólo vos infringís las normas y no te delato porque somos amigos, ya lo sabés, no subimos acá para distraernos... JEFE ADM:

Pero...

DIRECTORA: ... sino para trabajar. S. CASTAÑA:

Yo sí fumo.

DIRECTORA: Ah, ¿Fumar no la desconcentra? S. CASTAÑA:

En absoluto.

DIRECTORA: Si es así, puede fumar. JEFE ADM:

¿Y yo?

DIRECTORA: Hacé lo que te dé la gana, allá vos. JEFE ADM:

Tome.

S. CASTAÑA:

Gracias.

JEFE ADM:

Ya me lo pagará después, no se preocupe.

S. CASTAÑA:

Gracias. El Jefe Administrativo y la Secretaria Castaña se encienden los cigarrillos,

DIRECTORA: ¿Qué? ¿Terminaron ya? Muy bien. Supongo que se preguntará por qué la hemos convocado. S. CASTAÑA:

Sí.

DIRECTORA: Supongo que querrá una explicación. S. CASTAÑA:

Estoy un poco incómoda.

JEFE ADM:

No me extraña.

DIRECTORA: ¿Me dejás continuar? Gracias. Muy bien. Sé que le sorprenderá lo que vamos a proponerle. Bien, se trata de... La Directora Ejecutiva mira los cigarrillos de la Secretaria Castaña y del jefe Administrativo.

31

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

... Ah! ¡Ahora no sé cómo explicarlo, yo también estoy un poco nerviosa, dale, explicáselo vos! JEFE ADM:

¿Yo?

DIRECTORA: ¡Sí, vos! Empezá por el principio. O no. Por ella, empezá por ella, explicale por qué la hemos elegido a ella. JEFE ADM:

Con lo inteligente que es, seguro que se lo imagina.

S. CASTAÑA:

No me imagino nada, no sé de qué me están hablando y no sé en qué se basa para creer que soy inteligente.

JEFE ADM:

Bueno... A usted la hemos elegido por eliminación. El campo de las secretarias de la empresa es bastante limitado. No brillan especialmente por sus aptitudes, que digamos. La mía es poco más que una retrasada mental. Además es falsa, grosera, inculta, se viste mal, tiene las uñas largas, demasiado pintadas y se me quiere meter en la cama como una vulgar prostituta para ocupar un cargo más alto en la empresa, qué ingenua, pobrecita, no sé qué cargo podría ocupar con su nula capacidad mental. A propósito, siempre he tenido curiosidad por saber cómo pudo pasar el Control de Capacidades Mínimas. Seguro que metiéndose en la cama con el Jefe de Selección de Personal. Tendríamos que investigar a fondo este tipo de irregularidades y plantear el caso abiertamente en el próximo Consejo Ejecutivo.

DIRECTORA: No es necesario. Lo hice yo, ayer mismo. El Jefe de Selección de Personal está destituido. Machista asqueroso. Su cargo está vacante. A propósito, acabo de encontrármelo en el baño. Daba una risa. Estaba vomitando. JEFE ADM:

Pobre.

DIRECTORA: ¿Pobre? ¿Ahora te va a dar lástima ese cerdo? JEFE ADM:

En el fondo es un buen tipo. Quizá no era para tanto.

DIRECTORA: Bueno, basta ya de ese tema. JEFE ADM:

¿Qué?

DIRECTORA: Que sigas con lo nuestro. JEFE ADM:

Ah. Bien. ¿De qué... hablábamos?

S. CASTAÑA:

De la... ineficacia de su secretaria.

JEFE ADM:

Ah sí. A propósito, ¿sabe quién es?

S. CASTAÑA:

Sí. La morocha.

JEFE ADM:

No. Es rubia.

S. CASTAÑA:

No. Es morocha. Teñida de rubio.

DIRECTORA: Ja ja ja. JEFE ADM:

Sí, bueno... eso. Necesitamos una secretaria eficaz, inteligente. Por lo tanto, la mía, descartada.

DIRECTORA: También está la mía. S. CASTAÑA:

La estúpida.

DIRECTORA: ¿Cómo? S. CASTAÑA:

La pelirroja.

DIRECTORA: Sí. S. CASTAÑA:

Es que la llamamos "la estúpida".

DIRECTORA: Ah. No lo sabía.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel S. CASTAÑA:

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También es morocha.

DIRECTORA: Oh. Usted lo sabe todo... S. CASTAÑA:

No.

DIRECTORA: Bien, bueno... lo que le pasa a la mía, aparte de la estupidez con que usted la define, es que tiene graves problemas... ¿cómo decirlo?... de orden psicológico. S. CASTAÑA:

Ah, ¿sí?

DIRECTORA: Sí. Confunde la competitividad con la guerra, el diálogo con la disputa. Además... sé que ahora voy a ser un poco indiscreta, no lo sabe nadie, me parece, sólo yo, me lo confesó el otro día... además... es creyente. JEFE ADM:

Ah. Eso no me lo habías dicho.

DIRECTORA: Pues sí. De todos modos no es ineficiente, al contrario, es inteligente y rápida, un poquito nerviosa pero eficaz, puntual y muy dinámica. El problema surge cuando se relaja y se deja llevar por sus fantasías, ella siempre dice "sus teorías". S. CASTAÑA:

No la entiendo.

DIRECTORA: El problema surge cuando ella tiene que pensar por sí misma. Cuando el trabajo deja de ser mecánico para ser reflexivo. Me explico tan mal. Las secretarias, según mi modesta opinión, también tienen que reflexionar, bueno, a su manera, claro está. Tienen que saber valorar el estado anímico de sus jefes y obrar en consecuencia. Si tienen la cabeza llena de teorías adquiridas, impersonales, esotéricas, rituales, si creen en la predestinación y en entidades superiores que nos dominan, no se molestan en intentar cambiar el flujo de las circunstancias y se convierten en lo que es ella: una maniática del orden establecido, inflexible e incapaz de alterar nada para abrir nuevas perspectivas que se salgan del trabajo rutinario y aburrido de la típica secretaria, es decir, en una reaccionaria, en una conservadora pura. Yo necesito, nosotros necesitamos, otra cosa. Una cabeza, una sensibilidad, un carácter, una persona. No una máquina idiotizada por el peso del orden y de la tradición… S. CASTAÑA:

No entiendo a dónde quiere ir a parar.

DIRECTORA: Claro que lo entiende. Lo está sospechando y no se atreve a preguntarlo. Quiero, queremos... independizarnos de la empresa y crear una nueva, sin fines de lucro, por gusto, por placer, por el placer de saberse protagonista de una aventura sin depender de un monstruo impersonal y devorador, queremos una empresa pequeña, a nuestra medida, pero inteligente, con gente inteligente, para un trabajo inteligente y un rendimiento inteligente, sin más ambición que la de ser felices, sin tener que rendir cuentas a nadie, sin ser una parte ínfima y despersonalizada de nada ni de nadie, una empresa inteligente y pequeña pero profundamente apasionante. S. CASTAÑA:

No sé por qué me quieren a mí.

JEFE ADM:

Nos gusta.

S. CASTAÑA:

¿Cómo lo saben?

DIRECTORA: Lo sabemos. S. CASTAÑA:

¿Quién les habló de mi?

JEFE ADM:

Todo el mundo habla de usted. Desde el primer día que entró en la empresa. Todos nosotros envidiamos a su jefe. El mismísimo Director General envidia a su jefe.

DIRECTORA: Todo el mundo la envidia a usted. S. CASTAÑA:

¿Todo el mundo?

DIRECTORA: Todas sus compañeras. Todos la quieren. ¡Si es usted la... la empleada modelo, la empleada de moda!

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel S. CASTAÑA:

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Yo no valgo nada. En mi cabeza sólo hay una confusión de ideas y soy extraña.

Pausa. No sirvo para nada. Pausa. Sólo sirvo para pensar y divagar. Pensar cosas sin sentido. DIRECTORA: ¡¡Fantástico!! Es justamente lo que buscamos. JEFE ADM:

No alguien que luche por ser algo, sino alguien que luche por no ser nadie.

S. CASTAÑA:

No entiendo nada. Yo no lucho por no ser nadie. Yo, simplemente, soy nadie.

DIRECTORA: ¡¡Es usted extraordinaria!! S. CASTAÑA:

¿Supongo que no se irán de acá hasta que no tengan todos los trámites solucionados de la empresa que quieren crear?

DIRECTORA: Sí. S. CASTAÑA:

Eso quiere decir meses.

DIRECTORA: Todo está bajo control: dieciséis meses. S. CASTAÑA:

Miren, un pájaro.

Pausa. ¿Supongo que querrán guardar el secreto durante esos dieciséis meses? DIRECTORA: Por supuesto. S. CASTAÑA:

Yo podría...

DIRECTORA: No lo hará. S. CASTAÑA:

No. No tenga miedo. No pienso decir nada. Pero no acepto formar parte de su asqueroso proyecto.

Pausa. DIRECTORA: ¿Asqueroso? JEFE ADM:

¿Se encuentra a gusto en la empresa?

S. CASTAÑA:

No.

JEFE ADM:

¿Entonces...?

DIRECTORA: Oiga oiga oiga oiga nosotros queremos algo nuevo autónomo pequeño libre autogestionado creativo, en el fondo es un proyecto ambicioso, no se confunda, no nos gusta cómo se llevan acá los negocios, acá todo es ampuloso impersonal gris rutinario, lo que queremos es aventura riesgo emoción ilusión pasión, ¿no lo entiende? S. CASTAÑA:

No. Lo que ustedes quieren es...

Pausa. JEFE ADM:

¿Qué?

S. CASTAÑA:

No sé cómo decirlo

DIRECTORA: ¿Qué le pasa? S. CASTAÑA: Pausa.

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Miren, otro pájaro.

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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Aquél era macho y éste hembra. De razas diferentes. ¿Tienen razas, los pájaros? Sí. Tienen razas. ¿Saben? estos dos pájaros, de razas distintas, se hicieron un nido para los dos. Miren. Vuelan. Se precipitan al vacío en caída libre y a pocos centímetros del suelo remontan el vuelo desafiando las leyes de la gravedad. Por eso son pájaros. Si yo me lanzara, no podría hacer lo mismo… A pocos centímetros del suelo, yo no podría cambiar la trayectoria de la caída para evitar el choque contra el suelo. No podría. No puedo hacer nada contra las leyes de la gravedad. Por lo tanto, sé que no soy un pájaro. Pausa. Ustedes tampoco. Aunque sin duda son de una raza muy distinta a la mía. La Secretaria Castaña sale. JEFE ADM:

Está loca.

DIRECTORA: ¡¡¡¡Me encanta!!!! Oh, ¡necesito fumar, necesito fumar fumar fumar fumar! JEFE ADM:

¿Qué? ¿Vos fumas?

DIRECTORA: Sí, yo fumo, ¿qué pasa? ¿No fumas vos? Bueno, yo también, ¿qué pasa?, ¿tenés algo en contra de que yo también fume o qué?, ¿eh? JEFE ADM:

No, no, nada, nada, no hace falta que grites. El Jefe Administrativo le da un cigarrillo y fuego.

DIRECTORA: La quiero a ella. JEFE ADM:

¿Eh?

DIRECTORA: La quiero a ella. JEFE ADM:

¿Estás segura?

DIRECTORA: ¿Vos no? JEFE ADM:

No sé... Sí.

DIRECTORA: Yo sé volar. JEFE ADM:

¿Qué?

DIRECTORA: Yo sé volar. JEFE ADM:

Me voy. El Jefe Administrativo sale. Lo Directora Ejecutiva se acerca a la baranda.

DIRECTORA: Yo sé volar yo sé volar yo sé volar yo sé volar yo sé volar... La Directora Ejecutiva se pone el cigarrillo en los labios, saca medio cuerpo al exterior apoyando la cintura en la baranda, abre los brazos en cruz y cierra los ojos.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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ESCENA VIII Entran el Programador Informático y el Mensajero Local. MENSAJERO: Hoy puedo estar acá toda la tarde. No hay trabajo. No hay trabajo para mí. Ya nadie manda paquetes. Sólo se mandan mails. Y los faxes no se rompen nunca. Si algún día mejoran el servicio de Correo, me echarían. Y si me echan no sabría qué hacer. No sé hacer otra cosa. No sé hacer nada. Sólo llevar sobres y paquetes de un lado a otro de la Ciudad lo más rápido posible. Me gusta mi trabajo pero... no tiene futuro. En cambio, usted... ¿Por qué no me da clases de computación? PROG. INF:

No tengo tiempo. El Mensajero Local ofrece tabaco al Programador Informático. Fuman.

MENSAJERO: Lástima. Pausa. PROG. INF:

¿Puedo hacerle una pregunta?

MENSAJERO: Sí. PROG. INF:

¿Cómo me ve?

MENSAJERO: ¿Qué? PROG. INF:

Cómo me ve, que le parezco.

MENSAJERO: bueno... qué sé yo, simpático, normal. PROG. INF:

Quiero decir físicamente.

MENSAJERO: Ah... y, ¿por qué me lo pregunta? PROG. INF:

No sé. Estoy preocupado.

MENSAJERO: Ah. PROG. INF:

Obsesionado.

MENSAJERO: ¿Con qué? PROG. INF:

Con mi físico.

MENSAJERO: Ah, bien. Es que de estas cosas yo no entiendo. PROG. INF:

Lástima.

MENSAJERO: Si quiere voy a buscar a mi hermano. PROG. INF:

¿Su hermano?

MENSAJERO: Él es un experto en eso del físico. PROG. INF:

No lo conozco.

MENSAJERO: Claro que sí. Es el fisonomista del turno de la tarde. PROG. INF:

Ah, ¿sí? No se parecen nada.

MENSAJERO: Somos hermanos de madre. PROG. INF:

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Ah, bien.

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

MENSAJERO: ¿Voy a buscarlo? PROG. INF:

No, no se preocupe.

Pausa. ¿Así que usted no sabe decirme si me ve atractivo o no? MENSAJERO: Pero, ¿por qué le preocupa? PROG. INF:

Porque porque porque últimamente todas las mujeres me persiguen, sobre todo las secretarías de la empresa, todas me acosan, reclaman mis servicios cada dos por tres, a veces para consultarme tonterías, falsas consultas, son capaces hasta de borrar un programa adrede o bloquear los teclados, entonces me llaman y llego yo y ellas se lanzan sobre mí, se me pegan como lapas, me hablan en voz baja, me desnudan con la mirada, y me enferma, me siento ridículo, me dan ganas de salir corriendo, de escaparme, porque no entiendo nada... porque yo no me considero nada atractivo.

MENSAJERO: Ahora que lo dice, yo, a usted, la verdad, lo encuentro feísimo. PROG. INF:

¿Lo ve?

MENSAJERO: Se lo digo en serio, ¿eh? No sé si mi opinión le sirve de ayuda. PROG. INF:

Sí, corrobora mi idea.

MENSAJERO: ¿Cuál? PROG. INF:

Que cuanto más feo se ve uno, más gusta a los demás.

MENSAJERO: Ja ja ja, una idea muy original. PROG. INF:

Yo también disfruto con mi trabajo, pero si sólo sirvo para calmar los impulsos eróticos de veinte o treinta obsesas sexuales, tendré que pensarlo bien y actuar drásticamente.

MENSAJERO: Oiga, oiga, ¿por qué no se aprovecha de ellas? PROG. INF:

No puedo, estoy casado.

MENSAJERO: ¿Y qué? PROG. INF:

¿No lo entiende? Estoy casado. Yo tengo mujer, yo tengo una mujer, yo soy normal, yo soy monógamo, ¿Sabe?, como los loros. Mi mujer es mi mujer y ella es la única, ¿sabe? No puedo imaginarme con otra que no sea ella, ella las borra a todas, ¿sabe?, las convierte a todas en polvo, en humo, en sombra, en nada, ¿sabe?, porque no es una mujer cualquiera, porque yo siempre me veo feo, pero curiosamente con ella, fíjese, me encuentro atractivo, sé que cuesta entender lo que le estoy diciendo.

MENSAJERO: Y sí, un poquito. Si yo estuviera en su lugar… buf, me las cepillaba a todas, usted ya me entiende. Sobre todo a la pelirroja, ¡Mierda!, me pone, a mil. PROG. INF:

Está de atar.

MENSAJERO: Sí, se pone un poco pesada cuando te explica sus tonterías y se cree más inteligente que vos y que nadie y te habla de las cosas del mundo, de la vida, del más allá y del más adentro, pero yo no le hago caso, ni la escucho, sólo la miro, y si estuviera en su lugar, me encantaría que se le rompiera la computadora cada cinco minutos y yo se la arreglaría y aprovechando la ocasión le haría algún que otro favor. Bah, Cogérmela viva. PROG. INF:

Usted es muy joven.

MENSAJERO: Usted también.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel PROG. INF:

Versión Argentina

¿Me ve joven?

MENSAJERO: Y claro. Oiga, oiga, ¿no puede darme clases de computación? A cambio, le ofrezco un Curso Acelerado de Dominio Sexual Secretarial. Ja ja ja. Es broma, claro. PROG. INF:

No me hace ninguna gracia.

MENSAJERO: Perdón. El Mensajero Local se pone los auriculares. El Programador Informático saca un montón de papeles del bolsillo de la campera, va hacia la baranda y empieza a romperlos en pedazos. ¡¡Américaaaa ... !! ¿Qué hace? PROG. INF:

¿Eh?

MENSAJERO: ¿Qué son esos papeles? PROG. INF:

Ah, ¿esto?, cartas de amor de las secretarias.

MENSAJERO: Déme algunas, que le ayudo, y no se preocupe, ya se lo dije, yo a usted lo veo feo de remate, ¿eh? PROG. INF:

Gracias. El Mensajero Local le saca unos cuantos papeles y le pone los auriculares al Programador Informático. ¡¡Américaaaaa!!

MENSAJERO: Je je je. Rompen papeles y lanzan los trozos al vacío. En vez de caer, los trozos vuelan y suben. El Programador Informático se inclina peligrosamente sobre la baranda e intenta hacer caer los trozos. El Mensajero Local se asusta. PROG. INF:

¡¡No se caen, no se caen!!

MENSAJERO: ¡¡¡Eh!!! PROG. INF:

¿Qué pasa?

MENSAJERO: ¡No se tire! PROG. INF:

¿Qué dice? ¿Tirarme? ¡Estoy desesperado pero no tanto!

MENSAJERO: Ah. Uf. Ríen. Chocan las manos, al estilo norteamericano. Ruido de sirenas.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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ESCENA IX

Entra la Secretaria Morena, llorando. Va o la baranda, saca un cigarrillo y fuma. Entra la Secretaria Castaña. S. MORENA:

Me cambiaron de sección.

S. CASTAÑA:

Lo sé.

S. MORENA:

Echaron a mi jefe.

S. CASTAÑA:

Lo sé.

MENSAJERO: Lo acusan de tráfico de influencias, corrupción, acoso sexual... no entiendo estas palabras. S. CASTAÑA:

Yo sí. Es la verdad.

S. MORENA:

Me da igual, es un buen hombre.

S. CASTAÑA:

Estaba enfermo, era un obseso.

S. MORENA:

Yo lo aprecio... ¿por qué decís estaba, era?

S. CASTAÑA:

No me hagas caso.

S. MORENA:

¿Querés un cigarrillo?

S. CASTAÑA:

Sí.

S. MORENA:

Tomá.

S. CASTAÑA:

Gracias.

S. MORENA:

Sos tan rara, tan... A veces me pones...

S. CASTAÑA:

Me parece que sube alguien.

Pausa. S. CASTAÑA:

No. No sube nadie. Escuché un ruido.

S. MORENA:

Yo no. Ruido de cristales rotos, La Secretaria Castaña mira abajo, por encima de la baranda.

S. CASTAÑA:

¡Mira, alguien rompió un vidrio, mira!

S. MORENA:

¡Es mi despacho!

S. CASTAÑA:

¡Es él, tu jefe, mira, se asoma al exterior, mira, está saliendo!

S. MORENA:

¿Qué quiere hacer?

S. CASTAÑA:

¡Está mirando abajo!

S. MORENA:

¿Qué hace? ¡¿Nadie va a detenerlo?!

i

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

S. CASTAÑA:

Versión Argentina

Ya está. Se oye un grito largo, profundo. Caído. Eco. Ya está.

S. MORENA:

¡Se tiró!

S. CASTAÑA:

Era un obseso, un obseso, estaba enfermo.

S. MORENA:

Lo apreciaba.

S. CASTAÑA:

Me duele la cabeza. Pobre hombre. ¿Cuánto te debo por el cigarrillo?

S. MORENA:

Nada. Es un regalo. Entra corriendo el Jefe Administrativo. Mira a la Secretaria Morena.

JEFE ADM:

Ah... ¿lo vieron...? un compañero mío… su jefe... se... se... ¿lo vieron...? no... no pude hacer nada para detenerlo.

S. MORENA:

¿Usted intentó impedirlo?

JEFE ADM:

Sí. No pude hacer nada. Nada.

S. MORENA:

Gracias. El jefe Administrativo y lo Secretaria Morena se miran. Silencio.

JEFE ADM:

¿Podría... podría darme... por favor, lo necesito, estoy acá porque lo necesito... un cigarrillo? La Secretaria Morena le da un cigarrillo y fuego. Se miran.

S. MORENA:

Gracias. La Secretaria Morena se pone o llorar. El Jefe Administrativo la abraza.

S. CASTAÑA:

Tendría que llover. Ruido de sirenas que se acercan.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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ESCENA X

La Secretaria Pelirroja está mirando al vacío, fumando. Entra sigilosamente la Secretaria Rubia, se coloca detrás de la Secretaria Pelirroja, sin que ésta advierta su presencia. S. RUBIA:

¡Uh!

S. PELIRROJA: ¡Ah, qué susto! S. RUBIA:

Lo hice a propósito.

S. PELIRROJA: Estúpida. S. RUBIA:

Mira quien habla.

S. PELIRROJA: ¿No ves que me podría haber caído, imbécil? S. RUBIA:

Huy, cómo te pones por una broma cariñosa, nena.

S. PELIRROJA: ¿Una broma cariñosa? S. RUBIA:

¿A vos te gusta mirar abajo?

S. PELIRROJA: Sí. Así le doy a la meditación. S. RUBIA:

Ah. A mí no me da nada, ni miedo, ni risa, ni meditación. Mira, ¿ves? El otro día estaba acá, así, y pensaba: si me cayera, me mataría. La gente diría: se cayó, la pobrecita. O quizá: se tiró como el subnormal del Jefe de Selección de Personal, que se quedó hecho tortilla, el pobre. Huy, huy, no, a mí no me va eso de tirarme ¿No?

S. PELIRROJA: No. A vos lo que te va es que te tire alguien. S. RUBIA:

Ay, nena, tenés un sentido del humor tan especial.

S. PELIRROJA: Yo no tengo sentido del humor, linda. S. RUBIA:

Bueno eso, imagínate que ahora, vos no estás acá, y yo estoy sola y que por una casualidad totalmente fatal y totalmente tonta y totalmente así o asá, subo acá para ver cómo pasan los aviones por ejemplo y mira, resbalo como la idiota esa el otro día, pero no justamente como ella (que lo hizo, vos misma lo dijiste, para llamar la atención, la muy mediocre), sino porque sí, porque porque porque el suelo resbala por ejemplo, ¿qué pasaría?, bueno, me caería y me daría de jeta contra el suelo y me mataría, ¿no?, y, ¡listo!, ya tenés a todo el mundo diciendo que me habría tirado a propósito y buscando mil y un motivos que justificaran mi mi mi mi lanzamiento (¿se dice así?): que si era una de las amantes del Jefe de Selección, que si estaba enganchada de su jefe, que sí era una envidiosa asquerosa de las otras secretarias y sobre todo de la de Relaciones Públicas, que si era una viciosa y la habían descubierto fumando en la azotea, que si se quería tirar al Programador Informático, que si se había ido a la cama con todos los mensajeros de la empresa, que si era una calientapijas para que la ascendieran, etcétera, etcétera, ¡oh, qué chismosa y mal pensada y qué mala es la gente! Bueno no, si me cayera habría sido una casualidad, un accidente, yo no me tiraría nunca, te quedas hecho una piltrafa al chocar contra el suelo, ¿sabes qué me dijo mi jefe?

S. PELIRROJA: Qué. S. RUBIA:

Que los cuerpos explotaban por dentro en la caída. ¿Vos lo crees? Yo no. ¡Los paracaidistas no explotan! ¡En la montaña rusa nadie explota! ¡Los saltadores de trampolín no explotan! No veo qué relación puede haber entre una caída y una

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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explosión. El desalmado de mi jefe quiere impresionarme con con con con asquerosidades varias, y yo tonta de mí me dejo impresionar como una pava pero también tengo una cabeza y también pienso, él sí que tiene la cabeza explotada, pobrecito, que desde que su mujer lo dejó por otro tipo, ya no sabe en qué mundo vive, pobrecito, y no sabe cómo disimular su desgracia, pobrecito, y entonces se hace el valiente, pobrecito, y se hace el antipático y el desagradable para impresionarme, pobrecito, oime, nena, ¿me estás escuchando? S. PELIRROJA: No. Es que tengo problemas. Por eso le estaba dando a la meditación. S. RUBIA:

¿Puedo ayudarte en algo, querida?

S. PELIRROJA: No creo. S. RUBIA:

¿Problemas de qué tipo, con la jefa?

S. PELIRROJA: No. Personales. S. RUBIA:

Sentimentales entonces.

S. PELIRROJA: No. No sé. Me parece que estoy en crisis. S. RUBIA:

Ya entiendo.

S. PELIRROJA: ¿Por qué querías tirarte? S. RUBIA:

¿Yo? ¿Yo dije que quería tirarme?

S. PELIRROJA: Sí, no has parado de decir que te tirarías desde acá, ¿no? S. RUBIA:

Huy, qué miedo me das, querida. A ver, ¿qué crisis tenés?

S. PELIRROJA: Crisis de valores. S. RUBIA:

Huy, huy, huy, te veo muy mal, ¿eh?

S. PELIRROJA: Estoy sufriendo. S. RUBIA:

¿Qué te pasa?

S. PELIRROJA: (Sin respirar) ¡¡Oigo voces, acá, en la cabeza, dentro de mí, voces de hombre de mujer de niño de niña, voces que no son la mía y me estalla la cabeza, a mí sí me explota la cabeza. Las voces me dicen lo que debo hacer, me dictan palabras, actos, hacé esto hacé lo otro decí esto decí lo otro, me provocan, estas voces que sólo oigo yo vienen del exterior y entonces pienso que no es mi cabeza, sino que soy una elegida, una nueva Juana de Arco, elegida para decir, revelar la verdad, para que todos sepan por fin la verdad: se acerca un cataclismo, un castigo, esta sequía, estos dos años de sequía son un castigo, una plaga, castigo del cosmos, castigo universal, sequía de la tierra y sequía de los hombres, la tierra somos nosotros, eso me dicen las voces, pero aunque vienen del exterior, no dejo de oírlas acá, dentro de mi cabeza, y entonces sufro y sufro y sufro porque de repente pienso que todo es mentira, que esas voces son mías, ventriloquia cerebral, soy yo misma diciéndome a mí misma esas palabras con voces ajenas y no existe nada más allá de mi cabeza y por lo tanto estoy loca, loca, loca de atar!! ¡Ah! S. RUBIA:

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Huy, huy, huy. ¿Querés decir que no es un poquito más sencillito lo que te pasa? ¡Me parece que lo que necesitas es coger, querida!, la única sequía que no es buena es la de acá abajo, nena, te lo digo yo. Mira, a vos lo que te pasa está clarísimo, querida: a los hombres que te gustan les das asco, (me di cuenta el otro día viendo cómo mirabas al Programador, porque no me vas a negar que te gusta, no te hagas la hipócrita, y vos a él le das asco, ¿eh?), y en cambio ignorás a los hombres que gustan de vos porque según vos te dan asco, (ya ves qué ganas de complicarse la vida), sí, los que están atrás tuyo te dan asco, por ejemplo el chiquito ese, el

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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Mensajero ese tan bonito, que está loco por vos, me lo dijo ayer, a propósito, coge de maravilla, te lo recomiendo, ya sé que tiene pinta de mocoso y de mosquita muerta pero en la cama es una fiera, nena, una fiera salvaje de la jungla, te lo juro, apuesto lo que quieras a que en una sola noche el chiquito ese te saca todas esas boludeces de la cabeza y te manda las voces esas que oís al carajo. S. PELIRROJA: ¿Cómo la tiene? S. RUBIA:

¿Querés que te lo diga?

S. PELIRROJA: Sí. S. RUBIA:

Enorme.

S. PELIRROJA: Oh. ¿Por qué no me lo habías dicho antes? S. RUBIA:

Porque no me lo habías preguntado nunca.

S. PELIRROJA: Esas cosas no se preguntan, las amigas se las dicen sin preguntárselo, ¿no? S. RUBIA:

Ah, pero, ¿vos y yo somos amigas?

S. PELIRROJA: Sí... ¿no? S. RUBIA:

Bueno. Está bien... Un besito. Se dan un beso. Ahora que somos amigas, ¿puedo preguntarte algo?

S. PELIRROJA: Sí. S. RUBIA:

¿Vos sos creyente?

S. PELIRROJA: ¿Yo...? No. S. RUBIA:

Ah. Es que tenés fama de serlo, ¿eh?

S. PELIRROJA: Son chismes de la gente, vos misma lo dijiste, la gente es mala y mal pensada. No soy creyente. Sólo tengo algunas teorías, y las voces, claro. ¿Así que la tiene enorme? S. RUBIA:

Sí.

S. PELIRROJA: ¿Qué crees que tengo que hacer? S. RUBIA:

¿Querés curarte, querida? Callate, viene alguien. Entra el Mensajero Local.

MENSAJERO: Ah. Hola. Perdón. Ya me iba. S. RUBIA:

No, no. Quédate.

S. PELIRROJA: Bajate los pantalones y los calzoncillos. El Mensajero Local se baja los pantalones y los calzoncillos. S. RUBIA:

¿Lo ves, nena? ¿Tenía razón sí o no?

S. PELIRROJA: ¿Dónde me invitas a cenar?

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

MENSAJERO: Yeah. El Mensajero Local da un salto de alegría. Se acerca un helicóptero. Viento. El Mensajero Local mira hacia arriba. Ay, ay, ay... S. PELIRROJA: Tranquilo, éste no explotará. El helicóptero se aleja. Los tres se quedan inmóviles, mirando al cielo, el Mensajero Local con los pantalones bajados. Silencio.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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ESCENA XI

Entran la Secretaria Morena y la Secretaria Castaña. Van hacia la baranda. Se miran. La Secretaria Castaña abraza a la Secretaria Morena. Se separan. Se miran. Lo Secretaria Morena asiente con la cabeza, solemnemente. La Secretaria Castaña se lanza al vacío. Grito. Eco. La Secretaria Morena contempla fríamente la caída. S. MORENA:

Uno, dos, tres. Muerta. No hay nadie en la calle. Su cuerpo estéril empieza ya a pudrirse. Enciende un cigarrillo. Entra la Secretaria Castaña.

S. CASTAÑA:

Hola.

S. MORENA:

¡Ah!

S. CASTAÑA:

¿Te asusté?

S. MORENA:

Oh. Sí. Oh.

S. CASTAÑA:

¿Qué te pasa?

S. MORENA:

Nada, nada, estaba... soñando, estaba soñando.

S. CASTAÑA:

Perdoname.

S. MORENA:

No, no, perdoname vos a mí.

S. CASTAÑA:

¿Por qué?

S. MORENA:

¿No estás nerviosa?

S. CASTAÑA:

Subí acá para tomar el aire.

S. MORENA:

Estás nerviosa.

S. CASTAÑA:

No.

S. MORENA:

Estaba pensando en vos. Acaban de darme la noticia. Yo en tu caso estaría.... Qué fuerte. Es la primera vez que pasa una cosa así desde... Bueno, ya hace más de seis meses que trabajo acá y no había visto nunca que una... Felicitaciones, de verdad, no sé qué decirte, es la noticia del día, la noticia del mes, sos la noticia del año, no sé qué decirte, hasta soñé con vos y todo... Ahora, todo el mundo sabía que vos... quiero decir que todos los de nuestra sección sabíamos perfectamente que vos eras diferente, que sos diferente. Sos… Seguro que los de arriba lo tenían planeado desde el primer momento en que te vieron; un salto así no se improvisa en un día. Seguro influyó mucho el Director General, es íntimo amigo del Relaciones Públicas, tu jefe, o mejor dicho, tu... ex jefe, je je je. ¡Oh, perdóneme, perdóneme, la estoy tuteando!

S. CASTAÑA:

¿Y qué?

S. MORENA:

No debo tutearla.

S. CASTAÑA:

¿Por qué?

45

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

S. MORENA:

Ahora todo va a cambiar.

S. CASTAÑA:

No sé.

S. MORENA:

Ahora tenés poder.

S. CASTAÑA:

Antes también tenía. Sin ningún cargo. El poder no es una cuestión de cargos, ni de posiciones, ni de valores, ni de escalas, ni de escalas de valores. El poder real se encuentra en la mirada y en la voz, en las palabras, el poder está en el gesto, en el silencio, no en un despacho ni en un papel ni en un vestido ni en el dinero ni en nada que pueda medirse. El poder no puede medirse. Y la mirada no miente, no sabe disimular, las palabras que engañan siempre acaban traicionando a quienes las pronuncian, los gestos bruscos, histéricos, los tics, la crispación de los músculos y la tensión de los cuerpos, los movimientos en falso, el malestar y la incomodidad del silencio después de una disputa, son las miserias de los falsos poderosos. La mirada transparente y la palabra libre, armonía en el gesto y sosiego en el silencio: ése es mi poder y lo tengo desde siempre.

S. MORENA:

Me das miedo.

S. CASTAÑA:

No. Vos te parecés a mí.

S. MORENA:

Qué más quisiera yo.

S. CASTAÑA:

Sí.

S. MORENA:

Yo soy débil.

S. CASTAÑA:

Yo también.

S. MORENA:

Si supieras lo que estaba soñando... Soy débil y cobarde; te envidio.

S. CASTAÑA:

Algún día vas a tener hijos y te voy a envidiar yo a vos.

S. MORENA:

¿Qué?

S. CASTAÑA:

No puedo ser madre, soy estéril.

S. MORENA:

Oh. Entra la Directora Ejecutiva.

DIRECTORA: ¡¡Sabía que estabas acá!! S. MORENA:

¿Es a mí?

DIRECTORA: ¡¡¡¡¡¿Qué hiciste, hija de puta, hija de la gran puta, qué hiciste, asquerosa, cerda, escaladora; me gustaría saber a quién le lamiste el culo, a quién tuviste que lamerle el culo, puta, puta, puta de mierda, no puede ser cierto lo que acaban de decirme de vos, una vulgar secretaria de Relaciones Públicas lunática, lunática, estúpida, hipócrita, falsa, ambiciosa de mierda, traidora?, ¿es verdad que en esta empresa de mierda, en esta ciudad de mierda, en este país de mierda, en este mundo de mierda, una secretaria de baja calaña puede convertirse de la noche a la mañana en Directora Adjunta a la Dirección General de una de las empresas de mayor rendimiento de la ciudad, del país, del continente, del mundo, del universo?, ¿es cierto lo que acaban de decirme?, decime que no ahora que estás acá, vamos, decime que no con tu propia boca, con tu boca apestosa, porque si es verdad, yo me tiro ahora mismo desde acá en señal de protesta... ¿qué?, encima se ríe, la mala puta, encima se ríe en mis narices como se ha reído en las de todos, pero, a ver, ¿cuántas pijas, cuántos culos, cuántas conchas tuviste que lamer, que chupar, que limpiar con tu lengua venenosa, con tu baba de perra para que esto sea posible, decime, cuántas?!!!!!

46

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel S. MORENA:

Versión Argentina

Oiga, ¿no le parece que se está...?

DIRECTORA: ¡¡¡¡Y vos callate, imbécil, que sos peor que ella, ya sabemos que la defendés, que estás colgada de ella, callate, imbécil, callate, dame un pucho y andate!!!! S. CASTAÑA:

(A la Secretaria Morena) Quedate. (A la Directora Ejecutiva) Hola, buenas tardes. Me parece que no nos conocíamos. Al menos, no de un modo oficial. A partir de ahora tendremos que trabajar juntas. Me parece que el Director General querrá convocar un consejo extraordinario mañana para presentarme en el cargo. Usted es uno de sus miembros, si no me equivoco. Evidentemente, todas las quejas que tenga respecto a mi nombramiento podrá exponerlas mañana. Yo misma puedo introducir el tema para que no le suponga a usted ninguna incomodidad. ¿Está conforme? Muy bien. Encantada de conocerla. Ah, y perdóneme si la he ofendido con mi risa. A veces se me escapa, no puedo evitarlo. Y es raro en mí, porque no soy de reírme mucho. Lo que pasa es que siempre me ha hecho reír la gente que se describe a sí misma insultando a los demás. Buenas tardes. La Directora Ejecutiva sale, con la mirada extraviada.

S. MORENA:

Se volvió loca.

S. CASTAÑA:

Y sí, soy estéril. Me lo confirmaron ayer. Parece imposible hoy en día, ¿No? Lo probé todo, creeme, todo. Primero me dijeron que tenía una malformación en la matriz. Pero no era verdad. El último especialista que visité me dijo ayer lo que me sucedía, soy un monstruo: mis ovarios segregan una sustancia extraña que impide la fecundación. No sé explicarlo. Hablaba de anticuerpos. Que actúan como un espermicida. Me dijo que la única esperanza posible es encontrar el esperma de un hombre que sea inmune a esa sustancia, a esos anticuerpos. La probabilidad es de uno entre un millón. No lo voy a encontrar. Ves, según vos, lo tengo todo, según yo, no tengo nada, porque no tengo lo único que quiero: un hijo. Un hijo de un hombre entre un millón. Soy un monstruo, no tengo a nadie, estoy sola y dentro de poco mí cuerpo estéril empezará a pudrirse.

S. MORENA:

No digas eso, no digas eso.

S. CASTAÑA:

Sola, sin nadie, quiero morirme.

S. MORENA:

Callate.

S. CASTAÑA:

Estás llorando. ¿Por mí?

S. MORENA:

¿Crees en los sueños?

S. CASTAÑA:

No.

S. MORENA:

Tenés que creer, creé en los sueños, sé que vas a encontrar a ese hombre. Entra la Directora Ejecutiva.

DIRECTORA: ¡¡¡¡¿La gente que se describe a sí misma insultando a los demás?!!!! La Directora Ejecutiva va hacia la Secretaria Castaña con ánimo de clavarle las uñas en la cara. La Secretaria Morena se interpone y se lo impide. S. MORENA:

No la va a tocar.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

DIRECTORA: ¡Correte! S. MORENA:

No la va a tocar mientras yo esté acá.

DIRECTORA: ¿Ah, no? ¡Ya vas a ver! La Directora Ejecutiva va a darle un puñetazo a la Secretaria Castaña. La Secretaria Morena se lo impide. Luchan. Se tiran del pelo, se pegan patadas en la espinilla y en el estómago. Mientras tanto, la Secretaria Castaña, absorta, se aleja de ellas y va hacia la baranda. La Directora Ejecutiva y la Secretaria Morena salen, peleándose y gritando. La Secretaria Castaña mira abajo. S. CASTAÑA:

Se ve todo tan pequeño desde acá. Tan ridículo. Deja caer un hilo de saliva al vacío.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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ESCENA XII Y ÚLTIMA

Entran la Secretaria Rubia y la Secretaria Pelirroja. Encienden cigarrillos. S. RUBIA:

¡Ah, éste es el último!

S. PELIRROJA: Ah, ¿sí? S. RUBIA:

No sé muy bien lo que está pasando, pero sé que algo gordo está pasando, ¿vos qué opinas?, ¿cuál es tu teoría sobre lo que está pasando?

S. PELIRROJA: ¿Teoría? No te entiendo. S. RUBIA:

Ay, querida, ¿qué tenés?, no parecés la misma.

S. PELIRROJA: Ah, ¿no? S. RUBIA:

Ooooh, todo el mundo está enfermo, todos están fataaaal. ¿Sabés por qué te dije que éste va a ser el último cigarrillo que nos fumamos?

S. PELIRROJA: No. S. RUBIA:

El Jefe de Personal me convocó en su despacho y dijo que iba a sancionarme con tres meses sin sueldo por subir acá a fumar, dice que sabe perfectamente quiénes somos y que nos tiene controlados; yo adiviné enseguida por dónde iban los tiros, vi lo que había pasado, porque para estas cosas no tengo un pelo de tonta, ya lo sabés, y sin pensarlo dos veces voy y le digo con todo el descaro que me caracteriza: ¡ah, bueno, no sabía que usted también fuese marica!; el tipo abre los ojos así y se calla en seco, yo que aprovecho que el tipo se traga la lengua y le digo: ¡así que se levantó al alcahuete del ascensorista, ¿eh?!, qué mal, querido, qué mal, le digo, porque el nene ese le está tomando el pelo, pero ¿no se da cuenta?, ¿no ve que el chico ese hace mucho que sabe que unos cuantos subimos acá a fumar y esperó a levantárselo a usted y a botoneárnos en el mejor momento?, el mocoso ese es un escalador, señor, y lo está usando a usted vilmente para conseguir el cargo de Jefe de Selección de Personal, ¿a ver, a ver?, le digo, seguro que ya tiene acá encima de la mesa algún papel con la solicitud del nombramiento; y yo voy y le desordeno todos los papeles de la mesa de un manotazo, oh, si hubieras visto su cara... un poema; empezó a atragantarse y a toser y a tartamudear y balbucear tres o cuatro palabras: que no, que no, que no me sancionaría y que me vaya inmediatamente de su despacho; pero esto no es nada, querida, agarrate que ahora viene lo bueno: apenas salgo de su despacho, me encuentro a mi jefe llorando, ¡mi jefe llorando!, él que siempre dice que eso de llorar lo encuentra antiestético y tal, imaginatelo con los ojos rojos rojos, llenos de lagañas amarillas, la nariz llena de mocos verdes y la boca con burbujitas de saliva y un hilito de baba cayéndole hasta la solapa del saco, otro poema; yo le pregunto: pero, ¿qué le pasó, jefe?, y él me dice que acaban de retirarle la paternidad legal de su hija y que quiere convertirse en un vegetal: ¡¡¡Quiero ser una zanahoria, quiero ser una zanahoria!!!, gritaba, imaginatelo al pobre, yo sabía que iba a terminar como una cabra, también; y espérate, querida, que no acaba acá la cosa; acompaño a mi jefe al baño, a hacer diarrea, que el pobre tenia una descomposición de aquellas y se estaba cagando hasta las patas , y me encuentro a la de Selección de Personal, la morocha, la ordinaria, con toda la cara llena de sangre, ¿pero chiquita querida hija mía?, le digo, ¡parece que acabás de pelearte con un león!, ¡¡con una leona!!, me dice ella, una hija de puta que acaba de clavarme las uñas en la cara, y va y resulta que la leona hija de puta no es ni más ni menos que tu jefa, y cuando le pregunto a la morocha que por qué le hizo eso, me

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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dice que por defender a la de Relaciones Públicas que resulta que, ahora agárrate, querida, agárrate fuerte, no vayas a desmayarte porque esto sí que es una bomba: ¡¡¡Acaban de ascenderla a Directora Adjunta de la Empresa!!!, sí, nena, sí, oh, por poco me da un colapso a mí también, ¡¡¡se volvieron loooocos, se volvieron loooocos!!!, ¡poner a una filósofa de Gran Jefe Adjunto, una colgada, ay, adónde vamos a ir a parar, pensé, yo calladita, claro, sin decirle nada a la morocha, claro, que apuesto lo que sea a que mañana mismo va a ser nombrada Jefa de Selección de Personal por la vía directa, que todo el mundo sabe que ésas dos se defienden la una a la otra y son culo y calzón y van juntas a todas partes; ay, ahora sí que estás lista, pensé, ay, pobre de mí y de mi amiga (eso de amiga es por vos, querida, es por vos) con la manía que nos tiene la filósofa, ay, que nos va a poner patitas en la calle, etcétera etcétera, todo esto yo no se lo decía a nadie, claro, sólo lo pensaba, faltaría más, y pensaba: ¡cagamos!, ¡ahora sí que la cagamos!, y al ir a mi despacho a reponerme del susto, me encuentro al Informático, al lindo, con la cara desencajada, sucio, maloliente, la mirada desviada, bizco bah, ¡ay ay ay ay ay otro que se volvió loco!, yo, entonces, para animar la cosa y hacer alguna bromita que en estos casos siempre queda bien y desdramatiza la cosa, le digo, pero, ¿dónde va con esa pinta, con esa cara?, parece que viene de un entierro; y él va y me encaja un bife tan fuerte, tan espantoso, que me mordí la lengua y mira, nena, mira que ampolla me salió en la punta; y después se va gritando como un histérico diciendo un nombre de mujer que no había oído en la vida; a los dos minutos, mientras me reponía de la cachetada y me secaba las lágrimas, del daño, monada, del daño, alguien me dice que lo que le pasa al Informático es que está desesperado porque su mujer había muerto ayer, asesinada, torturada y violada por seis tipos mientras paseaba tranquilamente por la calle a las seis de la tarde; bueno, claro, entonces entiendo su reacción, pero yo no sabía nada, querida, nada, te lo juro, y voy corriendo a buscarlo para pedirle perdón por lo que le había dicho del entierro y me lo encuentro tirado en el suelo del pasillo, desmayado, y nadie lo levanta. Entonces me acuerdo de lo que me dijiste el otro día y me da un ataque a mí y me pongo a chillar histérica como una cerda y fui a buscarte para decirte: nena, necesito hablar con vos y desahogarme, y esto es lo que quería decirte: me parece que es verdad lo que me dijiste y me muero de miedo. S. PELIRROJA: ¿Qué dije? S. RUBIA:

¡Que se acerca un cataclismo!

S. PELIRROJA: ¿Yo dije eso? S. RUBIA:

Sí.

S. PELIRROJA: Ah, pero me refería al cielo. S. RUBIA:

¿Al cielo?

S. PELIRROJA: Quería decir que se acerca un diluvio. S. RUBIA:

¿Un qué?

S. PELIRROJA: Nada, nada, es igual. S. RUBIA:

Oime, querida, te veo muy relajada, ¿no?

S. PELIRROJA: ¿Sí? S. RUBIA:

Sí.

S. PELIRROJA: Es que... es que ya no oigo voces. S. RUBIA:

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Oh.

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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Se abrazan y se dan un beso. Entra el Programador Informático. Se dirige como un sonámbulo hacia la baranda. PROG. INF:

¿Alguien vio por acá a mi mujer?

S. RUBIA:

¡Ay, qué susto! Ah, a propósito, ahora que lo encuentro acá, querría pedirle disculpas por lo que le dije antes de... yo no sabia que su mujer se había muerto...

S. PELIRROJA: Shttt. Entra corriendo el jefe Administrativo, que perseguía al Programador Informático. Este está andando hacia el vacío con intención de tirarse. JEFE ADM:

¡Cuidado, deténganlo!

S. PELIRROJA: (Al Programador Informático) ¡¡No!! No lo haga. Silencio. Por favor, no lo haga. Mire allá. Al cielo. Sé que usted no me cree. Que cree que estoy loca. Pero por un instante, créame. Se lo ruego. Mire al cielo y escuche bien lo que voy a decirle: dentro de muy poco llegará la lluvia. PROG. INF:

Sí. Tendría que llover.

S. PELIRROJA: Va a llover. PROG. INF:

¿Si? De repente, el ambiente se vuelve cálido, sensual, mágico. Se oyen voces, murmullos, tumulto, ruidos de sirenas, de aviones, motores, helicópteros, coches, radios, televisores, músicas lejanas, El Programador Informático, la Secretaria Rubia, el Jefe Administrativo y la Secretaria Pelirroja se miran. Una ráfaga de viento cálido atraviesa la azotea. Pasan nubes. Uno atmósfera sensual y vertiginosa domina hasta el final, es una sensación de velocidad nada desagradable que invade súbitamente no sólo el exterior de la azotea, sino también el ánimo de todos los personajes. Entra corriendo, gritando, la Secretaria Morena. Respira agitadamente.

S. MORENA:

Ah. Ah. Ah. ¡¡Por... favor, escúchenme, no lo van a creer… bajen, vengan conmigo, bajen, escúchenme, lo anunciaron, parece increíble, acaban de anunciarlo, vengan!!

S. RUBIA:

¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan alegre si vos siempre estás tan triste?

S. MORENA:

Acaban de anunciarlo en todas partes, en todas partes, todos están celebrándolo.

S. PELIRROJA: Ya lo sabemos. S. RUBIA:

Yo no sé nada.

JEFE ADM:

¿Qué anunciaron?

S. MORENA:

La lluvia.

PROG. INF:

La lluvia.

51

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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Relámpago. Grito de exclamación colectivo. La Secretaria Rubia abraza a la Secretaria Pelirroja. S. RUBIA:

Oh. Oh. ¿Qué hacemos?

S. PELIRROJA: Acompañame, vení conmigo, tengo que hacer algo importante. Ahora mismo. La Secretaria Rubia y la Secretaria Pelirroja salen. El Programador Informático se queda mirando al vacío. La Secretaria Morena mira al cielo. El Jefe Administrativo va a salir pero se detiene y contempla a la Secretaria Morena. S. MORENA:

(Mirando al cielo) ¿Qué va a pasar?, no creo en nada, no creo en nadie, no soy nadie, pero sé que necesito... Relámpago. Entra la Directora Ejecutiva, se detiene frente al Jefe Administrativo. Ve a la Secretaria Morena y va hacia ella. ¿Por qué me mira así? ¿Va a volver a pegarme?

JEFE ADM:

No lo va a hacer.

DIRECTORA: ¿Es usted igual que ella? S. MORENA:

No sé. Sí.

DIRECTORA: Necesitamos... JEFE ADM:

¿Qué?

S. MORENA:

No. A mí no. Gracias de todos modos. La Secretaria Morena se ríe. Da un beso a la Directora Ejecutiva y sale, La Directora Ejecutiva se queda rígida, tensa.

DIRECTORA: ¿Qué vamos a hacer? JEFE ADM:

¿Con qué?

DIRECTORA: Con nuestra empresa. Nos falló aquella traidora. Necesitamos... JEFE ADM:

Nada. No necesitamos nada. Vos necesitas, sólo vos necesitas. Yo no necesito nada, no cuentes conmigo.

DIRECTORA: ¿Qué? JEFE ADM:

Todo va a cambiar a partir de ahora, lo sé, confío en la nueva directora, me quedo acá.

DIRECTORA: ¿Sabés lo que sos? ¿Te lo digo? Un cagón, un cagón ridículo, insignificante, sos débil. JEFE ADM:

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Y vos demasiado fuerte. (Sin respirar) ¡¡Estoy harto, harto de las mujeres fuertes, no puedo más, no las soporto, sos igual que ella, igual que muchas, son demasiado fuertes, mucho más que los hombres, más que yo, sí, nosotros tendríamos que parir y ustedes administrar los negocios, sí, ya ves, tantos años trabajando y ahora me doy cuenta de que no sirvo para esto, no sirvo para trabajar, no tengo fuerzas para

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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trabajar, ¿sabés?, mi madre fue una de las últimas mujeres que conocí, quiero decir una de las últimas mujeres-mujer, de las de antes, una mujer cuyo trabajo consistía en meternos la cuchara en la boca y cuidarme a mí y a mis hermanos y limpiarnos la mierda del culo, y parecía feliz, sí, ella era débil, sumisa, dócil, inactiva, la llamábamos la zanahoria porque siempre decía que donde se encontraba verdaderamente a gusto era en la tierra quieta, reposando, y murió, murió diciendo "fui feliz, hijo mío, y no fue nada, ni quiso ser nadie, sólo una simple y vulgar zanahoria, y ahora yo quiero ser mi madre, encerrarme, enterrarme, no ser nada, sólo quiero ser una mujer de las de antes; mi ex mujer, tendría que decir mi ex hombre, mi ex mujer-hombre, me robó a mi hija y ya no soy nada, y cuando te miro a vos la veo a ella y me das asco, te odio, odio tus proyectos, tu pequeña-enorme, empresa, odio tu potencia, tu fuerza, tu cara, tus manos, tu olor de macho, tu voz y tu mirada y sólo quiero fumar fumar fumar fumar y quedarme acá hasta que la lluvia me apague el cigarrillo!! DIRECTORA: Sos una rata. JEFE ADM:

Ni siquiera eso. Soy una zanahoria.

DIRECTORA: Una rata acorralada. JEFE ADM:

Vos sos la rata, acorralada por tu orgullo. Te venció una mujer de verdad, ahora está donde le corresponde, por encima de vos y no te bancás que te dé órdenes.

DIRECTORA: Me voy. Sola. Voy a poder hacerlo. No te necesito. Ni a vos ni a ella. Por mí, ya podés tirarte desde acá. Al suelo, a la tierra, ya que es donde querés quedarte, vamos, dale, ¿por que no te tirás?, yo que vos lo haría, no te necesita nadie, tu trabajo puede hacerlo perfectamente una máquina, sobrás, ¿entendés?, sobrás en este mundo, por lo tanto, tirate, dale, tirate, ¡cornudo, cornudo, cornudo! El jefe Administrativo abofetea salvajemente a la Directora Ejecutiva. El Programador Informático, que estaba absorto, los mira. ¡Quiero fumar, necesito fumar! PROG. INF:

Si quiere uno de los míos...

DIRECTORA: Usted cállese, imbécil. El jefe Administrativo vuelve a golpear violentamente a la Directora Ejecutiva. El Programador Informático se ríe. No me gusta nada. No estoy bien con nadie. Yo sólo sirvo para trabajar. A mí, me educaron para trabajar. Acá se trabaja mal. Sólo quiero ser feliz. Trabajando. En algo que me guste. Es mi única ambición. Quiero dignidad. Necesito la dignidad. Yo soy buena. Soy una buena persona, aunque no lo parezca. Astuta, inteligente pero... poco sensible, lo sé. Sólo necesito a alguien sensible, como vos, como aquella traidora. Ayudame a salir de acá. JEFE ADM:

Demasiado tarde. Mira el cielo.

DIRECTORA: Qué cielo, qué decís. Me voy. JEFE ADM:

Chau.

DIRECTORA: Quiero decir para siempre. JEFE ADM:

Mejor. Llamame algún día.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

DIRECTORA: Sí. La Directora Ejecutiva sale, intentando mantener lo dignidad, con el pelo despeinado y la mirada desviada. Parece haber tomado una decisión irrevocable. Suena un trueno potente, El Jefe Administrativo y el Programador Informático miran al cielo. PROG. INF:

¿No fue una explosión?

JEFE ADM:

No. Es la tormenta. El Programador Informático se asoma a la baranda. Entra el Mensajero Local, corriendo.

MENSAJERO: ¿Escucharon la noticia? ¡Ah, otra vez! ¡Se va a caer, no se tire! PROG. INF:

¿Qué dice?

MENSAJERO: Que no... hola. JEFE ADM:

¿Anunciaron la hora exacta?

MENSAJERO: No, pero por el aspecto del cielo, no creo que tarde mucho, ¿no? Acabo de ver a mi amiga, ya saben, la que está buena, je je je, y quedamos en verlo acá, no queremos perdernos el acontecimiento. PROG. INF:

Su amiga lo ha predicho antes de que lo anunciaran.

MENSAJERO: Sí, es que ella es una mina intuitiva, je je, es una mina genial. PROG. INF:

Parece que se enamoró de ella.

MENSAJERO: Sí, ¿no? A mí también me parece. Bueno, ¿qué le vamos a hacer, no? Las cosas son así, primero miras un culo y te gusta y querés tocarlo y pensás: cuando lo toque, listo, al siguiente, y no; resulta que un buen día, sin querer, tocas ese culo y decís: mierda, este culo no es como los otros, y entonces te das cuenta de que el culo es de una mina que tiene unos ojos, y entonces vas y la miras a los ojos y pensás: mierda, no me había fijado nunca en los ojos de una mina, y a partir de ese momento dejas de mirarle el culo y sólo la miras a los ojos, y entonces sabes que estás perdido y no querés que se te escape porque sus ojos te alucinan y tenés miedo de no volver a encontrar nunca más unos ojos como esos y tenés miedo de que lo que te pasa no vuelva a pasarte nunca. PROG. INF:

A propósito, ¿Vio por acá a mi mujer?

MENSAJERO: ¿Qué? Vamos, cállese, ¿eh?, cállese y mire al cielo y no piense en nada más, ¿eh?, que falta poco y no hay que perdérselo, ¿eh? Uf. El Mensajero Local y el Jefe Administrativo se miran. Secretaria Morena. S. MORENA:

Entra corriendo la

¡Sólo faltan cinco minutos!

MENSAJERO: Ah, hola. S. MORENA:

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Por favor, ¿alguien vio por acá a la nueva Directora? Necesito verla...

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel PROG. INF:

Versión Argentina

¿Y usted? ¿vio a mi mujer? También necesito verla...

Silencio. Todos se miran. El Programador Informático se da cuenta de la situación de tensión y sale. MENSAJERO: Está fatal, ¿eh? S. MORENA:

Qué lástima.

JEFE ADM:

Me da miedo que quiera hacer alguna tontería; la muerte de su mujer lo afectó demasiado. Estaba tan ilusionado con ella. Pobre ingenuo: nunca me separaré de ella, me dijo. Quería tener un hijo...

S. MORENA:

¿Qué?

JEFE ADM:

¿Cómo?

S. MORENA:

¿Qué dijo?

JEFE ADM:

¿Yo? No sé... que quería tener un... Relámpago. Trueno.

MENSAJERO: ¡¡Mierda!! S. MORENA:

(Al Jefe Administrativo) Por favor… estoy nerviosa... déme un cigarrillo. ¿De verdad no vio a la nueva Directora? Tengo que decirle algo importante, tiene que... oh, da igual. Entra corriendo la Secretaria Rubia.

S. RUBIA:

Pero, ¡que nervios, qué nervios! La loca de mi amiga está haciendo locuras por ahí, ah, hola a todo el mundo, ya vuelvo a estar acá, ah, que me parto de risa y de nervios, ah, hola jefe, ah, estoy un poquito histeriquita con todo esto de la lluvia, es que no sé si quiero que llueva o no, como hace tanto tiempo que no llueve, ya no me acuerdo de si me gustaba o no, ja ja ja, ay, qué risa, que me meo... Entra corriendo la Secretaria Pelirroja, Va hacia el Mensajero Local y lo besa apasionadamente en la boca.

S. PELIRROJA: Ah. Ya está. Vamos, vamos, nos vamos de acá. MENSAJERO: ¿Qué? ¿Ahora te querés ir? S. PELIRROJA: Sí. MENSAJERO: Pero, ¿a dónde? S. PELIRROJA: ¡Lejos lejos lejos muy lejos de acá! S. RUBIA:

Hola, ¿eh?, Querida.

S. PELIRROJA: Hola. (Al Mensajero Local) ¡¡Dale, vámonos, por favor, me lo dice el corazón, no, no tengas miedo, no voy a hacer teorías, no es ninguna teoría, es un impulso que nace acá adentro, en lo más profundo de mi corazón, no son palabras ni voces, nadie

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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me dicta nada, es una necesidad, sé que tengo que dejarlo todo y salir corriendo, con vos, de la mano; lo dejé todo, dejé el trabajo, tengo que salir de acá, mi jefa también renunció, se volvió loca, como todos, está rabiando porque me pidió que me fuera con ella a trabajar a otra parte y le dije que no, que se vaya a la mierda, y ahora estoy tranquila porque sé lo que tengo que hacer: ¡dejar de trabajar!, no hay que trabajar, nadie debe trabajar, el trabajo es una mierda, nunca más voy a trabajar, dame la mano y vámonos de acá para siempre, la lluvia tiene que sorprendemos fuera de acá, lejos de acá, donde no haya nadie y nadie pueda vernos tomados de la mano corriendo, gritando y besándonos besándonos besándonos!! La Secretaria Pelirroja vuelve a besar al Mensajero Local apasionadamente. MENSAJERO: Ah. Siempre vas a ser una extremista. S. RUBIA:

¿Lo ves?, ya te dije, querida, que tu problema era de otro tipo. Entra la Directora Ejecutivo, va directamente hacia la Secretaria Rubia. El Mensajero Local y la Secretoria Pelirroja siguen besándose. La Secretaria Morena ríe y mira al Jefe Administrativo, que le ofrece tabaco y fuman.

DIRECTORA:

(A la Secretaria Rubia) ¿Quiere ser usted mi Secretaria? ¿O también es usted una escaladora estúpida o una hipócrita traidora que aspira a ser algo sin tener las mínimas aptitudes básicas e imprescindibles para serlo?

S. RUBIA:

Ay, no sé, mujer, así, de entrada...

DIRECTORA: Es que yo me voy ahora mismo de la empresa, ¿sabe? Acabo de renunciar hace dos minutos y medio. Tiene tres segundos para pensarlo. Empezaríamos a trabajar mañana. Usted y yo. Las dos, solas. Mi idea es muy simple: pequeña empresa cualquiera, sea cual sea, en realidad no me importa, sin afán de lucro, sólo con afán competitivo, por el placer del trabajo, para ser auténticas adalides de ese trabajo, aún no sé cuál, pero si usted quiere, lo hablamos ahora mismo, elegirnos el que más nos guste, a mí en realidad no me importa, o sea que elija usted misma, cuando diga alguno que le guste, me lo dice: asesoría de imagen, asesoría fiscal, asesoría jurídica, control y selección de personal, promoción de empresas, preproducción industrial, posproducción, diseño publicitario, control publicitario para empresas, reciclaje y docencia privada, programación informática, asistencia técnica informática, gestoría administrativa empresarial, agencia inmobiliaria, seguros de vida, médicos, para la vejez y el ahorro, servicio de préstamo, hipotecas y créditos prendarios, administración de campos, facturación, créditos, servicios psicotécnicos, psicomotrices, mnemotécnicos, gabinete psicológico, de asistencia social, mecenaje artístico, agencia literaria, matrimonial, escuela de estética, masaje-relax, contactos, ¿cuál le gusta más? S. RUBIA:

¡Contactos! Quiero ser su secretaria.

DIRECTORA: Me gustaría tener la fuerza y el valor suficientes para matarme. Pero no los tengo. S. RUBIA:

No diga tonterías. Ahora me tiene a mí. Empezamos a trabajar mañana mismo. Tengo muy buenos amigos. Y amigas.

DIRECTORA: Ah, ¿sí? S. RUBIA:

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Sí.

“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

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DIRECTORA: Dígame una cosa: ahora que vamos a ser socias y tendremos que soportarnos... ¿Qué le parezco? S. RUBIA:

Linda, inteligente y un poquito masculina.

DIRECTORA: Sensible no, ¿verdad? S. RUBIA:

Y...

DIRECTORA: Bueno, ¿qué hacemos? S. RUBIA:

Salir de acá, bajar, vámonos, todos se volvieron locos, y ahora más con todo esto de la lluvia.

DIRECTORA: Perdón, ¿dijo antes que le parezco... linda? S. RUBIA:

¿Yo dije eso?

DIRECTORA: Me parece que sí. S. RUBIA:

¿Usted está casada?

DIRECTORA: No. S. RUBIA:

¿No tiene pareja?

DIRECTORA: No. A mí no me gustan las parejas, me gustan los negocios. S. RUBIA:

Ah, entonces manos a la obra.

DIRECTORA: Me parece que usted me tranquiliza. S. RUBIA:

Fumemos un cigarrillo antes de irnos.

DIRECTORA: Sí. El último. S. RUBIA:

¿El último? ¿Qué dice, mujer? El primero.

DIRECTORA: Ah. S. RUBIA:

¿No nos vamos a ir de acá? Entonces fumemos hasta reventar y que se vayan todos a la puta madre que los parió.

DIRECTORA: Ay, sí, sí, decididamente, usted me tranquiliza. Relámpago. Trueno. Todos miran al cielo. Entra, alterada, la Secretaria Castaña, hablando en un susurro. S. CASTAÑA:

Una mujer triste en la ventana espera al hombre desconocido la mujer sigue ahí en la ventana el hombre desapareció se llamaba...

S. RUBIA:

¿Dónde va esa loca?

JEFE ADM:

Mírela.

S. MORENA:

¡Hola!

S. CASTAÑA:

no sé cómo se llamaba pero era un hombre entre un millón la mujer lo soñó el hombre no existía...

S. MORENA:

¿Dónde vas?

JEFE ADM:

Deténgala.

MENSAJERO: Otra que quiere tirarse. S. PELIRROJA: Dejala. S. RUBIA:

¡Que se tira!

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel DIRECTORA:

Versión Argentina

(A la Secretaria Rubia) Sólo quiere llamar la atención. La Secretaria Castaña está muy cerca de la baranda. La detiene la voz de la Secretaria Morena.

S. MORENA:

¡No! ¿Qué hacés?

S. CASTAÑA:

No sé qué estoy buscando.

S. MORENA:

Yo sí lo sé.

S. CASTAÑA:

¡Está lloviendo!

S. MORENA:

Todavía no.

S. CASTAÑA:

Ahí, sí, en la casa de la mujer ¡Mirá!

S. MORENA:

¿Qué?

S. CASTAÑA:

¿Lo estoy inventando?

S. MORENA:

No.

S. CASTAÑA:

¿Me volví loca?

S. MORENA:

No. La casa existe. Es aquélla. La mujer también. Calmate. Nos hicieron demasiado daño estos años sin lluvia y ya está acá, tenes razón, ahí ya está lloviendo.

S. CASTAÑA:

¿Y el hombre? ¿Existe?

S. MORENA:

Yo sé quién es. Relámpago. Trueno más fuerte. Todos gritan.

S. PELIRROJA: ¡Vamos! MENSAJERO: Sí, vamos. Pero, oime, ¿a dónde vamos? S. PELIRROJA: ¿Querés que te lo diga? ¡Al campo! MENSAJERO: ¿Quéee? S. PELIRROJA: ¡¡¡Al campo, a la naturaleza, me lo dice el corazóooon!!! MENSAJERO: ¡¡¿Y eso del campo dónde está?!! Relámpago. Trueno más fuerte. Entra el Programador Informático corriendo. Todos gritan. PROG. INF:

¡La lluvia!

S. CASTAÑA:

¡La lluvia!

DIRECTORA: ¡Vamos! S. RUBIA:

¡¡Jefe, me voy con ella, no sé si volveremos a vernos!!

MENSAJERO:

(A la Secretaria Pelirroja) ¡¡Vamos, no se hable más, al campo!!

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

Cae un rayo en la azotea. Salen el Mensajero Local con la Secretaria Pelirroja y la Directora Ejecutiva con la Secretaria Rubia. La Secretaria Morena se refugia en los brazos del Jefe Administrativo La Secretaria Castaña y el Programador Informático se encuentran en el centro de la azotea y se miran intensamente a los ojos. Luz cegadora y gran estruendo. JEFE ADM:

No tenga miedo. ¿Viene conmigo?

S. MORENA:

¡Mire, ya se encontraron!

JEFE ADM:

¿Cómo?

S. MORENA:

Ya está.

JEFE ADM:

¿Se queda con ellos? ¿No quiere venir conmigo?

S. MORENA:

¿Qué?

JEFE ADM:

¿Quiere venir conmigo?

S. MORENA:

Repítamelo, por favor.

JEFE ADM:

Vení conmigo. No sé por qué, pero vení conmigo.

S. MORENA:

Antes, dejame decirte algo.

JEFE ADM:

¿Qué?

S. MORENA:

Yo soy una persona normal. El Jefe Administrativo abraza a la Secretaria Morena y salen. Cae otro rayo. El Programador Informático y la Secretaria Castaña continúan inmóviles mirándose a los ojos.

Silencio. PROG. INF:

Perdí a mi mujer.

S. CASTAÑA:

¿Es usted un hombre entre un millón? Cae la lluvia silenciosamente. Los dos se quedan inmóviles mirándose fijamente bajo la lluvia.

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“Después de la lluvia” de Sergi Belbel

Versión Argentina

EPÍLOGO DESPUÉS DE LA LLUVIA

El sol.

FIN

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