Despertando Tu Espiritualidad eBook

Bienvenida a este viaje de regreso a ti… Este es un pequeño manual que contiene conceptos básicos para iniciar tu proces

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Bienvenida a este viaje de regreso a ti… Este es un pequeño manual que contiene conceptos básicos para iniciar tu proceso de despertar espiritual. Con cada concepto obtendrás unos ejercicios prácticos para llevar a la acción los nuevos conocimientos. Ninguna meta se logra sin trabajo y sin la fuerza interna para abanderarte de tu proceso y generar cambios; es por esto que quiero invitarte a que te autoconstruyas, a que consigas la mejor versión de ti al descubrir quién eres, quién te habita y cómo puedes llevar a un nivel cada vez más elevado esas potencialidades, las cuales te hacen ser único.

Empecemos

“Si crees que es más “espiritual” andar en bicicleta o utilizar el transporte público para moverse, eso está bien, pero si juzgas a alguien que conduce un auto, entonces estás en una trampa del ego. Si crees que es más ‘espiritual’ no ver la televisión porque crea problemas en tu cerebro, eso está bien, pero si juzgas a quienes todavía la ven, entonces estás en una trampa del ego. Si crees que es más “espiritual” evitar chismes o los medios de comunicación, pero juzgas a aquellos que lo hacen, entonces estás en una trampa del ego. Si crees que es más “espiritual” hacer Yoga, convertirse en vegetariano, comprar solo alimentos orgánicos, comprar cristales, reiki, meditación, usar ropa “hippies”, visitar templos y leer libros sobre iluminación espiritual, pero enjuicias a quien no hace esto, entonces tú estás atrapado en una trampa del ego. Estar siempre consciente para sentirte superior. La idea de que tú eres superior es la indicación más grande que te encuentras en una trampa de tus egos. El ego quiere venir a través de la puerta de atrás. Tendrás una idea noble, cómo empezar el yoga y luego se tuerce para servir a su objetivo de sentirte superior a los demás. Empezarás a menospreciar a aquellos que no están siguiendo tu “camino espiritual”. Superioridad, juicio y sentencia. Estas son las trampas del ego”. -Mooji-

Decidí iniciar con esta cita porque quiero que quede claro lo que no es la espiritualidad, no se es mejor o peor que otros, las personas que trabajamos en estas áreas somos igual de espirituales que las que no lo hacen; andar como hippie, usar cristales y quemar sahumerios son son solo elecciones, entre muchas. En lo personal, hago ese tipo de cosas, pero no estoy de acuerdo con que tengamos que ser pobres mentalmente, que evitemos crecer o que hagamos a un lado la abundancia. Al parecer, el camino espiritual representa para muchos una idea errónea, un concepto limitado, el cual explica que ser espiritual es no querer nada más que estar en meditación y comer frutas. Respeto profundamente a las personas que eligen hacerlo de ese modo, pero repito, es cuestión de gustos. Personalmente amo vestirme bien, maquillarme, peinarme, comprar cosas y aspirar a tener bienes materiales, esa es mi verdad, es lo que está bien conmigo, es el equilibrio y el balance que yo le encontré a mi experiencia humana y a mi parte espiritual. Somos seres espirituales viviendo una experiencia humana, venimos a este plano para aprender, y también con un propósito. Si entendiste bien lo anterior, quiere decir que ambas partes necesitan estar como una balanza plenamente equilibrada, y que cada extremo (ser solo espiritual o ser solo material) tiene sus consecuencias. Es por eso que yo prefiero

el equilibrio, es complejo aprender a estar en él, dado que experimentar el mundo físico tiene sus exigencias y a la vez, estar en conexión plena con la divinidad, es todo un reto; pero eso es lo que significa realmente ser espiritual: conectarte tanto contigo mismo que puedas saber, desde esa conexión, qué experiencias te llevas en esta vida para encontrar lo que te da bienestar y paz. Por eso hoy te invito a que busques tu propia verdad, explora y haz de tu vida algo único, no quieras imitar la forma de ser espiritual de nadie más, simplemente busca la tuya, que no te quede grande ni pequeña, porque es la tuya, eres un ser único y solo por el hecho de serlo necesitas una forma especial y particular de hacerte feliz… ¿Cómo empezar a encontrar ese ser que te habita? La gran verdad es que necesitamos espacios de silencio y soledad, no se puede escuchar cuando el ruido es tan fuerte que ensordece; salir, ir de fiesta, compartir con otros son cosas de la vida que se pueden disfrutar, pero también como se señaló antes, necesitamos de equilibrio. Por eso te propongo que desde hoy te sientes y saques 5, 10 ó 15 minutos para respirar y estar en paz contigo mismo.

¿Cómo lo hago? •Pon música que te relaje •Cierra los ojos y céntrate en poner toda la atención en tu cuerpo •Mira cómo el aire entra por tu nariz, se va a tu estómago y después sale de tu cuerpo. ¿Viste?, es sencillo.

La primera figura o referente de amor es nuestra madre, de ella nos nutrimos, recibimos cariño, calor, cuidados, atención y empezamos a comprender cómo funcionan nuestras peticiones ante el mundo. Cuando lloramos, generalmente mamá viene y se hace cargo de nuestras necesidades, entonces el niño va comprendiendo que es de este modo que se empiezan a suplir todas sus demandas: lloramos y un agente externo viene y se hace cargo. La situación va cambiando cuando crecemos, porque se supone que debemos hacernos cargo de nuestra vida, pero en realidad pocas veces nos enseñan a devolver la mirada hacia nosotros y entender que ya somos los responsables de darnos todo aquello que necesitamos. En eso consiste la idea de ser adulto y crecer: en la capacidad de hacernos cargo de nosotros mismos y velar por el cumplimiento a cabalidad de todo lo que necesitamos. Muchas personas nunca comprenden este concepto y se quedan en la etapa egoica propia de la niñez, esta en la que el ser se considera el centro del mundo y partiendo de esta idea ilusoria, pretende que sea el mundo quien se haga cargo de él. De esta manera se desarrollan el tipo de personas que siempre demandan atención, amor, afecto, respeto, igualdad, etc., pero que en realidad, ni ellos mismos saben cómo darse aquello que piden.

Son personas que por lo general no se conocen y no tienen la capacidad de discernir entre lo que quieren, lo que les hace falta y lo que necesitan; asimismo, son incapaces de crear e implementar estrategias para conseguir lo anterior por si solos. Parece haber una brecha educativa en nuestra sociedad entre el ideal de desarrollo y la realidad, pues la mayoría de nosotros hemos tenido que aprender después de ser adultos a abastecer nuestras necesidades. En realidad nunca nos educan para entender este concepto, pues tenemos una madre proveedora que no sabe (en la mayoría de los casos) cómo enseñarnos a ser adultos, así como ella tampoco tuvo dicho aprendizaje. Solo hasta ahora en la adultez conseguimos, según el nivel de conciencia, entender que hace falta algo y que es eso lo que generalmente nos hace sentir uno o muchos vacíos en nuestra vida. Si es claro lo que hasta aquí se ha explicado, la consecuencia de esta falta educativa a la hora de conocernos, empoderarnos para ser adultos y manejar nuestros sentimientos, es lo que provoca que se generen grandes heridas en nuestro ser interior. El niño que en su momento experimenta toda clase de atención y cuidado va creciendo al tiempo que su madre empieza a redirigir sus esfuerzos hacia la idea de enseñarle a ser grande,

y por ende, que se haga cargo de sí. Por lo general, este redireccionamiento inicia con la asignación de actividades del hogar para crear la idea de ese supuesto “ser adulto”, pero a medida que el niño va despertando su conciencia al mundo, también va experimentando situaciones con los amigos, con los docentes, con el universo; estos hechos suscitan en él una cantidad de preguntas y emociones que el adulto por lo general, no sabe cómo manejar, por lo cual aplica lo que yo llamaría “la salida más fácil”, y muestra al niño esos hechos como asuntos sin importancia. De entrada esto genera una desconexión dado que el niño va creciendo con la idea de que el ser que lo habita interiormente no es importante, y a medida que pasan los años cada vez más aprende a ignorarse a sí mismo, a sus demandas emocionales y corporales, para finalmente ser un adulto que carece de autoconocimiento y sobre todo, de la habilidad para manejar lo que le sucede interiormente. No en vano, en el proceso de ser adultos muchos se quedan en esta etapa, y asignan sus cuidados a alguien más intentando equilibrar de algún modo el mar de emociones que los ahoga, pretendiendo que sea un tercero quien se haga cargo de todo aquello que por años han guardado dentro de sí y que de una u otra manera han formado las heridas desde las cuales hoy ese adulto se relaciona consigo mismo y con el entorno.

Entonces, ¿esto será relacionarse? Desde mi perspectiva no, solo es una forma disociada de relación que refleja más bien una manera vacía y frustrante fundada en el miedo a sí mismo para sobrevivir, porque aunque quisiéramos ir más allá, no nos han proporcionado las herramientas y no tenemos la menor idea de qué podemos hacer con todo eso que interiormente nos ahoga y nos consume. La idea entonces consiste en devolverse, conocer, entender y sanar eso que en su momento no supimos manejar por ignorancia; redescubrir ese mundo no explorado que nos habita, ese mar inmenso de posibilidades que hasta ahora habíamos asumido desde el miedo. Y es que el miedo literalmente nos paraliza. La cantidad de neurotransmisores que liberamos cuando experimentamos dicha sensación nos nubla la visión y entorpece la toma de decisiones claras y coherentes. Así, el miedo termina siendo la respuesta por la cual no emprendemos algo en nuestras vidas, pero al sobrepasarlo, nos daremos cuenta que en realidad era más el temor a lo que podría pasar, que lo que realmente pasaría si lo hiciéramos. Conocernos se nos convierte en todo un problema porque queremos evitar el sufrimiento a toda costa, porque tenemos miedo al miedo, a eso desconocido que hay después de emprender el viaje hacia el autodescubrimiento.

Déjame decirte que el dolor es una condición humana y que si quieres ser realmente libre, el dolor es algo por lo que debes atravesar, es un dolor sano porque significa dejar a un lado los viejos conceptos, las antiguas definiciones que teníamos acerca de nosotros mismos. Crecer es una experiencia dolorosa pero sumamente agradable, crecer te fortalece, te empodera, te inspira a sacar lo mejor de ti, a conocer tus verdaderos dones y capacidades; lo que inherentemente te hará libre, porque ya tu ser interior no tiene que vivir escondido, sino que hace parte de ti cada vez más, habitándote en total plenitud. Ya la existencia no se asume desde diferentes máscaras o roles, simplemente eres tú mismo y al serlo, eres feliz, vives tu propia vida y no la que otros o la que sociedad pretende que vivas; o sea, vivir desde la autenticidad. Es claro que el autoconocimiento es un trabajo que nunca termina, ¿pero sabes por qué?, porque eres potencialidad pura, eres un ser capaz de crear lo que desea, viniste al mundo sin límites y las únicas barreras las pones tú mismo. Ser feliz y ser en plenitud está más allá de tus miedos y de tu zona de confort…

Si tu respuesta fue SÍ, ahora te invito a que te respondas las siguientes preguntas: Comparando tu vida, ¿de qué te das cuenta con lo que acabas de leer? ¿Cuál es tu concepto de amarte a ti mismo? ¿Cuál es tu concepto de adultez? ¿Te haces cargo de tus emociones o esperas que alguien más se haga cargo de ellas? ¿Cuáles son tus necesidades y a quién se las asignas usualmente? ¿Cuáles son las razones para postergar el cuidado propio?

Los seres humanos nacemos y venimos al mundo completos, con el deseo continuo de buscar desarrollo y aprendizaje. Es necesario desarrollar el merecimiento para lograr todas aquellas cosas que queremos, pues el concepto nos remite a la capacidad de reconocer en nosotros mismos lo que necesitamos y el valor que tenemos como seres ÚNICOS y COMPLETOS. Cuando entendemos el concepto de merecimiento no nos regalamos, no nos vendemos y no nos damos por menos. Aquella persona que tiene claro el valor de algo, hace que este cobre sentido ante sí mismo y ante los demás. Una vez hemos entendido que el merecimiento es cuestión de valor, empezamos a desarrollar amor propio, el cual está ligado directamente con la capacidad de hacernos valer ante el mundo. Cuando me amo y reconozco lo que valgo, entiendo que soy plenamente capaz de proveerme a mí mismo todo lo que necesito. Por ejemplo, en las relaciones de pareja, sé hasta dónde dar y establezco límites, comprendo que no se puede forzar, que las personas están para encontrarse en determinados puntos del camino y forjar un sentido común de vida; la persona que sabe qué se merece también entiende que si en algún momento de la relación estos acuerdos no se cumplen, se debe soltar para trascender a otro aprendizaje.

Por tanto, soltar es cuestión de merecimiento, porque si sé cuál es mi valor, no me quedo en el mismo punto esperando que algo pase, mendigando amor, cariño, etc. El merecimiento es cuestión de congruencia, dado que atraigo lo que soy. Yo no puedo atraer a mi vida personas que vean en mí valor alguno, cuando yo ni siquiera lo reconozco. Si he trabajado en mí, en mi relación conmigo mismo, atraeré personas en igualdad de condiciones; así, cada situación indica lo que debo seguir trabajando en mí para atraer lo que realmente merezco. Lo mismo sucede en el área laboral. No puedo gritarle a mi jefe que valore mi trabajo si yo aún no sé o no tengo claro qué es lo que quiero o hacia dónde voy. Debo establecer primero qué es lo que yo quiero, cómo lo quiero, cuánto vale mi trabajo y el plan a seguir para manifestar todo aquello que deseo. Si estoy ocupado cumpliendo los sueños de alguien más, ¿cuándo tendré tiempo de cumplir los míos? Puede resultar difícil esta confrontación, pero la realidad es que será complejo llegar a alguna parte si no trabajo en mí, en mi crecimiento personal, en mi amor propio y en mi capacidad de merecimiento. El merecimiento es entender que soy parte de la creación divina, que el universo es amplio y para todos hay,entonces

tomo por derecho lo que me pertenece, trabajando en mí y por mí, y desde este plano las oportunidades florecen para apoyarme hasta el punto al cual quiero llegar. Ahora podrás confrontar tus ideas sobre el merecimiento con estas preguntas que a continuación formulo para ti, responde de la manera más sincera posible: De 1 a 10, ¿cómo está el merecimiento en cada área de tu vida?

Familia Trabajo Relaciones Espiritualidad Físico Intelectual

Según el estado de cada área, ¿qué crees que te falta por merecer? ¿Qué hablan o hablaban tus padres sobre merecer? ¿En tu familia era algo natural la idea de tener o más bien la idea de que las cosas eran algo por lo que había que luchar y se obtenían solo a través del sacrificio? ¿Cuán merecedor te sientes en tu vida? ¿Te crees capaz de merecer? Permite sentirte merecedor y escribe las cosas que te mereces en cada área de vida.

Desarrollo de la Conciencia Todos los seres humanos llegamos a un punto de nuestras vidas en el que nos realizamos preguntas relacionadas con la existencia, con el modo en que estamos llevando nuestras vidas y sobre todo, cuestionamos si la manera en que vivimos es todo lo que hay. Estas dudas se nos presentan con el ánimo de iniciar un proceso de despertar de la conciencia y de aceptar dicho llamado, de permitir que se manifieste el contacto con nuestro verdadero YO SOY, con nuestra alma y con el propósito divino por el cual vinimos a esta tierra. Teniendo en cuenta esto, la conciencia la podemos entender como esa capacidad de estar en pleno contacto con el ser interno que nos habita y que por años hemos estado alejando, ya sea por cuestiones de educación, por el entorno o por imaginarios culturales que han impedido que cultivemos no solo nuestro cuerpo físico, emociones, metas o ambiciones, sino también nuestro ser espiritual o nuestra alma. Y es que culturalmente no se nos preparó ni mucho menos se nos educó en este aspecto como algo importante de identificar y desarrollar, por el contrario, nuestra sociedad actualmente nos insta a permanecer separados de ese “ser” por distracciones como la tecnología, el consumismo, entre otros.

Podemos ver el grado de conciencia de una persona por su capacidad de darse cuenta. Este concepto se refleja en la versatilidad y facilidad que tiene alguien para hacer enlaces con eventos de su vida, ya sean pasados o presentes, y encontrar el motivo por el cual dichos sucesos no le están permitiendo avanzar con los deseos o metas que se ha trazado. El grado de conciencia depende de qué tanta conexión tengas; por ejemplo, seres iluminados como Buda o el maestro Jesucristo lograron un grado conciencia a plenitud aquí en la tierra, y gracias al nivel de contacto con su esencia lograron alejarse de todo lo que NO eran y encontraron su verdadero yo. A partir de esto podemos decir que si el contacto crece, el grado de conciencia o iluminación también lo hará. Desde esta perspectiva, la búsqueda interna no es solamente una cuestión espiritual o de nueva era, es algo que nos lleva a hacer contacto con nuestro mayor poder interno, con nuestra capacidad ilimitada que ha sido menguada por las diferentes experiencias que hemos atravesado. El desarrollo de conciencia es la pieza fundamental para lograr tus objetivos en la vida, ya que si no conoces tu verdadera esencia y potencialidades, redundarás en la misma sensación de frustración, de estar haciendo mucho pero sin entender realmente qué es lo que hace falta para lograr los resultados que esperas.

Desde este punto de vista, te estarás preguntado: ¿entonces qué tiene que ver el éxito con el desarrollo de conciencia? Tiene que ver todo, porque si vivo desde el miedo y desde las creencias limitantes que tengo instauradas en mi subconsciente, no podré ser lo que realmente soy. Es como si vivieras en una mentira, tratando de luchar con aquello que te has dado cuenta que ya no eres, pero que no sabes cómo cambiar o dejar definitivamente. Por tanto, es preciso abordar la sabiduría que hay en ti haciendo contacto con ese increíble ser que te habita y que con seguridad está dispuesto a encontrar contigo tu mejor versión. Ahora te estarás preguntando, ¿cómo puedo desarrollar mi conciencia?

La mayoría de los seres humanos presentan dificultades con el hecho de estar solos, por tanto se ocupan en el trabajo, drogas, alcohol y sexo; no saben establecer límites sanos entre su exterior y su interior, sobrepasan sus necesidades físicas, psicológicas y emocionales a como dé lugar para no afrontar sus miedos. Regálate un momento de ti para ti, y te propongo empezar con unas sencillas pero valiosas actividades:

La mayoría de veces tenemos claro lo que no queremos de la vida, pero no tenemos claro de dónde se originan esos cambios. Darte cuenta de quién eres y lo que ya dejaste de ser te ayudará a clarificar las actualizaciones que ha sufrido tu sistema, dado que cada día cambiamos y el ser que eras hace 10 o 20 años ya no es el mismo que está leyendo esto hoy. Por tanto, tener claro quién es esa nueva persona y qué es lo que quiere te iluminará el camino para reencontrarte contigo mismo y saber hacia dónde quieres ir.

Es sano reconocer qué cosas abandoné de mí, qué me gustaba, amaba o me hacía feliz y por diferentes circunstancias lo dejé a un lado. Hacer las cosas que te apasionan te ayuda a reconectar contigo mismo. Si no tienes claro qué te apasiona, entonces recuerda las cosas que solías hacer cuando eras niño, tal vez por ahí encuentres mucha información.

realiza una observación consciente de tus hallazgos y respóndete las siguientes preguntas:

¿Qué emociones experimenté? ¿De qué me doy cuenta ahora? ¿Cuál es el mayor aprendizaje que me deja esta experiencia? Ahora que sé esto de mí, ¿qué camino elijo tomar para seguir viviendo mi vida? Estas preguntas te pueden servir de hoy adelante para afrontar situaciones que implican cambios, si los asumes como aprendizajes y no como problemas, habrás entendido mucho de lo que hasta ahora hemos hablado.

compromiso

La base de la vida está en comprometernos, despertar a la vida con un sí rotundo que alimente tu emoción y permita abrirte a horizontes de ti mismo. Compromiso es esa habilidad del ser humano para hacer un acuerdo de vida con las diferentes áreas en que se mueve (familia, amigos, diversión, espiritualidad, trabajo, intelectual, física) para llevarlas a su máxima expresión y hacer de ellas una potencia en cada despertar, en su aquí y ahora. El gran problema de la sociedad surge cuando se confunde compromiso con algo que se tiene o debe hacer, desplazando el concepto hacia algo que hago porque me toca y no porque elijo, lo cual refleja el grado de inconciencia en el que vivimos y es muestra específica de lo dormidos que estamos ante la vida. ¿Acaso no hay algo más liberador que hacer de tu vida, en cada área, todo lo que sí deseas?, es aquí cuando el compromiso se confunde con miedo y nos quedamos en la zona de confort. De hecho, la cuestión más espiritual que puede hacer el ser humano es comprometerse, y hacerlo desde la postura de asumir y elegir qué se quiere y cómo se quiere, es decir, diseñar la vida como la deseas y no como la sociedad o los estándares pretenden. No sé si te ha pasado, pero cuando mencionas la palabra compromiso, la mayoría de las personas la vinculan con casarse,

hecho que genera una visión bastante sesgada y habla inevitablemente de la incapacidad y el miedo. El compromiso es una elección consciente del día a día porque es la forma en que nutres tanto tu vida como la de los demás, tomando conciencia de que no estás solo y que necesitas vincularte y establecer conexiones reales, pues es a través de la conexión, la emoción y el sentimiento que nos sentimos vivos, ¿o para qué tener una experiencia humana si no es para vivirla en su máxima expresión? Y con máxima expresión me refiero a encontrar en cada instante de vida la mejor versión de ti, ya que es justo eso a lo que hace referencia el compromiso: forja disciplina, enternece al espíritu y lo lleva a explorar niveles realmente profundos, donde la existencia divina hace presencia para mostrarte que eres un ser sin límites, que elige a diario. ¿Quién quiere algo fácil? Lo fácil es para mentalidades débiles que no saben hacia dónde ir, que no escuchan su interior porque temen descubrirse, y eso no suena para nada especial o particular, por tanto te invito a que lo veas de esta manera:

vamos a imaginar que tú eres masilla para ser lo que puedas ser, solo en las verdaderas manos de sabiduría y mentalidad de éxito esta masilla tomará forma y se descubrirán las mil y un representaciones que de ella podrían salir; pero el compromiso son las manos que moldean todos y cada uno de los procesos. Sí, así eres tú, material en potencia que necesita elegir las estrategias correctas, y eso que es correcto tú lo debes encontrar a través del compromiso, diciéndote a diario que quieres lo mejor, y lo mejor es decirle sí a la vida. Si después de esto eliges comprometerte contigo y con la vida, te invito a hacer los siguientes ejercicios:

Hasta hoy, ¿qué era el compromiso para ti? ¿Cómo alimentas tu compromiso con la vida? •Imagina que tienes un vaso, llénalo de agua hasta el grado de compromiso que tienes con: -Tu familia -Tus amigos -Tu espiritualidad -Tu aprendizaje intelectual -Tus espacios de diversión o esparcimiento -Tu cuidado físico -Tu trabajo -Tu abundancia Ahora, después de haber encontrado tu medidor en cada área de tu vida, ¿de qué te das cuenta? ¿Cuál es tu plan seguir para estar 100% comprometido en cada área? ¿Qué te hace falta para cumplirte totalmente? ¿Cómo está el respeto contigo mismo y con los demás?

Una vez has revisado estos puntos, te habrás dado cuenta de muchas cosas que quiero que reconsideres de la siguiente manera: ¡A partir de ahora me comprometo…! 1. ¿Qué es un acuerdo? 2. ¿Cuál y con quién es el acuerdo más importante? 2. ¿Qué pasa si no me cumplo? 4. ¿Cuáles son los precios que pagamos cuando no nos cumplimos con los acuerdos? 5. ¿Cuál es la clave para lograr lo que queremos en nuestra vida? 6. ¿Qué pasa cuando yo me cumplo? 7. ¿Cuáles son los premios que ganamos en nuestra vida cuando cumplimos con nuestra palabra y nuestros acuerdos? (Credibilidad, alta autoestima, amor propio, etc.) Luego, te invito a realizar la declaratoria de compromiso contigo mismo: Yo___________________ me comprometo a_____________. Esto lo puedes realizar en una nueva hoja nueva, ¡para que te sirva de apoyo visual y lo veas siempre!

MISION DE VIDA La misión de vida es eso único que viniste a dar al mundo, es un saber hacer como nadie más lo puede hacer, porque es algo que te enciende y te apasiona. Entendiendo que eres la vida que da vida a un propósito, debes mentalizarte para hacer las cosas con amor. Alguna vez asistí a una conferencia en la que decían que el mundo ha entendido el concepto de amor como aquel acto en el que dos seres se unen para tener una relación; ver el amor de esta menara tan limitada sesga la energía mágica y poderosa que mueve al mundo. El amor es esa fuerza con la que debes elegir vivir, es la extensión más alta de Dios y tú vienes de allí, por tanto, si vives todas tus actividades diarias desde ahí, lo único seguro que podrás atraer a ti es más abundancia en todas las áreas. Si vibras amor, atraes más de lo mismo. Cuando te dedicas a darle tus talentos al universo y haces lo que te apasiona, el mundo cambia porque vibras diferente, estás feliz con eso y por lo tanto atraes más prosperidad y bendiciones, es decir, te conviertes en un imán de todo lo bueno. El mundo se está moviendo hacia la abundancia, por eso cada vez más el paradigma laboral cambia llevándote a la idea de que necesitas vivir de algo que te haga feliz, algo que hagas desde la pasión y el servicio a los demás, porque el mundo necesita cambios y no entes dependientes de un sistema.

¿Han visto alguna vez a una persona apasionada por lo que hace? No sé ustedes, pero yo sí, y esa persona parece emitir vida, es fuerza pura, contagia y arrasa por donde quiera que vaya. ¿Acaso no sería eso lo mínimo que puedes hacer por ti?, una vida con intención y propósito, apasionada y llena de sentido. Si eres de los que no quiere que sea lunes y esperas ansioso a las seis de la tarde para poderte ir y ser libre, si eres de los que cuentan los días y no se siente feliz; déjame decirte que de eso no va la vida… La vida puede ser mucho más, y te lo digo porque yo era de ese de tipo de personas: me levantaba a las 6:00 a.m., y no quería que fuera lunes, me desesperaba por salir, y todo porque estaba en un trabajo y en una vida que no era la que yo quería para mí, es decir, estaba en una zona de confort y a veces era más fácil quejarme y hablar mal de mi trabajo en lugar de asumir que era yo la que necesitaba algo diferente. Necesitaba escuchar a mi alma que me pedía a gritos que dejara de matarme en vida. Y sí, puede sonar fuerte la expresión, pero era matarme en vida, porque cuando decides seguir con algo que no te hace bien y no te genera bienestar, eso significa restarle vida a tus sueños y a tus capacidades, es minimizar lo que eres y tener tu verdadero propósito en espera. Enfócate en el camino, en disfrutarlo, alimentarlo y llevar cada paso a su más alto nivel. No te enfoques en la meta, hay millones

de seres que pasan su vida de meta en meta y cuando menos piensan, se dan cuenta que han conseguido un montón de cosas que ni los hace feliz. Cuando estás concentrado en el camino, puedes estar presente, monitoreando el proceso, enriqueciéndolo, haciéndolo un organismo vivo cuya energía es abundante. Entendiendo esto, quiero invitarte a que te plantees las siguientes preguntas: ¿A qué vine yo a este mundo? ¿Si tuviera todo el tiempo y el dinero del mundo, a qué me dedicaría? ¿Cuál es mi misión? ¿Qué es eso que me apasiona? ¿Qué es eso que me enciende el alma, me motiva y hace que mi corazón se detenga? Si encuentras estas respuestas, habrás hallado parte del sentido de tu vivir.

Abundancia

De 1 a 10, ¿cuánto te has familiarizado con la escasez? Estamos tan acostumbrados a la escasez que esta se ha vuelto una excusa: por ejemplo te invitan y te dicen: ¿vamos a salir? Y tu respuesta automática es: no tengo plata… Y en realidad, si te pones a observar la verdadera razón para no ir, es que simplemente no lo deseas. Si te fijas, la escasez se convirtió en algo cultural, en una excusa permanente para no retarte a ir tras tus verdaderos sueños y deseos. Existen miles de personas quejándose de su trabajo, de sus jefes, de las personas con las que conviven a diario, de su ingreso y de su flujo de dinero; y si les preguntas, ¿por qué no renuncias y vas tras tus sueños?, la respuesta es la misma, “no, por el dinero”; y básicamente lo que hay detrás de esta excusa es un gran miedo a afrontar cambios y hacer lo que esté en sus manos para cambiar su vida. Abundancia es disponer de todos los recursos que necesitas en cada momento de tu vida: salud, amor, trabajo, dinero, familia, diversión, espiritualidad, etc. Eres abundancia y mereces experimentar la abundancia en cada ámbito de tu vida. La abundancia es el opuesto de la escasez, es un modo de vivir, es la energía con la que sintonizas y a su vez, es la actitud con la que experimentas la vida; por tanto, es tu deber elegir y sintonizar de qué lado quieres estar.

Las creencias son la base de una buena vida, feliz y próspera. Las creencias tienen el potencial de transformarte, porque a través de ellas das información al universo y este entiende que todo aquello en que piensas es aquello que deseas, y lo expande entregando más de eso. La vital tarea es sintonizar con lo que en realidad deseas, expandiendo lo que crees de ti, sanando tus creencias. ¿Alguna vez te has puesto a pensar que lo que hoy existe, estuvo primero en la imaginación de alguien más? Carros, motos, hoteles, etc…; tenemos tanto poder dentro de nosotros que el mundo físico es un compuesto de los sueños de alguien más, y eso también aplica para ti: todo lo que ves en tu vida, en algún instante pasó por tu mente. Si quieres abundancia, tienes que saber que la energía es un flujo continuo, lo cual significa dar y recibir; es por esto que una vida abundante contiene el amor, la compasión, el agradecimiento y un propósito direccionado a dar a los otros. Somos una red que se conecta, directa o indirectamente, con el resto de seres que habitan el planeta, incluyendo a los animales y a la madre tierra; cada acción tiene una consecuencia y es importante empezar a entender que somos un entretejido que necesita la compasión del mundo para avanzar.

Para ahondar en este tema, aprovecha el ebook gratuito de Abundancia que has recibido por la compra de este. ¡Que lo disfrutes!

Estar en el mundo requiere de ciertas habilidades que con el paso de los años vas desarrollando, algunos con torpeza, timoneando sus vidas con el lema de ensayo y error; otros con gran maestría. ¿Y qué si los sueños requieren de algo más que soñarlos?, ¿y qué si necesitan de la fuerza interna y de esa pasión que solo da el alma: esa que ilumina el rostro, da vida y enciende corazones? No solamente con el hecho de soñar se crea lo que deseas, para crear hay que trabajar y enfocar tu deseo, sentarte y escribir la estrategia por la cual te moverás para alcanzar tus metas, sin que esto implique una camisa de fuerza. Es la línea inicial, el esbozo por donde te moverás con la convicción de que hay maneras de existir que van mucho más allá de trazar objetivos y llenar egos de terceros. Se puede, siempre se puede, levántate y haz lo que hasta ahora no has hecho. ¿Y si el mañana no existiera?, ¿y si mañana murieras?, ¿estarías a paz y salvo contigo y con todas las cosas que tienes por lograr? Tal vez la respuesta es No, y si así lo es, entonces el momento es ahora, sin excusas, sin remordimientos por lo que dirán o por lo que quieran los demás. La vida es ahora y es tu deber hacer de ella lo que deseas.