Democracia

Democracia Capítulo 6: “La democracia; Una discusión en torno a su significado”. Sofía Raspuela. La democracia, sus cond

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Democracia Capítulo 6: “La democracia; Una discusión en torno a su significado”. Sofía Raspuela. La democracia, sus condiciones y sus características están en continua discusión. Y su definición depende del paradigma en el cual se aborde, de la problemática y de los contextos sociohistóricos, económicos y políticos en los cuales se desarrollen las experiencias democráticas. El término Democracia es de origen griego. La democracia Clásica: Los orígenes del término, se remontan a Grecia Clásica, en la primera mitad del siglo V a.c. en la forma de gobierno que experimentó la polis griega, siendo Atenas el ejemplo más representativo. De esta época y de estas prácticas proviene su definición etimológica: Democracia: “El gobierno del pueblo”. Pero quienes constituyen el pueblo? Y de qué forma gobiernan? Grecia es la primera comunidad con vida política. Es el primer ejemplo de una sociedad que “delibera explícitamente sobre sus leyes y que a la vez es capaz de modificarlas”. El fundamento de la democracia griega es la participación plena y activa de todos sus ciudadanos. Según la visión griega de la democracia, la política constituye una actividad social natural. El pueblo soberano se reunía en asamblea y decidía sobre sus propios problemas. En ella, todos los ciudadanos tenían derecho a tomar la palabra. La participación se materializaba en la posibilidad de todos los ciudadanos de ocupar cargos electorales o de ser jueces. La democracia era considerada como una relación inherente a la vida de la polis. Según Davis Held, los ideales políticos que sostienen este sistema democrático son: igualdad entre ciudadanos, la libertad y el respeto a la ley y la justicia. La democracia griega funcionaba a través de las siguientes instituciones: la asamblea, el consejo de los 500, los tribunales, los magistrados y el comité de los 50. Todos los cargos eran elegidos por elección, por sorteo o por rotación, lo que aseguraba la participación de un gran número de ciudadanos. No había reelección. Eran ciudadanos los varones adultos libres atenienses. Las mujeres, los esclavos y los extranjeros estaban excluidos. La democracia se caracteriza por fundarse centralmente en la igualdad, Críticas a la democracia griega: - Fue severamente criticada por Platón y Aristóteles. Consideraban a la democracia como una forma de gobierno desviada, impura o injusta. - Platón consideraba una sola forma capaz de realizar en ideal de justicia: la aristocracia. .Para Platón la justicia consiste en hacer cada uno lo suyo según su propia naturaleza. Cada cuál debe tener en la ciudad una sola ocupación. Esto es considerando que los hombres por naturaleza tienen aptitudes diferentes (razón, valor o pasión). Una ciudad es justa entonces cuando unos gobiernan, otros defienden la ciudad y otros ejercen sus oficios. Esta forma de gobierno perfecta y justa se llama Aristocracia. Cuatro formas malas y viciosas: timocracia, oligarquía, democracia y tiranía. - La democracia establece una serie de igualdad entre iguales y entre desiguales. - Aristóteles distinguía las formas de gobierno según sus fines. “un régimen político es la organización de las magistraturas en las ciudades, como se distribuyen, cuál es el elemento soberano y cuál es el fin de la comunidad en cada caso. - Cornelius Castoriadis sostiene que para el mundo moderno, la democracia es un germen, no un modelo.

El ocaso del pensamiento democrático y el esbozo de la soberanía popular Luego de la democracia griega… un largo periodo de silencio. Por qué? Por un lado la visión religiosa y teológica del mundo cristiano y por el otro el surgimiento de los imperios, los estados poderosos y los regímenes militares y mundo feudal. Total predominio de la religión sobre la vida de los hombres. El habitante deja de ser un ciudadano para convertirse en hombre de fe que vive en una sociedad que debe ser dirigida por aquellos situados cerca de dios. Las verdades no admiten discusión, sino sometimiento. Verdades dogmáticas y reveladas.

Se establece la jerarquía de la Iglesia como principal elemento de dominación. La sociedad era concebida como un todo jerárquicamente organizado, en cuya cúspide se encontraban los representantes de dios en la tierra siendo el papa la figura central. Norberto Bobbio introduce el concepto de “soberanía popular”. Para este autor, en la teoría soberana popular el poder deriva del pueblo y es delegado al príncipe y es el pueblo quien tiene el derecho de hacer la ley. La tradición republicana y la teoría democrática. El silencio en torno de la democracia fue roto cuando se introdujo en el campo de la teoría política en concepto de “república”. El desarrollo de la historia romana propuso al pensamiento político el tema de la contraposición entre reino y república o entre república y principado. Nicolás Maquiavelo, en su obra “El príncipe” distingue entre las repúblicas y los principados. Es uno de los responsables de la creación de un campo político autónomo separado de la religión y que posee identidad y características propias. Aristóteles: Democracia: gobierno del pueblo. Monarquía: gobierno de uno solo. Aristocracia: gobierno de unos pocos. La preocupación central del republicanismo es la búsqueda de mecanismos que eviten la posibilidad de la corrupción de los liderazgos. Dahl identifica dos versiones del republicanismo: el “republicanismo aristocrático” y el “republicanismo más democrático”. Para la versión aristocrática, si bien el pueblo debía participar en la toma de decisiones, y creía en el principio de la soberanía popular, el papel del pueblo en el gobierno debía ser limitado. Así, la función del pueblo no era gobernar, sino elegir a sus gobernantes. Para el republicanismo más democrático, es inverso, la confianza para evitar las perversiones del régimen no radica en los liderazgos, sino en el pueblo En este sentido, se busca constitucionalmente proyectar un sistema que de algún modo supere la tendencia a la preponderancia de unos pocos o de uno. La nueva propuesta es de Montesquieu con la división del poder en legislativo, ejecutivo y judicial.

Liberalismo y democracia: El liberalismo surge a partir del siglo XVII y significó la aparición de una nueva forma de pensar la política, basada centralmente en las libertades individuales. Estos cambios se incorporan a la teoría de la democracia. Como coinciden varios autores como Sartori y Held, “la democracia moderna es democracia liberal”. La sociedad es producto de la voluntad de los hombres y deja de ser considerada un orden natural. Aparece una sociedad constituida por individuos, donde la libertad también cobra otro sentido. Benjamín Constant hace una diferencia entre “libertad antigua” y “libertad moderna. El fin de la libertad antigua era la distribución del poder político entre todos los ciudadanos. El fin de los modernos es la seguridad en los goces privados. Para Constant, la libertad política radica en elegir y ser elegido. El gobierno que aparece junto con el liberalismo es el “gobierno representativo”. La dimensión de la política y la democracia se modifican. Ya deja de ser “democracia directa” para transformarse en “democracia representativa”. El liberalismo entendido como la teoría y la práctica de la defensa a través del estado constitucional de la libertad política individual. Los ideales liberales y democráticos se han fundido. Es improbable que un estado no liberal pueda asegurar un correcto funcionamiento de la democracia. La era de la democracia: la democracia en el pensamiento contemporáneo. Comienza aquí un amplio debate y renovación con respecto al concepto de democracia y sus problemas. Tras la finalización de la segunda guerra mundial, las distintas ideologías predominantes se apropiaron del término para calificar como democráticos a regímenes políticos y organizaciones sociales de signo ideológico muy diverso. Esta amplia y ambigua utilización del término desemboca en lo que Giovanni Sartori denomina “una época de democracia confusa”. Termino muy utilizado como sustantivo o adjetivo y vacío de contenido.

Se han intentado establecer “definiciones mínimas”, tales como: “conjunto de normas y procedimientos que resultan de un acuerdo-compromiso para la resolución pacífica de los conflictos entre los actores sociales, políticamente relevantes, y otros actores institucionales presentes en el escenario político”. (Leonardo Morlino). “Conjunto de reglas (primarias o fundamentales) que establecen quien está autorizado para tomar las decisiones colectivas y bajo qué procedimientos”. (Norberto Bobbio). “democracia liberal”. (Sartori). Dada la universalización alcanzada por el término, pareciera que vivimos en la “era” de la democracia, pero no existe una definición de democracia.

Democracia de masas: Una de las grandes transformaciones de la política moderna ha sido el sufragio universal. La irrupción de las masas en la política y su reconocimiento institucional a partir del sufragio universal introduce una nueva dinámica en la vida política con respecto a la participación, libertad, instituciones, democracia.

Max Weber y la democracia plebiscitaria. En la teoría moderna, son el escepticismo y una visión sombría del futuro los determinantes de las construcciones políticas Weberianas. Weber es uno de los primeros en captar las transformaciones que impone la democracia de masas. La política de clases se transforma en política de competencia entre partidos. En términos de Held, Weber describe a la democracia como “un terreno de prueba para los líderes potenciales”. El reconocimiento de la lógica competitiva que impone el sufragio universal, traslada su atención a los partidos y a los liderazgos. Con el rol creciente que desempeñan los partidos en la vida política, al competir por los votos, el liderazgo se sitúa en el centro de la atención política y es el medio más eficaz para controlar la organización y para atraer al electorado. Esto aparece como la consecuencia de la masificación de la vida democrática. En la misma línea de Weber, Schumpeter describe a las democracias reales como “un método institucional mediante el cual se elegirá a aquellos que tendrán el poder de decidir en las sociedades modernas.

Los debates centrales en torno a la democracia en la posguerra: Schumpeter y la democracia como método. Para identificar a las verdaderas democracias, Schumpeter rechaza lo que se denomina “teoría clásica de la democracia”. La crítica porque se caracteriza por la soberanía popular, voluntad general, interés común. Su punto de partida para la construcción de su “otra teoría” es la desarticulación de la teoría clásica. El analiza la racionalidad de las acciones humanas, para dar de baja a la teoría clásica. En la realidad, la voluntad social es creada artificialmente ya que existe una manipulación por parte de los “políticos empresarios”. Schumpeter niega la existencia del bien común y de voluntad general. Retoma de Weber el concepto de “mercantilización” de la política, al comparar el funcionamiento del mercado económico con el mercado político. La conducta del votante tiene las mismas características que la del consumidor. El consumidor elige en el mercado irracionalmente desde el momento en que su opinión y gustos son manipulados. Así, se reduce por lo tanto a la democracia como un método electivo, mediante el cual, el pueblo crea un gobierno eligiendo a un líder. La teoría pluralista de la democracia: Desprendiéndose de Schumpeter, Robert Dahl construye “la teoría pluralista”. Entiende a la democracia como posibilidad de igualdad de participación de control de los ciudadanos en y sobre el gobierno. Pero dado que es imposible (por razones físicas, psíquicas, de interés, de formación, etc.) el control igualitario de los gobernantes por parte de los gobernados, no se puede hablar de democracia. No se puede hablar de democracias, pues el poder es ejercido por minorías, pero tampoco se puede hablar de autocracias, porque existen instancias de control sobre los líderes gobernantes por parte de los no líderes. Dada la imposibilidad real de democracia, se debe hablar de “poliarquías”: la combinación de liderazgos con control de no líderes.

Dahl describe poliarquías desde y para las sociedades pluralistas. Hablar de una sociedad pluralista, presupone el reconocimiento de la dispersión del poder, la existencia de ciudadanos con distintos tipos de intereses, la posibilidad de los ciudadanos de agruparse libremente. En esta nueva versión, al rol de liderazgo se le incorpora el de “grupos de interés”, estos son los protagonistas de la vida política, antes que los liderazgos. Para Schumpeter los ciudadanos eran irracionales y manipulados. Para Dahl, los no líderes evalúan constantemente el desempeño de los líderes y a partir de esa evaluación emiten su voto. Según estos autores y otros el poder está irremediable e inevitablemente en manos de las etites. Elitismo y antielitismo. La “otra teoría de la democracia” ha sido objeto de violentos ataque por parte de una serie de autores que han reaccionado a este enfoque como elitista y conservador de la democracia y la política. Los antielitistas critican este realismo, pues al describir la democracia “tal cual es” se está legitimando y avalando la supremacía de las elites en las sociedades industriales modernas. El mayor logro de Schumpeter fue que su teoría de la democracia, su noción de la teoría clásica, su caracterización de la democracia como método de elección de líderes y el rol marginal de la participación, hayan sido aceptadas por la mayoría de los teóricos de la democracia. Se caracteriza al enfoque de Schumpeter como “explicativo” antes que “normativo”. Y que tiene como meta “aclarar cómo funcionan los sistemas democráticos” y no “como deberían funcionar”. Se denomina a su modelo como “elitista-pluralista de equilibrio”. Pluralista por contar con una sociedad con diversos intereses y elitista porque le asigna el papel principal en el proceso político a los grupos dirigentes. Es un modelo de equilibrio en el sentido de que presenta el proceso democrático como un sistema que mantiene el equilibrio de la oferta y la demanda de mercaderías políticas.

La democracia participativa: Los teóricos que critican al elitismo y al realismo político, proponen una nueva teoría de la democracia, donde se rescata el rol transformador de los valores y se niega el protagonismo de las elites. Se pone el acento en la “participación” como valor central y contrarrestar la tendencia a la oligarquía. Autores como Bachrach, Macpherson y paterman sostienen que para que haya una sociedad más equitativa y humana, hace falta un sistema político más participativo. La existencia de la democracia representativa no es suficiente para la democracia. La participación es necesaria para el desarrollo de aptitudes individuales y cualidades psicológicas de los miembros de una sociedad. La democracia no es solamente un método, posee fundamentalmente una función ética. “La democracia representativa debe combinarse con la democracia directa”. Hehl va más allá de la democracia participativa y propone un modelo de doble democratización y da lugar a lo que se denomina “principio de autonomía”. Los individuos deberían ser libres e iguales para determinar las condiciones de su propia vida. Su propuesta parte de las limitaciones de cada uno de los paradigmas centrales: el liberalismo y el marxismo, aceptando un elemento común a ambas tradiciones: el escepticismo respecto al poder político y el escepticismo respecto al poder económico.

Una visión articulada de los debates sobre la democracia Una teoría de la democracia, incluye tanto el aspecto normativo como el descriptivo. Giovani Sartori sostiene que “la democracia está especialmente abierta y depende de la tensión entre hechos y valores (…) la democracia debe su misma existencia a sus valores (…) el ideal democrático no define a la realidad y viceversa. Una democracia real no puede ni debe ser una democracia ideal. La democracia resulta de LAS INTERACCIONES ENTRE SUS IDEALES Y REALIDAD, el empuje del deber… y la resistencia del ser… Desconocer el rol de los ideales y los valores en las democracias, es impedir cualquier intento de renovación de las democracias reales. A pesar de este carácter recíproco entre hechos y valores, algunos autores ponen más énfasis en alguno de los dos aspectos. Por ejemplo Schumpeter está más preocupado por la descripción de las democracias reales, mientras que los participacionistas intentan sistematizar como debería ser la democracia. Plantear los diferentes modelos como alternativas en las sociedades de masas es un esfuerzo inútil. Lo que se cree un importante aspecto de búsqueda, es la complementariedad entre las distintas teorías. Ni la democracia puramente representativa que menosprecie el rol de la participación, ni la democracia

puramente participativa que reconozca el carácter representativo de la democracia de masas. Ninguna de ellas nos sirve para analizar las democracias modernas y para buscar caminos para la superación. Los prerrequisitos de la democracia Sartori sostiene que una cultura política basada en los valores del pluralismo, la creencia en la diferencia, en el debate, en el disenso, en el diálogo, en el cambio, es una condición necesaria para la existencia de un sistema democrático. Otro autor Seymour Lipset, manifiesta que debe hablarse del desarrollo económico y la legitimidad o grado en que las instituciones son valoradas en sí mismas o consideradas justas y adecuadas. A mayor prosperidad de una nación, mayores son las posibilidades de que una democracia se mantenga. Pero también la estabilidad de cualquier democracia depende también de la eficiencia y legitimidad del sistema político. Existe también una corriente importante dentro de la literatura de diseños institucionales que afirma que los regímenes parlamentarios son más favorables para la estabilidad democrática que las formas de gobierno presidenciales. Da ejemplos de Europa.

El mundo de las democracias: cambios y desafíos Estado-nación, estado de derecho La democracia ha tenido siempre como base al estado-nación. Los sistemas democráticos están limitados a un determinado estado y el estado-nación es el primer factor definitorio de la ciudadanía. Según algunas escuelas de la Ciencia Política, un estado-nación se caracteriza por tener un territorio claramente delimitado, una población relativamente constante y un gobierno. Actualmente hay dos aspectos que están en tela de juicio: el surgimiento de unidades políticas y económicas que comprenden varios estados (Eje, La Unión Europea), implica nuevos diseños institucionales, lo que dificulta enormemente la participación en la vida política y el control sobre los liderazgos. El otro problema son los movimientos migratorios, y la existencia de grandes grupos de extranjeros al interior de regímenes democráticos. Conviven ahora distintos tipos de ciudadanos y no ciudadanos. Ciudadanos que gozan de todos los derechos, ciudadanos que gozan de una “ciudadanía incompleta” y poseen derechos sociales pero no políticos, y finalmente los que no gozan de ningún derecho. Estado keynesiano y estado de bienestar Las democracias del mundo moderno en el presente siglo se desarrollaron junto a alguna forma de estado Keynesiano y/o de bienestar que cambió las reglas de la política y la economía permitiendo mayor equidad, crecimiento económico, redistribución y pacificación del conflicto de clases. Este “estado asistencial” es producto del compromiso de clases, compromiso entre capital y trabajo. Esta fórmula consiste en primer lugar en la explicita obligación del aparato estatal de proveer asistencia y apoyo a aquellos ciudadanos que sufren de necesidades y riesgos específicos, característicos de la sociedad de mercado. En segundo lugar el estado asistencial está basado en el reconocimiento del rol formal de los sindicatos de los trabajadores tanto en redacción de convenios colectivos de trabajo como en la formación de políticas públicas. Pero el estado de bienestar entra en crisis. Los años 70 marcan un giro importante en el modelo de acumulación capitalista. El problema de la economía Keynesiana fue la inversión. ¿El fin de un paradigma? La gran complejidad sistémica a la que han llegado los sistemas sociales actuales requiere de otros paradigmas explicativos de los procesos institucionales y decisionales de las democracias modernas. Las teorías actuales de la democracia omiten ofrecernos instrumentos conceptuales suficientemente complejos como para permitir una interpretación realista de la relación entre instituciones democráticas y la creciente complejidad de las sociedades posindustriales. (debido a revolución de la información, cambio social, desarrollo de tecnologías de avanzada, etc.) Conclusión: A pesar del triunfo indiscutido de la democracia, como única forma de gobierno legítima en las sociedades modernas actuales, la democracia está lejos de ser un régimen definido y de características

indiscutibles. Nuevos debates, nuevos cambios, nuevos problemas, son desafíos que debe encarar la teoría democrática para adaptarse a las nuevas sociedades del siglo XXI.