Delincuencia en El Salvador

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LA DELINCUENCIA EN EL SALVADOR Factores para una solución real y efectiva En estos momentos podríamos decir que la delincuencia ha sobrepasado al Estado. El tratamiento que se le da al problema está condicionado por factores políticos que no ayudan a resolverlo, lo que sólo podría lograrse con un pacto político o una decisión valiente del gobierno actual. A continuación la mayoría de los factores que deben tomarse en cuenta si se quiere una solución real y efectiva: Si se toma en cuenta que se requiere, de acuerdo con estándares mundiales, 3.5 policías por cada mil habitantes, y considerando que El Salvador tiene más de seis millones de habitantes, la deficiencia operativa es evidente. Efectivamente, deberíamos tener más de 21,000 policías y sólo tenemos 16,400, es decir, 4,600 policías menos de los necesarios. Si se considera además que los mismos sólo trabajan ocho horas diarias, el problema se vuelve más agudo. Por otro lado, en el ejército hay 8,000 efectivos pagados por los ciudadanos que aportan sus impuestos y que todos los días sufren los efectos de la delincuencia. El país está en un verdadero peligro y el ejército debe intervenir, con base en un acuerdo legislativo o una medida legal posible, en esta lucha contra la delincuencia. Lo que está en juego es la estabilidad del Estado y la vida de muchos salvadoreños. Uno de los principales obstáculos para detener y mantener a los delincuentes en la cárcel es la imposibilidad que tienen los jueces para establecer los términos probatorios. Si estamos viviendo una verdadera crisis, necesitamos tener marcos legales adecuados para este momento de excepción. No se puede resolver una situación particular con medidas de corte general. Esta es una verdadera guerra y se hacen necesarias medidas específicas para ganarla. En otros países se ha ensayado con mucha efectividad la figura del juez sin rostro. Es absolutamente necesario un marco jurídico especial y apropiado para la guerra. Éste o cualquier otro recurso que permita establecer justicia sobre la base de apreciar lo grave de la situación, serán indispensables para lograr el retorno a la paz. En la solución de un problema de tal envergadura, se necesita la cooperación de todos, ya que todos pueden ser afectados directamente por el mismo. Se hacen necesarios recursos financieros para resolverlo. Laboratorios científicos y sofisticados, y un equipamiento apropiado, son factores que deben ser atendidos con absoluto convencimiento de que son absolutamente necesarios. No se puede combatir armas de alto calibre con pistolas. Por otro lado, se debe garantizar la paga justa para los policías. Todo esto se hace con dinero, el cual es limitado con la capacidad actual del gobierno. Proponemos el aumento a la tasa impositiva. Que esto tiene un costo político es relativo, por cuanto mayor puede ser el costo de enfrentar una crisis. En todo caso, este es el momento en el que se deben privilegiar los intereses vitales del pueblo sobre los intereses particulares. Claro que esto se podría evitar si los índices de evasión fiscal se pudieran reducir. Habría que preguntarse si esto es posible en El Salvador. Uno de los principales componentes de la estructura psicológica del delincuente es su deseo de figuración, mismo que le da una justificación a su elección de ser un inadaptado

social. Si toda la prensa se callara y no publicara noticias y programas sobre la actividad criminal, los mareros y criminales perderán un soporte emocional, lo que los confundirá y hará menos deseosos de participar en actividades que permanecerán en la oscuridad y en el anonimato. Si tenemos al respecto reservas, sólo remitámonos a la prohibición de los Estados Unidos de filmar o fotografiar a los heridos de guerra y a los cadáveres procedentes de Irak. Cuando se trata de la propia vida de salvadoreños que todos los días se dirigen con miedo a sus trabajos, debemos privilegiar los principios más sólidos y profundos. El derecho a la vida es más importante que el derecho a la información. Los cadáveres no se enteran de las noticias. Es inconcebible que un país donde se asesinan más de diez personas diarias, y que esa cantidad signifique el doble de lo que se considera límite máximo, todavía sea tan permisivo con la tenencia y portación de armas. Se debe prohibir la portación de armas a todos los que no sean policías, militares o seguridad privada. Esto debe ser implementado como una medida drástica y rígida, que establezca la voluntad firme del gobierno de tomar las medidas necesarias para parar este flagelo, que ya es un grave problema de Estado. Las dudas que se puedan tener, argumentando que la medida ha dado resultado en algunos países y en otros no, no viene al caso. Lo de El Salvador se sale de todo contexto y todas las medidas razonables que se tomen al respecto son válidas, en la medida que impidan la muerte de un solo salvadoreño. Se hace necesario pensar en el marero que se arrepiente, como un factor de triunfo en la lucha contra la delincuencia. Eso sí se debe publicitar. También se debe concebir e implementar una campaña de disuasión, lo suficientemente adecuada para convencer a los jóvenes de lo que significará para ellos pertenecer a las pandillas. Se deben construir granjas agrícolas y escuelas de oficio, bajo control militar y administración de las iglesias, para los mareros que por sus tatuajes encuentren imposible encontrar empleo. No estarán presos, sino ganando lo suficiente para subsistir y al mismo tiempo protegidos de las venganzas que entre ellos acostumbran. Si pensamos integralmente en el problema, debemos considerar el futuro como un reto social que se nos presenta. Con las circunstancias de nuestro país, es hasta irresponsable no establecer un plan demográfico que venga a disminuir la tasa de natalidad que tenemos. La pobreza y la promiscuidad son factores que propician la comisión de delitos. No entraremos en detalle de los problemas de desigualdad existentes en El Salvador. Pero se hace indeclinable la necesidad de planificar de tal manera que podamos enfrentar los problemas del futuro. No estamos hablando de aborto, que es un crimen, estamos hablando de información sexual en las escuelas. De una conciencia que haga que nuestros jóvenes puedan enfrentar el porvenir con facilidad y claridad de acción. Finalmente, estamos convencidos de que el deterioro de la calidad humana del salvadoreño se debe a la desintegración de la que son víctimas. Casi ha desaparecido la figura maternal en el hogar. El machismo latinoamericano se hace presente en la irresponsabilidad del macho que sólo busca placer. La figura femenina como cabeza productiva del hogar se ha hecho común. Y todo esto sólo trae consigo la falta de disponibilidad de tiempo y ausencia de supervisión de los jóvenes. Es preciso que estos estén más tiempo en las escuelas. Hay

que alargar las horas en que los muchachos estén en ella. No debemos descuidar este aspecto tan importante. Se debe trabajar un plan estratégico con el Ministerio de Educación y darle el soporte que va a necesitar

Características y Ámbito de Acción de la Delincuencia “El delito representa, generalmente, un ataque directo a los derechos del individuo (integridad física, honor, propiedad, etc.), pero atenta siempre, en forma mediata o inmediata, contra los derechos del cuerpo social”. A cualquier delincuente y a cualquier tipo de delincuencia, pues el sólo hecho de contravenir la ley –que por antonomasia busca la protección y salvaguarda de la integridad y tranquilidad del individuo– ya implica un atentado contra el orden social regulado por la ley. La delincuencia es la cometida por un individuo, y cuando mucho, por dos, y que tiene por objetivo la comisión de un delito que podría ser ir desde una falta menor hasta una grave y calificada, pero que no trascienden su escala y proporciones, es decir, no son cometidos por bandas, no hay una gran planeación en los hechos delictivos, o no se pretende operar permanentemente a gran escala. En la delincuencia se puede incluir algunos carteristas, asaltantes de buses, estafadores. Esa es la delincuencia más común, más popular, la que vemos y a la que le tenemos miedo. Entonces los ciudadanos comunes piensan que es un problema cuando transitan por determinadas zonas en que pueden asaltados y la gente asocia inseguridad con esto”. Esa es la delincuencia callejera, la más ordinaria: Asalto a transeúntes: · Carterismo, Violación, Robo de bienes y artículos menores, Robo a casas habitación, Robo de vehículos, Vandalismo, Grafitis y pinta de muros y monumentos. Ahora bien, éstos y otros delitos pueden ser cometidos en grandes proporciones y por muchos individuos, con lo cual ya se convierte en una delincuencia organizada, tanto de nivel intermedio como mayor. Cuando se convierten en tales, se ha dado en decir que se convierten en la “industria del robo”, “la industria del secuestro”, la “industria del robo de vehículos”, etc. Por supuesto, la delincuencia menor tiene las siguientes características, en términos generales: El asaltante puede apelar o no a dos recursos para lograr sus objetivos: Una precisión técnico-manual elevada y precisa parea cometer el ilícito con rapidez, astucia y disimulo y El uso de la fuerza con apoyo en ventajas físicas, e incluso, en el empleo de armas. Normalmente existen compradores de bienes robados, que son quienes los adquieren de conformidad con tarifas ya existentes en el mercado negro, mismas que son fijadas por la oferta y la demanda así como por la situación del entorno local, nacional e internacional. Regularmente, los delincuentes operan con apoyo de una red de corrupción entre autoridades intermedias (jueces calificadores, agentes del ministerio público del fuero común) y corporaciones de seguridad pública desde sus mandos y efectivos elementales hasta –cuando mucho– sus mandos medios (agentes de policía, jefes de sector, etc.).

Factores que han creado la delincuencia Factores Relacionados:      

Sexo: Hay más hombres delincuentes que mujeres delincuentes. Habilidades: Hay estudios que corroboran la relación entre un bajo coeficiente intelectual y la delincuencia. Síndrome hiperquinético: (hiperactividad) Niños muy impulsivos y no reflexivos tienen más posibilidades de delinquir. Egocentrismo: Tienen gran dificultad para visualizar las consecuencias de su acción (falta de empatía). Clase social: Se asocia la delincuencia con clases marginales. Familia: Se asocia con padres de poco apoyo moral que coaccionan y castigan mucho. La ruptura temprana entre padres e hijos es un buen predictor de delincuencia.

Causas de la Delincuencia: 1. Una de las causas de la delincuencia son los factores biológicos o genéticos. Además se han hallado diferencias en el sistema nervioso y lesiones cerebrales. 2. Existe una teoría que dice que el individuo que no ha tenido una relación sana con sus padres no ha sido capaz de desarrollar su autocontrol. 3. Se dice que lo que somos es el resultado de nuestro pasado, y que por lo tanto el que delinque, es porque en el pasado ha obtenido buenos resultados haciéndolo. 4. Otra teoría dice que es consecuencia de una ruptura de vínculos con la sociedad a través de un abandono, fracaso escolar, etc 5. Otra teoría aporta que la sociedad da énfasis al éxito, inculca que aspiremos a mucho, pero luego no da los medios para conseguirlo, lo cual provoca frustración. Es un intento de adaptación frustrado. 6. Existen subculturas en que el más admirado es el que más delitos comete. 7. Parece ser que el catalogar aun individuo como delincuente hace que ese individuo asuma Clases de delincuentes Si el delincuente es el “sujeto que delinque”, o lo que es igual, “sujeto activo o agente del delito”, entonces la delincuencia es la “calidad de delincuente”, la “comisión de un delito” o un “conjunto de delitos en general, o referidos a un país o época”. A su vez, un diccionario puede decir que delito es la “culpa, crimen o quebrantamiento de la ley”. Dicho de manera más precisa, es la “acción u omisión voluntaria, imputable a una persona que infringe el Derecho, y que es penada por la ley”.

Existen varias clasificaciones: Ofrecemos la de Quay y Parsons (1960), para la cual se hicieron numerosísimos análisis: 1. Inadaptados inmaduros: Jóvenes frágiles psicológicamente, vagos y sin disciplina, soñadores que al no conseguir su sueño, normalmente inalcanzable, se enfadan con el mundo. 2. No socializado psicópata: No ha desarrollado el autocontrol, no ha asimilado normas ni valores. Son imbéciles morales por esa falta de criterios éticos. Como no tienen remordimientos, no aprenden de lo errores, no maduran. 3. Neurótico trastornado: Individuo solitario que se culpabiliza excesivamente y sufre de depresión. Cometen robos, violaciones...Sufren de depresiones (lo que nunca le ocurriría al psicópata). 4. Socializado subcultural: Ha aceptado las normas de su subcultura pero resulta que estas van en contra de la cultura general. Existen, según se ha podido observar durante la investigación, los siguientes tipos de delincuencia organizada: 1. Delincuencia organizada local.- Por deducción, se puede definir como la delincuencia – consistente en una banda o varias bandas vinculadas– que opera en una escala territorial menor, ya sea una comunidad, municipio o estado, y que generalmente opera en esa demarcación y rara vez fuera de ella. 2. Delincuencia organizada nacional.- Como la anterior, puede consistir en una sola banda de grandes proporciones o varias bandas asociadas, que opera dentro de una escala relativamente mayor, y ya se le reconoce como una delincuencia mayor, pues actúa en varias ciudades y provincias o estados y, potencialmente, puede llegar a tener nexos con otras bandas nacionales e internacionales. 3. Delincuencia organizada transnacional.- Cuando la delincuencia organizada construye conexiones con organizaciones similares formando redes en todo el mundo, la Organización de las Naciones Unidas la identifica como delincuencia organizada transnacional. También se le denomina delincuencia organizada transfronteriza, como le denomina la Comisión Europea. La Corporación Euro americana de Seguridad señala que algunos delitos cometidos por las bandas organizadas de criminales, tanto en el nivel local como en el nacional e internacional, son los siguientes: · Terrorismo, · Acopio y tráfico de armas, Tráfico de indocumentados, Tráfico de órganos, asalto, Secuestro, Tráfico de menores y Robo de vehículos. ¿Que es La Delincuencia? Definir la delincuencia es tremendamente difícil ya que el delito es aquélla conducta definida así según el código penal, el cual es muy diferente según en que país nos encontremos. Las conductas rechazadas por la sociedad se denominan conductas

antisociales y no tienen por qué coincidir. El que comete un único delito no es considerado delincuente, sino aquél que los comete de forma reiterada y que es considerado antisocial por la sociedad. La delincuencia en El Salvador es alarmante. Los medios noticiosos no dan abasto para informar sobre asesinatos, asaltos, robos, fugas de las cárceles, y de cadáveres mutilados de desconocidos, hallados en predios abandonados. Estos hechos son tantos que los encargados de esta clase de información, muchas veces se ven obligados a informar sobre hechos separados en distintas partes —que no se relacionan unos con los otros— en un solo artículo. Y no sólo eso, la mayor parte de los crímenes nunca se esclarece, y los desaparecidos son llorados por las familias sin saber si están vivos o muertos. No sabemos si las delincuencias son mayores en El Salvador que en otras partes. Existen estadísticas que clasifican los países del mundo, según el número de homicidios que ocurren por cada 1,000, 10,000 o 100,000 habitantes, lo mismo que informan cuántos habitantes viven en determinado país por kilómetro cuadrado del territorio, pero las estadísticas de la delincuencia en El Salvador no son lo que nos interesa. Esos números son para la Policía Nacional Civil y otras agencias de seguridad, para apoyar los presupuestos que someten para el número de agentes que se necesitan para proteger satisfactoriamente el territorio que les ha sido designado. Lo que nos interesa es el impacto que causa en los individuos la delincuencia, que afecta sus vidas diarias y que revela cómo los ciudadanos responden a la amenaza de la delincuencia, a que todos los habitantes de El Salvador están sujetos, y de paso podemos incluir el terrorismo, aunque hasta ahora no lo hemos experimentado. No hay que perder de vista que la finalidad del terrorismo es tratar de inmovilizar por el miedo y a volver a la gente indefensa. Incluimos el terrorismo como una vara para medir cómo el impacto de la amenaza de peligro afecta a los habitantes de un pueblo. Además El Salvador está expuesto incesantemente a los disturbios callejeros, manifestaciones y el clamor de los enemigos de la democracia, que buscan desestabilizar el país, minar la confianza del pueblo en el Gobierno y obstaculizar las medidas positivas que propone. La economía del país afronta duras pruebas por el alza en los precios del petróleo, la globalización, y la adaptación a los cambios que sin duda la aprobación del TLC traerán a la estructura agroindustrial y al comercio. Estando en las vísperas de unas elecciones cruciales para el futuro del país, todos deben tener especial cuidado de no confundir el clamor y los disturbios de una minoría radical que sólo busca el poder con la voz y sentimientos del pueblo.