Defensa de La Escuela

DEFENSA DE LA ESCUELA. Una cuestión pública. Maarten Simons, Jan Masschelein. El libro puede dividirse en tres partes pr

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DEFENSA DE LA ESCUELA. Una cuestión pública. Maarten Simons, Jan Masschelein. El libro puede dividirse en tres partes principales. En la primera, luego de hacer una breve introducción del origen de la escuela, los autores señalan que a pesar de que se ha visto a la escuela como un símbolo de progreso, ha sido cuestionada desde sus orígenes, pero sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX, donde fue la propia existencia de la escuela la que se puso en cuestión. En ésta primer parte ellos se dedican a explicar cuáles son las acusaciones, demandas y alegaciones que la escuela afronta en la actualidad, enumerándolas y explicando porque cada una de ellas no tiene asidero, ya que no tienen en cuenta la esencia de la escuela, es decir, lo que hace que una escuela sea una escuela y no otra cosa. Así los autores dan forma a su alegato en defensa de la escuela, recuperando estas preguntas: ¿Qué es lo que hace la escuela en y por sí misma y que finalidad tiene en tanto que escuela? Mediante este análisis quieren determinar por qué la escuela es valiosa y por qué merece ser preservada, asumen como un reto la posibilidad de hallar modos para reinventarla en el mundo actual. En la segunda parte del libro desarrollan sus preguntas para descubrir qué es lo escolar pensando en los orígenes de la escuela, cuál era su finalidad y sobre qué base ideológica fue desarrollada. En propias palabras de los autores: el acto principal que “hace escuela” tiene que ver con la suspensión de un presunto orden natural desigual, en otras palabras, la escuela ofreció tiempo libre (tiempo no productivo) a quienes por su nacimiento y por su lugar en la sociedad no tenían derecho a reivindicarlo. La invención de la escuela puede describirse como la democratización del tiempo libre. En base a ésta concepción de la escuela desarrollan distintos aspectos de lo que es “lo escolar”: la suspensión, la profanación, la atención, la tecnología escolar, la igualdad, el amor, la preparación, la responsabilidad pedagógica. Por último, revisan como la escuela desde sus comienzos enfrenta intentos de reformas y modificaciones, en carácter de innovaciones, progreso y modernización, pero que ellos llaman intentos de “domesticación”, dicen: “la escuela es una fuente de ansiedad para todos los que pueden perder algo con la renovación. La domesticación de la escuela implica restringir su carácter democrático, público y renovador. Implica la reapropiación y re-privatización del tiempo público, del espacio público y del bien común que la escuela ha hecho posibles”. Describen aquí las distintas formas de domesticación:

-Domesticación de la escuela a través de: la politización, familiarización, naturalización, tecnologización, psicologización y popularización. -Domesticación del profesor: profesionalización, flexibilización. Finalizan el libro con una alegoría de la escuela, invitándonos a imaginar cómo sería la vida sin escuelas y cuál sería el resultado de eso.

HIPÓTESIS PRINCIPAL DEL LIBRO: Los autores desarrollan la defensa de la escuela, basándose en que los alegatos contra la misma, están motivados por el antiguo temor a una de sus características más radicales, pero que la definen esencialmente: que la escuela ofrece “tiempo libre” que transforma los conocimientos y destrezas en “bienes comunes” y, por lo tanto, que tiene el potencial para proporcionar a cada cual, independientemente de sus antecedentes, de su aptitud o de su talento natural el tiempo y el espacio para abandonar su entorno conocido, para alzarse sobre sí mismo y para renovar el mundo (para cambiarlo de modo impredecible). Instala igualdad, convierte a todos en estudiantes, es decir, pone a todos en la misma situación inicial, suspendiendo los vínculos con su entorno social (familia y sociedad), con el fin de presentar el mundo a las estudiantes de un modo interesante y comprometedor. La igualdad de cada estudiante, es el punto de partida práctico que sostiene que “todo el mundo es capaz” y que por lo tanto, no hay razones para privar a alguien de la experiencia de la capacidad, esto es, de “ser capaz de”. Educar y formar a un niño tiene que ver con abrir el mundo y con traer el mundo a la vida (las palabras, las cosas y las prácticas que lo configuran). En términos de transmisión como herencia, la escuela tiene la responsabilidad de presentar el mundo “mostrar algo” a la nueva joven generación, pero no puede y no debe decirle cómo usarlo más tarde, dándole así la posibilidad de inscribirse en la cultura, hacer algo nuevo con eso que le está siendo dado. El valor del conocimiento por sí mismo y no como demanda de intereses de una sociedad en términos productivos. Esto es lo que sucede en el tiempo escolar.