De sol a sol

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G6nesis, transformaci6n

y presencia de los negros en Colombia

NINA S. dC FRIEDEMANN JAIME AROCHA

*F"3fi-il;r,lLffi ..1

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Miscara Koulicoro del clrculo dc Banamba en territorio Bambara en Mali. Madera cubiena con cobre martillado. Altura 20 cms. Cof.*ia. N.'i.l" rncoemann, foto: Nicolds Blight 1996.

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Planeta Colombiana Editorial S.A, 1986

g \6/ Diseffo grifico Diego Tenorio

rsBN 9i8-614-lgGX

Nlna S. de Friedemann,

nacida en Bogoti. curs6 estudios

en

uollege cl lnstituto Colombiano de Antropologla. en el Huflter

en la

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cLn Carlos Patifro (lnstituto Caro y Cuervo' *erreros v ganaderos en Palenque' el cola'

1979)' ;;;;;i;; *i Richafo cross icirlos Valencia Editores' Jaime con colaboraci6n en la anaconda iiiiiit iit ios*, v Es it*n . U" iiigid" peticuta. de temas antropol6gicoc Colombia-v de Antropol6gica la Sociedad a" i-a.a"i .i".tp€manente de

l.i"-unii"

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B"ta*

de Escritor€s; es asociada

y investieaci6n d€l cambio social de la Universidad de Emory: y Sodela Americana .i"-ti" O" L e"."iaci6n Antropol6gica para U nnrropologia de la Comunicaci6n Visual Actual"iiaad ui""p.oiainte le la Uni6n Nacional de Escritoros' ."ttt"'"t 'f"" la Fullbrcight-Hais, como profcsora visiIiJ"gti,iu

-

PRINTED IN COLOMBIA

Estii penada por la Ley 23 de 1982 en Colombia la reprodr.rcci6n total o parcial de la presente obra por cualquier medio de duplicaci6n presente o fururo que no acredite la autorizaci6n de planeta Colombiana Editorial, S.A. Calle 22 No. 62?, Piso 3o., Bogota, D.E.

I

* i" Un*iota"a ae California. Ha tjercido la docencia I "irniversidad Nacional de Colombia y. en calidad d€ prolesora la Universi- | ;[it;;;;;; u;";rslaad estatal di Georsia v.en lnvestlgaclones en numerosas panicipado Ha dad de Alabama. sus tiltimas .;;.;;;;;;;;;;.; v relaciones inter€tnicas Entreminers in co"Troncos omong black ",'lrl"r.iit"t'"ia"tiacan Miners and mining in the Americas (Manchester iiii: (La-Rosa; iii'i*ttl "" Press, 1985): Camivol en Bartanqvilla sn Basilio' san de Palenque " el en $isl'-t;"iuo v Sociedsd ""i"u.o.i6t 1sl{t: ii iio^trt

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Jalmg Afocha

obtuvo su doctorado en antroDoloeia en Colurnbia Universiry, Nueva york, media*.,"" i"i*li""ij, $obre ecologia, campesinos y violencia. En Colombia, e'ste es_ lucrzo aparece. en varios trabajos: Clima, hribitat, ptoteinas, gueftas y sociedades colombianas del siglo Xtzl tlg?6, itevista de Universidad Nacional. t_i Viot.niiu en.r quinOio .E:1":r,$, Iy/9. tercer Mundol, Clientelismo, gasreo y yiolencia rural

Ll9Ulr, tntoques colombianos] y Fiesra Campesina euindiana IPeticuta ganadora del segundo premio del I Flsrivald-e Cineen su.per Emm, celebrad o l9'l7f . Dos escritos recientes amplian -en esta linea de esrudiot Caracterizociin sociocultural de Colimbia rural,U985.,,C a n, Agrafial e I nsurge ncia y on t ro i r rur ge nri o, etnodesarrollo violenrado en Colombro " IUNU,zCendes, en' pren_ sal. Con Nina S. de Friedemann dirigib el

pr"eriiiEiirii-

rrollo de Grupos Negros y pu.blic6,BibiiogriJia;r";;d, y;;;;;. rio de antropdlogos colombianos 11979,{o"]eaua entiJJJ"i". de investigaciin sociqt: Antropitogd en 1e :^ol:.m91{: _UrilClg Lolombia f1984, Etnol y Herederos del joguet y lo' ana'conia [985, Carlos Valencia Editoresl. en fu a"iuatiaaa.. p.oi.ioi asistente del Departamento de Antropologia de la UniversidJ Nacional de Colombia: investigador del p;ogra;a i.tio;;;;; oer€cnos nuruanos ssrELrru! humanos y qemocracE'-, democracia'., auspiciado por la Universi_ d" l"j Naciones Unidas y coordinido por'el Ccndes de la 9:q Unlversidad Cenrral de Vcnczuela. y miem-bro dc la Junra D_ rectrva de la Corporaci6n para el Fomento de las Ciencias sociales en Colombia [Corsociales] y del Comit€ Editorialdeia Sociedad Anrropol6gica de Colombia.

Contenido Agtirdecimientos

l}{'slrntrop6logoscuentancuentossinficci6nll 13 . '. .. .,.. ... I I)e sol a sol . . .... 15 Los c6digos del sol ... El altai de la patria Africa Centrai

,

l8

............ ', 22 28 .,. '....... Cuentas rosas y cuentos negros ... 11 Maniobras y disfraces culturales '.. '.. trt ..'.....1.. 40 ni acoplamiettto maldito .... 42, .. -..,.,., ... nrieva historia? 1,La '... 43) La otra historia 4d ll Los imperios legendarios 5l l. Mali: Un moio en el Sud6n '..'.'..............'. 60 Referencias 6l . la Pantera Ko-ngo: Pais de 2. 69. Referincias :. r.tgotas: Una dinastia de reyes y reinas en Angola '. 1D 76 Riferencias Los imperios sudaneses occidentales Velas, isclavos y cafladuzales

4. Ghana: La semilla del oro que crecia con la lluvia del desierto Referencias

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La trata I

.

77 82

83'

Redimir almas era cargar barcos con esclavos negros

85

Referencias

92

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Contenido

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231

l{krs de oro

233 240

pr,iu al Telembi: Aguas plomizas y azules ' ' ' '

i" i"r "' " ":': ":.:trDras l{eferencias nt dos pl6tano de cabezas cuatro ,r. l.ibertad sin de catne ....... Referencias '.... l. .ton6s y Jack ...... Referencias .,.. ... 4. Barbacoas, un puerto de oto " " ' " " r

Referencias

5.

Las culebras de siete cabeTas

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255 258 268 270 277

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Referencias

6.

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Al encuentro de panelas y pifias de Referencias

292

oro " " " " "

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301

Utopia en mares. rios Y manglares l. Una brujula de Pez . Referencias

2. Una ametralladora de utopihs Referencias

3. Un hombre llamado Angel'

303 313

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322

325 132

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Referencias

333

4. l-a glan aventura del chinchorro pelero. Referencias 5. Concheras. pianguas y jejenes en un

mangnr

344.

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Referencias

Referencias

ensenada

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4.

La marimba que naveg6 hasta el mar Referencias

364 3'16

y los dioses " ' Las virgenes y los diablos' las danzas de santos y m6scaras disfraces sus I Flioies africanor: Referencias 2. En busca del Pecado Referencias 3. Una virgen en el buche de un potro Referencias

355

363

Referencias

Vtll

34'l 356

6. Arar en la ensenada

7. Espineles mar adentro y en la

293 299

379 381

396 398 401

402

4t4 4t5 423

424 431 433 445

Indice Analitico

461

Agradecimientos Arociaci6n Nacional d-e Pescadores Artesanales de Colombia (ANPACt. Centro lnternacional de Investigaciones para el L)csarrollo (CllD). Center lvorien de Recherche Economique 3l Sociale Cires (Abidjan), Fundaci6n Ford, Fundaqi6n Inter" ltttcricana, Fundaci6n para la Educaci6n Superior r(FES); lnlcrnational Development Research Center (Dakar). Cristina Aguilar (Dakar), Ricardo Alegria (Puerto Rico), Vlctor Alvarez, Mody Bakar Barry, Hadja Toure Barry (AbidBaraya de" _Maria \{ercedes J0n1, Helena Baraya de Ospina, -Caicedo, Calder6n Camilo Bright, BLnca Nicolfs ,,Ar,.rcha, 'Bchrader, Josefina Castillo, (Ci6naga), Irma de Rafael Caneva Coulibaly Clcves de Forero, Alex Cobo, Gary Costello, Sidiki (l)ukar), Richard Cross (q.e.p.d'), Bernardo y Alejandro Cucro (Tumaco), lernando Chaparro Osorio, In6s Chaves' $tcphen Church, Roberto de Haro, Estrella de los Rios, Gusta' v() de Roux, J:le*-I.U!-t ,Diazr-G;anadol, Mariteuw ChimEre Dinw (Casamance), Yacine Salimata Diaw (Casamance), (iloria de Duncan, Ronald Duncan, Elias Eslait (Ci6naga)' .ltran Fernando Esguerra, Nubia Fl6rez, Cecilia Fisher de C/rrdenas, Luis Alberto Forero de Francisco, SSb* Ifi-".99: munn, Seigio Gazanion (Dakar), Luz Colombia a-JdniAie;;' Arthur Gridsley-Hall, Carlos Guti6rrez Cuevas, Elizabeth I llnsen, Guillermo Henriquez (Ci6naga), Roberto Luis Jarantillo, Denos Koffi (Abidjan), Matilde Lemos de Rueda (Barbricoas), Gabriel Manzi, Samuel M6rmol (Mompox)' Carmen

1

Martinez (El Banco), Fernel Mattute (Talaigua)' Boanerges Molineros, Marie Claire Moungolo Makanga (Brazzaville)' Oscar Monsalve, Milina Muffoz, Raymond Offenheiser, Nohora Olaya, Mariino Ospina Hernindez' Leonor Pacheco, Eduardo Pach6n Padilla, Cervantes Pardo (Mompox)' Beatriz Patifio, Carlos Patiflo Rosselli, David Ernesto Peffas (Mompox), Ana P6rez de Arrieta, Angel Perlaza (Tumaco), Martin 'Praeger, Eduardo Rodriguez de Francisco, Marion Ritchie, Jorge Eli6cer Rivera, William Saint, Oscar S6nchez, Alvaro Sandoval, Clara Elisa de Sandoval, Enrique Sosa Rodriguez (La Habana), Yvonne Su1rez de Alvarez' Charles Swartz, biego Tenorio, Francisco Tenorio (Tumaco), Deyanira Tories, Nelly de Tfuque, Francia de Valcrircel, Italo Valencia (Tumaco), Rafael y Petronila de Valencia (Tumaco)' Jerry vi n k ( ru maco), -eltsZlqll9_t i': tt1:

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uentos sin ficci6n Dupue. de sumergirse sin tregua en los laberintos tortuosos fql hombre negro, Nina S. de Friedemann y Jaime Arocha

lodrlguez nos entregan un volumen integrado por treinta y l1lvc cuentos sin ficci6n, sencillos y directos, sin oropeles ni dlvortimientos marginales, en torno al m6s infernal e irracional

ll

lrn dramas de la historia moderna; la esclavitud del africano dtrdc su g6nesis, hasta su actualidad, humillante e invisible, lnoSrda de carencias y redimida en si misma gracias a sus dlullcs y a sus refugios interiores. Utilizando la tdcnica modema de la slorl s/ory, inician sus

hhtos con una frase nipida que invita a la lectura de la dluicnte, que a su vez abre la puerta a la totalidad del texto. lln cletenerse en minucias o en datos interminables, con transplrcncia literaria. encontramos las vestimentas de cada 6poca, hr comidas cotidianas, los usos y las costumbres, los sistemas do gobierno, la legislaci6n pertinente, los modos de producCl6n, los idiomas y los dialectos de cada naci6n, provincia o lrlbu, los ;ituales y religiones, la botdnica y la zoologia corres: pondientes a cada lugar estudiado, los oficios m6s comunes, htr irtiles para el comercio, la recreaci6n y la tortura, y'las ltprcsiones aut6nticas del arte y la literatura. La tradici6n oral, como origen y parte importante de la o$hura popular, aporta en esta obra abundante documentaolrln para lo narrado. El anecdotario es frecuente y enriquecedor.

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12

De sol a sol

En De sol a sol, Ginesis, transformac in y presencia de los negros en Colombia, la literatura, la historia, la geografia y la antropologia vienen a constituir un gdnero testimonial que instruye, crea inquietudes y contribuye a la brisqueda de nosotros mismos a trav6s del drama milenario de nuestros inmediatos semejantes, Algunos de los titulos de los relatos hablan por sl solos: "Las culebras de siete cabezas", "Una ametralladora

de utopias", "Una virgen en el buche de un potro" y "La marimba que naveg6 hasta el mar". Entre esa realidad cruda, de siglos, clave para entender la I I actual problem6tica social del pais, aparece la leyenda, que I tambi6n es realidad por cuanto se nutre del origen remoto del ( espiritu humano. Estos cuentos sin ficci6n que Friedemann y I Arocha han titulado De sol a sol,logran recoger la totalidad de I ese pensamiento profundo expresando proezas y suefios,una Lsuma vivencial del hombre negro en Ccilombia.

/rr' (k^ h,i /ao^t JOSE LUIS DIAZ GRANADOS

Los c6digos del sol

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de de a los esclavos, li.real cedula firmadaen Aranjuez el dl muyo de 1789., Empero, la c6dula no era sino otra m6s de lnntlmero de recopilaciones y normas juridicas represivas

Dc *ol a sol debian trabajar los negros en las colonias cn Am6rica. Asi lo disponia, con la pretensi6n

{crrtlc el siglo XIII qmpgzaron a forja$e en torno al control i6n de los esclavos: negros afri

nor en muchas otras

A la c6dula de Aranjuez y a las dem6s leyes que tambi6n se en Portugal, Francia, Holanda e Inglaterra se las como los aidigos negros, que acaso, m6s apropiadaCorona espaf,ola obedeci6, primero, al deirumbe vertical de poblaci6n aborigen de las Indiaslen segundo, a la rebeldia de

a las tropas ' lilfonturse efectivas*h ilpldun

esclavistas en acciones guerrilleras

v Totlos los c6digos del sol apuntaban a mantener al negro lllh$jnntlo como esclavo en la agricultura y demrls oficios del

16

De sol a sol

campo. [)na clisciplina de hierro administrada por amos y mayordonros, asi como su corolario de castigos corporales e inlil rnl n tcs, l uc ro n c:rrriles sobre los cuales rodaron los precep-

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tos clcl o rrlc n ccon6mico de las colonias. El cepo, el escarnio de

la picotir, cl suplicio del ldtigo y el martirio de la mutilaci6n apl reccn cntre las torturas que los esclavistas aplicaban junto con los cortes dc nariz o de orejas, la castraci6n y las marcas de l'rrcgo cn distintas partes del cuerpo. Los amos no se contentaban con menos para escarmentar a los transgresores. Tan solo habia una salvedad: quedaban prohibidas las mutilaciones que lc irnpidieran al esclavo cumplir la jornada que por ley tenia que comcnzar al alba y terminar doce horas despu6s, al ponerse

el sol. Han transcurrido casi cinco siglos desde cuando los primeros africanos llegaron a Am6rica. De sol a sol, ellos y sus descendientes contribuyeron a forjar el nuevo mundo. A partir de los fragmentos de las sociedades aborigenes que los europeos saqueaban y aniqurlaban para imponer sus propios moldes, los negros usaron creativamente sus vivencias y recuerdos culturales, convirti6ndose en piezas medulares del complejo socioecon6mico que desde el siglo XV rige las relaciones entre el norte y el sur.

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98" El altar de la Patria No obstante el volumen de la contribuci6n hecha por los negros, el reconocimiento de sus aportes en la formaci6n de la naci6n colombiana y de otras sigue si6ndoles esquivo. Protagonistas de 6picas gucrrcras como la del africano Be-nkos.3ioh"o, lpromovicron los primeros movimientos de liberaci6n contra , I Lias monarquias europeas. Empero, con timidez, ta historio!rafia de Colombia y Am6rica apenas empieza a reconocerles su espiritu emancipatorio. Intbrtunadamente, tendren que transcurrir muchos affos m6s para ver a las figuras de alcurnia

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i de la Patria con h6roes

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Africq 'Central La historia del gdnero humano est6 intimamente ligada la del Afriia CentraiHac. uposcuarent; milaios. una columna de portadores de culturi sangoana habria comenzado 4' establecerse en la cuenca ciel rio Congd' Provenia de las regio-r nes orientales cerca del lago Victoria, donde se han hallado testimonios m6$ antiguos del origen humano. Las sufrian un largo periodo seco que diezm6 rebaffos de im1 cebras, gacelas, antilopes y brifalos, entre otros. De ahi con sus armas de piedra, los cazadores hubierari comenzado explorar 6mbitos radicalmente diferentes.

frica.

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a XVI - Imperios tngendados

i, XVI - Trala dc esclavos l, Xlt i XV - canaduzalcs dcl McditcrrAn€o

20

de sol a

De sol a sol

follaje arb6reo muy frondoso que impedia que creciera mucho pasto en el suelo y, en consecuencia, que prosperaran greyes de herbivoros. El aprovechamiento de los recursos de los bosques, rios y riberas congoleses, requiri6 que estos grupos de cazadores idearan instrumentos para cazar animales m6s pequeflos y elusivos que los de las llanuras. Asi mismo empezaron a recoger sinnrimero de vegetales y se dieron a la pesca. La familiaridad con los recursos del agua, de las riberas y de los bosques fue la base para usar redes hechas de fibras de algod6n. A medida que adquirieron mayor experiencia pesquera, mejoraron las mallas mediante flotadores de calabazo y, para aumentar la eficacia de su nueva trampa, adormecieron los peces con barbascos. No obstante la l6gica de los pasos mencionados, uno se pregunta c6mo era posible que la gente pudiera conseguir cantidades suficientes de las tres plantas, para fabricar sus aparejos, porque en las selvas las plantas de la misma especie est6n muy retiradas la una de la otra. Ante esta escasez, es posible que hubieran comenzado a sembrar lo que les costaba trabajo conseguir, y no lo que encontraban con facilidad. Las siembras se facilitaban al no tener que moverse tanto como los cazadores de las sabanas. A medida que estos grupos comieron mejor y se volvieron m6s sedentarios, crecieron y tuvieron que buscar nuevos parajes donde instalarse. Uno imagina que quienes emigraban lo hacian con las nuevas pertenencias y conocimientos.lViajaban en balsas hechas de calabazos enormes o en canoas con algunos enseres dom6sticos? lEmbarcaban semillas de calabazo, algod6n y barbascos? Seguramente lo hicieron. El arque6logo Donald. Lathrap sostiene que muy posiblemente hace treinta rnil aflos esta revoluci6n en la vida humana estuviese ocurriendo. El periodo seco, claro este, no se prolong6 de manera indefinida. Sobrevinieron dpocas mis hrimedas; el cintur6n boscoso del Congo se expandi6, y estos horticultores tempraSe trataba de superficies con un

sol

2l

lr( ontraron nuevos asentamientos. Tal vez llegaron, prillitrrr ir lils selvas hfmedas del occidente; luego a las costas

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EFIr,llrr lcs;rs. lSeria este el punto donde algunos de ellos fueron gt I rr\ lrir(los hasta Suram6rica? lUna o m6s canoas de pescado-

ltc lrornbres y mujeres- con redes y semillas, quiz6s buscanlll nrrL'vas terrazas que colonizar, y llevados por corrientes llegaron a algtn lugar entre Recife y la desembocadun tnazonas? M rrchos arque6logos difieren de este punto de vista. Con-

lllrr r rrIrs,

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llrllrrr n que, por eI contrario, hay varios centrosde invenci6n de Irt rrltlicultura, localizados en regiones semi6ridas de Mesopolltrrrirr, cl valle de M6xico y la costa peruana. Sitios donde el llltto y el maiz habrian sido los cultivos dominantes. tiin embargo, la propuesta referente al origen unitario de Irt rrlqlicultura en el nuevo mundo se ha fortalecido. Sugerida a llrrcipio de siglo por el botdnico H. J. Spinden, durante el 1h'r'cnio de 1970, Donald Lathrap y otros la revaluaron y lnrlirmaron. Acopiaron investigaciones gen6ticas que indican rlrrc cl calabazo y el algod6n motoso son originarios de Africa. llll otra parte, rescataron experimentos como los de Thomas Whitakei y Ceorge Carter. quienes demostraron que las coIricntes oce6nicas no s6lo pueden empujar un calabazo desde ltrs costas africanas a la: de la frania norte del Brasil. sino que rlrtl.ante la larga travesia las semillas de esta planta no pierden r virtud germinativa. Eso si, necesitan de la mano humana prrla crecer y dar fruto. Asi la propagaci6n del algod6n y de los errlabazos en este continente quiz6 entre a formar parte de todo tl l)roceso evolutivo de la agricultura en Am6rica. Pasa16 algin licmpo antes que los arque6logos presenten los testimonios rrcccsarios para dibujar la totalidad de este complejo panorall ril

.

Situiindose en periodos m6s recientes, hacia el siglo IX lx:mbas, lozis, lundas de Kazembe, lubas, imbagalas, ovimlrrrndos y otras etnias del Africa Central, mediante tdcnicas de lumba y quema, ya cultivaban sorgo y millo, los llamados

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'De sot a sot

cereales sudaneses. Para esa misma 6poca, existe la certeza de que los ovimbundos y los katangas conocieran el hierro. Sin duda que la conjunci6n de herramientas met6licas y cultivo de

cereales permiti6 la formaci6n de los estados de Mpangu y Mbata, en lo profundo del bosque tropical y en todos ldi bajos del rlo Congo. Ambos se integraron en el reino delCongo, que !

en su contacto con los lusitanos en el siglo XV empez6 a adoptar la fe cat6lica, los trajes europeos yla lengua portuguesa. A partir de entonces, los habitantes del Africa Central comenzaron a cultivar maiz y yuca provenientes de Am6rici

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del Sur.

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Kofli del grupo Baul€. Cultivacafd En Dakar, Senegal. Magnlficos toPadre delantrop6logo Denos cados de cabello artificial y profusi6n lnlli, t,niversidad de Abidjan, Cosra de joyeria adornan el traje de todaslas a Mlrlil. Foto: N.S. de F. 1984. mujercs. Foto: N.S. de F. t984.

Los imperios sudaneses occidentales

I ltoro.

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En contraste con Africa Central, que dependia de los

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guardianes de las tumbas reales para mantener sus tradiciones mediante el relato oral, Africa Occidental le debe mucho de su historiografia a un grupo de te6loios musulmanes. Tambi€n a ge6grafos e historiadores isl6micos que la recorrieron desde el siglo VIII hasta el siglo XV. No por azar enfocaron los datos sociales. Las noticias sobr'e habitadtes y lugares eran esenciales para los prop6sitos irabes de conquisia ylpertura de nuevos inercados, y tambi6n eran consecuencia del precepto religioso de peregrinar a La MeCa por lo menos una vez en la vida. " Los nombres de Al-Masudi, Ibn Hauqal, Al Bakri, Al-

Idrisi, Yagut, Al-Umari, Ibn Battuta

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Ibn Jaldrin son Quizis

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los mds sobresalientes de ese conjunto de esbritores y viajeros. Aunque musulmanes. no todos eran irabes. Uno de los m6s

riotables, Ibh Battuta, habia nacido en Tinger, de familia de Berberia-, nombre con el cual los berberisca -naturales romanos designaban el norte de Africa-. Estos cabileftos ocupaban lo que hoy son los territ6rios de Tunicia, Argelia y Ma; rruecos, adem6s del Sdhara centraly occidental. Alcontraridde .la i.agen tan difundida por el cineestadounidense de los af,bi

,

Mllc, Si16 Diana, estudiante dearte en Yacine S. Diaw, esposa del soci6logo lhknr, Senegal. Foto: N.S. de F. 1984. Chimere Mariteuw Diaw, del C€ntro Oceanogr6fico en Ziguinchol, Senegal. Foto: N.S. de F. 1984.

24

de sol a sol

De sol a sol

25

llamados bereveinte, la mayoria de los berberiscos -tambi6n beres o bereberes- eran agricultores sedentarios que vivian en ciudades y pueblos gobernados'por consdjos democr.iiticos. Claro est6 que habia berberiscos n6madas, como los tuaregs, tambi6n conocidos como "los azules", porel tono que sus ropajes tefridos de indigo dejaban sobre la piel. Fueron ellos quienes, entre otros, posiblemente, adoptaron el camello en el afro 250 y con 6l abrieron las rutas transaharianas que impulsaron el activo comercio entre el norte y el occidente de Africa. Muchos cabileios se conr irtieron a la fe isl6mica y adop-

taron el idioma 6rabe, pero jam6s se casaron fuera de

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etnias. Conocidos pon el nombre gen6rico de moros, en el afro 7l I tomaion parte activa en la invasi6n a Espaffa. Por la misma 6poca ocurri6 un hecho trascendental para la historia de Africa Occidental, en Sral:e Bilad al-Suddn, o sea 'pais de los negros'. En el affo 732, halagada por noticias sobre las riquezas inagotables de oro al sur del S6hara, una columna conquistadora sigui6 las rutas de las caravanas comercialedr que desde el norte cruzban el desierto. Alcanz6 las llanuras ahededor de las cabeceras de los rios Niger y Senegal, del estado de Oagadi, que el clan Cisse de los sonink6s establecido desde el siglo III, A la llegada de los 6rabes, esas tierras ya se reco4ocian como dominio del reino de Ghana. Alli los agresores enfrenta-, ron una enorme sorpresa: fueron repelidos por un poderoso, ej6rcito que usaba lanzas rematadas con puntas de hierro. Ya en la tierra del oro, se instalaron en caiidad de mercaderes. a imagen y semejanza de los berberiscos de las ciudades localizadas en oasis, como los de Audogast y Sijilmasa, a los dos extremos de la ruta transah6rica. El historiador Nehemia Levtzion explica que la comarca f6rtil que rodea al desierto por el sur recibi6 el nombre de

[...] Sahil [o Sahel] que en 6rabe quiere decir'costa', lo cual tiene mucho sentido, entendiendo que el desierto

se

tlttpl,, cn el desierto del Sihara. Los hombres Tuareg siempre usan un velo ifie l,',, ,lculra el roslro. Foto: Balandier-Maquet 1974' pae.289.

comparaba con el mar y el camello con un barco. De'ahi rlrc las ciudades que se erigieron en el Sahil -Takrur, KLrmbi y Gao- puedan considerarse puertos. ( irn Yenne y Tombuctri, esos si localizados en las riberas Nlgcr, adem6s de servir de anclaje para el comercio, fueron tlrl c;rrporios de conocimiento y letras. I os iirabes reforzaron el comercio que de tiempo atris les llrr lrlir tlltlo renombre a los sonink6s. De norte a surcircularon t tr lrrrllos, tclas, espadas, sal y libros. Y en la direcci6n contraria, tI r orlicildo oro, el marfil y los esclavos afianzaron lo que para

tr'ltrts lucron relaciones colonialistas entre elnorte y el occi rlr,rrlc rrlliczrnos. Eso si, desde entonces hasta hoy en dia, los nrrllIcscs mantienen el mis absoluto sigilo acerca de la locali,ttr rirr (lc stts yacimientos auriferos.

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Fin26

de sol a sol

De sol a sol

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El cncucntro del mundo africano con el 6rabe, que habia constitnido cn cl Sud6n nuevos escenarios, tambi6n excitaba la avirlcz de conocimiento de aquellos mahometanos que leian y cscribian. En 1067, Kumbi, la capital de Ghana, daba fe de ello. Consistia en dos ciudades. Una ocupada por el rey y su corte de origen y tradiciones sonink6s. Y otra, ocupada por los rnusulmanes. quienes. por sus conocimientos. empezaron a obtener cargos oficiales y hasta llegaron a ser ministros del rey. Ghana era un estado multi6tnico donde convivian bambaras o mand6s, con tucorores, yolofos y sereres. Al este estaban los song6is, y de los sonink6s descendieron los sarakol6s, mark6s, diulas y dafings, entre otros. La disputa por el oasis de Audogast fue una fuerza desestabilizadora del imperio. Situado al extremo sur del camino occidental que atravesaba el desierto, su posesi6n instig6 la integraci6n de varias etnias berberiscas. Dentro de una de ellas prosper6 el movimiento regeneracionista de la fe isl6mica im-

pulsado por Abdul6 ibn Yasin. Conocidos con el nombre de almorivides (del 6rabe, al-murdbit, 'mon je guerrero'), en menos de cincuenta aflos se impusieron en la casi totalidad del norte de Africa y en al-Andaluz, o sea la Espafla n'rusulmana. Dentro de esa birsqueda de unidad religiosa y politica, los

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sonink6s fueron derrotados y convertidos por los almor6vides. A medida que Ghana perdia poder, los mandingas acepta-

ron el islam, :rdoptaron el nombre de Mali y se impusieron como el mayor reino del Sudrin occidental de entonces. Con su gran hdroe Sundiata, Mali se extendi6 sobre los territorios de Ghana y la costa marina al norte, allende la desembocadura del rio Senegal y hasta las bocas del rio Gambia. Durante el reinado de Sundiata, los malienses aumentaron su sabiduria en la agricultura y en el arte del ganado.

Convirtieron su tierra en una de las regiones m6s ricas de Africa Occidental. En 1324. su rey Mansa Musa, peregrinando a La Meca, no m6s en El Cairo reparti6 quinientos esclavos y

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sorgo. Domesticado en el Sud6n, este cercal Jue rn99ll.ut :n l3

'7 t,,r',r,rmia de ios imperios legendarios. Foto: Balandier-Maquet l9'14'p6g '

ltrrrs cuatro mil onzas de oro que ocasionaron un derrumbe de lrlr'( l()s.

('ultivaban el sorgo y el millo, cereales tropicales que, r|,,,grrris de haber sido domesticados por sus antepasados, haIrlrrrr rlcsencadenado la revoluci6n agricola que permiti6 el rrrrllinticnto de los estados sudaneses occidentales' Tambi6n rrlr.rrrlirrn cultivos de arroz, taro, frame, frijoles y cebollas'

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Cuidaban aves, reses, corderos y cabras, y cazaban hipop6tamos, cuyos lomos eran bastante apetecidos; tambi6n bffalos, elefantes y cocodrilos. A comienzos del siglo XV, los songiis, que habian ocupado la regi6n oriental del antiguo reino de Ghana, con el poder de una mejor tecnologia de regadio y navegaci6n, se impusieron sobre Mali. Quinientos afros m5s tarde, los portugueses escribian que por Cabo Verde, la Petite C6te y el estuario de Gambia habia canoas que acomodaban hasta cien personas y movilizaban guerreros y mercancias. Posiblemente eran similares a las de las islas Bissagos o Bijagos, tierra de Benkos Bioho y de otros soldados disciplinados- Los songiis estaban organizados en castas gremiales, las habia de palafreneros, herreros, y la de los tejedores sobresalia por sus exquisitos g6neros de algod6n. En 1473, el emperador Sonni 'Ali El Grande siti6 a Yenne durante siete affos, siete meses y siete dias, segin dicen los cronistas, y consolid6 el iltimo de los imperios legendarios del Sud6n.

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Velas, esclavos y cafraduzales

Asi las narraciones de los propios europeos del siglo XV coincidan en establecer paralelos entre el desenvolvimiento de las sociedades africanas y el de las europeas de la misma 6poca; hay que tener en cuenta que los sistemas econ6micos que las cimentaban presentaban profundas diferencias. A partir del siglo XIl, Europa habia iniciado su carrera vertiginosa hacia el capitalismo agresivo. Por su parte, segf n el historiador Walter Rodney, estados como los de Africa Central afn presentaban rasgos comunalistas. Como los sudaneses, arin estaban definiendo su rumbo cuando comenzaron a sufrir un proceso de disgregaci6n. _-, Otra muy distinta habria sido la evoluci6n humana sobre r este planeta si los europeos no hubieran arrancado del seno de Africa los diez millones de individuos que nutrieron el comer-

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--11 !,r lrr\ ri'lir, Casi sin excepcion. se trataba de losj6venes mds/1 en hrll,,, r'.,rlrrrlirbles. cuya ausencia se tradujo aniquilamientof I flltr rr v rrrbdesarrollo econ6mico para el continente neBrg.Jl | ,l,r rlislrrcaci6n brutales inseparablede uno de los pilarcs .i"l , trrrir.rlisrno: la nlanraci6n de caria de azr'icar. Si bien es rt'rtr, 'lr( rrrldur6 en el Brasily las Antillas a purtirdel siglo | \'1. r h rtlc cl siglo XII se asentaban sus cimientos. El primero iis r,ll, r,, claro est6, fue la propia planta: el segundo, trabajadoir,r I rllrliv()s. deshumanizados y tratados como "unidades de Itrrl'rrlr'". Vcnecianos, genoveses y catalanes sembraron cafra :l ( lrrlrle para suministrarles con regulari{ad aaicar a las I ltiEr,r Illas de Europa. Las cruzadas habian dadol-tO*noeer rqlrr r// //,{.r ulimdiiiii', que para entonces se producia en Siria. htt rrrI lrrisici6 n, sin embargo, se volvi6 dificil e irregular a partir rlr Lr rlorninaci6n drabe del Levante. No sc puede decir que en Chipre hubieran existido verdadellts l)lantaciones esclavistas. Empero, el nrlmero de caflamelaI F',, r lrrc no era despreciable, se ajustaba a una creciente deman-

rlir lrr un comienzo utilizada como medicina en las cortes Ftit.rl)errs, el azricar fue ganando insospechada aceptaci6n colrrr r

plcscrvativo de frutas y carnes.-Su-a

trtrr[,amed.idB.q.ue,pas.od-e-9er-co-m5.slib-!gdg..l.ujo-.aser"SSntde

y ;t,,1rrrlrrr'.|Junto con el caf6, el t6, el cacao, el ron el tabacd "atenuaque ha llamado Sidney Mintz I rrllr)fnr6 el conjunto rlrrrs tlel hambre del proletariado". Su po lllr'onel.iniciode]Lry-v__o-!g-c16-n1qd-g*_19-!l ALrnque a finales del siglo XV todavia era una delicadeza

nrllrrsiva para los nobles. el sumini;trarle ilzfcar a- Europarr'rlrrrriir una_-enorme_ fuerza- la b-o_ra l./De.de esos albores fue lllrlrrtla en el campo dia a dia y mes tras mes por capataces rlr'lcllaclos por los duefros de la tierra.'lntegrada por cautivos de Htt( trir musulmanes y cristianos, esa fuerza surgi6 como una I lrr\r sin posibilidades de ascenso social. Irrvcrsionistas del norte de Italia y del sur de Alemania hrr icrrn posible la aparici6n de caframelares en Creta y Sicilia.

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Habitantcs dc esta fltima isla sobresalieron por su prolesio lismo cn el rnanejo de los trabajadores agricolas y en el cio dc la cafia. Alli, en 1449, inventaron un trapiche eflcicntc que incentiv6 la expansi6n cafricultora en V Milaga y el Algarve lusohisp6nico, Iugares donde se sembra algo de cafla desde el siglo VIII. Aunque los esclavos africanos habian irrumpido en escena desde el siglo XIV, la mayoria de las "unidades trabajo" provenian de Rusia. Llegaban por la via del Negro, pero en 1453, cuando los turcos se tomaron a Constan'r tinopla, Africa Occidental el comercio co- se convini6 en la rinica-mediante luente de trabajadores de la cafia. Sin negros, los cafraduzales no habrian aparecido en M deira y las islas Canarias. Empero, el desierto limitaba la AdemAs de unas condiciones clim6ticas que hacian dificil la movilizaci6n de grandes masas humanas, existian obstAcul sociopoliticos. iLas guerras intertribales, al producir prisione ros, eran el mecanismo fundamental para el abastecimiento de esclavos. Sin embargo, mientras los cautivos estuvieran 'de sus asentamientos, podian rescatarlos miembros de etnias. De modo que elj!!11!!nistro regul_q_d,e de la rapidez con la cual_los captores alejaran a sus prisiong de-los.iugares de oiigen d-i estos niifinos. iVo o6itante velocidad de las caravirias,.ial opii6n llegaba a ser ble por los frecuentes enfrentamientos armados entre las das tribus que llevaban a cabo el comercio a trav6s del Sihara. La trata t;uizds no habria crecido ni perdurado por trescientos aff os sin una invenci6n que tiende a pasar inadvertida al; ref'erirse a los origenes del capitalismo: la carabela portuguesa Fue disef,ada por Enrique el Navegante en la escuela naval de Sagres, baslndose en una embarcaci6n que por su maniobrabilidad se habia generalizado en el rio Duero. Le afradi6 un tim6n n6rdico, que se movia sobre un eje, y tres m6stiles con velas Iatinas, propias de los c6rabos tunecinos, embarcaciones capaces de cargar hasta setenta caballos y treinta tripulantes.,

i'|l rlt I r tlc la carabela de Vasco de Gama en la cual 6lviaj6 alrededor de l{ r,r',trr ulricana y hasta la India. Combinando aparejos redondos y l{tl , r,, pudo navegar contra el viento.

rilittfir

de navegaci6n contm el viento. Barca con aparejos redondos

I nrnbclil con aparejos latinos. Foto: Ure

1977,

p6g,

100.

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John [Jre explica que la obsesi6n del principe era a Ia travcsil descle las costas senegalesas. Durante la p mitad clcl siglo XV se viajaba en barineles (barcos de una cuadracla) que, si bien podian navegar contra el viento,. I hacian cn un zigzag apretado de no m6s de 67 grados. qucria decir que las rAfagas noroccidentales que persist me nte soplan mar adentro frente a Senegal, requerian el zo dc remeros experimentados. El regreso era tortuoso,.y co I'recuencia a los navegantes se les acababan las provisio Cracias a las relas triangulares que losdrabesfabian inven cn cl siglo X. las carabelas pud ieiiri a va n zar a 55 grados co el viento. El zigzag m6s abierto acort6:la travesia entre Verde y las Azores. A partir de alli, con corrientes venidas los cuatro puntos cardinales, era sencillo dirigirse hacia estrecho de Gibraltar o hacia Marruecos. En vez de fijarse en estos cambios notables, la histo fia rradicional hace hincapi6 en la genialidad individual navegantes como Col6n o Vasco de Gama. Pero ellos, cualquier humano, eran producto de la sociedad y la histo Y, en el siglo XV, tanto la una como la otra estaban ma por dos urgencias: oro y azticar.,'

A finales del siglo XV, se rompi6 el trueque lineal mercancias europeas por oro y hombres africanos. Los mientos auriteros de las Indias occidentales surgieron co alternativa a los sudaneses de Bambuk y Bure. El oro ameri no conform6 cl tercer v6rtice de un trid,ngulo fundado sobre navios artillados capaces de moverse con vientos venidos cualquier direcci6n. Ante las presiones del sistema econ6mi que re consolidaha. la transformaci6n de los caframelares del Mediterrinco cn phntaciones antillanas habia iniciado su mino irreversiblc. De ahi que no sea sorprendente encontrarse con que en su scgundo viaje. entre las mercancias que Col6n transport6 con los mayores cuidados y en ellugar m6s fresco de las bodegas, figuraban esquejes de cafla de azfcar.

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permitian '\1rUnlirludo en las manufacturas europeas que lp r,rlrttrrrr tlc los esclavos al-ricanos. el sistema triangular dell

Aflnrrlr,',, sur se consolid6 con el oro y eI azicar producidosl prrt l,r'. rrLgtor en Am6rica. Dentro de este sis_tem4' con sus' #r llp ' , ' ,lcl sol. goberna ntes. meiiadereslsacerclotes europeosl llrrr',rr r ()u\ irtiendo el tipo fisico de los africanos en :in6nimd {e r,,rr firvo. El maldito acomplamiento taza/clase, al que el seffalara como instrumento de Fllt r,r Iririliano Ren6 Depestre y dlrrrrrl;r,:irin colonial capitalista, tanto en Africa como en Anrnrrlir, lrabia iniciado el recorrido devastador con el cual se hH rtrctcitclo a las postrimerias del siglo XX.

I ttttlls rosas y cuentos negao, I

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ir prrrticipaci6n en el :istema de comercio triangularl

tlttrrll,irtieo reporl6 ganancias inlinitas a Europa 1 pd5lldasl Itl,rrr,,lrrrhle, a sus victimas: indios y negrosfiTliqf-c;ifia6tsi ptlro Walter Rodney consideran que el precio de ese trance t|lrrvrlc l la 96nesis del subdesarrollo que los habitantes de

Alrr,,r occidental y cenlral padecen hoy. Simplemente. no era\ y fortalecimiento de estados/ lrl!,rlrlc sostener laconstruc;i6n el F l r|('rii)s con crecientes d6licit de j6venes. I y cu6ntoS qud lugares de desarraigados. lintos fueron ;.( He aqui un 1ie r'll,rs llcgaron al territorio que hoy es Colombia? nlimero.de con el (lc que sucede Igual l rrto controversia. ilt,li,,l' .,r el momento de la conquista y su posterior aniquilalltlrlll(). sobre los africanos tambidn hay cuentas rosas y cuenkrr ucl.lr'()s. Uno de los ftltimos estudios demogr6ficos de la grrlrn,itttd asegura que en Am6rica y Europa alcanzaron a rlr,,,r:rrrbirlcar cliez millones. Hace affos, otro sostuvo que el lirucro de africanos extraido habia sido de veinticinco millorr, v uno m6s lleg6 a sustentar que fueron apenas tres y medio ltrlloncs. Pero una cosa son las cifras sobre quienes llegalgn viv s y otra las de, !q$. que fueron capturados y arrancados de sus

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comunidades. Porque hubo contrabando, sigilo y mucha Ieniia, quc han tratado de ocultarse en ambos lados del A tico. Y hay algo que permanece incontestable: todos los af nos capturados y embarcados no llegaron. Varios histori res aseguran que entre el l5 y el 20 por ciento de los cauti morian en el paso de Africa a Europa y Am6rica. Unos por enfermedad y maltrato; otros escogian el suicidio rinica via ante una degradaci6n inimaginada. t Asi mismo, la composici6n 6tnica de los grupos que ca ron enredados en la trata no este dilucidada siquiera por estudiosos africanos que han decidido emprender una pesq acaddmica que por mucho tiempo fue cxclusiva de los peos. A los angolas se les llam6 asi cuando provenian de rios Dande y Cuango, en la Angola norcentral, y los mond gos, moradores del bosque ecuatorial, se les conocia congos. Los yolofos llegaban de Cabo Verde:)los minas habi pasado por San Jorgc Llmina. la factoria de cautivos visita por Col6n, en el territorio fanti, sobre la Costa de Oro, a estado de Ghana. Los lucumies o yorubas y el subgrupo ara Ios chambas, asi como los guanguis. eran de Nigeria. A qui provinieron de la costa de Calabar, tambi6n en Nigeria. se conoci6 como carabalies; y los bambaras, asi como los ,dingas, eran subgrupos de los mand6s. en el alto Senegal. Toda esta preocupaci6n en tomo a los origenes de

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n-a.ica tiene, por

supuesto, u "t'.i.r""r " gruposdejaran las que losdistintor raz6n: descubrir huellas i llas nueuas culturas y sociedades rmeric:rnas.fPor una parte, 'encuentra el lenguaje hablado: por otra. el musical. AmL parecen ser los vehiculos menos inseguros empleados por estudiosos que se han lanzado tras el consabido pr Mediante an6lisis lingiiisticos en la costa del Pacifico, GermAfl de Granda sefrala que alli los grupos predominantes fuerotl f'anti-ashanti. Edward Bendix y Jay Edwards, a su vez, an;taril que en el archipidlago de San Andr6s y Providencia existe la misma influencia. A su turno, el trabaio de Carlos Patifro

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San ltracr llt ttttt.r,'trlr que la lengua criolla del Palenque de os de idiomas laellt, r ,r tcrtigua Ia im pronta de no pocos elemenl

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lrr11o v Angola. llrr ittlctvo copioso de estudios en torno a la religi6n, las

musicalp!, lrrr rr r lcs pldsticas, la literatura oral y escrita ha descubierto menor hglll'r\ I liicanas, estampadas en Am6rica con mayor o que se trate' pais de rlrr(lidtld, segrin el

{elirrr t t{tltles y profanas. las fiestas. l05 instrumentos

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M*nlolrrls y disfraces culturales

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explicar por qu6 las "huellas afrita- ,. nit" lrl)itrccian mejor delineadas en ciertas regiones, la mayopunto de vista del antroiin ,t. i,'* cstudiosos se guiaba por el Para 61 1ap r i Herskovits' Melville fih rgo cstadounidense e in-sti-, rasgo--s ittllrl r,* n"g.as de Am6rica se cime41-4-b-41qobre por los descendienlltr,i,,rr". clc'l AtiicaJei-azmente retenidos y ler rlr l,r: csclavos. Pretendia que en el nuevo mundo el baile como la mirsica, las creencias y las actitudes, y hasta Ia forma que afloraafricanas expresiones Itt rrc11r'os caminaban eran del Fltt ,',,,t ,',.tuyo, o menor fortaleza, segfin fuera la intensidad manifeslas urnlr(:l() con indios y europeos. Sugeria comparar ldi mncs de aqui con las de all6 a fin de emitir un concepto trrlrrc rl grado de "pureza" de-lasculturas alroamericanas' rcniro ":11':'l::01': -::',i'::" I El de dos legados africanos' rurrrlrlrr aoarecer como escenario "ll de familias elemenit,,rr,"r,t icriu la proporci6n prevaleciente y la prole de estas hrlas las por la madre, lulln li>rmadas cual las mujeres la con lllllrirs. El segundo, la frecuencia r.rrnrlriirt de compaffero. Arin si se hicieran listas de etnias riltrrnits dentro de las cuales ambos rasgos son preponderanlsr, lr;rbria que tener en cuenta que tanto el tipo de familia ,!lrrro la permutabilidad de vinculos podrian ser respuestas manturrrr rrlcs apropiadas a una practica que los esclavistas l lrrt c 20 affos, para

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vieron vigente durante casi doscientos aflos: rotar a sus vos entre los tra bajos.m ine_rgs del-lilora,J)As!fuq{L1s lr lgricq!ry dg su:t haciendas d€l'valle-delcarioa' ' I A medida que avanzaron los estudios hist6ricos y pol6gicos sobre los negros de ambos continentes, el m difusionista heredado de Herskovits se fue desmoronando. una parte, el sistema triangular suratlentico aceler6 de, . forma el cambio social, que la supuesta "pureza" de culturas africanas result6 ser una aspiraci6n, si no una en quia de los propios antrop6logos. Pero adem6s,

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ittrrt'i6n de sus acciones. Con eficiencia acaso no igualada ' -.;) t I I r.sr o rlc la h uma n idad. los a frica nos en Am6rica invenlq- "f' lrtr't rrs lcnguajes en su habla. mrisica l gesro!!-dtaton I rtnr (tc orsa;i1;cT6i'sb'iifl ire-daii n;-ildifidffi

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erclavitud. con aeipu?iai de la aboliii6n abolici6n de la esclavitud,

fglltt,u, ,rrincros del litoralpacifico. Quienes se asenlaron en los' Itll ltrrt,"rr,tmemen te, dieron origen a los (roncos. Se trata de l f,1|1rr,,, rlc nilrientes consanguineos que remontan su linaje. 1,,,' 1,, r ia materna como por la paterna. hasta un antepar ltttttlador de la agrupaci6n. Quien pertenece a un tronco, rlt'r'cchos sobre las tierras mineras y agricolas reclamadas

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pl Irrnclador como propiedad de su descendencia. preservaci6n uniforme de'un legado africano demostr6 simplista.t t