Cultivo Del San Pedro - Plantas de Los Dioses

Plantas de los Dioses Bibliografía Index CULTIVO DEL SAN PEDRO Cómo ya os anunciamos en el anterior número de Cáñamo(1)

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Plantas de los Dioses Bibliografía Index

CULTIVO DEL SAN PEDRO Cómo ya os anunciamos en el anterior número de Cáñamo(1), os presentamos ahora la segunda parte del artículo sobre el San Pedro, un cactus utilizado por los chamanes de Sudamérica y que contiene mescalina como principal principio psicoactivo. En este artículo podréis encontrar información sobre la identificación botánica, el cultivo y la preparación tradicional de este cactus, además de unas direcciones de interés dónde se pueden adquirir semillas y esquejes de este cactus.

IDENTIFICACIÓN El cactus de San Pedro, conocido con el nombre botánico de Trichocereus pachanoi, es un cactus columnar de color verde azulado, de rápido crecimiento, y que puede llegar a alcanzar los seis metros de altura creciendo a un ritmo de hasta cuarenta centímetros anuales. Los brazos del cactus, que pueden presentar de 4 a 8 costillas, llegan a tener diez centímetros de diámetro cuando éste alcanza su plena madurez; los ejemplares de cuatro costillas son especialmente apreciados por los chamanes, otorgándoles poderes especiales, simbolizando estas cuatro costillas los cuatro puntos cardinales del horizonte. Las areolas, las zonas dónde aparecen las espinas, se encuentran a lo largo de las costillas, y encima de cada una de ellas puede apreciarse una marcada hendidura. Por lo general los ejemplares maduros carecen de espinas, como si quisieran indicarnos que ya están listos para ser transmutados en una poción mágica, mientras que en los ejemplares jóvenes éstas aparecen en número de 3 a 7, llegando a medir 2 cm de longitud y siendo de un color que va del amarillo al marrón. Cuando el cactus alcanza los 30 cm de altura empieza a hechar ramificaciones desde su base de forma bastante prolífica, convirtiendo el cactus en una especie de candelabro, cosa que permite realizar varios esquejes de la misma planta. Por lo general, a simple vista, el T. pachanoi, puede ser confundido con otros cactus de la misma familia, como el T. macrogonus o el T. bridgesii. La característica más distintiva por la que podemos identificar de este cactus son las flores, que aparecen durante las noches de los meses de junio y julio. Éstas nacen en la parte más alta de los tallos, miden unos 20 cm de diámetro y tienen una fragancia muy perfumada. Los pétalos más externos son de color rojo o marrón, y los más internos son de color blanco; los estambres tienen largos filamentos de color verdoso y el estilo es verdoso en su parte inferior y blanco en su parte alta. Aunque el T. pachanoi es el cactus usado tradicionalmente para la preparación de pociones enteógenas, también se ha encontrado mescalina, el principio activo del San Pedro, en otros cactus de la misma familia. El más remarcable es el T. peruvianus, del que A. Shulgin hizo unos análisis durante los años setenta que mostraron que podía llegar a contener un porcentaje de mescalina 10 veces mayor que el San Pedro (la variedad que presentó este alto contenido del alcaloide es la KK242, que puede ser adquirida en el comercio americano que reseñamos al final del artículo).

CULTIVO Si alguien quiere hacer de jardinero y dedicarse a la procreación de tan portentoso cactus hay dos maneras de multiplicarlo: a partir de semillas o bien por esqueje. La primera opción permite cultivar gran número de especímenes, a la vez que ofrece la posibilidad de partir de semillas que provengan de ejemplares seleccionados descendientes de cactus utilizados por chamanes americanos. La opción de cultivar esquejes es más sencilla y posibilita partir de brazos de ejemplares ya maduros, cosa que permite ganar tiempo en el crecimiento del ejemplar. Si partimos de semillas conviene que dispongamos de una tierra adecuada. La mejor combinación es una tierra esponjosa que facilite la germinación de las semillas y que a la vez contenga una elevada proporción de arena, algo que no puede faltar en cualquier mezcla de tierra para cactus. De las bolsas que se pueden adquirir en los comercios, Compo Cactea, de la casa Compo, parece ser la más adecuada, estando elaborada a partir de turba triturada y de arena muy fina. Colocaremos las semillas en la superficie de la tierra y luego esparciremos una fina capa de tierra de unos 2 mm de grosor encima de ellas. La mejor manera de regar es por absorción, o sea colocando el tiesto en una cubeta con agua y dejando que la tierra vaya absorbiendo el agua hasta quedar totalmente húmeda; en caso de no utilizar este método conviene regar el tiesto con un aspersor, que es la manera que más se parece a la lluvia que cae de los cielos y a la que están acostumbrados todos los vegetales. En ningún caso debemos emplear una regadora, ya que el chorro de agua echaría a perder la delicada colocación de las semillas que hemos llevado a cabo. Una vez hecho esto dejaremos pasar un par de días para que se evapore el exceso de agua, y luego taparemos el tiesto con un plástico que sujetaremos con una goma elástica, y al que habremos realizado unos pequeños agujeritos para facilitar la renovación del aire; este punto es importante pues los pequeños brotes necesitan una elevada humedad para poder sobrevivir. Colocaremos el tiesto en un lugar bien sombreado, a ser posible en interior, en una zona donde la temperatura se mantenga alrededor de los 22º C (la mejor época para plantar la semillas es a principios de primavera). Las semillas empezarán a brotar durante la primera semana y seguirán apareciendo a lo largo de los dos meses siguientes. Mantendremos el tiesto en estas condiciones, con poca luz y con el plástico para mantener una humedad elevada, durante el primer año. Durante este período conviene tener a mano un fungicida y un insecticida, ya que estas condiciones son muy favorables a la aparición de todo tipo de hongos e insectos que podrían dinamitar el saludable aspecto de los pequeños brotes. El cultivo a partir de esquejes de ejemplares maduros es más sencillo. Con un esqueje de unos 15 cm de longitud ya nos bastará para asegurar el correcto crecimiento de la nueva planta (la planta madre de la que se saque el esqueje echará nuevos brotes alrededor de la sección cortada, a condición de que dejemos un mínimo de 5 cm de longitud del brazo cortado). Es muy importante dejar secar la sección del esqueje durante unas dos semanas antes de colocarlo de nuevo en tierra, pues de lo contrario al plantarlo podría pudrirse con gran facilidad. Si cuando la sección aun está fresca la espolvoreamos con hormonas de enraizamiento aceleraremos en gran medida el proceso de adaptación del nuevo cactus. Pasadas estas dos semanas de rigor colocaremos el esqueje en un tiesto enterrándolo a un par de centímetros de profundidad, y regaremos la tierra regularmente durante el primer año dado que al poseer un sistema de raíces muy simple podrá absorber poca agua. También es importante colocar el esqueje en un lugar sombreado para evitar que piedra mucha agua debido a un exceso de temperatura. Como en el caso de cultivo a partir de semillas, la época más indicada para realizar los esquejes es durante la primavera.

La tierra más idónea para plantar los esquejes será la misma que se utilice para los ejemplares maduros en pleno desarrollo. La combinación ideal ha de cumplir un requisito indispensable: un buen drenaje que evite que el agua se encharque y que facilite la aireación del sistema de raíces. Tres partes de arena o perlita, una de arcilla y una de turba es ideal. Los ejemplares maduros de San Pedro agradecen un riego generoso durante la época de crecimiento (de la primavera al otoño), una tierra rica en nutrientes minerales y mucho sol, pues este cactus parece alimentarse tanto de la luz solar como de suelos ricos en materia orgánica.

PREPARACIÓN Los chamanes de Sudamérica utilizan este cactus pera elaborar un preparado que utilizan en sus sesiones de curación, o en rituales colectivos en los que participan varios miembros de la comunidad. La concentración más elevada de mescalina acontece en la corteza del cactus en los ejemplares maduros. Así pues, la parte utilizada para realizar el preparado es la piel externa del cactos. Le quitan primero las espinas, en caso de que las tenga, y luego separan un fino velo de piel transparente parecida a un aironfix que el cactus tiene en su parte más externa. No sabemos si los fakires de los Himalayas preferirían realizar el preparado con espinas incluidas, pero en este caso nos encontramos en Sudamérica y estas prácticas no se dan. Luego pelan la piel verde de la planta como si de un pepino se tratara, y la colocan en un cazo bien grande con abundante agua donde el preparado hervirá por un largo período de unas siete horas. Cuando el material se ha reducido a una pasta marronosa y de consistencia pegajosa, ya se tiene lista la bebida para realizar excursiones psíquicas y visitar regiones del espíritu más profundas a las percibidas por los sentidos ordinarios. Como que la mescalina es un compuesto muy amargo a menudo suele añadirse al preparado un ingrediente dulce, zumo de limón, o algo que facilite el proceso de ingestión de la pócima. En occidente, algunos aprendices de brujo han ensayado la ingestión de la piel del cactus seca y triturada en cápsulas para preparados médicos, evitando así el mal trago de beber una de las decocciones más amargas del planeta. La longitud del brazo utilizado para realizar la poción dependerá de las expectativas psíquicas del futuro iniciado. Un segmento de unos 10 cm de largo sirve para personas no iniciadas, mientras que con segmentos de 30 cm se obtienen preparaciones aptas tan sólo para usos chamánicos. Otra opción a tomar en consideración es la cantidad de agua que recibe el cactus durante el año anterior a la elaboración del preparado, pues se suele considerar que un riego pobre aumentará la concentración del alcaloide psicoactivo. Como ya es de esperar los cactus jóvenes no disponen de suficiente contenido de mescalina como para servir para elaborar el preparado mágico. Los brazos del cactus como mínimo deberán tener unos cinco centímetros de diámetro para asegurar una madurez suficiente como para que sus enseñanzas cundan en los espíritus interesados en el tema.

DÓNDE ENCONTRARLO Dado que el cactus de San Pedro no es un vegetal ilegal para la sociedad occidental es frecuente verlo en varios centros de jardinería, tanto en España, como en Europa y América. Por lo general las jardinerías que lo tienen conocen su nombre botánico, por lo que es aconsejable no arriesgarse a adquirir cactus de aspecto similar y sí confiar en los conocimientos de las personas que regentan el establecimiento. Como en el caso del cáñamo, el San Pedro puede presentar variedades de bajo contenido psicoactivo. Para aquellos interesados en tener un auténtico San Pedro con pedigrí y con garantía de descendencia de una familia de plantas usadas por chamanes conocedores del tema, podéis echar un vistazo a estas direcciones, que se dedican a su preservación con toda la seriedad del mundo:

ALLIES P.O. Box 2422 Sebastopol, California 95473 USA Envían un catálogo de 30 páginas por 3 dólares Tienen semillas de calidad de T. Pachanoi i T. Peruvianus J.O. APARTADO 36128 MADRID 28080 e-mail : [email protected] Semillas de Trichocereus peruvianus, a 1.000 pesetas el sobre

Internet: http://www.cactus-mall.com

1. Ver artículo Sobre un Cactus llamado San Pedro Botánicaina Botánica

Enteógenos. Plantas maestras

Si está interesado en el cultivo de cactáceas, puede visitar una página especializada en cactus Página Botánica