cuestionario segundo parcial - Historia Argentina

CUESTIONARIO 5. 1955-1973. EL INFORME PREBISH, EL DESARROLLISMO, LA INDUSTRIA Y LOS CICLOS PENDULARES 1) A partir del a

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CUESTIONARIO 5. 1955-1973. EL INFORME PREBISH, EL DESARROLLISMO, LA INDUSTRIA Y LOS CICLOS PENDULARES

1) A partir del artículo de Belini y Marcelo Rougier señalar: Las características del estado empresario durante el peronismo, y su diferencia con el modelo precedente. Al culminar la Segunda Guerra Mundial se inició un periodo de expansión más importante del Estado empresario a nivel internacional consecuencia del avance del pensamiento keynesiano y de las fuertes demandas sociales a favor del pleno empleo y de la mejora de los niveles de vida. En nuestro país, las motivaciones que llevaron a la expansión de la presencia estatal en la economía tenían orígenes diversos. Un primer factor se debió a la decisión de los principales inversores extranjeros de retirarse de empresas que habían controlado durante décadas. Un segundo impulso partió del hecho de que durante la entreguerra había crecido la corriente de opinión favorable a la nacionalización de algunos sectores básicos de la economía e incluso de la intervención directa del Estado en la industria. A partir de la década de 1940 la nacionalización fue el resultado del vencimiento de varias concesiones estatales otorgadas a empresas extranjeras y, en otros casos, del interés de los propietarios por deshacerse de sus activos en el país, como sucedió con los ferrocarriles ingleses y la compañía de teléfonos norteamericana. Hacia 1946, el gobierno peronista condujo la ampliación de la empresa pública creando así una nueva economía mixta, es decir, la combinación del contralor estatal con las ventajas de la iniciativa privada. La participación del capital privado era entendida de dos maneras; por un lado, las empresas mixtas podrían obtener recursos de empresarios argentinos a través del mercado bursátil de Bs. As. En otros casos, el gobierno impulsaba alianzas con el capital extranjero, cuya contribución era vista como clave para asegurar el acceso a tecnología internacional. La principal novedad del periodo fue el avance del Estado sobre la industria. La creación de empresas industriales responde a la idea de que era necesario impulsar nuevas actividades industriales en las que el interés privado era escaso (industria siderúrgica o automotriz) y a acontecimientos que ocurrieron que hacían peligrar actividades industriales ya existentes consideradas imprescindibles para el desarrollo económico. En contraposición de lo anterior dicho, el modelo precedente era el liberalismo económico que si bien establecía como condición esencial para el desarrollo de las fuerzas productivas el retiro del Estado de toda función económica, éste desempeñó un papel central al establecer las bases jurídicas sobre las cuales se eliminarían las trabas a la expansión del capital, entonces podemos decir que el estado federal fue parte activa de la conformación de un mercado nacional unificado, mediante el estímulo a la construcción de una extensa red ferroviaria. El ferrocarril fue la principal empresa estatal durante el siglo XIX, pero no la única. El Estado se hizo cargo desde sus orígenes del manejo del servicio postal y de la construcción de las obras de salubridad. Durante los años 20 surgieron dos iniciativas que estaban destinadas a adquirir importancia como empresas del Estado. La explotación petrolera y las Fuerzas Armadas vinculada a la provisión de nuevos medios de guerra. La Fábrica Militar de Aviones era una empresa estatal que no vendía inicialmente su producción en el mercado. En la década del 1930, la empresa inició la producción de aviones con diseño propio y en la segunda posguerra se convirtió en la impulsora de nuevas industrias ya específicamente civiles. Sin embargo, el estallido de la Gran Depresión marcó el inicio del derrumbe de las viejas ideas sobre el papel del Estado. La intervención del sector público se acentuó para limitar los efectos de la desestructuración del mercado internacional estaba provocando. Las transformaciones operadas durante la etapa desarrollista, en particular el concepto de racionalización. El derrocamiento de Perón, en septiembre de 1955, inició una etapa en que la intervención estatal fue objeto de debate. La primera gran reestructuración de las empresas públicas creadas durante la posguerra fue llevada adelante por el presidente Frondizi a comienzos de la década de 1960. Según el diagnóstico frondicista, la inflación tenía su origen en los desembolsos que el Tesoro realizaba para financiar el déficit de las empresas públicas. En consecuencia, liberar la economía y privatizar las empresas públicas se convertirían en los principales objetivos.

Entre 1959 y 1962 se privatizaron numerosas empresas del Estado. Sin embargo, las mayores empresas públicas quedaron a cargo del Estado que inició un severo programa de racionalización siendo el caso más importante, por su aporte determinante al déficit de las empresas estatales, los ferrocarriles. A comienzos de la década de 1960 la empresa sufría una fuerte descapitalización en tanto que perdía terreno frente a la competencia del transporte automotor. Por otra parte, era la principal empresa pública debido a su número de empleados. Por esto, Frondizi creó una nueva entidad denominada Empresas Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA) a la que sometió a un programa de reducción de personal y de eliminación de ramales y servicios; sin embargo, la oposición gremial y política provocaron el fracaso de esta política. El déficit de los ferrocarriles explicaba más del 80% del total de las empresas del Estado, que era la causa principal del déficit fiscal. En cambio, la política desarrollista tuvo mejores resultados en frenar y luego provocar la caída del número de empleados en las empresas públicas; entre 1959 y 1963, el personal de las empresas descendió un 30%. De todas maneras, la racionalización y privatización de las empresas públicas no significó un retiro del Estado en todas las áreas. La política económica frondicista puso énfasis en el desarrollo de sectores clave, como las industrias básicas, la explotación petrolífera y el complejo automotor. Para esto recurrió principalmente al capital extranjero. Durante la década de 1960 se iniciaron nuevos emprendimientos estatales, aunque bajo formas jurídicas novedosas. En 1967 se promulgó la ley 17.318 que establecía un régimen legal para sociedades anónimas con mayoría de capital estatal. Esta creciente participación del Estado obedeció a circunstancias diversas. Las “fallas del mercado”, la escasa disposición del capital privado a tomar a su cargo actividades riesgosas o de baja rentabilidad, la intención de retirarse de algunas empresas extranjeras, requerimientos estratégicos, situaciones monopólicas y actividades que demandaban inversiones de enorme magnitud solo disponibles para el sector público, pueden ser algunas de las causas. La presencia del Estado no se limitó a las empresas públicas, sino que también participo en el capital de empresas privadas. Independientemente de su cantidad, el Estado, a través de distintas reparticiones y empresas, se encargaba de la totalidad de la producción y distribución de energía eléctrica y de gas natural, de las dos terceras partes de la producción del petróleo y el 80% de su refinación. Controlaba los sistemas de comunicaciones y ferroviario, la mitad del tráfico aéreo nacional e internacional y marítimo, y la totalidad de los puertos. Asimismo, estaba en sus manos una porción significativa del sistema financiero y de seguros y de reaseguros. El Estado tenía una participación mayoritaria en la producción de acero y de productos químicos básicos, además de fabricar en pequeña escala vehículos y aviones. Entre las 100 empresas más grandes de la Argentina, 20 eran de propiedad estatal y en otras muchas el sector público tenía porciones significativas de su capital. Sin embargo, pronto el Ministerio de Economía decidió avanzar en la privatización de muchas empresas públicas. -

Explicar por qué los autores afirman que después de 1971 hubo una reversión del Estado empresario.

A partir de la década de 1970 la intervención del Estado fue cuestionada con firmeza por los grupos en el poder político. Esta crítica se apoyaba además en un contexto internacional caracterizado por la reversión de las ideas keynesianas que desde fines de los años 60 se presentaban como la causa del déficit del sector público y del creciente proceso inflacionario, según la perspectiva neoclásica. En la Argentina, las ideas neoliberales se manifestaron con el fracaso de la experiencia peronista 1913-1976 y con la imposibilidad del gobierno democrático de sostener un proyecto de acumulación en el mediano plazo. La crítica de este modelo empezó en el mismo gobierno peronista hacia 1975 con la gestión de Celestino al frente del Ministerio de Economía. El diagnóstico destacaba la ineficiencia de las empresas públicas y el elevado déficit fiscal que ocasionaban: el Estado era intrínsecamente “malo” e ineficiente como empresario y ahogaba la iniciativa privada. La política de privatizaciones de empresas públicas continuo en el gobierno de Raúl Alfonsín por la necesidad de encarar el fuerte déficit fiscal consecuencia del enorme endeudamiento provocado por la política económica de Martínez de Hoz. La “reforma del Estado”, encarada por el gobierno radical, incluía la atracción de capital privado a la industria petrolera, a través del Plan Houston, y la venta de empresas estatales cuya privatización no se había logrado en la gestión de Martínez de Hoz. La crisis hiperinflacionaria de 1989 marcó un punto de inflexión: había que privatizar ya que así lo demandaba gran parte de la población porque para ese entonces las empresas públicas acumulaban

importantes déficits operativos, sobreendeudamiento, desinversión, asignación de recursos ineficiente, altos índices de incobrabilidad, deterioro tarifario y bastantes demandas judiciales. El desmantelamiento del sector público cobró fuerza durante el menemismo en los años 90, donde el consenso se daba en: la apertura de la economía, la reforma del Estado y la privatización de empresas públicas, la desregulación de los mercados, y en particular, de la actividad financiera. La “reforma del Estado” autorizó al Poder Ejecutivo a privatizar total o parcialmente casi todas las empresas estatales. La transferencia al sector privado se realizó a través de la venta de acciones y de activos, los contratos de asociación y las concesiones. A comienzos del siglo XXI ya no quedaban rastros del viejo Estado empresario de la posguerra. Las tensiones históricas respecto del papel que el Estado debe asumir en la economía argentina continúan aún presentes, en gran parte como consecuencia del “fracaso” del Estado empresario constituido en las décadas posteriores a la segunda posguerra y en otra parte, como resultado del “fracaso” de la oposición de la intervención del Estado de las décadas siguientes. 2) Explicar los argumentos que utilizó el Plan Prebish para criticar la política económica peronista, y las polémicas que suscitó con Jaureche. El gobierno militar (“Revolución Libertadora”) convocó a Raúl Prebisch, destacado economista funcionario de la CEPAL con larga trayectoria en la política económica argentina, para realizar un diagnóstico de situación y diseñar su estrategia a seguir. Según el análisis de Prebisch, los principales lineamientos de la política económica entre 1945 y 1955 fueron: la redistribución de ingresos desde el sector rural al urbano industrial, la expansión del empleo y el aumento de la participación del sector público. Para esto se usaron una serie de mecanismos y herramientas: incremento salarial, nacionalización de los depósitos bancarios, subsidios al consumo, control de precios internos, entre otros. Su diagnóstico era un escenario de crisis como consecuencia de los errores de la política económica peronista y recomendaba un vuelco hacia las políticas liberales ortodoxas. La preocupación prioritaria fue detener la inflación y criticó las expansivas políticas monetaria, fiscal y salarial de la administración anterior por haberla provocado. Más concretamente, esta hacia sido consecuencia de los aumentos de sueldos y salarios superiores a los incrementos de productividad en muchos sectores de la economía, y de la expansión del crédito bancario para cubrir déficits que surgían de la colocación de los excedentes de las cosechas, el sistema de transporte y las operaciones de crédito hipotecario. Además, planteó la necesidad de un desmantelamiento gradual de los mecanismos de intervención estatal, buscando retornar a un sistema con libertad de mercado. Otra prioridad de la política económica fue la resolución del desequilibrio externo. Según Prebisch, éste condicionaba la posibilidad de aumentar las importaciones de materias primas, combustibles, maquinarias y equipos. La culpa era casi todas del gobierno anterior porque había aplicado políticas discriminatorias contra el agro que condicionaron los ingresos por exportaciones. Para inducir el aumento de la producción y exportación agropecuaria el plan recomendaba una importante devaluación para mejorar la posición de la balanza de pagos del país. La idea general era que se alentarían las exportaciones agro modificando los precios relativos de internos para aumentar el ingreso rural a costa de los ingresos urbanos. Además, señalaba como prioridad absoluta de la política económica la solución del desequilibrio externo. La debilidad de la posición externa argentina fue atribuida esencialmente a la insuficiente inversión en la producción agropecuaria para exportación y al insuficiente desarrollo de la industrialización por sustitución de importaciones. El Plan presento además de seleccionar para el desarrollo las industrias del hierro y del acero, las metalúrgicas y mecánicas afines, toda una serie de recomendaciones para fomentar obras de infraestructura (energía eléctrica y transportes). La productividad se elevaría mediante la mejora inmediata de los métodos, la educación para el uso más eficiente de la maquinaria existente y la importación y fabricación de equipos de mayor productividad. Sin embargo, se generó mucha polémica en torno al Plan y quienes realizaban críticas utilizaban como punto de partida para valorarlo, el reconocimiento de la existencia o no de la situación crítica de la economía señalada por Prebisch. Uno de ellos fue Arturo Jauretche, quien hacía fines de 1955 publicó un informe económico denominado “Retorno al Coloniaje”. Jauretche invalida el diagnóstico el Plan ya que, según él, el país no se encontraba en la situación catastrófica anunciada, sino por el contrario había logrado superar una situación mucho más grave como la del periodo 1951-52.

Además, cuestiona la veracidad de las cifras expuestas en el Informe siendo sus principales puntos de crítica los siguientes: - La situación de divisas: a la afirmación de que la grave crisis de la economía se asentaba en la situación de divisas que tenía nuestro país, Jauretche contrapone los argumentos del propio Prebisch quien sostenía en el Informe que el monto de compromisos exteriores no es “en sí mismo exagerado, dada la potencialidad económica del país”. Jauretche argumenta que las cifras utilizadas son erróneas, en su opinión, el asesor económico invento la crisis para justificar las medidas propuestas. Además, considera desacertada la afirmación de que la industria creció a “costilla” de la limitación agropecuaria ya que se basa en el hecho de que la producción se diversifico e incremento superando los niveles de preguerra. - El problema de la Infraestructura necesaria para el desarrollo industrial: En este punto Jauretche reconoció este problema, aunque destacó que esto fue consecuencia del extraordinario y acelerado crecimiento durante el periodo peronista. Para el caso de los ferrocarriles, señaló que estos daban “pérdidas” en todos los países, las que no deben computarse como tales. Finalmente, destaca que el Informe omite toda referencia al resto del sistema de transporte (flota aérea y fluvial, transporte urbano) donde hubo importantes avances y renovación de equipos durante la gestión peronista. Al ocuparse de la expansión industrial, cuestionó que ésta fuera “tardía, lenta o insuficiente”, señalando el incremento en el personal ocupado y en el número de establecimientos, aunque sin considerar el volumen físico de la producción industrial que era la base del análisis del asesor. - El proceso inflacionario: Jauretche también discutió las causas de la inflación ya que considera que el incremento de los precios no era producto del crecimiento de costos ni de la emisión estatal, sino del arbitrario aumento de los ingresos de la clase terrateniente, de los consorcios exportadores y de los consumidores extranjeros. Señaló que un “continuado proceso de inflación” permitió la redistribución de ingresos en favor de los sectores asalariados. En su opinión, la inflación fue siempre controlada por el gobierno peronista y dirigida en el sentido más conveniente a los intereses nacionales y, además, consideraba que el nuevo gobierno quería detener la inflación para revertir la distribución de los ingresos a favor de los terratenientes. En síntesis, el principal argumento de Jauretche se basó en negar la existencia de una crisis coyuntural, crisis que el Informe no postulaba, lo que reduce notablemente el valor de sus conclusiones. En muchos temas, y especialmente para el caso de la inflación, la falacia de su argumentación salta a la vista, porque si bien mucho de lo señalado pudo ser cierto para los primeros años del peronismo dejó de serlo claramente en los años siguientes. 3) ¿Qué es lo que los autores Gilbert, Rougier y Tenewicki definen como “costado desarrollista del Plan”? El “costado desarrollista del Plan Prebisch” refiere al contenido no ortodoxo al que hacía referencia el economista. La prioridad era la solución del desequilibrio externo. Esa debilidad de la posición argentina externa se atribuyó a la insuficiente inversión en la producción agropecuaria para exportación, pero también al insuficiente desarrollo de la industrialización por sustitución de importaciones. En tal sentido, el Plan, en vez de hacer referencia al discurso liberal tradicional de que como los recursos eran limitados se debía canalizar en las actividades relativamente más productivas ( el agro por sobre la industria), señaló que se necesitaba continuar vigorosamente con el esfuerzo de industrialización pero dando un salto: pasar de la etapa de sustitución “fácil” de importaciones (sobre la base de bienes de consumo inmediato) a la “compleja”, apoyada en la sustitución de bienes básicos y materias primas esenciales con el impulso del capital extranjero. En conclusión, Prebisch planteó un avance y no un viraje en el proceso de industrialización argentino, pues lo que propuso fue una profundización del modelo ISI y no el abandono de dicho modelo. Para llevar a cabo estas medidas, se recomendó desarrollar las industrias del hierro y del acero, las metalúrgicas y mecánicas afines y fomentar obras de infraestructura (energía eléctrica y transportes). Los productos a ser promovidos fueron: aceros especiales, motores diésel, vagones de ferrocarril, tractores, automóviles pequeños y otros productos de la industria mecánica.

En paralelo, debían desarrollarse otras industrias que permitieran la reducción no costosa del uso de divisas: la del papel y celulosa, la de productos químicos básicos y la petroquímica. La productividad se elevaría con la mejora inmediata de los métodos, la educación para el uso más eficiente de las máquinas existentes y la importación y fabricación de equipos de mayor productividad. 4) A partir del texto de Míguez analizar las características del proyecto desarrollista de Frondizi y sus limitaciones. El proyecto desarrollista de Frondizi tenía como característica principal el desarrollo autosostenido de las industrias pesadas, de base: acero, petroquímica, metalmecánica, automotriz, máquina herramienta, generación de energía. Para ello, la producción agrícola también debía ser mejorada, ya que, según el diagnóstico, se encontraba en una situación de estancamiento debido a la baja disponibilidad de bienes de capital y de agroquímicos. En consecuencia, era necesario tecnificar el agro. La Argentina no solo debía aumentar sus exportaciones agropecuarias y cubrir su mercado interno de bienes intermedios y de capital, sino que además debía convertirse en exportador a de estos últimos. Según el propio Frondizi: “La Argentina puede desarrollarse gracias a sus propios recursos, pero ello importaría renunciar a un ritmo de crecimiento más acelerado. Lo importante es distinguir claramente dos tipos bien contrapuestos de inversión extranjera. Por un lado, aquella que aporta una nueva fuente de riqueza, crea trabajo, contribuye a elevar el nivel de vida popular, promueve el desarrollo integral y armónico de nuestra economía y hace a ésta menos dependiente de los factores externos, y por el otro, el tipo tradicional de inversión que suelen practicar los países metropolitanos en sus colonias o en aquellos países subdesarrollados que intentan incorporar virtualmente a su dominio.” La distinción se refería directamente al capital británico, por un lado, considerado inversión tradicional, y por el otro lado, a los capitales norteamericanos y soviéticos –también europeos – interesados en invertir en plantas productoras de bienes intermedios, extracción de petróleo, en áreas que los desarrollistas consideraban prioritarias. Mientras se condenaba al primero, se elogiaban las posibilidades que abrían los segundos. De esta forma, se promulgaron dos leyes como instrumento para lograr la industrialización: la Ley 14.780 (Radicación de capitales) y la 14.781 (Promoción Industrial). La primera de ellas dispuso la igualdad de tratamiento al capital nacional y al internacional, es decir, los mismos derechos. Esto tuvo una grave consecuencia: se eliminaron todas las limitaciones a la repatriación de utilidades y dividendos. En cuanto a la segunda, las ramas promovidas eran la siderurgia, petroquímica, celulosa, pero las únicas empresas que podían acceder a estas ramas, por razones tecnológicas, eran las extranjeras o las que recibían radicación de capital extranjero. Como consecuencia, las industrias promovidas fueron únicamente las de capital extranjero. Es decir que no solo se generaron condiciones regulatorias propicias para la radicación, sino que, una vez radicadas las empresas, el Estado tomó medidas proteccionistas en favor de esas ramas para beneficiar a los monopolios extranjeros. Las barreras aduaneras reforzaron el poder de esos monopolios, propiciando aún más la concentración de capital. Otro mecanismo que benefició a las empresas extranjeras fue que el establecimiento de sucursales de casas matrices residentes en los países de origen del capital les permitió realizar la propia producción a través de importaciones y exportaciones liberadas de recargos aduaneros. Otro ejemplo, fueron las llamadas inversión en participación, mediante la radicación en empresas nacionales ya existentes a cambio de acciones, lo que tuvo como consecuencia que estas empresas inversoras se quedaran con la mayoría del capital accionario. La nueva etapa de la industrialización sustitutiva modificó entonces la participación de las distintas fracciones industriales, iniciándose el avance extranjero en la cúpula industrial de la época e incorporó un nuevo factor de poder: los organismos internacionales de crédito y específicamente el FMI. En conclusión, el modelo desarrollista finalmente encontró limitaciones al necesitar para la industrialización “nacional” de los capitales extranjeros, accediendo a las condiciones de los organismos de financiamiento internacionales, lo cual profundizó la crisis de la balanza de pagos y el endeudamiento. En principio se buscaba la autonomía frente a los países extranjeros y el desarrollo nacional, pero las medidas tomadas en la práctica inculcaron una nueva dependencia hacia países como EEUU, la Unión Soviética y otros países europeos que encontraban en nuestro país condiciones propicias para invertir y desarrollar sus empresas. 5) Sintetizar los problemas de la economía argentina que plantea José Luis Nicolini

Se analizarán las dificultades que traban la reactivación y el crecimiento económico, con las consecuencias de una devaluación sobre los precios, sobre el producto y también sobre cómo se reparte este producto entre las distintas clases sociales: Si aumenta el dólar, quien compró dólares anteriormente y decide cambiarlos a pesos recibe más de los que gastó. Esta devaluación genera una diferencia entre los que exportan e importan, ya que al exportar se obtienen divisas (por ende, más pesos) y el que importa necesita más pesos para obtener divisas y poder comprar sus insumos, con lo cual genera un alza en los costos de producción que se trasladan a los precios. El aumento de precios también afecta a los bienes que compra el estado, para evitar que aumente el déficit, el fisco aumenta las tarifas de recaudación. Ante este alza los sindicatos reclaman alza de los salarios que se trasladan a los precios y sucesivamente a toda la economía .Primer efecto de la devaluación: la inflación. Como consecuencia de la suba de precios, disminuye el poder adquisitivo de los asalariados, se compra solo lo necesario como los alimentos (que son bienes exportables) y se reduce la compra de bienes manufacturados (bienes industriales). Cae así la demanda interna, cae los ingresos de las empresas con lo cual contratan menos personal y compran menos insumos, se genera incertidumbre con lo cual caen las inversiones. Segundo efecto de la devaluación, la recesión. La recesión implica una caída en los ingresos de los empresarios que venden en el mercado interno, sumado a la reducción de los salarios reales, por otra parte, habíamos visto que aumenta el ingreso de los exportadores. Tenemos aquí el tercer efecto de la devaluación: Redistribución del ingreso nacional desde los asalariados y la industria orientada al mercado interno hacia los exportadores (hacia todos los que logran mantener sus ingresos en dólares). LA REVALUACIÓN: Revaluación significa un aumento del precio de los bienes o productos. En donde significa un aumento del precio de la moneda local en relación con una moneda extranjera bajo un tipo de cambio fijo. Cuando esta revaluación compensa a la devaluación original se detiene el proceso de distribución del ingreso a favor de los exportadores. Es más, si la revaluación espera a la devaluación original se produce un traslado de los ingresos del sector exportador hacia los trabajadores y los empresarios que venden en el mercado interno. Si bien la revaluación revierte la redistribución del ingreso causada por la devaluación, No necesariamente la revaluación lleva a una reactivación económica. INFLACIÓN CON RECESIÓN: Cuando varía el precio del dólar se perjudican unos y benefician otros. Se cruzan sobre este precio intereses económicos y sociales. Sea quizás el precio más político de la economía ya que es altamente sensible a la puja por la distribución del ingreso nacional. Si ésta puja distributiva es severa, es posible que el tipo de cambio muestre fuertes oscilaciones. Es posible que, las devaluaciones sean cada vez más agudas y frecuentes lo que alimenta una espiral de tipo inflacionario-recesivo con fuerte caída del poder adquisitivo de quienes no logran atar sus ingresos al dólar. LOS PRECIOS Y EL PODER: Se entiende por precios no solo el de los bienes sino también el del dólar (tipo de cambio), el precio del trabajo (salarios), y el precio de los servicios públicos (las tarifas). En momentos en que se logra una situación de consenso entre los principales actores económicos, es posible que el tipo de cambio y el resto de los precios muestren estabilidad, la experiencia, parece indicar esto. En una sociedad en crisis esto es difícil de lograr esto y más aún luego de una espiral de inflaciónrecesión como la descrita .Los agentes económicos quedan altamente sensibilizados . Alcanza con que algún grupo económico de poder vea la oportunidad de hacer una diferencia rápida y el delicado equilibrio se altera. El resto actúa con rapidez y el dólar se dispara. Como principal comprador, formador de precios y agente financiero de la economía, el estado posee una destacada influencia para la formación del consenso; puede incluso provocar una aguda recesión para negociar con agentes reticentes. Pero aun suponiendo que se logre estabilidad de precios, la situación no es igual a la inicial. Recesión, implica achicamiento del producto a repartir y los más débiles son los que en el nuevo consenso soportan una reducción mayor en sus ingresos. EL CRECIMIENTO, LA FUGA DE CAPITALES Y LA DEUDA EXTERNA: El crecimiento requiere estabilidad de precios, pero también requiere que quienes tienen dinero lo gasten en inversión productiva y así se estimule a una mayor producción, gasto, demanda y sucesivamente. Se genera un círculo virtuoso de crecimiento económico . El estado puede intervenir con inversiones y asignación de recursos para los más vulnerables que gastan rápido y así estimular la demanda y el crecimiento. Cuando hay estabilidad en los mercados el capital sale del refugio y busca la inversión y esto genera crecimiento , si quienes tienen dinero están dispuestos a invertir .El rumbo de la economía , hacia la recesión

y el deterioro de la calidad de vida o hacia el crecimiento y la prosperidad , depende crucialmente de las decisiones de inversión que puedan tomar un grupo personas .De hecho , las sucesivas rondas en la espiral inflacionaria concentran aún más la riqueza en un reducido número de familias .La experiencia indica que una parte importante de esta riqueza no se invierte. El grueso de la fuga de capitales se realizó en una de las épocas de mayor estabilidad en los mercados: La época de Martínez de Hoz (1977-80). Las tasas de interés internas pasaron a ser más elevadas que las externas, las empresas públicas y privadas fueron alentadas a financiarse con recursos del extranjero (préstamos), hicieron negocio endeudándose en el extranjero y realizar colocaciones en activos locales. De hecho, durante esos años, se endeudó al estado en el extranjero para depositar ese capital en cuentas privadas también en el exterior. Fue una operación social en la que participó activamente la dirigencia económica del país .En otras palabras el capital existe, pero no se invierte ni aun en condiciones de estabilidad, es decir si los propios dueños de la economía Argentina no invierten , los extranjeros menos aún. LA CRISIS DEL ESTADO Y EL SECTOR FINANCIERO: Según el planteo keynesiano convencional, el necesario aumento de la inversión podría ser financiado con emisión monetaria. Actualmente si el estado emite pesos, ese dinero no alimenta al círculo virtuoso del crecimiento ya que se transforma en dólares. En otras palabras, los pesos que se emiten para financiar el déficit público no toman contacto con los bienes y la producción, sino que se dirigen, en buena medida, directamente a la especulación financiera y al dólar. Al aumentar así la demanda del dólar sube el precio de este y detrás de la devaluación suben los demás precios. En breve al no ser aceptado el peso como moneda, la emisión no genera demanda y crecimiento sino que genera inflación. El estado ve seriamente limitadas sus facultades e influir en el comportamiento de la economía mediante el uso de la emisión para financiar su política fiscal (inversión pública productiva). 6) ¿Cuáles son los argumentos que conducen hacia la introducción del capital extranjero como solución a los problemas de desarrollo en la economía argentina? (Schvarzer) A comienzos de la década del 50 se replanteó el proceso industrial, que presentaba problemas de crecimiento, por falta de máquinas que solo podían venir del exterior, pero el país no generaba divisas para comprarlas. Tampoco se veían posibilidades de conseguirlas a mediano plazo debido a las dificultades del agro para aumentar la oferta exportable. El bloqueo se consolidaba por la escasez de crédito externo. Se hacía así, que la única fuente visible fueran las empresas transnacionales, en la medida en que estuvieran dispuestas a aportar esos equipos bajo la forma de inversiones directas. Si ellas se instalaban en el país, podrían contribuir a resolver el cuello de botella generado por la falta de divisas. Esa esperanza otorgó a las transnacionales una imagen positiva que se difundía en la sociedad. Eran vistas como portadoras de dinamismo que traerían tecnología y renovarían los ya muy antiguos métodos productivos locales. Las transnacionales, suponían, podrían traer nuevos equipos y métodos de producción, repitiendo la experiencia del ingreso de los ferrocarriles, frigoríficos y otras compañías de propiedad extranjera en el periodo anterior a 1930. Se pensaba que el estado debía abrir camino a las transnacionales en sectores todavía no explorados, como la fabricación de automóviles, tractores y otros rubros modernos. Se empezaba así, la promulgación de leyes e incentivos de parte del estado para la atracción del capital extranjero e invierta en el país con sus novedosas formas de producción, con lo cual se disminuiría la importación a la vez que contribuiría al desarrollo del país. 7) A partir del análisis sobre la introducción de inversiones extranjeras, determine las consecuencias de las mismas sobre nuestro sistema productivo. (Schvarzer) El ingreso de las transnacionales presentaba un riesgo: podían lograr rápidamente la hegemonía en el mercado, superando o suprimiendo al empresario local. El Estado apoyaba, en especial, a los sectores considerados “modernos” (siderurgia, metal - mecánica y petroquímica) y mantenía su interés en aquellos cuya oferta podía reemplazar importaciones (papel, celulosa y química). Los primeros en cerrar fueron los frigoríficos. Esas empresas sufrían el desafío de los nuevos frigoríficos. Las plantas fabriles de la empresa, muy envejecidas, no eran un ámbito de creación de riqueza sino una excusa para ganancias ilícitas. La solución no fue el cierre sino el paso a la administración estatal de esas plantas. El objetivo manifiesto era evitar problemas de empleo. Los periódicos bautizaron a esa práctica como “vaciamiento de empresas”

El crecimiento industrial tomó impulso a partir de 1953. La apuesta al ingreso de capital externo y el deseo de incentivar su arribo al mayor ritmo posible fueron causa de la permisividad para importar partes y piezas para los proyectos aprobados, que disimulaban el ingreso de bienes de consumo durable, desarmados, con la excusa de que se traían para la producción. Además, el gobierno otorgó amplia libertad de compras en el exterior, generando una demanda adicional de divisas hasta que se avanzó hacia un momento crítico. El efecto acumulado del “ingreso de nuevas plantas” y “el avance de los sectores modernos” llevó a aumentar la productividad media de ramas como maquinaria y material de transporte. Una fracción de las antiguas empresas se mantuvo sin cambios, a la espera de conservar su hegemonía sin esfuerzo, mientras que otra ensayó ciertas respuestas a ese desafío. Las filiales implantadas por las transnacionales no resultaron las portadoras del progreso técnico como se esperaba. La situación política y económica nacional alentaba la “fuga de cerebros”. Este era un sistema que atraía migrantes de los estratos más pobres de las naciones limítrofes y simultáneamente, expulsaba profesionales y personal calificado. Esto erosionaba la capacidad nacional de producir. 8) Explicar el comportamiento de la UIA durante el gobierno de Arturo Illia a partir del texto de Míguez El 7 de julio de 1963 ganó las elecciones Arturo Umberto Illia. El Estado tuvo un rol central tanto en la planificación y en toda una serie de políticas de intervención y control: precios máximos, control de cambios, reducción de importaciones, impulso al crédito a través de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, entre otras. La política monetaria fue expansiva, para obtener un descenso de las tasas de interés y el fortalecimiento de la demanda de inversión. La Unión Industrial Argentina defendió abiertamente el ingreso del capital extranjero prácticamente sin restricciones. En cuanto a la posición de la entidad frente a la política económica de Illia, tanto la UIA como la ACIEL se mantuvieron durante todo el período como defensoras del libre mercado, rechazando todo planeamiento estatal, oponiéndose al principio del sindicato único por rama y reclamando la restricción del derecho de huelga. Medidas tomadas por el gobierno: Restricción de importaciones: para disminuir el déficit fiscal en noviembre de 1963. Se cerró la importación de ciertos bienes de consumo, se restringió la entrada de bienes de capital, hubo recargos a las importaciones y restricciones a las compras de divisas. También se reglamentaron los depósitos previos a la importación.  UAI: los dirigentes de la UAI mostraron su preocupación acerca de que “las medidas de este carácter se fueran sucediendo hasta comprometer el régimen de libre iniciativa de las empresas” La Ley de Abastecimiento promulgada en febrero de 1963 tuvo como objetivo promover el normal abastecimiento y distribución en condiciones de calidad y precio razonable, de todos los bienes y servicios económicos que afectan las condiciones de vida de la población, para la defensa del consumo y crecimiento efectivo de la producción. Claramente apuntaba contra los monopolios formadores de precios, en parte causantes del proceso inflacionario.  En enero de 1964, cuando la Ley debía discutirse en el Parlamento, la UIA al igual que las restantes corporaciones de ACIEL, la consideró inconveniente, por varias razones: por la amplitud de facultades conferidas al Poder Ejecutivo, el incremento de la burocracia estatal, la “reducción de la función del empresario a la de gestor de las decisiones estatales”, la fijación de cuotas de producción, el establecimiento de precios sostén y el consecuente fomento de actividades improductivas, la fijación de márgenes de utilidades, y finalmente consideraban que “la posibilidad que tienen de utilizar los medios de que dispone el Estado para intervenir en las distintas etapas del ciclo económico, implica establecer un peligroso antecedente de socialización de los factores de producción”.  La entidad responsabilizó año a año al gobierno por la mala política económica y, por lo tanto, por sus consecuencias inflacionarias.  Ante la disposición 14 del 8/03/1965, que estableció la prohibición de elevar los precios de los bienes y servicios sin su previa comunicación la UAI afirmó: “constituye un exceso sobre las atribuciones que la ley 16454 confiere a dicha Dirección.” Esto culminó en un recurso de revocatoria que fue oportunamente presentado. Administración de las divisas a través del restablecimiento del control de cambios y el mercado único de cambios. Esto sucedió en el mes de abril de 1964 a través del decreto 2581. Este decreto se fundaba en la necesidad de “evitar el distorsionamiento del mercado de divisas y consecuencialmente del valor de nuestra

moneda, provocado por factores ajenos al libre juego de la oferta y la demanda reales” e incluyó en su artículo primero que el contravalor de las divisas generadas por exportaciones “deberá ingresarse al país y negociarse en el mercado único de cambio dentro de los plazos que establezca la reglamentación pertinente”, y en el segundo, que deberá ingresarse del mismo modo “toda suma ganada en moneda extranjera a favor de un residente de la República Argentina”,  Como consecuencia del control de cambios, la UAI afirmó que junto con el tipo de cambio sobrevaluado han afectado el desenvolvimiento de la economía Ley de Salario Mínimo Vital y Móvil publicada el 15 de junio de 1964. Como objetivos centrales estaban el de evitar la explotación de los trabajadores en aquellos sectores en los cuales puede existir un exceso de mano de obra, asegurando un ingreso mínimo adecuado y mejorando los salarios de los trabajadores más pobres.  La UAI se apresuró a objetar, indicando que si la ley se implementaba ello derivaría en un aumento de los costos primarios, por lo tanto, en mayor presión inflacionaria.  Luego de la publicación oficial la UAI consideró que era la causa del proceso inflacionario. Ley de Medicamentos sancionada el 23 de julio de 1964 y promulgada el 9 de agosto de 1964. Establecía una política de precios y de control de medicamentos, congelando los precios a los vigentes a fines de 1963, fijando límites para los gastos de publicidad, imponiendo límites a la posibilidad de realizar pagos al exterior en concepto de regalías y de compra de insumos. La reglamentación de la Ley mediante el decreto 3042/65 fijaba además la obligación para las empresas de presentar mediante declaración jurada un análisis de costos y a formalizar todos los contratos de regalías existentes. Partidarios, opositores y observadores imparciales coincidieron en que esta política tuvo un peso decisivo en el proceso político que culminara con el derrocamiento del presidente a manos de un golpe militar. Sumando otro factor más, en 1963 la CGT (Central General de Trabajadores) dispuso un “Plan de Lucha” para solicitar mejoras económicas y sociales. Los partidos políticos conservadores esperaban que el gobierno aplicara una política represiva, y la actitud adoptada frente al Plan de Lucha durante todo 1964 fue considerada incluso como tolerante con la “penetración comunista”. La UAI insistió fuertemente en todos sus comunicados con que el gobierno era “ineficiente”, no se preocupaba por la reactivación de la economía ni por la “creación de mayor cantidad de bienes” en función de sostener únicamente una “demagogia electoral” En 1965, en un comunicado de ACIEL de 1417 entidades empresarias reclamaron al gobierno un urgente cambio de la conducción económica oficial. La conducción económica era desacertada por algunas de las siguientes características: agudización del déficit fiscal, la ley de Abastecimiento, la congelación y fijación de precios máximos, Ley de Salario Mínimo Vital y Móvil, implantación del control de cambios, la reestatización de empresas privadas, la anulación unilateral de los contratos petroleros, etc. En enero de 1966, directamente declaró inconstitucional y fuera de la ley a la intervención del Estado en la vida económica. Los empresarios utilizaron prácticas directas para presionar, llegando a desobediencia civil y negándose a pagar las cargas sociales y los impuestos. El gobierno elaboró un plan antiinflacionario para 1966 que logró nuevamente la crítica de la UAI ya que lo consideraba un plan incompleto. El 28 de junio de 1966 los militares rodearon la Casa de Gobierno, destituyeron al presidente Illia y finalmente designaron a Juan Carlos Onganía como presidente. 9) Según O´Donnel, ¿qué características tuvo la consolidación del Estado en la Argentina durante el período del modelo agroexportador y qué tipo de capitalismo se desarrolló? La estancia fue menos trabajo-intensiva que la plantación y la hacienda. Fue también menos intensiva en capital y tecnología que la plantación y el enclave El control del principal recurso productivo (la tierra) quedó, en la pampa argentina y el Uruguay en manos de una temprana burguesía agraria local, en tanto que el enclave y la plantación solieron ser propiedad directa del capital internacional, mientras que la hacienda quedó en manos de una oligarquía escasamente capitalista

Proporcionaron a la burguesía pampeana y a la uruguaya una importante base propia de acumulación de capital A partir del control por el capital europeo de los mecanismos de transporte, financiación y comercialización internacional de sus productos, provocó que la acumulación agraria impusiera el surgimiento de un sector urbano, comercial e incipientemente industrial, significativamente más rico y diversificado que el de las economías que giraron alrededor de la hacienda, el enclave y la plantación. La economía exportadora de lanas y cereales – y más tarde también de carne - cubrió una parte en proporción mayor del territorio nacional que la que abarcaron las otras economías de exportación latinoamericanas. Sobre todo, abarcó una cantidad y proporción mucho mayores de las respectivas poblaciones: las zonas que no se habían incorporado directamente al mercado mundial tuvieron un peso económico y demográfico bastante menor que en el resto de América Latina. Siempre fue escasa la incidencia del campesinado, sujeto a relaciones pre-capitalistas de producción y a condiciones de vida misérrimas, que caracteriza a buena parte del resto del continente. El que una proporción significativamente superior de la población haya quedado insertada en su particular economía de exportación equivale a afirmar que desde fines del siglo XIX la Argentina constituyó un caso de homogeneidad intranacional de mayor significación que el resto de América Latina. La importante base de acumulación local que daba el control directo de la tierra, la alta productividad internacional de ésta hasta aproximadamente 1930 y los escasos requerimientos de trabajo por su modalidad “extensiva” de explotación fueron decisivos para que la región pampeana - incluso sus centros urbanos - fuera internamente más diversificada y próspera que las del enclave, la plantación y la hacienda. Hacia comienzos del siglo XX la existencia de un mercado urbano (y en buena medida también pampeano) plenamente capitalista y de ingresos altos, indujo un comienzo de industrialización que recibió un fuerte impulso de las restricciones a las importaciones resultantes de la Primera Guerra Mundial. Emergió una también temprana clase obrera, que desarrolló patrones organizativos autónomos frente al estado y a la incipiente burguesía industrial, que se vio favorecida por una fuerte demanda de trabajo que no podía ser satisfecha por el numeroso y cercano campesinado. Las posibilidades de expansión comercial y financiera, junto con esas primeras actividades industriales originadas en la acumulación de capital surgidas de la modalidad especifica de inserción dependiente en el sistema capitalista mundial- hicieron que esta economía creciera fundamentalmente al impulso de su propia sociedad civil y de su engarce con la internacional; eso es que el impulso dinamizador de este sistema pasaba relativamente poco por el estado. El capitalismo argentino se expandió al ritmo y con las características impuestas, en especial por la incorporación, como exportadoras de productos primarios, de algunas de sus regiones. Dentro de las que se vincularon al mercado mundial como exportadoras de productos primarios, el sistema de estancia de la pampa argentina y del Uruguay tuvo conocidas diferencias respecto de los enclaves y plantaciones, prevalecientes en el resto del continente como modalidad habitual de incorporación al mercado mundial

10) ¿Qué dilemas tiene a su juicio la estructura económica y social argentina? ¿Qué tipo de ciclos y alianzas se conformaron en el período 1956-1976? Tomemos en cuenta dos puntos fundamentales. El primero: la emergencia en la Argentina de un sector popular, en el que tiene un peso importante la clase obrera dotado de recursos económicos y organizativos de mayor importancia que los del resto de América latina. Por una parte, la existencia de ese campesinado como disponibilidad actual o virtual de fuerza de trabajo debilita a la clase obrera, facilitando que se le impongan condiciones más rigurosas. Y, por la otra,

esa misma existencia entraña una clase mucho más indefensa que la obrera para que se le extraigan excedentes. El segundo: sus principales productos de exportación –cereales y carne- son alimentos que constituyen el principal bien-salario del sector popular. La crisis mundial de 1930 deprimió exógenamente los precios de los bienes pampeanos. Algo después el gobierno peronista (1946-1955) constituyó un primer esbozo de problemas que más tarde harían eclosión. Primero (1946-1950) el estado se apropió de parte sustancial del producido de las exportaciones pampeanas, mantuvo deprimidos sus precios internos y con ello aumentó el nivel de ingreso del sector popular y amplió la demanda efectiva de otros bienes, sobre todo industriales. Esto no tardó en generar problemas de balanza de pagos, debido al efecto conjunto del “desaliento” de la producción pampeana y del aumento del consumo interno de exportables. Más tarde (1952-1955) se mejoraron los precios agropecuarios, con lo que se alivió la situación de la balanza de pagos. Pero ello a su vez generó resistencias por la redistribución negativa del ingreso que implicaba y la reducción del mercado efectivo con que contaba la burguesía urbana. Algo más tarde, alrededor de 1960, se produjo una gran ola de inversiones extranjeras directas en industria y servicios, que implicaron la rápida internacionalización de la estructura productiva urbana. Al contrario de las esperanzas “desarrollistas”, esta nueva etapa resultó en un fuerte aumento de la demanda de importaciones, mayor que la tasa de crecimiento del producto nacional de las exportaciones y de la producción pampeana. Ante esto la solución “evidente” en lo económico radicaba en un fuerte aumento de las exportaciones que, al levantar el techo de la balanza de pagos, hubiera permitido proveer a esa estructura productiva urbana de las importaciones necesarias para un “desarrollo sostenido”. Los mismos procesos determinaron la recurrente aparición de otra fractura fundamental interburgués, al separar los intereses económicos y las metas políticas de corto plazo de la burguesía urbana (incluso de sus fracciones oligopólicas) y de la burguesía pampeana. Esto compuso un mapa de cambiantes alianzas, que se halla en el origen de los “ciclos” económicos y políticos de la Argentina. alianza de largo plazo entre la gran burguesía urbana y la burguesía pampeana, que podría emprender la “modernización” del capitalismo argentino por vía simultanea del aumento de la concentración del capital en el sector urbano y de la conversión de la última hacia un agrobusiness. Sin embargo, al menos hasta 1976, esa alianza solo se forjó por lapsos cortos, para disolverse con celeridad en situaciones que colocaron a estas dos fracciones “superiores” de la burguesía argentina en campos políticamente diferentes. 11) ¿Qué entiende O´Donnel por comportamiento pendular de las fracciones de clase en la Argentina? Explicar la posición de cada sector en los distintos momentos del ciclo económico Ante el desencadenamiento de la crisis de la balanza de pagos, la gran burguesía pendulaba hacia los intereses objetivos de la burguesía pampeana, propiciando y apoyando los “programas de estabilización” que transferían una gran masa de ingresos (fundamentalmente desde el resto del sector urbano) hacia la burguesía pampeana y hacia los sectores comerciales y financieros ligados a la exportación de sus productos. Los efectos redistributivos y recesivos de esas medidas generaban la reacción de las fracciones débiles de la burguesía urbana y del conjunto del sector popular. Ante ello la gran burguesía urbana atendió sus intereses económicos de corto plazo, se montó en la cresta de la ola de la reactivación económica, que dada su posición le permitía beneficiarse privilegiadamente y “dejo hacer” las políticas de reactivación. Con lo cual esta fracción recorría un arco completo del péndulo, sumándose al conjunto del sector urbano y abandonando a la burguesía pampeana de todo lo cual resultaron las grandes fluctuaciones de precios relativos. Este camino, por supuesto conflictivo con la burguesía pampeana en su actual constitución, no lo es respecto del conjunto del sector urbano (en tanto no presupone una caída de sus precios relativos) y en el mediano plazo podría haber logrado el aumento de la producción pampeana. Sin embargo, los intentos de implementar diversas variantes del “impuesto a la renta potencial de la tierra” fracasaron repetidamente.

Esas clases dominantes eran en esencia clases regionales y aunque cayera temporariamente su producción, ninguna de ellas tenía la enorme incidencia sobre el total de exportaciones que ostenta la burguesía pampeana. Por eso otros estados latinoamericanos han podido subordinar a esas clases y a los estados regionales que ellas controlaban directamente, sin bloquear por ello los principales circuitos de acumulación de sus economías ni empeorar demasiado los problemas de la balanza de pagos. El caso de la burguesía pampeana ha sido diferente, debido a su temprana condición de clase nacional y su directa vinculación –que los constituyó como tales- con el estado nacional; esto significó que las luchas interburguesas no tuvieron su ámbito principal entre un estado nacional y los estados regionales, sino en el interior mismo de un estado nacional que se fracturaba de continuo por imposición de esas luchas.

CUESTIONARIO 6. ALFONSÍN Y MENEM RESPONDER CON LOS TEXTOS DE ROUGIER Y FIZBEIN, FERRER, SCHVARZER

1) ¿En qué consistió el Pacto Social de 1973 y cuál fue el programa económico anunciado por el peronismo? La CGT y la CGE en 1962 elaboraron un acuerdo y una plataforma conjunta donde propiciaban el incremento salarial, la expansión del mercado interno y el fortalecimiento de las empresas privadas y nacionales. El acuerdo denominado “Pacto Social” procuraba evitar toda acción agresiva mutua, tratando de actuar preventivamente, mediante consultas directas en caso de conflictos que afecten las relaciones al capital nacional. Proponía además la elaboración conjunta de un programa Decenal de desarrollo de la economía argentina, que sería redactado por un consejo económico empresario laboral y presentado ante las autoridades nacionales. Es un acuerdo para mantener el crecimiento económico sin caer en la pesada inflación. Se realizó entre las bases obreras representadas en el sindicalismo CGT y empresariado CGE. El objetivo era concentrar la política económica nacional entre tres sectores claves de la economía; Gobierno, industria y los sindicatos para conseguir la recuperación económica del país, conciliar obreros y empresariado en un mismo sentido. Se trató, principalmente, de contener precios y salarios para garantizar previsibilidad, algo elemental a la hora de invertir. El programa económico presentado por el peronismo tuvo 5 objetivos instrumentales: En primer lugar ,restituir la participación de los asalariados en el ingreso nacional , del 36% al legendario 50% que se habría alcanzado durante el primer gobierno peronista , vinculando el incremento de los salarios reales a los aumentos de la productividad , en segundo y tercer lugar , eliminar el desempleo y la marginalidad social con una política decidida del Estado en materia de vivienda, educación , salud y asistencia social , en cuarto lugar, mejorar la asignación regional del ingreso , finalmente terminar con el proceso inflacionario y la fuga de capitales. 2) ¿Qué fue el Rodrigazo durante el gobierno de Isabel Perón y cómo reaccionaron los sectores sociales? El Rodrigazo fue un ajuste impulsado por Zinn, Rodrigo y López Rega Rodrigo dispuso una mega devaluación y un considerable aumento tarifario y anunció una férrea política de austeridad en el gasto. La estrategia era alentar las exportaciones para resolver los problemas en el frente externo. Este programa de ajustes duplicó los precios, quería eliminar la distorsión de los precios relativos con una fuerte devaluación. Las medidas que se tomaron como la devaluación del peso en relación del dólar, subas en todos los servicios públicos, transportes y combustibles. Dispararon la inflación. Si bien aumentaron los salarios la CGT no conforme intentó negociar con el gobierno un mayor aumento de salarios, eso generó el primer gran paro contra el gobierno peronista, en un marco de movilización obrera con paros de transporte y de docentes, el gobierno dio la libertad a empresarios y sindicatos para que negociaran los salarios en el ámbito de cada industria, los aumentos en promedio fueron de un 160% que superaba legalmente las ofertas del gobierno. Rodrigo defendía su plan y anunciaba las medidas que lo contemplaban: precios realistas en todos los sectores para evitar el mercado en negro; en lugar de controlar precios artificiales se controlaría la productividad; política flexible en materia de tipos de cambio con el propósito de mantener la capacidad competitiva del país; saneamiento del sector público; comprensión del consumo; desaliento del turismo al

exterior; reajuste periódico de tarifas “mantener y recuperar la capacidad de inversión del sector público“, e igual tratamiento a la empresa extranjera que a la nacional. La propuesta fue rechazada públicamente por la CGT, que pidió la homologación de las paritarias. El programa de Rodrigo fue un fracaso rotundo, pues el reajuste de precios y las tarifas fue superado por los incrementos salariales. Este programa de reajuste solo había encontrado adhesión explícita en algunos sectores concentrados del empresariado, el Consejo empresariado argentino, acudió al pedido de apoyo de Rodrigo manifestando que aprobaba las medidas, también satisfechos estuvieron los dirigentes de la organización del agro. El programa económico no encontró un apoyo decidido en las expresiones políticas de los desarticulados sectores empresarios. Además de quebrar el plan del gobierno, con el paro general el sindicalismo se posicionó como fuerza política con mayor poder de negociación. El triunfo de las reivindicaciones salariales implicó la derrota del núcleo político que impulsaba el programa de ajuste. La crisis terminó con una burocracia sindical, que al asumir un inédito control sobre el proceso político tenía la pretensión de reorientar el rumbo económico hacia el verdadero peronismo.

3) A partir de la lectura del capítulo XX de Aldo Ferrer, caracterizar los principales rasgos de la política económica de la última dictadura militar Según Aldo Ferrer, los principales rasgos de la política económica de la última dictadura militar comenzaron con sustituir el tejido social y productivo construido en la etapa anterior y reemplazarlo por una nueva organización en línea con la apertura de la economía, la hegemonía del mercado y la visión fundamentalista de la globalización. Esta política dio lugar al plan económico del ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz el 2 de abril de 1976 autodenominado como el “Proceso de reorganización Nacional”. La estrategia económica se concentró en 3 objetivos fundamentales: La apertura de la economía, la redistribución del ingreso y la reforma financiera. Cabe destacar un instrumento que resultó decisivo en el transcurso de los acontecimientos, la política cambiaria. La apertura se desenvolvió en dos planos, por un lado, a partir de la flexibilización del tratamiento a la inversión privada directa extranjera, colocándola en un pie de igualdad con las locales y por la otra desde la disminución de la protección de la producción interna mediante la rebaja de impuestos a la importación. Esto culminó con la fijación de un arancel máximo del 40%, reducciones temporarias de aranceles para disciplinar a la oferta interna de manufacturas y la desgravación de los bienes no producidos en el país incluyendo maquinarias y equipos. En términos prácticos los efectos más importantes de esta política se alcanzaron mediante la sobrevaluación del tipo de cambio, que encareció en divisas la producción doméstica de manufacturas y dio lugar a un proceso de sustitución de importaciones a la inversa de la tradicional. Sustituyó producción interna por importaciones. La redistribución de ingreso también se bifurcó en dos planos, uno funcional y el otro intersectorial. En el primer plano, para debilitar el poder negociador de los sindicatos y reducir la participación de los asalariados en el ingreso nacional, se dispuso a intervenir a la CGT y prohibir actividades gremiales y el derecho de huelga, reformar la Ley de contratos de trabajo y las convenciones colectivas salariales, también en determinados periodos congelaron los salarios. A pesar de esto, el desmantelamiento de buena parte del sistema industrial y el aumento del desempleo fueron los hechos que tuvieron consecuencias más profundas sobre la distribución del ingreso. Por el otro lado, el de la distribución intersectorial del ingreso, la estrategia consistió en transferirlo desde las actividades urbanas e industriales al sector agropecuario mediante la reducción de retenciones sobre las exportaciones tradicionales. En la realidad, esta traslación intersectorial transcurrió por otros carriles, desde los sectores productores de bienes transables internacionalmente (sujetos a apertura de economía y la sobrevaluación cambiaria) como manufacturas y bienes primarios diversos a favor de los no transables como los servicios (encerrados sin competencia del exterior en mercado interno). El tercer objetivo fue la reforma del sistema monetario y bancario y la exaltación de las virtudes de lo que los pronunciamientos oficiales denominaban la industria financiera. En este ámbito la política aplicada tuvo vínculos más explícitos con la globalización financiera, esto implicó en plena expansión peores consecuencias a largo plazo sobre la economía argentina y las condiciones sociales. La reforma tenía propósito en desarticular el sistema de “represión financiera” y también permitir el ingreso irrestricto de capitales del exterior. El nuevo régimen se puso en marcha Julio de 1977 e incluyó la desregulación de la actividad y la liberación de las tasas de interés. De ahí en adelante, el costo del dinero estaría determinado por el libre juego de la oferta y la demanda, paralelamente, esta liberación permitió la integración del mercado de crédito local con el internacional y fue el marco de referencia para fijar la tasa de interés en el mercado interno. La llamada “cuenta de regulación monetaria” denominada como “cuasi fiscal” fue otra fuente de desequilibrio, este estableció un régimen para compensar a los bancos por los altos requisitos de efectivo mínimo de impuestos para esterilizar la expansión monetaria originada en el déficit fiscal y el aumento de

las reservas internacionales en la fase de ingresos netos de capitales a corto plazo. Esta reforma produjo un desarrollo vertiginoso de la intermediación y la especulación, como también el aumento del número de entidades y establecimientos de dos mil nuevas sucursales bancarias. El instrumento decisivo, la política cambiaria, fue formalizado con el anuncio de diciembre de 1978 de una devaluación inicial mensual del 5,23% para descender progresivamente y alcanzar un tipo de cambio fijo a principio del 81. La “tablita cambiaria” provocó ajustes de la paridad muy por debajo del aumento de los precios internos y consecuentemente, una creciente sobrevaluación del tipo de cambio con efectos negativos sobre la producción y el empleo, pero muy beneficioso para la especulación financiera y la fuga de capitales. La combinación de estos 3 objetivo y su instrumento decisivo concluyeron por converger en una estrategia fundamentada en el llamado “enfoque monetario del balance de pagos para pequeñas economías abiertas” 4)

Sintetizar los rasgos de la política económica del gobierno radical de Raúl Alfonsín (Ferrer)

Según Ferrer, los rasgos de la política económica del gobierno radical de Raúl Alfonsín se fundamentaban en restablecer los equilibrios macroeconómicos, erradicar la inflación, elevar el nivel de la actividad y el empleo y redistribuir el ingreso en un sentido progresivo para mejorar el bienestar. Para lograr estos objetivos debían sobrepasar un gran obstáculo heredado, la deuda externa y la carga de sus servicios sobre el presupuesto y el balance de pagos. La deuda era casi totalmente pública como consecuencia de haber sido contratada directamente desde oficinas estatales y de la “estatización”, luego de la crisis de 1982. El servicio de la deuda implicaba realizar un superávit primario en el presupuesto y un excedente en la cuenta corriente del balance de pagos del orden del 5% del PBI. Además, para mantener el refinanciamiento voluntario de los mercados financieros de parte de los servicios de la deuda, era necesario realizar el ajuste esperado por los acreedores. Todo esto era incompatible con la resolución de la crisis. Las 3 etapas de la política económica desarrollada por el gobierno de Alfonsín fueron llevadas a cabo bajo la conducción de los ministros de economía Bernardo Grinspun y Juan Sourrouille en las primeras dos etapas. La tercera en las condiciones de descontrol que llevaron a la renuncia del presidente y en julio del 89 a la anticipada transferencia de poder al presidente electo. En la primera etapa la meta era un crecimiento del 5% anual, elevar los salarios reales, incorporar la equidad en el régimen impositivo, contener la inflación, evitar los ajustes recesivos y alcanzar un acuerdo con los acreedores que limitara los servicios de la deuda a niveles compatibles con los objetivos de la política económica. Se dispuso un aumento de los salarios de suma fija, se regularon los ajustes de las tarifas de los servicios públicos, se redujeron las tasas de interés reguladas, se supervisó la evolución de los precios industriales y se adopta una política de ajustes periódicos del tipo de cambio al estilo de la aplicada durante la presidencia de Illia. También hubo un Plan Alimentario Nacional para asistir a las familias de menores ingresos y el presupuesto incorporó una reducción de los gastos militares y el aumento de los fondos destinados a la educación y la salud. Respecto a la deuda externa, mientras negociaban con el FMI y los bancos acreedores, se suspendieron los pagos hasta el 30 de junio del 84. Esta estrategia no produjo los resultados esperados. Las condiciones externas agravaron la situación con el deterioro de los términos de intercambio y el alto nivel de las tasas de interés sobre la deuda externa. La negociación con el FMI culminó a fines del 84 con un “stand by” y la apertura de negociaciones con el comité de bancos acreedores. A pesar de esto no se recuperaron los equilibrios macroeconómicos. El nivel de precios también reflejaba esta situación. En 1984, el aumento mensual del índice del costo de vida se ubicó entre el 13% y el 28%, con un incremento anual del 700%. La segunda etapa se inauguró en marzo del 85 con el cambio en la conducción del Ministerio de Economía. Las medidas iniciales incluyeron el ajuste de tarifas y del tipo de cambio. En abril, el presidente señaló la gravedad de la situación y anticipó la necesidad de aplicar una economía de guerra. Se redujo un 12% el gasto público, se aumentaron las tarifas en servicios públicos y combustibles, se suspendieron obras públicas y también el propósito de incorporar capital privado en diversas empresas estatales. Poco tiempo después el gobierno anunció una nueva política de ingresos cuyo objetivo central era erradicar la inflación inercial. El denominado “Plan Austral” introdujo una nueva moneda, el austral, equivalente a mil pesos, elevo los salarios, jubilaciones, pensiones, y las tarifas de los servicios públicos y enseguida los congelo al nivel del 12 de junio, redujo las tasas reguladas de interés activas del 30% al 6% y las pasivas del 28% al 4%, congeló el tipo de cambio a la paridad de 0,8 austral por cada dólar, compenso el ajuste cambiario con nuevas retenciones, aplicó una política fiscal destinada a reducir el déficit del 11% al 4% del PBI y la política monetaria persiguió los mismos fines estabilizadores. Se trataba de un ajuste heterodoxo en el contexto de una política de ingresos y precios administrados. Los efectos iniciales del plan fueron favorables. Sin embargo, las exportaciones disminuyeron casi el 20% como consecuencia de una caída fuerte en los precios en el mercado internacional de granos y oleaginosas, mientras que las importaciones aumentaron un 24%, estimulada por la reactivación. El superávit comercial se redujo a la mitad debido a esto y al año siguiente, 1987, casi desapareció, agravando los problemas de la deuda externa. En este contexto se lanzó el “Plan

Houston” como estrategia de crecimiento que incluía la atracción de capital privado a la industria petrolera y avanzó en la venta de empresas estatales cuya privatización no se había logrado durante la gestión de Martínez de Hoz. El plan no era posible de sostener ya que no se lograban alcanzar los equilibrios macroeconómicos, mientras aumentaban las pujas distributivas y los servicios de la deuda imponían una carga insoportable sobre el presupuesto y el balance de pagos. En el ’88 se lanzó un nuevo programa llamado “Plan Primavera” que era otra versión de la política de ingresos a través de la reforma del régimen cambiario, acuerdos de precios y reformas impositivas. El efecto antiinflacionario fue débil y a principios del ’89 se permanecía en los inicios de hiperinflación y el anuncio del Banco Mundial de la suspensión de desembolsos comprometidos aumentó el clima de incertidumbre. Al ser año de elecciones presidenciales las perspectivas de cambio agravaron las expectativas. Esto produjo una corrida especulativa contra el austral que trato de contenerse contra la venta de reservas del Banco central. La dimensión de la fuga de capitales hizo que el Banco central cuente con pocas reservas para regular el mercado. En los 4 meses siguientes la cotización del dólar se multiplicó por 8. Considerado como un golpe de mercado contra el gobierno, pero en todos casos eran los desequilibrios extremos que no pudieron resolverse y en primer lugar, el del endeudamiento los que provocaron esta nueva crisis. Los precios subieron 1700%, el tipo de cambio se devaluó casi 4 veces y los salarios reales cayeron un 30%. En la escena política renunció el ministro de economía en marzo, y en las elecciones de Mayo, había triunfado el candidato peronista.

5) Explicar la política financiera de la última dictadura militar y analizar las características del proceso de endeudamiento en ese período (Schvarzer)

La política financiera de la última dictadura militar según Schvarzer, se puede explicar a partir de los cambios financieros para generar un impulso a elevadas tasas de interés que no sólo imponían severos costos sobre los agentes endeudados, sino que reciclaban el propio proceso inflacionario cuando parte de esos costos se volcaba a los precios. La inflación resultó “funcional” a la aplicación de normas en el mercado financiero que no hubiera sido inimaginable en otras condiciones. Paralelamente, la apertura de las finanzas al exterior multiplicó las ocasiones especulativas (derivadas de la posibilidad de arbitrar entre las tasas en dólares y en pesos) y generó un flujo de capitales líquidos hacia el país que alentó cierto auge ficticio a fines de la década del setenta. La salida de esos capitales se convertiría en la deuda externa que pesa sobre la economía nacional a partir del ’81. Los conceptos que caracterizaban a la economía Argentina, por ese entonces, incluían estancamiento y fuerte vulnerabilidad externa. El gobierno constitucional intentó, en principio, continuar con la política salarial expansiva iniciada durante la retirada militar y negociar una salida política al sobreendeudamiento. No obstante, “en 1985 terminó por aceptar las reglas de los acreedores para renegociar la deuda externa, pero adoptó un programa heterodoxo de estabilización”. El Plan Austral aplicado por la administración radical fue parte del programa heterodoxo. Combinó medidas como el congelamiento de precios y salarios, la desindexación de la economía y la creación de una nueva moneda, con otras de corte ortodoxo, que apuntaban a resolver los problemas estructurales de la economía como, por ejemplo, un excesivo gasto público, la emisión espuria de moneda, el proteccionismo y los subsidios. Con respecto a la deuda externa, el pago de los servicios consumía altos montos de los ingresos del Estado. El endeudamiento llegó a U$S 45.000 millones, el equivalente a 5 años de exportaciones. Por ello se buscó la refinanciación de la deuda, que a cambio exigía por parte del FMI la adopción de políticas orientadas a un aumento en la capacidad inmediata de pago de los servicios de la deuda. Básicamente significaba establecer medidas de ajuste al gasto público, mayor recaudación impositiva y adquisición de nuevos créditos externos. La crisis de la deuda, entonces, condujo a una espiral inflacionaria cuando el Gobierno no pudo adoptar medidas lo suficientemente correctivas.

CUESTIONARIO 7. ALFONSÍN Y MENEM ESTE ES EL ÚLTIMO CUESTIONARIO Y SE RESPONDE CON LOS TEXTOS DE ORTIZ Y SCHORR, CASTELLANI Y GAGGERO, Y CON EL LIBRO DE MÍGUEZ. 1) Explicar qué política adoptó el gobierno de Raúl Alfonsín respecto de la deuda externa tomada por la dictadura militar

2)

Analizar las causas del proceso hiperinflacionario de 1989

Las causas de la hiperinflación fueron múltiples, entre ellos, tuvieron especial relevancia la crítica situación del balance de pagos, la exacerbación de la puja por la distribución del ingreso, el comportamiento especulativo de importantes sectores económicos y el encadenamiento de aceleraciones crecientes de la inflación y periodos de estabilización cada vez más cortos y limitados en el pasado inmediato. A ello contribuyó también una errática política de contención por parte del gobierno A comienzos de 1989 las expectativas inflacionarias crecieron, colaboraban para ello causas tanto económicas como políticas. El Banco mundial, en vista de las dificultades, suspendió los desembolsos prometidos. Los tenedores de depósito en dólares comenzaron a acudir a los bancos en busca de sus fondos. Durante los últimos días de enero, se produjo una corrida especulativa contra el austral y el Banco Central vendió 900 millones de dólares en quince días, tratando de defender el valor de la moneda, en una estrategia altamente discutible. El intento del gobierno por preservar el valor del austral concluyó en un fracaso. A estas dificultades en el sector externo se sumaron los vencimientos de la deuda del tesoro, lo que complicaba el manejo monetario. El 6 de febrero de 1989, las autoridades monetarias ya no contaban con suficientes reservas para intervenir en el mercado cambiario por lo que procedieron a reorganizarlo nuevamente abriendo dos segmentos con precios regulados para exportaciones e importaciones respectivamente y un tercero libre para operaciones financieras. En los hechos, la reorganización del mercado cambiario significaba una devaluación encubierta. Se inició entonces, una fuerte fuga de capitales, que fue calificada como el golpe económico más importante desde el retorno de la democracia. La burbuja especulativa fue imparable, la cotización del dólar libre se disparó, incrementando la brecha cambiaria entre ambos mercados y reforzando la corrida cambiaria. A su vez los precios comenzaron a acompañar la evolución del dólar, por lo que se ingresó en un proceso hiperinflacionario. 3)

¿Qué fue el denominado Consenso de Washington? ¿Qué proponía para América Latina?

El consenso Consistió en un conjunto de 10 fórmulas que en opinión del economista John Williamson constituían el programa de reformas estandarizadas que debían aplicar países en desarrollo para solucionar situaciones de crisis de deuda externa. Así, a través del mismo se procuró en 1989 implementar un modelo supuestamente más estable y abierto para países de América Latina con problemas de deuda externa. A continuación, se enuncian las mencionadas fórmulas que fueran propuestas: a) Disciplina en materia fiscal. b) Reorganización del gasto público aplicado en subsidios, hacia puntos clave para el desarrollo. c) Reforma tributaria tendiente a la ampliación de la base imponible y la adopción de determinados tributos. d) Determinación de las tasas de interés por el mercado. e) Tipos de cambio competitivos. f) Liberación del comercio. g) Liberación de las barreras a la inversión extranjera directa. h) Privatización de empresas estatales. i) Desregulación y supervisión prudencial de entidades financieras. j) Seguridad jurídica para los derechos de propiedad. 4) Caracterizar la política económica neoliberal llevada adelante durante el menemismo (19891999). Explicar por qué implicó profundizar la dependencia de la Argentina respecto de las potencias internacionales. La política económica neoliberal llevada adelante por el menemismo se caracteriza por la implementación de medidas política cambiaria y monetaria, medidas económicas de ajuste y privatización de las principales empresas públicas para hacer frente al déficit fiscal, si bien estas medidas fueron exitosas en un principio con el paso del tiempo se tradujeron en fuertes distorsiones sobre los precios relativos, afectando severamente a la industria local y llevando al país a la recesión. La adopción de la convertibilidad significó la imposibilidad de utilizar la política cambiaria como instrumento de modificación de los precios relativos y de intervención directa en el proceso de asignación de recursos. Ante las reiteradas situaciones hiperinflacionarias de fines de los años ochenta y principios de los noventa, el gobierno consideró que la fijación por ley de la paridad la nominal, la convertibilidad monetaria plena y la subordinación de la emisión a los resultados obtenidos en el balance de pagos, era la mejor forma de generar confianza entre los principales agentes económicos con respecto a la continuidad de la política económica en general, y de la pauta cambiaria en especial. Sin embargo, esta situación limitó considerablemente la posibilidad de mejorar el nivel de competitividad de la producción nacional, ya que, al no poder modificar el

tipo de cambio, la única manera para mejorar la inserción de los productos locales en el mercado mundial eran aumentar la productividad del capital (incrementando la inversión en tecnología) y del trabajo (aumentando la explotación de mano de obra). Según los defensores locales del paradigma neoliberal, la confianza de los inversores podría sostenerse en tres pilares: la credibilidad del compromiso gubernamental de mantener las políticas implementadas, la factibilidad de financiar los desequilibrios en el corto plazo, y la posibilidad de producir transformaciones estructurales (sobre todo en cuanto a la inversión y a las exportaciones) que permitieron el financiamiento genuino en el largo plazo. El plan de estabilización obtuvo en lo inmediato resultados exitosos en el control de la inflación y el aumento en los niveles de actividad. Asimismo, gracias a los ingresos provenientes de la privatización de las principales empresas públicas, se logró mantener equilibradas las cuentas fiscales durante los primeros tres años. Ante estos éxitos iniciales, el gobierno consideró innecesario debatir acerca de la posibilidad de retomar el control de la política cambiaria y monetaria. En este marco, la reestructuración productiva fue orientada por tres programas de reformas sustanciales basadas en las leyes de Reforma del Estado y Emergencia Económica y en sintonía con los lineamientos propuestos por el Consenso de Washington: apertura comercial y financiera, privatización de las empresas públicas y desregulación de los mercados de bienes y servicios. Pero si bien la estrategia antiinflacionaria resultó exitosa, produjo al mismo tiempo fuertes distorsiones en los precios relativos locales, por ejemplo, los precios al consumidor crecieron a tasas más elevadas que los mayoristas debido al aumento de las tarifas de los servicios públicos privatizados, los precios agropecuarios crecieron a tasas más elevadas que los industriales, y los nacionales más que los importados. Por otra parte, hubo fuertes modificaciones de las rentabilidades relativas de los sectores productores de bienes no transables y de los transables, ya que los primeros, al no estar sometidos a la competencia, presentaron rentabilidades operativas mucho mayores. Mientras la expansión del PBI pudo sostenerse con ingreso de capitales extranjeros y privatización de empresas públicas, se mantuvieron los éxitos iniciales del plan, pero luego de la crisis mexicana de diciembre de 1994, y ante el reflujo de los capitales financieros hacia mercados más seguros, se hicieron evidentes las limitaciones propias del modelo implementado y sus adversas consecuencias sobre el tejido social, que se fueron agravando progresivamente. En efecto, lejos de reconocer estos primeros límites de la política económica, los gobiernos que se sucedieron entre 1995 y 2001 terminaron por agudizarlos, deprimiendo cada vez más el consumo interno, recurriendo al endeudamiento externo y favoreciendo la propagación de los diversos mecanismos de valorización financiera del capital, especialmente al final de la década. En efecto, si bien el PBI se expandió notablemente durante los primeros años, a partir de 1999 registra una fuerte declinación que se extiende hasta 2001 y que marca el inicio de una aguda fase recesiva. Estas medidas detalladas anteriormente implicaron profundizar la dependencia de Argentina con las potencias internaciones debido a que nuestra industria local se vio severamente afectada, muchas empresas locales cerraron, se privatizaron empresas nacionales, las empresas extranjeras que invertían en Argentina llevaban sus ganancias a sus países de origen, se incrementaron las importaciones, el país comienza a financiar la deuda externa y afronta el déficit de la balanza de pagos tomando créditos del exterior endeudándose cada vez más, y finalmente frente al quiebre de la convertibilidad al ser insostenible la paridad 1USD=1ARS la deuda contraída por Argentina con el exterior termina siendo mucho mayor, incrementándose de esta manera la dependencia de nuestro país con las potencias internacionales.

5) Vincular la política económica con la política exterior llevada adelante durante los dos gobiernos de Carlos Menem Teniendo en cuenta lo expuesto en la respuesta de la pregunta 4 de este cuestionario, se puede decir que la política económica se relaciona con la política exterior durante estos periodos porque las primeras se aplicaron con foco en poder frenar la inflación y el déficit en la balanza de pagos producido por el incremento de las importaciones y caída de las exportaciones, por otra parte, las inversiones de capital extranjero y la apertura de las importaciones con el objetivo de terminar con la inflación no fue una apertura ordenada, sino más bien una invasión descontrolada de bienes extranjeros que ingresaban al país compitiendo con la producción local de manera atroz y desigual, se produjo un avance del capital extranjero que colocó gran parte de sus inversiones productivas en la compra de activos fijos nacionales, se implicó un debilitamiento de las cuentas externas y una pérdida del ahorro nacional que se volcó hacia el mercado externo, agudizaron el grado de extranjerización de la estructura productiva y contribuyendo a reprimarizar el perfil del sector industrial sin dar lugar a la creación de bases industriales.

6) ¿Cuáles fueron las consecuencias de la aplicación durante 10 años de la convertibilidad establecida por Domingo Cavallo? -

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Consecuencias de la aplicación de la convertibilidad establecida por Cavallo: Fuertes distorsiones sobre los precios relativos locales (los precios al consumidor crecieron a tasas más elevadas que los mayoristas debido al aumento de las tarifas de los servicios públicos privatizados, los precios agropecuarios crecieron a tasas más elevadas que los industriales, y los nacionales más que los importados) lo cual afectó severamente a la industria local limitando considerablemente la posibilidad de mejorar el nivel de competitividad de la producción nacional frente a los productos importados del exterior. Frente a un tipo de cambio fijo, para obtener ganancias, las empresas nacionales se encontraron inmersas en la necesidad de inversión en tecnología y del trabajo aumentando la explotación de mano de obra, aquellas empresas que no pudieron afrontar esta situación ni ser competitivas contra los bienes importados muchas empresas locales se vieron obligadas a cerrar sus puertas o ser vendidas a firmas extranjeras, se privatizaron las principales empresas nacionales. Hubo fuertes modificaciones de las rentabilidades relativas de los sectores productores de bienes no transables y de los transables, ya que los primeros, al no estar sometidos a la competencia, presentaron rentabilidades operativas mucho mayores. Las empresas extranjeras que invertían en Argentina llevaban sus ganancias a sus países de origen dando lugar a la caída del PBI, es decir del nivel de actividad del país. Debido a la explotación de mano de obra y aumento de desempleo se fue deprimiendo cada vez más el consumo interno, produciendo caída del PBI y dando lugar a la crisis recesiva. Se incrementaron las importaciones y cayeron las exportaciones (por la pérdida de competitividad de los productos nacionales frente a los importados) por lo cual se elevó el déficit en la balanza comercial produciendo de esta manera un aumento considerable del endeudamiento externo frente a la necesidad de regularizar la balanza de pagos, además este endeudamiento se incrementó por los créditos del exterior que tomó el país para financiar su propia deuda externa, profundizándose de esta manera la dependencia de Argentina con las potencias internaciones y dejando una Argentina muy endeudada con el sector externo y una moneda devaluada, afrontando una invasión descontrolada de bienes extranjeros que ingresaban al país compitiendo con la producción local de manera atroz y desigual, se produjo un avance del capital extranjero, se agudizó el grado de extranjerización de la estructura productiva y se contribuyó a reprimarizar el perfil del sector industrial sin dar lugar a la creación de bases industriales llevando al país a la recesión.

7) ¿Por qué puede afirmarse que el gobierno de la Alianza (1999-2001) representó una continuidad el modelo dependiente y neoliberal? El gobierno de De la Rúa, dispuso de escasa libertad para corregir e intervenir sobre el rumbo económico. Las últimas medidas del gobierno de Menem contribuyeron a complicar la situación: aumentó el endeudamiento y el gasto público, asumió compromisos a largo plazo con empresas, gobernadores y sindicatos, y aprobó la “ley de responsabilidad fiscal”, que estableció un compromiso para reducir progresivamente el déficit. El aumento del riesgo país como consecuencia de las políticas económicas tomadas en los años anteriores, obligaba a refinanciar la deuda a intereses más altos. En el año 2000 los intereses de la deuda bordeaban el 15% del presupuesto nacional, mientras en 1990 eran de apenas el 5%. A pesar de la extensión de las privatizaciones, durante la década del 90 el endeudamiento creció en 100.000 millones. Por eso, los acreedores y los organismos internacionales de crédito no tardaron en presionar a De la Rúa. Durante la campaña electoral, De la Rúa ya había garantizado la continuidad del régimen de convertibilidad, ya que era un factor muy difícil de cambiar, sobre todo por tres aspectos: a) la gran popularidad de la paridad 1$=1u$s en la opinión pública, poniendo fin a la inflación; b) la alta dolarización de los depósitos y de los pasivos, tanto públicos como privados; c) la oposición peronista en el Senado y la presión de los grupos económicos financieros y de servicios, locales e internacionales.