Cuestionario Del Libro de Robert Spenman, Etica Cuestiones Fundamentales.

Cuestionario del libro de Robert Spaemann, Ética: Cuestiones fundamentales. Editorial EUNSA, Pamplona 2007, 136 páginas.

Views 63 Downloads 0 File size 49KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Cuestionario del libro de Robert Spaemann, Ética: Cuestiones fundamentales. Editorial EUNSA, Pamplona 2007, 136 páginas. Ética Profesional Profesor Dr. Marcelo González Colville Ayudante María Fernanda Carrasco Preguntas: 1).-De acuerdo a lo planteado por el autor ¿Porqué debemos ser tolerantes con los demás? El autor parte hablando del placer y señala que nosotros tendemos a creer que “haciendo lo que nos gusta hacer” podemos acceder a él. Pero no podemos hacerlo si es que no conocemos lo que nos gusta, y más aún si no sabemos qué es lo que debe gustarnos. A éstas condiciones añade la que nos es pertinente: No existen solo nuestros gustos, sino también los de los demás. (Después de este preámbulo descaradamente citaré) “Es por eso una norma ambigua el decir que cada uno debe hacer lo que le gusta. Puede significar que cada uno tiene que habérselas con los gustos de los demás como le apetezca, tolerantemente o de manera violenta e intolerante. Pero puede también significar que cada uno debe respetar los gustos de los demás. Una tal exigencia general de tolerancia limita justamente los propios gustos. Se debe dejar claro que la tolerancia no es de ningún modo una consecuencia evidente del relativismo moral. La tolerancia se funda más bien en una determinada convicción moral que pretende tener validez universal. El relativismo moral, por el contrario, puede decir ¿Por qué debo ser yo tolerante? Cada cual debe vivir según su moral y la mía me permite ser violento e intolerante. Así pues, para que resulte obvia la idea de la tolerancia se debe tener ya una idea determinada de la dignidad del hombre. Por lo demás, el exigir la tolerancia no basta en absoluto para resolver los conflictos entre los deseos propios y ajenos: muchos de esos deseos son sencillamente irreconciliables” Básicamente, debemos ser tolerantes con los demás porque hay ciertas convicciones morales que no siempre calzan con nuestros deseos, pero que tienen una validez universal. Por lo mismo, es lógico que entendamos que, aunque las acciones de los demás no se ajustan completamente con nuestros “gustos”, debemos tolerarlas de todas maneras si se encuentran dentro de un marco que no atente contra la dignidad del hombre. AMEN 2).-¿Cual es la tarea del educador en relación a la ética? Antes de responder a la tarea del educador misma, es necesario comprender que “lo que deseamos es esa realidad, de modo que la experiencia de la realidad y en la activa contraposición a ella alcanzamos a ser nosotros mismos” quien considere esto, “comprenderá que el bien tiene que ver con la experiencia de la realidad, con el hacer justicia a la realidad” Luego… El niño es introducido en la realidad (desde su subjetivo mundo de sentimientos), la que es como es independientemente de nosotros. El educador tiene ante si la tarea de introducir al niño en la realidad que está frente a él y es independiente de él. Ahora los ejemplos del bronce: Rousseau recomendó una vez a las madres que, cuando el niño que tiene en brazos tienda la mano hacia una manzana, no deben buscársela sino que deben llevar al niño a la

manzana (así aprende que las cosas no se dejan dar órdenes y que debemos determinarnos a nosotros mismos). Y esta que es para llorar… Matthias Claudius escribe a su hijo Juan: “la verdad, querido hijo, no se acomoda a nosotros, sino que somos nosotros los que debemos acomodarnos a ella” O sea el educador debe actuar igual que el papi de Juan porque “solamente ante una realidad que nos ofrece resistencia podemos desarrollar nuestras fuerzas”, y si lo hacemos somos felices. AMEN 3).- ¿Qué es lo que denominamos valores y su relación con el gozo? “llamamos valores a los objetos o contenidos de los sentimientos apuntados (distintos tipos de contenidos de la alegría). El contenido valioso de la realidad se nos patentiza en los actos de alegría y tristeza, veneración y respeto, amor y odio, temor y esperanza. La paradoja es que, quien convierte el placer el placer y el bienestar subjetivo en el tema de su vida y en el fin de su actividad no experimentara en absoluto aquel bienestar más profundo que llamamos gozo. Lo experimentará, en cambio, aquel a quien se le manifieste en toda su riqueza el contenido valioso de la realidad, y esté en disposición de sí para poder, como decimos gozar de algo y con algo Esos contenidos valiosos se nos manifiestan paulatinamente y en la medida en que un aprende a objetivar sus intereses 4).- ¿Qué es la formación y cuál es la tarea de la educación? Formación llamamos al proceso de sacar al hombre de su encierro en sí mismo típicamente animal; a la objetivación y diferenciación de sus intereses, y, con ello, al aumento de su capacidad de dolor y gozo. Tarea de la ed.: la de enseñar a los hombres a tener intereses, a interesarse por algo; pues quien ha aprendido a defender sus intereses, pero en realidad no se interesa por nada más que él, no puede ser ya feliz. Por eso la formación, la creación de intereses objetivos, el conocimiento de los valores de la realidad, es un elemento esencial para la vida lograda 5).-¿Cómo debemos actuar éticamente frente a los contenidos de imágenes de miseria que nos muestra la televisión? Importa que la conciencia de la necesidad de ayudar a los demás sobreviva al arrebato pasional de la compasión. La pasión nos pone tan sólo en una primera relación con el valor, pero no por eso crea ya la adecuada respuesta a ese valor. Aquel cuya disposición a ayudar a los hombres en sus necesidades está ligada con el actual sentimiento de compasión, abandonará en breve esa disposición. La pasión viene y va, pero permanecen las cualidades de los valores que se nos revelan gracias al asentimiento, a menudo pasional, de los valores. 6).- ¿Qué criterio ético debemos tener frente al sentido de la justicia de nuestro tiempo? Vivir rectamente significa hacer justicia a la realidad, objetivar nuestros intereses, formarlos mediante el contenido valioso de la realidad. La educación debe hacer al hombre capaz de librarse de la sensación del momento, capaz de hacer lo que quiera. Debe aprender a conducir su vida, más que a dejarse llevar.

Objetivar nuestros deseos e intereses significa primero sujetarlos a una medida común, compararlos entre sí; sólo así será posible que nos podamos poner de acuerdo con nosotros mismo y con los demás acerca de los intereses en conflicto. La justicia es una virtud, es decir, una actitud del hombre. La justicia puede ser exigida a todos, en todo momento y respecto de toda persona, ya que la exigencia de la justicia no requiere más que la relativización de las propias simpatías, deseos, preferencias e intereses. Cuando mi acción afecta los intereses de otro, no basta para justificarla el hecho de que sirva a mis intereses. Puede ser que mis intereses tengan preferencia; pero entonces no será porque sean míos sino porque son más importantes de acuerdo con su contenido. Llamamos justo a aquel que, en los conflictos de intereses, examina de qué intereses se trata y está dispuesto a pasar por alto de quién son los intereses que están en liza. Pertenece la justicia a la disposición de someterse a una instancia imparcial. Justicia es el reconocimiento de una simetría fundamental en relación con los hombres, justamente allí donde se trata a repartir bienes que son escasos. Simetría que no consiste en la igualdad de todos, sino en que las asimetrías deben ser justificadas. Y la justificación debe ser tal que cualquiera que esté dispuesto a pensar justamente esté de acuerdo con esa asimetría. 7).- De acuerdo al sentido de la responsabilidad ética ¿Quién se consideraría como un buen hombre frente a la responsabilidad por omisión y la responsabilidad por incapacidad física? De acuerdo al sentido de la responsabilidad ética ¿Quién se consideraría como un buen hombre frente a la responsabilidad por omisión y la responsabilidad por incapacidad física? La responsabilidad por la omisión de una acción que no es lícito realizar nos afecta lo mismo que la responsabilidad por aquello que no podemos realizar físicamente. Un buen hombre sería aquel cuya conciencia de que “no me es lícito hacer esto” se cambia en “no puedo (físicamente) hacerlo” 8).-¿Cómo podemos distinguir la conciencia ética verdadera de una conciencia errónea? No hay un método seguro o un criterio probado totalmente, si hubiera uno nadie se equivocaría. Una forma de comprobar si se sigue a la conciencia o a un capricho es la disposición a controlar, a confrontar el propio juicio con el de otros. Sin embargo, este criterio tampoco es seguro. Se da el caso de que uno está convencido de que quienes lo rodean no tienen la razón Piensa en el hecho de que los más inteligentes estén en el lado falso se basa en lo contingente de la situación. 9).-¿Qué es lo que hace que una acción sea buena? “La bondad de un acto tiene que ver con la atención, con una mirada limpia a la realidad” (101). Es la voluntad que se deja obligar por la conciencia y considera la realidad total de su proceder, y no se engaña a sí misma refugiándose solo en la buena intención de aquel proceder. En un modo más simple, para que una acción sea buena, debo siempre considerar a los que se ven afectados por esa acción. Así, lo que hace que una acción sea buena es el tener en cuenta la realidad (105).

Nadie quiere el mal como tal. El mal sucede cuando se persigue un bien, pero causando o aceptando un mal, es decir, buscar un bien pero sin considerar la realidad. A pesar de querer un buen fin, el medio para conseguirlo puede no ser el indicado y es ahí cuando sucede un mal. 10).-¿Cuál ha sido la influencia que ha ejercido el cristianismo frente a nuestro actuar ético y frente a la justicia, la injusticia y el perdón? Como se explica en la pregunta anterior, una acción buena es la que “hace justicia a la realidad” (103). En esto, el evangelio dice: “No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”. Nuestro actuar ético debe ser justo con la realidad, es decir, se debe tratar a cada hombre como un ser que es un fin en sí mismo, no como un medio parta otro fin. También debemos comportarnos de acuerdo a la naturaleza de cada cosa, respetando su valor propio (el valor propio de los animales, el valor propio de las plantas, etc). Para el cristianismo, el amor es lo que hace bueno a un hombre. Esto acrecienta el sentido de los valores, ya que nos hace más perspicaces en la observación de la realidad y así se nos limitan las posibilidades de hacer algo injusto (109). El hombre puede reconocer la culpa de su propia limitación, luego decir que la limitación de los demás es por su ignorancia, y así perdonarlos si hacen algo injusto (110). El cristianismo comprende que todos necesitamos el perdón, pero solo podrá exigirlo quien cierre los ojos a la injusticia y esté dispuesto a perdonar. Para el cristianismo el perdonar es más alto que ser justo. 11).- Qué papel juega nuestra serenidad frente a la posibilidad de los cambios frente a la vida? Frente a los cambios que nos suceden en nuestra vida existen tres posibilidades: fanatismo, cinismo y serenidad. El fanatismo está afincado en la idea de que no existe más sentido que el que nosotros damos y ponemos. El cinismo es lo contrario al fanatismo: es la renuncia al sentido. El cinismo considera la acción bajo el acontecer mecánico y cree en el derecho del más fuerte. En el fondo, tanto el fanatismo como el cinismo están de acuerdo desde el principio en que la realidad que rodea nuestras acciones, que les sirve de presupuesto y en la que desembocan no tiene sentido. Una acción con sentido solo puede darse si nos situamos en una relación positiva con la realidad que nos depara el marco con nuestra acción: esta posición es la serenidad. “La actitud razonable del hombre frente al destino, tal como lo ha señalado la filosofía de todos los tiempos, la denominamos serenidad” (p.119). La serenidad es la actitud de aquel que acepta voluntariamente, como un límite lleno de sentido, aquello que no podemos cambiar. Lo que no podemos cambiar ocurre de todos modos y precisamente debemos estar a buenas con ello, pues de otra manera tampoco podemos estar a bien con nosotros mismos, ya que nuestra propia existencia es destino. La serena aceptación de la realidad es la condición para que el hombre pueda vivir amistosamente con sus semejantes y consigo mismo; la condición por tanto de una vida feliz, y la condición para que el sentido subjetivo de la vida no sea desmentido por la realidad. La resignación ante lo inevitable es verdaderamente humana solo si lo inevitable se muestra realmente como tal. Y solo puede mostrarse a aquel que ha llegado efectivamente hasta el límite y no ha dejado de intentar llegar más allá de las fronteras de lo imposible por miedo a darse un golpe. (Es decir, la serenidad no es pasividad porque se ha llegado a un límite del intento por cambiar la realidad).

En resumen, la serenidad es la actitud razonable frente a lo que no podemos cambiar de nuestra realidad. Es aceptar voluntariamente lo que nos pasa y es la condición para una vida amistosa con los otros y con nosotros mismos, es decir para una vida feliz. 12).- ¿Existe algún sustituto para la serenidad? “No existe sustitutivo alguno para la serenidad, nunca y bajo ninguna circunstancia, sobre todo bajo las malas; pero existen muchas circunstancias que dificultan vivirla. Y pertenece a las fundamentales obligaciones del hombre para con sus iguales, el facilitarles la serena aceptación del destino” (pp. 123-124).