Cuentos Que Curan

Estos dos cuentos fueron escritos por invitación de Bernardo Ortin para su libro “Cuentos que curan”. Debían estar escri

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Estos dos cuentos fueron escritos por invitación de Bernardo Ortin para su libro “Cuentos que curan”. Debían estar escritos para ayudar a curar la herida de alguien. Escribí dos. Uno pensando en una consulta que me habían hecho recientemente y otro pensando en una herida propia. En un ataque de insensatez Bernardo y Trinidad, los autores decidieron incluir los dos.

“CUENTOS QUE CURAN. Conocerse mejor con el poder terapéutico de los cuentos “ Bernardo Ortin y Trinidad Ballester Editorial: OCEANO-AMBAR Colección: EL JARDÍN INTERIOR ISBN: 9788475562254

“ LA SEMANA”

Un recurso de protección de menores es el acogimiento familiar de los mismos, durante un tiempo, hasta que puedan regresar con su familia. En muchas ocasiones, cuando los menores regresan y los acogedores no están seguros de que su situación familiar ha mejorado suficientemente, sienten (y lo sé por experiencia) que el acogimiento no ha tenido sentido.

Tú sabes que nuestro club, a pesar de ser uno de los grandes equipos de la Primera División, se creó, hace más de 75 años, para que los chavales del barrio se beneficiaran de practicar un deporte de equipo como el fútbol. Poco a poco, se fueron creando equipos de distintas edades y el primer equipo, el de los más mayores, fue escalando categorías hasta la primera categoría nacional.

Como miembro destacado del club conoces de sobra la tradición de “ la semana” . Te he llamado para hablarte de un secreto sobre la misma. Te lo revelaré a ti y si aceptas mi propuesta, lo guardarás hasta que tu mismo decidas transmitirlo a otra persona. Desde un principio se impuso la costumbre de que cada jugador, de cualquier categoría, entrenara, al menos una semana, con el equipo de la categoría superior. Se pensó que esto influiría positivamente en la motivación de todos ellos y les ayudaría a esforzarse en mejorar. Sin embargo cuando el fútbol se fue convirtiendo en algo más que un deporte, y cantidades enormes de dinero comenzaron a manejarse en las categorías profesionales, los fichajes de figuras de otros países o clubes comenzaron a impedir que los jóvenes de la cantera llegaran al primer equipo. Fue entonces cuando alguien planteó que la tradición era de una crueldad insultante. Que todos los jóvenes del equipo filial fueran sucesivamente entrenando con los del primer equipo, si sólo uno o dos de ellos llegaría a jugar en Primera División, no sólo no era motivador, sino simplemente una tortura. Un enconado debate se abrió al respecto entre los miembros de la Junta Directiva. Al final se encargó a una comisión de expertos que analizaran la cuestión y, sobre todo, que ofrecieran datos de si la tradición servía para algo. Durante meses los expertos repasaron los datos de promoción de los jugadores de una categoría a otra y los compararon con los obtenidos de otros clubes. Finalmente en una Asamblea General la comisión expuso sus conclusiones: -

Hemos encontrado que nuestro club tiene un porcentaje del 10% más de promoción de la cantera al primer equipo que los competidores. Creemos que esta diferencia sí es atribuible a la tradición de “ la semana” pero pensamos que este efecto no justifica el sufrimiento de todos aquellos canteranos que se quedan con “ la miel en los labios” . Nuestra opinión es que tan sólo deben entrenar con el primer equipo aquellos jugadores del filial que apunten posibilidades de jugar en Primera División.

Cuando ya el presidente de la Asamblea se disponía a someter el asunto a votación, desde el fondo de la sala una antigua estrella del club, pidió la palabra: -

Propongo que en lugar de el Sí o el No a “ la semana” se vote qué porcentaje de promoción justificaría que se mantuviera y que se me concedan dos temporadas para trabajar en ello.

A la mayoría de la Asamblea la propuesta les pareció descabellada, pero todos recordaban los momentos de gloria que su promotor había

supuesto para el nuestro club. La Asamblea estimó que un 20% sería suficiente para que “ la semana” tuviera sentido. Aquel personaje, que se dedicaba entonces a entrenar al equipo filial, había repasado en su memoria “ su semana” con el primer equipo cuando él sólo era un jugador mediocre de los juveniles. A su cabeza sólo venía la imagen de la cara y los gestos de admiración de varios jugadores del primer equipo cuando en uno de los entrenamientos, él consiguió meter un bonito gol. Luego en su carrera profesional consiguió meter muchos más goles. Más bellos, más difíciles, más importantes… pero siempre le venía a la cabeza aquel gol. Con este sentimiento no podía dejar desaparecer la tradición de “ la semana” porque formaba parte de su vida. Y comenzó a trabajar. Dos años después llegó el momento de rendir cuentas ante la Asamblea. Los datos eran contundentes. En la segunda temporada, 2 de los 23 jugadores del segundo equipo comenzaron a jugar en la Primera División, y para la próxima temporada, el equipo técnico había propuesto la promoción de 4 más. Comparado con los datos de otros clubs se llegaba al nivel que la Asamblea había acodado y, por tanto, se decidió seguir con la tradición de “ la semana” , siempre que el viejo entrenador se encargará de ella o una persona de su confianza. Yo fui la primera persona a la que él confió su secreto y tú eres quien yo he elegido para su continuidad. Así que, si aceptas, ponlo en práctica y en su momento transmítelo a tu sucesor. La clave no es que los chavales entrenen una semana con los de la Primera División. La clave es que durante la misma metan un gol. Para ello deberás trabajar duro y con discreción. Cada vez que un chaval vaya a entrenar con el primer equipo habla en privado con tres o cuatro jugadores del mismo, sin que cada uno de ellos sepa que has hablado con los otros. Pídeles, por favor, que en los partidillos sean generosos con el chaval y que, si pueden, les pongan el balón “ a tiro” . Así es fácil que el chaval consiga marcar al menos un gol y, te aseguro, que los primeros que se dirigirán a felicitar con admiración al chaval son tus cómplices secretos que no le facilitaron ese pase. Sólo tienes que hacer esto. No te puedo asegurar que ese chaval sea de los que la temporada siguiente pasen al primer equipo, pero si te aseguro que en todo caso, ese gol le ayudará a resistir la decepción de no hacerlo. Por cierto, yo soy uno de ellos. Nunca jugué en Primera División pero mi vida es el fútbol y muchas veces les cuento a mis nietos el gol que le marqué al mítico portero que ganó cuatro veces la Gran Liga. Y también me acuerdo de tu gol, en el que por cierto… no intervino ninguno de los “ tutores” que yo había preparado.

LO MEJOR PARA EL PRÍNCIPE

En una ocasión una joven madre necesitó consultarme sobre un tema que le preocupaba frecuentemente. Relataba haberse sentido rechazada o no querida por su propia madre, y cada vez que perdía la paciencia con su hija, le angustiaba “ser la madre que ella tuvo”. Su historia me conmovió, quedó en mi corazón y ahora ha inspirado este cuento.

No hace mucho tiempo, en un país oriental, pequeño pero muy rico, sus jóvenes Reyes tuvieron su primer hijo. La seguridad del heredero pasó a ser una cuestión de Estado prioritaria y, por ello, el Rey y la Reina deberían viajar, a partir de ahora, en aviones distintos. Así que el Rey ordenó a sus ministros que se buscara y seleccionara la mejor tripulación para el avión de su esposa y el Príncipe. Al cabo de unas semanas, los ministros le comunicaron que ya tenían una propuesta al respecto: - Majestad – habló el Ministro de Transportes – hemos localizado a la mejor tripulación del mundo. Todos sus componentes se han formado en las mejores escuelas de aeronáutica e ingeniería; tienen una experiencia contrastada y, sobre todo, ninguno de ellos ha tenido un solo accidente o situación comprometida en sus muchas horas de vuelo o de servicio-. El Ministro de Hacienda, añadió: - Lógicamente, en la actualidad, son los mejor pagados del mundo puesto que las mejores compañías aéreas se los disputan. Tendremos que pagarles una fortuna para que quieran venir a trabajar para el Príncipe, pero podemos permitírnoslo.El Rey quedo pensativo unos segundos y, finalmente, preguntó: -¿Y que más opciones tenemos?Sus ministros se miraron con cara de no entender la pregunta. Al final uno de ellos se atrevió a susurrar: - Majestad, no hay una opción mejor que ésta.El Rey replicó: - ¡Todas las compañías han sido informadas que buscamos una tripulación! Y... ¿nadie se ha ofrecido?.-

Los ministros sonrieron: - ¡Sí, claro! ¡Cientos de pilotos, de mecánicos de vuelo, etc.! Quieren el puesto…! Pero ninguno puede igualar a los miembros de la tripulación que le proponemos. Cada uno de ellos es el número 1 en su puesto. ¡Si usted supiera la de propuestas disparatadas que hemos tenido! ¡Es para mondarse de risa!Al oír esto último el Rey les miró intrigado y añadió: - ¿Por ejemplo?El Ministro de Educación, sonriendo todavía, se atrevió a decir: - Tuvimos el ofrecimiento de una grupo de cinco aviadores y mecánicos que se conocieron en una terapia de grupo. ¡Imagínese, Majestad! Lo asombroso es que todos estaban en terapia para superar las secuelas de alguna experiencia traumática en su carrera profesional. Accidentes fatales de los cuales han sobrevivido de milagro; situaciones peligrosas debidas a algún error cometido por ellos o por otros… Todos han sido retirados del servicio por sus compañías hasta que estén en condiciones de volver a volar… ¡Y se les ocurre optar a ser la tripulación de un príncipe heredero! ¿Qué más prueba necesita de sus trastornos?El Rey escuchó atentamente y preguntó: - ¿Cuánto piden? – Sus ministros no daban crédito: - ¿Qué más da? Dijo uno de ellos.Pero el Rey seguía esperando la respuesta. Al final el Ministro de Hacienda, tras rebuscar nerviosamente en un montón de papeles de una de sus muchas carpetas, contestó: - ¡Ah! ¡Aquí está! A ver… Debe ser un error… No piden más que alojamiento, comida y algo de dinero para sus gastos cotidianos… Dicen querer el puesto para poder tener de nuevo la experiencia de volar y de sentirse útiles.El Rey simplemente susurró: -Está bien – Y dando media vuelta comenzó a dirigirse hacia la puerta. Mientras caminaba añadió: - ¡Contraten a la tripulación!... Los ministros sonrieron mientras comenzaban a cerrar sus carpetas y carteras.

- ¡A los de la terapia! – añadió el Rey. El silencio se podía cortar en la sala por lo que el Rey, al llegar a la puerta, se volvió para ver la cara de desconcierto de sus ministros. Tras unos instantes añadió: - Quiero para mi hijo y la Reina a los que han pasado por momentos difíciles. No quiero a un grupo de pilotos convencidos de su superioridad y de que se merecen ser mi tripulación. Les aseguro que los de la terapia, cada vez que haya que volar, recordarán las experiencias pasadas y revisarán hasta el último detalle… una, dos… y hasta cinco veces, si hace falta. Ustedes si quieren contraten a los excelentes para sus aviones pero el Príncipe volará con estos.Y cuando los ministros comenzaban a entender, el Rey añadió: - Y por cierto… ¡páguenles lo mismo que le iban a ofrecer a los números 1!

F. Javier Romeu Soriano Psicólogo. Técnico de la Generalitat Valenciana y familia acogedora