Cuento Infantil

La navidad extraordinaria de Uriel Autor: Christian Ordinola Galarraga Personajes Uriel Mama de Uriel (Rosa) Papá Noel

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La navidad extraordinaria de Uriel Autor: Christian Ordinola Galarraga

Personajes Uriel Mama de Uriel (Rosa) Papá Noel

Uriel Hace mucho tiempo atrás, había un niño que se llamaba Uriel, aquel niño pasaba todo el tiempo alegre, en todos los lugares, se reía cuando veía los carros pasar, se reía muchísimo cada que la vecina le gritaba a su perro ¡Canela, ven aquí!, ya que le causaba mucha gracia, pero ni hablar de lo mucho que se divertía cuando las cucarachas de la casa asustaban a la mamá. La mamá se llamaba Rosa, Rosa les tenía muchísimo miedo a las cucarachas, no podía ver una sola porque salía corriendo mientras gritaba ¡Saquen esa cucaracha de la casa! ¡Saquen esa cucaracha de la casa!, y cada vez que Uriel escuchaba los gritos de su mamá, no salía a ayudar a la mamá ya que sabia que las cucarachas no hacen ningún mal, solamente se quedaba a reírse en su habitación mientras escuchaba como gritaba su mamá, solía reírse tanto que hasta lloraba y en ocasiones le dolía el estómago de tanto reír. Entonces ¿Qué le sucedía a Uriel? ¿Por qué se reía tanto? Muchos creen que es algún tipo de enfermedad o trastorno que el posee, pero la familia sabe, que desde que Uriel nació, no lloraba, cuando nació se le vio una gran sonrisa resplandeciente que alegro hasta al mismo doctor que lo sostuvo en el momento de nacer. Cada que Uriel ríe por algún acontecimiento, de alguna manera, aunque la familia este un tanto deprimida o triste, esa sonrisa escandalosa que llega hasta los oídos de los vecinos, de alguna manera trae felicidad a la familia. Incluso hace un año se murió la abuela, mama de Rosa, todos asistieron al funeral, hasta Uriel, pero este funeral fue algo diferente, extrañamente la gente no lloraba, simplemente estaban en silencio, aun Rosa, la hija. De alguna manera extraña, Uriel solo vio el cuerpo inerte de la abuelita y con una sonrisa enorme dijo: Mi abuelita esta en el cielo, está muy feliz y muy contenta. Todos se quedaron asombrados con esas palabras, aun así, nadie hablo, ni lloró en todo el funeral. Este niño era muy diferente a los demás, a donde iba la gente se ponía contenta. En la fila de un banco, Uriel llegaba y la gente cambiaba su expresión facial, como si le hubieran contado un buen chiste. De esta forma Uriel fue creciendo de apoco, hasta que tuvo sus primeros 7 años.

La primera navidad de Uriel A los 7 años, mamá y papá ya le habían platicado de diferentes historias a Uriel. Sobre los tres cerditos, que llegaba el lobo y soplaba tan fuerte que tumbaba las casas más débiles, hasta que no pudo tumbar la casa mas fuerte. Caperucita roja y el Lobo, donde el lobo quería comerse a caperucita, pero esta no se dejó y llego hasta la casa de su abuela, la historia de pinocho, blanca nieves, cenicienta y muchas historias más. Además, los padres también le habían dicho de los monstruos del armario, los que están debajo de la cama y hasta la llorona, pero Uriel no le tenia miedo a ninguno de ellos, es más, cada noche se agachaba y veía debajo de su cama porque quería saludar al monstruo que vivía allí, pero nunca encontraba nada. De la misma forma iba todas las noches al armario a buscar el monstruo que vivía ahí pero tampoco lo encontraba, por último, esperaba casi toda la noche hasta escuchar a esa mujer llorando, esperando para ayudarla a buscar a sus hijos, pero nunca la escucho. Los padres, además, le habían contado a Uriel sobre el famosísimo Papá Noel, ese señor barbudo de cabello blanco y con una barriga enorme, que entraba por la chimenea a dejarle regalos a los niños que se portaban bien. ¡Este si debe ser real! – Dijo Uriel – como en las anteriores navidades, no habían podido estar en casa, papá Noel nunca llegaba a dejar los regalos, ya que no le dejaban su vaso con leche y galletas. Por eso Uriel siempre espero el día para poder estar esa noche ahí. Aunque en ocasiones también se preguntaba si era por que la chimenea era muy pequeña y no entraba ahí. Pero no le importaba mucho ya que solo quería ver a papá Noel. Esperó con muchas ansias a que llegara la noche de navidad, ya que no faltaba mucho para que llegue, aun así, Uriel se movía para todos los lados, con su gran sonrisa, esperando a que llegue la navidad y con ella papá Noel. El día de navidad Paso el día justo como quería que pasará Uriel, fue entonces que quiso quedarse despierto toda la noche hasta que llegará papá Noel, entonces los padres le dijeron: Uriel, vete a

dormir, por que sino papá Noel no vendrá a visitarnos y no te traerá tus juguetes que tanto los has esperado. Uriel no dijo una sola palabra, simplemente caminó hasta su habitación para ir a dormir. Una vez estando en su habitación, él no podía dejar de pensar en papá Noel, en como entraría en aquella chimenea tan chiquita, si el es un hombre grande y gordo según el papá. De repente, en un solo parpadear, empezó a escuchar un ruido muy extraño, este ruido provenía de la sala, fue entonces que Uriel, abrió la puerta de su habitación lentamente para ver quién era que estaba en la sala y despacio bajó las escaleras observando de forma breve la sala, seguía escuchando pasos en la sala, pero no sabía de dende salían ya que no veía nada, y de la nada, casi como por arte de magia, algo rojo se hizo enorme, era como una enorme pelota roja, Uriel fue rápido a encender la luz, y cuando la encendió vio a aquella gran pelota roja, que resulto ser nada mas y nada menos que papá Noel, Uriel no se asustó, pero si se sorprendió muchísimo. ¡Papá Noel! Gritó Uriel –, creí que no ibas a llegar dijo, mientras corría a abrazarlo. Papá Noel atónito, no sabia que decir, simplemente se quedo callado ante el gran abrazo de aquel pequeño niño, entonces Uriel le dijo: Papá Noel, creí que no entrarías por la chimenea, creí que te ibas a quedar atorado o que entrarías por otro lugar, por eso te dejé la llave en el techo para que puedas usarla y entrar por la puerta. Pero veo que, si has podido entrar por la chimenea, pero… ¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo entraste por esta chimenea tan chiquita? si tu eres un señor muy grande y gordo. Papá Noel no sabía que decir, pero Uriel no dejaba de preguntarle lo mismo, le jalaba el pantalón preguntándole y preguntándole, hasta que por fin le dijo la verdad. Papá Noel le dijo: ¿Niño cómo te llamas? Yo me llamo Uriel – contestó – Mira Uriel, yo me tomé esta posición que me ayuda a encogerme para así poder entrar a cualquier chimenea sin tener que hacer ruido, ¿Ves esta pócima de acá? Si la veo – dijo Uriel – Pues esta pócima de acá es para regresarme a mi estado original, ya que si no la tomo no podría ser grande de nuevo y tendría que esperar mucho tiempo hasta que se acabe el efecto de la pócima escogedora. Uriel estaba muy sorprendido, se le notaba en sus ojos brillantes como la luna, no podía creer que existiera una pócima para hacerse pequeño. Entonces le pidió a Papá Noel que le de un poco de esa pócima para que pueda hacerse pequeño. Papá Noel se negó rotundamente a darle la pócima ya que era algo muy

especial que le habían preparado los duendes del polo sur. Espera, espera, espera – dijo Uriel - ¿Del polo norte? ¿Qué acaso tu no eres del polo norte? Si, claro que lo soy – dijo Papá Noel – Uriel no entendía nada, y le dijo: como es que tú, Papá Noel, que eres del polo norte dices que los duendes del polo Sur prepararon las pócimas para hacerse pequeños. Si – le dijo Papá Noel – claro que son del polo sur, es que son duendes extranjeros que nos visitaron esta navidad. A Uriel le causo mucha risa lo que dijo Papá Noel, ya que jamás había creído que existieran los duendes extranjeros. Fue entonces que Papá Noel se dio cuenta de la hora, rápidamente dijo: Ya tengo que irme, espero te hayan gustado los regalos que te dejé debajo del árbol, y justo antes de que se fuera Papá Noel, Uriel tomó prestada la poción de hacerse pequeño, pero se olvidó de la otra poción para hacerse del tamaño normal. Una vez, Papá Noel se fue, Uriel se tomo un poquito de aquella pócima, para poder hacerse pequeño, y en cuestión de minutos, ya era pequeño, pero solo en estatura, brincaba y brincaba, tratando de llegar al cordón que colgaba del mueble, y así pudo jugar con muchos de sus juguetes ya que prácticamente eran del mismo tamaño. Pasó un momento y Uriel ya quería volver a ser del tamaño que era de nuevo, y exclamo ¡No puede ser! Papá Noel se llevó la otra poción para volver a ser como era antes, y encima no podía contactarlo, ya que él no contaba con celular para poder llamarlo, ¡entonces Uriel, que no podía crecer, recordó que Papá Noel había dicho que con el tiempo se le pasaba el efecto a la pócima! Entonces Uriel tuvo que esperar hasta la mañana para poder abrir sus regalos ya que no podía por que era muy pequeño para poder abrir esos regalos tan grandes. Paso la madrugada hasta la mañana, a minutos de que el papá y la mama se despertaran Uriel volvió a ser grande y todo regreso a la normalidad, pero aun así Uriel estaba muy entusiasmado por ver que era lo que Papá Noel le había traído desde el polo sur con sus duendes. Abrió todos los regalos rápidamente y brincó de la emoción ya que le había traído justo lo que quería, el muy contento le enseñó a la mama todos los juguetes que

Papá Noel le había traído, el muy emocionado empezó a jugar con todos aquellos juguetes. El fin de año se acerca Aun Uriel cargaba para todos los lados la pócima de escoger, pero el no la usaba, la llevaba para todos lados, cada que salía con la mamá o solo a comprar a la tienda lo tenía con él, el fin de año se acercaba y no sabia en que usarla, aun así, no la usó para nada en todo lo que restaba del año, hasta que llegó el día 31 de diciembre, Uriel tenia bien guardada la pócima para encogerse, fue entonces que mientras estaba en su habitación se le apareció un hada, un hada muy hermosa, esa hada le hablo a Uriel y le dijo: Uriel, vengo de parte de Papá Noel, me mando a decir que por favor le devuelvas la pócima para encogerse. No la tengo – dijo Uriel – Se me calló cuando salí a comprar. No digas que no la tienes – dijo el hada – sé que la tienes Papá Noel nunca se equivoca, así que dame ya la poción antes de que te haga volar con mi polvo mágico. Fue entonces que Uriel le dio rápidamente la poción para encoger, y el hada se fue lentamente hasta que desapareció. Uriel se había quedado sin pócima y ya no sabia que hacer ya que quería usarla antes de que termine el año para de esta forma sorprender a los demás, de que tenía una pócima para encoger. Pero ya no podrá hacerlo ya que el hada se le llevo la pócima. De pronto y de la nada empezaron a tocar la puerta del cuarto de Uriel, muy fuerte, muy fuerte y de pronto…. Pfff. Uriel despierta del profundo sueño que había

estado

teniendo,

se

levantó

rápidamente a ver que había sucedido, y era precisamente la noche de navidad, todos los regalos estaban debajo del árbol, la familia estaba cantando villancicos y todos estaban en la sala celebrando. Fue entonces que Uriel se dio cuenta que el regalo más hermoso en la navidad, es la familia y que eso no se compara a ningún otro regalo ni pócimas.

FIN