Cuatro tramas: Orientación para leer, escribir, traducir y revisar (edición digital)

Grosman, Paula Cuatro tramas: Orientación para leer, escribir, traducir y revisar / Paula Grosman y María Alejandra Roga

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Grosman, Paula Cuatro tramas: Orientación para leer, escribir, traducir y revisar / Paula Grosman y María Alejandra Rogante. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: el autor, 2009. 208 p. ; 28x20 cm. ISBN 978-987-05-7141-4 1. Técnicas de Redacción. 2. Traducción de Textos. 3. Comprensión Lectora. I. Rogante, María Alejandra II. Título CDD 808.027

Editoras responsables: Paula Grosman y Alejandra Rogante Contacto: [email protected] FB: CuatroTramas Grosman Rogante IG: cuatrotramas Fotografías: Silvina Rodríguez (edición impresa) / Rocío Pedroza (edición digital) Edición: Judith Gociol Desgrabaciones: Carolina Sotolano Diseño: GrupoNotiet (www.gruponotiet.com) Armado: Valeria Goldsztein (www.esezeta.com.ar) Producción editorial: Tres Almenas (www.tresalmenas.com.ar) Este libro fue realizado con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes. 1ª edición digital, 2020 Licencia Creative Commons 1ª edición impresa, 2009 © Paula Grosman y Alejandra Rogante, 2009 Impreso en la Argentina / Printed in Argentina Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723. Tirada: 700 ejemplares ISBN: 978-987-05-7141-4

Alejandra Rogante

Paula Grosman

Las autoras son traductoras científico-literarias de inglés y traductoras públicas. A lo largo de su carrera docente, dictaron diferentes materias de los traductorados de inglés del Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg y J. R. Fernández, donde siguen ejerciendo la práctica docente, además de coordinar talleres y seminarios en los campos de traducción y revisión. Estuvieron a cargo de pasantías a distancia para la Universidad Autónoma de Barcelona y recibieron el Primer Premio del concurso de Traducción Científico-Técnica del Cono Sur de la Unión Latina (2002). Como resultado de su práctica docente y profesional, ofrecen en esta obra reflexiones, ejercicios y entrevistas que invitan a leer, escribir, traducir y revisar. Cuatro tramas: Orientación para leer, escribir, traducir y revisar se elaboró y publicó con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes de Argentina.

Prólogo Según Gérard Genette, las tareas que emprende el escritor de un prólogo incluyen, entre otras, poner de relieve la unidad del objeto acerca del cual se expresa con el fin de instaurar un criterio de homogeneidad en un conjunto que, de otro modo, correría el riesgo de ser tenido por “contingente”. Aquí, sin embargo, al amparo del Prólogos con un prólogo de prólogos, de Borges, elijo alabar la diversidad como elemento de valor en una obra que tiene como eje una práctica en esencia diversa: la traducción. En este libro las autoras, honestas y generosas, abren las puertas de su práctica docente y profesional en la traducción e invitan el ingreso de un lector-escritor-intérprete autorizado y habilitado a construir sus propios criterios sobre el leer, el escribir, el traducir y el revisar. La reflexión sobre el propio hacer, las horas dedicadas a revelar, como un maestro a su aprendiz, los caminos de la labor de traducir, millones de palabras traducidas, leídas, escritas y revisadas, se plasman en este proyecto devenido libro que permite experimentar en distintos modos de trabajar con la palabra. Corresponde advertir, sin embargo, que quien espere encontrar aquí dogmas y reglas de oro se sentirá defraudado. Con claridad y precisión, con paciencia y sin alardes, estas traductorasdocentes proponen una oferta rica en desafíos que involucran al lector en la construcción de su propio texto: es posible elegir los ejercicios y aun reinventarlos de acuerdo con la propia conveniencia y los propios intereses. Saltear lecturas. Cambiar el orden de los capítulos. Muchos destinatarios distintos pueden encontrar lo que buscan y enriquecer su experiencia particular con la propuesta integral de la obra. Aquel a quien le interesa leer podrá asomarse a los incontables avatares de la traducción. Quien se dedica a la corrección tendrá la oportunidad de reencontrarse con la actitud ante la lectura pausada, por mero placer. El traductor se ejercitará en la escritura, y el escritor podrá aprehender nuevas herramientas para revisar sus textos. En un reflejo fiel a su concepción de la lectura y la escritura, las autoras proporcionan una plataforma a partir de la cual el lector atento y dispuesto se convertirá, por necesidad, en escritor, en traductor y en revisor, y de ese modo, logrará una nueva mirada que le permitirá descubrir quehaceres ocultos tras las palabras. Elena Odriozola

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Dedicamos la primera edición

digital de este libro

A nuestros hijos: Alma, Valentino, Betania y Marcos. A Adrián y Gustavo. Y a nuestros padres: Delia, Julio, Rosita y Mario.

Agradecemos a Elena Odriozola por las largas horas de conversación que fueron

el germen de este libro, la mirada inteligente, comprometida y cómplice, y las palabras justas en el momento justo; a Judith Gociol por el empujón inicial, la orientación en todo el proyecto y la generosidad intelectual; a Patricia Odriozola por los comentarios entendidos y alentadores; a Dora Candás por sus incontables enseñanzas sobre traducción, pero también sobre humildad y generosidad; y a Silvina Ladislao y Ana Lis Salotti por el apoyo y el entusiasmo permanentes, y por la colaboración para la resolución de los ejercicios. Además, agradecemos el valioso aporte de Gloria Ladislao, Liliana Furman, Andrés Spokoiny, Alejandro Rapoport, Ricardo Czikk y Fabiana Grosman en relación con las traducciones de la Biblia en el cristianismo y en el judaísmo. A Gloria le agradecemos especialmente que nos haya acercado a los versículos citados en latín y en griego, que sin su ayuda no habríamos podido leer. En el terreno informático, agradecemos a Gabriela Luna, quien con su acostumbrada buena disposición y ojo clínico revisó el artículo sobre localización de software, y a Andrés Topolanski y Nicolás Delucchi por sus claras explicaciones sobre la evolución de los sistemas operativos. También agradecemos a Carolina Sotolano por ayudarnos con la búsqueda de información sobre distintos temas y ocuparse laboriosamente de desgrabar las entrevistas; a Márgara Averbach por su aporte sobre la traducción literaria; a Silvina Rodríguez por una sesión fotográfica genial; a Anita Calarco y a Diego Rosemberg por contestar a nuestras preguntas y pedidos con entusiasmo, y a Claudia Roqueta por escuchar y acompañar. Finalmente, agradecemos a nuestros entrevistados: Ana Basarte, Vicente Battista, María Cristina Pinto y Claudia Piñeiro, por sus ganas de compartir sus vivencias y conocimientos.

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Suerteparamí Había una vez un juego que festejaba la coincidencia: cuando dos personas decían lo mismo al mismo tiempo, soltaban como un rayo: ¡Suerteparamí! De dónde salió el juego no tenemos idea; estuvo siempre ahí, listo para activarse ante la coincidencia. Algo así como comentarla sin decir mucho. Solo eso: suerteparamí. Todavía hoy, quizá como una expresión de nostalgia, algunos lo seguimos jugando y, sin pensar, nos sale con fuerza esa especie de palabra cuando el otro dice lo mismo que nosotros. Con cada suerteparamí, nos convencemos más de que la originalidad es un bien escaso, reservado a unos pocos. Los demás nos topamos todo el tiempo con nuestras propias ideas. Si está todo dicho, entonces, ¿por qué este libro? Somos traductoras y docentes de traducción, y pasamos largas horas revisando traducciones de colegas o de nuestros alumnos. Esas traducciones —como las nuestras— incluyen aciertos y desaciertos en distintas proporciones. Aunque por lo general destacamos unos y otros con la misma fuerza, en especial cuando actuamos desde el rol docente, este libro tiene más que ver con los desaciertos o problemas y con los modos en que podemos transformarlos en aciertos o soluciones. Los problemas que encontramos al revisar traducciones no siempre se relacionan con el manejo de idiomas. Es muy común que surjan de tropiezos en la lectura o en la escritura, o en la interpretación o reexpresión (si usamos la jerga del traductor). Pero la traducción es solo un ejemplo acotado de los contextos en los que la lectura y la escritura nos hacen trastabillar. En los últimos años, tuvimos acceso frecuente a textos escritos por la doctora en psicología de la educación Paula Carlino y a otros que se tradujeron al español a su pedido.1 Muchos de esos textos se ocupan de las dificultades para leer y escribir en la universidad y según las exigencias de culturas discursivas específicas.2 La mayoría de los alumnos universitarios, no importa la especialidad que sigan, pueden sentirse perdidos, o por lo menos mareados, a la hora de leer o escribir para sus materias. Hace algún tiempo empezó a identificarse en distintos continentes la necesidad de integrar a la transmisión de contenidos estrategias para que los alumnos aprendan a leer y a escribir sobre esos contenidos. Específicamente en el nivel superior, docentes de diversos campos se dieron cuenta de que a muchos de sus alumnos les cuesta entender el material que tienen que leer para las diferentes materias y expresarse por escrito según las convenciones de esos campos. 1

  En el marco de la Residencia en Traducción, Traductorado de Inglés del Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas Juan R. Fernández de Buenos Aires, cátedra Odriozola. 2   Paula Carlino, Escribir, leer y aprender en la universidad – Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005.

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Por todo lo anterior, ¡suerteparamí! A su vez, no sería justo decir que los problemas de lectura y escritura afectan solo a traductores y estudiantes. En realidad, pueden aparecer donde sea, siempre que se lea o se escriba: en la calle, en los medios gráficos, en la universidad. Nuestra intención con este libro es ofrecer una herramienta a todos los que por una u otra vía trabajen con las palabras. Les proponemos pensar en las distintas necesidades que se plantean ante cada lectura y cada escritura, y desarrollar estrategias propias a partir de las recomendaciones, reflexiones, ejercicios, entrevistas y tablas que aparecen a lo largo de este material. Si se animan a tomar la posta, cada uno de ustedes podrá tejer sus propias tramas de lecturaescritura-traducción-revisión. Nosotras determinamos un orden para los capítulos de Cuatro tramas con la intención de que los distintos temas —o tramas— se entretejan a medida que avanza la lectura, pero ustedes pueden leerlos en cualquier orden, porque cada capítulo funciona con autonomía. A lo largo del libro, van a encontrar ejercicios pensados para poner a prueba las reflexiones y recomendaciones incluidas en cada capítulo y para ayudarlos a incorporar las que les parezcan valiosas. Aunque para hacer una lectura con cierto grado de profundidad siempre es recomendable trabajar con textos completos, que permitan contemplar todo el universo que se crea con cada uno de ellos, por cuestiones de espacio la mayoría de los ejercicios están planteados a partir de fragmentos de textos. En algunos casos, al final del capítulo (en anexo) aparecen soluciones posibles. Pero como no existe una única forma de leer, escribir, traducir ni revisar un texto, esas soluciones —a excepción de las relativas a datos referenciales— se dan solo a modo de orientación. También incluimos en los capítulos tablas ayudamemoria que cierran el desarrollo de ciertos temas y recuperan algunos elementos que se pasan por alto muy a menudo. Para enriquecer el diálogo que se va tejiendo a lo largo del libro, en los distintos capítulos aparecen intercambios con escritores, traductores y revisores. Escuchar otras voces nos permite considerar distintas formas de pensar la lectura, la escritura, la traducción y la revisión. Al final de cada capítulo, en la sección “Para seguir leyendo”, incluimos bibliografía recomendada. En algunos casos se trata de material de consulta permanente, como manuales de estilo y diccionarios; en otros, de libros o sitios web que disfrutamos o aprovechamos mucho al escribir el capítulo en cuestión y que nos gustaría compartir con ustedes. En el capítulo “Traducir”, nombramos además algunos clásicos de la teoría de la traducción, para quienes llegan a este campo desde otros contextos y quieren conocer los abordajes más tradicionales. Para que cada capítulo pueda leerse en forma autónoma, algunos títulos de obras o nombres de sitios web recomendados aparecen en más de un capítulo.

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“La Yapa” incluye tres artículos que, por su grado de especificidad, consideramos conveniente separar de los cuatro capítulos que hacen al cuerpo principal del libro. Algo más para tener en cuenta: el agregado de una D voladita (D) junto a una palabra quiere decir que esa palabra aparece definida en el “Desasnario”. Algunas definiciones fueron creadas especialmente y otras fueron tomadas de conocidos diccionarios o glosarios, o de otros textos citados a lo largo del libro. Cuatro tramas nació de un largo diálogo, un diálogo que empezó con el intercambio oral, pero en el que poco a poco se impuso la escritura a cuatro manos. El contenido, que fue surgiendo en dos computadoras al mismo tiempo, viajó incansable por correo electrónico, se mezcló con los olores de distintos bares y cruzó las fronteras de la Capital a través de cables telefónicos. En cada viaje y en cada mezcla cambió y maduró. Y mientras el contenido cambiaba y maduraba, nosotras nos sintonizábamos: Una escribía cuando la otra estaba en blanco. Una revisaba cuando la otra ya no veía. Una aportaba orden cuando la otra se perdía en el caos. Una aportaba caos cuando la otra se perdía en el orden. Una derrochaba optimismo cuando a la otra la cubría un cielo gris. Una era una locomotora cuando la otra necesitaba un impulso. Una era un ancla segura cuando la otra no podía frenar. Escribir juntas nos llenó de preguntas y de ansiedad, pero también nos hizo sentir intrépidas. Pudimos animarnos a probar, a decir y desdecir, a expresar eso que no nos salía a una sola voz. Las voces se fundieron, lo suficiente para que aunque habláramos al mismo tiempo se entendiera lo que queríamos decir, pero no tanto como para que dejara de escucharse nuestra individualidad. Pero el diálogo no terminó aún. Sigue cambiando de forma, ahora incorporándolos a ustedes, nuestros lectores. Paula y Alejandra

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leer leer “Está claro que seguimos ‘leyendo’, pero el verbo ‘leer’ asume connotaciones nuevas.”

Emilia Ferreiro

¿Por qué leer? Cuando intentamos contestar esta pregunta, lo primero que nos viene a la cabeza es: porque sí. Después de todo, uno no anda preguntándose por qué comer ni por qué dormir. Necesitamos comer y dormir, y por eso lo hacemos. Pero ¿necesitamos leer? En muchos casos la respuesta es fácil. Hay que leer carteles, mensajes de texto, nombres de calles, boletas de impuestos y muchas otras cosas que hacen al día a día. Pero ¿qué pasa con otro tipo de lecturas? ¿Necesitamos leer libros, ensayos, cartas, artículos? Si nos escucharan (o leyeran) nuestros profesores de literatura, probablemente harían una mueca de disgusto. ¿Cómo preguntar lo obvio? ¿Es acaso un desafío? Y… sí. Desafiar las ideas que nos grabaron a fuego desde que empezamos a estudiar no es un mal comienzo. Supongamos que, desafío aparte, nuestra respuesta sea “Sí”. Leer libros, ensayos, cartas, artículos es necesario. Entonces deberíamos preguntar por qué. Porque con esas lecturas }}

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descubrimos palabras, frases y estructuras nuevas, que enriquecen nuestra forma de hablar y de escribir; activamos la imaginación: aprendemos a “ver con los ojos de la mente”;3 ejercitamos el pensamiento: nos hacemos preguntas, deducimos, relacionamos, elogiamos al autor o lo criticamos, conectamos lo leído con vivencias propias o con lecturas anteriores; dejamos fluir las emociones: nos identificamos con un personaje, nos alegramos o entristecemos por algún recuerdo, descubrimos sensaciones nuevas; nos arriesgamos a que la lectura nos lleve por caminos desconocidos, a que nos conecte con eso que llevamos tan bien guardado que casi no recordamos que está ahí; y si estamos de humor y el clima nos acompaña, disfrutamos mucho, mucho, como cuando dormimos sin despertador.

Leer nos hace sentir vivos porque en cada lectura se pone en juego todo lo anterior. Aunque leemos mejor cuando estamos quietos, esa quietud es solo exterior. Al leer, se activa en nosotros una infinidad de movimientos y relaciones; se agita todo lo que somos y lo que vivimos. En “La aventura de un lector”, Ítalo Calvino4 cuenta la historia de Amedeo, un ávido lector, que hace hasta lo imposible con tal de no perder un minuto de lectura, incluso cuando lo seduce una mujer. En el fragmento que sigue el narrador describe el placer que despierta la lectura en Amedeo: […] a Amedeo le gustaban los volúmenes gruesos y sentía al abordarlos el placer físico que da hacer frente a un gran esfuerzo. Sopesarlos en la mano, apretados, espesos, sólidos, observar con un poco de aprensión el número de páginas, la vastedad de los capítulos; después entrar en ellos: un poco reticente al principio, sin ganas de hacer el primer esfuerzo de recordar los nombres, de seguir el hilo de la historia; después confiar en ellos, deslizándose por los renglones, 3

  Alicia Steimberg, Aprender a escribir. Fatigas y delicias de una escritora y sus alumnos, Buenos Aires, Aguilar, 2006, p. 20.  En Los amores difíciles, Colección Revista trespuntos, Buenos Aires, Revista trespuntos, s./d., pp. 68 y 69. Traducción de Aurora Bernárdez. 4

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atravesando el enrejado de la página uniforme, y más allá de los caracteres de plomo aparecía entonces la llama y el fuego de la batalla y la bala que silbando en el cielo caía a los pies del príncipe Amdrei […]. Más allá de la superficie de la página se entraba en un mundo en el que la vida, antes era más vida que la de aquí, de este lado […]. Un placer que no es precisamente cómodo ni calmo. Un placer que implica un gran esfuerzo, un poco de aprensión y —por qué no— hasta una batalla. La lectura sobresaltada, activa e incómoda en cierto modo, pero que promete alegrías nuevas, aparece también en La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético de Graciela Montes.5 Esta autora sostiene que leer no es fácil, pero que precisamente por eso “convertirse en lector resulta una conquista”. Como dice en La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura,6 leer vale la pena: Convertirse en lector vale la pena… Lectura a lectura, el lector […] se va volviendo más astuto en la búsqueda de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en horizontes, dueño de un universo de significaciones más rico, más resistente y de tramas más sutiles. Lectura a lectura, el lector va construyendo su lugar en el mundo. Aunque los libros son lo primero en lo que pensamos cuando de recomendar leer se trata, esa recomendación es en realidad amplia y abarca diarios, revistas, folletos, etcétera. Una buena práctica es leer todo lo que nos pasa por delante: desde la historia de un restaurante impresa en el individual de papel hasta el instructivo de evacuación del ferry que viaja a Colonia del Sacramento. Todo lo que leamos va a tener algún efecto en nosotros, aunque solo sea hacernos pensar: “¿Quién pudo escribir semejante cosa?” o “¡Qué trabajo bizarro el de escribir horóscopos!”.

¿Cómo leemos? Primeras lecturas o lecturas primarias Imaginemos a un chico que está parado frente a alguna pequeña biblioteca, dispuesto a elegir un libro, pasando el dedo por el lomo de los ejemplares expectantes. Libros nuevísimos, libros forrados con papel de regalo (o con “papel araña”), libros enmendados con cinta adhesiva, con hojas dispuestas a escaparse si las toma por sorpresa el viento. Cerremos los ojos y veámoslo tirado en el piso durante una obligada siesta veraniega con la nariz metida en las Veinte mil leguas de viaje submarino, en Las aventuras de Huckleberry Finn o en los poemas de Elsa Bornemann. ¿Por qué nos es tan grata la escena anterior? ¿Será que en esas primeras lecturas, que alguna vez fueron las nuestras, se empieza a ejercitar la libertad (de elegir), la soledad (estoy solo con la historia que elegí) y el placer (estoy en un mundo que elegí solo, sin adultos)? Es posible que esos momentos primarios de libertad, soledad y placer determinen más tarde el camino de lector que cada uno siga. Hablamos de lo que se leyó y, especulativamente, de lo que se leerá. Pero también podemos preguntarnos si el cómo de esas lecturas iniciales, la actitud incluida, repercute en las lecturas posteriores. Consideren la imagen de la siesta de verano y piénsense ustedes tirados en el piso, 5

  México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 84.   Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación, 2007, p. 1.

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leyendo algún libro de aventuras. No es una imagen visual únicamente, también es táctil (qué refrescante es estar en el piso en verano), olfativa (cada libro tiene un olor propio) y auditiva (silencio en la casa, porque es la siesta). Esta es solo una situación y un contexto físico posibles, que no necesariamente reflejan cómo ocurre el leer particular de cada lector que se inicia. En una entrevista,7 Pablo De Santis habla justamente de la actitud de ese lector fresco: El que empieza a saborear libros desde chico queda siempre marcado por ellos, no importa demasiado cuánta calidad tengan. Esa es una constante que nos cruza a todos los lectores. ¿Cuántos de nosotros hemos leído de chicos o de adolescentes libros que en ese momento nos conmovieron y hoy no resistirían nuestra lectura? En realidad, no parece tan importante qué se lee de entrada, sino con qué actitud. Porque la lectura comienza con una especie de esperanza frente a los libros, que siempre se mantiene. La esperanza de que el libro que elegimos nos sorprenda, nos haga desear seguir leyendo y querer compartirlo con alguien después de leerlo es parte de todas esas sensaciones y emociones que nos recorren como primeros lectores. También tenemos que reconocer que gran parte del placer que generan las primeras lecturas está directamente relacionado con la no obligación. Basta con que en la escuela le digan a un adolescente qué leer para que, sin más, el material le provoque rechazo. Cuando de chicos nos leían antes de dormir, no había guías de lecturas ni cuestionarios para contestar. “El verbo leer no tolera el imperativo”, dice Daniel Pennac.8 Por supuesto que estamos de acuerdo con él. Pero como también tenemos muchas ganas de ayudar a leer y escribir mejor a quienes estudian o trabajan con la palabra, incluimos aquí el primero de una serie de ejercicios que irán apareciendo a lo largo del libro. Los invitamos, queridos lectores, a jugar un poco con las palabras.

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  Analía Roffo, “Ni el amor ni la lectura suelen justificar sus elecciones”, Clarín.com, 2002, en . (Fecha de consulta: 15.06.09) 8 Como una novela, Bogotá, Grupo Editorial Norma. Traducción de Moisés Melo, 2004, p. 13.

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1. ¿Qué factores influyen hoy en su decisión de leer para pasar el tiempo? 2. ¿Es posible establecer alguna relación entre sus lecturas iniciales y las de ahora?

DOS PREGUNTAS MÁS:

Al terminar la lectura, responder brevemente: 1. ¿Qué colores, aromas y sonidos pudieron imaginar mientras leían? 2. ¿Se identificaron con algún personaje en particular? ¿Por qué? 3. ¿El espacio donde transcurre el relato les hace acordar a algún lugar conocido? 4. Si ya habían leído el texto en otra oportunidad, ¿qué recuerdos les trajo? ¿Qué cambió en su forma de leerlo por segunda (tercera, cuarta) vez? 5. Si tuvieran que seleccionar otro título/autor, ¿cuál elegirían? ¿Por qué?

CONSIGNA 2:

1. Elegir un capítulo en español (original o traducción), en lo posible una narración, de alguna obra clásica popular entre jóvenes lectores o de algún libro de ficción que haya estado entre sus primeras lecturas. 2. Leerlo por el puro disfrute. No seguir con la próxima consigna hasta que no se termine de leer el capítulo.

CONSIGNA 1:

EMPIEZA EL JUEGO

EJERC ICIO :

EJERCICIO15

Entrevista a

Vicente Battista

“La lectura es un matrimonio fiel entre el autor y el lector” “Cada vez que me preguntan cómo se hace para aprender a escribir, yo contesto: ‘Primero, aprendé a leer’. La lectura es fundamental. El único que te puede enseñar a escribir es un libro”, afirmó más de una vez el escritor Vicente Battista. A partir de esa premisa clave le pedimos esta entrevista y, con la misma buena disposición que había adelantado por teléfono, el autor nos abrió durante algunas horas las puertas de su casa y su mundo: el de los grandes escritores-lectores.

—¿Cómo se inició tu recorrido de lecturas? —Cuando yo era chico, en casa no había libros. El único ejemplar que recuerdo es El Libro de Doña Petrona; ese sí estaba en todas las casas de bien. Entonces, ¿por qué razón a mí me empezó a interesar la literatura y la lectura? No lo sé. Sí recuerdo que era muy fantasioso, que me gustaba inventar historias y que contaba mentiras, pero las narraba como si fueran ciertas. Era un fabulero al que nadie creía pero, bueno, con el tiempo fui adquiriendo cierta técnica. Lo cierto es que por entonces leía historietas, como cualquier chico que se precie. Tenía mis héroes; uno era el Coyote y el otro, el Zorro. Incluso en algún momento decidí escribir yo mismo una historieta. Diseñé una revista cuyo héroe —una copia salvaje del Coyote y el Zorro— se llamaba la Hiena. Era un enmascarado y estaba para deshacer entuertos… Hasta que un día alguien me hizo saber que la hiena era un animal cobarde y carroñero. Había creado un antihéroe y por ese lado entré en la literatura. —¿Cuáles fueron los primeros títulos a los que tuviste acceso, aparte de los de historieta? —Una tarde de hace muchísimos años me pesqué una gripe y, en esa época en que la gripe se curaba metiéndote en la cama, apareció de visita una prima mía, a la que yo respetaba mucho porque era la que tenía libros en su casa. Fue ella la que me trajo mi primer libro; lo abro y era Heidi. Ese fue mi primer libro de lectura sin dibujitos. Luego, otro día, mi papá, que era carpintero, me preguntó qué quería que me hiciera y yo le dije: “Una biblioteca”. Y en ella empecé a poner mis libros. Pero, además, tuve otra ventaja grande. En el barrio de Barracas, donde vivía, estaba —está todavía, por suerte— una biblioteca socialista, que se llama la Sociedad Luz, de la que yo me hice socio junto con un amigo. Hace un tiempo me invitaron a una reunión por el centenario de la biblioteca y cuando volví a entrar me di cuenta de que era mucho más chica de lo que yo pensaba, que la creía inmensa. Me acuerdo de que las que atendían eran dos hermanas, que a mí se me había puesto que eran dos solteronas, y cuando lo comenté en ese encuentro me dijeron que no tenían noticias de ellas. “Pero yo no las inventé —dije—; esas dos hermanas estaban ahí”. No es que mi amigo y yo fuéramos una especie de ratas de biblioteca: éramos dos pibes muy atorrantes, que jugábamos al fútbol, nos peleábamos, buscábamos novia —todas esas cosas que hacen los chicos—, pero además íbamos a la biblioteca todos los días. Llegábamos, nos acercábamos a los ficheros y sacábamos, por ejemplo, la ficha de Salgari, por Sandokán, pero también la de Shakespeare. Así leí Tito Andrónico, que me impresionó porque era una de terror: lo cocinaban, se lo comían todo al final… Tanto nos entusiasmamos con la lectura, que con mi amigo les dijimos a las hermanas que queríamos armar una biblioteca infantil. Nos autorizaron y la formamos. Habremos juntado cuatro o cinco libros que nadie venía a consultar, pero nosotros atendíamos igual, esperábamos a los clientes, a los futuros lectores. De estos modos entré en el mundo de los libros, del cual no salí nunca más. Yo voy por la calle y cuando paso por una librería, automáticamente me paro y me quedo mirando los libros. Para mí el libro es una cosa muy especial.

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—¿El libro como objeto? —Sí, por supuesto. Lo usás, lo marcás, se va ajando… Una vez me preguntaron cuál de los sentidos no me gustaría perder. Obviamente no me gustaría perder ninguno, pero si tuviera que privilegiar uno para conservar, sería la vista. Pero no la vista para ver el amanecer o el atardecer, que una vez que te deslumbran por primera vez después son esencialmente siempre iguales: el sol sale y se pone siempre por el mismo lado… Yo lo que quiero es tener vista para leer porque cada libro es distinto, te trae algo diferente, algo nuevo. —¿Recomendás que la iniciación a la lectura sea tan azarosa como la tuya? —Hay que fijarse en cada caso y en cada chico. Por lo pronto, lo que habría que hacer es no obligarlos a leer, no imponerles lecturas. Una vez me invitaron a dar una charla al liceo donde estudiaban mis hijas, y yo acepté… para conseguirles buenas notas a las chicas. Allí dije que me dediqué a la literatura y que aún escribo y leo pese al esfuerzo que hicieron mis profesoras para que abandonara ese hábito. Por supuesto, no me invitaron más. Pero es verdad. Las lecturas obligadas no sirven. Si a los chicos los obligaran a ver todos los días el programa de televisión que les gusta y a hacer un resumen luego de cada capítulo, al tercer día lo odiarían, porque ya no lo verían con libertad, sino a pedido. La lectura tiene que ser por placer y así como la televisión les causa placer, la lectura también puede provocárselos. Una vez, mi hija mayor me pidió algo para leer y yo le dije: “Hay un libro que a mí me marcó de chico, tanto que aún lo recuerdo: Las aventuras de Tom Sawyer. Leelo y después podés pasar a otro libro, también de Mark Twain, que es Huckleberry Finn, que es una obra maravillosa”. A los dos o tres días vino y me explicó que no le interesaba para nada. Le aclaré que la culpa no era suya ni de Mark Twain, sino que todavía no se habían encontrado, que leyera otra cosa. Pasó el tiempo y otra vez me preguntó: “¿Tenés El cazador oculto, de Salinger?” Lo leyó y quedó enloquecida y entonces ahí le repetí que probara con Huckleberry Finn, que Salinger —grande como era— se había nutrido de Mark Twain. Y funcionó. Con los libros pasa así: algo que no gusta a determinada edad, empieza a gustar después; de la misma manera que hay textos que uno relee y te das cuenta de que ya no… Y hay obras que soportan el paso del tiempo; esos son los grandes libros. —¿Y cómo se abre el mundo de los libros para los chicos? —Lo que hay que hacer es crearle la fantasía al chico, desafiarlo. Porque cuando está viendo televisión se convierte en espectador, no tiene posibilidades de crear. En cambio, con la lectura lo que tenés adelante son palabras, el autor dice algo de los personajes, pero es el lector el que tiene que vestirlos. Escribe: “Era muy bella”, pero la belleza la pone cada uno. En “El pozo y el péndulo”, el célebre cuento de Edgar Allan Poe, el personaje —que había sido torturado y estuvo a punto de morir— ve el agujero del pozo y cuando se asoma piensa, según la traducción de Julio Cortázar, “todo, menos esto”. Para este hombre que ha pasado de todo, lo que está en el pozo es más diabólico todavía. Pero Poe nunca dice qué es. Es lo que uno quiera imaginar. Entonces el lector se vuelve creador. La lectura es un matrimonio fiel entre el autor y el lector. Y hay tantos libros como lectores tengan, porque cada lector lo va a interpretar a su manera. Eso es lo que hace mágica a la literatura y a la escritura. Eso es lo que hay que hacerle entender al futuro lector: “Mirá, vas a ser parte de esta historia, vos me estás ayudando a escribir este libro, lo estás redactando conmigo”. —Hay autores que sostienen que leer no es fácil, que supone un esfuerzo y un trabajo. ¿Para vos es una actividad siempre asociada al placer? —Todo lo que hice en mi vida (leer, escribir, fumar, amar, comer, cocinar) fue por placer. Si no aparece el principio del placer, no me interesa. Si no me causara un placer infinito escribir, no escribiría.

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Entrevista a —¿Y si un libro no te engancha lo dejas o te obligas a terminarlo? —Si no me atrapa, lo dejo... Pero no lo culpo al autor, simplemente pienso: “Entre vos y yo, hermano, no hay rapport”. No digo que el libro es una porquería, sino que no nos entendimos. Quizás hago el intento nuevamente en algún momento, y si la sensación se repite, ya no hay una tercera prueba. Lo dejo sin la menor culpa. —Entonces, ¿los principios son un punto clave? —Sí, sobre todo en los cuentos. Cuando leí el principio de Moby Dick: “Llamadme Ismael”, pensé: “Ya me atrapó”. Luego descubrí otra traducción que decía: “Me pueden llamar Ismael”, pero no es lo mismo. “Llamadme Ismael” tiene fuerza, autoridad. —¿Cómo concebís el pasaje de la lectura a la escritura? —Con el paso de los años, uno deja de ser un lector ingenuo. Ya sabe que un texto es una construcción y lee con suspicacia. Uno sabe que la historia tiene fachadas, pasos previos, correcciones y si aun así ese relato logra emocionarnos es porque es muy bueno. Esa escritura enseña. Ya lo decía Borges: “Mil páginas acerca de Stevenson hablan menos que una sola página escrita por él”. A mí los grandes autores me enseñan a escribir. —¿Y cualquiera puede aprender a escribir? —Cualquiera puede aprender a clavar clavos. Yo veía a mi padre, probaba y me clavaba los dedos más que los clavos. Si seguía, iba a poder ser… un carpintero mediocre. Alguien puede aprender a escribir, pero va a aprender a escribir sujeto, verbo y predicado; va a aprender a escribir las normas de la Academia y punto. Pero de pronto, te encontrás con un tipo que viene de la nada pero que tiene un mundo que es de él. El caso más mentado es el de Roberto Arlt. En una situación así, lo único que falta es pulir un poco y la escritura sale porque el resto está.

FICHA TECNICA Vicente Battista nació en Buenos Aires en 1940. Integró la redacción de la revista literaria El escarabajo de oro y fundó y dirigió –junto a Mario Goloboff– la revista Nuevos Aires. Entre 1973 y 1984 vivió en España. Su primer libro de cuentos, Los muertos (1967), fue premiado por Casa de las Américas (Cuba) y el Fondo Nacional de las Artes. Publicó los libros de cuentos Esta noche reunión en casa, Como tanta gente que anda por ahí, El final de la calle (que obtuvo el Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires) y El mundo de los otros. También escribió novelas: El libro de todos los engaños, Siroco, Sucesos Argentinos (que ganó el Premio Planeta 1995) y Gutiérrez a secas, de aparición también en España y Cuba. Parte de su obra ha sido publicada en Francia. Además, escribió la obra de teatro Dos almas que en el mundo, representada en el Centro Cultural General San Martín y el guión cinematográfico La familia unida esperando la llegada de Hallewyn, que obtuvo el Gran Premio en el Festival Internacional de Manheimm, Alemania, en 1973. Su último libro de cuentos, publicado en 2007, se llama La huella del crimen. Es colaborador de la sección cultural de Clarín y de la revista ADN, y dicta regularmente talleres de escritura.

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¿Cómo leemos? Lectura “multifunción” No siempre leemos de la misma manera ni con el mismo fin. Es justamente el fin, o la falta de él, lo que determina cómo leemos. Cuando hablamos de lectura sin un fin determinado nos referimos a la lectura como un juego, un goce, un viaje al mundo que propone el autor. Así es como leen los chicos o como disfrutan de los cuentos que les leen los grandes. Leen o escuchan leer con una intención: la de leer o escuchar leer. Muchos adultos, en cambio, leen por gusto solo en vacaciones o en horario de trasnoche, cuando se permiten dejar de lado la agenda y los relojes para transportarse a otro mundo en el que ya no tienen el control. Pero existen otros tipos de lectura, que surgen de necesidades prácticas. Por ejemplo, quienes estudian muchas veces hacen una lectura de colectivo, para saber a grandes rasgos de qué se trata el texto con el que van a trabajar en la clase siguiente. Les basta con identificar lo más importante o lo que creen que es más importante para el profesor que quizá les haga alguna pregunta. Quienes leen el diario mientras desayunan hacen un ejercicio similar. Recorren las distintas secciones en busca de información que les permita sentirse mejor preparados para salir a la calle y enfrentar el nuevo día. Esa información a veces está en la sección de política o noticias internacionales y otras, en el horóscopo. Los fines de la lectura pueden ser múltiples, pero idealmente leer debería ser un ejercicio de la mente y del espíritu. Ese ejercicio puede ser simple, como cuando solo nos exige descifrar el lenguaje abreviado de un mensaje de texto, o complejo, como cuando activa en nosotros el pensamiento, el análisis o la crítica mientras leemos un ensayo literario o un manifiesto político. Si somos constantes con nuestra rutina de ejercicios, vamos a poder escuchar y apropiarnos de las palabras y de los sentidos; vamos a poder reflexionar, opinar, interpretar, decir y crecer.

Lectura panorámica Así como las fotos panorámicas muestran un amplio sector del campo visible desde un punto, proponemos que toda lectura sea una lectura panorámica, que nos permita una mirada amplia desde el punto en que nos encontremos… en el tiempo, en el espacio, en nuestra vida. En general no hace falta decir que al leer hay que prestar atención a cada parte de un texto, con sus ideas puntuales y sus detalles. Desde muy chicos nos acostumbramos a mirar textos buscando cosas específicas, como palabras que empiezan con la sílaba me u oraciones que tengan diez palabras como máximo; y a medida que crecemos seguimos ejercitando esa mirada microscópica, ya sea para encontrar la fecha de vencimiento en la boleta de luz o una frase de un poema que impacte a nuestro ser amado. Tanta ejercitación en microlectura más de una vez nos deja mal parados como lectores. Nos lleva a leer de forma fragmentada, sin herramientas para integrar las partes, para armar el todo de lo que leemos. El remedio para esa situación es la práctica en lectura panorámica, esa clase de lectura que permite, sin pasar por alto los detalles, relacionar cada parte del texto con las demás y con todo lo exterior a él.

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El camino es de ripio y solitario. Ya llevo más de cien kilómetros y todavía no llego a ningún lado. Después, de pronto, el agua. La laguna del Iberá es uno de esos confines en medio de la nada: olas y olas de falso mar embravecido, un mundo que de pronto no es el que debiera. —Sí, yo hablaba, como todos, pero tampoco mucho. Acá si el guaraní lo hablás mucho después no se te entiende el castellano. Y además para nosotros el guaraní eran habladurías del bajo. Si hablabas guaraní la gente te despreciaba pero ahora, desde que empezaron a venir los turistas, cambiamos de idea, nos dimos cuenta de que lo nuestro tiene mucho valor. Imaginate, si los tipos vienen de tan lejos para verlo… La plaza de Colonia Pellegrini tiene la estatua del prócer en el medio, un mástil, varios árboles. A uno de sus lados, la comisaría y una casa en construcción. Al otro, tres ranchitos. Al otro, nada. Al otro, un rancho abandonado. Ahora, diez de la mañana, no hay un alma. Bastante olor a bosta. Así es, también, el resto del pueblo. Algo que podría ser, quizás, si acaso. Colonia Pellegrini es el único pueblo en medio de los esteros del Iberá: el lugar donde (sic) llega el turismo medio pelo, los mochileros alemanes y los estudiantes españoles. Los más ricos, en cambio, van directo en camionetas o en aviones a los lodges de doscientos dólares diarios repartidos por el millón y medio de hectáreas de agua y tierra. […] Colonia vive de esos extranjeros, los acoge: en sus calles de tierra, entre sus ranchos, ya hay una hamburguesería, un quinchito de comidas rápidas y varias hosterías en inglés. Pasa un

  3.ª ed., Buenos Aires, Planeta/Seix Barral, 2007, pp. 101-103.

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Esteros del Iberá

Los invitamos a ejercitar la lectura panorámica. Si están un poco fríos todavía, esperamos que las consignas los ayuden a entrar en calor. Lean el todo de cada texto y no solo las palabras o las frases. Déjense transportar a cada historia, a cada lugar y a cada imagen. Y completen con sus propias experiencias de vida lo que el texto no diga. En la primera parte del ejercicio incluimos fragmentos del libro El interior, de Martín Caparrós,9 y cinco consignas. El interior recoge las crónicas de un largo viaje que el autor realizó por catorce provincias argentinas, buscando y revelando historias y formas de ser. En el Anexo (página 41) van a encontrar posibles respuestas.

EJERC ICIO :

VISTA PANORÁMICA

EJERCICIO21

caballo al trote, solo, suelto, arrastrando su soga. Algunos ranchos son de adobe y paja, otros de material, con su techo de lata. En esa esquina, la vaca se aguernica: retuerce, estira el cuello para alcanzar las hojitas de un árbol. La naturaleza, ya se sabe, imita al arte —lo cual es una forma de decir que uno percibe la naturaleza a través de las imágenes que el arte le enseñó. […] El agua está agitada. En su lancha, Roque nos cruza la laguna hasta los camalotes donde vamos a mirar animales. Mientras, nos instruye en los más mínimos detalles de la crianza del chajá bebé, la alimentación parásita de las jacanas, los cambios de piel de los carpinchos. Es curioso cómo, de pronto, cosas así me pueden parecer tan relevantes. Roque nos las explica con ahínco y susurros y hace avanzar la barca con un palo muy largo contra el fondo entre los camalotes: escruta, escudriña, avizora, examina, de tanto en tanto alerta: tal animal allá, entre las flores acuáticas; tal otro más allá, voladizo, fugaz. Nos acercamos a un carpincho y ni se mueve: Roque nos explica que los animales del barrio ya se acostumbraron, que antes se escapaban pero que ahora entendieron: todos trabajan en conjunto. Cruzamos cien metros de laguna: Roque nos muestra con orgullo tres pichones chajá de cuatro meses nadando tras su madre. Yo no puedo evitar que me interesen más los ritos de cortejo de la pareja de israelíes que viene con nosotros. Cada vez que aparece un animal distinto se agarran de las manos, se felicitan. Y cuando conseguimos nuestro primer yacaré se besan con fruición reptil, con bocas saurias.

1. Leer el texto una vez sin interrupciones para entrar en contacto con él. 2. En los fragmentos predominan elementos descriptivos sumamente ricos. Identificar las imágenes visuales, olfativas, táctiles, auditivas y de movimiento. Les recomendamos agudizar los sentidos: es posible que distintos tipos de imágenes coexistan en un mismo fragmento. 3. El autor hace comparaciones, algunas más explícitas que otras. ¿Cuáles son? En una de ellas, inventa el verbo aguernicar (l. 21). Según el contexto, ¿qué significa esa palabra? ¿A qué hace referencia? 4. ¿Es este texto una descripción aséptica o neutral? ¿El autor se limita a mirar, oír, oler, para después expresar lo que percibe o hace alguna otra intervención? 5. ¿Pueden imaginarse al personaje que habla? ¿Cómo lo describirían? ¿Y a Roque? ¿Podrían ser la misma persona?

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Esa mañana, Ferroni había terminado de lustrar sus zapatos repitiendo, una y otra vez, ya falta poco. Después, mientras doblaba en cuatro la gamuza que usaba para sacarles brillo y la dejaba sobre la mesita de luz, completó la frase: ya falta poco para dejar este pueblo de mierda. Repitió pueblo de mierda y salió de la habitación. Afuera hacía más calor de lo que había pensado. La casa era fresca, quizá como cualquier casa; tal vez todas las casas eran frescas en ese pueblo estúpido, simplemente porque de noche bajaba la temperatura y porque no había esa humedad pegajosa que hay en Buenos Aires, que convierte cualquier casa en un infierno, a menos que tenga aire acondicionado, como el despacho de su superior, donde además de la siesta, dormía de noche cada vez que le tocaba interrogar en el último turno. Ferroni levantó la vista y miró el sol. Unos tenues pinchazos en los ojos le hicieron bajar los párpados. Un círculo brillante y oscuro quedó latiendo en sus pupilas; cuando el círculo dejó de brillar, abrió los ojos. Venga por la tarde, le había dicho la vieja. Mi nieta no va a estar. Vuelva al atardecer. Ella tiene que ir a buscar chicha para el carnaval. Ya la vamos guardando desde ahora. Se toma mucha chicha en carnaval, dijo la vieja, mientras acariciaba con dos dedos el rosario de cuentas negras que colgaba de su cuello flaco y arrugado. Y de paso me da tiempo para buscar, le había dicho, estando mi nieta acá no puedo hacer nada, me desconfía mucho. Entonces a la tarde. Iba a ser la primera vez que iría de tarde. Ahora, mejor caminar un rato, después almorzar, un poco de siesta y a ver a la vieja. Ferroni se miró los zapatos. Falta poco, murmuró, y se puso en marcha. El sol lo golpeó fuerte en la cabeza; mejor buscar la sombra, pensó, y enseguida recordó la callecita ancha y corta con sus veredas arboladas. El recuerdo de la calle lo llevó a su encuentro.

  Buenos Aires, Clarín/Alfaguara, 2007, pp. 124 y 125.

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La segunda parte del ejercicio presenta un breve fragmento de la novela El lugar perdido, de Norma Huidobro,10 que recibió el Premio Clarín en 2007. Por ahora, no damos información sobre la historia para que puedan aprovechar las consignas al máximo; por eso, si no la leyeron, ¡mucho mejor! En el Anexo (página 42) van a encontrar respuestas posibles y una síntesis de la historia.

EJERCICIO23

1. Les proponemos intentar deducir o imaginar algunas circunstancias que hacen al relato: ¿En qué lugar geográfico puede estar ubicado el pueblo donde está Ferroni? ¿Qué época del año es? ¿Él vive en ese pueblo o es de otra parte? ¿Cuál es su trabajo? Indicar frases u oraciones que respalden las respuestas. 2. ¿Cuál es el estado de ánimo de Ferroni? ¿Qué elementos del texto permiten inferirlo? 3. ¿Por qué el narrador llama a Ferroni por su apellido solamente? ¿Por qué él habla de la vieja y su nieta sin llamarlas por su nombre? 4. ¿Qué necesita Ferroni? ¿Por qué tiene que encontrarse con la vieja? ¿Qué tiene que buscar ella? 5. ¿Qué palabras asocian con sombra? (l. 18) 6. ¿Pueden imaginar algunos rasgos del carácter de Ferroni?

Todo registrado: Logs Hoy en día, está muy de moda tener, leer o participar en un weblog o blog,11 que es una especie de diario creado en la web donde el autor registra lo que se le ocurre: artículos interesantes, vínculos a otras páginas o lo que le pasó en el día. Ese cúmulo de contenidos —y decimos cúmulo porque muchas veces no hay un orden específico— cambia, crece y se transforma con cada nueva anotación. El blog es una forma particular de log, registro o diario no necesariamente basado en la web. Si buscamos log en un diccionario inglés podemos encontrar: log 1: a usually bulky piece or length of a cut or fallen tree; especially: a length of a tree trunk ready for sawing and over six feet (1.8 meters) long 2: an apparatus for measuring the rate of a ship’s motion through the water that consists of a block fastened to a line and run out from a reel 3 a: the record of the rate of a ship’s speed or of her daily progress; also: the full nautical record of a ship’s voyage b: the full record of a flight by an aircraft 4: a record of performance, events, or day-to-day activities Fuente: Merriam-Webster OnLine Dictionary en . (Fecha de consulta: 30.08.09) Las definiciones que nos interesan son la 3 y la 4; ambas hacen referencia a la idea de dejar asentados datos, hechos o actividades. También está presente la noción de tiempo, como en el caso del diario de a bordo (o cuaderno de bitácora) de un buque, un registro que crece con el paso de los días.

Log de búsquedas y encuentros Cada nueva palabra con que nos topamos activa en nuestra naturaleza traductora un mecanismo curioso-obsesivo imposible de aplacar; por eso, para nosotras los logs son una herramienta esencial. Pero también pueden ser un recurso valioso para todo aquel que llega al trabajo con las palabras desde otras realidades. Es muy común que quien lee —para estudiar, reseñar o por el gusto mismo de leer— necesite investigar palabras, frases o contextos que no lo dejan avanzar. Más allá de la fuente que elijamos para desasnarnos, es importante dejar rastro de lo que buscamos, o más bien, de lo que encontramos. Una buena forma de hacerlo es crear un log terminológico,12 con una entrada por palabra o frase investigada. Con cada búsqueda y cada encuentro vamos a incorporar al log nuevas entradas, como las de un diccionario. Si más adelante volvemos a toparnos con palabras que ya buscamos, recorrer el log va a ser mucho más rápido y eficiente que investigar de cero. Y ya que nos tomamos la molestia de armar un log para trabajar mejor, conviene que lo actualicemos siempre que encontremos nueva información que pueda completarlo y mantenerlo vigente. El que sigue es un modelo de entrada de log monolingüe, del tipo que puede usarse cuando necesitamos entender lo que estamos leyendo: 11

  Blog es la forma abreviada de weblog.   Según el caso, el log terminológico puede tener el formato de un fichero —como los que todavía usan algunos médicos— o de una sofisticada base de datos informática, entre otras posibilidades. 12

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Idioma: Término fuente (campo): Definición: Imagen:

Contexto (original/ otros): Fuente de consulta: Comentarios: Fecha de elaboración y autor: Fecha de actualización y autor: La información incluida en la entrada del log nos da un panorama de la búsqueda que hicimos. Por ejemplo, podemos consultarla si queremos saber dónde y cuándo encontramos la definición para el término que nos generó la duda. Primero conviene indicar a qué idioma corresponde la entrada; cada vez es más común que un mismo lector maneje textos en distintos idiomas. Junto con el término fuente, el que generó la duda en el idioma del texto original, es recomendable aclarar con qué campo se asocia ese término en el texto que estamos leyendo, porque un mismo término puede usarse en distintos campos con distintos significados. En la definición no vamos a incluir todas las acepciones posibles para un mismo término, sino solo las relacionadas con el contexto específico. Y va a ser el texto fuente, con todos sus elementos, el que nos indique qué acepciones incluir en el log por ser las más adecuadas con relación a ese texto. Si creamos la base de datosD con alguna herramienta informática, vamos a poder hacer búsquedas según distintos criterios, como la especialidad o el idioma. Cuanto más específicos sean los datos incluidos en cada entrada, más precisos van a ser los resultados de las búsquedas. La definición puede surgir de un diccionario monolingüe general o especializado, aunque la información que incluyen esos diccionarios siempre es parcial: nunca abarca todos los usos posibles de un término, en los distintos campos, en las distintas regiones en las que se habla el idioma, según los diferentes registros, etcétera. Además, la búsqueda en los diccionarios monolingües a veces es infructuosa, en especial en el caso de campos que se desarrollan a un ritmo vertiginoso, que dista mucho de la velocidad con que se crean nuevos diccionarios y glosarios o se actualizan los existentes. Como alternativa, podemos buscar otros textos sobre el mismo tema que nos ayuden a entender el término nuevo o difícil —textos paralelosD— o pedir prestados los conocimientos de un experto. En cualquiera de los casos, conviene cotejar con otra fuente la definición a la que lleguemos para corroborar si está actualizada y si es confiable y pertinente. La entrada del log puede incluir una imagen que ilustre el término. En general la imagen ayuda a entenderlo.

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Es importante registrar parte del contexto en el que encontramos el término, porque las palabras funcionan en contexto y este determina el significado de aquellas. Es posible incluir como contexto porciones de otros textos en la misma lengua en los que el término funcione igual que en el original. Así, cada consulta y registro posterior va a nutrir nuestro corpusD distribuido, el conjunto de textos que consultamos para comprender el funcionamiento de términos en contexto. También conviene tomar nota de la fuente de consulta (diccionario, texto paraleloD, experto, sitio web) para poder volver a ella si fue útil. Además, si conocemos la fuente de investigación de un término, podemos evaluar el grado de confiabilidad, actualidad y pertinencia de los datos del log. Si la fuente es una publicación electrónica o en línea, no basta con registrar la dirección URL;D hay que indicar a qué o a quién corresponde el sitio o página (muchas veces la cadena de caracteres que forman la dirección no es representativa del contenido del sitio) y la fecha de consulta (el material publicado en línea puede cambiar o incluso desaparecer con el paso del tiempo). El espacio de comentarios es para lo que no “cabe” en ninguno de los otros campos pero que nos parece importante, como el relato de una consulta al experto y su respuesta u otras definiciones posibles que no queremos descartar. Las fechas de elaboración y de actualización, y los autores de la entrada del log inicial como de las actualizaciones son datos importantes en el caso de bases de datos dinámicas, que se renuevan con el tiempo, y en las que interviene más de un recopilador. Esta información también ayuda a evaluar el grado de actualidad y confiabilidad de los datos incluidos en el log. Si tenemos intención de crear una base de datos informatizada, aunque sea a largo plazo, conviene crear las entradas o filasD directamente en una planilla de cálculos,D para facilitar la incorporación o importación posterior desde una herramienta de gestión de bases de datos terminológicas. En ese caso, podríamos usar una tabla como la siguiente:

Idioma

Término fuente (campo)

Definición

Imagen

Contexto

Fuente de consulta

Fecha de elaboración y autor

Fecha de actualización y autor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Comentarios

Cuando llegue el momento de la importación, solo vamos a tener que hacer algunos cambios para lograr la compatibilidadD con la base de datos que queramos usar.

Log polígloto Usando los mismos criterios que para el log de búsquedas monolingüe, podemos construir logs que incluyan términos fuente con equivalencias posibles en otros idiomas; estos van a ser especialmente útiles a la hora de traducir. En párrafos anteriores sugerimos los pasos posibles para elegir la definición más adecuada para un término fuente. Ahora el desafío es encontrar equivalencias en otras lenguas para ese término, que en esta instancia ya está acompañado de una definición. Por todo lo explicado con relación a los diccionarios monolingües, no es recomendable con-

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sultar solo diccionarios bilingües en busca de equivalencias válidas. Además, es común que los diccionarios bilingües ofrezcan listas de equivalencias sin contexto, por lo que más de una vez nuestra elección queda librada al azar. Entonces, ¿cómo encontramos equivalencias para un término fuente específico, que vamos a registrar en el log? En realidad, el diccionario bilingüe cumple una función disparadora. Lo consultamos para orientar la búsqueda. Esa búsqueda se va a centrar sobre todo en textos paralelos, preferiblemente escritos en el idioma en el cual necesitamos encontrar la equivalencia. Como alternativa, podemos buscar en textos traducidos a ese idioma, analizando antes la idoneidad de la traducción. Y como en el caso del log monolingüe, siempre existe la posibilidad de consultar a un experto. Una vez más, es importante verificar con una segunda fuente las equivalencias que encontremos. La entrada de log multilingüe que sigue incluye algunos elementos de las fichas creadas por terminólogos como María Teresa Cabré13 y Juan Carlos Sager,14 aunque está diseñada esencialmente para ayudar a quien no es especialista en investigación terminológica: Idioma fuente:

Idioma meta:

Término fuente (campo):

Término meta:

Definición:

Definición:

Contexto:

Contexto:

Fuente de consulta:

Fuente de consulta:

Comentarios: Fecha de elaboración y autor: Fecha de actualización y autor: Los datos que se agregan respecto del log monolingüe sirven para registrar todo lo relativo a las equivalencias en otros idiomas. En el ejemplo solamente hay lugar para equivalencias en un idioma meta, pero se puede ampliar la entrada tanto como haga falta para incluir otros idiomas. Si creemos conveniente prever la posibilidad de crear en algún momento una base de datos informatizada, podemos volcar la información en una tabla como la que sigue: Idioma fuente

Término fuente (campo)

Definición

 

 

 

 

 

 

 

 

Idioma meta 2

Término Definición meta

Fuente de consulta

Idioma meta 1

Término meta

Definición

Contexto

Fuente de consulta

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen Contexto

Contexto

Fuente de consulta

Comentarios

Fecha de elaboración y autor

Fecha de actualización y autor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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  La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, Antártida-Empúries, 1993.   Curso práctico sobre el procesamiento de la terminología, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1993.

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La tabla anterior está pensada para incluir equivalencias en dos idiomas; pero es posible agregarle tantas columnas como sean necesarias si se trabaja con tres o más idiomas meta. A continuación, presentamos un texto en español15 publicado en el sitio web de la Comisión Nacional de Energía Atómica y un ejemplo de entrada de log monolingüe con formato de ficha para uno de los términos clave del texto.

Alternativas energéticas para el siglo xxi Los pronósticos de distintos analistas especializados indican que el consumo energético en el mundo, en particular la electricidad, continuará incrementándose. El último informe del Consejo Mundial de Energía (WEC) de 1995 incluye un escenario en el cual se estima que el consumo global de electricidad puede llegar a incrementarse en aproximadamente un 75% para el año 2020 y prácticamente triplicarse para el 2050. En Argentina, se calcula que el consumo para el 2010 podría llegar a duplicar los valores actuales. Países en desarrollo como Bangladesh y Tanzania consumen actualmente menos de 100 kWh por año y por persona; en Argentina, el consumo es de aproximadamente 1.500 kWh, mientras que en países como Canadá y Suecia se llega hasta 15.000 kWh. Mientras que no existen casi controversias sobre el aumento en la demanda de la energía eléctrica, el debate que se plantea es de dónde provendrá esta electricidad. En la actualidad, a nivel mundial, los combustibles fósiles —carbón, petróleo y gas— contribuyen con un 63% de la producción eléctrica; la hidroeléctrica representa alrededor del 19%; la nuclear, 17%; la geotérmica, 0,3%; mientras que la solar, la eólica y la biomasa contribuyen en conjunto con menos del 1%. En nuestro país las proporciones fueron, aproximadamente, para el año 1996/97, 52% de origen térmico, 36% hidráulica, 12% nuclear y 1,4% de otras fuentes, dentro de las cuales el 0,01% es de origen eólico. Los combustibles fósiles tienen muchas ventajas, la principal es su bajo costo y facilidad de transporte, pero también grandes desventajas en términos de contaminación y efectos ambientales. El dióxido de carbono (CO2), que inevitablemente se genera al quemar combustibles fósiles, es hoy considerado una de las fuentes que más contribuyen al recalentamiento global del planeta (efecto invernadero), el cual puede tener consecuencias desastrosas para ciertas regiones, ya que produce sequías e inundaciones. Otro de los factores que contribuye ampliamente a la contaminación del aire que todos respiramos es el transporte de personas y mercaderías. Se habla mucho sobre la necesidad de reducir las emisiones de CO2, pero la Convención de Clima que fue adoptada en la Conferencia sobre Desarrollo y Medio Ambiente en 1992 en Río de Janeiro no pudo determinar cómo debían lograrse esas reducciones. En la Conferencia Internacional llevada a cabo en 1997 en Kyoto, se avanzó fijando límites a la emisión por debajo de los valores de gases emitidos en 1990. Un informe reciente de la OECD predice que para el 2010 las emisiones de CO2 derivadas de la producción energética aumentarán casi un 50%. [...] Fuente: Darío Jinchuk, “Alternativas energéticas para el siglo XXI”, Boletín Energético CNEA, 2.º semestre 1999, año 2, N° 4, en http://www.cnea.gov.ar/ xxi/energe/b4/artic2.asp. (Fecha de consulta: 30.08.09) 15

  A los fines del ejercicio, se incorporaron cambios menores en el original.

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Idioma: Español (LAM)

Término fuente (campo): energía geotérmica Definición: Se entiende por energía geotérmica la que, aprovechando el calor que se puede extraer de la corteza terrestre, se transforma en energía eléctrica o en calor para uso humano o procesos industriales o agrícolas. Imagen: No aplicable Contexto (original/ otros): “[...] En la actualidad, a nivel mundial, los combustibles fósiles —carbón, petróleo y gas— contribuyen con un 63% de la producción eléctrica; la hidroeléctrica representa alrededor del 19%; la nuclear, 17%; la geotérmica, 0,3%; mientras que la solar, la eólica y la biomasa contribuyen en conjunto con menos del 1%. En nuestro país las proporciones fueron aproximadamente, para el año 1996/97, 52% de origen térmico, 36% hidráulica, 12% nuclear y 1,4% de otras fuentes, dentro de las cuales el 0,01% es de origen eólico. [...]” Fuente: Texto original. Fuente de consulta: Informe “Energías renovables 2004 – Energía geotérmica”, Dirección Nacional de Promoción, Subsecretaría de Energía Eléctrica, Secretaría de Energía, República Argentina, en . (Fecha de consulta: 31.01.07) Comentarios: Diccionario inglés-español sobre tecnología nuclear. Con explicaciones. ¡Muy interesante! En (Fecha de consulta: 31.01.07) Fecha de elaboración y autor: 31.01.07 PG Fecha de actualización y autor: 12.06.07 AR Ahora, presentamos un fragmento de un artículo publicado en el sitio web National Geographic News y un ejemplo de entrada de log bilingüe en planilla de cálculo para uno de los términos clave del artículo.16

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  Abreviatura de Latinoamérica de uso común en los campos de la traducción y de los negocios, entre otros.

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inglés

Lengua fuente

lemur (zool.)

Término fuente (campo)

Function: noun Etymology: New Latin, from Latin lemures, plural, ghosts: any of various arboreal chiefly nocturnal prosimian primates (superfamily Lemuroidea) that were formerly widespread but are now largely confined to Madagascar and that usually have a longish muzzle, large eyes, very soft wooy fur, and a lon furry tail.

Definición

Imagen

All three are mouse lemurs and are as tiny as their name implies. The palmsize creatures are primates—the group that includes apes and humans. (F.: National Geographic News: http://news. nationalgeographic. com/ news/2006/06/060626lemurs-africa.html. 12.01.07)

Contexto (original/ otros)

MerriamWebster OnLine (http:// www.m-w. com/ dictionary/ lemur. 12.01.07)

Fuente de consulta

español

Lengua meta 1

lémur

Término meta

Contexto

Los lémures de cola anillada, originarios de la isla de Madagascar, que llegaron hace 2 años al zoológico, conviven en una isla, especialmente diseñada en el medio del parque. (F.: LANACION.com - www.lanacion. com.ar/Archivo/ nota.asp?nota_ id=863495. 12.01.07)

Definición

Género de mamíferos cuadrumanos, con los dientes incisivos de la mandíbula inferior inclinados hacia adelante y las uñas planas, menos la del índice de las extremidades torácicas y a veces la del medio de las abdominales, que son ganchudas, y la cola muy larga. Son frugívoros y propios de Madagascar.

Fuente: National Geographic News, en . (Fecha de consulta: 04.01.07)

Diccionario de la Real Academia (http:// www. rae.es. 12.01.07)

Fuente de consulta

12.01.07 - PG

Fecha de elaboración y autor

Fecha de actualización y autor

Lemurs and More Lemurs Small, shy, and active only at night, mouse lemurs are difficult to study and have long been considered one of the least well known primate groups. Until the late 1970s biologists had thought only two species of mouse lemur lived in Madagascar—a dry forest lemur in the west and its rain forest-dwelling cousin in the east. [...]

Three new species of lemur in the African island nation of Madagascar have been discovered. All three are mouse lemurs and are as tiny as their name implies. The palm-size creatures are primates—the group that includes apes and humans. Researchers first located the three new mouse lemurs in Madagascar’s eastern rain forests in 2001. It took several more years to gather sufficient data and complete the genetic analysis that confirms the three as distinct species. The new lemurs are described and assigned their scientific names in a paper appearing in the current issue of the International Journal of Primatology. Study co-author Mireya Mayor, of the State University of New York at Stony Brook, says official names were chosen to honor prominent and inspiring figures in the world of primate conservation. The species Microcebus mittermeieri, for example, is named for primatologist and Conservation International president Russell Mittermeier, “for his commitment and dedication to protecting wildlife and forest habitat all over the world.” The other newfound species were named Microcebus simmonsi, after Lee Simmons, director of the Henry Doorly Zoo in Omaha, Nebraska (the study’s lead author, Edward Louis, works for the zoo), and Microcebus jollyae, for Alison Jolly, a lemur researcher at Princeton University in New Jersey.

Three New Lemurs Discovered, Add to Madagascar’s Diversity Scott Norris for National Geographic News June 26, 2006

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EJERC ICIO :

LOG A MEDIDA

EJERCICIO31

Biografía de una revolucionaria Cuando decidimos escribir sobre la lectura, nos preguntamos: ¿Siempre se leyó igual? ¿Hoy leemos como hace diez o quince siglos? Buscando un poco, comprobamos que no: la lectura fue cambiando en sus modos y en sus soportes. Por ejemplo, en el año 384 San Agustín se sorprende cuando pesca a San Ambrosio leyendo en silencio. En sus Confesiones,17 el primero dice: Cuando éstos lo dejaban libre, que era muy poco tiempo, [Ambrosio] dedicábase o a reparar las fuerzas del cuerpo con el alimento necesario o las de su espíritu con la lectura. Cuando leía, hacíalo pasando la vista por encima de las páginas, penetrando su alma en el sentido sin decir palabra ni mover la lengua. Muchas veces, estando yo presente —pues a nadie se le prohibía entrar ni había costumbre de avisarle quién venía—, lo vi leer calladamente, y nunca de otro modo […]. El anterior es uno de los registros de una práctica inusual para esos tiempos: la lectura silenciosa. Para Roger Chartier,18 la no oralización de lo que se lee es una “revolución de la lectura”, en la que deja de ser necesario decir el texto en voz alta para la propia comprensión. Así, el lector lee y comprende sin necesidad de la palabra oral. Al mismo tiempo, se apropia del texto individualmente; ya no lee para los demás, para una audiencia, sino para sí. En tiempos de San Agustín e incluso antes, la lectura en voz alta no era una habilidad compartida por todos. Para entender la dificultad de la tarea, pensemos que en los manuscritos antiguos y de la Edad Media no existía la separación de palabras, que se sucedían sin puntuación y sin distinción entre mayúsculas y minúsculas. Además, quien leía no lo hacía en su lengua materna, sino en latín. ¡Eso sí que requería práctica! Muchas veces la lectura en voz alta estaba dirigida a un público analfabeto. Por ejemplo, en la Roma antigua era posible que un esclavo supiera leer, aunque solo las letras mayúsculas, como las que aparecían en los carteles de la calle o en los anuncios. Pero ese mismo esclavo seguramente no podía leer la letra cursiva de los libros. En la Alta Edad Media, la lectura silenciosa empezó a ser frecuente en los monasterios, y más tarde en las aulas universitarias, en las cortes y en las familias aristocráticas, es decir, entre quienes podían acceder a la cultura escrita. En las bibliotecas universitarias regía el silencio como norma, igual que en las bibliotecas que frecuentamos hoy. Así y todo, la lectura en voz alta persistió porque era parte de las costumbres sociales, por ejemplo, cuando el padre de familia leía a sus hijos para enseñarles lecciones de moral.19 A principios del siglo xix, en Europa, la familia burguesa iniciaba sus veladas rezando para después disfrutar de otros pasatiempos más mundanos que, además de juegos de cartas o dados, incluían la lectura en voz alta. Ya en América, en la Cuba de la época de la Colonia, había lectores públicos en las fábricas de cigarros, que leían las noticias de los diarios y también novelas como forma de alfabetizar y etretener a los trabajadores, que en general no sabían leer.20 En el Virreinato del Río de la Plata, nueve años antes de la Revolución de Mayo, aparece el

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  Buenos Aires, Editorial Lumen, 1999, p. 112.   Cultura escrita, literatura e historia: Conversaciones de Roger Chartier con C. Aguirre Anaya, J. Anaya Rosique, D. Goldin y A. Saborit, México, Fondo de Cultura Económica, 1999, p. 48. 19   Ibídem, p. 53. 20   Alberto Manguel, Una historia de la lectura, Buenos Aires, Emecé, 2005, pp. 124 y 125. Traducción de Eduardo Hojman. 18

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primer periódico que logró continuidad: El Telégrafo Mercantil.21 Este soporte textual, de mucho mayor alcance que los libros, contribuyó a la difusión de las nuevas ideas de la modernidad que sortearon la censura política y religiosa. En esta difusión tuvo un papel preponderante la lectura en voz alta, tanto entre quienes no sabían leer como en los círculos cultos. La lectura en voz alta y la posterior discusión de lo leído permitían la apropiación del mensaje y daban lugar a nuevas interpretaciones, quizá diferentes de las pretendidas por el periodista o el editor. El 7 de junio de 1810, Mariano Moreno funda La Gaceta de Buenos Aires, publicación oficial del nuevo gobierno de la revolución. En ella fueron apareciendo textos del Contrato social de Rousseau, obra que Moreno admiraba y a cuyas ideas adhería fervientemente. En su carácter de secretario de la Primera Junta, hizo obligatoria la lectura en voz alta de esos textos desde los púlpitos de las iglesias, porque era consciente de la gran cantidad de analfabetos que había entre los criollos.22 Sin duda, esta forma de leer respondía a un fin educativo masivo; aunque también tenía otro propósito, tal vez más importante: los nuevos valores e ideales de libertad e igualdad debían llegar al pueblo entero y hacerse eco en él. Imaginen Buenos Aires cien años después de la Revolución de Mayo; más o menos la mitad de la población era extranjera: italianos, españoles, rusos, polacos, alemanes, árabes, armenios, ingleses y franceses. ¡Una verdadera Babel! Pero a pesar de que las puertas estaban abiertas a la inmigración, las autoridades y la clase dominante imponían una política lingüística centrada en el español y en lo nacional, en la que no había lugar para la diversidad. Así, los inmigrantes necesitaban aprender el español para integrarse, y la lectura en voz alta, en particular de anuncios publicitarios y avisos de trabajo, tenía como destinatarios principales a los recién llegados, muchos de ellos analfabetos. La lectura era una actividad cotidiana para los habitantes de esta ciudad cosmopolita, moderna y ya ruidosa. Llamaba la atención “la fervorosa y concentrada lectura de los pasajeros porteños en el tranvía, impertérritos de lo que acontecía a su alrededor. Y era muy común el corrillo de personas, tanto alfabetizadas como analfabetos, que se apiñaban ante la fachada de los grandes periódicos para leer allí (o escuchar la lectura de otra persona en voz alta) las noticias del día”.23

Otra revolución En nuestra búsqueda, seguimos leyendo y llegamos al tema de los soportes. Durante la Antigüedad y hasta el siglo iv, el soporte de lo escrito era el rollo hecho de papiro, una planta nativa de Egipto. Este material no podía plegarse porque era muy frágil, pero tenía muchas ventajas en comparación con las tablillas de arcilla de la Mesopotamia: podía transportarse más fácilmente, se podía borrar y volver a escribir sobre él y permitía incluir ilustraciones. Pero no todas eran ventajas; había algunas incomodidades: el lector tenía que sostener las dos varillas con las manos para ir leyendo, y encontrar un pasaje determinado era muy trabajoso. Además, con semejante formato no era posible leer y tomar notas al mismo tiempo. A pesar de eso, grandes autores como Platón escribieron su obra en rollos. Entre los años 100 y 300, empezaron a usarse hojas de pergamino dobladas que componían cuadernillos y estos, a su vez, se encuadernaban. Estamos aquí frente a otra revolución, pero que afecta al libro como objeto soporte de la lectura: del rollo de la Antigüedad se pasó al codex o códice, el embrión del libro tal como lo conocemos hoy. 21

  El nombre completo era El Telégrafo Mercantil, rural, político-económico e historiógrafo del Río de la Plata. Se puede consultar en la Biblioteca Leopoldo Lugones, en Buenos Aires. 22   Felipe Pigna, Los mitos de la historia argentina, 1.a ed., Buenos Aires, Norma, 2204, p. 318. 23   Alejandro Parada, Lecturas y lectores en el Buenos Aires del centenario: la cultura impresa en la vida cotidiana - Apartado de Los días del centenario de Mayo, Buenos Aires, Academia de Ciencias y Artes de San Isidro, 2000, p. 301.

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A mediados del siglo x, los árabes introdujeron el papel en el mundo occidental, más precisamente en España. Tanto con hojas de pergamino como de papel, el códice le permitía al lector hacer anotaciones en los márgenes. Esto implicó una nueva relación con el objeto libro porque era posible leer y escribir al mismo tiempo. Esta nueva modalidad también facilitaba la lectura silenciosa. Además el códice podía llevarse de un lado a otro, y consultarse y copiarse sin demasiado engorro. Si lo pensamos bien, quizá no haya tanta distancia entre un lector de la Edad Media que viajaba con su libro de horas (con oraciones para los distintos momentos del día) y un lector actual, que antes de subir al avión compra una novela en el aeropuerto.

Y otra más En la Edad Media, la única forma de reproducir ejemplares era copiándolos a mano. Los escribas, o monjes amanuenses, se dedicaban por completo a copiar obras. El códice y sus páginas de pergamino les alivianaron la labor, pero esta siguió siendo de lo más exigente. Miren, si no, lo que dice un escriba al respecto: “Oscurece la vista, le encorva a uno, hunde el pecho y el vientre, perjudica los riñones. Es una ruda prueba para todo el cuerpo. Por eso, lector, vuelve con dulzura sus páginas y no pongas los dedos sobre las letras”.24 La tarea de los copistas ayudaba a preservar los textos internos de los monasterios, como los libros litúrgicos y la Biblia, pero también aportaba a la difusión del libro en las sociedades cristianas. Las universidades, que empezaron a aparecer en el siglo xiii, generaron mayor demanda de libros. Para satisfacer esa demanda, establecieron talleres de copiado; incluso los profesores dictaban los textos de uso obligatorio para los alumnos. También aumentaron la demanda de libros los egresados de las universidades, profesionales del derecho, la medicina, la teología o las artes liberales. En este marco académico se inicia un tipo de lectura que Chartier25 denomina “de la inteligibilidad, de la comprensión”, distinta de la lectura en los monasterios, cuyo principal fin era incorporar la palabra divina. A fines de la Edad Media, se produjo una revolución técnica que afectó a la forma de reproducir los textos: la invención de la imprenta de tipos móviles reutilizables en algún momento durante la década de 1440 —no se sabe la fecha exacta— en la ciudad alemana de Maguncia. Su genial inventor, Gutenberg, había tenido que endeudarse para poder experimentar y desarrollar su idea. Según algunos historiadores, años más tarde la imprenta dio su primer fruto conocido: la Biblia de 42 líneas26 o Biblia de Gutenberg. Esa Biblia y tantos otros libros que nacieron desde la aparición de la imprenta y hasta principios del siglo xvi se llaman incunables, del latín —incunabula—, que significa pañales. En la Argentina, la Biblioteca Nacional tiene veintiún incunables, entre ellos, dos ediciones de La divina comedia, una página de la Biblia de Gutenberg y una obra de Santo Tomás de Aquino. Hoy nos cuesta estimar los vastos efectos del invento de Gutenberg. Con la imprenta se aceleró la producción de obras, lo que hizo que muchísimas más personas pudieran acceder a los libros. 24

  Historia de la vida privada, tomo II: La Alta Edad Media (1990), dirección de Paul Veyne, Buenos Aires, Taurus, 1990, p. 131.   Op. cit., 1999, pp. 51 y 52. 26   Tenía 42 líneas por página. 25

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América no se quedó atrás: la primera imprenta llegó a la ciudad de México en 1533 y en 1638 llegó otra a la ciudad de Cambridge, en Massachusetts.27

Una revolución más cercana Imaginemos una máquina del tiempo como las de las películas de ciencia ficción y volvamos en ella al presente, un presente en el que la lectura en pantalla es una actividad cotidiana y casi irreemplazable. La aparición de la computadora personal y su uso generalizado para trabajar, estudiar o entretenerse abrió paso a esta nueva forma de leer que, paradójicamente, evoca la antigua lectura del rollo, porque el lector moderno también está sentado frente a un texto que va desenrollando. Pero al mismo tiempo la lectura en pantalla también nos remite al libro, porque los textos digitales siguen las convenciones de aquel: están divididos en páginas e incluyen índices y notas al pie. Además, usamos los mismos términos para hablar de su contenido: página, índice, nota al pie, encabezado, interlineado, etcétera. Quizá sea una forma de domesticar lo desconocido, imprimiéndole el sello de lo que nos es familiar y damos por sentado. De hecho, mientras escribimos estas líneas en un procesador de texto, aparece en el monitor una imagen que crea la ilusión de una página real. Nada más alejado: la página que vemos es en verdad una sofisticada conversión de unos y ceros,28 que nos permite comunicarnos con la computadora en un lenguaje común. La aparición del texto en pantalla representa una de las grandes transformaciones de la lectura en relación con su soporte, como ocurrió con el paso del rollo al códice. La imprenta, en cambio, significó una revolución en cuanto a la difusión de la lectura, pero no modificó radicalmente las formas del libro.29 En cambio, la pantalla es la responsable de una nueva revolución de los soportes y, al mismo tiempo, de la generación de un nuevo modo de leer. En este punto conviene que hagamos un alto y consideremos la realidad de la Argentina. Aunque el acceso a las computadoras y a Internet aumentó en los últimos años, y más personas pueden conectarse a la Red, son muchos los que todavía quedan excluidos de la cultura informática y de los conocimientos que allí circulan. Según datos publicados en marzo de 2008 sobre un relevamiento realizado por Cisco e IDC, mientras que en nuestro país seis de cada cien personas usaban el correo electrónico, el chat o la web (6,6%, para ser más precisos), el porcentaje en Chile era de 8,8 y en los Estados Unidos, de 19%.30 El hecho de que Internet aún no sea una herramienta cotidiana para todos provoca desigualdades en la educación y la cultura desde la escuela primaria y restringe las oportunidades de aprender y producir conocimiento a través del soporte digital. Retomando lo que pasa cuando se encuentran el lector y el texto digital, vemos que se acorta la distancia entre el autor31 de un texto y sus lectores. En el soporte de papel, el lector interviene leyendo y también subrayando o haciendo anotaciones en los márgenes. Su participación en ese sentido es, literalmente, marginal. En cambio, el lector digital tiene una intervención directa y a veces casi inmediata: puede hacer su aporte, dejar su impronta, porque puede cambiar el texto y transformarlo en otro. Esto es lo que Burbules y Callister (h)32 califican de entorno 27

  Alberto Manguel, op. cit., p. 147.  Ver interfaz gráfica de usuario en el “Desasnario”. 29   Chartier, 1999, op. cit. 30   Federico Kukso, “La web, pasión de multitudes”, diario Crítica de la Argentina, 28 de marzo de 2008, p. 30. 31   A lo largo de este libro, se usan los términos autor y escritor en sentido amplio, independientemente del tipo de obra o escritura de que se trate. 32   Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica, 2006, p. 97. Traducción de Leandro Wolfson (supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman. 28

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dialógico, ya que “permite la respuesta del usuario”. Además, la intervención del lector se da “sin mediaciones ni intermediarios”,33 sin los engranajes que son las editoriales, las bibliotecas e incluso las librerías. Pensemos, por ejemplo, en los periódicos que además de la clásica versión en papel publican sus ediciones en la web. Los más importantes tienen forosD de lectores, encuestas de opinión,34 espacios multimedia,D buscadores (de noticias, de servicios, de empleo, incluso de pareja), blogs, textos y fotos de lectores que actúan como cronistas o críticos temporales, hipervínculosD a otros medios. A todo eso se suma la funcionalidad de los últimos adelantos en tecnología portátil: quien tenga un teléfono celular o un dispositivo de manoD (como las tan conocidas Palm) puede recibir en su aparatito noticias de último momento, resúmenes informativos y hasta recomendaciones para el tiempo libre. Todas esas herramientas dejan abierta al lector la posibilidad de convertirse en difusor de la información. Desde siempre los lectores de periódicos se han pasado información, ya sea comentando una noticia en la mesa de un café o recortando un artículo para dárselo a un amigo. Ahora solo basta hacer clic, escribir una dirección electrónica y volver a hacer clic: en pocos segundos, la nota o artículo que nos interesó y que queríamos compartir estará en la casilla de correo de otra persona. De nuevo no hay intermediarios; podemos leer, escribir y transmitir casi en simultáneo. Algo prácticamente impensable apenas treinta años atrás; ni hablar de los amanuenses que —imaginamos— encorvados y con el ceño fruncido, copiaban palabra tras palabra y, en ocasiones, añadían las propias.

Hiperleyendo En Internet la información se organiza —y se lee— de manera hipertextual, a partir de vínculos que permiten navegar por su contenido.35 Burbules y Callister (h)36 hacen un análisis exhaustivo de lo que denominan hiperlectura o “el proceso por el cual se lee entre enlaces, de modo lateral, así como dentro de los límites de la narración o argumento ‘dados’”. Los autores se refieren a los enlaces (o vínculos, según el uso del término en este libro) como elementos esenciales de todo hipertexto,D que cambian el modo de leer y entender en Internet. Los enlaces “expresan sentidos, revelan preconceptos, impulsan o sugieren inferencias, y a veces manipulan al lector [...]”. Hablan además sobre tres clases principales de lectores37 que nacen con la aparición de Internet: “Los navegadores son superficiales y curiosos” y su único objetivo es navegar. No buscan orientación para saber hacia dónde van, aunque sí para desandar el camino recorrido. Los usuarios navegan cuando tienen algo para buscar y dejan de navegar cuando lo encuentran. Necesitan datos orientativos precisos sobre el contenido de los enlaces por los que van a navegar. Los hiperlectores son mucho más exigentes. Además de movilizarse por el sistema, necesitan las herramientas para modificarlo —temporal o permanentemente— según las lecturas que hagan. Entre los navegadores y usuarios que prefieren la lectura pasiva, por un lado, y los hiperlectores que modifican activamente el contenido de la Red, por el otro, los autores identifican la categoría del usuario crítico. Este usuario recurre a Internet para hallar solución a un problema específico, 33

  Chartier, 1999, op. cit., p. 206.   Por lo general no se opina sobre cualquier cosa, sino que es el medio digital el que de alguna manera dirige y propone los temas. 35   Ver “Tiempos modernos: La hiperescritura” (p. 91), en el capítulo “Escribir”, para un tratamiento más detallado de la noción de hipertexto. 36   Op. cit., pp. 96 y 97 y 110. 37   Los autores aclaran que las categorías identificadas abarcan tipos de enfoques de lectura y no tipos de personas. Una misma persona puede aplicar uno u otro enfoque en función de su objetivo concreto en cada caso. 34

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pero no acepta la información que encuentra sin primero evaluar su grado de credibilidad. Algunos interrogantes que probablemente se plantee son: quién publica la información, con qué fin, si es posible verificarla con fuentes externas, a qué intereses responde la forma en que se la expone, por qué se destacan algunos elementos y se omiten otros. Puede que no encuentre respuesta a todas sus preguntas, pero el mero hecho de hacérselas lo vuelve un lector activo: no se conforma e interviene en el texto.

Una Alejandría digital Si pensamos en las nuevas posibilidades que abren la tecnología y el deseo de compartir conocimientos, nos viene a la mente la idea de una gran biblioteca universal, hecha de millones y millones de bytes. Aunque por el momento sea solo eso, una idea, podemos vislumbrar algo de ella en emprendimientos como el Proyecto Gutenberg (http://www.gutenberg.org), el primero sin fines de lucro en digitalizar libros de dominio público. Nació en 1971 por iniciativa de Michael Hart, a quien podría atribuírsele la creación de los e-books, o libros electrónicos. Todas las obras que se digitalizan (mediante escáner o el simple tipeo) son revisadas por voluntarios. El material publicado en el sitio está principalmente en inglés —como la Magna Carta o Pride and Prejudice de Jane Austen—, pero ya empiezan a aparecer obras en francés, alemán, finlandés, holandés, español y chino (en orden de cantidad). De manera similar, en 1976 se puso en marcha en el Reino Unido el Oxford Text Archive (http://ota.ahds.ac.uk/), destinado principalmente a la comunidad académica. Esta iniciativa brinda acceso a obras y textos digitalizados de alta calidad y con referencias comprobadas. En el 2006, Google empezó a digitalizar libros de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Se trata de obras de cientos de años que ya pasaron al dominio público. En la Argentina Google también está digitalizando obras. Todo el que tenga conexión con Internet puede acceder a obras enteras si son de dominio público, a algunas páginas en el caso de libros protegidos por derechos de autor (si el autor dio su autorización) o a fragmentos muy breves (si el autor no dio su autorización). Lo más novedoso es que el buscador resalta dentro del libro las palabras clave que el usuario escribió en Google. Así, además de libros, el usuario puede buscar contenido dentro de esos libros y —si eligió bien las palabras clave— saber en qué parte de qué obra está la información que necesita o le interesa. Claro que una vez encontrado el libro y la página buscados, puede optar por apagar la computadora para caminar hasta la biblioteca y buscar el libro en papel. Por el carácter privado de algunos de estos emprendimientos, conviene que no perdamos de vista la posibilidad de conflictos de intereses. Por un lado, los de la empresa que digitaliza, que puede decidir incluir o excluir obras por razones comerciales e incluso ideológicas. Por otra parte, los de los autores que resguardan sus derechos. Y no olvidemos el interés del público en general. Un ejemplo de cómo prevalecen los intereses comerciales en algunos de estos proyectos es la decisión de Microsoft de poner fin a su iniciativa de digitalización de libros, Live Search Books y Live Search Academics. En mayo de 2008 la empresa dejó de escanear material de bibliotecas y universidades, aunque puso a disposición de estas instituciones los equipos y herramientas de digitalización.38 Al parecer, la actividad no le resultó tan redituable como esperaba. 38

  Ver comunicado en blog oficial de Live Search de Microsoft en http://blogs.msdn.com/livesearch/archive/2008/05/23/booksearch-winding-down.aspx. (Fecha de consulta: 18.06.09)

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Casi pisándole los talones a la publicación de este libro, en abril de 2009 se lanzó la Biblioteca Digital Mundial (http://www.wdl.org). En ella es posible consultar documentos fundamentales de culturas de todo el mundo en distintos idiomas y de manera gratuita. Según puede leerse en el sitio, los objetivos de esta biblioteca son: || || || ||

Promover el entendimiento internacional e intercultural; Ampliar la cantidad y la variedad de contenidos culturales en Internet; Facilitar recursos a los educadores, estudiosos y el público en general; Permitir a las instituciones asociadas reducir la distancia digital dentro de y entre los países.

Este proyecto fue desarrollado por integrantes de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y fue posible gracias a las colaboraciones de instituciones asociadas de distintos países del mundo, el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y los fondos de empresas y fundaciones privadas.

Volviendo a la fuente Quizá muchos de ustedes se sientan embelesados por los pasos de gigante que viene dando la tecnología y otros, un tanto agoreros, estén pensando en un epitafio para el libro como objeto. Sin embargo, ¿por qué no imaginar que ambos soportes —la pantalla y el papel, los bytes y la tinta— pueden seguir conviviendo como hasta ahora? La lectura en pantalla incluso puede estimular la lectura tradicional; todo depende de qué relación entable o haya entablado el lector con el mundo de la palabra escrita: para quien se animó a la conquista de los libros y se atrevió a disfrutarlos, la pantalla puede ser una puerta de acceso a obras que dejaron de editarse o que están en bibliotecas a miles de kilómetros de su escritorio. Tampoco hay que olvidar que hoy la tecnología nos obliga a ser lectores digitales casi permanentes, incluso fuera de casa: usar el cajero automático, sacar un pasaje de tren o encontrar un local en un shopping son todas acciones que exigen leer e interactuar con dispositivos tecnológicos. Son “prácticas letradas electrónicas”,39 en las que las personas usamos la escritura (y la lectura) para concretar una transacción. ¿Se acuerdan? Hace algunos años, apenas uno subía a un colectivo en Buenos Aires había que indicarle al conductor qué boleto quería o a dónde tenía que ir, después pagarle y entonces el conductor nos daba el boleto e incluso el vuelto si hacía falta. Si el conductor y el pasajero eran amables, intercambiaban un saludo y algún que otro “Por favor” y “Gracias”. En la década del noventa, esta operación totalmente oral fue casi silenciada con la aparición de las máquinas expendedoras de boletos que se instalaron en cada colectivo. Desde entonces (por lo menos en Buenos Aires), uno sube, le dice al chofer el monto del boleto que quiere sacar e inserta en la máquina las monedas necesarias. La máquina muestra ese monto, expende el boleto y también da vuelto. Cuando recién empezaba a haber máquinas en los colectivos, una señora mayor subió a un coche de la línea 93 y le pidió el boleto al conductor. Con un aire de cansancio, tal vez por el tránsito endemoniado o por tener que soportar a su nueva compañera mecánica, el conductor le dijo: “No, señora, a la máquina”. Entonces, la señora muy obediente dio media vuelta y, dirigiéndose al aparato, repitió el pedido con gran amabilidad. 39

  Daniel Cassany, “Análisis de una práctica letrada electrónica”, en Páginas de guarda 2, Argentina, Cátedra de Corrección de Estilo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2006, pp. 99-111.

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Algo parecido les pasa hoy a la mayoría de los adultos al lidiar con la tecnología: cuando intentan participar en un weblog, mandar una tarjeta navideña electrónica o chatear (no conversar ni escribirse) con otras personas. Es que leen el texto en pantalla con anteojos acostumbrados al papel, como la señora del colectivo, habituada a la oralidad. Pero a quienes son un poco más jóvenes y crecieron a la par de la informática probablemente no les pase lo mismo. Para ellos leer es leer, sea en una pantalla plana de 17 pulgadas o en el cómic que compraron hace un rato en la feria del Parque Rivadavia. Independientemente de cuál sea el soporte, para ellos leer también es encerrarse en su mundo privado, hurgarlo, acrecentarlo, ¡conmocionarlo! Entonces, ¿es real la dicotomía libro de papel/libro electrónico? ¿Sirve de algo la división? Según palabras de Alberto Manguel:40 “Llevamos muchos años profetizando el fin del libro y el triunfo de los medios electrónicos, como si los libros y los medios electrónicos fueran dos caballeros galantes compitiendo por el mismo bello lector en el mismo campo de batalla intelectual”. Por qué mejor no pensarnos como lectores ávidos, temerarios, curiosos, frente al papel o frente a la pantalla, frente al papel y frente a la pantalla.

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  “De San Agustín a la computadora”, en Ñ – Revista de cultura, 1999, en . (Fecha de consulta: 10.10.07)

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40 Piedras

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  El texto es el resultado del trabajo de una de las autoras en el Taller de la Reja, de Anita Calarco.   Hans Biedermann, Diccionario de símbolos, Madrid, Paidós, 1993.

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2. Leer la siguiente información: a. “En los mitos de muchos pueblos, [la araña] es un animal simbólico con significado negativo.” Es un “ser que teje una red y espera pacientemente hasta poder paralizar en ella” su alimento. “En la creencia popular es también el animal del alma, en la suposición de que el alma de una persona que sueña puede abandonar la boca abierta del durmiente en figura de araña y luego regresar a su cuerpo.”42

De cada lugar, una piedra. Para Nenina era casi una consigna. Le pesaban en el bolso o en la valija, pero no importaba. Después las acomodaba en la biblioteca, o en el cuenco de barro del Perú o sobre el escritorio. Piedras perfectas y redondas, chatas como una moneda, gastadas y grises, blancas impolutas o brillantes de mica. Ya quedan pocos lugares en la casa sin piedras. Fueron desplazando a las plantas, que sin Quique pasaron a conformar un paisaje ocre y mustio. Las piedras empezaron a acumularse en los rincones, en las alacenas, en las mesas de luz. A veces a Nenina le parecía que de algunas brotaban otras. Algunos días esa reproducción mineral la hacía sentir un poco agitada, con un desasosiego que se le metía en el pecho; otros le daba una felicidad de niña que le duraba hasta que se dormía. Pero una noche soñó que a las piedras les salían patas, patas como de araña enojada. Las piedras arácnidas trepaban por las paredes, salían de los placares y se colgaban de las lámparas formando caireles funerarios. Otras se escondían en los bolsillos de la ropa o cubrían los espejos con sus cuerpos ancestrales. Ulises de pronto maulló y Nenina supo que era una pesadilla. Quiso sacársela de encima y abrir los ojos pero no pudo. Quiso gritar y se sintió ahogada. Las arañas pétreas habían sellado con sus redes minerales los párpados y la boca de Nenina. La casa era ahora toda de ellas.

1. Leer el cuento corto41 de más abajo.

Para que ejercitarnos sirva de algo, hay que perseverar. Por eso, una vez más les proponemos poner en práctica la lectura panorámica, pero ahora integrando todo lo que leyeron hasta acá. Incluso pueden esperar a llegar al final del libro y después, sí, meterse de lleno con las consignas que siguen:

EJERC ICIO :

VISTA PANORÁMICA, segunda vuelta

EJERCICIO41

 Ibídem.   Pierre Grimal, Diccionario de Mitología Griega y Romana, Buenos Aires, Paidós, 1997.

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7. ¿Qué sensaciones despiertan en ustedes las piedrarañas?

6. El tema de la muerte ronda el cuento. Quique, su pareja o alguien que habitaba en la casa con Nenina, se ha ido o ha muerto; las plantas “conforman un paisaje ocre y mustio”; y las piedras no tienen vida por ser minerales. Pero algo pasa y esta última situación cambia. ¿Se les ocurre por qué las piedras cobran vida?

5. ¿En qué momento les parece que hay más tensión en el cuento?

4. ¿Qué función cumplen las piedras en la vida de Nenina?

3. ¿Cuáles de estos adjetivos se pueden asociar a Nenina? || absurda || infantil || ingenua || inocente || romántica || resignada

b. “Con el sello de lo perdurable e imperecedero, en muchas culturas [la piedra] es símbolo del poder divino. […] En varios mitos se originan a partir de piedras seres sobrenaturales o incluso hombres […].”43 c. Aracné (en gr. araña). Era una doncella griega que tenía gran reputación en el arte de tejer y bordar tapices. Cuando Atenea vio que había bordado en un tapiz las aventuras amorosas de los dioses olímpicos en un tejido perfecto y que esto no favorecía a los dioses, rompió la tela. Cuando Aracné intentaba ahorcarse, Atenea la transformó en araña para que siguiera hilando eternamente.44 ¿Qué relaciones encuentran entre la simbología de la araña y la piedra con lo que sucede en el cuento? ¿Qué tienen en común la historia de la doncella griega y la de Nenina?

AN EX O :

SOLUCIONES Y RESPUESTAS

POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS

DEL CAPÍTULO

VISTA PANORÁMICA Esteros del Iberá 2. Algunas imágenes visuales de la descripción: El camino es de ripio y solitario olas y olas de falso mar embravecido la estatua del prócer en el medio, un mástil, varios árboles. A uno de sus lados, la comisaría y una casa en construcción. Al otro, tres ranchitos. Al otro, nada. Al otro, un rancho abandonado. Ahora, diez de la mañana, no hay un alma. calles de tierra Algunos ranchos son de adobe y paja, otros de material, con su techo de lata la vaca se aguernica: retuerce, estira el cuello para alcanzar las hojitas de un árbol escruta, escudriña, avizora, examina ni se mueve se agarran de las manos se besan con fruición reptil, con bocas saurias Imágenes olfativas: Bastante olor a bosta Imágenes auditivas: Roque nos las explica con ahínco y susurros se felicitan olas y olas de falso mar embravecido Imágenes de movimiento: mar embravecido El agua está agitada En su lancha, Roque nos cruza la laguna Pasa un caballo al trote, solo, suelto, arrastrando su soga hace avanzar la barca con un palo muy largo contra el fondo entre los camalotes tal otro más allá, voladizo, fugaz Cruzamos cien metros de laguna antes se escapaban tres pichones chajá de cuatro meses nadando tras su madre

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3. “La vaca se aguernica” hace referencia a las formas humanas y de animales de cuello largo, estirado, como en tensión, del Guernica de Picasso. El autor también compara a una pareja humana con una pareja animal: “Los ritos de cortejo de la pareja de israelíes que viene con nosotros”, y enseguida, específicamente, con reptiles: “Se besan con fruición reptil, con bocas saurias”. 4. El autor no solo expresa lo que percibe; también acota, reflexiona, opina: “Un mundo que de pronto no es el que debiera”, “El turismo medio pelo”, “La naturaleza, ya se sabe, imita al arte”, “Es curioso cómo, de pronto, cosas así me pueden parecer tan relevantes”, “Yo no puedo evitar que me interesen más los ritos de cortejo [...]”. También usa comparaciones. 5. El personaje que interviene usa un registro informal, pero se nota que sabe de lo que habla. Probablemente es un correntino nativo o hijo de nativos que ya no siente aprensión por su origen étnico. Roque parece un entusiasta de su trabajo. Es detallista en sus explicaciones. Es observador de la naturaleza y saca conclusiones de lo que observa. Tiene buena vista. Sí, la persona del discurso directo podría ser Roque.

El lugar perdido 1. Ferroni puede estar en algún pueblo de provincia en la Argentina, quizás en el norte, porque hace calor y porque el festejo del carnaval es importante. Además, durante el carnaval se toma chicha. Es muy probable que sea verano precisamente porque se mencionan los preparativos para el carnaval. También la siesta parecería algo casi obligado. Ferroni no vive ahí: “Ya falta poco para dejar este pueblo de mierda “. Vive en Buenos Aires: “No había esa humedad pegajosa que hay en Buenos Aires”. Es probable que trabaje de policía con horarios rotativos: “Cada vez que le tocaba interrogar en el último turno”. 2. Ferroni se siente incómodo en ese pueblo y está impaciente por irse: “Ya falta poco para dejar este pueblo de mierda”, “Ese pueblo estúpido”. Parece enojado. 3. Si Ferroni es un policía, el narrador lo llama por su apellido para indicar un rasgo más del personaje: en el contexto policial, suelen llamarse por el apellido. También podría ser para darle un dejo más impersonal, como para distanciarse del personaje. No estamos hablando de Juan Ferroni, es Ferroni a secas, sin agregarle demasiada personalidad, por ahora. Ferroni piensa en la vieja y su nieta sin llamarlas por el nombre porque para él no son más que una vieja y su nieta, sin nombre. No parece interesado en el nombre, sino en lo que le puedan dar o decir. Tampoco siente afinidad con ellas. Incluso tal vez las desprecie. 4. Ferroni está buscando información, y acude a la vieja. Ella tiene que buscarla y dársela. Podrían ser papeles u otro tipo de documentos. Por eso va a encontrarse con ella. 5. “Sombra” (l. 18) da la idea de penumbra o protección de la luz directa del sol. También puede ser protección o defensa, a secas. Y por otro lado, es posible asociar el término a la idea de tinieblas y oscuridad, tanto en sentido literal como figurado. 6. Ferroni parece quejoso: “Este pueblo de mierda”, “Esa humedad pegajosa que hay en Buenos Aires”. No tiene ganas de estar donde está. Seguramente es cuidadoso de su aspecto personal, al menos en lo que respecta al calzado. Es ordenado, metódico y perfeccionista. Y hasta podría ser obsesivo (dobla en cuatro la gamuza que usa para sacar brillo a sus zapatos). Norma Huidobro45 dice lo siguiente con respecto a su novela:

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  “El lugar perdido”, columna “Derecho al autor”, en Singular & plural 4, 2008, periódico quincenal del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, p. 2.

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Lo que sucede en El lugar perdido es una historia de esos años [los de la dictadura]; tiene que ver con un represor; hay víctimas y victimarios, perseguidos y perseguidores. Pero no es una historia de militancia. No se desarrolla en ningún centro de detención; sus personajes centrales no son militantes; ni siquiera es una novela urbana, sino que transcurre en un pequeño pueblo de la provincia de Jujuy. […] alguien busca a una persona, y los únicos datos que tiene lo llevan a un pueblo lejano, donde vive otra persona que podría darle alguna pista de la primera. Una vez allí, ese alguien (el que busca), acosa a esa persona que podría darle información y no se la da y, a la vez, se enfrenta con un episodio de su propio pasado que estaba oculto en su subconsciente. Estos elementos básicos del relato no necesitan ninguna época determinada, ningún lugar determinado. De hecho, a partir de la imagen de una casa de ese pueblo de Jujuy, Ferroni recupera fragmentos vitales de su infancia en Barracas. Cualquier época, cualquier lugar. Pero no. Una época: año 1977, plena dictadura, feroz represión. Un lugar: un pueblo de Jujuy, donde “aparentemente” no pasa nada. Y pasa, claro que pasa.

VISTA PANORÁMICA, SEGUNDA VUELTA 2. Podemos pensar que en el cuento las piedras tienen cierto poder divino o sobrenatural. Son objetos inertes de los que surge vida. Pero no una forma de vida deseable, sino parasitaria, aniquiladora. Las arañas paralizan con su red para luego matar y devorar. Y probablemente eso harán las arañas del cuento con Nenina e incluso con el gato. Otra asociación posible: Como consecuencia de su arte, la doncella Aracné queda presa en el cuerpo de una araña. De manera similar, las piedras que Nenina atesoró durante tanto tiempo, ahora transformadas en arañas, la envuelven hasta dejarla sin aire. En los dos casos algo positivo, como un don o un pasatiempo inocente, se vuelve muy negativo y termina por destruir la esencia misma del ser. 3. Nenina tiene algo de infantil, quizá su hábito coleccionador. Además, su nombre hace pensar en una nenita, Nenina. Su sueño también remite al de una nena, que dibuja los animales con caras felices o enojadas: “Pero una noche soñó que a las piedras les salían patas, patas como de araña enojada”. Tal vez Nenina sea algo ingenua y esa ingenuidad no la deje ver lo maligno en las piedras, sus tesoros, que empiezan a tener vida propia. Puede que se haya resignado a que en su casa la vida se escurra de a poco, hasta escapársele la propia. 4. Las piedras son recordatorios de momentos felices, pero solo eso, recordatorios que ocupan espacios. Aunque las piedras cubren vacíos en el día a día de Nenina, la felicidad en sí ya no está. 5. La tensión empieza con la pesadilla de Nenina, que abre las puertas al mundo de lo fantástico: lo que parecía una pesadilla es realidad. Pero también nos lleva por un terreno macabro. La muerte está cada vez más presente. El maullido del gato nos deja respirar por un instante. Parece que Nenina se va a despertar y todo va a ser como era antes. Pero no, la tensión empieza de nuevo y nos damos cuenta de que la pesadilla no va a terminar. 6. Al cobrar vida, las piedras parecen responder al mismo principio de supervivencia parasitaria que hace brotar una planta en el cemento o cucarachas en los basurales. Con la ayuda de Nenina, las piedras se van multiplicando hasta sentirse con fuerza y vida para tomar la casa, una casa en la que la vida se estaba yendo de a poco. 7. Algunas sensaciones asociadas a las piedrarañas: horror, ahogo, impotencia, resignación.

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Para seguir leyendo Burbules, Nicholas y Callister, Thomas (h) (2006) Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica. Traducción de Leandro Wolfson (supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman Cabré, María Teresa (1993) La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, AntártidaEmpúries Carlino, Paula (2005) Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica Chartier, Roger (2000) Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Ed. Gedisa. Traducción de Alberto Luis Bixio Cultura escrita, literatura e historia: Conversaciones de Roger Chartier con C. Aguirre Anaya, J. Anaya Rosique, D. Goldin y A. Saborit, (1999) México, Fondo de Cultura Económica Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (1992), 21ª edición, Madrid, Espasa Calpe (en pueden consultar también la 22.ª edición del diccionario en versión digital) Ferreiro, Emilia (2005) Pasado y presente de los verbos leer y escribir, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica Giardinelli, Mempo (2006) Volver a leer: Propuestas para ser una nación de lectores, Buenos Aires, Edhasa Manguel, Alberto (1999) “De San Agustín a la computadora”, Ñ – Revista de cultura, en URL . (Fecha de consulta: 10.10.07) — (2005) Una historia de la lectura, Buenos Aires, Emecé. Traducción de Eduardo Hojman Moliner, María (2007) Diccionario de uso del español, 3.ª edición revisada y actualizada, Madrid, Gredos Montes, Graciela (1999) La frontera indómita. En torno a la construcción y defensa del espacio poético, México, Fondo de Cultura Económica — (2007) La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura, Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación Pennac, Daniel (2004) Como una novela, Bogotá, Grupo Editorial Norma. Traducción de Moisés Melo Sager, Juan Carlos (1993) Curso práctico sobre el procesamiento de la terminología, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez

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escribir escribir “Se escribe buscando una explicación. Y se encuentran solo incógnitas.”

Guillermo Saccomanno

Un acto fisiológico Esta manía de estar atentas a las palabras nos hizo ver que más de una vez, al hablar de lo que escribieron, los autores usan expresiones como “Vomité todo de un saque” o “Fue una diarrea de palabras”. Aunque a simple vista no se note, la asociación entre esos actos y la escritura no es tan lejana ni desagradable. Escribir nunca fue una tarea fácil y no importa si lo que tenemos que redactar es un informe de laboratorio, un cuento o una carta personal. Nada más temible para el que escribe que la hoja en blanco o un texto sin final. Y ni hablar —por ahora— de cuando es momento de revisar lo escrito. Así como la lectura puede asociarse con la noción de placer, pero también con las de sufrimiento y riesgo,46 en el caso de la escritura, y de cualquier otro tipo de creación, entran en juego sensaciones tan fuertes como las de impotencia, angustia, incertidumbre y hasta frustración. Por eso, cuando la hoja o la pantalla empiezan a poblarse de palabras, el escritor47 —y el traductor en cuanto reescritor— siente un gran alivio, como el de quien en medio de una resaca finalmente logra desprenderse de lo que le sobra con un mero acto fisiológico. El que tomó de más probablemente se vaya a dormir o se dé una ducha, y ahí termina su historia hasta la próxima resaca. En cambio, la del escritor recién empieza. Lo espera un largo camino de escritura, lectura y revisión en el que van a seguir acompañándolo sensaciones entremezcladas de sufrimiento y placer.

Leer para escribir ¿Cómo empezamos a escribir? Hace ya bastante, en los primeros años de escuela nos acercaban a la escritura con composiciones breves sobre temas como “La vaca”. La idea de esas composiciones era bajar al papel lo que se nos ocurriera en relación con la consigna, con algún sentido y la cantidad de renglones indicada. Pero había un problema: por lo general, los temas que se proponían poco tenían que ver con la realidad inmediata de los chicos. Porque, ¿cuánto puede hablar sobre una vaca un nene de siete años que vive en Corrientes y Medrano? Como mucho, las vio de lejos en la ruta o en vivo y en directo si alguna vez lo llevaron a la Rural. También leíamos cuentos cortos o textos descriptivos creados para los libros de clase. Y para ver si habíamos entendido las lecturas, en general teníamos que contestar algún cuestionario. Sin embargo, no era común que se plantearan relaciones explícitas entre las composiciones y las lecturas. Por suerte, la noción de que leer y escribir son dos actividades inseparables y de que casi indefectiblemente se llega a la escritura a través de la lectura está cada vez más difundida.48 En este sentido, Alicia Steimberg49 afirma que “para escribir [...] no hay más remedio que imitar a los escritores consagrados de nuestro tiempo, sumando un ingrediente personal [...]” y continúa: “durante dos milenios y medio los escritores han aprendido a escribir literatura leyendo libros. Muchos libros. Y siguen aprendiendo de esa manera”. El que lee para aprender a escribir no lee con inocencia. Lee buscando una frase reveladora, una palabra nueva, una coma puesta en un lugar poco común. Lee escuchando la cadencia del texto, anticipándose a lo que vendrá, imaginando finales. Como dice Vicente Battista: “Lee con suspicacia”. La lectura suspicaz es clave en el entrenamiento del escritor. Un entrenamiento que 46

  Ver capítulo “Leer”, pp. 11 y 12.   A lo largo de este libro, se usan los términos autor y escritor en sentido amplio, independientemente del tipo de obra o escritura de que se trate. 48   Ver entrevista a Vicente Battista en capítulo “Leer”, p. 15, y entrevista a Claudia Piñeiro en p. 62 de este capítulo. 49   Aprender a escribir. Fatigas y delicias de una escritora y sus alumnos, Buenos Aires, Aguilar, 2006, pp. 12 y 13. 47

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incluye la imitación como forma de entender lo que le funciona al que sabe lo que hace, pero que no tiene como objetivo perfeccionar esa imitación, sino darle al escritor la seguridad para soltarse y diferenciarse.

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  Este ejercicio está inspirado en otro propuesto por Anita Calarco en su taller de escritura.

EL TÉ DE LA TARDE

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El texto anterior nació en una tarde de invierno en un taller de escritura, a partir de la siguiente consigna y una taza de té caliente: “Escribir un relato tomando algún elemento de los que aparecen en el saquito de té, como los ingredientes o la imagen del sobre”. ¿Tienen ganas de probar algo parecido y, de paso, entrar en calor? Les proponemos escribir su propio relato a partir de algún elemento de “Vaciar el cuenco”. Pueden pensar, por ejemplo, qué asocian con una ráfaga de aire caliente, con la idea de hacer algo una y otra vez o con los colores presentes en algunas de las palabras (cardamomo, hojarasca, rodocrosita, Barbazul). Poner una linda melodía o encender alguna vela aromática puede ayudarlos a entrar en contacto con su lado creativo. ¡Déjense llevar!

Vaciar el cuenco, la taza, el jarro. Es un gesto mínimo, como el sonido de un nombre corto: Luz, Juan, Sol. Vaciar el cuenco, la taza, el jarro. Lo hace todas las mañanas. Es que por las noches se llenan de palabras que alborotan el aire caliente del Norte y quiebran el orden impuesto a fuerza de costumbre. Ella quisiera guardarse las palabras, pero no puede. Las va hilvanando en el telar de su voz. Él las escucha con paciencia y deleite: cardamomo, hojarasca, borrascoso, rodocrosita, zozobra, Barbazul. Una vez enunciadas, se esfuman como la niebla con el sol del mediodía para volver, revoltosas, la noche siguiente.

Vaciar el cuenco

Todo ingrediente viene bien para inspirar la escritura. Si no, miren lo que surgió a partir de una taza de té con canela, jengibre y cardamomo: 50

EJERC ICIO : 50

Los recomendados51 No hay duda de que la intuición, la sensibilidad o la vocación contribuyen a soltar la pluma, pero sin duda existen diferentes técnicas y procedimientos que ayudan a sistematizar la escritura y a ser mejores en ella. Aunque nos alfabetizamos en la escuela, es muy común que en la universidad o el trabajo nos trabemos al escribir o que trabemos a nuestro pobre lector. Es que a lo mejor es tiempo de que volvamos a aprender a escribir… desde otro lugar.52 Como seguramente muchos de los que lean este libro pasan una gran cantidad de horas escribiendo, por gusto, por obligación o por inercia, incluimos en esta sección algunas ideas o trucos que esperamos les allanen el camino de la expresión escrita. Pero, ojo: hablamos de ideas o trucos, no de reglas de oro. Si este fuera un texto legal, posiblemente incluiría una cláusula que, en letras mayúsculas, diría más o menos así: LA RESPONSABILIDAD DE EVALUAR SI LOS CONSEJOS DADOS UT INFRA SON ÚTILES O APLICABLES PARA EL PROPÓSITO BUSCADO Y DE DESCARTARLOS SI NO LO SON QUEDA EXCLUSIVAMENTE A CARGO DEL LECTOR-ESCRITOR QUE SE HAYA TOPADO CON LOS PRESENTES PARÁGRAFOS. Si están dispuestos a asumir esa responsabilidad, ¡sigan leyendo!

El dúo dinámico Antes de meternos de lleno en las ideas y los trucos, queremos presentar al dúo dinámico de la escritura: el fondo y la forma, el qué y el cómo, dos aspectos absolutamente inseparables en todo lo que se escribe. Un texto se siente vacío si, por mejor escrito que esté, termina sin decir nada o desarrolla ideas incoherentes. A la inversa, una buena idea no alcanza para escribir algo que valga la pena. En la mayoría de los casos, nuestra creatividad va a pasar inadvertida si no somos capaces de lograr un texto bien organizado que siga ciertas convenciones. Las máximas de Grice, filósofo inglés, resumen las reglas que en general se aplican intuitivamente en la comunicación: Máxima de cantidad: Proporcionar toda la información que el intercambio requiera. No más, pero tampoco menos. Máxima de calidad: No decir lo que se cree que es falso, ni aquello que no se sepa con certeza. Máxima de relación (o pertinencia): Decir solo lo que resulte pertinente a la comunicación concreta. Máxima de modo: Expresarse con claridad. Evitar las frases oscuras o ambiguas; ser conciso y ordenado.53 Claro que muchas veces esas máximas se violan intencionalmente. Así, por ejemplo, en los textos humorísticos a menudo se usan asociaciones inesperadas para hacer reír al lector. Y en ámbitos como el del derecho o la política con demasiada frecuencia circulan mensajes ambiguos u oscuros que responden a intenciones no reveladas. Ahora sí, entonces, algunas recomendaciones sobre aspectos de la escritura relacionados con el fondo y la forma:

Después de la resaca 51

  En esta sección seguimos las sugerencias de los escritores Ítalo Calvino, Daniel Cassany, Marcelo Di Marco, Alicia Steimberg y Pablo Valle, y las combinamos con nuestros propios consejos, elaborados a partir de la experiencia en el campo de la traducción, esa forma especial de lectura-escritura. Aunque algunos de los consejos se aplican en mayor medida a la escritura de ficción y otros, a la de no ficción, en todos los casos existen puntos en común. 52   La noción de alfabetización académica desarrollada por Paula Carlino (2005) se relaciona estrechamente con la idea de “volver a aprender a escribir”.

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Si bien para muchos escribir es casi una necesidad fisiológica, para otros encontrar las ideas que quieren expresar no es tarea fácil. Incluso, unos y otros pueden ser las mismas personas en etapas diferentes de la escritura de un texto. Aunque pudiéramos vomitar de una vez todo lo que tenemos en la cabeza, en la mayoría de los casos va a ser necesario organizar las ideas una vez que están en papel o en un documentoD digital. Si nos ocupamos en serio de la organización antes de sentarnos a escribir, seguramente después sea más fácil revisar y no haga falta cambiar demasiado la estructura del texto. Pero si a pesar de haber revisado el primer borrador ahora detectamos problemas estructurales importantes, tal vez lo mejor sea empezar de nuevo o dejar descansar el texto por algún tiempo, en lugar de ponernos a retocarlo compulsivamente. Para generar ideas podemos usar la técnica de brainstorming o lluvia de ideas: registrar todo lo que se nos pasa por la cabeza, así como sale, en relación con lo que queremos escribir. No importa el orden ni la conexión de las ideas; tampoco hace falta anotar oraciones enteras o pulidas. Bastan palabras o frases representativas o clave que nos ayuden a recordar o elaborar el resto cuando llegue el momento. Para facilitar ese momento, conviene agregar símbolos que indiquen de alguna manera —por más inentendible que sea para otros— las relaciones entre esas palabras o frases sueltas. Es esencial generar mucho material para después tener con qué depurar y organizar. También es útil llevar encima un anotador, un organizador digital y hasta un teléfono con cámara de fotos en el caso de los más fanáticos de la tecnología, para registrar las ideas cuando surjan y no solo cuando las estemos buscando. A veces puede actuar como disparador un cartel en un baño público, una conversación que escuchamos en el colectivo o la voz de algún altoparlante. En la entrevista “Ficciones de lo real”,54 Tomás Eloy Martínez dice: La mayoría de los novelistas que conozco, aun los más imaginativos, hacen un pequeño trabajo de investigación previo. En los diarios de Kafka, y sobre todo en la Carta al padre, se ve que la mayor parte de sus obras nace de esos elementos: la experiencia de la relación con su padre asume forma de carta y forma de novela. La vida cotidiana dicta símbolos, hay que prestarles atención, saber oírlos, leerlos. Otra forma muy útil y necesaria de generar ideas para escribir es leer, leer y leer. De esto ya hablamos. La lectura como motor de la escritura y después… más lectura y más escritura. Pero ¿qué podemos leer? ¡De todo! Libros de ficción y no ficción, diarios, carteles, sitios web, etiquetas, instrucciones… Seguramente haya que salir a buscar parte de ese material, pero otra parte nos va a encontrar a nosotros. Solo tenemos que abrir bien los ojos. El observador atento es capaz de transformar un hecho fortuito en un gran descubrimiento. Después de tanto generar, tal vez hasta descubran que disfrutan mucho de esa etapa de acumulación algo caótica. Pero, claro, en algún momento hay que organizar todo, para hacer lo que en realidad queremos: escribir… y que nos lean.55 Para la organización de las ideas que nos surgen podemos usar listas con categorías (ideas principales e ideas secundarias asociadas a cada idea principal), esquemas numerados, tablas con filas y columnas, fichas temáticas, cuadros con indicación de la estructura del texto e ideas asociadas a cada parte (introducción, hechos, argumentación, conclusión). Aunque en cualquiera de los ejemplos anteriores podemos usar papel y lápiz, en general da muy buenos resultados disponer y recuperar el material con la computadora. Y aunque parezca algo básico, no está demás decir que conviene organizar el material físico para que encontrarlo no sea un dolor de 54

  Ángel Berlanga, “Ficciones de lo real” en Radar, Nº 652, 2008, pp. 25-27.   Aunque con fines didácticos estamos describiendo el proceso de generación-organización-escritura como si constara de etapas sucesivas bien diferenciadas, muchas veces hay superposiciones y vueltas atrás. Así, por ejemplo, organizar algunas ideas nos puede llevar a buscar otra por un rumbo distinto y escribir nos puede demandar una nueva organización. 55

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cabeza. Por ejemplo, podemos usar cajas o carpetas clasificadas por temas para guardar impresiones y fotocopias, y asignar estantes de la biblioteca para acomodar todo lo relacionado con lo que estamos por escribir.

Míster Celofán Aunque sea invisible a los ojos de muchos, el párrafo es una estructura indispensable a la hora de escribir y de leer. Nos permite agrupar y clasificar ideas, y anticiparle al lector qué esperar. Un texto escrito de corrido sin puntos y aparte parece monótono incluso antes de empezar a leerlo. En el otro extremo, la sucesión de oraciones sueltas que abren y cierran párrafos fragmenta el texto y traba la asociación de ideas según su afinidad. Ni muy muy ni tan tan. Lo ideal es trabajar con párrafos de largo parecido, en los que se desarrollen las distintas ideas del texto —sin repeticiones— y que permitan relacionar unas con otras. Los párrafos pueden servir para distinguir en un texto la introducción, la argumentación, los ejemplos, la conclusión, etcétera. Algunos autores recomiendan que en una página haya entre tres y ocho párrafos, cada uno de entre tres y cuatro oraciones. Aunque la anterior es una recomendación válida, adherimos a la reflexión de Daniel Cassany56 respecto de lo peligroso que puede ser reducir una sugerencia a cifras absolutas y repetimos: a la hora de escribir, no existen reglas de oro, solo consejos más o menos útiles en diferentes situaciones concretas.

Hilando finiiiito En el camino de lo general a lo particular, llegamos a la estructura básica del texto: la oración. En este punto, lo esencial para que una oración sea eficaz y comprensible es que no sea muy larga y que no tenga demasiadas subordinadas. Lo deseable es que el lector común no tenga que dejar de leer para ponerse a descifrar una maraña de sujetos, verbos y complementos. Y si las relaciones entre las distintas oraciones no son obvias, la inclusión de conectores va a hacer la diferencia. La oración que sigue (103 palabras en 9 líneas) aparece en un manual sobre justicia electoral: El arribo a estadios democráticos avanzados, a través de la realización periódica de procedimientos electorales libres, auténticos, honestos y confiables, no sólo requiere de específicos elementos sociopolíticos esenciales sino del establecimiento y desarrollo de otros elementos técnico-electorales (como es el caso de un adecuado sistema electoral, una administración electoral creíble y confiable, un sistema plural de partidos políticos estable, así como un eficaz SJE), cuya presencia y depuración contribuyen a la consolidación de la democracia en determinado país, así como a la vigencia del Estado constitucional democrático de derecho y a la prevención o consiguiente solución de las controversias electorales por vías institucionales. (Fuente: “Justicia electoral – Manual de IDEA Internacional para el diseño de sistemas de resolución de conflictos electorales”, IDEA Internacional, 2007) Como habrán visto, el contenido de la oración es sumamente abstracto, y por lo tanto com56

  La cocina de la escritura, Barcelona, Anagrama, 2007, p. 86.

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plejo. Por eso, no es conveniente expresarlo con estructuras también complejas, como la sucesión de coordinaciones y subordinaciones, combinadas con largas cadenas de adjetivos calificativos, a veces bien ordenados y otras no tanto, y todo sin interrupción. ¡Uf! Veamos qué pasa si, sin meternos con el fondo, hacemos algunos cambios de forma: Para llegar a estadios democráticos avanzados, mediante la realización periódica de procedimientos electorales libres, auténticos, honestos y confiables, no sólo se requieren elementos sociopolíticos específicos y esenciales, sino el establecimiento y desarrollo de otros elementos técnico-electorales. Estos últimos incluyen un sistema electoral adecuado, una administración electoral creíble y confiable, un sistema de partidos políticos plural y estable, y un SJE eficaz. La presencia y la depuración de todos esos elementos contribuyen a la consolidación de la democracia en un país determinado, a la vigencia del Estado constitucional democrático de derecho y a la prevención o solución de las controversias electorales por vías institucionales. En la versión revisada del fragmento cortamos oraciones, eliminamos paréntesis que interrumpían la lectura innecesariamente y empujamos adjetivos (por ejemplo, específicos elementos sociopolíticos pasó a ser elementos sociopolíticos específicos, y adecuado sistema electoral se convirtió en sistema electoral adecuado). Todos estos tijeretazos y empujones, por violentos que puedan parecer, le allanan el camino al lector.

La naturalidad no es cosa fácil La naturalidad es una cualidad escurridiza. Se relaciona con el estilo o la elegancia estilística del texto, aunque se use un registro informal, pero también con la concisión y precisión, con lo que se entiende fácilmente y con lo que suena bien, aunque lo que suena bien para uno puede sonar muy mal para otro (el idiolectoD tiene mucho que ver con estas diferencias de oído). No solo en los textos literarios importa cómo suenan las palabras. Cualquier texto debería proponerse atraer al lector, y la sonoridad ayuda. El equilibrio o paralelismo entre estructuras y el orden de las palabras o frases según variables como categoría sintáctica o longitud también hacen a la fluidez. Si un texto está bien escrito, dan ganas de leerlo, aunque el tema no parezca interesante a primera vista. Hay que reconocer que para escribir con naturalidad hace falta algo innato, que tiene que ver con la sensibilidad a la lengua. La buena noticia es que leer mucho y atentamente ayuda a completar ese algo, aunque no a suplirlo. Una vez más, lectura y escritura se mezclan y se retroalimentan. En la novela A sus plantas rendido un león, Osvaldo Soriano57 cuenta la historia de Bertoldi, un encargado de la oficina de turismo argentina en Bongwutsi, África. Por esas vueltas del azar, Bertoldi termina siendo cónsul en ese país: un cónsul pobre y olvidado, y el más patriota ante la guerra de Malvinas. Una de las grandes virtudes de la novela de Soriano es la naturalidad, que se hace notar especialmente en los diálogos. El lector no tiene que esforzarse demasiado para oír hablar a los personajes. El fragmento que sigue, en el que Bertoldi llega a su casa y se encuentra con un pintoresco revolucionario irlandés, es muestra de eso: El cónsul miró al hombre que estaba apoyado en el marco de la puerta: era más 57

  Buenos Aires, Sudamericana, 1987, pp. 56-58.

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alto que él pero quizá no llegara a los cincuenta años. Era tan bizco que se hacía difícil saber hacia dónde miraba. De vez en cuando arrugaba la nariz, como si fuera a estornudar, pero al fin se contenía y dejaba escapar un carraspeo ronco. Encendió otra vez el habano y fue a sentarse sobre la tapa del inodoro. —No quiero que piense que soy un tipo pesado, embajador, pero resulta que es muy importante para mí quedarme aquí, ¿sabe? Embajada o consulado, eso es un avatar de la burocracia, qué más da. Lo que cuenta es que usted es un tipo íntegro, que hace respetar su bandera. —Eso se lo puedo garantizar —dijo el cónsul—, pero sepa que conmigo las amenazas no corren. —¿Quién lo amenazó? —se alarmó O’Connell— ¿Yo lo amenacé? —Me apuntó con una pistola cuando entré a mi propia casa. —¡Ah, pero estaba dormido! Olvídelo, es un reflejo… Se imagina que me toca dormir en cada lugar que si no ando con un poco de cuidado… —Perdone la franqueza, pero usted tiene aspecto de guerrillero. —No sea tan esquemático… —Si se queda acá nos van a mandar la policía. ¿Lo había pensado? El irlandés asintió con un ojo volcado hacia el cielo raso y otro en dirección a la puerta. […] —Si me disculpa voy a salir de la bañadera. O’Connell se puso de pie y salió al pasillo. Llevaba el cigarro entre los dientes y a veces fruncía la nariz. —El polen me tiene loco —dijo al otro lado de la puerta—. No se imagina la plata que gasto en remedios con esta alergia. Ya me tuve que ir de Filipinas porque arruinaba todas las emboscadas. Bertoldi se envolvió en una bata desteñida, se peinó y se puso una buena capa de desodorante. Se sentía mejor. Alguien, al fin, le dirigía una palabra de afecto. Pero no cualquiera escribe como Soriano. En el ejemplo que sigue, tomado literalmente de un mensaje que recibió hace algún tiempo una traductora tras mandar un presupuesto, la mezcla azarosa de registros se interpone en el camino de la naturalidad: Agradezco tu respuesta, No dispongo de la suma que me pides. Debo entregar este trabajo para la facultad y se me está poniendo difícil. Mis horarios no me dejan avocarme al escrito como quisiera. Tengo algo de tiempo para la entrega,  pero me está costando. Estudié inglés muchos años pero las traducciones de español a inglés no son lo mismo. A la inversa es facilísimo. Voy a buscar material para estudiar, apoyarme y poder practicar. Así lograré terminarlo, eso espero.  Se me ocurrió hacer una oferta para ver qué costos me pedían. Ando muy enquilombada y pensé que quizás así podía resolverlo. Cada uno tiene una cotización particular me pidieron desde $150 hta $ 3500. Gracias de nuevo. Más allá del comentario poco feliz acerca de que traducir del inglés al español “es facilísimo”, el

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destinatario seguramente se haya sentido desconcertado ante la combinación de puntuación aleatoria y cambios abruptos de registro, ¡una verdadera ensalada! De la mano de la naturalidad, va el estilo simple, que también es dado a unos pocos y que para el resto es el resultado de muchas horas de vuelo. Es común ver estilos sumamente rebuscados en quienes hacen su primer acercamiento a la escritura. La experiencia nos ayuda a eliminar palabras, a simplificar estructuras, a decir lo que queremos sin tanta vuelta y también la experiencia nos permite volver a agregar palabras, complicar las estructuras y dar algunas vueltas, pero solo cuando queremos hacerlo.

Lo visual y lo concreto: “Entre una idea y una vaca colorada, me quedo con la vaca colorada”58 En una de las ponencias recopiladas en Seis propuestas para el próximo milenio, Ítalo Calvino59 explica la importancia de incluir la visibilidad entre los valores literarios que deberían conservarse en el siguiente milenio. Se refiere al peligro que corre en la “civilización de la imagen” una facultad humana fundamental: “la capacidad de enfocar imágenes visuales con los ojos cerrados, de hacer que broten colores y formas del alineamiento de caracteres alfabéticos negros sobre una página blanca, de pensar con imágenes”. El autor empieza su ponencia reflexionando sobre la imaginación y afirma la existencia de imágenes visuales de generación espontánea cargadas de significado en el origen de todos sus relatos. En su proceso de escritura, a medida que se desarrolla el relato, las imágenes van subordinándose al razonamiento y la expresión verbal, con sus propias lógicas. Sin embargo, “las soluciones visuales siguen siendo determinantes, y a veces, cuando menos se espera, llegan a decidir situaciones que ni las conjeturas del pensamiento ni los recursos del lenguaje lograrían resolver”. Por su parte, Alicia Steimberg60 se para en el otro extremo del continuo de escritura-lectura y retoma la idea de visibilidad o “visualidad” como rasgo esencial de todo texto de ficción. Para que un texto invite a ser leído, tiene que permitir que el lector vea con los ojos de la mente lo que en él se relata, que imagine visualmente lo narrado: Aunque nuestro propósito sea enterar al lector de la discusión que mantienen dos personajes, pongamos por caso, sobre la actitud y la conducta de los padres de los adolescentes de hoy ante los riesgos de la independencia demasiado temprana de los chicos. En lugar de reducirnos a registrar lo que dicen, veamos, dejemos brotar una visión de los dos hombres que están hablando (uno ha echado panza y está vestido como un oficinista; el otro lleva el pelo largo y su indumentaria es la de un adolescente, etcétera). Es muy difícil atrapar al lector con personajes vacíos o despojados de detalles que permitan identificarlos y recordarlos durante la lectura misma. Cuando se caracterizan los personajes o incluso se califican los elementos presumiblemente inanimados de la descripción de un lugar o de un fenómeno natural, como un atardecer o una tormenta, estos ganan en vitalidad. Puede ayudarnos en la caracterización tratar de contestar para los distintos elementos del texto a preguntas sobre los rasgos que los diferencian de otros de su clase, los que comparten con otros, posibles asociaciones con nuestra historia de vida, etcétera. A veces también sirve hacer un dibujo, con mayor o menor precisión, para después describirlo. Seguramente la descripción 58

  Enrique Fierro y otros, Quiero ver una vaca, Buenos Aires, Pequeño Editor, 2005, sin número de página.   Madrid, Siruela, 2000, pp. 89-104. 60  Op. cit., pp. 26 y 27. 59

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que consigamos incluya comparaciones o metáforas ocurrentes en las que no pensamos antes. Siguiendo con lo interdisciplinario, las dotes actorales tampoco están de más en el ejercicio cotidiano de ver lo que se escribe. Por ejemplo, puede ser muy útil leer el diálogo escrito usando voces diferentes para cada personaje o incluso distribuir los enunciados de los distintos personajes entre varias personas que se sumen a nuestra lectura en voz alta. En La sombra de Heidegger, José Pablo Feinmann61 describe los rasgos de una mujer apelando a cualidades concretas, como el tamaño de la frente o el color de los ojos, pero también a comparaciones poco comunes y a la asociación con ideas abstractas, como la pasión y la inteligencia. Ante tal combinación de recursos, no nos queda más que abrir los ojos de la mente: Tu madre, Martin, era una mujer hermosa. Puedo decirte que su frente era amplia. Que sus cejas tal vez excesivas daban a sus ojos una turbiedad gótica, comprometida con la noche y sus misterios. Que sus ojos eran verdes, no grandes pero verdes como los mejores campos de la patria profunda, aunque latía en ellos algo superior, ajeno a toda tonalidad, a toda irisación. Un resplandor, Martin. Una luz caliente y pasional que, me dije, expresaba su ardor militante y luego, corrigiéndome, supe que era la de su inteligencia. Porque, Martin, vacía y pobre es esa idea mundana que se tiene de la inteligencia, de la lucidez, de ese poder maravilloso y raro que nos distingue del resto de lo creado, el pensamiento. La inteligencia es una pasión, y quema. Eso vi en los ojos de tu madre. Ahí, creo, decidí amarla. Si ya vemos el texto, con sus personajes, lugares, situaciones, etcétera, es momento de elegir las palabras justas y bajarlo al papel o a la pantalla para que también lo vea el lector. Hay distintas formas de lograrlo. La más obvia es agregar adjetivos y estructuras calificativas que completen la descripción de los personajes, por ejemplo. Pero, ¡cuidado!, lo más obvio no siempre es lo mejor. Las adjetivaciones vagas o redundantes oscurecen más de lo que aclaran y las estructuras subordinadas innecesarias pueden enredar el texto hasta aniquilarlo, en especial si parecen interminables. En esos casos un sustantivo preciso, con los matices justos, puede ser una buena opción para que el texto viva. Lo concreto tiene mucho que ver con lo visual. Retomemos el ejemplo de Alicia Steimberg: dos personas están conversando; ya sabemos cómo son, es fácil imaginarlas. Pero la imagen se vuelve borrosa si esas personas hablan y hablan sobre temas abstractos, difíciles de seguir sin la ayuda de cosas concretas como un horario, un lugar o el nombre de otra persona. Son esas cosas concretas las que orientan al lector y lo ayudan a salir del laberinto de la abstracción sin perder de vista eso sobre lo que conversan.

Las cosas tienen movimiento El movimiento es otra forma de dar vitalidad a un texto, aunque estemos describiendo un objeto inanimado. Movimiento y a veces incluso velocidad. El movimiento se consigue eligiendo bien las palabras, en especial los verbos, pero también estableciendo relaciones cercanas entre las partes de la oración y entre diferentes oraciones. Para ejemplificar lo anterior, más abajo reproducimos una parte de “Noche de epifanía” de Abelardo Castillo,62 cuento publicado en el libro El espejo que tiembla. Durante todo el cuento se escucha la voz de una nena que le habla a Jesús sobre el regalo que su hermanito les pidió a 61

  Buenos Aires, Seix Barral, 2005, pp. 49 y 50.   Buenos Aires, Seix Barral, 2005, pp. 37 y 38.

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los Reyes Magos. Hacia el final, ella dice: Escribime la carta, Carolita linda, y me hizo jurar con los dedos en cruz que no se lo diga a nadie o me caigo muerta y cómo le voy a negar nada cuando me mira con esos ojos o será que salí a mi madre, como dice papá, y tengo el sí fácil. Sí, le dije, dictame. Vos poné señores reyes magos, y yo le dije mejor pongo queridos, y Matías vos poné señores y que lo quiero a rayas. Pero mirá que yo leí en Lo sé todo que algunos miden como siete metros, contando la cola miden como siete metros. Fenómeno, dijo Matías, cuáles son los mejores. Los de Bengala, dije yo. Entonces poné queridos y que lo quiero de Bengala y poné que sea de verdad, dijo Matías, a ver si me traen uno de esos de paño lenci para tarados. Y lo que yo creo Jesús de mi corazón es que ya se lo trajeron, lo oigo respirar entre mi cama y la de Matías, debe ser afelpado, debe ser tan hermoso, oigo cómo abanica suavemente su cola sobre la alfombra, ay lo que va a ser mañana esta casa, lo que va a ser dentro de un rato cuando yo me duerma y papá entre a dejar mi bicicleta y el mecano de Matías, y por favor, cuando me castigues, acordate que me acordé de los chicos pobres y del África. Todo el cuento ocupa un solo párrafo de varias páginas. Para crear movimiento y liviandad en un largo monólogo al estilo del fluir de conciencia, el autor desoye intencionalmente las recomendaciones relativas a la organización en párrafos y el uso de la puntuación. Las oraciones largas y la falta de conectores le imprimen ritmo a la narración, hasta dejar al lector sin aliento. Con toda maestría, Castillo pone en acto la premisa según la cual a veces es mejor unir que separar.

Creer o reventar Un texto es verosímil cuando lo que se narra en él podría pasar en las circunstancias propias del relato, cuando al leerlo aceptamos lo narrado como real —o por lo menos como factible— en el mundo que crea el autor. Por ejemplo, pensemos en una escena de un policial ambientado en los años 50. Tenemos al detective, un hombre de cuarenta y pico, la voz ronca por el cigarrillo y el alcohol, los hombros levemente encorvados, la mirada desconfiada. No sería muy verosímil que este personaje entrara en un bar de mala muerte y, en vez de pedirse un whisky, le dijera al mozo que quiere una gaseosa light. Una forma de lograr la verosimilitud es crear el mundo de la narración a partir de elementos conocidos para el autor, que este puede desdibujar tanto como quiera para apartarlos de los reales. Pero aunque no haya retoques, los elementos adoptados van a seguir perteneciendo a la ficción narrada y no a la realidad. Conocer a las personas, los lugares o las situaciones que inspiran el relato ayuda a darle vida. Y como las vivencias pueden parecerse pero nunca se repiten exactamente de una persona a otra, usar algo de la experiencia propia en general es garantía de originalidad. Independientemente del grado de realidad de la materia prima del relato, el mundo creado en él puede ser totalmente irreal, como en los cuentos de fantasía, donde “el lector hace ese pacto tácito con el autor que lo compromete a creer cosas imposibles, o por lo menos improbables. [...] El pacto funciona bien porque, habiendo creído la primera cosa imposible, el lector no tendrá problema en creer las demás. Y las creerá fácilmente, no por obligación sino por diversión”.63 En el cuento “La red”, de Silvina Ocampo,64 predomina una atmósfera ligada a lo fantástico, pero 63

  Alicia Steimberg, op. cit., p. 119.   Cuentos completos I, Buenos Aires, Emecé, 1999, pp. 88-95.

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no por eso el relato deja de ser verosímil. Es la historia de una mujer perseguida por una mariposa a la que pinchó con un alfiler. La mujer le cuenta a una amiga lo que le pasó un día cuando salió del mar después de sentir el acecho de la mariposa mientras nadaba: —Me rodearon unos bañistas y me preguntaron qué me sucedía. Les dije: “He visto un fantasma”. Un señor muy amable me dijo: “Es la primera vez que un hecho así ocurre en esta playa”, y agregó: “Pero no es peligroso. Usted es una gran nadadora. No se aflija”. El señor acepta la idea del fantasma con total naturalidad. El lector, inmerso en la fantasía del cuento, también.

Las asociaciones libres, o defendiendo la necesidad de irse por las ramas En el colegio nos enseñaron que para escribir hay que elegir una idea central y elaborar el texto en torno de esa idea, sin alejarse demasiado. Pero esa no es la única forma de escribir ni la mejor en todos los casos. Sacar el relato de su linealidad, irse un poco por las ramas,65 es esencial en muchos casos para dotar de cuerpo al texto y hacer más llevadera la lectura, siempre que no se conduzca al lector a un mar de confusión innavegable. Así, interrumpir la trama para contar una anécdota que a simple vista parece descolgada puede enriquecer el texto si se la incluye con inteligencia. Este recurso también es válido con relación a los textos argumentativos. Aunque en ese géneroD no es recomendable perder de vista el razonamiento principal, agregar algo de color y congelar por unos instantes la línea de pensamiento puede distender al lector y ayudar a mantenerlo interesado. Por su parte, las ocurrencias sacan al texto de su linealidad, así como las montañas interrumpen lo predecible de la llanura.66 Las ocurrencias son esas ideas que nos surgen de repente, sin que sepamos muy bien de dónde, y dotan al texto de cierta frescura a la vez que lo vuelven más memorable. Es mucho más probable que recordemos una imagen original, y hasta graciosa, que una habitual, que se repite a modo de cliché. El cuento “Noche de epifanía” de Castillo67 vuelve a estas páginas, esta vez para ilustrar el recurso de las asociaciones libres. Los invitamos a leer y disfrutar del siguiente párrafo, absolutamente imperdible: Lo que más me gusta son los ojos que tiene, que parecen esos papeles celestes medio plateados de los ramos de flores, y también me gustan esos dientes parejitos que la verdad no sé para qué te salen tan parejos si después se te caen y te vuelven a salir y encima te crecen para cualquier lado y parecen serrucho, pero cuando se te caen éstos sí que estás frita como la abuela que se olvida la dentadura en cualquier parte y cuando yo era más chica y no sabía cómo era ese asunto de los dientes postizos casi me muero de la impresión cuando me los encontré en la pileta del baño. Transcribimos un fragmento corto de El turno del escriba, novela escrita a cuatro manos por   Alicia Steimberg, op. cit., p. 32.   Ibídem, p. 83.

65 66 67

  Op. cit., p. 34.

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  Buenos Aires, Alfaguara, 2005, p. 77.

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En el Anexo (página 96) van a encontrar una posible continuación del texto escrita para este ejercicio.

Rustichello escuchaba con atención. Conocía infinitas historias de restos y reliquias, había trozos yendo y viniendo por todas partes, huesos, corazones, ojos, dedos, uñas, sudores. Los devotos arrancaban jirones de la ropa del santo y se disputaban sus pertenencias aun antes de que el pobre muriese del todo, y apenas muerto, todavía tibio, se lanzaban a la rapiña de sus partes sacras.

Graciela Montes y Ema Wolf.68 ¿Se animan a seguir el relato yéndose por las ramas? Si ponen en marcha el mecanismo de las asociaciones libres, ¡los resultados pueden ser desopilantes!

EJERC ICIO :

LIBRE COMO EL SOL CUANDO AMANECE

En sus zapatos Quien escribe no puede olvidar que siempre —o casi siempre— lo hace para un lector, que no tiene acceso a todo lo que pasa por la cabeza del escritor ni a las vivencias que lo llevan a escribir. En el caso de una traducción, esa forma particular de escritura, la mayoría de las veces el lector tampoco tiene acceso al texto que da origen a esa traducción. Puede que no maneje el idioma del original o que el texto le sea completamente ajeno porque fue concebido en un tiempo o espacio distantes de los del lector. Por eso es indispensable que el escritor se ponga en los zapatos del lector al desarrollar el texto. Ponerse en los zapatos del lector puede querer decir muchas cosas. Por un lado, es muy importante considerar la situación comunicativa, que abarca: 1) al autor: quién soy, para qué escribo este texto; 2) al lector: quién es, cuándo, cómo y dónde va a leer mi texto; 3) el texto: de qué se trata, cómo quiero que sea, cómo va a estar organizado, qué lenguaje quiero usar y 4) el contexto, el marco en el que se da el mensaje. No es lo mismo escribir para saciar nuestra necesidad de expresión que para informar sobre un hecho. Tampoco es lo mismo si escribe un poeta o un contador, ni es lo mismo escribir para adultos que para chicos. Por otro lado, si queremos tratar bien al lector, no podemos dar por sentado nada que sea indispensable para entender el texto y que el escritor o traductor conozca; pero la idea no es subestimar al lector explicando más de lo necesario, hasta el punto de aburrirlo o eliminar, por ejemplo, el suspenso tan necesario en muchos casos. Si estamos escribiendo de cero, una forma de agregar información es incorporando detalles que den cuerpo al texto. Si, en cambio, estamos trabajando en una traducción, el lector va a estar agradecido si al sumar un elemento o adaptar algún otro le devolvemos algo del color original o le ahorramos dejar de leer para ir a la enciclopedia.

Omnipresente El contexto completa el sentido en todo lo que leemos o escribimos. Así como el que escribe tiene que ponerse en los zapatos del lector y pensar en la situación comunicativa al desarrollar sus ideas, el buen lector seguramente identifique desde su propia perspectiva esa misma situación, aunque no se lo proponga. Por invisible que parezca, el contexto siempre está. A veces en la superficie, otras en las profundidades. El contexto ayuda al lector a completar la historia que lee y al escritor a decidir cómo escribirla. CONTEXTO 1. m. Entorno lingüístico del cual depende el sentido y el valor de una palabra, frase o fragmento considerados. 2. m. Entorno físico o de situación, ya sea político, histórico, cultural o de cualquier otra índole, en el cual se considera un hecho. 3. m. p. us. Orden de composición o tejido de un discurso, de una narración, etc. 4. m. desus. Enredo, maraña o unión de cosas que se enlazan y entretejen. (Fuente: Diccionario de la lengua española de la Real Academia)

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Tres hijos en una semana / Soy leyenda

Como se habrán dado cuenta, en los tres casos anteriores cualquiera de los copetes —verosímil o no— podría combinarse con el título correspondiente. Solo el conocimiento del contexto, es decir del artículo completo, garantiza la elección acertada. Ahora, ¿se animan a escribir posibles copetes para los dos títulos que siguen? En el Anexo (página 97) van a encontrar los copetes con que se publicaron las noticias en cada caso.

1. A pesar de su edad y nacionalidad, Alicia Silverstone se reconoce fanática del juego de estrategia de guerra TEG, versión argentina del estadounidense Risk. La diva juvenil cuenta cómo entró en contacto con el juego. 2. Kirchner sumó a la ministra de Desarrollo Social al pelotón de posibles candidatos en la provincia de Buenos Aires. La necesidad de neutralizar a Duhalde, Scioli y Solá. El peso de De Vido en la interminable pelea con Clarín. 3. Serú Girán sigue recorriendo el mundo con sus canciones emblemáticas. Daniel Strogonoff, afamado productor musical de la Península de Kamchatka, firmó en el día de ayer la compra de los derechos de Canción de Alicia en el país.

ALICIA ATACA A KAMCHATKA

1. La estrella estadounidense de cine para adultos Tera Patrick admite que a la hora de comer dulces solo la frena la necesidad de estar en forma para el siguiente rodaje. Sin embargo, trascendió que en enero pasado tuvieron que hospitalizarla debido a una intoxicación con banana split. 2. Una investigación sobre las conductas de los jóvenes de entre veinte y treinta años revela que los nacidos en los años ochenta, la generación Y, son ambiciosos desde el punto de vista laboral. No se conforman con puestos que no les planteen desafíos constantes. 3. Tras su resonante triunfo en Augusta, Ángel Cabrera aseguró: “Ahora voy por el tercer Major y no voy a parar hasta que gane por lo menos cinco”.

INSACIABLE POR NATURALEZA

1. Casi un año y medio después del asesinato, detuvieron al ex marido y la ex suegra de Rossana Galliano, acusados de haber pagado para que la mataran. La conclusión de los investigadores convierte el homicidio en un caso emblemático de la violencia de género. 2. Se estrena en las salas de Buenos Aires una remake de la desopilante comedia francesa de los años noventa protagonizada por Philippe Noiret. 3. El peón que sacrificó a la yegua del estanciero de Bahía Blanca presenta su defensa ante el tribunal de primera instancia.

LA MATÉ PORQUE ERA MÍA

Veamos en la práctica cuánto hay de cierto en toda esta historia del contexto. Más abajo van a encontrar tres títulos de noticias, cada uno seguido de tres posibles copetes o bajadas. Los invitamos a señalar para cada título el copete que corresponda a la noticia que se publicó con ese título, en diarios argentinos, teniendo en cuenta que los otros dos son falsos. En el Anexo (página 96) aparecen las soluciones.

EJERC ICIO :

TEJIENDO

Claudia Piñeiro

“La escritura podía ser un camino para mí” “¿Cómo hago para contar esta historia?” Claudia Piñeiro entendió que esa pregunta —elemental, básica— es el motor esencial de la escritura. En esta entrevista, reconstruye el camino que recorrió lenta y silenciosamente durante años hasta encontrar la respuesta más apropiada en cada caso.

—¿Cómo concebís la escritura? —La escritura, para mí, es como una necesidad física; me levanto a la mañana y lo que quiero hacer es escribir. Tiene que ver con una necesidad de salir del silencio, que al ponerle la palabra escrita se puede elaborar de algún modo. Es una búsqueda para decir cosas que de otra manera no puedo. A mí me gusta mucho lo que dicen ciertos escritores sobre por qué escriben. Uno decía que escribía por venganza, porque era analfabeto. Fernando Arenas sostiene que escribe para decir lo que en algún momento calló y no pudo decir. Pero yo, de verdad, creo que en el fondo son todas elaboraciones posteriores. En un sentido es como la terapia: uno trata de armar la historia para poder bancársela, pero el problema es anterior. —¿Cómo te transformaste en escritora? —Siempre escribí, desde chica. Pero cuando terminé la secundaria, tenía que buscar una carrera que me permitiera trabajar. No podía pensar en dedicarme a escribir, ya que venía de una familia de clase media baja. Además, ni se me cruzaba por la cabeza porque en mi familia no había nadie relacionado con lo artístico en forma profesional. Como tenía que elegir una carrera, elegí Sociología. Una psicóloga me dijo: “¿Vos querés estudiar Sociología? Andá a la Facultad, parate en la puerta y preguntale a algún estudiante qué opina al respecto”. Me pareció medio raro el consejo, pero como era muy obediente me fui a la Facultad de Derecho, donde se estudiaba Sociología. Solo me topaba con estudiantes de abogacía, hasta que les pude preguntar a unos chicos y me contestaron: “Vas a terminar muerta en una zanja, ni se te ocurra estudiar acá”. Era 1978; al año siguiente la dictadura cerró la carrera. La psicóloga, en lugar de hacerme un test de orientación vocacional, me preservó la vida. —Entonces decidiste estudiar Contabilidad... —Para entrar a Contabilidad tenías que dar matemática e historia, que eran las dos materias que más me gustaban. Mi mamá y mi papá habían empezado esa carrera y la habían dejado. Nunca me dijeron que fuera contadora, pero mi hermano y yo somos contadores. Además, yo había estudiado en un bachiller y no sabía nada de contabilidad. Empecé a trabajar en un estudio contable muy importante. Me dediqué mucho a esa profesión, pero mientras tanto empecé a hacer talleres con escritores y me di cuenta de que realmente quería hacer eso y de que la estaba pasando pésimo porque trabajaba miles de horas en algo que no me divertía. Así fue que, una vez, mientras viajaba en un avión a hacer una auditoría en una empresa de San Pablo, leí en el diario un aviso chiquito que anunciaba un concurso de novela. Y me dije: “Yo vuelvo, pido licencia de dos meses y escribo la novela para este concurso, sea como sea”. —¿Te tomaste la licencia o solo fue una expresión de deseo? —Volví de San Pablo, conseguí las bases del concurso y ahí me di cuenta de que era un concurso de literatura erótica, organizado por editorial Tusquets. Escribí la novela y quedé entre los diez

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finalistas del concurso. Esa fue la primera señal de que si hacía un esfuerzo, si me tomaba la literatura más en serio y lo intentaba, la escritura podía ser un camino para mí. Después tuve un hueco laboral, un verano, y me presenté en la revista Emanuel, que buscaba redactoras. Les escribí una carta diciendo que era contadora pero que quería escribir y me tomaron. Pero yo ya vivía sola y si no trabajaba como contadora el dinero no me alcanzaba para mantenerme. Entonces me fui a trabajar a YPF en el momento de la privatización. Después, me ofrecieron una vacante en una revista con un sueldo que podía igualarse al de contadora.

—¿Desde entonces te dedicás profesionalmente a la escritura? —Ahí hice el pase. Empecé a estudiar guión de televisión para tener un oficio que me ayudara a estar más cerca de la escritura y que me permitiera subsistir. En esa época no existía formalmente la carrera de cine ni de guión ni nada parecido. Mientras estudiaba tuve a mis tres hijos, de modo que cada vez que aparecía una posibilidad de trabajo, yo estaba embarazada o por parir. Cuando mi tercera hija tenía un mes, me llamó mi profesora y me dijo: “Me pidieron de un estudio a alguien para escribir una comedia familiar y les dije que ibas a ir vos. Así que ahora vas, porque si no, vas a seguir así eternamente”. Puse como condición que le iba a dar el pecho a la nena hasta el año, como a mis otros hijos, así que empecé a ir con la beba y, cuando ya era más grande, mi mamá me acompañaba y se la llevaba a jugar a la plaza. —¿Fue útil la experiencia de trabajar en ese estudio? —Yo agradezco la experiencia del estudio porque ahí me enseñaron un modo de trabajo. En general, aprendés a trabajar a los golpes y esta gente tenía un método de trabajo: de un día para el otro tenías que escribir cincuenta páginas. Ese ritmo me ayudó muchísimo. —¿Qué rescatás de los talleres de escritura a los que asististe? —A mí me parece que, en general, los talleres funcionan, aunque también depende de cuáles, porque hay muchísimos. Algunos son más serios, otros menos. Hay mucha gente que va a los talleres simplemente porque tiene ganas de hacer algo; hay quienes se lo toman más en serio y buscan un maestro que los inicie en el oficio. En la Argentina, la carrera de Letras no forma para escribir; te prepara para leer o para ser crítico. Obviamente que el que leyó mucho está mucho más capacitado para escribir; para escribir es fundamental leer, pero no alcanza con eso. Muchos compañeros del taller venían también de la carrera de Letras, que era más bien teórica. Quiero decir, un taller te orienta en la lectura —alguien que te orienta en la lectura te ahorra un montón de camino—, pero también hay una orientación dirigida al trabajo de escritura: el manejo del lenguaje, el manejo de la trama. Me acuerdo de que cuando estaba escribiendo Las viudas de los jueves, me hinchaban para que leyera a Proust. Yo decía qué tiene que ver Proust con Las viudas de los jueves. Y sin embargo me ayudó muchísimo, por la meticulosidad en la descripción de las cosas. La persona que da el taller es alguien que te ayuda a ver eso. En el taller vas a trabajar sobre tu producción con una persona que se dedica a la escritura. Por eso es fundamental quién es el escritor que tiene a cargo el taller. —¿Algún libro de los que leíste fue iniciático para tu carrera? —Tengo un montón de lecturas hechas en forma caótica. Por ahí me resulta más fácil asociar cada novela que escribí con el libro o autor que estaba dándome vueltas en ese momento. Cuando escribí Tuya, estaba trabajando con Manuel Puig, que maneja una estructura del lenguaje que a mí me interesa. Hay mucho de los ambientes de Puig en mi novela, por más que el resultado no tiene nada que ver con él. El disparador de Las viudas de los jueves es un cuento de John Cheever que se llama “El nadador”. Él escribió un montón de cuentos sobre lo que eran los Estados Unidos en la época del cincuenta, donde la gente se iba a lugares privilegiados y cerrados para protegerse de una posible

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guerra. Este nadador, que podría ser un tipo que vive en un barrio privado, está pasando por un proceso de decadencia, se está separando, perdió su casa, perdió su trabajo... Descubre que puede recorrer todo este lugar yendo de pileta en pileta. Se tira a una pileta, la nada, se tira a otra, la nada, y hace un recorrido por las piletas. Lo cual ya es significativo para un lugar. Para mí era muy linda esa imagen. Y ese cuento me sirvió, aunque yo quería escribir una novela que ocurriera en la década del noventa. Después leí a Proust para no dejarme llevar por la vertiginosidad de la novela, algo así como descansar con la lectura de una novela que aparentemente no tuviera nada que ver con lo que yo iba a hacer. Después leí a William Faulkner, que tiene un cuento que se llama “Una rosa para Emily”. Se trata de una mujer que tiene un romance con un viajante de comercio. Todo el cuento está hecho en primera persona del plural porque el pueblo va armando la historia de esta mujer. Esa lectura me sirvió para armar la voz de mi historia.

—En el día a día, ¿cómo es tu jornada de trabajo? —Después de llevar a los chicos a la escuela es mi momento de mayor libertad para trabajar: de ocho y media a cinco de la tarde. En la escritura de una novela pasás por distintas instancias. Hay momentos en que estás tan compenetrada que podés sentarte y no parar de escribir y hay otros momentos en los que no, que solo te sentás y corregís. Yo cada tanto reviso lo que escribo. Sobre todo para no cambiarle el tono a la novela. Dejo muchas marcas en colores para revisar el tono, la gramática… —¿Siempre sos vos quien revisa los textos o se los pasás a otras personas? —Tengo cuatro o cinco amigos que, en general, leen mis libros. Yo busco en la lectura de cada uno de ellos cosas distintas. Pero no hace falta que se lo diga. Después está el corrector de la editorial. De todas formas, siempre hay algo en lo que te equivocás. Aunque haya pasado por todas esas lecturas, abrís el libro y decís: “La puta que lo parió… ¿cómo se me pasó esto?”. —¿Usás alguna especie de manual de escritura? —Yo de esas cosas no leí nada. Leí textos o ensayos que hablan sobre la escritura o sobre el acto de escribir y después apliqué lo que leí, pero en el sentido de reflexionar sobre el arte de escribir, no como receta. Cualquier libro de Roland Barthes, por ejemplo, te ayuda a escribir. Yo no tengo una técnica de escritura o capaz la tengo pero no de manera consciente. Leo lo que escribo y me parece que está bien o no; tiene más que ver con la sonoridad del texto. —¿Escribís pensando en la oralidad? —Primero escribo pensando en la novela. Después, cuando la leo, me fijo cómo suena. Escribo pensando más en lo visual que en lo oral. Me tengo que esforzar más por escuchar la historia que por verla. Me sale más fácil verla que escucharla. —En tus libros hay tramos en los que parece que vas a contar algo agradable que finalmente resulta angustiante. ¿Cómo lográs ese efecto? —No a todos los lectores les pasa eso. Pero yo decido contarlo de esa manera, es el punto de vista que elijo. A mí me gusta el concepto que tiene Luigi Pirandello sobre el humor. Él lo diferencia de lo cómico. Dice que cómico es el chiste, por el cual uno se ríe y se terminó. Con el humor, en cambio, uno se ríe y mientras lo hace se pregunta cómo puede estar riéndose de algo así. A mí me interesa ese tipo de humor, es una cuestión de mi naturaleza, me gusta mirar así las cosas. —Otra característica de tus relatos es que son muy verosímiles, ¿para dar esa sensación aprovechás la realidad que te rodea? —En algún punto, todo tiene que ver con uno. Siempre hay algo de verdad en lo que uno

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escribe pero no hace falta ser literal. Las viudas… tenía que ver con los noventa, pero si yo metía los nombres de Menem o Cavallo el texto se volvía horrible, espantoso. Entonces, los saqué. Pero, a la vez, me parecía mal que no estuvieran y así hasta que le encontré el tono que me pareció adecuado.

—¿Existe una tensión entre lo correcto y lo bello, entre lo lógico y la forma? —Claro que sí y con lo ideológico también. Y está bien que sea así. Esa es la gran tensión de la escritura.

FICHA TECNICA Claudia Piñeiro nació en Burzaco en 1960. Durante diez años ejerció como contadora, egresada de la Universidad de Buenos Aires. En 1991 fue finalista del concurso de literatura erótica “La sonrisa vertical”, de Editorial Tusquets, y en 2003 fue finalista del Premio Planeta por la novela Tuya, que se publicaría luego en 2005. Ese mismo año ganó el Premio Clarín-Alfaguara con la novela Las viudas de los jueves, que fue traducida al portugués, italiano, hebreo, alemán y francés. En 2007 se editó la novela Elena sabe. Escribió varias obras de teatro: Cuánto vale una heladera, estrenada en el 2004 en el marco de “Teatro por la identidad”, Un mismo árbol verde, Verona y Tres viejas plumas. Publicó también relatos para chicos: Serafín, el escritor y la bruja y Un ladrón entre nosotros. Es egresada de la Escuela de Arte Dramático de la Ciudad de Buenos Aires.

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Más simple, ¡por favor! Aunque existen muchos estilos de escritura, en especial en los distintos géneros discursivos y campos del conocimiento, hace algunas décadas empezó a advertirse la necesidad de usar un estilo simple, comprensible por todos en muchas áreas en las que antes se preferían estilos más complejos o rebuscados. Por ejemplo, se volvió evidente que no solo los abogados y escribanos deben entender los contratos y las leyes, sino todo el que se ve afectado por esos contratos y leyes, el ciudadano en general. Así, en la década del setenta nació en los Estados Unidos el Movimiento del Estilo Llano (Plain Language Movement) con la misión de crear conciencia sobre la necesidad de escribir para todos —y no solo para algunos— en los ámbitos académico, administrativo, legal y comercial. En este sentido, la organización Plain Language Association International sostiene que escribir con claridad en un lenguaje llano no solo ahorra tiempo y dinero, sino que salva vidas.69 Por ejemplo, si el lenguaje que se usa en el manual de una máquina no es directo y comprensible, quienes operan esa máquina pueden terminar lastimados. La necesidad de escribir con claridad no se relaciona únicamente con la lingüística, sino con cuestiones que hacen a la vida en sociedad: el que escribe algo que puede afectar a otros —un anuncio, un prospecto, una ley— tiene la obligación de hacerse entender y los receptores de esos textos tienen el derecho de poder comprenderlos. Según Cassany,70 desde el punto de vista lingüístico, el texto llano Usa un lenguaje (registro, vocabulario) apropiado al lector (necesidades, conocimientos) y al documento (tema, objetivo). Es decir, se adapta a cada situación [...]. Tiene un diseño racional que permite encontrar la información importante en seguida [...]. Se puede entender la primera vez que se lee [...]. A pesar de que en algunos círculos todavía hay quienes creen fervientemente que está en la naturaleza de los textos de especialidad recurrir a estructuras complejas y por demás formales (los textos legales son un reflejo muy claro de semejante convicción), los defensores del Movimiento del Texto Llano arguyen que no es así. No es la complejidad estructural lo que dota a un texto de precisión o adecuación a una disciplina dada. A nadie beneficia que un texto diga en cincuenta palabras mayormente abstractas lo que podría expresar en veinte más bien concretas, salvo a quien intencionalmente pretenda confundir al lector… Y es de lamentar, pero a veces ese es el caso. Un texto puede ser llano y especializado a la vez si cumple con las características mencionadas más arriba, entre otras, y a la vez responde a cierto conjunto de normas y expectativas propias de la disciplina de que se trate, tanto relativas al fondo como a la forma. Algunas de las cosas que el Movimiento del Texto Llano propone son: || || || || ||

|| ||

Redactar con un estilo directo y evitar las ambigüedades. Emplear un esquema lógico y coordinar las ideas. Eliminar información que no sea esencial. Usar gráficos, tablas e imágenes para reforzar datos clave. Utilizar verbos en lugar de sustantivos para indicar acciones, y la voz pasiva solamente cuando sea necesario. Evitar los formalismos e inclinarse por el lenguaje de todos los días. Evitar la jerga y las abreviaturas y siglas. Si se usan vocablos técnicos, definirlos o dar ejemplos.

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  Ver http://www.plainlanguagenetwork.org. (Fecha de consulta: 30.08.09)   Op. cit., p. 27.

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¿Y la creación literaria? También en este campo, aunque sea en los primeros acercamientos, debería dictar el rumbo el estilo simple. Pero muchas veces eso no pasa. Di Marco71 dice: “Tendemos a escribir con un estilo ajeno, grandilocuente. Nos enseñaron que así se escribe la literatura. ¿Dónde se originó la confusión? No sé”. A veces los textos se enroscan con frases o ideas innecesarias. Otras, el problema es el registro. Es como si por pertenecer a la ficción todos los personajes tuvieran que usar un lenguaje culto casi inhablable, como si fueran a dar una clase magistral. Es cierto que literatura ornamentada de la buena hay, pero para quien navega el mar de la escritura por primera vez, el estilo simple puede ser una buena brújula. El mal de la elevación y el rebusque no afecta solamente a las obras originales. Quienes hacen sus primeros intentos con la traducción literaria en general presentan los mismos síntomas. Por un lado, tratan de reproducir el arte que leen en esa literatura ornamentada y grandilocuente. Por otro, no siempre manejan criterios adecuados para decidir qué aplicar y cuándo de todo lo que encuentran en los manuales de estilo de editoriales y otras guías recibidas de fuentes diversas. Además, les cuesta mucho usar palabras coloquiales no neutras y ni hablar de insultos. Así, una mina despeinada puede convertirse en una joven con el cabello desarreglado y un flor de pelotudo, en una persona poco suspicaz. El cuento “Ventarrón”, de Antonio Dal Masseto,72 es un ejemplo muy disfrutable del estilo simple en la literatura. Sigue un fragmento: En la estación me espera Florita. Linda y alegre como siempre, y con una enorme panza. —Acompañame hasta la comisaría —me dice—, tengo que llevarle la vianda y un par de frazadas a Ventarrón que está preso de nuevo. —¿A quién le pegó esta vez? —Al rematador de hacienda. El idiota no se dio cuenta de que Ventarrón andaba cerca y le dio un patadón al perro. […] En la comisaría nos encontramos con tres policías sentados alrededor de una estufa que se sorprenden mucho al ver a Florita. —¿Qué hace acá, señora? Usted está por comprar ya mismo, debería estar internada. —¿De qué están hablando? Estuve ayer con el médico, me falta como una semana —dice Florita. —Señora, su marido se está retorciendo desde la mañana, no lo podemos calmar con nada, no para de gritar: “Ya viene, ya viene”. Su marido no falla, acuérdese de las otras dos veces que lo teníamos en la comisaría y usted estaba en trabajo de parto y él tenía los dolores. Desde una de las habitaciones que sirven de calabozo nos llegan los quejidos de Ventarrón. —Oia —dice Florita agarrándose la panza—, en serio me están empezando los dolores. Se sienta en un sillón, cierra los ojos, respira hondo. —Tienen razón, ya viene. Al leer el fragmento nos parece presenciar la interacción entre estos personajes: una embarazada a punto de parir, el marido preso, los policías que conocen a la señora y al marido. Todo es 71

  Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo, 2006, pp. 44 y 45.   Señores más señoras, Buenos Aires, Sudamericana, 2006, pp. 43 y 44.

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muy familiar y hasta pueblerino. También hay una situación de sorpresa y urgencia al mismo tiempo, pero en todo momento el lenguaje es simple y directo. Los personajes hablan y el lector los escucha tal como son.

Hacela corta En su Taller de corte y corrección, Di Marco73 habla de Acromegalia Literaria en lugar de rebusque y hace una ingeniosa descripción sintomatológica de la enfermedad, para luego proponer una cura: el corte. Corte de palabras, de cláusulas, de oraciones, de párrafos, ¡de principios enteros! Corte, corte y corte. El origen de esa enfermedad puede ser la inspiración: a veces actuamos como si las musas se hubieran reunido a nuestro alrededor y escribimos sin parar. Esos días nos sentimos creativos, extáticos, aplanadores. Justamente esas veces tenemos que estar atentos a los síntomas y buscar el remedio del corte si no pudimos evitar el contagio. Por ejemplo, al principio de este capítulo, se incluía un largo relato histórico sobre la escritura y el alfabeto. Nos explayábamos sobre el nacimiento de la escritura sumeria cuneiforme en el 4000 a. C. y el cambio del sentido de escritura de vertical a horizontal, entre otros hitos. El relato recorría varios milenios y cientos de miles de kilómetros. Eso fue en el principio. Porque después leímos lo escrito y lo volvimos a leer. Lo miramos de un lado y del otro. Algo hacía ruido. Eso no era lo que queríamos decirle a nuestro lector. Entonces, los cuarenta y cuatro párrafos sobre historia se convirtieron en estos pocos en absoluto históricos que hoy forman este apartado. ¿Pero cómo? Leyendo, releyendo y recortando.

Lo bue si bre... Como dijimos cuando hilamos finito, las oraciones de largo moderado con pocas subordinadas y bien conectadas ayudan al lector a entender lo que queremos decir sin tener que leer y releer. Hay que tener especial cuidado con los incisos, es decir, frases incluidas entre rayas, paréntesis o comas en el medio de una construcción principal. Aunque puede ser útil intercalar construcciones que complementan la idea central de la oración, como aclaraciones o ejemplos, si las intercalaciones son muchas o muy largas, el texto deja de fluir. Las interrupciones pueden confundir al propio escritor y llevarlo a elaborar un texto con problemas de concordancia o de pérdida de referentes. Por su parte, el lector seguramente necesite más de una lectura para terminar de entender cuál es la oración principal y cuáles son las partes agregadas, así como la relación entre una y las otras. Incluso si el texto se deja entender, es probable que las voces intercaladas distraigan al lector y le recuerden que está leyendo. Otro tipo de interrupción que conviene evitar es la que separa las partes de la oración que funcionan por pares, como sujeto y verbo, verbo y objeto, etcétera. En general es mejor ubicar los complementos al principio o al final que intercalados, según su longitud y grado de conexión con el resto. ¿La oración anterior habría sido igual de clara con el siguiente orden: En general es mejor ubicar, según su longitud y grado de conexión con el resto, los complementos al principio o al final que intercalados? Las cláusulas subordinadas también pueden alargar la oración más de lo deseable, por lo que hay que usarlas con moderación. Muchas veces es mejor poner un punto y empezar una oración nueva, o separar dos proposiciones coordinadas con punto y coma, que usar una 73

  Op. cit., p. 93.

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cláusula subordinada. Y las cláusulas anidadas deberían activar una alarma en la cabeza del escritor. Estos casos se dan cuando empezamos una oración que introduce otra idea que por su parte menciona un ejemplo que a su vez agrega información. ¿QUÉÉÉÉ?

Saber elegir Parte de lo que hace al buen estilo de escritura es saber elegir. Ya hablamos de las ocurrencias, que tienen que ver con el qué o el fondo de lo que se escribe, y nos referimos al efecto diferente que pueden tener en el lector una imagen previsible y otra novedosa o hasta ridícula. Con relación a la forma, también hay elecciones más felices que otras. Por ejemplo, en inglés es común armar títulos con gerundios y en español muchas veces se reproduce esa práctica porque —queramos o no— tenemos mucha influencia del inglés. Sin embargo, en nuestro idioma es más natural armarlos con estructuras nominales (que usan un sustantivo), frases con “Cómo” u oraciones con verbo conjugado. Si no, comparemos los siguientes títulos, que podrían aparecer en un manual o en un anuncio, respectivamente: Título con “sabor” inglés

Título más natural en español

Poniendo en marcha el lavarropas

a) Puesta en marcha del lavarropas b) Cómo poner en marcha el lavarropas

Introduciendo la nueva solución de ahorro de energía para el hogar

a) Nueva solución de ahorro de energía para el hogar b) Presentamos la nueva solución de ahorro de energía para el hogar

Ya dentro del texto, en muchos casos va a ser preferible armar frases con verbos conjugados que con sustantivos abstractos. Los verbos conjugados permiten expresar ideas más concretas, que a su vez facilitan la lectura. ¿Se acuerdan de lo visual y lo concreto? El alto nivel de abstracción lleva a la distracción y al aburrimiento por la falta de comprensión del mensaje objeto de la comunicación. Zzzzzzzz. Otra elección necesaria: entre una negación y una afirmación, es preferible la afirmación. Todo es cuestión de peso y, salvo que el énfasis de la oración lo exija, conviene usar un estilo constructivo. Por ejemplo, Cassany74 recomienda elegir un verbo afirmativo (suspender) en lugar de combinar otro con no (no celebrar). Al escribir hacemos elecciones todo el tiempo, aunque no siempre nos demos cuenta. Muchas de esas elecciones se repiten una y otra vez a medida que acumulamos palabras escritas y se combinan en los distintos criterios que van a caracterizar nuestra escritura.

Un poco de respeto Usar un lenguaje más sencillo permite un trato más democrático e integrador. Desde hace varios años, para abrir paso al uso respetuoso del lenguaje, algunas organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos están trabajando en la eliminación de fórmulas lingüísticas discriminatorias del material escrito que producen. La idea es abarcar a más personas y no ofender a nadie. 74

  Op. cit., p. 114.

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En este sentido, desde 1989 la UNESCO trabaja en la elaboración de recomendaciones para el uso de fórmulas y términos neutros en sus textos fundamentales. En el marco de esa iniciativa, emitió Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje, que actualiza periódicamente. Como ejemplo del tipo de cambios que se trata de promover, incluimos más abajo el Anexo 3 al Informe sobre la revisión de los textos fundamentales de la UNESCO con miras a la utilización de fórmulas y términos neutros, del 25 de agosto de 1994.75

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  Ver http://unesdoc.unesco.org/images/0009/000989/098907So.pdf. (Fecha de consulta: 30.08.09)

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En el Anexo anterior aparecen subrayados los cambios propuestos para el Preámbulo de la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), para uno de los artículos de esa constitución y para el índice, todos tendientes a la inclusión de las mujeres en la redacción del texto. El uso de un lenguaje políticamente correcto (politically correct), que deja de lado todo tipo de discriminación, es una muestra clara de la adhesión de la cultura anglosajona a la corriente de cambio hacia un lenguaje integrador y respetuoso. Sin embargo, como en todos los aspectos de la vida, ningún extremo es bueno y a veces lo respetuoso o políticamente correcto puede rayar con lo condescendiente. Además, el uso de un lenguaje respetuoso tiene que ir de la mano de conductas acordes, porque de nada sirve que seamos muy respetuosos al hablar o escribir si de todas formas nos comportamos de maneras ostensiblemente discriminatorias. Por otro lado, seguir siempre las premisas del lenguaje respetuoso puede llevarnos a usar términos o estructuras que enrarecen por completo el texto, al punto de obstaculizar la comunicación en lugar de allanarla. Así pasa, por ejemplo, cuando repetimos mucho en el mismo texto estructuras como el/la señor/a seguidas a su vez de participios y adjetivos que también necesitan la aclaración de los dos géneros posibles. ¡Pobre lector! Lo ideal es incluir en la redacción las formas más extrañas solo cuando sea indispensable y en el resto de los casos hacer un uso respetuoso del lenguaje mediante reformulaciones y otros recursos.

Forzad@ ¿Alguna vez recibieron un correo con el saludo “Hola a tod@s”? Probablemente sí. El uso de la arroba para combinar la o y la a del género habla de una actitud políticamente correcta y progre. Pero ¿qué representa esa @? ¿Hace falta neutralizar las diferencias? Y lo que es más importante, quienes son tan respetuosos del género ¿no dejan afuera a los que no manejan ese símbolo tan moderno?

Tampoco parece acertado que, para no excluir a las mujeres, ¡se excluya a los hombres! Esto se da específicamente en inglés cuando en lugar de decir he/she se emplea solamente el pronombre femenino she para designar a hombres y mujeres. En esos casos, sería mucho menos forzado usar el plural they, que es tan útil para indicar un referente anterior singular o plural… y además ¡no excluye a nadie! El contexto, la intención y otras variables que hacen a la situación comunicativa son esenciales a la hora de decidir qué usar o no y cuándo. Así, aunque los insultos no suelen ser respetuosos, más de una vez resultan indispensables. La defensa de las malas palabras que hizo Roberto Fontanarrosa en el III Congreso Internacional de la Lengua Española en el 2004 es más que ilustrativa en este sentido:76 La pregunta es por qué son malas las malas palabras, ¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se

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  Roberto Fontanarrosa, “Las malas palabras”, El Monitor 3, Ministerio de Educación, Presidencia de la Nación, en dirección URL http://www.me.gov.ar/monitor/nro3/dossier3.htm, 2004. (Fecha de consulta: 30.08.09)

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deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto? [...] Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física. No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo. Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo”—que no sé si está en el Diccionario de Dudas— está en la letra “t”. Quizá sea mucho más sano oír de vez en cuando un pelotudo en casa o en la calle que escuchar en los medios a un obispo que niega el Holocausto. En casos como el anterior, las palabras son lo de menos.

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AY UD AM EM OR IA : LOS RECOMENDADOS GENERACIÓN DE IDEAS brainstorming registro de ideas cuando surgen lectura variada ORGANIZACIÓN DE IDEAS listas con categorías esquemas numerados tablas fichas temáticas cuadros con estructura del texto e ideas asociadas por parte párrafos || largo moderado y similar de un párrafo a otro || desarrollo de distintas ideas || relaciones claras entre ideas || distintas funciones (introducción, argumentación, ejemplos, conclusión) oraciones || largo moderado || pocas subordinadas || conectores ORGANIZACIÓN FÍSICA DEL MATERIAL cajas carpetas estantes NATURALIDAD estilo simple sensibilidad a la lengua sonoridad equilibrio/paralelismo entre estructuras orden de palabras y frases LO VISUAL pensar con imágenes para escribir escribir con imágenes que el lector pueda ver detalles que dan cuerpo; calificación || adjetivos ! || subordinadas ! || sustantivos precisos +

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LO CONCRETO anclar narración en elementos concretos: lugar, tiempo, personaje MOVIMIENTO: VELOCIDAD elección de palabras (verbos) unir + separar VEROSIMILITUD Y ORIGINALIDAD elementos conocidos para el autor pacto con el lector ASOCIACIONES LIBRES texto con cuerpo para distender y entretener al lector ocurrencias CONSIDERAR AL LECTOR situación comunicativa || autor || lector || texto || contexto máxima de cantidad: ayudar al lector sin subesti marlo CONTEXTO completa la historia para el lector ayuda al escritor a decidir cómo escribirla

AY UD AM EM OR IA : LOS RECOMENDADOS, todavía más ESTILO LLANO diseño funcional, claro y racional párrafos estructurados ejemplos y demostraciones lenguaje apropiado al lector y al documento comprensión inmediata variación de registros: diálogos “hablables” (en la creación literaria corte MODERACIÓN interrupciones ! || incisos || ubicación de complementos subordinadas BUENAS ELECCIONES títulos || nominalización + || “Cómo...” + || verbo conjugado + || gerundio en frases || verbos conjugados + || sustantivos abstractos – || afirmación + || negación LENGUAJE RESPETUOSO, DEMOCRÁTICO E INTEGRADOR estructuras y vocabulario sencillo + formas no discriminatorias + usos condescendientes usos forzados -

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[...] El escenario estaba en sombras, aunque se alcanzaba a distinguir una mesa sobre la que sólo había una gran copa de agua y un sillón de respaldo alto enfrentando al público. Apenas más retiradas, una docena de sillas vacías rodeaban en un semicírculo la mesa por los costados y por atrás. Habíamos entrado en la sala unos minutos después, y cuando ocupamos nuestros asientos las luces empezaron a bajar. El teatro quedó a oscuras por lo que me pareció apenas una fracción de segundo. Al encenderse de nuevo un foco sobre el escenario, vimos al mago sentado en el sillón, como si hubiera estado desde siempre allí, tratando de escrutar al público con la mano como una visera sobre la frente. —¡Luz! ¡Más luz! —ordenó, mientras se ponía de pie, rodeaba la mesa, y se acercaba con la mano todavía sobre la frente al borde del escenario para recorrernos con la mirada. Una luz cruel de quirófano alumbró su figura encorvada. Recién entonces reparé con sorpresa en que era manco. El brazo derecho le faltaba limpiamente desde el hombro, como si nunca lo hubiera tenido. Su brazo izquierdo volvió a alzarse en un gesto imperioso. —¡Más luz! —repitió. Tenía una voz ronca, poderosa, sin ningún acento—. Quiero que lo vean todo, que nadie pueda decir: era un efecto de humo y penumbras... Aun si se ven mis arrugas. Mis siete pliegues de arrugas. Sí, soy muy viejo ¿no es cierto?

  Buenos Aires, Planeta, 2004, pp. 193 y 194.

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Capítulo 21

Para poner en práctica los consejos incluidos en este capítulo, los invitamos a leer el siguiente fragmento de la novela Crímenes imperceptibles, de Guillermo Martínez,77 y a escribir una continuación al relato. Debajo del fragmento van a encontrar algunas consignas y sugerencias para orientar la tarea de lectura-escritura. En el Anexo (página 97) se incluyen posibles respuestas para las preguntas del ejercicio y la continuación del relato según el propio Martínez. El personaje principal de la novela es un matemático argentino que obtiene una beca para seguir sus estudios en la ciudad de Oxford. Una vez allí, por motivos que se van revelando a medida que avanza la trama, se ve involucrado en la investigación de una serie de asesinatos.

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LECTURA-ESCRITURA

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Casi increíblemente viejo. Y sin embargo, tuve una vez ocho años. Tuve una vez ocho años, tenía dos manos, como todos ustedes, y quise aprender magia. No, no me enseñe trucos, le decía yo a mi maestro. Porque yo quería ser mago, no quería aprender trucos. Pero mi maestro, que era casi tan viejo como lo soy yo ahora, me dijo: el primer paso, el primer paso es saber los trucos. —Abrió los dedos de la mano y los extendió como un abanico frente a su cara.— Puedo decirles, porque ya no importa, que mis dedos eran ágiles, velocísimos. Tenía un don natural y muy pronto estaba recorriendo todo mi país, el pequeño prestidigitador, casi como un fenómeno de circo. Pero a los diez años tuve un accidente. O quizá no fue un accidente. Cuando me desperté estaba en una cama de hospital y sólo me quedaba esta mano izquierda. A mí, que quería ser mago, a mí, que era diestro. Pero allí estaba otra vez mi viejo maestro y mientras mis padres lloraban él sólo me dijo: este es el segundo paso, quizá, quizá seas mago algún día. Mi maestro murió, nunca nadie me dijo cuál era el tercer paso. Y desde entonces cada vez que me subo a un escenario, me pregunto si habrá llegado ese día. Tal vez sea algo que sólo ustedes pueden decir. Por eso siempre pido luz, y pido que pasen, que pasen y vean. Aquí, por aquí —hizo subir de a uno al escenario a la mitad de la primera fila para que se sentaran alrededor de él en las sillas vacías—. Más cerca, bien cerca, quiero que vigilen mi mano, que no se dejen sorprender, porque recuerden que hoy yo no quiero hacer trucos. Extendió la mano desnuda sobre la mesa, sosteniendo entre el índice y el pulgar algo blanco y diminuto que no se alcanzaba a ver desde donde estábamos nosotros. —Vengo de un país al que llamaban el granero del mundo. No te vayas hijo, me decía mi madre, aquí nunca te va a faltar un pedazo de pan. Me fui, me fui, pero siempre llevo conmigo esta miguita de pan. —Volvió a mostrarla y paseó la mano en derredor con los dos dedos apresando la esferita blanca, antes de dejarla cuidadosamente sobre la mesa. Apoyó la palma encima con un movimiento circular, como si se propusiera amasarla.— Extraños caminos los de las migas de pan, los borran los pájaros por la noche y ya no se puede regresar. Si volvieras, hijo, me decía mi madre, nunca te faltaría un pedazo de pan. Pero no podía regresar. ¡Extraños caminos los de las migas de pan! Caminos para ir pero no para regresar —la mano giraba hipnóticamente sobre la mesa—, por eso, yo no arrojé al camino todas las migas de pan. Y adonde vaya, siempre llevo conmigo... —alzó la mano y vimos que ahora tenía un pequeño pancito perfectamente torneado, con los conos de las puntas sobresaliendo de la palma—: un pedazo de pan [...].

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Seguir relatando el número de magia de las migas de pan. Tras una frase o fragmento de conexión con el número anterior, narrar otra parte del espectáculo de magia. Tras una frase o fragmento de conexión con el número de magia, hablar del mago desde la perspectiva de un narrador allegado a él o desde la perspectiva de una persona cualquiera del público. Retomar el relato principal en el marco del cual pudo haberse incluido la narración del número de magia (por ejemplo, contar qué hicieron los personajes de la novela que presenciaron el espectáculo al salir de la sala o al día siguiente, o relatar de qué manera el espectáculo influyó en la investigación de los asesinatos).

Otra posibilidad es usar algún elemento, palabra o frase del fragmento de Guillermo Martínez como disparador para escribir un texto completamente distinto. Por ejemplo, podrían pensar en la idea de la magia: qué es, dónde está, quién puede hacerla, etcétera. O ver a dónde los llevan frases como “Mis siete pliegues de arrugas” o “Si volvieras, hijo, me decía mi madre, nunca te faltaría un pedazo de pan”.

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ALGUNAS IDEAS PARA CONTINUAR LA NARRACIÓN:

1. ¿A qué elementos recurre Guillermo Martínez para dotar el texto de visualidad? Señalar ejemplos puntuales en el fragmento. 2. ¿Predominan los elementos concretos o los abstractos? Señalar ejemplos de unos y otros. ¿Cómo hace el autor para dar cuerpo al texto? 3. ¿La narración es verosímil? ¿Se reconocen en ella elementos de la realidad que tal vez hayan inspirado al autor? ¿Cuáles? 4. ¿Existe suspenso en el texto? ¿Cómo se logra en este caso puntual?

La normativa como red de contención Si retomamos los aspectos imprescindibles de la forma del texto, hay que hablar de la normativa. Podemos imaginarla como una gran red, de esas que usan los pescadores, una red que atrapa las palabras, las reúne, las contiene y que proporciona el sustento de la comunicación. Como toda red, también es flexible: gracias a las reglas gramaticales, sintácticas y ortográficas tenemos la libertad de expresarnos y comprendernos. Es cierto que, en parte, la normativa es convencional y arbitraria pero no por eso menos útil. Cuando llega un bebé a una familia, los expertos (abuelas incluidas) insisten en que es muy importante ordenar la vida del recién nacido. Los chicos necesitan hábitos y rutinas para sentir seguridad. Aunque ya más grandes, los lectores, escritores y oyentes también necesitamos momentos de seguridad o certeza en la comunicación con otros. Las convenciones sobre la forma del mensaje que queremos expresar —la normativa— se combinan con las relativas al contenido de ese mensaje para brindar certeza y hacer posible la comunicación. Una forma de usar las convenciones es violarlas intencionalmente, por ejemplo para transmitir un mensaje mediante la transgresión. Algunos autores incluso escriben según sus propias normas, como los que casi no usan signos de puntuación. El debate en torno a la normativa no es nuevo ni está terminado. En 1997, en la apertura del I Congreso Internacional de la Lengua Española en Zacatecas, Gabriel García Márquez se refirió a “una lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo” y aclaró que, para el nuevo siglo que se acercaba, “nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa”. Su controvertida propuesta siguió así:78 Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués endémicos, el dequeísmo parasitario [...] Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. Es probable que ningún extremo sea bueno y que convenga seguir debatiendo para achicar la brecha entre normativismo y libertinaje, entre purismo y empepsicocacolización79 o internacionalización, entre quedarse en el pasado (¿o ser arcaizante?) y tener visión de futuro sin que importe nada más.80 Según Ana Basarte, el revisor tiene que decidir cómo se posiciona con respecto a la norma. En su opinión, la norma es absolutamente arbitraria y a su vez inalcanzable, como la perfección en la lengua, y por eso la cuestiona: 81 78

  “Botella al mar para el dios de las palabras”, La Jornada, México, edición del 8 de abril de 1997, citado en La página del idioma español, en http://www.elcastellano.org/gabo.html. ¡Perdón por la cita de la cita de la cita! 79   Adaptación hecha por las autoras de “despepsicocacolización”, término usado para el nombre de una campaña estética impulsada en 1964 por Federico Sescosse en Zacatecas, México, que consistía en eliminar los extranjerismos de los carteles de esa ciudad. 80   En relación con el debate sobre la normativa, recomendamos leer la reseña del I Congreso de la Lengua Española elaborada por Maite Rico y Alex Grijelmo, publicada en La página del idioma español, en http://www.elcastellano.org/zien.html. 81  Ver entrevista completa en capítulo “Revisar”, p. 167.

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Muchas veces, un texto de por sí correcto podría ser aun más correcto. Pero también puede pasar que quebrar alguna norma genera algo sobre el texto que lo vuelve bello o produce algún efecto sobre el lector que este no esperaba. Hay muchos factores para tener en cuenta, además de la norma. Si dos vocablos de significado similar cumplen con su función de comunicar y logran transmitir una idea o una información, ¿por qué uno se considera más correcto que el otro? La cuestión es justamente cómo nos posicionamos frente a esa elección y qué ponemos en la balanza para que prime uno u otro concepto. Por su parte, Alex Grijelmo82 dice que “el lenguaje representa lo más democrático que la civilización humana se ha dado” porque son los pueblos los que imponen su forma de hablar a cualquier poder. Por ejemplo, la Real Academia Española permite que se escriba setiembre o sicología, pero por el momento parece que preferimos conservar la particularidad del sonido del primer par de consonantes en septiembre y la expresión gráfica de una p muda al pronunciar psicología. Somos como hijos díscolos que ante la autoridad insisten en rebelarse, quizá sanamente.

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  Defensa apasionada del idioma español, España, Suma de Letras, S.L., 2001, p. 36.

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Lista comentada Conocer y aplicar la normativa, con la flexibilidad necesaria en cada caso, nos ayuda a lograr un texto correcto y natural a la vez. Los diversos manuales de estilo publicados por editoriales, agencias de noticias, academias y autores independientes incluyen listas con exhaustivas explicaciones de los aspectos ortográficos, gramaticales y sintácticos que hacen a la normativa. Nuestra intención no es reemplazar esos manuales de estilo (que siempre consultamos en nuestra práctica), sino recordar con cierto orden cuestiones que conviene verificar a la hora de escribir o revisar un texto y que la experiencia nos muestra que muchas veces se pasan por alto.

Ortografía propiamente dicha Desde que existen las computadoras, ningún texto debería considerarse terminado sin antes ejecutar el corrector ortográfico automático (en Microsoft Word 2003, menú Herramientas > Ortografía y gramática…). Pero hay que estar atentos durante la corrección, porque el corrector sugiere cambios cuando detecta términos que no están incluidos en el diccionario virtualD con el que compara, que puede no ser el más completo ni el más adecuado para nuestro texto. Por ejemplo, un balance de un conocido banco que lleva la sigla AMRO puede volverse algo acaramelado si dejamos que el corrector reemplace AMRO por AMOR. La herramienta mencionada no considera las palabras en contexto, por lo que puede sugerir cambios irrisorios y saltear errores importantes. Por otro lado, hay que corroborar la aplicación de las normas ortográficas y las actualizaciones que contemplan al respecto las distintas organizaciones que regulan nuestra lengua, si se sigue la norma al pie de la letra (que no es el único criterio posible en todos los casos). Entonces, aunque la corrección ortográfica automática es indispensable, no puede faltar la mirada humana para supervisarla. Los crasos errores que se ven a menudo en los diarios de mayor tirada de Buenos Aires son una triste muestra de lo que pasa cuando, considerando exclusivamente factores económicos, se prescinde de las personas en trabajos para los que son irreemplazables.

Acentuación La acentuación plantea problemas específicos que vale la pena considerar. Por un lado, es importante tener bien configurado el sistema operativoD (en Windows XP, menú Inicio > Panel de control > Configuración regional) para que al presionar el carácterD acento del teclado en español seguido de la vocal correspondiente aparezca en el texto el carácter que queremos y no otro. Para tener en cuenta: Si se trabaja con un teclado en inglés que incluye teclado numérico pero no los caracteres particulares del español (ñ, á, é, etcétera), la tilde o acento ortográfico y la ñ se consiguen presionando series de teclas, como alt + 160 = á, ya que el acento y la ñ no aparecen en ese teclado. Esas series de teclas responden a la traducción interna que hace la computadora para transformar 1 y 0 (los únicos códigos que verdaderamente entiende) en las letras y otros símbolos de los diferentes lenguajes. El Mapa de caracteres incluido entre las Herramientas del sistema que se despliegan al seleccionar la opción Accesorios del menú Inicio de Windows XP (la ruta y nombres de opciones pueden variar en otras versiones de Windows) incluye un detalle de los caracteres disponibles y la forma de obtenerlos.

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También conviene recordar que las mayúsculas sí se acentúan, salvo que la editorial particular disponga lo contrario. La limitación que surgía del armado de títulos con los tipos de imprenta desapareció con la llegada del procesador de texto,D que permite incluir una letra mayúscula acentuada en el mismo espacio que una letra mayúscula sin acento, mediante una leve reducción automática del cuerpo de la primera. No usar tildes en mayúsculas cuando corresponde no solo tiene ya algo de vetusto (¿o será nostalgia?), sino que puede confundir al lector. Por otro lado, es recomendable repasar los casos de uso del acento diacrítico para distinguir palabras similares pero con diferentes categorías gramaticales (por ejemplo, se/sé, si/sí) y ver qué hacer en cada texto con el acento diacrítico optativo de los pronombres demostrativos (este, ese, aquel y sus variantes, pero jamás eso) y el adverbio solo. Sin duda es mala idea usar el acento diacrítico justo en el caso que no va, como en el ejemplo de abajo: [Los medios de comunicación] plantean una realidad aparente en la que de un lado está el gobierno, sólo, acorralado, contra un rincón. En el medio, la nada. En la otra punta, avanzando inexorablemente, “la gente”, “la república”, la oposición.83 En el fragmento anterior solo no tiene función adverbial —no puede reemplazarse por solamente—, sino adjetiva. El gobierno está solo, sin compañía. Por eso, la tilde no es opcional. Simplemente no va. También conviene estar atentos a algunas palabras que a veces resultan tramposas (como incluido, fluido, evacuan), porque es común ponerles una tilde que no llevan. Finalmente, hay que decidir si acentuar o no la conjunciónD o cuando aparece entre cifras.

Mayúsculas y minúsculas Es muy probable que al lector avezado le molesten las mayúsculas innecesarias o incorrectas. También es probable que ese lector intuya en esos usos la interferencia de otros idiomas, como el inglés. Así, es buena idea preguntarse si usar mayúsculas en casos como los siguientes: siglas

¿sida o SIDA?

abreviaturas

¿s. e. u o. para salvo error u omisión, o S.E.U O.?

títulos en general y títulos de obras (solo lleva mayúscula la primera palabra y los nombres propios) La importancia de llamarse Ernesto

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cargos

la presidenta chilena Michelle Bachelet

palabras clave

la Compañía, en un comunicado de prensa sobre una compañía particular o en un contrato

opciones de softwareD

Barra de herramientas y no Barra de Herramientas; Control de cambios y no Control de Cambios

 Diario Miradas al Sur, suplemento “Ni a palos”, p. 2, 19.04.09.

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Independientemente de la normativa aplicable, no conviene abusar de las mayúsculas. Como explica José Martínez de Sousa,84 existe la creencia, inexacta desde el punto de vista gramatical por lo menos, de que las mayúsculas confieren cierta dignidad, pero ¿qué tiene que ver esa virtud con un tipo de letra? Por su parte, Robin Williams, autora de varios libros sobre diseño gráfico, edición, las computadoras Macintosh y la web, hace referencia a estudios que demuestran que las letras mayúsculas son mucho más difíciles de leer que las minúsculas porque “no solamente reconocemos las palabras por la agrupación de letras sino por su forma, lo que podríamos denominar ‘perfil’ o ‘línea de la costa’ [...] Cuando una palabra está en mayúsculas, tenemos que leerla letra por letra, en vez de reconocer grupos de letras”.85 Finalmente, si tenemos en cuenta la nueva realidad de la lectura en Internet, según las normas de cortesía o etiqueta que rigen la comunicación en ese medio o netiquette, no hay que escribir en mayúsculas porque quien reciba el mensaje electrónico pensará que el emisor está gritando y, por supuesto, a nadie le gusta que le griten.

ACERTIJO: Para poner a prueba eso de que mucha mayúscula junta puede causar gran confusión, ¿por qué no intentan descifrar a qué se dedica el local de la foto? (ver solución en el Anexo, página 98)

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  Dudas y errores de lenguaje, Madrid, Paraninfo, 1992, pp. 211 y 212.   Traducción incluida en Pablo Valle, Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos Aires, Lumen/Hvmanitas, 1998, p. 170. 85

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Números, símbolos y unidades de medida Entre otros aspectos relativos a la escritura de números, recomendamos revisar: 1) en qué casos conviene escribir los números en letras; 2) el uso de punto o coma para separar decimales y millares según la región de destino del texto; 3) cuando los números van acompañados de símbolos o unidades de medida, la correcta escritura de unos y otras, y si va un espacio después de los números y antes del símbolo o unidad de medida; 4) en el caso de textos traducidos desde el inglés, el significado del término billion en el texto específico (EE.UU./Reino Unido y resto de Europa); 5) referencias horarias.

Comillas e itálicas El uso de comillas e itálica (también llamada bastardilla o cursiva) en referencias bibliográficas, citas, palabras extranjeras y otros puede responder a distintos criterios. Por ejemplo, los términos tomados de otros idiomas a veces se escriben entre comillas y otras en itálica. Para ilustrarlo, citamos una oración de La buena terrorista de Doris Lessing:86 “Entonces podrían sentarse junto a la gran mesa de la cocina y comer su muesli y tomar café”. Lo mismo pasa cuando se quiere indicar el desacuerdo o el tono irónico del autor respecto de un término o idea incluidos en su propio texto, como en la siguiente oración del diario Miradas al Sur:87 “Hasta ahora, lo poco que sabemos es que De Narváez junto a Eduardo Duhalde, Mauricio Macri y sus diarios y canales de televisión ‘amigos’ se oponen fervientemente al actual modelo […]”.

¿Guión o raya? A pesar del parecido gráfico entre ambos signos, tienen funciones muy diferentes. El guión se usa en palabras compuestas cuando entre las partes no existe fusión (como sí hay por ejemplo en judeoespañol, hispanohablante o afroamericano) sino oposición o contraste (como en teórico-práctico). Y no se usa para separar afijos (se escribe autoevaluación, vicepresidente, antidemocrático). Cuando se recurra al guión para cortar palabras al final de la línea, habrá que verificar que en la versión final del texto, estos no queden entre sílabas en medio de una misma línea. Por otro lado, si el idioma del texto no es el español, recomendamos además verificar las normas sobre separación en sílabas para ese idioma y, ante la duda, no separar. La raya es más larga que el guión y se crea mediante las combinaciones de teclas alt + 0150 o alt + 0151. Otra posibilidad para su representación es emplear dos guiones pegados (--). Se usa principalmente para encerrar intercalaciones, por ejemplo: Pensándolo bien, en casi todos los hoteles que había conocido en su vida —y eran muchos— las habitaciones tenían alguna puerta condenada, a veces a la vista pero casi siempre con un ropero, una mesa o un perchero delante […].88 Desde el punto de vista estilístico, no es recomendable en español usar las rayas aclaratorias al final de una oración antes del punto. Para evitar esa estructura, es mejor incluir la aclaración 86

  Buenos Aires, Punto de Lectura, 2007, p. 66. Traducción de Mireia Bofill.   Edición del 19.04.09. 88   Julio Cortázar, “La puerta condenada”, Cuentos completos I, Buenos Aires, Alfaguara, 1996, p. 311. 87

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entre rayas dentro del enunciado con el que se relaciona y no al final. A diferencia del inglés, tampoco se usa una sola raya para incluir una aclaración al final de una oración. En este último caso, puede servir usar coma, punto y coma, dos puntos o puntos suspensivos para dar pie a la aclaración. Por ejemplo, tomemos una oración en inglés: If the paradigm of the 1980s was safety, the 1990s brought with it a new “mantra”—cost containment.89 Una traducción posible, con la puntuación correcta en español, sería: Si el paradigma de los años ochenta era la seguridad, la década de los noventa trajo consigo un nuevo “mantra”: la restricción de costos. Por último, para marcar las distintas voces en los diálogos se usa raya y no guión.90

Puntuación Es bastante común que al escribir se desatienda la puntuación. Muchos creen que esos simbolitos molestos no son muy importantes, que total lo que quieren decir se entiende igual. Y en algunos casos tienen razón, pero no siempre es así. Los mensajes de correo electrónico y los que se transmiten de celular a celular, modernos ejemplos de escritura veloz y descuidada, no son inmunes al mal de la confusión que a veces nos aqueja. Veamos algunos ejemplos: Mensaje por correo electrónico: Les mando una foto de mis sobri actualizada, no son hermosas. Respuesta recibida en un teléfono celular ante la pregunta “¿Venís?”: Si voy nos vemos. En el primer caso, los signos de interrogación que no están afearon a las “sobri”, que en realidad son hermosas. En el segundo, para saber si “venía” o si lo estaba pensando no quedó otra que volver a preguntar. Para evitar confusiones como las anteriores o peores, conviene conocer los usos de los distintos signos de puntuación, entonación y auxiliares, y estar atentos a esos usos al revisar lo que escribimos. También es bueno recordar que como la red de los pescadores, la puntuación tiene cierto grado de flexibilidad: hay autores que usan una coma con cada pausa, por mínima que sea, y otros que prefieren una mayor fluidez de la lectura.

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  Transfus. Sci. Vol. 18, No. 4.   Como ejemplo, ver fragmento de la novela de Osvaldo Soriano en p. 54 de este capítulo.

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  Este ejercicio es una adaptación del incluido en Taller de corte y corrección (Di Marco, 2006). Se basa en el hecho de que, cuando leemos en voz alta, en general entonamos bien aunque lo escrito tenga problemas de puntuación. Si bien no todos los signos de puntuación se reflejan en esta forma de lectura, la gran mayoría sí.

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A los que padecen la puntuación, les proponemos escribir un texto y:91 1. leerlo en voz alta mientras lo graban; 2. reproducir la grabación escuchando especialmente las pausas y la entonación; 3. reproducirla de nuevo con el texto a la vista y lápiz en mano. Frenando el audio tantas veces como sea necesario, insertar o tachar los signos que falten o que sobren en el texto.

EJERC ICIO : 91

EN VOZ ALTA

Referencias bibliográficas Existen diversos criterios para organizar las referencias bibliográficas que aparecen en un texto. Esos criterios —que varían según las disciplinas, las editoriales y los gustos personales— contemplan el orden de los diferentes elementos, la puntuación que los separa, el uso de mayúsculas, itálicas, comillas y abreviaturas, y la traducción o transferencia de títulos, entre otras variables. Independientemente del criterio que usen, es aconsejable respetarlo a lo largo de la obra para evitar confusiones. Más abajo incluimos un posible criterio para el armado de referencias bibliográficas tomado de la revista Páginas de guarda.92 Este criterio se aplica en comunicaciones científicas y revistas de investigación.93 En el cuerpo del texto Apellido del autor (año de publicación: nº de página) Por ejemplo: Vitse (1991: 45) En la sección de referencias bibliográficas Si es un libro: Apellido, nombre del autor (año de publicación) Título de obra, ciudad, editorial. Por ejemplo: Martínez de Sousa, José (2000) Manual de estilo de la lengua española, Gijón, Trea. Si es un artículo o capítulo: Apellido, nombre del autor (año de publicación) “Título de artículo o capítulo”, Nombre de publicación + número o volumen, nº de página. Por ejemplo: Chartier, Roger (2001) “Lenguas y lecturas en el mundo de la comunicación digital”, Litterae 1, pp. 53-59.

Uso apropiado en contraposición al no uso de gerundios, adverbios terminados en -mente y pronombre cuyo No son pocos los que al escribir prefieren evitar los gerundios, los adverbios terminados en -mente y el pronombre cuyo por miedo a usarlos mal. Lo que estos evitadores sistemáticos no advierten es que en pos de una supuesta corrección solo consiguen empobrecer su escritura. ¿No sería mejor aprender a usar bien esas estructuras en lugar de erradicarlas del lenguaje escrito?

Extranjerismos El extranjerismo es la importación de una palabra o estructura de un idioma ajeno al propio. Muchas de las palabras que usamos a diario primero fueron extranjerismos, después se convirtieron en préstamos (se adaptaron a los sonidos y grafemasD del español) y finalmente 92

  “Normas de presentación de originales”, Páginas de guarda 2, Argentina, Cátedra de Corrección de Estilo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2006, p. 167. 93   Para ser coherentes con el estilo entre descontracturado y riguroso de todo el libro, usamos un formato mixto para incluir las referencias bibliográficas en los diferentes capítulos.

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pasaron a ser tan propias como si hubieran nacido con el español mismo. Ahora nos resulta difícil pensar que jardín viene del francés o que los árabes nos legaron alfombra, entre otras grandes cosas. Esas y muchas palabras más fueron extranjerismos en su origen porque, en el momento de su importación, no existía ninguna palabra en español para designar la realidad o el objeto particular que nombraban. Esa es la principal función de los extranjerismos, algo que no tenemos que olvidar cuando día a día hablamos y escribimos haciendo gala de una increíble profusión de palabras extranjeras. Ni hablar de los estratos sociales más altos, donde no solo se importan palabras del mundo del norte, sino costumbres y tradiciones completas que muchas veces poco tienen que ver con nosotros. Así, están los que contratan un wedding planner en lugar de organizar su propia boda y los chicos que todos los 31 de octubre se disfrazan y van de casa en casa (por lo general, en barrios privados) pidiendo golosinas y repitiendo la frase “¿Dulce o travesura?”. Volviendo a la función del los extranjerismos, entonces, si estas palabras foráneas pueden reemplazarse por otras del español que remitan a la misma realidad u objeto, usando las segundas cuidamos nuestro idioma. Eso pasa, por ejemplo, con management, vocablo muy habitual en el mundo de los negocios. Bien podría decirse gestión o administración. Si en cambio un extranjerismo particular nombra una cosa o realidad nueva, nacida fuera del mundo hispanohablante, probablemente sea necesario usarlo por algún tiempo hasta ver si —por uso o por norma— el español termina aceptando el extranjerismo, lo adapta o lo reemplaza por un término propio. Veamos un ejemplo tomado del diario español El País: Quince de cada 100 correos electrónicos fraudulentos catalogados como phising (cuyo objetivo es robar los datos bancarios de los destinatarios) enviados en 2008 tuvo (sic) su origen en un servidor español. Aún no hay un término en español que sea equivalente a la palabra phising del inglés, por lo que usar el extranjerismo es un recurso válido… por ahora.

Anglicismos Ciertas estructuras del inglés se cuelan en la redacción en español. Se trata de los anglicismos, que se nos filtran más a menudo de lo que quisiéramos. Un par de casos muy habituales: a) Estar siendo (is being): ¿algo puede ser (permanente) y estar (efímero) a la vez? Por ejemplo, en: Hoy la posibilidad de integrar el equipo internacional de ventas está siendo la acción motivadora más poderosa en mi vida profesional. Sería más correcto: Hoy la posibilidad de integrar el equipo internacional de ventas es la acción motivadora más poderosa en mi vida profesional. b) Parecer ser; aunque no hay unanimidad entre los expertos en el idioma español en cuanto a lo apropiado o inapropiado de esta estructura, a simple vista resulta un tanto extraño que una cosa “parezca” y “sea” al mismo tiempo. Por ejemplo: La clave parece ser aprovechar las competencias particulares de cada uno en lugar de intentar equiparar las competencias de todos.

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Sería más correcto: La clave estaría en aprovechar las competencias particulares de cada uno en lugar de intentar equiparar las competencias de todos.

Concordancia La incorporación de cambios en oraciones o párrafos y la redacción de largas frases pueden dar lugar a problemas de concordancia de género, número, persona o tiempos y modos verbales. Cuando se usen estructuras como manada de elefantes o serie de fascículos (sustantivo colectivo singular + modificador indirecto formado por de + sustantivo plural), habrá que decidir qué parte de la estructura va a concordar en número con el verbo: La manada de elefantes avanza por la jungla. O: La manada de elefantes avanzan por la jungla. En los casos en que no haya un uso generalizado ni una pauta editorial, una forma de elegir si usar el verbo en singular o plural es ver qué parte de la estructura —el sustantivo colectivo o el sustantivo plural del modificador— tiene más fuerza. Otra posibilidad es apelar a la sonoridad y al buen gusto para decidir. Por ejemplo, manada en general lleva el verbo en singular, pero es mucho mejor decir: “La mayoría de los jugadores eran argentinos” que “La mayoría de los jugadores era argentina”. Los pronombres le y les también pueden traer problemas de concordancia. Por un lado, hay que estar atentos a su uso en función de la región de destino del texto, España o América latina. Así, en América latina le y les se usan solo como objeto indirecto y lo, los, la y las únicamente como objeto directo. Por el otro, siempre conviene revisar la concordancia de cada uno de estos pronombres con el término al que hacen referencia: Les anunció la noticia a los asistentes. En lugar de: Le anunció la noticia a los asistentes. ¿La complicamos un poco más? Las oraciones impersonales y las pasivas reflejas con verbos transitivosD pueden marearnos a la hora de decidir con qué hacer concordar el verbo. Un ejemplo de las primeras, sin sujeto, es “En esta sociedad se respeta poco a los mayores”. En ese caso, como la oración es impersonal, el verbo se usa siempre en tercera persona del singular. No hay concordancia con el objeto directo. En cambio, en las oraciones pasivas reflejas, que incluyen un sujeto paciente, el verbo va en tercera persona del singular o del plural y concuerda con el sujeto, como en “Se arreglan televisores”, donde el verbo concuerda con televisores. El Diccionario panhispánico de dudas (entrada 2 de se) incluye una explicación exhaustiva sobre este tema. El adjetivo posesivo su es otro elemento que conviene seguir de cerca para evitar ambigüedades, que a veces pueden ser cómicas o hasta desafortunadas. Veamos un ejemplo: El joven ladrón durmió al perro, atacó al dueño y se llevó su bozal de recuerdo. ¿Acaso el dueño tenía tan mal carácter que usaba bozal? ¿O el ladrón fue a trabajar con bozal para no morder a nadie?

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Combinaciones inflexibles Es bueno conocer qué elementos pueden combinarse en ciertas estructuras más o menos rígidas porque las mezclas originales atentan contra la fluidez. Por ejemplo, hay que estar atentos a las preposiciones y, dentro de esa gran categoría, a los vicios de dequeísmo y queísmo. En el primer caso, se usa de que cuando debe ir que, y en el segundo, falta la preposición de cuando lo correcto es decir de que. Algunos ejemplos: Le garantizó de que no le cobrarían la multa. (incorrecto) En vez de: Le garantizó que no le cobrarían la multa. Se dio cuenta que la estaban mirando. (incorrecto) En vez de: Se dio cuenta de que la estaban mirando. Por su parte, los giros idiomáticos —otra forma de combinación poco flexible— pueden agregar color a un texto si están bien usados o teñirlo de negro en el caso contrario. No es lo mismo decir: “Se metió en camisa de once varas” que “Se metió en camisa de once balas”. Aunque parezca increíble, ¡la segunda versión se oye con frecuencia!

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AY UD AM EM OR IA : NORMATIVA ORTOGRAFÍA PROPIAMENTE DICHA errores de ortografía errores de tipeo ACENTUACIÓN configuración del teclado casos especiales || acento diacrítico (p. ej., se/sé, pronombres demostrativos, solo/sólo, etc.) || palabras tramposas (p. ej., grupos ui - ue, hiato, doble acentuación, palabras compuestas con y sin guión) MAYÚSCULAS Y MINÚSCULAS O ¡NO GRITES QUE TE ESCUCHO IGUAL! siglas y abreviaturas títulos cargos categorías de cosas palabras clave (p. ej., la Empresa) asuntos de mensajes electrónicos netiquette NÚMEROS, SÍMBOLOS Y UNIDADES DE MEDIDA escritura de números separación de decimales y millares separación entre números y símbolos o unidades de medida billion referencias horarias USO DE COMILLAS E ITÁLICAS referencias bibliográficas y citas términos extranjeros punto de vista del autor

PUNTUACIÓN coma, punto, punto y coma, dos puntos, puntos suspensivos, rayas, paréntesis, comillas, signos de exclamación e interrogación, etc. flexibilidad REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS orden de elementos puntuación mayúsculas, itálicas, comillas y abreviaturas NO A EVITAR SISTEMÁTICAMENTE gerundio -mente cuyo EXTRANJERISMOS Y ANGLICISMOS aceptación adaptación reemplazo CONCORDANCIA sustantivos colectivos en singular + modificadores indirectos formados por de + sustantivo plural pronombres le/s, lo/s, la/s verbo + sujeto/objeto en oraciones impersonales/ pasivas reflejas pronombre su COMBINACIONES INFLEXIBLES régimen preposicional (dequeísmo y queísmo) giros idiomáticos

¿GUIÓN O RAYA? palabras compuestas separación en sílabas al final de la línea normas de puntuación (frases intercaladas, voces en diálogos) no reproducir el uso del inglés

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Tiempos modernos: La hiperescritura Hace bastante que la lectura dejó de ser una actividad lineal, secuencial o cronológica y que los textos dejaron de tener un principio y un fin claramente establecidos. Hoy mucho de lo que leemos se asemeja a los cuentos de la serie “Elige tu propia aventura”.94 En ellos, el principio de la historia está bien definido, pero al avanzar la trama, llega un momento en que el lector debe elegir entre dos posibilidades, que lo hacen saltar a distintas páginas del libro. Y el desarrollo así como el final de la historia varían según las distintas elecciones que el lector hace a lo largo de su lectura-aventura. Esa modalidad no lineal, que de la mano de los hipertextosD moldeó a muchos lectores y muchas lecturas en los últimos años, también determina en gran medida la forma en que escribimos y traducimos, en especial cuando usamos un procesador de texto y herramientas multimedia.D Desde que existe la posibilidad de cortar y pegar texto, así como la de insertar referencias activas —o hipervínculosD— a otros objetos, que pueden contener texto, imágenes y sonido, de arriba abajo ya no es la única forma de escribir.95 Cuando se producían exclusivamente manuscritos o se trabajaba con máquina de escribir, apenas unos veinte o treinta años atrás, gran parte de la elaboración de un texto terminaba al plasmar las palabras en el papel, siguiendo el orden buscado para la aparición de las ideas. Es verdad que siempre existieron las llamadas a texto agregado así como las tachaduras. Pero recién con la llegada del procesador de texto se legitimó y generalizó la escritura no lineal. En las palabras entusiastas de Umberto Eco:96 “Por primera vez en la historia de la escritura, se puede escribir casi a la misma velocidad con que se piensa: sin preocuparse de las faltas. [...] Con el ordenador transcribes en la pantalla al mismo tiempo todas tus ideas sobre un tema. ¡Es la realización de la escritura automática de los surrealistas! Tienes delante tu pensamiento, en bruto”. En la actualidad, aunque lo más habitual es empezar a escribir un texto por el que consideramos el principio, las distintas funciones del procesador nos permiten borrar e incorporar palabras, frases o párrafos completos, así como cambiar texto de lugar (cortar y pegar) o reutilizar texto en otra sección del mismo documento, o incluso en otro documento, sin que nada de esto se note en el producto final. Los procesadores de texto simplifican, además, el trabajo con borradores y distintas versiones del mismo material. Ya no es necesario copiar a mano una y otra vez el mismo texto a medida que evoluciona su contenido. Alcanza con volver a abrir el documento sobre el que estábamos trabajando y cambiar lo que nos parezca; incluso podemos guardar el documento modificado con un nombre diferente para no perder la versión anterior. También se ofrecen características especiales para la revisión de nuestro trabajo por terceros, que nos permiten identificar fácilmente los cambios que hacen los revisores y aceptarlos o rechazarlos según el caso (en Microsoft Office Word 2003, menú Herramientas, opciones Control de cambios y Comparar y combinar documentos). Por otra parte, antes de que se masificara la escritura electrónica, todo lo relativo a la inclusión de imágenes y sonido excedía el campo de acción del que escribía; era competencia de los especialistas en esos campos: diseñadores gráficos, técnicos de audio, etcétera. Las referencias a otros textos se limitaban a la mención de otras obras o a una breve explicación al pie. Hoy los hipervínculos pueden transportarnos a un ensayo completo escrito por el autor original de la teoría que apenas nos atrevemos a esbozar en nuestro texto o a una biblioteca virtual en la que hay mucho más material sobre el tema. O al periódico del día en que pasó lo que relatamos o a un video que muestra en movimiento a la personalidad de la que hablamos y en el que se reproduce su voz. Así, lo que escribimos se convierte en un verdadero hipertexto, que no 94

  Colección que comenzó a publicar Editorial Atlántida durante la década del ochenta. La colección sigue activa, con historias más aggiornadas, como lo demuestra el título Campeón de snowboard (2000). 95   En este punto, recurrimos a una generalización con fines prácticos, que no contempla las lenguas, como el hebreo o el japonés, en las que el texto se organiza o dispone de maneras que no responden al modelo más familiar en Occidente. 96   En Daniel Cassany, op. cit., p. 42.

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empieza ni termina en los límites de la página ni de la pantalla. Las posibilidades son infinitas. Roger Chartier97 habla de la nueva realidad que plantean los hipertextos, tanto respecto de la escritura como de la lectura, y del papel fundamental de los vínculos en esta nueva realidad: [...] las posibilidades (o limitaciones) del libro electrónico invitan a organizar de un modo diferente lo que el libro, tal como lo consideramos hoy, distribuye de forma necesariamente lineal y secuencial. El hipertexto y la hiperlectura que permite y produce el nuevo soporte transforman las relaciones posibles entre las imágenes, los sonidos y los textos asociados de manera no lineal, en virtud de las conexiones electrónicas, así como transforman las posibles vinculaciones entre textos fluidos en sus contornos y en cantidad virtualmente ilimitada. En este mundo textual sin fronteras, la noción esencial llega a ser la del vínculo, concebido como la operación que relaciona las unidades textuales divididas por la lectura. Burbules y Callister (h)98 también se ocupan del hipertexto y del efecto que este tiene en la lectura y en la escritura: Las nuevas fuentes y métodos técnicos para organizar la información objetan las ideas tradicionales acerca de qué es un texto, qué significa leer medios o fuentes de información diversos, y cuál es la relación entre un autor y un lector. Aquí, el cambio cuantitativo —cambio en el volumen de información textual a la que se tiene acceso, la velocidad de acceso y la cantidad de enlaces posibles entre componentes textuales separados— puede impulsar un cambio cualitativo en los procesos de lectura y construcción del conocimiento. [El hipertexto] influye en la información que sistematiza. A medida que el procedimiento crece y evoluciona, la propia estructura de la información se modifica. Así, el efecto del aprovechamiento de los recursos informáticos no solo se ve en la pobre caligrafía de quienes escribimos casi exclusivamente por computadora, sino en la forma de estructurar y elaborar nuestras ideas cuando tenemos la intención de volcarlas por escrito. Desde la llegada del procesador de texto, rara vez escribimos en forma lineal y, en la mayoría de los casos, tampoco pensamos en forma lineal. Las ideas surgen y se desarrollan en nuestra mente sin ninguna estructura ni orden particular (como cuando empezamos a escribir este libro, con oraciones o párrafos sueltos e inconexos que viajaban por correo electrónico una y otra vez, hasta que en algún momento se convirtieron en capítulos completos con un hilo conductor) y van moldeándose y ordenándose al adquirir cuerpo en la pantalla del procesador y al desplazarse por esa pantalla, desaparecer, reaparecer, reproducirse, encogerse y destacarse. Otro aspecto interesante y sumamente útil de los hipertextos es que permiten materializar parte de la red de relaciones que nace con cada texto. Tanto al leer como al escribir, tenemos en cuenta un sinnúmero de elementos que hacen al texto, aunque no aparezcan mencionados en él. Un texto puede hablar sin palabras de su autor, de una época, de un lugar, de un hecho trascendental, de un estilo de escritura. Y el buen lector seguramente lea todos esos elementos silenciosos. Sin embargo, esa forma de lectura requiere mucho entrenamiento. Al revelar parte de los elementos silenciosos, los hipervínculos pueden ayudarnos a ejercitar la lectura de lo que no está y acercarnos un poco más al universo de cada texto. 97

  Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Gedisa, 2000, p. 106. Traducción de Alberto Luis Bixio.   Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica, 2006, pp. 77 y 79. Traducción de Leandro Wolfson (supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman. 98

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pluri-: elemento compositivo de origen latino que denota pluralidad (pluricelular, plurivalencia). (Fuente: María Luisa Olsen de Serrano Redonnet y Alicia María Zorrilla de Rodríguez, Diccionario de los usos correctos del español, Buenos Aires, Estrada, 1997)

EJEMPLOS DE CONTENIDO PARA HIPERVÍNCULOS

(Fuente: Enciclopedia Hispánica, tomo 10, Versailles, EE.UU., Encyclopaedia Britannica Publishers, Inc., 1992-1993, p. 348)

sistema nervioso

Fuente: Daniel P. Cardinali, “Los relojes biológicos”, revista Ciencia Hoy, vol. 1, Nº 1, diciembre/ enero 1989: . (Fecha de consulta: 02.03.07).

[...] No existen dudas acerca de que el “reloj biológico” es una realidad presente en el genoma de cada célula de un organismo multicelular. La evolución en un ambiente con periodicidad de 24 horas ha determinado la selección del “estigma” periódico incorporado al material genético celular. ¿Cómo se sincronizan las actividades de estas múltiples unidades celulares rítmicas en un organismo pluricelular? Esto se logra a través de los dos grandes comunicadores biológicos existentes en los seres vivos: el sistema nervioso y el endocrino. El lenguaje que hablan estos dos sistemas es químico: especies moleculares particulares llamadas hormonas y neurotransmisores median la comunicación celular. Si bien a nivel molecular los mecanismos por los cuales actúan los neurotransmisores y las hormonas son semejantes, la diferencia funcional entre ambos sistemas de comunicación intercelular es grande.

Sigue un fragmento de un texto de la revista Ciencia Hoy, en el que subrayamos dos expresiones del primer párrafo para marcar que incluyen hipervínculos. Les proponemos señalar otras palabras o frases y elaborar contenido para los diferentes hipervínculos. Recuerden que ese contenido puede ser muy diverso.

EJERC ICIO :

HIPERVINCULANDO

EJERCICIO95

(Fuente: Gabriel García Márquez, Vivir para contarla, 4.a edición, Sudamericana, Buenos Aires, 2002, p. 499)

Es decir, era el nieto de Medardo Pacheco, el hombre que mi abuelo había matado en franca lid. No me dio tiempo de asustarme, porque lo dijo de un modo muy cálido, como si también ésa fuera una manera de ser parientes. Estuvimos de parranda con él durante tres días y tres noches en su camión de doble fondo, bebiendo brandy caliente y comiendo sancochos de chivo en memoria de los abuelos muertos. Pasaron varios días antes de que me confesara la verdad: se había puesto de acuerdo con Escalona para asustarme, pero no tuvo corazón para seguir las bromas de los abuelos muertos. En realidad se llamaba José Prudencio Aguilar, y era un contrabandista de oficio, derecho y de buen corazón. En homenaje suyo, para no ser menos, bauticé con su nombre al rival que José Arcadio Buendía mató con una lanza en la gallera de Cien años de soledad.

Estábamos tomando una cerveza helada en la única cantina del pueblo cuando se acercó a nuestra mesa un hombre que parecía un árbol, con polainas de montar y al cinto un revólver de guerra. Rafael Escalona nos presentó, y él se quedó mirándome a los ojos con mi mano en la suya. —¿Tiene algo que ver con el coronel Nicolás Márquez? —me preguntó. —Soy su nieto —le dije. —Entonces —dijo él—, su abuelo mató a mi abuelo.

Ahora transcribimos un fragmento de un texto literario, en el que también marcamos dos nombres que incluyen hipervínculos. Aunque es más común encontrar hipervínculos en textos informativos o de divulgación, la modalidad de hipertexto puede ser útil en muchos otros tipos textuales, incluso para el texto literario. De todos modos, los hipervínculos pueden distraer al lector —como pasa con las notas al pie—, por lo que no es buena idea usarlos indiscriminadamente. Los invitamos a repetir el ejercicio anterior y a ver si la diferencia en el tipo de texto influye en la elección de hipervínculos y la elaboración del contenido correspondiente.

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(Fuente: García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad. Edición conmemorativa, España, Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española, Alfaguara, 2007, p. 3)

La inspiración humorística, el encanto de la tradición popular de su país y la atmósfera de ensoñación de sus relatos convergen en un singular estilo literario que ha llevado a Gabriel García Márquez a ocupar un lugar de preferencia dentro del llamado realismo mágico. García Márquez nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1928. De familia modesta, conoció desde su niñez un gran número de fábulas y leyendas que se transmitían oralmente de generación en generación, lo que dejaría una honda huella en su posterior inspiración literaria. […] El escritor colombiano inició su producción literaria con la novela La hojarasca, publicada en 1955. En ella aparecía por primera vez Macondo, ciudad imaginaria en la que se ambientan la mayoría de sus historias y tras la que puede adivinarse el espíritu de su pueblo natal. (Fuente: Enciclopedia Hispánica, tomo 7, Versailles, EE.UU., Encyclopaedia Britannica Publishers, Inc., 1992-1993, pp. 25 y 26).

Gabriel García Márquez

EJEMPLOS DE CONTENIDO PARA HIPERVÍNCULOS

AN EX O :

SOLUCIONES Y RESPUESTAS

POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS

DEL CAPÍTULO

LIBRE COMO EL SOL CUANDO AMANECE Fragmento de El turno del escriba de Graciela Montes y Ema Wolf Rustichello escuchaba con atención. Conocía infinitas historias de restos y reliquias, había trozos yendo y viniendo por todas partes, huesos, corazones, ojos, dedos, uñas, sudores. Los devotos arrancaban jirones de la ropa del santo y se disputaban sus pertenencias aun antes de que el pobre muriese del todo, y apenas muerto, todavía tibio, se lanzaban a la rapiña de sus partes sacras. Continuación creada para el ejercicio Los más fanáticos hasta los pelos le sacaban, y los guardaban entre sus tesoros. Pelos negros, pelos rubios, pelos rojizos, como los de las mechas que usan en la peluquería para hacer extensiones. Y como las cobran bien, haz extensiones sin mirar a quién. Entonces sale de la peluquería una vieja con la piel finita de tanta cirugía y extensiones rubias agarradas de los cuatro pelos que le quedaron, que más vale que no se le enganche un murciélago o la deja del todo pelada. Continuación según la versión publicada de El turno del escriba El propio Bautista había sido un botín de guerra: los genoveses se lo habían arrebatado a unos monjes de Myra luego de que los bareses les birlaran en sus narices los restos de San Nicolás, que eran los que de verdad querían. Conocía incluso la historia de un brazo, también del Bautista, especialmente pródigo en restos, que al cabo de diversas transacciones en las que habían participado, se decía, no menos de tres personas —un hospitalario inconstante, una meretriz astuta y un mercader codicioso— había terminado embutido en la columna principal de una casona de Göttingen, donde seguramente todavía estaba.

TEJIENDO Identificar el copete válido La maté porque era mía 1. Casi un año y medio después del asesinato, detuvieron al ex marido y la ex suegra de Rossana Galliano, acusados de haber pagado para que la mataran. La conclusión de los investigadores convierte el homicidio en un caso emblemático de la violencia de género.

escribir97

Título en página principal para la noticia publicada en Página 12 el 22.04.09 en la edición digital, http://www.pagina12.com.ar/diario/principal/index-2009-04-22.html. (Fecha de consulta: 23.04.09) Insaciable por naturaleza 3. Tras su resonante triunfo en Augusta, Ángel Cabrera aseguró: “Ahora voy por el tercer Major y no voy a parar hasta que gane por lo menos cinco”. Título de noticia publicada en La Nación el 14.04.09 en la edición digital, http://www.lanacion. com.ar:80/nota.asp?nota_id=1118204. (Fecha de consulta: 23.04.09) Alicia ataca a Kamchatka 2. Kirchner sumó a la ministra de Desarrollo Social al pelotón de posibles candidatos en la provincia de Buenos Aires. La necesidad de neutralizar a Duhalde, Scioli y Solá. El peso de De Vido en la interminable pelea con Clarín. Título de noticia publicada en Crítica de la Argentina el 28.12.08 en la edición impresa.

Redactar copetes para completar el contexto Tres hijos en una semana El presidente paraguayo sigue contra las cuerdas. Una tercera madre asegura que tuvo un hijo del ex obispo. “No reclamo nada, es fruto de la entrega total”, dijo. Título de noticia publicada en Crítica de la Argentina el 22.04.09 en la edición digital, http:// criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=22160. (Fecha de consulta: 23.04.09) Soy leyenda El pianista Randy Weston dio cátedra en el Buenos Aires Jazz 2008, tanto al frente de su sexteto como con piano solo. Título de noticia publicada en Clarín el 17.10.08 en la edición digital, http://www.clarin.com/ diario/2008/10/17/um/m-01783303.htm. (Fecha de consulta: 23.04.09)

LECTURA-ESCRITURA 1. Algunos de los elementos que dotan al texto de visualidad son las menciones de luces, sombras y oscuridad (ls. 1, 5, 6, 8, 9, 11, 15), la descripción de la forma en que las sillas estaban dispuestas en el escenario (ls. 3 y 4) y de los movimientos que hacía el mago (ls. 9, 10, 13, 14, 31, 34, 38, 39). 2. El texto es muy concreto. El autor narra un espectáculo de magia, en el que hay un escenario, un mago, espectadores y elementos que se usan para los trucos, como la miga de pan. Un elemento abstracto que se menciona es “el granero del mundo”, aunque no deja de ser una imagen visual. La reproducción meticulosa del relato del mago y la descripción detallada del truco dan cuerpo al texto. 3. La narración es totalmente verosímil. El autor relata un espectáculo de magia como el que pudo haber presenciado cualquiera de los lectores, por lo que el pacto de credibilidad entre

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escritor y lector se logra desde el primer momento. Además, incluso sin leer el resto de la novela, seguramente muchos lectores adviertan que el mago del relato es René Lavand y aunque no sepan si alguna vez René Lavand se presentó en Oxford e hizo el truco narrado, estarán dispuestos a creer que así fue, al menos mientras dure el encantamiento de la lectura. 4. El texto tiene un alto contenido de suspenso, que se logra mediante el relato detallado del truco, sin premuras. El lector disfruta de lo que lee, pero al mismo tiempo quiere avanzar para ver cómo termina el truco. Continuación del relato de Guillermo Martínez Crímenes imperceptibles99 Giró a un costado y extendió la mano al primero en el semicírculo. —Sin miedo: pruébelo —la mano, como la aguja de un reloj, se movió a la segunda silla y volvió a abrirse dejando ver otra vez una punta redondeada e intacta—. Puede ser un pedazo más grande. Adelante, pruébelo. —Giró y giró otra vez hasta que todos sacaron su pedazo de pan. —Sí —dijo pensativo al terminar; mostró la palma y allí estaba siempre intacto el pequeño pan. Extendió los dedos, los largos dedos, como si pudiera comprimirlo desde los extremos, y cerró lentamente el puño. Cuando abrió la mano sólo quedaba la esferita que volvió a mostrar entre el índice y el pulgar—: no hay que tirar al camino todas las migas de pan. Se puso de pie para recibir los primeros aplausos y despidió desde el borde del escenario a los doce que habían ocupado las sillas.

ACERTIJO La persona que atiende en el local de la foto se dedica a dar masajes.

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  Op. cit., p. 196.

escribir99

Para seguir leyendo Bosque, Ignacio [director] (2004) Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo. Las palabras en su contexto, Madrid, Ediciones SM Calvet, Louis-Jean (2007) Historia de la escritura. De Mesopotamia hasta nuestros días, Barcelona, Paidós Calvino, Ítalo (2000) Seis propuestas para el próximo milenio, Madrid, Siruela Carlino, Paula (2005) Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica Cassany, Daniel (2007) La cocina de la escritura, Barcelona, Anagrama Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (1992), 21ª edición, Madrid, Espasa Calpe (en pueden consultar también la 22.ª edición del diccionario en versión digital) Diccionario panhispánico de dudas (2005) Real Academia Española, Bogotá, Asociación de Academias de la Lengua Española y Santillana (en http://buscon.rae.es/dpdI/ pueden consultar la versión digital) Di Marco, Marcelo (2006) Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo Ferreiro, Emilia (2005) Pasado y presente de los verbos leer y escribir, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica García Negroni, María Marta [coordinadora], Pérgola, Laura y Stern, Mirta (2006) El arte de escribir bien en español - Manual de corrección de estilo, nueva edición actualizada, Buenos Aires, Santiago Arcos Instrumentos Grijelmo, Alex (2001) Defensa apasionada del idioma español, España, Suma de Letras. La página del idioma español, en Manual de español urgente, Agencia EFE (2000), 13.ª edición corregida, Madrid, Ediciones Cátedra Moliner, María (2007) Diccionario de uso del español, 3.ª edición revisada y actualizada, Madrid, Gredos Martínez de Sousa, José (1992) Dudas y errores de lenguaje, Madrid, Paraninfo Olsen de Serrano Redonnet, María Luisa y Zorrilla de Rodríguez, Alicia María (1997) Diccionario de los usos correctos del español, Buenos Aires, Estrada. Seco, Manuel (1986) Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe Steimberg, Alicia (2006) Aprender a escribir. Fatigas y delicias de una escritora y sus alumnos, Buenos Aires, Aguilar The Plain Language Association International, en Zorrilla, Alicia María (2002) Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso, Buenos Aires, e.d.b.

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traducir traducir “Traduttore, trasformatore.”

Philip Krummrich

Redescubriendo Según algunas de las definiciones más difundidas, traducir es “enunciar en otra lengua lo que ha sido enunciado en una lengua original, conservando las equivalencias semánticas y estilísticas”100 o la traducción es “la fiel transferencia de ideas de un idioma original a otro al cual se traduce en un estilo correcto, preciso y apropiado”.101 Para Taber y Nida,102 “la traducción consiste en reproducir, mediante equivalencia natural y exacta, el mensaje de la lengua original en la lengua receptora, primero en cuanto al sentido y luego en cuanto al estilo”. Peter Newmark103 afirma que traducir es “verter a otra lengua el significado de un texto en el sentido pretendido por el autor”. Las definiciones anteriores nos ayudaron a entender la traducción cuando nos acercamos a ella por primera vez. Pero el camino recorrido en la práctica y la docencia nos llevó a redescubrir esta actividad, para entender que:

Traducir es leer y escribir. Aunque a simple vista parezca que en esta definición falta el pasaje de un idioma a otro, preferimos concebir ese pasaje no como instancia separada de la lectura y la escritura, sino como parte de una y de otra.104 Advertencia o “agarrate Catalina”: A partir de ahora, el terreno por el que veníamos caminando se va a poner más escabroso. Es que como vamos a meternos de lleno en la traducción —nuestra especialidad—, no podemos dejar de analizar algunos temas un poco más técnicos que, según nuestra experiencia, influyen considerablemente en la calidad de cualquier traducción. Pero, claro, si no hay riesgo no hay diversión, así que ¡a no amedrentarse!

Cómo leemos Cuando decimos que traducir es leer y escribir no hablamos de cualquier tipo de lectura ni de cualquier tipo de escritura. La lectura del traductor es en realidad una multiplicidad de lecturas, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. El traductor lee muchas veces y de distintas formas. Necesita comprender el texto que va a traducir de principio a fin, de frente y de revés. Pero esa comprensión no es el fin último de la lectura: en realidad, es el punto de partida para la reexpresión o reescritura. El lector-traductor no puede hacer una lectura “inocente” de lo que va a traducir. Cuando empieza a leer, en él se activa casi automáticamente un mecanismo de detección de obstáculos; cada nueva palabra puede implicar un riesgo y cada estructura difícil, un escollo. Esto es así porque, aunque se lo proponga, pocas veces logra dejar de lado su objetivo: entender para 100

  Dubois y col. en Valentín García Yebra, Teoría y práctica de la traducción, tomo I, Madrid, Editorial Gredos, 1989, p. 30.   Marina Orellana, La traducción del inglés al castellano.Guía para el traductor, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1987, p. 17. 102   La traducción: Teoría y práctica, Madrid, Cristiandad D.L., 1986, p. 29. Traducción de A. de la Fuente Adánez. 103   Manual de traducción, Madrid, Cátedra, 1992, p. 19. Traducción de Virgilio Moya. 104   El análisis de las habilidades cognitivas que se ponen en juego durante la transformación excede el alcance y los objetivos de este libro. 101

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reexpresar. Siempre lee pensando qué va a decir y cómo lo va a decir. Además lee pensando en el autor del original que tiene delante de sí. Pero tampoco olvida al posible destinatario de su traducción. La lectura del traductor es detallada, meticulosa y hasta obsesiva y, al mismo tiempo, abarcadora e integral. Importa cada sustantivo, cada preposición, cada punto y cada coma… Y además del cada, es esencial el todo, que puede ser una oración, una página, un libro o una realidad. A veces, alcanza una lectura para empezar la reproducción en el otro idioma, pero es más común que se necesiten dos, tres o cuatro para arrancar. Incluso, puede pasar que con el texto casi terminado haga falta volver a leer el original, o partes de él, para ver si el resultado lo refleja “fielmente”.

traducir105

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In a hole in the ground there lived a hobbit. Not a nasty, dirty, wet hole, filled with the ends of worms and an oozy smell, nor yet a dry, bare, sandy hole with nothing in it to sit down on or to eat: it was a hobbit-hole, and that means comfort. It had a perfectly round door like a porthole, painted green, with a shiny yellow brass knob in the exact middle. The door opened on a tube-shaped hall like a tunnel: a very comfortable tunnel without smoke, with panelled walls, and floors tiled and carpeted, provided with polished chairs, and lots and lots of pegs for hats and coats —the hobbit was fond of visitors. The tunnel wound on and on, going fairly but not quite straight into the side of the hill —The Hill, as all the people for many miles round called it— and many little round doors opened out of it, first on one side and then on another. No going upstairs for the hobbit: bedrooms, bathrooms, cellars, pantries (lots of these), wardrobes (he had whole rooms devoted to clothes), kitchens, dining-rooms, all were on the same floor, and indeed on the same passage. The best rooms were all on the lefthand side (going in), for these were the only ones to have windows, deep-set round windows looking over his garden and meadows beyond, sloping down to the river. This hobbit was a very well-to-do hobbit, and his name was Baggins. The Bagginses had lived in the neighbourhood of The Hill for time out of mind, and people considered them very respectable, not only because most of them were rich, but also because they never had any

  Nueva York, Ballantine Books, 1993, pp. 1-3.

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Chapter 1 An Unexpected Party

Para poner en práctica la lectura meticulosa del traductor, incluimos más abajo un fragmento del libro The Hobbit, de J. R. R. Tolkien,105 y cuatro consignas. The Hobbit relata la historia de Bilbo Baggins, el hobbit, quien emprende un viaje maravilloso y tenebroso a la vez. A lo largo del viaje, conocerá personajes inesperados y descubrirá rasgos de su carácter que desconocía o que quizás apenas intuía. En el Anexo (página 142) presentamos posibles respuestas a las consignas y una traducción del fragmento publicada en español. ¡Bienvenidos a la aventura de leer para traducir!

EJERC ICIO :

AVENTURARSE

EJERCICIO107

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adventures or did anything unexpected: you could tell what a Baggins would say on any question without the bother of asking him. This is a story of how a Baggins had an adventure, and found himself doing and saying things altogether unexpected. He may have lost the neighbours’ respect, but he gained —well, you will see whether he gained anything in the end. The mother of our particular hobbit —what is a hobbit? I suppose hobbits need some description nowadays, since they have become rare and shy of the Big People, as they call us. They are (or were) a little people, about half our height, and smaller than the bearded Dwarves. Hobbits have no beards. There is little or no magic about them, except the ordinary everyday sort which helps them to disappear quietly and quickly when large stupid folk like you and me come blundering along, making a noise like elephants which they can hear a mile off. They are inclined to be fat in the stomach; they dress in bright colours (chiefly green and yellow); wear no shoes, because their feet grow natural leathery soles and thick warm brown hair like the stuff on their heads (which is curly); have long clever brown fingers, good-natured faces, and laugh deep fruity laughs (especially after dinner, which they have twice a day when they can get it). Now you know enough to go on with. As I was saying, the mother of this hobbit —of Bilbo Baggins, that is— was the fabulous Belladonna Took, one of the three remarkable daughters of the Old Took, head of the hobbits who lived across The Water, the small river that ran at the foot of The Hill. It was often said (in other families) that long ago one of the Took ancestors must have taken a fairy wife. That was, of course, absurd, but certainly there was still something not entirely hobbitlike about them, and once in a while members of the Took-clan would go and have adventures. They discreetly disappeared, and the family hushed it up; but the fact remained that the Tooks were not as respectable as the Bagginses, though they were undoubtedly richer. Not that Belladonna Took ever had any adventures after she became Mrs. Bungo Baggins. Bungo, that was Bilbo’s father, built the most luxurious hobbit-hole for her (and partly with her money) that was to be found either under The Hill or over The Hill or across The Water, and there they remained to the end of their days. Still it is probable that Bilbo, her only son, although he looked and behaved exactly like a second edition of his solid and comfortable father, got something a bit queer in his makeup from the Took side, something that only waited for a chance to come out. The chance never arrived, until Bilbo Baggins was grown up, being about fifty years old or so, and living in the beautiful hobbit-hole built by his father, which I have just described for you, until he had in fact apparently settled down immovably.[...]

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En una nueva lectura, identificar posibles problemas de traducción.

CONSIGNA 4:

Leer el texto por tercera vez, nuevamente sin interrupciones. || ¿Esta nueva lectura, que parte de una comprensión tanto global como detallada del texto, revela nueva información? || ¿La descripción de personajes y lugares permite anticipar elementos de la historia que se va a relatar? De ser así, ¿cuáles son esos elementos?

CONSIGNA 3:

Leer el texto por segunda vez, haciendo un análisis detallado de: || vocabulario general y específico; || estructuras complejas (desde el punto de vista de la comprensión o de la intención de reexpresión); || elementos propios del estilo del autor.

CONSIGNA 2:

Leer el texto una vez sin interrupciones y en lo posible, ¡disfrutarlo! Después, investigar y analizar: || autor y contexto de creación del texto; || contenido general; || tipo de lengua, objetivo del texto, intención del autor, tono y efecto; || destinatario; || formato y convenciones.

CONSIGNA 1:

Cómo escribimos En la escritura —o reescritura— del traductor hay un conflicto de intereses: el del contenido y el de la forma de la traducción. El problema de la lealtad para con el autor (decir exactamente lo que dijo el autor) o el lector (decir lo que dijo el autor de la manera que sea más comprensible y natural para el lector) en realidad es otra cara del mismo conflicto. Peter Newmark106 se ocupa de este tema y les pone nombre a esos dos extremos: traducción semántica y traducción comunicativa. Según reflexiona: “En general, la primera está escrita con la mira puesta en el nivel lingüístico del autor y se usa para los textos ‘expresivos’, y la segunda se hace pensando en el del lector y se utiliza para los textos ‘informativos’ y ‘vocativos’”. El enfoque anterior plantea cierta polarización de la actividad traductora. Si pensamos, por ejemplo, en quien está traduciendo una novela —lo que en la terminología de Newmark sería un texto expresivo—, antes de empezar a traducir tiene que familiarizarse con otras novelas del autor, originales y traducidas, con su vida, con el contexto social en que estaba inmerso al escribir la obra, con sus motivaciones, etcétera. Va a tratar de absorber todo lo que pueda del contenido y de las formas de expresión del autor para alcanzar la empatía107 —hacer como si estuviera “en los zapatos” del autor— y traducir. Pero no puede olvidarse del futuro lector, que no tiene acceso al original y que va a leer la traducción solamente. Así, en algunos casos seguramente elija a favor del lector. Un ejemplo de esta elección se da cuando el traductor sacrifica un elemento del original irreproducible en la traducción y lo reemplaza por otro diferente que refleje la intención del autor, aunque no literalmente. Cuando surge el problema de la omisión de un matiz, algunos traductores usan notas al pie para explicar, o incluso justificar, su solución. Pero, cuidado con las notas al pie en una traducción. Marcelo Cohen, escritor y traductor, opina: […] yo soy enemigo de las notas al pie. Si un juego de palabras es intraducible, prefiero desplegarlo en dos líneas mediante una perífrasis y que quede incorporado al texto. Porque la nota al pie interrumpe la lectura y tampoco recupera la gracia del chiste. Entonces prefiero preservar la continuidad de la lectura.108 Al encarar textos con un fuerte matiz expresivo, como la novela o la obra de teatro, es vital que el traductor se empape del estilo del autor para reproducirlo en la medida que pueda. ¿Y qué es el estilo? El estilo es la combinación de elecciones intencionales que hace el autor. Según Hatim y Mason,109 suele confundirse con el modo de hablar del autor, cuando en realidad ese modo de hablar es su idiolecto.D Además, en todo lo que se escribe hay intertextualidad (la influencia que tiene en el autor todo lo que leyó a lo largo de su vida) y ello contribuye a darle forma al estilo. Consideremos ahora un texto informativo como el artículo periodístico. En este caso la traducción tiene como eje la información; la exactitud y la claridad en la transmisión del mensaje son clave. No caben malentendidos ni ambigüedades. Pero ¿qué pasa si el autor sembró la ambigüedad adrede? ¿Hay que desambiguar el texto? Algunos dicen que sí, para que el mensaje llegue al lector con total precisión. Pero la práctica demuestra que la buena traducción tiende 106

  Op. cit., pp. 71-73.   Según el uso que le dan a la palabra Hatim y Mason en Discourse and the Translator, Inglaterra, Longman Group UK Limited, 1990, p. 11. 108  Entrevista de Gustavo Bernstein, “Las malas lenguas”, Radar, 2001, en . (Fecha de consulta: 08.05.08) 109   Op. cit., p. 10. 107

traducir109

al equilibrio. Así, probablemente el traductor deba alejarse un poco del eje de la información y acercarse al autor de la nota para respetar la ambigüedad intencional. También va a tener que ponerse más del lado del autor si le toca traducir esa rara avis que es el texto periodístico con belleza literaria, en el que predomina una escritura dotada de buen gusto, sonoridad, fluidez y sentido literario.110 En los textos informativos, muchas veces no se revela quién es el autor; ese dato no es lo más importante al traducir. Incluso cuando quien firma un artículo especializado (o paper) es una figura reconocida, probablemente todo lo relativo a su persona pase a un segundo plano a la hora de decidir para traducir. Lo que prevalece es la precisión de la información. Además, muchos de esos textos tienen un estilo característico que no es propio del autor, sino que está pautado por el medio que publica el artículo (la revista o el periódico científico). Siempre que se pueda, conviene respetar ese estilo porque hace a la imagen que la publicación quiere dar. Cuando la información y el público final son lo primordial, el traductor tiene que conocer muy bien las normas o convenciones del géneroD al que pertenece el texto. Por ejemplo, aún hoy en la era del correo electrónico, con la informalidad y celeridad propias de ese medio, muchos de los mensajes en español son más formales y acartonados que los escritos en inglés. Y esa diferencia no se puede obviar al traducir, por lo menos no por descuido. De manera similar, cuando se traduce un currículum vitae del inglés al español hay que averiguar cuál es el formato de currículum que prefiere la organización destinataria y respetarlo porque, por cruel que parezca, la primera impresión sí cuenta. Entonces, traducir implica decidir, una y otra vez. Y las decisiones generan responsabilidad. Pensemos que el futuro lector seguramente no lea el original, porque no entiende el idioma o porque entre ese original y él existe una brecha espacial o temporal insalvable. Así, va a depender de las decisiones del traductor para vincularse con el texto que eligió leer. Una forma útil de encarar primero la lectura y después la reescritura teniendo en cuenta al autor del original y al posible lector de la traducción es analizar el texto en cuatro planos: ||

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||

||

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el del sentido, identificando las ideas principales y secundarias, marcando oraciones o párrafos que pueden ser confusos, ambiguos u oscuros, corroborando la coherencia interna del texto; el de la sintaxis, prestando especial atención a estructuras poco habituales o incluso incorrectas y a cualquier otra que pueda traer problemas al reescribir; el de las palabras, marcando términos nuevos, casos de redundancia o ambigüedad, expresiones que hace falta investigar, etcétera y el del estilo; al trabajar con este plano el traductor tiene que poder reconocer las elecciones particulares del autor, por ejemplo, puntuación flexible o rígida, oraciones cortas o largas, adjetivación o falta de ella, expresiones idiomáticas, registro, etcétera.

  En el ejercicio “Vista panorámica” del capítulo “Leer” (pág. 19) se trabaja con un texto de este tipo, “Esteros del Iberá”, extraído del libro El interior de Martín Caparrós.

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You just got stuck with writing the next publicity release or press alert for a major event for your organization. “Whoa!” you say, “I’m a (teacher, program coordinator, rabbi, volunteer … you fill in the appropriate designation.) No way is this in my job description.” But after several lame, ill-fated attempts to pass the burden on elsewhere in the organization, you realize resistance is futile. Welcome to my world. You must now, along with your many other talents, become an effective writer. And that’s no easy task. Writing, i.e., getting your facts in a row and your sentences flowing coherently, is only part of the challenge. You must use your podium to excite curiosity, engage interest, elicit specific behaviors and most important of all, get your message out to the public – for free! Remember, this is what distinguishes your piece from paid advertising, where you can more or less write anything you want, and place it in any publication you wish, to suit your timing. So now you must convince an editor, who gets these pieces by the hundreds – via e-mail and snail mail – that your message is worth free space, the precious real estate your promotional budget could never afford. What’s even more important, is that material printed in the main part of a magazine or newspaper, or exposed within a radio or TV program, has more credibility than a paid ad or commercial. […] You are not ready to write at this stage, but if you prepare properly, the actual writing will be that much easier and more effective and you’ll have a better shot at that real estate. I am fairly sure you have heard that a good news story answers the questions of who, what, when, where and why. But you should also be aware of to whom it is to go, both in terms of the editors and the target audience.

  Publicado en línea por JCCenters.org (www.jccenters.org) y reproducido con la autorización de The American Jewish Joint Distribution Committee (JDC). Para ver el artículo completo, visitar http://en.jccenters.org/art-detail.asp?ID=1088. (Fecha de consulta: 21.03.09)

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How To Write and Create Effective Publicity Materials

El texto que sigue es un fragmento de “How To Write and Create Effective Publicity Materials” de Sylvia Schildt111 y plantea varios desafíos en distintos niveles. Les proponemos leer el texto y contestar a las preguntas que siguen. En el Anexo (página 145) van a encontrar posibles respuestas.

CON OJOS DE TRADUCTOR

EJERC ICIO :

EJERCICIO111

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Plano léxico o de las palabras 1. Marcar palabras nuevas o que preferirían buscar en el diccionario. Usar siempre primero algún buen diccionario monolingüe en inglés y recién después ir al diccionario bilingüe. Para elegir la mejor opción de las que ofrezca el diccionario, tener en cuenta el contexto en el que aparecen las palabras en el original y las distintas connotaciones en los dos idiomas. 2. ¿Cuál es la traducción más acertada para la palabra editor (ls. 13, 21 y 33) en este contexto? ¿Y para real estate (ls. 14, 19 y 26)?

Plano sintáctico Identificar en el texto estructuras que, por su grado de complejidad, puedan dificultar la reexpresión en español.

Plano semántico o del sentido ¿Qué párrafos, oraciones o frases son difíciles de entender en el original? ¿Por qué? Subrayarlos.

CUESTIONARIO EN DISTINTOS PLANOS

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These two may not always be in synch. Let us say you are trying to reach out to those Jews in your area who like to read and discuss Jewishly-oriented books in conjunction with a book signing. But the target publication tends to be concerned with sports, life occasions, local organizational politics and synagogue activities. They are more likely going to dole out that precious real estate to news of the Maccabi tryouts or the new building addition to the Jewish Community Center, than to your event. Emphasize the event’s connection with established local organizations or entities – if they are also big advertisers in that publication or add prestige, better still. Crafting the right message will make or break your release. The two most prevalent reasons a release goes into the circular file are: 1. It is too general. 2. It fails to convince writers and editors that your story is of immediate interest or concern to their audience. Obviously, specificity is the antidote to generality. And finding the right hook or story angle can make the difference between tossed away or taken up. The first thing you want to is know your target publication. Familiarize yourself with the kind of stories it considers newsworthy. This will help you develop your hook. Where do you go to find your hook? Look for a local tie-in – a human interest or back story would work. Also look for a reader’s benefit – physical, spiritual, financial, social. Why should someone get into his or her car and drive the X miles?

EJERCICIO113

  En este ejercicio se usa la palabra experto en sentido amplio. Abarca a todo el que esté familiarizado con el término o tema de la consulta..

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Plano estilístico 1. Este no es de los típicos artículos que recomiendan cómo hacer algo (“how to…”). ¿Qué tiene de distinto? 2. ¿Qué marcadores de tono informal aparecen en el texto? Destacarlos. 3. Marcar las expresiones idiomáticas. ¿Se puede o, más bien, conviene buscar un equivalente para cada una? 4. ¿De qué forma es mejor dirigirse al lector de la traducción? ¿Segunda persona en singular o plural? En el primer caso, ¿conviene usar tú, vos/voseo o usted? Pensar diferentes opciones para los públicos hipotéticos siguientes: || revista mensual de una escuela de nivel terciario, que llega principalmente a los alumnos; || semanario especializado en temas del lenguaje y || sitio web de una fundación con fines educativos que tiene usuarios de entre treinta y cinco y cincuenta años.

3. ¿Qué es o qué son los Maccabi en este contexto? Tener en cuenta la posibilidad de consultar a un experto112 y prestar atención a las referencias culturales.

Ser o no ser Ya hablamos un poco sobre qué es traducir. Ahora nos queda por ver qué es un traductor. Es común escuchar que el traductor es un puente entre idiomas y culturas. Acá les proponemos desafiar la tan mentada metáfora —vaya uno a saber quién la acuñó— a través de un ejercicio de asociación libre. Escriban lo primero que se les ocurra cuando piensan en puente. ¿Qué imágenes/palabras surgieron? ¿Tienen relación con la tarea del traductor? Veamos: Autos, motos, camiones, personas a pie, en bicicleta, piquete, corte, personas cargando bultos, paquete de galletitas vacío, basura, bocinazos, agua, vértigo, árboles, orilla, piedras. Y la lista podría seguir, dependiendo de la imaginación y las experiencias del que asocie. Pero ¿dónde están las palabras, los libros, los idiomas, la lectura y la escritura? ¿Alguien se imaginó una novela de Soriano en la luneta trasera de un auto o el diario del día anterior en el asiento del acompañante? Podría ser que el puente uniera dos ciudades de frontera, dos ciudades de dos países lindantes y que por eso se oiga a las personas que lo transitan hablando dos idiomas distintos. Pero sigue sin aparecer el traductor, porque si estas personas se cruzan y se ponen a charlar es muy probable que se entiendan perfectamente sin intermediarios. La idea de puente tiene en sí algo estático y pasivo: un medio inmóvil por el que pasan medios o seres móviles. Toda la acción se da sobre el puente, debajo de él o en las orillas que une. El puente está ahí, quieto, silencioso, desgastado por el tiempo y el clima. Entonces, ¿el traductor es un puente? Si ya no están tan convencidos, ¿qué otra posibilidad se les ocurre? Yves Champollion se refiere al traductor como el knowledge worker113 (trabajador del conocimiento) de esta era. ¡Y claro! En esa asociación no hay nada de pasivo; todo lo contrario, la palabra trabajador sugiere actividad, movimiento, intensidad, tesón, transpiración. La expresión knowledge worker recupera el empeño con que trabaja el buen traductor y su materia de trabajo: el conocimiento, el saber, que toma forma en las miles y miles de palabras que le pasan delante de los ojos, por la cabeza y por las manos. Al traductor le llega un texto; lo lee, lo desmenuza, le saca el jugo y lo transforma en otro, igual y distinto a la vez, con el mismo mensaje (idealmente) pero con otras palabras. El objetivo: que una persona o una comunidad entera puedan entender y abrazar ese conocimiento. Tamaña tarea.

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  Citado de la ponencia “Machine Translation and Translation Memory: Breaking the Barriers” que Yves Champollion dio en el marco del I Congreso Internacional de Traducción Especializada organizado por el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires (27 al 29 de julio de 2006).

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  The Book of Illusions, Nueva York, Henry Holt & Company, 2002, p. 70.   Barcelona, Editorial Anagrama S.A., p. 80. Traducción de Benito Gómez Ibáñez.

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Puede ser un ejercicio interesante intentar una o varias versiones en español del párrafo anterior. Aunque ya hay una versión publicada en español en El libro de las ilusiones,115 que incluimos en el Anexo (página 148), es de esperar que el traductor de buena cepa quiera ver cómo le va con la versión propia. Hasta podría ser más bella o más sonora que la publicada. ¿Por qué no?

Translation is a bit like shoveling coal. You scoop it up and toss it into the furnace. Each lump is a word, and each shovelful is another sentence, and if your back is strong enough and you have the stamina to keep at it for eight or ten hours at a stretch, you can keep the fire hot.

2. El escritor norteamericano Paul Auster114 define la traducción así:

1. Teniendo en cuenta las ideas que se les hayan ocurrido para ilustrar qué es y qué hace el traductor, intenten escribir una nueva definición. Tal vez los ayude tratar de ver con los ojos de la mente las cosas que suelen rodear al traductor en su lugar de trabajo o estudio. A veces lo más cercano y tangible es más útil de lo que imaginamos.

EJERC ICIO :

EN TUS PROPIAS PALABRAS

EJERCICIO115

Entrevista a

María Cristina Pinto

“Si solo leyéramos lo que está en nuestro propio idioma, nuestro conocimiento sería ínfimo” María Cristina Pinto llegó a la traducción por gusto de los idiomas, la literatura y la cultura en general y, sobre todo, “por el deseo de saber”. Por eso, concibe la traducción como una tarea mucho más profunda y abarcadora que la tradicional concepción que la limita a ser “el pasaje entre un código lingüístico y otro”. Así lo explica en las clases que dicta desde hace veinticinco años en el nivel superior y lo reafirma en cada una de las reuniones de la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI), que actualmente preside. Está convencida de que lo que se traduce no son simplemente palabras, sino la cosmovisión de una cultura.

—¿Cómo nace la traducción? —Si por traducción entendemos también la tarea del intérprete, podemos decir que desde que se desarrolló el lenguaje, siempre hubo quienes, con mayores aptitudes para la comunicación, intervinieron cada vez que dos comunidades se pusieron en contacto, ya fuese a través de la dominación, el comercio o la simple vecindad. Más allá de esto, convencionalmente coincidimos en entender la traducción como la traducción de un texto escrito, para lo que debemos remontarnos unos 4500 años atrás, el momento en que tenemos registros de los primeros textos bilingües, como los glosarios sumerio-eblaítas, por ejemplo. Tanto los primeros escritos como las primeras traducciones fueron registros agrícolo-ganaderos que contabilizaron la cantidad de ganado o de cereales de un pueblo. Así, la primera función del traductor fue la de escriba: recogía lo que el rey le dictaba, muchas veces información reservada. Tiempo después surgieron los relatos de gestas heroicas grabados sobre la piedra o la arcilla y, más tarde, los primeros relatos religiosos. Pero en los inicios, todo aparece mezclado: el que escribe también traduce y es funcionario subordinado al rey y a los sacerdotes. —¿La traducción estuvo siempre entreverada con la escritura? —Sí, porque otra función primaria de los traductores fue el desarrollo de la propia lengua nacional. Alfredo el Grande, en la Inglaterra del siglo ix, tenía cuarenta años cuando comenzó a estudiar latín para poder traducir él mismo grandes obras a su propio idioma. Y lo hizo porque se había dado cuenta, después de tantas conquistas, de que la lengua era un instrumento capaz de ayudar a la unidad del reino. Y mientras traducía del latín, acrecentaba el inglés, porque tuvo que inventar palabras para los conceptos e ideas nuevas que iba incorporando. Geoffrey Chaucer, el gran poeta inglés del Medioevo, fue primero traductor y, como tal, ayudó muchísimo al fortalecimiento de la lengua y de la literatura, al incorporar formas léxicas y literarias del latín, del francés y del italiano. Un par de siglos después, William Tyndale tradujo la Biblia siguiendo las enseñanzas de Martín Lutero, también traductor, además de padre de la Reforma, no en un lenguaje erudito latinizado, sino en un idioma accesible al pueblo. Sin teorizar, estos dos grandes traductores se dieron cuenta de lo que en el siglo xx sostuvo la escuela funcionalista alemana: si la finalidad es que un texto se entienda, entonces, hay que traducirlo en el tipo de palabras que el destinatario utilice. Mientras ayudaban a forjar sus propios idiomas, los traductores acercaron formas

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literarias que su propia cultura desconocía. Las traducciones de Jorge Luis Borges y las de los miembros de la revista Sur, por ejemplo, contribuyeron a incorporar nuevos procedimientos estilísticos, nuevas formas poéticas, nuevos métodos y modos de escribir a nuestra literatura argentina, entonces en ciernes. Del mismo modo, los traductores del área técnico-científica fueron grandes difusores del conocimiento. Cuando dos pueblos entraban en contacto, siempre se apropiaban del conocimiento del otro, lo traducían y lo seguían desarrollando. Así, los primeros traductores de textos de medicina o de alquimia, por ejemplo, no fueron meros traductores, sino verdaderos instructores, pues adaptaban los textos a la cultura de llegada y añadían sus propias explicaciones para aclarar los conceptos desconocidos. Los traductores también contribuyeron a difundir religiones, hecho que se hace muy obvio en el trabajo con los misioneros, e ideologías, al servir al poderoso de turno.

—Así que ya desde sus orígenes la función del traductor fue más allá del pasaje literal de una lengua a la otra... —Por supuesto, su función siempre fue muchísimo más abarcadora. Además, hoy en día, al concebir la traducción como mediación intercultural, no se tiene en cuenta solo lo erudito, sino también la cultura popular, los mitos, los sueños, los pensamientos, las costumbres de una cultura que están presentes en el texto de manera explícita o implícita. A veces la cultura a la que traducimos no tiene estos conceptos, no tiene esas vivencias, no sabe de esos mitos. El traductor debe darse cuenta de esa brecha y tratar de zanjarla. —En general, ¿qué se gana y qué se pierde en ese traspaso cultural? —Hay que ser realistas y, por supuesto, yo no sostengo que todo se pueda traducir. Pero tampoco estoy de acuerdo con la idea tan difundida de que siempre se pierde en una traducción. Si se pierde, también se gana: se gana la posibilidad de acercarse a un material que de otra manera no se hubiera podido leer. Como decía Borges: “Qué sería de nosotros sin los traductores”. Si solo leyéramos lo que está en nuestro propio idioma, nuestro conocimiento sería ínfimo. —¿Cuándo nace la figura del traductor profesional? —El intérprete simultáneo surge profesionalmente con el desarrollo de la tecnología de los auriculares, alrededor de 1930. Sin embargo, muy pronto quedó demostrado que se necesitaba más tecnología y más políglotas para cumplir acabadamente con la tarea. En cuanto al estudio formal de la traducción, James Holmes fue el primero en trazar un mapa de lo que abarcaría: estudios teóricos por un lado, prácticos por el otro, históricos, didácticos, entre otros. Eso fue recién en 1970, aunque se dio a conocer un tiempo después. De modo que la traducción como disciplina autónoma, diferenciada de la literatura y de la lingüística, empieza a ser conocida en los años ochenta. Incluso hoy en día, en la Argentina, casi no hay estudios formales de teoría de la traducción. Es una tarea que tiene tantos siglos de antigüedad y solo poco más de veinte años de pensamiento teórico diferenciado. Como disciplina de estudio y práctica profesional, en el sentido moderno, es muy joven. Por eso, quizá, la sociedad no tiene un perfil acabado —ni acabado ni iniciado— de lo que es un traductor. La idea dominante es que saber idiomas basta para traducir. No se percibe al traductor como un profesional con un estudio específico. Yo siempre les digo a mis alumnos: “Si a alguien le duele la muela, va al dentista y no al curandero, y cuando compra una casa recurre a un escribano, no a un dactilógrafo”; ahora, si necesita una traducción, muchos no recurren a un profesional, porque ni saben de su existencia.

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—¿Por qué ese atraso en la formalización de la carrera? —Por un lado, la mayoría de las carreras profesionales se formalizan a principios del siglo xx . Y con respecto a las lenguas, los profesorados y las carreras de letras también se inician tardíamente. Para colmo, traducir es una actividad humana que algunas personas pueden desarrollar intuitivamente, aunque esto no quiere decir que lo hagan bien ni profesionalmente. —¿La función del traductor cambió con las nuevas tecnologías? —Por supuesto, el uso del procesador de textosD facilitó muchísimo nuestra tarea. Yo recuerdo haber comenzado machacando las teclas de una máquina manual diminuta. Y esto, cuando se hace muchas hora al día, enloquece a cualquiera (además de entumecer los dedos). Ni qué hablar del tiempo que se gana por tener las fuentes de documentación al alcance de la mano, en Internet. Si bien algunos estudios indican que con las computadoras se traduce más rápido y mayor cantidad de palabras, eso no implica ni que se traduzca mejor ni que el traductor gane más dinero con su trabajo. De hecho, las memorias de traducciónD fueron creadas por las grandes corporaciones para acelerar tiempos y abaratar costos. Hay todo un mercado cada vez más enloquecido y, como resultado de la globalización, todo el mundo se sube a ese caballo y cabalga, lamentablemente. Solo los mejores profesionales dicen: “Lo que usted me está pidiendo es una barbaridad, es imposible”. El traductor promedio se queda doce o más horas trabajando o no duerme durante dos días, pero entrega el texto. Esto de “tengo la cabeza quemada”, lo oigo muy a menudo. Me pregunto cómo es el producto de esa situación laboral y, aunque fuera bueno (cosa que dudo), si se gana el dinero suficiente como para que valga la pena… —¿La formalización tardía de la figura del traductor también influyó en la adquisición de sus derechos profesionales? —Para la mayoría de los clientes, los traductores no tenemos derechos. Es decir: los derechos existen por ley, por escrito, pero no se respetan. No cobramos, por ejemplo, un porcentaje por derechos de autor por la venta de ejemplares traducidos ni por el uso posterior de nuestra traducción, sino, en general, un pago único. Los traductores deberíamos tener derecho a firmar un contrato justo, que estipulase cuáles son las obligaciones y los derechos de cada parte. En general, no nos dejan firmar contratos y, cuando lo hacemos, son los editores o los clientes los que se arrogan todos los derechos. —¿Qué se hace al respecto? ¿Qué camino sugerís para dar pelea? —Desde las aulas de formación de traductores, en materias como Desempeño Profesional, hacemos que el futuro colega tome conciencia de estos temas. También lo hacemos en la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes (AATI), mediante charlas, cursos, actuación en los medios e información específica a nuestros asociados. Es un trabajo de hormiga, pero el único posible para contrarrestar décadas de abusos o desconocimiento.

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FICHA TECNICA 1979 Traductora literaria y técnico-científica de inglés, Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas Juan Ramón Fernández. 1982 Miembro fundador de la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes y actual presidenta (www.aati.org.ar) 1982-2007 Profesora de Teoría de la Traducción, en el Traductorado de la Universidad de Belgrano. Profesora de Traducción Literaria y Panorama Profesional, en el IES en Lenguas Vivas J. R. Fernández y profesora de Desempeño Profesional y Residencia, en el Traductorado de la ENS en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg. 1988-1990 Miembro del Grupo Argentino de Trabajo para la Traducción, SIITUNESCO. 1991-1997 Fundó el Centro de Interpretación y Traducción de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Buenos Aires, donde coordinó la interpretación de los doctores Umberto Eco y Noam Chomsky, entre otras personalidades. 1991-cont. Traductora y correctora de traducciones para las editoriales Emecé, Sudamericana, Planeta, El Ateneo, Tinta Fresca y para profesionales; se especializa en textos literarios y educativos. 1996-2002 Jefa de grado del Traductorado Técnico-Científico y Literario de Inglés de la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg. Tuvo a su cargo la reforma del plan de estudios de la carrera. 1997-cont. Integra el Repertorio Internacional de Traductores e Intérpretes. Unión Latina, París, Francia. 1999-2001 Integrante del Centro Victoria Ocampo-Biblioteca Nacional. 2002 Licenciada en Lengua Inglesa, Universidad de Belgrano. 2006 Traductora Pública, Científico-Técnica y Literaria, Universidad de Belgrano. María Cristina asistió a más de cien encuentros de perfeccionamiento y condujo más de cuarenta seminarios y talleres de posgrado, como el curso “Desempeño Profesional”, en el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires (CTPCBA), el seminario “Control de la Calidad en la Traducción”, en la Agencia Internacional LMI, Rosario, y el “Seminario de Formación de Docentes de Traducción”, en el Traductorado de la ENS en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg.

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Cinchada Una buena traducción es fiel al original y correcta y natural en la lengua meta.116 Y para ser fiel, la traducción tiene que decir todo lo que dice el original y no decir nada que el original no diga, parafraseando a Marina Orellana.117 ¿Qué es entonces la fidelidad? Fidelidad es sinónimo de precisión, en las palabras y en las ideas. Pero para alcanzarla también hay que tener en cuenta la función del texto original, el tono y el estilo del autor, además de las convenciones del tipo textual concreto. Así, el concepto de fidelidad abarca tanto la comprensión e interpretación del texto original como la reexpresión en español. Aunque la palabra fidelidad parece tener más que ver con las relaciones interpersonales, acá la usamos tratando de dejar de lado la vastedad de sentimientos y emociones negativas que produce una traición. Los traductores ya estamos un poco cansados de que nos tilden de traidores. En una entrevista de Radio Mitre118 al español Pancracio Celdrán Gomariz, quien compiló diez mil formas de insultar en El gran libro de los insultos,119 le preguntaron cuál era para él el peor insulto que se podía recibir. Y sin dudarlo dijo: “Traidor”. Los periodistas que lo entrevistaban se sorprendieron, porque quizá lo esperable era algún adjetivo notablemente oprobioso. Sin embargo, el experto eligió traidor. Y claro, un traidor es un falso, un sinvergüenza que ataca por la espalda, un trepador inescrupuloso. ¿Qué tiene que ver todo eso con la esencia del traductor? ¡Nada! Es cierto que muchas veces el traductor se enfrenta con textos que le plantean dilemas de fidelidad. Y también es cierto que en esos momentos es necesario evaluar qué se pierde y qué se gana con la traducción infiel y con la antinatural. Umberto Eco120 usa la palabra negociación para referirse a una operación inherente a toda traducción: […] el problema interesante es de qué puede prescindir la experiencia y hasta qué punto. De ahí la idea de que la traducción se basa en procesos de negociación, siendo la negociación, precisamente, un proceso según el cual para obtener una cosa se renuncia a otra, y al final, las partes en juego deberían salir con una sensación de razonable y recíproca satisfacción a la luz del principio áureo por el que no es posible tenerlo todo. La clave está en no poder tenerlo todo, que en este caso significa reconocer que la perfección quizá pueda darse en la naturaleza, pero no en una creación humana como es la traducción. La traducción perfecta, absolutamente fiel y natural, no existe. Siempre hay que transar, en el sentido de “transigir, ceder, llegar a una transacción o acuerdo” (DRAE). Entonces, ¿por qué no descartamos definitivamente la tan ofensiva idea del traductor como traidor y empezamos a hablar de concesiones? La traducción al español del texto que sigue exige cierto grado de creatividad o concesión. El problema son las 4 Cs del original (el subrayado es nuestro):121 In response to demands for a more energy-efficient data center, APC has introduced a revolutionary enterprise architecture: the Efficient Enterprise™ that is articulated around 4 principles (which we can call the 4 Cs): 116

  Para el traductor argentino la lengua meta suele ser el español, ya que lo ideal es traducir siempre al idioma materno. Es muy difícil ser natural en un segundo idioma y pocas personas logran el bilingüismo —o biculturalismo— absoluto. De todos modos, hay que admitir que el mercado globalizado actual exige que el traductor local se forme también en la traducción inversa, el pasaje del español a otras lenguas. 117   Op. cit. 118   Programa “Según cómo se mire”, conducido por Débora Pérez Volpin. (Fecha de emisión: 04.06.08) 119   España, La Esfera de los Libros, 2008. 120   Decir casi lo mismo, Barcelona, Lumen, 2008, p. 25. Traducción de Helena Lozano Miralles. 121   APC by Schneider Electric, 2008.

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- Capacity management - Close-coupled cooling - Right size components - Contain the heat Seguramente, en este material entre técnico y publicitario se usó el recurso lingüístico de las 4 C para que los lectores recordaran los principios que respaldan la revolucionaria arquitectura informática que está presentando la empresa. De hecho, los cuatro principios aparecen en distintas publicaciones de esa empresa. Si intentáramos reproducir el recurso en español, estaríamos en un aprieto. Hagamos la prueba: - Capacidad administrada - Congelamiento cercano a la carga - Componentes de dimensión adecuada - Contención del calor. Si bien en la versión anterior se recupera el juego del inglés, la versión elegida para el segundo principio plantea dos problemas importantes. Por un lado, cooling no significa congelamiento, sino refrigeración o enfriamiento, según el caso. Por acertado que nos pueda parecer encontrar una palabra con C para traducir cooling, en las traducciones técnicas no es buena idea intercambiar alegremente supuestos sinónimos para ver cuál suena mejor o cuál reproduce más fielmente el efecto —y no el sentido— del original. Por otra parte, las empresas grandes como la que publicó el texto del ejemplo suelen tener una terminología propia, que hace a su imagen corporativa, y esperan que el traductor la use sistemáticamente. En este caso, para close-coupled cooling la empresa dice enfriamiento estrechamente acoplado y —concesión mediante— esa es la expresión que tenemos que usar en nuestra traducción. Teniendo en cuenta todo lo anterior, una salida elegante podría ser sacar la idea de las 4 C, y hacer hincapié en los principios en sí: En respuesta a la exigencia de contar con centros de datos con mayor eficiencia energética, APC lanzó una revolucionaria arquitectura corporativa: Efficient Enterprise™ (Empresa Eficiente), que se articula en torno de cuatro principios: - administración de la capacidad, - enfriamiento estrechamente acoplado, - dimensionamiento adecuado de los componentes y - contención del calor. También es común tener que hacer concesiones cuando el cliente pide que en la nueva traducción se respete el material de referencia generado a partir de traducciones previas. Por ejemplo, al traducir (o localizarD) software es muy frecuente que las equivalencias que incluye el material de referencia no sirvan para la nueva traducción, en especial cuando alguna frase del original admite distintas interpretaciones. Así, puede pasar que en la referencia la frase Printing Document aparezca traducida como Imprimiendo documento, aunque en el nuevo contexto sería mejor traducirla como Documento de impresión. En casos como ese, es parte del trabajo de un buen traductor advertirle al cliente sobre el problema para que sea este quien decida si respetar el material de referencia a pesar de todo o si obviarlo en ese caso particular. Un tipo de concesión que puede llegar a ser desmedida se da en los títulos de películas. Pensemos en filmes como La gran estafa (título original: Ocean’s Eleven) y Crimen perfecto (título original: Fracture). ¿No sería bastante extraño que el traductor hubiera hecho semejantes ver-

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siones libres por error? Ocurre que en el entorno del mercado cinematográfico suelen ser las personas que tienen a cargo la comercialización de las películas, o algún personaje asociado a ellas, quienes eligen o adaptan —no traducen— los títulos basándose en cuestiones relativas al marketing, que muy poco tienen que ver con los principios de una traducción fiel y natural. Y si no, miren esta tira de Liniers:122

Nobleza obliga Hay que reconocer que a veces el traductor concede por error, ya sea por impericia, por una mala lectura o por falta de revisión. Tal vez la imprecisión no sea intencional, pero puede empobrecer la calidad del texto y entorpecer la transmisión del mensaje. La oración incluida más abajo aparece al principio de un capítulo de A History of Cambodia de David Chandler.123 La ubicación de la cita en el texto más amplio es importante porque, también en el trabajo con las palabras, en general es cierto que la primera impresión cuenta: Probably the least-recorded period of Cambodian history falls between Chou Ta-kuan’s visit to Angkor and the restoration of some of the temples there by a Cambodian king named Chan in the 1550s and 1560s.  Abajo, una concesión equivocada: Es probable que el período menos importante que se haya registrado de la historia de Camboya sea el que abarca desde la visita de Chou Ta-Kuan a la ciudad de Angkor y la restauración de algunos templos del lugar realizada por un rey camboyano llamado Chan en las décadas de 1550 y 1560. Evidentemente, el traductor confundió las categorías gramaticales: least como adverbio no significa lo mismo que como adjetivo (“lowest in importance or position” [Merriam-Webster]) y en la frase least-recorded period, least funciona como adverbio (“in the smallest or lowest degree” [M-W]). El resultado de esa confusión es un texto que distorsiona el mensaje original, que no se refiere al “período menos importante que se haya registrado”, sino al “período sobre el que menos registros existen”. ¡Y lo peor es que el error aparece apenas empieza el capítulo! Un traspié en el principio de un capítulo puede desalentar al lector y hacer que deje de leer.124

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  El Macanudo Universal, volúmenes 1 al 5, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, abril de 2009, p. 100.   Chiang Mai, Tailandia, Silkworm Books, 2003, p. 77. 124   Ver entrevista a Vicente Battista en capítulo “Leer”, p. 15. 123

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Tan natural Además de fiel, el texto traducido tiene que ser natural125 en el idioma al que se traduce. Un texto natural fluye, es familiar y correcto al mismo tiempo. Podría pensarse que fidelidad y naturalidad son fuerzas opuestas, porque la primera se asocia con el autor o el texto original y la segunda pone el foco en el texto traducido y en el lector. Aunque algo de verdad hay en lo anterior, no es un ideal imposible aspirar al equilibrio entre ambos rasgos. Y si tenemos éxito, el resultado va a ser una buena traducción. A veces falta naturalidad porque el traductor se pega demasiado al original: The most common type of blood donation is a whole blood collection. Approximately 450 mL of whole blood is collected by aseptic venepuncture. Depending on a donor’s size, this is about eight to ten per cent of the total blood volume of the average donor. (Canadian Blood Services) El tipo más común de donación de sangre es la extracción de sangre total. Se extraen aproximadamente 450 ml de sangre total por punción venosa con técnica aséptica. Según el tamaño del donante, se extrae entre el 8% y el 10% del volumen sanguíneo total de un donante promedio. La palabra tamaño no es incorrecta, pero en este contexto es mucho más natural hablar de la “contextura física” de alguien. Ahora siguen dos ejemplos tomados de una traducción del prólogo de Chandler. En ambas oraciones falta naturalidad porque el inglés se cuela en el español: Los capítulos 11 y 12 se beneficiaron de entrevistas que realicé entre 1986 y 1991 […] El material presentado en el capítulo 5 le debe mucho a la obra pionera de Vickery [...] En el primer caso, el lector agudo que sepa inglés no va a tardar en detectar el calco: se beneficiaron de benefited from. Y en el segundo, por lo menos le va a sonar raro que una cosa, el material presentado, esté en deuda con otra. Estas son las oraciones originales: Chapters 11 and 12 benefited from interviews I carried out between 1986 and 1991 […]. The material presented in Chapter 5 owes much to Vickery’s pioneering work […]. Sería más natural decir, por ejemplo: Para los capítulos 11 y 12, aproveché material de entrevistas que realicé entre 1986 y 1991 [...]. La obra pionera de Vickery significó un gran aporte para el material que se presenta en el capítulo 5 […]. O incluso:   Ver “La naturalidad no es cosa fácil” en capítulo “Escribir”, p. 53.

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En el capítulo 5 recurro a muchos elementos de la obra pionera de Vickery, a quien estoy agradecido […]. El original del próximo ejemplo fue tomado de un texto sobre donación de sangre: Allogeneic blood donation refers to blood donated from an individual which, once tested and found suitable for transfusion is placed in the general blood supply for the purpose of transfusion to another individual unknown to the donor. (Canadian Blood Services) Se llama donación de sangre alogénica a la sangre que es donada por una persona y que luego de ser examinada y de que se la encuentra adecuada para su transfusión, se coloca en el banco de sangre para ser transfundida a otra persona. Más allá de que en español le falta fluidez a toda la oración, es difícil no ver el calco de find + adjetivo. Aunque mantengamos la estructura, para llegar a una versión más natural podríamos cambiar el verbo: Sangre alogénica es la sangre que dona una persona y que, una vez que se la analiza y se la considera adecuada para su transfusión, se envía al banco de sangre para ser transfundida a otra persona. Pero no todos los problemas de naturalidad en las traducciones surgen del calco de palabras o estructuras. A menudo pasa lo contrario. Por miedo a pegarse al original cuando debería, el traductor llega a versiones complicadas o incorrectas en español y a veces incluso termina siendo infiel al estilo o a la intención del autor. Aunque es buena práctica tratar de no ser reiterativos en español, en ocasiones repetir es la mejor opción. Eso pasa en general con las traducciones técnicas, en las que se busca lograr suma claridad y precisión, y donde intercalar términos supuestamente equivalentes puede crear problemas de sentido. La repetición también es un recurso válido en la traducción literaria cuando, por ejemplo, el autor del original repite palabras intencionalmente para generar efectos determinados en el lector. También resulta forzada la traducción cuando el traductor evita sistemáticamente ciertas formas naturales en español por creerlas incorrectas, y las reemplaza por otras más rebuscadas. Los adverbios terminados en -mente son un ejemplo de este problema. Así, a veces vemos expresiones como en forma rápida o de manera atenta donde sin duda habría sido más natural decir rápidamente o atentamente. Pero ¿de dónde surge esa práctica reemplazadverbios? Por un lado, al comparar estructuras inglesas y españolas en las clases de traducción, los docentes muchas veces recomendamos tener cuidado con la traducción de adverbios. Palabras breves como quickly y slowly, que pueden aparecer en la misma oración, se transforman en las más largas rápidamente y lentamente, y el texto no siempre acepta bien el mayor peso de unas en comparación con las otras. Y ni hablar de cuando los adverbios con -ly se triplican o cuadruplican en pocas líneas. Pero la confusión no se gesta exclusivamente en los traductorados. Reconocidos escritores como Gabriel García Márquez, que son modelos para quienes aspiramos a escribir bien, esquivan los adverbios terminados en -mente una y otra vez. Aunque ese esquive forma parte del estilo que los hace quienes son, desconcierta a escritores y traductores noveles, que con bastante frecuencia interpretan un uso personal como norma universal. ¿Entonces? Como en todo lo relativo a la escritura y a esa forma especial de escritura que es la traducción, no existe un recurso maestro válido para cualquier situación. Lo que funciona una vez

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puede no funcionar la siguiente. Por eso, en general es buena idea tratar de escuchar diferentes versiones posibles de nuestro texto antes de elegir cuál usar.

Lo correcto no quita lo valiente La traducción también tiene que ser correcta desde el punto de vista gramatical. Es muy común que el idioma del original interfiera con el de la traducción y terminemos escribiendo en algún tipo de híbrido como el espanglish o el portuñol.126 Para evitar ese tipo de errores, es recomendable conocer bien el idioma propio y también aprender a dudar de lo que creemos saber. La duda nos impulsa a buscar, a encontrar y a mejorar. Como dice la especialista en lengua española Alicia Zorrilla:127 […] el estudio es como el pan de cada día. Sin él carecemos de fortaleza; sin él engañamos a los que se acercan a nosotros para resolver sus dudas; sin él naufragamos en esta rutina tan venerada por la ignorancia; sin él nos quedamos anclados en el pasado, y la lengua es vertiginoso futuro.

Uniformidad, cohesión y coherencia: ¡A mirar el bosque! En la vida cotidiana es común que, por estar muy centrados en una situación puntual, nos olvidemos de todo lo que pasa por fuera de esa situación. Nos quedamos con lo minúsculo (que puede parecer inmenso) y dejamos de lado todo lo demás. Cuando actuamos así no percibimos que en todo lo demás puede estar la solución para lo minúsculo-inmenso. También sufren de miopía situacional el ejecutivo que toma una decisión a corto plazo sin preocuparse por el largo plazo y el médico que cada mes receta a uno de sus pacientes algo distinto para aliviar el malestar del momento sin tratar de entender por qué se enferma tanto. La conocida metáfora del árbol y el bosque sintetiza todo lo anterior. Muchas veces, por centrarnos en el árbol nos olvidamos de mirar el bosque, y en la traducción cuidar el bosque es esencial para que el árbol siga en pie. La uniformidad, la cohesión y la coherencia son herramientas muy útiles para hacer un buen trabajo forestal. La uniformidad de criterios en la traducción contribuye a que el resultado sea preciso y comprensible. Aquí nombramos algunos casos en los que es especialmente importante usar criterios uniformes para no desorientar al lector: a) Marcas de expresiones extranjeras, neologismos e ironía o desacuerdo: Es recomendable decidir cómo señalar en la traducción (comillas, itálicas, otro formato) cada uno de los elementos mencionados para que el texto sea más claro. En el caso de este libro, intentamos uniformar con el siguiente criterio: itálicas para expresiones extranjeras, ironías y usos originales y reservamos las comillas para citas y nombres de artículos, secciones o capítulos. b) También conviene aplicar un criterio uniforme a la hora de adoptar normas antiguas o nuevas sobre puntuación, acentuación, ortografía, etcétera, que dictan las organizacio126

  Ver “Anglicismos” en capítulo “Escribir”, p. 87.   “Dudar significa pensar, investigar, estudiar”, entrevista a la Dra. Alicia Zorrilla, en Revista CTPCBA Nº 91, mayo-junio 2008, pp. 10 y 11. 127

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nes dedicadas a regular el uso de la lengua española. Al margen de las virtudes de la normativa como red de contención,128 en ella existen lagunas, vaguedades, ambigüedades, contradicciones y elementos obsoletos casi imposibles de aplicar. Además, ese cuerpo normativo interactúa con otros de menor alcance, aunque no menos importantes, como el manual de estilo de la editorial, las instrucciones del editor, los criterios de tal o cual profesor, las necesidades o caprichos del cliente, el idiolectoD del autor, etcétera. Por eso es indispensable decidir para cada traducción qué cuerpos de normas aplicar y en qué medida, y sostener esa decisión en todo el texto. c) Formato de marcadores de la estructura del texto: El traductor —o, en su defecto, el revisor— tiene que establecer un criterio uniforme para los distintos elementos que marcan la estructura del texto, como títulos, subtítulos y viñetas, independientemente de que en el original no haya tal uniformidad. d) Traducción de nombres propios (de personas y lugares, entre otros): Es importante decidir si los nombres propios se van a traducir siempre, a veces —en qué casos— o nunca. e) Traducción de siglas: Hay diferentes formas de incorporar siglas en una traducción y los elementos a los que esas siglas hacen referencia. Incluimos abajo solamente algunas:129 ||

||

||

||

transcripción de la sigla original en redonda seguida, entre paréntesis y con coma, de la expresión completa original en itálicas y traducción de la expresión completa en redonda. Por ejemplo: FDA (Food and Drug Administration, Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos); traducción de la expresión completa en redonda seguida, entre paréntesis y con coma, de la sigla original en redonda y la expresión completa original en itálicas. Por ejemplo: Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, Food and Drug Administration); traducción de la expresión completa en redonda seguida, entre paréntesis y con coma, de la sigla original y la expresión “por su sigla en inglés” (u otra similar). Por ejemplo: Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés). formas concisas como la traducción de la expresión completa en redonda seguida por la sigla original entre paréntesis.

Dos aspectos esenciales de la traducción son la cohesión y la coherencia del texto. Mona Baker130 se ocupa de estas dos cualidades de toda buena traducción. Define la cohesión como la red de relaciones que se dan en la superficie del texto y que unen palabras y expresiones con otras palabras y expresiones. La coherencia, en cambio, es la red de relaciones conceptuales que subyacen a la superficie. En la cohesión la sintaxis actúa como soporte de la red, mientras que en la coherencia es el lector el que extrae el sentido de las relaciones. Una frase, una oración o un texto entero pueden ser cohesivos y no ser coherentes a la vez. La canción infantil “El colectivo”, de la cantautora argentina Mariana Baggio,131 puede servir 128

  Ver capítulo “Escribir”, p. 78.   Ver también respuesta 5 al ejercicio “Lidiando con la ciencia”, capítulo “Traducir”, p. 157. 130   In Other Words, Londres, Routledge, 1992, pp. 218 y 219. 131   Ver . (Fecha de consulta: 18.06.09) 129

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para entender mejor esto de la cohesión y la coherencia. “El colectivo” cuenta el episodio de un pasajero que tiene puesta mucha ropa y lleva todo tipo de cachivaches (una gallina, una regadera, una zanahoria, flores, una sombrilla). La persona que narra la situación también va en el colectivo. Y de pronto tiene que bajarse porque llegó a su parada: Apunté hacia atrás buscando la puerta y allí me di cuenta de que no estaba nada cerca, las cuadras pasaban y yo no avanzaba, estábamos llegando a la que era mi parada. Entonces fue que tuve una gran idea: usar de trampolín a la regadera. Doblé las rodillas, abrí las ventanillas, me zambullí fuera hacia la vereda. Pero como el salto que pegué fue tan alto aterricé en la rama más alta de un árbol. Y como justo era un árbol de ciruela me quedé allá arriba tomando la merienda. No estaba solo, tenía compañía, Sin querer me había traído a la gallina. Espero me perdone el señor del colectivo, Yo no tengo la culpa de que él lleve tanto abrigo. En el contexto de la canción, la combinación de los versos “Y como justo era un árbol de ciruela / me quedé allá arriba tomando la merienda” es muy graciosa, pero también es un ejemplo de una oración perfectamente cohesiva y a la vez ¡de lo más incoherente! Dejando la música por un rato y volviendo a la traducción, los conectoresD sirven de puntos de apoyo en la comprensión del texto. Si se usan mal esas palabras algo tramposas, se crean relaciones poco probables —o incluso absurdas— entre las diferentes unidades que van entretejiéndose en el texto. En esos casos, el error salta incluso sin mirar el original. Al hacer su trabajo, el traductor tiene que estar atento a la cohesión del texto como facilitadora de la coherencia. La coherencia va a ayudar al lector a entender lo que lee. Claro que no en todos los textos manda el objetivo de la comprensión. En algunos casos, prima una intención estética o de otra clase, y la coherencia pasa a un segundo plano. Además de las relaciones que se crean dentro del texto, el traductor tiene que percibir y reproducir los puntos de contacto entre el texto y el mundo exterior (historia y actualidad, geografía, vida cotidiana, literatura, tecnología, etcétera). En esta instancia —que no es necesariamente una etapa específica de la traducción, sino que puede entrelazarse con las distintas partes del proceso—, el traductor pone en juego todo lo que sabe. Y hasta puede ser que gracias a un chiste del diario o las instrucciones para hacer andar la aspiradora evite un problema de coherencia que no habría podido sortear con el solo manejo de sus lenguas de trabajo. Así, los elementos referenciales, como fechas, cifras y nombres propios, son esenciales para lograr la coherencia del texto, original o traducción. Por ejemplo, en un material sobre la Segunda Guerra Mundial es más probable que se hable del año 1939 que de 1399, por lo que seguramente haya un error de tipeo en el original si dice “1399”. De manera similar, es común que en tablas o gráficos que incluyen cifras las partes no sumen el todo. Este problema aparece bastante cuando los originales se corrigen parcialmente a último momento. En el extracto de tabla que sigue (modificada para el ejemplo), hay una cifra errónea que afecta todos los totales.

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Población total por grupos de edad y sexo, según provincia. Total del país. Año 2001  Varones

Provincia

Población total

Total

0 a 14 años

Total

36.260.130

17.659.072

5.202.593

Mujeres

15 a 64 años

65 años y más

Total

0 a 14 años

15 a 64 años

65 años y más

10.999.586

1.456.892

18.601.058

5.045.102

11.425.228

2.130.728

Fuente: Sitio web del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), en . (Fecha de consulta: 19.03.07)

En casos como los anteriores, es buena idea que el traductor le avise al solicitante sobre el error que encontró para que este último decida qué criterio aplicar en la traducción e incluso evalúe la viabilidad y utilidad de corregir el original. Los razonamientos falaces y las asociaciones incorrectas son otra piedra en el camino de la coherencia. Esta es una de las razones por las que quienes tuvieron entrenamiento en lógica en carreras como Ingeniería, Matemática, Informática o Filosofía muchas veces muestran una facilidad especial para resolver problemas de traducción que no hacen estrictamente al manejo de idiomas. Quienes no hayan tenido esa clase de entrenamiento pueden ejercitar y perfeccionar su capacidad de razonamiento y asociación resolviendo problemas lógicos y matemáticos como los que aparecen en los cuadernillos de la materia Pensamiento Científico del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires y otras afines, o en libros del tipo de El hombre que calculaba de Malba Tahan,132 o Matemática... ¿estás ahí? Sobre números, personajes, problemas y curiosidades de Adrián Paenza.133 Otros elementos que aportan cohesión y coherencia a un texto son los índices, títulos, subtítulos, encabezados y pies de página, y cualquier otro componente que señale su estructura formal. Así, por ejemplo, el traductor tiene que mirar que en su versión las entradas de un índice se correspondan con los títulos (y a veces hasta con los números de página) a los que esas entradas hacen referencia. También va a verificar la correlatividad entre los diferentes títulos y las jerarquías de formato asociadas (por ejemplo, título principal en negritas, título secundario en itálicas, etcétera). En el caso de listas numeradas, no está de más revisar que en la secuencia no falten ni sobren números. Las funciones de los procesadores de texto para crear y actualizar índices automáticamente (en Microsoft Office Word 2003, menú Insertar > Referencia > Índice y tablas...) y listas numeradas (menú Formato > Numeración y viñetas) pueden ser muy útiles, en especial para crear índices o listas que posiblemente haya que modificar después. Pero como el funcionamiento de las características automáticas depende de muchas variables y de la intervención del usuario, que no es infalible, es recomendable que el traductor revise los índices y las listas numeradas creadas con esas herramientas. Además, conviene mirar que los encabezados y pies de página estén donde deben estar y tengan el contenido adecuado. Veamos algunos casos de traducciones con problemas de cohesión y coherencia: While most of these organizations are not-for-profit, if they are unable to generate revenues equalling or exceeding expenses, they will cease to exist and will be unable to fulfil their missions.134 Mientras que la mayor parte de estas organizaciones no tienen fines de lucro, dejarán de existir y no podrán llevar a cabo su misión si no son capaces de generar ingresos que igualen o superen sus gastos.

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  Buenos Aires, Pluma y Papel Ediciones, 2003.

  1.ª edición, 3.ª reimpresión, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2005. Disponible para su descarga en (Fecha de consulta: 25.08.09) 134   J. P. Brooks, “The rights of blood recipients should supersede any asserted rights of blood donors”, en Vox Sanguinis 87, 2004, p. 281.

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En la traducción se confundieron dos funciones muy distintas de while: la de conjunción,D que en este caso podría significar aunque o si bien, y la de locución conjuntiva,D con sentido equivalente a mientras que o en cambio. Al no haber cohesión en la oración traducida, le falta coherencia al mensaje, que pierde sentido. En el ejemplo, aunque o si bien habrían sido mejores opciones para while. Otro ejemplo: At the university level, which is the level we are interested in here, note taking allows students to gather information from lectures, books, or any other situation that they will later have to memorize or use in order to successfully complete their academic program.135 En el nivel universitario, que es el nivel de interés para este artículo, la toma de apuntes permite que los estudiantes recopilen información de clases teóricas, libros o cualquier otra instancia por la cual luego deberán memorizar o utilizar cierto contenido para completar el programa académico sin contratiempos. La traducción es muy confusa, en especial la parte subrayada. El principal problema es la identificación errónea del referenteD de that (l. 3): el traductor supone que that remite a situation (l. 3) cuando en realidad retoma la idea de information (l. 2). Y ese primer error le hace agregar un objeto directo para el verbo use en un vano intento por lograr la coherencia. Una versión más correcta habría sido: En el nivel universitario, que es el nivel en el que se centra este artículo, la toma de apuntes permite que los estudiantes recopilen información de clases teóricas, libros o cualquier otra instancia, información que luego deberán memorizar o utilizar para completar el programa académico sin contratiempos. Y otro más: We normally think that wide and independent reading on a subject is commendable, and it is. But it isn’t the case that you’ll get equally useful or reliable knowledge, for the purpose of your course, out of any source you can find.136 Normalmente pensamos que leer mucho y por cuenta propia es meritorio, y sin duda lo es. Pero tampoco es cuestión que obtengan conocimientos igualmente útiles y confiables para una asignatura dada en cualquier fuente que consulten. En este último ejemplo, hace un poco de ruido que a la autora le moleste que los alumnos obtengan conocimientos útiles y confiables en lo que decidan leer por su cuenta, ¿no? Y no es necesario leer el original para ver el problema de coherencia. En la versión que sigue se ofrece una solución: Normalmente pensamos que leer mucho y por cuenta propia es meritorio, y sin duda lo es. Sin embargo, no obtendrán conocimientos igualmente útiles y confiables para una asignatura dada en cualquier fuente que consulten. Para alcanzar la coherencia también hace falta una importante cuota de sentido común que, según dicen, es el menos común de los sentidos. Pero no todo está perdido. Por suerte, para los buenos traductores el sentido común es tan básico como los sentidos de la vista o del tacto. 135

  Françoise Boch y Annie Piolat, “Note Taking and Learning: A Summary of Research”, en The WAC Journal, 2004, pp. 101-113.   Kate Chanock, “From one-to-one teaching to curriculum design: Taking the ‘re-’ out of re-mediation”, en Second Conference of the European Association for the Teaching of Academic Writing “Teaching and Tutorial Academic Writing”, Budapest, 23-25 de junio de 2003. 136

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Esa tarde de viernes tenía un rato libre y me puse a decorar unas cajitas con cartapesta mientras escuchaba la radio. La mayoría de las veces no sé para qué hago esos manuales, que por lo tanto no tengo dónde meter, y que quedan dando vueltas un buen tiempo hasta que logro terminarlas. Por eso cuando en la tele enseñan algo nuevo y fácil en solo 30 minutos, o paso por un local de Palermo y venden cosas súper baratas que podría hacer idealmente, no veo la hora de tener algo de calma para poner manos a la obra. Y ahí estaba yo, pincel y papel higiénico en mano. En lo mejor del video, interrumpen la transmisión para anunciar que por un desperfecto técnico las siguientes dos horas iban a repetir el programa del día anterior. Igual yo lo había escuchado, así que lo dejé. Juan hizo una introducción y empezaron a hablar de clásicos del rock; fue un viaje en el tiempo. Vino un tema de Genesis, después uno de Yes y otro de Queen. ¡Qué dúo! En eso, cambia la onda, se ponen a hablar de cine, de escenas que hicieron historia y suena de fondo Somewhere Over the Rainbow. Se me pone la piel de gallina. Otro viaje en el tiempo, más lejos. Zapatos rojos. “Sigue el camino amarillo, sigue el camino amarillo”. Y me voy, me voy... Cuando vuelvo, un rato después, ese mismo jueves, otra vez sonaba el rock actual, y me torturaban con Marilyn Manson. Ya era hora de que la llamaran para hacer una película de terror. Pero entre El Grito con Manson y los monos nadadores, ¡me quedo con los monos voladores!

Los invitamos a detectar en el fragmento que sigue los elementos que restan cohesión y coherencia al texto (sustantivos, pronombres, adjetivos, etcétera). En el Anexo (página 148) van a encontrar una de varias soluciones posibles:

EJERC ICIO :

TRABAJO FORESTAL

AY UD AM EM OR IA : TRADUCIR ES LEER Y ESCRIBIR PRIMERA LECTURA, SIN INTERRUPCIONES Ver de qué se trata el texto y, en lo posible, disfrutarlo || autor || contenido general || formato y convenciones || tipo de lengua || objetivo || destinatario

PRIMERA VERSIÓN Tener en cuenta: || fidelidad (¿hay que hacer alguna concesión?) || naturalidad (fluidez del texto) || corrección gramatical (conocimiento de la lengua a la que se traduce) || cohesión y coherencia del discurso || sentido común

SEGUNDA LECTURA, CON LUPA Desmenuzar el texto para preparar la reescritura || contenido específico (meterse de lleno en el sentido) || vocabulario || estructuras || marcas de estilo

REVISIÓN cotejo contra original lectura final otras lecturas Ver capítulo “Revisar” (pág. 172).

OTRAS LECTURAS, MIXTAS Integrar lo general y lo particular, y empezar a escribir

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Te creo mucho, poquito, nada Hay coleccionistas de todo tipo. Están los que coleccionan postales de viajes o cucharitas o lápices, y hasta las que guardan en el último cajón las fotos de sus ex novios. Los traductores coleccionamos diccionarios. Pero no por melancolía ni por el recuerdo de una experiencia feliz. En realidad, acumularlos en la biblioteca nos da cierta tranquilidad, como si fueran garantía de conocimiento. Pero como pasa con las garantías contractuales, al hablar de diccionarios no es buena idea saltear la letra chica. Compilar y revisar diccionarios lleva muchísimo tiempo. Y si hay que editarlos en papel, todavía más. Por eso, como los idiomas son sistemas dinámicos que se renuevan a gran velocidad, muchos diccionarios ya están desactualizados cuando salen a la luz. Además, aunque fuera posible ganar la carrera contra el tiempo, no existe un criterio único para seleccionar las palabras de un idioma o variante regional que van a integrar un diccionario. La organización que encara la compilación aplica los criterios que cree convenientes para incluir algunas palabras y dejar otras afuera, y también para elaborar las definiciones y los ejemplos. Así, hay criterios más o menos academicistas, más o menos excluyentes/inclusivos, más o menos políticamente correctos, etcétera. Y claro, también influyen en el contenido y la extensión de los diccionarios variables que poco tienen que ver con los idiomas y su uso, como los costos de edición y las estrategias de comercialización. Independientemente de todo lo anterior, la utilidad de los diccionarios es innegable. Y el acceso a ellos creció de manera exponencial gracias a Internet. Hoy con solo hacer clic, el traductor puede acceder a una infinidad de diccionarios y glosarios de lo más variados, desde listas bilingües caseras publicadas en un blog hasta la base terminológica de la Unión Europea. Además, la Red permite acortar y simplificar los procesos de edición y actualización de contenido, lo que ayuda a combatir el mal de vejez prematura de los diccionarios en papel. La simplificación de los procesos hace posible que una mayor variedad de organizaciones, con políticas lingüísticas que van de las más conservadoras a las más innovadoras, se animen a emprender la edición de diccionarios virtuales.D Entonces ¿está todo resuelto? Y… no. Aunque los diccionarios llegaran a ser todo lo queremos que sean, nunca van a liberar al usuario —en nuestro caso, el traductor— de la responsabilidad con la que tiene que manejarlos. El término usuarios críticos acuñado por Burbules y Callister137 con relación al uso de Internet138 puede aplicarse a quienes consultan un diccionario. Al buscar una palabra, el traductor tiene que saber qué quiere encontrar. Pocas veces el diccionario propone el equivalente perfecto, la palabra ideal. El usuario pensante —o crítico— va a decidir si lo que encuentra le sirve, si le cree, si lo descarta o si lo aprovecha como punto de partida para seguir indagando. En las palabras de Elena Odriozola, docente y traductora con gran experiencia en la compilación de diccionarios: “El diccionario no hace más que ofrecer una instantánea de la lengua en uso, un momento congelado de algo que es flujo y dinamismo; es la pretensión de fijar y estabilizar elementos que en realidad son móviles e inestables”.

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  Educación: Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información, Buenos Aires, Granica, 2006, p. 121. Traducción de Leandro Wolfson (supervisor), Adriana Oviedo, Daniela Sagaró, Jorge Frachia y Paula Grosman. 138   Ver capítulo “Leer”, p. 35.

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El texto incluido a continuación es un fragmento de una nota publicada en la versión digital de The New York Times.140 Este ejercicio está pensado para quienes ya hicieron algún acercamiento a la traducción y quieren seguir aprendiendo. En el Anexo (página149) van a encontrar posibles respuestas.

  Este ejercicio está inspirado en una idea que expresó una colega, Sandra Lauría, durante una reunión de docentes de traducción de la ENS en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg. Va nuestro agradecimiento a Sandra. 140   Ver < http://www.nytimes.com/2008/02/27/dining/27yogurt.html#>. (Fecha de consulta: 27.02.09)

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ACCORDING to Herodotus, even the mighty armies of the Greek and Persian empires took the winter off from warfare. But not the forces of frozen yogurt.

A CIEGAS

The Legions of Frozen Yogurt Push East

¡Manos a la obra! 1. Leer con atención el fragmento transcripto. 2. Leerlo de nuevo, esta vez subrayando o destacando palabras desconocidas o dudosas y referencias culturales o localismos. 3. Traducirlo SIN usar diccionarios ni ninguna otra fuente de consulta como Internet. Por favor, no protesten. Sabemos que nadie conoce todas las palabras que existen en un idioma (los traductores no son la excepción) y que, en la práctica laboral, casi siempre se traduce con diccionarios; pero este es un ejercicio de ablande y autoconocimiento, no de competencia traductora. Además, recuerden que muchas veces la falta de diccionarios puede suplirse con el contexto y el sentido común. 4. Una vez que esté lista la versión sin diccionarios, guardar el archivo y crear una copia con otro nombre o imprimirlo (si es que están trabajando en la computadora; si no, sacar una fotocopia o transcribir la traducción en otra hoja). Ahora, sobre la copia revisar la traducción con diccionarios y otras fuentes de consulta y cambiar lo que haga falta. Los destinatarios hipotéticos de la traducción son los lectores de una revista semanal de circulación nacional. 5. Comparar las dos traducciones. Es muy probable que se sorprendan con todos sus aciertos y que aprendan mucho de las palabras o frases más inextricables, de la vida en Nueva York y hasta de historia norteamericana.

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EJERC ICIO : 139

EJERCICIO133

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Since the Korean chain Red Mango opened a store directly across from California-based Pinkberry in Greenwich Village in December, New York has become the second major battleground for the restyled, fluffed up, fruit-topped new wave of frozen yogurt. “I’d call it a quiet face-off on Bleecker Street,” said Dan Kim, Red Mango’s president for North America. Since 2006, Pinkberry has opened nine stores in New York, Red Mango has opened four, and competitors like Flurt, Berrywild and Yolato are scrambling to stay in the game. California is already gripped by tribal conflicts among Pinkberry partisans, Red Mango loyalists, and the fans of Yogurt World, a San Diego emporium where multiple flavors of yogurt and hundreds of toppings are available via self-serve: patrons wander around with an empty bowl and a wad of cash. “God must have come down and created this place Himself,” wrote one feverish poster on yelp.com, the online city-guide site that has become an Internet hub for frozen-yogurt enthusiasts. (Yogurt World alone has about 200 reviews.) Most of these new yogurt joints, whether on the West or East Coast, are based on a simple formula of fresh fruit toppings on a consciously tart, decidedly yogurt-flavor creamy swirl that drives certain people to distraction. “At first I used to just crave it after Chinese food,” said Anthony Castellano, who was ordering at the new Yoggi Spot at Café Duke in Times Square, on a lunch break from supervising a nearby construction site. “And then I started thinking about how it would be good after pizza, and then after burritos. It’s really refreshing, but it’s still sweet.” The next day, high-school girls in miniskirts, Uggs and goose bumps stood outside Yolato on the Upper West Side, spooning up soft-serve. “We come here every day,” said Shira Cohen, a 10th-grader. “I start thinking about the toppings even before second period.” No wonder entrepreneurs, despite the freezing weather, are not waiting to stake a claim. Did the slight chill of the Yukon prevent the gold rush?

Traduciendo literatura Cuando se habla de traducción literaria es común escuchar que el mejor traductor de literatura es un escritor con buen dominio de los dos idiomas de trabajo, independientemente de que haya estudiado traducción en forma sistemática o no. El debate en torno de si el especialista del campo con gran dominio de dos idiomas es más o menos idóneo que el especialista en leer y escribir mientras transforma —el traductor— no se resuelve en ninguno de los dos extremos. Muchas variables entran en juego y en cada situación particular puede parecer mejor una u otra traducción. Por ejemplo, en el caso específico de la traducción literaria, para cierta editorial puede ser más conveniente publicar traducciones de un autor reconocido, en las que se vea claramente la mano de ese escritor, mientras que otra puede hacer prevalecer el estilo más anónimo y fiel al autor original que en general caracteriza al traductor. Con relación a qué hace falta para ser buen traductor literario, Márgara Averbach, escritora y traductora literaria, dice: ||

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Tener buena lectura literaria, eso significa que tiene que haber leído y entendido mucha literatura; Tener una sensibilidad para distinguir el sistema de estilo, es decir, lo que hace el escritor para que su lengua sea así como es: la lengua de alguien que escribe bien; Tener un excelente, maravilloso si es posible, manejo del castellano, y eso incluye no manejar un solo registro sino muchos, o poder fingir que se los maneja. O sea, amar el idioma más de lo que se ama el inglés; Saber que el libro que va a traducir no es suyo del todo y que hay cosas que tiene que decir de cierto modo no porque las diría él o ella sino porque así las dice el autor del original.

Si el que traduce es un escritor, es fundamental que no olvide la lealtad que le debe al autor original: el texto solo le pertenece mientras dure el proceso de traducción. Y si es un traductor tendrá que sacar a relucir sus dotes de escritor no declarado. En ese sentido, Alicia Steimberg141 dice: “Yo he leído muy buenas traducciones por profesionales que no son escritores; lo que probaría que probablemente haya detrás un escritor no florecido aún”.

141

  Entrevista de Gustavo Bernstein, op. cit.

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He understood a great many things about his parents, and he knew that many times they didn’t like his understandings and many other times refused to believe them. But some day they would have to believe. He was content to wait. It was too bad they couldn’t believe more, though, especially at times like now. Mommy was lying on her bed in the apartment, just about crying she was so worried about Daddy. Some of the things she was worried about were too grown-up for Danny to understand—vague things that had to do with security, with Daddy’s selfimage, feelings of guilt and anger and the fear of what was to become of them—but the two main things on her mind right now were that Daddy had had a breakdown in the mountains (then why

143

  Nueva York, Simon & Shuster, Inc., 2001, pp. 38 y 39.   Londres, Penguin Classics, pp. 32 y 33. 144   Traducidas acá por las autoras.

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Chapter 4: Shadowland

En el prólogo a la nueva edición de The Shining, Stephen King califica esta obra como una “novela encrucijada”; según sus palabras,144 una novela en la que el escritor tiene ante sí una elección: hacer lo que ha hecho antes o tratar de llegar un poco más allá. Con esta novela, King decide ir un poco más allá y dota de una ambivalencia sumamente verosímil (y por eso mismo, terrible) a uno de sus villanos: Jack Torrance, el papá de Danny. Danny es el pequeño que actúa como eje central psíquico de todo lo que pasa en el gran hotel Overlook. Jack, maltratado de chico por su propio padre, es un escritor incipiente con algunos aires de grandeza, que ha dejado el alcohol y ha perdido el trabajo. Su única salida es aceptar un puesto como encargado del Overlook durante el invierno, la temporada en la que este espectacular hotel de las Rocallosas está cerrado. Hacia allá parten Jack, Wendy —su esposa— y Danny.

The shining

Siguen dos fragmentos de textos literarios muy diferentes entre sí, The Shining, de Stephen King,142 e In Cold Blood, de Truman Capote.143 Los invitamos a traducirlos con la ayuda de algunos comentarios y preguntas para reflexionar al leer y, por qué no, para repensar al traducir y revisar. En el Anexo (página 151) van a encontrar posibles respuestas y una traducción publicada en español para cada uno de los fragmentos. Esas traducciones son solo una referencia. Las que hagan ustedes pueden ser tan buenas o incluso mejores.

EJERC ICIO :

EL TRADUCTOR-ESCRITOR

EJERCICIO137

doesn’t he call?) or that Daddy had gone off to do the Bad Thing. Danny knew perfectly well what the Bad Thing was since Scotty Aaronson, who was six months older, had explained it to him. Scotty knew because his daddy did the Bad Thing, too. Once, Scotty told him, his daddy had punched his mom right in the eye and knocked her down. Finally, Scotty’s dad and mom had gotten a DIVORCE over the Bad Thing, and when Danny had known him, Scotty lived with his mother and only saw his daddy on weekends. The greatest terror in Danny’s life was DIVORCE, a word that always appeared in his mind as a sign painted in red letters which were covered with hissing, poisonous snakes. In DIVORCE, your parents no longer lived together. They had a tug of war over you in a court (tennis court? badminton court? Danny wasn’t sure which or if it was some other, but both Mommy and Daddy had played both tennis and badminton at Stovington, so he assumed it could be either) and you had to go with one of them and you practically never saw the other one, and the one you were with could marry somebody you didn’t even know if the urge came on them.

Tal como les anticipamos, aquí va el fragmento de In Cold Blood, de Truman Capote. El libro es el resultado de años de investigación, entrevistas y observaciones que Capote mismo realizó en Holcomb, Kansas. Este diminuto pueblo, que en ese entonces —fines de los cincuenta— no llegaba a los trescientos habitantes, había sido el escenario del salvaje asesinato de los cuatro miembros de la familia Clutter. El libro se publicó en 1965 e inauguró un nuevo género literario: la non-fiction novel, o novela de no ficción o sin ficción.

In Cold Blood

1. A partir del fragmento transcripto, ¿se puede deducir la edad aproximada de Danny? ¿Qué partes del texto nos ayudan a descifrarla? ¿En qué concierne a la traducción que Danny sea más grande o más chico? (Pensar en tipo de narrador y registros.) 2. ¿Es posible ubicar el fragmento en tiempo y espacio? ¿Hay coincidencias entre nuestro tiempo y espacio y los de la narración? 3. ¿Conviene mantener o cambiar los nombres de los personajes y las grafías? ¿En qué podemos basarnos para decidir qué criterio aplicar? 4. ¿En qué casos el autor usa itálicas? ¿Y palabras en mayúsculas? ¿Qué conviene hacer con esos formatos destacados al traducir este texto? 5. En la línea 15 el autor usa las expresiones tug of war y court, que dan pie a las preguntas y conjeturas de Danny incluidas después en el texto. ¿Son un problema al traducir? Pensar en palabras con diferentes sentidos y en los usos figurativo y literal del lenguaje. ¿Hay alguna salida elegante?

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Without exception, Garden Citians deny that the population of the town can be socially graded (‘No, sir. Nothing like that here. All equal, regardless of wealth, colour, or creed. Everything the way it ought to be in a democracy; that’s us’), but, of course, class distinctions are as clearly observed, and as clearly observable, as in any other human hive. A hundred miles west and one would be out of the ‘Bible Belt’, that gospelhaunted strip of American territory in which a man must, if only for business reasons, take his religion with the straightest of faces, but in Finney County one is still within the Bible Belt borders, and therefore a person’s church affiliation is the most important factor influencing his class status. A combination of Baptists, Methodists, and Roman Catholics would account for 80 per cent of the county’s devout, yet among the elite — the businessmen, bankers, lawyers, physicians, and more prominent ranchers who tenant the top drawer — Presbyterians and Episcopalians predominate. An occasional Methodist is welcomed, and once in a while a Democrat infiltrates, but on the whole the Establishment is composed of right-wing Republicans of the Presbyterian and Episcopalian faiths. As an educated man successful in his profession, as an eminent Republican and church leader — even though of the Methodist church — Mr Clutter was entitled to rank among the local patricians, but just as he had never joined the Garden City Country Club, he had never sought to associate with the reigning coterie. Quite the contrary, for their pleasures were not his; he had no use for card games, golf, cocktails, or buffet suppers served at ten — or, indeed, for any pastime that he felt did not ‘accomplish something’. Which is why, instead of being part of a golfing foursome on this shinning Saturday, Mr Clutter was acting as chairman of a meeting of the Finney County 4-H Club (4-H stands for‘Head, Heart, Hands, Health’, and the club motto claims, ‘We learn to do by doing’. It is a national organization, with overseas branches, whose purpose is to help those living in rural areas — and the children particularly — develop practical abilities and moral character. Nancy and Kenyon had been conscientious members from the age of six.).

1. A simple vista, ¿qué elementos fueron tomados de la realidad? ¿Cuáles son marcas culturales de una comunidad chica y cerrada norteamericana? (Muchas de esas marcas se repiten en otros relatos que muestran sociedades parecidas, incluso en relatos fílmicos.) 2. ¿Es necesario verificar los datos a pesar de tratarse de un texto literario? ¿Qué fuentes pueden consultarse? 3. ¿Que conviene hacer con los nombres propios en este caso: traducirlos o transcribirlos? 4. Si deciden traducirlos, ¿qué harían con el nombre del club de las líneas 19 y 20 y la explicación correspondiente? 5. ¿Qué función cumplen las comillas de las líneas 1 y 3? ¿Y las rayas (especificar en líneas 8, 9 y 13, 14, 17, 21, 22)? En la traducción, ¿qué signos convendría usar en cada caso?

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Chapter 1: The Last to see Them Alive

Ciencia, técnica y traducción Así como se discute si el más idóneo para hacer una traducción literaria es el escritor o el traductor literario, hay opiniones encontradas en torno a las traducciones técnico-científicas. ¿Qué es mejor, que las haga el experto en el campo o el traductor especializado? El profesional de la ciencia o la tecnología estudió y se preparó para conocer a fondo la rama en la que trabaja, por lo que tiene un excelente manejo de los términos y conceptos específicos. Pero muchas veces le faltan los conocimientos o la práctica para armar un texto correcto y natural en español. El traductor especializado, en cambio, estudió y se preparó para manejar e interrelacionar dos idiomas como mínimo, para tener un conocimiento operativo de algunos campos científicos o técnicos y para seguir indagando si ese conocimiento no le alcanza a la hora de traducir. Aunque en general el traductor no está capacitado para escribir de cero sobre un área como la medicina o la electrónica, sí puede entender un texto de esa área y reexpresarlo usando los términos y formas de hablar del experto. Aun así, a menudo corre el riesgo de tropezar en baches conceptuales o terminológicos. Por eso, en la mayoría de los casos los mejores resultados se consiguen cuando el experto y el traductor trabajan juntos. ¿Y si el primero no está disponible para ayudar con la traducción? El traductor tiene que prepararse del mejor modo posible para encarar un texto especializado —un prospecto, un artículo científico o toda una herramienta de software— y, en todo caso, consultar al experto antes de terminar el trabajo. Además de moverse con soltura y agilidad entre los dos idiomas, debe conocer la jerga del campo al que pertenece el texto que va a traducir y las convenciones del tipo de texto particular. No es lo mismo la geología que la medicina, ni es lo mismo un manual de uso que un paper. Para hacer un buen trabajo, el traductor especializado se apoya en la documentación: ||

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la búsqueda de material de referencia sobre el tema, que le permite familiarizarse con los términos y frases típicas, y entender conceptos básicos y la búsqueda de textos similares al que va a traducir para identificar las convenciones de ese tipo de discurso (por ejemplo, uso de instrucciones con infinitivo o imperativo en manuales de usuario).

En general los términos específicos son el primer obstáculo. Veamos la siguiente oración: Dengue hemorrhagic fever (DHF) is characterized by sustained high fever for 2-7 days; bleeding diathesis such as positive tourniquet test, petechiae, epistaxis and hematemesis; thrombocytopenia with platelet counts = 100 × 109/L and plasma leakage due to increased vascular permeability evidenced by hemoconcentration, pleural effusion and ascites.145 Menuda tarea la del traductor. Pero por suerte no todo lo técnico o científico tiene tan alto grado de complejidad. Peter Newmark146 sostiene que la terminología comprende apenas entre el 5 y el 10% de todo un texto; “el resto es ‘lenguaje’, un lenguaje la mayor parte de las veces con un estilo natural”. Así y todo, es clave que el traductor se habitúe a armar glosarios específicos, logs bilingües147 o fichas terminológicas, que puede ir compilando y consultando a medida que avanza en el trabajo.   Ampaiwan Chuansumrit y Kanchana Tangnararatchakit, “Pathophysiology and management of dengue hemorrhagic fever”, en Transfusion Alternatives in Transfusion Medicine, 2006, p. 3. 146   Op. cit., pp. 208 y 220. 147   Ver capítulo “Leer”, p. 25. 145

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Consultar otros textos sobre el mismo tema —textos paralelosD— ayuda a familiarizarse no solo con la vasta cantidad de nociones nuevas, sino con la forma de expresión particular del discurso especializado. En el texto científico-técnico en español predominan las frases nominales (en lugar de frases verbales), voz pasiva, oraciones impersonales o pasivas reflejas con el pronombre se, verbos en presente atemporal, uso de siglas (incluso del inglés) y datos numéricos. En algunos casos, las oraciones son cortas y en otros, tan largas que hasta pueden llegar a conformar un párrafo. Veamos un par de ejemplos que muestran algunas de las características anteriores: Desde el punto de vista del aprovechamiento energético, la biomasa se caracteriza por tener un bajo contenido de carbono, un elevado contenido de oxígeno y compuestos volátiles. Estos compuestos volátiles (formados por cadenas largas del tipo CnHm, y presencia de CO2, CO y H2) son los que concentran una gran parte del poder calorífico de la biomasa. El poder calorífico de la biomasa depende mucho del tipo de biomasa considerada y de su humedad. Así, normalmente estos valores de poder calorífico de la biomasa se pueden dar en base seca o en base húmeda.148 En términos generales, se aprecia una evolución que va de la existencia de un sistema de justicia electoral (SJE) exclusivamente político hacia la adopción de sistemas contenciosos mixtos, al combinar uno de carácter político con ciertos medios de impugnación de naturaleza administrativa y/o jurisdiccional, para pasar después a SJE exclusivamente jurisdiccionales (ya se trate de carácter ordinario, constitucional o especializados en materia electoral), o bien, SJE mixtos que combinan impugnaciones ante órganos de diferente naturaleza.149 Al traducir un texto científico o técnico hay que tener en cuenta que el fin último del texto es informar. Por eso, si en el original hay frases ambiguas o vagas, lo mejor es eliminar la ambigüedad o vaguedad para ayudar al lector. Puede que el traductor no tenga los conocimientos suficientes para desambiguar alguna parte del discurso y que el contexto no ayude. En ese caso, es imprescindible consultar al autor o, en su defecto, a un especialista en el tema. Por suerte, hoy en día muchos autores de textos especializados ponen a disposición del lector sus datos de contacto, que en general incluyen una dirección de correo electrónico, ¡y contestan los mensajes que reciben!

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  “Bioenergía: oportunidades y riesgos. ¿Qué debe hacer Argentina en materia de biocombustibles?”, mayo 2007, Greenpeace Argentina. 149   “Justicia electoral. Manual de IDEA Internacional para el diseño de sistemas de resolución de conflictos electorales”, 2007, IDEA Internacional.

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  2007, 119, pp. 165-170. Ver http://www.pediatrics.org/cgi/content/full/119/1/165. (Fecha de consulta: 10.04.08)

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2. Cord blood donation should be encouraged when the cord blood is stored in a bank for public use. Parents should recognize that genetic (eg, chromosomal abnormalities) and infectious disease testing is performed on the cord blood and that if abnormalities are identified, they will be notified. Parents should also be informed that the cord blood banked in a public program may not be accessible for future private use.

1. Cord blood donation should be discouraged when cord blood stored in a bank is to be directed for later personal or family use, because most conditions that might be helped by cord blood stem cells already exist in the infant’s cord blood (ie, premalignant changes in stem cells). Physicians should be aware of the unsubstantiated claims of private cord blood banks made to future parents that promise to insure infants or family members against serious illnesses in the future by use of the stem cells contained in cord blood. Although not standard of care, directed cord blood banking should be encouraged when there is knowledge of a full sibling in the family with a medical condition (malignant or genetic) that could potentially benefit from cord blood transplantation.

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Cord blood transplantation has been shown to be curative in patients with a variety of serious diseases. Physicians should be familiar with the rationale for cord blood banking and with the types of cord blood–banking programs available. Physicians consulted by prospective parents about cord blood banking can provide the following information:

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Cord Blood Banking for Potential Future Transplantation

El texto que sigue es un fragmento del artículo científico titulado “Cord Blood Banking for Potential Future Transplantation”. Es posible descargar gratuitamente el artículo del sito web de la publicación Pediatrics,150 de la Academia Norteamericana de Pediatría (American Academy of Pediatrics). El texto trata sobre la posibilidad de conservar la sangre del cordón umbilical del recién nacido para su posible uso en el futuro. En el Anexo (página 154) van a encontrar posibles respuestas a las consignas del ejercicio.

EJERC ICIO :

LIDIANDO CON LA CIENCIA

EJERCICIO141

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3. Because there are no scientific data at the present time to support autologous cord blood banking and given the difficulty of making an accurate estimate of the need for autologous transplantation and the ready availability of allogeneic transplantation, private storage of cord blood as “biological insurance” should be discouraged. Cord blood banks should comply with national accreditation standards developed by the Foundation for the Accreditation of Cellular Therapy (FACT), the US Food and Drug Administration (FDA), the Federal Trade Commission, and similar state agencies. At a minimum, physicians involved in procurement of cord blood should be aware of cord blood collection, processing, and storage procedures as shown in Table 2.

1. Hacer una primera lectura atenta del fragmento. Volver a leerlo e inferir qué finalidad tiene el texto. Pensar en la función de should según el uso del autor (por ejemplo, ls. 2, 5 y 8). 2. Teniendo en cuenta la información incluida en el párrafo introductorio, ¿quiénes son los lectores potenciales de la traducción? 3. Sintetizar en inglés la idea principal del fragmento. 4. Recién ahora, concentrarse en la terminología médica específica. Resaltar los términos técnicos, investigarlos y proponer equivalentes. Los modelos de log de búsquedas sugeridos en el capítulo “Leer” (página 23) pueden ser útiles para organizar la terminología investigada. ¿Cómo podrían traducirse estos términos? conditions (l. 6) y medical condition (l. 12) infant (ls .7 y 9) serious (diseases/illnesses) (ls. 1 y 9) standard of care (l. 10) full sibling (l. 11) (infectious disease) testing (ls. 16 y 17) 5. ¿Qué conviene hacer con los nombres de instituciones? ¿Traducirlos? ¿Transcribirlos? Justificar la decisión. 6. ¿Qué función tienen las comillas que encierran el término biological insurance (l. 22)? 7. Traducir todo el fragmento.

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AN EX O :

SOLUCIONES Y RESPUESTAS

POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS

DEL CAPÍTULO AVENTURARSE

Consigna 1 Buscando un poco sobre el autor del texto, encontramos que J. R. R. Tolkien fue un escritor inglés conocido por sus obras de literatura infantil repletas de mundos de fantasía, magia, criaturas extraordinarias, leyendas, mitos y enseñanzas. The Hobbit fue una de sus primeras ficciones y sentó las bases para lo que después se convertiría en la saga de The Lord of the Rings. Tolkien empezó a escribir The Hobbit a fines de 1920 para entretener a sus tres hijos. Se dice que nunca pensó en publicar esta obra, sino que fue casi por casualidad que varios años más tarde llegó a la imprenta. Y las copias se agotaron a los pocos meses. El autor escribió The Hobbit entre las dos guerras mundiales y unos años después de la crisis de 1929 en los Estados Unidos. No es difícil notar que lo que más le importaba al escritor eran sus lectores, los chicos. Se dice que mientras corregía ensayos de sus alumnos de anglosajón en Oxford escribió la primera oración del libro en una hoja en blanco. No siguió con el texto, pero al poco tiempo empezó a idear, y literalmente a trazar, el universo de fantasía que rodea al hobbit, hasta que finalmente la obra tomó forma. En este fragmento, el principio del libro, se cuenta qué y cómo eran los hobbits y dónde solían vivir. También se presenta al personaje principal, se dan algunos datos de su personalidad, su familia y su estilo de vida, y hasta podría decirse que hay una pequeña anticipación de lo que será la historia (This is a story of how a Baggins had an adventure…[ls. 19-21]). Tolkien usa un vocabulario muy rico y atrayente, con estructuras simples. El tono es muy amigable y tan coloquial que el autor parece estar hablándole al lector en persona, como si fuera un padre o un abuelo contándoles a los chicos un cuento antes de dormir. Si uno lee el fragmento en voz alta, esa impresión es todavía más fuerte. En el texto hay oraciones inconclusas, que imitan la oralidad. Además, la persona del narrador se dirige expresamente al lector con vocativos —you—, y lo involucra y se involucra en la historia con pronombres como us y you and me. Así, el autor busca la complicidad del lector o de quien escucha. El tono, efecto y estilo de lengua elegidos ponen de manifiesto el objetivo del texto: atrapar al chico en la historia, entretenerlo, sorprenderlo, hacerlo sonreír. Claro que la red de Tolkien llegó más lejos de lo esperado. Hoy miles de adultos de distintas partes del mundo son celosos seguidores de su narrativa. The Hobbit es un cuento fantástico para chicos que respeta las convenciones del género: hay personajes fantásticos, historias inesperadas, magia, descripciones bien detalladas y coloridas. Consigna 2 El vocabulario general es muy coloquial, de uso cotidiano y descriptivo. Hay muchas referencias a la naturaleza, al ámbito de una casa y a mundos fantásticos, y muchísimos adjetivos que apelan a los cinco sentidos: oozy smell y sandy hole (l. 2), a shiny yellow brass knob (l. 4), polished chairs (l. 6), etcétera. También hay neologismos, como hobbit.

traducir143

La mayoría de las estructuras gramaticales son simples, con numerosas oraciones unimembres y cortas (características del inglés). Hay algunas oraciones inconclusas que no tienen verbo e imitan el habla cotidiana. Otras marcas de oralidad son: well (l. 20), I suppose (l. 22), as I was saying (l. 30 y 31). Las únicas estructuras complejas son algunas cláusulas coordinadas y otras subordinadas. Hay dos oraciones mucho más largas y complejas que las demás: la que describe el aspecto físico de los hobbits (ls. 27-30) y hacia el final del fragmento (ls. 40-43): “Still it is probable that Bilbo, her only son, although he looked and behaved exactly like a second edition of his solid and comfortable father, got something a bit queer…”. En esta última, se intercala una subordinada entre el sujeto y el verbo que podría dificultar la comprensión. Un rasgo distintivo del autor en este contexto son las oraciones parentéticas que agregan información y definen en gran medida al personaje o la historia. Otras características son: la intervención del narrador, la inclusión del lector en la narrativa, la complicidad que se busca crear entre ellos, las ideas interrumpidas y retomadas y los abundantes signos de puntuación, en especial, puntos y comas y dos puntos. Consigna 3 Leer el texto por tercera vez revela un aspecto que puede ser importante a la hora de traducir: los miembros del público más joven seguramente necesiten que alguien mayor les lea la historia en voz alta. El aspecto sonoro es esencial en los cuentos infantiles y es importante reproducirlo en la reescritura. El vocabulario y las descripciones precisos dan una idea de lo idílica, simple y cómoda que es la vida para los hobbits. También se percibe un acercamiento progresivo al personaje principal. Primero se describe el lugar, después, la familia y costumbres y, finalmente, a Bilbo Baggins. La descripción de personajes y lugares ayuda a anticipar que algo inesperado le va a pasar a Bilbo, que va a embarcarse en una aventura, que perderá el respeto de sus vecinos pero que ganará algo más valioso (al menos según el narrador) y que esa aventura lo va a alejar de su casa por algún tiempo. Consigna 4 Uno de los grandes desafíos que plantea la traducción del fragmento es lograr descripciones tan vívidas, coloridas y palpables como las del original. Además, hay una importante cantidad de adverbios en inglés, y la versión en español puede resultar muy pesada si usamos en todos los casos adverbios terminados en -mente. Por supuesto, otra decisión importante es la traducción/adaptación de los nombres y apellidos de los personajes. Y habría que resolver qué hacer con algunas rayas (ls. 7, 20 y 22) y neologismos, como hobbitlike (l. 34). La comprensión puede plantear algunos desafíos, pero la mayor dificultad está en el nivel de la reexpresión. Sigue una versión en español del fragmento del ejercicio, según la traducción de la obra por Manuel Figueroa, publicada por Ediciones Minotauro, Barcelona, 1995. 1 UNA TERTULIA INESPERADA En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad. Tenía una puerta redonda, perfecta como un ojo de buey, pintada de verde, con una manilla de bronce dorada y brillante, justo en el medio. La puerta se abría a un vestíbulo cilíndrico, como un túnel: un túnel muy cómodo, sin humos, con paredes revestidas de madera y suelos enlosados y alfombrados, provistos de sillas barnizadas, y montones y montones de perchas para sombreros y abrigos; el hobbit era aficionado a las visitas. El

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túnel se extendía serpeando, y penetraba bastante, pero no directamente, en la ladera de la colina —La Colina, como la llamaba toda la gente de muchas millas alrededor—, y muchas puertecitas redondas se abrían en él, primero a un lado y luego al otro. Nada de subir escaleras para el hobbit: dormitorios, cuartos de baño, bodegas, despensas (muchas), armarios (habitaciones enteras dedicadas a ropa), cocinas, comedores, se encontraban en la misma planta, y en verdad en el mismo pasillo. Las mejores habitaciones estaban todas a la izquierda de la puerta principal, pues eran las únicas que tenían ventanas, ventanas redondas, profundamente excavadas, que miraban al jardín y los prados de más allá, camino del río. Este hobbit era un hobbit acomodado, y se apellidaba Bolsón. Los Bolsón habían vivido en las cercanías de La Colina desde hacía muchísimo tiempo, y la gente los consideraba muy respetables, no sólo porque casi todos eran ricos, sino también porque nunca tenían ninguna aventura ni hacían algo inesperado: uno podía saber lo que diría un Bolsón acerca de cualquier asunto sin necesidad de preguntárselo. Ésta es la historia de cómo un Bolsón tuvo una aventura, y se encontró a sí mismo haciendo y diciendo cosas por completo inesperadas. Podría haber perdido el respeto de los vecinos, pero ganó... Bueno, ya veréis si al final ganó algo. La madre de nuestro hobbit particular... pero, ¿qué es un hobbit? Supongo que los hobbits necesitan hoy que se los describa de algún modo, ya que se volvieron bastante raros y tímidos con la Gente Grande, como nos llaman. Son (o fueron) gente menuda de la mitad de nuestra talla, y más pequeños que los enanos barbados. Los hobbits no tienen barba. Hay poca o ninguna magia en ellos, excepto esa común y cotidiana que los ayuda a desaparecer en silencio y rápidamente, cuando gente grande y estúpida como vosotros o yo se acerca sin mirar por dónde va, con un ruido de elefantes que puede oírse a una milla de distancia. Tienden a ser gruesos de vientre; visten de colores brillantes (sobre todo verde y amarillo); no usan zapatos, porque en los pies tienen suelas naturales de piel y un pelo espeso y tibio de color castaño, como el que les crece en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos, mañosos y morenos, los rostros afables, y se ríen con profundas y jugosas risas (especialmente después de cenar, lo que hacen dos veces al día, cuando pueden). Ahora sabéis lo suficiente como para continuar el relato. Como iba diciendo, la madre de este hobbit —o sea, Bilbo Bolsón— era la famosa Belladonna Tuk, una de las tres extraordinarias hijas del Viejo Tuk, patriarca de los hobbits que vivían al otro lado de Delagua, el riachuelo que corría al pie de La Colina. Se decía a menudo (en otras familias) que tiempo atrás un antepasado de los Tuk se había casado sin duda con un hada. Eso era, desde luego, absurdo, pero por cierto había todavía algo no del todo hobbit en ellos, y de cuando en cuando miembros del clan Tuk salían a correr aventuras. Desaparecían con discreción, y la familia echaba tierra sobre el asunto; pero los Tuk no eran tan respetables como los Bolsón, aunque indudablemente más ricos. Al menos Belladonna Tuk no había tenido ninguna aventura después de convertirse en la señora de Bungo Bolsón. Bungo, el padre de Bilbo, le construyó el agujero-hobbit más lujoso (en parte con el dinero de ella) que pudiera encontrarse bajo La Colina o al otro lado de Delagua, y allí se quedaron hasta el fin. No obstante, es probable que Bilbo, hijo único, aunque se parecía y se comportaba exactamente como una segunda edición de su padre, firme y comodón, tuviese alguna rareza de carácter del lado de los Tuk, algo que sólo esperaba una ocasión para salir a la luz. La ocasión no llegó a presentarse nunca, hasta que Bilbo Bolsón fue un adulto que rondaba los cincuenta años y vivía en el hermoso agujero-hobbit que acabo de describiros, y cuando en verdad ya parecía que se había asentado allí para siempre. [...]

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CON OJOS DE TRADUCTOR Plano semántico o del sentido

“You must use your podium to excite curiosity, engage interest, elicit specific behaviors and most important of all, get your message out to the public – for free!” (ls. 9-10). Acá la palabra podium puede entorpecer la comprensión del original. Otra oración que tal vez resulte difícil es: “Obviously, specificity is the antidote to generality. And finding the right hook or story angle can make the difference between tossed away or taken up” (ls. 34-35).

Plano sintáctico

“You must now, along with your many other talents, become an effective writer” (l. 6) o “They are more likely going to dole out that precious real estate to news of the Maccabi tryouts or the new building addition to the Jewish Community Center, than to your event” (ls. 25-27).

Plano léxico o de las palabras

1. publicity release, press alert (l. 1) / lame, ill-fated (l. 3) / podium (l. 9) / editor (ls. 13, 22 y 33) / snail mail (l. 13) / organizational politics (l. 25) / Maccabi tryouts, dole out (l. 26) / circular file (l. 31) / hook (ls. 34, 37 y 38) / tie-in (l. 38) / back story (l. 38) 2. En este contexto, una traducción correcta para editor sería editor de la sección, porque en algunos diarios o revistas así se llama la persona que primero recibe los artículos. Siguiendo el escalafón hacia arriba (según la misma clasificación), están el prosecretario de redacción, el secretario de redacción y el jefe de redacción. ¿Cómo saber esto? Lo ideal es preguntarle a alguien que conozca el funcionamiento de ese tipo de publicaciones. Es lo que se llama “consulta al experto”.151 Para indagar sobre real estate, conviene buscar en un diccionario inglés-inglés. Según el Merriam-Webster en línea,152 real estate es un sustantivo que data de 1666 y tiene dos acepciones: real estate 1: property in buildings and land. 2: space, capacity . Combinando las dos definiciones con el contexto específico podemos pensar en algunos equivalentes en español. Y si no se nos ocurre nada, buscar en diccionarios bilingües puede servirnos como disparador de ideas, para después seguir pensando. Veamos: la palabra bien (en el sentido de posesión) abarca la primera acepción del recuadro. Incluso el traductor podría acercarse a algo más concreto, como territorio, pero en ese caso convendría agregar comillas para indicar que se está usando esa palabra en un contexto que no es el habitual. Por otro lado, si nos concentramos en el segundo sentido incluido en el recuadro, buscando equivalentes podríamos llegar a espacio. Cualquiera sea el caso, el diccionario monolingüe inglés-inglés es fundamental para ayudarnos a tomar una decisión a partir de la comprensión del término original. El diccionario bilingüe es más bien accesorio, un punto de partida —nunca de llegada— para seguir pensando y buscando en fuentes monolingües. 3. En este punto entra en juego todo lo que el lector/traductor sabe sobre el mundo (conocimientos extralingüísticos). Esos conocimientos pueden incluir desde cuál es la capital de Bielorrusia 151

  En este caso, la experta consultada fue Judith Gociol, periodista, escritora y también editora de este proyecto. ¡Gracias, Judith!   En . (Fecha de consulta: 18.03.08)

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hasta cómo se cocina un huevo poché. La perspicacia de quien traduce está en darse cuenta de cuándo es necesario consultar al experto, si es que sus conocimientos no alcanzan y las fuentes de investigación no ayudan. En este caso, investigar puede dar como resultado que Maccabi fueron los macabeos, pueblo de origen judío que logró liberarse de la opresión del rey Antíoco. Su heroica lucha es hoy recordada en la fiesta de Jánuca. Quien tuvo formación judaica probablemente sabe todo lo anterior. Pero los macabeos y su lucha no tienen nada que ver con el contexto del ejercicio. La frase “news of the Maccabi tryouts” es clave para darse cuenta de eso. ¿Entonces? Puede ayudar saber un poco sobre la comunidad judía o preguntarle a algún miembro de esa comunidad. A lo mejor también puede iluminarnos alguien que sepa mucho sobre deportes. Tarde o temprano seguro averiguaremos que Maccabi también es un club deportivo, que tiene sus propios equipos de básquet, fútbol, etcétera. Así, un buen equivalente para nuestra traducción es Macabi, el nombre del club en español.

Plano estilístico

1. Este definitivamente no es de los típicos artículos que recomiendan cómo hacer algo. La razón está en el tono y el registro. No es habitual en esa clase de artículos que el tema central sea cómo redactar un texto y menos uno para ser publicado. Por eso, es novedoso el enfoque de la autora, que lo primero que hace es ponerse en el lugar del lector y después le dice algo así como: “Bueno, mirá, así es mi mundo” o “Esto me pasa a mí todo el tiempo”. En general, los artículos que hablan sobre cómo redactar un texto tienen un registro más formal, con menos lenguaje idiomático y muchas menos expresiones coloquiales. 2. Subrayamos en el primer párrafo algunos marcadores del tono informal a modo de ejemplo: You just got stuck with writing the next publicity release or press alert for a major event for your organization. “Whoa!” you say, “I’m a (teacher, program coordinator, rabbi, volunteer … you fill in the appropriate designation.) No way is this in my job description.” But after several lame, ill-fated attempts to pass the burden on elsewhere in the organization, you realize resistance is futile. 3. En el texto hay muchas expresiones idiomáticas, expresiones que cobran sentido cuando se las lee como unidad y en forma figurada y no si nos concentramos en el sentido literal de cada palabra que las compone. En español son ejemplos de expresiones idiomáticas “hacer la vista gorda”, “estirar la pata” o “a mal tiempo buena cara”. Algunos ejemplos de expresiones idiomáticas en el texto son: got stuck (l. 1) make or break (something) (l. 30) pass the burden on (somebody) (l. 4) in a row (forma corta de have your ducks in a row) (l. 7) have a shot at (something) (l. 19) in synch (l. 23) En un intento por producir el mismo efecto que el texto original y por respetar el estilo de la autora, el traductor posiblemente busque equivalentes en español para las expresiones idiomáticas. Pero hay que andar con pies de plomo, pensar cada caso por separado y considerar después el texto completo. Si reproducimos todas las expresiones idiomáticas en busca de la informalidad del original, tal vez lleguemos a una versión forzada y artificial, porque el español es por naturaleza más formal que el inglés.

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4. Incluimos abajo una posible versión, pensada para el sitio web de una fundación con fines educativos que tiene usuarios de entre treinta y cinco y cincuenta años. Decidimos usar la segunda persona del singular usted teniendo en cuenta a esos usuarios. Y repetimos: esta es solo una entre muchas traducciones posibles. CÓMO ESCRIBIR Y PRODUCIR MATERIAL PUBLICITARIO EFICAZ Le ha tocado escribir el próximo comunicado o nota de prensa para un evento importante de su organización. “¡Epa!”, dice usted, “yo soy (profesor, coordinador de programa, rabino, voluntario… elija la que corresponda). Esto no tiene nada que ver con mis tareas.” Pero después de varios intentos torpes y fallidos de pasarle el fardo a otra área de la organización, se da cuenta de que resistirse es inútil. Bienvenido a mi mundo. Ahora, además de sus muchos talentos, debe ser un escritor eficaz. Y esa no es una tarea fácil. Escribir, es decir, poner los hechos en sucesión y hacer que las oraciones fluyan con coherencia, es solo parte del desafío. Debe usar su canal de expresión para despertar curiosidad e interés en la gente, lograr una conducta determinada y, lo más importante, comunicar su mensaje al público sin gastar un centavo. Recuerde: Esto es lo que distingue a su texto de la publicidad paga, en la que se puede escribir prácticamente lo que sea y publicarlo donde y cuando uno quiera. Ahora debe convencer al editor de la sección, que recibe cientos de textos como el suyo —por correo electrónico o correo postal—, de que su mensaje merece un espacio gratuito, ese “territorio” tan valioso que su presupuesto para promociones no podría costear. Y lo que es más importante todavía es que el material impreso en el cuerpo principal de una revista o periódico, o mencionado en un programa de radio o televisión, tiene más credibilidad que un aviso o un comercial pago. […] A esta altura todavía no está listo para escribir, pero si se prepara bien, le va a resultar mucho más fácil hacerlo, será más eficaz y tendrá más oportunidades de conseguir un espacio de publicación. Estoy casi segura de que habrán oído que un buen artículo periodístico responde a las preguntas de quién, qué, cuándo, dónde y por qué. Pero también se debe tener en cuenta a quién está dirigido el artículo, tanto en lo que respecta a los editores como a los lectores meta. Es posible que los dos no siempre coincidan. Supongamos que usted quiere llegar a los miembros de la comunidad judía de su zona aficionados a leer y hablar sobre libros de orientación judía, mediante un evento de autografiado de libros. Pero la publicación meta suele tratar temas como deportes, acontecimientos generales, política organizacional local y actividades de la sinagoga. Es más probable que asignen ese valioso espacio a las noticias sobre las eliminatorias de Macabi o a la construcción del nuevo anexo del Centro Comunitario Judío que al evento sobre el que usted escribió. Por eso, haga hincapié en la relación que tiene ese evento con las organizaciones o entidades locales establecidas. Si además estas son grandes anunciantes en esa publicación o le aportan prestigio, mejor aún. Elaborar el mensaje correcto determinará el éxito o fracaso de su comunicado. Las dos razones principales por las que un artículo va a parar al cesto de basura son:  1. Es demasiado general. 2. No logra convencer a los redactores y editores de sección de que el artículo es prioritario o de interés para los lectores.

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Obviamente, la especificidad es el antídoto contra la generalidad. Y encontrar el “gancho” justo o el ángulo apropiado para escribir el artículo puede ser lo que determine si el posible lector lo va a desechar o a elegir. Lo primero que tiene que saber es para qué tipo de publicación escribe. Familiarícese con el tipo de artículos que la publicación considera de interés periodístico. Esto lo ayudará a encontrar el gancho. ¿Dónde debe buscar ese gancho? Trate de encontrar una conexión local: un artículo de interés humano o sobre un acontecimiento en la vida de alguien del lugar resultarán efectivos. También piense cuál sería el beneficio para el lector, ya sea un beneficio físico, espiritual, económico o social. Piense ¿por qué el lector querría subirse a su auto y manejar equis cantidad de kilómetros hasta el evento?

EN TUS PROPIAS PALABRAS Traducción posible, elaborada para este libro, de la cita de The Book of Illusions de Paul Auster: Traducir es un poco como echar carbón. Uno lo levanta con la pala y lo arroja al horno. Cada trozo de carbón es una palabra, y cada palada es otra frase, y si uno tiene una espalda fuerte y suficiente energía para soportar la tarea ocho o diez horas seguidas, podrá mantener un buen fuego. Traducción de la misma cita según la versión de Benito Gómez Ibáñez en El libro de las ilusiones, Barcelona, Anagrama, 2003, p. 80. Traducir es un poco como echar carbón. Se recoge con la pala y se lanza al horno. Cada trozo es una palabra, y cada palada es otra frase, y si se tiene una espalda recia y suficiente energía para seguir con la tarea ocho o diez horas seguidas, se podrá mantener un buen fuego.

TRABAJO FORESTAL Esa tarde de viernes tenía un rato libre y me puse a decorar unas cajitas con cartapesta mientras escuchaba la radio. La mayoría de las veces no sé para qué hago esoas manualidades, que por lo tanto general no tengo dónde meter, y que quedan dando vueltas un buen tiempo hasta que logro terminarlas. Por eso Pero cuando en la tele enseñan algo nuevo y fácil en solo 30 minutos segundos, o paso por un local de Palermo y veo cosas súper baratas caras que podría hacer idealmente perfectamente, no veo la hora de tener algo de calma para poner manos a la obra. Y ahí estaba yo, pincel y papel higiénico en mano. En lo mejor del video bloque, interrumpen la transmisión para anunciar que por un desperfecto técnico, las siguientes dos horas iban a repetir el programa del día anterior. Igual yo no lo había escuchado, así que lo dejé. Juan hizo una introducción y empezaron a hablar de clásicos del rock; fue un viaje en el tiempo. Vino un tema de Genesis, después uno de Yes y otro de Queen.

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¡Qué dúo bandas! En eso, cambia la onda, se ponen a hablar de cine, de escenas que hicieron historia y suena de fondo Somewhere Over the Rainbow. Se me pone la piel de gallina. Otro viaje en el tiempo, más lejos. Zapatos rojos. “Sigue el camino amarillo, sigue el camino amarillo”. Y me voy, me voy... Cuando vuelvo, un rato después, ese mismo jueves viernes, otra vez sonaba el rock actual, y me torturaban con Marilyn Manson. Ya era hora de que la lo llamaran para hacer una película de terror. Pero entre El Grito con Manson y los monos nadadores voladores, ¡me quedo con los monos voladores!

A CIEGAS El primer texto incluido más abajo es una traducción del fragmento del artículo “The Legions of Frozen Yogurt Push East” hecha sin diccionarios, tal como lo plantea una parte del ejercicio. Notarán que hay imprecisiones, omisiones y seguramente otra clase de errores. Pero les aseguramos que traducir de este modo es un desafío muy grato. También nos permite despegarnos del original y escribir más fluidamente, si es que la inspiración nos acompaña. El segundo texto es una versión revisada del primero, en la que sí usamos diccionarios monolingües y bilingües e Internet como fuentes de consulta, para verificar los términos que nos generaban dudas y algunas referencias culturales. Las diferencias entre una versión y la otra son grandes (las frases o términos diferentes están grisados en una y otra versión) y quizá representen lo mucho que se aprende en las distintas etapas del proceso de traducción. 1) Traducción SIN diccionarios ni fuentes de consulta Según Heródoto, ni siquiera los poderosos ejércitos de los imperios griego y persa iban a la guerra en invierno. Pero con las fuerzas del yogur helado no pasa lo mismo. Desde que en diciembre la cadena coreana Red Mango abrió un local en Greenwich Village justo en frente de Pinkberry, que tiene su sede central en California, Nueva York se ha convertido en el segundo campo de batalla más importante para la nueva onda del yogur helado, una tendencia cremosa y aireada y cubierta de frutas. “Yo diría que hay una competencia feroz y silenciosa en la calle Bleecker”, dice Dan Kim, presidente de Red Mango para los Estados Unidos. Desde 2006, Pinkberry ha abierto nueve locales en Nueva York; Red Mango, cuatro; y competidores como Flurt, Berrywild y Yolato se esfuerzan por mantenerse en el mercado. California ya está tomada por los conflictos tribales entre los partidarios de Pinkberry, los leales a Red Mango y los fanáticos de Yogurt World, un emporio de San Diego donde cada uno puede elegir entre muchísimos sabores de yogur y cientos de frutas para ponerle arriba y servirse: los clientes se pasean por el local con un recipiente vacío y mucho dinero para gastar. “Seguramente fue Dios mismo el que descendió de los cielos y creó este lugar”, escribió un enfervorizado visitante de yelp.com, el sitio web que tiene una guía de la ciudad y que se convirtió en el punto de encuentro cibernético para los entusiastas del yogur helado. (Solamente Yogur World tiene cerca de 200 opiniones.) En ambas costas de los Estados Unidos, la mayoría de estos nuevos negocios de yogur tienen como base una simple fórmula que combina frutas frescas sobre

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una deliciosa y abundante crema helada que efectivamente tiene gusto a yogur, y que para algunas personas es toda una tentación. “Al principio, tenía muchas ganas de tomarme uno después de comer comida china”, cuenta Anthony Castellano, mientras hace su pedido en el nuevo sector de yogur helado del Café Duke, en Times Square, durante su descanso para el almuerzo antes de volver a supervisar una obra en construcción cercana. “Y después, empecé a pensar que sería un buen postre después de una pizza, y también después de unas fajitas. Es muy refrescante y dulce a la vez.” Al día siguiente, unas jovencitas de secundaria, en polleritas y con piel de gallina, paradas fuera de Yolato en el Upper West Side saborean un yogur helado bien cremoso. “Venimos todos los días”, comenta Shira Cohen, que cursa tercer año. “Ya antes de la segunda hora empiezo a pensar qué frutas le voy a agregar.” No sorprende, entonces, que los empresarios, a pesar del tiempo frío, se apuren a hacer su negocio. ¿Acaso el vientito fresco de Yukón evitó la fiebre del oro? 2) Traducción revisada CON diccionarios y otras fuentes de consulta Según Heródoto, ni siquiera los poderosos ejércitos de los imperios griego y persa iban a la guerra en invierno. Pero con las fuerzas del yogur helado no pasa lo mismo. Desde que en diciembre la cadena coreana Red Mango abrió un local en Greenwich Village justo frente a Pinkberry, que tiene su sede central en California, Nueva York se ha convertido en el segundo campo de batalla más importante para la nueva ola de yogur helado, rediseñada, cremosa, aireada y cubierta de frutas. “Yo diría que en la calle Bleecker hay un enfrentamiento silencioso”, dice Dan Kim, presidente de Red Mango para los Estados Unidos. Desde 2006, Pinkberry abrió nueve locales en Nueva York; Red Mango, cuatro; y competidores como Flurt, Berrywild y Yolato se esfuerzan por seguir en carrera. California ya está tomada por los conflictos tribales entre los partidarios de Pinkberry, los leales a Red Mango y los fanáticos de Yogurt World, un emporio autoservicio de San Diego donde cada uno puede elegir entre muchísimos sabores de yogur y cientos de frutas para agregarles: los clientes se pasean por el local con un recipiente vacío y mucho dinero para gastar. “Seguro que fue Dios mismo el que bajó de los cielos y creó este lugar”, escribió un enfervorizado visitante de yelp.com, sitio web que incluye una guía de la ciudad y que se convirtió en el punto de encuentro virtual para los entusiastas del yogur helado. (Ya hay publicados cerca de 200 comentarios solo para Yogur World.) En ambas costas de los Estados Unidos, la mayoría de estos nuevos negocios de yogur tienen como base una simple fórmula: la combinación de frutas frescas sobre un copo de crema que, sin lugar a dudas, tiene gusto a yogur y un innegable dejo ácido que enloquece a muchos. “Al principio, me moría de ganas de tomarme uno después de la comida china”, cuenta Anthony Castellano. Mientras, se pide un yogur en el nuevo Yoggi Spot, el sector de yogures helados del Café Duke en Times Square. Este es su horario de almuerzo; enseguida debe volver a supervisar una obra en construcción cercana. “Y después, empecé a pensar que sería un buen postre después de una pizza y, al tiempo, después de unos burritos. Es muy refrescante y, a la vez, dulce”. Al día siguiente, unas jovencitas de secundaria, de minifaldas y botas y con piel

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de gallina, paradas fuera de Yolato en Upper West Side saborean un yogur helado. “Venimos todos los días”, comenta Shira Cohen, que cursa tercer año. “Antes de la segunda hora ya empiezo a pensar qué frutas le voy a agregar.” No es de extrañar que los empresarios, a pesar del tiempo frío, aprovechen la ocasión y traten de sacar una tajada. ¿Acaso el fresquito del Yukón impidió la fiebre del oro?

TRADUCIENDO LITERATURA

The Shining

1. Posiblemente Danny tenga entre seis y nueve años. Algunos indicios de esto son: el hecho de que ciertas cuestiones eran too grown-up (l. 6) para que él las entendiera, su desconocimiento de la palabra court (l. 15) en el sentido de tribunal y quizá la manera en que interpreta la palabra breakdown (l. 8). Al traducir, el registro que se use debe reflejar la edad de Danny, cuya voz se escucha en el fragmento. 2. No hay indicios espaciales ni temporales precisos en el fragmento, aunque sí en la novela completa, y en la introducción a este ejercicio se nombran las Rocallosas. El relato se desarrolla en el estado de Colorado, en los Estados Unidos durante la década del setenta. Si bien la narración trata en un país que no es el nuestro, lo que en ella sucede no nos resulta ajeno. La distancia temporal respecto de hoy tampoco crea una brecha importante entre el texto y el traductor. 3. Por lo general, los nombres de los personajes se mantienen en el idioma fuente y ese es el criterio que conviene aplicar en este caso. Una situación diferente se plantea en la literatura infantil. Los nombres que se usan en los cuentos para chicos suelen tener cierto valor semántico o sonoro que, idealmente, hay que reproducir/adaptar en la versión traducida. Por ejemplo, en la saga de Harry Potter, de J. K. Rowling, están los temibles Mortífagos (Death Eaters) y también el Colacuerno Húngaro (Hungarian Horntail), dragón al que tiene que enfrentarse Harry durante el Torneo de los Tres Magos. En otra prueba del mismo torneo, Harry ingiere branquialgas (gillyweed) para poder respirar y desplazarse mejor en las profundidades del Lago Negro de Hogwarts. 4. El autor usa itálicas en la línea 7 para selfimage posiblemente por ser esa una palabra que Danny no entiende, y en las líneas 8 y 9, para indicar la intromisión del pensamiento de Danny. Usa mayúsculas iniciales en the Bad Thing (ls. 9 y 11) para darle importancia al hecho y escribe “DIVORCE” (ls. 12, 13 y 14) todo con mayúsculas, porque así lo debe ver escrito Danny en el cartel que se imagina. Al traducir, una posibilidad es escribir “imagen de sí mismo” entre comillas. Para la intromisión del pensamiento, se pueden mantener las itálicas. Para the Bad Thing podría usarse Algo malo o algo malo, aunque la segunda opción probablemente sea mejor. Y estaría bien escribir “DIVORCIO” para reflejar la imagen mental de Danny. 5. Las expresiones tug of war y court plantean un problema de traducción interesante, como todo juego de palabras o recurso similar. Un criterio válido en este caso es no tratar de resolver el problema y omitir el texto que está entre paréntesis (ver más abajo en versión publicada). Si hace falta reproducir todo (por ejemplo, a pedido del editor), hay otras soluciones posibles. Sigue una versión sin omisiones, aunque algo forzada: Cuando había un DIVORCIO, los padres se separaban y había un juego de

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tira y afloje en el terreno legal (¿Qué terreno era ese? ¿Una cancha de tenis? ¿De bádminton? Danny no sabía exactamente cuál de los dos, o si era otro, pero mamá y papá habían jugado cada uno al tenis y al bádminton en Stovington, así que cualquiera de esos podía ser). Sigue la traducción del fragmento de The Shining según la versión de Marta I. Guastavino publicada con el título El resplandor por Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1982, pp. 54 y 55. Danny entendía muchas cosas de sus padres, y sabía que a menudo a ellos no les gustaba que él lo entendiera, negándose incluso a creer que así fuera. Sin embargo, algún día tendrían que aceptarlo. Él se conformaba con esperar. Pero era una pena que no pudieran creerlo, especialmente en momentos como aquél. Mamá estaba echada en su cama, a punto de llorar de tan preocupada que estaba por papá. Algunas de las cosas que la preocupaban eran demasiado complejas para que él las entendiera; cosas vagas que tenían que ver con la seguridad, con la imagen de sí mismo de papá, con sentimientos de culpa y enojo y con el miedo por lo que podría suceder con ellos, pero las dos cosas principales que en ese momento la preocupaban era que papá hubiera tenido una avería en la montaña o que hubiera ido a hacer “algo malo”. Danny sabía perfectamente qué era “algo malo” desde que se lo había explicado Scotty Aaronson, que tenía seis meses de edad más que él. Scotty lo sabía porque también su papá había hecho “algo malo”. Le había contado que una vez su padre había golpeado a su madre y la había derribado. Finalmente los padres de Scotty se habían divorciado por culpa de aquel “algo malo”, de modo que cuando Danny lo conoció Scotty vivía con su madre y únicamente veía a su padre los fines de semana. El mayor terror de la vida de Danny era el DIVORCIO, palabra que se le aparecía mentalmente como un cartel pintado con letras rojas, cubiertas de serpientes sibilantes y venenosas. Cuando había un DIVORCIO, los padres se separaban y se peleaban por el hijo en un tribunal. Luego uno tenía que ir a vivir con uno de ellos y al otro casi nunca lo veía, hasta que ese con el que estaba podía casarse con alguien a quien uno no conocía, si les entraba mucha prisa.

In Cold Blood

1. Los nombres geográficos, el discurso directo de las líneas 1-3 y el nombre del 4-H Club son ejemplos de elementos que seguramente fueron tomados de la realidad. Algunas marcas culturales de una comunidad chica y cerrada norteamericana son la palabra sir (l. 1), la filiación política de los habitantes con el Partido Republicano, la abundancia de denominaciones religiosas, la mención de los patricios del lugar, la mención del Country Club, del 4-H Club y de su propósito (“develop […] moral character” l. 22) y la marcada división de clases sociales. 2. En este caso es recomendable, aunque no imprescindible, verificar los datos para hacer una buena traducción. Para escribir la novela Capote investigó los hechos reales y entrevistó a los personajes principales. (Nota de color: Algunos críticos cuestionaron el grado de veracidad de ciertos detalles. Al parecer, Capote llegó a sentir afinidad por uno de los dos asesinos y trató de hacerlo quedar bien en la novela.) Nunca está de más investigar un poco, por ejemplo, rastreando la noticia en los diarios de la época para verificar los nombres de los personajes y consultando mapas de la zona.

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3. En el ejercicio es mejor transcribir los nombres de personas. Conviene mantener en inglés Garden City y los nombres de condados, porque no tienen traducciones aceptadas y de uso corriente. En cambio, podría traducirse Bible Belt para que el lector no se pierda el sentido figurado de la expresión. 4. Una buena opción es transcribir el nombre del club —Club 4-H—, dejar en inglés las cuatro palabras de la aclaración entre paréntesis del original y, solo si se considera imprescindible, agregar una nota al pie con la traducción de las cuatro palabras. De todos modos, la recomendación es siempre ser cuidadosos con el agregado de notas al pie, en especial en textos literarios. Interrumpir el fluir del texto para hacer una aclaración en otra parte de la página puede ser mucho más nocivo para la experiencia del lector que entender un poco menos. Por supuesto, si encontráramos en español cuatro palabras equivalentes a las del inglés que también empezaran con H, no sería necesario dejarlas en inglés ni incluir una nota al pie. 5. Las comillas de las líneas 1 y 3 indican el discurso directo de un lugareño típico. Conviene mantenerlas. Las rayas de las líneas 9 y 10 encierran una enumeración de los grupos de personas que componen la élite. Conviene mantenerlas. Las rayas de la línea 14 encierran una proposición concesiva.D Puede quedar entre rayas o, por ser corta, encerrarse entre comas en español. La raya de la línea 17, que es única (no hay una de apertura y otra de cierre), se usa en inglés para introducir una aclaración a posteriori (o afterthought). La aclaración podría quedar detrás de una coma. Las rayas de la línea 21 encierran un comentario del autor para dar mayor precisión. Conviene mantenerlas. RAYA [...] 2. Usos 2.1. Para encerrar aclaraciones o incisos: Para él la fidelidad —cualidad que valoraba por encima de cualquier otra— era algo sagrado. Para esto pueden utilizarse también las comas [...] o los paréntesis [...]. Los incisos entre rayas suponen un aislamiento mayor con respecto al texto en el que se insertan que los que se escriben entre comas, pero menor que los que se escriben entre paréntesis. La raya de cierre en los incisos no se suprime aunque detrás de ella deba aparecer un punto o cualquier otro signo de puntuación: Esperaba a Emilio —un gran amigo—. Lamentablemente, no vino. Esperaba a Emilio —un gran amigo—, que, lamentablemente, no vino. (Fuente: Diccionario panhispánico de dudas, Real Academia Española, Bogotá, Asociación de Academias de la Lengua Española y Santillana, 2005, p. 556) Sigue la traducción del fragmento de In Cold Blood según la versión de Fernando Rodríguez publicada con el título A sangre fría por Sudamericana, Buenos Aires, 2006, pp. 38 y 39. Sin excepción, los habitantes de Garden City niegan que la población esté dividida en clases sociales (“No, señor. Nada de eso. Todos iguales, cualquiera que sea la posición económica, la religión o la raza. Tal como debe ser en una democracia, así somos nosotros”). Pero, claro está, las diferencias de clases son tan

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claramente observadas y tan manifiestamente observables como en cualquier otro enjambre humano. Ciento sesenta kilómetros al oeste, el visitante se hallaría fuera de la “Zona de la Biblia”, esa faja de tierra americana obsesionada por el evangelio, en la que un hombre debe, aunque sólo sea por razones prácticas, tomarse la religión muy en serio. Pero Finney County está dentro de la “Zona de la Biblia” y, por consiguiente, pertenecer a una determinada Iglesia es un factor decisivo para la categoría social de un individuo. Una mezcla de baptistas, metodistas y católicos representa el ochenta por ciento de los fieles, pero en la élite (hombres de negocios, banqueros, abogados, médicos y los terratenientes más pudientes), entre los que ocupan los puestos directivos, predominan los presbiterianos y los episcopales. Algún que otro metodista se acepta bien y lo mismo algún que otro demócrata, pero en conjunto el círculo más influyente está constituido por republicanos de extrema derecha que profesan la fe presbiteriana o la episcopal. Como hombre culto y próspero en su profesión, eminente republicano y líder de su Iglesia, aunque fuera la Iglesia metodista, el señor Clutter tenía derecho a un puesto entre los patricios del lugar; pero, del mismo modo que nunca había sido socio del Country Club de Garden City, tampoco intentó entrar en el corrillo del poder. Por el contrario, no le gustaban las costumbres de aquel ambiente: no le interesaban las partidas de cartas, ni el golf, ni los cócteles, ni las cenas frías de las diez. A decir verdad no le gustaba ningún pasatiempo en el que, a su parecer, no se “realizara algo”. Por esta razón, en lugar de dedicarse a jugar al golf aquel soleado sábado, Clutter presidía una reunión del Club 4-H de Finney County (cuatro H que representaban “Head, Heart, Hands, Health”;153 se trata de una organización nacional con ramificaciones del otro lado del océano y cuyo propósito es, bajo el lema de “Aprendamos a hacer, haciendo”, ayudar a los habitantes de zonas rurales, y particularmente a los jóvenes, a desarrollar el talento práctico y una sana moral. Nancy y Kenyon, desde los seis años, eran miembros asiduos).

LIDIANDO CON LA CIENCIA 1. El objetivo del texto es ofrecer recomendaciones. Uno de los elementos que permite inferir esto es el uso reiterado de should. 2. La traducción podría estar dirigida a obstetras, pediatras, hematólogos, técnicos especializados en hemoterapia, etcétera, de habla hispana que puedan necesitar información sobre la posibilidad de almacenar la sangre de cordón umbilical. 3. Idea principal: Cord blood transplantation can be curative, but it should be discouraged when cord blood stored in a bank is for later personal or family use. Instead, storage in a bank for public use should be encouraged. 4. Posible entrada de log bilingüe para el término stem cell: 153

  Nota del traductor Fernando Rodríguez: Inteligencia, corazón, manos, salud.

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Idioma fuente: Inglés

Idioma meta: Español (Argentina)

Término fuente (campo): stem cell (hematología)

Término meta: célula madre. Opciones: célula germinal, c. pluripotencial, c. progenitora, c. hemoprogenitora, c. precursora, c. primordial. Navarro (2000) propone adoptar el neologismo hemocitoblasto.

Definición: 1. a) any precursor cell; b) a cell whose daughter cells may differentiate into other cell types. 2. Stem cells have two important characteristics that distinguish them from other types of cells. First, they are unspecialized cells that renew themselves for long periods through cell division. The second is that under certain physiologic or experimental conditions, they can be induced to become cells with special functions such as the beating cells of the heart muscle or the insulinproducing cells of the pancreas. Contexto: “Cord blood donation should be discouraged when cord blood stored in a bank is to be directed for later personal or family use, because most conditions that might be helped by cord blood stem cells already exist in the infant’s cord blood (ie, premalignant changes in stem cells).”

1. células dotadas simultáneamente de la capacidad de autorrenovación (producir más células madre) y de originar células hijas comprometidas en determinadas rutas de desarrollo, que se convertirán finalmente por diferenciación en tipos celulares especializados. 2. (o blood progenitor cell) [Hist.] célula que da origen a todas las células sanguíneas.

“La preservación de las células madre estará a cargo del Banco, que funcionará en el área de Hemoterapia del Garrahan. De esta forma, a través del cordón umbilical se colectará la sangre que contiene una gran cantidad de células madre o especializadas en la renovación de células sanguíneas, y que es remanente de plasma de la placenta.” Clarín, 30.04.05 “Las células madre tienen dos características importantes que las distinguen de otros tipos de células. La primera de ellas es que son células no especializadas que se renuevan ilimitadamente. La segunda es que bajo ciertas condiciones fisiológicas o experimentales, se las puede inducir a que se conviertan en células con funciones especiales tales como células musculares cardíacas o células de páncreas que produzcan insulina.” Documento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica

Fuente de consulta: 1. Stedman’s Online Medical Dictionary, en http://www.stedmans.com/section.cfm/45 2. The National Institutes of Health (NIH), en http:// stemcells.nih.gov/info/basics/basics1.asp

1. Iáñez Pareja, Enrique, Células madre y clonación terapéutica, en http://www.ugr.es/~eianez/Biotecnologia/ clonembrion.htm#_Toc3643837, Departamento de Microbiología e Instituto de Biotecnología, Universidad de Granada. (Fecha de consulta: 18.04.08) 2. Navarro, Fernando, Diccionario crítico de dudas inglésespañol de medicina, Madrid, McGraw Hill – Interamericana, 2000.

Comentarios: Usamos “célula madre” en lugar de “hemocitoblasto” por la mayor frecuencia de uso de la primera. Fecha de elaboración y autor: abril 2008, AR Fecha de actualización y autor: junio 2008, PG

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Traducciones posibles y comentarios para los términos: conditions (l. 6) y medical condition (l. 12) infant (ls. 7 y 9) serious (disease/illnesses) (ls. 1 y 9) standard of care (l. 10) full sibling (l. 11) (infectious disease) testing (ls. 15 y 16) En el ámbito médico, en general no se traduce condition —versión breve de medical condition— como condición sino como enfermedad. También puede hablarse de cuadro clínico o trastorno. La palabra infant no es tan transparente como parece. Veamos: según el Diccionario de la lengua española, infante es el “niño que aún no ha llegado a la edad de siete años”. Es cierto que los términos de los dos idiomas comparten ciertos aspectos de su significado; por ejemplo, en Gran Bretaña se suele hablar de infant school, que equivaldría al kindergarten de los Estados Unidos y a nuestro jardín de infantes. Pero en el contexto del almacenamiento de sangre de cordón umbilical, infant en realidad significa bebé, lactante o incluso recién nacido. Navarro154 aclara que es el “niño menor de doce meses (para algunos autores, niño menor de veinticuatro meses)”. El término serious podría traducirse por el español serio, pero en medicina es mucho más común decir que una enfermedad o un cuadro es grave o que alguien está grave. Por ejemplo, “His condition is serious but stable” podría traducirse por “Su estado [no ‘condición’] es grave, pero se encuentra estable”. Lo mismo pasa con el sustantivo; es preferible hablar de la gravedad y no de la seriedad de una enfermedad o cuadro. El diccionario en línea del Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos (National Cancer Institute)155 da la siguiente definición para standard of care: “In medicine, treatment that experts agree is appropriate, accepted, and widely used. Health care providers are obligated to provide patients with the standard of care. Also called standard therapy or best practice”. La Real Academia Española ya aceptó el anglicismoD estándar, pero se usa para hablar de un patrón, modelo o nivel, como en la frase estándar de vida. En nuestro texto, podemos deducir que se trata más bien de un criterio o una norma. Además, hay que ser precavidos con care, porque es común traducirlo como cuidado o cuidados, descuidadamente. En otros países de América latina se acepta ese uso, pero en la Argentina son más comunes los términos atención y asistencia. Por ejemplo, algunas buenas opciones para health care son atención médica o asistencia médica o incluso asistencia sanitaria. Lo mismo pasa con intensive care unit, que en muchas series y películas se ve o escucha traducido a un supuesto español neutro como unidad de cuidados intensivos. En nuestro país, lo más habitual es que el área se denomine unidad de terapia intensiva. Volviendo a standard of care y teniendo en cuenta lo anterior, sugerimos hablar en español de norma de atención médica o norma asistencial, siguiendo la propuesta de Navarro.156 Otro desafío es encontrar una buena traducción para full sibling. Según la definición más habitual, full siblings son hermanos o hermanas que comparten padre o madre, ya sean biológicos o adoptivos. Pero veamos el contexto del ejercicio: “[…] directed cord blood banking should be encouraged when there is knowledge of a full sibling in the family with a medical condition (malignant or genetic) that could potentially benefit from cord blood transplantation”. Esto es así porque cuanta más cercanía genética haya entre los hermanos, mayores son las probabili154

  Fernando Navarro, Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, Madrid, McGraw Hill – Interamericana, 2000, p. 257.   Ver http://www.nci.nih.gov/Templates/db_alpha.aspx?CdrID=346525. (Fecha de consulta: 15.04.08) 156   Op. cit., p. 480. 155

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dades de que la sangre de cordón umbilical sirva para fines terapéuticos. Por eso, en este caso full siblings se aplicaría a los hermanos de sangre o hermanos biológicos. Incluso es posible ser más precisos y hablar de hermanos biológicos de padre y madre. En la jerga informática es común usar el término españolizado testeo o incluso la voz inglesa testing para referirse a las revisiones lingüísticas que se hacen de la traducción de textos de herramientas informáticas, manuales o sitios web.157 Los mismos términos se usan para nombrar las pruebas de funcionamiento de software en desarrollo. También en otros campos, como la psicología o la educación, se usa test para nombrar una evaluación de conocimientos o aptitudes. Sin embargo, en medicina se desaconseja el uso de cualquiera de esas palabras; en general es mejor hablar de prueba, análisis, examen, ensayo o experimento. Por ejemplo, el oral glucose tolerance test que se les hace a las mujeres embarazadas se conoce en español como prueba de tolerancia a la glucosa oral. Otro ejemplo: el stress test no mide los niveles de estrés o tensión que casi todos padecemos en nuestra vida cotidiana, sino la actividad del corazón en presencia de determinado esfuerzo físico; por eso, se habla de prueba de esfuerzo cardíaco o ergometría. Por último, infectious disease testing podría traducirse por la frase descriptiva análisis para detectar enfermedades infecciosas. 5. La traducción o transcripción de los nombres de instituciones depende de las necesidades posibles del futuro lector o de la pauta editorial de quien encargue el trabajo. Una buena alternativa para este texto en particular es traducir los nombres y agregar la sigla original entre paréntesis. Si la sigla no aparece en el texto original, como es el caso de la tercera entidad listada en el ejercicio, conviene hacer una búsqueda en la web y agregarla, para conservar la uniformidad de criterio. No existe un único criterio válido para traducir los nombres de entidades u organismos. Lo importante es recordar a quién está dirigida la traducción y ser especialmente cuidadosos cuando la situación comunicativa exige precisión. También es esencial mantener la uniformidad de criterios: sostener el criterio elegido a lo largo de la traducción, incluso en distintas traducciones para un mismo solicitante. 6. Las comillas que encierran biological insurance (l. 22) indican que el o los autores están usando un término que no les es propio o con el que no están de acuerdo. Al leer el artículo completo, queda claro que son los bancos privados de sangre de cordón umbilical los que garantizan a los padres que conservar la sangre de cordón de su bebé les brindará un seguro biológico contra posibles enfermedades futuras. En cambio, la Academia Norteamericana de Pediatría (que publica en su sitio web el artículo del ejercicio) desaconseja almacenar la sangre de cordón en un banco privado para uso exclusivo del donante y recomienda el almacenamiento en bancos públicos, con disponibilidad para toda la población. 7. Posible traducción del fragmento:158 Se ha demostrado que el trasplante de sangre de cordón umbilical es un tratamiento viable para pacientes con diversas enfermedades graves. Los médicos deben informarse acerca de los fundamentos de la conservación de sangre de cordón y de los tipos de programas disponibles para realizarlo. Los profesionales de la salud que reciben consultas de futuros padres acerca de la conservación de sangre de cordón deben proporcionar la siguiente información: 157

  Ver capítulo “Revisar”, p. 177.   El artículo completo se tradujo en el marco de la Residencia de Traducción, Traductorado de inglés de la Escuela Nacional Superior en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg, cátedra Rogante, a pedido del Servicio de Hemoterapia del Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan dirigido por la Dra. Ana Del Pozo. 158

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1. La donación de sangre de cordón no es recomendable cuando el objetivo es almacenarla en un banco para un posterior uso personal o familiar, ya que la mayoría de las enfermedades que podrían tratarse con la ayuda de células madre de sangre de cordón se encuentran presentes en el cordón umbilical del bebé (por ejemplo, degeneraciones premalignas en las células madre). Los médicos deben conocer las promesas infundadas que los bancos privados de sangre de cordón hacen a los padres con relación a brindar al bebé o a los miembros de la familia un seguro contra enfermedades graves que pudieran aparecer en el futuro, mediante el uso de células madre presentes en la sangre de cordón. Si bien no constituye una norma de atención médica, la conservación de sangre de cordón para su utilización personal o familiar debe alentarse para uso designado cuando se sabe que un hermano biológico que padece una enfermedad (maligna o genética) podría mejorar con el trasplante de sangre de cordón. 2. La donación de sangre de cordón debe alentarse cuando el propósito es conservarla en un banco público. Los padres deben saber que se realizan análisis para detectar enfermedades infecciosas y de origen genético (por ejemplo: anormalidades cromosómicas), y que serán informados en caso de que se identifiquen anomalías. Además, es preciso comunicarles que la sangre de cordón almacenada en el marco de un programa público puede no estar disponible para usos privados en el futuro. 3. Debe desalentarse la conservación de sangre de cordón umbilical para uso privado como “seguro biológico” porque actualmente no existen datos científicos que avalen la utilidad de la conservación de la sangre de cordón para uso autólogo, y es difícil evaluar en forma precisa la necesidad de un trasplante autólogo y la viabilidad de trasplantes alogénicos inmediatos. Los bancos de sangre de cordón umbilical deben cumplir con las normas de acreditación nacionales (en los EE.UU.) estipuladas por la Fundación para la Acreditación de la Terapia Celular (FACT), la Administración de Drogas y Alimentos (FDA), la Comisión Federal de Comercio (FTC), y entidades de los distintos estados del país. Es imprescindible que los profesionales que se dedican a la recolección de sangre de cordón conozcan los procedimientos para la obtención, el procesamiento y la conservación, tal como se indica en la tabla 2.

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Para seguir leyendo Baker, Mona (1992) In Other Words, Londres, Routledge Bosque, Ignacio [director] (2004) Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo. Las palabras en su contexto, Madrid, Ediciones SM Cabanellas de las Cuevas, Guillermo y Hoague, Eleanor C. (2001) Diccionario jurídico: Inglés Español, Heliasta Cabré, María Teresa (1993) La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones, Barcelona, AntártidaEmpúries Debonis, Silvana (2004) Glosario para la empresa. Terminología contable, tributaria y de administración: Inglés - Español. Español - Inglés, 1º ed., Buenos Aires, La Ley Diccionario Collazo inglés-español de informática, computación y otras materias (2001), McGRAW-HILL Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (1992), 21ª edición, Madrid, Espasa Calpe (en pueden consultar también la 22.ª edición del diccionario en versión digital) Diccionario de términos informáticos, Clarín.com, en Diccionario panhispánico de dudas (2005) Real Academia Española, Bogotá, Asociación de Academias de la Lengua Española y Santillana (en http://buscon.rae.es/dpdI/ pueden consultar la versión digital) Eco, Umberto (2008) Decir casi lo mismo, Barcelona, Lumen. Traducción de Helena Lozano Miralles Fernández Calvo, Rafael (2001) Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en , Asociación de Técnicos de Informática García Yebra, Valentín (1989) Teoría y práctica de la traducción, Tomo I, Madrid, Gredos “Guía de introducción al sector de la localización” (2003), LISA, The Localization Industry Standards Association Hatim, Basil y Mason, Ian. (1990) Discourse and the Translator, Inglaterra, Longman Group UK Limited La página del idioma español, en López Guix, Juan Gabriel y Minett Wilkinson, Jacqueline (1999) Manual de traducción. Inglés / Castellano, Barcelona, Gedisa Merriam-Webster OnLine en . El sitio incluye diccionarios y tesauros Moliner, María (2007) Diccionario de uso del español, 3.ª edición revisada y actualizada, Madrid, Gredos Navarro, Fernando (2000) Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, Madrid, McGrawHill Interamericana Newmark, Peter (1992) Manual de traducción, traducción de Virgilio Moya, Madrid, Ediciones Cátedra S.A. Nida, Eugene y Taber Charles (1986) La traducción: Teoría y práctica, Madrid, Cristiandad D.L. Traducción de A. de la Fuente Adánez Olsen de Serrano Redonnet, María Luisa y Zorrilla de Rodríguez, Alicia María (1997) Diccionario de los usos correctos del español, Buenos Aires, Estrada Orellana, Marina (1987) La traducción del inglés al castellano - Guía para el traductor, Santiago de Chile, Editorial Universitaria Orellana Marina (2003) Glosario internacional para el traductor. Inglés-Castellano. Spanish-English, 4ª edición, Santiago de Chile, Editorial Universitaria (en http://books.google.com.ar/book s?id=HaciB16ED5AC&printsec=frontcover&dq=%22glosario+internacional%22+orellana& source=gbs_similarbooks_r&cad=2 pueden consultar una versión escaneada por Google)

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Para seguir leyendo, todavía más Sager, Juan Carlos (1993) Curso práctico sobre el procesamiento de la terminología, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez Simon & Schuster’s International Spanish Dictionary. English / Spanish. Spanish / English (1997) 2.ª edición, Nueva York, Macmillan Stedman’s Online Medical Dictionary, en The Oxford Spanish Dictionary (1994), New York & Madrid, Oxford University Press “The Globalization Industry Primer” (2007), LISA, The Localization Industry Standards Association Viñas Urquiza, María Teresa (2002) Ambiguity Keys. English & Spanish. Part 1. Subjunctive, Dunken, Buenos Aires. Willson, Patricia (2004) La Constelación del Sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores Wolfson, Leandro (2005) El placer de traducir: Experiencias y reflexiones de un traductor profesional, Buenos Aires, Torre de Papel Zorrilla, Alicia María (2002) Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso, Buenos Aires, e.d.b.

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revisar revisar “Saber comunicarse puede evitar muchos sufrimientos y generar inmensas satisfacciones.”

Álex Grijelmo

Perdón, re-visar La revisión es una verdadera estrella de la obra escrita, aunque casi siempre queda última en los créditos... cuando aparece. Por eso, es hora de reivindicar su valor. Concebimos la primera revisión de un texto, la que hace el propio autor,159 como una re-visión: un volver a mirar el trabajo como un todo y con cada una de sus partes. En ese volver a mirar, también proponemos volver a pensar, volver a leer y volver a escribir. Lamentablemente no siempre se dedica tiempo a esa nueva mirada del texto y muchas veces ni siquiera se vuelve a ver el trabajo aunque sea de modo superficial. Es raro que un médico le dé el alta a un paciente sin terminar de curarlo o que un repostero sirva una torta sin cobertura, pero no es inusual que un texto salga a la luz sin una buena revisión. Así, distintas investigaciones revelan que, cuando revisan lo que escriben, los alumnos universitarios en general cambian solamente aspectos cosméticos, sin plantearse cuestiones de fondo en esa etapa.160 Esa revisión superficial queda en evidencia en el informe que hace un profesional para presentarle a su cliente, en la gacetilla de prensa que sale a los apurones para llegar antes a los medios, en los atractivos anuncios publicitarios que vemos en la calle y hasta en los avisos de una cartelera escolar. La lista parece interminable. ¿Por qué pasa esto? No solo en televisión el tiempo es tirano, y cuando los minutos corren, lo primero en caer o acortarse es la etapa final del proceso, en este caso la revisión. Sin embargo, quienes saltean la revisión para ahorrar tiempo no se dan cuenta de que lo barato sale caro. Es muy probable que el texto sin pulir confunda o aburra al lector o que incluso lo haga abandonar la lectura. Pero hay otro problema, más fácil de combatir que la premura: quienes escriben muchas veces no saben cómo ni qué revisar. Entonces, se ocupan únicamente de la presentación general del texto y, en el mejor de los casos, de la corrección gramatical y ortográfica.

Qué revisar Aunque el formato, la gramática y la ortografía importan mucho, y tal vez sean lo primero que se va a mirar en un texto, esos aspectos son solo parte de la nueva visión que necesita lo que escribimos para estar terminado. También hay que cambiar lo que haga falta —desde palabras hasta párrafos y planteos enteros— para agilizar la lectura y comprensión. Esta es la oportunidad del autor para modificar todo lo que crea mejorable, todo, de principio a fin. Puede pasar que solamente haga cambios mínimos o que su revisión sea una verdadera reescritura. En cualquier caso, la calidad del texto va a mejorar. Y los lectores, agradecidos. Si cuando escribimos tenemos que estar atentos a un montón de cosas, cuando revisamos, tenemos que volver a estar atentos a ese montón de cosas, que a grandes rasgos incluyen:161 159

  A lo largo de este libro, usamos los términos autor y escritor en sentido amplio, independientemente del tipo de obra o escritura de que se trate. 160   Nancy Sommers en Paula Carlino, Escribir, leer y aprender en la universidad – Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005, pp. 29 y 30. 161   Como los aspectos que conviene revisar en todo texto son los mismos a los que hay que prestar atención al escribir o traducir, en distintos puntos del apartado “Qué revisar” los remitimos a secciones desarrolladas en los capítulos “Escribir” y “Traducir”. La idea es no aburrir al lector repitiendo lo que ya dijimos en otro lado y, de paso, ofrecerle una oportunidad para poner en práctica la hiperlectura.

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Situación comunicativa: Intención del texto, destinatario, contenido y formato generales, contexto en el que se inserta. Por breve que parezca, la enumeración anterior contiene todo lo que hace a lo que queremos transmitir cuando escribimos un texto. Así, después de escribir tenemos que revisar si —el texto revela claramente nuestra intención; —el destinatario previsto se sentirá aludido durante la lectura; —el contenido es el que queremos transmitir y el formato elegido ayuda a comunicar ese contenido; —el texto se inserta adecuadamente en el contexto deseado.162

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Organización general del contenido: Uniformidad, cohesión y coherencia.163 Como parte de la nueva mirada que necesita nuestro texto, es buena idea verificar si efectivamente sus partes forman el todo que queremos transmitir. Para eso, además de comprobar la claridad y pertinencia de cada parte,164 vamos a revisar las relaciones que se tejen dentro del texto en cuestión, así como las que se crean con otros textos y con el mundo externo. Estilo, gramática y normativa: La forma como complemento del contenido. No basta con revisar los aspectos estilísticos y formales de un texto para darlo por terminado, pero sin duda tampoco podemos pasar esos aspectos por alto. Algunos de ellos son: —naturalidad, fluidez, sonoridad, equilibrio; —precisión y concisión; —ortografía (puntuación, acentuación, uso de mayúsculas, entre otros), régimen preposicional, sintaxis; —extranjerismos y anglicismos; —cifras, marcas de formato (itálicas, negritas, subrayado), referencias bibliográficas, concordancia.

Si después de revisar lo que hace al texto como un todo y con cada una de sus partes estamos satisfechos con el resultado, es momento de considerarlo terminado. Hay que estar muy atentos, porque a veces esa satisfacción parece inalcanzable. En ese caso, podemos pasarle lo que escribimos a alguien más, para que nos ayude a ver si el texto sigue teniendo problemas o si es hora de ponerle un moño, aunque nuestro juicio implacable o nuestra inseguridad nos digan lo contrario. Todo lo anterior se aplica especialmente a la revisión que hace —o debería hacer— quien escribe un texto, cualquier texto: desde un mensaje de correo electrónico o un cartel para la vía pública, hasta una tesis doctoral y una obra literaria. Esa revisión es parte de la escritura misma; la completa, la termina. Y cuando falta, se nota. Pero hay otras clases de revisión que pueden sumarse a la del autor. En las páginas siguientes nos ocupamos de la revisión de estilo, la revisión por pares y la revisión de traducciones.

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  Ver capítulo “Escribir”, p. 60.   Ver capítulo “Traducir”, p. 124. 164   Ver “El dúo dinámico” en capítulo “Escribir”, p. 50. 163

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Revisión de estilo La revisión de estilo es otra nueva mirada del texto, posterior a la que hace el propio autor, y en general está a cargo de un revisor especializado, como el que contrata una editorial. Este revisor se apropia del texto únicamente por el tiempo que dura su tarea, y al terminar se lo devuelve al autor o al editor, según el caso. Pero esa apropiación no es absoluta. A diferencia de la revisión que hace el autor de su texto, el revisor no va a cambiar todo lo que crea mejorable, sino solo lo que está objetivamente mal o es confuso. La clase de revisión que se haga depende fundamentalmente del tipo de lectura que exigen textos diferentes. Así, no es lo mismo revisar un diario que un libro. En un caso, la lectura del revisor es rápida, mientras que en el otro el proceso es largo y cuidadoso. Como si cada libro se amasara. Y no solo cambia el proceso, sino el énfasis que orienta ese proceso. La revisión de estilo es útil con relación a los textos más variados. A veces el solicitante es un académico que va a presentar su artículo en una publicación especializada; otras, un dramaturgodirector que trabaja en la puesta en escena de una obra o la empresa que está creando un sitio web. En cualquier caso, la revisión mejora el texto y el solicitante sabe que es así. La corrección de pruebas es un tipo específico de revisión y se hace principalmente en editoriales y en empresas preocupadas por la calidad del material escrito que producen, en especial cuando ese material se difunde fuera de la empresa. Pocos años atrás, algunos de los más grandes estudios de auditoría contable de Buenos Aires tenían un sector dedicado a tipear165 y corregir los balances e informes que confeccionaban sus contadores; como en otros ámbitos las cambiantes condiciones del país hicieron desaparecer en más de un caso la figura del corrector, menos necesario que el tipista, por lo menos a ojos de quienes evaluaban los presupuestos corporativos. Aunque la corrección de pruebas puede hacerse independientemente de la revisión de estilo, a veces ambas miradas se funden en un único revisor o par de revisores. La corrección de pruebas implica comparar un original (manuscrito o tipeado) con la versión armada de ese original por un tipista o diseñador gráfico. Esta tarea puede estar a cargo de dos personas, a la vieja usanza: el atendedor sigue el original silenciosamente y señala cuando algo difiere entre su texto y lo que lee en voz alta el corrector, quien, a medida que lee, marca en la versión armada impresa los cambios que hay que hacer (además de problemas, como los que se identifican en una revisión de estilo, que sea necesario solucionar). Pero lo más habitual hoy es que esta revisión se haga de a uno, sin el atendedor que siga el original. Esto es así porque los textos se reciben del autor tipeados en archivos de Word a partir de los cuales se arman las páginas editadas. Para un mismo texto tal vez hagan falta varias correcciones de pruebas, pero cada nueva mirada va a aumentar el costo y la duración del proceso completo. También puede ser necesaria una nueva revisión —¿la última?— de los pliegos de imprenta, la versión del texto tal como va a salir publicado. Y a pesar de tanto método y tanta revisión, seguramente quede alguna errata, que recién podrá corregirse en una nueva edición.

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A pesar de que en el Diccionario panhispánico de dudas se desaconseja el uso de tipear, aquí optamos por emplear este anglicismo tan frecuente en América latina, que además se asocia con otras palabras de igual naturaleza, como tipeo. También usamos tipista, término que hace alusión a una realidad muy diferente de la de su predecesor, el mecanógrafo.

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  Se modificaron los datos referenciales.   El manual de estilo de Emecé, 1994, y Pablo Valle, Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos Aires, Lumen/ Hvmanitas, 1998, incluyen ejemplos de marcas de revisión.

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Dia del Niño Nos han felicitado por la gran convocatoria a la fiesta del Día del Niño. Se recaudaron mas de $2500.

Cuotas Se trato el tema del aumento en las cuotas y se explico cual es la parte subencionada y no subencionada de la enseñanza, el aumento es de la parte subencionada por el gobierno que es del 60%, la otra parte se aumentara en julio. Hace falta el pago puntual para responder a las obligaciones y no recortar ningún servicio de los ofrecidos.

Directivos El sr. Oscar Berisso, fue re-electo por 4 años mas en la institucion.

Plan Institucional La escuela esta llevando a cabo el Plan Institucional 2006-2008, que trata enre otros temas los planes y proyectos para mejorar la convivencia dentro y fuera del colegio.

Esto es un resumen de lo charlado en la reunion . Ayer a la noche tuvimos la reunion del mes de mayo. La charla comenzo con el Sr. Pedro Laferrere y estos son los temas que se trataron:

Como las recomendaciones y la enumeración de prácticas aceptadas no sirven de mucho sin la oportunidad de aplicarlas, los invitamos a hacer una re-visión combinando lo que crean aprovechable de los distintos capítulos de este libro con lo que traigan de antes. El fragmento que van a revisar es parte de una comunicación que mandó por correo electrónico un representante de la comisión de padres de un jardín de infantes al resto de los padres.166 Para indicar los cambios necesarios pueden usar las marcas que prefieran,167 siempre que sean claras… ¡y coherentes entre sí! En el Anexo (página 181) van a encontrar una revisión posible.

EJERC ICIO :

¿CHICOS CHICOS, PROBLEMAS CHICOS?

EJERCICIO167

Entrevista a

Ana Basarte

“Se corrige, y también se traduce, teniendo en cuenta el código del que va a leer” Ana Basarte, licenciada en Letras, empezó a trabajar en 1992 como correctora de revistas de la editorial Perfil y después de cuatro años pasó a corregir libros y revistas para distintos sellos: desde material jurídico hasta temas agropecuarios y psicoanalíticos. Hace ya algún tiempo se dedica a investigar y enseñar literatura de la Edad Media. A la vez, desarrolló su propio emprendimiento como editora independiente y, desde esa función, acompaña todo el recorrido que conlleva la producción de un libro. Con esa perspectiva, abarcadora e integral, repasa —en esta entrevista— su experiencia como correctora.

—¿Cómo te acercaste al mundo de la corrección? —Yo estudié Letras; estaba en pleno proceso de estudio, en la mitad de la carrera, y no encontraba la forma de insertarme laboralmente. Entonces me conecté con un vecino que trabajaba en la editorial Perfil y le pedí trabajo como correctora. Durante muchos años me pregunté por qué le había pedido un puesto de correctora y no de redactora, por ejemplo. No sé por qué, pero lo cierto es que empecé por ese lado. En ese momento, además, hacía desgrabaciones de las clases que cursaba en la facultad y se las vendía al Centro de Estudiantes. Ese era un trabajo que me interesaba mucho, por todo lo mío que filtraba, por lo que superponía en el texto a medida que iba desgrabando. En ese camino empecé a percibir ciertas cosas: cómo, cambiando la puntuación, se modificaba la voz de la que estaba tomando nota; cómo era el traspaso del código oral al escrito; cómo tenía que interpretar las pausas y las entonaciones, cómo traducía todo eso… Empecé a registrar cómo la oralidad volvía a codificarse mediante la puntuación y toda una serie de signos, cuestiones todas muy elementales pero que me hacían reflexionar sobre las reglas de la escritura. Quizás un poco por eso me sentí capacitada para corregir textos. —¿Cómo te resultó ese inicio? —Venía de una carrera en la que no te enseñan normativa ni a corregir textos, pero sí mucha gramática. En la Redacción me encontré con correctores de oficio, que tenían sobre mí una mirada de respeto porque yo venía con el aval de la Facultad. Sin embargo, todo lo referido a la corrección de textos lo aprendí de ellos. —Pasando a la práctica habitual, ¿es diferente corregir una revista que un libro? —La diferencia la hace, fundamentalmente, el tipo de lectura que se asocia con los diferentes textos. Cuando uno corrige un diario sabe, en principio, que ese formato implica una lectura rápida, efímera; el libro, en cambio, queda en la biblioteca. En una Redacción el desafío es cómo corregir de la manera más eficaz; es decir, pulir el texto en el menor tiempo posible. Eso con un libro no pasa. Cada libro forma parte de un proceso que no se puede acelerar. —¿Y cómo es la relación entre autores y correctores?¿Hay tensiones? —Sí. Se pone en juego la susceptibilidad de cada uno pero también hay una cuestión de fondo que es la de la propiedad del texto. Cuando uno corrige un texto, de alguna manera le deja su impronta, por mínima que sea, y ese es un modo de apropiárselo. En el acto de corregir (como en la traducción) se anexa la voz del corrector, que resuena con menor intensidad, pero que siempre deja su huella. Lo paradójico es que, pese a esta suerte de posición subalterna que mantiene la voz del corrector respecto de la del autor, representa la norma, la Ley y, desde ese lugar, rige y

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endereza el texto (precisamente, corregir proviene del latín corrigere, derivado a su vez de regere, “regir”, “gobernar”). De manera que corregir es un acto de apropiación con un efecto similar al que ocurre en la traducción: es un texto propio pero, al mismo tiempo, ajeno. La cuestión de la propiedad del texto es absolutamente moderna. En la Edad Media, por ejemplo, los textos eran concebidos más bien como una entidad colectiva y no como propiedad de un autor, entonces en su proceso de transmisión y de copia sufrían distintas alteraciones sin que por ello una versión fuera más o menos auténtica que la otra. Suele decirse, a modo de chiste y desde una mirada un tanto anacrónica, que corrieron mejor suerte los textos manipulados por copistas poco letrados, e incluso analfabetos, porque cuanto más letrado el copista fuese, más aportes personales o modificaciones agregaba o, sencillamente, al encontrar lagunas, se encargaba de llenarlas según su propio criterio. Si, en cambio, no tenía esa competencia, se limitaba a reproducir fielmente cada uno de los caracteres. Eso es lo que ocurre a veces con los correctores.

—¿Qué injerencia puede tener el corrector sobre un texto ajeno? —Un buen corrector debe poder acomodarse al texto, volverse, en algún punto, invisible, pese a que uno siempre deja su marca. Para esto, en primer lugar, hay que tener en cuenta cuál es la función de ese texto: si se trata de un texto informativo, el foco estará puesto en la claridad, en el grado de comprensibilidad y, por ende, en la puntuación, según el caso. Puede ocurrir que se repitan algunos términos y que eso no suene tan bien, pero si colabora con la claridad del texto, entonces uno puede sacrificar una cuestión estilística. La clave la da el mismo texto. En cada tipo de texto se ponen en juego factores bien diferentes y se imponen distintas modalidades de corrección. No es lo mismo corregir un texto literario que uno jurídico, filosófico o un catálogo de productos. —¿En qué ponés el acento al revisar? —Hay que controlar simultáneamente varios niveles, desde la sintaxis y la consistencia del texto hasta la puntuación y los errores de tipeo. Siempre teniendo en cuenta, como dijimos, frente a qué tipo de texto nos encontramos. Un capítulo aparte merecen, por ejemplo, las repeticiones. Atender a que un mismo vocablo no se repita en forma excesiva o cuidar que no haya una frase plagada de adverbios terminados en -mente es algo más típico del castellano. A diferencia de lo que ocurre con otros idiomas, según nuestro gusto de lectores españoles, eso mejora el texto. Es una cuestión de idiosincrasia. Y, finalmente, de lo que se trata es de respetar criterios estéticos compartidos que hacen a la identidad de una comunidad lectora. Se corrige, y también se traduce, teniendo en cuenta el código del que va a leer. —¿Hay un estilo correcto de escritura? —En principio, habría que definir qué entendemos por estilo. Si pensamos que es el modo de escribir propio de cada autor y que lo diferencia del resto, eso que hace que uno pueda reconocer a un autor por medio de la forma de su escrito, entonces habrá que tener mucho cuidado cuando nos referimos a la corrección de estilo, porque, en definitiva, no existen estilos mejores o peores, simplemente hay diferencias de estilo y criterios muy subjetivos para evaluarlos. Vulgarmente, se entiende por corrección de estilo la corrección gramatical de los originales, que también atiende el sentido del texto; por ejemplo, procurando volver más claras las frases ambiguas, quitando redundancias, incoherencias o contradicciones, etcétera. Pero no es el estilo lo que se corrige. Siempre habrá que tener en cuenta si hay coherencia entre los registros de lengua y las situaciones comunicativas. A veces el estilo de un texto es correcto, pero no emplea el registro apropiado para el tipo de texto en cuestión, por ejemplo: un lenguaje demasiado coloquial o excesivamente figurativo para un informe académico. —Y en relación con la lectura, ¿existen diferentes niveles en los que puede abordarse un texto? —Sí, por supuesto. La lectura es un proceso en el cual se ponen en juego, creo, dos factores: uno tiene

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que ver con lo previo (todo lo que uno trae: los prejuicios, los conocimientos, los textos que ya leyó, eso que Hans R. Jauss llamó horizonte de expectativas), y el otro, con el objetivo al que se orienta esa lectura en particular (uno puede leer para entretenerse, para estudiar, para rastrear algún concepto, etcétera). Al leer, uno automáticamente va actualizando la competencia que tiene como lector… Pero no olvidemos que hay tantas lecturas como actos de leer. Las lecturas son infinitas, y nunca una va a ser igual a la otra, por más que se trate del mismo texto y de un mismo sujeto. (En realidad, tampoco ya es el mismo sujeto el que lee que el que relee un texto.) Ahora bien, cuando se lee para corregir o para revisar un texto, se va haciendo foco en distintos niveles simultáneamente. Se trata de un proceso bastante complejo, una lectura que descompone y a la vez integra las distintas capas del texto: mientras un ojo sigue lo conceptual, el otro va rastreando desde los errores de tipeo hasta la concordancia verbal; recuerda cómo y dónde comenzó la frase y va reponiendo automáticamente los referentesD de los pronombres para chequear que estén bien utilizados, por ejemplo. Eso, desde ya, requiere un gran entrenamiento.

—Además de ese entrenamiento que mencionás, ¿un buen corrector o revisor tiene que ser obsesivo? —En algunos aspectos el corrector debería ser obsesivo, o quizá mejor sea hablar de riguroso. Porque el obsesivo puede quedar entrampado: como todo texto siempre es pasible de ser corregido, uno puede mejorarlo y pulirlo hasta el infinito, perdiendo de vista el objetivo. Jamás hay que desatender el factor tiempo. Un buen corrector corrige bien en un tiempo razonable y sabe decir “esto ya está”. Hay que encontrar un equilibrio. A veces, por el afán de respetar la norma podés caer en verdaderas encrucijadas o la formulación de expresiones insensatas. —¿Para vos qué es la norma? —Tengo una actitud crítica con respecto a la norma y, para la corrección, esa es una postura problemática, ya que uno se siente un poco custodio de la lengua y a la vez te preguntás desde qué lugar estás velando por la Ley. Pero, como suele suceder, para cuestionar la norma primero hay que conocerla. Como operación, corregir puede asociarse con un concepto que Walter Benjamin plantea para la traducción. En “La tarea del traductor” él habla de una falta, una deuda, eso que es imposible de reponer. La cuestión es ver cómo el traductor se posiciona frente a esa falta. Lo mismo le ocurre al corrector con la norma: en qué lugar se ubica con respecto a eso que es ideal e inalcanzable. El ideal de lengua es algo absolutamente abstracto y que no existe como tal. Yo cuestiono la norma por ser absolutamente arbitraria y a su vez inalcanzable. —¿En qué sentido inalcanzable? —Inalcanzable porque buscar la perfección en la lengua no deja de ser un ideal. Muchas veces, un texto de por sí correcto podría ser aun más correcto. Pero también puede pasar que quebrar alguna norma genera algo sobre el texto que lo vuelve bello, o produce algún efecto sobre el lector que este no esperaba. Hay muchos factores para tener en cuenta, además de la norma. Si dos vocablos de significado similar cumplen con su función de comunicar y logran transmitir una idea o una información, ¿por qué uno se considera más correcto que el otro? La cuestión es justamente cómo nos posicionamos frente a esa elección y qué ponemos en la balanza para que prime uno u otro concepto. Este tipo de elecciones siempre son ideológicas, tienen que ver con el prestigio que mantienen ciertas formas en detrimento de otras, con modalidades de uso más o menos autorizadas, con las regiones dialectales, con los ámbitos culturales, etcétera. Podríamos decir mucho al respecto… Uno podría pensar, por ejemplo, que si un texto cumple el objetivo para el cual fue producido (informar, persuadir, pedir algo, provocar alguna sensación, argumentar o lo que fuere), entonces ese texto es de por sí correcto. La normativa, por otra parte, siempre actúa con atraso, termina por aceptar como correctas palabras o expresiones que ya se encuentran instaladas en el uso y forman parte del sistema.

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—¿España es el estandarte de la norma? —Absolutamente, por razones históricas y políticas: la Conquista de América, la mecánica de la Real Academia Española, la definición de las primeras gramáticas. Y en este punto volvemos al aspecto ideológico. ¿Es más correcto el español peninsular que el rioplatense? Es muy ilustrativo, por ejemplo, el hecho de que si a España llega una película doblada en español neutro —en teoría comprensible por todo hablante español—, se vuelve a doblar de acuerdo con las modalidades del dialecto peninsular. Nosotros mismos muchas veces renegamos de nuestro voseo cuando nos encontramos frente a otro hablante de español. —Para cerrar, ¿creés que se valora el trabajo del corrector? —Lo que lo vuelve un trabajo bastante particular es quizás el hecho de que la mirada del otro, al evaluar la tarea, siempre se va a posar sobre el error; es lo primero que salta a la vista y la responsabilidad de ese error recae en el corrector. Además, es un oficio en el cual se trabaja en la trastienda: el nombre del revisor no suele salir publicado en los créditos. Por él pasan muchísimos textos, de todos los estilos y las formas, y él debe estar preparado para trabajar con todos ellos, adaptándose a los diferentes géneros y estilos, sin perder nunca la eficacia. Por otra parte, suele ser un trabajo bastante mal pago por las editoriales, lo que se explica básicamente por una cuestión de mercado local, pero lo esperable es que esta tendencia se revierta, ya que un buen editor es perfectamente consciente de la importancia que tiene el corrector para el producto final.

FICHA TECNICA 1992-1996 Trabajó como correctora en la editorial Perfil y a partir de 1997 desarrolló esa actividad de manera independiente, colaborando para numerosas editoriales, universidades y otros organismos privados como correctora de originales, supervisora de corrección y coordinadora editorial. 1994-cont. Integra grupos de investigación sobre narrativa y cultura medieval en el Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas Dr. Amado Alonso. Es miembro de la SAEMED (Sociedad Argentina de Estudios Medievales). 1995 Licenciada en letras, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, con especialidad en teoría literaria. Actualmente realiza el doctorado en literatura medieval francesa. 1997-2005 Dictó y coordinó cursos de redacción y normativa destinados a traductores, agentes de prensa y ejecutivos, en organismos nacionales (Senasa), empresas privadas y en la Escuela Superior en Lenguas Vivas Sofía B. de Spangenberg. 2000 Ingresó como adscripta a la cátedra Literatura Europea Medieval de la facultad de Filosofía y Letras (UBA) y desde 2003 se desempeña en ella como ayudante de primera. 2001-cont. Codirige su propia empresa, Tres Almenas, dedicada a la producción editorial de libros, revistas y catálogos para numerosas instituciones y empresas. En 2005, Tres Almenas se conformó como sello editorial y su producción se distribuye en la Argentina y en otros países de habla hispana. Ana Basarte ha participado en numerosos congresos y jornadas, tanto nacionales como internacionales, en el ámbito de los estudios medievales, y ha escrito, compilado y traducido diversos trabajos sobre literatura y teoría literaria medieval. Su último trabajo forma parte de un libro de autoría colectiva titulado Estudios sobre la traducción en la Edad Media, editado por la Universidad de Buenos Aires, 2009. En el área de la corrección y edición de textos, durante la carrera de grado, se interesó por el estudio del español neutro y ha escrito y publicado trabajos sobre esa temática.

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Revisión por pares Cuatro ojos ven más que dos. Esa es la premisa de la revisión por pares, en la que un compañero de trabajo o estudios revisa lo que escribió su par. Y justamente como los involucrados son compañeros, y en muchos casos tienen niveles parecidos de conocimientos y de experiencia en revisión, esta modalidad de trabajo puede prestarse perfectamente para el intercambio de roles: el autor de un texto puede ser el revisor de otro y viceversa. No cualquiera es buen crítico de su obra. Puede pasar que un autor se enamore de lo que escribió y que ya en la primera versión no encuentre nada para cambiar.168 Pero también es común que una sensación de disconformidad creciente invada al autor que mira su obra una y otra vez, hasta el punto de hacerlo pensar que nada de lo que escribió sirve. Entonces hace falta una mirada fresca. Este nuevo lector, sin duda mucho más objetivo, puede sugerir cambios para mejorar el texto y a la vez reconocer lo que vale la pena dejar intacto. Además, su mirada seguramente aporte perspectivas diferentes, de lectores —y no de autores—, que pueden ser muy enriquecedoras. Esta forma de trabajo es útil tanto entre profesionales como entre estudiantes y para textos escritos de cero o para traducciones. En general es buena idea sugerirle al revisor par pautas para la revisión. Específicamente, si el revisor par no tiene experiencia en este tipo de trabajo, en las pautas conviene señalarle qué categorías revisar (por ejemplo, coherencia y cohesión del texto, gramática y ortografía). Las pautas pueden organizarse en una tabla o lista de control, que además puede incluir espacio para la devolución del revisor par. La tabla del ejemplo que sigue incluye tres columnas para indicar el grado de satisfacción de cada uno de los criterios propuestos para la revisión, una columna con la lista de criterios y otra para los comentarios del revisor: Regular

Satisf.

Muy bueno X

Criterios

Comentarios del lector

Aseveración: claridad, im- Tu posición es clara. También me gusta la portancia forma en que exploraste los puntos que están en conflicto con tu argumento principal. Justificación: pertinencia, No veo de qué manera tus justificaciones fuerza, credibilidad dos y tres respaldan tu aseveración.

X X

Organización: distribución Bastante buena. Pero el párrafo del medio de las ideas, orientación de la segunda página parece mal ubicado. para el lector Aspectos formales: ortogra- Muchos errores por descuido. Tienes que refía, gramática, puntuación visar mejor.

X X

Efecto general

No me convence del todo. Te falta justificar mejor tu aseveración.

(Fuente: Writing Matters #7 - Peer Review & Feedback Forms, Manoa Writing Program, en , traducido en el marco de la Residencia de Traducción, Traductorado de Inglés del Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas Juan R. Fernández, cátedra Odriozola, a pedido de la Dra. Paula Carlino.)

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  Paula Carlino, Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005.

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Las pautas también pueden darse con otros formatos, por ejemplo en un cuestionario con preguntas directas al revisor, clasificadas por categorías con los distintos aspectos que hay que revisar. Una vez que el par termina su trabajo, puede devolver solo el texto revisado para que el autor vea los cambios y decida si los acepta y en qué medida, o acompañar su revisión con algún tipo de cuadro de retroalimentación en el que detalle y explique los cambios más importantes. Acá incluimos un posible formato de cuadro de retroalimentación para la revisión de traducciones: Original

Traducción revisada

Comentarios

“There are certain important “Podemos apreciar aprender Fidelidad. El tema del aprenqualities we can learn from sobre ciertas cualidades va- dizaje es central en el texto. El some of them.” liosas de algunos de ellos.” cambio en la traducción no se justifica. “It is not incumbent upon you to finish the task, (but you are not free completely to desist from it […].”

“No te corresponde terminar la tarea, (pero no estás eres completamente libre de desistir de ella […].”

Sentido. El uso de “estar libre” como sinónimo de “exento” crea un cambio de sentido. Puntuación. La coma antes de paréntesis no corresponde en español.

En el número 7 del boletín Writing Matters, concebido en el marco del Programa de Escritura de Manoa, Universidad de Hawaii, se trata en mayor detalle el tema de la revisión entre pares, especialmente enfocado al trabajo entre estudiantes. Para más información al respecto, recomendamos consultar el sitio de la universidad, http://www.mwp.hawaii.edu/ y, dentro de ese sitio, la página Writing Matters, http://www.mwp.hawaii.edu/resources/wm.htm, que incluye los diferentes números del boletín.

Revisión de traducción: Cotejo contra original y lectura final Por experimentado que sea el traductor, toda traducción debería pasar por lo menos por dos revisiones: 1) cotejo de la traducción contra el original y 2) lectura final del texto traducido. Es ideal que en alguna de estas etapas (o en las dos) intervengan personas diferentes del traductor original. Como en el caso de quien escribe un texto de cero, quien traduce se acostumbra a su versión y muchas veces deja de ver lo que está escrito, para ver lo que quiso escribir.169 Así se pasan errores de todo tipo, fácilmente identificables por un revisor fresco. En caso de que alguna de las revisiones esté a cargo del propio traductor o si la misma persona se ocupa del cotejo y de la lectura final, es recomendable dejar descansar la traducción algún tiempo antes de volver a mirarla. Cuando la revisión está a cargo de otras personas, el trabajo del traductor termina cuando entrega la traducción revisada de punta a punta, y no una primera versión. Lo anterior puede parecer obvio, pero en el mundo de la traducción es bastante frecuente encontrarse con textos supuestamente terminados que en realidad nunca dejaron de ser un borrador. 169

  Otra vez, ¡suerteparamí!

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Una práctica habitual, y con cierto aspecto pedagógico, es devolver al traductor el texto cotejado por otra persona para que el primero haga la lectura final. En ese caso, y según la dinámica de la relación profesional entre traductor y revisor externo, el traductor posiblemente tenga la oportunidad de refutar ciertas mejoras y de defender sus propias elecciones. Y aunque nunca falta el que defiende lo indefendible, la retroalimentación muchas veces permite tomar decisiones entre traductor y revisor que enriquecen el resultado final. HABLANDO DE RETROALIMENTACIÓN... Cuando se hace cualquier tipo de revisión es muy útil devolver al autor del texto revisado algún tipo de lista o grilla con lo que se cambió sistemáticamente y los errores más importantes. También es recomendable incluir en la lista breves explicaciones si hace falta. Así, el autor va a poder plasmar en trabajos futuros las observaciones con las que coincida y defender sus propias opciones en los casos en que no haya tal coincidencia. En ciertas editoriales, la revisión bilingüe de traducciones está a cargo de dos personas: una que conoce bien el idioma fuente y sigue con cuidado palabra por palabra del original mientras otra, el revisor, lee en voz alta la traducción y hace las correcciones que cree apropiadas.170 Ese procedimiento es muy útil y poco problemático en el caso de textos con gran contenido fáctico, como fechas, nombres propios, cifras, cuentas de balances, etcétera, y para revisiones en las que lo que más importa son las cuestiones formales, como la ortografía y la gramática, y problemas de fidelidad flagrantes y puntuales. Pero la necesidad de coordinar los ritmos del que lee en silencio el original y verifica la fidelidad, por un lado, con los del que lee en voz alta y se ocupa de la corrección y la naturalidad de la traducción, por el otro, obliga a simplificar el proceso más de lo deseable. Esa simplificación, que por ejemplo tiende a anular la posibilidad de volver al original para mejorar la traducción, atenta contra el logro de un buen resultado: un texto que sea fiel, correcto y natural al mismo tiempo. Además, como el cotejo no suple la lectura final —a pesar de lo que quiera creer algún editor ahorrativo o traductor apurado—, si el primero se hace entre dos, para completar la revisión (cotejo + lectura final) van a necesitarse tres personas en lugar de dos, con lo que eso implica en términos de costos. Claro que quien haga la lectura final puede ser una de las personas que intervinieron en el cotejo, pero de todos modos habrá que pagar tres actividades en lugar de dos. Lo más habitual —y en nuestra opinión lo más recomendable— es que el cotejo esté a cargo de una sola persona que conozca bien los dos idiomas, e idealmente que tenga buen dominio del tema sobre el cual se tradujo y de la obra del autor si fuera necesario. Para cotejar solo, el revisor puede trabajar con la impresión del original y la traducción; con la impresión del original, mientras edita la traducción en pantalla; con las dos versiones en pantalla (dividiendo la pantalla en dos o trabajando con dos monitores diferentes), o de cualquier otra manera que le resulte más eficiente, descansada, viable, etcétera. Aunque el cotejo lleva más tiempo si lo hace una persona que si lo hacen dos, el resultado mejora en términos de fidelidad, corrección y naturalidad, y se ahorran recursos. Después del cotejo hay que leer de corrido el texto definitivo —si existe tal cosa—, preferentemente en voz alta (la lectura en voz alta es una modalidad muy útil para comprobar si se usó 170

  Pablo Valle, Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos Aires, Lumen/Hvmanitas, 1998, p. 122.

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la puntuación de manera correcta y natural, y para escuchar otros aciertos y errores). Pero esta vez hay que leer sin mirar el original, salvo que no se entienda algo. En el último caso, va a ser necesario un nuevo cotejo parcial, por lo que quien haga la lectura final también debería conocer el idioma del original. De nuevo, es recomendable que para esta etapa el texto vuelva a cambiar de manos, por eso del revisor fresco. En los párrafos que siguen pasamos revista a algunos puntos para tener en cuenta al revisar una traducción.

Fidelidad de contenido y de forma Al cotejar la traducción contra el original se ve si el traductor leyó bien el original. A su vez, se revisa si la versión traducida refleja la intención, el tono y las ideas del autor. Todos esos controles apuntan a verificar si la traducción cumple con el principio de fidelidad de contenido. Veamos algunas situaciones que merecen nuestra atención al revisar. Es bastante común que, por desconocer el tema sobre el que traduce, el traductor cometa errores de sentido: no termina de entender el original y por eso la traducción dice otra cosa. A veces pasa que el traductor produce un texto coherente pero que no refleja el original. Esta clase de errores se descubre más fácilmente al cotejar la traducción contra el original. En otros casos, la lectura de la traducción por sí sola pone en evidencia el error, porque se genera un sinsentido. La mayoría de las veces los sinsentidos hacen que, por más que se esfuerce, el desafortunado lector no logre entender la versión traducida. Los errores de este tipo también pueden derivar de la mala comprensión del idioma del original. Puede ser que la sintaxis del original confunda al traductor, como pasa comúnmente cuando en inglés hay toda una serie de modificadores que el traductor tiene que desencadenar y volver a encadenar en español. En el nivel léxico, muchas veces quien traduce se aferra a una acepción de una palabra que no encaja en el contexto, lo que genera un error de sentido o directamente un sinsentido. La otra cara de la moneda son los errores de traducción o expresión. En este caso, el traductor entiende el original pero tiene problemas para reproducirlo. Es frecuente cometer esta clase de error cuando se calcan estructuras o palabras del original (como cuando se traduce typically por típicamente, en lugar de decir generalmente, entre otras posibilidades) o cuando para evitar los calcos se hacen cambios innecesarios. El miedo a usar mal el gerundio en español también da origen a errores de traducción: muchas veces se traduce el gerundio inglés que indica modo o medio por estructuras precedidas por al que a menudo son ambiguas. Veamos un caso: Original: When the housing market began to slow, lenders pepped up the pace of sales by dramatically loosening credit standards [...]171 Traducción mejorable: Cuando el mercado inmobiliario comenzó a lentificarse, los prestadores estimularon el ritmo de las ventas al flexibilizar drásticamente la normativa crediticia [...] Traducción revisada con opciones: Cuando el mercado inmobiliario comenzó a lentificarse, los prestadores estimularon el ritmo de las ventas flexibilizando drásticamente la normativa crediticia/ mediante la flexibilización drástica de la normativa crediticia [...] 171

  “Cracks in the Facade”, The Economist, 22 de marzo de 2007.

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En el ejemplo, la expresión al flexibilizar parece hacer referencia a cuándo se hizo la flexibilización —en forma simultánea o anterior a la estimulación del ritmo de las ventas—, en lugar de explicar cómo se estimuló el ritmo de las ventas. En relación con la tendencia a calcar expresiones de otros idiomas en lugar de buscar la más adecuada en el nuestro, es muy gráfica la reflexión de Álex Grijelmo,172 escritor y periodista español: [...] Así, vamos ampliando innecesariamente el significado de muchas palabras y expresiones, con lo cual, paradójicamente, se empobrece el idioma: una palabra sirve para más significados, y las expresiones que antes los abarcaban van desapareciendo (de la mente y de la inteligencia). Los problemas de fidelidad también surgen por falta de rigor léxico. A veces, el traductor asimila ciertos términos o ideas con otros por descuido y, como resultado, el texto traducido expresa nociones completamente diferentes de las del original. Por ejemplo, es bastante común que las palabras método, sistema, procedimiento, modelo y otras propias de la investigación científica se usen como sinónimos aunque no lo son. Un gran conocimiento del tema de la traducción combinado con cierta libertad de expresión puede hacer caer al traductor en errores de fidelidad, por ejemplo, cuando explica más de lo que elige explicar el autor. Otros casos de falta de fidelidad se dan cuando al revisar la versión final de la traducción sin volver a mirar el original el traductor hace cambios que agregan fluidez al texto pero que no respetan las ideas del original. Al revisar la traducción también hay que ver que se reproduzcan los diferentes registros del original. Así, por ejemplo, el registro coloquial de un diálogo merece nuestro respeto, tanto como el registro formal de la explicación de un experimento, incluso cuando ambos registros se usen en el mismo texto. Dicho lo anterior, conviene tener en cuenta que algunas lenguas son por naturaleza más formales que otras y que para que la traducción suene natural y no solo fiel a veces hace falta cierto grado de adaptación. Otro aspecto del cotejo consiste en comprobar que la traducción sea tan íntegra como el original: que no le falte nada, desde palabras o frases irreemplazables hasta capítulos enteros. Aunque parezca increíble, no es del todo raro que se pierda un capítulo en una traducción, en especial desde que cortamos y pegamos contenido en el procesador de texto.D Estas herramientas ayudan mucho, pero pueden ser peligrosas para el usuario desatento. En esta instancia hay que verificar además que los elementos gráficos del original (tablas, figuras, etcétera) estén reproducidos fiel e íntegramente en la traducción. A veces el rearmado de los gráficos queda a cargo del cliente y el trabajo del traductor termina al entregar el texto con el contenido de esos gráficos debidamente traducido y revisado. Es común incluir ese contenido en tablas bilingües con los términos originales de un lado y las traducciones del otro. Otra posibilidad es hacer un listado con las traducciones únicamente y usar referencias como sobre figura o en columna izquierda para indicar dónde aparece el texto. Si en cambio el traductor ofrece el servicio de rediseño del documento173 con gráficos y todo, puede hacer falta que intervenga un diseñador gráfico para transformar la traducción con referencias o tablas bilingües en un documento idéntico al original, aunque en otro idioma. En ese caso, es muy recomendable volver a mirar el texto, en especial los aspectos gráficos, una vez que 172

  Citado por Arias en Valle, op. cit., p. 149. ¡Perdón por la cita de la cita de la cita!   En la jerga de la traducción y campos afines, el rearmado de documentos para imitar el formato de originales que incluyen gráficos e imágenes se conoce como DTP, por la expresión inglesa desktop publishing (edición de textos por computadora). Aunque el rediseño de un documento en general no está dentro de lo que se considera traducción, el traductor puede ofrecer ese plus para completar su trabajo. 173

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el diseñador haya hecho su trabajo. En la etapa de rediseño en general se da mayor importancia a lo gráfico que a lo lingüístico, por lo que no son pocas las veces que en el nuevo documento desaparece desde un acento hasta una línea entera. En muchos casos, cuando así se desprenda del diseño del texto original, también habrá que verificar la fidelidad de forma, que no es necesariamente un aspecto independiente de la fidelidad de contenido y puede revisarse junto con esta última. Además, la forma es lo primero que va a ver quien reciba la traducción, y si encuentra algún problema, tal vez ni siquiera llegue a leer el contenido. Si el solicitante no da ninguna pauta, lo recomendable es imitar en la traducción el formato del original. Sin embargo, a veces puede ser necesario alejarse de la forma del original para hacer prevalecer las convenciones relativas al tipo de texto, que varían de un idioma a otro. Es el caso de los currículums vitae y las cartas formales que se traducen de inglés a español o en dirección inversa, documentos en los que es común cambiar contenido de lugar y agregar o sacar fórmulas que son habituales en un idioma pero no en el otro.

Naturalidad La naturalidad es un rasgo deseable de todo texto, independientemente de que se trate de una obra original o de una traducción. Así, los aspectos que hacen a la naturalidad de una traducción son básicamente los mismos que en el caso de cualquier otro texto174 y, aunque se los tiene en cuenta durante el cotejo de la traducción contra el original, se los termina de revisar durante la lectura final de la versión traducida.

Uniformidad, cohesión y coherencia La uniformidad, la cohesión y la coherencia allanan la lectura del texto traducido. La aplicación de criterios uniformes a lo largo de la traducción hace que el lector sepa qué esperar. Por su parte, la cohesión y la coherencia proporcionan claridad en cuanto a las relaciones que se tejen dentro del texto y entre el texto y el exterior, respectivamente.175 Si el traductor bajó la guardia con relación a alguno de estos aspectos de su versión, es tarea del revisor enderezar esa versión.

La consigna de la traducción Mientras considera todo lo anterior, el revisor tiene que verificar además que el texto traducido cumpla con la consigna de la traducción. En algunos casos esa consigna —o instrucciones— puede ser explícita, como cuando se trata de una prueba de admisión para una empresa o cuando el coordinador de un proyecto de traducción distribuye manuales de estilo e indicaciones acerca de formatos, plazos, canales de comunicación, herramientas informáticas, etcétera. Si en cambio la consigna no es expresa, el revisor va a tener que comprobar que en la traducción se cumplan las instrucciones implícitas, como respetar las prácticas generalmente aceptadas para traducir tal o cual tipo de texto, corroborar los datos referenciales (por ejemplo, años, nombres de lugares, totales en cálculos simples) y uniformar las citas y referencias bibliográficas, entre otras. 174

  Ver capítulo “Escribir”, pp. 53-55, 66-74, y capítulo “Traducir”, pp. 122-124.   Ver capítulo “Traducir”, pp. 124-129.

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Testing La revisión técnica es una nueva mirada que se agrega a veces al proceso de traducción de un texto cuando el nivel de tecnicismo es alto. Esa revisión no está a cargo del especialista lingüístico, sino de un experto en la materia de que se trate el texto (ingeniería, medicina, estadística, etcétera). Por ejemplo, en el caso de la traducción de un manual de software, después de la revisión lingüística es común que un programador u otra persona que conoce bien la herramienta con la que se asocia el material pruebe que todo lo que dice el manual sea lo que realmente pasa al ejecutar el programa. En la jerga de la localización de softwareD para nombrar esta nueva mirada se usa la palabra testing. Es recomendable que la revisión técnica se haga antes que la lingüística para afirmar lo conceptual y recién después pasar a lo formal. El revisor técnico se ocupa de los aspectos de fondo y más tarde el revisor de estilo verifica la forma. Igualmente conviene que haya cierta interacción entre los dos revisores —por vía directa o a través del editor, por ejemplo— para que el saber de uno retroalimente al otro. La interacción puede evitar la suma de errores de uno sobre el trabajo del otro, además de conflictos que tienen que ver con la aplicación de criterios diferentes propios de cada clase de revisión. Por ejemplo, a diferencia del científico, el especialista lingüístico muchas veces va a hacer prevalecer la corrección del idioma por sobre modismos de la jerga que no hacen a la precisión del mensaje. En el campo de la localización también existe el testing lingüístico.176 Esta etapa está a cargo de un revisor que sabe de idiomas pero que además tiene facilidad para manejar herramientas informáticas. Después del montaje en la herramienta del texto de la interfaz,D que probablemente se tradujo en largas listas o en algún otro formato diferente del definitivo y en general de manera aislada, el revisor lingüístico verifica que la traducción calce en su contexto. En esta revisión también se detectan leyendas que quedaron sin traducir y otras sin sentido que incluyeron los programadores para hacer pruebas de funcionamiento al elaborar la herramienta, pero que no pasaron por el especialista lingüístico antes.

Revisión de impresión Finalmente, cuando el trabajo escrito se imprime —hoy son muchos los materiales que se difunden o transmiten solo en formato digital sin tocar nunca el papel—, conviene revisar al azar algunos elementos de la versión en papel contra la versión digital. A veces, lo que se imprime no es lo mismo que se ve en pantalla: puede faltar una línea o incluso un párrafo entero de la traducción. También puede pasar que por error se haya impreso una versión preliminar en lugar de la definitiva.

176

  En algunas organizaciones se llama testing lingüístico a otras clases más generales de revisión de la traducción.

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AY UD AM EM OR IA : REVISIÓN DE TRADUCCIÓN FIDELIDAD: CONTENIDO sentido || comprensión de contenido || comprensión del idioma del original traducción o expresión || reproducción adecuada || calcos || cambios innecesarios rigor léxico y conceptual traducción libre por conocimiento del tema + soltura en la expresión cambios en revisión final sin volver al original registros integridad elementos gráficos FIDELIDAD: FORMA reproducción del formato del original, pero convenciones del tipo de texto

LA CONSIGNA DE LA TRADUCCIÓN instrucciones explícitas || prueba de traducción || indicaciones de proyecto de traducción: formatos, plazos, canales de comunicación, programas informáticos, etc. instrucciones implícitas || prácticas generalmente aceptadas || datos referenciales || uniformidad REVISIÓN TÉCNICA O TESTING (SI CORRESPONDE) testing técnico testing lingüístico REVISIÓN DE IMPRESIÓN (SI CORRESPONDE) diferencias con vista en pantalla confusión de versiones

NATURALIDAD Ver capítulo “Escribir”, p. 53 UNIFORMIDAD, COHESIÓN Y COHERENCIA Ver capítulo “Traducir”, p. 124

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The Save Texas History Program seeks to raise money for the preservation of historic maps and documents at the Texas General Land Office. A repository of over 35 million maps and documents dating back to the 1700’s, the Archives of the Texas General Land Office is attempting to save these pieces of history from disintegration and make them available to the public via the Internet. At this link, you can do your part to Save Texas History through the online credit card purchase of a Historic Map Replica or make a donation directly to the program. You can also learn more about the Map Collection, research family genealogy, read historic letters from Texas patriots and much more.

Buy Historic Texas Map Replicas (Save Texas History)

  Ver (Fecha de consulta: 25.08.09)

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En el Anexo (página 181) encontrarán una posible versión corregida y un cuadro de retroalimentación como el que podría mandarle el revisor al traductor.

Original:

El Programa Save Texas History busca recabar fondos para la preservación de los mapas y documentos históricos de la Oficina General de Tierras de Texas. Sirviendo como depósito de más de 35 millones de mapas y documentos que datan desde 1700, el propósito del Archivo de la Oficina General de Tierras es salvar de la desintegración a estas piezas históricas y hacerlas accesibles al público por medio de Internet. En este enlace, usted puede colaborar con su parte para Conservar la Historia de Texas, al comprar una Réplica de un Mapa Histórico con su tarjeta de crédito o enviar su donativo directamente al programa. Puede además informarse más detalladamente sobre la Colección de Mapas, investigar datos de genealogía familiar, leer cartas históricas de patriotas de Texas y mucho más.

Traducción publicada: Adquiera Réplicas de Mapas Históricos de Texas (Conserve la Historia de Texas - Save Texas History)

Ahora los invitamos a revisar la traducción de un texto muy breve que, al momento de la edición de este libro, aparecía publicada en el portal web de Texas,177 uno de los estados con mayor cantidad de hispanos en los Estados Unidos:

EJERC ICIO :

TRADUCCIÓN Y RÉPLICAS

Un paso al frente Además de reivindicar la importancia de la revisión en el proceso de escritura, creemos que un cambio de lugar tampoco le vendría mal. Durante el Primer Congreso Internacional de Traducción Especializada celebrado por el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires en julio de 2006, tuvimos la oportunidad de escuchar la ponencia “En la edición, ¿hablamos todos el mismo idioma?”, a cargo de Maribel Sánchez García, editora de traducciones de una empresa internacional que brinda servicios de traducción, localización e interpretación.D La ponencia trataba, entre otros temas, sobre la forma en que trabajan en su empresa los revisores (editores según el término que emplean en esa organización) y uno de los elementos que se destacaba en ella —y que nos interesa retomar— es la intervención del revisor desde que empieza el proyecto de traducción y no al final para darle un cierre. En esa metodología de trabajo, el revisor no solo ayuda a evaluar y jerarquizar proyectos en puerta, sino que interactúa con los traductores, ofrece asesoramiento y participa en la elección del personal que va a intervenir en el proyecto en función de sus experiencias de revisión. Y una vez que el proyecto arranca, el revisor acompaña su progreso hasta la conclusión. Así, es parte integral de todo el proyecto de traducción o localización y no un eslabón independiente que se suma al final. Otra vez vemos ideas que se repiten en contextos muy diferentes, pero con intenciones parecidas. Nos referimos a la intervención del revisor desde el principio del proceso de escritura o por lo menos no solo al final. Aunque la localización de una solución de software es bastante diferente de la escritura de un libro, por ejemplo, las dos comprenden en cierta medida las actividades de lectura, escritura y revisión. Por eso, incluir al revisor desde el principio también puede ser buena idea al escribir un artículo, ensayo o libro. De hecho, en ocasiones se le pide al revisor que elabore pautas para tener en cuenta al escribir materiales repetitivos o técnicos; este las entrega por escrito y las pautas sirven de guía para toda la redacción. El revisor, justamente por ocuparse de la re-visión del material escrito, tiene una aptitud integradora que vale la pena aprovechar mucho antes de que ese material escrito esté cercano a su consolidación. Además, la distancia que el revisor pone con respecto a la obra de quien escribe puede iluminar el proceso de escritura con valoraciones objetivas y nuevas asociaciones, que escapan al escritor en cuanto protagonista de su obra. Y lo comprobamos en carne propia con este libro. En distintos momentos, desde la concepción misma del material, la mirada de los revisores fue enriqueciendo el proceso de escritura. Ahora queda en ustedes, nuestros lectores, evaluar el resultado.

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AN EX O :

SOLUCIONES Y RESPUESTAS

POSIBLES PARA LOS EJERCICIOS

DEL CAPÍTULO

¿CHICOS CHICOS, PROBLEMAS CHICOS? Estoe es un resumen de lo charlado en la reunióon . Ayer a la noche tuvimos la reunión del mes de mayo. La charla El intercambio comenzóo con el Sr. Pedro Laferrere, y estos son los temas que se trataron los siguientes temas: Plan Iinstitucional La escuela esta está llevando a cabo el Plan Iinstitucional 2006-2008, que trata, entre otros temas, los planes y proyectos para mejorar la convivencia dentro y fuera del colegio. Directivos El srseñor. Oscar Berisso, fue re-electo por 4 cuatro años máas en la institucióon. Cuotas Se tratoó el tema del aumento en las cuotas y se explicóo cuaál es la parte subvencionada de la enseñanza y cuál la no subvencionada. de la enseñanza, eEl aumento corresponde a es de la parte subvencionada por el gobierno que es del (60%);, la porción restante se aumentaraá en julio. Es necesario que la cuota se pague puntualmente Hace falta el pago puntual para responder a las obligaciones y no recortar ningún servicio de los servicios los ofrecidos. Díia del Niño Nos complace informarles que nos felicitaron Nos han felicitado por la gran convocatoria lograda para a la fiesta del Día del Niño. Se recaudaron maás de $ 2500.

TRADUCCIÓN Y RÉPLICAS Versión revisada: Adquiera rRéplicas de mMapas hHistóricos de Texas (Programa Save Texas HistoryConserve la Historia de Texas - Save Texas History) El Programa Save Texas History busca recabar fondos para la preservación de los mapas y documentos históricos de guardados en la Oficina General de Tierras de Texas. El Archivo de la Oficina

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General de Tierras de Texas, que Sirviendo sirve como depósito de más de 35 millones de mapas y documentos que datan desde del 1700, se propone el propósito del Archivo de la Oficina General de Tierras es salvar estas piezas históricas de la desintegración a estas piezas históricas y hacerlas volverlas accesibles al público por medio de Internet. En este enlace, usted puede colaborar con su parte para Conservar la Historia de Texas contribuir con el programa Save Texas History al comprar comprando una Rréplica de un Mmapa Hhistórico con su tarjeta de crédito o enviar enviando su donativo directamente al programa. Puede además informarse más detalladamente También puede obtener información detallada sobre la Colección de Mapas, investigar buscar datos de genealogía familiar genealógicos, leer cartas históricas de patriotas de Texas y mucho más. Cuadro de retroalimentación

Original

Traducción revisada

Comentarios/ Tipo de error

Buy Historic Texas Map Replicas (Save Texas History)

Adquiera réplicas de mapas históricos de Texas (Programa Save Texas History)

1) Esp. Uso de mayúsculas 2) Trad. Criterio para trad. de nombres propios

preservation of historic maps and documents at the Texas General Land Office.

preservación de los mapas y documentos históricos guardados en la Oficina General de Tierras de Texas

Trad. Expandir preposición “at”.

A repository of over 35 million maps and documents dating back to the 1700’s, the Archives of the Texas General Land Office is attempting to save these pieces of history from disintegration and make them available to the public via the Internet.

El Archivo de la Oficina General de Tierras de Texas, que sirve como depósito de más de 35 millones de mapas y documentos de 1700, se propone salvar estas piezas históricas de la desintegración y volverlas accesibles al público por medio de Internet.

1) Esp. Uso de gerundio 2) Trad. Calco del inglés (“make available” -> “hacer accesible”)

you can do your part to Save Texas History through the online credit card purchase of a Historic Map Replica or make a donation directly to the program.

usted puede contribuir con el programa Save Texas History comprando una réplica de un mapa histórico o con su tarjeta de crédito enviando su donativo directamente.

1) Trad. Calco del inglés (“you can do your part” -> “usted puede colaborar con su parte”) 2) Esp. Uso de gerundio. 3) Esp. Uso de may.

You can also learn more about the Map Collection, research family genealogy, read historic letters from Texas patriots and much more.

También puede obtener información detallada sobre la Colección de Mapas, buscar datos genealógicos, leer cartas históricas de patriotas de Texas y mucho más.

Esp. Naturalidad

Referencias de tipos de error: Esp.: español Trad.: traducción

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Para seguir leyendo Bosque, Ignacio [director] (2004) Redes. Diccionario combinatorio del español contemporáneo. Las palabras en su contexto, Madrid, Ediciones SM Carlino, Paula (2005) Escribir, leer y aprender en la universidad - Una introducción a la alfabetización académica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española (1992), 21.ª edición, Madrid, Espasa Calpe (en pueden consultar también la 22.ª edición del diccionario en versión digital) Diccionario panhispánico de dudas (2005) Real Academia Española, Bogotá, Asociación de Academias de la Lengua Española y Santillana (en http://buscon.rae.es/dpdI/ pueden consultar la versión digital) Di Marco, Marcelo (2006) Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo García Negroni, María Marta [coordinadora], Pérgola, Laura y Stern, Mirta (2006) El arte de escribir bien en español - Manual de corrección de estilo, nueva edición actualizada, Buenos Aires, Santiago Arcos Instrumentos Grijelmo, Alex (2001) Defensa apasionada del idioma español, España, Suma de Letras Manual de español urgente, Agencia EFE (2000), 13.ª edición corregida, Madrid, Ediciones Cátedra Manual de estilo (1997) Buenos Aires, Clarín Martínez de Sousa, José (1992) Dudas y errores de lenguaje, Madrid, Paraninfo Moliner, María (2007) Diccionario de uso del español, 3.ª edición revisada y actualizada, Madrid, Gredos Olsen de Serrano Redonnet, María Luisa y Zorrilla de Rodríguez, Alicia María (1997) Diccionario de los usos correctos del español, Buenos Aires, Estrada Seco, Manuel (1986) Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid, Espasa Calpe Valle, Pablo (1998) Cómo corregir sin ofender. Manual teórico-práctico de corrección de estilo, Buenos Aires, Lumen/Hvmanitas Zorrilla, Alicia María (2002) Diccionario de las preposiciones españolas. Norma y uso, Buenos Aires, e.d.b. Zorrilla, Alicia María. “El corrector de textos”, Fundación Litterae en http://www.fundlitterae.org.ar/ home.html

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DESASNARIO En las páginas que siguen se presentan definiciones de términos técnicos de distintos campos, que tal vez les resulten desconocidos. La inclusión de esta sección en el libro tiene una doble intención: por un lado, ahorrarles la tarea de buscar el significado de ciertos términos e identificar la acepción que mejor se adecue a tal o cual contexto; por el otro, ofrecerles un modelo de glosario o diccionario a medida, que puede ser útil para leer, escribir, traducir o revisar. Algunas definiciones fueron tomadas de conocidos diccionarios o glosarios, o de otras obras citadas a lo largo del libro (se indica la fuente en cada caso). Las demás fueron creadas especialmente para este material. REFERENCIAS PARA ABREVIATURAS DE CAMPOS Y TIPOS DE PALABRAS ed.: edición de textos inform.: informática gram.: gramática ling.: lingüística lit.: literatura mat.: matemática

per.: periodismo rel.: religión trad.: traducción, interpretación y actividades afines s.: sustantivo adj.: adjetivo

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Coll.: Diccionario Collazo inglés-español de informática, computación y otras materias, McGraw Hill, 2001 Dis.: Basil Hatim y Ian Mason, Discourse and the Translator, Inglaterra, Longman, 1990, p. 241 DRAE: Diccionario de la lengua española de la Real Academia, 21ª edición, Madrid, Espasa Calpe, 1992 Encic.: Enciclopedia Judaica Castellana, México, D. F., Editora Enciclopedia Judaica Castellana, tomo VII, 1950 Fam.: La familia conectada, Buenos Aires, Emecé, 1997, p. 19. Traducción de María Cristina Pinto Glob.: “The Globalization Industry Primer”, LISA, 2007 Guía: “Guía de introducción al sector de la localización”, LISA, 2003 Pan.: Diccionario panhispánico de dudas, Real Academia Española, Bogotá, Asociación de Academias de la Lengua Española y Santillana, 2005 Teor.: Teoría y práctica de la traducción, tomo I, Madrid, Gredos, 1989, p. 354

anglicismo: s. ling./ trad. Uso de un vocablo o giro de la lengua inglesa en otra lengua, como la española. Para García Yebra (Teor.), el anglicismo es una de las interferencias lingüísticas en que caemos los traductores por estar siempre en contacto con el inglés. De todos modos, el hispanohablante medio usa anglicismos en su vida cotidiana cuando emplea palabras como shopping, PC o mail, entre tantas otras. archivo limpio/ archivo sucio: s. inform. Ver herramientas CAT. ayuda en línea: s. inform. Información sobre la operación de herramientas de software a la que se accede desde la propia herramienta, en general a través de una opción de ayuda. base de datos: s. inform. En el caso específico de los datos contenidos en un sistema de computadora, colección de archivos o ficheros relacionados entre sí y organizados de manera que diferentes programas puedan utilizar la misma información. (Coll.)

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carácter: s. inform. Letra, cifra, signo de puntuación, símbolo o espacio que se transmite o recibe o aparece en una pantalla. Conjunto de bits que representa un carácter según la definición anterior; representación codificada de un dígito o cifra, una letra o un símbolo especial. (Coll.) compatibilidad: s. inform. Grado en que es posible el funcionamiento vinculado de dos dispositivos o sistemas. (Coll.) conector: s. ling. Elemento que pone en conexión diferentes partes de un texto […] (DRAE). Por ejemplo: sin embargo, en consecuencia, así, ahora bien, es más, de hecho. conjunción: s. gram. Palabra invariable que introduce diversos tipos de oraciones subordinadas o que une vocablos o secuencias sintácticamente equivalentes (Pan. y DRAE). Son ejemplos de conjunciones: y (copulativa), o (disyuntiva), pero (adversativa), porque (causal), como (comparativa). corpus: s. inform. El corpus se define como una colección de textos codificados electrónicamente, una base de datos o archivo textual que se integra en un sistema de almacenamiento y recuperación de la información, un conjunto de bases de datos textuales unidas en un sistema de estructuración de datos, textos, referencias y utensilios informáticos para su tratamiento en conexión directa a un ordenador. Los textos se archivan fundamentalmente para que constituyan un gran depósito ordenado que sirva para satisfacer necesidades de información en la realización de proyectos como diccionarios o enciclopedias electrónicas, sistemas de traducción por ordenador, de consulta de bases de datos en lengua natural, o como banco de pruebas para la comprobación de hipótesis o análisis lingüísticos expresados mediante una gramática formal (Red Iris en , 12.01.07). dirección URL (Localizador Uniforme de Recursos): s. inform. Dirección de un recurso en Internet (como un documento o sitio web) que consta de un protocolo de comunicación seguido del nombre o la dirección de una computadora conectada a la Red y que a menudo incluye información adicional para la ubicación del recurso (como nombres de directorios y archivos) (Merriam-Webster OnLine Dictionary, en , 23.04.09; traducción de las autoras). dispositivo de mano (handheld): s. inform. Computadora pequeña, típicamente la mitad de una hoja de papel, que permite, entre otras tareas típicas de una computadora personal, la conexión con Internet (Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en , 07.05.08). documento: s. inform. En el procesamiento de palabras, serie de páginas relacionadas entre sí; término general para referirse a cualquier texto dactilografiado. (Coll.) columna: s. mat. Ver fila. fila: s. mat. En una matriz, hilera horizontal de elementos; las hileras verticales se llaman columnas. / inform. Línea de coordenadas en una hoja de cálculo electrónica. (Coll.) firmware: s. inform. Microprograma o instrucción almacenados en memoria de solo lectura [ROM – read-only memory]. (Coll.) Estos microprogramas posibilitan la operación de aparatos que admiten cierto grado de configuración a través de menús, como las fotocopiadoras y las cámaras de fotos digitales.

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foro: s. inform. Grupo de debate o discusión en línea en el que los participantes comparten intereses e intercambian mensajes que todos pueden leer y responder. A veces se lo denomina grupo de noticias (Webopaedia, en , 11.09.07). FTP (File Transfer Protocol): s. inform. Protocolo de transferencia de archivos. 1. Nombre del protocolo Internet; programa y proceso para trasladar archivos de una computadora a otra./ 2. Protocolo TCP/IP estándar para la transferencia de archivos por la Internet entre plataformas diversas. (Coll.) Este protocolo y los servicios asociados se usan mucho para la transferencia de archivos voluminosos. Los programas (o clientes), sitios y servidores FTP permiten cargar y descargar archivos entre una computadora local, como el equipo del traductor, y otra remota, ubicada en algún punto de Internet. género: s. lit. El género está dado por “las formas convencionales de los textos relacionadas con determinadas ocasiones sociales” o comunicativas (por ejemplo: el soneto, el cuento, la carta, el contrato). Cada género tiene características propias que dependen del contenido, el lenguaje que se utiliza y la estructura que organiza el texto. (Dis., traducción de las autoras) grafema: s. ling. Unidad mínima e indivisible de la escritura de una lengua. (DRAE) Cada letra del alfabeto es un grafema. herramientas CAT (Computer Aided Translation): s. trad. Las herramientas de traducción asistida por computadora o CAT ayudan al traductor a trabajar con eficiencia. Para que sea viable y conveniente usarlas, los textos que se van a traducir deben tener soporte digital y ser repetitivos. La función básica de estas herramientas es posibilitar el almacenamiento de unidades de traducción (frases u oraciones) bilingües en una memoria de traducción —base de datos de gran capacidad— mientras se hace una traducción o a partir de traducciones terminadas, para después recuperarlas automáticamente y reutilizarlas en forma parcial o total en nuevas traducciones de contenido y fraseología similar. Las herramientas CAT en general conservan en el archivo de trabajo las versiones bilingües de las unidades de traducción, lo que facilita la revisión. Así, se distingue entre archivos sucios, que incluyen tanto el texto original como el texto traducido, y archivos limpios, que ya fueron procesados para retener solamente el texto traducido. hipertexto: s. inform. Texto que contiene elementos a partir de los cuales se puede acceder a otra información. (DRAE) Según el uso que le damos en este libro (siguiendo a autores como Nicholas C. Burbules), el término hipertexto hace referencia a un entorno hipermedia en el que, además de textos en el sentido estricto de la palabra, se enlazan otros medios, como imágenes y sonido. Seymour Papert (Fam.) explica que eligió subrayar algunas palabras de su libro no para darles énfasis, sino para indicar que “se trata de hipertexto, según la jerga de la computación”. Y sigue: “Si estuviesen leyendo esto en el monitor de una computadora, el subrayado (o alguna marca similar) significaría que la palabra hipertexto es una palabra activa, es decir que ocurrirá algo interesante si se hace clic en ella con el mouse. Quizás aparezca en la pantalla una definición de la palabra o nuevos puntos activos que nos lleven a pasajes relacionados, o tal vez una voz ofrezca la misma información o se explique el significado de la palabra mediante un dibujo animado”. hipervínculo: s. inform. Enlace. Imagen o texto destacado, mediante subrayado o color, que lleva a otro sector del documento o a otra página web (Diccionario de términos informáticos, en , 01-03-07). idiolecto: s. ling. Conjunto de rasgos propios de la forma de expresarse de un individuo. (DRAE) / Variante del lenguaje propia de un hablante en particular (Dis., traducción de las autoras).

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interfaz gráfica de usuario: s. inform. Componente de una aplicación informática que el usuario visualiza y a través del cual opera con ella. Está formada por ventanas, botones, menús e iconos, entre otros elementos (Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en , 19.03.07). interpretación: s. trad. Forma específica de traducción en la que la enunciación del mensaje y la posterior decodificación tienen como característica la oralidad. Existen dos grandes tipos de interpretación oral: simultánea y consecutiva. En el caso de la interpretación simultánea, el intérprete reproduce la traducción del mensaje que está escuchando en otro idioma sin que el orador interrumpa su exposición. Esta clase de interpretación requiere equipos especiales (cabina para el intérprete, auriculares para la audiencia, etcétera) que permitan a la audiencia elegir si escuchar al orador original o al intérprete, ya que la superposición puede resultar sumamente confusa. En cambio, la interpretación consecutiva se lleva a cabo por fragmentos: el orador produce parte del mensaje y deja paso al intérprete que reproduce en el otro idioma solo el último fragmento escuchado. Para esta clase de interpretación no hacen falta dispositivos especiales; basta con que orador e intérprete acuerden los turnos de enunciación. localización de software: s. trad. Traducción y adaptación de programas informáticos a la lengua y usos culturales de diferentes regiones geográficas. Sin embargo, la localización de software es solo un tipo de localización, según las definiciones de la organización LISA, The Localization Industry Standards Association: La localización es el proceso de adaptación y fabricación de un producto para que presente el aspecto y el estilo de un artículo fabricado en un país en concreto. Así pues, la localización es la pieza de un rompecabezas comercial mundial que permite que las empresas mantengan negocios en mercados ajenos al suyo original. (Guía) La localización es el proceso mediante el cual se modifican productos y servicios para contemplar las diferencias relativas a mercados específicos. (Glob., traducción de las autoras) Ver también “La yapa: ¡¿Localizquéee?!”, en este libro, pág. 193. locución: s. ling. Grupo estable de dos o más palabras que funciona como una unidad léxica con significado propio, no derivado de la suma de significados de sus componentes. [...] locución conjuntiva: La que funciona como una conjunción: así que, por más que. (Pan.) memoria de traducción: s. trad. Ver herramientas CAT. Mishná: s. rel. Nombre que se le da a una obra legalista compilada por Judá el Príncipe (hacia 135-219 E. C.) y los maestros de la ley llamados tanaítas. La palabra mishná proviene del hebreo shaná y significaba originalmente “repetir” y, posteriormente, “enseñar”. Mishná significa pues “instrucción” y, por extensión, las enseñanzas orales (hasta comienzos del siglo III E. C.) (Encic). La Mishná y la Guemará, ampliación de la primera llevada a cabo durante tres siglos por los sabios de Babilonia, conforman el Talmud. multimedia: adj. inform. Que utiliza conjunta y simultáneamente diversos medios, como imágenes, sonidos y texto, en la transmisión de una información. (DRAE) opciones de software: s. inform. Nombres de elementos que integran la interfaz del usuario de programas de software —y que se reproducen en la documentación de esos programas—,

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tales como comandos, opciones de menú, botones y ventanas. Ver también “La yapa: ¡¿Localizquéee?!”, en este libro, pág. 193. planilla de cálculo (también hoja de cálculo): s. inform. 1. Programa o paquete programático normalizado cuyo formato en pantalla semeja las hojas de trabajo utilizadas en contabilidad, análisis financiero, gestión de empresas, etcétera./ 2. Programería que simula una hoja o planilla de cálculo, la que aparece en pantalla como una matriz de filas y columnas cuyas intersecciones, llamadas celdas, pueden contener valores numéricos, fórmulas y etiquetas (o textos descriptivos). (Coll.) PM (Project Manager): s. trad. (localización) Coordinador de proyectos de localización de software. Persona encargada del seguimiento de los proyectos para su cumplimiento en tiempo y forma. Su responsabilidad puede abarcar el proyecto completo, desde la recepción de la solicitud por parte de la productora de software y hasta la implementación del software localizado, o solo algunas instancias. procesador de texto: s. inform. 1. Programa de aplicación para el manejo de documentos consistentes básicamente en textos. Programa editor de textos que permite al operador crear, modificar e imprimir textos y documentos. / 2. Computadora dedicada al procesamiento de textos, o utilizada para ese fin con la ayuda del programa apropiado y de los dispositivos periféricos necesarios. (Coll.) proposición concesiva: s. gram. Unidad lingüística de estructura oracional (tiene sujeto y predicado) que expresa una objeción o dificultad respecto de la oración principal. Como nexos suelen usarse aunque, si bien, aun cuando, a pesar de que. Por ejemplo: Aunque no terminé los informes que me pidieron, voy a ir a la reunión del comité. referente: s. ling. Entidad (persona, animal o cosa) a la que se refiere un signo lingüístico. Así, el referente del sustantivo mesa en La mesa de mi despacho mide dos metros es la mesa concreta a la que se refiere el que habla, distinta de cualquier otra y el referente del pronombre le en A María le gusta la música es la persona nombrada como María. (Pan.) sistema operativo: s. inform. Software que controla las operaciones de entrada, salida y almacenamiento de una computadora, y proporciona interfaz entre los programas y el equipo. (Coll.) Por ejemplo, Unix, Windows, Linux, DOS. En sus comienzos, Windows no era un sistema operativo, sino un entorno gráfico que interactuaba con DOS para simplificar la experiencia del usuario. Recién a partir del lanzamiento de Windows NT, se lo considera un sistema operativo de interfaz gráfica. textos paralelos: s. trad. Respecto de un texto correspondiente a un campo de especialidad, otros textos del mismo campo en los que se explique cierto concepto o que permitan deducir el significado de ese concepto. verbo transitivo: s. gram. El que se construye con complemento directo; p. ej., amar a Dios, decir la verdad. (DRAE) virtual: adj. inform. Que tiene existencia aparente y no real. (DRAE) Es un término de frecuente utilización en el mundo de las tecnologías de la información y de las comunicaciones para designar dispositivos o funciones simulados. (Glosario básico inglés-español para usuarios de Internet, en http://www.ati.es/novatica/glosario/glosario_Internet.html#V, 01-03-07) Así, se habla por ejemplo de documento virtual, biblioteca virtual y medio virtual.

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LA YA PA

¿BIBLIA HAY UNA SOLA? La traducción de la Biblia —texto universal por antonomasia— no fue un traspaso unívoco. Esta obra tiene una larga historia de traducciones y traductores, por momentos marcada por los intereses del poder imperante. La primera traducción del Antiguo Testamento o Tanaj178 se hizo del hebreo al griego y se llamó Septuaginta o De los 70 porque, según cuenta la historia, el rey Ptolomeo II Filadelfo de Egipto convocó a setenta sabios judíos (en realidad, fueron setenta y dos) para emprender esta formidable tarea, que se completó entre mediados del siglo iii y mediados del siglo ii a. C. El fin era engrosar el capital de la biblioteca de Alejandría y los futuros lectores serían los judíos helenizados de esa ciudad que no leían hebreo pero sí griego. Los setenta sabios debían trabajar en cuartos separados, sin comunicación entre sí, para lograr versiones diferentes de las cuales pudiera seleccionarse la mejor. Milagrosamente, las setenta traducciones fueron idénticas. Alrededor de 150 d. C. terminaron de redactarse en griego todos los libros del Nuevo Testamento. Muy pronto, esta nueva versión empezó a traducirse a los distintos idiomas de los cristianos. Mientras que en Europa oriental se hacían traducciones cristianas al eslavo, cirílico, armenio, persa, árabe, entre otros, en Europa occidental el hito fue la versión de San Jerónimo, concluida hacia el 406, por encargo de Roma. Según algunos estudiosos, se la conoce con el nombre de Vulgata porque Jerónimo, traductor y más tarde santo y patrono de los traductores, la tradujo al latín vulgar, el que dominaba el pueblo. En cambio, otros académicos sostienen que como Jerónimo había leído a los clásicos, usó el latín de estos. El nombre Vulgata provendría, entonces, del hecho de ser la Biblia que fue divulgada oficialmente por la Iglesia. El papa Dámaso le había encargado a Jerónimo que revisara las traducciones existentes al latín de los Evangelios y de los salmos para producir una traducción válida para toda la Iglesia. Eso hizo Jerónimo y siguió traduciendo la Biblia entera a pedido de sus discípulas Paula y Marcela. De hecho, esa traducción estuvo dedicada a Paula;179 fue un acto de amor. Durante la Reforma (siglos xvi y xvii), se hicieron varias traducciones de la Biblia a los principales idiomas europeos y la versión de Martín Lutero al alemán fue una de las más influyentes por dos razones: Lutero aprovechó el gran avance que representaba la imprenta y empezó a difundir la Biblia; y junto con la traducción, propuso la libre interpretación de las Escrituras, sin intervención de la autoridad eclesial. 178

  Biblia hebrea.   Ver ponencia “Mujeres traductoras en el siglo iv”, de Gloria Ladislao, en . (Fecha de consulta: 30.08.09) 179

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En 1604 el rey Jacobo I de Inglaterra encargó una nueva traducción de la Biblia al inglés. Para cumplir el encargo, los traductores recurrieron como fuente principal a la versión inglesa (desde el hebreo y el griego) de Willliam Tyndale, quien, paradójicamente, fue condenado a la hoguera por hereje. Según Alberto Manguel,180 a los traductores se les había ordenado que conservaran las formas vulgares de nombres y palabras eclesiásticas; aunque el original sugiriera una traducción más precisa, el uso tradicional debía prevalecer sobre la exactitud. El fin era lograr una única versión de la Biblia, que reemplazara todas las anteriores y que cada hogar tuviera una. En 1611, finalmente la Biblia del rey Jacobo, que se conoce hoy como King James, pasó a ser la versión autorizada en toda Inglaterra para los anglicanos. En el mundo protestante y español, la traducción de mayor trascendencia estuvo a cargo de Casiodoro de Reina y Cipriano Valera (1602). Esta traducción alcanzó amplia difusión en las iglesias protestantes de habla hispana y mantiene su vigencia hasta el día de hoy. En la Iglesia católica, la Vulgata conservó su estatus de versión oficial única hasta el siglo xx. En la actualidad, las Iglesias católica y protestantes usan únicamente los textos hebreo y griego como fuentes de sus traducciones. Para superar los intereses y tendencias que cada culto pudiera tener, las traducciones que se hacen son ecuménicas. Además, en una misma iglesia pueden encontrarse distintas versiones de la Biblia, según haya prevalecido en el equipo traductor la opción por la fidelidad al original o la fidelidad al lector. Cambiando de perspectiva, para la tradición judía, el texto bíblico —específicamente la Torá— fue escrito en la lengua santa, el hebreo. Moisés lo habría escrito en el desierto tras recibir la palabra de Dios. Por eso, en los tiempos bíblicos, la idea de la traducción del texto sagrado a otros idiomas generaba mucha resistencia. De todos modos, existen indicios de que algunas porciones de la Biblia en realidad son traducciones al hebreo de textos creados en otras lenguas. En ciertos pasajes, la presencia de términos hebreos desconocidos o expresiones totalmente extrañas parece indicar la interferencia de otras lenguas que, en general, son identificables.181 Recién en los tiempos de la MishnáD (c. 200 de la era común o 200 d. C.), tras un largo período de acalorados debates, en la tierra de Israel y en las zonas vecinas empezaron a traducirse porciones de la Biblia principalmente al griego y al arameo. La finalidad era volverla accesible a quienes no dominaban el hebreo, en su mayoría hombres que no habían recibido educación, mujeres y niños pequeños, para que pudieran seguir los servicios religiosos. De esta época es el Targum Onkelos, traducción de la Biblia al arameo muy aceptada entre los eruditos hebreos. La

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  Una historia de la lectura, Buenos Aires, Emecé, 2005, p. 284. Traducción de Eduardo Hojman.   Gideon Toury,“Translation and reflection on translation. A skeletal history for the uninitiated”, ensayo introductorio de “Jewish Translation History. A Bibliography of Bibliographies and Studies”, 2002, página web de Gideon Toury, sitio de Tel Aviv University, en . (Fecha de consulta: 28.05.08) 181

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obra lleva el nombre de su autor, Onkelos, que era sobrino del emperador romano Tito y se convirtió al judaísmo en los tiempos talmúdicos (c. 100-600 de la era común). A pesar de la nueva tendencia que empezaba a instalarse, en el judaísmo la traducción seguía considerándose de calidad inferior al texto escrito en la lengua original y generaba gran desconfianza. Aunque se respetaba el texto traducido, al mismo tiempo se lo trataba con recelo. Incluso, y ya llegando a los tiempos medievales, era muy común encontrar en los prólogos a las traducciones largas y exageradas disculpas por el acto mismo de la traducción. Seguramente parte de semejante resistencia respondiera al temor a la secularización o a la profanación del texto sagrado que podría implicar traducirlo a una lengua extranjera. En ciertos círculos, todavía hoy subsiste la desconfianza hacia las traducciones y siguen prefiriéndose los textos en sus versiones originales.

La ideología siempre está El judaísmo concibe la traducción de la Biblia como una interpretación y no como el pasaje literal de una lengua a otra. De hecho, el hebreo bíblico es difícil de traducir sin interpretar. Una diferencia importante entre el judaísmo y el cristianismo con respecto a este punto radica en la mayor o menor libertad interpretativa que admiten una y otra religión. Independientemente del prejuicio relativo a las traducciones que prevaleció en el judaísmo en distintas épocas, en términos generales esa religión promovió y promueve la libre interpretación del texto bíblico, incentivando su lectura y su comprensión por todos. En cambio, la Vulgata cristiana era accesible casi exclusivamente para la elite intelectual, ya que solo ese grupo sabía leer y podía comprender el texto en latín. Entre los tiempos de difusión de la Vulgata, siglo v, y comienzos del siglo xx, prevaleció en la Iglesia católica cierto temor a que cualquiera fuera capaz de leer e interpretar la Biblia. Para esa institución, era importante enmarcar las Escrituras en el entorno adecuado. Es el protestantismo el que inicia una vuelta a la Biblia mediante el incentivo de su traducción y su lectura.

Alma mía No existen traducciones neutras ni imparciales y las distintas versiones de la Biblia no son la excepción. Además de otros factores, la ideología y la intención de quienes requieren o hacen la traducción determinan el resultado. Un claro ejemplo de esto se refleja en la interacción de la traducción del hebreo al griego de Isaías 7:14 (Tanaj) y la redacción original en griego de Mateo 1:23 (Nuevo Testamento), por un lado, con la traducción del griego al latín de Isaías 7:14 y Mateo 1:23, por el otro:

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Tanaj, Profetas, 7:14; hebreo

Septuaginta, Profetas, Isaías 7:14; griego

Evangelio de Mateo, 1:22-23; griego

Vulgata, Profetas, Isaías 7:14; latín 7:14 propter hoc dabit Dominus ipse vobis signum ecce virgo concipiet et pariet filium et vocabitis nomen eius Emmanuhel Evangelio de Mateo, 1:22-23; latín 1 :23 ecce virgo in utero habebit et pariet filium et vocabunt nomen eius Emmanuhel quod est interpretatum Nobiscum Deus Según su interpretación actual, generalizada tanto en el cristianismo como en el judaísmo, el versículo del Tanaj relata que Dios enviaría una señal y habla de una joven embarazada que daría a luz un hijo al que llamaría Emanuel. Isaías, profeta y autor del versículo hebreo citado, empleó la palabra almah ( ), que significa joven mujer, sin indicar si se trataba de una virgen o no. Seguramente al redactar el texto el profeta no estaba pensando en una virgen, sino en una mujer embarazada, sin ninguna particularidad. En el siglo ii a. C., al elaborar la Biblia Septuaginta, los sabios judíos tradujeron al griego la palabra hebrea almah como parthenós, que puede significar joven mujer o virgen, según el caso. De hecho, en distintas porciones de la Septuaginta, se usó el término parthenós tanto para traducir el vocablo hebreo para joven mujer como el correspondiente a virgen. Así, esta versión de la Biblia, hecha para los judíos de Alejandría, es la que curiosamente dio origen a la ambigüedad que más tarde reproduciría el apóstol Mateo en un versículo de su evangelio (1:23). Pero en el caso de Mateo la elección terminológica no fue ingenua, sino que obedecía a la intención de sustentar la doctrina de la concepción virginal de Jesús y así reforzar la idea de su divinidad. Mucho tiempo después, cuando Jerónimo y sus colaboradoras tradujeron al latín la Vulgata basándose en el Antiguo Testamento en hebreo y el Nuevo Testamento en griego, ya no solo usaron virgo (virgen) para el término parthenós de Mateo 1:23, sino también para el correspondiente a Isaías 7:14, que en realidad derivaba de almah. Así, a partir de un problema de traducción no previsto en el traspaso del hebreo al griego, se preparó el terreno para que más tarde, en el seno del cristianismo, se interpretara que en Isaías 7:14 se

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anunciaba el nacimiento del Mesías del vientre de una virgen y que esa profecía quedaba confirmada en los hechos relatados en Mateo 1:23. En la actualidad, tanto católicos como protestantes traducen el Antiguo y el Nuevo Testamento partiendo de los idiomas de redacción originales (hebreo y griego, respectivamente), por lo que en general en Isaías 7:14 se habla de joven y en Mateo 1:23, de virgen. El Libro del Pueblo de Dios, Isaías 7:14 Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel. El Libro del Pueblo de Dios, Mateo 1:23 La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros”. Las versiones citadas respetan las intenciones que probablemente hayan tenido sus autores en cada caso. Al parecer, entonces, Biblia no hay una sola. En realidad, en distintas épocas y lugares, diferentes comunidades religiosas se ocuparon de crear o encargar la versión que mejor se adecuara a sus creencias e intereses. Y gracias a los linajes de sabios, eruditos y traductores, textos escritos incluso antes de la era cristiana pueden leerse hoy con una fuerza y una vigencia casi incomparables.

¡¿LOCALIZQUÉEE?! En el mundo

globalizado e informatizado de hoy la localización

de software, entendida como la traducción y adaptación de programas informáticos a la lengua y usos culturales de diferentes regiones geográficas, representa una porción importante del mercado de la traducción. Aunque en cualquier ámbito una traducción puede convertirse en localización si se adaptan ciertos elementos a los usos lingüísticos de regiones destinatarias diversas, el término localización se usa principalmente en referencia a las traducciones del campo de la informática que encargan las grandes empresas productoras de software. La creciente necesidad de esa clase de traducciones en los últimos años dio origen a un mercado muy rentable para todas las partes que intervienen en él, en especial las agencias de localización de software y las empresas que desarrollan herramientas informáticas. Ese mercado ha representado una gran oportunidad para muchos traductores noveles que antes de semejante boom no encontraban la forma de abrirse paso en el mundo profesional. Una de sus características principales es que a menudo funciona en forma virtual:D gran parte del trabajo se recibe y se entrega a través de Internet, y a veces hasta se realiza y se cobra por ese mismo medio.

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Además de lo específico de los materiales que en general se traducen en los proyectos de localización (como software contable, software para diseño gráfico, cursos virtuales, videojuegos y firmwareD para todo tipo de máquinas), la organización de esos proyectos tiene características propias, que conviene conocer para participar en ellos sin padecerlos. En los párrafos siguientes incluimos algunas recomendaciones con la intención de acompañar a los valientes Quijotes ansiosos por enfrentar al gigante molino de la localización. Empecemos por aclarar quién es el cliente o solicitante en estos proyectos: se trata de grandes agencias de localización que se ocupan de todos los pasos necesarios para pasar una herramienta de software con manuales y otros materiales asociados de una variante local de un idioma a una variante local de otro idioma. Incluso a veces el trabajo consiste en pasar de una a otra variante local de la misma lengua (por ejemplo, de español peninsular a español latinoamericano). Los pasos inherentes a la localización van desde la transformación del software original en material procesable por traductores, diseñadores y otros profesionales que intervienen en el proceso de traspaso, hasta la reconstrucción del software en el idioma de la traducción a partir del material procesable traducido y revisado. En este artículo nos vamos a ocupar principalmente de los traductores que intervienen en el proceso. A su vez, nuestro cliente tiene su propio cliente, una gran empresa productora de software que va a comercializar sus productos en mercados en los que se manejan diferentes variantes de diferentes idiomas. La relación entre nuestro cliente y la productora de software no nos es indiferente. De hecho, va a ser determinante en algunas de las decisiones que tomemos al traducir. Ahora que sabemos quién es quién, empecemos a hablar de las características del qué, el proyecto en sí mismo. En general, cuando queda confirmada nuestra participación en un proyecto de localización, que suele compartirse entre varios traductores no necesariamente comunicados entre sí, la agencia nos envía las instrucciones del proyecto, con mayor o menor grado de formalidad y prolijidad. A veces las instrucciones son un par de líneas en un mail improvisado; otras, un documentoD de cincuenta páginas con lujo de detalles. Las instrucciones incluyen datos como: || tipo y formato del proyecto (traducción o revisión, ayuda en líneaD o interfaz gráfica del usuario,D formato html o doc); || par de idiomas entre los que hay que traducir; || ubicación virtual del material del proyecto (dirección ftp,D sitio web); || plazos para las distintas etapas del proyecto; || personas de contacto en la agencia a quienes recurrir por diversos aspectos del proyecto (de gestión, lingüísticos, técnicos, administrativos); || herramientas informáticas que se van a usar para la traducción (sistema operativo,D software para uso en oficinas y herramientas CATD o de traducción asistida por computadora, entre otras;

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especificaciones de configuración de las herramientas informáticas; memorias de traducciónD del proyecto; materiales de consulta como diccionarios, glosarios y guías de estilo; orden de prioridad de los materiales de consulta; características de la entrega (archivos limpios o sucios,D carpeta de entrega dentro del sitio ftp, nombres de los archivos traducidos); otras instrucciones específicas, tanto elaboradas por la agencia como por la productora de software.

No siempre toda la información aparece concentrada y ordenada en un único documento que nos mandan al inicio del proyecto de localización. A veces hace falta armar el rompecabezas a partir de distintos documentos y mensajes de correo electrónico recibidos en diferentes momentos del proyecto. Es esencial leer bien las instrucciones antes de arrancar y tenerlas a mano mientras se realiza el trabajo. Como vimos, en cada proyecto participan muchas personas y el éxito final depende de la buena coordinación del trabajo de todas ellas. Por eso, para las agencias es muy importante que quienes intervienen manejen la misma información y cumplan las instrucciones al pie de la letra. No es poco frecuente que las instrucciones omitan algún dato clave o reproduzcan información correspondiente a algún proyecto anterior que no es aplicable al nuevo. En esos casos el traductor va a tener que preguntar cómo manejarse. Si parte de las instrucciones se recibieron por correo electrónico, chat o teléfono, es buena idea bajar esa información a un documento y conservarla hasta el final del proyecto o incluso hasta recibir devolución positiva sobre nuestro trabajo. Además, resulta útil tener en cuenta entre las instrucciones la devolución para proyectos anteriores y las respuestas a las consultas relativas al proyecto en curso y a otros previos. El buen manejo del tiempo es indispensable para que el traductor no quede atrapado en compromisos imposibles. No basta con calcular si se llega a traducir y revisar en el plazo previsto la cantidad de palabras que nos ofrecen. También hay que considerar el tiempo de lectura y comprensión de las instrucciones, el tiempo que lleva descargar del sitio ftp o de algún otro lugar todo el material necesario (a veces un día entero e incluso la noche, para a aprovechar el menor tráfico en Internet), el tiempo de instalación y configuración de las herramientas que se usen, el tiempo para la organización en carpetas virtuales de todo el material descargado para encontrar cada cosa rápidamente, en especial los archivos para entregar (la confusión entre versiones puede traernos grandes dolores de cabeza), y el tiempo para preparar y mandar a la agencia la entrega de la traducción. Si a su vez el traductor coordina un equipo, va a tener que sumar a todo lo anterior el tiempo necesario para distribuir instrucciones, aunar criterios, intercambiar materiales de consulta que complementan los provistos por la agencia, etcétera. Además, es importante respetar el orden de prioridad de los materiales de consulta. Para una misma traducción tal vez haya que traba-

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jar con varios glosarios provistos por la productora de software, la guía de estilo de la productora, la guía de estilo de la agencia de localización, dos memorias de traducción, tablas de nombres de productos de software, de términos que fueron reemplazados por otros y de términos prohibidos y sitios web indicados por la agencia, además del Diccionario de la lengua española y otros materiales de referencia especializados y generales. ¿Y si encontramos una contradicción entre dos o más fuentes de consulta? Esta situación no es poco frecuente, porque los distintos glosarios, memorias, guías y tablas por lo general son compilados por personas o equipos diferentes, en momentos diferentes y aplicando criterios diferentes. Por eso, es imprescindible seguir el orden de prioridad que indicó la agencia y, si no indicó nada, preguntar. Conviene ser precavidos a la hora de consultar fuentes no sugeridas en las instrucciones, como sitios web, versiones anteriores del software que se está traduciendo y herramientas de software similares producidas por otras empresas. Aunque esos materiales pueden orientar nuestro trabajo y ayudarnos a entender conceptos, no hay que olvidar que en este campo en general únicamente vale usar la terminología indicada en el material provisto por la agencia. Y si tal o cual palabra no aparece en ese material, lo mejor es seguir el procedimiento de consulta que establezca la agencia en cada caso. Las guías de estilo son compendios muy útiles que se parecen un poco a las guías de las editoriales, pero además se ocupan de aspectos propios de la localización de software. Así, en ellas es posible encontrar indicaciones y recomendaciones sobre: || mercado de destino; || ortografía, gramática, terminología y estilo; || materiales de consulta; || opciones de software,D || convenciones sobre fechas y unidades de medida; || criterios para la traducción de títulos de obras y nombres de programas; || criterios para la traducción de hipervínculos,D || criterios para la traducción de ejemplos incluidos en manuales (¿se traducen literalmente?, ¿se adaptan?); || confección de índices y || procedimiento ante detección de errores en el original. La mayoría de los elementos de la enumeración anterior son transparentes para el traductor, aunque todavía le sea desconocido el mundillo de la localización. Pero posiblemente las opciones de software no sean parte de esa mayoría. Antes de explicar qué son, conviene distinguir entre la traducción de documentación y la traducción de software propiamente dicho. La documentación abarca los manuales, ayudas en línea y todo otro material que explica el software en sí. En la documentación se dan instrucciones en contexto sobre cómo usar el software. Como en otra clase de manuales de instrucciones, las oraciones suelen estar bien articuladas,

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son simples (sujeto + predicado), responden a fórmulas que se mantienen a lo largo del texto y se dirigen al usuario (con imperativo -> Vaya a la ficha Archivo y haga clic en Abrir o con infinitivo-> Ir a la ficha Archivo y hacer clic en Abrir). Es muy común que en la documentación se reproduzcan pantallas del software y que se mencionen opciones de menú, botones, nombres de cuadros y ventanas, mensajes de error y otros elementos que se ven en la pantalla durante la ejecución del software. Estos últimos elementos son los que en el campo de la localización se conocen como opciones de software. Después de entender las instrucciones, e instalar y configurar todas las herramientas informáticas necesarias para el proyecto, la traducción de documentación no presenta grandes problemas. ¿Qué pasa si en lugar de traducir la documentación hay que traducir el software en sí, la interfaz, los carteles que se ven en la pantalla cuando un programa se ejecuta? En ese caso, el desafío es mayor. Por una parte, es muy habitual que sea necesario trabajar con herramientas informáticas específicas para edición de software. Además, en general el material para traducir está conformado por listas de frases sin contexto (es muy común que el traductor no tenga acceso a la herramienta en funcionamiento para ver dónde aparece cada frase) y concatenaciones de abreviaturas creadas para la herramienta, que llevan mucho tiempo de investigación y deducción. Otro obstáculo que presenta este trabajo es la necesidad de comprimir las traducciones al máximo para que quepan en los espacios reservados para los textos en la pantalla. Piensen que al traducir de inglés a español las frases crecen como mínimo un 20%, por lo que a menudo hay que hacer verdaderos malabares para no superar los límites de caracteres establecidos. Es verdad que con frecuencia las tarifas para la traducción de software son más altas que las correspondientes a la documentación, pero si no tenemos mucha práctica en esta modalidad de localización, esas tarifas rara vez compensan el esfuerzo. Por todo lo anterior, lo ideal en un primer acercamiento a la localización es empezar por traducir documentación, para entrar en calor antes de lanzarse a la traducción de software propiamente dicho. ¿Y las opciones de software? Como la documentación da instrucciones sobre el uso del software, pondríamos al usuario en un gran aprieto si en la traducción nombramos botones, opciones de menú o ventanas que no existen en el software ya traducido que quiere aprender a usar. Es esencial que cada vez que en la documentación aparezcan opciones de software se las traduzca exactamente como están en la interfaz. El problema es que, en general, quien traduce la documentación no tiene acceso a la interfaz del software. Por suerte, las agencias idearon métodos alternativos para suplir esa falta de acceso. Básicamente, hay tres criterios para resolver la traducción de opciones de software, y habrá que ver en las guías y las instrucciones cuál se aplica en cada caso: ||

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Traducir las opciones de software exactamente como aparecen en la tabla o en la memoria de opciones de software provista por la agencia con el material de referencia.

Ejemplo:

File > Open

Archivo > Abrir

Porque en la tabla de opciones de software para File dice Archivo y para Open dice Abrir. ||

Traducir las opciones de software descriptivamente: sin mayúsculas y agregando artículos, preposiciones y otras partículas para completar las frases.

Ejemplo:

Print File window

ventana para imprimir archivos

Porque no nos mandaron una tabla de opciones de software o la opción no aparece en la tabla, y en las instrucciones del proyecto dice que en esos casos hay que traducir las opciones de software en forma descriptiva. ||

Dejar las opciones de software en inglés.

Esta suele ser la instrucción cuando la productora de software no le proporcionó a la agencia la interfaz traducida a partir de la cual armar la tabla o memoria de opciones de software o cuando la documentación se traduce antes que la interfaz. Cualquiera sea el caso, seguramente la agencia se ocupe en una etapa posterior de reemplazar las opciones sin traducir por las opciones traducidas que correspondan. Por último, la comunicación no es un aspecto menor en todo lo relativo al trabajo con agencias de localización. La mayor parte de los intercambios con la agencia se hacen a través del correo electrónico que, como sabrán, puede ser un medio de comunicación bastante impersonal y prestarse para malentendidos. Por eso, y en pos de mantener una relación cordial con la agencia, conviene tener en cuenta lo siguiente: ||

||

|| || ||

Dirigir los mensajes a las personas de contacto o áreas específicas indicadas en las instrucciones (consultas sobre posible extensión de plazos al coordinador o PM,D pedido de aclaración terminológica al asesor lingüístico, dudas sobre problemas con herramienta de traducción a soporte técnico, preguntas por pagos a administración, etcétera). Ser oportunos en el envío de mensajes; por ejemplo, no es aconsejable hacer preguntas que podemos resolver por nuestra cuenta ni formular otras ya respondidas en una oportunidad anterior. Hacer preguntas y comentarios pertinentes al proyecto. Usar un registro y tono adecuados a cada intercambio. Releer nuestras consultas (por ejemplo, en la ventana del mensaje electrónico) para corregir errores de tipeo y problemas de redacción, y

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verificar las direcciones de correo a las que estamos mandando mensajes antes de confirmar el envío. Si con todo esto no se amedrentaron, es probable que tengan lo necesario para ser buenos localizadores: destreza técnica combinada con perseverancia e intrepidez.

TRADUCIENDO LA ORALIDAD Cuando entrevistamos a Ana Basarte,182 nos contó que mientras estudiaba Letras trabajaba haciendo desgrabaciones de las clases que cursaba. Y nos resultó muy interesante su mirada de la desgrabación como lectura y escritura, y como traducción: [La desgrabación] era un trabajo que me interesaba mucho, por todo lo mío que filtraba, por lo que superponía en el texto a medida que iba desgrabando. En ese camino empecé a percibir ciertas cosas: cómo, cambiando la puntuación, se modificaba la voz de la que estaba tomando nota; cómo era el traspaso del código oral al escrito; cómo tenía que interpretar las pausas y las entonaciones, cómo traducía todo eso… Empecé a registrar cómo la oralidad volvía a codificarse mediante la puntuación y toda una serie de signos […]. Enseguida advertimos la idea de traducir en el proceso de desgrabación: de un lado está la escucha, una especie de lectura de un lenguaje oral, y del otro, la transcripción, o reescritura del mensaje interpretado. No hay dos escuchas iguales, como no hay dos lecturas iguales. Los conocimientos previos y la práctica del desgrabador, sumados a las circunstancias propias de cada escucha, influyen en la interpretación de las palabras del que habla. Por otro lado, también afecta la escucha-interpretación el hecho de que el desgrabador haya presenciado o no la enunciación original. Únicamente en el primer caso conoce ciertos elementos contextuales —como el lenguaje corporal del orador, las características del lugar y la actitud de la audiencia— que lo van a ayudar a completar y organizar el material. La transcripción o reescritura de las palabras del orador o del entrevistador y el entrevistado tampoco es automática ni admite una única versión. Para empezar, la escucha particular modifica y determina esa reescritura. A distintas escuchas, distintas reescrituras. Además, en cada caso hay que ver hasta dónde editar el texto desgrabado, es decir, el grado de

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  Ver entrevista completa en capítulo “Revisar”, p. 167.

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literalidad o libertad que va a regir la reescritura. En ese sentido, el fin para el cual se hace una desgrabación y la experiencia del desgrabador son clave para decidir, por ejemplo, si hay que agrupar, completar o aclarar ideas, si eliminar marcas de oralidad como repeticiones y muletillas, mejorar la gramática y unificar registros y de qué manera traducir la entonación en puntuación. Carolina Sotolano, que nos ayudó con la investigación y, precisamente, con las desgrabaciones para este libro, también se acercó a la tarea de desgrabar mientras estudiaba: La desgrabación es una tarea cansadora, repetitiva, pero que tiene sus ventajas: afina el oído y mejora y ejercita la puntuación, el armado de frases coherentes y el traspaso del lenguaje oral al escrito. Cuando uno habla a otros, la atención está puesta más que nada en hacerse entender, en transmitir las ideas y la construcción de las frases pasa a segundo plano. El desgrabador escucha y lee. O hace legible lo que escucha. Escucha a quien habla. En el acto de desgrabar el orador queda desnudo ante su discurso. Y eso es lo que me sorprendió del trabajo que hacía. Además de la mejora en lo sintáctico, apareció la semiótica. Cómo hablaban quienes hablaban. En cada desgrabación identificaba un modismo, una palabra que se repetía durante todo el discurso. Un orador no tan seguro decía: “¿Se entiende?” al final de cada oración. Otro prefería el “absolutamente”, bastante más enfático. Curioso. Y todo esto influía en mi trabajo. Una conferencia de alguien que no termina nunca una frase puede transformarse en una pesadilla. Hay que acomodar el discurso sin modificarlo. Si la enunciación es vaga e imprecisa, se va a notar durante la lectura. Al contrario, si el orador es experimentado, la desgrabación y la lectura posterior son un placer. El desgrabador es como un traductor: traduce de lo oral a lo escrito. Si leemos una mala desgrabación seguramente no comprendamos lo que nos quisieron decir. Lo mismo pasa con una mala traducción. Algo se dijo en un idioma (el habla); alguien (el desgrabador) lo tradujo a otro idioma (la escritura). Si la traducción está mal hecha, cambia el texto y las ideas contenidas en él. Hay un cortocircuito. Entonces, los factores que hacen a la desgrabación como forma peculiar de comunicación son: 1) el orador o el par entrevistador/entrevistado: quiénes son; 2) el desgrabador: quién es, estuvo o no presente durante la enunciación original, cómo y cuándo escucha y reexpresa el material grabado, cuál es el fin de la desgrabación; 3) la exposición o entrevista: de qué se trata, qué lenguaje usa, cuál es el fin de la exposición o del intercambio y 4) el contexto de la exposición o entrevista.

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A esta especie de diálogo en distintos tiempos con las dos desgrabadoras anteriores, se suma Nomi Pendzik, quien en una entrevista con Marcelo Di Marco183 explica por qué es más fácil entenderse al hablar que al interactuar mediante la escritura y la lectura, y destaca la necesidad de ponerse en los zapatos del otro cuando la comunicación es diferida: NP: En la lengua oral hay muchos elementos significativos que se manejan con la entonación. En la escritura, esa “música” tenés que traducirla mediante signos paralingüísticos que, si están mal colocados, no expresan lo que uno quiso decir realmente. Entre paréntesis, me imagino los problemas que tendrás vos a la hora de desgrabar esto. MDM: Sin embargo, ahora te entiendo perfectamente. NP: Lógico, vos lo dijiste: ahora. MDM: Y después, ¿qué sucede? NP: Después te vas a encontrar con que cuando uno habla dice muchas agramaticalidades, como ya te dije: quedan frases inconclusas... MDM: Faltan los gestos, como decía Hammett. NP: Exacto. Y además la escritura es una “comunicación diferida”. MDM: ¿Cómo es eso? NP: El que escribe tiene que pensar que el lector no está presente con él. Y que él no va a estar presente cuando lo lean. Durante el acto de escribir no tiene ninguna posibilidad inmediata de verificar si el lector entiende o no. Entonces debe ingeniárselas para que el papel exprese con precisión lo que quiso comunicar. Quien desgraba tiene la responsabilidad de traducir la oralidad de una situación comunicativa en la que se transmite un mensaje sin mediaciones. Se suma a esa situación comunicativa y, pasando del lenguaje oral al escrito, la recrea en una nueva versión. Al hacerlo, no pierde de vista al otro, que ahora será un lector distante en tiempo y espacio del autor original.

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  Taller de corte y corrección, Buenos Aires, Debolsillo, 2006, pp. 160-162.

202

Epílogo Hasta acá llegamos juntos. Esperamos que las miles de palabras que se volvieron texto tomen vida y se recreen en la experiencia de cada uno de ustedes. Ahora les pasamos la posta para que sigan tejiendo la trama de la lectura-escritura-traducción-revisión, cada uno con su propio estilo. Y les deseamos que al hacerlo sientan la misma pasión que sentimos nosotras al escribir este libro. ¡Hasta la próxima!

Paula y Alejandra

03 04 05

PRÓLOGO DEDICATORIA Y AGRADECIMIENTOS SUERTEPARAMÍ ¿Por qué este libro? Leer, escribir, traducir y revisar. Organización de la obra. Escritura a cuatro manos.

página 9

leer

11

¿Por qué leer?

12

¿Cómo leemos? Primeras lecturas o lecturas primarias

Por qué necesitamos leer. El placer con esfuerzo. Leer de todo.

14

La lectura en la infancia. El lector fresco. La no obligación. La lectura de adulto. EJERCICIO Empieza el juego

15

Entrevista a Vicente Battista

18 18 19 23 23 25 30 31 32 33 34 35

“La lectura es un matrimonio fiel entre el autor y el lector”



¿Cómo leemos? Lectura “multifunción”

Distintos tipos de lecturas y lectores. Distintos fines. Lectura panorámica Leer las partes y el todo.

EJERCICIO Vista panorámica

Todo registrado: Logs





Registros de lectura, escritura, traducción y revisión. Log de búsquedas y encuentros Modelos y recomendaciones para entrada monolingüe. Log polígloto Modelos y recomendaciones para entrada multilingüe.

EJERCICIO Log a medida

Biografía de una revolucionaria

La lectura desde la Antigüedad hasta el centenario de la Revolución de Mayo. Otra revolución Del papiro al papel. Del rollo al códice. Y otra más La imprenta Una revolución más cercana La lectura en pantalla. Lectura activa. Hiperleyendo Lectura e Internet. El lector crítico.

36 37 39 41 44

Una Alejandría digital Primeros pasos hacia una biblioteca universal: Proyecto Gutenberg, Oxford Text Archive, Google, Biblioteca Digital Mundial. Volviendo a la fuente La lectura frente al papel y frente a la pantalla.

EJERCICIO Vista panorámica, segunda vuelta Anexo — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo Para seguir leyendo página 45

47

Un acto fisiológico

47

Leer para escribir

49 50 50 51 52 52 53 55 56 57 58

59 60 60



escribir

La escritura como actividad casi visceral. Sensaciones encontradas: placer, angustia, alivio, frustración. Interrelación y dependencia entre lectura y escritura.



EJERCICIO El té de la tarde Los recomendados

Sugerencias, no reglas de oro, para tener en cuenta al escribir. El dúo dinámico Fondo y forma, el qué y el cómo, dos aspectos inseparables. Después de la resaca Generación y organización de ideas. Míster Celofán El párrafo. Hilando finiiiito La oración. La naturalidad no es cosa fácil La naturalidad como cualidad escurridiza. Sonoridad. Sensibilidad a la lengua. Estilo simple. Lo visual y lo concreto: “Entre una idea y una vaca colorada, me quedo con la vaca colorada” Visualidad en la escritura. Las cosas tienen movimiento Movimiento y velocidad. Creer o reventar Verosimilitud y originalidad. Las asociaciones libres, o defendiendo la necesidad de irse por las ramas Sacar el relato o texto argumentativo de su linealidad para darle cuerpo al texto y mantener el interés del lector. Ocurrencias.

EJERCICIO Libre como el sol cuando amanece

En sus zapatos Considerar al lector al escribir. Situación comunicativa. Decirle todo lo que necesita, pero no más. Omnipresente El contexto completa el sentido para el lector y para el escritor.

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EJERCICIO Tejiendo

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Entrevista a Claudia Piñeiro

66



68 68 69 69 73

“La escritura podía ser un camino para mí” Más simple, ¡por favor! La defensa del estilo llano o simple. Atención al lenguaje “inhablable”. Hacela corta El corte como estrategia para mejorar el estilo. Lo bue si bre... Oraciones de largo moderado. El problema de las interrupciones: incisos, complementos, cláusulas subordinadas. Saber elegir Recomendaciones sobre preferencias estilísticas. Un poco de respeto En busca de un lenguaje respetuoso, democrático e integrador.

AYUDAMEMORIA: Los recomendados

75

EJERCICIO Lectura-escritura

78

La normativa como red de contención

80 80 80 81

Lista comentada

Diferentes posturas con relación a la normativa. La normativa como sustento de la comunicación. Flexibilidad necesaria en su aplicación. “Infracciones” intencionales. Ortografía propiamente dicha Acentuación Mayúsculas y minúsculas

ACERTIJO

82 83 83 83 84 85 86 86 86 87 88 88 90 91

93

Números, símbolos y unidades de medida Comillas e itálicas ¿Guión o raya? Puntuación

EJERCICIO En voz alta

Referencias bibliográficas Uso apropiado en contraposición al no uso de gerundios, adverbios terminados en -mente y pronombre cuyo Extranjerismos Anglicismos Concordancia Combinaciones inflexibles AYUDAMEMORIA: Normativa

Tiempos modernos: La hiperescritura

Escritura no lineal. Procesador de textos. Cortar y pegar. Inserción de referencias activas: hipertexto.

EJERCICIO Hipervinculando

96



99

Para seguir leyendo

Anexo A — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo

página 101

103

Redescubriendo

103

Cómo leemos

105 108 110 113

Definiciones tradicionales de traducción. Un enfoque diferente. La lectura del traductor.

EJERCICIO Aventurarse

Cómo escribimos

La escritura del traductor.

EJERCICIO Con ojos de traductor

Ser o no ser

114

¿Qué es un traductor? Trabajador del conocimiento. EJERCICIO En tus propias palabras

115

Entrevista a María Cristina Pinto

119 121 122 124 124

traducir

“Si solo leyéramos lo que está en nuestro propio idioma, nuestro conocimiento sería ínfimo”



Cinchada

Fidelidad al original. Negociación entre fidelidad y naturalidad. Concesiones. Nobleza obliga Infidelidades no intencionales.

Tan natural

Naturalidad en la traducción. Calcos erróneos y calcos necesarios. Repeticiones. Adverbios. Escuchar la traducción. Lo correcto no quita lo valiente Uso apropiado de la gramática en la traducción.

Uniformidad, cohesión y coherencia: ¡A mirar el bosque!

129

Ayudar al lector a saber qué esperar. Relaciones dentro de la traducción y puntos de contacto con el mundo exterior. EJERCICIO Trabajo forestal

130

AYUDAMEMORIA: Traducir es leer y escribir

131

Te creo mucho, poquito, nada

132 134 135

Los diccionarios. Uso y abuso. Mirada crítica.

EJERCICIO A ciegas

Traduciendo literatura

Idoneidad para la tarea. Escritor bilingüe vs. traductor literario. Competencias necesarias.

EJERCICIO El traductor-escritor

138

Ciencia, técnica y traducción

Traducción técnico-científica. Idoneidad para la tarea. Profesional del campo vs. traductor especializado. Trabajo conjunto. Términos y discursos especializados.

140

EJERCICIO Lidiando con la ciencia

142



Anexo — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo

159

Para seguir leyendo página 161

163

Perdón, re-visar

163

Qué revisar

165

revisar

Reivindicación de la importancia de la revisión. Un volver a mirar integral y detallado a la vez. Revisión por el autor del texto: situación comunicativa; organización general del contenido; estilo, gramática y normativa. Otras revisiones.

Revisión de estilo

167

Nueva mirada, posterior a la del autor. Revisión en función del texto y la necesidad concretos. Corrección de pruebas y pliegos. EJERCICIO ¿Chicos chicos, problemas chicos? Entrevista a Ana Basarte

171

Revisión por pares

172

Revisión de traducción: Cotejo contra original y lectura final

166

174 176 176 176 177 177 178 179 180

“Se corrige, y también se traduce, teniendo en cuenta el código del que va a leer”

Revisión del trabajo propio por un colega (profesional o estudiante). Ventajas de la mirada fresca. Entrega de pautas para la revisión. Cuadros de retroalimentación. La mirada del otro. Dejar reposar la traducción. Retroalimentación entre revisor y traductor.

Fidelidad de contenido y de forma Naturalidad Uniformidad, cohesión y coherencia La consigna de la traducción Testing

Revisión técnica. Rigor y precisión conceptuales. Testing lingüístico (localización de software).

Revisión de impresión

Último control de calidad. Problemas de impresión. Confusión entre versiones.

AYUDAMEMORIA: Revisión de traducción EJERCICIO Traducción y réplicas

Un paso al frente

Revisión como parte integral del proceso de escritura.

181

Anexo — Soluciones y respuestas posibles para los ejercicios del capítulo

183 Para seguir leyendo 184 DESASNARIO Definiciones y explicaciones de términos técnicos usados en el libro.

189 LA YAPA 189 ¿Biblia hay una sola?

Breve historia de las traducciones de la Biblia. El poder de la ideología.

193 ¡¿Localizquéee?!

Elementos de un proyecto de traducción de software.

199 Traduciendo la oralidad

La desgrabación como lectura, escritura y traducción. Experiencias y reflexiones de desgrabadores.

202 EPÍLOGO