Cuatro Cuadrantes

SER-EN-EL-MUNDO J. Hillman El mundo-en-el-cual-estoy La filosofía de la ciencia contempla tres preguntas fundamentales

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SER-EN-EL-MUNDO J. Hillman

El mundo-en-el-cual-estoy La filosofía de la ciencia contempla tres preguntas fundamentales que podemos aplicar a la ciencia psicológica. Una de las preguntas es la de la ontología, la ciencia del ser, la teoría sobre la realidad ¿qué hay aquí que pueda ser conocido?; es la radical aclaración que precisa la psicología ¿con qué idea de persona y de mundo trabajamos? La segunda pregunta que se plantea la filosofía de la ciencia es la de la epistemología, el estudio filosófico de la validez, de los fundamentos y de los métodos del conocimiento ¿cuál es la relación entre el conocedor y lo conocido?; esta pregunta conduce al examen crítico de las diferentes teorías psicológicas. Por último, la filosofía de la ciencia se plantea la pregunta de la metodología, la pregunta sobre los caminos que conducen al conocimiento verdadero ¿cómo puede ir uno descubriendo? Las respuestas a estas tres preguntas constituyen el marco teórico, el sistema básico de creencias de la ciencia y en concreto de la ciencia psicológica, que tiene poderosas implicaciones en la forma en que vivimos, ya que toda epistemología tiende a ser una ética, y lo mismo puede decirse de las cuestiones ontológicas y metodológicas.1 Por otra parte, las estructuras básica de que dispone o ha alcanzado una persona dependen de su nivel de desarrollo evolutivo y pueden ser simultaneamente niveles de ser (ontológicos) y niveles de conocimiento (epistemológicos). Por eso, ambos niveles, ontología y epistemología, pueden ser tratados conjuntamente, pero es preciso diferenciarlos como dos variables independientes. Las estructuras o niveles básicos del conocimiento son los niveles de conciencia o niveles de identidad que, como aspectos del conocimiento, pertenecen a la epistemología. Asimismo las estructuras o niveles básicos del ser son los niveles de la realidad o planos de la realidad, que en tanto aspectos del ser pertenecen a la ontología. Estos últimos, los niveles de realidad, son importantes pero no deben ser considerados de un modo precrítico, como si poseyeran una realidad ontológica independiente, sino en tanto co-creaciones de los yoes perceptores. La filosofía moderna, al ser fundamentalmente crítica, investigaba las estructuras del sujeto de pensamiento y ponía en tela de juicio el estatus ontológico de los objetos de pensamiento, rechazando así la ontología. La investigación moderna también y después la postmoderna aportaron la evidencia que explica el modo en que los sustratos culturales y las estructuras sociales determinan nuestra percepción de todos los

dominios de la realidad. De este modo, la filosofía rechazó la ontología y solo prestó atención a la epistemología, a la relación entre el conocedor y lo conocido, por lo que las estructuras básicas, los niveles de conocimiento se consideran como o , aunque no por ello debamos olvidar su estatus ontológico. De tal modo que al decir que un nivel de conciencia investiga otros niveles de conciencia, niveles epistemológicos, se elude la especulación ontológica tan cuestionada por la modernidad.2 Ante la pregunta de la ontología, con qué idea de persona y de mundo trabajamos, puede responderse que no existe una única realidad, existen distintos mundos, distintas formas de ser-en-el-mundo (con guiones para señalar que el mundo no es algo que está ahí fuera), en el sentido en que se perciben distintos niveles de realidad acordes con los niveles epistemológicos de conciencia desde los que se observa, se proyecta, se construye el mundo o, mejor dicho, se . es un concepto por el que se cuestiona el supuesto predominante en las ciencias cognitivas de que la cognición consiste en una representación de un mundo que es independiente de nuestra aptitud cognitiva. La es la cognición como acción corporeizada.3 Así que el mundo se parece más a un ámbito de nuestra experiencia, pero un ámbito que no surge al margen de nuestra estructura, conducta o cognición: . En el en que llevamos a cabo nuestra enacción o acción corporeizada, y que corresponde a cada nivel de conciencia, podemos diferenciar distintas regiones de lo real, tres mundos distintos o tres dimensiones distintas de nuestro ser-en-el-mundo. Tres mundos y cuatro cuadrantes Al abordar la ontología Wilber realiza una analogía refiriendo su punto de vista al de Popper al diferenciar tres sub-mundos ontológicamente distintos.4 El mundo objetivo o mundo exterior tanto individual como social, como lenguaje del , es el mundo físico de Popper. El mundo del yo subjetivo o mundo interior-individual, la totalidad de sus deseos y vivencias, como lenguaje del , es el mundo de los estados mentales o disposiciones comportamentales de Popper. Por último, el mundo cultural o mundo interior-social, que construimos intersubjetivamente, como lenguaje del , es el mundo de los contenidos de pensamiento objetivo de Popper, de las teorías en sí mismas y sus relaciones lógicas. El ego mental perspectivista, basado en la estructura cognitiva operacional formal de la racionalidad y su correlato moral postconvencional, dispone de la capacidad de diferenciar las esferas de valores propias de la estética, la moral y la ciencia correspondientes a los tres mundos, al yo, nosotros y

ello. Son respectivamente el mundo interior individual, mundo interior social y mundo objetivo o exterior de la ontología. El mundo objetivo o mundo exterior, tanto individual como social, es el mundo físico que es objeto de las ciencias físicas; el mundo interior-individual o mundo del yo subjetivo, es el mundo de los estados mentales o disposiciones comportamentales, que está formado por la totalidad de los deseos y vivencias, y es el objeto propio de la psicología; y, por último, el mundo cultural o mundo interior-social, es el mundo de los contenidos de pensamiento que construimos intersubjetivamente y es el objeto de la antropología cultural, los estudios culturales y otras ciencias sociales. Estos tres mundos se pueden representar gráficamente en forma de cuatro cuadrantes si el mundo objetivo se divide en dos, el mundo exterior (objetivo) individual, del organismo y de las conductas, y el mundo exterior (objetivo) social, del entorno y las instituciones. De modo que los cuatro cuadrantes que resultan para la representación de nuestra realidad son: organismo (conductual), entorno (instituciones), conciencia (intencional) y cultura (valores). Cada uno de los cuatro cuadrantes determina, al tiempo que se ve determinado por los demás. Estos cuatro cuadrantes son los planos ontológicos de la realidad que juntos, que coevolucionan, al tiempo que lo hace la vanguardia de la conciencia. La experiencia humana no consiste en un sujeto monológuico aprehendiendo objetos monológuicos, sino en un asunto que implica a los cuatro cuadrantes ya que el sujeto emerge en un espacio intersubjetivo, y la intersubjetividad es el espacio en el que el sujeto aprehende sus objetos. Por tanto, cada uno de los niveles verticales del desarrollo necesita ser diferenciado en cuatro dimensiones horizontales o cuatro cuadrantes, y se requieren los cuatro cuadrantes para la comprensión psicológica, puesto que los cuatro determinan el estado de conciencia del individuo.

INDIVIDUAL

I N T E R I O R

mundo interior individual

mundo exterior individual

conciencia-intencional

organismo-conductual

yo

ello

mundo interior social

mundo exterior social

valores-cultural

entorno-instituciones

nosotros

ellos

E X T E R I

O R

COLECTIVO

El mundo exterior individual El primero de estos mundos que vamos a considerar es el de la ontología realista, que se basa en la creencia de que existe una realidad exterior, que existen realidades objetivas o interobjetivas: fenómenos empíricos que existen en el espacio sensoriomotor, en el espacio físico, que poseen una localización y pueden ser vistos por los sentidos o sus extensiones. Es la realidad de la naturaleza y se refiere al mundo de hechos, entornos y eventos objetivos, que incluye la naturaleza humana exterior y sus productos y artefactos: objetos materiales manipulables, estados de cosas, sistemas científicos, objetos cognitivos, etc., descritas en tercera persona (ello). Es tal vez el que nos resulta más familiar, ya que representa la materia e ilustra los correlatos objetivos o externos (cerebro, conducta) de los estados internos de la conciencia (intenciones, proyectos, propósitos). Este mundo exterior es el del enfoque modernista prevalente, según el cual lo único que existen son los hechos, lo objetivo, el aspecto sensoriomotor que se puede ver, tocar, sentir. Es el punto de vista del positivismo, que insiste en que el materialismo científico es la única aproximación verdadera al conocimiento. Este mundo objetivo (exterior) corresponde a los dos cuadrantes de la derecha, el mundo objetivo (exterior) individual y el mundo objetivo (exterior) social. El mundo exterior individual es el exterior del individuo y está representado en el cuadrante superior-derecho; se refiere a nuestro organismo biológico (cerebro, moléculas) y a nuestras pautas conductuales y comportamiento físico. Es el mundo comportamental de la psicología conductista clásica con su de postulados, tales como el traslado de los resultados obtenidos en la experimentación con palomas, ratas y gatos a la conducta del ser humano, como la idea de que no existe o no puede ser estudiado científicamente, o como su asociacionismo al explicar fenómenos complejos como suma de elementos simples. Es también el ámbito de los acercamientos ortodoxos a la psicología de la psiquiatría biológica, de la modificación de conductas y de la terapia cognitiva. A este mundo objetivo individual le corresponde la prueba de validez de Habermas -que heredó de la Escuela de Francfort, de Horkheimer, Adorno y Marcuse, aquella consigna de que es tarea de la filosofía y de las ciencias sociales lograr que Auschwitz no se repita- de la verdad

proposicional, representacional o de correspondencia; es la prueba de la verdad objetiva, es decir, la prueba de la precisión de la descripción de los hechos objetivos. En esta prueba de validez se trata de comprobar la relación existente entre el y el , entre los actos de habla descriptivos, lo expresado, , y el mundo objetivo de los hechos que podemos observar, comprobamos que está lloviendo. El mundo objetivo individual está constituido por la jerarquía estandard que ofrece la ciencia evolutiva moderna. Forma parte de este mundo externo individual el desarrollo del organismo biológico que incluye las estructuras orgánicas (átomos, moléculas, células, órganos), es decir, el organismo vivo que contiene células que a la vez contienen moléculas, que a la vez contienen átomos. Forma parte del mundo objetivo individual: el ADN, el cerebro con sus mecanismos, el procesamiento orgánico que sirve de sustento a la conciencia presente en las estructuras cerebrales, los sistemas cerebrales, los sistemas neuronales, vías neurales, neurotransmisores, las pautas de onda cerebral; el desarrollo de la muscultura esquelética; las pautas conductuales como el tipo de nutrición; etc.. Se trata de un campo investigado por la biología, neurofisiología, psiquiatría biológica, ciencia cognitiva y la teoría de los sistemas orgánicos, y también por el conductismo.5 Si la psicología científica occidental en sus inicios, al estudiar la conciencia, se originó como un método fundamentalmente introspectivo, la , el conductismo clásico posterior, al estudiar la conducta externamente perceptible, medible y observable, examina al individuo exclusivamente desde el exterior. Por considerar de manera exclusiva el mundo objetivo individual, la psicología conductista dejó a un lado los estados mentales, el mundo interno, resultando insuficiente para explicar el juicio, la experiencia humana, el libre albedrío, los valores, el mundo psicológico emocional, conceptual y de significados. Aunque más adelante el conductismo ha evolucionado hasta terminar descubriendo la importancia de los factores cognitivos. La denominada comienza a estudiar la memoria, la comunicación, la inteligencia artificial, el lenguaje. Sin embargo, esta orientación cognitiva, que supuso el regreso de la conciencia al centro de la escena psicológica, deja de lado también determinados estados cognitivos, ya que finalmente solo atribuye realidad a las estructuras cognitivas que se manifiestan en la conducta observable.6 La terapia cognitiva manipula las afirmaciones, decretos y sentencias que uno utiliza para describirse objetivamente, y con un criterio de ajuste favorece finalmente la confianza en el uso de la medicación para la fijación de los canales neurobiológicos. Aunque la

psicología cognitiva habla de procesos mentales internos, alberga la esperanza de que con la colaboración de la neuropsicología estos procesos mentales puedan finalmente ser explicados en función de los procesos químicos que tienen lugar en el interior del cerebro. Las ciencias cognitivas consideran la conciencia humana como la suma o el resultado de los mecanismos neuropsicológicos, sistemas orgánicos y redes neuronales, y la psicopatología se enfoca como una patología de estos canales orgánicos. La neuropsicología reduce la conducta a sus elementos neuronales y bioquímicos: se considera que uno se deprime, no porque su vida no tenga sentido o carezca de valores, sino debido a que a sus neurotransmisores les falta serotonina. De modo que la alegría se reduce a serotonina, la moral a dopamina, la conciencia a vías neuronales y el despertar de la conciencia a redes neuronales. En este enfoque biológico, la mente, el mundo interior individual, el mundo subjetivo de la conciencia, se considera como un epifenómeno, como la suma de representaciones o reflejos que se producen en el cerebro, en el ordenador biomaterial de información. Mundo exterior social El mundo exterior social o comunal es el exterior de lo colectivo y está representado en el cuadrante inferior-derecho; se refiere al mundo objetivo social formado por el fundamento tecnoeconómico con su modo de producción, por los sistemas sociales con sus códigos legales y por las formaciones geopolíticas con sus instituciones. Estas son las formas institucionales materiales externas como el fundamento tecnoeconómico, el modo de producción, la tecnología y las fuerzas de producción (recolectora, hortícola, agraria, industrial, informática); son los sistemas sociales con sus prácticas sociales colectivas, estructuras y estilos arquitectónicos, modalidades de comunicación habladas y escritas (prensa, televisión, internet), códigos legales escritos, modalidades de transporte, los sistemas familiares; son también las instituciones materiales, las formaciones geopolíticas (aldeas, estados, países), ecosistemas, etc.. en que se hallan encarnados los componentes culturales.7 Pertenecen a esta región de la realidad: la base tecnoeconómica (tecnología, equipos, edificaciones, infraestructuras), las estructuras sociales (grupos, organizaciones, jerarquías, clases sociales, roles, redes de comunicación), los aspectos cuantitativos de la sociedad (variables demográficas, índices de natalidad y mortalidad, intercambios monetarios, los datos objetivos) y los procesos normativos (costumbres, ritos, contratos, normas, reglas tácitas, leyes). Es el mundo de la política, de los sistemas de control social, de las estructuras de poder, del grado de consenso y de los patrones de igualdad o desigualdad; el mundo estudiado por la sociología y por la antropología

social que comprende el estudio de las sociedades y de su estructura como totalidades funcionales; el mundo del derecho que rige el modo en que se organizan las cosas y que permite el uso legítimo de la fuerza al facultar a ciertos individuos a instar reglas oponiéndose a la arbitrariedad. El criterio de validez en este ámbito es el ajuste funcional o efectividad, que se decide por parámetros funcionales: si cae agua ¿en qué afecta? ¿es útil? ¿perjudica? ¿quién controla el agua?. Este mundo objetivo social es el resultado de las comunidades colectivas o sociedades de individuos y constituye el campo de la sociología del positivismo clásico de los países anglosajones, del funcionalismo estructural y de la teoría de sistemas. Los investigadores sociales ortodoxos y positivistas se orientan hacia los hechos perdurables, empíricos, de la vida social: desigualdad de ingresos, desempleo, tasas de fertilidad, dinámicas de grupo, delincuencia, etc. Por considerar de manera exclusiva el mundo objetivo social, el funcionalismo estructural y la teoría social de sistemas tratan de realizar una descripción objetiva mediante la racionalidad de sistemas. Sin embargo con la reducción de la profundidad de los mundos internos a una amplitud funcional en el mundo externo, el papel y el significado de cada ser humano queda dependiente de una que define el encaje funcional y define también cuales deben ser sus necesidades y deseos. Este encaje funcional resulta el criterio de validez, el valor real reconocido en la teoría de sistemas, quedando reducida toda distinción cualitativa o interna a términos de eficiencia y eficacia, es decir, reducida a criterios cuantitativos y externos. De este modo, por ejemplo, podría decirse que no hay razones para liberarse de un sistema político totalitario si funciona adecuadamente.8 Considerar el mundo exterior u objetivo de una manera aislada representa una reacción exagerada contra el idealismo medieval y nada tiene que ver con la esencia del empirismo.9 A los mundos exteriores les corresponden los mundos interiores, todo exterior tiene un interior, el interior de la materia; y los mundos materiales, tal y como decía Marx, tienen un profundo efecto en los mundos interiores. Del mismo modo que la conciencia individual (cuadrante superior izquierdo) está anclada en formas materiales objetivas, en el cerebro (cuadrante superior derecho), los componentes culturales, internos, se hallan encarnados en las formas y fuerzas sociales externas que hemos considerado. Si ponemos en este contexto la afirmación de Ortega de que el , puede decirse que el ser humano no solo tiene naturaleza, sino que también tiene historia, y decir que algo es , o interno, no significa que no exista o que no puede ser estudiado meticulosamente. El punto de vista de los biopsicólogos, para los cuales la mente y la conciencia no son más que actividades del cerebro, no tiene en cuenta que los bits digitales de información que

transitan a través de una serie de conexiones neuronales no los experimentamos como tales bits, sino como imágenes, deseos, pensamientos, esperanzas y temores.10 La ciencia no tiene en cuenta que está impregnada de valores y que estos valores cambian como consecuencia de la actividad científica y el desarrollo tecnológico. La práctica de la ciencia está moldeada por los compromisos de valor que penetran por la selección del problema que se ha de investigar, quién lo lleva a cabo y con qué fundamento. Si el de las cosas, la naturaleza, el mundo externo, es forma, hechos, que pueden ser vistos y habría que explicarla científicamente, el de las cosas, la vida humana, el mundo interno, la profundidad, es conciencia, interpretaciones, y habría que comprenderlo. El mundo de vida, el mundo-en-el-cualestoy no es la suma total de hechos sino la suma total de hechos e interpretaciones. Se precisa, pues, la comprensión de la experiencia vital inmediata, la intuición intelectual de un mundo interior diáfano con sus conexiones de sentido. Este mundo interno corresponde a los dos cuadrantes de la izquierda, el mundo interno individual y el mundo interno social. Mundo interior individual El mundo interior individual es el interior del individuo y está representado en el cuadrante superior izquierdo; se refiere al mundo intencional de las vivencias individuales. Es el aspecto subjetivo de la conciencia, es decir, las imágenes, impulsos, sentimientos, pensamientos y deseos que se experimentan como , descritos en primera persona. Es el mundo de las realidades subjetivas, al que se accede por la introspección, la autorreflexión y la meditación. Para la psicología popular lo interior, cuyo superlativo latino es intimus, nuestros adentros, es también lo profundo, son los pensamientos, deseos, sentimientos y emociones.11 Es en este mundo interior individual donde se centra una psicología que contempla el desarrollo de la capacidad de conciencia individual que permite los relatos fenomenológicos en primera persona. Vivir en el mundo interior, psíquico, es vivir en el mundo de experiencia, de la emoción, de los deseos, temores y esperanzas, del amor, la poesía, el arte y la fantasía. Y el mundo objetivo exterior, de la , es un mundo comportamental de polaridades, de lucha y tensión, y de verdades objetivas, justicia e injusticia, de verdad y falsedad, aunque una persona sana, dice Maslow, es capaz de integrar en su vida el mundo externo y el interno.12 Aunque nuestra vida interna, el significado y el valor, los pensamientos y sentimientos, no pueden ser percibidos directamente por los sentidos, por el ojo físico y sus extensiones, sí puede ser captado por el ojo introspectivo de la razón que los torna tan reales como los objetos del mundo físico. Por medio de la introspección no se accede a un mundo de bits digitales que transitan entre las neuronas

sino al mundo de imágenes, deseos y pensamientos. Además en este mundo mental y lingüístico los símbolos que se utilizan para representar al mundo también intervienen en la creación de ese mundo.13 Mientras las superficies o exteriores pueden ser vistos, los interiores deben ser interpretados. Frente al positivismo y su materialismo científico, Gadamer propuso como modo de conocimiento la hermenéutica, el arte de la comprensión de la opinión del otro, ya que nos encontramos con sujetos humanos a los que hay que interpretar, más que con hechos que se deben explicar. El énfasis en la interpretación se deriva de que el significado es una cuestión holística que no puede reducirse a los meros hechos. El significado es el fruto del sistema lingüístico y de que todos los hechos se hallan siempre inmersos en contextos e intereses culturales. Desde el punto de vista de Habermas, no solo se trata de comprender el mundo sino también de transformarlo desde una hermenéutica que se presenta como crítica de la ideología. Además, la acción comunicativa es dialóguica, se basa en el diálogo, y busca el consenso con el otro, incorporando sus críticas y buscando la comprensión. Este mundo interior individual es el campo de la introspección, el psicoanálisis y la fenomenología, propio de las escuelas de psicología profunda. La técnica psicoanalítica de Freud revelaba los textos ocultos mediante el diálogo lingüístico, y la hermenéutica de la sospecha de Ricoeur trata de encontrar significados más profundos enfrentándose a una resistencia dinámica, porque el reconocimiento implicaría algún tipo de dolor o sorpresa. En este ámbito se aplica la prueba de validez de la verdad subjetiva o veracidad: sinceridad ¿me dice la verdad? e integridad ¿se dice la verdad a sí mismo? Es la prueba de la percepción exacta de nuestro estado interno ¿le creo o no le creo? al que solo puede accederse por medio de la interpretación dialóguica, aunque siempre acompaña una hermenéutica de la sospecha. Mundo interior social El mundo interior social es el interior de lo colectivo y está representado en el cuadrante inferior izquierdo; se refiere a la conciencia colectiva formada por los contextos y significados culturales comunes que nos permiten relacionarnos más adecuadamente. El mundo de la cultura es el mundo intersubjetivo del lenguaje común, del interés por la política o de la afición por el cine. Pertenecen a este mundo interior social: la visión del mundo, los valores, las creencias, los significados y los símbolos compartidos; el mundo de los mitos que guardan una riqueza de información que sirve de guía para las relaciones y de esquema para la acción social; el mundo de la religión que como sistema simbólico crea estados de ánimo y motivaciones; el mundo de las ideas, conocimientos y conceptos que permiten el entendimiento mutuo. Las obras

culturales fueron creadas bajo el influjo de determinadas circunstancias de tiempo y lugar, y con el trasfondo de las necesidades humanas y a la vista del horizonte de los valores. La cultura designa un modo de vida e incluye modalidades de pensamiento, conducta, interacción y comunicación por medio del lenguaje, gestos, pintura, literatura, arquitectura, música, moda, etc. y expresa un sentido, obedece a un propósito concreto, es decir, responde a un motivo y se orienta a una finalidad. El lenguaje es el elemento que constituye esencialmente la realidad social, la institución social básica presupuesta para todas las demás. El lenguaje es el modo en que se comunica y se transmite la totalidad de la cultura y tiene un papel significativo en la configuración del modo en que piensan los individuos. No obstante, además de los intercambios de significados lingüísticos existe una intersubjetividad prelingüística emocional o prerreflexiva, y una intersubjetividad translingüística. La cultura juvenil, la educación, la moda, la identidad, la imagen que el individuo tiene de sí mismo están dominadas por las imágenes de los medios más populares. El modo en que los medios informan, o , se difunde por toda la sociedad y transforma las ideas que se tienen. Desde la perspectiva crítica se considera que .De manera que los medios de comunicación de masas y en particular la televisión son un importante factor de control ideológico ya que influyen en el proceso de socialización tanto como la familia y la escuela. La televisión ha llegado a cambiar el modo de hacer política y nuestra cultura de ocio, y puesto que los códigos mediáticos pueden interiorizarse en forma de representaciones sociales exige un análisis de las imágenes y de la ideología. El mundo de la cultura es el objeto de la antropología cultural y de los estudios culturales que comprende el análisis de la diversidad cultural, la búsqueda de universales culturales y la interpretación del simbolismo basándose en la unidad psíquica de la humanidad y en la diversidad de sus manifestaciones. En este mundo interior social se aplica la prueba de validez de Habermas del criterio intersubjetivo de justicia o de propiedad moral, de la rectitud, de la justicia, del , de la imparcialidad, de la relación de actos de habla normativos con el mundo social, de la adecuación cultural. Se trata de una cuestión de encaje cultural, de la propiedad, justeza o encaje de mis valores y significados con la cultura que ha ayudado a producirlos (¿qué significa para nosotros el agua? ¿es valioso?). El contexto es el entorno de la interacción comunicativa y el conjunto de circunstancias en las que se inserta, y está formado por un conjunto de sistemas simbólicos, estructuras y prácticas. Los significados derivan de su finalidad y de las estructuras formales de las que forman parte, y son generados por las percepciones y

valores que comparte un determinado grupo de individuos y que, como mundo interior, también deben ser interpretados. La hermenéutica hace hincapié en la pluralidad de las interpretaciones de la experiencia humana y pone en tela de juicio la pretensión de cualquier otra filosofía de estar libre de prejuicios. Existe una hermenéutica o interpretación de superficie que a través de una comunicación simpática o una investigación desde la posición del observador-participante trata de articular el trasfondo cultural de las prácticas diarias. No obstante, existe también una hermenéutica profunda, la hermenéutica de la sospecha, por medio de la cual debajo de la superficie de la conciencia de cada día se descubre la libido freudiana, la lucha de clases marxista, la carencia de fundamento de Heidegger, el Ser llevado por la tradición de Gadamer, el poder de Nietsche y así sucesivamente.14 La perspectiva integral Este modelo de cuatro cuadrantes, que Wilber presenta en su perspectiva integral, puede ayudarnos a determinar con más precisión la naturaleza de la interacción entre el individuo, la cultura y el orden social en cada nivel de desarrollo. Por ejemplo, en el nivel de desarrollo de la mente formal o del yo consciente, el neocortex o corteza cerebral (mundo exterior individual) es el requisito absolutamente necesario para el pensamiento abstracto (mundo interior individual), y los individuos capaces de este pensamiento abstracto pueden crear una cultura racional (mundo interior social) que concierne a un orden social dominado por la industrialización, la producción técnica y racional de bienes (mundo exterior social).15 Este modelo de cuatro cuadrantes puede aplicarse a los diferentes ámbitos del , como por ejemplo la empresa, la educación, la medicina, etc. 16

Pensamiento abstracto (conciencia)

Racionalización (cultura)

Corteza cerebral (organismo)

Industrialización (orden social)

En la administración de empresas el mundo externo contemplaría el aspecto técnico de la organización, objetivamente definible y relativamente fácil de controlar y medir. El mundo externo individual, referido al coste, el tiempo y otros recursos

individuales, implica una gestión de los de acuerdo con la teoría X, basada en un control estrecho de la conducta individual y en los incentivos económicos. El mundo externo social de la organización de la empresa implica una gestión de la producción basada en el diseño de los puestos de trabajo de acuerdo con la ingeniería y reingeniería de procesos, con el flujo de materiales y con la calidad. El mundo interno de la administración de empresas contempla la perspectiva y experiencia subjetiva de los trabajadores, lo cual requiere interpretación, hace precisa la comunicación y es más difícilmente definible. El mundo interno individual, se refiere a las competencias individuales, experiencias, fortalezas y debilidades, actitudes y motivación, en el que se aplicaría la teoría Y, el . Es el mundo de las competencias personales de la inteligencia emocional de Goleman, la autoconciencia, la autorregulación y la motivación, que favorece la autonomía y el autocontrol, el trabajo en equipo y la comunicación. El mundo interior social, con la gestión de la cultura corporativa se refiere a la personalidad de la organización, los valores corporativos, las creencias y principios básicos y la motivación de la compañía, que incluye competencias sociales como la empatía y las habilidades sociales. Es precisa la integración de los mundos externos y de los mundos internos, por ejemplo, una gestión de riesgos predominantemente cuantitativa debería incluir elementos de recursos humanos que desde el punto de vista de la inteligencia emocional debería contar con una perspectiva optimista; por otra parte, el optimismo, la motivación, confianza y relaciones en un equipo de proyecto tiene un impacto cualitativo en el rendimiento del equipo. La psicopatología individual también puede considerarse desde el punto de vista de los cuatro cuadrantes. Además de los factores psicológicos correspondientes al cuadrante superior izquierdo, hay factores que contribuyen a la psicopatología desde los otros tres cuadrantes: desde el cuadrante superior derecho del mundo objetivo individual, orgánico y conductual, influye la fisiología del cerebro, el desequilibrio de neurotrasmisores o la dieta pobre; desde el cuadrante inferior derecho del mundo objetivo social, influye el estrés económico, las toxinas ambientales, la opresión social; y desde el cuadrante inferior izquierdo del mundo interior social, o cultural, influyen las patologías culturales, las distorsiones de la comunicación. Por tanto, el tratamiento de la psicopatología deberá responder a la contribución de los cuatro cuadrantes, debiéndose utilizar también la psicofarmacología cuando fuera preciso. Los problemas que acechan al mundo actual, desde la crisis ambiental, la ingeniería biológica, la pobreza, el hambre en el mundo, la emigración, hasta el terrorismo, son de alcance global y sus soluciones exigen también una conciencia global. Una visión global o integral deberá tener en cuenta y asumir la inexcusable

importancia tanto de las realidades de los mundo externos como de los mundos internos, es decir, la realidad de los hechos objetivos y de las interpretaciones subjetivas. Sin embargo, el impulso de la curación planetaria no vendrá actualmente de alentar el encaje en el mundo exterior-social de los hechos, no consistirá en la eficiencia y el ajuste funcional. La curación planetaria vendrá de los mundos internos, de las interpretaciones, de alentar y robustecer la transparencia, la expresividad, la verdad subjetiva, la sinceridad y la integridad, como resultado de la práctica de la introspección y del entendimiento mutuo, y esto depende en primer lugar y sobre todo del crecimiento y transformación interior-individual, del desarrollo de la conciencia, que es el objeto principalmente de la psicología, la filosofía y otras ciencias humanas y sociales.17

1

Guba, E. G. y Lincoln, I. S., 1990.

2

Wilber, K., 2000a.

3

Varela, F. J., Thompson, E. y Rosch, E., 1992. Wilber (1996); Popper (1974) 5 Wilber, K. 2000a. 6 Wilber, K. (2001). 7 Wilber, K., 2001. 8 Wilber, K., 1996. 9 Jung, C. G. (1993b). 10 Wilber, K. (2000a). 11 Marina, J. A. y López, M. (1999). 12 Maslow, A. (1993). 13 Wilber, K. (1991a). 14 Wilber, K., 1996; 2000a. 15 Viser, F. (2004). 16 Wilber, K. (2000b) 17 Wilber, K. (1996; 1991a). 4