Critica a La Modernidad

Critica a la modernidad Introducción. La historia de la época moderna, al menos al nivel de la mente, es la historia de

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Critica a la modernidad Introducción. La historia de la época moderna, al menos al nivel de la mente, es la historia de un desencantamiento continuo. Este tipo de pensamiento puede describirse como una no participación, debido a que insiste en la distinción rígida entre observador y observado. La conciencia científica es una conciencia alineada: sujeto y objeto son siempre vistos como antagónicos. Una época que tiene por norma la depresión es en verdad una época oscura y triste. La gente se reconoce a si misma en sus bienes, se han convertido en lo que poseen. El consumismo es visto paradójicamente como un modo de salida del sistema que lo ha dañado y que secretamente aborrece; es un modo de mantenerse libre de la garra emocional del sistema. La visión científica del mundo es parte integral de la modernidad, de la sociedad masificada. En particular el paradigma científico moderno ha llegado a ser tan difícil de mantener a fines del siglo xx como lo fue sostener el paradigma religioso del xvi. El completo reverso de esta percepción en meros cuatroscientos años, o algo así, ha destruido la continuidad de la experiencia humana y la integridad de la psiquis humana. Al mismo tiempo, casi ha conseguido arruinar por completo el planeta. La única esperanza, al menos así me parece a mí, yace en el reencantamiento del mundo. Si es que vamos a sobrevivir como especie, tendrá que surgir algún tipo de conciencia holística o participativa con su correspondiente formación sociopolítica. Nuestro punto de vista del mundo como el “paradigma cartesiano” Capítulo 1. El nacimiento de la conciencia científica moderna. El trabajo de Galielo ilustra la unión de estas dos herramientas: racionalismo y empirismo. Importando el cómo y no el por qué. EL matrimonio entre la razón y el empirismo, entre las matemáticas y el experimento, expresó este cambio significativo en perspectiva. Mientras el “cómo” se hizo cada vez más importante, “el por qué” se hizo cada vez más irrelevante. En el siglo veinte, como veremos, el “como” se ha convertido se ha convertido en nuestro “por qué”. En el siglo xvii se produjo otro alejamiento crucial con respecto a los griegos: la convicción de que el mundo está ante nosotros para que actuemos sobre él, no únicamente para ser contemplado. El pensamiento griego es estático. La ciencia moderna es dinámica. En el siglo xvi Europa descubrió, o más bien, decidió que el asunto es hacer, y no ser. El marco general de la experimentación científica, la nocion tecnológica de cuestionar a la naturaleza bajo apremio, es el mayor legado de Bacon. Rene Descartes también tomó una posición en contra del Escolasticismo, y la verbosidad filosófica, y sentía que para una veradera filosofía de la naturaleza sólo serviría la certeza.

La esencia del atomismo, sea éste material o filosófico, es que una cosa consiste de la suma de sus partes, ni más ni menos. Lo que hace Descartes es proveer al paradigma tecnológico de Bacon de una fuerte dentadura filosófica. Todos los pasos de Descartes permiten que la manipulación del ambiente ocurra con algún tipo de regularidad lógica. “Aquí adentro” confrontando cosas “allá afuera”. Esta dualidad esquizoide yace en el corazón del paradigma cartesiano. Resumiendo entonces, el racionalismo y el empirismo, los dos polos del conocimiento tan fuertemente representados por Descartes y Bacon respectivamente, pueden considerarse complementarios en lugar de irrevocablemente conflictivos.