Cristian Llevenes.

Discusión desde la psicología social. Concepto de psicología social. Martin Baró ya nos señala una critica al orden prag

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Discusión desde la psicología social. Concepto de psicología social. Martin Baró ya nos señala una critica al orden pragmático que la psicología social adopto en su segundo periodo: ignoró una definición concreta que guiara la practica del psicólogo social, y a partir de ello se concentro en la mera practica, sin con esto se lograra establecer que es lo que buscaba realmente la psicología social. Por lo tanto antes de enfocarnos en el análisis abocado a lo práctico, a la marcha en si, trataremos de establecer un concepto de psicología social, y a partir de ésta poder introducirnos en el análisis cualitativo de la marcha por la diversidad. En primer lugar, adoptando una perspectiva de origen y un principio epistemológico, debemos considerar al hombre como parte de una sociedad, la cual lo modifica en diversas medidas. Por ello, la psicología social debe nacer con el presupuesto de analizar al sujeto enmarcado en el medio social, y a través de este vínculo establecer todo el conocimiento posible remitente a este vínculo. A saber, la primera definición que podemos establecer a la psicología social será que es una ciencia que busca “atender la acción de individuos o grupos en cuanto referida o influida por otros individuos o grupos” (Baró 1988). Bajo esta perspectiva debemos analizar 2 inconvenientes que tienen relación directa con la orientación de la psicología social: que se dirija a uno de los 2 polos constituyentes de tal asociación. Si en primer termino la sicología social tiende a extremar su perspectiva psicológica, corre el riesgo se ignorar la condición especifica del agente social, en cuanto instituido en un recorte histórico, y por lo tanto influido por la historia y el medio social en donde se constituye como sujeto; en ultimo termino esto establece una “descontextualización y atemporalización, que encubre el juego de las fuerzas sociales en un momento histórico en específico” (Baró 1988). En sentido contrario, si adopta una perspectiva que ahonde en lo sociológico, relevara el rol del sujeto como constructor social, y antepondrá la estructura social como regente incuestionable de la constitución histórica. Por tanto creemos que la perspectiva “dialéctica” que Martin Baró sugiere en el tratamiento de la psicología social es la adecuada para circunscribir conceptualmente a ésta, y con esto anular los riesgos posibles de caer en extremos: “el método dialectico…asume que el objeto se constituye como una mutua negación de polos”…esto “quiere decir que al estudiar los problemas se parte del presupuesto de que persona y sociedad no simplemente interactúan como algo constituido, sino que se constituyen mutuamente y, por consiguiente, que negándose uno y otro, se afirman como tales”. En este sentido, hay que precisar que el individuo, como ente que interpreta la realidad, no es un objeto inamovible, mas bien actúa como agente activo en la construcción de la realidad, y por lo tanto, como posible modificante de la estructura social en la que se encuentra, por cuanto a que la sociedad es “producto de un proceso humano, y por consiguiente, susceptible de transformación y cambio” (Berger y Luckmann 2001).

Resumiendo lo anteriormente dicho, la psicología social debiera enfocarse en estudiar las relaciones interpersonales establecidas entre diversas personas y grupos, pero teniendo presente que la acción social se ejecuta en un espacio sociohistórico, y por ende esta acción va a tener diversas significancias de acuerdo a la ideología presente, así como por la persona quien ejecute dicha acción. En último termino, y remitiéndonos a los objetivos propuestos por Martin Baró en su libro “Acción e Ideología”, la psicología social mas que entender, predecir y controlar la acción social, ésta debe posibilitar la libertad del individuo, por cuanto a que este debe otorgársele la facultad de conocer los diversos determinantes ideológicos enmarcados en la acción social, y de esta manera libremente aceptarlos o rechazarlos. Un acercamiento al concepto de masa. Un segundo punto a abordar en lo genérico, es el concepto de masa. En primer lugar es necesario entender que la masa como tal, constituida por diversos individuos, atravesados por significados similares, no se acomoda a explicaciones racionales; es decir, sus actos, sus diversos vericuetos, la desenvoltura y asociación no remiten a cánones generalmente explicativos en lo racional. No es nuestra intención abordar la discusión ampliamente desarrollada en la cual se contraponen lo racional y lo afectivo, sino mas bien demarcar y acotar mayormente esta definición para hacérnoslas mas asequible desde una perspectiva de análisis. Pues bien, si la masa no actúa de acuerdo a una concepción racional ¿a que se remite? Hay que entender que la masa, no se corresponde a un concepto global de sociedad, por lo tanto esta no presenta, en mayor medida, los rasgos que caracterizan a una sociedad en particular. Por otro lado, la masa hay que entenderla como una asociación de individuos, los cuales en conjunto le dan su estatus de categoría, y en conjunto confluyen en su organización. Una masa, como ente independiente se recorta a un espacio en particular, pero aun así ésta está unificada en gran medida por cierta ideología, ciertas imágenes y slogans que le van dando unificación, “no se está ante el fenómeno de muchos individuos juntos, sino ante un solo ser, de carácter colectivo” (Fernández 1994) Pero, y contestando a la pregunta anteriormente planteada la masa no se condiciona a una perspectiva racional. En primer lugar no existe un líder que condicione directamente el actuar de los individuos; si bien puede existir una idea en común, esta es interpretada de diversas formas por los diversos individuos. Una masa, en específico una marcha, aparece espontáneamente (existe convocatoria masificada por diversos medios, pero está al juicio de cada individuo asistir), es de forma característica supraindividual por cuanto a que “se entiende de suyo que la masa es irreductible a unidades menores para su comprensión” (Fernández 1994), este agente supraindividual es de por si irruptor e irracional, y su existencia se define mayormente como la ausencia de pensamientos, se un ente que articule determinantemente a la masa, mas bien se articulan afectivamente, sentimentalmente, y por ende, surge la carencia de coherencia espacio temporal. Poniendo la mirada en la marcha por la igualdad, podemos evidenciar por un lado, sujetos representantes de la coacción racional legal (carabineros) en términos weberianos, los

cuales desde una perspectiva pasiva vigilan la marcha. Pero aun así estos no tienen injerencia, sólo participan como observadores. Al final de la hora propuesta para su término, la marcha en vez de respetar lo acotado, deviene en una algarabía final, que guarda tintes de carnaval. La masa no permea por medio de los carabineros de cierta racionalidad moderada, mas bien extienden y extreman los términos afectivos, e imponen la posibilidad de expresarse en un jolgorio final, extendiendo la hora de termino de la marcha. Otro hecho que podemos rescatar, guarda relación con la quema de un closet en el intermedio de la marcha. Todo atisbo de simbología ideológica que pueda representar dicha acción, es aplacada por una serie de personas que acuden a tal acto social para impugnarlo. Más allá de esa interpretación, podemos evidenciar un acto que se realiza, y que su validación sólo puede darse en el contexto de una congregación de masas, puesto que en lo cotidiano su perspectiva puede ser invalidada dentro de los márgenes de lo racional, y más aun, su significación obviada. En último termino, a través de la significación especial que se da a lo afectivo, aparecen símbolos y actos que adquieren relevancia en el contexto de la marcha, que de otra forma serían inaplicables: buses enfiestados, consignas y gritos, disfraces multicolores, etc. Sólo en la marcha pueden existir e interpretarse, e influir directamente en quienes los cometen y en quienes funcionan como receptores. Interpretación mediante el dialogo. i)

Imágenes: mediante el dialogo, la conversación se interpreta e interpela la realidad. Pero hay que entender que no tan sólo a través del lenguaje o las palabras el sujeto significa el medio en el que este se sitúa. Las imágenes, las visiones, los gestos, de igual forma nos ayudan y nos guían en la interiorización de lo social. Las imágenes, que son al mismo tiempo símbolos, representan una parte de la realidad, y como ultimo fin tienen objeto de interpelar a un receptor, grupal o individual. Esta interpelación es necesaria, cuanto a que la significación se ejecuta fuera del ente emisor, en el espacio colectivo, por ello para que se concrete la significación debe codificar dicho símbolo un receptor, por cuanto a que si dicha interpelación no tiene respuesta, funcionaria tal como si no hubiera existido. A través de la ocupación de las calles, buses y personas a pie, buscan a través de bailes, disfraces, maromas, gestos, expresar una identidad, buscan establecerse como sujetos. Buscan a través de una imagen, que es anterior a la concepción de un lenguaje, instaurarse y constituirse en un contexto en particular. Debe sin embargo, entenderse que estos símbolos, con la consiguiente interpretación no tendrían validez si es que no hubiera un sujeto, en ultimo termino una relación entre dos sujetos. Es solo en la relación de estos dos actores es que la significación surge como debelador de una postura en específico. Ejemplificándolo, podemos observar varios bailarines, semidesnudos bailando en buses al ritmo de música de ocasión. La instauración y ejecución de tal acto

de libertad, buscando significar la aceptación de una postura, de una diversidad que existe en la actualidad en Chile, busca un destinatario, tanto grupal, como individual. Debemos rescatar, que si el grupo no reinterpretara de correcta forma esta manifestación, si no ocurre un contacto, una relación, este acto no tendría la validez señalada ya que “un objeto social es el que adquiere significado, y un significado es un objeto que vale para dos experiencias, que es el mismo objeto para más de uno…todo objeto es social o no es significado”(Fernández 1994) . Es sólo en la mediación en que se significa. Funciona del mismo modo en los disfraces grandilocuentes de varias personas, en los cuales también buscaban a través de la interpelación, pero también a través de la interiorización del receptor, constituirse como sujetos constituyentes válidamente de la sociedad en las que están insertos. i)

Conversación: como ultimo reducto de la significación social, la conversación versa en un aspecto fundamental, ya que a través de este, con mas fuerza que otros, interpretamos la sociedad; a través de la conversación con el otro entendemos e interiorizamos de manera mas gradual, pero al mismo tiempo mas fuerte la realidad social. Un ejemplo que podemos añadir, en el marco de una explicación cualitativa, es la propia percepción en el momento de interactuar a través de la palabra con los participantes de la marcha. Las Teorías Subjetivas ya se instauran como “poderosos modelos explicativos e interpretativos de la realidad, que ejercen una notable influencia sobre las acciones concretas de la realidad (Gómez y Haz 2008). A través de este concepto podemos tensionar ciertos aspectos. En primer lugar cada uno de nosotros llega a la marcha con ciertas concepciones, con ciertas ideas, que como asevera Baró, están enmarcadas en una ideología imperante que sobrepone sus intereses. En mayor o menor medida, cada uno de nosotros se ve influenciado por estas ideas. Las Teorías Subjetivas nos aseguran un modo de representar la realidad, pero al momento de ponerse en práctica en una instancia no común como lo es una marcha ¿Qué es lo que ocurre? Básicamente uno cuando ejecuta diálogos o conversaciones con otros sujetos, ocurre una resignificación, una redifinición del como entendemos la realidad. Por medio de la interacción en el lenguaje, nuestros conceptos tienden a desestabilizarse, logramos reorganizarnos, y por medio de esto, llegamos a comprender y actuar de distinta forma la realidad que nos sitúa. A través de la marcha por la igualdad, la diversidad sexual en un ejemplo, se puede extender a un mayor ámbito de concepciones, a un mayor ámbito de manifestaciones, de las que no recibíamos noticias, y que sólo ahora nos percatamos. Y en mayor medida, esto ocurre cuando interaccionamos por medio del lenguaje, cuando nos comunicamos con la masa circundante, ya que “cuando hablamos, no sólo le hablamos al de enfrente, sino que también se lo esta diciendo a sí mismo…lo que implica que la colectividad, a la que se suponía que uno le hablaba hacia afuera, también se encuentra dentro de sí mismo” (Fernández 1994). De esta forma adquiere mayor importancia el aspecto lingüístico, ya que

en esta experiencia al mismo tiempo nos observamos y observamos al receptor, no así en la comunicación mediante imágenes. Otro aspecto relevante, es analizar a aquellas personas que no siendo homosexuales, de igual forma asisten a la marcha: familias, personas solas, estudiantes, etc. Además surge la importancia en cuanto ha como mediante la conversación, la marcha rectifica o arraiga aun más ciertas concepciones. Como dijimos anteriormente, las personas tienen preformadas ciertas concepciones que ayudan a entender el medio social, y a como actuar en el, mas debemos verificar como actúan estas en una congregación espontanea, y como pueden variar y cambiar mediante la conversación. Cabe señalar que al identificar un sector que se manifestaba de forma espontánea, sin un componente político preponderante, y otro que asumía un rol político en su manifestación, la conversación, y con quien se lleve a cabo va influir distintamente en los sujetos. Sin embargo, la mayoría de las veces y aun entendiendo que se esta en una manifestación que busca expresar cierta opinión, esta conversación se va a llevar a cabo mediante un dialogo inconsciente, casi trivial, pero en el cual de igual forma va a traslucir su posición en especifico, porque “es a través de las conversaciones que se suscitan en la sociedad como se van construyendo las opiniones, que son las obras y en rigor los contenidos de los públicos” (Fernández). Sin lugar a dudas, en diverso orden, la opinión que construya el público al cual se le puede catalogar como participante pasivo de la marcha, será reformulada. Por cuanto a que la conversación es la que forja la opinión, y no otros medios, sean masivos, lideres de opinión, etc., en el sentido en que esta información se reinterpreta en la conversación. Pero la opinión que surge será distinta si esta se construye conversando con un travesti sin intensiones políticas, el cual le hablara de la inclusión y diversidad desde un plano mas personal y subjetivo, como posibilitador de nuevas oportunidades para personas de su misma posición. O si se construye conversando con homosexuales pertenecientes a ciertos colectivos o partidos políticos, el cual le hablara mediante términos prefigurados en un ideario político, que si bien no busca en el su adherencia, si conserva sesgos ideológicos. En último termino, un concepto que Martin Baró desarrolla con gran detalle, es la acción social intervenida por la ideología imperante. Esta ideología busca, transparentando al grupo dominante y sus intereses, imponer ciertas ideas que sirvan de sustento a un sector de la sociedad. Las acciones que observamos en esta marcha, se corresponden en afirmar una condición que es real, pero que un sector conservador de la sociedad chilena ha intentado velar. Esto trae en consecuencia una serie de dificultades precisamente en la integración de los homosexuales en la estructura social: se incurre en discriminación en diversos frentes, ya sean laborales, en aspectos legales etc., además de suscitarse actos de violencia que logran validación en una tradición secularmente cerrada. Cuando ocurren actos de violencia como lo evidenciado con Daniel Samudio se abre una brecha de discusión, la cual dura en la espuma de la contingencia, pero que no ayuda a

resquebrajar la ideología construida en lustros de indiferencia. En las acciones i, pero que resquebrajar la ideología imperante, y construida en lustros de indiferencia. Las acciones suscitadas la marcha por la igualdad se aúnan en un frente en común como lo es la masa transparentada en la marcha por la igualdad, para ejercer un halo de libertad, en el cual diversos actores sociales buscan constituirse como agentes sociales, y con esto presuponiendo los mismos derechos y deberes que les competen al ciudadano en común. En ultima instancia, mediante las acciones de este grupo, se busca desencajar un ideario anquilosado en la sociedad chilena, y establecer uno nuevo que integre a todo aquel perteneciente a esta, y anule en gran medida una historia basada en discriminaciones y exclusión.