Crisis Ambiental Como Crisis Civilizatoria

CRISIS AMBIENTAL COMO CRISIS CIVILIZATORIA Presentado por: Cristian Camilo Cerón (311015) Presentado a: Ana Patricia No

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CRISIS AMBIENTAL COMO CRISIS CIVILIZATORIA

Presentado por: Cristian Camilo Cerón (311015) Presentado a: Ana Patricia Noguera de Echeverri

Tema: Cuarto Entramado: Crisis Ambiental como Crisis Civilizatoria Asignatura: Pensamiento Ambiental

Manizales, Caldas Enero 18 de 2012 Universidad Nacional De Colombia Sede Manizales

“No Hay Cultura Sin Naturaleza y No Hay Naturaleza sin haber Pasado por una Cultura”

El hombre contemporáneo está sintiendo la crisis ambiental en todos los rincones de la vida cotidiana. El agua escasea. La basura se acumula. Cada vez es más remota la posibilidad de encontrar una playa o un río limpios. Sin embargo, el problema ambiental no es sólo una crisis del hombre moderno. Durante el paleolítico, cuando era cazador, el hombre inventó armas cada vez más potentes y acorralaba con fuego a sus presas. En seiscientos millones de años que llevaba la vida, no se había visto un espectáculo igual. Visto en retrospectiva, el hombre paleolítico nos parece un estúpido primitivo. Sin embargo, era un innovador asombroso. Con él empezaron los problemas ambientales. Sin embargo si analizamos de una manera mas detenida sin tener en cuenta la historia por un momento, encontramos un pensamiento pobre e iluso al imaginar que la crisis ambiental es solo escases de recursos naturales, si bien nos hemos dado cuenta de que esta problemática va más allá de un agotamiento ecológico. Dominio, conquista y explotación son la concepción de hoy en día sobre naturaleza, hemos dejado de considerar algo tan preciado y que tiene vida para mirarlo con ojos de ganancia, sin lugar a duda todo lugar que el ser humano habita afecta la naturaleza. El crecimiento de las ciudades se ha tomado justamente como un signo de modernización. América Latina y en particular Colombia, han invertido las proporciones entre población rural y urbana en menos de cincuenta años. Sin embargo, el crecimiento de las ciudades en los países pobres y la falta de solución a sus problemas ambientales pueden significar en el futuro, si no está significando ya, un punto de estrangulamiento del desarrollo moderno y un deterioro paulatino de la calidad de vida. Por otra parte, la población sigue creciendo en forma desequilibrada. Mientras los países industrializados mantienen estable el número de habitantes o incluso tienen tasas negativas de crecimiento, a costa de un envejecimiento de su población, los países del tercer mundo siguen creciendo a tasas por encima de su capacidad y posibilidad para mejorar la calidad de vida de las mayorías.

Sin titubeo alguno ha aumentado la importancia de lo ambiental a nivel político,

social, y en los medios de comunicación. Hoy hay muchos más ciudadanos sensibilizados, pero no suficientemente capacitados. Ha faltado un esfuerzo de formación profesional para profundizar en lo que es el medio ambiente y en lo que significa la crisis ambiental, debido, en buena parte, a que la universidad no ha respondido al reto ambiental, está muy atrasada en la comprensión y en el análisis de lo ambiental. Se requiere que la universidad y el sistema educativo asuman el compromiso de la formación ambiental en el país. La agradable facilidad de la vida moderna se está pagando cara. La tecnología ha ahorrado esfuerzo humano, pero en ocasiones puede resultar nefasta para el equilibrio de la vida e incluso para el bienestar del hombre. Los aerosoles evitan el pequeño esfuerzo de accionar una bomba manual para dispersar los insecticidas caseros, pero están debilitando la capa de ozono, ese escudo atmosférico que defiende la vida de los rayos ultravioletas. El cáncer de piel hoy es una amenaza real.

El problema del medio ambiente no es sólo tecnológico sino social y simbólico; por lo tanto, se necesita estudiar cómo influye una determinada forma de organización social en el medio ambiente, y también, cómo afecta la concepción ideológica nuestro comportamiento ambiental. Muchos de los problemas que tenemos no son de tipo tecnológico, sino de carácter ideológico. El desprecio hacia la naturaleza, una visión platónica sobre una naturaleza corruptible que vale la pena conservar, que ha caminado en occidente y los problemas de organización social que son definitivos para entender la problemática ambiental, Trata de dar elementos a los profesores para comprender lo tecnológico, la organización social, política y económica, y la repercusión simbólica en los problemas del medio ambiente. Sólo de esa manera podremos contribuir a la defensa de la naturaleza y a generar estilos de vida más aptos para la conservación de la vida y el bienestar humano.

La presión sobre los recursos naturales también se ejerce en forma desigual. Los sistemas boscosos y agrícolas mantienen un cierto equilibrio en los países de la zona templada, en cambio, los ritmos de deforestación en los países tropicales constituye uno de los principales problemas ambientales modernos. Como contraprestación, los países industrializados se han venido sumergiendo en un vaho espeso de contaminación. Sus bosques se están muriendo no descuajados por el hacha del colono, sino enfermos por el efecto de la lluvia ácida. Igualmente, las ciudades están

siendo sepultadas por la basura. Tampoco hay dónde depositar los residuos peligrosos. Pero el deterioro ambiental no sólo se está provocando a la selva y a los ecosistemas: el impacto de los efectos del desarrollo y el estilo de vida de la sociedad actual, se siente también en los centros urbanos, donde el aire y el ruido afectan la calidad de vida. La contaminación está alcanzando los peores niveles de la historia. Las medidas de pico y placa y el uso de combustibles menos contaminantes adoptadas por algunas ciudades no son suficientes, si no hay una conciencia sobre los graves problemas generados por nuestro actual estilo de vida. El cuidado del medio ambiente es responsabilidad de todos: del Gobierno y de los ciudadanos.

En la actualidad es muy común escuchar, leer en diarios, literatura científica o no acerca de la problemática ambiental que genera la producción de residuos sólidos en el planeta, especialmente los materiales no biodegradables. Minimizar el volumen y peso de los residuos es el primer paso para resolver el problema global de los mismos. Uno de los principales residuos sólidos de gran interés por ambientalistas, productores, consumidores, etc., es el plástico. Se han desarrollado estrategias para su manejo y en procura de mejorar el “problema”. Pero básicamente todos llegamos a la conclusión que somos los consumidores los q realmente podemos y debemos ponernos la camiseta para solucionarlo. Imagínese usted un suelo cubierto totalmente por plásticos, este perdería por completo su función ambiental, sus propiedades y todos los servicios que presta a la humanidad. Pensando en esto se desarrolla esta práctica, para analizar nuestro comportamiento frente al uso y generación de residuos sólidos plásticos y nuestra percepción sobre su impacto. Otra fuente de conciencia Ambiental esta dada gracias a la vegetación que se encuentra en la naturaleza, que se ha adaptado al medio desarrollando mecanismos para obtener el agua, que es muy abundante en estos sitios. Las aguas que son recolectadas por estas especies vegetales y no son utilizadas por estas van hacia el suelo en donde se almacenan y dan origen a quebradas y ríos, las cuales son utilizadas para: abastecer los acueductos. Estos lugares son muy sagrados y hermosos pero su tiempo de existencia es muy corto si las personas siguen con su ceguera y avaricia de tener más y más,

irrespetando las normas ambientales, se sabe que las personas que habitan estos lugares necesitan de un sustento para su familia pero deben tener presente que si no respetan las normas ambientales los perjudicados son todos ya que puede traer como consecuencias: que el agua de las lluvias no se filtra creando crecientes e inundaciones, llevándose la tierra fértil y el agua para uso de las personas; debido a estas consecuencias la población rural decide emigrar hacia los grandes centros urbanos donde no pueden vivir de una forma digna, aumentando los niveles de violencia, desempleo, pobreza, hambre, y muerte. Todas las personas deben tener presente que la solución ante esta problemática no es la guerra, como lo hacen muchos gobernantes, sino dar una buena educación ambiental, enseñando a la población rural practicas agrícolas eficientes, dando una educación de buena calidad, ayudar a las personas de bajos recursos con créditos que sean asequibles. Ya desde el punto de vista agrícola las personas que viven a los alrededores de los paramos deben tener una buena educación ambiental, respetando las normas ambientales, haciendo practicas como la utilización de barreras vivas a los alrededores de las fincas, un pastoreo controlado, labranza mínima y sin arado, pero todas estas cosas para los pobladores rurales no son muy benéficas económicamente, para eso el gobierno debe tener una buena participación haciendo de estos pobladores protectores de la naturaleza y comprar los predios o negociar con los pobladores para que estos utilicen estos predios para reserva forestal. Se han mencionado sólo algunos de los efectos del desarrollo y del estilo de vida moderno, pero hay muchos más. Podría citarse el envenenamiento de las fuentes de agua, el deterioro de los suelos agrícolas y los procesos de erosión que sepultan la tierra fértil en los fondos marinos. La crisis ambiental no responde, por tanto, a una falsa alarma. Es algo que está presente en la vida diaria y que quema la piel. Sin embargo, la ciencia no ha logrado todavía explicar con claridad los hechos. Se ha intentado dar explicaciones, la mayoría de ellas parciales. Muchas explican sólo porciones estrechas de la realidad.

La solución debe ir más a las raíces culturales, y a cambiar nuestro modo de ver el mundo y nuestra relación con él. Así lo han recordado la ética feminista y la ética ecológica. Somos capaces de entender que “la naturaleza y nuestro mundo tienen sus pretensiones sobre nosotros”, como nos recuerda un sector del movimiento feminista, que considera esa actitud de dominio de la naturaleza como

típicamente “masculino” y propio de una sociedad “patriarcal”. Deberíamos pues centrar la inquietud ética no sólo en la racionalidad universalista, sino en la situación concreta de las personas, en el ser hombre y ser mujer, y pasar de una ética universalista de la autonomía, a una que tenga muy en cuenta la justicia y el cuidado. Frente al “dominio” masculino del mundo, se alza el “cuidado” femenino de lo que tenemos y somos, y frente a la explotación rápida de los recursos y de la propia vida, está la preocupación por el futuro y la previsión del cuidado. Es verdad que las comunidades, sociedades y ecosistemas, tienen un gran valor, tanto desde el punto de vista instrumental, el hombre necesita de la sociedad y el ecosistema para vivir como en sí mismos, y esto ha sido un aporte de estas corrientes ecológicas. Pero de ahí no se desprenden necesariamente posiciones que tienden al autoritarismo o colectivismo, por encima del individuo. Es cierto que también estamos formados por “relaciones ecosistemáticas”, pero no somos sólo individuos que forman parte de un todo. Y existen diferencias de grado en cuanto al valor de los seres naturales, y en especial del ser humano. Pretender que sea la ecología la base única que fundamente la ética sería volver a la falacia naturalista, y pasar del “ser ecológico” de la especie humana y no humanas al “deber ser” de la especie humana. La solución ética sería intermedia. Debemos encontrar la armonía entre la razón instrumental y la “razón ecológica”, dentro de un medio-ambientalismo “no romántico”, alejado de los radicalismos. Debemos definir cuál es el papel de la razón instrumental, de acuerdo a las exigencias de la racionalidad moderna, y hasta dónde debe llegar en nuestras vidas, pero sin perder de vista la razón ética práctica, que nos indica nuestros derechos y deberes para con nosotros mismos, y con los demás, en un sentido amplio que incluye también a la propia naturaleza. No estamos aprisionados en una “jaula de hierro” de la razón científico-técnica de modo que sea inevitable el desastre ecológico. Taylor, por ejemplo, nos remite a introducirnos en la cultura particular dotada de sentido, de “horizontes de sentido”, para conseguir afrontar esta crisis universal. Pero frente al desafío de esta crisis ecológica universal pensamos que es necesario ir más allá y que se necesita una respuesta también universal. La crisis ecológica reta a toda la humanidad, y la solución debe buscarse también a nivel global, no individual o estatal. “El problema de una organización efectiva de la responsabilidad solidaria de los seres humanos en la era de la ciencia, en última instancia, no puede ser solucionada en el marco de los particulares Estados

con constitución democrática. Ya desde hace tiempo, además de ello, es perentoriamente necesaria una cooperación en el ámbito internacional.

Esto se pone de manifiesto, por ejemplo, con respecto a los problemas de la denominada “crisis ecológica”, esencialmente surgidos por las consecuencias de la civilización científico-técnica. Se trata aquí de los problemas, estrechamente ligados entre sí, de la amenaza de la eco y biosfera humana en su conjunto por la superpoblación, el agotamiento de materias primas y reservas energéticas, la contaminación del aire y del agua, la destrucción de los bosques, la alteración del clima, etc. Con ello dependen conjuntamente a su vez los problemas de una distribución justa de los recursos con criterio planetario: así, por ejemplo, la lucha contra el hambre y la pobreza en el tercer Mundo”

Es necesaria una ética política para la organización a escala mundial de esa responsabilidad solidaria en esta era de la ciencia, que nos lleve a unas relaciones internacionales basadas en la solución pacífica de los conflictos, sin violencia.

También está muy presente la crisis ecológica en las propuestas de una ética mundial que plantea la necesidad de superar las morales propias de cada civilización, cultura y religión, como la realizada por Hans Küng: entre los principios fundamentales que propone, está muy en primer lugar el que “todos somos responsables en la búsqueda de un orden mundial mejor; resulta imprescindible un compromiso con los derechos humanos, con la libertad, la justicia, la paz y la conservación de la Tierra”, de modo que el asombro ante la creación de Dios nos lleve al respeto a toda vida.

Tanto desde la ética dialógica como desde el personalismo se llega a la misma conclusión: la necesidad de unas pautas éticas universales, y unos derechos y deberes asimismo universales, que deben incluir a las futuras generaciones, y la conservación y promoción del bien-valor medioambiental. Existe una doble posibilidad de abordar los aspectos de la crisis ambiental y la ecología desde la bioética. Una es abordar el problema con propuestas globales, desde la bioética global, con una ética ecológica, por un lado; y por otro, ayudar a resolver los problemas de salud planteados por la crisis ecológica desde una adecuada antropología y ética de la salud. El medio ambiente interactúa con la situación de

salud, e influye en el deber de atención en salud y en el planteamiento ético de la salud pública e institucional. Las dos vías son importantes. Desde la ética dialógica se pueden fundamentar esas propuestas normativas globales, y desde el personalismo y comunitarismo se puede profundizar en la necesidad de una antropología y ética de la salud, y ayudar a la sostenibilidad ecológica del progreso. Para abordar este desafío es necesario hacer plausibles algunas reflexiones, que sin bien no son estrictamente innovadoras, hacen una provocación y un llamado a asumir con responsabilidad lo que implica el quehacer del pensamiento complejo frente a la crisis ambiental. Propender por una aproximación de la realidad significa que es necesario reconocer que tanto los sistemas físicos y biológicos, como los sociales y culturales, están inmersos en un todo como una red de relaciones interdependientes y que, por tanto, están en constante interacción y retroalimentación. Esto cobra vital importancia para comprender que la búsqueda de alternativas para superar la crisis ambiental, requiere de las diferentes disciplinas y por sobre todo de un diálogo interdisciplinario, el cual debe comenzar por utilizar un lenguaje apropiado que permita reflexionar sobre sus conocimientos, sin el autoritarismo y la arrogancia que imponen las ciencias duras y que tienden a simplificar la realidad. Hay que admitir que el “cambio de piel” (Ángel, 1995) para superar la crisis ambiental no es una tarea fácil, reconociendo que el pensamiento bajo el cual fue formado se inclina más por la simplicidad que por el pensamiento complejo. Por ello, estas reflexiones son un llamado para que desde la academia, además de contribuir con el acerbo investigativo, se propongan alternativas viables que puedan aplicarse en contextos concretos, regionales y nacionales, aportando para que esta crisis pueda pasar del “peligro” a la “oportunidad”.

Bibliografía  ANGEL, Augusto. 1995. La fragilidad ambiental de la cultura. Bogotá: Instituto de Estudios Ambientales IDEA. Universidad Nacional de Colombia.  WILCHES-CHAUX, Gustavo. 1989. Desastres, ecologismo y formación profesional: herramientas para la crisis. Popayán: Servicio Nacional de Aprendizaje SENA.  CARRIZOSA, Julio. 2003. Colombia, de lo imaginario a lo complejo. Bogotá: Instituto de Investigaciones Ambientales IDEA, Universidad Nacional de Colombia.  ANGEL, Augusto. 1996. El Reto de la Vida. Bogotá: Ecofondo.