Conocete A Ti Mismo

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Conócete a ti mismo S. Enrique Cupello

Colección Psicología,Psiquiatría y Psicoanálisis

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Dirección General: Marcelo Perazolo Dirección de Contenidos: Ivana Basset Diseño de cubierta: Daniela Ferrán Diagramación de interiores: Javier Furlani

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento informático, la transmisión de cualquier forma o de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso previo escrito de los titulares del Copyright. Primera edición en español en versión digital © LibrosEnRed, 2009 Una marca registrada de Amertown International S.A. Para encargar más copias de este libro o conocer otros libros de esta colección visite www.librosenred.com

Índice

Agradecimiento

7

Glosario

8

Introducción

11

Capítulo 1 - El Sí Mismo

13

Capítulo 2 - La influencia del ego y la imagen idealizada

16

Capítulo 3 - Tendencias neuróticas

19

Capítulo 4 - El miedo y la ira

31

Capítulo 5 - El sufrimiento

36

Capítulo 6 - El amor

40

Capítulo 7 - La falta de comprensión

42

Capítulo 8 - Antes de la meditación: tranquilidad

44

Capítulo 9 - La meditación

47

Capítulo 10 - ¿Sobre qué meditar para conocernos a nosotros mismos?

49

Capítulo 11 - Conócete a ti mismo

52

Capítulo 12 - El camino espiritual

57

Capítulo 13 - Cómo tener acceso al Sí Mismo

60

Capítulo 14 - La lucha

63

Capítulo 15 - La conquista del Sí Mismo

66

Capítulo 16 - El Sí Mismo y la personalidad

69

Capítulo 17 - Cómo conducir la vida a través del Sí Mismo

71

Bibliografía

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Acerca del autor

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Editorial LibrosEnRed

78

Para los que desean alcanzar la paz interior, en beneficio de su bienestar emocional.

Agradecimiento

Doy las más expresivas gracias a mi hijo, Francisco Cupello Osorio, que se ocupó esmeradamente de la transcripción y revisión de este estudio.

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Glosario

Acto fallido: Según Freud, aquel que irrumpe o interfiere en una situación cualquiera, aparentemente sin relación con esta, ya que tiene una significación inconsistente con la misma. Alma: Es el ser puro que se halla en lo más profundo de nosotros mismos. Tenemos que encontrarlo junto con el adulto irritable, egoísta y agresivo. Causa y efecto: Principio o ley fundamental de todo lo que sucede en el mundo físico y material, de igual modo en la esfera espiritual y moral. Cada causa produce necesaria y exactamente su correspondiente efecto. Conciencia: Código moral severo que constituye un aspecto prohibitivo de las gratificaciones instintivas. Conflicto: Emoción dolorosa debida al choque de impulsos opuestos. Culpa, culpabilidad: Sentimiento penoso o de temor que surge en un individuo como consecuencia de pensar o hacer actos prohibidos. Cuatro nobles verdades: Palabras que expuso Buda en el sermón de Benares: 1. El sufrimiento, 2. La aceptación del sufrimiento, 3. La cesación del sufrimiento, y 4. El camino para lograrlo. Deseo: Ansia incontrolable de disfrutar de la vida o de poseer cosas. Dualismo: Es razonar sin el dominio de los opuestos, amor/odio, bueno/ malo, cuando en realidad todo es circunstancial. 8 LibrosEnRed

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El ego: Es el falso yo, es ficticio, aparente e ilusorio. Corresponde al “Yo instinto” occidental. Hay que diferenciarlo del Yo verdadero, el original según Buda. Egoísmo: Causa de todos los males del ser humano. El inconsciente: Es el dinamismo psíquico a cuyo conocimiento no tiene acceso el yo consciente. Según Freud, el inconsciente se reduce originariamente a los instintos de las especies. El inconsciente espiritual: Corresponde al inconsciente colectivo de Jung o, según Jasper y otros autores, al inconsciente espiritual individual, y se refiere al camino de Dios y a todo lo espiritual. El Sí Mismo: Es la integración de las partes positivas de la infancia integrándolas con las también positivas del adulto. Instinto: Fuerza que para Freud explica el funcionamiento del psiquismo. Es de carácter innato y determina la conducta. Puede ser: de vida (Eros) o de muerte (Tánatos). Introyección: Incorporación, como propios, de elementos del medio o de la personalidad ajena, de modo de responder a los estímulos como si fueran internos. Mundo interno: Resultante de las fantasías inconscientes. Los objetos de este mundo se hallan en interrelación dinámica entre sí y con el Yo. Partes perdidas de la infancia: Son la espontaneidad, la alegría, la sonrisa, la sinceridad, la falta de hipocresía, la aceptación de lo que nos sucede, el asombro por las pequeñas cosas y la benevolencia. Percepción: Aceptación o acto de darse cuenta de la verdad de una afirmación. 9 LibrosEnRed

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Personalidad: Sistema estructural de los aspectos individuales, de tipo afectivo, volitivo y orgánico que diferencia a un sujeto de los demás. Proyección: Tendencia a la adscripción al mundo externo de aspectos de la personalidad a los que se reconocen como propios y que entonces se vivencian como un atributo externo. Realidad: Todas las cosas que nos rodean no son sino proyecciones de nuestros pensamientos. Acostumbramos ver la realidad de acuerdo con nuestra imaginación y según cada circunstancia. Represión: Proceso mental mediante el cual se destierran a los inconscientes ciertas persecuciones e ideas que hieren la consciencia sin poder quietar por ellos su fuerza dinámica.

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Introducción

Para podernos entender a nosotros mismos es indispensable reconocer que, además de nuestro cuerpo físico, debe existir algo más que desconocemos y que todo lo dirige: un ser superior, el alma, un espíritu o como lo queramos llamar. De otra manera, cómo se podría explicar, por ejemplo, que un espermatozoide fecunde un óvulo y se produzca un ser humano con todos sus inmensamente complejos tejidos y órganos, compuestos de miles de millones de células y que cada una de esas células tenga una copia de un código genético que solo una computadora muy avanzada podría llegar a descifrar completamente luego de varios miles de años. La inmensa mayoría de los grandes científicos acepta que algo espiritual existe, es lo único que explicaría lo que hasta ahora es insondable, que forma parte de nuestra verdadera naturaleza: el Yo Original, el real, el Sí Mismo. Algo que todo lo dirige en perfecta armonía, equilibrio, justicia y ecuanimidad, de la misma manera en que funciona el universo. Este Yo, el genuino desde el momento del nacimiento, sufre poco a poco una deformación por causa de la cultura y la educación, a través de reglas inflexibles que le permitieron al hombre evolucionar a lo largo de su historia. Así se fue formando el ego, que tuvo su momento positivo cuando ayudó al ser humano a sobrevivir en el difícil medio ambiente que existía en los inicios de la civilización, pero que hoy en día es el causante de la mayoría de los males que lo afectan. El ego es el responsable de la pérdida de la mayoría de las cualidades que el hombre posee en el momento de su nacimiento, como el entusiasmo por aprender cosas nuevas, la alegría y la benevolencia, sustituyéndolas por las características negativas que tienen los adultos. La única forma de recuperar esas cualidades perdidas es a través de un auto análisis profundo que permita la reintegración total de la personalidad real del individuo. Esto resultaría menos difícil que imponer a la mente mandatos que nunca existieron en ella. En referencia al título de este estudio deseo ver las cosas de una manera muy clara y profunda y no de forma vaga, como lo hacen la mayoría de las 11 LibrosEnRed

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religiones o escuelas psicológicas frente a algo insondable como el alma, la naturaleza búdica o similares. Prefiero una forma que indique claramente que hay que transformar la mente en 180 grados por causa y efecto: cómo, por qué y con quién luchar para alcanzar la meta. Por lo tanto, defino el Sí Mismo como el yo original de la infancia, que hay que recuperar para controlarlo en lo posible de las influencias del ego, el verdadero causante directo o indirecto de todos los males del ser humano, sin discutir lo no importante o con divergencias que aceptamos con flexibilidad.

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Capítulo 1

El Sí Mismo

Según el psicoanálisis, el “Yo” es aquella parte del aparato psíquico con la cual el individuo toma contacto con el mundo exterior. La parte visible de la persona, este Yo, sufre una deformación por las fuerzas instintivas y sociales, pues representa una falsificación del Sí Mismo y por lo tanto del Yo Espiritual, indistintamente del nombre que le de cada escuela de psicología. “Conócete a ti mismo” es el lema de la filosofía griega. “Sé tú mismo” es la meta de la formación espiritual del hombre del humanismo. Buda decía: “Está bien que nos amemos a nosotros mismos, sin embargo hay que diferenciar al falso yo, o sea, al ilusorio, del verdadero Yo”. Estamos continuamente ofuscados y muchas veces no tenemos la capacidad de diferenciarlo. El Yo ficticio, el egoísta, es el responsable de todos nuestros conflictos interiores. Es el causante del egoísmo, de la agresión, del desproporcionado orgullo, de la envidia, de los celos y de todos los desacuerdos humanos. El egoísmo, según Buda, es el que no nos deja ver la realidad de la vida. A su vez, produce sufrimiento por la codicia de este Yo tentador que nos ofrece cielos efímeros que solo nos traen infelicidad. Cuando nos invade la angustia, casi siempre se producen actitudes egocéntricas que nos hacen ver la realidad únicamente bajo el dominio del poder absoluto del egoísmo. Los pensamientos se vuelven aflictivos, problemáticos y generan continuas oposiciones, porque todo lo interpretamos desde el punto de vista que más nos conviene. Pero la mente puede ser purificada, realizándonos con el Ser Genuino, identificando los prejuicios y las malas interpretaciones interesadas. El antes mencionado Sí Mismo o el Yo verdadero, el Yo Espiritual, El Self, dependiendo de cada escuela, enfoca las cosas tal y como son y trata de armonizarlo todo, es el Yo puro, el no contaminado por el ambiente, los clichés mentales, las ilusiones, los malentendidos y “el qué dirán”. No culpa ni a la familia, ni a la sociedad, por los problemas: su ecuanimidad se lo impide. Este Yo Espiritual proviene del inconsciente espiritual y se libera de la inconsciencia que lo mantiene arrinconado y que le permite emerger sólo en 13 LibrosEnRed

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circunstancias especiales. Es la realidad y la verdad, es el Yo original, el Yo fetal que gozaba de la beatitud del vientre materno, en él no había, antes del primer año de edad, ni envidia, ni celos, ni agresión y empezó a contaminarse desde el momento del nacimiento con la cultura exterior. Es en buena parte el Yo de la primera infancia, que empezó a ser egoísta, porque esta es la forma de expresar sus necesidades para la supervivencia de la especie, pero que todavía existían en él la espontaneidad, la sinceridad, la inocencia, la alegría y la benevolencia.

El conocimiento del Sí Mismo El verdadero ser es el alma, la chispa divina, el Sí Mismo. Es la parte pura y eterna aunque esté arrinconado en el inconsciente en forma variable. Es el Yo genuino. En cambio, lo ocasionado por el ambiente, lo imaginario y la negatividad son el falso Yo. El Sí Mismo significa la ecuanimidad y la madurez espiritual, o sea, la madurez emocional. Es el que no se deja controlar ni por el inconsciente, ni por los instintos. Tampoco permite que lo dirijan dogmas ilógicos de la cultura, como las vanidades, las ilusiones y los falsos espejismos. En el Sí Mismo no hay lugar para la avidez; tampoco para los celos y la agresión que conducen a la injusticia, la maldad y los sufrimientos innecesarios. Para poder disponer de esta visión real del Sí Mismo necesitamos: 1. No identificarnos con nuestros primeros pensamientos dejando que estos floten, ellos representan el “falso yo” o el “Yo pequeño”. 2. Prescindir del egoísmo que solo ve las cosas como desea verlas, buscando siempre las propias interpretaciones. Debemos en cambio hallar la quietud que siempre existe en el ojo del ciclón, alejando todos los pensamientos desenfrenados y con frecuencia contrapuestos. Así encontraremos la calma, la serenidad del Sí Mismo. 3. Alcanzar a ver la verdad que el falso Yo impide ver. Conocer los embrollos, subterfugios, artificios y engaños de los pensamientos. 4. Conocer la principal virtud del Sí Mismo que es la objetividad. 5. Aprender a usar el Sí Mismo para poder ver los puntos de vista del adversario o abrir y ampliar la mente para poder sentir y pensar como él. 6. Tener la madurez emocional necesaria para no vivir atenazados por los hábitos y las costumbres. 14 LibrosEnRed

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7. Poseer el control de los pensamientos preconcebidos para que estos no nos dirijan. 8. Tener una apacible seguridad basada en una serie de valores positivos y justos. 9. Lograr la ecuanimidad con una nueva mentalidad perceptiva profunda que pueda terminar con el caos turbulento. 10. Aprender a aceptar nuestras limitaciones y nuestras capacidades que generalmente desconocemos, como la tenacidad y la perseverancia. Más adelante veremos todo esto.

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Capítulo 2

La influencia del ego y la imagen idealizada

Varios autores han ya destacado la enorme importancia que tienen la imagen idealizada y las tendencias neuróticas, ya que ellas, en última instancia, deciden la conducta y la personalidad de las personas y cómo se desempeñarán en su vida futura. Estos comportamientos se deben en su mayor parte al ego.

La imagen idealizada Como lo dijimos antes, todo esto sucede en la infancia: a los cuatro o cinco años recibimos, a través de la familia, la educación, el ambiente y las circunstancias. Es decir, una serie de pautas y experiencias que son interpretadas por nuestras mentes inmaduras y que al final forman nuestra propia imagen idealizada. Esto explica que dos hermanos educados juntos por los mismos padres resulten, a veces, completamente diferentes. Muy posiblemente hubo alguien o algo que influenció de manera positiva o negativa a solo uno de los dos hermanos y de aquí cada uno interpretó en forma diferente cómo debería ser su vida futura.

Las falsas ilusiones del ego Ante esta falsa ilusión de autoengaños, fantasías y exageraciones ilógicas, la mente consciente, que está influida por la moral y la educación, debe censurar y reprimir esos ideales negativos. La conciencia impedirá que esa imagen idealizada siga insistiendo en sus ideales ficticios. Es por esto que debemos tener una mente que capte la realidad y no los autoengaños que nos imponen el ambiente y las circunstancias. Lamentablemente, en la infancia aprendemos, de manera errónea, que las apariencias tienen mayor aprobación que la sencillez, la verdad y la ecuanimidad. Esto hace que el niño interprete un papel toda su vida y si este papel no se corresponde con la realidad de la vida, tendrá una personalidad basada en equivocaciones. Es por esto que, sobre todo al empezar la adolescencia, 16 LibrosEnRed

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en sus momentos de ocio o descanso llena su mente de autoengaños como “Voy a ser todopoderoso, tendré sabiduría, dinero y éxito”. Más adelante, cerca de los veinte años, comienzan a cobrar menos importancia los libros de aventuras que leía o las series de TV que veía, donde el héroe lo podía todo. Quizá entonces comprenderá que estas son solo patrañas e ideales ficticios de la juventud y comenzará a entender que es más real el ser eficiente, trabajador, formar un hogar, tener hijos y educarlos bien. Naturalmente el ego seguirá siempre atacando con falsas promesas y le resultará muy difícil no sucumbir a ellas.

La imagen idealizada entre dos visiones La imagen idealizada, colocada entre dos visiones opuestas, busca mantener el predominio sobre esas tendencias opuestas que no están de acuerdo con esa imagen e irrumpe en la mente insistiendo con su “falsa verdad”. A su vez, es la responsable de la inseguridad habitual de los adolescentes.

Modificaciones de la realidad De la misma manera, cuando compartimos con otras personas, ellas nos valoran y reaccionan de acuerdo con la imagen que tienen de sí mismas y a veces nos sorprenden con susceptibilidades y resentimientos y llegamos a la conclusión de que no eran las personas que creíamos que eran. Por eso con frecuencia nos desengañamos de ellas, pero es su imagen idealizada la que las obliga a actuar de esa manera.

Transformar la imagen idealizada: ensayo y error Por lo tanto, todos sin excepción tenemos una auto-imagen que está llena de principios y de tendencias neuróticas. Se podría decir que hasta cierto punto esto es normal, siempre y cuando estas tendencias no sean extremas, aunque siempre nos perjudican ya que nos muestran con una personalidad desagradable. Podemos mejorar nuestra auto-imagen a través del método de “ensayo y error” que usamos constantemente para aprender cualquier nueva tarea o cuando practicamos algún deporte o cuando queremos domesticar algún animal. 17 LibrosEnRed

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Es un proceso que requiere esfuerzo y constancia de parte nuestra, que debemos emprender poniendo mucho fervor y pidiendo la ayuda de nuestro Sí Mismo. ¿Cómo? Comportándonos sin ansiedad y de manera equilibrada, de acuerdo con un plan predeterminado cuidadosamente. El cerebro, actuando como si fuera un mecanismo automático, nos dará un feedback negativo si nuestro comportamiento fue erróneo, o positivo si fue correcto. Más adelante veremos el comportamiento del Yo Espiritual, es decir, el Sí Mismo.

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Capítulo 3

Tendencias neuróticas

Este capítulo es muy extenso porque era indispensable hacerlo así para que coincidiera con las descripciones de la autora de las tendencias neuróticas. Era necesario describirlas detalladamente para que pudiera ser posible llegar a conocer al Sí Mismo. Como lo dijimos antes, en todo ser humano hay un núcleo de confusión, a veces caótico, creado por las fuerzas ciegas de nuestro inconsciente. Desde que nacemos comienza a crearse nuestra historia psicológica, empezamos a recibir heridas para luego fabricar autodefensas más o menos neuróticas, como las represiones, los resentimientos y las frustraciones, y nuestra mente recibe mensajes contradictorios que impiden que se desarrolle con madurez. Al crecer seguimos apegados a nuestro ego infantil que, por su inmadurez, forma en la mente surcos profundos como rieles de ferrocarril que nos conducen a un destino predeterminado que elimina nuestra libertad interior y que nos llenará de conflictos muy difíciles de erradicar. Karen Horney, una de las grandes psicoanalistas norteamericanas pos-freudianas, presenta algunos detalles de las diferentes tendencias neuróticas más importantes. Estas son:  El orgullo glorificado,  La ambición desenfrenada y devoradora de dinero o de poder,  El narcisismo,  El perfeccionismo,  La necesidad de afecto,  El auto-odio,  El retiro y no esfuerzo.

La importancia de estas tendencias Seguramente identificaremos algunas de estas tendencias en algún familiar o conocido. 19 LibrosEnRed

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Las tendencias o inclinaciones mencionadas representan casos graves. Algunas personas tienen dos y hasta tres tendencias al mismo tiempo que son muy difíciles de controlar, como el caso de las personas que tienen afán de poder y son perfeccionistas y narcisistas. La eliminación de cualquiera de estas tendencias es difícil, ya que todas son dominadas por el ego. Algunas de sus características son:  Al ego le encanta luchar, nunca está satisfecho, siempre pide más.  Al ego le encanta combatir, pero no desea competencia, solo enfrentamientos y discusiones.  El ego no tiene escrúpulos para las exageraciones o medias verdades.  El ego no desea la paz porque le teme al Sí Mismo, al verdadero, ya que este es el único que lo puede derrotar.  El ego no quiere el silencio porque este invita al diálogo interior, y de allí también a la tranquilidad, el equilibrio, la ecuanimidad, la imparcialidad, la justicia y la benevolencia.

El orgullo glorificado Origen Esta tendencia surge en la infancia por un afán inmaduro de obtener el afecto de los padres en la dura competencia, muchas veces con los propios hermanos. Posiblemente esta tendencia fue inconscientemente provocada por los progenitores del niño. Las disputas e incompatibilidades que tienen todos los padres fueron transmitidas a los hijos, que las interpretaron negativamente y las grabaron para siempre en sus mentes inmaduras, que son como libros en blanco. Así, cada vez que aparezca una situación parecida, se repetirán los mismos sentimientos que siempre tienen en común el orgullo engrandecido y absurdo. El niño piensa que esta conducta es correcta, que el orgullo le da fortaleza y méritos interiores, y se decide a tomarla como la mejor solución para no ser humillado y menospreciado. Quizá el nacimiento de un nuevo hermano lo haya descontrolado porque le usurparon el puesto donde se sentía a gusto. Tal vez pudo haber influido 20 LibrosEnRed

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algún defecto físico, como la obesidad, una ligera cojera o algún trastorno en el lenguaje, del cual sus hermanos o compañeros de la escuela se burlaron, como es habitual entre los niños. Pero la mente infantil es muy sensible, y una simple broma puede ser tomada como una humillación.

Autoanálisis Este orgullo hipertrofiado empieza con las fantasías de la niñez y luego, sobre todo en la adolescencia, se acrecienta con los sueños de llegar a ser una persona de éxito, un héroe o heroína o un gran empresario. Posiblemente en esa etapa tan crítica haya tenido problemas por la falta de un guía adecuado o por la influencia negativa de amigos más inmaduros y con mayores problemas, pero que, por ser populares, tomó como modelo. Así, del desprecio imaginario, creó como mecanismo de defensa de su propia inseguridad la búsqueda de la gloria. Si la tendencia no es muy marcada, llega a ser una persona exitosa en sus trabajos y realizaciones porque, generalmente, este tipo de personas son muy tenaces. La gente de su entorno no nota su incomodidad porque la reprime en el inconsciente. En las reuniones sociales suele ser muy alegre, ya que por medio del ambiente y del licor se adormece su inseguridad. Lamentablemente, si alguien toca el tema del orgullo o la autoestima hipertrofiada, se altera inmediatamente y se vuelve susceptible y desconfiado. Si se burlan o se aprovechan de él, se siente humillado y ofendido, y elige entre dos alternativas: actuar con orgullo o asumir el desprecio. La autoestima herida lo lanza, en algunos casos, al odio y la venganza; pues llega a convencerse que al castigar al ofensor su orgullo quedará restablecido. Naturalmente estos son casos extremos. La persona que manifiesta esta tendencia no llega a conocer sus verdaderas cualidades. Si alguien se las hace ver, no le cree, piensa que la única manera de auto-defenderse es la que su imagen idealizada le sugiere, porque lo único que verdaderamente le importa es su orgullo. No le importan las consecuencias de sus acciones, ni los posibles sacrificios para él o su familia, y crea un complicado sistema de evasión para justificar sus actos. A veces reflexiona y recuerda los fracasos sufridos en anteriores oportunidades, en las que, con su fantasía endiosada, pensaba que iba a lograr el éxito, pero fracasó y lo atormenta el miedo a envejecer sin haber logrado el triunfo que pretendía y que otros sí lograron. El autoanálisis para estas personas es muy difícil. En primer lugar, el individuo no cree sufrir de esta tendencia y, si finalmente llega a admitirlo, el 21 LibrosEnRed

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solo hecho de pensar en abandonarla lo pone furioso: le da pánico perder su seguridad y enfrentar posibles desprecios y auto-desprecios.

Búsqueda de la transformación Si llega a convencerse de que este orgullo ficticio lo único que hace es destruir sus verdaderos potenciales y de que esas pretensiones absurdas solo le traen angustias y sufrimientos, se decidirá finalmente a reformarse para acabar con la tiranía del ego. Si en las primeras tentativas del autoanálisis observa un cambio en su persona, que se encuentra más espontáneo o menos preocupado que en otras oportunidades, con menos complejos y perjuicios, comprenderá que algo está empezando a mejorar.

La ambición desenfrenada y devoradora de dinero o de poder Origen Como las demás tendencias, esta también tiene su origen en la infancia y la adolescencia. En estos casos, la persona por lo general piensa que es ambiciosa, en el mejor sentido de la palabra, es decir, una suerte de luchador nato, y que sus éxitos se deben a sus esfuerzos. No sospecha que detrás de ellos exista una pasión devoradora que exige poderes sin límites y constantes triunfos sobre sus adversarios. La ambición extrema contiene elementos destructivos: el que la padece está tan infatuado que piensa que todos los que no están de su lado, aun sus seres más queridos, es porque son flojos e ineptos que jamás podrán vencerlo. Es capaz de los mayores sacrificios y de eliminar todos los placeres, de trabajar doce horas diarias o más con una intensidad ilimitada y se irrita continuamente si las cosas que ordena no resultan perfectas. Su adversidad y desconsideración hacia los demás le pasa totalmente inadvertida. Hasta que un día comete un grave error: todo se derrumba a su alrededor y sus mejores colaboradores lo abandonan. Aun así, y a pesar de su abatimiento, con la mayor terquedad intentará reconquistar lo perdido. Así funciona su falso yo, que le dice que él es alguien muy especial y que los demás son solo unos haraganes fracasados que no tienen nada de su 22 LibrosEnRed

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iniciativa. Cuando comete algún error, considera que no fue el responsable y culpa a los demás por ello, y se siente ofendido si alguien lo supera.

Autoanálisis Al autoanalizarse, como lo sugiere este estudio, al ambicioso desenfrenado le cuesta comprender por qué su verdadero Yo, el Sí Mismo, está siempre esclavizado. Ya no se le concede ningún tipo de libertad, ni siquiera para dormir lo suficiente, su inmenso trabajo no le permite que pueda pasar un breve periodo de verdadero descanso, de oír la música que en su juventud le gustaba, de leer un libro, de reunirse con sus verdaderos amigos, a menos de que esto conlleve al logro de su afán de poder. La razón es que tiene miedo de que descubran su mediocridad y esto le produciría grandes sufrimientos.

Búsqueda de la transformación Después de una larga auto-investigación sobre Sí Mismo, el sujeto por fin logrará identificar su temor al fracaso, el porqué de sus errores y el porqué de tanto insistir en lo imposible, y verá claramente que estas tendencias limitan su desarrollo y surgirá entonces el deseo de cambiar. Aun así, el desafío es bastante grande, porque en el fondo siempre estará con miedo a fallar. Por lo tanto, no es suficiente descubrir el conflicto, sino que es necesario tomar una decisión definitiva: continuar con sus ideales y metas imposibles con sus correspondientes dolores, angustias e insomnio o intentar suavizar y humanizar estas antiguas tendencias. Si opta por esta última alternativa, tendrá un difícil camino por delante, debido a la constante oposición de su propio egoísmo. Deberá buscar el apoyo de sus colaboradores, aunque existe la posibilidad de que quizá tendrá quizá prescindir de algunos de ellos o aceptar que algunos lo abandonen, pero irá avanzando en ese camino que en el fondo sabe que es el correcto y, si el tiempo se lo permite, logrará el éxito total.

El narcisismo Es el enamoramiento avasallante de uno mismo. La vanidad en la mayoría de los actos que el sujeto realiza. El deseo de aparentar y no mostrar cómo es la persona en realidad. El pensar siempre en uno mismo sin tomar en cuenta el

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punto de vista de los demás. No es que no quiera u odie a los otros, sino que solo piensa en admirar su propia imagen inflada y ficticia, y admira en ella cualidades que realmente no posee o que tiene solo en forma parcial.

Origen El origen de este conflicto viene de la infancia, cuando el niño debe enfrentarse a ser juzgado por alguno de sus compañeros, a quien ha tomado como modelo, considerando que son seres omnipotentes e infalibles, incapaces de ninguna injusticia. En su mente inmadura, el niño piensa que no tiene derechos propios para lograr dicho afecto y, por lo tanto, debe aparentar que tiene cualidades dignas de esos seres superdotados. Transfiere esas cualidades a sí mismo e imagina (y termina creyendo) que es un héroe o alguien muy destacado y, por lo tanto, le corresponde el derecho de ser el preferido y el mejor, y lo sigue pensando durante toda su vida. Estas personas crean un mundo mágico donde él o ella son los protagonistas. Fingen cualidades que la mayor parte de las veces son ficticias y buscan siempre que los demás los admiren y alaben ya que su seguridad en sí mismos depende de ello. Acostumbran a frecuentar grupos sociales que les den prestigio y donde sea más probable conseguir amigos dispuestos a lisonjearlos. Asimismo, eligen un cónyuge no porque lo amen, sino en función del prestigio que pueda proporcionarles. En la mayoría de los casos, estos individuos son incapaces de sentir amor por su pareja o de tener una verdadera amistad, a menos que sea por obligación o para que los alaben. Sus parejas, familiares y amigos se dan cuenta de su narcisismo y no creen en su sinceridad. En nuestra cultura, estos individuos son bastante frecuentes, especialmente en las clases altas, donde juzgan a los demás por sus apariencias y por el prestigio que puedan proporcionarles. Persiguen las condecoraciones, los trofeos y cualquier reconocimiento que los resalte sobre los demás. Este tipo de personas pueden ser muy inteligentes e incansables. Son capaces de grandes sacrificios y piensan que estos valen la pena si logran que los alaben. Por esta razón, muchas veces tienen éxito en la vida. En algunas ocasiones, el narcisista se siente rechazado y humillado. Por lo tanto, piensa que su autoestima hipertrofiada, de la cual se vanagloria tanto, ha sido despreciada injustamente. Lo más importante para su 24 LibrosEnRed

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propio ego es que no salga a flote su Yo Espiritual, que sabe que es lo único que puede derrotarlo finalmente.

Autoanálisis Al igual que en otras tendencias, lo importante no es identificarlas, sino conocer la estructura en su totalidad, vislumbrar las angustias, los círculos viciosos y las repeticiones continuas de las mismas falsedades inherentes que les impiden ver la realidad.

Búsqueda de la transformación En este caso, como en otras tendencias, solamente a través de una profunda meditación, el ego se rendirá y, al hacerlo, se acabarán las úlceras duodenales, las migrañas y otras enfermedades psicosomáticas.

El perfeccionismo En estos casos, como en las otras tendencias neuróticas, tiene una enorme influencia el ego, el egoísmo, que conforma el perfeccionismo como parte de su imagen idealizada, la cual desarrolla en la infancia y en la adolescencia. El individuo se siente compulsivamente empujado a hacer las cosas mejor que los demás, sin importar los sacrificios y problemas que estos le puedan acarrear. Cuando comienza alguna tarea, se ve obligado a terminarla lo más pronto posible, trabajando intensa e incansablemente. Generalmente, primero resuelve todas las cosas más urgentes y después se dedica “a fondo” a la solución de los otros problemas importantes, cumpliendo la misión que le dicta su perfeccionismo.

Origen El origen de esta tendencia, como en las anteriores, está en la infancia, cuando el niño toma la decisión de querer ser, ya de adulto, superior a su padre o madre, o a algún hermano, si existían rivalidades entre ellos. El perfeccionista busca metas casi inalcanzables y, en algunos casos, imposibles. Estos arduos objetivos son cumplidos con gran celo y compulsión y, al lograrlos, ya lo espera uno nuevo. Puede hacer varias cosas a la vez con una gran tensión y concentración, siendo su finalidad la de deslumbrar a la gente. 25 LibrosEnRed

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Búsqueda de la transformación Aquí también se debe usar la meditación, que puede hacerse en los momentos libres, caminando o mientras se está solo en un vehículo. Las preguntas para analizar son: ¿Por qué estoy siempre apurado y en tensión? ¿Por qué me esfuerzo tanto? ¿Es indispensable este modo de actuar? ¿Es realmente beneficioso? Se debe reflexionar que los grandes hechos de la historia del mundo fueron analizados de manera metódica y llevados a cabo sin prisas, no fueron implementados precipitadamente. Medite que, aun siendo joven, esta actitud de continuo estrés puede ocasionar migrañas o úlceras duodenales y, si el sistema simpático sigue sobrecargado, más tarde llegará también la hipertensión. Esto, sumado a otros factores como el cigarrillo, el sobrepeso, etcétera, puede llevarlo a un infarto. Quizá, después de un análisis profundo, comience a ver la realidad y la necesidad de un cambio, como también la importancia de vencer las resistencias que necesariamente vendrán al tratar de cambiar. Estas resistencias no deben enfrentarse en forma violenta, sino que hay que reconocer que ellas son parte de viejos hábitos difíciles de erradicar. Hay que hacerlo lentamente, resignándose a un avance lento, pero con el firme propósito de eliminarlas. Es importante también no olvidar lo siguiente: anotar en un diario todos los puntos importantes que emerjan en las meditaciones, ellos serán útiles más adelante.

La necesidad de afecto Por razones culturales, esta tendencia es más frecuente en las mujeres. En estas personas, el amor fue la solución para sobrellevar sus conflictos: tiene para ellas un valor único. El ser afectuoso y recibir afecto es lo más importante para obtener y mantener su autoestima.

Origen Esto nació en la niñez, en su primitiva necesidad de afecto, que quizá apareció en su lucha para lograr el cariño de sus padres, así que comenzaron a idealizarlos creyendo que ellos eran infalibles y todopoderosos. Luego, se volvieron románticos y se enamoraron de artistas de cine de 26 LibrosEnRed

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moda. Más adelante, extendieron este afecto a sus cónyuges, hijos o algunos familiares y amigos. Pero así como dan afecto, esperan la correspondiente retribución irrestricta de amor. En el fondo, inconscientemente, lo que más anhelan es sufrir. No les importa pasar por cualquier degradación de su orgullo. Se apegan totalmente a su pareja, que a veces abusa de esta dependencia. La persona, por lo general, es patológicamente celosa, lo que complica las relaciones con su pareja, que a su vez no puede evitar herir sus sentimientos. Como resultado se siente maltratada y despreciada, e inconscientemente se vuelve cada vez más dependiente y más propensa a las enfermedades psicosomáticas, porque se odia y se desprecia a sí misma. Se acusa de no haber podido lograr el amor o la comprensión de sus seres queridos. Frecuentemente siente deseos de venganza provocados por su ego triunfador y, como consecuencia, vive una tortura, ya que su Sí Mismo o su Yo Espiritual es el que sufre porque es incapaz de aceptar la maldad.

Búsqueda de la transformación La transformación en esta tendencia, donde la tortura es el principal componente, es sumamente compleja; a menos que durante la meditación se logre descubrir que el que sufre es su Yo Verdadero, el Sí Mismo, que está esclavizado al ego. Deberá reflexionar cuidadosamente y, en lo posible, bajo la guía de un terapeuta. Así podrá descubrir esos gravísimos problemas que afectan también a sus familiares, que saben que está sufriendo y desean ayudarlo y no saben cómo hacerlo. No hay que olvidar que en esta tendencia, así como en las otras mencionadas, una de las características es la compulsividad. Los objetivos se persiguen indiscriminadamente, ocultando el interés personal y el de los demás, con total omisión de la realidad. Otra característica es la terrible angustia que se siente al no lograr estos falsos objetivos.

Otras tendencias negativas A través del autoanálisis y de una reflexión profunda mediante la meditación, podemos aclarar la causa de otras tendencias negativas, como la susceptibilidad y el auto-odio. 27 LibrosEnRed

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La susceptibilidad Cuando nos sentimos injustamente tratados por alguien, nuestra irritación puede ser desproporcionada en relación con la verdadera intención del supuesto ofensor. Nos obcecamos y solo sentimos indignación por la injusticia, y nace en nosotros el deseo de desquite o venganza.

Origen Esta tendencia tiene su origen en la infancia, cuando en algún momento alguien atacó duramente nuestra autoestima y nos dejó humillados. En las inmaduras mentes infantiles, estos ataques dejan a veces huellas imborrables que pueden resurgir en casos similares. En este caso, debemos meditar por qué reaccionamos así y averiguar cuál fue la ofensa que nos afectó; como también si esta tenía realmente una mala intención o fue simplemente una imprudencia involuntaria. En el peor de los casos, debemos entender que cualquier ofensa es un producto del ego y la respuesta lógica a esta agresión es protestar ante la injusticia sin alterarse.

El auto-odio Esta tendencia se produce por una incompatibilidad del ego con el Sí Mismo. Este último se convierte en un estorbo para el ego, que tiene metas inalcanzables para su imagen idealizada, y cada vez que no logra sus anhelos ilógicos se altera y le echa la culpa de su insatisfacción al Sí Mismo. Así, cuando la persona evalúa lo que ella debería ser con lo que realmente es y esta comparación resulta negativa ante la imagen idealizada y ficticia que el ego ha creado, se produce un ataque del ego contra el Sí Mismo. La persona sufre y el cuerpo es afectado por enfermedades psicosomáticas, como dolores de cabeza, trastornos en la piel, angustia o irritabilidad, que a la larga pueden transformarse en auto-odio. El sujeto desprecia sus propias limitaciones y, en algunos casos, solo piensa en proyectar este auto-odio o desprecio en otras personas, como familiares o compañeros de trabajo, que notan la injusticia y difícilmente la aceptan.

El auto-desprecio en los sueños Los sueños pueden revelar el auto-desprecio mediante imágenes de personas que son torturadas por algún enemigo cruel. 28 LibrosEnRed

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Búsqueda de la transformación Estas tendencias son difíciles de tratar o modificar. El individuo tiene que aprender a auto-explorarse muy profundamente a través de la meditación, analizando los graves sufrimientos que padece. Al igual que en las otras tendencias neuróticas mencionadas, con la ayuda del Sí Mismo, con esperanza, entusiasmo y concentración obtendrá la tranquilidad y comprenderá lo absurdo de las exigencias del ego.

El retiro, la inercia Esta tendencia consiste en retirarse ante cualquier problema o evitarlo a toda costa. El sujeto no quiere involucrarse en situaciones que puedan complicarse o traerle dificultades. Trata de evadir cualquier problema mientras esto le sea posible. Prefiere ser un espectador de los problemas de los demás, y manifiesta resistencia para cualquier actividad que le traiga un trabajo adicional. Durante la adolescencia, estos sujetos tienen muchas fantasías y creen que serán exitosos y brillantes, hasta es posible que algunos de ellos tengan logros en alguna afición que les llame la atención, como los deportes, donde pueden destacarse y hasta obtener triunfos, pero más tarde, como carecen de tenacidad y motivación, buscan una excusa y abandonan la actividad. Con frecuencia llegan a ser muy cultos, ya que la lectura no les trae complicaciones. Algunos pueden llegar a pintar buenos cuadros o ser buenos escritores, pero solo por un tiempo. Esta aversión a cualquier actividad puede extenderse en mayor o menor escala a todas las áreas y difícilmente progresará en alguna por su falta de empuje, sobre todo cuando más se necesita. Las oportunidades no se presentan frecuentemente y, no siendo competitivos, las pierden cuando otras personas las saben aprovechar y las toman al vuelo.

Origen Como todas las tendencias neuróticas, esta también se origina en la infancia. Muy probablemente durante la niñez, alguno de sus padres o parientes lo sobreprotegía y le resolvía todos sus problemas, sin permitirle que hiciera el más mínimo esfuerzo. 29 LibrosEnRed

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Búsqueda de la transformación El sujeto que padece esta tendencia a la larga se da cuenta de que si se esfuerza más y se vuelve más activo podría tener más éxito en su vida y, por lo tanto, llega a la conclusión de que debe modificar sus actitudes y acciones. Pero debe poner un gran esfuerzo en ello ya que todo el tiempo el ego le dirá falsamente que siga como lo ha hecho siempre, que tratar de cambiar le costará un gran esfuerzo y no llegará a nada y que no pida ayuda a nadie y mucho menos al Sí Mismo, ya que el ego sabe que este finalmente lo derrotaría.

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Capítulo 4

El miedo y la ira

Según Freud, el miedo es una reacción ante un peligro externo, real. Es el opuesto a la angustia, que es una reacción ante un peligro sin objeto real y, por lo tanto, de carácter más o menos neurótico. Mira y López indica que el miedo no es una emoción al servicio del instinto de conservación, como sostenía la psicología desde sus orígenes, sino que representa siempre una emoción perjudicial que evidencia el fracaso de la reacción personal acompañado por el proceso de inhibición producido por impulsos de desintegración que interceptan las formas habituales de respuesta. El miedo presenta también signos fisiológicos: aceleración del pulso de la respiración y agitación de la mente.

Una emoción dolorosa El miedo es una emoción dolorosa que a veces crece hasta llegar al pánico, excitada por la presencia de un peligro real o incluso ante rumores infundados y totalmente imaginarios. Va acompañado por un impulso a resistir o escapar, semejante al fisiológico de “lucha o fuga”, cuando ante un peligro inminente hay descarga de adrenalina y los músculos se llenan de sangre para prepararse para la lucha o la fuga, según como lo decida el individuo.

Cómo diferenciar entre el miedo y la angustia No siempre pueden diferenciarse ya que con frecuencia coexisten. La angustia es el miedo a la vida o a la inseguridad. El miedo puede provenir de actos reprimidos o de actos reflejos. Según el maestro tibetano Ritas Hanadanda, “el miedo y la cólera son las dos emociones negativas más enraizadas en el hombre”. Vivimos en un mundo competitivo y violento donde “todos vamos contra todos”, inclusive “contra nosotros mismos”. Por lo tanto, hay mucha violen31 LibrosEnRed

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cia porque hay mucho miedo. La causa principal de este temor es el deseo insaciable en el hombre, que procede del egoísmo. Por egoísmo tenemos miedo a ser menospreciados, a no alcanzar las metas de la imagen idealizada, la mayoría inalcanzables, que nos fijamos en la juventud y que luego permanecen como tendencias más o menos neuróticas. Existe también el miedo que genera nuestro afán de poder o dinero, o los que generan el narcisismo, la necesidad de afecto, el rencor o el odio. Lo opuesto del odio es el amor. El amor y el odio son emociones con frecuencia muy próximas. Hay cosas que amamos y que mañana odiamos, pero cuando tenemos miedo no amamos. El ego usa el miedo para mantener el amor genuino fuera de su vida. Cuando se alcanza el verdadero Yo Espiritual, la persona siente una gran necesidad de amor, de paz y de tranquilidad, pero su ego no descansará, en su afán de demostrarle que el amor no es la respuesta. El ego siempre trata de llevar el control de los opuestos: gusto o disgusto, amor u odio. Al luchar contra estos opuestos el hombre siempre se engaña. Cuando nos aferramos al miedo, evitamos hacer frente a muchos retos sobre los cuales estamos inseguros o tememos el fracaso. Hay que hacer conscientes los enfrentamientos que el ego trata de evitar, para que de esta forma aparezcan los conflictos. Pero con frecuencia la persona tiene miedo de enfrentarlos y esto lo llena de frustraciones y hostilidades, aislándolo, angustiándolo y dejando que el ser espiritual se oscurezca. Tal es la resistencia que ofrece el ego al Yo Espiritual, ya que sabe que este todo lo puede, hasta finalmente derrotarlo.

Dominando el miedo Si logramos revivir el ser espiritual, el alma, este empezará a controlar el ego y sus caprichos. El ser espiritual es un espíritu de puro amor y por ello siempre está dispuesto a ayudarnos si se lo pedimos. Este ser espiritual trata de buscar la armonía y la quietud donde hay agitación e intranquilidad, de ver siempre el lado bueno de las otras personas. En cambio el ego está siempre juzgando a través de sus prejuicios, buscando los beneficios al vencer el miedo. Como hemos visto, el ego es el responsable de todas nuestras preocupaciones, por lo tanto no nos queda otra solución para librarnos de los problemas que recurrir al Yo Espiritual para lograr la paz. 32 LibrosEnRed

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Debemos convencernos de que somos dignos de aprecio, no debemos falsear nuestra personalidad, ya que estas simulaciones no nos las creen aquellos que nos conocen. Debemos elegir una nueva vía. El sabio maestro Nisargadatta Mahrashi dice: “El mundo es la morada del deseo y del miedo, no puedes encontrar la paz en él, para hallarla debes trascender el mundo”. Solamente superando el miedo, las angustias, las ansiedades y los resentimientos podremos aspirar a menos sufrimientos y angustias.

La ira La ira es un sentimiento desagradable, es como una llama ardiente que abrasa nuestro autocontrol y que provoca que hagamos y digamos cosas de las cuales luego nos arrepentimos. Quien está tomado por la ira está viviendo un auténtico infierno. Desde la época de las cavernas, la naturaleza nos dotó de un reflejo condicionado de “lucha o fuga”, que tienen también la mayoría de los animales, que les sirve para la defensa de los otros depredadores. Con la llegada de la inteligencia, nuestro ego utiliza cada vez más la ira contra alguien que se atreva a tocar nuestra autoestima hipertrofiada, aun por motivos de poca importancia. La ira y el odio son los materiales de los cuales está hecho el infierno mencionado anteriormente. En cambio, una mente sin ira es totalmente fresca, sana y despejada. La ausencia de la ira es el motivo de la auténtica felicidad, es el fundamento del amor y la generosidad. Cuando la ira está bajo el control de la conciencia, pierde inmediatamente el carácter destructivo y no puede manipular la mente por mucho tiempo. Es por esto que cuando sintamos que la ira nos invade debemos detenernos y aspirar profundamente, de manera que los pulmones se llenen de oxígeno y este inunde el cerebro y otros tejidos. Esto permitirá que la conciencia identifique el problema y nos calme.

La conciencia y la ira La conciencia no es un juez. Debemos esforzarnos para que ella nos controle como un sabio e imparcial maestro que nos diga: “Esto se puede so33 LibrosEnRed

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lucionar de una manera más amigable”. Si la conciencia no interviene, en ese caso decidimos pensar en los aspectos más odiosos de nuestro contrincante, en su maldad, falsedad y egoísmo. Esta reacción dominada por la ira generalmente resulta ser imaginaria o exagerada, por lo tanto es necesario que sea siempre la conciencia la que nos aclare la realidad. Cuando está presente la ira, lo mejor es no escuchar o mirar a nuestro adversario y pensar que a lo mejor la causa del problema es un malentendido que se debe aclarar. Entonces, es necesario actuar con mucha paciencia, bajando el tono de la voz y utilizando palabras conciliadoras, hasta que la persona se empiece a tranquilizar.

Las raíces de la ira La ira se enraíza en el desconocimiento de nosotros mismos, de los que nos rodean y también de lo que sucede en el entorno de nuestra psiquis. Si un día somos susceptibles porque sufrimos alguna injusticia en nuestro trabajo es muy posible que nos irritemos, ya que pensamos que nos están maltratando. Pero no se nos ocurre que la persona que cometió esa injusticia podía estar ofuscada por un pleito familiar o cualquier otro motivo. Si meditamos y comprendemos las motivaciones que tienen los demás, daremos el primer paso para liberarnos de la ira. Por lo tanto, lo más importante es que, ante una agresión injusta por parte de una persona que apreciamos, reflexionemos sobre la causa de esa aparente ofensa y actuemos en forma diferente al agresor, usando la compasión. Si desde un principio logramos entender las causas de esa aparente agresión, estaremos en disposición de aliviar sus sufrimientos y de ayudarlo a resolver sus problemas. Esta asistencia que podamos brindar a ese ser que apreciamos con el tiempo se revertirá en nuestro bienestar. La ira es la más dañina de las emociones. Pruebas científicas comprobaron que cuando esta aparece, al mismo tiempo surge una respuesta fisiológica de una descarga de adrenalina que a la vez produce que el corazón lata más rápido, se incremente la tensión arterial y aumente la descarga de grasas en el torrente sanguíneo, lo que contribuye al incremento del colesterol. Los músculos se llenan inmediatamente de sangre ante la inminencia de una “lucha o fuga”. Las consecuencias de una pelea, si este es el caso, se pueden prever fácilmente si alguno de los que se enfrentan está armado o es muy fuerte. 34 LibrosEnRed

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Estudios recientes demostraron que el factor determinante en los infartos al miocardio es el componente de “hostilidad”. Si no hay ira, no hay incremento en los infartos.

La indignación justificada Este es un disgusto impersonal, no egoísta hacia actos indignos, como puede ser una matanza de niños. Este sentimiento justificado no está seguido de remordimientos ni de arrepentimientos, y fomenta un impulso de actuar en contra de estas injusticias.

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Capítulo 5

El sufrimiento

Hay dos tipos de dolores. El primero se refiere a esos que son inherentes al proceso de la vida, como el nacimiento, una enfermedad leve, la vejez y otros incidentes ocasionados por la mente. El segundo alude a los dolores producidos por una herida o lesión, una enfermedad grave o mortal, como puede ser el cáncer. En estos casos, solo nos queda tratar de buscar la mejor evolución y no añadir más sufrimiento al sufrimiento. En esta parte hablaremos de cómo podemos aprender del dolor ocasionado por nuestra mente, que a veces nos tortura, y de cómo reducirlo a un mínimo. En una ocasión, hallándose Buda cerca de Benares, en el Parque de los Ciervos, habló a sus oyentes y les expuso lo que luego fue conocido como “Las Cuatro Nobles Verdades”, que es el equivalente al sermón de la montaña entre los cristianos. En estas verdades, que están hechas de palabras negativas, aparece de pronto una luz en la oscuridad de lo negativo. En ese momento, lo que tenía Buda en su corazón era mostrar al hombre el camino para liberarse del dolor a través de la iluminación ya que allí subyace una esperanza. Cuando Buda se iluminó comprendió la realidad del sufrimiento. Este se origina en nuestra mente, que es incapaz de enfrentar los hábitos enraizados en el egoísmo, por lo que sufre de angustia y ansiedades. Buda propuso entonces un camino para liberar la mente a través de su doctrina: “El Darma”, para que cada uno se convierta en su propio maestro, transformando así su mente para superar los malentendidos, las contradicciones y los viejos hábitos. Solo una mente clara, limpia e imperturbable puede captar la verdad escondida entre las apariencias. Si bien estas verdades son aceptadas por todas las religiones importantes, aquí nos referiremos solo al punto de vista expresado por Buda. Entonces, ellas son: 36 LibrosEnRed

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1.- Todo es dolor. 2.- La causa del sufrimiento. 3.- El cese del sufrimiento. 4.- El sendero que conduce al cese del sufrimiento.

Todo es dolor El vivir siempre acompañados de todas las pasiones y apegos es la primera noble verdad del sufrimiento. Existir significa que siempre vamos a encontrar sufrimiento por el aferramiento a los placeres de la existencia.

La causa de sufrimiento En esta segunda verdad, Buda indicó cuál era el origen del sufrimiento: la avidez, la codicia, una voracidad implacable y egocéntrica que somete al ser humano y lo convierte en algunos casos en un verdadero animal agresivo y peligroso, o lo hace avaro, corrupto y desleal, siendo esta sed descontrolada la causa de su dolor. El ser humano, como muchos animales, es con frecuencia compulsivo y confrontador. Tiene tan desarrollado su sentido de la posesión y sus actitudes son tan egocéntricas que trata siempre de incrementar, coleccionar y retener. No sabe transferir ni sabe desapegarse. A mayor codicia, mayor dolor; a mayor aferramiento, mayor miedo a perder y, por lo tanto, hay más incertidumbre, más dependencia mórbida y más sufrimiento. El hombre no ha cambiado básicamente en los últimos centenares de miles de años. En el fondo, muchos de los instintos animales que tenía el hombre predador de las cavernas subsisten en su mente. Al igual que un cirujano que abre, limpia y desinfecta una herida para que salga todo el pus, hay que desenmascarar todos los autoengaños y mentiras del ser humano e invitarlo a trabajar sin tregua y a meditar sobre la infección del alma.

El cese del sufrimiento La tercera noble verdad es que el sufrimiento sí pude ser aniquilado. 37 LibrosEnRed

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El sendero que conduce al cese del sufrimiento A esta cuarta noble verdad se la conoce también como el “óctuple sendero” o “sendero medio”. Esta verdad, equivalente a los diez mandamientos cristianos, tiene ocho aspectos: Primero: Recta visión Es aquella en la cual puede verse lo esencial en lo inesencial y lo inesencial en lo esencial. Segundo: Recta decisión Es una visión de benevolencia, abnegación, que no cause daño a ningún ser viviente. Más importante que la conquista de mil hombres es la conquista de uno mismo. Tercero: Recta palabra Debemos controlar todo lo que expresamos verbalmente, sin mentiras ni chismes, y debemos refrenar la mala costumbre de hablar de más. Cuarto: Recto obrar Evitar proceder en contra de la ética y la moral. Quinto: Recto modo de vida Evitar los oficios no correctos. Sexto: Recto esfuerzo Fomentar los comportamientos que estimulen los efectos positivos eliminando los malsanos. Séptimo: Recta atención Esforzarse en los sentimientos y acciones positivas. Octavo: Recta concentración La raíz de todo mal que no sea físico se debe a la ignorancia.

El cambio Es la esencia de la vida. La transitoriedad es la ley de la vida. Tarde o temprano, tenemos que separarnos de aquello a lo cual nos aferramos y esta separación es dolorosa, ya que nos aferramos a las cosas y tememos al cambio, pues nos produce sufrimiento. 38 LibrosEnRed

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No es el mundo y sus transiciones la causa de nuestro sufrimiento, sino nuestra actitud hacia él.

La importancia de los ocho senderos Ellos implican: sobreponerse al sufrimiento; encontrarse con una profunda alegría que conduce hacia el despertar de una nueva vida; mantener una ética y una benevolencia; el desprendimiento del egoísmo; y asumir la realidad y la verdad. Dado que es sumamente difícil progresar hasta la iluminación, ya que esta implica la total eliminación de las perturbaciones internas, cualquier progreso hacia la misma nos brindará una mejor calidad de vida, más equilibrada y benevolente.

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Capítulo 6

El amor

El amor es la antítesis de la ira y del odio. El amor lo puede todo, si le damos la preeminencia que se merece. En nuestra escala de valores, es de hecho la más alta virtud y el don más alto de la vida. La meta de alcanzar el amor es posible a pesar de todos los problemas que puedan presentársenos y de la totalidad de nuestros conflictos. Del amor surge la necesidad de mejorar y de corregir todas las tendencias negativas que gradualmente hemos acumulado desde nuestra infancia y que tanto sufrimiento nos han traído.

El amor puede cambiar el sufrimiento El amor es el camino inmediato hacia la verdad, es la gran potencia transformadora del sufrimiento que nos provocan las tendencias negativas, las cuales provienen de nuestro ego y de la imagen idealizada que nos formamos nosotros mismos y que nos tortura con sus falsos razonamientos. Si comprendemos que no hay otra cosa más importante que el amor, se solucionarán todas nuestras ansiedades. El amor es la fuerza vencedora del egoísmo y de sus derivados, como la envidia, los celos, la agresión, el odio y el miedo. Mientras que el odio engendra odio, el amor engendra amor. El amor debería ser la meta de la vida. Es el que nos permite liberar al Yo Verdadero, al Yo Espiritual, que está arrinconado por el ego en el inconsciente, y ponerlo a nuestro servicio. Así emprenderemos el camino que nos lleva hacia el Sí Mismo. Cuando sentimos inseguridad o ansiedad por causa de nuestros conflictos no resueltos, proyectamos estos sentimientos en los demás. En estos casos debemos investigar cuál es la tendencia que nos impide dar el amor genuino. Los motivos son generalmente el miedo, la envidia y los celos, que estaban justificados en la infancia por el ego infantil no maduro, pero que de adultos solo nos perjudican en nuestras relaciones con nuestros seres queridos. 40 LibrosEnRed

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El amor no debe ser posesivo. Nunca debemos tratar de esclavizar a nuestra pareja o a nuestros hijos a nuestros gustos y deseos y coartarles su libertad de acción. El amor se libera a través de la generosidad, la benevolencia y la caridad. Implica también olvidar y perdonar los errores e incomprensiones que los demás hayan cometido. Todo en la vida forma parte de dar desinteresadamente. Una dádiva genuina está exenta de pensamientos egoístas, su propósito se cumple automáticamente. La dádiva no necesita recompensa, esta viene con el amor. El amor es el hecho positivo que se expresa siempre por medio del afecto, la ternura, la lealtad, la simpatía, la comprensión y la ayuda. El amor forma parte de dar. El amor debería ser la finalidad de la vida. Si lo logramos, nos sentiremos seres distintos en el sendero del bienestar emocional. Nuestra cultura no nos enseña a amar, por eso es una sociedad enferma. Cuando competimos despiadadamente para beneficiarnos, sobresalir y destacarnos, hay ansiedad y frustración, ya que el amor no puede estar presente. Cuando el amor se combine con otras orientaciones importantes de nuestra vida, como pedir la colaboración a nuestro Ser, es decir, al Sí Mismo, donde se encuentra afecto, inteligencia, comprensión, ecuanimidad y equilibrio, nos conducirá y ayudará a construir un sentimiento de bienestar emocional. El amor vibra en forma de servicio, caridad, justicia, benevolencia. La bondad pasiva no es suficiente, debe provenir del corazón. El amor es la esperanza de este mundo oscuro e injusto. El amor es el gran maestro que nos enseña a ser lo que nunca fuimos. A veces, el amor crea un cambio absoluto en nuestras costumbres, con sus lecciones, que coinciden con la finalidad de este estudio. El amor adquiere matices sumamente peculiares en la mente humana. Su energía no es solamente la mayor y la más variada que nos podamos imaginar, sino la única que puede vencer los obstáculos para lograr el comienzo del conocimiento de nuestro Ser. Es parte de nuestra energía y libertad. Es una fuerza buena, salvaje, feliz y exuberante que es indispensable para la búsqueda del Sí Mismo.

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Capítulo 7

La falta de comprensión

La naturaleza original en nuestra vida interior, el Sí Mismo, está fuera de su centro lógico porque nosotros no lo hemos realizado o no lo hemos hecho real. Fuera del Sí Mismo reinan la confusión y el ego con sus falsas ilusiones y fantasías. Somos el resultado de nuestros pensamientos que pueden ser malsanos, ilógicos y hasta caóticos. Dichos pensamientos tienden a convertirse en actos y conductas que condicionan nuestra manera de ser y no solo engañan a las otras personas, sino que también a nosotros mismos. Esta falta de comprensión sobre lo que realmente somos es la que nos conduce a la ignorancia. Por este motivo, el ser humano cree que dicho contenido mental descontrolado es suyo y lo identifica como tal, por lo que termina formando parte de sus ilusiones y fantasías. Por esta falta de comprensión e ignorancia, la persona tiene percepciones falsas que le impiden ver la realidad o su verdadera naturaleza. El falso yo, el ego, es el peor enemigo del Sí Mismo, como también uno de los grandes obstáculos que impiden que las personas obren correctamente. Para trascender la ilusión que nos presenta el falso Yo, hay que acabar con la ignorancia, la verdad debe descubrir al Sí Mismo que, como hemos dicho en anteriores ocasiones, está arrinconado desde la infancia en el inconsciente. Ese falso Yo, el ego, es un instinto que el hombre comparte con los animales y fue muy útil hace millones de años, cuando este vivía en un mundo hostil, bajo la ley de la selva. Pero hoy en día, el ego sólo nos llena de falsas ilusiones y nos conduce a esa falta de comprensión de la realidad, a ese mundo de proyecciones falsas, susceptibilidades, resentimientos, envidia, celos y hostilidad. Si comprendemos que todos los seres humanos son egocéntricos en mayor o menor medida, no nos queda otra solución para llevar una buena relación con ellos que la de conocer y entender sus angustias, problemas y sufrimientos. Hay que tener una visión amplia sin aferrarse a su propio punto de vista, sino más bien aceptar el de los demás; y ponerse a aprender durante toda 42 LibrosEnRed

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la vida a observar la realización en nosotros mismos. No debemos aferrarnos a algo como una verdad absoluta porque quedaríamos atrapados y no podríamos estar listos para cuando la verdad aparezca. No hay que pensar que el conocimiento que debemos tener sobre algo es invariable y es la verdad. Tenemos que estar abiertos y recibir los puntos de vista de los otros. No hay que forzar a los demás a aceptar nuestras opiniones bajo amenazas veladas o descubiertas, sino que debemos obtener la aceptación mediante el diálogo comprensivo y los motivos profundos de la comprensión. Si logramos comprender los motivos profundos con los que nuestros seres queridos han obrado mal y nos han hecho daño, la amargura que nos provoca desaparecerá. Para la reconciliación no será necesario ni que la otra persona esté presente: al reconciliarnos con nosotros mismos el problema se esfumará. En la comprensión debemos estar atentos y ecuánimes, observando y comprendiendo sin prejuzgar, sin ansiedad o fantaseando. Debemos evitar las comparaciones, proyecciones y ver siempre la realidad tal como es en profundidad.

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Capítulo 8

Antes de la meditación: tranquilidad

No debemos olvidar que cuando estamos agitados y queremos dejar de pensar en nuestros problemas, estos se agolpan en nuestra mente. Debemos tratar de no dejarnos arrastrar por ellos.

Debemos tener fe A pesar de los muchos fracasos que algunos han podido tener en la búsqueda del Sí Mismo, nosotros intentaremos seguir las enseñanzas de los grandes maestros tibetanos que lo han logrado, pero solo debido a la ayuda de un maestro experto. Se deben seguir cuidadosamente los puntos que se indican más adelante. Además, ellos insisten en que todo depende del gran fervor que pongamos en esta tarea. La devoción brota de la sabiduría de las enseñanzas. Ellas indican que esta búsqueda hay que emprenderla hasta encontrar el logro deseado. Es un largo viaje lleno de imprevistos, por lo cual se debe aportar toda la fe, devoción, estudios y motivaciones que faciliten llegar a esa tierra prometida. Como sucede después de un largo viaje por barco, cuando la presencia de pájaros volando nos anuncia la cercanía de la tierra, de la misma manera en nuestra búsqueda aparecerán las primeras vislumbres de nuestro Sí Mismo. Así como la cercanía de la tierra motiva a la tripulación de un barco a multiplicar sus esfuerzos para llegar a ella; también nosotros veremos reforzada nuestra lucha, fe, y esperanza en lograr nuestro objetivo.

Debemos estar tranquilos Cuando meditemos debemos estar conscientes de lo que sucede y esto solo se logra si estamos tranquilos, las preocupaciones y angustias nublan nuestra mente y nos impiden ver la realidad. 44 LibrosEnRed

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Cuando tenemos muchos problemas o nos sentimos angustiados y presionados, no nos damos cuenta que tenemos que tranquilizarnos y buscar la paz, para no cometer errores, tomar un tiempo para tranquilizarnos, preferiblemente en algún lugar que nos de una sensación de paz, aunque cualquier lugar silencioso nos puede servir para este fin. Una vez que estemos más tranquilos, podremos empezar a meditar sobre nuestras angustias y problemas.

¿Cómo lograr la paz? Antes de meditar, debemos respirar lenta y profundamente. Recordemos algunos de los muchos momentos agradables que hemos tenido en nuestra vida. El recuerdo del día en que comenzó algún noviazgo; el nacimiento de un hijo, sus primeros pasos, sus primeras palabras o sonrisas que nos llenaron de alegría; los festejos por nuestra graduación; la belleza de un paisaje o un cielo estrellado con su luna llena; los colores de las flores o un árbol florecido; los recuerdos de un viaje o los de la niñez de nuestros hijos. Todos esos momentos que quisiéramos revivir, ¿quién nos lo impide? Debemos pensar en este tipo de cosas agradables, respirando lenta y profundamente, hasta que nos tranquilicemos. Yo (el que escribe este estudio) tengo en mi casa un álbum de fotografías con el título “Momentos agradables”, donde guardo imágenes de esos momentos mencionados. Cuando estoy agitado, acostumbro mirar ese álbum, y trato de recordar los detalles de esos acontecimientos que me hicieron tan feliz y siempre me tranquilizo. Entonces ya puedo meditar sobre los problemas. El Gran Maestro vietnamita Tich Nath Hanh recomienda que cuando estemos alterados debemos ir a la nevera y tomar un vaso de agua fría, respirar profundamente, sentir el frío del agua, respirar y sonreír ampliamente. Esto es una oportunidad para una suspensión del enfrentamiento y figurar un brindis con el oponente, compartir unos cuantos sorbos con él, y arreglar juntos una nueva reunión para más adelante. Así se relajan los músculos faciales y nos tranquilizamos. 45 LibrosEnRed

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Recordemos la televisión Podemos pasar muchas horas del día viendo la televisión. Si estamos preocupados debemos ver preferentemente los programas que nos entretienen y tranquilizan, como las comedias, los musicales o los culturales. Evitemos los programas de mucha violencia o terror, que nos pueden angustiar aún más.

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Capítulo 9

La meditación

Una vez que estemos tranquilos y relajados podremos comenzar a meditar. La meditación puede hacerse en cualquier lugar o momento, caminando, en el automóvil durante el tráfico o en algún lugar especial que hayamos elegido para este fin. Lo importante es que no puedan distraernos. Algunos minutos pueden ser suficientes. Si tenemos problemas, es recomendable aumentar el tiempo de la meditación y, eventualmente, insistir en el punto hasta que podamos resolverlo. No se trata de una asociación libre de ideas, sino de una reflexión sobre algún tema que nos dé preocupaciones. Cuando aparezca repentinamente algún tipo de comprensión y una posibilidad de resolver el problema, hay que detenerse y analizar profundamente, con una mente amplia y libre de prejuicios y de etiquetas sobre “el qué dirán”. Así averiguaremos si esa era la solución correcta.

Debemos meditar Debemos meditar sobre nuestros aspectos negativos, como la susceptibilidad, la irritabilidad, la impaciencia, el mal humor, la tristeza y los estados depresivos. Todos ellos representan una resistencia contra el Sí Mismo y son provocadas por el ego, que lo único que busca es manipular la realidad y perpetuarse en nuestra mente. La meditación nos permite observar los impulsos destructivos, los acondicionamientos a la cultura y la ceguera mental. La verdad está en uno mismo y solo nosotros podemos rescatarla. Estar de acuerdo con nuestra imagen idealizada, o sea, nuestra propia personalidad por nosotros mismos, es un obstáculo para descubrir el Sí Mismo. El ser humano corre siempre detrás de la satisfacción de los deseos y es el ego el que ofusca al Sí Mismo, que queda sumergido en las tinieblas. Con muchas dificultades podemos rescatarlo, aunque sea parcialmente. Sin dudas, esto nos traerá beneficios. 47 LibrosEnRed

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La misión de la meditación es entonces disolver los conflictos, eliminar el egoísmo, nuestros aspectos negativos, para lograr una transformación de la personalidad.

La terquedad del dominio del ego: la sombra Como venimos insistiendo, el ego, temiendo su destrucción, luchará implacablemente para sobrevivir y evitar que reviva el Sí Mismo. Entonces, aparecerá “la sombra”, una de las más destacadas nociones del doctor Jung, el gran investigador de la psicología. “La sombra” es una manifestación del ego y representa todo aquello que en la vida no es aceptado o que se ha reprimido, bien sea por impulsos del instinto o por reacciones ante un mundo cruel. Es una especie de bloqueo o resistencia a lo que estorba. El hombre deberá estudiarla atentamente y captar su naturaleza, su origen, la forma en que se presenta y determinar la manera de superarla.

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Capítulo 10

¿Sobre qué meditar para conocernos a nosotros mismos?

¿Quién piensa? ¿Quién siente? ¿Quién actúa? ¿Por qué? ¿Quién pelea, sufre y se deprime? Para averiguarlo es indispensable autoanalizarse, meditar profundamente el porqué de estas preguntas sin respuestas. El Sí Mismo, el Ser, el Yo Verdadero, el Yo Espiritual, es el Yo Original, aunque parcialmente empezó a contaminarse en el momento del nacimiento. Es el Yo fetal que gozaba en la beatitud del vientre materno, el Yo de la primera infancia, que si bien es cierto que era egoísta, por ser este un instinto de supervivencia de la especie, todavía existía en él la espontaneidad, la sinceridad, el asombro por las pequeñas cosas, la ingenuidad, la inocencia, la alegría y la benevolencia. En él no existían la envidia, los celos y la agresión que conducen a la maldad y los continuos sufrimientos. ¿Cómo encontrarlo? Estamos enajenados, no sabemos quiénes somos, ni sabemos con cuál aspecto de nuestra vida debemos identificarnos. Son tantos los llamados que recibimos en nuestra mente y que luchan entre ellos por controlarnos, que muchas veces no sabemos lo que queremos y terminamos haciendo lo que dice el ego, que es el que en realidad manda. Vivimos de espaldas a nuestro Sí Mismo. Solo nos acercamos a él en algunas ocasiones, como cuando apreciamos el arte, cuando estamos enamorados o en épocas de calamidad general. En esos momentos brota lo mejor de nosotros. A través de la meditación, despertaremos en nosotros la naturalidad de la mente, para llegar a entender lo que en realidad somos, para reconocer a nuestro Sí Mismo, nuestro Yo Verdadero, el espiritual, que está reprimido en el inconsciente. En la tranquilidad de la meditación podremos encontrar la profunda esencia de este ser que creíamos perdido, porque fue arrinconado por el ego, para complacer sus complejos y glorificar su auto-importancia ficticia. Los grandes maestros orientales sugieren la búsqueda del Sí Mismo a través del método de meditación llamado “de la percepción”. El ser humano debe ver la realidad y no las fantasías del ego, que hacen que la mente esté atormentada continuamente con pensamientos engañosos, falsos y fantasiosos. De esta forma es prácticamente imposible 49 LibrosEnRed

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encontrar al Sí Mismo. Necesitamos tranquilidad y paz para poder meditar y reflexionar sobre lo que andamos buscando. Para alcanzar el Sí Mismo, se requiere una revelación que esté por encima de los órganos sensoriales, se necesita una percepción que no esté basada en los sentidos y por esa visión superior es que podremos lograrlo. Esta es independiente, amplia y libre. No tiene confusión porque está más allá de toda interferencia. No es un producto de la elaboración mental, ni de la lógica, ni del razonamiento. Esto se va logrando con la voluntad de que sea confirmada definitivamente y se pueda controlar la conducta y los actos. Es indispensable desprenderse del egoísmo, renunciar a toda vanidad y a la ambición devoradora. En la gran mayoría de los casos, esas angustias y ansiedades que nos atormentan en la realidad no son tan graves si las comparamos con otros momentos difíciles de nuestra vida y que hemos superado. Pensemos en otras personas que padecen momentos terribles por causa de enfermedades incurables o por calamidades naturales o por la violencia de terceras personas. Al reflexionar sobre estos casos, nuestros problemas se redimensionan a su real medida y se facilitan las posibilidades de resolverlos.

En la auto-indagación el ser humano debe despojarse de su máscara

Para buscar el Sí Mismo de los demás, debemos hacerlo a través de nuestro Yo Verdadero. Observemos y meditemos sobre nuestros continuos cambios emocionales, como también sobre el amor propio, la agitación, la tranquilidad, las tristezas y las alegrías. Es necesario auto-indagarse en todos esos estados emocionales, evitando y controlando los autoengaños y las falsas ilusiones del ego. Así aprenderemos a controlar todas las perturbaciones y con ello aparecerá una mente más tranquila. En estos casos, debemos indagar cuál es la causa y pedir al Yo Espiritual o Sí Mismo, que es el que verdaderamente manda en ese momento, si es la mente real o la falsa del ego. Todo es necesario para la conquista del Sí Mismo y, aunque hayamos sufrido en la vida y aun el futuro nos depare nuevos sufrimientos, valdrán la pena todos los esfuerzos que pongamos en lograr total o parcialmente esta 50 LibrosEnRed

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realización: los beneficios que lograremos compensarán todos los contratiempos que hayamos vivido. Está en juego su vida anímica y debemos reflexionar sobre ello. Marque con un lápiz los puntos que le parezcan necesarios de este o cualquier otro trabajo similar que puedan motivarlo en esta búsqueda, así podrá leer en pocos momentos los puntos importantes que lo ayuden a lograr su transformación.

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Capítulo 11

Conócete a ti mismo

En el siglo XI, el maestro Eckard decía: “El hombre debe establecer puentes que cubran las honduras de su corazón, de treinta a cuarenta pieles obstruyen el camino a su alma y así espera paciente y casi inútilmente que lo rescaten”.

¿Quién soy yo? ¿Por qué? ¿Quién soy yo? ¿Cuál es el papel que estoy ahora interpretando? ¿Quién es, en última instancia, el Sí Mismo? ¿Quién desea auto-realizarse a través de él? ¿Deseamos ser más felices? La felicidad está dentro de nosotros mismos, en la tranquilidad y pureza de nuestro Sí Mismo. Es la sabiduría necesaria para apartar esos pensamientos egocéntricos que un día ven la maldad y otro, la bondad en la misma situación, según sean las conveniencias momentáneas. Así podremos encontrar y entender la necesidad de los demás.

La conciencia Es la voz del ser espiritual, es parte de alma, del Sí Mismo que está en nuestro interior y que protesta siempre que realizamos algo que no es correcto y que dice “sí” o “no”, dependiendo de lo ético y moral. Es una balanza sensible que sopesa las acciones propias. El sentido del deber y los remordimientos son parte de la conciencia. La conciencia está formada por la imparcialidad y la justicia y determina la bondad o maldad de cada acción. Lamentablemente, la conciencia de cada persona varía de acuerdo con sus propios valores. A veces se nubla por causa de las debilidades humanas y porque muchas veces estamos inmersos en un cúmulo de conflictos emocionales y puede permitir algo incorrecto. Es por ello que no debemos confiar ciegamente en ella. 52 LibrosEnRed

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La necesidad de un diario La forma de poder reconocer las influencias del falso yo es observándonos, escudriñándonos, apuntando en un diario cada una de las imprudencias que nos llegaron a provocar problemas o crearon malentendidos. Poco a poco mejoraremos nuestra personalidad y nos hará más felices tanto a nosotros como a los seres que nos rodean. De esta forma lograremos evitar hacer lo que nos dicta el ego, que es solo lo que nos conviene, olvidando que los demás tienen también el derecho a no ser perjudicados y manipulados, aun involuntariamente, con nuestras envidias, celos y agresiones.

Liberarse de su mente Es la naturaleza de la mente visualizar los hechos de la vida como problemas. Si estos no están de acuerdo con nuestra visión de lo que nos conviene, nuestra mente ve como grandes los pequeños dolores y exagera las pequeñas dificultades que se transformarán así en graves problemas. Con frecuencia estamos agobiados por una mente torturada en la desdicha y no nos damos cuenta de que estamos equivocados porque estamos acostumbrados a esta manera de pensar. Muchas veces pensamos erróneamente que todos nuestros problemas se deben a circunstancias negativas e inevitables o que se producen por causa de otras personas que consideramos como enemigos.

Vislumbres de la iluminación Este proceso, al que llamaremos “Vislumbres de iluminación”, nos dejará sacudidos y conmovidos en lo más profundo de nuestros corazones. Por fin tendremos la certeza de que todos esos aspectos que tanto hemos oído mencionar, como “la sabiduría” y “una gran personalidad”, que nos parecían imposibles de lograr, ahora sí pueden ser adquiridos. Sentiremos la embriaguez del Sí Mismo y un estado de plena quietud, equilibrio y ecuanimidad. Imaginemos la felicidad que podremos traer a los que nos rodean si conseguimos retomar los valores de la infancia: la espontaneidad, la alegría, la sonrisa espontánea, los ideales de la juventud, lo más precioso para la mayoría de las personas. 53 LibrosEnRed

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Reencuentro de valores Todas estas promesas nos alentarán para continuar por este camino. El reencuentro con estos valores será como volver a casa, como el hijo pródigo que por su nostalgia regresó al viejo hogar. Ellas nos devolverán esas riquezas inexploradas que nos permitirán seguir luchando en esta interminable búsqueda de la verdad.

La auto-indagación El hombre tiene una indudable inclinación a la unión con las demás personas, pero también es cierto que además tiene la necesidad de apartarse para escudriñar en su propio interior. Por lo tanto, es sumamente importante la auto-indagación, siendo cada uno de nosotros el investigador de nuestra propia vida interior. Así lograremos encontrar el camino que nos conducirá al Verdadero Yo, al Sí Mismo. Conoceremos nuestro Sí Mismo, el que también Sócrates buscaba y que aparece esculpido en la fachada del templo de Delfos en Grecia. Este estudio incluirá sobre todo los aspectos negativos: la ambición exagerada, el afán desaforado de poder o de dinero, así como el egoísmo y su sed incontrolable de placeres y falsas ilusiones. Como ya lo hemos mencionado, hay que distinguir el falso Yo, el ego, ese Yo que es el producto del ambiente, la cultura y las circunstancias: el falso. El otro Yo que está más allá del falso es el Yo Verdadero, el real, que puede ser valiosísimo si se lo descubre y utiliza. La investigación del mundo interior junto con la meditación posibilita el reencuentro del hombre con su mundo interior. Allí encontrará a un sabio maestro: el Sí Mismo, el Yo Espiritual, la conciencia, con una brillante lámpara que lo iluminará y guiará. Una vez que la tensión corporal ceda, la mente podrá canalizarse hacia otros fines: será una mente más equilibrada y justa para nuestro beneficio y el de nuestros seres queridos. La indagación interior estimula y alerta a la mente, porque se ahorra la energía que antes se desperdiciaba en pensamientos ilógicos, y nos conduce a la serenidad. El simple hecho de silenciar las susceptibilidades, los resentimientos y las frustraciones absurdas nos ayuda a transformar esa angustia y agitación en tranquilidad. 54 LibrosEnRed

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Surgirá entonces un nuevo conocimiento de la vida y, progresivamente, comenzaremos a intuir que dentro de nosotros existen esos recursos que fueron descubiertos por el investigador Jung y a los que llamó “inconsciente espiritual personal”.

La eliminación de conflictos Insistimos en que es necesario eliminar todos los conflictos posibles, las deficiencias del carácter y de la conducta, junto con las fuerzas negativas. Se las debe sustituir por las constructivas; solo así podremos despertar al hombre real, que siempre es mucho mejor de lo que creemos que es. Debemos advertir que este camino es largo y difícil. Muy pocas personas logran el total control del ego, ya que este siempre estará batallando y produciéndonos falsas ilusiones. Otra dificultad que encontraremos en el camino son los hábitos que se han arraigado en lo profundo de nuestras mentes y que tratan, como los rieles de un ferrocarril, conducirnos a un destino prefijado desde hace mucho tiempo. Pero definitivamente, si nos lo proponemos y si perseveramos, sí podremos mejorar, sí podremos ser más felices y sí mejoraremos nuestras relaciones con los seres queridos. Después del primer encuentro con el Sí Mismo, aparecerá el primer vislumbre de que sí es posible alcanzar con el tiempo una serenidad absoluta y una comprensión grande.

Análisis de las consecuencias de un agravio Qué es lo que realmente sucede cuando recibimos un agravio de parte de un familiar cercano. En estos casos, siempre el ego es el que actúa en ambos lados. Siempre trata de azuzar, complicar, distorsionar y agitar los ánimos de ambas partes. La realidad nos indica que ellos a veces son incapaces de hacer algo malsano contra nosotros, pero al calor real de una discusión, los ánimos se van caldeando y se dicen cosas indebidas, hasta que uno explota con una ofensa grave en contra del otro, que no podemos aceptar. Inmediatamente nos atormentamos y los pensamientos se agolpan y nos agitan. 55 LibrosEnRed

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Pero si hacemos un análisis profundo, sí podremos enmendar lo realizado, comprendiendo que es un malentendido y que el orgullo exacerbado de ambas partes es la causa. Debemos comprendernos a nosotros mismos y a los demás, averiguando las verdaderas motivaciones de ambas partes. Si miramos con profundidad, con una visión clara, nuestros sentimientos y pensamientos, es cuando podremos investigar la realidad y las consecuencias de un malentendido. Una interpretación ecuánime y estable es la que evita las desilusiones. La disminución de la influencia del ego equivale a un aumento proporcional del Sí Mismo, o sea, de la naturaleza original que teníamos en la infancia, en que reinaba la alegría, la benevolencia y la falta de prejuicios y orgullo.

Debemos revivir el sí mismo Debemos revivir el Sí Mismo que fue encarcelado por el ego ante la realidad de la vida. Utilicemos el Yo Espiritual, el Sí Mismo, de manera que cuando veamos una rosa, no la recordemos solo por su belleza sino porque podremos revivirla, profundizarla; es decir: viviéndola y apreciándola. Desde nuestra niñez hemos contruido nuestra propia personalidad, pero al mismo tiempo disminuimos los valores positivos, sustituyéndolos por los valores negativos que torturan nuestra mente. Debemos renunciar a las vanidades, a los afanes de hacer dinero o de poder u otros deseos fantasiosos. Si persistimos fervorosamente, podremos modificar nuestro punto de vista, como también nuestros temores, fobias y angustias. No puede haber verdad o justicia si todo descansa sobre el ego. Sin embargo, después del primer encuentro o vislumbre con el Sí Mismo, aunque sea por unas horas, todo variará porque estamos estimulados por nuestros esfuerzos para alcanzar una nueva manera de ser con sus errores y beneficios. Cuando cumplamos esto, la vida valdrá la pena ser vivida y seremos más felices. Aunque no nos demos cuenta, al ser humano le es difícil entender todas las negatividades acerca de la búsqueda del Sí Mismo. Todas las religiones aceptan al Sí Mismo, pero el vocabulario varía, aunque las definiciones sean similares. Yo, como cristiano, acepto la espiritualidad y la inmortalidad del alma; y el castigo o premio, de acuerdo con el comportamiento en la vida. 56 LibrosEnRed

Capítulo 12

El camino espiritual

Para lograr la transformación de la mente, necesitamos transitar el camino espiritual del Sí Mismo, que es el único que puede decidir las modificaciones y luchar contra los viejos hábitos, las cicatrices provocadas por la ignorancia y las costumbres de la sociedad. Este recurso maravilloso es el que conduce al Sí Mismo. Este es el camino que penosa e intuitivamente recorrieron Newton y Einstein para llegar a conocer las grandes leyes que rigen el universo. Si bien muy pocas personas logran alcanzar al Sí Mismo totalmente, la mayoría puede llegar a él parcialmente y disfrutar de sus beneficios. Este Ser, este Yo Espiritual, es la realidad única y esencial. Es el núcleo central y absoluto que interviene en todo lo que sucede. Es también la chispa divina que todos tenemos dentro y que nos ayudará para seguir ese camino, si se lo pedimos adecuadamente. La ley mística que gobierna al universo en forma precisa e inconmovible también está presente en el hombre y su finalidad no puede ser sino la verdad, la imparcialidad y la ecuanimidad. A través de una sucesión de etapas y grados que superan con grandes esfuerzos algunos seres escogidos, se logra el fruto esperado: llegar al Sí Mismo y la casi total aniquilación del falso Yo. Si bien es cierto que nuestra mente es el producto de nuestra historia pasada, también es cierto que ella se puede transformar. Esto se logra a través de una concentración profunda, donde se puedan apreciar el panorama completo, las dualidades como el “amor odio” y nuestros intereses condicionados. Haciendo consciente el inconsciente, se debe exigir a este que no actúe siguiendo los dictados del ego, sino los de la verdad, los del Sí Mismo. Si abandonamos lo negativo de la vieja personalidad y renunciamos a las apariencias, se formarán actitudes benevolentes y conciliadoras que ayudarán a mejorar la personalidad. En los diarios del swami (maestro) Maharshi, uno de los más conocidos, él responde a ciertas preguntas de sus estudiantes.

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Preguntas al swami Maharshi Pregunta: ¿Cómo logro la paz interior? Maharshi: La paz está siempre allí, lo único que hay que hacer es controlar los pensamientos. Pregunta: ¿Cómo me encuentro a mí mismo? Maharshi: No hay que buscarlo, tú eres el Sí Mismo, sin embargo tienes que hallarte. Otro swami dice: “Hay un ser superior dentro de nosotros, pídele ayuda. Si no la pides, no la recibirás”. Pídele ayuda, así te abrirás a ese ser que es una chispa divina. Dios no es miserable, él está siempre en todas partes, pero a nosotros a veces no nos interesa recibir esa ayuda porque no creemos que él exista. En la medida en que logremos avanzar hacia ese nivel superior que, como dijimos antes, muy pocos llegan a alcanzar plenamente, todas nuestras actitudes serán más serenas y equilibradas. La ruta hacia el Sí Mismo es el camino espiritual. Este es el recurso maravilloso que nos puede conducir hacia el Ser. En la inmensa mayoría de los casos en forma parcial solamente. El Sí Mismo es la naturaleza verdadera y la realidad. Es el núcleo esencial y el centro primario y absoluto de nuestro Ser, el Sí Mismo y el Yo Verdadero, el Yo Espiritual, es decir, la chispa divina que Dios nos dio y que siempre nos ayuda si la pedimos con verdadero fervor. Este Ser puro es el alma, que se hallará en lo más profundo de nosotros mismos. Tenemos que encontrarlo junto con el adulto irritable, egoísta y agresivo. Ambos forman parte de nuestro Ser: el primero, adquirido por el ambiente, los hábitos y las circunstancias, que hay que tratar de controlar porque está dominado por el ego. El segundo, en cambio, el Sí Mismo, hay que cultivarlo y vivirlo porque es nuestra fuente de origen y la inteligencia creadora que saben utilizar los grandes artistas. Ella es la que siente, percibe. Permitamos que sea ella la que nos ilumine. Sintamos su presencia, su serenidad y su ecuanimidad. Al liberarse estas fuerzas positivas, los impulsos negativos comenzarán lentamente a renunciar y la personalidad empezará a desarrollarse junto con una relación más respetuosa de las necesidades de los otros. El auténtico Ser que tenemos que revivir no se resiente por motivos ilógicos, igual que como sucede en los niños. Tampoco culpa a la cultura o a la familia: su ecuanimidad se lo impide. 58 LibrosEnRed

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Este Ser, que desde hace milenios el ser humano trata de alcanzar, es la verdad y la justicia. Es el que nos permitir descubrir la madurez emocional, la imparcialidad y la felicidad. Este camino se abre con gran amplitud de orientación. Es necesario que el ser humano se abra con un viraje de 180 grados, solo así podrá obtener una fundamental nueva orientación. Partiendo de allí, paso a paso se puede ir transformando en un Ser más amplio, más profundo y más justo. Cuando se desaloja esa mente preconceptual y cohibida, se comienza a experimentar la gratificante sensación de seguridad que liberan nuestras energías para que puedan luchar contra los ataques del ego. Este es el camino de la paz, de la concordia. Tenemos que evitar las polémicas inútiles con nuestros pensamientos porque ellos representan al falso yo, es decir, a nuestra personalidad que mostramos a los demás. Debemos alcanzar a ver la verdad, que impide apreciar y aprender a ver las cosas como deben verse y no como son en realidad. Porque lo vemos mal. Necesitamos aceptar nuestras limitaciones y conocer las verdaderas capacidades que tenemos. Todo lo anterior nos conducirá al camino espiritual.

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Capítulo 13

Cómo tener acceso al Sí Mismo

Para tener acceso al Sí Mismo debemos lograr una nueva visión interior. Solo podremos conseguirla a través del camino espiritual, ya que es el único que puede permitirnos luchar contra los códigos de la especie, los hábitos y las costumbres. Estas modificaciones no podrán efectuarse si no interviene el inconsciente espiritual y, por lo tanto, el Yo Espiritual. En primer lugar, hay que hacer un cambio radical: debemos tener una nueva visión. Se nos ha enseñado a pasar la vida persiguiendo nuestros pensamientos contaminados por los hábitos, costumbres y perjuicios y, según ellos, proyectamos nuestra imagen al exterior. De manera que tanto nosotros como las personas que nos observan ven solo eso: una proyección falsa de nosotros mismos. Estamos habituados a mirar hacia fuera, de manera que hemos perdido casi por completo el acceso a nuestro ser interior. Contemplar la naturaleza desde el interior de nuestras mentes es algo que evitamos, porque desconocemos cómo somos en realidad y tememos poner en evidencia nuestros errores y conflictos. Contemplar la verdadera naturaleza de nuestras mentes: el Sí Mismo. Este es un trabajo largo y duro, pero cuando logremos vislumbrar nuestros rasgos positivos se recompensarán cien veces nuestros sacrificios. Pensemos solamente cuán maravilloso sería poder controlar la ira, el dejar de pensar solo en lo que nos conviene causando muchas veces daño a las demás personas, especialmente a nuestros seres queridos.

Enfrentando al ego Es imposible enfrentar al ego directamente, porque es extremadamente poderoso, nos acompaña desde la infancia y seguirá haciéndolo hasta el fin de nuestros días. Es un compañero inseparable que ha aprendido a comportarse como un reflejo condicionado, involuntario e incontrolable. A él debemos pagarle el precio de la cultura con sus reglas, patrones, tradiciones 60 LibrosEnRed

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y costumbres. En sus comienzos, el ego fue el que nos salvó de la ley de la selva y, en la medida en que la civilización fue avanzando, el ego se volvió cada vez más exigente. A este falso Yo es posible reeducarlo, enseñándole nuevas pautas más saludables.

Controlar el egoísmo Tenemos que controlar al egoísmo, ya que es el responsable de todos nuestros defectos. Al disminuir las influencias del ego, poco a poco comenzarán a surgir los cambios en nuestro interior y en las relaciones con las demás personas. Así lograremos que se reviva el Yo Verdadero, el Espiritual, que estaba arrinconado desde la niñez. Lentamente empezarán a surgir nuevas cualidades, que en realidad estaban ocultas, se fortificarán y surgirá un nuevo sentido de los valores que hará que el mundo se vea con nuevos ojos. El egoísmo, los resentimientos y las hostilidades comenzarán a decrecer y, si perseveramos, iniciaremos una vida con menos temores y angustias.

Descubrir pensamientos propios Descubriremos que es posible no solo producir pensamientos propios, es decir, sin las manipulaciones del ego, sino también generar sentimientos auténticos, sin los prejuicios y sin las influencias de los hábitos, cambiando en cierta forma nuestra manera de actuar y de vivir.

La vía media En algunos de sus escritos, Buda sugería tomar “la vía media”, lo que significa que cuando enfrentemos situaciones conflictivas no seamos agresivos y radicales. Más bien debemos presentar una actitud conciliadora, no egoísta, ecuánime y tranquila, que no se enfrente ciegamente a las costumbres y pautas del ambiente, aunque debemos hacerlo con firmeza y aclarando las partes positivas de nuestro punto de vista. Si logramos este objetivo, iremos modificando nuestro carácter y nuestra manera de actuar. Nuestra personalidad será más exitosa en las relaciones humanas, más equilibrada, humana y compasiva. 61 LibrosEnRed

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Actitudes conciliadoras Cuando la mente piense en comportarse con benevolencia, en lugar de pensar en el qué dirán, empezarán a aparecer actitudes amorosas y conciliadoras que ayudarán a mejorar nuestra personalidad y comenzaremos a experimentar una gratificante sensación de seguridad, una certidumbre de que sí existe un centro de infinita sabiduría al que podemos recurrir: la paz del Yo Espiritual, o sea, del Sí Mismo.

Preguntas y respuestas Pregunta: ¿Puede una persona con poco entrenamiento y poco fervor obtener una repuesta del Sí Mismo? Respuesta: De ninguna manera. Lo más probable es que se confundan las voces del ego con las del Sí Mismo, predominando las del ego. Pregunta: ¿Puede una persona egoísta, o con afán extralimitado por el dinero o el poder, o afectado por narcisismo, o agresividad, o resentimiento, o susceptibilidad, escuchar al Sí Mismo? Respuesta: La respuesta es de nuevo: ¡No! Repetimos, la única forma en que predomina el Sí Mismo es cuando hay una transformación hacia lo positivo y rechazo a lo negativo. Todo lo que sea quietud, paz, equilibrio, justicia, son con seguridad las voces del Sí Mismo que se expresa.

No identificarse con el ego Cuando dejamos de identificarnos con los pensamientos del ego, nos convertimos, a través de la conciencia, en censores de todo lo negativo. Cuando logremos acercarnos al Sí Mismo, este nos ayudará a no presentar resistencia frente a la vida. Si perseveramos, poco a poco iremos mejorando. Lo que pensábamos que necesitábamos para lograr la felicidad irá llegando sin esfuerzo, lo que veíamos como negativo se suavizará y nuestra mente será mucho menos egoísta, menos agresiva y sin resentimientos. Incluso, si por alguna circunstancia se derrumbara todo a nuestro alrededor, aún quedaría un núcleo de paz que nos ayudaría a aceptarnos. 62 LibrosEnRed

Capítulo 14

La lucha

La lucha por el Sí Mismo Debemos emprender la lucha por el Sí Mismo, el Yo Espiritual, el Ser. Por lo tanto, es necesario luchar contra el ego. La capacidad que este posee para sobrevivir es casi infinita y constantemente combatirá con nuevos recursos para destruir nuestros deseos de liberarnos de su tiranía. La verdad es sencilla y las enseñanzas muy claras. Sin embargo, cuando creíamos que ellas comenzaban a influir en nosotros, con gran desaliento notamos que intervienen de nuevo las maniobras y engaños del ego. Cuando por fin el ego queda al descubierto y notamos que verdaderamente hemos puesto el dedo en la llaga, aparecen toda clase de problemas psicosomáticos que nos ponen de nuevo a dudar. El ego siempre está de guardia y arrojando leña al fuego, aprovechándose de nuestras torturas, ansiedades y sufrimientos. Cuando logremos alcanzar, aunque sea parcialmente, al Sí Mismo, todas nuestras actividades serán más serenas y equilibradas. No se trata de que nos convirtamos en un nuevo San Francisco de Asís, pero sí en unos luchadores por la verdad, la justicia y el equilibrio. Combatiremos en una batalla contra las falsedades, los engaños y el egoísmo de nuestro ego, que solo pretende subyugarnos. Para ello, debemos sacar a flote esa chispa divina que Dios inculcó en nuestra conciencia, el Sí Mismo, para que con ella, después de muchos milenios tengamos, algún día, alguna semejanza con Dios. Debemos aprender a penetrar la realidad del Sí Mismo en todos sus aspectos. Necesitamos develar su verdadera naturaleza, diferenciando lo que es aparente de lo que es real, mirando desapasionadamente nuestra vida interior. En algún momento percibiremos algo así como una especie de vislumbre y quedaremos asombrados de estar ante una especie de fenómeno de clara comprensión de los problemas. Lamentablemente son apenas vislumbres y la realidad regresa. El hombre oculta su propia naturaleza, su Sí Mismo que, como hemos mencionado en otras oportunidades, está acorralado en el inconsciente y raramente se le permite surgir. 63 LibrosEnRed

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Nuestra verdadera lucha esta allí. Nuestra ignorancia nos impide conocer nuestra propia espiritualidad y confundimos nuestro Yo Espiritual con el ego. Es importante que sepamos luchar contra nuestros propios sentidos y nuestro razonamiento habitual, pero es algo que lograremos solo a través de muchos esfuerzos y una gran tenacidad. Luego, posiblemente vendrá esa intuición repentina, similar a la que Einstein, Newton y Edison afirmaron haber tenido cuando lograron sus descubrimientos. Para obtener el conocimiento superior del Sí Mismo, es necesario desprenderse de gran parte del egoísmo y la vanidad, tener una mente amplia y profunda, además de poner un gran esfuerzo. Solo entonces desaparecerá la ceguera mental y surgirá el Sí Mismo. La mente humana es como un caótico campo de batalla: no hay ni vencedores ni vencidos, solo combatientes que algún día se integrarán en una unión indisoluble. Así el reino del ego será reemplazado por el del Sí Mismo.

El maestro interior No importa cuántos problemas tengamos, siempre tendremos que observarlos a través de “nuestro sabio maestro”, el Sí Mismo, nuestra conciencia. Ella analizará cuidadosamente los hechos y nos dirá cuáles son los problemas reales y cuáles debemos resolver de inmediato. También la conciencia nos dirá cuáles problemas no pueden resolverse. En este caso, debemos aceptarlos de la mejor manera posible, tratando de no añadirnos un nuevo sufrimiento que nos atormentará. Si es este el caso, podría ayudar compartir este sufrimiento con otras personas que estén en las mismas circunstancias: el identificarse mutuamente facilitará el compartir las desgracias. Este proceso de involucrar a la conciencia para definir los verdaderos problemas quizá parezca fácil, casi como un juego, pero en realidad hay que poner en él mucha tenacidad, fervor y paciencia. Hay que intentarlo hasta que funcione.

La transformación de la mente Al principio, la transformación de las personas hacia una nueva y amplia visión se dará poco a poco. 64 LibrosEnRed

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Debemos abandonar las apariencias como escala de valores, ese afán de aparentar ser más o mejores de lo que somos. Esto lo aprendimos en la niñez, cuando a través de nuestras mentes inmaduras creímos que era más importante tratar de vernos mejor en vez de actuar con naturalidad. Es cierto que hay muchas personas que equivocadamente actúan y piensan que en la vida el éxito está en tratar de deslumbrar con actuaciones absurdas, actuaciones que usan inclusive en las demostraciones de afecto, aunque en verdad son solo eso, apariencias vanas.

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Capítulo 15

La conquista del Sí Mismo

Para lograr la conquista del Sí Mismo, es de enorme importancia recuperar las cualidades que teníamos en la infancia y que perdimos en nuestra niñez. Es mucho más fácil recuperar cualidades que alguna vez tuvimos y perdimos que crear unas nuevas.

Cualidades a recuperar Entre estas cualidades que son características en la mayoría de los niños están, como lo mencionamos antes, la espontaneidad, la alegría, la sonrisa, la sinceridad, la falta de hipocresía, el asombro por las pequeñas cosas. Además, en la infancia existe aceptación por lo que nos sucede, comprensión, benevolencia y la primera virtud: la objetividad y la realidad. Lo que antes apreciábamos, como el canto de los pájaros, los bellos paisajes o las mascotas de todo tipo, dejó de interesarnos porque el ego en forma nos indujo a buscar otro tipo de objetivos, pero hay que recuperarlo. Con la ayuda de la conciencia y del Sí Mismo.

Poseer una nueva personalidad Así disminuirán las proyecciones negativas, susceptibilidades, frustraciones e irán reapareciendo las cualidades positivas de la niñez. Recuperaremos esas partes alegres de nuestra infancia y adquiriremos lo que algunos llaman “una gran personalidad”, o sea, esas personas alegres, sin complejos, con una mente muy abierta, adaptables, tolerantes y con sensibilidad. Aun si alcanzamos un grado mediano de realización, nuestros familiares y amigos lo notarán y apreciarán. Las enfermedades de tipo psicosomático, como las migrañas, los dolores musculares y las molestias del tubo digestivo desaparecerán y nos sentiremos mejor de ánimo y salud. 66 LibrosEnRed

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La conquista del Sí Mismo Lograr la conquista del Sí Mismo en forma total es casi imposible. Solo la logran algunos santos y grandes maestros tibetanos con la ayuda de otros grandes maestros y después de muchos años de entrenamientos y grandes sacrificios. La gran mayoría de las personas puede llegar a él parcialmente y disfrutar de sus beneficios. Pero a cada logro en este sentido seguirán recaídas temporales. Es indispensable poseer una gran tenacidad, imparcialidad y voluntad, además de poner un inmenso fervor y devoción para obtenerlo. Muchos de los más grandes científicos, como Newton, Einstein y Oppenheimer, pensaban que la ciencia y la espiritualidad, junto con la visión mística del mundo, eran compatibles y posibles en su origen. La búsqueda del Sí Mismo nos traerá tranquilidad, paz, plenitud y una mayor eficiencia, disminuyendo el sufrimiento interior y suprimiendo la infelicidad provocada por nosotros mismos. Poco a poco disminuirán las proyecciones negativas, las susceptibilidades y las frustraciones e irán reapareciendo las cualidades positivas de la niñez; recuperaremos esas partes alegres de nuestra infancia. Repetimos: adquiriremos lo que algunos llaman “una gran personalidad”, o sea, esas personas alegres, sin complejos, con una mente muy abierta, adaptables, tolerantes y con sensibilidad. Aun si alcanzamos un grado mediano de realización, nuestros familiares y amigos lo notarán y lo apreciarán. Las enfermedades de tipo psicosomático, como las migrañas, los dolores musculares y las molestias del tubo digestivo, desaparecerán y nos sentiremos mejor de ánimo y salud. El Sí Mismo es la realidad única y esencial. Es el núcleo central y absoluto que interviene en todo lo que sucede. Es también la chispa divina que todos tenemos dentro y que nos ayudará para seguir ese camino, si se lo pedimos adecuadamente. Esta ley mística que gobierna al universo en forma precisa e inconmovible también está presente en el hombre, y su finalidad no puede ser sino la verdad, la imparcialidad y la ecuanimidad. A través de una sucesión de etapas y grados que superan con grandes esfuerzos algunos seres escogidos que logran el fruto esperado: llegar al Sí Mismo y la casi total aniquilación del falso Yo. 67 LibrosEnRed

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Para obtener el conocimiento superior del Sí Mismo Para obtener el conocimiento superior del Sí Mismo se necesita desprenderse de gran parte del egoísmo y la vanidad, tener una mente amplia y profunda además de poner un gran esfuerzo. Solo entonces desaparecerá la ceguera mental y surgirá el Sí Mismo. Repetimos: la mente humana es como un caótico campo de batalla, no hay ni vencedores ni vencidos, solo combatientes que algún día se integrarán en una unión indisoluble. Así el reino del ego será reemplazado por el del Sí Mismo.

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Capítulo 16

El Sí Mismo y la personalidad

Es útil destacar que cuando se va a elegir un cargo importante, nunca se escoge al más capaz y más cumplido. Se escoge, en cambio, a otro también eficiente, pero con mano izquierda firme para los problemas, con una mente amplia, abierta, benévola, alegre, amigable, que vaya bien con los demás. Es interesante que estas características coincidan con las de los personajes que tienen un cierto dominio del Yo Verdadero, o el Sí Mismo, donde predominan: la verdad, la ecuanimidad, el equilibrio, la tolerancia, la justicia, el entusiasmo, la benevolencia y la alegría. Respecto a lo negativo, el Sí Mismo trata de modificarlo hacia lo positivo. Figuran allí las susceptibilidades, la autocompasión, el resentimiento y la agresividad. Todas las tendencias positivas y negativas coinciden con las que necesita la personalidad. Para tener éxito en la vida, tenemos que ser personas comprensivas y benevolentes, igualmente sea en la personalidad como en el Sí Mismo. El entusiasmo que se emprenda en esa obra es de enorme importancia, tanto en la personalidad como en la recuperación del Sí Mismo. Ella es la chispa que enciende el motor para desarrollar una idea con pleno fervor, venciendo los obstáculos, cualquiera que estos sean. Igualmente es necesaria la persuasión para poder convencer plenamente a los demás. Así como la flexibilidad en las oposiciones diferenciando lo negativo de lo positivo eventual y la tolerancia a lo no importante. Respecto a las negatividades y a las susceptibilidades hay que buscar evasivas benevolentes. Necesitamos eliminar totalmente la cólera que nunca es útil. Por su culpa, se transforma un oponente en un enemigo, a veces incontrolable, o un amigo o un familiar, en contrincante irreconciliable. Para desarrollar positivamente una personalidad, para recuperar el Sí Mismo, es necesario investigar profundamente por qué a veces nos resistimos a la transformación. Probablemente sea porque olvidamos los enormes beneficios que podemos obtener. En este caso, tenemos que recurrir a nues69 LibrosEnRed

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tro Sí Mismo, para que una luz nos ilumine y nos haga ver la realidad con mucho fervor: así podremos lograrlo. Debemos tener comprensión. Es indispensable que nos expresemos con mucha claridad, evitando malentendidos que, en caso de que aparezcan, hay que disipar inmediatamente.

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Capítulo 17

Cómo conducir la vida a través del Sí Mismo

La esencia de vivir conscientemente a través del Sí Mismo es la de ser capaces de percibir la realidad de los hechos, la de ir siempre hacia adelante, la de combatir las adversidades sin culpar a la vida ni a nosotros mismos, la de reconocer nuestras equivocaciones y los pensamientos negativos. Necesitamos poner a trabajar nuestras emociones para nosotros mismos, de manera de poder sacar el mayor provecho en cada oportunidad. Si no ponemos entusiasmo en cada cosa que hagamos, nos sentiremos poco útiles ante los demás y ante nosotros mismos. Pero no lograremos producir buenas emociones en nuestro mundo interior ni en el mundo entero inmediatamente. Debemos trabajar en ello y, aun los comienzos más modestos en ese sentido, pueden conducirnos a los firmes comienzos del mañana. No debemos inflar la imagen idealizada del ego, sino cultivar la ecuanimidad y la imparcialidad como virtudes supremas. Debemos desconfiar de los sentidos que son imprecisos y nos llevan a falsas percepciones propiciadas por el falso yo. Debemos, en cambio, darle la oportunidad al Sí Mismo, que siempre ve la realidad. Así alcanzaremos la madurez emocional.

Debemos poseer un conjunto de valores Debemos poseer un conjunto de valores que solo pueden encontrarse cuando nos entendemos a nosotros mismos con simpatía, consideración y comprensión. Y si no somos capaces de modificar nuestro anterior modo de pensar, debemos abrir otros nuevos que nos conduzcan a la salida de ese túnel oscuro, hacia nuevos pasajes luminosos.

Debemos ser personas positivas Debemos ser personas positivas, optimistas, ver la vida como una ocasión para desarrollar los dones que tenemos, enfrentando la realidad de manera que esta nos produzca satisfacción y no, ansiedades y sufrimientos. 71 LibrosEnRed

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Hay que buscar esa disposición mental Hay que buscar esa disposición mental, mucho más profunda y que todos tenemos reprimida. La mente del Yo Verdadero, de la paz, del amor y de la comprensión: la del Sí Mismo. Con la ayuda del Sí Mismo debemos controlar las propias ansiedades, los temores, las actitudes egocéntricas, los infinitos recursos auto-protectores, los impulsos instintivos, los reflejos condicionados y no perdernos en terquedades, falsos dogmatismos u obsesiones.

Debemos recordar que nada está terminado Debemos recordar que nada está terminado, todo está en desarrollo; evolucionamos y crecemos continuamente, sin importar la edad. Esta es la esencia de la vida. Por lo tanto, no debemos desalentarnos por los errores que observemos a nuestro alrededor, debemos percibirlos como algo que forma parte de la vida misma.

La vida en medio para desarrollarnos. La vida es un medio para desarrollarnos. Es nuestra actitud hacia ella lo que importa, y tenemos que tomarla como un reto, como una maestra: debemos darle sentido, tratando de dejar también un legado para aquellos que nos sucedan. No debemos olvidar que vivimos en un mundo de manipulaciones políticas, de publicidad comercial y hasta de familiares que tratan de manipularnos sin respetar nuestro derecho a ser y a actuar. No debemos olvidar que lo que sembramos es lo que pensamos, es lo que hacemos y esto será lo que cosecharemos.

No debemos olvidar las cosas que no se pueden cambiar No debemos olvidar que las cosas que no se pueden cambiar hay que aceptarlas y convivir con ellas. No debemos intentar rehuir nuestros problemas, así encontraremos para ellos una solución lo más pronto posible. 72 LibrosEnRed

Conócete ti mismo

No aceptemos una derrota definitiva, nunca es demasiado tarde para rehacer nuestra vida. Tratemos de sonreír, bromear, alegrarnos en compañía de amigos y familiares.

Tratemos de ser útiles a los demás Tratemos de ser útiles a los demás, ayudemos a otras personas. Tengamos el valor para vivir, sobre los cobardes nunca se ha escrito nada provechoso. Tengamos una vida social activa mientras sea posible y si esta es además cultural, mejor aún.

Tengamos siempre un ideal o un sueño Tengamos siempre un ideal o un sueño que sea capaz de apasionarnos y movilizarnos. Mirémonos con aprecio y benevolencia. Seamos pacientes con nosotros mismos. No nos juzguemos con demasiado rigor.

Aceptémonos a nosotros mismos Aceptémonos a nosotros mismos, no pretendamos ser otros. Cultivemos el arte de imponernos nuevas metas e ideales por los cuales luchar. Recordemos siempre nuestros momentos agradables. Las imágenes tristes y los recuerdos no placenteros interrumpen el buen funcionamiento de nuestras glándulas y secreciones internas.

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Conclusión He tratado, con mis limitaciones, de desarrollar un largo recorrido utilizando las mejores fuentes para poder encontrar el camino hacia el Sí Mismo o al conocimiento del Sí Mismo, meta fundamental del hombre desde hace miles de años, desde la aparición del hinduismo y del budismo. Desearía que lo expuesto en este estudio no fuera solo el fin, sino el principio para ser uno mismo. El principio para ver la realidad que siempre vemos distorsionada y que debemos escudriñar con una mente muy amplia. En primer lugar, debemos controlar ese ego absurdo, siempre ofuscado, que nos hace desconocer lo que realmente sucede, confundiéndonos con ilusiones, fantasías y engaños. No debemos identificarnos con los pensamientos que nos impone el ego, sino estar conscientes de los hábitos que nos limitan. Somos egocéntricos, vanidosos y nos atribuimos cualidades que no poseemos. Debemos tener la mente abierta a la reintegración de las cualidades de la infancia, esa alegría, espontaneidad y benevolencia que perdimos cuando llegamos a la adultez. Eliminar o disminuir las influencias del ego que nos hacen inclementes para con los demás y complacientes con nosotros mismos. Debemos transformar la mente recuperando los valores positivos de la infancia, así como lo positivo del adulto irritable y egoísta. Lograr estas cualidades se consigue cuando uno llega a entenderse con los demás, con simpatía, con benevolencia. La tabla de valores no debe ser la del dinero o la del poder, elementos que nos ciegan y confunden nuestro crecimiento emocional. Todos los puntos que acá se indican llevan a una personalidad madura, a una posible “gran personalidad”. Si llegamos a conquistar aunque sea una parte de ella, conseguiremos el bienestar y la paz mental que tanto deseamos.

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Bibliografía

Bibliografía abreviada en español Adler, Alfred: El sentido de la vida. Allport, Gordon: ¿Qué es la personalidad? Blay, Antonio: – Consciencia axial. – Personalidad y niveles superiores de consciencia. Calle, Ramiro: – Ante la ansiedad. – El libro de la salud mental. Christmas, Humphrey: El Zen visto por Occidente. Cupello S., Enrique: – Conocerse a sí mismo a través del budismo. – El autoanálisis psicoanalítico y el conocimiento de sí mismo. – La depresión de la vida y las emociones. – Pacificando el egoísmo por medio del budismo. – Conócete a ti mismo por la re-educación. – El enigma de la mente y su re-educación. – El inconsciente, la vida y la conducta. Frankl, Victor: Ante el vacío existencial. Freud, Sigmund: Obras completas. Goleman, Daniel: La inteligencia emocional. Horney, Karen: La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Lasalle, Enomiya: El camino hacia la propia felicidad. Lao Tse: El libro del sendero y de la línea recta: en Tao Te King. Selye, Hans: La tensión en la vida. Suzuki D. T.: La doctrina del zen inconsciente. Suzuki D. T. y Fromm, Erich: Budismo zen y psicoanálisis. 75 LibrosEnRed

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Tegchok J., Gueshe: Cómo transformar el pensamiento. Thich Nhat, Hanh: Ser paz. Vogelmann, D.: El Zen y la crisis del hombre. Watts, Alan: El sentido de la felicidad. El motivo de la mención de mis libros aquí, se debe solamente a que los temas de mis estudios son todos similares. Era, por lo tanto, indispensable revisar lo estudiado anteriormente, resumirlo y actualizarlo sin muchos detalles.

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Acerca del autor

S. Enrique Cupello E-mail: [email protected]

Es médico, egresado de la Universidad Central de Venezuela en 1948, con especialización en Psicología. Se jubiló en 1994. Escribió siete libros además de Conócete a ti mismo.

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