COMPRENSION LECTORA

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ESTRUCTURA ESTRUCTURA Y Y RESUMEN RESUMEN DEL DEL TEXTO TEXTO Un relato, es una forma de narración cuya extensión es menor que la novela, las situaciones presentadas, se articulan en una sucesión de episodios. Cada episodio supone una iniciación, un desarrollo y un cierre. Pueden a su vez, integrar secuencias de tramos más amplios. Introducción: debe explicar todos los antecedentes o circunstancia de lo escrito: -Quién es el protagonista. dónde sucede la acción. -Cuándo ocurre. -Qué es lo que sucede. -Por qué ocurre.

La narración se distribuye en tres partes.

Desarrollo o nudo: se debe argumentar y explicar la idea concreta: se van describiendo a los personajes a medida que la acción se complica en forma gradual antes de llegar a un “clímax” o momento de mayor tensión. Los obstáculos que dificultan el cumplimiento de un deseo Los peligros que amenazan directa o indirectamente al protagonista-Las luchas físicas o psíquicas entre personajes contrarios El suspenso Desenlace: es la final o resolución del conflicto. De aquí se sabe que sucede a los protagonistas de la narración. Se reconocen valores o enseñanzas que nos deja el texto.

La esencia del relato consiste en contar una historia sin reflejarla en toda su extensión, compactándola y poniendo el énfasis en determinados momentos.

LOS PERSONAJES: Serán protagonistas a los personajes que señalamos como principales que son los que desenvuelven las acciones principales. Los otros personajes se llaman secundarios. EL RESUMEN El resumen de un texto se desarrolla a partir de la identificación de las ideas expuestas (principales y secundarias). Estas se articulan entre sí con el fin de que al redactar nuevamente el argumento se mantenga el sentido y la intencionalidad comunicativa. EJERCICIOS DE APLICACIÓN Ahora puedes aplicar lo aprendido en el cuento El banquete

EL BANQUETE Obra de JULIO RAMON RIBEYRO Con dos meses de anticipación, don Fernando Pasamano había preparado los pormenores de este magno suceso. En primer término, su residencia hubo de sufrir una transformación general. Como se trataba de un caserón antiguo, fue necesario echar abajo algunos muros, agranda las ventanas, cambiar la madera de los pisos y pintar de nuevo todas las paredes. Esta reforma trajo consigo otras y (como esas personas que cuando se compran un par de zapatos juzgan que es necesario estrenarlos con calcetines nuevos y luego con una camisa nueva y luego con un terno nuevo y así sucesivamente hasta llegar al calzoncillo nuevo) don Fernando se vio obligado a renovar todo el mobiliario, desde las consolas del salón hasta el último banco de la repostería. Luego vinieron las alfombras, las lámparas, las cortinas y los cuadros para cubrir esas paredes que desde que estaban limpias parecían más grandes. Finalmente, como dentro del programa estaba previsto un concierto en el jardín, fue necesario construir un jardín. En quince días, una cuadrilla de jardineros japoneses edificaron, en lo que antes era una especie de huerta salvaje, un maravilloso jardín rococó donde había cipreses tallados, caminitos sin salida, laguna de peces rojos, una gruta para las divinidades y un puente rústico de madera, que cruzaba sobre un torrente imaginario. Lo más grande, sin embargo, fue la confección del menú. Don Fernando y su mujer, como la mayoría de la gente proveniente del interior, sólo habían asistido en su vida a comilonas provinciales en las cuales se mezcla la chicha con el whisky y se termina devorando los cuyes con la mano. Por esta razón sus ideas acerca de lo que debía servirse en un banquete al presidente, eran confusas. La parentela, convocada a un consejo especial, no hizo sino aumentar el desconcierto. Al fin, don Fernando decidió hacer un a encuesta en los principales hoteles y restaurantes de la ciudad y así puedo enterarse que existían manjares presidenciales y vinos preciosos que fue necesario encargar por avión a las viñas del mediodía.

Cuando todos estos detalles quedaron ultimados, don Fernando constató con cierta angustia que en ese banquete, el cual asistirían ciento cincuenta personas, cuarenta mozos de servicio, dos orquestas, un cuerpo de ballet y un operador de cine, había invertido toda su fortuna. Pero, al fin de cuentas, todo dispendio le parecía pequeño para los enormes beneficios que obtendría de esta recepción. - Con una embajada en Europa y un ferrocarril a mis tierras de la montaña rehacemos nuestra fortuna en menos de lo que canta un gallo (decía a su mujer). Yo no pido más. Soy un hombre modesto. - Falta saber si el presidente vendrá (replicaba su mujer). En efecto, había omitido hasta el momento hacer efectiva su invitación. Le bastaba saber que era pariente del presidente (con uno de esos parentescos serranos tan vagos como indemostrables y que, por lo general, nunca se esclarecen por el temor de encontrar adulterino) para estar plenamente seguro que aceptaría. Sin embargo, para mayor seguridad, aprovechó su primera visita a palacio para conducir al presidente a un rincón y comunicarle humildemente su proyecto. - Encantado (le contestó el presidente). Me parece una magnifica idea. Pero por el momento me encuentro muy ocupado. Le confirmaré por escrito mi aceptación. Don Fernando se puso a esperar la confirmación. Para combatir su impaciencia, ordenó algunas reformas complementarias que le dieron a su mansión un aspecto de un palacio afectado para alguna solemne mascarada. Su última idea fue ordenar la ejecución de un retrato del presidente (que un pintor copió de una fotografía) y que él hizo colocar en la parte más visible de su salón. Al cabo de cuatro semanas, la confirmación llegó. Don Fernando, quien empezaba a inquietarse por la tardanza, tuvo la más grande alegría de su vida. Aquel fue un día de fiesta, salió con su mujer al balcón par contemplar su jardín iluminado y cerrar con un sueño bucólico esa memorable jornada. El paisaje, si embargo, parecía haber perdido sus propiedades sensible pues donde quería que pusiera los ojos, don Fernando se veía así mismo, se veía en chaqué, en tarro, fumando puros, con una decoración de fondo donde (como en ciertos afiches turísticos) se confundían lo monumentos de las cuatro ciudades más importantes de Europa. Más lejos, en un ángulo de su quimera, veía un ferrocarril regresando de la floresta con su vagones cargados de oro. Y por todo sitio, movediza y transparente como una alegoría de la sensualidad, veía una figura femenina que tenía las piernas de un cocote, el sombrero de una marquesa, los ojos de un tahitiana y absolutamente nada de su mujer. El día del banquete, los primeros en llegar fueron los soplones. Desde las cinco de la tarde estaban apostados en la esquina, esforzándose por guardar un incógnito que traicionaban sus sombreros, sus modales exageradamente distraídos y sobre todo ese terrible aire de delincuencia que adquieren a menudo los investigadores, los agentes secretos y en general todos los que desempeñan oficios clandestinos. Luego fueron llegando los automóviles. De su interior descendían ministros, parlamentarios, diplomáticos, hombre de negocios, hombre inteligentes. Un portero les abría la verja, un ujier los anunciaba, un valet recibía sus prendas y don Fernando, en medio del vestíbulo, les estrechaba la mano, murmurando frases corteses y conmovidas. Cuando todos los burgueses del vecindario se habían arremolinado delante de la mansión y la gente de los conventillos se hacía una fiesta de fasto tan inesperado, llegó el presidente. Escoltado por sus edecanes, penetró en la casa y don Fernando, olvidándose de las reglas de la etiqueta, movido por un impulso de compadre, se le echó en los brazos con tanta simpatía que le dañó una de sus charreteras. Repartidos por los salones, los pasillos, la terraza y el jardín, los invitados se bebieron discretamente, entre chistes y epigramas, los cuarenta cajones de whisky. Luego se acomodaron en las mesas que les estaban reservadas (lo más grande, decorada con orquídeas, fue ocupada por el presidente y los hombre ejemplares) y se comenzó a comer y a charlar ruidosamente mientras la orquesta, en un ángulo del salón, trataba de imponer inútilmente un aire vienés. A mitad del banquete, cuando los vinos blancos del Rhin habían sido honrados y los tintos del Mediterráneo comenzaban a llenar las copas, se inició la ronda de discursos. La llegada del faisán los interrumpió y solo al final, servido el champán, regresó la elocuencia y los panegíricos se prolongaron hasta el café, para ahogarse definitivamente en las copas del coñac. Don Fernando, mientras tanto, veía con inquietud que el banquete, pleno de salud ya, seguía sus propias leyes, sin que él hubiera tenido ocasión de hacerle al presidente sus confidencias. A pesar de haberse sentado, contra las reglas del protocolo, a la izquierda del agasajado, no encontraba el instante propicio para hacer una aparte. Para colmo, terminado el servicio, los comensales se levantaron para formar grupos amodorrados y digestónicos y él, en su papel de anfitrión, se vio obligado a correr de grupos en grupo para reanimarlos con copas de mentas, palmaditas, puros y paradojas.

Al fin, cerca de medianoche, cuando ya el ministro de gobierno, ebrio, se había visto forzado a una aparatosa retirada, don Fernando logró conducir al presidente a la salida de música y allí, sentados en uno de esos canapés, que en la corte de Versalles servían para declararse a una princesa o para desbaratar una coalición, le deslizó al oído su modesta. - Pero no faltaba más (replicó el presidente). Justamente queda vacante en estos días la embajada de Roma. Mañana, en consejo de ministros, propondré su nombramiento, es decir, lo impondré. Y en lo que se refiere al ferrocarril sé que hay en diputados una comisión que hace meses discute ese proyecto. Pasado mañana citaré a mi despacho a todos sus miembros y a usted también, para que resuelvan el asunto en la forma que más convenga. Una hora después el presidente se retiraba, luego de haber reiterado sus promesas. Lo siguieron sus ministros, el congreso, etc, en el orden preestablecido por los usos y costumbres. A las dos de la mañana quedaban todavía merodeando por el bar algunos cortesanos que no ostentaban ningún título y que esperaban aún el descorchamiento de alguna botella o la ocasión de llevarse a hurtadillas un cenicero de plata. Solamente a las tres de la mañana quedaron solos don Fernando y su mujer. Cambiando impresiones, haciendo auspiciosos proyectos, permanecieron hasta el alba entre los despojos de su inmenso festín. Por último se fueron a dormir con el convencimiento de que nunca caballero limeño había tirado con más gloria su casa por la ventana ni arriesgado su fortuna con tanta sagacidad. A las doce del día, don Fernando fue despertado por los gritos de su mujer. Al abrir los ojos le vio penetrar en el dormitorio con un periódico abierto entre las manos. Arrebatándoselo, leyó los titulares y, sin proferir una exclamación, se desvaneció sobre la cama. En la madrugada, aprovechándose de la recepción, un ministro había dado un golpe de estado y el presidente había sido obligado a dimitir. (Cuento de Julio Ramón Ribeyro) JULIO RAMON RIBEYRO Nació en Barranco en 1929. Desde temprana edad mostró su apego a la literatura, ante el estupor de su familia -de clase media- que consideraba el oficio de escritor como denigrante. Para tranquilizar a su familia estudió Derecho, pero a la vez se involucró en un círculo de escritores del que se distanció pronto para sacudirse de la fama. Viajó a Europa, se estableció en París y trabajó como periodista en France-Press. En 1974 se le detectó cáncer, enfermedad ocasionada claramente por su adicción al cigarro. Luego de recaídas y cirugías mayores, murió el 4 de diciembre de 1994, días después de obtener el premio Juan Rulfo. Ribeyro está considerado como uno de los mejores escritores del Perú. Abarca preferentemente el cuento y la novela, pero también el teatro, el ensayo y el diario personal, aparte de otras modalidades de clasificación menos fácil

I.

Responde las siguientes preguntas 1. ¿Cómo es el protagonista de este relato? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------2. ¿Qué relación tiene el nombre del protagonista con la historia de este cuento? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------3. ¿Qué otros personajes aparecen en la obra? Descríbalos -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------4. ¿Con qué finalidad realizan el banquete los esposos? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------5. ¿Qué proyectos o sueños tiene el personaje principal de este cuento? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------6. ¿Quiénes iban llegando a la fiesta ?Enumere por orden de llegada --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

7. ¿Al final de la velada qué le propone el dueño de casa al presidente y que le responde este ? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------8. ¿Cuál es la actitud de los esposos una vez concluido el banquete? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------9. ¿Cómo es el desenlace de esta historia? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------II. Escribe la estructura del texto leído INTRODUCCIÓN

NUDO

DESCENLACE

III. Identifica las ideas más resaltantes del texto. Luego escribe el resumen. ____________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________ ____________________________________________________________________________________

DETERMINACIÓN DETERMINACIÓN DEL DEL TEMA TEMA Ahora estas en condiciones de hacer un comentario de texto completo, revisa tu material anterior y comienza a elaborarlo con el cuento de Maupassant que te presentamos.

¡¡¡Sólo tienes que seguir cinco sencillos pasos!!!

Lectura atenta y comprensiva del texto. Determinación del tema. Determinación de la estructura. Análisis de la forma. Comentario final.

TRABAJO PRÁCTICO     

FASE 1: Lee el cuento atentamente. FASE 2: Establece el tema del relato FASE 3: Establece la estructura del cuento. FASE 4: Análisis de la forma: señala en orden las figuras literarias que hallas encontrado, reproduciendo el texto de las mismas. FASE 5: ¿Cuál es tu opinión sobre el texto? Da los razonamientos que sustenten tu opinión. ¿Qué mensaje te ha dejado?

LEAMOS A CONTINUACIÓN EL SIGUIENTE CUENTO: EL GIGANTE EGOÍSTA (Oscar Wilde) Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño daban sabroso fruto. Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños interrumpían sus juegos para escucharlos. -¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros. Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín. -¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo. -Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a permitir que nadie mas que yo juegue en él. Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel: Prohibida la entrada. Los transgresores serán procesados judicialmente. Era un gigante muy egoísta. Los pobres niños no tenían ahora donde jugar. Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó. Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado. -¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros. Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno. Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir. Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo. -La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo el añoLa Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó. Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de las chimeneas. -Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos. Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo. -No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo cambiará! Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno. -Es demasiado egoísta- se dijo. Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles. Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta. -Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio? Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños. Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él. -¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo. -¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre. Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho. Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín. Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno. Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó. Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos. -Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto. Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante. -Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó. El gigante era a este al que más quería, porque lo había besado. -No sabemos contestaron los niños- se ha marchado. -Debéis decirle que venga mañana sin falta-

dijo el gigante. Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El gigante se quedó muy triste. Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él. -¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir. Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín. -Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas. Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores. De pronto se frotó los ojos atónitos y miró y remiró. Verdaderamente era una visión maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso. El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó: - ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos. -¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle. -No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor. -¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeño. Y el niño sonrió al gigante y le dijo: -Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso. Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos. CONTESTA: 1. ¿Cómo era el jardín donde jugaban los niños? _________________________________________________________________________________________ . 2. ¿Qué puso el gigante en el letrero? _________________________________________________________________________________________ 3. ¿Qué pasó cuando la Primavera volvió? _________________________________________________________________________________________ 4. ¿Quiénes eran los únicos que se sentían a gusto en el jardín del ogro? _________________________________________________________________________________________ 5. ¿Qué hacían el Viento del Norte y el Granizo? _________________________________________________________________________________________ 6. ¿Cómo se sentía el Gigante? _________________________________________________________________________________________ 7. ¿Cómo fueron los últimos instantes del Gigante? _________________________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________________________

HERCULES Y EL LEON DE NEMEA Euristeo le impuso como primer trabajo dar muerte al león de Nemea (hijo de los monstruos Ortro y Equidna, fiera temible cuya piel era invulnerable a toda clase de armas). Hércules intentó matarlo con sus armas, pero no consiguió su propósito pues no hizo más que asustarle haciendo que se introdujera en una cueva, Hércules los siguió y luchando con él cuerpo a cuerpo acabó estrangulándolo Presentó el cadáver del animal a Euristeo, quien asombrado y aterrorizado, le prohibió que volviera a entrar jamás en la ciudad; a partir de entonces, tenía que exhibir los frutos de sus trabajos ante las puertas de Micenas. Euristeo ordenó a sus herreros que le fabricasen una jarra de bronce que escondió bajo tierra y siempre que se anunciaba la llegada de Hércules se refugiaba en ella y enviaba sus órdenes por medio de un mensajero. Hércules, como trofeo le arrancó la piel al animal utilizando sus propias garras y con ella se vistió a partir de entonces ya que esta piel era invulnerable a las armas y al fuego aprovechando también la cabeza como casco. El león de Nemea, a partir de entonces, se convirtió en la constelación de Leo. Escribe la estructura del texto leído INTRODUCCIÓN

NUDO

DESCENLACE

TEXTO 1 Había una vez un señor que se llamaba Alí Babá y que tenía un hermano que se llamaba Kassim. Alí Babá era honesto, trabajador, bueno, leñador y pobre. Kassim era deshonesto, haragán, malo, usurero y rico. Alí Babá tenía una esposa, una hermosa criada que se llamaba Luz de la Noche, varios hijos fuertes y tres mulas. Kassim tenía una esposa y muy mala memoria, pues nunca se acordaba de visitar a sus parientes, ni siquiera para preguntarles si se encontraban bien o si necesitaban algo. En realidad no los visitaba para que no le salieran pidiendo algo. Un día en que Alí Babá estaba en el bosque cortando leña oyó un ruido que se acercaba y que se parecía al ruido que hacen cuarenta caballos cuando galopan. Se asustó, pero como era curioso trepó a un árbol. Espiando, vio que eran, efectivamente, cuarenta caballos. Sobre cada caballo venía un ladrón, y cada ladrón tenía una bolsa llena de monedas de oro, vasos de oro, collares de oro y más de mil rubíes, zafiros, ágatas y perlas. Delante de todos iba el jefe de los ladrones. Los ladrones pasaron debajo de Alí Babá y sofrenaron frente a una gran roca que tenía, más o menos, como una cuadra de alto y que era completamente lisa. Entonces el jefe de los ladrones gritó a la roca: "¡Sésamo: ábrete!". Se oyó un trueno y la roca, como si fuera un sésamo, se abrió por el medio mientras Alí Babá casi se cae del árbol por la emoción. Los ladrones entraron por la abertura de la roca con caballos y todo, y una vez que estuvieron dentro el jefe gritó: "¡Sésamo: ciérrate!". Y la roca se cerró. "Es indudable -pensó Alí Babá sin bajar del árbol- que esa roca completamente lisa es mágica y que las palabras pronunciadas por el jefe de los ladrones tienen el poder de abrirla. Pero más indudable todavía es que dentro de esa extraña roca tienen esos ladrones su escondite secreto donde guardan todo lo que roban." Y en seguida se oyó otra vez un gran trueno y la roca se abrió. Los ladrones salieron y el jefe gritó: "¡Sésamo: ciérrate!". La roca se cerró y los ladrones se alejaron a todo galope, seguramente para ir a robar en algún lado. Cuando se pedieron de vista, Alí Babá bajó del árbol. "Yo también entraré en esa roca -pensó-. El asunto será ver si otra persona, pronunciando las palabras mágicas, puede abrirla." Entonces, con todas las fuerzas que tenía, gritó: "¡Sésamo: ábrete!". Y la roca se abrió. Después de tardar lo que se tarda en parpadear, se lanzó por la puerta mágica y entró. Y una vez dentro se encontró con el tesoro más grande del mundo. "¡Sésamo: ciérrate!", dijo después. La roca se cerró con Alí Babá dentro y él, con toda tranquilidad, se ocupó de meter en una bolsa una buena cantidad de monedas de oro y rubíes. No demasiado: lo suficiente como para asegurarse la comida de un año y tres meses. Después dijo: "¡Sésamo: ábrete!". La roca se abrió y Alí Babá salió con la bolsa al hombro. Dijo: "¡Sésamo: ciérrate!" y la roca se cerró y él volvió a su casa, cantando de alegría. Pero cuando su esposa lo vio entrar con la bolsa se puso a llorar. -¿A quién le robaste eso? -gimió la mujer. Y siguió llorando. Pero cuando Alí Babá le contó la verdadera historia, la mujer se puso a bailar con él. -Nadie debe enterarse que tenemos este tesoro -dijo Alí Babá-, porque si alguien se entera querrá saber de dónde lo sacamos, y si le decimos de dónde lo sacamos querrá ir también él a esa roca mágica, y si va puede ser que los ladrones lo descubran, y si lo descubren terminarán por descubrirnos a nosotros. Y si nos descubren a nosotros nos cortarán la cabeza. Enterremos todo esto. -Antes contemos cuántas monedas y piedras preciosas hay -dijo la mujer de Alí Babá. -¿Y terminar dentro de diez años? ¡Nunca! -le contestó Alí Babá. -Entonces pesaré todo esto. Así sabré, al menos aproximadamente, cuánto tenemos y cuánto podremos gastar -dijo la mujer. Y agregó: -Pediré prestada una balanza. Desgraciadamente, la mujer de Alí Babá tuvo la mala idea de ir a la casa de Kassim y pedir prestada la balanza. Kassim no estaba en ese momento, pero sí su esposa. -¿Y para qué quieres la balanza? -le preguntó la mujer de Kassim a la mujer de Alí Babá.

-Para pesar unos granos -contestó la mujer de Alí Babá. "¡Qué raro! -pensó la mujer de Kassim-. Éstos no tienen ni para caerse muertos y ahora quieren una balanza para pesar granos. Eso sólo lo hacen los dueños de los grandes graneros o los ricos comerciantes que venden granos." -¿Y qué clase de granos vas a pesar? - le preguntó la mujer de Kassim después de pensar lo que pensó. -Pues granos... -le contestó la mujer de Alí Babá. -Voy a prestarte la balanza -le dijo la mujer de Kassim. Pero antes de prestársela, y con todo disimulo, la mujer de Kassim untó con grasa la base de la balanza. "Algunos granos se pegarán en la grasa, y así descubriré qué estuvieron pesando realmente", pensó la mujer de Kassim. Alí Babá y su mujer pesaron todas las monedas y las piedras preciosas. Después devolvieron la balanza. Pero un rubí había quedado pegado a la grasa. -De manera que éstos son los granos que estuvieron pesando -masculló la mujer de Kassim-. Se lo mostraré a mi marido. Y cuando Kassim vio el rubí, casi se muere del disgusto. Y él, que nunca se acordaba de visitar a Alí Babá, fue corriendo a buscarlo. Sin saludar a nadie, entró en la casa de su hermano en el mismo momento en que estaban por enterrar el tesoro. -¡Sinvergüenzas! -gritó-. Ustedes siempre fueron unos pobres gatos. Díganme de dónde sacaron ese maravilloso tesoro si no quieren que los denuncie a la policía. Y se puso a patalear de rabia. Alí Babá, resignado, comprendió que lo mejor sería contarle la verdad. -Mañana mismo iré hasta esa roca y me traeré todo a mi casa -dijo Kassim cuando terminaron de explicarle. A la mañana siguiente, Kassim estaba frente a la roca dispuesto a pronunciar las palabras mágicas. Había llevado 12 mulas y 24 bolsas; tanto era lo que pensaba sacar. -¿Qué era lo que tenía que decir? -se preguntó Kassim-. Ah, sí, ahora recuerdo... Y muy emocionado exclamó: "¡Sésamo: ábrete!". La roca se abrió y Kassim entró. Después dijo "Sésamo: ciérrate", y la roca se cerró con él dentro. Una hora estuvo Kassim parado frente a las montañas de moneda de oro y de piedras preciosas. "Aunque tenga que venir todos los días -pensó-, no dejaré la más mínima cosa de valor que haya aquí. Me lo voy a llevar todo a mi casa." Y se puso a morder las monedas para ver si eran falsas. Después empezó a elegir entre las piedras preciosas. "Aunque me las llevaré todas, es mejor que empiece por las más grandes, no vaya a ser que por h o por b mañana no pueda venir y me quede sin las mejores." La elección le llevó unas cinco horas. Pero en ningún momento se sintió cansado. "Es el trabajo más hermoso que hice en mi vida. Gracias al tonto de mi hermano, me he convertido en el hombre más rico del mundo." Y cuando cargó las 24 bolsas se dispuso a partir. -¿Qué era lo que tenía que decir? -se preguntó-. Ah, sí, ahora recuerdo... Y muy emocionado dijo: "Alpiste: ábrete". Pero la roca ni se movió. -¡Alpiste: ábrete! -repitió Kassim. Pero la roca no obedeció. -Por Dios -dijo Kassim-, olvidé el nombre de la semilla. ¿Por qué no lo habré anotado en un papelito? Y, desesperado, empezó a pronunciar el nombre de todas las semillas que recordaba: "Cebada: ábrete"; "Maíz: ábrete"; "Garbanzo: ábrete". Al final, totalmente asustado, ya no sabía qué decir: "Zanahoria: ábrete"; "Coliflor: ábrete"; "Calabaza: ábrete". Hasta que la roca se abrió. Pero no por Kassim sino por los cuarenta ladrones que regresaban. Y cuando vieron a Kassim, lo castigaron cruelmente.

i.

Escribe la estructura del texto leído INTRODUCCIÓN

ii.

NUDO

DESCENLACE

Escribe las ideas que se exponen en texto 1. Principal: ________________________________________________________________________ 2. Secundarias: _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ ________________________________________________________________

iii.

Escribe el tema: ________________________________________________________________________

iv.

Comentario crítico: _________________________________________________________________ ____________________________________________________________________ EL ÁRBOL DE MANZANAS Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. Trepaba al árbol, comía sus manzanas y tomaba una siesta bajo su sombra. Él amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el pequeño creció y nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un día el niño ya grande regresó y lo escuchó decir: “¿Vienes a jugar conmigo?”, pero el muchacho contestó “Ya no soy un niño pequeño que juega alrededor de los árboles, lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos”. “Lo siento, dijo el árbol, no tengo dinero...pero te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas, de esta manera tú obtendrás el dinero para tus juguetes”. El muchacho tomó las manzanas, las vendió y compró lo que quería. El árbol volvió a ser feliz. Tiempo después, el joven regresó y le dijo: “Ya no tengo tiempo para jugar, debo de trabajar para mi familia, necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos, ¿puedes ayudarme?”, le preguntó un tanto desilusionado. “Lo siento, no tengo una casa, pero tú puedes cortar mis ramas y construirla”. El joven cortó todas las ramas del árbol y éste se sintió nuevamente feliz, pero nunca más volvió y el árbol volvió a estar triste y solitario. Cierto día un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. “¿vienes a jugar conmigo?”, le preguntó. El hombre contestó: “Estoy triste y volviéndome viejo, quiero un bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?”. “Usa mi tronco para que puedas construir uno y así puedas ser feliz”, respondió el árbol. El hombre cortó el tronco y construyó su bote, luego se fue a navegar por un largo tiempo. Finalmente regresó después de mucho tiempo y dijo al árbol: “No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar porque ahora ya estoy viejo, sólo necesito un lugar donde descansar”.

Entonces el árbol le respondió: “Realmente no puedo darte nada...la única cosa que me queda son mis raíces muertas, pero éstas son el mejor lugar para recostarte y descansar. Ven siéntate conmigo y descansa”. El hombre se sentó junto al árbol y éste sonrió feliz. Esta es la historia de cada uno de nosotros, el árbol son nuestros padres. Cuando somos niños, los amamos y jugamos con ellos, luego crecemos y los dejamos, y sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o estamos en problemas. No importa lo que son, ellos siempre están allí. 1. ¿Qué te parece la actividad del árbol? ....................................................................................................................................................... ....................................................................................................................................................... 2. ¿Qué enseñanza nos deja la lectura? ....................................................................................................................................................... 3. ¿Por qué era feliz el árbol? ...................................................................................................................................................... 4. ¿Qué valor se realza en la lectura? ....................................................................................................................................................... 5. ¿Qué paradoja encontramos en el texto? ....................................................................................................................................................... I.

Escribe la estructura del texto leído INTRODUCCIÓN

II.

NUDO

DESCENLACE

Escribe las ideas que se exponen en texto a. Principal: ________________________________________________________________________ b. Secundarias: _________________________________________________________________ ____________________________________________________________________ ____________________________________________________________________

III. Escribe el tema: _______________________________________________________________________ IV.

Comentario crítico: ____________________________________________________________________________ ___________________________________________________________________________