Comentario Manifiesto de Los Persas

EL MANIFIESTO DE LOS PERSAS CLASIFICACIÓN DEL TEXTO. El texto aquí propuesto es un texto político y por tanto de natural

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EL MANIFIESTO DE LOS PERSAS CLASIFICACIÓN DEL TEXTO. El texto aquí propuesto es un texto político y por tanto de naturaleza circunstancial-narrativa. Tiene un origen colectivo, ya que está elaborado por un grupo de diputados absolutistas de las cortes generales, y aunque su destino es individual, ya que se dirigen directamente al rey Fernando VII, está destinado a su vez a la colectividad de la nación española, por lo que es de carácter público y no privado. Con respecto al autor, y como ya se ha señalado, es un autor colectivo. En este caso el grupo de diputados en cortes defensores del absolutismo, grupo integrado en su mayoría por la nobleza y el clero.

CIRCUSTANCIAS ESPACIO TEMPORALES. Podemos establecer tanto la fecha exacta como el lugar donde se elabora y firma este texto. Dicha fecha será el 12 de abril de 1814 en Madrid, aunque el texto será recibido por Fernando VII en Valencia, lugar donde se encontraba desde su vuelta de Francia. Las circunstancias históricas que se están viviendo en este momento vienen marcadas por el final de la Guerra de Independencia. Durante 6 años los españoles atravesaron una guerra contra los invasores franceses. Una guerra a la que se enfrentaron con un trono vacío, ya que el rey se encontraba exiliado en Bayona bajo el control de Napoleón. Finalmente se producirá la vuelta a España en 1814 del rey tras la firma con Napoleón de la paz de Valençay en 1813. Recibido con entusiasmo, el Rey pronto manifestó cuáles eran sus intenciones respecto a los cambios de corte liberal acaecidos en el país en su ausencia. Pero esto no lo hizo sin antes recibir el apoyo de la nobleza y el clero absolutistas, fundamental para la toma de esta decisión del Rey. Este apoyo quedó de manifiesto precisamente en el texto objeto de este comentario.

ANÁLISIS INTERNO DEL TEXTO. La idea principal que emana de este texto es la de la justificación del absolutismo y el deseo de la vuelta al Antiguo Régimen expresado por algunos de los diputados de las cortes españolas, lo que así hacen constar al rey para que cuente con su apoyo para la derogación de todas las medidas liberales tomadas durante la Guerra de Independencia. Dicho alegato en defensa del absolutismo queda patente a lo largo de las ideas secundarias desarrolladas en las diferentes partes del escrito. En la primera mitad del primer párrafo se justifica el nombre que se le ha dado al manifiesto, ya que se compara la situación de anarquía persa con la descripción de la situación actual de caos, en opinión de estos diputados, que atraviesa España tras la guerra. Al igual que los persas con la vuelta a la normalidad mostraban con más entusiasmo su fidelidad al rey, también la población española así lo había mostrado con la vuelta de Fernando VII y con el de la paz y la normalidad. En este mismo párrafo además se señala que las medidas tomadas durante dicha guerra, es decir, la Constitución de 1812, no eran más que medidas de urgencia, aunque no medidas realmente deseadas por la mayoría de la población y no ratificadas por el rey, por lo que carecen de carácter legal En el siguiente párrafo se justifica el absolutismo como único sistema posible para intermediar entre las diferencias que siempre ha habido y habrá entre privilegiados de la nobleza y el pueblo. Diferencias que de no ser contenidas por un poder externo y superior acabarían con la nación. A continuación, en los siguientes párrafos, se justifica la legitimidad de la monarquía absoluta ya que la describen como “subordinada a la ley divina”, además de “establecida por derecho de conquista y la sumisión voluntaria de los primeros hombres”. El alegato en defensa del absolutismo continua a mitad del tercer párrafo, donde se expone la idea de que el gobierno absoluto de una sola persona garantiza el gobernar buscando el bien común de todo el pueblo, y no los intereses particulares de cada tendencia o grupo ideológico representados en las cortes.

Para acabar, en el último párrafo del texto se hace la petición al rey que acabe con lo que ellos consideran unas cortes ilegítimas producto de una situación de guerra, y se vuelvan a instaurar lo que ellos llaman como antiguas cortes, refiriéndose a las cortes estamentales de origen medieval. Más que una petición, es una muestra este último párrafo del apoyo de estos diputados a la vuelta al absolutismo.

COMENTARIO HISTÓRICO. El Manifiesto de los Persas supuso para Fernando VII la confirmación definitiva de que contaba con los apoyos suficientes para restablecer de nuevo su poder absoluto y dio lugar al posterior decreto del 4 de mayo, por el que suprimía las Cortes, declaraba nula toda su actuación y, por consiguiente, abolía la Constitución y toda la legislación realizada por la cámara liberal. Se recuperan así los privilegios estamentales, se restablece la Inquisición, el mayorazgo y los señoríos jurisdiccionales, así como la vuelta de los Jesuitas, entre otras cosas. El 10 de mayo entraba el rey en Madrid, aclamado por una población que seguía viendo en él a un auténtico salvador. Se inició así un triste periodo caracterizado por la sistemática anulación de las reformas de las cortes gaditanas y la vuelta al Antiguo Régimen y al absolutismo, conocido como el Sexenio Absolutista. Todo esto se da en un período crucial en la historia de Europa, cuando se estaba dirimiendo el equilibrio de fuerzas tras la derrota de Napoleón. Así, las potencias Europeas, con el austriaco Metternich a la cabeza, dieron un nuevo giro hacia el absolutismo. Esto también contribuyó a animar a Fernando VII a la vuelta al Antiguo Régimen, aunque después se mostró sorprendentemente desinteresado por los asuntos externos. De esta manera, pese a haberse enfrentado con el emperador francés, España quedó marginada de los beneficios que las potencias vencedoras de Napoleón recibieron en la Segunda Paz de París y en el Congreso de Viena en 1815. Nuestro país, destrozado por la Guerra de la Independencia, quedó relegado a un papel secundario en el concierto internacional. Durante los primeros 6 años de su reinado, en el periodo conocido como Sexenio Absolutista, Fernando VII, apegado al mantenimiento de los privilegios estamentales, se negó a emprender cualquier reforma fiscal que incrementara los ingresos de un Estado en quiebra. La labor del gobierno de Fernando VII se centró en la represión de los enemigos de la restaurada monarquía absoluta. Más de doce mil “afrancesados” tuvieron que exiliarse del país y se inició una dura persecución contra los liberales. Muchos militares, algunos de ellos antiguos jefes de la guerrilla y antiguos héroes de la Guerra de la Independencia, optaron por las posturas liberales y para hacer frente a la represión se integraron en sociedades secretas de ideología liberal como la masonería. Estos militares protagonizaron diversas intentonas de golpe militar o pronunciamiento: Espoz y Mina en 1814, Díaz Porlier en 1815… Todos los intentos de golpe fueron duramente reprimidos. No obstante, en 1820 y hasta 1823, y tras el éxito de un golpe de estado militar protagonizado por el general liberal Riego, se volvió durante un corto periodo al liberalismo en España. Aunque el absolutismo estuvo de nuevo presente en los 10 últimos años del reinado de Fernando VII, tras la intervención de las potencias europeas absolutistas para derrotar a este nuevo gobierno liberal. Durante todo su reinado absolutismo y liberalismo estarán enfrentados, hasta el triunfo final del liberalismo y el fin definitivo del absolutismo ya encarnado en la figura de su hija Isabel II.

CRÍTICA DEL TEXTO. Se trata de una fuente primaria y por tanto veraz y de carácter objetivo, ya que la información histórica de los hechos que ofrece es directa. Su importancia radica en el conocimiento que aporta sobre el pensamiento absolutista, así como en el hecho de que suponga el inicio de una etapa de enfrentamiento político continuo entre absolutistas y liberales durante todo el siglo XIX.