Claude Lina

CLAUDELINA Señora, yo quería perdila permiso para mañana, para retirarme a la' once, si no e' molestia por usté. Yo voy

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CLAUDELINA Señora, yo quería perdila permiso para mañana, para retirarme a la' once, si no e' molestia por usté. Yo voy a venir má' temprano mismo, a la' sei, así termino todito la limpieza ante' de irme... No, no tengo que ir al hospital, estoy bien, pue', gracia' a Dio'; e' para ir a la Defen-soría, acá, mire, tengo la citación de la jueza, e' para ver por mi casa de Jardín América, para que me devuelva mi marido. ¿De quién?. No, no e' de lo' do', e' mía, pue', acá está el plano que dice todito, por encima está mi nombre, fíjese un poco: CLAUDELINA ACOSTA, y él no me quiso devolver... No... no somo' casado'.., somo' concubinado'... ocho año" viví yo con él y ahora hace tre' mese' que le dejé y me vine con las chica'. No quiero saber má' nada con ese sinvergüenza. Y mi' hija también no quieren que me vaya a vivir de nuevo con él. Ella' están acá en Posada'; una trabaja de Iñígue', e' cajera; y la otra en el Cali¬fornia. Son chica' buena', seria', usté' viera, señora, nunca no sale'... ni se pintan. ¿Cuánto año' tienen? Y... la mayora veinte y la menora diecinueve... Ah, no, claro, ella no son hija' de él... son de otro mari¬do que yo tuve... el primero, allá en Paraguay... No... Tampoco no soy casada con él. A lo' quince año tuve la primera. Mire un poco cómo e". Mi mamá ni miraba por mí... Me mandaba al Catecismo, y ahí estaba atrá' de la iglesia esperando el muchachito... Diecisiete tenía él, pue'. Y yo quince. Una vez no' volvimo' a ver, despué' de mucho' año'... Fué en Bueno' Aire'... yo trabajaba ahí, en la casa de un médico bien caté. Quiso casarse conmigo... pero no quise ya... él también no se ha¬bía casado. Sí, conoce la' hija', siempre cuando cruza de Encarnación le' viene a ver, le' trae corte' de tejido bueno para su' vestido. ¿Que quién le' crió a ella'? Mi mamá, pue'. Hasta que se vinieron a estudiar acá; la' do' son recibida' en la Comercio, y la mayora quiere seguir lo' estudio... ingle', el año que viene va a entrar en el Profesorado. Ella' por nada no me dejarían volver con ese hombre... con mi marido... usté' sabe... yo casi morí con él lo' último tiempo. Hay que ver cómo me castigaba, cómo me arrastraba por el suelo cuando se enoja¬ba, estirando de mi cabello. Y yo todo el día no hacía otra cosa que trabajar, limpiando la casa, lavando la ropa. De la poquita plata que me daba ahorraba lo que podía para terminar de pagar mi casa. En la parte de atrá' del sitio hice plantación: tomate, lechuga, poroto, za¬pallo, choclo, para tener para comer mejor. Hice un gallinero con tabla' vieja', con alambre... criaba lo' pollo', la gallina'... mediante que comía un poco de huevo' e' que no me morí. Yo estaba flaca, consumida. A la noche, cuando llegaba la hora que iba a volver él me toma¬ba como un chucho, un frío por toda' parte' del cuerpo. Ante que él llegara me levantaba de la cama para que no se enojara; de tan mal que me sentía me tenía que acostar. Yo tenía un cachorrito que me ha¬cía compañía... Vea usté'-, se trepaba a la cama y se acurrucaba al lado mío, me daba mismo calor. Cuando llegaba él le atendía, le daba la comida, ropa limpia... y él... mudo como un palo, todo sucio de tra¬bajar en la capuera, ni una palabra decía a mí. Un día le dije: "André', arregla un poco el gallinero... el gato comió anoche todo' mi pollito'". ¡Para qué! Se puso como loco, gritaba, curuvicó todo' lo' pápele' de la mesa... hasta que por último me pegó todo mal por mi espalda, me de¬jó tirada... Y así siempre, yo demasiado mucho trabajando, enferma, cansada... Con el perrito hablaba para no pesar tanto la tristeza sobre mí... Sin nadie para mirar un poco por una... Hasta que al fin un día le hablé, le dije luego para no seguir junto', para que me diera la casa... pero ni me dejó terminar. Empezó a gritar: " ¡Puta, te voy a matar, vo' so' la que te va' a ir! ¡Nunca jama' vo' no entra' má' en esta casa!". Demasiado mucho me castigó esa vez. Y despué' agarró el cachorrito y le llevó afuera y le ató una soga por su cuello y le colgó... pobrecito animal... le colgó de la rama de la guayaba... ¡Virgen Santa! ¡Un de¬monio le tomó a ese hombre! Entonce' cuando yo vi eso no quise ma' estar ni un segundo ahí. Me fui de él, me escapé. Apena' si pude aga¬rrar mi documento y corrí a la parada y me vine a vivir con mi' hija'. Por eso ahora quiero que me devuelva mi casa para yo vender y com¬prar un sitio acá, donde está la' hija'... Ya una vez le citó la jueza y él no se fue. Vamo' a ver que' hace hoy... si se va... Así que por eso yo le pido para salir ante' porque a la' once y media me citó la defensora y yo no quiero faltar, no quiero llegar tarde, tengo que conseguir mismo la casa para mí...

GLAUCIA SILEONI DE BIAZZI