Catequesis Sobre El Bautismo

Catequesis sobre el Bautismo Autor: Pbro. Hermilio Cárdenas González Coordinador de la Sección Diocesana de Catequesis

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Catequesis sobre el Bautismo Autor: Pbro. Hermilio Cárdenas González Coordinador de la Sección Diocesana de Catequesis

Introducción catequesis sobre el bautismo

INTRODUCCIÓN 1. El por qué de un Instrumento Guía No cabe duda que en nuestro tiempo ha habido Un florecimiento de la catequesis previa a los sacramentos, especialmente del Bautismo; pero este mismo hecho nos esta pidiendo una mejor preparación tanto de los agentes, como de los contenidos y el método para impartir este importante momento. El II Sínodo Diocesano de 1995 nos dice que “hay una falta de criterios comunes en la preparación, celebración y compromiso de los sacramentos. Deficiente preparación, tanto en quienes los reciben como en quienes los administran” (II SDG 66). Es una constatación que se vuelve exigencia de buscar caminos de preparación adecuada. Es cierto que después de Un esfuerzo de años toda comunidad parroquial ofrece "platicas prebautismales", como condición para celebrar el Bautismo; pero también es cierto que muchas veces esas catequesis adolecen de una buena estructura. que desencadene una celebración de calidad y una posterior practica cristiana entre los que han pedido el Bautismo. Ante tal situación, muchos sacerdotes, religiosas y catequistas han expresado la necesidad de un instrumentoguía que oriente la catequesis sobre el Bautismo y motive a seguir Un proceso para ir creciendo en la fe. Un instrumento que contenga los principales elementos a tener en cuenta y sugiera caminos de creatividad para que "se unifiquen los criterios en relación a la preparación sacramental y en los requisitos para su recepción fructuosa” (II SDG 77). La Sección de Catequesis de la Diócesis de Guadalajara, tratando de prestar un servicio a la práctica pastoral del Bautismo que se está realizando en cada comunidad ofrece este instrumento-guía para los pastores y agentes de pastoral, sabiendo que las así llamadas "platicas pre-bautismales" no lo son todo y que deben ir evolucionando a una verdadera catequesis mas completa sobre el Bautismo y sus exigencias, una catequesis que lleve sobre todo a involucrar a la familia, no sólo en la celebración ritual con su fiesta posterior, sino en un acontecimiento de fe. También hay que hacer notar que este instrumento-guía se sitúa en el contexto eclesial del Jubileo del Tercer Milenio de la Encarnación, pues el Papa mismo pide una actualización sacramental para el año 1997 de un “descubrimiento del Bautismo corno fundamento de la vida cristiana" (TMA 41). Para nosotros en esta Diócesis de Guadalajara, el II Sínodo Diocesano de1995 debe ser “un precioso instrumento que la providencia nos ofrece hoy, para llevar a cabo en la Diócesis el proyecto de la Nueva Evangelización” (promulgación del Sr. Cardenal Juan Sandoval), y III Plan Diocesano de Pastoral I996-2OOO que quiere ser una aplicación del Sínodo para “reavivar la identificación con Jesucristo, el sentido de comunión eclesial y el compromiso misionero" (promulgación del mismo Sr. Cardenal 1997). Estos acontecimientos jalonan a nuestra Iglesia para que sea fiel a Jesucristo en el hoy. 2. ¿ Qué Buscamos? Este instrumento-guía tiene corno finalidad el AYUDAR A QUE LOS AGENTES DE PASTORAL DEL BAUTISMO TENGAN ELEMENTOS PARA INICTAR O REAVIVAR EN LOS PADRES DE FAMILIA Y PADRINOS EN SU PROPIA MADURACION EN LA FE, PARA PODER ACOMPANAR A SUS HIJOS 0 AHIJADOS EN EL SEGUIMIENTO DE JESUCRISTO. Las catequesis sobre el Bautismo ofrecen posibilidades para que la misma comunidad reafirme su identidad cristiana. Por supuesto que son catequesis ocasionales que no responden a todas las preguntas que se plantean en la vida cristiana. Son orientaciones generales que requieren concretarse en cada parroquia o comunidad. 3. Acentuaciones de la Catequesis sobre el Bautismo. Estas catequesis insistirán en lo que es necesario para el “aquí y el ahora" de nuestras comunidades. Pensamos en las siguientes características o acentuaciones a tomar en cuenta en nuestra practica catequética:

1. Clarificación del bautismo de niños. La catequesis sobre el Bautismo tendrá que clarificar y valorar las razones positivas de la práctica tradicional en la Iglesia Católica del bautismo de los niños. Sin hacer a Un lado las dificultades de esta práctica eclesial se propondrá el bautismo de los niños como un don y gracia, como lo es la misma vida de un niño indefenso, dependiente totalmente de otros, donde los papás y la comunidad representada en los padrinos serán los garantes y la esperanza de crecimiento de la fe ahora incipiente. 2. Una catequesis de iniciación. Deberá presentarse como el comienzo de un proceso de iniciación cristiana, será entonces una catequesis netamente “kerigmática", integrando la pastoral del Bautismo dentro de un auténtico camino de formación en la fe. desde un seguimiento a la persona de Cristo. Se trata de un proceso de educación en la fe pensado desde la infancia, pasando por la adolescencia y juventud hasta llegar a la adultez cristiana. 3. Una catequesis comunitaria. Ante el peligro del individualismo, ante la tentación de lo mágico, ante la costumbre en ciertas comunidades de ver la ceremonia del Bautismo como un mero “tramite" para hacerse compadres o promover una fiesta. se insistirá en el sentido comunitario de los sacramentos y aquí expresamente el Bautismo corno incorporación a Cristo y a la Iglesia. 4. Una catequesis, tarea de toda la comunidad cristiana. Con la incorporación a la Iglesia, toda la comunidad cristiana es responsable de la fe del nuevo bautizado, sin dejar de ser especial la responsabilidad de los papás y padrinos. El misino Código del Derecho Canónico nos dice que "La solicitud por la catequesis bajo la dirección de la legitima autoridad eclesiástica, corresponde a todos los miembros de la Iglesia en la medida de cada uno. Antes que nadie, los padres están obligados a formar a sus hijos en la fe y en la práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo; tiene una obligación semejante quienes hacen las veces de padres, y los padrinos”. Entre nosotros el “padrino” tenía mucha importancia como símbolo de respeto, de alguien que se agrega al círculo familiar para la educación en la fe, etc., algo que debemos de potenciar en nuestro tiempo. Por supuesto los párrocos tienen la obligación de que “se imparta una catequesis adecuada para la celebración de los sacramentos” (CDC 777). 5. Una catequesis diversificada. Finalmente esta catequesis deberá tener en cuenta la diversidad de los destinatarios. su tiempo disponible. el nivel cultural. su nivel económico, su situación religiosa y las costumbres mismas que hay alrededor de la celebración del Bautismo. 4. Propuesta Temática y Metodológica Se proponen 10 temas agrupados en tres núcleos o unidades. que cada comunidad puede organizar según su propia situación. PRIMERA UNIDAD (temas 1 y 2). Núcleo de aclaración. Aquí se trata de responder a la necesidad de preguntas que surgen sobre el Bautismo en su entorno (bautismo de niños). SEGUNDA UNIDAD (temas 3, 4, 5, 6 y 7). Núcleo de profundización. Son los temas considerados “centrales". con los contenidos más importantes que no deben de faltar en toda catequesis sobre el Bautismo. TERCERA UNIDAD (temas 8, 9 y 10). Núcleo de proyección. Estos temas van más al compromiso derivado del Bautismo. son como la consecuencia de lo expuesto y vivido.

Con relación a la metodología, dada la variedad de personas que acuden a esta catequesis ocasional el ideal es seguir una metodología dinámica y motivadora. Que no se reduzcan a “pláticas informativas", de conocimientos, sino que se intente llegar a una autentica experiencia de Cristo y de su Iglesia. Los pasos a seguir son los que comúnmente se han usado en nuestra Iglesia Diocesana: VEAMOS, PENSEMOS, ACTUEMOS, CELEBREMOS. Es recomendable que las catequesis fueran presentadas por Un equipo de parejas de matrimonios cristianos en colaboración con el sacerdote para que ya desde la misma presentación hubiera una experiencia eclesial a la cual el Bautismo trata de introducir. Ojalá y este instrumento-guía sea de provecho para nuestras comunidades y como un elemento al servicio de la Nueva Evangelización propuesta por el Papa a las puertas ya del Tercer Milenio de la Encarnación. Auguramos que las celebraciones bautismales de nuestras comunidades realmente sean celebraciones de Jesucristo. Pues celebrar desde el punto de vista humano, es estar juntos y participar, es hacer fiesta y cantar, es recordar y hacer presente a alguien, es honrarlo y proclamar sus cualidades. Celebrar es una de las manifestaciones más gratificantes de los hombres y de las mujeres. Celebrar a Jesucristo y su misterio en la liturgia bautismal es evocar la vida y salvación de Jesucristo que esta cercano a los hombres, es revivir, actual izar y en cierto modo “ponerse en contacto" con los acontecimientos de la vida histórica de Jesús. Que las celebraciones bautismales sean dignas y nos lleven después a anunciar a Jesucristo que celebrarnos.

Capítulo 1: ¿Por qué la Iglesia bautiza a los niños?

OBJETIVO Conocer y valorar el bautismo de los niños para que profundizando en su significado nos comprometamos a cuidar, desarrollar y educar la fe que van a recibir. "Nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino de Su Hijo amado. En el nos encontramos liberados y perdonados" (Col 1 13-14) NOTAS PEDAGOGICAS El catequista deberá tener muy presente las referencias bíblicas y del Catecismo de la Iglesia Católica al dar respuesta a las preguntas que de parte del grupo pudieran presentarse especialmente en relación a la parte histórica. Puede ambientarse el lugar de la sesión con fotografías e imágenes referentes al bautismo de niños. De ser posible pedirles a los papás que traigan la fotografía del hijo que se bautizará. VEAMOS En nuestro ambiente es frecuente que los "hermanos separados" al visitar los hogares católicos les hagan cuestionamientos sobre la administración del Sacramento del Bautismo a los niños en la Iglesia Católica, a lo cual la gran mayoría de los católicos no saben qué responder, creándose en ellos una cierta inquietud. El catequista entabla Un dialogo con los miembros del grupo a partir de las siguientes preguntas: ¿ Por qué quieren bautizar a sus hijos o ahijados desde pequeños? Los hermanos separados dicen que el bautismo lo debemos recibir siendo ya grandes, como lo hizo Jesús al inicio de su predicación ¿Qué piensan ustedes? ¿Por qué la Iglesia bautiza a los niños? En el tema de este día hablaremos sobre el bautismo de los niños. PENSEMOS En los comienzos de la Iglesia. con el anuncio del Evangelio de parte de los apóstoles, la practica más común era el bautismo de los adultos (ver CIC 1247). Esta costumbre se mantiene en nuestros días en tierras de misión. Sin embargo, el Nuevo Testamento habla varias veces del bautismo de toda una “casa", es decir, de toda la familia junto con su servidumbre (ver He 16, 15.33-34; 18, 8; 1 Co 1, 16). En este bautismo se incluía seguramente a los niños de la familia. Los primeros testimonios expresos y claros del bautismo de los niños se remontan al siglo II. El bautismo de los niños es, pues, una práctica antiquísima en la Iglesia (ver CIC 1252). “Los hermanos separados" cuestionan esta práctica haciendo alusión al bautismo de Jesús siendo ya grande. Jesús se bautizó ya grande porque antes de él no existía el bautismo que él inauguraba. Además, Jesús no necesitaba bautizarse porque las gracias que nos da a nosotros el sacramento del Bautismo, él ya las tenía. El bautismo de Jesús es diferente al bautismo de nuestros niños. Nuestro ser de cristiano, constituido por el bautismo, es una gracia inmerecida, con la que Dios se adelanta a nuestros actos y envuelve nuestra vida desde el principio (ver 1Jn 4, 10-19; Ti 3, 3-6); una gracia que nosotros a causa del pecado original, necesitamos desde el primer momento de nuestra vida. “Por tanto, la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia inestimable de ser hijo de Dios si no Ie administraran el Bautismo poco después de su nacimiento" (CIC 1 250). “Los padres cristianos deben reconocer que esta practica corresponde también a su misión de alimentar la vida que Dios les ha confiado" (CIC 1251). En el Sacramento del Bautismo, al recibir la fe que es un don de Dios, iniciamos Un camino, Un proceso de crecimiento, que ha de desarrollarse desde la niñez, en la adolescencia, juventud y vida adulta hasta llegar a ser un cristiano maduro en la fe con la ayuda de nuestros padres, padrinos, familiares y de toda la comunidad

cristiana (ver CIC 1255). ACTUEMOS En pequeños grupos formados por los papas y padrinos de cada niño que se bautizará vamos a dialogar a partir de las siguientes preguntas: ¿Por qué traemos a bautizar a nuestros hijos o ahijados? ¿Cuánta importancia le damos al prepararnos más en la fe? Cada pequeño grupo elabora una frase que exprese su compromiso a continuar participando en estas catequesis sobre el Bautismo para presentarlo en la celebración. CELEBREMOS Sobre una mesa colocamos las fotografías de niños (especialmente las de los que se bautizarán) y un Cristo. El grupo se coloca alrededor de la mesa. Escuchamos la lectura de la Palabra de Dios tomada del libro de los Hechos de los Apóstoles 16, 25-34. que habla de un bautismo a toda una familia. Dejarnos un momento de silencio para la reflexión personal. Cada pequeño grupo presenta su compromiso. El catequista los invita a dar gracias a Dios y todos responden: GRACIAS PADRE BUENO. Catequista: Demos gracias a Dios que nos ha llamado a ser sus hijos. Todos: GRACIAS PADRE BUENO. Catequista: Demos gracias a Dios por nuestros padres y padrinos que se preocuparon por bautizarnos de pequeños y nos han ayudado a crecer en la fe. Todos: GRACIAS, PADRE BUENO. Catequista: Demos gracias a Dios por nuestros hijos a quienes pronto envolverá con su gracia. Todos: GRACIAS, PADRE BUENO. Terminamos cantando: UN SOLO SEÑOR Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo un solo Dios y Padre. Llamados a guardar la unidad del Espíritu por el vínculo de la paz, cantamos y proclamamos: Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo Un solo Dios y Padre. Llamados a formar un solo cuerpo en un mismo Espíritu, cantamos y proclamamos: Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo Un solo Dios y Padre. Llamados a compartir una misma esperanza en Cristo, cantamos y proclamamos: Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo un solo Dios y Padre.

Capítulo 2: El Bautismo y Sacramentos de iniciación cristiana

OBJETIVO Tomar conciencia de que el Sacramento del Bautismo está íntimamente relacionado con el sacramento de la Confirmación y el de la Eucaristía formando juntos el camino de la iniciación cristiana para saber comprometernos al proceso de maduración en la fe. “Este es nuestro mensaje. Advertimos con insistencia a cada uno y enseñamos a cada persona con mucha sabiduría, para hacer a todo hombre perfecto en Cristo" (Col 1,28). NOTAS PEDAGOGICAS La mayoría de las personas conoce distintos tipos de procesos: la vida humana, el crecimiento de plantas y animales, la fabricación de un producto, etc. Aplicar esas experiencias a la vida cristiana, que como un proceso inicia con el conocimiento de Jesucristo, continúa con la adhesión a su persona y a su mensaje llega a la plenitud en el compromiso y proyección en la propia comunidad. El catequista debe tener muy presente que una gran mayoría de personas de nuestro medio, celebran el sacramento del Bautismo como algo independiente, desconectado de los demás sacramentos. VEAMOS La vida es un continuo movimiento. Un día, seguido de otro lleva poco a poco a un crecimiento a un desarrollo, a un tratar de ser mejores. Podernos constatarlo en las etapas del desarrollo de la persona. El grupo dialoga a partir de las siguientes preguntas: ¿ Cuáles son las principales etapas de la vida ? ¿ Qué características tiene cada etapa ? Dejar un tiempo suficiente para el diálogo. Ahora vamos en varios pliegos de papel a tratar con dibujos de expresar nuestras respuestas sobre las características de cada etapa de la vida. Una vez terminados los dibujos los colocamos al frente para que todos los vean a lo largo de la sesión. Posteriormente utilizaremos los dibujos en la celebración. PENSEMOS La persona pasa por distintas etapas a lo largo de su vida: Infancia: No tiene conciencia de sí mismo ni de lo que le rodea. Pero poco a poco, con el paso de los meses y años, va tomando conciencia de su propia identidad y del lugar que ocupa en su familia. Adolescencia: No tiene todavía los conocimientos ni la fuerza necesaria para situarse ante la vida con determinación. Es por esto que cambia continuamente de estado de ánimo: alegre, dinámico, generoso, cumplido y otras veces callado. indeciso e irresponsable. Juventud: Se llega a esta etapa cargado de energía, salud e ideales. Se está en la mejor disposición de iniciar cualquier empresa. Adultez: Se alcanza esta etapa cuando la persona va más allá de sí misma y de sus propios intereses. Cuando descubre las necesidades de los demás y comparte generosamente lo que tiene: afecto, comprensión, tiempo, bienes, etc.

Este proceso de la vida natural se va dando paso a paso y nos exige: tiempo, paciencia, reflexión y ayuda de muchas personas. No se puede improvisar, ni lo podemos realizar de un día para otro. Asimismo, desde los inicios de la vida de la Iglesia, para llegar a ser cristiano también se sigue un proceso, un camino y una iniciación que consta de varias etapas: el anuncio gozoso del Evangelio; la acogida del Evangelio que nos lleva a la conversión; la profesión de fe; el Bautismo, puerta de entrada a los demás sacramentos; la efusión del Espíritu Santo en la Confirmación; y la participación en el sacramento de la Eucaristía (ver CIC 1229). Los sacramentos corresponden a todas las etapas y a todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. En ellos encontramos una cierta semejanza entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida espiritual (ver CIC 1210). “Mediante los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana" (CIC 1212). El sacramento del Bautismo marca el inicio de toda vida sacramental (ver CIC 1213). En el Bautismo nacemos a una vida nueva (ver Jn 3, 5), somos purificados del pecado (ver He 2, 38), adquirimos en Cristo la condición de hijos de Dios (ver Rom 8, 15-16; Gál 4, 5-7), templos del Espíritu Santo (ver He 2, 38) y miembros vivos de la Iglesia (ver 1 Co 12, 13). Por el sacramento de la Confirmación los bautizados van avanzando por el camino de la iniciación cristiana, quedan enriquecidos con el don del Espíritu Santo y los une más estrechamente a la Iglesia, los fortalece e impulsa con mayor fuerza a que, de palabra y obra, sean testigos de Cristo y propaguen y defiendan la fe (ver CIC 1316; CDC 879). La Eucaristía es el tercer sacramento de la iniciación cristiana, y su culmen (ver CIC 1322). El sacramento de la Eucaristía es el memorial del sacrificio de Cristo en la cruz y el banquete sagrado de la comunión en el cuerpo y en la sangre del Señor. La celebración del banquete Eucarístico está totalmente orientada hacia la unión íntima de los fieles con Cristo. Es el pan que nutre nuestra fe y nos abre a los demás preocupándonos por su bien, estimulándonos a la fraternidad. "La participación en la naturaleza divina, que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene cierta analogía con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. En efecto, los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmación y finalmente, son alimentados en la Eucaristía con el manjar de la vida eterna, y, así por medio de estos sacramentos de la iniciación cristiana, reciben cada vez con más abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfección de la caridad" (CIC 1212). Los sacramentos del Bautismo y de la Confirmación (junto con el del Orden Sacerdotal) confieren, además de la gracia, un carácter sacramental o "sello" espiritual indeleble y que permanece para siempre en el cristiano como disposición positiva para la gracia, como promesa y garantía de la protección divina y como vocación al culto divino y al servicio de la Iglesia. Por eso estos sacramentos se reciben una sola vez en la vida (ver CIC 11 21; 1272-1274; Ef 4,30) De esta manera podemos comprender la íntima relación que existe entre el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, y el por qué se les llama sacramentos de iniciación cristiana. ACTUEMOS El catequista motiva al grupo hacia un verdadero compromiso partiendo de la siguiente reflexión: ¿Cuál ha sido nuestra experiencia en la vivencia de los sacramentos de iniciación cristiana? ¿Consideramos que hemos llegado a la madurez cristiana, es decir, a la vivencia sólida, plena, incondicional del seguimiento de Jesucristo? Ahora nos reunimos en pequeños grupos los papás y padrinos de cada niño que se bautizará y formulemos nuestro compromiso: ¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos o ahijados lleguen a vivir plenamente su iniciación cristiana?

El compromiso de cada pequeño grupo lo escribimos en un pequeño papel para presentarlo en la celebración. CELEBREMOS Colocamos algunos dibujos de las diferentes etapas de la vida de la persona como formando un camino intercalando entre los dibujos algunos pliegos de papel en blanco, al final del camino colocamos un Cristo y el grupo se coloca a los lados del camino. Escuchamos la lectura de la Palabra de Dios tomada de la carta a los Efesios 4, 1-6. Dejamos un momento de reflexión en silencio. Cada pequeño grupo lee en voz alta su compromiso y después lo coloca en los pliegos de papel en blanco que se encuentran entre los dibujos, como tratando de llenar el camino y que no queden espacios vacíos. Terminamos cantando Juntos el coro y la primera y tercera estrofa del canto: IGLESIA PEREGRINA Todos unidos formando un solo cuerpo un pueblo que en la Pascua nació, miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu, que el Hijo desde el Padre envió. El nos empuja, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor, paz para las guerras y luz cutre las sombras, Iglesia peregrina de Dios, paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrino de Dios. Rugen tormentas y, a veces , nuestra barca parece que ha perdido el timón. Miras con miedo no tienes confianza, Iglesia peregrina de Dios. Una esperanza nos llena de alegría, presencia que el Señor prometió. Vamos cantando, él viene con nosotros, Iglesia peregrina de Dios. Somos ea la tierra semilla… Todos nacidos en un solo Bautismo, unidos en la misma Comunión. Todos viviendo en una misma casa, Iglesia peregrina de Dios. Todos prendidos en una misma suerte, ligados a la misma salvación. Somos un cuerpo y Cristo es la Cabeza, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla…

Capítulo 3: El Bautismo, primer Sacramento de fe

OBJETIVO Descubrir en el Bautismo como sacramento de la fe para provocar un deseo de renovar nuestra vida de bautizados y seguidores de Jesús. “´El que crea y se bautice se salvará" (Mc 16, 16) NOTAS PEDAGOGICAS El catequista debe tomar en cuenta que en nuestro medio la expresión "tengo fe", se utiliza ordinariamente con muchos significados, por lo que al presentar este tema es muy importante clarificar dudas y reforzar algunos puntos. De igual manera deberá motivar a los papás y padrinos para que así como se preocupan por atender con toda clase de cuidados a los recién nacidos así también debemos empeñarnos para que la fe que recibirán en el sacramento del Bautismo crezca, se desarrolle y madure con nuestro ejemplo y amor. Para la celebración necesitaremos un cirio y unas hojas con el Salmo 22 impreso. VEAMOS Se inicia un diálogo con el grupo a partir de la experiencia vivida por el nacimiento de su hijo que ahora quieren bautizar: ¿Qué sentimientos han vivido más fuertemente al tener en sus brazos a su hijo recién nacido? ¿Qué trámites han realizado con motivo del nacimiento de esta creatura? ¿Por qué han acudido a solicitar que su hijo sea bautizado? ¿ Qué es la fe? Escuchamos con sumo respeto las respuestas que vayan dando los papás y padrinos PENSEMOS Después de la venida del Espíritu Santo, el día de Pentecostés, Pedro predicaba a Jesucristo resucitado como Señor y Mesías; los presentes "al oír esto, se afligieron profundamente. Dijeron, pues, a Pedro y a los demás apóstoles: Hermanos, ¿qué debemos hacer? Pedro les contestó: Conviértanse y háganse bautizar cada uno de ustedes en el Nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados. Y Dios les dará el Espíritu Santo" (He 2, 37-38). En la Iglesia, el sacramento del Bautismo ha sido siempre la puerta de entrada y el fundamento de toda vida cristiana (ver CDC 849). "El Bautismo es el sacramento de la fe (ver Mc 16, 16). Pero la fe tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse" (CIC 1253). “En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo" (CIC 1254). “Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres. Ese es también el papel del padrino o de la madrina, que deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida cristiana" (CIC 1255). “La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre" (CIC 161; ver 153). Podemos describirla en tres momentos:

1.- Es conocer a Cristo y seguirle. En el Evangelio vemos a los apóstoles y los creyentes como personas cautivadas por Jesús, que lo dejan todo para seguirle (ver Mt 4, 1 8-22). Al encontrarse con él y aceptarlo, aceptan su mensaje porque se dan cuenta de que él dice la verdad y no los engaña. 2.- Adoptar su estilo de vida para siempre. Cuando de verdad una persona nos convence, empieza a influir en nuestra manera de actuar, lo tenemos como modelo. Aceptar a Cristo es aceptar su manera de ser: ver como él vio, actuar como él actuó, preferir lo que él prefirió, tener como él a Dios por Padre... (ver Ef 5, 1-2). San Pablo nos muestra en su vida cómo entendió que creer es adoptar la vida de quien se cree. Optar por Cristo se hace por toda la vida, para siempre, no sólo por un período de la vida: la niñez, la juventud o unos meses mientras nos preparamos para un sacramento. 3.- Vivir en el grupo de los que creen en él. Los creyentes desde los primeros tiempos formaron comunidad. La fe se vive en la nueva relación de hermanos, como hijos de Dios (ver He 2, 41-47). El grupo de creyentes se hace luz para otros por su fe. Bautizar a un hijo es ponerle en contacto, mediante la fe y el bautismo, con Dios nuestro Padre. Es el camino para el encuentro con Dios, comunicarnos con El y vivir en su compañía. ACTUEMOS Al recibir el sacramento del Bautismo estos niños se iniciarán en el camino de la fe. Es desconocido para ellos y esperan que nosotros les enseñemos el camino y los acompañemos. Recordemos que van a aprender más de lo que ven, que de lo que se les dice. Por pequeños grupos de papás y padrinos contestamos la siguiente pregunta: De los tres momentos que describen nuestra fe, ¿Cuál tenemos más olvidado la mayoría de nosotros? ¿Por qué? ¿Qué vamos a hacer para tratar de vivir más plenamente esos tres momentos nosotros y nuestros hijos y ahijados? CELEBREMOS El grupo forma un círculo en torno a un cirio encendido, significando a Cristo que nos ilumina e iluminará a nuestros hijos. Haremos nuestra oración con el Salmo 22. Era recitado en los inicios de la Iglesia por los recién bautizados camino al altar. El salmo nos refleja la intimidad con Dios, su confianza en El y la delicadeza de Dios con nosotros. Puede realizarse a dos coros. SALMO 22 El Señor es mi pastor, nada me falta, en verdes prados él me hace reposar y a donde brota agua fresca me conduce. Fortalece mi alma, por el camino del bueno me dirige por amor de su Nombre. Aunque pase por quebradas muy oscuras no temo ningún mal, porque tú estás conmigo, tu bastón y tu vara me protegen. Me sirves a la mesa frente a mis adversarios, con aceites tú perfumas mi cabeza y rellenas mi copa.

Me acompaña tu bondad y tu favor mientras dura mi vida, mi mansión será la casa del Señor por largo, largo tiempo.

Capítulo 4: Participación en Muerte y Resurrección de Cristo

OBJETIVO Descubrir y profundizar que por el sacramento del Bautismo, participamos de la muerte y resurrección de Cristo para que sepamos vivir este misterio en la vida diaria. "Por el bautismo, fuimos sepultados junto con Cristo para compartir su muerte,... pero también participaremos de su resurrección" (Rom 6, 4-5) NOTAS PEDAGOGICAS El catequista debe partir en esta ocasión de la situación de los participantes con respecto al tema: es muy posible que ellos tengan una conciencia vaga" de que algo sucede en la celebración del Bautismo, tal vez tengan conciencia del renacer a una vida nueva, pero es muy difícil que exista el convencimiento que esto nos viene por la muerte y resurrección de Cristo. Aquí están muy en juego los elementos de la vida y la muerte. No perder de vista que este tema es de los considerados fundamentales en el aspecto doctrinal de la catequesis sobre el Bautismo. VEAMOS Partamos de un elemento tan común y tan necesario entre nosotros como lo es el agua. ¿Qué pasa donde no hay agua o es muy escasa? ¿Flan experimentado la falta de agua por algún tiempo en el pueblo, colonia o lugar donde viven? ¿Qué pasaría si se acabara el agua por completo? PENSEMOS En el Antiguo Testamento encontramos varios pasajes que nos hacen pensar en el sacramento del Bautismo al relacionarlo con el agua: el origen del mundo, el diluvio, el paso del Mar Rojo y el paso del río Jordán (ver CIC 1217-1222); son vistos como acontecimientos en los que el agua transformadora significa el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad. "Todas las prefiguraciones de la Antigua Alianza culminan en Cristo Jesús" (CIC 1223). El sacramento del Bautismo para nosotros se convierte en el paso de la muerte a la vida. En el Nuevo Testamento encontramos que el mismo Juan el Bautista tiene conciencia de este significado de cambio y de conversión, de pasar de lo que es pecado y muerte, mediante el arrepentimiento y el perdón, hacia lo que es la vida nueva (ver Mc 1, 4). Pero Juan el Bautista aclara que su bautismo es solamente preparatorio, que después vendrá otro que bautizará en el Espíritu y en el fuego (ver Mt 3, II). Asimismo anuncia que Jesús es el Cordero de Dios que asumirá el pecado del mundo (ver Jn 1, 29-36). Al bautizarse, Jesús aún siendo justo, se coloca humildemente entre los pecadores (ver CIC 1 224); y desde ese bautismo hasta su muerte estará cumpliendo públicamente la misión encomendada por Dios Padre (ver Lc 1 2, 50). La muerte de Cristo es así la cúspide de su servicio. En el bautismo del Jordán, Jesús es consagrado, ungido como "siervo" en el camino de la humillación y servicio a sus hermanos los hombres y será fiel hasta la muerte en cruz. "En su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del Bautismo... desde entonces, es posible ´nacer del agua y del Espíritu´ para entrar en el Reino de Dios" (CIC - 225). El "paso" de Cristo al Padre, su "Pascua", lo relacionamos con en el paso de los hebreos a través del Mar Rojo; escapan, entonces, por gracia de Dios, de la esclavitud de Egipto (ver 1 Co 10, 1-2). Sumergido en el agua del bautismo, el fiel de Cristo escapa de la esclavitud del pecado y nace a la libertad de los hijos de Dios. Por eso mismo, la noche por excelencia para celebrar el bautismo es la noche de Pascua, la noche del paso de la muerte a la vida. En griego, bautismo significa "inmersión". San Pablo nos dice que mediante el bautismo, el cristiano es sumergido en el misterio de Cristo muerto y resucitado:

"Los que fuimos sumergidos por el bautismo en Cristo Jesús, fuimos sumergidos con él para participar de su muerte. Pues, por el bautismo fuimos sepultados junto con Cristo para compartir su muerte, y, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, también nosotros hemos de caminar en una vida nueva. Hemos sido injertados en él y participamos de su muerte en forma simbólica; pero también participaremos de su resurrección" (Rom 6, 3-5). La inmersión en el agua significa expresamente el morir al pecado, así como el surgir de esa inmersión expresa resurrección, regeneración. "El Bautismo, cuyo signo original y pleno es la inmersión, significa eficazmente la bajada del cristiano al sepulcro muriendo al pecado con Cristo para una vida nueva" (CIC 628). ACTUEMOS Se colocan dos cartulinas en una mesa y junto a ellas varios crayones o marcadores. Al centro de la mesa un Cristo. El grupo se coloca en su alrededor. Catequista: Vamos haciendo un silencio en nuestro interior. Será el momento en que nos comprometamos a "ir muriendo" a todo lo que va en contra de Jesucristo y del Reino que El inaugura. Catequista: Tratemos de que lo que cada día vivamos, aún el sufrimiento, sea anuncio de resurrección. Pues Dios ha hecho de los gemidos de la humanidad, dolores de parto para una nueva vida. Pensemos con qué actitudes se va a manifestar en nosotros esa vida nueva. Catequista: Decidamos prepararnos cuidadosamente para vivir profundamente cada Bautismo en el que hayamos participado como papás o padrinos. Se pide a dos personas que pasen al frente, una junto a cada cartulina. Una de ellas escribirá con letras grandes en la cartulina las situaciones a las que vamos a "ir muriendo"; la otra persona escribirá las actitudes que manifiestan una nueva vida en nosotros. El grupo va mencionando en voz alta lo que se escribirá en cada cartulina. CELEBREMOS El grupo continúa en círculo en torno a la mesa con el Cristo. Alguien del grupo lee del capítulo 6 de la Carta a los Romanos los versículos 4 y 5. Catequista: Ante Cristo, presentemos la vida a la que "moriremos", las actitudes y pecados que nos impiden seguirle. Alguien del grupo lee la cartulina correspondiente. Catequista: Con Cristo resucitaremos también a una vida nueva. Otro del grupo lee la cartulina correspondiente. Terminamos cantando: UNA NUEVA VIDA (EL BAUTISMO) Una nueva vida, tu misma Vida, una nueva familia, tu misma familia. Hijos tuyos para siempre. Por medio del Bautismo renacemos, en agua que nos salva nos bañamos, pasamos de la carne y de lo humano, al mundo de la gracia y de lo eterno. Una nueva vida, tu misma vida... Surgimos del sepulcro que es el agua, teñidos en tu sangre redentora, contigo incorporados a la Pascua vivimos en Cristo hora a hora.

Una nueva vida, tu misma vida... Guiados por la luz que recibimos, ungidos como reyes en la frente tu marca salvadora en nuestras almas grabada en nuestra entraña para siempre.

Capítulo 5: El Bautismo, incorporación vital a la Iglesia OBJETIVO Descubrir que por el sacramento del bautismo nos incorporamos a la Iglesia, Cuerpo de Cristo para que encontremos y desarrollemos la forma personal de participación activa en la vida de la Iglesia "Todos nosotros, . ..hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un único cuerpo" (1 Co 12, 13). NOTAS PEDAGOGICAS El catequista debe partir del hecho de la pobre conciencia de pertenencia y participación en la Iglesia de parte de muchos bautizados. Por una parte es cierto que las personas estamos llamados a vivir y a desarrollarnos en comunidad. Se dice inclusive que somos seres sociables, pero también es cierto que en nuestro tiempo hay una tendencia a pensar y actuar marcada por un fuerte individualismo. Tendencia que se presenta al interior de la misma Iglesia, sobre todo en las grandes ciudades donde mucha gente no tiene conciencia de pertenencia a la comunidad cristiana. El sacramento del Bautismo no es sólo purificación, es también incorporación y vinculación a una comunidad cristiana. Se les sugiere a los papás y padrinos con anticipación que traigan una foto donde aparezca el niño que se bautizará con su familia. Por su parte, el catequista tratará de traer fotos de la comunidad cristiana. VEAMOS Dialoguemos un poco sobre el acontecimiento que nos ha reunido: tenemos en familia un nuevo miembro. Cuando llega un nuevo hijo a la familia hay actitudes y comportamientos diversos ante el acontecimiento. Durante esta reflexión los papás y padrinos estarán observando la fotografía del hijo que se bautizará: ¿De quién depende la vida futura del niño? ¿Qué pasa con los niños que carecen de una vida familiar? ¿Qué diferencia hay cuando se tiene una familia que lo quiere y cuando se carece de ella? Se puede dar tiempo para hacer comentarios. PENSEMOS Así como las personas al nacer, para crecer y desarrollarse necesitan vivir en una familia, en una sociedad, así también el cristiano, que en el sacramento del Bautismo recibe una vida nueva, necesita acogerse, incorporarse vitalmente al Pueblo de Dios, la Iglesia, para Vivir plenamente la vida que ha recibido. "El Bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo. “Por tanto... somos miembros los unos del los otros’ (Ef 4, 25). El Bautismo incorpora a la Iglesia" (CIC 1 267) de todos los tiempos y lugares de la tierra. Dicha incorporación al Cuerpo de Cristo encuentra su expresión concreta en la pertenencia y participación en una comunidad cristiana, nuestra parroquia. Por esta razón, el Bautismo debe tener lugar en la parroquia donde vivimos y dentro del marco de la celebración del domingo (ver CDC 856; 857.2; II SDG 14). Con la incorporación a la Iglesia, toda la comunidad cristiana es responsable de la fe del nuevo bautizado. Sin dejar de ser especial la responsabilidad de los papás y padrinos (ver CIC 1255). Por el sacramento del Bautismo todos somos hermanos y hermanas. Esta unión fundamental de todos los bautizados, por encima de los "límites naturales o humanos de las naciones, las culturas, las razas y los sexos ´porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo´ (1 Co 12, l 3)" (CIC 1 267), debe manifestarse concretamente en la ayuda mutua y en el intercambio de dones materiales y espirituales (ver He 2, 44-45). ACTUEMOS

Se reúnen en pequeños grupos los papás y padrinos de cada niño y dialogan a partir de las siguientes preguntas: ¿Me siento identificado con mi comunidad parroquial? ¿Participo activamente en la celebración dominical de la Eucaristía en mi parroquia? ¿Conozco al sacerdote y a los agentes que trabajan en la evangelización en mi parroquia? ¿Participo en algún grupo pastoral de mi parroquia? Ahora tratan de llegar a un compromiso concreto a partir de esta pregunta y lo anotan en una hoja de papel: ¿Qué vamos a hacer como papás y padrinos para ir integrando al hijo que traemos a bautizar en la comunidad parroquial? CELEBREMOS El catequista prepara un cartel con las fotografías o imágenes de la comunidad parroquial procurando dejar algunos espacios en blanco (tantos como niños se vayan a bautizar), en su parte superior coloca bien claro el nombre de la parroquia. Coloca el cartel al frente del grupo y al lado pone cinta adhesiva. El catequista les presenta y explica el cartel en que vemos representada nuestra comunidad parroquial. Se lee del capitulo 2 del libro de los Hechos de los Apóstoles los versículos del 42 al 47. Se deja un momento de reflexión en silencio. Los papás y padrinos de cada niño expresan en voz alta, juntos, el compromiso que formularon. Una vez dicho el compromiso pasan y colocan la fotografía del niño en algunos de los espacios vacíos del cartel y regresan a su lugar. Así hasta pasar todos los grupos. Terminamos cantando: IGLESIA PEREGRINA Todos unidos formando un solo cuerpo un pueblo que en la Pascua nació, miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu, que el Hijo desde el Padre envió. El nos empuja, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrina de Dios, paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrina de Dios. Rugen tormentas y, a veces , nuestra barca parece que ha perdido el timón. Miras con miedo no tienes confianza, Iglesia peregrina de Dios. Una esperanza nos llena de alegría, presencia que el Señor prometió. Vamos cantando, él viene con nosotros, Iglesia peregrina de Dios. Todos nacidos en un solo Bautismo, unidos en la misma Comunión. Todos viviendo en una misma casa, Iglesia peregrina de Dios.

Todos prendidos en una misma suerte, ligados a la misma salvación. Somos un cuerpo y Cristo es la Cabeza, Iglesia peregrina de Dios.

Capítulo 6: Nacimiento a una vida nueva por el Espíritu Santo

OBJETIVO Tomar conciencia del nacimiento de una vida nueva que recibimos en el sacramento del Bautismo para provocar en los cristianos un deseo de renovar su vida de bautizados y discípulos de Jesús. "El que está en Cristo es una criatura nueva. Para él lo antiguo ha pasado; un mundo nuevo ha llegado" (2 Co 5, 17) NOTAS PEDAGOGICAS Todas las personas tenemos la experiencia de un cambio definitivo en nuestras propias vidas a partir de un acontecimiento fuerte que nos hace modificar actitudes a veces profundamente arraigadas en nosotros. En el Bautismo, Dios entra y cambia nuestra propia vida, al ser injertados en Cristo y nos transforma en personas diferentes, nuevas. En este tema vamos a tener en cuenta la experiencia propia de los papás y padrinos del niño que se bautizará. ¿ Qué significa para los papás y padrinos el llevar a bautizar a un niño 7, generalmente se intuye algo nuevo, diferente, "ahí va a pasar algo especial". A partir del Bautismo, la identidad del bautizado se define como hijo de Dios. Se bautiza al pequeño, y se tiene la esperanza de que los adultos retomen esta conciencia a partir de la experiencia que reviven al bautizar a sus hijos. VEAMOS El catequista motiva a los papás y padrinos a conversar partiendo de las siguientes preguntas y de su experiencia personal: ¿Qué sentimientos han experimentado el día que supieron que esperaban un hijo? ¿Qué sienten al poder comunicar la vida a su hijo? A lo largo de su vida, ¿alguna vez ha estado en peligro su vida (enfermedad, accidentes, etc)? ¿Cómo se sintieron al recuperarse de la enfermedad o salir bien librados del accidente y tener la oportunidad de vivir? ¿En qué se parecen las experiencias de las dos primeras preguntas y las de las dos últimas? PENSEMOS El agua, uno de los símbolos del Bautismo, es también símbolo de vida. ”El Bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra" (CIC 1213). “Los distintos efectos del Bautismo son significados por los elementos sensibles del rito sacramental. La inmersión en el agua evoca los simbolismos de la muerte y de la purificación, pero también los de la regeneración y de la renovación. Los dos efectos principales, por tanto, son la purificación de los pecados y el {“nuevo nacimiento en el Espíritu Santo" (CIC 1262). En sentido positivo, el sacramento del Bautismo es nacimiento a una nueva vida (ver Jn 3, 3-5; 2 Co 5, 17; Ti 3, 5; 1 P 1, 3). Nos purifica y santifica (ver 1 Co 6, 11), nos infunde el don del Espíritu Santo (ver He 2, 38; 1 Co 12, 1 3) y el don de la gracia santificante, nos hace templos del Espíritu Santo (ver 1 Co 6, 19). Nos hace hijos de Dios y, por tanto, también herederos de Dios (ver Gál 4, 4-7; CDC 849) y coherederos de Cristo (ver Rom 8, 17). La nueva vida se ejercita en la fe, la esperanza y la caridad, que recibimos igualmente en

el sacramento del Bautismo (ver CIC 1265-1266). ‘Los bautizados ´por su nuevo nacimiento como hijos de Dios están obligados a confesar delante de los hombres la fe que recibieron de Dios por medio de la Iglesia´ (LC 11) y de participar en la actividad apostólica y misionera del Pueblo de Dios" (CIC 1271). Esto exactamente es lo que nos sucede en el sacramento del Bautismo. Por el agua regeneradora del Bautismo, participamos de la vida misma de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por el Espíritu Santo recibimos la fuerza para vivir como nuevas criaturas al adoptar las actitudes de Cristo e iniciar una vida conforme a la de El, en sintonía con la voluntad del Padre y en total entrega al servicio de los hombres y mujeres, nuestros hermanos en Cristo. El Espíritu Santo es como el sol que proporciona la energía a la semilla de la fe sembrada en el día del bautismo y regada con el agua que da la nueva vida, fortalecida así con la acción del Espíritu Santo. Esta nueva vida es la que nos da precisamente la identidad cristiana. Ahora sabemos quiénes somos. Volvemos a nacer, tenemos una vida nueva llena del Espíritu de Dios, puesto que hemos renacido del agua y del Espíritu (ver Ef 2, 4-5; Jn 3, 5). ACTUEMOS Se forman pequeños grupos con los papás y padrinos de cada niño y reflexionan las siguientes preguntas para tratar de llegar a un compromiso concreto y real: De mis acciones de adulto, ¿cuáles atentan contra la vida de hijo de Dios de mis hijos? ¿Qué he hecho para reafirmar mi identidad como cristiano? ¿Qué voy a hacer para cultivar en mi hijo esa vida nueva que recibirá en el sacramento del Bautismo? A partir de la última pregunta cada quien elabora un compromiso personal y concreto que se presentará más tarde en la celebración. CELEBREMOS Se coloca el grupo en torno a una mesa en donde se colocan un Cristo, una jarra con agua y unos vasos. Se lee del capítulo 5 de la Segunda Carta a los Corintios los versículos del 14 al 17. Se deja un momento de silencio para la reflexión personal. Cada quien expresa en voz alta su compromiso. Al terminar los compromisos se distribuyen los vasos (vacíos), uno a cada pareja de papás y uno a cada padrino o madrina, el catequista toma la jarra con agua y va llenando los vasos. Una vez llenos todos los vasos, el catequista los invita a beber con calma esa agua y disfrutarla, sintiendo cómo reaviva nuestro ser, le da una vida nueva. En el caso de los esposos, ellos comparten el agua, pues recordemos que al unirse en el sacramento del matrimonio son los dos ya una sola vida. Luego pueden expresar libremente lo que sintieron al saborear ese vaso de agua y sentir la vida que en el agua va. El catequista los motiva a no sólo pensar en la vida que el agua por naturaleza produce sino en esa vida nueva que recibirán nuestros hijos en el sacramento del Bautismo. Terminamos Cantando: HOY, SEÑOR TE DAMOS GRACIAS Hoy Señor, te damos gracias por lo vida, la tierra y el sol. Hoy, Señor, queremos cantar las grandezas de tu amor Gracias, Padre, mi vida es tu vida, tus manos amasan mi barro,

mi alma es tu aliento divino, tu sonrisa en mis ojos está. Hoy Señor, te damos gracias.. Gracias, Padre, Tu guías mis pasos, Tu eres la Luz y el camino, conduces a Ti mi destino, como llevas los ríos al mar. Hoy, Señor, te damos gracias... Gracias, Padre, me hiciste a tu imagen, y quieres que siga tu ejemplo, brindando mi amor al hermano, construyendo un mundo de paz.

Capítulo 7: El Bautismo, liberación del pecado OBJETIVO Tomar conciencia que por el sacramento del Bautismo quedamos liberados de toda atadura del pecado y capacitados para que trabajemos responsablemente en la transformación de la realidad del mundo en que vivimos. “Considérense como muertos para el pecado y vivan para Dios: en Cristo Jesús" (Rom6, 11) NOTAS PEDAGOGICAS No deberá perderse de vista que este tema toca nuestra realidad, lo que nos ayudará a descubrir nuestra responsabilidad del pecado personal y social. Para la dinámica del “veamos" necesitaremos un pliego de papel y marcadores, para el “celebremos" un Cristo. VEAMOS En pequeños grupos invitarlos a platicar algunos hechos de vida donde sentimos la injusticia. la corrupción, realidades de pecado que nos tienen esclavizados. De igual forma, platicarán sobre hechos de vida donde se haya experimentado la Salvación. el encuentro con el Señor. En plenario se irán anotando en un pliego de papel las dos listas de los hechos de vida. tanto negativos como positivos, que los grupos hayan comentado. El catequista tomará estas experiencias y ayudará a reflexionar al grupo cómo Dios se encuentra con el hombre en los diferentes acontecimientos de la vida y revela a cada uno su Plan de Salvación. PENSEMOS El agua. uno de los símbolos del Bautismo que nos recuerda la vida nueva que recibirnos, es también símbolo de purificación. El Bautismo nos lava, purifica y libera del pecado (ver CIC 1262; CDC 849; He 2, 38; 1 Co 6, 11; 1 P 3, 18-21). El Bautismo es el primero y principal sacramento del perdón de los pecados: nos une a Cristo muerto y resucitado y nos da el Espíritu Santo" (CTC 984) para “caminar en una vida nueva" (Rom 6,4). El sacramento del Bautismo nos separa del destino colectivo de una humanidad fatalmente sometida al poder del pecado y borra el pecado original y todos los pecados actuales que haya podido cometer el que se bautizará y lo libra de las consecuencias del pecado (ver CIC 1 263). "No obstante, en el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del pecado. como los sufrimientos, la enfermedad, la muerte o las fragilidades inherentes a la vida como las debilidades de carácter, etc., así como una inclinación al pecado que la Tradición llama concupiscencia. ...dejada para el combate. no puede dañar a los que no la consienten y la resisten con coraje por la gracia de Jesucristo" (CJC 1264). El sacramento del Bautismo, por el Espíritu, nos pone en un contacto personal e individual con Cristo, para ser solidario con su modo de pensar. obrar y vivir. Porque el hombre pecador, por las aguas del Bautismo ha muerto: ahora el bautizado ha sido reengendrado como hijo de Dios. vive una realidad nueva y su vida ha de ser coherente con dicha realidad. Si se ha muerto al pecado. ¿cómo seguir viviendo en él ? (ver Rom 6, 1 - 12). Ese viejo hombre, el hombre cautivo del egoísmo, de la soberbia, de las tinieblas, del pecado, está destinado a morir. El viejo hombre muere con la muerte de Cristo y participa de su Misterio Pascual. Porque el simbolismo del agua que lava toda mancha nos deja libre de toda culpa, por el Espíritu que nos es comunicado; con ello queda destruido el pecado y dejamos de ser sus esclavos, somos llamados a la libertad de los hijos de Dios, fruto del Espíritu de Cristo.

Estos efectos de muerte y vida, se aplican a cada uno de nosotros en el aquí y en el ahora de la existencia humana. El si que pronunciamos al acercarnos al sacramento del Bautismo es una nueva palabra dada en la historia que nos impulsa a liberarnos de todas las servidumbres del pecado personal y social, de todo lo que desgarra al hombre y a la sociedad y que tiene su fuente en el egoísmo, liberación que culmina en la comunión con Dios y con los hombres (ver P 482), esta liberación abarca las diferentes dimensiones de la existencia: lo social, lo político y lo económico (ver P 483). Con el Bautismo adquirimos un compromiso irrevocable de ser testigos de la liberación; por ser liberados de todo pecado, implica el comienzo de una nueva vida, el reorientar nuestra vida según el Espíritu recibido: el Espíritu de la Resurrección. ACTUEMOS En los pequeños grupos que nos reunimos al inicio vamos a buscar nuestro compromiso del día de hoy. Con la siguiente pregunta orientamos la reflexión: ¿Qué tenemos que hacer para vivir el compromiso de bautizado, según la enseñanza de este tema? A nivel personal A nivel familiar A nivel barrio o comunidad. CELEBREMOS Para la celebración nos ponemos de rodillas ante un Cristo (podemos colocarlo en una mesa), a su lado ponemos las listas que elaboramos al inicio del tema. Escuchamos la lectura de la Palabra de Dios tomada del capítulo 6 de la Carta a los Romanos del versículo 1 al 11. Dejamos un momento de reflexión en silencio. Espontáneamente el grupo pronuncia en voz alta algunas oraciones de petición al Señor para que infunda su fuerza para vivir con autenticidad la liberación del pecado. Después de cada una de ellas se sugiere cantar: “Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo". Finalizar con el canto: DANOS UN CORAZON Danos un corazón grande para amar Danos un corazón fuerte para luchar. Hombres nuevos, creadores de la historia, constructores de nueva humanidad; hombres nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar. Danos un corazón grande para amar Hombres nuevos luchando en esperanza, caminantes sedientos de verdad. Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad. Danos un corazón grande para amar Hombres nuevos, amando sin fronteras, por encima de razas y lugar.

Hombres nuevos, al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan.

Capítulo 8: El Bautismo, compromisos y exigencias

OBJETIVO Concientizar a los papás, padrinos y comunidad en general de los compromisos y exigencias que con el Bautismo adquieren para responder cristianamente a ellos. “Ayúdense entre sí a soportar las cargas y de esa manera cumplir la ley de Cristo" (Gál 6, 2 ). NOTAS PEDAGOGICAS En nuestro ambiente hay una costumbre muy arraigada de ´hacer compadres", de que a través del "compadrazgo" se crean lazos muy fuertes de solidaridad y de relaciones humanas. Lamentablemente hemos ido perdiendo el sentido de relación entre el padrino y el ahijado. Podemos aprovechar esta manera de vivir de nuestro pueblo para que los papás y los padrinos del niño que se va a bautizar tomen conciencia de su compromiso con el hijo y ahijado y que el compadrazgo no se convierta en mera conveniencia social y económica. sino en una relación de compromiso cristiano. Tener también muy en cuenta de que las catequesis sobre el Bautismo se desarrollan al mismo tiempo para papás y padrinos. ¿Cómo hablar claramente de las cualidades que deben de tener los padrinos si ya están escogidos? Será necesario un lenguaje claro, pero al mismo tiempo respetuoso. Para la dinámica del "veamos", previamente se pueden hacer letreros en tiras de papel. en el pizarrón o en otro medio, con los siguientes nombres: COMUNIDAD, PAPAS, PADRINOS. BAUTIZADO. Para la dinámica del "actuemos" necesitaremos un Cristo (de buen tamaño respecto a los letreros ya mencionados). VEAMOS Se muestran los letreros y se pueden hacer las siguientes preguntas u otras parecidas: ¿Cuándo se puede decir que un papá es responsable de la fe que el niño recibe en el Bautismo? ¿Qué diferencias hay del trato entre padrinos y ahijados de antes y de ahora? ¿Qué compromisos contrae el padrino con el ahijado y con el compadre? ¿Qué le corresponde a la demás gente de la comunidad? Se apuntan las respuestas en pliegos de papel o en el pizarrón. PENSEMOS Ser bautizado es injertamos en el espíritu de creaturas nuevas en Cristo y dentro de un mundo y comunidad concretos. No nacemos del agua y del Espíritu para nosotros mismos nada más sino que tenemos una dimensión y trascendencia comunitaria. "El Bautismo es el sacramento de la fe. Pero la fe tiene necesidad de una comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura sino un comienzo que está llamado a desarrollarse" (CIC 1 253). "En todos los bautizados la fe debe crecer después del Bautismo" (CIC 1254). "Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres" (CIC 1255). Ellos son los primeros y principales responsables de "formar a sus hijos en la fe y en la práctica de la vida cristiana. mediante la palabra y el ejemplo" (CDC 774.2), y es tarea de ambos "alimentar la vida que Dios les ha confiado" (dc 1 25 1), en este sentido se podría decir que la celebración del Bautismo tiene una dimensión marcadamente familiar y es que la familia es la comunidad privilegiada para la transmisión y la educación de la fe (ver CT 62 ). Los papás deben facilitar el "despertar religioso" de sus hijos, iniciarlos en la oración personal y comunitaria, educarlos en la conciencia moral, acompañarlos en el desarrollo del sentido del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del compromiso en el mundo, dentro de una perspectiva cristiana. Los papás más que transmitir

contenidos, introducen a sus hijos, y en especial a los más pequeños, en un ambiente de vida propio de una familia cristiana. Lamentablemente, en nuestro ambiente, muchos padres de familia piden el Bautismo para sus hijos sólo por tradición, porque se acostumbra, pero no por una decisión de seguir a Jesucristo en sus vidas. "En la medida de lo posible. a quien va a recibir el Bautismo se le ha de dar un padrino, cuya función es juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo y cumpla fielmente las obligaciones inherentes al mismo" (CDC 872). El padrino o madrina comparten responsablemente con los papás todos los compromisos y exigencias que del Bautismo surgen (ver CDC 774.2). especialmente son invitados a preocuparse, junto con los papás. por la educación cristiana de su ahijado. Pueden verse obligados, cii ciertos casos, a reemplazar a los papás en esta tarea. Ocupan un lugar importante en el espíritu y ambiente familiar. Su presencia testimonia el lugar que ha de ocupar en la celebración del sacramento del Bautismo. por encima de los papás. la comunidad cristiana de la que el nuevo bautizado entra oficialmente a formar parte y que va más allá de la propia familia. "Deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado en su camino de la vida cristiana. Su tarea es una verdadera función eclesial." (CIC 1255). Tristemente los padrinos o madrinas han perdido mucho del sentido de ser representantes de la comunidad cristiana que garantizan, junto con los papás, la educación e iniciación progresiva del nuevo bautizado en la vivencia de la fe dentro de la comunidad eclesial. Con frecuencia notamos que se da más importancia al "compadre" o la "comadre" por las relaciones, apoyo económico o influencia que al mismo ahijado en la tarea de educarlo cristianamente. De ahí que la Iglesia pide ciertas cualidades o características para que alguien pueda ser invitado de padrino o madrina. Cualidades que se pueden sintetizar así: Ser elegido por los papás del niño o quienes faltando éstos ocupan su lugar (ver CDC 874.1). Debe tener la suficiente madurez para cumplir esta responsabilidad (ver CDC 874.2). Ser católico y haber recibido los tres sacramentos de iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía (ver CDC 874.3). No estar impedido por el derecho canónico para cumplir con esta obligación (ver CDC 874.4). No ser el papá o la mamá de quien se bautizara (ver CDC 874.5). Es probable que entre algunas personas se tenga la duda siguiente: Alguien que pertenece a una iglesia separada, ¿puede ser padrino? Aunque seguramente en nuestro ambiente no se presente esta situación con regularidad. conviene al catequista tener a la mano la respuesta. La Iglesia dice que: "El bautizado que pertenece a una comunidad eclesial no católica sólo puede ser admitido junto con un padrino católico, y exclusivamente en calidad de testigo del bautismo" (CDC 874.5,2). La comunidad tiene mucha importancia en la celebración del Bautismo y en los compromisos que de él se derivan. La fe que recibimos en el Bautismo "tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles" (CIC 1253). Esto nos está diciendo que la fe no es algo individual, sino que se bautiza en la fe de la comunidad. Asimismo, "toda la comunidad eclesial participa de la responsabilidad de desarrollar y guardar la gracia recibida en el Bautismo" (CIC 1255). Los sacramentos de iniciación cristiana, entre ellos el Bautismo, "normalmente se celebrarán en la propia parroquia y con la participación de la propia comunidad" (IT SDG disposición sinodal n. 14). Los que han recibido el Bautismo se sienten unidos por la nueva fe y buscan primeramente la vida de comunidad. Los primeros cristianos realizaban el designio de Dios sobre la manera de vivir la fe dentro de la experiencia de vida en comunidad de la siguiente manera: "Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles" (He 2, 42). "Acudían asiduamente... a la convivencia" (He 2, 42), por la que los creyentes como hermanos viven cercanos y

se ayudan mutuamente en sus necesidades (ver He 2, 44-45), con atención especial a los pobres (ver He 4, 3435). "Acudían asiduamente... a la fracción del pan" (He 2, 42) con alegría, sencillez y mucho entusiasmo (ver He 2, 46). "Acudían asiduamente... a las oraciones" (He 2, 42) dando gracias a Dios que los ha salvado, prolongando así la Eucaristía, gozando la simpatía de un pueblo que los tomaba en serio (ver He 2, 47). A muchas de nuestras comunidades cristianas les falta vida por haber olvidado estos puntos que son la base de todo nuestro ser cristiano. La vivencia fiel de nuestro Bautismo nos exige vivir la fe en una comunidad concreta, nuestra parroquia, y es tarea de todos renovarla para que llegue a ser realmente el lugar donde se vive y se ve la comunión entre los creyentes: en la escucha y conocimiento del mensaje cristiano, en la oración, en la celebración de la Eucaristía, en la convivencia y apoyo mutuo. CELEBREMOS El grupo forma un círculo, en el centro se pone un Cristo, a sus pies el letrero que dice: BAUTIZADO y a su alrededor los otros letreros que utilizamos en la dinámica del inicio. El catequista explica el sentido del compromiso que vamos a realizar con las siguientes palabras u otras semejantes: A lo largo de estas catequesis sobre el sacramento del Bautismo nos hemos dado cuenta de la importancia que tiene para nuestra vida cristiana y la de nuestro hijo o ahijado. Hoy hemos reflexionado sobre el compromiso y exigencias que trae para los papás, padrinos y toda la comunidad. Así pues, si están dispuestos a tomar esta responsabilidad, hagan un compromiso ante Dios y ante la comunidad representada en los que nos rodean. Creyendo que el Espíritu Santo nos dará la fortaleza, respondan de pie y en voz alta a cada pregunta: NOS COMPROMETEMOS. ¿Se comprometen a crear un ambiente en la familia que pueda ayudar a que su hijo o ahijado se eduque en la fe, iniciándolo en la oración y en la celebración de la Eucaristía y los sacramentos, acompañándolo a la catequesis y dándole ejemplo de convivencia cristiana? ¿Se comprometen a dar testimonio de la fe en Jesucristo con valentía, ante la Iglesia y el mundo? ¿Se comprometen a celebrar el sacramento del Bautismo con dignidad, evitando lo que pueda ser obstáculo a la fe que su hijo o ahijado recibe, o que desvirtúe la celebración del mismo? ¿Se comprometen a respetarse entre ustedes, papás y padrinos, como es nuestra tradición y como nos dice Jesucristo "ámense como Yo los he amado"? Y para todos los aquí presentes, en nombre de nuestra comunidad parroquial: ¿Nos comprometemos a crear un ambiente cristiano en nuestros barrios o colonias que favorezca el crecimiento en la fe de estos próximos bautizados? Dense ahora un abrazo entre papás y padrinos como signo del compromiso que hemos realizado en Cristo Nuestro Señor. Ahora todos juntos escuchemos la Palabra de Dios. Se hace la lectura del segundo capítulo del Libro de los Hechos de los Apóstoles versículos del 41 al 47. Dejamos un momento de silencio para reflexionar en lo personal. Terminamos cantando juntos: IGLESIA PEREGRINA Todos unidos formando un solo cuerpo un pueblo que en la Pascua nació, miembros de Cristo en sangre redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza del Espíritu,

que el Hijo desde el Padre envió. El nos empuja, nos guía y alimenta, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla de otro reino, somos testimonio de amor paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrina de Dios, paz para las guerras y luz entre las sombras, Iglesia peregrino de Dios. Rugen tormentas y, a veces, nuestra barca parece que ha perdido el timón. Miras con miedo no tienes confianza, Iglesia peregrina de Dios. Una esperanza nos llena de alegría, presencia que el Señor prometió. Vamos cantando, él viene con nosotros, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla Todos nacidos en un solo Bautismo, unidos en la misma Comunión. Todos viviendo en una misma casa, Iglesia peregrina de Dios. Todos prendidos en una misma suerte, ligados a la misma salvacion. Somos un cuerpo y Cristo es la Cabeza, Iglesia peregrina de Dios. Somos en la tierra semilla