Catequesis Pre-Bautismal

CATEQUESIS PRE-BAUTISMAL PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASIS Objetivo: La catequesis pre-bautismal tiene por objeto ofrecer

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CATEQUESIS PRE-BAUTISMAL

PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASIS Objetivo: La catequesis pre-bautismal tiene por objeto ofrecer una preparación inmediata a los padres y padrinos que solicitan a la Iglesia el bautismo para sus hijos y ahijados. La preparación consiste en:  Ofrecer la oportunidad a los padres para notificar a la parroquia su deseo de que sus hijos reciban el bautismo.

 Dar la bienvenida a aquellos padres y padrinos que se reconocen como católicos pero que no participan normalmente en la misa dominical ni mantienen vínculos con la comunidad parroquial.  Animarlos a participar más asiduamente en las actividades parroquiales, principalmente en la misa dominical, con el fin de poder desempeñar mejor esas responsabilidades adquiridas al solicitar el bautismo para sus hijos.  Ofrecer a los padres y padrinos una instrucción mínima sobre el amor de Dios, la salvación de Jesucristo, el sacramento del bautismo y las responsabilidades que se contraen al pedir el bautismo para los hijos.  Dar información e instrucciones acerca del desarrollo del rito bautismal.

TEMA NO. 1 ¿Por qué bautizar a los hijos? Ideas erradas o inexactas:  Si el niño no se bautiza es como un animalito, todavía no es persona.  Esa razón es falsa, pues todo ser humano es persona desde el momento de su concepción. Al nacer es hijo de Dios por la creación. En el bautismo será hijo de Dios por la

redención y el sacramento. Al final de los tiempos será hijo de Dios por la resurrección.

 Si el niño no se bautiza estará expuesto a enfermedades. Esa razón es también errada. Las enfermedades tienen muy diversas causas, que hay que atender según los avisos médicos y de salud. Los niños bautizados también se enferman y pueden

incluso morirse si no se atiende bien la enfermedad. El bautismo como tal no es una protección contra las enfermedades corporales.  Si el niño no se bautiza y muere se va al infierno y se condenará para siempre. Esa idea no corresponde a lo que sabemos acerca de Dios.  El bautismo es necesario para la salvación de aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y han tenido

la posibilidad de pedir este sacramento. Pero Dios no le puede pedir cuentas a un niño que todavía no es responsable de sus acciones. Dios es piadoso y misericordioso y sabrá acoger en su amor a un niño que sin culpa propia no ha sido bautizado. El pecado de no bautizar a tiempo al propio hijo es de los padres del niño, no del niño mismo.

 El bautismo es la ocasión para hacer una gran fiesta y celebrar el nacimiento del niño. Durante la celebración del bautismo damos gracias a Dios por la vida de los niños que son presentados al bautismo, pero no se debe pensar que es necesario hacer el gran gasto con motivo del bautismo. El que pueda hacer una celebración familiar con la ocasión del bautismo, que la haga. Pero ningún papá o mamá debe sentirse obligado a hacer una fiesta ni debe dejar de bautizar a un hijo porque no tiene dinero para la fiesta. Tampoco hay que buscar como padrinos de los niños a personas con dinero, con el fin de que paguen la fiesta. La alegría del bautismo es la alegría espiritual.

Ideas correctas o auténticas:  El papá y la mamá del niño son católicos creyentes y desean transmitir a su hijo las

gracias y beneficios que se reciben de la fe. Esta es la principal motivación auténtica. Los padres desean para sus hijos lo mejor que tienen, y entre esas riquezas está la propia fe. Por eso quieren que sus hijos participen de la salvación

de Cristo cuanto antes y asumen el compromiso de educarlos en la fe que ellos mismos tienen y practican. Por eso no tiene mucho sentido que unos padres que no

son creyentes o que no practican su fe presenten a sus hijos a bautizar.  En todo caso, esos padres que no viven como cristianos ni asisten a la iglesia, deben aprovechar la ocasión del bautismo de su hijo para comenzar a vivir como verdaderos discípulos de Jesús y poder así transmitir a sus hijos la fe cristiana.  El papá y la mamá del niño quieren que su hijo, que ya es hijo de Dios por haber nacido a imagen y semejanza de Dios, sea también hijo adoptivo de Dios, por estar

unido a Jesucristo. Por eso los presentan a la Iglesia para ser bautizados, para que reciban la gracia de ser adoptados como hijos de Dios y queden incorporados a la Iglesia. En contraparte los padres se comprometen a dar a sus hijos una educación que corresponde a su condición de hijos de Dios, se comprometen a educarlos en la fe para que aprendan a conocer a Dios y a amar al prójimo, cumpliendo los mandamientos.

 El papá y la mamá quieren proteger a su hijo de todo mal espiritual, y sobre todo del pecado. Como hemos dicho el bautismo no va a proteger al niño de enfermedades corporales, pero sí lo libra del pecado del mundo y lo protege de

caer bajo el dominio del mal. Los niños, que no han cometido pecados personales, nacen a un mundo marcado por el mal, la injusticia, la mentira, la

violencia, el olvido de Dios. Nacemos afectados por todos los pecados que se han cometido en el mundo, desde el primero de Adán hasta el que se comete en

nuestros días. El niño nace como miembro de una humanidad pecadora, y solidario en ese pecado, necesitado de ser salvado. Esa necesidad de salvación se

llama pecado original.  Sólo Dios nos puede librar de ese mal. El bautismo perdona el pecado original, es decir, nos libera del pecado del mundo y nos vincula a Dios

como hijos suyos.  Toda persona está necesitada de salvación, pues no podemos

salvarnos a nosotros mismos; el único Salvador es Dios a través de Jesús. El

bautismo nos otorga esa salvación inicial, nos incorpora a la Iglesia, nos hace parte de la familia de Dios. TEMA NO. 2 ¿Qué es el bautismo? El bautismo es el sacramento que Jesús dejó como signo de que aceptábamos su mensaje por la fe y de que nos uníamos a su muerte y resurrección para obtener así la salvación. Por medio del bautismo nos convertimos en hijos adoptivos de Dios, y por tanto herederos

del reino, además nos hacemos miembros activos de la Iglesia, como sacerdotes, profetas y reyes. El bautismo es uno de los sacramentos que imprimen carácter, ósea que será como un sello que marca al que lo recibe, para toda la vida. El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”, porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual "nadie puede entrar en el Reino de Dios" (Jn 3,5).

El Bautismo es el sacramento de la fe (cf. Mc 16,16). Pero la fe tiene necesidad de la

comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse. En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer

después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo sólo conduce al

umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana. ¿Cuál es el origen del bautismo? El origen del bautismo es la misma práctica de Jesús. Según nos narran los evangelistas (Marcos 1, 9-11; Mateo 3, 13-17) Jesús recibió un

bautismo al inicio de su ministerio de predicación. Era el bautismo que hacía Juan, en el

río Jordán, para pedir el perdón de los pecados.  Jesús, aunque no tenía pecado, lo recibió, porque él vino para buscar a los pecadores. Sin embargo, durante el bautismo que Jesús recibió ocurrieron sucesos extraordinarios. El cielo se abrió y de allí bajó el Espíritu Santo

como si fuera una paloma y se posó sobre la cabeza de Jesús y se escuchó la voz de Dios. Respondió con la obediencia al Padre que lo reconocía como Hijo para vivir sólo para Dios y su Reino, incluso a precio de la propia muerte. ¿Cuándo mandó Jesús a bautizar? Después de su resurrección Jesús dio el mandato a sus

discípulos de anunciar el evangelio y de admitir a la Iglesia por medio del bautismo a quienes aceptaran vivir según las enseñanzas de Jesús y recibir de Dios la gracia del

perdón y de la salvación. Jesucristo resucitado envió a sus discípulos a enseñar a los pueblos el camino del evangelio y a bautizarlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo (Mateo 28, 18-20; cf. Marcos 16, 15-16). ¿Se puede bautizar a los niños? Pareciera que no se debe bautizar a los niños, pues el bautismo es el signo de que uno aceptado el mensaje de Jesús, que uno se ha arrepentido de sus extravíos del pasado y está dispuesto a vivir una vida nueva. Sin embargo Jesús

acogió a los niños (Mateo 19, 13-15) y no les negaba nunca las bendiciones de Dios. El bautismo no sólo depende de las decisiones de las personas, sino también otorga los dones de Dios: hace a las personas hijas de Dios por medio del don del Espíritu Santo, hace a las personas miembros de la Iglesia. Estos beneficios son un don de la gracia. El bautismo

de los niños pone en evidencia que no somos nosotros los que hemos amado primero a Dios, sino que es Dios siempre, quien nos ama primero (1 Juan 4,10).  Nuestras buenas obras y nuestra obediencia son siempre una respuesta al amor de Dios.

TEMA NO. 3 ¿Qué obligaciones asumen los padres y padrinos del niño en el bautismo? Función de los Padres del niño. La celebración del bautismo de un niño es ocasión para que sus padres renueven su propio compromiso bautismal y de vida cristiana. Por lo tanto, el primer requisito es

que los padres asuman nuevamente su responsabilidad de vida cristiana. Si los padres o los responsables de la educación del niño no quieren asumir ese compromiso de vida

cristiana, o no son católicos, es mejor no bautizar al niño, pues no hay ninguna garantía de que el niño será educado en la fe.

 Si los padres del niño que va a ser bautizado no están casados por la  Iglesia esta es

una oportunidad para tomar el propósito de hacerlo cuanto antes, para garantizar

de este modo al niño un hogar santificado por la gracia del sacramento del matrimonio. Al renovar su propio bautismo, los padres del niño asumen la responsabilidad de educarlo en la fe. Eso significa:

 Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a conocer a Dios y

a Jesucristo, en especial el misterio de su nacimiento por la Navidad y el de su muerte y resurrección en Semana Santa.

 Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a dar gracias a Dios por la creación, por la vida, por la salud. Que les van a enseñar a orar y a confiar en Dios que es Padre bueno de todos.

 Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a participar en la misa del domingo y en otras actividades de la Iglesia.  Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a cumplir los mandamientos de la Ley de Dios, a servir al prójimo en caridad y a tratar de ser cada vez mejores personas.

 Que los van a llevar a las catequesis que se ofrecen en la iglesia, especialmente la catequesis de preparación para la primera comunión.  Que los van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a ser personas respetuosas del prójimo, buenos hijos de familia, buenos vecinos.

 Que los van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a vivir como hijos de Dios, pues esa es la gracia que reciben en el bautismo.

Función de los padrinos de niño: El papel principal en el bautismo lo tienen el padre y la madre del niño. Son ellos los que presentan al niño a la Iglesia, son ellos los que expresan su fe cristiana. Los padrinos son el respaldo y el apoyo que los padres buscan para realizar responsablemente esta tarea. Los padrinos deben ser elegidos por ser buenos cristianos, por estar bautizados y

también confirmados, porque ya han hecho la primera comunión y sobre todo

porque siguen a Jesucristo día tras día ya que viven según el Evangelio. Los padrinos

deben incluso motivar a sus compadres a casarse si no lo están, a vivir de acuerdo con el Evangelio de Jesucristo, si viven alejados de la Iglesia y de la vida cristiana. No puede ser padrino una persona que no está bautizada. No debe ser padrino una persona que se sabe

que anda en malos pasos o que no está casado por la Iglesia. El padrino es alguien cercano al niño, no un pariente o amigo distante que nunca verá al niño. ¿Qué deben hacer los padres y padrinos, para educar a sus hijos en la fe?: Los padres y padrinos se comprometen a crear un ambiente de fe para educar a sus hijos. Elementos que los pueden ayudar en esta tarea:  Es importante que los adultos responsables de la educación de sus hijos maduren su fe a través de la instrucción. La parroquia ofrece oportunidades de instrucción y maduración en la fe. Los padres deben aprender a conocer a Jesucristo, vivir de acuerdo con sus enseñanzas y ser responsables de sus acciones. Es necesario que

los padres vivan de acuerdo con las enseñanzas de Jesús. La responsabilidad en cumplir con sus obligaciones familiares, laborales y comunitarias son una manera eficiente de educar a los propios hijos. La fe cristiana se aprende en el hogar, no en la iglesia.  Los padres, con su ejemplo y sus palabras, transmiten a sus hijos su fe.    Es importante también que cuando lleguen a la edad para ello, los padres envíen a

sus niños a la catequesis, para complementar con una enseñanza formal, la instrucción en la fe que se ha recibido en la casa.

 Es importante que la familia de los niños se habitúe a participar por lo menos en la misa de los domingos. La parroquia ofrece diversos horarios y oportunidades para

realizar esta práctica tan importante en la vida del cristiano. Durante la misa del domingo nos unimos a otros creyentes, compartimos la fe y la oración,

escuchamos la Palabra de Dios y las explicaciones que da el sacerdote, participamos en la Eucaristía. También existen en la parroquia otros momentos de oración y grupos de participación que facilitan esta vinculación a la comunidad cristiana.

 Es muy importante que la familia tenga tiempos de oración en su casa. Si no saben orar o rezar es necesario que pida instrucción y ayuda a quien se la pueda dar. La oración en casa, sobre todo el rezo del rosario en familia o la lectura diaria de un pasaje del evangelio son una magnífica manera de crear un clima de oración en la

familia. La oración asidua será una motivación para llevar una vida recta, según la voluntad de Dios.

¿Cómo hay que prepararse para bautizar a un niño? Es conveniente que los padres y padrinos del niño se arrepientan de sus pecados. Si hace mucho que no se confiesan es oportuno que reciban el sacramento de la confesión, especialmente si son conscientes de

haber cometido pecados graves. También es muy oportuno que comulguen ese día. Hay que venir conscientes de que lo que se va a realizar es un acto sagrado, que exige que afinemos nuestra espiritualidad y actitudes de fe.

TEMA NO. 4 ¿Cómo se realiza el bautismo? El bautismo se debe realizar normalmente en la parroquia donde viven los padres del niño que va a ser bautizado, aunque también puede realizarse en otras parroquias, realizando

la papelería indicada. Se realiza dentro de una celebración Eucarística, que tiene por objeto destacar el significado de lo que se está haciendo. El bautismo consta de las siguientes partes: Rito de acogida.

Los padres en voz alta dan el nombre de sus hijos. El nombre del niño significa que es persona, está dotado de dignidad y merece nuestro respeto, incluso si es un infante débil que depende de los adultos. Dios nos llama a todos y a cada uno personalmente para que seamos santos (Efesios 1, 3-5).

Luego, los padres manifiestan su intención de que el niño sea bautizado. A continuación el sacerdote pregunta tanto a los padres como a los padrinos si saben a lo que se

comprometen y si están dispuestos a asumir esa obligación. A lo que se espera que los padres y padrinos respondan que sí.

A continuación el sacerdote, hace la señal de la cruz en la frente de los niños que van a bautizar y los padres y padrinos deben hacer lo mismo. La señal de la cruz es el distintivo de los cristianos (1Cor 1, 22-25). Es una expresión, con gestos, de nuestra pertenencia a

Cristo. La hacemos de dos maneras. Nos persignamos cuando hacemos una cruz sobre la

frente, otra sobre la boca y otra sobre el pecho mientras decimos: Por la señal de la santa

cruz de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. Nos santiguamos cuando hacemos una sola señal de la cruz, de la frente al pecho, del hombro izquierdo al derecho, diciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Estos son los dos modos de invocar el nombre de Dios sobre nuestras personas y de manifestar nuestra consagración a Dios. Liturgia de la palabra.

Sigue después una breve letanía a los santos y preces por los bautizados.  Los cristianos vivos y los santos en el cielo y los difuntos en vías de purificación construimos una sola comunidad de hermanos. Por eso, en este momento en que unos niños van a ser admitidos

en la Iglesia, invocamos la memoria de los santos del cielo, que han sido cristianos antes que nosotros (Hebreos 12, 1-2). Al concluir estas preces el sacerdote realiza una oración de exorcismo para pedir a Dios que proteja al niño de todo mal. Finalmente el que preside unge con el óleo de los catecúmenos al niño en el pecho, para significar esa protección contra el mal y el pecado. El óleo de los catecúmenos es un aceite vegetal, generalmente de olivos, que el Obispo bendice en Semana Santa y se utiliza únicamente para esta unción primera del bautismo. Celebración del sacramento.

Esta es la parte central de la liturgia. En primer lugar el ministro que preside bendice el agua con la que se va a realizar el bautismo. En la oración recuerda los momentos en que Dios ha salvado por el agua: la creación, cuando el mundo surgió de las aguas; el diluvio, cuando las aguas sirvieron de castigo a los pecadores y de salvación al justo Noé en el

arca; el paso del Mar Rojo, cuando los Israelitas salieron de Egipto; el mismo bautismo de Jesús, que es el origen del sacramento; la lanzada en el costado, cuando salió sangre y agua del costado de Cristo. Los bautizados entrarán en esa historia de salvación al recibir el bautismo.

A continuación viene la profesión de fe. Consiste en tres preguntas, por las que los padres

y padrinos en primer lugar renuncian a vivir en el pecado, a dejarse seducir por Satanás y en otras tres preguntas por las que afirman su fe en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Esta profesión de fe debe transformarse en vida. Los padres y padrinos de los niños

que la realizan en este momento renuevan de este modo su voluntad de rechazar el mal

para vivir según la voluntad de Dios y se adhieren con confianza a la fe de la Iglesia. La

conversión consiste en ese proceso constantemente renovado de rechazo al mal y a los falsos dioses para servir al Dios vivo (1 Tesalonicenses 1, 9-10; Romanos 6, 8-14.17-

19). Proclamamos nuestra fe en la Santísima Trinidad, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las preguntas que el ministro hace están tomadas del Credo de los Apóstoles. A Dios Padre se le atribuye la creación del mundo y su cuidado providente sobre la creación y la

humanidad. De Dios Hijo proclamamos su encarnación en el seno de María, para nuestra salvación, su muerte, resurrección, ascensión y futura venida. Confesamos a Dios Espíritu Santo como aquel que nos santifica en la Iglesia a través de los sacramentos y por quien alcanzaremos la resurrección y la vida eterna.

Luego cada familia se acerca a la pila bautismal para el sacramento del bautismo. El sacerdote pregunta nuevamente a los padres su deseo de bautizar a su hijo o hija. El bautismo consiste fundamentalmente en derramar agua sobre la cabeza del niño o de la niña mientras se dice: YO TE BAUTIZO EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN. Así mandó Jesús que se hicieran discípulos suyos (Mateo 28,19). Por el bautismo nos unimos a la muerte de Cristo para morir al pecado y participamos de la resurrección de Jesucristo para vivir de aquí en adelante para Dios (Romanos 6, 3-7). La invocación del nombre de la Santísima Trinidad sobre el bautizando significa que esa persona queda vinculada a la historia de salvación que Dios nos ha revelado en Cristo, esa historia de salvación que se acaba de proclamar en la profesión de fe. Terminando el bautismo se realiza la unción con el Santo Crisma. El Santo Crisma es un aceite perfumado, que el Obispo bendice cada año en Semana Santa. La palabra crisma significa “unción”. De esa palabra viene también el nombre “Cristo”, que se traduce como “Ungido”, Jesús es el Cristo porque es el Ungido por el Espíritu Santo. Así el Santo Crisma significa la unción del Espíritu Santo en el recién bautizado. Esa unción lo hace semejante

a Cristo, lo hace “cristiano” (cf. 1 Juan 2, 20.24-28; 2Corintios 1, 21-22). Este Santo Crisma se utiliza también en la confirmación, en la ordenación de sacerdotes y obispos y en la consagración de iglesias. Al niño se le hace la unción en la coronilla de la cabeza.

A continuación se realiza la imposición de la vestidura blanca. El vestido tiene un valor simbólico. Los policías visten un uniforme para ser reconocidos como servidores de la seguridad pública. Utilizamos vestidos diversos según vayamos a una fiesta, a hacer deporte o al trabajo. El sacerdote se pone vestiduras especiales para celebrar la misa. El

vestido refleja así una identidad, una función, una actitud. Varios textos de la Escritura

hablan del inicio de la vida cristiana como ponerse un vestido nuevo: nos despojamos del hombre viejo pecador para vestirnos del hombre nuevo que es Cristo (cf. Efesios 4, 20-24;

Colosenses 3, 9-10.12). Se inicia una nueva vida para el bautizado. Ya no está marcado por Adán, pecador, sino por Cristo, Hijo de Dios y juntamente con Jesucristo, el bautizado es ahora hijo de Dios, llamado a realizar las buenas obras. El que ha sido bautizado goza ya de la presencia de Dios en su alma. Por eso el vestido blanco que se impone al niño expresa esa realidad nueva. A continuación se hace entrega de la luz. Durante la celebración del bautismo ha estado encendido el cirio pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz del mundo. Los padres y madres de los niños bautizados han traído una candela y la encienden en este momento,

ya sea cada uno directamente del cirio pascual o el sacerdote pasa encendiendo las candelas con fuego tomado del cirio pascual. Es símbolo de la luz del evangelio, de la nueva vida divina en las personas de los bautizados. Cristo es luz del mundo (cf. Juan 8,12). Gracias a él hemos sido librados del reino de las tinieblas, es decir, del pecado y del mal, y hemos sido trasladados al reino de la luz, es decir, de la gracia, el perdón y

la santidad (Colosenses 1, 12-14). Los cristianos somos por eso “hijos de la luz” (1 Tesalonicenses 5, 4-11). A los padres y padrinos se les encarga mantener encendida la luz, es decir, la vida divina en el alma del niño recién bautizado. Es opcional el rito del effeta o apertura de los oídos del alma para que el niño escuche el Evangelio y viva de acuerdo con las enseñanzas de Jesús. Jesús curó a los sordos. Este rito evoca esas curaciones de Jesús, con el fin de que los niños tengan siempre abiertos los oídos para escuchar la Palabra de Dios y ponerlas en práctica.