CATECISMO HISTÓRICO Compedio de Historia Sagrada y Doctrina Cristiana CLAUDIO FLEURI CATECISMO HISTÓRICO, QUE CONTIENE
Views 32 Downloads 0 File size 7MB
CATECISMO HISTÓRICO Compedio de Historia Sagrada y Doctrina Cristiana CLAUDIO FLEURI
CATECISMO HISTÓRICO, QUE CONTIENE EN COMPENDIO
C*■ '>
L A HISTORIA SAGRA Y LA DO CTRIN A CHRISTIANAÍ ESCRITO KM FRANCES POR EL MUY ILUSTRE SEtíoR CLAUDIO FLEURI, ABAD DE LOC DIEU , Y CONFESOR DEL REY CHRISTIANÍSIMO LUIS XV. f
TRADUCIDA EN ESPAÑOL
POR T R . J U A N I N J E R I A N V E ATALA% del Real Órden de Nra Señora de la Merced^
;
.
,
Redención de Cautivos- Doctor Teólogo y Ca tedrático jubilado de la facultad de Teología de la Universidad de Salamanca $ Predicador y Teólogo de S. M , en la Real Junta /£¡T de la Concepción & c. /-f'l
T O M O P R IM E R O .
MADRID: En la Imprenta de ia viuda de Barco Lopes, Año de
i
#q $.
P o r ta d a I
PRÓLOGO t A D V E R T E N C I A del Traductor, Autor de esta obra es tan conocido, y tan veperado en la República de las-le tras , como lo publican , i pesar de su mucha modestia , sus escrhos. N o nece^ sita , pues , de comunes y vulgates e lo gios, debiendo bastarle la aprobación con que se halla recibido sn nombre , el qual pudemos seguramente creer durará con respeto en el mundo , en quanto en él se conservare estimación y aprecio de todo aquello que estólida* piedád , exquisita doctrina, y'.tati profunda colyío fructuosa erudición* En todas sus obra's resplande cen igualmente éstas lúce-s:pfeto en ésta, que es la segunda que Se publica en espa ñol, se reconocen m astiotoriosel prove* cho y la ut¡lídad:en cuyarpríieba es ver daderamente ocioso detir cosa alguna, despues d elo q u eetsa b io y piadoso Auto* dice y propone en el designio de la mis ma obra. ^ Con todo es&vho nie hubiera yo redu cido á traducirla de su original, y ponerla 2 1 h)
a
lo menos mal que he sabido y podido, en nuestra lengua castellana, si el zelo y la piedad de una persona de la m aselevada representación, y no menos excelente por sus eminentes virtudes y doctrina7que por los relevantes títulos desúsem pleosygran deva (¿i), no me hubiera vencido con su preceptoáexecutartandignoasunto; pues ha muchosdias que tienen reconocido mi observacion.y experiencia,que el oficio de tra d u c to re s acaso el mas penoso, y mas prolixo trabajo;siendo a.l mismo tiempo, si no del todo des preciado^ lómenos, y por la máyor parte, el.menosbien agradecida* i He procurado, pues, en quañto lo ha permitido mi pOfiedyd, seguir y observar en esta traducción! los preceptos que nos dexaron senaJadas y escritos los mayores maestros d$es.t€víttnci] arte; de suerte, qii£ nj por atartn^e^crupulosa ósupersticiosa? rpente á la interpretación de cada una de las palabras, saiíeserp.gmo muchas veces ' *’». . . ':}'jí ■ 1 j '■ ■t' > Í--íj % .SU? (tf) E l Excelentísimo Señor Don Juan Marvuel F ernández F ach o sa ¿ f c M a rg u es de V ille n a , D uq u e de f i s i o n a . , ¡Vlayoir domo M a y o r & c.
sucede en este género, un real formado parto,ómas verdaderamenteun monstruo inform e,y sin debida proporeion; ni tam poco por tomarme m ayor licencia de la que es en este caso permitida, declinase la traducción en pura paráfrasis, y salie se , ó pareciese la obra ,, que le basta ría para ser mala, mas propiamente mía que del Autor. Fsto es lo que he procura do, y he s o licita d o ra s con qué suceso, y c o n qué efecto lo haya conseguido, lo re conocerán^ lo juzgarán losqne cotejaren con madura advertencia el español con el f r a n c é s ; estoe.%el retrato con e lc n g in a l; puesenlo demas,yno es modestia,sino des e n g a ñ ó lo no preíendo,ni espero aqi¡i ale* gardisculpas,ni conciliarmeaprobacion* Debo con todo eso advertir , que ea muchas partes.y iv> pocas, me ha sido pre ciso el usar de toda la licencia permitida en las traducciones, añadiendo algunas, aunque siempre pocas palabras,á las del írisrnoorigina);ya porque su esqnisita pu* reza>y bien meditada sencillez no permite fácilmente en nuestra lengua ex pitearse, ó exprimirse bien con orras tantas: ya por* a 3 que
quela religiosa severidad con queel Autor se ciñe repetidamente al modode hablar de la Escritura sagrada, permite, yaun pi de para su debida inteligencia alguna ma* yor claridad;y y aen fin,porque siendo esta obra,aunque tan sabia,doctrina y enseñan* za de catecis mo,en que se de be tener cuen ta con la capacidad,por la may orpartecor* ta , ó no del todo habilitada, de aquellos para quienes principalmente seescríbe,pa* rece debe ceder á este cuidado de que sea entendida bien , toda otra consideración, que pertenezca á la elegancia,óal estilo. Mas digno de advertencia es, y por eso lo prevengo aqui, el que en algunas partes nohasido posibleeldexar dem udaralguñas cosas, jr?un el de añadir otras dentro del mismo contexto de la obra,bastante mente considerables ¡urnque indispensa* blemente necesarias y requeridas, saliendo este catecismo para el uso de miestra na ción. Tal como esto es, y es casi lo tínico, loque se hace en la expíicaciondét quarto Mandamiento de la ley de Dios , y mas principalmente en la explicación de los Mandamientos de la Iglesia» En F rancia se cuen-
cuentan seis; y con todo eso , ni a lli, ni acaso, en otras partes se cuenta, ni se es tablece por uno de ellos, el pagar diezmos y primicias. Las iglesiasy Obispados par ticulares déla christiandad tienen recibi dos, admitidos y aprobados di versos usos, privilegios y costumbres^obreesta mate ria ^ en muchas de ellas no se p ag?o,óse pagan deotro modolos diezmos;yaun den tro de nuestra España, sobre el modo, la materia v y cantidad con qué, y de qué se pagan, no son del todo uniformes en todos los Obispados de ella los establecimientos y costumbres* Pero siendo é ste , como lo es, precepto,y mandamiento de la Iglesia, y absolutamente puesto entre Jos Manda* mientp$deella,y enseñado, comoes razón, en los catecismos de nuestra nación, no se pudo,ni se debió omitir la explicación de dicho Mandamiento, y la obligación que induce,con alguna im itación, ó remedio d el estilo del original,puesto que en todo él no se halle, ni se registre esta materia. Dixe dentro del contexto de la obra^ ot algunas notas,aunque pocas,y todas bre ves, que en algunos lugaresse han puesto a4 de
de distinta letra al pié;noporque ellas fue sen^ bsoíutamentt1necesarias paraesiable* cer la siempre sana y sabia doctrina del Autor , sino porque conteniendo*feilguna m ayor explicación, y al p arecer’ne'diel todo importunadme pareció que nodehiari extrañarse ni o.nitirse; mayormente sise, considera que ellas quitan,según parece, aun algún leve estorbo, en que pudieran tropezar los mas escrupulosos, ó¿ menos* advertidos Yen fin,ellas de ningmta^nanera dañan al contexto ; 1y por lo demas sabemos to d o s, que somos deudores los sabios y á los ignorantes. E! fin que se ha tenido en latraducciqa de esta obra,y muy pnncipálmentede'parte de quien la ha mandado execütar,es U gloria de Dios* y aprovechamiento esp i ritual de las almas. Si en el modo quirahora sak;,sehillarequeconduceá este fin,dése á Dias la gloria, autor de tocio lo bueno; y loque se reconociere imperfecto, ó no bien explicado, atribú y ase desde luego,no á defecto de la misma obra, ni de su Au tor, sinoá menos acierto y felicidad del que la ha traducido.
RAZON^
DEL DESIGNIO T.
D E L
U S 0
■: ú
4
■ . ;
i i .
DE ESTE CATECISMO í‘os que tienen alguna experiencia del ministerio eclesiástico,y algún zeio de la salud de las almas , con ocen , y sienten vivamente laignoranciaide la m ayor parte de los christianos. No.solam ente soa los labradores, los oficiales mecánicos, y la gente rústica los que.se reconocen es tar sin cultivo, y sin educación ; también se hallan hombres del mundo, en lo de nlas bastantemente cultos y avisados; y aun , lo que es m as, hombres de letras, muy mal instruidos en los misterios de la
fe,
1
DESIGNIO Y USO
f e 5 y en las reglas del bien obrar. Vense personas espirituales, que han leído mu* cho erí libros devotos, y saben grande número de exercicios de piedad ; pero que no han comprehendido aun bien lo esencial de la Religión, Vense , ¡ quién lo creyera ! Religiosos , Sacerdotes , y aun algunos Teólogos , á quienes no es muy familiar la lección de la sagrada Escritura , y que nunca se han aplicado bastantemente á penetrar el cuerpo de la Doctrina Christiana (tf) * y el orden y conseqiiencia de los designios de Dios sobre nosotros* Esta ignorancia es^uno de los princi pales principios de la corrupción de las costumbres, Rard vez es tan grande la m aldad, y la depravación del corazon, que á cara descubierta se resista á la luz dé la verdad, y ds la justicia ; pero nin guno puede poner por o b ra , sino es que sea (a) Vease lo que inmediatamente se nota mas abaxo.
DE ESTE CATECISMO.
3
sea procediendo por acaso , el bien que d o conoce. L a devocion nunca puede pasar de superficial, quando no está fun dada sobre principios sólidos* y sobre un pleno y convincente conocimiento de la excelencia de la ley de Dios. Y un Teó* logo, qne sola, y precisamente se aplica á las qüestionés particulares que se tra tan en las Escuelas , y al órden que se observa en la práctica presente, no será capaz de enseñar bien á los hijos de la Iglesia , ni de combatir fructuosamente con sus enemigos (a).
La
(a) Nocondena, ni reprehended doctí simo y piadoso Autor el estudio de la Teo^ logia Escolástica, tan útil, y aun tan nece sario en la Iglesia ; solo advierte y repre hende el exceso , ó el abuso que en esta parte puede suceder en uno ó en otro sugeto* Atque hoc dicens , nlhil aliud facit, quám quod jam diü iveerunt nostrí quíque doctiores ac sapiemiores Theologi. Videat, ob-
4
DESIGNIO Y USO
1
La incredulidad misma , y el menos precio de la Religión , no proceden de otra causa que de ia ignorancia; porque es imposible el conocer la Doctrina Christiana, tal qual ella es en sí, sin adm irar la , y sin amarla. La mayor parte de los incrédulos , lo son sin conocimiento de cau* L
obsecro, eruditus lector, quae gravissim. aequé ac sapientíss. Mag, Fr. Dominicus de Soto disseruit in ConciL Tridentino, apud Eminentiss. Cardin. Pallavicín. in Historia éjtasdem Concilü , Italicé edita, tom. 1 . 1. 7. cap. y, a num, 3* Vide acris judicii Tbeoiogum Melchiorem Canum de Locis Theoiogícis, lib. 8. cap. 1* & lib. 9, cap. 1. Vide doctiss. P. Alphons. Salmerón , tom* x. prologom* 9* quinquagena 1. cap. 5*. ab illis verb* Cum autem hoc gcnus &c. Sed vid, prae ómnibus, & consulesis Magistr. Banbolomaemn de Medina in 3. part* Div.Tboma?, qusest. 1. íntroductíonis , in solut, 2. argumentí, ab illis verbis:Certé non sunt Theo* lo g i, &c*
DE ÍSTE CATECISMO*
$
causa,por empeño tem erario, ó por pre ocupación delentendimiento* Y si algunos de ellos han hecho algún estu d io, éste será-de la Filosofía puramente humana, ó de la lección de algún autorextravagante,que tira á derribar todas las máximas mejorestablecidas. Pero ninguno hay que haya exáminado las pruebas antes que los argumentos, y haya tenido paciencia de profundar en los fundamentos d eláR eligio n , y considerar con atención todo su orden , ,y conseqüencia. 1 ' No es.menester ir á buscar muy léjos la causa de esta ignorancia; La igno rancia nace con nosotros mismos , y es una de las conseqüéncias de la corrupcion rde lá naturaleza. N i ésta7 es de aquellas males que puedan remediar*se de una vez , para una ' larga dura ción de años ; puesto que todos los dias nacen niños , y úncen ignorantes enteram ente;Pocoles sirve el nacer den^ tro del seno de la Iglesia , y de padres bien enseñados é instruidos, si no se pone gran- cuidado en enseñarlos i cada uno en p a rticu lar; y si ellos de su par-
6
DESIGNIO Y USO
parte no se aficionan á ia enseñanza. Pero la corrupción del corazoti humano* ó lo uno y á lo otro se resiste ; y me nos que la gracia no obre poderosamen te en nosotros, no nos mueven las cosas de la otra vida , porque no las tocamos con los sentidos; porque toda nuestra atención se dexa llevar á.'lás cosas tem porales. Con quánto cuidado , trabajo y paciencia se aplican los hombres mas jrudosá aprender oficio para vivir? Quáiito se emplea en el e stu d ió le la Juris^ prudencia.,, de la Medicina;^ de las Ma temáticas y y 4 e -Otros conocimiento^ útiles al comercio de la vida ? ..No hay hombre de n egocios, no hay merca der , no hay ciudadano rjco ^ue no es tudie con mucho cuidado ■ en : sus pa peles y en sus cu en tas, que ..no tenga ingenio y habilidad para' sus nego cios , y que no hable muy i propósito en ellos. N o hay labrador tan rústico, que sin saber leer ni escrib ir, no ha ga muy bien la cuenta de lo que sé le d e b e , de lo que puede haber coa este ó aquel trabajo , y de lo que puede ga-
DE ESTE CATECISMO.
7
ganar con esta ó aqdella mercadería, Qualquiera tiene curiosidad , viveza de ingenio y de memoria * para tratar en lo que es objeto de sus pasiones , sea el deleyte* ó sea el interés. Sola la doc trina de las buenas costumbres y la R e ligión son aquellas en que todo el mun do encuentra dificultad paracom prehenderlas y retenerlas* N i aun hablar se gusta de e lla s ; y antes de ellas 5 se echa mano de qualquiera otra materia de conversación. La m áyor parte aun no creen que tengan necesidad de ser enseñados. Mas* y mejor sé yo de ló bueno ; que lo que tengo gana de hacer , dirá uno: Y o me contento con mi catecism o, dirá otro : Y o quieró^ereeiS dirá éste y sin profundar : Las verdades de la R e li gión ( a) deben respetarse, y es peli groso el discurrir en estas materias* N o parece sin o *que ■ tem en H allar la flaqueza de su R e lig ió n , si se instruyen ; de (a)
Cíemeos A lexandrin. l i i %6*Stromt.
8
DESIGNIO T USO
de ella mas profundamente. Pero todas estas razones no pasan de vanos pre textos r de que se cubren la ignoran cia y la pereza. La verdadera Religión no. teme ser conocida , porque' nada enseña que no *pueda defenderse á l a s claras. La misma Escritura que no$ o r dena recibir con sumisión las verdades reveladas por Dios (4} , cautivar nues tro, entendimiento , obedecer á la fe, nos .manda expresamente meditar suxley de dia y de noche ; aplicarnos ,con, tor das #ue£trasfuerzas yal estudio d b iea que el .catecismo ■ >_ íü" t ‘■1 COH™1
1
(«)¡ Deuter. 4 . srv.t. &c> 2 .P .ett. r ; v. 2 1. a. ad.Cor^^io. 6, v, 6> & 7. P s a lm . 1 . v . 2. P saim . 1 1 8 . p er to t. P r o verb. 1. v. 2. 3- &c. Ad Rom. n . v. 1. Ad E p h . j¡. y , 1 7 . A d C o lo s s . x. V.
10.
DE ESTE CATECISMO,
9
contenga todo lo que es mas nécesari6 y digno de saberse ; sin embargo, viene á ser como todos los otros Cora* pendios, que ninguno sabe bien la ma teria de que tratan, si no estudian algo mas de lo qué contienen. Para enten der y conservar aquello poco que con tiene el catecismo es menester pesar todas las palabras, y que cada uno pe netre según su capacidad la profundi dad de la doctrina queencierran.Quanto á las verdades pertenecientes á la doctrina de las costumbres , verdad es que el mejor modo de estudiarlas, es ponerlas en uso , y que solo sabemos, como conviene , aquellas que observa* mos; pero no se sigue de esto eJ que no debamos aprenderlas, sino á medida de -como las ponemos por obra. Las oca siones de obrar no se nos ofrecen por método y órden ; y si yo espero á que haya executado todos los mandamien tos de Dios para pasar al conocimiento délos consejos, puede ser que no los co nozca en toda mi vida; bieij que ellos set o m . 1. s 4 die-
IO
DESIGNIO Y USO
diesen para facilitar la observancia de los Mandamientos* L a negligencia en guardar los preceptos que ya sabemos no nos da licencia de ignorarlos otros: obligados estamos á guardarlos todos, y por consiguiente á saberlos todos. En fin, ia verdadera Religión no es como las falsas, que solamente consis ten en un culto exterior, y en cerem o nias vanas. Es una victoria* un estudio y una ciencia. Los Fieles se llamaban discípulos antes que recibiesen en A ntioquía el nombre de Christianos. Los Obispos son llamados Doctores por to dos los antiguos; y Jesu-Christo, fun dando su Iglesia, dixo á los Apóstoles A n d a d , in struid á toda s Jas N a cion es *
És pues im posible el ser Christiano, yser enteramente ignorante; y aquel es d mejor C hristiano, que mejor conoce y mejor practica la Ley de Dios* Verdad es , que paede alguno conocerla sin practicárla;peroes imposible el practi carla sin conocerla^ Pero eá Necesario confesar que los par-
DE ESTE CATECISMO.
Ir
particulares no sou ios solamente cul pados de la ignorancia que rey na ya ha mucho tiempo ea la Iglesia, Gran parte de esta culpa tenemos nosotros; nosotros digo , los Sacerdotes, y todos los que están destinados para enseñar. Aunquese predique muy freqüenteraente , y aunque haya una infinidad de libros que traten de todas las partes .de la Religión ; con todo eso , se pue de decir que no hay bastantes para la instrucción de los Christianos , aun de los que tienen mejor intención* Los li bros son de muchas maneras: tratados de Teología , Uenos de qüestiones su tiles * de que el común de los fieles no tiene necesidad, escritos en latin y con un estilo, que solo puede ser en tendido de los que han freqüentado Jas escuelas. Comentarios sobre la E s critura, por la mayor parte muy lar gos, y todos en latin: vidas de los San* tos , que solo se enderezan á propo ner esem píos particulares de virtud» Li bros espirituales, que dan buenos exer2
B
CÍ'
14
DESÍGNIO Y USO
cicios para salir del pecado, y para ade lantarse en la virtud y en la perfección, pero que suponen al Christiano bastan temente instruido en lo esencial d e 'la Religión ; y que fuera de eso * por la prolixMad del estilo, y la grandeza de los volúmenes, no son para servir a l uso de gente ocupada ó poco atenta. L o mismo se puede decir de los Ser mones. En ellos no se trata sino de ma terias particulares , separadas por la m ayor parte las unas de las otras, se gún lo pide la fiesta, el Evangelio ó eí designio del Predicador- Raras veces se explican en elloslos primeros principios y los hechos en que estriban los funda mentos de todos los dogm as’; y se ha bla de las historias contenidas en la Es critura sagrada, como de cosas que conoce y sabe todo el mundo* De aqui proviene, que las lecciones públicas de ía sagrada Escritura, que son parte de los Oñcios sagrados de la Iglesia, sir ven muy poco parala enseñanza de los fieles i para cuyo fin fueronfrim ariamen-
im ESTE CATECISMO.
I
3
ttiente instituidas, La mayor parte de la gente no sabe latin : pocos son los que se sirven de las traducciones (a): y aun éstas no bastan, Sí no se conocen los libros Santos , de que se toman las dichas leccion es, y si no se leen en su órden , y como se siguen. Deberíase suplir este defecto por medio de los Sermones; pero explicar un Evange lio se reduce á tomar una palabra 6 una cláusula por tema , y hacer que venga á este propósito todo lo que se re quiere. Asi sucede el hallarse por todas partes muy buenas personas * que ha biendo freqüentado las Iglesias por es pacio de quarenta ó cincuenta años , y habiendosidocontinuos asistentes á los sagrados Oficios , y á los Sermones, aún ignoran los primeros elementos del Christianismo* Los catecismos, pues, son solamen te aquellos que descienden á estas priir>e(#) Véase la nota que está puesta ade lante.
a3
14
DESIGNIO Y USO
meras enseñanzas,tan necesarias^ todo el mundo , pero parece que no andan bastantemente estimados. Muchos y por la mayor parte creen que saben el C a tecismo, porque le aprendieron en su ni ñez; y no reparan que le tienen olvida do , ó que jatnás le entendieron bien. Otros rienen vergüenza de confesar su ignorancia y mala educación, y no pueden baxarse á estas instrucciones, que según les parece, los vuelven á meter en la escuela de los niños. Los Eclesiásticos (quiero decir, y hablo solo de aquellos que solicitan sus intereses mas que los deJesu-Christo) menosprecian esteempleo , porque es trabajoso , infructuoso y obscuro. Si se persuadenáque tienen grandes talentos, buscan la reputación por medio de la eloqüencia del pi^pi* t o ; y si tienen m enos, se aplican á lá dirección de Lus almas y al confe* sonario, Pero tina de las mayores diíi cuitad es de 1* confesion , es la ig norancia de los Christianos;? y el que los instruyese bien , cortaría por la
DE ESTE CATECISMO,
I 5*
la raíz mucho número de pecados. Es verdad que la forma y el estilo de ]os catecismos tienen muy poco de atractivopara losque le aprenden. Porque por lo que toca á los que le ense ñan no se puede esperar que tengan mucho gusto en repetir con freqüeocia unas verdades que les son tan fam ilia res: y hallando siempre nuevas dificul tades de parte délos oyentes, solamen te la caridad es la que puede endulzar y suavizarla materia. Mas quanto á los discípulos, como por lá mayor parte son niños, que no pueden conocer la utilidad de estas instrucciones , sería muy digno de desearse el que ellas tu* riesen alguna cosa que atraxese y em peñase el gusto y ia afición de los que las oyen , mas de loque ordinariamente sucede; porque parece que aquellos que en estos últimos tiempos han compuesto catecismos no. han tenido esta m ira, ó no se han persuadido á que fuese posible conseguíroste intt!nto*Solo pretendieron encerrar enpocaspalabraslo mas esenb 4 cia\
I&
DESIGNIO y USO
cial de la Doctrina Christiatia , distri buiría, siguiendo un cierto orden; y ha-* cerq u e la aprendiesen los niños por rn ediodepreguntasy respuestas, que se imprimiesen firmemente en su memoria; y esto es con efecto lo mas necesario. Consiguientemente estos catecismos han hecho grandísimo fruto ; y en mediodealguna ignorancia entre los Chris* tiaoos,noesellacom parableálaqnereynaba doscientos años ha antesque S. Ig nacio y los hijos de su doctísima com pa i l a volviesen á introducirla costumbre de catequizar á los niños. Si ti embargo,'no se puede negar que el estilo de los catecismos no sea comun mente muy seco,y que los niños no ten gan m u c h o Trabaj o en retenerlos de me moria y aun mucho masen entenderlos* Entretanto, las primeras impresiones del ánimo son las mas fuertes , y son muchos los que conservan toda su vida una oculta aversión á estas instruccio nes, que tanto íes fatigaronen su niñez. Todos losrazonamientosdcReligion les pa-
DE ESTE CATECISMO,
17
parecen tristes yenfadosos. Si oyen Ser mones, sileen libros espirituales es siem* precon desazón y con disgusto : como se toman las medicinas amargas,aunque sean saludables- Paréceles la Religión una ley dura, y no la siguen sino por tet_ mor , sin afición y sin gusto, colocán dola en loque ella no es, aplicándose so* lamente á lo exterior de las formalida des. Otros mas atrevidos se retiran dei todo , preocupados de las falsas ideas que les imprimió la dureza y sequedad de los catecism os, y la simplicidad de las mugeres, que fueron las primeras que le hablaron en materia de Christiandad y de Religión. Estos ninguna cosa quie ren oir y suponen , sin buscar mayor luz, que todos estos discursos aun no merecen el ser exáminados. De este principio nacen los quellamamosincréduJos* y licenciosos; principalmente quando sus pasiones y sus malos hábi^ tos les representan como odiosas las ver dades de la Religión, quando tienen íuteres en destruirlas, á io menos dentro de
iS DESIGNIO Y USO de sus corazones, para a pagar y sosegar asi los rémordimientosque les atormen tan. Y á tanto como esto pueden llegar Jos malos efectos de las instrucciones desagradables, Busquemos,pues, con la ayuda de Dios , que quiere la salud de todos los hombres (