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Carta de amor para ELLA... Te voy a contar sobre ella, con quien podría compartirlo si no es con vos. Ella tiene un encanto tan peculiar que si me dijeran que existe otra mujer igual, no lo creería. Es más, podría decirte que es comparable solamente con las doncellas de los cuentos de hadas. ¿Te parece que exagero? No, no exagero, te aseguro y te reafirmo que ella parece salida de un cuento de hadas.

Una “Bella

durmiente”, una “Cenicienta”, así es ella, sencillamente bella y natural, con cualidades laboriosas y sumisas. Una mujer a mi parecer con buenos hábitos, correcta, bien educada, firme, de una linda familia. ¿Crees que hago mal al llenarla de virtudes? ¿Crees que

se

comportaría arrogante al saber lo que pienso de ella? Yo no lo creo así, pues si bien es muy atractiva y tiene los ojitos más divinos que pude haber visto; a pesar de ello, no la veo presumir de su encanto. No la veo como otras que visten minifaldas exageradas, pantalones tremendamente ajustados y maquillaje abundante que solo despiertan en los hombres morbo. Ella no necesita de eso, no le hace falta. Ella no despierta morbo, por lo menos en mí.

Al contrario,

esa sensualidad que tiene mezclada con candidez despierta en mí tanta ternura, tanta dulzura, que si me dijeran que dentro de esa “mujer angelical” en realidad se esconde una mujer vanidosa y descorazonada, entonces yo les diría que están equivocados, que seguramente están hablando de otra mujer.

¿Te parece que me excedo en cualidades al describirla? No, no me excedo, es lo que pienso. Por lo menos así la veo yo. Es virtuosa, y de seguro posee muchas más bondades que ignoro aun. Vos la conocés.

Es imposible que no la hayas visto alguna

vez! Pues no podría pasar desapercibida frente a tus ojos. Ella es así, con su caminar firme y enérgico, radiante como siempre, apresurada y bonita, mucho más que bonita. Ella no sabe que por las noches antes de dormir, le digo en la distancia “buenas noches preciosa”. Y que en mi cama, con los ojos cerrados la pienso, hasta que al llegarme el cansancio, mi pensamiento se transforma en fantasía y entonces, abrazado a mi almohada, la sueño. Ella ni se imagina que es mi inspiración, no sabe que le escribo cartas. ¡Sí!, aunque no lo creas, le escribo cartas contándole lo que me sucede, pero son cartas que nunca llegarán a sus manos pues las escribo como quien le escribe a alguien imaginario e inalcanzable. Si la ves háblale de mí, dile que hace tiempo ansío poder conocerla. Dile que me siento solo y que cambiaría la pasión de mil mujeres por solo su amor . Si la ves dile que me ha cautivado su beldad, dile que llevo en mi mente el recuerdo de su mirada. podría hacerme tanto bien como

Dile que no hay nada que

poder escuchar su voz hablándome

tiernamente. Si puedes, cuéntale que pasé incontables atardeceres y noches en soledad, pensando en llamarla e invitarla a salir. Cuéntale que recé tanto para que nunca me olvidara.

Háblale, ella te escuchará. Hazle saber que soy una buena persona, que mis palabras son sinceras, que mis intenciones son inofensivas;

dile que no aspiro a ser su “Príncipe Azul” como el

de La Bella Durmiente, pero puedo ser su “Bestia” como el de La Bella y la Bestia”... ¿es acaso lo mismo? Cuéntale que a menudo voy por las calles con su nombre entre mis labios; dile que en cada labor que realizo está su imagen acompañándome. Dile que es muy triste saber que vive tan cerca y sentir que su corazón está tan lejos. Dile que el tiempo se va pronto y que es lamentable ver pasar los días así sin poder ofrecerle mi ayuda, sin poder decirle que puede contar conmigo para cualquier asunto, sin poder sentirme útil en su vida. Y si ella te dijera que no tiene tiempo para mis boberías, dile que no importa y que la esperaré el tiempo que sea necesario. Y si te preguntara que porqué insisto tanto con ella, dile que para mí, ella es la diferencia.

Dile que en el jardín de la

vida hay para elegir un sin fin de rosas;

pero una rosa que

amalgame belleza con talento, madurez con juventud, sensualidad con rectitud, fortaleza con ternura, una rosa así es muy difícil de hallar y ahora que la he hallado, no quiero perderla, pues estoy seguro que hasta sentir el dolor de sus espinas debe ser placentero. Dile que ella es muy importante para mí. Si la ves, dile todo eso y solamente eso; ya que decirle más, no sería conveniente; Pues al exponer mi corazón total y ciegamente, podría correr el riesgo de caerme en el abismo del desengaño, ese abismo al que tengo tanto temor caer. Por eso te pido,

por lo que más quieras,

que no le digas

que por ella ando colgado de una estrella fugaz y que en cualquier

momento puedo caer a sus pies. No le digas que muero por besar sus ojitos. No le digas eso, podría jugarme en contra, ¿no te parece? No le cuentes que aquella tarde de noviembre, en que bailamos un vals en mi casa y nos miramos fijamente, vi en sus ojos el reflejo del verdadero amor y tuve la certeza de que ella era la persona que siempre había esperado conocer. No le digas eso, que quede como un secreto entre nosotros. Te voy a contar más sobre ella, con quien podría compartirlo si no es con vos...

IOSH