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Carpio: Capítulo V Platón: 1. La obra de Platón y su influencia   Platón nació en Atenas en 429 ó 427, y murió en la

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Carpio: Capítulo V Platón: 1. La obra de Platón y su influencia  

Platón nació en Atenas en 429 ó 427, y murió en la misma ciudad en 348 ó 347 a.C. A los veinte años entró en contacto con Sócrates, que determinaría decisivamente su pensamiento

2. Planteo del problema: 





Como su maestro Sócrates, Platón está persuadido de que el verdadero saber no puede referirse a lo que cambia, sino a algo permanente; no a lo múltiple, sino a lo uno. Hay un saber que lleva impropiamente este nombre, y es el que se alcanza por medio de los sentidos, el llamado conocimiento sensible; en realidad, no debiéramos llamarlo "conocimiento", sino meramente opinión ( \dóxa\) Frente al cambio y a lo relativo, tras de lo cambiante y aparente, Platón busca lo inmutable y absoluto, lo verdaderamente real, única manera, a su juicio, de hacer posible la ciencia y la moral.

3. El modo de ser de lo sensible, y el de las ideas. Los dos mundos. 





Como lo permanente e inmutable no se encuentra en el mundo de lo sensible, Platón postula otro mundo, el mundo de las "ideas" o mundo inteligible, o lugar "supraceleste", del que el mundo sensible no es más que copia o imitación. En Platón, la palabra alude, no al aspecto sensible, sino al "aspecto" intelectual o conceptual con que algo se presenta; por ejemplo, en nuestro caso, el aspecto, no de ser cómoda o incómoda, roja o verde, sino el aspecto de ser "silla”. Supóngase un leño (1) igual a otro (2), menor que un tercero (3) y mayor que un cuarto (4). a) En primer lugar, obsérvese que el leño 1 es igual al 2, menor que el 3 y mayor que el 4, es decir, que el leño 1 es a la vez, igual y no-igual, pues es menor y mayor, esto es, que es contradictorio. Pero la igualdad, o, como también dice Platón, "lo igual en sí", la idea de igualdad, no es igualdad en cierto respecto y en otros no, no se convierte en la idea de la desigualdad (si esto sucediera, no podríamos pensar), sino que es siempre la igualdad, perfectamente idéntica a sí misma. b) En segundo lugar, se puede cortar en dos el leño 1, y entonces el leño, que era igual al 2, se habrá convertido en menor, habrá dejado de ser igual, habrá desaparecido como igual; y desaparecerá absolutamente si se lo quema. Pero la igualdad misma no se la puede cortar y convertirla en lo menor, ni se la puede destruir, c) En tercer lugar, las cosas iguales, como los leños, son sólo imperfectamente iguales, tanto por todo lo que se acaba de decir, cuanto por la circunstancia de que, observados con mayor precisión -con una lupa, v. gr.-, revelarían diferencias. Las cosas iguales, pues, "aspiran" a ser como la igualdad en sí, pero en el fondo siempre les falta algo para serlo plena o perfectamente, son





insuficiente o imperfectamente iguales, deficientemente iguales. En general, las cosas sensibles no son plenamente, sino que constituyen una mezcla de ser y no-ser. cosas sensibles e ideas representan dos órdenes de cosas, dos modos de ser, totalmente diferentes. La belleza es siempre la belleza; en cambio las cosas o personas bellas, por más hermosas que sean, llega un momento en que dejan de serlo, o simplemente desaparecen. Por ello es también diferente nuestro modo de conocerlas; las cosas iguales se las conoce mediante los sentidos (y por ello cosas de este género se llaman cosas sensibles), en tanto que la igualdad no se la ve, ni se la toca ni oye, ni la capta ninguno de los otros sentidos, sino que se la conoce mediante la razón, mediante la inteligencia (por ello de la igualdad, de la belleza, la justicia, etc., se dice que son entes inteligibles). Antes de nacer, el alma del hombre habitó el mundo de las ideas, donde las contempló y conoció en su totalidad y pureza. Al venir a este mundo y a este cuerpo, atraviesa un río, el Leteo, el río del Olvido, y ese saber suyo de las ideas se olvida, si bien queda latente, de manera que ahora, con ocasión de las cosas sensibles que ve, lo va recordando más o menos oscuramente.

4. El conocimiento a priori. 



Conocimiento a priori quiere decir conocimiento -no "anterior" temporalmente, sino independiente de la experiencia-; no que se lo haya obtenido sin experiencia ninguna, sino un conocimiento tal que, cuando se lo piensa con claridad, nos damos cuenta de que la experiencia no puede jamás cambiarlo, ni tampoco fundamentarlo, porque lo que afirma vale con independencia de lo que la experiencia diga. Conocimiento de este tipo es, por ejemplo, la afirmación "dos más dos es igual a cuatro" "dos marcianos más dos marcianos son cuatro marcianos", aunque no hayamos jamás visto marcianos ni sepamos si existen o no; pero nuestra afirmación, precisamente por ser a priori, por ser necesaria, exige que la experiencia se amolde a ella.

5. Los dos mundos; doxa y episteme. 

Según Platón, entonces, resulta haber dos mundos o dos órdenes del ser: el mundo sensible, de un lado, el mundo de las ideas o mundo inteligible, del otro; y consiguientemente hay dos modos principales de conocimiento, la doxa u opinión, y la episteme

CAPITULO VI Aristóteles. 1. Personalidad.   

Aristóteles es el discípulo de Platón por excelencia Nació en el año 384 a.C, y murió en el 322 a.C. Aristóteles, en cambio, representa el "realismo", porque para él el verdadero ser no se halla en aquel trasmundo de las ideas platónicas, sino en este mundo concreto en que vivimos y nos movemos todos los días.

2. Criticas a la teoría de las ideas. 

lo que no comparte con Platón es la supuesta necesidad de establecer dos mundos separados: segregar las ideas o esencias ("formas", las va a llamar Aristóteles) de las cosas sensibles, convertirlas en realidades independientes, es lo que no admite del platonismo. (Su critica se pueden resumir en 4 puntos: 1ero: en vez de explicar un mundo, habrá que explicar dos, complica el problema metafisico / 2do: expresiones como “copia o participaciones” no son en realidad buenas explicaciones / 3ero: La idea de casa, por sí sola, nunca hará surgir la casa real / 4ta: argumento del tercer hombre)

3. Las categorías.  







Según Aristóteles, la realidad es este mundo de cosas concretas en que vivimos Aristóteles mismo llama a esta disciplina "filosofía primera", y la define, según también dijimos (cf. Cap. I, § 3), al comienzo del libro IV de dicha obra como "un saber que se ocupa de manera puramente contemplativa o teorética del ente en tanto ente y de lo que en cuanto tal le compete". Ahora bien, ocurre que la palabra "ente" -como la palabra "ser"- tiene diferentes significados, si bien todos conectados entre sí. El libro VII de la Metafísica se inicia con estas palabras: "El ente se dice de muchas maneras".4 En efecto, no es lo mismo decir: "esto es una silla", que decir: "esta silla es blanca", o bien: "la silla es de un metro de alto". En los tres casos nos referimos a entes -la silla "es", y "es" el blanco, y también "es" la altura-; pero está claro que en cada caso el "es" tiene sentido diferente, y por ello dice Aristóteles que el ser se a-ice de muchas maneras. Tales maneras se reducen a dos fundamentales: el modo de ser "en sí" (in se) y el modo de ser "en otro" (in alio). El ser de esta mesa es in se, es decir, en sí o por sí mismo; se trata de un ser independiente. El color, en cambio, o la cantidad, son modos de ser que sólo son en tanto están en otro ente, en tanto inhieren en él; el blanco es el blanco de la mesa, la cantidad -diez metros, por ejemplo- es, póngase por caso, la altura de un edificio. Y nunca encontramos un color que exista de por sí; siempre será el azul del cielo, o de una tela, etc. Esta mesa, en cambio, tiene un ser en sí; es justamente un ente tal, en el cual puede aparecer el blanco, o el azul, o los diez metros. Este ente individual y concreto - como Sócrates, Platón, esta mesa- constituye el sujeto último de toda posible predicación, pues sólo puede ser sujeto y







nunca predicado de un enunciado. Todos los demás modos de ser -es decir, las diversas maneras de ser "en otro"- se los denomina accidentes. Estos son nueve: cantidad, cualidad, relación, lugar, tiempo, posición, posición, acción y pasión. Si se habla de Sócrates, por ejemplo, la substancia o ousía es este individuo llamado Sócrates; y decimos de Sócrates que mide un metro setenta (cantidad), que es calvo (cualidad), que es el marido de Jantipa (relación), que está en la plaza (lugar), esta mañana (tiempo), que está de pie (posición) y calzado (posesión o hábito), que come (acción) o que es interrogado (pasión). A estas diez maneras según las cuales algo es, a estas maneras de enunciar que expresan las formas fundamentales de ser, las llamó Aristóteles categorías. La substancia o ousía, pues, es primordialmente el ente individual y concreto, la cosa sensible -por oposición a las ideas platónicas, que eran universales, abstractas e inteligibles (no sensibles).

4. Estructura de la substancia. Forma y materia, acto y potencia. 





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Desde el punto de vista de su estructura, la ousía sensible es un compuesto o concreto ( [synolon]), es decir, no algo simple, sino constituido por dos factores o principios, que Aristóteles llama materia ( ) [hyle]) y forma ( [morphé]). Éstos no se dan nunca aislados, sino sólo constituyendo el individuo, por ejemplo esta mesa, en que se encuentra la materia -madera- y la forma "mesa"; y sólo del compuesto se dice que es substancia o ousía primera La materia es aquello "de qué", dice Aristóteles; esto es, aquello de lo cual algo está hecho, su "material". Para saber cuál es la materia de una cosa, entonces, hay que preguntar: ¿de qué está hecha? Porque la forma es el "qué" de la cosa, y por ello, para saber cuál es la forma de algo, hay que preguntar: ¿qué es esto? Para el ejemplo anterior, será "mesa". Forma, entonces, no significa la "figura" de algo,9 como podría ser "cuadrada" en el caso de la mesa, pues esto es un accidente; sino que "forma" equivale a "esencia", y corresponde a la "idea" platónica. Si hablamos de la estructura de la sustancia desde el punto de vista dinámico podemos ver el acto y potencia: Potencia: Es la materia considerada dinámicamente, en sus posibilidades. Ejemplo: el árbol es mesa en potencia. Acto: es la forma dinámicamente considerada, es decir, la forma realizada, consumada, y , en el caso extremo, en su perfección.

5. El cambio y las cuatro causas. 







El movimiento es un pasaje del no-ser (por ejemplo, del no-ser-allá, en la Plaza de Mayo), a serallá, (cuando se está en la Plaza). Aristóteles, en cambio, logra pensar conceptualmente el movimiento gracias a los conceptos de acto y potencia observa que el cambio consiste efectivamente en el pasaje del no-ser al ser, pero que no se trata ahora del noser y el ser absolutos, sino del ser en potencia y del ser en acto el movimiento es precisamente este pasaje de la potencia al acto.









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Conviene notar que el término "movimiento" tiene en Aristóteles sentido más amplio que en nuestro lenguaje y es sinónimo de cambio en general. Así distingue en particular cuatro tipos de cambio: 1) cambio o movimiento substancial, por el cual una substancia viene al ser, aparece, nace; o, por el contrario, se destruye, corrompe o muere: generación y corrupción; por ejemplo, el nacimiento de un niño, o la muerte del anciano; o la fabricación de una estatua, o su destrucción Los otros tres tipos lo son de cambio accidental: 2) El cambio cuantitativo: aumento o disminución, como por ejemplo el crecimiento de una planta. 3) El cambio cualitativo, o alteración, como, v. gr., el cambio de color de los cabellos. 4) El cambio local o de lugar (lo que corrientemente llamamos "movimiento"). Para explicar más a fondo el cambio, Aristóteles desarrolla una teoría de importancia muy grande en la historia del pensamiento: la teoría de las cuatro causas. Aristóteles distingue cuatro causas: la formal, la material, la eficiente y la final a) La causa formal es la forma. La forma es causa de algo -por ejemplo, la forma "mesa" es causa de esta mesa singular que hallamos en el salón- en tanto que determina ese algo y lo hace ser lo que es -en este ejemplo, mesa, y no silla, o casa, etc. La causa formal, entonces, es la forma específica (es decir, la propia de la especie) del ente de que se trate y que estará más o menos realizada en la cosa; en el caso de un ser vivo, su realización plena corresponde a la madurez. b) la forma es causa final, puesto que constituye el "fin" (télos), aquello hacia lo que el individuo se orienta, o, como dice Aristóteles, "aquello para lo cual [algo es], es decir, el bien"; el bien, porque aquello que se busca, se lo busca justamente porque representa un bien La causa final es el mismo plan considerado en tanto todavía no está incorporado en la cosa particular, sino en tanto que la naturaleza o el arte aspiran a él'.La causa final es entonces la perfección a que la cosa tiende c) La causa eficiente es el motor o estímulo que desencadena el proceso de desarrollo. Mientras que la causa final opera como meta, por así decirlo, desde adelante, la causa eficiente opera, en cambio, "desde atrás", y es relativamente exterior a la cosa en desarrollo. Causa eficiente no se encuentra en el individuo de que se trate, sino en otro diferente: causa eficiente del niño será el padre; causa eficiente de la mesa será el carpintero, es decir, la forma "mesa" que tiene en su espíritu el carpintero. d) La causa material es la materia, condición pasiva, según sabemos, pero de todos modos necesaria como substrato que recibe la forma y se mantiene a través del cambio.

Capitulo VIII Descartes. Descartes critica al saber medieval por su método de conocimiento, por lo que postula la teoría de "la duda metódica" utilizada para evitar el error. Esta teoría no significa dudar simplemente, como si fuese un ejercicio, sino que para Descartes trata de hacer de la duda un método, convertir la duda en el método. Esto quiere decir que Descartes no se conforma con conocimientos más o menos probables, ni siquiera con aquellos que "parecen" ciertos. Por eso, para evitar los errores y las incertidumbres, quiere alcanzar un saber absolutamente cierto, cuya verdad sea tan firme que esté más allá de toda posible duda; busca un conocimiento absolutamente cierto. Pone en duda todo saber, forzandolo hasta sus límites en la búsqueda de una resistencia, de algo que resista a ella.   La duda es utilizada como un camino para alcanzar lo verdadero, se dudan de todas las cosas sospechables, incluso se las toma como falsas, por este motivo es metódica. Al ser forzada y llevada a sus extremos se presenta como hiperbólica, también es universal porque se aplica a todo, sin excepción alguna. Esta universalidad no se encarga de analizar todos los conocimientos existentes, sino que está centrada en sus principios, en los sentidos y la razón. Descartes plantea diferentes argumentos acerca del conocimiento sensible:  El primero es que debemos dudar del conocimiento sensible, es decir, dudar de los sentidos. Por ejemplo, las percepciones que tengo cuando sueño y estoy despierto se parecen.   Hay conocimientos de los cuales es absurdo dudar, como por ejemplo que estoy aquí, leyendo este resumen en una computadora. Sobre el conocimiento racional plantea dos argumentos:  Hay hombres que erran al razonar por lo que pueden existir argumentos incorrectos y hacer que todos los argumentos racionales sean falsos.  El argumento del genio maligno, que plantea la existencia de un “dios malo”, el cual nos engaño o nos hizo para que nos equivoquemos, haciendo que creamos que algo está bien cuando no lo está, ya que este dios miente. El límite entre la verdad y la mentira se difumina, y no hay donde aferrarse.  El cogito:

Sin embargo, en el preciso momento en que la duda llega al extremo, se convierte en su opuesto, en conocimiento absolutamente cierto. En efecto, aunque suponga que el genio maligno existe y ejerce su maléfico poder sobre mí, yo mismo tengo que existir o ser, porque de otro modo no podría siquiera ser engañado. De manera que esta afirmación famosa: cogito, ergo sum (pienso, luego soy), no puede ya ser puesta en duda, por más que a ésta la forcemos. Por ende, nos encontramos aquí con una verdad absoluta, esto es, absolutamente cierta,

absolutamente indubitable, que es justamente lo que nos habíamos propuesto buscar. El cogito, pues, constituye el "primer principio" de la filosofía

Capitulo IX Hume y el empirismo. 1. El empirismo y Hume 





En tanto el racionalismo afirmaba (cf. Cap. VIII, § I 3) que la razón conoce sin ayuda de la experiencia , el empirismo sostiene la tesis contraria. Todo conocimiento deriva en última instancia de la experiencia sensible; ésta es la única fuente de conocimiento, y sin ella no se lograría saber ninguno. Así como para el racionalismo el ideal del conocimiento se hallaba en las matemáticas, constituidas por juicios universales y necesarios (a priori), el empirismo lo encuentra más bien en las ciencias naturales o tácticas (cf. Cap. III, § 2), en las ciencias de observación, cuyos juicios son particulares y contingentes el empirismo propende, en general, a negar la posibilidad de la metafísica y a confinar el conocimiento a los fenómenos, a las fronteras de la experiencia: no hay más conocimiento de las cosas y procesos que el que se logra mediante la sensibilidad; la "razón" no podría tener otra función, según esto, como no fuera la de ordenar lógicamente los materiales que los sentidos ofrecen.

2. Impresiones e ideas. 





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Como filósofo empirista. Hume sostiene que todo conocimiento en última instancia procede de la experiencia; sea de la experiencia externa, vale decir, la que proviene de los sentidos, como la vista, el oído, etc., sea de la experiencia íntima, la autoexperiencia. Hume se propone emprender consistirá en el análisis de los hechos de la propia experiencia, de los que hoy se denominan hechos psíquicos y que Hume llama percepciones del espíritu (donde "percepción" es sinónimo de cualquier estado de conciencia). A las percepciones que se reciben de modo directo las denomina Hume impresiones, y las divide en impresiones de la sensación, es decir, las que provienen del oído, del tacto, de la vista, etc. (las que están referidas al "mundo exterior"), e impresiones de la reflexión, vale decir, las de nuestra propia interioridad; ejemplo de impresión de la sensación, un color, o un sabor determinados; impresión de la reflexión, el estado de tristeza en que ahora me encuentro. Estas impresiones, o representaciones originarias, se diferencian de las percepciones derivadas, que Hume llama ideas, como v. gr. Los fenómenos de la memoria o de la fantasía. El recuerdo no es un estado originario, sino derivado de una impresión. Y lo mismo ocurre con la fantasía Hay entonces una diferencia fundamental entre "impresiones" e "ideas". Y esta diferencia, según Hume, es una diferencia de intensidad o vivacidad. Tanto las ideas cuanto las impresiones pueden ser a su vez complejas o simples, según que se las pueda descomponer o no. Todos nuestros conocimientos derivan directa o indirectamente de impresiones. Incluso las ideas o nociones más complejas, aquellas que -por lo



menos ante un primer examen- parecen más alejadas de la sensibilidad, en definitiva, si observamos y nos fijamos bien, provienen también ellas de impresiones. Por ejemplo, me puedo hacer la idea de una montaña de oro. Según esto, entonces, el espíritu humano no tiene otra posibilidad como no sea la de mezclar o componer, dividir o unir los materiales que las impresiones suministran. Y en esta actividad el espíritu no responde a otra legalidad que a la de las leyes de asociación de las ideas (cf. Cap. VI, § 6). Según Hume, son tres: asociación por semejanza, asociación por contigüidad en el tiempo y en el espacio, y asociación por causa y efecto.

3. El principio fundamental del empirismo. 





Hume puede entonces resumir lo dicho y enunciar su principio fundamental empirista en los siguientes términos: todos los materiales del pensar se derivan de nuestras sensaciones externas o internas. Sólo la mezcla y composición de éstas pertenece al espíritu y a la voluntad. O, para expresarme en un lenguaje filosófico: todas nuestras ideas, o percepciones más débiles, son copia de nuestras impresiones o percepciones más vivaces. Hume cree poder probar el principio empirista mediante dos argumentos. En primer lugar, si nos ponemos a analizar nuestras ideas, por más complicadas o sublimes que sean, por más alejadas de la sensibilidad que parezcan, se verá que en última instancia se reducen siempre a impresiones. Y de ello es un ejemplo, además de la "montaña de oro", ya mencionada, la mismísima idea de Dios. En efecto, Hume se pregunta de dónde procede tal idea, y observa que ella no es más que la reunión y multiplicación al infinito de ideas de cualidades características de nuestro propio espíritu. El segundo argumento dice: si ocurre que, por defecto del órgano, una persona no es capaz de experimentar ninguna clase de sensación, tiene la misma incapacidad para formar las ideas correspondientes. Así, un ciego no puede formarse noción de los colores ni un sordo de los sonidos. Pero si se otorgase a cualquiera de ellos el buen uso del órgano de que carecen, el ciego pronto llegaría a alcanzar la idea de color o el sordo la de sonido. De esta manera Hume se encuentra en condiciones de formular el criterio con que determinar la validez de una idea. Toda idea deriva en definitiva de alguna impresión, según se ha visto; pero para que la idea tenga valor objetivo, es preciso que copie o represente exactamente una impresión, es decir, que le corresponda una impresión con el mismo significado que posee la idea (Una idea es válida en cuanto concuerda con las impresiones.).

4. Conocimiento demostrativo y conocimiento factico. 

Hume distingue dos tipos fundamentales de objetos de conocimiento y, respectivamente, de ciencias. Por una parte, posible objeto de conocimiento lo constituyen las relaciones entre las ideas: éste es el tema de las matemáticas ciencia demostrativa -es decir, que se vale tan sólo de la razón-, cuyas verdades son necesarias (a priori), no dependen para nada de la realidad, sino que se fundan exclusivamente en el pensamiento.

El otro género de conocimientos es el que se refiere a los hechos (matters of fact), a las cosas existentes (existences), y es evidente que se trata de un tipo de saber muy diferente al anterior, desde el momento en que sus afirmaciones son siempre contingentes, no necesarias (a posteriori).

5. Critica de la idea de causalidad. 



La idea de causalidad es de enorme significación, como el mismo Hume se apresura a reconocer, pues se trata de una noción que se nos impone y empleamos constantemente. Por ejemplo, nos encontramos en una habitación a obscuras y oímos una voz; inmediatamente suponemos que esa voz proviene de una persona, pues a nadie se le ocurriría imaginar que esa voz no procede de alguien que la ha emitido. Establecemos entonces un enlace causal entre la voz (efecto) y la fuente productora (causa). De modo semejante, esperamos en el futuro que las mismas causas irán acompañadas por los mismos efectos. Ahora bien, se trata de una idea compleja, en la que el análisis revela cuatro elementos o componentes, a) Ante todo un primer hecho, lo que llamamos "causa", que inicia el proceso, b) En segundo lugar, otro hecho, como término del proceso causal, y que es lo que se llama "efecto", c) En tercer lugar, una cierta relación temporal entre a) y b), a saber, una sucesión: primero aparece la causa, más tarde el efecto, d) Por último, para que pueda hablarse de relación causal, el primer hecho tiene que producir el segundo, o, dicho con otros términos, el primer hecho posee una cierta fuerza o energía que hace que aparezca el segundo, y ello de tal manera que, dado el primer hecho, el otro necesariamente tiene que darse; la relación de causalidad, pues, y esto es lo esencial, es una relación de conexión necesaria.