Caracteristicas de La Historia Social

Tendencias historiográficas actuales por Antonio Carrasco Historia social e historia económica with one comment Orígenes

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Tendencias historiográficas actuales por Antonio Carrasco Historia social e historia económica with one comment Orígenes de la historiografía social y económica Debates sobre el historicismo en Alemania El siglo XIX fue “el siglo de la historia” si tenemos en cuenta el prestigio social que alcanzaron los principales historiadores, el peso que adquirió la enseñanza de la Historia en el sistema educativo o la influencia política que adquirió la disciplina. El historicismo alemán se convirtió en el modelo historiográfico de la historia académica en el resto de los países occidentales. Esta tendencia presentaba las siguientes características principales: 

Profesionalización de la historia.



Conversión en una disciplina académica.



Defensa del carácter científico de la Historia.



Reducción del objeto de estudio a la historia política, diplomática y militar.



Método de análisis basado en la crítica y la utilización de fuentes documentales.



Estilo narrativo de descripción cronológica de hechos, con notas sobre las fuentes.



Utilización política y pedagógica.



Pretensión de objetividad.

Podemos utilizar diversos testimonios de historiadores para ilustrar la esencia de esta corriente historiográfica: 

Numa-Denis Fustel de Coulanges afirmaba: “No soy yo el que hablo, es la Historia la que habla a través de mí”. O también: “La Historia es pura ciencia, una ciencia como la física o la geología”.



Lord Acton impulsó la creación de una obra colectiva de gran alcance, The Cambridge Modern History, partiendo de la premisa de la objetividad y del valor universal de su reconstrucción del pasado. En este sentido, escribía: “nuestro Waterloo deberá satisfacer por igual a los franceses y a los ingleses, a los alemanes y a los holandeses; que nadie pueda decir, sin examinar la lista de autores dónde dejó de escribir el

obispo de Oxford y si le sustituyó Fairbairn o Gasquet, Liebermann o Harrison”. No obstante, pese al éxito historiográfico del historicismo, no todos los historiadores estaban de acuerdo con sus presupuestos. Por ejemplo, el hecho de que el objeto de estudio fuesen los acontecimientos políticos de los distintos estados propició la marginación del análisis de aspectos de carácter económico y social, que tuvieron una gran importancia en la Historia europea del XIX, como las consecuencias de la implantación y el desarrollo del sistema capitalista. Y ello empezó a generar cierta insatisfacción entre algunos historiadores, especialmente interesados por cuestiones sociales. Las diferentes perspectivas existentes entre los profesionales del gremio en Alemania dieron origen durante la segunda mitad de la centuria a un buen número de largas e intensas disputas que se centraron no solo en el objeto de estudio, sino también en el método, las fuentes, la utilidad o, incluso, el carácter científico de la historia. Pese a la variedad de las líneas críticas, todas aspiraban a un mismo objetivo: la adaptación de la historia a las nuevas demandas sociales con el apoyo en las ciencias sociales. Los defensores del historicismo utilizaron su poder institucional académico para aislar, marginar y desprestigiar a la mayoría de los críticos. Entre los debates críticos de la historiografía historicista, podemos señalar los siguientes: 

Robert von Mohl, en su polémica con el historicista Heinrich von Treitschke, planteó la constitución de una sociología (más que una historia social) que tuviese en cuenta las aportaciones de disciplinas como el arte, el derecho, la economía o la religión.



Polémica entre Eberhard Gothein y Dietrich Schäfer. Influido por Jacob Burckhardt y Wilheim Dilthey, Gothein consideraba que la historia, como principal ciencia del espíritu, había de asumir como objeto de estudio la cultura, que integraba, además de la política, el arte, el derecho, la economía o la religión. La política solo era, para Gothein, una parte de la cultura y, por tanto, de la historia.



El debate Lamprecht. Karl Lamprecht escribió una historia nueva, de pretensión científica, carácter populista (señalaba la fuerza del pueblo alemán y aseguraba su éxito político y económico, lo que le dio un gran éxito editorial), herencia positivista (defendía la acumulación de pruebas documentales para el análisis), estilo explicativo (alejado de la mera descripción factual), y que trataba de comprender la evolución histórica por medio del análisis de las condiciones generales de la sociedad como colectivo humano (y no de las acciones de los dirigentes políticos en el ámbito del Estado). Los planteamientos de Lamprecht fueron criticados por los historiadores historicistas alemanes e, incluso, por los defensores de la “historia de la cultura” (como Gothein). Con la derrota de Lamprecht, el debate sobre la historia cesó en Alemania y la

historiografía historicista “rankeana” permaneció vigente durante décadas. Otros países, como Francia o los Estados Unidos, se mostraron más receptivos hacia los esfuerzos por establecer una relación más estrecha entre la historiografía y las ciencias sociales. La Tesis de la Frontera de Turner en los Estados Unidos En los Estados Unidos, la historiografía de la segunda mitad del siglo XIX presentaba características típicas del historicismo europeo: orientación narrativa descriptiva, búsqueda de valor literario, temática política ajena al análisis de aspectos sociales y económicos, uso pedagógico, y estudio de élites y grandes hombres. No obstante, el interés por explorar nuevas vías historiográficas se tradujo entre 1886 y 1890 en la aparición de cinco publicaciones académicas que acercaban la historia a otras disciplinas, trataban de reforzar su carácter científico e introducían perspectivas sociales y económicas en la construcción histórica: Political Science Quarterly, Quarterly Journal of Economics, Annals of the American Academy of Political and Social Sciences, Journal of Political Economy y American Historical Review. En este contexto y con motivo de la reunión conmemorativa del cuarto centenario del descubrimiento de América, organizada por la American Historical Association, en Chicago, en 1893, un historiador apenas conocido, llamado Frederick Jackson Turner (1861-1932), pronunció una conferencia titulada The Significance of the Frontier in American History, que tuvo una enorme repercusión, tanto socio-histórica como historiográfica. 

En el plano socio-histórico, la Tesis de la Frontera de Turner obtuvo un gran éxito porque ensalzó los ideales patrióticos de la sociedad estadounidense. Relacionaba el concepto de frontera con la conquista del Oeste, y esta con el nacimiento de una nueva nación, de una nueva sociedad, más abierta, demográficamente joven, integradora de aportes migratorios extranjeros, emprendedora, gobernada por instituciones nuevas y democrática.



Así mismo, la tesis de Turner también tuvo una gran repercusión historiográfica por varios motivos:



Introdujo el estudio de colectivos sociales, alejándose de la tendencia anterior al análisis de élites políticas y grandes personajes.



Amplió el objeto del análisis histórico a los aspectos sociales y económicos. Entre ellos, Turner propuso el análisis de los problemas laborales, las oleadas migratorias, las revueltas de campesinos, la inestabilidad urbana, la depresión económica, el transporte y la revolución en las comunicaciones, el final de la expansión continental y el comienzo del imperialismo ultramarino.



Enfatizó la explicación de los procesos históricos (el avance hacia el Oeste), abandonando la tendencia descriptiva factual anterior.



Amplió la perspectiva geográfica humana del estudio histórico (antes centrada en un único Estado), proponiendo una historia multi-regional, apoyada en el método historiográfico comparativo. Turner estudió varias regiones, distintos “Oestes” y diferentes líneas de frontera. No obstante, no solo distinguió las regiones y situó las fronteras atendiendo a criterios de la geografía física; al considerar la región como un espacio articulado económica y socialmente, estableció regiones y fronteras en función de sus actividades productivas principales (agrícolas, ganaderas, mineras, comerciales, industriales o urbanas).

Las tesis de Turner promovieron la realización de estudios históricos de carácter social y económico en los Estados Unidos, una moda que llevaría a principios del siglo XX a la aparición de una nueva tendencia historiográfica: la New History. Enfrentamientos contra la Escuela Metódica en Francia Tras la derrota en Alemania, a principios del siglo XX los debates sobre la reforma de la historia se trasladaron a Francia, donde diversos intelectuales (no solo historiadores, sino también filósofos o sociólogos) impulsaron una nueva concepción historiográfica, más relacionada con las ciencias sociales. No obstante, al contrario que en Alemania, las nuevas ideas historiográficas, que pretendían principalmente la ampliación del objeto de la historia a la sociedad, la economía y la cultura, y el acercamiento de la historia a las ciencias sociales empíricas, sí fueron tomadas más en serio. Autores como Henri Berr o el belga Henri Pirenne comenzaron a enfrentarse a la escuela “metódica”, remarcando la importancia de los factores socioeconómicos en la construcción histórica. Sus planteamientos tuvieron una influencia decisiva en la creación de la Escuela de los Annales, que acabó rompiendo el monopolio académico historicista. El darwinismo social y las teorías racistas La crisis del paradigma histórico rankeano, producida a finales del siglo XIX, fue coetánea a la extensión de otras corrientes historiográficas menores, a la aparición de nuevas perspectivas criticas, y al desarrollo de las restantes ciencias sociales. Entre las corrientes historiográficas menores destacó por sus nefastas consecuencias el darwinismo social. Las tesis evolucionistas expuestas por Charles Darwin en El origen de las especies por medio de la selección natural dieron origen al “darwinismo social”, una tendencia que pretendía hallar leyes de evolución social similares a los principios biológicos de la selección natural. Su máximo representante fue el británico Herbert Spencer, quien en su Sistema de filosofía sintética trasladó la selección natural al ámbito de la sociología, proponiendo la teoría de la “supervivencia del más apto”. Esta

tendencia tenía una perspectiva muy individualista, por lo que no pudo explicar la evolución de colectivos sociales. Además, dio origen a posturas sexistas, racistas y etnocéntricas, y fue utilizada para justificar situaciones de injusticia social. De hecho, el darwinismo social ofreció un fundamento pseudo-científico a las nuevas teorías racistas que se extendieron por Europa durante la expansión imperialista de la segunda mitad del siglo XIX y que alcanzaron su máximo apogeo en el XX. Estas consideraban que la clave de la evolución histórica se hallaba en la existencia de diversas razas, que conformaban grupos humanos más o menos preparados genéticamente para la lucha por la supervivencia. Diversos teóricos decimonónicos (que no merecen ser nombrados) se esforzaron por demostrar la superioridad de la raza blanca sobre otras que consideraban inferiores (como la “negra” o la “amarilla”) en el transcurso de la evolución de la humanidad. En el siglo XX, estos planteamientos llevaron a la justificación de desastres históricos como la superioridad de la raza aria y el holocausto judío. Las críticas de los filósofos Por otra parte, a finales del siglo XIX los filósofos, encabezados por Wilheim Dilthey, comenzaron también a criticar la concepción historicista vigente, negando el carácter científico de la historia, las aspiraciones de objetividad y la capacidad de los historiadores para interpretar y explicar los procesos históricos. Reacciones contra la especialización aislacionista del historicismo Paralelamente, aparecieron diversas críticas contra la excesiva especialización “minifundista” de los estudios históricos, manifiesta en la moda historicista de realizar monografías sobre hechos muy concretos del pasado, tratados de forma descontextualizada e independientemente de los procesos históricos. Las fundaciones de laCambridge Modern History o de la Revue de synthése historique de Henri Berr fueron exponentes de la insatisfacción que generaba la tendencia a la especialización aislacionista y de la reacción de ciertos grupos, en busca de una síntesis histórica que se caracterizaba tanto por su rigor como por su orientación divulgativa. Los progresos de las ciencias sociales. La sociología, Durkheim y Weber De forma inversa a la estancada historiografía académica, las ciencias sociales experimentaron un gran crecimiento en el tránsito del siglo XIX al XX. Disciplinas como la lingüística, la psicología o la antropología experimentaron sorprendentes avances. No obstante, de todas ellas, la ciencia humana que más progresó fue la sociología, de la mano de teóricos como el francés Émile Durkheim o el alemán Max Weber. Émile Durkheim

Émile Durkheim (1858-1917) fue uno de los creadores de la sociología moderna. Fundó la primera revista dedicada a la sociología, L’Année Sociologique, en torno a la que se concentró un grupo de estudiosos dedicados a la investigación sociológica. Entre sus obras, destacan Las reglas del método sociológico y La división del trabajo social. Durkheim fue uno de los principales críticos de la escuela historiográfica metódica, asentada en las universidades francesas. Pensaba que la historia dependía de fenómenos específicamente sociales (“hechos sociales”), de cuyo estudio había de ocuparse exclusivamente la sociología. Concebía los hechos sociales como modos de actuar, pensar y sentir colectivos, como normas y reglas culturales (como, por ejemplo, la lengua, la escritura o la moneda), con poder para influir sobre los comportamientos, ideas y sentimientos de los individuos. Le negó a la historia el rango de ciencia, porque se ocupaba de la narración de hechos concretos y no podía, por ello, llegar a producir afirmaciones generales empíricamente comprobables. Pocos historiadores aceptaron la subordinación de la historia a la sociología. No obstante, su perspectiva sociológica de la historia reforzó entre los historiadores críticos la conciencia de la importancia de los aspectos sociales en la construcción histórica. Max Weber Max Weber (1864-1920) fue una de las principales referencias intelectuales del tránsito del siglo XIX al XX. Destacó como filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y, sobre todo, como sociólogo. De hecho, junto a Durkheim, es considerado uno de los padres de la sociología moderna. Weber nació en Erfurt, en el seno de una familia protestante, bien relacionada con los políticos y académicos locales. Fue intelectualmente precoz y entró en la Universidad de Heidelberg (1882), habiendo escrito ya varios ensayos históricos. Estudió Derecho, Economía e Historia. Completó su formación en las universidades de Berlín y Goettingen. A finales de los 80 entró en política y se doctoró en leyes. En los 90 se casó, se dedicó a escribir y empezó a ejercer como profesor en las universidades de Freiburg y Heidelberg. Tras la muerte de su padre, en 1897, Weber tuvo algunos problemas de salud, que le hicieron abandonar temporalmente la docencia universitaria en 1899. En 1903 renunció a su cargo de profesor universitario, para trabajar como profesor privado. En 1905 publicó La ética protestante y el espíritu del capitalismo. En 1907 recibió una herencia, que le facilitó el mantenimiento. En 1912 trató sin éxito de organizar un partido político de izquierdas (liberal, social-demócrata). Durante la guerra dirigió los hospitales militares de Heidelberg. Tras actuar como consultor en el Tratado de Versalles, elaboró un borrador de la Constitución de Weimar. En 1918, retomó la docencia en la Universidad de Viena. En 1919, consiguió una plaza en la de Munich. Y en 1920 murió de neumonía. Las características principales de su pensamiento son las siguientes: 

Recibe influencias de Marx y Nietszche, aunque se separa de ambos.



Objeto de estudio: las sociedades (conjunto de estructuras y prácticas colectivas).



Perspectiva neutra: ausencia de juicios o consideraciones morales en la construcción sociológica.



Renuncia a transformar la sociedad.



Primacía de la ideología (ética, moral) sobre los fa

Definición y características generales de la historia social y económica Pese a que la tendencia historiográfica de la historia social ha tenido gran cantidad de seguidores desde finales del siglo XIX, su definición ha sido objeto de debates y controversias. Diversos historiadores han propuesto sus definiciones: 

Uno de los pioneros, Fustel de Coulanges, consideraba que la historia era “la sociología misma”.



Ya en el siglo XX, Lucien Febvre, cofundador de Annales, afirmaba que “la historia es, por definición, absolutamente social”, en Combates por la Historia.



Años más tarde, en 1944, George M. Trevelyan la definió en su obra English Social History como “la historia sin política” (“’history with the politics left out”).



En 1980, Peter Burke la definió en Sociología e Historia; ofreció otras definiciones que si bien mejoraban la de Trevelyan, valían para definir la historia social desde enfoques distintos: “la historia de las relaciones sociales; la historia de la estructura social; la historia de la vida diaria; la historia de la vida privada; la historia de las solidaridades sociales y los conflictos sociales; la historia de las clases sociales; la historia de los grupos sociales vistos como unidades distintas y mutuamente dependientes”.



En 1985, la revista History Today solicitó a siete destacados historiadores que respondiesen a la pregunta “What is Social History?” Todos encontraron dificultades para definirla por la complejidad de los fenómenos sociales, la existencia de diversas corrientes y la influencia de distintas disciplinas (como la psicología, la antropología o la sociología).



Tras estos intentos, Harry Ritter definió en Dictionary of Concepts in History (1986) la historia social como “el estudio de grupos sociales, sus interrelaciones y sus funciones en las estructuras y procesos económicos y culturales”.

Pese a la dificultad de definir el alcance de esta corriente historiográfica, sí podemos señalar algunas características comunes:



Influencia de las condiciones sociales, económicas y políticas: la difusión del marxismo, la formación de la economía mundial, la expansión del capitalismo y el surgimiento de sociedades de masas propias de las economías industriales avanzadas.



Ampliación del objeto de estudio de la historia: del hecho político, diplomático o militar al análisis de aspectos sociales, económicos y culturales, como los precios, las rentas, el endeudamiento, la producción, el consumo, la población, los matrimonios, los nacimientos, las defunciones, etc.



Ampliación de los tiempos históricos analizados.



Cambio del sujeto histórico: de los grandes personajes o los Estados a las masas sociales.



Innovación metodológica: aplicación de métodos estadísticos de cuantificación de datos para la observación y el análisis histórico.



Utilización de métodos hipotético-deductivos para la explicación de los procesos históricos