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Adriana Novillo B.

VIOLINES EN EL CIELO Me conecté con la escena donde la señora que administraba los baños había muerto. Luego de que Diago la preparó, la llevaron al crematorio. Esta señora era muy conocida ya que todos en esa zona iban a sus baños. Cuando estuvo en el crematorio el hijo se encontró con el encargado de la cremación que conocía a su madre y conversando con él, le dijo: que él pensaba que la muerte era un portal, la muerte no era el final, simplemente se atraviesa el portal y se ve lo que sigue. Él como guardián de ese portal, ha visto a muchos partir y siempre les decía: buen viaje amigos, ya nos encontraremos. Al final Diago tiene que arreglar a su padre muerto, lo recuerda cuando era niño y le dio una piedra que representaba sus sentimientos y se conecta con sus sentimientos y se desfoga con su llanto. Sé que es verdad, la muerte es sólo un paso hacia otra dimensión, hacia una forma de vida diferente, la energía no se termina sino que se transmuta. Siento que la vida sigue, si bien pienso que dolerá la partida de mis seres queridos, sé que estarán bien al otro lado y que la falta de su presencia y el apego por ellos será lo que más me duela. La muerte no es el final, es el principio. Cuando estuve enferma soñaba que me enterraban una y otra vez, pero yo pedía que no sea en vida, sino que sea luego de muerta; así mismo me cremaban estando viva, pero una vez que pasaba ese susto en el sueño, miraba un lugar pacífico y tranquilo, del cual no quería volver. Pero despertaba ansiosa y triste porque siempre veía a mis padres y a mi hermano llorando desesperadamente junto a mi tumba. Eso me entristecía muchísimo y aún lo hace, al estar en una depresión tan alta por mi estado de salud (al borde del suicidio) me decía que sería mejor estar muerta y que sufran de una vez, a estar viva y que sigan sufriendo conmigo mi agonía. No me aferro a la vida, sé que en cualquier momento puedo morir debido a mi enfermedad, perdí la memoria de muchas cosas que viví, pero mientras esté viva, seguiré sintiendo amor por ella, amor por lo que hago, por mis estudios, por mi familia, amor por mi planeta, los animales y todo ser vivo que comparte conmigo. Estoy en el aquí y el ahora. Realmente es una experiencia de vida el continuar viviendo y ver día a día cómo se levanta la vida en mi familia, cómo se mueve el planeta, cómo amanecen las flores, los pájaros, mis perros, muchas veces con alegría y otras con tristeza por tantas noticias negativas que hay. Sé que la Madre Tierra nos permite vivir cada día y nos brinda ese oxígeno a cada microsegundo; ese aliento de vida de ella, del Sol, de la Luna es una bendición para nosotros. Soy feliz de estar aquí, en este camino de aprendizaje, con altos y bajos momentos, eso es vivir. Ya no siento nada por mi pasado, nada negativo como antes, excepto pequeños chispazos de emociones, porque he realizado un proceso tan fuerte que debía cambiar desde mi ADN para empezar a vivir nuevamente, volver a nacer; y si la muerte es lo que me llama, moriré feliz, porque sé que estoy preparada para ello y con el tiempo que la vida me ha dado, he podido compartir con mi familia lo más hermoso para mí, su compañía, su amor, sus experiencias, su vida. Estoy tranquila.

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