Bruce Nauman

Bruce Nauman nació el 6 de diciembre de 1941 en Fort Wayne, Indiana. Su padre trabajaba como vendedor para la General El

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Bruce Nauman nació el 6 de diciembre de 1941 en Fort Wayne, Indiana. Su padre trabajaba como vendedor para la General Electric y su familia cambiaba de residencia cada tres o cuatro años. Durante su juventud ya empezó a interesarse por la música, estudiando piano y guitarra clásica. En 1960 se matriculó en la Universidad de Wisconsin,

Madison,

donde

siguió

cursos

de

teoría

musical,

composición y contrapunto, y por un tiempo fue bajista de jazz, y donde estudió matemáticas, física y arte, iniciándose en terreno artístico a través de la pintura abstracta. Continuó su interés por la música, estudiando de manera informal la obra de Beethoven, Webern, Berg y Schonberg. La filosofía también fascinó a Nauman, en especial

el

Tractatus

Logico-Philosophicus

(1922)

y

las

Investigaciones filosóficas (1953) de Wittgenstein. En 1964 se graduó en la Universidad de Wisconsin con una licenciatura en ciencias, especialidad en pintura. Buscando un rumbo independiente, primero como

pintor,

Nauman

estudió

las

trayectorias

de

numerosos

maestros contemporáneos, se concentró en la obra y en el ejemplo de Willem de Kooning y Frank Stella, con este último se dio cuenta que aquello que verdaderamente le importaba era lo que podía representar el arte, no sólo la pintura. Decidió estudiar arte hasta el nivel de “master”, en la Universidad de California, Davis. Los profesores más importantes de Nauman en este periodo fueron Robert Arneson y William T. Wiley quienes le enseñaron a ser más críticos con el arte formalista. Este entorno hizo que 1965 fuese una fecha clave para Nauman, ya que abandonó la pintura abstracta por que consideró que se hallaba estancada en problemas formales, de estilo y sin contenido, así que decidió explorar por otros caminos, ya no intentando crear objetos, sino investigando procesos de la actividad artística. Comenzó a trabajar en escultura, performance y cine. Su fascinación por el video le llevó a ser uno de los pioneros en la creación y experimentación con este medio, realizando ocho películas y dos acciones, en las que hizo huso de su cuerpo como materia escultórica. Publicó su primer libro de artista, Pictures of

Sculptures in a Room (1965-66). Aunque no sólo el video acaparó toda su atención, en este periodo realizo esculturas en fibra de vidrio, resina

de

poliéster,

plomo,

madera

contrachapada,

neones,

experimento con materiales innovadores de la época, materiales industriales, que pasaron a ser la base de su obra. Con el uso de estos elementos pretendía de ir más allá de la estricta geometría Minimalista, permitiendo que la mano del artista se viera en el acabado del producto. En estas obras se inclinó por abordar temas de carácter más social e investigó aspectos relacionados con los procesos de trabajo y con la gravedad como principio escultórico. También fue muy importante el querer relacionar el lenguaje con sus obras,

fue

por

especialmente

esta por

época

las

en

la

que

Investigaciones

Nauman filosóficas

se

interesó

de

Ludwig

Wittgenstein. Desarrollando un nuevo trabajo en torno a la silla, apareciendo como la víctima de la tortura, animales retorcidos, cabezas humanas que también se refieren a la tortura y a la violación de los derechos humanos. Diseña esculturas que no sólo exigen la atención del espectador sino también su participación. Nauman se movió según una trayectoria diferente a la mayoría de los artistas de la época, una trayectoria que estaba

más

involucrada con los procesos literales de cómo está el arte hecho, con el problema de concepto en relación al material, con la mente en relación al cuerpo, y con el arte en relación al lenguaje. Él demuestra que es un artista muy singular preocupado completamente tanto por las cuestiones de estética y por las cuestiones ontológicas políticas, económicas, antropológicas y sociales. Las influencias que recibe Bruce Nauman son muy diversas: Marcel Duchamp, Man Ray, Jasper Johns, Samuel Beckett, Alain Robbe-Grillet y son los más destacados. Desde décadas, la escritora nacida en Holanda (y la esposa y colaboradora del artista Claes Oldenburg) Coosje van Bruggen ha sentido que Nauman: “fue realmente un artista genial, quién, como una gran cantidad de otros artistas conceptuales de su generación,

había sido pasado por alto e ignorado en su país, sin embargo había sido admirado en Europa”1. “Él es alguien que está negociando con los asuntos de ego en la sociedad que usa texto, que usa el video, y aún no ha sido nunca didáctico”2 dijo el artista y el crítico Robert Storr. Para muchos críticos Nauman fue un artista único, que realizó un magnífico trabajo. Nauman se había sentido próximo al neón, en parte debido a los letreros publicitarios que había visto en los sesenta; en 1984 hizo neones tamaño cartelera. Más de veinte esculturas de Bruce Nauman aluden directamente al proceso de morir e incluyen en sus títulos las palabras muerte o muerto, como Cien viven y mueren (One Hundred Live and Die) (1984), se compone de cuatro columnas de casi tres metros de alto de secuencias cambiantes de frases imperativas y afirmativas, referidas a la vida y a la muerte. Un apabullante letrero de neón que encendía distintos textos por grupos de color y, al final de la secuencia, daba un fogonazo con todos ellos al tiempo antes de oscurecerse. Las palabras, delimitan una cortina de luz y color, son por turno poéticas y vulgares, reflejando una omnicomprensiva enciclopedia de actividades y expresiones humanas. Sus contenidos eran breves y amargos: "Vive y muere / Muere y muere / Caga y muere / Mea y muere / Come y muere / Duerme y muere / Ama y muere / Odia y muere / Folla y muere / Habla y muere / Miente y muere / Oye y muere/ Llora y muere / Besa y muere / Encolerízate y muere / Ríe y muere / Palpa y muere / Siente y muere / Teme y muere / Enferma y muere / Bueno y muere / Negro y muere / Blanco y muere / Rojo y muere / Amarillo y muere", aparecen sobre la primera columna vertical. En la siguiente columna todas estas frases terminaban con "Vive", mientras que las dos columnas restantes se alternaban de igual modo, pero en torno a un nuevo conjunto de palabras: Canta, Grita, Joven, Viejo, Corta, Corre, Permanece, juega, Mata, Chupa, Ven, Vete, Conoce, Di, Huele, Cae, Levanta, En Pie, Siéntate, Escupe, Trata, Fracasa, Sonríe, Piensa, Paga.

Entre la reconcentrada aridez de la instalación y la desolada brillantez del chispeante neón, La pieza está programada para que a veces las frases brillen intermitentemente en orden, por columnas, dando un efecto de continuidad, mientras en otras veces las frases aparecen el azar, una secuencia aleatoria, como si los saltos fueran desorganizados, como si estuvieran hechos de pensamientos.

Bruce Nauman, One Hundred Live and Die (1984)

Importantes críticos de arte contemporáneo se han sentido atraídos por esta inmensa obra que nos ofrece Bruce Nauman. Los contenidos amargos y directos han sido fuente de crítica, ya que es lo que más llama la atención. Es un artista que le gusta forzar el modelo del arte, trabajando en ese límite, presenta objetos de la realidad como si fueran arte. El comentario que ofrece Coosje Van Bruggen nos menciona este hecho: “En el impresionante neón interior

One Hundred Live and Die, 1984, Nauman representa la

corriente de flujo de vida humana a través de una mezcla de dichos encontrados, frases arbitrarias, y declaraciones personales, cada uno del cual es general idiosincrásico y aún lo suficiente como para convertirse en arte: CHUPA Y MUERE/ CHUPA Y VIVE; TEME Y MUERE / TEME Y VIVE; ROJO Y MUERE / ROJO Y VIVE”3 Kathryn Hixson dijo al respecto:

“Lo

que

parecerían

verbos

blandos

están

tirado

violentamente del glorioso optimismo- RIE Y VIVE- a la depresión fatal- RIE Y MUERE-. Al fin, las dicotomías se establecen en medio “vive y muere” es quizá arbitrariamente absurdo y lógicamente inquietante”4 El autor nos expone su obra, con la intención de sorprendernos, nos expone esta serie de frases provocativas, que actúan sobre nosotros. Robert Storr comentó: “Este trabajo inicialmente parece más ilustrar nuestras confusiones coetáneas, que ofrecer una cura para ellas, entonces esto es porque estamos tan poco preparados para la misma cosa que nosotros lo ansiamos: Un arte que se comunica en el idioma de nuestro día, pregunta las preguntas duras, y rehúsa respuestas facilonas. Nauman ha roto el molde artístico para concentrarse hacia el más perdurable de los temas.”5 Kathy Halbreich, Directora del Walker Art Center de Minneapolis manifiesta su opinión, nos ofrece su interpretación de la obra: “Tal y como aclara el destellar entrecortado de las vivaces frases de neón del mórbido y magistral Cien viven y mueren (One Hundred Live and Die) (1984), hacemos muchas cosas que, al fin, pueden ser todas resumidas con la claridad del sí o el no, del blanco o negro de un niño: vivir y morir.”6 Arthur C. Danto dijo al respecto del contenido de las frases: “Un trabajo grande cien Viven y Mueren, que está compuesto de un número de dichos pareados fatalistas, escrito en tubo de neón, el cual brilla intermitentemente de vez en cuando en intervalos diferentes. Nosotros vivimos o morimos, y la regularidad con la cual movemos nuestros intestinos es inapreciable en la diferencia entre la vida y la muerte, como la regularidad con la cual comemos o bebemos o dormimos o hacemos el amor.”7

Nauman siempre ha estado muy implicado en los asuntos de interés social, algo que podemos apreciar en diversas obras y que Coosje Van Bruggen destacó: “Aquí, como en todos sus trabajos basados en palabras, Nauman no intenta tanto hacer declaración

una

grandiosa acerca de la vida y la muerte, o lo

trascendente de la existencia humana, es como echar abajo los clichés. Por colocación de otra manera o descomposición de estas frases, y presentando esto en colores brillantes, parpadeando, él trata de recapturar algunas de sus verdades y misterios originales.”8 El modo en que Nauman dispone las palabras influye en el mensaje dotándolo de una mayor eficacia frente el público. Usa una táctica por la cual nos presenta el mensaje en dos estados distintos. Jean-Charles Masséra comentó este distintivo: “Los mensajes ganan en efectividad cuando se combinan con un simple ritmo binario, fáciles de comprender y agarrar. Nosotros estamos segmentados en una moda binaria, siguiendo las grandes principales oposiciones dualistas: clases sociales, sino que también hombre-mujer, adultoniño etc. Es una particularidad de las sociedades modernas, o más bien las sociedades Estatales, traer a su propia dualidad máquinas que funcionen y procedan simultáneamente por las relaciones biunívocas y sucesivamente por las elecciones binarias. Como si todas las posibilidades de puntuar la existencia tuviesen su contrario (el bien y el mal, la integración y la exclamación, la derecha y la izquierda, etc.). Como si acceden conjuntamente a una cadena lógica

necesariamente

asociando

causa

y

efecto:

("FOLLA

Y

MUERE"). Como si cada situación insinuó una elección entre dos posibilidades contradictorias (la negativa o la aceptación, el éxito o el fracaso). Nuestros reflejos y nuestras decisiones responden a una lógica binaria: si o no – bebe o conduce. Pero cada elección tiene su consecuencia (la elección correcta, la elección equivocada) y su sanción ("MATA Y MUERE"). Castigo o recompensa.”9

Algo que caracteriza a Nauman es su interés por el lenguaje y las palabras y en Cien Viven y mueren, el lenguaje una de las piezas fundamentales de la obra. El autor huye de la fijación de ideas para buscar la mayor riqueza de la palabra. Jugando con el lenguaje y el neón obtiene esta gran obra. Robert

Storr,

artista,

crítico

y

Conservador

en

el

Departamento de Pintura y Escultura en el Museum of Modern Art de Nueva York, opina: “¿cómo nos sentimos al sabernos solos? es lo que Nauman, en esencia, quiere entender. Llegar a saberlo es el objeto de todo este ejercicio, y tal y como han sido por él diseñadas, estas prácticas son completamente coherentes con la indagación existencial wittgensteniana del sentido de la palabra: el significado de un vocablo no es intrínseco ni proviene del diccionario sino que es algo manifiesto en el uso. Esto se aplica en especial al vocabulario humano del sufrir y del desear que, por su abstracta, pero en cualquier caso probativa naturaleza, nunca puede ser verificado mediante hechos lógicos o físicos, sino sólo en el efecto aparente sobre la conducta. Bajo estos parámetros, la programación de conducta es una disciplina lingüística exploratoria.”10 Robert Storr también por el modo en que emplea el lenguaje para conseguir un significado más activo: “Nauman cuestiona palabras con el objeto de devolverles uso y las utiliza en contextos y formas inesperadas para sondear un significado potencial. Para ello, se aferra a un idioma familiar que mediante simples recolocaciones convierte en algo desconocido, obligándonos de este modo a enfrentamos al mundo como si nuestros medios habituales de contacto tuvieran que ser reaprendidos.”11 Con respecto al lenguaje Nauman utiliza contradicciones, a través del lenguaje vemos las consecuencias. Kathy Halbreich, Directora del Walker Art Center de Minneapolis dijo a cerca del oximorón: “la obra de Nauman, que a menudo refleja un severo estudio de las intrincadas propiedades del lenguaje, se comporta como un oximorón, elevando de grado la antinomia: como el frío que

hiere la piel quemada por el sol.”12 Bruno Eble también destacó esta característica: “Estas ordenes parecen sin posibilidad de efectos, apareciendo luego con más fuerza, la gratuidad es siempre lo que más ofende. Esto se sucede permanente, y a veces la sucesión toma de despliegue oximorónico, un momento aparece muere y vive, y justo después besa y muere.”13 Pero en esta obra el color deslumbrante también nos atrae, y cuando estamos allí nos detenemos y leemos, y es entonces cuando no podemos parar de leer y asombrarnos. Neal Benezra, escritor, crítico y Director del San Francisco Museum of Art, apunta: “Dado el carácter directo de la escultura de no es sorprendente que su uso del lenguaje evolucionara. Nauman utiliza patrones idiomáticos mucho más complejos y provocativos, junto a un cegador surtido de efectos programados y de color.”14 Robert C. Morgan, escritor y crítico citó: “Uno no puede ignorar las referencias al lenguaje que están implícitas dentro de su fenomenología. Ni uno puede evitar los recovecos del lenguaje absurdo en el trabajo de Nauman que alteran la comprensión convencional del cuerpo con referencia al lenguaje.”15 El lenguaje es una manera de revelar cosas al público, pero Nauman no sólo muestra, si no que también quiere llamar la atención con su lenguaje provocador, al respecto Robert Storr dijo: “Desafiando a la lógica, a las vergonzantes sofisticaciones del mundo del arte contemporáneo, a sus propias y notorias incertidumbres y sobre todo, a las sobrecogedoras ramificaciones y al exigente asidero emocional de esta simple combinación de letras, Nauman ha quebrado el silencio. Al hacer esto, ha ayudado al mundo participándole verdades del espíritu.”16 Una de las consecuencias del uso de este lenguaje por parte de Nauman es que la información actúa sobre nosotros sin que podamos darnos cuenta, sobre esto habló el escritor y crítico Jean-Charles Masséra: “El contenido de la orden puede ser leído inmediatamente. La estructura de cien Viven y Mueren es generativa. Propone

formaciones de frases posibles (las acciones) - las formaciones en el cuál pudieron insertarse otros verbos, otras calidades. Una vez que la información ha sido asimilada, una vez que la melodía está en su mente, no sólo es difícil quitársela de encima (para visón de cualquier otra cosa), sino lo que más importante, lo más absurdo, ciertamente, los contenidos más peligrosos pueden ser amortiguados y emitidos por esta información pequeña y obsesiva, sin que el sujeto pestañee: “AMARILLO Y MUERE... MATA Y VIVE” La pausa en la cual el conocimiento -pensamiento crítico- podría reaccionar se reduce a cero; no hay tiempo a decir "no" o no seguir ordenes (rehúsese a unirse al baile). ¿Cuántos oyentes o espectadores de televisión tienen que el tiempo (la conciencia) darse cuenta de la incoherencia de

ciertos

trozos

de

información

atadas

con

una

cuerda

conjuntamente en una sola fase?.”17 La obra de Nauman actúa sobre nosotros queramos o no, Arthur C. Danto es consciente de esto: “La situación del invitado hacia la función de Nauman es de aprender un tipo de impotencia, en la que nosotros somos súbditos de una cierta serie de sacudidas sobre las cuales no tenemos control. Nuestra impotencia aprendida puede ser una metáfora para la condición humana, tan sugerida por cien Viven y Mueren.”18 El uso del neón facilita esa llamada de atención que tanto gusta a Nauman, un material que ya ha empleado en bastantes obras y desenvolviéndose con gran facilidad con este material. Kathy Halbreich destacó la utilización de este material en la obra: “Al utilizar el neón, una fuente de iluminación, para hacer visible una potencial e iluminadora idea acerca de la inspiración, Nauman enhebró contenido y forma con tan ágil costura como la de aquellos que hicieron las vidrieras de las catedrales góticas.”19 Kathryn Hixson también se interesó, en este sentido por la obra de Bruce Nauman:“A través de su uso del material - neón, discurso vernáculo, y los más bien vagos modelos arquitectónicos - él cruzó el territorio de lo personal a lo social. Él efectuó esta transición a través

del empleo de combinaciones de palabras aparentemente lógicas y los juegos de los niños, los cuáles son quizá las dos caras de la misma moneda.”20 Robert Storr ofrece su valoración personal sobre este gran artista: “Sin sentimiento y nada predicador, Nauman habla a cada uno acerca de los anhelos, los sufrimientos, y las locuras de todos. Sus temas son los temas grandes del arte y la vida. Su manera diversa y frecuentemente desorientadora de expresión es, sin embargo, tan inusual que fuera de los reinos de la literatura y el teatro, es fácil para esos desacostumbrados de tal discurso visual faltar a la magnitud de su propósito y la franqueza fundamental para la que él lucha. Él ha adquirido la categoría internacional que él actualmente domina precisamente por el extraordinario alcance de su trabajo.”21 Finalmente Bruno Eble nos ofrece su opinión personal: “Parece dirigirse más personalmente a mí, me toca brutalmente, a la vez violencia y bellaza.” 22

1

CITAS

Coosje van Bruggen, Art + Performance, pág 36. Robert Storr, Art + Performance, pág 36. 3 Coosje Van Bruggen , Bruce Nauman ed. Rizzoli pág 113. 4 Kathryn Hixson, Art+ Performance, pág 112. 5 Robert Storr, Art+ Performance, pág 161. 6 Kathy Halbreich, Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág 65. 7 Arthur C. Danto Art+ Performance, pág 151. 8 Coosje Van Bruggen , Bruce Nauman ed. Rizzoli pág 113. 9 Jean-Charles Masséra Art+ Performance pág 180. 10 Robert Storr, Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág 49. 11 Robert Storr, Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág 52. 12 Kathy Halbreich, Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág 65. 13 Bruno Eble, Le Mirror Sans Reflet, pág 108. 14 Neal Benezra, Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág 37. 15 Robert C. Morgan, Art+ Performance, pág 4. 16 Robert Storr, Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág 52. 17 Jean-Charles Masséra, Art+ Performance, pág 179. 18 Arthur C. Danto, Art+ Performance, pág 154. 19 Kathy Halbreich, Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág 74. 20 Kathryn Hixson, Art+ Performance, pág 111. 21 Robert Storr Art+ Performance, pág 161. 22 Bruno Eble, Le Mirror Sans Reflet, pág 108-109. 2

BIBLIOGRAFÍA

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Bruce Nauman: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1993.

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Coosje van Bruggen, Bruce Nauman,Ed: New York: Rizzoli, 1988.

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Robert C. Morgan:Art+ Performance,Bruce Nauman. PAJ Books,2002.

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Bruno Eble: Le Mirror Sans Reflet, Considerations autour de l’oeurvre de Bruce Nauman. Collection L’ouvertore philosophique, 2001.

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Bruce Nauman, image/texte 1966-1996: Centre Georges Pompidou. Edición del Centro Pompidou, París 1997.

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Arnaldo Mondadori: QUARTETTO. Joseph Beuys, Enzo Cucchi, Luciano Fabra, Bruce Nauman. Milano 1984.

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Bruce Nauman: Please pay attention: Bruce Nauman’s words Ed. Cambridge, Massachusetts, London: The MIT Press, 2003.

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Neon Stücke. Sprengel Museum Hannover.

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Entre la Geometría y el Gesto: escultura Norteamérica, 1965-1975. Edición a cargo de Richard Armstrong y Richard Marshall.

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Anna Maria Guash: El arte último del siglo XX. Del postminimalismo a lo multicultural, Alianza Forma, Madrid, 2000.

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Periódico El Mundo, a fecha 1 de diciembre de 1993, pág 74.

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Periódico La Vanguardia,a fecha 30 de noviembre de 1993 pág,34.