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Horacio Bozzano

Teoría Territorial dei Ambiente

EDITORIAL

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'B=>z-4r Espacio EDITORIAL editora - distribuidora importadora - exportadora Simón Bolívar 547 - 31 2 of. 1 (C1066AAK) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Tel. 4331-1945 E-Mail: [email protected]

Aereo Foto: Corrección: Diseño de tapa: Composición y armado tipográfico: Coordinación y Producción Editorial:

Gentileza Aeromapa s.a. El autor Claudia Solari Laura Restelli Osmar Luis Bondoni Osvaldo Dubini

La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica o modificada, escrita a máquina, por el sistema “multigraph”, mimcógrafo, impreso por fotocopia, fotoduplicación, etcétera, no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utilización debe ser previamente solicitada.

1? edición, 2000 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 © 2000 Espacio Editorial ISBN: 950-802-112-8 I ste libro se terminó de imprimir en KM Artes Gráficas en Septiembre del 2000 Tel.: 15-4086-4059

CAPITULO 3

INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES Instancias: lo real, lo pensado y lo posible En una entrevista a Pierre Bourdieu, Beate Krais le pregunta sobre su conocida obra: «Si reescribieras El oficio del sociólogo, ¿qué es lo que cambiarías? ¿Querrías agregar algo?». Entre otras cosas el autor expresa: «Si tuviera que rehacer El oficio del sociólogo presentaría una serie de ejemplos, o si se quiere, de ‘obras maestras’, como los que hacían los artesanos en la Edad Media. Como ejemplo de construcción del objeto, daría lo que está en el apéndice de Homo Academicus, el análisis de una premiación de escritores. Yo diría: he aquí el material, ustedes lo tienen ante los ojos. Todo el mundo puede verlo. ¿Por qué está mal construido? ¿Qué quiere decir este cuestionario? ¿Qué es lo que ustedes harían?». (Bourdieu; 1997:59) En nuestro interior lo real, lo pensado y lo posible no están escindidos. Como sujetos que somos, con frecuencia tenemos dificultad en discernir un concreto real de un concreto pensado; nuestro mundo ideal suele también mezclarse con nuestro mundo real. Haciendo algún un esfuerzo analítico, es posible separar estos tres planos; pero también surgen difi­ cultades cuando nos excedemos en este esfuerzo. Si bien en un trabajo concreto, una exposición en estos términos confiere rigurosidad a la in­ vestigación, puede cargarla de galbana y somnolencia no sólo en los lec­ tores académicos, sino particularmente en los políticos y en los actores sociales a los cuales nos interesaría llegar.1 1 Si nuestra meta es llegar a otras personas fuera del mundo académico es muy pro­ bable que debamos trabajar mas empíricamente, pero siempre reconociendo en términos de una vigilancia epistemológica que en el fondo —y en concreto— están presentes cuestiones teóricas y metodológicas. Este capítulo no se refiere a un trabajo concreto, es más bien un nexo metodológico entre las cuestiones teórico-territoriales planteadas en los Capítulos anteriores y una propuesta —no una receta— de nociones territoriales más operativas para trabajar en casos concretos.

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Proyectando de algún modo lo real y lo pensado intentamos «construir» objetos, cosas posibles. Así, lo que es, por obra de nuestro pensamiento y acción, deviene en otra cosa, el ideal deja de ser posible para ser real. Una comida, una prenda de vestir, una casa, una autopista, son objetos que dejan de ser posibles cuando se realizan. Mientras lo real, lo pensado y lo posible parecen desplegar un sinfín, mientras cada objeto es potencial­ mente otra cosa, algunos objetos son consumidos, otros permanecen casi inalterados, mientras que algunos son transformados. Si bien las sociedades, los territorios, la historia, la política, la econo­ mía y muchos otros temas se realizan, se concretan con innumerables sujetos, se trata en realidad de objetos «construidos» por sujetos. Nos referimos a enfoques y visiones elaboradas en nuestro intento de síntesis real y pensada. En este sentido el territorio —en términos de «cosas y relaciones juntas» (Milton Santos)— es un objeto complejo, que existe en la medida que nosotros —sujetos— lo «construimos» combinando nuestro concreto real con nuestro concreto pensado. Esta naturaleza compleja del territo­ rio es probablemente uno de los motivos de las dificultades y discrepan­ cias en torno a su definición. ¿Es el territorio un «supra-objeto» real, pensado y posible (transformable) por sujetos?2 Es muy probable que se trate de un «supra-objeto» real; también es muy probable que se trate de un «supraobjeto» pensado en su presente y posible en su condición de modificable por sujetos. El permanente fluir de lo real, lo pensado y lo posible es uno de los supuestos que organiza el planteo teórico-metodológico de este capítulo. Las nociones territoriales que se ofrecen a continuación intentan combinar instancias metodológicas y escalas de análisis espacial, donde lo real se aproxima a la descripción, lo pensado a la explicación y lo posible a la propuesta. No obstante, como veremos en los trabajos concretos, las descripciones se articulan y entremezclan con las explica­ ciones; estas últimas, si bien diferentes, tienen algún parentesco con las propuestas, desde el momento que estamos intentando proyectar la con­ creción de alguna tendencia detectada a partir de nuestra explicación. Si bien planteamos una organización lineal al interior de cada caso en los diferentes capítulos para estudiar el territorio, lo hacemos con un

2 Al momento de cierre de esta edición estamos trabajando en la posible combinación de algunos planteos presentes en Milton Santos (fijos y flujos), Pierre Bourdieu (capital cul­ tural y capital económico), José Luis Coraggio (órdenes del ser) y Marifé Suárez (relaciones sujeto-objeto). Esta indagación va abriendo posibles líneas de análisis en relación con una re-definición del concepto de «territorio»; ello quizá ponga en crisis o bien contribuya a profundizar algunos de los cuatro puntos de partida expuestos al comienzo del Capítulo 2. En el ültimo capítulo abrimos el planteo inicial de esta reflexión.

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propósito analítico, intenta ra más clara. En la teoría y nociones territoriales es manera en que se exponen

Obstáculos y ruptur En investigaciones terr ambientales en general los en un proceso donde la relac empiristas y otros más raci —en términos de una realii objeto explicado, conceptual! concreto y de pensamiento; un real de pensamiento coi Pero en el proceso de cc intervención hay una serie ración implica con frecuenc los obstáculos que mención* los siguientes; la opinión coi cimiento vulgar; las verdac transformarse en dogmas; 1 unidad de lo diverso como a formación básica y conocim na y explica, pudiendo desi dependiendo del marco coni En lo relativo a trabajo cado en el Capítulo 1 cuati vado de la aplicación de con cias Exactas; 2) el derivadc procedentes de las Ciencias ción empirista en los trabaj nismo en la aplicación de u Al introducirnos en el pl ción, propuesta— y las esca cer territorial se identifici En el trabajo y la evaluació varse dificultades en el mét dos omisiones entre las má fieren a dificultades en el i medida de cuestiones de fon

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propósito analítico, intentando comunicar nuestro enfoque de una mane­ ra más clara. En la teoría y en la práctica instancias, escalas, conceptos y nociones territoriales están mucho más articulados entre si, que la manera en que se exponen los casos concretos.

Obstáculos y rupturas En investigaciones territoriales, en ciencias sociales y en ciencias ambientales en general los objetos de estudio se construyen, se elaboran en un proceso donde la relación conocimiento-realidad, donde enfoques más empiristas y otros más racionalistas, permiten transformar el objeto real —en términos de una realidad descripta— en un objeto científico, en un objeto explicado, conceptualmente elaborado con referencia al complejo real concreto y de pensamiento; un real concreto que existe fuera nuestro y un real de pensamiento como construcción previa. Pero en el proceso de construcción del objeto de investigación y/o de intervención hay una serie de obstáculos epistemológicos, cuya supe­ ración implica con frecuencia la adopción de técnicas de ruptura. Entre los obstáculos que menciona Bachelard (1984) podemos citar brevemente los siguientes: la opinión común, una opinión sin conocimiento es un cono­ cimiento vulgar; las verdades dadas que se retransmiten y que suelen transformarse en dogmas; la unidad de la ciencia, que alude tanto a la unidad de lo diverso como a la diversidad de la unidad; la relación entre formación básica y conocimiento empírico; la misma palabra que desig­ na y explica, pudiendo designar lo mismo, lo explica de distinta forma, dependiendo del marco conceptual. En lo relativo a trabajos territoriales concretos se habían identifi­ cado en el Capítulo 1 cuatro obstáculos epistemológicos: 1) el deri­ vado de la aplicación de concepciones espaciales procedentes de las Cien­ cias Exactas; 2) el derivado de la aplicación de concepciones espaciales procedentes de las Ciencias Naturales; 3) el derivado de una fuerte tradi­ ción empirista en los trabajos geográficos; y 4) el derivado del reduccionismo en la aplicación de un concepto complejo como el territorio. Al introducirnos en el plano de las instancias —descripción, explica­ ción, propuesta— y las escalas —de macro a microescalas— del queha­ cer territorial se identifican asimismo obstáculos metodológicos. En el trabajo y la evaluación de investigaciones concretas suelen obser­ varse dificultades en el método de exposición; actualmente reconocemos dos omisiones entre las más frecuentes. En algunos casos éstas se re­ fieren a dificultades en el método de exposición, tratándose en mayor medida de cuestiones de forma que de fondo, por ejemplo en trabajos de

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grado o de posgrado universitarios; en otros casos —en particular en aquellos sobre los que no se tuvo oportunidad de conocer su origen y desarrollo, por ejemplo trabajos de congresos— podría tratarse también de errores de fondo en su concepción. Denominaremos obstáculos meto­ dológicos a las dos omisiones en el método de exposición; subyacen obstáculos epistemológicos a este planteo, particularmente de divorcio teórico-empírico en la concepción de los trabajos y de dificultades en la incorporación y articulación de conocimientos —en términos de conceptos y nociones— a la construcción del objeto. Un obstáculo metodológico se refiere a la ausencia explícita o implícita de un orden mínimo en la organización del trabajo. En estos casos no se insinúa la incorporación de niveles descriptivos, expli­ cativos y propositivos; podríamos plantear esta situación como el paso gradual de lo real a lo pensado, y luego a lo posible; en este texto nos referiremos a los territorios reales, los territorios pensados y los territo­ rios posibles. Suelen observarse trabajos que comienzan por la propuesta y terminan describiendo la realidad que pretenden modificar. También se observan trabajos cuyos niveles explicativos no son precedidos, siquiera en citas, por la necesaria y mínima descripción; en ellos es dificultoso distinguir con frecuencia si la omisión de la descripción es real o bien obedece a un intento por evitar la exposición de trabajos aburridos. Explicar sin describir previamente o proponer sin explicar los motivos de la propuesta son obstáculos metodológicos en los que cabe plantear algunas técnicas de ruptura. Otro obstáculo metodológico surge de la indistinción entre dimen­ siones dominantes en el análisis. Casi nunca los objetos son exclusi­ vamente territoriales; situación semejante ocurre con objetos ambientales, sociales o de otra naturaleza. En la construcción y realización del objeto es necesario precisar el lugar de la dimensión territorial, cuándo es de­ terminante y por lo tanto en qué medida tiende a organizar un objeto; o bien cuándo el objeto es territorial con un sesgo ambiental, por ejemplo en evaluaciones de impacto ambiental o en evaluaciones de impacto urbanístico. Hay conceptos y nociones más ambientales, otros preferente­ mente territoriales, los hay más sociales. No podemos combinar sin una indagación teórica previa conceptos territoriales con otros ambientales o bien sociales; es algo semejante a lo que ocurriría con la combinación de categorías de análisis de fuerte peso en la economía, la sociología y la ciencia política.

Técnicas de ruptura Partiendo de Bachelard (1984) y rescatando cuestiones planteadas por Marifé Suárez en nuestra cátedra de la Universidad Nacional de La Plata,

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se plantean básicamente ci los epistemológicos y metod tan esquemáticamente de 1 1) Es menester comenzai del objeto de estudio, situ cuatro momentos: el estábil racterización del objeto de e: la articulación entre concei análisis, privilegiando la pe 2) El análisis estadista permiten luego homogeneiza el universo de estudio, lo qu aparente, con las generaliza! aquí debemos ejercer una ’ investigación no se vea cond de cada uno de los tratamñ ponibilidad de información, c a las fuentes y a sus análisis obstáculo. 3) En tercer lugar, la ilu de la no conciencia supon no consciente, una ruptura o indagación permanente en la el objeto y formular objetiv atenuar estos riesgos. Entrev otra manera —profesional contribuyen a romper con a entrevista como técnica de ri técnicas relacionadas con la surgen de la interpretación co tanto los análisis espaciales entrevistas a informantes ca 4) Esto nos obliga a estabk

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se plantean básicamente cuatro técnicas de ruptura para los obstácu­ los epistemológicos y metodológicos planteados. Estas técnicas se presen­ tan esquemáticamente de la siguiente manera. 1) Es menester comenzar con una definición previa —y provisoria— del objeto de estudio, situación que supone la combinación de, al menos cuatro momentos: el establecimento de un recorte de la realidad, la ca­ racterización del objeto de estudio a partir de concepciones determinadas, la articulación entre conceptos, y el reconocimiento de dimensiones de análisis, privilegiando la pertinente. 2) El análisis estadístico, el análisis espacial y el de otras fuentes permiten luego homogeneizar, organizar y sistematizar en alguna medida el universo de estudio, lo que implica una ruptura con lo intuitivo, con lo aparente, con las generalizaciones realizadas a partir de estudios de caso; aquí debemos ejercer una vigilancia epistemológica, para que nuestra investigación no se vea condicionada por restricciones y ataduras propias de cada uno de los tratamientos. Suele ocurrir que por razones de dis­ ponibilidad de información, costos o tiempos se tienda a supeditar el objeto a las fuentes y a sus análisis emergentes; en tal caso continuamos con el obstáculo. 3) En tercer lugar, la ilusión de la transparencia y el principio de la no conciencia supone una tarea orientada a hacer consciente lo no consciente, una ruptura con el empirismo ingenuo. En este sentido, la indagación permanente en la primera fase de la investigación hasta pulir el objeto y formular objetivos e hipótesis, es un camino que permite atenuar estos riesgos. Entrevistas con actores que ven el mismo objeto de otra manera —profesionales, actores sociales, políticos, económicos— contribuyen a romper con aquella ilusión de la transparencia; pero la entrevista como técnica de ruptura por si misma no alcanza. Hay otras técnicas relacionadas con la identificación de tramas de relaciones que surgen de la interpretación combinada de las fuentes que nos proporcionan tanto los análisis espaciales, estadísticos y de texto, como los de las entrevistas a informantes calificados.3 4) Esto nos obliga a establecer precisión en el uso del lenguaje para

3 Un ejercicio orientado a verificar si estamos sorteando con éxito estas técnicas de ruptura podría ser algo semejante a un «peloteo de preguntas» de la mayor heterogeneidad posible de actores. Por ejemplo: ¿Cómo se posicionan determinados actores ante el objeto? ¿Qué piensan actores involucrados directamente con el caso que trabajamos? ¿Qué ventajas y qué desventajas reconocen distintos actores al opinar o evaluar sobre el meollo de la cuestión? ¿Cómo instrumentarían actores políticos las propuestas de territorios posibles? Un buen ejercicio en esta línea nos permite abrir el juego a un abanico de posibilidades que sin duda escapa a nuestro nivel de indagación dentro de una «burbuja académica».

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definir la parte de la realidad que estamos trabajando; la vigilancia epis­ temológica a nivel del lenguaje, quizá sea mayor en la disciplina geográfica por cuanto es muy frecuente la utilización de conceptos o principios explicativos procedentes de otras disciplinas: economía, sociología, cien­ cia política, antropología, ecología, geología, etc. Las quince nociones territoriales que se mencionan en este libro tienen este propósito; no obstante son trabajadas con diferentes grados de profundización: recor­ demos que nuestro quehacer está orientado a casos territoriales en esca­ las intermedias.

Un sendero teórico-metodológico Como una alternativa que intenta unificar estas técnicas de ruptura se propone un sendero teórico-metodológico. Más que una receta, se ofrece un ensayo de operacionalización de enfoques territoriales en el tratamiento de instancias metodológicas y escalas espaciales.1 * * 4 Con este espíritu se ofrece un esquema simplificado de pautas para diseños de investigación en trabajos territoriales y en algunas temáticas ambientales y sociales.5 Uno de los puntos de partida que movilizan esta propuesta metodológica surge de las dificultades emergentes de planteos que se conciben y for­ mulan siguiendo una organización con frecuencia lineal del tipo «marco teórico - caso de estudio - objetivos - hipótesis - variables». En es­ quemas metodológicos de esta naturaleza el objeto de estudio suele con­ fundirse con el caso de estudio, o en ocasiones llega a presentarse al comienzo del trabajo. Un objeto de estudio se madura, se amasa en nuestro interior, se 1 La receta metodológica es «pan para hoy y hambre para mañana»; recuérdese que la receta es la «cosa recibida» (del latín recepta) significando la «...nota que indica los compo­ nentes de una cosa y el modo de hacerla» (Real Academia Española). En contrapartida la «anarquía metodológica» tampoco es solución. Entre ambos hay una combinación de riguro­ sidad y flexibilidad que se articulan en el objeto de estudio, siendo éste más importante que la receta y que la anarquía metodológicas. 5 El tratamiento de estas cuestiones metodológicas es fundamentalmente colectiva. Con Marifé Suárez, historiadora, socióloga y amiga, con quien compartimos hace varios años un suculento cargo de profesor titular dedicación simple en la universidad pública, tenemos la posibilidad de aprender cada año con los diseños de investigación que los alumnos de la Licenciatura en Geografía de La Plata realizan para la materia «Metodología y Técnicas de la Investigación en Geografía», con objetos tan novedosos como surtidos. Es probable que el trabajo y el aprendizaje conjunto generen en otro otoño una nueva cosecha, donde Bour­ dieu, Bachelard, Milton Santos, Coraggio, algún otro autor y muchos trabajos concretos de investigación, movilicen otras neuronas, surgiendo nuevos flujos de realidades, pensamien­ tos y posibilidades.

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trabaja, se elabora, recorrie rente al expuesto en el pán por sintetizar —de manera j según un planteo más próx los cuatro momentos expue Esta tarea previa y nec< estrictamente un marco teó de un campo problemático más generales hasta conce; de un objeto de estudio. Un por sintetizar nuestro conc compleja y que seguramenf Hay casos donde nuestn en otros serán más empír tendrán metas más propo investigación deberá ser pn su alcance, sus objetivos y realizar una fase previa pi Flexibilidad y rigurosid hacer investigaciones terril ra flexible, ágil y participat parece ser un camino válic la fase explicativa para prc medida nuestro que de qu buen camino por recorrer compatibles en la práctica La concepción teórica ó conocimiento de obstáculo; de técnicas de ruptura y el el camino para el planteo rritoriales. En resumen distribución, configuración ción, bloque regional, orga: territorial, sitio de interve débiles, atractividad terri) Estas nociones están todológicas —descripciór rritoriales de análisis, c puntual y por último, la e 6 El planteo metodológico exp’ técnicas de ruptura mencionada

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trabaja, se elabora, recorriendo en general un camino metodológico dife­ rente al expuesto en el párrafo anterior. Se trata de un primer esfuerzo por sintetizar —de manera previa y provisoria— lo concreto y lo pensado, según un planteo más próximo al de Bachelard, reconociendo al menos los cuatro momentos expuestos por el autor. Esta tarea previa y necesaria en la construcción de un objeto, no es estrictamente un marco teórico, ni un análisis empírico del caso. Se trata de un campo problemático donde se intenta ir bajando desde conceptos más generales hasta conceptos más particulares, estos últimos, propios de un objeto de estudio. Un trabajo de esta naturaleza supone un intento por sintetizar nuestro concreto real y nuestro concreto pensado, tarea compleja y que seguramente ninguno realizará de la misma manera.6 Hay casos donde nuestros objetos de investigación serán más teóricos, en otros serán más empíricos, los habrá explicativos y también otros tendrán metas más propositivas. En todo caso, cualquier proyecto de investigación deberá ser precisado, acotado, definido mínimamente según su alcance, sus objetivos y sus metas. En todos será condición necesaria realizar una fase previa preferentemente descriptiva. Flexibilidad y rigurosidad no son contradictorios cuando se trata de hacer investigaciones territoriales. La concepción de un diseño de mane­ ra flexible, ágil y participativa con una vigilancia epistemológica continua parece ser un camino válido y coherente cuando el propósito es superar la fase explicativa para proponer algún cambio. El problema es en mayor medida nuestro que de quienes encargan los trabajos: aún nos falta un buen camino por recorrer para que flexibilidad y rigurosidad sean más compatibles en la práctica científica. La concepción teórica del territorio expuesta en el Capítulo 2, el re­ conocimiento de obstáculos epistemológicos y metodológicos, la adopción de técnicas de ruptura y el sendero metodológico propuesto van abriendo el camino para el planteo preliminar de una quincena de nociones te­ rritoriales. En resumen nos referiremos a las siguientes: localización, distribución, configuración espacial, sitio natural y sitio construido, posi­ ción, bloque regional, organización territorial, lógica de ocupación, patrón territorial, sitio de intervención, sendero, territorios fuertes y territorios débiles, atractividad territorial, competitividad territorial y coras. Estas nociones están relacionadas con instancias teórico-metodológicas —descripción, explicación y propuesta— y con escalas te­ rritoriales de análisis, que denominaremos supra, macro, meso, micro, puntual y por último, la escala del peatón. Si bien estas nociones no son 6 El planteo metodológico expuesto en el esquema es un intento de aplicación de las cuatro técnicas de ruptura mencionadas mas arriba.

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ALGUNOS LINEAMIENTOS A CONSIDERAR EN LA REALIZACION DE

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DISEÑOS METODOLOGICOS DE INVESTIGACIONES TERRITORIALES, SOCIALES Y AMBIENTALES CAMPO PROBLEMATICO Desde...

CONCEPTOS MAS GENERALES procurando evitar posturas extremas... COMPLEJICISMOS "RACIONALISMO ABSTRACTO"

"EMPIRISMO INGENUO" REDUCCIONISMOS

partimos de relaciones dialécticas entre... Conocimientos empíricos

Conocimientos teóricos Categorizaciones más gnosceológicas

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Categorizaciones más ontológicas

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en términos de síntesis del concreto real y del concreto pensado

LEGALIDADES físicas, biológicas, sociales, psicológico-simbólicas DIMENSIONES DE ANALISIS socio-culturales, económicas, políticas, físico-construidas y físico-naturales NIVELES DE ANALISIS supra, macro, meso, micro, puntual escenarios, procesos, tendencias, lógicas, fenómenos, acciones

hasta precisar...

CONCEPTOS MAS PARTICULARES en términos de síntesis del concreto real y del concreto pensado Definición previa y provisoria del

OBJETO DE ESTUDIO Combinación de al menos cuatro momentos (Bachelard)

_________________ INSTANCIAS METO!

PROPIEDADES espacialidades y temporalidades

PROPIEDADES espacialidades y temporalidades hasta precisar...

CONCEPTOS MAS PARTICULARES

------------ Definición previa y provisoria del

OBJETO DE ESTUDIO ________________________ Combinación de al menos cuatro momentos (Bachelard)

1. Establecimiento de un recorte de la realidad

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2. Caracterización del objeto de estudioi a partir concepciones determinadas

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3. Articulación 4. Reconocimiento de dimensiones entre conceptos de análisis privilegiando la pertinente

La concepción de este cuadro no hubiera sido posible sin el aporte inestimable de la Lie. Marifé Suárez en la Cátedra de Metodología y Técnicas de la Investigación en Geografía, de la Licenciatura en Geografía, Universidad Nacional de La Plata Horacio Bozzano. 1998

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en términos de síntesis del concreto real y del concreto pensado

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precisas ni pretenden serlo, debemos optar por un método para comuni­ carlas: escogemos para ello las tres instancias teórico-metodológicas y en definitiva el título del libro. No obstante, como veremos, estas nocio­ nes suelen trabajarse en más de una instancia y en varias escalas terri­ toriales.

Descripción y territorios reales En toda investigación hay una instancia preferentemente descriptiva. El estudio y análisis de los rasgos y connotaciones espaciales más salien­ tes de nuestros objetos de investigación e intervención supone una nece­ saria y saludable instancia de descripción científica. En este sentido la precisión, la rigurosidad y la pertinencia en la descripción no dependen de la descripción; sino de la «definición previa y provisoria del objeto de estudio» (Bachelard), situación que supone su inclusión en un campo problemático más amplio. Sino la descripción corre el riesgo de perder el rumbo. «Usualmente el término ‘descriptivo’ es utilizado en sentido peyo­ rativo, como sinónimo de inoperante o de acientífico. El hecho de que buena parte de los diagnósticos elaborados en relación a la planeación no hayan pasado a una fase explícitamente explicativa no quiere decir que esa sea la razón de su ineficacia. Lo malo no es describir sino describir mal o describir cosas irrelevantes». (Coraggio; 1987:243) Entre quienes trabajamos con el territorio hay una tendencia frecuente: «transformar en mapas, cartas y planos todo lo que tenemos a nuestro alcance». Esta situación suele derivar en dificultades teórico-metodológi­ cas desde el momento que se tiende a sobredimensionar el peso de la localización, de la distribución y de las configuraciones espaciales. O bien suelen incorporarse mapas, cartas y planos sin relación directa con lo que se está trabajando; aquí los documentos se transforman en hermosas «figuras decorativas». ¿Para qué hacemos un documento cartográfico en fases descriptivas de la investigación? ¿Por qué lo hacemos? En este sentido, se impone una cuidadosa vigilancia epistemológica en la primera fase de la investigación; nos referimos a una instancia inmediata a la definición del objeto, donde cabe una indagación acerca del diverso grado de pertinencia de configuraciones espaciales en investigaciones territo­ riales. Hay ocasiones donde la descripción y la explicación de procesos, ten­ dencias, dinámicas, lógicas, fenómenos, hechos o acciones no requieren de un análisis espacial; mientras que en otras ocasiones suele ocurrir lo contrario. Es en estos casos donde cobran significación las localizaciones, las distribuciones, las configuraciones, el análisis de sitios naturales y

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construidos y el de la posición. La claridad en la pertinencia o no perti­ nencia espacial de cada variable surge cuando el objeto de investigación se ha madurado, se ha trabajado, se ha pulido lo suficiente como para precisar en «territorios reales» el lugar de algunas de estas nociones espaciales y el lugar de otras descripciones no necesariamente espacializables.

Cartografía y semiología gráfica Las configuraciones espaciales y todos los territorios son posibles de representar en un plano mediante la combinación de tres dimensiones: x, y, z, latitud, longitud y altitud, ésta última se refiere al valor cualita­ tivo o cuantitativo del dato que se comunica. Considerando que las técnicas son «teoría en acto» (Bourdieu) y teniendo en cuenta además que lo que nos convoca es «territorial por naturaleza» nos queda en este libro un capítulo pendiente sobre la teoría cartográfica actual y sobre la semiología gráfica de Jacques Bertin. Se estima saludable y necesario conocer el abe mínimo de seis aspectos básicos en la práctica territorial con mapas, cartas y planos, tanto en su concepción como en su realización y aplicación.7 Nos referimos en síntesis a los siguientes: 1) los tipos de documentos cartográficos, 2) los tres nive­ les de lectura, 3) los tres niveles de medición, 4) las ocho variables vi­ suales, 5) las cuatro propiedades perceptivas y 6) los tres tipos de im­ plantación.8 En el proceso de concepción, elaboración y comunicación de mapas, cartas, planos y figuras cartográficas reconocemos tres «momentos de la gráfica»: conceptual, de procesamiento y de comunicación (J. Bertin; 1988) y doce instancias del proceso cartográfico: 1) definición del tema; 2) esta­ blecimiento de objetivos; 3) recolección de la información; 4) determinación del tipo de documento cartográfico y priorización de niveles de lectura; 5) establecimiento de la escala y concepción del mapa-base; 6) deter­ minación de niveles de medición; 7) selección y clasificación de la infor­ mación; 8) definición del título y la leyenda; 9) planificación gráfica del

7 Estos aspectos son frecuentemente olvidados entre geógrafos, y desconocidos entre planificadores y arquitectos, constituyendo fuente de error —y horror— en la comunicación de los resultados. * En síntesis se trata de los siguientes: 1) tipos de documentos cartográficos: mapainventario, analítico, correlación, síntesis y figuras cartográficas: cartograma, cartodiagrama, anamorfosis y bloquediagrama; 2) niveles de lectura: elemental, medios y de conjunto; 3) niveles de medición: nominal, ordinal y de relaciones, 4) variables visuales: x e y (latitud y longitud) y seis z: color, valor o intensidad, tamaño, textura o trama, orientación, forma, 5) propiedades perceptivas: selectiva, asociativa, ordenada y cuantitativa; y 6) tipos de implantación: puntual, lineal y superficial.

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diseño; 10) definición de componentes de la semiología gráfica; 11) selec­ ción de procedimientos para la representación gráfica; y 12) test de efi­ cacia (H. Bozzano; 1991). Aún hay un largo camino en materia de análi­ sis espaciales y territoriales, y sobre todo en la forma de comunicarlo. Nuestro maestro Jacques Bertin, tiene mucho para enseñarnos al res­ pecto.9

Nociones preferentemente descriptivas En el tratamiento sucesivo de los casos —Capítulos 4 al 9— haremos referencia, directa o indirectamente, a diversas nociones que suelen enunciarse en objetivos de instancias descriptivas en investigaciones territoriales. Nociones como localización, distribución, configuración espacial, sitio natural, sitio construido o posición son introducidas a continuación con un doble propósito: ofrecer aplicaciones de estas no­ ciones —todas perfectibles— y poner a consideración de los lectores un enfoque teórico-metodológico de investigaciones territoriales. No se trata de analizar si las nociones son puramente descriptivas, explicativas o propositivas; probablemente en todas haya algo de otras instancias. Tampoco se trata de establecer una regla lineal entre nociones y escalas territoriales.

La localización y la distribución Se trata de dos nociones polisémicas de frecuente empleo en el análi­ sis espacial. Localización y distribución no solamente son nociones dife­ rentes, sino que como veremos son en buena medida opuestas y comple­ mentarias. La localización se refiere a la ubicación precisa de un elemento, hecho o fenómeno medido cualitativa o cuantitativamente e implantado pun­ tual, lineal o superficialmente en un plano, carta o mapa. La acepción del vocablo localización relacionada con el caso que nos ocupa lo define como la «...acción de circunscribir o delimitar en el espacio» (Real Aca­ demia Española). Al remontarnos al origen del término nos encontramos con el lugar, el locus del latín, y modificaciones sucesivas, entre ellas localis. La localización se refiere a un nivel de lectura elemental. Por ejem-

9 A pesar de la pasión por los mapas —a los 10 años de edad nacieron como un hobby— hay una situación a corregir. Me refiero a la forma en que comunicamos lo que pretende­ mos mediante un mapa. J. Bertin tuvo ocasión de ver los 224 mapas de la tesis, realizando criticas a los mismos, principalmente en relación al tercer momento de la gráfica. Seguimos trabajando al respecto, particularmente en lo relativo al test de eficacia que mide en tiempo dos cualidades: claridad y legibilidad.

INSTANCIAS METODOLOGICAS Y NOCIONES TERRITORIALES

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pío, ubicamos puntualmente una ciudad, linealmente un camino o super­ ficialmente una provincia, todos ellos con coordenadas precisas referi­ das a un sistema georreferenciado determinado. Puede tratarse, por ejemplo, de la determinación de las coordenadas geográficas en grados, minutos y segundos de latitud y longitud para el centro geométrico o geográfico de una ciudad o para cada uno de los puntos que conforman un camino o el límite de una provincia. La localización debe cumplir entonces con una propiedad perceptiva: la selectividad; vale decir, debemos aislar o seleccionar visualmente el elemento localizado del res­ to del documento. Estamos ante la presencia de un espacio absoluto donde lo que cuenta es la precisión; el dato exactamente georreferenciado de cada punto, línea o zona. La cartografía topográfica, los Sistemas de Información Geográfica y los posicionadores satelitales del tipo GPS orientan su quehacer mejorando gradualmente esta cualidad del mapa: la precisión. La distribución se refiere a la repartición en un espacio de elemen­ tos, hechos o fenómenos medidos cualitativa o cuantitativamente y con implantaciones puntuales, lineales o superficiales. La acepción de dis­ tribución relacionada con el caso que nos ocupa lo define como la «...acción de repartir en lugares diferentes» (Real Academia Española), Al remon­ tarnos al origen del término nos encontramos con la repartición o dis­ tribución, la distributio del latín. La distribución se refiere a niveles de lectura medios y de con­ junto. Por ejemplo, reconocemos distribuciones o reparticiones puntuales de ciudades, lineales en una red ferro-vial o superficiales al trabajar con los distritos de una provincia, identificando relaciones entre ellos. Tomando como aplicación la Región Metropolitana de Buenos Aires puede analizarse la distribución de 220 subcentros —puntos— clasificados en cinco rangos, la distribución de la red vial metropolitana —líneas— en cuatro rangos, o bien la distribución de las valuaciones fiscales por circunscripción y sección catastral —superficies— en siete rangos. Vamos a reconocer aquí subconjuntos de clases de cada variable, por ejemplo, cómo se distribuyen los subcentros metropolitanos de segundo rango, o las autopistas o los sitios de mayor valuación fiscal. La distribución debe cumplir entonces con una propiedad perceptiva: la asociatividad; vale decir, agrupamos o asocia­ mos clases formando visualmente subconjuntos o conjuntos. Estamos ante la presencia de un espacio relativo donde lo que cuenta es la claridad. La cartografía temática y la semiología gráfica correctamente aplicada a los Sistemas de Información Geográfica trabajan mejorando gradualmente esta cualidad del mapa: la claridad.

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TERRITORIOS REALES, PENSADOS, POSIBLES

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La configuración espacial M. Santos y J. L. Coraggio se refieren a la noción de configuración espacial y configuración territorial de manera diferente.10 Milton Santos plantea: «Sea cual sea el país y el estado de su desarrollo, siempre existe una configuración territorial formada por la constelación de recursos naturales, lagos, ríos, planicies, montañas y bosques; y también por los recursos creados: carreteras, ferrocarriles, conducciones de todo orden, diques, presas, ciudades, y otros. Ese conjunto de todas las cosas dispuestas como sistema es lo que forma la configuración territorial, cuya realidad y extensión se confunden con el propio territorio de un país. Tipos de bosque, suelo, clima, deslizamientos, son interdependientes, como también son las cosas que el hombre sobrepone a la naturaleza. Es más, la interdependencia se complica y completa justamente porque se presenta entre las cosas que llamamos naturales y las que llamamos artificiales». (Santos; 1996:73-74). Más adelante, Milton concluye que «...el espacio está formado por dos componentes que interactúan continuamente: a) la con­ figuración territorial, es decir el conjunto de datos naturales, más o menos modificados por la acción consciente del hombre, a través de suce­ sivos ‘sistemas de ingeniería’; b) la dinámica social o el conjunto de rela­ ciones que definen una sociedad en un momento determinado». En rela­ ción con la disposición de los elementos naturales y artificiales de uso social sobre el territorio, el autor plantea que «...a cada momento histórico, varía la disposición de esos objetos sobre el territorio». (Santos; 1996:104) Recordemos los fijos y los flujos, el trabajo muerto y el trabajo vivo, al tratar las dimensiones de análisis en la concepción propuesta; en tal sentido, la configuración territorial en Milton, sería, además de una espacialidad compleja, constitutiva y relacional con otras dimensiones de análisis. Por su parte, Coraggio plantea que «...habiendo aclarado que la es­ pacialidad de los fenómenos sociales es indirecta, es decir, derivada del hecho que las relaciones sociales requieren, para su realización, de soportes físicos (sean éstos los agentes mismos de las relaciones o los medios involucrados en las mismas) que son constitutivamente espaciales, queda claro también que los conceptos de forma y de configuración espacial estarán referidos a dichos soportes y que su sentido será descifrado a partir del conocimiento de las leyes que regulan los fenómenos sociales corres­ pondientes». Continúa el autor «...para referirnos a las formas espaciales

10 Rescatamos de estos aportes, su significado más que el apego a la terminología empleada por cada uno; vale decir que de alguna manera incorporamos ambos significados. Como veremos, el lugar teórico-metodológico de la configuración territorial en cada autor es diferente.

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