Biodiversidad Ecuador 2000

BIOD La biodiversidad del Ecuador IVERS Informe 2000 IDAD Carmen Josse Editora M i n i s t e r i o d e l E c o C i e

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BIOD La biodiversidad del Ecuador

IVERS Informe 2000

IDAD Carmen Josse Editora

M i n i s t e r i o d e l E c o C i e n c i a

A m b i e n t e • U I C N

© 2001, del Ministerio del Ambiente, EcoCiencia y UICN–Sur Reservados todos los derechos Impreso en el Ecuador Dirección de la investigación: Ana Puyol y Luis Suárez Editora: Carmen Josse Producción editorial: María Cuvi y Nicolás Cuvi Diseño y dirección de arte: Sebastián Naranjo Cuvi Diagramación y artes: TRAZOS diseño y comunicación visual, Cuenca / Galo Carrión Andrade Fotos: Todas pertenecen al Archivo EcoCiencia y han sido tomadas por: Robert Chartier, Mario García, Patricio A. Mena, Alfredo Salazar y Luis Suárez (ver índice de fotografías para créditos individuales) Mapas: Información producida por el Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica de EcoCiencia, excepto los mapas 5 y 8 que fueron dibujados a partir de las fuentes Impresión: Imprenta Monsalve Moreno, Cuenca 1.000 ejemplares Está prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación por cualquier medio sin permiso escrito del Ministerio del Ambiente, de EcoCiencia o de UICN–Sur. Esta obra debe ser citada así Ministerio del Ambiente, EcoCiencia y Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). 2001. La biodiversidad del Ecuador. Informe 2000, editado por Carmen Josse. Quito: Ministerio del Ambiente, EcoCiencia y UICN. Distribución: Ministerio del Ambiente Avenida Eloy Alfaro y Avenida Amazonas Edificio del Ministerio de Agricultura y Ganadería, séptimo piso Quito – Ecuador Teléfono: (593 2) 523-269 / 563-423 / 563-429 Buzón electrónico: [email protected] www.ambiente.gov.ec EcoCiencia Casilla 17-12-257 Quito – Ecuador Teléfonos: (593 2) 451-338 / 451-339 Buzón electrónico: [email protected] www.ecociencia.org www.biodiversidadecuador.com UICN–Sur Casilla 17-17-626 Quito – Ecuador Teléfonos: (593 2) 466-622 / 466-623 Buzón electrónico: [email protected] www.sur.iucn.org

Derechos de autor: 014656 ISBN: 9978-41-620-X

Esta publicación es una coedición de:

La producción y publicación del libro La biodiversidad del Ecuador.

Informe 2000 ha sido posible gracias a la colaboración de los siguientes proyectos: "Plan de Acción Nacional de Biodiversidad" (ECU/98/G31), ejecutado por el Ministerio del Ambiente con aportes del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) canalizados a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN); "Conservación de la Biodiversidad en el Ecuador" (EC 008301), ejecutado por EcoCiencia y auspiciado por el Gobierno de los Países Bajos; y "Fortalecimiento de Capacidades Nacionales en América del Sur", ejecutado por la UICN y EcoCiencia y auspiciado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ).

Embajada Real de los Paises Bajos

êndice 1. 2. 3. 4. 5.

6. 7.

8. 9.

Agradecimientos

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Presentación

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Prefacio

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La biodiversidad y sus facetas Carmen Josse y Lourdes Barragán

1

La diversidad de los ecosistemas Carmen Josse, Mario Hurtado y Tarsicio Granizo

17

La diversidad de las especies Verónica Cano, Mario Hurtado y Carmen Josse

59

La diversidad genética María de Lourdes Torres

133

Iniciativas para la conservación de la biodiversidad in situ y ex situ Carmen Josse y Verónica Cano

149

El archipiélago de Colón, provincia de Galápagos Carmen Josse y Verónica Cano

197

Aspectos institucionales relacionados con el manejo de la biodiversidad Luis Suárez, María A. Albán, Carmen Josse y Verónica Cano

229

La biodiversidad en las políticas y en la legislación Luis Suárez y María A. Albán

263

Mecanismos de financiamiento para la conservación de la biodiversidad Diego Burneo

285

10. Las prioridades en la conservación de la biodiversidad Luis Suárez y Carmen Josse

307

Siglas

315

Referencias citadas

317

Colaboradores/as

340

Las instituciones coeditoras

341

Índice de ilustraciones (mapas y gráficos)

342

Índice de cuadros y recuadros

345

Índice de fotografías

349

Índice analítico

352

Agradecimientos A los autores y las autoras de los libros y de los documentos inéditos cuya información fue utilizada para escribir este libro. A Yolanda Kakabadse, quien cuando fue Ministra del Ambiente impulsó el proceso de elaboración de este Informe. A la editora del Informe y a quienes apoyaron durante la selección de los contenidos y velaron por la rigurosidad de los textos: Carmen Josse • Ana Puyol • Luis Suárez. A quienes contribuyeron con textos para el Informe: María Amparo Albán • Lourdes Barragán • Diego Burneo • Verónica Cano • Tarsicio Granizo • Mario Hurtado • María de Lourdes Torres. A todos los proyectos del Ministerio del Ambiente y de EcoCiencia que han aportado información. A las otras instituciones que han contribuido con información: Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos • Consejo Nacional de Educación Superior • Corporación Centro de Datos para la Conservación • Departamento de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador • Fundación Charles Darwin • Fundación de Ciencia y Tecnología • Fundación Natura • Fundación Probosque • Instituto de Ecología Aplicada de la Universidad San Francisco de Quito • Oficina de Planificación de la Presidencia de la Repú-

blica • Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo • Programa Sectorial Agropecuario del Ministerio de Agricultura y Ganadería • Traffic International. A las personas que han aportado información y han brindado un valioso apoyo: Gabriela Arcos • Eduardo Briones • Angie Buitrón • Ximena Buitrón • Edmundo Dueñas • Rosa Ferrín • María Virginia Herdoíza • Belén Herrera • María Inés Iturralde • Sergio Lasso • Susana León • Hugo Navarrete • David Neill • Reyna Oleas • Juan Poveda • Mauricio Proaño • Fernando Rodríguez • Miguel Rodríguez • Rodrigo Sierra • Hamilton Suárez • Hans Thiel • Renato Valencia • Carlos Valle • Miguel Vázquez • Joy Woolfson • Gustavo Yturralde. A las personas que leyeron el manuscrito y enriquecieron su contenido: César Ajamil • Jorge Albán • Oswaldo Báez • Alfredo Carrasco • Tarcisio Granizo • Gunther Reck • Roberto Ulloa. Al equipo de TRAZOS diseño y comunicación visual, que estuvo a cargo de la producción editorial y del diseño: María Cuvi • Sebastián Naranjo • Nicolás Cuvi • Galo Carrión.

MINISTERIO DEL AMBIENTE ECOCIENCIA UICN

6

Presentaci—n El Convenio sobre la Diversidad Biológica, que fue ratificado por el Ecuador en 1993, es el instrumento internacional más completo para lograr la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad. La presentación de este Informe, en el cual se analiza la situación de la diversidad biológica del país, obedece a la decisión II/17 de la Conferencia de las Partes y, por lo tanto, constituye un avance en el cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos. Este Informe —cuya producción ha sido posible gracias al apoyo técnico y financiero del Ministerio del Ambiente, de la Fundación EcoCiencia y de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN)—, ha sido elaborado durante la preparación de la Estrategia Nacional de Biodiversidad, actividad que responde al artículo 6 del mencionado Convenio. Dicha Estrategia tiene como objetivo principal trazar las prioridades de intervención que deben tener en cuenta los distintos actores del país para lograr la conservación y el uso sustentable de la diversidad biológica. De este Informe 2000 se desprende que los temas de la conservación y uso sustentable de la biodiversidad no son nuevos en el Ecuador. Por el contrario, existe una importante trayectoria al respecto. No obstante, continúa siendo un gran desafío tratar de abordar la megadiversidad del país, no sólo en térmi-

nos de diversidad biológica sino también cultural, en un contexto económico, político, institucional y social complejo. En este Informe se ha reunido gran parte de la información sobre la biodiversidad que ha sido generada por organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, agencias de cooperación e instituciones de investigación. Por ello, es una herramienta necesaria para apoyar la elaboración de la Estrategia Nacional de Biodiversidad y para los diversos programas y proyectos que se realizan en el Ecuador en materias de ambiente y desarrollo sustentable. El Ministerio del Ambiente ha realizado este esfuerzo porque está convencido de que el desarrollo sustentable solo puede ser logrado si el capital natural y su inherente diversidad se conservan y aprovechan adecuadamente, bajo un modelo de desarrollo que responda a criterios de sustentabilidad y de equidad social, como está establecido en la Constitución Política de la República.

ARQ. RODOLFO RENDÓN BLACIO MINISTRO DEL AMBIENTE REPÚBLICA DEL ECUADOR

7

Prefacio Desde la segunda mitad de la década de los noventa, varios países de América Latina se encuentran elaborando sus Estrategias para la Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad y los respectivos planes de acción. Esta tarea responde al compromiso adquirido por las distintas naciones, que ratificaron el Convenio sobre la Diversidad Biológica, de identificar vacíos de información, proponer políticas y redefinir modalidades para la gestión de la biodiversidad. Herramientas fundamentales para facilitar dichos objetivos son los informes sobre el estado de la biodiversidad como el que estamos presentando, conocidos en el léxico del Convenio como “Estudios Nacionales de País”. En noviembre de 1999 el Ministerio del Ambiente, la Fundación EcoCiencia y la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) unieron esfuerzos para la realización de este Informe. Se seleccionaron los contenidos de cada capítulo de tal manera que fuese posible incluir aquellos temas útiles al momento de elaborar la Estrategia Nacional de Biodiversidad y sus planes de acción. Por supuesto, también se consideró la información que sirviera para persuadir a diferentes agentes sociales sobre la riqueza que la biodiversidad representa para el Ecuador, así como sobre lo complejo que puede resultar cumplir con el compromiso de cuidarla. Gracias al incremento de los fondos que han sido destinados a la conservación y al estudio de la diversidad biológica, en el Ecuador se ha publicado un buen número de trabajos que constituyen referencias clave para analizar este tema, no solo desde el punto

de vista biológico, sino también del andamiaje institucional, político, legal y académico que apoya su conservación o, por el contrario, atenta contra ella. En este libro se resume la información contenida en dichos trabajos, algunos inéditos, que han sido realizados por especialistas en cada materia y que fueron seleccionados por su rigurosidad científica. También se escribieron análisis ad hoc, principalmente sobre aquellos temas cuya información se hallaba dispersa y que, por lo tanto, requería de un esfuerzo especial de recopilación y actualización. El libro ha sido preparado de tal manera que se convierta en una herramienta de trabajo para aquellas personas y organizaciones, públicas o privadas, encargadas de tomar las decisiones que afectan directa o indirectamente a los recursos biológicos del Ecuador. Constituye asimismo una referencia básica para las organizaciones multilaterales y bilaterales de cooperación, que hasta el momento han reconocido la riqueza excepcional del patrimonio biológico ecuatoriano, y que continuamente requieren información para fundamentar sus orientaciones y acciones. Es también una valiosa fuente de consulta para la comunidad científica nacional e internacional, para quienes están estudiando o ejerciendo la docencia, y para quienes investigan sobre temas relacionados con el ambiente y su conservación. El texto ha sido escrito y organizado pensando también en aquellas personas e instituciones que, sin ser especialistas en la materia, estén interesadas en la biodiversidad o requieren datos sobre la misma, por ejemplo los medios de comunicación social.

8

P r e f a c i o

El Informe está compuesto de diez capítulos. En el primero se explica el concepto ‘biodiversidad’ y la importancia de ésta en tanto se trata de un recurso estratégico sumamente importante para el Ecuador en el contexto mundial. Además, se analiza la relación existente entre la biodiversidad y la diversidad étnica del país. En los capítulos 2, 3 y 4 se describe la diversidad biológica que alberga el territorio ecuatoriano observando los tres niveles generalmente utilizados para el efecto: ecosistemas, especies y genes. Allí consta información sobre la riqueza, el estado de conservación y las amenazas a este recurso según regiones naturales. En el quinto capítulo se analiza las acciones desplegadas en el país para lograr la conservación de la biodiversidad. Se hace referencia tanto a las iniciativas de conservación in situ (en sus hábitats naturales) como a las ex situ (afuera de sus hábitats naturales). Además, se revisan las propuestas de especialistas en cuanto a los ecosistemas y zonas que, por su extraordinaria biodiversidad, deben ser conservados, tomando en cuenta las áreas protegidas y lo que pese a ser vulnerable o de importancia sobresaliente aún está desprotegido. El capítulo 6 está dedicado al archipiélago de Colón, provincia de Galápagos. En éste no solo se detalla la diversidad biológica del archipiélago, sino que se revisan los avances institucionales y los procesos de planificación vigentes, los mismos que son el producto de un proceso de mejoramiento de la gestión para la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales de esta singular región. En el séptimo capítulo se describe brevemente el perfil y la función de aquellas instituciones, programas y sistemas de información cuyos roles y trabajo inciden en la conservación de la biodiversidad en el Ecuador. Se hace referencia a instituciones gubernamentales, no gubernamentales, agencias de cooperación, universidades, herbarios, museos y centros de investigación, y se reseñan los programas y proyectos más sobresalientes de formación de recursos humanos e investigación. El octavo capítulo comienza con los principios de

la Constitución Política del Ecuador de 1998 que respaldan la aplicación de un modelo de desarrollo sustentable. También contiene información sobre las políticas y sobre las leyes nacionales e internacionales relativas a la conservación de la biodiversidad, la investigación, la evaluación y reducción de impactos ambientales, la utilización de recursos biológicos y el acceso a los recursos genéticos, entre otros aspectos. En el noveno capítulo se discuten los mecanismos que podrían ser aprovechados en el Ecuador —recurriendo a su condición de nación megadiversa— para obtener recursos económicos de fuentes tanto nacionales como internacionales. Además se mencionan algunas investigaciones realizadas en el país para valorar económicamente la biodiversidad. El décimo capítulo tiene como objetivo señalar los temas prioritarios y los enfoques que se deben incluir en la Estrategia Nacional de Biodiversidad y en su Plan de Acción, tomando en cuenta la información sobre el estado de conservación de la biodiversidad, la situación de las instituciones y los mecanismos disponibles para su gestión. En el Informe se han incluido trece mapas. Uno está dedicado exclusivamente a mostrar la provincia insular de Galápagos, mientras que en los doce restantes se ilustra la vegetación remanente, las cordilleras, los puntos geográficos clave y las zonas de elevación del territorio continental, así como la división política, las áreas protegidas, las zonas intangibles de la Amazonía, los bloques petroleros, las áreas con gran diversidad y endemismo de aves, las áreas críticas para la conservación considerando la remanencia de los ecosistemas y las áreas prioritarias para la conservación in situ de mamíferos, aves y de la flora. También se ha incluido un buen número de gráficos y cuadros en los cuales se sintetiza información sobre los temas más importantes, así como varios recuadros donde se mencionan estudios de caso o donde se detallan o ejemplifican algunos temas mencionados en el texto. Con el fin de facilitar la búsqueda de la información, ésta ha sido organizada de la siguiente manera: al inicio del libro consta un índice general, a través del cual se accede a la primera página de cada capítu-

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lo, donde otro índice desagregado según temas orienta la búsqueda. Los temas de cada capítulo han sido numerados sucesivamente, lo cual permite ubicarlos con la numeración que aparece en la parte superior de cada página. Además, al final del libro se ha incluido un índice analítico, que es otra forma de encontrar información específica. Debido al corto tiempo con que se contó para escribir este Informe, los textos contienen la información cuantitativa y cualitativa más reciente sobre la diversidad biológica y que estuvo al alcance de las personas involucradas en su preparación. Por lo tanto, no puede ser considerado un estudio exhaustivo del conocimiento existente en el país sobre el tema. Cuando se aceptó el desafío de recopilar y editar los textos que conforman este Informe, el objetivo fue producir un documento que lograra comunicar a lectores y lectoras el estado en que se encuentra nuestra biodiversidad. Estas fueron algunas preguntas que guiaron el trabajo: ¿Qué conocemos y qué nos falta por investigar? ¿Qué está protegido y qué se encuentra en peligro? ¿Con qué estructuras institucionales contamos para estudiar, conservar y manejar este patrimonio? ¿Cuáles son los marcos legales que definen las competencias, obligaciones y derechos respecto de los elementos que componen la biodiversidad? ¿Existen lineamientos políticos que permitan guiar las acciones de la sociedad hacia el desarrollo sustentable? ¿Qué oportunidades económicas podemos aprovechar para invertir en la conservación y manejo de este recurso estratégico, obteniendo réditos significativos en el futuro?

Luego de haber concluido el Informe y de que algunas personas han enriquecido el texto con sus valiosos comentarios, consideramos que el objetivo ha sido cumplido, principalmente porque antes de su publicación el manuscrito ya ha generado reacciones y críticas muy constructivas, que se espera sigan aflorando. Quizás lo más importante de este proceso ha sido poder establecer una línea de base sobre la que, en el mediano plazo, se puede actualizar la información según los requerimientos y bajo la estructura que convenga al momento. Este Informe es el resultado de un esfuerzo conjunto entre la sociedad civil y el gobierno del Ecuador, en el que se analiza por qué la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad es una estrategia sumamente favorable para alcanzar el desarrollo humano sustentable. Una vez que esté en manos de los diferentes actores de la sociedad, seguiremos buscando caminos para divulgar, en diferentes formas y formatos, la información que tanto se requiere para tomar decisiones en los ámbitos nacional, regional y local.

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1

La biodiversidad y sus facetas Carmen Josse y Lourdes Barragán

1.1

¿Qué es la biodiversidad?

1.2

La diversidad biológica del Ecuador

1.3

¿Por qué la biodiversidad es un recurso estratégico?

1.4

Diversidad étnica del Ecuador y su relación con la diversidad biológica 1.5

Pueblos indígenas del Ecuador 1.6 1.7 1.8

1.9

Pueblos indígenas de la Amazonía Pueblos indígenas de la Costa Pueblos indígenas de la Sierra

Pueblos afroecuatorianos

1.10 Derechos de los pueblos indígenas sobre la biodiversidad

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À Q u Ž

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Cu‡l es el significado del tŽrmino biodiversidad y por quŽ Žsta es un recurso estratŽgico? En este cap’tulo se responde a estas preguntas, y tambiŽn se presentan pistas para comprender la excepcional diversidad Žtnica del Ecuador y la estrecha relaci—n que los pueblos ind’genas y afroecuatorianos de este pa’s mantienen con la diversidad biol—gica.

1.1 ¿Qué es la biodiversidad?

hasta los hábitats y las comunidades con asociaciones específicas más locales (véase 2.2–4). La diversidad ecosistémica tiene una relación directa con la diversidad de especies de un territorio, ya que es en los paisajes naturales donde están anidados y ensamblados los organismos (Instituto Humboldt 1998). En resumen, los ecosistemas son las unidades espaciales donde se expresan las interacciones entre las especies y el ambiente. Estas interacciones son, a su vez, el resultado de la adaptación y coevolución facilitadas por la diversidad genética contenida en las especies. La diversidad de especies, por otro lado, es la variedad de éstas que existe en un área determinada. Conforme más grupos taxonómicos haya en una zona, mayor será su biodiversidad. Por ejemplo, es biológicamente más rica un área o hábitat que contiene tres especies de aves, una de ranas y una de reptiles, que otra donde viven cinco especies de aves y ninguna de otros grupos de vertebrados. Por último, la diversidad genética es la variación

La biodiversidad —conocida también como diversidad biológica— reúne a los genes, las especies y los ecosistemas de una región, que se expresan en la gama de formas de vida. Así, para captar el concepto de este término es necesario describir sus tres componentes básicos. Un ecosistema comprende el conjunto de seres vivos o especies que conforman una comunidad biótica, la cual a su vez mantiene vínculos con los componentes abióticos del ambiente (orografía, suelos, agua, clima, energía solar, entre otros). Las características particulares de las interacciones entre dichos componentes vivos, y de éstos con su ambiente, determinan que en la naturaleza exista una vasta diversidad de ecosistemas. Esta variedad es difícil de medir, pues los límites entre distintos ecosistemas no están claramente definidos y, además, se han propuesto distintos sistemas de clasificación para presentarla. Estos sistemas toman en cuenta desde los grandes biomas a escala global

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de los genes dentro de los organismos. Esta existe tanto a pequeña escala (entre individuos de una misma población), como a mayores escalas, por ejemplo entre organismos de distintas poblaciones de la misma especie, o entre especies cercana o lejanamente relacionadas. Aunque parezca difícil de entender o cuantificar, este componente de la biodiversidad es vital pues provee a las especies de una plasticidad, que les permite aumentar su capacidad de adaptación a los cambios del entorno, tales como las modificaciones climáticas o las alteraciones provocadas por la intervención humana. La gran mayoría de la biodiversidad actual es producto de millones de años de evolución y adaptación. Sin embargo, es innegable que la intervención humana sobre los recursos bióticos ha moldeado los paisajes y ha enriquecido a la diversidad biológica (por ejemplo, mediante la hibridación y el cultivo de plantas, o a través de los cruces de animales domesticados). Durante la adaptación a la variedad de condiciones ambientales, los seres humanos van generando una diversidad de culturas, diferenciadas entre otras cosas, por la forma de utilizar los recursos que les brinda la naturaleza. De esta manera se ha originado una enorme cantidad de conocimientos y opciones de utilización y manejo de estos recursos. Por eso, la diversidad cultural se valora como un aporte importante a las capacidades con que cuentan los seres humanos para resolver las complejas situaciones que devienen de la relación, no siempre armónica, entre la diversidad biológica, la actividad humana y las posibilidades de desarrollo.

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mente más ricos del planeta. Allí se menciona que esta nación ocupa el primer lugar en el mundo al hacer la relación entre número de especies de vertebrados por cada 1.000 km2 de superficie,1 y el segundo al hacer el mismo cálculo pero contando solo las especies de vertebrados endémicos, es decir aquellas que solo se encuentran en el Ecuador (Mittermeier, Robles y Goettsch 1997). Si bien es cierto que alcanzar estos índices se facilita al ser el país de menor extensión entre los más biodiversos del mundo, en dicho libro el Ecuador también se ubica entre los primeros lugares en el ámbito mundial en lo que se refiere a números absolutos de especies de anfibios, aves y mariposas. Las estadísticas del libro Megadiversidad provienen de los más recientes inventarios de los diferentes grupos taxonómicos, los mismos que han sido realizados en los remanentes de las formaciones vegetales naturales del Ecuador. Cabe resaltar este aspecto, ya que en la mayoría de las regiones del Ecuador continental —Costa, Sierra y Amazonía— actualmente queda menos del 50% de su cobertura original. El tema de la cantidad de vegetación remanente en el país, junto con el de la tasa anual de pérdida de bosques por deforestación, han sido objeto de varios cálculos cuyos resultados han sido disímiles. Así, según un documento del World Resources Institute (1989), en el país solo quedaría el 26% de la cobertura original de bosques primarios. Por otro lado, Estrella (1993) menciona que esta cifra sería del 42,5%, mientras Sierra (1999a) presenta un valor de 59%, aunque reconoce que por la escala de su estudio se habría subestimado el grado de alteración de ciertas formaciones naturales muy localizadas. La superficie total del Ecuador es de 256.370 km2, de los cuales el 98,2% corresponde al área continental. Sin embargo, en este reducido territorio (que equivale aproximadamente al 22% del área de Colombia) está representada una variedad muy grande de tipos de vegetación —34 según Sierra (1999b)—. Esta amplia gama de ecosistemas, a su vez, es la que ha permitido el desarrollo de la increíble diversidad de especies que hacen que el Ecuador sea uno de los doce países más biodiversos del mundo.

1.2 La diversidad biológica del Ecuador La asombrosa biodiversidad de nuestro país ha sido ya objeto de numerosas referencias, artículos periodísticos y publicaciones. En una de éstas, el libro Megadiversidad, el Ecuador consta entre los países biológica-

1. Este valor se obtiene al dividir el nœmero total de especies de vertebrados presentes en el Ecuador para el nœmero de unidades de 1.000 km2 que abarca su territorio.

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El Ecuador se extiende latitudinalmente desde 1°30´ N hasta 5° S, y la parte continental entre las longitudes 75°20´ O y 81° O. En dicha parte continental hay tres regiones: Costa, Sierra y Amazonía, a las cuales se suma Galápagos, a 1.000 km de distancia en el Océano Pacífico. La región costera mira al Pacífico y tiene una anchura aproximada de 150 km entre la línea del mar y las faldas de la cordillera de los Andes. Esta región es atravesada parcialmente de norte a sur por la cordillera costera, cuyas cimas más altas alcanzan aproximadamente 800 m de altitud. El elemento geográfico más importante de la Sierra es la cordillera de los Andes, la cual forma desde el norte hasta el centro dos cadenas paralelas que están relativamente unidas por elevaciones transversales llamadas nudos. Entre éstos se encuentran una serie de valles ubicados desde los 1.500 hasta los 2.500 m de altitud. La variación altitudinal que existe entre los valles interandinos y los picos montañosos (que exceden los 6.000 m de altitud), así como la variación entre estos picos y las tierras bajas de la Costa y de la Amazonía, han propiciado la existencia de una amplia variedad de zonas de vida en la Sierra. Del centro hacia el sur, la división de los Andes en dos cadenas no está claramente definida y las montañas no sobrepasan los 4.000 m de altitud. Cuando describen la Sierra, algunos geólogos también mencionan una tercera cordillera ubicada al este de los Andes, la cual incluye las cordilleras de Galeras, de Cutucú y del Cóndor, siendo las dos últimas las que constituyen el límite sureste del país. Finalmente está la Amazonía ecuatoriana, la cual solo representa el 2% de toda la cuenca amazónica. Parte de ésta es una verdadera planicie con áreas inundadas permanente o estacionalmente, mientras que en la otra porción la topografía es irregular con una serie de colinas inclinadas. El paisaje del Ecuador se diversifica aún más debido a la presencia de numerosos ríos que descienden desde la Sierra, tanto hacia la Costa como hacia la Amazonía. Así, las divisorias de aguas se extienden a lo largo de la cordillera occidental en algunas partes,

y a lo largo de la oriental en otras (Neill 1999). Los elementos geográficos descritos (mapa 1, p. 181), sumados a la variedad de climas relacionados y a la historia geológica-volcánica del país, han propiciado la existencia de muchos ambientes naturales en los cuales ahora habitan aproximadamente 16.000 especies de plantas vasculares, de las cuales casi el 72% son nativas. Dentro de este porcentaje, el 27,3% son endémicas (Møller Jørgensen y León 1999). Tal cantidad de especies de plantas ha permitido que el Ecuador ocupe el séptimo lugar mundial en lo que a riqueza de este grupo se refiere. Pero también en las aguas marinas continentales existe una amplia biodiversidad, la cual está relacio-

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1.3 ¿Por qué la biodiversidad es un recurso estratégico?

nada con las singulares condiciones oceanográficas que caracterizan al medio marino (y que también influyen en la biodiversidad terrestre, pues determinan en parte las condiciones climáticas de todo el país). Por su ubicación ecuatorial, el territorio marítimo ecuatoriano constituye una zona de transición del Pacífico este, donde confluyen las aguas tropicales cálidas procedentes del norte y las subtropicales frías localizadas al sur. Además, los recurrentes eventos cálidos (El Niño) y fríos (La Niña) producen fluctuaciones naturales, que inciden en cambios profundos en la distribución, composición y estructura de la biota marina. A estas particularidades climáticas se suma la descarga de agua dulce y nutrientes que suceden a lo largo del litoral (que es de 950 km de longitud). Allí desembocan al mar 67 de las 79 cuencas hidrográficas reportadas para el país (Carrera de la Torre 1993). Este aporte continental es vital para el mantenimiento de los procesos ecológicos que sustentan la rica biota marina, aunque al mismo tiempo transportan los contaminantes que provienen de fuentes terrestres, lo cual provoca un grave deterioro ambiental.

Si se piensa en los recursos biológicos que constituyen directa o indirectamente la materia prima de lo que producimos y consumimos, se notará que la biodiversidad es el fundamento de la vida cotidiana. El desarrollo de centros urbanos superpoblados ha alejado a sus habitantes de la comprensión de esta simple verdad, pero basta mirar el pasado u observar a algunas sociedades rurales actuales para comprender la profunda relación que existe entre la presencia de una diversidad de recursos y el desarrollo de la especie humana. Los alimentos, medicinas, fibras textiles, materiales de construcción y otros productos industriales que utilizamos provienen directamente de las experiencias acumuladas por nuestros antepasados sobre el uso y manejo de la biodiversidad. Además, ésta también nos ha provisto indirectamente de servicios ambientales que se evidencian a través de la productividad agrícola, los caudales de agua, los combustibles fósi-

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les, el turismo, y últimamente la captación de gases como el dióxido de carbono, que están generando cambios climáticos globales potencialmente graves. Actualmente la humanidad usa principalmente de 15 a 20 plantas de las 3.000 que han sido aprovechadas en diferentes épocas como alimento (Castillo 1998). Para llegar a esa tecnificación de la agricultura han transcurrido cerca de 20.000 años durante los cuales la domesticación, selección e hibridación de las plantas silvestres ha permitido la acumulación de conocimientos para desarrollar la agricultura, así como ha servido para desarrollar el material genético utilizado para mejorar las especies cultivadas. Lo mismo ha sucedido con los animales domésticos, y sucede actualmente con la pesca, actividad cuya producción está basada en gran medida en las especies silvestres, y que, en 1989, aportó con unos 100 millones de toneladas de alimento en todo el mundo. Asimismo, la población de muchos países en desarrollo depende aún de las proteínas provenientes de especies silvestres (WRI, UICN y PNUMA 1992). Valorar la biodiversidad considerando el uso directo de algunos de sus componentes es una de las ópticas posibles. Incluso desde el punto de vista económico —para diferenciarlo del ético— la biodiversidad también aporta con valores indirectos, tales como los servicios ambientales mencionados arriba. La idea es que las especies de un ecosistema o sus interacciones ecológicas cumplen la función de proteger la actividad económica generada por el uso directo de los recursos que forman parte de dicho lugar. Como ejemplo se puede mencionar a los invertebrados, los cuales al acelerar la descomposición de la materia orgánica en el suelo de un bosque aseguran el crecimiento de los árboles. Éstos últimos constituyen el recurso cuyo valor de uso es directo, pues proveen de la madera. En este caso, los invertebrados tienen un valor de uso indirecto, e independientemente de si este valor es o no reconocido por la persona usuaria de la madera, cualquier acción que interfiera en su función ecológica finalmente involucrará costos el momento de la comercialización. El valor de ‘no uso’ o ‘uso pasivo’ de la naturaleza

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1.4

es un tema muy debatido. Algunas personas lo interpretan como un valor intrínseco completamente separado de la relación humanos–medio ambiente: según esta posición, el ‘derecho’ de los recursos biológicos a existir y permanecer es absoluto. En cambio, desde otra óptica los valores de uso son relativos y están supeditados a las preferencias y necesidades de la humanidad, que varían cultural y temporalmente; por ello las decisiones que se tomen dependen de un análisis de costo–oportunidad. Ya que la biodiversidad guarda una relación tan estrecha con las necesidades humanas, su conservación debería considerarse un elemento estratégico de la seguridad nacional. Una nación segura no es solo una nación fuerte, sino también la que posee una población saludable y educada, así como un ambiente sano y productivo (WRI, UICN y PNUMA 1992). 1.4 Diversidad étnica del Ecuador y su relación con la diversidad biológica Los espacios naturales son elemento constitutivo de la cosmovisión, de los valores y de las prácticas culturales de la gente. Para muchos pueblos indígenas y comunidades locales existen aún formas animistas de relación con la naturaleza (el ser humano es parte de ésta y viceversa), mientras que otras culturas establecen una diferencia entre sujeto y objeto: la humanidad separada de la naturaleza. Son representaciones distintas que han marcado formas diversas de aproximación, administración y manejo de la biodiversidad, y que la han afectado de distintas formas. Hablar de diversidad biológica en el Ecuador implica también referirse a las culturas que habitan este país. Las poblaciones de indígenas, de negros, de campesinos y de pescado-

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ción entre las comunidades y la biodiversidad. Los pueblos indígenas y las comunidades locales históricamente han estado sometidos a diversos grados y formas de intervención (sociocultural, tecnológica, mercantil, de conocimientos). Esto ha modificado su organización social, sus cosmovisiones, sus prácticas culturales y las modalidades de uso y aprovechamiento de los recursos, y además ha tenido repercusiones en los ecosistemas. El actual orden internacional vuelve muy vulnerables a los bosques, agua, fauna y flora de los países del Sur, entre éstos el Ecuador, y pone en riesgo la misma supervivencia de los pueblos indígenas. Sin embargo, el proceso de globalización —que implica la homogenización y la valoración mercantil de los diferentes aspectos de la vida, la inmediatez y la concentración de los beneficios para los más eficientes en el mercado—, ha abierto también una ventana a nuevos valores como el respeto a la naturaleza, a la diversidad y a la diferencia. El Convenio sobre la Diversidad Biológica está dentro de esta última línea, de manera especial los artículos que tratan sobre aspectos relacionados con los derechos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales. En el Ecuador, la ratificación del Convenio 169 de la OIT y las reformas a la Constitución realizadas en 1998, constituyen el marco legal para el reconocimiento de los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas y comunidades locales sobre la biodiversidad y los recursos naturales. res han establecido relaciones ancestrales con los ecosistemas, han sido usuarias de la biodiversidad y, por lo tanto, han desarrollado conocimientos para manejarla sin destruirla. A mayor biodiversidad, mayor complejidad de los ecosistemas y, por ende, mayor dificultad para conocerlos, interpretarlos y manejarlos. Pero esta misma complejidad ha planteado también una exigencia enriquecedora, de modalidades de adaptación específicas, de respuestas creativas y diferentes en términos tecnológicos y de variadas formas de organización sociocultural de pueblos indígenas y comunidades locales. Toda intervención modifica las formas de adapta-

1.5 Pueblos indígenas del Ecuador En las regiones del Ecuador continental —Costa, Sierra y Amazonía— habitan doce pueblos indígenas. Los datos demográficos sobre estos pueblos no son confiables: las cifras oscilan entre el 15 y 25% de los 12.646.095 habitantes que es la población total del Ecuador calculada para el año 2000. Los únicos censos nacionales donde se incorporaron variables etnolingüísticas fueron los de 1950 y 1990; este último arroja datos poco precisos pues buena parte de la población indígena no fue censada.

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tantes no alcanzan ni 500 personas. Si bien el reducido número de habitantes ha sido, en muchas ocasiones, un elemento de ventaja adaptativa para su sobrevivencia, en la actualidad constituye un gran riesgo frente a la arremetida de la colonización y de la intervención externa. En la zona centro-norte de la Amazonía, caracterizada por el alto endemismo de especies de flora y fauna, la intervención de las misiones religiosas, de las caucherías y de las haciendas repercutió sustantivamente en la vida de estos pueblos. Sin embargo, no fue sino hasta la llegada del boom petrolero (en los años 70), cuando el Estado, eje centralizador de todas las fases de la actividad petrolera, impulsó en el norte de la región la colonización y la construcción de obras públicas que imprimieron cambios radicales en las dinámicas socioespaciales amazónicas y en la vida económica del Ecuador. En cambio, al sur de la Amazonía los pueblos shuar y achuar tendieron a aglutinarse en asentamientos como resultado de la labor de los misioneros reli-

1.6 Pueblos indígenas de la Amazonía En la región amazónica habitan los pueblos shuar, achuar, quichua, huaorani, siona, secoya, cofán, shiwiar y zápara. Los dos últimos han reivindicado su especificidad como pueblos étnicamente diferenciados solo en la década de los 90. La población zápara ha permanecido como parte del complejo lingüístico quichua, en tanto que la shiwiar ha estado incorporada en el complejo lingüístico shuar-achuar. Según datos de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (CONFENIAE), la población indígena en esa región hasta 1998 era de 168.202 personas. Los nueve pueblos están asentados en las seis provincias de la Amazonía.2 Quichuas y shuaras representan juntos más del 95% de la población indígena de la región. En contraste, algunos de los pueblos res2. Se calcula que cuando comenz— la colonizaci—n de la Amazon’a, viv’an all’ 21 grupos ind’genas cuya poblaci—n era m‡s numerosa que la actual. (Ruiz 1993).

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Las modalidades de organización de la producción, el desarrollo de tecnologías, la generación de esferas específicas de conocimiento según se trate de hombres o de mujeres, sumados al desarrollo de complejos sistemas simbólicos que han regulado el empleo de los recursos, posibilitaron durante milenios el manejo de los ecosistemas amazónicos y al mismo tiempo su conservación. No es una coincidencia que la mayor parte de bosque primario que queda en el Ecuador se encuentre en las zonas de asentamiento tradicional de indígenas de la Amazonía. La noción de territorialidad es la del espacio donde se socializa la naturaleza (Descola 1987), donde se vinculan el orden humano, el natural y el divino, y donde resulta imposible separar sus elementos: la flora y la fauna de los bosques, el suelo del subsuelo, los ríos de la tierra, el ser humano de la naturaleza. No se trata de una visión idealizada de los pueblos indígenas. Los grandes cambios a los que se han visto sometidos han provocado una fragmentación de sus saberes, de sus prácticas culturales, la alteración de sus patrones de consumo y el desmejoramiento de su calidad de vida. Como consecuencia de esto también los ecosistemas están sufriendo impactos negativos. Ante esta situación y la necesidad de enfrentar los problemas derivados de la competencia por los recursos naturales de la Amazonía se han conformado organizaciones indígenas de nuevo tipo. Fruto de este proceso y con el fin de luchar por la defensa de sus derechos de una manera más orgánica, en 1980 se creó la CONFENIAE, organización que forma parte de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), esta última representante de los pueblos de nueve países de la cuenca del Amazonas. Uno de los principales resultados de esta lucha indígena ha sido la legalización de 3.284.223 hectáreas en favor de 504 comunidades indígenas.3 Pese a que ésta sucedió en una primera etapa sobre espacios de tierra de manera individual, y posteriormente en forma colectiva, el cuerpo legal hasta 1995 —salvo algunas normas reglamentarias— hace referencia únicamente a la

giosos, de la apertura de vías de comunicación y del fomento de la colonización. Esta última fue reforzada mediante la promulgación de leyes agrarias, cuya aplicación también ocasionó profundas transformaciones en la orientación productiva y cultural de esos pueblos. Aunque los procesos ecológicos del bosque húmedo tropical son similares, la oferta ambiental varía de acuerdo con características físicas y biológicas espacialmente específicas. De igual forma, los sistemas indígenas de uso del espacio están basados en principios y características comunes, pero las actividades cobran mayor o menor intensidad según los recursos, la productividad y la potencialidad de las formaciones naturales que ocupan y utilizan (Hurtado y Sánchez 1992).

3. Los datos de adjudicaciones provenientes del desaparecido Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonizaci—n (IERAC), que fueron procesados en una base de datos por Natalia Wray, se refieren solo a las realizadas en forma colectiva y v’a colonizaci—n. No incluyen las adjudicaciones individuales, ni las de Reforma Agraria. El dato global de la superficie legalizada no es oficial (CONFENIAE y TCA 1995).

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CUADRO 1.1 Amazonía ecuatoriana: pueblos indígenas que viven dentro y en las zonas de influencia de las áreas protegidas Área protegida

Superficie (hectáreas)

Pueblos indígenas que viven dentro del área

Pueblos indígenas que viven en la zona de influencia del área

shuar

shuar

Parque Binacional El Cóndor

2.440

Parque Nacional Llanganates

219.707

no hay

quichua

Parque Nacional Podocarpus

146.280

no hay

shuar

Parque Nacional Sangay

517.765

no hay

shuar y quichua

Parque Nacional Sumaco Napo–Galeras

205.249

quichua

quichua

Parque Nacional Yasuní

982.000

quichua, huaorani y shuar

quichua, huaorani y shuar

quichua

quichua

Reserva Biológica Limoncocha

4.613

Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno

603.380

cofán, siona, secoya y quichua

quichua

Reserva Ecológica Antisana

120.000

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no hay

403.103

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Seis pueblos

Tres pueblos

Reserva Ecológica Cayambe–Coca Total

3.204.537

Modificado de: Kingman y Ruiz (2000).

entrega de tierras y no de territorios, sin considerar explícitamente los derechos ancestrales (Barragán 1997). Otro problema que enfrentan estos pueblos es la superposición de áreas protegidas en sus territorios. De las 23 áreas continentales protegidas del país, diez están en la Amazonía. Según la CONFENIAE, los territorios indígenas ubicados dentro de esas áreas o en su zona de influencia representan alrededor del 20% de los territorios indígenas reivindicados en la región (cuadro 1.1). La mayoría de dichas áreas está en la zona nororiental, donde también se ha concentrado la explotación petrolera (mapa 2, p.182). Esto ha derivado en una serie de conflictos, entre los cuales merece destacarse el de la propiedad legal de las tierras.

Según la Ley Forestal vigente (arts. 71 y 73), estas áreas son consideradas patrimonio del Estado, por lo que no se reconocen los derechos de propiedad de las poblaciones allí asentadas y se imponen restricciones al uso y manejo de los recursos. A este problema se suma que en la creación, administración y manejo de estas áreas no ha participado adecuadamente la población local en la toma de decisiones. En la actualidad se está tratando de revertir esta situación y de encontrar puntos de confluencia entre ambos sectores (Roldán y Barragán 1997). Esto se refleja, por ejemplo, en la suscripción de convenios entre el desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN) y las organizaciones indígenas de algunas áreas protegidas.4 También está plasmado en la incorporación en el Anteproyecto de la Ley Especial para la Conservación y el Uso Sustentable de la Biodiversidad de conceptos que se refieren a la participación comunitaria y al reconocimiento de los derechos de propiedad sobre las tierras de posesión ancestral (Ministerio del Ambiente 1999a).

4. Dos ejemplos son el convenio suscrito en 1993 entre el INEFAN, la Federaci—n de Comunas Uni—n de Nativos de la Amazon’a Ecuatoriana ÐFCUNAE (quichuas) y la Organizaci—n de la Nacionalidad Huao de la Amazon’a Ecuatoriana ÐONHAE (huaoranis) en el Parque Nacional Yasun’, y tambiŽn el convenio suscrito en 1992 entre el INEFAN y la comunidad cof‡n de S‡balo, la cual habita en la Reserva de Producci—n de Fauna Cuyabeno.

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1.7 Pueblos indígenas de la Costa

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país, en Esmeraldas y Carchi, pero su territorio se extiende en Colombia hasta el departamento de Nariño, ocupando alrededor de 3.500 km2. Su población es de 4.500 a 5.000 personas, de las cuales aproximadamente 1.000 viven en el Ecuador (Moya 1997). Recién, en 1987, el gobierno ecuatoriano reconoció su territorio. Las poblaciones awá están asentadas en una región muy húmeda, caracterizada por ser una zona de gran biodiversidad, que corresponde a las formaciones de bosque siempreverde montano bajo (de 1.300 a 1.800 m de altitud) y de bosque de neblina montano (entre 1.800 y 3.000 m de altitud). Practican una agricultura itinerante complementada con la caza, pesca y recolección de frutos. Su estrategia adaptativa ha sido retirarse hacia zonas más aisladas y tierras no apetecidas para la agricultura. La apertura de caminos vecinales, la extracción de madera y oro, así como las prácticas agrícolas de colonos/as amenazan seriamente los ecosistemas en los cuales habitan y, por lo tanto, su existencia en tanto cultura. Según Víctor Tapuyo, miembro de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), quien fue entrevistado en enero del 2000, el pueblo épera vive en el cantón Borbón (en Esmeraldas). Pese a que no existen referencias escritas en el Ecuador, se conoce que migraron desde Colombia hace pocas décadas, que su población es de alrededor de 500 personas, que la mayor parte de los hombres adultos trabajan como jornaleros, y que las tierras que habitan no han sido reconocidas legalmente.

En varios aspectos, la situación de los pueblos indígenas de la Costa (chachi, tsachila, awá y épera) y su relación con los recursos naturales son similares a la de los pueblos amazónicos. El pueblo chachi, cuya población aproximada es de 8.000 personas según la Federación de Centros Chachi de la provincia de Esmeraldas (FECCHE), habita la parte noroccidental de Esmeraldas, en una región que es una continuación del Chocó colombiano, conocido por su alto grado de endemismo y por constituir uno de los denominados "hot spots" mundiales. Las formaciones naturales que ocupa el pueblo chachi son el bosque siempreverde de tierras bajas y el bosque siempreverde piemontano. En las poblaciones chachi se practica la agricultura itinerante con el sistema de roza, siembra y tala. Su dieta se basa en el plátano y la yuca; comercializan cacao y café, así como canoas de madera y cestería hecha de fibras vegetales. El entorno ambiental de este pueblo ha sido afectado por la agresiva penetración de empresas madereras y por la colonización. Los recursos de los bosques y ríos han disminuido, por la tenaz extracción, mermando sustancialmente su base alimentaria y proteínica. Varias comunidades sufren de enfermedades tropicales como la oncocercosis y el paludismo. Una situación parecida vive el pueblo tsachila que habita en los límites de la provincia de Pichincha en la Costa. Según los datos censales de 1984, esta población alcanzaba 1.400 habitantes en una zona de bosque siempreverde de tierras bajas. El avance de la colonización y de las empresas agroindustriales ha conducido a una pérdida casi total de sus territorios ancestrales. Poco queda de sus prácticas tradicionales, su modo de vida está inmerso en la economía de mercado, el comercio de ganado, de frutas tropicales y el ejercicio de la medicina tradicional con fines comerciales. Conservan ciertos elementos culturales que les dan cohesión étnica, como por ejemplo, su lengua, el "tsafiqui". El pueblo awá está ubicado en el noroccidente del

1.8 Pueblos indígenas de la Sierra Los quichuas de la Sierra son un pueblo multiétnico, que adoptó la lengua quichua antes de la conquista española para establecer relaciones de intercambio comercial. Pueblos preincaicos como los cara, quitu, panzaleo o cañari, desarrollaron conocimientos y adaptaciones tecnológicas que fueron capitalizados por los inca. Los Andes septentrionales, en los cuales habitan, se caracterizan por la pronunciada gradiente topográfica, que propicia la variación en los flujos at-

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mosféricos y da lugar a la aparición de altas planicies húmedas, de páramos, de vertientes húmedas y de valles interandinos cálidos y secos. Los habitantes de la Sierra han adaptado su modo de vida a lo que se conoce como la microverticalidad, caracterizada por el aprovechamiento estratégico de distintos pisos climáticos, la práctica de policultivos en un solo piso ecológico, y el intercambio de productos a través de redes de parentesco y de reciprocidad, que articulan a los grupos sociales. Andenes, terrazas y canales de riego constituyen testimonios del avance tecnológico de los pueblos andinos. La domesticación de la papa y el maíz, el cultivo de productos como la quinua, la oca y el melloco también son una muestra del desarrollo de conocimientos de los quichua sobre los recursos genéticos asociados a la alimentación de la gente serrana y de buena parte de la población mundial contemporánea. Los pueblos quichua de la Sierra han resistido a las condiciones de segregación que enfrentaron desde el inicio de la época colonial. Una lengua común y una

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misma cosmovisión han brindado sustento a todos los ámbitos de sus vidas. Pese a que no toda la población indígena es campesina, los quichua de la Sierra basan su sustento en el desarrollo de actividades agropecuarias y artesanales, por lo que el acceso a la tierra es un elemento esencial de supervivencia. La situación actual de las poblaciones indígenas serranas es diversa. La aplicación de las leyes de Reforma Agraria desde 1964 produjo una diferenciación interna entre el campesinado sin tierra, minifundistas pobres y un reducido grupo que ha logrado concentrar propiedades. Una buena parte de la población quichua ha sido desplazada a los páramos, por lo cual este importante ecosistema (origen de las fuentes de agua) enfrenta presiones cada vez mayores. Se calcula que en los páramos viven cerca de 500.000 indígenas y campesinos. La introducción de nuevas tecnologías, de agroquímicos y el fomento de monocultivos han generado graves procesos de erosión de los suelos y una crisis de la productividad agrícola. Esto, sumado a la falta de

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1.9

acceso al agua y a la subdivisión de las parcelas familiares, ha desmejorado la calidad de vida de esta población que ahora enfrenta serios problemas de inseguridad alimentaria y altos índices de pobreza. En 1998 se introdujeron reformas a la Constitución Política del Ecuador, entre éstas el artículo 224 que faculta la creación de circunscripciones territoriales indígenas y afroecuatorianas, diferentes grupos indígenas, que durante cientos de años permanecieron sumidos en la identidad genérica quichua, han empezado a reivindicarse como pueblos. En el 2000, los cayambi, quitu, otavalo, caranqui, natabuela, cañari, chibuleo, panzaleo, guaranga, salasaca, puruhá y saraguro forman parte de la nacionalidad quichua de la Sierra. 1.9 Pueblos afroecuatorianos Las poblaciones afroecuatorianas llegaron al Ecuador durante los siglos XVI y XVII y se asentaron en dos zonas geográficas: la provincia de Esmeraldas (en la Costa, donde vive la población más numerosa), y el valle del río Chota, en el norte de la Sierra. Según algunos cálculos, toda la población afroecuatoriana sería de aproximadamente 500.000 personas. La cultura negra ha explotado diversas zonas de Esmeraldas; una de éstas es los estuarios, donde las formaciones vegetales dominantes son el manglar y el bosque siempreverde inundable de tierras bajas (guandal), este último como una continuación de los manglares hasta los 100 m de altitud. Las riberas de los ríos Quinindé y Esmeraldas también han sido ocupadas tradicionalmente por la población negra. La formación vegetal de estas zonas es el bosque siempreverde de tierras bajas, el mismo que se extiende hasta los 300 m de altitud, y don-

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de existen abundantes especies maderables que son codiciadas por su alto valor comercial. Las poblaciones negras aprendieron a manejar estos ecosistemas de una manera sustentable, con base en la extracción de los recursos naturales y en la agricultura de subsistencia. Trajeron sus propias formas de expresión cultural del continente africano y han desarrollado una serie de símbolos y de mitos en los cuales se encuentran depositados sus saberes. La agresiva expansión extractivista promovida por el Estado durante el siglo XX, la presencia de empresas madereras y, más recientemente, de agroindustrias palmicultoras y de camaroneras, han alterado de tal forma los ecosistemas de esa región que es allí donde ahora se presentan los índices más acelerados de degradación y transformación de la vegetación del país. La población negra se ha integrado al trabajo asalariado, al comercio y también ha migrado a las capitales provinciales, especialmente de la Costa. El pueblo afroecuatoriano, que vive en el valle andino del río Chota desde el siglo XVII, desciende de esclavos comprados de las haciendas de Colombia, quienes durante la colonia fueron llevados a la región por hacendados y por misiones religiosas para la producción de caña. A partir de la abolición de la esclavitud en el siglo XVIII, esta población ocupó zonas marginales de las haciendas. Luego de la Reforma Agraria de 1964 se convirtieron en propietarios de pequeñas fincas, y ahora este grupo mantiene su unidad cultural y está organizado jurídicamente; se dedica a la agricultura y está vinculado con el mercado de productos agrícolas regionales. El valle del Chota y la cuenca alta del río Mira (lugares de los asentamientos de la población afroecuatoriana), están ubicados entre 2.000 y 2.500 m de altitud. El clima de la región es cálido seco y las lluvias son escasas. A lo largo de los ríos la vegetación corresponde a la de matorral seco

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montano con presencia de acacias (Acacia spp.) y molles (Schinus molle). Otra formación vegetal característica de la zona es el espinar seco montano, donde están presentes especies de la familia de los cactus, como Opuntia sp., y de la familia Mimosaceae, como aromos y guarangos (Sierra 1999b). Desde hace pocas décadas el pueblo negro del país se ha organizado para exigir el reconocimiento de sus derechos específicos, muchos de los cuales han sido reconocidos constitucionalmente. Sin embargo, sus reivindicaciones no cobran aún la fuerza de las del movimiento indígena nacional.

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nización y a participar en las decisiones que los afecten. Los resultados más notorios se han concretado en el sistema de educación indígena intercultural bilingüe y en la legalización de buena parte de sus tierras y territorios. El esfuerzo cumplido por estas organizaciones también ha conducido a que el movimiento indígena se convierta en un actor de primera importancia, a tal punto que las decisiones que se toman en las más altas esferas del poder político no pueden pasar sin que se escuchen sus puntos de vista. Este esfuerzo también se ha materializado en la adopción de medidas de carácter legal, por parte del Congreso Nacional en abril de 1998, que cobran su mayor expresión en la ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en las reformas a la Constitución en junio del mismo año. A estos dos cuerpos legales se suma la ratificación, en 1993, del Convenio sobre la Diversidad Biológica, en el cual se reconocen los derechos de las comunidades indígenas y locales sobre la biodiversidad. Estos documentos

1.10 Derechos de los pueblos indígenas sobre la biodiversidad En las últimas cuatro décadas del siglo XX, la lucha de las organizaciones indígenas frente al Estado se basó en tres ejes principales: el reconocimiento legal de sus tierras y territorios; la educación bilingüe intercultural; y, el derecho a mantener sus propias formas de orga-

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constituyen un marco apropiado para el desarrollo de una legislación secundaria en la que se reconozca los derechos fundamentales, individuales y colectivos de los pueblos indígenas y afroamericanos frente a los recursos naturales y a la biodiversidad. Las principales demandas de los pueblos indígenas del Ecuador en relación con las formas de acceso, uso, manejo y administración de la biodiversidad, son:

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• Protección de los conocimientos y saberes ancestrales sobre la biodiversidad, así como de las tecnologías y prácticas indígenas de manejo de los recursos naturales y la definición e implementación de un sistema legal sui generis, mediante el cual se reconozcan los derechos colectivos de propiedad intelectual y no solo los derechos individuales. • Generación de mecanismos para una distribución equitativa de los beneficios derivados del uso de la biodiversidad. • Priorización del saber tradicional otorgándole la misma importancia que al científico. • Respeto a la identidad cultural y étnica de los pueblos indígenas y a su capacidad para definir y orientar sus propias opciones de desarrollo.

• Reconocimiento de los derechos colectivos sobre la propiedad, administración, uso y manejo de tierras y territorios indígenas en áreas protegidas. • Desarrollo de una legislación relativa a las circunscripciones territoriales contempladas en la Constitución Política del Estado. • Participación en las instancias de decisión sobre políticas y proyectos que los afecten. • Aplicación de los principios de Consulta Previa y de Consentimiento Previo Informado en relación con las políticas y proyectos sobre biodiversidad, ambientales y de explotación de recursos naturales que puedan afectarlos social, cultural o económicamente.

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La diversidad de los ecosistemas Carmen Josse, Mario Hurtado y Tarsicio Granizo

2.1

Los ecosistemas terrestres 2.2

¿Cómo clasificar los ecosistemas terrestres?

2.3

El Ecuador según la clasificación mundial en ecorregiones terrestres

2.4

Diversidad de ecosistemas terrestres a escala nacional 2.5 2.6 2.7 2.8 2.9 2.10 2.11

Bosque siempreverde de tierras bajas Bosque siempreverde inundable de tierras bajas Bosque de neblina montano Matorral seco de tierras bajas Bosque deciduo de tierras bajas Matorral húmedo montano Páramo

2.12 Estado de conservación de los ecosistemas terrestres 2.13 Estado de conservación de la Costa 2.14 Estado de conservación de la Sierra 2.15 Estado de conservación de la Amazonía 2.16 Amenazas a los ecosistemas terrestres

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2.17 Deforestación 2.18 Usos inadecuados del suelo 2.19 Ampliación de la red vial 2.20 Los ecosistemas dulceacuícolas 2.21 Clasificación de los ecosistemas dulceacuícolas 2.22 Amenazas a los ecosistemas dulceacuícolas 2.23 Los ecosistemas marinos y costeros 2.24 Sistemas de corrientes y masas de agua del Pacífico sudeste 2.25 Clasificación de los ecosistemas marinos y costeros 2.26 Diversidad de los ecosistemas marinos y costeros 2.27 ¿Qué conocemos de los ecosistemas marinos y costeros? 2.28 2.29 2.30 2.31 2.32 2.33

La plataforma continental Arrecifes, zonas rocosas e intermareales Las playas Las bahías Los estuarios Los manglares 2.34 Pérdida del manglar y de sus servicios ambientales

2.35 Amenazas a los ecosistemas marinos y costeros

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a diversidad ecosistŽmica se refiere a la variedad de unidades ecol—gicas espacialmente identificables de un territorio dado, y tiene relaci—n directa con el sistema de clasificaci—n que se emplee. En este cap’tulo consta informaci—n sobre los ecosistemas terrestres, dulceacu’colas, marinos y costeros del Ecuador continental, sobre su estado de conservaci—n y sobre las amenazas que se ciernen sobre dichos espacios segœn regiones.

2.1 Los ecosistemas terrestres

central y norte es de 150 km, hay una cordillera de poca altitud que corre paralela al mar, y que se extiende desde la ciudad de Esmeraldas hasta el golfo de Guayaquil. A su vez, este golfo (ubicado en la desembocadura del río Guayas) constituye la bahía más grande de la costa del Océano Pacífico en América del Sur y alberga una serie de islas entre las cuales la mayor es la de Puná. Hacia el sur de dicho golfo la distancia entre la Costa y la Sierra se estrecha considerablemente (Neill 1999). Estos accidentes geográficos, aunados a los regímenes climáticos, han propiciado que en la Costa exista una diversidad muy grande de ambientes plasmada en comunidades naturales igualmente diversas y con grados significativos de endemismo, sobre todo en el caso de la flora. En la Amazonía ecuatoriana, que constituye el extremo occidental de la cuenca amazónica, los ecosistemas también son diversos. Al norte del río Napo, esta región es una planicie en la cual muchas áreas con drenaje pobre están ocupadas por pantanos y lagos oligotróficos de aguas negras. Todo el resto hacia el

Tradicionalmente el Ecuador continental ha sido dividido en tres regiones naturales (mapa 3, p. 183): • La Costa, o región costera, que se extiende desde el Océano Pacífico hasta las estribaciones occidentales de los Andes localizadas debajo de los 1.300 m de altitud aproximadamente. • La Sierra, Andes, o región andina, ubicada en la porción central del país, sobre los 1.300 m de altitud tanto desde la Costa como de la Amazonía. • La Amazonía, u Oriente, que ocupa los territorios ubicados al este de los Andes bajo los 1.300 m de altitud. En la Costa se encuentran grandes planicies de tierras bajas, aunque también hay elevaciones menores. En esta región, cuyo ancho aproximado en sus porciones

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ma una serie de cordilleras pequeñas —como las del Cóndor y de Cutucú en el sur y los volcanes Reventador y Sumaco en el norte— en vez de una cadena continua (Neill 1999). En el Ecuador se presenta además una multiplicidad de regímenes climáticos que ha permitido la aparición de una gran diversidad, tanto en los tipos de vegetación, como en la flora del país. A su vez, esta variedad de climas es el producto de un conjunto de características geográficas como la ubicación ecuatorial del país, los efectos orográficos de la elevación abrupta de los Andes, la presencia de la cordillera de la Costa, la circulación general de la atmósfera (con influencias del Océano Pacífico y de la región amazónica) y la circulación de las corrientes oceánicas (Neill y Møller Jørgensen 1999). Dentro de estas características climáticas sobresalen dos: la duración del día, que es de doce horas de luz solar prácticamente constantes a lo largo del año y en todas las regiones; y la fluctuación significativa de la temperatura durante el día, y no estacionalmente o de mes a mes. Por ejemplo, en la Sierra esta fluctuación diaria puede ser de aproximadamente 20°C, mientras que en las tierras bajas no pasa de 10°C. El gradiente altitudinal también guarda una relación directa con la temperatura: al nivel del mar el promedio anual es 25°C y de allí en adelante disminuye aproximadamente 0,5°C por cada 100 m de elevación. Las temperaturas heladas solo ocurren a partir de 3.000 m de altitud. En contraste con la constancia de los regímenes de temperatura, los de precipitación varían mucho de un sitio a otro, así como en la cantidad anual de lluvias en una misma localidad. Hay muchas diferencias tanto entre las tres regiones naturales del país como entre el norte y el sur del país (Neill y Møller Jørgensen 1999). Los patrones anuales de precipitación en la Sierra están fuertemente influenciados por las oscilaciones de la Zona de Convergencia Intertropical,1 y cuyos cambios en esta región producen una distribución bimodal de las lluvias. La estación seca principal va de julio a agosto y a veces se prolonga hasta septiembre, y hay un período seco durante enero en la mayoría de loca-

sur es una penillanura con una complicada microtopografía de cerros bajos (Neill 1999). Finalmente, la mitad norte de la Sierra presenta dos ramales claramente definidos de los Andes (cordilleras oriental y occidental), modelo que se pierde hacia el sur dando lugar a un complicado esquema de nudos, algunos que van de norte a sur y otros de este a oeste. Ciertos geólogos reconocen una tercera cordillera, al este de las dos principales, la misma que está relacionada tectónicamente con la cordillera Oriental de Colombia, y que en el territorio ecuatoriano for-

1. La Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) es una banda de baja presi—n que se forma sobre las regiones de masas de aguas m‡s c‡lidas en los tr—picos, donde las masas de aire est‡n forzadas a ascender por el calentamiento; esto origina abundantes nubes y fuertes lluvias. La ZCIT no es estacionaria y tiende a desplazarse sobre las ‡reas superficiales m‡s calientes a lo largo del a–o (Ram’rez 2000).

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lidades andinas. Los lapsos de intensas lluvias ocurren en marzo, abril y octubre. El promedio de precipitación anual en la Sierra varía de 1.250 mm en la ciudad de Quito a 400 mm en un valle seco interandino. La diferencia significativa entre estos promedios revela la variabilidad de ambientes, la misma que está influenciada sobre todo por el gradiente altitudinal que ofrece la cordillera y las distintas orientaciones geográficas de las estribaciones, que a su vez interactúan de forma diferente con las variables causantes de los patrones de precipitación. En la Costa el patrón de lluvias es unimodal y la estacionalidad es más marcada por la influencia directa de dos corrientes oceánicas principales. La corriente fría de Humboldt suscita condiciones áridas en la Costa sur y, a la vez, produce cielos nublados que cubren la mayor parte del Ecuador occidental durante la época seca (aproximadamente de mayo a noviembre). Por otro lado, la corriente cálida que viene desde el golfo de Panamá baña la Costa norte entre diciembre y abril, y trae consigo aire caliente y lluvias, que se manifiestan hasta la región costera centro y sur del país (Neill y Møller Jørgensen 1999). En la Amazonía la lluvia es más o menos constante durante todo el año y no hay una estación seca. Sin embargo, en ciertas localidades se presenta un descenso en la precipitación, generalmente durante agosto y enero, meses que concuerdan con los períodos secos en los Andes asociados a los movimientos de la Zona de Convergencia Intertropical (Neill y Møller Jørgensen 1999).

Detrás de los esfuerzos que se han realizado para clasificar la vegetación del mundo subyace la idea de que el sistema utilizado debe servir para predecir que un determinado tipo de vegetación estará presente bajo ciertas condiciones. Con esta información se podrá tener una idea del resto de elementos bióticos y abióticos asociados. Así, por extensión, el mosaico de tipos de vegetación de una región permite aproximarse al mosaico de la biodiversidad total contenida en la misma (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). En la actualidad existen varios sistemas para clasificar a los ecosistemas. Algunos se basan principalmente en la asociación entre clima y vegetación: según éstos, las unidades están determinadas por un modelo de series climáticas, en las cuales se incluye parámetros como la precipitación anual, presupuestos de energía, temperatura del aire y del suelo, disponibilidad de agua y evapotranspiración. Otros sistemas establecen una relación entre la vegetación y varios factores ambientales como la temperatura, presupuesto hídrico, factores edáficos y topográficos. Finalmente, hay sistemas fisonómicos y florísticos, los cuales se basan en la composición taxonómica dominante de la vegetación o en la estructura de sus componentes principales, lo que por sí solo deja de tener el carácter predictivo necesario en un modelo (Sierra 1999b), pues la determinación depende exclusivamente de las observaciones y muestreos de campo.

2.2 ¿Cómo clasificar los ecosistemas terrestres?

El ejemplo más reconocido de la manifestación de gradientes en la diversidad de todos los grupos taxonómicos es el relacionado con la latitud, pues la variedad de organismos decrece hacia los polos y es mayor en los trópicos (Gaston 1996). De alguna manera, las políticas de inversión y la cooperación de las organizaciones internacionales, que apoyan la conservación, se han basado en este patrón biogeográfico. Sin embargo, se requiere de una información más detallada para identificar las prioridades, así como las estrategias a aplicarse en uno u otro lugar, y ya ha ha-

2.3 El Ecuador según la clasificación mundial en ecorregiones terrestres

Los biomas, entendidos como la categoría más general de definición de ecosistemas, son siete en el Ecuador continental: bosques húmedos tropicales, bosques secos tropicales, sabanas, matorrales xerofíticos, bosques montanos, páramos y manglares. El grado de detalle de esta clasificación se afina conforme se especifican los parámetros latitudinales, altitudinales, climáticos, topográficos o fisonómicos en los que se encuentran las grandes categorías.

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2.4

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bido algunos esfuerzos por clasificar unidades ecológicas a escala global o regional partiendo de una aproximación biogeográfica. Uno de estos esfuerzos es el de Dinerstein et al. (1995) para las ecorregiones terrestres de América Latina y el Caribe (ALC). Usando este sistema se ha evaluado las unidades ecológicas discretas mediante la integración de datos que responden a dos consideraciones fundamentales: la distintividad biológica y el estado de conservación. Ante la ausencia de un esquema de unidades biogeográficas ampliamente aceptadas, Dinerstein et al. (1995) diseñaron un sistema de clasificación jerárquico que dividió a la región ALC en cinco tipos principales de ecosistemas (TPE), once tipos principales de hábitat (TPH) y 191 ecorregiones. Los cinco tipos principales de ecosistemas son los bosques tropicales de hoja ancha, bosques templados de coníferas y de hoja ancha, pastizales/sabanas/matorrales, formaciones xéricas, y manglares. Los tipos principales de hábitat representan un segundo nivel que además de referirse a la estructura, contempla el régimen climático (húmedo, seco, inundable). Por último, las ecorregiones son unidades geográficas discretas de los tipos principales de hábitat, cuyo nivel hace referencia a características estructurales, fisonómicas, y sobre todo geográficas bastante más específicas. Una ecorregión está definida como un conjunto de comunidades naturales que están geográficamente delimitadas y comparten la gran mayoría de sus especies, dinámica ecológica, condiciones ambientales, y cuyas interacciones son cruciales para su permanencia a largo plazo. Las 191 ecorregiones fueron agrupadas en nueve biorregiones seleccionadas con el objeto de equilibrar el establecimiento de prioridades con una buena representación biogeográfica. Estas nueve biorregiones son: Caribe, Norte de México, América Central, Orinoco, Amazonía, Norte de los Andes, Andes Centrales, Sur América Oriental y Sur América del Sur. El resultado de la evaluación del estado de conservación de las ecorregiones de América Latina y el Caribe determinó que la biorregión Norte de los Andes, donde se incluye el Ecuador, tenía el máximo porcen-

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taje de ecorregiones (69%) agrupadas en las dos categorías de mayor riesgo. Estas dos categorías relativas al estado de conservación de las ecorregiones son crítica y amenazada; para su evaluación se considera una serie de criterios como porcentaje de remanencia respecto de la cobertura original, tasas de conversión de uso del suelo, grado de fragmentación y de alteración, existencia de oportunidades de conservación, tendencias de uso y explotación de la vida silvestre, entre otros. Desde el punto de vista de la distintividad biológica, 34 ecorregiones —en su mayoría bosques húmedos tropicales de hoja ancha—, fueron consideradas como sobresalientes a nivel global. La integración de los resultados de las dos consideraciones fundamentales (la distintividad biológica y el estado de conservación), permitió determinar cuáles ecorregiones son de máxima prioridad regional para la conservación (nivel I). De éstas, muchas están presentes en el Ecuador, tales como los bosques montanos de los Andes noroccidentales, bosques húmedos occidentales ecuatorianos, bosques montanos de la cordillera oriental, bosques húmedos del río Napo, bosques secos del Ecuador, páramos del norte de los Andes y matorral xérico de Galápagos. De hecho, todo el territorio ecuatoriano fue identificado como de máxima prioridad regional (Dinerstein et al. 1995). 2.4 Diversidad de ecosistemas terrestres a escala nacional En las últimas décadas del siglo XX, en el Ecuador se ha utilizado mucho el trabajo de Cañadas (1983), quien basado en el sistema bioclimático de Holdridge (1947, 1967; ambos citados en Valencia et al. 1999a) propuso 25 zonas de vida para el país. Pero también se han desarrollado otros sistemas que toman en cuenta características fisonómicas; dos de éstos son el de Acosta Solís (1966, 1968, 1977, 1982; todos citados en Valencia et al. 1999a), y el de Harling (1979 citado en Valencia et al. 1999a). El primero establece 18 formaciones geobotánicas para el Ecuador continental y el segundo 16 tipos de vegetación.

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2.4

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Las unidades ecológicas producto de estos sistemas de clasificación, cuya discriminación se basa fundamentalmente en las características y composición de la vegetación, han sido utilizadas como referencias de menor escala y mayor detalle que los ecosistemas. No es la intención analizar aquí las ventajas y desventajas de estos sistemas, pero sí lo es rescatar una reciente propuesta de clasificación de la vegetación del Ecuador continental (Sierra 1999b). Luego de analizar las limitaciones y estudiar otras alternativas de clasificación de la vegetación teniendo en cuenta lo que se ha hecho en países similares al nuestro, en este texto se propone un sistema jerárquico e integral, el cual sirvió como referencia para producir un estudio cartográfico basado en imágenes de satélite tomadas en diferentes años. Con esto se logró determinar los remanentes de las diferentes formaciones vegetales (Sierra 1999a). Esta investigación constituye un buen punto de partida para las tareas de mapeo, monitoreo e inventario requeridas para los trabajos de conservación, así como para elaborar propuestas de ordenamiento territorial

en el ámbito de la planificación regional y nacional. La propuesta de Sierra et al. (1999) consta de tres niveles jerárquicos, cada uno con definiciones progresivamente más restringidas de las unidades de vegetación (cuadro 2.1). El esquema se ajusta a los estándares para la clasificación de la vegetación establecidos por el Comité Federal para Datos Geográficos de los Estados Unidos —FGDC por sus siglas en inglés— (1997 citado en Sierra 1999b). El primer nivel de clasificación está definido por las características fisonómicas generales de la vegetación (por ejemplo si es bosque, matorral o herbazal). El segundo nivel se refiere a las características más detalladas de la estructura y la fenología, determinadas principalmente por criterios ambientales (por ejemplo bosque semideciduo). Por último, en el tercer nivel resaltan las variaciones altitudinales de la vegetación y su relación con elementos del paisaje como ríos, montañas, lagunas y, además, se toma en cuenta aspectos biogeográficos, que indican barreras al flujo genético o procesos evolutivos aislados (por ejemplo bosque semideciduo piemontano de

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CUADRO 2.1 Formaciones naturales presentes en las tres regiones del territorio continental NIVEL 1

NIVEL 2

NIVEL 3

criterio fisonómico

criterio criterio ambiental biótico

criterio topológico (piso florístico)

NOMBRE

Bosque

húmedo

de tierras bajas

Bosque siempreverde de tierras bajas

2

piemontano

Bosque siempreverde piemontano

3

montano bajo

Bosque siempreverde montano bajo

4

montano alto

Bosque siempreverde montano alto

1

5

inundable

siempreverde

de tierras bajas

Bosque siempreverde inundable de tierras bajas (guandal)

6

de tierras bajas

Bosque siempreverde inundable por aguas blancas

7

de tierras bajas

Bosque siempreverde inundable por aguas negras

8 9

seco

10

siempreverde

de palmas

de tierras bajas

Bosque inundable de palmas de tierras bajas (moretal)

deciduo

de tierras bajas

Bosque deciduo de tierras bajas

semideciduo

de tierras bajas

Bosque semideciduo de tierras bajas

11

piemontano

Bosque semideciduo piemontano

12

montano bajo

Bosque semideciduo montano bajo

montano bajo

Bosque de neblina montano bajo

montano

Bosque de neblina montano

13

de neblina siempreverde

14 15

Bosque de manglar

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Matorral

húmedo

Manglar siempreverde

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seco

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Espinar

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Herbazal

Matorral húmedo montano bajo

montano

Matorral húmedo montano

litoral

Matorral seco litoral

de tierras bajas

Matorral seco de tierras bajas

montano

Matorral seco montano

litoral/tierras bajas

Espinar litoral

montano

Espinar montano

lacustre/de tierras bajas

Herbazal lacustre de tierras bajas

lacustre/montano

Herbazal lacustre montano

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lacustre/montano alto

Herbazal lacustre montano alto

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ribereño/de tierras bajas Herbazal ribereño de tierras bajas Sabana

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Páramo

siempreverde

Matorral húmedo piemontano

montano bajo

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húmedo

piemontano

Sabana herbáceo

Páramo herbáceo

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húmedo

de frailejones

Páramo de frailejones

31

de almohadillas

Páramo de almohadillas

arbustivo

Páramo arbustivo

32 33 34

seco

Páramo seco

Gelidofitia

Gelidofitia

Fuente: Sierra (1999b).

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2.6

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la Costa). Una vez procesada la información, se obtuvo que son 34 los tipos de vegetación en el Ecuador (cuadro 2.1), número que se amplía hasta 45 cuando se asigna algunos a más de una región natural (como Costa o Amazonía). En los acápites 2.5—11 se caracterizan siete formaciones presentes en el Ecuador, las cuales a su vez proporcionan una idea general sobre los demás tipos de vegetación. Pero antes vale resaltar que se hará referencia a los ecosistemas actuales y no a los ‘potenciales’ (aquellos existentes antes de la intervención humana). Esto implica que los ecosistemas actuales, inclusive los considerados ‘naturales’, pueden distar mucho de los que existieron originalmente. Por ejemplo, hay quienes afirman que en Suramérica más del 12% de la Amazonía es el resultado de una transformación lenta provocada por grupos indígenas. Así, se observan ejemplos claros de la relación intrínseca entre las sociedades humanas y la diversidad del bosque tropical, siendo una buena muestra de ello las zonas con gran número de individuos de palmas útiles como el chontaduro (Bactris gasipaes), inayo (Maximiliana maripa), morete (Mauritia flexuosa), tucumã o tumã (Astrocaryum vulgare) y babaçu (Orbignya phalerata) (Balée 1989 citado en Rios 1998).

distribuyen más estacionalmente que en la Amazonía, no llega a existir una estación seca diferenciada. El dosel de este tipo de vegetación supera 30 m de altura, pero el componente arbóreo presenta diferentes estratos. Las epífitas (que son plantas que crecen sobre otras plantas, como orquídeas y bromelias), las lianas y las trepadoras son muy abundantes, y el estrato bajo herbáceo es bastante denso. Dentro de estos bosques se incluyen los ubicados sobre colinas y sobre tierras planas drenadas, que en la Amazonía corresponden a los bosques de tierra firme donde fácilmente pueden registrarse, en una sola hectárea, más de 200 especies de árboles con un diámetro superior a 10 cm. Mientras tanto, en la Costa la diversidad de estas zonas es menor. Sin embargo, en el caso de la densidad y diversidad de epífitas, ésta es mayor en los bosques siempreverdes de tierras bajas del noroeste del Ecuador, los cuales forman parte de la ecorregión del Chocó colombiano de la costa del Pacífico y, por lo tanto, comparten muchas especies. Sin embargo, también hay un elemento significativo de especies endémicas conocidas solo para esta región del Ecuador (Neill 1999). Según otras denominaciones, las zonas descritas corresponden al bosque húmedo tropical, bosque muy húmedo tropical y selva pluvial macrotérmica. La fauna representada en esta formación vegetal corresponde a la de los pisos zoogeográficos tropical oriental y tropical noroccidental y suroccidental (Albuja et al. 1980).

2.5 Bosque siempreverde de tierras bajas El bosque siempreverde de tierras bajas es la formación más extensa en la Amazonía ecuatoriana, pues cubre el 70% de su área. Por lo tanto, se extiende sobre más de un tercio del Ecuador continental (Neill 1999). Originalmente estos bosques también fueron la formación más extensa de la Costa. Cubrían aproximadamente el 37% de esa región, principalmente entre Esmeraldas, las partes bajas de Pichincha, pequeñas áreas al norte de Manabí, Los Ríos y Guayas. En la Costa este tipo de vegetación se ubica por debajo de los 300 m de altitud, mientras que en la Amazonía llega hasta 600 m (Sierra 1999b). En la Costa y en la Amazonía los bosques siempreverdes de tierras bajas reciben precipitaciones anuales superiores a 2.000 mm. En la primera región, si bien las lluvias se

2.6 Bosque siempreverde inundable de tierras bajas Dentro del bosque siempreverde inundable de tierras bajas se pueden agrupar cuatro tipos de vegetación, que pasan inundados la mayor parte del año y que existen tanto en la Costa como en la Amazonía. En la Costa están localizados solo en Esmeraldas, principalmente en la cuenca baja del río Santiago, donde son llamados localmente "guandales". En esas zonas la vegetación arbórea alcanza 30 m de altura y predomina una especie conocida como tangaré (Otoba gordoniifolia) (Cerón et al. 1999).

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les, no son tan diversos como las cercanas áreas de tierra firme (Palacios et al. 1999). Los bosques que son inundados por aguas negras (conocidos también como "igapó"), se encuentran en terrenos bajos. Éstos se inundan estacionalmente con agua que proviene de pequeños ríos que nacen en la llanura amazónica y que contienen abundantes compuestos, producto de la descomposición de la materia orgánica. Ya que estos ecosistemas pasan inundados durante largas temporadas, el número de especies adaptadas a sus condiciones es más restringido. Neill (1999) menciona como especies del dosel características de esta formación a Macrolobium acaciifolium, Astrocaryum jauari y Coussapoa trinervia. En el "igapó" están los "moretales", que son bosques inundables ubicados en terrenos mal drenados, y que están compuestos por agrupamientos prácticamente monoespecíficos de la palma morete (Mauritia flexuosa). El dosel de los moretales alcanza 30 m de altura y el sotobosque es relativamente denso. Se localizan principalmente en la parte nororiental del país donde cubren cerca de 350.000 hectáreas (Palacios et al. 1999). Según Albuja et al. (1980), la fauna del bosque siempreverde inundable de tierras bajas corresponde a la de los pisos zoogeográficos tropical oriental y tropical noroccidental y suroccidental. Por otro lado, en la Amazonía se establece una diferencia entre estos bosques según sean inundados por aguas blancas o por negras. Los primeros, también conocidos como "várzea", están ubicados en las terrazas planas contiguas a grandes ríos como el Aguarico, Napo, Coca y Pastaza. Estos ríos estacionalmente aumentan su caudal, se desbordan e inundan los bosques contiguos con su agua cargada de sedimentos, fenómeno que enriquece el suelo. Debido a que los recorridos de los torrentes son meándricos, las terrazas pueden pasar varios años sin inundarse hasta que éstos vuelven a cambiar su curso, o hasta que ocurre una gran crecida. Estos eventos periódicos han determinado una formación vegetal compuesta por varios estratos que indican diferentes etapas de sucesión. Los bosques más maduros tienen hasta 35 m de altura y si bien albergan muchas especies de árbo-

2.7 Bosque de neblina montano Los bosques de neblina montanos se extienden entre 2.000 y 3.000 m de altitud, con ciertas variaciones según estén ubicados en las estribaciones andinas occidentales u orientales, o en el norte o sur del país. Dicha posición geográfica también influye en las características climáticas, pero en general se trata de bosques con dos estaciones lluviosas que registran una precipitación anual que varía entre 500 y 2.000 mm. Las temperaturas medias van de 10 a 12°C, y la humedad relativa oscila entre 65 y 85%. Presentan una vegetación cuyo dosel alcanza de 20 a 25 m, aunque esta altura disminuye conforme aumenta la elevación. En esta formación los árboles están cargados de abundantes musgos y epífitas; de hecho, en esa fran-

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2.8 Matorral seco de tierras bajas

ja altitudinal es donde probablemente se registra la mayor diversidad de orquídeas, bromelias y helechos. Lo mismo sucede con los bambúes nativos de la zona (Clark 1997 citado en Valencia et al. 1999b). En muchas áreas de los Andes, este tipo de vegetación crece en laderas pronunciadas cuyo suelo es inestable; esto propicia que ocurran muchos derrumbes con lo cual se crean sitios que son aprovechados por plantas pioneras dominantes como los bambúes (Chusquea spp. y Neurolepis sp.). Entre las formaciones de la Sierra, el bosque de neblina cubría originalmente la mayor parte de la superficie, pero actualmente su extensión en las estribaciones occidentales se ha reducido al 49%. Mientras tanto, en las estribaciones orientales todavía queda aproximadamente el 76%. La extensión actual de esta formación solo es comparable con la de los páramos, es decir alrededor de 1.150.000 hectáreas, más del 26% de la superficie total de las áreas naturales de la región andina (Sierra 1999a). En el Catálogo de las Plantas Vasculares del Ecuador (Møller Jørgensen y León 1999) se afirma que el mayor número de especies se encuentra en los Andes, donde hay 9.865 (64,4% del total del país). Otro análisis interesante de esta publicación tiene que ver con la agrupación de los grupos taxonómicos a lo largo del gradiente altitudinal, el que dio como resultado un índice de similitud de 0,63 al comparar la zona entre 2.000 y 2.500 m de altitud con la zona entre 2.500–3.000 m, el mismo valor que se obtuvo comparando la composición entre 2.500–3.000 m y 3.000–3.500 m. Esto indica la gran diversidad florística de la región, la misma que se expresa hasta los 3.500 m de altitud, elevación a partir de la cual la variedad disminuye desde el límite inferior del páramo. Otros términos usados para identificar el bosque de neblina montano son selva submesotérmica andina, bosque húmedo y muy húmedo montano bajo, bosque nublado, y ceja andina —para el límite superior de esta formación, normalmente sobre los 3.000 m de altitud— (Valencia et al. 1999a). En cuanto a su relación con los pisos zoogeográficos, corresponde al piso templado (Albuja et al. 1980).

El matorral seco de tierras bajas está presente en el centro del país, principalmente en la franja litoral de Manabí y Guayas. Hacia el sur, en El Oro y Loja, esta formación ya no está asociada con el ambiente costero. Se trata de una vegetación seca, espinosa, achaparrada, con árboles dispersos de hasta 6 m de altura; crece bajo los 100 m de altitud y recibe menos de 200 mm anuales de precipitación que caen durante la marcada y corta estación lluviosa. En cuadrantes de 0,1 hectáreas se encontró entre 14 y 30 especies de plantas leñosas (Cerón et al. 1999). Sierra (1999a) calcula que aún existe el 68% de la cobertura original de esta formación, aunque éste es un ecosistema que ha sido sumamente intervenido por las actividades antrópicas. Otras denominaciones para esta formación son matorral desértico tropical, bosque muy seco tropical o monte espinoso tropical, o bien puede incluirse en una categoría más general de formaciones xerofíticas. Según Albuja et al. (1980), corresponde al piso zoogeográfico tropical suroccidental. 2.9 Bosque deciduo de tierras bajas El bosque deciduo de tierras bajas está ubicado en la Costa, entre los matorrales secos y los bosques semideciduos o húmedos tropicales, en una franja altitudinal que oscila entre 50 y 300 m. Las mayores extensiones se encuentran en Manabí y Guayas, donde se localiza en la base de los cerros que forman las cordilleras locales, aunque también ocupa extensiones importantes en el extremo suroccidental de Loja. La precipitación varía de un sitio a otro (de 300 a 1.200 mm anuales) y ocurre básicamente durante la época lluviosa, que alcanza su mayor expresión en febrero y marzo. La vegetación se caracteriza por perder las hojas durante la estación seca (en eso consiste el hábito deciduo). Los árboles más conspicuos pertenecen a la familia Bombacaceae, y la familia más diversa es Leguminosae (sensu lato) cuyas especies están presentes tanto en el dosel como en el estrato medio. La altura

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2.11 Páramo

promedio del dosel varía entre 8 y 12 m. Un estudio de un bosque secundario de está formación reveló que existen 37 especies de árboles con una densidad de 538 individuos por hectárea (Josse 1996). Otros términos usados para identificar al bosque deciduo de tierras bajas son bosque caducifolio, bosque seco tropical o bosque deciduo. La fauna que habita en esta formación es, en términos generales, la descrita para el piso zoogeográfico tropical suroccidental (Albuja et al. 1980).

Los páramos son zonas con vegetación abierta, semiabierta, arbustiva u ocasionalmente boscosa de poca altura. Su clima es frío y no hay una estacionalidad marcada; mas bien las principales diferencias de temperatura y humedad relativa del aire se presentan entre día y noche (Instituto Humboldt 1998). En el Ecuador, los páramos comienzan a par tir de 3.400–3.500 m de altitud en el norte y centro del país, mientras en el sur se encuentran aproximadamente desde 3.000 m (Valencia et al. 1999b). Los páramos del Ecuador han sido clasificados por Sierra et al. (1999) en cinco tipos: herbáceos, de frailejones, de almohadillas, arbustivos y secos. A pesar de que todos comparten características ecológicas como la estacionalidad diaria, alta radiación ultravioleta, escasez fisiológica de agua y baja presión de oxígeno, tal diversidad ocurre debido a que son heterogéneos en cuanto a su geología, patrón climático y composición florística y faunística. Los páramos herbáceos ocupan la mayor parte de las tierras del país ubicadas entre 3.400 y 4.000 m de altitud. Originalmente cubrían el 15,5% de la superficie de la región andina, y ahora su extensión corresponde al 19,7% de la vegetación natural de esa región (Sierra 1999a). Sin embargo, al hablar de vegetación natural nuevamente el término es relativo, pues con la deforestación de la vegetación boscosa o arbustiva provocada para sembrar pastos o papas, o por las quemas frecuentes, se ha producido el fenómeno de paramización, que puede aparecer incluso a 2.900 m de altitud (Instituto Humboldt 1998). Después de estas intervenciones, el bosque no puede regenerarse y es suplantado por una vegetación dominada por hierbas en penacho —o macollas— de los géneros Calamagrostis y Festuca, principalmente. El aumento en el porcentaje de la superficie que ocupa actualmente el páramo en la Sierra, si se compara con su cobertura original, puede explicarse porque han sido las formaciones situadas más abajo las que han sufrido un mayor impacto de la ocupación humana. La superficie actual equivale a una remanencia

2.10 Matorral húmedo montano El matorral húmedo montano es un tipo de vegetación propio de los valles interandinos húmedos (entre 2.000 y 3.000 m de altitud). Esta es otra de las formaciones cuya fisionomía de matorral puede deberse a una marcada influencia antropogénica, por lo que ahora solo existen remanentes ubicados en quebradas o barrancos con pendientes pronunciadas, o también como cercos de terrenos agrícolas. Hay zonas como el volcán Pasochoa (en Pichincha) donde esta vegetación está relacionada con formaciones boscosas. La composición florística puede variar entre las localidades, dependiendo de la humedad y el tipo de suelo. También hay diferencias marcadas entre las especies del norte y centro del país frente a las especies del sur (Valencia et al. 1999b). En el norte y centro del país, el matorral húmedo montano originalmente abarcó una superficie considerable, pero actualmente los remanentes representan el 24% de su extensión original. Se ha calculado que en el sur el área remanente corresponde al 75% de la cobertura original (Sierra 1999a), valor que podría estar sobreestimado a juzgar por la activa expansión de la frontera agrícola. Otras denominaciones usadas para referirse a esta formación natural son bosque seco montano bajo, bosque húmedo montano bajo, vegetación de quebrada del norte o vegetación de matorral del sur. La composición faunística es similar a la del bosque de neblina montano, es decir, la del piso templado (Albuja et al. 1980).

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del 73% de las formaciones de páramo. Con respecto a la extensión original y al porcentaje remanente, cabe traer a colación la polémica que existe en torno a la verdadera procedencia de los páramos. Hay autores que atribuyen a las quemas periódicas la desaparición de formaciones boscosas y arbustivas que alcanzaban un límite altitudinal bastante alto, y sostienen que los pajonales bajo los 4.300–4.100 m de altitud son vegetación parcialmente secundaria creada y mantenida por el ser humano, quien ha usado el fuego como herramienta principal (Laegaard 1992 citado en Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1993). Una posición distinta es la que sostiene que el páramo es un ecosistema natural cuyo límite inferior empieza aproximadamente a los 3.000–3.500 m de altitud, dependiendo de su ubicación. Esta posición se apoya en el gran endemismo de la flora actual de los páramos, y en que los sucesivos periodos de glaciación durante el pleistoceno permitieron, hace cientos de miles de años, el arribo y desarrollo de una vegetación adaptada a las bajas temperaturas, a los drásticos cambios de ésta, a la sequía fisiológica y a particulares condiciones edáficas y climáticas en general. El frailejón (Espeletia pycnophylla) es una planta muy común en los páramos de Colombia y Venezuela, mientras que en los del Ecuador ocupan una pequeña porción de la región andina, en la provincia de El Carchi y en la cordillera de Los Llanganates, hasta donde llega su límite de distribución hacia el sur. Posiblemente los páramos menos alterados son aquellos donde existe una buena diversidad de plantas arbustivas, herbáceas no graminiformes, rosetas acaulescentes y gigantes, y formaciones de almohadilla, las mismas que crecen sobre un suelo orgánico grueso cubierto por una capa de musgos, líquenes y pequeñas hierbas. Sobre los 3.500 m de altitud y hasta 4.500 m se ha registrado poco más de 1.300 especies de plantas vasculares, la mayoría concentrada entre 3.500 y 4.000 m (Møller Jørgensen y León 1999). La gran diversidad encontrada para este bioma, pese a las condiciones extremas que presenta, es parcialmente producto de una alternancia de condiciones que se dieron

durante las glaciaciones del cuaternario. El enfriamiento hacía descender el límite de los páramos juntando así numerosas islas que antes habían estado separadas en las altas mesetas y flancos de las cumbres andinas. De esta manera se formaron grandes extensiones continuas que posibilitaron el intercambio de especies dentro y entre las mismas. Posteriormente, el calentamiento del clima, con el consiguiente ascenso de los límites del páramo, volvía a separar estas grandes superficies en islas dispersas, lo que a su vez permitió procesos de especiación en aislamiento en las especies que habían acabado de migrar (Josse y Anhalzer 1996). Fisiológicamente hablando, a pesar de las variables climáticas extremas, en los páramos las condiciones para la reproducción de la biota ocurren prácticamente a lo largo de todo el año. Aparentemente este es uno de los factores que ha permitido la diversificación de hábitats y el enriquecimiento de especies (Miller 1995). La fauna asociada a esta formación es la correspondiente al piso zoogeográfico altoandino (Albuja et al. 1980). 2.12 Estado de conservación de los ecosistemas terrestres Las tres regiones naturales —Costa, Sierra y Amazonía— proveen una clasificación geográfica primaria que constituye una primera aproximación a la biodiversidad del Ecuador continental. Cada una de estas regiones ha atravesado por procesos históricos peculiares que han moldeado sus paisajes naturales hasta dejar en algunos casos un saldo positivo (reflejado en el gran porcentaje de remanencia de ciertos ecosistemas), y negativo en otros, por la desaparición de la vegetación original. En los acápites 2.13—15 consta información sobre el estado de conservación de cada región. 2.13 Estado de conservación de la Costa Situada entre las estribaciones occidentales de los Andes bajo los 1.300 m de altitud y el Océano Pacífico, la Costa abarca 8.223.707 hectáreas (Sierra 1999a). Esta zona ha sido habitada por las culturas

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2.14

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más antiguas conocidas hasta ahora para el país, tales como la Valdivia (3.500–1.800 a.C.) que se asentó en el litoral central (Norton 1992). Desde entonces ha sido y sigue siendo la región con mayor desarrollo agrícola y agroindustrial del país, gracias a la amplia disponibilidad de recursos naturales como agua, grandes planicies y suelos fértiles. Esto ha significado la conversión de gran parte de los ecosistemas naturales para el uso agrícola y la provisión de agua de riego, aparte del aprovechamiento de los recursos maderables. Es conocida la fama que tenían durante la época colonial las "maderas de Guayaquil", que provenían tanto de los bosques húmedos de la cuenca del río Guayas como de los bosques secos de la región. Las crónicas del siglo XVIII dan cuenta de la riqueza maderera de localidades como Yaguachi, Palenque, Balzar, Daule y Babahoyo. Importantes poblaciones como Lima, Trujillo y Arica (ubicadas en el Perú) dependieron de estas maderas para sus edificaciones. Asimismo, se estableció un astillero en Guayaquil donde se construyeron barcos para la Armada del Mar del Sur de la corona española (Estrella 1993). Según Dodson y Gentry (1991), en esta región solo queda el 4,4% de la cobertura original de bosques naturales. Sin embargo, las aproximaciones sobre el área forestal remanente y la tasa de deforestación anual son bastante contradictorias, lo que se debe a los criterios utilizados para la definición de bosque natural y a las herramientas cartográficas o referencias geográficas utilizadas. Así, las cifras varían entre un porcentaje tan alarmante como el mencionado arriba hasta un promedio de remanencia del 41% para las formaciones naturales boscosas de la Costa (Sierra 1999a), u otro intermedio que habla de 24% de cobertura forestal tropical aún existente en el occidente del país (DINAF 1988 citado en WRI 1989). Según Sierra (1999a), el remanente total de las formaciones naturales de la Costa —que incluye las formaciones no boscosas— es de 31,6% (2.599.752 hectáreas), siendo los bosques siempreverdes de tierras bajas los más afectados (cuadro 2.2 y mapa 3, p. 183). Otras fuentes señalan que los bosques semideciduos piemontanos y de tierras bajas, los bosques

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húmedos piemontanos y los bosques secos son formaciones con un gran riesgo de extinguirse (WRI 1989, Dodson y Gentry 1991). En cualquier caso, estas cifras ocultan la desaparición de ciertos ecosistemas y hábitats, motivo por el cual el trópico húmedo del occidente ecuatoriano está considerado como uno de los ejemplos mundiales de extinción masiva de especies de plantas por deforestación (CMCC 1988 citado en Estrella 1993). Esto puede ejemplificarse con dos sitios de la región cuya flora ha sido estudiada. El uno, llamado Centinela, es la primera elevación hacia el oeste de las estribaciones de los Andes a la altura de la ciudad de Quevedo, un pequeño cerro de unos 20 km2. Allí se encontraron 90 especies de plantas con un endemismo muy restringido (el 10% de la flora descrita para el sitio no había sido registrada en ningún otro lugar). Se asume que cuando este sitio fue intervenido, esas especies endémicas se extinguieron. Los estudios en Centinela se iniciaron en 1975, cuando el bosque todavía era esencialmente virgen. En 1980 se comenzó a alterar la cobertura vegetal y, en 1988, la agricultura extensiva dio paso a la transformación del bosque natural en unidades de monocultivo (Dodson y Gentry 1993). El segundo lugar que posee especies endémicas muy localizadas es el cerro Montecristi. Allí, en la franja entre 150 y 650 m de altitud, se distinguieron nueve diferentes tipos de vegetación con especies de orquídeas y de bromelias cuya distribución estuvo restringida a algunos tipos de vegetación específicos (Dodson y Gentry 1991). La alteración o desaparición de la cubierta natural del cerro Montecristi podría significar la extinción de especies que únicamente han sido registradas allí. 2.14 Estado de conservación de la Sierra La Sierra se ubica sobre los 1.300 m de altitud en las cordilleras oriental y occidental, aunque en el sur del país (en Loja) su límite inferior se halla a 1.000 m de altitud aproximadamente. Comprende una extensión de 7.564.238 hectáreas (Sierra 1999a) que abarcan las estribaciones de los Andes, los valles interandinos y los pisos altoandinos que limitan con la zona

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L o s

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2.15

t e r r e s t r e s

CUADRO 2.2 Costa: cobertura original y porcentaje remanente (1996) de las formaciones naturales Formación natural

Cobertura original (hectáreas)

Manglar Manglillo Bosque siempreverde inundable de tierras bajas (guandal)

Porcentaje remanente en 1996

269.900

52,9

8.242

94,2

2.313

92,1

Bosque siempreverde de tierras bajas

3.171.000

18,3

Bosque siempreverde piemontano

1.141.727

36,8

404.263

39,6

Bosque siempreverde piemontano de las cordilleras costeras Bosque siempreverde montano bajo de cordilleras costeras

15.714

67,4

Bosque de neblina montano bajo de las cordilleras costeras

62.293

54,9

Bosque semideciduo de tierras bajas

644.217

23,3

Bosque semideciduo piemontano

524.131

42,1

Bosque deciduo de tierras bajas

1.298.138

31,1

63.399

65,4

Sabana

233.782

71,3

Matorral seco de tierras bajas

363.872

68,4

20.716

46,9

8.223.707

31,6

Bosque deciduo piemontano

Herbazal de tierras bajas Total Fuente: Sierra (1999a).

1988). De hecho, en la familia de las orquídeas —la más diversa del Ecuador—, 12 de los 23 géneros endémicos del país son andinos (Møller Jørgensen y León 1999). Estos bosques, sobre todo los de la vertiente oriental y los de la región suroriental, conservan alrededor del 75% de su cobertura original, como consta en el cuadro 2.3 (Sierra 1999a). El matorral húmedo montano de los Andes del norte y centro es uno de los ecosistemas que se encuentran en peligro crítico de extinción: ha perdido más del 75% de su área original (Sierra, Campos y Chamberlin 1999).

nival. Por sus características apropiadas para la agricultura y la ocupación humana, la mayor parte del callejón interandino ha sido convertido con fines agropecuarios, quedando pequeños relictos en los sitios más inaccesibles y de menor interés para actividades productivas (mapa 3, p. 183). Si bien la formación vegetal con mayor porcentaje de remanencia en la región es el páramo, esto no significa que no haya sufrido alteración, sino que páramos arbustivos ricos en especies han sido transformados en ecosistemas herbáceos y pajonales poco diversos, que son utilizados y ‘manejados’ en forma extensiva como pastizales por hombres y mujeres campesinos de la serranía (véase 2.11). Tanto los bosques montanos bajos (entre 1.300 y 2.000 m de altitud) como los de neblina (entre 2.000 y 3.000 m de altitud), ubicados en los flancos externos de ambos ramales de la cordillera de los Andes, son formaciones de gran biodiversidad (Balslev

2.15 Estado de conservación de la Amazonía Esta región representa cerca del 50% de la superficie del país. Abarca la vertiente oriental de los Andes, desde los 1.300 m de altitud hacia abajo, incluyendo las tierras colinadas y las planicies amazónicas dentro

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CUADRO 2.3 Sierra: cobertura original y porcentaje remanente (1996) de las formaciones naturales Formación natural

Bosque siempreverde montano bajo de la cordillera occidental

Cobertura original (hectáreas)

Porcentaje remanente en 1996

545.247

46,1

Bosque siempreverde montano alto de la cordillera occidental

607.504

48,2

Bosque siempreverde montano bajo de la cord. oriental del norte y centro

331.804

53,7

Bosque siempreverde montano bajo de la cordillera oriental del sur

349.681

75,2

Bosque siempreverde montano alto de la cordillera oriental

937.425

63,2

Bosque de neblina montano de la cordillera occidental

949.332

49,1

Bosque de neblina montano de la cordillera oriental

902.935

76,7

Bosque semideciduo montano bajo de la cordillera occidental

188.641

26,8

Matorral húmedo montano de los Andes del norte y centro

484.983

24,6

Matorral húmedo montano de los Andes del sur

133.574

75,3

26.722

71,5

Matorral seco montano bajo Matorral seco montano de los Andes del norte y centro

214.808

27,4

Matorral seco montano de los Andes del sur

297.387

27,8

54.728

82,7

115.466

98,2

Páramo de frailejones Páramo de almohadillas Páramo de almohadillas y arbustivo Páramo herbáceo Páramo seco Herbazal montano

53.087

96,9

1.173.038

72,8

183.133

47,8

855

25,1

Herbazal montano alto

3.139

62,3

Gelidofitia

7.501

90,2

23.247

98,3

7.540.990

57,3

Nieve perpetua Total Fuente: Sierra (1999a).

del territorio. Si bien la fracción de la cuenca amazónica que posee el Ecuador corresponde al 2% del total, en este pequeño territorio —concretamente en las "tierras altas" (de 500 a 1.500 m de altitud) de la Amazonía ecuatoriana occidental— se ha identificado un "hot spot", un área de gran biodiversidad y endemismo a escala global (Myers 1988, 1990). Tal designación, que hace referencia a la gran diversidad biológica de la región, también llama la atención sobre el peligro de extinción en que se encuentra debido a las altas tasas de deforestación.

La primera carretera de la Amazonía ecuatoriana fue construida en 1947 (Palacios et al. 1999). Sin embargo, la deforestación a mayor escala comenzó en la década de los 60, durante el comienzo del auge petrolero. Ésta fue causada por colonos que llegaron de diferentes partes del país y se asentaron en la zona para trabajar en las compañías petroleras y para practicar la agricultura. Estos asentamientos fueron promovidos por la política estatal de colonización y "fronteras vivas" dictada en esa época. Según Sierra (1999a), en los últimos 30 a 40 años se ha perdido

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2.17

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GRÁFICO 2.1 Amazonía ecuatoriana: porcentaje de remanencia de las formaciones naturales (1996) 100

porcentaje remanente

80

60

40

20

bosque piemontano

v‡rzea

matorral hœmedo montano alto

bosque siempreverde montano

herbazal de tierras bajas

bosque siempreverde de tierras bajas

bosque siempreverde montano bajo

igap— y moretal

matorral hœmedo montano

0

Fuente: Sierra (1999a).

el 16% de la cobertura boscosa original (gráfico 2.1 y mapa 3, p. 183), aunque en otras aproximaciones se habla de 50% de pérdida (WRI 1989).

ción petrolera o la contaminación industrial, ponen en riesgo a la diversidad biológica del Ecuador. En los acápites 2.17–19 se profundiza sobre algunos.

2.16 Amenazas a los ecosistemas terrestres

2.17 Deforestación

El desarrollo de actividades agroindustriales, la colonización, la apertura de vías, la demanda de la industria forestal, la presión demográfica y los desastres naturales inciden, directa o indirectamente, sobre la integridad de los ecosistemas terrestres, transformándolos, fragmentándolos o destruyéndolos. En la mayoría de los estudios se menciona la elevada tasa de deforestación que existe en el país y los usos inadecuados del suelo (WRI 1989, Estrella 1993, CAAM 1995), los cuales provocan erosión y desertificación. Todos estos problemas, sumados a otros tantos como la explota-

Las tasas anuales de deforestación que se manejaron en el Ecuador durante las décadas de 1980 y 1990 varían entre 0,5 y 2,4%, lo que significa de 60.000–340.000 hectáreas anuales (cuadro 2.4). La gravedad de la situación se manifiesta de diversas formas en las distintas regiones del país. En varios documentos se señala que la Costa es la región más afectada, no solo por el menor porcentaje de bosques naturales que quedan en comparación con otras regiones, sino porque la presión por extraer el recurso maderable es también mayor. Entre 1985 y 1991 el

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2.18

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CUADRO 2.4 Deforestación en el Ecuador: cálculos contradictorios Período Fuente

Deforestación Hectáreas por año Tasa (%/año)

WRI (1994)

1981 - 1990

238.000

1,7

Schmidt (1990)

1981 - 1990

60.000

0,5

Amelung y Diehl (1992)

1980 - 1988

306.000

-

-

200.000

-

década de los 80

340.000

2,3

75.000

-

340.000

2,4

SUFOREN (1991) WRI (1990) USAID (1988)

-

Repetto (1988)

1981 - 1985

Bremer –Fox y Bender (1987)

-

200– 300.000

-

World Resources Institute (1987)

-

277.000

2,4

1976-1983

400.000

-

34.000

-

CLIRSEN (1983) FAO (1982)

-

Fuente: Sierra (1996).

48% de la producción maderera del país provino de la Costa, de una superficie que representa aproximadamente el 13% de la superficie original de bosques productores, mientras que de la Amazonía, donde la remanencia aproximada es del 70%, se extrajo el 30% de la producción maderera en esos años (ITTO/INEFAN 1993 citado en Sierra 1996). Sierra y Stallings (1998 citado en Sierra, Campos y Chamberlin 1999) calculan que la tasa de deforestación anual en el norte de la Costa es cercana a 1,9%, mientras que en el norte de la Amazonía es de 0,6%. La deforestación no solo se debe a la tala comercial; también está relacionada con la expansión de la frontera agrícola protagonizada por inmigrantes pobres o por agricultores. Los primeros van tumbando la vegetación original y cambiándola por pastos o cultivos (Sierra 1996), mientras que los agricultores ‘limpian’ grandes extensiones de terreno para dedicarlo principalmente a cultivos de exportación, ya que poseen más recursos económicos (WRI 1989). Aún cuando el objetivo de la tala comercial es la

madera, luego de abiertas las vías para el efecto, éstas promueven la llegada de colonos, quienes a su vez aprovechan las tierras intervenidas para cultivarlas, puesto que resulta más fácil y menos costoso (Sierra 1996) (véase 2.18). En los sectores rurales donde la cubierta forestal natural es muy reducida, tanto el crecimiento secundario como los remanentes de bosque maduro son utilizados con mucha frecuencia para la extracción de leña y producción de carbón. Así, a un ritmo lento pero seguro, se va fragmentando o acabando con los remanentes de las formaciones naturales (gráfico 2.2). 2.18 Usos inadecuados del suelo La Ley Forestal vigente hasta el 2000 y la Ley de Desarrollo Agrario parten de la aptitud de los suelos para definir sus opciones de uso. La confrontación de la información sobre uso actual y aptitudes de los suelos indica que en la Costa, y especialmente en la Sierra, todas las tierras aptas para actividades agropecuarias

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2.18

t e r r e s t r e s

GRÁFICO 2.2 Distribución porcentual del consumo de leña y carbón por sectores y regiones 80 70 60

Amazon’a

50

Costa

40

Sierra

30 20 10 0 urbano

rural

industrial

carb—n

Fuente: ITTO/INEFAN 137/91/STCP (1993 citado en Wunder 1996).

ya han sido ocupadas, por lo que cualquier expansión adicional se realizará en áreas frágiles o de pendientes muy fuertes (Southgate y Whitaker 1994 citado en Woolfson 1997). Según las opciones de uso, cerca del 60% del territorio nacional posee un potencial forestal. Sin embargo, por la dificultad de acceder a muchas zonas, en la actualidad únicamente 600.000 hectáreas de bosques nativos presentan condiciones económicas para ser manejadas silviculturalmente, mientras que las tierras que han sido explotadas y tienen el potencial para ser forestadas sobrepasan los 3.000.000 hectáreas (ITTO/INEFAN 1995 citado en Ministerio del Ambiente 1999b). Pese a lo mencionado sobre la expansión de la frontera agrícola en el diagnóstico de Southgate y Whitaker (1994 citado en Woolfson 1997), en general más y más áreas han sido y están siendo incorporadas a la producción agropecuaria. Hacia 1954 la superficie dedicada a esta actividad (ciclo corto, cultivos permanentes y pastos) fue de casi 2.700.000

hectáreas, mientras que en 1995 se había triplicado (8.100.000 hectáreas), lo que significa una tasa de crecimiento del 5,1% anual (MAG 1999b). Según el World Resources Institute (1989), la mayor parte de esta expansión tuvo lugar en la Costa central; como resultado de la construcción de carreteras y el crecimiento demográfico, las formaciones boscosas húmedas y muy húmedas de esa región prácticamente desaparecieron. La mayor parte del cambio en el uso se debió al desarrollo de los cultivos permanentes (banano y plátano, cacao, café y palma africana) que predominan en la Costa central y que crecieron en el mismo período (1954–1995) a una tasa del 8,6% anual (Woolfson 1997). Mientras tanto, en otras áreas de la región con deforestación activa, como el nororiente y el noroccidente, las tierras se destinan principalmente a pastos. Datos sobre el noroccidente del país revelan que, entre 1983 y 1993, el crecimiento de la superficie agropecuaria fue de 16,9% anual (Sierra 1996). En la Amazonía ecuatoriana la ampliación de la frontera agrícola también ha sido importante. En un es-

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2.18

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RECUADRO 2.1

Usos energéticos y maderables del bosque nativo andino En 1996, el Programa Regional de Bosques Nativos Andinos (PROBONA) public— una investigaci—n sobre los usos maderables y energŽticos de los bosques nativos andinos del Ecuador ( Wunder 1996). Segœn el autor del estudio, existe mucha controversia sobre los volœmenes de consumo de le–a. Las diferencias se deber’an, en primer lugar, a la ambigŸedad en el uso de factores de conversi—n entre volœmenes, pesos y valores cal—ricos, y, en segundo lugar, a la reducida y deficiente base de datos primarios sobre el uso de la le–a en el Ecuador. Wunder concluye que el consumo de Žsta oscilar’a entre 4,5 y 5 millones de m3 anuales en el pa’s. De esta cifra aproximadamente el 5% corresponder’a al empleo de carb—n vegetal (gr‡fico 2.2). El uso energŽtico de la madera en forma de le–a y carb—n representa el 67% de la explotaci—n de los bosques nativos, que en total es de aproximadamente 8.500.000 m3 anuales (ITTO/INEFAN 1993 citado en Wunder 1996). Para comparaci—n, la misma fuente muestra que, por el contrario, la madera proveniente de las plantaciones sumar’a solo 1,2 millones de m3 de los cuales el 79% se utiliza para trozas industriales y el 21% para le–a. Estas cifras reflejan datos a escala nacional, pero el estudio de PROBONA calcul— en 2.113.000 m3 el volumen de le–a que anualmente se extrae del bosque nativo andino. Wunder concluye que, a pesar del gran porcentaje de la explotaci—n que es destinado para le–a, la tala generalmente es selectiva, por lo que no es la causa directa de la deforestaci—n, definida como tala rasa y conversi—n del bosque. Las excepciones a este patr—n se dar’an en dos casos: cuando existen cerca a los bosques centros de alto consumo de le–a o carb—n (grandes ciudades o ladrilleras), y cuando la ausencia o escasez de posibilidades de crŽdito en sectores rurales pobres convierte a la madera (aserrada o como le–a) en una renta adicional. Segœn Wunder, la fuerte presi—n demogr‡fica Ñcon la consecuente subdivisi—n de predios ruralesÑ es una de las causas de la deforestaci—n. Este factor (el crecimiento demogr‡fico) tambiŽn est‡ asociado con la imposibilidad de disminuir el consumo de le–a a partir de la substituci—n por el gas, pues las condiciones de pobreza de una creciente porci—n de la poblaci—n impiden este objetivo. Otra causa determinante de la deforestaci—n es la conversi—n de bosques en pastos para ganader’a (vŽase 2.18). Por œltimo, contrariamente a la teor’a de que la tenencia privada y segura de la tierra promueve un uso racional del recurso, propone que en el caso de la Sierra, la tenencia particular (opuesta a la propiedad comunal) favorece la deforestaci—n.

tudio de la región nororiental realizado por el Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN) y el Instituto de Colonización de la Región Amazónica Ecuatoriana (INCRAE) (1987 citado en MAG 1999b) se calculó que, entre 1977 y 1985, hubo una tasa de deforestación de alrededor de 1,5% anual y una tasa de crecimiento de la superficie agropecuaria de 10,3% anual. Esta expansión produjo, entre 1986 y 1996, un aumento del 118% en el área de bosque repartida en

fragmentos de menos de 500 hectáreas (Sierra 1999c citado en Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Mucho de la conversión del suelo a usos agrícolas, aparte de la pérdida de hábitats y la fragmentación con la concomitante pérdida de biodiversidad, tiene efectos que atentan contra la propia productividad agrícola: erosión, desertificación y contaminación con agroquímicos. Aunque no existe información estadística, se estima que un alto porcentaje de agricultores emplea indiscriminada y excesivamente estos últimos

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productos sin aplicar las formulaciones correctas. Según Fundación Natura (1992 citado en MAG 1999b), en 1996 se utilizó un promedio de 2,5 kg de pesticidas/trabajador/año. En un importante número de cultivos de consumo interno se realizan hasta 22 aplicaciones profilácticas por ciclo de cultivo (CAAM 1996 citado en MAG 1999b). Se calcula que el 70% de los agroquímicos aplicados no cumple con el objetivo de controlar las plagas y se pierde en el ambiente (Fundación Natura 1992 citado en MAG 1999b). Hace falta conocimientos y capacitación sobre tecnologías para la práctica de una agricultura sustentable y adaptada a las condiciones de cada región, muchas veces desconocidas por la gente migrante y campesina. Sin embargo, el origen de los usos inadecuados también se debe a las políticas de ocupación de tierras, el escaso acceso a la misma por parte de un número cada vez mayor de pobres, la desorganización de la tenencia legal, las formas de comercialización y los bajos precios de los productos agrícolas de consumo interno. Todo esto genera una agricultura extensiva de muy baja inversión y extractiva de recursos, lo que deteriora las condiciones ambientales en las que se desenvuelve el sector agropecuario.

tarse si la planificación y el estudio de costos de la carretera, y del beneficio económico de ésta para el país o para la población objetivo, incluyeron algún criterio de valoración de los recursos biológicos y servicios ambientales afectados, o de los costos de remediación en el caso de impactos que no resultaren solo de la construcción de la vía sino del progresivo deterioro de los recursos naturales adyacentes a su trazado. 2.20 Los ecosistemas dulceacuícolas La clasificación de Sierra et al. (1999) incluye algunas formaciones vegetales cuya composición y características están directamente relacionadas con la presencia de agua, sea de forma permanente o estacional. En dicha clasificación, la mayoría de estas formaciones han sido identificadas como "herbazales", aunque

2.19 Ampliación de la red vial Este es un tema delicado por la connotación que tiene para el desarrollo, cuando éste se entiende como la incorporación de más sectores de la población a la producción, el intercambio comercial y los servicios. Por supuesto que muchas vías se construyen no solo para facilitar el acceso a las comunidades localizadas en sectores rurales marginales, sino también con el fin de explotar los recursos naturales y de usar nuevas tierras. Sea cual sea la razón, las vías de acceso, una vez abiertas, favorecen la entrada indiscriminada de todo tipo de usuarios/as, quienes se apropian de las tierras o de los recursos disponibles a lo largo del recorrido. Algunas carreteras atraviesan localidades muy frágiles ecológicamente, o fragmentan remanentes estratégicos de formaciones naturales. En estos casos cabe pregun-

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2.20

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RECUADRO 2.2

La construcción de la carretera Borbón–Maldonado–Mataje En una gran cantidad de diagn—sticos sobre la situaci—n ambiental y de la biodiversidad del Ecuador se cita la designaci—n del noroccidente del pa’s como un "hot spot", es decir, un ‡rea de endemismo y biodiversidad importante a escala mundial pero que est‡ sujeta a un fuerte riesgo de extinci—n biol—gica debido a la desaparici—n de sus bosques naturales. Se trata de la porci—n de la ecorregi—n del Choc—, conformada por bosques hœmedos tropicales de una diversidad biol—gica extraordinaria (Myers 1988). Sin embargo, en 1994 el Ministerio de Obras Pœblicas (MOP) suscribi— un contrato con la compa–’a Andrade GutiŽrrez para la construcci—n de la v’a Las Pe–asÐBorb—nÐMaldonadoÐMataje, cuyo recorrido es de 86,5 km y que debe unirse con la v’a IbarraÐSan Lorenzo. En vista de la riqueza natural y humana de la zona influida por la carretera, y de que en el Convenio de prŽstamo celebrado con la Corporaci—n Andina de Fomento (CAF) consta que se debe dar tratamiento prioritario a la conservaci—n del medio ambiente, representantes de la CAF y de la Comisi—n Asesora Ambiental de la Presidencia de la Repœblica (CAAM), recomendaron la elaboraci—n de un Plan de Manejo Ambiental de la carretera Borb—nÐMaldonadoÐMataje en la regi—n del Choc— Geogr‡fico Ecuatoriano. El mismo se elabor— y fue entregado al MOP a fines de 1994; en 1996, este Ministerio suscribi— un contrato con el Programa de las Naciones para el Desarrollo (PNUD) para la administraci—n de los fondos destinados a ejecutar dicho plan. Pese a todo este esfuerzo, en un informe presentado en julio de 1999 por la Contralor’a General del Estado, se concluye que la alternativa escogida para el trazado de la v’a es la menos apropiada de las rutas posibles. ƒsta cruza y divide al Humedal YalarŽ, afect‡ndolo directamente al fraccionarlo, contaminarlo e impactar irreversiblemente su biodiversidad. Adem‡s se afirma que por incumplimiento en el aporte de la contraparte nacional, los trabajos de construcci—n de la mencionada v’a est‡n suspendidos desde enero de 1998. Pese a esto, el uso de la v’a ha sido autorizado, lo cual ha causado un incremento en la explotaci—n y transporte ilegal de madera rolliza con la consecuente afectaci—n de los bosques naturales. En definitiva, esta situaci—n ha aumentado sustancialmente los impactos ambientales inicialmente contemplados. Fuente: Informe interno de la Contralor’a General del Estado (1999).

les son extensiones de marsimas, pantanos, turberas o aguas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluyendo las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros. Esta definición incluye tanto a los ecosistemas dulceacuícolas2 como a aquellos de agua salada o salobre. El agua, componente básico de los humedales, es el compuesto más importante para la vida en la Tierra.

también se describe a los manglares y a los bosques siempreverdes inundables de tierras bajas que, al igual que los herbazales, son parte de los ecosistemas llamados humedales. De acuerdo con la Convención de los Humedales de Importancia Internacional (o Convención de Ramsar), de la cual el Ecuador es signatario, los humeda-

2. Los ecosistemas dulceacu’colas son aquellos humedales cuya concentraci—n de sales no sobrepasa el 10%, o aquellos que no son influidos por las mareas.

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(Rallus longirostris). En cambio, especies como el lagarto de la Costa (Crocodylus acutus) están al borde de la extinción. La Amazonía aún mantiene una gran diversidad de peces, reptiles, mamíferos, aves y plantas (incluyendo árboles) asociadas a los sistemas de inundación. Algunas especies en peligro de extinción y propias de los humedales —como el lobo de río (Pteronura brasiliensis), el manatí (Trichechus inunguis) y los delfines gris y rosado (Sotalia fluviatilis e Inia geoffrensis)— aún pueden ser encontrados en la parte baja de esta región.

Los humedales dulceacuícolas son ecosistemas fundamentales para la conservación de este importante recurso: sirven como cargadores y descargadores de acuíferos subterráneos, acumulan agua lentamente durante la época seca y la liberan de la misma manera en época de crecientes, depositan los sedimentos que traen las aguas y las purifican al retener y remover nutrientes y substancias químicas. Con excepción de algunos estudios puntuales, la diversidad de especies de los ecosistemas dulceacuícolas, en particular la de invertebrados, es poco conocida. Se puede señalar, como regla general, que los humedales dulceacuícolas de las zonas cálidas tienden a poseer mayor diversidad que los altoandinos, y que los humedales de la Costa, pese a que son los que probablemente sufren las mayores presiones en contra de su integridad ecológica, aún mantienen poblaciones importantes de algunas aves, entre éstas el porrón sureño (Netta erithrophthalma), el pato real (Cairina moschata) y el rascón manglero

2.21 Clasificación de los ecosistemas dulceacuícolas Según la más reciente clasificación propuesta por la Convención de Ramsar, en el Ecuador se encontrarían los 17 siguientes tipos de humedales continentales: Ríos/arroyos permanentes, que incluyen cascadas y cataratas. En el país existen centenares de ríos que drenan al Océano Pacífico y a la Amazonía. La diver-

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2.21

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sidad de organismos de agua dulce no ha sido apropiadamente estudiada, con excepción de los peces. Se calcula que solamente en la cuenca del río Napo hay más especies de peces que en toda Norteamérica. Ríos/arroyos estacionales/intermitentes/irregulares. Existen ríos importantes como el Ayampe (en Manabí), el cual durante la temporada seca deja de correr y forma estanques estacionales. Muchos arroyos de la Sierra también son estacionales. Lagos permanentes de agua dulce (de más de 8 hectáreas). En todo el Ecuador hay lagos cuya formación es diferente. Algunos son de origen glaciar, sedimentario, como producto de erupciones o movimientos tectónicos. Otros son originados en brazos de ríos de la Amazonía, y otros se han formado por la captación de aguas, particularmente en la Sierra y en la Costa. Algunos ejemplos de lagos permanentes en llanuras de inundación son La Segua (en Manabí) y las lagunas de la zona baja del río Cuyabeno. Lagos estacionales/intermitentes de agua dulce (de más de 8 hectáreas). Esta categoría incluye lagos en llanuras de inundación; muchos humedales de Manabí, Guayas y la Amazonía baja forman lagos estacionales. Lagos permanentes salinos/salobres/alcalinos. Un ejemplo de lago salino de origen glacial es el Quilotoa (en Cotopaxi). Lagos y zonas inundadas estacionales/intermitentes salinos/salobres/alcalinos. Dentro de esta categoría entran las llanuras de inundación formadas por el frecuente desbordamiento de ríos en la Costa sur (sistema Daule–Babahoyo–Guayas), al norte de Manabí (sistema Carrizal–Chone), y en general en la Amazonía baja. Pantanos/esteros/charcas permanentes salinas/ salobres/alcalinos, de los cuales hay un gran número en el Ecuador. Se encuentran en la Sierra norte (páramos húmedos), en Esmeraldas, Guayas y la Amazonía. Hay un sistema de charcas permanentes en el Parque Nacional El Cajas (Azuay). Pantanos/esteros/charcas estacionales/intermitentes salinos/salobres/alcalinos, cuyo número en el Ecuador es abundante. El Inventario Nacional de Humedales ayudará a determinar los más importantes en

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términos de la biodiversidad. Pantanos/esteros/charcas permanentes de agua dulce (de menos de 8 hectáreas). Son charcas, pantanos y esteros ubicados sobre suelos inorgánicos, con vegetación emergente en agua por lo menos durante la mayor parte del período de crecimiento. Muchas charcas de la Sierra están dentro de esta categoría; falta determinar cuáles son las más importantes. Pantanos/esteros/charcas estacionales/intermitentes de agua dulce sobre suelos inorgánicos. Esta categoría incluye depresiones inundadas (lagunas de carga y recarga), praderas inundadas estacionalmente y pantanos de ciperáceas. Algunos humedales altoandinos estarían dentro de esta categoría. Turberas no arboladas, que incluye turberas arbustivas o abiertas ("bog"), turberas de gramíneas o carrizo ("fen"), bofedales, y turberas bajas. Estas formaciones, con características particulares para los suelos, los regímenes de inundación y la estructura vegetal, estarían asociadas a los páramos. En el Ecuador no se han llevado a cabo investigaciones para determinar su presencia, pero se asume que existen pues han sido encontradas en los páramos de Colombia. Humedales alpinos/de montaña, categoría que incluye praderas alpinas y de montaña, y aguas estacionales originadas por el deshielo. Los humedales de páramos estarían dentro de esta categoría. Son fundamentales en la producción de agua. Pantanos con vegetación arbustiva. Incluye pantanos y esteros de agua dulce dominados por vegetación arbustiva, turberas arbustivas ("carr"), y arbustales de aliso (Alnus sp.); crecen sobre suelos inorgánicos. Varios pantanos de la Costa (Esmeraldas) y de la Amazonía entran dentro de esta en esta categoría. Humedales boscosos de agua dulce. Incluye bosques pantanosos de agua dulce, bosques inundados estacionalmente, y pantanos arbolados; crecen sobre suelos inorgánicos. En esta categoría podrían entrar los guandales de la Costa y los bosques inundables de la Amazonía baja. Manantiales de agua dulce. Son abundantes en todo el país aunque falta identificar su número e importancia.

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Humedales geotérmicos; existen varios en la Sierra centro y norte, y son los que están asociados con la presencia de aguas termales. Sistemas kársticos y otros sistemas hídricos subterráneos. Hay algunos en las estribaciones de la cordillera de los Andes, por ejemplo en las cuevas de Jumandi (en Napo). Falta elaborar un inventario sobre estos humedales. 2.22 Amenazas a los ecosistemas dulceacuícolas Debido al desconocimiento de su importancia, los humedales ecuatorianos soportan múltiples amenazas. En la Costa, una gran cantidad de estos ecosistemas ha sido destruida por dragado y drenaje de sus aguas para convertirlos en zonas donde se practica la agricultura, acuicultura y ganadería (no existen datos sobre el porcentaje de conversión). El represamiento de algunos ríos ha alterado los ciclos hidrológicos de varias cuencas hidrográficas. La sedimentación, causada por el mal manejo de las cuencas aguas arriba, es un problema serio en varias partes de la Costa en donde se presenta colmatación, o sea relleno de la cuenca sedimentaria. Por ejemplo, la profundidad del río Chone ha disminuido dramáticamente. En zonas cercanas a grandes urbes como Guayaquil, el dragado y drenaje para urbanización es un problema grave en varios humedales. Los guandales del norte de la Costa han sido alterados por la deforestación y la construcción de diques para camaroneras aguas abajo. La transferencia o trasvases de aguas de una cuenca a otra no ha sido evaluada apropiadamente y no se conocen los efectos sobre la diversidad biológica acuática. La contaminación de algunos ríos es evidente, particularmente en zonas urbanas e industriales. En la Sierra, el mal uso del suelo ha ocasionado la erosión de varias cuencas y la sedimentación de sus aguas. La construcción de represas, trasvases y canales ha alterado los regímenes hídricos de algunos ríos. Existe sedimentación en varias lagunas altoandinas. Las consecuencias de la introducción de la trucha (Salmo trutta) aún no han sido completamente evalua-

dos, pero sí hay evidencias de que se ha alterado las poblaciones de peces nativos e, inclusive de aves como el pato torrentero (Merganetta armata) que compite con la trucha por los recursos. Algunos cuerpos de agua están contaminados con desechos domésticos e industriales, y con metales pesados en zonas de extracción minera. El efecto de fenómenos climáticos como La Niña y El Niño ha afectado también los glaciares, que son la fuente de agua en muchas zonas altoandinas. En la Amazonía, los principales problemas de los humedales están relacionados con la contaminación por petróleo provocada por los constantes derrames y accidentes producidos durante su explotación. Algunos recursos biológicos de los humedales están sobre explotados y particularmente los mamíferos acuáticos están en gran riesgo de extinción.

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2.23 Los ecosistemas marinos y costeros

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te la estación lluviosa (enero–abril) y su intensidad oscila de año en año. Su área de influencia va desde la Puntilla de Santa Elena hasta el norte del Perú. La corriente de Humboldt es una masa de agua subtropical superficial, fría y salina, que fluye hacia el norte procedente de la costa peruana. Se caracteriza por presentar temperaturas entre 19 y 20°C, salinidad alrededor de 35 ppm y alta concentración de nutrientes. Su período de influencia ocurre durante la estación seca (julio–octubre), con alcance entre la Puntilla de Santa Elena y el centro de la Costa ecuatoriana, de donde se desvía hacia las islas Galápagos. El Frente Ecuatorial es una zona de transición entre las masas de agua transportadas por las corrientes de El Niño y Humboldt. Se caracteriza por un intenso gradiente termohalino, que alcanza su máximo desarrollo durante la estación seca (24°C–33,5 ppm a 1° S; y 18°C–35 ppm entre 2 y 3° S). Su posición durante la estación lluviosa es impredecible, pudiendo incluso desaparecer. En la banda sur del Frente Ecuatorial tradicionalmente ha habido una alta productividad biológica. La subcorriente Ecuatorial o corriente de Cromwell es una masa de agua subsuperficial fría procedente del oeste, que alimenta los afloramientos del borde sur del Frente Ecuatorial. Su presencia ha sido registrada en aguas oceánicas entre 70 y 150 m de profundidad y está asociada a un núcleo de alta salinidad (35–35,2 ppm) y temperaturas casi homogéneas (13–15°C). Esta masa suministra agua rica en nutrientes. La presencia ocasional del evento El Niño cambia los patrones oceanográficos señalados y origina cambios en la composición y estructura de la biota marina. Estas y otras complejas características climatológicas, hidrológicas y de sedimentación, así como los procesos costeros localizados dependientes de la geomorfología, crean condiciones que favorecen la existencia de una significativa biodiversidad en el ambiente marino. En resumen, en las aguas continentales del Ecuador se registran amplios rangos biofísicos que permiten la confluencia de especies con afinidades biogeográficas mixtas, tanto de la provincia Mexicana y Panámica del norte, como de la provincia Peruano–Chilena, del sur.

El ambiente marino costero del Ecuador es una singular zona de transición en el Pacífico sudeste, caracterizada por una gran variabilidad espacial y temporal del ambiente físico. En el mar ecuatoriano se presentan aguas tropicales cálidas procedentes del norte de la línea ecuatorial y subtropicales frías provenientes del sur. Con apenas 950 km de extensión de norte a sur, en la Costa se pasa de la selva tropical localizada en Esmeraldas, donde ocurren fuertes precipitaciones anuales y altas temperaturas, hasta la aridez de la zona central (sur de Manabí y noroeste de Guayas). Estas condiciones son interrumpidas en la cuenca del río Guayas, donde se registran nuevamente altas temperaturas y abundantes precipitaciones en la época lluviosa. Además, en el litoral ecuatoriano desaguan 67 cuencas hidrográficas de las 79 reportadas para el país, 19 de cuyos sistemas son considerados principales.3 2.24 Sistemas de corrientes y masas de agua del Pacífico sudeste En la columna de agua, sobre el lecho marino continental, convergen los principales sistemas de corrientes y masas de agua del Pacífico sudeste cuyas características han sido descritas por varios autores.4 Éstos son las corrientes El Niño y de Humboldt, el Frente Ecuatorial, la subcorriente Ecuatorial o corriente de Cromwell y el evento El Niño (gráfico 2.3). La corriente de El Niño es una masa de agua tropical superficial, cálida y de baja salinidad, que fluye a lo largo de la Costa ecuatoriana procedente de la bahía de Panamá. Presenta temperaturas que varían entre 25 y 27°C, salinidad bajo 34 ppm y baja concentración de nutrientes. Su período de influencia es duran3. Algunos autores/as e instituciones que han estudiado las cuencas hidrogr‡ficas de la Costa son Stevenson (1981), Cucal—n (1984, 1986, 1996), PMRC (1987), EMAP y DIGMER (1988), Arriaga y V‡sconez (1991), Carrera de la Torre (1993), y Figueroa (1993 citado en PMRC 1993). 4. Entre estos/as se cuentan Stevenson y Taft (1971), Pak y Zaneved (1974), Enfield (1976), Cucal—n (1983, 1984, 1986, 1987, 1996), JimŽnez y Bonilla (1980), Pesantes y PŽrez (1982), Okuda et al. (1983), Cucal—n y Maridue–a (1989), Sonnenholzner (1991), y Chavarr’a (1998).

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GRÁFICO 2.3 Principales corrientes y masas de agua que inciden en el Ecuador 90¼

94¼ W

85¼

80¼

Fren

te e

tori

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COLOMBIA

FFrreenn ttee EE ccuuaa ttoorrii aall

0¼ Provincia de Gal‡pagos

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5¼ N

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ECUADOR

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Afloramientos

5¼ S

Golfo de Guayaquil

Corriente de Humbolt PERô

94¼ W

90¼

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80¼

Fuente: Hurtado et al. (1998c).

2.25 Clasificación de los ecosistemas marinos y costeros

2.26 Diversidad de los ecosistemas marinos y costeros

Según Norse (1993) no existe un acuerdo universal para clasificar los ecosistemas marinos y costeros. Así, en este texto se adopta el esquema propuesto por Ray (1975 citado en Salm y Clark 1989), autor que hace referencia a tres niveles. El primero es el ‘grueso’, que se refiere a los ambientes costero, oceánico o pelágico; el segundo es el ‘medio’, que corresponde a hábitats (hábitats costeros asociados y arrecifes); y finalmente el nivel ‘fino’, en el cual se diferencia hábitats críticos con base en sus particularidades específicas (sitios de alimentación, reproducción, descanso o refugio). Los 32 tipos de ecosistemas y hábitats asociados registrados en el país, de acuerdo con la clasificación de Salm y Clark (1989) para el Ecuador, constan en el gráfico 2.4.

En el Ecuador están presentes 10 de los 14 ambientes oceánicos del esquema de Salm y Clark (1989), lo cual indica la gran diversidad de ecosistemas marinos. Estos son islas, bajos o terrazas arrecifales, bancos o barreras aluviales, plataforma continental de fondos suaves y duros, talud continental, cañón submarino, planicie abisal, cordillera submarina y fosa oceánica. Además, están las áreas de afloramiento y celdas temporales de masas de agua que son consideradas hábitats marinos asociados (gráfico 2.4). Un rasgo sobresaliente de cualquier región submarina es el margen continental constituido por la plataforma, el talud y la elevación continental. Este margen bordea el continente y representa la transición con los fondos oceánicos. Sin embargo, en el Ecuador este

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GRÁFICO 2.4 Diversidad de los ecosistemas marinos y costeros en los 25 sectores de la Costa 25

25

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8

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Playas (arena, grava , guijarro) Costas rocosas Acantilados Bah’as Estuarios Lagunas costeras salobres Islas de barrera Planicies intermareales Deltas Dunas Planicies costeras Manglar H‡bitats de aves marinas H‡bitats de aves playeras H‡bitats de aves migratorias H‡bitats de aves acu‡ticas H‡bitats de mam’feros marinos H‡bitats de tortugas marinas H‡bitats de especies amenazadas H‡bitats de especies comerciales Bajos Celdas/masas de agua Afloramientos Islas Arrecifes Bancos aluviales Plataforma continental de fondos duros Plataforma continental de fondos suaves Talud continental Ca–ones submarinos Cordillera submarina Fosas oce‡nicas

0

3 3

3 3

2

Ecosistemas costeros

costeros marinos Hábitats asociados

Ecosistemas marinos

Fuentes: Ayarza (1981), Ayón (1987), Boothroyd et al. (1994), DIGEIM (1994), Duffy y Hurtado (1984), Félix (1994), García (1981), Hurtado (1987, 1990b), Hurtado et al. (1998c), Salm y Clark (1989), Valle (1997, 1998).

En lo que se refiere a los ecosistemas costeros, en la franja litoral del Ecuador se han registrado 11 de los 13 mencionados en el esquema de Salm y Clark (1989). Estos son playas, costas rocosas, acantilados, bahías, estuarios, lagunas costeras, islas de barrera, planicies intermareales y costeras, deltas y dunas. Además, existe un hábitat costero asociado (el manglar) y seis hábitats críticos identificados para aves marinas, playeras y migratorias, para mamíferos marinos, y para especies amenazadas y comerciales. Los ambientes costeros mejor representados son las playas, bahías, estuarios, acantilados, lagunas coste-

esquema se modifica por dos razones: la existencia de la dorsal de Carnegie, una cordillera submarina importante cuyas cimas más altas están en Galápagos; y la prolongación de la fosa Perú–Chile, que alcanza más de 4.000 m de profundidad. Otros rasgos geomorfológicos importantes son el cañón submarino frente a la desembocadura del río Esmeraldas, las antiguas terrazas arrecifales casi al borde de la plataforma (como aquella frente a Atacames), y las zonas de deposición biocalcárea alrededor de las islas Santa Clara y de la Plata, y frente a Ancón en la provincia de Guayas (Ayarza 1981, García 1981).

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GRÁFICO 2.5 Representatividad de los ecosistemas marinos y costeros en los 25 sectores de la Costa 32

19

19 17 15 12 11 10 8

7

9

10 9

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7

6

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9

Chanduy-Playas

12 12

14

Anconcito-Chanduy

nœmero de ecosistemas marinos y costeros

25

7

Zona central

Posorja-Boca de Capones

Playas-Posorja

Puntilla de Sta. Elena-Anconcito

Ballenita-Puntilla de Santa Elena

Palmar-Ballenita

Valdivia-Palmar

La Rinconada-Valdivia

Puerto Cayo-La Rinconada

R’o de Ca–as-Puerto Cayo

Manta-R’o de Ca–as

Crucita-Manta

Punta Charapot—-Crucita

Canoa-San Vicente

Sur de Pedernales-Canoa

Ca–averal-Pedernales

Bah’a de Car‡quez-Pta. Charapot—

Zona norte

San Francisco-Ca–averal

Sœa-San Francisco

Atacames-Sœa

R’o Verde-Tachina

Esmeraldas-Atacames

Las Pe–as-Rio Verde

R’o Mataje-Las Pe–as

0

Zona sur

Fuentes: Ayarza (1981), Ayón (1987), Boothroyd et al. (1994), DIGEIM (1994), Duffy y Hurtado (1984), Félix (1994), García (1981), Hurtado (1987, 1990b), Hurtado et al. (1998c), Salm y Clark (1989), Valle (1997, 1998).

ras y costas rocosas. Menor representatividad tienen las planicies intermareales y costeras, los deltas y las dunas. El manglar es, sin duda, el hábitat costero asociado mejor representado: consta en 12 de los 25 sectores de la Costa (gráfico 2.4). El territorio marino-costero del Ecuador ha sido dividido en tres zonas: norte, centro y sur (EcoCiencia, ECOLAP e INP 1999). La primera se extiende desde la frontera con Colombia (en la desembocadura del río Mataje) hasta Cabo Pasado; la segunda desde Cabo Pasado hasta la Puntilla de Santa Elena; y la tercera desde la Puntilla de Santa Elena hasta la frontera

marítima con Perú. Con el fin de conocer la representatividad de ecosistemas marinos y costeros y hábitats asociados, se ha subdividido la línea de costa en 25 sectores (gráfico 2.5) de acuerdo con lo sugerido por Ayón (1987), quien basó su clasificación en los criterios geomorfológicos y en las recomendaciones de manejo de Boothroyd et al. (1994). Algunos resultados de este estudio son los siguientes: • En términos generales, el Ecuador tiene una gran diversidad de ecosistemas marinos y cos-

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2.27 ¿Qué conocemos de los ecosistemas marinos y costeros?

teros; en efecto, cada uno de los 25 sectores en los que se subdividió la línea costera incluye por lo menos cinco tipos diferentes de ecosistemas/hábitats. En cuanto a los ambientes costeros, la zona norte se caracteriza por ser más diversa que las zonas central y sur. En cuanto a los ambientes marinos, la mayor diversidad de ecosistemas se encuentra en la zona central. Los hábitats asociados y críticos están mejor representados en la zona central que en las zonas norte y sur. Cuando se integra la información sobre ecosistemas marinos y costeros, y hábitats asociados y críticos, la zona central presenta la mayor representatividad en relación con las zonas sur y la zona norte.

En la plataforma continental y en la columna de agua inmediata superior es donde ocurren los procesos ecológicos esenciales que sustentan a la biota marina. La plataforma continental es el ambiente marino mejor estudiado desde el punto de vista oceanográfico y pesquero, aunque la información disponible está subutilizada desde un enfoque ecosistémico o de conservación de la biodiversidad marina. El talud continental es una potencial fuente de recursos pesqueros pero ha sido insuficientemente explorado. Salvo referencias aisladas de expediciones científicas foráneas —que han sorprendido a la comunidad científica por el hallazgo de una singular y rica biota marina a 2.500 m de profundidad cerca a Galápagos (Norse 1993)— este ecosistema es desconocido.

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En los ambientes costa afuera se ha identificado áreas de afloramiento local que constituyen núcleos de productividad marina, pues allí existen importantes recursos marinos de los que dependen las pesquerías, y que además son hábitats críticos de vertebrados marinos de interés para la conservación. Por ejemplo, las áreas de afloramiento de la zona continental alrededor de Isla Santa Clara en el golfo de Guayaquil y en las cercanías de la Isla de la Plata, sustentan la alimentación de las colonias de aves marinas de esas islas, como piqueros patas azules (Sula nebouxii), pelícanos (Pelecanus occidentalis), fragatas (Fregata magnificens) y albatros (Diomedea irrorata). En el golfo de Guayaquil existen otros hábitats asociados, como las celdas temporales de masas de agua, las mismas que cumplen una función ecológica importante como centros de dispersión de la biota marina, pero que han sido poco estudiadas (Hurtado et al. 1998a,b). Las islas e islotes son conocidas principalmente como refugios de avifauna y como ecosistemas sumamente importantes para realizar estudios evolutivos y de comportamiento de las especies que allí habitan. Sin embargo, con excepción de las islas incluidas en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (como la Plata y Santa Clara; mapa 4, p. 184) o la isla Santay, el resto no han sido debidamente descritas ni estudiadas. Salvo evaluaciones parciales en el golfo de Guayaquil, la diversidad de especies del medio acuático circundante a las islas estuarinas (que incluye sistemas como el Archipiélago de Jambelí o las islas de la Bahía de Ancón de Sardinas en el estuario de Cayapas–Mataje), es virtualmente desconocida. Los bajos, terrazas arrecifales o arrecifes rocosos de la plataforma continental, constituyen uno de los ecosistemas identificados a escala global como de gran productividad y diversidad, pero tampoco han sido debidamente estudiados. Se posee solo un conocimiento marginal y, en muchos casos, anecdótico. El Parque Nacional Machalilla es el único sitio ubicado en aguas continentales marinas del que hay información sobre los ambientes subacuáticos. En general, la intensidad de pesca de buceo en los bajos y su impacto ha sido poco o nada documentada.

Sobre los ecosistemas cañón submarino, planicie abisal, cordillera submarina, bancos o barreras aluviales y fosa oceánica no hay información. Respecto a los ecosistemas costeros existe un marcado desnivel en cuanto al conocimiento de sus diferentes componentes. Así, mientras los acantilados, dunas o planicies costeras intermareales apenas constituyen referentes de la caracterización de un área determinada, para ciertos estuarios existe buena información respecto a sus características biofísicas, calidad de agua o problemática socioambiental. Sin embargo, aún en estos casos, un denominador común es la desarticulación entre los diferentes componentes físicos, químicos y biológicos, aún dentro de una misma área de trabajo. Más crítica aún es la atomización de la información sobre los componentes de la diversidad de especies, lo cual muchas veces es confundido con una falta de información. Esto ha sido reconocido por la comunidad científica local y se está trabajando para resolverlo. A continuación se describe, a un nivel más específico, lo que se conoce sobre ocho ecosistemas marinos y costeros del Ecuador: plataforma continental, arrecifes, zonas rocosas e intermareales, estuarios, bahías, playas y manglares. 2.28 La plataforma continental La plataforma continental es la planicie submarina de pendiente suave que se extiende desde la línea de costa hasta aproximadamente 200 m de profundidad. Se calcula que la superficie de este ecosistema en el Ecuador es de 29.124 km2. Esta plataforma, que tiene pocas irregularidades topográficas, alcanza su mayor estrechamiento y pendiente frente a las salientes costeras de la Puntilla de Santa Elena, el Cabo de San Lorenzo (donde su anchura es de apenas 9 km), y el Cabo de San Francisco, mientras que la mayor extensión (120 km) y la menor pendiente se encuentra en el golfo de Guayaquil y la zona norte de Manabí (49 km). Solo en dicho golfo, la plataforma tiene 12.000 km2, lo cual representa casi la mitad de su superficie total en el Ecuador (Ayarza 1981, García 1981, PMRC 1989, Cucalón 1996).

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El lecho de la plataforma posee una gran diversidad de hábitats cuyo origen se remonta a la última transgresión oceánica (avance del mar hacia el continente) ocurrida en el período Cuaternario, hace aproximadamente dos millones de años, y durante un proceso dinámico caracterizado por el aporte permanente de los sedimentos provenientes de los ríos y su redistribución por la compleja circulación regional y local. Por ejemplo, en la desembocadura del río Esmeraldas, el cañón submarino cumple un importante rol en la distribución de los sedimentos. Asimismo, la plataforma de la desembocadura del río Guayas es una extensa planicie sedimentaria que va desde Guayaquil hasta la isla Puná; allí los microhábitats y comunidades bióticas se estratifican dependiendo del aporte estacional fluvial de dicho río (canal de Jambelí), del aporte marítimo (Estero Salado, canal del Morro), y de la compleja dinámica oceanografía del golfo de Guayaquil. En la parte central del país, la plataforma presenta irregularidades cóncavas y convexas, que pueden haber sido causadas por la sedimentación de residuos de organismos, por las corrientes marinas o por

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la tectónica de placas. En ciertas áreas no existe una verdadera plataforma debido a su estrechez y fuerte inclinación (García 1981). 2.29 Arrecifes, zonas rocosas e intermareales Pese a su importancia ecológica como ecosistemas productivos, diversos y dinámicos, los arrecifes, zonas rocosas e intermareales han sido poco estudiados, excepto en sitios específicos. Uno de éstos es el Parque Nacional Machalilla, donde se realizó una identificación y caracterización de ambientes submareales e intermareales (INEFAN/GEF 1998). Otros son las zonas intermareales de cinco localidades de Guayas y Manabí, donde el Proyecto "Iniciativa Darwin" llevó a cabo el inventario de invertebrados marinos y ecosistemas bentónicos (Mora et al. 1998). En el Parque Nacional Machalilla hay promontorios rocosos llamados islotes que forman barreras emergidas en costas expuestas, protegidas y semiprotegidas, y también son muy comunes, a lo largo de la costa de dicho parque, pequeñas formaciones arreci-

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CUADRO 2.5 Zona intermareal: invertebrados bentónicos Grupo

Organismos colectados

Poríferos

1

Cnidarios

1

Platelmintos

1

Anélidos (poliquetos)

Especies identificadas

15

Equiúridos

1

Sipuncúlidos

1

Artrópodos (crustáceos)

14

2

Moluscos

60

57

Briozoos

1

Equinodermos Total

11

11

106

70

Fuente: Mora et al. (1998).

tró en la playa de Puerto López (en la zona de amortiguamiento del área protegida); probablemente ello obedece al ingreso de material orgánico y nutrientes procedentes de las actividades humanas. • En lo que se refiere a los macroinvertebrados bentónicos de arrecife, en la plataforma costera continental se han reportado cuatro de las cinco clases de equinodermos (de éstos se ha identificado un género y 16 especies); ocho géneros y cuatro especies de cnidarios; tres géneros y doce especies de moluscos; un género de artrópodo; y una especie de crustáceo. • Los peces de arrecife incluyen 106 especies entre las cuales 16 son de registro dudoso pues estaban consideradas como endémicas para Galápagos. En la plataforma continental, las familias más representadas son Serranidae (camotillos, bacalao) y Pomacentridae (damiselas). Cerca del 50% de las especies de este grupo resultó ser no residentes del arrecife; 68% correspondió a peces herbívoros, 23% a coralinos y 2% a carnívoros (INEFAN/GEF 1998).

fales rocosas (UNEP y UICN 1988, Hurtado 1995a). En el Ecuador no existen verdaderos arrecifes coralinos, sino rocosos, en los cuales se han formado algunos parches de coral, pero cuya dinámica es muy parecida a la de los coralinos (Hurtado 1995c). De acuerdo con el Plan de Manejo del Parque Machalilla (INEFAN/GEF 1998), los arrecifes rocosos se encuentran rodeando las islas, islotes y roqueríos. En las costas expuestas, estos ecosistemas son relativamente pequeños y tienen fuertes pendientes, mientras que en las protegidas y semiprotegidas son más extensos, llegando hasta profundidades entre 20 y 25 m. En cuanto a la diversidad de especies de estos ecosistemas en dicho Parque se menciona lo siguiente: • Predomina la fauna y son sitios menos propicios para el establecimiento de macroalgas bentónicas. • En la zona intermareal arenosa hay dos especies y un género de equinodermos, una especie de crustáceo, un género de molusco y una especie no identificada de anélido. La mayor diversidad y densidad de organismos se regis-

49

2.30

L a

GRÁFICO 2.6 Pacífico centro-oriental: representatividad de la fauna estuarina

nœmero de especies

518

299

179

40 Peces

Moluscos

Crut‡ceos

d e

l o s

e c o s i s t e m a s

orientadas a la prospección de áreas de anidación de tortugas marinas (véase recuadro 7.2). En todo caso, las playas accesibles han estado sujetas a una intensa presión antropogénica, por lo que sería importante preservar y estudiar aquellas embolsadas entre acantilados de difícil acceso, las mismas que podrían ser consideradas sitios de referencia para estudios ecológicos comparativos, que ahora escasean. La única información comparativa que existe sobre las playas es la relativa al uso turístico. Mediante un estudio realizado por la Dirección de Turismo (DITURIS) se identificó un total de 109 playas. Cuatro de estas son consideradas como de atractivo excepcional en el ámbito internacional (Fraile norte y sur están incluidas en el Parque Nacional Machalilla, mientras que las otras dos —Salinas norte y sur— están abiertas a la explotación turística); 31 playas constan como de atractivo excepcional a nivel subregional; 36 playas como de atractivo en el ámbito nacional; y 38 playas como de atractivo local. En ese estudio también se indica que el 70% de las playas con atractivos turísticos se encuentra en la Costa central: 39% en Manabí y 31% en Guayas (DITURIS 1983 citado en PMRC 1987).

600

0

d i v e r s i d a d

Total

Fuente: Matthes y Kapetsky (1988).

Según el informe de Mora et al. (1998), en el que se presentan resultados de estudios llevados a cabo en la Puntilla de Santa Elena, Salinas, Ballenita, Puerto López y Los Frailes, hay una gran diversidad de especies en lo que respecta a la fauna de invertebrados bentónicos marinos de la zona intermareal (cuadro 2.5). Los organismos más representativos son los moluscos, anélidos, artrópodos y equinodermos.

2.31 Las bahías Por la relativa tranquilidad de sus aguas y la variedad de hábitats, las bahías no solo ofrecen refugio a una gran diversidad de organismos marinos; ancestralmente han constituido también sitios preferidos para el establecimiento de asentamientos humanos. Aunque existen estudios académicos sobre estos ecosistemas, éstos están dispersos, no son integrales ni están orientados a documentar sistemáticamente la diversidad biológica y a evaluar la degradación ambiental. Por lo tanto, hace falta analizar a esos lugares usando un enfoque ecosistémico. Debe tenerse en cuenta que allí es donde usualmente llegan las aguas residuales domésticas e industriales sin tratamiento y que, paradójicamente, son destinos turísticos y constituyen la fuente de abastecimiento de agua para el funcionamiento de laboratorios de larvas de camarón, por ejemplo. Además, por servir de base a la infraestructura portuaria,

2.30 Las playas Las playas, debido a su interdependencia con el océano, son ecosistemas costeros muy dinámicos desde el punto de vista ecológico. Sin embargo, al mismo tiempo son ambientes vulnerables al impacto humano por el sobreuso y la erosión. No existen en el país estudios ecológicos que permitan caracterizar y priorizar estos ecosistemas desde el punto de vista de su biodiversidad, pero se sabe que hay información académica dispersa cuyos resultados habría que sistematizar, interpretar y complementar. Las únicas evaluaciones realizadas con un enfoque de conservación han estado

50

L o s

e c o s i s t e m a s

m a r i n o s

y

2.32

c o s t e r o s

GRÁFICO 2.7 Pacífico centro-oriental: dependencia de la fauna estuarina 68

porcentaje de especies

70

64,3

44 39,8

23,7 13,7 9,8 6 Acuicultura (potencial)

Facultativo (ruta migratoria)

Adultos reprod.

Adultos aliment.

Incidental

Adultos

Juveniles

Huevos/larvas

Totalmente dependiente del estuario

0

Dependencia obligatoria del estuario

2,9

0,4

Fuente: Matthes y Kapetsky (1988).

en estos lugares pueden introducirse organismos transportados en las aguas de sentina5 de las embarcaciones de tráfico marítimo internacional.

estuario interior del golfo de Guayaquil. Sobre éste existe una buena base de información para ciertas áreas, aunque discontinua y desarticulada desde un enfoque ecosistémico. Por ello, para tener una idea sobre la riqueza de la biodiversidad estuarina, aquí se presenta datos procedentes de Matthes y Kapetsky (1988) sobre 518 especies con distribución para el Pacífico centro-oriental, que incluye al Ecuador:

2.32 Los estuarios Los estuarios son ecosistemas críticos, vulnerables y valiosos (Salm y Clark 1989). Son zonas donde se mezclan los sistemas fluviales y marinos y que, por lo tanto, ejemplifican la interdependencia mar–tierra y cumplen una función indispensable en los ciclos de vida de peces, crustáceos, moluscos y otros organismos. Aparte de los productos que proveen, son fuente de una multiplicidad de servicios ambientales como captación de carbono, filtración de aguas contaminadas y control de la erosión. Sin embargo, se conoce muy poco sobre la diversidad de especies de esos lugares, con excepción del

• El perfil de la biodiversidad estuarina incluye a 299 especies de peces, 179 especies de moluscos y 40 especies de crustáceos (gráfico 2.6). • Más de la mitad (56%) de las especies de fauna estuarina tienen alguna importancia comercial y el 64%, aunque se tipifica como carente de importancia comercial, cumple funciones vitales dentro de la red trófica de la que dependen las especies comerciales. • Al menos el 24% de la fauna estuarina ha sido identificada como totalmente dependiente de este ecosistema (gráfico 2.7). Entre la fauna depen-

5. Las aguas de sentina son las que provienen de los barcos (labores pesqueras, lavado de m‡quinas, etc.).

51

2.33

L a

GRÁFICO 2.8 Pacífico centro oriental: fauna asociada dependiente del estuario para su alimentación

porcentaje de especies

70,4

30

0

Peces

Moluscos

d e

l o s

e c o s i s t e m a s

diente totalmente del estuario se incluye el 55% de moluscos, 10% de crustáceos y 7% de peces. • Toda la fauna asociada al ecosistema estuarino depende de éste en alguna fase de su ciclo de vida: - El 68% de la fauna asociada corresponde a organismos adultos (gráfico 2.7), que dependen de este medio para su alimentación (gráfico 2.8). - El 14% requiere del ecosistema estuarino para cumplir sus funciones reproductivas (gráfico 2.7). - El 64% usa facultativamente el estuario como ruta migratoria (gráfico 2.7). - Aproximadamente el 40% de la fauna asociada utiliza el estuario durante las primeras etapas de su ciclo de vida como refugio (gráfico 2.7), particularmente los peces, crustáceos y moluscos, lo cual confirma su función como área "nodriza" o "semillero" de la biota marina (gráfico 2.9). - En los estuarios existe una zonificación que puede ser caracterizada por la diversidad de especies que se distribuyen en las diferentes zonas que lo componen (gráfico 2.10).

80 71,6

d i v e r s i d a d

Crust‡ceos

Fuente: Matthes y Kapetsky (1988).

GRÁFICO 2.9 Pacífico centro-oriental: fauna asociada que utiliza el estuario como refugio en sus primeras etapas de vida

2.33 Los manglares

70 61,5

Los manglares —o bosques de mangle— son hábitats asociados que crecen en la frontera entre las aguas marinas y la tierra firme, generalmente en la zona entre mareas de los estuarios, lagunas y pantanos costaneros; su agua es salobre y frecuentemente se inundan con agua de mar durante las mareas altas (Gang y Agatsiva 1992 citado en Mera 1999). Son hábitats muy complejos y productivos y que prestan servicios ecológicos como prevenir la erosión costanera, proveer de alimento y protección a mamíferos y aves, y presentar lugares adecuados para la anidación, cría y alimentación de una amplia gama de organismos acuáticos (Diemont 1995 citado en Mera 1999). La complejidad de la cadena de alimentos en los manglares y ecosistemas adyacentes, implica relaciones de interdependencia entre pobla-

porcentaje de especies

47,5

1,7

0 Peces

Moluscos

Crust‡ceos

Fuente: Matthes y Kapetsky (1988).

52

L o s

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y

2.34

c o s t e r o s

GRÁFICO 2.10 Pacífico centro-oriental: zonificación de la fauna asociada en el estuario 100

92,7

porcentaje de especies

80,9

18,1

16,8

13,5

4,4 0 Zonas entre mareas (ambientes rocosos arenosos)

Bordes costeros expuestos al mar (barreras de arena, islas, etc.)

Canales secundaBah’as, lagunas y çreas abiertas rios (en fondos lo- canales principales (arenoso, lodoso) dosos, esteros) del estuario.

Aguas arriba del estuario o canal del r’o

Fuente: Matthes y Kapetsky (1988).

por Sensores Remotos (CLIRSEN 1996). Una tercera causa importante ha sido el desarrollo urbano. A 1995, el CLIRSEN calculó que aproximadamente entre 3.000 y 5.000 hectáreas de manglar habían sido convertidas en ciudades y centros poblados en toda la Costa.

ciones naturales aparentemente distantes. Por ejemplo, grandes cantidades de peces y aves dependen de las hojas de los mangles que, al caer y descomponerse, inician una cadena productora de alimentos (Parsons 1992 citado en Mera 1999). Los manglares han estado sujetos a una intensa degradación. En la Propuesta para el Manejo del Ecosistema de Manglar en el Ecuador (DIGEIM 1994) se apuntan algunas causas de su pérdida. Sin duda que la expansión de la frontera camaronera es la principal responsable de la tala de este ecosistema. Aunque existe controversia respecto a las cifras de conversión a camaroneras, ninguna otra causa ha tenido un efecto tan crítico. En el pasado, la expansión de la frontera agrícola y ganadera habría sido otra causa importante de la pérdida de estos ecosistemas (10.000 hectáreas convertidas a cultivos agrícolas y 40.000 hectáreas a zonas ganaderas). Desafortunadamente estas aproximaciones han sido realizadas con base en referencias históricas y estimaciones que no tienen un soporte metodológico equivalente al estudio multitemporal del Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales

2.34 Pérdida del manglar y de sus servicios ambientales Entre 1969 y 1995 desaparecieron 54.053 hectáreas de mangle, lo cual corresponde al 27% del área cubierta por este ecosistema en 1969 (CLIRSEN 1996). Los estuarios que más pérdidas de manglar han sufrido durante ese período fueron los de los ríos Chone (que perdió el 90%), Muisne (79%) y Cojimíes (70%) (gráfico 2.11). La superficie perdida en el golfo de Guayaquil equivale a 1,4 veces la superficie total del manglar remanente en 1995 en todos los otros estuarios del país. Cayapas–Mataje, la única área que había permanecido relativamente a salvo hasta la década de los 90, registró en 1995 una tala del 7,3% del bosque que existió en 1969 (gráficos 2.11 y 2.12).

53

2.34

L a

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e c o s i s t e m a s

RECUADRO 2.3

El estuario del río Guayas En el estuario interior del r’o Guayas y de sus afluentes, los r’os Daule y Babahoyo, el Instituto Nacional de Pesca (INP) ha realizado investigaciones b‡sicas y de los niveles tr—ficos inferiores, principalmente, cuyos resultados son interesantes (INP 1998). Segœn este estudio, dicho ecosistema tiene una elevada biomasa planct—nica, grandes valores de nutrientes, valores m’nimos de transparencia, y predominio localizado de ciertas especies de fitoplancton que, como indicadores biol—gicos, sugieren la presencia de aguas contaminadas (SuŽscum et al. 1998, Cajas, Coello y Dom’nguez 1998, Cajas, Coello y Moya 1998, Cajas, Prado y Dom’nguez 1998, Cajas, Prado y Moya 1998). Se han registrado valores de baja diversidad fitoplanct—nica y de ciertos grupos zooplanct—nicos (microcrust‡ceos, clad—ceros y copŽpodos) que sugieren la presencia de ‡reas eutrofizadas localizadas (Cajas, Coello y Dom’nguez 1998, Cajas, Coello y Moya 1998, Cajas, Prado y Dom’nguez 1998, Cajas, Prado y Moya 1998) y sitios puntuales de contaminaci—n bacteriana asociada con las descargas de las aguas domŽsticas (Pin, Garc’a y Castello 1998). Se ha documentado la distribuci—n y abundancia estacional de larvas de peces relacionadas con los centros de mayor abundancia de fitoplancton (Luzuriaga et al. 1998). La entrada a los esteros es una importante v’a de acceso para el reclutamiento de jaibas (Callinectes arcuatus y C. toxotes), pero se cree que existe una sobreexplotaci—n de postlarvas de camar—n marino y fauna acompa–ante debido a la acci—n de los larveros. La escasez del infraorden Caridea (que comprende, entre otros grupos y especies, a los camarones marinos de la familia Alpheidae, a los camarones de r’o del gŽnero Macrobrachium) ser’a atribuible a la cantidad de desechos domŽsticos e industriales (Garc’a et al. 1998). En cuanto a los problemas de la zona, en el estudio del INP (1998) se presentan los siguientes: ¥ Contaminaci—n por desechos domŽsticos e industriales que son vertidos al agua sin tratamiento previo. El golfo de Guayaquil recibe tres cuartas partes del desecho y carga contaminante de los efluentes domŽsticos e industriales de toda la regi—n litoral (Hurtado 1995b, DIGEIM 1996). ¥ Respecto a la contaminaci—n por pesticidas, aunque no se cuenta ni con estad’sticas confiables ni con estudios sistem‡ticos sobre su impacto en el ambiente y la salud humana, es extremadamente preocupante conocer, por ejemplo, que en 1994 en el ‡rea de influencia del golfo se consumi— un total de 6.400.000 kilo/litro de plaguicidas, equivalentes aproximadamente a 3.200 toneladas de ingredientes activos. Esta cifra corresponde al 70% del consumo nacional de plaguicidas (DIGEIM 1996), que incluye los extremadamente t—xicos, cuyo uso est‡ prohibido en otros pa’ses. ¥ Contaminaci—n por otras fuentes de origen terrestre (como la acuicultura y la miner’a) o marino, como los hidrocarburos. ¥ La tala de manglar; entre 1969 y 1995 se han perdido 36.593 hect‡reas de este ecosistema, es decir, el 23% de la superficie del bosque de mangle que existi— hace menos de tres dŽcadas en el estuario del r’o Guayas (CLIRSEN 1996). ¥ Erosi—n y sedimentaci—n. ¥ Sobrepesca.

Existe un estudio sobre el manglar hecho por el CLIRSEN en 1999 al que no fue posible acceder. Sin embargo, en una nota del diario El Universo, publicada el 29 de enero del 2000, se apunta que entre 1995 y 1999 se han talado 3.036 hectáreas de mangle (759 hectáreas anuales), mientras que los esfuerzos

de reforestación experimentales no cubrirían más de 300 hectáreas. La pérdida de manglar significa la desaparición de funciones ecológicas en el ecosistema estuarino. Por ejemplo, según Intriago (1998), se han alterado los procesos naturales de sedimentación y, en consecuencia, la biogeoquími-

54

L o s

e c o s i s t e m a s

m a r i n o s

y

2.35

c o s t e r o s

GRÁFICO 2.11 Estuarios: pérdida de manglar entre 1969 y 1995 100

60 40

Total

Otras zonas

*Islas del estuario

*Margen oriental sur

*Margen oriental

*Margen occidental

Golfo de Guayaquil

Estuario de Chone

Cojim’es

0

Muisne

20

Cayapas Mataje

porcentaje de pŽrdida

80

Fuente: CLIRSEN (1996). * Correspondientes al golfo de Guayaquil.

instalar sistemas de tratamiento a bajo costo (por ejemplo pantanos artificiales) sería de US$ 1.000.000, mientras que utilizando sistemas convencionales el costo llegaría a un billón de dólares (US$ 1.000.000.000).

ca de los estuarios, así como se ha perdido gran parte de la capacidad natural de depuración de las aguas. Este autor menciona que se necesitan de 2 a 22 hectáreas de manglar para filtrar nutrientes descargados por una hectárea de camaronera, y añade, citando a Boto (1992) y a Wong et al. (1995), que una hectárea de manglar podría recibir anualmente 300 kg de nitrógeno, 30 kg de fósforo, o aceptar 5.000 m3 de aguas servidas sin ser afectado. Así como el manglar tiene la capacidad para la retener nutrientes, también la tiene para acumular metales pesados de los sedimentos. El cálculo de una sola de sus funciones, la del tratamiento natural de los desechos domésticos, permite estimar que con la pérdida de las 54.000 hectáreas de manglar se ha reducido la capacidad de purificación de 270.000.000 m3 de aguas servidas al año, aproximadamente el 28% del total anual de los desechos domésticos de toda la población ecuatoriana — o el equivalente a los desechos de Quito y Guayaquil conjuntamente—. Según Ron Lavigne, profesor de ingeniería ambiental de la Universidad de Massachussetts, si se quisiera reponer esta función mediante alternativas tecnológicas, el costo mínimo para

2.35 Amenazas a los ecosistemas marinos y costeros Los ecosistemas costeros serían los más amenazados si se los compara con los hábitats costeros asociados, los hábitats críticos y los ecosistemas marinos (gráfico 2.13). Sin embargo, estos datos en realidad reflejan el mejor conocimiento que existe en el Ecuador sobre los procesos costeros respecto a la dimensión de la problemática ambiental en el medio marino. Debe tenerse en cuenta que los hábitats costeros críticos (de mayor accesibilidad) todavía no han sido evaluados adecuadamente, y mucho menos los hábitats marinos críticos, sobre los cuales casi nada se ha estudiado. En comparación con el esquema de amenazas globales a la biodiversidad marina identificadas por Norse (1993), y con base en el conocimiento cualitativo actual sobre la presencia de las causas de deterioro ambiental en el Ecuador, se establece que la principal

55

2.35

L a

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l o s

e c o s i s t e m a s

GRÁFICO 2.12 Tasa anual de deforestación del bosque de mangle (1991–1995) 13

12,5

12,4

tasa anual (%)

9,3

4 1,6

1 0

Santiago Muisne Cojim’es CayapasMataje

Chone

1,2

2

1,4

1,9

0,6

Golfo de Margen Margen Margen Islas del Guaya- occiden- oriental oriental estuario* quil norte* sur* tal*

Otras zonas

Total

Fuente: CLIRSEN (1996). * Correspondientes al golfo de Guayaquil.

GRÁFICO 2.13 Grado de amenaza a los ecosistemas y hábitats marinos y costeros

Ecosistemas marinos 13%

H‡bitats costeros asociados 32%

Ecosistemas costeros 55%

Fuentes: Ayarza (1981), Ayón (1987), Boothroyd et al. (1994), DIGEIM (1994), Duffy y Hurtado (1984), Félix (1994), García (1981), Hurtado (1987, 1990b), Hurtado et al. (1998c), Norse (1993), PMRC (1987, 1989), Salm y Clarck (1989), Valle (1997, 1998).

56

L o s

e c o s i s t e m a s

m a r i n o s

y

2.35

c o s t e r o s

GRÁFICO 2.14 Tipos de amenazas a los ecosistemas y hábitats marinos costeros. Introducci—n de especies 5% Sobreexplotaci—n/ interacci—n 21%

Cambio atmosfŽrico global 4%

Alteraci—n f’sica 46%

Contaminaci—n 24%

Fuentes: Ayarza (1981), Ayón (1987), Boothroyd et al. (1994), DIGEIM (1994), Duffy y Hurtado (1984), Félix (1994), García (1981), Hurtado (1987, 1990b), Hurtado et al. (1998c), Norse (1993), PMRC (1987, 1989), Salm y Clarck (1989), Valle (1997, 1998).

amenaza a los ecosistemas marinos y costeros es la alteración física (46%), en comparación con otras causas de impacto, como consta en el gráfico 2.14. En el ambiente costero, los ecosistemas que registran la mayor acumulación de amenazas conocidas son los estuarios, bahías y playas y, en el área marina, la plataforma continental. Los manglares y los hábitats de especies comerciales, como hábitats asociados, registran la mayor acumulación de amenazas en relación con los otros hábitats críticos (gráfico 2.15). Otros ecosistemas costeros con una acumulación significativa de problemas son las islas de barrera, los deltas y las planicies intermareales y costeras. En el medio ambiente marino se identifican las islas e islotes en este grupo (gráfico 2.15). Ecosistemas con un menor número de amenazas conocidas son las lagunas costeras, acantilados, dunas y costas rocosas. Igualmente poco conocidas son las amenazas sobre los hábitats críticos costeros de las aves marinas, migratorias o acuáticas, de tortugas y mamíferos marinos y de especies amenazadas. En el

medio marino, los bajos se incluyen en este grupo poco conocido, y también las barreras aluviales, talud continental, cañón submarino, fosa oceánica y áreas de afloramiento (gráfico 2.15). La alteración física es una amenaza que incide en el mayor número de ecosistemas marinos y costeros. Esta incluye actividades como la tala de manglar, la construcción de obras de drenaje y relleno, las faenas de pesca de arrastre con efecto permanente en los fondos marinos, y la construcción de represas e infraestructura acuícola que altera los flujos de agua dulce. Pero también está la amenaza potencial de la explotación de gas en el golfo de Guayaquil (en el Campo Amistad). Si esta actividad se lleva a cabo sin la implementación de medidas de prevención ambiental, el área marina adyacente, que es ecológicamente muy sensible, podría verse afectada. La acuicultura de camarón es la actividad productiva que incide sobre un mayor número de ecosistemas costeros y hábitats asociados, superando a la pesca artesanal e industrial. Sin embargo, con la excepción

57

2.35

L a

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e c o s i s t e m a s

GRÁFICO 2.15 Amenazas a los ecosistemas marinos y costeros nœmero de amenazas y/o problemas

17

16

11 10 9 7

7 5

5

5

5

5

4 3 3

3 2

2

1

1

Ecosistemas costeros

Hábitats costeros asociados

?

Islas/islotes Arrecifes Bancos aluviales Plataforma continental Talud

H‡bitats de aves acu‡ticas H‡bitats de mam’feros marinos H‡bitats de tortugas marinas H‡bitats de especies amenazadas H‡bitats de especies comerciales Bajos

H‡bitats de aves marinas H‡bitats de aves playeras H‡bitats de aves migratorias

Dunas Planicies costeras Manglar

? Acantilados Bah’as Estuarios Lagunas costeras Islas de barrera Planicies intermareales Deltas

Playas Costas rocosas

0

2

2 1

1

? ? ?

?

?

Ca–on submarino Cordillera submarina Fosas oce‡nicas Celdas/masas de agua Afloramientos

3

Ecosistemas marinos

Fuentes: Ayarza (1981), Ayón (1987), Boothroyd et al. (1994), DIGEIM (1994), Duffy y Hurtado (1984), Félix (1994), García (1981), Hurtado (1987, 1990b), Hurtado et al. (1998c), Norse (1993), PMRC (1987, 1989), Salm y Clarck (1989), Valle (1997, 1998).

del conocimiento que se tiene sobre la tala del manglar y sus efectos, la incidencia del cultivo de camarón sobre otros ecosistemas y hábitats asociados ha sido escasamente estudiada. Algo similar ocurre con la interacción de las pesquerías artesanal e industrial, cuyo impacto sobre los ecosistemas marinos y costeros ha sido marginalmente evaluado, excepto en el caso de la sobre explotación de ciertos grupos de recursos pesqueros particularmente en la plataforma continental. Las amenazas mejor documentadas son la contaminación proveniente de fuentes terrestres (doméstica e industrial) y marinas (hidrocarburos). Se han identificado los sitios crónicos de contaminación donde se monitorea la calidad del agua, aunque hay poca información sobre su impacto en la biodiversidad marina.

Respecto a la introducción de especies, se sabe poco sobre las implicaciones ecológicas de este fenómeno, a pesar de las repercusiones económicas que podría acarrear. Mientras tanto, cada vez se presta más atención a los cambios climáticos, particularmente los asociados con el impacto de los eventos El Niño.

58

3

La diversidad de las especies Verónica Cano, Mario Hurtado y Carmen Josse

3.1

3.9

Diversidad y endemismo de vertebrados terrestres y dulceacuícolas 3.2

Diversidad y endemismo de los mamíferos

3.3

Áreas con mayor diversidad y endemismo de mamíferos

3.4

Diversidad y endemismo de las aves

3.5

Áreas con mayor diversidad y endemismo de aves

3.6

Diversidad y endemismo de los anfibios y reptiles

3.7

Áreas con mayor diversidad y endemismo de anfibios y reptiles

3.8

Diversidad y endemismo de los peces

Diversidad y endemismo de invertebrados terrestres y dulceacuícolas

3.10 Resumen sobre la diversidad y el endemismo de la fauna del Ecuador 3.11 Diversidad y endemismo de la flora 3.12 La flora de la Costa 3.13 La flora de la Sierra 3.14 La flora de la Amazonía

59

3

L a

3.15 Diversidad de los microorganismos

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

3.45 Amenazas a las especies marinas y costeras

3.16 Flora: diversidad de las especies cultivadas

3.46 Amenazas a las tortugas marinas

3.17 Fauna: diversidad de las especies domesticadas

3.47 Amenazas a los cetáceos

3.18 Amenazas a las especies terrestres y dulceacuícolas 3.19 Introducción de especies exóticas 3.20 La rana toro 3.21 La tortuga de agua dulce 3.22 Otras especies introducidas 3.23 Tráfico de fauna silvestre 3.24 Tráfico de flora silvestre 3.25 Estado de conservación de las especies terrestres y dulceacuícolas 3.26 Fauna amenazada 3.27 3.28 3.29 3.30

Mamíferos amenazados Aves amenazadas Anfibios amenazados Reptiles amenazados

3.31 Flora amenazada 3.32 Diversidad de las especies marinas y costeras 3.33 Diversidad del plancton 3.34 Diversidad del fitoplancton 3.35 Diversidad del zooplancton 3.36 Diversidad del bentos 3.37 Diversidad del fitobentos 3.38 Diversidad del zoobentos 3.39 Los bivalvos 3.40 Diversidad de los vertebrados marinos y costeros 3.41 Diversidad de 3.42 Diversidad de marinos 3.43 Diversidad de costeras 3.44 Diversidad de marinos

los peces marinos los reptiles las aves marinas y los mamíferos

3.48 Especies marinas comerciales: valor económico y estado de conservación 3.49 El camarón 3.50 Otras pesquerías 3.51 Los peces pelágicos pequeños 3.52 El atún 3.53 Otras especies transzonales y migratorias 3.54 Amenazas a las especies marinas comerciales

Anexo 1. Fauna del Ecuador amenazada

p. 122

Anexo 2. Flora del Ecuador amenazada

p. 130

D i v e r s i d a d

y

e n d e m i s m o

d e

v e r t e b r a d o s

t e r r e s t r e s

y

d u l c e a c u ’ c o l a s

3.1

s

i bien el Ecuador cuenta con una extensi—n territorial relativamente peque–a, la gran diversidad biol—gica existente lo ha convertido en uno de los pa’ses m‡s ricos del mundo en lo que a ecosistemas, especies y recursos genŽticos se refiere. Precisamente, estos valores han justificado la inclusi—n del pa’s dentro del reducido grupo de las naciones denominadas megadiversas, las cuales en conjunto poseen el 70% de las especies animales y vegetales del planeta (Mittermeier, Robles y Goettsch 1997). El reconocimiento internacional de tal riqueza biol—gica coloca al pa’s en una situaci—n privilegiada, y se convierte tambiŽn en un gran compromiso: conservar una biodiversidad que est‡ sujeta a fuertes amenazas derivadas de actividades antr—picas que no son compatibles con el uso sustentable de los recursos naturales. Las respuestas a preguntas como Àcu‡ntas y cu‡les son las especies existentes en el pa’s y d—nde est‡n distribuidas? son de trascendental importancia el momento en que se formulan pol’ticas y planes de conservaci—n.

3.1. Diversidad y endemismo de vertebrados terrestres y dulceacuícolas

referencia a especies marinas y costeras, éstas son tratadas con mayor detalle en 3.38—50.

La fauna ecuatoriana ha sido estudiada por investigadores ecuatorianos y extranjeros; sin embargo el estado actual de los inventarios depende del grado de interés que se ha puesto en el estudio de determinados grupos taxonómicos. Dentro de un contexto particularmente sistemático, los vertebrados son los mejor conocidos. Se dispone de una significativa cantidad de información sobre aves y mamíferos, mientras que los anfibios y reptiles son grupos que requieren mayor investigación. En lo que concierne a la riqueza ictiológica, la información sobre peces de agua dulce no es completa, y en lo que se refiere a peces marinos todavía los datos son limitados, especialmente para algunos ambientes. Es evidente que se requiere desarrollar grandes esfuerzos con el fin de alcanzar un nivel de conocimiento más completo. Aunque en los acápites 3.2—10 también se hace

3.2 Diversidad y endemismo de los mamíferos Los principales estudios que han aportado al actual conocimiento sobre los mamíferos del Ecuador constan en el cuadro 3.1. Sin embargo, se han desarrollado también muchas otras investigaciones enfocadas en la biología, ecología, comportamiento, etc. de diversas especies y grupos taxonómicos, las mismas que han sido llevadas a cabo por gente sobre todo de las universidades. La mayoría de las investigaciones ha sido desarrollada durante las dos últimas décadas del siglo XX (gráfico 3.1), y a las puertas del siglo XXI las listas no son

61

3.2

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

CUADRO 3.1 Estudios sobre los mamíferos del Ecuador Año 1590

Autor Acosta

Obra Historia natural y moral de las Indias

1789

Velasco

Historia del Reino de Quito

1812

1856-1863

Humboldt y Bonpland Darwin y Waterhouse Tomes

Relatos del viaje a Sudamérica (1799-1804) Relatos del viaje a Sudamérica y Galápagos (1832-1836) Varios trabajos

1876 1880-1921

Tobar Thomas

Mamíferos del Ecuador Varios trabajos

1892 1892-1919 1903-1905 1910

Wolf Allen Festa Trouessart

1912-1961

Cabrera

1913-1925

Lonnberg

Geología y Geografía del Ecuador. Varios trabajos Varios trabajos Mamifferes de la mission de l’Equateur Los mamíferos sudamericanos, catálogo de los mamíferos de América del Sur, y otros. Varios trabajos

1921-1926

Anthony

Varios trabajos

1931-1933

Tate

Varios trabajos

1931-1938 1938-1937 1944

Spillmann Hershkovitz Orcés

1948-1969

Hoffstetter

Varios trabajos Varios trabajos Sobre la existencia al norte del Amazonas de los géneros Atelocynus y Grammogale Varios trabajos

1951

Dorst

1963-1965

Brosset

1974

Baker

1979-1990

Trillmich et al.

1980-1997

Albuja et al.

1982

Albuja

1985-1993

Whitehead et al.

1839

Observaciones Primer reporte de un mamífero del Ecuador (Sylvilagus brasiliensis) Primer reporte oficial sobre mamíferos del Ecuador Reportan varias colecciones y especies Reporte sobre los mamíferos de las Galápagos Descripciones y reportes de especies depositadas en el British Museum of Natural History de Londres Primera lista para el Ecuador, con 96 especies Descripciones de primates, roedores, edentados, carnívoros y quirópteros Capítulo sobre la fauna del Ecuador Descripciones de grupos, sobre todo roedores Reportes y datos de colección de mamíferos Colección y estudio de mamíferos durante la Misión Geodésica Francesa Registra descripciones y reportes de más de 200 especies del Ecuador Descripciones y reportes basados en el material enviado por cónsul Sueco en Ecuador Publica varios reportes acerca de nuevas especies para el Ecuador Se especializó en micromamíferos. La mayoría de los estudios fueron de sistemática Reportes sobre mamíferos fósiles Descripciones de especies y estudios sistemáticos Primer ecuatoriano que publica un artículo científico

Información sobre mamíferos fósiles, sobre todo edentados Quirópteros del Ecuador Incluye datos sobre la distribución y descripción de algunas especies Estado de los mamíferos de Observaciones ecológicas, biológicas y datos Galápagos y murciélagos de occidente de distribución Registros de mamíferos de Ecuador Información de 31 especies colectadas en varias provincias Varios trabajos Grupo de científicos con abundantes estudios sobre pinnípedos de Galápagos Varios trabajos Descripciones y datos acerca de mamíferos del Ecuador Murciélagos del Ecuador Primer compendio para el Ecuador. Incluye 105 especies y 18 nuevos registros Varios trabajos Estudios sobre cetáceos de Galápagos, en particular sobre el cachalote (Physeter catodon)

62

D i v e r s i d a d

y

e n d e m i s m o

d e

v e r t e b r a d o s

t e r r e s t r e s

y

d u l c e a c u ’ c o l a s

3.2

CUADRO 3.1 (continuación) Año 1988-1997

Autor Barnett

1990-1992

1998

McCracken et al. Albuja Albuja y Patterson Tirira et al.

1999

Tirira

1999

Albuja

1991 1996

Obra Observaciones Informes inéditos y varias publicaciones Información sobre roedores andinos; presenta nuevos registros para el Ecuador Varios trabajos Primeros estudios ecológicos y sistemáticos sobre murciélagos de Galápagos Lista de mamíferos del Ecuador Incluye 321 especies para el Ecuador Nueva especie de ratón marsupial Primer ecuatoriano que participa en la descripción de una especie (Caenolestes condorensis) Biología, sistemática y conservación Memorias del primer seminario-taller sobre de mamíferos del Ecuador los mamíferos del Ecuador Mamíferos del Ecuador Incluye información sobre diversidad y distribución de mamíferos, una guía de identificación y datos sobre las colecciones en el Ecuador y el extranjero. Reporta 369 especies en el Ecuador. Murciélagos del Ecuador Reporta 125 especies de murciélagos. Proporciona datos de historia natural, distribución y estado de conservación. Incluye también una clave de identificación.

Modificado de: Tirira (1999).

definitivas; falta aún completar los estudios taxonómicos de algunos grupos, sobre todo de roedores, y realizar investigaciones en localidades poco estudiadas. De hecho, la lista de mamíferos ha sido periódicamente modificada a medida que se han reportado nuevas especies en el país. En el inventario de Albuja (1991), por ejemplo, se menciona la presencia de 324 especies, 162 géneros, 44 familias y 13 órdenes (cuadro 3.2). No obstante, en 1996, esta lista se incrementó debido al descubrimiento y descripción de una nueva especie de ratón marsupial, Caenolestes condorensis. Otros registros recientes son el del ratón de agua del Cajas (en Azuay), Chibchanomis orcesi, y el del ratón arrozalero de Tate, Oryzomys tatei (Albuja y Patterson 1996, Jenkins y Barnett 1997, Musser et al. 1998; todos citados en Tirira 1999). Ya en 1999, en un inventario mastozoológico realizado por Tirira, se menciona que la mastofauna nativa incluye 13 órdenes, 45 familias, 185 géneros y 369 especies (cuadro 3.2). El incremento en el número de especies, entre 1991 y 1999, no solo confirma la diversidad mastozoológica del Ecuador; además ratifica la necesidad de efectuar constantes revisiones y actualizaciones de

las listas existentes, pues la taxonomía cambia y también es probable que el número de especies aumente si se amplían las investigaciones. En el Ecuador se encuentra casi el 8% de las especies de mamíferos registradas en el mundo (cuadro 3.3). Esta cantidad es menor a la de países como Brasil que tiene 524 especies, México con 500, Perú con 460 y Colombia con 456, pero indudablemente la gran riqueza biológica de esas naciones está en parte relacionada con su extensión territorial, la cual según el caso supera de 5 a 31 veces la superficie del Ecuador (Tirira 1999). De las 369 especies reportadas en el Ecuador, 30 son únicas en el mundo, lo cual representa el 8,1% del total nacional. Entre los grupos taxonómicos, el orden Rodentia (que abarca a los roedores) es el que tiene mayor cantidad de especies endémicas (22), seguido por los órdenes Chiroptera (murciélagos) que tiene cuatro, e Insectivora (musarañas) con dos. Los órdenes Paucituberculata (que comprende a los ratones marsupiales) y Carnivora (que incluye a los canes y felinos salvajes, lobos marinos, osos, nutrias y cusumbos) tienen solo una especie endémica cada uno (cuadro 3.4).

63

3.3

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

700

nœmero acumulado de trabajos

trabajos en cada dŽcada

250

600

200

500 400

150

300 100 200 50

n•mero acumulado de trabajos

trabajos en cada dŽcada

GRÁFICO 3.1 Trabajos y publicaciones sobre mamíferos ecuatorianos de acuerdo con las décadas y valores acumulados, según el año de publicación 800 300

100

0

0 1500 a 1900

1900

1910

1920

1930

1940

1950

1960

1970

1980

1990

Fuente: Tirira (1999).

3.3 Áreas con mayor diversidad y endemismo de mamíferos

las hay mayor variedad, pues se han reportado 32 especies, en tanto que en aguas de la zona continental se han registrado únicamente 24, como consta en el cuadro 3.5 (Tirira 1999). No se han realizado estudios detallados que permitan identificar las áreas donde están concentradas las especies endémicas o con distribución restringida. Sin embargo, los datos proporcionados por Tirira (1999) dan una idea de la situación. De acuerdo con los índices de endemismo reportados, la mayor cantidad de especies de mamíferos con rangos restringidos al territorio ecuatoriano se concentra en el piso altoandino: de las 49 existentes en ese piso 12 son endémicas. Entre los mamíferos terrestres de Galápagos el endemismo es particularmente grande, ya que de las doce especies reportadas nueve son endémicas: un lobo marino, un murciélago y siete ratones (cuadro 3.5). El elevado endemismo del piso altoandino y de Galápagos se debe, probablemente, al aislamiento geográfico al que han estado sujetas las especies que allí habitan (Albuja et al. 1993).

Si se relaciona la diversidad de mamíferos con los pisos zoogeográficos del Ecuador (Albuja et al. 1980) se observa que la mayor parte habita en los pisos tropicales, a ambos lados de la cordillera de los Andes. Así, en el piso tropical oriental se han registrado 191 especies, lo que equivale al 51,8% de la mastofauna nacional. En los pisos tropicales noroccidental y suroccidental residen 136 y 116 especies de mamíferos, las mismas que representan el 36,9% y el 31,4%, respectivamente. La diversidad de mamíferos disminuye conforme incrementa la altitud. Así, el piso altoandino es el menos diverso del Ecuador continental, pues cuenta únicamente con 49 especies (13,3% del total nacional). Se ha señalado también que en Galápagos existen solo doce especies terrestres y que, por lo tanto, esta es la región con menor diversidad de animales de este grupo. Sin embargo, en el océano que rodea dichas is-

64

D i v e r s i d a d

y

e n d e m i s m o

d e

v e r t e b r a d o s

t e r r e s t r e s

y

3.4

d u l c e a c u ’ c o l a s

CUADRO 3.2 Los mamíferos del Ecuador según dos estudios 1. Según Albuja et al. (1993) Orden

Familias

2. Según Tirira (1999) Géneros

Orden

Especies

Familias

Géneros

Especies

Marsupialia

2

9

21

Didelphiomorphiaa

1

10

19

Artiodactyla

3

6

10

Paucituberculataa

1

1

4

Carnivora

5

17

26

Artiodactyla

3

8

11

Carnivorab

6

23

31

Cetacea

6

21

33

Chiroptera

8

55

132

Cetacea

5

18

24

Chiroptera

8

49

118

Xenarthra

4

8

12

Insectivora

1

1

2

Edentatac

4

8

12

Lagomorpha

1

1

1

Insectivora

1

1

3

Perissodactyla

1

1

3

Lagomorpha

1

1

1

Primates

2

10

19

Perissodactyla

1

1

3

Rodentia

10

38

84

Primates

2

10

19

1

3

3

Rodentia

10

45

100

Sirenia

Pinnipedia Sirenia Total

1

1

1

44

162

324

Total

1

1

1

45

185

369

a. Forman parte de los marsupiales. b. Incluye al orden Pinnipedia. c. El orden Edentata equivale a Xenarthra.

partir de la década de los 80, la información ornitológica se incrementó sustancialmente con las contribuciones de Ortiz, Greenfield y Matheus (1990), Ortiz y Carrión (1991), Best, Heijnen y Williams (1996), y Ridgely, Greenfield y Guerrero (1998), entre otros. Por ejemplo, Ortiz y Carrión (1991) registraron 1.531 especies de aves para todo el Ecuador, mientras que Best, Heijnen y Williams (1996) reportaron 1.570, y Ridgely, Greenfield y Guerrero (1998) mencionan que hay 1.578 solamente en el Ecuador continental. Si se toma en cuenta esta última cifra y se considera que en Galápagos existen 38 endémicas (Canaday 2000), es posible afirmar que la avifauna del Ecuador incluye aproximadamente 1.616 especies, es decir, el 17,9% del total mundial (cuadro 3.3). La extraordinaria diversidad de este grupo se ha evidenciado en los inventarios llevados a cabo en ciertos sitios. Solo en Limoncocha (al norte de la Amazonía), en un área de 12 km2 se encontraron 460 espe-

3.4 Diversidad y endemismo de las aves Es conocido que el continente Sudamericano alberga más de un tercio de la avifauna del mundo y que esta riqueza probablemente alcanza su máxima expresión en el Ecuador. Se calcula que en este país habita más de la mitad de la avifauna del continente y más de la sexta parte de todas las especies de aves del planeta (Ridgely, Greenfield y Guerrero 1998). En comparación con otros países, el Ecuador es superado únicamente por Colombia que tiene 1.815 especies, Perú con 1.703, y Brasil con 1.622 (Mittermeier, Robles y Goettsch 1997). Las aves han recibido la mayor atención en los estudios zoogeográficos que se han realizado en el país. De acuerdo con Campos (1998), entre los primeros trabajos científicos sobre este grupo destacan los de Oberholser (1902), Chapman (1926) y Norton (1963) (todos citados en Campos 1998). Luego, a

65

3.5

L a

CUADRO 3.3 Ecuador: número de vertebrados en relación con el total mundial Grupo Mamíferos Aves

Especies en el Ecuador 369

4.629

8

9.040

17,9

Reptiles

394

6.458

6

Anfibios

415

4.222

9,8

1.340

18.910

7,1

4.134

43.259

9,6

Peces Total

Fuentes: Para los totales mundiales la fuente es Mittermeier, Robles y Goettsch (1997). Los datos del Ecuador provienen de Tirira (1999) para mamíferos; Ridgely, Greenfield y Guerrero (1998) y Canaday (2000) para aves; Coloma, Quiguango y Ron (2000) y Torres-Carvajal (2000) para reptiles; Coloma y Quiguango (2000) para anfibios; Barriga (comunicación personal 2000), Hurtado, Yturralde y Suárez (2000) y Fundación Natura y WWF (1998) para peces.

CUADRO 3.4 Los mamíferos endémicos del Ecuador Orden Didelphiomorphia Paucituberculata Artiodactyla Carnivora Cetacea Chiroptera Edentata Insectivora Lagomorpha Perissodactyla Primates Rodentia Sirenia Total

Total de especies 19 4 11 31 33 132 12 3 1 3 19 100 1 369

d e

l a s

e s p e c i e s

cies, en tanto que en la Estación Científica Río Palenque, ubicada en la provincia de Los Ríos, en un área de 1,7 km2 se registraron 328, y en el Parque Nacional Podocarpus (en Loja y Zamora Chinchipe) alrededor de 500 (Albuja et al. 1993). Las especies verdaderamente endémicas para el país son relativamente pocas, sobre todo si se tiene en cuenta el reducido tamaño territorial y la posición geográfica del Ecuador con respecto a los países vecinos. Según el World Conservation Monitoring Centre (WCMC 1992 citado en Estrella 1993), de las 1.435 especies de aves que fueron reportadas en ese año, 37 eran endémicas. Otros autores como Best, Heijnen y Williams (1996) mencionan que de las 1.570 especies de aves que registraron, entre residentes y migrantes, 33 son endémicas para el país y 160 tienen rangos restringidos de menos de 50.000 km2. Por su parte, Ridgely, Greenfield y Guerrero (1998) incluyeron, dentro de las endémicas del territorio continental, a las especies que tienen un rango de distribución compartido por Colombia, el Ecuador y el Perú; conforme a su clasificación, las tres naciones cuentan con 197 especies que son "endémicas compartidas". Finalmente, Canaday (2000) considera que apenas 14 especies son endémicas del Ecuador continental y 38 lo son de Galápagos (cuadro 3.6).

Especies en Porcentaje el mundo en el Ecuador

1.616

d i v e r s i d a d

Especies endémicas 0 1 0 1 0 4 0 2 0 0 0 22 0 30

3.5 Áreas con mayor diversidad y endemismo de aves Se han llevado a cabo varias investigaciones con el objetivo de determinar los niveles de diversidad y endemismo de las aves, y utilizar los resultados como indicadores en la selección de áreas prioritarias para la conservación. Terborgh y Winter (1983 citado en Ulloa, Suárez y Silva 1995), por ejemplo, analizaron la distribución de 153 especies con rangos menores a 50.000 km2 en el Ecuador y Colombia. Estos autores mencionan que dos son las zonas ecuatorianas con niveles altos de endemismo: las estribaciones noroccidentales de los Andes y la región del río Napo al noroccidente de la Amazonía.

Fuente: Tirira (1999).

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D i v e r s i d a d

y

e n d e m i s m o

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t e r r e s t r e s

y

3.5

d u l c e a c u ’ c o l a s

CUADRO 3.5 Diversidad y endemismo de los mamíferos del Ecuador según la región o piso zoogeográfico

Un análisis similar fue realizado por el Consejo Internacional para la Conservación de las Aves (ICBP 1992 citado en Ulloa, Suárez y Silva 1995), en el cual se identificaron 121 sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad de la Tierra. Once de éstos están localizados en el Ecuador; sobresalen el noroccidente, las estribaciones occidentales de la cordillera de los Andes, los bosques secos del suroccidente y los Andes centrales. Otras zonas mencionadas fueron las estribaciones orientales, la región del Napo,1 los bosques de la cordillera oriental de los Andes y Galápagos. La organización BirdLife International identificó zonas denominadas áreas de endemismo de aves (EBA por sus siglas en inglés) alrededor del mundo. Cada una de éstas tiene prioridad en cuanto a la conservación debido a que están sujetas a fuertes presiones antrópicas y, a la vez, albergan dos o más especies de aves con rangos de distribución menores a 50.000 km2. A escala mundial se identificaron 2.600 especies de aves con rangos restringidos (27% del total mundial) y fueron acomodadas en 221 áreas de endemismo de aves, las mismas que albergan aproximadamente el 78% de las especies que están en peligro de extinción. En el Ecuador se han registrado 160 especies con distribución restringida, las cuales están repartidas en nueve áreas de endemismo de aves: Chocó, centro norte de los Andes, este de los Andes del Ecuador y Perú, Amazonía y tierras bajas del Napo, región Tumbesina, centro sur de los Andes, bosque de la cumbre de los Andes, páramo central Andino, y Galápagos (mapa 5, p. 185) (Best, Heijnen y Williams 1996). Cabe señalar que muy pocas de las áreas de endemismo de aves identificadas sostienen más de 50 especies con rangos restringidos. Así, las áreas de este tipo localizadas en la región Tumbesina del occidente del Ecuador y Perú son internacionalmente importantes pues poseen 55 especies con rangos de distribución menores a 50.000 km2 (Best y Kessler 1995).

Total de especies

Especies endémicas

Trópico noroccidental

136

2

Trópico suroccidental

116

1

Trópico oriental

191

2

Subtrópico occidental

110

3

Subtrópico oriental

114

0

Templado occidental

57

7

Templado oriental

51

6

Altoandino

49

12

Galápagosa

12

9

24

0

32

1

Piso zoogeográfico

Región Zona continental del Océano Pacífico Zona insular del Océano Pacíficoa

Fuente: Tirira (1999). a Incluye las tres especies de pinnípedos.

CUADRO 3.6 Número de aves endémicas del Ecuador según tres estudios Estudios

Total de Especies Porcentaje especies endémicas de endemismo

WCMC (1992 citado en Estrella 1993)

1.435

37

2,6

Williams (1996)

1.570

33

2,1

Canaday (2000)

1.616

52

3,2

Best, Heijnen y 1. La regi—n del Napo es un centro de biodiversidad y endemismo que corresponde a la esquina noroccidental de la regi—n amaz—nica.

67

3.6

L a

Finalmente, en el estudio realizado por Sierra, Campos y Chamberlin (1999) se menciona que la avifauna ecuatoriana está concentrada bajo los 1.000–1.300 m de altitud, o sea en áreas que corresponden, según Albuja et al. (1980), al piso tropical, o en zonas de tierras bajas y piemontanas, según Sierra (1999b). De acuerdo con los análisis, la diversidad de aves decrece conforme incrementa la altitud hacia las estribaciones en los pisos montano bajo, montano y altoandino, y aumenta a medida que la humedad se eleva. Así, en la Costa, la región tropical árida tiene menor cantidad de especies que la tropical húmeda (gráfico 3.2). Al analizar los tipos de vegetación propuestos por Sierra (1999b), en función del número de especies, se determinó que los bosques siempreverdes de tierras bajas de la Amazonía y los bosques piemontanos de la Costa son los más diversos, puesto que allí habita alrededor del 30% de las especies ecuatorianas (mapa 6, p. 186). El bosque siempreverde montano bajo de la cordillera de la Costa, el bosque inundado de tierras bajas de la Amazonía y el bosque siempreverde montano de las cordilleras amazónicas son ecosistemas que albergan al menos el 20% de las especies de aves del Ecuador. En cambio, los ecosistemas menos diversos son los bosques de palmas de la Amazonía, la gelidofitia, los herbazales montano altos, el herbazal montano, los páramos y el matorral seco montano de los Andes. Todos estos acogen menos del 4% de la avifauna ecuatoriana (mapa 6, p. 186) (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Las áreas con mayor endemismo corresponden a los ambientes secos de la Costa, entre los que destacan los bosques deciduos y semideciduos de tierras bajas de la Costa, la sabana, el bosque semideciduo piemontano de la Costa, el bosque semideciduo mon-

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e s p e c i e s

tano bajo y la zona gelidofitia. Contrariamente, los ambientes acuáticos y semiacuáticos presentaron los menores valores de endemismo (mapa 7, p. 187) (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). 3.6 Diversidad y endemismo de los anfibios y reptiles Estos grupos taxonómicos han sido formalmente estudiados desde 1800, fecha en la que se publicaron las primeras descripciones de anfibios y reptiles ecuatorianos basadas en el material colectado por diversos naturalistas. Trabajos como los de Gray (1831), Gunther (1859), Peters (1861), Jiménez de la Espada (1875), Cope (1876) y Boulenger (1880) —todos citados en Albuja et al. (1993)— contribuyeron notablemente al conocimiento de la herpetofauna de Ecuador. Asimismo, a inicios del siglo XX, en 1900, Despax publicó un trabajo sobre las colecciones realizadas por la Misión Geodésica, y entre 1934 y 1938 Parker presentó varios trabajos sobre los anfibios y reptiles del sur de Ecuador. En la década de los 40, Orcés realizó sus primeros aportes sobre los ofidios venenosos y los Testudinidae ecuatorianos (Albuja et al. 1993), y en las décadas siguientes destacan los trabajos sobre sistemática y zoogeografía realizados por Duellman (1969, 1972, 1973, 1978, 1981, 1990) y Lynch (1968, 1969, 1970, 1972, 1973, 1980, 1981) —todos citados en Coloma (1991). En cuanto a los aportes realizados por investigadores nacionales, cabe resaltar la labor de Orcés, Almendáriz y Coloma, entre otros. En el transcurso de los años 90 el estudio de la herpetofauna ha despertado gran interés, sobre todo para los diagnósticos ambientales, puesto que muchas especies pueden ser utilizadas como bioindicadoras (Campos 1998). A pesar de la gran cantidad de información que ha sido generada, los inventarios de herpetofauna todavía son incompletos debido a que hay zonas que no han sido bien exploradas, como las estribaciones orientales y occidentales (Albuja et al. 1993). En lo que concierne a diversidad, Coloma (1991) recopiló y revisó la información acerca de los anfibios del Ecuador y, con base en las especies descritas has-

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y

3.6

d u l c e a c u ’ c o l a s

GRÁFICO 3.2 Distribución ecosistémica de la avifauna 700

700

485

485

nœmero de especies

450 300

220

300

195

105

100

190

190 95

90

Tropical hœmedo oriental

Piemontano oriental

Montano bajo oriental

Montano oriental

P‡ramo oriental

Interandino

P‡ramo occidental

Montano occidental

Montano bajo occidental

Piemontano occidental

Tropical hœmedo occidental

Tropical ‡rido occidental

Costa

OcŽano

Gal‡pagos

45

Fuente: Sierra, Campos y Chamberlin (1999). Nota: Solo se toma en cuenta 1.512 especies.

ta diciembre de 1990, reportó 375 especies. A su vez, Almendáriz (1991), publicó una lista con 402 especies de anfibios, las cuales fueron registradas tanto en el Ecuador continental como en Galápagos. Finalmente, en una publicación reciente Coloma y Quiguango (2000) reportan que 415 especies han sido formalmente descritas para el país. Por otro lado, se conoce que desde 1900 el número de especies de reptiles ecuatorianos que han sido descritas se ha incrementado en 13 especies cada año, como promedio. Por ejemplo, en 1991 Almendáriz reportó 379 especies de reptiles para el Ecuador, mientras que en las listas publicadas en el 2000 se incluyen 394 especies, las mismas que han sido

descritas a partir de especímenes colectados en los territorios insular, marítimo y continental (Coloma, Quiguango y Ron 2000, Torres-Carvajal 2000). Según los reportes más actuales, el número de especies de anfibios y reptiles del Ecuador representa, respectivamente, el 9,8% y el 6% de la diversidad de la herpetofauna mundial (cuadro 3.3). De las 374 especies de reptiles incluidas en la lista de Mittermeier, Robles y Goettsch (1997) —en la cual constan cinco especies menos de las reportadas por Almendáriz (1991)—, 114 son endémicas del Ecuador (30,5%), mientras que de las 402 especies de anfibios señaladas (trece menos que Coloma y Quiguango 2000), 138 son endémicas (34,3%). Coloma y Lombeida

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(1992) difieren en cuanto al endemismo de anfibios, pues señalan que de las 402 especies reportadas hasta 1992, aproximadamente 240, es decir el 60%, son endémicas.

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dad existente. Entre éstos se puede citar el de TorresCarvajal (1998), quien indica que el género Stenocercus (un grupo de lagartijas) es uno de los más diversos del Ecuador, pues comprende 13 especies de las cuales el 77% son endémicas. Es interesante acotar que, en este caso, el rango de distribución de Stenocercus abarca principalmente la cordillera de los Andes, habiendo solo una especie en la Costa y otra en la Amazonía.

3.7 Áreas con mayor diversidad y endemismo de anfibios y reptiles La mayor parte de las especies de reptiles y anfibios habita en las zonas bajas del Ecuador y, conforme aumenta la altitud, decrece su diversidad. Aproximadamente el 29,6% de las especies de anfibios y el 27,8% de las de reptiles están localizadas en el piso tropical oriental. Mientras tanto, en el piso tropical occidental se distribuye el 21,4% y el 27,4% de las especies de anfibios y reptiles, respectivamente. En comparación, tan solo el 6,8% de las especies de reptiles habita en el piso altoandino. Paradójicamente, se calcula que el 77% de las especies de anfibios que están distribuidas en los pisos de mayor altitud son endémicas (Coloma y Quiguango 2000, Coloma, Quiguango y Ron 2000, Torres-Carvajal 2000). Duellman (1978 citado en Campos 1998), por ejemplo, reportó 86 especies de anfibios y 87 de reptiles en Santa Cecilia (Sucumbíos), en un área de apenas 3 km2, lo cual constituyó, en su momento, un récord mundial. Por otra parte, en una reciente investigación llevada a cabo en el Parque Nacional Yasuní se registraron 111 especies de anfibios y 107 de reptiles. Seis especies de ranas de la familia Hylidae (ranas arbóreas) colectadas durante ese estudio constituyeron nuevos registros para la fauna ecuatoriana, puesto que hasta 1998 habían sido registradas únicamente en la Amazonía peruana (Campos 1998). Estudios más específicos acerca de la herpetofauna del país también corroboran la gran diversi-

3.8 Diversidad y endemismo de los peces Los peces constituyen el segundo grupo más numeroso y menos conocido dentro de los vertebrados ecuatorianos. En general, las investigaciones ictiológicas realizadas en el país han sido puntuales y enfocadas al estudio de pequeñas colecciones provenientes de pocos sistemas fluviales. Gran parte de las contribuciones al conocimiento de este grupo ha provenido de las investigaciones realizadas por extranjeros; sin embargo, también existen trabajos que reflejan el esfuerzo nacional desarrollado en lo concerniente a este ámbito (Albuja et al. 1993). Los resultados obtenidos de diversas investigaciones ratifican la enorme diversidad ictiológica del país. Balon y Stewart (1983 citado en Albuja et al. 1993) encontraron 470 especies de peces en la cuenca del río Napo, número que supera los registros de cualquier otro sistema hidrográfico de tamaño similar en el mundo. Hace casi una década, Barriga (1991) reportó que en el Ecuador había 706 especies de agua dulce comprendidas dentro de 61 familias. No obstante, en el 2000 este autor calcula que la riqueza ictiológica es de por lo menos 820 especies (Barriga comunicación personal 2000). Los reportes sobre los peces de agua dulce (Barriga 1991) y de aguas marinas continentales (Hurtado, Yturralde y Suárez 2000), así como de los endémicos de Galápagos (Grove y Lavenberg 1997 citado en Fundación Natura y WWF 1998), permiten afirmar que este grupo está representado, en el Ecuador, por alrededor de 1.340 especies, cifra que equivale al 7,1% de la biodiversidad mundial (cuadro 3.3). Este

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3.9

RECUADRO 3.1

Los escarabajos con cuernos En su estudio sobre los escarabajos con cuernos presentes en el Ecuador (Coleoptera: Scarabaeidae: Dynastinae), P. Ortiz (1997) menciona que hay 173 especies. Ella incluye 74 nuevos registros para el pa’s, de los cuales 35 corresponden a especies endŽmicas en su mayor’a pertenecientes al gŽnero Cyclocephala. En lo concerniente a los patrones de distribuci—n se indica que: el 32% de las especies se encuentra en ambos lados de los Andes, bajo los 2000 m de altitud; el 24% se encuentra exclusivamente en el piso oriental; el 19% habita en el piso occidental; y el 6% ocupa solo el piso altoandino. TambiŽn se encontraron especies que habitan en m‡s de un piso altitudinal: el 4% ocupa los pisos altoandino y amaz—nico, el 3% los pisos altoandino y occidental; y finalmente el 12% se encuentra en los tres pisos (altoandino, oriental y occidental).

número fácilmente puede aumentar conforme se intensifiquen las investigaciones. A pesar de que no se cuenta con datos precisos sobre los peces de agua dulce, cuya distribución está restringida al territorio ecuatoriano, la información parece reflejar, en general, un elevado grado de endemismo (Barriga 1994 citado en CAAM 1995). Por otro lado, aunque no hay datos actuales que permitan identificar las áreas más sobresalientes en cuanto a diversidad de peces, hasta comienzos de la década de los 90 el piso tropical oriental era reconocido por albergar el mayor número de especies (aproximadamente el 72% del total nacional), mientras que los pisos tropical noroccidental y subtropical occidental le seguían en importancia (15,3 y 14% de especies respectivamente). Según Barriga (comunicación personal 2000), a comienzos del tercer milenio estas tendencias aún son vigentes.

en el mundo (Ministério do Meio Ambiente 1998). En los diferentes estudios acerca de los invertebrados del Ecuador se ha prestado atención principalmente a los que tienen importancia económica; muy pocos enfatizan aspectos de diversidad o endemismo. Sin embargo, los datos permiten suponer que se trata de un grupo muy diverso. Tampoco se sabe con exactitud cuántas y cuáles son las especies de insectos que se encuentran en el país. No obstante, y solo para tener una idea, en una hectárea de bosque tropical ubicado en las cercanías de la Estación Científica Yasuní de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) se registraron alrededor de 60.000 especies (Morell 1999). Una de las instituciones que más ha contribuido en el campo de la entomología es la PUCE. En el Museo de Zoología QCAZ, que es parte de esa universidad, se guarda y genera gran parte de la información existente sobre los insectos ecuatorianos. En los recuadros 3.1, 3.2, y 3.3 se presentan los resultados de tres investigaciones que han sido desarrolladas con base en las colecciones de dicho museo, y que fueron complementadas con estudios de campo. Estos trabajos proporcionan una idea de la diversidad de este grupo taxonómico. El Ecuador también sobresale por la gran diversidad de lepidópteros, pues cuenta con 2.200 especies de mariposas, de las cuales 200 (9%) son endémicas del país. En el caso de las papiliónidas (morfo o ma-

3.9 Diversidad y endemismo de invertebrados terrestres y dulceacuícolas Los invertebrados incluyen aproximadamente el 95% de todas las especies animales conocidas. Solo el phylum Arthropoda (que comprende a los crustáceos, miriápodos, insectos, arañas y escorpiones, entre otros grupos) cuenta con 1,5 millones de especies descritas, apenas una pequeña fracción de lo que debe existir

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RECUADRO 3.2

Los carábidos Los car‡bidos (Coleoptera: Carabidae) conforman una de las familias m‡s grandes dentro del orden que agrupa a los escarabajos: aproximadamente 40.000 especies han sido reportadas en todo el mundo. En el Ecuador este grupo se distribuye desde el nivel del mar hasta los 5.000 m de altitud, incluyendo Gal‡pagos, pero los pisos zoogeogr‡ficos donde hay m‡s especies son el altoandino y el tropical oriental. En total hay 377 especies (340 en el continente y 37 en Gal‡pagos) de las cuales 154 son endŽmicas (120 en el continente y 34 en la regi—n insular) (Zapata 1997).

vertebrados, excluidos los peces, alcanza 2.794 especies, lo cual representa el 11,47% del total mundial. Según los datos de Mittermeier, Robles y Goettsch (1997), que subestiman las cifras actuales, el Ecuador ocupa el cuarto puesto entre los países con mayor diversidad de vertebrados (sin incluir a los peces). Asimismo, en lo que se refiere a diversidad de anfibios, este país ocupa uno de los primeros puestos, posición superada únicamente por Brasil y Colombia, y en cuanto a aves y reptiles ocupa el cuarto y octavo lugares mundiales, respectivamente (cuadro 3.7). Mittermeier, Robles y Goettsch mencionan que si la diversidad de estos dos grupos se traduce en número de especies por unidad de superficie, el Ecuador tendría 1,42 especies de anfibios y 5,5 de aves por cada 1.000 km2. Estas cantidades son relevantes si se las compara con las de Brasil, que tiene apenas 0,06 especies de anfibios y 0,19 de aves por cada 1.000 km2. En lo concerniente a peces, Mittermeier, Robles y Goettsch (1997) han señalado que, en el Ecuador, el número de especies dulceacuícolas es mayor a 44, dato que es ampliamente superado en los reportes actuales. Así, en un trabajo realizado por Barriga (1991) se reportaron 706 especies de agua dulce, mientras que en el 2000 este autor considera que hay alrededor de 820 (Barriga com. pers. 2000). Si a esta cifra se suman 479 especies de peces marinos (Hurtado, Yturralde y Suárez 2000) y 41 especies endémicas de Galápagos (Grove y Lavenberg 1997 citado en Fun-

riposas azules) se calcula que 69 especies habitan en el Ecuador, de las cuales tres son endémicas (Mittermeier, Robles y Goettsch 1997). Aproximadamente 1.500 especies de mariposas pertenecientes al suborden Rhopalocera (mariposas diurnas) han sido reportadas para el país, lo cual corrobora la gran diversidad existente, pues en Brasil —que es un país con una extensión territorial mucho mayor— se han registrado 3.000 especies (Moreno Espinoza en prep. citado en Estrella 1993). En los acápites 3.39—45 se trata con detalle a los invertebrados marinos y costeros. 3.10 Resumen sobre la diversidad y el endemismo de la fauna del Ecuador En este acápite se proporcionará datos comparativos de la diversidad y el endemismo del Ecuador con respecto a otros países. En algunos casos, las comparaciones presentadas han sido hechas con base en estudios cuyas cifras difieren de las más actualizadas para el país. No obstante, dicha información entrega una visión clara de la importancia de una riqueza biológica que sobresale en el neotrópico y el mundo. Hasta el momento se han registrado en el Ecuador 415 especies de anfibios, 394 de reptiles, 1.616 de aves y 369 de mamíferos (Coloma y Quiguango 2000, Coloma, Quiguango y Ron 2000, Torres-Carvajal 2000, Ridgely, Greenfield y Guerrero 1998, Canaday 2000, Tirira 1999). Es decir, la diversidad de

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RECUADRO 3.3

Los mántidos La superfamilia Mantodea (que abarca a las mantis) incluye 1.900 especies, de las cuales 416 habitan en el neotr—pico (que es la regi—n que incluye los territorios desde MŽxico hasta el estrecho de Magallanes). En el estudio realizado por Ayala (1998) se menciona que en el pa’s hay 69 especies dentro de 33 gŽneros; con este trabajo se reportaron 9 especies nuevas para la ciencia. De acuerdo con estos resultados, la cantidad de especies en Ecuador equivale al 3,6% de la diversidad de m‡ntidos del planeta y al 16,2% del total neotropical. Estas cifras son superiores a los reportes de los pa’ses vecinos, cuya extensi—n es mayor. De hecho, mientras en el Ecuador por cada 100.000 km2 hay 25 especies, en Colombia, Perœ y Brasil esta cifra var’a entre una y cuatro. El endemismo de este grupo tambiŽn es alto ya que 25 de las 69 especies y tres de los 33 gŽneros son œnicos del pa’s. La mayor diversidad de m‡ntidos existe en la Amazon’a (46,7%), seguida por la Costa (28,3%) y la Sierra (3,3%) y Gal‡pagos (1,7%). Adem‡s, se encontraron especies que est‡n distribuidas en varias regiones; de Žstas el 13,3% habita tanto en la Costa como en la Amazon’a, el 3,3% est‡ en las tres regiones del Ecuador continental, el 1,7% habita en la Amazon’a y en la Sierra, y el 1,7% est‡ en la Costa y en la Sierra.

han sido reportadas como endémicas (porcentaje relacionado con las 364 especies reportadas por Mittermeier, Robles y Goettsch). En los casos de las aves y de los mamíferos, las cifras son menores: se ha reportado que 52 especies de aves —de las cuales 38 están restringidas a Galápagos— son endémicas del Ecuador (Canaday 2000); mientras tanto, solo 30 especies de mamíferos tienen rangos limitados al territorio nacional (Tirira 1999). De acuerdo con las cifras proporcionadas por Mittermeier, Robles y Goettsch, el Ecuador se ubica en el séptimo puesto mundial por el endemismo de anfibios, y en el noveno por el de reptiles, como consta en el cuadro 3.8. Por último, en lo concerniente a invertebrados, este país sobresale por su gran endemismo de mariposas (200 especies), lo cual lo ubica en el sexto lugar del mundo (cuadro 3.8).

dación Natura y WWF 1998), resulta que el Ecuador tiene aproximadamente 1.340 especies de peces. En cuanto a los invertebrados, la información todavía es insuficiente. No obstante, en lo que se refiere a las mariposas, las 2.200 especies del Ecuador permiten que se ubique en el séptimo puesto mundial, y en el quinto respecto de la diversidad de papiliónidas (cuadro 3.7) (Mittermeier, Robles y Goettsch 1997). Pero no solamente el número absoluto de especies es elevado; también existe un gran endemismo. De acuerdo con la información existente, se calcula que de las 2.794 especies de vertebrados (excluidos los peces) aproximadamente 436 son endémicas del Ecuador (15,6% del total). En cuanto al nivel de endemismo por grupos, los reportes indican que 240 especies de anfibios son endémicas para el territorio ecuatoriano, lo cual equivale al 60% del total nacional (porcentaje relacionado con las 402 especies señaladas por Coloma y Lombeida 1992). Dentro del grupo de los reptiles, 114 especies (30,5%)

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CUADRO 3.7 Posición mundial del Ecuador por cantidad de especies según grupos taxonómicos Vertebrados (excepto peces): cuarto lugar

Anfibios: tercer lugar

Aves: cuarto lugar

Reptiles: octavo lugar

Mariposas: séptimo lugar

Mariposas papiliónidas: quinto lugar

Colombia (3.374)

Colombia (583)

Colombia (1.815)

Australia (755)

Perú (3.532)

Indonesia (121)

Brasil (3.131)

Brasil (517)

Perú (1.703)

México (717)

Brasil (3.132)

China (104)

Indonesia (2.827)

Ecuador (402)

Brasil (1.622)

Colombia (520)

Colombia (3.100)

India (77)

Ecuador (2.606)

México (284)

Ecuador (1.559)

Indonesia (511)

Bolivia (3.000)

Brasil (74)

Perú (2.586)

China (274)

Indonesia (1.531)

Brasil (468)

Venezuela (2.316)

Ecuador (69)

México (2.501)

Indonesia (270)

Venezuela (1.360)

India (408)

México (2.337)

Myanmar (68)

China (2.404)

Perú (241)

India (1.258)

China (387)

Ecuador (2.200)

Colombia (59)

India (2.222)

India (206)

Bolivia (1.257)

Ecuador (374)

Indonesia (1.900)

Perú (58-59)

Fuente: Mittermeier, Robles y Goettsch (1997).

más aporta a esta diversidad, pues cuenta con 2.999 especies de las cuales el 43% son endémicas del país. Si bien en el mencionado Catálogo también se presenta un análisis de la flora a partir de la composición de especies en los diferentes rangos altitudinales, los autores del mismo hallaron que es difícil encontrar rangos discretos de distribución, es decir, cualquier zona de elevación (por ejemplo, la de 2.000–2.500 m de altitud) tiene el mismo índice de similitud con la zona de 2.500–3.000 m de altitud, que ésta última con la zona entre 3.000 y 3.500 m de altitud. Este patrón en la composición cambia drásticamente solo a partir de los 3.500 m de altitud. Otro aspecto importante es la correlación que existe entre superficie y número de especies en las distintas zonas de elevación: cuanto mayor es la extensión, mayor será la diversidad. Una excepción a esta premisa son los bosques de los flancos externos de los Andes situados entre 2.000 y 3.000 m de altitud, que

3.11 Diversidad y endemismo de la flora El Catálogo de las Plantas Vasculares del Ecuador (Møller Jørgensen y León 1999) constituye el más reciente y exhaustivo estudio de la flora del país, puesto que no se limita al tratamiento taxonómico; allí también se analiza la diversidad, distribución geográfica, endemismo y similitud entre zonas. Según esta publicación, en el Ecuador se han registrado 16.087 especies en 273 familias, número que incluye 595 especies introducidas y l86 que por su distribución global se esperaría encontrar también en el país. Así, en dicha publicación se calcula que hay 15.306 especies nativas, de las cuales 4.173 son endémicas, es decir el 27,3%. Esta riqueza coloca al Ecuador en el séptimo u octavo lugar mundial en cuanto a diversidad de plantas vasculares, mientras que el número de plantas endémicas corresponde al 1,6% de las especies existentes en la Tierra (gráfico 3.3). El grupo de las orquídeas es el que

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CUADRO 3.8 Posición mundial del Ecuador por cantidad de especies endémicas de anfibios, reptiles y mariposas Anfibios endémicos: séptimo lugar

Reptiles endémicos: noveno lugar

Mariposas endémicas: sexto lugar

Colombia (367)

Australia (616)

Indonesia (700)

Brasil (294)

México (368)

Filipinas (352)

Madagascar (176)

Madagascar (274)

Perú (350)

China (175)

India (187)

Colombia (300)

Australia (169)

Brasil (172)

Madagascar (250)

México (169)

Indonesia (150)

Ecuador (200)

Ecuador (138)

China (133)

México (200)

Papua Nueva Guinea (134)

Filipinas (131)

Brasil (200)

Estados Unidos (126)

Ecuador (114)

China (200)

Fuente: Mittermeier, Robles y Goettsch (1997).

albergan una gran diversidad de flora, pese a su limitada superficie. Las plantas de lugares como estos son bastante desconocidas lo cual hace posible que una nueva especie de planta sea descrita para el Ecuador, cada dos días. En general, la distribución geográfica de los sitios de colección de plantas está relacionada con las vías de comunicación, por lo cual las regiones de difícil acceso o carentes de caminos son prácticamente desconocidas. La investigación de tales zonas podría elevar fácilmente el número de especies de plantas del Ecuador a cerca de 20.000.

Por supuesto, algunas de éstas también están presentes en otras regiones; al comparar la composición de especies en las cuatro regiones naturales (Costa, Amazonía, Sierra y Galápagos), la mayor similitud se encuentra entre las dos primeras. Los géneros y familias más diversas de la Costa corresponden a epífitas; sin embargo, también hay grupos de plantas leñosas que tienen una alta importancia entre la flora de la región, por ejemplo las leguminosas y las especies del género Solanum. La Costa cuenta con un gran número de ecosistemas y microhábitats debido a múltiples razones. Una es la presencia de una cordillera costera algo fragmentada que se eleva hasta aproximadamente 800 m de altitud en formaciones orográficas como las montañas de Mache–Chindul, Cojimíes, Jama, Chongón–Colonche, Churute y Molleturo. Además, allí hay dos importantes cuencas hidrográficas, las de los ríos Esmeraldas y Guayas; también influye la presencia de la zo-

3.12 La flora de la Costa Considerando que, según Møller Jørgensen y León (1999), la Costa comprende el área que va desde el nivel del mar hasta 1.000 m de altitud, en esta región existen 4.463 especies (casi 30% del total nacional).

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GRÁFICO 3.3 Número aproximado de especies en los países con mayor diversidad de plantas 60.000 nœmero de especies

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Indonesia

Ecuador

Australia

Perœ

MŽxico

Venezuela

China

Colombia

Brasil

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Fuente: Mittermeier, Robles y Goettsch (1997).

na piemontana de los Andes. A estas condiciones orográficas se agrega la fuerte influencia climática de las corrientes marinas (véase 2.24). Con base en estos criterios, el bosque occidental del Ecuador puede ser dividido en tres sectores: norte, central, y uno compuesto por la estrecha franja de tierras bajas al sur y las estribaciones de los Andes (Bonifaz 1998). De acuerdo con Cerón et al. (1999), la Costa se divide en tres subregiones: norte, centro y sur. A su vez, cada una de éstas se subdivide en tres sectores: tierras bajas, estribaciones de la cordillera occidental y cordillera costera, excepto la subregión sur que carece de la cordillera costera. La siguiente subdivisión de estos sectores corresponde a las formaciones vegetales propiamente dichas. Según Bonifaz (1998), la Costa norte corresponde básicamente a las formaciones de la provincia de Esmeraldas conformadas por bosques siempreverdes húmedos y muy húmedos, bosques semideciduos y manglares. En este sector se han realizado algunos estudios florísticos cuyos principales resultados revelan que:

• Los manglares albergan 58 especies de las cuales un 74% corresponden a epífitas (Cornejo 1994 citado en Bonifaz 1998). • En la Estación Biológica de Bilsa —en la provincia de Esmeraldas— se han reportado 15 nuevas especies (seis de epífitas, cinco de sotobosque y cuatro arbóreas), y un nuevo género. • Hay de un 50 a un 63% menos de especies de árboles y lianas con diámetros mayores a 10 cm que en la región amazónica ecuatoriana, a cambio de mayor diversidad en los estratos herbáceo, arbustivo y epífito (Bonifaz 1998). El sector occidental central de la Costa comprende los bosques secos deciduos, semideciduos, húmedos siempreverdes, matorrales secos, formaciones de sabana y manglares de Manabí, Los Ríos y Guayas. Los estudios florísticos realizados en el sector han aportado con los siguientes hallazgos: • La diversidad tiende a aumentar con la altitud, la humedad y la pluviosidad, según indican los inventarios de Palenque y Jauneche (en Los Ríos), donde se encontraron 1.100 y 728 especies respectivamente (Dodson, Gentry y Valverde 1985).

• Existen aproximadamente 500 especies maderables (Little y Dixon 1969 citado en Bonifaz 1998).

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RECUADRO 3.4

La familia de las palmas En el Ecuador existen 29 gŽneros y 120 especies de palmas nativas. A pesar de que este pa’s cubre apenas el 2% del ‡rea de SuramŽrica, en su territorio se encuentra el 53% de los gŽneros y el 15% de las especies de palmas sudamericanas. Los gŽneros m‡s diversos son Geonoma con 30 especies, Bactris con 16, Wettinia con 14 y Aiphanes con 11, y 13 gŽneros est‡n representados con solo una especie. Las palmas est‡n distribuidas en el Ecuador desde el nivel del mar hasta los 3.500 m de altitud con la especie Ceroxylon parvifrons (palma de ramos o palma de cera). En la Costa se han registrado 50 especies, de las cuales 22 son restringidas a esa regi—n. En la Sierra hay 15 gŽneros y 50 especies de las cuales 7 son endŽmicas. En la Amazon’a existen 60 especies de las cuales 40 son restringidas para esta regi—n. En total, 16 son las palmas endŽmicas del Ecuador. De Žstas, siete tienen poblaciones geogr‡ficamente muy restringidas sobre todo ubicadas en la zona biogeogr‡fica del sureste del pa’s. Fuente: Valencia et al. (1998).

Por último, el sector de la Costa sur y estribaciones occidentales de los Andes corresponde a El Oro y parte de Loja, donde hay importantes extensiones de manglar, matorrales secos, bosques secos deciduos y semideciduos, y bosques húmedos premontanos. En esta subregión, donde la extensión de las planicies entre el perfil costero y las montañas se reduce drásticamente, también se han llevado a cabo estudios florísticos, pero en menor número que en los otros sectores. Esta es alguna de la información:

• En las cinco diferentes zonas de vida de la cordillera de Chongón–Colonche se registraron 680 especies de árboles, arbustos, hierbas, epífitas y parásitas (Valverde 1991), mientras que en una hectárea del bosque húmedo de esa cordillera hubo 250 especies (Fundación Natura 1992 citado en Bonifaz 1998). • En los bosques secos y húmedos del Parque Nacional Machalilla, que forman parte de la cordillera de Chongón–Colonche, se han reportado 93 especies maderables (García y Santos 1991 citado en Bonifaz 1998). En esa zona Josse (1996) encontró seis nuevas especies y dos nuevos registros de árboles para el Ecuador. • En un sitio con formación de sabana, en la provincia de Los Ríos, se encontraron 120 especies de árboles, arbustos, hierbas y epífitas. • En los inventarios de los manglares de esta subregión constan 15 especies en una localidad de Guayas y 741 especies en la Reserva Ecológica Manglares Churute (Cerón 1995 citado en Bonifaz 1998) donde hay manglares y bosques.

• En un estudio realizado en el bosque húmedo premontano de la localidad de Daucay (en El Oro) se reporta 88 especies de plantas, entre éstas nuevos registros para el Ecuador (Fundación Natura 1993 citado en Bonifaz 1998). • En un inventario florístico realizado en el bosque seco de Puyango (en Loja), se registraron 204 especies de las cuales aproximadamente el 90% son compartidas con los bosques secos de Guayas en la cordillera de Chongón–Colonche (Cornejo 1997 citado en Bonifaz 1998). • En el sitio Manta Real (en El Oro), donde la for-

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nentes boscosos, donde especies herbáceas terrestres y epífitas están atravesando rápidos procesos de especiación. De allí que los principales grupos, tanto en diversidad como en endemismo, corresponden a grupos cuyo lapso entre generaciones es más corto, tales como orquídeas, helechos, bromelias y anturios, entre otras (Møller Jørgensen y León 1999). 3.13 La flora de la Sierra Cerca de la mitad de las especies de plantas del Ecuador crece entre 900 y 3.000 m de altitud, confinada a un área que apenas representa el 10% de la superficie total del país (Balslev 1988). En toda la extensión que ocupa la Sierra, es decir, desde 900–1.000 m de altitud hasta los pisos nivales, hay 9.865 especies de plantas vasculares, 64,4% del total nacional según Møller Jørgensen y León (1999). Esta gran diversidad está relacionada con la variedad de hábitats que existe en la región andina. Según Sierra (1999a), en esta región se encuentran 20 formaciones naturales, un número mayor que las de la Costa o de la Amazonía. Los límites altitudinales de los tipos de bosque en las estribaciones occidentales y orientales son muy controvertidos. Debido a la pluviosidad más alta y uniforme en las zonas orientales, aquellas especies distribuidas a ambos lados de los Andes pueden ser registradas centenas de metros de altitud (a veces más de 1.000) más abajo en el lado oriental que en el occidental (Gilmartin 1973 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). Los tipos de vegetación de las vertientes y valles interandinos, y las especies que los componen, están íntimamente relacionados con su historia geológica. Según ésta, la formación de América del Sur y de los Andes ha ocurrido durante los últimos 130 millones de años de una manera compleja (Taylor 1991 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). La secuencia temporal "último periodo interglaciar–último periodo glaciar–holoceno" indica que hubo una serie de cambios climáticos, de temperatura y de precipitación, lo cual creó fases con situaciones distintas que provocaron profundos cambios en la posición y com-

mación vegetal es el bosque húmedo premontano, ha sido reportado un nuevo género de árbol maderable de la familia de las leguminosas (Ecuadendron), así como nuevas especies de árboles y de palmas (Bonifaz 1998). En cuanto al endemismo de la Costa, autores como Gentry (1986) y Balslev (1988) consideran que éste oscila entre el 13 y el 20%. Para determinar estos porcentajes se han basado en los análisis de la composición florística tanto de localidades específicas como de colecciones de herbario correspondientes a un área geográfica amplia. Para explicar semejante endemismo se han formulado dos explicaciones. La primera es la existencia de un patrón de bandas estrechas que van de norte a sur y que representan las diferentes zonas de vida, desde el Océano Pacífico hasta los Andes. La segunda es el aislamiento de rema-

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posición de los bosques montanos (Hammen 1989 citado en Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1993). En el Ecuador, esta afirmación ha sido sustentado con los resultados de estudios palinológicos hechos en lagunas de la región interandina (Colinvaux et al. 1988 citado en Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1993). Tales cambios climáticos sucedidos durante el pleistoceno y el holoceno (2.000.000–10.000 A.P.), así como la conexión entre América del Norte y del Sur mediante el itsmo de Panamá, enriquecieron la biota andina con elementos florísticos de varios orígenes: los tropicales, adaptados a las zonas altas y frías como los floripondios (Brugmansia), papaya (Carica) y géneros como Gynoxis y Miconia, entre otros, y los que migraron desde las zonas templadas hacia las tropicales, como los alisos (Alnus), nogales (Juglans) o chochos (Lupinus) (Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1993). Cuando analizaron la composición combinada de las especies según zonas de elevación y regiones, Møller Jørgensen y León (1999) encontraron que el mayor número de plantas vasculares del Ecuador (28%) está concentrado entre 1.000 y 1.500 m de altitud, seguido de la zona de elevación adyacente (1.500–2.000 m de altitud) que posee el 26,6%. Sobre los 2.400 m de altitud existen 1.568 especies de arbustos y árboles (Møller Jørgensen y Ulloa-Ulloa 1994, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1995; ambos citados en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). La zona entre 3.000 y 3.500 m tiene, aproximadamente, tantas especies como las zonas de la Costa y de la Amazonía entre 500 y 1.000 m de altitud, tomadas por separado (Møller Jørgensen y León 1999). De las 72 especies nativas de la familia Rosaceae, 53 crecen entre 3.000 y 4.000 m de altitud (Romoleroux 1995 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). Los bambúes leñosos crecen casi exclusivamente en los bosques andinos sobre 2.000 m de altitud, y apenas una de las 50 especies ecuatorianas crece bajo los 600 m (Clark 1995 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). Entre 1.200 y 3.400 m altitud se encuentran los valles interandinos áridos y húmedos (Acosta Solís

1968, Harling 1979, Cañadas 1983). En general, los valles secos no son muy diversos. En seis localidades de vegetación seca, ubicadas en las cuencas de los ríos Chota y Guayllabamba, se encontraron entre 22 y 33 especies de plantas vasculares en transectos de 100 m2, siendo una bromelia, Tillandsia recurvata, la especie más abundante (Cerón 1993 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). Según Valencia et al. (1999b), en la Sierra se reconocen al menos dos subregiones: la norte–centro y la sur, que se diferencian en cuanto a su geología y vegetación. Los Andes ecuatorianos al sur de 2º30´ S (Azuay y Loja) tienen formaciones geológicas distintas a las encontradas en el norte. Florísticamente, las dos subregiones también son diferentes. Por ejemplo, la mayoría de las especies de las familias Podocarpaceae y Proteaceae solo se encuentran en la subregión sur. A juzgar por la distribución de algunas especies y géneros, el valle de Girón-Paute podría haber actuado como una barrera de migración de las plantas hacia el norte y hacia el sur de dicho accidente geográfico, tanto durante las épocas glaciales como en las interglaciares (Møller Jørgensen y Ulloa-Ulloa 1994 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). En la subregión sur, donde no existen volcanes activos y las montañas difícilmente sobrepasan los 4.000 m de altitud, los diferentes tipos de vegetación se encuentran generalmente a menores elevaciones que en el norte (Valencia et al. 1999b). Algunos hallazgos producto de los estudios florísticos permiten establecer comparaciones entre las dos subregiones de la Sierra: • En el Parque Nacional Podocarpus, provincia de Loja, a 2.700 y 2.900 m de altitud y en parcelas de una hectárea, Madsen (1991 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998) encontró 90 y 75 especies de árboles con un diámetro de al menos 5 cm, cifra que es considerablemente mayor a la obtenida hacia el norte, cerca de Quito, en tres parcelas ubicadas a 2.000, 2.700 y 3.300 m de alti-

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el sur, no así en el norte. Sobre los 2.000 m de altitud, el bosque de Baeza es el único de la subregión norte que incluye Ficus, Inga y Ocotea, géneros más bien diversos en los bosques de tierras bajas (Valencia 1995, Valencia, UlloaUlloa y Møller Jørgensen 1998). • Algunos tipos de vegetación como los páramos secos, los de almohadilla y la gelidofitia, solo existen en la subregión norte–centro (Valencia et al. 1999b). Respecto al endemismo de la flora de la Sierra, las estribaciones de los Andes entre 900 y 1.500 m de altitud, sin duda las más diversas en cuanto a flora, también son las más desconocidas debido a su inaccesibilidad. En el cuadro 3.9 consta información sobre las once familias que contienen 20 o más especies endémicas dentro del grupo de 173 familias y 4.430 especies de plantas con semillas que han sido registradas sobre 2.400 m de altitud (Møller Jørgensen y Ulloa-Ulloa 1994 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998). Las familias con mayor endemismo también son las más diversas sobre dicha elevación. Al momento, aproximadamente el 35% de las especies andinas son consideradas endémicas, pero este porcentaje varía conforme se publican nuevas investigaciones. La distribución de las 1.261 especies endémicas registradas sobre los 2.400 m de altitud en algunas provincias, consta en el cuadro 3.10. Azuay y Loja, pese a contar con el menor número de áreas protegidas, se cuentan entre las que tienen más especies endémicas, tanto de aquellas que se encuentran únicamente dentro de la provincia, como las que son compartidas con otras localidades de la Sierra. El hecho de que Pichincha ocupe el primer lugar en número de especies endémicas locales y compartidas con otras provincias, posiblemente se debe a que es la provincia más accesible y donde están los mejores centros de investigación botánica; por lo tanto, su flora ha sido más colectada. El 50% de las especies endémicas localizadas sobre los 2.400 m de altitud tiene distribución restringida a la provincia donde crece.

tud, donde hubo 55, 39 y 32 especies de árboles respectivamente (Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1995, Valencia y Jørgensen 1992 citado en Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen 1998, Valencia 1995). • Los bosques del sur son más ricos en familias y géneros que los del norte. • Los géneros más diversos presentan patrones taxonómicos que cambian con la altitud y la latitud. Meriana, Symplocos, Persea, Clusia y Weinmannia son géneros ricos en especies en

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CUADRO 3.9 Las once familias de plantas con más de 20 especies endémicas sobre los 2.400 m de altitud Especies endémicas

Porcentaje del total de endémicas

Asteraceae

251

19,9

44,1

12,8

Orchidaceae

217

17,2

29,2

4,9

Melastomataceae

108

8,5

62,4

2,4

Campanulaceae

73

5,8

61,8

1,6

Familia

Porcentaje del Porcentaje del total del total de especies de especies sobre de la familia 2.400 m de altitud en todo el país

Bromeliaceae

58

4,6

44,6

1,3

Ericaceae

48

3,8

40,0

1,1

Scrophulariaceae

46

3,6

38,6

1,0

Piperaceae

42

3,3

38,1

0,9

Rubiaceae

29

2,3

26,1

0,6

Solanaceae

24

1,9

16,5

0,5 0,5

Fabaceae

20

1,6

17,6

345

27,5

7,8

1.261

100

Otras 72 familias Total

35,4

Fuente: Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen (1998).

3.14 La flora de la Amazonía

Cabe resaltar que la región amazónica es menos rica que la Costa o la Sierra cuando se toma en cuenta el área de vegetación natural existente, ya que ésta es mucho mayor en la primera que en las otras dos. Como ejemplo, la formación de bosque siempreverde de tierras bajas cubre 581.264 hectáreas en la Costa, mientras que en la Amazonía —donde el número de especies es apenas mayor— se extiende sobre una superficie casi diez veces mayor. Si bien estas áreas corresponden a la superficie en el 2000, y las colecciones botánicas y registros de Møller Jørgensen y León (1999) son producto de toda la historia de colección botánica en el Ecuador, no se puede negar que la densidad de especies es menor en la Amazonía, a no ser que todavía la intensidad de colección en esta región sea tan baja, que aún queda mucha riqueza botánica por ser descubierta. La diversidad alfa (aquella encontrada en una localidad específica) es muy alta en la Amazonía ecuatoriana, donde se ha reportado un récord mundial: 307 especies de árboles de diámetro superior a 10

En la región amazónica del Ecuador se encuentran alrededor de 4.857 especies de plantas (31,7% del total nacional). Cuando se analiza según zonas de elevación y regiones, la zona entre 0 y 500 m de altitud de la Amazonía es la tercera más diversa entre los rangos de elevación analizados de las cuatro regiones del país, pues allí se encuentra el 26% de las especies de plantas vasculares (Møller Jørgensen y León 1999). La Amazonía comparte aproximadamente el 30% de las especies de plantas con la Costa. Sin embargo, éstas deben haber evolucionado antes del levantamiento de la cordillera de los Andes, pues las tierras bajas de la región amazónica tienen una mayor afinidad florística con las zonas andinas que con las tierras bajas de la Costa. Probablemente la causa de esto es que en la Costa hay un mayor número de elementos de sabana y de bosque seco, los cuales no están presentes ni en la Amazonía ni en la Sierra (Møller Jørgensen y León 1999).

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CUADRO 3.10 Especies endémicas de plantas con semillas registradas sobre los 2.400 m de altitud Especies endémicas de la provincia

Porcentaje del total nacional de endémicas sobre 2.400 m de altitud

Endémicas compartidas con otras provincias

Loja

131

20,6

350

Pichincha

115

18,1

398

Azuay

Provincia

106

16,6

386

Zamora Chinchipe

37

5,8

135

Chimborazo

35

5,5

229

Carchi

35

5,5

150

Napo

31

4,9

180

Tungurahua

26

4,1

165

Morona Santiago

24

3,7

113

Cañar

21

3,3

160

Bolívar

19

3,0

112

Cotopaxi

18

2,8

179

Imbabura

18

2,8

167

El Oro

14

2,8

32

6

2,2

Sucumbíos Total

31 12

No conocidaa 636

100

-

Fuente: Valencia, Ulloa-Ulloa y Møller Jørgensen (1998). a Se refiere a plantas cuya localidad de colección es desconocida.

más altos de especies de arbolitos, árboles de dosel y lianas se encuentran entre 0 y 500 m de altitud en la región amazónica (Møller Jørgensen y León 1999). En la mayoría de los casos, las mismas familias dominan en las tres regiones continentales; sin embargo, algunas como la familia de las acacias (Mimosaceae) son más diversas en la Amazonía (cuadro 3.11). En lo que se refiere al endemismo de esta región, según Susana León, investigadora del Herbario QCA de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), entre las plantas vasculares endémicas del Ecuador que se encuentran bajo los 1.000 m de altitud, 462 han sido registradas en la Amazonía. Sin embargo, muchas de éstas existen también en otras regiones, y de allí que solo 235 son endémicas para la región amazónica de este país. De estas últimas, 50 son árboles.

cm en una hectárea de bosque de la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno (Valencia, Balslev y Paz y Miño 1994). Sin embargo, la diversidad beta (aquella dependiente de la variedad de ecosistemas y hábitats en el paisaje), es relativamente pequeña, a diferencia de la Sierra donde, debido a la presencia de los Andes, la diversidad total es mayor. Según Sierra (1999a), en la Amazonía hay nueve formaciones vegetales, clasificación que se enriquece al considerar las subregiones norte–centro y sur (Palacios et al. 1999). En el análisis de diversidad de los diferentes tipos de hábito (es decir si se trata de plantas cuya forma de crecimiento es como hierbas, arbustos, arbolitos, árboles, lianas, epífitas o trepadoras) en cada zona de elevación de todo el Ecuador, conjugando las variables región natural y altitud, resulta que los números

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3.15 Diversidad de los microorganismos

CUADRO 3.11 Las diez familias y los diez géneros más diversos de la región amazónica, con su número de especies

Los microorganismos son cruciales para el funcionamiento de todos los ecosistemas de la Tierra, puesto que cumplen actividades únicas e indispensables en la circulación de la materia de la cual todos los organismos mayores dependen. Procesos como la producción primaria, descomposición, reciclaje de nutrientes, producción de gases, entre otros, son llevados a cabo enteramente por microorganismos o éstos juegan un papel importante en los mismos (Mooney et al. 1995). Ocupan un rango mucho mayor de nichos ecológicos que los macroorganismos, incluso los ambientes extremos (temperaturas extremas, alta salinidad o acidez, gran presión) donde no se encuentran otras formas de vida. Este grupo reúne a las eubacterias, protozoos, virus, microalgas y hongos y, posiblemente, menos del 5% de especies que lo conforman ha sido descubierto y nombrado (Mooney et al. 1995). En el Ecuador, las colecciones de microorganismos son producto de estudios aislados que, en la mayoría de los casos, han respondido a los intereses particulares de quienes investigan. Por esta razón, el acceso a la información es frecuentemente restringido. Gran parte son estudios clínicos (por ejemplo los relacionados con Trypanosoma cruzi, causante del mal de Chagas). En la década de los 90 se ha puesto especial énfasis en los estudios sobre el uso de los microorganismos como agentes reductores de la contaminación del suelo y del agua; es decir, están siendo empleados en procesos de biorremediación.

Familias más diversas Orchidaceae (579)

Rubiaceae (238) Melastomataceae (225) Piperaceae (151)

Géneros más diversos

Pleurothallis (76), Maxillaria (74) y Epidendrum (41) Psychotria (70) Miconia (89) Piper (87) y Peperomia (63)

Araceae (114)a Bromeliaceae (104)a Mimosaceae (104)

Inga (56)

Solanaceae (100)

Solanum (57)

Dryopteridaceae (96)a Sapindaceaeb

Paullinia (46)

Fuente: : Møller Jørgensen y León (1999). a Ninguno de los géneros de estas familias tiene especies suficientes para constar entre los diez primeros. b Sapindaceae no es una de las diez familias más diversas; sin embargo su género Paullinia es uno de los más diversos.

lección de las plantas cultivadas. Ellas seleccionaron los mejores alimentos de origen vegetal para llevarlos cerca de su sitio de vivienda, y algunas semillas que desechaban germinaron, a partir de lo cual continuaron con el proceso de selección. Todo esto sucedió mientras los hombres se dedicaban a la caza y pesca (Hawkes 1983 citado en Castillo 1998). La humanidad actualmente disfruta de una amplia variabilidad de cultivos gracias a este proceso de selección. Otro proceso que también ha beneficiado a la humanidad es el que lleva a cabo la propia naturaleza a través de la evolución. Las mutaciones e hibridaciones, la diferenciación genética, la dispersión y la selección natural han producido nuevas variedades de plantas que son parte de la diversidad de la vegetación natural. Muchas de estas no son utilizadas, otras sí lo son, y otras han sido seleccionadas y cultivadas. Según Møller Jørgensen y León (1999), de las 595 especies de plantas introducidas en el Ecuador, 346 (58%) son cultivadas u ornamentales. Además, anotan que 98 son cultivadas sin indicar si son nativas o intro-

3.16 Flora: diversidad de las especies cultivadas Existe una relación inseparable entre el proceso de domesticación de plantas y el comienzo de la agricultura, que se remonta de diez a doce mil años atrás (Hawkes 1983, Castillo 1991, Harlan 1994; todos citados en Castillo 1998), cuando se comenzó a seleccionar semillas y frutos por su sabor, tamaño, color y valor nutritivo, entre otras características. Desde los orígenes de la agricultura, las mujeres han sido las principales actoras en el proceso de se-

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RECUADRO 3.5

Plantas útiles En el Ecuador, hasta 1996, se llevaron a cabo 138 estudios etnobot‡nicos. De Žstos, 102 han sido ejecutados en la Amazon’a, 26 en la Costa y 10 en la Sierra. Los pueblos ind’genas que han aportado con la informaci—n son varios: aw‡, chachi y tsachila en la Costa; quichua y saraguro en la Sierra; y achuar, cof‡n, huaorani, z‡para, quichua, shuar, siona y secoya en la Amazon’a (Rios 1998). El 80% de la poblaci—n del tercer mundo emplea las especies vegetales del tr—pico para el tratamiento de diversas enfermedades, y casi el 25% de los medicamentos que son comercializados en la Tierra y cuyo valor estimado es de US$ 30.000 millones anuales son derivados total o parcialmente de especies tropicales (Centeno 1993 citado en Rios 1998). En una investigaci—n que se realiz— con 119 drogas obtenidas a partir de plantas usadas en la medicina convencional se encontr— que el 77% era parte de la etnomedicina de diferentes pueblos ind’genas (Farnsworth 1988 citado en Rios 1998). En el Ecuador existe una gran diversidad de recursos vegetales œtiles, muchos de los cuales tienen usos compartidos, es decir, que son usadas por pueblos diferentes, como lo demuestran las 25 especies alimentarias y las 17 medicinales que son usadas casi a nivel general por pueblos ind’genas y sociedades rurales. Entre las principales especies consumidas por diez pueblos ind’genas y una comunidad rural de colonos mestizos se pueden mencionar a el achiote (Bixa orellana), aj’ (Capsicum annuum), papaya (Carica papaya), guaba (Inga edulis), yuca (Manihot esculenta) y guayaba (Psidium guajava). Por otro lado, al comparar las plantas medicinales empleadas por nueve pueblos ind’genas y una comunidad rural de colonos mestizos se determin— el uso comœn del paico (Chenopodium ambrosioides), hierba luisa (Cymbopogon citratus), t’a Tina (Scoparia dulcis), ortiga (Urera baccifera), y hierba mora o verbena (Verbena litoralis). Otro caso de uso cosmopolita es de la cinchona (Cinchona spp.), un ‡rbol endŽmico de los bosques andinos del sur del Ecuador. ƒste ha sido y sigue siendo usado para el tratamiento de la malaria o paludismo, enfermedad que afecta a 200 millones de personas de los pa’ses tropicales (Centeno 1993 citado en Rios 1998). La corteza de varias especies de cinchona sirvi— para extraer la quinina, empleada luego como modelo para preparar drogas sintŽticas como la cloroquinina, la quinacrina y la primaquina, que son la base de varios medicamentos (COICA 1996 citado en Rios 1998). De las aproximadamente 500 especies medicinales que se conocen en el pa’s, 228 son las m‡s utilizadas, y de Žstas 125 las m‡s comercializadas. Muchas como la manzanilla (Matricaria chamomilla), el orŽgano (Origanum vulgare) o la s‡bila (Aloe vera) fueron introducidas por los espa–oles y luego cultivadas; otras son nativas y se extraen directamente de su medio silvestre, como la sangre de drago (Croton spp.) o la u–a de gato (Uncaria tomentosa). De las 228 especies m‡s comunes, 30 son nativas, 47 introducidas y 150 de origen desconocido o no reportado (Buitr—n 1999). Aparte de las estrictamente medicinales, Rios (1998) reporta que, en las investigaciones sobre los usos que dan a las plantas diferentes grupos ind’genas, se han registrado 7.500 especies; muchas de Žstas se repiten y no todas son nativas. Sin embargo, la diversidad de especies œtiles sigue siendo muy importante y seguramente representa una significativa fracci—n del total de plantas que se encuentran en el Ecuador.

reales, raíces, hortalizas, leguminosas, frutas y especias conformaron la dieta de los pueblos aborígenes, pero también se domesticaron plantas medicinales y rituales, y algunas de las que se extraían fibras.

ducidas. Según Estrella (1993), en América, el número de especies domesticadas antes de la llegada de los españoles oscilaba entre 250 y 300. Gran parte de éstas pertenecía a la zona andina. Tubérculos, ce-

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RECUADRO 3.6

La biotecnología La biotecnolog’a es "la aplicaci—n de principios cient’ficos y de ingenier’a genŽtica al procesamiento de materiales por agentes biol—gicos para obtener productos y servicios" (Sasson 1989 citado en Torres 1998). Los agentes biol—gicos a los que se refiere esta definici—n son principalmente microorganismos, enzimas y cŽlulas animales y vegetales. Los productos y servicios incluyen aquellos relacionados con la industria alimentaria, de bebidas, farmacŽutica y biomŽdica. As’, la biotecnolog’a contempla a todos los procesos de transformaci—n de materias primas renovables, as’ como aquellos orientados a obtener cultivos de microorganismos o cultivos celulares animales y vegetales para producir sustancias œtiles para el ser humano. La biotecnolog’a es una compleja red de tecnolog’as que dan un nuevo ’mpetu a la concepci—n, orientaci—n y estrategias de las industrias tradicionales; no es una disciplina, sino un campo de actividad multidisciplinario (Antebi y Fishlock 1986 citado en Torres 1998). Entre sus disciplinas se cuentan la biolog’a molecular y celular, la bioqu’mica, la genŽtica, la microbiolog’a, la inmunolog’a, la qu’mica, la computaci—n y el procesamiento de datos. La biotecnolog’a puede ser aplicada en varios sectores econ—micos como la industria alimentaria, agr’cola, ganadera veterinaria, farmacŽutica y qu’mica. Adem‡s, el desarrollo y aplicaci—n de biotecnolog’as se puede llevar a cabo con diferentes niveles de complejidad, inversi—n y esfuerzo. Los procesos de fermentaci—n, ampliamente empleados en la industria de los alimentos, se realizan a partir de enzimas provenientes de cultivos de microorganismos. De igual manera, el cultivo de microalgas y microhongos provee una fuente importante de prote’nas utilizadas en la proparaci—n de alimentos balanceados.

a varios países industrializados. Otro cultivo nativo es la yuca (Manihot esculenta), base de la alimentación de los pueblos indígenas y ahora de las nuevas comunidades de la región (Castillo 1998). Gracias a la permanencia de una importante población indígena con sus prácticas ancestrales, muchas especies vegetales de la Amazonía se encuentran en pleno proceso de domesticación. Por ejemplo, durante un estudio etnobotánico realizado con un grupo quichua del río Ahuano, se reportaron 14 especies comestibles trasladadas del bosque para ser sembradas en las chacras (Rios 1998). Esto podría ser un método de selección natural y humana que conduce a la domesticación de especies. Al mismo tiempo de adaptarse a un proceso de selección estas especies tienen que entrar a formar parte de los sistemas agrícolas tradicionales, adaptándose a la alternabilidad de especies y suelos. Por otro lado, debido a su enorme bio-

La gente agricultora, tanto mestiza como indígena, ha participado directamente en la conservación de algunas variedades locales. El mayor aporte lo ha hecho el campesinado autóctono de los Andes, puesto que ha conservado la diversidad de plantas nativas cultivadas y consumidas desde antes de la época incaica. Generalmente esta gente mantiene una buena variedad de especies y cultivares en un jardín pequeño de la casa, emulando asociaciones de cultivo que forman parte de los sistemas tradicionales de producción agrícola. En el campo de un agricultor común de Imbabura, por ejemplo, se puede encontrar de 12 a 15 cultivos diferentes sembrados en una parcela de 3.000 m2 (Castillo 1995). En la Amazonía se han originado importantes cultivos industriales como el caucho (Hevea brasiliensis) y parientes silvestres del cacao (Theobroma cacao), que han aportado gran cantidad de recursos económicos

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diversidad, la Amazonía puede ser considerada una fuente importante y básica de especies silvestres relacionadas con los cultivos alimentarios e industriales (Castillo 1998). La Sierra, con sus contrastantes ecosistemas, es uno de los principales centros de domesticación de plantas. La amplia gama de microclimas ha permitido que allí muchas especies de plantas cultivadas y silvestres evolucionen e incrementen su diversidad genética. En la región andina se han originado importantes cultivos que han solventado problemas de hambre y nutrición en otros lugares del mundo. Por ejemplo, la papa (Solanum tuberosum andigenum), una planta originaria de los Andes entre Colombia y Bolivia, constituye actualmente uno de los alimentos más consumidos en el planeta. En el cuadro 3.12 consta una lista de varias especies nativas de la Costa, tanto alimentarias como agrícolas. Todos estos cultivos tienen mucha importancia ya que forman parte de la dieta de los habitantes de esa región. La mayoría de estas plantas conforman sistemas de cultivo múltiples que han permanecido durante siglos; diferentes variedades locales de maní (Arachys sp.) todavía se siembran en varias poblaciones y por sus características culinarias no se han perdido en la tradición de consumo del agricultor. Otras plantas como los ajíes (Capsicum spp.) y las calabazas (Cucurbita spp.) también son parte de la alimentación de la gente costeña. Actualmente, la mayor parte de la producción está basada en pocos productos, generalmente introducidos de otras regiones del mundo (por ejemplo la cebada, trigo, arroz, soya y banano). Estos disponen de una estrecha base genética, lo cual las vuelve muy vulnerables al ataque de plagas y enfermedades (Castillo 1998). El Ecuador basa su alimentación en dos especies introducidas —trigo y arroz— y dos nativas —maíz y papa—. Con respecto a las especies maderables que son producidas en viveros, el porcentaje de plantas nativas que están siendo reproducidas y comercializadas es del 61% en un vivero de la Costa y de 42% en otro de la Sierra. Si bien media una selección para esco-

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ger los árboles semilleros, no se trata de un proceso de domesticación sistemático o tecnificado que incluya cruces y mejoramiento genético. Según Herman Moser, director de la Fundación ProBosque, la recolección de semillas de las especies nativas depende completamente de los rodales silvestres; así, los árboles semilleros están en los remanentes de vegetación natural de todo el Ecuador. 3.17 Fauna: diversidad de las especies domesticadas En el Ecuador, varias especies de animales han sido seleccionadas para ser reproducidas. Por ejemplo, el cuy o cobayo (Cavia porcellus), originario de la región andina, fue domesticado por los pueblos indígenas antes de la llegada de los españoles a América, y constituía una importante fuente de proteína para la alimentación de esa gente. Después fue adoptado por europeos y mestizos. Hasta la fecha continúa su crianza, que es poco tecnificada. Por lo general, las familias campesinas no consumen los cuyes que crían, pues prefieren venderlos para obtener ingresos, lo cual les obliga a sacrificar a los mejores ejemplares, incluso a las hembras gestantes. Actualmente, varias estaciones experimentales del Estado, así como centros universitarios, están realizando investigaciones para incrementar la productividad de esta especie. Se ha organizado la Campaña de Mejoramiento del Cuy Criollo, la misma que consiste en la promoción de cruces con animales puros provenientes del Perú, y en la aplicación de técnicas adecuadas de manejo, sanidad y alimentación. A través de esta campaña se pretende establecer un Centro Regional de Pies de Cría, los cuales en un futuro inmediato podrán ser utilizados en galpones familiares para refrescar la sangre criolla y, así, potenciar la conservación, mejoramiento y uso de esta especie de gran valor nutricional (López 1993). Los cuyes presentan características muy variables a causa de los cruces no controlados que se han efectuado desde hace muchos años, por lo que no se puede hablar de razas. Otras especies nativas también son buenas alternati-

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CUADRO 3.12 Usos de algunas especies en la Costa Nombre local

Nombre científico

Usos

achiote

Bixa orellana

colorante, condimento

achogcha

Cyclanthera pedata

sopas, ensaladas

ajíes (varias especies)

Capsicum spp.

condimentos

algodón

Gossypium barbadense

industrial

anonas, chirimoyas

Annona spp.

refrescos, consumo directo

basul

Erythrina edulis

cocido

caimito, cauje

Pouteria caimito

consumo directo

cauje

Chrysophyllum caimito

consumo directo

chontaduro

Bactris gasipaes

cocido, chicha

ciruelo

Spondias sp.

consumo directo

granadilla

Passiflora sp.

consumo directo

guaba (varias especies)

Inga spp.

consumo directo

jíquima

Pachyrhizus tuberosus

cocido, consumo directo

lucuma, logma

Lucuma obovata.

consumo directo

macadamia

Macadamia integrifolia

consumo directo

mamey

Mammea americana

consumo directo

maní

Arachys hipogea

tostado, condimento

maní de árbol

Caryodendron orinocense

cocido, aceite

maracuyá

Passiflora edulis

jugos, consumo directo

marañón

Anacardium occidentale

consumo directo

morete

Mauritia flexuosa

refrescos

palmiche

Euterpe chaunostachys

cocido

papaya

Carica papaya

consumo directo, jugos

pechiche

Vitex gigantea

consumo directo

pitajaya

Hylocereus sp.

consumo directo

pomarosa

Syzygium jambos

consumo directo, cocida

tabaco

Nicotiana tabacum

industrial

tagua

Phytelephas aequatorialis

industrial

tomate de árbol silvestre

Cyphomandra spp.

consumo directo

tomate silvestre

Lycopersicon spp.

medicinal, mejoramiento genético

torta, haba pallar

Phaseolus lunatus

sopas, ensaladas

unguragua

Jessenia bataua

extracción de aceite

yuca

Manihot esculenta

cocido, sopas

zapallo, zambo

Cucurbita sp.

cocido

zapote

Matisia cordata

consumo directo

zapotillo, zapote

Achras zapota

jugos, directo

Fuente: Castillo (1998).

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3.18

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vas económicas y alimentarias. Actualmente se están ejecutando proyectos de manejo en cautiverio de mamíferos como la guanta (Agouti paca), guatuza (Dasyprocta fuliginosa), capibara (Hydrochaeris hydrochaeris), pecarí de collar (Pecari tajacu), danta (Tapirus terrestris), y ratón liso (Proechymis semiespinosus) (Tapia 1998). El Departamento de Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente está manejando un programa de fomento de camélidos (Lama glama) dentro y fuera del Parque Nacional Cotopaxi (ECOLAP 1998).

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En el Ecuador no se puede hablar de introducción de especies e impactos sobre la vida silvestre sin hacer alusión al caso de Galápagos, lugar en el cual muchas especies nativas son afectadas o están amenazadas por ratas, cabras, perros, puercos, gatos, hormigas, avispas y otros organismos introducidos (véase 6.13–15). A pesar de los enormes esfuerzos económicos y técnicos desplegados para contrarrestar los impactos de estas especies, hasta ahora ha sido imposible erradicar a la mayoría; las soluciones planteadas son tan solo mitigadoras (ECOLAP 1998). Aunque la situación es difícil de controlar, el personal del Parque Nacional Galápagos y de la Estación Científica Charles Darwin ha llevado a cabo campañas para erradicar a los animales introducidos de algunas islas. A través de estas acciones se ha logrado eliminar a los chivos (Capra hircus) de las islas Española, Plaza Sur, Santa Fe, Marchena y Rábida, mientras que la población de la isla Pinta ha sido eficazmente reducida (Fundación Natura y WWF 1998). Pese a que no se ha evaluado el impacto de las especies introducidas en el terrritorio continental, es evidente que algunas afectan o afectarán, directa o indirectamente, la vida silvestre nativa. En el Diseño y Formulación de una Estrategia para la Protección y Uso Sustentable de la Vida Silvestre (ECOLAP 1998) se sintetizaron algunos de los casos más recientes de introducción de especies exóticas al Ecuador continental, mismos que son mencionados a continuación.

3.18 Amenazas a las especies terrestres y dulceacuícolas La drástica reducción de las poblaciones de fauna silvestre y los cambios en su estructura y distribución son solo algunas de las consecuencias derivadas de la persistente degradación ambiental. Aunque en el Ecuador no se posee información precisa sobre el estado de conservación de las especies silvestres, es claro que la destrucción de los hábitats naturales, la sobreexplotación de los recursos, la contaminación, la introducción de especies exóticas y el comercio ilegal son algunas de las principales causas de la extinción de numerosas especies animales y vegetales (Ulloa y Suárez 1994 citado en Ulloa, Suárez y Silva 1995, Ministerio de Medio Ambiente 1999a). A continuación se analizan dos de los más serios conflictos ambientales que ponen en riesgo la supervivencia de las especies silvestres: la introducción de especies exóticas y el tráfico de flora y fauna.

3.20 La rana toro (Rana catesbeiana)

3.19 Introducción de especies exóticas

La rana toro es una especie originaria de los Estados Unidos, lugar donde, desde hace varios años, ha sido manejada para obtener carne y piel. Por ser una especie bien cotizada y de fácil adaptación, la tecnología para su manejo fue ‘exitosamente’ exportada a países de Asia, Europa y Latinoamérica. Desafortunadamente, en 1988 esta especie también fue introducida en el Ecuador mediante la importación de 100 individuos reproductores y 70.000 renacuajos, hecho que sucedió sin el conocimiento de las autoridades correspondientes (ECOLAP 1998).

El continuo desplazamiento en busca de nuevas tierras y recursos ha sido una práctica común del ser humano, lo cual ha facilitado el transporte e introducción, intencional o fortuito, de especies. Estos sucesos en muchos casos han provocado serios estragos ambientales; de hecho, se considera que después de la destrucción de los hábitats, la introducción de especies exóticas es probablemente la razón más importante de la desaparición de las especies nativas.

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En recientes estudios se ha señalado que esta especie se incorpora a la comunidad de anfibios sin problemas, y que debido a su voraz actividad depredadora puede alimentarse de la fauna nativa, así como competir con ésta al comer sus presas y usar los sitios destinados para sus puestas. Aunado a esto, la rana toro es un vector potencial de enfermedades exóticas, por lo que constituye un peligro latente que pone bajo riesgo a las especies nativas (Coloma 1992). Esta especie, inicialmente importada para criaderos ubicados en la Costa, actualmente se encuentra distribuida en las zonas tropicales y subtropicales del Ecuador occidental y oriental, y no se han realizado censos que permitan conocer la magnitud del problema (ECOLAP 1998).

3.22

las tortugas nativas de ese continente. A pesar de ello, en el Ecuador se importa grandes cantidades de estos animales, los cuales son vendidos en las tiendas de mascotas sin ningún control. Estos reptiles pueden alcanzar grandes tamaños, por lo que muchos propietarios se deshacen de sus ejemplares abandonándolos en la naturaleza. Solo como ejemplo, el Vivarium ha recibido 190 individuos que han debido ser sacrificados ya que no ha sido posible repatriarlos a su país de origen (ECOLAP 1998). 3.22 Otras especies introducidas Otras especies que han sido introducidas en el Ecuador con fines de producción y comercialización son la tilapia, la trucha, la langosta de agua dulce, el "clawfish", el avestruz y dos especies de caracoles. La tilapia (Tilapia mozambica) es una especie proveniente de África que fue introducida al país hace más de 20 años como parte de un programa promocionado por el Cuerpo de Paz. La trucha (Salmo trut-

3.21 La tortuga de agua dulce (Trachemys scripta) La tortuga de agua dulce proveniente de Florida (Estados Unidos), es una especie que se ha expandido rápidamente en Europa provocando la desaparición de

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ta), originaria de Europa, fue introducida a comienzos de siglo XX. En la actualidad se encuentra en todo el sistema hídrico de la Sierra (ECOLAP 1998). Aunque no existen reportes que confirmen los efectos de la trucha sobre la fauna nativa, según Coloma (1992) es probable que ésta sea un activo depredador de los renacuajos de los géneros Atelopus (jambatos), Telmatobius (ranas acuáticas o kailas) y Centrolenella (ranitas de cristal). La langosta de agua dulce (Cherax cuadrinatus) es una especie de rápida dispersión y peligrosa para la conservación del ecosistema debido a su posible competencia con la fauna nativa. Sin embargo, el cultivo de esta especie ha sido impulsado desde comienzos de la década de los 90. Lo mismo ha sucedido con el "clawfish" (Procambarus clarkii). Actualmente, en el mercado nacional la rentabilidad de estos dos productos no es buena pues el mercado internacional esta saturado, por lo que varios criadores han comenzado a abandonar esta actividad (ECOLAP 1998). En la Sierra y en la Costa se está manejando el avestruz (Struthio camelus). Otras actividades como la cría de caracoles de origen europeo (Helix pomatia y H. aspersa), también están siendo promovidas en el Ecuador por entidades como la Corporación Financiera Nacional y la Cámara Franco-Ecuatoriana, pese a que en otros países, como Estados Unidos, estos caracoles son considerados plagas severas de una serie de cultivos (ECOLAP 1998).

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En el Ecuador se ha podido limitar los envíos gracias a los controles en aeropuertos y puertos marítimos, así como a las normativas de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna CITES (ECOLAP 1998). No obstante, se estima que por lo menos el 45% del tráfico de especies se realiza a través de fronteras terrestres, donde es más difícil el control (Coello 1996 citado en Ministerio de Medio Ambiente 1999a). Indiscutiblemente, la panorámica interna es diferente a lo que sucede en el ámbito internacional. La venta de fauna silvestre parece ser una fuente de ingresos muy importante para numerosas comunidades rurales. Así, en los mercados locales se expende una amplia gama de animales silvestres, mientras que en los mercados internacionales solo ciertas especies son bien cotizadas (Ministerio de Medio Ambiente 1999a). Los mercados para la fauna amazónica están localizados sobre todo en las provincias de Tungurahua, Pastaza, Napo, Pichincha, Esmeraldas, Guayas, Sucumbíos, Imbabura y El Oro. Las ciudades de Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Santo Domingo de los Colorados y Esmeraldas son los principales centros en los cuales se desarrolla este negocio (Coello 1996 citado en Ministerio de Medio Ambiente 1999a). Según Granizo (1992 citado en ECOLAP 1998), las especies más comercializadas en el Ecuador son las serpientes y caimanes (por su piel), felinos (por su piel y como mascotas), loros (por sus plumas y como mascotas), tortugas (por su carne y como mascotas) y muchos roedores (por su carne). Debido a que el comercio de fauna silvestre es clandestino, no se dispone de datos concretos que muestren la dimensión del problema. No obstante, se sabe que, entre 1992 y 1997, el Vivarium de la ciudad de Quito recibió en custodia 1.024 animales silvestres entre reptiles, aves y mamíferos (ECOLAP 1998).

3.23 Tráfico de fauna silvestre El tráfico de vida silvestre es una actividad ilícita que contribuye a la vertiginosa disminución de diversas poblaciones de especies silvestres, muchas de las cuales están al borde de la extinción. Aunado a esto, durante la captura y transporte, los animales sufren incomodidades y maltratos, lo cual provoca una gran mortalidad, circunstancias que van en detrimento del valor del recurso (TCA 1995). A pesar de ello, el tráfico de especies es una de las actividades más lucrativas del mundo después del tráfico de drogas y de armas (Alho 1995 citado en TCA 1995, ECOLAP 1998).

3.24 Tráfico de flora silvestre El uso y comercio de plantas medicinales en el Ecuador ha sido documentado en un estudio publicado por Traffic (Buitrón 1999). Allí se indica que aproximada-

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CUADRO 3.13 Plantas amenazadas por la explotación y comercialización

mente el 80% de la población ecuatoriana depende total o parcialmente de la medicina tradicional y, por consiguiente, de las plantas o productos "naturales". La tendencia al uso de esta medicina es creciente, y se expresa en el Ecuador en el establecimiento de 200 tiendas especializadas en estos productos en tan solo dos años (solo 150 están oficialmente registradas). Asimismo, tradicionalmente estas especies han sido vendidas en los mercados de zonas urbanas y rurales. Casi toda la producción que es comercializada se basa en la recolección directa de la vegetación silvestre, pues no hay plantaciones de estas especies. Al respecto, el caso de los aceites esenciales es una excepción puesto que sí hay cultivos, pero en su mayoría se trata de especies exóticas. Como no existen controles sobre este mercado, hay adulteración y no se aplican estándares adecuados de fabricación ni de calidad. Tampoco hay información sobre las especies usadas, puesto que en los datos oficiales de importación y exportación, las plantas, semillas y frutos utilizados en medicina y perfumería son registrados generalmente como "los demás u otros" (Buitrón 1999). Es difícil determinar las especies que estarían amenazadas por la sobreexplotación debido a la ausencia de información acerca de éstas y de los volúmenes que se comercializan. En todo caso, algunas de las que se venden constan en listas de especies maderables cuya comercialización está prohibida o en las listas rojas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN). En el cuadro 3.13 constan aquellas que fueron identificadas como potencialmente amenazadas a causa de la explotación irracional y del comercio en el Taller de Especialistas en Etnobotánica y Botánica Económica (Suárez 1997).

Nombre común

Nombre científico

Achupalla

Puya eryngioides

Bálsamo

Myroxylum balsamum

Cascarilla o quina roja

Cinchona pubescens

Chamana

Dodonaea viscosa

Chuchuhuaso

Maytenus laevis y M. krukovii

Copal

Dacryodes sp.

Cedro

Cedrela odorata

Floripondio

Brugmansia aurea

Huambula

Minquartia guianensis

Nogal

Juglans neotropica

Palo santo

Bursera graveolens

Sande

Brosimum utile

Sangre de drago

Croton spp.

Uña de gato

Uncaria tomentosa

Yagual

Polylepis incana

Fuente: Buitrón (1999).

vestre que garantice un manejo apropiado y la protección de las especies amenazadas. Asimismo, entre las políticas propuestas se menciona que las especies amenazadas o en peligro de extinción deben ser consideradas una prioridad y que requieren de un programa específico de manejo. No obstante, para cumplir con esos objetivos es indispensable establecer, con base en criterios científicos, cuáles son las especies que demandan una especial atención. 3.26 Fauna amenazada Los Libros Rojos elaborados por la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) han sido utilizados, desde hace varias décadas, como una importante herramienta de conservación. Sin embargo, en los últimos años ha quedado en evidencia la urgencia de desarrollar Libros Rojos nacionales, que permitan tener una visión más real sobre el estado de conservación de las especies en cada país, puesto que la información contenida en los libros de la UICN tan solo provee una idea

3.25 Estado de conservación de las especies terrestres y dulceacuícolas En la Estrategia Nacional para la Protección y Uso Sustentable de la Vida Silvestre en Ecuador (Ministerio de Medio Ambiente 1999b) se planteó que es necesario contar con un marco político y legal de vida sil-

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RECUADRO 3.7

Las categorías de los Libros Rojos de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) La clasificaci—n de la UICN contempla ocho grados de amenaza: extinto (EX), extinto en estado silvestre (EW ), en peligro cr’tico (CR), en peligro (EN), vulnerable ( VU), menor riesgo (LR), insuficiencia de datos (DD), y no evaluada (NE). Las especies pueden ser consideradas como extintas cuando no hay dudas de que el œltimo individuo ha muerto, o pueden ser extintas en estado silvestre cuando sobreviven en estado cultivado, en cautiverio o cuando una o varias poblaciones est‡n naturalizadas fuera de su rango de distribuci—n original. Todas las especies en peligro cr’tico, en peligro y vulnerables pertenecen a la categor’a de "especies amenazadas" (aquellas que est‡n en gran riesgo de extinci—n a corto o mediano plazo). Cuando la especie no satisface las condiciones para ser colocada en una de las categor’as de especies amenazadas, puede ser ubicada bajo la categor’a de menor riesgo, o bien dentro del grupo de especies con insuficiencia de datos. Finalmente, una especie puede ser colocada bajo la categor’a de no evaluada cuando no ha sido analizada de acuerdo con los criterios establecidos. Fuentes: Baillie y Groombridge (1996), Granizo et al. (1997).

global del estado de las especies. En el Ecuador se han dado los primeros pasos. Hasta el 2000 se han realizado listas de especies de aves y mamíferos que están en peligro de desaparecer (Granizo et al. 1997, Suárez 1997). Estos documentos están fundamentados en el consenso de diversos especialistas nacionales quienes, con base en su conocimiento y experiencia, identificaron a las especies que requieren ser protegidas y manejadas. Tales listas contaron con el aval de la UICN puesto que se utilizó la metodología estandarizada por esa entidad, de modo que la información es comparable con la que ha sido generada en otros países (Granizo et al. 1997). El estado de conservación de las especies animales ecuatorianas que es presentado en este Informe ha sido definido con base en la información de cada grupo. En el caso de mamíferos y aves se han utilizado, respectivamente, como fuentes primarias los resultados del Taller de Especialistas en Mamíferos (Suárez 1997) y el trabajo de Granizo et al. (1997), así como los datos de la UICN a nivel global (Baillie y Groombridge 1996). Para los anfibios se tomó en

cuenta la lista elaborada por Coloma (1992), quien empleó los parámetros establecidos por la Corporación Centro de Datos para la Conservación (CDC), mientras que la información de reptiles se apoya principalmente en las listas globales de la UICN (Baillie y Groombridge 1996). En cuanto al estado de conservación de los demás grupos de animales, como peces e invertebrados, la información existente es muy escasa, excepto en el caso de las especies comerciales (véase 3.48—53). Se conoce que la crisis de las pesquerías, provocada por el empobrecimiento de las reservas de especies pelágicas y migratorias, es un problema; por ejemplo, la desmesurada explotación de los recursos marinos de Galápagos se ha hecho evidente a través de la reducción de las poblaciones de algunas especies como bacalao, langosta, tiburones y pepinos de mar (Arcos et al. 1987, Carrasco 1993; ambos citados en Ulloa, Suárez y Silva 1995). Un número indeterminado de especies se ha extinto. De hecho, solo considerando los grupos más conocidos (aves, mamíferos, anfibios y reptiles) la cifra

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RECUADRO 3.8

Las categorías del Centro de Datos para la Conservación (CDC) Para evaluar el estado poblacional de las especies, el CDC emplea par‡metros que incluyen la jerarquizaci—n de las especies y las referencias correspondientes al motivo por el cual son ubicadas en una u otra categor’a. De acuerdo con la jerarquizaci—n, las especies pueden estar: amenazada cr’ticamente (N1), amenazada (N2), escasa o poco comœn (N3), fuera de peligro (N4), posiblemente en peligro pero su estatus es incierto (NU), de existencia hist—rica (NH), virtualmente extinta o extirpada (NX), y aœn no jerarquizada (N). Segœn el motivo, una especie est‡ en una determinada categor’a debido a que: ¥ Hay pocas poblaciones naturales ¥ Es perseguida por las personas con diferentes fines ¥ Destrucci—n de sus h‡bitats ¥ Est‡ amenazada por las especies introducidas ¥ No ha sido reportada en m‡s de treinta a–os ¥ Hay pocas colecciones o registros visuales ¥ Su distribuci—n es restringida y fragmentada ¥ No est‡ protegida por ninguna ‡rea de manejo ¥ Ha declinado su rango de distribuci—n ¥ Presenta poblemas taxon—micos no resueltos En la jerarquizaci—n de las especies no se utilizan variables numŽricas, pues no existen estudios que proporcionen este tipo de informaci—n. El estado de conservaci—n y su correspondiente jerarquizaci—n se realiza fundamentalmente con base en la informaci—n bibliogr‡fica y en los registros de las colecciones que albergan los museos nacionales y del exterior. Fuente: Coloma (1992).

cuentan el tapir de la Costa (Tapirus bairdii) y los ratones de Galápagos (Nesorysomys darwini y N. swarthi), de las que no se ha obtenido registros desde hace varias décadas (Tirira 1999). Algunas especies amenazadas son el oso andino (Tremarctos ornatus) y el tapir andino (Tapirus pinchaque), ambas habitantes de los bosques nublados. En el bosque tropical del oriente, el jaguar (Panthera onca) y el lobo de río (Pteronura brasiliensis) son ejemplos de la fauna amenazada de la región. Las 39 especies reportadas como amenazadas representan aproximadamente el 10% del total de mamíferos del Ecuador; de éstas ocho son endémicas del país.

se aproxima a la docena. A esto se suman alrededor de 186 especies amenazadas de extinción y muchas otras que antaño presentaban vastas áreas de distribución y que en la actualidad están circunscritas a zonas extremadamente reducidas. 3.27 Mamíferos amenazados De acuerdo con los especialistas en mamíferos del Ecuador, a fines del siglo XX, tres especies se consideran extintas, 26 son vulnerables, cinco están en peligro y otras cinco en estado crítico (Suárez 1997) (anexo 1, p. 122). Entre las especies presumiblemente extintas se

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RECUADRO 3.9

El lobo de río: una especie en peligro crítico El lobo de r’o o nutria gigante (Pteronura brasiliensis) es uno de los depredadores m‡s grandes que habitan en el bosque hœmedo tropical sudamericano. En el pasado, este formidable carn’voro sol’a estar distribuido en toda la cuenca amaz—nica, pero la caza perentoria producida hace casi medio siglo redujo dr‡sticamente sus poblaciones, al punto de producir extinciones locales en Argentina y Uruguay (Fonseca et al. 1994). En la actualidad la cacer’a il’cita continœa pese a que no existen grandes incentivos comerciales y a que la especie se encuentra legalmente protegida. Paralelamente, este animal enfrenta la progresiva pŽrdida y fragmentaci—n de su h‡bitat (ecosistemas pr’stinos), lo cual constituye el principal peligro que asedia su supervivencia en los albores del siglo XXI (Macdonald y Mason 1990, Staib y Schenck 1994). Las pocas poblaciones que sobreviven son aquellas que han encontrado amparo en las zonas m‡s rec—nditas del bosque tropical. Hasta la fecha, muy pocas investigaciones se han realizado acerca de la abundancia, biolog’a y ecolog’a de esta especie en condiciones silvestres. En el Ecuador ha sido llevado a cabo solo un estudio entre 1997 y 1998 (Rodr’guez en preparaci—n). De acuerdo con Melquist (1984 citado en ChehŽbar 1990), Albuja (1991) y Rodr’guez (en preparaci—n), los lobos de r’o aœn se encuentran en los r’os Napo, Pastaza y Curaray, y en los ubicados dentro del Parque Nacional Yasun’. La informaci—n para la Reserva de Producci—n de Fauna Cuyabeno difiere, pues mientras Utreras y Araya (en prensa) asumen que la especie ha sido extirpada del ‡rea, observaciones de 1999 hechas separadamente por Judith Denkinger y Friedman Koester (naturalistas) confirman que todav’a es posible encontrar individuos en el r’o Cuyabeno.

En el Libro Rojo de la UICN a nivel global (Baillie y Groombridge 1996) se mencionan 37 especies de mamíferos amenazados cuyo rango de distribución incluye al Ecuador. De éstas, 25 son vulnerables, once están en peligro y una en peligro crítico. Además, se señalan cuatro especies extintas. Dentro de la categoría de menor riesgo se incluyen 48 especies, mientras que 21 carecen de información suficiente para ser catalogadas (anexo 1). Aunque el porcentaje de fauna amenazada (10%) es equivalente al determinado por los mastozoólogos ecuatorianos, el estatus de ciertas especies es diferente. Por ejemplo, el lobo de río, que es catalogado por la UICN como vulnerable a escala mundial, en la lista nacional consta como en peligro crítico (anexo 1).

das; de hecho, muchas se encuentran en peligro de extinción. Esto podría deberse a que se trata de un taxa muy grande y estudiado y, por lo tanto, se dispone de más información. Sin embargo, también es cierto que la cifra de especies amenazadas es el reflejo del grave problema ambiental que enfrenta el Ecuador. Según Granizo et al. (1997), hasta el momento hay cuatro especies dentro de la lista de extirpadas (la especie ha desaparecido de una localidad, pero no necesariamente está extinta). Adicionalmente, 92 especies han sido incluidas dentro de la categoría de especies amenazadas. De éstas, que representan el 5,7% de la avifauna ecuatoriana, 15 corren el riesgo de desaparecer (están en peligro crítico), en tanto que 30 están en peligro y 47 son vulnerables (anexo 1, p. 122). Entre las especies de aves amenazadas, 18 son endémicas del país. En el Libro Rojo de la UICN a nivel global constan 125 especies de aves del Ecuador. De éstas, 53 se encuentran en el grupo de especies amenazadas, 70

3.28 Aves amenazadas Las aves son el grupo que contiene el mayor número de especies con poblaciones amenazadas o reduci-

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son reportadas en menor riesgo, para una los datos son insuficientes y otra no ha sido evaluada (anexo 1) (Baillie y Groombridge 1996). El devastador efecto de la reducción de la cobertura boscosa es, sin duda, el factor principal que menoscaba a las poblaciones de aves. Para muchas especies que están adaptadas a la vida en el interior del bosque y que rara vez salen de éste, la construcción de una carretera, por ejemplo, se convierte en una barrera infranqueable ante la cual las poblaciones aisladas corren el riesgo de sufrir procesos de endogamia y desaparecer. En otros casos la destrucción de los hábitats disminuye los recursos alimentarios, los sitios de refugio e inclusive las posibilidades de encontrar pareja (Campos 1998). En el Ecuador, la extirpación de la cerceta colorada (Anas cyanoptera) y del chorlo cabezón cuellicanelo (Oreopholus ruficollis) ha sido el resultado de la alteración de los humedales; también la extirpación de la agachona chica (Thinocorus rumicivorus) y del sabanero saltamonte (Ammodramus savannarum) es consecuencia de la abrupta modificación de los hábitats herbáceos naturales (Granizo et al. 1997). La cacería también tiene su impacto sobre este grupo. Esta actividad ha conducido a la drástica disminución de poblaciones como la del cóndor andino (Vultur gryphus), un símbolo patrio del Ecuador. También la contaminación de los cuerpos de agua afecta sobre todo a garzas, cormoranes, patos, patos aguja, águilas pescadoras, martines pescadores y otras especies que son consumidoras de peces y que, en muchos casos, mueren envenenadas por químicos. El tráfico de especies es otra actividad que ha diezmado a las poblaciones de aves, principalmente a las de loros (Campos 1998). El grado de amenaza que afecta a las aves ha llegado a extremos preocupantes. De hecho, en un estudio publicado en 1995 se menciona que el Ecuador ocupa el cuarto lugar en América en cuanto a número de aves amenazadas (Collar et al. en prensa citado en Wege y Long 1995). Según otro cálculo, el de Mittermeier, Robles y Goettsch (1997), el país se encuentra en el octavo puesto mundial de los países que tie-

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3.29

nen mayor cantidad de especies de aves con problemas de conservación. Wege y Long (1995) identificaron en el Ecuador 50 áreas prioritarias para la conservación, a las cuales denominaron áreas clave (mapa 8, p. 188). Para identificarlas utilizaron como indicadores a las especies de aves amenazadas, la mayoría ubicada en esta categoría debido a la pérdida de sus hábitats. Muchas áreas clave están localizadas dentro de las áreas de endemismo de aves (EBA por sus siglas en inglés), lo cual significa que albergan a especies amenazadas y endémicas del Ecuador. En el mapa 8 consta la distribución de áreas clave en relación con las áreas de endemismo de aves. Como se puede observar, estas últimas son extremadamente importantes en términos de conservación. Las más sobresalientes, debido a la cantidad de áreas clave que albergan, son el bosque húmedo del Chocó y las estribaciones andinas hacia la Costa, así como la región Tumbesina del suroccidente del Ecuador. 3.29 Anfibios amenazados A fines del siglo XX, como parte de la "crisis de la biodiversidad mundial", se ha detectado una inexplicable disminución de muchas de las poblaciones de anfibios cuyos rangos de distribución también se han reducido notablemente. Si bien no existen datos numéricos, pues en el Libro Rojo de la UICN a nivel global (Baillie y Groombridge 1996) no se incluye ninguna de las especies del Ecuador, debido a la ausencia de información sobre su estado de conservación, es evidente que las poblaciones de anfibios han declinado, en particular durante la última década, lo cual concuerda con el mismo período de tiempo en el que se reportaron, por primera vez, las disminuciones y extinciones globales de anfibios (Blaustein y Wake 1990 citado en Coloma 1992). En un estudio sobre el estado de conservación de 386 especies de anfibios con base en las categorías de la Corporación Centro de Datos para la Conservación (CDC), Coloma (1992) identificó 18 como amenazadas críticamente, 21 como amenazadas y una extinta. Adicionalmente, considera que 88 especies son

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Desaparición del loro de orejas amarillas El loro de orejas amarillas (Ognorhynchus icterotis) originalmente se encontraba distribuido en Colombia y al oeste del Ecuador. Hoy en d’a solo dos poblaciones sobreviven, una en el macizo del volc‡n Ruiz-Tolima en los Andes centrales de Colombia, y otra en el centro oeste del Ecuador. El tama–o poblacional no sobrepasa los 24 y 19 individuos, respectivamente (Collar et al. 1992 citado en Krabbe 1998). Segœn Krabbe (1998), aunque la pŽrdida de h‡bitat ha contribuido para que esta especie se encuentre en peligro de extinci—n, la cacer’a parece ser el factor principal que condujo al dr‡stico descenso poblacional. Estas aves sol’an ser perseguidas por los pobladores locales, quienes las consideraban un buen alimento.

nes de Anfibios en América Latina, realizado en Quito, en 1999, se señaló que por lo menos 23 especies de anfibios, antes abundantes en los Andes del Ecuador, han desaparecido desde la década de los 80 (Mantilla et al. 1999). En el 2000 la lista de anfibios del Ecuador incluye 26 especies catalogadas como en posible riesgo de extinción (Ron et al. 2000).

raras o poco comunes, y que 132 posiblemente están en peligro, pero su estatus todavía es incierto (anexo 1, p. 122). El resto de especies se encuentra bajo las categorías: fuera de peligro, existencia histórica y no jerarquizada. El total de especies amenazadas críticamente y amenazadas equivale al 10% de la fauna de anfibios reportada por Coloma (1992) para el Ecuador. No obstante, se debe tener presente que Coloma y Quiguango (2000) mencionan que hay 415 especies de anfibios en el país, con lo cual la cifra de especies amenazadas podría incrementarse. En general, siete géneros de anfibios parecen ser los más afectados: las ranas de cristal (Centrolenella), las acuáticas (Telmatobius), las arbóreas y terrestres (Hyla y Eleutherodactylus), las nodrizas (Colostethus), las marsupiales (Gastrotheca) y los jambatos (Atelopus). Todas las especies afectadas son de tierras altas, es decir que el fenómeno de extinción de anfibios parece restringirse a los ecosistemas ubicados sobre los 1.500 m de altitud. En las zonas bajas, aparentemente las poblaciones están saludables, salvo aquellas cuyos hábitats han sido destruidos. Sin embargo, el auge de la ranicultura de rana toro (Rana catesbeiana) es una amenaza potencial que podría perjudicar a mediano y largo plazo a muchas otras especies (Coloma y Lombeida 1992). En el último Taller Internacional sobre Disminucio-

3.30 Reptiles amenazados En el Libro Rojo de la UICN a nivel global constan 15 especies y 12 subespecies de reptiles de las cuales una especie y una subespecie se encuentran en peligro crítico, tres especies y cuatro subespecies han sido catalogadas como en peligro, y ocho especies y cuatro subespecies son vulnerables (anexo 1, p. 122) (Baillie y Groombridge 1996). La cantidad de especies de reptiles amenazadas equivale aproximadamente al 5,3% del total reportado en el Ecuador. Dos subespecies de tortugas de Galápagos, Geochelone nigra abingdoni y G. nigra ephippium, constan como extintas en estado silvestre, mientras que otra —G. nigra galapagoensis—está ubicada bajo la categoría de extinta (anexo 1). Las demás especies de reptiles forman parte del grupo en menor riesgo. Entre las especies amenazadas, algunas han sido sobre explotadas por el valor proteínico de su carne y huevos. Tal es el caso de las grandes tortugas de río o

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La extinción del jambato El caso m‡s palpable de las extinciones masivas de anfibios en el Ecuador es el del jambato (Atelopus ignescens), una rana que hasta hace pocos a–os era muy comœn en las regiones altas del pa’s. De hecho, era imposible visitar los p‡ramos del Parque Nacional Cotopaxi sin encontrar decenas de ejemplares cerca de los riachuelos. Sin embargo, desde 1988 no se ha logrado obtener registros de estos animales en ninguno de sus antiguos h‡bitats. Otras especies del gŽnero Atelopus han sufrido iguales pŽrdidas en Venezuela y CentroamŽrica (Coloma y Lombeida 1992). La disminuci—n de las poblaciones de anfibios ha sido atribuida a varios factores antropogŽnicos que operan a travŽs de escalas mœltiples. Frecuentemente, Žstos tienen relaciones sinŽrgicas y pueden desencadenar una cascada de impactos en las comunidades biol—gicas. La destrucci—n de los h‡bitats, la contaminaci—n ambiental y la introducci—n de especies ex—ticas de car‡cter invasor como la tilapia (Tilapia mozambica), la trucha (Salmo trutta) o la rana toro (Rana catesbeiana), son probablemente agentes causales de la declinaci—n de anfibios en ciertos lugares. No obstante, su desaparici—n en ‡reas que no est‡n sujetas a marcadas intervenciones humanas podr’a estar relacionada con la destrucci—n de la capa de ozono y el cambio clim‡tico (Ron 1999 citado en Mantilla et al. 1999). En 1988, Lee Berger (del Laboratorio Australiano de Salud Animal) detect— un hongo pat—geno en la epidermis de varios anuros muertos en Australia y CentroamŽrica; posteriormente otros autores reportaron el mismo hongo en ranas de AmŽrica del Norte (Merino 1999 citado en Mantilla et al. 1999). Teniendo en cuenta esto, desde la dŽcada de los 80 se han desarrollado investigaciones similares en la regi—n andina del Ecuador, con el fin de identificar agentes pat—genos en espec’menes muertos. Hasta el momento se ha encontrado la presencia de un hongo que produce una enfermedad llamada "Chytriodiomycosis" en Atelopus spp. (complejo ignescens), Atelopus sp. (complejo bomolochos), Telmatobius niger y Gastrotheca pseustes. Los espec’menes afectados provienen de las provincias de El Carchi, Imbabura, Chimborazo, Bol’var y Azuay (Ron et al. 2000).

charapas (Podocnemis expansa) las cuales en la actualidad se encuentran amenazadas. Del mismo modo, otras poblaciones, como las del caimán negro (Melanosuchus niger), sufrieron una intensiva persecución por el valor de su piel y en la actualidad se encuentran en un lento proceso de recuperación. No se conoce el estado de la mayoría de las poblaciones de serpientes; no obstante continuamente son cazadas debido a que son consideradas peligrosas (Campos 1998).

tintas zonas, no se cuenta con información sobre poblaciones o sobre la distribución esperada y actual. Sin embargo, algunas especies maderables han sido objeto de veda debido a la sobreexplotación que han sufrido y que ha hecho que empiecen a escasear. Las orquídeas también son un caso especial, pues son objeto de un comercio ilícito. Esto es grave si se considera que la distribución de muchas especies de este grupo sucede en rangos muy restringidos; de hecho, de las casi 3.000 presentes en el país, el 42% es endémico, y 417 son conocidas solo por una colección, que en la mayoría de los casos corresponde a una localidad fuera del Sistema Nacional de Areas Protegidas (Valencia et al. 1998). El desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de

3.31 Flora amenazada En el caso de las plantas del Ecuador es difícil decir con certeza cuáles grupos o especies están amenazadas. Si bien se han hecho muchos inventarios en dis-

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3.32 Diversidad de las especies marinas y costeras

Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN), mediante una resolución emitida en 1996, decretó la veda de varias especies maderables entre las que se cuentan la caoba (Swietenia macrophylla), chanul (Humiriastrum procerum), batea caspi (Cabralea canjerana), guadaripo (Nectandra guadaripo), pilche (Brosimum alicastrum), guayacán (Tabebuia chrysantha) y cedro (Cedrela spp.). Sin embargo, las autoridades actuales forestales son escépticas respecto a la efectividad de las vedas. Consideran que tales declaratorias no hacen sino fomentar la corrupción y la falta de transparencia en los precios y el comercio de la madera, con lo que se impide su valoración real y aprovechamiento sustentable. En el anexo 2 (p. 130) consta una lista de las plantas consideradas en peligro de extinción según el desaparecido INEFAN y los especialistas que se reunieron en el Taller para la Identificación de las Prioridades de Investigación y Conservación de la Biodiversidad del Ecuador (Suárez 1997).

La mayoría de la información sobre la diversidad de especies en aguas marinas y costeras del Ecuador continental es sobre el plancton y los recursos marinos comerciales de los cuales dependen las pesquerías; sobre los otros componentes de la biodiversidad es muy poco lo que se conoce. En los acápites 3.39–54 se expone los que se conoce sobre la diversidad biológica asociada a los ambientes marinos y costeros. 3.33 Diversidad del plancton El plancton, como productor primario y secundario de la red trófica, desempeña un rol importante en la transferencia de energía de la cual dependen los recursos pesqueros (Jiménez 1998a). Pese a ello, virtualmente no existe información sobre los flujos de energía en los niveles tróficos primarios y, en general, se desconocen importantes grupos taxonómicos. Jimé-

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nez (1996) señala también que se desconoce las interrelaciones y flujos de energía en las cadenas tróficas bentónicas, a pesar de constituir importantes componentes para evaluar el impacto de agentes contaminantes. Con el propósito de mejorar tal situación, la desaparecida Comisión Asesora Ambiental de la Presidencia de la República (CAAM 1996a) propició una caracterización de los sistemas biofísicos del golfo de Guayaquil. Jiménez (1996) compiló la información dispersa y con esos datos estableció un perfil de la diversidad del plancton (marino y estuarino) del golfo de Guayaquil. Según ese mismo autor (comunicación personal), durante el 2000 se estaba actualizando esa información, pero los resultados no estuvieron aún listos cuando se terminó de escribir este libro. Por lo tanto, la información ha sido complementada con resultados de Cajas, Prado y Coello (1997a,b), Cajas et al. (1997), Cajas, Coello y Domínguez (1998), Cajas, Coello y Prado (1998), Cajas, Coello y Moya (1998), Cajas, Prado y Domínguez (1998), y Cajas, Prado y Moya (1998) para el golfo de Guayaquil, con el fin de tener una idea parcial de la riqueza planctónica.

3.35

mayores concentraciones se localizan entre 10 y 20 m de profundidad (Jiménez 1996). Las condiciones hidrográficas, complejas y diferenciadas en espacio y tiempo a lo largo de la costa ecuatoriana (Cucalón 1996, Chavarría 1998), también generan características especiales en la composición y distribución del fitoplancton. 3.35 Diversidad del zooplancton En cuanto al zooplancton, la mayoría de las investigaciones han sido sobre el mesozooplancton (tamaño mediano) y el macrozooplancton (tamaño grande), mientras que el microzooplancton (tamaño pequeño) no ha sido estudiado, excepto los foraminíferos planctónicos. Tampoco son conocidos los grupos que pertenecen al micronecton, motivo por el cual se desconoce la dinámica de los primeros estadíos de los peces que sustentan las pesquerías (Jiménez 1996). Según Arcos (1998), los trabajos que tratan sobre la biología y ecología del zooplancton son pocos, por lo que se desconoce su rol en el transporte de tóxicos en los ecosistemas acuáticos locales. En el Ecuador se conocen 257 especies de zooplancton marino y estuarino (gráfico 3.4). Considerando la importancia en relación con su abundancia, distribución o con los flujos de energía, Jiménez (1998b) ha identificado que aún existen vacíos en el conocimiento sobre los siguientes grupos:

3.34 Diversidad del fitoplancton Hay un buen conocimiento de la taxonomía, abundancia y distribución del fitoplancton marino, aunque existen algunos grupos que no han sido investigados como los microflagelados y las algas cianofitas planctónicas o cianobacterias. Los grupos más importantes, por su abundancia y diversidad, son las diatomeas, dinoflagelados y cocolitofóridos. En menores proporciones se encuentran los silicoflagelados y ciliados fotosintetizadores. Según los datos, el fitoplancton marino y estuarino incluye 570 especies (Jiménez 1996). El número de especies consta en el gráfico 3.4. El golfo de Guayaquil es el área donde se han registrado las máximas concentraciones de fitoplancton (332.000 células/litro), en relación con las concentraciones de la costa central y pese a que ha habido un incremento de fitoplancton en aguas del norte del país. En sentido vertical, en la columna de agua las

• En el microzooplancton, los rotíferos y ciliados heterótrofos. • En el mesoplancton, los radiolarios, cladóceros, anfipodos, isópodos, poliquetos planctónicos e hidromedusas, así como huevos y larvas de crustáceos, peces y moluscos. • En el macrozooplancton se requiere de una primera identificación de grupos completos como miscidaceos, carideos, acetes, entre otros. • En cuanto al micronecton, falta conocer los primeros estadíos del ciclo de vida de las es-

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La variabilidad en zonas de gran diversidad: el área marina de la Isla Santa Clara El ‡rea alrededor de la Isla Santa Clara ha sido identificada como una zona de alta productividad marina (Maridue–a 1997a,b,c, Maridue–a y Estrella 1998). Asimismo, JimŽnez (1997, 1998b) la considera como un nœcleo de producci—n planct—nica que contribuye a enriquecer ‡reas m‡s oce‡nicas y menos productivas, como confirman los datos de Cajas, Prado y Coello (1997a,b), Cajas et al. (1997). Desde el punto de vista de la diversidad, en el ‡rea marina alrededor de la Isla Santa Clara se ha registrado el 48% de las especies de fitoplancton y el 52% de las de zooplancton reportadas en el golfo de Guayaquil (Hurtado et al. 1998b). Adem‡s, se ha detectado fluctuaciones espacio-temporales significativas (Cajas, Coello y Prado 1998, Komex y Effic‡citas 1998). Un an‡lisis de los datos de esos estudios respecto a la diversidad del fitoplancton muestra una marcada variabilidad espacio-temporal en la localizaci—n de las zonas m‡s diversas en reducidos per’odos de tiempo. As’, los datos cuasi sin—pticos, colectados en tres fases sucesivas, entre junio y julio de 1998, permitieron conocer que las mayores concentraciones de especies var’an r‡pidamente su localizaci—n tanto superficialmente como en cuanto a profundidad. Esta compleja variabilidad evidencia el limitado alcance que tiene el criterio de zonas de gran diversidad para la identificaci—n de ‡reas cr’ticas y delimitaci—n de ‡reas marinas protegidas, particularmente con base en informaci—n de los niveles tr—ficos primarios.

les puede tener consecuencias graves, ya que de éstos dependen importantes flotas pesqueras industriales (camarón) y artesanales (cangrejos, conchas y otros bivalvos). Aun así, el bentos ha recibido poca atención en las investigaciones marinas en el Ecuadro, con excepción de determinados grupos, como consta a continuación.

pecies comerciales (peces pelágicos pequeños, camarones) y no comerciales. 3.36 Diversidad del bentos La flora y fauna bentónica está compuesta por organismos que habitan en el fondo marino, por lo que son sensibles a los cambios que ocurren en las aguas y en los diferentes tipos de fondos (Villamar, Gualancañay y Cruz 1997). Estos cambios pueden ser producto de actividades realizadas en tierra y que originan deterioros ambientales como la contaminación y la sedimentación. Esto afecta las múltiples funciones ecológicas que cumple el bentos en el medio marino, desde la captación de carbono (algas, como productores primarios) hasta la purificación de las aguas (pepinos de mar —Stichopus fuscus) y la limpieza del océano (poliquetos y pepinos de mar). Cualquier afectación potencial a los recursos pesqueros bentónicos y demersa-

3.37 Diversidad del fitobentos El escaso conocimiento del fitobentos es uno de los vacíos (Jiménez 1996). Un ejemplo lo constituye las macroalgas del medio ambiente marino. A pesar de existir información internacional sobre rangos de distribución a nivel del Pacífico Este e inclusive de Galápagos, este grupo es desconocido en la costa continental del Ecuador. En un documento del Instituto Nacional de Pesca y de la Comisión Asesora Ambiental de la Presidencia de la República (CAAM e INP 1996)

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GRÁFICO 3.4 Composición del plancton marino y estuarino

300 200

Fitoplancton

CopŽpodos

Tint’nidos

Quetognatos

Foramin’feros

Anf’podos

Euf‡sidos

Pter—pedos

Heter—pedos

Diatomeas

Dinoflagelados

Chlorophyta

Cianophyta

Cocolitof—ridos

0

Euglenophyta

100 Silicoflagelados

nœmero de especies

400

Zooplancton

Fuentes: (Arcos 1978, 1998), Arcos, García y Aguirre (1993), Bonilla (1983), Cajas, Prado y Coello (1997a,b), Cajas et al. (1997), Cajas, Coello y Domínguez (1998), Cajas, Coello y Prado (1998), Cajas, Coello y Moya (1998), Cajas, Prado y Domínguez (1998), Cajas, Prado y Moya (1998), Cruz (1983a,b), Jiménez (1976, 1983a,b, 1989, 1996), Peribonio (1993), Peribonio et al. (1981), Pesántes (1978, 1983), Tazán (1965), Zambrano (1983).

ta taxonómico, son los moluscos y, particularmente, los bivalvos con 207 especies; los foraminíferos con 117 especies; los poliquetos con 51 especies, y los equinodermos con 34 especies (Cruz 1977, 1983a, 1986, Gualancañay 1983, 1986, 1989, Jiménez 1996, Mora 1990, Mora et al. 1998, Villamar 1983, 1986, 1989, 1997, Villamar, Gualancañay y Cruz 1997, Sonnenholzner 1997). Respecto a los artrópodos, que abarcan a los crustáceos, existe un marcado desnivel de conocimientos entre las especies comerciales (como los camarones) y otros grupos marginalmente reportados. Sobre los poríferos, platelmintos, equiúridos, sipuncúlidos y briozoos apenas se conoce que están presentes en aguas marinas continentales (Mora et al. 1998). En resumen, hay grandes vacíos sobre el conocimiento de algunos grupos taxonómicos de zoobentos, así como una carencia de estudios biológicos y ecológicos, inclusive de las especies comerciales.

se señala que el Ecuador es el país de América Latina que menos conoce sobre algas marinas, tanto desde el punto de vista académico como del aplicado. De hecho, en los estudios puntuales realizados por el INP, apenas se reportaron 41 especies de macroalgas en Guayas y Manabí, las mismas que incluyen a representantes de las clorofitas, feofitas y rodofitas. En esta investigación se identificaron 17 especies de uso comercial (gráfico 3.5) y se localizaron tres sitios con grandes concentraciones de algas en esas dos provincias (CAAM e INP 1996). 3.38 Diversidad del zoobentos En el Ecuador se han reportado once phyla entre los que se cuentan los poríferos (esponjas), cnidarios (celenterados), platelmintos (turbelarios), anélidos (poliquetos), equiúridos (gusanos marinos), sipuncúlidos (gusanos marinos), artrópodos, moluscos, briozoos, equinodermos (erizos, estrellas y pepinos de mar) y foraminíferos. El número de especies en cada phyla consta en el gráfico 3.6 (Jiménez 1996, Mora et al. 1998). Los grupos mejor conocidos, desde el punto de vis-

3.39 Los bivalvos Los bivalvos (que abarcan a las conchas) son el grupo de invertebrados bentónicos de los que hay más infor-

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GRÁFICO 3.5 Macroalgas 24

25 total de especies nœmero de especies

especies con uso comercial

11 7

7

6 3

0 Clorofitas

Feofitas

Rodofitas

Fuente: CAAM e INP (1996).

mación, por lo que se toma como muestra representativa a las 114 especies reportadas por Mora (1989, 1990) para el presente análisis biogeográfico.

de bivalvos en una muestra submareal de 66 especies. Con base en estos datos se concluyó que la zona eufótica (hasta 50 m de profundidad) es el área submareal con mayor diversidad, y que el estrato entre 11 y 30 m de profundidad es el más representativo en relación con los estratos entre 1–10 m y 31–50 m. Por debajo de la zona eufótica el área de mayor diversidad se localiza entre 51 y 100 m, y ésta decrece conforme se desciende más.

• De acuerdo con los patrones de distribución, el 50% de las especies tiene una amplia distribución geográfica en el Pacífico Este, que incluye los ambientes subtropicales y tropicales de los países comprendidos desde Estados Unidos hasta el Perú y Chile. El 17% de especies tiene su distribución desde México hasta el Perú, y el 31% con afinidades a las provincias biogeográficas Mexicana y Panámica tiene su límite de distribución en el Ecuador. Solamente el 2% presenta una distribución restringida: una especie que se encuentra en Colombia y Ecuador (Protothaca ecuadoriana), y otra en el Ecuador y el Perú (Brachidentes playasensis). Salvo estos dos casos, actualmente no existe más información sobre endemismo para la costa del Ecuador. • Sobre la distribución de las especies a escala local, se apunta que Guayas es la provincia que tiene la mayor diversidad de especies de bivalvos (86), en relación con Manabí, que tiene 74, Esmeraldas con 64 especies y El Oro con 11. • Existe información sobre la distribución vertical

En cuanto a los hábitats preferidos por los bivalvos se encontró una mayor diversidad en substratos arenosos, en relación con los substratos rocosos y fangosos (gráfico 3.7). Los datos proceden principalmente de investigaciones submareales, por lo que los otros hábitats costeros podrían estar mal representados (por ejemplo el manglar, ecosistema que alberga una gran diversidad de moluscos). 3.40 Diversidad de los vertebrados marinos y costeros Por constituir el nivel más alto de la cadena trófica, los vertebrados dependen para su subsistencia de los niveles inferiores y por supuesto también del manteni-

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GRÁFICO 3.6 Número de especies del zoobentos, según phyla 250

nœmero de especies

241

117 83 51

Foramin’feros

Equinodernos

Moluscos

Artr—podos

Briozoos

1

1 Sipuncœlidos

Platelmintos

1 Equiœridos

1 AnŽlidos

1

Cnidarios

0

Poriferos

34 12

Fuentes: Cruz (1977, 1983a, 1986), Gualancañay (1983, 1989), Mora (1990), Mora et al. (1998), Sonnenholzner (1997), Villamar (1983, 1986, 1997), Villamar, Gualancañay y Cruz (1997).

miento de los procesos ecológicos del medio marino. Sin embargo, con excepción de los peces con valor comercial, los vertebrados marinos han recibido escasa atención desde el punto de vista ecosistémico y de conservación de la biodiversidad. Los grupos más diversos de vertebrados marinos y costeros del Ecuador son el de los peces y el de las aves (gráfico 3.8). A continuación se presenta información sobre estos dos grupos, y también sobre los reptiles y mamíferos marinos.

ces marinos). Los Clupeiformes (sardinas y anchovetas) y Pleuronectiformes (lenguados) registran 24 especies cada uno representadas en dos y tres familias respectivamente. En menor proporción se encuentran grupos representativos como los Rajiformes (rayas), Anguiliformes (anguilas), Scorpaeniformes (gallineta y lechuza), Tetradontiformes (tambuleros), Salmoniformes (huevinas), Siluriformes (bagres), Atheriniformes (peces voladores y agujas), Gadiformes (congrios y merluzas), entre otros. En el cuadro 3.14 también consta cuántas familias y especies son comerciales, y cuántas especies son endémicas. Como no existía un análisis biogeográfico previo sobre los peces marinos del Ecuador, se hizo uno ad hoc para este libro. Se ha usado la información de 380 especies comerciales conocidas (Chirichigno, Fischer y Nauen 1982, Massay 1983, Chirichigno y Vélez 1998, Massay y Massay 1999). De estos datos se desprende que la mayor afinidad de los peces marinos es con la provincia biogeográfica Panámica y Mexicana (27%), frente al 4% de relación con la Peruano-Chilena. La mayoría de las especies (66%) tiene una distribución más amplia.

3.41 Diversidad de los peces marinos El grupo de los peces marinos está compuesto por 479 especies, entre los que constan los peces de arrecife (INEFAN/GEF 1998), que no están en la lista de Massay y Massay (1999). Como se observa en el cuadro 3.14, el grupo con mayor diversidad es el de los Perciformes, conformado por 45 familias y 223 especies (49% de la diversidad de peces marinos conocida en el Ecuador). Un grupo menos diverso pero igualmente importante son los Lamniformes (tiburones): 14 familias y 40 especies (9% de la diversidad de pe-

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GRÁFICO 3.7 Distribución de los bivalvos según habitats 58

nœmero de especies

60

32

29 22

Rocoso

Coralino

Estructuras (pilotes)

Arenoso

Ra’ces de mangle

7

6 Areno-limoso

2 Fangoso

4

Areno-fangoso

3

Manglar (estuarios)

1

Grava

çreas sin vegetaci—n

4 Arcilloso

6 1 çreas con vegetaci—n

0

Limoso

14

Fuente: Mora (1990).

3.42 Diversidad de los reptiles marinos

En cuanto a las especies de distribución restringida, solamente se registran seis (1,6%), las mismas que constan en el cuadro 3.15. Antes de 1998, Chirichigno y Vélez (1998) reportaron solo una especie de distribución restringida en el Ecuador y el Perú; luego, Massay y Massay (1999) hicieron otra lista de peces del Ecuador en la cual constan cinco especies que habían sido reportadas por Chirichigno y Vélez como endémicas del norte de Perú. Este dato amplió el rango de distribución de dichas especies y la lista del Ecuador. En cuanto a los hábitats de los peces marinos, la mayoría de las especies fue encontrada en lugares bentónicos de la plataforma continental de fondos suaves y duros. En menores proporciones se registran otros hábitats como ambientes estuarinos (13%) y manglares (1%) (gráfico 3.9). Matthes y Kapetsky (1988) demuestran que 299 especies de peces con distribución en el Pacífico Centro-oriental están asociadas con los manglares en el ecosistema estuarino, por lo que la información sobre los hábitats de estuario y manglar para peces marinos comerciales del Ecuador sugiere un vacío del conocimiento sobre éstos y es un tema que requiere mayor investigación.

En el área marina costera del Ecuador han sido registradas cuatro de las cinco especies de tortugas marinas reportadas en el Pacífico sudeste, y una especie de serpiente de mar (Pelamys platurus). Las tortugas marinas del Ecuador incluyen a tres especies de la familia Chelonidae, la oliva (Lepidochelys olivacea), la negra del Pacífico (Chelonia mydas) y la carey (Eretmochelys imbricata), y a una de la familia Dermochelidae, la tortuga laúd (Dermochelys coriacea) (Green 1978, Green y Ortiz-Crespo 1982, Hurtado 1984, 1991b, Almendáriz 1991, INEFAN/GEF 1998). La tortuga oliva es una especie de hábitos epipelágicos que se encuentra frecuentemente de 32 a 97 km fuera del litoral a lo largo de toda la Costa. Estas tortugas están más concentradas en su principal área de alimentación, cerca a la Isla de la Plata, y al parecer se desplazan en relación con la ubicación del Frente Ecuatorial. Cuando suceden anomalías térmicas, esta especie cambia sus patrones de distribución probablemente debido a que se desplaza en búsqueda de alimento. Durante los eventos El Niño se mueve hacia el sur del golfo de Guayaquil, llegando incluso a ser

104

D i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

m a r i n a s

y

3.43

c o s t e r a s

GRÁFICO 3.8 Número de especies de vertebrados marinos y costeros 479

nœmero de especies

500

222

89 32

5

0 Peces

Reptiles

Aves marinas

Aves costeras

Mam’feros

Fuentes: Almendáriz (1991), Chiluiza et al. (1998), Duffy y Hurtado (1984), EcoCiencia e INEFAN (1995), Félix y Prieto (1991), Green (1978), Green y Ortíz (1982), Hurtado (1984, 1990b), Hurtado et al. (1998b), INEFAN, Fundación Natura y ECOLAP (1996), INEFAN/GEF (1997), Jefferson, Leatherwood y Webber (1993), Massay (1983), Massay y Massay (1999), Ortiz y Carrión (1991), Pople et al. (1997), Ridgely, Greenfield y Guerrero (1998), Tirira (1999), Valle (1997, 1998), y Vidal (1992).

3.43 Diversidad de las aves marinas y costeras

abundante en aguas peruanas en aguas someras cercanas a la línea costera, donde además se torna vulnerable a la interacción con las actividades humanas. No se han encontrado nidos de esta especie en las playas del continente ni tampoco en Galápagos (Green 1978, Hurtado 1990a, 1991b, 1992, Hurtado et al. 1999b). La tortuga negra del Pacífico no es tan abundante como la oliva, y se la encuentra en aguas tanto someras como oceánicas. Pocos nidos de la tortuga negra del Pacífico han sido encontrados en playas de la Costa, principalmente en las zonas norte y centro, por ejemplo, en el Parque Nacional Machalilla (Green 1978, Hurtado 1991b, 1992, INEFAN/GEF 1998). La tortuga carey es escasa; se la encuentra tanto en aguas someras como en oceánicas, pero solo hay registros ocasionales tomados durante los desembarques de la pesca artesanal. Hay pocos registros de la tortuga laúd en aguas oceánicas, y es muy raro encontrar esta especie en los desembarques de la pesca artesanal. La anidación de las tortugas, laúd y carey, es escasa y está dispersa en las playas de la costa continental (Hurtado 1987b, 1991b).

Ridgely, Greenfield y Guerrero (1998) mencionan que hay 89 especies de aves en los ambientes marinos y costeros pelágicos, neríticos, línea de costa, manglares y humedales costeros. En su lista constan pingüinos (que llegan durante los eventos El Niño), albatros, petreles, pájaros tropicales, pelícanos, piqueros, cormoranes, fragatas, flamencos, chorlitos, zarapitos, ostreros, gavilanes, gallinetas, cigüeñelas, gaviotines, salteadores, martines pescadores, papamoscas, gorriones y caciques. Para efectos del análisis presentado en este Informe, se considera una lista ampliada a 222 especies que han sido reportadas en la franja litoral y en los ecosistemas insulares (gráfico 3.10). La información sobre aves marinas y costeras está muy dispersa y procede principalmente de inventarios específicos realizados en las áreas marinas protegidas, y de estudios generales de la franja litoral, en los que se incluye a aves que no dependen específicamente del medio marino costero para su subsistencia. El conocimiento sobre los hábitats se limita a los ambientes costeros donde se reproducen o descan-

105

3.43

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

CUADRO 3.14 Peces marinos Total de peces marinos Familias Especies Batrachoidiformes

1

6

Beryciformes

2

3

Chimaeriformes

1

1

Elopiformes

2

2

Gasterosteiformes

2

4

Peces marinos comerciales Familias Especies

Heterodontiformes

1

2

Lampridiformes

1

3

Lophiiformes

3

6

Notacanthiformes

1

1

Salmoniformes

10

12

Torpediniformes

1

3

Atheriniformes

5

12

1

1

Gadiformes

5

11

2

4

Lamniformes

Especies endémicas

14

40

5

22

Pleuronectiformes

3

24

2

2

Rajiformes

7

19

5

9

Scorpaeniformes

3

14

2

11

Siluriformes

1

12

1

3

Tetraodontiformes

5

13

1

1

Anguilliformes

7

16

2

5

1

Clupeiformes

2

24

2

10

1

45

223

20

95

4

Perciformes

Fuentes: Chirichigno, Fischer y Nauen (1982), Massay (1983), Chirichigno y Vélez (1998), Massay y Massay (1999).

la década de los 80, y cuyos resultados y conclusiones más relevantes son:

san. Salvo referencias generales, casi nada se ha documentado sobre las áreas críticas neríticas u oceánicas ni sobre la importancia de los recursos pesqueros para la subsistencia de las aves marinas. Tampoco se ha estudiado el impacto sobre este grupo de problemas de deterioro ambiental como la sobrepesca e interacción con la pesca, la contaminación por pesticidas o las alteraciones físicas del hábitat. En resumen, ni siquiera para los ambientes costeros mejor estudiados se dispone de una evaluación integral sobre la conservación de las aves marinas que pueda modificar substantivamente la caracterización realizada por Duffy y Hurtado (1984) a comienzos de

• Sitios importantes de anidación son la Isla de la Plata, Isla Pelado, Isla Santa Clara, el manglar de la zona costera (como el Archipiélago de Jambelí), el estuario del río Chone y el estuario Cayapas–Mataje. • Las principales amenazas a las aves marinas son la colecta de huevos y jóvenes (en pequeña escala), los animales introducidos en la Isla de la Plata, el potencial efecto de la exploración y explotación de gas en el golfo de Gua-

106

D i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

m a r i n a s

y

3.44

c o s t e r a s

CUADRO 3.15 Peces marinos cuya distribución está restringida al Ecuador y al Perú

yaquil (por la colonia de Isla Santa Clara), y la contaminación por pesticidas en ese mismo golfo. No se cuenta con datos sistemáticos sobre la interacción de las aves marinas con la pesca.

Familia

Especie

Nombre común

Priodonophis sp.

Morena

Scorpaenidae

Pontibus dubius

Lechuza

Pomadasyidae

Pomadasys schyri

Negro

Scianidae

Pareques lanfeari

Camiseta

Scianidae

Sciena wieneri

Corvina

Muraenidae

Existen avances en cuanto a las recomendaciones previstas en el documento de Duffy y Hurtado (1984), pues las colonias de aves de la Isla de la Plata y de la Isla Santa Clara han sido estudiadas y monitoreadas (INEFAN/GEF 1998, Valle 1997, 1998), y en el 2000 ambas forman parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (mapa 4, p. 184). Por lo tanto, hay posibilidades de mejorar su manejo. De acuerdo con las listas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna CITES y de la Convención de Especies Migratorias (también conocida como Convención de Bonn), once de las 89 especies de aves marinas y costeras se encuentran bajo alguna categoría de amenaza.

Centrolophidae Schedophilus haedrichi

Ojo de uva

Fuente: Massay y Massay (1999).

fín común (Delphinus delphis) y al cachalote (Physeter catadon) (Whitehead y Arnborn 1987). La ballena jorobada migra entre mayo y septiembre desde la Antártica para reproducirse en las aguas del Ecuador y de Colombia (Félix 1998, INEFAN/GEF 1998). Este hecho ha permitido estudiar su comportamiento, además de que se ha logrado establecer una industria turística en el Parque Nacional Machalilla en torno a la observación de estos cetáceos. El área marina alrededor del Refugio de Vida Silvestre de la Isla Santa Clara también está dentro de la ruta migratoria de la ballena jorobada (Yturralde y Suárez 1998). Otros lugares donde han sido observadas son el Bajo de Cantagallo, en la provincia de Manabí, y el Bajo de Copé en Guayas (Félix 1996 citado en Garzón 1997). Los lobos marinos como el de un pelo (Zalophus californianus) y el chuzco peruano (Otaria byronia) migran ocasionalmente a la Costa durante las anomalías térmicas positivas (evento El Niño) o negativas (evento La Niña). No obstante, no han logrado establecer una colonia reproductiva, aunque se encuentran ejemplares de Z. californianus en la Isla de la Plata, y ocasionalmente de O. byronia en la Isla Santa Clara. En esta última localidad se contaron 53 individuos que llegaron durante el evento El Niño 97-98 y que, probablemente, retornaron a aguas peruanas una vez que cesó el fenómeno, ya que en posteriores monitoreos no se avistó ninguno.

3.44 Diversidad de los mamíferos marinos En el Ecuador se han avistado 24 especies de mamíferos marinos que corresponden a seis familias, y al menos otras ocho se encuentran en el rango de distribución del Pacífico sudeste (Hurtado 1990b, Félix y Prieto 1991, Vidal 1992, Jefferson, Leatherwood y Webber 1993, Hurtado y Samaniego 1995, Chiluiza et al. 1998, Tirira 1999). Las 24 especies reportadas en el Ecuador representan aproximadamente la mitad del número de mamíferos marinos identificados en el Pacífico Sudeste (60, según Vidal 1992), e incluyen cinco especies de ballenas con barbas (o grandes ballenas), 16 de dentadas (que incluye a los delfines, orcas y cachalotes) y tres de lobos marinos. En aguas costeras, los cetáceos más conocidos son la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) y el bufeo (Tursiops truncatus). Este último tiene una población remanente de aproximadamente 2.500 individuos entre Posorja y la isla Puná (Felix 1994). Mientras tanto, en aguas oceánicas se conoce bien al del-

107

3.45

L a

GRÁFICO 3.9 Distribución de los peces marinos según hábitats (con base en una muestra de 380 individuos)

13% 1%

Manglares

32% 14%

Bent—nico de talud 3%

Costeros

d e

l a s

e s p e c i e s

captura incidental durante las tres últimas décadas del siglo XX. Las exportaciones fueron prohibidas en 1981 y, durante el resto de esa década, se mantuvo un comercio interno de carne calculado en 10.000 tortugas anuales, aunque este volumen pudo haber sido mayor ya que, por ejemplo, hubo indicios de un comercio clandestino de pieles (decomiso en Panamá de pieles de tortuga procedentes del Ecuador). En 1990, este comercio interno fue nuevamente estimulado por la demanda y, para controlarlo, el Estado ecuatoriano declaró protegidas a todas las especies de tortugas marinas presentes en aguas territoriales. Aparentemente, con esta medida el comercio se redujo al mercado doméstico. Aparte de esto y de la evaluación de la interacción de las tortugas marinas con la pesca artesanal realizada por Hurtado (1991b) a principios de 1990, cuando se documentó la captura incidental de tortugas marinas en los espineles, no se cuenta con una evaluación reciente. Es preciso tomar en cuenta también la captura incidental de estos animales por la flota camaronera, la cual, según Little y Herrera (1991), oscilaría entre 8.178 y 11.064 tortugas anuales. Debido a las presiones del mercado externo, particularmente por las amenazas de Estados Unidos de embargar el camarón, el gobierno ecuatoriano estuvo obligado a adoptar los Dispositivos Excluidores de Tortugas (TED por sus siglas en inglés). Sin embargo, no se conoce sobre su implementación a partir de un estudio independiente de los intereses oficiales y comerciales.

Estuarios

Bent—nico de plataforma 32% Fondos suaves

d i v e r s i d a d

Bent—nico de plataforma Fondos duros

8% Pel‡gico ocŽanico

Fuentes: Massay y Massay (1999), Chirichigno, Fischer y Nauen (1982).

3.45 Amenazas a las especies marinas y costeras Aparte de información cualitativa y anecdótica sobre colecta y el comercio de corales, captura intensiva de pepinos de mar, aumento del interés por los erizos, e impacto cualitativo de la "marisquería" en la zona intermareal, no se dispone de evaluaciones sistemáticas sobre las amenazas a los invertebrados marinos. Inclusive las amenazas a las especies comerciales han sido escasamente documentadas (véase 3.60). Los problemas para la conservación de las especies vulnerables de vertebrados marinos costeros han sido estudiados con diferentes grados de profundidad. Existe desde un estudio detallado de la interacción de tortugas marinas con la pesca artesanal, hasta referencias anecdóticas de la interacción entre pesca y aves marinas.

3.47 Amenazas a los cetáceos El principal problema de los cetáceos en aguas costeras es la interacción con las diferentes flotas pesqueras. Chiluiza et al. (1998) determinaron que esta fue la causa del varamiento de cachalotes (Physeter catadon) en 13 de 25 casos, de bufeos (Tursiops truncatus) en ocho de 30, y de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae) en dos de cuatro. Félix y Samaniego (1994) y Hasse y Félix (1994) señalan que hay reportes, en Río Chico, Salango y Puerto Rico, de vara-

3.46 Amenazas a las tortugas marinas Las tortugas marinas, particularmente la oliva (Lepidochelys olivacea), han sido objeto de explotación y

108

E s p e c i e s

m a r i n a s

c o m e r c i a l e s :

v a l o r

e c o n — m i c o

y

e s t a d o

d e

c o n s e r v a c i — n

3.48

GRÁFICO 3.10 Número de especies de aves del litoral, según órdenes 70

67

Familias

nœmero de familias/especies

Especies 43

21

Paseriformes

Piciformes

4 4 2 3 2 12 13 2 Coraciformes

4

Apodiformes

1

Caprimulgiformes

5 1

Strigiformes

Columbiformes

1

1

Psittaciformes

5

8

Cuculiformes

9 Gruiformes

3 Falconiformes

1 1 1 Anseriformes

Ciconiformes

3

Phoenicopteriformes

6 Pelecaniformes

3 Procelariformes

Sphenisciformes

Podicediformes

0

1 1 11

14

12 7

Charadriiformes

14

13

Fuentes: Duffy y Hurtado (1984), EcoCiencia e INEFAN (1995), INEFAN, Fundación Natura y ECOLAP (1996), INEFAN/GEF (1997), Ortiz y Carrión (1991), Pople et al. (1997), Ridgely, Greenfield y Guerrero (1998), Valle (1997, 1998), Hurtado et al. (1998b).

mientos de cachalotes atrapados en redes agalleras. También se estimó que cada bote de la flota de trasmallo de Puerto López captura 0,038 delfines en cada viaje, con una incidencia anual de 156 individuos. No existe en el país investigaciones orientadas a determinar el impacto de contaminantes en las poblaciones de cetáceos, aunque a nivel del Pacífico sudeste se ha registrado residuos de pesticidas organoclorados en tejidos de ballenas de Bryde (Balaenoptera edeni) y de rorcuales comunes (B. physalius), así como residuos de DDT y sus metabolitos en el hígado y la grasa (Torres, Aguayo y Cárdenas 1991). Este asunto es particularmente preocupante porque uno de los principales problemas ambientales del golfo de Guayaquil es justamente la descontrolada contaminación por pesticidas (véase recuadro 2.3). En el Libro Rojo de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y en los apéndices del CITES y de la CMS constan todas las especies que se encuentran en aguas ecuatorianas. A escala nacional, las áreas cri-

ticas de cetáceos (rutas migratorias, apareamiento, crianza y alimentación) están subrepresentadas en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (mapa 4, p. 184), lo que hace aún más difícil garantizar la salud de las poblaciones de cetáceos que habitan en las zonas marinas del Ecuador. 3.48 Especies marinas comerciales: valor económico y estado de conservación En 1998 la pesca y la acuicultura constituyeron el segundo rubro de exportación de Ecuador (US$ 1.233 millones) después del banano (US$ 1.419,6 millones). Esto desplazó al petróleo a un tercer lugar (US$ 922,9 millones), como consta en el gráfico 3.11. De acuerdo con los datos del Banco Central (BCE 1999), entre 1980 y 1998 el 74% de las exportaciones dentro del rubro pesquerías y acuicultura corresponde a camarón (cultivo y pesca), 18% a productos pesqueros industrializados (harina de pescado, enlatados y

109

3.49

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

GRÁFICO 3.11 Valor de las exportaciones (FOB) de petróleo, productos agrícolas, pesca y otros, entre 1980 y 1998 (millones de US$)

1.800 1.600 1.400 1.200 1.000 800 600 400 200

Petr—leo Agricultura

1997

1998

1995

Otros 1996

Fuente: Banco Central del Ecuador (1999).

1993 1994

Pesca y acuicultura 1988 1989 1990 1991 1992

1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987

millones de d—lares estadounidenses

2.000

muerte masiva de camarones por el síndrome de la gaviota, el problema de enfermedades en estos animales se ha agudizado. En 1992 arreció el ¨síndrome de Taura¨ y, más recientemente, en 1999, la ¨mancha blanca¨. Esto ha frenando el desarrollo de esa actividad y ha tenido un impacto económico, calculado por la CNA para el año 2000, de alrededor de US$ 270 millones, esto es, 59% menos de lo que generaron las exportaciones durante 1999 (Diario El Universo del 6 de marzo de 2000). No se dispone de información cuantitativa sobre las repercusiones sociales de esta drástica reducción de la actividad, pero es evidente que deben haberse producido graves trastornos derivados de la misma. Adicionalmente, Coello (1996) ha identificado los siguientes problemas ambientales:

otros productos elaborados), 4% a atún, y 4% a pescado en general. El Instituto Nacional de Pesca sostiene que el sector pesquero genera alrededor de 250 mil plazas de empleo y que gesta el diario vivir de un millón y medio de personas (INP 1999). De allí que cabe analizar cómo está la diversidad marina en la que se sustenta esta actividad productiva. 3.49 El camarón Según datos de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), el 90% de la producción de camarón (Penaeus vanamei ), correspondiente al período 1980–1998, provino de cultivos y el 10% restante de la flota camaronera (gráfico 3.12). La frontera de las piscinas camaroneras se ha expandido principalmente en detrimento de las áreas salinas (ahora casi inexistentes) y del manglar. No existen, por lo tanto, mayores posibilidades de expansión física, a menos que sea a expensas del manglar remanente cuya tala está prohibida según la legislación vigente. A partir de 1989, cuando se reportó la primera

• Presión de las flotas pesqueras sobre todas las fases del ciclo de vida del camarón silvestre. • Deterioro de la calidad de los estuarios ocasionada por la tala del manglar y por diferentes fuentes de contaminación, incluyendo las des-

110

v a l o r

e c o n — m i c o

y

e s t a d o

d e

c o n s e r v a c i — n

1994

c o m e r c i a l e s :

1993

m a r i n a s

1991

E s p e c i e s

3.50

GRÁFICO 3.12 Capturas de camarón marino por pesca y cultivo (1980–1998) 16.000

pesca (10%) Cultivo

toneladas mŽtricas

14.000 Pesca 12.000 10.000 cultivo (90%)

8.000 6.000 4.000 2.000

1998

1997

1996

1995

1992

1990

1989

1988

1987

1986

1985

1984

1983

1982

1981

1980

0

Fuente: Datos de 1999 de la Camara Nacional de Acuacultura.

nes estuvieron por debajo del promedio capturado durante la década de los 90 e inclusive fueron inferiores a los de los años 80. En general, a partir de 1992 la tendencia de las capturas ha decrecido (gráfico 3.13). A mediados de los años 90, Coello (1996) señaló que aparentemente había sobreexplotación, ya que se había superado ampliamente (entre dos y cuatro veces) la captura máxima anual prevista en 1.5001.800 toneladas métricas y que, por lo tanto, la pesquería estaría operando por encima del máximo esfuerzo recomendado. Finalmente, la fauna acompañante de la pesquería de camarón marino es seguramente la que registra la mayor diversidad de especies de peces: 261 en 56 familias (Little y Herrera 1991).

cargas de agua de las propias camaroneras. • Presión sobre otros recursos pesqueros ocasionada por el desperdicio de grandes cantidades de larvas y juveniles de otras especies. • Introducción de especies exóticas (genotipos foráneos de Penaeus spp. o camarón blanco) co mo alternativas para diversificar la producción. Los datos sugieren que el principal rubro de exportación del sector pesquero —la acuicultura de camarón— no tiene oportunidades de crecimiento inmediatas, al menos al ritmo que se había proyectado durante las décadas de los 80 y 90 (gráfico 3.12). Por lo tanto, es preciso realizar un análisis que confirme si esta actividad ya rebasó los límites de sustentabilidad, lo cual ya indican los datos de rentabilidad (Coello 1996). En lo que respecta a la captura de la flota camaronera, sus picos máximos y mínimos de producción están relacionados con las anomalías térmicas (como los eventos El Niño y La Niña), tal como se observa en el gráfico 3.13. Durante los eventos El Niño, 82–83, 87 y 92–93, los volúmenes de captura superaron al promedio de los años 80 y 90 respectivamente. Sin embargo, durante El Niño 97-98 esos volúme-

3.50 Otras pesquerías De acuerdo con las estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Pesca sobre desembarques, la pesca artesanal e industrial se sustenta principalmente en 118 especies, que corresponden al 25% de la diversidad de peces marinos conocidos en el Ecuador. En las capturas de la flota pesquera artesanal es donde hay una mayor diversidad de especies (115) en relación

111

3.51

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

GRÁFICO 3.13 Pesca de camarón marino (1980–1998)

16.000 toneladas mŽtricas

pesca promedio de la pesca en los a–os 90

promedio de la pesca en los a–os 80

3 2,5

14.000

2 1,5

12.000 8.065,9

10.000

1 0,5

9.404,9

8.000

0

6.000

-0,5

4.000

-1 -1,5 1998

1997

1996

1995

1994

1993

1992

1991

1990

1989

1988

1987

1986

1985

1984

1983

1982

1981

1980

2.000 0

anomal’a TSM ( ¡C )

anomal’a TSM ( ¼C )

Fuente: Datos de 1999 de la Cámara Nacional de Acuacultura y de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA). Nota: la anomalía TSM (temperatura superficial del mar) es la diferencia que existe entre una temperatura determinada y la temperatura normal (promedio de 30 años).

Los pelágicos pequeños seguramente son los recursos pesqueros mejor estudiados en el país. Sin embargo, el énfasis de las investigaciones se ha concentrado en la información pesquera antes que en la biológica (Coello 1997b). El mismo autor resume así la información sobre los stocks:

con las industriales, que se sustentan en solo 20 especies. En todo caso, este número de especies podría ser superior, ya que en las estadísticas se registran rubros generales que pueden incluir una o varias especies (INP 1999). Hay varias flotas pesqueras en el Ecuador, las cuales están especializadas en una o varias especies o hábitats. A continuación consta información sobre éstas.

• Sardina: stock compartido con el Perú. • Macarela: mayoría del stock en el Ecuador, aunque habría mezcla con poblaciones del Perú. • Pinchagua: hay poblaciones locales de tres especies, aunque no se conoce suficiente sobre las diferencias en su forma de vida o en la distribución entre especies. • Chuhueco: no hay estudios de identidad del stock, aunque se cree que el más grande sería el del golfo de Guayaquil (Coello 1996).

3.51 Los peces pelágicos pequeños La flota que pesca con red de cerco a los pelágicos pequeños se ha sostenido en cinco especies. Estas son tres de clupeidos (sardinas, Sardinops sagax y Etrumeus teres, y pinchaguas, Ophistonema sp.) y dos de escómbridos (la macarela, Scamber japonicus, y el chuhueco, Cetengraulis mysticetus), las cuales viven en hábitats pelágicos costeros. Las capturas son complementadas con por lo menos cuatro especies más: dos carángidos (el jurel, Trachurus murphy, y las caritas, Selene sp.), un escómbrido (la botellita, Auxis sp.) y un scorpaeiniforme (la gallineta, Prionotus sp.) (gráfico 3.14).

Las estadísticas del INP (1999) y la bibliografía relevante sugieren que hay una sobreexplotación de los recursos en los que se sustenta la flota que pesca, con red de cerco, peces pelágicos pequeños. Los hechos en los que se basa esta afirmación son:

112

E s p e c i e s

m a r i n a s

c o m e r c i a l e s :

v a l o r

e c o n — m i c o

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e s t a d o

d e

c o n s e r v a c i — n

3.51

GRÁFICO 3.14 Composición de la captura de la flota que pesca con red de cerco peces pelágicos pequeños

Jurel 2,6

Otros 2,1

Hojitacucharita 0,3

Botellita 0,2

Sardina redonda 2,8

Sardina del sur 39,3

Chuhueco 6,5

Macarela 18,8 Pinchagua 27,4

Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

• Ante la disminución de la macarela, la sardina pasó a constituirse en el eje de esta flota pesquera hasta 1986, cuando sus capturas comenzaron a descender hasta casi desaparecer, a principios de los años 90 (Coello 1996). Las capturas de sardina colapsaron entre 1990 y 1994, cuando desaparecieron de los registros de desembarque (gráfico 3.15). A partir de 1995, Aguilar y Cedeño (1999) reportan su reaparición hasta constituir el 57% de los desembarques. Sin embargo, los volúmenes actuales han disminuido notablemente en relación con las capturas de los años 80. Además, debe tomarse en cuenta que el máximo rendimiento sostenible para el stock Ecuador–centro del Perú ya fue alcanzado y superado durante la década de los 80 (Coello 1996). En resumen, la sardina es un recurso sobreexplotado que no puede ser manejado sin la colaboración del Perú, país donde se registra el 90% de las capturas del stock Ecuador–centro del Perú (Aguilar 1999).

• Han disminuido los volúmenes de captura de macarela en los años 90, a pesar de su débil recuperación en 1997 (gráfico 3.15) (Aguilar 1999). Esta especie predominaba en los desembarques entre 1980 y 1983, habiendo superado ampliamente el rendimiento calculado sostenible de la primera mitad de los años 80, como reporta Coello (1996), quien ya a mediados de los años 90 sugirió que había sobrepesca de este recurso. • Los volúmenes de captura de pinchagua han disminuido progresivamente a partir de 1985. Mientras en ese año se pescó 328.000 toneladas métricas, en 1997 esta cifra se redujo a solo 43.000 toneladas métricas (gráfico 3.15). Aguilar (1999) lo atribuye al colapso ocurrido entre 1976 y 1978, y Coello (1996) sugiere que, ya en los años 80, la explotación de pinchagua habría superado los niveles de máximo rendimiento sostenible (estimado en 200.000 toneladas métricas anuales). Así, esta especie

113

3.51

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

2.000.000 1.800.000 1.600.000 1.400.000 1.200.000 1.000.000 800.000 600.000 400.000 200.000 1997

1996

1995

1994

1993

1992

1991

1990

1989

1988

1987

1986

1985

1984

1983

1982

Flota de red de cerco Sardina del sur Macarela Pinchagua Chuhueco Sardina redonda Otras especies 1981

toneladas mŽtricas

GRÁFICO 3.15 Evolución de los desembarques de peces pelágicos pequeños capturados por la flota que pesca con red de cerco (1981–1997)

Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

GRÁFICO 3.16 Desembarques de la flota de red de cerco que pesca peces pelágicos pequeños, según tipo de embarcación

Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

114

1997

1996

Clase I 1995

1994

1993

1992

1991

1990

Total Clase IV Clase III Clase II 1989

1988

900.000 800.000 700.000 600.000 500.000 400.000 300.000 200.000 100.000 1987

toneladas mŽtricas

1.000.000

E s p e c i e s

m a r i n a s

c o m e r c i a l e s :

v a l o r

e c o n — m i c o

y

e s t a d o

d e

c o n s e r v a c i — n

3.52

barcos activos y en su rentabilidad (Aguilar 1999). Así, esta pesquería habría dejado de ser sustentable.

es otro recurso que ha sido sobreexplotado. • El chuhueco ya fue sobrepescado en los años 70, por lo que ha sido necesario protegerlo a través de vedas. Estas han sido modificadas en varias oportunidades ante la falta de otros recursos pesqueros, particularmente durante los eventos El Niño (gráfico 3.15) (Coello 1996). • El marcado descenso de las capturas registrado entre 1987 y 1997 por las embarcaciones de clase I y II (de menor autonomía: 1-30 millas), y el incremento de las de clase III y IV (de mayor autonomía: más allá de 100 millas) confirman la drástica disminución de los recursos en el hábitat pelágico costero donde ha operado tradicionalmente la flota que pesca sardina con red de cerco (gráfico 3.16).

3.52 El atún La flota que pesca atún con red de cerco se sustenta en la captura de tres especies de escómbridos: el barrilete (Katsuwonus pelamis), el atún aleta amarilla (Thunnus albacares) y el atún ojo grande (T. obesus) (gráfico 3.17). Estas especies tienen hábitos pelágicos, epipelágicos y mesopelágicos y se las encuentra entre la superficie y 250 m de profundidad (Martínez 1998a). Son animales muy migratorios por lo que sus stocks en explotación son compartidos por varios países (Coello 1996). El conocimiento de estos recursos es muy bueno y ha sido ampliamente documentado por la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT). Como se observa en el gráfico 3.18, las estadísticas de esta flota pesquera para el período 1985–1997 muestran una tendencia al incremento en

A estos hechos se suma que la flota que pesca con red de cerco los pelágicos pequeños se caracteriza por tasas de captura con una tendencia a la baja, tendencia que también se hace evidente en el número de

115

3.52

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

GRÁFICO 3.17 Proporción de la captura de tres especies de atún entre 1987 y 1997 Aleta amarilla 36%

Ojo grande 10%

Barrilete 54% Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

GRÁFICO 3.18 Evolución de los desembarques de atún capturado por la flota de red de cerco entre 1985 y 1997, según especies

toneladas mŽtricas

120.000 100.000 80.000 60.000 40.000 20.000

Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

116

1997

1996

Ojo grande Aleta amarilla 1995

1994

1993

1992

1991

1990

1989

1988

1987

1985

1986

Total Barrilete

e s p e c i e s

A m e n a z a s

a

l a s

e s p e c i e s

m a r i n a s

c o m e r c i a l e s

3.54

los volúmenes de captura. Aunque los atunes se han alejado de la franja litoral debido a la reducción de su alimento —que consiste en peces pelágicos pequeños— (Coello 1996), es evidente que esta flota es la que se encuentra en mejor situación. En 1997 se registró el máximo de capturas (110.267 toneladas métricas), volumen que duplica el promedio de lo capturado entre 1985-1997 (51.752 toneladas métricas). La flota que pesca atún con red de cerco es la única que se encuentra en crecimiento y que cuenta con un esquema de manejo regional y con monitoreo sobre su sustentabilidad, a través de la CIAT. 3.53 Otras especies transzonales y migratorias La flota palangrera pesca las mismas tres especies de atún que la flota que utiliza red de cerco para hacerlo, particularmente el atún ojo grande (Thunnus obesus), que representa el 69% de las capturas (gráfico 3.19). Esta especie, pelágica y mesopelágica, es capturada en aguas oceánicas con el palangre que opera entre 90 y 200–300 m de profundidad. Pero, además, esta flota también captura tiburones: se ha reportado que al menos once especies de este grupo son capturadas con el palangre; una de éstas, el tiburón azul (Prionace glauca), es una especie transzonal con amplia distribución en el Pacífico oriental. En menor proporción se captura otra especie transzonal (el dorado, Coriphaena hippurus), y cuatro especies muy migratorias de la familia Istiophoridae: los picudos (Makaira spp. e Istiophorus albicans) y el pez vela (Istiophus platypterus) (Marín 1998, Martínez 1998a, INP 1999, Rodríguez y Morán 1999). Las especies en las cuales se sustenta esta flota pesquera tienen una amplia distribución y, con excepción de los atunes —que son monitoreados por la CIAT—, las otras especies transzonales y migratorias no han sido debidamente estudiadas en aguas ecuatorianas. Como no se dispone de información sistemática ni durante largos períodos, no es posible analizar la tendencia actual de capturas de la flota palangrera. Las estadísticas sobre las exportaciones de pescado fresco de USE Pesca-CORPEI muestran una industria en

crecimiento, de US$ 46,8 millones en 1994 a US$ 59,6 millones en 1998 (Asoexpebla 1999). Sin embargo, debe tomarse en cuenta que estas cifras incluirían también productos procedentes de la flota pesquera artesanal. En resumen, la flota palangrera es una pesquería escasamente documentada y estudiada. 3.54 Amenazas a las especies marinas comerciales La principal causa de la declinación de la mayoría de los recursos pesqueros es la sobrepesca, a la que se suman varios factores interactuantes (Coello 1996):

117

3.54

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

se nota una reducción significativa de las capturas de esa concha (a menos de la mitad de lo que fue extraído durante los años 70). Tampoco se conoce el potencial pesquero y el nivel de explotación del stock del cangrejo rojo (Ucides occidentalis), pero se sugiere que el recurso estaría sobreexplotado. La pesquería artesanal se sustenta en una gran diversidad de especies. Mientras según el INP (1999) se pescarían 115 especies representantes de 46 familias, Herdson, Rodríguez y Martínez (1985a,b) reportaron 170 especies para los desembarques de pesca artesanal. Sin embargo, aproximadamente tres cuartas partes de lo capturado entre 1985 y 1997 correspondieron solo a 56 especies en ocho familias. El perfil de la diversidad capturada por esta pesquería consta en el gráfico 3.20. La flota pesquera artesanal juega un rol socioeconómico importante en el Ecuador, ya que hay 138 sitios de desembarque a lo largo del litoral y un considerable crecimiento durante las dos últimas décadas

• Sobredimensionamiento del esfuerzo pesquero (flota y número de pescadores). • Alteración de hábitats críticos como esteros, manglares y plataforma continental. • Contaminación del agua por diferentes fuentes, principalmente de origen terrestre. • Falta de políticas de manejo pesquero. La subutilización de la fauna acompañante en las faenas camaroneras de arrastre estaría causando un impacto en los recursos demersales, pues se desperdicia el 75% de la captura de peces (Coello 1996). Además, el 78% del desperdicio de la captura de larvas de camarón no solo afectaría a las poblaciones de peces, crustáceos y moluscos que son capturados incidentalmente en sus primeras etapas de vida, sino también a las poblaciones silvestres de las que depende la actividad camaronera. Coello agrega que se desconoce el potencial pesquero y el nivel de explotación del stock de concha prieta y otros moluscos, aunque

118

A m e n a z a s

a

l a s

e s p e c i e s

m a r i n a s

3.54

c o m e r c i a l e s

GRÁFICO 3.19 Evolución de los desembarques de la flota palangrera, según especies Picudo negro 1,63%

Albacoras 0,51%

Pez espada 2,51% Picudo rayado 2,74%

8.000

Picudo azul 0,35% Pez vela 0,10% Dorado 0,12% Atœn barrilete 0,02%

Atœn aleta amarilla 2,83%

6.000

Atœn ojo grande 68,65% Tiburones 20,55%

4.000

Atœn barrilete

Dorado

Pez vela

Pciudo azul

Albacoras

Picudo negro

Pez espada

Picudo rayado

Atœn aleta amarilla

Tiburones

Atœn ojo grande

2.000

Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

GRÁFICO 3.20 Principales grupos de peces capturados por la flota pesquera artesanal 120.000

volumen capturado nœmero de especies

62

80.000 60.000 40.000

17

Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

119

Otras

1 Alopidae

Ophidiidae

Sciaenidae

Istiophoridaae

Scombridas

1 Corypahenidas

11 3

3

Serranidae

20.000

10

Carangidae

10

70

nœmero de especies

100.000 toneladas mŽtricas

toneladas mŽtricas

10.000

3.54

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

GRÁFICO 3.21 Comparación entre el volúmen y el número de especies capturado por la flota pesquera artesanal entre 1985 y 1997 nœmero de especies

50.000 toneladas mŽtricas

140

volœmen de peces 115

111 102

120

97 100

82

40.000

80

71 30.000

57 39

20.000 28

57

51

60

32

nœmero de especies

60.000

40

17

10.000

20 1997

1996

1995

1994

1993

1992

1991

1990

1989

1988

1987

1985

1986

0

Fuente: Instituto Nacional de Pesca (1999).

GRÁFICO 3.22 Comparación entre los volúmenes de desembarque de la flota artesanal y la anomalía TSM

volœmen capturado

50.000 toneladas mŽtricas

3 2,5

anomal’a TSM

2

40.000

1,5 1

30.000 0,5 20.000

0 -0,5

10.000

anomal’a TSM (¼C) anual

60.000

1997

1996

1995

1994

1993

1992

1991

1990

1989

1988

1987

1986

1985

-1 -1,5

Fuente: INP (1999) y datos de 1999 de la Cámara Nacional de Acuacultura y de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA). Nota: la anomalía TSM (temperatura superficial del mar) es la diferencia que existe entre una temperatura determinada y la temperatura normal (promedio de 30 años).

120

A m e n a z a s

a

l a s

e s p e c i e s

m a r i n a s

3.54

c o m e r c i a l e s

nœmero de especies

140

3 2,5 2 1,5 1 0,5 0 -0,5 -1

anomal’a TSM

120

nœmero de especies

100 80 60 40

1997

1996

1995

1994

1993

1992

1991

1990

1989

1988

1987

1986

1985

20

anomal’a TSM (¼C) anual

GRÁFICO 3.23 Comparación entre el número de especies capturadas por la flota artesanal y la anomalía TSM

-1,5

Fuente: INP (1999) y datos de 1999 de la Cámara Nacional de Acuacultura y de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA). Nota: la anomalía TSM (temperatura superficial del mar) es la diferencia que existe entre una temperatura determinada y la temperatura normal (promedio de 30 años).

3.21 y 3.23). De igual manera que con el volumen, durante los pasados eventos El Niño había incrementado el número de especies en la composición de la captura (gráfico 3.23). El potencial de los stocks explotados por la pesquería artesanal de pesca blanca (la que se dedica a capturar la carne de buena calidad para la exportación) no ha sido calculado; sin embargo se cree que muchos ya están en su máximo nivel de explotación (Coello 1996).

del siglo XX (Revelo, Solís y Villón 1999). Sin embargo, las estadísticas del INP (1999) indican una reducción de los volúmenes de captura, en 1997, equivalente al 53% en relación con 1996 (gráfico 3.21). Aunque esta disminución podría ser atribuible a los efectos de El Niño 97–98, en eventos anteriores de este tipo (87, 92–93), se registraron incrementos en los volúmenes de captura (gráfico 3.22). También en 1997 se notó una disminución en la diversidad de especies que sustentan la pesca artesanal (51) en relación con 1996, cuando se reportaron 115 (gráficos

121

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

Anexo 1. Fauna del Ecuador amenazada de extinción según las categorías de la UICN CLASE/orden/familia/especie

CLASE/orden/familia/especie

Categoría de amenaza

Nacional

Global

Inia geoffrensis

MAMÍFEROS

Physeter catodon

Didelphidae

Glironia venusta



VU

VU

VU

Balantiopteryx infusca

VU

EN

EN

VU

VU

EN

VU



VU

Furipteridae VU

Amorphochilus schnablii

LR(nt)

Molossidae

Carnivora

Cabreramops aequatorianus

Canidae VU

Phyllostomidae

VU

Artibeus fraterculus

Felidae

Leopardus tigrinus

VU

Emballonuridae

Cervidae

Speothos venaticus

Global VU

Chiroptera

Artiodactyla

Pudu mephistophiles

Nacional EN

Physeteridae

Didelphiomorphia

Caluromys derbianus

Categoría de amenaza

VU

LR(nt)

Choeroniscus periosus

VU

VU



VU

Oncifelis colocolo

VU

LR(lc)

Lonchophylla handleyi

Panthera onca

VU

LR(nt)

Lonchophylla hesperia



VU



Platyrrhinus chocoensis



VU



VU



VU

VU

EN

VU

VU

Tapirus bairdii

EX?

VU

Tapirus pinchaque

VU

EN

VU

VU

Ateles belzebuth

VU

VU

Ateles fusciceps

EN

VU

Puma concolor

VU

Thyropteridae

Mustelidae

Lontra longicaudis Mustela felipei Pteronura brasiliensis

VU





EN

CR

VU

Thyroptera lavali Vespertilionidae

Eptesicus innoxius Edentata

Otariidae

Arctocephalus galapagoensis Zalophus californianus wollebaeki

VU

VU



VU

Dasypodidae

Priodontes maximus Myrmecophagidae

Ursidae

Tremarctos ornatus

VU

Myrmecophaga tridactyla

VU

Perissodactyla

Cetacea

Tapiridae

Balaenopteridae

Balaenoptera borealis



EN

Balaenoptera musculus

EN

EN

Balaenoptera physalus Megaptera novaeangliae



EN

VU

VU

Primates Cebidae

Aotus lemurinus

Delphinidae

Sotalia fluviatilis

VU

DD

Iniidae

122

A n e x o

1 .

Fa u n a

d e l

E c u a d o r

CLASE/orden/familia/especie

a m e n a z a d a

Global –

Cebus capucinus

VU



Pithecia aequatorialis

VU

LR(lc)

EN



EX



Netta erythrophthalma

CR



Sarkidiornis melanotos

EN



Cairina moschata

VU



CR



CR



Anatidae

EN



EN

Muridae

Megaoryzomys curioi

Global

Anhima cornuta

Dinomyidae

Anatomys leander

Nacional

Anas cyanoptera VU

Categoría de amenaza

Anhimidae

Rodentia

Dinomys branickii

e x t i n c i — n

CLASE/orden/familia/especie

Categoría de amenaza

Nacional VU

Cebus apella

d e

Ciconiiformes Threskiornithidae



EX

Neacomys tenuipes

VU



Nesorysomys darwini

EX?

EX

Nesorysomys fernandinae

CR

EX

Nesorysomys indefessus

CR

EN

Nesorysomys swarthi

EX?

EX

Oryzomys galapagoensis

CR

CR

Rosthramus sociabilis

VU



Scolomys melanops

VU

EN

Buteo galapagoensis

EN

VU

Leucopternis occidentalis

EN

EN

Leucopternis semiplumbea

VU

LR(nt)

Hapyhaliaetus solitarius

VU

LR(nt)

Morphnus guianensis

VU

LR(nt)

Harpia harpyja

EN

LR(nt)

Micrastur plumbeus

EN

EN

Falco deiroleucus

VU

LR(nt)

Theristicus melanopis Cathartidae

Vultur gryphus Falconiformes Accipitridae

Sirenia Trichechidae

Trichechus inunguis

CR

VU

AVES Podicipediformes

Falconidae

Podicipedidae

Podiceps occipitalis

VU



Sphenisciformes

Galliformes

Spheniscidae

Spheniscus mendiculus

EN

Cracidae

VU

Procellariformes

Ortalis erythroptera

VU

VU

Diomedeidae

Penelope barbata

EN

VU

Penelope ortoni

EN

VU

Penelope purpurascens

EN



Diomedea irrorata

EN

LR(nt)

Procellariidae

Procellaria parkinsoni Pterodroma phaeophygia Puffinus creatopus



VU

Aburria aburri

VU

LR(nt)

CR

CR

Mitu salvini

VU





VU

Crax rubra

CR



Crax globulosa

CR

VU

VU



Pelecaniformes

Odonthophoridae

Phalacrocoracidae

Nannopterum harrissi

CR

Rhynchortyx cinctus

VU

Phoenicopteriformes

Gruiformes

Phoenicopteridae

Rallidae

Phoenicopterus rubber

EN

Rallus semiplumbeus (Ecuador?)



Rallus longirostris

Anseriformes

123

– VU

EN –

L a

CLASE/orden/familia/especie

Aramides wolfi Laterallus spilonotus

CLASE/orden/familia/especie

Categoría de amenaza

Nacional EN VU

Global VU

VU



EX



Categoría de amenaza

CR

CR

Acestrura bombus

VU

EN

Acestrura berlepschi

EN

EN

Metallura baroni

LR

VU

VU



VU

LR(nt)

Capitonidae

Capito quinticolor

Charadriidae

Charadrius melodus

VU



Ramphastidae

Oreopholus ruficollis

EX



Andigena laminirostris

EN

VU

Laridae

Larus fuliginosus

e s p e c i e s

Piciformes

Thinocoridae

Thinocorus rumicivorus

l a s

Global CR

Eriocnemis godini

Burhinidae

d e

Nacional CR

Eriocnemis nigrivestis

LR(nt)

Charadriiformes

Burhinus superciliaris

d i v e r s i d a d

Galbulidae

Galbula pastazae

Columbiformes

Passeriformes

Columbidae

Furnariidae



VU

Zenaida galapagoensis

VU



Synallaxis tithys

VU

VU

Leptotila ochraceiventris

EN

VU

Synallaxis cherriei

VU

LR(nt)

Geotrygon purpurata

VU



Xenerpestes milosi

VU



Margarornis stellatus

VU



Pseudocolaptes johnsoni

VU



Syndactyla ruficollis

EN

VU

Hylocryptus erythrocephalus

VU

VU

Psittaciformes Psittacidae

Ara militaris

EN

VU

Ara ambigua

EN



Ara chloroptera

EN



Aratinga wagleri

VU



Dysithamnus occidentalis

VU

VU

Aratinga erythrogenys

VU

LR(nt)

Myrmeciza griseiceps

EN

EN

Ognorhynchus icterotis

CR

CR

Leptosittaca branickii

VU

VU

Psittasoma rufopileatum

VU



Pyrrhura orcesi

EN

VU

Grallaria gigantea

VU

VU

Pyrrhura albipectus

VU

VU

Brotogeris pyrrhopterus

VU

LR(nt)

Hemitriccus cinnamomeipectus

VU



Touit stictoptera

VU

VU

Onycorhynchus occidentalis

EN

VU

Hapalopsittaca amazonina

EN

EN

Agriornis andicola

EN

VU

Hapalopsittaca pyrrhops

EN

EN

Attila torridus

VU

VU

Amazona autumnalis

VU



Pachyramphus spodiurus

VU

LR(nt)

Lathrotriccus griseipectus

LR

VU

VU

VU

Pyroderus scutatus

CR



Cephalopterus penduliger

EN

VU

VU



Thamnophilidae

Formicariidae

Tyrannidae

Cuculiformes

Cotingidae

Cuculidae

Neomorphus radiolosus

EN

Doliornis remseni

EN

Apodiformes Apodidae

Cypseloides lemosi (Ecuador?)



VU

Pipridae

Chloropipo flavicapilla

Trochilidae

124

A n e x o

1 .

Fa u n a

d e l

E c u a d o r

CLASE/orden/familia/especie

a m e n a z a d a

d e

Categoría de amenaza

Nacional

Global

CR

EN

Xenodacnis parina

EN

LR(nt)

Dacnis berlepschi

EN

Tangara johannae

VU

Irisodornis porphyrocephala Buthraupis wetmorei

CLASE/orden/familia/especie

Atelopus spumarius

Mimidae

Nesomimus trifasciatus

Categoría de amenaza

Nacional NU

Bufo blombergi

N2

Bufo caeruleocellatus

N3

Bufo coniferus

N3

VU

Bufo glaberrimus

N3

LR(nt)

Bufo haematiticus

N3

VU

LR(nt)

Bufo hypomelas

N2

VU

VU

Bufo spinulosus

N1

Thraupidae

Chlorospingus flavovirens

e x t i n c i — n



VU

Osornophryne antisana

N1

DD

EN

Osornophryne bufoniformis

N3

Osornophryne guacamayo

N3

Atlapetes pallidiceps

CR

CR

Osornophryne talipes

N1

Oreothraupis arremonops

VU

VU

Ammodramus savannarum

EX



Centrolene geckoideum

NU

Camarhynchus pauper

CR

LR(nt)

Centrolenella anomala

NU

Camarhynchus psittacula

VU



Centrolenella audax

NU

Camarhynchus heliobates

CR

EN

Centrolenella balionota

NU

Centrolenella ballux

N3

Wetmorethraupis sterrhopteron Emberizidae

Centrolenidae

Fringillidae

Carduelis siemiradzkii

Centrolenella buckleyi

N1

ANFIBIOS*

Centrolenella cochranae

N3

Anura

Centrolenella flavopunctata

NU

Centrolenella fleischmanni

N3

VU

VU

Bufonidae

Andinophryne colomai

N2

Centrolenella gemmata

NU

Andinophryne olallai

NU

Centrolenella grandisonae

NU

Atelopus arthuri

N1

Centrolenella griffithsi

NU

Atelopus balios

N2

Centrolenella heloderma

NU

Atelopus bomolochos

N1

Centrolenella megacheira

NU

Atelopus boulengeri

UN

Centrolenella midas

NU

Atelopus coynei

N1

Centrolenella munozorum

NU

Atelopus elegans

N1

Centrolenella ocellifera

NU

Atelopus halihelos

NU

Centrolenella pellucida

NU

Atelopus ignescens

NX

Centrolenella peristicta

NU

Atelopus longirostris

N1

Centrolenella pipilata

NU

Atelopus lynchi

NU

Centrolenella prosoblepon

N3

Atelopus mindoensis

NU

Centrolenella puyoensis

NU

Atelopus nepiozomus

NU

Centrolenella resplendens

NU

Atelopus pachydermus

N1

Centrolenella scirtetes

NU

Atelopus palmatus

NU

Centrolenella siren

NU

Atelopus planispina

NU

Centrolenella spinosa

NU

Atelopus pulcher

NU

Centrolenella valerioi

N3

125

Global

L a

CLASE/orden/familia/especie

Categoría de amenaza

Nacional

d i v e r s i d a d

d e

CLASE/orden/familia/especie

Global

Gastrotheca pseustes

Dendrobatidae

l a s

Categoría de amenaza

Nacional N3

Colostethus anthracinus

N2

Gastrotheca testudinea

NU

Colostethus cevallosi

NU

Gastrotheca weinlandii

NU

Colostethus chocoensis

UN

Hemiphractus bubalus

N3

Colostethus elachyhistus

N3

Hemiphractus johnsoni

NU

Colostethus exasperatus

NU

Hemiphractus proboscideus

N3

Colostethus fuliginosus

NU

Hemiphractus scutatus

N3

Colostethus infraguttatus

N3

Hyla albopunctulata

NU

Colostethus jacobuspetersi

N1

Hyla alytolylax

N3

Colostethus kingsburyi

N2

Hyla columbiana

NU

Colostethus marmoreoventris

NU

Hyla gryllata

NU

Colostethus mystax

NU

Hyla larinopygion

NU

Colostethus nexipus

N3

Hyla lindae

NU

Colostethus sauli

N3

Hyla minuta

N3

Colostethus shuar

NU

Hyla miyatai

N3

Colostethus taeniatus

N2

Hyla pacha

NU

Colostethus torrenticola

N2

Hyla pantosticta

N3

Colostethus vertebralis

N2

Hyla phyllognatha

N3

Dendrobates histrionicus

N3

Hyla picturata

N3

Epipedobates anthonyi

N3

Hyla psarolaima

UN

Epipedobates boulengeri

N3

Hyla ptychodactyla

N1

Epipedobates erythromos

N3

Hyla rossalleni

N3

Epipedobates tricolor

N3

Hyla torrenticola

NU

Epipedobates trivitattus

NU

Hyla tuberculosa

NU

Epipedobates zaparo

N3

Nyctimantis rugiceps

N3

Minyobates abditus

N1

Phyllomedusa buckleyi

N3

Phyllomedusa ecuatoriana

NU

N3

Phyllomedusa perinesos

NU

Agalychnis spurrelli

N3

Sphaenorhyncus dorisae

N3

Gastrotheca andaquiensis

NU

Sphaenorhyncus lacteus

N3

Gastrotheca cornuta

NU

Gastrotheca dendronastes

N3

Ceratophrys cornuta

N3

Gastrotheca espeletia

N3

Ceratophrys stolzmanni

N3

Gastrotheca guentheri

N3

Eleutherodactylus acerus

N3

Gastrotheca litonedis

NU

Eleutherodactylus actites

NU

Gastrotheca monticola

N3

Eleutherodactylus alberchi

NU

Gastrotheca orophylax

N3

Eleutherodactylus anatipes

N3

Gastrotheca plumbea

N2

Eleutherodactylus anomalus

NU

Gastrotheca psychrophila

N3

Eleutherodactylus appendiculatus

N3

Gastrotheca riobambae

N3

Eleutherodactylus atratus

N3

Hylidae

Agalychnis craspedopus

Leptodactylidae

126

e s p e c i e s

Global

A n e x o

1 .

Fa u n a

d e l

E c u a d o r

CLASE/orden/familia/especie

a m e n a z a d a

d e

Categoría de amenaza

e x t i n c i — n

CLASE/orden/familia/especie

Categoría de amenaza

Eleutherodactylus balionotus

Nacional NU

Eleutherodactylus baryecuus

N3

Eleutherodactylus modipeplus

N1

Eleutherodactylus calcarulatus

NU

Eleutherodactylus muricatus

NU

Eleutherodactylus caprifer

N2

Eleutherodactylus necerus

NU

Eleutherodactylus carvalhoi

N3

Eleutherodactylus nigrogriseus

N3

Eleutherodactylus celator

NU

Eleutherodactylus nyctophylax

NU

Eleutherodactylus cerastes

NU

Eleutherodactylus ocreatus

N3

Eleutherodactylus chalceus

NU

Eleutherodactylus orcesi

N3

Eleutherodactylus chloronotus

N3

Eleutherodactylus orestes

N2

Eleutherodactylus colodactylus

NU

Eleutherodactylus ornatissimus

N1

Eleutherodactylus condor

N3

Eleutherodactylus orphnolaimus

NU

Eleutherodactylus cornutus

NU

Eleutherodactylus parvillus

NU

Eleutherodactylus cremnobates

NU

Eleutherodactylus paululus

N3

Eleutherodactylus crenunguis

N3

Eleutherodactylus pecki

NU

Eleutherodactylus crucifer

NU

Eleutherodactylus percultus

NU

Eleutherodactylus cruentus

NU

Eleutherodactylus petersi

NU

Eleutherodactylus cryophilus

N1

Eleutherodactylus phoxocephalus

N2

Eleutherodactylus cryptomelas

NU

Eleutherodactylus prolatus

NU

Eleutherodactylus diastema

NU

Eleutherodactylus proserpens

NU

Eleutherodactylus dolops

NU

Eleutherodactylus pseudoacuminatus

NU

Eleutherodactylus duellmani

NU

Eleutherodactylus pugnax

NU

Eleutherodactylus elassodiscus

N3

Eleutherodactylus pycnodermis

N3

Eleutherodactylus eremitus

NU

Eleutherodactylus pyrrhomerus

N2

Eleutherodactylus eriphus

N3

Eleutherodactylus quaquaversus

NU

Eleutherodactylus ernesti

NU

Eleutherodactylus quinquagesimus

NU

Eleutherodactylus ganonotus

NU

Eleutherodactylus rosadoi

N3

Eleutherodactylus gladiator

N2

Eleutherodactylus rubicundus

NU

Eleutherodactylus gularis

NU

Eleutherodactylus ruidus

NU

Eleutherodactylus helonotus

NU

Eleutherodactylus simonbolivari

N2

Eleutherodactylus ignicolor

N3

Eleutherodactylus sobetes

NU

Eleutherodactylus incanus

NU

Eleutherodactylus spinosus

N3

Eleutherodactylus incomptus

NU

Eleutherodactylus subsigillatus

NU

Eleutherodactylus inusitatus

N3

Eleutherodactylus supernatis

NU

Eleutherodactylus katoptroides

NU

Eleutherodactylus surdus

N3

Eleutherodactylus kirklandi

NU

Eleutherodactylus taeniatus

NU

Eleutherodactylus latidiscus

N3

Eleutherodactylus tenebrionis

NU

Eleutherodactylus leoni

N3

Eleutherodactylus thymalopsoides

NU

Eleutherodactylus leucopus

NU

Eleutherodactylus thymelensis

NU

Eleutherodactylus lividus

N3

Eleutherodactylus trachyblepharis

N3

Eleutherodactylus loustes

NU

Eleutherodactylus trepidotus

N2

Global

Eleutherodactylus lymani

127

Nacional N3

Global

L a

CLASE/orden/familia/especie

Categoría de amenaza

d i v e r s i d a d

d e

CLASE/orden/familia/especie

l a s

Categoría de amenaza

Eleutherodactylus versicolor

Nacional N3

Eleutherodactylus vertebralis

N3

Caecilia pachynema

NU

Eleutherodactylus vidua

N2

Caecilia tentaculata

NU

Eleutherodactylus wnigrum

N3

Caecilia tenuissima

NU

Ischnocnema simmonsi

NU

Microcaecilia albiceps

NU

Leptodactylus knudseni

N3

Oscaecilia bassleri

NU

Leptodactylus rhodomystax

N3

Oscaecilia equatorialis

NU

Leptodactylus stenodema

N3

Phrynopus brunneus

NU

Epicrionops bicolor

N3

Phrynopus flavomaculatus

N3

Epicrionops marmoratus

NU

Epicrionops petersi

N3

Global

Caecilia orientalis

Nacional NU

N2

Phyllonastes heyeri

NU

Phyllonastes lochites

NU

Chthonerpeton onorei

NU

Physalaemus petersi

N3

Potomotyplus kaupii

NU

Telmatobius cirrhacelis

N2

REPTILES**

Telmatobius niger

N1

Crocodylia

N2

Vanzolinius discodactylus

NU

Typhlonectidae

Alligatoridae

Melanosuchus niger

Microhylidae

EN

Crocodylidae

Chiasmocleis anatipes

NU

Nelsonophryne aequatorialis

N1

Nelsonophryne aterrima

N3

Syncope antenori

NU

Crocodylus acutus

VU

Sauria Iguanidae

Pipidae

Pipa pipa

Global

Rhinatrematidae

Phrynopus peraccai

Telmatobius vellardi

e s p e c i e s

N3

Amblyrhynchus cristatus

VU

Conolophus pallidus

VU

Conolophus subcristatus

VU

Testudines

Ranidae

Rana bwana

N3

Rana vaillanti

N3

Cheloniidae

Caudata

Chelonia mydas

EN

Eretmochelys imbricata

CR

Dermochelyidae

Plethodontidae

Bolitoglossa chica

NU

Bolitoglossa palmata

N3

Bolitoglossa sima

NU

Dermochelys coriacea

EN

Pelomedusidae

Gymnophiona

Peltocephalus dumerilianus

VU

Podocnemis unifilis

VU

Testudinidae

Caeciliaidae

Caecilia attenuata

NU

Geochelone denticulata

VU

Caecilia bokermanni

NU

Geochelone nigra

VU

Caecilia crassisquama

NU

Geochelone nigra abingdoni

EW

Caecilia disossea

NU

Geochelone nigra becki

VU

Caecilia dunni

NU

Geochelone nigra chathamensis

VU

Geochelone nigra darwini

EN

Caecilia nigricans

NU

128

A n e x o

1 .

Fa u n a

d e l

E c u a d o r

CLASE/orden/familia/especie

a m e n a z a d a

Categoría de amenaza

Nacional

Geochelone nigra ephippium

d e

e x t i n c i — n

CLASE/orden/familia/especie

Categoría de amenaza

Nacional

Global EW

Geochelone nigra microphyes

Global VU

Geochelone nigra galapagoensis

EX

Geochelone nigra porteri

Geochelone nigra guntheri

EN

Geochelone nigra vandenburghi

VU

Geochelone nigra hoodensis

CR

Geochelone nigra vicina

EN

EN

Fuentes: Coloma (1992), Baillie y Groombridge (1996), Granizo et al. (1997), Suárez (1997). EW = extinto en estado silvestre, EX = extinto, EN = en peligro, CR = en peligro crítico, VU = vulnerable, LR = menor riesgo (bajo riesgo), cd = dependiente de la conservación, nt = casi amenazado, lc = preocupación menor, DD = datos insuficientes. * Para los anfibios la única clasificación sobre su grado de amenaza ha sido realizada con base en las categorías de la Corporación Centro de Datos para la Conservación (CDC): N1 = amenazada críticamente, N2 = amenazada, N3 = escasa o poco común, N4 = fuera de peligro, NU = posiblemente en peligro pero su estatus es incierto, NH = de existencia histórica, NX = virtualmente extinta o extirpada, N = aún no jerarquizada. En el caso de los anfibios, la UICN no incluye especies del Ecuador debido a la escasez de información. ** En el caso de los reptiles, no se ha hecho un estudio nacional sobre su grado de amenaza, por lo que solo se cuenta con la clasificación global de la UICN.

129

L a

d i v e r s i d a d

d e

l a s

e s p e c i e s

Anexo 2. Flora del Ecuador amenazada de extinción, según regiones naturales REGION/Familia

Especie

AMAZONÍA Annonaceae Apiaceae Arecaceae Arecaceae Arecaceae Arecaceae Arecaceae Arecaceae Araceae Bignoniaceae Bombacaceae Burseraceae Burseraceae Cecropiaceae Cecropiaceae Cecropiaceae Celastraceae Euphorbiaceae Fabaceae Fabaceae Fabaceae Lauraceae Lecythidaceae Marantaceae Meliaceae Meliaceae Meliaceae Mimosaceae Rubiaceae Rubiaceae Verbenaceae

Rollinia helosioides Arracacia xanthorrhiza Ammandra dasyneura Aphandra natalia Astrocaryum chambira Attalea maripa Chelyocarpus ulei Oenocarpus mapora Xanthosoma sp. Tabebuia chrysantha Patinoa paraensis Dacryodes cupularis Dacryodes peruviana Pourouma cucura Pourouma floccosa Pourouma napoensis Maytenus krukovii Manihot brachyloba Miroxylon balsamun Ormosia amazonica Platymiscium pinnatum Nectandra membranacea Couratari guianensis Maranta ruiziana Cabralea canjerana Cedrela odorata Swietenia macrophylla Cedrelinga cateniformis Uncaria guianensis Uncaria tomentosa Vitex cymosa

SIERRA Anacardiaceae Arecaceae Arecaceae Asteraceae Basellaceae Brunelliaceae Brunelliaceae Brunelliaceae

Toxicodendron striatum Ceroxylon spp. Parajubaea cocoides Aequatorium asterotrichum Ullucus tuberosus Brunellia acostae Brunellia cayambensis Brunellia ecuadoriensis

REGION/Familia Brunelliaceae Brunelliaceae Brunelliaceae Dicksoniaceae Flacourtiaceae Lauraceae Lophosoriaceae Melastomataceae Melastomataceae Melastomataceae Meliaceae Mimosaceae Oleaceae Oxalidaceae Podocarpaceae Proteaceae Rosaceae Rubiaceae Sapotaceae Solanaceae Solanaceae Solanaceae Tropaeolaceae Verbenaceae Verbenaceae Verbenaceae Verbenaceae COSTA Anacardiaceae Apocynaceae Araceae Arecaceae Bignoniaceae Bombacaceae Boraginaceae Burseraceae Burseraceae Caesalpinaceae Caesalpinaceae Combretaceae Commelinaceae

130

Especie

Brunellia ovalifolia Brunellia pauciflora Brunellia zamorensis Dicksonia sellowiana Banara glauca Ocotea sericea Lophosoria quadripinnata Axinaea merianiae Axinaea sclerophylla Axinaea sessilifolia Cedrela montana Anadenanthera colubrina Chionanthus pubescens Oxalis tuberosa Podocarpus oleifolius Roupala spp. Polylepis spp. Cinchona spp. Pouteria lucuma Cestrum chimborazinum Solanum andreanum Solanum colombianum Tropaeolum tuberosum Aegiphila ferruginea Aegiphila monticola Aegiphila purpurascens Aegiphila rimbachii

Loxopterygium huasango Aspidosperma spp. Dracontium croatii Phytelephas aequatorialis Tabebuia chrysantha Huberodendron patinoi Cordia macrantha Bursera graveolens Protium colombianum Brownea multijuga Mora megistosperma Terrninalia valverdeae Cochliostema adoratissimum

A n e x o

2 .

F l o r a

REGION/Familia Euphorbiaceae Fabaceae Fabaceae Fabaceae Humiriaceae Lecythidaceae Lecythidaceae Lecythidaceae Meliaceae Meliaceae Meliaceae Meliaceae Moraceae Moraceae Moraceae Moraceae Myristicaceae Poaceae Phytolaccaceae Rhizophoraceae Rhizophoraceae Rubiaceae Rubiaceae Rubiaceae

d e l

E c u a d o r

e n

p e l i g r o

d e

e x t i n c i — n

REGION/Familia

Especie

Croton lechleri Dussia lehmannii Machaerium millei Myroxylum balsamum Humiriastrum procerum Grias multinervia Gustavia foliosa Lecythis ampla Carapa guianensis Carapa megistocarpa Guarea cartaguenya Guarea polymera Brosimum utile Castilla elastica Castilla tunu Poulsenia armata Otoba gordoniifolia Guadua angustifolia Gallesia integrifolia Rhizophora harrisonii Rhizophora mangle Alseis eggersii Chimarrhis glabriflora Cinchona spp.

Rubiaceae Rubiaceae Sapotaceae Sapotaceae Sterculiaceae Sterculiaceae Theophrastaceae Tiliaceae Verbenaceae GALÁPAGOS Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae Compositae

Fuente: Suárez (1997).

131

Especie

Simira ecuadoriensis Uncaria tomentosa Pouteria caimito Pradosia montana Herrania balaensis Theobroma bicolor Jacquinia sprucei Apeiba membranacea Avicennia germinans

Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia Scalesia

aspera atractyloides bauri crockeri divisa gordilloi helleri incisa microcephala pedunculata retroflexa stewartii villosa

4

La diversidad genŽtica María de Lourdes Torres

4.1

¿Qué es la diversidad genética?

4.2

Diversidad genética de la flora y fauna silvestres

4.3

Diversidad genética de las especies cultivadas

4.4

Conservación de la diversidad genética

4.5

Diversidad genética y seguridad alimentaria

4.6

Pérdida de la diversidad genética

133

4

L a

d i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

À Q u Ž

e s

l a

d i v e r s i d a d

4.1

g e n Ž t i c a ?

l

a diversidad genŽtica es el fundamento de los diferentes niveles de la biodiversidad, empezando por los ecosistemas, los cuales est‡n compuestos por diferentes especies con mœltiples individuos cuyos genes tambiŽn var’an. En este cap’tulo se da una idea de lo que se conoce en el Ecuador sobre este nivel de la biodiversidad y su utilidad, y tambiŽn se abordan los temas relativos a la conservaci—n de la diversidad genŽtica y a las causas de su erosi—n o pŽrdida.

4.1 ¿Qué es la diversidad genética?

adaptación— depende, en gran medida, de su variabilidad genética. Debido a que la biodiversidad es dinámica, las especies y sus poblaciones están en constante cambio evolutivo. Los diferentes organismos y su distribución actual son el resultado de procesos combinados de especiación y extinción. El motor que permite a una especie adaptarse a nuevos ambientes son los procesos genéticos como las mutaciones, las recombinaciones genéticas, las introgresiones y la deriva génica, entre otros. Éstos, al suceder, inciden directamente en la diversidad genética, pues proveen, a un individuo o a un grupo, de nuevas posibilidades para enfrentar la vida. Si bien todos estos son procesos naturales, también las modificaciones inducidas por la actividad humana, a todo nivel, influyen en los ritmos y en los patrones de especiación (Thorpe y Smartt 1995). A partir del análisis genético de las poblaciones es posible tener una idea del linaje de las especies y de la correspondencia de su material genético con adaptaciones a diferentes ambientes. La comprensión de es-

Es fácil comprender que las especies tienen genes diferentes, pero la diversidad genética comprende niveles mucho más finos que generalmente escapan a los análisis tradicionales. Por ejemplo, la variabilidad entre individuos de distintas poblaciones, que puede manifestarse a través de una gama de colores en las flores o en diferentes tonalidades de la piel. Y también la información almacenada en los genes de un solo organismo es vasta. Haciendo una analogía, se puede decir que cuando una especie se extingue es como si se perdiera una colección de libros de los cuales no hay copias. Inclusive cuando se reduce drásticamente la abundancia de una especie se pierde gran parte de su variabilidad genética, lo cual a su vez disminuye las posibilidades de ésta de adaptarse a los cambios del ambiente (por ejemplo, de temperatura, humedad, ataque por parásitos o depredadores, etc.). Así, la supervivencia de las especies —íntimamente relacionada con su capacidad de

135

4.2

L a

ta relación entre diversidad genética y diversidad ecológica es fundamental para planificar y lograr la conservación de la diversidad biológica. En el Ecuador, los estudios de diversidad genética se han orientado principalmente hacia programas de mejoramiento de las especies utilizadas en las actividades agropecuarias, mientras que se ha investigado muy poco a la flora y fauna silvestres del país. Una explicación es que recién se están realizando inventarios sobre el número de especies de determinados grupos taxonómicos. En pocos casos se ha estudiado la variación genética en o entre las diferentes poblaciones de una especie o un grupo.

d i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

secos del sur del Ecuador y norte del Perú (Scheldeman, Ureña y Van Damme 1999). Esto a su vez puede ayudar a determinar qué sitios se deben proteger si se desea conservar estos recursos genéticos. Dentro del proyecto Leguminosas y su Fauna Asociada realizado por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) se llevó a cabo un estudio cromosómico de las abejas sin aguijón (melipónidos) del Parque Nacional Yasuní. Los resultados del mismo determinaron que existe una gran variabilidad a nivel interespecífico en este grupo de animales. También el Laboratorio de Genética Evolutiva de la PUCE trabaja, desde la década de los 70, sobre el tema de la variabilidad genética, específicamente la del género Drosophila (moscas de la fruta). Por ejemplo, se analizaron los genes de diferentes poblaciones de la especie Drosophila guayllabambae (localizadas en Guamote, Guayllabamba, Loja, etc.); los resultados de tal investigación revelaron la existencia de importantes variaciones poblacionales. En otra investigación de ese laboratorio llevada a cabo en el Refugio de Vida Silvestre Pasochoa, se identificaron 46 especies nuevas de Drosophila en una hectárea, lo cual evidencia la riqueza genética de ese género. En esa institución se espera obtener más resultados en el futuro, que permitan describir la diversidad de este género. El Centro Ecuatoriano de Acuicultura e Investigaciones Marinas (CENAIM), por otro lado, está llevando a cabo un proyecto de manipulación genética del camarón (Penaeus vanamei). El objetivo es determinar si existe variabilidad genética entre las poblaciones silvestres de camarón de la Costa (por ejemplo, entre las provincias de Esmeraldas y Guayas). En caso de detectar dicha variabilidad, ésta será empleada para el mejoramiento genético de la especie.

4.2 Diversidad genética de la flora y fauna silvestres En el Ecuador hay una gran diversidad botánica en relación con la extensión territorial. Si bien algunos grupos han sido estudiados hasta el nivel subespecífico (o razas), no ha sido posible hacer esto con todos los géneros y familias. Al respecto, el caso de Galápagos es especial, tal vez porque su flora es limitada y bien conocida. Allí se conoce que aparte de las 560 especies de plantas nativas hay, aproximadamente, 40 grupos más compuestos por subespecies y variedades (Tye 1999). La mayoría de estos taxa infraespecíficos son endémicos y su futuro depende de lo que se haga por su conservación en las islas. Otro ejemplo interesante de la diversidad genética de la flora ecuatoriana es el de la chirimoya (Annona cherimola), una especie comestible domesticada. Personas especialistas en el tema consideran que en Loja, al sur del Ecuador, es donde se originó esta especie. Además de encontrarse en esa provincia densos bosques silvestres de chirimoyas, las investigaciones han demostrado que en Loja se cumple el rasgo típico de las plantas que se encuentran en o cerca de su centro de origen y diversificación. En esa región, los árboles de chirimoya despliegan una gran variabilidad de características que son útiles para cualquier programa de mejoramiento. El conocer el centro de origen de esta especie también permite aclarar sus preferencias de hábitat, que serían los valles interandinos templados y

4.3 Diversidad genética de las especies cultivadas Latinoamérica es la zona de origen de muchas plantas cultivadas; al menos 42 especies vegetales alimentarias de innegable importancia en la alimentación mundial como el maíz, la papa y el cacao provienen de esta región. Pero además de las especies alimen-

136

D i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

d e

l a s

e s p e c i e s

c u l t i v a d a s

tarias existen otros grupos numerosos con usos medicinal, forrajero y forestal (MAG 1999b). La importancia de la rica diversidad agrícola del Ecuador radica en el potencial que tiene de proporcionar genes para producir variedades mejor adaptadas o más productivas y resistentes a plagas y enfermedades. Es, además, la fuente de alimentos alternativos para la gente y para los animales domésticos. Dado que el país se encuentra en la zona de origen de varias especies cultivadas, las poblaciones silvestres de las cuales derivaron, y que están en los bosques naturales, son de vital importancia para el mejoramiento. Esta riqueza genética ha sido estudiada sobre todo en los casos de las especies más cultivadas, lo cual ha permitido llevar a cabo programas de mejoramiento que han servido para obtener mejores cosechas. El material genético de los tomates silvestres del Ecuador (Lycopersicon esculentum var. cerasiforme, L. hirsutum y L. pimpinellifolium) es un ejemplo de germoplasma silvestre utilizado en programas de mejoramiento. Ha sido empleado para aumentar el conteni-

4.3

do de vitamina C y de sólidos solubles de las variedades de tomate tradicionalmente cultivadas, así como para ampliar su rango de cultivo. Otra especie que es endémica de Galápagos, L. chesmanii, ha aportado con sus genes a las variedades comerciales. Estos permiten a las plantas de tomate tolerar grandes niveles de sequía y de salinidad del suelo, y sus características morfológicas facilitan la cosecha mecánica (Castillo 1998). Otras especies silvestres originarias del Ecuador —y de Sudamérica en general— que han sido muy estudiadas son la papa (Solanum tuberosum), el maní (Arachis hipogea), el frijol (Phaseolus spp.), el cacao (Theobroma cacao) y la yuca (Manihot sculenta). Muchos programas de investigación de otros países han usado estas especies y variedades. Para ilustrar su riqueza genética sirve el ejemplo de la yuca. En un estudio se revela que solo en el alto Napo se han encontrado 31 variedades de esta planta que son usadas como alimento, medicina y para preparar chicha (MAG 1999b). El Laboratorio de Biotecnología de la

137

4.3

L a

d i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

za genética de las especies silvestres emparentadas. Los bosques naturales del país contienen también parientes silvestres de muchos frutales como el aguacate (Persea spp.) y las diversas especies de chirimoya (Annona spp.) y de papaya (Carica spp.). En el cuadro 4.1 consta una distribución tentativa, por regiones, de los géneros silvestres relacionados con las especies cultivadas. Los estudios más sistematizados en el campo de la diversidad genética han sido realizados por el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), institución con una larga trayectoria de investigación y conservación de los recursos fitogenéticos. Los cultivos andinos son el grupo mejor conocido, pues se han desplegado acciones constantes de recolección, conservación, evaluación y documentación. Según Jorge Soria, especialista en agrobiodiversidad y consultor del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), existen muchos trabajos realizados sobre varias familias y géneros que tienen importancia agrícola. Lamentablemente, muchas

PUCE, en colaboración con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y el Instituto Francés para la Investigación y Desarrollo (IRD), está realizando una investigación acerca de la diversidad genética de la yuca en varios países, con el objetivo de encontrar genes de resistencia que puedan ser utilizados en programas de mejoramiento de esta especie. Ya se ha analizado variedades de Brasil, Guayana y el Ecuador, y se ha determinado un alto índice de flujo génico entre variedades y un alto porcentaje de hibridizaciones naturales entre variedades silvestres y domesticadas. Heiser (1972, 1989) ha publicado datos interesantes sobre las relaciones de la naranjilla (Solanum quitoense) con otras especies del género Solanum para tratar de identificar qué especies están emparentadas. Este autor ha realizado cruces entre siete especies con el fin de identificar híbridos que presenten características que mejoren los cultivos de naranjilla. El número de especies con las que se puede llevar a cabo estos cruces y la calidad de los híbridos obtenida reflejan la rique-

138

D i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

d e

l a s

e s p e c i e s

4.3

c u l t i v a d a s

CUADRO 4.1 Géneros taxonómicos que agrupan especies silvestres relacionadas con las plantas cultivadas, según regiones naturales Géneroa

Géneroa

Cultivo relacionado

Cultivo relacionado

Oxalis

oca

Ananas

piña

Passiflora

taxos, granadilla

Annona

chirimoya (anona)

Phaseolus

fréjol, tortas (haba)

Arachis

maní

Physalis

uvilla

Bactris

chontaduro

Polymnia

jícama

Bixa

achiote

Ribes

mortiño blanco

Capsicum

ajíes

Rubus

mora

Cucurbita

sacha zapallos, mono zapallo

Solanum sec. petota

papa

Carica

papaya y otras caricáceas

Tropaeolum

mashua

Manihot

yuca

Vaccinium

mortiño

Cyphomandra

tomate de árbol

Gossypium

algodón

Hevea

caucho

Amaranthus

amaranto, sangoracha

Ipomoea

camote

Capsicum

ajíes

Lycopersicon

tomate riñón

Carica

papaya

Pachyrhizus

jíquima

Cucurbita

zambo, zapallo

Passiflora

granadilla, taxo

Cyclanthera

achogcha

Solanum

naranjilla, papa, pepino dulce

Cyphomandra

tomate de árbol

Theobroma

cacao

Gossypium

algodón

Lycopersicon

tomate riñón

AMAZONÍA

COSTA

Pachyrhizus

jíquima

Amaranthus

amaranto, sangoracha

Passiflora

taxos, granadilla

Arracacia

arracacha, zanahoria blanca

Phaseolus

tortas (haba)

Canna

achira

Capsicum

ajíes

Carica

papayuelos de altura

Capsicum

ajíes

Chenopodium

quinoa

Gossypium

algodón

Cyphomandra

tomate de árbol

Ipomoea

camote

Ipomoea

camote

Lycopersicon

tomate riñón

Lupinus

chocho

Opuntia

tuna

Lycopersicon

tomate riñón

SIERRA

GALÁPAGOS

Fuente: Castillo (1998). a Cada género puede estar constituido por varias especies.

dades de Chicago, Indiana y California, entre otras, hay abundantes e importantes datos sobre las especies ecuatorianas. Soria destaca los estudios del cacao, especie en la que se ha encontrado un gran nú-

de estas investigaciones han sido desarrolladas por personas de otros países; por lo tanto, la información recopilada está fuera del Ecuador. Así, en los jardines botánicos de Missouri y Nueva York, y en las universi-

139

4.4

L a

d i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

4.4 Conservación de la diversidad genética La conservación del material genético de plantas y animales en la naturaleza (in situ) es vital para mantener los procesos evolutivos que han originado la gama de organismos. Las áreas protegidas, al mantener especies silvestres, aseguran la permanencia del entramado de relaciones ecológicas, las mismas que sustentan los procesos genéticos que mantienen las poblaciones y la biodiversidad en general. Pero también la conservación de germoplasma fuera de su ambiente en bancos genéticos (ex situ) es esencial para preservar los recursos genéticos. Este tipo de manejo estuvo inicialmente orientado a mantener colecciones de variedades de cultivo de gran importancia alimentaria. Por ejemplo, la colección del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) contaba hasta noviembre de 1995 con 777 entradas de raíces y tubérculos andinos. Las especies almacenadas son melloco, oca, mashua, zanahoria blanca, jícama, miso, achira y jíquima. En 1989 se creó al interior de dicho Instituto el Departamento Nacional de Recursos Fitogenéticos y Biotecnología (DENAREF), lo cual permitió incrementar el número de especímenes a 9.175, hasta junio de 1996. Para almacenar este germoplasma se usan los métodos más comunes de conservación (INIAP-DENAREF 1996). Pese al esfuerzo, estas colecciones son marginales en comparación con las existentes en otros lugares del mundo, donde se calcula que, en total, hay cerca de un millón de entradas de germoplasma correspondientes a solo diez cultivos principales. En el cuadro 4.2 consta información sobre las especies y la cantidad de especímenes almacenados en cuatro bancos de germoplasma del Ecuador. Pese a esta tendencia inicial, gradualmente se ha incrementando el número de colecciones de germoplasma de especies silvestres, lo cual es trascendental para la conservación de la biodiversidad (Blixt 1994). El apoyo a programas de conservación in situ y ex situ a escala mundial pone en evidencia la importancia de conservar la diversidad genética como parte del manejo de la biodiversidad. La idea de que los

mero de variantes, para la misma característica, entre poblaciones nativas. Otro caso interesante es el tomate de árbol (Cyphomandra betacea), por lo que sería importante analizar genéticamente a las especies silvestres de ese género para ver si, por su resistencia a parásitos u otras características, pueden ser utilizadas en programas de mejoramiento de esta especie. Finalmente, Soria señala que se debe sistematizar los estudios que han sido realizados por centros de investigación como el INIAP, la PUCE, la Universidad de Loja y el Herbario Nacional, entre otros, cuyos datos se encuentran desperdigados. Con esta base se podría profundizar en los análisis y lograr un manejo adecuado de las especies y variedades interesantes para la agricultura.

140

g e n Ž t i c a

4.4

programas de conservación deben incluir análisis genéticos cobra fuerza si pensamos en la riqueza de los recursos genéticos no explorados, como los de las plantas no comestibles, medicinales y maderables, y de los animales, algas y hongos. Según Mallet (1996), la diversidad de la vida es, más que una simple cuestión de número de especies, un asunto fundamentalmente genético. Esto significa que se puede utilizar una serie de análisis para investigar la variabilidad a nivel inter e intraespecífico y, así, obtener información que sirva para conocer mejor la diversidad biológica de un determinado lugar. Entonces, es importante que los estudios sobre la biodiversidad se apoyen en los análisis genéticos, pues esto servirá, no solo para conocer detalles sobre la variabilidad existente para una misma característica, sino también para consolidar programas de conservación y para entender el linaje de los grupos estudiados, así como sus procesos de especiación. En ese sentido, en el Ecuador se están llevando a cabo algunos proyectos cuya intención es conservar la

diversidad genética. Uno de estos es el de EcoCiencia, que está estudiando las poblaciones del oso andino (Tremarctos ornatus) mediante técnicas de biología molecular. En esta investigación se usa el análisis de microsatélites para determinar si existe variación genética entre poblaciones. Se intenta identificar a cada individuo para conocer la estructura de las poblaciones silvestres, sus hábitos alimentarios, su área de vida y la distribución de sexos, entre otros factores. El estudio comenzó en agosto de 1999 y durará dos años; los resultados serán utilizados para proponer un programa adecuado de conservación de esta especie. También el Laboratorio de Genética Molecular de la PUCE ha iniciado un proyecto acerca de las moscas de la fruta (Drosophila spp.). Uno de los objetivos es poder identificar a escala molecular (a través de microsatélites y genes de secuencia única) y citogenético a las especies. Se espera obtener una clasificación de especies y subespecies, lo cual reflejará la diversidad genética de este grupo. Además, este laboratorio, en colaboración con la Universidad de Montpellier (Fran-

C o n s e r v a c i — n

d e

l a

d i v e r s i d a d

141

4.4

L a

d i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

CUADRO 4.2 Número de entradas en cuatro bancos de germoplasma (hasta junio de 1997) Banco de germoplasma Especie

Nombre común

INIAP

UNL

UA

UEC

Allium sp.

cebolla y afines

24

27





Amaranthus sp.

amaranto

433







Annona spp.

anonas

5

95





Arachis hypogea

maní

250

72





Arracacia xanthorrhiza

arracacha, zanahoria blanca

115







Avena sp.

avena y afines

541







Bixa orellana

achiote

Brassica sp.

coles

Cajanus cajan

fréjol de palo

Canna sp.

achira

Capsicum sp.

ajíes y pimientos

270

Carica sp.

papayuelos

24

Carica papaya

papayas

25

Carica pubescens

chamburo

13

Chenopodium quinoa

quinua

Cicer arietinum

garbanzo

1







15







7







30







4





30

10















489





2

150







Cucurbita sp.

calabazas

75

28





Cyclanthera pedata

achogcha

12

6





y especies silvestres

tomate de árbol

31

14



2

Dolichos lablab

sarandaja

Cyphomandra betacea 33

42





Erythrina sp.

––

6







Ficus sp.

––

4







Fragaria spp.

––

2







Glycine sp.

soya

13







Gossypium sp.

algodón y afines

158







Helianthus annuus

girasol

117







Hordeum vulgare

cebada

511







Inga spp.

guabas y afines

3







Ipomoea sp.

camotes silvestres

428







Lens sp.

lenteja

251







chocho

530







Lupinus mutabilis y especies silvestres

Lycopersicon esculentum y especies silvestres

tomate y afines

89

35





Mirabilis expansa

miso

11







Opuntia sp.

tuna

1







142

C o n s e r v a c i — n

d e

l a

d i v e r s i d a d

4.4

g e n Ž t i c a

CUADRO 4.2 (continuación) Banco de germoplasma Especie

Nombre común

INIAP

UNL

UA

UEC

Oryza sativa

arroz

11







Oxalis tuberosa

oca

206







Pachyrhizus ahipa

ahipa

17







Pachyrhizus erosus

jícama

8







––

1







Pachyrhizus ferrugineus Pachyrhizus panamensis

––

1







Pachyrhizus tuberosus

jíquima

34







Passiflora sp.

diversas pasifloras

151

13

130



Phaseolus sp.

fréjol silvestre

19







Phaseolus lunatus

fréjol torta

136







Phaseolus coccineus

fréjol

153







Phaseolus vulgaris

fréjol

907

230



20

Physalis peruviana

uvilla

23

9



1

Pisum sativum

arveja

226







Polymnia sonchifolia

jícama

34







Pouteria sp.

sapotáceas

Prunus serotina subsp. capuli

capulí

Rubus sp.

mora

Solanum sec. petota

papas silvestres

Solanum muricatum

pepino dulce

Solanum quitoense y afines

naranjilla

varias subespecies

papa

Sorghum vulgare

sorgo

Triticum sp.

trigo y afines

Tropaeolum tuberosum Ullucus tuberosus

2







220







62



15



334







3

34



4

184

12





134

39



32

Solanum tuberosum 73







144







mashua

95







melloco

299







Vaccinium sp.

mortiño

29







Vicia faba

haba

283

27





Zea mays

maíz

591

379





16







170







forestales pastos varias especies medicinales

140







otras especies

376

9





9.599

1.105

155

67

Total

Fuentes: Para los datos del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias, INIAP-DENAREF (1996). Los demás fueron obtenidos mediante comunicaciones con: Rafael Morales (Universidad Nacio-nal de Loja–UNL); Jorge Vega (Facultad de Agronomía de la Universidad de Ambato–UA); y Edgar Villena (Facultad de Agronomía de la Universidad de Cuenca–UEC).

143

4.4

L a

d i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

investigadores/as de la PUCE ha identificado varias especies de bacterias y hongos que intervienen exitosamente en la degradación de dichos hidrocarburos lo cual indudablemente ayudará a una mejor sistematización de la investigación de la diversidad genética y servirá como base para mejorar e incentivar procesos de descontaminación ambiental. Es evidente que la información acerca de la variabilidad genética de un determinado grupo puede ser muy útil durante la planificación y ejecución de proyectos de manejo y conservación de la biodiversidad. Los análisis moleculares modernos (como los RAPD y microsatélites) otorgan información más detallada sobre la diversidad genética de un determinado grupo, que puede ser utilizada en proyectos de mejoramiento de las variedades cultivadas y de cría. En el tercer milenio, el Ecuador tiene el gran reto de estudiar la variación genética de su biodiversidad, pues esto es fundamental para evitar la pérdida de estos recursos.

cia), planifica realizar un estudio de la diversidad genética de varias especies de monos que caracterice las diferentes poblaciones. Los resultados podrán ser utilizados en programas de conservación. El Laboratorio de Biotecnología de la PUCE inició en enero del 2000 un estudio del árbol “palo colorado” (Polylepis spp.). El propósito es analizar tanto el linaje de este género como determinar la diversidad interespecífica. Los resultados serán importantes para los programas de conservación de este género. Asimismo, el Laboratorio de Herpetología de dicha universidad está interesado en realizar investigaciones que incluyan análisis de la variabilidad genética de algunas especies de anfibios y reptiles. Se espera que esta información sirva para resolver problemas taxonómicos, entender mejor los procesos de especiación y diversificación, y aplicarla en programas de conservación. En el Ecuador ya se ha comenzado a realizar estudios de biorremediación, sobre todo relacionados con hábitats contaminados con petróleo. El grupo de

144

D i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

y

s e g u r i d a d

a l i m e n t a r i a

4.5

Las estrategias de conservación in situ o ex situ con respecto a la seguridad alimentaria deben también ser consideradas. En el caso de la protección del germoplasma de las variedades cultivadas, la conservación in situ ayuda a mejorar los sistemas de preservación. Asimismo, mediante esta conservación se reconoce la importancia y el papel de mujeres y hombres agricultores en el mantenimiento y provisión de recursos alimentarios para la comunidad local y mundial (Brush 1991 citado en Castillo 1998). La concentración, en países desarrollados, de enormes bancos de germoplasma que contienen material proveniente en su mayoría de las regiones de los países en desarrollo, así como el creciente problema de la erosión genética, generan tópicos de discusión en el ámbito internacional. Estos tópicos tienen que ver tanto con la conservación (in situ y ex situ) de nuestra diversidad genética, la independencia en la provisión y producción de alimentos, la problemática de las patentes, los derechos de uso de las variedades "primitivas", y el reconocimiento del trabajo y los resultados de los fitomejoradores locales. Por esto durante la última reunión andina sobre acceso a los recursos genéticos realizada en Quito, del 21 al 24 de junio de 1995, se incluyó en el régimen de acceso a los recursos genéticos una sección específica sobre el tema. En la misma se recomienda a los países andinos y a la Junta del Acuerdo de Cartagena que se desarrolle estudios que contribuyan al reconocimiento y protección de los conocimientos intangibles asociados a los recursos genéticos, así como de sus prácticas consuetudinarias e innovaciones. El propósito es relevar la importancia de la contribución milenaria de las comunidades indígenas y locales (aspecto al que también se hace alusión en el Convenio sobre la Diversidad Biológica). Es fundamental que en el Ecuador se reconozca la importancia de la agrobiodiversidad y la necesidad urgente de conservarla para garantizar la seguridad alimentaria de sus habitantes. A pesar del cambio gradual de los hábitos alimentarios que está ocurriendo no solo en las ciudades sino también en los sectores rurales, y que ha promovido el abandono de los alimentos tradicionales y autóctonos, se debe desarrollar

4.5 Diversidad genética y seguridad alimentaria Los recursos fitogenéticos son perecederos y limitados, fuente de genes que permiten obtener nuevas y mejores variedades de gran productividad e interés económico. Éstos pueden hallarse en forma de: especies silvestres y malezas emparentadas con las plantas cultivadas; variedades locales o "primitivas" que han sido cultivadas por hombres y mujeres desde hace cientos de años; líneas avanzadas en mejora provenientes de los programas de fitomejoramiento de los institutos de investigación; variedades comerciales actualmente sembradas; y variedades comerciales en desuso (Castillo 1991). En el mundo se conoce alrededor de 3.000 especies comestibles, pero solo aproximadamente unas 200 han sido domesticadas. Sin embargo, en la actualidad alrededor del 90% de alimentos de origen vegetal se derivan de 20 especies cuyo germoplasma ha provenido en su mayoría de Latinoamérica y Asia (65%). Algunos ejemplos son la papa, el maíz, la yuca, el algodón, el tomate, la caña de azúcar, la soya, los frijoles y el arroz (Castillo 1991). Una aproximación al manejo de esta riqueza es la diversificación de los sistemas de cultivo. Esto significa que a través de la siembra de diversos productos se mantiene y usa su diversidad genética para asegurar el control de plagas, la fertilidad del suelo, la buena producción y la variedad de elementos nutritivos para lograr una buena dieta. Otra aproximación, distinta a la anterior, es la introducción de genes (mediante métodos tradicionales de hibridación o por ingeniería genética) con el fin de proveer resistencia a plagas, a condiciones de sequía o a temperaturas extremas. Esta última tiene excelentes resultados a corto plazo, pues se incrementa la productividad, pero como paulatinamente se traduce en una agricultura genéticamente uniforme, los cultivos se vuelven extremadamente vulnerables en corto tiempo (Reid y Miller 1989 citado en Castillo 1991). De cualquier manera, en ambos casos los parientes silvestres cercanos a las plantas cultivadas tienen un potencial muy grande y pueden contribuir a la seguridad alimentaria.

145

4.6

L a

d i v e r s i d a d

g e n Ž t i c a

• La deforestación, gran parte de la cual se debe a la ampliación de la frontera agropecuaria (véase 2.17). • La erosión activa y potencial de los suelos, que asciende a 48%: la pérdida varía entre 10 y 50 toneladas anuales por hectárea dependiendo del terreno. • El escaso conocimiento de la biodiversidad silvestre, de su valor económico y de los procesos ecológicos que la sustentan. • La ocupación sistemática del bosque tropical húmedo y de las estribaciones andinas, la misma que incide directamente en la pérdida de especies animales y vegetales, sin que sea posible aprovechar su potencial científico, ecológico y económico. • Una legislación inconsistente que no consigue el uso sustentable de los recursos naturales. • Una presión demográfica elevada y una estructura agraria defectuosa, sobre todo en ecosistemas frágiles donde la degradación o destrucción es más aguda. • Los intereses económicos a corto plazo predominan sobre la conservación y el manejo sustentable. • Los esfuerzos para prevenir y controlar la introducción accidental o intencional de especies exóticas son insuficientes. • Actividades como la minería, la construcción de carreteras y los procesos de colonización han alterado los ecosistemas.

programas que logren, entre otros aspectos: conservar la diversidad genética agrícola, conservar y utilizar los cultivos nativos, valorizar la calidad nutritiva de los alimentos tradicionales, y reintroducir alimentos autóctonos en la dieta de la población ecuatoriana a través de campañas de difusión.

Entre las principales causas de erosión genética relacionada con actividades agrícolas están: las políticas de fomento agropecuario que favorecen a pocos cultivos, la aculturación de la población a través de patrones y modelos de consumo foráneos, la aplicación de nuevas tecnologías agrícolas basadas en el uso masivo de variedades mejoradas provenientes de un solo origen, los monocultivos extensivos, la introducción y difusión de variedades de "alto rendimiento", y la simplificación de los hábitos alimentarios en las ciudades.

4.6 Pérdida de la diversidad genética La erosión genética puede ser entendida como la pérdida o reducción de la biodiversidad, aunque más específicamente se refiere a la disminución o desaparición gradual de la diversidad genética en o entre las poblaciones de plantas y animales. En el Ecuador varios factores inciden en esta pérdida (MAG 1999b):

146

P Ž r d i d a

d e

l a

d i v e r s i d a d

4.6

g e n Ž t i c a

La Costa es la región donde el porcentaje de erosión genética es mayor. Con la tecnificación de la agricultura y el monocultivo de especies de producción extensiva (como el banano y la palma africana) muchas especies cultivadas y silvestres han desaparecido. Igualmente la construcción de miles de hectáreas de piscinas camaroneras ha reducido considerablemente la cantidad de manglares y los recursos genéticos asociados a este ecosistema (Ministerio del Ambiente 2000). En la Sierra, un significativo porcentaje de vegetación natural ha sido reemplazada por cultivos y asentamientos urbanos, lo cual ha ocasionado la pérdida irreparable de algunas especies y variedades, y el desplazamiento de cultivos de papas nativas, melloco, oca, mashua y jícama. El Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), por ejemplo, ha realizado estudios para cuantificar la erosión genética en tres tubérculos andinos y ha obtenido cifras alarmantes: se ha perdido entre el 12 y el 40% de la diversidad genética en provincias como Tungurahua, Chimborazo y Cañar. Sin embargo, aún hay una tendencia significativa en las comunidades indígenas y en los asentamientos rurales a continuar sembrando variedades tradicionales de cultivos como maíz, papa, camote, melloco, ocas y otras especies altoandinas (Ministerio del Ambiente 2000). Las áreas naturales de la Amazonía han sido y siguen siendo afectadas por la explotación petrolera, la ampliación de la red vial, la colonización desorganizada, la expansión de las áreas agrícolas y ganaderas y la explotación maderera, actividades que conllevan una reducción de la diversidad genética. En la cuenca del río Napo, por ejemplo, extensas zonas de bosque han sido convertidas en cultivos de palma africana y naranjilla, en pastizales, o en pequeñas fincas agrícolas (Ministerio del Ambiente 2000). En Galápagos, sobre todo en las islas habitadas o en las que hay plantas y/o animales introducidos, la erosión genética también se manifiesta. Por ejemplo, los bosques de cacaotillo (Miconia spp.) han desaparecido en la isla San Cristóbal y han disminuido notablemente en Santa Cruz. Asimismo, la zona de lecho-

sos o escalesias (Scalesia spp.) casi ha desaparecido de San Cristóbal (Ministerio del Ambiente 2000). La pérdida paulatina de los diversos productos agrícolas profundiza el problema de la erosión genética a nivel de todo el país. Es un hecho que las costumbres alimentarias han cambiado, factor que ha conducido a que hombres y mujeres agricultores siembren menos cultivos nativos y más pastizales u otras plantas introducidas o variedades uniformes. Por ejemplo, de las nueve especies de raíces y tubérculos andinos, solo la papa es de consumo masivo; el melloco y algo de oca se encuentran en todos los mercados del país y el resto solo se consume en las localidades y el volumen producido es muy escaso (MAG 1999b). Frente a esta pérdida gradual de diversidad genética en todo el Ecuador se pueden mencionar ciertos trabajos que han sido realizados para contrarrestarla. En lo que se refiere a conservación in situ de recursos fitogenéticos, en 1990 el Departamento Nacional de Recursos Fitogenéticos y Biotecnología (DENAREF), la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y The Nature Conservancy (TNC) iniciaron un proyecto para inventariar las especies silvestres relacionadas con los cultivos. El proyecto cubrió gran parte de tres áreas protegidas (los parques nacionales Podocarpus y Machalilla, y la Reserva Ecológica Cayambe–Coca), donde se registraron al menos 15 especies de parientes silvestres de plantas comestibles (Castillo 1998). En cuanto a la conservación ex situ, vale recalcar el esfuerzo del INIAP como el mayor aporte llevado a cabo para rescatar y preservar la diversidad de importantes cultivos. La erosión genética es un proceso irreversible: ninguna especie o cultivar que desaparece puede ser reconstruida ni con los más métodos modernos de cruzamiento ni con las técnicas de ingeniería genética. Por lo tanto, es primordial promover proyectos con cobertura nacional que rescaten no solo la agrobiodiversidad sino en general la riqueza genética del Ecuador.

147

5 Iniciativas para la conservaci—n de la biodiversidad in situ y ex situ Carmen Josse y Verónica Cano

5.1

La conservación in situ 5.2

El Sistema Nacional de Áreas Protegidas 5.3 5.4 5.5 5.6

5.9

Ecosistemas terrestres del Sistema Nacional de Áreas Protegidas Ecosistemas marinos y costeros del Sistema Nacional de Áreas Protegidas Amenazas a las áreas marinas y costeras protegidas Protección de las áreas marinas y costeras

5.7

Conservación afuera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas: reservas privadas y territorios indígenas

5.8

Áreas prioritarias para la conservación in situ

La conservación ex situ 5.10 Los centros de tenencia y producción de vida silvestre 5.11 5.12 5.13 5.14

Zoológicos Centros de tránsito y rescate de fauna Centros de crianza de especies silvestres Fauna de los centros de tenencia y producción de vida silvestre 5.15 Situación de los centros de tenencia y producción de fauna 5.16 Jardines botánicos

149

5

I n i c i a t i v a s

p a r a

l a

c o n s e r v a c i — n

d e

l a

b i o d i v e r s i d a d

in

s itu

y

e x

s i t u

L a

c o n s e r v a c i — n

in

5.1

situ

e

n el Ecuador las iniciativas para lograr la conservaci—n de la biodiversidad, tanto in situ como ex situ, se han incrementado durante las œltimas dŽcadas del siglo XX. El Sistema Nacional de çreas Protegidas y su manejo, la representatividad de la diversidad de ecosistemas terrestres, marinos y costeros en dicho sistema, las zonas intangibles y las ‡reas prioritarias para la conservaci—n, los zool—gicos y centros de tenencia y producci—n de vida silvestre son, entre otros, los temas analizados en este cap’tulo.

5.1 La conservación in situ

áreas protegidas que están pobladas o que limitan con asentamientos rurales. Las posibilidades de uso tienen que ver con alternativas productivas sustentables, como el turismo orientado a la naturaleza, la extracción sustentable de los recursos no maderables y el aprovechamiento de los servicios ambientales. Asimismo, con este enfoque se pretende proteger y alentar los conocimientos, innovaciones y prácticas de las comunidades indígenas y locales sobre los usos de los recursos biológicos (Glowka, Burhenne-Guilmin y Synge 1996).

El artículo 8 del Convenio sobre la Diversidad Biológica contiene un conjunto de obligaciones dirigidas a la conservación de esa diversidad. Allí queda claro que la conservación in situ es el enfoque primordial para la conservación. Ésta no es otra cosa que la preservación de áreas que contienen una representación considerable o sobresaliente de la biodiversidad local. Conocidas tradicionalmente como parques nacionales o reservas naturales, la connotación que se les ha atribuido es la de prohibición de uso. Sin embargo, las estrategias más recientes para los sistemas de áreas protegidas incluyen conceptos como reservas para utilización sustentable, áreas de uso múltiple y sitios patrimoniales (Glowka, Burhenne-Guilmin y Synge 1996). La idea detrás de esta última posición es que se necesita el apoyo y el consenso de las poblaciones usuarias, sobre todo de la gente de las comunidades locales, para lograr conservar los recursos biológicos de las

5.2 El Sistema Nacional de Áreas Protegidas En el Ecuador, el primer parque nacional fue el de Galápagos, creado en 1936. Pero el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) se estableció como tal en 1976, con nueve áreas, conforme a lo indicado por la primera estrategia de conservación que se diseñó para el país (Putney 1976 citado en Valarezo, Gómez y Célleri 1999). En la siguiente estrategia, producida en 1989 (Cifuentes et al. 1989 citado en Valarezo,

151

5.2

I n i c i a t i v a s

p a r a

l a

c o n s e r v a c i — n

d e

l a

b i o d i v e r s i d a d

in

s itu

y

e x

s i t u

CUADRO 5.1 Sistema Nacional de Áreas Protegidas Área protegida

Superficie terrestre

Superficie marina

Fecha de creación

(hectáreas)

(hectáreas)

(dd/mm/aa)

Parque Binacional El Cóndor Parque Nacional Cotopaxi Parque Nacional El Cajas

2.440

0

06/04/99

33.393

0

08/11/ 75

28.808

0

06/06/77

Parque Nacional Galápagos

693.700

0

05/14/36

Parque Nacional Llanganates

219.707

0

01/18/96

56.184

14.430

07/26/79

Parque Nacional Machalilla Parque Nacional Podocarpus

146.280

0

12/15/82

Parque Nacional Sangay

517.765

0

16/16/75

Parque Nacional Sumaco Napo–Galeras

205.249

0

03/02/94

Parque Nacional Yasuní

982.000

0

07/26/79

4.613

0

09/23/85

58.560

0

10/26/87

Reserva Biológica Limoncocha Reserva de Producción de Fauna Chimborazo Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno

603.380

0

07/26/79

Reserva Ecológica Antisana

120.000

0

07/21/93

Reserva Ecológica Cayambe–Coca

403.103

0

11/17/70

51.300

0

10/26/95

Reserva Ecológica Cayapas–Mataje Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas

204.420

0

09/29/68

15.715

0

08/05/92

Reserva Ecológica Los Ilinizas

149.900

0

12/11/96

Reserva Ecológica Mache–Chindul

119.172

0

08/09/96

Reserva Ecológica El Ángel

Reserva Ecológica Manglares Churute

49.894

0

09/26/79

Reserva Geobotánica Pululahua

3.383

0

01/28/66

Reserva Marina de Galápagos

0

14.110.000

11/07/96

Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara

5

0

06/03/99

Refugio de Vida Silvestre Pasochoa

500

0

12/11/96

Área de Recreación El Boliche

400

0

07/26/79

4.669.871

14.124.430

Total Fuente: Ruiz (2000).

miento del periodo de vigencia de las dos estrategias anteriores, la Dirección de Áreas Naturales del Ministerio del Ambiente elaboró el Plan Estratégico del Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador (Valarezo, Gómez y Célleri 1999), a través de un proceso participativo y enmarcado en las actividades del Proyecto INEFAN/GEF de Protección de la Biodiversidad. En el 2000 el Sistema Nacional de Áreas Protegidas está conformado por 26 áreas naturales: 23 son

Gómez y Célleri 1999), se propuso un sistema mínimo conformado por 24 áreas y un sistema óptimo con ocho adicionales, lo que daba un total de 32 zonas protegidas. Con respecto a estas 32 áreas, 24 han sido incluidas en el SNAP, cinco tienen algún tipo de protección distinta de las categorías del SNAP (bosque protector o reserva forestal) y tres no están protegidas. En atención al compromiso adquirido con la firma del Convenio sobre la Diversidad Biológica y al cumpli-

152

L a

c o n s e r v a c i — n

in

5.2

situ

CUADRO 5.2 Objetivo de manejo de las categorías del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y categorías análogas según la UICN Categoría de la UICN

Categoría del SNAP

Objetivo de manejo

a) Reserva estricta de naturaleza

Reserva Ecológica o Biológica

Principalmente para la ciencia y la

b) Área silvestre

I. Reserva Científica Refugio de Vida Silvestre

protección silvestre

II. Parque Nacional

Parque Nacional

Protección de los ecosistemas y

III. Monumento Natural

Reserva Geobotánica

V. Áreas de Manejo de Hábitats y Especies

No existe categoría análoga

V. Paisajes Terrestres/Marinos Protegidos

Área de Recreación

VI. Área Protegida con Recursos Manejados

Reserva de Producción de Fauna

recreación Conservación de características naturales específicas Conservación e intervención controlada Conservación de paisajes y recreación Uso sustentable de los recursos y ecosistemas naturales No existe categoría análoga

Área de Caza y Pesca

Fuente: Ulloa et al. (1997).

continentales, dos insulares y una es reserva marina (mapa 4, p. 184). El área marina abarca una superficie de 14.124.430 hectáreas y la terrestre cubre 4.669.871 hectáreas, lo que equivale aproximadamente al 18% del territorio terrestre nacional (cuadro 5.1). En los años noventa se anexaron al SNAP once áreas protegidas con cuatro distintas categorías de manejo; estas categorías están consignadas en el art. 70 de la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre y constan en el cuadro 5.1. La categoría "Reserva Geobotánica" no está estipulada en dicha ley; sin embargo es análoga a la categoría III de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), correspondiente a Monumento Natural. Para ayudar en la comprensión de sus objetivos de manejo, las categorías del SNAP son presentadas en el cuadro 5.2, junto con sus análogas según la UICN. Limitaciones de diversa índole han incidido para que el desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN) haya manejado de manera similar las diferentes áreas protegidas, sin tomar en cuenta las especificaciones técnicas

de cada categoría. Por ello, la mayoría de categorías en el SNAP es de naturaleza estrictamente protectiva, aunque en muchas áreas viven gentes y en otras se explota intensivamente los recursos como, por ejemplo, las camaroneras en las reservas ecológicas Cayapas–Mataje y Manglares Churute. Últimamente se ha pensado en actualizar los objetivos de manejo de algunas categorías de modo que haya una mayor equivalencia con la categoría VI de la UICN, en la cual se permite el uso sustentable de los recursos. Bajo el sistema actual, la reserva que más se acerca a este concepto es la Reserva Marina de Galápagos, que fue concebida con una orientación hacia el uso sostenido de los recursos naturales (Ulloa et al. 1997). Luego del reconocimiento de algunos territorios indígenas en la Amazonía y de una larga lucha por obtener formas de protección de estas tierras que aseguren la conservación de los recursos naturales a largo plazo, en enero de 1999, el Presidente de la República del Ecuador firmó los Decretos Ejecutivos no. 551 y 552 declarando como zonas intangibles las áreas de Cuyabeno-Imuya (435.000 hectáreas dentro de la

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5.2

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y

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incluyen en el cuadro 5.3 ni el Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara ni el Parque Binacional El Cóndor. En 1999, el personal encargado de la administración del SNAP sumaba 313 personas: 261 funcionarios permanentes del Estado y 52 contratados a través de organismos de apoyo (la mayoría son guardaparques). Además, cuatro funcionarios públicos están a cargo de la administración de la vida silvestre a escala nacional (Valarezo, Gómez y Célleri 1999). El 24% de la superficie de las áreas protegidas está intervenida por acción antrópica, lo que reduciría a 3.545.635 hectáreas el área en estado prácticamente inalterado. Si a esta superficie se le resta el área correspondiente al Parque Nacional Galápagos, resulta que aproximadamente el 19% de la superficie continental del país con remanentes de vegetación natural (Sierra 1999a), se encuentra bajo alguna categoría de protección en el SNAP. En el diagnóstico que consta en el último plan estratégico (Valarezo, Gómez y Célleri 1999) sobre la tenencia de la tierra en las áreas protegidas, se constata que el 71% de las tierras del SNAP pertenece al Estado, mientras que el 29% pertenece a particulares. La Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre vigente no contempla la existencia de propiedad privada en el interior de las reservas y tampoco incorpora el tema de los derechos territoriales ancestrales. Por lo tanto, la presencia de propietarios particulares, población colona–campesina y de comunidades indígenas en las áreas protegidas es una situación que no ha podido ser enfrentada adecuadamente por la falta de alternativas legales para solucionar los conflictos. Este vacío, así como la ausencia de opciones productivas para las comunidades locales son hechos que ponen en riesgo la integridad y la consolidación del sistema. Cuatro áreas protegidas del SNAP incluyen ecosistemas costeros o marinos: las reservas ecológicas Manglares Churute y Cayapas–Mataje, el Parque Nacional Machalilla y la Reserva Marina de Galápagos. Debido a que la legislación vigente no contempla categorías específicas para el manejo de ecosistemas marinos y costeros, sobre todo en el continente, su pre-

Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno, y el territorio Tagaeri y Taromenane (700.000 hectáreas dentro y fuera del Parque Nacional Yasuní) (mapa 4, p. 184). En virtud de estos decretos, tales zonas quedan protegidas a perpetuidad de cualquier actividad minera, petrolera, maderera y de colonización (Ministerio de Medio Ambiente y Unión Europea 1999). La Costa es la región menos representada en el SNAP, en particular la subregión centro-sur (provincias de El Oro, Los Ríos y Guayas). En cuanto a la correspondencia con la división política del país, el SNAP se encuentra en 21 de las 22 provincias del Ecuador, aunque en muchas ocupa pequeñas superficies. Esta distribución hace que las áreas protegidas presten actualmente una serie de bienes y servicios a distintas poblaciones del país, o tengan la potencialidad de hacerlo (cuadro 5.3). Por ser de muy reciente creación, no se

154

155

Pesca artesanal e industrial

Huertos familiares

Bellavista Isla Santa Cruz

Piscicultura Orquídeas

Parque Nacional Sangay

Baños Riobamba Guano Alao Palora Macas

Vilcagua (agua embotellada)

Parque Loja Nacional Zamora Podocarpus Poblaciones locales

Machalilla Guale Agua Blanca

Río Alao Cebadas San Antonio Ingapirca Quimiag Yaracyacu Atillo Palmira Ozogoche Culebritas

Loja Malacatus Vilcabamba Central Alao Central Paute Agoyán Río Blanco San Francisco El Abanico

San Ramón

Isla de la Plata Agua Blanca Puerto López

San Cristóbal

Parque Nacional Galápagos

Piscicultura

Canal Alumíes Pastocalles

Para generar energía eléctrica

Parque Nacional Machalilla

Cuenca Soldados Laguna Llaviuco

Parque Nacional El Cajas

Agua mineral embotellada

Para el riego

Artesanías

Loja Zamora Poblaciones locales

Comunidad del Triunfo

Proyectos comunitarios

6

6

84

3

14

Empresas operadoras

Ambato Riobamba Sangay Tungurahua Altar

Universidades Científicos internacionales

Manabí Poblaciones locales

Baños Salcedo Río Negro Patate Píllaro

Población local

Cuenca Soldados

Quito Salcedo Latacunga Machachi Pujilí Sangolquí Saquisilí

Recreación

Estudiantes Poblaciones locales

Estudiantes esporádico

Educación ambiental

Estudiantes del país

Estudiantes Poblaciones locales

Universidades Estudiantes Científicos Poblaciones internacionales locales Consultores Plan de Clubs Ecológicos

Estudiantes Poblaciones locales

Universidades Científicos internacionales

Universidades ONG

Universidades Estudiantes Científicos Poblaciones nacionales e locales internacionales

Universidades

Universidades

Investigación

Pastoreo extensivo

Caza

Turismo Pesca artesanal

Turismo

Pesca Pastoreo extensivo

Actividades de subsistencia

Paso del poliducto

Otros

in

Pisayambo Agoyán San Francisco (en proyecto) Muyo Mulatos

Quito, Boliche Machachi Sangolquí

Parque Nacional Cotopaxi

Para la industria

Industria turística

c o n s e r v a c i — n

Parque Ambato Nacional (proyecto en Llanganates Río Golpe)

Para el consumo humano

Área protegida

Provisión de agua

CUADRO 5.3 Bienes y servicios que presta el Sistema Nacional de Áreas Protegidas L a situ

5.2

Poblaciones locales

Poblaciones locales

Parque Nacional Sumaco Napo– Galeras

Parque Nacional Yasuní

156

Quito Cayambe Puerto Moncayo Tabacundo Pesillo

Reserva Ecológica Cayambe– Coca

Iniciándose

Pastoreo extensivo Caza

Concheo Pesca artesanal

Pastoreo extensivo

Paso del oleoducto

Paso del oleoducto Paso del acueducto

e x

Estudiantes Público en general

Poblaciones locales Estudiantes

Poblaciones locales Estudiantes

Pastoreo extensivo

Pastoreo extensivo

Bases petroleras Paso del oleoducto

y

Universidades Científicos/as internacionales ONG Proyectos

Universidades Estudiantes

Universidades Estudiantes ONG

Poblaciones locales Estudiantes

Poblaciones locales

Pesca

Caza Pesca

Bases petroleras Paso del oleoducto

s itu

Cuicocha Piñán Cuellaje

Poblaciones locales

San Marcos Oyacachi Reventador Sinangoe

Científicos/as nacionales

Científicos/as internacionales y nacionales

Poblaciones locales

Caza Pesca

in

Playa de Oro (Esmeraldas)

Papallacta Oyacachi San Marcos

Sendero natural Laguna voladero

Quito Machachi Pintag Poblaciones locales

Científicos/as internacionales y nacionales

Estación Científica VISEK

Estación Estudiantes Científica y otros de la PUCE investigadores Universidades Científicos/as nacionales

Paso del oleoducto

b i o d i v e r s i d a d

Reserva Ecológica Cotacachi– Cayapas

Quito Papallacta HCJB

Laguna el Voladero

Club caza y pesca

Buceo

Poblaciones locales

Coca Poblaciones locales

Estudiantes Poblaciones locales

Otros

l a

Empresas camaroneras

Tabacundo

Proyecto Quijos (en proceso) La Mica

1

Universidades Científicos/as internacionales

Actividades de subsistencia

d e

Varias comunidades

Cantón Espejo

Reserva Ecológica El Ángel

Piscicultura

Proyecto Gran Sumaco

Proyectos Empresas comunitarios operadoras

Educación ambiental

c o n s e r v a c i — n

Reserva Ecológica Cayapas– Mataje

Quito Sur (proyecto la Mica)

Limoncocha

La Cascada Coca-Codo Siclair

Para generar energía eléctrica

Investigación

l a

Reserva Ecológica Antisana

Pesca

Jondachi

Para el riego

Recreación

p a r a

Reserva Marina de Galápagos

Para la industria

Industria turística

I n i c i a t i v a s

Reserva Poblaciones Biológica locales Limoncocha

Para el consumo humano

Área protegida

Provisión de agua

CUADRO 5.3 (continuación)

5.2 s i t u

Quinindé Esmeraldas Muisne Pedernales Atacames

Poblaciones locales

Reserva Ecológica Mache– Chindul

Reserva Ecológica Manglares Churute

157

Poblaciones indígenas locales

Poblaciones locales

Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno

Refugio de Vida Silvestre Pasochoa Toma de agua San Francisco

Poblaciones locales

Poblaciones locales Ambato

Central cerca de la Maná Proyecto Toachi-Pilatón Latacunga

Cofanes Quichuas Zancudo Sionas Secoyas de Pto. Bolívar

Agoyán

Iniciándose

Iniciándose

Comunidad Parroquia Chaupi

14

18

2

Quito Latacunga Machachi Nacional

Quito Sangolqu Amaguaña

Poblaciones locales Lagunas Flora Fauna

Chimborazo Paisajes

Moraspungo Pululahua

Guayaquil Poblaciones locales

Laguna de Cube Chachis Balzar Chorera Grande San Salvador

Refugio Grupo Nuevos Horizontes

Estudiantes

ONG Fundación Tercer Mundo (Pedernales)

Universidades Estudiantes Colegios Ministerio de Educación y Cultura Viaje en tren

Universidades Poblaciones Colegios locales Estudiantes

Universidades Poblaciones Escuelas locales Colegios Estudiantes

Pastoreo extensivo Manejo de vicuñas

Universidades Poblaciones Escuelas locales Colegios Estudiantes

Universidades Científicos nacionales

Fundación Jatun Sacha Fundación Natura

Los Ilinizas Laguna Quilotoa

Manejo de llamas y alpacas

Caza Pesca Manejo de charapas y caimán negro

Pesca artesanal

Bases petroleras

situ

Fuente: Dirección de Áreas Naturales, encuestas a Jefes de Área.

Área de Recreación Boliche

Riobamba Guano Guaranda

Reserva de Producción de Fauna Chimborazo

Machachi

in

Camaroneras

Camaroneras

Minería

c o n s e r v a c i — n

Reserva Comunidad Geobotánica Pululahua Pululahua Caspigasi Nieblí

Toachi Pilatón Machachi La Maná Río San Pablo

Reserva Ecológica Los Ilinizas

L a

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5.2

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CUADRO 5.4 Algunas amenazas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas Área protegida

Actividad petrolera

Actividad minera

Actividades Carreteras extractivas (en construcción industriales o en proyecto)

Parque Nacional Cotopaxi Parque Nacional El Cajas

X

X

Parque Nacional Galápagos Parque Nacional Llanganates

X X

X

Parque Nacional Machalilla

X X

Parque Nacional Podocarpus

X

Parque Nacional Sangay

X

X

X

Parque Nacional Sumaco Napo–Galeras

X

X

X

Parque Nacional Yasuní

X

Reserva Biológica Limoncocha

X

Reserva de Producción de Fauna Chimborazo Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno

X

Reserva Ecológica Antisana

X

X X

X

X

X

Reserva Ecológica El Ángel Reserva Ecológica Cayambe–Coca

X

Reserva Ecológica Cayapas–Mataje

X

Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas

X

X

Reserva Ecológica Los Ilinizas

X X X

Reserva Ecológica Mache–Chindul

X

X

Reserva Ecológica Manglares Churute Reserva Geobotánica Pululahua

X

Reserva Marina de Galápagos

X

Refugio de Vida Silvestre Pasochoa Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara

X

Area de Recreación El Boliche

X

Fuente: Valarezo, Gómez y Célleri (1999).

sencia dentro del sistema constituye una fuente de conflicto interinstitucional, principalmente porque las autoridades pesqueras cuestionan la jurisdicción de las autoridades de conservación sobre los ambientes acuáticos y particularmente sobre sus recursos (Ulloa et al. 1997) (véase 5.6). Otras causas de presión sobre el Sistema Nacional de Áreas Protegidas son: los asentamientos humanos desordenados, la extracción de productos y especies silvestres, la ampliación de la frontera agrícola, las

obras de infraestructura, los usos tecnológicos-industriales y la explotación minera, petrolera y camaronera (cuadro 5.4). Si bien a través de las carreteras se puede acceder a la mayoría de áreas protegidas del SNAP, varias que están en construcción o en proyecto fragmentan ciertas reservas y constituyen accesos potenciales o reales para la colonización y la explotación de madera y otros recursos naturales (véase recuadro 2.2). En el plan estratégico elaborado por Valarezo, Gó-

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5.2

situ

GRAFICO 5.1 Sistema Nacional de Áreas Protegidas: eficiencia en la conservación de doce reservas 80 70

nivel de eficiencia

60 50 40 30 20

Pululahua

Yasun’

Cuyabeno

Cotacahi-Cayapas

El Cajas

Cayambe-Coca

Sangay

Podocarpus

Machalilla

Boliche

R.M. Gal‡pagos

0

Gal‡pagos

10

Fuente: Valarezo, Gómez y Célleri (1999). Nota: Las doce reservas del gráfico superan la evaluación general del 50% (valor máximo =100) en la eficiencia del cumplimiento de los objetivos de conservación.

3. Cumplimiento de los objetivos de conservación. Se refiere al cumplimiento de metas de conservación en términos de lo que se planteó en la estrategia de 1989. Tienen que ver con la protección de los recursos naturales y de los servicios ambientales, y con la definición de las diferentes categorías de manejo y uso sustentable de los recursos.

mez y Célleri, en 1999, se evaluó el manejo del SNAP y se estableció una línea base para valorar su gestión a futuro. En dicha evaluación se detectaron problemas de carácter organizativo, institucional y legal que restan eficiencia al funcionamiento del sistema. Para medir la eficiencia se tomaron en cuenta tres grandes temas: 1. Recursos disponibles. Se refiere a los instrumentos técnicos, administrativos, legales, políticos, cognitivos y económicos, que se requieren para una administración eficiente de las áreas protegidas. 2. Productos alcanzados. Se revisan los aspectos de ordenamiento del SNAP: organización institucional, facilidades administrativas, protección y control de las reservas existentes, participación de otros actores en el manejo y beneficios de las áreas protegidas, y autogestión referida al financiamiento del SNAP.

Los porcentajes sobre la eficiencia de manejo fueron los siguientes: recursos disponibles 45%; productos alcanzados 45%; cumplimiento de objetivos de conservación 56%; y promedio total de eficiencia 50% (Valarezo, Gómez y Célleri 1999). Sin embargo, doce de las 26 áreas protegidas superan este promedio, tal como se desprende del gráfico 5.1. Los valores entre 51 y 75% corresponden a un nivel de protección medio a bajo, con lo que no se puede garantizar la existencia del SNAP en el largo plazo.

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cuenta común del desaparecido INEFAN. De allí que el déficit calculado para el presupuesto de gastos del SNAP, en 1998, fue del 60% aproximadamente, diferencia que fue cubierta con otros ingresos del INEFAN, especialmente provenientes del aprovechamiento de los recursos forestales (Valarezo, Gómez y Célleri 1999). En respuesta al diagnóstico más bien negativo sobre el SNAP, en la propuesta del plan (Valarezo, Gómez y Célleri 1999) constan las situaciones ideales de cambio o "situaciones objetivo" para enfrentar los cuatro problemas identificados. 1. Situación objetivo del problema "limitada gestión técnica y administrativa para el manejo del SNAP". Crear un organismo autónomo responsable de la administración del sistema, con un marco legal adecuado, poder político y gobernabilidad. Este organismo administraría sustentablemente el SNAP acogiéndose a los lineamientos de los planes de manejo, con personal, infraestructura y recursos económicos suficientes, en coordinación con el sector forestal, proyectos, convenios y otros sectores involucrados. 2. Situación objetivo del problema "baja sustentabilidad económica del SNAP". Diversificar las fuentes de financiamiento a través del ordenamiento y fomento del turismo, la valoración económica y el cobro de bienes y servicios ambientales, con el establecimiento de concesiones para el uso de los recursos hídricos, la investigación, el manejo de los recursos, el uso de la infraestructura y del espacio, y las compensaciones por daños ambientales. Se plantea también como situación objetivo la investigación y el aprovechamiento de la biodiversidad y de los recursos genéticos silvestres con reglas claras, bajo la coordinación y control del organismo administrador y el reconocimiento de los derechos por los conocimientos ancestrales. 3. Situación objetivo del problema "incremento de las presiones socioeconómicas sobre los recursos del SNAP". Contempla varios aspectos:

Existe un deterioro progresivo de los recursos naturales renovables y culturales del SNAP, cuyos cuatro principales problemas son, según Valarezo, Gómez y Célleri (1999): la limitada gestión técnica y administrativa; la baja sustentabilidad económica; el incremento de las presiones socioeconómicas sobre los recursos; y la reducida participación de los actores sociales en el manejo de las áreas protegidas. El Parque Nacional Galápagos cuya eficiencia de manejo es la más alta (75%), constituye también el área protegida que más ingresos ha generado al sistema. Así, en 1998, de los US$ 4.838.000 de ingreso por concepto de turismo en las áreas protegidas, el 93% fue generado por este Parque. Hasta 1998, parte de este ingreso fue utilizado para el manejo del SNAP, pero con la promulgación de la Ley Especial para Galápagos se suspendió este aporte a la

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5.3

situ

5.3 Los ecosistemas terrestres del Sistema Nacional de Áreas Protegidas

- La reducción de la explotación indiscriminada de los recursos naturales y del avance de la frontera agrícola desarrollando proyectos de manejo de recursos en las áreas protegidas y en sus zonas de amortiguamiento. Para esto será necesario contar con la participación directa de las poblaciones locales. - La prohibición de realizar nuevas actividades petroleras y mineras dentro de las áreas protegidas y la reducción paulatina de estas actividades en las zonas donde han sido autorizadas. - La consolidación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas delimitando y señalizando las áreas protegidas actuales y futuras; la eliminación de las invasiones; y la solución de los conflictos de tenencia de tierras. - Todas las actividades o proyectos de desarrollo, obras civiles y otras que se realicen dentro de las áreas protegidas y de sus zonas de amortiguamiento estarán enmarcadas en el ordenamiento territorial y en los planes de manejo correspondientes, y deberán tener planes de mitigación de impactos ambientales que se apliquen eficientemente.

A pesar de la falta de información detallada sobre el estado de la diversidad biológica y de estudios sistemáticos sobre la representación de los diferentes ecosistemas en el SNAP, en los años 90 hubo aportes provenientes de diferentes fuentes y grupos de especialistas en los que se señalan áreas o ambientes prioritarios a ser conservados en el Ecuador. La mayoría coincide en cuanto a los ecosistemas, y uno, el de Neill y Øllgaard (1993), es más preciso al señalar las áreas específicas con remanentes donde estos ecosistemas están representados, las mismas que son: -

-

-

4. Situación objetivo del problema "reducida participación de actores sociales en el manejo del SNAP". Promover una participación amplia de los actores involucrados en la administración y beneficios de las áreas protegidas; desarrollar incentivos para fomentar esta participación; y coordinar entre los organismos estatales, no gubernamentales, comunidades y otros involucrados aspectos relacionados con el diseño y ejecución de los proyectos. También se propone la intervención de los organismos seccionales y regionales en la administración de las nuevas áreas protegidas, así como la conformación de comités de apoyo en cada una que sirvan para promover la participación de la población local en la toma de decisiones, en la planificación y en el manejo de los recursos.

-

Los remanentes de los bosques muy húmedos del noroccidente (Reserva de Asentamiento Comunal Awa y los remanentes del noroccidente de Pichincha). Los remanentes de bosque en la cordillera de la Costa, especialmente el bosque muy húmedo del extremo norte de la cordillera, en Esmeraldas. Los remanentes de bosque seco tropical en El Oro y Loja. Las estribaciones occidentales de los Andes al sur, en Azuay, El Oro y Loja. El extremo suroriente en la cordillera del Cóndor y el valle del alto río Nangaritza. La cordillera de Cutucú.

Los remanentes de manglares y los humedales de Esmeraldas, Manabí y El Oro también han sido considerados áreas prioritarias a ser incorporadas en el SNAP (Ulloa et al. 1997). En 1999 se publicó un estudio sobre las áreas prioritarias para la conservación de la biodiversidad en el Ecuador continental (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Éste fue el resultado de la confluencia de diferentes iniciativas tendentes a determinar las prioridades de conservación a nivel del Ecuador continental. Para ello se utilizaron herramientas tecnológicas actuales (Sistemas de Información Geográfica) y metodologías propias del ámbito de la biología de la con-

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CUADRO 5.5 Criterios para identificar las áreas críticas para la conservación Criterios

Significado

1. Biodiversidad Diversidad de especies Nivel de endemismo

Tiene relación con el número de especies de cada formación vegetal o ecosistema Se refiere a la presencia exclusiva de una especie en un lugar geográfico. Se ha adoptado un nivel de endemismo basado en el territorio ecuatoriano

Concentración de especies especialistas

Son más especialistas las que se encuentran en menos formaciones vegetales. La especialización es una forma de endemismo ecológico y una medida del valor de conservación de cada tipo de vegetación

Concentración de especies amenazadas

La clasificación del riesgo se basa en UICN (1994): en peligro crítico, en peligro y vulnerables

Concentración de especies sensibles

Las especies sensibles son aquellas que pueden presentar problemas de conservación cuando se alteran sus ambientes

2. Representatividad SNAP Nivel de protección en el SNAP

Para valorar la representatividad de las formaciones vegetales o ecosistemas se ha calculado su porcentaje de representación en las áreas protegidas en relación con su área original o su distribución potencial; mientras menos representado un ecosistema es más prioritario. Se usaron objetivos de conservación del 10% y del 14%

Eficiencia del SNAP

Para esta valoración se tomó como referencia el diagnóstico de Valarezo, Gómez y Célleri (1999). Su evaluación sirvió para ponderar el resultado del criterio "nivel de protección en el SNAP"; con esto se obtuvo un nivel efectivo de protección para cada ecosistema

3. Remanencia ecosistémica

Corresponde a la superficie existente de una formación vegetal en relación con su área original. Son más importantes para la conservación aquellas formaciones que están próximas a desaparecer

4. Presión humana

Las áreas bajo gran presión humana son las usadas por las poblaciones circundantes. Estas áreas corren el riesgo de ser transformadas

5. Diversidad ecosistémica

Este criterio se refiere a que la heterogeneidad paisajística es un factor que explica los grandes niveles de biodiversidad.

Fuente: Sierra, Campos y Chamberlin (1999).

servación (“Gap Analysis”). Los pasos seguidos en este estudio fueron: identificación, evaluación y sistematización de la información disponible sobre la biodiversidad del Ecuador a nivel de especies y paisaje; valoración de cada localidad del país en función de los criterios establecidos; y priorización geográfica de las necesidades de conservación. Para la identificación, evaluación y sistematización se usó el Mapa de Vegetación Remanente del Ecuador Continental (Sierra 1999a), puesto que entrega información sobre diversidad ecosistémica, y se optó por el grupo de las aves (1.512 especies consideradas) como el indicador de la diversidad y el endemismo de especies, por ser el que cuenta con información

más detallada, confiable y geográficamente completa para el Ecuador. Los criterios utilizados para identificar las áreas críticas para la conservación de la diversidad biológica fueron: biodiversidad, nivel de protección brindado por el SNAP, nivel de remanencia ecosistémica, presión humana y diversidad ecosistémica. El significado de cada criterio consta en el cuadro 5.5. A continuación se resumen los resultados de los análisis referidos sobre la representatividad de los diferentes ecosistemas en el SNAP y la validez de esta representación al ponderarla con aspectos como eficiencia en el manejo, prioridades de conservación por porcentajes de remanencia y vulnerabilidad a presiones humanas.

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5.3

situ

De los 45 ecosistemas que resultaron de la clasificación de formaciones naturales para el Ecuador (Sierra 1999b), siete no se encuentran incluidos en ninguna de las áreas protegidas del SNAP. Éstos son bosques deciduos y semideciduos piemontanos de la Costa, bosque semideciduo montano bajo de la Costa, matorral seco montano bajo, matorrales seco montanos de los Andes centro y norte, y matorral húmedo montano de las cordilleras amazónicas. En cambio, la superficie más grande de un ecosistema representado en el SNAP corresponde al bosque siempreverde de tierras bajas, con el 17,3% del total original (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Considerando objetivos de conservación del 10% de la superficie total original de cada tipo de ecosistema, según lo propuesto por la UICN en la Estrategia Mundial de Conservación (1980 citado en Sierra, Campos y Chamberlin 1999), así como del 14%, 21 ecosistemas estarían representados de forma deficiente, en el primer caso, y 26 en el segundo caso. Al ponderar los resultados de este primer análisis en función de los resultados de eficiencia de conservación de cada una de las áreas protegidas del SNAP (Valarezo, Gómez y Célleri 1999), se ajustaron las proporciones de las áreas de protección efectiva de los ecosistemas. Así, resultó que 25 ecosistemas están subrepresentados según el objetivo de conservación del 10%, y 29 están subrepresentados usando el objetivo de conservación del 14% (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Los niveles críticos ocurren en 20 y 25 de los casos, respectivamente, donde menos del 5% del área original del ecosistema está incorporado al SNAP (cuadro 5.6). A nivel regional sigue siendo la Costa y en especial las zonas secas, las menos representadas. Cuando se analizó los porcentajes de remanencia de ecosistemas sin tomar en consideración si están o no dentro del SNAP, aparecieron tres ecosistemas que se encuentran en peligro crítico de extinción, ya que han perdido más del 75% de su extensión original. Éstos son el bosque siempreverde de tierras bajas de la Costa, el bosque semideciduo de tierras bajas de la Costa, y el matorral húmedo montano de los Andes del norte y centro.

Otros ecosistemas en riesgo corresponden también a la Costa o a los Andes occidentales: el bosque seco deciduo de tierras bajas y el bosque semideciduo piemontano de la Costa. Aparentemente, la destrucción de los ecosistemas está íntimamente ligada con la aptitud agrícola de las tierras. Sin embargo, las facilidades de acceso también juegan un papel preponderante. Las áreas que limitan con zonas de intervención humana sufren una presión progresiva, ya que la frontera agrícola/ganadera, de colonización y de extracción de recursos va acabando con los relictos naturales. Los resultados del análisis de remanencia son bastante preocupantes, puesto que 28 de los 45 ecosistemas (61%) tiene más del 50% de su área limitando con una franja de presión ubicada apenas a 3 km de distancia, mientras que otros 18 tienen el 75% de su superficie bajo in-

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CUADRO 5.6 Representación de ecosistemas valorados (%) por la eficiencia de manejo del SNAP y determinación de ecosistemas críticos de acuerdo con los objetivos de conservación (10% y 14%) Ecosistemas o formaciones vegetales Bosque deciduo piemontano de la Costa Bosque semideciduo piemontano de la Costa Bosque semideciduo montano bajo de la Costa Matorral seco montano bajo Matorral seco montano de los Andes del norte y centro Matorral seco montano de los Andes del sur Matorral húmedo montano de las cordilleras amazónicas Matorral húmedo montano de los Andes del norte y centro Bosque deciduo de tierras bajas de la Costa Matorral seco de tierras bajas de la Costa Bosque semideciduo de tierras bajas de la Costa Bosque siempreverde de tierras bajas de la Costa Sabana Herbazal montano Matorral húmedo montano de los Andes del sur Bosque siempreverde montano alto de los Andes occidentales Herbazal de tierras bajas de la Costa Bosque de neblina montano bajo de la cordillera de la Costa Bosque siempreverde piemontano de la Amazonía Playas y líneas de la Costa Bosque siempreverde piemontano de la cordillera de la Costa Bosque de neblina montano de los Andes occidentales Bosque siempreverde montano bajo de los Andes occidentales Bosque siempreverde piemontano de la Costa Manglar Bosque siempreverde montano bajo de los Andes orientales del norte y centro Bosque de tierras bajas inundado por aguas blancas Páramo seco Bosque siempreverde montano bajo de las cordilleras amazónicas Bosque siempreverde montano bajo de los Andes orientales del sur Páramo herbáceo Páramo arbustivo de los Andes del sur Bosque siempreverde de tierras bajas de la Amazonía Bosque siempreverde montano bajo de la cordillera de la Costa Bosque siempreverde montano alto de los Andes orientales Bosque de neblina montano de los Andes orientales Páramo de frailejones Bosque siempreverde inundable (guandal) Bosque siempreverde montano de las cordilleras amazónicas Manglillo Gelidofitia Bosque de tierras bajas de palmas e inundable por aguas negras Matorral húmedo montano alto de las cordilleras de la Amazonía Páramo de almohadillas Herbazal montano alto Herbazal de tierras bajas de la Amazonía

Fuente: Sierra, Campos y Chamberlin (1999).

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Representación Absoluta Efectiva 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0,67 0,16 0,81 0,22 0,6 0,31 1,68 0,37 3,8 0,72 1,34 0,94 1,45 1,08 2,93 2,24 4,96 2,36 3,15 2,58 5,97 3,24 5,27 3,29 3,75 3,75 9,59 3,79 10,85 5,31 12,36 5,49 15,7 5,8 14,01 6,15 11,82 7,7 12,99 10,34 20,15 10,74 12,99 11,33 15,54 12,21 20,05 14,49 15,59 14,9 17,34 15,16 26,91 18,41 32,7 20,29 29 20,98 26,06 21,36 25,84 25 32,77 26,89 33,55 30,12 34,25 30,37 32,43 31,79 46,53 37,34 42,86 41,86 51,03 46,55 51,94 47,33

Objetivos 10% 14% -10 -14 -10 -14 -10 -14 -10 -14 -10 -14 -10 -14 -10 -14 -9,84 -13,84 -9,78 -13,78 -9,69 -13,69 -9,63 -13,63 -9,28 -13,28 -9,06 -13,06 -8,92 -12,92 -7,76 -11,76 -7,64 -11,64 -7,42 -11,42 -6,76 -10,76 -6,71 -10,71 -6,25 -10,25 -6,21 -10,21 -4,69 -8,69 -4,51 -8,51 -4,2 -8,2 -3,85 -7,85 -2,3 -6,3 0,34 -3,66 0,74 -3,26 1,33 -2,67 2,21 -1,79 4,49 0,49 4,9 0,9 5,16 1,16 8,41 4,41 10,29 6,29 10,98 6,98 11,36 7,36 15,00 11 16,89 12,89 20,12 16,12 20,37 16,37 21,79 17,79 27,34 23,34 31,86 27,86 36,55 32,55 37,33 33,33

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fluencia humana. Nuevamente, es en la Costa donde la presión es significativamente mayor debido a la fragmentación de los hábitats naturales (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Utilizando el criterio de diversidad ecosistémica se identificaron cuatro áreas geográficas de gran diversidad: la ubicada entre la línea de costa y la cordillera costera en Manabí; la confluencia de formaciones secas y húmedas en la cuenca del río Chota; el conjunto de ecosistemas secos en el este de la provincia de Loja; y la confluencia de formaciones secas y húmedas en el sector de Molleturo (Azuay). Al cruzar los resultados de este análisis con la actual cobertura del SNAP se constató que las áreas identificadas como de gran diversidad ecosistémica están fuera de los límites de las reservas del sistema. El análisis integrado de estos diferentes criterios dio como resultado un índice de prioridad para cada uno de los ecosistemas del país, con base en el cual se puede delimitar al menos ocho regiones o sectores cuya prioridad es crítica para la conservación, y que se encuentran afuera del SNAP (Sierra, Campos y Chamberlin 1999).

de la isla y la zona intermareal; está pendiente la decisión de complementar su conservación mediante la inclusión del medio marino circundante. Este contemplaría ecosistemas marinos como la plataforma continental y los bajos, así como hábitats marinos asociados tales como área de afloramiento local y los hábitats críticos de las especies de interés para la conservación (ruta migratoria de ballenas y tortugas marinas), así como de aquellas comerciales que dependen de los procesos ecológicos de esta área protegida tan productiva (Hurtado et al. 1998c). Los rasgos sobresalientes de la Reserva Ecológica Cayapas–Mataje son el estuario (que lleva el mismo nombre), los ambientes deltaicos, el Archipiélago (del mismo nombre), las islas de barrera y la planicie intermareal. También están representados otros ecosistemas costeros como laguna costera, playas y bahía. El estuario conserva una muestra representativa del manglar menos intervenido de la Costa (EcoCiencia e INEFAN 1995). La Reserva Manglares Churute también contiene una buena muestra de bosque de manglar, de ambientes estuarinos y del sistema léntico de la región (INEFAN, Fundación Natura y ECOLAP 1996).

5.4 Los ecosistemas marinos y costeros del Sistema Nacional de Áreas Protegidas

5.5 Amenazas a las áreas marinas y costeras protegidas

Las áreas protegidas que contienen ecosistemas costeros y marinos en la porción continental del Ecuador son el Parque Nacional Machalilla, las reservas ecológicas Cayapas–Mataje y Manglares Churute, y el Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara (mapa 4, p. 184). Las playas son el ecosistema costero mejor representado del Parque Nacional Machalilla, aunque allí también hay costas acantiladas, costas rocosas y dunas. Es la única área protegida continental que incluye ecosistemas marinos como plataforma continental, islas, islotes y bajos, además del área marina adyacente a la Isla de la Plata, uno de los sitios de afloramiento a lo largo de la costa ecuatoriana (Hurtado 1995a,c, INEFAN/GEF 1998). El estatus jurídico actual del Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara protege solo el ambiente terrestre

El mayor problema del Parque Nacional Machalilla son los barcos camaroneros que pescan con redes de arrastre cerca del litoral, y también los barcos que usan redes de cerco para capturar peces pelágicos pequeños. Los últimos solo operan ocasionalmente. Asimismo, varios tipos de pesquerías artesanales capturan, en las zonas protegidas marina e intermareal, pulpos (Octopus spp.), larvas, postlarvas y hembras grávidas de camarón (Penaeus spp.), pepinos de mar (Stichopus fuscus y Slenkothuria theeli), langostas (Panulirus gracilis), moluscos (Spondylus spp. y Ostraea iridescens), coral (Antipathes spp.) y peces. También la interacción de la pesca artesanal con los mamíferos marinos constituye una causa de mortalidad de estos animales. Otros problemas son la contaminación por desechos pesqueros artesanales en las playas y las

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aguas residuales industriales evacuadas sin tratamiento en el mar. A estas amenazas se suma el buceo submarino, mal manejado y sin normas, y la creciente y desordenada actividad de observación de cetáceos (Coello 1997a, INEFAN/GEF 1998). El estado de conservación del Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara es relativamente bueno, a pesar de la propensión a la erosión (aproximadamente una cuarta parte de la terraza superior de la isla se derrumbó por causa del evento El Niño 97-98). Solo ocasionalmente es utilizado como sitio de descanso y mantenimiento de las embarcaciones de los pescadores artesanales así como para prácticas militares. Un problema potencial es el interés de considerarlo destino turístico, el cual está latente en quienes controlan las operaciones locales de turismo recreativo en el Archipiélago de Jambelí. Otro problema es la escasa capacidad de control de las autoridades gubernamentales para hacer cumplir las normativas previstas en los estudios de impacto ambiental relacionadas con la explotación de gas en el golfo de Guayaquil (Hurtado et al. 1998a).

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El principal problema de la Reserva Ecológica Cayapas–Mataje ha sido la conversión del bosque de mangle en camaroneras, lo que ha ocasionado la pérdida de los hábitats en el estuario y la fragmentación de los corredores biológicos de los que dependen los vertebrados terrestres que cumplen funciones vitales en el manglar. Otros problemas son: la deforestación acelerada en el bosque húmedo tropical de la cuenca (que incide aguas abajo por la erosión y sedimentación); los cambios de los patrones de circulación de aguas y drenaje; la salinización; la utilización de métodos prohibidos de pesca; y la reducción en los niveles de captura de la pesca artesanal. Aunque se practica una cacería de subsistencia, se captura especies que están incluidas en las listas de especies amenazadas de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y en los apéndices de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre CITES. Entre estas especies se cuentan la iguana terrestre (Iguana iguana), el hormiguero (Tamandua mexicana), dos de perezosos (Bradipus varie-

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gatus y Choloepus hoffmanni), dos de monos (Cebus capuchinus y Alouatta palliata), y el cusumbo (Potos flavus), entre otras (EcoCiencia e INEFAN 1995). Las principales amenazas a la Reserva Ecológica Manglares Churute son: inobservancia de los lineamientos previstos en el Plan de Manejo (la construcción de un “by pass” para el control de inundaciones es un ejemplo); competencia jurisdiccional con el sector oficial pesquero y los consecuentes conflictos actuales y potenciales en el manejo de los recursos bioacuáticos; pesca y caza ilegal; dificultades para ejercer el control debido a la piratería en aumento; y la contaminación por residuos agroindustriales, domésticos e industriales del área de influencia (INEFAN, Fundación Natura y ECOLAP 1996, comunicación personal 2000 con Mireya Pozo, Jefa de Área de la Reserva Ecológica Manglares Churute).

ejemplo implementar un corredor marino de sustentabilidad complementario a la actual área marina protegida, con el fin de ordenar los usos existentes (Hurtado, Yépez y Pozo 1999). El SNAP tampoco cuenta con una categoría de manejo que sea aplicable para proteger totalmente al Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara (equivalencia a la categoría 1a de la UICN, véase cuadro 5.2) y complementar su conservación con el manejo del área marina adyacente, la que ha sido identificada como ecológicamente sensible. En el área marina sería necesaria una reglamentación y zonificación de los usos y mecanismos de gestión ambiental para que puedan coexistir, simultáneamente, bajo los principios de sustentabilidad, un área de fragilidad ecológica junto con actividades tan disímiles como son la explotación de los recursos vivos (pesquerías industrial y artesanal) y de los recursos del subsuelo marino (explotación de gas en el golfo de Guayaquil). En este caso tampoco existe una categoría de manejo en el SNAP, y no es aplicable el concepto de Reserva Marina como está concebida la de Galápagos, ya que sería utópico tratar de excluir la pesca industrial en la principal zona pesquera del país (Hurtado, Yépez y Pozo 1999). La categoría de Reserva Ecológica es una de las más proteccionistas de todas las que existen en la legislación vigente. Sin embargo, ésta ha sido aplicada en áreas protegidas con diferentes tipos de usos (incluyendo camaroneras y pesca artesanal). Por ello, es preciso una armonización conceptual y legal en el SNAP, para evitar el uso indiscriminado de las "opciones abiertas y de la flexibilidad de manejo" que también se incluyen como objetivos de esta categoría (Hurtado, Yépez y Pozo 1999). Estos ejemplos sobre vacíos conceptuales y legales revelan la necesidad de fortalecer el SNAP con un Subsistema de Áreas Protegidas Marinas y Costeras, así como avanzar en el diseño de esquemas intermedios entre los conceptos globales de Grandes Espacios Marinos (LME por sus siglas en inglés) y las categorías de la UICN en el medio marino. Una alternativa sería el establecimiento de corredores marinos de

5.6 Protección de las áreas marinas y costeras Ya que no existe un subsistema de áreas protegidas marinas y costeras en el SNAP, se tiende a forzar la aplicación de las categorías de manejo previstas en la ley vigente. Sin embargo, esto solo agudiza los problemas de manejo en detrimento de la conservación de los recursos que se intenta proteger. Uno de los principales atractivos turísticos del Parque Nacional Machalilla son las ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), cuya presencia estacional se localiza sobre todo afuera de la actual área marina protegida. A propósito de esto se ha propuesto establecer una reserva marina como está concebida la de Galápagos, que mantiene muestras representativas de biodiversidad destinadas principalmente para el uso turístico y la investigación. Sin embargo, debido a las prácticas consuetudinarias de la pesca artesanal en la zona, no parece viable tal propuesta ya que algunos de los usos incompatibles en esta área justamente corresponden a la pesca artesanal. Sin embargo, solo la presencia estacional de ballenas jorobadas frente a las costas del Parque, con todo el potencial que esto conlleva, es un motivo para la búsqueda de alguna categoría de protección alternativa, por

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tablecimiento de reservas naturales privadas para la protección de sitios clave, por ejemplo, corredores biológicos o un ecosistema con usos sustentables. Se considera incluso la provisión de subvenciones o incentivos para captar el interés particular en la conservación de tales áreas. En el Ecuador, además de las zonas incluidas en el SNAP, a 1998 existían 154 áreas de "reserva" con una extensión total de alrededor de 2.390.000 hectáreas (Fundación Natura 1999b). Estas zonas se encuentran bajo la administración de entidades privadas o públicas diferentes del Ministerio del Ambiente, tales como ONG, universidades, organismos seccionales, operadores turísticos y personas particulares. Sesenta y seis áreas son propiedad del Estado. A menudo son bosques que protegen cuencas hidrográficas; muchas son administradas a través de los organismos seccionales estatales u otras instituciones, mientras algunas no lo son de ninguna forma; solo siete cuentan con un plan de manejo. Las otras 88 áreas son privadas y de éstas dieciocho disponen de un plan de manejo. Según la fuente utilizada, los registros oficiales de declaratoria de algunas áreas datan de 1970. Ya que muchas fueron declaradas bosques protectores con el fin de evitar que el desaparecido Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (IERAC) los expropiara o que fueran invadidos por poblaciones colonas, no se sabe si aún existen y cumplen su papel de reserva natural. De las 154 áreas, el mayor porcentaje (61,8%) se concentra en la Sierra, seguido de la Costa (25%) y de la Amazonía (13,2%) (Fundación Natura 1999b). En un estudio llevado a cabo en 1992 (Fierro, Medina y Castillo 1992) se contabilizó 95 de estas reservas. Allí se menciona que de las áreas administradas por ONG y grupos particulares, solo 19 estaban orientadas a la conservación, investigación, educación ambiental, ecoturismo o manejo sustentable, con lo que pocas han demostrado una efectividad real para la conservación. La Fundación Natura ha jugado un papel preponderante en la constitución de la Red de Bosques Privados del Ecuador (conocida ahora como Corporación

sustentabilidad que prevean no solo la inclusión de núcleos de protección y áreas de uso sustentable, sino también el mantenimiento de los procesos ecológicos y la salud de la interrelación mar y tierra de la que éstos se nutren (Hurtado, Yépez y Pozo 1999). Además, será necesario revisar la Ley de Pesca y establecer otros mecanismos de coordinación administrativa aplicables que eviten o minimicen las sobreposiciones institucionales (Hurtado, Yépez y Pozo 1999). 5.7 Conservación afuera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas: reservas privadas y territorios indígenas Tanto en el Convenio sobre la Diversidad Biológica como en las nuevas estrategias para la conservación in situ de la diversidad biológica, se promueve el es-

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Nacional de Bosques Privados), la misma que cuenta con 41 áreas inscritas. El objetivo de esta organización es compartir conocimientos y experiencias de manejo sustentable entre los miembros, y brindarse apoyo solidario ante los conflictos que surgen de la gestión de estas zonas. Sobre la validez de conservar áreas pequeñas, se sostiene que en el Ecuador es un esfuerzo importante por cuanto existe una fragmentación natural y, especialmente antropogénica, que ha determinado la formación de remanentes boscosos, en la Sierra y en la Costa, de diversa ubicación altitudinal, grado de aislamiento y de singular valor para la conservación de la diversidad biológica (Báez 1997). De manera particular, la región occidental ecuatoriana se destaca por endemismos localizados que, según Dodson y Gentry (1991), obedecen al mosaico de hábitats pequeños y naturalmente fragmentados en los cuales han ocurrido procesos de especiación que han originado nuevos organismos cuya distribución es muy restringida. La importancia de estas reservas, tanto privadas como públicas, debería servir para seleccionar aquellas que coinciden con áreas y ecosistemas de conservación prioritaria identificados por los estudios ahora disponibles, con el fin de incluirlas en una estrategia para la conservación in situ. En la propuesta de la nueva Ley de Biodiversidad (aún en discusión) constan diferentes tipos de incentivos económicos y mecanismos de protección real para estas reservas, así como espacios participativos para la planificación. Entre otros temas, esta Ley recoge los siguientes puntos:

derechos territoriales colectivos y al uso doméstico de los recursos naturales por parte de los pueblos indígenas, constituye el primer paso en el camino de proporcionar un medio para proteger, a perpetuidad, los ecosistemas amazónicos, reconociendo al mismo tiempo el papel y los esfuerzos de muchas comunidades indígenas que, a través de los preceptos de sus culturas, han manejado y conservado la selva amazónica. Varios pueblos indígenas, tanto los que están asentados en áreas protegidas o en sus zonas de influencia, como los que no lo están, han manifestado su interés en delimitar extensas áreas para destinarlas a un uso múltiple y en las que se incluirían zonas de conservación. 5.8 Áreas prioritarias para la conservación in situ La especie es una de las unidades más reconocibles de la biodiversidad (Gaston 1996). Por ello es considerada uno de los elementos de referencia para la conservación. Ya que las especies están compuestas por individuos que son entidades discretas y, por lo tanto, posibles de medir, la evaluación del estado de conservación de una especie (poblaciones, número de individuos, dinámica y tendencias) permite decidir si necesita ser protegida y manejada a través de una estrategia particular. Dicha información no es fácil de conseguir, menos aún en países de gran diversidad y limitada información científica como el Ecuador. De hecho, sobre la mayoría de las especies ecuatorianas o no existen referencias poblacionales o las disponibles son incompletas. La carencia de estudios, si bien limita el éxito del establecimiento de áreas para conservación, no elimina la posibilidad de determinar (en parte arguyendo el principio de precaución), el grado de amenaza que soportan ciertas especies o grupos y establecer zonas prioritarias en las que éstas pueden ser mantenidas. Como consta en el mapa 9 (p. 189) son ocho las áreas que ocupan los primeros lugares desde el punto de vista de la conservación de ecosistemas en riesgo, así como de la diversidad y del endemismo de la avi-

• Reconocimiento oficial de las áreas protegidas privadas. • Seguridad en la propiedad mediante prohibición de expropiación. • Protección del Estado contra invasiones. • Exoneraciones y deducciones tributarias. • Reglamentación de pago por servicios ambientales. La declaratoria de zonas intangibles (mapa 4, p 184), que incluye el reconocimiento, respeto y apoyo a los

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fauna del Ecuador (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Geográficamente éstas corresponden a:

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tienen gran diversidad, pero desde el punto de vista de los ecosistemas no se consideran prioritarias, ya que éste es el tipo de vegetación más ampliamente cubierto en el SNAP. Los mapas de las áreas prioritarias para la conservación de aves y mamíferos fueron elaborados observando cinco criterios: diversidad, endemismo, hábitats raros o amenazados, densidad poblacional, y especies amenazadas. En el caso de las áreas prioritarias para la conservación de la flora, los mapas fueron desarrollados tomando en cuenta los mismos criterios, excepto el de densidad poblacional. Aquellas zonas en las que coincidieron el mayor número de criterios serían las primeras en recibir atención. En el caso de los mamíferos ninguna de las áreas cumplió con más de tres criterios de selección. La ubicación de los sitios difiere, aunque no completamente, dependiendo de los grupos considerados (Suárez 1997). Por ejemplo, en el caso de las aves, están ubicadas sobre todo al sur y al noroccidente del país (mapa 10, p. 190), en lo que correspondería a las áreas numeradas 1, 3 y 7 de la lista de Sierra, Campos y Chamberlin (1999). Cuando se trata de los mamíferos, estarían en las estribaciones surorientales de la cordillera de los Andes, en las cordilleras costeras y en el extremo noroccidental del Ecuador, lo que parcialmente corresponde a las áreas 1, 2 y 6 de dicha lista. También se incluyen extensas áreas en la región amazónica, debido a la diversidad y a que es necesario disponer de grandes superficies si se quiere asegurar la conservación de las poblaciones de mamíferos grandes (mapa 11, p. 192). Finalmente, en el mapa sobre conservación de la flora del Ecuador (mapa 12, p. 194), resaltan varias zonas de poca extensión y dispersas, ubicadas principalmente en el occidente del país, además de dos zonas en las estribaciones nororientales de la cordillera. Resumiendo las diferentes propuestas, lo que más resalta son las localidades y ecosistemas de la Costa, puesto que ocupan los primeros lugares, seguidos de las estribaciones occidentales y orientales de los Andes, sobre los 600 m de altitud. En todo caso, uno de los temas que debe ser resuel-

1. La Costa y Andes occidentales del sur del Ecuador, en las provincias de El Oro y Loja, desde la frontera con el Perú hacia el este en los Andes, hasta los límites del Parque Nacional Podocarpus y, hacia el norte, hasta las estribaciones occidentales de los Andes en el sector de Molleturo, al oeste del Parque Nacional El Cajas. 2. La Costa centro seca, desde la Isla Puná hacia el oeste, hasta la península de Santa Elena, y especialmente hacia el norte hasta el cabo de San Lorenzo, pasando el Parque Nacional Machalilla, sobre la cordillera de Chongón–Colonche. 3. La Costa norte en la provincia de Esmeraldas, desde el límite norte de las montañas de Mache hacia el límite con Colombia y hacia el este, alrededor de la Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas. 4. Las estribaciones occidentales (hacia el callejón interandino) de la cordillera oriental de los Andes, entre las provincias de Sucumbíos, El Carchi e Imbabura. 5. Los humedales de la Costa centro y norte en las provincias de Guayas, Los Ríos, Manabí y Esmeraldas. 6. La región a lo largo de las estribaciones orientales de los Andes y las cordilleras amazónicas. 7. Las estribaciones occidentales (hacia el callejón interandino) de la cordillera oriental en el sector de la cordillera de Cordoncillo y los páramos de Matanga, entre las provincias de Azuay, Loja, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. 8. Las estribaciones occidentales de los Andes, especialmente en el centro del país. Esta información coincide con las áreas seleccionadas por especialistas de diferentes grupos de especies de fauna y flora (Suárez 1997). La excepción serían las localidades de las tierras bajas del sur de la Amazonía que también han sido incluidas por los especialistas en agrodiversidad, mamíferos y aves, porque con-

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to antes de continuar definiendo áreas prioritarias para la conservación en el Ecuador continental es la fijación de un objetivo específico de conservación. Se considera que una meta del 10% del área total de cobertura de cada ecosistema es válido y consistente con las recomendaciones de la Unión Mundial para la Naturaleza y del World Conservation Monitoring Centre sobre las prioridades de conservación a nivel pantropical (UICN 1980, 1994, Murray et al. 1997; todos citados en Sierra, Campos y Chamberlin 1999). Lo importante para el caso del Ecuador, un país pequeño y densamente poblado, es que la eficiencia de manejo de las áreas del SNAP sí puede introducir una gran diferencia cuando se planifica para lograr los objetivos de conservación. Establecer o ampliar reservas es un proceso costoso y complicado, por lo que en la medida de lo posible es preferible continuar con el sistema vigente pero mejorando sustancialmente su eficiencia en el manejo. Por ejemplo, con el actual nivel

de eficiencia en el Parque Nacional Machalilla y en la Reserva Ecológica Mache–Chindul, se requieren aproximadamente 25.000 hectáreas más de bosque siempreverde piemontano de la cordillera de la Costa para llegar al 10% de representatividad. Un nivel del 100% de eficiencia en estas reservas significaría que en vez de 25.000 solo harían falta 2.400 hectáreas adicionales para llegar a un 10% de representatividad. En el caso del bosque húmedo tropical de la Costa, la mejora en la eficiencia del manejo de lo que ya está protegido podría reducir las necesidades de nuevas áreas de protección hasta en 40.000 hectáreas (Sierra, Campos y Chamberlin 1999). 5.9 La conservación ex situ La conservación ex situ se define como el mantenimiento de los componentes de la diversidad biológica afuera de sus hábitats naturales, proceso que implica

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Importancia de la conservación ex situ Diversas son las formas a travŽs de las cuales los programas ex situ pueden coadyuvar a la protecci—n de las especies y los recursos genŽticos en su medio natural (in situ): ¥ La propagaci—n ex situ de especies cr’ticamente amenazadas puede prevenir su inmediata extinci—n. ¥ Las poblaciones ex situ de especies cr’ticamente amenazadas pueden ser empleadas en estrategias de conservaci—n que, interactivamente, manejen tanto poblaciones en cautiverio como poblaciones silvestres. De esta forma, al restablecer y reforzar las poblaciones naturales se puede asegurar la supervivencia de especies en sus h‡bitats originales. ¥ Las poblaciones ex situ pueden ser empleadas en programas de educaci—n, investigaci—n y relaciones pœblicas, beneficiando as’ la supervivencia de individuos de la misma especie que se encuentran en estado silvestre. Fuente: IUDZG y UICN/SSC (1993).

nimiento y cría bajo condiciones ex situ debe ser fomentado, siempre que los fines perseguidos sean la conservación o la producción y uso sustentable (Ministerio de Medio Ambiente 1999a,b,c).

tanto el almacenamiento de los recursos genéticos en bancos de germoplasma, como el establecimiento de colecciones de campo y manejo de especies en cautiverio (Estrella y Tapia 1993 citado en Ulloa, Suárez y Silva 1995). El objetivo primordial de la conservación ex situ es apoyar la supervivencia de las especies en sus hábitats naturales (IUDZG y UICN/SSC 1993). Así pues, los centros de conservación ex situ deben ser una parte constitutiva de todo programa integrado de conservación de especies y recursos genéticos, como un complemento para su protección in situ (Ulloa, Suárez y Silva 1995), principalmente cuando se trata de especies críticamente amenazadas. Bajo este contexto, el art. 9 del Convenio sobre la Diversidad Biológica insta a los Estados a que adopten medidas decisivas de conservación ex situ para reforzar los programas de conservación in situ. En el Ecuador, el diseño de la Estrategia para la Protección y Uso Sustentable de la Vida Silvestre es una muestra de los avances realizados en lo referente al problema de la desaparición de la vida silvestre en el país. En este documento se establecen normas que rigen las actividades y acciones del manejo de la vida silvestre, basados en el principio de que su mante-

5.10 Los centros de tenencia y producción de vida silvestre Se considera que un centro de tenencia y producción de vida silvestre (CTP de vida silvestre) es toda infraestructura establecida según los procedimientos legales vigentes, que alberga en condiciones ex situ (cautiverio o semicautiverio) a especímenes de la vida silvestre ecuatoriana, con uno o varios de los siguientes objetivos: producción y comercialización, educación, conservación e investigación (Ministerio de Medio Ambiente 1999a). En el Ecuador, los centros de manejo ex situ de la vida silvestre son usualmente llamados "unidades de manejo". Sin embargo, esta denominación es incoherente con la legislación actual, según la cual "unidad de manejo" es el nombre genérico que se confiere a las diferentes categorías de las áreas protegidas que pertenecen al Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

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RECUADRO 5.2

Políticas para la conservación ex situ en el Ecuador ¥ La conservaci—n ex situ debe realizarse particularmente en el caso de las especies amenazadas, cuando existe el riesgo fundamentado de que sus poblaciones no son viables en el medio natural. ¥ La recolecci—n de individuos para la realizaci—n de programas ex situ no debe perjudicar, a largo plazo, la existencia de poblaciones viables en condiciones naturales. ¥ El mantenimiento de individuos o poblaciones de vida silvestre en condiciones ex situ debe estar a cargo de personal calificado. ¥ La cr’a y mantenimiento de elementos de la vida silvestre con fines comerciales o de consumo es aceptable en el caso de especies que no est‡n catalogadas como amenazadas. ¥ La cr’a y mantenimiento de elementos de la vida silvestre con fines comerciales, de producci—n, o de consumo pueden ser complementarios a la conservaci—n, siempre que ayude a valorizar la vida silvestre y a crear interŽs en la conservaci—n, como un mecanismo para aliviar la presi—n sobre las especies que se encuentran en estado silvestre. ¥ La extracci—n de elementos de la vida silvestre para programas de cr’a en cautiverio con fines comerciales debe ser sometida a estrictos controles y, en ningœn momento, puede perjudicar la existencia de las poblaciones naturales. Los individuos capturados no deben ser comercializados o destinados para el consumo para evitar confusiones sobre su origen. ¥ El Estado procurar‡ crear centros de tenencia y manejo ex situ para que alberguen especies con fines de conservaci—n, investigaci—n, producci—n y que hayan sido legalmente constituidos. Fuente: Ministerio de Medio Ambiente (1999b).

los bancos de germoplasma son tratados con mayor profundidad en el capítulo 4.

Considerando que en la mayoría de estos centros no se practica un manejo sino una "tenencia de ejemplares silvestres", se ha propuesto reemplazar el término "unidad de manejo" por "centro de tenencia y producción de vida silvestre" (CTP de vida silvestre) o centro de tenencia y manejo de vida silvestre (Ministerio de Medio Ambiente 1999a). Estos centros se dividen en CTP de fauna (zoológicos, centros de rescate, centros de tránsito, zoocriaderos de producción comercial, zoocriaderos de investigación médica y farmacéutica y museos de fauna) y CTP de flora (jardines botánicos, bancos de germoplasma, viveros y herbarios). A continuación se presenta una sinopsis sobre los principales CTP de vida silvestre en el Ecuador. La situación de los museos y herbarios es tratada en el séptimo capítulo de este libro (7.32–34), debido a que son entidades que se dedican más a la investigación que a la conservación ex situ, propiamente. Asimismo,

5.11 Los zoológicos Hasta hace poco, un zoológico era considerado como un espacio abierto al público en el cual se exhibían animales en cautiverio únicamente con fines de recreación y diversión (Ali 1927, Zeuner 1963; ambos citados en Ministerio de Medio Ambiente 1999a). Esta clásica concepción difiere substancialmente del concepto moderno, el mismo que define a un zoológico como un centro especializado en el que se mantiene una colección de fauna silvestre abierta al público, pero cuyo objetivo primordial es promover la conservación de la vida silvestre por medio de la educación ambiental recreativa, la investigación biológica y la protección ex situ de especies amenazadas

173

5.11

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CUADRO 5.7 Zoológicos según el Departamento de Vida Silvestre Nombre

Localidad

Provincia

AmaZoónico

Ahuano, Río Arajuno

Napo

Eco-Zoológico San Martín

Baños

Tungurahua

Mini-Zoológico Yamburara

Vilcabamba

Loja

Vivarium

Quito

Pichincha

Zoológico Banco del Pacífico

Guayaquil

Guayas

Zoológico Cerro Blanco

Cerro Blanco

Guayas

Zoológico de Guayllabamba

Guayllabamba

Pichincha

Zoológico / curia

Ibarra

Imbabura

Fuente: ECOLAP (1998).

(Ministerio de Medio Ambiente 1999a). En la actualidad se ha tomado conciencia de que el mantenimiento de animales silvestres en zoológicos se justifica cuando se ha confirmado que esta medida contribuye a la supervivencia de las especies que están severamente amenazadas en sus hábitats naturales. Así pues, los zoológicos deben propender a la conservación de la variabilidad genética original; las poblaciones que son mantenidas en cautiverio deben constituir reservas genéticas de aquellas especies que tienen poblaciones extremadamente reducidas en sus ambientes naturales (Ministerio de Medio Ambiente 1999a). En el Ecuador, la definición que se ha utilizado hasta el momento para zoológicos, zoocriaderos y centros de rescate es bastante ambigua. Por consiguiente, sus objetivos institucionales son poco precisos, y en muchas ocasiones se confunden sus funciones, al menos desde un punto de vista conceptual. El Departamento de Vida Silvestre (DVS) del desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN), identificó como "zoológicos" a ocho CTP de fauna, los cuales están distribuidos en seis provincias del país (cuadro 5.7). No obstante, en el documento Manejo para la Protección y el Uso Sustentable de la Vida Silvestre en el Ecuador (ECOLAP 1998) se señala que de acuerdo con las actividades reales que cumplen los CTP de fauna, al menos 15 centros deberían ser catalogados como "zoo-

lógicos". Es por ello que algunas entidades que son ubicadas por el DVS dentro de otras categorías, el Instituto de Ecología Aplicada (ECOLAP) las clasifica como "zoológicos". Al Centro de Tecnologías de Fátima, por ejemplo, se lo autodenomina "Centro de domesticación y producción de especies amazónicas para fines comunitarios y centro de rescate", pese a que los niveles de producción de fauna silvestre allí son mínimos —apenas 20 pecaríes (Pecari tajacu) en diez años—, y las actividades de rescate de fauna se han limitado a la liberación descontrolada de animales donados o comprados. Asimismo, el Centro de Rescate AmaZoónico no solo subsiste casi exclusivamente de las entradas que pagan los visitantes, sino que carece de una percepción clara acerca de lo que significa rescate. Más aún, pese a que el potencial que poseen tanto los centros propuestos por el DVS como los identificados por el ECOLAP les acercan más a los objetivos de un zoológico, ninguna de estas colecciones de fauna presentan las cualidades de manejo necesarias para justificar su inclusión bajo la estricta denominación de zoológicos (ECOLAP 1998). Ciertamente, si se toman en cuenta los cuatro principios que rigen el funcionamiento de un zoológico, es decir, educación, investigación, conservación y recreación (IUDZG y UICN/SSC 1993), los centros catalogados como "zoológicos" en el Ecuador en realidad deberían ser considerados meras "muestras de fauna".

174

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5.13

situ

CUADRO 5.8 Centros de rescate de fauna reconocidos por el Departamento de Vida Silvestre Centro de rescate de fauna

Ubicación

Centro Dayuma

Misahuallí

Centro de Rescate AmaZoónico

Ahuano

Centro de Rescate Hacienda Jambelí

Balao Chico

Centro de Tecnologías Fátima

Puyo

Finca de Nelson Chiriboga

Daule

Fundación Rescate de Fauna

Quinindé y Tumbaco

Vivarium

Quito

Zoológico Cerro Blanco

Guayaquil

Zoológico del Banco del Pacífico

Guayaquil

Zoológico San Martín

Baños

Fuente: ECOLAP (1998).

Según la evaluación realizada por el ECOLAP (1998), pocos CTP de fauna son reconocidos como centros de rescate, y cuando lo son se debe a la infraestructura que ofrecen más que a la capacidad técnica que poseen; entre los más sobresalientes se señalan a los centros de rescate de fauna ubicados en Tumbaco (Pichincha) y en Quinindé (Esmeraldas). Por último, es necesario subrayar que aunque en el Ecuador no existen entidades que hayan sido reconocidas oficialmente como centros de tránsito, algunas operan como tales, por ejemplo el Vivarium (en Quito).

5.12 Los centros de tránsito y rescate de fauna En la Estrategia Nacional para la Protección y el Uso Sustentable de la Vida Silvestre en el Ecuador (Ministerio de Medio Ambiente 1999a) se especifica que los centros de rescate son lugares destinados a la recepción y al mantenimiento adecuado de los animales que son víctimas del tráfico de especies, con el objetivo de rehabilitarlos y luego liberarlos en su hábitat natural siguiendo rigurosos criterios y lineamientos. Esta categoría de CTP de fauna también debe promover la investigación, sobre todo en lo concerniente al desarrollo de técnicas apropiadas de manejo y a estudios de etología. Finalmente, el centro de rescate debe servir como un sitio de interpretación y concientización acerca de la problemática del tráfico de especies. Hoy en día, la denominación de centros de rescate es asignada a una serie de infraestructuras que han sido puestas a servicio del Estado por personas particulares u ONG. En el Ecuador, siete CTP de fauna son utilizados como tales (cuadro 5.8) y también algunos zoológicos. No obstante, el excedente de especímenes constituye una carga muy pesada, pues estos lugares no cuentan con el espacio y la infraestructura adecuada para acoger adecuadamente a los animales.

5.13 Los centros de crianza de especies silvestres El manejo de la fauna silvestre con fines comerciales es una actividad lícita impulsada por los Estados, no solo como una estrategia encaminada a la conservación de la diversidad biológica, sino también como una alternativa para que las comunidades locales obtengan ingresos a través del uso sustentable de los recursos naturales (TCA 1995, ECOLAP 1998). Dentro de este contexto, los zoocriaderos son centros de propiedad pública o privada que se dedican al mantenimiento, reproducción o crianza de animales silvestres bajo condiciones de cautiverio o semicautiverio. La finalidad de algunos zoocriaderos es la producción comercial de especímenes silvestres de fauna, los

175

5.13

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CUADRO 5.9 Animales nativos producidos con fines comerciales en los centros de tenencia y producción Especies

Nombre común

Unidades existentes

Licencias

Diversas especies del orden Lepidoptera Diversas especies de la familia Dendrobatidae

Mariposas

4

4

Ranas venenosas

1

1

Melanosuchus niger

Caimán negro

Colossoma macropomum

Cachama

Dormitator latifrons

Chame

1

1

más de 200

0

más de 50

0

Fuente: ECOLAP (1998).

cuales son usados como recursos alimenticios, recreativos, industriales, científicos o de conservación para repoblación (Baquero et al. 1994). Otros mantienen o producen animales con propósitos de investigación médica o farmacéutica o para extracción de ciertos productos como toxinas (Ministerio de Medio Ambiente 1999a). En el Ecuador, el art. 205 del reglamento a la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre prohibe la colección y extracción de especímenes, elementos constitutivos de la vida silvestre y otros materiales (Camacho 1995). No obstante, la cría de animales silvestres está contemplada en el art. 76 de la misma ley, en el cual se promulga que se deben establecer zoocriaderos para la reproducción y fomento de la fauna silvestre. En este sentido, únicamente los animales silvestres que hayan sido producidos en cautiverio pueden ser comercializados (ECOLAP 1998). Los zoocriaderos forman parte de las unidades de manejo (CTP de fauna) identificadas por el Departamento de Vida Silvestre del desaparecido INEFAN (actualmente Ministerio del Ambiente). Sin embargo, al igual que las otras categorías de CTP de fauna, estos centros tampoco han sido definidos formalmente. Cabe mencionar que la normativa para el funcionamiento de los zoocriaderos está contemplada en el Reglamento sobre Caza y Pesca que aún se encuentra en proceso de elaboración (ECOLAP 1998). Se calcula que en el Ecuador existen alrededor de 1.000 centros dedicados a la producción de fauna silvestre (incluidas las piscicultoras). No obstante, solamente siete de éstos están registrados en el Departa-

mento de Vida Silvestre y poseen licencia de funcionamiento, básicamente porque la competencia de este Departamento no incluye las especies exóticas ni acuáticas. En general, los zoocriaderos establecidos hasta 1998 han enfocado sus actividades principalmente en diez ítems (especies o grupos de especies), de los cuales cinco son especies introducidas y cinco corresponden a fauna nativa (cuadros 5.9 y 5.10). También funcionan varios zoocriaderos en los que se maneja fauna amazónica, principalmente mamíferos. Por ejemplo, el Centro Experimental La Paca, la Estación Experimental de la Escuela Politécnica del Chimborazo, el Centro de Tecnologías de Fátima (en Pastaza) y la Hacienda Jambelí (en Guayas). En 1974, a través del Decreto Ejecutivo no. 193 (Registro Oficial no. 506) se promovió la instalación de estaciones experimentales para la conservación y multiplicación de llamas y otros camélidos. Además, se confirió al Ministerio de Agricultura y Ganadería la facultad para establecer vínculos con países en los cuales subsisten camélidos, con el fin de suscribir convenios internacionales tendentes a la conservación e incremento de tales especies. El decreto en cuestión fue ratificado con el establecimiento de estaciones experimentales ubicadas en el Parque Nacional Cotopaxi y en la Reserva de Producción de Fauna de Chimborazo. En la actualidad existen más de 24 centros que están dedicados a la cría de llamas (Lama glama) y alpacas (Lama pacos). Seis de estos centros constan en el cuadro 5.11. Adicionalmente, en 1976, el Ecuador entró a formar parte del Convenio para la Conservación de la Vicuña (Vicugna vicugna), acuer-

176

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ex

5.14

situ

CUADRO 5.10 Centros de tenencia y producción de fauna nativa con fines comerciales que están legalizados en el Departamento de Vida Silvestre

do que mantienen los gobiernos del Perú y de Bolivia desde 1969 (ECOLAP 1998). En lo referente a los zoocriaderos con fines de investigación médica y farmacéutica, el único centro que trabaja con serpientes para la extracción de veneno y elaboración de sueros antiofídicos es el Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez (ECOLAP 1998).

Centro de tenencia y

Etapa

Ubicación

producción de fauna

(provincia)

Mariposas Hostería La Selva

5.14 Fauna de los centros de tenencia y producción de vida silvestre

Comercialización

Sucumbíos

Sacha Lodge

Comercialización

Sucumbíos

Mindo

Comercialización

Pichincha

Experimental

Pichincha

Experimental

Sucumbíos

Mindo II Caimanes

En el diagnóstico sobre el manejo de la vida silvestre realizado por el Instituto de Ecología Aplicada de la Universidad San Francisco de Quito (ECOLAP 1998) se indica que aproximadamente 400.000 ejemplares de animales silvestres, la mayoría de los cuales corresponde a especies introducidas, se encuentran albergados en los CTP de fauna (cuadro 5.12). De acuerdo con el número de ejemplares registrados, se considera que las familias nativas más sobresalientes en los CTP de fauna son: Psittacidae (loros y guacamayos) en aves; Tayassuidae (pecaríes) y Dasyproctidae (guatuzas) en mamíferos; Dendrobatidae (ranas venenosas) en anfibios; y Testudinidae (tortugas) y Alligatoridae (caimanes) en reptiles (gráfico 5.2). Entre las especies de aves más representativas en lo que a manejo se refiere se encuentran el pato silbón ventrinegro (Dendrocygna autumnalis), chachalaca cabecirrufa (Ortalis erythroptera), amazona alinaranja (Amazona amazonica), amazona harinosa (Amazona farinosa) y loro cabeciazul (Pionus menstrus). Entre los mamíferos destacan el pecarí de collar (Pecari tajacu), tigrillo (Leopardus pardalis), guatuza (Dasyprocta fuliginosa) y guanta (Agouti paca). Entre los anfibios se menciona a las ranas venenosas (Epipedobates tricolor). En el grupo de los reptiles las tres especies que usualmente están presentes en las colecciones son una tortuga (Chelonoides denticulata), el caimán negro (Melanosuchus niger) y la boa (Boa constrictor imperator). Se calcula que al menos 95 especies que constan en las colecciones de fauna del país están dentro de alguna de las categorías de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y de la Convención sobre el Co-

Caimán Negro

y Napo Fuente: ECOLAP (1998).

CUADRO 5.11 Centros dedicados al manejo de camélidos Centro Parque Nacional Cotopaxi

Ubicación (provincia) Cotopaxi

Reserva de Producción de Fauna Chimborazo Huasillama

Chimborazo Cotopaxi

Unidad de manejo de camélidos del Dr. Stuart White

Cañar

Estación Experimental Aña Moyocancha

Chimborazo

Unidad de manejo de alpacas Ancholag

Pichincha

Fuente: ECOLAP (1998).

CUADRO 5.12 Número aproximado de ejemplares albergados en los centros de tenencia y produción de fauna Grupo Aves Mamíferos Anfibios introducidos Reptiles Peces (nativos e introducidos) Fuente: ECOLAP (1998).

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Número de ejemplares 863 1.087 57.207 789 372.340

5.15

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GRAFICO 5.2 Fauna nativa mejor representada en los centros de tenencia y producción, según familias 350

nœmero de individuos

300 250 200 150 100

aves

mamíferos

reptiles

Dendrobatidae

Testudinidae

Alligatoridae

Viperidae

Boidae

Crocodylidae

Psittacidae

Cracidae

Anatidae

Ramphastidae

Cathartidae

Accipitridae

Tayassuidae

Dasyproctidae

Felidae

Cebidae

Procyonidae

Cervidae

Hidrochaeridae

0

Tapiridae

50

anfibios

Fuente: ECOLAP (1998).

mercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre CITES. Estas son 45 especies de aves, 28 de mamíferos, 21 de reptiles y una de anfibios. Algunas son la chachalaca cabecirrufa (Ortalis erythroptera), pava crestada (Penelope purpurascens), amazona frentirroja (Amazona autumnalis), guacamayo verde mayor (Ara ambigua guayaquilensis), guacamayo aliverde (Ara chloroptera), perico caretirrojo (Aratinga erythrogenys), puma (Puma concolor), oso de anteojos (Tremarctos ornatus), mono araña (Ateles belzebuth), caimán negro (Melanosuchus niger) y cocodrilo americano (Crocodylus acutus). Aunque muchas de estas especies son difíciles de localizar en estado silvestre, en las colecciones de fauna aún es factible encontrar algunos especímenes. Por ejemplo, 28 cocodrilos americanos se hallan en cinco colecciones de fauna. Su particular estatus (vulnerables según la UICN y Apéndice I del CITES) y su presencia en los CTP de fauna deberían ser tomados en cuenta para el desarrollo de programas de conservación (ECOLAP 1998).

5.15 Situación de los centros de tenencia y producción de fauna De acuerdo con el Instituto de Ecología Aplicada de la Universidad San Francisco de Quito (ECOLAP 1998), los centros de tenencia y producción de fauna silvestre adolecen de graves limitaciones: carecen de infraestructura; el personal a cargo de las colecciones está poco preparado; no hay inventarios; y existen restricciones económicas y administrativas. Estos y otros factores han impedido que las instituciones ecuatorianas encargadas del manejo de la fauna en cautiverio realicen esta actividad de forma coherente con los objetivos de la conservación. En el cuadro 5.13 constan las limitaciones de estos centros. Al analizar los programas desarrollados en los distintos CTP de fauna se constató la escasez de proyectos de educación, investigación y conservación. La gran mayoría de programas está vinculado con el turismo y la recreación, especialmente en el caso de los zoológicos.

178

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5.16

situ

CUADRO 5.13 Limitaciones en los principales centros de tenencia y producción de fauna silvestre Centro de tenencia y producción Zoológicos (muestras de fauna)

Limitaciones - Falta de objetivos definidos - Deficiencias en infraestructura y al nivel técnico - Compra de animales silvestres provenientes del tráfico de especies (salvo algunos centros) - No cumplen con los principios que justifican la existencia de un zoológico

Centros de rescate

- Falta de objetivos - Infraestructura inadecuada - No hay personal especializado en manejo de fauna silvestre - No tienen una capacidad de carga establecida - Cuentan únicamente con recursos financieros propios, lo cual restringe su facultad de acción

Zoocriaderos

- No se toma en cuenta aspectos de índole económico y cultural al momento de promocionar o establecer zoocriaderos, lo cual es fundamental para comercializar un producto - Infraestructura inadecuada - Mantenimiento precario de los animales - Personal poco capacitado - Técnicas inadecuadas

Fuente: ECOLAP (1998).

5.16 Los jardines botánicos

ción, dos reciben turismo y todos tienen programas educativos. La asociación denominada Botanic Gardens Conservation International (BGCI) junto con la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) formularon una estrategia para la conservación de los jardines botánicos, en la cual se detallan sus diez funciones (véase recuadro 5.3) (UICN y WWF 1989 citado en Ministerio de Medio Ambiente 1999a). Aunque los jardines botánicos del país no cumplen a cabalidad con dichas funciones, en las evaluaciones recientemente realizadas se ha confirmado que estos centros poseen un gran potencial para la educación y el turismo, y que sus deficiencias pueden ser superadas a través de un apoyo técnico y financiero adecuado (ECOLAP 1998).

Los jardines botánicos son centros que, en un terreno al aire libre, mantienen una colección viva de plantas silvestres con fines de conservación, investigación y educación recreacional. Por lo general, la flora es ordenada de acuerdo con sus características ecológicas, usos y taxonomía. Por ello, la educación es uno de los objetivos más relevantes, después de la conservación (Ministerio de Medio Ambiente 1999a). En el Ecuador tan solo tres centros han sido identificados como jardines botánicos: OMAERE (en el Puyo), el Jardín Botánico Tropical de la Universidad Luis Vargas Torres (en Esmeraldas) y el Jardín Botánico de Cerro Blanco (en Guayaquil). De éstos, dos realizan investigación, dos tienen un programa de conserva-

179

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RECUADRO 5.3

Funciones de los jardines botánicos 1. Debe existir un programa de informaci—n cient’fica, en el cual se incluya informaci—n sistem‡tica. Una gran cantidad de estos jardines en el mundo son sitios donde se investiga las plantas. En varios casos, junto a sus instalaciones se encuentran herbarios, lo cual facilita realizar estudios taxon—micos puesto que se dispone tanto de muestras preservadas como de plantas vivas. 2. Deben promover la introducci—n y el estudio de plantas que tengan importancia econ—mica. Estos lugares deben servir como centros de introducci—n, aclimataci—n, mejoramiento y estudio de plantas œtiles Ñpor ejemplo, las plantaciones de caucho (Hevea brasiliensis) en MalasiaÑ. 3. Deben tener un centro de documentaci—n sobre plantas cultivadas, especialmente acerca de su origen y naturaleza. 4. Deben ser centros de mejoramiento para la agricultura. Varios jardines bot‡nicos en el mundo sirven como centros de colecci—n, selecci—n e hibridaci—n. De hecho, esos jardines han introducido al mercado miles de variedades mejoradas de plantas ornamentales. 5. Debe ser centros de capacitaci—n en bot‡nica y horticultura. Algunas funciones de esos jardines son la ense–anza de la bot‡nica, sobre todo en el nivel superior. 6. Deben impulsar el desarrollo de presentaciones estŽticas de plantas y exhibiciones. Probablemente esta es la funci—n m‡s conocida y consiste en exhibir plantas vivas, de una forma estŽtica e informativa, tratando de demostrar la importancia que tienen en todos los aspectos de la vida de los seres humanos. 7. Deben ser centros de conservaci—n de plantas amenazadas. Esta es una de las principales funciones de los jardines bot‡nicos, puesto que coadyuvan a la conservaci—n de plantas raras y en peligro de extinci—n. 8. Deben ser centros de educaci—n pœblica y de extensi—n de las actividades bot‡nicas. 9. Deben procurar el mejoramiento de las tŽcnicas agron—micas relativas al cultivo de plantas œtiles. 10.Deben establecer bancos de semillas de las plantas medicinales aut—ctonas y cultivadas del pa’s. 11.Debe establecer mŽtodos de reemplazo para la conservaci—n ex situ de las especies que no pueden mantenerse en bancos de semillas. Fuente: UICN y WWF (1989 citado en Ministerio de Medio Ambiente 1999a).

Entre los planteamientos contenidos en la Estrategia para la Protección y el Uso Sustentable de la Vida Silvestre en el Ecuador (Ministerio de Medio Ambiente 1999a) se establece que se debe conservar ex situ las muestras más representativas y amenazadas de la flora silvestre, con el fin de asegurar su protección cuando no sea posible aplicar estrategias de conservación in situ. En este sentido, se especifica que los jardines botánicos deberán poner énfasis en el manejo de las especies amenazadas, sobre todo en el caso de las

propias de sistemas insulares. En la actualidad, alrededor de 20 especies de la provincia de Galápagos se encuentran distribuidas en doce jardines botánicos en el mundo (Davis 1990 citado en Ministerio de Medio Ambiente 1999a).

180

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MAPA 1 Zonas de altitud y principales ríos y cordilleras del Ecuador continental Estuario de Cayapas-Mataje

chi nda l

a Río C

ya

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Río S a

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Volcán Cotopaxi

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Golfo de Guayaquil

Río Curaray

Volcán Chimborazo

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Puntilla de Santa Elena

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Isla de la Plata

Isla Puná

Perú

Cor

dille

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Arquipiélago de Jambelí

Altitud (msnm) 0 - 200

3.000 - 3.600

200 - 400

3.600 - 4.000

400 - 600

4.000 - 4.600

600 - 1.000

4.600 - 5.000

1.000 - 1.600

5.000 - 5.600

1.600 - 2.000

5.600 - 6.000

2.000 - 2.600

6.000 - 6.400

2.600 - 3.000 0

50

100 km

Fuente: Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica de EcoCiencia.

181

MAPA 2 Bloques petroleros y áreas protegidas en la Amazonía ecuatoriana

no Pa c

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Colombia

27

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11

Oc

18 15 7

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17

16

31

22 28

10 23 24

25

Perú

Áreas protegidas Bloques petroleros

0

50

100 km

Fuentes: Información del Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica de EcoCiencia; Arco Oriente, YPF e ICARO (1999).

182

Bosque siempreverde de tierras bajas de la Amazonía Bosque de tierras bajas de palmas y aguas negras Bosque inundable de tierras bajas por aguas blancas Bosque siempreverde piemontano de la Amazonía Bosque siempreverde montano bajo de las cordilleras amazónicas Bosque siempreverde montano de las cordilleras amazónicas Matorral húmedo montano de las cordilleras amazónicas Matorral húmedo montano alto de las cordilleras de la Amazonía Herbazal de tierras bajas de la Amazonía

Oc

éa

no Pa cíf ico

Amazonía

MAPA 3 Vegetación remanente en las tres regiones naturales del Ecuador continental (1996)

Colombia

Perú

Sierra Bosque siempreverde montano bajo de los Andes occidentales Bosque de neblina montano de los Andes occidentales Bosque siempreverde montano alto de los Andes occidentales Bosque siempreverde montano bajo de los Andes orientales del norte y centro Bosque siempreverde montano bajo de los Andes orientales del sur Bosque de neblina montano de los Andes orientales Bosque siempreverde montano alto de los Andes orientales Matorral húmedo montano de los Andes del norte y centro Matorral húmedo montano de los Andes del sur Matorral seco montano bajo Matorral seco montano de los Andes del norte y centro Matorral seco montano de los Andes del sur Páramo de frailejones Páramo herbáceo Páramo de almohadillas Páramo seco Páramo arbustivo de los Andes del sur Herbazal montano Herbazal montano alto Gelidofitia (super páramo) Nieves perpetuas

Costa Manglar Manglillo Bosque siempreverde de tierras bajas Bosque siempreverde inundable (guandal) Bosque siempreverde piemontano Bosque siempreverde piemontano de la cordillera de la Costa Bosque siempreverde montano bajo de la cordillera de la Costa Bosque de neblina montano bajo de la cordillera de la Costa Bosque semideciduo de tierras bajas Bosque deciduo piemontano Bosque semideciduo piemontano de la Costa Bosque semideciduo montano bajo Bosque deciduo de tierras bajas Sabana arbustiva Matorral seco de tierras bajas Herbazal de tierras bajas

Zonas intervenidas

0

Fuente: Sierra (1999a).

183

50

100 km

MAPA 4 Sistema Nacional de Áreas Protegidas y Zonas Intangibles de la Amazonia

15

Colombia El C

arc

16 18

hi

13

Esmeraldas

Imbabura

Provincia de Galápagos

20 Pichincha

11

Orellana

14

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23

3

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Bolívar

4

8 9 Napo

Tungurahua

22

Los Ríos

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Pa

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5

2 12

17 Cotopaxi

Manabí

Sucumbíos

Pastaza

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Chimborazo

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Guayas

7 19

Cañar Morona Santiago

1

Perú

25

Azuay

26

El Oro Zamora Chinchipe Loja

Sistema Nacional de Áreas Protegidas Zona Intangible Cuyabeno - Imuya

6

Zona Intangible Núcleo del Parque Nacional Yasuní y Territorio Tagaeri y Taromenane

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 0

Parque Parque Parque Parque Parque Parque Parque Parque Parque

Nacional Nacional Nacional Nacional Nacional Nacional Nacional Nacional Nacional

El Cajas Cotopaxi Galápagos Llanganates Machalilla Podocarpus Sangay Sumaco Napo-Galeras Yasuní

50

100

10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.

Reserva Reserva Reserva Reserva Reserva Reserva Reserva Reserva Reserva

Biológica Limoncocha Marina de Galápagos Ecológica Antisana Ecológica El Ángel Ecológica Cayambe–Coca Ecológica Cayapas–Mataje Ecológica Cotacachi–Cayapas Ecológica Los Ilinizas Ecológica Mache–Chindul

Fuente: Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica de EcoCiencia.

184

19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26.

Reserva Ecológica Manglares Churute Reserva Geobotánica Pululahua Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno Reserva de Producción de Fauna Chimborazo Refugio de Vida Silvestre Pasochoa Área de Recreación El Boliche Refugio de Vida Silvestre Isla Santa Clara Parque Binacional El Cóndor

Pa

cíf

ico

MAPA 5 Áreas de endemismo de aves

O

cé an

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Colombia

Perú

0

Región Tumbesina

Andes centrales del sur

Chocó

Andes del este del Ecuador y del Perú

Andes centrales del norte

Cumbres de los bosques andinos

Páramos andinos centrales

Amazonía –tierras bajas del Napo

50

100

Fuente: Best, Heijnen y Williams (1996). Nota: El área de endemismo de aves correspondiente a Galápagos no está incluida.

185

MAPA 6 Áreas con gran diversidad de aves

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Colombia

Perú

Nivel de importancia Bajo Medio Alto Zonas intervenidas

0

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100 km

Fuente: Sierra, Campos y Chamberlin (1999).

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MAPA 7 Áreas con gran endemismo de aves

O cé an

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Colombia

Perú

Nivel de importancia Bajo Medio Alto Zonas intervenidas

0

50

100 km

Fuente: Sierra, Campos y Chamberlin (1999).

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fico

MAPA 8 Localidades donde han sido registradas aves en peligro y su relación con las áreas de endemismo de aves

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Colombia

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Áreas de endemismo de aves Localidades 0

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100 km

Fuente: Wege y Long (1995). Nota: Para la identificación de cada área de endemismo de aves véase el mapa 5.

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MAPA 9 Áreas críticas para la conservación de la biodiversidad (objetivo de conservación 10%)

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Pa cíf ico

Colombia

Perú

Nivel de importancia Bajo Medio Alto Sistema Nacional de Áreas Protegidas 0

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Zonas intervenidas

100 km

Fuente: Sierra, Campos y Chamberlin (1999).

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MAPA 10 Áreas prioritarias para la conservación de las aves

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5

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Un criterio de selección 41

Dos criterios de selección

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Tres criterios de selección Cuatro criterios de selección 13

Cinco criterios de selección Sistema Nacional de Áreas Protegidas

0

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100 km

Fuente: Suárez (1997).

190

Criterios de selección con los que cumple cada área

Áreas prioritarias para las aves Amazonia 1. Estribaciones nororientales 2. Territorio Huaorani 3. Zona oriental de Pastaza 4. Cordillera de Cutucú 5. Cordillera del Cóndor Sierra 6. Laguna de San Pablo 7. Volcán Pichincha 8. Sarapullo 9. Quilindaña 10. Laguna de Yambo 11. Laguna de Colta 12. Río León 13. Shaime, Nangaritza y río Isimanchi Costa 14. Zona Awá 15. Noroccidente de Esmeraldas 16. Laguna de la Ciudad 17. Alto Onzole 18. Cabeceras del Cayapas 19. Balao 29. Manglares de Muisne 21. Playa de Cojimíes 22. Bilsa 23. Montañas de Mache y Chindul 24. La Perla 25. Bosques premontanos de las estribaciones occidentales 26. Río Palenque 27. Estuario del río Chone 28. Sistema Chone-Carrizal 29. Jauneche 30. Abras de Mantequilla 31. Sistema Daule–Babahoyo (humedales) 32. Cordillera de Colonche 33. Minas de Ecuasal 34. Cordillera de Chongón 35. Embalse de Chongón 36. Montañas de Engunga–Chanduy 37. Hacienda Las Mercedes 38. Isla Mondragón 39. Cords. de Molleturo y Mullopungo 40. Piñas 41. Estribaciones suroccidentales 42. Manglares de El Oro 43. Bosques de Arenillas 44. Bosques secos del sur

Gran diversidad

Endemismo o presencia de especies con distribución restringida

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Existencia Gran de habitats densidad raros y/o poblacional amenazados

Presencia de especies amenazadas a escala mundial o regional • • • •

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MAPA 11 Áreas prioritarias para la conservación de los mamíferos

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Un criterio de selección

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Dos criterios de selección Tres criterios de selección Cuatro criterios de selección Cinco criterios de selección Sistema Nacional de Áreas Protegidas

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100 km

Fuente: Suárez (1997).

192

Criterios de selección con los que cumple cada área Gran diversidad

Áreas prioritarias para los mamíferos Amazonia 1. Territorio Huaorani 2. Zona oriental de Pastaza 3. Río Tigre 4. Ríos Pastaza y Corrientes 5. Zona oriental de Morona-Santiago 6. Bosque Protector Abitagua 7. Cordillera del Cóndor Sierra 8. Zona Awá 9. Cabeceras del río Guayllabamba 10. Chacapata 11. Estribaciones noroccidentales de Pichincha (Mindo) 12. La Otonga–Pacayacu 13. Estribaciones occidentales de Bolívar 14. Bucay-Chillanes 15. Cuenca del río Paute 16. Estribaciones orientales del Austro 17. Bosque de Gima Costa 18. Cerro Mutiles 19. Manglares de Muisne 20. Manglares de Pedernales 21. Montañas de Chindul 22. Manglares del río Chone 23. Zona marina entre Puerto López y la Isla de la Plata 24. Cordillera de Chongón–Colonche 25. Zona marina de Posorja 26. Bosque seco de la isla Puná 27. Manglares de Guayas y El Oro 28. Bosques de Chilla 29. Bosques secos de Loja

Endemismo Existencia Gran Presencia de o presencia de habitats densidad especies de especies raros y/o poblacional amenazadas con distribuamenazados a escala ción restringida mundial o regional

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MAPA 12 Áreas prioritarias para la conservación de la flora

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Un criterio de selección

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Dos criterios de selección

5 15

Tres criterios de selección Cuatro criterios de selección Sistema Nacional de Áreas Protegidas

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100 km

Fuente: Suárez (1997).

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Criterios de selección con los que cumple cada área

Áreas prioritarias para la flora Amazonia 1. Alto Paushiyacu–Payamino (base de los Andes) 2. Arajuno–Nushiño 3. Cordillera de Cutucú 4. Cordillera del Cóndor 5. Río Nangaritza Sierra 6. Zona Awá 7. Guanderas 8. Bosque seco de El Chota 9. Bosque seco de Tabacundo 10. Estribaciones noroccidentales de Pichincha 11. Pilaló 12. Estribaciones occidentales de Chimborazo y Bolívar 13. Bosques de Collay y Santa Bárbara 14. Fierro-Urco 15. Amaluza Costa 16. Bosques muy húmedos de Esmeraldas 17. Montañas de Mache 18. Cerro Pata de Pájaro 19. Bosques de Jama 20. Humedales de Manabí 21. Cerro Montecristi 22. Parte alta de la cordillera de Chongón–Colonche (bosque de garúa) 23. Abras de Mantequilla 24. Hacienda La Clementina 25. Manta Real 26. Estribaciones occidentales de cordilleras de Molleturo y Mullopungo 27. Humedales de El Oro 28. Bosques de Chilla, Zaruma y Daucay 29. Sambo Tambo 30. Bosques de Guachanamá 31. Bosques secos interandinos de Sosoranga y Macará 32. Bosque seco suroccidental

Gran diversidad

Endemismo o presencia de especies con distribución restringida

Existencia de habitats raros y/o amenazados

Presencia de especies amenazadas a escala mundial o regional

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MAPA 13 El archipiélago de Colón, provincia de Galápagos

Darwin Wolf

ase Línea b s 5 milla s 15 milla

s 40 milla

Pinta Marchena

Genovesa

Santiago Fernandina Fernandina

Rábida

Baltra

Pinzón Isabela Isabela

Santa Cruz Santa Fé

Floreana Española

0

50

100 km

Fuente: Información proporcionada por la Fundación Charles Darwin.

196

San Cristobal

6 El archipiŽlago de Col—n, provincia de Gal‡pagos Carmen Josse y Verónica Cano

6.1

¿Por qué un tratamiento especial para este archipiélago?

6.2

Diversidad de los ecosistemas terrestres

6.3

Diversidad de las especies terrestres 6.4

La flora terrestre

6.5

Los vertebrados terrestres

6.6

Los invertebrados terrestres

6.7

Diversidad de los ecosistemas marinos y costeros

6.8

Diversidad de la flora marina y costera

6.9

Diversidad de los vertebrados marinos y costeros

6.10 Diversidad de los invertebrados marinos y costeros 6.11 El endemismo en el archipiélago 6.12 Amenazas a la biodiversidad del archipiélago 6.13

La introducción de especies exóticas 6.14 Flora introducida 6.15 Fauna introducida

6.16 La inmigración

197

6

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G a l ‡ p a g o s

6.17 La pesca 6.18 Pesca ilegal 6.19 Pesca industrial 6.20 El turismo 6.21 La flora amenazada 6.22 La fauna amenazada 6.23 La conservación de la biodiversidad del archipiélago 6.24 Erradicación y control de la flora y fauna introducidas 6.25 Protección de la flora y fauna amenazadas 6.26 Leyes y cambios institucionales relacionados con la protección de la biodiversidad

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6.1

l

a provincia de Gal‡pagos es diferente del territorio continental en muchos aspectos; por ello se le ha dedicado un cap’tulo en este Informe. Su particular historia natural, sus especies endŽmicas, los programas de erradicaci—n de las especies introducidas, las amenazas al archipiŽlago, los aspectos institucionales, la inmigraci—n de poblaci—n, la Ley Especial para Gal‡pagos y los conflictos en torno al manejo de las ‡reas de reserva marina y de parque nacional son, entre otros, los temas de estas p‡ginas.

6.1 ¿Por qué un tratamiento especial para este archipiélago?

lograron llegar allí después de recorrer cientos o miles de millas marinas, y luego sobrevivieron en un entorno hostil a las especies terrestres. Una vez que consiguieron establecerse permanecieron y evolucionaron durante miles de años sin influencias del mundo exterior. Este hecho convirtió al archipiélago en una suerte de laboratorio natural donde tuvo lugar una evolución con manifestaciones de lo que se conoce como radiación adaptativa, un proceso relativamente rápido de especiación in situ a partir de las poblaciones poco numerosas que originalmente colonizaron las islas. Por este motivo, y como habría de esperarse en un archipiélago tropical aislado, tanto la flora como la fauna muestran un gran endemismo. Numerosas comunidades, interacciones ecológicas y adaptaciones de especies son únicas de estas islas. Por todo lo anterior, sumado a que la biodiversidad del archipiélago se ha mantenido en un estado saludable, gracias a que los seres humanos empezaron a llegar solo desde el siglo XIX, éste fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por el Fondo

Sin duda Galápagos es uno de los sitios más sobresalientes a escala mundial por su historia natural (Oxford y Bish 1999) y la manera en que ésta se expresa a través de las adaptaciones de la fauna y de la flora, que se han desarrollado sobre un paisaje más bien árido y con formaciones de lava. Las islas emergieron por procesos volcánicos hace tres a cinco millones de años, y siguen siendo una de las regiones volcánicas más activas del planeta (Human 1988). El archipiélago está conformado por 13 islas grandes, seis pequeñas y más de cuarenta roqueríos e islotes que se encuentran aproximadamente a 1.000 km de la costa ecuatoriana y a mucha mayor distancia de otras tierras (mapa 13, p. 196). Para entender su extraordinaria biodiversidad es necesario recordar que estas islas no han estado conectadas a un continente. Por lo tanto, sus habitantes originales —animales, plantas y otros organismos—

199

6.1

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G a l ‡ p a g o s

CUADRO 6.1 Características de las zonas de vegetación del archipiélago de Colón Zona de vegetación Zona litoral (costa) 0–10 m de altitud

Características • No es propiamente un tipo de vegetación climática, pero si es una variación ecológica que se caracteriza por la presencia de especies vegetales que toleran la sal. • La franja costera es siempre verde. • Las ensenadas están caracterizadas por la presencia de manglares, mientras que en la playa arenosa y en las dunas se desarrollan arbustos y hierbas suculentos. • Cerca de la orilla se encuentra usualmente a Cryptocarpus pyriformis formando enredaderas arbustivas. • Hay pocas plantas endémicas.

Zona árida 10–50 m de altitud

• Bosque semi-desértico dominado por árboles deciduos, arbustos (por ejemplo del género Bursera) y especies tolerantes a la sequía (como los cactus Opuntia spp.). También se encuentran hierbas anuales que sobreviven en la estación seca como semillas. • Debido a la escasez de agua, se suele observar un patrón de espaciamiento regular entre las especies (evitan la competencia). • Hay un gran número de especies endémicas y abundantes líquenes.

Zona de transición 50–200 de altitud

• Es una zona intermedia entre la de Scalesia y la árida, dominada por especies que están presentes en ambas. • Bosque deciduo, mucho más denso y diverso que el de la zona árida. Dos especies características son Pisonia floribunda y Psidium

galapageium, ambas endémicas. • Hay muchas epífitas. • Los géneros Bursera, Opuntia y Croton, característicos de las zonas bajas, desaparecen o son escasos. Zona de Scalesia 200–450 m de altitud

• Exuberante bosque nublado dominado por Scalesia pedunculata en la isla Santa Cruz. • Está presente solo en las tierras altas. • Hay pocos arbustos. Los troncos y ramas están cubiertos por epífitas, en su mayoría musgos; también se encuentran helechos, orquídeas, bromelias y algunas especies del género Peperomia. • Son ricas en términos de fertilidad y productividad. Gran parte de estas zonas han sido transformadas en áreas de cultivo. En las islas Santa Cruz, San Cristóbal e Isabela solo quedan remanentes. En Santiago, los chivos (Capra hircus) han destruido mucho de la vegetación. • Hay muchas especies endémicas.

Zona de Zanthoxylum (sobre la zona de Scalesia en algunos lugares) 450–650 m de altitud

• Los pocos remanentes que quedan indican que esta zona es intermedia entre el bosque de Scalesia y de Miconia. • Es un bosque abierto dominado por Zanthoxylum fagara,

Tournefortia pubescens y Acnistus ellipticus. • Hay abundantes musgos y helechos.

200

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e c o s i s t e m a s

6.2

t e r r e s t r e s

CUADRO 6.1 (continuación) Zona de vegetación Zona de Miconia 450–650 m de altitud

Características • Está localizada solamente al sur de las elevaciones de las islas San Cristóbal y Santa Cruz, donde se desarrolla una densa vegetación arbustiva de Miconia robinsoniana. • No hay árboles nativos.

Zona de pampa

• No hay árboles ni arbustos.

650–850 m de altitud

• La vegetación está compuesta de helechos y hierbas, principalmente • La planta más alta es Cyathea weatherbyana que crece hasta tres metros de altura. • Es la zona más húmeda.

Fuentes: Perry (1984), Jackson (1990).

provincia de Galápagos tendrá un régimen especial; para su protección podrán restringirse los derechos de libre residencia, propiedad y comercio." La percepción de que ésta es una región única en el mundo por su valor ecológico y de que es el motivo por el cual llega al país una gran parte de turistas extranjeros, juntamente con la presión internacional puesta en la protección de este patrimonio natural, alentó la formulación de la Ley Especial para Galápagos, que fue presentada a las autoridades a fines de octubre de 1997 (Fundación Natura y WWF 1998). Los temas prioritarios para la conservación y el manejo de la biodiversidad del archipiélago, y a los que tiene que dar una respuesta el Parque Nacional junto con las otras instituciones encargadas de las políticas y reglamentaciones son: el control de la inmigración, el manejo de la Reserva Marina, el uso turístico, la introducción de especies exóticas y las competencias institucionales.

de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés). Para la gente ecuatoriana esto es un motivo de orgullo, pero también implica la responsabilidad de poder preservar este patrimonio para las generaciones futuras. En 1950, la población de las islas era de 1.346 habitantes, mientras que en el 2000 llegarían a 17.359, número que ha sido calculado aplicando la tasa de crecimiento del 5,9% anual registrada entre 1982 y 1990. Este crecimiento contrasta con el del resto del país, que para el mismo período fue del 2% (PNUD 1999a). Tan notable incremento se debe a la inmigración proveniente del territorio continental ecuatoriano. La mayor parte de inmigrantes son varones de edades entre 20 y 40 años. La población de Galápagos y sus dirigentes están conscientes de que con este ritmo de crecimiento poblacional los pocos centros urbanos pueden llegar a un punto de saturación (Fundación Natura y WWF 1997), más aún si se toma en cuenta que el 97% de la extensión del archipiélago corresponde al Parque Nacional Galápagos. En enero de 1996 se dio un paso importante al introducir una reforma en la Constitución Política del Estado que autoriza tratar a la provincia con un régimen especial para asegurar su conservación. Así, en el art. 154 consta que "...la

6.2 Diversidad de los ecosistemas terrestres En las islas es posible identificar cambios graduales en la flora y en la fauna conforme se incrementa la altitud (Perry 1984). Estos cambios, que son más evidentes en la composi-

201

6.3

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CUADRO 6.2 Número de plantas vasculares del archipiélago según nueve estudios Estudio

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restantes zonas de vegetación (en San Cristóbal, Santa Cruz, Floreana, Santiago, Pinta, Isabela y Fernandina) (Steadman y Zousmer 1988).

Número de taxaa

Hooker (1847)

253

Andersson (1855)

333b

Robinson (1902)

590

Stewart (1911)

615

Wiggins y Porter (1971)

702 c

Johnson y Raven (1973)

635d

Porter (1976)

703c, e

6.3 Diversidad de las especies terrestres Cuando surgieron las islas, hace 3–5 millones de años, estaban completamente desprovistas de vida, y ahora son el hogar de aproximadamente 2.941 especies terrestres. No obstante, en términos de biodiversidad, el archipiélago es pobre en comparación con otras áreas continentales de Sudamérica. Esto se debe a que durante los intentos de colonización, ocurridos hace millones de años, las especies tuvieron que vencer importantes obstáculos hasta poder llegar a las islas, principalmente haber recorrido alrededor de 1.000 km de océano, una distancia difícil de superar para muchas especies e infranqueable para otras. Sumado a esto, una vez que arribaron al archipiélago, las especies atravesaron procesos de establecimiento y extinción. Todos estos factores condujeron a que la colonización haya sido más bien un evento raro y que, por ende, la diversidad sea relativamente baja. A pesar de ello, la biota terrestre es reconocida mundialmente, pues como resultado del aislamiento y la adaptación a un ambiente inhóspito, las especies que lograron establecerse evolucionaron de una forma diferente a la de sus parientes continentales, dando origen a un conjunto de organismos únicos en el planeta (Jackson 1990).

522c, f Porter (1979)

543c, f

Snell et al. (1995)

546a

Tye (1999)

560a

Fuentes: Porter (1984), Snell et al. (1995), Tye (1999). a Incluye especies, subespecies, variedades y formas. b Solamente están consideradas las plantas con flor. c Las formas no son incluidas. d Solo incluye especies nativas. e Incluye especies endémicas, nativas e introducidas. f Se consideran especies endémicas y nativas.

ción florística, se deben sobre todo a la variación en la precipitación, la cual difiere no solo de manera proporcional a la altitud, sino también entre una isla y otra. En las tierras altas de la isla Santa Cruz, por ejemplo, la precipitación anual oscila entre 300 y 1.700 mm, mientras en las tierras bajas varía de 0 a 300 mm. Como consecuencia, el clima también se modifica, siendo más frío y nublado en los sitios ubicados a mayor altitud (Jackson 1990). Tal variación ha servido para que se propongan diversos sistemas de clasificación de los ecosistemas. Sin embargo, la mayoría de científicos ha seguido el modelo propuesto para un transecto de Santa Cruz, en donde cada zona es definida por la altitud, como consta en el cuadro 6.1 (Jackson 1990). A pesar de que el sistema de zonas es útil para describir los hábitats, cada isla es diferente. De hecho, en la mayoría tan solo hay dos zonas: la litoral y la árida. En cambio, en las islas grandes que cuentan con elevaciones es posible encontrar una o más de las

6.4 Diversidad de la flora terrestre Muchas plantas son distintas de sus congéneres continentales; inclusive es posible encontrar diferencias entre especies semejantes que habitan en islas vecinas. Debido también a que, en términos geológicos, el archipiélago es relativamente joven, parecería que muchos de los organismos existentes atraviesan un proceso evolutivo hacia la formación de una nueva especie, por lo que la clasificación taxonómica de las plantas insulares es compleja y el número de especies o de taxa reportados usualmente varía conforme se llevan a

202

D i v e r s i d a d

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6.5

t e r r e s t r e s

CUADRO 6.3 Reptiles del archipiélago de Colón Familia

Nombre científico

Nombre común

Colubridae

Dromicus biseralis (3 subespecies)

Culebra

Colubridae

Dromicus slevini (2 subespecies)

Culebra

Colubridae

Dromicus dorsalis (3 subespecies)

Culebra

Gekkonidae

Phyllodactylus tuberculosis

Geko

Gekkonidae

Phyllodactylus gilberti

Geko

Gekkonidae

Phyllodactylus leei

Geko

Gekkonidae

Phyllodactylus barringtonensis

Geko

Gekkonidae

Phyllodactylus galapagoensis

Geko

Gekkonidae

Phyllodactylus bauri

Geko

Iguanidae

Tropidurus grayi

Lagartija de lava

Iguanidae

Tropidurus bivittatus

Lagartija de lava

Iguanidae

Tropidurus pacificus

Lagartija de lava

Iguanidae

Tropidurus habellii

Lagartija de lava

Iguanidae

Tropidurus delanonis

Lagartija de lava

Iguanidae

Tropidurus albemarlensis

Lagartija de lava

Iguanidae

Tropidurus duncanensis

Lagartija de lava

Iguanidae

Conolophus subcristatus

Iguana terrestre

Iguanidae

Conolophus pallidus

Iguana terrestre

Testudinidae

Geochelone nigra (14 subespecies)

Tortuga gigante

Fuente: Jackson (1990).

grupo poco representativo y los anfibios nativos están ausentes. Los reptiles probablemente son los animales más sobresalientes de las islas, pues algunos como las tortugas gigantes (Geochelone nigra) y las iguanas terrestres (Conolophus subcristatus y C. pallidus), evolucionaron como formas gigantes, ante la ausencia de grandes mamíferos depredadores. En el archipiélago se han registrado cinco familias de reptiles que comprenden cinco géneros, 19 especies y 22 subespecies (cuadro 6.3) (Jackson 1990). Cabe mencionar que según los reportes de Baillie y Groombridge (1996), G. nigra galapagoensis está extinta, mientras que G. nigra abingdoni y G. nigra ephippium están extintas en estado silvestre. Consiguientemente solo 21 subespecies sobreviven. En lo concerniente a las aves terrestres se han registrado 17 géneros y 29 especies (Jackson 1990, Best, Heijnen y Williams 1996). Entre éstas destacan

cabo más investigaciones (cuadro 6.2) (Jackson 1990). De acuerdo con uno de los últimos estudios, la flora nativa del archipiélago está compuesta por 560 especies de plantas vasculares (Tye 1999). Adicionalmente se han registrado 470 especies de plantas introducidas (Jaramillo 1999), lo cual significa que el número total es de 1.030 especies. Así, aproximadamente el 46% de la flora identificada no es propia de las islas. Poco se conoce sobre las criptógamas (plantas sin semillas); no obstante los reportes indican que por lo menos 329 especies, entre líquenes y briofitas, han sido identificadas (Fundación Natura y WWF 1997). 6.5 Diversidad de los vertebrados terrestres La fauna terrestre de las islas está dominada por reptiles y aves, en tanto que los mamíferos constituyen un

203

6.6

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G a l ‡ p a g o s

CUADRO 6.4 Mamíferos terrestres del archipiélago de Colón Familia

Nombre científico

Nombre común

Vespertilionidae

Lasiurus brachyotis

Murciélago vespertino de Galápagos

Vespertilionidae

Lasiurus cinerus

Murciélago escarchado

curioia

Muridae

Megaoryzomys

Muridae

Nesoryzomys darwinia

Ratón de Galápagos de Darwina

Muridae

Nesoryzomys fernandinae

Ratón de Galápagos de Fernandina

Muridae

Nesoryzomys indefessusa

Ratón de Galápagos indefensoa

Muridae

Nesoryzomys narboroughi

Ratón de Galápagos de Narborough

Muridae

Nesoryzomys swarthia

Ratón de Galápagos de Santiagoa

Muridae

Oryzomys galapagoensis

Ratón arrozalero de Galápagos

Rata gigante de Galápagosa

Fuente: Tirira (1999). a Especie extinta.

dos grupos que son considerados ejemplos vivientes de los procesos evolutivos desarrollados en las islas: los cucubes y los pinzones de Darwin. Los cucubes han sido clasificados en cuatro especies y siete subespecies, todas pertenecientes al género Nesomimus, mientras que los pinzones de Darwin conforman un grupo de 13 especies, comprendidas en cuatro géneros (Geospiza, Platyspiza, Camarrhynchus y Certidea). Los mamíferos terrestres son los menos diversos entre los vertebrados nativos de Galápagos. Tirira (1999) menciona que hubo cuatro géneros y nueve especies de mamíferos nativos incluidos en las familias Vespertilionidae (murciélagos) y Muridae (ratones); de éstas solamente sobreviven cinco: dos de murciélagos y tres de ratones (cuadro 6.4).

baja, y la mayoría habita en las zonas húmedas (Jackson 1990). Los grupos más comunes son los moluscos (caracoles terrestres) y los artrópodos (insectos, arañas, escorpiones, ácaros). En algunos informes se indica que hay 83 especies de caracoles terrestres; destaca el género Bulimulus pues existen más de 60 especies, cada una con un tipo de concha diferente (Fundación Natura y WWF 1997). Esta variación morfológica existe no solo entre islas, sino también entre zonas. Por ejemplo, en la isla Santa Cruz viven alrededor de 24 especies cuya distribución está correlacionada con los patrones de altitud determinados por Jackson (1990) para la zonificación de las plantas. El phylum de invertebrados terrestres más diverso es el de los artrópodos; los insectos son los más abundantes y también los menos conocidos. Aproximadamente 1.616 especies de insectos son nativas y se calcula que existen, más o menos, 296 especies entre arácnidos, ácaros, quilópodos y crustáceos (Fundación Natura y WWF 1997). Con la finalidad de mostrar con más detalle la diversidad de invertebrados terrestres, en el gráfico 6.1 se presentan algunos datos de Jackson (1990), quien analizó ciertos grupos taxonómicos de las islas. Algunos órdenes de insectos no están presentes, seguramente como consecuencia de los procesos de dispersión, así como de la limitada capacidad de muchos

6.6 Diversidad de los invertebrados terrestres El ambiente de las islas es desfavorable para muchos animales, entre éstos los invertebrados terrestres, gran parte de los cuales no resiste el clima seco característico del archipiélago. Por consiguiente, la diversidad de este grupo es relativamente

204

D i v e r s i d a d

d e

l a

f l o r a

m a r i n a

y

6.8

c o s t e r a

RECUADRO 6.1

Pinzones y cucubes Los ancestros de los pinzones de Darwin probablemente llegaron a Gal‡pagos arrastrados por los fuertes vientos y, una vez establecidos all’, evolucionaron de distintas formas hasta producir un mosaico de singulares especies, cuya subsistencia dependi— de su adaptaci—n para utilizar los diferentes recursos. Se han registrado 13 especies en las cuales es posible constatar la divergencia en la forma y funci—n de los picos. Cada especie se ha especializado en algœn tipo de alimentaci—n, evitando as’ la competencia: algunas comen semillas, otras se alimentan de insectos, hojas, flores o chupan la sangre de otras aves y hay dos especies que usan espinas como instrumentos para remover los insectos de las cavidades de los troncos. Los cucubes (gŽnero Nesomimus) tambiŽn son notables entre las aves del archipiŽlago por su registro evolutivo. Hay cuatro especies endŽmicas que quiz‡s descienden del cucube de cola larga (Mimus longicaudatus) que habita en las costas ‡ridas del Ecuador y del Perœ.

de estos animales para adaptarse a un ambiente inhóspito. Por ejemplo, son muy escasos los insectos que viven en las grietas de las rocas o en hábitats similares, en donde existen buenas condiciones de humedad (Jackson 1990). Asimismo, como la información sobre invertebrados terrestres es aún escasa (Abedrabbo 1994), los datos variarán a medida que se realicen nuevas investigaciones. Prueba de ello es que hace apenas nueve años se reportó, por primera vez, al phylum Onycophora, con un especímen del genéro Peripatus (Abedrabbo 1991b).

biente marino y costero de las islas es posible identificar al menos cinco hábitats cuyas características son sintetizadas en el cuadro 6.5. 6.8 Diversidad de la flora marina y costera Las especies vegetales propias de la zona litoral ocupan una estrecha franja en las orillas de las islas. El tipo de vegetación que se encuentra en esta zona depende del tipo de costa; sin embargo, la tolerancia a las condiciones de salinidad es una característica común. Algunas especies representativas de esta zona son Rhizophora mangle, Avicennia germinans, Laguncularia racemosa, Conocarpus erecta, Maytenus octogona, Cryptocarpus pyriformis, Sesuvium spp., Ipomoea pes-caprae, Heliotropium curassavicum, Atriplex peruviana, Cacabus miersii y Scaevola plumeri (Jackson 1990). Si bien la información sobre las algas es limitada, según la Fundación Natura y Fondo Mundial para la Naturaleza (Fundación Natura y WWF 1997) en el archipiélago se han identificado alrededor de 333 especies de este grupo. De éstas, las pertenecientes a los géneros Centroceras, Gelidium y Spermothamnion son las más abundantes. Sin embargo, la lechuga de mar (Ulva lobata) es una de las especies que más re-

6.7 Diversidad de los ecosistemas marinos y costeros El hecho de que el archipiélago esté localizado en un punto de cruce entre varias corrientes superficiales y subsuperficiales que fluyen recíprocamente de occidente a oriente (Abbot 1966 citado en Black 1987), ha vuelto muy especiales a sus ecosistemas marinos y costeros en cuanto a la diversidad de organismos. La convergencia de estas masas de agua ha permitido el inusual establecimiento de organismos tropicales, subtropicales y temperados, y el aislamiento ha favorecido el desarrollo de comunidades marinas que difieren de sus congéneres continentales marinos y costeros, tanto en estructura como en composición. En el am-

205

6.9

E l

a r c h i p i Ž l a g o

GRÁFICO 6.1 Número de especies de invertebrados en el archipiélago, según órdenes

nœmero de especies

100 80 52 21

14

Coleoptera

Orthoptera

Mantodea

Diptera

1 Hemiptera

Lepidoptera

Hymenoptera

0

Ar‡cnidos

21

C o l — n ,

p r o v i n c i a

d e

G a l ‡ p a g o s

en aguas insulares, aunque son solo visitantes ocasionales. Dentro de la familia Iguanidae consta el único saurio verdaderamente marino, Amblyrhynchus cristatus (iguana marina), representado por siete subespecies que difieren en tamaño y coloración. Estas iguanas se alimentan de algas en los niveles bajos de la zona intermareal, y su tiempo de permanencia en el mar es alternado con largos períodos de descanso en las orillas rocosas, en donde se exponen al sol (Eibl-Eibesfeldt 1984, Jackson 1990). Del ambiente marino depende también una gran diversidad de aves. Hasta ahora se han registrado 16 géneros y 19 especies de aves marinas (Harris 1984, Best, Heijnen y Williams 1996), a las que se suma una amplia gama de costeras y migrantes que pueden ser observadas en el archipiélago. Harris (1982) incluyó nueve especies dentro de la categoría de aves costeras residentes, mientras que bajo la categoría de costeras y migrantes "regulares" enumeró a 31, y registró 48 como costeras y migrantes "posiblemente regulares, pero en bajo número". En lo referente a los mamíferos se reconocen a dos especies semiacuáticas residentes: el lobo marino de dos pelos (Arctocephalus galapagoensis) y el lobo marino de un pelo (Zalophus californianus wollebaeki), ambos pertenecientes a la familia Otariidae (Jackson 1990). Eventualmente, el león marino sudamericano (Otaria byronia) ha sido también observado alrededor de las islas (Tirira 1999). Las aguas oceánicas insulares se destacan por la gran diversidad de cetáceos. Hasta el momento se han registrado 29 especies correspondientes a cinco familias: Balaenopteridae que abarca dos géneros (Balaenoptera y Megaptera) y seis especies; Delphinidae representada por once géneros (Delphinus, Feresa, Globicephala, Grampus, Lagenodelphis, Orcinus, Peponocephala, Pseudorca, Stenella, Steno y Tursiops) y catorce especies; Kogiidae que comprende un género (Kogia) y dos especies; Physeteridae que incluye tan solo a una especie (Physeter catodon); y Zhiphiidae con cuatro géneros (Berardius, Hyperoodon, Mesoplodon y Ziphius) y seis especies (Tirira 1999).

200

200

d e

Fuente: Jackson (1990). Nota: Los datos no incluyen al phylum Onycophora, pues no se cuenta con información de especies.

salta, no solo por su llamativo color verde sino también porque es el alimento preferido de las iguanas marinas (Jackson 1990). 6.9 Diversidad de los vertebrados marinos y costeros El grupo de los vertebrados acuáticos más abundante y diverso son los peces. Jackson (1990) registró 306 especies incluidas en 91 familias. No obstante, en el último inventario ictiológico, el número se incrementó a 112 familias, 304 géneros y 444 especies, y los peces óseos fueron los mejor representados (cuadro 6.6) (Grove y Lavenberg 1997 citado en Fundación Natura y WWF 1998). Los reptiles marinos de las islas pertenecen a dos familias: Iguanidae (iguanas) y Chelonidae (tortugas); la única especie de tortuga que reside en Galápagos es la negra del Pacífico (Chelonia mydas agassisi). También se ha encontrado a las tortugas laúd (Dermochelys coriacea) y a las carey (Eretmochelys imbricata)

206

D i v e r s i d a d

d e

l o s

v e r t e b r a d o s

m a r i n o s

y

c o s t e r o s

CUADRO 6.5 Hábitats marinos y costeros del archipiélago de Colón Hábitat

Características

Orillas rocosas

• En muchos lugares la costa está limitada por masas rocosas de color negruzco o verdoso en las que se forman grietas y cavidades obscuras • En apariencia carecen de formas vivientes. Sin embargo, las áreas intermareales rocosas son ricas en organismos marinos que viven en hábitat crípticos • Existe una zonificación en el área intermareal, por lo que en los diferentes niveles es posible encontrar una gran diversidad de formas vivientes que se han adaptado a las distintas condiciones. Algunas especies indicadores de cada zona son: (1)

zona supralitoral: gasterópodos (Nodilittorina galapagoensis)

(2)

zona media-litoral: crustáceos (Tetraclita squamosa milleporosa)

(3)

zona infralitoral: crustáceos (Megabalanus galapaganus); erizos de mar (Eucidaris thouarsii y Echinometra vanbrunti)

Paredes rocosas verticales

• Abruptos acantilados que caen verticalmente hasta 100 o más metros de profundidad • Son interrumpidas únicamente por bordes que han sido erosionados por las olas • Están restringidas a las islas más distantes hacia el occidente, por lo que constituyen un hábitat único • Algunas especies representativas son las esponjas de rápido crecimiento (Verongia), gusanos (Salmacima), ascidias (Alphidium, Halocynthia, Polyantrocarpa) y briozoos (Borgiola, Heteropora). En este hábitat también hay corales blancos

Playas arenosas • Este hábitat está bien representado • El sedimento de las playas arenosas puede estar compuesto de elementos como carbonatos (derivados de la bioerosión de corales, algas calcáreas, conchas, crustáceos, entre otros, y presentes, por ejemplo, en las islas Floreana, Santa Cruz y San Cristóbal); toba, característico de las islas Bartolomé, Santiago y Floreana); y basalto, presente en las islas Marchena, Isabela y Pinta • Los organismos más conspicuos son los cangrejos fantasma (Ocypode

gaudichaudii) y los cangrejos ermitaños (Coenobita compressa) Manglares

• Existen cuatro especies de manglar: el rojo (Rhizophora mangle), negro (Avicennia

germinans), blanco (Laguncularia racemosa), y Conocarpus erecta • Varias especies de algas son encontradas sobre las raíces de los manglares (por ejemplo Bostrychia calliptera, Calaglossa lepriuvii). También se encuentran gasterópodos como Ellobium stagnalis. Alrededor de los manglares se encuentran tortugas marinas y rayas Arrecifes de coral • Aunque existen arrecifes de coral, en la mayor parte de las costas del archipiélago estas formaciones son incipientes • Las especies más sobresalientes son Pavona clavus, P. gigantea y Porites lobata Fuente: Wellington (1984).

207

6.9

6.10

E l

a r c h i p i Ž l a g o

Familias Géneros

1

1

1

1

1

1

Peces cartilaginosos Orectolobiformes

1

1

1

Lamniformes

2

3

4

Carcharhiniformes

4

9

20

Squaliformes

1

2

2

Rajiformes

3

3

3

Myliobatidiformes

3

7

10

2

2

2

Anguilloidei

5

26

37

Clupeomorpha

2

8

10

Gonorynchiformes

1

1

1

Aulopiformes

1

1

2

Gadiformes

3

3

3

Ophidiiformes

3

9

12

Peces óseos

Batrachoidiformes

1

1

1

Lophiiformes

3

5

6

Gobiesociformes

1

2

3

Beloniformes

3

14

23

Atheriniformes

1

2

2

Beryciformes

1

2

3

Syngnathiformes

3

5

7

Scorpaeniformes

3

9

13

Acathuroidei

3

4

6

Ammodytoidei

1

1

1

Blennioidei

5

16

20

Callionymoidei

1

1

1

Gobioidei

3

11

13

Labroidei

3

17

29

Mugiloidei Percoidei

d e

G a l ‡ p a g o s

De acuerdo con la Fundación Natura y el WWF (1997), alrededor de 1.945 especies de invertebrados marinos y costeros han sido identificadas, entre los que se incluyen esponjas de mar (géneros Haliclona, Tethys y Cliona), anémonas, corales de los géneros Pavona y Porites, estrellas de mar, pepinos de mar, erizos de mar de los género Eucidaris, Lytechinus, Diadema, crustáceos (géneros Tetraclita, Megabalanus, Grapsus y Coenobita) y moluscos (géneros Pecten y Fasciolaria). Hay aproximadamente 800 especies de moluscos, de las cuales el 70% son gasterópodos, el 27% bivalvos y el 3% pertenece a otros grupos (Hickman y Finet 1999).

(ostracodermos)

Albuloidei

p r o v i n c i a

Especies

Peces sin mandíbula

Heterodontiformes

C o l — n ,

6.10 Diversidad de los invertebrados marinos y costeros

CUADRO 6.6 Peces del archipiélago de Colón

Lampreas

d e

1

4

6

23

82

126

Polynemoidei

1

1

1

Scombroidei

6

16

22

Stromateoidei

3

5

10

Trachinoidei

2

3

3

Tetraodontiformes

6

18

29

Pleuronectiformes

5

8

10

6.11 El endemismo en el archipiélago La biota de las islas es mundialmente reconocida debido a su gran endemismo. De hecho, de las 5.725 especies, 1.839 son endémicas. Este hecho es más marcado en el ambiente terrestre, donde se calcula que el 45% de las especies está restringido a esas islas. También es notable la tasa de endemismo en grupos terrestres como el de los reptiles (95%), mamíferos (89%), aves (79%) y moluscos (96%). El número de especies endémicas, tanto marinas como terrestres, consta en el cuadro 6.7. 6.12 Amenazas a la biodiversidad del archipiélago Diversos instrumentos legales, nacionales e internacionales, han servido para que el 95% de la biodiversidad del archipiélago haya sido preservada con éxito. No obstante, las presiones políticas y económicas combinadas con el crecimiento de la población humana y sus consiguientes secuelas, han puesto en riesgo la estabilidad de los frágiles ecosistemas insulares. De hecho, la gravedad de la situación llevó a que, a finales de 1995, la UNESCO juzgara conveniente incluirlo oficialmente en la Lista de Patrimonios en Peligro. Esta decisión fue suspendida después de seis me-

Total 112 304 444 Fuente: Fundación Natura y WWF (1998). Nota: Esta lista no incluye las especies de aguas profundas.

208

A m e n a z a s

a

l a

b i o d i v e r s i d a d

d e l

6.13

a r c h i p i Ž l a g o

CUADRO 6.7 Tasas de endemismo en el archipiélago, según grupos taxonómicos Especies nativasa

Especies endémicas

Porcentaje de especies endémicas

Organismos terrestres Plantas vasculares Líquenes y briofitas Reptiles Aves Mamíferos Moluscos (caracoles) Insectos Otros artrópodos Total (organismos terrestres)

560 329 19 29 9 83 1.616 296 2.941

180 26 18 23 8 80 900 81 1.326

32 8 95 79 89 96 56 27 45

Organismos marinos Algas Peces Reptiles Avesb Mamíferosc Invertebrados marinos Total (organismos marinos) Total (terrestres y marinos)

333 444 2 28 32 1.945 2.784 5.725

116 41 1 5 1 349 513 1.839

35 9 50 18 3 18 18 32

Fuentes: Fundación Natura y WWF (1997) para líquenes y briofitas, moluscos, insectos, otros artrópodos, algas e invertebrados marinos; Tye (1999) para plantas vasculares; Jackson (1990) para reptiles; Best, Heijnen y Williams (1996) y Harris (1982, 1984) para aves; Grove y Lavenberg (1997 citado en Fundación Natura y WWF 1998) para peces; Tirira (1999) para mamíferos. a No se incluyen las subespecies y variedades. b Incluye las aves catalogadas como marinas y costeras. Las especies que visitan ocasionalmente las islas no han sido incluidas. c Incluye pinnípedos.

ses, cuando el gobierno del Ecuador expidió un decreto estableciendo un plazo para la elaboración definitiva de un nuevo proyecto de Ley Especial para la provincia de Galápagos (Oviedo 1997). En 1998, el gobierno finalmente emitió una ley, a través de la cual se fijan regulaciones que intentan mitigar los impactos ambientales derivados de las diversas actividades humanas que se desarrollan en el archipiélago. A pesar de ello, la conservación a largo plazo de las islas constituye un verdadero desafío para el Ecuador, pues son múltiples los problemas que se deben enfrentar. Se considera que estos cuatro tipos de presión ejercidos

sobre el ambiente son los más relevantes en términos de conservación: la introducción de especies exóticas, la inmigración, la pesca y el turismo (véase 6.13–20). 6.13 La introducción de especies exóticas Es indudable que las consecuencias negativas más severas que se han detectado son producto de la introducción, accidental o deliberada, de especies exóticas. Este proceso se inició poco después del descubrimiento del archipiélago en 1535, cuando los piratas y balleneros visitaron por primera vez el lugar, pero so-

209

6.14

E l

a r c h i p i Ž l a g o

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C o l — n ,

p r o v i n c i a

d e

G a l ‡ p a g o s

GRÁFICO 6.2 Número de especies de plantas introducidas al archipiélago (1847–1998) 500

460

470

445 nœmero de especies

350 310 260

124 77 0

2 1847

17

28 1906

1976

1990

1996

1998

Fuente: Jaramillo (1999).

de especies introducidas se incrementó notablemente (gráfico 6.2). En 1997, 470 especies fueron consideradas como introducidas (Tye comunicación personal citado en Fundación Natura y WWF 1998) y, en 1998, once especies fueron encontradas por primera vez en áreas naturales del Parque Nacional Galápagos donde no habían sido registradas, a pesar de que sí habían sido reportadas en las áreas agrícolas (cuadro 6.8). Ese mismo año se registraron por primera vez tres nuevas especies introducidas a las islas: Bidens bipinnata, Dioclea virgata y Urena lobata (Jaramillo 1999). Estas plantas tienen una gran facilidad para adaptarse a los ambientes inhóspitos y una poderosa capacidad de dispersión; pueden formar, en muchos casos, bosques monoespecíficos que desplazan a las especies nativas y endémicas. Sumado a esto, en Galápagos existen muy pocos herbívoros, con lo cual su propagación se vuelve prácticamente ilimitada. Con el paso de los años, los organismos más agresivos han cubierto vastas zonas; los procesos de invasión ocurren principalmente en las tierras altas de las cuatro islas pobladas, posiblemente

bre todo durante los intentos fallidos de colonización. En efecto, cuando fue declarado Parque Nacional, ya tenía un gran legado de organismos introducidos que son perjudiciales para las especies nativas (Jackson 1990). El transporte de alimentos y carga, esenciales para suplir las necesidades de la población insular, así como la continua movilización entre islas, sobre todo debido a las actividades turísticas, han facilitado la dispersión de las especies exóticas, a tal punto que a principios del siglo XXI pocos islotes e islas se mantienen en estado prístino (Snell et al. 1995). En este sentido, la introducción de organismos exóticos es uno de los más graves problemas de conservación que amenaza no solo a la diversidad biológica terrestre, sino también a la integridad de sus procesos evolutivos cuyos cambios usualmente son difíciles de detectar (Snell et al. 1995). 6.14 La flora introducida Desde 1847 hasta 1998, una gran cantidad de especies foráneas ha ingresado a las islas, y muchas han encontrado condiciones favorables para su establecimiento. Sin embargo, entre 1971 y 1994, el número

210

A m e n a z a s

a

l a

b i o d i v e r s i d a d

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6.15

a r c h i p i Ž l a g o

CUADRO 6.8 Nuevos registros de plantas introducidas a las áreas del Parque de las islas habitadas Familia

Especie

Isla

Amaranthaceae

Amaranthus spinosus

Anacardiaceae

Mangifera indica

X

Apocynaceae

Catharanthus roseus

X

Compositae

Centratherum punctatum

Compositae

Synedrella nodiflora

Euphorbiaceae

Euphorbia pulcherrima

X

Euphorbiaceae

Phyllanthus acidus

X

Santa Cruz

Isabela

Floreana

San Cristóbal

X X

X

X X

Poaceae

Digitaria decumbens

Poaceae

Echinochloa colonum

Poaceae

Melinis minutiflora

X

Poaceae

Penisetum clandestinum

X

X X X

Fuente: Jaramillo (1999).

el 21% de las áreas agrícolas en San Cristóbal, el 22% en Isabela y el 6% en Floreana, estaban ocupadas por especies invasoras (4.000 hectáreas aproximadamente) (Fundación Natura y WWF 1998).

porque las características climáticas allí son mejores, o tal vez debido a que en esos lugares están las áreas de cultivo donde la mayoría de las especies introducidas fue sembrada por primera vez. Entre las especies más agresivas se cuentan la guayaba (Psidium guajava), cascarilla (Cinchona succirubra), mora (Rubus niveus), supirrosa (Lantana camara) y pasto elefante (Pennisetum purpureum) (cuadro 6.9). Debido a que las características biofísicas de las islas difieren, las oportunidades para el establecimiento de las especies introducidas también varían. Así, una especie que puede ser catalogada como "no agresiva" en una determinada isla, en otras donde las condiciones son más propicias para su desarrollo, bien podría tornarse "agresiva" (Jaramillo 1999). En el cuadro 6.9 constan algunas especies de las agresivas y potencialmente invasoras. Aunque no existe un estudio sobre la superficie cubierta por las plantas invasoras, en un censo agrícola llevado a cabo en 1996 se reveló que el 13,8% (1.500 hectáreas) del área en uso de la isla Santa Cruz estaba afectada por estas plantas, mientras que en una encuesta socioeconómica, realizada en los últimos años de la década de los 90 por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, se calculó que al menos

6.15 La fauna introducida Los primeros animales exóticos ingresaron en 1600, cuando en los barcos de pescadores y balleneros llegaron ratas a Galápagos. Posteriormente, los colonos que se asentaron en las islas también introdujeron una amplia gama de animales domésticos, muchos de los cuales escaparon y formaron poblaciones silvestres que han sobrevivido a costa de la fauna y flora nativas (Jackson 1990). De hecho, debido a que la biota del archipiélago evolucionó sin la competencia y sin la presión de la depredación de los animales introducidos, con éstos las poblaciones de varias especies nativas y endémicas se han visto drásticamente mermadas. En la actualidad, alrededor de 25 especies de vertebrados exóticos han sido identificados (Snell y Rea 1999), entre los que se pueden cuentan los chivos (Capra hircus), ratas (Rattus rattus y R. novergicus), ratones (Mus musculus), cerdos (Sus scrofa), gatos (Felis catus) y perros

211

6.16

E l

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C o l — n ,

p r o v i n c i a

d e

G a l ‡ p a g o s

CUADRO 6.9 Especies de plantas introducidas al archipiélago de Colón Nombre común

Isla Santa Cruz

Isabela

Floreana

Especies

San Cristóbal

Agresivas

Psidium guajava

Guayaba

X

Chinchona succirubra

Cascarilla

X

Rubus niveus

Mora

X

Lantana camara

Supirrosa

X

Pennisetum purpureum

Pasto elefante

X

X

X

X X

X

X X

Potencialmente invasoras

Kalanchoe pinnata

Hoja de aire

Eugenia jambos

Poma rosa

Pennisetum clandestinum

Pasto elefante

Ricinus comunis

Ricino

X

X

X X

X

Porophylum ruderale

X

Momordica charantia

X

X

X

X

X

X

Fuente: Jaramillo (1999).

tas vivas que ingresan con fines agrícolas u ornamentales (Fundación Natura y WWF 1997).

(Canis familiaris). También aves de corral como gallinas y pavos, palomas domésticas (Columba libia) y garrapateros (Crotophaga ani) han sido llevados intencionalmente al archipiélago. Por lo menos tres especies de reptiles se han introducido (Phyllodactylus reisii, Lepidodactylus lugubris y Gonatodes caudiscutattus) (ECOLAP 1998) e increíblemente dos especies de anfibios, una no identificada perteneciente a la familia Leptodactylidae y Scinax quinquefasciata (Hylidae), han logrado establecerse con éxito en las islas Isabela y Santa Cruz, aparentemente favorecidas por los cambios climáticos derivados de uno de los eventos El Niño (1997-1998) más húmedos de los últimos 118 años (Snell y Rea 1999). Los insectos también constituyen un serio peligro, pues muchos no solo se han convertido en plagas de los cultivos sino que además compiten con las plantas nativas e, inclusive, impiden la reproducción de los animales endémicos. Se calcula que 219 especies de insectos foráneos habitan en el archipiélago (Peck 1996 citado en Fundación Natura y WWF 1997); éstos han sido transportados generalmente en las plan-

6.16 La inmigración La calidad de vida en la provincia de Galápagos es superior a la existente en cualquier otro lugar del Ecuador. Por ejemplo, la tasa de desempleo es menor y el salario es mayor (gráfico 6.3), y los porcentajes de indigencia (2,3%) y de pobreza (18,8%) son menores (gráficos 6.4 y 6.5) (PNUD 1999a). Este hecho atrae a la gente del continente produciendo una masiva inmigración. Tal atractivo se potencia ya que diversos subsidios económicos benefician a la población galapagueña (agua, electricidad, transportación, gasolina) (Fundación Natura y WWF 1997). En 1982 la población fue de 6.119 habitantes, mientras que en 1990 estuvo compuesta por 9.785. Es decir, hubo un incremento neto de 3.666 personas en tan solo ocho años (CEPAR 1993 citado en Erickson y Ospina 1998). Durante el período 1982–1990 la tasa de crecimiento poblacional a nivel nacional fue

212

A m e n a z a s

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b i o d i v e r s i d a d

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6.17

a r c h i p i Ž l a g o

GRÁFICO 6.3 Ubicación de las provincias por su tasa de inmigración y de ocupación económica 80

porcentaje de inmigrantes/poblaci—n total

70

21

20

60 50

17

19

40 14

10

30

2 3

20

6

10

1

4

0 35

9 5

40

18

16

7

8

12

13

15

11 45

50

55

60

porcentaje de empleo/poblaci—n total

1.- Manab’ 2.- Esmeraldas 3.- Los R’os 4.- Loja 5.- Bol’var

6.- Imbabura 7.- Guayas 8.- Cotopaxi 9.- El Carchi 10.- El Oro

11.- Chimborazo 12.- Ca–ar 13.- Tungurahua 14.- Pichincha 15.- Azuay

16.- Morona Santiago 17.- Zamora Chinchipe 18.- Napo 19.- Pastaza 20.- Sucumb’os 21.- Gal‡pagos

Fuente: Erickson y Ospina (1998). Nota: El gráfico está basado en los datos del censo de 1990, y sirve analizar la tasa de inmigración a Galápagos y compararla con la estructura económica y la tasa de ocupación económica. Las dos variables son indicadores del nivel de remuneración en la provincia (salarios) y la probabilidad de encontrar empleo. Se entiende por "tasa de inmigración" al porcentaje de residentes no-nativos entre el total de la población; "estructura económica" es la Población Económicamente Activa (PEA) dedicada a un trabajo en el sector terciario; "tasa de ocupación económica" es la PEA como un porcentaje del total de la población de la provincia al momento del censo.

Conforme aumenta el número de habitantes se intensifican las presiones sobre los ecosistemas —tal es el caso de la pesca (Oviedo 1997)—, y también las movilizaciones entre el archipiélago y el continente, así como entre islas. Esto ha puesto en peligro el "aislamiento", factor fundamental que ha dado a los ecosistemas de Galápagos su característica de unicidad (Fundación Natura y WWF 1999).

del 2,2% (PNUD 1999a), en tanto que en la provincia de Galápagos fue del 5,9% (gráfico 6.6) (CEPAR 1993 citado en Erickson y Ospina 1998). Considerando la población flotante (turistas, tripulación de los barcos), la tasa de crecimiento poblacional anual de esa provincia en el período 1990–1998, habría sido del 6,4%, y el número de residentes hasta noviembre de 1998, 14.660 (INEC 1998 citado en Fundación Natura y WWF 1999) (gráfico 6.6). Si además se tiene en cuenta que ha disminuido la tasa de natalidad entre 1985 y 1995 (gráfico 6.7), el incremento poblacional en las islas solo puede ser atribuido a la inmigración, la misma que es protagonizada sobre todo por hombres entre 20 y 40 años.

6.17 La pesca Los recursos pesqueros son muy importantes para el desarrollo de la población local, pero también son el atractivo para la industria nacional e internacio-

213

6.18

E l

a r c h i p i Ž l a g o

GRÁFICO 6.4 Porcentaje de indigencia según regiones naturales 30 porcentaje de indigencia

21,4

15,5

2,3 0

Gal‡pagos

Costa

Sierra

Amazon’a Nacional

Fuente: PNUD (1999a).

GRÁFICO 6.5 Porcentaje de la pobreza en relación con el total de la población ecuatoriana 70 65

porcentaje de pobreza

62,6

58,4

54,3

18,8 0

Gal‡pagos

Costa

Sierra

Amazon’a Nacional

Fuente: PNUD (1999a).

porcentaje

6,4 5,9

4

1950/1962

1962/1974

d e

G a l ‡ p a g o s

La pesca ilegal es aquella realizada dentro del área de la Reserva Marina, y la dedicada a capturar especies que se encuentran en veda temporalmente, como las langostas (Panulirus gracilis y P. penicillatus) y el pepino de mar (Stichopus fuscus). Entre 1989 y 1996 se efectuaron 141 denuncias sobre pesca ilegal en las islas y, como se puede observar en el gráfico 6.8, éstas han ido aumentando paulatinamente. La mayor parte de las denuncias tuvieron relación con la pesca de atún dentro de los límites de la Reserva Marina, seguidas por las capturas de pepinos de mar y tiburones. Entre 1996 y 1998 hubo varias incautaciones (cuadro 6.10), de las cuales se puede deducir que, aparentemente, las preferencias

8

4,5

p r o v i n c i a

6.18 La pesca ilegal

GRÁFICO 6.6 Evolución del crecimiento de la población del archipielago (1950–1998)

4,8

C o l — n ,

nal que se sustenta en los mismos. Se han catalogado doce diferentes tipos de pesquerías, de las cuales seis son consideradas tradicionales pues operan desde hace más de tres décadas (bacalao y afines, lisa, langosta, langostino, canchalagua y atún). Las otras seis han aparecido desde la década de los 70 (coral, tiburón, pepino de mar, peces pelágicos grandes, peces pelágicos pequeños y mariscos costeros) (Oviedo 1997). Aunque la información sobre las actividades de pesca es limitada, se puede asumir que las presiones sobre el ambiente marino han aumentado considerablemente, en especial por la intensificación de estas actividades (Fundación Natura y WWF 1997). Así, el esfuerzo para conservar los ecosistemas marinos del archipiélago implica confrontar, entre otros, a la pesca ilegal y a la captura insostenible de pepinos de mar y tiburones, estos últimos perseguidos solo por el valor de sus aletas. Adicionalmente, los barcos industriales atuneros están realizando prácticas de pesca como el uso de palangres y de redes de cerco que amenazan a diversas especies, además de aves, mamíferos y reptiles marinos (Piu 1998), pues éstas son capturadas en las redes o muerden las carnadas del palangre y, a menudo, no son liberadas (Fundación Natura y WWF 1998).

27,9 22,2

d e

4,9

1974/1982

1982/1990

1990/1998

Fuentes: Ospina (1999) y Fundación Natura y WWF (1999). Nota: Se incluye a la población flotante.

214

A m e n a z a s

d e

l a

b i o d i v e r s i d a d

d e l

6.20

a r c h i p i Ž l a g o

GRÁFICO 6.7 Tasa de natalidad 1985–1995 en el archipiélago (nacidos vivos por 1.000) 25

de los pescadores clandestinos están cambiando; luego de haber explotado irracionalmente el pepino de mar (Stichopus fuscus), cada vez capturan más tiburones (Fundación Natura y WWF 1997).

23,1 tasa de natalidad

6.19 La pesca industrial La especie más capturada por los pescadores industriales es el atún aleta amarilla (Thunnus albacares), seguida por el atún barrilete (Katsuwonus pelamis) y el atún ojo grande (T. obesus). Se calcula que, en 1996, los pescadores industriales capturaron en aguas ecuatorianas 74.674 toneladas de atún (incluidas las tres especies), de las cuales el 11% provino de la provincia de Galápagos. En 1997 la pesca industrial incrementó notablemente; a escala nacional se pescaron 113.151 toneladas de atún de las cuales el 23% fue capturado en el archipiélago (Comisión del Pacífico Sur 1998 citado en Jácome y Ospina 1999). Los pescadores industriales justifican sus actividades argumentando que el atún no es una especie endémica de las islas, que sus capturas se han mantenido estables y que con el apoyo de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) se demostrará que se puede continuar con el mismo ritmo de pesca, a largo plazo, sin poner en riesgo esta especie. No obstante, hacen falta datos científicos que corroboren si las capturas están o no afectando la estabilidad poblacional de esas especies (Fundación Natura y WWF 1998). Por otra parte, el problema central de la pesca industrial, tanto las faenas con red de cerco como con palangre, es que accidentalmente se capturan otras especies, sobre todo mamíferos marinos y, en el caso particular del archipiélago, aves marinas (Fundación Natura y WWF 1998).

20,2

19,8 17,4 16,9

17,7 16,2 15

17,9 17,4

17,2

16,1

1985 1986 1987 1988 1989

1990 1991 1992 1993

1994 1995

Fuente: Ospina (1999).

nœmero de denuncias

GRÁFICO 6.8 Número de denuncias de pesca ilegal en las aguas que rodean al archipiélago 50 41 32

31

17 12 7 0

1989

0

1

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

Fuente: Fundación Natura y WWF (1997).

CUADRO 6.10 Incautaciones de pesca ilegal y avistamientos de botes atuneros en el archipiélago (1996–1998) 1996 Aletas de tiburón

1997

1998a

Total

1.301

8.000

9.867

273.800 80.000

30.000

383.800

566

(cantidad)

6.20 El turismo

Pepinos de mar (cantidad)

Desde que se inició el turismo en 1969, ésta ha sido una actividad vital para la economía insular. Los datos confirman que el número de visitantes ha crecido considerablemente; mientras en 1970 ingresaron al archipiélago 4.579 turistas, en 1998 esta cifra ascendió a

Avistamientos de

42

40 no hay datos

82

botes atuneros Fuente: Jácome y Ospina (1999). a Los datos corresponden a una sola incautación, la realizada en el bote "Niño Dios".

215

6.20

E l

a r c h i p i Ž l a g o

d e

C o l — n ,

p r o v i n c i a

d e

G a l ‡ p a g o s

GRÁFICO 6.9 Parque Nacional Galápagos: número de visitantes (1970–1998) 70.000 60.000

nœmero de visitantes

50.000 40.000 30.000 20.000

1997

1994

1991

1988

1985

1982

1979

1976

1973

0

1970

10.000

Fuente: Fundación Natura y WWF (1999).

puesto (Fundación Natura y WWF 1999). En lo que concierne a la capacidad de carga, en el Plan de Manejo, elaborado en 1996, se determinó dicha capacidad en 51 sitios turísticos (Cayot et al. 1996 citado en Fundación Natura y WWF 1998), teniendo como premisa el número máximo de grupos que cada sitio puede soportar. El Servicio del Parque Nacional Galápagos adoptó este parámetro como una herramienta para llevar a cabo sus funciones, empleando adicionalmente los "itinerarios fijos" como un indicador de que las visitas se realizan dentro de los límites de la capacidad de carga establecida (Fundación Natura y WWF 1998). En el cuadro 6.12 se presentan datos sobre el uso de los sitios turísticos de acuerdo con los "itinerarios fijados". La información demuestra que, desde 1995, el Servicio del Parque Nacional Galápagos no ha podido fijar itinerarios con base en la capacidad de carga de cada sitio, debido a diversas razones como el tamaño y la autonomía de las embarcaciones, el tipo de pasajeros, las preferencias de las compañías turísticas, la distribución irregular de visitantes, etc. (Fundación Natura y WWF 1999). En general, algunos si-

cerca de 64.000 (gráfico 6.9). Ya que es muy difícil determinar el impacto del turismo, para este análisis se ha seguido la línea de la Fundación Natura y el WWF (1997), quienes enfocaron el tema en dos asuntos clave: la participación local y la capacidad de carga. La información, hasta 1998, muestra que los recursos provenientes del turismo reinvertidos en conservación son bajos comparados con el total generado (cuadro 6.11). Esta situación resulta paradójica, sobre todo si tenemos en cuenta que el éxito de las actividades turísticas depende fundamentalmente de la salud ambiental. Además, se calcula que hasta 1996 tan solo el 6% de los gastos de los turistas se quedaba en las islas (Fundación Natura y WWF 1997). Aproximadamente cinco millones y medio de dólares del monto total (US$ 75 millones) de 1998, corresponden a lo recaudado por concepto de entradas al Parque Nacional Galápagos. La puesta en vigencia de la Ley Especial, en marzo de 1998, modificó la distribución de este ingreso, con lo que supuestamente el 45% de esa recaudación se destinaría al manejo del Parque, lo cual ha permitido aumentar su presu-

216

L a

f a u n a

6.22

a m e n a z a d a

CUADRO 6.11 Relación entre los ingresos por turismo, el gasto público y el presupuesto del Parque Nacional Galápagos, 1992–1998 (en US$) Año

Ingresos por

Gasto público

Porcentaje

Presupuesto del

Porcentaje

turismo

en las islas

1992

42.142.365

1.722.141

4,08

318.827

0,75

1993

54.172.650

2.351.104

4,34

566.077

1,04

1994

60.864.358

3.364.737

5,52

837.004

1,37

1995

61.719.509

6.325.266

10,24

1.093.860

1,77

1996

69.363.712

6.623.019

9,54

1.073.747

1,55

1997

72.359.084

*

*

1.441.721

1,99

1998

74.625.927

*

*

1.802.115

2,41

Parque Nacional

Fuentes: Fundación Natura y WWF (1997, 1999). * No hay información.

tios son subutilizados, en tanto que otros son sobreutilizados. Consiguientemente, el problema del manejo del turismo en Galápagos es la "distribución" de los visitantes (Fundación Natura y WWF 1998).

sensibles a los eventos locales tales como una erupción volcánica, la introducción de un herbívoro o una enfermedad. Un segundo agente que ha puesto en riesgo a muchas especies son las actividades agropecuarias, las mismas que han provocado el sobrepastoreo de animales introducidos y la competencia con plantas introducidas (Tye 1999). A lo largo de la historia de las islas únicamente se han extinguido dos especies de plantas endémicas: Blutaparon rigidum y Sicyos villosa, que habitaban en las islas Santiago y Floreana, respectivamente (Jaramillo 1999).

6.21 La flora amenazada La flora nativa y endémica reviste un gran interés y su subsistencia depende exclusivamente de las medidas que se adopten en favor de su conservación. Así, con miras a priorizar las acciones que deben emprenderse, en 1996 se inició la revisión del estatus de conservación de la flora endémica de las islas conforme a los criterios propuestos por la UICN (1994 citado en Tye 1999). Según Tye (1999), hasta mayo de 1999 se finalizó la evaluación de casi un tercio de las 180 especies de plantas endémicas (se cubrieron 54 especies y 79 taxa). Según los datos, 38 de las 53 especies evaluadas (una especie está extinta) y 63 de los 78 taxa analizados (uno está extinto), se encuentran dentro de alguna de las categorías de especies "amenazadas" (cuadro 6.13). Esta alta proporción se debe, en parte, a que muchos taxa endémicos tienen rangos de distribución tan pequeños que automáticamente son clasificados como vulnerables, lo cual es aceptable si se tiene en consideración que estas especies son

6.22 La fauna amenazada La información de este acápite sobre las especies amenazadas de fauna está clasificada de acuerdo con los nuevos criterios de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN); las fuentes empleadas son: Baillie y Groombridge (1996) para reptiles; Granizo et al. (1997) para aves; y Suárez (1997) para mamíferos. Si bien las extinciones y las amenazas potenciales han afectado a especies, subespecies y variedades, en la información se cataloga solamente a las subespecies de tortuga gigante (Geochelone nigra). En cambio otras, como la iguana marina (Amblyrhynchus

217

6.23

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a r c h i p i Ž l a g o

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C o l — n ,

p r o v i n c i a

d e

G a l ‡ p a g o s

CUADRO 6.12 Uso de los sitios turísticos del archipiélago según los itinerarios fijados Año

Número total

Sitios

Sitios

Sitios con rango

de sitios

subutilizadosa

sobreutilizadosb

aceptablec

1995

36

22

7

7

1996 (julio)

31

20

4

7

1997 (agosto)

31

16

5

10

1998 (enero)

33

16

6

11

1998 (julio)

32

18

5

9

1999 (enero)

32

19

5

8

Fuente: Fundación Natura y WWF (1999). a Subutilizado: proporción del número semanal que es menor al 50% de la capacidad de carga efectiva. b Sobreutilizado: proporción del número semanal que excede la capacidad de carga efectiva. c Rango aceptable: proporción del número semanal entre el 51% y 100% de la capacidad de carga efectiva.

cristatus), son tratadas como una sola especie. Se han registrado cinco taxa extintos (cuatro especies y una subespecie), 32 taxa están amenazados, y dos subespecies están extintas en estado silvestre. La mayoría de la fauna amenazada corresponde a animales endémicos (30 entre especies y subespecies) (cuadro 6.14). La situación de los invertebrados es poco conocida, aunque es probable que sus poblaciones hayan sido alteradas, principalmente en las partes altas, en donde la vegetación original se ha transformado en pastos y zonas agrícolas. Aparentemente, varias especies de caracoles terrestres del género Bulimulus están extintas (ECOLAP 1998).

diante un precepto legal emitido por el gobierno del Ecuador. En 1936, la ley entró en vigencia, pero esta iniciativa no progresó sino hasta 1959, cuando el 97% del área terrestre fue declarada Parque Nacional. En este mismo año se creó la Fundación Charles Darwin (FChD) para las islas Galápagos, entidad internacional que desde entonces ha aunado esfuerzos para asegurar la protección de los ecosistemas insulares, así como para desarrollar, a través de la investigación científica, una gestión dirigida a la conservación. Precisamente, con miras a cumplir las metas propuestas por la FChD, en 1964 se inauguró la Estación Científica Charles Darwin (ECChD). Cinco años más tarde se estableció el Servicio del Parque Nacional Galápagos (SPNG), institución gubernamental responsable de su administración. El primer plan de manejo fue elaborado en 1974; en éste se definieron los límites del Parque y las políticas y acciones que debían ser implementadas en favor de la conservación. Un segundo plan fue hecho en 1984 y luego reformado en 1996. Los peculiares atributos naturales del archipiélago, reconocidos en el ámbito mundial, condujeron a que en 1979 fuera incorporado en la lista de Patrimonios de la Humanidad. Asimismo, en 1984 fue incluido en la red de Reservas de la Biosfera del Programa Hombre y Biosfera de la UNESCO.

6.23 La conservación de la biodiversidad del archipiélago Con el fin de tener una idea general sobre las actividades que se han emprendido para proteger el patrimonio biológico de la provincia de Galápagos, se presenta una reseña histórica basada en los compendios realizados por Carrasco (1993), Amador et al. (1996), Fundación Natura y WWF (1997), y ECOLAP (1998). Las primeras acciones encaminadas a la conservación se llevaron a cabo en 1934, cuando algunas islas y ciertas especies silvestres fueron protegidas me-

218

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c o n s e r v a c i — n

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6.24

a r c h i p i Ž l a g o

CUADRO 6.13 Flora del archipiélago: número de taxa según categoría de amenaza

Especies Todos los

taxaa

Extinto

En peligro crítico

En Vulnerable Cerca de No califica Número de peligro vulnerable en las taxa categorías evaluados anteriores

1

3

6

29

5

10

54

1

6

12

45

5

10

79

Fuente: Tye (1999). Nota: Se incluyen solamente las especies evaluadas hasta 1999. a No incluye taxa infraespecíficos.

6.24 Erradicación y control de la flora y fauna introducidas

En lo que concierne a la conservación de los ecosistemas marinos, en 1986 se estableció la Reserva de Recursos Marinos, con la cual se protegió tanto las aguas en el interior del archipiélago como las que se encontraban hasta 15 millas contadas desde la línea base de las islas hacia afuera. En 1990 las aguas que están dentro del Parque fueron declaradas santuario de ballenas y, en 1992, se publicó su plan de manejo. Finalmente, en 1998 el gobierno del Ecuador promulgó la Ley Especial para Galápagos, a través de la cual se establecen restricciones para la inmigración, se incrementa el fondo destinado al Servicio del Parque Nacional Galápagos, se estipulan normas para controlar el ingreso de especies exóticas y se amplían los límites de la Reserva de Recursos Marinos (RRM) hasta 40 millas a partir de la línea base. En una disposición transitoria de la Ley Especial se reconoce una categoría nueva para el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, la de Reserva Marina, equivalente a la categoría 6 de la UICN que permite usos múltiples. Así, la RRM cambió su nombre por el de Reserva Marina de Galápagos (mapa 13, p. 196). Aparte de lo que es la planificación y la regulación para el manejo de los recursos naturales del Parque Nacional Galápagos, se han adoptado medidas prácticas para paliar los efectos adversos que se derivan de los problemas que afectan la estabilidad de los ecosistemas del archipiélago. Entre las principales se puede señalar la erradicación y control de las especies introducidas y la protección de las nativas amenazadas. Ambos puntos son tratados a continuación.

Desde la década de los 70, el Servicio del Parque Nacional Galápagos ha ejecutado programas para erradicar y controlar las especies introducidas, para lo cual ha contado con el apoyo de la Estación Científica Charles Darwin. Gracias a esta labor, han sido erradicados los chivos (Capra hircus) de las islas Española, Plaza Sur, Santa Fe, Marchena y Rábida, por medio de técnicas comunes de cacería (Fundación Natura y WWF 1998). No obstante, en las islas más grandes es más complicado usar esta técnica. De hecho, la población de chivos está conformada por miles de individuos, sobre todo en Isabela y Santiago (ECOLAP 1998). Uno de los logros más importantes de estas campañas ha sido la eliminación de cerdos (Sus scrofa) gatos (Felis catus) y ratas (Rattus rattus y R. novergicus) de la isla Santiago (GNP-INEFAN 1996 citado en Fundación Natura y WWF 1997, Fundación Natura y WWF 1998), programa que fue ejecutado con el objetivo de proteger, entre otras, a las poblaciones del petrel pata pegada (Pterodroma phaeopygya), una especie gravemente amenazada (Amador et al. 1996). Las ratas negras también forman parte de aquellas especies que deben ser erradicadas. Esto ya se logró en el islote Pitt, y se ha trabajado también en las islas Santa Cruz (cerro Media Luna) y Floreana (cerro Pajas), en donde los huevos, polluelos y adultos del petrel pata pegada son atacados por los roedores. Asi-

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6.25

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G a l ‡ p a g o s

CUADRO 6.14 Fauna del archipiélago: especies marinas y terrestres amenazadas o extintas, según grupos taxonómicos Grupo

Extintas

Amenazadas

Extintas

Extinta en estado silvestre

Reptilesa

1

2

1

5

8

13

Aves

0

0

5

5

3

12

Mamíferosb

4

0

3

1

1

5

5

2

9

11

12

30

Total

En peligro En peligro crítico

Endémicas amenazadas Vulnerables

Fuentes: Baillie y Groombridge (1996), Granizo et al. (1997), Suárez (1997). a Incluyen las subespecies de tortugas gigantes (Geochelone nigra), mientras que en el caso de la iguana marina (Amblyrhynchus cristatus), únicamente se hace referencia al estatus de la especie, más no al de las subespecies que son señaladas por Jackson (1990), pues el Libro Rojo de la UICN no contiene esta información. b Incluye solo los residentes en las islas, incluso pinnípedos. Los mamíferos marinos que han sido avistados en aguas insulares no están considerados.

de químicos en cada planta invasora. Acciones parecidas se han puesto en práctica en Floreana, en donde los petreles pata pegada, cuando aterrizan en los arbustos de la exótica supirrosa (Lantana camara), mueren enredados (ECOLAP 1998). Hasta aquí, el mayor esfuerzo para enfrentar el problema de la introducción de especies es la propuesta de instalar un Sistema de Inspección y Cuarentena para Galápagos (SICGAL), mediante la creación de un Reglamento Especial de Sanidad y Cuarentena Agropecuaria. En 1994, el Reglamento fue oficialmente promulgado y, en 1995, se desarrolló un proyecto para implementar dicho Sistema. En esta iniciativa intervienen el Ministerio del Ambiente, a través del Servicio del Parque Nacional Galápagos y de la Subsecretaría del Litoral, la Dirección Provincial Agropecuaria de Galápagos y la Fundación Charles Darwin (Fundación Natura y WWF 1997). Para esta propuesta se gestionan recursos del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés).

mismo, se han desarrollado campañas de desratización en los principales centros poblados (ECOLAP 1998). Otros animales introducidos también han estado sujetos a los programas de control y erradicación. En Isabela y Santa Cruz, por ejemplo, se ha controlado a los perros ferales (Canis familiaris) que atacan a las dos especies de iguanas terrestres (Conolophus subcristatus y C. pallidus ) y a la iguana marina (Amblyrhynchus cristatus) (ECOLAP 1998), mientras que en Santa Fe se llevó a cabo un programa para erradicar a la hormiga colorada (Wasmannia auropunctata) (Abedrabbo 1991a). En el caso de las plantas introducidas, las medidas de erradicación han tenido un éxito parcial, pues las especies exóticas tienen una gran capacidad de dispersión y las técnicas usadas no son totalmente efectivas. Los programas de control se han llevado a cabo sobre todo en la isla Santa Cruz, en donde los bosques de cacaotillo (Miconia robinsoniana), zonas de anidación del petrel pata pegada (Pterodroma phaeopygya) y del pachay (Laterallus spinolotus), están siendo invadidos por la cascarilla (Cinchona succirubra) y la guayaba (Psidium guajava). Las técnicas de control utilizadas se han basado en la aplicación

6.25 Protección de la flora y fauna amenazadas El programa de protección se ha concentrado en las especies más amenazadas e implica el manejo de po-

220

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6.25

RECUADRO 6.2

La fauna amenazada Mam’feros. En la actualidad cuatro especies de ratones est‡n extintas. Sobreviven tan solo Oryzomys galapagoensis, Nesoryzomys narboroughi y N. fernandinae. El lobo marino de dos pelos (Arctocephalus galapagoensis), est‡ amenazado debido a que en el pasado fue cazado indiscriminadamente. Se cree que hasta 1940, a–o en el cual la especie fue protegida, el nivel poblacional era bajo. Aparentemente, hoy en d’a sus colonias est‡n saludables ( Jefferson et al. 1994 citado en Tirira 1999). Sin embargo, esta especie est‡ catalogada aœn como vulnerable (Su‡rez 1997). Al parecer las especies restantes de mam’feros tienen poblaciones estables. Aves. La destrucci—n de la vegetaci—n de las partes altas de las islas habitadas ha causado la declinaci—n del pachay (Laterallus spilonotus) en las islas Santa Cruz y San Crist—bal. Aunado a esto se han detectado dr‡sticas declinaciones poblacionales de algunos pinzones, como el pinz—n de manglar (Camarhynchus heliobates), cuyo estado es cr’tico. Esta especie probablemente ha desaparecido de la isla Fernandina y se estima que en la isla Isabela no hay m‡s de 50 individuos (Grant 1984 citado en ECOLAP 1998). El cucube (Nesomimus trifasciatus) ha desaparecido de la isla Floreana y solo una poblaci—n remanente subsiste en uno de los islotes cercanos. La alteraci—n del h‡bitat tambiŽn ha mermado las poblaciones del gavil‡n de Gal‡pagos (Buteo galapagoensis), el cual adem‡s es eventualmente cazado. Entre las aves marinas, todas las colonias de anidaci—n del petrel pata pegada (Pterodroma phaeopygya) se encuentran amenazadas por la destrucci—n de su h‡bitat y porque son depredadas por especies introducidas (ECOLAP 1998). Reptiles. Geochelone nigra, la tortuga gigante o gal‡pago es la especie con el mayor nœmero de subespecies extintas. De acuerdo con de Vries (1984) y Jackson (1990), de las 14 subespecies originales, tan solo diez subespecies sobreviven. No obstante, Baillie y Groombridge (1996) registran en el Libro Rojo de la UICN solamente a una como extinta, mientras que dos est‡n catalogadas como extintas en estado silvestre. Las subespecies restantes se encuentran amenazadas, principalmente porque los huevos y las cr’as son depredados por los mam’feros introducidos. Las iguanas terrestres (Conolophus subcristatus) ten’an una amplia distribuci—n en las islas Fernandina, Isabela, Santiago, Santa Cruz, Baltra y Plaza Sur, pero actualmente varias de sus poblaciones est‡n amenazadas y en la isla Santiago es posible que hayan sido eliminadas (ECOLAP 1998).

Como parte del manejo in situ, los nidos de las tortugas son protegidos de los depredadores colocando cercos a su alrededor. En tanto que para el manejo ex situ se han establecido centros de mantenimiento, reproducción, crianza y repatriación de tortugas gigantes en las islas Santa Cruz, Isabela y San Cristóbal (ECOLAP 1998). Entre 1970 y 1995 fueron repatriadas 1.964 tortugas a su lugar de origen. Un programa similar fue ejecutado para las iguanas terrestres (Conolophus subcristatus y C. pallidus), pues las poblaciones de Isabela (cerro Cartago) y Santa Cruz (cerro Dragón–bahía Conway) estuvieron

blaciones, tanto in situ como ex situ. En su ejecución participan la Estación Científica Charles Darwin y el Servicio del Parque Nacional Galápagos. En 1965 se inició un programa de crianza y repatriación de tortugas gigantes (Geochelone nigra), cuyo objetivo fue evitar la extinción de las subespecies más amenazadas. De hecho, gracias al trabajo realizado desde entonces se ha logrado recuperar las poblaciones de las islas Pinzón (G. nigra ephippum) y Española (G. nigra hoodensis). A fines de los años 90 se está trabajando con las poblaciones de las islas Isabela, San Cristóbal, Santiago y Santa Cruz (Amador et al. 1996).

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RECUADRO 6.3

Los chivos en la isla Isabela En Isabela los chivos (Capra hircus) se localizaban originalmente en Sierra Negra, al sur de esta isla. Sin embargo, a comienzos de 1990 se detectaron migraciones de reba–os hacia el norte, inclusive en las estribaciones y la caldera del volc‡n Alcedo, zona donde se encuentran las mayores poblaciones de tortugas gigantes (Geochelone nigra vandenburghi). Ante estas circunstancias, en 1995 la Estaci—n Cient’fica Charles Darwin y el Servicio del Parque Nacional Gal‡pagos emprendieron la "Campa–a Alcedo" con el fin de controlar a estos herb’voros invasores. As’, en 1996 se eliminaron 13.000 chivos del volc‡n Alcedo, mientras que en 1997 se cazaron 8.714. Esto permite tener una idea del tama–o de esas poblaciones y del peligro que representan para las especies nativas. Fuentes: Calvopi–a (1991), ECOLAP (1998), Fundaci—n Natura y WWF (1997, 1998).

al borde de la extinción debido a los ataques de los perros salvajes (Canis familiaris). Tal como en el caso de las tortugas gigantes, las iguanas se reproducen en los centros mencionados y son criadas allí hasta su repatriación; 698 iguanas fueron repatriadas entre 1982 y 1993 (Amador et al. 1996, ECOLAP 1998). El petrel pata pegada (Pterodroma phaeopygya), que habita en varias islas, ha registrado una severa declinación poblacional, como consecuencia de la alteración de sus hábitats de anidación y de la acción de las especies introducidas. Ante estas graves circunstancias, en 1966 se estableció el programa para salvar al petrel pata pegada, cuyo propósito es el de controlar a las especies exóticas que afectan su reproducción y sobrevivencia (ratas, cerdos y supirrosas) (ECOLAP 1998). Además, mediante una supervisión ejecutada para calcular el éxito reproductivo de los petreles se constató que, en la isla Santa Cruz tal éxito osciló entre el 0 y el 10% durante el período 1966–1981, mientras que en 1995 fue del 95%. En la isla Floreana se registró inicialmente un éxito reproductivo del 33%, en tanto que para 1995 se incrementó al 91% (Amador et al. 1996). En cuanto a la protección de la flora nativa, se puede mencionar el caso de la isla Santiago, donde la vegetación nativa ha sido drásticamente alterada a causa del sobrepastoreo realizado por los chivos cimarrones (Capra hircus). Según Valdebenito y Prado (1991),

la propagación natural de especies endémicas como Scalesia pedunculata y Acnistus ellipticus, y nativas como Zanthoxylum fagara, ha sido mermada a tal punto que solo es posible encontrar individuos adultos de estas especies. Con miras a proteger la vegetación nativa, en 1974 se establecieron cuadrantes cercados para que sirvan de "bancos de semilla" una vez que se lograra erradicar a los chivos. De acuerdo con Valdebenito (1991), este proyecto tuvo el éxito esperado, ya que se encontró una mayor cantidad de especies en las áreas cercadas que en las abiertas. A fines de los años 90 se está trabajando para proteger a tres especies del género endémico Scalesia (ECOLAP 1998). 6.26 Leyes y cambios institucionales relacionados con la protección de la biodiversidad La biodiversidad de la provincia de Galápagos está amenazada por el aumento de la población, por la presión del sector pesquero, por el incremento de la operación turística y por todas las consecuencias relacionadas con estas tendencias (véase 6.12–20). Por lo tanto, en el Ecuador se ha empezado a modificar las leyes y normas que rigen tales actividades en las islas, y también se han introducido los cambios institucionales necesarios para poderlas aplicar. La Ley de Régimen Especial para la provincia de Galápagos fue presentada en octubre de 1997, y en

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Leyes y cambios institucionales relacionados con la protecci—n de la biodiversidad

6.26

RECUADRO 6.4

Erradicación de cerdos salvajes en la isla Santiago Los cerdos salvajes (Sus scrofa) constituyen un serio peligro para la flora y fauna nativa de Gal‡pagos. En la isla Santiago estos animales pon’an en riesgo la reproducci—n y la sobrevivencia de las tortugas gigantes (Geochelone nigra darwini), tortugas negras (Chelonia mydas agassisi) y petreles pata pegada (Pterodroma phaeopygya). Ante esta situaci—n el Servicio del Parque Nacional Gal‡pagos inici—, en 1973, una campa–a para erradicarlos. Entre 1987 y 1989 fue cuando se logr— eliminar el nœmero mayor de cerdos desde que se inici— la campa–a (hasta 2.200 individuos en 1989). En 1997 se calcul— que su poblaci—n estaba compuesta por menos de diez adultos y aproximadamente 20 juveniles. Fuentes: Almeida (1991), Cruz, F. (1993), Amador et al. (1996), Fundaci—n Natura y WWF (1998).

Galápagos (INGALA). Por ello se buscó conformar el Consejo del INGALA con un fuerte sentido de representatividad y participación de todos los sectores públicos y privados, de modo que fuera un foro de concertación de políticas, de coordinación, de planificación y de evaluación de las islas. Sin embargo, al adjudicarle también la realización de obras, se mantiene un conflicto de competencia con el Consejo Provincial (Fundación Natura y WWF 1999). En agosto de 1998, cuando entró en vigencia la nueva Constitución Política de la República, se introdujeron algunos cambios en la estructura institucional prevista por la Ley Especial. Por ejemplo, el Consejo del INGALA, según la nueva Constitución, está presidido por el gobernador de la provincia e incluye la representación de los alcaldes de los tres cantones de la provincia insular. Las atribuciones del INGALA se extienden a la aprobación y control de los presupuestos de las entidades públicas de Galápagos, tanto las de régimen dependiente como las autónomas. Por supuesto, esto último aumenta la conflictividad entre las entidades involucradas y su aplicación dependería de la redacción y aprobación de un estatuto oficial. En lo relativo a la inmigración, las autoridades de las islas y los pobladores antiguos coinciden en que debe ser frenada. Esto se facilitó con el Decreto Ejecu-

febrero de 1998 el Presidente Interino de la República objetó parcialmente aquellos artículos relacionados con la administración de la Reserva Marina y con las regulaciones de la actividad pesquera en el archipiélago. Un mes después, en marzo de ese año, el Congreso Nacional se allanó al veto presidencial con su respectivo "alcance". En lo pertinente a la pesca en la Reserva se dispuso que, hasta que se apruebe el nuevo plan de manejo de la Reserva Marina, estará vigente la zonificación del Plan de 1992, en el cual se prohibe actividades pesqueras industriales en las cinco primeras millas y se impone limitaciones entre 5–15 millas. En contraposición, en la Ley Especial remitida al Presidente se propone la exclusividad de la pesca artesanal en las 40 millas de la Reserva Marina (Fundación Natura y WWF 1998) (mapa 13, p. 196). Temas como el control de la inmigración, la actividad pesquera en la Reserva, la distribución de los ingresos generados por quienes visitan el Parque Nacional Galápagos y, por supuesto, la composición de las instancias de administración y control de las islas, son los más debatidos de la Ley Especial. En cuanto a las competencias entre las diferentes instituciones de Galápagos, la orientación general del cambio promovido por la ley vigente fue ampliar y fortalecer el ámbito de autoridad del Instituto Nacional

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va. Según Michael Bliemsrieder, ex gerente del INGALA, esa parte del Reglamento es tan detallada que no se requeriría de reglamentos adicionales, sino de procedimientos internos, que el INGALA debe aplicar, para hacer cumplir la ley. Según el censo de 1998, solo el 33% de residentes tenía un carnet válido hasta ese año, y apenas el 26% de los carnets pertenece a la gente nativa de la provincia de Galápagos. Mientras se expiden los nuevos carnets, se ha procedido a entregar certificados de residencia a quienes carecían de un carnet válido. Otro tipo de control es el que se lleva a cabo en los aeropuertos, donde pasajeros y pasajeras deben llenar un formulario de control de migración mientras que turistas y personas en tránsito deben presentar un boleto de ida y vuelta (Fundación Natura y WWF 1999). El tema de la pesca se volvió muy controvertido desde 1992, cuando se aprobó el Plan de Manejo de la Reserva de Recursos Marinos Galápagos creada en 1986. Al no existir esta categoría de protección en la legislación forestal y de áreas naturales vigente, los conflictos de competencia entre las instituciones involucradas (Subsecretaría de Pesca, Armada Nacional y Servicio del Parque Nacional Galápagos), no se hicieron esperar. Ante esta situación, en 1996, el director ejecutivo del desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN) creó, mediante la Resolución 058, la Reserva Biológica de Recursos Marinos de Galápagos, conocida como Reserva Marina de Galápagos, con los mismos límites y plan de manejo de la reserva anterior, adjudicando al Parque Nacional Galápagos el control directo y exclusivo de dicha reserva. Esta declaratoria aumentó la conflictividad del tema y enfrentó a las autoridades de pesca y a los industriales pesqueros del continente con las autoridades del Parque, los operadores turísticos e, inclusive, con los pescadores artesanales de las islas. Además de que las bases legales, políticas y administrativas son débiles, el manejo del área marina protegida ha sido problemático por la falta de información básica sobre aspectos ecológicos y pesqueros, por la es-

tivo no. 245 que suspendió la emisión de nuevos carnets de residencia hasta que se reglamente el control migratorio en la Ley Especial. Sin embargo, subsiste el problema de que si bien en la ley se establecen medidas administrativas para controlar la inmigración, también, y gracias a una serie de disposiciones laborales, fiscales y salariales, se crea una serie de incentivos para la población de residentes (Fundación Natura y WWF 1998). Seguramente lo último es resultado de las negociaciones hechas para lograr que esta población apoye la propuesta de la Ley Especial. El Consejo del INGALA tomó una primera resolución, en mayo de 1998, según la cual se comenzaría un proceso de recalificación de la población, luego del cual expirarían los carnets de residencia expedidos con anterioridad. Sin embargo, esto no ha sucedido. En el Reglamento a la Ley Especial, que fue publicado en el Registro Oficial del 11 de enero de 2000, se señala y define las categorías de residentes temporales, permanentes, turistas y transeúntes, así como los procedimientos para la calificación respecti-

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6.26

Leyes y cambios institucionales relacionados con la protecci—n de la biodiversidad

GRÁFICO 6.10 Número de pescadores y de embarcaciones artesanales que están registradas

casez de fondos y por un apoyo local limitado (Fundación Natura y WWF 1998). Para enfrentar estos problemas, a mediados de 1996, el Servicio del Parque Nacional Galápagos y la Estación Científica Charles Darwin iniciaron un proceso de planificación participativa, a través del cual se reunió a los principales usuarios de la reserva con el objetivo de revisar el plan de manejo en el seno de un grupo multisectorial y representativo. Este grupo ha ganado consenso en las islas en lo relativo al manejo a largo plazo de la Reserva Marina, según lo establecido en la Ley Especial (Heylings et al. 1998). La supervisión de la pesca ha mejorado notablemente a partir enero de 1997 con la ejecución del Programa de Monitoreo Pesquero desarrollado por la Estación Científica Charles Darwin y la Unidad de Recursos Marinos del Parque Nacional Galápagos (gráfico 6.10). En la Ley Especial se contempló la creación de una autoridad de manejo interinstitucional para determinar el papel que, en este campo, juega la Reserva Marina de Galápagos, y la participación de sus usuarios/as y de las instituciones estatales a las que concierne directamente su administración. Pese a estos espacios participativos, y a que durante la redacción de la ley se convocó a los actores interesados, el sector pesquero industrial, principalmente la flota atunera del continente, se ha opuesto tanto a la delimitación de la Reserva como a la autorización exclusiva a la flota artesanal para mantener actividades pesqueras en su interior. El "grupo núcleo" que se encargó de actualizar el Plan de Manejo de la Reserva presentó, en noviembre de 1998, una versión final a la autoridad de manejo interinstitucional, la cual fue aprobada en marzo de 1999. Sin embargo, existen temas pendientes, porque inclusive en el grupo núcleo no se pudo llegar a acuerdos. Tales temas son la delimitación específica de cada una de las zonas contempladas en el Plan, el tipo de artes de pesca o de formas de turismo permitidas y prohibidas en las diferentes unidades o zonas de la Reserva, así como la reglamentación específica para estas áreas. La separación entre las áreas terrestres y marinas

700 613

596 392 270

197 101 0 1993 Pescadores*

1996

1999 Embarcaciones**

Fuentes: Fundación Natura y WWF (1997, 1999). * Los pescadores incluyen propietarios y tripulantes. ** Las embarcaciones se refieren a botes, fibras y pangas, siendo los botes los más grandes y las pangas las más pequeñas. La disminución de embarcaciones, entre 1997 y 1999, se debería a que los registros de 1997, provenientes de la Dirección General de la Marina Mercante y dek Litoral (DIGMER), incluyen embarcaciones que no estaban en operación o no existían cuando se empezó el registro con observaciones en campo, desde 1998.

del archipiélago, así como entre las áreas protegidas y las habitadas, expresadas en términos de competencias y jurisdicciones institucionales, han complicado el manejo integral de la provincia de Galápagos. Si bien se han desplegado esfuerzos normativos para tratar de solucionar este tema —por ejemplo el Plan Global de Manejo del Turismo (1992) y el Plan de Manejo del Parque Nacional Galápagos (1996), que incluye recomendaciones tanto para el área marina como para las zonas habitadas— fue la Ley Especial la que finalmente zanjó estas diferencias, adjudicando la administración de la Reserva Marina de Galápagos al desaparecido INEFAN, hoy Ministerio del Ambiente. Es el mismo Servicio del Parque Nacional Galápagos el que se hace cargo de dicha administración, pero estableciendo una "autoridad de manejo" interinstitucional encargada de definir políticas y aprobar el Plan de Manejo (Fundación Natura y WWF 1999).

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El Servicio del Parque Nacional Galápagos es una institución con larga trayectoria e importancia en las islas, ya que ha estado a cargo del manejo del área protegida terrestre que constituye casi el 97% del archipiélago. Además, la distribución de los ingresos del turismo en el Parque Nacional le aseguran un presupuesto mayor que el de otras instituciones públicas. Sin embargo, el hecho de que gran parte de las presiones sobre la biodiversidad de las islas proviene de áreas sobre las que dicha institución no tiene jurisdicción, limita una administración exitosa del Parque y produce conflictos con otras instituciones del gobierno central y con las locales o territoriales (Fundación Natura y WWF 1999). La conformación del Consejo del INGALA habría sido diseñada precisamente para paliar estos conflictos. En cuanto al turismo, el número de personas visitantes se controla a través de diferentes procedimientos, y el acceso a los sitios de visita está regulado por la capacidad de carga física calculada para cada uno en el Plan de Manejo vigente, de acuerdo con lo cual

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se otorgan los permisos para el itinerario de cada embarcación. Hasta la promulgación de la Ley Especial, el INEFAN fue el encargado de autorizar la operación de embarcaciones turísticas. Entre 1995 y 1999, el número de barcos mantuvo una tendencia ascendente, lo mismo que su tamaño promedio y su capacidad (número de pasajeros transportables) (cuadro 6.15) (Fundación Natura y WWF 1999). Uno de los últimos conflictos, que estuvo relacionado con el inicio de operaciones de un nuevo barco grande de pasajeros, reflejó la confusión legal e institucional al respecto. Según la Unidad de Turismo del Servicio del Parque Nacional Galápagos, otro problema en el manejo del Parque es la libre transferencia de cupos entre distintas embarcaciones, puesto que permite una concentración de cupos en un menor número de embarcaciones que a la vez tienen mayor capacidad (Fundación Natura y WWF 1998). Sin embargo, en la tercera "Provisión Transitoria" de la Ley Especial se prohibe cualquier incremento en las conce-

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Leyes y cambios institucionales relacionados con la protecci—n de la biodiversidad

6.26

CUADRO 6.15 Número de embarcaciones de turismo en el archipiélago 1995

1996

1997

1998

1999

Botes para menos de 16 pasajeros

73

75

67

59

62

Botes de 17 a 50 pasajeros

12

12

13

12

15

Botes para más de 50 pasajeros

3

3

4

4

5

88

90

84

75

82

Capacidad total (pasajeros)

1.446

1.484

1.545

1.440

1.703

Capacidad promedio (pasajeros)

16,4

17,7

18,4

19,2

20,7

Total de embarcaciones

Fuente: Fundación Natura y WWF (1999).

ficos como el turismo, especies introducidas y agricultura, reserva marina y estructura institucional. En noviembre de 1998 se expidió una versión final del reglamento general para la aplicación de la ley, la misma que fue sometida a discusión con la población. Así, los criterios relativos a la estructura institucional, sobre todo del INGALA y sus funciones, fueron adoptadas conjuntamente. A fines de los años 90, la Fundación Natura y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) promovieron un estudio con el fin de constatar si la última versión del reglamento general ayuda a regular la Ley Especial. El resultado fue que solo el 26% de los aspectos de la ley que necesitan regulación ha sido expresamente resuelto en dicha versión, la misma que fue publicada en el Registro Oficial en enero del 2000 (Fundación Natura y WWF 1999).

siones y cualquier cambio en la capacidad de las embarcaciones que operan en las Galápagos, con excepción de aquellas pertenecientes a residentes permanentes que actualmente tienen una capacidad inferior a 16 personas (Fundación Natura y WWF 1999). De acuerdo con la Ley Especial, la distribución de los ingresos por concepto de impuesto de entrada al Parque se desglosa de la siguiente manera: 45% para el Servicio del Parque Nacional Galápagos; 10% para el INGALA; 10% para el Consejo Provincial; 20% para los gobiernos municipales de la provincia; 5% para el Servicio de Inspección y Cuarentena; 5% para la Armada Ecuatoriana por el servicio de patrullaje; y 5% para el Ministerio del Ambiente (Fundación Natura y WWF 1999). En cuanto al aspecto institucional y a las principales herramientas legales previstas para un mejor manejo de las islas, muchos de los temas de la Ley Especial pueden ser aplicados sin la necesidad de emitir reglamentos, pero hay otros que no, como éste último sobre el turismo y los permisos de operación, o las actividades pesqueras. Desde mediados de 1998 el Ministerio del Ambiente está trabajando en la reglamentación de la Ley Especial, a través de grupos de trabajo integrados por personas pertenecientes a sectores especí-

227

7

Aspectos institucionales relacionados con el manejo de la biodiversidad Luis Suárez, María Amparo Albán, Carmen Josse y Verónica Cano

INSTITUCIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS 7.1

Cambios institucionales durante la década de los 90

7.2

Ministerio del Ambiente

7.3

Ministerio de Agricultura y Ganadería

7.4

Ministerio de Comercio Exterior, Industrialización y Pesca

7.5

Ministerio de Defensa Nacional

7.6

Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda

7.7

Ministerio de Salud Pública

7.8

Ministerio de Energía y Minas

7.9

Ministerio de Educación y Cultura

7.10 Ministerio de Relaciones Exteriores 7.11 Instituto para el Ecodesarrollo de la Región Amazónica Ecuatoriana 7.12 Fondo Ambiental Nacional del Ecuador 7.13 Instituto Nacional Galápagos 7.14 Programa de Manejo de Recursos Costeros

229

7

A s p e c t o s

i n s t i t u c i o n a l e s

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7.15 Instituto Nacional de Desarrollo Agrario 7.16 Instituto Nacional de Colonización de la Región Amazónica Ecuatoriana

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b i o d i v e r s i d a d

SISTEMAS DE INFORMACIÓN Y MONITOREO 7.40 Sistema de Información Geocodificada de Recursos Naturales y Medio Ambiente

7.17 Consejo Nacional de Recursos Hídricos

7.41 Sistema de Información BIODATOS

7.18 Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual

7.42 Sistema de Información EcoBio

7.19 Comité Nacional de Recursos Genéticos

7.43 Centro de Información sobre la Biodiversidad del Ecuador

7.20 Consejos Provinciales 7.21 Concejos Municipales 7.22 Contraloría General del Estado 7.23 Instituciones de investigación 7.24 Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología 7.25 Fundación de Ciencia y Tecnología 7.26 Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias 7.27 Instituto Nacional de Pesca

7.44 Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador 7.45 INFOPLAN y Directorio 7.46 Monitoreo de la biodiversidad en la Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas 7.47 Monitoreo de la biodiversidad en el Parque Nacional Machalilla 7.48 Monitoreo de la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno y del Centro Secoya Remolino

7.28 Instituto Oceanográfico de la Armada

7.49 Monitoreo del uso del suelo y cobertura vegetal en la Amazonía ecuatoriana

7.29 Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos

7.50 Monitoreo de manglares y áreas salinas

7.30 Instituto Geográfico Militar 7.31 Universidades 7.32 Herbarios y museos 7.33 Herbarios 7.34 Museos 7.35 Organizaciones no gubernamentales ambientalistas 7.36 Agencias internacionales de cooperación PROGRAMAS Y PROYECTOS NACIONALES E INTERNACIONALES 7.37 Programas de posgrado 7.38 Programas de capacitación 7.39 Programas y proyectos sobre biodiversidad

7.51 Inventario de humedales del Ecuador 7.52 Sistema de Monitoreo Ambiental en el Sector Agropecuario del Ecuador

C a m b i o s

i n s t i t u c i o n a l e s

d u r a n t e

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d Ž c a d a

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9 0

7.1

À

Cu‡les son y hacia quŽ campos orientan sus intervenciones las instituciones vinculadas con el tema de la biodiversidad en el Ecuador? ÀQuŽ programas de posgrado, capacitaci—n e investigaci—n y quŽ proyectos son llevados a cabo en el pa’s? ÀCu‡les son los sistemas de informaci—n y la capacidad de monitoreo de la biodiversidad que ejecuta este racimo de instituciones? Estas y otras preguntas son las que se responden en este cap’tulo.

INSTITUCIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS 7.1 Cambios institucionales durante la década de los 90



Hasta 1992, las orientaciones generales de la política ambiental constaban en los planes nacionales de desarrollo, mientras que las políticas sectoriales se hallaban dispersas en los planes de las distintas entidades del gobierno central con injerencia en la gestión ambiental y en el uso de los recursos naturales. Los resultados de la Cumbre de Río de Janeiro, en 1992, promovieron cambios en la actitud política y en las acciones estatales para articular un proceso de gestión ambiental. En el Ecuador, éstos se expresaron en algunas decisiones adoptadas por el gobierno del ex presidente Sixto Durán Ballén (1992–1996), entre las que se destacan las siguientes (Ulloa et al. 1997):





• • La creación, en septiembre de 1992, del desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de

231

Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN) en remplazo de la Subsecretaría Forestal del Ministerio de Agricultura. La creación mediante Decreto Ejecutivo, en septiembre de 1993, de la Comisión Asesora Ambiental de la Presidencia de la República (CAAM) como organismo coordinador de la política ambiental del país. La creación de la Unidad Asesora Ambiental (UNAMA) de la Secretaría General de Planificación del Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), como instancia técnica encargada de internalizar la dimensión ambiental en la planificación del desarrollo. La promulgación mediante Decreto Ejecutivo, en junio de 1994, de los "Principios Básicos para la Gestión Ambiental en el Ecuador", documento elaborado por la CAAM. La creación del Fondo Ambiental Nacional (FAN), una entidad de derecho privado, con el propósito de captar recursos financieros para

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A s p e c t o s

i n s t i t u c i o n a l e s

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Este proyecto, dividido en 35 actividades que fueron planificadas solo para algunas áreas protegidas, contribuyó con la actualización y sistematización de la información sobre temas importantes relativos a la conservación y manejo de la biodiversidad en el país. Sus ejes de trabajo (políticas y administración, planificación y manejo, educación y capacitación, desarrollo de infraestructura, investigación y ecoturismo, y desarrollo de las comunidades humanas relacionadas a estas áreas), sirvieron para ensayar la actualización no solo de la información, sino de los métodos de trabajo y planificación, y también para mejorar la capacidad institucional y los recursos humanos involucrados en el manejo de las áreas protegidas. El proyecto finalizó en 1999.

programas orientados a la conservación y al mejoramiento de los recursos naturales y el ambiente. • La elaboración de procedimientos para que los proyectos de inversión pública cumplan con la obligación de presentar estudios de impacto ambiental, sin los cuales no pueden ser aprobados. Estas fueron decisiones tomadas en las altas esferas y, por su fecha de promulgación, constituyen una respuesta a los compromisos adquiridos por el país cuando ratificó el Convenio sobre la Diversidad Biológica en febrero de 1993. Otra instancia que se conformó con este propósito fue el Grupo Nacional de Trabajo sobre Biodiversidad (GNTB), promovido por la CAAM y creado en febrero de 1994. Lo integran representantes de organizaciones gubernamentales, no gubernamentales, universidades, centros de investigación e investigadores/as interesados/as en el tema de la diversidad biológica. Su objetivo es el de analizar aspectos sustanciales sobre el tema, así como proponer políticas, estrategias, ajustes administrativos y legales y proyectos prioritarios. En el 2000, ese grupo es coordinado por el Ministerio del Ambiente y constituye un ente asesor del Estado ecuatoriano, en particular de ese Ministerio, que a su vez es el punto focal del mencionado Convenio. El GNTB mantiene reuniones periódicas y trabaja a través de subgrupos organizados en torno a temas específicos como la bioseguridad, el acceso a los recursos genéticos y la legislación. Varias de las organizaciones que lo integran brindan apoyo a sus actividades. En su momento, el INEFAN jugó un papel preponderante en lo relativo a la conservación de la biodiversidad del Ecuador, sobre todo en la conservación in situ, pues era el ente encargado de las áreas protegidas, así como de los controles relativos al uso de la vida silvestre. En 1994, ese Instituto recibió del Banco Mundial US$ 7,2 millones, a través del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés), para ejecutar el proyecto Plan Maestro para la Protección de la Biodiversidad. La contraparte nacional fue de US$ 1,5 millones.

7.2 El Ministerio del Ambiente El Ministerio del Ambiente fue creado mediante Decreto Ejecutivo en octubre de 1996. Posteriormente, en enero de 1999, mediante Decreto Ejecutivo el Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN) fue absorbido por este Ministerio que se hizo cargo de todas sus funciones y atribuciones. Con la creación del Ministerio del Ambiente y la desaparición del INEFAN se agrupó en una sola institución todo lo relativo a la administración, manejo y conservación de los recursos naturales, hasta entonces disgregados en instancias con competencias diferentes. Así, por ejemplo, este Ministerio actúa como punto focal de la aplicación del Convenio sobre la Diversidad Biológica en el Ecuador y, por lo tanto, coordina todos los asuntos relativos a la biodiversidad. También tiene competencia directa en la conservación in situ a través de la administración del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y de la protección de las especies silvestres amenazadas y de las especies o variedades silvestres emparentadas con las cultivadas. Con respecto a la conservación ex situ interviene en la utilización de los recursos biológicos, la investigación y educación, y la evaluación y reducción de impactos sobre la biodiversidad. Por último, preside el Comité Nacional de Recursos Genéticos (CNRG),

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además de que la Ley de Gestión Ambiental le faculta para establecer normas relativas a la bioseguridad, con el propósito de regular la propagación, experimentación, uso, comercialización e importación de organismos genéticamente modificados. Entre las funciones se encuentran las de coordinar, unificar, ejecutar y supervisar las políticas, proyectos y programas de diversas entidades y dependencias de la función ejecutiva que se dedican a labores relacionadas con la gestión ambiental, además de cumplir y hacer cumplir las disposiciones ambientales introducidas en la reforma constitucional de 1998. Allí se tratan los asuntos de contaminación, su control y monitoreo, y se impulsa la definición de un reglamento único para la evaluación de los impactos ambientales y la constitución de una autoridad sobre el tema. Asimismo, es la institución encargada de ejecutar los asuntos relacionados con la conservación de la biodiversidad, el aprovechamiento sustentable de los bosques y las políticas relativas a la calidad del agua y a la calidad ambiental. Desde 1999, en el Ministerio se están elaborando varias estrategias y sus respectivos marcos legales: la Estrategia Nacional de Biodiversidad, la Estrategia Forestal, la Estrategia Ambiental de Desarrollo Sostenible y la Reglamentación para la Evaluación de Impactos Ambientales.

de uso, manejo y zonificación de suelos que permita orientar y coordinar las actividades productivas en los ámbitos nacional y regional. La Dirección de Gestión Ambiental cumple funciones de asesoría en temas ambientales y la DINAREN prepara propuestas de políticas y estrategias para el uso, manejo y conservación de los recursos naturales renovables. Las funciones del SESA consisten en la definición de políticas de acción relacionadas con la materia de sanidad agropecuaria, con el fin de precautelar el estado fito y zoosanitario de los productos agropecuarios de propagación o de consumo y de evitar el ingreso y diseminación de pestes vegetales o animales en el territorio nacional. El Ministerio tiene una competencia directa en los temas de conservación in situ de la diversidad agrícola y pecuaria, utilización de recursos biológicos, acceso a los recursos genéticos de especies o variedades cultivadas o domesticadas y de sus parientes silvestres, e investigación y educación. También tiene competencia directa sobre la bioseguridad en el sector agropecuario, puesto que regula y supervisa el ingreso de organismos exóticos al territorio nacional. 7.4 El Ministerio de Comercio Exterior, Industrialización y Pesca Este Ministerio ejerce su competencia directa en materia de biodiversidad a través de la Subsecretaría de Recursos Pesqueros. Ésta tiene como objetivo planificar, organizar, dirigir y controlar las actividades pesqueras; tiene competencia en los temas de conservación in situ, utilización de los recursos biológicos (principalmente de los pesqueros) y acceso a los recursos genéticos de las especies acuáticas.

7.3 El Ministerio de Agricultura y Ganadería Este Ministerio es parte de la administración pública central y ejerce su competencia directa en materia de diversidad biológica a través de la Dirección de Gestión Ambiental, de la Dirección Nacional de Recursos Naturales Renovables y Ordenamiento Rural (DINAREN) y del Servicio Ecuatoriano de Sanidad Agropecuaria (SESA). Su objetivo es promover el desarrollo armónico y sostenido del sector agropecuario a escala nacional. Una de sus obligaciones es participar en el manejo sustentable de los recursos naturales renovables. Además, la Ley de Desarrollo Agrario y su reglamento general facultan a este Ministerio para formular un plan

7.5 El Ministerio de Defensa Nacional Este Ministerio se involucra en temas de biodiversidad a través de la Dirección General de la Marina Mercante y del Litoral DIGMER), órgano técnico-administrativo dependiente de la Comandancia General de la Marina. Entre otras funciones, dicha Dirección debe

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prevenir y controlar la contaminación del agua; tiene competencia sobre la biodiversidad acuática del país (dulceacuícola y marina) en cuanto a la conservación in situ y a la evaluación y reducción de impactos.

y hacer cumplir las disposiciones legales y reglamentarias en este campo.

7.6 El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda

Este Ministerio ejerce su competencia indirecta en materia de biodiversidad a través de la División de Educación Ambiental y Vial. Ésta debe incluir la educación ambiental en todos los niveles del sistema educativo.

7.9 El Ministerio de Educación y Cultura

Este Ministerio ejerce su competencia indirecta en materia de biodiversidad a través de la Subsecretaría de Saneamiento Ambiental, cuyas funciones están enfocadas a la solución de problemas de contaminación y a la protección ambiental, especialmente en las zonas urbanas e industriales. A este Ministerio le corresponden funciones rectoras en materia de desarrollo y ordenamiento urbano, además de la atención y solución a problemas de saneamiento ambiental.

7.10 El Ministerio de Relaciones Exteriores Este Ministerio ejerce su competencia en materia de biodiversidad a través de la Subsecretaría de Organismos Internacionales y especialmente a través de la Dirección General de Medio Ambiente, creada mediante acuerdo ministerial en junio de 1998. Esta Dirección tiene por objeto coordinar las relaciones institucionales nacionales e internacionales en los temas ambientales, canalizar esa información a las instituciones nacionales e internacionales, analizar las iniciativas y tendencias internacionales regionales y vecinales en la materia, preparar las instrucciones para la participación de las delegaciones nacionales ante los foros internacionales en temas ambientales, e identificar y gestionar los recursos de la cooperación internacional para la ejecución de proyectos en este campo. Pese a que no tiene competencia directa sobre la biodiversidad, este Ministerio participa activamente en la negociación y seguimiento de acuerdos internacionales sobre el tema de la biodiversidad.

7.7 El Ministerio de Salud Pública Este Ministerio ejerce su competencia directa en materia de biodiversidad a través de la Dirección Nacional de Salud Ambiental. Sus funciones están enfocadas a la protección de la salud humana mediante la prevención y el control de la contaminación ambiental. El Ministerio también tiene competencia directa en la bioseguridad, puesto que debe proteger la salud de la población ante los posibles riesgos derivados del desarrollo y transferencia de tecnologías. 7.8 El Ministerio de Energía y Minas Este Ministerio ejerce su competencia indirecta en materia de biodiversidad a través de la Subsecretaría de Protección Ambiental, de la Dirección Nacional de Protección Ambiental, y de tres Direcciones Ambientales: Hidrocarburífera, Eléctrica y Minera. Dicha Subsecretaría fue creada en 1994 y tiene como objetivos orientar, dirigir y supervisar la gestión de la Dirección Nacional de Protección Ambiental, y coordinar las políticas de control, preservación y rehabilitación ambiental en los sectores energético y minero. También debe aprobar los estudios de impacto y los planes de control y manejo ambientales. Asimismo, debe cumplir

7.11 El Instituto para el Ecodesarrollo de la Región Amazónica Ecuatoriana (ECORAE) El ECORAE es una institución adscrita al Ministerio del Ambiente. Fue creado en septiembre de 1992 para coordinar con los organismos seccionales, el Estado, las ONG y las organizaciones sociales la formulación, ejecución, evaluación y fiscalización del Plan Maestro para el Ecodesarrollo de la Amazonía Ecuatoriana (ECORAE 1998). También le compete las funciones de asesoramiento, gestión y canalización de

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recursos, la evaluación de políticas, y la capacitación a través de los organismos seccionales y de otras entidades que trabajan en la Amazonía.

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establece disposiciones relativas a la conservación de la biodiversidad. Así, en el art. 4, num. 6, se dispone que el INGALA realizará, en coordinación con otras entidades establecidas en las islas, investigaciones para el aprovechamiento de los recursos naturales, marinos y terrestres, las aguas subterráneas y superficiales, los usos agrícolas y el saneamiento ambiental, las actividades agropecuarias y pesqueras, y demás acciones que deban ser controladas para el mantenimiento de los ecosistemas insulares. Además, colaborará en el cumplimiento de las disposiciones vigentes para la conservación de la naturaleza y asesorará a los organismos del Estado en la preparación e implementación de los estudios de impacto ambiental para cualquier proyecto de infraestructura en la provincia.

7.12 El Fondo Ambiental Nacional del Ecuador (FAN) Este Fondo es una organización privada que fue legalmente establecida en 1996 por iniciativa conjunta del Ministerio del Ambiente y del sector privado, pero que solo comenzó a funcionar en 1999, luego de que se definió su estructura operativa. El objetivo del Fondo es promover el financiamiento estable y de largo plazo para la conservación y el desarrollo sustentable de los recursos naturales del Ecuador. Por lo tanto, funciona como entidad coordinadora a través de la cual se canaliza los recursos provenientes de diversas fuentes destinados a financiar programas o proyectos en áreas consideradas prioritarias, y que deberían ser ejecutados por municipalidades, organizaciones comunitarias y locales, universidades, ONG y el sector privado. Los mecanismos financieros que se han previsto son: canje y reestructuración de deuda, fondos de dotación o agotamiento, donaciones, fondos de contrapartida, fondos de cogestión (privado/público, privado/privado, nacional/internacional) y fondos estatales.

7.14 El Programa de Manejo de Recursos Costeros (PMRC) Este Programa fue creado en 1995 mediante Decreto Ejecutivo. Aunque no se trata de una institución, funciona como una entidad administrativa que goza de autonomía en el manejo económico. Su sede está en Guayaquil. Tiene competencia directa sobre la biodiversidad marino-costera, ya que sus objetivos son la conservación, restauración, protección y manejo sustentable de los recursos costeros. El Programa trabaja a lo largo del litoral del Ecuador continental, en las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas y El Oro, mediante el establecimiento de Zonas Especiales de Manejo (ZEM) y Unidades de Conservación y Vigilancia (UCV). Si bien la provincia de Galápagos está incluida, hasta el 2000 todavía no se han realizado actividades específicas allí. Las actividades ejecutadas a través del PMRC están dirigidas principalmente al tema de la conservación in situ, mediante la protección de ecosistemas marino-costeros, especialmente manglares y otros humedales, playas e islas, dentro y fuera de las áreas naturales protegidas. También trabaja en aspectos relacionados con la utilización de los recursos biológicos y a la investigación y educación sobre la biodiversidad marino-costera del Ecuador.

7.13 El Instituto Nacional Galápagos (INGALA) El INGALA fue creado en 1980 mediante Decreto Legislativo. Es una entidad de derecho público, adscrita a la Presidencia de la República, con personalidad y capacidad jurídica para ejercer derechos y contraer obligaciones, con patrimonio y presupuesto propios, autonomía administrativa y financiera. Su sede está en Puerto Baquerizo Moreno, provincia de Galápagos. Tiene competencia indirecta sobre la biodiversidad del archipiélago especialmente en los temas de utilización de los recursos biológicos, investigación y educación, y evaluación y reducción de impactos. La Ley de Régimen Especial para la Conservación y Desarrollo Sustentable de la provincia de Galápagos

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7.15 El Instituto Nacional de Desarrollo Agrario (INDA)

tre sus atribuciones consta el mantenimiento de las áreas de reserva forestal.

El Instituto fue creado en la Ley de Desarrollo Agrario de 1994. Es una entidad de derecho público adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería, con personalidad jurídica y patrimonio propios. Ejerce su competencia directa en materia de biodiversidad principalmente a través de la Dirección Ejecutiva y de las direcciones distritales. Las funciones del INDA tienen relación con la administración de las tierras rústicas. Mediante procesos de adjudicación y expropiación, esta institución puede entregar tierras rústicas, siempre que la persona adjudicataria presente un plan de manejo en el cual demuestre que el uso de la tierra no será en detrimento del ambiente. El INDA también puede declarar la expropiación de un predio rústico de dominio privado siempre que se compruebe que su dueño emplea prácticas o tecnologías que atentan gravemente a la conservación de los recursos naturales. Por ello, la competencia de este Instituto en materia de biodiversidad se expresa en los temas de utilización de los recursos biológicos y de evaluación y reducción de impactos.

7.17 El Consejo Nacional de Recursos Hídricos (CNRH) Este Consejo es una entidad autónoma que se originó a partir de la desaparición del Instituto Ecuatoriano de Recursos Hidráulicos (INERHI). Fue creado mediante Decreto Ejecutivo en 1994, en el cual también se estableció el "Régimen de Aguas". La principal función del Consejo es formular las políticas del sector hídrico en el Ecuador, para lo cual debe desarrollar instrumentos de planificación que promuevan el uso correcto de los recursos hídricos en el ámbito nacional. Según el Régimen de Aguas, dicho Consejo también debe normar y regular la calidad del agua en el país. Estas normas, a su vez, deben ser aplicadas por las respectivas Corporaciones Regionales de Desarrollo, las cuales son responsables de ejercer el control de la calidad del agua en sus respectivas jurisdicciones. El Consejo y las Corporaciones Regionales de Desarrollo tienen competencia indirecta sobre la biodiversidad especialmente en los temas de la conservación in situ y de la evaluación y reducción de impactos, puesto que regulan la calidad del agua y ejercen un control sobre los contaminantes que pueden afectar a los ecosistemas y organismos dulceacuícolas.

7.16 El Instituto Nacional de Colonización de la Región Amazónica Ecuatoriana (INCRAE)

7.18 El Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI)

El INCRAE es otra entidad de derecho público adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería, con sede en la ciudad de Puyo, provincia de Pastaza. Fue creado en 1996 como respuesta al proceso de descentralización del MAG en materia de colonización, con el objetivo de regular la colonización en la región amazónica del Ecuador. Para ello ejerce las funciones de planificación y ejecución de políticas y programas de colonización. El ámbito de su jurisdicción está limitado a las provincias de Sucumbíos, Orellana, Napo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Este Instituto tiene competencia indirecta sobre la biodiversidad de la región amazónica, especialmente en el tema de la conservación in situ, puesto que en-

Este Instituto fue creado mediante la Ley de Propiedad Intelectual publicada en 1998, y es una entidad con autonomía tanto administrativa como financiera y operativa. Uno de sus órganos es la Dirección Nacional de Obtenciones Vegetales, cuya función es administrar los procesos de depósito y reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual sobre las nuevas variedades vegetales. El IEPI tiene competencia directa sobre la diversidad biológica en los temas de derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales, y del acceso a

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los recursos genéticos, puesto que debe velar por la protección y defensa de los derechos de propiedad intelectual, incluyendo la protección de los conocimientos tradicionales asociados a los recursos biológicos y genéticos.

dor está establecido que estos Consejos Provinciales promoverán y ejecutarán obras de alcance provincial en vialidad, medio ambiente, riego y manejo de cuencas y microcuencas hidrográficas, exclusivamente en las áreas rurales de su respectiva jurisdicción. Así, tienen competencia directa sobre la biodiversidad de su jurisdicción especialmente en los temas de la conservación in situ, la utilización de los recursos biológicos y la evaluación y reducción de impactos, puesto que deben promover la protección de las cuencas hidrográficas y el aprovechamiento sustentable de los recursos pesqueros y forestales.

7.19 El Comité Nacional de Recursos Genéticos (CNRG) Este Comité fue creado mediante Decreto Ejecutivo en enero de 1999. Está presidido por el Ministerio del Ambiente e integrado por delegados del Ministerio de Agricultura y Ganadería, del Ministerio de Comercio Exterior, Industrialización y Pesca, de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), del Comité Ecuatoriano para la Defensa de la Naturaleza y el Medio Ambiente (CEDENMA) y del Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP, que hasta mayo del 2000 se llamaba Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas, CONUEP). Su creación respondió al compromiso asumido por el Estado ecuatoriano ante la Comunidad Andina cuando se aprobó la Decisión 391 relativa al Régimen Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos. La misma exhorta a los gobiernos a designar una autoridad nacional competente en materia de acceso a estos recursos. Asimismo, el Comité Nacional de Recursos Genéticos regula las actividades de investigación y educación sobre los recursos genéticos y debe velar por el respeto a los derechos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales sobre los conocimientos relacionados con dichos recursos.

7.21 Los Concejos Municipales La Ley de Régimen Municipal establece que los Concejos Municipales son entidades políticas autónomas subordinadas al orden jurídico constitucional del Estado. La Constitución Política de la República del Ecuador atribuye a dichos Concejos la facultad de dictar ordenanzas para determinar el uso del espacio y establecer normas para el control, preservación y defensa del ambiente, delimitando áreas de conservación y reservas ecológicas. Asimismo, la Ley de Descentralización y Participación Social establece que los Concejos Municipales están facultados para exigir la presentación de estudios de impacto ambiental antes de la ejecución de las obras de infraestructura en su circunscripción territorial; velar y ejecutar acciones para proteger la inviolabilidad de las áreas naturales protegidas y prevenir y solucionar los impactos ambientales negativos que se produzcan por la ejecución de proyectos de vialidad llevados a cabo en el ámbito provincial respectivo. Muchos municipios ejercen su competencia directa en materia de biodiversidad a través de dependencias específicas para la gestión ambiental.

7.20 Los Consejos Provinciales La Ley de Régimen Provincial establece que los Consejos Provinciales son instituciones autónomas y de derecho público. Ejercen su competencia directa en materia de biodiversidad a través de los prefectos provinciales y, en algunos casos, de dependencias específicas para la gestión ambiental. En el art. 233 de la Constitución Política del Ecua-

7.22 La Contraloría General del Estado La Contraloría es el organismo superior de control fiscal en el Ecuador. Tiene autonomía administrativa y financiera y está representada por el Contralor del Esta-

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do. Esta institución ejerce su competencia indirecta en materia de diversidad biológica a través de la Dirección de Control de Obras Públicas y especialmente del Departamento de Control Ambiental, creado en 1996. En la Ley de Gestión Ambiental se señala que la Contraloría General del Estado podrá, en cualquier momento, auditar los procedimientos seguidos para la aprobación de estudios y evaluaciones de impacto ambiental. Asimismo, puede auditar la eficacia y economía de los planes de prevención, control y mitigación de los impactos negativos de los proyectos, obras y actividades de todas las entidades y organismos del sector público. De esta forma, la Contraloría debe controlar el uso de los recursos económicos y naturales y el cumplimiento de las leyes, reglamentos, normas y ordenanzas ambientales en todos los proyectos, obras y actividades de las instituciones públicas.

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que solo dos no forman parte de una estructura académica (cuadro 7.1). Según ese Directorio, la cobertura geográfica es equilibrada, no así la ubicación de las sedes, ocho de las cuales están en Quito. En los acápites 7.24–30 se describe brevemente las funciones de algunos centros formales, tanto públicos como privados, dedicados a la investigación de la biodiversidad y a la gestión ambiental, y en los acápites 7.31–34 se trata sobre las universidades, los herbarios y los museos. 7.24 La Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT) Esta Secretaría es una entidad adscrita a la Vicepresidencia de la República que fue creada mediante Decreto Ejecutivo en 1994. Su objetivo es dictar las políticas de ciencia y tecnología y elaborar el respectivo programa, actividades en las cuales participan las entidades que conforman el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. Como entidad rectora del Sistema, la Secretaría debe conseguir el financiamiento y negociar la cooperación técnica y financiera para su funcionamiento.

7.23 Las instituciones de investigación En la mayoría de los documentos relativos al estado del conocimiento sobre la biodiversidad del país se apunta que hace falta mucha información para poder usarla sustentablemente y al mismo tiempo protegerla. Se menciona que posiblemente el aspecto financiero es el que más limita el desarrollo de la investigación, a tal punto que en el ámbito latinoamericano el Ecuador, junto con Honduras, Nicaragua y El Salvador, son los países que menos invierten en investigación: US$ 11,4 millones para todas las disciplinas científicas, frente a US$ 961 millones en México, US$ 106 millones en el Perú, o US$ 68,8 millones en Colombia (Vázquez y Ulloa 1997). Pese a ello, existe un continuo avance en el campo de los estudios sobre biodiversidad y en el país se ha venido estructurando un importante potencial para el desarrollo de las investigaciones orientadas hacia la conservación (Vázquez y Ulloa 1997). En el Directorio de Instituciones, Proyectos y Especialistas en Biodiversidad del Ecuador (Buitrón y Flores 1999) se menciona que hay 14 entidades entre organizaciones académicas y centros de investigación, con especialidad en temas de la biodiversidad, de las

7.25 La Fundación de Ciencia y Tecnología (FUNDACYT) Con el fin de canalizar el financiamiento para la investigación existe la FUNDACYT, una organización de derecho privado, sin fines de lucro, encargada de programar y ejecutar las políticas, estrategias y planes nacionales de ciencia y tecnología. Para la ejecución del Programa de Ciencia y Tecnología ha contado con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de US$ 30 millones. Este Programa incluye cinco componentes (FUNDACYT 1998): 1. Proyectos de investigación científica y desarrollo tecnológico. 2. Capacitación de recursos humanos. 3. Eventos, pasantías y publicaciones. 4. Proyectos de innovación y modernización tecnológica del sector privado.

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CUADRO 7.1 Ámbito de trabajo de los centros académicos y de investigación relacionados con el conocimiento y la protección de la biodiversidad Institución

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Centro de Informática Agropecuaria

Sierra

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Amazonía

x

x

x

Galápagos

Colegio Ciencias Ambientales de la Universidad San Francisco de Quito

x

Coordinación de Asuntos Ambientales y Desarrollo Sustentable del CONUEP

x

Departamento de Ciencias Biológicas de la Escuela Politécnica Nacional

x

Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica del Ecuador

x

Escuela Biología del Medio Ambiente de la Universidad Del Azuay

x

Escuela Ciencias Ambientales de la Universidad Técnica Particular de Loja

x

Facultad Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil

x

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales

x

Herbario Nacional del Ecuador

x

Herbario de la Universidad Nacional de Loja

x

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x

x

Instituto de Ecología Aplicada de la Universidad San Francisco de Quito

x

Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales

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Universidad Agraria del Ecuador

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Fuente: Buitrón y Flores (1999).

5. Fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología.

nicos. Está presidido por el Ministro de Agricultura y Ganadería. Su objetivo primordial es la investigación, desarrollo y aplicación del conocimiento científico y la generación y transferencia de tecnologías para lograr una utilización sustentable de los recursos naturales del sector agropecuario a nacional. Tiene una red de estaciones experimentales ubicadas en diferentes regiones. El INIAP tiene competencia directa sobre la biodiversidad agropecuaria del país, especialmente en los temas de investigación y educación, utilización de recursos biológicos y conservación ex situ. Específicamente en relación con el último tema se creó en esta institución el Departamento Nacional de Recursos Fitogenéticos y Biotecnología —DENAREF (véase 4.3) pa-

De estos cinco componentes, los tres primeros están relacionados con el tema de la biodiversidad en el Ecuador. 7.26 El Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) En julio de 1992, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (cuyas siglas también eran INIAP) se convirtió en una entidad de derecho público y con autonomía en términos administrativos, económicos y téc-

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ra temas relacionados con el mantenimiento del germoplasma del país. La conservación ex situ en este caso se asocia al establecimiento de un banco nacional de germoplasma, la organización de un sistema de conservación in vitro, la creación de bases de datos y la realización de inventarios y colecciones de los recursos fitogenéticos. El INIAP también tiene competencia sobre el acceso a los recursos genéticos (puesto que forma parte del Comité Nacional de Recursos Genéticos, véase 7.19) y en el tema de la bioseguridad en el sector agropecuario, especialmente en cuanto a la investigación y evaluación de nuevas variedades y organismos vivos modificados.

los recursos bioacuáticos para lograr su utilización óptima y racional. Además, presta asistencia técnica a entidades públicas y privadas en materia de investigación y monitoreo, recomienda normas y sistemas adecuados para utilizar racionalmente los recursos bioacuáticos y realiza el control de calidad de los productos pesqueros. Así, queda claro cuál es su competencia sobre la biodiversidad acuática del país, sobre todo la marina. El INP también es parte del Comité Nacional de Recursos Genéticos, por lo que tiene competencia sobre el acceso a los recursos genéticos de las especies acuáticas.

7.27 El Instituto Nacional de Pesca (INP)

7.28 El Instituto Oceanográfico de la Armada (INOCAR)

Este Instituto fue creado mediante Decreto Ejecutivo en enero de 1961, como una entidad adscrita al Ministerio de Fomento. Actualmente está adscrito al Ministerio de Comercio Exterior, Industrialización y Pesca. Su objetivo es la investigación científica y tecnológica de

Este Instituto fue creado en julio de 1972 como una entidad gubernamental dependiente de la Comandancia General de la Marina. Entre sus funciones principales están las de planificar, coordinar, ejecutar y con-

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trolar los trabajos de investigación científica, oceanográfica y geofísica del ambiente marino. También tiene a su cargo la elaboración de la cartografía náutica y la señalización para el tránsito naval, y brinda asistencia técnica a quienes desarrollan estudios y proyectos de conservación sobre el tema. Su jurisdicción comprende el mar territorial del Ecuador.

cas CONUEP) y la Fundación de Ciencia y Tecnología (FUNDACYT) también han canalizado fondos nacionales para una serie de proyectos relacionados con el conocimiento y manejo de la biodiversidad y con la investigación aplicada. Hasta 1998, FUNDACYT financió 47 proyectos de investigación científica y tecnológica. De éstos, doce están vinculados directa o indirectamente con la biodiversidad. El aporte de esa Fundación para la realización de estos proyectos entre 1996 y 1998 sobrepasa los US$ 2,5 millones (FUNDACYT 1996, 1997, 1998).

7.29 El Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN) Este Centro fue creado en 1977 con el objetivo de preparar inventarios, estudios y evaluaciones de los recursos naturales renovables y no renovables del país a través de la teledetección. Su estación receptora de información satelitaria cubre no solo del Ecuador, sino 24 países más en Suramérica, Centroamérica y El Caribe, a quienes se vende la información. El CLIRSEN ha venido realizando una serie de proyectos para los sectores agropecuario y forestal; les ha provisto una línea base de información y, en ciertos casos, datos de monitoreo que permiten ordenar espacialmente las actividades y definir políticas sobre el uso.

7.32 Los herbarios y museos Han sido los herbarios y museos las entidades que tradicionalmente, con sus colecciones y registros, han provisto de los datos necesarios para dimensionar la riqueza de la biodiversidad del Ecuador. La mayoría de estos centros son parte de universidades, aunque los hay también particulares y adscritos a otras instituciones públicas. Actualmente, muchos de los análisis sobre distribución de la biodiversidad, endemismo, posibles extinciones o riesgos, priorización de ecosistemas para protección, entre otros, provienen de la sistematización y utilización de la información contenida en herbarios y museos.

7.30 El Instituto Geográfico Militar (IGM) Este Instituto, creado en 1928, tiene a su cargo la elaboración de la cartografía básica nacional, así como del archivo de datos geográficos y cartográficos del país. Aunque no tiene competencia específica sobre la biodiversidad, provee de insumos para su gestión.

7.33 Los herbarios Un herbario es una colección de especímenes de plantas secas y prensadas, las cuales están arregladas en un determinado orden y son accesibles como referencia o estudio (Jones 1987 citado en ECOLAP 1998). Los herbarios representan una herramienta indispensable en la investigación botánica y facilitan el conocimiento de los diferentes grupos taxonómicos. En este sentido, el propósito fundamental de estas instituciones es recolectar y preservar los especímenes vegetales, así como recopilar toda la información posible acerca de la distribución geográfica, hábitat, hábitos, usos y características de la flora de una área en particular (Anónimo 1968 citado en Espinosa 1995, ECOLAP 1998).

7.31 Las universidades Indudablemente, los centros con una historia más antigua de investigación son las universidades. Numerosos son los campos y temas dentro del área de protección y gestión de la biodiversidad en los que actualmente existe una participación activa de estas instituciones, generalmente apoyadas por proyectos con financiamiento externo. Sin embargo, el Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP, antes Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécni-

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Católica (12.000 especímenes) y en el Herbario Nacional (15.000 especímenes), así como la cantidad de muestras que se encuentran en buen estado, puesto que se calcula que entre el 65% y el 98% de las colecciones depositadas a nivel nacional están bien preservadas (ECOLAP 1998). Pese a los grandes esfuerzos que se han realizado en el campo de la botánica, el número de muestras que aún no son incorporadas a los herbarios refleja la necesidad de incrementar los presupuestos (ECOLAP 1998). Otro de los grandes problemas es la sistematización de la información, puesto que la mayoría de estas unidades cuenta solo con libros o formularios que se completan a medida que se ingresa un espécimen. Únicamente en el Herbario Nacional y en el de la Universidad Católica se están implementando bases de datos electrónicas con el apoyo del Jardín Botánico de Missouri y de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), respectivamente. Existe ya un ambicioso proyecto que está desarrollando una base de datos de la flora del Ecuador, con un programa informático similar a TROPICOS, la base que es manejada en el herbario del Jardín Botánico de Missouri (Neill y Øllgaard 1993). El personal que trabaja es escaso aunque muy bien calificado. La mayoría de profesionales que desempeñan sus labores en estas entidades ha realizado posgrados en el exterior, lo cual potencia la capacidad nacional de investigación (ECOLAP 1998).

De acuerdo con el Index Herbariorum (1990 citado en ECOLAP 1998), en el Ecuador existen diez herbarios. No obstante, Espinosa (1995) reconoce formalmente a once unidades de este tipo, la mayoría de las cuales se encuentra en Quito (cuadro 7.2). En general, todos los herbarios poseen más o menos los mismos grupos taxonómicos. Sin embargo, dos resaltan por la cantidad de colecciones depositadas: el Herbario de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (QCA) y el Herbario Nacional (QCNE) (cuadro 7.2). De acuerdo con el ECOLAP (1998), en ambos casos el grupo mejor representado es el de las angiospermas, con 185.000 y 99.900 ejemplares, respectivamente (cuadro 7.3). Es importante destacar el notable incremento anual de las colecciones en el herbario de la Universidad

7.34 Los museos Los museos desempeñan un papel fundamental en lo que concierne a la investigación de la biodiversidad. En estos centros se mantienen colecciones de especímenes preservados de fauna silvestre, parte de las cuales está restringida solo para la investigación, mientras que otra puede estar abierta al público con propósitos de educación (Ministerio de Medio Ambiente 1999a). Además, en muchos museos modernos se depositan tejidos animales con el fin de almacenar material genético que puede ser empleado en estudios moleculares (Tirira 1999). En el Ecuador, las primeras colecciones de fauna

242

L o s

h e r b a r i o s

y

7.34

m u s e o s

CUADRO 7.2 Herbarios del Ecuador Año de Herbario

Ubicación

fundación

Herbario P. Luis Sodiro (QPLS)

Total de ejemplares

1850

Quito

35.000

del Ecuador (Q)

1858

Quito

14.160

Herbario Reinaldo Espinosa (LOJA)

1949

Loja

13.000

Herbario del Departamento de Botánica de la Estación Científica

1964

Isla Sta. Cruz

7.738

Herbario del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Central

Charles Darwin (CDS)

(Galápagos)

Herbario Luciano Andrade Marín (QAME)

1968

Quito

20.000

1969

Guayaquil

12.000

Herbario de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal de Guayaquil (GUAY) Herbario del Departamento de Ciencias Biológicas de la Pontifica Universidad Católica del Ecuador (QCA)

1971

Quito

209.200

Herbario del Centro de Investigación Río Palenque (RPSC)

1971

Sto. Domingo de

6.000

los Colorados Herbario del Departamento de Ecología, Programa nacional de Regionalización (QPNRA)

1975

Quito

3.000

Quito (QCNE)

1979

Quito

110.900

Herbario Alfredo Paredes (QAP)

1989

Quito

35.000

Herbario del Museo Nacional de Ciencias Naturales de

Fuentes: Neill y Øllgaard (1993), Espinosa (1995), ECOLAP (1998).

silvestre fueron realizadas por investigadores extranjeros, razón por la cual gran cantidad de éstas se encuentra en museos del exterior, tales como American Museum of Natural History (AMNH), Field Museum of Natural History (FMNH) y United States National Museum (USNM), ubicados en los Estados Unidos; y British Museum of Natural History (BM[NH]), localizado en Inglaterra (ECOLAP 1998, Tirira, 1999). En la actualidad las colecciones ecuatorianas han mejorado considerablemente debido al creciente interés por el recurso faunístico, así como a las leyes que estipulan la obligación de depositar duplicados del material colectado en las instituciones nacionales (ECOLAP 1998). En el 2000 el Ecuador cuenta con seis museos científicos que poseen importantes colecciones de fauna. En Quito están el Museo de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), el Museo de Ciencias Naturales del

Instituto Nacional Mejía (MCN), el Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales (MECN) y el Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (QCAZ); mientras en Guayaquil está el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal (MUGM). El Museo de Historia Natural de la Estación Científica Charles Darwin (ECCD) está ubicado en Puerto Ayora, provincia de Galápagos. Existen además colecciones pequeñas en la Universidad Central del Ecuador, la Universidad Técnica de Ambato, la Fundación Herpetológica Gustavo Orcés (FHGO), la Fundación Ecuatoriana para el Estudio de Mamíferos Marinos (FEMM), y en otras instituciones ubicadas en las ciudades de Quito, Ambato, Cuenca y Riobamba (ECOLAP 1998, Tirira 1999) (cuadro 7.4). Los principales grupos taxonómicos están representados en casi todos los museos (salvo en la Fundación Herpetológica Gustavo Orcés y en la Fundación Ecua-

243

7.34

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CUADRO 7.3 Herbarios del Ecuador: especímenes de flora preservados, según grupos taxonómicos Vasculares Briofitas Pteridofitas Gimnospermas

Angiospermas

Total

inferiores MonocoHerbario

Dicoti-

tiledóneas ledóneas

Herbario de la Universidad Central del Ecuador

20

10

30

100

6.000

Herbario Alfredo Paredes

8.000

14.160

35.000

35.000

Herbario del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Quito

1.000

9.500

500

17.000

5.000

12.000

200

185.000a

82.900 110.900

Herbario de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador

7.000

209.200

Fuente: ECOLAP (1998). Nota: No hay información sobre los otros siete herbarios. a Incluye dicotiledóneas.

Herpetológica Gustavo Orcés seis tipos y paratipos entre reptiles y anfibios (ECOLAP 1998). El incremento anual de las colecciones es particularmente importante en los museos de las universidades. En el resto de las entidades tal incremento es menor y en algunos casos inexistente. En lo referente al desarrollo de proyectos y a la realización de publicaciones científicas durante la década de los noventa, las instituciones más activas fueron el Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica y el Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales, lo cual está estrechamente relacionado con el número de personas que trabajan en estos centros y con su reconocido nivel académico (ECOLAP 1998). A pesar del progreso que han alcanzado los museos en el campo de la investigación y educación, aún se precisan grandes esfuerzos para el desarrollo de las colecciones nacionales, ya que si se las compara con otros países resultan pobres. Por citar un ejemplo, en el caso de los mamíferos se calcula que las colecciones científicas están compuestas por alrededor de 25.000 especímenes, de los cuales menos del 50% se encuentra en el país. Por el contrario, las colecciones de naciones como Brasil y México superan los 100.000 individuos por país, mientras que en Argen-

toriana para el Estudio de Mamíferos Marinos), que albergan sobre todo colecciones de herpetofauna y mamíferos marinos, respectivamente. El Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales, el Museo de Zoología de la Universidad Católica y el de la Escuela Politécnica Nacional, son los más sobresalientes por el número de especies y especímenes que albergan. En el Museo de la Escuela Politécnica Nacional, por ejemplo, son relevantes las colecciones de mamíferos, peces e invertebrados, mientras en el Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica se destaca la colección de herpetofauna (anfibios y reptiles), y en el Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales hay aproximadamente 8.000 ejemplares de aves. Los museos restantes mantienen colecciones menores, principalmente los que se encuentran en colegios y en universidades de provincia, en donde el material es utilizado con fines docentes. Es importante señalar que en el Museo de Zoología de la Pontificia Universidad Católica hay 11.035 tipos, paratipos y holotipos principalmente de invertebrados, en tanto que en el de la Escuela Politécnica Nacional han sido depositados alrededor de 61 tipos y paratipos de vertebrados, sobre todo de mamíferos. En el Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales hay 22 tipos y paratipos de aves, y en la Fundación

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7.35

a m b i e n t a l i s t a s

CUADRO 7.4 Museos del Ecuador: especímenes de fauna silvestre preservados Especímenes preservados Museos

Mamíferos

Aves

Reptiles

Anfibios

Peces

Insectos

1.176

7.276

545

799

163

22.000

22

38

4

2

14

1.000





1.671

449





2.200

1.520

3.789

11.556

400

300.000

350

2.000

270

101

760

5.000

8.789

850

11.000b

–b

82

146

15

8

13

220

2.400

168

13

108

30

18

100

3

2

0

pocos

Colegio Experimental Juan Montalvo

16

40

9

4

3

pocos

Universidad del Azuay

10



9

29

5

0

Universidad Central del Ecuador (MUCE)

50

210

80

5

30

200

Universidad Técnica de Ambato (CFUTA)

93

151

72

102

162

200

109

*

*

*

*

*

Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales (MECN) Colegio Sebastián de Benalcázar Fundación Herpetológica Gustavo Orcés (FHGO) Pontificia Universidad Católica del Ecuador (QCAZ) Universidad Estatal de Guayaquil (MUGM)a Escuela Politécnica Nacional

(EPN)b

Colegio Teodoro Gómez Instituto Nacional Mejía (MCN) Fundación Mundo Juvenil

70.000 3.000.000 0

Museo de Historia Natural de la Estación Científica Charles Darwin (ECChD)

Fuentes: ECOLAP (1998), Tirira (1999). * No hay datos. a Las cifras son aproximadas. b Los datos de reptiles incluyen los especímenes de anfibios.

tina, Colombia, el Perú y Venezuela las colecciones de este grupo están constituidas por 50.000 especímenes (Hafner et al. 1997 citado en Tirira 1999). Es importante acotar que las nuevas colecciones deben ser claramente justificadas y realizadas por personas capacitadas, pues de otra manera se estaría contribuyendo a la declinación poblacional de las especies, muchas de las cuales se encuentran en peligro de extinción.

Las organizaciones no gubernamentales que respondieron a la encuesta fueron 43, las más importantes si se tiene en cuenta su cartera de proyectos, la producción de información, su participación en los espacios nacionales de planificación y diseño de políticas y estrategias, y la asesoría que brindan en temas relacionados con la biodiversidad. La mayoría de estas organizaciones no gubernamentales fue creada antes de 1990. La misión de ocho de las organizaciones está relacionada con el desarrollo comunitario, el mejoramiento de la calidad de vida de la población pobre, en general, y del sector rural en particular. Constan en el Directorio porque consideran que su gestión responde a los principios del desarrollo sustentable. Hay muchas otras ONG que trabajan en esta línea y que no constan en el Directorio, posiblemente porque su trabajo está muy orientado a los aspectos sociales y antropológicos. Desde mediados de la última década del siglo XX ha habi-

7.35 Las organizaciones no gubernamentales ambientalistas Según el Directorio de Instituciones, Proyectos y Especialistas en Biodiversidad del Ecuador (Buitrón y Flores 1999), en 1998 las líneas de trabajo relacionadas con la biodiversidad más representadas entre las organizaciones no gubernamentales (ONG) son la educación y capacitación ambiental y la investigación científica (gráfico 7.1).

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GRAFICO 7.1 Líneas de trabajo de las organizaciones no gubernamentales ambientalistas 60

57

nœmero de organizaciones

45

30

28

27

25

25

25

23

21

20

19

18

Conservaciones ex situ

Valoraci—n econ—mica

Colecciones cient’ficas

Manejo de fauna

Ecoturismo

Pol’ticas y legislaci—n

Estudios de impacto ambiental

Conocimientos tradicionales

Agrobiodiversidad

Planificaci—n y manejo de ‡reas protegidas

Manejo forestal

Manejo de flora

Investigaci—n cient’fica

0

Educaci—n y capacitaci—n

14

Fuente: Buitrón y Flores (1999).

tendrán una marcada influencia en algunos de los temas contemplados en el Convenio sobre la Diversidad Biológica, por ejemplo la protección de los recursos naturales para la subsistencia, sobre todo a través del reconocimiento de los territorios de los pueblos indios. En cuanto a su ámbito geográfico de trabajo, es decir, las localidades donde las organizaciones no gubernamentales ambientalistas realizan sus actividades (gráfico 7.2), de las 43, algunas trabajan a en el ámbito internacional, como el Centro Internacional de la Papa (CIP), la Cooperativa para la Asistencia y Remesas al Exterior (CARE) y el Centro Panamericano de Estudios e Investigación Geográfica (CEPEIGE). La mayoría de las sedes está ubicada en Quito, lo que hasta cierto punto es comprensible ya que las oficinas

do una fuerte tendencia en estas organizaciones a involucrarse con más decisión en temas ambientales, para lo cual, en muchas ocasiones, han formado "consorcios" o alianzas puntuales con organizaciones de línea claramente "ambientalista". Esta opción, que parte desde la formulación de los proyectos, obedece a la necesidad, cada vez mayor, de afrontar los proyectos de desarrollo comunitario y de conservación de la diversidad biológica desde una perspectiva integral y multidisciplinaria. En el Directorio de Buitrón y Flores (1999) no se incluye información sobre las organizaciones indígenas que luchan por el reconocimiento de sus derechos y por mejorar sus oportunidades de participación democrática y en el desarrollo, pero que también tienen y

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7.36

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GRAFICO 7.2 Cobertura geográfica de las organizaciones no gubernamentales ambientalistas que trabajan sobre temas de biodiversidad Gal‡pagos (2 organizaciones) Amazon’a (7 organizaciones)

Nacional (21 organizaciones)

Costa (8 organizaciones)

Sierra (13 organizaciones) Fuente: Buitrón y Flores (1999).

principales de los organismos de financiamiento, tanto nacionales como internacionales, se encuentran en la capital. En lo que tiene que ver con las áreas protegidas, numerosas organizaciones ambientales han sugerido que ciertos componentes sean ejecutados por organizaciones no gubernamentales y comunidades locales. Con este fin el desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN) emitió, en 1995, una Resolución de Directorio (no. 008 del 20 de septiembre). Sin embargo, el reglamento no es el más adecuado para normar una cooperación entre el Estado y el sector privado en relación con el manejo de dichas áreas, ya que las contribuciones exigidas a la sociedad civil son mucho mayores que las estatales (Ulloa et al. 1997).

sidad. Doce son representaciones oficiales de sus respectivos países; los fondos y el personal provienen de las asignaciones que esas naciones hacen para la cooperación bilateral. Otras cuatro corresponden a las delegaciones regionales de ONG internacionales; por último están las representaciones de los organismos multilaterales de asistencia como los del Sistema de las Naciones Unidas o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). A ese grupo de agencias de cooperación bilateral cabe añadir otras agencias que otorgan financiamiento y asistencia técnica a proyectos en ejecución en el Ecuador. Igualmente, hay ONG internacionales que están financiando proyectos de ONG nacionales y que, sin embargo, no se han registrado en el Directorio. Tampoco consta el mecanismo de financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés, véase recuadro 7.1), cuyos fondos se canalizan en el Ecuador a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Banco Mundial. En un inventario realizado en 1995 por el desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN) y el Proyecto FAO-Ho-

7.36 Las agencias internacionales de cooperación En el Directorio de Instituciones, Proyectos y Especialistas en Biodiversidad del Ecuador (Buitrón y Flores 1999) constan 20 organizaciones extranjeras que brindan financiamiento, asistencia técnica y administran fondos de proyectos relacionados con la biodiver-

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GRAFICO 7.3 Distribución de los fondos no reembolsables de la cooperación internacional, según sectores (1998) 30.000 27.144

miles de d—lares

18.328 16.449

9.797

8.954

8.950

perfeccionamiento

11.768

administraci—n del desarrollo

11.884

otros

agricultura

salud

desarrollo social

transporte

recursos naturales

0

Fuente: PNUD (1999b).

landa "Apoyo a la Implementación del Plan de Acción Forestal del Ecuador (PAFE)", sobre los proyectos del sector forestal y de áreas naturales y vida silvestre en el Ecuador, se obtuvo que de 139 proyectos, 50 estaban relacionados con la protección de la biodiversidad. De estos 50, y tomando solo en cuenta los que estaban en ejecución (27) o habían concluido recientemente (10), resultó que el financiamiento de los 37 ascendió a US$ 25.393.000 (Ulloa et al. 1997). En un informe del PNUD (1999b) donde se recogen y analizan los datos de la cooperación internacional para el desarrollo en 1998, se indica que en ese año, el apoyo al gobierno del Ecuador estuvo cerca de los US$ 957 millones. De ese total, el 12% correspondió a préstamos no reembolsables y el 88% a crédito de los gobiernos amigos y de los organismos financieros internacionales. Los recursos provenientes del crédito se destinaron principalmente a obras de infraestructura, vialidad, servicios básicos, generación y

transmisión de energía, así como al proceso de modernización del Estado y de los gobiernos locales. En 1998, los fondos no reembolsables provenientes de la cooperación internacional ascendieron a más de US$ 113.000.000; la mayoría de este monto se destinó a la preservación de los recursos naturales (gráfico 7.3). Esta cifra representa un aumento del 27,4% en relación con 1997, lo cual se debió al aporte de las fuentes multilaterales, cuyos fondos se incrementaron en un 131% de 1997 a 1998, debido en gran parte al aporte de las agencias del Sistema de Naciones Unidas. Sin embargo, el 64% de los fondos no reembolsables provino de la cooperación bilateral. De acuerdo con el informe del PNUD, existen 43 agencias de cooperación. En el gráfico 7.4 constan los países, grupos de países y organizaciones que han otorgado financiamiento y el porcentaje de su aporte. En el Ecuador, el Programa de Pequeñas Donaciones (PPD) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial

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7.36

RECUADRO 7.1

¿Qué es el Fondo para el Medio Ambiente Mundial? El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglŽs) se cre— en 1991 para apoyar a los pa’ses m‡s pobres en la soluci—n de los cuatro principales problemas ambientales globales: el calentamiento del planeta, la contaminaci—n de las aguas internacionales, la pŽrdida de la biodiversidad y el agotamiento de la capa de ozono. Este Fondo proporciona financiamiento a los proyectos de asistencia tŽcnica, inversi—n e investigaci—n, para que puedan lograr alcanzar los beneficios ambientales convenidos. Veintiocho pa’ses, de los cuales doce son naciones en desarrollo, depositaron US$ 800 millones en un fondo b‡sico llamado Fondo Fiduciario para el Medio Ambiente Global (GET por sus siglas en inglŽs). El Banco Mundial administra y es depositario del GET. El GEF es administrado por el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que a la vez actœan como agencias de implementaci—n de los proyectos. Existen tres categor’as de proyectos: grandes (sobre US$ 1 mill—n), medianos (hasta US$ 1 mill—n) y peque–as donaciones (hasta US$ 50.000). Cada categor’a tiene sus propios mecanismos de aprobaci—n, pero en todos los casos se considera dos criterios principales para la adjudicaci—n de los recursos. En primer lugar, un proyecto debe beneficiar al ambiente global, lo que en el caso de la biodiversidad debe justificarse con su ubicaci—n en ecosistemas de importancia mundial con grandes niveles de diversidad y endemismo. En segundo lugar, el proyecto debe ser innovador y mostrar solvencia tŽcnica.

mera fase concluyó y está en preparación una segunda fase por US$ 20.000.000, de los cuales diez millones irían al Fondo Ambiental Nacional para crear una cuenta fiduciaria para el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, y los diez restantes servirían para continuar fortaleciendo el manejo de las áreas protegidas y la vida silvestre. Dos proyectos grandes son gestionados ante el GEF para la protección de la biodiversidad en Galápagos, uno para monitoreo con un financiamiento aprobado de casi un millón de dólares y otro para apoyar la erradicación de especies introducidas. El Ministerio del Ambiente es una de las instituciones ejecutores. Aparte de estos proyectos, también están siendo gestionados otros de carácter regional, en los que se ha incluido al Ecuador. Se trata de iniciativas para la conservación y manejo sustentable de los recursos naturales de la Amazonía; para la aplicación del régimen común de acceso a los recursos genéticos en los países de la comunidad andina; para la conservación

(GEF por sus siglas en inglés) es manejado por el PNUD. Desde 1994 hasta ahora se ha financiado 79 proyectos: el 53% en la Sierra, el 38% en la Costa y el 9% restante en la Amazonía. Aproximadamente el 60% de los recursos ha provenido de fondos del GEF, mientras el restante 40% ha sido financiado por la Embajada Real de los Países Bajos y por el Fondo de Contravalor Ecuatoriano–Suizo. Esto indica que el PPD ha podido ampliar su capacidad de financiamiento a escala nacional movilizando otros recursos. El programa de los proyectos de mediana escala es administrado en el país por el Banco Mundial y por el PNUD. Hasta el 2000 han sido aprobados dos proyectos por un total de US$ 1.690.000 y están en un estado avanzado de revisión seis proyectos más por un monto aproximado de US$ 5.000.000. Un proyecto grande fue adjudicado al INEFAN para mejorar la capacidad institucional y de gestión en torno a las áreas protegidas (véase 7.1) y para incrementar el conocimiento sobre su biodiversidad. La pri-

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7.37

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GRAFICO 7.4 Donantes de los fondos no reembolsables (1998) Suiza 4%

UNICEF 3%

Francia 1%

BID 5% Otros 20% BŽlgica 7%

Pa’ses Bajos 8% Espa–a 19% Estados Unidos 9%

Alemania 11% Uni—n Europea 13% Fuente: PNUD (1999b).

El Catálogo de Posgrados en el Ecuador publicado por el ahora Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP) (CONUEP 1997), fue compilado con el objeto de dar a conocer los cursos de posgrado, aprobados por dicha institución, que se ofrecen en las universidades y escuelas politécnicas del país. En lo que tiene relación con la biodiversidad en un sentido amplio y que involucra también el uso racional de los recursos naturales, según dicho Catálogo hubo cinco cursos de especialización (agua, suelos, desarrollo sustentable y agrobiología/agroecología); nueve maestrías (energía, desarrollo sustentable, agrobiología/agroecología, biotecnología, ciencias ambientales y educación ambiental); y una especialización y maestría (energía). En el 2000, el CONESUP está coordinando un programa de maestría sobre gestión ambiental que será ejecutado por varias universidades, para lo cual se está gestionando financiamiento de las agencias multilaterales. Otro programa en preparación es el de Seguridad Alimentaria, el mismo que será ejecutado por la Escuela Politécnica Nacional y las universidades de la Costa (Buitrón y Flores 1999). En lo concerniente al componente de capacitación

de los bosques secos entre el Perú y el Ecuador; y para la identificación de prioridades de conservación a nivel ecorregional. PROGRAMAS Y PROYECTOS NACIONALES E INTERNACIONALES 7.37 Programas de posgrado El Reglamento de Escalafón de Educación Universitaria y Politécnica vigente en el Ecuador hace una primera división entre "estudios" y "cursos" de posgrado. Los primeros se clasifican como cursos de actualización y pasantías realizadas por profesionales graduados/as que les acreditan para la obtención de un certificado. Los cursos formales, en cambio, son los que les permiten especializarse y obtener un título académico superior de cuarto nivel. Estos últimos pueden ser cursos de especialización, maestría o doctorado. Los programas de doctorado (Ph.D.) todavía no se ofrecen en el país. En América Latina, en general, representan un porcentaje muy bajo en relación con especializaciones y maestrías, excepto en Brasil, donde los programas de doctorado cubren el 30% (CONUEP 1997).

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GRAFICO 7.5 Número de especialistas en temas de biodiversidad, según disciplinas 60

nœmero de especialistas

51

33 24

24 21 13

de recursos humanos que maneja la Fundación de Ciencia y Tecnología (FUNDACYT), hasta 1998 se otorgaron 33 subvenciones para realizar maestrías en programas nacionales. De éstas, el 55% son estudios sobre recursos naturales y medio ambiente, el 30% sobre ciencias sociales, el 9% sobre producción de alimentos, el 3% sobre biomedicina, y el 3% restante sobre ingeniería y procesos industriales. Por otra parte, 108 profesionales del Ecuador han recibido becas para realizar estudios de posgrado en el exterior: el 37% se capacita en el área de recursos naturales y medio ambiente, el 36% en el área de ingeniería y procesos industriales, el 11% en biomedicina, el 6% en materias primas y minerales, el 5% en producción de alimentos y el 5% restante en ciencias sociales (FUNDACYT 1998). Asimismo, dicha Fundación ha entregado recursos económicos para publicar cinco li-

6

6

6

5

agrobiodiversidad

sistem‡tica

biogeograf’a

10

manejo de recursos naturales

10

planificaci—n de ‡reas protegidas

Fuente: Buitrón y Flores (1999).

ecolog’a acu‡tica

pol’ticas ambientales

manejo de fauna

manejo de flora

taxonom’a

biolog’a

conservaci—n

0

ecolog’a

10

etnobiolog’a

13

bros y realizar once reuniones nacionales sobre temas relacionados con la biodiversidad. En el Directorio de Buitrón y Flores (1999) también hay información sobre los y las especialistas con que cuenta el país, en diferentes disciplinas relacionadas con la conservación y el manejo de la biodiversidad (gráfico 7.5). El análisis incluye 148 personas, muchas de las cuales están preparadas en más de una disciplina. Desafortunadamente, en la base de datos del Directorio no se incluye el nivel de formación de cada una. 7.38 Programas de capacitación El Sistema de Capacitación en el Manejo de los Recursos Naturales (CAMAREN) se inició en 1996 y aún se encuentra en ejecución. Participan varias organiza-

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ciones no gubernamentales, la Universidad de Cuenca y el Ministerio del Ambiente como contraparte estatal. Ofrece capacitación no formal sobre los sectores forestal y agropecuario a través de módulos que cubren distintos niveles. Cuenta con el financiamiento de los gobiernos holandés y suizo. El Proyecto INEFAN/GEF también incluyó entre sus actividades la ejecución de un sistema de educación a distancia para las cinco categorías de funcionarios del desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN): profesionales, técnicos, administrativos, guardaparques y motoristas. El consorcio conformado por las organizaciones no gubernamentales, EcoCiencia y el Centro de Educación y Promoción Popular (CEPP), fue seleccionado para implementar esta actividad, en octubre de 1996. Durante la ejecución se amplió el sistema de educación orientado al manejo de los recursos naturales para que además de cubrir al personal de dicho Instituto (280 personas), sirviera a otras instituciones y comunidades ubicadas alrededor de las áreas protegidas. En el diagnóstico realizado se constató que la formación de las personas era muy desigual, por lo que se diseñó un sistema en el que se incluyó todos los niveles educativos: primaria, ciclo básico, diversificado, licenciatura y especialización superior. La capacitación se inició en 1998 y concluyó en 1999, bajo el modelo de educación compensatoria para adultos (períodos más cortos para cada nivel). El sistema ha dado cabida a más de 1.000 personas: 157 funcionarios/as del INEFAN y 896 participantes de comunidades, gobiernos seccionales y organizaciones civiles locales. A través de este sistema (el primero de este tipo en el país) se pretende la profesionalización de funcionarios/as de las áreas protegidas, así como la formación de otras personas involucradas en el manejo y la conservación de esas áreas. En 1999 fue asumido por el Ministerio del Ambiente. Aparte de estas experiencias específicamente dirigidos a la educación y capacitación, la gran mayoría de los proyectos sobre conservación y manejo de la biodiversidad tiene componentes de capacitación que se llevan a cabo a través de talleres y de extensión o asis-

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tencia técnica. Una experiencia importante es la del proyecto SUBIR, el cual es ejecutado en el noroccidente ecuatoriano, desde 1992, con el objetivo de conservar la biodiversidad, a través de la participación local en el manejo de los recursos naturales (véase 7.46). Una de las estrategias ha sido capacitar a la gente de las localidades en dos ramas del conocimiento: las leyes y la biología (paralegales y parabiólogos). En el primer caso, con el propósito de facilitarles herramientas que les sirvan para defender sus derechos territoriales y desarrollar mejor su organización y, en el segundo, para que la comunidad cuente con personas capaces de realizar independientemente monitoreos ecológicos sobre el estado de sus recursos. Hasta fines de los años noventa se había capacitado a 132 personas en los programas de paralegales y parabiólogos. 7.39 Programas y proyectos sobre biodiversidad En este acápite constan la mayoría de los programas y proyectos, tanto los nacionales como los internacionales y los de ejecución mixta. Sin embargo, por sus características, otros han sido incluidos en otras secciones. Por ejemplo, el Programa de Manejo de Recursos Costeros (PMRC) consta en el acápite 7.14, y los proyectos de monitoreo de las áreas protegidas, como el proyecto Uso Sostenible de los Recursos Biológicos (SUBIR) o el Programa Parques en Peligro, constan en los acápites 7.46–52. Según el Directorio de Instituciones, Proyectos y Especialistas en Biodiversidad del Ecuador (Buitrón y Flores 1999) (este directorio es el más actualizado), en 1999 se estaban ejecutando 176 proyectos relacionados con la biodiversidad, de los cuales 98 estaban vinculados con la capacitación y educación ambiental, mientras que 86 eran de investigación científica (gráfico 7.6). Solo 24 de los 176 proyectos (13,6%) están bajo responsabilidad de las organizaciones gubernamentales, lo cual quiere decir que el 86% restante está a cargo de ONG e instituciones académicas privadas. Solo 120 proyectos entregaron información sobre los montos del financiamiento recibido, el mismo que asciende a un total de US$ 229.117.736. Sin

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P r o g r a m a s

y

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GRAFICO 7.6 Proyectos sobre temas de biodiversidad, según líneas de trabajo (1999) 100

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nœmero de proyectos

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22

20

biotecnolog’a

asistencia tŽcnica

pol’ticas y legislaci—n

conservaci—n ex situ

impacto ambiental

colecciones cient’ficas

ecoturismo

conocimientos tradicionales

agrobiodiversidad

valoraci—n econ—mica de recursos naturales

manejo forestal

manejo de ‡reas protegidas

manejo de fauna

manejo de flora

investigaci—n cient’fica

0

educaci—n y capacitaci—n

14

Fuente: Buitrón y Flores (1999).

embargo, no se puede determinar si se trata de fondos públicos o fondos internacionales reembolsables o no reembolsables. En el Informe sobre Cooperación para el Desarrollo (PNUD 1999b) se señala que durante 1998, con la contribución de 43 agencias, se ejecutaron 46 proyectos del sector de recursos naturales y preservación y rehabilitación del medio ambiente. Estos contaron con compromisos de financiamiento por US$ 107.682.000, cifra que no necesariamente debe sumarse a la proporcionada en el Directorio de Buitrón y Flores (1999), pues en ambas recopilaciones podrían estar repetidos algunos proyectos. Es importante señalar que 151 de los 176 proyectos recopilados en el Directorio de Buitrón y Flores (1999) estaban ejecutándose en más de una región o a nivel nacional. Así, 90 proyectos eran ejecutados en la Sierra, 45 en la Costa, 45 en la Amazonía, 6 en

Galápagos y 13 en todo el país. En el acápite 7.1 se mencionó el proyecto que, con fondos del GEF y nacionales, ejecutó el desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Protegidas y Vida Silvestre (INEFAN) junto con las organizaciones no gubernamentales para la protección y el manejo de la biodiversidad en áreas protegidas. La preparación de una segunda fase de este proyecto está a cargo del Ministerio del Ambiente y su objetivo es trabajar en la implementación de un plan estratégico para el Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Aparte de estos proyectos grandes, la Dirección de Áreas Naturales y Vida Silvestre del Ministerio del Ambiente ejecuta una serie de proyectos puntuales, con el objeto de fortalecer ciertas áreas de gestión. Estos tienen que ver con la administración de las áreas protegidas, el control del tráfico de la vida silvestre, el fomento de la cría de llama y alpaca.

253

7.39

A s p e c t o s

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Desde 1999, el Ministerio del Ambiente está desarrollando las Estrategias Nacionales de Biodiversidad y de Cambio Climático, para lo cual cuenta con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés). Respecto del sector forestal, hasta 1999 se encontraban en ejecución dos proyectos importantes, auspiciados por la Cooperación Técnica Alemana. Uno fue el Programa Forestal–Sucumbíos (PROFORS) que concluyó en ese año, estuvo localizado en dicha provincia y cuyas líneas de acción fueron la agroforestería y el manejo forestal. El otro, denominado Proyecto Política Forestal (PPF), se concentra en la provincia de Esmeraldas y continúa en ejecución; desarrolla actividades de manejo forestal, planificación y manejo de las áreas protegidas, así como de valoración económica de los recursos naturales. Con el objetivo de apoyar a las comunidades andinas más afectadas por la deforestación se comenzó a ejecutar, en octubre de 1993, el Proyecto Desarrollo Forestal Campesino en los Andes del Ecuador (DFC). Este forma parte del Plan de Acción Forestal del Ecuador (PAFE), y es una continuación del Proyecto Desarrollo Forestal Participativo en los Andes, que se ejecutó entre 1989 y 1995 en cinco países de la región andina. Para desarrollar el DFC se firmó un convenio entre la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) y el gobierno ecuatoriano representado por el INEFAN. La primera fase del proyecto, que contó con el financiamiento del gobierno de los Países Bajos, terminó en 1998 (Proyecto DFC 1997), y desde 1999 se está desarrollando una segunda fase. En el Proyecto de Asistencia Técnica a la Gestión Ambiental (PATRA) coparticipan algunos Ministerios (Ambiente, Energía y Minas, Industrias, Desarrollo Urbano y Vivienda) además de varios municipios, el Instituto Oceanográfico de la Armada (INOCAR) y el Instituto Nacional de Pesca (INP). Las líneas de acción del proyecto PATRA son la asistencia técnica, la educación y capacitación, la investigación científica y las políticas y legislación. Otro proyecto en el que la contraparte es el Minis-

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terio del Ambiente, es el de Explotación Petrolífera y Desarrollo Sostenible en la Amazonía Ecuatoriana (PETRAMAZ), enfocado principalmente a dos áreas protegidas que han sido afectadas por la actividad petrolera: la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno y el Parque Nacional Yasuní. En segundo lugar están los proyectos que no son ejecutados por el Ministerio del Ambiente, pero que cuentan con su aval, se inscriben en sus políticas y fortalecen su capacidad de gestión. El financiamiento proviene principalmente de las agencias de cooperación bilateral. Se trata de grandes proyectos de conservación en áreas protegidas como son los parques nacionales Yasuní, Podocarpus, Sangay, Sumaco Napo–Galeras y la Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas. Dentro de este grupo también se incluye el proyecto Conservación de la Biodiversidad en el Ecuador (CBE), cuya meta es contribuir a la implementación del Convenio sobre la Diversidad Biológica en el país. Este proyecto, ejecutado por EcoCiencia, apoya al Ministerio a través de la investigación y evaluación de las áreas prioritarias para la conservación, el manejo de información sobre la biodiversidad en bases de datos (EcoBio y CIBE, véase 7.42 y 7.43), la educación y difusión sobre biodiversidad para tomadores de decisiones, el fortalecimiento del Grupo Nacional de Trabajo sobre Biodiversidad (GNTB) y el desarrollo y la armonización de políticas y legislación relacionadas al tema. La conservación e investigación de la agrobiodiversidad también es un tema cubierto por algunas organizaciones gubernamentales, principalmente el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), entidad que ejecuta cinco proyectos en esta línea. En la región del golfo de Guayaquil, por tratarse de un centro importante de actividades agroindustriales, se desarrollan según Blum et al. (1998), una gran cantidad de proyectos catalogados como "ambientales", entre los cuales constan desde proyectos de riego y agua potable hasta proyectos de silvicultura. La mayoría (80%) es ejecutada por el sector público (gobierno central, entidades autónomas y organismos seccio-

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7.41

B I O DAT O S

nales), y el monto de inversión alcanza US$ 205.326.790. La Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas (CEDEGE) también recibe fondos de organismos internacionales para la gestión de los recursos naturales de la cuenca. Institutos de investigación como el INOCAR y el INP, aparte de sus estudios regulares, también mantienen proyectos con temas específicos de investigación y estudios de impacto ambiental en ambientes estuarinos y marinos.

ra se trata de que las organizaciones gubernamentales, no gubernamentales y particulares puedan acceder con mayor facilidad a la información. Para la implementación de este Sistema se digitalizaron mapas, a escala 1:250.000, sobre suelos, cobertura y uso del suelo, meteorología, subcuencas, geología, geomorfología, curvas de nivel, vías, pueblos, lineamientos, drenaje y división política y administrativa. La base de datos alfanumérica consta de campos de aplicación y atributos que pueden ser identificados por códigos (CLIRSEN 1997a,b). Según Edgar Peñaherrera, funcionario del CLIRSEN, en el 2000, la base está siendo depurada, con miras a que en el futuro próximo pueda estar a disposición del público a través de Internet.

SISTEMAS DE INFORMACIÓN Y MONITOREO 7.40 Sistema de Información Geocodificada de Recursos Naturales y Medio Ambiente (SIGREMA)

7.41 Sistema de Información BIODATOS

En 1997, el Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN) inició la conformación de este sistema de información, con el objetivo de reunir en una base de datos los trabajos desarrollados por esa institución. De esta mane-

La Corporación Centro de Datos para la Conservación (CDC) ha compilado, sistematizado y manejado información sobre temas referentes a la conservación

255

7.42

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r e l a c i o n a d o s

CUADRO 7.5 Número de registros contenidos en el Sistema de Información BIODATOS Grupo Mamíferos

No passeriformes

Número de registros 10.610 12.470 8.315

Anfibios

16.520

Reptiles

6.710

Peces de agua dulce

1.140

Peces marinos

1.160

Insectos

8.520

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coordinador del programa de manejo de información del proyecto Conservación de la Biodiversidad en el Ecuador, esta información es continuamente renovada, sobre todo en lo que concierne a registros biológicos y cartográficos. Está a disposición de las instituciones públicas y privadas, excepto los registros etnobiológicos, con el objetivo de proteger los conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas y de las comunidades locales.

Aves Passeriformes

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7.43 Centro de Información sobre la Biodiversidad del Ecuador (CIBE) Como parte de las actividades ejecutadas durante el proyecto Plan Maestro para la Protección de la Biodiversidad (INEFAN/GEF) se creó este centro, cuya misión fundamental es recopilar, sistematizar y mantener información sobre la biodiversidad del país (Dueñas 1999), y que es administrado por el Ministerio del Ambiente. En vista de que las principales fuentes de información son las instituciones nacionales e internacionales que se dedican a la investigación, realizan inventarios biológicos y disponen de colecciones, se efectuaron convenios con diez instituciones, cada una de las cuales contribuyó con valiosa información que ha servido para alimentar las bases del CIBE (cuadro 7.7). En 1998, este centro de información contaba con 81.961 registros de plantas y 15.475 registros de animales (cuadro 7.8) (Dueñas 1998).

Fuente: Datos proporcionados por la Corporación Centro de Datos para la Conservación (CDC).

de la biodiversidad del Ecuador desde 1990, año de su fundación. La información es extraída de referencias bibliográficas y es completada con estudios de campo. A fines de los años 90, el Sistema de Información BIODATOS tiene 65.445 registros de fauna y 180.000 de flora (información contenida en el Sistema TROPICOS) (cuadro 7.5). A grosso modo, la base contiene información sobre taxonomía (flora y fauna), ubicación geográfica, referencias de colección, datos ecológicos (según especie), y estado de conservación (según especie). La información de BIODATOS proviene de localidades de casi todo el país. Según César Yumiseva, coordinador de la base, ésta es continuamente alimentada y la taxonomía se encuentra actualizada. Esta información sirve a los agentes sociales, públicos y privados, dedicados a la planificación, investigación y toma de decisiones sobre el uso racional del patrimonio biológico que posee el Ecuador (Álvarez y Granizo 1993).

7.44 Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador (SIISE) El objetivo fundamental de la desaparecida Secretaría Técnica del Frente Social (STFS) ha sido fortalecer la capacidad nacional para el análisis y la formulación de políticas y programas sociales. Esta Secretaría creó el Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador (SIISE) para proveer información socioeconómica sobre los niveles de vida de la población ecuatoriana y, particularmente, sobre las condiciones de pobreza y vulnerabilidad social. El SIISE ha contado con la asistencia técnica y fi-

7.42 Sistema de Información EcoBio A principios de 1999, la Fundación Ecuatoriana de Estudios Ecológicos, EcoCiencia, impulsó el desarrollo de este sistema, el cual está constituido por diversas bases de datos (cuadro 7.6). Según Malki Sáenz,

256

I N F O P L A N

y

7.45

D i r e c t o r i o

CUADRO 7.6 Bases de datos que integran el Sistema de Información EcoBio Base de datos Directorio

Información que contiene Registros de instituciones, proyectos y especialistas vinculados con temas ambientales

Registros bibliográficos

Artículos científicos, especialmente los que tienen datos sobre el Ecuador

Registros biológicos

Registros de flora y fauna que han sido obtenidos a partir de estudios de campo

Registros cartográficos

Datos provenientes de los proyectos realizados por EcoCiencia o adquiridos por esta entidad

Banco de imágenes

Diapositivas

Referencias de Internet

Direcciones de páginas de Internet relacionadas con el tema ambiental

Registros etnobiológicos

Registros sobre etnozoología y etnobotánica

Catálogo de plantas y animales del Ecuador

Listas de especies

Bases complementarias

Tesauro sobre la biodiversidad

Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC)

Censos y encuestas

Fuente: Datos proporcionados por EcoCiencia.

nanciera del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y ha trabajado en colaboración con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) y el Frente Social. Ofrece tres tipos de bases de datos: indicadores sociales, directorio de políticas, programas y proyectos sociales, y estudios sobre las condiciones de vida de la población ecuatoriana. Este Sistema contiene, además, un componente de capacitación que está dirigido a optimizar el uso de la información en la evaluación de proyectos y en la toma de decisiones. La información está a disposición de entidades gubernamentales y no gubernamentales (STFS e INEC 1997).

Nacional de Planificación. Para cumplir con sus metas, la ODEPLAN ha establecido dos bases de datos que sirven de soporte a sus funciones: INFOPLAN y Directorio. El INFOPLAN es una base de datos georreferenciada que cuenta con el respaldo del Consejo Nacional de Modernización del Estado (CONAM). Contiene información sobre aspectos sociales y gestión municipal en el Ecuador, que proviene de los censos de 1990 y de las encuestas socioeconómicas sobre gestión municipal realizadas en 1995. En el INFOPLAN constan índices e indicadores sobre salud, vivienda, educación y pobreza, entre otros. Algunos proveen datos de la zona y sector censal según parroquias, sobre las actividades de los municipios, e incluyen mapas temáticos. La Oficina de Planificación cuenta con un Directorio que contiene información sobre entidades públicas y prioridades de inversión.

7.45 INFOPLAN y Directorio La Oficina de Planificación (ODEPLAN) fue creada en 1998 a través del Decreto Ejecutivo no. 120. Depende de la Presidencia de la República y entre otras funciones cumple la de estructurar y coordinar el Sistema

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7.46

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CUADRO 7.7 Instituciones generadoras de información taxonómica que alimentan la base de datos del Centro de Información sobre la Biodiversidad del Ecuador (CIBE) Instituciones generadoras de información taxonómica

Tipo de información

Pontificia Universidad Católica del Ecuador

Plantas

Universidad Nacional de Loja

Plantas

Universidad Técnica del Norte

Plantas

Herbario Nacional del Ecuador

Plantas

Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales.

Aves, anfibios, reptiles, peces y mamíferos

Instituto Nacional Mejía

Aves, anfibios, reptiles y mamíferos

Escuela Politécnica Nacional

Aves, anfibios, reptiles, peces y mamíferos

Fundación Herpetológica Gustavo Orcés

Reptiles

Universidad del Azuay

Plantas y vertebrados

Universidad Estatal de Guayaquil

Plantas

Fuente: Dueñas (1998).

Para realizar el monitoreo biológico se utiliza una serie de variables ambientales consideradas como "indicadoras de la salud ambiental". Entre los grupos de animales escogidos constan las aves, los anfibios, los reptiles, y los insectos terrestres y acuáticos, los mismos que son estudiados desde el punto de vista de su riqueza y abundancia relativa, antes y después de la explotación forestal. Con los resultados se sugerirán medidas para minimizar los impactos negativos de esta actividad.

7.46 Monitoreo de la biodiversidad en la Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas El Proyecto SUBIR (Uso Sostenible de los Recursos Biológicos) comenzó a ser ejecutado en el Chocó ecuatoriano, en 1992, con financiamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Ha sido manejado desde entonces por la Cooperativa para la Asistencia y Remesas al Exterior (CARE-Ecuador). Sin duda, la explotación forestal es la actividad que mayores estragos ha causado en la biodiversidad de esa área, y de la Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas y su zona de influencia (Stallings 1993, "Proyecto Subir" 2000). A través de SUBIR se han planteado algunas estrategias para el manejo forestal sustentable, entre las cuales el monitoreo biológico es un componente esencial (Mena 1999). Éste último está a cargo de EcoCiencia y fue concebido con el propósito de evaluar, durante un período, el efecto de un sistema moderado de extracción de madera que fue establecido en las áreas de manejo forestal de 26 comunidades afroesmeraldeñas y chachi. Dichas comunidades están asentadas en las inmediaciones de los ríos Cayapas y Santiago, en la provincia de Esmeraldas (Cueva y Ortiz 1999).

7.47 Monitoreo de la biodiversidad en el Parque Nacional Machalilla Desde 1996 la Fundación Natura y la Corporación Centro de Datos para la Conservación (CDC) han realizado actividades con el fin de generar información científica que sirva para la conservación del Parque Nacional Machalilla. Para ello se han ejecutado estudios que forman parte del Programa Parques en Peligro, el cual fue financiado en 1992 por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), a través de The Nature Conservancy (TNC) (Iturralde y Josse 1998). En el recuadro 7.2 consta información sobre uno de los monitoreos de fauna que se ejecutan a través de este programa. Otras investi-

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gaciones que formaron parte de dicho Programa, y que pueden ser consideradas como líneas de base para la implementación de programas de monitoreo a largo plazo, constan en el cuadro 7.9. El Proyecto Monitoreo para el Parque Nacional Machalilla forma parte del Programa Parques en Peligro, por lo que cuenta con el respaldo económico de USAID y TNC. Es ejecutado por la Fundación Natura, desde 1999, con el objetivo de establecer de forma sistemática y mediante la activa participación de la población local, la situación de algunos componentes ambientales, sociales y económicos de dicho Parque. Con su ejecución se espera desarrollar y aplicar estrategias de manejo integrales dirigidas a la conservación global del área.

CUADRO 7.8 Número de registros contenidos en la base de datos del Centro de Información sobre la Biodiversidad del Ecuador (CIBE), según grupos taxonómicos

7.48 Monitoreo de la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno y del Centro Secoya Remolino

7.49 Monitoreo del uso del suelo y cobertura vegetal en la Amazonía ecuatoriana

En 1999 se inició el diagnóstico ambiental, sociocultural y económico de las cabeceras del río Aguas Negras, en la Reserva de Producción de Fauna Cuyabeno y del Centro Secoya Remolino, con el objetivo de elaborar una zonificación del área que limita con el territorio Secoya, la misma que en la actualidad tiene problemas de colonización. Este diagnóstico se inició a través del proyecto Explotación Petrolífera y Desarrollo Sostenible en la Amazonía Ecuatoriana (PETRAMAZ). Se han realizado varias visitas para obtener información acerca de las condiciones de vida de sus habitantes; se han empleado imágenes de satélite para determinar el avance de la colonización y el uso del suelo, y se han llevado a cabo inventarios de la flora y la fauna, pero enfocados sobre todo en las especies aprovechadas por el pueblo. En un futuro se espera que la gente de esta etnia ocupe el área limítrofe para impedir la expansión de la colonización. Según Stella de la Torre, consultora del proyecto Petramaz, los resultados obtenidos servirán como línea de base para estudios posteriores, a través de los cuales se intentará evidenciar los posibles cambios ocurridos luego de que el pueblo secoya haga uso del territorio en mención.

Los bosques húmedos tropicales, particularmente los amazónicos, son uno de los ecosistemas más ricos y complejos de la Tierra. En el Ecuador, el bosque de la región amazónica está sujeto a un progresivo deterioro derivado de la explotación petrolera y sus secuelas, como la construcción de carreteras y la consecuente colonización que introduce cambios en las formas de uso del suelo, entre éstas la explotación agropecuaria. Ante esta situación, el Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN), en colaboración con el Instituto Nacional de Colonización de la Región Amazónica Ecuatoriana (INCRAE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), han realizado estudios con el fin de evaluar a través del tiempo, la explotación del bosque y los cambios que se producen en el uso del suelo, tomando como punto de partida la información de 1977 y comparándola con la información de 1985, 1986 y 1988 (CLIRSEN 1985a, CLIRSEN y FAO 1986, 1988). El estudio de 1985 fue realizado en el área denominada Frente de Colonización de la Región Amazó-

Grupo

Registros

Plantas

81.961

Aves

4.672

Mamíferos

1.464

Anfibios

1.472

Reptiles

1.832

Peces Insectos Total Fuente: Dueñas (1998).

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369 5.566 97.336

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CUADRO 7.9 Estudios sobre el Parque Nacional Machalilla (1996–1999) Actividades complementarias

Estudio Evaluación de los arrecifes del área marina costera e Isla de la Plata

Período

• Censo e inventario de peces e invertebrados 1996–1997 de arrecife • Cuantificación del consumo de macroinverte- 1997–1998 brados de arrecife en las poblaciones de influencia del PNM • Estudio sobre la contaminación en la zona marina • Estudio de las especies explotadas por las

1998–1999

actividades de pesquería de arrecife Estudio de anidación y éxito reproductivo de dos especies de piqueros enmascarados (Sula dactylatra y S. nebouxii) en la

• Marcaje de los nidos seleccionados para el

1997–1998

estudio • Monitoreo de nidos

1998–1999

• Estudio sobre la vegetación y usos del

1996–1997

Isla de la Plata Estudio sobre la vegetación del Parque Nacional Machalilla

bosque • Monitoreo de la regeneración natural en las

1997–1998

áreas degradadas del matorral y el bosque seco del PNM (Naranjo-Cuvi 2000) • Evaluación de los efectos del fenómeno del

1998–1999

Niño sobre la regeneración natural en las áreas degradadas del matorral y el bosque seco del PNM (Naranjo-Cuvi 2000) Fuentes: CDC (1997, 1998, 1999).

7.50 Monitoreo de manglares y áreas salinas

nica Ecuatoriana, ubicada en las provincias de Napo, Pastaza y Morona Santiago, cuya superficie alcanza 53.799 km2 (CLIRSEN 1985a). Los otros dos estudios, en cambio, fueron realizados en una zona piloto, localizada entre las provincias de Napo y Sucumbíos, que cubre una superficie de 4.503 km2 (CLIRSEN y FAO 1986, 1988). Este programa terminó en 1988. La metodología empleada en estos estudios se basó en la información proveniente de sensores remotos, la misma que permite determinar las áreas críticas en las que se están operando cambios drásticos (CLIRSEN y FAO 1988). En general, los resultados corroboran que los bosques amazónicos en los sectores estudiados están siendo talados aceleradamente y sin planificación alguna.

Ante la carencia de información confiable sobre el ecosistema de manglar en el país, en el Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN) se han planificado y ejecutado varios estudios de carácter multitemporal, cuyo objetivo fundamental es monitorear, mediante información satelitaria, la evolución de las superficies de manglar, camaroneras y áreas salinas en el Ecuador. La primera investigación se realizó en 1984; en ésta se elaboraron mapas históricos basados en la información de 1966 y se obtuvo el mapa evolutivo sobre el uso y ocupación de las áreas costeras dentro de las que se circunscribe el manglar (CLIRSEN 1985b). Des-

260

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7.52

RECUADRO 7.2

Monitoreo de la anidación y protección de las tortugas marinas En las playas del Parque Nacional Machalilla probablemente anidan tres especies de tortugas marinas: la negra del Pac’fico (Chelonia mydas agassizi), la carey (Eretmochelys imbricata bissa) y la laœd (Dermochelys coriacea schlegelii), en tanto que en la Isla de la Plata se ha registrado una gran concentraci—n de tortugas oliva (Lepidochelys olivacea). Las tres primeras especies han sido clasificadas por la Uni—n Mundial para la Naturaleza (UICN) entre las vulnerables o en peligro de extinci—n. Ya que las tortugas que anidan en dicho Parque no han escapado a esta condici—n, se implement— un programa de monitoreo con el fin de establecer el estado de sus poblaciones, y usar la informaci—n como apoyo durante el dise–o de un plan de manejo de las ‡reas marinas y terrestres ( Vallejo y Campos 1997). El monitoreo se realiz— durante tres per’odos (1996Ð1997, 1997Ð1998 y 1998Ð1999). Particip— gente de las localidades, entre ella estudiantes, grupos ecologistas, gu’as de turismo y guardaparques, quienes fueron adiestrados/as en tŽcnicas de monitoreo. Est‡ previsto continuar con esta investigaci—n en el per’odo 2000-2001.

de sus recursos (Briones et al. 1999). Los resultados que se obtengan servirán como referencia para la implementación de un sistema nacional de monitoreo de humedales y para proporcionar un respaldo científico en el momento de diseñar planes de manejo para los humedales catalogados como críticos (Briones et al. 1997). Hasta el momento se han inventariado los humedales lénticos de las provincias de Esmeraldas y Manabí (Briones et al. 1997) y los humedales interiores de Guayas y El Oro (Briones et al. 1999). Está previsto estudiar el resto de los humedales lénticos del país y los costeros hasta el 2002.

de entonces, el CLIRSEN ha procedido a la actualización sistemática de la información mediante estudios en 1987, 1991, 1995 (CLIRSEN 1996) y el más reciente ejecutado en 1999 a través del Proyecto PATRA. La información estadística y cartográfica derivada de estos estudios cubre toda la franja costera del país. Esto ha permitido constatar que el ecosistema ha sido manejado inadecuadamente, lo cual se refleja en los cambios considerables en la cobertura y uso del suelo y la construcción de piscinas camaroneras en detrimento de las áreas salinas y del manglar (CLIRSEN 1987, 1996). 7.51 Inventario de humedales del Ecuador

7.52 Sistema de Monitoreo Ambiental en el Sector Agropecuario del Ecuador

El proyecto Inventario de Humedales del Ecuador es coordinado y ejecutado por EcoCiencia. El objetivo es elaborar un inventario de humedales que sirva para identificar y caracterizar, por medio de evaluaciones ecológicas rápidas, los más representativos. Se realizan diagnósticos biológicos y sociales, con el propósito de definir los beneficios económicos y sociales que provienen de estos ecosistemas y el peligro que corren ante la agresiva explotación y contaminación

Enmarcado en la modernización del Estado, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) ejecuta el Programa Sectorial Agropecuario con el objetivo de ayudar a las instituciones del poder ejecutivo en la formulación de políticas encaminadas a modernizar la agricultura, mejorar las instituciones vinculadas con este ámbito y beneficiar a hombres y mujeres productores

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del país. Este programa recibió el apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (MAG 1997). En 1995, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) se comprometió, a través de un convenio con el Ministerio de Agricultura, a administrar los fondos suministrados por el BID y a proporcionar asistencia técnica al Ministerio en la ejecución del Subprograma de Cooperación Técnica de dicho Programa. Entre las acciones contempladas en dicho convenio consta el diseño de un Sistema de Monitoreo Ambiental en el Sector Agropecuario, con el fin de monitorear los cambios ocurridos en los recursos naturales por efecto de los procesos agroproductivos. Está previsto que en ese Sistema se registre el estado actual de la agricultura y el ambiente (recursos naturales); se supervise y proyecte los cambios que pueden producirse; se identifique las causas que desencadenan los cambios; y se determine las medidas para corregir los cambios negativos, o bien para estimular el desarrollo de los positivos. Por medio de este mecanismo se espera modificar los actuales procesos productivos en favor de una agricultura sustentable.

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Los recursos naturales que se emplearán como indicadores en el monitoreo son la biota (flora y fauna), el suelo y el agua. Entre los cambios se han seleccionado cuatro: la erosión que está vinculada con el suelo; la cobertura natural y uso del suelo relacionados con la biota; la contaminación relacionada con el agua; y los aspectos socioeconómicos afines a los agentes. También se contempla un componente de capacitación, para que el Sistema pueda ser operado adecuadamente por funcionarios/as y técnicos/as tanto del Estado como de las empresas consultoras contratadas (MAG 1998).

262

8 La biodiversidad en las pol’ticas y en la legislaci—n Luis Suárez y María Amparo Albán

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA 8.1 La biodiversidad en la Constitución Política de 1998 POLÍTICAS 8.2

Políticas, estrategias, planes de acción y agendas de la década de los 90

8.3

Políticas Básicas Ambientales del Ecuador

8.4

Plan Ambiental Ecuatoriano

8.5

Lineamientos para la Estrategia de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad en el Ecuador

8.6

Agenda para el Desarrollo. Plan de Acción del Gobierno 1993–1996

8.7

Política Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre

8.8

Estrategia para el Desarrollo Forestal Sustentable

8.9

Política Ambiental para el Desarrollo Sustentable del Sector Agropecuario

8.10 Agenda de Educación y Comunicación Ambiental para el Desarrollo Sustentable

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LEGISLACIÓN 8.11 La biodiversidad en la legislación nacional 8.12 La biodiversidad en la legislación de la Comunidad Andina de Naciones 8.13 La biodiversidad en la legislación internacional

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ste cap’tulo ha sido dividido en tres partes. En la primera constan los art’culos de la Constituci—n Pol’tica del Ecuador que promueven la conservaci—n y el uso sustentable de la biodiversidad. En la segunda se revisan brevemente aquellas pol’ticas, estrategias, planes y agendas que han sido formuladas durante los a–os noventa y que apuntan en ese mismo sentido. En la tercera parte se presentan los principales instrumentos legales, nacionales e internacionales, que norman la conservaci—n de este recurso estratŽgico.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA

con el reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas y negros, y la definición de derechos y obligaciones ambientales para personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras. La inclusión de los derechos colectivos en la Constitución representa un significativo avance que facilita la formulación de políticas sociales y ambientales, en las cuales se garantice una participación más justa y equitativa de los pueblos indígenas y afroecuatorianos en el acceso a los recursos biológicos y en la distribución de sus beneficios. Asimismo, en la Constitución se establecen deberes y responsabilidades, individuales y colectivas, en relación con la conservación y utilización del patrimonio natural del país; se reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano que garantice el desarrollo sustentable y la preservación de la naturaleza; y se declara de interés público, entre otras cosas, a la conservación de la biodiversidad y del patrimonio genético del país y al manejo sustentable de los recursos naturales. El reconocimiento explícito sobre la importancia

8.1 La biodiversidad en la Constitución Política de 1998 La Constitución Política, denominada también Ley Suprema del Estado, es el instrumento de mayor jerarquía en el ordenamiento jurídico del Ecuador y, por lo tanto, constituye el marco fundamental para la definición de las políticas nacionales en diferentes temas, entre éstos el ambiental. Las personas que formaron parte de la Asamblea Nacional Constituyente de 1998, quienes fueron elegidas por votación popular, redactaron la Constitución Política vigente desde agosto de ese año. Esta Carta es una de las más avanzadas en el ámbito latinoamericano respecto a la protección del ambiente, pues incorpora importantes disposiciones en materia de conservación y uso sustentable de la biodiversidad. Entre las disposiciones más relevantes para la protección de la biodiversidad destacan las relacionadas

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del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, en tanto elemento fundamental para garantizar la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de los servicios ecológicos, también constituye un importante logro en materia de política ambiental. Del mismo modo, la inclusión de una disposición constitucional, que obliga al Estado ecuatoriano a establecer normas sobre la bioseguridad, crea un marco apropiado para el desarrollo de nuevos instrumentos legales que permitan regular, en el Ecuador, la propagación, experimentación, uso, comercialización e importación de organismos genéticamente modificados. Varias normas de la Constitución Política tales como el reconocimiento del derecho de soberanía sobre la diversidad biológica, la aplicación del principio de precaución para evitar impactos ambientales negativos aunque no exista una evidencia científica de daño, o la facultad para interponer un recurso de amparo con el fin de evitar o remediar actos u omisiones que atenten contra el ambiente, representan avances significativos en lo referente al desarrollo de un marco político y jurídico apropiado para lograr la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad en el Ecuador. Las siguientes son las disposiciones constitucionales más importantes por sus implicaciones, directas o indirectas, en materia de biodiversidad:

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6. El derecho a vivir en un medio ambiente sano, ecológicamente equilibrado y libre de contaminación. La ley establecerá las restricciones al ejercicio de determinados derechos y libertades, para proteger al medio ambiente. Capítulo cuarto: de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales Sección novena: de la Ciencia y Tecnología Artículo 80. El Estado fomentará la ciencia y la tecnología, especialmente en todos los niveles educativos, dirigidas a mejorar la productividad, la competitividad, el manejo sustentable de los recursos naturales, y a satisfacer las necesidades básicas de la población. Garantizará la libertad de las actividades científicas y tecnológicas y la protección legal de sus resultados, así como el conocimiento ancestral colectivo. Capítulo quinto: de los Derechos Colectivos Sección primera: de los Pueblos Indígenas y Negros o Afroecuatorianos Artículo 84. El Estado reconocerá y garantizará a los pueblos indígenas, de conformidad con esta Constitución y la ley, el respeto al orden público y a los derechos humanos, los siguientes derechos colectivos:

TÍTULO I: DE LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES Artículo 3. Son deberes primordiales del Estado:

2. 3. Defender el patrimonio natural y cultural del país y proteger el medio ambiente. 4. Preservar el crecimiento sustentable de la economía, y el desarrollo equilibrado y equitativo en beneficio colectivo. 4. Capítulo segundo: de los Derechos Civiles Artículo 23. Sin perjuicio de los derechos establecidos en esta Constitución y en los instrumentos internacionales vigentes, el Estado reconocerá y garantizará a las personas:

5.

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Conservar la propiedad imprescriptible de las tierras comunitarias, que serán inalienables, inembargables e indivisibles, salvo la facultad del Estado para declarar su utilidad pública. Estas tierras estarán exentas del pago del impuesto predial. Participar en el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables que se hallen en sus tierras. Ser consultados sobre planes y programas de prospección y explotación de recursos no renovables que se hallen en sus tierras y que puedan afectarlos ambiental o culturalmente;

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RECUADRO 8.1

Los derechos colectivos Los derechos colectivos constituyen un avance importante en el reconocimiento de los derechos de los pueblos ind’genas, del medio ambiente y de las personas consumidoras, lo que fortalece, a su vez, los derechos ciudadanos. El interŽs colectivo es generador de valores intr’nsecos que los diferencia de los dem‡s derechos. Con el reconocimiento de los derechos colectivos queda consagrado el avance hist—rico del derecho que hasta el momento se conceb’a sustancialmente como la realizaci—n individual de la persona dentro de la sociedad Fuente: Acci—n Ecol—gica (1998).

sustentable. Velará para que este derecho no sea afectado y garantizará la preservación de la naturaleza. Se declaran de interés público y se regularán conforme a la ley:

participar de los beneficios que esos proyectos reporten, en cuanto sea posible y recibir indemnizaciones por los perjuicios socio ambientales que les causen. 6. Conservar y promover sus prácticas de manejo de la biodiversidad y de su entorno natural. 9. A la propiedad intelectual colectiva de sus conocimientos ancestrales; a su valoración, uso y desarrollo conforme a la ley. 10. Mantener, desarrollar y administrar su patrimonio cultural e histórico. 12. A sus sistemas, conocimientos y prácticas de medicina tradicional, incluido el derecho a la protección de los lugares rituales y sagrados, plantas, animales, minerales y ecosistemas de interés vital desde el punto de vista de aquella. 13. Formular prioridades en planes y proyectos para el desarrollo y mejoramiento de sus condiciones económicas y sociales, y a un adecuado financiamiento del Estado.

1. La preservación del medio ambiente, la conservación de los ecosistemas, la biodiversidad y la integridad del patrimonio genético del país. 2. La prevención de la contaminación ambiental, la recuperación de los espacios naturales degradados, el manejo sustentable de los recursos naturales y los requisitos que para estos fines deberán cumplir las actividades públicas y privadas. 3. El establecimiento de un sistema nacional de áreas naturales protegidas, que garantice la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de los servicios ecológicos, de conformidad con los convenios y tratados internacionales. Artículo 87. La ley tipificará las infracciones y determinará los procedimientos para establecer responsabilidades administrativas, civiles y penales que correspondan a las personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras, por las acciones u omisiones en contra de las normas de protección al medio ambiente.

Sección segunda: del Medio Ambiente Artículo 86. El Estado protegerá el derecho de la población a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice un desarrollo

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RECUADRO 8.2

La bioseguridad La bioseguridad es el control sobre la transferencia, manipulaci—n y utilizaci—n segura de organismos vivos modificados resultantes de biotecnolog’a, que puedan tener efectos adversos para la conservaci—n y el uso sustentable de la biodiversidad y para la salud humana. Se puede encontrar la referencia inmediata sobre el tema de bioseguridad en el art. 9 del Convenio sobre la Diversidad Biol—gica dentro del tema de gesti—n de la tecnolog’a. El tŽrmino usado en nuestra Constituci—n, "organismos genŽticamente modificados", ha sido reemplazado por el de "organismos vivos modificados" ya que dentro de esta denominaci—n se incluye a los anteriores. Dentro del marco del Convenio sobre la Diversidad Biol—gica, en enero de 2000, los pa’ses partes definieron un protocolo comœn sobre el tema, denominado Protocolo de Cartagena. En el ‡mbito regional tambiŽn existe una propuesta para normar la bioseguridad en los pa’ses de la Comunidad Andina de Naciones.

Artículo 88. Toda decisión estatal que pueda afectar al medio ambiente deberá contar, previamente, con los criterios de la comunidad, para lo cual ésta será debidamente informada. La ley garantizará su participación.

bre el impacto o las consecuencias ambientales negativas de alguna acción u omisión, aunque no exista evidencia científica de daño.

Artículo 89. El Estado tomará medidas orientadas a la consecución de los siguientes objetivos:

Artículo 96. Habrá un Defensor del Pueblo, con jurisdicción nacional, para promover o patrocinar el hábeas corpus y la acción de amparo de las personas que lo requieran; defender y excitar la observancia de los derechos fundamentales que esta Constitución garantiza; observar la calidad de los servicios públicos y ejercer las demás funciones que le asigne la ley.

Sección cuarta: de la Defensoría del Pueblo

1. Promover en los sectores público y privado el uso de tecnologías ambientalmente limpias y de energías alternativas no contaminantes. 2. Establecer estímulos tributarios para quienes realicen acciones ambientalmente sanas. 3. Regular bajo estrictas normas de bioseguridad, la propagación en el medio ambiente, la experimentación, el uso, la comercialización y la importación de organismos genéticamente modificados.

Capítulo séptimo: de los Deberes y Responsabilidades Artículo 97. Todos los ciudadanos tendrán los siguientes deberes y responsabilidades, sin perjuicio de otros previstos en esta Constitución y la ley.

Artículo 91. El Estado, sus delegatarios y concesionarios, serán responsables por los daños ambientales, en los términos señalados en el artículo 20 de esta Constitución. Tomará medidas preventivas en caso de dudas so-

16. Preservar el medio ambiente sano y utilizar los recursos naturales de modo sustentable. 19. Conservar el patrimonio cultural y natural del país y cuidar y mantener los bienes públicos,

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RECUADRO 8.3

El principio de precaución La adopci—n de medidas preventivas que se estipula en la Constituci—n del Ecuador, en doctrina jur’dica es conocida como el Principio de Precauci—n. Este ha sido considerado dentro del Convenio sobre la Diversidad Biol—gica, como norma positiva de derecho, es decir como parte de las normas que tienen fuerza obligatoria en el ordenamiento jur’dico. De hecho, este principio est‡ recogido en el pre‡mbulo del Convenio sobre la Diversidad Biol—gica y dice que: "Observando tambiŽn que cuando exista una amenaza de reducci—n o perdida sustancial de la diversidad biol—gica no debe alegarse la falta de pruebas cient’ficas inequ’vocas como raz—n para aplazar las medidas encaminadas a evitar o reducir al m’nimo esa amenaza".

áreas científicas y técnicas, y otras personas en instituciones que establezca la ley. La planificación provincial realizada por el Instituto Nacional Galápagos, que contará con asistencia técnica y científica y con la participación de las entidades del régimen seccional dependiente y autónomo, será única y obligatoria.

tanto los de uso general, como aquellos que le hayan sido expresamente confiados. TÍTULO Xl: DE LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL Y DESCENTRALIZACIÓN Capítulo cuarto: de los Regímenes Especiales Artículo 238. Existirán regímenes especiales de administración territorial por consideraciones demográficas y ambientales. Para la consideración de las áreas sujetas a régimen especial, podrán limitarse dentro de ellas los derechos de migración interna, trabajo o cualquier otra actividad que pueda afectar al medio ambiente. La ley normará cada régimen especial.

Artículo 240. En las provincias de la región Amazónica el Estado pondrá especial atención para su desarrollo sustentable y preservación ecológica, a fin de mantener la biodiversidad. Se adoptarán políticas que compensen su menor desarrollo y consoliden la soberanía nacional.

Artículo 239. La provincia de Galápagos tendrá un régimen especial. El Instituto Nacional Galápagos (INGALA) o el que haga sus veces, realizará la planificación provincial, aprobará los presupuestos de las entidades del régimen seccional de pendiente y autónomo y controlará su ejecución. Lo dirigirá un consejo integrado por el Gobernador, quien lo presidirá, los alcaldes, el prefecto provincial, representantes de las

Capítulo primero: principios generales

TÍTULO XII: DEL SISTEMA ECONÓMICO

Artículo 243. Serán objetivos permanentes de la economía: 1.

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El desarrollo socialmente equitativo, regionalmente equilibrado, ambientalmente sustentable y democráticamente participativo.

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RECUADRO 8.4

El recurso de amparo Cualquier persona, por sus propios derechos o como representante de una colectividad, est‡ facultada para proponer una acci—n de amparo ante el —rgano de la funci—n judicial designado por la ley. Esta facultad est‡ contemplada en el art. 95 de la Constituci—n del Ecuador y constituye una herramienta para la protecci—n del medio ambiente. El recurso de amparo sirve para evitar o remediar las consecuencias de un acto u omisi—n ileg’timos de una autoridad pœblica, que viole o pueda violar cualquier derecho constitucional consagrado en un tratado o convenio internacional vigente y que, de modo inminente, amenace con causar un da–o grave. Cabe igualmente presentar esta acci—n cuando la conducta de los particulares haya afectado, de modo grave y directo, un interŽs comunitario o colectivo.

2.

llo y calidad de vida, y de conformidad con los convenios y tratados internacionales.

La participación competitiva y diversificada de la producción ecuatoriana en el mercado internacional.

POLÍTICAS

Artículo 247. Son de propiedad inalienable e imprescriptible del Estado los recursos naturales no renovables y, en general, los productos del subsuelo, los minerales y sustancias cuya naturaleza sea distinta de la del suelo, incluso los que se encuentren en las áreas cubiertas por las aguas del mar territorial. Estos bienes serán explotados en función de los intereses nacionales. Su exploración y explotación racional podrán ser llevadas a cabo por empresas públicas, mixtas o privadas, de acuerdo con la ley. Las aguas son bienes nacionales de uso público, su dominio será inalienable e imprescriptible, su uso y aprovechamiento corresponderá al Estado o a quienes obtengan estos derechos, de acuerdo con la ley.

8.2 Políticas, estrategias, planes de acción y agendas de la década de los 90 Las políticas constituyen instrumentos valiosos para la planificación de una nación puesto que en éstas se definen los objetivos a largo plazo. Por lo general, la formulación de políticas antecede a la elaboración de instrumentos legales, en los cuales dichas políticas se traducen en normas o regulaciones específicas. Tres instrumentos de estrategia elaborados por la Comisión Asesora Ambiental de la Presidencia de la República (CAAM), constituyen un importante precedente en el país sobre la concepción integral de los temas de gestión ambiental y desarrollo sustentable: las Políticas Básicas Ambientales del Ecuador, el Plan Ambiental Ecuatoriano y los Lineamientos para la Estrategia de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad en el Ecuador. Otro importante instrumento de planificación nacional ha sido la Agenda para el Desarrollo, Plan de Acción del Gobierno 1993-1996,

Artículo 248. El Estado tiene derecho soberano sobre la diversidad biológica, reservas naturales, áreas protegidas y parques nacionales. Su conservación y utilización sustentable se hará con participación de las poblaciones involucradas cuando fuere del caso y de la iniciativa privada, según los programas, planes y políticas que los consideren como factores de desarro-

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RECUADRO 8.5

El principio de soberanía En el art’culo 3 del Convenio sobre la Diversidad Biol—gica est‡ escrito que: "De conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y con los principios del derecho internacional, los Estados tienen derecho soberano de explotar sus propios recursos en aplicaci—n de su propia pol’tica ambiental y la obligaci—n de asegurar que las actividades que se lleven a cabo dentro de su jurisdicci—n o bajo su control no perjudiquen al medio de otros Estados o de zonas situadas fuera de toda jurisdicci—n nacional." Este principio "reconoce el derecho soberano de los Estados de explotar sus propios recursos de acuerdo a sus propias pol’ticas ambientales. Los derechos soberanos de los Estados son derechos reconocidos bajo el derecho internacional para fines espec’ficos, en este caso para la explotaci—n de recursos. Existe, sin embargo, dos limitaciones importantes. En primer lugar, el derecho de explotar los recursos est‡ vinculado a la responsabilidad de asegurar la protecci—n ambiental transfronteriza. En segundo lugar, el derecho soberano debe ejercitarse tambiŽn de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas y con los principios del derecho internacional." Fuente: Glowka, Burhenne-Guilmin y Synge (1996).

8.3 Políticas Básicas Ambientales del Ecuador

preparada por el Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE). Entre las políticas sectoriales, tres son los principales instrumentos de planificación que contienen directrices para la conservación y el uso sustentable de la diversidad biológica: la Política Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre del Ecuador, la Política Ambiental para el Desarrollo Sustentable del Sector Agropecuario del Ecuador, y la Agenda Ecuatoriana de Educación y Comunicación Ambiental para el Desarrollo Sustentable. Asimismo, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (ver 8.13), suscrito y ratificado por el gobierno ecuatoriano, constituye el principal instrumento de planificación nacional en esta materia, puesto que contiene un conjunto de objetivos y políticas de carácter vinculante para el país, y la Constitución (ver 8.1), que es la norma fundamental del Estado, contiene principios en favor de la conservación y preservación de la biodiversidad y los recursos naturales.

Las Políticas Básicas Ambientales del Ecuador fueron aprobadas en diciembre de 1993 y establecidas con carácter obligatorio mediante Decreto Ejecutivo no. 1802, publicado en el Registro Oficial no. 456 del 7 de junio de 1994. Fueron el resultado de un proceso de consulta y de un gran esfuerzo de concertación institucional, a escala nacional, en el cual participaron varios sectores de la sociedad ecuatoriana. Nueve son los postulados generales de estas políticas: 1.

2.

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La sociedad ecuatoriana deberá observar permanentemente el concepto de minimizar los riesgos e impactos ambientales negativos, mientras se mantienen las oportunidades sociales y económicas del desarrollo sustentable. Todo habitante del Ecuador y sus instituciones y organizaciones públicas y privadas deberán realizar cada acción, en cada instante, de

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ciedad civil ecuatoriana en la preparación de propuestas relativas a la gestión ambiental, su ejecución y control; y coordinar los procesos de toma de decisiones jurídicas, institucionales y programáticas relacionadas con dicha gestión. Según las Políticas Básicas Ambientales, en el Ecuador existen "áreas estratégicas" (la diversidad biológica, los bosques y áreas naturales protegidas, los recursos marino-costeros y los manglares) para las cuales deberán establecerse políticas especiales, estrategias, programas básicos y acciones prioritarias. Estas políticas deben ser aplicadas a través de instrumentos específicos de planificación ambiental, de estrategias y de proyectos.

manera que propenda en forma simultánea a ser socialmente justa, económicamente rentable y ambientalmente sustentable. Las entidades del sector público y privado contribuirán a identificar, para cada caso las políticas o estrategias específicas, las orientaciones y guías necesarias, a fin de asegurar una adecuada gestión ambiental conjunta. Las consideraciones ambientales deberán estar presentes explícitamente en todas las actividades humanas. La gestión ambiental se fundamentará básicamente en la solidaridad, la corresponsabilidad, la cooperación y la coordinación. Criterio similar guiará al Ecuador en su relación con los demás países y pueblos del mundo. El Estado ecuatoriano propenderá al establecimiento de incentivos de varios órdenes para facilitar el cumplimiento de las regulaciones para la aplicación de iniciativas a los habitantes del país o sus organizaciones, tendentes a lograr una adecuada gestión ambiental. El Estado asignará la más alta prioridad, como medios para la gestión ambiental, a la educación y capacitación ambientales, a la información, a la ciencia y tecnología. El Ecuador mantendrá una permanente actitud de apertura para convenir con otros países formas de cooperación y compromisos tendentes a lograr la gestión ambiental adecuada y asegurar los beneficios que se busquen en conjunto. Se dará especial prioridad a la prevención y control a fin de evitar daños ambientales de la degradación del ambiente y de la contaminación.

8.4 Plan Ambiental Ecuatoriano El objetivo general del Plan Ambiental Ecuatoriano (CAAM 1996b), formulado por la Comisión Asesora Ambiental de la Presidencia de la República (CAAM), fue implantar un proceso permanente de planificación de la gestión ambiental que contribuya al desarrollo sustentable del Ecuador. En este proceso debía haber una participación de la sociedad civil puesto que se trataba de fomentar el cambio de actitudes a todo nivel, orientar la actuación de las agencias gubernamentales, del sector privado, de las organizaciones de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales, así como promover la gestión ambiental en el ámbito nacional, regional y seccional. Los objetivos específicos del Plan son los siguientes: • Formular e implantar un conjunto de políticas ambientales basadas en las expedidas mediante el Decreto Ejecutivo 1802, para contribuir al logro de una gestión ambiental integral que el país requiere para su desarrollo sustentable. • Hacer un diagnóstico de la situación ambiental en el cual se identifiquen los principales problemas y sus causas, y poder formular propuestas de políticas y estrategias sectoriales para los siguientes campos de la gestión ambiental: ambiente natural, ecosistemas frágiles, recursos na-

Estas políticas deben ser asumidas y cumplidas tanto por las instituciones estatales como por las de la sociedad civil; el Ministerio del Ambiente deberá promover, apoyar y vigilar dicho cumplimiento. Además, deberá dirimir los conflictos de competencias institucionales en relación con la gestión ambiental; realizar las acciones pertinentes para lograr una participación de la so-

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legales, institucionales, económicos, de ciencia y tecnología, participación de la sociedad civil, educación e información. También constan los Principios Básicos para la Gestión Ambiental en el Ecuador, los mismos que tienen carácter no vinculante, es decir que comprometen solo moralmente a las personas e instituciones. Estos principios abordan aspectos como la solidaridad, la corresponsabilidad, la participación para lograr la conciliación de intereses, la cooperación y coordinación, y el equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental.

turales, ambiente humano, actividades productivas y servicios, y riesgos y desastres naturales. • Promover la ejecución de un conjunto de proyectos estratégicos que permita la efectiva aplicación de las políticas ambientales. Algunos de los temas de los proyectos son: la sistematización y revitalización legal normativa; el fortalecimiento institucional; la educación y la capacitación; la información y comunicación; la ciencia y la tecnología; y el financiamiento para la gestión ambiental. • Formular y promover la implantación de un conjunto mínimo de programas ambientales que permitan la real y efectiva aplicación de las políticas y estrategias sectoriales. Estos programas abordarían temas como el de la conservación del aire puro, agua limpia y suelo sano; la lucha contra la contaminación; la protección y el uso económico de la biodiversidad; la lucha contra la deforestación; la lucha contra la erosión; el manejo de ecosistemas frágiles, la salud y la nutrición para el desarrollo sustentable, la elevación de la calidad de vida de los asentamientos humanos; el desarrollo petrolero sustentable; y la prevención y manejo de los riesgos naturales, desastres y emergencias. • Diseñar y promover la implantación de un conjunto mínimo de instrumentos y medios que coadyuven al cumplimiento de las políticas, estrategias, programas y proyectos para la gestión ambiental. Los medios se refieren a la creación de un sistema para la evaluación de impactos ambientales; al ordenamiento territorial; a sistemas de unidades administrativas ambientales públicas y privadas; a la cooperación internacional para la gestión ambiental; a los incentivos para la gestión ambiental y a la macroeconomía ambientalmente sustentable y cuentas patrimoniales.

8.5 Lineamientos para la Estrategia de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad en el Ecuador Uno de los más significativos avances después de la suscripción y ratificación del Convenio sobre la Diversidad Biológica fue, sin duda, la creación del Grupo Nacional de Trabajo sobre Biodiversidad (GNTB), en febrero de 1994. Esto fue el resultado de un proceso participativo para atender coherentemente todos los aspectos relativos a la aplicación de dicho Convenio. Este Grupo, que actualmente es coordinado por el Ministerio del Ambiente, elaboró los Lineamientos para la Estrategia de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad en el Ecuador (CAAM 1995), Mediante estos lineamientos se invita a los organismos cuya competencia se relaciona con la gestión ambiental, a que adopten medidas para la protección de los ecosistemas, las especies y los recursos genéticos. El objetivo es salvar la biodiversidad remanente e impedir la degradación de los ecosistemas naturales o modificados asegurando su adecuado manejo, protección y restauración e implementando mecanismos de conservación. Dichos lineamientos están orientados a: • La conservación y el uso sustentable de la biodiversidad. • La realización de un estudio nacional sobre la biodiversidad. • El fortalecimiento de las estrategias de conservación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

El Plan contiene una matriz donde constan los problemas centrales de cada área estratégica, las causas y las opciones de políticas, desglosadas según aspectos

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• • • •

La reformulación de la política forestal. La armonización de la legislación nacional. La formulación de la ley de biodiversidad. La elaboración del reglamento de acceso a los recursos genéticos. • El fortalecimiento de la base nacional de investigación de la biodiversidad.

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• Eliminar las actividades económicas en áreas protegidas y examinar las concesiones en áreas de gran valor ecológico. • Fortalecer las acciones a través de las cuales se ejecutan las políticas de manejo de áreas naturales protegidas. Descentralizar el manejo de tales áreas e incorporar a las poblaciones locales. • Definir y consolidar el plan de diversidad biológica y las opciones de aprovechamiento sustentable.

8.6 Agenda para el Desarrollo. Plan de Acción del Gobierno 1993–1996 La Agenda para el Desarrollo, Plan de Acción del Gobierno 1993–1996 fue elaborada por el desaparecido Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE 1994) que antes de la reforma constitucional de 1998 estaba presidido por el Vicepresidente de la República. Luego de estas reformas, el sistema de planificación económica y social estará a cargo de un organismo técnico dependiente de la Presidencia de la República y contará con la participación de los gobiernos seccionales autónomos y de las organizaciones sociales que determine la ley. La Agenda contiene algunas directrices para contrarrestar el deterioro ambiental y el mal manejo de los recursos naturales, entre las cuales las siguientes tienen una relación directa con la biodiversidad:

Estas directrices fueron aprobadas en el Decreto Ejecutivo no. 1854 del 28 de junio de 1994 y constituyen un importante referente político en materia ambiental. 8.7 Política Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre La Política Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre del Ecuador vigente (INEFAN 1995) fue el fruto de un proceso consultivo de varios años y contiene un conjunto de lineamientos, estrategias y acciones clasificadas en función de aspectos sectoriales, ecológicos, económicos, sociales, institucionales y legales. Esta política, que ha sido aprobada, forma parte del mandato legal otorgado al desaparecido Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y de Vida Silvestre (INEFAN), de proteger la biodiversidad y desarrollar los recursos forestales, con lo cual se busca un equilibrio entre conservación y desarrollo. Durante 1999 se revisó la política formulada en 1995, de tal manera que los objetivos de la nueva propuesta son:

• Desarrollo de un plan ambiental con énfasis en la política institucional y la determinación de un marco legal coherente. • Zonificación agroecológica del territorio nacional, como base para fijar políticas de uso de suelo en función de su potencialidad. • Definir un marco legal sobre tierras baldías y colonización con el objeto de impedir la deforestación. • Evaluar el problema nacional de los desechos sólidos y afluentes industriales y apoyar la formación de microempresas para la gestión de esos desechos y tratamiento de aguas contaminadas. • Regular y controlar las diferentes fases de la actividad pesquera, para fomentar una explotación sustentable.

• Detener el proceso de pérdida de los bosques nativos, a través de la valoración de sus bienes y servicios y la aplicación de mecanismos de fomento, que propendan al manejo sustentable, con el fin de mejorar su competitividad con otros usos de la tierra. • Conservar y manejar los bosques y recursos de las áreas naturales protegidas, mediante la generación de alternativas de uso.

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de la administración forestal del Estado, la tercerización [delegación] de servicios hacia la sociedad civil, pero sobre todo, el entendimiento de que el buen manejo de los recursos naturales depende mucho más de mecanismos concretos de fomento, antes que de mecanismos de control y protección coercitivos" (Ministerio del Ambiente 1999b). Algunas estrategias que tienen una relación más directa con la conservación de la biodiversidad, son:

• Restaurar las tierras de aptitud forestal sin bosque, incorporándolas a los procesos de desarrollo a través de un masivo programa de fomento a la forestación. • Asegurar la participación y gestión de la sociedad civil, en particular la de los pueblos y de las nacionalidades indígenas y negras, en los procesos de toma de decisiones, de planificación y ejecución de programas forestales y de conservación.

• Crear mecanismos y la base legal que permitan el cobro por los servicios ambientales que prestan los bosques privados, para compensar directamente a quienes los protejan. • Otorgar concesiones de uso a las comunidades locales que vivan del aprovechamiento sustentable de los manglares y de otros humedales. • Facilitar la ejecución de los planes de manejo forestal sustentable y del ordenamiento integral de las fincas y de los bosques comunitarios y exigir su cumplimiento, y en particular favorecer la certificación forestal voluntaria. • Consolidar el proceso de ordenamiento territorial local y regional. • Valorar, promocionar y regular el acceso a recursos genéticos y de la biodiversidad, reconociendo el conocimiento ancestral de los pueblos y velando por la distribución equitativa de los beneficios. • Crear y consolidar un fondo nacional de la conservación forestal, para contar con un sistema de financiamiento, ágil y transparente, que unifique los instrumentos financieros disponibles para el fomento del manejo sustentable de los bosques nativos, de las áreas naturales protegidas y el desarrollo de la forestación.

Algunos textos de la Política Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre del Ecuador (INEFAN 1995) favorecen la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad. Por ejemplo, allí se dice que dice que se debe "Establecer la coordinación y participación de las instituciones involucradas en el tema a fin de diseñar una estrategia de investigación, monitoreo y valoración y protección de la biodiversidad", para lo cual se prevén acciones tales como: evaluar los mercados para productos y servicios de la biodiversidad y establecer las posibilidades de acceso o restricción; crear programas de investigación sobre la biodiversidad; determinar procedimientos para valorar económica, científica, ecológica, genética y culturalmente los productos y servicios de la biodiversidad; y desarrollar alternativas de protección y manejo de recursos biológicos y genéticos. 8.8 Estrategia para el Desarrollo Forestal Sustentable La Estrategia para el Desarrollo Forestal Sustentable fue elaborada por el Ministerio del Ambiente, durante 1999, con el fin de implementar, en el ámbito forestal, una gestión que permita el manejo de los recursos forestales del país. En esta Estrategia se establecen los lineamientos para el aprovechamiento sustentable de los bosques, salvaguardando su biodiversidad y posibilitando un crecimiento económico que propenda a mejorar las condiciones de vida de la población involucrada. Algunos de los elementos novedosos de la Estrategia propuesta son "la desconcentración de funciones

8.9 Política Ambiental para el Desarrollo Sustentable del Sector Agropecuario En el Programa Sectorial Agropecuario del Ministerio de Agricultura y Ganadería se formuló, mediante un amplio proceso de consulta, la Política Ambiental pa-

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ra el Desarrollo Sustentable del Sector Agropecuario del Ecuador (MAG 1999a), la misma que fue publicada en el Registro Oficial no. 38 del 1 de octubre de 1998. Esta política, elaborada a partir de un amplio diagnóstico de la situación ambiental del sector es un esfuerzo muy importante encaminado hacia el desarrollo sustentable. En la misma se definen nueve estrategias operativas para orientar y optimizar el uso de los recursos naturales renovables y la productividad agropecuaria del país. El panorama sobre el estado de los recursos físicos y bióticos del sector, que se obtuvo con el diagnóstico, fue bastante sombrío. Por ejemplo, el uso y manejo inadecuado de los suelos ha desencadenado procesos erosivos acelerados, la reducción de su fertilidad y el incremento de áreas con procesos de desertificación. Entre los objetivos específicos de esta política se contempla dos directamente relacionados con la biodiversidad:

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poner políticas, estrategias y planes de acción. La Agenda Ecuatoriana de Educación y Comunicación Ambiental para el Desarrollo Sustentable (MEC et al. 1994) fue preparada justamente con la información obtenida durante ese proceso. En esta Agenda se estipula que: • El desarrollo sustentable es el centro de todas las preocupaciones educativas del país y, por lo tanto, la educación ambiental debe ser concebida como la herramienta fundamental para alcanzarlo. Ello implica replantear la educación de modo que responda a las necesidades del desarrollo sustentable. • La educación ambiental estimulará la solidaridad, la igualdad, el respeto a los derechos humanos y tendrá como base el pensamiento crítico e innovador, en sus expresiones formal, no formal e informal; promoverá la iniciativa autogestionaria y el control ciudadano como elementos claves para promover el cambio en la gestión ambiental de diversos factores sociales. Por lo tanto, se adscribe a los principios suscritos en el Foro Global de Educación para sociedades sustentables. • La dimensión ambiental deberá ser tratada de manera sistemática en los programas educativos de todos los niveles de formación educativa, sin requerir de una asignatura especial. Por lo tanto, la dimensión ambiental constituye un eje transversal del curriculum. • Deberán diseñarse y producirse materiales educativos innovadores, en los que se promueva el conocimiento multidisciplinario de la realidad ambiental local, nacional e internacional.

• Proteger la biodiversidad silvestre y reducir la expansión de la frontera agrícola en áreas frágiles y protegidas. • Recuperar, conservar y administrar la biodiversidad agrícola del país. 8.10 Agenda de Educación y Comunicación Ambiental para el Desarrollo Sustentable En 1995, el Ministerio de Educación y Cultura, considerando que la educación ambiental es la condición previa para lograr una cultura en la que se practique el desarrollo integral sustentable, expidió un Acuerdo Ministerial que contiene el Reglamento de Educación, Capacitación y Comunicación Ambientales. Hasta ese año, los esfuerzos relativos a la educación ambiental en el país habían sido aislados y no habían estado insertos en una política. También prevalecían dificultades para obtener información ambiental de calidad científica en las diferentes instancias de los circuitos de enseñanza y comunicación. Así, varias instituciones organizaron un proceso de consulta nacional para analizar la problemática de tal educación y pro-

LEGISLACIÓN 8.11 La biodiversidad en la legislación nacional Según el artículo 272 de la Constitución concerniente a la jerarquía del orden jurídico, "la Constitución prevalece sobre cualquier otra norma legal". Las disposi-

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ciones de leyes orgánicas y ordinarias, decretos-leyes, decretos, estatutos, ordenanzas, reglamentos, resoluciones y otros actos de los poderes públicos deberán mantener conformidad con las disposiciones de la Constitución y no tendrán valor si de algún modo estuvieren en contradicción con ésta o alteraren sus prescripciones. En esa Carta también se dispone, a continuación, que la resolución de conflictos entre normas de distinta jerarquía estará a cargo de los jueces, tribunales y autoridades administrativas, a través de la aplicación del principio de mayor jerarquía. Adicionalmente, según el art. 273 de la Constitución, las autoridades deberán aplicar las normas constitucionales pertinentes aun sin invocación de la parte interesada. Conforme al art. 274, las normas que estuvieren en contraposición a los preceptos constitucionales o a los instrumentos jurídicos internacionales deben ser declarados inaplicables. En el Ecuador, los instrumentos jurídicos relacionados con el sector forestal, de áreas naturales y vida silvestre son esencialmente la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre y su reglamento general de aplicación. Estos cuerpos jurídicos no tienen disposiciones expresas respecto a los conceptos de biodiversidad, lo cual se explica porque fueron promulgados antes de los años 90, cuando el tema de la biodiversidad no había sido conceptualizado ni introducido en la agenda internacional. Así, la diversidad biológica está subordinada al tema de las áreas protegidas y, dentro de éste último, al tema forestal, cuando debería ocurrir lo contrario, es decir considerar al recurso forestal como uno de los elementos de la biodiversidad. Por lo demás, el tratamiento de la diversidad biológica silvestre en el país únicamente se refiere a la flora y la fauna, y deja de lado otros grupos como monera (bacterias), protistas y hongos, y otros niveles como el ecosistémico y el genético. Tanto la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre como su reglamento general de aplicación adolecen de anacronismo en muchas de sus disposiciones. Esto, sumado a las interpretaciones extensivas e incluso analógicas de las leyes, lleva

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a concluir que es urgente y necesario expedir un nuevo marco jurídico. El Ministerio del Ambiente está impulsando la elaboración y aprobación de las nuevas leyes forestal y de biodiversidad. Otra limitación de la Ley Forestal es que si bien contiene enunciados y objetivos de manejo forestal sustentable, no provee herramientas que faciliten su aplicación. Según Hans Thiel, Director Nacional Forestal, desde 1995 se ha estado elaborando una nueva Ley para el Desarrollo Forestal Sustentable y una propuesta de reformas al reglamento de la ley vigente. La Ley que Protege la Biodiversidad fue publicada en el Registro Oficial no. 35 del 27 de septiembre de 1996. En ésta, que consta de apenas dos artículos, se define a la biodiversidad como un bien nacional de uso público y se ratifica lo dispuesto en el Convenio sobre la Diversidad Biológica respecto a los derechos soberanos del país sobre sus recursos biológicos. Allí también se reconoce explícitamente los derechos de las comunidades indígenas sobre los conocimientos asociados a la biodiversidad. Sin embargo, debido a su brevedad y a que sus artículos son solo de carácter declarativo, esta ley es insuficiente para regular todos los aspectos relacionados con la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad. La legislación con respecto al sector pesquero y bioacuático consta principalmente en la Ley de Pesca y Desarrollo Pesquero y su reglamento de aplicación, así como en el reglamento para la cría y cultivo de especies bioacuáticas. Estas normas se caracterizan por un énfasis en lo productivo antes que en lo protectivo. Esta legislación es también obsoleta y anacrónica ya que hay una falta de correspondencia entre sus disposiciones y el manejo técnico de la conservación de los recursos de la biodiversidad marina y dulceacuícola. Al igual que en el sector forestal y de áreas naturales y vida silvestre, en el pesquero y bioacuático las disposiciones relacionadas con el tema de la biodiversidad no son expresas. Así, mediante analogía e interpretaciones extensivas se debe colegir muchas de las aparentes intencionalidades relacionadas con la conservación de la biodiversidad. En cuanto al sector agropecuario, en la Ley de De-

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sarrollo Agrario (1994) se ha introducido el concepto de desarrollo sustentable en lo relativo a las actividades agropecuarias. Esto es importante, desde el punto de vista jurídico, puesto que suma al ordenamiento jurídico disposiciones inexistentes en las leyes anteriores. Además, existen normas que regulan la investigación agropecuaria, el control sanitario y la ejecución de esta actividad, las mismas que si bien requieren ser revisadas, contienen lineamientos básicos que sirven como antecedente para ir consolidando una actividad agropecuaria sustentable. Es necesario además promulgar una legislación sobre bioseguridad para este sector. Con respecto al sector turístico, en la Ley Especial de Desarrollo Turístico existen disposiciones de conservación en relación con la actividad turística, pero hace falta precisarlos para evitar conflictos posteriores. Dentro del sector industrial, la actividad minera se encuentra regulada principalmente en la Ley de Minería, su reglamento general de aplicación y el reglamento ambiental para las actividades mineras, que contienen disposiciones relacionadas con la evaluación y eventual mitigación de los impactos ambientales generados por dicha actividad. Asimismo, existe un reglamento para la gestión ambiental dentro de las actividades de explotación de petróleo.

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ponde a una política regional de independencia política frente a la creciente dependencia alimentaria con respecto a los países desarrollados. El derecho a la alimentación es considerado un derecho soberano acorde con la dignidad humana. También responde a un afán de protección de un sector muy vulnerable a factores externos e intrínsecamente dependientes de los factores naturales. Por esto, el tema de la seguridad alimentaria está muy ligado al tema ambiental, puesto que se respaldan mutuamente. Decisión Andina 328. Norma de Sanidad Agropecuaria Andina. Registro Oficial Suplemento no. 70 del 20 de noviembre de 1992. La Decisión 328 constituye el marco jurídico regulador del sistema sanitario en materia agropecuaria de los países miembros de la Comunidad Andina, que debe ser armonizada con la legislación sobre sanidad agropecuaria de cada país. Decisión Andina 344. Régimen Común sobre Propiedad Industrial. Registro Oficial no. 327 del 30 de noviembre de 1993. La Decisión 344 constituye el marco jurídico regulador en materia de propiedad intelectual para los países miembros de la Comunidad Andina. El régimen de los derechos de propiedad industrial debe ser considerado dentro del marco jurídico sobre la biodiversidad, puesto que uno de los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica es lograr una participación justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la utilización de los componentes de la biodiversidad. El régimen común sobre propiedad industrial puede ser una herramienta para fomentar el uso sustentable de la biodiversidad, pues muchas de sus regulaciones protegen inventos que han sido realizados a partir de componentes de la diversidad biológica.

8.12 La biodiversidad en la legislación de la Comunidad Andina de Naciones El Ecuador es miembro de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), una organización internacional con capacidad normativa y judicial directa, la cual prevalece sobre la legislación nacional de cada país miembro. A continuación se presentan, en orden cronológico, las decisiones andinas relativas a la conservación y al uso sustentable de la biodiversidad, un comentario sobre cada una y el sector más directamente vinculado.

Decisión Andina 345. Régimen Común de Protección a Obtentores de Variedades Vegetales. Registro Oficial no. 327 del 30 de noviembre de 1993. La Decisión 345 constituye el marco jurídico regulador de los países miembros de la Comunidad Andina en materia de protección a los obtentores de nuevas va-

Decisión Andina 182. Sistema Andino José Celestino Mutis sobre Agricultura, Seguridad Alimentaria y Medio Ambiente. Registro Oficial no. 611 del 1 de noviembre de 1983. La creación de este sistema res-

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8.13 La biodiversidad en la legislación internacional

riedades vegetales. Las directrices para esta Decisión fueron dadas por el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (véase 8.13). Ha sido regulada en el ámbito nacional mediante el reglamento de protección a obtentores de variedades vegetales, promulgado en el Registro Oficial no. 925 del 15 de abril de 1996. Mediante este instrumento se regula aspectos relacionados con el procedimiento administrativo del otorgamiento del registro de obtentor por parte de la autoridad nacional competente. El reglamento designa a la Dirección Nacional Agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Ganadería como tal autoridad. Sin embargo, la nueva Ley de Propiedad Intelectual crea la Dirección Nacional de Obtenciones Vegetales, como una dependencia del Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) y la designa como autoridad para la aplicación de la Decisión 345.

El ordenamiento jurídico ecuatoriano reconoce por disposición constitucional que todo instrumento jurídico internacional ratificado por el país prevalecerá sobre las leyes y otras normas nacionales. Esto quiere decir que todos los tratados, convenciones, convenios, protocolos y acuerdos sobre el tema de la biodiversidad que han sido ratificados por el Ecuador, forman parte del marco legal vigente para la conservación y el uso sustentable de dicha biodiversidad. Veintidós instrumentos son presentados a continuación en orden cronológico, con un comentario sobre cada uno y una mención sobre el sector más directamente relacionado. Convención para la Protección de la Fauna, Flora y Belleza Escénica Natural de los Países de América. Registro Oficial no. 990 del 17 de diciembre de 1943. Esta Convención fue suscrita el 12 de octubre de 1940, en Washington D.C., con el objetivo de proteger y conservar en su ambiente natural a los ejemplares de todas las especies y géneros de la flora y fauna nativa de los países de América, incluyendo las aves migratorias, para evitar su extinción.

Decisión Andina 391. Régimen Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos. Registro Oficial Suplemento no. 5 del 16 de agosto de 1996. La Decisión 391 es un instrumento jurídico de particular importancia en materia de diversidad biológica, ya que establece las normas fundamentales para los países miembros de la Comunidad Andina en cuanto al acceso a los recursos genéticos. Esta norma, a su vez, está fundamentada en el art. 15 del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Con la promulgación de esta norma se obtuvo una doble ventaja:

Convenio de Sanidad Agropecuaria entre Colombia, Ecuador y Venezuela. Registro Oficial no. 147 del 25 de octubre de 1966. Este Convenio fue suscrito el 16 de febrero de 1966, en Bogotá, Colombia, con el fin de establecer una estrecha cooperación en materia de sanidad agropecuaria entre los tres países y constituir la Organización Bolivariana de Sanidad Agropecuaria (OBSA).

1. Se estableció un marco para los principios jurídicos sobre el acceso a los recursos genéticos, así como un procedimiento general administrativo que deberá ejecutarse para la suscripción de un contrato de esta naturaleza; y 2. Al constituirse en una norma vinculante para los países miembros, la legislación en esta materia será única. Si bien cada país deberá establecer sus reglamentaciones específicas, la base legal que prevalece será igual para todos los miembros de la región.

Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. Registro Oficial no. 581 del 25 de junio de 1974. Esta Convención fue suscrita el 23 de noviembre de 1973 en París, Francia, con el objeto de proteger el patrimonio cultural y natural de valor universal, único e irremplazable para todos los pueblos del mundo, mediante la creación de un sistema eficaz de protección colectiva, organizada de ma-

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nera permanente. La Convención se fundamenta en que el deterioro o desaparición de un bien cultural o natural de valor universal constituye un empobrecimiento nefasto del patrimonio de todos los pueblos del mundo.

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Convenio Internacional Relativo a la Intervención en Alta Mar en Casos de Accidentes que Causen una Contaminación por Hidrocarburos. Registro Oficial no. 598 del 1 de junio de 1978. Suscrito el 29 de noviembre de 1969 en Bruselas, Bélgica, este Convenio tiene como objetivo proteger los intereses de las poblaciones de los países suscriptores contra las graves consecuencias de un accidente marítimo que cause un riesgo de contaminación del mar y del litoral por hidrocarburos. El Convenio se aplica en el área marítima del Pacifico Sudeste, dentro de la zona marítima de soberanía y jurisdicción de las Partes contratantes.

Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES). Registro Oficial no. 746, del 20 de febrero de 1975. Esta Convención fue suscrita el 3 de marzo de 1973, en Washington D.C. Su texto ha sido objeto de dos enmiendas: la primera realizada el 22 de junio de 1979 y la segunda el 30 de abril de 1983. Tiene como objetivo proteger a las especies animales y vegetales en vías de extinción, mediante el control del comercio internacional de la fauna y flora amenazada, muerta o viva y todas sus partes y derivados reconocibles, a través de la expedición de permisos de importación y exportación. Con un total de 195 Estados miembros, ésta es una de las Convenciones más importantes en el ámbito mundial. Para cumplir con sus objetivos, la Conferencia de las Partes del CITES revisa y publica periódicamente una lista de las especies amenazadas que deben ser tomadas en cuenta por los diferentes gobiernos, a fin de prohibir su captura y utilización para la fabricación de artículos comerciales de carácter turístico, medicinal, religioso, entre otros, que incentivan su cacería o recolección y por ende su desaparición. Para su aplicación, en la Convención se establece la existencia de autoridades administrativas y científicas que lleven a la práctica lo designado en la Convención. En el Ecuador, las autoridades administrativas nombradas son el Director Ejecutivo del Ministerio del Ambiente, el Director Nacional de Áreas Naturales y Vida Silvestre, el Jefe del Departamento de Vida Silvestre y el Director General de Pesca del Ministerio de Comercio Exterior, Industrialización y Pesca. Mientras tanto, las autoridades científicas son el Director del Instituto Nacional de Pesca, el Director del Departamento de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y el Decano de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Estatal de Guayaquil.

Convenio Internacional sobre Responsabilidad Civil por Daños Causados por la Contaminación de las Aguas del Mar por Hidrocarburos. Registro Oficial no. 604 del 9 de junio de 1978. Este Convenio fue suscrito el 29 de noviembre de 1969 en la ciudad de Bruselas, Bélgica, con el objetivo de prevenir y remediar los daños causados por la contaminación marina provocada por los buques petroleros. Al margen de las iniciativas desarrolladas por la propia industria naviera, los Estados miembros de la Organización han celebrado varios convenios orientados a garantizar la indemnización de las víctimas. Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña. Registro Oficial no. 226, del 21 de abril de 1982. Este Convenio fue suscrito en 1969 en La Paz, Bolivia, con el propósito de fomentar la conservación y el manejo de la vicuña (Vicugna vicugna). Mediante este Convenio los gobiernos signatarios prohiben, en sus territorios, la caza y comercialización ilegal de la vicuña y de sus productos y derivados. Protocolo para la Protección del Pacífico Sudeste contra la Contaminación Proveniente de Fuentes Terrestres. Registro Oficial no. 863 del 29 de enero de 1988. Este Protocolo fue suscrito el 22 de julio de 1983, en Quito, Ecuador, con el objetivo de establecer mecanismos adecuados para la protección del Pacífico Sudeste contra la contaminación proveniente de fuentes terrestres. Comprende el área del Pacífico Su-

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deste, dentro de la zona marítima de soberanía y jurisdicción de las partes contratantes, así como las aguas interiores hasta el límite de las aguas dulces.

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de noviembre de 1994. Esta Convención fue suscrita el 9 de mayo de 1992, en Nueva York, con el objetivo de mantener las condiciones ambientales del planeta a largo plazo, mediante la cooperación de todos los países y su participación en una respuesta internacional efectiva y apropiada, de conformidad con sus respectivas capacidades y sus condiciones sociales y económicas. También pretende lograr la estabilización de las concentraciones de gases en la atmósfera que producen el efecto invernadero, a un nivel que impida alteraciones peligrosas en el sistema climático, en un plazo suficiente que permita que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio, y al mismo tiempo permita el desarrollo económico de manera sustentable. Por tratarse de un problema mundial, esta Convención insta a los países suscriptores a tomar medidas de precaución para prever o reducir al mínimo las causas del cambio climático y mitigar sus efectos adversos. Además, tiene vinculación con el Protocolo de Montreal sobre emisión de sustancias tóxicas suscrito en 1995. En los considerandos se reflexiona sobre la protección de los ecosistemas a escala mundial y sobre el efecto invernadero y un calentamiento adicional de la superficie y la atmósfera terrestre que afectarán no solamente a la humanidad sino también a los ecosistemas naturales tanto terrestres como marinos, especialmente los efectos adversos del ascenso del nivel del mar sobre las islas y las zonas costeras.

Convenio Constitutivo de la Organización Latinoamericana de Desarrollo Pesquero. Registro Oficial no. 504 del 21 de agosto de 1990. Este Convenio fue suscrito el 29 de octubre de 1982 en México D.F, México, con el objetivo de constituir la Organización Latinoamericana de Desarrollo Pesquero. Entre sus objetivos están la conservación de los ecosistemas marinos y dulceacuícolas y la utilización racional de los recursos pesqueros. Convenio Internacional para la Reglamentación de la Pesca de la Ballena. Registro Oficial no. 856 del 20 de enero de 1992. Este Convenio fue firmado el 2 de diciembre de 1946 en Washington D.C. Su objeto es promover la protección de las ballenas, especialmente de las especies amenazadas y migratorias regulando su aprovechamiento con el fin de recuperar sus poblaciones. Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional Especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas (Convención de Ramsar). Registro Oficial no. 33 del 24 de septiembre de 1992. Esta Convención es conocida como la Convención de Ramsar en alusión a la ciudad de Irán en donde fue suscrita el 2 de febrero de 1971. El Ecuador adhirió el 10 de mayo de 1990. Este instrumento es de gran importancia pues en nuestro territorio se encuentra una gran diversidad de aves (alrededor del 18% de las especies de aves del planeta), muchas de las cuales dependen de los humedales. Por ende, la protección de sus hábitats constituye un imperativo. El objetivo de esta Convención es conservar y proteger los humedales de importancia internacional, mediante la armonización de políticas nacionales y una acción internacional coordinada.

Protocolo para la Protección del Pacífico Sudoeste contra la Contaminación Radioactiva. Registro Oficial no. 563 del 8 de noviembre de 1994. Este Protocolo fue suscrito el 21 de septiembre de 1989, en Paipa, Colombia, con el objetivo de proteger y preservar el área marítima del Pacífico Sudeste, contra la contaminación radioactiva. Su ámbito de aplicación es el área marítima del Pacífico Sudeste en el mar territorial de las partes contratantes. Establece principios que propenden a la prevención de los impactos y daños ambientales provocados por la contaminación radioactiva en el medio marino.

Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Registro Oficial no. 562 del 7

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Protocolo para la Conservación y Administración de las Áreas Marinas y Costeras Protegidas del Pacífico Sudeste. Registro Oficial no. 563 del 8 de noviembre de 1994. Este Protocolo fue suscrito el 21 de septiembre de 1989, en Paipa, Colombia, con el objetivo de proteger las áreas marinas y costeras. Su ámbito de aplicación son los mares del Pacifico Sudeste, dentro de la zona marítima de las partes contratantes. En el preámbulo se reconoce la necesidad de adoptar medidas apropiadas para proteger y preservar los ecosistemas marinos y costeros frágiles, vulnerables o de valor natural único y la fauna y flora amenazadas.

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ción de las tierras secas, que incluyen las praderas semiáridas y los desiertos. Además, se hace un llamado para que la comunidad internacional movilice recursos financieros considerables, y en pro de la transferencia de tecnologías desde las naciones desarrolladas a los países en desarrollo. Un elemento fundamental de esta Convención es la prevención de las consecuencias, a largo plazo, de la desertificación como las migraciones multitudinarias, la desaparición de especies vegetales y animales, los cambios climáticos y la necesidad de brindar socorro a las poblaciones en crisis. Cuatro anexos explican en detalle cómo se pondrá en práctica este acuerdo en África, América Latina y el Caribe, Asia y el Mediterráneo norte.

Convenio sobre la Diversidad Biológica. Registro Oficial no. 647 del 6 de marzo de 1995. Este Convenio fue suscrito durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, mejor conocida como Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro, Brasil, en junio de 1992. El Ecuador lo ratificó en febrero de 1993. Este Convenio reconoce la importancia de la diversidad biológica en el mantenimiento de un sistema de vida sustentable y advierte sobre su significativa reducción producida como resultado de las actividades humanas, y sobre la necesidad urgente de prevenir y atacar las causas de la pérdida de especies y ecosistemas en el planeta. Es además el instrumento internacional más completo para la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad y constituye un marco declarativo de principios que deben ser desarrollados por las legislaciones de cada país. En general, existen pocos artículos que constituyen derecho sustantivo, es decir, de directa aplicación. Un principio fundamental, consagrado en el art. 3, es el derecho soberano de los países de explotar sus propios recursos en aplicación de su propia política ambiental.

Tratado de Cooperación Amazónica. Registro Oficial no. 779 del 12 de septiembre de 1995. Este Tratado fue suscrito por Bolivia, Brasil, Colombia, el Ecuador, Guyana, el Perú, Surinam y Venezuela el 3 de julio de 1978, en Brasilia, Brasil. Su objetivo es que los países realicen esfuerzos y acciones conjuntas para promover el desarrollo armónico de sus respectivos territorios amazónicos. Mediante éste se promueve la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad de la Amazonía. Convenio Internacional de las Maderas Tropicales. Registro Oficial no. 779 del 12 de septiembre de 1995. Este Convenio fue suscrito el 18 de noviembre de 1983 en Ginebra, Suiza. Sus objetivos son: proporcionar un marco de cooperación y consulta en cuanto a la economía forestal, fomentar la expansión y diversificación del comercio internacional de la madera tropical, fomentar y apoyar la investigación y el desarrollo con miras a mejorar la ordenación forestal y la utilización de la madera, y fomentar el desarrollo de políticas encaminadas a la utilización sustentable y la conservación de los bosques tropicales y sus recursos genéticos.

Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación. Registro Oficial no. 775 del 6 de septiembre de 1995. Esta Convención fue suscrita el 17 de junio de 1994, en París, Francia. En ésta se establece un marco para que los programas nacionales, subregionales y regionales combatan la degrada-

Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio,

282

L a

b i o d i v e r s i d a d

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i n t e r n a c i o n a l

8.13

Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes. Registro Oficial no. 304 del 24 de abril de 1998. Este Convenio fue ratificado por el Ecuador en abril de 1998. Allí se recogen algunas de las demandas planteadas durante varias décadas por los pueblos indígenas. Constituye un marco apropiado para el desarrollo de una legislación secundaria que reconozca los derechos fundamentales, individuales y colectivos de estos pueblos y de los afroamericanos frente a los recursos naturales y a la biodiversidad. El Convenio promueve el desarrollo de los pueblos indígenas y negros a partir del fortalecimiento de sus valores ancestrales y del respeto a su cultura, religión y organización social. Reitera que estos pueblos tienen derecho a decidir sobre su desarrollo, en la medida que éste no afecte sus vidas, creencias instituciones, bienestar espiritual, posesión y uso de las tierras.

Incluido el Comercio de Mercancías Falsificadas (ADPIC). Registro Oficial no. 853 del 2 de enero de 1996. Este acuerdo fue suscrito en diciembre de 1994 en Marrakech (Marruecos). Su objetivo es reducir las distorsiones del comercio internacional y los obstáculos al mismo, teniendo en cuenta la necesidad de fomentar una protección eficaz y adecuada de los derechos de propiedad intelectual y de velar porque las medidas y procedimientos destinados a hacer respetar dichos derechos, no se conviertan a su vez en obstáculos al comercio legítimo. En el artículo 27.1 de este Acuerdo se estipula que los países signatarios deben otorgar patentes a todas las invenciones, sean éstas productos o procesos, en todos los campos de la tecnología. Sin embargo, en el artículo 27.3 (b) se permite excluir de la patentabilidad a plantas y animales pero no a microorganismos. También se estipula que las naciones signatarias deben proteger las nuevas variedades de plantas a través de patentes, sistemas sui generis o una mezcla de ambos procedimientos. Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV). Registro Oficial no. 70 del 22 de mayo de 1997. Este Convenio fue suscrito el 2 de diciembre de 1961, en Ginebra, Suiza. Luego fue revisado el 10 de noviembre de 1972, el 23 de octubre de 1978 y el 19 de marzo de 1991. Su objetivo es reconocer y garantizar los derechos de propiedad del obtentor de una variedad vegetal nueva, mediante la creación de la Unión para la Protección de las Obtenciones Vegetales. Acuerdo para la Creación del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IAI). Registro Oficial no. 188 del 6 de noviembre de 1997. Este Acuerdo fue suscrito el 13 de mayo de 1992, en Montevideo, Uruguay, con el objetivo de promover los conocimientos y la cooperación científica regional para investigar el cambio global, mediante la creación del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global.

283

9 Mecanismos de financiamiento para la conservaci—n de la biodiversidad Diego Burneo

9.1 Aproximación económica a la crisis del Ecuador en el 2000 9.2 Recursos de la cooperación internacional 9.3 Fondos fiduciarios y de capital de riesgo 9.4 Conversión de la deuda externa 9.5 La oferta de servicios ambientales 9.6 El mecanismo de desarrollo limpio 9.7 Oferta y calidad del agua 9.8 Bellezas escénicas 9.9 Manejo de la biodiversidad y generación de recursos económicos

285

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9.1

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l potencial econ—mico del desarrollo sustentable es inmenso en pa’ses como el Ecuador, considerado uno de los biol—gicamente m‡s diversos del mundo. Un modelo de desarrollo de ese tipo coadyuvar’a a la recuperaci—n de las zonas productivas, a la mitigaci—n de la pobreza, a la diversificaci—n de las fuentes de divisas, al desarrollo de tecnolog’as y procesos productivos amigables con el ambiente, a la generaci—n de empleo, al flujo de capitales internacionales y al fortalecimiento de la investigaci—n y educaci—n. En este cap’tulo, que se inicia con una aproximaci—n econ—mica a la crisis del Ecuador en el 2000, se presentan algunos mecanismos que sirven para captar recursos econ—micos y orientarlos a la conservaci—n de la biodiversidad.

crementos de ésta se han logrado a través de la ampliación de la frontera agrícola, en muchos casos utilizando tierras no aptas para esta actividad (Barrera 1999). La producción agropecuaria de tipo empresarial, especializada en productos tales como banano, maíz, palma africana, ganado de carne, flores, hortalizas, frutas o lácteos, se ha beneficiado en gran medida de las políticas del gobierno central en aspectos cambiarios, arancelarios y crediticios. En cambio la producción de los pequeños productores enfrenta problemas relacionados con el acceso a la tierra y al riego, además de ser fundamentalmente de subsistencia y depender de los ingresos no agrícolas de los productores (Barrera 1999). El sector petrolero participa con el 14% en el PIB. El sector terciario, que provee de servicios entre los que se cuenta el turismo, representa el 40% del PIB; y la actividad turística es una de las más florecientes al momento aportando individualmente con el 1,6% del PIB. La producción manufacturera, en cambio, llegó en

9.1 Aproximación económica a la crisis del Ecuador en el 2000 A fines del siglo XX, el Ecuador está atravesando por una profunda crisis. Durante 1999 se observó una fuerte caída en la actividad económica en casi todos los sectores, con un decrecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), en sucres constantes, del orden de 7,3% en relación con 1998, año que tampoco fue bueno para el Ecuador: 0,4% de crecimiento (PNUD 1999a). En términos per cápita, la situación fue aún peor, observándose, en relación con 1998, una tasa de decrecimiento del producto per cápita del 8,8%, una reducción del 11,4% en el nivel de cosumo de los hogares, y un acelerado deterioro del salario real (cuadro 9.1). La participación de la producción agropecuaria en el PIB, durante 1999, fue del 18,4% y se calcula que para el 2000, la participación será del 18% (cuadro 9.2). La productividad agrícola es relativamente baja comparada con otros países latinoamericanos y los in-

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CUADRO 9.1 PIB total, PIB per cápita y población (1995–2000) PIB total (en millones de dólares)a PIB per cápita (en dólares)a Población (en millones)b

1995

1996

1997

1998

1999

2000

18.006

19.157

19.760

19.710

13.769

13.315

1.571

1.638

1.655

1.619

1.109

1.053

11,5

11,7

11,9

12,2

12,4

12,6

Fuente: Datos del Banco Central del Ecuador y del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. a Hasta 1999 los datos son provisionales, y los de 2000 son proyecciones. b Hasta junio del 2000.

1990 a representar el 15% del PIB, sin embargo su participación ha venido disminuyendo desde entonces. En un estudio sobre la competitividad de la industria en el Ecuador, la Federación de Cámaras de Industrias señala que las ramas de mejor desempeño productivo e industrial son, fundamentalmente, ramas que aprovechan intensivamente los recursos naturales: camarones congelados, pescado fresco y pescado y moluscos preparados o en conserva; maderas en bruto, madera trabajada, chapas y madera terciada o plywood; aceites de origen vegetal y productos vegetales en bruto; sémolas y harinas finas de cereales; extractos tintóreos y curtientes; café y sucedáneos del café (PNUD 1999a). En relación con el empleo1 se puede señalar que, entre 1998 y 1999, el desempleo y el subempleo aumentaron, mientras el empleo pleno cayó significativamente. En general, el proceso de “modernización” del Ecuador ha significado un deterioro de la calidad de vida para la mayoría de la población ecuatoriana, expresado en la expansión y agravamiento de la pobreza (62% de la población). Según el PNUD (1999a),

el índice de desarrollo humano del país entre 1993 y 1999 retrocedió nueve posiciones, pues pasó del puesto 64 al 73. Caracteriza a los sectores pobres del Ecuador la deficiente prestación de servicios sociales, déficit y condiciones precarias de vivienda, insuficiente cobertura de saneamiento básico, y subempleo y desempleo. La crisis por la que atraviesa el Ecuador puede transformarse en oportunidad si es que mujeres y hombres del país aprovechamos las potencialidades que tenemos, tales como nuestra diversidad cultural, los recursos naturales y todo el conocimiento asociado a éstos. El Ecuador precisa, ahora más que nunca, atraer la inversión extranjera y negociar créditos blandos para detener la sobreexplotación de los recursos naturales y de la biodiversidad. Para ello es necesario buscar soluciones innovadoras de corto, mediano y largo plazo, las cuales deberían estar basadas, en gran medida, en el manejo de la biodiversidad. Es imprescindible orientar la captación de recursos externos por parte del Ecuador, poniendo especial atención en aquellas fuentes de financiamiento de tipo "no reembolsable" o con un costo fiscal mínimo, así como en el desarrollo de mecanismos que permitan la venta de productos y servicios relacionados con la biodiversidad, tanto en el ámbito interno como en el externo.

1. El 30% de la Poblaci—n Econ—micamente Activa del Ecuador se ocupa en el sector primario, el 20% en el sector secundario y el 50% en el sector terciario. El sector primario comprende aquellas empresas cuyas actividades se relacionan con la producci—n de materias primas para la industria o alimentos que no requieren elaboraci—n para su consumo (agr’colas, ganaderas, pesqueras, minerales y forestales). El sector secundario lo conforman aquellas empresas que transforman materias primas en productos elaborados (tejidos, calzados, electrodomŽsticos, construcci—n de viviendas, autom—viles, etc.) y las que producen maquinaria y equipo para elaborar otros bienes. El sector terciario agrupa a la empresas que brindan servicios productivos (comercio, transporte, banca, publicidad, turismo, educaci—n, salud, etc.).

9.2 Recursos de la cooperación internacional La cooperación internacional ofrece importantes montos de recursos otorgados por organismos internacionales, gobiernos amigos, organizaciones no guberna-

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Fo n d o s

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y

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9.3

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CUADRO 9.2 PIB total y agrícola 1994 PIB total (en millones de dólares)

1996

1997

1998

1999

2000

16.880 18.006 19.157 19.760 19.710 13.769 13.315

PIB agricultura, silvicultura, caza, pesca (en millones de dólares) 2.016 PIB agricultura, silvicultura, caza, pesca (porcentaje del PIB total millones de sucres de 1975)

1995

17,1

2.147

2.279

2.389

2.375

1.673

1.492

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17,5

17,6

17,3

18,4

18,0

Fuente: Datos del Banco Central del Ecuador. Nota: Los datos hasta 1999 son provisionales y los de 2000 son previsiones.

mentales y empresas que son canalizados a través de convenios de cooperación bilateral y multilateral. Estos financiamientos son generalmente de carácter no reembolsable o sus condiciones son blandas. En América Latina, los países que más se benefician de la cooperación internacional son Chile, Brasil y México, mientras que otros como el Ecuador han aprovechado menos las oportunidades de financiamiento no reembolsable o de bajo costo. En 1997 el Ecuador recibió US$ 96,4 millones no reembolsables, mientras que Chile en promedio habría captado alrededor de US$ 400 millones en ese mismo año, pese a que ese país presenta un ingreso nacional per cápita cinco veces mayor al ecuatoriano. Varias son las causas que podrían explicar la escasa utilización de los recursos externos en el Ecuador. Entre éstas se cuentan la falta de capacidad técnica para la formulación de proyectos, la inadecuada ejecución de los mismos, la discontinuidad o cambio de orientación en la gestión administrativa, los resultados poco satisfactorios de los proyectos frente a los desembolsos efectuados anteriormente, el incumplimiento en el pago de la contraparte local, al igual que la escasa y deficiente difusión de las ofertas de financiamiento.

Las principales fuentes institucionales de donaciones y préstamos son: los bancos internacionales (por ejemplo el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo); las organizaciones internacionales, entre éstas las no gubernamentales como la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), Conservation International, The Nature Conservancy o el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés); y algunos fondos creados con el fin de financiar la conservación de la biodiversidad, como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF por sus siglas en inglés).2 Asimismo, existe financiamiento proveniente de los gobiernos de los países desarrollados (denominado cooperación bilateral) tales como Alemania, Japón, Holanda, Canadá, Estados Unidos, Inglaterra, Suiza, Finlandia, España, entre otros, y de la Unión Europea. Finalmente, algunas agencias especializadas del sistema de las Naciones Unidas, como el Programa para el Desarrollo (PNUD), la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés) o el Fondo para la Educación y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés), también proveen de recursos. A este tipo de cooperación se la conoce como multilateral. 9.3 Fondos fiduciarios y de capital de riesgo (venture capital) Los fondos fiduciarios representan una importante fuente de financiamiento de los sistemas de áreas protegidas y de otros proyectos de conservación de la biodi-

2. Este Fondo tiene recursos que est‡n destinados a financiar proyectos cuyo objetivo sea disminuir los efectos o corregir los problemas ambientales globales, principalmente el cambio clim‡tico, la reducci—n de la capa de ozono de la atm—sfera, la pŽrdida de la biodiversidad y la poluci—n de las aguas internacionales.

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9.3

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versidad. Éstos generalmente se crean con donaciones nacionales o internacionales. El Ecuador ha establecido, por ejemplo, el Fondo Ambiental Nacional (FAN), mientras en Honduras durante los últimos años, aproximadamente el 75% del presupuesto dedicado a las áreas protegidas procede del Fondo Hondureño para la Protección del Medio Ambiente. Bolivia estableció un Fondo Fiduciario para el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, en 1993, con un capital inicial de un millón de dólares otorgado por la Agencia Suiza de Cooperación para el Desarrollo; Belice y Jamaica también han instalado fondos fiduciarios para sostener sus sistemas de unidades de conservación. Los flujos privados de capital, al contrario que los de la cooperación internacional, se han incrementado significativamente y la tendencia es que lo sigan haciendo. Los mismos llegaron a US$ 256.000 millones en 1997, sobrepasando los US$ 247.000 millones de 1996 (Banco Mundial 1997). Numerosos fondos nacionales e internacionales han sido creados con el objetivo de facilitar el finan-

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b i o d i v e r s i d a d

ciamiento de iniciativas conservacionistas innovadoras. Una alternativa para la captación de este tipo de recursos son los llamados Fondos de Capital de Riesgo (en inglés "Venture Capital Funds"), que tienen como objetivo potenciar ideas y empresas de gran futuro. Existen casi en todas las ramas de la actividad humana, desde el ambiente hasta la producción de alta tecnología. La ventaja de estos fondos radica en que no se trata de préstamos a los proyectos, sino de capital de riesgo compartido. Como ejemplos de estos fondos se puede mencionar EcoEnterprises Fund, creado recientemente para proyectos a ser financiados en América Latina, incluido el Ecuador; Environmental Priority Business Advisory Services Inc., que fue fundado en 1997 como una firma consultora internacional que maneja capitales de riesgo para proyectos ambientales en Latinoamérica y el Caribe; Environmental Enterprises Assistance Fund (EEAF), que es una organización sin fines de lucro que provee capital de riesgo de largo plazo para negocios ambientales en países en desarrollo; en México, EEAF invirtió en acciones en

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9.4

e x t e r n a

una “joint venture” mexicana-francesa que trabaja en la zona de amortiguamiento de la reserva de biosfera en la costa oeste de Baja California, para vender ostras a México, Canadá, Estados Unidos y Asia. En Costa Rica, EEAF proveyó un crédito para que una compañía maderera, que utiliza métodos sustentables y que fabrica puertas con certificación verde, adquiera más tierras. EEAF invierte en negocios relacionados con la agricultura, forestación, acuicultura, turismo, energía renovable, eliminación de contaminación y reciclaje. Financia entre US$ 200.000 y US$1 millón que puede ser crédito o acciones. Otro “venture capital” es BHP América Latina dedicado a la promoción de inversiones empresariales y ambientales. 9.4 Conversión de la deuda externa La conversión de deuda es un mecanismo que está vigente, en el Ecuador, desde 1984. Entre ese año y 1987, las operaciones de conversión se realizaron para financiar proyectos de compensación de pasivos de la banca privada ecuatoriana con el Banco Central. A partir de 1988, en el Ecuador se han realizado operaciones de conversión destinadas a proyectos sociales y ambientales mediante las regulaciones de la entonces Junta Monetaria. Los primeros beneficiados fueron la Fundación Natura y la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. El canje de deuda por naturaleza es un mecanismo de financiamiento de proyectos ambientales que fue acogido, con mucho entusiasmo, en los medios conservacionistas cuando surgieron los resultados de las primeras experiencias desarrolladas. Consiste en la compra (con un descuento) de una porción de la deuda comercial de un país en vías de desarrollo, por parte de algún interesado, generalmente una organización no gubernamental (ONG) internacional. La condición impuesta estipula que el gobierno, en lugar de pagar a la ONG acreedora del tramo de deuda, financia a una ONG nacional para que ejecute un proyecto de conservación. El recurso nacional queda depositado en forma de fondo de fideicomiso o es transformado en nuevos bonos. Este mecanismo está

basado en la convicción de que los problemas ambientales y sociales están íntimamente relacionados con la deuda de los países en vías de desarrollo, y de que es necesario reducir el peso de la deuda para que en estas naciones se practique el desarrollo sustentable. Hasta el 31 de diciembre de 1993, el monto total de conversión de deuda externa por proyectos sociales y de protección ambiental ascendió a US$ 102 millones. Estas operaciones de conversión permiten incrementar el capital original de la donación, con lo cual también se beneficia el plan de inversiones del proyecto. Este hecho hace que las instituciones cooperantes internacionales prefieran asignar sus recursos en los

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RECUADRO 9.1

Conversión de deuda externa en el Ecuador A partir de 1988, en el Ecuador se han realizado operaciones de conversi—n de deuda por proyectos sociales y ambientales mediante la expedici—n de regulaciones de la Junta Monetaria, de aplicaci—n general o especial, que definen al mecanismo en todos sus aspectos: tipo de deuda, tipo de proyectos que pueden ser financiados, precio de reconocimiento de la deuda (precio de las conversiones), forma de pago por parte del Banco Central del Ecuador del valor de conversi—n, requisitos que deben cumplir los proyectos con el fin de que sean calificados como elegibles al mecanismo, instituciones encargadas de la calificaci—n de los proyectos y de la aprobaci—n de las operaciones; y auditor’a del funcionamiento de los proyectos, entre las m‡s importantes. En un principio, las autoridades monetarias concedieron autorizaciones individuales de conversi—n de deuda externa para obras de car‡cter social, mediante resoluciones aisladas de la Junta Monetaria. Los primeros beneficiarios fueron la Fundaci—n Natura, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y la Fundaci—n General Ecuatoriana. Con la experiencia de estas tres entidades, la Junta Monetaria ha dictado dos regulaciones sucesivas que tienen como objetivo ampliar el mecanismo hacia otros sectores.

países que promueven este tipo de programas, pues se logra un mayor provecho financiero para el proyecto. Hasta 1992, el mecanismo de conversión de deuda en el Ecuador había sido exclusivo para la deuda refinanciada por el país con la banca acreedora internacional y que había sido registrada en el Banco Central (Acuerdo de Consolidación). El 20 de enero de 1992 el Ecuador suscribió la Minuta del Quinto Acuerdo con el Club de París; el país también ha realizado operaciones de conversión de la deuda bilateral oficial que mantiene con los países miembros de ese organismo (Fierro-Renoy 1994). En marzo de 1992 se realizó la primera conversión, la misma que fue por el 100% del monto adeudado a Bélgica (US$ 6,8 millones) para proyectos de desarrollo campesino. En diciembre de 1993 se concretó una operación del 100% del saldo adeudado a Suiza (34,9 millones de francos) y 26,2 millones de francos de la banca comercial suiza comprados por el gobier-

no de ese país. En 1997, el Ecuador emitió Eurobonos por US$ 350 millones a cinco años plazo y por US$ 150 millones a siete años plazo. Tanto los Eurobonos como los bonos Brady pueden ser recomprados por el Estado o cualquier entidad nacional o extranjera en el mercado financiero secundario, lo cual posibilita desarrollar proyectos de conversión de deuda. A principios del siglo XXI, el contexto es favorable para retomar este tipo de operaciones. Sin embargo, la posibilidad de que el país se beneficie de esta fuente alternativa de financiamiento de proyectos depende, exclusivamente, de la decisión y oportunidad con las que se actúe en el cumplimiento de los convenios, y de los resultados del proceso de renegociación de la deuda. Los proyectos que actualmente encuentran mayor apoyo internacional son los ambientales, pues coadyuvan al logro de los requerimientos que los países desarrollados deben cumplir como compensación por sus elevados niveles de contaminación. Además, las empresas privadas pueden conseguir importantes créditos tributarios, exoneraciones de ciertos tributos y una publicidad mundial de sus productos.

3. VET = VUD + VUI + VO + VE; donde: VET = valor econ—mico total, VUD = valor de uso directo, VOI = valor de uso indirecto, VO = valor de opci—n, y VE = valor de existencia.

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9.5

a m b i e n t a l e s

CUADRO 9.3 Valor del cambio de temperatura y precipitación en diferentes localidades de la Costa y de la Sierra Localidad

Valor del cambio de la temperatura (porcentajes)

Valor del cambio de la precipitación

Promedio

Mínima

Máxima

Quito

1,5

2,4

1,3

Tulcán

1,6

0,9

1,9

9

Ibarra

1,6

1,2

1,1

-1,8

Sierra -1,3

Cotopaxi

1,5

0,8

0

-15

Ambato

0,5

2,8

2,3

-8

Baños

1

2,3

0

18

Riobamba

1,5

1,7

1,3

25

Loja

0,7

1,3

1,3

24

Portoviejo

0,5

0,8

1

Ancón

0,1

Costa

Guayaquil

-36 -50

1

2

1,3

-37

0,8

0,6

-0,2

-46

Babahoyo

0,6

0,2

0,2

Machala

0,8

Milagro

-2 -24

Fuente: Cáceres (1998).

el valor de los servicios ambientales fuese incluido o contabilizado en el Producto Interno Bruto mundial, éste debería ser sustancialmente mayor. Todo el trabajo empírico que se ha venido realizando hasta el momento, tanto en valoración ambiental como en las diferentes metodologías que podrían ser utilizadas para el efecto, no ha permitido llegar a un consenso ni sobre los mecanismos y los valores que pueden ser imputables a los diferentes servicios ambientales, ni sobre las condiciones bajo las cuales estos valores podrían ser generalizados para ciertos hábitats. Por lo tanto, en este capítulo se utilizarán algunas de estas valoraciones sin emitir criterios sobre cuáles son más precisas, o cuáles han utilizado los mejores métodos de valoración. Las fallas del mercado al internalizar los beneficios de la conservación o, en su defecto, los costos de la degradación ambiental, vuelven ineficientes los métodos actuales de valorización, con costos de oportuni-

9.5 La oferta de servicios ambientales Durante los años 90 ha aumentado el interés internacional y el de la sociedad ecuatoriana por identificar y valorar las funciones y los servicios que producen los ecosistemas, con el fin de fortalecer las decisiones de política económica y ambiental de cada país. En un estudio desarrollado por Costanza et al. (1998) para identificar los servicios de los ecosistemas y su funcionamiento a escala mundial, se indica que los servicios ambientales son críticos para el funcionamiento del sistema de vida del planeta, pues contribuyen, directa e indirectamente, al bienestar humano y, por lo tanto, representan parte del valor económico total (VET) del planeta.3 En este estudio se calcula que el valor de los servicios ambientales (fuera del mercado) es cercano a los US$ 33 billones por año, lo cual se podría comparar con un producto planetario bruto cercano a los US$ 18 billones anuales. Esto indica que si

293

9.6

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CUADRO 9.4 Ecuador: emisión de gases que causan el efecto invernadero, según fuentes de origen, 1990 (en toneladas) Gases emitidos Fuente carbono (CO2)

Dióxido de (CH4)

Metano (N20)

Energía (quema de combustibles + emisiones fugitivas)

18.878

41,1

0,5

85,9

615,6

Procesos industriales

1.150 398,4

0,1

2,7

62,9

60,7

0,4

15,1

530,9

0,98

103,7

1.209,4

Agricultura Cambio

13.195

Desperdicios Total

Óxido nitroso Óxidos derivados Monóxido de (NOx) del nitrógeno (NOx)carbono (CO)

64,0 33.223

564,2

Fuente: Cáceres (1998).

tinúa como hasta ahora, se calcula que se emitirá un billón adicional en los próximos cincuenta años. Esta tendencia permite prever grandes pérdidas económicas causadas por el cambio climático, a menos que se tomen correctivos urgentes (Totten 1999). Actualmente la concentración de emisiones de dióxido de carbono (CO2) es tan grande que esta situación fue analizada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (GIECC); sus proyecciones sobre las emisiones de gases que causan el efecto invernadero (GHG por sus siglas en inglés) indican que hasta el año 2100 habrá un aumento de 1–3,5ºC en las temperaturas medias mundiales, lo que equivale a una elevación superior a las variaciones de temperatura registradas en el mundo durante los últimos 10.000 años (PROFAFOR-FACE 1999). Esta preocupante situación también está ocurriendo en el Ecuador. Las mediciones realizadas en distintas ciudades indican que se ha incrementado el valor promedio de las temperaturas mínimas en 1,4°C, y en las máximas en 1°C; estas variaciones de temperatura se pueden asociar a una reducción promedio de 9,3% en las precipitaciones (cuadro 9.3). El servicio ambiental que brinda la vegetación del bosque consiste en producir oxígeno mediante el proceso de fotosíntesis, por medio del cual el dióxido de

dad subestimados por los propietarios de la tierra. Esta situación crea la equivocada percepción de que la conservación representa un alto costo y un sacrificio de las oportunidades económicas expresadas en los usos tradicionales de la tierra. Tal distorsión, a su vez, implica un particular reto para el Ecuador, que presenta altas tasas de crecimiento de la población y una acelerada demanda de tierra para dedicarla a la producción tradicional. Bajo esa presión, la inhabilidad de generar beneficios directos de la conservación, así como el carecer de mecanismos eficientes y oportunos de valoración económica-ambiental, fácilmente pueden hacer que las áreas naturales, de las cuales la sociedad obtiene una serie de beneficios ambientales y económicos intangibles, sean alteradas y cambiadas a otros usos para satisfacer los intereses locales y de corto plazo. Desde el punto de vista práctico, el costo de controlar y mantener el capital ambiental bien podría aproximarse al valor de los flujos de los servicios derivados del mismo. 9.6 El mecanismo de desarrollo limpio Como producto de la actividad humana se han emitido más de 300.000 millones de toneladas de carbono durante el siglo XX y, si la actividad productiva con-

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RECUADRO 9.2

El Protocolo de Kioto En el Protocolo se prevŽ tres mecanismos de ejecuci—n cooperativa que los pa’ses industrializados signatarios pueden usar para complementar sus acciones nacionales relacionadas con los compromisos adquiridos para la reducci—n de la emisi—n de gases que causan el efecto invernadero. ƒstos son: ¥ El mecanismo de implementaci—n conjunta (joint implementation), un enfoque basado en proyectos, que faculta a los pa’ses industrializados a financiar programas de reducci—n de gases que causan el efecto invernadero en otros pa’ses, para recibir, a cambio, unidades de reducci—n de emisiones respaldadas por las emisiones no realizadas por el otro pa’s (art. 6). ¥ El mecanismo de desarrollo limpio, el cual permite a los pa’ses desarrollados acumular certificados de reducci—n de emisiones (CER por sus siglas en inglŽs) en retorno al financiamiento de proyectos que incluyan actividades de reducci—n de carbono en pa’ses en v’as de desarrollo y que coadyuven al desarrollo sustentable de dichas naciones (art. 12). ¥ La negociaci—n de emisiones internacionales (international emission trading), que faculta a los pa’ses industrializados signatarios a negociar la reducci—n de emisiones de gases que causan el efecto invernadero, para complementar los compromisos adquiridos, por lo que los pa’ses que reduzcan sus emisiones m‡s all‡ de la cuota acordada en el Protocolo podr‡n vender a los pa’ses que han emitido en exceso de la cuota (art. 17). Fuente: Totten (1999).

nacional. Hasta marzo de 1999, 84 países habían ratificado el Protocolo de Kioto (véase recuadro 9.2) y muchos ya han implementado el cobro de fuertes impuestos por la emisión de carbono a la atmósfera. En Dinamarca, por ejemplo, se implementó un sistema de restricción a la contaminación y otro para transar certificados de contaminación. Algunos estados de los Estados Unidos han hecho lo propio y el Congreso de ese país está analizando una legislación para forzar a las corporaciones a tomar acciones tempranas para la reducción de sus emisiones de carbono. Todas las alarmantes cifras calculadas para valorar los desastres directos causados por el calentamiento global se potencian cuando se analizan otras consecuencias negativas del efecto invernadero, no consideradas en estos análisis, tales como la emigración de las personas afectadas y la consecuente colonización y deforestación de los bosques, la pérdida irrecupera-

carbono del aire es fijado como biomasa orgánica. De tal forma, la acumulación excesiva de dióxido de carbono se reduce y, por lo tanto, disminuye el efecto invernadero, cuyas consecuencias económicas y humanas podrían ser incalculables (Castro y Arias 1998). Un punto muy importante a considerarse es que la deforestación de los bosques tropicales, especialmente los de la Amazonía, contribuye significativamente a la emisión de dióxido de carbono. Las cifras de emisión de gases de diferente origen, en el Ecuador, y las fuentes que los emanan constan en el cuadro 9.4. En el informe del GIECC se señala que las emisiones netas de estos gases ocasionadas por los cambios en el uso de la tierra y por la actividad forestal, han sido calculadas en aproximadamente 1,6 gigatoneladas anuales (PROFAFOR-FACE 1999). Frente a esta situación, los gobiernos están desarrollando acciones a escala nacional, regional e inter-

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ble de especies, tanto animales como vegetales, con lo que se pondría en más riesgo la capacidad de los ecosistemas de proveer sus servicios a la humanidad. El carbono puede ser almacenado, al proteger los bosques naturales, al aprovechar sustentablemente los recursos forestales y no forestales o al transformar las tierras degradadas en plantaciones de árboles y realizando agroforestería en las fincas. La cantidad de carbono que puede ser fijada depende del tipo de bosque, y el almacenamiento varía entre 300 y más de 1.000 toneladas métricas de carbono por hectárea. Este elemento se fija más en los bosques que están creciendo; uno maduro fija, en promedio, 600 toneladas métricas de carbono por hectá-

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rea. En general, después de 50 años se llega a un 75% de la biomasa total de un bosque, lo que quiere decir un promedio anual de 10 toneladas métricas por hectárea (Medina y Mena 1999). En los páramos, debido al clima y a las condiciones del suelo (hasta dos metros de suelo orgánico), se encuentra una gran cantidad de carbono almacenado que equivaldría a unas 1.700 toneladas de carbono por hectárea. Así, si se considera el servicio de almacenamiento de carbono, este ecosistema podría ser aun más importante que el bosque tropical (Medina y Mena 1999). Las empresas que usan intensivamente combustibles fósiles y tienen una gran necesidad de reducir sus emisiones en el corto plazo, podrían obtener beneficios inmediatos financiando proyectos de protección y preservación de bosques. Alternativamente, aquellas compañías que persiguen lograr reducciones de las emisiones de carbono en el futuro, pueden optar por plantaciones forestales que ofrecerán beneficios a mediano plazo, utilizando el mecanismo de implementación conjunta.

4. En el documento de Ellerman, Jacoby y Decaux (1999) se analizan dos casos adicionales dentro de los requerimientos del Protocolo de Kioto. El primero hace referencia a un escenario de autarqu’a donde los pa’ses no pueden transar "derechos de contaminaci—n" entre s’, y, en el segundo caso, se revisa la posibilidad de transar permisos de contaminaci—n solo entre los pa’ses miembros del Anexo I del Protocolo. En el primer caso, el costo total de la captura de carbono ascender’a a US$ 120 billones y, en el segundo, el precio de equilibrio de mercado es de US$ 127/ton.

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RECUADRO 9.3

Ingresos por la protección y oferta de agua: las experiencias del Fondo para la Conservación del Agua (FONAG) y de la Empresa de Teléfonos, Agua Potable y Alcantarillado (ETAPA) A travŽs del Programa FONAG de la Empresa Municipal de Agua Potable de Quito (EMMAP-Q), se ha creado un fideicomiso que servir‡ para la protecci—n de las cuencas y fuentes de agua. Tiene un fondo semilla de 500 millones de sucres (aproximadamente US$ 40.000). A partir de enero del 2000 recibe un aporte del 1% de los ingresos de la EMMAP-Q en lo referente a agua potable (no incluye alcantarillado), con lo cual ingresar‡n al fondo aproximadamente US$ 10.000 mensuales. Se espera que los rendimientos permitan financiar proyectos de protecci—n, especialmente de las laderas de las cuencas de importancia h’drica. TambiŽn se ha planificado implementar una ordenanza municipal, para el pago de una tarifa al consumo de agua potable y de uso industrial. La Direcci—n de Gesti—n Ambiental de la Empresa de TelŽfonos, Agua Potable y Alcantarillado, (ETAPA) de la ciudad de Cuenca mantiene, desde 1998, una tasa impl’cita para la protecci—n de las fuentes de agua. Esta tasa (6,58% de los ingresos brutos por concepto de agua y alcantarillado) cubrir’a, en el a–o 2000, el 80% de los gastos de protecci—n de las zonas de reserva generadoras de agua (aproximadamente 4.000 millones de sucres o US$ 160.000). Actualmente, ETAPA est‡ intentando explicitar la tasa del 6,58% para que aparezca en la planilla de cobro y poder iniciar una sensibilizaci—n de la poblaci—n de Cuenca. Fuentes: Entrevistas con Carlos Land’n, Director de Ambiente de la EMAAP-Q y encargado del programa FONAG, y con Pablo Lloret, Director de Gesti—n Ambiental de ETAPA.

tos de reducción de la deforestación, un mínimo de 320 millones de toneladas de dióxido de carbono y un máximo de 640 millones en el período 1990–2050 (Trexler y Haugen 1995). Esto quiere decir que aun si las posibilidades del Ecuador fuesen tan bajas como se señala en ese estudio, se podrían generar entre US$ 106 millones y US$ 213 millones anuales tan solo por captura de carbono, utilizando un precio promedio de mercado de US$ 20 por tonelada métrica fijada. Para los proyectos de implementación conjunta puede existir un financiamiento directo, en cuyo caso el donante corre con toda la inversión, pero puede usufructuar de todo el servicio de captación de carbono. Tal es el caso del Programa FACE de Forestación (PROFAFOR–FACE) que, en el Ecuador, ya ha promovido la reforestación de miles de hectáreas en la Sierra y están empezando a hacerlo en la Costa.

Ellerman, Jacoby y Decaux (1998) mencionan que si se permite el libre comercio de los permisos de contaminación con los países que no son miembros del Anexo I del Protocolo de Kioto, el precio de equilibrio de mercado (clearing market price) sería de US$ 24 por cada tonelada métrica de carbono emitida a la atmósfera. Así, el costo total de reducción de la emisión de carbono, para cumplir con el Protocolo, se reduciría de US$ 120 billones, en caso de autarquía,4 a US$ 11 billones en el comercio globalizado. Con ese precio de equilibrio, el 71% del compromiso, acordado por los países miembros del Anexo I, sería cumplido con la importación de los permisos. Asumiendo supuestos bastante realistas sobre calendarios para la implementación de proyectos forestales en diferentes países, se señala que entre los 20 países tropicales más significativos, el Ecuador podría capturar, a través de nuevas plantaciones y de proyec-

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y Cuenca. El deterioro de la calidad y de la cantidad del agua tiene implicaciones muy graves tales como la erosión, sedimentación (especialmente para las represas hidroeléctricas), escorrentías, inundaciones y sequías, que reflejan la alteración del clima local. Parte de las funciones de producción, almacenamiento y regulación del agua realizadas por los bosques y otros ecosistemas, consiste en proveer un flujo de recursos hídricos a la sociedad, que puede ser interrumpido por las acciones humanas, por ejemplo, usando el suelo en las zonas de influencia y en las laderas de las cuencas de importancia hídrica. Pese a que prácticamente no existen valoraciones de este recurso en el Ecuador, basta hacerse algunas preguntas para entender su valor económico: ¿cuánto estaría usted dispuesto a pagar para que las fuentes de agua de una ciudad no desaparezcan o se contaminen?, ¿cuánto le costaría al país y a sus habitantes, en términos de impuestos, que la vida útil de un proyecto hidroeléctrico se reduzca a la mitad por el incremento desmedido de la sedimentación ocasionada por la destrucción de los bosques aledaños? De todas maneras, la estabilidad de la oferta de agua (cantidad y calidad) no tendría valor si no existiesen personas dispuestas a pagar por ella. Chomitz y Kumari (1995) realizaron un estudio de los beneficios domésticos que proveen los bosques tropicales haciendo énfasis en los derivados de los recursos hídricos. Allí mencionan que en el Ecuador se podría obtener aproximadamente US$ 5 por hectárea por año, utilizando una metodología que contemple la disponibilidad a pagar para evitar la erosión de la tierra. Al igual que en otros países, en el Ecuador, el servicio de protección de las fuentes de agua tiene gran utilidad, puesto que el dinamismo de la economía depende, en buena medida, de la producción de energía hidroeléctrica, cuyo potencial está, a su vez, en función de la tasa de sedimentación que sufran las represas. Por otro lado, al ser el agua un recurso vital, su calidad y disponibilidad resultan indispensables para el bienestar de la sociedad. Desde el punto de vista industrial, este servicio representa un insumo de la producción. En el Ecuador se han iniciado algunos intentos pa-

Un financiamiento indirecto se obtiene cuando el proyecto vende los derechos de contaminación en una bolsa de carbono, que trabajaría en forma similar a una bolsa de valores. Para asegurar que cada tonelada vendida será fijada, se debe manejar una reserva como seguro. Esta podría ser, en el futuro, una fuente de ingresos interesante para el país, en especial para los proyectos de restauración ambiental. 9.7 Oferta y calidad del agua Los mecanismos de regulación y captación hídrica no se circunscriben exclusivamente a los bosques, pues ecosistemas como los páramos también juegan un rol importante: proveen de agua a ciudades como Quito

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CUADRO 9.5 Número de visitantes a las áreas protegidas (1990–1998) Año

Nacionales

Visitantes a las áreas protegidas Porcentaje de Extranjeros/as nacionales

Porcentaje de extranjeros/as

Total

1990

186.528

74,9

62.579

25,1

249.107

1991

172.477

74,3

59.717

25,7

232.194

1992

191.594

67,8

91.095

32,2

282.689

1993

119.795

62,1

73.258

37,9

193.053

1994

144.789

61,6

90.160

38,4

234.949

1995

190.528

67,7

90.869

32,3

281.397

1996

183.875

62,5

10.290

37,5

294.165

1997

182.548

62,2

111.170

37,8

293.718

1998

186.706

59,6*

119.939

40,4

296.645

Fuente: Sección de Administración de Áreas Naturales del INEFAN. * Porcentajes calculados utilizando promedios ponderados de participación de cada grupo de interés, en función de las tendencias históricas.

ra determinar mecanismos de pago por el servicio ambiental de protección y oferta de agua; tal es el caso de las experiencias del Fondo para la Conservación del Agua (FONAG), en Quito, y de la Empresa de Teléfonos, Agua Potable y Alcantarillado (ETAPA) en Cuenca (recuadro 9.3). Kumari (1995) presenta un estudio sobre las ventajas en la producción ocasionadas por el servicio de regulación de agua generado por los bosques tropicales en Malasia, y ha propuesto un valor de US$ 25 por hectárea por año. Kishor y Constantino (1994) presentan valores por hectárea para los distintos componentes del servicio ambiental de protección de aguas en Costa Rica (suministro de agua para consumo urbano, productividad hidroeléctrica, protección de tierras agrícolas y control de inundaciones), que oscilan entre US$ 16,5 y US$ 35,6 por hectárea, por año. Si bien estos valores no pueden ser transferidos directamente al Ecuador, sí dan una idea de la importancia económica implícita de este servicio ambiental y el gran costo de oportunidad que representa la utilización, no sustentable, de este recurso para el desarrollo del país. Uno de los problemas económicos que enfrenta el Ecuador es la degradación de la infraestructura física

causada por las crecidas de agua que bajan torrencialmente por zonas de ladera y provocan inundaciones en los valles. Estos desastres son, en parte, el resultado de la pérdida de la cobertura vegetal, la misma que cumple la función de retener y regular el flujo del agua proveniente de las lluvias. En ese sentido, el costo de la desaparición de los bosques ubicados en las cuencas adyacentes a poblados, podría compararse con los costos sociales y de destrucción de la infraestructura física provocada por los desastres naturales. No existe, hasta el momento, casi ninguna retribución económica para aquellos actores sociales que, en beneficio de la sociedad, mantienen la cobertura boscosa en áreas frágiles, pese a que tal servicio ambiental, además de ser reconocido, debería estar contemplado en el paquete de incentivos económicos que el Estado debería instaurar en las zonas rurales. 9.8 Bellezas escénicas El valor por el servicio por bellezas escénicas podría sumarse a la tarifa de entrada a aquellos centros turísticos y áreas donde se compruebe que estas bellezas son el punto de atracción. En tal sentido, se debería

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RECUADRO 9.4

Valoración de los productos no maderables: un ejemplo En un estudio realizado por Grimes et al. (1994) en el bosque primario de la estaci—n cient’fica Jatun Sacha (provincia de Napo), se calcul— el valor de los productos no maderables que fueron encontrados en tres parcelas de una hect‡rea cada una. Para ello, realizaron una encuesta socioecon—mica a la poblaci—n quichua de las comunidades aleda–as y en los mercados m‡s cercanos, y obtuvieron un valor de 8Ð12 especies dependiendo del cuadrante. Los productos variaron desde frutas y medicinas hasta resinas y cortezas. Los valores netos obtenidos fueron de US$ 162,23 por hect‡rea, por a–o, para el primer cuadrante; US$ 146,69 para el segundo; y US$ 64,63 para el œltimo. Si bien las cifras anuales por hect‡rea, a una tasa de descuento de 5%, son muy superiores a otros usos del bosque como la explotaci—n de la madera (se asume una rotaci—n de 40 a–os), la ganader’a o la agricultura, el estudio no presenta las ganancias anuales por familia, por lo que es dif’cil determinar si la extracci—n de las especies de la vida silvestre representa una alternativa para la econom’a familiar. Uno de los problemas de la valoraci—n econ—mica de la biodiversidad es la falta de informaci—n, inclusive en lo referente a valores f‡ciles de obtener como los relacionados con la comercializaci—n (ECOLAP 1999).

identificar, mediante estudios técnicos, lo que el sector turístico estaría dispuesto a pagar para la conservación de las bellezas escénicas en el área correspondiente. Edwards (1991) realizó un estudio sobre la demanda de turismo en la provincia de Galápagos relacionada con la presencia y protección de la vida silvestre, en el que calculó un valor entre US$ 549 y US$ 662 por hectárea cada año. DeShazo y Monestel (1998) plantean que puede establecerse una interrelación interesante entre los sectores privado y público, mediante el aprovechamiento de los servicios de belleza escénica que aporta la biodiversidad. Dicen que las relaciones entre ambos suelen ser beneficiosas, ya que en esta situación se cuenta con el potencial para mejorar las experiencias recreativas de las personas visitantes y para fortalecer el manejo de los recursos de la biodiversidad. La empresa privada, por lo tanto, debería compensar a las áreas protegidas mediante una retribución económica por este servicio ambiental derivado de la biodiversidad. El turismo ha sido considerado una actividad que

genera rentas, tanto para las áreas protegidas como para las comunidades que viven dentro o en su entorno. De hecho, éste ha aumentado considerablemente en las últimas décadas del siglo XX y, cada vez, más personas están interesadas en conocer las bellezas naturales de otras regiones del mundo. Según estadísticas del Ministerio de Turismo, los ingresos generados por turismo han crecido constantemente durante el período 1993–1998 (US$ 230 millones hasta US$ 290 millones, respectivamente), hecho que ratifica la bondad de esta industria. En la provincia de Galápagos, por ejemplo, el gasto realizado por los turistas subió de US$ 61.720.000, en 1995, hasta aproximadamente US$ 75 millones, en 1998 (Fundación Natura y WWF 1999). En general, durante los años 90 ha habido un aumento paulatino de la gente que visita las áreas protegidas del Ecuador (cuadro 9.5). Comúnmente se barajan cifras substanciosas sobre la actividad turística, a la que se considera una gran oportunidad para el financiamiento de las áreas protegidas, siempre que se convierta en "aliada" de la

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RECUADRO 9.5

Utilización de la palma mocora En un estudio realizado por Borgtoft Pedersen (1994) sobre la utilizaci—n de las fibras de la palma mocora (Astrocaryum standleyanum) se calcul— un valor entre US$ 82 y US$ 165 por hect‡rea en cuatro cuadrantes de agroforester’a ubicados en la provincia de Manab’. Siguiendo con el patr—n de valoraci—n de los bienes y servicios ambientales, la cifra obtenida representar’a el valor de uso directo, que es establecido por el mercado. Estas palmas, en pie, dan sombra al cafŽ, cacao y chirimoya producidos en la regi—n. Este beneficio representa uno de los valores de uso indirecto, el mismo que sumado con los que esta palma podr’a dar para la manutenci—n del suelo y evitar la erosi—n, generar’a un valor econ—mico aœn mayor. Una de las formas de establecerlo ser’a usando el "mŽtodo de reemplazo del costo". La diferencia de costos de las chacras que tienen esta palma, con otras cuyas condiciones son similares pero no tienen palmas, podr’a ser una buena aproximaci—n (ECOLAP 1999).

Al momento, la mayor cantidad de información es la referida a especies, aunque existen también algunos cálculos como los de Adger et al. (1995) quienes obtuvieron un valor anual de US$ 12,8 a US$ 32, por hectárea, para conservar la biodiversidad de los bosques de México, o trabajos más puntuales como los señalados en los recuadros 9.4 y 9.5. Con parámetros como los de Adger et al. y suponiendo que el índice de biodiversidad de los países de la cuenca amazónica, en especial el de la cuenca alta (Ecuador) es mayor, los valores por biodiversidad deberían incrementarse considerablemente. Tanto la producción agrícola como la ganadera son atacadas por plagas. Se han identificado en el mundo aproximadamente 70.000 especies de pestes que asolan a los cultivos agrícolas y que han destruido más del 40% de toda la producción potencial de alimentos, a pesar de que anualmente se aplican cerca de tres millones de toneladas de pesticidas alrededor del planeta. Cerca del 99% de las pestes que atacan a los cultivos se puede controlar mediante enemigos naturales y la presencia de resistencia genética de las plantas huéspedes (Castro y Barrantes 1999). Cada insecto considerado peste puede tener entre 10 y

conservación. Por ejemplo, según Alvaro Umaña, profesor del Instituto Costarricense de Administración de Empresas (INCAE), se calcula que en Costa Rica, un país muy desarrollado en este campo, ingresan anualmente, por concepto de ecoturismo, entre US$ 700 y 800 millones. Esta cifra ilustra cómo un país más pequeño y menos biodiverso que el Ecuador ha logrado incursionar en esta actividad con éxito, y constituye un ejemplo que podría ser igualado o superado. 9.9 Manejo de la biodiversidad y generación de recursos económicos Asignar un precio monetario a la pérdida de la biodiversidad no es una tarea fácil, aunque se puede usar algunos ejemplos para tener una idea del potencial económico que este recurso encierra. Así, en una de las mejores evaluaciones llevada a cabo por Simpson, Sedjo y Reid (1996), se concluye que en ninguna otra parte en el mundo la industria farmacéutica estaría dispuesta a pagar más por la conservación del hábitat que en algunas zonas del Ecuador, y se calcula un pago anual promedio mayor a US$ 20 por hectárea, para evitar la deforestación.

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CUADRO 9.6 Exportaciones de los productos que provienen de la biodiversidad (1997–1999) 1997 Toneladas Valor FOB (miles de dólares) 3.416,73 1.660,73 10,07 83,20

Aceite de pescado Artículos de cestería Artículos de madera y corcho 11.605,57 Atún 22.344,16 Cacao y elaborados 75.024.48 Camarón 108.984,28 Enlatados de pescado 80.983,04 Extractos y aceites vegetales 3.899,61 Flores naturales 14.895,71 Harina de pescado 45.939,73 Harina y elaborados de maíz 923,87 Jugos y conservas de frutas 23.017,18 Langostas 61,18 Otras fibras vegetales 409,82 Otras frutas 3.911,81 Otras maderas 11.142,58 Otras mercancías 43,69 Otros productos agrícolas 2.960,01 Paja toquilla, mocora y guinea Pescado 12.391,66 Piñas 8.936,00 Productos agrícolas en conserva 29,06 Sombreros de paja toquilla y mocora 90,32 Total 322.036,26 Total de exportaciones agrícolas y pesqueras % con respecto a exportaciones agrícolas y pesqueras Total de exportaciones de petróleo Total de exportaciones % con respecto a exportaciones petroleras % con respecto a exportaciones totales

Exportaciones 1998 Toneladas Valor FOB (miles de dólares)

1999 (hasta septiembre) Toneladas Valor FOB (miles de dólares) 338,90 163,58 5.228,00 36.211,00

20,39

66,40

9.235,77 68.534,60 131.750,49 209.604,06 181.873,07

20.551,27 17.351,57 24.780,90 62.704,13 99.334,78

10.249,79 60.729,50 47.099,64 118.145,32 253.877,98

15.512,02 14.573,00 61.466,95 96.779,96 89.677,25

8.245,21 30.779,79 78.170,04 153.406,04 200.331,49

2.795,81 37.743,54 22.858,99

3.567,30 18.061,70 22.954,03

2.689,23 45.499,43 13.415,53

7.222,13 11.793,09 25.547,83

4.753,01 29.156,63 8.337,73

321,47

278,23

101,80

4.188,94

617,26

49.269,00 798,28 22,90 50,68 16.896,53 45,09

21.240,21 43,55 533,26 13.501,77 13.074,58 5,90

50.143,74 618,79 34,02 5.953,60 18.931,65 15,20

25.810,49 4,97 979,90 6.925,04 10.354,74 9,63

48.129,55 75,47 52,33 1.918,47 14.550,15 21,87

556,21

8.998,88

955,01

71,19

46,14

23.014,75 2.644,62

13.317,23 7.109,39

21.806,09 2.409,05

9,00 23.183,27 8.385,81

18,00 23.994,88 2.684,63

44,13

11,12

44,55

18,69

83,59

1.269,65 551.469,49

173,48 284.909,53

3.747,98 538.388,96

116,04 311.416,86

2.201,34 490.542,15

3.256.458,92

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2.004.504,92

23,37%

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1.411.576 5.264.363

788.974 4.203.049

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Fuente: Base de datos de Comercio Exterior del Banco Central del Ecuador.

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CUADRO 9.6 (continuación) Nota: Puede haber diferencias con los datos de la inferencia estadística mensual debido a reprocesos y fuentes. Aceite de pescado: todos. Artículos de cestería: esterillas, esteras y carrizos, de materia vegetal, de materia vegetal, asientos de roten (ratan), mimbre, bambú o materias similares, los demás. Artículos de madera y corcho: marcos de madera para cuadros, fotografías, espejos u objetos similares, cajones, cajas, jaulas, tambores y envases similares; carretes para cables, paletas, paletas caja y demás plataformas para carga; collarines para paletas, barriles, cubas, tinas y demás manufacturas de tonelería y sus partes, de madera, incluidas las duelas, artículos de mesa o de cocina, de madera, palillos de dientes, palitos y cucharitas para dulces y helados, los demás muebles de madera. Atún: albacoras o atunes blancos, atunes de aleta amarilla, frescos o refrigerados, filetes congelados, los demás. Pescado: lenguados, escualos, listados o bonitos de vientre rayado, caballas, los demás. Cacao y elaborados de cacao: todos. Enlatados de pescado: sardinas, sardinelas y espadines, atunes, listados y bonitos, caballas, las demás preparaciones y conservas de pescado, camarones, langostinos y demás decápodos natantia, los demás crustáceos. Extractos y aceites vegetales: de almendra de palma, grasas y aceites, vegetales, y sus fracciones, margarina, excepto la margarina líquida, extractos, esencias y preparaciones a base de estos extractos, esencias o concentrados. Flores naturales: los demás. Harina de pescado: harina, polvo y "pellets" de pescado, aptos para la alimentación humana, otros de pescado. Harina y elaborados de maíz: harina y almidón. Jugos y conservas de frutas: palmitos, mangos, jugo de piña tropical, de papaya, de maracuyá, de mango. Langostas: langostas. Otras fibras vegetales: Bambú. Otras frutas: aguacates (paltas), guayabas, mangos y mangostanes, papayas, granadilla, maracuyá y demás frutas de la pasión, chirimoya, guanábana y demás anonas, tomate de árbol (lima tomate, tamarillo), uchuvas (uvillas). Otras maderas: virola, mahogany, imbuia y balsa, dark red meranti, light red meranti y meranti bakau, las demás. Otras mercancías: coral y materias similares, en bruto o simplemente preparados, pero sin otro trabajo; valvas y caparazones de moluscos, crustáceos o equinodermos y jibiones, en bruto o simplemente preparados, pero sin cortar en forma determinada, sus polvos y desperdicios, cera de abejas o de otros insectos. Otros productos agrícolas: quinua, setas y demás hongos, frutos de los géneros Capsicum o Pimenta, raíces de yuca, camotes, jengibre, curcuma. Paja toquilla, mocora y guinea: paja y cascabillo de cereales, en bruto, incluso picados, molidos, prensados o en "pellets". Productos agrícolas en conserva: setas y demás hongos, y trufas, maíz dulce. Sombreros de paja toquilla y mocora: sombreros y demás tocados de fieltro, fabricados con cascos o platos de la partida no 65.01, incluso guarnecidos, de paja toquilla o de paja mocora, cascos sin forma ni acabado, platos (discos) y cilindros aunque estén cortados en el sentido de la altura, de fieltro, para sombreros, de las demás materias.

15 enemigos naturales que pueden controlarlo. Los beneficios económicos de los enemigos naturales son calculados, para los Estados Unidos, al menos en US$ 12.000 millones por año, y para todo el planeta, en US$ 100.000 millones (Pimentel 1997). La biodiversidad puede producir innumerables beneficios por su riqueza en tanto fuente de materia prima e ingredientes para la producción química, industrial y de medicamentos, lo cual atrae las inversiones de grandes empresas farmacéuticas, entre otros resultados. De allí que la prospección de la biodiversidad y su uso comercial han ganado especial atención desde los años 70. La experiencia más conocida y que marcó la pauta es la desarrollada por el Instituto Nacional para la Biodiversidad de Costa Rica (INBio) con la empresa farmacéutica Merck Ltd. (Harvard School

1992). En cambio, el Ecuador todavía no ha usufructuado el potencial biológico que posee y, en general, los países latinoamericanos lo han aprovechado poco aún. Por ejemplo, de las patentes en biotecnología obtenidas a partir de la investigación de la biodiversidad de los países latinoamericanos, solo el 11% pertenece a naciones de esta región; el restante 89% pertenece a Japón, los Estados Unidos y otros países de Europa. Por lo tanto, es necesario establecer medidas que apoyen y regulen una bioprospección redituable, la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad, y que permitan descubrir y desarrollar productos farmacéuticos derivados de los recursos naturales (Pimentel 1997).

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En el Ecuador se han realizado muy pocos estudios para valorar económicamente los beneficios de la biodiversidad. Por ejemplo, Buitrón (1999) ilustra este aporte a través de los volúmenes y los valores exportados de algunos productos y plantas que ella denomina "útiles", tales como el jengibre, las plantas medicinales, diferentes variedades de cascarilla y el condurango. Grimes et al. (1994) concluyeron que el valor económico de los productos no maderables del bosque húmedo tropical del Ecuador podría oscilar entre US$ 122 y US$ 147 por hectárea, por año. Por otro lado, Vogel (1995) introduce algunas variantes a los cálculos realizados por Aylward (1993) sobre el valor de las especies y señala que, al aplicar una tasa de descubrimiento del 15%, en lugar de una regalía del 2%, el cálculo de Aylward de US$ 466 por especie (US$ 233 por muestra y dos muestras por especie), debería ser multiplicado por un factor de 7,5. Aunque esta corrección pueda parecer muy grande, Vogel mantiene que al ajustar la tasa de descubrimiento, la corrección es aún más drástica. Basándose en la ex-

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periencia de la prospección al azar, Aylward opta por una tasa de éxito de 1 en 10.000. Sin embargo, de acuerdo con Balick (1990), el 25% de las plantas usadas tradicionalmente pueden mostrar alguna bioactividad en la prospección. La tasa de Balick implica aumentar los números de Aylward por un factor de 2.500 para especies asociadas con el conocimiento ancestral. Solo bajo estos dos supuestos diferentes y plausibles, se puede llegar al cálculo de que cada una de las especies no estudiadas, y que poseen propiedades médicas tradicionales, tiene un valor potencial en regalías de US$ 8.737.500, en contraste con la cifra de US$ 466 dada por Aylward para plantas que no incluyen dicho conocimiento. ¿Qué significa esto para un pequeño país como el Ecuador, rico tanto en germoplasma como en conocimiento ancestral? Vogel (1995) da un ejemplo del valor potencial que pueden tener estos componentes de la biodiversidad escogiendo, para el cálculo, las plantas medicinales. Para esto emplea dos estudios: el de Ruíz (1993), quien ha publicado una lista de 43 es-

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pecies de la región andina con 2,7 propiedades medicinales por especie, y uno similar de Mena (1993) sobre las plantas útiles de las tierras bajas del noroccidente, quien establece una lista de 63 especies con una media de 2,6 propiedades medicinales por especie. Vogel señala que al existir ocho especies de la misma familia entre las dos regiones, para evitar la doble contabilidad, resta estas ocho que son comunes en las dos listas y multiplica el número de especies por el respectivo número de propiedades medicinales por especie, con lo cual llega a un total de 256 propiedades. Al multiplicar este número por la cifra de Aylward de US$ 466, y por 2.500 (el cálculo del 25% de bioactividad de Balick), y por 7,5 (la tasa de regalía eficiente de 15%), se obtiene que el valor esperado, de plantas listadas por sus usos tradicionales, es de 2,24 billones de dólares (2,24E+9). Otra forma de visualizar el valor económico de la biodiversidad del Ecuador es analizando los productos de exportación que son obtenidos directamente de ésta. Del cuadro 9.6 se desprende que aproximadamente el 32% de las exportaciones agrícolas y pesqueras puede estar directamente relacionado con la biodiversidad. Este porcentaje equivale prácticamente al 20% del total de las exportaciones del país. Sin embargo, debido a la estructura de las cuentas nacionales del Banco Central, en algunos rubros (como "otras frutas"), los recursos biológicos nativos y exóticos están mezclados, lo cual dificulta el análisis del aporte de la biodiversidad nativa a la economía nacional. Lamentablemente, la situación económica actual del Ecuador está lejos de ser la que se requiere para desarrollar procesos serios de valoración económica de la biodiversidad, que permitan incorporar al mercado nacional e internacional, los bienes y servicios ambientales en forma eficiente y creíble. Esta realidad puede ser comprobada si se analiza los montos destinados a la gestión ambiental en la proforma del presupuesto general del Estado para el año 2000. La proforma presupuestaria contempla para el Ministerio del Ambiente tan solo un monto aproximado de US$ 2.771.840 de un total de la proforma de US$ 2.630

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millones, lo cual significa un 0,1% del presupuesto estatal. Este valor no se compadece con los verdaderos requerimientos de recursos, que permitan al Ecuador ingresar en un proceso serio de manejo sustentable de la biodiversidad para aprovechar todo su potencial económico. Es justamente debido a estas limitaciones financieras, que el Estado ecuatoriano debería prestar mayor atención a los mecanismos de financiamiento, como la cooperación internacional, la conversión de deuda externa o las asociaciones con capitales privados internacionales, y desarrollar los instrumentos necesarios para la negociación y comercialización de los diferentes productos y servicios ambientales que el país puede ofrecer. Ante la urgencia de revertir los actuales indicadores de deterioro social y económico deberíamos, más que nunca, remitirnos a los principios del desarrollo sustentable, que indican que éste puede lograrse solo cuando se concilien el crecimiento económico, la equidad social y económica y la sustentabilidad ambiental. Caminar hacia un modelo de desarrollo de ese tipo es la única alternativa para cambiar el rumbo de un mundo que se consume a sí mismo y transformarlo en otro de renovación y de sustento.

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Las prioridades en la conservaci—n de la biodiversidad Luis Suárez y Carmen Josse

10.1 El contexto 10.2 Los temas prioritarios para lograr la conservación de la biodiversidad 10.3 Sobre la conservación in situ 10.4 Sobre la conservación ex situ 10.5 Sobre la biotecnología 10.6 Los temas prioritarios de investigación 10.7 Sobre los impactos ambientales 10.8 Aspectos institucionales y gestión de la biodiversidad 10.9 Sobre los saberes ancestrales

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ste œltimo cap’tulo del Informe est‡ dedicado a se–alar algunos temas prioritarios y los enfoques que deben ser tomados en cuenta en la Estrategia Nacional de Biodiversidad y su Plan de Acci—n, con el fin de lograr la conservaci—n de la diversidad biol—gica en el Ecuador y cimentar las posibilidades de adopci—n de un modelo de desarrollo sustentable. El cap’tulo se inicia con una breve caracterizaci—n del contexto nacional en el cual se pretende lograr dicha conservaci—n y luego se discuten las prioridades en cuanto a seis temas primordiales: la conservaci—n in situ y ex situ, la biotecnolog’a, la reducci—n de los impactos ambientales, la gesti—n institucional y el reconocimiento de los saberes ancestrales.

tabilidad en el plazo más corto y con la menor inversión. De ahí la dificultad de que, en un país con tantas necesidades y con un status quo en el que la inequidad es la norma, se pueda promocionar, con éxito, una propuesta cuyos frutos serán evidentes en el mediano o largo plazo, y que depende del involucramiento de los diferentes sectores de la sociedad, ya que dicha propuesta, por su propia noción de sustentabilidad, debería basarse en la participación democrática de los diferentes actores sociales y no en la imposición. Este contexto sirve para ilustrar lo complejo que es lograr la conservación de nuestra biodiversidad, y la necesidad de encontrar temas, espacios y aliados estratégicos en esta tarea. Uno de estos espacios es el área rural, ya que sin duda la mayor amenaza para la sobrevivencia de los ecosistemas, las especies, los genes y el conocimiento asociado a su uso es la destrucción de los hábitats, asunto que en el país cobra grandes dimensiones dada la alta tasa de deforestación y el pertinaz avance de la frontera agrícola. Igual escenario de deterioro lo presentan los ambientes ma-

10.1 El contexto El bienestar de la población humana depende, entre otras cosas, de los bienes y servicios derivados de la biodiversidad. No obstante, en el Ecuador hay una clara tendencia hacia el deterioro de este recurso, ocasionada principalmente por la alteración y pérdida de los hábitats. Además, en el país se subutiliza la diversidad biológica, seguramente por el desconocimiento de sus múltiples alternativas de aprovechamiento. En una nación que está atravesando por una profunda crisis social y económica, la única posibilidad de lograr la conservación de la biodiversidad consiste en diseñar y aplicar una propuesta de desarrollo sustentable acordada con los diferentes actores y sectores sociales y productivos del país, partiendo del reconocimiento de que muchos de los componentes de la biodiversidad tienen un potencial comercial y económico muy grande. Sin embargo, este enfoque del desarrollo es muy diferente del practicado actualmente en el Ecuador y que está enfocado en obtener la mayor ren-

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10.3 Sobre la conservación in situ

rinos y, sobre todo, los costeros. De ahí la importancia de mejorar los sistemas productivos que están causando la pérdida de la diversidad biológica, es decir, de lograr que actividades como la agricultura, la forestería, la pesca o el turismo estén basadas en la utilización sustentable de los recursos naturales. Con ello se estimularía la conservación de la biodiversidad, se reducirían las presiones sobre las áreas naturales y protegidas, se minimizarían los impactos ambientales negativos y se evitaría la sobreexplotación de dichos recursos. En este sentido, es importante impulsar sistemas productivos que incrementen la diversidad de especies y variedades en la producción, disminuyan la necesidad de insumos importados y aumenten el grado de autoconsumo y los ingresos en el ámbito local. Parte de la estrategia para lograr este objetivo es la utilización de mecanismos financieros y de argumentos económicos que permitan valorar los recursos naturales, en general, y biológicos en particular (véase capítulo 9). En este contexto es necesario diseñar mecanismos que permitan la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la biodiversidad y de los costos de su conservación, lo cual equivale a establecer incentivos económicos para quienes apunten a conservarla y a usarla sustentablemente, así como a internalizar los costos generados por el deterioro ambiental. Precisamente, las nuevas propuestas de la Ley Especial para la Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad y de la Ley para el Desarrollo Forestal Sustentable (aún en discusión en diciembre de 2000) han sido elaboradas bajo este enfoque.

Pese a todos los problemas que aquejan al Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Ecuador (véase capítulo 5), actualmente su superficie representa alrededor del 18% del territorio continental y el 97% de la región insular. De ahí que una prioridad para la conservación de la diversidad biológica sea el fortalecimiento de este sistema, inclusive convirtiéndolo en el eje fundamental del ordenamiento territorial del país. El fortalecimiento del Sistema Nacional de Áreas Protegidas abarca una serie de aspectos entre los que se cuentan: la redefinición de las categorías de manejo de las áreas, incluyendo en ello acuerdos con las autoridades pertinentes para evitar las explotaciones petrolera y minera; el ordenamiento de los aspectos relacionados con la tenencia de la tierra; y, el cese de la construcción de caminos que promueven el establecimiento desordenado de asentamientos humanos que amenazan la integridad, no solo de las áreas protegidas, sino de importantes remanentes de cobertura natural que se encuentran afuera del sistema. También hay que considerar el establecimiento de nuevas áreas protegidas en algunos ecosistemas terrestres, dulceacuícolas, marinos y costeros que están actualmente mal representados en el mencionado Sistema, y que son sido considerados prioritarios. En este sentido, es importante la creación y fomento de las reservas privadas y de los territorios indígenas, ambos con el propósito de lograr la conservación in situ afuera del sistema actual. Asimismo, el fortalecimiento del sistema de áreas protegidas requiere de una mayor capacidad científica, técnica e institucional para mejorar su manejo y lograr que estas zonas no sean consideradas un obstáculo, sino una fuente de los recursos necesarios para brindar bienestar económico a diferentes actores sociales. La reorganización administrativa del Sistema Nacional de Áreas Protegidas es otro aspecto necesario. Se debe considerar la descentralización y sus efectos en cuanto a las competencias institucionales, así como promover la participación de los sectores afectados o beneficiados para resolver los conflictos existentes o

10.2 Los temas prioritarios para lograr la conservación de la biodiversidad La efectiva conservación de la biodiversidad en el largo plazo depende, como ya se mencionó, de una reorientación profunda del modelo de desarrollo vigente. A su vez, una prioridad en dicho proceso es la transformación o el refuerzo de ciertos ámbitos relacionados con la diversidad biológica. Entre estos hemos seleccionado seis, los mismos que son tratados a continuación.

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potenciales y, para asegurar el apoyo de otros grupos importantes de la población local. También se requiere definir mecanismos para financiar el actual Sistema, tales como: el cobro por los servicios ambientales, la distribución equitativa de los recursos generados por estos servicios o por el uso de otros recursos naturales, el cobro por la concesión de servicios recreativos o de otra índole originados en las áreas protegidas, la cogestión con el sector privado, entre otros. 10.4 Sobre la conservación ex situ Hasta fines de la década de los noventa, numerosos proyectos han estado orientados hacia la experimentación de diferentes sistemas productivos, con el fin de implementar el concepto de desarrollo sustentable y de ofrecer oportunidades de mejorar la calidad de vida de las poblaciones rurales aledañas a las áreas de reserva naturales. El fruto de estas experiencias debe ser recogido y aprovechado, para evitar el desperdicio de recursos y dar pasos concretos en la valorización de la agrobiodiversidad, así como en la producción de algunos bienes silvestres con fines comerciales. En lo que se refiere a las colecciones ex situ, los esfuerzos deben concentrarse en las especies amenazadas y las que tienen potencial económico (por ejemplo, los parientes silvestres de las especies cultivadas). Con ello se promoverá el desarrollo económico, la seguridad alimentaria y la innovación tecnológica. En ese sentido es importante establecer un sistema nacional de conservación ex situ que permita mantener, en las diferentes regiones del país, colecciones de los principales recursos genéticos.

el país, por lo menos con parte del proceso de investigación y utilización de estos recursos, incorporando un mayor valor agregado a los productos. Dada la tendencia mundial hacia el desarrollo tecnológico y hacia la obtención de principios activos u otros productos derivados de la biodiversidad con el fin de reproducirlos sintéticamente, es importante que en el país se conozcan los recursos de los cuales se dispone para estos fines. En ello, el saber ancestral juega un papel fundamental y, por supuesto, debe considerarse la consecuente distribución equitativa de los beneficios hacia quienes son portadores y portadoras del conocimiento. En cuanto al desarrollo y transferencia de tecnología es importante implementar programas nacionales de biotecnología que aprovechen los recursos biológi-

10.5 Sobre la biotecnología Es necesario mejorar los sistemas de conservación, in situ y ex situ, de los recursos genéticos silvestres actual o potencialmente comerciales, pensando en otros campos además de la agrobiodiversidad. Esto no solo conlleva su recolección e inventario, sino también el desarrollo de tecnologías apropiadas para cumplir, en

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cos y genéticos del país, apuntando al desarrollo de productos para mercados externos e internos. En general, es vital aprovechar el potencial económico de nuestra biodiversidad impulsando nuevas actividades productivas o agregando valor a las existentes, con el fin de mejorar los niveles de bienestar, ingreso y empleo de la población ecuatoriana. En este sentido, es necesario mejorar la información sobre mercados y adoptar tecnologías que permitan la utilización sustentable de los bienes y servicios derivados de la biodiversidad. También es fundamental aprovechar el potencial turístico que tiene el Ecuador, gracias a la extraordinaria diversidad biológica, cultural y étnica de nuestro país.

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• Realizar estudios ecológicos de especies amenazadas y especies endémicas. • Mejorar el conocimiento sobre la diversidad de invertebrados y microorganismos. • Recolectar la información de las colecciones procedentes del Ecuador que están en museos, herbarios y bancos de germoplasma del extranjero. Y las prioridades en el campo genético son: • Realizar estudios genéticos y bioquímicos de especies o grupos con potencial económico. • Realizar estudios genéticos de especies y variedades amenazadas. • Realizar estudios genéticos de especies y variedades endémicas.

10.6 Los temas prioritarios de investigación Debido precisamente a la gran diversidad biológica y a nuestro limitado conocimiento sobre la misma, es necesario canalizar los esfuerzos de investigación hacia la caracterización de las áreas geográficas poco estudiadas y hacia grupos taxonómicos específicos. Así, algunas de las prioridades, en cuanto al estudio de los ecosistemas, son:

Para poder realizar estos estudios es importante aumentar la capacidad científica de las entidades públicas y privadas dedicadas a la investigación de la biodiversidad, apoyando su fortalecimiento institucional y la formación de recursos humanos. Asimismo, es necesario continuar sistematizando y organizando la información disponible sobre la biodiversidad del Ecuador (véase capítulo 7) con el fin de mejorar el acceso a la misma y su calidad, de modo que pueda ser mejor utilizada durante los procesos de toma de decisiones.

• Caracterizar la diversidad (inventario) y el estado de conservación de los ecosistemas marinos y costeros. • Continuar con el inventario y el análisis del estado de conservación de los humedales. • Estudiar las relaciones entre las especies y sus hábitats, y las condiciones mínimas de integridad de hábitat necesarias para asegurar su funcionamiento y la provisión de servicios ambientales.

10.7 Sobre los impactos ambientales Necesitamos comprender científicamente las consecuencias desencadenadas por los diferentes tipos de impactos en los ecosistemas, así como los procesos de sucesión y ajuste que tienen lugar en los mismos, con el fin de disminuir los efectos negativos y poder establecer, tanto programas de recuperación de las áreas degradadas y de los servicios ambientales que éstas prestan, como programas orientados hacia la protección y recuperación de especies amenazadas. En este aspecto será útil identificar indicadores de impactos generados por diversas fuentes, que permitan establecer o consolidar programas de monitoreo

En cuanto a las especies, las investigaciones prioritarias deberían orientarse hacia: • Realizar inventarios biológicos en áreas poco estudiadas. • Realizar inventarios de especies o grupos con potencial económico.

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centración de funciones y servir de base para fortalecer las actividades de ordenamiento territorial y la aplicación de políticas e instrumentos legales en los ámbitos regional y local. Si bien muchos aspectos de la descentralización del aparato público van a influir, directa o indirectamente, en la gestión de los recursos biológicos, las autoridades ambientales deben prevenir futuros conflictos de competencias, planificando un proceso de este tipo específicamente para el sector ambiental. Esta descentralización de la gestión debe responder a las particularidades ecológicas y socioeconómicas que caracterizan a las diferentes regiones del Ecuador.

de la diversidad biológica y poder, así, evaluar periódicamente su situación. Ya que los recursos hídricos son un bien estratégico que día a día cobra mayor importancia, por su escasez y por el aumento de la población que lo demanda, es prioritario que las autoridades ambientales aborden el tema desde diferentes ángulos. Los sistemas fluviales y los humedales deben ser tratados como ecosistemas especiales, poniendo mayor atención y control en los temas de contaminación de los cuerpos de agua y ordenamiento de su uso, con el fin de asegurar la cantidad y calidad del recurso. Por un lado se debe apuntar a lograr la conservación de las fuentes y del entorno natural que protege su calidad y regula su cantidad y, por el otro lado, se debe tornar más eficiente su gestión a diferentes niveles; concretamente en las organizaciones agrarias para lo relacionado con las responsabilidades y derechos de beneficiarios y beneficiarias del riego y, a nivel de instituciones municipales y seccionales, para que las obras de captación de agua cumplan con las regulaciones destinadas a evitar y mitigar los impactos ambientales, así como para asegurar un pago por el recurso proporcionado y los costos incurridos en su conservación.

10.9 Sobre los saberes ancestrales Otro elemento clave que debe ser tomado en cuenta durante la elaboración de la Estrategia Nacional de Biodiversidad debe ser la protección, recuperación y valoración de los saberes y prácticas tradicionales. Esto implica el desarrollo de instrumentos legales que protejan los derechos fundamentales y colectivos de los pueblos indígenas y de las comunidades locales y que garanticen la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de dichos conocimientos y prácticas. Asimismo, requiere el desarrollo de programas educativos que permitan fortalecer la identidad e integridad cultural de los pueblos indígenas y mestizos, basándose en la diversidad cultural del país (histórica, étnica, de género, generacional, regional), así como de las comunidades locales, y potenciar la capacidad de diálogo entre saberes y disciplinas.

10.8 Aspectos institucionales y gestión de la biodiversidad En el campo institucional es importante clarificar las relaciones entre las diversas entidades que tienen competencia sobre la diversidad biológica, con el fin de evitar la duplicación de esfuerzos y la contraposición de objetivos. Por lo tanto, se requiere diseñar y ejecutar una estrategia institucional que defina los roles de las diferentes entidades públicas y fomente la participación de la sociedad civil, especialmente de los actores locales, en la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad. Como el involucramiento de actores no está libre de conflictos es menester crear los espacios adecuados de concertación y resolución de divergencias. Sin duda, dicha estrategia debe enmarcarse en los procesos de descentralización y descon-

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a biodiversidad es un recurso estratégico cuya conservación depende de todas las personas, pero en el

contexto del Ecuador es algo que atañe particularmente a quienes toman las decisiones sobre cómo será aprovechada. En un país en crisis, donde las propuestas innovadoras deben ser la regla para lograr el desarrollo sustentable, es imprescindible comunicar, cada vez a más personas, pero en especial a ese grupo, los valores explícitos e implícitos de la diversidad biológica y todo el potencial que su uso sustentable conlleva. Solo así, mediante la generación de un proceso multitudinario de valorización de la naturaleza y del uso sustentable de ésta, se habrá dado un importantísimo paso hacia el desarrollo de un país y, por qué no, de un planeta con mayor equidad y justicia.

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Siglas (Con el fin de orientar la búsqueda en las referencias citadas, solo se incluyen aquellas siglas que constan como tales en el texto, y otras pocas que no siempre han sido desarrolladas)

ASOEXPEBLA Asociación de Exportadores de Pesca Blanca BCE Banco Central del Ecuador BID Banco Interamericano de Desarrollo CAAM Comisión Asesora Ambiental de la Presidencia de la República CAF Corporación Andina de Fomento CDC Corporación Centro de Datos para la Conservación CFN Corporación Financiera Nacional CLIRSEN Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos COICA Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica CONADE Consejo Nacional de Desarrollo CONFENIAE Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana CONUEP Consejo Nacional de Universidades y Escuelas Politécnicas CPPS Comisión Permanente del Pacífico Sur CTP Centro de Tenencia y Producción de Vida Silvestre DENAREF Departamento Nacional de Recursos Fitogenéticos y Biotecnología DFC Proyecto Desarrollo Forestal Campesino en los Andes del Ecuador DIGEIM Dirección General de Intereses Marinos DIGMER Dirección General de la Marina Mercante y del Litoral DITURIS Dirección de Turismo

ECOLAP Instituto de Ecología Aplicada de la Universidad San Francisco de Quito ECORAE Instituto para el Ecodesarrollo de la Región Amazónica Ecuatoriana EMAP Empresa Municipal de Agua Potable FAO Food and Agriculture Organization (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) FUNDACYT Fundación de Ciencia y Tecnología GEF Global Environment Facilty (Fondo para el Medio Ambiente Mundial) GNTB Grupo Nacional de Trabajo sobre Biodiversidad ICBP International Council for Bird Preservation (Consejo Internacional para la Conservación de las Aves) IGM Instituto Geográfico Militar IICA Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura INEC Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INEFAN Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre INIAP Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias INOCAR Instituto Oceanográfico de la Armada INP Instituto Nacional de Pesca ITTO International Timber Trade Organization (Acuerdo Internacional sobre Maderas Tropicales) IUCN. International Union for the Conservation of Nature (Unión Mundial para la Naturaleza)

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IUDZG The World Zoo Organization, International Union of Directors of Zoological Gardens (Organización Mundial de Zoológicos, Unión Internacional de Directores de Parques Zoológicos) MAG Ministerio de Agricultura y Ganadería MEC Ministerio de Educación y Cultura OPIP Organización de Pueblos Indígenas de Pastaza PATRA Proyecto de Asistencia Técnica a la Gestión Ambiental PMRC Programa de Manejo de Recursos Costeros PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUMA Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente PROFAFOR-FACE Programa FACE (Forest Absorbing Carbondioxide Emissions) de Forestación PUCE Pontificia Universidad Católica del Ecuador SENACYT Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología SIISE Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador SNAP Sistema Nacional de Áreas Protegidas STFS Secretaría Técnica del Frente Social SUBIR Proyecto Uso Sostenible de los Recursos Biológicos TCA Tratado de Cooperación Amazónica

TNC The Nature Conservancy UICN Unión Mundial para la Naturaleza UNEP United Nations Environment Programme (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) UNESCO Fondo de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura WRI World Resources Institute WWF World Wildlife Fund (Fondo Mundial para la Naturaleza)

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Colaboradores/as María Amparo Albán Doctora en Jurisprudencia. Directora ejecutiva del Centro Ecuatoriano de Derecho Ambiental. Av. Eloy Alfaro 1770 y Rusia, tercer piso, Quito [email protected]

Mario Hurtado Biólogo. Consultor ambiental. Casilla 09-01-10355, Guayaquil [email protected] Carmen Josse Bióloga, Ph.D. Consultora. Casilla postal 17-12-257, Quito [email protected]

Lourdes Barragán Antropóloga. Consultora. Casilla 17-03-312, Quito [email protected]

Luis Suárez Biólogo, M.Sc. Director del proyecto "Conservación de la Biodiversidad en el Ecuador", EcoCiencia. Casilla postal 17-12-257, Quito [email protected]

Diego Burneo Economista, M.Sc. Coordinador de desarrollo institucional, EcoCiencia. Casilla postal 17-12-257, Quito [email protected]

María de Lourdes Torres Bióloga molecular, Ph.D. Coordinadora de la especialización en Biotecnología del Colegio de Ciencias de la Vida de la Universidad San Francisco de Quito. Casilla postal 17-21-109, Quito [email protected]

Verónica Cano Bióloga. Consultora. Aparicio Rivadeneira y Jacinto Jijón y Caamaño Manzana 26, Quito [email protected] Tarcisio Granizo Biólogo. Especialista en áreas protegidas, The Nature Conservancy. Juan González N35-26 y Juan Pablo Sanz, Edificio Vizcaya, torre 2, piso 10, Quito [email protected]

340

Las instituciones coeditoras El Ministerio del Ambiente

entre el ser humano y la naturaleza. A través de su proyecto "Conservación de la Biodiversidad en el Ecuador", que es ejecutado en colaboración con el Ministerio del Ambiente y financiado por el Gobierno de los Países Bajos, se pretende promover la conservación y el uso sustentable de la diversidad biológica llevando a cabo actividades de investigación, manejo y difusión de información, capacitación a actores clave y formulación de políticas e instrumentos legales, con la activa participación del Estado, la comunidad científica y otros sectores de la sociedad civil.

El Ministerio del Ambiente es la autoridad estatal encargada de definir y regular las políticas ambientales y de coordinar los planes, proyectos y programas orientados a lograr un ambiente sano, mediante una gestión participativa, equitativa y solidaria. Entre sus funciones se cuentan el diseño de las estrategias sustentables para la conservación del ambiente, la promoción del desarrollo y de la participación de la comunidad, y la incorporación de la dimensión ambiental en la gestión pública y en los valores ciudadanos. La ejecución del proyecto "Plan de Acción Nacional de Biodiversidad", que es llevado a cabo con el apoyo directo de la UICN y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), responde al compromiso adquirido por el Ecuador cuando ratificó el Convenio sobre la Diversidad Biológica, en el cual se insta a diseñar Estrategias de Biodiversidad en las que se establezca las prioridades y formas de intervención para lograr la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad. Dicho proyecto tiene como objetivo generar consensos para implementar las acciones, mediante la participación de poblaciones indígenas, comunidades locales, el sector privado, organizaciones no gubernamentales e instituciones de investigación.

La Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) La UICN es una asociación que agrupa a Estados, dependencias gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, científicos/as y expertos/as de 181 países. Su misión es influir, alentar y ayudar a las sociedades de todo el mundo a conservar la integridad y la diversidad de la naturaleza y asegurar que cualquier uso de los recursos naturales se haga de manera equitativa y ecológicamente sostenible. La oficina de la UICN para Suramérica (UICNSur), junto con EcoCiencia y con el apoyo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ), ejecutan el proyecto "Fortalecimiento de Capacidades Nacionales en América del Sur para la Conservación y Desarrollo Sostenible de la Biodiversidad", cuyo objetivo es profundizar sobre los elementos económicos, sociales, legales y políticos que impactan en la conservación de la biodiversidad.

EcoCiencia EcoCiencia es una entidad científica ecuatoriana, privada y sin fines de lucro, cuya misión es conservar la biodiversidad mediante la investigación científica, la recuperación del conocimiento tradicional y la educación ambiental impulsando formas de vida armoniosas

341

êndice de ilustraciones Mapas 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

Zonas de altitud y principales ríos y cordilleras del Ecuador Amazonía: bloques petroleros y áreas protegidas Vegetación remanente en el Ecuador continental (1996) Sistema Nacional de Áreas Protegidas y Zonas Intangibles Áreas de endemismo de aves Áreas con gran diversidad de aves Áreas con gran endemismo de aves Localidades de aves en peligro Áreas críticas para la conservación de la biodiversidad Áreas prioritarias para la conservación de las aves Áreas prioritarias para la conservación de los mamíferos Áreas prioritarias para la conservación de la flora El archipiélago de Colón, provincia de Galápagos

181 182 183 184 185 186 187 188 189 190 192 194 196

Gráficos 2.1 2.2 2.3 2.4

Amazonía: remanencia de las formaciones naturales Consumo de leña y carbón por sectores y regiones Principales corrientes y masas de agua Diversidad de los ecosistemas marinos y costeros en 25 sectores de la Costa 2.5 Representatividad de los ecosistemas marinos y costeros en 25 sectores de la Costa 2.6 Pacífico centro-oriental: representatividad de la fauna estuarina 2.7 Pacífico centro-oriental: dependencia de la fauna estuarina 2.8 Pacífico centro oriental: fauna dependiente del estuario para su alimentación 2.9 Pacífico centro-oriental: fauna que utiliza el estuario en sus primeras etapas 2.10 Pacífico centro-oriental: zonificación de la fauna en el estuario 2.11 Pérdida de manglar entre 1969 y 1995 2.12 Tasa anual de deforestación del mangle

342

33 35 43 44 45 50 51 52 52 53 55 56

ê n d i c e

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2.13 2.14 2.15 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 3.6 3.7 3.8 3.9 3.10 3.11 3.12 3.13 3.14 3.15 3.16 3.17 3.18 3.19 3.20 3.21 3.22 3.23 5.1 5.2 6.1 6.2 6.3 6.4

Grado de amenaza a los ecosistemas marinos y costeros Tipos de amenazas a los ecosistemas marinos y costeros Amenazas a los ecosistemas marinos y costeros Trabajos y publicaciones sobre mamíferos ecuatorianos Distribución ecosistémica de la avifauna Número de especies en los países con mayor diversidad de plantas Composición del plancton marino y estuarino Macroalgas Número de especies del zoobentos Distribución de los bivalvos según hábitats Número de especies de vertebrados marinos y costeros Distribución de los peces marinos según hábitats Número de especies de aves del litoral Exportaciones de petróleo, productos agrícolas, pesca y otros productos Capturas de camarón marino por pesca y cultivo Pesca de camarón marino (1980–1998) Composición de la captura de la flota que pesca con red de cerco peces pelágicos pequeños Desembarques de peces pelágicos pequeños capturados por la flota que pesca con red de cerco Desembarques de la flota de red de cerco que pesca peces pelágicos pequeños, según tipo de embarcación Proporción de la captura de tres especies de atún Desembarques de atún capturado por la flota aue pesca con red de cerco Desembarques de la flota palangrera Principales grupos de peces capturados por la flota artesanal Comparación entre el volúmen y el número de especies capturadas por la flota artesanal Comparación entre los desembarques de la flota artesanal y la anomalía TSM Comparación entre el número de especies capturadas por la flota artesanal y la anomalía TSM Sistema Nacional de Áreas Protegidas: eficiencia en la conservación de doce reservas Fauna nativa en los centros de tenencia y producción Número de especies de invertebrados en el archipiélago Número de especies de plantas introducidas al archipiélago Ubicación de las provincias por su tasas de inmigración y de ocupación económica Ecuador: porcentaje de indigencia según regiones

343

56 57 58 64 69 76 101 102 103 104 105 108 109 110 111 112 113 114 114 116 116 119 119 120 120 121 159 178 206 210 213 214

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6.5

Ecuador: porcentaje de la pobreza en relación con el total de la población 6.6 Crecimiento de la población del archipielago 6.7 Tasa de natalidad en el archipiélago 6.8 Denuncias de pesca ilegal en las aguas que rodean al archipiélago 6.9 Parque Nacional Galápagos: número de visitantes 6.10 Número de pescadores y de embarcaciones artesanales 7.1 Líneas de trabajo de las organizaciones no gubernamentales 7.2 Cobertura geográfica de las organizaciones no gubernamentales 7.3 Distribución de los fondos no reembolsables de la cooperación internacional 7.4 Donantes de los fondos no reembolsables 7.5 Número de especialistas en temas de biodiversidad 7.6 Proyectos sobre biodiversidad

344

214 214 215 215 216 225 246 247 248 250 252 253

êndice de cuadros y recuadros Cuadros 1.1 2.1 2.2 2.3 2.4 2.5 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 3.6 3.7 3.8 3.9 3.10 3.11 3.12 3.13 3.14 3.15 4.1 4.2

Amazonía: pueblos indígenas que viven en las áreas protegidas 11 Formaciones naturales del territorio continental 24 Costa: cobertura original y remanente de las formaciones naturales 31 Sierra: cobertura original y remanente de las formaciones naturales 32 Deforestación en el Ecuador 34 Zona intermareal: invertebrados bentónicos 49 Estudios sobre los mamíferos del Ecuador 62 Los mamíferos según dos estudios 65 Número de vertebrados en relación con el total mundial 66 Los mamíferos endémicos 66 Diversidad y endemismo de los mamíferos 67 Aves endémicas según tres estudios 67 Posición mundial del Ecuador por cantidad de especies 74 Posición mundial del Ecuador por cantidad de especies endémicas 75 Familias de plantas con especies endémicas sobre los 2.400 m de altitud 81 Especies endémicas de plantas registradas sobre los 2.400 m de altitud 82 Las diez familias y los diez géneros más diversos de la región amazónica 83 Usos de algunas especies en la Costa 87 Plantas amenazadas por la explotación y comercialización 91 Peces marinos del Ecuador 106 Peces marinos cuya distribución es restringida al Ecuador y al Perú 107 Géneros que agrupan especies silvestres relacionadas con las plantas cultivadas 139 Número de entradas en cuatro bancos de germoplasma 142

345

ê n d i c e

5.1 5.2 5.3 5.4 5.5 5.6

5.7 5.8 5.9 5.10 5.11 5.12 5.13 6.1 6.2 6.3 6.4 6.5 6.6 6.7 6.8 6.9 6.10 6.11 6.12 6.13 6.14 6.15 7.1 7.2 7.3 7.4 7.5

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r e c u a d r o s

Ecuador: Sistema Nacional de Áreas Protegidas Categorías de manejo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y de la UICN Ecuador: bienes y servicios que presta el Sistema Nacional de Áreas Protegidas Algunas amenazas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas Criterios para identificar las áreas críticas para la conservación Representación de ecosistemas valorados por la eficiencia de manejo del SNAP y ecosistemas críticos de acuerdo con los objetivos de conservación Zoológicos del Ecuador Centros de rescate de fauna Animales nativos producidos en los centros de tenencia y producción de fauna Centros de tenencia y producción de fauna nativa Centros dedicados al manejo de camélidos Número de ejemplares en los centros de tenencia y producción de fauna Limitaciones de los principales centros de tenencia y producción de fauna Características de las zonas de vegetación del archipiélago Número de plantas vasculares del archipiélago Reptiles del archipiélago Mamíferos terrestres del archipiélago Características de los hábitats marinos y costeros del archipiélago Peces del archipiélago Tasas de endemismo en el archipiélago Nuevos registros de plantas introducidas a las áreas del Parque Especies de plantas introducidas al archipiélago Incautaciones de pesca ilegal y avistamientos de botes atuneros Relación entre los ingresos por turismo en las islas, el gasto público y el presupuesto del Parque Uso de los sitios turísticos del archipiélago Flora: número de taxa según categoría de amenaza Fauna: especies marinas y terrestres amenazadas o extintas Número de embarcaciones de turismo en el archipiélago Ámbito de trabajo de los centros académicos y de investigación Herbarios del Ecuador Especímenes de flora preservados en los herbarios Especímenes de fauna silvestre preservados en los museos Registros en el Sistema de Información BIODATOS

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152 153 155 158 162

164 174 175 176 177 177 177 179 200 202 203 204 207 208 209 211 212 215 217 218 219 220 227 239 243 244 245 256

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7.6 7.7 7.8 7.9 9.1 9.2 9.3 9.4 9.5 9.6

Bases de datos que integran el Sistema de Información EcoBio Instituciones que alimentan la base del Centro de Información sobre la Biodiversidad del Ecuador Registros contenidos en la base del Centro de Información sobre la Biodiversidad del Ecuador Estudios sobre el Parque Nacional Machalilla PIB total, PIB per cápita y población PIB total y agrícola Cambio de temperatura y precipitación en diferentes ciudades de la Costa y de la Sierra Emisión de gases que causan el efecto invernadero Número de visitantes a las áreas protegidas Exportaciones de los productos que provienen de la biodiversidad

257 258 259 260 288 289 293 294 299 302

Recuadros 2.1 2.2 2.3 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 3.6 3.7 3.8 3.9 3.10 3.11 3.12 5.1 5.2 5.3 6.1 6.2 6.3 6.4 7.1 7.2

Usos energéticos y maderables del bosque nativo andino La construcción de la carretera Borbón–Maldonado–Mataje El estuario del río Guayas Los escarabajos con cuernos Los carábidos Los mántidos La familia de las palmas Plantas útiles La biotecnología Las categorías de los Libros Rojos de la UICN Estado de conservación según las categorías del CDC El lobo de río: una especie en peligro crítico Desaparición del loro de orejas amarillas La extinción del jambato La variabilidad en zonas de gran diversidad: el área marina de la Isla Santa Clara Importancia de la conservación ex situ Políticas para la conservación ex situ en el Ecuador Funciones de los jardines botánicos Pinzones y cucubes La fauna amenazada Los chivos en la isla Isabela Erradicación de cerdos salvajes en la isla Santiago ¿Qué es el Fondo para el Medio Ambiente Mundial? Monitoreo de la anidación y protección de las tortugas marinas

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36 38 54 71 72 73 77 84 85 92 93 94 96 97 100 172 173 180 205 221 222 223 249 261

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8.1 8.2 8.3 8.4 8.5 9.1 9.2 9.3 9.4 9.5

Los derechos colectivos La bioseguridad El principio de precaución El recurso de amparo El principio de soberanía Conversión de deuda externa en el Ecuador El Protocolo de Kioto Ingresos por la protección y oferta de agua Valoración de los productos no maderables: un ejemplo Utilización de la palma mocora

348

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267 268 269 270 271 292 295 297 300 301

êndice de fotograf’as (Todas las fotos pertenecen al Archivo EcoCiencia)

Capítulo 1 Feria de semillas de Cajabamba, Chimborazo (Luis Suárez) Pescador de róbalo, Manabí (Mario García) Mujer de Cajabamba, Chimborazo (Patricio A. Mena) Pescador de róbalo, Manabí (Mario García) Conchera de Muisne, Esmeraldas (Mario García) Mujer chachi, Loma Linda, Esmeraldasl (Mario García) Mujer afroecuatoriana, Esmeraldas (Robert Chartier) Pescador en el estuario de la Reserva Ecológica Cayapas–Mataje, Esmeraldas (Mario García) Niño cofán con instrumento musical en Sinangüé, Orellana (Luis Suárez) Capítulo 2 Río Daule, Guayas (Patricio A. Mena) Volcán Tungurahua, Tungurahua (Patricio A. Mena) Parque Nacional Podocarpus (Luis Suárez) Empalizado de la vía Coca–Yuca (Luis Suárez) Río Shiripuno (Mario García) Río Napo (Mario García) Islote La Tortuguita, Parque Nacional Machalilla, Manabí (Alfredo Salazar) Reforestación del manglar en Muisne, Esmeraldas (Mario García) Capítulo 3 Oso andino, Tremarctos ornatus (Patricio A. Mena) Gallo de la peña, Rupicola peruviana (Patricio A. Mena) Rana andina (Mario García) Lagartija, Anolis sp. (Patricio A. Mena) Ceibo, Ceiba trichistandra (Mario García) Flor andina (Mario García) Flor andina (Patricio A. Mena)

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5 6 7 8 9 10 13 14 15

20 23 26 37 39 41 46 48

61 68 70 73 78 80 89

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Ballena jorobada, Megaptera novaeangliae, Manabí (Luis Suárez) Barco pesquero en Puerto López, Manabí (Luis Suárez) Pesca de camarón en Bahía de Caráquez, Manabí (Mario García) Fondo submarino (s/n) Capítulo 4 Feria de semillas de Cajabamba, Chimborazo (Luis Suárez) Feria de semillas de Cajabamba, Chimborazo (Patricio A. Mena) Venta de naranjilla en las faldas del volcán Reventador, Sucumbíos (Luis Suárez) Venta de frutas en Santo Domingo de los Colorados, Pichincha (Mario García) Indígena shuar con fruto de cacao (Luis Suárez) Feria libre de La Marín, Quito (Alfredo Salazar) Capítulo 5 Bosque nublado en el volcán Reventador, Sucumbíos (Luis Suárez) Zoológico de Salango, Manabí (Mario García) Cóndor en el zoológico del Colegio Militar, Quito (Mario García) Parque Nacional Podocarpus (Patricio A. Mena) Reserva Ecológica Cotacachi–Cayapas, Esmeraldas (Mario García) Vivero forestal en Conocoto, Pichincha (Mario García)

98 115 117 118

137 138 140 141 144 146

154 160 163 166 168 171

Capítulo 6 Iguana terrestre, Conolophus subcristatus (Patricio A. Mena) Cangrejo de lava, Grapsus grapsus (Mario García) Iguana marina, Amblyrhyncus cristatus (Patricio A. Mena) Cactus de lava, Brachycereus nesioticus (Mario García) Bahía de Puerto Ayora (Patricio A. Mena)

201 204 210 224 226

Capítulo 7 Barco chinchorrero en Manta, Manabí (Mario García) Museo de Salango, Manabí (Mario García) Investigadoras en el campo (s/n)

240 242 255

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Capítulo 9 Telar de cintura, Imbabura (Patricio A. Mena) Vendedor de hobos en el valle del Chota, Imbabura (Mario García) Peladores de tagua, Manabí (Alfredo Salazar) Cascada de San Rafael, Sucumbíos (Mario García) Explotación maderera, Esmeraldas (Robert Chartier)

291 296 298 304

Capítulo 10 Pobladores del manglar, Esmeraldas (Mario García)

311

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êndice anal’tico abejas sin aguijón, 4.2 acacias, 1.9, 3.14, 3.19 acantilados, 2.26, 2.27, 2.35, 5.4 acceso a los recursos genéticos, 4.5, 7.1, 7.3, 7.4, 7.18, 7.19, 7.27, 7.36, 8.8, 8.12 achuar, 1.6 Acuerdo para la Creación del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IA), 8.13 Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio, Incluido el Comercio de Mercancías Falsificadas (ADPIC), 8.13 acuicultura. Véase camarón adaptación, 1.1, 1.4, 4.1, 6.1, 6.3, recuadro 6.1 afloramiento, áreas de, 2.24, 2.26, 2.27, 2.35, 5.4 afroecuatorianos. Véase pueblos afroecuatorianos agencias de cooperación, 7.36, 9.2. Véase también cooperación internacional Agenda Ecuatoriana de Educación y Comunicación Ambiental, 8.10 Agenda para el Desarrollo, 8.6 agricultura, agropecuaria, 1.1, 1.3, 1.7, 1.9, 2.10, 2.13, 2.14, 2.15, 2.16, 2.17, 2.18, 2.22, 2.33, 3.16, 4.1, 4.3, 4.5, 5.3, recuadro 5.3, 6.14, 6.21, 7.13, 7.26, 7.37, 7.38, 7.52, 8.9, 8.11, 8.12, 9.1, 9.6, 9.9, cuadro 9.9 agroquímicos. Véase pesticidas agua, valor del, 1.3, cuadro 5.3, 9.7, recuadro 9.3, 10.7 aguacate, 4.3

aguas termales, 2.21 ají, 3.16 algas, 3.15, 3.34, 3.36, 3.37, recuadro 3.6, gráf. 3.5, 6.8, 6.9 alimentación, alimentos. Véase seguridad alimentaria alisos, 2.21, 3.13 Amazonía, región, 1.2, 2.1, mapa 3 amenazas, 2.16–19, 2.20, 2.22, 4.6 áreas prioritarias para la conservación, 5.8, mapas 10, 11 y 12 áreas protegidas, cuadro 1.1, 5.2, 5.3, 5.7 características geográficas, 1.2, 2.1 clima, 2.1 consumo de leña y carbón, gráf. 2.2 cordilleras, 1.2, 2.1, 3.5, 5.3, 5.8, mapa 1 cultivos, 3.16, cuadro 4.1 deforestación, 2.15, 2.17, 2.18, 9.6 ecosistemas, 2.5, 2.6, 2.20, 2.21, gráf. 2.1 erosión genética en la, 4.6 estado de conservación, 2.15 expansión de la frontera agrícola, 2.18 fauna, 2.20, 3.3, 3.5, 3.7, 3.8, recuadro 3.1, recuadro 3.2, recuadro 3.3, 5.11, 5.13, 5.14 flora, 3.14, 3.16, recuadro 3.4, anexo 2 (p. 130) formaciones naturales, 2.5, 2.6, gráf. 2.1 instituciones, 5.13, 5.14, 7.11, 7.16 monitoreo de la, 7.48, 7.49 petróleo, mapa 2. Véase también explotación petrolera pobreza, indigencia, gráf. 6.4, gráf. 6.5 programas, proyectos, 7.36, 7.39, 7.48, 7.49

352

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a n a l ’ t i c o

pueblos indígenas, 1.6, cuadro 1.1, 2.4, 5.2 remanencia de las formaciones naturales, 2.15, gráf. 2.1 reservas privadas, 5.7 tráfico de especies, 3.23 zonas intangibles, 5.2 amenazas a Galápagos, 4.6, 6.12–20 a las áreas protegidas, 5.2, 5.3, 5.5 a las especies, 3.18–31, 3.43, 3.45–47, 3.54, 5.5 a los ecosistemas, 2.16–19, 2.22, 2.35, 5.3, 5.5, 10.7 Véase también ‘contaminación’, ‘deforestación’, ‘explotación’, ‘tráfico de especies’, ‘pérdida de biodiversidad’, ‘pesca ilegal’, ‘sobreexplotación’ Ancón, 2.26 Andes. Véase ‘cordillera, ‘estribaciones’, ‘Sierra’ anfibios, 1.2, 3.1, 3.6–7, 3.10, 3.20, 3.22, 3.26, 3.29, recuadro 3.11, anexo 1 (p. 122), 4.4, 5.14, cuadro 5.9, gráf. 5.2, 6.5, 7.34, 7.46, 6.15 Ángel El, Reserva Ecológica, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 animales. Véase fauna Antisana, Reserva Ecológica, cuadro 1.1, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 archipiélago de Cayapas–Mataje, 5.4 de Colón. Véase Galápagos de Jambelí, 2.27, 3.43, 5.5 área de recreación, cuadro 5.1 áreas de endemismo de aves, 3.5, 3.28, mapas 5 y 7 áreas prioritarias para la conservación in situ, 3.5, 3.28, 5.3, 5.6, 5.8, mapas 9, 10, 11 y 12 áreas protegidas. Véase Sistema Nacional de Áreas Protegidas arrecifes, 2.25, 2.26, 2.27, 2.29, 3.41, 5.4, cuadro 6.5 Atacames, 2.26 atún, 3.48, 3.52, 3.53, 6.17, 6.18, 6.19, cuadro 6.10

aves, 1.2, 2.20, 2.26, 2.27, 2.35, 3.1, 3.4–5, 3.10, 3.22, 3.23, 3.26, 3.28, 3.38, 3.43, 3.45, recuadro 3.10, cuadro 3.6, gráf. 3.2, gráf. 3.10, anexo 1 (p. 122), 5.3, 5.8, 5.14, 6.5, 6.9, 6.11, 6.17, 6.19, 6.22, recuadro 6.1, recuadro 6.2, 7.34, 7.46, 8.13, mapas 5, 6, 7, 8 y 10 avestruz, 3.22 awá, 1.7, 5.3 Azuay, 3.13, recuadro 3.11, cuadro 3.10, 5.3, 5.8, gráf. 6.3

bacalao, 6.17, 2.29, 3.26 bacterias, 3.15, 3.34, 4.4, 8.11 Baeza, 3.13 bahías, 2.1, 2.26, 2.27, 2.31, 2.35, 5.4 bajos. Véase arrecifes ballenas, 3.44, 3.47, 5.4, 5.6, 6.9, 6.23, 8.13 bambú, 2.7, 3.13 banano, 2.18, 3.17, 3.48, 4.6, 9.1 bancos. Véase barreras aluviales bancos de germoplasma, 4.4, 4.5, 5.9, 5.10, 7.26, 10.6 Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 7.25, 7.36, 7.44, 7.52, 9.2 Banco Mundial, 7.1, 7.36, recuadro 7.1, 9.2 barreras aluviales, 2.26, 2.27, 2.35 bases de datos. Véase sistemas de información bellezas escénicas, valor de, 9.8 bentos, 2.29, cuadro 2.5, 3.36–39, gráf. 3.6 BID, 7.25, 7.36, 7.44, 7.52, 9.2 Bilsa, Estación Biológica, 3.12 BIODATOS, sistema de información, 7.41, cuadro 7.5 biodiversidad, 1.1 biomas, 1.1, 2.2. Véase también ecosistemas biomasa, recuadro 2.3, 9.6 bioprospección, 8.1, 9.9 biorregiones, 2.3. Véase también ecorregiones biorremediación, 3.15, 4.4, 9.3 bioseguridad, 7.1, 7.2, 7.3, 7.7, 7.26, 8.1, 8.11, 8.12, recuadro 8.2

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biotecnología, recuadro 3.6, 4.3, 7.26, 7.37, recuadro 8.2, 9.9, 10.5 bivalvos, 3.36, 3.38, 3.39, 3.54, gráf. 3.7, 6.10 boas, 5.14 Boliche El, Área de Recreación, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 Bolívar, provincia, recuadro 3.11, cuadro 3.10, gráf. 6.3 bosque andino, 2.7, 2.14, recuadro 2.1, 3.13, 3.27, recuadro 3.5, 4.2, 5.8 bosque de neblina montano, 1.7, 2.7, 2.10, 2.14, 3.27 bosque deciduo de tierras bajas, 2.2, 2.3, 2.9, 2.13, 3.5, 3.12, 3.13, 5.3, 7.36 bosque seco montano bajo. Véase matorral húmedo montano bosque seco tropical. Véase bosque deciduo de tierras bajas bosque semideciduo de tierras bajas, 2.13, 3.5, 3.12, 5.3 bosque semideciduo montano bajo, 3.5, 3.12, 5.3 bosque semideciduo piemontano, 2.13, 3.5, 3.12, 5.3, 5.8 bosque siempreverde de tierras bajas, 1.7, 1.9, 2.5, 2.13, 3.5, 3.12, 3.14, 5.3 bosque siempreverde inundable de tierras bajas, 1.9, 2.6, 2.20, 3.5, 3.12 bosque siempreverde montano bajo, 3.5 bosque siempreverde piemontano, 1.7 bosques privados, 5.7, 8.8, 10.3 botellita, 3.51 bromelia, 2.5, 2.7, 2.13, 3.12, 3.13 bufeo, 3.44, 3.47

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Cajas El, Parque Nacional, 2.21, 3.2, 5.8, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 calabaza, 3.16 calentamiento global, cambio climático, recuadro 3.11, recuadro 7.1, 8.13, 9.6, cuadro 9.3, cuadro 9.4, recuadro 9.2 calidad de vida en el Ecuador, 1.6, 1.8, 6.16, gráf. 6.3, gráf. 6.4, gráf. 6.5, 8.1, 9.1, 10.4 camarón, camaroneras, 1.9, 2.22, 2.31, 2.33, 2.34, 2.35, recuadro 2.3, 3.36, 3.46, 3.48, 3.49, 3.54, 4.2, 4.6, 5.2, 5.5, 5.6, 7.50, 8.11, cuadro 9.6 camélidos, 3.17, 5.13, cuadro 5.11, 7.39, 8.13 campesinos, 1.4, 1.8, 2.14, 2.18, 3.16, 3.17, 5.2. Véase también comunidades locales canchalagua, 6.17 cangrejos, recuadro 2.3, 3.36, 3.54 Cañar, provincia, cuadro 3.10, 4.6, gráf. 6.3 cañón submarino, 2.26, 2.27, 2.28, 2.35 capacidad de carga, 6.20, 6.26 capacitación. Véase educación carábidos, recuadro 3.2 caracoles de Galápagos, 6.6, 6.22 caracoles introducidos, 3.22 carbón, consumo de, 2.17, recuadro 2.1, gráf. 2.2 carbono, secuestro de, 1.3, 2.32, 3.36, 9.6, recuadro 9.2 Carchi, provincia, 1.7, 2.11, 3.29, recuadro 3.11, cuadro 3.10, 5.8, gráf. 6.3 carreteras, caminos. Véase red vial cascarilla, recuadro 3.5, 6.14, 6.24, 9.9 caucho, 3.16 causas de la extraordinaria biodiversidad en el Ecuador, 1.2, 2.24 Cayambe–Coca, Reserva Ecológica, cuadro 1.1, 4.6, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 Cayapas–Mataje Archipiélago, 5.4 estuario, 2.27, 2.34, 3.43, 5.4, 5.5 Reserva Ecológica, 5.2, 5.4, 5.5, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 CDC, 3.26, 3.29, recuadro 3.8, 7.41, 7.47 CEDEGE, 7.39

CAAM, recuadro 2.2, 3.33, 7.1, 8.2, 8.4 cacao, 2.18, 3.16, 4.3 cacaotillo, 4.6, 6.24 cacería, 3.28, 3.30, recuadro 3.9, recuadro 3.10, 5.5, 5.13, recuadro 6.2, 8.13 cachama, cuadro 5.9 cadena trófica, 2.32, 3.33, 3.40 caimán, 3.30, 5.14, cuadro 5.9, cuadro 5.10

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celdas temporales de masas de agua, 2.26, 2.27 CENAIM, 4.2 Centro de Educación y Promoción Popular (CEPP), 7.38 Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (CLIRSEN), 2.18, 2.33, 2.34, 7.29, 7.40, 7.49, 7.50 Centro de Información sobre la Biodiversidad del Ecuador (CIBE), 7.43, cuadro 7.7, cuadro 7.8 Centro de Rescate AmaZoónico, 5.11 Centro de Tecnologías de Fátima, 5.11, 5.13 Centro Ecuatoriano de Acuicultura e Investigaciones Marinas (CENAIM), 4.2 Centro Experimental La Paca, 5.13 Centro Secoya Remolino, 7.48 centros de investigación, 7.1, 7.23–34, 7.43, cuadro 7.1 centros de rescate de fauna, 5.10, 5.11, 5.12, cuadro 5.8, cuadro 5.13 centros de tenencia y producción de vida silvestre, 5.10–16, cuadro 5.12, gráf. 5.2 centros de tránsito de fauna, 5.10, 5.12 CEPP, 7.38 cerdos introducidos, 6.15, 6.24, 6.25, recuadro 6.4 cetáceos, 3.44, 3.47, 5.4, 5.6, 6.9, 6.23, 8.13 chachi, 1.7, 7.46 chame, cuadro 5.9 charapa, 3.30 Chimborazo provincia, 3.29, recuadro 3.11, cuadro 3.10, 4.6, gráf. 6.3 Reserva de Producción de Fauna, 5.13, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 chirimoya, 4.2, 4.3 chivos introducidos, 3.19, 6.15, 6.24, 6.25, recuadro 6.3 chocho, 3.13 Chocó, 1.7, 2.5, recuadro 2.2, 3.5, 3.28, 7.46, mapa 5 Chongón–Colonche, cordillera de, 3.12, 5.8, mapa 1 chuhueco, 3.51 CIAT, 3.52, 3.53, 4.3, 6.19 CIBE, 7.43, cuadro 7.7, cuadro 7.8 cinchona. Véase cascarilla

CITES, 3.23, 3.43, 3.47, 5.5, 5.14, 8.13 clawfish, 3.22 clima del Ecuador, 1.9, 2.1, 2.5, 2.7, 2.8, 2.11, 2.23–24, 6.2 CLIRSEN, 2.18, 2.33, 2.34, 7.29, 7.40, 7.49, 7.50 CNRG, 7.2, 7.19, 7.26, 7.27 CNRH, 7.17 cocodrilo americano, 5.14 cofán, 1.6 colmatación, 2.22 colonización, 1.6, 1.7, 2.15, 2.16, 4.6, 5.2, 5.3, 5.7, 6.13, 7.16, 7.48, 8.6, 9.6. Véase también inmigración colonos, 1.7, 2,15, 2.17, recuadro 3.5, 5.2, 5.7. Véase también colonización columna de agua, 2.24, 2.27, 3.34 Comisión Asesora Ambiental de la Presidencia de la República (CAAM), recuadro 2.2, 3.33, 7.1, 8.2, 8.4 Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas (CEDEGE), 7.39 Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT), 3.52, 3.53, 4.3, 6.19 Comité Nacional de Recursos Genéticos (CNRG), 7.2, 7.19, 7.26, 7.27 Comunidad Andina de Naciones, 8.12, recuadro 8.2 comunidades locales, 1.4, 1.10, 3.16, 3.23, 4.5, 4.6, 5.1, 5.2, 5.13, 7.1, 7.18, 7.19, 7.35, 7.38, 7.39, 7.42, 8.8, 9.8, 10.9. Véase también pueblos indígenas y afroecuatorianos conchas. Véase bivalvos concejos municipales, 7.21 cóndor ave, 3.28 cordillera del, 1.2, 2.1, 3.5, 5.3, 5.8, mapa 1 Parque Binacional El, 5.2, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 CONESUP, 7.19, 7.31, 7.37 conocimiento ancestral. Véase saberes ancestrales Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE), 7.1, 8.2, 8.6

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Consejo Nacional de Educación Superior (CONESUP), 7.19, 7.31, 7.37 Consejo Nacional de Recursos Hídricos (CNRH), 7.17 consejos provinciales, 6.26, 7.20 conservación de la biodiversidad áreas prioritarias para, 5.3, 5.6, 5.8 aspectos institucionales, 7.1–52 Galápagos, 6.23–25 genética, 4.4 ex situ, 4.4, 4.5, 4.6, 5.9–16, 6.25, 7.2, 7.26, 10.4, 10.5 in situ, 4.4, 4.5, 4.6, 5.1–8, 6.25, 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5, 7.14, 7.16, 7.17, 7.20, 10.3, 10.5 legislación, 8.1, 8.11–13 políticas, 8.1–10 temas prioritarios, 10.2–9 Constitución Política, 1.4, 1.8, 1.10, 6.1, 6.26, 7.2, 7.20, 7.21, 8.1, 8.11 contaminación, 2.16, 2.18, 2.22, 2.35, recuadro 2.3, 3.18, 3.28, 3.36, 3.43, 3.47, 3.49, 3.54, recuadro 3.11, 5.5, 7.2, 7.5, 7.6, 7.7, 7.51, 7.52, recuadro 7.1, 8.1, 8.3, 8.4, 8.13, 9.4, 9.6, 10.7 Contraloría General del Estado, recuadro 2.2, 7.22 control de especies introducidas, 3.19, 6.23–25, recuadro 6.3, recuadro 6.4, 7.36 Convención CITES, 3.23, 3.43, 3.47, 5.5, 5.14, 8.13 Convención de Lucha contra la Desertificación, 8.13 Convención de Ramsar, 2.20, 2.21, 8.13 Convención para la Protección de la Fauna, Flora y Belleza Escénica Natural, 8.13 Convención para la Protección del Patrimonio Cultural y Natural, 8.13 Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, 8.13 Convención sobre Cambio Climático, 8.13 Convenio Constitutivo de la Organización Latinoamericana de Desarrollo Pesquero (OLDESPECA), 8.13 Convenio de las Maderas Tropicales, 8.13 Convenio de Sanidad Agropecuaria, 8.13

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Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña, 8.13 Convenio para la Protección de las Obtenciones Vegetales, 8.12, 8.13 Convenio para la Reglamentación de la Pesca de la Ballena, 8.13 Convenio Relativo a la Intervención en Alta Mar en Casos de Contaminación por Hidrocarburos, 8.13 Convenio sobre la Diversidad Biológica, 1.4, 1.10, 4.5, 5.1, 5.2, 5.7, 5.9, 7.1, 7.2, 7.35, 7.39, 8.1, 8.2, 8.5, 8.11, 8.12, 8.13, recuadro 8.2, recuadro 8.3, recuadro 8.5 Convenio sobre Responsabilidad Civil por Daños Causados por la Contaminación del Mar por Hidrocarburos, 8.13 Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales, 1.4, 1.10, 8.13 conversión de deuda externa, 9.4, 9.9, recuadro 9.1 cooperación internacional, 7.10, 7.37, 7.36, 7.38, 7.39, 8.4, 9.2, 9.3, 9.4, 9.9 coral, 2.29, 3.45, 5.5, 6.10, 6.17. Véase también arrecifes cordillera de la Costa, 1.2, 2.1, 2.9, 3.5, 3.12, 5.3, 5.8, mapa 1 de los Andes, 1.2, 2.1, 2.3, 2.14, 3.3, 3.5, 3.7, 3.12, 5.8, mapa 1. Véase también ‘Sierra’ y ‘estribaciones de los Andes’ de Chongón–Colonche, 3.12, 5.8, mapa 1 de Cutucú, 1.2, 2.1, 3.5, 5.3, 5.8, mapa 1 del Cóndor, 1.2, 2.1, 3.5, 5.3, 5.8, mapa 1 de Galeras, 1.2 submarina, 2.26, 2.27 Corporación Centro de Datos para la Conservación (CDC), 3.26, 3.29, recuadro 3.8, 7.41, 7.47 Corporación Nacional de Bosques Privados, 5.7 corredor biológico, 5.5, 5.6, 5.7 corredor marino de sustentabilidad, 5.6 corrientes marinas, 2.1, 2.24, gráf. 2.3 Costa, región amenazas, 2.13, 2.16–19, 2.20, 2.22, 2.35, 3.20, 3.22, 3.45, 3.46, 4.6, 5.3, 5.5, 5.6, 10.1

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áreas prioritarias para la conservación, 3.28, 5.3, 5.8 áreas protegidas en, 5.2, 5.3, 5.4, 5.5, 5.6 características geográficas, 1.2, 2.1, 2.13, 2.23 clima, 2.1, 2.23–24 cordillera, 1.2, 2.1, 2.9, 3.5, 3.12, 5.3, 5.8, mapa 1 corrientes marinas, 2.1, gráf. 2.4 consumo de leña y carbón, gráf. 2.2 cultivos, 3.16, cuadro 4.1 deforestación, 2.13, 2.17, 2.33–34 ecosistemas, 2.5, 2.6, 2.8, 2.9, 2.21, 2.25–33, 5.3, 10.6 endemismo, 2.13, 3.12 erosión genética, 4.6 estado de conservación, 2.13 expansión de la frontera agrícola, 2.18 fauna, 2.20, 3.3, 3.5, 3.7, 3.8, 3.27, 3.42, 3.43, recuadro 3.1, recuadro 3.2, recuadro 3.3, flora, 3.12, 3.16, recuadro 3.4, anexo 2 (p. 130) formaciones naturales, 2.5, 2.6, 2.8, 2.9, cuadro 2.2 instituciones, 7.14 pobreza, indigencia, gráf. 6.4, gráf. 6.5 programas y proyectos, 7.36, 7.37, 7.39, 7.46, 7.47, 7.50, 7.51, recuadro 7.2, 9.6 pueblos afroecuatorianos, 1.9 pueblos indígenas, 1.7, 2.13 remanencia de las formaciones naturales, 2.13, cuadro 2.2 reservas privadas, 5.7 tráfico de fauna, 3.23 costas rocosas, 2.26, 2.35, 5.4, cuadro 6.5 Cotacachi–Cayapas, Reserva Ecológica, 5.8, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, 7.39, 7.46, mapa 4 Cotopaxi Parque Nacional, 3.17, recuadro 3.11, 5.13, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 provincia, cuadro 3.10, gráf. 6.3 crecimiento de la población, 6.1, 6.12, 6.16, gráf. 6.6, gráf. 6.7

cría de especies nativas, 3.17, 5.9, 5.10, 5.11, 5.13, recuadro 5.1, cuadro 5.13, 6.25, 7.39, 8.11. Véase también manejo de biodiversidad criptógamas, 6.4 cucubes de Galápagos, 6.5, recuadro 6.1, recuadro 6.2 cultivos, 1.6, 1.7, 1.8, 1.9, 2.17, 2.18, 2.33, 3.16, 3.22, 3.24, recuadro 3.5, 4.3, 4.4, 4.5, 4.6, cuadro 4.1, cuadro 4.2, recuadro 5.3, 6.14, 7.2, 7.3, 8.11, 9.9, cuadro 9.6, Véase también camarón Cumbre de Río de Janeiro, 7.1 Cutucú, cordillera, 1.2, 2.1, 3.5, 5.3, 5.8, mapa 1 cuy, 3.17 Cuyabeno Reserva de Producción de Fauna, 1.7, cuadro 1.1, 3.14, recuadro 3.9, 5.2, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, 7.39, 7.48, mapa 4 río, 2.21, recuadro 3.9

deciduo. Véase bosque deciduo Decisión 391, 7.19, 8.12 Decisiones Andinas, 8.12 declinación de anfibios, 3.29, recuadro 3.11 Defensoría del Pueblo, 8.1 deforestación, 1.2, 2.11, 2.13, 2.15, 2.16, 2.17, 2.18, 2.22, 2.34, recuadro 2.1, cuadro 2.4, cuadro 2.11, cuadro 2.12, 4.6, 5.5, recuadro 6.2, 7.39, 8.4, 8.6, 9.6, 9.9, 10.1 delfines, 2.20, 3.44, 3.47. Véase también cetáceos deltas, 2.26, 2.35, 5.4 DENAREF, 4.4, 4.6, 7.26 Departamento de Recursos Fitogenéticos y Biotecnología (DENAREF), 4.4, 4.6, 7.26 derechos colectivos, 1.4, 1.10, 8.1, recuadro 8.1, 10.9 de los pueblos afroecuatorianos e indígenas, 1.4, 1.6, 1.9, 1.10, 5.2, 5.7, 7.18, 7.19, 8.1, 8.11, 8.13, 10.9 de propiedad intelectual, 1.6, 1.10, 7.18, 8.1, 8.12, 8.13

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desarrollo sustentable, 7.35, 8.1–13, 9.1–9, 10.1–9 descentralización, 7.16, 7.21, 8.1, 8.6, 10.3, 10.8 desconcentración, 8.8, 10.8 descontaminación. Véase biorremediación desechos domésticos e industriales, 2.22, 2.34, 2.35, recuadro 2.3, 5.5, 8.6. Véase también contaminación desempleo, 6.16, 9.1 deuda externa, conversión de, 9.4, 9.9, recuadro 9.1 dieta, 3.16, 4.5 Dirección General de la Marina Mercante (DIGMER), 7.5 diversidad alfa, 3.14 agrícola. Véase cultivos beta, 3.14 biológica, 1.1 étnica. Véase pueblos indígenas y afroecuatorianos domesticación, 3.16–17. Véase también manejo de biodiversidad dorado, 3.53 dorsal de Carnegie, 2.26 dunas, 2.26, 2.27, 2.35, 5.4

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empleo, 3.48, 9.1 endemismo, 1.2, 2.1, 2.11, 2.13, 2.15, 3.1–14, 3.28, 3.38, 5.3, 5.7, 5.8, 6.11, mapas 5 y 7 endogamia, 3.28 épera, 1.7 epífitas, 2.5, 2.7, 2.14, 3.12 equinodermos, 2.29, 3.38 erosión del suelo, 1.8, 2.16, 2.18, 2.22, 2.32, 2.33, 4.6, 5.5, 8.4, 9.7 genética, 4.5, 4.6 escalesia, anexo 2 (p. 130), 4.6, 6.25, cuadro 6.1 escarabajos, recuadro 3.1, recuadro 3.2 Escuela Politécnica del Chimborazo, 5.13 Escuela Politécnica Nacional, 7.34, 7.37 Esmeraldas provincia, 1.7, 1.9, 2.5, 2.6, 2.21, 2.23, 3.12, 3.23, 3.39, 5.3, 5.8, 5.12, gráf. 6.3, 7.14, 7.39, 7.46, 7.51 río, 1.9, 2.26, 2.28, 3.12, mapa 1 especiación, 2.11, 3.12, 4.1, 4.4, 5.7, 6.1 especialistas en biodiversidad, gráf. 7.5 especies, 1.1, 1.2, 2.29, 2.32, 3.1–60, 4.3, 4.5, 5.9–16, 6.3–6, 6.8–11, 6.21–22, 7.41–43, 10.6 Estación Científica Charles Darwin, 3.19, 6.23, 6.24, 6.25, 6.26 Estrategia de Biodiversidad, 7.2, 7.39, 8.2, 8.5, 8.7, 10.1–9 Estrategia para el Desarrollo Forestal Sustentable, 7.2, 8.8 estribaciones de los Andes, 2.1, 2.7, 2.13, 2.14, 3.5, 3.6, 3.12, 3.13, 3.28, 3.28, 4.6, 5.3, 5.8 estuario de Cayapas–Mataje estuario, 2.27, 2.34, 3.43, 5.4, 5.5 estuarios, 1.9, 2.26, 2.27, 2.32, 2.33, 2.34, 2.35, gráf. 2.11, recuadro 2.3, 3.41, 3.43, 3.49, 5.4, 5.5. Véase también ‘ríos’ y ‘golfo de Guayaquil’ estudios de impacto ambiental, 5.5, 7.1, 7.13, 7.21, 7.22, 7.39 etnias. Véase pueblos indígenas y afroecuatorianos etnobotánica, 3.16, recuadro 3.5, 7.42

EcoCiencia, 4.4, 7.38, 7.39, 7.42, 7.46, 7.51 ECOLAP, 5.11, 5.14, 5.15 ECORAE, 7.11 ecorregiones, 2.3, 2.5 ecosistemas, 1.1, 2.1–35, 5.3–6, 6.2, 6.7, cuadro 6.1, cuadro 6.5, 9.7–8, 10.6 ecoturismo, 5.7, 7.1, 9.8. Véase también turismo educación, 1.10, 5.7, 5.10, 5.11, 5.15, 5.16, 7.1, 7.2, 7.3, 7.9, 7.13, 7.14, 7.19, 7.26, 7.31–34, 7.37–38, 7.39, 8.3, 8.4, 8.10 efecto invernadero. Véase calentamiento global El Niño, evento, 1.2, 2.22, 2.24, 2.35, 3.42, 3.43, 3.44, 3.49, 3.51, 3.53, 5.5, 6.14, 6.15 El Oro, provincia, 2.8, 3.12, 3.23, 3.39, cuadro 3.10, 5.2, 5.3, 5.8, gráf. 6.3, 7.14, 7.51 Embajada Real de los Países Bajos, 7.36, 7.39, 9.2

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evento El Niño, 1.2, 2.22, 2.24, 2.35, 3.42, 3.43, 3.44, 3.49, 3.51, 3.53, 5.5, 6.14, 6.15 evento La Niña, 1.2, 2.22, 3.44, 3.49 evolución, 1.1, 3.16, 6.1, 6.4, recuadro 6.1 ex situ, conservación, 4.4, 4.5, 4.6, 5.9–16, 6.25, 7.2, 7.26, 10.4, 10.5 explotación maderera, 1.3, 1.7, 1.9, 2.13, 2.17, recuadro 2.1, 3.31, 4.6, 5.2, 7.46, 8.13, 9.1, 9.3, cuadro 9.6 minera, 2.22, recuadro 2.3, 4.6, 5.2, cuadro 5.4, 7.8, 8.1, 8.11, 10.3 petrolera, 1.6, 2.15, 2.16, 2.22, 3.48, gráf. 3.11, 4.4, 4.6, 5.2, cuadro 5.4, 7.39, 7.48, 8.4, 8.11, 8.13, 9.1, 10.3, mapa 2. Véase también gas exportaciones, 2.24, 3.48, 3.49, 3.53, gráf. 3.11, 9.9, cuadro 9.6 extinción, 2.13, 2.14, 2.15, 2.20, 2.22, 3.19, 3.25–31, 4.1, 5.3, 6.3, 6.21, 6.22, 6.24, 7.32, 7.34, 8.13

Fondo para la Conservación del Agua (FONAG), 9.7 fondos de capital de riesgo, 9.3 fondos fiduciarios, 9.3 fondos para el desarrollo, 9.3 foraminíferos, 3.35, 3.38 forestería. Véase reforestación formaciones naturales, 2.4–11, cuadro 2.1, mapa 3 fosa oceánica, 2.26, 2.27, 2.35 frailejón, 2.11, cuadro 2.3 fragmentación, 2.17, 2.18, 2.19, 3.27, 5.2, 5.3, 5.5, 5.7. Véase también pérdida de biodiversidad Frente Ecuatorial, 2.24, 3.42 frijol, 4.3, 4.5 frontera agropecuaria, expansión de la, 2.10, 2.17, 2.18, 2.33, 4.6, 5.2, 5.3, 6.21, 6.22, 8.9, 9.1, 10.1 Fundación Charles Darwin, 3.19, 6.23, 6.24, 6.25, 6.26 Fundación Natura, 5.7, 6.26, 7.47, 9.4 FUNDACYT, 7.25, 7.31, 7.37

FAO, 7.36, 7.39, 7.49, 9.2 Fátima, Centro de Tecnologías, 5.11, 5.13 fauna, 3.1–10, 3.17, 3.19–22, 3.23, 3.26–30, 3.35, 3.38, 3.40–44, 4.2, 5.10–15, 6.5–6, 6.9–10, 6.13–15, 6.22, 7.32, 7.34, 7.41–43 fenómeno de El Niño. Véase evento fitobentos, 3.37 fitomejoramiento. Véase mejoramiento fitoplancton, recuadro 2.3, 3.34, recuadro 3.12 flora, 1.2, 3.5, 3.11–14, 3.16, 3.24, 3.31, 3.34, 3.37, 4.2, 4.3, 5.8, 5.10, 5.16, 6.2, 6.4, 6.8, 6.14, 6.21, 7.32–33, 7.41–43, 9.9, mapa 12 floripondio, 3.13 flotas pesqueras. Véase pesca Fondo Ambiental Nacional, 7.1, 7.12, 7.36, 9.3 Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), 6.26, 9.2 Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), 5.2, 6.24, 7.1, 7.36, 7.37, 7.38, 7.39, recuadro 7.1, 9.2

Galápagos, 2.3, 2.26, 2.27, 2.29, 3.3, 3.4, 3.5, 3.6, 3.8, 3.10, 3.19, 3.26, 3.27, 3.30, 3.42, recuadro 3.2, recuadro 3.3, anexo 2 (p. 130), 4.2, 4.3, 4.6, cuadro 4.1, 5.2, 5.6, 5.16, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, 6.1–26, 7.13, 7.14, 7.34, 7.36, 7.39, 8.1, 9.8, mapa 13 gallineta, 3.51 ganadería, 2.17, 2.22, 2.33, 4.6, 5.3, 7.3, 9.1, 9.9. Véase también frontera agropecuaria gas, explotación de, 2.35, 3.43, 5.5, 5.6 gatos introducidos, 6.15, 6.24 gavilán de Galápagos, recuadro 6.2 GEF, 5.2, 6.24, 7.1, 7.36, 7.37, 7.38, 7.39, recuadro 7.1, 9.2 gelidofitia, cuadro 2.3, 3.5, 3.13, cuadro 5.6 genética, diversidad, 1.1, 4.1–6, 10.6 germoplasma, 4.3, 4.4, 4.5, cuadro 4.2, 5.9, 5.10, 7.26, 10.6 globalización, 1.4, 9.6

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GNTB, 7.1, 7.39, 8.5 golfo de Guayaquil, 2.1, 2.27, 2.28, 2.32, 2.34, 2.35, recuadro 2.3, 3.33, 3.34, 3.42, 3.43, 3.47, 3.51, recuadro 3.12, 5.5, 5.6, 7.39 gradiente altitudinal, 1.2, 2.1, 2.7, 3.3, 3.5, 3.7, 3.11, 6.2, mapa 1 termohalino, 2.24 Grupo Nacional de Trabajo sobre Biodiversidad (GNTB), 7.1, 7.39, 8.5 guacamayo, 5.14 guandal. Véase bosque siempreverde inundable de tierras bajas guanta, 3.17, 5.14 guatuza, 3.17, 5.14 guayaba, recuadro 3.5, 6.14, 6.24 Guayas, provincia, 2.5, 2.8, 2.9, 2.13, 2.21, 2.23, 2.26, 2.29, 2.30, 3.12, 3.23, 3.37, 3.39, 3.44, 5.2, 5.8, 5.13, gráf. 6.3, 7.51. Véase también golfo de Guayaquil

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impacto ambiental, recuadro 2.2, 2.11, 2.30, 2.35, recuadro 2.3, 5.2, 7.1, 7.2, 7.5, 7.8, 7.13, 7.15, 7.17, 7.20, 7.21, 7.22, 7.46, 8.1, 8.3, 8.4, 8.11, 8.13, 10.1, 10.7. Véase también ‘amenazas’, ‘contaminación’, ‘deforestación’, ‘explotación’, ‘frontera agropecuaria’ in situ, 4.4, 4.5, 4.6, 5.1–8, 6.25, 7.1, 7.2, 7.3, 7.4, 7.5, 7.14, 7.16, 7.17, 7.20, 10.3, 10.5 INCRAE, 7.16, 7.49 INDA, 7.15 indígenas. Véase pueblos indígenas indigencia, gráf. 6.4 INEFAN, 3.31, 5.2, 5.11, 6.26, 7.1, 7.2, 7.35, 7.36, 7.38, 7.39, 8.7 INFOPLAN, 7.45 INGALA, 6.26, 7.13, 8.1 INIAP, 4.3, 4.4, 4.6, 7.26, 7.39 inmigración en Galápagos, 6.1, 6.12, 6.16, 6.23, 6.26 INOCAR, 7.28, 7.39 INP, 7.27, 7.39 insectos, 3.9, recuadro 3.1, recuadro 3.2, recuadro 3.3, 6.5, 6.6, 6.15, 7.46, 9.9 instituciones, 6.26, 7.1–52, 9.2, 9.4, 10.8 Instituto de Ecología Aplicada (ECOLAP), 5.11, 5.14, 5.15 Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI), 7.18, 8.12 Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (IERAC), 5.7 Instituto Ecuatoriano Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN), 3.31, 5.2, 5.11, 6.26, 7.1, 7.2, 7.35, 7.36, 7.38, 7.39, 8.7 Instituto Geográfico Militar (IGM), 7.30 Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), 4.3, 4.4, 4.6, 7.26, 7.39 Instituto Nacional de Colonización de la Región Amazónica Ecuatoriana (INCRAE), 7.16, 7.49 Instituto Nacional de Desarrollo Agrario (INDA), 7.15 Instituto Nacional de Pesca (INP), 7.27, 7.39 Instituto Nacional Galápagos (INGALA), 6.26, 7.13, 8.1

helechos, 2.7, 3.12 herbarios, 4.3, 5.10, recuadro 5.3, 7.32–33, 10.6 herbazal, 2.20, 3.5, 3.28, cuadro 5.6 híbridos, 4.3 hidrocarburos. Véase explotación petrolera hongos, 3.15, recuadro 3.11, 4.4, 8.11 hormigas introducidas a Galápagos, 3.19, 6.24 hot spot, 1.7, 2.15 huaorani, 1.6 humedales, 2.20–22, 3.28, 3.43, 5.3, 5.8, 7.14, 7.51, 8.8, 8.13, 10.6, 10.7. Véase también, ‘ecosistemas costeros’, ‘estuarios’ y ‘ríos’

igapó, 2.6 iguana marina, 6.8, 6.9, 6.22, 6.24 iguana terrestre, 5.5, 6.5, 6.24, 6.25, recuadro 6.2 Ilinizas Los, Reserva Ecológica, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 Imbabura, provincia, 3.23, 3.15, recuadro 3.11, cuadro 3.10, 5.8, gráf. 6.3

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Instituto para el Ecodesarrollo de la Región Amazónica Ecuatoriana (ECORAE), 7.11 Instituto Oceanográfico de la Armada (INOCAR), 7.28, 7.39 introducción de especies, 2.31, 2.35, 3.11, 3.16, 3.18, 3.19–22, recuadro 3.11, 5.13, 5.14, cuadro 5.12, 6.4, 6.12, 6.13–15, 6.23–25, recuadro 6.2, recuadro 6.3, cuadro 6.8, cuadro 6.9, gráf. 6.2, 7.36 invertebrados, 1.3, 2.20, 2.29, cuadro 2.5, 3.9, 3.10, 3.26, 3.35, 3.38, 3.39, 3.45, 6.6, 6.10, 6.22, 7.34, 10.6. Véase también ‘insectos’, ‘moluscos’ isla Baltra, recuadro 6.2 de la Plata, 2.26, 2.27, 3.42, 3.43, 3.44, 5.4, recuadro 7.2. Véase también Parque Nacional Machalilla Española, 3.19, 6.24, 6.25 Fernandina, 6.2, recuadro 6.2 Floreana, 6.2, 6.14, 6.24, 6.25, recuadro 6.2, cuadro 6.8, cuadro 6.9 Isabela, 6.2, 6.14, 6.15, 6.24, 6.25, recuadro 6.2, recuadro 6.3, cuadro 6.8, cuadro 6.9 Marchena, 3.19, 6.24 Pinta, 3.19, 6.2 Pinzón, 6.25 Plaza Sur, 3.19, 6.24, recuadro 6.2 Puná, 2.1, 2.28, 5.8 Rábida, 3.19, 6.24 San Cristóbal, 4.6, 6.2, 6.14, 6.25, recuadro 6.2, cuadro 6.8, cuadro 6.9 Santa Clara, Refugio de Vida Silvestre, 2.26, 2.27, recuadro 3.12, 3.43, 3.44, 5.2, 5.4, 5.5, 5.6, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 Santa Cruz, 4.6, 6.2, 6.6, 6.14, 6.15, 6.24, 6.25, recuadro 6.2, cuadro 6.8, cuadro 6.9 Santa Fe, 3.19, 6.24 Santay, 2.27 Santiago, 6.2, 6.24, 6.25, recuadro 6.2 islas, islotes, 2.1, 2.26, 2.27, 2.28, 2.29, 2.35, 5.4, 7.14, 8.13

islas de barrera, 2.26, 2.35, 5.4 islote Pitt, 6.24

jaguar, 3.27 jambato, 3.22, recuadro 3.11 Jambelí, Archipiélago de, 2.27, 3.43, 5.5 jardines botánicos, 5.10, 5.16, recuadro 5.3 Jauneche, 3.12 jurel, 3.51

La Niña, evento, 1.2, 2.22, 3.44, 3.49 lagartijas, 3.7 lagarto de la Costa, 2.20 lagos, lagunas, 2.1, 2.21, 2.22 lagunas costeras, 2.21, 2.26, 2.33, 2.35, 5.4 langosta, 3.26, 5.5, 6.17, 6.18 langosta de agua dulce, 3.22 langostino, 6.17 lechuga de mar, 6.8 legalización de tierras, 1.6, 1.10, 5.2, 5.7, 7.35, 10.3 legislación, 8.1, 8.11–13 leña, consumo de, 2.17, recuadro 2.1, gráf. 2.2 león marino sudamericano, 6.9 Ley de Desarrollo Agrario, 2.18, 7.3, 7.15, 8.11 Ley de Desarrollo Forestal Sustentable, 8.11 Ley de Descentralización y Participación Social, 7.21 Ley de Gestión Ambiental, 7.2, 7.22 Ley de Minería, 8.11 Ley de Pesca, 5.6, 8.11 Ley de Propiedad Intelectual, 7.18, 8.12 Ley de Régimen Especial para Galápagos, 5.2, 6.1, 6.12, 6.20, 6.23, 6.26, 7.13, 8.1 Ley Especial de Desarrollo Turístico, 8.11 Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre, 1.6, 2.18, 5.2, 5.13, 8.11. Véase también Ley de Desarrollo Forestal Ley para el Desarrollo Forestal Sustentable, 8.11, 10.1 Ley que Protege la Biodiversidad, 8.11 Ley sobre Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad, 5.7, 10.1

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lianas, 3.12, 3.14 libros rojos. Véase listas rojas Limoncocha, Reserva Biológica, cuadro 1.1, 3.4, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 Lineamientos para la Estrategia de Conservación y Uso Sustentable de la Biodiversidad en el Ecuador, 8.5 lisa, 6.17 listas rojas, 3.26, 3.27, 3.28, 3.29, 3.30, 3.47, recuadro 3.7, anexo 1 (p. 122), 6.22, recuadro 6.2 lobo de río, 3.27, recuadro 3.9 lobos marinos, 3.3, 3.44, 6.9, recuadro 6.2 Loja, 2.8, 2.9, 2.14, 3.4, 3.12, 3.13, cuadro 3.10, 4.2, 5.3, 5.8, gráf. 6.3 loros, 3.23, 3.28, recuadro 3.10, 5.14 Los Ríos, provincia, 2.5, 3.4, 3.12, 5.2, 5.8, gráf. 6.3

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2.30, 3.12, 3.37, 3.39, 3.44, 5.3, 5.8, gráf. 6.3, 7.14, 7.51, recuadro 9.5 manantiales, 2.21 manejo de áreas protegidas, 5.1–7, 6.20, 6.23–26, 7.1, 7.35, 7.36, 7.38, 8.6 manejo de biodiversidad, 1.4, 1.6, 5.1–16, 4.3–5, 6.20, 6.23–25, 7.1–52, 8.1–13, 9.8, 9.9 maní, 3.16, 4.3 manipulación genética, 4.2, recuadro 8.2 manglar, 1.9, 2.20, 2.26, 2.27, 2.33–34, 2.35, 3.12, 3.39, 3.41, 3.43, 3.49, 3.54, 4.6, 5.3, 5.4, 5.5, cuadro 6.5, 7.14, 7.50, 8.3, 8.8 Manglares Churute, Reserva Ecológica, 3.12, 5.2, 5.4, 5.5, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 mántidos, recuadro 3.3 mariposas, 1.2, 3.9, 3.10, cuadro 5.9, cuadro 5.10 masas de agua, 2.24, 6.7 matorral húmedo montano, 2.10, 2.13, 5.3 matorral seco de tierras bajas, 2.8, 2.9, 3.12 matorral seco montano, 1.9, 3.5, 5.3 mecanismo de desarrollo limpio, 9.6, recuadro 9.2 mecanismo de implementación conjunta, 9.6, recuadro 9.2 medicinales, especies, usos, 1.9, 3.16, 3.24, recuadro 3.5, cuadro 3.12, 4.3, cuadro 4.3, 9.9 mejoramiento genético, 3.17, 4.1–5, recuadro 5.3 melipónidos, 4.2 metales pesados, contaminación por, 2.22 microorganismos, 3.15, recuadro 3.6, 8.13, 10.6 minería. Véase explotación minera Ministerio de Agricultura y Ganadería, 5.13, 6.14, 7.3, 7.15, 7.16, 7.19, 7.52, 8.9, 8.12 de Comercio Exterior, Industrialización y Pesca, 7.4, 7.19, 7.27, 8.13 de Defensa Nacional, 7.5 de Desarrollo Urbano y Vivienda, 7.6, 7.39 de Educación y Cultura, 7.9, 8.10 de Energía y Minas, 7.8, 7.39 de Relaciones Exteriores, 7.10

llamas. Véase camélidos Llanganates Los, Parque Nacional, cuadro 1.1, 2.11, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4

macarela, 3.51 Machalilla, Parque Nacional, 2.27, 2.29, 2.30, 3.12, 3.42, 3.44, 4.6, 5.2, 5.4, 5.5, 5.6, 5.8, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, gráf. 5.1, 7.47, recuadro 7.2, mapa 4. Véase también Isla de la Plata Mache–Chindul, Reserva Ecológica, 3.12, 5.8, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 macroalgas, 2.29, 3.37 maderables, especies, 3.12, 3.16, 3.24, 3.31, recuadro 5.3. Véase también explotación maderera maíz, 3.16, 4.3, 4.5, 4.6, 9.1 mamíferos, 2.22, 2.26, 2.33, 2.35, 3.1, 3.2–3, 3.10, 3.17, 3.23, 3.26, 3.27, 3.44, 3.47, anexo 1 (p. 122), 5.5, 5.8, 5.13, 5.14, 6.5, 6.9, 6.11, 6.15, 6.17, 6.19, 6.22, recuadro 6.2, 7.34, mapa 11 Manabí, 2.7, 2.8, 2.9, 2.21, 2.23, 2.28, 2.29,

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de Salud Pública, 7.7 del Ambiente, 3.17, 5.2, 5.7, 6.24, 6.26, 7.1, 7.2, 7.11, 7.12, 7.19, 7.36, 7.38, 7.39, 7.43, 8.3, 8.5, 8.8, 8.11, 8.13, 9.9 mocora, recuadro 9.5 moluscos, 2.29, 2.32, 3.35, 3.38, 3.39, 3.54, gráf. 3.7, 5.5, 6.6, 6.10, 6.11, 9.1 monitoreo, sistemas de, 7.46–52 monos, 4.4, 5.5, 5.14 Montecristi, cerro, 2.13 mora, 6.14 moretal, 2.6 Morona Santiago, cuadro 3.10, 5.8, gráf. 6.3, 7.16, 7.49 mosca de la fruta, 4.2, 4.4 mujeres, 3.16, 4.5 municipios, 6.26, 7.12, 7.21, 7.39, 7.45, recuadro 9.3, 10.7 murciélagos, 3.2, 3.3, 6.5 musarañas, 3.2 museos, 3.9, 5.10, 7.32, 7.34, cuadro 7.4

organizaciones gubernamentales, 7.2–30 organizaciones indígenas, 1.6, 1.10, 7.19, 7.35 organizaciones no gubernamentales, 5.7, 5.12, 7.1, 7.35, 7.38, 9.2, 9.4 Oriente. Véase Amazonía orquídeas, 2.5, 2.7, 2.13, 2.14, 3.11, 3.12, 3.31 oso andino, 3.27, 4.4, 5.14

pachay, 6.24, recuadro 6.2 pajonal, 2.11. Véase también páramo palangre, 3.53, 6.17, 6.19 Palenque, 2.13, 3.4, 3.12 palma africana, 2.18, 4.6, 9.1 palmas, 2.4, 2.6, 3.5, 3.12, recuadro 3.4, recuadro 9.5 pantanos, 2.1, 2.20–1, 2.33 papaya, 3.13, 4.3 páramo, 1.8, 2.3, 2.11, 2.14, 2.21, cuadro 2.3, 3.5, 3.13, recuadro 3.11, 5.8, cuadro 5.6, 9.6 paralegales, parabiólogos, 7.38 parque binacional, cuadro 5.1 parques nacionales, cuadro 5.1 participación local, 16, 1.10, 5.2, 6.20, 6.26, 7.21, 7.38, 7.47, 8.1, 8.3, 8.4, 8.7, 10.1, 10.3, 10.8 Pasochoa, Refugio de Vida Silvestre, 2.10, 4.2, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 Pastaza provincia, 3.23, 5.13, gráf. 6.3, 7.16, 7.49 río, 2.6, recuadro 3.9, mapa 1 pastizales, 2.14, 4.6 pasto elefante, 6.14 patentes, 4.5, 8.12, 8.13, 9.9. Véase también propiedad intelectual pavas, 5.14 pecarí, 3.17, 5.11, 5.14 peces, 2.22, 2.29, 2.32, 3.8, 3.10, 3.41, 3.51–54, 5.5, 6.9, 6.17, cuadro 6.6, 7.34 pelágicos grandes, 6.17 pelágicos pequeños, 3.51, 3.52, 5.5, 6.17

Naciones Unidas, Sistema de, 7.36, 9.2 Napo alto, 4.3 provincia, 2.21, 3.23, cuadro 3.10, gráf. 6.3, 7.16, 7.49, recuadro 9.4 región del, 3.5 río, 2.1, 2.3, 2.6, 2.21, 3.5, 3.8, recuadro 3.9, 4.6, mapa 1 naranjilla, 4.3, 4.6 nogal, 3.13 nutrición, 3.16, 4.5

ONG, 5.7, 5.12, 7.1, 7.35, 7.38, 9.2, 9.4 operadores turísticos, 5.7, 6.26 ordenamiento territorial, 5.2, 7.3, 8.4, 8.8, 10.3, 10.8 Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 7.36, 7.39, 7.49, 9.2

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pepino de mar, 3.26, 3.36, 3.38, 3.45, 5.5, 6.10, 6.17, 6.18, cuadro 6.10 pérdida de biodiversidad, 1.2, 2.17, 2.18, 2.33, 2.34, 3.18, 3.54, 4.1, 4.5, 4.6, 5.5, 8.7, 8.13, 9.6, 9.7, 9.9, 10.1. Véase también ‘amenazas’ Peripatus, 6.6 perros ferales, 6.15, 6.25 pesca, 1.3, 2.35, 3.42, 3.43, 3.46, 3.48–54, 5.5, 5.6, 6.12, 6.16, 6.17–19, 6.26, 7.4, 7.27, 8.11, 8.13, 9.1, 9.9, cuadro 9.6, 10.1 artesanal, 2.35, 3.36, 3.42, 3.46, 3.49, 3.50, 3.54, 5.5, 5.6, 6.26 con red de cerco, 2.35, 3.51–53, 5.5, 6.17, 6.19 de buceo, 2.27, 5.5 ilegal, 3.46, 5.5, 6.17, 6.18 industrial, 2.35, 3.36, 3.46, 3.47, 3.48–53, 5.5, 5.6, 6.17–19, 6.26, 9.9 palangre, 3.53, 6.17, 6.19 impacto, recuadro 2.3, 2.35, 3.42, 3.43, 3.46, 3.51, 3.54, 5.5, 6.12, 6.16 pesticidas, 1.8, 2.8, 2.18, recuadro 2.3, 3.43, 3.47, 9.9 petrel pata pegada, 6.24, 6.25, recuadro 6.2, recuadro 6.4 petróleo. Véase explotación petrolera pez vela, 3.53 Pichincha, provincia, 2.5, 3.13, 3.23, cuadro 3.10, 5.3, 5.12, gráf. 6.3 picudo, 3.53 pisos zoogeográficos, 2.5, 2.6, 2.7, 2.8, 2.9, 2.10, 2.11, 3.3, 3.5, 3.7, cuadro 3.5 pinchaguas, 3.51 pinzones de Darwin, 6.5, recuadro 6.1, recuadro 6.2 piscicultura, 5.13. Véase también camarón, camaroneras plagas, 3.16, 3.22, 3.49, 4.3, 6.15, 7.3, 9.9 Plan Ambiental Ecuatoriano, 8.4 plancton, recuadro 2.3, 3.33–35, recuadro 3.12 planicie abisal, 2.26, 2.27 planicie intermareal y costera, 2.26, 2.27, 2.35, 5.4 plantas. Véase flora

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plantas vasculares, 1.2, 2.7, 2.11, 3.11, 3.13, 3.14, 6.4. Véase también flora plataforma continental, 2.26, 2.27, 2.28, 2.29, 2.35, 3.41, 5.4 playas, 2.26, 2.29, 2.30, 2.35, 5.4, cuadro 5.6, cuadro 6.5, recuadro 7.2 PMRC, 7.14 PNUD, 7.36, recuadro 7.1, 9.2 PNUMA, recuadro 7.1 población, 6.12, 6.16, gráf. 6.6 Población Económicamente Activa (PEA), gráf. 9.1 pobreza, gráf. 6.4, gráf. 6.5, 9.1 Podocarpus, Parque Nacional, cuadro 1.1, 3.4, 3.13, 4.6, 5.8, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, 7.39, mapa 4 poliquetos, 3.35, 3.36, 3.38 Política Ambiental para el Desarrollo del Sector Agropecuario, 8.9 Política Forestal y de Áreas Naturales y Vida Silvestre, 8.7 políticas, 2.3, 3.25, 4.6, recuadro 5.2, 6.26, 7.1, 8.1, 8.2–10 Políticas Básicas Ambientales del Ecuador, 8.3 Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), 3.9, 4.2, 4.3, 4.4, 4.6, 7.33, 7.34, 7.35, 8.13 posgrado, programas de, 7.37 principio de precaución, 8.1, recuadro 8.3 principio de soberanía, recuadro 8.5 Producto Interno Bruto, 9.1, cuadro 9.1, cuadro 9.2 producto per cápita, 9.1 PROFAFOR-FACE, 9.6 PROFORS, 7.39 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 7.36, recuadro 7.1, 9.2 Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), recuadro 7.1 Programa de Manejo de Recursos Costeros (PMRC), 7.14 Programa Forestal–Sucumbíos (PROFORS), 7.39 Programa Parques en Peligro, 7.47 Programa Sectorial Agropecuario, 7.52, 8.9 programas de capacitación, 7.38. Véase también educación

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ranas. Véase anfibios ratas introducidas, 6.15, 6.24, 6.25 ratones nativos, 3.2, 3.3, 3.17, 3.27, 6.5, recuadro 6.2 recurso de amparo, recuadro 8.4 recurso estratégico, 1.3 recursos genéticos, 1.8, 4.1–6, 5.2, 5.9, recuadro 5.1, 7.2, 7.19, 8.5, 10.4, 10.5. Véase también acceso a los hídricos. Véase agua pesqueros, 2.27, 3.33, 3.38–60, 6.17, 7.4, 7.20, 7.27, 8.13 red de cerco, pesca con, 2.35, 3.51–53, 5.5, 6.17, 6.19 red vial, ampliación de la, 1.6, 1.7, 2.15, 2.16, 2.17, 2.18, recuadro 2.2, 3.28, 4.6, 5.2, cuadro 5.4, 10.3 reforestación, 2.34, 7.39, 9.6, 10.1 Reforma Agraria, 1.6, 1.8, 1.9 refugios de vida silvestre, cuadro 5.1 región andina. Véase Sierra regiones naturales del Ecuador, 2.1 registros biológicos, cartográficos, sociales. Véase sistemas de información remanencia de las formaciones naturales, 1.2, cuadro 2.2, cuadro 2.3, gráf. 2.1, mapa 3 reptiles, 3.1, 3.6–7, 3.10, 3.21, 3.23, 3.26, 3.30, 3.40, 3.42, 3.46, anexo 1 (p. 122), 4.4, 5.14, 6.5, 6.9, 6.11, 6.15, 6.17, recuadro 6.2, cuadro 6.3, 7.34, 7.46 Reserva Marina de Galápagos. Véase Galápagos reservas biológicas, cuadro 5.1 de producción de fauna, cuadro 5.1 ecológicas, cuadro 5.1 geobotánicas, cuadro 5.1 privadas, 5.7, 8.8, 10.3 Reventador, volcán, 2.1, mapa 1 ríos, 1.2, 2.6, 2.20–22, 2.28, mapa 1. Véase también ‘estuarios’ y ‘humedales’ Aguarico, 2.6 Chone, 2.22, 2.34, 3.43

programas de posgrado, 7.37 programas sobre biodiversidad, 7.39 propiedad intelectual, derechos de, 1.6, 1.10, 7.18, 8.1, 8.12, 8.13 Protocolo de Kioto, 9.6, recuadro 9.2 Protocolo para la Conservación y Administración de las Áreas Marinas y Costeras Protegidas del Pacífico Sudeste, 8.13 Protocolo para la Protección del Pacífico Sudeste contra la Contaminación Proveniente de Fuentes Terrestres, 8.13 protozoos, 3.15 Proyecto Conservación de la Biodiversidad en el Ecuador, 7.39, 7.42 Proyecto Desarrollo Forestal Campesino en los Andes del Ecuador (DFC), 7.39 Proyecto INEFAN/GEF, 7.38, 7.39, 7.43 Proyecto Monitoreo para el Parque Nacional Machalilla, 7.47 Proyecto PATRA, 7.39, 7.50 Proyecto PETRAMAZ, 7.39, 7.48 Proyecto Política Forestal, 7.39 Proyecto SUBIR, 7.38, 7.39, 7.46 proyectos sobre biodiversidad, 7.39, 9.3, 9.6 PUCE, 3.9, 4.2, 4.3, 4.4, 4.6, 7.33, 7.34, 7.35, 8.13 pueblos afroecuatorianos, 1.9, 7.46, 8.1, 10.9 pueblos indígenas, 1.4–10, 2.4, 3.16, 3.17, recuadro 3.5, 4.5, 4.6, 5.1, 5.2, 5.7, 7.18, 7.19, 8.1, 8.7, 8.11, 8.13, 10.9 pulpos, 5.5 Pululahua, Reserva Geobotánica, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, mapa 4 puma, 5.14 Puná, isla, 2.1, 2.28, 5.8 Puyango, bosque seco de, 3.12

quichua, 1.6, 1.8

radiación adaptativa, 6.1 rana toro, 3.20, 3.29, recuadro 3.11

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Chota, 1.9, 3.13, 5.3 Coca, 2.6 Curaray, recuadro 3.9 Cuyabeno, 2.21, recuadro 3.9 Esmeraldas, 1.9, 2.26, 2.28, 3.12 Guayas. Véase golfo de Guayaquil Guayllabamba, 3.13 Mataje, 2.26 Nangaritza, 5.3 Napo, 2.1, 2.3, 2.6, 2.21, 3.5, 3.8, recuadro 3.9, 4.6 Pastaza, 2.6, recuadro 3.9 Quinindé, 1.9 Santiago, 2.6 Véase también estuarios

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shuar, 1.6 Sierra, región amenazas, 2.15, 2.16–19, 2.22, 3.22, 4.6, 2.15 áreas prioritarias para la conservación, 5.3, 5.8 áreas protegidas, 5.2, 5.3 características geográficas, 1.2, 2.1 clima, 2.1 consumo de leña y carbón, recuadro 2.1, gráf. 2.2 cultivos, 3.16, 4.2, cuadro 4.1 deforestación, recuadro 2.1 ecosistemas, 2.7, 2.10, 2.11, 2.21, 5.3 endemismo, 3.13 erosión genética, 4.6 estado de conservación, 2.14 expansión de la frontera agropecuaria, 2.18 extinción, 2.14 fauna, 3.3, 3.5, 3.7, 3.8, 3.17, 3.22 flora, 3.13, 3.16, cuadro 3.9, cuadro 3.10, 4.2, anexo 2 (p. 130) formaciones naturales, 2.7, 2.10, 2.11, cuadro 2.3 pobreza, indigencia, gráf. 6.4, gráf. 6.5 programas, proyectos, 7.36, 7.39 pueblos afroecuatorianos, 1.9 pueblos indígenas, 1.8 remanencia de las formaciones naturales, 2.14, cuadro 2.3 reservas privadas, 5.7 tráfico de fauna, 3.23 Véase también ‘estribaciones’, ‘cordillera de los Andes’ SIGREMA, 7.40 siona, 1.6 Sistema Nacional de Áreas Protegidas, 5.1–8, 6.23, 6.26, 9.8, 10.3, mapa 4 administración, 7.2 amenazas, 5.2, cuadro 5.4 categorías de manejo, 5.2, 5.6, cuadro 5.2 conocimiento de los ecosistemas marinos y costeros, 2.27 conservación de la diversidad genética, 4.4 creación, 5.2, cuadro 5.1

sabana, 2.3, 3.5, 3.12, 3.13 saber ancestral, 1.3, 1.4, 1.6, 1.7, 1.8, 1.9, 1.10, 3.16, 4.5, 5.1, 5.2, 7.18, 7.19, 7.42, 8.1, 8.8, 8.11, 8.13, 9.1, 9.9, 10.5, 10.9 salinización, 5.5 Sangay, Parque Nacional, cuadro 1.1, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, gráf. 5.1, 7.39, mapa 4 sangre de drago, recuadro 3.5 sanidad. Véase bioseguridad sardinas, 3.41, 3.51 secoya, 1.6, 7.48 Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (SENACYT), 7.24 secuestro de carbono. Véase carbono sedimentación, 2.22, 2.24, 2.28, recuadro 2.3, 2.34, 3.36, 5.5, 9.7 seguridad alimentaria, 1.8, 3.15, 3.16–17, 4.3, 4.5, 7.37, 8.12, 10.4 SENACYT, 7.24 Servicio del Parque Nacional Galápagos, 6.20, 6.23, 6.24, 6.26, recuadro 6.4 servicios ambientales, 1.3, 2.19, 2.32, 2.33, 2.34, 5.1, 5.2, 5.7, cuadro 5.3, 8.8, 9.5–8, 10.3, 10.6, 10.7 shiwiar, 1.6

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ecosistemas marinos y costeros, 3.47, 5.4–6 ecosistemas terrestres, 5.3 educación en, 7.38 financiamiento, 9.3 manejo, 5.1–7, 6.20, 6.23–26, 7.1, 7.35, 7.36, 7.38, 8.6 monitoreo biológico en, 7.46, 7.47 participación local en su manejo, 1.6, 5.2, 7.35, 7.47, recuadro 7.2 petróleo, 1.6, 5.2 Plan Estratégico, 5.2, 7.39 políticas y legislación sobre, 8.1, 8.3, 8.5, 8.6 problemas, 5.2 proyectos en, 7.1, 7.39 pueblos indígenas, 1.6, cuadro 1.1, 5.1 superficie terrestre y marina, cuadro 5.1 superficie intervenida, 5.2 tenencia de la tierra, 5.2 Sistema de Información BIODATOS, 7.41 Sistema de Información EcoBio, 7.42 Sistema de Información Geocodificada de Recursos Naturales y Medio Ambiente (SIGREMA), 7.40 Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador (SIISE), 7.44 sistemas de información y monitoreo, 7.40–52 sobreexplotación, 2.22, 2.35, recuadro 2.3, 3.18, 3.24, 3.30, 3.43, 3.49, 3.51, 3.54, 9.1, 10.1 subempleo, 9.1 Sucumbíos, 3.7, 3.23, cuadro 3.10, 5.8, gráf. 6.3, 7.16, 7.39, 7.49 suelo, erosión del, 1.8, 2.16, 2.18, 2.22, 2.32, 2.33, 4.6, 5.5, 8.4, 9.7 Sumaco, volcán, 2.1, mapa 1 Sumaco–Napo Galeras, Parque Nacional, cuadro 1.1, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, 7.39, mapa 4 superficie del Ecuador, 1.2 supirrosa, 6.14, 6.24, 6.25

tapir, 3.17, 3.27 temperatura, fluctuación, 2.1 tenencia de la tierra, 1.6, 2.18, recuadro 2.1, 5.2, 10.3 terrazas arrecifales. Véase arrecifes territorios indígenas, 1.6, 1.10, 5.2, 5.7, 7.48, 10.3 tiburones, 3.26, 3.41, 3.53, 6.17, 6.18 tigrillo, 5.14 tilapia, 3.22, recuadro 3.11 TNC, 4.6, 7.47 tomate, 4.3, 4.5 tomate de árbol, 4.3 tortugas, 2.30, 2.35, 3.21, 3.23, 3.30, 3.42, 3.45, 3.46, 5.4, 5.14, 6.5, 6.9, 6.22, 6.25, recuadro 6.2, recuadro 6.4, recuadro 7.2 tráfico de especies, 3.18, 3.23–24, 3.28, 3.31, 3.46, 3.49, 5.12, 7.39. Véase también Convenio CITES Tratado de Cooperación Amazónica, 8.13 trucha, 2.22, 3.22, recuadro 3.11 tsachila, 1.7 Tumbesina, región, 3.5, 3.28 Tungurahua, provincia, 3.23, cuadro 3.10, 4.6, gráf. 6.3 turbera, 2.21 turismo, 1.3, 2.30, 3.44, 5.1, 5.2, 5.5, 5.7, 5.15, 5.16, 6.12, 6.20, 6.26, 7.1, 7.47, 8.11, 9.1, 9.3, 9.8, cuadro 9.5, 10.1

UICN, 5.2, 5.14, 5.16, 6.21, 6.22, 9.2. Véase también listas rojas Universidad Católica. Véase Pontificia Universidad de Cuenca, 7.38 Universidad de Loja, 4.3 Universidad Estatal de Guayaquil, 8.13 universidades, 3.2, 3.9, 3.17, 4.2, 4.3, 4.4, 4.6, 5.7, 5.16, 7.1, 7.12, 7.19, 7.31–34, 7.37, 7.38, 8.13 uña de gato, recuadro 3.5 UPOV, 8.13 usos del suelo, 2.18, 5.1

tala. Véase explotación maderera talud continental, 2.26, 2.27, 2.35

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valor económico de la biodiversidad, 1.3, 3.48–53, recuadro 3.5, 5.2, 5.13, recuadro 5.2, cuadro 5.3, 7.39, 8.1, 8.7, 8.8, 9.2–9, 10.4, 10.5, 10.7 valoración de la biodiversidad, 1.3 variabilidad genética, 4.1–6 várzea, 2.6 veda, 3.31, 3.51, 6.18 vegetación, 2.4–2.11. Véase también flora vegetación remanente del Ecuador continental, cuadro 2.2, cuadro 2.3, gráf. 2.1, mapa 3 vertebrados, 3.1–8, 3.40–44, 6.5, 6.9. Véase también ‘anfibios’, ‘aves’, ‘mamíferos’, ‘reptiles’, ‘peces’ vicuña. Véase camélidos virus, 3.15 Vivarium, 3.21, 3.23, 5.12 viveros, 3.16, 5.10

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Zamora Chinchipe, 3.4, cuadro 3.10, 5.8, gráf. 6.3, 7.16 záparo, 1.6 Zona de Convergencia Intertropical, 2.1 zona eufótica, 3.39 zona intermareal, 2.29, cuadro 2.5, 3.45, 5.4, 5.5, 6.9 zonas de elevación, 3.11, 3.13, 3.14 zonas intangibles, 5.2, 5.7 zonas rocosas, 2.29 zoobentos, 3.38 zoocriaderos. Véase cría zoológicos, 5.10, 5.11, cuadro 5.7, cuadro 5.13 zooplancton, recuadro 2.3, 3.35, recuadro 3.12

WWF, 6.26, 9.2

xerofítico, 2.2, 2.3, 2.8, 2.9

Yasuní, Parque Nacional, 1.6, cuadro 1.1, 3.7, 3.9, recuadro 3.9, 4.2, 5.2, cuadro 5.1, cuadro 5.3, cuadro 5.4, 7.39, mapa 4 yuca, 3.16, 4.3, 4.5

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