Biblia Latinoamericana - 05 Sabiduria

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HISTORIA DEL SANTO JOB

Stgo

1 i Había en el país de Us un hom^ * bre llamado Job; era un varón perfecto que temía a Dios y se alejaba del mal. 2 Tuvo siete hijos y tres hijas. 3 Tenía muchos servidores y poseía siete mil ovejas,

tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas burras. Este hombre era el más famoso entre todos los hijos de oriente. 4 Sus hijos acostumbraban a celebrar banquetes por tumo, en casa de cada uno

INTRODUCCIÓN El poema de Job encabeza los libros de sabiduría de la Biblia: es el que toca en forma más profunda los grandes interrogantes de la condición humana. Las desventuras de Job, que, después de colmado por la existencia, se ve reducido a la más extrema miseria, no son más que un pretexto para llevarnos a reflexionar sobre lo insatisfactoria que es la vida del hombre en la tierra. El sufrimiento y la muerte son manifestaciones de unn mal más profundo, que es a la vez malestar y mala conciencia del hombre consciente de su destino. No por casualidad Job es presentado como un hombre del país de Us, que no pertenece al pueblo de Dios y no ha entrado en la esperanza de los profetas. A Job le basta contemplar la naturaleza para creer en Dios y su Providencia, pero a éste Dios no lo ha visto ni El le dirigió su Palabra. Job se siente y se reconoce obra de Dios, pero se da cuenta que solamente un diálogo con su Creador le permitiría ubicarse en el lugar que le corresponde y, por más que busque esta apertura, no la encuentra. Las denuncias de Job son una manera de clamar a Dios con toda la fuerza de una esperanza insatisfecha y, al final, Dios tendrá que manifestarse. EL LIBRO DE JOB El punto de partida del libro de Job es un cuento popular que encontramos en las primeras páginas y en la última (1,1-2,13 y 42,10-17): la historia del santo hombre Job. Yavé lo había puesto a prueba, quitándole todo, y a pesar de eso se había mantenido firme, confiado en Dios, que siempre premia al justo. Y al final, Dios le había devuelto todo. Por supuesto que esta moraleja era un poco simple. Entonces un autor, del que no conocemos el nombre, desarrolló este ejemplo de Job en los diálogos de los capítulos 3-41. Ahí Job grita su escándalo frente a la condición humana, y sus tres amigos le oponen las respuestas de los sabios de su tiempo.

job 2 de ellos, e invitaban también a sus tres hermanas a comer y beber con ellos. 5 Una vez terminados los días de esos banquetes, Job los mandaba a llamar para purificarlos; se levantaba muy temprano y ofrecía sacrificios por cada uno de ellos. Pues decía: «Puede que mis hijos hayan pecado y ofendido a Dios en su corazón.» Así hacía Job. R 22,19 6 Un día, cuando los hijos de Dios vinie»°ni2'22 r o n a presentarse ante Yavé, apareció tam*ps'" bien entre ellos Satán. 7 Yavé dijo a Satán: «¿De dónde vienes?» Satán respondió: «Vengo de la tierra, donde anduve dando mis vueltas.» 8 Yavé dijo a Satán: «¿No te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él en la tierra. Es un hombre bueno y honrado, que teme a Dios y se aparta del mal.» 9 Satán respondió: «¿Acaso Job teme a Dios sin interés? io ¿No lo has rodeado de un cerco de protección a él, a su familia y a todo cuanto tiene? Has bendecido el trabajo de sus manos y sus rebaños hormiguean por el país. 1 1 Pero extiende tu mano y toca sus pertenencias. Verás si no te maldice en tu propia cara.» 12 Entonces dijo Yavé a Satán: «Te doy poder sobre todo cuanto tiene, pero a él no lo toques.» Y Satán se retiró de la presencia de Yavé. 13 CJn día los hijos y las hijas de Job estaban comiendo y bebiendo en casa del hermano mayor. 14 Vino un mensajero y le dijo a Job: «Tus bueyes estaban arando y las burras pastando cerca de ellos. 1 5 De repente aparecieron los sábeos y se los llevaron y a los servidores los pasaron a cuchillo. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.» 16 Todavía estaba hablando cuando llegó otro que dijo: «Cayó del cielo fuego de Dios y quemó completamente a las ovejas y sus pastores. Sólo escapé yo para anunciártelo.» 17 Aún no terminaba de hablar cuando O Job vive en tierra extranjera y pagana (üs estaría al sur de Palestina) en un tiempo antiguo. Tiene une situación muy envidiable: es un jefe de nómadas, algo como Abraham, a quien nada le falta. Sin embargo, no es más que un peón en la política mundial, mejor dicho, en la política celestial. Dios tiene su consejo con los hijos de Dios, es decir, con los ángeles, y debe fijarse en consideraciones que a Job se le escapan. En el caso presente, Yavé es desafiado por Satán, es decir, el Adversario, el espíritu que promueve el mal, y a pesar suyo tiene que probar a Job para defender su propio honor. Así, pues, de entrada se pone al hombre en su verdadero lugar. No es el centro del mundo ni puede exigirle a Dios

650 entró un tercero, diciendo: «Los caldeos, divididos en tres grupos, se lanzaron sobre tus camellos, se los llevaron, dieron muerte a espada a tus mozos y sólo yo he escapado para anunciártelo.» 18 Estaba éste contando lo sucedido cuando un último lo interrumpió, diciendo: «Tus hijos e hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa del mayor de ellos. 19 De repente sopló un fuerte viento del desierto y sacudió las cuatro esquinas de la casa; ésta se derrumbó sobre los jóvenes y han muerto todos. Sólo yo pude escapar para traerte la noticia.» 2° Entonces Job se levantó y rasgó su manto. Luego se cortó el pelo al rape, se tiró al suelo y, echado en tierra, 21 empezó a decir: «Desnudo salí del seno de mi madre, sai 49,18 desnudo allá volveré. Yavé me lo dio, Yavé 1 Tiín5^? me lo ha quitado ¡que su nombre sea bendito!» 22 En todo esto no pecó Job ni dijo nada insensato en contra de Dios. p 1 Otro día en que vinieron los hijos de ™ Dios a presentarse ante Yavé, se presentó también con ellos Satán. 2 Yavé dijo a Satán: «¿De dónde vienes?» Satán respondió: «De recorrer la tierra y pasearme por ella.» 3 Yavé dijo a Satán: «¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra; es un hombre bueno y honrado que teme a Dios y se aparta del mal. Aún sigue firme en su perfección y en vano me has incitado contra él para arruinarlo.» 4 Respondió Satán: «Piel por piel. Todo lo que el hombre posee lo da por su vida, s Pero extiende tu mano y toca sus huesos y su carne; verás si no te maldice en tu propia cara.» 6 Yavé dijo: «Ahí lo tienes en tus Lc 22 31 manos, pero respeta su vida.» 7 Salió Satán de la presencia de Yavé e hirió a Job con una llaga incurable desde la que detenga por él la marcha de los acontecimientos. Job no se permite ninguna palabra insensata contra Dios. Aunque no conozca la razón de sus desgracias, comprende que sus intereses personales no se identifican necesariamente con los de Dios. Job toma la actitud que al fin lo salvará y que, de inmediato, procura la gloria de Dios; en efecto, frente al espíritu del mal, que siempre acusa a los creyentes de ser interesados y de esperar premios, Job demuestra que Dios sabe despertar en sus fieles un amor totalmente desinteresado. Se notará la intervención de la esposa de Job: Maldice a Dios y muere. Los que acusan a Dios por el mal existente no solucionan los problemas y cierran el paso a la esperanza.

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job 3

punta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. 8 Job tomó entonces un pedazo de teja 13,46 para rascarse y fue a sentarse en medio de las cenizas. 9 Entonces su esposa le dijo: «¿Todavía perseveras en tu fe? ¡Maldice a

Dios y muérete!» icPero él le dijo: «Hablas como una tonta cualquiera. Si aceptamos de Dios lo bueno, ¿por qué no aceptaremos también lo malo?» En todo esto no pecó Job con sus palabras.

EMPIEZAN LOS POEMAS DE JOB + 11 Tres amigos d e J o b : Elifaz de Teman, Bildad de Suaj y Sofar de Naamat se enteraron de todas las desgracias que le habían ocurrido y vinieron cada uno de su país. Acordaron juntos ir a visitarlo y consolarlo. 12 Lo miraron de lejos y no lo reconocieron. Entonces se pusieron a llorar a gritos; rasgaron sus vestidos y se echaron polvo sobre la cabeza. 13 Luego permanecieron sentados en tierra junto a él siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

Maldito el día en que nací O i Después de esto, Job tomó la pala** bra para maldecir el día de su nacimiento, 2 diciendo: 3 «¡Maldito el día en que nací y la noche 20,14 en que se dijo: Ha sido concebido un hombre! 4 Conviértase ese día en tinieblas, y Dios no se acuerde de él desde allá arriba, ni resplandezca sobre él un rayo de luz. 5 Lo cubran tinieblas y sombras, se extienda sobre él la oscuridad, y haya ese día un eclipse total. 6 Que esa noche siga siempre en su oscuridad. Que no sea considerado entre los días del año, cuando se cuenten los meses. 7 Que sea triste aquella noche, impenetrable a los gritos de alegría. 8 Que la maldigan los que odian la luz del m2¡ '•Ú4 día, y que son capaces de llamar al Diablo. + Como lo notamos en la Introducción, empieza aquí el diálogo sobre el sufrimiento, apartándose de la figura popular de Job, que, en el capítulo 2, se conformaba con aceptar sin discusión la voluntad de Dios. Maldito el día en que nací. Estos primeros versos repiten las palabras que se le escaparon al profeta Jeremías (ver 20,14) en un momento de desesperación; así, pues, no nos debemos extrañar cuando a veces los amigos de Dios dicen cosas semejantes, ni juzgar a algunos que intentan suicidarse, empujados por la desesperación. ¿Para qué dar vida al desesperado, al que se le esconde su camino? Por qué nacen niños lisiados y ciegos, o destinados a una muerte atroz? Pero sería un error pensar solamente en aquéllos o incluso fijarse en esas centenas de millones de hombres que hoy viven marginados y sin esperanzas. Porque, en los mismos países donde no falta nada, el hombre, asfixiado por una civilización materialista, se deses-

9 Que no se vean las estrellas de su aurora; espere en vano la luz, y no vea el despertar de la mañana, 10 por no haberme cerrado la puerta del vientre de mi madre y no haber ocultado a nais ojos el dolor. 11 ¿Por qué no morí al salir del seno y no expiré cuando salía del vientre? 12 ¿Por qué hubo dos rodillas para acogerme y dos pechos para darme de mamar? 13 ¿O por qué no fui como un aborto que se esconde, como los pequeños que nunca vieron la luz? 14 Pues ahora estaría acostado tranquilamente y dormiría mi sueño para descansar, 15 con los reyes y con los ministros del país que se mandaron hacer solitarios mausoleos, 16 o con los príncipes que tienen oro en cantidades, y repletan de plata sus casas. 17 Allí cesan de moverse los malvados y descansan los que se hallan agotados. 18 Incluso los prisioneros son dejados tranquilos y ya no se oyen los gritos del vigilante. i9Allí no se distingue el pequeño del grande, y el esclavo se ve libre de su amo. 20 ¿Para qué dar la luz a un desdichado, la vida a los que tienen amargada el alma,

pera en medio de su abundancia: es allí donde las parejas jóvenes no quieren tener familia. En realidad, Job pregunta sobre el valor de la vida: ¿Vale la pena vivir? ¿No sería mejor no haber existido? Los hombres de siglos pasados vivían llevados por la energía incontenible de la vida. Vivían y se sacrificaban para que viviera su pueblo. Nuestros padres trabajaban y procreaban sin preguntar el porqué. Pero cuando el hombre llega a la madurez de la reflexión critica, necesita una respuesta a esta pregunta: ¿Por qué vivir si la vida al final no llega a ninguna parte? En la historia de Adán, Dios maldice la tierra por culpa del hombre, o más bien, muestra cómo el pecado desfigura la existencia y cómo es amarga la muerte sin esperanza de resucitar. En Ap 9,6 se habla nuevamente de los que anhelan la muerte sin obtener que venga, aludiendo a ios pecadores que sufren sin arrepentirse.

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a los que desean la muerte que no llega y la buscan más que un tesoro; 22 los que saltan de júbilo ante el sepulcro y se alegran cuando llegan a la tumba? 2 3 ¿Para qué dar la vida a un hombre que no encontrará su camino, ya que Dios lo tiene encerrado? 2< * Son los suspiros mi alimento, y se derraman c o m o el agua mis lamentos, 25 porque si algo temo, eso me ocurre, y lo que me atemoriza me sucede. 26 No hay para mí tranquilidad ni calma, mis tormentos no me dejan descansar.» Ningún hombre e s bueno ante Dios A i Elifaz de Teman tomó la palabra y dijo: 2 «¿Te molesta si te hablamos? Pero, ¿cómo guardar silencio? 3 Mira, tú dabas lección a mucha gente, les dabas fuerza a los que tenían débiles sus manos. 4 Con tu palabra sostenías a aquel que vacilaba, robustecías las piernas de los endebles; 5 y ahora que te llega a ti la hora, ¿te impacientas?; ahora que te toca a ti, ¿estás tan conmovido? 6 ¿No te daba confianza tu piedad? ¿No te sentías seguro por tu buena conducta?» 7 Recuerda, pues, ¿cuál es el inocente que haya perecido, dónde se ha visto que los buenos hayan sido exterminados? s Mi experiencia me dice que los que cultivan la maldad y siembran la pena, cosechan ambas cosas. 9 Dios los hace perecer con el aliento de su boca y los aniquila con el soplo de sus narices. 10 Aplasta los rugidos del león, los aullidos del leopardo, como los dientes de los leones chicos. '> El león se muere porque no encuentra presa, y los cachorros de la leona se dispersan. • Elifaz es un creyente. Frente al dolor de Job, repite lo que decía la voz popular en aquel entonces: — Dios hace justicia en la presente vida, premiando a los justos con salud y bienes materiales. — Si tú estás enfermo y abandonado, es que pecaste. Elifaz no se equivoca al recordar cómo las desgracias caen sobre los malos y la Providencia de Dios se manifiesta a menudo en favor de sus amigos. Esto, que cualquiera puede comprobar, la Biblia lo afirma expresamente. Los profetas no vacilaron en decir y repetir a Israel que sus apuros eran la consecuencia de sus pecados. El Deuteronomio lo afirma también (Deut 30,15-20) y el libro de los Jueces pretende demostrarlo con hechos históricos (Jueces 2,11-19). Esto, sin embargo, no se verifica siempre.

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Ahora bien, me comunicaron una novedad, en secreto, y mis oídos escucharon algo. 13 En el momento en que se tienen pesadillas, cuando una pesadez se apodera de los hombres, 14 sentí un escalofrío de susto y mis hue- Gen 15,2 sos temblaron de miedo. 15 ün soplo se deslizó sobre mi cara y se me pararon los pelos de la piel. i 6 Alguien está... no distingo su cara, pero veo una figura ante mis ojos. Hay silencio... 1R 9 luego escucho hablar en voz baja: ' '3 17 ¿Hay algún hombre que se encuentre bueno delante de Dios? 1 a ¿Será puro algún mortal a los ojos de su Hacedor? Ni siquiera en sus servidores Dios confía, él, que descubre fallas en sus mismos ángeles. 19 ¿Qué decir de los que viven en casas de barro y que tienen sus cimientos en la tierra? 20 Los aplasta como polilla, de la noche a la mañana quedan hechos polvo, desaparecen para siempre. 21 Nada los puede salvar, y desaparecen para siempre. No es la sabiduría la que atrae la muerte, 2 sino que la ira de Dios mata al necio, y su furor al insensato.

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3 Yo mismo he visto al insensato echar raíces y luego he maldecido su casa: «¡Que a sus hijos nadie los socorra! 4 ¡Que se los condene y nadie los defienda! 5 ¡Que el hambriento devore su cosecha y se la lleve para esconderla!» Se les arrebatarán sus bienes y los sedientos tomarán su fortuna. 6 Porque la maldad no se afirma en el suelo, la tierra se niega a producir la opresión. i El hombre engendra su propio castigo y los temerarios atraen sobre sí la desgracia. 1 Uama, pues, si quieres; ¿quién te responderá? ¿A cuál de los Santos te dirigirás? 8 Yo, por mi parte, a Dios recurriré y a él expondré mi causa.

Elifaz pretende hablar a consecuencia de una revelación de Dios, como la que tenían en sueños muchos profetas. Seguramente dice la verdad: Ningún hombre será bueno ante Dios, ¿puede ser algún mortal puro ante él? El hombre se queja de que la vida no tiene sentido, pero ¿no será su pecado el que no le permite ver el sentido? ¿Dónde se ha visto que los buenos hayan sido exterminados? (v. 7). El hombre de fe comprende que Dios «derriba a los poderosos y enaltece a los humildes», pero la experiencia diaria parece a menudo contraria. Según el Evangelio, la riqueza puede ser un signo de reprobación. Elifaz habla con tanta seguridad porque no ha padecido en carne propia ni se fija suficientemente en los que sufren.

1 s 2.7

1 Co 3,19

Heb 12 5 Ap 3,19

9 A él, que hace cosas grandes e insondables, maravillas innumerables. i"A él, que derrama la lluvia sobre la tierra y envía las aguas a los campos. 11 Ensalza a los humildes y alivia a los afligidos, 12 por ellos desbarata los planes de los astutos, cuyas m a n o s no logran sus proyectos. 13 Atrapa a los sabios en su astucia, y las decisiones de los sagaces no aciertan. 14 En pleno día tropiezan con tinieblas, y van a tientas c o m o si fuera de noche. 15 Así salva Dios al arruinado cuando lo persiguen y libra al pobre de las m a n o s del poderoso. 16 Así el débil renace a la esperanza, y la injusticia tiene que callar. 17 p i c h o s o el hombre a quien Dios corrige! No desprecies, pues, la lección del Omnipotente, ie pues él es el que hiere y el que venda la herida, el que llaga y hace la curación con su mano. 19 Seis veces te librará de la angustia. y a la séptima el mal no te alcanzará. 20 Durante el hambre, te salvará de la muerte; y en la guerra, del golpe de la espada. 21 Estarás protegido de la lengua malvada, sin miedo a la destrucción cuando ésta llegue. 22 Te reirás de la sequía y del hambre, y no temerás a los animales de la tierra. 23 Harás un pacto con las fieras del campo, y las bestias salvajes no te atacarán. 24 Sabrás que tu tienda está protegida y nada te faltará cuando la revises. 25 Verás multiplicarse tu descendencia, y tus renuevos c o m o la hierba de la tierra. 26 Llegarás a la tumba cargado de años c o m o se recogen a su tiempo las gavillas. 27 Todo esto lo h e m o s comprobado y así es. ¡Escucha tú y aprovecha!» ¿ Q u é e s el hombre para q u e t e fijes e n é l ?

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1 J o b tomó la palabra y dijo: 2 «Si fuera posible pesar mi aflicción y poner mis males sobre una balanza, 3 pesaría m á s que la arena de los mares, y por eso m e faltan las palabras. •» Pues las flechas del Omnipotente están en mí, mi espíritu bebe su veneno, y los terrores de Dios están alineados contra mí. 5 ¿Rebuzna acaso un burro junto a la hierba verde? 6 ¿Muge un buey junto al forraje? ¿Se c o m e sin sal lo desabrido? O Job está amargado contra todos esos amigos que le dicen palabras, pero no le dan la paz. Ahora, suplica a Dios que lo haga morir antes de que, por el exceso del mal, llegue a rebelarse contra él (6,8-10). En 6,15-30, Job subraya el abismo que separa al que sufre del que lo viene a consolar. ¿No lo comprobamos muchas veces al lado de un enfermo? Las palabras de consuelo a menudo son un disfraz: el que consuela al afligido quiere disimular su propio desconcierto ante el dolor del otro y su incapacidad para darle un alivio eficaz. El enfermo, sin embargo, no se deja engañar y se siente más aislado al ver que ya no le dicen la verdad.

¿Se encontrará sabor en la clara del huevo? 7 Así no m e dan ganas de nada, estoy hastiado de mi pan. 8 ¡Ojalá se escuchara mi ruego y Dios m e concediera lo que espero, 9 aceptara aplastarme, y soltara su m a n o Is 38,12 y m e acabara! 10 Al m e n o s tendría consuelo y gozo en medio de mi terrible susto, porque no habría maldecido la decisión del Santo. 11 ¿Con qué fuerza esperaré aún? ¿Me dejarán acaso prolongar mi vida? 12 ¿Acaso resistiré c o m o la roca? ¿Es mi carne de bronce? 13 Ya no encuentro en mí fuerza que m e salve y toda ayuda se ha ido lejos de mí. 15 Mis hermanos m e han fallado c o m o un arroyo, igual que el cauce de torrentes que pasan. jer 15.18 16 Eran cubiertos por el hielo, y sobre ellos se amontonaba la nieve, 17 pero llega el verano y se evaporan, en cuanto hace calor se desecan en su lecho. 18 En busca de ellos las caravanas alargan su camino, avanzan en el desierto y se pierden. 19 Los viajeros de Teman miran a ver si los hallan, 20 y esperan en ellos las caravanas de Sabá, pero al llegar quedan confundidos. 21 Así son ahora ustedes para mí. Pero ¿por qué me miran recelosos y les entra miedo? 22 ¿Les he dicho acaso: «Denme algo, regálenme algo de su fortuna, 23 o líbrenme de una m a n o enemiga y rescátenme de manos de algún opresor? 24 Instruyanme y callaré. Háganme ver en qué m e he equivocado. 25 ¡Da gusto escuchar una sana corrección! Pero, ¿a qué vienen sus críticas? 26 ¿Acaso me reprocharán por mis palabras, dichos de desesperación que se lleva el viento? 27 Mas ustedes disponen de mí c o m o de un indefenso y traicionan a su propio amigo. 28 Pero vuelvan a mí, que no les hablaré mentiras. 29 Vuelvan, puesto que en mí no hay falsedad, vuelvan, que no he dejado de ser justo. 30 ¿Hay acaso falsedad en mis discursos? ¿No sé todavía distinguir el mal del bien?»

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1 No m á s que un servicio militar es la vida del hombre sobre la tierra, y sus días son los de un jornalero. 2 Se parece al esclavo que suspira por la sombra,

En el capítulo 7, Job se dirige a Dios ausente. No olvidemos que, según el libro, Job es de un pueblo pagano y no conoce a Dios Padre. Piensa que, tal vez, Dics es celoso, y que se fija en el hombre para castigarlo en el acto; mejor sería escapar a la mirada de un observador así. Sin embargo, esta queja de Job contra Dios nos recuerda los roces entre seres que se aman y, porque se aman, se muestran exigentes uno respecto al otro. ¿Qué es el hombre para que te fijes tanto en él? Job sueña con un Dios lleno de cariño para su criatura. Y también, si Dios está vigilando en cada momento a su criatura predilecta, ¿no sería porque no puede vivir sin el hombre?

job 9 o al jornalero que espera su salario. 3 Así a mí m e han tocado meses d e decepción, y fueron mi parte noches de dolor. 4 Al acostarme digo: «¿Cuándo llegará el día?» Al levantarme: «¿Cuándo será de noche?» Dt 28 67 v hasta el crepúsculo m e abruman mis inquietudes, s Mi carne está cubierta de gusanos y costras, mi piel se ha arrugado y se deshace, 6 mis dias han corrido m á s rápidos is 38,12 que la lanzadera, y se pararon cuando ya no hubo hilo. ? Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán m á s la felicidad. a Los ojos que m e miraban ya no m e verán, y ante tu propia vista dejaré de existir. 9 sab 2,1 Así c o m o la nube se disipa y pasa, stgo 4,14 así el que baja donde los muertos no sube m á s . io No volverá a su casa Eci 1.2 y los lugares en que estuvo no lo verán jamás. 11 Por eso no callará mi boca, sino que expresaré mis angustias y m e quejaré a la medida de mi amargura. 12 ¿Soy acaso el Mar o el Monstruo marino, para que pongas guardia a mi alrededor? 13 Si digo: «Mi cama m e consolará, y mi descanso aliviará mi llanto, i* entonces tú m e asustas con sueños y m e aterrorizas con visiones. 15 Preferiría ser sofocado: la muerte antes que estos delores. 16 Mira que desfallezco, no viviré para siempre. ¡Déjame! Ves que mis días son un soplo. 17 ¿Qué es el hombre para que te fijes tanto en él 18 y pongas en él tu mirada, para que lo vigiles cada mañana y lo pongas a prueba a cada instante? 19 ¿Cuándo apartarás de mí tus ojos y m e darás tiempo de tragar mi saliva? 20 Si he pecado, ¿qué te he hecho a ti, guardián de los hombres? 2i ¿Por qué m e has tomado c o m o blanco de tus golpes? ¿En qué te molesto? ¿Por qué no olvidas mi falta y no dejas pasar mi pecado? 22 Porque pronto m e voy a acostar en el polvo, y cuando m e busques, ya no existiré.» ¿ A c a s o D i o s tuerce el d e r e c h o ?

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1 Entonces Bildad de Suaj dijo: 2 «¿Hasta cuándo hablarás así y soltarás tus palabras c o m o viento huracanado?

O Job se desconcierta frente a un Dios inaccesible. La grandeza del Crador, que se manifiesta en sus obras, no lo consuela cuando sufre sin ser escuchado. La desgracia de un solo justo desfigura el universo. Pero otra vez Job no cuestiona solamente el mal, sino la misma situación creada por la existencia del hombre con su libertad. Ei Dios que nos hizo personas libres debe ser también Persona; y mientras no nos dirige la palabra, su silencio puede (¿debe?) ser interpretado como una negativa a dialogar y una muestra de agresividad a nuestro respecto. Pero, ¿realmente soy bueno? /Y/ yo mismo lo sé. Job nos hace recordar esos procesos famosos en los cuales militan-

654 3 ¿Acaso Dios tuerce el derecho y el Altísimo ha faltado a la justicia? 4 Si tus hijos pecaron contra él, él ya los entregó en m a n o s de su maldad. 5 Pero si recurres a Dios e imploras al Omnipotente, 6 si vuelves a ser puro y sincero, desde ahora él cuidará de ti y te irá bien todo, porque serás justo. 7 Tu antiguo estado parecerá bien poco, tan feliz será el nuevo. s Pregunta a la generación pasada y medita en la experiencia d e tus padres. 9 Nosotros s o m o s de ayer, no s a b e m o s nada, pues en la tierra p a s a m o s c o m o una sombra. io Pero ellos te enseñarán y te hablarán, expresarán para ti su pensamiento. ii ¿Acaso crece el papiro fuera del pantano y el junco donde no hay aguas? 12 Aún en su verdor, antes de que lo corten, se seca m á s pronto que cualquier hierba. 13 Esta es la suerte de los que olvidan a Dios, así perecen las esperanzas del impío. i" Su confianza se vacía c o m o el bolsillo y su seguridad es una tela de araña. 15 Si se apoya en ella, no lo aguanta, se agarra a ella, y no resiste. 16 Lo habían regado de madrugada y por encima del muro salían sus ramas. i? Sus raíces entrelazadas en las rocas; ahí vivía en casa d e piedra. i8 Pero lo han quitado de su lugar y lo niega su propio sitio: «Nunca te he visto.» 19 Véanlo c ó m o se pudre en el camino, mientras que en el suelo brotan otros. 20 No, Dios no desprecia al hombre íntegro, ni tampoco toma de la m a n o a los malvados. 21 Tu boca aún se llenará de risa y tus labios de alegría. 22 Tus enemigos se avergonzarán y la carpa de los malos desaparecerá.»

Yo no puedo discutirte. Sin embargo... Q

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Job tomó la palabra y dijo:

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«En verdad, yo sé que es así. ¿Cómo puede un hombre justificarse ante Dios? 3 Si quisiere discutir con él, no podría responderle ni una entre mil veces. 4 Su corazón es sabio y su fuerza es enortes acusados injustamente por su propio partido llegan a reconocer «espontáneamente» su culpabilidad. Asimismo, muchas veces basta que nos toque una desgracia para sentimos pecadores. Este sentimiento de culpabilidad no hace sino una sola cosa con otro sentimiento opuesto de agresividad, esta vez: Dios es injusto al dejar que suframos. Resignación sin alegría y agresividad contra Dios son dos caras de una misma verdad: la condición humana es inaceptable mientras Dios dispone de una persona que no lo puede encontrar. Tú me hiciste el favor de darme la vida. Job no puede negar que Dios se preocupa de sus criaturas, y recuerda las maravillas que Dios realiza en la madre embarazada. Pero

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me. ¿Quién le ha opuesto resistencia y ha no, él venda los ojos de los jueces, pues si ,,M , salido triunfante? no es él, ¿quién será entonces? 5 El traslada los montes sin que se den 25 Mis días han sido m á s rápidos que un correo, cuenta y los sacude en su furor. se m e fueron sin conocer la felicidad, is 1313 6 ^' r e m u e v e Ia tierra de su sitio y la es26 se han deslizado lo mismo que canoas de junco, sai 114,7 tremece hasta sus cimientos. 7 c o m o el águila que se lanza sobre la presa. Si él no quiere, no aparece el sol, y si él 27 A pesar de que digo: «Voy a olvidar mis quejas, las tapa, no lucen las estrellas. cambiaré de semblante y m e pondré alegre», 8 El solo extendió los cielos y abatió las 28 tengo miedo de que m e hagas sufrir furias del mar. porque sé que tú m e condenas. 9 El dispone la Osa y Orion, las Pléyades 29 Y si soy culpable, ¿para qué cansarme en vano? y las Cámaras del sur, 30 Aunque m e lave con nieve is i,u is40 22 ' 0 n a c e cosas grandiosas que superan el y limpie mis m a n o s con jabón, 44>4 entendimiento, él, que obra incontables 3i tú m e hundes en las inmundicias, maravillas. y mis propias ropas tienen horror de mí. 1 32 El no es un hombre c o m o yo, para responderle, 1 Si pasa junto a mí, yo no lo veo. Si se para comparecer juntos en juicio. desliza, no lo advierto. 33 No hay arbitro entre nosotros 12 Si se apodera de una presa, ¿quién se que tenga poder sobre los dos, lo impedirá? ¿Quién podrá decirle: qué es 34 y aparte de mí su vara para que su terror no m e espante m á s . lo que haces? 13 35 Puesto que es así, yo conmigo hablaré Dios no disimula su rabia cuando se sin tenerle miedo. enoja; bajo él quedan postrados los monstruos de antaño y se hallan humillados a sus pies los monstruos que sembraban el Como un león me persigue 1 desorden. ¡Mi alma está hastiada de la vida!, 14 por lo que daré libre curso a mi ¡Cuánto menos podría yo discutirle y queja, hablaré de mi amargura. Rom 9,20 presentar razones frente a él! 2 15 Quiero decirle a Dios: Mo me condenes; Yo, que no soy atendido cuando, aun por qué me has demandado. teniendo razón, me presento a mi juez para dime 3 ¿Acaso te conviene mostrarte duro, despedirle clemencia. 16 Y si él acude a mi llamado, ¿podré es- preciar la obra de tus manos y favorecer el plan de los malvados? tar seguro que me atenderá? 17 4 El, que me aplasta sólo por un pelo y ¿Tienes tú ojos humanos? ¿Ves como 10s s11isj que multiplica sin razón mis heridas, un hombre? '* 5 18 que no me deja ni respirar con tantas ¿Son tus días como los del hombre, tus amarguras que me hace tragar. años como los años de un mortal? 19 6 ¿Recurriré a la fuerza? El es más forzu¿Para qué andas rebuscando mi falta, do, y si le meto pleito, ¿quién le hará la indagando mi pecado, 7 citación? aunque sabes muy bien que yo no soy 20 Si pienso estar en la razón, mi boca culpable y que nadie puede librarme de tu puede condenarme, y si me encuentro ino- mano? 8 cente, ella me declarará culpable. Tus manos me han modelado, me han 21 Pero, ¿realmente soy bueno? ¡Ni yo formado, y luego, enojado, ¿me quieres sai 139,13 mismo lo sé! ¡Desconfío de mi existencia! destruir? 22 9 Pues todo es igual, por eso he dicho: Acuérdate que me amasaste como el Ecl 9 2 ' le quita la vida tanto al bueno como al malo. barro y que me harás volver al polvo. 23 10 Si una calamidad trae repentinamente ¿No me derramaste como leche y me la muerte, se ríe de la desesperación de los hiciste cuajar como el queso? 11 inocentes. De piel y de carne me cubriste y de 24 En una nación dominada por un tira- huesos y nervios me tejiste, esas atenciones solamente abren el camino a sus exigencias: los regalos que nos vienen de la gente de arriba despiertan nuestra agresividad más que nuestra gratitud: veo que tenías secretas intenciones.

Después de sus años de despreocupación, el hombre descubre el peso de su responsabilidad, y es entonces cuando la ausencia voluntaria de su Creador exaspera sus inquietudes y prepara su rebeldía.

job 12 12 me hiciste el favor de darme la vida y te inclinabas hacia mí para cuidar mi respiro. 13 Pero veo que tenías secretas intenciones y sé que en tu pensamiento está 14 vigilarme cuando peco y no disculparme ni una falta. is Si soy culpable, ¡desgraciado de mí!, y si soy inocente, no me atreveré a levantar la cabeza; estoy rojo de vergüenza, embriagado de aflicción. i 6 Estoy agotado, pero como un león me persigues, te gusta triunfar sobre mí; 17 Redoblas tus ataques y tu furor aumenta en contra mía, tus tropas de refresco me asaltan sin tregua. 18 ¿Por qué m e sacaste del seno materno? Habría muerto y ningún ojo m e habría visto. 19 Sería como si no hubiese existido nunca y m e habrían llevado del vientre materno al sepulcro. 20 ¿No son bien poca cosa los días de mi existencia? Apártate de mí, que goce un poco de alegría, 21 antes de que m e vaya, para no volver más, a la región de tinieblas y de sombra, 22 tierra de oscuridad y desorden, donde la misma claridad se parece a la noche oscura.» Discurso d e Sofar i Sofar de Naamat tomó la palabra y dijo: 2 Al hablador, ¿no se le contestará? Por hablar mucho, ¿tendrás tú la razón? 3 Tu palabrería, ¿hará guardar silencio a los demás? ¿Acaso te burlarás sin que nadie responda? 4 Tú has dicho: «Es pura mi conducta y soy irreprochable a los ojos de Dios. 5 ¡Ojalá hablara Dios, ojalá te viniera a contestar 6 y te revelara los secretos de la Sabiduría, que desconciertan a los más entendidos!; "co'il comprenderías, entonces, que él te pide cuenta de tu falta. 7 ¿Pretendes asemejarte a Dios y llegar a la perfección del Omnipotente? 8 Es más alta que los cielos, ¿qué harás? Ef 3,18 Más profunda que el infierno, Ba 3,29 ¿cómo la conocerás? 9 Su amplitud es m á s extensa que la tierra, y más ancha que el mar. io Si él quiere pasar, ¿quién le cerrará el paso? Y si toma algo, ¿quién lo hará devolver? 11 Porque él conoce a ios malhechores, descubre la maldad y la mantiene a su vista.

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-t- Sofar siguió repitiendo los argumentos de ios sabios: si sufres, eres culpable; corrígete y sanarás. Job entonces sigue acusando a Dios. Enumera algunas de las injusticias que comprobamos diariamente. Después, en 12,14-25, hace resaltar que el poder de Dios se mani-

656 12 Así el insensato se hace cuerdo como se amansa el pollino salvaje. 13 Que si tu corazón es recto y tiendes tus manos hacia él, ii si alejas la maldad que hay en tus manos y no dejas que la injusticia habite en tus tiendas, 15 entonces levantarás tu frente limpia, te sentirás firme y sin temor. i8 Se te olvidarán tus penas y su recuerdo será como de aguas que pasaron. i? La vida amanecerá para ti m á s resplandeciente is 58,8 que el mediodía, y la oscuridad se volverá mañana. i» Vivirás seguro, lleno de esperanza, serás protegido y te acostarás tranquilo. 19 Cuando te acuestes, no te molestarán y muchos te vendrán a adular. 20 En cambio, los malvados desfallecen, y les falla todo refugio en que confiaban; su única esperanza es la muerte.» ¿Acaso quieren defender a D i o s con mentiras? 4 " J i J o b tomó la palabra y dijo: + l £á 2 «Todos deben pensar como ustedes y con ustedes morirá la sabiduría. 3 Pero yo no tengo menos experiencia: ¿quién no sabe todo lo que han dicho? 11 Al oyente le corresponde criticar, igual que al paladar saborear lo que come. 12 ¿No se halla entre ancianos la sabiduría y la inteligencia donde hay muchos años? 4 Pero he pasado a ser objeto de risa para mi amigo, yo que clamo a Dios y no m e responde. ¡Motivo de risa es el hombre intachable! 5 «Desprecio al desdichado», así juzga el satisfecho; «un golpe más a quien vacila». 6 Las casas de los salteadores están en paz, y viven seguros los que enojan a Dios, los que tienen su Dios en su propia fuerza. 7 Pero pregunta a las bestias y a las aves del cielo para que te instruyan, Mt 6,26 a los reptiles de la tierra te enseñarán y los peces del mar te lo darán a conocer. 9 ¿Quién no sabe entre las criaturas que todo esto lo hizo la mano de Dios? io El, que tiene en su mano el soplo d e todo viviente Núm 16,22 y el espíritu de todo ser humano. 13 En él están la sabiduría y el poder, a él pertenecen el consejo y la inteligencia. is 11.2 14 Si él destruye, nadie puede reconstruir; si tiene encerrado a alguien, no se puede abrir; si retiene las aguas, viene la sequía; is si las deja correr, devastan la tierra. i8 Son suyas la fuerza y la prudencia, en su mano el que yerra y el que lo hace errar. fiesta más que todo por su acción devastadora. Vuelca la suerte de los poderosos, desvirtúa la sabiduría de los sabios, impide que el hombre tenga éxito y no deja que duren sus empresas. Job llega a decir que, en medio de un universo perfecto, la historia de los hombres no tiene sentido ni razón.

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7A los ministros los hace andar descalzos, y vuelve locos a los gobernantes. IB El suelta a los reyes de sus cadenas, lo mismo que si quiere se las impone. 19 Hace andar descalzos a los sacerdotes y derriba a los poderosos. 20 impone el silencio a los hombres sinceros y a los ancianos priva del recto juicio. 21 Extiende el desprecio sobre los nobles y a los fuertes se les caen sus armas. 22 Quita sus tinieblas a las profundidades y saca a la luz la sombra. 23 Engrandece a las naciones o las destruye, ensancha a los pueblos o los suprime, 24 desanima a los jefes del país, y los hace vagar por desiertos sin caminos; 25 caminan a tientas en tinieblas y se tambalean como un ebrio.

tencias de ceniza y sus argumentos son de barro. 13 ¡Cállense, ahora voy a hablar yo, y que me pase cualquier cosa! 14 Agarro mi carne con mis dientes y pongo mi vida en las palmas de mis manos. 15 No importa que me quite la vida con tal de que en su presencia pueda justificar mi conducta. 16 Y esto será para mí un triunfo, pues ningún impío se atrevería a comparecer ante él. 17 ¡Oigan bien lo que les digo, pongan atención a mis explicaciones! is Voy a defender mi causa porque estoy que tengo la razón. toc esto nan vist0 mis seguro • 1 3 ' ^'' *° '° 19 ¿Quién quiere pleitear conmigo? ¡In• •*** ojos, y mis oídos lo han escu- mediatamente aceptaría quedarme callado chado y entendido. y morir! 2 20 Todo lo que ustedes saben, yo también Concédeme solamente dos cosas para lo3sé, en nada me ganan ustedes. que no me esconda de ti: 2 Pero yo quisiera hablarle al Todopodei Saca tu mano que tienes puesta sobre roso y echárselo en cara a Dios. mí y no me asustes más con tu terror. 4 22 Ustedes no son más que charlatanes, En seguida, comienza el juicio y yo restodos ustedes son médicos que no sirven ponderé, o mejor, yo hablaré y tú me para nada. contestarás. 5 23 ¡Quién pudiera obligarlos a guardar si¿Cuántas faltas y pecados tengo? ¿Cuál lencio!, eso sería el único acto sabio de ha sido mi transgresión o mi ofensa? 24 ustedes. ¿Por qué me vuelves la cara y me tra6 Oigan, por favor, mi acusación y fíjense tas como a un enemigo tuyo? 25 en la defensa que pronuncian mis labios. ¿Quieres asustar a una hoja que arras7 ¿Acaso quieren defender a Dios con ar- tra el viento o perseguir a una paja seca? 26 gumentos falsos y por él van a decir men¡Tú, que dictas contra mí amargas sentiras? tencias y que me achacas los pecados de 8 ¿Así van ustedes a ponerse de su parte la juventud, 27 y a hacer su defensa? que colocas cadenas en mis pies o que 9 ¿No sería bueno que él los examinase vigilas todos mis pasos observando las hueprimero? Pues no lo engañarán a él como llas de mis pies! se engaña a un hombre; i° los castigaría a ustedes severamente si El hombre nacido de mujer tiene corta vida favorecieran a alguien en secreto. ii ¿Ya no temen ustedes su Majestad ni \A 'El hombre nacido de mujer les asusta el terror que inspira? \> *•* tiene corta vida y abundantes 12 Los refranes de ustedes son como sen- tormentos. • Frente a las injusticias de la vida, la sabiduría humana no tiene una respuesta adecuada. Job acusa entonces a estos sabios que pretenden justificar a Dios olvidando la realidad (13-1-16). ¿Acaso quieren defender a Dios con argumentos falsos? Mejor callar y reconocer nuestra ignorancia. Esta osadía será para mí un triunfo. Job prefiere acusar a Dios y exigirle un juicio. Aunque se dé cuenta de que tal actitud es una blasfemia, está tan convencido de que Dios es justo, que lo quiere obligar a salir de su silencio. Ya que por la discusión no se saca nada en limpio, Job intenta otro camino: provocar a Dios. Quizá Dios lo hará perecer por su osadía, pero, por lo menos, Job habrá tenido una respuesta y sabrá por qué muere (13,13-20). En realidad Job sabe que Dios no lo condenará por ha-

berse presentado ante él: pues un impío no se atrevería a comparecer ante él. Esta actitud temeraria de Job frente a Dios viene a corregir la imagen demasiado difundida de un creyente que acepta resignado sin tratar de comprender. Job no se postra ante Dios como un siervo, sino que, por ser una criatura libre, es consciente de su dignidad a los ojos de su Hacedor. Job no se conforma con la muerte presente y pide explicaciones; y la continuación de la Biblia nos dirá que Dios quiere dar a los hombres eso precisamente que Job exige. O Job presenta a través de su causa personal la condición del hombre, y lo hace en forma muy parecida al Eclasiastés. Subraya del hombre que:

job 15 2 Como laflor,brota y se marchita, y pasa como sombra, sin detenerse. Se deshace como leña carcomida, 3 como vestido que se come la polilla, ¿y sobre un ser así abres tus ojos y lo citas a juicio frente a ti? 4 ¿Quién podrá sacar lo puro de lo impuro? Nadie. 5 Pues sus días ya están contados, de ti solo depende el número de sus meses, y tú Eci6,i2 | e has puesto un límite que no se puede pasar. e Aparta de él tu mirada y déjalo hasta que termine su trabajo diario como un jornalero. 7 El árbol tiene una esperanza: pues, si es cortado, aún pueden salirle renuevos, que seguirán brotando. 8 Aunque sus raíces se hayan envejecido en la tierra, y su tronco muera en el suelo, 9 al contacto del agua rebrota y echa raECI 3,21 maje como una planta nueva. io pero el hombre que muere, queda inerte. Cuando un hombre expira, ¿dónde está? 11 Las aguas del mar podrán desaparecer o los ríos podrán agotarse y secarse; 12 el hombre, en cambio, no se levantará de su tumba. Se gastarán los cielos antes que despierte, antes que se levante de su sueño. 13 ¡Ojalá tú me escondieras en el lugar de los muertos y me ocultaras allí hasta que cese tu ira, fijando una fecha en que vuelvas a acordarte de mí! 14 Esperaría que pasara el tiempo de mi servicio militar hasta que llegara la hora del relevo. 15 Me llamarías y te respondería; reclamarías la obra de tus manos. i6 Si dejaras de contar mis pasos, y tener en cuenta mi pecado, 17 mi delito quedaría sellado en un saco y blanquearías mi pecado. 18 Más fácilmente caerá el monte y la roca se cambiará de lugar, 19 las a g u a s desgastarán las piedras y la lluvia cubrirá la tierra, antes que vuelva a vivir el h u m a n o que muere, pues tú le quitas toda esperanza. 20 Lo atacas, y se va para siempre, desfiguras su rostro y lo despides. — su vida es corta; — sus sufrimientos son numerosos; — la gracia de su juventud prepara la caída del adulto; — está mezclado de impurezas, es decir, algo misterioso que echa a perder todo lo que emprende; — al contemplar la vida desearía vivir siempre, pero no se le concede. El pensamiento de la muerte amarga sus días más felices.

658 2i Si son honrados sus hijos, él no lo sabe; si son despreciados, él no se da cuenta. 22 Sólo puede afligirse por su propia carne y lamentarse por su alma.» Otro discurso d e Elifaz i Elifaz de T e m a n t o m ó la palabra y dijo: 2 «¿Responde un sabio con varios razonamientos, 3 y se hincha con puro viento defendiéndose con palabras inútiles y con discursos de que no se saca provecho? 4 ¡Tú, incluso, destruyes la piedad, ya no se puede meditar ante Dios! s Tus faltas te dictan tus discursos y te pones a hablar c o m o los astutos; 6 tu propia boca te condena, no yo, tus propios labios te acusan. "i ¿Eres tú el primer hombre que ha nacido? ¿Se te dio a luz antes que las colinas? s ¿Sabes acaso los secretos de Dios? ¿Eres dueño de toda la sabiduría? 9 ¿Qué sabes tú, que nosotros no sepamos? ¿Qué comprendes, que nosotros no comprendamos? io También entre nosotros hay ancianos, y hasta nacidos antes que tu padre. ii ¡Así que no te bastan los consuelos de Dios y las palabras que se te dicen con cariño! 12 ¿Por qué te arrebata tu furor y por qué brillan tus ojos, 13 cuando te enojas contra Dios, con palabras que no salen del corazón? i* ¿Qué es el nombre y c ó m o sería puro? ¿Cómo puede ser justo un hombre nacido de mujer? 15 Si Dios no confía ni en sus santos, y hasta los cielos no son puros a sus ojos, 16 ¡cuánto m e n o s ese ser abominable y corrompido, el hombre, que bebe la maldad c o m o el agua! 7 1 Te lo explicaré si m e escuchas, te contaré lo que he visto, 18 lo que enseñan los sabios, toda la verdad que aprendieron de sus padres, 19 en el tiempo que se les dio este país, antes que pasara ningún extranjero. 20 El malvado vive toda su vida atormentado, y mientras se prolongan los años del opresor, 21 gritos espantosos le resuenan en los oídos. 22 En plena paz sueña con asesinos, desespera salir de las tinieblas y se ve cayendo bajo la espada, 23 tirado en el suelo c o m o pasto de los buitres. 24 Sabe que se acerca el día sin luz, ansiedad y angustia lo vienen a asaltar c o m o un rey pronto al asalto. Aquí vemos uno de los resultados de la educación que Dios dispensó a Israel durante siglos. Por medio de las palabras proféticas los israelitas adquirieron el sentido de su responsabilidad y, luego, descubrieron que eran personas. Mientras sus antepasados, bien fueran Jacob o Moisés, aceptaban su destino mortal, ellos buscaban desesperadamente una Buena Mueva.

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659 25 ¡Es que alzaba su m a n o contra Dios y se atrevía a retar al Omnipotente! 26 Corría contra él, con el cuello tendido, protegiéndose con escudo macizo, 27 pues tenía el rostro hundido en su gordura y sus lomos cubiertos de grasa, 28 habitaba ciudades destruidas, casas donde ya nadie vive porque están a punto de convertirse en ruinas. 29 No se enriquecerá y su fortuna no durará; la sombra de su follaje no se extenderá sobre la tierra. 30 Una llama quemará sus brotes y el viento barrerá su flor. 31 No te confíes en su talla, sabemos que es vanidad. 32 Su renuevo se marchitará antes de tiempo, y su ramo no reverdecerá; 33 c o m o la viña dejará caer sus racimos malos, dejará caer c o m o el olivo su flor. 34 Porque la raza del impío es estéril, y el fuego quema la tienda del soborno. 35 Quien concibe del mal y da a luz injusticia, abortará el fruto de su seno.» ¿ D ó n d e e s t á mi e s p e r a n z a ? 1 fi ' ^0^ r e s P o n c ' i ó diciendo: O J L w 2 «¡He oído m u c h a s cosas c o m o éstas!, ¡pesados consoladores son todos ustedes! 3 ¿No se acabarán tus palabras vanas? ¿Quién te ha enojado para que respondas así? 4 Yo también podría hablar c o m o ustedes si estuvieran en mi lugar. Multiplicaría las palabras y movería la cabeza por ustedes, 5 los reanimaría con discursos bonitos hablando con toda libertad. 6 Pero cuando hablo, no se suaviza mi dolor, y si callo, tampoco se aparta de mí. 7 Pues ahora, el envidioso ha agotado mis fuerzas y su bando se apodera de mí. 8 Se levanta contra mí c o m o acusador, mi calumniador m e acusa a la cara. 9 Su furor encontró a quien desgarrar y m e persigue, rechinando contra mí sus dientes. Los ojos de mis enemigos m e rodean c o m o espadas 10 y abren contra mí su boca. Han golpeado mis mejillas, se burlan de mí, todos juntos m e acosan. 11 Dios m e entrega a los injustos O En 14,13-17 Job menciona el lugar de los muertos, en que los judíos pensaban tener, después de la muerte, una apariencia de vida, pero más como reclusos lejos de Yavé que como hombres, que viven y alaban a Dios (ver Isaías 38,18-19). Cuando algún hombre ha sido despertado por Dios a la comprensión de su propio vaior como persona libre, ya no acepta desaparecer para siempre. Y si Dios le concediera sobrevivir en un lugar que no fuera junto a él, el hombre siempre anhelaría alcanzarlo; Esperaría que pase mi tiempo de servicio, entonces me llamarías y te respondería. Aquí encontramos otra vez la imagen de Dios misteriosamente inclinado sobre el hombre. En los capítulos 15-18, cada uno prosigue sin escuchar al otro: Job expresa su desesperación y sus amigos repiten

y m e arroja en m a n o s de los malvados. 12 Yo vivía tranquilo cuando comenzó a sacudirme, m e tocó por el cuello y m e hizo pedazos. 13 Me ha puesto c o m o blanco de sus tiros, que m e cercan completamente; traspasa mis entrañas sin piedad y derrama por el suelo mi hiél. 14 Me llena de agujeros y se lanza contra mí c o m o un guerrero. 15 Me he puesto un saco c o m o traje, y he hundido mi frente en el polvo. 16 Mi cara está colorada por el llanto y mis párpados, ojerosos. i ? Y eso que en mis m a n o s no hay violencia y mi oración ha sido pura. i 8 ¡Tierra, no tapes mi sangre Gír, 4,10 y que mi grito llegue a todas partes! 19 Ahora todavía, mi testigo está en los cielos, el que habla por mí está en las alturas. 20 Mi clamor ha llegado hasta Dios y mis lágrimas corren ante él. 21 ¡Si hubiera un arbitro entre un hombre y Dios, c o m o entre el hombre y su prójimo! 22 Pues son p o c o s los años que m e quedan, y pronto m e iré por el camino sin regreso.

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i Mi respiración va disminuyendo, y mis días se van apagando y ya no m e queda m á s que el sepulcro. 2 ¿No soy acaso el blanco de las burlas y no pasan mis ojos noches de amargura? 3 Coloca tú mismo mi fianza al lado tuyo, ya que nadie quiere tocarme la mano. 4 Pero, si ninguna m a n o se levanta en mi favor, es que tú mismo los volviste ciegos, 5 c o m o quien reparte a sus amigos mientras que sus hijos pasan hambre. 6 Ahora soy el comentario de todo el mundo, y soy c o m o uno a quien le escupen la cara. 7 Mis ojos se cierran de pena y mis miembros se desploman c o m o la sombra, s Los hombres correctos se asombran al verme, los buenos se indignan: «Miren al pecador». 9 El justo se siente m á s firme en su camino, el hombre de m a n o s limpias redobla su energía. 10 Pero vuelvan ustedes y acerqúense todos. ¿Así que no hay ni un sabio entre todos ustedes? 11 Mis días han pasado, mis planes han fracasado; las ansias de mi corazón 12 m e asaltan de noche como de día y no me dejan dormir. su convicción de que las desgracias están destinadas al malvado. Nótese el pasaje 16,8-17,7, que recuerda a Isaías 53 y también a los salmos que evocan la Pasión de Cristo. El hombre que sufre, lo sepa o no, comparte la Pasión de Cristo; en él sigue el enfrentamiento del pecado con la justicia de Dios. Dios parece despiadado al perseguir a su criatura, al llevarla hasta la humillación total; en realidad, está extirpando las raíces de nuestro orgullo. Los versículos 17,8-10 se deben comprender como una respuesta irónica de Job a sus amigos: ustedes dicen que, al ver la desgracia del malo, los justos alaban la justicia de Dios; entonces, al verme asi humillado, ¡alégrense y digan: bien hecho!

Job 19 13 Mas, ¿qué espero?, pues entre los muertos está mi casa. En las tinieblas he tenido mi cama, 14 al sepulcro le dije: «Tú eres mi padre», 15 y a los gusanos: «Mi madre y mis hermanos». ¿Dónde está mi esperanza? ¿Quién divisará para mí la felicidad? 16 ¿Acaso bajará conmigo al infierno y nos hundiremos juntos en el polvo?» A O i Bilbad de Suaj tomó la palabra y les dijo: X O 2 «¿Hasta cuándo retendrán sus palabras? Escúchenme y podremos contestar a Job. 3 ¿Aceptaremos pasar por animales sin entendimiento y que nos consideren como bestias? 4 ¡Oh, tú que en tu enojo te destrozas! ¿Crees que por tu causa vendrá la desolación sobre el país 5 y se desplazarán las rocas de su lugar? Sí, la luz del malvado se apaga y no brilla la llama de su fuego. 6 Se oscurece la luz en su tienda y su lámpara encima de él se apaga. 7 Sus pasos vigorosos se acortan, y sus propios designios lo hacen tropezar. e Corría, cuando sus pies se prendieron en la red. Caminaba sobre mallas, 9 y por el talón lo apresa el lazo, el garrote le cae encima. io Escondida en la tierra está la cuerda para atarlo, una trampa lo espera en el camino. ii Por todas partes lo estremecen terrores que lo persiguen paso a paso. 12 Está hambriento en medio de sus riquezas, la desgracia está de pie a su lado, 13 la lepra devora su piel, una fiebre mortal consume sus miembros, 14 lo arrancan de su carpa en que se sentía seguro y lo llevan al Rey de los terrores; 15 su tienda ya no es suya y la puedes tomar, se esparce azufre sobre su lugar. 16 Sus raíces abajo se secan y sus ramas arriba se marchitan. 17 Hasta su recuerdo ha desaparecido de la tierra, y su nombre ya no se pronuncia en todo el territorio, is Lo echan de la luz a las tinieblas, 10 expulsan del mundo. 19 Para él, ni descendencia ni posterioridad en su pueblo, ni sobrevivientes por donde pasó. 20 Los de occidente y los de oriente se espantan y se asombran de su destino: 21 No son más que eso las moradas del injusto; ése es el destino de aquel que no reconoció a Dios.» 1 Q ' ^°' 5 resPon Cuando te vaya bien, aprovecha, y cuando te vaya mal, reflexiona: Dios manda lo uno como lo otro y nadie puede saber lo que sucederá después de él. 15 En mi vida, tan decepcionante, h e visto todo: hay justos que perecen a pesar d e su justicia, e impíos q u e prolongan s u s días y s u maldad. 16 No seas excesivamente justo ni te hagas demasiado el sabio, n o sea que te pierdas. 17 No te hagas el malo en extremo y no seas tonto, no sea que mueras antes de tiempo. i8 Es bueno procurar esto sin olvidar aquello; el que teme a Dios sabe juntar los dos. 19 Su sabiduría hace al sabio más seguro que los diez jefes de las ciudades, 20 pues nadie es tan santo en la tierra que haga el puro bien y no peque Job1 J14,4 1,8 nunca. 21 No hagas caso de todo lo que se dice, para que así no escuches a tu esclavo hablar mal de ti, 22 p U es tú mismo sabes muy bien cuántas veces has hablaflom 3,20 do mal de los demás. 23 Todo esto lo examiné con espíritu crítico; y me decía: 24 «Alcanzaré la sabiduría.» Pero está muy lejos, más inaccesible que todo lo que existe, y profunda, muy profunda, ¿quién la encontrará?

bienes y honores, que ya no tiene nada que desear. s¡r 14,3 Sin embargo, Dios no le permite gozar de ellos, sino Le 12,20 q u e | o s a p r0 vecha un extraño. 3 Supongamos un hombre que ha tenido un cenjob 3,11 tenar de hijos y que ha vivido muchos años, y que con tener larga vida no encuentra la felicidad ni tiene después una sepultura. * En este caso digo que más feliz que él fue el que nació antes de tiempo. 5 Porque éste nace en vano, se va a las tinieblas y su nombre quedará oculto en las tinieblas. No vio el sol, ni siquiera lo conoció, pero ha tenido más descanso que el otro, e Pues éste no habría gozado la felicidad, aunque hubiera vivido dos mil años. ¿No para todo en el mismo lugar? 7 Todo esfuerzo del hombre es para llenar su boca, y él queda insatisfecho. a ¿En qué aventaja el sabio al tonto? ¿Qué tiene de más el pobre que sabe comportarse bien ante los demás? 9 uno quiere ver con sus ojos antes que quedar 25 Me dediqué con toda mi alma a conocer, a incon sus deseos, Pero también esto es absurdo y vestigar y a profundizar la sabiduría y la razón d e ser correr tras el viento. de todas las cosas; comprobé que la maldad es ton10 Todo lo que sucede estaba previsto; se sabe lo tería, y la tontería, locura. que es el hombre y que no puede pedir cuentas a 26 Y encuentro q u e la mujer e s m á s amarga q u e Aquel que es más poderoso que él. la muerte, porque ella e s c o m o un lazo, su corazón 11 Muchas palabras, m u c h o viento; pues, ¿de q u é una trampa y sus brazos, cadenas. El que e s bueno provecho te fueron? 12 ¿Quién sabe c ó m o debería ante Dios se librará de ella, pero el pecador quedavivir el hombre durante los contados días de su vida rá atrapado. r>a¡ 102,12 bajo el sol, que n o tienen sentido y que pasan c o m o 2 7 A esta conclusión he llegado, dice el Eclesiasjob 14,2 sombra? tés, considerando a las mujeres una por una: 28 Hass ta el día d e hoy he tratado d e saber el porqué, pero 1 Más vale la buena fama q u e el aceite perfu- ha sido en vano, a saber, q u e se p u e d e hallar u n mado; y el día de la muerte m á s q u e el del hombre entre mil, pero dar con una mujer entre tonacimiento. das e s imposible. 2 E s mejor ir a un velorio que asistir a un banque29 Por otra parte, he c o m p r o b a d o q u e Dios hizo te; porque éste e s el fin d e todo h o m b r e y al q u e al hombre sencillo y él e s el q u e se busca tantos vive le sirve para reflexionar. problemas. 3 Más vale la pena que la risa, porque la pena del rostro e s remedio del alma. * El corazón del sabio 1 ¿Quién e s c o m o el sabio, y quién c o m o él aclara las cosas? La sabiduría d e un h o m b r e Pro 14,7 está e n la casa del duelo, y el de los torpes en la hace resplandecer su rostro y suaviza la seriedad d e casa alegre. 5 Más vale escuchar la reprensión del sabio q u e su cata. la alabanza d e un tonto. 2 Obedece la orden del rey, ya q u e juraste fideli6 Porque la risa del tonto e s c o m o el chisporroteo dad ante Dios. Rom 13,1 d e las espinas en un fogón. -i No te apresures en apartarte d e él, no te m e t a s 7 La violencia hace del sabio un loco; los regalos en asuntos incorrectos, porque él hará todo lo q u e sai 15,5 corrompen la conciencia. quiere. * La palabra del rey e s soberana, y quién le a Más vale finalizar una cosa que precipitarla, m á s preguntará: ¿Qué haces? vale ser paciente que pretencioso. 5 «El que cumple el m a n d a t o n o se meterá e n si9 No te enojes fácilmente, el enojo habita en el co- tuaciones difíciles; 6 el sabio reconoce los tiempos stgo 1.19 razón del insensato. y los criterios.» E s verdad q u e hay para cada cosa 10 N o digas: ¿Por q u é el pasado fue mejor que el un tiempo y un criterio. 7 Pero el h o m b r e tiene u n a presente? Porque n o e s pregunta inspirada por la falla m u y grande: Nadie sabe lo q u e sobrevendrá. sabiduría. ¿Quién le dirá lo que sucederá? 8 El h o m b r e n o tiene poder sobre su espíritu para retenerlo, ni puede 11 La sabiduría e s tan buena c o m o una herencia disponer del día d e su muerte. No hay tregua posiy sirve a los que viven bajo el sol. 12 La sombra de la sabiduría e s tan benéfica c o m o ble en esta guerra ni la maldad p u e d e salvar al malo.

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eclesiastés 10

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« Todo esto lo comprobé al observar todo lo que más fuerza. No hay más pan para los sabios, ni m á s se hace bajo el sol, mientras el hombre tiene tiemriqueza para los inteligentes, ni m á s favores para los po para dominar a otro hombre para hacerle mal. entendidos; pues el tiempo y el contratiempo les lleio También he visto cómo acompañan a los im- ga a todos. 12 El hombre no conoce su hora; como píos a su entierro, lejos del lugar santo, y se olvidan los peces pillados en la red fatal o los pájaros en la Job 21,32 en la ciudad de sus fechorías. Esto también es trampa, así el hombre es sorprendido por el infor- LC 12,21 2,3i vanidad. tunio, cuando de improviso cae sobre él. ii Como la sentencia en contra de las obras malas demora en ejecutarse, los hombres siguen con Más proverbios deseos de hacer el mal. 12 El pecador comete cien 13 Respecto de la sabiduría en la presente vida, he veces el mal y sigue viviendo tal cual. notado el hecho siguiente que m e parece grave. 13 Pero, ¿no dicen que los que temen a Dios se14 Había una pequeña ciudad d e pocos habitantes, rán felices porque le guardan el respeto debido y el impío, en cambio, no será feliz y su vida pasará ü n rey poderoso le declaró la guerra, la sitió y lecomo una sombra porque no supo respetar a Dios? vantó grandes terraplenes para tomársela. 15 Pero se presentó un hombre pobre y sabio, que, con su sa- Pro 21,2 11 Hay otra cosa muy mala sobre la tierra: hay buenos que son tratados como si se portaran mal, biduría, salvó la ciudad. Nadie, sin embargo, se acory hay malos que son tratados como si fueran unos dó después de este pobre. 16 Por eso digo: La sabiduría vale m á s que la fuerza, pero la sabiduría del santos. Digo que esto también es vanidad. isYviva la alegría, porque la única dicha del hombre sobre pobre es desconocida y no se escuchan sus pala tierra consiste en comer, beber y pasarlo bien. labras. 17 Las palabras del sabio pronunciadas con calEsto le acompaña en su trabajo durante toda esta ma se escuchan mejor que los gritos del que manvida que Dios le concede bajo el sol. da a los locos. 16 Cuando m e dediqué a la sabiduría y m e apliqué a investigar la condición del hombre en esta tierra, vi que el hombre no conocerá el descanso ni 1 A ! ^ n a s moscas muertas echan a perder un de noche ni d e día. JL w vaso d e bálsamo oloroso; un poco de lo- . . „ 17 Al considerar la obra de Dios en su conjunto, cura puede pesar m á s que la sabiduría y el honor. comprobé que no se puede descubrir el sentido de 2 El corazón del sabio va por el buen lado y el del lo que s e hace bajo el sol, y aunque el hombre se alocado s e inclina por el otro. afane mucho en buscarlo, nunca lo encontrará. Y 3 Al tonto le falta tino hasta en su modo de camiaunque el sabio piense que lo sabe, no puede nar, y todos se dan cuenta de que ése es un tonto. descubrirlo. •* Si el jefe se enoja contigo, no abandones tu lugar, porque la calma evita desastres. Pro 161< 1 Me puse a reflexionar sobre todo esto y 5 Hay otro mal q u e h e visto sobre la tierra, c o m o comprendí que los buenos y los sabios con si fuera efecto d e un error del Soberano: 6 los incasus acciones están en manos de Dios. ¿Pondrán paces ocupan los m á s altos cargos y los que valen arnor u Sai n'e °dio? Ningún hombre lo sabe de antemase quedan en lugares inferiores. 1 Vi esclavos a cano: todo está más adelante. 2 Y al final será una la ballo y príncipes que iban a pie como esclavos. suerte de todos, hayan sidos buenos o malos, pu8 El que cava un pozo se cae en él; al que demueros o impuros, hayan ofrecido sacrificios o no, ha- le un muro lo muerde una serpiente. 9 El que saca yan invocado a Dios o no, cuando tenían que jurar. piedras se lastima con ellas; el que parte leña pue3 una es la suerte de todos y esta injusticia afecta de herirse. a todo lo que se hace bajo el sol. Por eso los hom10 Si se oxida un hacha se pone roma y hay que bres tienen la mente llena de maldad; mientras vigolpear fuerte, pero la ventaja que se obtiene afilánven, no piensan sino en locuras, y luego van a parar dola, eso es sabiduría. 11 Si la serpiente no se deja entre los muertos. encantar y muerde, de nada le sirve al encantador. " Sin embargo, hasta que uno goza la compañía 12 Las palabras del sabio despiertan la simpatía; de los vivos, tiene esperanza, porque «más vale en cambio, las del tonto sólo lo perjudican. 13 Desperro vivo que león muerto». 5 Los vivos saben que de la primera hasta la última palabra sólo dice tonmorirán, pero los muertos ya no saben; para ellos terías y estupideces. 14 El tonto multiplica sus palaya no hay retribución: hasta su recuerdo se pierde. bras, el hombre ignora el porvenir, ¿quién le dirá lo e Sus amores, sus odios y celos perecieron y nunca que le sucederá después? is El trabajo cansa al injamás tendrán parte de todo lo que se hace bajo el sensato, no sabe ni siquiera ir a la ciudad. sol. 16 Pobre d e ti, nación, que tienes a un muchacho 7 Ve, pues, come tu pan alegremente y bebe gus- por rey y cuyos principes se levantan comiendo. toso tu vino, porque Dios ha bendecido tus traba17 Feliz el país cuyo rey nació noble y cuyos jefes cojos, s Lleva siempre ropas blancas y que nunca falte men a sus horas, como hombres y no para em- is 3,4 Pro 5,18 el óleo en tu cabeza. 9 Goza de la vida con la mujer briagarse. que amas, todos los días de tu vida fugaz que Dios 18 Por falta de cuidado se cae la techumbre, y te da bajo el sol, porque ésa es tu parte en la vida cuando la gente es floja se gotea la casa. y en el trabajo que tú realizas aquí abajo. 19 Preparan banquetes para divertirse; el vino ale10 Si ves algo que se debe hacer, hazlo si puedes, gra la vida, y todo se puede con el dinero. porque entre los muertos, adonde vas, no hay obras, 20 No maldigas al rey ni siquiera de pensamiento, ni cuentas, ni conocimiento, ni sabiduría. ni hables mal del rico aun dentro de tu dormitorio, 11 He visto, además, bajo el sol, que la carrera no porque habrá pajaritos que le lleven el cuento y la la ganan los m á s rápidos, ni la lucha los que tienen indiscreción tomará alas.

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699 i Echa tu pan al agua, a la larga lo volverás a hallar. 2 Repártelo entre siete u ocho, porque no sabes las desgracias que pueden sobrevenir. 3 Si las nubes están llenas d e agua, la derraman sobre la tierra. Si un árbol cae, sea hacia el norte o hacia el sur, en el lugar donde cae quedará. 4 Quien observa el viento no siembra, y el que mira las nubes n o cosecha. 5 Así como no sabes por dónde entró el alma en Sai 139,14 el niño que tiene la mujer en su seno, así tampoco Jn 3,8 puedes conocer la obra de Dios que todo lo dirige. 6 Siembra de mañana tu semilla y no des descanso a tus manos hasta la tarde; pues tú no sabes qué es lo que tendrá resultado, si una u otra cosa, o si ambas saldrán igualmente buenas.

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Así va el hombre a su morada eterna 7 La luz es dulce y agrada ver el sol. Si uno vive muchos años, que goce de todos ellos y considere que serán muchos los días sombríos y que todo el porvenir no valdrá nada. 9 Joven, alégrate durante tu juventud y encuentra la felicidad; sigue tus deseos y realiza tus ambiciones, pero no olvides que por todo esto Dios te juzgará. 10 Aparta de ti la tristeza y aleja el sufrimiento de tu cuerpo, porque juventud y cabellos negros no durarán.

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Sir 14-11

eclesiastés 12 3

Cuando tiemblen los guardias de la casa, cuando se encorven los hombres fuertes, y cesen las que muelen, por ser muy pocas, y se queden ciegos los que miran por las ventanas, 4 y se cierren las puertas de la calle, y se debilite el ruido del molino, y el ave deje de cantar, y cesen los cánticos. 5 Cuando se teman las subidas y se tenga temor de caminar. Cuando el almendro esté florido, se ponga pesada la langosta y se caiga la alcaparra. Porque el hombre se va a su morada de eternidad, y las lloronas circulan ya por las calles. 6 Se suelta el hilo de plata y se quiebra la lámpara de oro, y se estrella el cántaro en la fuente y se rompe la polea del pozo. 7 Y vuelve el polvo a la tierra adonde antes estaba, y el espíritu retoma a Dios, porque él es quien lo dio. 8 No hay razón, dice el Predicador, el Eclesiastés. ¡Todo es absurdo!

9 El Eclesiastés, además de que fue un sabio, también enseñó la sabiduría al pueblo; meditó, examinó y ordenó muchos proverbios. 10 El Eclesiastés procuró encontrar palabras agradables y expresar correctamente pensamientos llenos de verdad. 11 Los dichos de los sabios son como aguijones, cuando reunidos se parecen a estacas plantadas, 1 O 1 Acuérdate de tu Creador en eJ yque son puestas por el único pastor. •*•" tiempo de tu juventud, antes de que •2 Guárdate, hijo mío, de buscar más allá de esto. lleguen los días amargos y los años en que Debes saber que multiplicar los libros es una cosa debas decir: «No encuentro placer en interminable y que mucho estudio fatiga el cuerpo. 13 Conclusión del discurso: Después de todo lo diellos.» cho, teme a Dios y observa sus mandamientos, pues 2 Antes de que se oscurezca el sol, la luz, ésta es la tarea de todo hombre. 14 Porque Dios va la luna y las estrellas, y de que las nubes a tomar cuenta d e todas nuestras acciones y conovuelvan después de llover. cerá todo lo que esté oculto, sea bueno o malo.

O Si uno vive muchos años, que goce de todos ellos. El Eclesiastés había amado la vida y el mundo. La perspectiva de la muerte no debe entristecer nuestros días. Los que viven recordando siempre a sus difuntos o pensando en la muerte no están en buenas condiciones para descubrir la presencia de Dios en el momento actual. Es mejor dar gracias a Dios por el pan y la felicidad de cada día (ver 9,7). Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud. Así

te conviene hacer, y no que recurras a él cuando ya se te fueron las fuerzas y los placeres: no seas como la chica liviana que se vuelve beata cuando se ie fueron los amantes. En realidad, la vejez no es principalmente la del cuerpo, sino la del espíritu que no sabe desear, amar, entusiasmarse, sacrificarse. No llega la amargura de la vejez al que escogió a Dios en los días de su juventud. Podrá repetir hasta elfinla palabra del salmo 42: «Subiré hacia Dios, que alegra mi juventud.»

3,20 Sir 40,11 Gen 2,7 3 19 Sal 104.29

cantar 2

701 y celebramos, no el vino, sino tus caricias. ¿Cómo podrían no quererte? 5 Soy morena, pero bonita, hijas de Jerusalén, como las carpas de Quedar, como las carpas de Salomón. 6

QUE ME BESE CON LOS BESOS DE SU BOCA Una pareja de enamorados viene a interrumpir la historia sangrienta de Israel. Y no es para hacer una oración en común, como en el Libro de Tobías, que, a su manera, presenta dos novios muy simpáticos y harto creyentes. En el Cantar, ni siquiera se nombra a Dios, siendo que, en los demás libros de la Biblia, se habla de él a cada momento, tanto para bendecir cojno para maldecir. Pero el Cantar es el canto del amor apasionado. ¿No será ésta una manera de hablar de Dios? Los enamorados, ¿no consideran el amor como algo divino? Algunos han pensado que se habían reunido aquí cantos de amor que alternaban el novio y la novia en la fiesta de sus bodas. Pero es pura suposición, y es preciso reconocer que nada semejante existió en ninguna cultura del Oriente. Estos poemas no tienen el estilo de canciones populares; tampoco hablan de hijos esperados, en contradicción con toda la cultura israelita y su comprensión del matrimonio. Así que lo más sencillo es entender el Cantar como lo entendieron los mismos judíos, tan lejos que se remonte a su historia: el Cantar nos entrega el mensaje religioso de toda la Biblia al expresar en forma poética la búsqueda del amor. LA BÚSQUEDA DEL AMOR Este es el tema común de los poemas del presente libro, los cuales no tienen entre sí una continuidad muy lógica, sino que se suceden como una serie de sueños. Buscar y volver a encontrar. Este es el doble movimiento del Cantar, inspirado en esto por los anteriores escritos de los profetas (Oseas). «El esposo se esconde cuando se le busca, para que, al no encontrarlo, la novia lo busque con más ardor; y la novia se ve detenida en su búsqueda del esposo, para que encuentre con más plenitud lo que buscaba.» (San Gregorio.) Así que no debemos preguntar: «¿Quién es el Rey y Pastor? ¿A quién representa la novia? ¿Acaso se habla del amor divino o del amor humano?» Pues todo amor verdadero viene de Dios y es algo de Dios. — El poeta piensa muy a menudo en el diálogo de amor de Yavé con su pueblo, como lo diremo. — También expresa las inquietudes y alegrías del que busca a Dios y ansia experimentar su presencia ya en esta vida. — También habla para cualquiera que descubre y busca el amor. Que, al entregarse a su novia o a su esposa, experimente junto con ella un «amor divino» que sólo es capaz de llenar una vida.

+

"I i Cantar de los Cantares, que es •*• de Salomón.

La Amada:

2 ¡Que me bese con los besos de su boca! 3 Tus amores son un vino exquisito,

suave es el olor de tus perfumes, y tu nombre: ¡un bálsamo derramado! por eso se enamoran de ti las jovencitas. ¡Llévame! Corramos tras de ti. 4 El rey me ha llevado a sus habitaciones, por ti nos alegramos y regocijamos,

No se fijen en que estoy morena, el sol fue el que me tostó. Los hijos de mi madre, enojados contra mí, me pusieron a cuidar las viñas. Mi viña yo la había descuidado. 7 Dime, Amado de mi alma, ín 3716 ¿ a dónde " e v a s a pastar a tu rebaño, 'jn'26,1 dónde lo llevas a descansar a mediodía, "31 n para que yo no ande como vagabunda detrás de los rebaños de tus compañeros? Coro:

s ¡Oh la más bella de las mujeres! si no lo sabes, sigue las huellas de las ovejas, y lleva tus cabritas a pastar junto a las tiendas de los pastores. El Esposo: 9

Como yegua de lujosos carros, así eres a mis ojos, amada mía. 10 Tus mejillas se ven lindas con esos aros y tu cuello entre los collares. 1 1 Te haremos aros de oro con cuentas de plata. La Amada y el Esposo:

12 Mientras el Rey estaba en su aposento se sentía el olor de mi perfume. 13 Mi amado es para mí bolsita de mirra cuando reposa entre mis pechos. + Morena soy, pero bonita... quemada por el sol. La amada representa P> la comuniad judía, pobre y fervorosa, que volvió a su país después del destierro, cuando Israel hubo perdido su fama y su independencia. Ella es la que confiesa: Había descuidado mi viña, es decir, mi tierra, Palestina. Y el Rey, el Amado, es Yavé. Este primer poema de amor es el sueño de la amada, que goza ya el día de su vuelta al rey y que se cuenta a sí misma el diálogo tan deseado que tendrán «en aquel día». El Coro le indica el lugar, que ella ya conoce, donde encontrará al amado: la Tienda de los Pastores, expresión que designa al Cerro Sión, la Ciudad Santa, donde reinaron los descendientes de David, el rey pastor. Al final viene la respuesta de Yavé a los que preguntan: ¿Cuándo se verificará este sueño? Cuando ella quiera; es de-

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Mi amado es para mí racimo de uva de las viñas de Engadí. 15 Amada mía, ¡qué bella eres, qué bella eres! Tus ojos son como palomas. 16 Amado mío, ¡qué hermoso eres, qué delicioso! Nuestro lecho es sólo verdor. 17 Las vigas de nuestra casa son de cedro, y su techo de ciprés.

*) ] Yo soy el narciso de Sarón " y el lirio de los valles. 2 Como lirio entre los cardos, así es mi amada entre las jóvenes. 3 Como manzano entre árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes. Estoy sentada a su sombra deseada y su fruto me es dulce al paladar. 4 Me llevó a una bodega de vino y me puso su insignia, que era el amor. 5 Pásenme pasteles de pasas. Reanímenme con manzanas, porque estoy enferma de amor. 6 Su izquierda bajo mi cabeza y su derecha me abraza. 7 Hijas de Jerusalén, yo les ruego por las gacelas y por las cabras del campo que no despierten ni molesten al Amor hasta cuando ella quiera. O La Amada: s ¡La voz de mi amado! Miren cómo ya viene saltando por los montes, 9 brincando por los cerros, mi amado, como una gacela o un cabrito. Ahora se detiene detrás de nuestra cerca, y se pone a mirar por las ventanas, a espiar por las rejas. cir, cuando ellos me busquen, entonces se despertará mi amor y les saldré al encuentro. Lo mismo que los grandes artistas usan palabras que expresan a la vez diversas ideas, así también el Cantar, que no sale ni por un momento de los sueños amorosos, tampoco olvida el «Primer amor del Mundo». La Amada es el pueblo de los humildes: de él Dios está enamorado. Así viene el amor a buscar a la amada. La viene a buscar cuando llegó la hora. Pasó el invierno, es decir, el tiempo de sus pruebas. No se pueden entender bien las promesas de Dios en el Cantar sin haber leído las Lamentaciones. La misma persona, israel, protagoniza estos dos poemas, el primero de desesperación, el segundo de esperanza. Para los enamorados, el encuentro de amor es una pri-

a¡ 14,6 slfa:™

cantar 3 10 Mi amado empieza a hablar y me dice: Levántate, compañera mía, hermosa mía, y ven por acá. 11 Porque, mira, ya ha pasado el invierno, y las lluvias ya han cesado y se han ido. 12 Han aparecido las flores en la tierra, ha llegado el tiempo de las canciones, se oye el arrullo de la tórtola en nuestra tierra. 13 Las higueras echan sus brotes y las viñas nuevas exhalan su olor. Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven. 14 Paloma mía, que te escondes en las grietas de las rocas en apartados riscos, muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz, porque tu voz es dulce y amoroso tu semblante. 15 ¡Que cacen a los zorros, a los zorros nuevos, que destrozan las viñas, pues las nuestras se encuentran en flor! 16 Mi amado es para mí, y yo 2,21 para mi amado; él lleva a su rebaño a pastar entre los lirios. 17 Antes que sople la brisa del día y huyan las sombras, mavera de la vida; borra el pasado, alivia las penas y todo lo ilumina. Así es para el creyente el encuentro con su Dios, tanto más alegre y profundo cuanto más haya sufrido pasando por el camino de la cruz. Aparece aquí la inquietud de los que han vuelto después del destierro y que esperan que venga el reino de Yavé, como él lo prometió. Buscan a Dios, que tarda en manifestarse. Este texto hace varías alusiones a la situación precaria en que están: vecinos hostiles (los zorros), guardias extranjeros que ocupan la Ciudad de Jerusaién. Y porque Yavé tantas veces ha clamado a su pueblo «vuelvan a mí», ellos también le dicen: Vuelve. Al no ver su venida, perseveran en la certeza de su esperanza: él se mostrará en el momento que menos se piense, con tal que lo hayan buscado sin descanso. + En mi lecho, por la noche, busqué a mí amado. El amor hace desvelarse, y así les pasa a los enamorados. Pero buscarse el uno al otro tiene que ser afán de toda la vida en el matrimonio. Los esposos seguirán enamorados siempre que sigan con todas las atenciones que se prestaban en el comienzo. ¿Cómo dos esposos pueden vivir indiferentes al lado uno del otro? Lo mismo muere nuestro amor a Dios el día que nos hemos acostumbrado a él y no lo buscamos. Un poema de San Juan de la Cruz resume su vida, en la que no hizo más que buscar a Dios, permaneciendofielen medio de las pruebas y persecuciones más dolorosas: «En una noche oscura, con ansias de amores inflamada,

amado mío, vuelve como hace la gacela o el cabrito por los montes de las balsameras. + .

11 i Sobre mi lecho, por las noches, * ' yo buscaba al amado . '

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ls 65,1

de mi alma. jer 22,13 Lo busqué y no lo hallé. 2 Me levantaré, pues, y recorreré la ciudad. Por las calles y las plazas Mt 7 7 buscaré al amado de mi alma. Lo busqué y no lo hallé. 3 Me encontraron los centinelas, que andaban de ronda por la ciudad. 4 ¿Han visto a mi amado? Apenas los había dejado cuando encontré al amado de mi alma. Gín 24 ; Lo abracé y no lo soltaré más .« hasta que no lo haya hecho entrar en la casa de mi madre, en la pieza de la que me dio a luz. El Esposo: s Hijas de Jerusaién, yo les ruego por las gacelas y por las cabras del campo, no despierten, ni molesten al Amor hasta cuando ella quiera. O Coro: 6 ¿Qué es eso que sube del desierto, como columna de humo ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada, sin otra luz ni guía sino la que en el corazón ardía. Aquélla me guiaba, más cierta que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía. ¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable más que la alborada,' oh noche que juntaste amado con amada, amada en el amado transformada!» La noche de que habla es lo que Pablo llama «la vida escondida en Dios» (Col 3,3) y donde no hay otra luz que guíe sino la fe. O Con la imagen de Salomón, el rey magnífico (ver 1 Reyes 10), se anuncia al Rey de la Paz, al Mesías, cuya venida esperan los creyentes. En el tiempo de Moisés, Yavé acompañaba a su pueblo en el desierto, oculto en la columna de humo. Así vendrá otra vez, acompañando a su Mesías. Ahora, el amado canta las alabanzas de su amada. La primera parte de este texto se parece a los versos de los poetas que cantan la belleza de su amada. Tal vez esas figuras poéticas son una manera de describir las bellezas naturales de la Tierra Santa (seguirá en el cap. 7). Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía. Esta es

cantar 4

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perfumado de mirra y de incienso y de todos los aromas? Es la litera de Salomón. 7 Sesenta guerreros la rodean que son los más valientes de Israel, 8 todos muy buenos para la espada, 5 hombres adiestrados para el combate. Cada uno lleva su espada a la cintura para que nadie los sorprenda de noche. 9 El rey Salomón se ha hecho un trono de madera del Líbano, i R io,i6 io Le hizo columnas de plata, el respaldo de oro, el asiento de púrpura; todo fue bordado con amor por las hijas de Jerusaién. ii Hijas de Sión, salgan a contemplar al rey Salomón ls 6 1 i¿ § con la corona que le colocó su madre el día de sus bodas, el día de su alegría. A El Esposo: 1

Ap 12 6

¡Qué bella eres, amada mía, qué bella eres! Tus ojos son como palomas detrás de tu velo. 2 Tus cabellos, como un rebaño de cabras que ondulan por las pendientes de Galaad. Tus dientes, ovejas esquiladas que acaban dé bañarse, cada una lleva su par de mellizos y ninguna va sola. 3 Tus labios son como un hilo colorado, y tu hablar, encantador. Tus mejillas, como granada partida en dos a través de tu velo. la confesión de Yavé enamorado de su pueblo. Un salmo dice: «¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él» El amor hace ciegos a los novios, y no hay chiquilla que no parezca linda e inteligente a su novio. ¿No podrá pasarle lo mismo a Dios y que su mirada nos embellezca? ¡Qué bella eres! Me robaste el corazón con una sola mirada tuya. Invitación al optimismo. Dentro del barro de la humanidad, en medio de la cobardía y del egoísmo, hay muchas perlas para el collar de la amada, muchas miradas que conmueven a Dios. Tratemos de ver no lo malo ni lo vulgar, sino las maravillas que Dios realiza en los que son realmente su Iglesia, en los humildes y en los que sufren persecución. Toda hermosa eres, amada mía, en ti no hay defecto. Se pueden recordar las palabras de Pablo en Ef 5,25, donde muestra a Cristo preparándose a su Esposa: «Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia. Por ella se en-

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Tu cuello es como la torre de David, edificada como fortaleza; de ella cuelgan mil escudos, todos escudos de valientes. s Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela, que andan pastando entre los lirios. 6 Antes de que sople la brisa del día, y se vayan las sombras, me iré al monte de la mirra, al cerro del incienso. i Eres toda hermosa, amada mía, en ti no hay ningún defecto. s Ven del Líbano, novia mía, ven conmigo del Líbano, desde lo alto del Amana, desde la cumbre del Samir y del Hermón, moradas de los leones, guaridas de leopardos. 9 Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía, me robaste el corazón con una sola mirada tuya, con una sola de las perlas de tu collar. io ¡Qué amorosas son tus caricias, hermana mía, novia mía, qué delicioso es tu amor...! ¡Sí, es mucho mejor que el vino! Y el olor de tus perfumes no se puede comparar con ningún otro. ii Los labios de mi novia destilan pura miel; debajo de tu lengua se encuentra leche y miel, y la fragancia de tus vestidos es la de los bosques del Líbano. + ] 2 CJn jardín cercado es mi hermana, mi novia, huerto cerrado y manantial bien guardado. 13 En ti hay un paraíso tregó, para hacerla santa, purificándola y lavándola por el bautismo. Deseaba preparársela para sí mismo esplendorosa, sin mancha ni arruga, sino más bien santa e inmaculada.» + Después de los poemas de Isaías que celebran a la Jerusaién nueva, esposa de Yavé (ls 61,10 y 62,5), el Cantar contempla a la novia virgen que será el Muevo Pueblo. ün jardín cerrado. Porque se conservó totalmente para su amado. Esta es la novia virgen que Yavé esperaba después de tantas «prostituciones» de su pueblo, que lo honraba con palabras y al mismo tiempo permanecía apegado a sus ídolos. Pero si no hay corazones fieles en los cuales tenga Dios su jardín cerrado, ¿cómo podría ser la Iglesia este jardín? Y si no se mantiene entre los fieles el aprecio de la virginidad consagrada a Dios, ¿cómo se hablará de la Iglesia virgen? El ideal de la «Virgen» (ls 7,14) se concretó en María, ma-

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cantar 5

C El Esposo: i He entrado en mi huerto, hermana mía, novia mía, he tomado mi mirra con mi perfume, he comido mi miel en su panal, he bebido mi vino y mi leche. Amigos, coman, beban, ¡oh, queridos míos!, embriagúense.

Me quité la túnica, ¿tendré que ponérmela otra vez? Me lavé los pies, ¿cómo voy a volver a ensuciármelos? 4 Mi amado metió la mano por la cerradura de la puerta; ¡cómo se me estremeció el corazón! s Me levanté para abrir a mi amado, y mis manos destilaron mirra, corrió mirra de mis dedos sobre el pestillo de la cerradura. 6 Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido de largo. ¡Se me fue el alma tras de él! Lo busqué y no lo hallé, lo llamé y no me respondió. 7 Me encontraron los centinelas, que andaban de ronda por la ciudad. Los guardias de las murallas me golpearon y me hirieron y me quitaron mi chai. 8 Hijas de Jerusalén, yo les ruego que si encuentran a mi amado le digan... ¿qué le dirán? Que estoy enferma de amor.

La Amada:

Coro:

con frutos exquisitos: 14 Nardo y azafrán, clavo de olor y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe, con los mejores perfumes. 15 Fuente de los jardines, manantial de aguas vivas, corrientes que bajan del Líbano. La Amada: 16

Soplen, vientos del norte y del desierto. Soplen en mi huerto para que se expandan sus aromas. Y así entre mi amado en su huerto y coma de sus exquisitos frutos.

O 2 Yo dormía, pero mi corazón estaba despierto. Oí la voz de mi amado que me llamaba: «Ábreme, hermana mía, compañera mía, , , „ paloma mía, preciosa mía; jue 6,36 que mi cabeza está cubierta de rocío, Os 14,6 ^

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y mis cabellos, de la humedad de la noche.» dre de Jesús, como lo notan los Evangelios de Lucas y Mateo: María fue, más que cualquier otro, el jardín cerrado de donde el soplo del Espíritu Santo hizo subir los aromas y los secretos de un alma que nadie nunca penetró. Aparentemente, su vida fue excepcionalmente discreta, al lado de Jesús y en la Iglesia primitiva. Era, sin embargo, la «amada y favorecida de Dios», según la palabra del Evangelio (Lucas 1,28), y solamente después, todas las generaciones de creyentes la iban a celebrar como feliz por las maravillas que Dios hizo en ella (Lucas 1,48). ¡Entre mi amado en su huerto y coma de sus frutos! Cuando Jesús presenta la nueva manera de vivir del Evangelio, insiste para que hagamos nuestras acciones sin aparentar, «y tu Padre que comparte tu secreto te lo pagará» (Mateo 6,1). No busquemos tanto que Dios «pague», sino que se alegre de esta parte secreta de nuestra vida, todo lo que hicimos por él. O Es un tormento del amor el no poder encontrarse. Cuando uno busca al otro, no lo halla dispuesto, y cuando esté dispuesto habrá pasado la hora. Así, viene Dios siempre a la hora menos pensada. Yo dormía, pero mi corazón estaba despierto. Esto en el

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9 ¡Oh tú, la más bella de las mujeres! ¿qué distingue a tu amado de los otros? ¿Qué distingue a tu amado de los otros para que así nos mandes? O La Amada: io Mi amado es rubio y buen mozo, dintinguido entre mil. poema se entiende del grupo reducido de los creyentes que esperan la vuelta de Yavé viviendo dentro de un pueblo materialista. Y, sin embargo, cuando él viene cargado de bendiciones (es lo que significa el rocío), siempre dejan pasar la oportunidad y lo reconocen cuando ya pasó la hora. La voz de mi amado que me llama. Como los judíos que esperaban la venida de Yavé, ahora también el creyente está esperando la vuelta de Cristo. Pero lo mismo que ellos, no sabemos entregamos totalmente cuando nos llama. Es el miedo a que me pida mañana más de lo que quiero sacrificar. Y Dios «huye». Se me fue el alma tras él. Es el pesar por no haber correspondido a su amor. También Dios, al pasar, nos hiere de alguna manera, nos deja inquietos para que lo busquemos. Busqué a mi amado y no lo hallé. ¿Deseamos realmente el encuentro con Cristo? Se comprobará que la Iglesia tampoco puede responder a los llamados de su Esposo sí el peso de las costumbres, de sus pertenencias y de sus preocupaciones humanas la mantiene clavada a su cama, inútil y cómoda. O Ahora la amada describe a su amado con figuras que tal vez se refieren al Templo, orgullo de Israel y lugar de la presencia de Yavé. Israel recuerda el esplendor del primer

cantar 7

•! Su cabeza brilla como el oro puro; sus cabellos, como hojas de palma, son negros como el cuervo. i 2 Sus ojos, como palomas junto a una fuente de agua, y que se bañan en leche, posadas junto a un estanque, 13 sus mejillas, plantaciones de balsameras como frascos de perfumes. Sus labios son lirios que destilan mirra pura. 14 Sus manos son aros de oro adornados con piedras de Tarsis. Su vientre, marfil pulido, cubierto de zafiros. 15 Sus piernas, columnas de mármol, Sal 144,2

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s¡r 26,18 asentadas en basas de oro puro. Su aspecto es como el Líbano majestuoso como los cedros. 16 Su hablar es lo más suave que hay y toda su persona es un encanto. Hijas de Jerusalén, así es mi amado, así es mi amigo.

Tus cabellos son como rebaño de cabra» que ondulan por las pendientes de Galaad. 6 Tus dientes son como rebaño de ovejas que acaban de bañarse, cada una lleva un par de mellizas y ninguna va sola. 7 Tus mejillas, como granada partida en dos detrás de tu velo. 8 Las reinas son sesenta, ochenta las concubinas, y las jóvenes son innumerables. 9 Pero una sola es mi paloma, mi toda perfecta. Ella es la hija única de su madre, la preferida de la que la engendró. Las jóvenes que la ven la felicitan, reinas y concubinas la alaban. Coro: i° ¿Quién es ésta que surge como la aurora, bella como la luna, brillante como el sol, temible como un ejército?

£ Coro: 1 ¿A dónde se fue tu amado? ¡Oh la más bella de las mujeres! ¿A dónde se dirigió tu amado, para que lo busquemos contigo? La Amada: 2 Mi amado bajó a su huerto, donde se cultivan flores olorosas, pastorea su rebaño en los jardines y va a recoger lirios. 3 Yo soy para mi amado y él es para mí: él pastorea entre los lirios. El Esposo: 4 Eres hermosa, amada mía, como Tirsa, encantadora como Jerusalén. Imponente como tropas ordenadas. 5 Aparta de mí tus ojos, porque me cautivan.

"7 El Esposo: 1 ¿Por qué miran a la Sulamita, como en una danza a dos coros? 2 Hija de príncipes, qué lindos son tus pies con sus sandalias.

Templo, y ahora que tiene un edificio provisorio, sueña con el Templo Nuevo, cuando venga Yavé. Yo soy para mi amado y mi amado es para mí. Viene varias veces este refrán. Ser totalmente uno del otro, saber que ella me conoce a mí como yo la conozco a ella. Es el ideal del amor y también es lo que Dios nos promete en su paraíso: «Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.» Cínica es mi paloma, mi toda perfecta. ¿Cómo pensar que Dios no tenga sus preferidos? La inmensidad de su amor no lo hace anónimo: ama a cada uno en forma propia y única, pero no hay lugar para los celos en el Reino de Dios. Alabaremos a Dios por sus apóstoles, que «sentados sobre tronos gobiernan a las tribus de Israel». Más aún, lo alabare

mos por la «amada y favorecida, bendita entre todas las mujeres». ¿Quién es ésta que aparece como la aurora? Fácilmente lo entendemos de María. Bella como la luna: porque todo lo tiene de Dios, siendo únicamente la sierva del Señor. Brillante como el sol: porque en ella veremos hasta dónde glorifica Dios a una creatura suya a la que hizo Madre de su Hijo. Imponente como un ejército: porque, en el conflicto secular que opone la Iglesia al poder de las tinieblas, no hay para nosotros ayuda más poderosa que la suya, ni fuerza más segura que la imitación de sus virtudes.

El Esposo: 1 ' Había bajado a los nogales para ver las flores del valle, por ver si la viña estaba brotando, y si florecían los granados. 12 No sé cómo mi deseo me hizo subir como príncipe sobre los carros de guerra de mi pueblo. Coro: Vuelve, Sulamita, vuelve; vuelve, vuelve para contemplarte.

cantar 8 — Tus caderas se incurvan como collares hechos por manos de artistas. 3 Tu ombligo es un cántaro donde no falta el vino con especias. Tu vientre es como una pila de trigo. 4 Tus dos pechos son como dos crías mellizas de gacela. Tu cuello, como torre de marfil. 5 Tus ojos, las piscinas de Jesbón, junto a la puerta de Bat-Rablim. Tu nariz es como la cumbre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco. 6 Tu cabeza es como el Carmelo, y tu cabellera, como la púrpura; un rey se halla preso en esas trenzas. "i ¡Qué bella eres, qué encantadora, oh amor, en tus delicias! s Tu talla se parece a la palmera; tus pechos, a los racimos. 9 Me dije: subiré a la palmera, ; a sacar frutos, "" ¡Sean tus pechos como racimos d e uvas y tu aliento como perfume de manzanas! 10 Tus palabras sean como vino generoso, que va derecho hacia el amado fluyendo de tus labios cuando te duermes. La Amada: 1 1 Yo soy para mi amado Gán 3,16 y s u d e s e o tiende hacia mí. 12 Amado mío, ven, salgamos al campo. Pasaremos la noche en los pueblos. 13 De mañana iremos a las viñas; veremos si las parras están brotadas, si se abren las flores y si florecen los granados. Allí te entregaré todo mi amor. 14 Las mandragoras exhalan su fragancia. Mira, a nuestras puertas O En este texto, la amada expresa a la vez un deseo insensato y una certeza alentadora. ¡Ojalá fueras hermano mío! ¡Ojalá Dios viniera como un hombre! Los creyentes están acostumbrados a que otros se rían de ellos, diciéndoles, como en el salmo 42: «¿Dónde está tu Dios?» Y ellos suspiran: «Que venga el Emmanuel, o sea, Dios-con-nosotros.» ¡Qué deseo más insensato! El Evangelio nos dice que, entre los mismos judíos, muchos tropezaron con esto: no creyeron que su Dios los había visitado en la persona de Jesús. La certeza alentadora de la amada se expresa en la forma siguiente: Soy de mi amado y su deseo tiende hacia mí. En la unión con Yavé se ha volcado la palabra del Génesis 3,16. Ahí se anunciaba el sufrimiento de la mujer en la mayoría de los matrimonios: necesita de su marido y él la domina. En cambio, aquí, con ser la amada tan débil y pobre frente al amado, Dios es el que la desea. Cln creyente, al dar ánimo a una mujer perdida para que cambiara de vida, la decía: «Para Dios, tú eres única e insustituible.»

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esos frutos exquisitos, nuevos y añejos, que guardaba para ti, amado mío. Q La Amada: i ¡Ah, si tú fueras hermano mío, alimentado con el pecho de mi madre!, te podría besar al encontrarte afuera, sin que m e despreciaran. 2 Te llevaría y te introduciría en la casa de mi madre,

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¡y tú me enseñarías!

Te daría a beber vino fragante y un licor hecho de granada. 3 Su izquierda bajo mi cabeza y su derecha m e abraza.

N o a p a g a r á n el a m o r ni l o a h o g a r á n o c é a n o s n i

rut 1 ríos.

O Si alguien lo quisiera comprar con todo lo que posee, sólo conseguiría desprecio. 8 Tenemos una hermana pequeña: todavía no tiene senos. ¿Qué haremos con nuestra hermana cuando se trate de casarla? 9 Si es una muralla, le construiremos defensas de plata; si es una puerta, la reforzaremos con barras de cedro. 10 Yo soy una muralla, mis pechos son c o m o torres. Soy a sus ojos

c o m o quien ha hallado la paz. 11 Salomón tenía una viña en Baal-Amón. La confió a unos cuidadores, y cada uno le traía mil siclos de plata por sus frutos. 12 Mi viña es sólo para mí y yo no m á s la cuido. Mil siclos para ti, Salomón, doscientos para los que guardan su fruto 13 ¡Oh tú que habitas en los huertos!, tus compañeros prestan oído a tu voz, haz que yo también la pueda oír. 14 Huye, a m a d o mío, c o m o gacela o c o m o un cabrito por los montes de las balsameras.

El Esposo: 4 Hijas de Jerusalén; les ruego que no despierten ni molesten al Amor hasta que ella quiera Coro: 5

¿Quién es ésta que sube del desierto, apoyada en su amado? + El Esposo: Debajo del manzano te desperté, allí mismo donde te concibió tu madre, donde te concibió la que te dio a luz. 6 Grábame como un tatuaje en tu corazón, como un tatuaje sobre tu brazo. Porque es fuerte el amor como la muerte, Gán M,I y la pasión, tenaz como el infierno. Sus flechas son dardos de fuego, „'* f¿\\ como llama divina. o< 32^4 + El amor es fuerte como la muerte. El poema finaliza con la promesa de la unión eterna de Yave con su pueblo. Fuerte es el amor de Dios celoso, y fuerte también el amor que él pone en el corazón de sus hijos: «¿Quién nos apartará del amor de Cristo?» (Rom 8,35). ¿Cómo logrará el amor humano ser fuerte como la muerte? Si acepta mirar al amor eterno, a Dios. El amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino en una búsqueda común de Dios. Los esposos no se convierten en ídolos uno del otro, ni hacen de su felicidad la meta de su vida: sería ir a la esterilidad. Más bien quieren responder a un llamado de Dios y construir con él su vida, y Dios es quien les dará el que sean felices. Él amor es fuerte como la muerte. La amada sabe que la unión con el amado no tendrá fin. Para nosotros es intolerable pensar que la muerte destruya a los que queremos y que nada quede de nuestro amor, ni siquiera un recuerdo. El amor verdadero cree en la resurrección y son testigos las inscripciones que leemos en tantas tumbas: «a mi inolvidable...: recuerdo eterno: a ti para siempre». El amor es eterno o no es.

Con el libro de Rut encontramos una tradición antigua, desarrollada bajo la forma de una novela encantadora con la intención de fomentar un espíritu supranacional. Una tradición antigua decía que entre los antepasados de David había una mujer extranjera. Rut, mujer moabita. Una novela encantadora. Nos presenta todo cuanto se puede encontrar de cultura verdadera, de humanidad exquisita, de nobleza inconsciente, en una vida sencilla de campesinos. Las presentes páginas salvan del olvido lo que fue durante siglos la vida de los agricultores de Palestina, antepasados de Cristo. Un espíritu de apertura supranacional anima este relato escrito del siglo IV a. C. Poco antes, el que reorganizóla comunidad judia, Esdras, había obligado a los judíos a que despidieran a sus esposas extranjeras, las cuales podían arrastrarlos hacia religiones paganas. Con esto se había desarrollado un nacionalismo celoso. E n cambio, aquí la protagonista del relato es una mujer extranjera. Rut adopta al Dios verdadero de Israel y es recibida en la comunidad del pueblo de Dios.

maba Elimelec; su esposa Noemí, y sus hijos, Majalón y Guifyón. 3 Al poco tiempo falleció Elimelec, y Noe1 i Cuando gobernaban los J u e c e s en 4 •*• Israel, hubo una gran hambruna en el mí quedó sola con sus dos hijos. Ambos tomaron por esposas a mujeres moabitas; país. Debido a eso, un hombre de Belén de Judá se trasladó a los campos de Moab con 5una de ellas se llamaba Orfa, y la otra, Rut. Al cabo de diez años murieron también su mujer y sus dos hijos. 2 El hombre se llaTu Dios será mi Dios

O Los últimos versículos del Cantar, a partir de 8,8, son sentencias que se añadieron mes tarde al poema y que contienen alusiones políticas.

Dt23,< Esd 9;1

rut 2 los dos hombres y Noemí quedó desamparada sin esposo y sin hijos. 6 Entonces decidió salir de Moab en compañía de sus nueras, 7 pues había oído decir que Yavé se había acordado de su pueblo y les había dado qué comer. 8 Cuando estaban en camino de regreso a Judá, Noemí habló a sus nueras: «Creo que es mejor que ustedes se vayan a sus casas. 9 Que el Señor les recompense todo lo bueno que han hecho con mis hijos y conmigo, y les permita que encuentren cada una un esposo con quien puedan vivir en paz.» 10 Y en seguida les dio un abrazo. Pero ellas, llorando, le respondieron: «No nos iremos, sino que seguiremos contigo.» ii «Vuelvan a sus casas, volvió a decir |f¿3 Noemí, pues ¿qué sacan con venir conmigo? Ya no puedo tener hijos para que sean sus maridos. 12 Les repito, regresen a sus hogares, pues yo soy ya vieja para casarme de nuevo. Y aunque tuviera la remota esperanza de casarme esta misma noche y de tener hijos, 13 ¿serían ustedes capaces de esperar que fueran grandes? ¿Dejarían por eso de casarse? No, hijitas, bastante me ha castigado ya Dios para que vaya yo a agregar esta preocupación por ustedes.» 14 Ellas seguían llorando hasta que, al fin, Orfa, dándole un beso, se fue a su casa. Rut, en cambio, se quedó con ella, is Noemí le dijo entonces: «¿Por qué no te vas también con tu cuñada para que así regreses a tu casa y a tus dioses?» í 6 Rut le replicó: «No me obligues a dejarte, yéndome lejos de ti, pues adonde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 17 Donde tú mueras, allí también quiero morir yo y ser enterrada. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe.» 18 Viendo Noemí que Rut se mantenía firme en su decisión, no quiso insistirle más. 19 Y continuando el camino llegaron las dos a Belén. Todo el mundo se impresionó al verlas llegar. 20 Y como Noemí se diera cuenta de que las mujeres comentaban: «Pero, ¿ésta es la Noemí?», 21 les dijo: «No me llamen por mi nombre, sino que dígan2,15 me: Amarga, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. Partí con todo, y el Señor me hace volver con las manos vacías. ¿Para qué, pues, me llaman Noemí cuando Yavé me ha condenado a ser una desgraciada?»

708 22 Así fue como Noemí, acompañada de Rut, su nuera moabita, regresó de Moab. Y justo cuando llegaron a Belén, estaba comenzando la cosecha de la cebada. Rut espiga en el campo de Booz O 1 Noemí tenía por parte de su marido " un pariente muy rico llamado Booz. 2 Rut le pidió permiso a Noemí para ir a recoger espigas donde pudiera hacerlo sin problemas. 3 Como ella se lo diera, Rut salió al campo y se puso a juntar espigas detrás de los segadores. Tocó la coincidencia Lev 19,9 de q u e el c a m p o adonde ella había llegado 23,22 pertenecía a Booz, pariente de Elimelec, el que, precisamente, llegó ese día de Belén. 4 Luego de saludar a los segadores con un «El Señor esté con ustedes», y de recibir por respuesta: «¡El Señor te bendiga!», 5 Booz preguntó al capataz de la cuadrilla de segadores: «¿De quién es esa joven?» Y el empleado le contestó: 6 «Es la moabita que acaba de regresar de Moab con Noemí. 7 Y la autoricé para que recogiera y juntara las espigas que dejan los segadores. Y en eso ha estado toda la mañana sin parar.» 8 Booz, dirigiéndose entonces a Rut, le dijo: «Oye, hijita, no vayas a recoger espigas a otra parte. s Quédate aquí y no te separes de los trabajadores. Sigúelos a cualquier potrero donde vayan a segar. Yo les daré órdenes de que no te molesten. Y si tienes sed, no tienes más que acercarte a los cántaros, donde tienen agua.» 10 Al oír esto, Rut se inclinó profundamente hasta el suelo y le dijo: «¿Qué de 1 s 25. bueno has visto en mí, una extranjera, para que me trates con tanta bondad?» n «Me han contado, le respondió Booz, lo bien que te has portado con tu suegra después de que murió tu marido, hasta el punto de dejar tu patria y tus padres para venirte a un país totalmente desconocido para t i . I 2 Que Yavé te recompense tus buenas obras y que el Dios de Israel, bajo cuyas alas te has cobijado, te dé el premio que mereces.» 13 Ella replicó: «jOjalá me haga merecedora a tanta bondad como la que me has demostrado con tus palabras amables y tranquilizadoras, en circunstancias que yo no me equiparo ni a la última de tus esclavas!» 14 A la hora del almuerzo, Booz la invitó a acercarse y a que comiera un pedazo de pan empapándolo en salsa. 15 Cuando ella estaba sentada en medio de los segadores,

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rut 3

él le ofreció también un puñado de granos tostados. Ella comió hasta quedar satisfecha y se guardó las sobras. í 6 En seguida se levantó para proseguir su trabajo. Entonces Booz dijo a sus trabajadores: «Déjenla que incluso arranque espigas de las gavillas, y no le llamen por eso la atención. Más aún, de vez en cuando, vayan dejando caer de propósito algunas espigas para que ella pueda irlas juntando, sin decirle nada.» 17 Rut estuvo todo el día recogiendo espigas y, luego de desgranarlas, vio que había juntado más o menos un quintal de cebada. i 8 Regresó a la ciudad con la cebada a cuestas y, cuando llegó a su casa, mostró a su suegra lo que había recogido; y le pasó lo que había guardado para ella del almuerzo. í9 S u suegra le preguntó: «¿Por dónde anduviste recogiendo espigas que te fue tan bien?» Como ella le contase dónde había estado trabajando, su suegra prosiguió: 20 «¡Pero si el dueño de esos campos es Booz! ¡Bendito sea Yavé, que siempre se muestra tan bueno con los vivos y los muertos! Ese hombre es pariente de nosotros; a él, entre otros, le corresponde rescatarnos.» 21 Rut, entonces, agregó: «Fíjate que todavía me dijo que me quedara con sus trabajadores hasta que terminen de cosechar.» 22 Noemí le respondió: «Muy bien, hija mía, quédate con sus trabajadores, pues así no tendrás que pasar malos ratos si vas a otra parte.» 23 Rut continuó, pues, recogiendo espigas al lado de los trabajadores de Booz hasta que terminó la siega de la cebada y del trigo. Por lo demás, no se separó de su suegra.

puedas y anda a su era, pero no te dejes in ?,i» ver hasta que haya terminado de comer y M beber. 4 Fíjate bien dónde se va a acostar, y cuando ya esté durmiendo, acércate, levanta las mantas que tenga a sus pies y acuéstate allí. El te dirá entonces lo que debas hacer.» 5 Rut le contestó: «Haré todo lo que me has dicho.» 6 Bajó, pues, a la era e hizo todo lo que su suegra le había indicado. 7 Booz, después de una cena bien regada, se fue a acostar bien alegre junto a la parva. Ella, por su parte, caminando despacito, destapó sus pies y se acostó. 8 Como a la media noche, se despertó el hombre y miró con asombro que tenía a sus pies a una mujer. 9 Como le preguntara quién era, ella le respondió: «Soy Rut, tu sirvienta. Tápame con tu manta, pues tú debes rescatarme.» i° «¡Que Yavé te bendiga, hija mía, replicó él, pues este acto tuyo de piedad es mayor que el primero, ya que no has elegido a hombres jóvenes, ricos o pobres! 11 Quédate tranquila, hija, pues haré todo lo que me pidas, ya que todo el pueblo sabe que tú eres una mujer extraordinaria. 12 Es cierto que a mí me corresponde rescatarte, pero hay otro pariente tuyo más cercano que tiene más obligación. '3 Quédate aquí por esta noche, y mañana veremos si él quiere rescatarte o no. Pues, w 25,5

+ ¿Por qué Rut quiere tener a Booz como esposo? Para cumplir con la costumbre llamada del «Levirato», a la que alude el capítulo 38 del Génesis. Cuando un hombre muere sin dejar hijos, el deber sagrado de la viuda es casarse con el mas cercano de los deudos de su difunto esposo. El primer hijo varón que tendrá de él llevará el nombre del difunto y será considerado como su hijo.

Eso explica el sacrificio de Rut Ella renuncia al matrimonio con un joven y acepta ser la esposa de un hombre ya entrado en edad porque ese hombre, Booz, es el que puede darle un hijo «para» su marido difunto. Asi Rut cumple con un designio misterioso de Dios, que la predestinó a ser antepasada de Cristo (ver Mateo 1,5).

Mi 9 9 ÓA

si él se niega, te lo prometo por Yavé, lo haré y o . í 4 Por ahora, sigue durmiendo hasta mañana.» Antes de que amaneciera, cuando todavía no se puede distinguir bien a las personas, se levantó Booz, pues pensaba: «Nadie debe saber que esta mujer estuvo aquí durmiendo.» 15 Luego le pidió a Rut que extendiera su chai y se lo llenó de cebada. Ella S e fue a acostar a sus pies se lo echó al hombro y se volvió a la ciudad. 16 O 1 Noemí dijo a su nuera: «Hija mía, Cuando llegó a casa de su suegra, ésta ** ¿no es mi obligación asegurarte le preguntó: «¿Cómo te ha ido, hija?» 2 un porvenir tranquilo? Pues bien, Booz, 17 Ella, entonces, le contó todo lo que el nuestro pariente, con cuya gente has esta- hombre había hecho por ella y cómo le hado trabajando, va a trillar su cebada esta tar- bía dado toda esa cebada para que no volde. Tú debes, por lo tanto, hacer lo siguien- viera a su casa con las manos vacías. te: 3 Lávate, perfúmate, vístete lo mejor que 18 Noemí replicó: «Quédate tranquila, has-

rut 4 ta que veas en qué termina esto, pues estoy segura que él agotará todos los medios para llevarlo a buen fin hoy mismo.» La ley del Levirato A ' Booz se sentó al lado de la puerta ~ de la ciudad, a esperar que pasara el pariente que debía rescatar a Rut 2 Cuando éste pasó, lo detuvo y lo invitó a sentarse. Llamó entonces a diez ancianos de la ciudad para que se sentaran también a su alrededor. 3 Cuando todo estuvo listo, le dijo al pariente: «Noemí, la viuda de nuestro pariente Elimelec, que ha regresado de Moab, quiere vender la propiedad que pertenecía a su marido. 4Yo he creído conveniente avisarte de esto para que tú la compres, en presencia de todos estos testigos. Si tú quieres cumplir con tu obligación de rescatarla, hazlo; si no, dímelo, porque después de ti me toca a mí cumplirlo.» El otro contestó: «Muy bien, la voy a rescatar.» 5 Pero Booz prosiguió: «Hay algo más todavía, pues si adquieres el campo de manos de Noemí, también debes adquirir a Rut, la moabita, que era mujer del difunto, y sus hijos heredarán la parcela del difunto.» 6E1 otro, entonces, respondió: «Si es así la cosa, no podré hacerlo por temor a perjudicar a mis herederos. Te cedo el derecho, cumple tú con la obligación.» i Era entonces costumbre en Israel que para confirmar cualquier negocio, como rescate o cambio, una de las partes se sacaba su sandalia y se la daba al otro. Y este gesto servía como prueba del contrato, s Por eso, el pariente que debía comprar la propiedad se sacó la sandalia, diciendo a Booz: «Cómpratela.» 9 Al ver esto, Booz dijo a todos los que estaban presentes: «Ustedes son testigos de que hoy día Noemí me ha vendido todo lo que pertenecía a su

710 marido Elimelec y a sus hijos, l 0 y de que también he adquirido a Rut la moabita, viuda de Majalón, para conservar el apellido junto con la propiedad del difunto y para que su nombre esté siempre presente entre sus hermanos cuando se reúnan a la entrada de la ciudad.» ii Todos los que se encontraban allí dijeron: «En efecto, nosotros somos testigos.» Los ancianos, por su parte, agregaron: «¡Que Yavé te conceda que tu mujer sea como Raquel y Lía, las dos que dieron origen a la familia de Israel! ¡Que seas poderoso en Errata y famoso en Belén! 12 ¡Que, gracias a la descendencia que Yavé te concederá de esta joven, tu casa sea tan célebre como la de Peres, el hijo que Judá tuvo de Tamar!»

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LAMENTACIONES

Obed fue padre de Jesé y éste de David 13 Booz se casó, pues, con Rut y se la llevó a su casa. Tuvo relaciones con ella y Yavé permitió que quedara esperando y que diera, luego, a luz un niño. ,4A1 saberlo, las mujeres felicitaban a Noemí diciéndole: «Bendito sea Yavé, que no ha permitido que 1 s 1 un pariente cercano de un difunto faltase a su deber con éste, sin conservar su apellido en Israel. 15Este niño será para ti un consuelo y tu sustento en tus últimos años, LC 1, pues tiene por madre a tu nuera, que te quiere y que vale para ti más que siete hijos.» 16 Noemí se llevó al niño, lo recostó en su falda y se encargó de criarlo. 17 Las vecinas decían: «A Noemí le ha nacido un hijo»; y lo llamaron Obed. Obed fue el padre de Jesé y éste fue el padre de David. 18 Estos son los descendientes de Peres. Peres fue padre de Jesrón, Jesrón de Ram, Ram de Aminadab, Aminadab de Majsón y Najsón fue padre de Booz, Booz de Obed, Obed de Jesé y Jesé fue padre de David.

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INTRODUCCIÓN Después de la ruina de Jerusalén y de las cosas horrendas que sucedieron en esta ocasión, los creyentes tratan de comprender. No se quejan, ven la ruina como castigo merecido por los muchos desórdenes y por el constante rechazo de las advertencias de Dios. Y, sin embargo, saben que Yavé ama a su pueblo, lo creen, lo sienten y lo afirman. Cuando los desterrados volvieron a Jerusalén, muy posiblemente se reunían para orar en común en los escombros de lo que había sido el Templo, y juntos alternaban estos lamentos. Después siguieron rezándolos cada año en la fecha que recordaba la catástrofe, y más tarde la Iglesia se acostumbró a usarlos para recordar la muerte de Jesús. En la Pasión del Señor, el creyente ve la acumulación de los sufrimientos y de las angustias de la humanidad. Estos poemas lo ayudan a unir en una misma compasión los dolores de Cristo y la miseria inmensa de la muchedumbre de los que sufren. Lo ayudarán a unir la visión del dolor universal y el sentido del pecado y de la responsabilidad de los hombres. Una tradición judía atribuye a Jerusalén estos poemas que revelan un espíritu bien parecido al suyo.

Primera lamentación ¡Ay! Qué solitaria quedó Jerusalén, la ciudad tan poblada. Como una viuda quedó la grande entje las naciones. La ciudad que dominaba las provincias tiene ahora que pagar impuestos. 2 Llora durante las noches, las lágrimas corren por sus mejillas. Entre todos sus amantes nadie hay que la consuele. La traicionaron todos sus amigos, ¡y se convirtieron en sus enemigos! 3 El pueblo de Judá ha sido desterrado; sufre atropellos y dura servidumbre. Vive en medio de pueblos extranjeros y no encuentra descanso: sus enemigos lo persiguieron y le dieron alcance. * Los caminos de Sión están de luto, pues nadie va a sus fiestas. Todas sus puertas destruidas, gimen sus sacerdotes, sus doncellas están llenas de tristeza, ¡Jerusalén está llena de amargura! 5 Sus adversarios la vencieron y ahora se sienten felices, pues Yavé la castigó por sus muchos pecados; sus niños marcharon al destierro empujados por el enemigo.

1

6 Ha perdido la Hija de Sión toda su gloria, sus jefes parecían carneros que no encuentran pasto, iban caminando sin fuerzas delante del que los arreaba. 7

En sus días de miseria y destierro Jerusalén se acuerda: cuando caía en manos del enemigo sin que ninguno la socorriera. Sus enemigos ahora la miran y se burlan de su ruina. 8 Gravemente pecó Jerusalén y se hizo impura. Los que la alababan, la desprecian, porque la vieron desnuda. Y ella gime y esconde el rostro. 9 Su impureza manchaba su vestido, pero no pensaba que tendría este fin. ¡Se hundió profundamente! ¡Nadie la consuela! ¡Mira, oh Yavé, mi dolor! ¡Cómo se pone orgulloso el enemigo! 10 El invasor tomó todos sus tesoros;

lamentaciones 2 -

is 63,2 Jer 13,17

ella vio entrar a los paganos en su santuario; a quienes tú habías prohibido entraron en tus asambleas. 11 Todo su pueblo gime y busca pan. Entregan sus joyas a cambio d e comida, para conservar la vida. «Mira, ¡oh Yavé!, y observa a qué humillación h e llegado.» 12 Todos ustedes que pasan por el camino, miren y observen si hay dolor semejante al que m e atormenta, con el que Yavé m e ha herido en el día de su ardiente cólera. 13 El fuego que lanzó de lo alto bajó hasta mis huesos; tendió una red a mis pies y me hizo caer de espaldas. Me dejó abandonada y siempre doliente. 14 Vigiló mis crímenes, los juntó y los ató; están en su mano. Su yugo pesa sobre mi cueUo ha hecho flaquear mi fuerza; Yavé me ha entregado en manos a las que no puedo resistir. 15 Derribó Yavé a los valientes que cuidaban mis ciudades. Reunió un consejo contra m í para sacrificar a mis jóvenes. El Señor ha pisado en el lagar a la virgen, Hija d e Judá. 16 por eso lloro yo, mis ojos s e deshacen en lágrimas porque está lejos el consolador que reanime mi alma. Mis hijos están desolados porque sus enemigos triunfan. 17 Sión tiende s u s manos: no hay quien la consuele. Yavé m a n d ó contra J a c o b adversarios de todas partes; Jerusalén se ha hecho, ejemplo de horror para ellos. i 8 E s justo Yavé, porque fui rebelde a s u s órdenes. Escuchen, pues, pueblos todos, y miren mi dolor. Mis vírgenes y mis jóvenes han ido al cautiverio. 1 9 Llamé a mis amigos, pero m e traicionaron.

712 Jer3 Mis sacerdotes y mis ancianos ° han muerto en la ciudad, mientras s e buscaban alimento para reanimarse. 20 Mira, Yavé, q u e estoy en angustias, m e hierven las entrañas. Dentro, se m e retuerce el corazón, m 32, porque h e sido muy rebelde. Afuera, la espada acaba con los hijos, y dentro de la ciudad, la muerte. ai Oye c ó m o gimo: no hay quien m e consuele. Mis enemigos supieron mi desgracia y se alegran d e lo q u e m e h a s hecho. ¡Que venga el día que tienes anunciado! Am 5, ¡Que ellos estén c o m o yo estoy! 22 ¡Que toda su maldad llegue ante ti, y trátalos c o m o m e trataste a m í por todas mis rebeldías! Porque mis gemidos son m u c h o s y languidece mi corazón.

Segunda lamentación 1 ¡Ay!, cómo ha oscurecido, en su cólera, el Señor a la Hija de Sión. Ha derribado del cielo a la tierra la gloria de Israel; en su enojo no se acordó de su Templo, en que descansaron sus pies. 2 El Señor ha destruido sin piedad todas las moradas d e Jacob; ha destruido, en su furor, las fortalezas de la Hija de Judá; ha echado por tierra, ha profanado al reino y a sus príncipes. 3 En el ardor de su cólera ha quebrado toda la fuerza de Israel, ha retirado la protección de su brazo frente al enemigo, ha prendido en Jacob como fuego llameante que devora por todas partes. * Como un enemigo, ha preparado su arco, ha afirmado su derecha, como un adversario ha matado todo lo que encanta los ojos; en la casa de la Hija de Sión ha vertido su furor como fuego. 5 El Señor se ha portado como enemigo; ha destruido a Israel: ha destruido todos sus palacios, ha derribado sus fortalezas, no le dejó a la Hija de Judá sino llantos y lamentos. 6 Ha forzado sus murallas como un huerto, ha destruido su lugar de reunión. Yavé ha hecho olvidar en Sión solemnidades y sábados; en el ardor de su cólera ha desechado a rey y a sacerdotes. 1 El Señor ha rechazado su altar, ha despreciado su santuario; ha dejado a merced del enemigo Ez 24.

2

713 ios muros de sus palacios; en la Casa de Yavé se oyeron gritos, como en día de fiesta. 8 Yavé resolvió destruir la muralla de la Hija de Sión. Decidió la destrucción y no retiró su mano antes que se cumpliera; quiso acabar con el antemural y la muralla, los que juntos se desmoronaron. 9 Sus puertas se han hundido en tierra, él ha roto sus cerrojos; m 28,36 s u rey y sus príncipes están entre extranjeros, ya no hay Ley y tampoco sus profetas consiguen visiones de Yavé. 10 Los ancianos de la Hija de Sión, en silencio, están sentados en tierra; se echaron ceniza en la cabeza, Jw 6,26 se vistieron de saco. Las jóvenes de Jerusalén inclinan hasta el suelo la cabeza. 11 Mis ojos se agotan de llorar y arden mis entrañas, mi hígado se derrama por tierra por el desastre de la Hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad. 12 Ellos decían a sus madres: ¿Dónde hay pan?, mientras caían desfallecidos, en las plazas de la ciudad, y derramaban su alma en el regazo de sus madres. 13 ¿A quién te compararé y asemejaré, Hija de Jerusalén? ¿A quién podrás mirar para tu consuelo, oh virgen, Hija de Sión? Tu quebranto es inmenso como el mar. ¿Quién te sanará? 14 Tus profetas anunciaron para ti falsedad y tonterías. & 12 24 N ° ' e descubrieron tu culpa para ahorrarte el cautiverio. Tuvieron para ti presagios de falsedad y de ilusión. 15 Baten palmas sobre ti todos los que pasan; silban y menean la cabeza sobre la Hija de Jerusalén. ¿Esa era el modelo de hermosura, la alegría de toda la tierra? 16 Abren su boca contra ti todos tus enemigos; *5J'*' silban y crujen los dientes, dicen: La devoramos. Este es el día que esperábamos, ya lo alcanzamos, ya lo vimos. 17 Yavé cumplió lo que tenía resuelto, cumplió su palabra, lo que había decretado desde antiguo; destruyó sin compasión; hizo alegrarse por tu destino al enemigo, fortaleció el poder de tus adversarios. i» Hija de Sión, gime, clama al Señor; deja correr a torrentes tus lágrimas

lamentaciones 3 de día y de noche, no te des descanso, no cesen las fuentes de tus ojos. 19 En pie, clama en la noche, cuando comienza la ronda; derrama como agua tu corazón ante el rostro del Señor, alza tus manos hacia él por la vida de tus hijitos que desfallecen de hambre en la esquina de todas las calles. 20 Mira, Yavé, y piensa: ¿a quién has tratado así? Las madres tuvieron que comer a sus hijos, a sus niños de pecho. Fueron asesinados en el santuario de Yavé sacerdote y profeta. 21 Por tierra yacen en las calles niños y ancianos; mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a cuchillo; mataste en el día de tu cólera, mataste sin compasión. 22 Como para una tiesta invitaste a todos los terrores juntos; en el día de tu enojo no hubo quien se salvara o sobreviviera. Los que yo crié y mantuve, mi enemigo los exterminó. Tercera l a m e n t a c i ó n O i Yo soy el h o m b r e ' • ' q u e h a visto la miseria bajo el látigo del furor d e Dios. 2 El m e llevó y m e obligó a caminar en tinieblas y oscuridad. 3 Vuelve y revuelve t o d o el día su m a n o contra m í solo. 4 C o n s u m i ó mi carne y mi piel y q u e b r ó mis h u e s o s . 5 Edificó contra m í un m u r o , m e c e r c ó d e v e n e n o y d e dolor. 6 Me m a n d ó vivir en las tinieblas c o m o los m u e r t o s d e a n t a ñ o . 7 Me encarceló y n o p u e d o salir; m e puso pesadas cadenas. 8 Por m á s q u e grito y pido auxilio él sofoca mi súplica. 9 Cercó mi c a m i n o con piedras e n o r m e s , confundió mis s e n d e r o s . ,0 Ha sido para m í c o m o o s o en a c e c h o y león e n e s c o n d i t e . J n Complicando mis c a m i n o s m e destrozó, m e dejó h e c h o un horror. 12 Preparó su arco, y m e p u s o c o m o blanco d e s u s flechas. 1 3 Clavó en mi espalda s u s d a r d o s s a c a d o s d e la caja.

Am 5.1a

Job 30,30

Jot> 3,23

os 13,7

lamentaciones 4 14 Me hizo burla d e todo mi pueblo, sai 69,22 i a cantinela todo el día. 15 Me colmó d e amargura, m e dio a beber ajenjo. 16 Quebró mis dientes c o n u n a piedra, m e revolcó en la ceniza. " M i alma está desterrada d e la paz y h a olvidado la dicha. ,8 Dije: Mis esperanzas s e perdieron igual que mi confianza en Yavé. 9 1 Acuérdate de mi miseria y vida errante, mi ajenjo y amargor. 2° Mi alma recuerda, sí, y se m e hunde. 2i Esto reflexiono en mi corazón, y por ello esperaré. 22 El amor de Yavé n o s e ha acabado, ni s e han agotado s u s misericordias; 23 se renuevan cada mañana. Sí, tu fidelidad e s grande. 24 D i c e m i alma: «Yavé es mi parte, MI 7,7 por eso en él esperaré.» 25 Bueno es Yavé para los que esperan en él, para el alma que lo busca. 26

jer 15,17

is 50,6

is 63,7

Am 1,6 Am 5,7

Bueno e s esperar en silencio la salvación de Yavé. 27 Bueno e s para el hombre soportar el yugo desde su juventud. 28 Q u e s e siente solitario y silencioso cuando Dios s e lo impone; 29 que ponga su boca en el polvo; quizá tenga esperanza, 30 q U e tienda la mejilla al q u e lo hiere, que s e llene d e humillaciones. 31 Porque el Señor n o desecha para siempre. 32 Si llega a afligir, luego s e compadece, según su inmenso amor; 33 él no se alegra en humillar y afligir a los hombres. 34 Cuando s e aplasta con el pie a todos los cautivos d e un país. 35 Cuando s e niega el derecho de un hombre ante la cara de Dios, 36 cuando s e falsea la justicia, ¿no lo ve el Señor? 37 ¿Quién habló y realizó? ¿No e s el Señor el que decidió? 38 ¿No salen d e la boca del Altísimo los males y los bienes? 39

Entonces, ¿de qué se queja el hombre, el hombre que vive a pesar de sus pecados?

40

Examinemos nuestros caminos, estudiémoslos

714 y convirtámonos a Yavé. "i Alcemos el corazón y las manos

al Dios que está en los cielos. i» 55,7 42 Nosotros h e m o s sido rebeldes y traidores y tú n o has perdonado. 43 Te has vestido d e cólera y n o s h a s perseguido. 44 Has matado sin piedad; te encerraste en tu nube para que n o pasara la oración; 45 nos hiciste basura y vileza en medio de los pueblos. 46 Abren s u boca contra nosotros todos nuestros enemigos. 47 Nuestro destino es el terror y el sepulcro, desolación y ruina. 48 Torrentes d e agua derraman mis ojos por la ruina de la Hija d e mi pueblo. 49 Mis ojos lloran sin cesar, ya que n o hay alivio, so hasta que Yavé desde los cielos mire y vea. si Me duelen mis ojos al ver a las hijas d e mi ciudad. 52 Me cazaron como a un pájaro mis enemigos sin motivo. 53 Ahogaron mi vida en un sepulcro y echaron piedras sobre mí. 54 Cubrieron las aguas mi cabeza, dije: Estoy perdido. 55 Invoqué tu nombre, Yavé, desde lo profundo del sepulcro. 56 Tú oíste mi grito: no cierres tu oído a mi oración. 57 Te acercaste el día que te invocaba y dijiste: No temas. 58 Señor, tú defendiste mi causa, rescataste mi vida. 59 Yavé, viste la injusticia que m e hacían. ¡Defiende tú mi juicio! so Tú ves cómo se vengan de mí todos los que proyectaron contra mí. 61 Yavé, oíste sus insultos, todas sus maniobras contra mí. 62 Sus palabras y sus pensamientos todo el día se dirigen contra mí. 63 Estén sentados o en pie, mira: yo soy risa para ellos. 64 Yavé, tú los pagarás, según la obra de sus manos. 65 Haz que se porfíen en su maldad que ésta sea su maldición. 66 Tú entonces los perseguirás y barrerás de debajo de los cielos. Cuarta lamentación se ha empañado y deteriorado 4 1 ¿Cómo el oro m á s puro?

lamentaeionet S

715 os 6.1

J» 1,8

Las piedras sagradas, ¿por qué están desparramadas por las esquinas de todas las calles? 2 Los hijos de Sión, valiosos y preciados como el oro fino, ¡ay!, son considerados como vasos de arcilla, obra del alfarero. 3 Hasta los chacales descubren el pezón y dan de mamar a sus cachorros; la Hija de mi pueblo se ha vuelto tan cruel Job 39,13 como los avestruces del desierto. 4 La lengua del niño de pecho se pega de sed al paladar; los niños piden pan, pero no hay quien lo reparta. s Los que comían manjares deliciosos desfallecen por las calles; los que se criaban entre sedas se quedan en basurales. 6 La culpa de la Hija de mi pueblo is 1,9 supera el pecado de Sodoma, E¡ 16,46 q u e f u e a n ¡q U ¡i a c | a e n u n momento sin que manos humanas se volvieran contra ella. 7 Sus nazireos eran más puros que la nieve, más blancos que la leche, N|¡m 6 de cuerpo m á s rojo que corales; su cara, un zafiro. a Su semblante ahora es m á s oscuro que carbón, ya no se los reconoce por las calles. Su piel está pegada a sus huesos, seca como madera. 9 Más dichosos fueron los muertos a cuchillo que los muertos de hambre, que mueren extenuados por falta d e los frutos de los campos. io Las mismas manos de tiernas mujeres cocieron a sus hijos: los sirvieron como comida en la ruina de la Hija de mi pueblo, ii Yavé descargó su furor, derramó el ardor de su cólera; encendió fuego en Sión, que devoró sus cimientos. 12 Nunca creyeron los reyes d e la tierra, ni cuantos viven en el mundo, que adversarios y enemigos entrarían por las puertas de Jerusalén. 13 Fue por los pecados de sus profetas, por las culpas de sus sacerdotes, ¿'as 1ue e n m e ' ' ' 0 de ellos derramaron sangre de justos. 14 Vagaban ellos c o m o ciegos por las calles, manchados estaban de sangre; por lo que nadie podía tocar sus vestiduras. 15 Les gritaban: ¡Apártense, un impuro! ¡Apártense, no lo toquen! Y cuando huían y vagaban, is 52,11 s e decía entre las naciones: ¡Aquí no seguirán como huéspedes! 16 El rostro de Yavé los dispersó, ya no vuelve a mirarlos. No respetaron a los sacerdotes ni tuvieron piedad de los profetas. i 7 Y todavía nos cansábamos esperando el socorro. ¡Ilusión! Jer 37,7 Desde nuestros cerros no vimos llegar

a Egipto, incapaz d e salvarnos. is Vigilaban nuestros pasos para que no anduviéramos por nuestras plazas. is Nuestro fin estaba cercano y, cumplidos nuestros días, ha llegado. 20 Nuestros perseguidores eran veloces, más que las águilas del cielo, nos perseguían por los montes, en el desierto nos armaban trampas. Nuestro rey, el ungido de Yavé, del que estábamos pendientes, quedó preso en sus redes; aquél de quien decíamos: A su sombra viviremos entre las naciones. 2i ¡Regocíjate, alégrate, Hija de Edom, que habitas en el país d e Cls! También a ti pasará la copa: te embriagarás y te desnudarás. 22 ¡Hija de Sión, se ha borrado tu culpa, él no volverá a desterrarte! En cambio, Hija de Edom, Yavé castigará tu culpa y pondrá a desnudo tus pecados.

S.1:ÍS

Quinta lamentación C i Yavé, acuérdate de lo que nos ha ** pasado, mira y ve nuestra humillación. 2

Nuestra herencia pasó a extranjeros, nuestras casas a extraños. 3 S o m o s huérfanos, sin padre; nuestras madres c o m o viudas. 4 A precio de plata b e b e m o s nuestra agua, nuestra leña n o s llega por dinero. Is55.' 5 Con el yugo al cuello a n d a m o s acosados; estamos agotados, no nos dan respiro. 6 Tendimos a Egipto nuestra m a n o y a Jer 2 1 Asur para calmar el hambre. 8 7 Nuestros padres, q u e pecaron, ya n o existen, y nosotros cargamos c o n sus culpas. 8 Esclavos nos dominan y n o hay quien nos libre d e su poder. 9 Con riesgo de la vida trajimos nuestro pan, enfrentando los peligros del desierto. 1 1 Violaron a las mujeres en Sión; a las jóvenes en las ciudades de Judá. 12 Colgaron a los príncipes y n o respetaron al resto de los Ancianos. ,3 L o s muchachos arrastraron la piedra de moler; bajo la carga d e leña s e han encorvado las niñas. 14 Los ancianos dejaron d e acudir a la puerta, los muchachos dejaron d e cantar. is Cesó nuestra alegría. S e cambió en duelo nuestro baile. i6 Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Pobres d e nosotros, que pecamos! 1 7 Por eso, está podrido nuestro corazón. Por eso, s e nublan nuestros ojos,

ester MI 3,12

716

18

pensando en tu cerro desolado donde merodean las fieras. !9 Pero tú, Yavé, reinas para siempre, tu trono permanece firme de generación en sai 102,13 generación. 20 ¿Por qué nos olvidarías para siempre,

por qué abandonarnos? 2i Haz que volvamos a ti, Yavé, y volveremos; haz que seamos de nuevo lo que fuimos antes. 22 ¿Nos has desechado totalmente? ¿Estás irritado sin medida con nosotros?

ESTE v.wjwj*jv.m.9. LA CUARTA DIVISIÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO Hemos encontrado en la primera parte de la Biblia los libros históricos: Génesis, Éxodo, Samuel, Reyes... Luego vinieron los libros de los profetas: Isaías, Jeremías... y los libros de Sabiduría: Job, Proverbios... En realidad, esta última categoría podría dividirse a su vez y se pondrían aparte los libros que vienen a continuación, libros que fueron escritos entre los judíos dispersos en otras naciones. Ya dijimos en la Introducción a Esdras que, en los siglos inmediatamente anteriores a Cristo, se debe distinguir entre los judíos que vivían en Palestina y los demás. Estos eran incluso más numerosos que sus hermanos quedados en su patria. Residiendo entre los pueblos paítanos, tenían que convivir con ellos, pero se mantenían muy apegados a su comunidad, odiados de los paganos, a los que devolvían su odio; convencidos, sin embargo, de que algún día estos paganos se convertirían a la fe verdadera. Estos judíos que vivían lejos del Templo y no tenían ceremonias exteriores ni fiestas populares, se fijaron más y más en el culto de la Palabra de Dios escuchada y comentada, dando con esto un ejemplo a las actuales comunidades cristianas dispersas en un mundo secularizado. También, al no poder participar en una liturgia y una oración pública, descubrieron el valor de la oración individual. Por esas razones, los libros escritos para ellos, y que ponemos a continuación, responden a preocupaciones nuevas, diferentes de las que encontramos desde Job hasta las Lamentaciones.

717 El sueño de Mardoqueo 1 1 i El segundo año de reinado del gran rey 1 1 Asuero, a fínes de marzo, tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Jair, de la tribu de Benjamín. 2 Este judío, que vivía en Susa, era un personaje muy importante, como que ocupaba un puesto en la Corte. 3 Era uno de los desterrados que acompañaban a Jeconías, rey de Judá, y que habían sido traídos cautivos por el rey de Babilonia, Nabucodonosor. * Soñó Mardoqueo que se escuchaban gritos y ruidos, 5 que resonaban los truenos, temblaba la tierra y reinaba un gran pánico en todo el mundo. Y veía a dos enormes dragones que se enfrentaban, listos para atacarse, lanzando rugidos. 6 Pero apenas las naciones oían estos rugidos, se organizaban para atacar a la nación de los buenos. ? Era un día de tinieblas y de oscuridad. 8 La pena, la angustia, el peligro, el miedo se cernía sobre la tierra. Temblando de pavor, ante la desgracia que los amenazaba, los justos, resignados a morir, invocaban a Dios. 9 De ese clamor nacía, como de un pequeño manantial, un río inmenso que desbordaba los campos, io Aparecía la luz con el sol. Los desamparados triunfaban y los poderosos eran derrotados. 11 Cuando Mardoqueo despertó, entendió que Dios con ese sueño quería mostrarle algo. Anduvo todo el día pensando en lo que había soñado, tratando de una forma u otra de saber qué querría decir. i Mardoqueo vivía, en el palacio, con dos guardias del rey. Como entrase en sospechas de que algo tramaban, les siguió la pista y descubrió que pensaban asesinar al rey. 2 Se lo comunicó al rey; éste los hizo interrogar hasta que confesaran y los condenó a muerte. 3 El rey mandó que se tomara nota de este hecho para que no se olvidara. * Mardoqueo, por su parte, lo escribió también en un cuaderno. 5 El rey le confió después el puesto de ministro y le dio una serie de regalos. 6 Pero había un hombre que quería vengarse de Mardoqueo por este asunto de los dos guardias del rey era un tal Aman, hijo de Hamedata, descendiente de Agag, favorito del rey.

LA NOVELA DE ESTER El libro de Ester es una novela más verdadera que muchos libros de historia. Pues si bien se cuentan acontecimientos ficticios, en ellos se expresan las angustias, los rencores y las esperanzas que fueron, durante siglos, los de los judíos dispersos y perseguidos. Miedo a los paganos, desprecio a los que no conocen a Dios; esfuerzo constante para concillarse el favor de las autoridades; súplicas insistentes a Dios, que no puede permitir que desaparezca su pueblo; espera del día en que puedan vengarse de sus enemigos para mayor gloria de su Dios. Todo esto interesa a los cristianos de hoy que, en varios países, son minorías perseguidas o solamente toleradas. Pero también otra lección resalta para nosotros del suceso de Ester: los judíos debían ser salvados, sea cual fuera el peligro, pues el pueblo judío tenía que sobrevivir para que viniera Cristo. Había entre los judíos una costumbre de enviarse regalos y de celebrar una fiesta en los días de Purim. La novela toma pie de esta costumbre y justifica esta fiesta contando una persecución en que los judíos fueron salvados gracias a la intervención de Ester y de Mardoquco, en este mismo día. EL LIBRO DE ESTER El libro de Ester contiene en la Biblia griega muchos trozos que no están en la Biblia hebraica. Algunas personas creen que estos trozos fueron añadidos en la Biblia griega. Otras piensan, al revés, que el texto griego se acerca más al escrito primitivo, pero que, después, se cortaron para la Biblia hebraica trozos que parecían demasiado largos o que no interesaban a los judíos de Palestina. Ponemos en letra cursiva los trozos propios de la Biblia griega.

1 Esto aconteció en tiempos de Asuero, ese 1 rey cuyo imperio compuesto de ciento veintisiete provincias se extendía desde el río lndus hasta Etiopía. 2 Estando el rey en Susa, una de sus capitales, el tercer año de su reinado, 3 dio un gran banquete a todos sus ministros y cortesanos, a los generales del ejército de Persia y Media, a los grandes de su reino y a los gobernadores de las provincias. < Quería presentarles la riqueza de su corte real y el esplendor de su grandeza extraordinaria; y esto no por uno o dos días, sino durante ciento ochenta días. 5 Transcurrido este tiempo, el rey ofreció a toda la población de Susa, desde el más grande hasta el más chico, un banquete que duró siete días y que tuvo lugar en los jardines del palacio. 6 Había guirnaldas de lino blanco y de púrpura violeta sujetas por cordones de seda y púrpura, pendientes de anillos de plata clavados en columnas de mármol. Divanes de oro y plata se encontraban distribuidos sobre el piso revestido de mármol blanco, nácar y mo-

ester 2 saicos. ~> Se servían las bebidas en copas de oro de diferentes formas y había vino en abundancia, como corresponde a un banquete ofrecido por un rey. s Nadie, sin embargo, era obligado a tomar más de la cuenta, pues el rey había ordenado a sus mayordomos que respetaran los deseos de cada uno. 9 La reina Vasti había también ofrecido a las mujeres un banquete en el palacio real de Asuero. 10 El último día de los festejos, el rey, que estaba contento por el vino, ordenó a siete de sus sirvientes, que 2 R 20,18 lo atendían personalmente, que fueran a buscar a la reina Vasti. n Esta debía venir con la corona real en su cabeza para que todo el pueblo y los grandes contemplaran su hermosura, pues era muy bella. 12 Pero la reina se negó a cumplir la orden que el rey le mandaba con sus sirvientes. 13 Esto no le gustó nada al rey, y se enojó mucho. Mandó, luego, llamar a los expertos en ciencias jurídicas —pues era costumbre que todos los asuntos del reino se trata- Dn 2'27 ran delante de aquellas personas que conocían las leyes y el derecho—. 14 Y pidió también que comparecieran ante él los siete grandes señores, persas y medos, que formaban su consejo y que ocupaban los primeros puestos del reino, is Cuando estuvieron reunidos, les preguntó qué había que hacer, según la ley, con la reina Vasti, que había desobedecido sus órdenes. 16 uno de los señores, llamado Memukán, pidió la palabra y dijo: «La reina Vasti no sólo ha ofendido al rey, sino también a nosotros, los grandes señores, y a todos tus subditos en las provincias de tu imperio. 17 Pronto sabrán todas las mujeres lo que hizo la reina y van a hacer también lo mismo con sus maridos, pues se dirán: «¿Para qué vamos a respetar a nuestros maridos si la reina Vasti no quiso obedecerle al mismo rey Asuero cuando la mandó llamar?» 18 De ahora en adelante, ante el mal ejemplo de la reina, ¿cómo se irán a comportar con nosotros, tus vasallos, nuestras esposas, las princesas de Persia y de Media? Ciertamente nos van a mirar en menos y nosotros nos vamos a enojar con ellas. 19 Por eso, si le parece bien al rey, ordene que se publique un edicto que no se pueda cambiar, y que entre a formar parte del conjunto de leyes persas y medas, en el que se prohiba a Vasti pre- n ' sentarse ante el rey Asuero. Ahí también se dirá que el rey va a dar el título de reina a otra que lo merezca más que ella. 20 Así también, una vez que sea publicado el edicto del rey en todo tu inmenso imperio, las mujeres sabrán respetar a sus maridos desde el más rico hasta el más pobre.» 21 Al rey y a sus consejeros les pareció bueno lo dicho por Memukán y se decidieron a seguir su consejo. 22 Envió, pues, el rey cartas a todas las provincias del imperio, escribiendo a cada una en su propia escritura y N" 13>24 lengua, para que cada marido fuera el que mandara en su casa. 1 Poco tiempo después, cuando ya se le hubo 2 pasado el enojo, el rey Asuero se acordó de Vasti, de lo mal que se había portado con él y de la decisión que había tomado. 2 Los cortesanos que rodeaban al rey le dijeron entonces: «Ordena que se busquen para el rey jovencitas solteras y bonitas y que para eso haya en todas las provincias del reino inspectores encargados de conducirlas a Susa, donde quedarán en la casa de las mujeres, bajo los cuidados de tu servidor Hegué, que es el administra-

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la conspiración de Bigtán y Teres, dos guardias de palacio, para asesinar al rey. 22 Mardoqueo informó de ello a la reina Ester y ésta, a su vez, se lo contó al rey como si fuese un recado de Mardoqueo. Hechas las averiguaciones del caso, se comprobó que era cierta la denuncia. 23 Los dos conjurados fueron ahorcados y se dejó constancia por escrito del hecho en las Crónicas del Reino.

dor de esa casa. Este les dará a cada una todo lo necesario para su belleza personal, •» y aquella joven que más le guste al rey reemplazará a la reina Vasti.» 5 El rey estuvo de acuerdo con la proposición, que fue puesta en práctica inmediatamente. 'Ahora bien, Mardoqueo tenía en su casa a una joven de buena presencia y lindo rostro llamada Hadassá, es decir, Ester. Esta era hija de un tío suyo, y como había quedado huérfana, Mardoqueo la había adoptado como hija. 8 Conforme al edicto real, numerosas jóvenes "ueron llevadas a Susa y encomendadas a los cuidados de Hegué, que era castrado. Entre ellas también iba Ester. 9 La joven le cayó en gracia a Hegué, quien se esmeró en atenderla, proporcionándole todo lo que ella necesitaba para su belleza personal y para su mantención. Puso, además, a su disposición a las siete mejores sirvientas de la servidumbre real y la trasladó junto con sus sirvientas a un departamento más cómodo dentro de la misma casa. i° Ester no había dicho nada sobre su raza o su familia, pues Mardoqueo así lo había ordenado. 11 Diariamente se paseaba él por delante de la casa de las mujeres para saber cómo estaba Ester e informarse de lo que le sucedía. '2 Cada joven debía presentarse por turno ante el rey, después de haberse preparado durante doce meses, como estaba establecido para las mujeres. En los primeros seis meses de esta preparación, las jóvenes debían usar en su tocador aceite de mirra, y en otros seis, perfumes y cremas propios de las mujeres. 13 Cuando le llegaba su turno, la joven podía pedir todo lo que quisiera para presentarse al rey, y pasaba de la casa de las mujeres al palacio real. 14 Llegaba allí al atardecer, y a la mañana siguiente era llevada a otra casa, donde estaban las concubinas del rey, y que era dirigida por otro hombre castrado, llamado Saasgaz. Nunca más volvía a ver al rey, a no ser que éste deseara verla y la mandara llamar. 15 A fines de diciembre del séptimo año del reinado de Asuero le tocó a Ester, la hija adoptiva del Mardoqueo, presentarse en la mansión del rey. 16 Ella no llevaba más adornos que los indicados por el administrador de la casa, Hegué. Cuantos la veían quedaban admirados de su belleza. 17 Apenas la divisó el rey se enamoró de ella, pues le gustó más que todas las otras jóvenes. Y como muestra de su cariño, puso sobre su cabeza la corona real, coronándola por reina en vez de Vasti. IB Después, como homenaje a Ester, dio el rey un gran banquete a todos sus ministros y funcionarios, decretó un día feriado para todas las provincias y repartió regalos a manos llenas. 19 Cuando Ester pasó a vivir en el harén del rey, 20 no le contó a nadie cuál era su raza o su familia, como se lo había ordenado Mardoqueo, pues aunque ya no estaba bajo su autoridad, continuaba, sin embargo, cumpliendo sus instrucciones. 21 Este, mientras tanto, desempeñaba sus funciones en la Puerta Real. Fue entonces cuando descubrió

O 1 Después de estos sucesos, el rey ** Asuero quiso honrar de un modo especial a Aman, hijo de Hamedata, el agagita. Lo subió de categoría dándole el primer Gén 41A lugar entre todos los ministros de su corte. 2 Ordenó, además, que todos los integrantes de la guardia real que vigilaban la puerta del palacio se arrodillaran al verlo pasar; „, „ , Mardoqueo, sin embargo, se negó a hacerlo. 3 Sus compañeros, entonces, le dijeron: «¿Por qué no quieres cumplir la orden del rey?» 4 Y como día a día ellos le repetían lo Dn 3,12 mismo y él continuaba sin hacerles caso, se lo dijeron a Aman. Este quiso ver personalmente si Mardoqueo persistía en su negativa, pues había oído decir que era judío. 5 Y cuando vio que, efectivamente, Mardoqueo se negaba a arrodillarse ante él, se enojó muchísimo. 6 No le pareció, empero, conveniente vengarse sólo de Mardoqueo, pues como ya sabía que era judío, creyó que era mejor aniquilar junto con él a todos los judíos que había en el imperio de Asuero. O 7E1 año duodécimo del reinado de Asuero, en el mes de Nisán, Aman ordenó que se viera el Pur (es decir, que se sorteara) en qué mes y en qué día iba a exterminar a los judíos. Salió sorteado el duodécimo mes, llamado Adar. 8 Fue entonces a ver al rey y le dijo: «En medio de la gran población de todas tus provincias, vive un pue- Levw25| blo que no se junta con nadie. Sus leyes ^"^ son totalmente distintas a las demás y no toman en cuenta tus decretos. Por ningún motivo te conviene dejarlos tranquilos. 9 Si tú quieres, podemos dictar un decreto para acabar con ellos, y yo, en cambio, deposi- ÜfJ;» taré a cuenta del Tesoro Real más de diez mil talentos en manos de tus funcionarios.» 10 El rey se sacó el anillo de su mano y se lo entregó a Aman, el perseguidor de los

O Aman es ministro de un rey «absoluto», al que sus subditos consideran cual un dios. Esta clase de superiores nunca tolera a su lado los hombres capaces de hablarles con franqueza, pero sí, fácilmente, se dejan embaucar por los ambiciosos y los mediocres.

Amén odia a los judíos porque no son de su raza, Aman quiere el poder y todo el poder. Para él los medios no cuentan con tal de que pueda eliminar a sus rivales. Después de querer la muerte de Mardoqueo, considera fríamente la muerte de miles de familias.

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judíos, con estas palabras: «¡Quédate con tu plata! ' ! Por lo demás, te doy permiso para que hagas con ese pueblo lo que quieras.» 12 Se citó, entonces, a todos los escribientes reales para que se reunieran el 13 del primer mes a fin de copiar las ordenanzas de Aman dirigidas a los virreyes, a los gobernadores de las provincias y a los jefes Esd 8,36 de cada país. Iban escritas en el alfabeto de cada provincia y redactadas en el idioma de cada país. El documento llevaba además la firma y el sello del rey. 13 Por orden del soberano, los mensajeros llevaron, en el menor tiempo posible, a todas las provincias del imperio las cartas en que se mandaba masacrar, asesinar y exterminar a todos los judíos, fueran jóvenes o viejos, niños o mujeres, y apoderarse de sus bienes. + 14Este edicto, que tenía que ser ley en cada provincia, debía ser publicado en todos los pueblos para que todo el mundo estuviera listo para la fecha señalada. 15 El decreto fue publicado primeramente en Susa, causando en toda la ciudad gran consternación, mientras que el rey y Aman se divertían en comilonas y borracheras. 1 Q La carta enviada a todo el Imperio * * ^ decía: 1 «El gran rey Asuero les escribe a sus subditos, a los gobernadores de las ciento veintisiete provincias y a los jefes de distrito de su imperio, que se extiende desde la India a Etiopía:2 Aunque soy dueño del mundo entero y gobierno a incontables naciones, me he propuesto no dejarme llevar por jdt 2,5 e¡ orgullo del poder y gobernar siempre con dulzura y bondad para que mis subditos ? Ma 11,3 puedan gozar continuamente de una vida tranquila. Al mismo tiempo he procurado restaurar la paz deseada por todo el mundo, ofreciendo durante mi reinado los be-

+ Esta «carta de Asuero» es una de las páginas más notables de esta novela de Ester. Es un modelo de lo que pien- . san, dicen y escriben los gobiernos totalitarios de todos los lugares y tiempos. Pues, según ellos, uno es subversivo por el solo hecho de que piensa y no se somete ciegamente a todo lo ordenado por los gobernantes, los cuales, por supuesto, identifican sus intereses y sus caprichos con la seguridad de la nación. Esta carta destaca la libertad de conciencia del pueblo judío, que, en eso, es modelo del pueblo cristiano. Nos hace ver por qué los países totalitarios del pasado no pudieron tolerar a los judíos, y tampoco los respetaron los pueblos «cristianos» en el tiempo de la cristiandad, por ser ésta muy poco

ester 4 nefícios de la civilización y permitiendo el II bre tranco dentro de nuestras fronteras. 3 Con este fin les he pedido la opinión a mis consejeros, y uno de ellos, Aman, conocido por su elevado criterio, por su total dedicación y por su fidelidad a toda prueba, y que es la segunda persona importante del imperio, nos ha hecho la siguiente denuncia: 4 Según él, mezclado con las diversas tribus de la tierra, se halla un pueblo que es enemigo de todos, cuyas leyes son contrarias a las de las otras naciones y que. constantemente está desobedeciendo nuestras disposiciones, de tal manera que impide que podamos gobernar como conviene para el bien de todos. 5 Comprobaa mos, en efecto, que esta nación es distinta ' a las demás, que está en abierta oposición con toda la humanidad, que debido a sus leyes lleva un tipo de vida extraño, que es contrarío a nuestros intereses y que comete los peores crímenes, hasta el extremo de 2 M 14,6 amenazar la seguridad de nuestro reino. 6 En vista de esto, hemos ordenado, como lo menciona en sus cartas Aman, nuestro colaborador en el gobierno y nuestro segundo padre, que toda esa gente sea exterminada por la espada, incluyendo a sus mujeres y niños, sin consideración ni mira- 1 Ma 3,42 miento alguno, el 14 del duodécimo mes del año, o sea el mes de Adar. 7 Así irán a parar al infierno el mismo día los enemigos del orden de ayer y de hoy, y tendremos en adelante un régimen estable y tranquilo.»

A l Apenas supo Mardoqueo lo que es* taba pasando, rasgó su traje, se puso Gén 27,34 un saco y se echó ceniza en la cabeza. Lúe- '^n5j¡^ go salió a recorrer la ciudad, lanzando gritos desgarradores. 2 Se detuvo frente al palacio real, donde se quedó, pues no podía entrar tal como andaba vestido. 3 De igual manera, apenas se conoció en las provintolerante. También se aplica a la actual actitud de represión contra la Iglesia en las dictaduras militares o económicas o marxistas. Pues, en todos estos casos, un hombre o un partido, se considera a sí mismo como el único autorizado para decir cuál es el Bien Común, y lo impone a todos tal como le conviene para seguir aprovechándose del poder. Cualquiera que, por motivo de conciencia, rechaza alguna exigencia del poder es considerado traidor a la patria o al pueblo. NI los judíos, ni los cristianos, pueden aceptar esta Idolatría. Ln todo caso, las naciones y sus Instituciones armadas o proletarias, no son más que medios al servicio de la comunidad internacional y de la paz. ln runl requiere hombres de conciencia libre.

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cias el edicto real, todo era entre los judíos el contrario, pues si tú persistes en no ha1 M 2 ue 0 JÚM9 d l > ayuno, lágrimas y lamentos. Muchos blar ahora que puedes hacerlo, ya llegarán Ne ¿1 dormían vestidos de saco y en medio de la por otro lado a los judíos su salvación y liberación, y en cambio morirás tú con toda ceniza. 4 Sus damas de compañía y sus sirvien- tu familia. ¿Quién sabe si, tal vez, en vista tes le contaron a Ester lo que estaba ha- de una circunstancia como ésta, tú llegaste ciendo Mardoqueo. Ella se angustió mucho a ser reina?» 15 Ester, entonces, le envió otro recado: y le mandó a su tío ropas para que se las pusiera en vez del saco. 5 Pero él se negó. 16 «Pide a todos los judíos de Susa que se &n s,; -, . . Jon 3 Entonces llamó ella a Hatac, uno de los reúnan. Que se pongan a ayunar por mis ín- Mt 17,¡ hombres castrados que el rey había puesto tenciones. Que durante tres días enteros no a su servicio, y le mandó que fuera donde coman ni beban. Por mi parte también yo Mardoqueo a preguntarle qué era lo que le ayunaré acompañada de mis sirvientas. Así pasaba y por qué actuaba de esa forma. preparada iré a presentarme al rey a pesar 6 Fue, pues, Hatac a hablar con Mardoqueo, de la prohibición y, si está escrito que yo que estaba en la plaza de la ciudad frente muera, moriré.» |7 Partió Mardoqueo e hizo al palacio real. 7 Mardoqueo lo puso al tan- todo lo que Ester le pedía. to de lo que ocurría y le habló, en especial, de la cantidad de dinero que Aman había Oración de Mardoqueo ofrecido al Tesoro Real para compensar lo 8 Recordando delante del Señor toque se iba a perder con los judíos. 8 Le endas sus aranaes obras, se expresó tregó, después, una copia de la condena. • Sir 42.1 ción a muerte de los judíos, que había sido en estos . términos: publicada en Susa, para que se la pasara a 9 «Señor, Señor, Rey Todopoderoso, Ester y ésta la leyera. También le pedía a todo está sometido a tu poder y no hay naEster que fuera a hablar con el rey para in- die que pueda a ti oponerse si tú quieres Br¡ g3 terceder por su pueblo y conseguir la revo- salvar a Israel. cación del edicto. «¡Acuérdate, le decía, de io Pues tú has hecho los cielos y la tierra cuando vivías humildemente y de que yo te y todas las cosas asombrosas que están daba de comer con mi mano. Pues has de bajo los cielos. l ' Tú eres el Señor del unisaber que Aman, el segundo del reino, le verso y no hay nadie que pueda resistirte. ha pedido al rey que nos condene a mueri 2 / T ú todo lo conoces! Tú sabes bien, te. Invoca al Señor, habla de nosotros al rey, Señor, que no ha sido por orgullo ni soberlíbranos de la muerte!» bia, ni por un falso prestigio, que me he ne9 Volvió Hatac donde Ester y le contó lo gado a agacharme delante de ese creído de 10 que le había dicho Mardoqueo. En res- Aman; ™ pues sí la salvación de Israel me puesta, la reina envió esta nota a Mardo- lo exigiera, le besaría la planta de sus pies. queo: n «Todos los funcionarios del rey y 1 4 Pero, si he actuado así, tan sólo ha sido el pueblo en general saben que cualquiera, para que no creyesen que la gloría de un sea hombre o mujer, que entre sin haber hombre estaba por encima de tu gloria; a ls 42,11 sido llamado a los aposentos privados del nadie estoy dispuesto yo a adorar sino tan rey, está por ley condenado a muerte, a no sólo a ti, Señor, y no creo que en esto haya ser que el rey le tienda su bastón de oro per- soberbia. donándole la vida. Hace ya treinta días que 15 Y ahora, Señor Dios, Rey, Dios de el rey no me invita a visitarlo.» Abraham, salva a tu pueblo, pues piensan • 12 Al leer Mardoqueo la respuesta de Ester, le contestó: 13 «No creas que por el hecho de que estás en el palacio, serás la única judía que se podrá salvar. 14Muy por

liquidamos y quieren destruir tu antigua herencia. l 6 /Vo abandones a esta parte tuya EX 15.1 que de la tierra de Egipto rescataste. 17 Escucha mi plegaria, mira con bondad a este pueblo y cambia nuestra pena en ale-

• En los momentos difíciles, siempre hay personas mejor ubicadas que piensan salvarse o salvar su trabajo. Y prefieren callarse en vez de solidarizarse con los que son maltratados o a los que se quitan sus derechos. Y, muchas veces, son los que tienen mejor situación los que más temen arriesgarse. Incluso si tienen más conocimientos religiosos,

mejor saben justificar su silencio. Por eso Mardoqueo insiste, recordando a Ester su deber. Ayunen rogando a Dios por mi. La gran confianza de Ester en las oraciones de su pueblo la lleva a colocar en peligro su propia vida. Ester entiende, como el mismo Mardoqueo, que Dios no permitirá que desaparezca su pueblo.

721 gría para que así podamos, ¡oh Señor!, entonar alabanzas a tu Hombre. No dejes que sanwe se cierre para siempre la boca de los que ahora te alaban.» i 8 V todos los que pertenecían a Israel se pusieron a clamar a Dios con todas sus fuerzas, pues veían que su fín era inminente.

Oración de Ester 1 La reina Ester también fue a pedirle auxilio al Señor ante el peligro que amenazaba su vida. 2 Se había quitado su elegante vestido y se había puesto ropa de luto hecha tiras. En lugar de sus caros perfumes, se había cubierto la cabeza de cenizas y polvo. Humilló ásperamente su cuerpo y con las desatadas trenzas de su cabellera cubrió su atrayente figura. 3 En seguida oró al Señor, Dios de Israel, de esta manera: 4 «¡Oh Señor, nuestro rey, tú eres el único! Ven, pues, en mi socorro, que estoy sola y no tengo otra ayuda sino a ti, ahora que mi vida está en peligro. 5 Yo aprendí desde niña, en mi familia, que tú, Señor, has elegido a Israel de entre DI 4,32 todas las naciones y a nuestros padres de entre sus antepasados para que fueran por DI 7,6 siempre tu heredad, y has cumplido con ellos tus promesas. 6 Tú nos has entregado a nuestros enemigos porque te ofendimos, 7 adorando a Ne 9,27 sus dioses. ¡Tú eres justo, Señor!

ester 15 contra ellos y castiga, para que sirva de escarmiento, al que tramó todo esto en contra nuestra. 12 ¡Acuérdate, Señor, déjate ver por nosotros, ahora que sufrimos! Ya mídame valor, rey de los dioses, tú que estás sobre toda autoridad. 13 Pon en mi boca palabras armoniosas cuando encare al león, y haz que su corazón odie al que nos persigue para que mué- ¿J \f\ ra con todos sus secuaces. 1 4 Sálvanos con tu mano y ven a socorrerme, que estoy sola, pues yo no tengo a nadie más que a ti. 1 5 Tú estás al tanto de todo lo que pasa y bien sabes que aborrezco la gloria de los paganos, que detesto la cama de los incircuncisos y de cualquier extraño. 16 Sabes que por necesidad estoy aquí, que no quiero este emblema de grandeza con que ciño mi frente cuando aparezco en público, que no me lo coloco los días de * 64,5 descanso y que, en fín, me repugna como pañito de mujer indispuesta. 1 7 Tu esclava no ha comido en la mesa de Aman ni tomado parte en el banquete del rey ni probado del vino que se ofrece a los dioses. i 8 Desde que cambió mi situación hasta el día de hoy, yo no he tenido momentos de alegría sino en ti, Señor, Dios de Abraham. 1 9 ¡Oh Dios, que superas a todos en poder, escucha la voz de estos desesperados; líbranos de las manos de los malos, y a mí quítame el miedo que me embarga!»

sPero ellos, no contentos con imponernos amarga servidumbre, han estrechado ¡a mano de sus dioses, 9jurando suprimir las promesas brotadas de tus labios, extirpar de raíz a tu heredad, i° tapar la boca de Ester se presenta ante el rey aquellos que te alaban, acabar con tu altar y la gloria de tu casa. •1 E 4 Transcurridos los tres Y en cambio permitir que los paganos ensalcen a sus dioses, que son nada, y admiren para siempre a un rey mortal. n tio les ofrezcas tu cetro, Señor, a los que nada son, ni permitas que se rían de nosotros. Que se vuelvan sus proyectos O Mótese el presente párrafo, en que se describe a Asueto como si fuera personaje divino. Sin embargo, es el mismo rey pagano del que Ester habló con bastante desprecio en el capítulo anterior. La razón de esto es la siguiente: Los paganos obedecían a sus reyes como si fueran dioses, y los judíos, en vez de oponérseles, lo que les hubiera acarreado persecuciones, usaban calificativos más elogiosos todavía; pero el hacerlo era un juego para ellos, pues pensaban: Lo que estoy diciendo de boca, de fulano, rey de Persia, yo se lo digo de corazón a mi Señor (ver lo mismo en Judit 12,14).

días de v M.J gyuno y oraciones, Ester se quitó sus ropas de penitente y se vistió con un traje de gala.5 Estando así deslumbrante de belleza, invocó a Dios, que cuida de todos y que los salva. 6 Luego salió acompañada de dos de sus damas: una la sostenía suaLa presente entrevista de Ester y Asuero fue escrita como una parábola: Asuero personifica al Rey Todopoderoso, el cual se dejó vencer por la fe sacrificada de Ester y la recibe como a una hermana, y con un cariño que ella ni siquiera podía prever. Dios es el que no soporta ver más la ansiedad de Ester y le concede la salvación de su pueblo. Con esto se comprenderá fácilmente por qué la Iglesia, ensalzando a María, recuerda palabras del libro de Ester porque ella intercede por los hombres al lado de Cristo.

ester 6 vemente, pues estaba tan débil que apenas podía tenerse en pie; 7 la otra la seguía llevándole la cola de su vestido para que no se arrastrara. 8 Ester se veía extraordinariamente bonita; su rostro sonrosado irradiaba ternura. Pero su corazón se estremecía de miedo. 9 Después de haber pasado por todas las puertas, se encontró en presencia del rey. 10 Estaba éste sentado en su trono real; se veía muy respetable, revestido de los is 6,1 ornamentos con que se presentaba en público y resplandeciente de oro y piedras preciosas. Levantando sus ojos, que impresionaban por su seriedad, los fijó en Ester, muy enojado. nAl verlo, la reina palideció y, recostando su cabeza en el hombro de su dama, se desmayó. Dios entonces permitió que el corazón del rey se llenara de bondad. Muy asustado, saltó de su asiento y, tomándola en sus brazos para que se reanimara, la consolaba con estas dulces paTob 7,16 labras: 12 «¿Qué tienes, Ester? ¡Yo soy tu hermano; 13 quédate tranquila, que no te pasará nada, pues la prohibición no fue hecha para ti!14 ¡Acércate!» 15 Y levantando su bastón de oro lo puso sobre el cuello de Ester; en seguida la abrazó, diciéndole: «Cuéntame, ¿qué quieres?» 16 S / a le respondió: «Al verte, Señor, me pareció que tú eras un ángel de Dios; mi corazón, entonces, se asustó por el miedo que infunde tu poder. 17 Señor, tú eres maravilloso y tu rostro es encantador.» is Y mientras hablaba, volvió a desmayarse. 19 El rey estaba muy preocupado y toda su corte trataba de hacerla volver en sí.

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a cenar junto con Aman, y entonces te diré qué es lo que quiero.» 9 Ese día Aman salió muy alegre, pues se sentía feliz; pero al pasar frente al Palacio Real, notó que Mardoqueo no se levantaba, ni siquiera se movía de su asiento al verlo pasar. ' o Esto lo molestó mucho, pero no dijo nada. Vuelto a su casa, mandó llamar a sus amigos y a su esposa Zeres. ] ' Y de- sai 49,7 lante de ellos se puso a hablar de su deslumbrante riqueza, de sus numerosos hijos, de todo lo que el rey había hecho para encumbrarlo y ponerlo por encima de todos sus ministros y funcionarios. ' 2 «y fíjense, prosiguió, que acabo de asistir a un banquete que la reina Ester nos ofreció al rey y a mí, y que para mañana incluso nos convidó a otra cena, 13 ¡Pero todo esto no tiene para mí ningún valor mientras vea a ese judío de Mardoqueo sentado en la puerta del palacio!» 14 Su esposa y sus amigos lo aconsejaron entonces: «Manda preparar una horca de unos veinticinco metros de alto y mañana temprano le pides al rey que haga colgar de ella a Mardoqueo. Así podrás ir sin problemas al banquete que te tienen ofrecido.» Le pareció buena la idea a Aman y mandó que levantaran una horca. Aman e s humillado ante Mardoqueo C

1 Esa misma noche, como no podía

" quedarse dormido, pidió el rey que le trajeran el libro de las Memorias o Crónicas para que le leyeran algo. 2 Y entonces salió lo que Mardoqueo había hecho cuando deC 3 «¿Qué te pasa, reina Ester?», le pre- nunció a los dos guardias de palacio que ** guntó él, un momento después. trataban de asesinar al rey. 3 Este preguntó MC 6,23 «Dime, ¿qué deseas? Pues aunque sea la si se le había premiado a Mardoqueo por Gen 40, mitad de mi reino, te la daré.» Ella le dijo: eso con alguna distinción o cargo. Los jó- c ' 4 «¡Me gustaría que me hicieras el favor de venes que lo atendían le respondieron que venir junto con Aman a un banquete que no se había hecho nada. les quiero ofrecer!» 5 «Avísenle inmediataPrecisamente en ese momento entraba mente a Aman para que se cumpla el de- Aman al patio del palacio para pedirle al rey seo de Ester», indicó el rey. Y ambos asis- que mandara colgar a Mardoqueo de la tieron al banquete. horca que él había ordenado levantar. 4 El 6 Mientras cenaban, el rey volvió a decir- rey, al sentirlo, dijo: «¿Quién anda en el pale a Ester: «¡Dime, te ruego, qué deseas tio?» 5 Los jóvenes salieron a ver y volviepara poder dártelo! Dímelo, no más, pues ron diciendo que era Aman. «Díganle que aunque sea la mitad de mi reino, te la daré.» entre», les ordenó el rey. 6 Apenas hubo en7 Por toda respuesta, ella dijo: «Mi peti- trado, le hizo esta pregunta: «¿Qué se debe ción, mi demanda es... 8 Pero si de veras hacer con una persona a quien el rey quieme estimas, si realmente quiere el rey es- re honrar?» cuchar mi petición y concederme lo que yo El pensó que no podía ser nadie más que deseo, le ruego que mañana vuelva a venir él y contestó: 7 «Si el rey quiere honrar a al-

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guien de un modo especial, que uno de sus principales ministros tome del ropero del rey uno de sus trajes de fiesta, 8 y que lleve Dn 5,29 un caballo de los que monta el rey, adornado con los emblemas reales. 9 Luego, revista con ese traje al hombre que el rey desea distinguir, hágalo montar en el caballo, y vaya por la plaza de la ciudad anuncianén 41,43. do delante de él: «¡Miren, señores, cómo trata el rey a la persona que desea distinguir!» «Muy bien, añadió el rey. i° Toma inmediatamente el traje y el caballo y haz todo lo que has dicho con el judío Mardoqueo, que está sentado en la puerta del palacio. Y ¡cuidado con olvidar algo siquiera!» 11 Fue, pues, Aman, revistió con el traje a Mardoqueo, y haciéndolo montar a caballo, lo paseó por la plaza de la ciudad, anunciando: «¡Así distingue el rey a las personas que él estima!» 12 Luego Mardoqueo volvió a la puerta del palacio, mientras que Aman regresaba rápidamente a su casa, deprimido y tapándose la cara de vergüenza. 13 Al contarles a su mujer y a sus amigos lo que Dn 4,34 le había ocurrido, éstos dijeron: «Si ese Mar' doqueo es judío, ya nada podrás hacerle, pues el que se mete con esa gente está liquidado.» 14 Estaban todavía conversando, cuando llegaron los emisarios del rey a buscarlo para que fuera en seguida al banquete que le había ofrecido Ester.

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guntarle: «¿Quién es ese individuo que piensa hacer tamaña barbaridad?» Ester, indicando a Aman, respondió: 6 «¡Ese es nuestro enemigo, nuestro perseguidor! ¡Ese miserable!...» Al oír estas palabras, Aman quedó helado de terror. ^ El rey, por su parte, se levantó furioso de la mesa y salió al jardín del palacio. Aman, entretanto, se quedó al lado de Ester para pedirle que le conservara la vida, Pr016,1' pues se daba cuenta que el rey ya había decidido su muerte. 8 Cuando regresó el rey del jardín, vio que Aman estaba inclinado sobre el sofá donde descansaba Ester. «¡¿Y todavía te atreves a violentar a la reina en mi propio palacio?!», gritó. Y a una orden suya le echaron a Aman un paño sobre la cabeza. 9 Jarboná, uno de los funcionarios de palacio, que estaba presente, indicó que en el m 21 x patio de la casa de Aman había una horca en 3,13 de veinticinco metros levantada por éste para Mardoqueo, el que había salvado la vida del rey. 10 «¡Cuélguenlo allí!», mandó el rey. Y Aman fue colgado de la horca que tenía preparada para Mardoqueo. Con esto p¿° w* quedó tranquilo el rey. 1 Ese mismo día, el rey Asuero dio a Ester la 8 casa de Aman, el perseguidor de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, pues Ester le ha-

bía comunicado que era su pariente. 2 El rey, sacándose el anillo, que había quitado a Aman, se lo pasó a Mardoqueo. Este, además, fue puesto por Ester El banquete de Ester como administrador de la casa de Aman. 3 Ester fue, por segunda vez, a hablar con el rey "7 i Después de haber compartido el para suplicarle que dejase sin efecto las medidas + ' banquete ofrecido por Ester, el rey adoptadas por Aman en contra de los judíos. Posvolvió a preguntarle: 2 «Dime, reina Ester, trada a sus pies, lloraba y le rogaba para que no se ¿qué es lo que deseas para que te lo con- cumplieran sus malas intenciones, i Cuando el rey le tendió su bastón de oro, ella se puso de pie y le MC 6,22 ceda? ¡No temas decírmelo, pues aunque dijo: s «Si el rey lo cree conveniente, si todavía cuensea la mitad de mi reino, te la daré!» to con su simpatía, si mi petición le parece justa y 3 La reina, entonces, le dijo: «Si realmen- si aún está enamorado de mí, le ruego que escriba te me quieres, ¡oh rey!, y no lo tomas a mal, para que se anulen las disposiciones que envió por cartas Aman, las que atentaban contra la vida de los perdóname mi vida y la de mi pueblo. 4 Eso judíos de todas las provincias de tu Imperio. Pues es lo que quiero y te pido. Pues todos no- ¿cómo podría quedarme tranquila viendo la desgrasotros hemos sido condenados al extermi- cia que va a caer sobre mi pueblo? 6 ¿Cómo podría nio, a la matanza y al aniquilamiento. Si sólo presenciar impasible la destrucción de mi raza?» 7 El rey, llamando a Mardoqueo, les dijo a ambos: hubiésemos sido condenados a ser esclavos o peones, me habría quedado callada, «Ustedes han visto que la casa de Aman se la di a y que a ése lo mandé ahorcar por haber quepero resulta que ahora nuestro enemigo no Ester rido acabar con los judíos, s Escriban, pues, ahora podrá reparar el daño que con ello va a ha- a nombre mío lo que estimen más conveniente y cer al rey.» El rey la interrumpió para pre- pónganle el sello real», pues no podía ser anulado + Dios va en ayuda del que la solicite, pero siempre hay que poner los medios humanos. Ester confía en su Dios, pero usa la prudencia y la táctica necesaria para no destruir Ío que Dios va a realizar.

La historia ha demostrado que los perseguidores del pueblo de Dios jamás han salido triunfantes. Será fácil ver con qué ironía el autor de este libro pinta los grandes Soberanos, con sus caprichos y su vanidad.

ester 16 -

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un documento escrito en nombre del rey y que llevara su sello. 9 El día 23 del tercer mes, llamado Sivan, se reunieron todos los escribientes reales para copiar una carta enviada por Mardoqueo a los judíos, a los virreyes, a los gobernadores y a los altos funcionarios de las ciento veintisiete provincias del imperio. Las cartas iban escritas en el alfabeto de cada provincia y en el idioma de cada pueblo; así, por ejemplo, la dirigida a los judíos estaba escrita en su escritura e idioma. 10 Llevaban la firma y el sello del rey Asuero y fueron distribuidas por correos a caballo, que, montando en corceles de las caballerizas reales, se dirigieron rápidamente a su destino cumpliendo órdenes del rey. 11 Por intermedio de esas cartas se autorizaba a los judíos de todas las ciudades para que se organizaran y se defendieran matando, degollando y exterminando, sin perdonar ni a las mujeres ni a los niños, a cualquier clase de gente que los atacara con armas, y también para que se apoderaran de sus cosas. 12 Esto debía hacerse en todas las provincias del imperio, el mismo día 13 del duodécimo mes, llamado Adar. 13 Este edicto, que debía ser considerado como ley en todas las provincias, tenía que ser publicado en todos los pueblos para que los judíos estuvieran preparados para el día en que debían hacerse justicia de sus enemigos. 15 Mardoqueo salió del palacio real, vestido con un traje de rey, de púrpura violeta y lino blanco, con una gran corona de oro en su cabeza y un manto de seda y púrpura. Cuando el decreto fue publicado en Susa, la ciudad se estremeció de alegría. '6 Para los judíos fue un día de luz, de dicha, de felicitaciones y de triunfo. 17 En todos los lugares donde fueron conocidas las disposiciones del decreto real, los judíos saltaban de alegría y regocijo, y tuvieron banquetes y fiestas. Mucha gente pagana de distintas regiones se hicieron judíos, pues éstos les infundían mucho miedo.

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y se han visto arrastrados a desgracias irreparables por haber confiado a sus amigos la administración de los asuntos públicos y haberse dejado influenciar por ellos, 6 Pues esos amigos han engañado con razones tendenciosas aparentemente sinceras la generosa sencillez de sus soberanos. ^ Ahora bien, esto mismo pueden ustedes comprobarlo no sólo examinando los acontecimientos históricos que hemos mencionado, sino, principalmente, viendo cómo a su alrededor esa peste de gobernadores indignos cometen toda clase de abusos. 8 Por eso, en el futuro, trataremos con el mayor empeño de asegurar a todos nuestros subditos la tranquilidad y el orden, 9 haciendo los cambios necesarios y examinando personalmente, con el mayor cuidado, los problemas que se nos presenten. 10 Así, por ejemplo, Aman, hijo de Hamedata, un macedonio, que no pertenecía a nuestra raza ni tenía nuestros buenos sentimientos, después de haber sido acogido en nuestra casa, 11 fue tratado cariñosamente por nosotros, como lo hacemos con la gente de cada país, hasta el extremo de haberle llamado nuestro padre y de haberle dado el segundo puesto del reino, obligando a todo el mundo a reverenciarlo. 12 Sin embargo, no pudíendo contener su ambición, trató de quitarnos la vida y el reino, 13 exigiéndonos para ese fin, por medio de engaños y artimañas de toda clase, que decretáramos la muerte de nuestro salvador, Mardoqueo, hombre que siempre se ha portado bien con nosotros; de nuestra compañera la piadosa reina Ester y, en una palabra, de toda su raza. V, una vez que nosotros quedáramos sin gente, 11 pensaba apoderarse de nuestra persona y entregar a los macedonios el imperio de ios persas. 15 Pero hemos descubierto que los judíos, condenados a muerte por ese triple criminal, no son malhechores, sino al contrario, se gobiernan por leyes muy justas. isSon hijos del Altísimo, del Dios que vive, al que nosotros y nuestros antepasados le debemos que esté tan floreciente nuestro imperio. 17 Ustedes, por tanto, deberán no hacer caso de las cartas que les envió Aman, \&ya que su autor con toda su familia fue ejecutado a las puertas de Susa, recibiendo así el castigo merecido de parte de Dios, Señor del Universo. 19 Coloquen una copia de esta carta en todo lugar público, dejen que los judíos observen sus propias costumbres 20 y facilítenles los medios para que puedan defenderse si son atacados el día fijado para asesinarlos, o sea, el día 13 del duodécimo mes. llamado Adar. 21 Pues ese día, que debía ser un día de desgracias, ha sido transformado por el Supremo Poder de Dios en un día de felicidad para la raza escogida.

< C ' S texto de la carta enviada por Mar^ l O doqueo a nombre del rey, decía: «El gran rey Asuero a los gobernantes de las ciento veintisiete provincias que se extienden desde la India a Etiopía y a todos sus leales subditos, salud: 2 Hay personas que, mientras más honores reciben de la gran bondad de sus bienhechores, más ambicionan todavía. 3 fio les basta para ello con tratar de oprimir a nuestros subditos, sino que, incapaces de contener sus ansias de poder, traman atentados contra sus propios bienhechores. *Y no sólo destierran de entre los hombres la gratitud, sino que, embriagados por los aplausos de los malvados, piensan que van a escapar a la justicia de Dios, quien todo lo ve y odia la maldad. s Muy a menudo, aquellos que ejercen el poder se han hecho cómplices del asesinato de inocentes

22 Por todo esto, organicen entre ustedes festejos oficiales para ese importante día, mediante toda suerte de entretenciones, para que sea ahora y en adelante una fecha histórica para nosotros 23 y para

O Esta carta completa, de alguna manera, la primera que leímos en el capítulo 13. El Rey actúa a favor de los judíos en forma tan irresponsable como hizo al mandar que los mataran. Pero él no tuvo la culpa, por supuesto: fue otro, Aman, el que lo engañó. Nada le cuesta decretar lo contrario de lo que decidió hace poco. Al contrario esta vez será prueba de que actúa con sabiduría para reparar los errores.

Otsa vez el autor de Ester caracteriza la estupidez y la vanidad de esos grandes señores que siempre tratan de convencer a sus pueblos que son ellos los imprescindibles y que. sin ellos, viviríamos en el caos. Si bien el libro de Ester pretende ilustrar la Providencia de Dios con su pueblo, también destruye el culto de la personalidad y la imagen oficial creada por los servicios de la dictadura.

725 todos los amigos de los persas, pero, en cambio, para nuestros enemigos sea un día fatídico. 24 Cualquier ciudad o región que no obedeciere a estas instrucciones será sin compasión arrasada a sangre y fuego y, en adelante, no sólo los hombres, sino ni siquiera las fieras o los pájaros, podrán vivir en ella."

1 Las órdenes del rey debían ejecutarse el 9 día 13 del duodécimo mes, Adar, el mismo día en que los enemigos de los judíos tenían pensado aplastarlos; pero la situación cambió, pues fueron los judíos quienes aplastaron a sus adversarios. 2 En todas las provincias del imperio se juntaron los judíos de cada ciudad para perseguir a los que habían tratado de asesinarlos. Nadie pudo resistirles, pues el miedo a los judíos se había apoderado de todos. 3 E incluso los virreyes, los gobernadores, los jefes de provincias y demás funcionarios reales prestaron su colaboración a los judíos por temor a Mardoqueo. 4 Este, en efecto, era un personaje importante en la corte, pues su fama se había extendido por todo el imperio y su poder crecía día a día. 5 Los judíos persiguieron a espada a sus enemigos, haciendo en ellos una espantosa carnicería, pues los tenían a su merced. 6 En Susa, por ejemplo, pasaron a cuchillo a quinientos hombres, ' incluyendo a los hijos de Aman, el perseguidor de los judíos, pero no se apoderaron de sus bienes. 11 Cuando supo Asuero el número de víctimas en Susa, dijo a la reina: 12 «Si aquí en Susa, nada más, los judíos han dado muerte a quinientas personas, ¿qué no irán a hacer en las demás provincias? ¿Piensas, sin embargo, que ya te concedí lo que me pedías, o crees que todavía no ha sido satisfecho tu deseo?» 13 Ester respondió: «Quisiera aún pedirte algo, ¡oh rey!: permite que los judíos de Susa puedan proseguir mañana ejecutando lo dispuesto en el edicto y ordena además que los cadáveres de los diez hijos de Aman sean colgados de la horca.» i* Como el rey consintiera en ambas cosas, 15 los judíos de Susa volvieron a reunirse al día siguiente, catorce del mes, y dieron muerte a trescientos hombres, pero no se adueñaron de sus cosas. 16 Por su parte, los judíos de las otras provincias también se organizaron para defender sus vidas y su tranquilidad, dando muerte a sesenta y cinco mil de sus enemigos, pero no tocaron sus bienes. 17 Esto aconteció el 13 del mes. Al día siguiente, se dedicaron a descansar y a celebrar el triunfo con banquetes y fiestas. 18 Los judíos de Susa, empero, como habían ocupado dos días en hacerse justicia, destinaron el día 15 para descansar y festejarse. 19 Esto explica que los judíos que viven en el campo o en aldeas celebren esa fecha con fiestas y banquetes el día 14 de Adar, y se envíen regalos unos Na 8,12 a otros, y, en cambio, los que habitan en las ciudaAp 11,10 des tengan como día de fiesta para intercambiarse regalos el 15 del mes de Adar. 20 Mardoqueo puso por escrito estos hechos. Luego envió cartas a todos los judíos que vivían en las • Para nosotros es difícil comprender que en nombre de Dios se cometan las barbaridades que narra el libro, y sobre todo a petición de Ester, que parece una mujer piadosa. Era la mentalidad de su tiempo. El Dios que triunfaba era

ester 10 diversas provincias del imperio, estuvieran lejoi o cerca. 21 Los exhortaba a que, cada año, celebraran los días 13 y 14 de Adar, 22 para recordar que en esos días los judíos se habían librado de sus enemigos y que, en ese mes, su angustia se había cambiado en felicidad y su duelo en día de fiesta. Los convidaba, pues, a que ese día lo pasaran alegremente, se enviaran regalos unos a otros y dieran limosna a los pobres. 23 Los judíos adoptaron como norma lo que habían comenzado a hacer por su cuenta antes de que se lo dijera Mardoqueo. 24 Les decía, además, que Aman, hijo de Hamedata, el agagita, su perseguidor, como pensaba matarlos a todos, había tirado el Pur, es decir, sorteado cuándo los iba a perseguir y destruir. 25 Pero que, como el rey había conocido oportunamente sus intenciones, había ordenado por decreto que recayese sobre su cabeza el mal que pensaba hacerles a los judíos y lo había mandado ahorcar junto con sus hijos. 26 Por eso que esos días se llaman Purim, que viene de la palabra Pur. Debido a lo expresado en esta carta y a lo que ellos mismos habían visto y vivido, los judíos, junto con sus descendientes y con los que se les agregaran en el futuro, se comprometieron a celebrar anualmente y sin falta estos dos días, en la fecha indicada, según se lo pedía Mardoqueo. 27 Y como en cada generación o en cada familia, ciudad o provincia, estos días de Purim serían recordados y celebrados, 28 no perderían estos hechos actualidad entre los judíos, ni su memoria se borraría en el porvenir. 29 Ester, con su autoridad de reina, estampó su firma en esta segunda carta para que tuviera más valor. 30 Las cartas fueron despachadas a todos los judíos de las ciento veintisiete provincias del imperio, ordenándoles, con palabras de paz y de amistad, 31 que observaran estos días de Purim, como lo había establecido Mardoqueo, y que respetaran, ellos y sus descendientes, la obligación de ayunar y de guardar luto. 32 Así, pues, Ester le dio el valor de ley a esta celebración de Purim y quedó constancia de ello por escrito. 1 El rey Asuero estableció un impuesto en los países del continente y en las islas del mar. 2 Todo lo que realizó durante su gobierno y todas sus hazañas, como también la narración del ascenso de Mardoqueo, se encuentran narrados en el libro de las Crónicas de los reyes de Media y de Persia. 3 Así se lee, en efecto, que Mardoqueo era el primer ministro del rey; que fue muy apreciado por los judíos, querido por todos sus hermanos; 4 que procuró siempre el bien de su pueblo y vivió preocupado de la felicidad de sus connacionales. 5 Reflexionando sobre todo lo que había pasado, dijo Mardoqueo: «Sin duda que todo esto ha venido de Dios. 6 Pues si me pongo a repasar el sueño que tuve, nada falta de lo que vi entonces: ni el pequeño manantial que se convirtió en un río desbordante, ni la luz que brillaba, ni el sol. 7 El río es Ester, a quien el rey tomó por esposa y la hizo reina. Los dos drael verdadero y el triunfo se medía por el desastre causado ai enemigo. Lo que pretende Ester es demostrar que Yavé es el verdadero Dios. El mismo argumento que usó Aqueos cuando habló a Holofemes (Judit 5,5-21).

tobías 1 gones somos Aman y yo. 8 Las naciones son aquellos que se organizaron para hacer desaparecer a la nación judía. 9 Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue escuchado. Sí, el Señor ha salvado a su pueblo; el Señor nos ha librado de todos estos males y Dios ha realizado una serie de milagros y maravillas como nunca se vieron en otras naciones. i o £ n realidad, él trazó dos destinos, uno para su pueblo y otro para las demás naciones. 11 Ambos se cumplieron en la hora y fecha señalada, es decir, en el día en que él intervino en medio de todas las naciones. 12 Dios, entonces, se acordó de su pueblo e hizo jus-

726 ticia a su heredad. 13 Por eso, los días 14 y 15 del mes de Adar serán, en adelante, días de reunión, de alegría y de fiesta delante de Dios para su pueblo Israel, desde ahora y para siempre."

i El año cuarto del reinado de Tolomeo y Cleopatra, Dositeo, que se decía sacerdote y levita, junto con su hijo Tolomeo, trajeron la presente carta sobre los Purim, diciendo-que era auténtica y que había sido traducida por Lisímaco, hijo de Tolomeo, que vivía en Jerusalén.

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cuencia para participar en las fiestas, como está or- ot ia.e denado a todo Israel por decreto eterno. Apenas coi Historia de Tobit, hijo de Tobiel, hijo de braba las primeras crías, los diezmos de las coseAnanías, hijo de Aduel, hijo de Gabael, de chas y las primicias del esquilo de las ovejas, acula raza de Asiel, de la tribu de Neftalí, 2 que en tiem- día a Jerusalén i y se las entregaba a los sacerdopo de Salmanasar, rey de Asiría, fue desterrado de tes, hijos de Aarón, para el Altar. A los levitas que Núm u, 2 R 15,19 Tisbé, que queda al sur de Cades de Neftalí, en la prestan sus servicios en Jerusalén les daba el diezalta Galilea, por encima de Jasor, detrás del camino mo del trigo, vino, olivo, de los ganados, de los hidel oeste y al norte de Sefat. gos y demás frutales; el dinero del segundo diezmo, 3 Yo, Tobit, he andado siempre por los caminos que se cobra cada seis años, lo distribuía en Jerude la verdad y la justicia todos los días de mi vida. salén. 8 Cada tres años, repartía el tercer diezmo a He dado limosna a mis hermanos y compatriotas los huérfanos, viudas y extranjeros que convivían ot 14, Dt 10,12 que conmigo fueron desterrados a Nínive, en Asiria. con los israelitas, celebrando una comida con ellos * Siendo aún joven y estando en Israel, mi país, toda conforme a lo ordenado en la ley de Moisés y a los la tribu de mi padre Neftalí se separó de la familia preceptos de Débóra, madre de mi padre, la cual ot 12,5 de David y de Jerusalén, ciudad que fue elegida en- me crió cuando me quedé huérfano por la muerte de mi padre. tre todas las tribus de Israel para que se ofrecieran los sacrificios, ya que allí se había edificado y con9 Siendo mayor de edad, me casé con una joven sagrado el Templo en el que habita Dios. de nuestra familia llamada Ana, de la que tuve un s Todos mis hermanos y la familia de mi padre hijo al que llamé Tobías. Cuando fuimos desterra1 R 12,26 Neftalí ofrecían sacrificios al becerro que Jeroboam, dos a Nínive, i»mis hermanos y compatriotas corey de Israel, había levantado en Dan, sobre los mon- mían de los alimentos preparados por los paganos tes de Galilea. s y sólo yo iba a Jerusalén con freii y yo me privaba de ellos. 12 Como yo me acordaLos ejemplos de Tobit

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sus hermanos desterrados y pobres. Para nosotros es un ejemplo de solidaridad. Aunque el bien que hace le acarrea la desgracia, sigue fiel ¿Quién es Tobías? Es un judío del norte de Palestina, de a su Dios y enfrenta las situaciones difíciles. En su pobreza la tribu de Neftalí, desterrado a Asiria. se preocupa de sus hermanos. No se deja vencer por las burlas de los demás, ni tampoTobit padre es un hombre probado por Dios, pero no depor las de su mujer, que le echa en cara el bien que hace. sechado por él; la perseverancia en la oración le trae las ben- coAna, la esposa, afronta la situación trabajando como emdiciones de Dios. «Dios tarda pero no olvida», decimos hoy pleada en casa de Ajikar, a pesar de haber sidoricosantes. nosotros. Su preocupación por transmitir su religión a su hijo, su Cuando Tobías llega a ser administrador del rey no se en- perseverancia por el porvenir de su hijo, lo dejan ver como un verdadero padre. gríe ni mira en menos a los demás, sino que sigue fiel con O El libro de Tobías es un breve relato (ver Introducción al libro de Ester).

tobíai 3

727 ba de Dios con toda mi alma, 13 el Altísimo me concedió que fuera estimado por Salmanasar, llegando a ser su consejero, i" Me trasladé a Media y administré sus negocios hasta su muerte. Deposité en casa de Gabael, hermano de Gabrí, que vivía en Ragúes de Media, unos sacos que contenían diez talentos de plata. 15 Pero, a la muerte de Salmanasar, a quien sucedió su hijo Senaquerib, las comunicaciones se interrumpieron y no pude volver a Media. 16 Cuando Salmanasar aún vivía, di muchas limosnas a mis hermanos de raza, 17 pan a los hamMt 25,35 brientos y vestidos a los desnudos. Enterré los cadáveres de mis compatriotas asesinados que eran arrojados tras las murallas de Nínive. 18 También enterré a los que mató Senaquerib a su regreso de Ju19,35 dea, después del castigo que recibió del Rey del cielo, a causa de sus blasfemias. En su enojo, mató a muchos israelitas; y yo escondí sus cuerpos y los enterré. Senaquerib los buscó, pero no los encontró. 19 ün ninfvita me denunció al rey diciendo que era yo quien los enterraba en secreto. El rey me buscaba para matarme, tuve miedo y huí. 20 Todos mis bienes fueron confiscados para el Tesoro real. Sólo quedé con mi esposa Ana y mi hijo Tobías. 21 No habían pasado cuarenta días, cuando el rey fue muerto por sus dos hijos, que huyeron a las montañas de Ararat. 22 Lo sucedió su hijo Asarjadón, quien encargó a Ajikar, hijo de mi hermano Anael, la contabilidad y administración general del reino. Ajikar intercedió por mí, y pude regresar a Nínive. Mi sobrino Ajikar era jefe de los coperas, custodio del sello, administrador y contador por decreto de Asarjadón.

algo semejante). Apenas pudo escapar y ya lo hace otra vez.» 9 Esa noche, después de lavarme, me acosté junto a la pared del patio, con el rostro descubierto, ya que hacía calor. 10 No sabía que arriba de la pared había gorriones, los cuales dejaron caer sus excrementos que, calientes, cayeron sobre mis ojos, causándome manchas blancas. Fui a los médicos para Me 5,26 que me sanaran, pero mientras más remedios me ponían, menos veía, hasta que quedé ciego. Estuve cuatro años sin ver. Mis hermanos estaban afligidos; Ajikar se preocupó de mi alimentación durante dos años, hasta que se trasladó a Elimaida. 11 En este tiempo, Ana, mi esposa, se dedicó a trabajar en labores femeninas, hacía tejidos 12 que luego entregaba a sus dueños, cobrando un sueldo, ün día le dieron además un cabrito para la comida. 13 Cuando regresó a casa, el cabrito empezó a balar; la llamé y le dije: «¿De dónde salió ese cabrito? ¿No fue robado? Devuélvelo a sus dueños, pues no m 22,1 podemos comer cosa robada.» 14 Ella me respondió: «Es un regalo que agregaron a mi sueldo.» Yo no creí y me enojé con ella, ordenándole que lo devolviera a sus dueños. Entonces ella me replicó: «¿Dónde están tus limosnas? ¿Dónde tus buenas obras? Contigo hay que soportarlo todo.» La oración de Tobit 1 Entonces, muy afligido, lloré y empecé a 3 rezar expresando mi pena. Dije: 2 «Tú eres justo, Señor, y justas son tus obras. Tus caminos

1 Durante el reinado de Asarjadón, volví a mi casa y me devolvieron mi esposa Ana y mi hijo Tobías. En Pentecostés, que es la fiesta santa de las Semanas, me prepararon un gran banquete y me dispuse a comer. 2 Como había abundantes alimentos dije a Tobías: «Hijo mío, busca de entre los desterrados de Nínive, de entre aquellos que se acuerdan del Señor, a uno de los más pobres, y tráelo a comer con nosotros. Espero hasta que vuelvas.» 3 Tobías salió en busca de alguno de nuestros hermanos pobres y, cuando regresó, me dijo: «Padre, asesinaron y arrojaron a la plaza a uno de nuestro pueblo y aún está allí.» * Sin probar la comida me levanté y lo llevé a una casita en espera de la puesta del sol para enterrarlo. 5 Luego, me lavé y me puse a comer, 6 muy triste, acordándome de las palabras que el profeta Amos dijo contra Betel: *m 8,10 «Sus fiestas se convertirán en duelo, y sus canciones en llanto.» 7 Y lloré. Cuando se puso el sol, cavé una fosa y lo enterré. 8 Mis vecinos se burlaban y decían: «No tiene miedo (pues ya habían querido matarme por

son misericordia y verdad, y siempre tu juicio será verdadero y justo. 3 Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame. Perdona mis pecados, así como el mal que hice por ignorancia. Perdona los pecados de mis padres que pecaron ante ti, * ya que no escucharon tus mandatos. Tú nos has destinado al saqueo, a la cautividad y a la muerte, de manera que pasamos a ser la burla de las naciones paganas entre las cuales nos has dispersado. 5 Todas tus sentencias, Señor, son justas cuando decides castigar mis pecados y los de mis padres, porque no hemos cumplido tus mandatos ni hemos obedecido sinceramente tus órdenes. 6 Obra conmigo como quieras, quítame la vida y conviérteme en polvo, porque prefiero la muerte a la vida. Ordena que la vida me abandone; de esa manera líbrame haciendo que vuelva al polvo. En realidad, la muerte es mejor para mí que la vida, después de oír esos injustos reproches que me han dejado tan amargado. Ordena, Señor, que me libren de esta angustia y déjame llegar a la eternidad. Señor, no apartes de mí tu rostro.»

+ Ha dedicado su vida a serfiela Dios y se encuentra pobre, ciego y, además, insultado por Ana, su mujer. ¿Cuál es su actitud? Presentar su problema a Dios sin quejarse de nadie, ni siquiera de su esposa. Continuamente vemos en la Biblia que Dios prueba antes de damos un favor especial. Lo vamos a entender totalmente cuando veamos que Cristo les dice a los discípulos de Emaús: «¿No era preciso que el Mesías sufriera esto para que entrara a su gloria?» (Lucas 24,26). Se siente solidario con los pecados de su pueblo y en-

cuentra justo que se le castigue; aunque pide verse Ubre de ese castigo. Se considera incapaz de luchar solo ante la vida, pide la muerte, pero deja todo en manos de Dios. Lo mismo que hizo Cristo (Mateo 2639). Su oración es para pedir fuerzas y poder cumplir Eo que dice Dios, lo que le está exigiendo, y no para presentarle un plan personal a Dios y pedirle que lo realice, como lo hacemos comúnmente nosotros al rezar.

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tobías 5 Las desgracias de Sara • ? Aquel mismo día, en Ecbátana de Media, Sara, hija de Ragüel, fue insultada en forma semejante por unas jóvenes sirvientas de su padre. 8 Había tenido siete maridos, pero el demonio malo Asmodeo los había muerto antes de que hubiera tenido relaciones maritales. Las muchachas decían a Sara: «Tú eres la que ahogas a tus maridos. Ya has tenido siete, pero de ninguno has disfrutado. 9 ¿Por qué entonces nos castigas? Puesto que ellos han muerto, vete con ellos y que jamás veamos hijo o hija tuya.» ío Después de oír esto Sara, se sintió tan afligida que quiso ahorcarse. Sin embargo, pensó: «Soy hija única de mi padre. Si se me ocurriera hacer tal cosa, ¡qué vergüenza para él! Por culpa mía su vejez acabaría llena de tristeza.» " Oró entonces extendiendo sus manos hacia la ventana: Dn 6,11 «¡Bendito seas, Señor, mi Dios, y bendito sea tu Nombre santo y glorioso por los siglos! Que tus obras te bendigan por siempre. 12 Hacia ti vuelvo mi rostro y mis ojos: 13 ordena que me libren de este mundo para que no escuche más insultos, 14 Tú sabes, Señor, que soy pura de todo contacto de hombres, 15 y que jamás manché mi nombre ni el de mi padre en este país de destierro. Soy hija única de mi padre. El no tiene ni hijos que puedan heredar de él, ni pariente próximo a quien darme por esposo: no tengo, pues, para quién vivir. Después de perder siete maridos, ¿para qué quiero la vida? Si no quieres darme la muerte, Señor, apiádate de mí, ordena que me respeten y tengan compasión de mí. Que no escuche más insultos.» 16 Oyó Dios la oración de Tobit y la de Sara; y envió al ángel Rafael para devolver la vista a Tobit y entregar a Sara por esposa a su hijo Tobías. También para encadenar al malo demonio Asmodeo, porque Sara debía ser la esposa de Tobías. Tobit, anciano, manda a Tobías a un país lejano 1 Aquel día Tobit se acordó del dinero que ha4 bía depositado en manos de Qabael, en Ragúes de Media, 2 y pensó: «Ya que me siento morir, llamaré a mi hijo Tobías para hablarle de este dinero.» 3 Llamó a su hijo y le dijo: «Cuando muera, enSir 7,27 fiérrame dignamente. Respeta a tu madre; haz lo que le agrade y no le causes tristeza. •» Acuérdate de todos los peligros por los que pasó cuando te esperaba. Cuando muera, entiérrala junto a mí, en la misma tumba. 5 Acuérdate siempre del Señor y no peques ni atropelles sus mandamientos. Practica la justicia toda tu vida y no salgas de sus caminos. 6 porque si obras rectamente tendrás éxito en todas tus cosas. • Cuando una persona se encuentra en el caso de Sara, inmediatamente le echa la culpa a Dios. Sara piensa su problema, y al pensarlo ve que tiene que cambiar de idea y que no debe desear la muerte. Si se mira un hecho aislado de la vida se puede desesperar, pero si se mira e! conjunto, siempre se encontrará una razón para luchar. La razón que Sara encuentra para seguir viviendo es el

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728 7 Con tus bienes haz limosna en beneficio de todos los que practican la justicia y el bien, y no vuel- Qt „ vas la cara al pobre, para que el Señor no aparte su 2 co 9,7 rostro de ti. 8Da limosna según tus posibilidades. Pm 1 9 " 9 Pero nunca temas dar. Así te preparas un tesoro Mt 6 2I para el día de la necesidad. 10 Pues la limosna nos 1 T¡m ¿r libra de la muerte y nos guarda de andar en tinieblas. 11 Además, para el que da, su limosna le queda como un precioso depósito ante el Altísimo. 12 Hijo mío, guárdate de toda impureza y elige por esposa a una mujer de la raza de tus padres. No te cases con mujer extranjera, pues somos hijos de profetas. Recuerda que nuestros padres Noé, Abraham, Isaac y Jacob se casaron con mujeres de su parentela y fueron bendecidos en sus hijos, de modo que su descendencia heredó la Tierra. 13 Ama a tus hermanos y no desprecies a los hijos de tu pueblo hasta el punto de que tomes por esposa a una mujer extranjera. Porque la soberbia acarrea ruina, y la ociosidad, bajeza. Ya que la ociosidad es la madre de la miseria. i* Entrega a tiempo el salario a tus obreros. Y así, Lev 19,13 sirviendo a Dios, recibirás recompensa. 15 Muéstrate correcto, cuidando cada uno de tus actos. No ha- u 6,31 gas a nadie lo que no quieras para ti. Bebe vino con prudencia, para que no hagas de la embriaguez la compañera de tu vida. 16 Da de tu pan al hambriento, y de tus ropas al desnudo. Da todo cuanto te sobre, y cuando lo hagas no te arrepientas. 11 Reparte tu pan en los funerales de los hombres buenos, pero no lo des a los pecadores, is Busca consejos de personas prudentes y no olvides los consejos útiles. 19 Bendice en todo momento al Señor Dios y pídele que tus caminos sean rectos y tus proyectos favorables, porque no todas las naciones tienen la verdadera sabiduría. Es el Señor el que da todos los bienes y, si quiere, humilla hasta lo profundo del infierno. Recuerda, hijo, todos estos mandatos y no permitas que se borren de tu corazón. 20 También quiero decirte que deposité diez talentos de plata en manos de Gabael, hijo de Gabrí, en Ragúes de Media. 21 Hemos vuelto a ser pobres, pero no te preocupes, ya que, si temes a Dios, huyes del pecado y haces lo que a él le agrada, ya tienes con esto una gran riqueza.» 1 Tobías respondió a su padre: «Haré todo lo que me has mandado, 2 pero ¿cómo recupero ese dinero si yo no conozco a ese hombre, ni él a mí? ¿Qué señal le daré para que me reconozca, me crea y me entregue el dinero? Además desconozco el camino para llegar a Media.» 3 Tobit le entregó el recibo y le dijo: «Ahora busca a un hombre de confianza para que te acompañe; a la vuelta le daré un sueldo toda su vida, pero recupera ese dinero.»

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amor a sus padres y el interés por darles herederos. El verdadero sentido del dolor se va a entender totalmente con la venida de Cristo, sobre todo por su muerte y resurrección. Siempre que hay desesperación es porque se mira un solo aspecto de la vida, por ejemplo el económico. Muchas veces un militante o un dirigente quiere dejar todo porque alguien lo criticó, sin mirar todo el bien que dejaría de hacer.

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S e busca un compañero y se presenta un ángel O 4 Tobías salió en busca de un hombre, y encontró al ángel Rafael, pero no sabía que era ángel de Dios. 5 Y le preguntó: «¿De dónde eres?» El joven respondió: «Soy uno de los hijos de Israel, tus hermanos, que ando en busca de trabajo.» Tobías le dijo: «¿Conoces el camino a Media?» e El respondió: «Sí, he ido muchas veces y conozco bien los caminos. Allá he sido huésped de Gabael, nuestro hermano, que vive en Ragúes de Media.» Tobías le dijo: 7 «Espérame, que voy a avisar a mi padre, ya que necesito que vengas conmigo y yo te pagaré tu sueldo.» 8 El joven respondió: «Espero, pero no te demores.» 9 Tobías contó a su padre que había encontrado a un hermano israelita, y el padre le contestó: «Llámalo para saber a qué familia y tribu pertenece, y si es digno de confianza, para que te acompañe.» Tobías llamó al joven 10 y Tobit se adelantó para saludarlo. 11 «¿A qué familia y tribu perteneces?», preguntó Tobit 12 El ángel respondió: «¿Qué te importa más: la persona que acompaña a tu hijo, o la tribu a la que pertenece?» Pero Tobit insistió en saber su nombre y la tribu a la que pertenecía. 13 El ángel dijo: «Soy Azarías, hijo de Ananías, uno de tus hermanos.» 14 Tobit exclamó: «Que te conserves sano y salvo, hermano, no te enojes porque he querido conocer la verdad acerca de tu familia. Eres de nuestra parentela; de clase buena y honrada. Conozco a Ananías y a Natán, hijos de Semeías, el grande. Íbamos a Jerusalén y rezábamos juntos allí; ellos nunca cayeron en error cuando se desviaron sus hermanos; tus hermanos son buenos, tu raza es noble. ¡Bien venido seas!» isY añadió: «Te pagaré una dracma diaria y tendrás el mismo trato que mi hijo, i 6 Anda con él, y si vuelven sanos te aumentaré el sueldo.» 17 El ángel respondió: «Lo acompañaré. No temas; sanos partimos y sanos regresaremos, pues el camino es seguro.» Tobit ordenó a su hijo: «Prepara las cosas para el viaje; ¡ojalá les vaya bien por el camino!» Cuando el hijo tuvo preparadas sus cosas, el padre le dijo: «Que Dios del Cielo los proteja; que su ángel los acompañe en el camino, para que vuelvan sanos a mí.» 18 Estaban dispuestos a partir los dos, y el perro de Tobías los acompañaba, cuando la madre se puso a llorar y dijo a Tobit 19 «¿Por qué has dejado partir a mi hijo? ¿No era él el bastón para nuestras manos, el que iba y venía con nosotros? ¿Por qué ha de ser el dinero lo primero de todo? Es mejor perO El viaje de Tobías hacia Ragüés es al mismo tiempo un viaje por el mundo espiritual. Encuentra un ángel de Dios en forma de hombre; también va a enfrentar un demonio que mata a los hombres sensuales. Tobías hijo trata de serfiela lo que Dios quiere, y lo ayuda su amigo Azarías con sus consejos. La búsqueda común es necesaria para descubrir la voluntad de Dios, y asi Tobías va a ser ei instrumento que Dios usará para librar a Sara del demonio. O La actuación del ángel es la respuesta que Dios da a las oraciones de Tobit y de Sara. Da la seguridad a Tobías que es la voluntad de Dios que él tome a Sara por esposa.

tobías 6 der todo y salvar a nuestro hijo. 20 Con lo que el Señor nos daba teníamos bastante para vivir.» 21 Tobit le respondió: «No pienses eso; que así como se fue, volverá, y el día de su regreso lo verás sano y salvo junto a ti. 22 CJn ángel bueno los acompañará; el viaje será feliz y volverá sano a nosotros.» Entonces ella dejó de llorar. El pez del río Tigris 1 Partió el joven con el ángel, y el perro los se6 guía. 2 Caminaron y, llegada la noche, acamparon a la orilla del río Tigris. 3 El joven bajó al río para lavarse los pies, cuando del agua saltó un gran pez que por poco le devoraba el pie al joven, el cual gritó, 4 pero el ángel le dijo: «Tómalo y no lo dejes escapar.» El joven se apoderó del pez y lo sacó a tierra. 5 El ángel agregó: «Ábrelo; sácale la hiél, el corazón y el hígado, y guárdalos.» 6 El joven abrió el pez y sacó la hiél, el corazón y el hígado. Luego cocieron el pez y se lo comieron. Después continuaron su camino hasta cerca de Media. 7 El joven preguntó al ángel: «Hermano Azarías, ¿qué remedios son el corazón, el hígado y la hiél del pez?» 8 Le respondió: «Si se quema el corazón o el hígado del pez ante un hombre o mujer atormentados por un espíritu malo, el mal desaparece para siempre. 9 Con la hiél se untan las manchas blancas de los ojos y quedan sanos.» 10 Llegaron a Media y, estando ya cerca de Ecbátana, Rafael dijo al joven: " «Hermano Tobías.» El respondió: «¿Qué quieres?» Y añadió: «Esta noche nos quedaremos en casa de Ragüel; es tu pariente y tiene una hija llamada Sara; 12 ella es hija única y tú eres el más cercano y el único que tiene derecho a heredar los bienes de su padre. Es una joven de buen criterio, valiente y muy hermosa, a la que su padre quiere mucho. i3Tú tienes derecho de obtenerla, así que escúchame, hermano. Esta noche hablaré a su padre para que te la dé por esposa, y cuando regresemos de Ragüés celebraremos la boda. Estoy seguro que Ragüel no puede negártela ni darla a otro, pues se haría reo de muerte según la ley de Moisés, porque eres tú quien tiene derecho a casarse con ella.» Un hijo obediente O i 4 «Hermano Azarías, he oído decir que estajoven ya ha sido dada a siete maridos y que todos han muerto la noche de bodas. También he oído decir que un demonio los mataba. Por esto tengo miedo, pues a ella no le hace nada, porque la quiere, pero sí mata al que intenta acercársele. Soy hijo único y, si muero, el dolor llevará a la tumba a mis padres.» El ángel enseña a Tobías cómo lograr las bendiciones de Dios sobre los comienzos de su matrimonio. Por supuesto que no hay ningún pecado en las relaciones conyugales; sin embargo, Tobías debe rechazar la tentación de buscar su propio placer para alcanzar una unión hecha de amor y de entrega. El ángel dice a Tobías que deben unirse «con el deseo de tener hijos»; esto puede parecemos un poco corto. Pero no olvidemos que, si bien hubo en todo tiempo esposos cariñosos, el sentido del amor y el valor de la pareja, tal como los tenemos ahora, son cosas relativamente modernas, que nacieron hace unos 7 siglos en el occidente cristiano.

tobías 8 15 Respondió el ángel: «¿Acaso has olvidado las recomendaciones de tu padre que te mandó tomar esposa de su familia? Hermano, no te preocupes por el demonio y cásate con ella. Te aseguro que esta misma noche ella será tu esposa. 16 Cuando entres en la habitación de los esposos, toma el corazón del pez y parte del hígado y ponió sobre las brasas del perfumador. i' Cuando el demonio huela este aroma, huirá para no volver más al lado de Sara. ie Y tú, cuando vayas a unirte a ella, rueguen al Dios misericordioso, que se compadecerá y los salvará. No temas: Dios te la Gen 24,14 destinó desde siempre. Tú la salvarás, ella irá contigo y te dará hijos.» 19 Cuando Tobías oyó estas palabras, ya estuvo Gen 24,67 enamorado de ella. i Cuando entraron en Ecbátana, Tobías dijo: 7 «Hermano Azarías, vamos directo a casa de nuestro hermano Ragüel.» Fueron entonces a casa de Ragüel y lo encontraron sentado a la puerta del patio. Lo saludaron y él respondió: «Bien venidos sean, hermanos.» Los llevó a su casa 2 y dijo a Edna, su esposa: «Este joven se parece a mi hermano Tobit.» 3 Edna les preguntó: «¿Hermanos, de dónde Gen 29,4 son?» «Somos de los hijos de Neftalí, respondieron, de los desterrados de Nínive.» 4 «¿Conocen a Tobit, nuestro hermano? 5 ¿Cómo está?» Respondieron: «Sí, lo conocemos, vive y está bien.» Tobías añadió: «Es mi padre.» 6 Ragüel se paró de un salto y lo abrazó llorando: «Bendito seas, hijo. ^ Tienes un padre honrado y bueno. ¡Qué pena que un hombre tan justo y caritativo haya quedado ciego!» Y abrazando a Tobías lloraba. 8 También lloraban Edna y su hija Sara. 9 Luego Ragüel mató un camero y los acogió con familiaridad.

730 bías, diciendo: «Recíbela conforme a la Ley, de acuerdo con las disposiciones del Libro de Moisés que hace de ella tu esposa. Llévala a la casa de tu padre. El Dios del Cielo los guíe por los caminos de la paz.» i" Luego dijo a la madre que trajera una hoja de papiro; en ella escribió el contrato matrimonial, y lo firmaron. Terminado esto, se pusieron a comer y beber. 15 Ragüel llamó a su esposa y le dijo: «Hermana, prepara otro dormitorio para Sara.» Ella preparó la habitación y llevó a Sara, que se puso a llorar. isLa madre secó las lágrimas de su hia y le dijo: «Hija mía, ten confianza. Que el Señor del Cielo te dé alegría en lugar de tristeza. Confianza, hija.» Y salió. i Después de la cena, hablaron de acos8 tarse y acompañaron al joven de la sala donde había comido a su habitación. 2 Tobías recordó las palabras de Rafael y, tomando el hígado y el corazón del pez que tenía en la bolsa, los puso en las brasas del perfumador. 3 El olor del pez hizo Mt 12,43 huir al demonio hacia las regiones altas de Egipto, 1229 donde Rafael lo encadenó. * Mientras tanto, los padres habían salido cerrando la puerta de la habitación.

Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: «Levántate, hermana, y pidamos a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos salve. 5 Ella se levantó y empezaron a orar, pidiendo que se les concediera la vida. Empezaron así: «¡Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre santo y glorioso por los siglos de los siglos; que los cieAsí se casan los hijos de Dios los y todas tus creaturas te bendigan! 6 Tú Una vez lavados y purificados, se sentaron a la me- creaste a Adán y le diste a Eva, su mujer, sa. Tobías dijo a Rafael: «Hermano Azarías, dile a como ayuda y compañera, para que de los a Ragüel que me dé por esposa a mi prima Sara.» dos naciera la raza humana. Gen ¿,w io Ragüel, que oyó esto, dijo al joven: «Come y beTú dijiste: No está bien que el hombre be tranquilo, porque eres el único que tiene derecho a esté solo, démosle una compañera semecasarse con mi hija; no puedo darla a otro sino a ti, ya que eres mi pariente más cercano. 11 Ahora debo jante a él. 7 Ahora, Señor, tomo a mi herdecirte la verdad; la he dado a siete hombres de mana con recta intención y no buscando el nuestros hermanos y todos murieron la noche de placer. Ten piedad de nosotros y que pobodas. Pero tú, come y bebe, que el Señor les dará damos llegar juntos a nuestra ancianidad.» su gracia y su paz.» Tobías respondió: «No comeré 8 Ella respondió: «Amén», 9 y se acostaGen 24,35 ni beberé hasta que decidas acerca de lo que te he pedido.» ron los dos para pasar la noche. 12 Y Ragüel dijo: «Ahora mismo lo decido. Hoy Sara te es entregada conforme a las disposiciones del Libro de Moisés; entiende, pues, que Dios mismo te la entrega. Recibe a tu hermana, pues en adelante tú serás para ella un hermano, y ella, una hermana para ti. Que el Señor del Cielo los guíe por el buen camino, esa misma noche, pues sus caminos son misericordia y paz.» 13 Luego Ragüel llamó a su hija Sara que se acercó. Le tomó la mano y la puso en manos de To-

Ragüel se levantó temprano y llamó a sus muchachos para que fueran a cavar una tumba. 10 Pues Ragüel pensaba: «No sea que Tobías también haya muerto.» 11 Luego, Ragüel volvió a casa 12 y dijo a su esposa: «Manda a una sirvienta para que vea si vive. Si ha muerto, lo enterraremos sin que nadie se entere.» 13 La sirvienta, al abrir la puerta, los vio dormidos; 14 salió entonces para anunciar que estaba vivo.

+ Es frecuente encontrar en otros pasajes de la Biblia al Espíritu malo (demonio) actuando con autorización y bajo la autoridad de Dios. A Tobit, Dios lo prueba enviándole la ceguera y la pérdida de sus bienes; a Sara, permitiendo que un espíritu le impida casarse.

El matrimonio no es sólo un medio para satisfacer el instinto sexual, sino que es una forma de colaborar con Dios en su plan de creación y de salvación del mundo. TantoOTobías como Sara desean hijos para transmitirles su fe y para asegurar la continuación de! pueblo de Dios.

731 — 15 Entonces Ragüel bendijo al Señor con estas palabras: «Bendito seas, ¡oh Dios!, por todos los siglos. 16 Seas bendito por haberme colmado de gozo. No ha sucedido lo que yo temía, sino que nos has tratado según tu gran benevolencia 17 y has tenido compasión de dos hijos únicos. Ten piedad de ellos y dales tu gracia y protección, y que toda su vida tengan buena salud y gozo, y vivan en tu gracia.» 18 Después mandó a sus muchachos a rellenar la fosa antes de que amaneciera. 19 Mandó a su esposa cocer una gran hornada de pan; él fue al establo, trajo dos bueyes y cuatro carGén 18,6 ñeros, y ordenó que los mataran y los prepararan; 20 luego llamó a Tobías y le dijo: «Durante catorce días te quedarás aquí para festejar a mi hija que tanto ha sufrido. 21 Luego tomarán la mitad de mis bienes y se irán felices a casa de tus padres. La otra parte la obtendrán cuando nosotros hayamos muerto. Animo, hijo, que desde ahora en adelante Edna y yo somos tus padres.» 1 Tobías llamó a Rafael y le dijo: 2 «Hermano 9 Azarías, anda con un criado y dos camellos a Ragüés. 3 Visita a Gabael, entrégale el recibo y hazte

tobías 12 les dejó partir. Por su parte, 13 Edna dijo a Toblac «Hijo querido. ¡Ojalá que vuelvas para que yo vea a tus hijos antes de morir! Confío mi hija a tu protección. No le causes tristezas.» 14 Tobías salió de casa de Ragüel bendiciendo a Dios, que había llevado su viaje a un tan feliz éxito, y bendijo a Ragüel y a su esposa Edna. Tobfas vuelve a casa de sus padres 1 Cuando llegaron cerca de Caserín, que está frente a Nínive, 2 Rafael dijo a Tobías: «Tú sabes en qué situación dejamos a tu padre; 3 vamonos nosotros delante para preparar la casa antes de que llegue tu esposa. 4 Lleva tú contigo la hiél.» También el perro los acompañaba y caminaba detrás de ellos. 5 Mientras tanto, Ana, que miraba el camino por el que debía volver su hijo, 6 tuvo una corazonada y dijo a su marido: «Ya viene tu hijo con el hombre que lo acompañó.» Mientras iban de camino hacia el padre, Rafael dijo a Tobías: i «Tengo la seguridad de que tu padre abrirá los ojos. 8 tíntale los ojos con la hiél del pez; él los frotará y caerán como escamas de sus ojos. Recobrará la vista y verá la luz.» 9 Ana se echó al cuello de su hijo, diciendo: «Por fin te he vuelto a ver, hijo. ¡Ahora ya puedo morir!» Gen 46,30 10 Y se puso a llorar. Tobit también se levantó y, a tropezones, llegó a la puerta del patio. ] 1 Tobías corrió hacia él, llevando en la mano la hiél del pez; sopló sobre los ojos, lo abrazó, y le dijo: «Padre, ten confianza.» 12 Luego, le puso el remedio y esperó; y luego con las dos manos sacó las escamas de los ojos. 13 Tobit abrazó a su hijo y llorando le dijo: «Ahora te veo, hijo mío, luz de mis ojos.» Y añadió: Le 15,20 14 ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito su gran Nombre! ¡Benditos todos sus ángeles! ¡Bendito sea su Nombre para siempre, porque me castigó, pero tuvo piedad, y ahora veo a mi hijo Tobías! 15 Tobías entró muy contento, bendiciendo al Señor. Luego contó al padre el éxito de su viaje, cómo consiguió el dinero, y su matrimonio con Sara, hija de Ragüel, que venía ya cerca de las puertas de Nínive. 16 Tobit contento y alabando a Dios, salió al encuentro de su nuera a la puerta de Nínive. Todos los que lo veían caminar sin ayuda de nadie quedaban maravillados. Tobit proclamaba delante de ellos que Dios había tenido piedad de él y lo había-sanado. i' Después se acercó a Sara y la bendijo así: «¡Bien venida, hija! Bendito Dios que te trajo hasta nosotros, y benditos tus padres.» i»Ese fue un día de alegría para todos los hermanos de Tobit que vivían en Nínive. También Ajikar y Nabad, primos de Tobit, llegaron y celebraron las bodas durante siete días.

cargo del dinero; invítalo también a la boda. 4 Tú sabes que mi padre está contando los días, y si me demoro uno más lo disgustaré. 5 Por otra parte, eres testigo del juramento de Ragüel, que no puedo quebrantar.» Rafael salió para Ragüés de Media y se hospedó en casa de Gabael. Le presentó el recibo y Gabael le entregó todos los sacos de dinero que estaban sellados. 6 De madrugada partieron juntos a la boda. 1 Cada mañana Tobit contaba los días de la ida y la vuelta. Cuando se cumplió el plazo y su hijo no regresaba, 2- pensó: «A lo mejor se entretuvo allá, o quizá haya muerto Gabael y no hay nadie que le entregue el dinero», 3 y se puso triste. Ana, su esposa, decía: 4 «Mi hijo ha muerto», y lloraba, diciendo:5 «¿Por qué te dejé marchar? ¡Luz de mis ojos!» 6 Tobit le dijo: «Cálmate, hermana, no te preocupes. El está bien.» Ella replicó: i «Sí, mi hijo ha muerto, no me engañes», y todos los días salía al camino por donde se había ido su hijo. De día no comía y, en las noches, lloraba sin poder dormir. 8 Cuando pasaron los catorce días que Ragüel había prometido celebrar en honor de su hija, Tobías se presentó a él y le dijo: «Déjame regresar, porque seguramente mis padres deben pensar que ya no me verán más.» 9 Ragüel le respondió: «Quédate conmigo y yo mandaré mensajeros a tu padre para darle noticias tuyas.» Tobías dijo: «No. Déjame ir al lado de ellos.» 10 Entonces Ragüel le entregó a su esposa Sara y la mitad de todos sus bienes: bueyes, carneros, burros, camellos, ropas, plata y utensilios, 11 y los despidió con alegría. Al despedirse de Tobías le dijo: «Adiós, hijo, buen viaje. Que el Señor te guíe a ti y a tu esposa Sara por buen camino. ¡Ojalá alcance a ver a tus hijos antes de morir!» 12 A su hija Sara le dijo: «Respeta a tus suegros, pues desde ahora son tus padres, igual que nosotros que te dimos la vida. Anda en paz, hija, y que siempre tenga buenas noticias tuyas.» Los abrazó y

Conviene descubrir y alabar las obras de Dios 4 *y 1 Tobit llamó a su hijo Tobías y le dijo: • M. £á «Hijo mío, es necesario que pagues su

• Se ve que Dios muchas veces da parte del premio en la tierra a los que son fieles a su ley; las bienaventuranzas

de Cristo en el Sermón de la montaña lo dicen claramente (Mateo 5,1-12).

tobías 13 sueldo al hombre que te acompañó. 2 Y debemos añadir algo más.» Respondió Tobías: «Padre, no es demasiado si le doy la mitad de lo que traje. 3 Me ha devuelto sano y salvo, atendió a mi esposa, me guió para recuperar el dinero que tú habías prestado, sanó tu ceguera.» 4 Tobit respondió: «Así como tú dices, es lo que corresponde.» s Entonces llamó al ángel y le dijo: «Recibe como sueldo la mitad de todo cuanto trajiste.» 6 Pero el ángel, tomándolos aparte, les dijo: «Bendigan a Dios, denle gracias, proclamen su grandeza ante todos los vivientes por lo que hizo en favor de ustedes. Conviene bendecir a Dios, celebrar su Nombre y revelar sus obras. No demoren en darle gracias, 7 ya que es bueno guardar el secreto del rey, pero conviene descubrir y alabar las obras de Dios. Practiquen el bien, porque así nunca los alcanzará el mal. 8 Es buena la oración con ayuno, limosna y justicia. Es mejor tener poco con honradez que mucho con injusticia. Es mejor dar al pobre que amontonar tesoros, 9 ya que la limosna libra de la Sir 3.30 Dn 4,24 muerte y purifica de todo pecado. Los que dan limosna tendrán larga vida. io Los pecadores y los injustos se dañan a sí mismos. ii Les voy a decir toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les manifesté que es bueno mantener oculto el secreto del rey y que también es bueno publicar las obras gloriosas de Dios. Sepan entonces que, 12 cuando tú y Sara rezaban, yo presentaba tus oraciones al Señor. 13 Cuando enterrabas a los muertos, yo estaba junto a ti. Cuando te levantabas de la mesa para dar sepultura a los muertos, esto no se me pasó por alto, sino que estaba contigo. i-» Ahora bien, Dios me ha enviado para sanarte a Le 1,19 Ap 8,2 ti y a tu nuera, is Yo soy Rafael, uno de los siete ánMt 18,10 geles que tienen entrada a la Gloria del Señor.» 16 Temblaron entonces, y los dos cayeron con el rostro en tierra, llenos de terror. r> El les dijo: «No teman. La paz sea con ustedes. Bendigan siempre al Señor. 18 Cuando estaba con ustedes, no estaba por mi propia voluntad, sino por voluntad de Dios. A él deben bendecir y cantar todos los días. 19 Ustedes me veían comer y hablar, pero sólo era apariencia. 20 Bendigan ahora y den gracias al Señor; yo me voy al que me ha enviado. Escriban en un libro lo que se ha cumplido.» Y en seguida desapareció. 2i Ellos se levantaron, pero ya no lo vieron más. Proclamaron entonces las obras grandes y maravillosas de Dios y cómo se les había aparecido el ángel de Dios. Cántico de Tobit tomó la palabra y dijo: Bendito sea Dios, 13 2i Tobit que vive y reina por todos los siglos!

732 Porque él azota y se compadece, hace bajar hasta el lugar de los muertos y saca de esa gran miseria. Nadie puede huir de su mano. 3 Bendíganlo, hijos de Israel, ante todas las naciones, porque, si bien los dispersó entre ellas, " ahora les ha demostrado su grandeza. Alábenlo ante todos los vivientes, porque él es nuestro Dios y Señor, y nuestro Padre para siempre. 5 El nos castiga por nuestras maldades, pero luego nos perdonará y nos reunirá de entre todas las naciones en que nos ha dispersado, e Si se vuelven a él de todo corazón y con toda el alma, practicando la justicia, ot 30 2 él volverá a ustedes y ya no les esconderá su rostro. 7 Miren lo que ha hecho por ustedes y denle gracias en alta voz. Bendigan al Señor, al que solo es Justo, alaben al Rey de los siglos. 8 Yo en el país de mi destierro le daré gracias, y anunciaré su poder y su grandeza a mi pueblo pecador. ¡Conviértanse, pecadores!, y practiquen ante él la justicia, segViros de que él se mostrará misericordioso con ustedes. 9 Yo alabaré a mi Dios, Rey de los cielos, y mi alma radiante de alegría proclamará su grandeza. io ¡Que todos en Jerusalén le den gracias! ¡Jerusalén, ciudad santa! ii Dios te castigará por los pecados de tus hijos, mas de nuevo tendrá piedad de los hijos de los justos. Jerusalén, da gracias dignamente al Señor y alaba al Rey de los siglos 1 Tim 1,1 para que de nuevo tu Templo sea construido con alegría. 12 Dios llenará en ti de alegría a todos los desterrados y mostrará su amor a todo miserable por todos los siglos de los siglos. 13 Pueblos numerosos vendrán de lejos para celebrar el Nombre del Señor Dios trayendo en sus manos obsequios para el Rey del cielo. Todas las generaciones en ti darán señales de alegría, y tu nombre será glorioso para siempre. 14 ¡Malditos cuantos te odien, pero benditos para siempre los que te amen! 15 Entonces te alegrarás por los hijos de los justos,

En las palabras del ángel hay algo muy grande: Dios toma La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. en cuenta todas las cosas pequeñas y aparentemente sin im- El libro de Tobías recalca esta idea. La limosna es la manera de demostrar nuestro amor al prójimo. Pero no olvideportancia que hagamos en la vida. mos que esto fue escrito en una sociedad muy diferente de Es bueno guardar el secreto del rey, pero conviene desla nuestra. En ese tiempo los hombres no eran capaces de cubrir y alabar las obras de Dios. Hay que proclamar las gratransformar la economía y las leyes para bien de todos, y socias que Dios concede para que otros crean en el amor de lamente podían compartir sus recursos con el que tenía meDios. nos. Ahora el amor al prójimo se manifestará en los esfuerAunque de una manera muy primitiva, nos hace ver que zos que hacemos para lograr una sociedad más eficiente y Dios está preocupado continuamente de las personas que más justa que proporcione a todos lo necesario. le sonfíelesy lo sirven como Tobías.

733 pues todos volverán a reunirse, para alabar al Señor de los siglos. 16 ¡Dichosos los que te aman y se alegran de tu paz! Dichosos también los hombres que lloran tus calamidades, pues se alegrarán en ti al ver tu alegría completa y compartirán tu alegría para siempre. Bendice, alma mía, al Señor y gran Rey, 17 porque Jerusalén va a ser de nuevo construida y la construirán con zafiros y esmeraldas. Levantarán sus murallas con piedras preciosas, las torres y sus baluartes serán edificados con oro, las plazas de Jerusalén serán pavimentadas con rubí y piedras de Ofir; is sus calles entonarán cantos de alegría, y dirán todos sus habitantes: ¡Aleluya! Bendito sea Dios que te glorificó para siempre. Ultimas palabras de Tobit y conclusión i Así terminó Tobit su canto de acción de gracias. 2 Tobit murió en paz a la edad de ciento doce años y fue sepultado dignamente en Ninive. Tenía sesenta y dos años cuando quedó ciego; después de recuperar la vista vivió feliz, practicó la limosna, alabó siempre a Dios y proclamó sus grandezas. 3 Cuando estaba cercano a la muerte, llamó a Tobías y le dijo: 4 «Hijo mío, toma a tus hijos y márchate a Media, porque creo en la palabra que pronunció Dios por medio de Nahum sobre Ninive. Todo lo que pronunciaron los profetas de Israel enviados por Dios, sobre Asur y Ninive, se realizará; ninguna palabra se perderá, sino que todo se cumplirá a su tiempo. Será más fácil salvarse en Media que en Asiría y Babilonia, porque sé y creo que todo cuanto ha dicho Dios se cumplirá. Nuestros hermanos que viven en el país de Israel serán dispersados y desterrados de esa buena tierra, de manera que todo el país de Israel quedará desierto. Jerusalén y Samaría quedarán desiertas. La Casa de Dios será quemada por algún tiempo.

tobías 14 5 Pero Dios tendrá una vez más compasión de ello» y volverán a su país; edificarán el Templo, aunque no como el primero, hasta que se cumpla el tiempo. Entonces volverán todos del destierro, construirán una Jerusalén maravillosa y en ella la Casa de E ' 40 Dios, como lo anunciaron los profetas de Israel. 6 Las gentes de todas las naciones se convertirán y conocerán al Dios verdadero. Dejarán los ídolos que los llevaron a sus errores y alabarán al Dios de la justicia, i Todos los israelitas salvados en esos días se acordarán sinceramente de Dios, y se reunirán, irán a Jerusalén y vivirán seguros y para siem- E¡ 33 24 pre en la tierra de Abraham. Los que sinceramente Sai 104'35 aman a Dios, se alegrarán. Pero los pecadores e injustos desaparecerán de la tierra. 8 Ahora yo les recomiendo que sirvan a Dios y hagan lo que le agrada. Enseñen a sus hijos la justicia y la limosna. Enséñenles también a alabar a Dios y a bendecir su Nombre en todo tiempo y con todas sus fuerzas. 9 Tú, hijo, cuando sepultes a tu madre aquí junto a mí, márchate de Ninive. Yo sé que aquí se cometen muchas injusticias y muchos engaños, y todos lo encuentran normal. ioYa ves lo que hizo Nadab con Ajikar, que lo había criado: lo enterró vivo. Pero Dios castigó su injusticia. Sacó a Ajikar a la luz y a Nadab lo bajó a las tinieblas eternas por haber intentado matarlo. Ajikar, por dar limosna, se libró de la muerte tramada por Nadab; en cambio, éste cayó en la trampa y pereció. 11 Vean ustedes a dónde lleva la limosna, y a dónde la injusticia: a la muerte. Pero siento que me falta aliento.» Lo tendieron en la cama y murió. Se le dio honrosa sepultura. 12 Cuando murió su madre, Tobías la enterró junto a su padre. Entonces, él y su familia se dirigieron a Media y se quedaron a vivir en Ecbátana junto a Ragüe!. 13 Llenó de atenciones a sus suegros en su vejez y los enterró en Ecbátana de Media. Heredó la casa de Ragüel y la de su padre Tobit. M Murió cuando tenía ciento veintisiete años, is Pero antes de morir conoció la ruina de Ninive y vio cómo los ninivitas eran desterrados por Nabucodonosor y Asuero. Así, antes de morir, pudo alegrarse de la suerte de Na 1 9 Ninive. 3.

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JUDIT INTRODUCCIÓN El libro de Judit es u.na corta novela (ver Introducción al libro de Ester). Había una promesa hecha por Dios a Abrahan (Génesis 12,2-3), y en la cual se insiste más claramente en Levítico 26 y Deuteronomio 28. Según esta promesa, Dios defendería a su pueblo cuando fuera fiel a la ley; pero lo entregaría a los enemigos cuando se alejara del cumplimiento de la ley. El libro de Judit (Judit significa la judía) trata de demostrar con un hecho que Dios cumple su promesa. El pueblo de Dios hacía poco que había vuelto del destierro, habían reedificado Jerusalén, la capital; habían restaurado el Templo y el culto a Dios, y estaban poblando todo el país. En resumen, se hallaban en un período de fidelidad a Dios, en el cual, según la promesa. Dios los defendería. Esto es lo que el libro demuestra, presentando a la heroína Judit. El poder aplastante i Hacía doce años que Nabucodonosor, rey de Asiria, reinaba en la gran ciudad de Nínive. Arfaxad, que en aquel tiempo reinaba sobre los medos, en Ecbátana, 2 rodeó esta ciudad con una muralla de piedras talladas de metro y medio de ancho y tres de largo. La muralla tenía treinta y cinco metros de alto y veinticinco de ancho. 3 Junto a las puertas levantó torres de cincuenta metros de alto y veinte de ancho en los cimientos. " Las puertas, de treinta y cinco metros de alto y veinte de ancho, permitían la salida de sus fuerzas y el desfile de la infantería. s En aquellos días, el rey Nabucodonosor declaró la guerra al rey Arfaxad en la gran llanura que está en Ragáu. 6 Se unieron a él todos los habitantes de la montaña, los del Eufrates, del Tigris, del Hidaspes y de la llanura de Arioj, rey de Elam. Fueron muchos los pueblos que se reunieron para combatir a los hijos de Jeleúd. i Además, Nabucodonosor, rey de Asiria, mandó mensajeros a los habitantes de Persia y a todos los habitantes de Occidente: a los de Cilicia, Damasco, el Líbano y el Antilíbano, a todos los del litoral, 8 a las poblaciones del Carmelo, Galaad, alta Galilea, de la gran llanura de Esdrelón, 9 a los habitantes de Samaría y sus ciudades, a los de más allá del Jordán, hasta Jerusalén, Batanea, Jelús, Cades, el río de Egipto, Tafnes, Rameses y toda la tierra de Gosen, io hasta más allá de Tanis y Menfis, a todos los habitantes de Egipto, hasta las fronteras de Etiopía. 11 Pero los habitantes de todas estas regiones despreciaron el mensaje de Nabucodonosor y no quisieron ir con él a la guerra, ya que no lo temían, sino que lo consideraban como un hombre cualquiera. Por tanto, despidieron a los mensajeros con las manos vacías y avergonzados.

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O Nabucodonosor, rey de Nínive, da una ley por la cual hay que reconocerlo como único Dios; los pueblos se resisten. Manda sus ejércitos para obligarlos a obedecer; vence

12 Nabucodonosor, indignado con todas aquellas naciones, juró por su trono y por su reino vengarse de todas ellas. 13 El año diecisiete, junto con su ejército, declaró la guerra a Arfaxad; lo derrotó en el combate, desconcertó todo su ejército, su caballería y sus carros; K se apoderó de sus ciudades, llegó hasta Ecbátana, ocupó sus torres, destruyó las plazas y las arruinó. 15 Persiguió a Arfaxad hasta las montañas de Ragáu y lo atravesó con sus lanzas, acabando con él. '6 Luego, Nabucodonosor volvió a Nínive con sus soldados y con una inmensa multitud de gente armada que lo había seguido. Durante ciento veinte días descansaron allí y vivieron cómodamente. i El veintidós de enero del año dieciocho, 2 se trató en el palacio de Nabucodonosor, rey de Asiria, sobre la manera de vengarse de las otras naciones, tal como lo había anunciado. 2 Convocó a sus ministros y a sus grandes y tuvo con ellos un consejo secreto. El mismo expuso todos los planes 3 y todos decidieron destruir a los que habían despreciado el llamado del rey. i Apenas terminó el consejo, Nabucodonosor llamó a Holofernes, jefe supremo del ejército, que le seguía en el mando, y le dijo: 5 «Así habla el rey grande, señor de toda la tierra: Toma contigo unos ciento veinte mil infantes valientes y una gran cantidad de caballos, con doce mil jinetes, 6 y anda contra todo el occidente, ya que se opusieron a mis planes. 7 Diles que se sometan, no sea que yo vaya furioso contra ellos. Cubriré la tierra con los pies de mis soldados, a los que entregaré el país como botín, e Los heridos llenarán los valles, y los cadáveres harán desbordar los ríos. 9 Los desterraré hasta los confines de la tierra, i o Anda, pues, y apodérate de su territorio. Si se entregan a ti, guárdamelos para al rey de los medos, pero se encuentra después con el pueblo judío,

el día del castigo. 11 Pero si se rebelan, no los per1 Cuando los israelitas del territorio de JudA dones: entrégalos a la muerte y al pillaje en toda la supieron que Holofernes, jefe supremo del tierra. 12 Porque juro por mi vida y por el poder de ejército de Nabucodonosor, rey de Asiria, había desmi reino que cumpliré todo lo que he dicho. 13 Tú pojado a los pueblos vecinos y destruido sus sanno desobedezcas las órdenes de tu señor, sino que tuarios, 2 tuvieron miedo y temblaban pensando en realízalas pronto como te lo he mandado.» la suerte de Jerusalén y su Templo, 3 ya que hacía 14 Holofernes salió para convocar a los generales, poco que habían vuelto del destierro; el pueblo de jefes y capitanes del ejército asirio, 15 Contó unos Judea acababa de reunirse y de consagrar de nue- z Ma 3.11 ciento veinte mil hombres escogidos para la guerra, vo el Templo con su altar y su mobiliario después y doce mil arqueros a caballo, a los que formó en de que había sido profanado. orden de batalla. 16 Tomó gran número de came4 Entonces, avisaron a toda la región de Samaría, llos, burros y muías para el equipaje; 17 ovejas, bue- a Komá, Bet-Jorán, Belmaín, Jericó, Joba, Esorá y yes y cabras para alimentarse. 18 Además, cada el valle de Salem. 5 Ocuparon las alturas de las monia 3,28 hombre recibió provisiones y gran cantidad de oro tañas, fortificaron los pueblos e hicieron provisiones 1 Ma 14.33 y plata de la casa real. para sostener la guerra, ya que habían terminado re19 Salió, pues, Holofernes con su ejército delante cién de segar sus campos. 6 El jefe de los sacerdodel rey Nabucodonosor para cubrir toda la tierra de tes, Joaquim, que estaba entonces en Jerusalén, esoccidente con sus carros, sus caballos y sus infan- cribió a los habitantes de Betulia y Betomestaín, que a Esdrelón, a la entrada de la llanura de tes. 20 Le seguía una multitud numerosa como la está frente 7 langosta y como la arena de la tierra. Eran tantos Dotan. Les decía que cuidaran las subidas de la montaña que dan acceso a Judea, pues era fácil deque no se podían contar. 21 Durante la primera etapa de tres días, llegaron tener allí el avance de los atacantes, ya que era tan estrecho el paso que sólo permitía pasar de dos en desde Nínive a la llanura de Bektilez, cerca del monte que está al norte de Cilicia. 22 Desde allí partió dos. con su ejército, infantería, caballos y carros hacia la 8 Los israelitas cumplieron las órdenes de Joaregión montañosa. 23 Arruinó Put y Lud, a los hijos quim, jefe de los sacerdotes, y del consejo de los Ande Rassis y a los de Ismael que están en el desierto, cianos de todo Israel que se encontraba en Jeal sur de Jeleón. 24 Atravesó el Eufrates, recorrió Me- rusalén. sopotamia, destruyó todas las ciudades altas que 9 Todos los israelitas se dirigieron humilde y ferdominan el torrente Abroná y llegó hasta el mar. vorosamente a Dios. 10 Los hombres, sus esposas, 25 Se apoderó de Cilicia, derrotando a cuantos se le sus hijos, sus ganados, los forasteros, los jornaleros oponían; llegó a la frontera de Jafet por el sur, freny los esclavos, se pusieron saco sobre sus cuerpos. te a Arabia. 26 Rodeó a la gente de Madián, incendió 11 Los habitantes de Jerusalén, con sus esposas y sus tierras y tomó sus ganados; 27 en el tiempo de sus niños, se arrodillaron ante el Templo, cubrieron la siega del trigo, bajó a la llanura de Damasco, inde ceniza sus cabezas y extendieron las manos para cendió sus campos, dispersó sus ovejas y bueyes y rezar ante el Señor. 12 Cubrieron el altar de saco, y mató a cuchillo a todos los jóvenes. 2e Los habitan- todos a una voz pidieron al Dios de Israel que no pertes de Sidón y Tiro, los de Sur y Okina, los de Jammitiera arrebatar a sus hijos y esposas, destruir sus nia, Azoto y Ascalón tenían miedo y temblaban. ciudades y profanar su Templo. 13 El Señor oyó su voz y comprendió su angustia. 1 Todos éstos enviaron a Holofernes mensaEl pueblo ayunó muchos días en Judá y Jerusajeros para decirle en son de paz: 2 «Nosotros lén, ante el Templo del Señor Omnipotente. ^Joanos consideramos siervos del gran rey Nabucodoquim, jefe de los sacerdotes, los sacerdotes y minisnosor y nos entregamos a ti. Trátanos como quietros del Señor, vestidos de saco, ofrecían el sacrifiras. 3 Nuestras granjas, nuestro territorio, nuestros cio perpetuo, isy, con sus gorros cubiertos de cecampos de trigo, nuestras ovejas, bueyes y sus aprisniza, clamaban al Señor con todas sus fuerzas para 2 Ma 10,25 cos, están a tu disposición. Haz con ello lo que quieque velara por todo Israel. ras. 4 También son tuyas nuestras ciudades, y sus habitantes son tus siervos. Dirígete a ellos como 1 Holofernes, jefe supremo del ejército asirio, quieras.» 5 Aquellos hombres se presentaron ante supo que los israelitas se preparaban para la Holofernes y le transmitieron estas palabras. guerra, que habían cerrado los pasos de las monta6 ñas, fortificando las cimas de los montes y obstacuHolofernes, entonces, bajó con su ejército al lilizando las llanuras. 2 Se enojó muchísimo y llamó toral, dejando guarniciones en las ciudades fortificaa los jefes de Moab, a los generales de Arrimón y a das, de donde tomó los mejores hombres en calitodos los gobernadores del litoral 3 y les dijo: «Hijos dad de tropas auxiliares. 7 Los habitantes de las ciude Canaán, díganme qué pueblo es éste que se esdades y de los pueblos de los alrededores lo recitableció en la montaña, qué ciudades habita, cuál es bieron con coronas y danzando al compás de! tamla importancia de su ejército, en qué consiste su boril, s Pero él destruyó sus templos, cortó los árbofuerza y su poder, qué rey guía su ejército 1 y por les de sus bosques sagrados y destruyó todas las diqué no se ha dirigido a mí como los otros países vinidades para que los hombres de todas las lenoccidentales.» guas y todas las tribus adoraran solamente a Nabucodonosor y lo proclamaran dios. s Ajior, general de todos los amonitas, le respon9 Después, llegó frente a Esdrelón, cerca de Do- dió: «Escucha, señor, que te diré la verdad sobre ese pueblo que habita esta montaña junto a la que te entan, que está ubicado frente a la sierra montañosa 6 este pueblo desciende de los caldeos. de Judea. 10 Acampó entre Gueba y Escitópolis, cuentras: 7 Habitaron primero Mesopotamia. pero no quisiedonde permaneció un mes para reorganizar el aproron seguir a los dioses de sus padres que vivían en visionamiento de su ejército.

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judit 7 Caldea, a S e apartaron del culto d e sus padres y adoraron al Dios del cielo, al Dios que habían reconocido. Por esto, sus padres los despidieron de la presencia d e sus dioses y se refugiaron en Mesopotamia, donde permanecieron largo tiempo. 9 Pero su Dios les aconsejó salir de su casa y marchar a la tierra d e Canaán; se establecieron en ella y adquirieron oro, plata y gran cantidad de ganado. 10 Después, bajaron a Egipto porque el hambre se extendió en Canaán, y permanecieron allí mientras tuvieron alimentos. Allí el pueblo aumentó mucho, de m o d o que ya no podía contarse. 11 El rey de Egipto los obligó a trabajar haciendo ladrillos, los oprimió y los redujo a la condición de esclavos. 12 Clamaron a su Dios, que castigó la tierra de Egipto con plagas incurables. Entonces los egipcios los mandaron lejos de ellos. 1 3 Dios secó el mar Rojo para que pasaran, i4 y los condujo hasta el Sinaí y Cadés-Barne. Echaron a todos los habitantes del desierto, 15 luego habitaron el país d e los amorreos y acabaron por la fuerza con todos los jebonitas. Pasaron el Jordán, ocuparon toda la montaña i6 y despidieron al cananeo, al ferezeo, al jebuseo, a los siquemitas, a todos los guirgaseos, y permanecieron allí m u c h o tiempo, i? Mientras no ofendieron a su Dios vivieron felices, porque estaba c o n ellos un Dios que odia el mal. ia Pero cuando se apartaron del camino que les había trazado, fueron exterminados en numerosos desastres y desterrados a otros países; el Templo de su Dios fue arrasado y sus ciudades tomadas por los enemigos. 19 Pero ahora, cuando volvieron a su Dios, regresaron de los diversos lugares en que se encontraban, se posesionaron de Jerusalén, donde está su santuario, y habitaron la región montañosa que había quedado desierta. 20 Así, pues, poderoso señor, informémonos para saber si este pueblo se ha portado mal y si han pecado contra su Dios; si la cosa es así, s u b a m o s y ataquémoslos. 21 Pero si no hay maldad en esa gente, déjalos y vuélvete, no sea que su Dios los proteja con su e s c u d o y toda la tierra sea testigo d e nuestra derrota.» 22 Cuando Ajior terminó de hablar, el pueblo reunido en torno a la tienda comenzó a criticar. Los magnates de Holofemes y los habitantes de la costa de Moab hablaron de apalearlo. 23 «¡No t e m e m o s a los hijos de Israel! E s un pueblo sin fuerza y que no está preparado para una lucha dura. 24 Subamos, señor Holofemes, que serán un botín para tu ejército!»

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1 Calmado el alboroto de la asamblea, Holofemes, jefe supremo del ejército de Asiría, dijo a Ajior y a los moabitas delante de los pueblos extranjeros; 2 «¿Quién eres tú, Ajior, y quiénes ustedes, que se dejaron sobornar por Israel y que hoy se permiten profetizar contra nosotros? ¿Por que nunca te falten sus dones, porque no vacilaste en exponer tu vida por tu pueblo 1 Ma 13.5 oprimido, y, para salvarnos del desastre, tomaste ante Dios la decisión más eficaz.» Todo el pueblo respondió: Amén. Amén. 2 Ma 15,33

1 Á i*f

743 742 rallas. 2 Al amanecer, los más valientes con un jefe a la cabeza, tomen sus armas y salgan de la ciudad como si intentaran bajar a la llanura contra los asirios. 3 Pero no bajen. Ellos tomarán sus armas e irán a despertar a los jefes de su ejército. Se presentarán EX 15,1( a la tienda de Holofernes, y al no encontrarlo, quedarán aterrorizados y huirán ante ustedes. * Entonces ustedes y todos los habitantes de Israel los perseguirán para matarlos. 5 Pero antes, llamen a Ajior el amonita para que vea y reconozca al que despreciaba a Israel, al que lo envió a nosotros para morir.» 6 Llegó Ajior, que estaba en casa de Ozías, y al ver la cabeza de Holofernes en manos de un hombre del pueblo, se desmayó, i Una vez recuperado, se arrodilló a los pies de Judit y le dijo: ¡Bendita seas en toda Judá y en todas las naciones, que, al oír tu nombre, quedarán asombradas! sAhora, cuéntame lo que has hecho estos días.» Judit, en medio del pueblo, narró todo lo que había hecho, desde que salió hasta ese momento. 9 Al terminar, todo el pueblo dio gritos de alegría que se escucharon en toda la ciudad, io Por su parte Ajior, al ver lo que había hecho el Dios de Israel, creyó en él, se circuncidó y quedó unido para siempre al pueblo de Israel. 11 Apenas amaneció, colgaron la cabeza de Holofernes en la muralla, tomaron sus armas y salieron a las bajadas del cerro. 12 Los asirios que los vieron les avisaron a sus oficiales y éstos a su vez a los generales, capitanes y a todos los jefes, ]3 hasta llegar a la tienda de Holofernes. Allí dijeron a su encargado general: «Despierta a nuestro jefe, que los esclavos quieren bajar a luchar con nosotros.» 14 Bagoas descorrió la cortina, pues creía que Holofernes dormía con Judit; is como nadie contestó, entró en el dormitorio y lo encontró en el suelo, muerto y sin cabeza. Gritó muy fuerte y rasgó sus ropas. i7 Luego, entró en la tienda de Judit y, al no encontrarla, corrió a las tropas y gritó: '» «¡Los esclavos nos han traicionado! Una sola mujer hebrea ha llenado de vergüenza a la gente de Nabucodonosor. Holofernes está muerto en el suelo y sin cabeza.» IB Los jefes del ejército asirio, desanimados por estas palabras, rasgaron sus vestiduras y dieron grandes gritos en el campo.

4 C ' Cuando lo supieron los que estaban en X xJ el campamento, se conmovieron, 2 y llenos de miedo huyeron por todos los caminos de la montaña y la llanura. 3 Los que estaban en torno a los judíos, también huyeron; entonces los guerreros de Israel se dejaron caer sobre ellos. * Ozías mandó mensajeros a Betomestaim, a Joba, a Coba y por todo Israel, para informarles de lo que había pasado, invitándolos a perseguir y destruir a los enemigos. s Cuando los israelitas supieron esto, se lanzaron sobre ellos, y los persiguieron hasta Coba. También ' Judit les dijo: «Escuchen, hermanos; to- acudieron los de Jerusalén y los de la montaña, pues men e s t a ca beza y cuélguenla en las mu- ya sabían lo que había pasado en el campamento

+ Que Dios altísimo te bendiga más que a todas las mujeres. Lucas recordará estas palabras y las ajustará para María (Lucas 1, 42). Después de él reconocemos fácilmente en la victoria de Judit una figura de otra victoria en que María, inmune de todo pecado, «machacó la cabeza de la serpien-

te», según había anunciado la Biblia (Gen 3,15). Y recibió al Salvador en nombre de toda la humanidad. A ella mejor que a Judit le corresponde el himno que destacamos: Tú eres la gloria de Jerusalén.

de sus enemigos. Los de Galaad y Galilea los persiguieron hasta más allá de Damasco. 6 En cuanto a los demás habitantes de Betulia, bajaron al cam2 R 716 i Ma 7,46 pamento asirio, lo saquearon y recogieron grandes riquezas, i Los israelitas que volvían de la matanza se adueñaron del resto; también los hombres de las aldeas y granjas de las llanuras y montañas recogieron gran botín de todo lo que los enemigos habían abandonado. 8 El sumo sacerdote, Joaquim, y todo el Consejo de Ancianos de los habitantes de Jerusalén vinieron a enterarse de los beneficios con que el Señor había colmado a Israel, y para ver a Judit y saludarla, s Al entrar a su casa, todos la felicitaban con estas palabras:

«¡Tú eres la gloria de Jerusalén, el orgullo supremo de Israel, el honor mayor de nuestra raza! 10 ¡Qué obra más grande ha sido la de tus manos, y qué beneficiosa resultó para Israel! Dios ha mirado con buenos ojos todo lo que hiciste. ¡Que el Señor Todopoderoso te bendiga a través de las edades!» Y todos respondieron: ¡Amén! 1 1 El saqueo del campamento asirio duró un mes. A Judit le dieron la tienda de campaña de Holofernes con los objetos de plata, las camas, los cojines y todos los muebles. Ella lo tomó, trajo su muía y cargó todo en unos carros. '2 Todas las mujeres de Israel se reunieron para verla y aclamarla, y organizaron danzas para festejarla. Ella tomó palmas y las distribuyó entre las mujeres que la acompañaban. 13 Judit iba encabezando al pueblo y guiando la danza de las mujeres*. Todos los hombres de Israel la seguían armados, llevando en la frente coronas y cantando himnos. i* Judit entonó este canto de acción de gracias, y todo Israel le respondía:

El cántico de Judit i ¡Alaben a mi Dios con tamboriles, canten al Señor con platillos ofrézcanle un salmo de alabanza, ensalcen e invoquen su nombre! 2 Porque Dios es el Señor que acaba la guerra, que acampa en medio de su pueblo, para librarme de mis perseguidores. 3 Los asirios venían de las montañas del norte, su innumerable ejército cerraba los valles y sus caballos cubrían los montes. 4 Querían incendiar mis tierras, acabar con mis jóvenes y lactantes, y raptar a las vírgenes, s El Señor todopoderoso los rechazó por mano de una mujer. 6 Su jefe no fue derribado

judit 16 por jóvenes guerreros, ni herido por hijos de titanes, ni atacado por gigantes. ¡Fue Judit, hija de Merarí, que con la hermosura de su rostro lo desarmó! i Se sacó sus vestidos de viuda para reanimar a los afligidos de Israel; adornó su rostro, s puso una cinta en sus cabellos y se vistió de lino para seducirlo, 9 sus sandalias atrajeron su mirada y su belleza encadenó su alma. ¡El sable atravesó su cuello! io Los persas se estremecieron de su audacia, los medos se sorprendieron de su temeridad. ii Entonces mis humildes clamaron y aquéllos temieron; mis débiles gritaron y aquéllos abandonaron el campo. 12 Hijos de madres jóvenes los atacaron; como a hijos de desertores los hirieron. Murieron en la batalla contra mi Señor. 13 Cantaré a mi Dios un canto nuevo: «Tú eres grande, Señor, eres glorioso, admirable e insuperable en poder. i" Que te sirvan todas las criaturas, pues tú hablaste y fueron hechas, enviaste tu espíritu y las hizo, nadie puede resistir tu voz. is Los montes y las aguas se conmoverán, las rocas se derretirán como cera; pero tú siempre te mostrarás bueno con aquellos que te temen. i6 Todo sacrificio es de poco valor para ti. ¡Ni se nombre la grasa de los holocaustos! Pero el que teme al Señor será grande para siempre. 17 ¡Ay de las naciones que atacan mi raza! El Omnipotente las castigará el día del juicio. Pondrá fuego y gusanos en su carne, y llorarán de dolor eternamente. 18 Cuando llegaron a Jerusalén, adoraron a Dios y, después de que se purificó el pueblo, le ofrecieron sacrificios, ofrendas y regalos. 19 Judit ofreció para el Templo todo el mobiliario de Holofernes, que el pueblo le había entregado, como también las cortinas de su dormitorio. 20 Durante tres meses el pueblo permaneció en Jerusalén, celebrando fiestas delante del Santuario; Judit estaba con ellos. 21 Pasados aquellos días, cada uno volvió a su casa. Judit regresó a Betulia y se dedicó a su hacienda; fue famosa en todo el país. 22 Muchos le ofrecieron matrimonio, pero no aceptó a nadie desde que murió su esposo Manases, y fue a reunirse con su pueblo. 23 Su vejez la pasó en casa de su marido. A su sierva le dio la libertad. Murió en Betulia a la edad de ciento cinco años y fue sepultada en el sepulcro de Manases. 24 En esta ocasión el pueblo estuvo de duelo siete días. Antes de morir distribuyó su hacienda entre los parientes de su esposo y los suyos. 25 Mientras vivió Judit, nadie amenazó a Israel, y ni siquiera mucho tiempo después de su muerte.

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BARUC INTRODUCCIÓN El libro de Baruc fue escrito entre los últimos de la Biblia; a lo mejor, en el último siglo antes de Cristo, en una de esas comunidades judías que vivían fuera de Palestina en medio de los pueblos paganos. Reúne algunos textos que podían ayudar a los judíos dispersos: — una «oración de los desterrados» que hacía más viva su añoranza para la Tierra Santa; — un poema hermoso sobre la sabiduría 83,9-4,4); — varios textos inspirados de los profetas del destierro; — una «carta de Jeremías», texto polémico contra los ídolos (Ba 6). Ya que contenía algunos párrafos escritos al estilo de Jeremías, fue atribuido a Baruc, secretario de éste (ver Jer 36).

Oración de los desterrados i Estas son las palabras del libro de Baruc, hijo de Nerías, descendiente de Maasías, de Sederías, de Sedeí, de Helcías. 2 Lo escribió en Babilonia el año quinto, el día siete del mes, desde que los caldeos se apoderaron de Jerusalén y la incendiaron. 2 R 23,2 3 Baruc leyó las palabras de este libro en presencia de Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, y delante de todo el pueblo que acudía a oírlas. * Estaban todos los personajes de la familia real, los Ancianos y el pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande, cuantos habitaban en Babilonia junto al río Sudí. 5 Entonces lloraron, ayunaron y rezaron 6 e hicieron una colecta de dinero, de acuerdo a las posibilidades de cada uno. ^ Enviaron a Baruc a Jerusalén, hacia Joaquim, hijo de Helcías, hijo de Salóm, sacerdote, a los sacerdotes y a todo el pueblo que se hallaba con él en Jerusalén. 8 Antes de partir, el día diez del mes de Siván, había tomado los vasos del Templo del Señor que habían sido robados, para devolverlos a la tierra de Judá. Eran los vasos de plata que había hecho Sederías, hijo de Josías, rey de Judá, 9 cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, aprisionó a Jeconías y a los príncipes, a todos los ricos y al pueblo y los llevó de Jerusalén a Babilonia. io Y les dijeron: «Les mandamos dinero para que Jer 17,26 compren holocaustos y ofrendas por el pecado, e incienso, y para que ofrezcan sacrificios en el altar del 'Señor nuestro Dios, >i que Rieguen por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de Baltasar, su hijo, para que en todo tengan éxito. Así el Señor nos concederá a nosotros fortaleza y salud. 12 Viviremos bajo la protección de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de su hijo Baltasar, los serviremos por largo tiempo y nos tratarán bien.

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13 Rueguen también por nosotros al Señor, nuestro Dios, porque lo hemos ofendido y hasta el día de hoy el enojo y la cólera del Señor no se han apartado de nosotros. 14 Finalmente, lean este libro que les mandamos para que sea leído en el Templo del Señor en el día de la Fiesta y en los días que conviene. 15 Dirán: Que todos reconozcan la justicia del Se- Dn9, ñor nuestro Dios. En cambio, a nosotros nos corres- Esd 9, ponde la vergüenza y también a los habitantes de judá y de Jerusalén, '« a nuestros reyes y nuestros principes, a nuestros sacerdotes, nuestros profetas y nuestros padres, " porque hemos pecado delante del Señor, is Le hemos desobedecido, no hemos escuchado su voz ni hemos caminado de acuerdo con las órdenes que el Señor nos puso delante. 19 Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy. hemos sido desobedientes con él y nos hemos rebelado en vez de escuchar su voz. 20 Por eso, nos sobrevinieron calamidades y la maldición que el Señor dijo a su siervo Moisés, el Lev 26 día que sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que destila leche y miel. Vivimos entre desgracias hasta el día de hoy. 21 No escuchamos la voz del Señor, según lo que decían los profetas que nos envió; 22 y todos nos fuimos, según las inclinaciones de nuestro perverso corazón, a servir a otros dioses y a hacer lo que desagrada al Señor. 1 Por eso, el Señor cumplió la palabra que ha2 bía pronunciado en contra nuestra, contra nuestros gobernantes que gobernaron a Israel, contra nuestros reyes y nuestros jefes, tanto en Israel como en Judá. 2 Bajo la inmensidad del cielo jamás se produjo nada semejante a lo que él hizo en Jerusalén, de

acuerdo a lo que está escrito en la Ley de Moisés: 3 llegamos a comer la carne de nuestros hijos e hijas. * Además nos sometió al poder de todas las naTob 3,4 ciones que nos rodean, para que fuéramos maldecidos y humillados entre los pueblos de los alrededores en que el Señor nos dispersó. 5 Fuimos soDt 28,13 metidos en vez de dominar, porque habíamos ofendido al Señor, al no escuchar su voz. 6 Que todos reconozcan la justicia del Señor, pero nosotros hoy y nuestros padres no merecemos sino vergüenza. Todas estas calamidades que nos han sobrevenido, 7 el Señor las había pronunciado en contra nuestra, a No hemos suplicado al Señor para que nos hiciera volver de nuestros perversos pensamientos. 9 Entonces el Señor mandó estas calamidades sobre nosotros, porque es justo en todo lo que nos manda hacer, 10 y nosotros no escuchamos su voz, que nos mandaba caminar según sus órdenes. 11 Y ahora, Señor, Dios de Israel, tú que sacaste Dn 9,15 a tu pueblo de Egipto con firme mano, con señales y milagros, con gran poderío y brazo fuerte, haciendo así famoso tu Nombre hasta el día de hoy, 12 hemos pecado, hemos sido impíos e injustos, Señor, descuidando todos tus mandamientos. 13 Que tu cólera se aparte de nosotros, puesto que nos quedamos poquísimos entre las naciones en que nos dispersaste. i" Señor, escucha nuestra oración y nuestra súplica, líbranos por tu honor y concédenos el favor de los que nos desterraron. 15 Que la tierra entera sepa que tú eres el Señor, Dios nuestro, ya que Israel y su raza lleva tu Nombre. 16 Señor, mira desde tu santa Morada y piensa en nosotros, inclina tu oído y escucha. 1? Señor, abre los ojos y considera; no son los muertos, que yacen en el sepulcro, los que celebrarán tu justicia y tu gloria después que se les arrebató el aliento del pecho. laMás bien te celebrará el alma llena de aflicción del que camina inclinado y sin fuerzas, con los ojos desfallecidos y el alma hambrienta. Esos reconocerán tu gloria y justicia, Señor. 19 Nosotros no nos apoyamos en los méritos de Dn 9,18 nuestros padres y de nuestros reyes para depositar TI 3.5 n u e stra súplica en tu presencia, Señor Dios. 20 Porque tú mandaste sobre nosotros tu cólera y tu furor, como lo habías declarado por el ministerio de tus servidores los profetas, en estos términos: 21 Así habla el Señor: «Sométanse y sirvan al rey de Babilonia; entonces permanecerán en el país que di a sus padres. 22 Pero si ustedes no escuchan la invitación del Señor de servir al rey de Babilonia, 23 haré Jer 7 34 cesar en las ciudades de Judá y en Jerusalén el canto de gozo y de alegría, el canto del esposo y de la esposa, y todo el país llegará a ser una desolación, sin habitantes.» 24 Pero nosotros no escuchamos tu invitación de servir al rey de Babilonia; entonces tú er ' cumpliste las palabras que habías pronunciado por el ministerio de tus siervos los profetas: los huesos • Ese poema recuerda en algunas partes el capítulo 28 de Job. Su autor se dirige a creyentes muy impresionados por la cultura y la riqueza material de los paganos en medio de los cuales viven. Les recuerda que la sabiduría auténtica del hombre no es el puro conocimiento técnico, ni el arte de ganar dinero, ni la pura reflexión humana. La sabiduría es sa-

de nuestros reyes y los de nuestros padres serían sacados de su lugar. 25 Y fueron expuestos al calor del día y al frío de la noche, después que murieron en medio de terribles miserias: hambre, espada y peste. 26 Y de esta casa que lleva tu Nombre tú hiciste lo que hoy vemos, a causa de la maldad de la gente de Israel y de la gente de Judá. 27 Sin embargo, Señor, has obrado con nosotros según toda tu indulgencia y tu inmensa ternura, 28 como lo habías declarado por ministerio de tu servidor Moisés, el día en que tú le mandaste que escribiera la Ley en presencia de los hijos de Israel, en estos términos: 29 «Si no escuchan mi voz, con toda seguridad esta inmensa y ruidosa muchedumbre será reducida a un pequeño número entre las M 4'27 naciones donde los dispersaré, 30 porque sé que no me escucharán; es un pueblo de dura cabeza. Ex 32,9 Pero en el país de su destierro entrarán en sí mismos 31 y conocerán que yo soy el Señor su Dios. Les daré un corazón y unos oídos que escuchen 32 y me alabarán en el país de su destierro y se acordarán de mi nombre; 33 se arrepentirán de su cabeza dura y de sus malas acciones, recordando la suerte de sus padres, que pecaron delante del Señor. 34 Entonces los devolveré al país que con juramento prometí a sus padres, Abraham, Isaac y Jacob, y ot 30,5 lo poseerán; ahí los multiplicaré y ya no serán disminuidos. 35 Con ellos estableceré una alianza eterna, seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Yo no arro- Jer 31,31 jaré más a mi pueblo Israel del país que les di. 1 Señor todopoderoso, Dios de Israel, un alma 3 angustiada, un espíritu turbado es quien te clama: 2 Señor, escucha y apiádate, porque hemos pecado contra ti. 3 Tú reinas para siempre, y nosotros perecemos para siempre, Señor todopoderoso. 4 Dios de Israel, escucha, pues, la súplica de los muertos de Israel. Somos los hijos de los que pecaron en contra de ti y no escucharon la voz del Señor su Dios: de ahí las calamidades que se nos han apegado. 5 No te acuerdes de las injusticias de nuestros padres, sino que en esta hora acuérdate de tu poder y de tu Nombre. *• Sí, tú eres el Señor, nuestro Dios, y nosotros queremos alabarte, Señor. ?Por eso pusiste en nuestros corazones tu temor para que invoquemos tu Nombre. Queremos alabarte en nuestro destierro, ya que hemos alejado de nuestro corazón toda la malicia de nuestros padres que pecaron delante de ti. 8 Aquí estamos, todavía hoy, en este destierro en que nos dispersaste para ser despreciados, maldecidos y condenados, después de todas las faltas de nuestros padres que se alejaron del Señor Dios nuestro. ¿Quién encontró la sabiduría? • 9 Escucha, Israel, los mandatos de la vida, pon atención para que puedas discernir. ber, ¿qué se propone Dios al crear este mundo? ¿Qué es lo que Dios pide al hombre? El judío creyente tenía en las palabras de Dios, en su «Ley>, la sabiduría verdadera. El cristiano a su vez sabe que la sabiduría querigeel universo no es otra que la que se manifestó en las palabras y la persona de su Hijo Jesús.

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Os 9,4

2,i m 4,6

Pro

Job 28

on 2,38

jef 49,7

^ Dt 30,11 s¡r 24,4

Job 28,23

s¡r 43,9 Sai 147,4

Pro 8,31 Jn 1,14

10 Israel, ¿por qué te encuentras en tierra de enemigos y envejeces en un país extraño n donde te m a n c h a s con hombres impuros, y te cuentan entre los que van al abismo? 12 Es que dejaste la fuente de la Sabiduría. 13 Si hubieras seguido el camino de Dios, sería la paz tu morada para siempre. i" Aprende dónde está la prudencia, la fuerza y la inteligencia, para saber dónde están larga vida, días alegres y paz. 15 ¿Q u ién ubicará la sabiduría y entrará a la bodega de sus tesoros? 16 ¿Dónde están ahora los soberanos que dominaban hasta las bestias del c a m p o 17 y jugaban con las aves del cielo, los que acumulaban plata y oro, que confiaban en ellos y que nunca se cansaban de acumularlos? 18 ¿Y dónde están esos joyeros cuya destreza pasaba el entendimiento? 19 Ya no son, y otros tomaron su puesto. 20 u n a nueva generación goza la luz del día y ocupa la tierra, 21 pero no conocen los caminos del saber ni se preocupan por él y no añaden a la experiencia de sus padres. 22 De ella no se oyó en Canaán ni fue vista en Teman. 23 No la encontraron los árabes inquietos, los mercaderes de Madián y Teman, los autores de fábulas ni los filósofos; no conocieron el camino de la sabiduría ni descubrieron sus senderos. 24 ¡Oh Israel, qué grande es la casa de Dios y el lugar de su dominio! 25 Alto y ancho, no tiene límites ni medidas. 26 Allí nacieron los antiguos y famosos gigantes, fuertes y entendidos en el arte de la guerra. 27 Pero Dios no los eligió ni les enseñó el camino de la sabiduría. 28 Murieron por carecer de prudencia, perecieron por su locura. 29 ¿Quién fue al cielo y la trajo? ¿Quién la bajó desde las nubes? 30 ¿Quién atravesó el mar y la encontró? ¿Quién la comprará a precio de oro? 3i No hay quien conozca su camino, nadie imagina sus senderos. 32 La conoce el que todo lo sabe, la descubrió con su inteligencia el que arregló la tierra para siempre, y la llenó de animales. 33 El que envía la luz, y la luz llega, el que la llama y vuelve temblorosa: 34 brillan los astros en su puesto de guardia llenos de alegría. 35 Los llama él y responden: ¡Aquí estamos! y brillan alegres a su Creador. 36 Este es nuestro Dios, ninguno otro se puede comparar a él. 37 Recorrió todos los caminos de la ciencia, y se la dio a su servidor J a c o b , a los hijos d e Israel, sus predilectos. 38 Después se apareció la sabiduría en la tierra

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i y vino a convivir con los hombres.

Ella misma es el libro de los mandamientos, y la Ley de Dios que permanece para siempre. Todos los que la conservan alcanzarán la vida; pero los que la abandonan, morirán. 2 Vuelve, Jacob, y abrázala, camina hacia la claridad de su luz, nación privilegiada. 3 No cambies por la de otro pueblo la sabiduría que sólo tú tienes. 4 ¡Felices somos, Israel, pues s a b e m o s nosotros lo que gusta al Señor!

s¡r 24

sir4S5

C o n s u e l o para Jerusalén 5 Valor, pueblo mío, tú que conservas el nombre de Israel. 6 Fuiste vendido a las naciones, pero no para tu destrucción. Por haber provocado la cólera de Dios fuiste entregado a tus enemigos. 7 Porque irritaste a tu Creador ofreciendo sacrificios a los demonios y no a Dios. 8 Olvidaste al Dios eterno que te crió. Llenaste d e tristeza también a Jerusalén, tu nodriza. 9 La ciudad santa vio caer la cólera d e Dios sobre ustedes, y dijo: Ciudades vecinas de Sión, escuchen, Dios m e ha m a n d a d o un gran dolor. 10 He visto el cautiverio de mis hijos y de mis hijas a que los llevó el Eterno. 11 Yo los había criado con gozo; con llanto y tristeza los vi partir. 12 Que nadie goce verme viuda y abandonada por tantos; sufrí la soledad por los pecados de mis hijos, porque se apartaron de la Ley de Dios. 13 Desconocieron sus preceptos, no caminaron por los caminos de sus mandamientos, ni han seguido los senderos de disciplina de su verdad. 14 Vengan las ciudades vecinas de Sión y recuerden el cautiverio d e mis hijos e hijas a que el Eterno los llevó. 15 Porque él hizo venir contra ellos una nación lejana, prepotente, de lengua desconocida. 16 Ño respetaron al anciano ni tuvieron piedad de los niños; se llevaron al único de la viuda, le quitaron sus hijas y la dejaron sola. 17 Y ahora, hijos míos, ¿cómo puedo ayudarlos? 18 El que les mandó estas calamidades, él los arrancará de m a n o s de sus enemigos. 19 Vamos, hijos míos, sigan su camino. Yo m e quedo abandonada y solitaria. 20 Me saqué el manto de paz y m e vestí del saco de penitencia; quiero clamar hacia el Eterno mientras viva. 21 Valor, hijos míos, clamé hacia Dios: él los librará de la violencia de sus enemigos. 22 Sí, yo esperaba en el Eterno que les vendría a salvar y el Santo m e ha consolado; m e alegro por la misericordia que pronto les mostrará. 23 Porque con lágrimas y duelo los vi partir, pero Dios m e los devolverá, tendré gozo y alegría para siempre. 24 Y así c o m o sus vecinos los han visto cautivos, así pronto verán la salvación que llega de parte de Dios cuando se manifieste la gloria inmensa y el esplendor del Eterno. 25Hijos míos, soporten con paciencia el castigo que Dios les ha mandado. Tu enemigo te ha perse-

baruc 6

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s¡r 10,

guido, pero pronto verás su ruina y pondrás tu pie sobre su cuello. 26 Mis hijos predilectos caminaron por difíciles senderos, arrebatados c o m o un rebaño robado por el enemigo. 27 Valor, hijos míos, clamen a Dios: él, que los desterró, se acordará de ustedes. 28 Así c o m o ustedes se alejaron de Dios, vuelvan ahora a él y búsquenlo con redoblado amor. 29 Pues él, que les envió estas calamidades, les traerá la salvación y la dicha perpetua. 30 Jerusalén, ten valor: El, que te dio tu nombre, is 40,1 te consolará. 3i ¡Malditos sean los que te maltrataron y se alegraron de tu caída! 32 ¡Malditas sean las ciudades en que tus hijos fueron esclavos! ¡Maldición a la ciudad que los cautivó 33 y se alegró de tu caída y estuvo feliz con tu ruina!, porque se verá afligida a su vez y destruida. 34 Yo le quitaré su alegría de ciudad muy populosa. Su orgullo se cambiará en duelo. 35 Por largos días caerá fuego sobre ella de parte del Eterno, será por m u c h o tiempo morada de demonios. O 36 Jerusalén, mira al oriente y contempla la alegría que te viene de Dios. 37 Vuelven, están aquí los hijos que viste partir; is 43,5 vuelven reunidos de oriente y occidente a la voz del Santo, gozosos de la gloria d e Dios.

is 49,21

Jer 5

(Copia de una carta que dirigió Jeremías a los prisioneros que iban a ser deportados a Babilonia, para darles a conocer el mensaje que Dios le había encargado.)

O 9 A la verdad, los dioses de ellos tienen puestas en la cabeza coronas de oro; oro que, después, juntamente con la plata, les arrebatan los sacerdotes a fin de gastarlo para sí mismos. 10 Y aún lo hacen servir para engalanar a los prostitutas de su casa. Visten a estos dioses c o m o a hombres, aunque son de oro, plata y madera, 11 pero estos dioses no saben librarse del orín, ni de la polilla. 12 Y después que los han revestido d e púrpura, les limpian el rostro con motivo del muchísimo polvo que hay en sus templos. 13 Tiene también el ídolo un cetro en la mano, c o m o lo tiene el que gobierna el país; m a s él no puede quitar la vida al que lo ofende. 14 Tiene igualmente en la m a n o la espada y el hacha; pero no se puede librar a sí mismo de la guerra ni de los ladrones: por todo lo cual pueden ver que no son dioses. 15 Por eso no tienen que temerlos; porque los tales dioses son c o m o una vasija hecha pedazos, que para nada sirve. 16 Una vez colocados en un templo, s u s ojos se cubren luego del polvo que levantan los pies de los que entran. 17 Y al modo que encierran detrás de m u c h a s puertas al que ofendió al rey, c o m o se practica con un muerto que se lleva al sepulcro, así los sacerdotes aseguran las puertas con cerraduras y cerrojos para que los ladrones no despojen a sus dioses. IB Encienden también delante d e ellos lámparas, incluso m á s numerosas q u e para sí mismos, pero no pueden ver ninguna de ellas; 19 estos dioses son c o m o las vigas de una casa que están roídas por dentro. La polilla se los c o m e a ellos y sus vestiduras sin que ellos se den cuenta. 20 Negras se vuelven sus caras con el h u m o que hay en su casa. 21 Sobre su cuerpo y sobre su cabeza vuelan las

O Nótese, después de las lamentaciones de los versículos 5-35, el final lleno de esperanza y alegría (4,36-5,9), que se parece a los capítulos 60-62 de Isaías.

O El presente discurso nos pone en guardia también a nosotros contra las formas desordenadas del curto a los santos y el demasiado interés por las imágenes religiosas.

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1 Jerusalén, quítate tu vestido de duelo y desdicha y vístete para siempre con el esplendor de la gloria de Dios. 2 Reviste cual un m a n t o la Justicia de Dios, ponte c o m o corona la Gloria del Eterno. 3 Porque Dios mostrará tu grandeza a todo lo que is 62,1 hay bajo el cielo. 4 Dios te llamará para siempre: «Paz en la justicia y gloria en el temor de Dios.» 5 Levantante, Jerusalén, ponte en lo alto, mira al oriente y ve a tus hijos reunidos del oriente al poniente por la voz del Santo; felices porque Dios se acordó d e ellos. 6 Salieron a pie escoltados por los enemigos, pero Dios te los devuelve, traídos con gloria, c o m o hijos de Rey. 7 Porque Dios ha ordenado que todo cerro elevado y toda cuesta interminable sean rebajados, y reís 40,4 llenados los valles hasta aplanar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la Gloria de Dios. 8 Hasta los bosques y todo árbol oloroso les darán sombra por orden d e Dios. 9 Porque él guiará a Israel en la alegría y a la luz de su Gloria, escoltándolos con su misericordia y justicia.» Carta d e J e r e m í a s

saino Job 10,

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1 «Por los pecados que han cometido en \n presencia de Dios, serán llevados cautivos a Babilonia por Nabucodonosor, rey d e los babilonios. 2 Llegados, pues, a Babilonia, estarán allí muchísimos años y por muy largo tiempo, hasta siete generaciones; después de lo cual los sacaré de allí en paz. 3 Ahora bien, ustedes verán en Babilonia dioses de oro, de plata, de piedra y de madera, llevados a hombros, que causan un temor respetuoso a las gentes. 4 Guárdense, pues, ustedes d e imitar lo que hacen los extranjeros, de m o d o que vengan a temerlos. s Cuando vean, pues, detrás y delante de ellos la turba que los adora, digan allá en su corazón: ¡Oh Señor!, sólo a ti se debe adorar. 6 Porque mi Ángel está con ustedes y yo mismo &2320 tendré cuidado de sus almas. 7 Puesto que la lengua de los ídolos fue pulida por el artífice, son un mero engaño, e incapaces de po- ls 4J,19 er der hablar aunque estén dorados y plateados. ' 8 Y al m o d o que se hace un adorno para una muchacha que gusta engalanarse, así, echando m a n o del oro, los adornan con esmero.

baruc 6 lechuzas, las golondrinas y otras aves, y también los gatos andan sobre ellos. 22 Por donde pueden conocer que no son dioses; y, por lo mismo, no los teman. 23 Además de esto, el oro que tienen c o m o adorno: si alguno no lo limpia del orín, ya no relucirá. Ni aun cuando los estaban fundiendo sintieron nada. 24 Y a pesar de que no hay en ellos espíritu alguno, fueron comprados a gran precio. 25 Son llevados a hombros, ya que no tienen pies, demostrando así a los hombres su vergonzosa impotencia. Avergonzados sean también los que los adoran. 26 Por eso, si caen a tierra no se levantan por sí mismos; ni por sí mismos se echarán a andar si alar 30,18 guno los pone de pie; y les tienen que poner delante las ofrendas c o m o a los muertos. + 27 Estas ofrendas las venden y aprovechan sus sacerdotes, y también sus mujeres las salan y no dan nada de eso al enfermo ni al mendigo. 28 Las mujeres embarazadas y las que están imLev 15,19 puras por sus reglas comen los sacrificios de ellos. Conociendo, pues, por todas estas cosas que no son dioses, no tienen que temerlos. 29 Mas ¿por qué los llaman dioses? Las mujeres presentan dones a esos dioses de plata, de oro y de madera; 30y los sacerdotes están sentados en los templos de ellos, llevando rasgadas sus túnicas y rapado el cabello y la barba, y con la cabeza descubierta. 3i Y rugen dando gritos en la presencia de sus dioses, c o m o se practica en un banquete fúnebre. 32 Con los vestidos que quitan a sus ídolos visten a sus mujeres y a sus hijos. Y aunque a los ídolos se les haga algún bien, no pueden premiar o castigar en ningún caso. No pueden poner a un rey ni quitarlo. 33 Y tampoco pueden dar riquezas, 34 ni siquiera una monedita. Si alguno les hace un voto y no lo cumple, ni de esto se quejan. 35 No pueden librar a un hombre de la muerte ni Sab 16,13 amparar al débil contra el poderoso. 36 No restituyen la vista a ningún ciego ni sacarán i, de la miseria a nadie. 37 No se compadecerán d e la viuda ni serán bienSai 146,7 hechores de los huérfanos. 38 Son semejantes a las piedras del monte esos dioses de madera, de piedra, de oro, de plata. Los que los adoran serán confundidos. 39 ¿Cómo, pues, puede pensarse o decirse que son dioses? 40 incluso los mismos caldeos los desprecian. Cuando ven que uno no puede hablar, porque es mudo, lo presentan a Bel, rogándole que lo haga hablar; c o m o si fuera capaz de entender. 4i Ellos que piensan, no son capaces d e rechazar a dioses que no tienen entendimiento. 42 Las mujeres, ceñidas de cordones, se sientan en los caminos q u e m a n d o afrechillo, c o m o si fuera incienso. 43 Y si alguna de ellas, atraída por algún pasajero, ha dormido con él, reprocha a su compañera por + En medio de tantas consideraciones, que tal vez parecerán largas, nótese el juicio expresado en los versículos 27

748 no haber sido escogida c o m o ella y porque no ha sido roto su cinto. 44 Todo lo que se hace en honor de estos dioses es engaño. ¿Cómo, pues, podrá nunca juzgarse o decirse que ésos sean dioses? 45 Han sido fabricados por carpinteros y por plateros, y no son otra cosa que lo que quisieron sus artífices. 46 Los artífices mismos de los ídolos duran poco tiempo: ¿podrán, pues, ser dioses las cosas que ellos mismos se fabrican? 47 No dejan a sus descendientes sino mentira y oprobio. 48 Porque, si sobreviene alguna guerra o desastre, los sacerdotes andan discurriendo dónde refugiarse con sus dioses. 49 ¿Cómo no entienden entonces que no son dioses los que no pueden librarse de la guerra ni sustraerse de las calamidades? 50 Porque siendo, c o m o son, cosa de madera, dorados y plateados, conocerán finalmente todas las naciones y reyes que son un engaño; reconocerán que no son dioses, sino obras de las m a n o s de los hombres, y que nada hacen en prueba de que son dioses. si Pero, ¿y c ó m o se conoce que no son dioses, sino obras de las m a n o s de los hombres, y que no hacen nada que sea propio de dioses? 52 Ellos no pueden establecer algún rey en ningún país ni pueden dar la lluvia a los hombres. 53 No decidirán, ciertamente, los pleitos ni librarán de la opresión al que sufre injusticias, porque nada pueden; 54 son c o m o las golondrinas que se quedan entre cielo y tierra. Porque si se incendia el templo de esos dioses de madera, d e plata y d e oro, seguramente que sus sacerdotes huirán y se pondrán a salvo; pero ellos se quemarán dentro, lo mismo que las vigas. 55 Ni opondrán resistencia a un rey o a un ejército. 56 ¿Cómo, pues, puede creerse o admitirse que sean dioses? 57 No se librarán de ladrones ni de salteadores esos dioses de madera y de piedra, dorados y plateados; seguramente aquéllos pueden m á s que ellos; y les quitarán el oro, y la plata, y el vestido de que están cubiertos, y se marcharán sin que los ídolos puedan defenderse a sí mismos. 58 De manera que vale m á s un rey que muestra su poder, o cualquier mueble útil en una casa, del cual se precia el dueño, o la puerta de la casa, que guarda lo que hay dentro de ella, que no los falsos dioses. 59 Ciertamente que el sol, la luna y las estrellas, que están puestas para alumbrarnos y sernos pro- Gen 1,14 vechosos, obedecen a Dios. 60 Asimismo, el relámpago se deja ver cuando aparece, y el viento que sopla por todas las regiones. s¡r 43,6 61 Igualmente, las nubes, cuando Dios les m a n d a recorrer todo el mundo, ejecutan lo que se les ha mandado. 62 El fuego, también enviado de arriba para abrasar los cerros y los bosques, cumple lo que se le ha ordenado. Mas estos ídolos no se parecen a ninguna de esas cosas ni en la belleza ni en la fuerza. y 37: una religión que no se preocupa por el huérfano y la viuda es una religión falsa.

sabiduría t

749 63 Y así, no debe pensarse ni decirse que sean dioses, ya que no pueden ni hacer justicia ni proporcionar bien alguno a los hombres. 64 Sabiendo, pues, que ellos no son dioses, no tienen que temerlos; 65 pues no enviarán maldición ni bendición a los reyes; 66 ni muestran tampoco a los pueblos señales en el cielo, ni lucen c o m o el sol, ni alumbran c o m o la luna. 67 Más que ellos valen las bestias, que pueden huir o refugiarse bajo cubierto y valerse a sí mismas. 68 De ninguna manera son dioses, c o m o es evidente: por lo tanto, pues, no tienen que temerlos. 69 Porque así c o m o no es buen guardián de un m e -

lonar un espantapájaros, así son sus dioses dr rnn dera, de plata y d e oro. 70 Son c o m o la zarza de un huerto, sobre la cual vienen a posarse toda clase de pájaros. También estos dioses de madera, dorados y plateados, se asemejan a un cadáver que yace en la oscuridad. 71 Al ver que la púrpura y escarlata se apolillan sobre ellos, conocerán claramente que no son dioses: ellos mismos son devorados al fin por la polilla, y pasan a ser la vergüenza de su país. 72 Más vale el varón justo que no tiene ídolos; porque no tendrá que temer esta condenación.»

LA SABIDURÍA DE SALOMÓN E t i l o s últimos siglos antes de Cristo, la cultura griega, llevada por el conquistador Alejandro, había penetrado en los países del Medio Oriente (ver Introducción a Macabeos). Los griegos traían una manera nueva de entender la libertad del individuo, la nobleza del espíritu, el interés por la búsqueda científica, el sentido de la belleza corporal, etc. Los judíos tenían una cultura que se había ido desarrollando junto con las palabras de Dios y fundamentalmente gracias a ellas. Sin embargo, debían abrirse a otra manera de pensar: cuando algún pueblo se encierra en su cultura nacional sin ver más allá, no demora en perecer asfixiado. No había caducado la revelación de Dios a los judíos, pero era necesario presentarla de una manera nueva a todos los hombres que no pensaban ni hablaban como los judíos. El libro de la Sabiduría es el primer esfuerzo importante para expresar la fe y la sabiduría de Israel no sólo en idioma griego, sino también en forma adaptada a la cultura griega. D a una respuesta a la angustiosa cuestión planteada por el mal, el dolor y la muerte; esboza una prueba de la existencia de Dios en la cual Pablo se inspirará; muestra que Dios extiende su misericordia a todos los seres sin excepción. El libro de la Sabiduría fue escrito en Egipto, como en los años 80-50 antes de Cristo, por uno de esos numerosos judíos que vivían en el mundo griego. Nótense especialmente los magníficos capítulos 3-5, sobre la muerte del justo y la esperanza de la vida eterna. También el himno a la sabiduría del capítulo 7.

Busquen la vida: Conozcan a Dios

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Amen a la justicia, ustedes que O gobiernan la tierra, conozcan al Señor según la verdad y búsquenlo con MI 6,33 sencillez de corazón. is 55,6 2 Porque él se deja hallar por los que no j«r 295i3 ' ° ponen a prueba y se revela a los que no pro ej7 se resisten a creer en él.

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Pero los pensamientos solapados alejan de Dios, y su Poder confunde a los insensatos que lo han provocado. 4 No, la Sabiduría no entrará en un alma perversa, no habitará en un cuerpo instrumento del pecado. 5 El santo Espíritu que nos educa huye la doblez, se aleja de los pensamientos insen-

sabiduría 2 satos y se llena de confusión cuando se presenta la maldad. pro 8,31 6 La Sabiduría es un espíritu amigo de los Ti 3 4 hombres, pero no dejará sin castigo las palabras del blasfemo, porque Dios conoce sus impulsos, vigila sus pensamientos y escucha sus palabras. 7 Pues el Espíritu del Señor se ha difunjer 23,24 dido por todo el universo. El que da unidad ' a todas las cosas, sabe todo lo que se dice, s Por eso no se le escapará el que dice palabras perversas, y lo alcanzará la sentencia irrebatible. 9 Se investigarán los designios del impío, el rumor de sus palabras llegará hasta el Señor, y será confundido por sus crímenes. i° Cln oído receloso todo lo escucha, no se le escapa ni el rumor de un murmullo. 11 Por eso, cuídense de murmurar en b 15 24 vano, preserven su lengua de las malas pasai 78,19 labras; la palabra más simple no quedará inadvertida, la boca mentirosa da muerte al alma. 12 No corran tras la muerte por los desvarios de su vida, no se acarreen la ruina con las obras de sus manos. 13 Dios no hizo la muerte, ni se alegra de la perdición de los mortales. 14 Pues todo lo creó para que sea; las O Dios está en nosotros más presente que nosotros mismos. No es necesario buscar muy lejos la verdadera sabiduría: se presenta como un Espíritu que viene de Dios y que se nos hace interiormente presente. Sin embargo, no se revela sino al hombre recto. ¿Cómo expresar la proximidad de Dios inaccesible y santo? Aquí se habla de la Providencia, de la Sabiduría, de la Justicia, del Espíritu de Dios. Se habla de ellos como si fueran personas que Dios envió para cuidamos. En realidad, es una manera de presentar al propio Dios que. conservando su misterio, está junto al hombre y a los acontecimientos. lio fue Dios quien hizo la muerte ni se complace en la destrucción de lo que vive, ün Dios amigo del hombre, y que quiere la vida del hombre, una creación que es buena y que sirve para el hombre. La muerte no viene de Dios, como se ' explicará en 2,23. Así se nos invita a mirar con confianza hacia el Señor pensar bien de él es negar todas esas falsas preguntas: ¿Por qué Dios permite lo malo, la muerte, los terremotos y tragedias? Dios no quiere sino la vida. + Por casualidad hemos nacido. Los impíos, o sea los malos, son amigos de la muerte. Olvidan que Dios nos creó para no morir al hacemos a su imagen. Piensan que todo termina en la tumba y no tienen otra sabiduría que la de gozar la presente vida: gocemos de los bienes verdaderos, aprovechemos las creaturas con la pasión de la juventud. Veamos si el justo dice la verdad. Necesariamente los impíos, por ser amigos de la muerte, llegan a perseguir e incluso a matar a los buenos. Es como un juego para ellos comprobar hasta dónde llegará la constancia del «justo», ya que ellos no creen en ningún ideal: necesitan destruirlo para convencerse de que sólo ellos han aprovechado la vida. Si el justo es hijo de Dios, él lo ayudará. Las palabras de 2,16-20 transparentan la situación de Jesús en la cruz. Mateo especialmente las recordará en 27,43.

— 750 criaturas del mundo son para bien nuestro; a 18,23 las fuerzas de la naturaleza no están envenenadas o sometidas a algún reino infernal, 15 porque la Justicia va más allá de la muerte. Los impíos dicen: No hay otra vida + i 6 Pero los pecadores llaman a la muerte con obras y palabras. La consideran su amiga, se desviven por ella y con ella is 28,15 hacen alianza: bien merecen que ella los Pr ° 836 haga suyos. O 1 Porque se ponen a pensar equivo^ cadamente: «Corta y triste es nuestra vida, el hombre no tiene remedio para sal- JOD 14,1 varse de la muerte y nunca se vio que alguien volviera del otro mundo. 2 Por casualidad hemos nacido, y, una vez muertos, será como si nunca hubiéramos existido. La respiración de nuestra na- sai 102,4 riz es como humo, y el pensamiento, una chispa que nace del latido de nuestro corazón. 3 Después que se apaga, el cuerpo se vuelve polvo y el espíritu se desvanece como un soplo. 4 Pasado un cierto tiempo, olvidarán nuestro nombre y nadie se acordará de Esto se comprueba también en la vida de un creyente verdadero, que es un escándalo para el materialista. Este se alegrará de hacer sufrir a los que se sacrifican por los demás. Hemos visto incluso a «cristianos» cómodos que se alegraban por la muerte de los que hablan de justicia, y que por su propia entrega queman la conciencia de los satisfechos. La mentalidad del impío que no cree en el más allá es, de alguna manera, la de la sociedad en que vivimos: Persigamos al justo, ya que se opone a nuestra forma de actuar. Cada uno en secreto admira al hombre recto, pero en cualquier institución su presencia molesta, tanto en el sindicato como en la empresa, porque no pueden comprar su conciencia. Lleva una vida distinta a todos, y su conducta es extraña. Cuando se escribió esto, los judíos eran mal considerados por los paganos, a causa de todos los detalles de su vida que diferían de las costumbres de ellos, Pero ahora también, por más que el creyente trate de no singularizarse, su integridad y su entusiasmo lo hacen «extraño». Experimentan la muerte aquellos que le pertenecen. El que obra el mal comienza a hacer la experiencia de la muerte. Hay un desgaste del cuerpo por el vicio (alcoholismo, libertinaje), pero más aún un desgaste del entusiasmo, de la alegría, de la confianza. «Quien siembra en su carne, cosechará de la carne corrupción y muerte» (Gal 6,8). Ver también Rom 6,21. Los que se pusieron del lado de la muerte padecerán. La serpiente de la que había este relato no es cualquier imagen del «mal», sino que representa al Enemigo. Podemos hablar del Mal, pero también se debe hablar del Malo. Así. pues, estos versos preparan lo que dirá el Evangelio: Jesús vendrá para enfrentar personalmente al Adversario; de ahí saldrá la liberación de la humanidad en la que reinaba la muerte (ver Hebr 2,14-15).

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751 nuestras obras. Nuestra vida pasa como nube ligera y desaparecerá como niebla matinal, perseguida por los rayos del sol y vencida por su calor. 5 Nuestros días pasan fugaces como una ECI 6,12 sombra, la muerte no vuelve atrás; una vez señalado por la muerte, nadie vuelve. 6 Vengan, pues, y gocemos de los bienes |s n 13 verdaderos, usemos las criaturas con la pai co 15Í32 sión de la juventud. 7 Llenémonos de vinos exquisitos y de perfumes, y no dejemos pasar ninguna flor primaveral; 8 coronémonos de rosas antes de que se marchiten. 9 Que ninguno de nosotros falte a nuestras comilonas y dejemos en todas partes señales de nuestra alegría: ésta es nuestra suerte, no tenemos otra felicidad. io Oprimamos a esa gente pobre, ¿ P a r a qué sirve su religión?, con las viudas no tense 22,21 gamos miramientos ni perdonemos la vejez del anciano. ! ] Nuestra fuerza sea la única ley, porque el que no tiene fuerza demuestra que no sirve para nada. 12 Persigamos al justo, que nos molesta y que se opone a nuestra forma de actuar, i 2o,'io pues nos echa en cara las faltas contra la Mtfsl! Ley y nos reprocha el no comportarnos conforme a nuestra educación. m 11,27 13 Se enorgullece de conocer a Dios y se u 22,70 n a m a a s í mismo hijo del Señor. l 4 El es un reproche a nuestra manera de pensar y hasta su sola presencia nos cae pesada. 15 Lleva una vida distinta a la de todos y es rara su conducta.. 16 Para él somos gente de malos antecedentes y trata de no juntarse con nosotros, como si fuera pecado. Afirma públicamenjn s|i8 te que los justos tendrán un feliz término y se alaba de tener a Dios por Padre. 17 C o m p r o b e m o s si lo q u e dice e s verdad y veamos lo q u e le sucederá al final. sai 22 9 I 8 S' e ' J u s t 0 e s hij° de Dios, él le ayudará Mt 27.43 y lo librará de sus enemigos. 19 Humillémoslo y atormentémoslo para ls 53 conocer hasta qué punto se mantendrá firMI 26,87 me y para probar su paciencia. 2 0 Conde• Las almas de los justos están en la mano de Dios. Esta es la gran revelación del presente libro. En los libros anteriores de la Biblia, el alma no significa más que el aliento del hombre, es decir, la vida que está en él y se apaga a la muerte. Ahora el alma significa la persona misma del hombre, que no muere cuando se deshace el cuerpo. Su salida de este mundo pareció una desgracia. Sea que el justo perezca en manos de los violentos, o sea que le toque morir como a todos, el fin de su vida parece contradecir la bondad de Dios: es un escándalo que la muerte pueda algo contra los justos. (Sabemos que los justos son los que realizan las esperanzas que Dios puso en ellos.) Pero lo

némoslo a una muerte humillante, ya que, según él, Dios intervendrá en su favor.» 2i Así razonan, pero se equivocan; su maldad los tiene ciegos. 2 2 Ignoran los secretos de Dios; no esperan premios para los que llevaron una vida santa ni quieren creer que hay recompensa para las almas puras. 23 Pero Dios creó al hombre para que no pereciera, y lo hizo inmortal igual como es ¿"p 1,4 él. 2 4 Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y los que se pusieron de su Rom 5,12 lado padecerán. Los justos con Dios vivirán O 1 Las almas de los justos están en B

** m a n o s d e Dios, d o n d e n o los al- 1D*J3¿ ' ls 51,16 canzara ningún tormento. Jn 10,2a

2 Para los insensatos, ya no son más que muertos; su salida de este mundo es tenida como una desgracia, 3 y su alejamiento de entre nosotros como una calamidad; pero ellos están gozando en la paz. 4 Aunque, según piensa la gente, sufrieron muchos padecimientos, la otra vida era preparada para recibirlos. 5 Por unos pocos sacrificios recibirán una gran recompensa, pues Dios los probó y los Rom e.ia 2Co4 17 halló dignos de él. ' 6 Los probó, como se prueba el oro en el horno donde se funde el metal, y los aceptó como víctimas consumidas por el sai 17,3 t

Pro 17,3

fuego. 7 En el día de su visita, ellos brillarán y Dn 12 5 saltarán como chispas en un pajar encen- Mt 1343 dido. 8 Gobernarán a las naciones y domi- on 7,27 narán a los pueblos, y el Señor será su rey feo 6,2 Ap para siempre. ?o,4 9 Los que confían en él conocerán la verdad y los que le son fieles estarán con él en el Amor, porque sus elegidos hallan en unVi él bondad y misericordia. i° Pero, por haber despreciado al justo y abandonado al Señor, los impíos recibirán el castigo digno de sus intenciones. 1 1 Sí, ¡pobres de los que desprecian la sabiduría disciplina!, esperanza es que muere yes la solamente el cuerpo.suEllos viven ante Dios, como Jesús lo afirmará a su vez (Lucas 20,38). Pero ellos están gozando en la paz. Gozaran para siempre lo que han esperado en la tierra. Es decir, que vemos solamente una cara de la muerte: el compañero o el pariente que nos deja. La otra cara es su entrada en el mundo de Dios. En el momento del juicio se comprobará que los justos son los únicos que han vivido. A menudo la muerte de los amigos de Dios trae la paz a los que estuvieron a su lado. A menudo los mártires hacen triunfar por su muerte la causa por la que han vivido.

sabiduría 4 vana, sus afanes son inútiles y sus obras sin provecho; 1 2 sus mujeres son alocadas, sus sir 41,5 hijos malvados, y maldita será su descendencia. Una vida verdaderamente fecunda O 13 Feliz la mujer que, no pudiendo tel$ M 1 ' ner familia, permaneció pura y no conoció las uniones culpables; cuando llegue el juicio de las almas, se comprobará que fue fecunda. is 56,3 , 4 Feliz también el hombre impotente cuyas manos no obraron el mal y que no alimentó pensamientos perversos contra el Señor; por su fidelidad recibirá un premio especial; tendrá una suerte muy deseable en el Santuario del Señor. 15 Porque las buenas obras producen algo espléndido, y la sabiduría es un árbol que siempre da frutos. 16 Pero los hijos de los adúlteros no tendrán éxito, la raza nacida de relaciones culpables desaparecerá, 1 7 y aunque su vida se prolongue, nadie hará caso de ellos;1 8y, finalmente, su vejez será deshonrosa; y si mueren pronto, no les queda esperanza, ni pueden consolarse pensando en el día del Juicio. 19 Verdaderamente, el destino de una ar 16,4 r a z a c u ip a ble es cruel.

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i Más vale no tener hijos y poseer la virtud; ésta nos merece, a d e m á s del recuerdo, la vida que no tiene fin, pues la reconocen tanto Dios c o m o los hombres. 2 Si la tienen ante su vista, la imitan; si ausente, la echan de menos; en el m u n d o glorioso conseguirá una corona eterna, ya que salió victoriosa y nada manchó sus triunfos. 3 En cambio, la familia numerosa de los impíos no servirá para nada; nacida de renuevos degeneraSir 23,25 dos, no echará profundas raíces ni se establecerá en un suelo firme. O Feliz la mujer estéril que se quedó pura. Siempre la Biblia alaba la vida fecunda, al matrimonio que tiene varios hijos y los lleva a ser plenamente hombres (ver salmo 127 y 128). Aquí se renueva la pregunta: ¿Qué es una vida fecunda? En Israel la esterilidad era considerada castigo de Dios y la Ley excluía del culto religioso a los hombres eunucos (o sea castrados). Sin embargo, un profeta había tomado una posición contraria (ver Is 56,4). Más vale no tener hijos y poseer la perfección. Aquí se revela otra manera de tener vida fecunda buscando la perfección. Se sabe de matrimonios sin hijos y de solteras que orientaron su capacidad de amor y de entrega hacia los demás y lograron adquirir una verdadera descendencia y familia espiritual. La vida fecunda es la que se gasta por otros o por Dios. Cuando se escribieron estas líneas, varios judíos iban al desierto para organizarse en comunidades religiosas de hombres célibes, para orar y apresurar la venida del Salvador. Algunos años más tarde, María consagraría a Dios su

752 ••Aunque por un m o m e n t o crezcan sus ramas, mal arraigados al suelo, serán sacudidos por el viento y arrancados por la violencia de las tempestades. 5 Sus ramas se quebrarán estando aún tiernas, sus frutos no se podrán aprovechar, ya que son demasiado verdes para comerlos, y no sirven para nada. e Porque los hijos concebidos en las noches culpables revelan, cuando Dios los examina, la perversidad de los padres.

O 7 El hombre justo, aunque muera antes de tiempo, goza del reposo. 8 La vejez respetable no consiste en tener una larga vida, ni se mide por el número de años. 9 La verdadera ancianidad para el hombre es la prudencia, y la edad madura, una vida sin mancha. 10 El justo supo agradar a Dios, que lo amó, y, porque vivía entre los pecadores, Dios lo llevó. ii Se lo tomó para que la maldad no corrompiera su inteligencia o el engaño tentara su alma. 12 Porque la seducción de los placeres oscurece los valores verdaderos y los torbellinos del deseo dañan las almas inocentes. 13 El justo alcanzó la perfección realizando larga carrera en poco tiempo. 4 1 Su alma era del agrado del Señor, por eso lo sacó pronto de su ambiente corrompido. 1 5 La gente al ver todo esto no comprendió, ni se fijó que la gracia y la misericordia de Dios acompañan al justo y que él viene a visitar a sus santos. í6 El justo muerto condena a los impíos que todavía viven; y la juventud, que se acaba prontamente, condena la vejez interminable del malvado. 17 La gente verá morir al hombre de fe sin comprender los designios de Dios a su virginidad, siendo para los cristianos el modelo de la virginidad consagrada a Dios, la cual tiene su fecundidad propia. O «¿Por qué se lo llevó Dios?, mi marido era tan bueno.» El presente pasaje, en forma conmovedora, da una de las respuestas que viene al caso. A algunos Dios les hizo la gracia de madurar más rápidamente y alcanzar en pocos años la perfección que otros no conquistaron sino después de muchos. £1 justo supo agradar a Dios, que lo amó. No nos pertenecía la esposa o el hijo que Dios se llevó. Entre ellos y nosotros se habían trabado los lazos del amor con sus incontables circunstancias y recuerdos, pero un amor más fuerte los unía al Señor que se los había reservado. Porque vMa entre pecadores, Dios lo llevó (ver Gen 524). Es otra respuesta para la muerte prematura de los hijos: ¿Quién sabe lo que habrían hecho de su vida? Dios sabe mejor lo que conviene a cada uno.

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respecto, ni por qué el Señor lo puso en lugar seguro. ]8 Verán todo esto sin preocusai 3713 parse mayormente, pero el Señor se reirá pro úe j e ellos. 19 Pronto se convertirán en cadáveres despreciables, objetos repugnantes; estarán entre los muertos para siempre. El Señor los lanzará al suelo, mudos, los arrancará de sus bases. Se marchitarán para siempre y no les quedará sino dolor: su misma memoria se perderá. 20 Cuando se haga la cuenta de sus pecados, se presentarán acobardados; sus crímenes se alzarán contra ellos para acusarlos. Justos e impíos e n el Juicio C i Entonces el justo se presentará Mt 13,43 + ** sin miedo, de pie frente a los que lo han hecho sufrir y que se burlaron de sus penas. 2 Al verlo, comenzarán a temblar de tanto miedo, asombrados por su salvación inesperada, 3 y dirán arrepentidos, lamentándose con espíritu afligido: 4 «Este es aquel del que nos burlábamos, al que insultábamos con nuestras ironías. Su vida nos parecía una tontería y su muerte una humillación, s ¿Cómo puede sai 89 6 a n o r a e s t a r e n t r e ' o s n Ü o s de Dios? ¿Cómo M i,Í2 ha llegado a tener parte en la recompensa de 6los santos? Es cierto que perdimos el camino de la verdad. El espíritu de justicia no fue nuesis 58.8 tra7 luz, el sol verdadero no nos iluminó. Seguimos hasta aburrirnos las sendas de la injusticia. Anduvimos por desiertos donde no hay caminos, pero no fuimos capaces de conocer el camino del Señor. 8 ¿De qué nos sirvió nuestro orgullo? ¿Qué provecho sacamos de tanta riqueza y vanidad? 9 Todo eso pasó rápidamente, como pajoi> 9,25 san las noticias de un día. + Muchas veces los profetas hablaron del Juicio de Dios. Ellos veían las cosas más o menos así: Los hombres reciben durante su vida el premio de su conducta: son juzgados durante su vida. Después de su muerte ya no cuentan ni serán juzgados. No se habla de resurrección para ellos. En el Juicio —o Día de Yavé— Dios vendrá a destruir el mal en la tierra, haciendo perecer a los malos. Después del Juicio, un pueblo de justos empezará a vivir en esta misma tierra reacondicionada. El presente libro muestra una nueva visión del juicio: Al final del mundo presente Dios juzga a los hombres de todos los tiempos resucitados y presentes ante él: El justo estará de pie frente a los que lo han hecho sufrir. En aquel día no llevaremos la máscara que todos lléva-

sabiduría 5 10 Como un velero que navega por un mar agjln do y que no permite descubrir las huellas de su paso después que su quilla surcó las aguas. 11 C o m o pájaro que vuela en las alturas y que no deja señal del trayecto que ha seguido. En efecto, moviendo sus alas, golpea el aire ligero y se abre paso y nadie puede decir por dónde pasó. 12 Como acontece al disparar una flecha, que el aire que se va partiendo vuelve luego a su lugar, y no se sabe por dónde pasó.

13 Lo mismo nosotros, apenas hemos nacido dejamos de existir. No tenemos ninguna señal de, virtud que podamos mostrar pues nuestra propia maldad nos ha consumido.» 14 En realidad, las ilusiones del que no cree son como rastrojos que se lleva el viento, o como espuma que arrastra la tempes- Sal ,4 tad. Son humo que se pierde y pasan como ls 29s el recuerdo del huésped de un día. ,5 Los justos, en cambio, viven por siempre y su premio está en las manos del Señor. El Altísimo es quien les cuida. 16 Del Señor recibirán el reino de la gloria y la corona hermosa, pues los protegerá Is 28 5 con su mano y los amparará con su brazo. 17 El amor celoso del Señor será su defensa y para castigar a sus enemigos armará 59 a todas las criaturas. is Vestirá la justicia como una coraza y su casco será su juicio siempre justo. 1 9 Tomará por escudo la santidad invencible. 20 Afilará su fuerte ira como una espada y el universo saldrá a luchar con él contra los tontos. 21 Desde las nubes saldrán rayos bien disparados que darán en el blanco 22 c o m o flechas de un arquero experto, y c o m o granizadas de balas dejará sentir sobre ellos su ira. Las olas del mar los arrasarán y los ríos los inundarán sin misericordia. 23 El aliento del Todopoderoso c o m o huracán los barrerá y los expulsará. Así la maldad traerá la destrucción sobre la tierra; la in- is 54,1 justicia hará caer los tronos de los poderosos. mos en la tierra y que oculta nuestra hipocresía y bajeza. Nuestras almas se verán al desnudo y Dios Padre, Señor y conocedor de todo, nos dará el premio o el castigo. Los malos entonces verán de manera clarísima que su existencia fue vacía: Apenas hemos nacido, dejamos de existir. Seguimos hasta aburrimos las sendas de la injusticia. Antes de que Dios los sentencie, ya se juzgarán a sí mismos: sus propias culpas los acusarán (4,20). En cambio, los justos viven para siempre, el Altísimo es quien los cuida. Se podría comparar la parábola del juicio en Mateo 25,31. Solamente que Jesús opone los que atendieron a sus hermanos y los que no, mientras que aquí se oponen los perseguidores y los perseguidos. Todos ellos se encuentran de nuevo, después de los días en que los malos triunfaron de los justos.

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NO HAY VERDADERA SABIDURÍA SIN VERDADERA RELIGIÓN 1 Escuchen, pues, reyes y comprendan. Instruyanse los que m a n d a n hasta los extremos de la tierra. 2 ustedes que dominan a los Sai 2,io pueblos y que están orgullosos de sus numerosos sir 33,19 subditos, pongan atención. 3 Porque el Señor es el que les dio el poder y la Rom 13*1 realeza se la dio el Altísimo. El les pedirá cuenta de Jn 19,11 sus acciones y escudriñará sus intenciones. * Tal vez, siendo representantes de su poder, no han gobernado rectamente ni observado la Ley, ni han procedido según la voluntad de Dios. 5 Frente a ustedes se levantará en forma terrible y súbita, porque un juicio implacable espera a los poderosos; 6 el pequeño tiene disculpas y merece compasión, pero los poderosos serán castigados severamente. i Porque el Soberano de todos no hace diferenJOD 34,17 cia entre las personas y no hará caso a la grandeza. El creó a los grandes y a los pequeños y de todos cuida por igual; s los poderosos, sin embargo, serán examinados con m á s rigor. 9 Por eso m e dirijo a ustedes, soberanos, para que conozcan la sabiduría y no se vengan abajo; 10 porque los que cuidan santamente las leyes santas serán reconocidos santos, y los que se dejan instruir por ellas, en ellas también hallarán su defensa. 11 Por eso, apliqúense a mis palabras y afánense por ellas: ellas los instruirán. 12 La sabiduría resplandece y no se enturbia su Pro 8,17 fulgor, gustosa se deja contemplar por sus amantes y se deja hallar por los que la buscan. 13 Ella se adelanta dándose a conocer a los que la desean. 81,4,(2 1 4 Q u e si la buscas desde temprano, no tendrás Pro 1,21 que afanarte, la encontrarás sentada en su puerta. 15 Meditar en ella es la inteligencia perfecta, y el que se queda velando por ella, estará pronto al amparo de preocupaciones. 16 Ella misma busca por todas partes los que son dignos de ella; se les aparece benévola en el cami1 Jn 4,10 no y, cualquier cosa que mediten, les viene al encuentro. 17 El principio de la sabiduría es el deseo sincero de ser instruido por ella; 18 querer su inspiración es amarla; amarla es guardar sus leyes; guardar sus le•" yes es asegurarse la inmortalidad; i9y la inmortalidad da cabida cerca de Dios, 20 de m o d o que el deseo de la sabiduría conduce al Reino. 21 Por eso, soberanos de los pueblos, si les agrada tener tronos y cetros, honren la sabiduría para reinar eternamente. 22 ¿Qué es la sabiduría y c ó m o nació? Se lo voy a manifestar. No les esconderé ningún secreto, sino que remontaré hasta el principio de sus orígenes,

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pondré su conocimiento a plena luz, sin apartarme de la verdad. 23 No haré c o m o el envidioso que guarda su ciencia para sí mismo y que nunca tendrá parte con la sabiduría. 24 Al contrario, la multiplicación de los sabios es la que salva al mundo, y los reyes juiciosos Pro 29 proporcionan bienestar a sus pueblos. 25 Por eso, déjense instruir por mis palabras, y de ellas sacarán provecho.

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1 Yo mismo soy un hombre mortal, semejante a todos los demás, un descendiente del primer ser hecho de tierra. Mi carne fue formada en el seno de mi madre. 2 donde en nueve m e s e s su sangre m e formó a partir del semen paterno y el pía- sai J cer, seguido de sueño. * 3 Yo también, al nacer, respiré el aire común, caí en la tierra que a todos nos recibe por igual, y c o m o todos, mis primeros gritos fueron el llanto. •» Fui criado en pañales y rodeado de cuidados. 5 Ningún rey entró en la vida de m o d o diferente; 6 no hay para todos sino una sola entrada y una misma salida. Pedí y s e m e c o n c e d i ó la sabiduría O 7 Por eso pedí, y se m e concedió la prudencia, supliqué y m e vino el espíritu de Sabiduría, a La preferí m á s que las coronas y tronos, considerando que toda riqueza no es nada comparada a ella. 9 La piedra m á s preciosa no la reemplaza; en su presencia todo el oro del m u n d o no es m á s que un puñado de arena, y la plata, barro. 10 La a m é m á s que la salud y hermosura, y la quise m á s que la luz del día, porque su luz no conoce ocaso. 11 Todos los bienes m e llegaron a la vez con ella, abundantes riquezas m e trajo en su m a n o . 12 Y m e alegré al tener todos estos bienes porque m e los daba la sabiduría, aunque yo no sabía que ella m e los iba a traer. 13 La aprendí con sencillez, y la comunico sin envidia: no quiero guardar para mí sus riquezas. 14 Ella es, para el hombre, un tesoro inagotable: los que la compran se atraen la amistad de Dios, encomendados a él por los frutos que sacaron de sus enseñanzas. 15 Que Dios m e conceda hablar con sensatez y expresar ideas dignas de los dones que recibí, puesto que él mismo es el guía de la Sabiduría y él dirige a los sabios. 16 Pues nosotros y nuestras palabras estamos en sus manos, con toda nuestra inteligencia y habilidad, 17 El m e dio el verdadero conocimiento de lo que existe; m e hizo conocer la estructura del m u n d o y

• Empieza aquí el «discurso a los reyes, sobre la sabiduría». Como se dijo en la Introducción al Eclesiastés, era uso corriente atribuir a Salomón los libros de Sabiduría. Esto se verifica también con el presente libro: ei autor simula ser Salomón y pone en boca de éste el discurso sobre la sabiduría.

compartir esta sabiduría con los que lo rodean y hace que sus vecinos, sus hermanos, su familia avancen cada día más en esa misma amistad. No es más sabio el que más conocimientos tiene, sino el que mejor sabe transmitirlos a los demás, sobre todo cuando lo que se transmite es la amistad con Dios.

•O Lo comparto sin envidia. El cristiano considera su unión con Dios más preciosa que su misma vida. Procura

La piedra más preciosa no la reemplaza. Ver Mateo 13,44-45.

1R sir 47,

LC 12,

sai 31, 1 B5,1

las propiedades de los elementos, 18 el principio, el fin y la mitad de los tiempos, la sucesión de los días y de las estaciones; 19 el avance del año y las posiciones de los astros; 20 la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, las fuerzas espirituales y los pensamientos de los hombres, las variedades de las plantas y las propiedades de las raíces.

El reflejo de la luz eterna O 21 Yo conocí todo lo que se ve y lo que está oculto, porque la Sabiduría lo hizo todo, y me lo enseñó. 22 En ella hay un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, delicado, móvil, distinto, stgo 3,i7-claro, puro y que no se corrompe amante del bien, agudo, 23 irrefrenable, bienhechor, amigo del hombre, firme, seguro, sereno, que puede hacer todo y observa todo. Ella penetra en todos los espíritus: los inteligentes, los puros y los delicados. 24 La Sabiduría supera en movilidad a cualquier cosa que se mueva, todo lo atraviesa y lo penetra, gracias a su pureza. 25 Ella es un derrame del poder de Dios, s¡r 24,3 una emanación pura de la Gloria del Todopoderoso en la cual no penetra ninguna cosa manchada. 26 Es un reflejo de la luz eterna, un espeH fn\l jo limpio de la actividad de Dios, una ¡macón,15 g e n de su perfecta bondad. 27 Siendo única lo puede todo, sin salir al m 27 de sí misma lo renueva todo, viene a las al104:30 m a s santas a lo largo de los tiempos y hace de ellas amigos de Dios y profetas, 2B porque Dios ama solamente a los que viven con la sabiduría. 29 Es ella, en efecto, más bella que el sol, más hermosa que el cielo estrellado. 30 Ella es más luz que la luz, porque la luz se deja 16,33 vencer por la noche, pero contra la sabiduría el mal no puede prevalecer.

sabiduría 8 Q 1 Despliega su fuerza de una frontera " a otra del mundo: y administra todo con bondad. 2 Desde mi juventud la a m é y la he buscado; m e he esforzado en desposarla y m e enamoré de su sir 15,2 belleza. 3 Su intimidad con Dios hace brillar su noble origen: a m a d a del Dueño del universo, 4 está instruida en la misma ciencia de Dios y lo acompaña en sus obras. 5 Si, en esta vida, codiciamos la riqueza, ¿cómo no v a m o s a codiciar por encima de todo la sabiduría que todo lo rige? 6 Si la inteligencia es la que obra, ¿quién es m á s activa en el universo que la Sabiduría? 1 ¿Amas la justicia? La sabiduría con sus obras es madre de las virtudes, ella enseña la temperancia y la prudencia, la justicia y el valor; pues bien, nada en la vida es m á s útil a los hombres. a ¿Deseas aprovechar una larga experiencia? Ella conoce el pasado y calcula el porvenir, sabe descifrar máximas y enigmas, conoce de antemano las señales y los prodigios, lo mismo que la sucesión de las épocas y de los tiempos. 9 Por eso, decidí hacer de ella la compañera de mi vida, sabiendo que sería mi consejera en los días felices, mi consuelo en mis preocupaciones y penas. 10 Gracias a ella, m e decía, tendré fama entre los hombres y, aunque joven, los ancianos m e tendrán consideración. 11 En mis juicios m e hallarán agudo 1 R 316 y los poderosos m e admirarán. 12 Si m e callo, se quedarán a la espera; si hablo, prestarán atención; si alargo mi discurso, se pondrán la m a n o en la boca. 13 Por la sabiduría obtendré la inmortalidad y dejaré un recuerdo perpetuo a los que vengan después sir 39,6 que yo. i* Gobernaré los pueblos, y las naciones m e estarán sometidas. 15 A mi solo nombre, soberanos temibles tendrán miedo; m e mostraré bondadoso con mi pueblo, y valiente en la guerra. 16 De vuelta a casa, descansaré al lado de la Sabiduría porque su compañía no causa amargura, ni p e n a su trato, sino placer y alegría. " M e d i t a n d o en mi interior estos pensamientos, consideré en mi corazón que se halla la inmortalidad en la unión con la Sabiduría: en su amistad, una alegría pura; ie en los trabajos de sus manos, rique-

O Prov 8,22. Vale para este texto lo que se dijo respecto tuar donde se deciden los problemas de su país, de su trade aquél. La sabiduría verdadera que permite al hombre bajo, de su vida diaria, sin miedo a comprometerse; la luz y guiar su vida es algo que viene de Dios; es algo del mismo la justicia vencerán y renovarán la faz del mundo. Dios. Dios, presente misteriosamente a nuestro lado, o, mePor tu sabiduría los hombres se salvarán. En 2,24 se dijo jor dicho, en nosotros, nos comunica vida y sabiduría. que el demonio había corrompido la creación al introducir £rí ella no penetra ninguna cosa manchada. Nótese el opla muerte. Ahora la Sabiduría de Dios está reparando los estimismo que resulta de esta descripción. Por ser «santa y tragos de la muerte: Hace de los hombres los amigos de pura», la sabiduría de Dios atraviesa todo, incluso lo manDios. Por eso, el hombre no temerá hacerse dueño de las chado e imperfecto, alumbrando nuestro espíritu torpe y lifuerzas del universo: ciencia, industria, producción, ya que mitado. Los judíos en ese tiempo aprendían de la Ley que ese mundo será puro, con tal que él lo sea. se debían guardar «puros» y apartarse de todo lo que es «impuro»; por ejemplo, cuando se tocaban dos personas, Ella es una emanación pura de la gloría de Dios. El crises la impura la que manchaba a la otra (ver Lev 11,1 y Ageo tiano reconocerá que esas palabras se refieren a Cristo pre2,11). Aquí es la sabiduría de Dios la que vence cualquier sente en el mundo. La sabiduría. «Imagen de la excelencia oscuridad y torpeza (ver Ef 5,13). de Dios, reflejo de su actividad», es Cristo, según dice Pablo Contra la sabiduría, el mal no puede prevalecer. El cris- en Col 1,15, Hebreos 1,3; y también Juan, que llama a Cristo «la Palabra» o, mejor dicho, «la Expresión» de Dios (ver tiano, fuerte con la palabra de Dios, lleva luz a los mismos Juan 1,1). Ver también Introducción a Efesios. sectores donde reinaban las tinieblas: tiene que estar y ac-

sabiduría 10

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rada celeste que tú preparaste desde el origen. 9 Contigo está la Sabiduría que conoce tus obras y que estaba presente cuando creabas el mundo; ella sabe lo que te agrada, y lo que es conforme a tus pensamientos. 10 Envíala desde los santos cielos, mándala desde tu trono de gloria, para que trabaje conmigo, y yo sepa lo que te agrada. 1 ' Ella me guiará prudentemente en mis Envíame tu sabiduría empresas y me protegerá con su poder. 12 Entonces mis obras te agradarán, SeQ 1 Dios de nuestros padres, Señor + ñor; regiré a tu pueblo con justicia y seré ^ de misericordia, que por tu paladigno del trono de mi padre David. 1 R 3,6 bra lo hiciste todo. 13 2 En efecto, ¿qué hombre podría conoTú, que por tu sabiduría formaste al cer los designios de Dios? ¿Quién penetra- Rom 11,3. sir 42.15 hombre para que dominara las creaturas Gén 1 28 ° '' ' salidas de tus manos, 3 para que goberna- rá los planes y decisiones del Señor? 14 Los pensamientos de los mortales son ra al mundo con santidad y justicia y pronunciara sentencias con alma recta, 4 dame tímidos, e inseguras las ideas que nos forla sabiduría que comparte tu trono y no me mamos, 15 pues un cuerpo corruptible entorpece la conciencia, y el vivir en casa de rechaces del número de tus hijos. sai 116.16 5 Porque yo soy tu servidor y el hijo de tu barro hace pesado el espíritu con sus mil sierva, hombre débil y de vida pasajera, y pensamientos. 1 no alcanzo a comprender la justicia y las 6 Trabajosamente imaginamos lo que leyes. en la tierra hay, y con fatiga hallamos lo que 6 En efecto, al más perfecto de entre los está a nuestro alcance. ¿Quién entonces ha is 55,9 Jn 3 12 hombres, si le falta la sabiduría que viene sabido lo que decides en los cielos? ' 17 de ti, no merece ninguna consideración. Y ¿quién pudo conocer tu voluntad, si 7 Tú me elegiste para que reinara sobre tú no le hubieras enviado de lo alto tu Es- Mt 11,27 tu pueblo, para que mandara a tus hijos e píritu Santo? hijas. 18 Gracias a la Sabiduría se enderezaron 8 Tú me ordenaste que edificara un tem- los pasos de los mortales. Los hombres plo en tu santo cerro, un altar en la ciudad aprendieron lo que a ti te agrada y por la Sa2 s 7,13 en que fijaste tu tienda, imagen de la mo- biduría se salvaron. zas inagotables; en compartir su amistad, la inteligencia, y la fama, en conversar con ella. Por eso salí en busca de ella para llevarla a mi casa. 19 Era yo un niño bien dotado, había recibido un alma buena, 20 o m á s bien, siendo bueno, había nacido con un cuerpo puro; 21 pero comprendí que nunca tendría la Sabiduría sino por un don de Dios, y ya era inteligencia saber de dónde llega este favor. Por eso me dirigí al Señor y le supliqué, diciendo de todo corazón;

LA SABIDURÍA DE DIOS ACTÚA EN LA HISTORIA 2 Ella lo levantó de su caída y le dio el po1 f\ 1 La Sabiduría protegió al padre • • ' • " d e l mundo, al primer hombre der de dominar el universo. 3 Pero, cuando Caín en su ira se apartó creado por Dios, cuando fue creado solo.

+ Esta oración viene a propósito del hecho contado en 1 Reyes 3,6: el sueño en que Salomón pidió a Dios la sabiduría. La condición indispensable para adquirir la sabiduría es tener un corazón humilde y sencillo. A los que aceptan cooperar con él, Dios les concede la rectitud, la prudencia e incluso la autoridad para dirigir al pueblo de Dios. Abraham, Moisés, María, fueron llamados a realizar grandes obras. La sabiduría abre los caminos del Señor y endereza sus senderos. Esta sabiduría nace de la confianza en un Dios que no nos abandona. • La Sabiduría de Dios actúa en la historia del mundo. Cuando ocurre un hecho, por lo general no lo juzgamos en su valor total, es la historia la que se encarga de valorarlo. Al recorrer la historia de un pueblo como el israelita, vemos que Dios dispuso un plan que se fue siguiendo paso a paso,

aunque los hombres eran libres y se apartaban de él. En la realización del plan de Dios concurren: pecado, castigo, penitencia y perdón. Hizo prosperar sus obras. La Sabiduría divina les enseñó las obras que debían dar frutos y durar: tes mostró dónde estaban las mil maneras de perder su tiempo. Les enseñó a vivir en el momento presente y a descubrir en este momento los recursos y las alegrías que Dios quería darles. A pesar de que. muchas veces, no veían más allá del trecho de camino que debían recorrer ese día. y su combate diario contra sus propias falsedades parecía ¡núti!, ella había preparado de antemano sus vidas y algún día entendieron cómo sus trabajos se juntaban con los de muchísimos hermanos para construir la Ciudad Futura. En el versículo 3 se trata de Caín; en el 4, de Noé; en el 5, de Abraham; en el 6, de Lot; en el 10. de Jacob; en el 13, de José; en el 16. de Moisés.

757 Gén 4,8 de ella, fue a la muerte por su rabia fratricida. 4 Cuando, por culpa de él, la tierra quedó sumergida, nuevamente la Sabiduría la Gén 7-6 salvó, guiando a Noé en un vulgar madero por sobre las aguas. 5 Cuando todas las naciones iguales en maldad fueron confundidas, la Sabiduría se Gén 12 fijó en Abraham y lo conservó justo ante Gén 22 Dios, y lo hizo fuerte contra la ternura que sentía por su hijo. 6 Ella, en el exterminio de los infieles, salvó a Lot, cuando escapaba del fuego que caía sobre las cinco ciudades. 7 Como recuerdo de su maldad, aquella tierra permaGénw n e c e d es ierta, humeante, en ella brotan 2p26 plantas cuyos frutos no maduran y se alza Gén 19,26 una columna de sal como monumento de una mujer incrédula, spues, por haberse apartado del camino de la Sabiduría, no sólo sufrieron la desgracia de no conocer el bien, sino que dejaron tras ellos un recuerdo de su locura para que sus culpas no se pudieran olvidar. 9 La Sabiduría libró a sus servidores de sus penas. 1 0 Ella guió al justo por caminos seguros, cuando huía de la ira de su fierra ,„ ,„ mano; le mostró el reino de Dios y le dio que viera a los Santos. Multiplico el fruto de Gén 31,32 sus fatigas, n lo asistió contra la avaricia de sus opresores y lo colmó de riquezas, i 2 Lo protegió de sus enemigos y de quienes lo Gén 32,35 acechaban, y le dio el premio de un rudo combate para que supiera que la oración es más fuerte que todo. 13 La Sabiduría no abandonó al justo Gén 37,39 vendido, sino que lo salvó del pecado, 14 bajó con él al calabozo y no lo abandonó en la prisión hasta entregarle el mando supremo y darle autoridad sobre sus opresores. Descubrió la mentira de sus calumniadores y le dio una gloria eterna. 15 La Sabiduría libró de la nación opresora al pueblo santo, a la raza irreprochable. 6 i Entró en el alma del servidor de Dios, Moisés, e hizo frente a reyes temibles con EX 13,21 maravillas y señales. " Dio a los santos el pago de sus trabajos, guiándolos por un camino maravilloso, y fue para ellos sombra O El amor de Dios para su pueblo se manifiesta en que los mismos elementos de la naturaleza sirven para castigar a los egipcios y salvar a los hebreos. Esto se demuestra con siete ejemplos: animales, langostas y serpientes, granizo y maná, tinieblas y luz, los primogénitos, el mar (16-19). £ í agua que sirvió para castigo de sus enemigos llegó a

sabiduría I I por el día y luz por la noche. 1» Los hizo atravesar el Mar Rojo y los condujo a través EX t4.?i de las inmensas aguas. 1 9 Ahogó a los enemigos y luego los arrojó a la playa. 2Ü Por esto los justos despojaron a los impíos. Celebraron, Señor, tu santo Nombre, y juntos Ex ' 6 alabaron tu mano vencedora. 2 i Porque la Sabiduría abre la boca de los mudos y suel- sai í,a Mt 2U6 ta la lengua de los niños.

n

i Hizo prosperar sus obras por m a n o s de un profeta santo. 2 Atravesaron las soledades del desierto y fijaron sus tiendas en lugares inaccesibles. 3 Hicieron frente a sus enemigos y rechazaron a sus adversarios. i En su sed, ellos te invocaron: una roca escarpada les dio agua, una dura piedra calmó su sed. Ex 17,1 5 El agua que sirvió para castigo de sus enemigos llegó a ser un beneficio para ellos en su desgracia. 6 Los primeros no tenían m á s que la fuente inagotable de un río de aguas impuras mezcladas con sangre, 7 castigo debido a su decreto de matar a los recién nacidos. En cambio, tú dabas a los tuyos, Ex 1,15 contra toda esperanza, un agua abundante a m o s trándoles por la sed que entonces sintieron c o n q u é castigo habías golpeado a sus adversarios. 9 Al ser probados por una corrección bondadosa, comprendieron las grandes torturas que tu senten- ot 8,2 cia terrible imponía a los impíos; 10 porque a ellos les corregías c o m o padre que avisa, a los otros los castigabas c o m o rey severo que condena. 11 La aflicción de los enemigos no cesó con su prueba; 12 doble fue su pena después, cuando m e ditaron lo sucedido i3y reconocieron ai Señor al comprobar que los instrumentos de su castigo habían beneficiado a sus adversarios. 14 En otro tiempo ellos habían expuesto y después rechazado con burlas a Moisés. Pero al término de los acontecimientos lo admiraron, después de haber padecido de sed m u c h o m á s que los justos. 15 Sus pensamientos alocados y culpables los extraviaban, haciéndoles rendir culto a reptiles irracio- Rom , 21 nales y a animales despreciables; y tú les mandaste en castigo una multitud de animales estúpidos, 16 para enseñarles que uno es castigado por donde peca. 17 Ciertamente no habría sido difícil a tu m a n o todopoderosa, que creó el m u n d o de una materia informe, enviar contra ellos una cantidad de osos y de leones feroces, i s o bien, animales salvajes desconocidos, recién aparecidos, llenos de furor, que soplaran un aliento de fuego, lanzando torbellinos de Job 41,10 h u m o o que hicieran brotar de sus ojos terribles relámpagos. 19 Estas bestias los habrían muerto con su aspecto espantoso antes de que fueran aplastados por ellas. ser beneficio para ellos en su desgracia. Esto tiene valor de enseñanza respecto de las fuerzas que manejan el mundo actual. Organización, velocidad, técnica, ciencia, emancipación, todo esto es instrumento de una liberación del hombre si lo usa con sabiduría. Pero se vuelve en su contra cuando se construye sin considerar la meta que Dios fijó al mundo.

sabiduría 13 Cómo corrige Dios

0 20 Pero aun sin nada de todo eso podían ser muertos de un soplido, perseguijob 28Í25 dos por la Justicia y eliminados por un soplo de tu Poder; pero tú ordenaste todo con número, peso y medida. 21 Porque tú solo tienes siempre en la mano el poder supremo, y ¿quién puede resistir la fuerza de tu brazo? 22 Delante de ti todo el mundo es como un granito en la bais 4o,i5.1anza y como una gota de rocío que en la mañana baja sobre la tierra. 23 Pero tú tienes compasión de todos, s¡r 18,12 porque todo lo puedes, y disimulas los pecados de los hombres para que hagan penitencia. 24 TÚ amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho; de lo sai 145.9 contrario, ¿cómo lo habrías creado? 25 Y ¿cómo podría durar algo si tú no lo quieres?, ¿cómo se habría26conservado lo que no hubieras llamado? Tú tienes lástima de todo: porque todas las cosas son tuyas, Señor, que amas la vida. 1 O i Porque en todas las cosas está tu •*• ^ Espíritu inmortal. 2 Por eso a los que se dejan caer, tú los castigas poco a poco; y los reprendes de manera que descubran en qué pecaron, para que se arrepientan de su maldad y crean, Señor, en ti. 3 Así pasó con los antiguos habitantes de tu tierra santa. * Tú los aborreciste por sus crímenes, prácticas de magia, ritos impíos; 5 crueles asesinatos de niños, banquetes de carne y sangre h u m a n a en que incluso se devoran las entrañas. 6 A esos iniciados de sangrientas orgías, esos paDt 20,16 dres asesinos de seres indefensos, tú decidiste hacerlos perecer por m a n o de nuestros padres, 7 para que esta tierra, que te es querida entre todas, recibiera a los hijos de Dios c o m o población nueva y digna de ella, 8 Y bien, a ésos mismos, porque eran hombres, tú los trataste con miramientos y enviaste Sai 78,39 avispas c o m o vanguardia de tu ejército para destruirlos poco a poco. 9 Podías entregar a los impíos en m a n o s de los justos en una batalla. Podías aniquilarlos d e un solo golpe por medio de crueles fieras o de una sentencia implacable. 10 Pero golpeándolos de a poco, les dabas lugar al arrepentimiento. Sin embargo, no ignorabas que su perversidad era innata; su malicia, de nacimiento, y que sus disposiciones no cambiarían jamás; 11 porque era una raza maldita desde su origen. Y Gen 9,25 no fue tampoco por temor alguno que dejaste sus crímenes sin castigo. O Todo lo hiciste con medida, número y peso. El poder de Dios, por ser absoluto, no es manifestación de violencia: en lo que viene de Dios no falta nunca la belleza, la armonía, la bondad. El pasaje 11,5-15,19 es un largo paréntesis que opone la

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758 12 ¿Quién podría decirte: ¿Qué has hecho? ¿Quién podría oponerse a tu sentencia? ¿Quién te armaría pleito por haber hecho perecer naciones que tú creaste? ¿Quién se alzaría en contra tuya c o m o vengador de los hombres culpables? i-' No, no hay Dios fuera de ti, que cuide de todos, para que tengas que demostrarle la justicia de tu sentencia. 14 No, no hay rey ni soberano que pueda desafiarte, apoyando a los que tú castigas. 15 Eres justo y todo lo haces con justicia, y negarías tu poder condenando al que no merece ser castigado. 16 Tu fuerza es el principio de tu justicia y tu dominio sobre todas las cosas te da poder para perdonar. 17 Tú manifiestas tu fuerza, si no se cree en tu poder soberano, y confundes la audacia de los que la desconocen; is pero, por disponer de fuerza, juzgas con moderación, nos gobiernas con grandes atenciones, porque sólo tú puedes manifestar tu poder, en el tiempo en que te conviene. 19 Al obrar así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y has dado a tus hijos la dulce esperanza que después del pecado dejas lugar al arrepentimiento. 20 Si castigaste con tanta consideración e indulgencia a ios enemigos de tus hijos, y a pueblos destinados a la muerte, si les diste el tiempo y la ocasión para apartarse de su maldad, 21 ¿con qué precauciones no juzgaste a tus hijos, tú que, con juramentos y alianzas, hiciste a sus padres tan hermosas promesas? 22 De m o d o que, mientras nos corriges, golpeas mil veces m á s a nuestros enemigos, para enseñarnos, cuando juzgamos, a pensar en tu bondad, y cuando s o m o s juzgados, a contar con tu misericordia. 23 Por eso, a los que llevaban una vida de impiedad y de locura, tú los atormentaste con sus propias abominaciones. M En realidad se habían extraviado lejos por los caminos del error, hasta tener por dioses a los animales m á s viles y despreciables, dejándose engañar c o m o niñitos sin juicio. 25 Por eso, c o m o a niños sin juicio les mandaste el castigo burlándote de ellos. 26 que si no comprenden esa corrección conocerán un castigo digno de Dios. 27 A causa de sus sufrimientos se indignaron contra esos animales que tenían por dioses, y que servían para castigarlos; vieron claramente, y reconocieron, c o m o Dios verdadero, al que antes se hab í a i negado a reconocer. Y así cayó sobre ellos el castigo supremo.

Discurso contra los que adoran imágenes

l O 'Se comprueba la debilidad na•*• *^ tural de los hombres con su ignorancia de Dios: tenían a la vista sus crea+

conducta de Dios, amigo y maestro del hombre, a la insensatez del culto a los ídolos. + El materialista ignora a Dios. El soberbio cree que todo lo puede realizar con sus propias fuerzas. (Jsa de las cosas

Job 9.12 ° >

R m9 19

m 32,39

Mt 5.7

EX 3,14 turas y no reconocieron a Aquel que Es. 2 Han mirado las obras y no han conocido al Artesano: fuego, viento, aire, bóveda de las mil estrellas, aguas embravecidas y Rom 1,19 antorchas del cielo han sido para ellos los Sir 17 8 dioses y dueños del universo. 3 Deslumhrados por tanta belleza, si han visto dioses en las cosas creadas, sepan cuánto las supera el maestro de ellas. 4 Si el poderío y la irradiación de cosas creadas los han asombrado, sepan cuan poderoso es El que las creó; 5 pues la grandeza y la hermosura de las cosas creadas dan a conocer a su Creador mucho más grande y hermoso. 6 Sin embargo, ésos no merecen sino una ligera reprensión. Posiblemente se extraviaron a pesar de que buscaban a Dios y querían encontrarlo. ^ Su razonamiento partía de las obras de Dios, que les eran familiares, y las vieron tan hermosas que quedaron bajo su encanto. 8 Sin embargo, no tienen excusas: 9 Si adquirieron bastante ciencia para poder investigar el universo, ¿cómo no descubrieron antes al Señor de todo? 10 Pero son unos desgraciados los que llaman dioses a las obras de m a n o s humanas; y desgraciaDt 4,28 das sus esperanzas puestas en ídolos muertos: oro, plata trabajada con arte, figuras de animales, piedras sin valor esculpidas por m a n o s de antepasados. 11 Ahí tienen a un leñador: aserrucha un árbol fáis 40.20 c " de cortar, le raspa la corteza, lo trabaja con habilidad y forma con él un objeto para uso corriente. 12 Los desperdicios de su trabajo le sirven para preparar su comida cuando siente hambre. 13 Queda un desecho que no sirve para nada, un palo retorcido y lleno de nudos: lo toma, lo talla, dedicándole sus horas libres, lo modela c o m o artesano entendido y le da forma de hombre, i*'o si no de cualquier animal despreciable, lo pinta de rojo, y cubre con pasta todas sus fallas. 15 Hace entonces a su obra una habitación digna de ella, la coloca en la muralla sujetándola con un clavo is para que no se caiga. Así la cuida porque Ba 6,25 n o p u e < j e cuidarse sola: no es m á s que una imagen que necesita protección. 17 Sin embargo, cuando se trata de sus negocios, , d e sus hijos o de algún casamiento, no se avergüenza de dirigir sus oraciones a un objeto sin vida. Para su salud invoca al que es débil; 18 para su vida, implora al que es muerto; para recibir socorro, suplica al que no sabe nada; para sus viajes, lo que 15,4 ni siquiera puede usar sus pies; 19 para sus negocios y empresas, para el éxito de su trabajo, pide vigor a lo que en sus m a n o s no posee ningún vigor.

sabiduría 14 2 Esa nave se debió a la sed de ganancia» y In construyó la sabiduría del artífice; 3 pero es tu l'ro videncia, Padre, que la guía, tú que abres carnlnon en el mar, y un sendero seguro en las olas, * mostrando así que salvas de todo peligro y que, aun sin experiencia, uno puede embarcarse. s Tú no quieres que las obras de tu Sabiduría permanezcan estériles; por eso, los hombres incluso Sai io7,at confían en un pequeño madero, atraviesan las olas en una débil balsa y llegan sanos y salvos. 6 Al principio, cuando se acababan los gigantes orgullosos, la esperanza del universo se refugió en Gen 6,1 un arca y, guiada por tu mano, dejó en el m u n d o la Ba 3 1 3 semilla de una nueva generación. 7 Sí, bendito el madero que sirve a los planes de tu Justicia. 8 Pero es maldito, él y su autor, el ídolo proveniente de m a n o s humanas; él por haberlo fabricado, y el ídolo porque, a pesar de ser corruptible, fue llam a d o dios. 9 Sí, Dios tiene un odio igual del impío y del fruto de su impiedad; io la obra y el obrero serán castigados igualmente. ii Por eso se pedirán cuentas también a los ídolos de las naciones, porque entre las criaturas de is 2,18 Dios llegaron a ser algo abominable, una fuente de escándalo para las almas, un lazo a los pasos de los necios. 12 La invención de los ídolos fue el origen del libertinaje; cuando aparecieron se corrompió la vida. Ex 34,16 13 Porque al principio no existían, y no existirán siempre. 14 La vanidad h u m a n a los introdujo en el mundo, y por eso Dios ha dispuesto que no durarían. 15 Un padre consumido por el dolor encarga la imagen de su hijo arrebatado prematuramente, y al que no era m á s que un difunto lo honra al presente c o m o a un dios, y establece para sus familiares ceremonias y ritos. 16 Después, con el tiempo, la costumbre impía se arraiga y se la observa c o m o ley.

i Otro que se embarca para surcar las olas enfurecidas implora a un palo m á s frágil que el barco que lo lleva.

17 Por orden de los gobernantes, las imágenes esculpidas reciben culto. Los que no podían honrar personalmente a sus reyes, porque vivían lejos, los representaron. Se hicieron del rey venerado una imagen visible; así, adularían al ausente c o m o si estuviera presente. 18 Entonces los que ni siquiera conocían al rey fueron arrastrados por la ambición del artista a una veneración m á s profunda. 19 Este, deseando sin duda agradar al soberano, empleó todo su arte en hacerlo m á s hermoso de lo que era, 20 y la gente, movida por la perfección de la obra, hizo entonces objeto de culto al que poco Dn 3,1 antes honraba c o m o hombre. 21 Así esta imagen llegó a ser un lazo para el mundo: porque los h o m bres, víctimas de su desdicha, o del poder de sus gobernantes, dieron a la piedra y a la madera el Nom& 3M bre incomunicable. 22 Pronto no les bastó errar en el conocimiento de Dios; sufriendo m u c h o s males por causa de su R°m 1.21

como propias, sin darles un sentido más profundo y considerarlas como regalos de Dios. El sencillo y humilde ve detrás de todas las cosas la mano de Dios. El agua, el viento, los montes le traen a la mente

al Ser Perfecto que las creó; más todavía las riquezas que descubre en los seres amados. La inteligencia humana está hecha para descubrir a Dios que lo llena todo y que es el He 17,27 fin de todo. Pablo dirá cosas muy semejantes en Rom 1,19.

sabiduría 16 ignorancia, han llegado a dar a esos males el n o m bre de paz. 23 Con sus sacrificios de niños, sus misterios secretos, sus furiosas orgías con ritos extraños; 24 no guardan ya ninguna pureza ni en la vida ni en el m a trimonio; uno suprime al otro por traición o lo atormenta por el adulterio. 25 Por todas partes se mezclan sangre y asesinato, robo o hipocresía, corrupción, engaño, peleas, perjurio, 26 persecución de los buenos, olvido de los favores, mancha de las almas, perversión sexual, desórdenes en el matrimonio, adulterio, inmoralidad. 27 Porque el culto de los ídolos infames es el principio, la causa y el fin d e todo mal. 28 O bien se divierten hasta el delirio, o pronuncian falsos pronósticos, o llevan una vida llena de injusticias, o juran falsa y vanamente; 29 c o m o s e adhirieron a ídolos sin vida, no temen ningún castigo por sus juramentos falsos. 30 Pero el castigo les llegará por este doble crimen; por idólatras, ya que s e han hecho d e Dios una idea falsa; por mentirosos, jurando contra la verdad y despreciando todo lo que es santo. 31 Ño serán castigados por el poder de los objetos por los que juraron, sino por el castigo debido a los pecados, el cual cae siempre sobre el crimen de los malos. 1 C 1 Pero tú, Dios nuestro, tú eres bueno, fiel, 1 J lento para enojarte, y gobiernas todas las cosas con misericordia. 2 Aunque pecáramos, siempre seríamos tuyos, porque c o n o c e m o s tu poder, pero no pecaremos, sabiendo que te pertenecemos. 3 Conocerte, en efecto, es justicia perfecta, recoJn 17,3 nocer tu poder es la raíz d e la inmortalidad. 4 No, las invenciones engañosas del hombre no nos han extraviado, ni las obras de los pintores, esas figuras embadurnadas de colores diversos, 5 cuya vista despierta pasiones en los insensatos, hasta que se dejan captar por la forma sin vida de una imagen muerta. 6 Realmente los fabricantes de ídolos, y los que les sirven o los adoran, son gentes amantes del mal y merecen no tener otras esperanzas que ésas. 7 Aquí tienen al alfarero que trabajosamente moldea el barro blando para formar todos los objetos que usamos. Con la misma greda forma los utensilios destinados a usos nobles c o m o a los usos contrarios, todo por igual; pero cuál de esos dos usos le tocará a cada uno, lo decide el alfarero. a Después —afán muy mal empleado—, con la misma greda moldea una divinidad falsa, él que ayer Gen 3,19 no m á s nació de la tierra y que dentro de poco volverá a la tierra d e que fue sacado, c u a n d o le pidan que devuelva su alma. 9 Sin embargo, no se preocupa por la muerte próxima, ni por la brevedad de su vida. Lejos de eso, rivaliza con los fundidores de oro y plata, imita a los que trabajan el bronce, p o n e su gloria en moldear ídolos. 10 Su corazón es cenizas, su esperanza es m á s vil que el polvo, su vida m á s miserable que la greda, 11 porque desconoce al que lo formó y le infundió Gen 2,7 un alma capaz de actuar y le inspiró un espíritu de vida. 12 El alfarero prefiere considerar nuestra vida & 34,6

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c o m o un juego, nuestra existencia c o m o una lotería. Dice: Hay que sacar provecho de todo, hasta del mal. 13 Sí, mejor que cualquier otro, éste sabe que peca, fabricando a la vez con la misma tierra objetos frágiles e ídolos. !•» Pero los m á s insensatos, y m á s miserables que el alma de un niñito, fueron los enemigos de tu pueblo que lo oprimieron: 15 éstos consideraron c o m o dioses a todos los ídolos de todas las naciones: que no pueden usar sus ojos para ver, ni sus narices para sai 115 aspirar el aire, ni sus oídos para oír, ni los d e d o s de sus m a n o s para tocar, ni sus pies para andar. 16 Porque los hizo un hombre, los formó un ser con vida prestada. Y un hombre no puede siquiera sai 104, moldear a un dios que le sea semejante. 17 C o m o mortal sus m a n o s impías producen una obra muerta. El hombre vale m á s que los objetos que adora; él al m e n o s recibió vida, y ellos, nunca. 18 Incluso adoran a las bestias m á s despreciables, peores que las otras en estupidez, 19 que no tienen belleza, c o m o los d e m á s animales, para atraer la mirada, y hasta escaparon a la alabanza de Dios y a su bendición.

Trato diferente de Dios con su pueblo y con los egipcios 1 (% ' ' > o r e s o ' r e c ¡ D ' e r o n P o r medio de s e m e M. %3 jantes animales el castigo merecido, atormentados por innumerables insectos. 2 En vez de e s o s castigos, fuiste benévolo con tu pueblo y para satisfacer su ardiente apetito, les pre- EX 16,9 paraste c o m o alimento exquisito codornices. 3 Así, los egipcios, a pesar de su hambre, perdían hasta el natural apetito, frente al aspecto repulsivo de los animales enviados. Por el contrario, tu pueblo, después de sentir el hambre, iba a recibir un alimento maravilloso. * Era preciso que sobre los primeros, los opresores, cayera un hambre cruel; a los otros les bastaba probar los tormentos de sus enemigos. 5 Pues cuando los atormentó la furia espantosa de bestias feroces, cuando morían mordidos por re- Núm 21 torcidas serpientes, tu cólera no duró hasta el fin. s Fueron afligidos por poco tiempo, por manera de advertencia nada m á s . Se les dio una señal d e Núm 21, salvación que les recordaba los mandamientos de Jn 3 tu Ley. 7 Pues el que se volvía a él se salvaba, no por el objeto que contemplaba, sino por ti, Salvador del universo. 8 Probaste a nuestros enemigos que eres tú el que libra de todo mal. 9 Al morir ellos mordidos por langostas y picados por moscas, no se halló remedio que los salvara, Ex 8.16 porque merecían ser castigados por esos animales. 10 En cambio, a tus hijos no los vencieron ni los mismos dientes de serpientes venenosas, porque tu misericordia vino en su ayuda y los salvó. 11 Picaduras, pronto sanadas, les recordaron tus palabras, no sea que, dejándose llevar a un olvido profundo, se volvieran insensibles a tus beneficios. 12 Y de hecho no los sanaron ni hierbas, ni cataplasmas, sino tu palabra, Señor, la que todo lo sana. ^ 1o7. 13 Sí, tú m a n d a s la vida y la muerte, h a c e s bajar a las puertas del abismo y haces subir.

1 4 El hombre, en su malicia, puede dar muerte, pero no hará volver al espíritu q u e partió; no liberará al alma arrebatada: is es imposible escapar de tu mano. 16 Los impíos que se negaban a reconocerte fueron azotados por la fuerza d e tu brazo; lluvias fuera EX 9,24 de tiempo, granizo, tempestades tremendas los asaltaron, el fuego los consumió. 17 Pero esto fue lo m á s raro: ¡en el agua que todo lo apaga, el fuego cobraba nuevo ardor! Porque la naturaleza combate por los justos. is A veces la llama bajaba, temerosa de destruir los animales enviados contra los impíos, y para hacerles comprender, con ese espectáculo, que los perseguía el juicio de Dios. 19 A veces en medio del agua la llama subía m á s ardiente q u e el fuego, para destruir los frutos d e una tierra culpable. • 20 Muy por el contrario, pusiste en boca de tu pueblo el alimento de los ángeles: le enviaste del cie¿i Ex 16 lo pan apropiado por el que no trabajaron, pan que 105Í40 reunía todos los sabores y satisfacía todos los gustos. 21 Y lo que tú dabas manifestaba tu dulzura con tus hijos, puesto que se amoldaba al gusto de quien lo comía, se cambiaba según el deseo de cada uno. 22 Aunque parecido a la nieve y al hielo, este pan soportaba el fuego sin derretirse; así tus hijos conocieron que, para destruir las cosechas de los enemigos, el fuego ardía en medio del granizo y prendía bajo la lluvia. 23 Mientras que, al contrario, olvidaba hasta su propia virtud para respetar el alimento de los justos. 24 Porque la creación que te está sometida a ti, su Creador, se endurece para castigo de los malvados y se ablanda en favor de los que confían en ti. 25 Por eso, entonces, se hizo multiforme c o m o sirvienta de tu generosidad, que a todos alimenta, conformándose al deseo d e los que te lo pedían. 26 Con esto, Señor, tus hijos tan a m a d o s aprendieron que no son los frutos del suelo los que aliw 8,3 mentan al hombre, sino que es tu palabra la que protege a los que creen en ti. 27 Este pan que el fuego no lograba destruir se Ex 16,21 derretía en seguida al calor del primer rayo de sol, 28 para enseñarles a todos que deben adelantarse al sol en darte gracias y rezarte desde el principio del día; porque la esperanza del ingrato se deshace c o m o hielo invernal y c o m o agua inútil.

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i En verdad, tus designios son profundos y difíciles de aclarar, por eso las almas ignorantes se extraviaron. 2 Mientras los impíos se creían dueños de la nación santa, permanecían esclavos de las tinieblas, encerrados en una larga noche, aprisionados bajo sus techos, lejos de la eterna Providencia. 3 Cuando querían esconderse, junto con sus pecados secretos, bajo el oscuro velo del olvido, fueEx 10,21 ron dispersados atónitos, aterrorizados por fantasmas. * Los refugios en que s e encerraban no los protegían del temor; ruidos espantosos resonaban a su „

sabiduría 18 alrededor, y espectros sombríos de caras horribles s e les aparecían. 5 Ningún fuego alcanzaba a iluminarlos, y el brillo radiante de las estrellas no se atrevió a aclarar esa terrible noche. * 6 Solamente s e les aparecían llamas repentinas d e fuego sembrando el horror y, en su miedo, una vez que esa visión se desvanecía, juzgaban peor lo que veían. 7 El arte de los m a g o s se mostraba impotente, su pretendida ciencia quedaba confundida; 8 porque los que se preciaban de arrojar del alma atormentada los terrores y turbaciones, caían también enferm o s de ridículos temores. 9 Aunque nada terrible los espantara, el paso de los insectos y el silbido de las serpientes los horrorizaba. io Morían temblando d e miedo, evitando hasta mirar el aire, pues no podían huir ante él. ii En efecto, la maldad es esencialmente cobarde y se condena por sí misma; apremiada por la conciencia, siempre sospecha lo peor. 12 Pues el temor no es otra cosa que renunciar a la ayuda de la reflexión; 13 y cuanto m e n o s se cuenta interiormente con esa ayuda, mayor le parece a uno la causa desconocida d e su tormento. 14 Para ellos, durante esa noche realmente de incapacidad, salida de las profundidades de los abismos, impotentes, sumidos en el mismo sueño, i s y a eran perseguidos por espectros monstruosos, ya paralizados por el desfallecimiento del alma; porque los había invadido un terror súbito e inesperado. 16 Y así, el que caía ahí, fuera quien fuera, quedaba clavado en ese lugar, encerrado en esa prisión sin cerrojos. 17 Fuera labrador o pastor, o trabajador ocupado en la soledad, sorprendidos se sometían a la necesidad inevitable; atados todos por una misma cadena de tinieblas. IB El viento que silba, el melodioso canto de los pájaros en las tupidas ramas, el ruido cadencioso de las aguas precipitadas en su carrera, el fuerte resonar de rocas que caen, i9|a carrera invisiDle de animales que brincan, los aullidos de las m á s salvajes fieras, el eco retumbante en las quebradas de los cerros, todo los llenaba de terror y los paralizaba. 20 Porque al mundo entero iluminaba una luz grande y se dedicaba libremente a sus trabajos; 21 solamente sobre ellos se extendía una pesada noche, Imagen de las tinieblas que les estaban reservadas. Pero, más que las tinieblas, ellos eran cargas para si mismos. i Sin embargo, para tus santos brillaba una luz intensa. Los egipcios, que oían su voz sin ver sus caras, los proclamaban felices, porque no tenían que sufrir; 2 ¡es daban gracias porque no se vengaban, a pesar de que los habían maltratado, y les pedían perdón por su actitud hostil. 3 En lugar de esas tinieblas, tú diste a los tuyos" una columna de fuego que les sirviera de guía en Ex 13,21 ese viaje desconocido, y c o m o un sol suave en su gloriosa peregrinación. * Los egipcios eran privados de luz y prisioneros

• Nótese ese recuerdo enfático del maná que Dios había proporcionado a los hebreos en el desierto. Así se prepara lo que Jesús dirá en Juan 6.

sabiduría 19 de las tinieblas; lo merecían por haber retenido cauis 2,3 tivos a tus hijos, por quienes debía transmitirse al mundo la imperecedera luz de la Ley. 5 Habían resuelto matar a los hijos de los santos, y uno solo se salvó de los niños expuestos. Por eso, a , 22 tú, para castigarlos, les arrebataste multitud de hijos 14,26 y los hiciste morir a todos juntos en las olas enfurecidas. 6 Esa noche había sido anunciada a nuestros padres; por eso, sabiendo en qué Palabra habían creído, se sintieron seguros en su alegría. 7 Tu pueblo esperó a la vez la salvación de los justos y la pérdida de sus enemigos, 8 porque lo que sirvió para castigo de nuestros adversarios nos cubrió de gloría a los que llamabas a ti. s Por eso, los santos hijos de los justos celebraron la Pascua en secreto, estableciendo de común acuerdo esta ley divina que los santos participarían igualmente de los bienes y de los peligros; y al mismo tiempo entonaban ya la alabanza de los padres. 10 A éstos, hacían eco los clamores confusos de Ex 11,6 sus enemigos, acompañados de los gritos lastimeros de los que lloraban a sus hijos. ii El mismo castigo caía sobre el esclavo y el patrón, el hombre del pueblo sufría como el rey. 12 Todos tenían por igual innumerables muertos, tocados por la misma muerte. Los vivos no bastaban para enterrar a los muertos, porque en un instante fue destruido lo mejor de su raza. 13 De modo que los que la magia había vuelto absolutamente incrédulos confesaron, ante la pérdida de sus primogénitos, que tu pueblo era hijo de Dios. 14 Cuando un silencio apacible envolvía todas las cosas y la noche llegaba en mitad de su carrera, 15 tu Palabra omnipotente bajó del trono real; como guerrero implacable, cayó en medio de ese país Ap 19,11 condenado a la destrucción, llevando como aguda espada tu orden irrevocable. 16 Se detuvo y llenó de muerte el universo; tocaba el cielo y pisaba la tierra. " E n seguida los turbaron pesadillas y horribles visiones, los asaltaron terrores inesperados. 18 Echados por tierra por todas partes y medio muertos, todos daban a conocer la razón de su muerte; 19 porque las pesadillas que los habían agitado les habían advertido de antemano, para que no perecieran sin saber por qué eran castigados. 20 Bien es cierto que un castigo mortal alcanzó también a los justos; una multitud pereció por el azote en el desierto. Pero la cólera divina no duró largo tiempo; 21 pronto un hombre irreprochable se apresuró a defenderlos con las armas de su oficio: oración e incienso expiatorio; afrontó la cólera divina y puso término a la plaga, demostrando así que era tu servidor. 22 Logró vencer tu cólera, pero no por sus fuerzas físicas o por el poder de las armas, sino que con su oración venció al que castigaba, recordándole los juramentos hechos a los padres y las alianzas. 23 Cuando ya los cadáveres se apilaban por montones, se interpuso, alejó la cólera y le cerró el paso hacia los vivos. 24 Pues en su ropa sacerdotal estaba configurado todo el mundo, los gloriosos nombres de los padres estaban grabados en las cuatro hileras de piedras preciosas, y en !a diadema de su cabeza reposaba tu Majestad.

762 25 Ante esto, el Exterminador retrocedió, lleno de temor; bastó la sola demostración de tu cólera. 1 Pero sobre los impíos descargó hasta el fin tu cólera despiadada, porque Dios sabía de antemano lo que éstos iban a hacer, 2 y que después de permitir a los suyos que salieran apresurando su partida, aquéllos cambiarían de parecer y saldrían en su persecución. 3 En efecto, todavía estaban preocupados por sus duelos, y se lamentaban junto a las tumbas de sus muertos, cuando imaginaron otra locura y se pusieron a perseguir como a fugitivos a los mismos que ellos habían rogado que se fueran. * ün destino justo los impulsaba a ese extremo y les inspiraba el olvido de sus pruebas pasadas: agregarían de ese modo a todos sus tormentos el supli- a ' ció que faltaba aún. 5 Y, mientras que tu pueblo haría un viaje maravilloso, ellos hallarían una muerte extraña. s La creación entera, obedeciendo a tus órdenes, se modificó de nuevo en su propia naturaleza para el servicio de tus hijos. 7 Se vio a la nube cubrir el campamento de sombra y la tierra firme salía de lo que era agua, ün camino despejado atravesó el Mar Rojo; entre las olas impetuosas se veía una verde llanura 8 por la cual los que protegía tu mano pasaron como un solo pueblo, contemplando tus admirables prodigios. 9 Saltaban como caballos en potrero, o como cor- !s 6313 deros, celebrándote a ti, Señor, Libertador suyo. Mal 3Í20 10 Recordaban todavía lo sucedido en su destierro, cómo del suelo habían salido mosquitos en lugar de animales, cómo, en vez de peces, el Nilo Ex 8,12 había arrojado innumerables ranas. 11 Más tarde, vieron además una manera nueva de nacer aves, cuando, impulsados por el apetito, reclamaron alimentos finos: 12 por satisfacerlos subiex ,13 ron codornices del mar. 13 Pero sobre los pecadores llovieron los castigos precedidos por violentos truenos; con toda justicia sufrían por sus propios crímenes, por haber fomentado un odio terrible contra el extranjero. 14 Otros no habían recibido extranjeros desconocidos, pero ellos hicieron esclavos a bienhechores extranjeros. 15 Los primeros seguramente serán condenados por la manera odiosa en que recibieron a los extranjeros. 16 Los egipcios, por el contrario, acogieron a tu pueblo con festejos en seguida, y después de haberle permitido el goce de sus derechos, lo agobia- Gen 45,17 ron con trabajos terribles. 17 Por eso fueron heridos de ceguera, como aquéllos en la puerta del justo Lot cuando, rodeados de Gen 19,11 tinieblas espantosas, buscaban todos las puertas de sus casas. 18 Así, pues, los elementos cambiaban sus propiedades entre sí, como en un instrumento de cuerda los sonidos cambian de compás, aunque conservando su tono; y esto es lo que resulta claramente al examinar los hechos. • 9 Seres que viven en tierra se volvían acuáticos, los que nadan aparecían en tierra. 20 El fuego aumentaba su poder en el agua, el agua olvidaba su poder de apagar. 21 Por el contrario, las llamas respetaban las car-

763 nes de los animales, sin embargo, tan frágiles, que se les acercaban; tampoco derretían ese alimento divino, semejante a la escarcha y tan fácil de derretir.

lirícldii O 22 De cuántas maneras, Señor, ha» aalatklo * tu pueblo, haciéndolo grande y glorioso. Y con él ••• ii «, 11 tuviste siempre, y en todo lugar.

Por la palabra de Dios Ba 3,35 se mantiene al puesto que él le asignó, y no afloja en sus vigilias. 11 Contempla el arco iris y bendice a su autor; es perfectamente bello en su esplendor. 12 Rodea el cielo en un círculo glorioso, lo tendiea Gén 9,13 . , , .... . ron las manos del Altísimo. 13 A una orden suya cae la nieve; su reprensión lanza el granizo y dirige las flechas de su juicio. 14 Para eso se abrieron sus depósitos y vuelan las nubes como pájaros. 15 Con su poder condensa las nubes que se pulverizan en granitos. 16 Al verlo se estremecen los cerros, por la voluntad divina sopla el viento sur. Sa| 19

• Después del himno a Dios, cuya gloria se revela a través de la creación, el autor nos va a presentar la obra de Dios en su pueblo elegido, Israel. En el presente poema de alabanza a los antepasados vislumbramos a todos los hombres famosos de israei: reyes, libertadores, profetas, sabios, poetas. El autor nota que son

17 El retumbar de su trueno azota la tierra, como el huracán del norte y los ciclones. is Como pájaros que se posan esparce la nieve, que cae como langosta. Los ojos se maravillan ante el brillo d e su blancura y el alma se turba al verla caer. 19 También derrama como sal la escarcha, que s | 147 echa flores como espinas. 20 Sopla el viento frío del norte, se concreta el hielo sobre las aguas, se posa sobre toda agua dormida, la reviste como de una coraza. 21 La helada devora los cerros y quema el desierto, consume el ver- Job 38,22 dor como un fuego. 22 Pero pronto sobreviene la nieve, remedio de todo; el rocío devuelve la vida después de la canícula. 23 Según su designio venció el abismo y en él plantó las islas. 24 Los que recorren el mar cuentan Sa| 104 5 sus peligros; sus relatos nos dejan asombrados. 104,25 25 Allí están las obras extrañas y maravillosas, animales de todas clases y monstruos marinos. 26 Por él su mensajero camina con éxito. Por su palabra todo está ordenado. 27 Podríamos alargarnos sin agotar el tema; en una palabra, él lo es todo. 28 ¿Dónde hallar fuerza para glorificarlo?, porque él es el Grande y supera todas sus obras; 29 Señor temible y soberanamente grande, cuyo poder es admirable. 30 ¡Glorifiquen al Señor y alábenlo cuanto puedan! Siempre quedarán cortos para exaltarlo. 3i ¿Quién lo ha visto para poder describirlo?, ¿quién puede glorificarlo según lo merece? 32 Hay muchos misterios m á s grandes que ésos, porque no hemos visto sino unas pocas obras suyas, 33 pero e s el Señor quien lo creó todo y quien da sabiduría a los hombres justos. Elogio d e los antepasados / | / | 1 Alabemos a los hombres gloriosos, • I I los antepasados de nuestra raza. 2 El Señor concedió una gloria eminente a esos grandes de los principios. 3 Unos fueron soberanos victoriosos; otros se hicieron famosos por sus hazañas; otros, por su inteligencia fueron orientadores; otros dieron anuncios proféticos. 4 Otros gobernaron el pueblo con sus consejos, y fueron capaces de instruir al pueblo con las sabias palabras de su enseñanza. 5 Otros cultivaron la música y escribieron obras poéticas. 6 Otros, ricos y llenos ue fuerza, vivieron en paz en su herencia. 7 Todos fueron glorificados por sus contemporáneos, y durante su vida fueron m o tivo de orgullo para ellos. 8 Algunos de ellos dejaron un nombre por el que los recordarán. 9 En cambio, otros no dejaron ningún recuerdo y desaparecieron como si no hubieran existido. Pasaron como si jamás hubieran nacido, y asimismo sus hijos después de ellos. numerosos los valientes y los justos que murieron sin que, después, se recordaran sus hazañas y virtudes. Sin embargo, el autor sabe que, aunque desaparezcan los descendientes de tal o cual nombre famoso, de Moisés, por ejemplo, el pueblo de Israel tiene las promesas de la eternidad: «De todas maneras, ganaremos».

1 Ma 2,51

sirácides 45

790

10 Esta no fue la suerte de aquellos hombres de bien cuyas obras n o s e olvidaron. 11 S u s bienes pasaron a m a n o s de su descendencia; dejaron a sus hijos su herencia. 12 Su descendencia se mantuvo fiel a la alianza, sus hijos lo fueron gracias a ellos. 13 Su descendencia permanecerá para siempre, su gloria no será destruida, i* Sus cuerpos fueron sepultados en paz, pero su nombre vive por generaciones. is Los pueblos proclamarán su sabiduría, y la asamblea publicará sus alabanzas. is Enoc agradó al Señor y fue trasladado; él ha deGén 5,24 jado su testimonio para los hombres d e todos los Heb 11,5 {•



r

tiempos. 17 Noé fue hallado perfecto yjusto, y en el tiempo de la cólera divina, pasó a ser el renuevo; is gracias a él quedó un resto en la tierra en tiempos del DiG n6 * .9 luvio. 19 Con él se pactaron alianzas eternas, para 2 p 2,5 que no volviera a ser destruido todo mortal por Gen 9,9 aguas de diluvio. Abraham Gen 12,2 O 2 0 Abraham es el padre sublime de una muíRom 4,1 mud de naciones, nadie lo igualó en gloria. Observó la Ley del Altísimo y entró en su alianza. 21 El Señor Gen 17,10 grabó esta alianza en su carne, y en el día de la prueba fue hallado fiel. Gín 2216 2 2 ^0T l o c u a 1 , D i o s l e P r o m e t i ó bajo juramento 1 Ma 2,52 que bendeciría en su descendencia a todas las naHeb 11,17 c ¡ o n e s q U e i a s multiplicaría c o m o el polvo de la tierra, 23 que exaltaría su posteridad c o m o las estreGái 3,8 lias, y les daría el país en herencia, de uno a otro mar, desde el río hasta los extremos de la tierra. A Isaac, a causa de Abraham su padre, 24 le renovó su elección. 25 Hizo reposar en la cabeza de J a cob la bendición d e todos los hombres y la alianza. 26 Le reafirmó sus bendiciones y le dio el país c o m o herencia; lo dividió en lotes y lo repartió entre las doce tribus. Moisés 27 Hizo nacer de él a un hombre de bien que halló gracia a los ojos de todo el mundo, muy a m a d o por Dios y por los hombres, a Moisés, de bendita memoria. A t \ ' L e concedió una gloria igual a la de los Tf J ángeles y lo hizo poderoso para el terror de sus enemigos. g, 8 8 2 Por la palabra de Moisés multiplicó los prodigios y lo glorificó en presencia de los reyes; 3 le dio los mandamientos para su pueblo y le dejó ver algo d e su Gloria. * Lo eligió y lo consagró por su fe y su m a n s e dumbre, lo escogió entre todos los vivientes; 5 le hizo Ex 19,1 oír su voz y lo introdujo en la nube. Le puso en las 2418 manos sus mandamientos: una Ley de vida e inte A continuación Ben Sirá recuerda a los personajes más ilustres de la Historia Sagrada. Les atribuye más o menos importancia, teniendo en cuenta las ideas de su tiempo. Vivía en un momento en que los sacerdotes tenían el papel más importante y toda la vida de los judíos se desarrollaba en tomo al Templo. Por eso habla con más entusias-

llgencla, para enseñar a J a c o b su alianza, y sus decretos a Israel. Aarón 6 Elevó a Aarón, un santo semejante a Moisés, su hermano, de la tribu d e Leví. 7 Firmó con el un pacto perpetuo y le concedió el sacerdocio del pueblo. Lo hizo feliz con su espléndido ornamento, lo cubrió con una vestidura gloriosa. 8 Lo revistió de un adorno espléndido y le puso los insignios d e su poder: pantalones, túnica larga y efod. 9 Le concedió granadas que adornaran su ropa, y por el borde, numerosas campanillas de oro tinti- Ex 28,42 neaban a cada uno de sus pasos, dejándose oír en el Templo c o m o una señal para los hijos d e su pueblo; 10 lo revistió de un vestido sagrado de oro, de púrpura violeta y rojo, obra d e un artista; del pecto- & 28,2 ral del juicio con el (Jrlm y el Tummin 11 hecho de hilo escarlata, obra de especialistas, con piedras preciosas grabadas en forma de sello, engastadas en oro, obra d e joyeros, doce por las doce tribus, con Ex 28,36 una inscripción grabada para recordar ante Dios a las tribus de Israel; '•> y por encima del turbante una corona de oro, que llevaba grabada la inscripción de su consagración, Insignia preciosa, magnífico trabajo, ornamento encantador. 13 J a m á s se hablan visto antes de él cosas tan hermosas; nunca las revesllin un extranjero, sino únicamente sus hijos y sus descendientes perpetuamente. 14 Sus sacrificios se consumen totalmente dos veces al día y para siempre. 15 El propio Moisés lo consagró y lo ungió con el L6V 3,1 aceite bendito. Benefició d r una Alianza eterna para él y también para su raza cuanto duren los cielos, para que se dediquen al culto, ejerzan el sacerdocio y bendigan al pueblo Invocando el Nombre del Señor. 16 Lo escogió entre todos los hombres para que ofreciera el sacrificio al Señor, el incienso y los per- Lev 16,1 fumes del recuerdo, e hiciera la expiación por el pueblo. 17 Le dio interpretar con sus decisiones los mandamientos de la Ley, y enseñar a J a c o b sus órdenes, a Israel su Ley. 18 Extranjeros se confabularon contra él, le tuvieron envidia en el desierto los hombres de Datan y Núm 16,1 1715 de Abirón, y la banda de Coré, llena de odio y de violencia. 19 Los vio el Señor y no le agradó, y el ardor de su cólera los mató. Contra ellos hizo prodigios al consumirlos por su fuego ardiente. 20 Aumentó la gloria de Aarón, dándole la herencia, le otorgó las primicias de los primeros frutos y, Núm is,i en primer lugar, el pan en abundancia. 21 Pues ellos se alimentan con los sacrificios del Señor; él se los concedió a Aarón y a sus descendientes.

22 Pero en la tierra del Pueblo Santo no tiene heNúm 18 20 r e n c ' a n ' hay en el pueblo una parte para él, porque el Señor es la parte que le toca en herencia. Finjas 23 Finjas, hizo de Eleazar, fue tercero en gloria, por su fervor en el servicio del Señor, por haberse manNúm 25 7 t e n i c l 0 firme ante el pueblo sublevado. Demostró noble valentía, y así consiguió el perdón de Israel. 24 Por eso se le concedió una alianza de paz, que lo hacía jefe del Santuario y del pueblo, de m o d o que a él y su descendencia pertenece perpetuamente la dignidad de s u m o sacerdote. 25 No c o m o la alianza con David, hijo d e J e s é , de la tribu de J u d á : la sucesión real pasa a uno solo de sus hijos, pero la de Aarón pasa a todos sus descendientes. 26 Que Dios ponga sabiduría en sus corazones para que juzguen a su pueblo con justicia, y así no se pierdan las virtudes de los antepasados, sino que su gloria pase a sus descendientes.

Josué y los jueces 1 Valiente en la guerra, así fue Josué, hijo d e Nun, sucesor de Moisés c o m o profeta. El, haciendo honor a su nombre, se mostró grande para salvar a los elegidos, para castigar a los enemigos sublevados y para instalar a Israel en su territorio. 2 ¡Qué gloria mereció cuando, con los brazos en alto, extendía la espada contra las ciudades! 3 ¿Qué hombre hubo tan fuerte antes d e él? El d¡it>510,13 ngía las batallas del Señor. 4 ¿No fue por orden suya que el sol se detuvo y que un día llegó a ser c o m o dos? 5 El invocó al Dios Altísimo cuando sus enemigos lo acosaban por todas partes, y el Señor grande lo oyó, lanzando granizos de tremendo peso. 6 Se arrojó sobre la nación enemiga y en la bajada aniquiló a los asaltantes; para que las naciones conocieran la fuerza de sus armas y que el Señor dirigía sus combates. 7 Es que J o s u é marchaba tras el Omnipotente y en tiempos de Moisés demostró su fe, lo mismo que Caleb, hijo d e Jefuné. Se opuso a la asamblea, imNúm 14,6 p j c j J o q U e e | p U e b | 0 p e C a r a e hizo callar las murmuraciones d e los malvados. 8 Ellos dos solos se salvaron, entre seiscientos mil hombres d e guerra, y fueron introducidos en la herencia, en la tierra en que corren leche y miel. 9 Y el Señor concedió a Caleb la fuerza, que cons e r v o n a s t a la ve ez; l o n i z o s u b i r a l o s c e r r o s d e l JOS 1410 J país que su descendencia conservó c o m o herencia, 10 para que todo Israel vea qué bueno es seguir al Señor. 11 Los Jueces, cada uno por su nombre, todos hombres de corazón fiel, y que no se apartaron del Señor, ¡que sea bendita su memoria!

46

12 Que sus huesos reflorezcan en sus tumbas, que sus nombres se renueven convenientemente en los hijos de estos hombres ilustres.

mo de Aarón, Finjas y Simón II, al que había conocido personalmente.

En 46.11 encontramos, como en Mal 3,24, la creencia de los Judíos de que Elias volverá en el tiempo del Salvador. Elias era para los judfos el hombre que resucitó muertos y al que Dios concedió que no muriera. Ben Sirá espera recobrar la vida para ver los tiempos felices de la salvación.

sirácides 47

791

Samuel ,

13 Samuel, profeta del Señor, fue el predilecto d e su Señor; estableció la realeza, y ungió a jefes que 16,13 gobernaran a su pueblo. s 1C

14 Según la Ley del Señor, juzgó a la comunidad y el Señor intervino a favor d e J a c o b , is Por su fidelidad fue reconocido c o m o profeta y, en sus palabras, fue reconocido vidente digno d e fe. ] 6 Invocó al Señor Omnipotente, cuando los enemigos lo ase- 1 s 7,9 diaban por todas partes, ofreciendo un cordero lechón. 17 Y el Señor hizo resonar su trueno en el cielo y con estruendo dejo oír su voz; 18 aniquiló a los jefes enemigos, a todos los príncipes filisteos. 19 Antes del tiempo de su descanso eterno dio testimonio ante el Señor y su ungido: «No he despo- 1 s n jado a nadie de sus bienes, ni siquiera de sus sandalias.» Y nadie lo acusó. 20 Aun después de muerto, profetizó para anunciar su fin al rey; desde el seno d e la tierra levantó 1 s 28,6 su voz para profetizar y para borrar la iniquidad del pueblo. David A *1 1 Después de él apareció Natán, el que pro2 s 712 ^ • fetizó en tiempo de David. 2 Como grasa que se aparta para el sacrificio pacífico, así fue elegido David d e entre los israelitas. 3 J u g ó con el león c o m o si fuera un cabrito, y con el oso c o m o si fuera cordero. 4 Joven aún, ¿no mató al gigante y lavó la deshonra de su pueblo, lanzándole con honda una pe- 1 s 17 drada que derribó la soberbia de Goliat? 5 Invocó al Señor Altísimo, que concedió fuerza a su brazo para que matara al poderoso guerrero y salvara a Israel. 6 Por eso le dieron la gloria de haber matado a diez mil y llamaron sobre él las bendiciones del Se- 1 s 18,7 ñor, al ofrecer la corona gloriosa. 7 Pues destruyó a los enemigos alrededor, aniquiló a los filisteos, sus adversarios, quebrantando su fuerza para siempre. 8 Cualquier cosa que emprendiera, celebraba al Santo Altísimo con palabras de alabanza. Amaba al 2 s 2 3 , Señor con todo su corazón y le cantaba himnos. 9 Puso cantores ante el altar y, gracias a él, se escucharon cantos melodiosos. 10 Dio esplendor a las fiestas, ordenó perfectamente las solemnidades, y las alabanzas al santo Nombre del Señor, que, desde la mañana, hacían resonar el Santuario. 11 El Señor le perdonó sus faltas y lo destacó para siempre, le dio una alianza en beneficio de los Re- 2 s 7,1 yes y le aseguró un trono glorioso en Israel. Salomón 12 Le sucedió un hijo sabio que, gracias a él, vivió a sus anchas. 13 Salomón reinó en tiempos d e paz y Dios le concedió tranquilidad en sus fronteras, para que levantara una Casa a su Nombre y preparara un santuario eterno. 14 ¡Qué sabio eras en tu juventud, lleno c o m o de 1 R 5,17 un torrente d e inteligencia! '5 Tu renombre llenó la tierra, que colmaste de proverbios misteriosos. Tu fama alcanzó las islas lejanas y fuiste a m a d o por haber mantenido la paz. 16 Tus cantos, proverbios, sentencias e interpreta- 1 R ciones hicieron la admiración del m u n d o i ' En nombre del Señor Dios, del que se llama

sirácides 49 Dios de Israel; ie amontonaste oro como estaño, y como plomo multiplicaste la plata. 19 Pero entregaste tu cuerpo a las mujeres y dejaste que fueran dueñas de tu cuerpo. 20 Manchaste así tu gloria, profanaste tu raza, al punto de atraer la cólera en contra de tus hijos, causándoles desgracias por tu insensatez. 21 Efraím se rebeló, de 1 R 1Z manera que hubo dos reinos. 22 Pero Dios no renegó de su compasión, ni retiró ninguna de sus promesas; no hizo perecer la descendencia de su elegido, ni destruyó la raza de quien lo amó. Por e s o dio un resto a Jacob y, a David, un brote salido de él. 23 Y Salomón descansó con sus padres, dejando como sucesor a uno de su raza, al más alocado y menos inteligente del pueblo: a Roboam, que arrastró al pueblo a la rebelión. 1 R 12 26 24 E-n c u a n t o a Jeroboam, hijo de Nabat, fue él el 2 R 17Í21 que hizo pecar a Israel, y enseñó a Efraím el camino del pecado. Desde entonces se multiplicaron tanto sus faltas que, al final, fueron al destierro. 25 Se entregaron a toda clase de maldades hasta que les llegó el castigo.

792 i? Ezequías fortificó la capital e hizo llegar agua dentro d e sus muros; con hierro perforó la roca y 2 R 20. Is 22 construyó depósitos para las aguas. 1 e En su tiempo, Senaquerib se puso en campaña y envió a Rabsaques, que levantó su brazo con- 2 R ie, tra Sión con la seguridad de los soberbios. 19 Entonces temblaron manos y corazones y sufrieron dolores de parto. 20 Invocaron al Señor misericordioso tendiendo hacia él sus manos. Desde el cielo, el Santo se apresuró a oírlos y 21 los libró por mano de Isaías. Castigó el campamento asirio y su Ángel los aniquiló. 22 Porque Ezequías hizo lo que agrada al Señor y siguió sin vacilar las huellas de David, su padre, como se lo ordenó el profeta Isaías, el que fue grande y digno de fe en sus visiones. 23 En su tiempo el sol retrocedió; él alargó la vida del rey. 24 Con el poder del espíritu vio el final de los tiempos y consoló a los afligidos de Sión. 25 Re- is 40,5: veló el porvenir hasta la eternidad y las cosas ocultas antes que sucedan.

1 El recuerdo de Josías es c o m o una mezcla de aromas preparada cuidadosamente por un perfumista, es como miel dulce para toda Elias y Elíseo boca, como música durante un banquete. l 2 Apenado por nuestra apostasía, decidió converA O Entonces apareció como un fuego el protir al pueblo y extirpó los ídolos abominables; 3 en^ O feta Elias, cuya palabra quemaba como derezó su corazón hacia el Señor y en tiempos de antorcha. impiedad hizo prevalecer la piedad. 2 El atrajo sobre ellos el hambre y en su celo los 4 Fuera de David, Ezequías y Josías, todos abun, R 18 , redujo a pocos. 3 Por orden del Señor cerró el cielo, daron en pecados, y abandonaron la ley del Altísiy también hizo bajar tres veces el fuego. mo; por eso él abandonó a los reyes de Judá. 5 Por4 Elias, ¡qué glorioso fuiste en tus portentos!, ¿quién puede jactarse de ser igual a ti? 5 Tú que que entregaron su libertad a otros y su gloria a una 1 R 17.17 arrancaste un hombre a la muerte y al sepulcro, por potencia extranjera. s Los enemigos quemaron la ciudad santa y elela palabra del Altísimo. 6 Tú que llevaste reyes a la gida y dejaron desiertas sus calles; i de acuerdo a ruina y tiraste al suelo el cetro de los poderosos, 7 que escuchaste reproches en Sinaí, y en el Horeb la palabra de Jeremías, a quien habían maltratado; los decretos de castigo; 8 que ungiste reyes que to- a él, que fue consagrado profeta desde el seno materno, para arrancar, destruir y arruinar, pero tammaran venganza, y profetas para que te sucedieran; 9 c ue u ste ' ' ' arrebatado en torbellino de fuego, en el bién para construir y plantar. 8 Ezequiel tuvo la visión de la Gloria que el Señor ci 1 -a carro con caballos de fuego. 10 Tú fuiste designado en vista de los castigos fu- le mostró sobre el carro de los querubines; 9 también recordó a Job, el que siempre había actuado turos, para aplacar la divina ira antes que estalle, Mal 3,24 p a r a q U e j o s p a c i r e s S e reconcilien con los hijos y con rectitud. 10 Con referencia a los Doce profetas, que sus para restablecer las tribus de Israel. huesos reflorezcan en sus tumbas por haber conso11 ¡Felices aquellos que te vean! Y felices también lado a Jacob; y lo salvaron con su esperanza los que murieron en el amor, porque nosotros taminquebrantable. bién viviremos ciertamente. 11 ¿Cómo hacer el elogio de Zorobabel? Es como 12 Cuando Elias fue llevado en un torbellino, Eli2 R 2,9 seo fue lleno de su espíritu; durante su vida ningún el anillo en la mano derecha; y lo mismo Josué, hijo Ag 2.23 de Josedec. 12 Ellos, en su tiempo, construyeron la jefe lo intimidó, ni nadie pudo dominarlo. 13 Nada fue imposible para él y hasta en el sueño Casa y levantaron el Templo consagrado al Señor, de la muerte hizo obra d e profeta. 11 En vida hizo destinado a una gloria eterna. 13 Grande es la memoria de Nehemías, que nos prodigios, y después de muerto, todavía obró mireconstruyó las murallas en ruinas, puso puertas y lagros. 15 A pesar de todo, el pueblo no se arrepintió, no cerrojos y reedificó nuestras casas. 14 Nadie fue creado en la tierra igual a Enoc, que 44,16 renunció a sus pecados, hasta que fue desterrado lejos de su país y dispersado por toda la tierra; 16 no fue arrebatado de la tierra. 15 Tampoco hubo jamás un hombre como José, le quedó a Judá sino un pequeño resto, con un jefe cuyos huesos fueron embalsamados y venerados. de la raza de David. Algunos de ellos agradaron a O i 6 Sem, Set y Enós han sido gloriosos; pero la Dios con sus obras, pero otros multiplicaron sus gloria de Adán supera la de toda criatura. pecados. O De repente, antes de celebrar al sumo sacerdote Simón, su contemporáneo, Ben Sirá recuerda los orígenes. Al comienzo, el primer hombre. Superando las ideas corrien-

tes de los judíos, que hasta entonces miraban poco fuera de su propia historia. Ben Sirá piensa en el Primer Hombre, padre de toda la humanidad. Adán representa a toda la hu-

sirácides 51

793 El sacerdote S i m ó n i Simón, hijo de Onías, el Sumo Sacerdote, el más grande entre sus hermanos y la gloria de su pueblo, e s el que durante su vida, reparó el Templo y en sus días fortificó el Lugar Santo. 2 El puso los cimientos de doble profundidad, de la alta muralla que rodea el Templo. 3 En su tiempo, fue cavado el estanque para el agua, un depósito semejante al mar. 4 Preocupado por prevenir los eventuales percances, fortificó la ciudad para el caso de sitio. + 5 ¡Qué imponente se veía cuando salía de la Sala del velo para dar vuelta en torLSV 16,23 no al Templo! e Como asoma la estrella de la mañana, en medio de las nubes, como noches de la luna llena. 7 Como el brillo del sol abrasando el Templo, como esplendor del arco iris entre las densas nubes. s Como la rosa primaveral, como el lirio junto a la fuente, como brote del árbol del incienso en verano. 9 Como las brasas y el incienso para el sacrificio, como un vaso de oro macizo adornado de toda clase de piedras preciosas. io Como olivo cargado de frutos, como ciprés que se eleva hasta las nubes. n Cuando se revestía de sus vestiduras de fiesta, de sus espléndidos ornamentos, cuando subía al sagrado altar y llenaba de gloria el recinto del Santuario. 12 Cuando recibía de manos de los sacerdotes las "porciones del sacrificio, de pie junto al fuego del altar, se veía rodeado de sus hermanos que formaban una corona, como frondosos cedros sobre el Líbano, o parecía que estuviera en medio de un bosque de palmeras. 13 Todos los hijos de Aarón en su esplendor llevaban en sus manos las ofrendas del Nim io,2 Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel. 14 Entonces, para cumplir el ministerio de los altares, presentando con dignidad la ofrenda al Omnipotente Altísimo, í 5 extendía la mano sobre la copa, hacía correr un poco de jugo de uva y lo derramaba al pie manidad pecadora, llamada a la salvación, pero también es el primer hombre que tiene en sí el destino de todos los demás. En Rom 5,12-20, Pablo hablará de Cristo como el nuevo Adán. De él se puede decir: «Por sobre toda criatura viviente está Adán». + Destacamos esta larga semblanza del sumo sacerdote Simón. Ben Sirá, que ejerció responsabilidades y conoció la

del altar como perfume agradable al Altísimo, rey del mundo. 16 Entonces los hijos de Aarón lanzaban vivas, tocaban sus trompetas de metal forjado haciendo oír su imponente sonido, como para llamarle la atención al Altísimo. 17 Entonces, de repente, todos a un tiempo, caía el pueblo, rostro en tierra: adoraban a su Señor, al Omnipotente, al Dios Altísimo. is Los cantores hacían oír sus alabanzas, y todo ese estruendo se cambiaba en una dulce melodía. 19 Y el pueblo suplicaba al Señor Altísimo, dirigía sus plegarias al Misericordioso, hasta que se terminaba el oficio al Señor y acababa la ceremonia. 20 Entonces bajaba y extendía sus manos hacia toda la asamblea del pueblo de Israel para dar en voz alta la bendición del Señor Núm 6,25 y tener el honor de pronunciar su Nombre. 2i El pueblo se arrodillaba por segunda vez para recibir la bendición del Altísimo: 22 «Ahora bendigan al Dios del universo, que por todas partes hace grandes cosas, que ha hecho célebre nuestra historia desde nuestros orígenes y nos ha tratado de acuerdo a su misericordia. 23 Que él nos dé la alegría del corazón, que conceda la paz a nuestro tiempo, a Israel, por los siglos de los siglos. 24 Q U e su misericordia venga a nosotros y, en esos días, nos toque su Redención. 25 Hay dos naciones que mi alma detesta, y una tercera que no es una nación: 26 los habitantes de los cerros de Seir, los filisteos y el estúpido pueblo que vive en Siquem. 27 Enseñanza, sabiduría y saber, eso e s lo que dejó en este libro Jesús, hijo de Sirá, hijo de Eleazar, de Jerusalén, que derramó como una lluvia la sabiduría de su espíritu. 28 Felices los que vuelvan continuamente a estas palabras; quien las guarde en su corazón s e hará sabio. 29 Si obra así, será fuerte en toda circunstancia, porque caminará tras la luz del Señor. Oración de J e s ú s , hijo de Sira •

C 1 ! Te alabaré, Señor, mi Rey, y te *•»•* daré gracias, Dios, Salvador

vida, no tiene vergüenza de expresar su gran admiración por las ceremonias del Templo. Como a cualquier creyente judío, los vestidos sagrados, la música y las ceremonias solemnes le revelaban algo del mundo de Dios que es esplendor, alegría, ñesta, alabanza. El último párrafo sirve de conclusión para esta parte del libro (cap. 44-50). Ben Sirá bendice a sus lectores con las mismas palabras que Simón dirigía al pueblo postrado.

siráeides 51 mío. 2 Daré gracias a tu Nombre porque tú fuiste mi protector y mi apoyo, y tú libraste mi cuerpo de la muerte, del lazo de la lengua malvada y de los labios que forjan la mentira. Cuando me veía rodeado de enemigos, tú llegaste a socorrerme y me libraste. 3 Por tu gran misericordia y para gloria de tu Nombre, me libraste de los dientes de aquellos que estaban listos para tragarme. Me rescataste de las manos de los que querían quitarme la vida y de todas las calamidades por que he pasado. 4 De la violencia de las llamas que me rodearon, y en medio del fuego no me quemé. 5Me salvaste de las fuerzas oscuras de la muerte. 6Me pusiste a salvo de los falsos testimonios, de los labios mentirosos y de las flechas de los calumniadores. Mi alma llegó al borde de la muerte. Mi vida estuvo a punto de caer al infierno. 7 Me rodearon por todas partes y no había quien me prestara socorro: miraba buscando algún salvador, pero no había nadie. 8 Entonces me acordé de tu misericordia y de tus obras en el pasado, y de cómo salvas, Señor, a los que en ti esperan y los libras de sus enemigos. 9 Y elevé de la tierra mi súplica, llamé a Dios de las puertas de la muerte. io Clamé al Señor, padre de mi señor: «Tú eres el que me salva, no me abandones en el día de la prueba, cuando claman los orgullosos y no aparece el socorro. 1i Yo alabaré tu Nombre sin cesar y te cantaré una acción de gracias.»

• Es una acción de gracias por una liberación. La enumeración de los peligros de que Dios puede liberar, recuerda a los héroes del Antiguo Testamento: Daniel en el pozo de ios leones, Daniel y sus compararos en el homo, José encarcelado, Susana, David.

794 12 El Señor escuchó mi oración. Tú me salvaste de la ruina y me libraste del momento malo. Por eso te daré gracias y te alabaré, y bendeciré el Nombre del Señor. 13 En mi juventud, antes de mis viajes, busqué sinceramente la sabiduría en la oración: 1* en la entrada del santuario la pedí y hasta el fin de mis días la buscaré. 15 Dio su flor, como racimo que madura, y mi corazón puso en ella su alegría. Mi pie avanzó por el camino recto, pues desde mi juventud seguí sus huellas. 16 Apenas empecé a prestarle mi oído, la recibí, y hallé en mí mucha instrucción. 17 Ella me ha hecho progresar, de lo que doy gracias a Aquel que me la concedió; IB pues decidí ponerla en práctica, busqué ardorosamente el bien y no me arrepentiré de ello. 19 Con ella luchaba; me esforzaba por cumplir toda la Ley; levantaba mis manos al cielo para lamentar mis faltas a su respecto. 20 Me apasioné por ella hasta unirme con ella cuando llegó el tiempo. Desde el principio adquirí con ella la inteligencia; ella no me abandonará. 2i Con todo mi ser la anhelé y la busqué; y adquirí la mejor parte. 22 En recompensa me dio el Señor el saber hablar; con ella quiero alabarlo. 23 Acerqúense a mí, ignorantes, vengan a vivir en la casa de la cultura. 24 ¿Por qué dicen que no la tienen, a pesar de tener tanta sed de ella? Am 8,1 25 Les digo con toda convicción: Adquiéranla sin dinero; 26 sometan la cerviz a su yugo, que sus al- ,s 55 mas reciban la instrucción, pues está muy cerca, al Mt 11, alcance de ustedes. 27 Vean con sus propios ojos que he penado poco para hallarme mucho descanso. 28 Participen de la instrucción por más que les cueste: porque con ella adquirirán un oro más precioso. 29 Que su alma halle su alegría en la misericordia del Señor, no se avergüencen de alabarlo. 30 Cumplan su obra antes que venga el tiempo, y cuando sea tiempo, él les dará la recompensa.

En la liturgia da la Iglesia se usa para lasfiestasde los mártires. Su muerte (ver Sab 3,1) fue una liberación del mal. A Imitactón de Jesús, los mártires no escaparon al mal y a la muerte, sino que la vencieron, superando el temor innato y aceptando perdonar a sus enemigos.

SALMO 1 Los dos caminos.—Dios, autor de la naturaleza humana, sólo quiere la felicidad del hombre. Es muy significativo que el primer salmo se extienda sobre el tema de la felicidad, así como el primer discurso de Jesús empezará por «felices». 1 Dichoso el hombre aquel que no asiste a reuniones de malvados, ni se para en el camino del pecado, ni en el banco de los burlones se sienta, 2 mas cumplir la ley de Dios es su alegría, y murmura su oración de día y noche. 3 Es como árbol plantado junto al río que da su fruto a tiempo y tiene su follaje siempre verde, pues todo lo que él hace le resulta. 4 No, no pasa así con los impíos, que son como la paja levantada del suelo por el viento. 5 Jamás se librarán de la Justicia ni con los justos irán los pecadores, porque el camino del bueno Dios conoce, pero el sendero del impío se pierde. 1 ¡Feliz año! ¡Felicidades! El lenguaje corriente expresa constantemente ei anhelo profundo del hombre a la felicidad. Pero la felicidad, según la Biblia, no se debe buscar en primer lugar en cosas exteriores (dinero, placer, poder). Sale al encuentro del hombre sometido a la ley de Dios. Con imágenes sacadas de la vida rural, la del árbol y la del grano aventado, e! salmo contrapone al hombre que acepta a Dios y al que lo rechaza. El primero tiene solidez, permanencia y fecundidad: el segundo, vacío e inconstancia. Jesús es por excelencia el árbol verde y fecundo. En el árbol de la Cruz madura todo lo bueno, grande, hermoso, santo... del corazón del hombre.

salmo 3 SALMO 2

796 Los dos reinos.—Esta lucha entre los «reyes de la tierra» y el Elegido de Dios anuncia el libro del Apocalipsis. Pero no hay que identificar totalmente estas fuerzas antagónicas con la Iglesia y los que la combaten, pues es en el corazón de cada nombre donde pasa la frontera entre ellas. Esta lucha es de todos los tiempos, pero, en los años presentes, somos testigos de la oposición cada vez más fuerte de los poderosos a la Iglesia de Cristo y de sus pobres.

G Conocemos el miedo de! rey Herodes al saber el nacimiento, en Belén, del rey de los judíos; esto se repite muchas veces a lo largo de la Historia. Por un lado, están los que quieren hacer por sí solos su propio destino y fabricar su felicidad sin someterse a una ley superior al hombre. Son los «reyes de la tierra», «los príncipes de la tierra», y ésos no son solamente los gobernantes perseguidores, sino todos los que ejercen poder sobre los espíritus, los que fabrican la opinión pública de las masas. Por otra parte está Dios y, a su lado. Cristo vencedor, llamado aquí el Ungido y el Hijo.

i ¿Para qué meten ruido las naciones y los pueblos se quejan sin motivo? 2 Se levantan los reyes de la tierra, y sus jefes conspiran en contra del Señor y su elegido. 3 ¡Ea, vamos, rompamos sus cadenas y su yugo quebremos! 4 Aquel que es rey del cielo se sonríe, mi Dios se burla de ellos. 5 Luego les habla con enojo y los asusta con su rabia: 6 «Ya tengo consagrado yo a mi rey en Sión, mi monte santo.» 7 Anunciaré el decreto del Señor, pues él me ha dicho: «Tú eres hijo mío; hoy te he dado a la vida. 8 Pídeme y serán tu herencia las naciones, tu propiedad los confines de la tierra. 9 Las podrás aplastar con vara de hierro y romperlas como cántaro de greda.» K>Y ahora, reyes, entiendan, corríjanse los jueces de la tierra. 11 Sirvan a Dios con temor, besen, temblando, sus pies. i2 Si él se enojare, ustedes morirán, pues su cólera estalla en un momento. Felices los que buscan su cariño.

SALMO 3

¡Cuántos son mis enemigos!—El rey David, como todo cristiano, tiene un aliado más fuerte que todos sus enemigos juntos: Dios. 2

¡Oh Dios! Cuántos son mis enemigos, cuántos los que se alzan contra mí, 3 cuántos los que dicen de mi vida: «Dios no puede ser su salvación.» 4 Mas tú, mi Dios, eres escudo que me ciñes, mi gloria, que sostienes mi cabeza. 5 A voz en cuello clamo a mi Señor y él me responde de su monte santo. 6 Yo, sea que me acueste, que me duerma, o me levante, sé que Dios me ayuda. 7 No temo a los millares de esa gente, que vienen contra mí de todas partes. 8 ¡Levántate, Señor, sálvame, oh Dios!

salmo 5

797

Tú les pegas en la cara a mis contrarios y9 les rompes los dientes a los malos. ¡La salvación es cosa del Señor! Manda tu bendición sobre tu pueblo.

SALMO 4

D Buena oración para el creyente que vive en el mundo, rodeado por el mal, asediado por su propia debilidad, amenazado por los sinvergüenzas. Pero siempre tiene por qué dar gracias al Señor, porque también existe la experiencia del bien realizado. A continuación ponemos la letra de otra oración de la tarde, un himno muy antiguo de la Iglesia oriental: Alegre luz de la gloria santa e inmortal del Padre, ¡santo y bienaventurado Jesucristo! Llegados a la hora de la puesta del sol, cantamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo de Dios. Tú eres digno en todo tiempo de ser alabado por voces santas. ¡Mijo de Dios que das la vida!

SALMO 5

Oración de la noche.—Oración de la tarde del que, a pesar de las dificultades, confía en Dios, porque recuerda cuántas veces en la angustia el Señor lo ha sostenido. 2

¡Cuando te llamo a ti, tú me respondes, oh mi Dios salvador! Tú, que me has sostenido en mis angustias, de mí ten compasión y escucha mi oración. 3 ¿Hasta cuándo, varones, tendrán endurecido el corazón? ¿Por qué aman el engaño y persiguen corriendo lo que es falso? 4 Sepan que, con su amigo, maravillas ejecutó el Señor: El me atiende las veces que le invoco. 5 Tiriten de pavor, pero no pequen; en silencio mediten en su lecho. 6 Ofrezcan sacrificios al Señor como la ley lo ordena, y confíen en él. 7 Son muchos los que dicen: «¿Cuándo, por fin, nos salvará de todo? ¡Muéstranos, oh Dios, tu rostro alegre!» 8 Tú alegras mucho más mi corazón que cuando ellos se sienten rebosantes de tanto trigo y vino cosechados. 9 Me acuesto en paz, y al punto yo me duermo: porque, Señor, tú solo me das seguridad. Oración al despertar.—Este salmo nos invita a comenzar el día llamando a Dios para que sea nuestra luz y nuestra fuerza, y también yendo a la Casa de Dios, su templo, donde está su luz y su fuerza a nuestro alcance.

2 4 ¡Señor, oye mi voz, atiende a mi geSeñor, ya de mañana escuchas mi voz. mido! Te dirijo temprano mi oración y luego es3 Escucha mi plegaria, ¡oh rey mío y Dios pero en ti. 5 mío! A ti, oh Dios, no te gusta la maldad y 5 Ya de mañana escuchas mi voz. Cuando nos despertamos en la mañana, contemplamos de antemano el día que vamos a vivir. Tendremos que elegir, a lo largo del día, entre el bien y el mal, entre los llamados de Dios y los atractivos terrenales. Pero es difícil realizar lo que hayamos descubierto como la voluntad de Dios. Por tanto, clamamos a Dios. Castígalos, oh Dios, como merecen. Esta meditación del

salmista hebreo se expresa en un lenguaje que nos parece poco evangélico, cuando, por ejemplo, llama a los no creyentes «insensatos», «malhechores», «mentirosos», y ruega a Dios que los castigue. Hay que recordar que la mentalidad judía no distinguía entre los actos y las personas, entre el pecado y el pecador. Este lenguaje revela, no tanto el odio o el fanatismo del justo, cuanto el ardor y profundidad de su apego a la ley de Dios.

salmo 7

798

niegas hospedaje a los malvados. Las piernas de los tontos temblequean al contemplar tu rostro. 6 A los que mal se portan no los quieres y ponesfina todo mentiroso; 7 al que es violento y al que engaña el Señor los aborrece. 8 Pero yo, por tu bondad inmensa, puedo entrar en tu casa y postrarme en tu templo sagrado, lleno de reverencia. 9 Señor, frente a mis enemigos, haz que mi conducta sea justa y que siga derecho tu senda.

SALMO 6

10

Nada de sincero hay en su boca, su corazón tramando está maldades; su garganta es un sepulcro abierto, mientras adulan con labios melosos. 11 Castígalos, oh Dios, como merecen, de modo que fracasen sus proyectos. Despídelos por sus muchos crímenes, ya que contra ti se rebelaron. 12 Cuantos a ti se acogen, que se alegren y su alegría dure para siempre; proteges a los que quieren tu nombre, para ellos tú eres su contento. 13 Señor, tú das tu bendición al justo y tu bondad lo cubre como escudo.

799 SALMO 8

Señor, no me reprendas en tu ira, ni me castigues en tu enojo. 3 Misericordia, Señor, que desfallezco. Sáname tú, porque el temor ha carcomido mis huesos. 4 Aquí me tienes sumamente perturbado. Y tú, Señor, ¿hasta cuándo? 5 Señor, vuélvete a mí, libra mi alma y sálvame por tu gran compasión. 6 Porque después de muerto nadie te recuerda, en el lugar oscuro nadie te alaba. 7 De tanto gemir, estoy agotado, de no-

che en mi cama lloro y mis lágrimas corren por el suelo. 8 Mis ojos se consumen de tristeza, envejezco al ver tantos enemigos. 9 Apártense de mí los malvados, porque el Señor ha oído mi llanto. 10 El Señor ha escuchado mi plegaria y ha aceptado mi oración. 1 * Que todos mis adversarios se avergüencen y se asusten, y de repente retrocedan aterrados.

Gloria de Dios y grandeza del hombre.—Nunca tanto como hoy día, gracias al progreso de la ciencia, el universo manifiesta al hombre la grandeza y hermosura de Dios. Pero, al hacerse hombre, el Hijo de Dios ha colocado al hombre por encima de toda la creación material, y recalcado la igualdad fundamental de todos los hombres. 2

¡Oh Señor, nuestro Dios, qué glorioso es tu Nombre por la tierra! 3 Tu gloria por encima de los cielos es cantada por labios infantiles. Tú opones tu castillo al agresor para vencer a contrarios y rebeldes. 4 Al ver tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que fijaste, 5 ¿quién es el hombre, que te acuerdas de él, el hijo de Adán, para que de él cuides? 6 Apenas inferior a un dios lo hiciste, coronándolo de gloria y grandeza; 7 le entregaste las obras de tus manos, bajo sus pies has puesto cuanto existe. 8 Ovejas y bueyes todos juntos como también las fieras salvajes, 9 aves del cielo y peces del mar que andan por las sendas de los mares. i° ¡Oh Señor, nuestro Dios, qué glorioso es tu Nombre por la tierra!

Oración del afligido.

2

ulmo 9

SALMO 9

Dios, refugio de los oprimidos.

Alabo al Señor con toda mi alma y canto sus maravillas. 3 En ti me alegraré y regocijaré, cantaré tu Nombre, Altísimo. 4 Mis enemigos han retrocedido; tu presencia los hizo caer y perecieron. 5 Se sentó el juez justo, examinó mi causa y dictó una sentencia favorable para mí. 6 Tú amenazas a los hombres sin fe, reduces los malvados a la nada y borras su nombre para siempre. 7 El enemigo ha sido silenciado, arruinado para siempre, y se perdió hasta el nombre de sus ciudades. 8 El Señor se sienta para juzgar, dispuso su trono, que no se moverá.

9 Gobernará la tierra con rectitud y juzgará a los pueblos con honradez. io El oprimido encuentra su refugio en el Señor; él es su fortaleza cuando lo rodea la angustia. ii Esperen en ti los que conocen tu Nombre, porque tú, Señor, no abandonas a los que te buscan. 12 Canten al Señor que mora en Sión, y publiquen entre los pueblos sus hazañas. 13 El pide cuentas por la sangre derramada y recuerda a los oprimidos; él no los olvidará. 14 Señor, ten compasión de mí, mira cómo me humillan mis contrarios, sácame de las puertas de la muerte.

9 Este salmo fue escrito en un tiempo de angustia. Opone dos tipos de hombres: los oprimidos que reconocen a Dios, y los opresores, que desprecian tanto a Dios como a los hombres (los pobres, los huérfanos, los trabajadores). El impío no se preocupa del juicio de Dios, porque está lejos y no interviene. Porfin,¿existe Dios? De hecho, Dios aparece muy lejano, pasivo y mudo. Por eso, el salmista expresa su queja de una manera vehemente: Señor, extiende tu mano, rompe el brazo del Impío. Dios

es el Señor y tendrá la última palabra, a tal punto que no debemos temer aquí a nadie, pues todo hombre es «hecho de barro». Dios hará justicia al oprimido y al que sufre. Todo cristiano que tiene bastantes bienes de este mundo, debe preguntarse con seriedad si no es responsable, en algún grado y en alguna formo, de estas injusticias y opresiones. Sabemos, por rl libro del Éxodo, que el juicio de Dios se puede ejercer ¿Se habrá olvidado Dios de su misericordia? ¿O irritado nos cierra su corazón?» 11 Yo digo: «Dios ya no interviene como antes», de ahí viene mi dolor. SALMO 78 (77)

12 Recuerdo las hazañas del Señor, y sus antiguos prodigios. 13 Medito en todas tus obras y considero tus hazañas. 14 Oh Dios, tu proceder es santo, ¿qué dios es tan grande como nuestro Dios? 15 Tú eres el Dios que obras maravillas, tú demostraste tu poder entre los pueblos. 16 Por tu fuerza libraste a tu pueblo, a los descendientes de Jacob, a los hijos de José. 17 Oh Dios, las aguas te vieron, te vieron y se conmovieron; los mares se estremecieron. 18 Las nubes derramaron aguaceros y lanzaron truenos, por el aire volaron tus rayos. 19 Tu trueno sonó en medio del viento, tus relámpagos alumbraron el mundo, la tierra tembló y se estremeció. 20 Tu camino pasaba por el mar; tus sendas te llevaron por aguas profundas y no quedaron huellas de tu paso. 2i Guiaste a tu pueblo como un rebaño, por la mano de Moisés y de Aarón.

¡Cuántas veces tentaron a Dios!—Este salmo saca una lección de la historia de Israel: las gracias de Dios y la ingratitud de su pueblo.

a t i e n d e , pueblo mío, a mi enseñanza; — oye con atención — las palabras que brotan de mis labios. 2 Hablaré en parábolas — sacaré a luz los enigmas antiguos. 3 Las cosas que escuchamos y aprendimos, — que nos fueron contando nuestros padres, — 4 no las ocultaremos a nuestros hijos — y se las contaremos — a las generaciones venideras: — la fama del Señor y su poder, — las grandes maravillas que él ha hecho. s Puso esa obligación para Jacob — y estableció esta ley en Israel; — ordenó a nuestros padres — enseñarlas a sus hijos, 6 para que las conozcan — los que ven-

gan después, — y los hijos que nazcan se levanten — y a su vez se las cuenten a los suyos; — 7 para que éstos confíen sólo en Dios, — no se olviden jamás de sus hazañas — y observen, ante todo, sus mandatos. 8 Y no lleguen a ser como sus padres, — que eran gente rebelde y obstinada, — y cuyo amor a Dios no fue constante — ya que lo traicionaron a menudo. 9 Los hijos de Efraín, diestros arqueros, — volvieron las espaldas, — el día del combate. — 10 No cumplieron la alianza del Señor — ni quisieron andar según su Ley. 11 Se olvidaron de todas sus hazañas, — de los prodigios que hizo ante sus ojos: —

77 Dios ya no interviene como antes. El salmista medita los prodigios de Dios en el pasado y compara con el tiempo en que vive: Dios, aparentemente, deja a su pueblo en medio de problemas y dificultades insolubles. Así, la crisis presente de la Iglesia aparece como su derrumbe; en la futura generación se comprobará que fue una resurrección. También, en cualquier vida de creyente hay momentos en que Dios se manifiesta y nos alza de la tierra, y períodos en que nos pide que seamos fieles, a pesar de no ofrecemos incentivos.

Recuerdo las hazañas del Señor y sus obras. Digamos como Pablo: «Dios, que entregó a su Hijo por nosotros, ¿cómo no va a damos con él todo lo demás?» Nos corresponde también recordar el pasado de nuestra propia vida, de nuestro pueblo, de nuestra comunidad cristiana, para descubrir la paciencia de Dios y reconocer en nuestras desgracias la consecuencia merecida por nuestros pecados. En especial, la división de los cristianos en varias iglesias, debe aparecer como la prueba de que no fuimos fieles a la enseñanza de Cristo.

843 — 12 ante sus padres él hizo milagros, — en la tierra de Egipto, — en el valle de Tanis. 13 Partió el mar en dos — y los hizo pasar, — deteniendo las aguas como un dique. — 1 4 De día los guió con una nube, — de noche, con un fuego que alumbraba. — '5 Partió en medio las rocas del desierto — y les dio de beber agua a torrentes. i 6 Hizo brotar arroyos de la piedra — y las aguas corrieron como ríos. — 17 Mas, de nuevo, pecaron contra Dios — y en contra del Altísimo se alzaron — estando en el desierto. 18 Tentaron a Dios en sus corazones, — pidiendo de comer según su antojo. — 19 Contra Dios murmuraban y dijeron: — «¿Podrá Dios preparamos — comida en el desierto? 20 Es c i e r to que cuando él golpeó la roca, — brotó el agua y corrió como torrente. — Pero, ¿será capaz de darnos pan — o de proporcionar carne a su pueblo?» 21 Al oírlo el Señor, se enojó mucho; — un fuego se encendió contra Jacob, — y la cólera ardió contra Israel; — 22 porque en Dios no quisieron tener fe — ni tuvieron confianza en su socorro. 23 Dio orden a las nubes allá arriba — y abrió luego las puertas de los cielos. — 24 Les mandó como lluvia — maná para comida, — les dio trigo del cielo. 25 El hombre comió así pan de los fuertes — y les envió, de sobra, provisiones. — 26 Hizo soplar el viento Este en el cielo, — trajo con su poder vientos del Sur. 27 Hizo llover sobre ellos — la carne como polvo — y las aves que vuelan — como arenas del mar. — 2 8 Hizo que ellas cayeran — dentro del campamento — y rodearon sus carpas. 29 Comieron hasta ya no poder más, — él les sirvió de cuanto deseaban. — 3 0 Pero recién se estaban saboreando — y tenían aún la boca llena, — 3 ' cuando estalló la cólera de Dios: — Dio muerte a los más fuertes de los suyos — derribó a los mejores de Israel. 32 Sin embargo, pecaron nuevamente — y no tuvieron fe en sus maravillas. — 3 3 El consumió sus días como un soplo — y sus años con muerte repentina. 34 Cuando los castigaba, lo buscaban — se volvían a Dios y le rogaban; — 3 5 se acordaban que Dios era su roca — y el Altísimo Dios, su Redentor. 36 Mas sólo lo engañaban con sus labios

salmo 78 — y con su lengua sólo le mentían; — J7 no era su corazón con él sincero — ni tampoco creían en su alianza. 38 El, sin embargo, bueno y compasivo, — en lugar de acabarlos, — perdonaba sus culpas; — refrenaba su enojo muchas veces, — para que su ira no se desatara. 39 Se acordaba que son seres de carne, — un soplido que pasa y que no vuelve. — 40 ¡Cuántas veces se alzaron — contra él en el desierto — y pena le causaron — en esa soledad! — 4 1 Nuevamente tentaron a su Dios — y enojaron al Santo de Israel. — 42 No se acordaron más de su poder, — de cómo los libró de su adversario, — 4 3 cuando hizo sus milagros en Egipto, — sus prodigios en el valle de Tanis. 44 Convirtió en sangre el agua de sus ríos, — no pudieron bebería en sus arroyos. — 45 Dejó caer sobre ellos — mosquitos que se los comieron vivos, — ranas que les hicieron gran perjuicio. 46 Entregó sus cosechas al pulgón — y el fruto de su esfuerzo a las langostas; — 47 echó a perder sus viñas con granizo — y secó sus higueras con la helada. — 4 8 Permitió que el granizo destruyera — sus rebaños, y el rayo, sus ganados. 49 Desparramó sobre ellos — el ardor de su rabia; — ira, furor, enojo, — como un tropel de males. so A su ira le dejó el camino libre; — no preservó sus vidas de la muerte — y entregó sus personas a la peste. — 5i Mató a los primogénitos de Egipto, — a todo hijo mayor — en las carpas de Cam. 52 Luego, sacó a su pueblo, como a ovejas, — los llevó, cual Pastor, por el desierto. — 53 Los condujo seguros, sin temor, — mientras que el mar cubrió a sus enemigos. — 5 4 Los trajo a su sagrado territorio, — al cerro que su diestra conquistó. 55 Expulsó, en su presencia, a las naciones, — y entre ellos repartió sus posesiones, — haciendo que las tribus de Israel — vivieran en las carpas de los otros. 56 Mas tentaron a Dios, — e hicieron que el Altísimo se airara, — no cumplieron sus leyes. — 57AI igual que sus padres — se corrieron y no le obedecieron, — le fallaron como arco que no apunta. — 58 Lo hicieron enojarse — con sus sitios de culto — y con sus esculturas — lo pusieron celoso. 53 Al ver todo esto, Dios se indignó mucho — y rechazó totalmente a Israel; — M y dejó el tabernáculo de Silo, — que fue su

salmo 8 0

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residencia entre los hombres. — Permitió que se llevaran — como esclavo a su Poder — y que cayera su Gloria — en manos del enemigo. 62 Condenó a muerte a su pueblo — y se enojó con los suyos. — 6 3 El fuego devoró a su juventud — y sus niñas solteras se quedaron. — 64 La espada exterminó a sus sacerdotes — y por ellos sus' viudas no lloraron. 65 Despertóse el Señor como de un sueño, — cual valiente animado por el vino. — s 6 Hirió a sus enemigos por la espalda, — haciéndoles sentir vergüenza eterna. S A L M O 7 9 (78)

Rechazó a la familia de José — y no eligió a la tribu de Efraím; — 68 mas escogió a la tribu de Judá, — al cerro de Sión, su preferido. 69 Construyó su santuario — alto como los cielos — firme como la tierra — que fundó para siempre. 70 Luego eligió a David, su servidor, — lo sacó del rebaño de corderos, — 7 ' lo llamó de detrás de las ovejas, — para hacerlo pastor — de su pueblo, Jacob, — y de Israel, su herencia. 72 Con un corazón recto él los guió — y con mano prudente los condujo.

¿Hasta cuándo estarás enojado?—Que Dios haga justicia a su pueblo. El Señor no nos debe nada, ya que somos pecadores. Que considere, sin embargo, su propio honor; que libere y levante a los «justos».

1

Oh Dios, las naciones han invadido tu herencia; profanaron tu templo, haciendo de Jerusalén un montón de ruinas. 2 Arrojaron los cuerpos de tus siervos como pasto de las aves; dieron a las fieras las carnes de tus fieles. 3 Derramaron como agua su sangre en tomo a Jerusalén, y no había nadie que les diera sepultura. 4 Nos hemos convertido en vergüenza ante nuestros vecinos; en objeto de risa y de burla de los que nos rodean. 5 Señor, ¿hasta cuándo estarás enojado? ¿Tu ira arderá siempre como fuego? 6 Derrama tu furor sobre la gente que no te conoce, 7 sobre los pueblos que jamás invocaron tu Nombre, que han devorado a Jacob y han destruido su país. 8 No quieras acordarte en contra de nosotros de los pecados antiguos. S A L M O 8 0 (79)

844

67

Que tu misericordia nos salga al encuentro, pues estamos agotados. 9 Oh Dios, salvador nuestro, ayúdanos, para así glorificar tu Nombre. Líbranos y perdona nuestros pecados, no mirando más que tu propio honor. 10 ¿Aguantarás que las naciones digan: «¿Dónde está su Dios?» Pídeles cuenta a los paganos por la sangre de tus siervos derramada, y que lo veamos nosotros. 11 Llegue hasta ti el gemido del cautivo; por tu fuerza invencible libra a los condenados a muerte. 12 Paga a nuestros vecinos siete veces, Señor, los insultos que te arrojaron. 13 Y nosotros, tu pueblo, y ovejas de tus potreros, te celebraremos para siempre; de una edad a otra cantaremos tus alabanzas.

Oh Dios, manifiéstate.—D ¡os es nuestro pastor, ¿ha olvidado a su pueblo y a su iglesia? Cuando la Iglesia aparece desprestigiada, es la salvación de Cristo la que parece haber fracasado. Señor, «¡haz que volvamos y conviértenos!»

2 Escucha, pastor de Israel, que guías como rebaño a José. 3 Oh Dios, sentado en los querubines, manifiéstate; despiértate entre Efraím, Benjamín y Manases, y ven a salvarnos. 4 Oh Dios, restablécenos, muestra tu rostro alegre y nos salvaremos. 5 Señor, Dios de los Ejércitos, ¿hasta

cuándo estarás enojado mientras ruega tu pueblo? 6 Por comida le das amargura, y lágrimas abundantes por bebida. 7 Somos la presa que se arrebatan nuestros vecinos, somos la burla de nuestros enemigos. 8 Oh Dios de los Ejércitos, restablécenos,

salmo 81

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muestra tu rostro alegre y nos salvaremos. 9 Habías traído una viña de Egipto; y echaste los pueblos ante ella. ] o Despejaste el terreno y la plantaste; echó raíces y llenó la tierra. 1 ' Su sombra cubría los cerros y sus ramas ocultaban los altos cedros. 12 Alargaba hasta el mar sus sarmientos, sus brotes llegaban hasta el río. 13 ¿Por qué echaste abajo su cerca, de modo que comieran sus frutos? 14 El jabalí salvaje la destruye, y las bestias del campo la devoran.

S A L M O 81 (80)

G Abre la boca y te la llenaré. Dios habla y recuerda el mensaje que dio en el Sinaí. Prometió entonces llenar la boca de sus fíeles de alimentos y de sabiduría. A mi pueblo lo alimentaría con ñor de harina. Es el momento de recordar todo lo que dice Jesús, «pan de vida», en Juan 6.

Israel, ¿por qué sigues en tierra de enemigos y envejeces en un país extraño donde convives con hombres impuros y te cuentan entre los que van al abismo? Es que dejaste la fuente de la Sabiduría. Si hubieras seguido el camino de Dios, sería la paz tu morada para siempre. (Bar 3, 10-13.)

15

Oh Dios de los Ejércitos, vuelve, mira desde el cielo y contempla; '6 visita tu viña y protégela, ya que tu mano la plantó. ]7 Los que la han incendiado y saqueado perezcan ante el furor de tu mirada. 18 Que tu mano apoye a tu rey, al hijo del hombre que has confirmado para ti. 19 Ya nunca nos alejaremos de ti, tú nos devolverás a la vida e invocaremos tu Nombre. 20 Señor, Dios de los Ejércitos, restablécenos, muestra tu rostro alegre y nos salvaremos.

Abre la boca y te la llenaré.—«Si mi pueblo me oyera, yo sometería luego a sus enemigos.» Somos débiles y nos falta el dinamismo para evangelizar y cambiar el mundo: es que no abandonamos totalmente a nuestros falsos dioses. 2

Aclamemos a Dios, nuestra defensa, lancemos vivas al Dios de Jacob, 3 cantémosle canciones, toquemos el tambor, la melodiosa cítara y el arpa. 4 Resuenen los clarines, al comienzo del mes, para luna llena, y para nuestra fiesta. 5 Porque para Israel es un mandato y una ordenanza del Dios de Jacob, para que el pueblo siempre se recuerde de su salida del país egipcio. 6 Se oyó, entonces, una voz desconocida: 7 «Yo le quité la carga de su espalda y dejé sus manos desocupadas. 8 Angustiado gritaste y te salvé, te respondí escondido en la tormenta, puse a prueba tu fe allá en Meribá. 9 Escucha, pueblo mío, esta advertencia; ojalá me escucharas, Israel. 10 No guardes en tu casa a un dios extraño, ni adores a los dioses extranjeros. 1 1 Yo soy Yavé, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto: abre la boca y te la llenaré. 12 Pero mi pueblo no me quiso oír y se negó Israel a obedecerme; 13 los dejé que siguieran sus caprichos, y que anduvieran como ellos quisieran. 14 Ojalá que mi pueblo me escuchara y anduviera Israel como yo quiero, 15 porque inmediatamente

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sometería yo a sus adversarios y los que los oprimen sentirían el peso de mi mano. i 6 Los que odian al Señor tendrían que rendirle reverencias y su espanto jamás terminaría. 17 Pero a mi pueblo lo alimentaría con la mejor harina, y con la miel silvestre le quitaría el hambre.» SALMO 82 (81) D Dios se reúne con los gobernantes del mundo, llamados «dioses», porque juzgar y gobernar a los hombres es propio de Dios, , y los que desempeñan este cargo lo hacen en nombre de Dios. Dios recuerda ios derechos sagrados del pueblo. Los gobernantes también son mortales y rendirán cuentas.

SALMO 83 (82) 2

2

Dios juzga a los jueces. 1

Dios preside el divino tribunal para juzgar, en medio de los dioses: 2 ¿Hasta cuándo serán jueces injustos, que sólo favorecen al impío? 3 Denle el favor al huérfano y al débil, hagan justicia al pobre y al que sufre, 4 libren al indigente y al humilde, sálvenlos de las manos del impío. 5 Sin saber ni entender, andan a oscuras, el piso de la tierra se conmueve. 6 Todos ustedes son dioses, les dije, y son también los hijos del Excelso. 7 Pero como los hombres morirán, príncipes, caerán como un cualquiera. 8 Oh Dios, ponte de pie, juzga la tierra, pues a ti pertenecen las naciones.

3íh'

'nsfc

Todos están contra nosotros.

Señor, no descanses, no te calles, no te quedes tranquilo. 3 Porque tus enemigos se alborotan, y los que te odian levantan la cabeza. 4 Están urdiendo planes contra tu pueblo, se unen contra tus elegidos. 5 Vengan, dicen, que ya no sea pueblo, ni nadie recuerde el nombre de Israel. 6 En verdad, todos están conspirando y hacen un pacto contra ti. 7 Los edomitas y los ismaelitas, los moabitas y los agarenos, los de Gebal y de Amón. 8 Amalee, losfilisteosy los pobladores de Tiro; 9 los de Asur se unieron a ellos y dieron la mano a los hijos de Lot. ] o Trátalos tú como a Madián, a Sisara y a Jabín, que murieron en el valle de Cisón, SALMO 84 (83)

Templo. No dejemos de reavivar nuestro anhelo hacia la patria eterna, aun cuando nos alegremos de poder celebrar la eucaristía en nuestros templos.

1 1 que perecieron junto a Endor y sirvieron de abono a la tierra. 12 Trata a sus jefes como a Oreb y a Zeb, y a sus capitanes, como a Zebah y Sálmana. 13 Esos que dijeron: Haremos nuestros los territorios de Dios. 14 Dios mío, que se los lleve el viento, que sean como paja ante el vendaval. 15 Como el fuego incendia un alto bosque, y su llama devora las montañas, ] 6 persigúelos tú con tu tormenta, y que los asuste tu huracán. 17 Cubre sus caras de vergüenza, para que, al fin, Señor, busquen tu Nombre. 18 Queden avergonzados y asustados para siempre, y sean humillados y perezcan. 19 Sepan que tú solo te llamas Señor y eres Altísimo sobre la tierra entera.

Quiero ver al Dios viviente.—El que está lejos de Jerusalén piensa en la dicha de ¡os que suben allá en peregrinación para participar en las celebraciones del

Qué amable es tu morada, oh Señor de los cielos. 3 Mi alma suspira y sufre por estar en tus atrios. Mi corazón y mi carne lanzan gritos con anhelo de ver al Dios viviente. 4 Aun el pajarillo encuentra casa, y la alondra su nido para sus pequeñitos: tus altares, Dios de los Ejércitos, de mi Rey y mi Dios. 5 Felices los que habitan en tu casa, te alaban sin cesar. 6 Dichosos los que en ti encuentran sus fuerzas y les gusta subir hasta tu templo. 7 Pasando por el valle del Llorón, encontrarán allí vertientes de aguas; como una bendición lo cubrirán las lluvias del otoño. 8 De posada en posada marcharán hasta, por fin, a Dios ver en Sión. 9 ¡Oh Dios del Cielo, escucha mi plegaria, oye con atención, Dios de Jacob! 10 ¡Oh Dios, nuestra defensa, observa bien, y contempla la cara de tu Ungido! 11 Vale por mil un día en tus portales, por eso yo prefiero el umbral de la casa de mi Dios antes que la morada del impío. 12 Dios es nuestra defensa y fortaleza, él da perdón y gloria; Dios no les privará de ser felices a todos los que marchan rectamente. 13 Señor, Dios de los cielos, ¡feliz el que en ti pone su confianza!

SALMO 85 (84)

La Justicia y la Paz se han abrazado.—Este salmo describe la obra de Cristo como una especie de enlace entre cielo y tierra, una cooperación entre Dios y el hombre. El es la plenitud de Dios y el fruto de nuestra tierra.

• Este salmo, compuesto al volver el pueblo israelita de la cautividad de Babilonia, está lleno de las palabras más fundamentales y universales del vocabulario humano: libertad, vida, gozo, salvación, amor, justicia, paz, felicidad. Sin embargo, la vuelta de los judíos desterrados era solamente un paso más hacia la verdadera liberación. Nada es definitivo, y cada etapa de la realización del plan de Dios es figura de otra etapa. El pueblo de Dios está siempre en marcha hacia adelante.

2

Señor, qué bueno has sido con tu tierra, pues hiciste volver a sus cautivos, 3 perdonaste la falta de tu pueblo y le pusiste un velo a sus pecados; 4 demostraste no estar más enojado, dejaste abandonada tu ira ardiente. 5 Haz que volvamos, Dios, salvador nuestro, no estés más indignado con nosotros.

salmo 86 Aun el presente reino de Cristo resucitado y la obra de salvación que cumple por medio de su Iglesia, no es más que el esbozo del reino eterno, cuando el hombre esté definitivamente liberado del pecado, del sufrimiento y la muerte, totalmente reconciliado consigo mismo, con la naturaleza y los demás hombres; cuando Dios sea «todo en todos». Este salmo tiene dos enfoques muy actuales. En primer lugar, dice que, a pesar de todo, nuestra tierra es amada por Dios. Al desconcertamos y desanimamos por tantas cosas feas, injusticias y violencias que suceden en el mundo, tendríamos que volver a repetir las afirmaciones de este salmo: qué bueno has sido, Señor, con tu tierra. Dios se ha asomado hacia nosotros, «la Gloria de Dios habita en nuestra tierra». Todo esto se ha realizado en Jesucristo. En él, cielo y tierra están radical y profundamente reconciliados; el rio de la Historia humana corre, a pesar de todas sus sinuosidades e inmundicias, hasta el océano infinito de Dios. La salvación viene de Dios, pero se realiza por un hombre en carne y hueso, Cristo, acogido libremente por una mujer en nombre de toda la humanidad. Desde la Encarnación, no se puede creer en Dios sin tener confianza en el hombre; no se puede amar a Dios sin amar al hombre y a todo lo que se relaciona con la vida del hombre.

SALMO 86 (85)

848 6

¿Durará siempre tu ira con nosotros, seguirá tu rencor de siglo en siglo? 7

¿No volverás tú, acaso, a darnos vida y tu pueblo estará feliz contigo? 8 Haz, Señor, que podamos ver tu amor y que tu salvación nos toque a todos.

849 y compasivo, lento para enojarte pero rico en bondad. 16 Mírame y apiádate de mí, dale fuerza a tu siervo y salva al hijo de tu sierva.

i° El salvará a aquellos que lo temen y habitará su Gloria en nuestra tierra. 11

La Gracia y la Verdad se han encontrado, la Justicia y la Paz se han abrazado; '2 la Verdad brotará desde la tierra y bajará del cielo la Justicia.

Mi Dios ama las puertas de Sión.—El salmista recuerda que Dios ha elegido a Jerusalén-Sión, o sea a la Iglesia, como capital de su pueblo y madre de todas las naciones.

D También éstos nacieron en ella. Dios mira a todos los pueblos de la tierra y los inscribe en su libro como si fueran hijos de su Ciudad Santa. Pero de Sión se dirá: "Madre": La Jeatsalén Nueva es la iglesia, madre de todos los pueblos. La viva imagen de la Iglesia es María, madre de todos los creyentes. Por ser Madre del Salvador, es también Madre de los fieles.

2

Ama mi Dios su habitación sobre los montes santos, las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob. 3 Se dirán de ti cosas gloriosas, ciudad de Dios. 4 Yo recuerdo a Rahab y a Babel entre los que me conocen: Tiro, Filistea y Etiopía, cada cual con sus hijos. 5 Pero de Sión se dirá: «Madre», porque todos han nacido en ella y la eligió el Señor Altísimo. 6 El Señor empadrona a los pueblos y en su libro los escribe: «También éstos nacieron en ella.» 7 Juntos se alegran por ti, cantan y bailan.

SALMO 88 (87)

Oración del enfermo que se acerca a la muerte.—Parece que los que conocemos a Cristo, nunca deberíamos hundirnos en la desesperación. Sin embargo, hay días en que para nosotros el cielo está tapado como lo estuvo para Cristo en su agonía.

13 El Señor mismo nos hará felices y nuestra tierra nos dará sus frutos. 14 La Justicia andará delante de él, la Paz irá siguiendo sus pisadas. Oración en tiempo de aflicción.—El Servidor de Dios, oprimido por el pecado y angustiado por la muerte, pide la ayuda a Aquel que es todo bondad.

1 Señor, inclina tu oído y óyeme, porque soy pobre y desamparado. 2 Protégeme, ya que soy devoto tuyo. Salva a tu siervo, ya que confía en ti. 3 Tú eres mi Dios, ten piedad de mí, que te ruego sin descanso. 4 Alegra a tu siervo cuando a ti levanto mi alma. 5 Tú, Señor, eres compasivo y bueno, lleno de bondad con los que te invocan. 6 Señor, escucha mi oración, presta oído al clamor con que te ruego. 7 A ti clamo en el día de mi pena, tú me respondes. 8 No tienes igual entre los dioses, Señor, y no hay obras como las tuyas.

9 Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor. 10 Para decir que tú eres grande y haces maravillas: tú solo eres Dios. 11 Dios mío, enséñame tus caminos, para que así ande en tu verdad; pon en mi corazón el temor a tu Nombre. 12 Yo te celebraré con toda el alma, y glorificaré tu Nombre eternamente. 1 3 Porque tu piedad conmigo ha sido grande, me sacaste del abismo de la muerte 14 Oh Dios, los soberbios me atacan, una banda de violentos busca mi muerte; son gente que no te hace caso. 15 Pero tú, Señor, Dios mío, eres bueno

86 A continuación, presentamos unos versos de la "Imitación de Cristo": Cristo nos llama a compartir sus angustias: Tengo ahora muchos amantes de mi reino; pero pocos se preocupan de llevar mi cruz. Muchos desean mis consuelos, pocos mis tribulaciones. Encuentro muchos compañeros de mi mesa, pocos de mi abstinencia. Todos quieren alegrarse conmigo, pocos quieren sufrir algo por mí. Muchos me siguen hasta la fracción del pan, pocos hasta beber el cáliz de mi pasión.

Muchos reverencian mis milagros, pocos se apegan a la ignominia de mi cruz. Muchos me aman mientras la prueba no les llega. Muchos me alaban y me bendicen mientras reciben algunos favores. Pero si me escondo y los dejo un instante, se quejan y caen en el más completo abatimiento. Al contrario, los que me aman por mí mismo, y no en vista de algún interés particular, me bendicen en las pruebas y en las angustias del corazón, como en medio de las grandes alegrías.

Demuéstrame tu bondad y que mis enemigos se avergüencen, Señor, al ver que tú me ayudas y me consuelas.

SALMO 87 (86)

9

Quiero escuchar qué está hablando el Señor: Dios les habla de paz a su pueblo y a todos sus amigos con tal que en su locura no recaigan.

salmo 88 17

2

Señor, Dios mío, en el día grito, y de noche me lamento en tu presencia. 3 Llegue a ti mi oración, inclina tus oídos a mi voz. 4 Yo estoy colmado de males, y a punto de caer entre los muertos. 5 Me cuentan entre los que bajan al sepulcro. Soy semejante a un hombre ya sin fuerzas. 6 Mi cama está entre los muertos, soy como los cadáveres acostados en el sepulcro, de quienes ya no te acuerdas, desde que tu mano los soltó. 7 Me pusiste en lo más profundo de la fosa, en lugar oscuro, en un abismo inmenso. 8 Tu enojo pesa sobre mí, me echas encima todas tus olas.

9

Alejaste de mí a mis conocidos, me hiciste repugnante a ellos. Estoy encerrado y no puedo salir. 10 Los ojos se me nublan de pesar. Señor, a ti clamo todos los días, hacia ti extiendo mis manos. 11 ¿Acaso haces tus milagros para los muertos? ¿O se levantarán ellos para alabarte? 12 ¿Se hablará de tu bondad y tu fidelidad en el sepulcro? 13 ¿Acaso conocen tus maravillas en el lugar de las tinieblas, celebrarán tu justicia en la tierra del olvido? 14 Pero yo, Señor, clamo a ti y de mañana a ti sube mi oración. 15 Señor, ¿por qué me rechazas? ¿Por qué me escondes tu cara? 16 Soy pobre y maltratado desde niño.

El Señor en la Cruz quiso confiamos a su madre para que nos aliviara en los días de angustia.

salmo 8 9

850

" T e n g o que soportar tus terrores y me quedo sin fuerzas. Tus enojos han pasado sobre mí y tus espantos me han acabado. S A L M O 8 9 (88)

18 Me rodean como las aguas todo el día, todos me estrechan al mismo tiempo. 19 Alejaste de mí a amigos y compañeros, y las tinieblas son mis familiares.

Tu favor y tu fidelidad.—Dios es fiel; construye la historia y dirige nuestra vida conforme a sus promesas, que nunca fallan.

2

Eternamente cantaré los favores del Señor. Proclamaré su fidelidad de generación en generación. 3 Tú dijiste: «Mi favor es un edificio eterno, y mi fidelidad se alza en los cielos. 4 Hice un pacto con mi elegido, juré a David, mi servidor, mantener eternamente su descendencia 5 y afirmar su trono a través de los tiempos.» 6 Señor, los cielos celebran tus prodigios, y tu fidelidad, cuando te sientas entre los santos. 7 Pues, ¿quién es igual a Dios allá en las nubes? ¿Quién es como él entre los que viven en el cielo? 8 Dios se muestra terrible en la asamblea de los santos, grande y tremendo para toda su corte. 9 Señor, Dios de los Ejércitos, ¿quién es igual a ti? Eres potente, Señor, y la fidelidad es tu vestido. io TÚ dominas el mar y su braveza; cuando levanta sus olas, tú las apaciguas. 11 Tú venciste a Rahab y lo atravesaste, tu fuerza dispersó a tus contrarios. 12 Tuyos son los cielos y tuya la tierra, colocaste el mundo con todo lo que encierra. 13 Tú has creado el norte y el sur, el Tabor y el Hermón aclaman tu Nombre. 14 Tuyo es el poder, tuyas las hazañas, tu mano es fuerte, invencible tu derecha. 15 Justicia y Derecho son las bases de tu trono, Favor y Fidelidad van delante de ti. 16 Dichoso el pueblo que sabe aclamarte, pues tu favor le alumbra su camino. 17 Se siente feliz con tu presencia, y se levanta con tu auxilio. 18 Tú, nuestro orgullo y nuestra fuerza. No podemos nada sino por tu gracia. 19 El Señor da fuerza a nuestro rey; sin tu ayuda no nos puede salvar. 89 El favor y la fidelidad son el tema del presente salmo. A lo largo de la Biblia aparecen estas dos cualidades sobresalientes de Dios Favor, o sea gracia, bondad, ternura, misericordia. Fidelidad, es decir, lealtad, verdad. En los tiempos amargos del Destierro, el autor del pre-

20

Tú en otro tiempo hablaste en visiones a tus amigos, y dijiste: «He ceñido la corona a un valiente, he sacado del pueblo a mi elegido. 2 i Hallé a David, mi siervo, y lo consagré con mi aceite santo. 22 Mi mano siempre estará con él, que fortaleceré con mi brazo. 23 El enemigo no podrá sorprenderlo, ni vencerlo el malvado. 24 Yo delante de él aplastaré a sus enemigos, y les pegaré a los que lo odian. 25 Mi Fidelidad y mi Favor lo acompañarán, y por mi gracia crecerá su poder. 26 Extenderé su imperio sobre el mar, y dominará hasta los ríos. 27 El me podrá invocar: Tú eres mi padre, mi Dios y la roca de mi salvación. 28 Yo lo haré el primogénito, el más glorioso entre los reyes de la tierra. 29 Le mantendré para siempre mi Favor, y mi alianza con él será Fidelidad. 30 Estableceré su descendencia para siempre, y su trono durará como los cielos. 3i Si sus hijos abandonan mi ley y no andan según mis mandamientos, 32 si llegan a violar mis leyes y a no guardar mis órdenes, 33 castigaré a palos su delito y su pecado con azote. 34 Pero a él no le quitaré mi Favor ni le faltará mi Fidelidad. 35 No violaré mi alianza ni retiraré la palabra jurada. 36 Por mi propia santidad lo juré una vez, ¿cómo podría yo mentir a David? 37 Su familia ha de durar eternamente y su trono permanecerá como el sol ante mí. 38 Durará siempre como la luna, que de lo alto oye mis palabras.» senté salmo recuerda las promesas de Dios. ¿Dónde está el Rey Salvador que debía dar gloria y prosperidad a su pueblo? A veces el creyente de hoy se siente impulsado a decir: «Señor, ¿dónde están tus promesas? ¿Por qué no hay pan para tus hijos? ¿Dónde está tu justicia? ¿Por qué tu Iglesia no vive según tu Evangelio?»

salmo 91

851 39

Pero tú te enojaste con tu ungido; lo rechazaste y desechaste. 40 Despreciaste la alianza con tu siervo y arrojaste por tierra su corona. 4 i Echaste abajo sus murallas y redujiste a ruinas sus defensas. 42 Todos los que pasan lo despojan y es la burla de sus vecinos. 43 Viniste en ayuda de sus enemigos, y llenaste de gozo a sus contrarios. 44 Sus armas se volvieron atrás y no pudo mantenerse en el combate. 45 Le quitaste el mando y derribaste su trono. 46 Acortaste los años de su prosperidad y lo cubriste de vergüenza. S A L M O 9 0 (89)

Señor, ¿hasta cuándo te vas a ocultar? ¿Siempre arderá como fuego tu enojo? 48 Acuérdate de lo que es nuestra vida, de qué nada hiciste a los humanos. 49 ¿A cuál de ellos no alcanzará la muerte, quién se salvará de las garras del sepulcro? 50 Señor, ¿dónde están tus Favores pasados que juraste a David por tu Fidelidad? si Señor, acuérdate de la vergüenza de tus siervos y de los insultos con que nos insultan tus enemigos, con que ofenden los pasos de tu ungido. 52 ¡Bendito sea eternamente el Señor! Amén, amén.

Nuestros días pasan como suspiros.—Nuestra vida terrenal es corta y frágil ante Dios eterno, que no padece cambios. El es nuestro refugio y puede dar algún valor a nuestra existencia. Pidámosle que la llene con su sabiduría, que es amarlo, alabarlo y servirlo.

i Tú has sido, oh mi Señor, para nosotros un refugio a lo largo de la historia. 2 Antes que se formaran las montañas y existieran los mundos y la tierra, desde siempre y por siempre tú eres Dios. 3 Tú reduces al polvo a los mortales, les dices: «¡Vuelvan, hombres, a la tierra!» 4 Mil años para ti son como un día, como el día de ayer que ya pasó, como unas pocas horas de la noche. 5 Te los llevas, fueron sólo un sueño, son como flor de un día 6 que en la mañana brota y se ve verde y en la tarde se marchita y se seca. 7 Pues tu ira es la que acaba con nosotros y tu furor es quien nos aniquila. 8 Pusiste nuestras culpas frente a ti, nuestros pecados secretos a la luz de tu mirada. 9 Tu enojo ha consumido nuestros días, nuestros años se van en un suspiro. 10 Sólo vivimos unos setenta años, y unos ochenta si somos robustos. S A L M O 9 1 (90)

47

Casi todos son penas y desengaños, pues transcurren muy pronto y nos llevan volando. 11 ¿Quién conoce la fuerza de tu enojo y quién sabe hasta dónde llega tu ira? i 2 Enséñanos a ver lo que es la vida, para que así tengamos un corazón prudente. 13 Vuélvete, Señor, mira que es hora. Ten compasión de estos tus servidores. • 4 Llénanos de tu amor por la mañana, para que así vivamos todo el tiempo alegres y dichosos. 15 Alégranos, ahora, por los días en que nos castigaste, y por los años en que nos persiguió la mala suerte. 16 Muestra a tus siervos las obras de tu poder y haz que tus hijos contemplen tu Gloria. 17 ¡La bondad del Señor baje a nosotros y confirme nuestras empresas.

Oración de la noche.—Oración del creyente que repite su certeza: Dios protege al que confía en él. «A mis ovejas les doy la vida eterna; nadie las arrancará de la mano de mi padre.»

1 Tú que habitas al amparo del Altísimo, a la sombra del Todopoderoso, 2 dile al Señor: mi amparo, mi refugio en ti, mi Dios, yo pongo mi confianza.

salmo 92

852

El te libra del lazo del cazador que busca destruirte; 4 te cubre con sus alas y será su plumaje tu refugio. 5 No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día, 6 ni la peste que avanza en las tinieblas ni la plaga que azota a pleno sol. i Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil a tu diestra, tú permaneces fuera de peligro; su lealtad te escuda y te protege. s Basta que tengas tus ojos abiertos y verás el castigo del impío 9 tú que dices: «Mi amparo es el Señor» y que haces del Altísimo tu asilo. io No podrá la desgracia dominarte ni la plaga acercarse a tu morada, 11 pues ha dado a sus ángeles la orden de protegerte en todos tus caminos. '2 En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra; 13 andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones. 14 «Pues a mí se acogió, lo libraré, 10 protegeré, pues mi Nombre conoció. 15 Me llamará, yo le responderé y estaré con él en la desgracia. 16 Lo salvaré y lo enalteceré. Lo saciaré de días numerosos y haré que pueda ver mi salvación.»

S A L M O 92 (91)

El hombre santo crecerá como palmera.—Las grandes obras humanas merecen, sí, la admiración, pero no deben hacer a uno «embrutecido», es decir, insensible a las obras de la gracia divina. Estas, aunque sean menos espectaculares, tienen una fecundidad más amplia y un alcance más profundo. Son los santos quienes ponen en la historia humana la impronta más honda y duradera.

ü Este salmo se dirige a los peregrinos que han venido a pasaría noche en los patios del Templo. Ahí están como huéspedes de Yavé: él seguirá amparándolos.

2 Es bueno darte gracias, oh Señor, y cantarle, oh Altísimo, a tu Nombre, 3 anunciando tu amor por la mañana y tufidelidadtoda la noche, 4 con arpas de diez cuerdas y guitarras y con liras que suenan suavemente. 5 Pues me alegras, Señor, con tus acciones y me gozo en las obras de tus manos: e «¡Cuan grandes son tus obras, oh Señor, y cuan profundos son tus pensamientos!»

salmo 94

853 7

3

- ívr ' 1o:

S A L M O 9 3 (92)

El hombre embrutecido nada ve y el insensato nada de esto entiende. 8 Si brotan como hierba los impíos o florecen aquellos que obran mal, serán, empero, por siempre humillados. 9 Mas, tú, tú eres sublime eternamente, oh Señor. 10 ¡Mira cómo perecen tus contrarios, cómo mueren, Señor, tus enemigos, cómo son dispersados todos los que obran mal! 11 Levantas mi cabeza como levanta el búfalo sus cuernos; derramas sobre mí el aceite fresco. 12 Desafía mi vista al que me espía y escucho sin temor al malvado, que trata de atacarme. 13 El justo crecerá como palmera, se alzará como cedro del Líbano. 14 Plantados en la casa del Señor, en medio de sus patios darán flores. 15 Aún en la vejez tendrán sus frutos, pues aún están verdes y dan brotes, 16 para anunciar cuan justo es el Señor, que en mi Roca no existe la maldad. El Señor reina vestido de grandeza.—Dios reina, como creador del Universo. Dios reina en la persona de Cristo resucitado. 1

¡Reina el Señor! Se viste de grandeza, el Señor de poder va revestido y del mismo se ha hecho un cinturón; estableciste el orbe inconmovible. 2 Desde el principio fijaste ya tu trono, tú existes desde siempre. 3 Desatan los ríos, Señor, desatan sus clamores desatan sus fragores, 4 pero más que las aguas tumultuosas, más grande que las olas de los mares, es grandioso el Señor en las alturas. s Tus mandatos, Señor, son inmutables; la Santidad es propia de tu casa, oh Señor, por los siglos de los siglos. S A L M O 9 4 (93)

Contra los malos gobernantes.

' Dios vengador, Señor, Dios vengador, muéstrate. 2 Levántate, tú que juzgas la tierra, da su merecido a los soberbios. :.,.-:...•

3 Señor, ¿hasta cuándo consentirás que los impíos triunfen, 4 que digan tonterías e insolencias, y que se jacten los que obran injusticias?

salmo 95

854

5

Señor, pisotean a tu pueblo y destruyen tu herencia. 6 Asesinan a las viudas y a los peregrinos y dan muerte a los huérfanos. 7 Y dicen: El Señor no verá nada, ese Dios de Jacob no se da cuenta. 8

Entiendan, tontos, gente estúpida, ¿cuándo entenderán, ignorantes? 9 ¿El que nos dio los oídos no oirá, ni verá el que nos dio los ojos? 10 ¿No sabrá castigar el que reprende a los pueblos y enseña a los humanos? 11 El Señor conoce los planes de los hombres y sabe que son vanos. 12 Señor, ¡feliz el hombre que tú instruyes y enseñas en tu ley! 13 Para darle paz en los días malos, mientras al pecador se abre el abismo. 14

Porque Dios no rechazará a su pueblo, ni abandonará su herencia.

SALMO 95 (94)

D Aqui cabe una oración del P. Teilhard de Ciiardin: «El sol acaba de iluminar a lo lejos la franja extrema del primer oriente. Una vez mas, bajo la movediza cascada de sus rayos, se despierta la superficie viva de la tierra, se estremece y reinicia su pasmoso trabajo. Dios mió, te ofreceré la anhelada cosecha de este primer esfuerzo. Te presentaré en mi copa la savia de todos los frutas que hoy serán pulverizados. Oh Señor, llevaré a tu presencia las profundidades de mi alma ampliamente abierta a todas las fuerzas que dentro de un instante van a elevarse de todos los puntos del globo y a converger hacia el Espíritu. En otro tiempo se traían a tu templo las primicias de las cosechas, y lo mejor de los rebaños. La ofrenda que realmente esperas, la que tú necesitas misteriosamente todos los días para calmar tu hambre, para apagar tu sed, no es nada menos que el desarrollo del mundo empujado por el progreso universal. Recibe, Señor, esta Hostia total que la Creación, movida por tu atractivo, te presenta en la nueva aurora. El pan, nuestro esfuerzo, no es por si mismo, lo sé, sino una inmensa descomposición. El vino, nuestro dolor, no es aún sino una bebida disolvente. Pero, en el fondo de esta masa informe, pusiste, estoy seguro porque lo siento, un deseo irresistible y santifícador que nos hace gritar, desde el impío hasta elfiel:"Señor, haznos uno"'.

15

El Señor justo será el último en juzgar, y los de recto corazón irán tras él. 16 ¿Quién se levantará por mí contra los malvados? ¿Quién estará a mi lado contra los que obran injusticias? 17 Si el Señor no me hubiera ayudado, seguramente habría caído a la morada del silencio. ís p e r o cuando veía temblar mis pies, Señor, tú me diste fuerza. 19 Cuando se multiplican mis angustias, tus consuelos me alegran el espíritu. 20 ¿Acaso aprobarás un tribunal malvado, que sentencia penas extrañas a la Ley? 21 Atenían a la vida del justo, y condenan a muerte al inocente. 22 El Señor es mi seguro defensor, Dios, mi roca de refugio. 23 Hará caer sobre ellos el mal que tramaron y los perderá su propia maldad. Más bien los perderá el Señor, nuestro Dios.

SALMO 96 (95)

Dios ama la justicia.—Lo que da gloria a Dios, más que la grandeza y la hermosura del universo, es la sociedad humana basada sobre la justicia. Y por eso se alegra la creación entera cuando Dios establece su reino entre los hombres. Alegría del universo que hasta aquí fue echado a perder por la ambición desmedida del hombre. Alegría de las naciones que descubren su razón de ser en Dios.

D A continuación presentamos una oración medieval: Cristo reina desde su cruz.

i Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra. 2 Canten y bendigan al Señor. Su salvación proclamen diariamente. 3 Cuenten a los paganos su esplendor y a los pueblos sus cosas admirables. 4 Porque es grande el Señor, digno de todo honor, es más temible que todos los dioses. 5 Pues son nada esos dioses de los pueblos, el Señor es quien hizo los cielos. 6 Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo, belleza y majestad. 7 Adoren al Señor, todos los pueblos, reconozcan su gloria y su poder, den al Señor la gloria de su Nombre. 8 Traigan ofrendas y entren en su templo, ¡póstrense ante él con santos ornamentos! 9 ¡La tierra entera tiemble en su presencia! io «El Señor reina», anuncien a los pueblos. El fija el universo inamovible, gobierna a las naciones con justicia. 11 ¡Gozo en el cielo, júbilo en la tierra! Resuene el mar, todo lo que encierra. 2 i Salten de gozo el campo y sus productos, alégrense los árboles del bosque, 13 delante del Señor, porque ya viene, viene a juzgar la tierra. 14 Juzgará con justicia al universo y a los pueblos según su rectitud.

«Acuérdate de mí, Señor, cuando estés en tu reino; decía el ladrón. Te había visto quizá iluminar a los ciegos o resucitar a los muertos. Quizá entonces no te había adorado. Pero cuando te ve suspendido en el madero, te adora: 'Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino.' Lo que no habían podido hacer tus milagros, lo hizo tu cruz. Te reconoció con más seguridad y perfección en la cruz que en la predicación y los milagros. ¡Poder de la cruz, triunfo del crucificadol Señor buenísimo, ¿qué contestas al ladrón suplicante? «Hoy estarás conmigo en el Paraíso.»

Vengan, cantemos al Señor.—Los que venimos a alabar a Dios, preparémonos a escuchar sus palabras y procuremos obedecer su voluntad en la vida diaria. 1 Vengan, lancemos vivas al Señor, cantemos a la Roca que nos salva. 2 Delante de él marchemos dando gracias, aclamémoslo al son de la música. 3 Pues, ¿no es acaso un Dios grande el Señor, un Rey grande, más alto que los dioses? 4 En su mano está el fondo de la tierra y suyas son las cumbres de los montes; 5 suyo es el mar, él fue quien lo creó, y la tierra, formada por sus manos. 6 Entremos, y adoremos prosternados de rodillas delante del Señor, que nos hizo; 7 pues él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo que él cobija, el rebaño que guía su derecha. 8 ustedes pueden, hoy, oír su voz; no se resistan en sus corazones como pasó en Meribá, o en el desierto, el día de Masa, 9 cuando me provocaron y tentaron sus padres, que veían mis acciones. io Me disgustó esta raza cuarenta años, por eso yo me dije: «Este es un pueblo de corazón perdido; éstos no han conocido mis caminos.» • 1 1 Entonces, en mi cólera, juré: «Jamás podrán entrar en mi reposo.»

salmo 97

855

SALMO 97 (96)

Dios reina y desaparecen los ídolos.—«Ya asoma la luz para el justo». Ya reina en la persona de Cristo resucitado. Ya contemplamos los éxitos de su reino en medio de las dificultades y pruebas que encontramos y que su Iglesia sufre cada día.

i ¡El Señor reina! ¡Gócese la tierra, alégrense, hombres de tierras lejanas! 2 Lo rodea una noche oscura, Justicia y Derecho guardan su trono. 3 El fuego avanza delante de él, para abrasar en torno a sus contrarios. 4 Sus rayos iluminan el orbe, la tierra lo ve y se estremece.

5 Los montes se derriten como cera, en presencia del Señor, en presencia del Soberano de toda la tierra. 6 Los cielos anuncian la llegada del Juez y todos los pueblos ven su Gloria. 7 Se avergüenzan los que adoran ídolos y confían en sus imágenes. Todos los dioses se postran ante Dios.

salmo 100

856

8

Pero Sión al oírlo se alegra, y gozan los s pueblos de Judá, porque su Señor viene a juzgar. 9 Solo tú eres el más alto sobre toda laa tierra, y estás sentado muy por encima dee los dioses. 10 Amados del Señor, aborrezcan el mal, S A L M O 9 8 (97)

4

sean fieles y él los cuidará y los librará de las manos de los impíos. 11 Ya asoma la luz para el justo y la alegría2 para los de alma recta, i Justos, alégrense en el Señor y celebren su santo Nombre.

Entonen al Señor un canto nuevo.—La humanidad ha conocido el camino de su liberación y salvación: — en la venida de Cristo, Dios hecho hombre, — en su resurrección.

1

Entonen al Señor un canto nuevo, puess obró maravillas. Suya fue la salvación, obraa de su mano, victoria del Santo. 2 El Señor trajo la salvación, y reconocieron los pueblos que él es Santo. 3 Renovó su amor y lealtad a Israel. Han visto los extremos de la tierra la Salvación de nuestro Dios. 4 ¡Aclama al Señor, tierra entera, con gritos de alegría!

s Canten salmos al Señor tocando el arpa; aclámenlo con cantos y música. 6 Aclamen con trompetas y con cuernos al Señor, nuestro rey. 7 Óigase el clamor del mar y de toda su gente; de la tierra y sus pobladores. 8 Aplaudan juntos los ríos, y alégrense los montes. 9 Delante del Señor, que ya viene a juzgar la tierra. Juzgará con justicia al universo, y según el derecho a las naciones.

Entren por sus puertas dando gracias, avancen por sus atrios entre himnos, alábenlo y bendigan su Nombre. S A L M O 101 (100)

Santo es el Señor.—¿Quién se levanta contra mí? Soy yo, dice Cristo. Soy yo quien destruyó a la muerte, triunfó del Enemigo, venció al infierno, llevó al hombre a las alturas de los cielos. Yo soy la Pascua de la salvación, yo soy el Cordero inmolado por ustedes, yo soy el que purifica, yo soy la vida para ustedes.

1

6 El Señor viene como rey y los pueblos Moisés y Aarón eran sus sacerdotes, Satiemblan, viene sentado en los querubines, muel invocaba su nombre. Invocaban al Sela tierra se estremece. ñor y él les respondía. 2 7 El Señor es grande en Sión, dominanLes hablaba en la columna de nube y do a las naciones de la tierra. ellos guardaban sus mandatos y las leyes 3 Celebren tu Nombre grande y terrible, que les había encargado. 8 porque él es Santo. Señor, nuestro Dios, tú los escuchabas, 4 ¡Oh, Fuerza de nuestro rey!, tú amas la y con ellos fuiste paciente, pero castigaste justicia; tú afirmas el derecho, tú ejerces en sus pecados. 9 Jacob justicia y derecho. Ensalcen al Señor, a nuestro Dios, y 5 Ensalcen al Señor, a nuestro Dios, y póstrense ante su santo monte, porque él póstrense ante la tarima de sus pies, por- es Santo, el Señor, nuestro Dios. que él es Santo.

S A L M O 1 0 0 (99) 1

Aclama al Señor, tierra entera.—| Que toda la tierra cante al Señor! «Sírvanlo con alegría».

Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría,2 lleguen a él con cantares de gozo.

3

Sepan que el Señor es Dios. El nos creó, a él pertenecemos, somos su pueblo y ovejas de su aprisco.

2

5

Sí, el Señor es bondadoso. Sí, eterno es su amor, su lealtad por los siglos permanece.

Un rey examina su conciencia.—«Andaré por sendas de justicia, ¿cuándo vendrás a mí?» Al empezar la labor diaria, el creyente se propone vivir según la verdad y luchar por la justicia, esperando la venida del Señor.

1 Quiero cantar lo que es bueno y justo; para ti, Señor, será mi canción. 2 Estudiaré el camino de la perfección, y la verdad vendrá a mí. Actuaré con recto corazón en mi casa, con los míos. 3 No meditaré proyectos perversos. Odio el proceder de los extraviados: no dejaré que me contamine. 4 Apártese de mí el corazón tortuoso, desconozco al malvado. 5 Al que en secreto difama a su prójimo, yo lo haré callar.

S A L M O 102 ( 1 0 1 ) SALMO 99 (98)

salmo 102

857

Al que mira orgulloso, al corazón altanero, no lo puedo sufrir. 6 Buscaré entre los creyentes del país quienes puedan vivir a mi lado. Al que va por buenos senderos lo pondré a mi servicio. 7 No se quedará entre los míos el que urde el engaño; de mi vista se aleje si acostumbra a mentir. 8 No me cansaré de exterminar a los pecadores de mi pueblo, arrancando de la ciudad de Dios a todos los malhechores.

Oración de un afligido.

Señor, escucha mi plegaria y que mi clamor llegue a tu presencia. 3 No apartes tu rostro de mí; en el tiempo de mi angustia préstame atención; escúchame en el día que te invoco. 4 Porque mis días se desvanecen como el humo, y * mis huesos se van consumiendo. 5 Mi corazón no vale más que pasto seco y hasta me olvido de comer mi pan. 6 Con tanto gritar mi lamento, mis huesos se pegan a la piel. 7 Me parezco al ave del desierto, a la lechuza que vive entre las ruinas. 8 Paso en vela las noches gimiendo, como un ave solitaria en un tejado. 9 Mis enemigos me insultan sin cesar; furiosos, echan maldiciones en contra mía. 10 Como más cenizas que pan, y para calmar mi sed tengo mis lágrimas. 11 Porque me miras con enojo y furor, tú que me sostenías y ahora me tiras al suelo. 12 Mis días son como una sombra fugitiva y me voy secando como el pasto. 13 Tú, en cambio, permaneces en todo tiempo, y tu Nombre, por todas las edades.

14

Levántate, pues, en tu amor a Sión, ya es tiempo de que te apiades, ya se cumplió el plazo. 15 Tus siervos se encariñan por sus piedras y hasta quieren a su polvo. i 6 Temerán los pueblos tu Nombre, y todos los reyes proclamarán tu gloria, 17 cuando el Señor ]8se presente glorioso reedificando a Sión, cuando oiga el clamor de los oprimidos y no se haga sordo a sus plegarias. 19 Se habrá de escribir para los tiempos futuros, y un pueblo nuevo alabará al Señor. 20 Porque miró desde su glorioso templo, y se inclinó desde el cielo hacia la tierra. 21 Para oír el gemido de los cautivos y librar a los condenados a muerte. 22 Por eso celebrarán en Sión el Nombre del Señor, y resonarán sus alabanzas en Salem 23 cuando los pueblos se reúnan, y todas las naciones sirvan al Señor. 24

El ha consumido mis fuerzas en el camino y ha acortado mi vida. 25 Pero yo digo: Dios mío, no cortes mi

102 Dos poemas se mezclan en este salmo: la oración de un enfermo abandonado y una súplica por la reconstrucción de Jerusalén.

salmo 103

858

vida en la mitad del camino, tú que eres eterno. 26 Tú al principio pusiste los cimientos de la tierra, y el cielo es obra de tus manos. 27

Ellos perecerán, tú solo permaneces;

S A L M O 103 (102)

El Señor te colma de bendiciones.—El presente salmo mira a Dios, al hombre, a la misericordia de Dios para el hombre; de estas tres miradas nace la alabanza.

!Alma mía, bendice al Señor, alaba de corazón su santo Nombre. 2 Sí, alma mía, bendice al Señor y no ol-. vides tantos beneficios de su mano. 3 El perdona tus pecados y sana tus dolencias. 4 El te salva de la tumba y te llena de bondad y de gracia. 5 El te colma de bienes en la vida, y como el águila renueva tu juventud. 6 El Señor hace justicia y da la razón a los oprimidos. 7 A Moisés le enseñó sus caminos. Israel ha visto sus hazañas. 8 El Señor es compasivo y favorable, es lento para enojarse y generoso en perdonar. 9 No siempre está irritado, ni el enojo le dura eternamente. 10 No nos trata según nuestros pecados, ni nos da lo merecido de nuestras culpas. 11 Cuanto se alza el cielo por encima de la tierra, otro tanto sobresale su amor con los que lo temen. 12 Cuanto dista el oriente del occidente, tan lejos arroja de nosotros nuestras culpas.

S A L M O 104 (103)

se gastarán como se gasta la ropa y como un vestido los cambiarás. 28 Pero tú eres siempre el mismo y tu existencia no conoce fin. 29 Los hijos de tus siervos permanecerán y su descendencia durará en tu presencia.

13 Como un padre se compadece de sus hijos, así el Señor se apiada de los que lo temen. 14 El sabe de qué barro fuimos hechos, él recuerda que somos polvo. 15 La vida del hombre dura lo que la hierba; florece como la flor silvestre. 16 Que sopla el viento sobre ella y ya no existe, se ha ido para siempre. 17 En cambio permanece la misericordia del Señor, dispuso su salvación para los hijos de tus hijos; 18 para los que son fieles a su alianza, que recuerdan sus mandatos y los cumplen. 19 El Señor tiene su trono en el cielo y desde lo alto gobierna el universo. 20 Que bendigan al Señor todos sus ángeles: sus poderosos servidores siempre atentos a su palabra. 21 Que bendigan al Señor todos sus ejércitos, sus servidores, encargados de sus órdenes. 22 Que todas las criaturas bendigan al Señor, en todos los lugares de su dominio. Alma mía, ¡bendice al Señor!

El universo alaba a su Creador.—El creyente contempla el universo, obra de Dios, y se llena de admiración y de optimismo. Todo viene de Dios, pero también todo existe para el hombre y Dios ahora está acabando su creación por el trabajo de los hombres y la irra-

103 El hombre es «polvo», por su origen y su inconsistencia. Pasa como la hierba del campo. Pero también es obra de Dios e hijo suyo. Dios es el Ser trascendente y todopoderoso, pero su grandeza auténtica es aquel poder que tiene él de amar sin límite, de alimentar la llama de su amor con su propio fuego. Lo propio de Dios es «tener misericordia y perdonar». El salmista usa al respecto una comparación sencilla pero grandiosa: la inmensidad de la distancia que separa el cielo de la tierra, el oriente del occidente; es la figura no tanto dé la inmensidad del Ser divino cuanto de su amor misericordioso. El cristiano descubre en este salmo resonancias infinitas: — Dios es indulgente, pues no sólo sabe que somos «polvo», sino que lo quiso experimentar él mismo, al hacer-

se hombre y padecer el sufrimiento, la muerte y hasta la tentación. — Su perdón ha tomado una forma sensible: la Cruz de Jesucristo, erigida por encima del mundo y de la Historia, hasta el fin de los tiempos. — Su alianza con Israel se ha vuelto definitiva y universal. — Los bienes que nos llegaron por Cristo van mucho más allá de lo que esperaba el salmista. Pues la verdad del Evangelio y la gracia de la Redención nos llevarán hasta la vida eterna. La permanencia de la Iglesia, la «nube de testigos» de Jesucristo, los de ayer y los de hoy día y, por último, la experiencia que tenemos de Dios en nuestra propia existencia, he aquí algunos de los motivos por los que creemos y esperamos en Dios y celebramos su inmensa gloria.

859

salmo 104 diación de sus testigos. «Envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra.»

• No sólo todo viene de Dios, sino que todo le pertenece; y este señorío universal se expresa con unas comparaciones sencillas pero grandiosas: la luz es el manto de Dios; las nubes, su cano; el firmamento, su tienda, sobre la que él tiende su morada. Más aún, el salmo nos muestra a Dios que sostiene sin cesar a todos los seres, a todos los tiene en su mano. Si él les quitara, por un solo momento, su «soplo», caerían inmediatamente no sólo en el caos, sino en la nada. Pensemos en lo que resulta cuando hay un apagón: no hay luz, ni energía, ni movimiento, es casi como si el mundo dejara de vivir. Otra característica de este salmo es su optimismo. Todas las criaturas son buenas y están relacionadas entre sí de una manera armoniosa. El salmista las enumera una tras otra, desde las grandes fuerzas cósmicas hasta los pájaros, las bestias salvajes y los peces, de una manera admirativa y casi cariñosa. Pero, sobre todo, este salmo tiene una nota hondamente humana: todo existe para el hombre. Aunque tenemos hoy día una visión científica del mundo bien distinta de lo que se pensaba hace dos mil quinientos años, este salmo conserva todo su valor. El mundo que conocemos es mucho más grande, diversificado y maravilloso. ¿Cómo pensar que surgió por sí solo, o que es producto de una casualidad ciega? El hombre está llamado a ser, respecto al universo, la conciencia que lo comprende y admira, la voz que alaba al Creador, el artesano que debe embellecerlo y organizado «para el servicio del hombre y de todos los hombres» (Pablo VI, en «El desarrollo de los pueblos»). Nuestros salmos y cantos de alabanza serian vanos si no expresaran el intento del hombre por hacer día tras día un mundo que refleje la pureza y la riqueza infinitas de Dios.

El Señor me tiene formada desde el principio, desde el comienzo, antes de la tierra. Cuando asentó las bases de la tierra, yo estaba a su lado, arquitecto de sus obras, y era yo cada día su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo; yo me divertía recorriendo su creación y mi deleite está con los hijos de los hombres. (Prov 8¿3-31.)

i ¡Bendice al Señor, alma mía! Eres grande, oh Señor, mi Dios, 2 vestido de honor y de gloria, envuelto de luz como un manto. 3 Tú despliegas los cielos como un toldo, sobre las aguas pones tu aposento; utilizas las nubes como carro y caminas en alas de los vientos. 4 Tomas de mensajeros a los vientos y como servidores a los rayos. 5 Construíste la tierra sobre bases tan firmes que jamás se moverán. 6 Tú la vestiste del mar como de un manto y sus aguas cubrían las montañas. 7 Se retiraron ante tu amenaza y escaparon al ruido de tu trueno; 8 por los cerros subían, bajaban a los valles hasta el lugar que tú les señalaste; 9 opusiste a su avance una barrera y así no inundarán la tierra entera. 10 Haces brotar vertientes en los cerros que corren por el valle; 11 allí bajan las bestias de los campos para calmar su sed; 12 cerca habitan las aves voladoras que, entre el ramaje, lanzan sus gorjeos. 13 Desde lo alto riegas las montañas y se llena la tierra de frutos, obra tuya. 14 Tú haces brotar el pasto del ganado y las plantas que sirven a los hombres, para que de la tierra obtengan su alimento, 15 vino que da contento al corazón, aceite para darle brillo al rostro y pan que da vigor a todo el cuerpo. 16 Dios cuida bien los árboles, los cedros que en el Líbano plantó; 17 allí anidan los pájaros y habitan en su copa las cigüeñas; 18 las cabras se pasean por las cumbres y en las rocas se esconden los conejos. 19 Tú creaste la luna para marcar el tiempo y el sol que sabe a qué hora ha de ponerse. 2 ° Tú traes las tinieblas y es de noche, cuando rondan las fieras de la serva. 21 Rugen los leoncitos por su presa y al Señor le reclaman su alimento. 22 Cuando el sol aparece, se retiran

c

salmo 105

860 y vuelven a acostarse en sus guaridas. 23 El hombre sale entonces al trabajo, a su labor, que dura hasta la tarde. 24 Señor, ¡qué numerosas son tus obras! Tú las hiciste a todas sabiamente, tus criaturas se ven en todas partes. 25 Mira ese mar inmenso y espacioso, allí bullen en número incontable animales enormes y pequeños; 26 por allí se pasean los navios y monstruos que creaste para tu distracción. 27

Eres hermosa, amada mía. Aparta de mí tus ojos porque me cautivan. Tus cabellos son como rebaño de cabras que ondulan por las pendientes de Galaad; tus dientes son como rebaño de ovejas que acaban de bañarse; tus mejillas, como granada partida en dos detrás de tu velo. Yo soy para mi Amado y su deseo tiende hacia mí. (Cnt 6.)

SALMO 105 (104)

1

Todas esas criaturas de ti esperan que les des a su tiempo el alimento; apenas se lo das, ellos lo toman, 28 tú abres la mano y sacian su apetito. 29 Si tú escondes tu cara, ellos se aterran, recoges su espíritu y se mueren y retoman al polvo. 30 Si envías tu Espíritu son creados y así renuevas la faz de la tierra. 31 ¡Que la gloria de Dios dure por siempre y se alegre en sus obras el Señor! 32 Si él mira hacia la tierra, hay terremotos, o si la toca, humean los volcanes. 33 Quiero cantar a Dios toda mi vida y tocar para él, mientras exista. 34 ¡Ojalá que le agraden mis palabras! Yo encuentro mi alegría sólo en él. 35 Que no haya más malvados en la tierra y que no existan más los pecadores. ¡Alma mía, bendice al Señor! Los comienzos de la Historia Sagrada.—Recordar el pasado puede ser una oración: cuando procuramos reconocer la obra de Dios y darle gracias. Aquí se habla de los comienzos de Israel, de Abraham a Moisés; todos los acontecimientos eran proféticos, anunciaban otros favores de Dios de que hoy gozamos.

Celebren al Señor, alaben su Nombre, anuncien sus hazañas a todo el mundo. 2 Entónenle cantos, y mediten todos sus prodigios. 3 Sintámonos orgullosos de su santo Nombre y alégrense los que buscan al Señor. 4 Piensen en el Señor y en su poder, busquen siempre su presencia. 5 Hijos de Abraham, su siervo, recuerden las maravillas que hizo. 6 Elegidos de Dios, descendientes de Jacob, digan sus milagros y sus sentencias.

7 El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. 8 Recuerda eternamente su alianza, la promesa que hizo a tantas generaciones. 9 El pacto con que se unió con Abraham, el juramento que hizo a Isaac. 1° El decreto que confirmó en favor de Jacob, su alianza eterna con Israel. 11 Cuando le dijo: Te daré la tierra de Canaán como parte de tu herencia. 12 Cuando eran muy pocos y escasos aún, y forasteros en esa tierra. 13 Iban como peregrinos de pueblo en

salmo 106

861 pueblo, y emigraban de una nación a otra. 14 No consintió que nadie los maltratara, y por ellos castigó a los reyes. 15 Diciéndoles: No toquen a mis elegidos, ni hagan daño a mis profetas. 16 Después mandó hambre sobre el país, quitándoles todo el alimento. 17 Pero delante de ellos envió a un hombre, a José, vendido como esclavo. 18 Habían puesto grillos en sus pies. Su cuello se encorvaba bajo el peso de las cadenas. 19 Hasta que se cumplió lo que José anunció, y Dios lo confirmó con su palabra. 20 El rey mandó que lo soltaran, lo liberó el jefe de esos pueblos. 2 i Y lo puso al frente de su palacio, como administrador de todas sus riquezas. 22 Para que instruyera a los jefes y enseñara a los nobles. 23 Entonces Israel vino a Egipto, Jacob fue huésped en tierra de Cam. 24 Dios multiplicó a su pueblo y lo hizo más fuerte que sus enemigos. 2 s A éstos les cambió el corazón; aborrecieron a su pueblo y trataron perversamente a sus siervos. 26 Entonces mandó a su servidor Moisés, y a Aarón, que él eligió. 27 Hizo muchas señales por medio de ellos y cientos de prodigios en la tierra de Cam. 28 Les envió tinieblas y todo quedó a oscuras, pero resistieron sus órdenes.

SALMO 106 (105)

29

Cambió sus aguas en sangre y mató sus peces. 3 °De la tierra salieron ranas, que llegaron hasta las mismas piezas de los reyes. 31 Dio la orden, y vino un ejército de moscas y mosquitos por todo el país. 32 Envió granizo en vez de lluvia, y rayos sobre toda esa tierra, 3 3 q u e dañaron sus parras y sus higueras y troncharon todos los árboles del país. 34 Ordenó que vinieran langostas sin número, 3 5 q u e devoraron toda la hierba de sus tierras, y el fruto de sus campos. 36 Hirió de muerte a los primogénitos de Egipto, a lo mejor de su raza. 37 Y sacó, finalmente, a su pueblo, con plata y oro. 38 Egipto se alegró de su salida, porque estaban aterrorizados. 39 De día extendió una nube para darles sombra, y de noche, una luz para alumbrarlos. 40 Pidieron y él les envió codornices, y los alimentó con pan del cielo. 4Í Abrió la piedra y brotó agua, que corrió como río por el desierto. 42 Porque se acordó de su promesa santa hecha a Abraham, su siervo. 43 Sacó a su pueblo con alegría, a sus elegidos con júbilo. 44 Les repartió tierras de las naciones, les dio por herencia los bienes de los pueblos, "5 pidiéndoles que guardaran sus mandamientos y cumplieran sus leyes. ¡Aleluya!

Otra mirada a la historia de Israel.—Como el 78, este salmo contrapone la misericordia de Dios y las rebeldías de Israel. Dios castiga, pero siempre vuelve a dar su gracia.

1 ¡Aleluya! Alaben al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. 2 ¿Quién podrá contar los prodigios del Señor, y todas sus maravillas? 3 Felices los que cumplen sus mandatos y hacen siempre lo que es justo. 4 Señor, acuérdate de mí por amor a tu pueblo; visítame con tu salvación. s Para que vea la dicha de tus elegidos, y me alegre con el gozo de tu pueblo, y me sienta feliz junto a tu nación. e Pecamos, igual que nuestros padres, cometimos maldades y pecados. 7 En Egipto, nuestros padres no hicieron caso de tus maravillas, no se acordaron de

la infinidad de tus favores; y se rebelaron contra el Altísimo, junto al Mar Rojo. 8 Sin embargo, él los salvó a causa de su Nombre y para manifestar su poderío. 9 El mandó al Mar Rojo y quedó seco, y los llevó por medio de las olas como en un desierto. 10 Los salvó de las manos de sus contrarios, y los libró del poder del enemigo. 11 El mar ahogó a sus adversarios, sin dejar uno solo. 12 Entonces creyeron en su palabra y cantaron sus alabanzas.

1 3 Pero pronto echaron sus obras al olvido y no confiaron en sus designios.

salmo 107

862

14

Sintieron hambre en el desierto y ten1taron a Dios. ] 5E1 les concedió lo que pedían, pero 0 también les mandó una enfermedad mortal. ' 6 En el campamento envidiaron a Moiisés y a Aarón, el santo del Señor. 17 Se abrió la tierra y se tragó a Datan, se e cerró sobre Abirón y los de su bando.). i 8 Se encendió fuego, y llamas vivass abrasaron a los malvados. i 9 E n Horeb se fabricaron un ternero y adoraron metal fundido. 20 Cambiaron a Dios, su Gloria, por laa imagen de un buey que come hierba. 21 Se olvidaron del Dios que los libró yy que hizo maravillas en Egipto. 22 Cien portentos en la tierra de Cam y cerca del Mar Rojo prodigios asombrosos.¡. 23 Pensó entonces acabar con ellos, pero 3 Moisés, su elegido, se puso en el muro frente a él para que no los destruyera en suj enojo. 24 Despreciaron una tierra de delicias y/ no creyeron en su palabra. 25 Murmuraron en sus tiendas y se negaron a oír la voz del Señor. 26 Y el Señor levantó su mano y juró dejarlos tendidos en el desierto, 2 7 desparramar sus hijos entre los pueblos y esparcirlos como polvo por la tierra. 28 Ellos rindieron culto a Baal-Peor y comieron de los sacrificios del falso dios. 29 Irritaron a Dios con sus maldades, y1 descargó el azote sobre ellos. 30 p e r o Finjas hizo justicia y cesó el castigo. 31 Esto le fue reconocido como méritoi suyo por todas las generaciones, para siempre. S A L M O 107 (106)

32

Nuevamente irritaron al Señor cerca de las aguas de Meribá, y por culpa de ellos Moisés tuvo que sufrir. 33 Porque lo sacaron de paciencia y su boca pronunció palabras indiscretas. 34 No exterminaron a los pueblos que el Señor les había ordenado, 3 5 sino que se mezclaron con ellos y los imitaron. 36 Dieron culto a sus estatuas, lo que fue un lazo para ellos. 37 Sacrificaron a sus hijos e hijas a los demonios. 38 Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán. La tierra quedó manchada de sangre. 39 Se mancharon con sus obras y se prostituyeron con sus crímenes. 4° El Señor entonces se enojó contra su pueblo y aborreció su heredad. 41 Los entregó en manos de los paganos y sus adversarios fueron sus señores. 42 Sus enemigos los sometieron y los doblegaron bajo su poder. 43 El Señor los libró incontables veces a pesar de que se resistían a su conducta y se porfiaban en su maldad. 44 p e r o ¿i miraba a su angustia, al oír el ruego con que clamaban. 45 Se acordaba de su alianza en su favor y, por su gran compasión, se arrepentía. 46 Así les consiguió misericordia con los que los llevaban cautivos. 47 Sálvanos, Señor, Dios nuestro, y júntanos de entre las naciones. Entonces celebraremos tu Nombre santo, y alabarte será nuestra gloria. 48 Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, desde siempre hasta siempre. Que todo el pueblo diga: ¡Amén. Aleluya!

Tercera mirada a la historia de Israel.—Como los dos anteriores, este salmo recuerda el pasado. De él saca otra enseñanza: cada vez que clamaron al Señor, él los escuchó. «Que den gracias por su amor hacia ios hijos de los hombres.»

1 ¡Alaben al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia! 2 Que así digan los rescatados por el Señor, los que él rescató del enemigo, 3 Los que él reunió de diferentes naciones, del oriente al poniente y del norte al sur. 4 Anduvieron errantes por el desierto y la

soledad, sin hallar camino de ciudad habitada. 5 Iban hambrientos y sedientos, y ya se les acababa la vida. 6 Clamaron al Señor en su angustia, y él los libró de sus aflicciones. * 7 Los condujo por camino recto y así llegaron a ciudad poblada.

salmo 108

863 8

Den gracias al Señor por su bondad y por sus maravillas en favor de los hijos de los hombres. 9 Porque dio de beber a los sedientos y repletó a los hambrientos. 10 Estaban sentados en sombras de muerte, atados por miserias y cadenas. 11 Por haber quebrantado las órdenes de Dios, y despreciado las disposiciones del Altísimo. 12 Por eso los humilló con mil miserias, sucumbieron y no hubo nadie que viniera a socorrerlos. 13 Clamaron al Señor en sus angustias, y él los libró de sus aflicciones. 14 Los sacó de sombras y oscuridades y rompió sus cadenas. 1 5 Den gracias al Señor por su bondad y por sus maravillas en favor de los hijos de los hombres. 16 Pues hizo añicos las puertas de bronce y los cerrojos de duro fierro. 17 Enfermaban por causa de sus maldades y eran afligidos por sus delitos. i8 Sentían asco de la comida, y llegaron a las puertas de la Muerte. 19 Clamaron al Señor en sus angustias, y él los libró de sus aflicciones. 20 Mandó su palabra para sanarlos y sacarlos de su ruina. 21 Den gracias al Señor por su bondad y por sus maravillas en favor de los hijos de los hombres. 22 Y ofrezcan sacrificios de alabanza y cuenten alegremente sus maravillas. 23 En sus naves entraron al mar y viajaron sobre sus aguas inmensas. 24 Vieron las obras del Señor y sus maravillas en el océano. 25 Dio la orden y sopló un viento huracanado que levantaba las olas.

SALMO 108 (107) 2

26 Ya subían hasta el cielo, ya bajaban a los abismos; ellos se consumían entre los peligros. 27 Tambaleaban como borrachos: habían olvidado toda su pericia. 28 Pero en sus angustias clamaron al Señor, y él los libró de sus aflicciones. 29 Cambió la tempestad en suave brisa, y las olas del mar se aquietaron. 30 Se alegraron al verlas tranquilas, y él los llevó al puerto deseado. 31 Den gracias al Señor por su bondad, y por sus maravillas en favor de los hijos de los hombres. 32 Que el pueblo en asamblea lo celebre, y que los ancianos reunidos lo alaben. 33 El convierte los ríos en desiertos y las fuentes en tierra reseca. 34 La tierra fértil en árida, por la maldad de sus habitantes. 35 Pero cambia el desierto en un lago, y la seca en tierra regada. 36 Para que los hambrientos habiten en ella y funden ciudades que habitar. 37 Sembraron campos y plantaron viñas, y obtuvieron abundantes cosechas. 38 Los bendijo y se multiplicaron muchísimo, y les dio grandes rebaños. 39 Y otra vez volvieron a ser pocos y humildes, oprimidos por males y desgracias.

40 Pero él, que lanza el desprecio sobre los grandes y los hace errar por desiertos sin caminos, 41 levanto de su miseria al desamparado y aumentó las familias como rebaño. 42 Los buenos ven esto y se alegran, mientras callan los malvados. 43 El que sea sabio, que se fije en esto y valorice tantas bondades del Señor.

Canto de victoria.—Este salmo reúne parte del 57 y del 60.

Dios mío, estoy a tus órdenes; quiero cantar de todo corazón, y para ti tocaré. 3 Despierta, arpa y cítara, despertaré a la aurora. 4 Te alabaré, Señor, entre los pueblos, te cantaré himnos entre las naciones. 5 Porque tu bondad llega hasta el cielo, y tu fidelidad toca las nubes. 6 Oh Dios, muéstrate magnífico allá en los cielos, brille tu gloria por la tierra entera.

7 Libera a tus predilectos, sálvanos con tu poder y óyenos.

8 Dios dice desde su santuario: «Triunfaré y ocuparé Siquem, repartiré el valle de Sucot

9 Mía es la tierra de Qalaad, y mía también la de Manases. Efraím será mi casco sobre mi cabeza, y Judá mi bastón de mando. 10 Pero Moob no es más que tinaja para

salmo 110

864

lavarme; tiro mi sandalia a Edom y los filis- no sales al frente de las tropas? 13 teos oyen mi grito de guerra.» Socórrenos frente al enemigo, porque 11 ¿Quién me llevará a la ciudad12fuerte, no se puede contar con el hombre. 14 quién me conducirá hasta Edom, si tú, Con Dios conseguiremos mil victorias, Dios mío, nos sigues rechazando, tú, que ya y él mismo pisoteará a nuestros contrarios. SALMO 109 (108)

No tengas piedad de ellos.—El que tenía solamente palabras de amistad ha sido acusado y calumniado. Pide justicia a Dios, que permanece al lado del pobre. Dios se mostrará sin piedad para los corazones despiadados.

i Dios mío, gloria mía, no te calles cuando hablan contra mí y me calumnian. 2 Me han hablado palabras de engaño. 3 Me asedian con palabras de odio y la guerra me han hecho sin motivo. 4 En pago de mi cariño, me han acusado; mientras hacía oración. 5 Me devolvieron mal en vez de bien y con su odio me pagan el amor. 6 Dale, pues, por patrón un hombre malo. Que se levante el Acusador frente a él y diga: 7 «Que del juicio salga condenado, que no sirva su defensa. 8 Que muera antes de tiempo y otro ocupe su puesto. 9 Que sus hijos vaguen como huérfanos y como viuda llore su mujer. io Que vayan vagabundos y mendiguen y los echen de sus casas destruidas. 11 Que el usurero les quite sus bienes, y los extraños aprovechen sus sudores. 12 Nadie les tenga lástima, nadie se compadezca de sus huérfanos. 13 Que su descendencia sea destruida, y en esta generación desaparezca su nombre. 14 Recuerde el Señor la culpa de sus padres y no borre el pecado de su madre. 15 Que los tenga siempre presentes y borre de la tierra su memoria. 16 Porque nunca pensó en hacer misericordia, sino que persiguió al pobre desvalido. 17 Amó la maldición: que sobre él venga. SALMO 110 (109)

No quiso bendición: que de él se aleje. i8 La maldición lo vista como ropa, penetre como agua en sus entrañas y como aceite en sus huesos. 19 Sea como vestido que lo cubra, y como cinturón permanente.» 20 Así pague el Señor a mis acusadores, a los que falsamente me acusan ante él. 2J Pero tú, Señor, trátame bien por amor de tu Nombre y sálvame por la ternura de tu bondad. 22 Porque yo soy un pobre y desvalido y llevo dentro traspasado el corazón. 23 Me estoy desvaneciendo como sombra que declina y soy sacudido como langosta. 24 Mis rodillas vacilan por el ayuno, estoy flaco y desganado. 25 Ellos se burlan de mí, los que me miran mueven la cabeza. 26 Señor, Dios mío, ayúdame, sálvame, por tu gan misericordia. 27 Y sepan ellos que es obra de tu mano y que tú, Señor, lo has hecho. 28 Maldigan ellos, pero bendice tú, y mis enemigos fracasarán; mientras se alegrará tu siervo. 29 Los que me acusan se vistan de ignominia, la confusión los cubra como un manto. 30 Señor, alzaré mi voz para darte gracias, y te alabaré en público. 3i Porque te pusiste de parte del pobre y lo salvaste de sus acusadores.

Palabra del Señor a mi Señor.—La fuerza fundamental que rige el destino de la humanidad, del mundo y de la historia, es la victoria de Jesucristo, Hijo de Dios, hecho hombre, para tomarnos junto a él y asociarnos a su gloria eterna.

i Palabra del Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha

salmo 111

865 O Palabra del Señor a mi Señor. A veces nos parece que estamos encerrados en los problemas de la vida como en una cárcel. Este salmo breve es como un relámpago que ilumina la cárcel y nos muestra una puerta de salida inesperada, hacia arriba. A pesar de ciertas expresiones oscuras —debidas a su antigüedad—, tiene un sentido general bien claro: vendrá un hombre desde Sión que, así como lo indican las expresiones belicosas de los versículos 5-6, luchará victoriosamente contra todas las fuerzas hostiles. La lucha será difícil, tendrá que beber agua del torrente, es decir, ser abrumado de sufrimientos. Pero Dios lo hará sentarse a su derecha y le someterá todo. Así se esboza la figura de Cristo, hombre en que algo viene de más allá de lo humano, tal como Melquisedec, el personaje misterioso del Génesis, «sin padre ni madre, a quien Abraham ofreció el diezmo de sus bienes.» (Heb 7).

en tanto que coloco a tus contrarios por piso de tus pies. 2 Extenderá el Señor desde Sión el poder de tu mando: haz sentir tu dominio al enemigo. 3 Es tuyo el señorío, el día de tu triunfo, tú que te vistes de gloria y santidad. «Yo te he engendrado, dice el Señor, como el rocío, antes de la aurora.» 4 Juró el Señor y no ha de retractarse: Tú eres para siempre sacerdote como Melquisedec. 5 A tu diestra el Señor; aplastará a los reyes el día de su enojo. 6 Juzgará a las naciones y apilará a los muertos, y aplastará cabezas a lo ancho de la tierra. 7 El bebe del torrente del camino y por eso levanta la cabeza.

SALMO 111 (110)

Dios nos crea, salva y dirige.

D Este salmo es «alfabético», es decir, que las veintidós letras del alfabeto hebreo (en el orden correspondiente) empiezan los veintidós versos. Otros salmos están escritos en esta forma, teniendo veintidós versos o veintidós estrofas (por ejemplo: 34; 37; 119).

1 ¡Aleluya! Quiero alabar al Señor con todo mi corazón en la reunión de los justos y cuando se junta el pueblo. 2 Las obras del Señor son imponentes, y las profundiza el que las aprecia. 3 Grandiosas son las obras del Señor, dignas de meditarse por todos los que en ellas se recrean. 4 Su acción muestra esplendor y majestad, y su justicia dura para siempre. Estableció que se conmemoraran sus maravillas con fiestas anuales: el Señor es clemente y compasivo. 5 Dio su alimento a aquellos que lo temen, se acuerda de su alianza para siempre. 6 Manifestó a su pueblo su poder, al darle el territorio de otros pueblos. 7 Todo lo que hace es justo y verdadero, todos sus mandamientos son precisos. 8 Tan firmes que jamás se cambiarán, por eso hay que cumplirlos sincera y rectamente. 9 Envió a su pueblo la liberación, fijó con él un pacto para siempre, su Nombre es santo y temible: ^El principio del saber es temer al Señor. Es sabio de verdad el que así vive; la gloria del Señor siempre perdura.

salmo 113



866

S A L M O 112 (111)

Así es el «justo».—Este salmo es alfabético, como el anterior. Usa las mismas palabras, pero esta vez para elogiar al hombre justo, imagen de Dios. 1

'"'

S A L M O 113 (112)

¡Aleluya! Feliz él hombre que teme al Señor, que encuentra en sus mandatos su contento. 2 Tendrán poder sus hijos en la tierra, será bendita la raza de los justos. 3 Habrá en su casa bienes y riquezas y su bondad durará para siempre. 4 Brilla como la luz en las tinieblas para los hombres buenos, el que es justo, clemente y compasivo. 5 Le va bien al que tiene compasión y presta su dinero, y lleva sus negocios en conciencia, 6 pues, en verdad, jamás titubeará: el recuerdo del justo será eterno. 7 No teme los rumores alarmantes, su corazón confía en el Señor. 8 Su corazón es firme y nada teme: - ; mirará desafiante a sus contrarios. 9 El hace caridad y da a los pobres, ';' E su honradez permanece para siempre, levantará su trente con honor. .,•/ ,10A1 verlo, el pecador se indignará, ' l e crujirán sus dientes y se irá consumiendo. Fracasan los deseos del malvado. !!

¡Pobres y humildes, alaben al Señor!—Lo que distingue a Dios de los hombres, por grandes que sean, no es solamente la obra inmensa de su Creación, sino su manera de actuar con nosotros, su preferencia por lo que los hombres desprecian. Le gusta elegir para realizar sus obras de gracia a instrumentos débiles.

i ¡Aleluya! Alaben, servidores del Señor, el Nombre del Señor. 2 Bendito sea el Nombre del Señor, ahora y por siempre. 3 Desde que sale el sol hasta su ocaso alábese su Nombre. 4 Sobre todos los pueblos el Señor, en Gloria se levanta sobre el cielo. 5 ¿Quién igual al Señor que es nuestro Dios, que sube a su alto trono s y baja a revisar cielos y tierras? 7 Desde el polvo levanta al miserable, de la mugre retira al desvalido s para darle un asiento entre Jos nobles, con los grandes del pueblo. 9 Asegura a la estéril en su casa como madre gozosa de sus hijos.

salmo 115

867 S A L M O 114 (113 A)

La salida de Egipto.

D El poder de Dios Salvador se manifestó en la primera Pascua, la salida de Egipto. De una manera diferente, la resurrección de Cristo conmueve al universo.

i ¡Aleluya! Al salir Israel de Egipto, cuando los de Jacob llegaron del destierro, 2 Judá pasó a ser el Templo de Dios e Israel su posesión. 3 El mar lo vio y huyó, el Jordán retrocedió. 4 Los cerros saltaron como carneros y como corderos las lomas. 5 ¿Qué te pasa, mar, que huyes, y a ti, Jordán, que retrocedes? e ¿Por qué saltan los cerros como cameros y como corderos las lomas? 7

Tiembla, tierra, ante el rostro de tu Señor, ante la cara del Dios de Jacob, s que cambia la roca en manantial, y de la piedra sale el agua. S A L M O 1 1 5 ( 1 1 3 B)

El pueblo de Dios no tiene ídolos.—Ya que recibimos el conocimiento del único y verdadero Dios, dejemos todo lo que no es de él.

D Constantemente debemos denunciar los ídolos, tanto de la gente común como los de hombres que se pretenden libres de todo prejuicio. Aquí viene bien una reflexión del poeta P. Qaudel:

i Señor, no nos alabes a nosotros, sino rinde honores a tu Nombre, llevado por tu amor y lealtad, 2 para que no digan los paganos: ¿dónde estará su Dios? 3 Nuestro Dios, en el cielo y en la tierra, todo lo que le gusta lo ejecuta. 4 Sus ídolos no son más que oro y plata, son obra de las manos de los hombres. s Tienen boca y no hablan, ojos y no ven, 6 orejas y no oyen, nariz y no sienten, 7 manos, mas no palpan, pies y no caminan, su garganta no emite ni un murmullo. s Así como ellos sean sus autores y todos los que en ellos tienen fe. 9 Israel, ¡ten confianza en el Señor, en él, que te socorre y te defiende! io Raza de Aarón, confía en el Señor, en él, que te socorre y te defiende ii Tengan fe en el Señor, los que lo temen, en él, que los socorre y los defiende. 12 El Señor no se olvida de nosotros y nos bendecirá, bendecirá a la gente de Israel, bendecirá a la raza de Aarón, 13 bendecirá a aquellos que lo temen, a los pequeños junto con los nobles. 14 Que Dios los engrandezca a ustedes y a sus hijos.

«Bendito seas, Dios mío, que me libraste de los ídolos, y que hiciste que no adore sino a ti solo y no a ¡sis y Osirís, o la Justicia, el Progreso, la Verdad, la Divinidad, la Humanidad, las Leyes de ¡a naturaleza, del Arte o de la Belleza. Y que no has permitido que existan todas estas cosas, que no son o que son el vacío dejado por tu ausencia. Sé que no eres Dios de ¡os muertos, sino de los vivos.

¡Señor, te hallé! B que te halla, ya no tolera la muerte.»

salmo 116

868 15 Los bendiga el Señor, que hizo el cielo y la tierra. 16 El cielo es la morada del Señor, mas entregó la tierra a los humanos. 17 No alaban al Señor ni los que mueren ni los que van al foso silencioso; 18 pero nosotros sí, los que vivimos, bendecimos a Dios, ahora y siempre.

SALMO 116(114-115)

O Jesús rezó este salmo al empezar su Pasión. Varias palabras de estos versos pasan a tener un nuevo sentido si las relacionamos con él: amo al Señor; me salvó de la muerte; levantaré la copa de la salvación; es preciosa a los ojos del Señor la muerte de sus fíeles. La misa es el recuerdo del sacrificio de Cristo y se llama Eucaristía, o sea Acción de Gracias. A continuación presentamos una de las oraciones que acompañaban su celebración en la Iglesia primitiva y está en el libro de la "Didaqué": Como este pan troceado, en otro tiempo diseminado por los cerros, fue recogido para formar un solo todo, que asi también tu Iglesia sea congregada desde los confínes de la tierra en tu reino. ¡Gloría a ti por los siglos! Te damos gracias, Padre Santo, por tu santo Hombre, que has hecho habitar en nuestros corazones, y por el conocimiento, la fe y la inmortalidad que nos revelaste por Jesús, tu servidor. Tú eres Maestro todopoderoso, que nos creaste para alabanza de tu Nombre, que diste a los hombres el alimento y la bebida, para su agrado, para que te den gracias. Pero tú nos has concedido un alimento y una bebida espirituales y de vida eterna, por medio de tu Servidor Jesús. Ante todo, te damos gracias por tu poder. Acuérdate, Señor, de tu Iglesia; líbrala de todo mal, hazla perfecta en amor atí.De los cuatro puntos cardinales reúne a tu Iglesia santa en el reino que tú le has preparado. ¡Gloria a ti, por los siglos! Amén.

Tú me has librado de la muerte.—«Andaré en presencia del Señor en la tierra de los vivientes». Con todos los que Dios salvó de la muerte, con Jesús nuestro Salvador, proclamamos nuestra gratitud. 1

¡Aleluya! Amo al Señor, porque escucha el clamor de mi plegaria. 2 Inclinó hacia mí su oído, el día en que lo llamé. 3 Me apretaron los lazos de la muerte, las redes del sepulcro; me ahogaban la angustia y el fastidio, 4 pero invoqué al Señor; «¡Salva, oh Señor, mi vida!» 5 El Señor es muy justo y compasivo, nuestro Dios está lleno de ternura; 6 defiende a los pequeños el Señor, estaba yo sin fuerza y me salvó. 7 Alma mía, retorna a tu descanso, pues el Señor se porta bien contigo. 8 Ha librado mi vida de la muerte, de lágrimas mis ojos, y mis pies de andar dando tropezones. 9 Caminaré en presencia del Señor en la tierra que habitan los vivientes. I o Tenía fe, aun cuando me dije: «Yo soy muy desgraciado». I I Pensaba, en medio de mi confusión: «El hombre es mentiroso». 12 ¿Qué le daré al Señor por todos los favores que me ha hecho? 13 Elevaré la copa que da la vida e invocaré su Nombre. 14 Cumpliré mis promesas al Señor delante de su pueblo reunido. 15 A los ojos de Dios es muy penoso que mueran sus amigos. 16 Señor, tú me has soltado mis cadenas a mí, tu servidor, tu servidor, que es hijo de tu esclava. 17 Quemaré un sacrificio en tu presencia para darte las gracias, invocando tu Nombre, oh mí Señor. Te miraré, Señor, mientras camine en la tierra poblada por vivientes.

869

salmo 118 18 Voy a cumplir mis mandas al Señor, delante de su pueblo reunido, 19 en los patios del Templo del Señor, en medio de ti, Jerusalén.

SALMO 117 (116) 1 ¡Aleluya! Alaben al Señor todos los pueblos y festéjenlo todos los países. 2 Porque grande es su amor hacia nosotros, su lealtad perdura para siempre. SALMO 118(117)

No moriré, ¡viviré!—«La piedra que los constructores rechazaron llegó a ser la piedra angular.» Jesús se aplicó a sí mismo lo de la piedra rechazada (Mt 21,42; 1 Pedro 2,4). Y cuando entra en el Templo, los niños cantan: «Bendito sea el que viene en nombre del Señor.»

• Este salmo se cantaba al entrar las procesiones al templo de Jerusalén. El pueblo y su jefe alternan con el coro de los levitas. ¿Qué canta Israel? Su acción de gracias a Dios que lo salva de la muerte y lo resucita. A Dios que elige a los pobres y a los despreciados de este mundo para construir con ellos su reino. Este salmo ya proclamaba, a su manera, la Resurrección de Cristo.

1 Den gracias al Señor, pues él es bueno, pues su bondad perdura para siempre. 2 Que lo diga la gente de Israel: su bondad es eterna. 3 Que lo diga la raza de Aarón: su bondad es eterna. 4 Que los que temen al Señor lo digan: su bondad es eterna. 5 Al Señor, en mi angustia, recurrí, me respondió, sacándome de apuros. 6 Si yo tengo al Señor, no tengo miedo: ¿qué podrá hacerme el hombre? 7 Al Señor yo lo cuento entre los que me ayudan, por eso yo desprecio a los que me odian. 8 Más vale refugiarse en el Señor que confiarse en el hombre. 9 Más vale refugiarse en el Señor que confiar en la gente poderosa. 10 Todos los paganos me cercaban: con el Nombre del Señor los destrocé. 11 Me cercaban e incluso me estrechaban: con el Nombre del Señor los destrocé. 12 Como enjambres de abejas me rodeaban, ardían como zarzas que se queman: con el Nombre del Señor los destrocé. 13 Me empujaron con fuerza para verme en el suelo, pero acudió el Señor a socorrerme. 14 El Señor es mi fuerza y es por él que yo canto; ha sido para mí la salvación. 15 Clamores de alegría y de victoria resuenan en las carpas de los justos: 16 «¡_a mano del Señor hizo prodigios, la mano del Señor lo ha enaltecido, la mano del Señor hizo prodigios.»

salmo 119

870 17

No, no moriré, mas yo viviré para contar las obras del Señor. 18 Con razón el Señor me ha castigado, pero no permitió que muriera. 19 «Ábranme, pues, las puertas de justicia para entrar a dar gracias al Señor.» 20 «Esta es la puerta del Señor, por ella entran los justos.» 21 Te agradezco que me hayas escuchado, pues fuiste para mí la salvación. 22 La piedra que dejaron los maestros se convirtió en la piedra principal 23 esta es la obra de Dios, es una maravilla a nuestros ojos. 24 Este es el día que ha hecho el Señor, gocemos y alegrémonos en él. 25 Danos, Señor, danos la salvación, danos, Señor, danos prosperidad. 26 «Bendito sea el que viene en el Nombre del Señor, nosotros los bendecimos desde la Casa de Dios. 27 El Señor es Dios, él nos ilumina.» Formen la procesión con ramos en la mano hasta llegar muy cerca del altar. 28 Tú eres mi Dios y to te doy las gracias, Dios mío, yo te alabo. Den gracias al Señor, pues es bueno, pues su bondad perdura para siempre. S A L M O 119(118)

1

Salmo de la Ley.—El salmo más largo de la Biblia dice y repite sin cesar que observar las palabras de Dios es vida y felicidad.

Felices los que sin mancha caminan en la Ley del Señor. 2 Felices los que guardan sus mandamientos y buscan a Dios con todo el corazón. 3 Los que nunca cometen maldades, sino que van por el camino recto. 4 Señor, nos diste tus mandatos para que los cumplamos puntualmente. s Ojalá que mi andar sea recto y guarde tus mandatos. 6 Porque sí los obedezco no quedaré confundido. 7 Como conocedor de tus justas leyes, te alabaré con corazón sincero. 8 Yo guardaré tus mandatos, con tal que tú no me abandones. 9 ¿Cómo conservará pura su vida el joven? Guardando tus palabras. io J e busco de todo corazón: no permitas que me desvíe de tus mandamientos.

ii Escondí tus palabras en mi pecho, para no pecar nunca en contra tuya. i 2 Señor, bendito eres, enséñame tus estatutos. 13 Cuento con mis labios todos los decretos de tu boca. 14 Me alegro de seguir tus órdenes, como si tuviera grandes riquezas. 15 Meditaré en tus mandamientos y pensaré atentamente en tu voluntad. i 6 Pondré mi felicidad en tus estatutos: jamás me olvidaré de tus palabras. 17 Concédeme tu favor y viviré, y guardaré tus palabras. i 8 Abre mis ojos para que pueda contemplar las maravillas de tu Ley. 19 Soy un peregrino sobre la tierra: no me ocultes tu voluntad. 20 Mi alma desfallece, ansiando siempre tus mandamientos.

21 Tú reprendes a los soberbios y maldi-

871 __— ees a los que se apartan de tus leyes.

22 Líbrame de los que me insultan y desprecian porque obedezco tus mandatos. 23 Aunque los poderosos se reúnan en contra mía, tu servidor sigue meditando tus estatutos. 24 Tus prescripciones son mis delicias y tus estatutos mis consejeros. 25 Mi alma está como muerta, pero tú dale vida como me lo prometiste. 2 6 Te manifesté mis propósitos y me oíste: muéstrame tus deseos. 27 Enséñame tus mandamientos y yo meditaré tus maravillas. 28

Mi alma derrama lágrimas de tristeza: anímame de acuerdo a tu palabra. 29 Apártame del camino extraviado y concédeme la gracia de seguir tu Ley. 30 Yo he elegido el camino verdadero y tengo tu Ley presente ante mis ojos. 31 Me uno íntimamente a tu precepto; Señor, no me condenes. 32 Cuando me ensanches el corazón, yo correré por el camino de tus mandatos. 33 Señor, enséñame el camino de tus mandamientos, que yo lo seguiré hasta el fin. 34 Instruyeme para que guarde tus leyes, y yo las cumpliré con toda el alma. 35 Condúceme por el sendero de tus mandamientos, porque en él pongo mi dicha. 36 Inclina mi corazón a tus preceptos, y no a la codicia. 37 Dirige tú mis ojos para que no vean cosas vanas, dame vida al seguir tu camino. 38 Cumple con tu siervo la promesa que hiciste a los que te temen. 39 Aparta de mí la vergüenza que más temo: porque tus sentencias son agradables. 40 Mira, que mucho deseo tus preceptos; por tu justicia dame vida. "i Señor, venga tu gracia sobre mí, venga tu socorro, de acuerdo a tu promesa. 42 Así podré responder al que me insulta, porque yo confío en tus palabras. 43 No apartes de mis labios la palabra verdadera, porque yo espero en tus sentencias. 44 Y guardaré tu Ley continuamente, por siempre y para siempre. 45 Andaré por caminos amplios, porque profundizo tus preceptos.

salmo 119 46

Hablaré de tus órdenes delante de los reyes y no tendré vergüenza de ello. 47 Y me deleitaré en tus mandamientos, porque los amo. 48 Cumpliré tus mandamientos y pensaré en tus leyes. 49 Acuérdate de lo que dijiste a tu servidor, porque esa palabra alentó mi esperanza. 50 Ese fue mi consuelo en las angustias: tus palabras me darán vida. si Aunque los soberbios se burlaban de mí, yo no me desvié. 52 Recuerdo tus antiguos designios, Señor, y eso me consuela. 53 Yo me indigno a causa de los malvados que abandonan tu Ley. ^ T u s mandamientos me son dulces canciones en el lugar de mi destierro. 55 Señor, de noche me acuerdo de tu nombre y observo tu Ley. 56 Esta es mi parte, Señor, guardaré tus preceptos. 57 Señor, siempre he dicho que era un bien para mí guardar tus palabras. 58 Te imploro de todo corazón, ten compasión de mí, de acuerdo a tu promesa. 59 Considero tus caminos y luego dirijo mis pasos para cumplir tus mandatos. 60 Me apuré, no me demoré en cumplir tus mandamientos. 61 Los pecadores me pusieron trampas, pero nunca he olvidado tu Ley. 62 A media noche me levanto a darte gracias por tus justas sentencias. 63 Soy amigo de todos los que te temen y guardan tus preceptos. 64 Señor, la tierra está llena de tu gracia: enséñame tus leyes. 65 Señor, has hecho favores a tu servidor, cumpliendo tu palabra. 66 Enséñame a conocer y a juzgar, porque confío en tus mandatos. 67 Antes de mis pruebas anduve errante, pero ahora guardo tu palabra. 68 Tú que eres bueno y haces beneficios, enséñame tus estatutos. 69 Los soberbios me han calumniado, pero de corazón sigo en tus mandamientos. 7 0 Ellos lo tienen todo y por eso no entienden; yo tengo mis delicias en tu Ley. ? i Fue provechoso para mí que me afligieras y aprendiera tus mandatos. 72 La Ley que salió de tu boca es para mí mejor que cantidades de oro y plata.

salmo 119 73

Tú me creaste, y me formaste con tus manos, enséñame a aprender tus mandatos.

74 Los q u e te respetan estarán contentos al verme, porque h e esperado en tu palabra. 75 Señor, sé q u e tus sentencias s o n justas, y que m e h a s afligido con razón. 76 Q u e tu gracia m e asista y m e consuele, según la promesa que a tu siervo hiciste. 77 Q u e tu piedad venga a h a c e r m e revivir, porque tu Ley e s mi felicidad.

78

Confunde a ios soberbios que sin razón me afligen, ya que medito en tus manaatos. 79 Que se compadezcan de mí los que te temen, los que se preocupan de tus decretos. 80

Q u e mi corazón siga perfectamente tus mandatos, para q u e n o q u e d e confundido. si Mi alma desfallece esperando tu auxilio; espero en tu palabra. 82 Mis ojos se cansan, anhelando tu palabra, ¿cuándo vendrás a consolarme? 83 Aun p r o b a d o c o m o piel puesta al h u m o n o h e olvidado j a m á s tus mandatos. 84 ¿Cuántos serán los a ñ o s d e tu siervo?, ¿cuándo harás justicia d e mis perseguidores? 85 Los soberbios cavaron mi sepulcro, esos q u e nunca obran c o m o tú m a n d a s . 86 T o d o s t u s mandamientos s o n verdad. Ellos m e persiguen sin razón: ¡ayúdame! 87 Por poco m e dejaban en el suelo, pero yo n o abandoné tus mandamientos. 88

Por tu bondad, dame vida, y guardaré las órdenes de tu boca. 89

Para siempre, Señor, e s tu palabra, estable c o m o el cielo. 90 Tu verdad permanece d e edad en edad, tú fundaste la tierra y sigue firme. 91 Los días obedecen tus órdenes, porque n o hay cosa q u e n o te sirva dócilmente. 92 Si tu Ley n o hubiera sido mi alegría ya habría a c a b a d o en mi miseria. 93 J a m á s m e olvidaré d e tus preceptos, ya q u e por ellos m e h a s dado la vida. 94 Sálvame, porque soy tuyo, porque he seguido tus preceptos. 95 Los malvados atisban para perderme, pero yo m e fijo e n tus preceptos. 96 He visto el fin hasta d e lo m á s perfecto, sólo t u s mandamientos s e dilatan sin fin. 97 Señor, ¡cuánto a m o tu Ley! Pienso en ella el día entero. 98 Tu Ley, q u e siempre m e acompaña,

872 m e h a h e c h p m á s prudente q u e mis enemigos. " S o y m á s sabio q u e todos mis m a e s tros, porque medito tu enseñanza. íoo Por cumplir tus órdenes, aventajo en inteligencia a los ancianos. ioi Aparto mis pies del mal paso, para guardar fielmente tus palabras. lo 2 J a m á s m e desvío d e tus sentencias, porque tú m e h a s enseñado. i ° 3 Q u é dulce e s tu palabra al paladar. Más dulce que la miel para mi boca. 104 Tus mandatos aumentan mi c o m prensión, por e s o aborrezco los caminos d e perdición. ios Tu palabra e s antorcha d e mis pasos y luz d e mi camino. 106 j u r o y resuelvo guardar tus justas sentencias. 107 Señor, estoy afligido sobremanera; d a m e tu alivio, según m e h a s prometido. ios Señor, acepta las ofrendas d e mi boca y e n s é ñ a m e tus juicios. 109 En todo tiempo vigilo mi corazón y n o m e olvido d e tu Ley. no Los malvados m e tendieron un lazo, pero n o m e aparté d e tus mandatos. 111 Tus órdenes serán para m í herencia permanente, porque son el gozo d e mi alma. n2 Sometí mi corazón al fiel y constante cumplimiento d e tus mandatos. i 1 3 O d i o a los d e doble corazón, pero a m o tu Ley. 114 Tú eres mi protector y mi escudo, yo confío en tu palabra. lis Malvados, apártense d e mi lado, porque quiero observar los mandamientos d e mi Dios. 116 Apóyame, s e g ú n tu promesa; d a m e vida, q u e n o sea vana mi esperanza.

117 Ayúdame, Señor, y seré salvo, y siempre me deleitaré de tus leyes. ns Tú desprecias a todos los que se apartan de tus leyes y forman proyectos engañosos.

119 Tú consideras basura a todos los malvados d e la tierra, por e s o yo a m o tanto tus mandamientos. 120 M ¡ carne s e estremece d e temor d e ti y t e m o tus sentencias. i2i He ejercido el derecho y la justicia, n o m e entregues a los q u e m e oprimen. 122 S é tú el fiador d e tu siervo, para q u e n o m e opriman los soberbios.

salmo 119

873 123 Mis ojos desfallecen esperando tu socorro y tu palabra d e justicia. 124 Obra c o n tu siervo s e g ú n tu piedad y e n s é ñ a m e tus decretos. 125 Soy tu siervo, instruyeme, para que conozca tus prescripciones. 126 Señor, ya e s hora d e que actúes, porque han violado tu Ley. i 2 7 P o r eso yo a m o tus mandamientos m á s q u e el oro refinado. i 2 8 Y m e decidí por tus mandamientos, aborreciendo todo camino falso. i 2 9 T u s instrucciones son maravillosas, por e s o mi alma las guarda. 130 La explicación d e tus palabras ilumina y enseña al ignorante. 13 i A b r o mi boca desde la aurora, d e seando tus mandamientos. 132 Por tu misericordia, vuélvete a mí, c o m o haces con los que a m a n tu Nombre. 1 3 3 Endereza mis pasos con tus leyes, y que nunca m e domine la malicia. 1 3 4 Líbrame d e los opresores y cumpliré tus mandamientos. 155 Brille tu rostro bondadoso sobre tu siervo y e n s é ñ a m e tus estatutos. i 3 8 D e mis ojos han m a n a d o ríos d e agua, porque n o obedecieron tu Ley. 1 3 7 Señor, tú eres justo, y tus juicios son rectos. 138 Has impuesto tus preceptos con justicia y con toda verdad. i 3 9 El celo d e tu gloria m e c o n s u m e , al ver q u e mis enemigos olvidan tus palabras. 1 40 Tu palabra ha dado demasiadas pruebas, y tu siervo la ama. i 4 ] Yo, pequeño y despreciado c o m o soy, no m e olvido de tus preceptos. i 4 2 T u justicia e s eterna y tu Ley e s verdad. i 4 3 La aflicción y la angustia m e asaltaron, pero tus mandamientos son mis d e licias. 1 44 Tus prescripciones son justicia eterna, instruyeme para q u e viva. ,45 Estoy clamando d e todo corazón: escúchame, Señor, yo guardaré tus leyes. 1 4 6 Clamo a ti: sálvame y guardaré tus prescripciones. 1 4 7 Anticipándome al alba imploro tu auxilio, espero en tu palabra. 148 Mis ojos están abiertos ya antes d e la hora d e despertar, con el fin de meditar en tu palabra.

49

1 Señor, tú eres compasivo, oye mi voz; tú eres justo, d a m e vida. 150 Me rodean los q u e m e persiguen cruelmente, los que están m u y lejos de tu Ley. 151 Señor, tú estás cerca, y tus mandamientos son seguros. 152 Desde tiempo conocí que tus m a n d a tos los ordenaste para siempre. 153 Contempla mi aflicción y líbrame, porque nunca eché tu Ley al olvido. 54 1 Defiende tú mi causa y líbrame; d a m e vida, de acuerdo a tu promesa. 1 5 5 La salvación está lejos d e los impíos, porque n o s e preocupan d e tus leyes. 1 56 Señor, tu compasión e s mucha; hazm e vivir según tus sentencias. 157 Muchos m e persiguen y entristecen, pero yo nunca m e aparto d e tus preceptos. i5 8 Vi con indignación a los pecadores, porque n o guardan tu palabra. i 5 9 Mira c ó m o a m o tus mandamientos; guárdame la vida, d e acuerdo a tu bondad. leo La cumbre d e tu palabra e s la verdad, todas tus justas sentencias son para siempre. 161 Gente importante m e persigue sin razón, pero mi corazón teme m á s tus palabras. 162 Me alegro en tus promesas, c o m o quien encuentra un gran tesoro. 163 Odio y detesto la maldad, pero a m o tu Ley. i 6 4 Te alabo siete veces al día, por tus justos designios. 165 La paz perfecta e s para los q u e a m a n tu Ley; para ellos no hay tropiezo. 166 Señor, estoy cumpliendo tus mandatos y a la espera de tu auxilio. i 6 7 Mi alma guarda bien t u s prescripciones y las a m a ardorosamente. 168 Observo tus preceptos y tus órdenes; ante tu vista están todas mis acciones. 169 Señor, que mi grito llegue a tus oídos; instruyeme tal c o m o lo prometiste. 170 Q u e mi plegaria llegue hasta tu presencia; líbrame de acuerdo a tu promesa. 171 Q u e d e mis labios salga un canto, cuando tú m e enseñes tus decretos. 172 Q u e mi lengua entone cantares a tu Ley, porque todos tus mandatos son justos. 173 Q u e tu m a n o m e asista y m e socorra, porque h e elegido tus preceptos. 1 7 4 Señor, de ti ansio mi salvación y tu Ley constituye mi deleite.

salmo 121

874

75

1 Q u e y o viva para alabarte y q u e t u s decisiones v e n g a n e n m i ayuda. 176 iba errante c o m o oveja perdida. Ven

e n b u s c a d e tu siervo, p o r q u e e n verdad, Señor, n o h e olvidado n u n c a t u s m a n damientos.

SALMO 120(119)

Frecuentemente, los peregrinos venían al Templo con muchas preocupaciones: unos no estaban en paz con sus vecinos, otros se quejaban de no vivir entre creyentes sino entre paganos. Anhelaban la paz que Dios da a los que se acercan a él.

• Los salmos 120 al 134 tienen el mismo título: «Canción de las subidas.» Sin duda, fueron cantados por los peregrinos judíos que caminaban hacia el templo de Jerusalén. Por eso encontramos en ellos, a menudo, una antífona que repetía la muchedumbre de los peregrinos.

1 Al Señor, en mi pena yo invoqué y él me puso atención.

salmo 124

875 D El Templo era símbolo de Dios presente en medio de su pueblo, Jesús admiró sobre todo el Reino de Dios en los corazones de los creyentes. «Créeme, mujer, que llega la hora en que ni en Jerusalén adorarán al Padre... Los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad» (Jn4,21). «ustedes son el Templo del Espíritu Santo» (1 Cor 6,19). Puede ser la oración, tanto del creyente que admira en la Iglesia la presencia de Dios, como del que duda y busca caminos para creer.

2

¡Oh Señor, salva mi alma de los labios que engañan, de la lengua traidora!

1

Me p u s e alegre c u a n d o m e dijeron: «Iremos a la c a s a del Señor.» 2 Ahora n u e s t r o s p a s o s s e detienen, J e r u s a l é n , delante d e t u s puertas. 3

J e r u s a l é n h a sido edificada c o m o c i u d a d q u e forma u n b u e n conjunto; 4 allá s u b e n las tribus, las tribus del S e ñ o r . A alabar, c o m o e s ley e n Israel, el N o m b r e del S e ñ o r . 5 P u e s allí e s d o n d e e s t á n la justicia y la c a s a d e David. e P a r a J e r u s a l é n pidan la paz: ¡que disfruten d e paz t u s m o r a d o r e s ! 7 ¡Que la tranquilidad reine en tus muros y dentro de tus fuertes!

3 ¿ Q u é t e dará o q u é t e a g r e g a r á , o h lengua traicionera? 4 Flechas m u y puntiagudas d e guerrero y brasas d e retama.

s Por el amor que tengo a mis hermanos y a mis amigos, déjenme decir: «Que vivas siempre en paz.»

5 ¡Ay d e m í q u e , e n Mesec, d e b o vivir y habitar e n las c a r p a s d e Q u e d a r ! 6 M u c h o t i e m p o h e t e n i d o q u e vivir c o n los q u e odian la paz.

s Por la casa del Señor que es nuestro Dios, te deseo pura felicidad.

7

La paz yo quiero, p e r o a p e n a s h a b l o ellos a r m a n la guerra.

SALMO 121 (120)

O Dios es fiel: día y noche, no duerme, no dormita. Está preocupado, atento a lo que pasa. Camino de Emaús. Jesús va con ellos y no lo reconocen. «Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién puede estar en contra de nosotros?» Puede ser la oración de los cristianos que emprenden un camino difícil: un convertido, un nuevo hogar, un futuro sacerdote, el que tiene un compromiso importante con la sociedad (sindicalismo, política, bien común).

Dios no te faltará.—El peregrino a Jerusalén está pensando en las dificultades del viaje: el camino difícil, el calor del día, quizá en los peligros de parte de ladrones. Pero sabe que Dios ya está con él y que lo acompaña en el viaje. 1 Dirijo la mirada hacia los cerros en busca de socorro. 2 Mi s o c o r r o m e viene del Señor, q u e hizo el cielo y la tierra. 3 N o deja q u e tu pie d é u n p a s o e n falso, n o d u e r m e tu guardián. 4 Jamás lo rinde el sueño o cabecea el guardián de Israel.

Salmo de esperanza.—Sabemos que nuestro buen Padre siempre nos escucha. Sin cansarse, hay que mantener los ojos fijos en el Señor, hasta que nos diga: «Ve, tu fe te ha salvado.»

O Oración de los afligidos. Grito de súplica y de esperanza de los judíos, que, al regreso del destierro, se ven humillados y despreciados por sus vecinos paganos. Cuántas veces escuchamos en el Evangelio ese mismo grito de la gente afligida. Pensemos especialmente en la acritud tenaz de la cananea: «Señor, ten piedad de mí.» Persigue a Cristo con obstinación desesperada; él es su única salvación. Con todos los que hoy sufren la mentira y la maldad, los humillados, los marginados..., te suplicamos, Señor, que manifiestes tu bondad.

1 Hacia ti h e dirigido la mirada, q u e tienes e n el cielo tu m o r a d a , así c o m o los ojos d e los siervos s e fijan e n la m a n o d e s u d u e ñ o .

5

El S e ñ o r t e custodia y t e d a s o m b r a , está s i e m p r e a tu diestra. 6 D u r a n t e el día, el sol n o t e maltrata ni la luna d e n o c h e . 7 T e preserva el S e ñ o r d e cualquier mal y p r o t e g e t u vida. 8 El t e cuida al salir y al regresar, a h o r a y para s i e m p r e .

SALMO 122 (121)

SALMO 123 (122)

iremos a la casa del Señor.—Himno de entusiasmo y alegría del peregrino al llegar al Templo de Jerusalén. Admiración del edificio. Orgullo al ver acudir las muchedumbres. Y algo todavía más profundo: una experiencia de convivencia con otros creyentes.

2

Como miran los ojos de una esclava la mano de su dueña, así están nuestros ojos observando al Señor, nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros. 3 T e n p i e d a d d e n o s o t r o s , t e n piedad, p o r q u e e s t a m o s , Señor, h a r t o s d e injurias; 4 n u e s t r a a l m a e s t á repleta d e burlas y d e s p r e c i o s d e ricos y creídos.

SALMO 124 (123)

Escapamos de la trampa del cazador.—«Hasta los cabellos de su cabeza están contados, ustedes valen más que los pajaritos.»

D Acción de gracias por las pruebas superadas. El pueblo de Dios recuerda, admirado y agradecido, las pruebas que acaba de vencer porque el Señor estaba con ellos. Llamado a la acción de gracias. En el Evangelio, de los diez leprosos sanados, sólo uno vuelve a darle las gracias al Señor.

1 D e n o estar el S e ñ o r e n favor n u e s t r o , q u e lo diga Israel, 2 d e n o estar el S e ñ o r e n favor n u e s t r o c u a n d o n o s asaltaron, 3 n o s habrían, allí, t r a g a d o vivos, p o r q u e s u rabia ardió contra n o s o t r o s .

salmo 128

877 ¿No fueron sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? (Le 17,17). Se nos olvida dar las gracias porque no sabemos descubrir las maravillas de Dios en nuestra vida y en el mundo.

4

Entonces nos habrían anegado las aguas del torrente que pasó por encima de nosotros; 5 y habrían arrollado nuestras almas las aguas impetuosas. 6 Bendito sea Dios, que no nos dio por presa de sus dientes. 7 Nuestra alma como pájaro escapó de la trampa que puso el cazador. La trampa se soltó y todos escapamos; 8 nuestro auxilio es el Nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

SALMO 125 (124)

Confianza en el Señor.—El peregrino podía admirar las murallas de Jerusalén, casi inaccesibles para los enemigos. Es una imagen de la protección de Dios.

D Este salmo nos ayuda a entender la promesa del Señor: «Sepan que estoy con ustedes hasta elfindel mundo» (Mt 28,20). «No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes» (Jn 14,18). Oración para los momentos oscuros de la vida, cuando las cosas no salen, cuando no se ve eí fruto de la acción. Cuando nos sentimos impotentes frente a la injusticia y la violencia organizada, frente a la corrupción y la torpeza que penetró tal vez hasta dentro de la Iglesia.

i Los que buscan su apoyo en el Señor se asemejan al cerro de Sión: al que nada conmueve y permanece estable para siempre. 2 Jerusalén, los cerros la rodean, así también circunda Dios a su pueblo desde ahora y por siempre. 3 Jamás permitirá que un cetro impío determine la suerte de los justos, no sea que las manos de los justos se alarguen hacia el crimen. 4 Pórtate bien, Señor, con los que actúan con bondad y honradez de corazón. s Mas a aquellos que van por mal camino los rechace el Señor con los maleantes. ¡Tenga paz Israel!

SALMO 126 (125)

Se van llorando y vuelven con las gavillas.—Este salmo expresa el misterio de la vida que brota de la muerte. Se aplica a los afligidos y a los que están decepcionados al no ver el fruto de su labor.

O Oración a la vuelta del destierro, que fue la gran prueba del pueblo. Expresa la alegría por elfindel cautiverio, algo que les parecía increíble: Nos quedamos como soñando. ¿Cómo no pensar en el canto de acción de gracias de la Virgen María: «El Señor ha hecho en mí maravillas, Santo es mi Dios», o en la oración de Pedro al salir de la cárcel? (Hechos 12,9-11). En un mundo que busca su independencia económica y su acceso a la cultura, sería bueno rezarlo para fortalecer nuestra esperanza y estimular nuestros esfuerzos perseverantes.

i Cuando el Señor cambió la suerte de Sión creíamos soñar. 2 Se nos llenaban la boca de risa y los labios de alegría. 3 Las naciones decían de nosotros: «Maravillas del Señor». El Señor hizo en nosotros maravillas; rebosábamos de gozo. 4 Haz que cambie, Señor, nuestra suerte cual los ríos del desierto. s Los que en lágrimas esparcen su semilla en gozo segarán.

6

Se va, con lágrimas se aleja, el que lleva la simiente. ¡Ya viene!, con júbilo regresa, trayendo sus gavillas.

SALMO 127 (126)

Lo que se construye sin Dios, fracasará.—Y de nada sirve gastar nuestros días y nuestros años en busca de mil cosas, adelantos y comodidades, si, con esto, pasamos ciegos e insensibles entre tantos hallazgos y alegrías que nos reserva el momento presente.

• El creyente vive su vida de cada día. No elimina el tiempo de )a oración, de la convivencia familiar, de la participación en la comunidad cristiana, ni gasta su salud acumulando horas de trabajo. Sabe que las familias que tienen más entradas no son siempre las que mejor llegan al fin del mes, y que el hogar más adinerado no es donde se vive más feliz. El Padre nos pide que trabajemos, pero también nos impuso la ley del descanso. Todo esto vale en la labor apostólica. Acción humana, propaganda y medios materiales no reemplazan la gracia de Dios,

1 Si el Señor no construye el edificio, en vano se fatigan los obreros. Si el Señor no protege la ciudad, en vano monta guardia el centinela. 2 En vano te levantas tan temprano y te acuestas tan tarde, y en procurar el pan tanto te afanas, cuando él colma, en el sueño, a sus amigos. 3 Son los hijos regalo del Señor y es el fruto del vientre, premio suyo; 4 como flechas en manos del guerrero son los hijos tenidos cuando joven. 5 Feliz el hombre que con tales flechas ha llenado su caja, cuando vaya a la plaza a litigar no podrán humillarlo sus contrarios.

SALMO 128 (127)

La bendición del hogar.—Frente a los inquietos e impacientes, el creyente procura ver lo bueno de la vida y del mundo. Reconoce las bendiciones de Dios sobre su hogar y sobre la comunidad cristiana. 1

D Este salmo celebra la felicidad que Dios concede al justo en su casa, su esposa y sus hijos: t e irá bien. «Busquen primero al Reino de Dios y su justicia y lo demás les será dado por añadidura» (Mt 633).

Felices los que temen al Señor y siguen su camino. 2 Comerás del trabajo de tus manos, ¡que la suerte y la dicha te acompañen! 3 Tu esposa será como vid fecunda en medio de tu casa. Tus hijos serán como olivos nuevos en torno de tu mesa. 4 Miren cómo será bendito el hombre que respeta al Señor. 5 ¡Que te bendiga Dios desde Sión mientras dure tu vida! ¡Y puedas tú ver a Jerusalén, gozando en su grandeza, y también a los hijos de tus hijos! 6 ¡Tenga paz Israel!

SALMO 129 (128)

El pueblo de Dios fue perseguido desde su juventud en el desierto.—Al final sus enemigos fueron dispersados mientras él permanece. Que el Señor nos dé «producir frutos de ser constantes».

salmo 131 • Felices los de corazón humilde. Pero lo que agrada a Dios no es la tranquilidad egoísta, sino la confianza del hijo que sabe que puede contar con el apoyo de su padre para actuar, para servir. «No vine para ser servido, sino para servir.» Oración del hombre inquieto y generoso, que necesita saber que Dios está con él. «No se aflijan por nada, sino díganle siempre todo a Dios en oración...»

878 1

Me han atacado mucho desde joven, que lo diga Israel, 2 me han atacado mucho desde joven, pero no me vencieron. 3 Sobre mi espalda araron labradores, abrieron largos surcos. 4 El Señor, que es justo, hizo mil pedazos el yugo de los malos. 5 Que sean rechazados y humillados todos los que aborrecen a Sión; 6 que sean como el pasto de los techos, que se seca mucho antes que lo arranquen. 7 Que no le llena la mano al que siega ni lo junta el que amarra las gavillas. 8 Ni dicen los que pasan: «Que el Señor los bendiga.» En nombre del Señor los bendecimos.

SALMO 130 (129)

Desde el abismo clamo a ti.—Salmo de penitencia, pero más que todo, de confianza en Dios.

• Cuando el hombre es aplastado, es cuando más siente su condición de pecador. Se dirige al Señor que por un momento esconde su rostro; sabe que con gritos insistentes y fuertes logrará llamar la atención del que siempre perdona.

1 Desde el abismo clamo a ti, Señor, escucha mi clamor, 2 que tus oídos pongan atención a mi voz suplicante. 3 Señor, si no te olvidas de las faltas, ¿quién podrá subsistir? 4 Mas el perdón se encuentra junto a ti: por eso te veneran. 5 Espero en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra, 6 mi alma aguarda al Señor mucho más que a la aurora el centinela. 7 Como aguarda a la aurora el centinela, así Israel espere en el Señor, porque el Señor tiene misericordia y hay en él abundante redención. 8 El Señor dejará libre a Israel de todas sus maldades.

Espero al Señor, cuento con su palabra. Esto que decían los judíos esperando las liberaciones divinas es válido para nosotros, pues seguimos viviendo de las promesas de Cristo. Todo lo tenemos en esperanza. El camino de la fe no lo recorremos totalmen,te entre los favores de Dios y llevados por el entusiasmo, sino que después del fervor fácil de los comienzos hay que andar a tientas, de noche. El centinela espera la aurora y el creyente la segunda Venida de Cristo.

SALMO 131 (130)

1

Mi corazón, Señor, no es engreído ni mis ojos soberbios. No he pretendido cosas grandiosas ni tenido aspiraciones desmedidas. 2 Al contrario, tranquila y en silencio he mantenido mi alma

Confianza filial en Dios.—Oración sencilla y humilde, llena de confianza, que hace pensar en la tranquilidad de un niño en los brazos de su mamá. ¿No es ésa la actitud que alaba Jesús?

como un niño en los brazos de su madre. Como un niño que acaba de mamar, así está mi alma en mí. 3 Espera, Israel, en el Señor desde ahora y por siempre.

salmo 134

879 SALMO 132 (131)

No olvides a los descendientes de tu servidor David.

1

Señor, tenle en cuenta a David su fervoroso celo, 2 cuando juró al Señor e hizo un voto al Fuerte de Jacob: 3 «No entraré bajo mi techo, no me acostaré en mi lecho. 4 No daré sueño a mis ojos, ni descansarán mis párpados 5 hasta que halle casa para el Señor, y habitación para el Fuerte de Jacob.» 6 Supimos que el Arca estaba en Efrata y la encontramos en los campos de Jaar. 7 Entremos, pues, a la morada del Señor y postrémonos ante la tarima de sus pies. 8 Levántate, Señor, y ven a tu reposo, tú, con el Arca de tu Gloria. 9 Que tus sacerdotes se revistan de santidad y tus santos se alegren. 10 Por amor a David, tu servidor, no rechaces a tu ungido.

SALMO 133 (132)

1

! El Señor juró a David, no cambiará su palabra: «Pondré sobre tu trono a uno de tu familia; 12 si tus hijos guardan mi alianza y los mandatos que les quiero enseñar, también sus hijos reinarán siempre sobre tu trono.» 13 Pues el Señor se fijó en Sión para que fuera su residencia. 14 «Aquí está mi descanso para siempre; aquí habitaré, pues así lo quise. 15 Bendeciré sus frutos, que no faltarán; sus pobres se hartarán de pan. 16 Vestiré de gloria a sus sacerdotes, y sus santos gritarán de júbilo. 17 Brotará un salvador entre los hijos de David. Permanecerá su familia cual antorcha ante mí. 58 Cubriré de vergüenza a sus enemigos, mientras sobre él brillará mi diadema.»

¡Qué maravilla es la vida fraternal!—Dulzura e intimidad de la vida fraternal son un don de Dios y vienen desde arriba por la acción del Espíritu Santo derramado en nuestros corazones. El ejemplo de las primeras comunidades cristianas contribuyó a la expansión de la fe. «Que sean uno para que el mundo crea.» 1

¡Qué bueno y agradable cuando viven juntos los hermanos! 2 Es como perfume derramado en la cabeza, que corre hasta la barba, que baja por la barba de Aarón, hasta el cuello de su túnica. 3 Y como el rocío que baja del Hermón sobre las alturas de Sión; ésta es la bendición que mandó el Señor: la vida para siempre.

SALMO 134 (133) D Canto de alabanza, utilizado en el Templo quizá durante una ceremonia nocturna en la que los sacerdotes se turnaban para asegurar a Dios una alabanza permanente. Cristo pasó harto tiempo, y a veces noches enteras, rezando por sus discípulos: «Jesús subió al cerro para orar solo...» Podemos pensar en los compañeros de trabajo a quienes les toca turno nocturno, en los enfermos que no duermen, para que su trabajo, su fatiga y sus sufrimientos sean alabanza al Señor.

1 Ea, vamos, bendigan al Señor, todos los servidores de! Señor, que sirven en ía casa del Señor. 2 Alcen esas sus manos al Santuario, bendigan al Señor todas las noches. 3 Bendígate el Señor desde Sión, que hizo el cielo y la tierra.

salmo 136 S A L M O 135 ( 1 3 4 )

aso

SALMO 136 (135)

17 al que derrotó a reyes poderosos, y dio muerte a monarcas respetables, 19 a Sehón, rey de los amorreos, 20 y a Og, rey de Basan, 2i y traspasó sus tierras como herencia, 22 como herencia a Israel, su servidor. 23 Se acordó de nosotros, humillados, 24 y nos libró de nuestros opresores, 25 El da su pan a todos los mortales. 26 Denle gracias al Señor, Dios de los cielos,

Alaben al Señor, que nos escogió para sí.

1 ' A Sijón, rey de los amorreos; a Og, rey ¡Aleluya! 1 Alaben el Nombre del Señor, siervos del de Basan, y a cuantos eran señores de Señor, 2 alábenlo, los que atienden en la Canaán. 12 Repartió sus tierras en herencia, para casa del Señor, en los patios de la casa de Israel, su pueblo amado. nuestro Dios. 13 3 Señor, tu Nombre es eterno. Señor, tu Alaben al Señor, porque él es bueno, recuerdo pasa de siglo en siglo. cántenle salmos, porque es bueno. 14 4 El Señor vengará a su pueblo y se Porque el Señor escogió para sí a Jaapiadará de sus siervos. cob, Israel es su propiedad. 15 5 Los ídolos de los paganos son oro y Yo sé que el Señor es grande, nuestro plata, obras de manos humanas. Dios sobrepasa a todos los dioses. 6 ' 6 Tienen boca y no hablan; ojos, pero de El Señor hace cuanto quiere en el cielo 17 ciegos, oídos que nada oyen, y en su y en la tierra, el mar y los abismos. 7 El trae las nubes de los extremos de la boca no hay aliento. 18 Así como son ellos, así serán sus autierra, envía la lluvia entre relámpagos y tores y todo el que confíe en ellos. saca de sus grutas a los vientos. 19 8 Pueblo de Israel, bendice al Señor; raza Hirió a los primogénitos de Egipto, a los ¡de Aarón, bendice al Señor; 2 0 tribu de Leví, hombres igual que a los ganados. 9 Obró señales y portentos en Egipto, en bendice al Señor. Bendigan al Señor los que lo temen. castigo del faraón y de sus siervos. 10 2i Bendito sea el Señor desde Sión, el Hirió a muchas naciones y dio muerte que habita en Jerusalén. ¡Aleluya! a reyes poderosos.

Den gracias al Señor.—Himno de acción de gracias, utilizado para la Fiesta de la Pascua, fiesta de liberación del pueblo de Dios. «Eterno es su amor» y en la eternidad no terminaremos ni nos cansaremos de descubrirlo.

1

Den gracias al Señor, porque él es bueno, Den gracias al Señor, Dios de los dioses, 3 Den gracias al Señor de los señores, 4 al único que ha hecho maravillas, 5 al que creó los cielos sabiamente, 6 al que extendió la tierra sobre el agua, 7 al que creó las grandes luminarias, 8 el sol, para que esté al frente del día, 9 la luna y las estrellas, para que estén al frente de la noche, 10 al que hirió a los egipcios en sus primogénitos, " y a Israel lo sacó de en medio de ellos, 12 con mano fuerte y brazo levantado, 1 3 al que rasgó en dos partes el Mar Rojo, 14 y condujo a Israel por medio de él, 15 ahogando a Faraón y a sus soldados, i 6 al que guió a su pueblo en el desierto, 2

136 Alabanza por las maravillas de Dios: Creación del mundo, liberación de Egipto, Providencia (el pan de cada día). Esta acción de gracias nos parecerá tal vez limitarse demasiado a la historia nacional judía; pero, aunque nuestros

— ¡Porque su amor perdura para siempre!

horizontes se han ampliado (ver la alabanza de Pablo en Ef 1,3-14), no por eso dejamos de reconocer la presencia de Dios en los acontecimientos diarios y la misma vida política. «Todas las cosas vienen de Dios y fueron hechas para El. (Rom 11,33).

salmo 138

881 18

S A L M O 137 ( 1 3 6 )

Jerusalén, no te olvidaré.

G Los israelitas desterrados en Babilonia no pueden olvidar su patria. Añoranza de sus casas, de su tierra: más aún, nostalgia de Dios, que se hacía presente en medio de su pueblo. El que encontró a Dios y recibió sus gracias en la Iglesia repetirá: Que se me pegue la lengua ai paladar si busco mi alegría fuera de tí. 1 Al borde de los canales que pasan por Babilonia, nos sentábamos llorando al recordar a Sión. 2 En los sauces, que allí crecen, habíamos colgado nuestras arpas. 3 Fue entonces cuando nuestros vencedores nos pedían canciones y nuestros opresores un canto de alegría. «¡Cántennos, nos decían, un canto de Sión!» 4 «¿Cómo íbamos nosotros a cantar

canciones del Señor en un suelo extranjero?» 5 Si me olvido de ti, Jerusalén, que mi mano se olvide de servirme. 6 Que mi lengua se pegue al paladar si de ti no me acuerdo, o si Jerusalén no es para mí mi mayor alegría. 7 Acuérdate, Señor, de la gente edomita que decía, el día en que cayó Jerusalén: «Echen abajo todo, arrásenla hasta los mismos cimientos.» 8

Hija de Babilonia, que serás destruida, dichoso el que te hiciere los males que a nosotros nos hiciste. 9 Dichoso aquel que agarre a tus pequeños y los haga pedazos en las piedras.

SALMO 138 (137) 1

Te doy gracias, Señor, con toda mi alma, porque cuando te hablaba me escuchaste; 2 delante de los ángeles te canto y ante tu templo santo me arrodillo. Te agradezco tu amor y lealtad, pues mayor que tu fama es tu promesa. 3 El día en que clamé, tú me escuchaste y le infundiste a mi alma más valor. 4 Te alabarán, Señor, todos los reyes cuando oigan las promesas de tu boca; 5

cantarán tus designios y dirán:

SALMO 139 (138)

«Es muy grande la gloria del Señor.» Desde arriba el Señor mira al humilde, y de lejos distingue al orgulloso. 7 Si me encuentro en peligro, me conservas la vida; estirándome el brazo, me tomo de tu mano y así me salvas de mis enemigos. 8 Completará el Señor lo hecho por mí. Señor, tu amor perdura para siempre, no abandones la obra de tus manos. 6

Dios lo sabe todo.—Oración llena de admiración frente a la sabiduría de Dios; «todo está descubierto y abierto a la vista de aquel a quien tenemos que rendir cuentas» (Hebreos 4,13.)

salmo 140

882

1

Señor, tú me examinas y conoces; 2 sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; tú conoces de lejos lo que pienso; 3 tú sabes si camino o si me acuesto y tú conoces bien todos mis pasos. 4 Aún no está en mi lengua la palabra cuando ya tú, Señor, la conoces entera. 5 Me abrazas por detrás y delante, después pones tu mano sobre mí. 6 Tu ciencia es un misterio para mí, tan grande que no puedo comprenderla. 7 ¿A dónde podré ir lejos de tu espíritu? ¿A dónde podré huir lejos de tu presencia? 8 Si subo a las alturas, allí estás, si bajo a los abismos de la muerte, allí también estás. 9 Si le pido las alas a la Aurora para irme a la otra orilla de los mares, 10 también allá tu mano me conduce y me tiene tomado tu derecha. 1 1 Y si dijere entonces: «¡Que me oculten, al menos, las tinieblas y la luz se haga noche en torno mío!» 12 Pero, aun las tinieblas nada tienen de oscuro para ti, y la noche ilumina como el día. 13 Pues tú, Señor, formaste mis entrañas, me tejiste en el seno de mi madre.

SALMO 140 (139)

Te doy gracias por tantas maravillas que tú has ejecutado; en efecto, admirables son tus obras y mi alma bien lo sabe. 15 Mis huesos no escapaban a tu vista cuando yo era formado en el secreto, o cuando era bordado en las profundidades de la tierra. 16 Tus ojos ya veían mis acciones y ya estaban escritas en tu libro; los días de mi vida estaban ya trazados antes que ni uno de ellos existiera. 17 ¡Cuan difíciles son tus pensamientos y su suma es, oh Dios, incalculable! 18 Si me pongo a contarlos, son más que las arenas; y cuando me despierto, aún estoy contigo. 19 ¡Ojalá, oh Dios, mataras al malvado, y ojalá se alejaran de mí los sanguinarios! 20 Ellos, se rebelan en tu contra sin que nadie lo note, se levantan en vano. 21 Señor, ¿no debo odiar a los que te odian y aborrecer a aquellos que te atacan? 22 De todo corazón los aborrezco y para mí también son enemigos. 23 Examíname, oh Dios, mira mi corazón, ponme a prueba y conoce lo que siento. 24 Fíjate si es que voy por mal camino y condúceme por la antigua senda.

teges mi cabeza en el día del combate. 9 No consientas en los deseos del malvado, no permitas que se realicen sus planes. 10 No levanten la cabeza los que me rodean, que se ahoguen en su propia maldad. 11 Lluevan sobre ellos brasas encendidas; precipítalos en abismos de los que no salgan. 12 El hombre de mala lengua no durará en la tierra, y al violento lo herirá de repente la desgracia. 13 Yo sé que al desvalido, Dios le hará justicia, y dará la razón a los pobres. 14 Los justos darán gracias a tu Nombre, los de corazón recto vivirán en tu presencia.

«No nos dejes caer en la tentación».—Que Dios nos conceda resistir la seducción del mal que nos rodea.

salmo 143

883

i Señor, a ti clamo, ven pronto a mi socorro, oye mi voz cuando a ti grito. 2 Suba a ti mi oración como el incienso; mis manos levantadas sean como el sacri-' ficio de la tarde. 3 Señor, pon una guardia ante mi boca y' vigila la puerta de mis labios. 4 No dejes que me salgan palabras malas. No me dejes cometer el mal, con los> que viven en la maldad. 5 No m e dejes comer de sus dulzuras. i Permite, sí, que el justo m e golpee y me corrijan tus amigos, antes que luzca los re-

SALMO 142 (141)

galos del injusto. Sin cesar opongo mi bondad a su maldad. 6 Sus jefes estarán derribados junto a la roca y conocerán que les hablaba con bondad. 7 Entonces se abrirá la tierra, y serán esparcidos sus huesos a la entrada del infierno. 8 Señor, hacia ti se vuelven mis ojos, en ti me refugio, no me dejes indefenso. 9 Guárdame del lazo que me han tendido, de las trampas de la gente malvada. I0 Que los impíos caigan en sus propias redes mientras yo escapo libre.

En la hora de la prueba.—Oración del que está en la más profunda miseria. Este salmo se adapta a la Pasión de Cristo, y San Francisco quiso rezarlo al morir. 2

i

Líbrame del hombre malvado.

2 Señor, líbrame del hombre malvado, guárdame del hombre violento. 3 De los que inventan maldades y todo el día promueven peleas. 4 Que afilan sus lenguas como víboras, con veneno escondido en sus palabras. 5 Señor, sálvame del hombre perverso, guárdame de los violentos que quieren hacerme tropezar. 6 Los soberbios me esconden sus lazos, y tienden sus trampas como redes; junto al camino me ponen tropiezos. 7 Dije al Señor; Tú eres mi Dios, Señor, oye la voz de mi súplica. 8 Señor Dios, mi fuerte salvador, tú pro-

SALMO 141 (140)

14

Yo le imploro al Señor, a grandes voces, le suplico al Señor, a grandes voces. 3 En su presencia expongo mi tristeza y coloco delante de él mi angustia, 4 cuando llego a quedarme sin resuello; pero tú bien conoces mi conducta. s Por donde yo pasaba pusieron una trampa. Dirige a la derecha tu mirada y ve cómo ninguno me conoce. No hay para mí esperanza ni hay quien tenga cuidado de mi vida. 6 A ti clamo, Señor, a ti te digo: Tú eres mi protección, mi herencia en esta tierra de los vivos. 7 Atiende a mi clamor, porque soy sumamente desgraciado. Ponme a salvo de mis perseguidores, que me ganan en fuerza. 8 Haz que salga con vida de la cárcel y así pueda dar gracias a tu Nombre. Me rodearán los justos al saber los favores que me has hecho.

SALMO 143 (142) 1

Señor, escucha mi oración, atiende mi plegaria. Oh Dios fiel y justo, respóndeme. 2 No entres en pleito con tu siervo, pues ¿quién ante ti podrá justificarse? 3 El enemigo busca mi muerte, ya me ha echado por tierra, me ha precipitado entre las sombras como muerto.

4

Mi espíritu desfallece y el corazón se me estremece. 5 Me acuerdo de los tiempos pasados, estoy pensando en tus hazañas y considero tus obras. 6

Alargo a ti mis manos, mi alma está sedienta de ti como tierra reseca.

salmo 145

884

7

Señor, escúchame pronto, porque me falta el aliento. No me escondas tu rostro y sea como los que bajan al sepulcro. 8 Hazme sentir desde la mañana tu gracia, puesto que confío en ti. 9 Señálame el camino que debo andar, ya que levanto a ti mi alma. Señor, líbrame de mis enemigos, pues me escondí cerca de ti.

SALMO 144 (143)

Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tú eres mi Dios. 1 1 Que tu buen espíritu me guíe y me conduzca por buenos caminos. Señor, por tu Nombre guardarás mi vida; por tu gran compasión me sacarás de las angustias. 12 Por tu gracia, destruirás a mis contrarios y perderás a todos los que me afligen, pues yo soy tu siervo.

La primera parte reproduce versos de otros salmos, del 18 en especial. La segunda expresa con imágenes sencillas el deseo del paraíso, en que no habrá ni lágrimas, ni capataz, ni duelo. «Feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor».

1 Bendito sea el Señor, roca mía, que prepara mis manos para la pelea y mis dedos a la guerra. 2 Refugio y defensa mía, mi fortaleza y mi libertador. Escudo en que me amparo, el que postra los pueblos a mis pies. 3 Señor, ¿qué es el hombre para que en él te fijes? ¿Qué es el hijo del hombre para que pienses en él? 4 El hombre es como soplo y sus días como sombra pasajera. 5 Señor, baja tus cielos y desciende, toca los montes y que sus cumbres echen humo. e Lanza tus rayos contra tus enemigos, dispara tus flechas y asústalos. 7 Extiende tu mano desde lo alto para salvarme de las aguas profundas. Líbrame de la mano de los extranjeros, 8 cuyas palabras son mentiras y cuyas promesas son engañosas.

SALMO 145 (144)

10

9 Oh Dios, quiero cantarte un canto nuevo. Te tocaré con el arpa de diez cuerdas. io Tú que concedes la victoria a los reyes y que salvas a David tu servidor. 11 Líbrame de la espada enemiga, arráncame de las manos de los extranjeros: sus palabras son mentiras y sus promesas, engañosas. 12 Que nuestros hijos sean en su juventud como plantas frondosas, y nuestras hijas como piedras angulares talladas para palacios. 13 Que nuestros graneros estén llenos, rebosando de toda clase de alimentos. Nuestras ovejas se multipliquen por miles entre miles de crías. 14 Que nuestras bestias viajen cargadas. Que no haya invasión ni derrota, ni se oiga llanto en nuestras plazas. !5 Dichoso el pueblo que goza así, dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Este salmo es como una letanía: Dios es justicia, fidelidad, bondad, autor de prodigios. Nos invita a descubrir la inmensa riqueza de Dios en sus obras, en su revelación, en la persona de Cristo hecho hombre.

1 Quiero ensalzarte, oh Rey mío y Dios mío, — y bendecir tu Nombre para siempre. 2 Deseo bendecirte cada día — y cantarle a tu Nombre para siempre. 3 Pues grande es el Señor, — digno de recibir toda alabanza, — y no puede medirse su grandeza. 4 Clna generación habla ante la otra —

muy bien de tus hazañas, — le cuenta tus proezas. s Hablan de tu esplendor — y de la gloria de tu majestad, — nos refieren tus hechos milagrosos. 6 Nos cuentan el poder de tus prodigios, — nos narran tus grandezas. 7 Nos harán recordar tu gran bondad — y anunciarán, alegres, tu justicia.

salmo 146

885 8

El Señor es clemente y compasivo, — demora en enojarse, — y está lleno de bondad. 9 Bueno es el Señor para con todos — y compasivo con todas sus obras. io Te alabarán, Señor, todas tus obras — y te bendecirán tus servidores. ii Hablarán de la gloria de tu reino — y anunciarán a todos tus hazañas, í 2 para que así conozcan — los hombres tu poder — y la gloria brillante de tu reino. í3 T u reino es reino de todos los siglos — y tu imperio, de todas las edades. El Señor dice siempre la verdad — en todas sus palabras — y es bondadoso en todas sus acciones. 14 El Señor da su mano — a todos los que caen — y ayuda a levantarse a todos los postrados. SALMO 146 (145)

D Me ha enviado a anunciar a ios pobres la Buena Hueva, a proclamar la liberación a los cautivos... No nos dejemos deslumbrar por los que mandan, el dinero y las comodidades, sino miremos la realidad: el mundo está lleno de males e injusticias y se nos pide «enderezar lo torcido». ' Reafirmemos sin miedo que Dios es el que libera a los pobres. Mientras mejor lo sabe uno, más tratará de compartir los pensamientos del Señor, poniendo su vida al servicio de los postergados, hambrientos y humillados.

15 Las miradas de todos de ti esperan que les des, a su tiempo, su alimento. 16 Tú, solo, abres tu mano — y a todos los vivientes — les das, de sobra, de lo que desean. 17 El Señor siempre actúa con justicia — y es bondadoso en todas sus acciones. 18 El Señor está cerca — de todo el que lo invoca, — de todo el que lo invoca de verdad. 19 El hace lo que quieren — aquellos que lo temen, — acude a sus llamados y los salva. 20 El Señor guarda a todos los que lo aman, — pero acaba con todos los malvados. 2i Que mi boca recite en alta voz — la alabanza del Señor — y que todos los mortales — bendigan su santo Nombre — por los siglos de los siglos.

El Señor libera a los oprimidos.—La magnitud de las angustias humanas, los hambrientos, los encarcelados, los oprimidos, ha alcanzado un grado tal que los poderosos de la tierra son incapaces por sí mismos de llevar remedio a ellas. Sólo Dios puede dar al mundo, con toda verdad, la justicia, la paz y la esperanza.

1 ¡Aleluya! Canta, alma mía, elogios al Señor. 2 Alabaré al Señor toda mi vida, salmodiaré a mi Dios, mientras exista. 3 No pongas tu confianza en los que mandan ni en el mortal que no puede salvarte. 4 A la tierra regresa, cuando expira, y ese día se acaban sus proyectos. 5 Dichoso aquel que cuenta con la ayuda del Señor de Jacob, y pone su esperanza en el Señor, su Dios, 6 que ha creado los cielos y la tierra, el mar y todo cuanto ellos encierran. 7 El no cambia jamás su lealtad y su justicia da a los oprimidos, proporciona su pan a los hambrientos, libra de sus cadenas a los presos. 8 Abre el Señor los ojos de los ciegos, endereza a los que andan encorvados, 9 da el Señor protección al forastero, y mantiene a los huérfanos y viudas. El Señor siente afecto por los buenos, mas desvía el camino de los malos. 10 El reino del Señor dura por siempre, de tu Dios, oh Sión, de siglo en siglo.

salmo 147 SALMO 147 (146-147)

D «El Señor es el constructor de Jerusalen.» «Jerusalen, alaba al Señor.» Para los judíos, Jerusalen, más que la capital, era la Ciudad Santa, donde Yavé habitaba oculto en la nube del Templo, y cuya presencia protegía la ciudad y el pueblo contra las fuerzas hostiles: Jerusalen es la Iglesia. El Señor es su constructor, el que reunió en ella a los hijos de Dios dispersos. Muestro Dios llena toda la distancia que media entre el orden del universo y la vida de cada uno de nosotros. Llama por su nombre a tas estrellas y tiende la mano a los humildes. Los judíos se admiraban del cambio del agua en hielo: ¿cómo puede Dios transformar así los elementos? Lo mismo la Iglesia se admira al ver cómo hielos y deshielos, o sea, las crisis del mundo, sirven en manos de Dios para sus planes.

886 Alégrate, Jerusalen.—Alégrese la Iglesia, porque su Señor «reforzó los cerrojos de sus puertas». Los poderes del mal y de la muerte no la podrán vencer. Bendijo a sus hijos y les dio «su» paz, no como la del mundo. La alimenta con su palabra y con la flor del trigo: su cuerpo hecho Pan de Vida.

i ¡Aleluya! Alaben al Señor, porque es bueno cantarlo, cántenle a nuestro Dios porque agrada y conviene alabarlo. 2 Reconstruye, el Señor, Jerusalen, junta a los desterrados de Israel. 3 Sana a los corazones destrozados y venda sus heridas. 4 El cuenta las estrellas una a una y llama a cada una por su nombre; 5 grande es nuestro Señor, todo lo puede, nadie puede medir su inteligencia. 6 Tiende, el Señor, su mano a los humildes, pero humilla hasta el polvo a los impíos. 7 Entonen al Señor la acción de gracias, en honra a nuestro Dios toquen el arpa: 8 porque él viste los cielos con sus nubes y prepara las lluvias de la tierra, hace brotar el pasto de los cerros y las plantas que al hombre dan sustento, 9 él entrega a las bestias su alimento y a las crías del cuervo cuando gritan. i° No le agrada la fuerza del caballo ni le gustan los músculos del hombre. 11 Le agradan al Señor los que lo temen y que en su amor esperan. i 2 ¡Glorifica al Señor, Jerusalen, y a Dios ríndele honores, oh Sión! 13 El afirma las trancas de tus puertas, y bendice a tus hijos en tu casa. 14 El mantiene la paz en tus fronteras, te da del mejor trigo en abundancia. is El envía a la tierra su mensaje: y su palabra corre velozmente. 16 El nos manda la nieve como lana y derrama la escarcha cual ceniza. 17 Como migas de pan lanza el granizo, se congelan las aguas con su frío. 18 Envía su palabra y se derriten, sopla su viento y echan a correr. i9 A Jacob le mostró su pensamiento, sus mandatos y juicios a Israel. 20 No ha hecho cosa igual con ningún pueblo, ni les ha confiado a otros sus proyectos.

salmo 150

887

SALMO 148

¡Aleluya!

i Alaben al Señor desde los cielos, alaben al Señor en las alturas, 2 que lo alaben ustedes, sus ángeles, que lo alaben todos sus ejércitos, 3 que lo alaben ustedes, sol y luna, que lo alaben, estrellas luminosas, 4 que lo alaben los cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos. s Que el Nombre del Señor ellos alaben, pues a una orden suya, fueron hechos; 6 los puso por los siglos de los siglos bajo una ley, que nunca cambiará. 7 Que alaben al Señor desde la tierra los grandes animales que nadan en el mar y todos sus abismos; 8 el fuego y el granizo, la nieve y la neblina, el vendaval, que lleva su palabra, 9

las montañas y todas las colinas,

SALMO 149

los árboles frutales y los cedros, 10 las fieras y además los animales que le sirven al hombre, los reptiles, los pájaros que vuelan, 1 1 los reyes de la tierra y todas las naciones, los príncipes y todos los que mandan en la faz de la tierra, 12 los jóvenes y también las muchachas, los ancianos al lado de los niños. 13 Que el Nombre del Señor todos alaben, porque sólo su Nombre merece toda gloria, su majestad se eleva por encima de la tierra y del cielo. % 14 El sostiene la fuerza de su pueblo. J De todo esto se sienten orgullosos sus amigos, los hijos de Israel, que es el pueblo que está siempre a su lado.

Himno nacional.—El pueblo de Dios sabe que está llamado a la gloria y a la alegría. El será instrumento de la justicia de Dios. Dios se sirve de sus pobres, del pueblo de los humildes, reunidos por Cristo, para juzgar al mundo y darle la salvación.

1 ¡Aleluya! Canten al Señor un canto nuevo: alábenlo en la asamblea de sus santos. 2 Alégrese Israel de su Creador, que los hijos de Sión se alegren en su rey. 3 Alaben su Nombre entre danzas, al son de arpa y tambor. 4 Porque Dios ama a su pueblo, y viste de su gloria a los humildes.

5 Alégrense los salvados en su gloria y griten de gozo en sus puestos. 6 En su boca las alabanzas de Dios, en su mano la espada de dos filos. 7 Para ejercer venganza entre los pueblos y castigar a las naciones. 8 Atarán a sus reyes con cadenas y a sus jefes con esposas de hierro. 9 Les aplicarán las sentencias de los profetas: tal honor cabe a todos sus santos.

SALMO 150

Sinfonía universal.—El libro de los salmos termina con un canto ejecutado por toda la orquesta. Esto tiene valor de símbolo: la alabanza a Dios, para ser total, necesita la participación de todas las naciones y razas, civilizaciones y culturas.

Todo cuanto respira, alabe al Señor. Lo volverá a decir e! Apocalipsis (5,13): «Y oí que respondían: Al que está sentado en el trono y a Cristo, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos.»

1 ¡Aleluya! Alaben a Dios en su santuario, 2 alábenlo en el firmamento de su gloria, alábenlo por sus hazañas, alábenlo por toda su grandeza. 3 Alábenlo con el toque de los cuernos, alábenlo con arpas y con cítaras, 4 alábenlo con danzas y tambores, alábenlo con mandolinas y flautas, 5 alábenlo con platillos sonoros, alábenlo con platillos triunfales, 6 alabe al Señor todo el que vive. ¡Aleluya!

ÍNDICE

ANTIGUO TESTAMENTO Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomiu Josué Jueces 1-2 Samuel 1-2 Reyes 1-2 Crónicas Esdras-Nehemías 1-2 Macabeos

Gen Ex Lev Núm Dt Jos Jue 1 y 2 Sam 1 y 2 Re 1 y 2 Cro Es-Ne 1 y 2 Mac

37 88 128 151 182 210 228 248 298 352 ,382 £ 402

Isaías Jeremías Ezequiel Oseas Joel Amos Abdías Jonás Miqueas Nahum Habacuq Sofonías Ageo Zacarías Malaquías Daniel

is Jer Ez Os Jl Am Abd Jon Mi Na Hab Sof Ag Za Mal Dn

444 504 553 590 597 599 605 606 608 612 614 617 619 621 628 631

Job Proverbios Eclesiastés Cantar Rut Lamentaciones

Job Pro Ec Cant Rt Lam

649 675 693 700 707 711

Ester Tobías Judit Baruc Sabiduría Sirácides

Est Tob Jdt Ba Sab Sir

716 726 734 744 749 763

Salmos

Sal

795

NUEVO TESTAMENTO Evangelio según Mateo Evangelio según Marcos Evangelio según Lucas Evangelio según Juan Hechos de los apóstoles Carta a los Romanos 1 Carta a los Corintios 2 Carta a los Corintios Carta a los Gálatas Carta a los Efesios Carta a los Filipenses Carta a los Colosenses Carta a Filemón 1 Carta a los Tesalonicenses 2 Carta a los Tesalonicenses 1 Carta a Timoteo 2 Carta a Timoteo Carta a Tito Carta a los Hebreos Carta de Santiago ! Carta de Pedro 2 Carta de Pedro Carta de Judas ¡ Carta de Juan 2 Carta de Juan 3 Carta de Juan Apocalipsis

Mt Me Le Jn He Rom 1 Co 2Co Gal Ef Fil Col Filem 1 Tes 2 Tes 1 Tim 2Tim Ti Heb Stgo

1 P 2P Jud 1 Jn 2Jn 3Jn Ap

5 56 94 149 189 230 252 271 283 290 299 304 309 310 314 317 322 326 328 341 347 352 355 357 364 365 366