Belli Gioconda EL OJO DE LA MUJER.pdf

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67:

2WO

GIOCONDA BELLI

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I

EL OJO DE LA MUJER Prólogo de José Coronel Urtecho

1

2&JUh0 1999 >.

VISOR MADRID 1995

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I DE LA C O L L E C C I ~ N VISOR DE POES~A

EL OJO DE LA MUJER

2. edici6n 1995

3" edición 1997

O Gioconda BeUi O VISOR LIBROS lsaac Pexal, 18 - 280 15 Madrid ISBN: 84-7522-29 1-9 Depósito Legal: M- 16409-1997 hnpreso en Espaüa - Piírited in Spaiti Gráficas Muriel. C/ Biihigas, s/n. Getafe (Madiid)

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ENTRADA A LA PoES~ADE GIOCONDA BELLI Giocoiida Belli ocupa ya un lugar visible en la poesía de Nicaragua. l'or la inisma razón -de ser inás conocida- lo ocuparía cii la de América, coino lo ocupará, no cabe duda, cuando se la conozca. A i i i i ver, por lo ineiios, ticiie ya asegurado su sitio eii I;I pocsí:~(le la Iciigiin cspahola. Con inás o inenos esplendor, ese proceso se Iia 1-epetidono pocas veces en la poesía nicaragüeiise desde Rubéii. Alguna vez Iie escrito que los poetas iiicaragüeiises -coino también los de los otros países de 1-Iispanoamérica- adquirieron en y por Rubéii no sólo su verdadera libertad americana, sino también conciencia de su universalidad. Desde entonces la mayoría de los poetas nicaragiieiises pasaron del nivel provinciano al universal. Muclias voces de iiiconfiindiblc acento iiicaragüeiise eiiipezaron a oírse eii cl áiiibito de la poesía de la lengua. En Espaíia y eii Cuba, y otro países, se,lian editado aiitologías de poesía nicaragüense y cada vez. Iiay más poeinas de poetas iiicaragiieiises eii las antologías generales de la poesía Iiispaiioainericaiia. Muchos de esos poemas haii sido en otras lenguas. Sus traductores Iiaii sido a vcccs poetas bici1 coiiocidos cii sus Iciigiias respcctivas y los poeiiias iiicaragiierises traducidos por ellos Iiaii aparccido cii alguiias dc las piiblicacioiies iiortcaiiicricai~asy curopens inás prestigiadas y exigeiitcs. Tliornas Mcrtoii tradujo poeinas de Alfoiiso Cortds, coino taiiibi6ii de P:iblo Antoiiio Cuadra y liriicsto Cnrdcii;il. Ésrc taiiibi6n Iia sido ti.;idticido al iiig16s por el notable poeta iiorteainericaiio Keiinetli Rextrotli, que tanta iiifliieiicia tiivo Iiace algiiiios aiios en la poesía jovcii de la costa del I'acífico. Sus traducciones de poesía nicaragücnsc, igual que Directions, las de Merton, se publicaron en el anuario de NEW de Nueva Yorlc, donde se suele11 acoger las novedades más inte-

resantes y las nuevas tendencias de la literatura mundial conteinporánea. Por lo deinás, como se sabe, Ernesto Cardenal, quizá el iiiás conocido de los actuales poetas de Latinoamérica -más de lo que en su tiempo lo fue Rubéii-, se ha traducido a casi todas las lenguas ciiropeis. Hoy Nicaragua es coiiocida cii casi todo el iiiuiido sólo por sus poetas. Auiiqiie apenas se sabe dónde está este país, hoy se puedeti leer o escucliar por la radio pocinas iiicaragiienscs, no solaiiieiite eii ruso siiio timbiéii en finlatidés. Pero quizá cl poema nicaragüense inás traducido y publicado en casi todos los idiomas y países Iiaya sido La tierra es un satdite de la lz6na, del poeta guerrillero Leonel Rugama, muerto en Managua en un asalto de la Guardia Nacional a la casa donde él se liallaba en coinpañía de otros jóvenes del Frente Sandiiiista. Su poema n o s61o salió eii la contraportada de tina revista de iiiforiiiacióii católica de I);iris, qtie se publica en varias lenguas, sino que se tradujo y reprodujo en perióclicos y revistas de casi todas partes y hasta lo vi citado entero dentro del texto de un artículo sobre la situación latinoamericana en el semanario Commonwealtll,, de Nueva Yorlc. Donde menos se aprecia y se corioce la poesía nicaragüense es, por lo visto, en Nicaragua. Su difusión en el extranjero debiera al menos indicarnos que la poesfa nicaragüense es ya una realidad. Aunque algunos le quieran quitar importancia al heclio como tal, no solamente es ya iitia realidad inás o ineiios clasificable coino nicaragüense -con elementos y características específicaineiite nicaragüenses dentro de la poesía americana de la lengua espafiola y de la Iiispánica en general-, sino quizá tainbién una continuidad y hasta una especie de tradición que con notables ramificaciones y contramarchas, a fin de cuentas viene de Rubén. Lo significativo es que la continuidad de la poesía nicaragüense, desde Rubén hasta los jóvenes que por prirnera vez han visto aparecer algunos de sus poemas en los úlciinos números de La Prensa Literaria, más que nada consiste en la continuidad de la novedad. No se debe olvidar que Rubén fue sobre todo el

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gran renovador y el gran maestro de la novedad en la poesía de la lengua. Especinlinente en csto Rubéii demostró ser de Nicaragua y representó coiiio iiingiiiio la plenitud de lo riicaragüciise. Probablemente por la riqueza del mestizaje en Nicaragua, lo quc caracteriza en prinier tfrinino a lo iiicaragüeiisc cs qiiiz:i su varicclad y sii cap:icidml dc variedad, qiic cii la ~iocskisc iii:iiiifiesta corno coritiiiua novedad. Aunque hacerlo sería sin duda iiitcrcs;intc, iio calx :iqiii ii1ostr;ir dóii ]"ir v ~ ~ i i c i i C " .L I : I I 110 I~O 1)or I O C ~ I i.;i -1>0rquc rIi~ciiv;iiiiciitccs lúclico y no ii~ilit:irio-, rcsiili:i ser, cii i-c:ilid;id, lo único serio. I'cro, a no ser por la poesía, leti