Beber a Su Salud

¿BEBER A SU SALUD? Por Arthur L. Klatsky Traducido por Aurelio Mendoza Medellín Scient. Amer. 2003; 288: 62-69 Tres déca

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¿BEBER A SU SALUD? Por Arthur L. Klatsky Traducido por Aurelio Mendoza Medellín Scient. Amer. 2003; 288: 62-69 Tres décadas de investigación muestran que beber cantidades entre pequeñas y moderadas de alcohol tiene beneficios cardiovasculares. Algo que es difícil para los médicos es decidir si recomendarlo o no a algunos pacientes.

Panorama/ cardiaca

Alcohol

y

quienes abusan del alcohol y a la sociedad en general. Pero el preocuparse de los peligros del abuso frecuentemente lleva a negaciones emocionales respecto a los beneficios médicos que pudiera tener el alcohol. Tales negaciones ignoran un creciente cuerpo de evidencia que indica que la ingestión moderada de alcohol previene ciertos padecimientos cardiovasculares, principalmente los ataques cardiacos y las apoplejías isquémicas (aquellas causadas por el bloqueo de vasos sanguíneos). Incluso algunos estudios muestran protección contra la demencia, que puede estar relacionada con problemas cardiovasculares.

salud

■ Estudios realizados en todo el mundo indican que beber cantidades entre pequeñas y moderadas de alcohol disminuye en casi un tercio el riesgo de morir por enfermedad cardiaca coronaria (ECC). ■ Ciertas investigaciones apuntan a que el vino rojo es un agente particularmente protector contra la enfermedad cardiaca coronaria. Sin embargo, otros hábitos dietarios de quienes beben vino rojo podrían ser parcialmente responsables de este efecto. ■ Un grupo selecto de personasquienes padecen o están en riesgo de ECC sin riesgos asociados con el alcohol pueden desear consultar al médico con relación a la bebida como parte de una dieta saludable para el corazón

El efecto del alcohol Una discusión sobre beber moderadamente requiere una definición de “moderado”. Las simples definiciones de ligero, moderado o fuerte son algo arbitrarias, pero un consenso en la literatura médica pone el límite de lo que es beber moderadamente, en dos copas estándar al día (ver la ilustración). Los estudios muestran que bebiendo cantidades mayores se puede dañar la salud en general, aunque el sexo, la edad y otros factores bajan o aumentan los límites en los distintos individuos. El principal beneficio médico de la ingestión razonable de alcohol parece ser la disminución del riesgo de sufrir enfermedad cardiaca coronaria (ECC), la cual resulta de la aterosclerosis (placa grasa) en las arterias que proporcionan sangre al corazón (la palabra aterosclerosis corresponde de hecho a la unión descriptiva de dos palabras griegas: ateros, gacha (N. del T., “gacha” es una masa blanda que tiende a ser líquida. Ateros también se traduce como “papilla”) y escleros, duro, en referencia a la pérdida de flexibilidad vascular). La aterosclerosis limita el flujo sanguíneo al corazón y puede promover la formación de

Al dirigirse a una sociedad abstinente en Illinois en 1842, Abraham Lincoln dijo algo sobre “licor intoxicante” que probablemente no fue bien recibido. “Es cierto que...muchos fueron seriamente dañados por él” dijo el futuro presidente. “Pero nadie pareció pensar que el daño se debió al uso de algo malo, sino al abuso de algo muy bueno.” Los Estados Unidos siempre han tenido problemas para decidir si el alcohol es algo malo o bueno. Millones de personas que recuerdan la Prohibición, cuando todas las bebidas alcohólicas eran ilegales, ahora atestiguan una constante corriente de anuncios de los productores de bebidas alcohólicas, animando a la gente a beber. Sin embargo, a pesar de la popularidad que hoy tiene el alcohol, muchos aún consideran que la abstinencia es una virtud. Ciertamente, el beber con exceso y el alcoholismo merecen atención por la terrible cuota que cobran a

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coágulos que ocluyen los vasos. Por esto causa angina (molestia en el pecho que resulta de la baja concentración de oxígeno en el músculo cardiaco), ataque cardiaco (muerte de tejido cardiaco que ocurre cuando un coágulo o un estrechamiento arterial impide a la sangre llegar al corazón) y muerte, a menudo sin previo aviso. La alteración usualmente empieza a una edad joven, pero toma décadas para madurar y transformarse en ECC franca. La forma más común de enfermedad cardiaca en los países desarrollados, la ECC, causa cerca del 60% de las muertes por enfermedades cardiovasculares y alrededor del 25% de todas las muertes en esas naciones.

California, concibió una nueva idea: usar computadoras para descubrir predictores desconocidos de los ataques cardiacos. El poder de la computación permitió identificar a personas sanas con factores de riesgo similares a los de las víctimas de ataques cardiacos. Tales factores de riesgo incluyen el hábito de fumar, presión sanguínea elevada, diabetes, concentración elevada de colesterol asociado a lipoproteínas de baja densidad (colesterol-LBD o colesterol “malo”), baja concentración de colesterol asociado a lipoproteínas de alta densidad (colesterol-LAD o colesterol “bueno”), género masculino, e historia familiar de ECC. Entonces Friedman buscó predictores de los ataques cardiacos comparando en cientos de formas a los pacientes y a los controlespor ejemplo, sus hábitos en cuanto a ejercicio y dieta, y su concentración de diversos componentes sanguíneos. Las computadoras hicieron un sorprendente descubrimiento: la abstinencia de alcohol se asociaba con un riesgo mayor de ataque cardiaco. Varios estudios no habían detectado la conexión debido a que no examinaron el uso del alcohol como conducta separada del fumar . Ahora sabemos que debido a que los bebedores frecuentemente también fuman, el impacto negativo del tabaco estaba enmascarando al efecto benéfico del alcohol. En 1974 mis colegas del Kaiser Permanente, Friedman y Abraham B. Siegelaub, y yo, fuimos los primeros, hasta donde sabíamos, en publicar un análisis de ingestión moderada de alcohol no asociada con el tabaco. Vimos una clara conexión entre el consumo de alcohol y un menor riesgo de ataque cardiaco. Desde entonces, docenas de investigaciones en hombres y mujeres de varios grupos raciales y en diversos países han correlacionado el uso previo del alcohol con la salud actual. Estos estudios han establecido firmemente que los no bebedores desarrollan ECC fatal y no fatal más frecuentemente en comparación con los bebedores ligeros y moderados. Además, en 2000, Giovanni Corrao, de la Universidad de Milán-Bicocca, en Italia, Kari Poikolainen, del Jarvenpaa Addiction Hospital, en Finlandia y los colaboradores de ambos, combinaron los resultados de 28 investigaciones previamente publicadas sobre la relación entre consumo de alcohol y ECC. En este meta-análisis encontraron que el riesgo de desarrollar ECC descendía

Copas estándar de bebidas alcohólicas. Aunque no existe una definición formal de la copa estándar, sí existe una especie de consenso. La cerveza se vende frecuentemente en botellas o latas de 12 onzas, y es un punto de referencia útil como copa estándar. La cantidad de alcohol, aproximadamente 0.6 de onza, presente en las 12 onzas de cerveza, es virtualmente la misma que se encuentra en un vaso de vino de 5 onzas o en un vaso de 1.5 onzas de licor destilado, como vodka, ginebra o whiskey. Por lo tanto, el vino y los licores en estas cantidades también se consideran copas estándar.

Los patólogos descubrieron las primeras pistas del valor del alcohol poco después de 1900, observando que las arterias grandes de las personas que habían muerto de cirrosis hepática alcohólica parecían notoriamente “limpias”es decir, libres de aterosclerosis. Una hipótesis para explicar esto asumía que el alcohol disolvía los depósitos de las arterias; otra explicación sostenía que los bebedores fuertes morían antes de que hubiera oportunidad de que desarrollaran aterosclerosis. Sin embargo, ninguna de estas ideas explicaba en realidad la ausencia de placas en las arterias de los bebedores. A finales de los sesentas surgió un indicio más sólido, cuando Gary D. Friedman del Kaiser Permanente Medical Center, en Oakland,

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conforme aumentaba de cero a 25 g la cantidad de alcohol consumido diariamente. A 25 gcantidad de alcohol presente en aproximadamente dos tragos estándarel riesgo de un individuo de sufrir un evento serio de ECC, sea ataque cardiaco o muerte, fue 20% menor respecto a una persona que no bebía en absoluto. Incluso son más impresionantes algunos datos nuevos sobre la protección que ejerce el alcohol contra la muerte por ECC. En un encuentro de la American Heart Association en Noviembre pasado, mis colegas Friedman, Mary Anne Armstrong y Harald Kipp, y yo, discutimos un análisis actualizado de 128,934 pacientes que se habían hecho chequeos entre 1978 y 1985, con 16,539 muertos entre 1978 y 1998. La ECC fue responsable de 3,001 de esas muertes. Descubrimos que aquellos que acostumbraban uno o dos tragos al día tenían un riesgo 32% menor de morir de ECC con relación a los abstemios. Los posibles mecanismos a través de los cuales el alcohol ejerce tal efecto sobre la salud cardiovascular involucra primariamente la concentración de colesterol y la coagulación sanguínea. Los lípidos o grasas de la sangre juegan un papel central en la ECC. Numerosos estudios muestran que la concentración de colesterol-LAD (protección del corazón) en los bebedores moderados, es 10 a 20% mayor. Y las personas con mayores concentraciones de LAD, que según se sabe también aumentan por efecto del ejercicio y de algunos medicamentos, tienen un riesgo menor de ECC. Tal riesgo menor se debe, entre otros efectos, a la capacidad de las LAD para canalizar el colesterol de las LBD hacia el hígado para su reciclaje o eliminación. De esta manera queda menos colesterol para acumularse en las paredes de los vasos sanguíneos y por lo tanto se forma menos placa aterosclerótica. El alcohol parece tener una mayor influencia sobre una subespecie de las LAD (LAD3) distinta a la que es influida por el ejercicio (LAD2), aunque ambos tipos son protectores. (Las vías bioquímicas del hígado que podrían explicar la capacidad del alcohol para elevar las concentraciones de LAD siguen sin conocerse por completo; se cree que probablemente el alcohol afecta a las enzimas hepáticas involucradas en la producción de LAD). Tres análisis realizados por separado con el propósito de determinar la participación del alcohol sugieren que las mayores

concentraciones de LAD en los bebedores son responsables de que en ellos el riesgo de ECC disminuya aproximadamente a la mitad. Puede ser también que el alcohol afecte la compleja cascada bioquímica que subyace a la coagulación de la sangre, la cual puede causar ataques cardiacos cuando ocurre inadecuadamente, como cuando se activa sobre las regiones ateroscleróticas de las arterias coronarias. Las plaquetas, componentes celulares de los coágulos, pueden hacerse menos “adherentes” en presencia de alcohol y por lo tanto menos propensas a agregarse, aunque los datos con relación a esto siguen siendo ambiguos. Un estudio realizado en 1984 por Raffaelle Landolfi y Manfred Steiner, del Brown University’s Memorial Hospital, reveló que la ingestión de alcohol aumenta la concentración de prostaciclina, la cual interfiere con la coagulación, al contrario del tromboxano, que la promueve. Walter E. Laug, de la University of Southern California Keck School of Medicine demostró que el alcohol aumenta la concentración del activador de plasminógeno, que en su forma activa es una enzima que disuelve los coágulos. Finalmente, varios estudios sugieren que el alcohol disminuye la concentración de fibrinógeno, otro promotor de los coágulos sanguíneos. Globalmente, la capacidad anticoagulante del alcohol no se ha establecido tan bien como su efecto sobre las LAD, y algunos efectos como la agregación plaquetaria, pueden revertirse mediante la ingestión fuerte de alcohol. Sin embargo, la anticoagulación parece jugar un papel en el menor riesgo de ataques cardiacos que se observa entre los bebedores moderados. Además, algunos estudios han mostrado un efecto benéfico sobre el riesgo de ECC en personas que toman bastante menos de dos tragos diarios, digamos tres o cuatro a la semana. La anticoagulación podría ser un factor importante en la protección que confiere el alcohol en estas pequeñas cantidades, las cuales parecen ser insuficientes para afectar de manera importante la concentración de LAD . Aunque el alcohol reduce el riesgo de enfermedad cardiaca principalmente promoviendo el incremento de la concentración de LAD y reduciendo la coagulación, actúa en otras formas que podrían disminuir el riesgo de manera más sutil. La ingestión moderada de alcohol pude disminuir indirectamente el riesgo de ECC a

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través de la disminución del riesgo de sufrir diabetes tipo 2 (inicio en la edad adulta), la cual es un fuerte parámetro de predicción de la ECC. Este beneficio parece estar relacionado con un aumento de la sensibilidad a la insulina, lo cual promueve la utilización apropiada de la glucosa. (Sin embargo, la ingestión fuerte de alcohol se ha asociado con mayores concentraciones de glucosa sanguínea, lo cual constituye un indicador de diabetes futura.) También existe evidencia creciente de que la inflamación contribuye a la ECC, y el poder anti-ECC del alcohol puede estar relacionado con una acción antiinflamatoria sobre el tejido endotelial de los vasos sanguíneos. Antes de aceptar los efectos benéficos del alcohol, un epidemiólogo intenta localizar factores ocultos que posiblemente se hallan involucrados. Por ejemplo, ¿podrían los abstemios de por vida diferir de los bebedores en características psicológicas, hábitos dietarios, hábitos de ejercicio físico u otras formas que pudieran explicar su mayor riesgo de ECC sin necesidad de involucrar la ausencia de alcohol? Si tales características explicaran la aparente protección mediada por el alcohol, tendrían que estar presentes en ambos sexos, diversos países y varios grupos raciales. En atención a que no se han identificado tales características, la explicación más simple y plausible es que la ingestión ligera o moderada de alcohol realmente aumenta la salud cardiovascular. De hecho, la evidencia disponible satisface la mayoría de los criterios epidemiológicos estándar para establecer una relación causal. Los numerosos estudios que han analizado la ingesta ligera y moderada de alcohol respecto a la salud, han llegado a conclusiones consistentes. Los estudios prospectivos que existen tienen la correcta secuencia temporales decir se identifican los hábitos de interés de los individuos, después de lo cual se monitorea su salud en el largo plazo, resultando que los bebedores tienen perfiles de salud diferentes a los no bebedores. Los efectos positivos asociados con el alcohol pueden atribuirse a mecanismos biológicamente plausibles. El alcohol ofrece el mejoramiento específico de la salud cardiovascular y no una protección general contra todas las enfermedades. Y el efecto del alcohol puede identificarse independientemente de factores que podrían generar confusión, es decir factores

relacionados con el alcohol que podrían ser los responsables de la condición cardiovascular de algún sujeto. El 30% de reducción del riesgo es, quizá para sorpresa de algunos, una evidencia menos convincente que los argumentos mencionados anteriormente, debido a que podría existir un importante factor desconocido que explicara la conexión entre la bebida y la reducción del riesgo de ECC. Para tomar un ejemplo extremo, considérese un hipotético grupo de genes que confiriera a quien lo tuviera un riesgo 60% menor de ECC y que además causara una fuerte predisposición hacia el gusto por beber cantidades moderadas de alcohol. Los dos efectos independientes de los genes podrían aparecer asociados causalmente. (Sin embargo, de hecho, no se conoce ningún factor de confusión de este tipo y la reducción del riesgo en 30% parece ser una medida probable del efecto benéfico del alcohol.) Debido a que la ingestión fuerte de alcohol no es más protectora que la ingestión de cantidades menores, la falta de una clara relación dosis-respuesta también constituye un punto en contra. Sin embargo, los datos recolectados indican que los beneficios de la bebida controlada constituyen algo sólido. Sin embargo, debo hacer notar que el tipo de estudio considerado como estándar de oro en la investigación en humanosun estudio clínico ciego, prospectivo y con población distribuida al azaraún no se realiza. Dicho estudio podría por ejemplo incluir una buena cantidad de no bebedores, la mitad de los cuales, escogidos al azar y sin conocimiento de los investigadores, iniciarían un régimen de ingestión moderada de alcohol, mientras que la otra mitad se mantendría abstemia. Se daría seguimiento a los dos grupos durante años en busca de eventuales diferencias en la enfermedad cardiovascular y en el número de muertes relacionadas con el corazón. Beber o no beber La mayoría de las personas beben por razones distintas a lo benéfico que pueda ser el alcohol para la salud, y muchos de ellos ingieren alcohol en cantidades que parecen promover la salud cardiovascular. Pero la investigación acumulada sobre los efectos positivos del alcohol presentan un reto para los médicos. Por una parte, el beber ligera o moderadamente parece ser mejor para la salud cardiaca que la abstinencia. Por otra

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parte, el beber fuerte es claramente peligroso. Puede contribuir a patologías no cardiovasculares tales como cirrosis hepática, pancreatitis, ciertos cánceres y enfermedades neurológicas degenerativas, además de que se trata de un factor involucrado en gran número de accidentes, homicidios y suicidios, así como en el síndrome fetal alcohólico. (No existen evidencias concluyentes que asocien la ingestión ligera o moderada de alcohol con estos problemas.)

El beber fuerte también contribuye a la presentación de algunas alteraciones cardiovasculares. Demasiado alcohol aumenta el riesgo de sufrir cardiomiopatía alcohólica, en la cual el músculo cardiaco se hace demasiado débil para bombear eficientemente; también puede elevar la presión sanguínea (un factor de riesgo para ECC, apoplejía, insuficiencia cardiaca e insuficiencia renal) y producir apoplejía hemorrágica, en la cual se rompen los vasos sanguíneos del cerebro.

¿VINO, CERVEZA O LICOR? La cerveza, el vino y el licor parecen estar relacionados con un menor riesgo de enfermedad cardiaca coronaria (ECC). Sin embargo, una pregunta provocativa es si una clase de bebidapor ejemplo el vino es mejor que las otras. La respuesta breve: el jurado aún no da su veredicto. La tasa de muerte por ECC en Francia, donde es común el consumo de vino rojo, es de aproximadamente la mitad de la de Estados Unidos a pesar de que la ingestión de grasa y el sedentarismo son similares en ambas naciones. Esa observación llevó a la frase “la paradoja francesa” y a la idea de que el vino rojo es la bebida alcohólica benéfica. Esta creencia tiene una base hipotéticael vino rojo contiene especialmente cierto número de ingredientes con potencial antioxidante y otros beneficios que actúan contra la aterosclerosis. Un excelente estudio danés de 1995 en el cual se dio seguimiento a casi 13000 personas durante un período de 12 años sugirió que los bebedores de vino presentan tasas de muerte por ECC menores a las de quienes acostumbran ingerir otras bebidas alcohólicas. Mis colegas del KaiserPermanente, Mary Anne Armstrong y Gary D. Friedman, y yo, publicamos en 1990 material sobre el riesgo de muerte por ECC y en 1997 sobre el riesgo de hospitalización; en estas investigaciones, que incluyeron casi a 130,000 californianos, los bebedores de vino y cerveza presentaron un menor riesgo de ECC en comparación con los bebedores de licores fuertes. En un encuentro de la American Heart Association en Noviembre de 2002 presenté datos nuevos que actualizaban el estudio de 1990. Nos sorprendimos de encontrar que quienes bebían vino diariamente tenían un riesgo de muerte por ECC aproximadamente 25% menor con respecto a quienes bebían cerveza, con cantidades totales de alcohol iguales. Y los bebedores de vino tenían un riesgo de muerte por ECC alrededor de 35% menor en comparación con los bebedores ligeros o moderados de licores fuertes. De manera notable, no hubo diferencia en el beneficio aparente entre la ingestión de vino rojo y vino blanco. Sin embargo, una molesta complicación de todos estos estudios es que los hábitos generales de los bebedores de vino, de cerveza y de licor, tienden a diferir grandemente. Por ejemplo en Dinamarca la ingestión de vino va asociada con una dieta saludable (alta en frutas, verduras, pescado, ensaladas y aceite de oliva) y con otros dos determinantes de la mejor salud en general: estatus socioeconómico alto y mayor cociente intelectual. En nuestros estudios hechos en California, quienes prefirieron el vino también fumaban menos, tenían más educación y tenían hábitos de bebida más temperados que quienes preferían cerveza o licor fuerte. De esta manera, las diferencias en los estilos de vida entre quienes prefieren un determinado tipo de bebida alcohólica y quienes no, hace excesivamente difícil determinar si las diferencias en los efectos aparentes sobre la salud están en realidad relacionados con el tipo de bebida (y por lo tanto con otros componentes del vino distintos al alcohol), al patrón de bebida (ingestión lenta y acompañada de comida, para el caso del vino) o a otros factores. A. L. K.

El exceso en la ingestión de alcohol también se relaciona con el “síndrome cardiaco festivo”, alteración del señalamiento eléctrico

que hace que se pierda el ritmo cardiaco. El nombre se refiere a su mayor frecuencia en

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ciertas fechas festivas durante las cuales las personas se dedican a embriagarse. Dados los potenciales peligros del alcohol, ¿cómo pueden los individuos y sus médicos tomar la decisión de incluir o no bebidas alcohólicas en sus vidas, y de ser así, en qué cantidades? El poder predecir con exactitud el riesgo de un individuo de tener un problema de bebida, sería todo un regalo. La menos controvertida de las posibles consecuencias de beber con moderación es que la bebida se convierta en un problema. El riesgo individual puede estimarse usando historias familiares y personales de problemas relacionados con el alcohol o patologías como la enfermedad hepática y desde luego el alcoholismo. Sin embargo, aun cuando se toman en cuenta los factores conocidos, eventos no predecibles que ocurren tardíamente en la vida, pueden producir cambios negativos relacionados con la bebida.

salud inapropiado para las personas clasificadas como bebedores ligeros en alto riesgo de ECC y en bajo riesgo de caer en problemas relacionados con el alcoholque constituyen una gran proporción de la población. Desde luego, las etapas más importantes para este grupo son dieta y ejercicio apropiados; tratamiento efectivo de obesidad, diabetes, hipertensión e hipercolesterolemia; y evitar el tabaco. Pero existe un lugar en esa lista de actividades benéficas, para la ingestión ligera de alcohol. La mayoría de los bebedores ligeros y moderados ya están ingiriendo la cantidad óptima de alcohol para beneficio cardiovascular, y deberían seguir haciéndolo. Nunca debe aconsejarse a los abstemios que beban por el bien de su salud; en su mayoría tienen excelentes razones para no beber. Sin embargo, existen excepciones. Un caso es la persona con ECC que “va bien” deja de fumar, adopta una dieta CÓMO PROTEGE EL ALCOHOL CONTRA LA ECC espartana, empieza a hacer ejercicio y, con las mejores Efecto del alcohol Acción probable Evidencia Eleva el colesterol-LAD en Remueve y transporta Evidencia sólida; el efecto intenciones deja el hábito de la sangre colesterol-LBD de la explica al menos la mitad beber por la noche una pared vascular de los beneficios del cerveza o un vaso de vino. La alcohol prohibición Disminuye el colesterol- Reduce el nivel de uno de Evidencia débil; el efecto auto-impuesta LBD los más importantes probablemente no es debe suspenderse. Además, factores de riesgo independiente de la dieta cierto número de bebedores Disminuye la oxidación de Previene la formación de Muy hipotética, aunque infrecuentes deberían pensar LBD placa asociada con la los antioxidantes abundan en aumentar la cantidad de oxidación de LBD en el vino rojo Disminuye los niveles de Reduce el riesgo de Datos inconsistentes; alcohol que ingieren, a un fibrinógeno en la sangre formación de coágulos posible reversión del trago estándar diariamente, sobre placas efecto al tomar fuerte o especialmente hombres ateroscleróticas emborracharse mayores de 40 años y mujeres Disminuye la resistencia a Disminuye el factor de La evidencia proviene de la insulina riesgo clave para la un pequeño número de mayores de 50 que se hallan diabetes del adulto y la estudios en alto riesgo de sufrir ECC y aterosclerosis bajo riesgo de tener Disminuye el estrés No está clara No hay datos que la problemas relacionados con el psicosocial apoyen ni un mecanismo alcohol. Las mujeres también probable deben considerar una posible Mejora el Propicia mayor resistencia Evidencia preliminar acondicionamiento del al daño por privación de desventaja del alcohol: varios músculo cardiaco oxígeno estudios asocian el beber fuertey unos cuantos estudios incluyen Debido a estos peligros, las preocupaciones incluso el beber pococon un mayor riesgo de salud pública sobre el alcohol hasta hace de cáncer mamario, una patología menos poco se han enfocado sólo en la reducción de común que la enfermedad cardiaca en las terribles consecuencias sociales y médicas mujeres posmenopáusicas, pero sin duda una de beber en exceso. Y la correlación entre el patología muy seria. consumo total de alcohol en la sociedad y los Para las mujeres jóvenes, que generalmente problemas relacionados con el alcohol se ha se encuentran en bajo riesgo de ECC en el utilizado para justificar los intentos de inducir a corto plazo y por lo tanto pueden no la abstinencia. Sin embargo, últimamente es beneficiarse grandemente de los efectos necesario un mensaje más completo. El cardiovasculares positivos del alcohol, esta recomendar la abstinencia es un consejo de posible asociación con el riesgo de cáncer

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mamario adquiere una mayor importancia al evaluar los riesgos y los beneficios del alcohol. Y para todas las mujeres, el límite superior de la ingestión moderada de alcohol debe considerarse en un trago al día. Por lo tanto, el único mensaje bien definido con relación al alcohol y la salud es que los bebedores fuertes deben reducir la ingestión de alcohol o incluso abstenerse, de la misma forma en que debe hacerlo cualquiera que se halle en algún riesgo especial relacionado con el alcohol, como tener historia familiar o personal de alcoholismo, o enfermedad hepática preexistente. Sin embargo, más allá de esto, los riesgos potenciales y los beneficios del alcohol deben evaluarse en cada caso particular. El cirujano cardiovascular Roger R. Ecker y yo

construimos un algoritmo que puede ayudar a los médicos y a sus pacientes a decidir qué cantidad de alcohol es la correcta para una persona dada (ver el cuadro en la página 8). En resumen, los profesionales de la salud deben proporcionar lineamientos objetivos y balanceados con relación al consumo de alcohol por sus pacientes, debiendo adecuar sus recomendaciones a cada persona en particular. Creo que es posible definir un límite claro y seguro para el consumo de alcohol que ofrecería un probable beneficio a un segmento selecto de la población. Los antiguos griegos proclamaban “moderación en todas las cosas”. Tres décadas de investigación demuestran que este adagio es particularmente apropiado cuando se trata del alcohol.

BEBER ALCOHOL: RIESGOS Y BENEFICIOS BEBER LIGERO/ MODERADO RIESGOS Establecidos Beber fuerte

BEBER FUERTE

BENEFICIOS

RIESGOS

Probable Menor riesgo de ECC; menor riesgo de apoplejía isquémica, menor riesgo de cálculos biliares

BENEFICIOS

No Ninguno cardiovasculares Cirrosis hepática No resueltos Pancreatitis Cáncer de mama Ciertos cánceres Daño fetal Accidentes Homicidios Improbables Suicidios Cáncer de Daño fetal intestino Posibles Alteraciones Apoplejía Menor riesgo de degenerativas del hemorrágica diabetes sistema nervioso Presión Menor riesgo de central sanguínea alta enfermedad vascular periférica Cardiovasculares (estrechamiento o Presión sanguínea taponamiento de alta las arterias que Arritmia llevan sangre a Apoplejía los brazos y hemorrágica piernas Cardiomiopatía (daño al músculo cardiaco)

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PARA DECIDIR SI TOMAR O NO Roger R. Ecker, cirujano cardiovascular del Summit Medical Center en Oakland, Calif., y yo, desarrollamos estos esquemas para ayudar a las personas a determinar si es conveniente que incluyan bebidas alcohólicas en sus dietas, y en qué cantidades, si es el caso. Los esquemas se diseñaron para ser usados por los médicos conjuntamente con sus pacientes. Los factores de riesgo de enfermedad cardiaca coronaria se enlistan hasta abajo. Beber cantidades ligeras o moderadas se entiende hasta un trago estándar al día en mujeres y hasta dos tragos estándar en los hombres. Beber “fuerte” significa tres o más tragos al día en hombres y dos o más en mujeres. Estos esquemas no se aplican a las siguientes personas, quienes deben abstenerse de ingerir bebidas alcohólicas: menores de 21 años, mujeres embarazadas, no bebedores con historia familiar de alcoholismo, con creencias morales o religiosas que prohíben el alcohol, con historia personal de abuso del alcohol, con daño orgánico conocido debido al alcohol, con cualquier enfermedad crónica del hígado, o con riesgo genético de cáncer de mama o de ovario.

H DE 21 A 39 /M DE 21 A 49 AÑOS

H DE 40 O MÁS/M DE 50 O MÁS AÑOS

NO BEBEDORES 0 o 1 F de R de ECC

NO BEBEDORES Tiene diabetes o ECC, o 2 o más F de R de ECC

Sin F de R de ECC distintos a la edad

No cambiar por razones de salud

No cambiar por razones de salud

Debe considerar 1 a 3 copas estándar a la semana

BEBEDORES FUERTES 0 o 1 F de R de ECC

Tiene diabetes o ECC, o 1 o 2 F de R de ECC distintos a la edad

Debe considerar 1 a 3 copas estándar a la semana

BEBEDORES FUERTES

Tiene diabetes o ECC, o 2 o más F de R de ECC

Sin F de R de ECC distintos a la edad

Tiene diabetes o ECC, o 1 o más F de R de ECC distintos a la edad

Debe abstenerse Debe abstenerse Debe abstenerse o máximo 2 copas estándar (hombres) o 1 copa (mujeres) al día

Debe abstenerse o máximo 1 copa estándar al día

BEBEDORES LIGEROS/MODERADOS

0 o 1 F de R de ECC

BEBEDORES LIGEROS/MODERADOS

Tiene diabetes o ECC, o 2 o más F de R de ECC

0 o 1 F de R de ECC distinto a la edad

No cambiar por razones de salud

No cambiar por razones de salud

No cambiar por razones de salud

De acuerdo con los lineamientos del Programa Nacional de Educación sobre el Colesterol, los factores de riesgo de ECC son: 1. Historia familiar de ECC (padre o hermano menor a 55 años con ECC, madre o hermana menor a 55 con ECC; 2. Fumar; 3. Presión sanguínea alta; 4. Colesterol total mayor a 200; 5. Colesterol-LAD menor a 35 (si es mayor a 60, quite un factor de riesgo); 6. edad de 40 años o más (hombres) y 50 o más (mujeres).

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Tiene diabetes o ECC, o 2 o más F de R de ECC distintos a la edad

Si bebe menos de 1 copa estándar al día, aumentar a 1. De otra manera, no cambiar

F de R = factor de riesgo; ECC = enfermedad cardiaca coronaria; H = hombres; M = mujeres

MÁS PARA EXPLORAR Alcohol consumption before myocardial infarction: results of the Kaiser-Permanente epidemiologic study of myocardial infarction. A. L. Klatsky, G. D. Friedman and A. B. Seigelaub, en Annals of Internal Medicine 1974; 81:294-301 Epidemiology of coronary heart diseaseinfluence of alcohol. A. L. Klatsky, en Alcoholism: clinical and experimental research 1994; 18: 88-96 Alcohol in the Western world. B. L. Vallee, en Scientific American 1998; 278: 62-67 Alcohol and coronary heart disease. G. Corrao, L. Rubbiati, V. Bagnardi, A. Zambon and K. Poikolainen, en Addiction 2000; 10: 1505-1523 Alcohol in health and disease. Edited by D. P. Agarwal and H. K. Seitz. Marcel Dekker, 2001

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