BBLTK-M.a.O. LB-090 Platillos Volantes Ante La Camara

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ANTONIO RIBEBA PLAT¡LLOS VOLANTES ANTE LA CAMABA Esta alucinante antología fotográfica de los Platillos Volantes es una primicia mundial. Por primera vez se reúne en un libro una cantidad impresionante de documentos gráficos sobre Ios OVNIS, muchos de ellos considerados "auténticos" por peritos y técnicos en fotografía.

AI formar parte de una civilización visual, el público de hoy no su cohtenta con que le expliquen cómo son los Platillos Volantes, cómo

y

aparecen, maniobran

desaparecen silencio-

samente en el cielo de nuestro Planeta. El públÍco actual quiere VER PARA CREER, y en esta extraordínaria cornpilación podrá contemplar

a

los misteriosos OVNIS posando ante Ia cámara, detenidos en el espacio o cruzándolo, acusando con imágenes su tan discutida

e

insis-

tente presencia. Esta obra Ia compila

y prologa el

investigador"

ANTONIO BIBEBA, fundador del Centro de

Es-

tudios lnterplanetarios de Barcelona, autor

de

varias obras sobre

el siempre vivo

problema

de los Platillos Volantes.

EDI TOR IAL §antiago

de

Ghile

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Baroelona

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POMAIBE

Buenos Aires

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Madrid

PLATI LLOS

VOLANTES

ANTE LA CAMARA

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S' A. AVDA. INFANTA CAHLOTA, 15? - BABCELONA Dep. legal:8.25.Ió9-19ó9 - Diagramó la edición ENBICH

1969 BY EDITOBIAL PoMAIBE,

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EMEGE. ENdIOUE GBANADOS,

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EDITOBIAL POMAIBE - SANTIAGO DE CHILE - BUENOS A]BES - MEXICO' MADB]D'BARCELONA

ANTONIO R!BERA

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INDICE Introducción

América del Norte América del Sur

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113

Europa 149

Asia 219

Africa - Oceanía 233

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T R0 D UCCI0

N

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Vergara me encargó que part¡ese a la búsqueda de las fotografías que componen este libro, labor ardua en verdad, dado el carácter de las mismas. Pero la necesidad de ofrecer al públir:o esta compilación fotografica era apremrante, teniendo en cuenta la creciente importancia que adqurere el problema de los.no identificados,, problema numero uno dé la Ciencia contemporánea, según contundentes palabras del profesor James McDonald. No sólo el estudioso, pues, sino el público en general, reclaman y exigen buena documentación gráfica. Sin embargo, al tratar de ofrecérsela es cuando surgen las primeras dificultades. Si bien dicha documentación existe, muchas veces resulta difícil garantizar su autenticidad. Con el desarrollo que ha alcanzado hoy día la técnica fotográfirca en general y la técnica del trucaje en particular, es sobremanera fácil amañar la fotografía de un ONl. Sin embargo, existen algunas normas generales que servirán de hilo de Ar¡ádna para guiarnos por este laberinto. En primer lugar, Bs más fácil trucar urna fotografía en blanco y negro gue una fotografía en color. Es prácticamente imposible manipular el clisé obtenido con una máquina "Polaroid". Con todo, pueden obtenerse buenas fotografías falsas sirr manipular el negativo; sencillamente, para ello basta con arrojar un objeto al aire (un cenicero, un plato, un sombrero, un neumático de automóvil, la tapa de un cubo de la basura, etc.) y fotografiarlo antes de caiga al suelo, aunque a este respecto conviene recordar que unos periodistas ingleses que intentaron demostrar que los "platillos volantes, eran pura patraña, arrojando la tapa de un cubo de Ia basura al aire y fotografiándola, únicamente obtuvieron... la fotografía de la tapa de un cubo de la basura. Algo parecido le ocurrió al escéptico que construyó una maqueta de la farnoso "náv€ exploradora" de Adamski, el cual sólo logró fotografiar... una maqueta. Como muy bien dice el NICAP en el capitulo Vlll, "Pruebas Especrales,, de The UFO Evidence, refiriéndose a las pruebas fotográficas, una fotofija que se proponga mostrar a un UFO es, a lo

§umo, tan digna de confianza como la persona que la tomó. Si ,el testigo es una persona solvente y proporciona todos los datos pertinentes, su fotografía será merecedora de cuidadoso análisis. Cuando faltan informes sobre la personafidad del testigo, la fotografía tendrá menos valor y será necesario suspender todo juicio sobre ella. Las fotofijas pueden amañarse muy fácilmente. En términos generales, las películas cinematográficas son más valiosas porque son más difíciles de trucar, y más susceptibles de someterse a un análisis indepen,dientemente de la personalidad del testigo. A continuación, en el capítulo citado del UFO Evidence, se reproduce la autorizada opinión de Ralph Rankow, fotógrafo profesional de la ciudad de Nueva York y as€)sor del NICAp en cuestiones fotográficas. Vamos a traducir tan interesante texto: 'Todo el mundo sabe que las fotografías pueden trucarse, pero la cuestión consiste en saber hasta qué punto pueden trucarse. Hemos visto películas hechas en Hollywood, en que aparecen luchas de dinosaurios filmadas con un realismo impresionante. La pantalla también nos ha mostrado la rotura de una presa, cuyas aguas arrasan una ciudad. Hemos visto combates navales y buques de guerra que volaban por los aires ante nuestros propios ojos, En una película, incluso vi a Moisés separando las aguas del mar Rojo. Todas estas escenas poseían un gran realismo, y el público tenía que pellizcarse para no olvidar que lo que veía era una serie de trucos hechos en Hollywood y no un documental. 'Si estas complicadas escenas pueden fotografiarse con tanto realismo, ¿por qué algo tan sencillo como un UFO no puede trucarse? La respuesta a esta pregunta, evidentemente, es que nada impi. de. trucarlo' y en realidad así se ha hecho más de una vez. Un UFo puede tener cualquier forma, no sólo de platillo o de cigarro. Esto hace que sean muy fácires¡ de trucar; además, cuarquier defecto o mancha casuales en la pelÍcula pueden presentarse como u,n "Objeto No ldentificado". "Si se puede fotografiar un modelo de avión de manera que parezca un aparato real, lo mismo puede hacerse con un modelo de UFO. Sin embargo, el hecho de que podamos trucar una fotografía de avión, no significa que no existan aviones reales. 4

Del mismo modo, el hecho de que se puedan falsificar fotografías de "platillos" no significa que estos objetos no existan. "Esto sirve precisamente para señalar cuán extremadamente difíc¡l resulta determinar si qna fotografía es auténtica, basándonos tan sólo en la palabra de uno o dos testigos, cuya solvencia puede ser dudosa. La verdad es que ninguna fotografía, por clara que sea, puede aceptarse como prueba sobre la realidad de un objeto sin un testigo de confianza." Después de estas prudentes palabras de Ralph Rankow, el documentado informe del NICAP publica una lista con 64 casos fotográficos, todos los que dicha órganización tenía en su poder hasta 1964, fecha de la publicación del informe. En este libro se ha seguido un criterio muy amplio por lo que a la inclusión de material gráfico se refiere. Así, no sólo figur:an en él fotografías de "Objetoq No ldentificados" prop¡amente dichos, sino fotos ya clásicas fls "platillos" (como la famosa "nave gxploradora" de Adamski) y también dibujos y croquis basados en declaraciones de testigos presenciales, cuando no se dispone de la prueba fotográfica, y, as¡mismo, las efigies de algunos de los más destacados actores part¡cipantes en el drama (aún no terminado) de los .platillos volantes".

ANTERCA DEL NORTE

Este es el hombre que inició el período *contemporáneo, de los oNrs. EI martes, 24 de junio de 1947, a las dos de la tarde, Kenneth Arnold, un hombre de negocios de Boise tldaho; , votaba en su avioneta part¡cular de Chehalis a Yakima, en el estado de Washington. No efectuó el vuelo en línea recta, pues se entretuvo buscando los restos de un avión de la Marina qud habia desaparecido, y que se suponía había caído en la ladera suroccidental del monte Rainier. Cuando se hallaba a una altura de 2.800 m., Arnold, que voiaba en una atmósfera limpia y transparente, vio una sucesión de destellos hacia el norte del monte Rain¡er. Mírando con atención a su izquieráa, vio una hilera de nueve objetos brillantes y al parecer metálicos, que evolucionaban a la altura de los pióos cubiertos de nieve. Tenían forma discoidal y parecían estar unidos entre ellos por un vínculo invisible, pues cada dos o tres segundos oscilaban ligeramente y cambiaban de rumbo de una manera simultánea (particularidad observada después e-n muchos ca. sos similares, y relacionada con el s¡stema de propulsión electromagnétíco de los discos, según veremos). Los objetos parecÍan ir en una dirección determinada y se aproximaban rápidamente al monte Rainier. De momento Arnold los tomó por aviones a reacción de un nuevo tipo. Los reflejos y iestellos que llamaron su atenc¡ón se producían cada vez que los nueve aparatos oscilaban simultáneamente. A los pocos momentos los nueve objetos se destacaron claramente sobre las nieves brillantes del monte Rainier, y entonces pudo Arnold observar qrte no tenían cola. Sin embargo, aún siguió creyendo que podÍa tratarse de un nue. vo tipo de reactor' Entonces tomando dos puntos de referenciá sobre loi montes Hain¡er y Adams, respectivamente, Arnold calculó su velocidad y la distancia a que se encontraban. Calculó que su av¡oneta se encontraba a unos 40 kilómetros de distancia de las extrañas máquinas, y que la velocidad de las mismas era de casi 2.000 kilómetros por hora. Asimismo, le pareció que eran de enorme tamaño y les atribuyó las dimensiones aproximadas de un C.54, cua-

trimotor de una. talla respetable. Observó su forma dÍscoidal, y al describirlos.más tarde, rlijo que parecían dos platillos juntos por su parte cóncava. Comprobó también gue los nueve discos brillantes volaban mucho más cerca de las cumbres del monie Rainier que

lo

hubiera hecho cualquier avión ordinario_ Con pocas horas de intervalo, y antes de que el relato de Kenneth Arnold alcanzase la sensacional difusión que había,de tener después, un tal Fred Johnson observó aquel mismo día a seis discos, que siguió con el telescobio.obre'los montes Cascadas (Oregón), situados a más áe 200 kilómetros del monte iainier, También aquel mismo día 24 de junio, el ten¡ente-gobernador Donald S. Wh¡tehead, de ldaho, afirmó haber visto un objeto en forma de cometa cerniéndose inmóvil en el cielo de ldaho occidental. Después de algún tiempo, el extraño objeto pareció desaparecer bajo el horizonte, siguiendo la rotación de la Tierra. El Dr. Hynek, astrofisico agregado al proyecto Sign, dijo que se trataba def planeta Mercurio o de Saturno, que brillaba entie los cirrus. pero el gobernador Whitehead no mencionó Ia presencia'de cirrus ni de ninguna clase de nubes en las proximidades de este extraño objeto.

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Según los rneteorólogos, l6s "platill6s» Que v¡o Kenneth Arnold sobre Mont Rainier eran nubes c¡clónicas lenticulares, como las que aquí aparecen, fotografiadas precisamente en el mismo lugar donde Arnold vio la famosa formación de nueve objetes discoidales.

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Hallándose en Pont¡ac (Michigan)

el 7 de julio de

1947,

Albert Weaver pudo fotografiar qstos dos discos de forma A" ré¿i, rtenc¡ona iotosirtiá. rt

ligeramente eiíptica. Ted Bloácher, en su voluminoso informe sobre la 'oleada informe de Bloecher fue publicado por este, investigador en 1g67. ' 12

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apareio BobJung,exfotógrafoaéreo,tiróestaplacadeunobjetoquese-cerniaenelcielosobrelaislacatalina'frentea i"f;;;;r'á" r, totoétrtá asoman la chimenea v parte del la costa de california, en julio de 1947. rn,uirri"

de un 14

barco.

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\,a4-, ¿.(,*,.

El capitán Thomas Mantell, notable piloto de caza durante la ll Guerra Mundial, pereció el 7 de enero de 1948, a los 2! años de edad, cuando se hallaba a los mandos de un "Mustang" P-51, como jefe de escuadrilla, cuando recibió orden de interceptar un gigantesco objeto no identificado v¡sto en los cielos de Kentucky y que se dirigía- hacia Fort Knox, donde se'hallan lai res"rrus de oro de los Estados Unidos. Después de sostener un emocionante diálogo por radioteléfono con el coronel Hix, qe se hallaba en la torre del campo de aviación de Godman, y decir que se irataba de *un objeto gigantesco de apariencia metálica", el avión de Mantell, propulsado por hélice, entró en barrena y se estrelló .ónt6 Li- suelo a más de 200 kilómetros de Fort Knox. El piloto no pudo lanzarse en paracaídas y pereció.

La primera explicación ofrecida por las Fuerzas Aereas rue de que Mantell había partido en persecución del planeta Venus (sic). Luego se retiró esta *explicación", y se af¡rmó que lo que Mantell trató de interceptar era en realidad un globo St ytroo[, que a la sazón era un secreto militar. Estos globos podían alcanzar hasta 30 metros de diámetro y eá utilizaáos po¡. iu Marina para recoger datos en la estratosfera, pues podían ascender hasta rnás de 20.000 metros áe altitud. A pesar de las explicaciones ofrecidas, la muerte del infortunado Mantell sigue siendo un m¡ster¡o.

t6

t7

paul Trent, de McMinnville (Oregón) obtuvo, el tt de mayo de 1950, dos de las más claras fotografÍas de ONIS que junlo se poseen. Ambas muestran un disco con una superestructura. Fueron reproducidas por la revista Life el 26 de señano muestran que y negativos «una persona honrada" 'los Oe igSO, junto con el comentario de que Mr. Trent es

l8

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les de trucaje,. El objeto fotografiado es muy parecido, por no decir idéntico, al ONI fotografiado sobre la ciudad fran' cesa de Ruan en marzo de 1954, o sea cas¡ cuatro años después de las dos fotografías de Paul Trent.

Las "luces de Lubbock", formación de "platillos" filmada en Lubbock (Texas) el 2s de agosto de1gsl por Carl Hart, estudiante de 18 años, desde la terraza de su casa y en compañía de variás testigos ólventes. 22

23

Una de las fotografías más difundidas en revistas y periódicos es la de las cuatro manchas luminosas de forma efíptica, volando en formación, vistas y fotografiadas el 16 de julio de 1952 en Salem (Massachusetts) por el guarda costero de los Estados Unidos Shell Alpert (caso n." 14 de la compilación que figura en THE UFO EVIDENCE, del NICAp). Sin embargo, los ONIS de estas fotografías aparecen como simples manchas luminosas, pudiendo pertenecer a la categoría de los foo-fighters.

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Ampliación de los cuatro objetos captados por el fotógrafo S. R. Alpert, perteneciente a la guarda costera, el 16-7'1952 sobie Salem (Massachusettsi, desde los terrenos de i¡n aeródromo. No hubo explicación oficial sobre la naturaleza

de los cuatro objetos fotografiados. 26

August C. Boberts fotografió este ONI sobre Nueva York el 2B-7-52i con él se hallaba en aquel momento otro observador: George Conger, del "Air Defense Filter Center".

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